EL REVOLUCIONARIO SIGLO XIX
Cie ien n años años de cambi cambios os FUE UNA CENTURIA CONSTRUIDA A GOLPE DE SALTOS POLÍTICOS BRUSCOS, TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS RADICALES Y AVAN� CES CIENTÍFICOS INIMAGINABLES. INIMAGINABLES. Por Manuel Montero, catedrático de Hª Contemporánea
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urante el siglo XIX se produjo una aceleración del tiempo histórico sin precedentes. Las innovaciones afectaron a todos los órdenes de la vida: la industrialización industrialización significó una ruptura económica decisiva; los afanes liberales y la crecie creciente nte partici participació pación n popular popular cambiacambiaron la política; llegó la modernización urbana; los progresos científicos transformaron el conocimiento y las técnicas; se produjo un salto demográfico, desde menos de 1.000 millones de habitantes en 1800 a 1.650 millones en 1900, un ritmo de crecimiento hasta entonces desconocido; los movimientos migratorios alcanzaron las mayores dimensiones de la Historia, con el desplazamiento desplazamiento de europeos a otros continentes, sobre todo a América. Los cambios fueron de calado. El Estado-Nación se convirtió en el modelo hegemónico de organización política, arrumbando paulatinamente a los regímenes tradicionales; un nuevo imperialismo europeo cambió la faz del mundo; aparecieron nuevas clases sociales, tales como las distintas burguesías, las clases medias o el naciente proletariado; llegaron para quedarse ideologías y movimientos políticos: liberalismo, nacionalismo, socialismo, incluso un nuevo tradicionalismo, pero también el pacifismo, el feminismo... Subsistieron estructuras autoritarias, en tensión con los empujes igualitarios de distinto tipo, pero partidos políticos o sindicatos, entre otras formas organizativas, organizativas, reclamaban su sitio entre los protagonistas de la vida pública. La lógica interpretativa exige no ceñir el XIX a su acotación cronológica. Si nos atenemos a las transformaciones que tuvieron su cénit entre 1801 y 1900, cabe hablar de un siglo XIX largo que se iniciaría con las revoluciones políticas y económi económicas cas de fines fines del del XVIII: XVIII: arran arranca ca cuando cuando menos menos en 1789, el comienzo de la Revolución Revolución Francesa, o en las décadas anteriores si nos atenemos a los cambios económicos, y llega hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, que 4
M U B L A
EUROPEOS POR EL MUNDO. Los movimien-
tos migratorios alcanzaron alcanzaron en el siglo XIX las mayores dimensiones dimensiones de la Historia, sobre todo en dirección a América. En este grabado coloreado (1875) se recrea la llegada de emigrantes al muelle de Castle Garden, Nueva York (EE UU).
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tiples transformaciones, desde las innovaciones técnicas –con máquinas movidas por energías naturales– hasta la revolución agraria, que permitió obtener alimentos para un número creciente de personas. Las industrias, las explotaciones mineras, las nuevas máquinas crearon un modelo económico y generalizaron novedosas relaciones laborales. La burguesía industrial alcanzó las ma yores yores capacidad capacidades es económica económicass y en las áreas áreas industr industriaiales y mineras aparecieron grupos obreros, obreros, asalariados, a veces hacinados en condiciones muy precarias. Fueron las expresiones sociales más extremas de los cambios económicos, que tuvieron también su consecuencia en la formación de unas nuevas clases medias y de la masa de empleados que el desarrollo empresarial exigía.
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abrió una época bien distinta a la del optimismo burgués decimonónico. Muchas de las aportaciones representativas del XIX –la democracia liberal, la sociedad industrial, los distintos ismos– siguieron presentes en las décadas siguientes, como modelo o para ser combatidas. El perfil del siglo XIX es nítido. De él forma parte el intento de conocer racionalmente el mundo: comisionados de la Convención francesa midieron la Tierra, para lograr la unidad métrica, y un siglo después las estadísticas formaban parte de la ciencia y la gestión estatal. Lo representa la máquina de vapor, con su efecto en las comunicaciones comunicaciones al posibilitar el viaje y el transporte transporte a unas distancias y rapidez antes impensables. También la mayor productividad y, en otro orden de cosas, los estallidos políticos contra los regímenes tradicionales. tradicionales. UN SIGLO COMPLEJO. Las imágenes resultan in-
equívocas, pero fue un siglo complejo. Se entrecruzaron procesos de todo tipo, económicos, culturales o políticos, con dinámicas muy distintas. Baste señalar la renovación del orden mundial, con la hegemonía de unas potencias europeas que basaron su poder en circunstancias de nuevo cuño, relacionadas con la capacidad industrial. O los distintos ritmos de desarrollo, pues no todos los países participaron por igual de las transformaciones. No hay un argumento único para interpretar el XIX, pero algunas novedades lo caracterizan, tales como la mayor eficiencia y movilidad humana, las concepciones igualitarias o los avances científicos. El siglo revolucionario: tal es el calificativo calificativo que mejor le cuadra. Fue un siglo construido a golpe de revoluciones, tanto en el sentido de cambio político brusco como de transformaciones radicales. Imprimen su carácter a la época la Revolución Francesa y las revueltas liberales de 1820, 1830, 1848 y 1870, pero también los avances democratizadores de finales de siglo sin convulsiones, progresivos. La Revolución Industrial fue el cambio económico más importante desde el Neolítico. No acabó con las crisis, pero hizo posible un crecimiento sostenido, al acabar con los límites de la economía tradicional. Implicó Implicó múl6
REVOLUCIÓN IN� DUSTRIAL Y CAM� BIO SOCIAL. Fue el salo económico más imporane desde el Neolíico, al hacer posible un crecimieno sosenido y acabar con los límies de la economía radicional. Al mismo iempo, formó nuevas clases sociales, nuevas desigualdades y nuevas luchas. Arriba, Car- bón y hierro en Tyne- side en el siglo XIX , cuadro de William Bell Scot (1811-1890).
ESPAÑA MIRA A EUROPA. La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra durante la segunda mitad del XVIII, y desde las primeras décadas del XIX la industrialización fue cambiando la economía y las formas de vida de europeos y norteamericanos, si bien todos los continentes acabarían notando sus efectos antes de terminar el siglo. La revolución revolución de los transportes transportes transformó dependencias económicas y expectativas expectativas vitales. Primero los ferrocarriles y después los buques de vapor contribuyeron a crear un mercado mundial, una novedad económica con consecuencias en las mentalidades. Su corolario fue la invención del telégrafo y el tendido de cables submarinos, más de 500.000 kilómetros, en 1913. Por vez primera en la Historia, las noticias circulaban instantáneamente. instantáneamente. Las decisiones empresariales empresariales y políticas pudieron tomarse con un conocimiento de causa más inmediato y, gracias a la prensa –otra realización del XIX–, un público creciente supo lo que ocurría en lugares lejanos, antes apenas conocidos. Todas las sociedades se vieron afectadas por los cambios revolucionarios, especialmente las europeas. España los conoció con intensidad, intensidad, pese a su marginalidad respecto a las transformaciones económicas. Perdió peso en el mundo: a comienzos de siglo desapareció casi todo su Imperio y a finales sus últimos restos. Su industrialización fue lenta y muy localizada, si bien experimentó fenómenos asociados a la revolución de los transportes, al avance agrario o a las mejoras urbanísticas, y las transformaciones técnicas afectaron a las formas de vida, aunque sin terminar con el atraso del campo español ni romper aún con la hegemonía de la agricultura. Por contra, la afectaron con intensidad las revoluciones políticas. Desde las Cortes de Cádiz se sucedieron constituciones liberales, revoluciones, revoluciones, períodos reaccionarios... Con todas sus deficiencias e inestabilidad, los regímenes españoles fueron incorporando rasgos modernos. Por ejemplo, en 1890 se adoptó el sufragio universal (masculino). La manipulación electoral lo convirtió en papel mojado, pero consagraba imaginarios progresistas de una burguesía que imitaba la política francesa, admiraba la economía británica y se fascinaba con los avances norteamericanos. El progreso económico no fue el único argumen-
LA BURGUESÍA ESPAÑOLA IMITA IMITABA BA LA POLÍT POLÍTICA ICA FRANCESA, ADMIRABA LA ECONOMÍA INGLESA Y SE FASCINABA CON LOS AVANCES DE EE UU
M U B L A
to del siglo XIX. Estuvieron también la aparición en América de más de veinte repúblicas y un nuevo mapa europeo, sobre todo con las unificaciones de Alemania y de Italia, Italia, que que en en 1870 1870 liquid liquidaban aban en parte parte de Europ Europaa la estructura política tradicional, en quiebra desde las invasiones napoleónicas. napoleónicas. La soberanía nacional, de origen liberal, legitimó tales cambios. Otras novedades políticas, que transformaron el mundo, no se relacionan con el auge liberal sino con la nueva capacidad económica de las potencias europeas, que se lanzaron a formar imperios. Su rivalidad nacionalista y económica –que a fines de siglo desembocó en una notable agresividad militarista, con armas de gran capacidad destructora– destructora– se extendió por Oceanía, Asia y sobre todo África. La carrera imperial, cuyo momento álgido se extendió entre 1870 y 1914, se justificó apelando a una presunta misión civilizadora de los europeos, pero la expansión colonial siguió la lógica que marcaban las apetencias económicas o políticas de las metrópolis. Hubo casos de explotación explotación extrema, como la que sufrió sufrió el Congo por los belgas, con prácticas genocidas.
DOMINIO INGLÉS. El Reino Unido, la principal potencia industrial, dominó la India y otros enclaves asiáticos, ocupó parte de África, Australia y tuvo presencia en América. Su Imperio –entre los mayores de la Historia, sólo superado por el mongol– fue muy diverso, desde las colonias formadas fundamentalmente por población de origen europeo hasta las basadas en la ocupación militar o en la combinación entre diplom diplomacia acia y presión armada. Regía sociedades muy diversas y sus cotizaciones bursátiles, mineras o mercantiles marcaban el ritmo del mundo. La hegemonía británica llegó a su apogeo durante el largo reinado de Victoria I (1837-1901): el Canal de Suez, en un Egipto controlado por Gran Bretaña, representa bien el dominio de la gran potencia marítima. Londres fue la gran metrópoli de la época. Tenía 700.000 habitantes en 1750, antes de comenzar las transformaciones, y superaba los 4 millones en 1901. La ciudad de la industrialización, populosa, populosa, presentaba fuertes contrastes, desde los barrios obreros hasta
NUESTRO SECULAR ATRASO. La España del siglo XIX también se transformó, pese a la desaparición de su Imperio, su lenta industrialización y la persistencia de la hegemonía rural frente al crecimiento urbano. Arriba, La siega en Andalucía (1895), (1895), cuadro realista de Gonzalo Bilbao Martínez.
LIBRO
La transformación del mundo: una historia global del siglo XIX, Jürgen Osterham- mel. Crítica, mel. Crítica, 2016. Un recorrido por la centuria decimonónica desde sus antecedentes a sus consecuencias: comienza en 1760 y finaliza hacia 1920.
A LAS REVOLUC REVOLUCIONES IONES POLÍTICAS Y SOCIALES LAS ACOMPAÑARON INNOVACIONES CIENTÍFICAS QUE AFECTARON A LA VIDA COTIDIANA COMO NUNCA 8
las zonas burguesas, las de las mansiones de los nuevos ricos. La marcada segmentación social del espacio urbano fue una característica del período, lo mismo que el rigor moral de la sociedad victoriana. Pero no fue sólo Londres. En la época se formaron numerosas medianas y grandes urbes, sobre todo en Europa y Estados Unidos. En la génesis de la ciudad moderna influyeron factores muy distintos. Del XIX proceden los intentos de planificar el crecimiento urbano, con criterios sanitarios e higienistas. Con frecuencia tales propósitos tuvieron que conjugarse con arribos de población al margen de las previsiones.
LOS GRANDES ADELANTOS. La ciudad del siglo XIX quiso dotarse de grandes espacios, con amplias calles y novedades como los nudos ferroviarios. A veces la arquitectura de las estaciones encarnó el espíritu estético de la modernidad industrial. Las canalizaciones y los alcantarillados subterráneos formarían parte también de la ciudad moderna, de construcción más sólida que en períodos anteriores y con instalaciones para la movilidad interna, raíles para los tranvías y, al finalizar el siglo, planes de transportes subterráneos. El metro de Londres funcionaba ya en 1863 y los de París y Nueva York se inauguraron en 1900 y 1904. A las revoluciones políticas y sociales las acompañaron avances científicos, en un grado mayor que en cualquier época anterior y que afectaron a la vida cotidiana. Particular importancia tuvieron los avances médicos e higienistas. De 1797 data la vacuna de la viruela y a fines del XIX eran varias las enfermedades enfermedades que se combatían con la inoculación, al tiempo que se establecía una medicina preventiva. De mediados del siglo XIX son la teoría de la evolución y descubrimientos de gran impacto: los fertilizantes, la electricidad, el motor de combustión, el cinematógrafo... El siglo revolucionario fue también el del optimismo burgués. Lo reflejaba bien un periodista que en 1900, y para celebrar el inminente cambio de centuria, se felicitaba por lo que había vivido: había visto llegar el ferrocarril, los vapores, los tranvías “de sangre”, el automóvil, el teléfono, el cinematógrafo, incluso el tranvía eléctrico. Su precipitada conclusión fue la siguiente: “Me figuro que hemos llegado a tales alturas, que muy poco queda por inventar”. En efecto, el siglo XIX, el de las revoluciones y el progreso, se sintió también el del fin de la Historia. MH
DOSSIER
CRÓNICA DE UN TIEMPO CONVULSO De la Revolución Francesa a la Gran Guerra
www.muyhistoria.es
El turbulento
siglo si glo XIX SANGRE, SUDOR... Y ¡REVOLUCIÓN!
Los europeos a la conquista del mundo España en llamas
Máquinas a todo vapor El origen del capitalismo
Así se vivía en el Londres de Jack el Destripador La era del progreso
DICIEMBRE 2016 EN ESTE NÚMERO:
En el siglo XIX, el viejo mundo absolutista sal- tó por los aires ante el empuje de revolucio- nes protagonizadas por la burguesía o el proletariado, como en la Comuna de París en 1871 (izda., óleo de Devambez). Pág. 16
M U B L A
Presentación: Cien años de cambios PÁG. 4
La era de las revoluciones PÁG. 16
El reparto de la tarta colonial
En nuestro Dossier repasamos los he- chos y figuras capi- tales de esta convul- sa centuria (abajo, Napoleón en el tro- no imperial, retrata- do por Ingres en 1806). Pág. 61 M U B L A
PÁG. 24
La Inglaterra victoriana PÁG. 32
Revolución Industrial PÁG. 40
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Auge del capitalismo PÁG. 48
Visual: Arte y vanguardias del XIX PÁG. 54 DOSSIER
Crónica de una época turbulenta y fascinante
Victoria I ocupó el trono de Inglaterra durante 70 años en los que el país cambió por completo, así como Londres, su capital (arriba, Piccadilly Circus en 1895). Pág. 32
Fue un siglo que en realidad duró más de 100 años: desde la Revolución Fran- cesa de 1789 hasta el estallido de la I Guerra Mundial en 1914, pasando por la Guerra de Crimea, la de Secesión, etc.
PÁG. 61
La España decimonónica PÁG. 78
Europa, en ebullición
E
l siglo XIX fue un tiempo complejo, de cambios profundos y acelerados. La globalidad, concepto que creíamos descubierto en el siglo actual, emergió precisamente en aquella centuria, cuando naciones, continentes y culturas empezaron a relacionarse entre ellos con mucha más facilidad gracias al desarrollo de las comunicaciones comunicaciones y los medios de transporte. Pero también fue el siglo del nacionalismo, el liberalismo, el socialismo, el pacifismo, el feminismo, el abolicionismo... Una era forjada a base de revoluciones políticas, pero también por la Revolución Industrial, que dio lugar al proletariado. proletariado. Un período que alumbró el progreso científico, la modernización modernización urbana, el crecimiento demográfico, los movimientos migratorios y los desplazamientos de europeos a otros continentes, sobre todo a América. Hubo un indiscutible actor principal: Europa, que ejerció sobre los demás continentes poder –a menudo impuesto– e influencia –a través de la expansión capitalista–; imperialismo y colonialismo que impregnaron la política europea y tuvieron su mayor exponente en Palma Lagunilla Gran Bretaña, cuyo imperio, que incluía Australia y Directora (
[email protected]) Nueva Zelanda, fue el primero verdaderamente munEn Twitter: @_plagunilla dial de la Historia. Y una capital, Londres, convertida en paradigma de las glorias y miserias que aquejan, todavía en el s. XXI, a nuestras metrópolis.
Inventos y ciencia PÁG. 84
Nacimiento de la ciudad moderna PÁG. 90
SECCIONES
Entrevista: Ángel Bahamonde PÁG. 12
Curiosidades Reconstrucción Reconstrucción 3D: Locomotora Rocket Panorama Próximo número
PÁG. 38 PÁG. 46 PÁG. 96 PÁG. 98
IMAGEN DE PORTADA: PRISMA
Z E U G N Í M S E N I N
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EL REVOLUCIONARIO SIGLO XIX
Cie ien n años años de cambi cambios os FUE UNA CENTURIA CONSTRUIDA A GOLPE DE SALTOS POLÍTICOS BRUSCOS, TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS RADICALES Y AVAN� CES CIENTÍFICOS INIMAGINABLES. INIMAGINABLES. Por Manuel Montero, catedrático de Hª Contemporánea
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urante el siglo XIX se produjo una aceleración del tiempo histórico sin precedentes. Las innovaciones afectaron a todos los órdenes de la vida: la industrialización industrialización significó una ruptura económica decisiva; los afanes liberales y la crecie creciente nte partici participació pación n popular popular cambiacambiaron la política; llegó la modernización urbana; los progresos científicos transformaron el conocimiento y las técnicas; se produjo un salto demográfico, desde menos de 1.000 millones de habitantes en 1800 a 1.650 millones en 1900, un ritmo de crecimiento hasta entonces desconocido; los movimientos migratorios alcanzaron las mayores dimensiones de la Historia, con el desplazamiento desplazamiento de europeos a otros continentes, sobre todo a América. Los cambios fueron de calado. El Estado-Nación se convirtió en el modelo hegemónico de organización política, arrumbando paulatinamente a los regímenes tradicionales; un nuevo imperialismo europeo cambió la faz del mundo; aparecieron nuevas clases sociales, tales como las distintas burguesías, las clases medias o el naciente proletariado; llegaron para quedarse ideologías y movimientos políticos: liberalismo, nacionalismo, socialismo, incluso un nuevo tradicionalismo, pero también el pacifismo, el feminismo... Subsistieron estructuras autoritarias, en tensión con los empujes igualitarios de distinto tipo, pero partidos políticos o sindicatos, entre otras formas organizativas, organizativas, reclamaban su sitio entre los protagonistas de la vida pública. La lógica interpretativa exige no ceñir el XIX a su acotación cronológica. Si nos atenemos a las transformaciones que tuvieron su cénit entre 1801 y 1900, cabe hablar de un siglo XIX largo que se iniciaría con las revoluciones políticas y económi económicas cas de fines fines del del XVIII: XVIII: arran arranca ca cuando cuando menos menos en 1789, el comienzo de la Revolución Revolución Francesa, o en las décadas anteriores si nos atenemos a los cambios económicos, y llega hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, que 4
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EUROPEOS POR EL MUNDO. Los movimien-
tos migratorios alcanzaron alcanzaron en el siglo XIX las mayores dimensiones dimensiones de la Historia, sobre todo en dirección a América. En este grabado coloreado (1875) se recrea la llegada de emigrantes al muelle de Castle Garden, Nueva York (EE UU).
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tiples transformaciones, desde las innovaciones técnicas –con máquinas movidas por energías naturales– hasta la revolución agraria, que permitió obtener alimentos para un número creciente de personas. Las industrias, las explotaciones mineras, las nuevas máquinas crearon un modelo económico y generalizaron novedosas relaciones laborales. La burguesía industrial alcanzó las ma yores yores capacidad capacidades es económica económicass y en las áreas áreas industr industriaiales y mineras aparecieron grupos obreros, obreros, asalariados, a veces hacinados en condiciones muy precarias. Fueron las expresiones sociales más extremas de los cambios económicos, que tuvieron también su consecuencia en la formación de unas nuevas clases medias y de la masa de empleados que el desarrollo empresarial exigía.
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abrió una época bien distinta a la del optimismo burgués decimonónico. Muchas de las aportaciones representativas del XIX –la democracia liberal, la sociedad industrial, los distintos ismos– siguieron presentes en las décadas siguientes, como modelo o para ser combatidas. El perfil del siglo XIX es nítido. De él forma parte el intento de conocer racionalmente el mundo: comisionados de la Convención francesa midieron la Tierra, para lograr la unidad métrica, y un siglo después las estadísticas formaban parte de la ciencia y la gestión estatal. Lo representa la máquina de vapor, con su efecto en las comunicaciones comunicaciones al posibilitar el viaje y el transporte transporte a unas distancias y rapidez antes impensables. También la mayor productividad y, en otro orden de cosas, los estallidos políticos contra los regímenes tradicionales. tradicionales. UN SIGLO COMPLEJO. Las imágenes resultan in-
equívocas, pero fue un siglo complejo. Se entrecruzaron procesos de todo tipo, económicos, culturales o políticos, con dinámicas muy distintas. Baste señalar la renovación del orden mundial, con la hegemonía de unas potencias europeas que basaron su poder en circunstancias de nuevo cuño, relacionadas con la capacidad industrial. O los distintos ritmos de desarrollo, pues no todos los países participaron por igual de las transformaciones. No hay un argumento único para interpretar el XIX, pero algunas novedades lo caracterizan, tales como la mayor eficiencia y movilidad humana, las concepciones igualitarias o los avances científicos. El siglo revolucionario: tal es el calificativo calificativo que mejor le cuadra. Fue un siglo construido a golpe de revoluciones, tanto en el sentido de cambio político brusco como de transformaciones radicales. Imprimen su carácter a la época la Revolución Francesa y las revueltas liberales de 1820, 1830, 1848 y 1870, pero también los avances democratizadores de finales de siglo sin convulsiones, progresivos. La Revolución Industrial fue el cambio económico más importante desde el Neolítico. No acabó con las crisis, pero hizo posible un crecimiento sostenido, al acabar con los límites de la economía tradicional. Implicó Implicó múl6
REVOLUCIÓN IN� DUSTRIAL Y CAM� BIO SOCIAL. Fue el salo económico más imporane desde el Neolíico, al hacer posible un crecimieno sosenido y acabar con los límies de la economía radicional. Al mismo iempo, formó nuevas clases sociales, nuevas desigualdades y nuevas luchas. Arriba, Car- bón y hierro en Tyne- side en el siglo XIX , cuadro de William Bell Scot (1811-1890).
ESPAÑA MIRA A EUROPA. La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra durante la segunda mitad del XVIII, y desde las primeras décadas del XIX la industrialización fue cambiando la economía y las formas de vida de europeos y norteamericanos, si bien todos los continentes acabarían notando sus efectos antes de terminar el siglo. La revolución revolución de los transportes transportes transformó dependencias económicas y expectativas expectativas vitales. Primero los ferrocarriles y después los buques de vapor contribuyeron a crear un mercado mundial, una novedad económica con consecuencias en las mentalidades. Su corolario fue la invención del telégrafo y el tendido de cables submarinos, más de 500.000 kilómetros, en 1913. Por vez primera en la Historia, las noticias circulaban instantáneamente. instantáneamente. Las decisiones empresariales empresariales y políticas pudieron tomarse con un conocimiento de causa más inmediato y, gracias a la prensa –otra realización del XIX–, un público creciente supo lo que ocurría en lugares lejanos, antes apenas conocidos. Todas las sociedades se vieron afectadas por los cambios revolucionarios, especialmente las europeas. España los conoció con intensidad, intensidad, pese a su marginalidad respecto a las transformaciones económicas. Perdió peso en el mundo: a comienzos de siglo desapareció casi todo su Imperio y a finales sus últimos restos. Su industrialización fue lenta y muy localizada, si bien experimentó fenómenos asociados a la revolución de los transportes, al avance agrario o a las mejoras urbanísticas, y las transformaciones técnicas afectaron a las formas de vida, aunque sin terminar con el atraso del campo español ni romper aún con la hegemonía de la agricultura. Por contra, la afectaron con intensidad las revoluciones políticas. Desde las Cortes de Cádiz se sucedieron constituciones liberales, revoluciones, revoluciones, períodos reaccionarios... Con todas sus deficiencias e inestabilidad, los regímenes españoles fueron incorporando rasgos modernos. Por ejemplo, en 1890 se adoptó el sufragio universal (masculino). La manipulación electoral lo convirtió en papel mojado, pero consagraba imaginarios progresistas de una burguesía que imitaba la política francesa, admiraba la economía británica y se fascinaba con los avances norteamericanos. El progreso económico no fue el único argumen-
LA BURGUESÍA ESPAÑOLA IMITA IMITABA BA LA POLÍT POLÍTICA ICA FRANCESA, ADMIRABA LA ECONOMÍA INGLESA Y SE FASCINABA CON LOS AVANCES DE EE UU
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to del siglo XIX. Estuvieron también la aparición en América de más de veinte repúblicas y un nuevo mapa europeo, sobre todo con las unificaciones de Alemania y de Italia, Italia, que que en en 1870 1870 liquid liquidaban aban en parte parte de Europ Europaa la estructura política tradicional, en quiebra desde las invasiones napoleónicas. napoleónicas. La soberanía nacional, de origen liberal, legitimó tales cambios. Otras novedades políticas, que transformaron el mundo, no se relacionan con el auge liberal sino con la nueva capacidad económica de las potencias europeas, que se lanzaron a formar imperios. Su rivalidad nacionalista y económica –que a fines de siglo desembocó en una notable agresividad militarista, con armas de gran capacidad destructora– destructora– se extendió por Oceanía, Asia y sobre todo África. La carrera imperial, cuyo momento álgido se extendió entre 1870 y 1914, se justificó apelando a una presunta misión civilizadora de los europeos, pero la expansión colonial siguió la lógica que marcaban las apetencias económicas o políticas de las metrópolis. Hubo casos de explotación explotación extrema, como la que sufrió sufrió el Congo por los belgas, con prácticas genocidas.
DOMINIO INGLÉS. El Reino Unido, la principal potencia industrial, dominó la India y otros enclaves asiáticos, ocupó parte de África, Australia y tuvo presencia en América. Su Imperio –entre los mayores de la Historia, sólo superado por el mongol– fue muy diverso, desde las colonias formadas fundamentalmente por población de origen europeo hasta las basadas en la ocupación militar o en la combinación entre diplom diplomacia acia y presión armada. Regía sociedades muy diversas y sus cotizaciones bursátiles, mineras o mercantiles marcaban el ritmo del mundo. La hegemonía británica llegó a su apogeo durante el largo reinado de Victoria I (1837-1901): el Canal de Suez, en un Egipto controlado por Gran Bretaña, representa bien el dominio de la gran potencia marítima. Londres fue la gran metrópoli de la época. Tenía 700.000 habitantes en 1750, antes de comenzar las transformaciones, y superaba los 4 millones en 1901. La ciudad de la industrialización, populosa, populosa, presentaba fuertes contrastes, desde los barrios obreros hasta
NUESTRO SECULAR ATRASO. La España del siglo XIX también se transformó, pese a la desaparición de su Imperio, su lenta industrialización y la persistencia de la hegemonía rural frente al crecimiento urbano. Arriba, La siega en Andalucía (1895), (1895), cuadro realista de Gonzalo Bilbao Martínez.
LIBRO
La transformación del mundo: una historia global del siglo XIX, Jürgen Osterham- mel. Crítica, mel. Crítica, 2016. Un recorrido por la centuria decimonónica desde sus antecedentes a sus consecuencias: comienza en 1760 y finaliza hacia 1920.
A LAS REVOLUC REVOLUCIONES IONES POLÍTICAS Y SOCIALES LAS ACOMPAÑARON INNOVACIONES CIENTÍFICAS QUE AFECTARON A LA VIDA COTIDIANA COMO NUNCA 8
las zonas burguesas, las de las mansiones de los nuevos ricos. La marcada segmentación social del espacio urbano fue una característica del período, lo mismo que el rigor moral de la sociedad victoriana. Pero no fue sólo Londres. En la época se formaron numerosas medianas y grandes urbes, sobre todo en Europa y Estados Unidos. En la génesis de la ciudad moderna influyeron factores muy distintos. Del XIX proceden los intentos de planificar el crecimiento urbano, con criterios sanitarios e higienistas. Con frecuencia tales propósitos tuvieron que conjugarse con arribos de población al margen de las previsiones.
LOS GRANDES ADELANTOS. La ciudad del siglo XIX quiso dotarse de grandes espacios, con amplias calles y novedades como los nudos ferroviarios. A veces la arquitectura de las estaciones encarnó el espíritu estético de la modernidad industrial. Las canalizaciones y los alcantarillados subterráneos formarían parte también de la ciudad moderna, de construcción más sólida que en períodos anteriores y con instalaciones para la movilidad interna, raíles para los tranvías y, al finalizar el siglo, planes de transportes subterráneos. El metro de Londres funcionaba ya en 1863 y los de París y Nueva York se inauguraron en 1900 y 1904. A las revoluciones políticas y sociales las acompañaron avances científicos, en un grado mayor que en cualquier época anterior y que afectaron a la vida cotidiana. Particular importancia tuvieron los avances médicos e higienistas. De 1797 data la vacuna de la viruela y a fines del XIX eran varias las enfermedades enfermedades que se combatían con la inoculación, al tiempo que se establecía una medicina preventiva. De mediados del siglo XIX son la teoría de la evolución y descubrimientos de gran impacto: los fertilizantes, la electricidad, el motor de combustión, el cinematógrafo... El siglo revolucionario fue también el del optimismo burgués. Lo reflejaba bien un periodista que en 1900, y para celebrar el inminente cambio de centuria, se felicitaba por lo que había vivido: había visto llegar el ferrocarril, los vapores, los tranvías “de sangre”, el automóvil, el teléfono, el cinematógrafo, incluso el tranvía eléctrico. Su precipitada conclusión fue la siguiente: “Me figuro que hemos llegado a tales alturas, que muy poco queda por inventar”. En efecto, el siglo XIX, el de las revoluciones y el progreso, se sintió también el del fin de la Historia. MH
DE MUY HISTORIA PARA LA COMUNIDAD DE M ADRID
UN RICO PATRIMONIO ARTÍSTICO Y NATURAL
El esplendor en torno a la Villa y Cort Corte LA COMUNIDAD DE MADRID CUENTA CON UNA OFERTA CULTURAL PERMANENTE – MUSEOS, PALACIOS, MONASTERIOS, ETC.– QUE QUE CONSTITUYE EN SÍ MISMA UNA RAZÓN INMEJORABLE PARA VISITARLA UNA Y OTRA VEZ, EN CUALQUIER ÉPOCA DEL AÑO.
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ás allá de la amplia oferta de propuestas culturales y de ocio para todos los gustos y bolsillos que ofrece la capital de la Comunidad, Madrid, a menos de una hora en tren de cercanías se sitúan villas madrileñas de gran riqueza patrimonial, artística y natural. Bajo la marca Patrimonio Mundial en Madrid se unen tres ciudades: Alcalá de Henares, San Lorenzo de El Escorial y Aranjuez, cuyo patrimonio histórico-artístico ha sido clasificado por la Unesco dentro de su lista de bienes Patrimonio de la Humanidad.
Creada por el cardenal Cisneros en 1499, la Universidad de Alcalá de Henares y su recinto histórico, que acoge la casa natal de Miguel de Cervantes, tienen una riqueza cultural que nadie debería perderse. Alrededor del Monasterio de El Escorial, uno de los principales monumentos renacentistas españoles, se ha articulado una potente industria turística y hostelera que ha convertido a San Lorenzo de El Escorial en uno de los principales destinos de la Comunidad de Madrid. Aranjuez destaca por su privilegiado enclave natural entre los ríos Tajo y Jarama y � � D I R D A M E D D A D I N U M O C / O R T S A C N A U J
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D I R D A M E D D A D I N U M O C
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por su historia ligada a la Corona desde los tiempos de los Reyes Católicos. Hasta esta villa se puede viajar en el Tren de la Fresa, un antiguo convoy de madera donde se degustan fresas en temporada; el precio incluye la entrada al Palacio Real y los jardines. jardi nes. EXCURSIONES PARA TODOS LOS GUSTOS. Para conocer más a fondo la
Comunidad, a través de la Red de Castillos de la Comunidad de Madrid puedes hacer un recorrido por las fortalezas de la Meseta, en las que el Castillo de Manzanares El Real sobresale entre los demás por ser el
D I R D A M E D D A D I N U M O C
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1. Aranjuez es uno de los Reales Sitios de la Corona española desde que Felipe II así lo nom- brara en 1560; además, posee el título de Villa desde 1899. 2. Construido en el siglo XVl, el complejo del Mo- nasterio de San Lorenzo de El Escorial incluye el Palacio Real, la basílica –lugar de sepultura de los monarcas–, la biblio- teca y el Monasterio. 3. De arquitectura po- pular de la Edad Media, la Plaza Mayor de Chin- chón ha sido escenario de películas nacionales e internacionales en más de una ocasión.
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4. A los pies del puerto de montaña de Somo- sierra, la villa de Buitra- go del Lozoya cobija el Museo Picasso-Colec- ción Eugenio Arias y la iglesia de Santa María del Castillo.
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mejor conservado y por sus espléndidas vistas al Embalse de Santillana y la Sierra de Guadarrama. El programa “Villas de Madrid” ofrece un plan para conocer seis municipios con vocación de excelencia turística: Buitrago del Lozoya, con un recinto amurallado de la época medieval; Chinchón, conocida por la sugerente oferta de los tradicionales mesones que rodean su pintoresca Plaza Mayor; Colmenar de Oreja, un tesoro de sorprendente riqueza; Navalcarnero y su recorrido por algunas de las cuevas en las que se guardaba el vino; Nuevo Baztán, con un conjunto agrícola-fabril del siglo XVIII proyectado por Churriguera, y Rascafría, sumergida en lo más hermoso del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde respirarás aire puro dando un paseo por su entorno. entorno . �
5. En el siglo XVIII, el casco histórico de Nue- vo Baztán –originalmen- te, Villa de la Olmeda– fue residencia de los obreros de una fábrica de vidrio fundada por el empresario navarro Juan de Goyeneche (en la foto, su palacio) .
D I R D A M E D D A D I N U M O C / S M A I L L I W O K U E Z C
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D I R D A M E D D A D I N U M O C / O R T S A C
N N A A U U J J
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6. El origen de la Univer- sidad de Alcalá de Hena- res lo encontramos en el Colegio Mayor de San Il- defonso (actualmente, el Rectorado). En la foto, el Patio Mayor de Escuelas, también llamado de San- to Tomás de Villanueva.
ÁNGEL BAHAMONDE
“Fernando VII traicionó la obra de Cádiz, lo que significó una involución histórica para el país” ESPECIALISTA ESPECIALISTA EN LOS SIGLOS XIX Y XX, EL HISTORIADOR ÁNGEL BAHAMONDE EXPONE EN ESTA ENTREVISTA UNA VISIÓN PANORÁMICA DE LOS ACONTECI� MIENTOS QUE RODEARON A ESPAÑA EN LA CENTURIA CE NTURIA DECIMONÓNICA. TEXTO: Fernando Cohnen, periodista. FOTOS: Sonia Sánchez-Seco ¿Cuál fue la importancia real de la Constitución de Cádiz de ����?
La Constitución de ���� es un monumento a la libertad, la idea de ciudadanía y la soberanía nacional. Fue una de las primeras constituciones europeas y, de hecho, la segunda continental, después de la francesa de ����. Significó una ruptura con el Antiguo Régimen y sustituyó la concepción del origen divino del poder por la idea de que este poder reside en el pueblo y procede eminentemente de él. La Constitución de Cádiz organizó una monarquía parlamentaria basada en el sufragio universal indirecto. Estableció una neta diferenciación entre los poderes, con clara superioridad del legislativo, y fue el primer ensayo de organización de la vida municipal de naturaleza representativa. Pero no respondió a una demanda social generalizada, sino a la actuación de un reducido grupo de liberales en plena Guerra de Independencia. Aquí en España no existió algo parecido a los cahiers de doléances (“cuader (“cuadernos de quejas”), que fueron el preludio intelectual de la Revolución FranFrancesa. Frente a la invasión gala, los españoles respondieron más bien al grito de “Dios, patria, rey” que al de “Libertad y soberanía nacional”. Fueron el púlpito y el clero eficaces instrumentos instrumentos de agitación. ¿La Guerra de Independencia y “la Pepa” contribuyeron a fomentar el independentismo en América?
Sí, en parte. Entender los movimientos de independencia de las colonias americanas significa entrar en un panorama complejo, en el que inciden variables de origen interno y,
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por supuesto, la situación crítica que atravesaba la metrópoli como consecuencia de la guerra contra el francés. Los contextos de la independencia difieren en cada uno de los territorios territorios americanos. En todos ellos se nota la influencia de la revolución norteamericana, en primer lugar, y también los ecos de la Revolución Francesa. La Constitución de Cádiz estableció la igualdad entre los ciudadanos de ambos continentes, pero llegó tarde. Los criollos lideraron los procesos de independencia. Con respecto a la población indígena, los resultados fueron diferentes, ya que muchos optaron por la vía realista. En líneas generales, la consolidación de los procesos de independencia fue posterior a la Guerra de ����. ¿Puede decirse que Fernando VII fue uno de los monarcas más nefastos en la Historia de España?
Debe decirse. Era un hombre de una catadura moral execrable, para empezar. Los constituyentes gaditanos tuvieron que edulcorar la figura de este monarca, aun a sabiendas de sus limitaciones éticas e intelectuales. Forjaron la idea de “el Deseado”, secuestrado por los franceses en el país vecino. Sin embargo, sus felicitaciones a José I por su entronización en España o a Napoleón por sus victorias en la Península son demostrativas de su felonía. Derrocó a su padre, Carlos IV, rompiendo la legitimidad monárquica. Traicionó la obra de Cádiz, lo que significó una involución histórica para el país. También traicionó su compromiso de servir al régimen constitucional durante el período ����-����. Su crueldad fue infinita en la persecu-
ción de liberales y mandó al exilio a muchos de los hombres mejor preparados de España. ¿La promulgación de la Pragmática Sanción, que cerraba el paso al i nfante Carlos y daba carpetazo a las ambiciones de los carlistas, fue la causa principal del clima de crisis permanente que vivió España a lo largo del siglo XIX?
Resulta exagerada una afirmación de estas características. La primera guerra civil del siglo XIX no debe ser entendida únicamente como una cuestión dinástica. Posee un trasfondo social y político de mayor envergadura. La oposición de sectores absolutistas al liberalismo resulta muy evidente ya en el trienio ����-����. Igualmente, durante la década ����-���� los sectores absolutistas culparon de excesiva tolerancia al cruel Fernando VII. Detrás del carlismo hay que entender la cuestión foral, es decir, la defensa de los particularismos locales y regionales frente a la uniformidad que plantea el proyecto liberal. El carlismo debe compararse a otros movimientos contrarrevolucionarios que surgieron en la Europa del momento, también como consecuencia de la oposición al naciente liberalismo. Conforme avanzó el siglo XIX el carlismo acentuó, sobre todo, la defensa foral y la cuestión católica. ¿Diría que el apoyo de la Iglesia al carlismo fue unívoco?
En líneas generales, la respuesta es afirmativa. Sin embargo, cabe realizar matizaciones. Hubo un limitado sector del mundo eclesiástico, sobre todo entre los más ilustrados,
PERFIL PROFESIONAL
Hasta 2003 fue catedrático de la Complutense y desde entonces es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid y codirector de la Cátedra del Exilio, que agrupa a representantes de diversas Universidades y a la Fundación Pablo Iglesias. Ángel Bahamonde ha ejercido el mismo cargo en diversas universidades extranjeras, como la de Toulouse-Le Mirail o la de Paris-Saint Denis. Este gran especialista en los siglos XIX y XX ha tenido tiempo para interesarse por la Historia del deporte, con varias publicaciones entre las que sobresale El Real Madrid en la Historia de España
(Taurus). También ha sabido buscar un hueco para ser asesor histórico en diversas producciones de televisión, como Amar en tiempos re- vueltos , una serie de TVE ambientada en los años de la Guerra Civil y en las primeras décadas del franquismo. que apostó por la solución cristiana, es decir, por el naciente liberalismo, siempre entendiéndolo de una manera limitada y controlada; quizás tal como lo representaba el Estatuto Real de ����. Ciertamente, la desamortización de Mendizábal trajo como consecuencia un empeoramiento de las relaciones entre la Iglesia –el Vaticano– y el mundo liberal español. Comenzó a surgir un anticlericalismo de doble naturaleza: intelectualmente se consideraba a la Iglesia un peligro para el progreso de las ciencias, las artes y las humanidades; a escala popular se con-
Napoleón, quizás como una proyección de su propia Historia reciente. ¿Fue el Romanticismo el que formó la imagen cultural de España? Jugó un papel decisivo en la configuración de una idea de nación española. Oponiéndose al excesivo excesivo rigorismo del Neoclasicismo y exaltando virtudes como el sentimiento, la pasión o la individualidad rebelde, el Romanticismo español se adecuó a la perfección a valores recientes bien socializados a lo largo y ancho del país. De todas maneras, hay que limitar la influencia de los productores de cultura románticos a los medios urbanos y a las nacientes clases medias. Igual importancia tuvo la elaboración de una Historia nacional cuyo precedente más importante fue la obra de Modesto Lafuente, que codificó el pasado de la nación española. En la historiografía cabe destacar el mito de la Reconquista, la grandeza imperial de los Austrias mayores y, por supuesto, el individuo frente a la razón napoleónica, sobre todo con una idea excesivamente nacional e interclasista de la sublevación del � de mayo.
sideró que el mundo eclesiástico dentro de la España liberal actuaba como una especie de quinta columna del carlismo. Prueba de ello es el asalto a conventos y la matanza de frailes en el Madrid de ����. ¿Cuál fue el papel del Vaticano? ¿Cuál El papa Pío IX fue evolucionando hacia posiciones cada vez más antiliberales: el liberalismo era pecado. Los liberales moderados, a partir de ����, proyectaron un acercamiento a la Iglesia que dio como resultado el Concordato de ����. El Estado se comprometía a sostener el culto y clero católicos. La Iglesia, a su vez, asumía un papel de vigilancia y control cultural y educativo, hasta convertirse en un poder de hecho que influye sobre el Estado decisivamente y que es autónomo en su funcionamiento. ¿Es apócrifa o verdadera la anécdota que cuentan de la reina Isabel
II cuando le comunicaron que su consorte iba a ser Francisco de Asís y ella dijo dijo ante la la noticia que no quequería casarse con “Paquita”? Probablemente es apócrifa, como una especie de leyenda popular de la época y posterior al momento al que se supone que alude, pero todo buen rumor se basa en una realidad. Francisco de Asís no era el preferido de Isabel II. Eran conocidas sus limitaciones sexuales, quizás más cercanas cercanas a la impotencia que a la homosexualidad. Además, se trataba de un matrimonio de Estado, carente de una base de afecto mutuo. De hecho, se despreciaban mutuamente. En la noche de bodas parece ser que Francisco de Asís se dedicó a leer poemas a su esposa, cerca de una de las ventanas del Palacio. Pérez Galdós transmitió una idea bastante cabal y exacta de Isabel II: “La de los tristes destinos”. Mujer que creció como la falsa moneda, de mano en mano, sin recibir cariño ni atención
suficientes. Era fogosa, pero probablemente lo que siempre buscó fue un afecto duradero. Escasamente instruida, siempre estuvo sometida a los vaivenes de las camarillas palatinas y a la nociva influencia del padre Claret y de la “monja de las llagas”. ¿Cómo veían en general los euro peos del siglo XIX a España? España? Para los europeos de la época, España era un país admirado por su Historia, pero no por su presente. El Romanticismo francés así se lo planteó, sacando a relucir el tema de la decadencia española. Más interesante es la versión británica, que se puede ejemplificar en el magnífico texto La Biblia en España , de Borrow, o los primeros libros para viajeros de Ford. Nos contemplaban como a una especie de buenos salvajes, tendentes a la violencia, pero con trasfondo de nobleza. Los rusos valoraban la bravura española, ejemplificada en la guerra contra
¿Esa idea de nación persiste hoy día en España, a su juicio? Hoy en día está en debate y reelaboración. Probablemente, el último baluarte de una idea romántica de España lo constituyó el franquismo. A partir de la transición democrática la idea de España ha adquirido, sobre todo, un trasfondo político, tal y como la soñaron los liberales gaditanos: la unión voluntaria de ciudadanos libres, que también acompañó al proyecto republicano del �� de abril de ����. Conviene no olvidar que ya en la segunda mitad del siglo XIX entraron en conflicto tres nacionalismos en proceso de formación: el español, el catalán y, a finales de siglo, el vasco. ¿Cuáles fueron las estrategias de los ¿Cuáles liberales para combatir esa idea de una España atrasada? Para los liberales más radicales, los del Sexenio por ejemplo, la estrategia fundamental consistía en la democratización del país. Valoraban que, a partir de la regeneración política, los avances en todos los órdenes se producirían sin mayor dificultad. Sobre todo, si a ello se
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unía uno de los grandes problemas del siglo XIX español, la escolarización. Los liberales conservadores eran más proclives a evitar contactos foráneos. Lo cierto es que el siglo XIX fue el de la Revolución Industrial y España estaba lejos de ser una nación moderna e industrializada.
En efecto, la Revolución Industrial y sus valores económicos, sociales y políticos apenas tocaron la epidermis del país a lo largo del siglo XIX. Tuvieron un primer acomodo a base del textil en Cataluña y luego en la siderurgia vasca. Es preciso entender la Revolución Industrial como un fenómeno que va más allá de la economía y que plantea, sobre todo, valores culturales y sociales anejos al triunfo definitivo del liberalismo. Entender las limitaciones de la Revolución Industrial en la España del siglo XIX implica mezclar condicionantes estructurales (problemas financieros, falta de combustible, ausencia de capital humano cualificado, déficit en la gestión...) y elementos coyunturales, como la difícil herencia económica y humana de la Guerra de Independencia o de la primera guerra carlista. En la España del XIX sobraban nobles, con su mentalidad económica obsoleta, y faltaban burgueses emprendedores. ¿Cuándo se reorientó la economía española en sus relaciones con el exterior? ¿La Ley General de Ferro-
Catedrático de Historia Contemporánea, Bahamonde mantiene abiertas varias líneas de investigación centradas en la Historia social del siglo XIX.
“En la España del XIX sobraban nobles, con su mentalidad económica obsoleta, y faltaban burgueses” carriles de ���� contribuyó a la modernidad de España?
La apertura de la economía española al exterior es coetánea al bienio progresista de ����-����. La legislación bancaria posibilitó la entrada de capital extranjero. La Ley de Ferrocarriles consiguió la articulación del mercado nacional en un país tan complicado orográficamente como España. Además, durante aquel período penetraron tecnología, gestores y personal
Un recorrido recorrido por la Historia de España
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ntre sus publicaciones destacan Historia de España del siglo XIX e e Historia de España ����-���� (am (ambas, en Cátedra), en las que el autor nos acerca las diferentes realidades que conformaron un período tan cargado de cambios y violencia en nuestro país. Asimismo, Ángel Bahamonde es autor de otros libros de gran recorrido: entre ellos, Así terminó la gue- rra de España (Marcial (Marcial Pons), Madrid ����. La conjura del coronel (Cátedra) y Ca- Casado (Cátedra) sado versus Negrín. El síndrome del abrazo de Vergara (Ministerio (Ministerio de
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Cultura). También ha dirigido el volumen Las comunicaciones en la cons- trucción del Estado contemporáneo contemporáneo en España: ����-���� (Ministerio (Ministerio de
Obras Públicas). Además de su producción bibliográfica, Bahamonde ha publicado una variada gama de artículos en revistas especializadas.
cualificado que hicieron posible el primer gran esfuerzo modernizador. ¿El XIX fue el siglo de Europa?
Sí. El siglo XIX es el siglo de la hegemonía y la expansión europeas, sobre todo en su fachada occidental y en espacios de la Europa central. Cabe hablar, por lo tanto, de que estos territorios actuaron como motores para sí mismos y para espacios de la Europa del este y de la Europa mediterránea. Los ferrocarriles en España y en media Europa fueron hechos por constructores y financieros franceses; el sector minero, del que España era puntera a mediados del siglo XIX, se desarrolló en nuestro país gracias al capital británico. Finalmente, la hegemonía europea se tradujo en la expansión imperialista durante los últimos decenios del siglo XIX, lo que contribuyó a alimentar esa preponderancia. preponderancia. Hubo que esperar a los resultados de la Primera Guerra Mundial para que los centros básicos del poder económico saltaran de continente y recalaran en Norteamérica. Norteamérica. ¿Los acontecimientos políticos y sociale s que sucedi eron en España durante el siglo XIX fueron un factor más en el cúmulo de causas que provocaron el estallido de la Guerra Civil de ����?
A finales del siglo XIX caben destacarse varias carencias que inciden en problemas de cohesión interna. Para empezar, el déficit de la idea de nación, tras el cual está el fracaso de la escolarización y el carácter injusto de un servicio militar que recaía sobre las gentes más sencillas del país, mientras se libraban los sectores burgueses a base de abonar los �.��� reales que costaba la exención o la sustitución. Otra carencia fue el déficit de la idea de ciudadanía. Si tenemos en cuenta que la Guerra Civil encierra muchas facetas diferentes, diferentes, y una de ellas es el hambre de tierra, del siglo XIX se hereda, tal como se realizaron las desamortizaciones y las desvinculaciones, un conflicto agrario permanente. Acaba el siglo XIX con la existencia de tres poderes autónomos en conflicto: el poder civil, el militar y el eclesiástico. ¿Cree que estamos viviendo un auge de los nacionalismos en Europa?
El Estado-Nación es un producto europeo del siglo XIX. Históricamente considerado, es algo muy reciente todavía. Si entendemos por nacionalismos únicamente los periféricos, entonces diríamos que sí. Si añadimos los nacionalismos centrales heredados del siglo XIX, diríamos que hoy en día están en conflicto con los periféricos. periféricos. ¿Podrá sobrevivir la Unión Europea a ese auge o será capaz de construir un relato propio que integre las tradiciones y mitos de las diversas naciones que la componen?
Hoy en día es uno de los fracasos del ideal europeo que nació con el Tratado de Roma. Los avances han sido mínimos en la construcción de la ciudadanía europea y en la idea de una nación europea que, por otro lado, nunca ha existido. La Historia de Europa en las últimas cinco o seis centurias ha sido la de una permanente guerra entre reinos y naciones. No se observan cambios en el tiempo inmediato. Para empezar, desde el punto de vista económico habría que rescatar la idea de solidaridad que estaba presente en el Tratado de Roma. La escuela, los historiadores y los productores de cultura, en general, podrían hacer el resto a medio plazo. Pero hoy por hoy no se entrevé nada de esto. MH
MUY HISTORIA PARA CIVILIZATION VI
Objetiv Objetivo o: construir tu propio imperio CIVILIZATION VI, LA ÚLTIMA ENTREGA DEL LEGENDARIO VIDEOJUEGO CREA� DO POR SID MEIER, MEI ER, ES UN JUEGO DE ESTRATEGIA ESTRATEGIA POR TURNOS EN EL QUE TU OBJETIVO ES CONSTRUIR UN IMPERIO QUE RESISTA EL PASO DEL TIEMPO. LI� BRA GUERRAS, UTILIZA LA DIPLOMACIA, FOMENTA EL PROGRESO DE TU CUL� TURA Y ENFRÉNTATE CARA A CARA A LOS LÍDERES MÁS IMPORTANTES DE LA HISTORIA PARA CREAR LA CIVILIZACIÓN MÁS GRANDE JAMÁS CONOCIDA.
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id Meier’s Civilization VI formas de interactuar con tu munes la nueva entrega de la do: ahora las ciudades se expanden galardonada saga Civiliza- físicamente en el mapa, la investiinvestition, que ha vendido más gación activa de tecnología y culde 35 millones de unidades tura desbloquea nuevos potenciaen todo el mundo, entre ellas 8 mi- les y los líderes actúan en función de sus rasgos históricos. llones de Civilization V. Creado originalmente por Sid Meier, el legendario diseñador de MÁS NOVEDADES. Además, videojuegos, es un juego de estra- en Civilization VI la diplomacia es tegia por turnos en el que tu objeti- dinámica: a lo largo de la partida, vo es construir un imperio que re- las interacciones con otras civilizasista el paso del tiempo, conquistar ciones van cambiando (al principio, el mundo entero estableciendo y predominan los conflictos violentos, liderando tu propia civilización, y hacia el final, las negociaciones negociaci ones y desde la Edad de Piedra hasta la las alianzas). Asimismo, destacan la Era de la Información. Para ello función de armas combinadas –ahodebes librar guerras, utilizar la di- ra las unidades de apoyo se pueden plomacia, fomentar el progreso de combinar unas con otras, como las tu cultura y enfrentarte cara a cara antitanque con las de infantería–, la con los líderes más importantes de de multijugador ampliado o los nuela Historia, como la egipcia Cleo- vos tutoriales para que los jugadores patra (izquierda) o el ruso Pedro I que se inician aprendan fácilmente el Grande (derecha), entre otros. los conceptos básicos, entre otras Civilization VI ofrece nuevas muchas novedades y mejoras. �
I V N O I T A Z I L I V I C R O P S A D I D E C S E N E G Á M I
LA ERA DE LAS REVOLUCIONES
¡A la las s armas as,, ciudadanos! ����, ����, ����, ����, ����... EN TODAS ESTAS ESTAS FE� CHAS, EL VIEJO MUNDO AB� SOLUTISTA SALTÓ POR LOS AIRES ANTE EL EMPUJE DE REVUEL REV UELT TAS PROTAGONI PROTAGONIZA� ZA� DAS POR UNA NUEVA CLA� SE: LA BURGUESÍA LIBERAL. Por José Ángel Martos, periodista y escritor
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esde 1789 hasta 1871 hubo toda una serie de revoluciones que tuvieron el denominador común de llevar a la burguesía al centro de la acción política. Los plebeyos de clase media se reclamaron como sujeto político y forzaron el cambio de sistema de gobierno en los países europeos, derribando o amenazando a las monarquías. De esta forma se iniciaba un largo camino hacia la democracia. En realidad, el siglo XIX empezó once años antes de su fecha oficial, mientras el rey de Francia dormía. El 5 de mayo de 1789 el rey galo Luis XVI se dio una buena cabezada escuchando el discurso de su ministro de Hacienda, Jacques Necker, sobre la situación financiera del reino. La intervención tenía lugar durante la apertura de la reunión extraordinaria de los Estados Generales, una asamblea que congregaba a los tres cuerpos sociales del país: nobleza, clero y Tercer Estado. Más de mil diputados, que no se durmieron escuchando el negativo relato económico del ministro: una desesperada situación de déficit presupuestario y deuda externa, cercana a la bancarrota, por los costes y la deuda de la intervención militar en apoyo de la independencia de las colo16
VIVIR EN TIEMPOS REVUELTOS. En el si-
glo XIX, Francia fue el epicentro de constantes estallidos populares, prefigurados por la Revolución de 1789. El de 1871, la Comuna de París, tuvo una vida efímera de apenas dos meses. En este cuadro de André Devambez se reproduce una barricada revolucionaria durante las luchas finales acaecidas en mayo de aquel año.
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NUEVAS REGLAS DEL JUEGO. La reunión de los diputados del Tercer Estado en la Sala del Juego de Pelota de Versalles, el 20 de junio de 1789, inició la senda constitucional en Francia (cuadro de Jacques-Louis David).
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nias americanas contra la rival Inglaterra. El soberano no era un viejecito que tuviera el sueño fácil: en la flor de la vida, estaba a punto de cumplir 35 años, pero aquella exposición de su ministro durante dos horas y media le debió resultar tremendamente técnica y aburrida. Él ya estaba al tanto de cómo concluían siempre aquellos relatos: pidiendo más impuestos, que acabarían vaciando los bolsillos del Tercer Estado, pues la nobleza y el clero se las arreglaban habitualmente para lograr exenciones. Pero en aquella reunión de los Estados Generales, los componentes de la burguesía, que nutrían las l as filas del Tercer Estado, iban a desafiar su suerte anunciada con la demanda política de abandonar el voto por estamentos, lo que siempre los había condenado a la derrota, pues eran dos contra uno. Reclamaron el voto por cabeza en lugar de por estamento y, cuando se les negó, un clérigo, el abate Sieyès, les invitó a crear una cámara alternativa que representara a todo el pueblo y en la que se pudiera llevar a cabo el voto individual de los representantes. Consiguieron bastantes apoyos entre el clero (149 representantes) y también el de dos nobles despistados.
LA MONARQUÍA DESCABEZADA. La ejecución en la guillotina de los reyes de Francia, Luis XVI y María Antonieta (abajo, decapitación de la segunda según un óleo sobre tabla, escuela danesa), fue el violento fin de una época.
DESMONTANDO LA ARQUITECTURA DEL ANTIGUO RÉGIMEN. Así, el 20 de junio de 1789 y
tras diversos sobresaltos, los diputados se reunieron en la Sala del Juego de Pelota de Versalles y allí juraron solemnemente no separarse hasta haber dado una Constitución a Francia. Era el inicio de una revolución como nunca se había visto en la Historia. Lo que vino después –desde la toma de la Bastilla a la abolición de la monarquía y la ejecución en la guillotina de los jóvenes reyes, el indolente Luis XVI y la caprichosa capri chosa María Antonieta Anton ieta– – fue la concre c oncreción ción violenta de esa demanda de personalidad política, de ese deseo de tener voz y sobre todo voto efectivo en 18
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los asuntos del reino. Para ello, los revolucionarios franceses irían desmontando todos los bastiones de la arquitectura política del Antiguo Régimen, sin de jar ni uno: uno : abolición abolició n del feudalismo, feuda lismo, de los diezmos, diezm os, igualdad ante los impuestos, eliminación de las justicias señoriales... Sus logros quedarían consolidados durante la dictadura militar de Napoleón Bonaparte, a partir de noviembre de 1799. Erigido en defensor del progreso y la razón ilustrada que había guiado la ideología revolucionaria, se dedicó a extender esas ideas con su ejército por toda Europa, donde habían
campado a sus anchas los mismos princi pios feudales continuadamente desde la Edad Media. Pero Napoleón fue derrotado y, aunque se expliquen sus guerras en términos de rivalidades nacionales, hubo un factor común a todos aquellos Estados que se unieron contra él: la voluntad de volver al estado anterior de cosas a la pel igrosa Revolución Francesa. Hubo un esfuerzo muy bien coordinado para ello en el Congreso de Viena, una conferencia de altos diplomáticos de los países y reyes europeos opuestos a Napoleón. Se inició en noviembre de 1814 y acabó acab ó en junio ju nio de 1815, coincidien coinc idiendo do casi milimémili métricamente con la batalla de Waterloo, Waterloo, en la que el general corso quedó definitivamente borrado del mapa militar y dejó de ser una amenaza.
EL CORSÉ IMPUESTO POR VIENA Y LA SANTA SANTA ALIANZA. Las reuniones de Viena fueron lideradas por los grandes reinos de Europa: el Imperio austríaco, Gran Bretaña, la Rusia zarista, Prusia y la propia Francia (la monárquica, se entiende, cuya legitimidad recaía en Luis XVIII de Borbón). También muchos otros reinos mandaron a sus primeros embajadores, incluido un enviado del español Fernando VII. El objetivo de las mentes que dirigieron los caminos de este Congreso de diplomáticos, en particular el canciller austríaco Metternich, fue volver volver a la paz en Europa, para lo cual no se les ocurría mejor camino que la restauración de las dinastías gobernantes allí donde habían sido depuestas por los vientos revolucionarios. Esta importante decisión diplomática se complementaría con la creación, en septiembre de 1815, de la Santa Alianza, formada por Austria, Prusia y Rusia con la idea de intervenir militarmente allá donde fuera necesario para mantener los preceptos de “justicia, caridad y paz”. La nueva Francia con rey también se uniría a ella. La estrategia era muy práctica a corto plazo, pues garantizaba volver a un equilibrio en el que ninguna potencia predominase sobre las otras en Europa, situación alterada por la supremacía de la Francia napoleónica. Pero contenía un grave error a largo plazo: pretendía ignorar de un plumazo todo lo que había ocurrido desde 1789: la abolición del feudalismo, la pérdida de los considerables poderes poderes terrenales del clero o las nuevas constituciones liberales, como la que habían proclamado los diputados españoles en Cádiz en 1812. Así, aunque el Congreso de Viena pacificó Europa, no ofreció nada atractivo en esa restauración a las clases medias europeas, a aquellas burguesías que habían saboreado brevemente el poder, aunque fuera a través de la intermediación de Napoleón. El orden conservador instaurado i nstaurado en Viena era un autoritario pero difícil retorno al pasado que intentaría mantenerse durante todo el XIX, creando un corsé político que no haría sino propiciar todo un siglo de revoluciones que intentaron liberarse de él.
EL CONGRESO DE VIENA DE 1815 TRATÓ DE IMPONER UNA VUELTA AL PASADO QUE PROPICIÓ TODO UN SIGLO DE REVOLUCIONES
Riego y su famoso himno
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a participación de los deportistas españoles en competiciones internacionales ha sido saludada a veces con la música de un himno no oficial, llevado a la megafonía por algún despistado funcionario checo o australiano. Es el Himno de Riego , símbolo vivo del pronunciamiento del general liberal español que le dio n ombre, Rafael del Riego. Este militar asturiano había luchado contra los franceses en la Guerra de la Independencia. Hecho prisionero y deportado al país enemigo, enemigo, allí conoció las ideas liberales y entró en contacto con la masonería. Tras viajar también por Inglaterra y Alemania, a su vuelta a España se le dio el grado de teniente coronel y juró la Constitución de Cádiz, antes de que Fernando VII la derogase.
de ����; a partir de ���� y hasta el final del Trienio, fue la marcha nacional de ordenanza. Un siglo después, durante la Segunda República y tras una fuerte polémica –ya que las diferentes sensibilidades republicanas apoyaban diversas opciones de himno (incluida La Marsellesa )–, )–, el Himno de Riego fue institucionalizado para sustituir a la Marcha Real en aquellos actos en que las bandas militares tocaban ésta. Tras la Guerra Civil perviviría en el exilio, identificado con las aspiraciones republicanas, gracias a las modificaciones populares de su letra, de tono jocoso y crítico especialmente con la Iglesia. M U B L A
SÍMBOLO REPUBLICANO. Convencido de que el rey ejercía su papel de forma arbitraria y de que el fundamento de una nación moderna era la Constitución, que también el monarca debía respetar, Riego fue un habitual de las conspiraciones. Su protagonismo en desencadenar la Revolución de ���� lo convirtió en una figura muy popular, de tintes heroicos e identificada con el republicanismo. Cierto o no, todos esos factores contribuyeron a que, al derrotar los Cien Mil Hijos de San Luis al ejército liberal, en el que era uno de los líderes, se lo condenara a muerte sin contemplaciones. Fue ahorcado en Madrid el � de noviembre de ����. El Himno de Riego era era la marcha que tocaban sus tropas durante los hechos
LIBRO
Napoleón y Revolución, Enrique F. Sicilia Cardona. Nowtilus, 2016. Subtitulado Las guerras revoluciona- rias , este libro repasa la década en que Bonaparte extendió por el continente las ideas salidas de la Revolución Francesa de 1789.
Sobre estas líneas, Rafael del Riego (1784-1823) en un retra- to anónimo del siglo XIX.
El primer país donde estallarían estas tensiones sería precisamente España, cuyo rey reinstaurado en el trono tras la Guerra de la Independencia, Fernando VII, había vuelto a un absolutismo sin matices ignorando todo lo que se había legislado en Cádiz (muy similar a la Constitución republicana francesa). De resultas del choque entre ese absolutismo que volvía a campar a sus anchas y las no olvidadas aspiraciones liberales ocurrió la Revolución Revolución de 1820, un evento poco recordado por nuestros lares. Así se designa a los levantamientos populares que se sucedieron ese año en el continente y que tuvieron como primer escenario España, donde quizás para quitarle importancia se ha hablado durante mucho tiempo de “pronunciamiento” militar. En efecto, el desencadenante fue un golpe del Ejército, pero lo que ocurrió fue a todas luces una verdadera revolución. El 1 de enero de 1820, con el inicio del nuevo año, el coronel Rafael del Riego sublevó a las tropas que mandaba en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan. Riego proclamó la añorada Constitución 19
Pedro II de Bra- sil, hijo de Pe- dro I, acabó exi- liándose en 1889 (xilografía coloreada).
Recuadro Muy Historia
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Las revoluciones al otro lado del Atlántico
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n tipo de revolución muy particular en el siglo XIX fue el de las colonias de Hispanoamérica, con una dinámica distinta a la europea aunque no enteramente desconectada de ésta. Su desencadenante fue la invasión francesa de España y Portugal, que propiciaría la desconexión de los países iberoamericanos, en los que ya antes la burguesía criolla se mostraba descontenta con una situación legal que consideraban perjudicial para sus intereses económicos. En el caso español, el hecho de que las colonias fueran propiedad de la Corona y administradas por ella, sin dar demasiada participación a la población local, y de que España practicase un monopolio que frenaba las aspiraciones de la burguesía colonial de un comercio librecambista fueron acicates fundamentales para los movimientos nacionalistas. Estos surgieron por todo el continente, desde el virreinato de Nueva España (México) hasta el del Río de la Plata (Argentina). En ese contexto, la re-
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tención del rey en Francia facilitó a los independentistas no reconocer a las Cortes de Cádiz, a pesar de que en ellas participaron diputados de cada virreinato y provincia americana, ni el régimen liberal que éstas propiciaron. A partir de ���� comenzaron las primeras declaraciones de independencia, que degeneraron en guerras que durarían hasta ����. EL HIJO REBELDE. En Brasil, el movimiento independentista comenzó más tarde, en ����, y tuvo como arranque el retorno a Portugal del rey Juan VI, que se había refugiado en la gran colonia hispanoamericana tras la invasión napoleónica. Juan volvió a Lisboa impulsado por una revolución liberal que lo nombró monarca constitucional. De jaría a su hijo Pedro como regente pero, ante la supresión de los privilegios de Brasil, éste se alineó con los nacionalistas y proclamó la independencia, convirtiéndose en emperador del Brasil el �� de octubre de ���� como Pedro I.
de Cádiz y detuvo al conde de La Bisbal, militar y aristócrata que mandaba un cuerpo expedicionario que iba a partir hacia Hispanoamérica, tomando de esta forma el control de sus soldados. Avanzó Avanzó por Andalucía y en marzo su ejemplo se extendió a Galicia, donde estalló otra insurrección que acabó de encender el ímpetu revolucionario. Este se expandió hasta la capital, Madrid, donde el pueblo rodeó el Palacio Real. Tan sólo tres días pudo soportar la presión un asustado Fernando Fernando VII, que el 10 de marzo dio a conocer el llamado Manifiesto Fernandino dirigiéndose dirigiéndose al pueblo con una famosa frase, que debió de incomodar en su interior a un absolutista como él: “He jurado esa Constitución por la que suspirabais y seré siempre su más firme apoyo. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. LIBERALISMO CONTRA ABSOLUTISMO. El fruto de todo esto fue que durante tres años (18201823), el llamado Trienio Liberal, España tuvo un gobierno liberal que, aunque inestable, impulsó muchas reformas, como la recuperación de la libertad de imprenta y las políticas dirigidas a reducir los privilegios de la Iglesia (rasgo común a las revoluciones liberales), con medidas como la supresión de la Inquisición o el avance en la desamortización de bienes eclesiales. Pero además de su labor interior, su ejemplo sirvió de inspiración pronto a más revoluciones: primero en el gran reino de Nápoles (el mayor de los italianos) en julio, donde gobernaba también un Borbón, Bo rbón, y al mes siguiente en Portugal. En 1821 les seguiría otro reino italiano, el del Piamonte, regido por los Saboya. La Santa Alianza –la unión de potencias europeas absolutistas creada en 1815– no se quedó quieta ante tanta insurrección. Intervino muy pronto tanto en Nápoles como en Piamonte, enviando sendos ejércitos que derrotaron a las revoluciones en ambos territorios. Éstas, que habían sido lideradas en buena parte por insurrectos organizados en torno a la sociedad secreta de los carbonarios, carecían de fuerza militar. Distinto fue el caso de España, donde la Santa Alianza no pudo enviar un ejército hasta 1823. Francia sería la encargada de hacerlo, organizando el cuerpo expedicionario conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, al que ayudaban también fuerzas proabsolu-
tistas españolas refugiadas y organizadas en territorio francés. Al entrar en España por Cataluña no encontraron una oposición notable, y tampoco más tarde en Madrid. Sería sólo Andalucía la que ofrecería una enconada resistencia, y en particular Cádiz, que fue sometida a un duro sitio con bombardeos. Tras su rendición, el 1 de octubre Fernando VII abolió toda la legislación aprobada durante el Trienio Liberal. El absolutismo volvía a domi nar completamente Europa.
ESPAÑA, PROS Y CON� TRAS DE LA INVASIÓN NAPOLEÓNICA. Tras la Guerra de la Independencia (en el cuadro) y la expulsión de los franceses, Fernando VII reinstauró el absolutismo. Sin embargo, las ideas ilustradas habían calado y provocaron la Revolución liberal de 1820.
FRANCIA, EPICENTRO DE MUCHAS REVUELTAS. Pasaría una década hasta que la llama liberal volviera a encenderse. Francia empezó a ser objeto de fuertes crisis políticas entre el rey y las cámaras legislativas desde 1827, cuando, tras unas elecciones, los liberales quedaron en ma yoría en la Asamblea, lo que obligó a Carlos X a una difícil cohabitación con un primer ministro semiliberal, que no funcionó como él deseaba. Hastiado, el monarca empezó a amenazar con gobernar por decreto (mediante ordenanzas) y el Parlamento se opuso. En marzo de 1830, Carlos X optó por aplazar seis meses las siguientes sesiones de la Cámara, lo que venía a significar unas vacaciones forzosas para los diputados y un gobierno prácticamente autoritario a discrecionalidad del Rey. Los liberales movilizaron a la opinión pública contra el Rey. Los periódicos jugaron un papel decisivo como altavoz de las expectativas de una mayor corresponsabilidad en el gobierno. La prensa ensalzó la figura de Luis Felipe de Orleans, primo del Rey, como potencial candidato a la corona. En una situación cada vez más complicada, Carlos X convocó unas elecciones para intentar contar con una mayoría conservadora en la Asamblea, pero consiguió el resultado contrario: los liberales crecieron espectacularmente en los comicios del 23
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DURANTE EL LLAMADO TRIENIO LIBERAL (1820-1823), EN ESPAÑA SE IMPULSARON MUCHAS REFORMAS: LIBERTAD DE IMPRENTA, SUPRESIÓN DE LA INQUISICIÓN, INQUISICIÓN, ETC. WATERLOO Y VIE� NA: LA TUMBA DE LA REVOLUCIÓN. El Congreso de Viena, que restableció el Antiguo Régimen, acabó en junio de 1815, fecha de la batalla de Waterloo (abajo, en un cuadro historicista de Sir William Allan), que fue la derrota definitiva de Napoleón.
de junio, pasando de 221 diputados a 270. El Rey, a pesar de este revés, intentó continuar gobernando por decreto, y los diputados, con el apoyo activo de la prensa, incitaron al pueblo a una revolución, que tendría lugar a finales del mes de julio. En apenas cinco días la revuelta acabó con la monarquía de Carlos X, forzado a exiliarse. Luis Felipe I de Orleans fue elevado al trono, pero bajo unas premisas muy distintas a las de su antecesor. No era ya rey por derecho divino sino por elección de los diputados, quienes declaraban que “el interés universal y urgente urge nte ll ama al a l trono tro no a S.A.R.” pero lo l o aceptaban ace ptaban sólo en e n la medida en que él también admitiese someterse a la Carta Constitucional que consagraba un nuevo régimen. Y ésta proclama ba, en su primer artículo, la igualdad de los franceses. El ejemplo francés caló con fuerza al norte de sus fronteras, en un territorio que ya de por sí era muy convulso: los Países Bajos. Por entonces abarcaban desde Holanda a Bélgica y Luxemburgo en lo que se llamaba el Reino Unido de los Países Bajos. Era un territorio muy diverso, creado artificialmente por los designios de las potencias coloniales tras el Congreso de Viena como Estado tapón entre Francia y las grandes potencias centrales: Austria, Prusia y Rusia. Esto, según los cerebros diplomáticos, debería garantizar el equilibrio entre las potencias, lo que a su vez también supondría tranquilidad para Gran Bretaña. El nuevo Estado se constituyó constituyó uniendo antiguas colonias españolas y austríacas, así como otros territorios cedidos. Pero desde el principio hubo un fuerte antagonismo entre el norte, de habla neerlandesa y religión protestante, y el sur, católico y de habla francesa, principalmente en Flandes y Valonia. El rey situado en el trono, Guillermo I, de la casa de Orange, tampoco contribuyó a pacificar la situación al decantarse por la religión reformista y el 21
uso del holandés como lengua oficial. Aunque existía una Constitución en vigor, las grandes dificultades del gobierno llevaron al rey hacia una deriva autoritaria y a prescindir cada vez más del Parlamento. Los políticos liberales se sentían decepcionados. En un ambiente inflamado y con el muy reciente ejemplo francés, el 25 de agosto de 1830 se estrenó en el Teatro de la Moneda de Bruselas la ópera La muda de Portici , ambientada en las revueltas napolitanas del siglo XVII contra la dominación española. El contenido de algunas de las letras, con su exaltado nacionalismo y llamadas a la rebelión, fue tomado literalmente literalment e por los asistentes: “Caiga el yugo que nos agobia, perezca el extranjero... A mi país le debo la vida, él me deberá su libertad”. Los espectadores empezaron a gritar: “¡A las armas!”. Se desencadenaba así una revolución que separaría a Bélgica de los Países Bajos tras nueve años de guerra, durante los cuales Guillermo I ya no pudo hacerse de nuevo con las riendas de las regiones de Flandes y Valonia, constitutivas del nuevo país. En Italia y Alemania, territorios divididos pero con una fuerte identidad cultural, estallaron también revueltas de signo similar, en las cuales se amalgamaban explosivamente explosivamente el liberalismo y el nacionalismo. Mientras tanto, Francia, siempre epicentro de los movimientos revolucionarios durante este siglo, vivía la institucionalización del parlamentarismo político,
EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO NACIONALISMO FUERON LA EXPLOSIVA AMALGAMA AMALGAMA DETRÁS DE LAS REVOLUCIONES DE LA DÉCADA DE 1830
¡A LAS BARRICA� DAS! La influencia de la Revolución de 1848 en Francia (abajo, choque en una barricada parisina, en un cuadro del XIX) fue enorme en toda Europa: sus ecos llegaron a Alemania (Constitución de Frankfurt), Italia, Bohemia, Hungría y la capital del Imperio austríaco, Viena, testigo de revueltas. M U B L A
que fue dando forma con el paso de los años a unas prácticas y ambiciones de gobierno basadas en la soberanía nacional. A medida que los principios liberales se instalaban, crecía la ansiedad por dar el siguiente salto en la evolución política: el republicanismo. La mala situación económica en los años 1847-48 (generalizada en toda Europa) llevó a una nueva confluencia revolucionaria: el liberalismo con los trabajadores. Durante febrero de 1848 se registraron importantes manifestaciones manifestaciones en París con la presencia de pequeños burgueses, obreros y estudiantes. A las demandas políticas se unían así las aspiraciones sociales. Tal fue la virulencia de las manifestaciones que llegaron hasta el Palacio de las Tullerías, amenazando con asaltarlo, y el rey Luis Felipe, para evitar un sangriento enfrentamiento, decidió abdicar. Aunque se intentó la proclamación de un nuevo rey, los parlamentarios más liberales desconfiaban ya abiertamente de la Monarquía y lograron inclinar la balanza hacia la creación de una Segunda S egunda República. Ésta introduciría dos grandes avances democráticos: el sufragio universal masculino, que llevaría a la presidencia a Luis Napoleón Bonaparte en diciembre de 1848, y la abolición de la esclavitud. El nuevo y avanzado régimen duraría tan sólo cuatro años, ya que en 1852 Bonaparte llevó a cabo un golpe de Estado que le permitiría perpetuarse en el poder hasta 1870 como emperador Napoleón III. EL AÑO DEL NACIMIENTO DEL COMUNISMO. A pesar de su corta duración, la influencia de la Revolución de 1848 fue enorme. Sus ecos se extendieron a Alemania, donde se redactó la Constitución de Frankfurt en 1849, que por primera vez preveía la posibilidad de una Alemania unificada; a Italia, donde Carlos Alberto de Saboya se enfrentó a Austria en lo que se conoce como la Primera Guerra de la Independencia, y al resto de posesiones del Imperio austríaco, como Bohemia y Hungría, e incluso a la propia capital, Viena, donde se levantaron barricadas. No es casual que el mismo año en que acaecieron estas revoluciones de nuevo cuño, en las que participaban colectivos sociales que empezaban a tener conciencia de serlo, viera la luz el que sería el libro más influyente en los acontecimientos políticos de las siguientes décadas (y siglos): el Manifiesto Comunista de los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels. Marx ya era un periodista y escritor conocido y temido por sus textos radicales y críticos con las monarquías. Su amistad con Engels, que había escrito sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, le haría cobrar conciencia de la importancia de los trabajadores como agente social de cambio, y ambos desarrollaron toda una teoría sobre las relaciones materiales en la sociedad como único motor de ésta (criticando las teorías basadas en ideas filosóficas y espirituales). La economía política era la ciencia clave para entender y dirigir la evolución social. Su conclusión era que para
Anarquistas contra marxistas, dos visiones irreconciliab irreconciliables les
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a proyectada hermandad de trabajadores de la Primera Internacional encontró un grave obstáculo en la desunión por las profundas diferencias entre Marx y Bakunin. El primero abogaba por utilizar las vías parlamentarias que se abrían en algunos reinos y principados europeos para aumentar la influencia política de sus ideas socialistas. En cambio, Bakunin apostaba por la revolución, que primero tendría por objeto liberar la propiedad de la tierra y luego la “disolución radical” de las organizaciones
políticas, religiosas y económicas. Era el germen del anarquismo. En el plano personal, Marx estaba convencido convencido de que Bakunin era un agente ruso y lo acusó en varias ocasiones de conspiración. En ���� Marx haría que se votara la expulsión de Bakunin de la Internacional, y éste y sus seguidores seguidores fundarían de inmediato otra organización, organización, la Internacional de Saint-Imier (por el pueblo de Suiza donde se reunieron), antiautoritaria y dedicada a la destrucción del poder político “como primer deber del proletariado”.
el progreso de la sociedad sería necesaria la superación del capitalismo (caracterizado por la división entre clases explotadoras y clases explotadas). Ello requeriría una lucha que encabezaran los trabajadores revolucionarios con el objetivo de lograr el advenimiento del sistema comunista, en el que se aboliría la propiedad privada burguesa y desaparecerían las diferencias de clase. Así se facilitaría la satisfacción de las necesidades humanas para toda la sociedad, sin distinción de rango o propiedad. INGLATERRA, INGLA TERRA, CUNA DEL MOVIMIENTO OBRERO. El
avance de las ideas marxistas fue rápido en el contexto de la Revolución Industrial que se desarrollaba en todas las naciones europeas, y en particular en Inglaterra, con sus durísimas condiciones de trabajo. Este país, que además tenía un régimen más liberal que las otras monarquías continentales, sería por tanto el escenario ideal para que la nueva clase obrera comenzase a fraguar su constitución en sujeto político. Así, en 1864 se fundaba en Londres la Primera Internacional de los Trabajadores, Trabajadores, con participación de obreros ingleses, franceses, italianos, irlandeses, polacos y
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Este retrato de Mijaíl Bakunin (1814-1876) se debe al gran fotógrafo Gaspard-Félix Tourna- chon, alias Nadar.
alemanes. Karl Marx fue uno de los fundadores y sería el encargado de redactar los documentos de la nueva organización. Las reglas generales de la Internacional señalaban que su finalidad era “la protección, el progreso y la completa emancipación de las clases trabajadoras”. Las tesis marxistas se extenderían a través de la Internacional, pero a partir de 1868 empezaron a encontrar contestación interna, al sumarse a la organización los “colectivistas” liderados por Mijaíl Bakunin, que defendían un enfrentamiento directo con el capitalismo y que no creían en el Estado ni en el comunismo [ver recuadro 3].
DOS MESES QUE CAMBIARON EL MUNDO. El experi-
mento revolucionario de la Comuna de París sólo duró de marzo a mayo de 1871 y acabó en masacre (abajo, cadáveres expuestos de los revolucionarios). No obstante, su impronta se dejaría sentir en el movimiento obrero de todo el siglo XX. M U B L A
LA HUELLA DE LA COMUNA. La Internacional logró muchas adhesiones entre los trabajadores de Francia. De entre ellos salió el caldo de cultivo del primer movimiento revolucionario protagonizado no por la burguesía, sino por el proletariado. En el contexto de la difícil guerra entre Francia y Prusia, el pueblo parisino se rebeló contra las decisiones impopulares de su gobierno y la Guardia Nacional se convirtió en el brazo armado de los trabajadores, trabajadores, hasta conseguir echar al ejército de la ciudad en marzo de 1871. Se estableció un gobierno independiente de la ciudad de París sin presidente, alcalde ni comandante en jefe. Todas las decisiones se adoptaban colectivamente mediante comités. Entre las medidas que se decidieron había algunas de igualamiento social nunca vistas, como el derecho de los empleados a gestionar una empresa si ésta había sido abandonada por su propietario, la prohibición de las multas por parte de los patronos a sus trabajadores o la abolición de los intereses sobre las deudas. El gobierno de la Comuna duró apenas dos meses, hasta que el ejército retomó París en mayo, pero dejó una honda impronta al augurar la llegada de una nueva época: las revoluciones burguesas dejaban paso a las revoluciones obreras. MH 23
IMPERIALISMO EUROPEO
El repar eparto de la
tar tarta colon colonia ial l Suecia Alemania Noruega Dinamarca Países Bajos Bélgica
Groenlandia
Islandia
Canadá
Reino Unido Austria Hungría Suiza
Luxemburgo San Pedro y Miquelón
EE UU Bermudas Bahamas Honduras Británica México
Guatemala San Salvador
Haití Rep. Dominicana Puerto Rico Cuba Guadalupe Jamaica Martinica Trinidad El Salvador Guayana Británica
Honduras Costa Rica Panamá
Guayana Holandesa Guayana francesa
Venezuela Colombia Ecuador
Brasil Perú
Francia Portugal España Gibraltar Marruecos Español Marruecos Madeira
Azores
Canarias Río de Oro
Italia Serbia Montenegro Albania
Argelia
Libia África Ecuatorial Francesa
África Occidental Occidental Francesa
Gambia Guinea Portuguesa
Nigeria
Sierra Leona
Togo Liberia Costa de Oro Camerún Guinea Ascensión Española Angola Santa Elena
Bolivia Chile
POSESIONES COLONIALES
África Alemana Alemana del Sudoeste
Paraguay Argentina
Inglaterra
Italia
Estados Unidos
Dinamarca
Francia
España
Japón
Bélgica
Holanda
Portugal
Alemania
Protectorados
EN EL SIGLO XIX, DESDE EUROPA SE ECHABA LA VISTA HACIA EL RESTO DEL GLOBO CON OJOS AVARICIOSOS. LAS RIQUEZAS DE LAS COLONIAS PROVOCARON DISPUTAS ENTRE LAS NACIONES QUE SE ACABARÍAN REPARTIENDO EL CONTINENTE AFRICANO. Por Juan Carlos Losada, experto en Historia militar y escritor
n el último cuarto del siglo XIX, las potencias industriales de Europa se lanzaron al dominio y control de todas las zonas del planeta que les pudiesen reportar beneficios económicos. Comenzaba la época de los grandes imperios coloniales, que iba a suponer no sólo el expolio de las riquezas de toda África y la mayor parte de Asia y Oceanía, sino un estado de tensión bélica permanente entre los principales países que, al final, desembocaría en la I Guerra Mundial. Desde la segunda mitad del siglo XIX Europa estaba en plena segunda Revolución Industrial y necesitaba de forma masiva materias primas baratas. África, Asia y Oceanía eran territorios casi vírgenes que podían abastecer a bajo coste las grandes demandas de minerales, metales preciosos, caucho, algodón, azúcar, café, té, cacao, cáñamo, etc., productos imprescindibles para el desarrollo de sus industrias y del capitalismo. Al mismo tiempo constituían unos nuevos mercados en donde colocar los productos excedentes, así como unos perfectos destinos a los cuales dirigir los
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RIVALES EN LA EXPLOTA� CIÓN. La expansión colonial (representada en el mapa de esta infografía) se inició en el último tercio del siglo XIX y provocó conflictos territoriales entre las naciones europeas, que intentaron solventarlos en la Conferencia de Berlín de 1884-85 en la que se repartieron el mundo.
Imperio Ruso
Rumanía Bulgaria
Imperio Otomano Grecia Chipre
Imperio Chino Kuwait
Persia Afganistán
Nepal
Imperio Japonés
Bután Hong Kong
Egipto
Formosa
India Eritrea
Omán Djibuti
Sudán
Goa
Somalia Británica Mahé
Etiopía
Somalia Italiana
Uganda
África Oriental Británica
Congo
Seychelles
Madagascar Mozambique Rodesia Bechuanalandia Unión Sudafricana
Chandemagor Pondichery Kirkal
Siam
Indochina Francesa
Filipinas
Is. Marianas Guam
Malasia Sarawak
Nueva Guinea
Maldivas
África Oriental Alemana
Reunión
Macao
Diu
Indias Orientales Holandesas
Timor
Mauricio Australia
A R E L I U G A S O L R A C
excesos de población y evitar así tensiones sociales que podían surgir en las metrópolis, impulsadas por las nuevas doctrinas revolucionarias. Ya desde mediados del siglo XIX, distintos Estados europeos habían constituido sociedades científicas y geográficas que, bajo la excusa de la exploración investigadora, no hicieron más que preparar futuras ocupaciones, sobre todo en África, buscando las vías más accesibles para internarse en los conti nentes. Porque, obviamente, los exploradores solían ser acompañados por militares que debían protegerlos, geólogos y botánicos que observaban las posibilidades mineras y agrícolas e ingenieros que comenzaban a trazar los planos de los ferrocarriles, así como por médicos, profesores, funcionarios y misioneros ansiosos de elevar el nivel de vida de los indígenas y de cristianizarlos. PRESENCIA EN ENCLAVES ESTRATÉGICOS.
Tras firmar con las débiles autoridades locales –muchas veces bajo presión o ayudadas por sobornos– tratados de amistad o colaboración, los europeos se establecían en enclaves estratégicos dispuestos a afianzar su presencia. De esta manera, las misiones occidentales levantaron en puntos de las costas bases navales y militares, fábricas, almacenes y toda suerte de instalaciones que servían tanto de puertas de penetración y salida de los nuevos territorios, territo rios, como de puntos de escala de sus buques con el objetivo de controlar las principales rutas marítimas. Obviamente la exaltación de los sentimientos nacionalistas respectivos de orgullo y prestigio, capaces de arrastrar y de motivar al conjunto de las poblaciones europeas, era el perfecto justificante de toda esta empresa imperialista. imperialista. No es exagerado hablar de una auténtica carrera entre las distintas potencias para hacerse con la ma yor porción posible po sible del pastel pa stel que suponían supo nían las nuen uevas colonias, de modo que tuvo que regularse en la Conferencia de Berlín de 1884-85 un método de reparto pacífico de África, sin importar lo más mínimo la opinión de los pueblos nativos. El resultado fue que, en pocas décadas, toda África estaba repartida salvo la pequeña Liberia, territorio
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GUERRA ENTRE BLANCOS EN EL CONTINENTE NE� GRO. El conflico
armado en Sudáfrica enre el Imperio Briánico y los colonos de origen neerlandés se conoce como Guerras de los Bóers. En el cuadro, la baalla de Colenso de 1899.
LA MESA DEL RE� PARTO. La Conferen-
cia de Berlín (abajo, en un grabado) fue convocada por Francia y el Reino Unido y organizada por el canciller de Alemania, Oto von Bismarck. En ella, las res naciones sacaron su ajada del erriorio de África.
comprado por antiguos esclavos de EE UU, y Etiopía. A principios del siglo XX España poseía los pequeños territorios de Fernando Poo y Río Muni, así como las zonas limítrofes de Ceuta y Melilla en el norte de Marruecos y el Sahara Occidental frente a las Canarias; Portugal tenía Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y algunas islas; Bélgica, el inmenso territorio central africano del Congo; Alemania contaba con Namibia, Tanzania, Tanzania, Ruanda, Burundi y Togo; Italia, con Eritrea, Somalia y Libia; Francia poseía el segundo imperio africano en extensión: Argelia, Túnez, Marruecos, toda el África Occidental, parte de la Ecuatorial, Gabón, Madagascar, la actual Yibuti y diversos archipiélagos. Por su parte, Gran Bretaña se quedó con la porción más grande del continente; aparte de Nigeria, Gambia, Sierra Leona y Ghana en la costa atlántica, controlaba una extensa franja de tierra que iba desde Egipto en el norte hasta Sudáfrica en el sur, lo que formaba un auténtico corredor –Egipto, Sudán, Uganda, Kenia, las dos Rhodesias y Sudáfrica– sólo interrumpido por las posesiones alemanas en África Oriental, además de la Somalia británica y varias islas. La penetración en Asia no fue tan intensa debido a que tenía formas de Estado más desarrolladas y consolidadas que dificultaron la ocupación. Aun así, y apro A S I A O T O H P
vechando su fragmentación de poder, los británicos se hicieron con el control de los actuales Yemen, Omán, Pakistán, India, Bangladés, Birmania, Sri Lanka y Malasia. Francia sólo pudo controlar los actuales Laos, Kampuchea y Vietnam, mientras que los Países Bajos consolidaron el dominio que desde hacía siglos ya venían ejerciendo sobre la actual Indonesia. Hay que señalar que China, un gigante con pies de barro, aunque nunca vio arrebatada su soberanía tuvo que ceder bases navales y territorios costeros a las potencias occidentales por cierto período de tiempo (la más famosa y longeva ha sido Hong Kong, a Gran Bretaña), a raíz de las Guerras del Opio y de las presiones políticas y económ económicas icas europeas. europeas. La única única expansión expansión que se produjo con cierta facilidad y sin incidentes llamativos fue la rusa, que tuvo a su disposición las semidesérticas estepas siberianas en las que los nativos mongoles nómadas apenas mostraron oposición. EL IMPERIO DE LA REINA VICTO� RIA. Por último, en Oceanía Gran Bretaña
era la dueña absoluta de Australia, Nueva Zelanda y decenas de archipiélagos. Sólo el este de Nueva Guinea –el oeste era de la Indonesia holandesa– estaba fraccionado entre Alemania, que poseía el norte, y los británicos (el sur), mientras que Portugal poseía el Timor oriental. Amén de estos territorios hay que recordar que Gran Bretaña controlaba todo Canadá, una de las tres Guayanas ubicadas entre Venezuela y Brasil (las otras dos pertenecían a Francia y los Países Países Bajos) Bajos) y numerosas numerosas islas islas del del Caribe. Bajo el gobierno de la reina Victoria, los británicos habían formado el Imperio colonial más extenso de todo el planeta. Obviamente, los nativos de los distintos territorios mostraron en más de una ocasión resistencia a la colonización, aunque, debido a la superioridad tecnológica del armamento europeo y a su mayor organización militar, los conflictos siempre se resolvieron a favor de los conquistadores. Especialmente famosas fueron en África las guerras que Gran Bretaña desató contra los zulúes en Sudáfrica, así como contra los l os sudaneses. También es conocida la acción que los alemanes efectuaron a inicios del siglo XX contra los nativos de Tanganika, Tanganika, a raíz de la llamada revuelta de Maji Maji. Pero sin duda la guerra más cruenta que tuvo que librar una potencia occidental para someter un territorio africano fue la que enfrentó
Italia, Japón y EE UU, los rezagados en la carrera por la expansión
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a unificación de Italia retrasó la formación de su Imperio colonial, de modo que en ���� sólo controlaba la actual Eritrea. De ahí pasó a dominar parte de Somalia, pero su intención era hacerse con Etiopía. Sin embargo, su ejército sufrió una humillante y contundente derrota en la batalla de Adua, en ����, a manos del ejército más primitivo pero numeroso del rey Menelik II, lo que le supuso la pérdida de más de la mitad de sus hombres y el tener que reconocer la independencia etíope. Años más tarde, en ����, Italia pudo hacerse con el dominio de Libia aprovechando la debilidad del Imperio Otomano, de quien dependía, y gracias al apoyo francés, que veía en la operación un contrapeso al excesivo poder británico en África. No fue hasta ����, ya con Mussolini, cuando Italia pudo invadir con éxito Etiopía gracias a la política de apaciguamiento que Francia y Gran Bretaña practicaban con respecto a los fascismos europeos. Japón también llegó tarde a la carrera imperial debido a su tardía industrialización. industrialización. Sin embargo, en ���� se lanzó contra la enorme pero débil China, a la que arrebató el control de
Corea, la isla de Formosa y buena parte de Manchuria. En ���� venció a Rusia y se anexionó la ya citada isla de Sajalín y Port Arthur, aunque prefirió seguir expandiéndose por Manchuria, la cual controló por completo formando en ella un estado títere al que llamó Manchukuo. Su siguiente objetivo fue Mongolia, pero la URSS detuvo la ofensiva nipona, por lo que Japón optó por invadir China en ����, inaugurando así un conflicto que enlazaría con la II Guerra Mundial. TUTELA ECONÓMICA. Por su parte, la
gran potencia industrial emergente, EE UU, tras conquistar el Oeste y arrebatar a México casi la mitad de su territorio a mediados del siglo XIX, se quedó sin zonas que conquistar. conquistar. En ���� compró Alaska a Rusia y en ���� consumó la anexión de Hawái. A partir de entonces prefirió ejercer una creciente tutela económica sobre los países de Sudamérica, aunque aprovechó el estallido de la guerra de los independentistas cubanos contra España para invadir y ocupar en ���� Cuba, Puerto Rico y Filipinas, los últimos restos del otrora inabarcable Imperio español. M U B L A
Arriba, en la ilustra- ción, aparece carica- turizado Benito Mus- solini (a la izquierda) izquierda) al teléfono con el go- bernador francés en Etiopía, una posesión colonial que Italia lo- gró ocupar en 1936.
EN LA CONFERENCI CONFERENCIA A DE BERLÍN DE 1885 SE REGULÓ UN MÉTODO DE REPARTO PACÍFICO DE ÁFRICA ENTRE LAS POTENCIAS
a Gran Bretaña con los colonos bóers de Sudáfrica. Estos eran de origen holandés y desde principios del siglo XIX se habían asentado en la región, sometiendo y expulsando a la población africana. Cuando llegaron los británicos se encontraron con su resistencia, lo que los llevó a mantener dos guerras durante más de veinte años que causaron unos 80.000 muertos, entre los que figuraron nada menos que 25.000 soldados británicos. La explicación de tan dura oposición es obvia: los bóers no eran indefensos nativos armados con lanzas y flechas, sino europeos perfectamente conocedores del terreno y equipados con las armas más modernas del momento. Sin embargo, el sometimiento de los pueblos indígenas africanos, que llegó al abierto genocidio en muchas ocasiones, fue generalmente ejercido con nula oposición debido a la enorme desproporción de fuerzas, lo que hizo escasas las grandes batallas. Terrible y silencioso fue, fue, por ejemplo, ejemplo, el exterminio masivo masivo que que Alemania llevó a cabo con los pueblos herero y namaquas en Namibia en 1904, considerado el primer genocidio del siglo XX. Igual trato 27
Rudyard Kipling: el racismo como justificación del colonialismo colonialismo
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l novelista, poeta y Premio Nobel británico Rudyard Kipling es el mejor exponente de la creencia en la primacía del hombre blanco sobre los pueblos indígenas, con el consiguiente derecho a tutelarlos, por lo que fue considerado “el escritor del Imperio”. Nacido en Bombay en ���� e hijo de militar, exaltó en sus narraciones y poemas las heroicidades de los europeos en sus conquistas.
Sus obras más famosas –El libro de la selva , La carga del hombre blanco , Kim ...– ...– reflejan la convicción en la superioridad moral de Occidente. Curiosamente, ya a principios del siglo XX advirtió que una gran guerra estaba acercándose y llamó a su gobierno a estar alerta y a preparar al ejército. Nadie le hizo caso, por atribuir su aviso a su exaltado patriotismo belicista; lamentablemente, tenía razón.
EL GENOCIDIO MÁS TERRIBLE FUE EL PERPETRADO POR LAS AUTORIDADES AUTORIDADES BELGAS CONTRA LOS CONGOLEÑOS sufrieron los aborígenes australianos o los naturales de Tasmania, estos a manos de los colonizadores británicos. Pero posiblemente el genocidio más terrible fue el que perpetraron las autoridades belgas contra los indígenas del Congo –con toda suerte de atrocidades, entre ellas ejecuciones y mutilaciones en masa– para obligarlos a trabajar como esclavos, lo que provocó millones de muertos y un auténtico escándalo internacional cuando la prensa publicó estremecedoras fotografías. Ante las denuncias, el rey belga Leopoldo II, que era el propietario particular del territorio, tuvo que renunciar a la colonia y la transfirió en 1908 al Estado belga, lo que supuso cierta mejora de las condiciones de vida de los congoleños. UNA LOCA CARRERA POR EL DOMINIO. Más importantes y
costosas fueron las guerras coloniales que tuvieron Asia como teatro de operaciones; el mayor desarrollo político de sus Estados les permitió cierta capacidad de resistencia. Los ejemplos más significativos de ellas fueron la rebelión de los cipayos en la India, tras cuyo fracaso se culminó el dominio británico sobre dicho país, o la derrota china en las Guerras del Opio y en la rebelión de los bóxers, que no supuso la colonización ni la pérdida de soberanía del
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Rudyard Kipling (en la foto de la derecha) fue el primer escritor británico en recibir el Premio Nobel de Lite- ratura –en 1907– y el ganador más joven del galardón hasta la fecha. Su más famosa narración es El libro de la selva (arriba, portada de la edición inglesa de 1936).
TRIBUS ANIQUILA� DAS. Muchos herero
de África del Sudoeste (antiguo nombre de Namibia) huyeron hacia otras zonas tras sufrir la expropiación de tierras y ganado, además de la persecución y casi aniquilamiento por parte de los colonos alemanes (abajo, un grupo de estos en 1904).
milenario imperio pero sí la imposición de duras condiciones comerciales que hicieron dependiente su economía de los países occidentales. Como no podía ser de otra manera, la loca carrera por dominar más y más territorios también supuso el choque entre las grandes potencias, que en más de una ocasión estuvieron al borde de la guerra abierta. Alemania chocó con Portugal en el África Oriental, fricción que también tuvieron los dos Estados con Gran Bretaña en la misma zona. Los portugueses también porfiaron con los británicos en un inútil intento de enlazar Angola y Mozambique, pretensión que obviamente los últimos rechazaron porque suponía anular su control sobre Rhodesia. También lo hicieron Francia e Italia por el control de Túnez, tras haber arrebatado el norte de África del control del Imperio Otomano. Los alemanes también trataron de asentarse en Marruecos, colisionando frontalmente con los intereses galos apo yados por por los británicos. Pero el más grave grave incidente, que estuvo a punto de desencadenar una guerra abierta, fue el acontecido en Fachoda, en Sudán del Sur, cuando fuerzas francesas que avanzaban desde el oeste con el afán de enlazar con la colonia de Yubuti, en la costa oriental africana,
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MILLONES DE EUROPEOS EMIGRARON A LAS NUEVAS COLONIAS, PASANDO A FORMAR PARTE DE LOS SECTORES PRIVILEGIADOS toparon con una fuerza británica que descendía por el Nilo hacia el sur y que pretendía, a su vez, asegurar una vía de comunicación permanente y estable que fuese desde El Cairo hasta nada menos que Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.También Sudáfrica.También en Asia, Rusia, ansiosa de encontrar una salida al Índico, y Gran Bretaña chocaron por el control de Afganistán en dos guerras que al final demostraron la imposibilidad real de ocupar el país y que lo dejaron en una especie de estatus neutral, como Estado tapón entre ambos expansionismos. La misma tensión se repitió en torno a Persia, que también consiguió mantener su independencia a costa de convertirse en otro Estado tapón. Igualmente, el Imperio de los zares estaba en constante pugna con el de los turcos, al que presionaba en el Cáucaso y al que consiguió arrebatar el control de varios territorios.
CONSECUENCIAS DEL IMPERIA� LISMO. Por otra parte, en Extremo Oriente, Japón comenzaba a expandirse hacia China y el norte, lo que llevó, en esta ocasión sí, a una guerra abierta en 1905 con el Imperio ruso, al que derrotó contundentemente en la batalla naval de Tushima, arrebatándole la isla de Sajalín y el enclave de Port Arthur en la costa china. Obviamente los pueblos colonizados sufrieron todo tipo de expolios y abusos, que incluían una clara segregación racial, mientras que sus economías eran puestas al servicio de las nuevas metrópolis. Sus campos fueron dedicados generalmente al monocultivo, favorecido favorecido por una mano de obra muy barata. Igualmente sufrieron un proceso de erradicación de sus culturas (lenguas, religiones, costumbres, etc.), sobre todo aquellas que se transmitían predominantemente de forma oral, que fueron reemplazadas por las de los dominadores. Desde el punto de vista político, los territorios sometidos quedaron configurados de distinta forma –colonias, dominios, protectorados, concesiones, mandatos, etc.– según el grado de dependencia o autogobierno que conservasen respecto a las metrópolis. Ciertamente, en algunas colonias los nativos sí que se beneficiaron de una mejora de sus condiciones de vida. En ocasiones la implantación de mejoras sanitarias y la lle30
LOS ESCLAVOS DEL “ESTADO LIBRE”. El Congo pasó oficialmente a depender de la administración de Bélgica el 15 de noviembre de 1908, pero desde 1885 había sido “administrado” privadamente por el rey de los belgas, Leopoldo II. Arriba, en una foto de 1907, un esclavo congolés recibiendo castigo.
PERSONAJE
Leopoldo II de Bélgica (1835-1909). Fue el segundo rey de los belgas y ha pasado a la Historia por el genocidio que perpetró como propietario del Estado Libre del Congo, país que explotó como una finca privada.
gada de medicinas supuso un aumento de la esperanza de vida de la población indígena, pero al no ir acompañada de un incremento de la producción de alimentos provocó frecuentes hambrunas. Lo cierto cierto es que la mejora de las condiciones afectó preferentemente a las élites y a los funcionarios locales que colaboraban con los conquistadores, permaneciendo la mayor parte de la población al margen. Al mismo tiempo millones de europeos emigraron a las nuevas colonias, pasando a formar parte de los sectores privilegiados de las nuevas sociedades, muchas veces en colaboración con los sectores poderosos locales y marginando a la mayoría de los nativos a un papel subordinado. Con estas migraciones masivas Europa se libró de un excedente demográfico, como ya hemos señalado, que era potencialmente revolucionario. Con la llegada de materias primas abundantes y baratas, así como con la apertura de nuevos mercados, pudo culminar la segunda Revolución Industrial y la consolidación del capitalismo moderno.
TENSIONES POLÍTICAS. A consecuencia de ello, las sociedades de las metrópolis experimentaron claras mejoras económicas y sociales que implicaron un aumento de la esperanza de vida de sus habitantes. Sin embargo, el reparto colonial, sobre todo el de África, supuso un trazado artificial de fronteras que en nada respetaba las diferencias étnicas, idiomáticas o culturales existentes. Cuando –tras la II Guerra Mundial– los pueblos de África y Asia accedieron a la independencia se encontraron con unas barreras muchas veces artificiales que provocaron, y siguen ocasionando, decenas de conflictos fronterizos, e incluso episodios genocidas de limpieza étnica. El afán por acaparar bienes y mercados también supuso que los distintos Estados entrasen en una feroz competencia que trajo consigo tensiones políticas. Además, el hecho de que en Europa se hubiesen exacerbado los nacionalismos como factor de movilización popular y militar para competir por las colonias tensó cada vez más el ambiente internacional; no en vano este período se conoció como el de la “paz armada”. En este clima era inevitable que las rivalidades coloniales se acabasen trasladando a una Europa herida por las nuevas fronteras surgidas tras la guerra franco-prusiana, franco-prusiana, la unificación italiana y las inestabilidades internas de los imperios: el ruso, el austro-húngaro y el otomano. Cualquier chispa podía hacer saltar el barril de pólvora en que se había convertido Europa. Al final sucedió en Sarajevo, en el verano de 1914, dando comienzo a la I Guerra Mundial. MH
RUMBO AL MUNDO MODERNO MODERNO.. Las
contradicciones del victorianism contradicciones victorianismo o derivan del choque entre su rigidez moral y su apuesta por el progreso técnico técnico y los avances prácticos de todo tipo. Por ejemplo, medios de transporte como los autobuses tirados por caballos, que llegaron a llevar a 900.000 londinenses al día (en el cuadro, el primer ministro liberal William Gladstone viajando a bordo de uno de ellos).
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GRANDEZAS Y MISERIAS DEL LONDRES VICTORIANO
La mod modern erna a
Babilonia VICTORIA VICTORIA OCUPÓ EL TRONO INGLÉS DU� RANTE CASI SETENTA AÑOS EN LOS QUE EL PAÍS SE TRANSFORMÓ POR COMPLE� TO. Y CON ÉL, SU CAPITAL, FIEL REFLEJO DE AQUEL MUNDO CONTRADICTORIO. Por Rodrigo Brunori, escritor y periodista
C
uando en 1837 Victoria I asciende al trono del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda con sólo dieciocho años, el cambio de mentalidad que caracteriza a la época que lleva su nombre ya está en marcha. Para entonces todos los grandes poetas románticos –con la excepción de Wordsworth– han muerto y se percibe un esfuerzo por abandonar el aliento lánguido, morboso o inútilmente heroico de la generación de Keats y Byron y por adoptar un impulso impulso nuevo. Este Este espíritu, en el que predominan el pragmatismo, la confianza en el futuro y la acción, llevará a Inglaterra a sus más altas cotas de poder y desarrollo a lo largo de los casi setenta años posteriores. Pero la ruptura con el pasado no se produjo sin dolor: el país más pujante de la Revolución Industrial sufrió como ningún otro las contradicciones derivadas del brutal choque con la modernidad. El optimismo y la suficiencia de los victorianos tienen como reverso sus obsesiones y miedos, unas ansiedades que asoman en forma de intransigencia moral o melancolía por un tipo de vida que se acaba y que conforman un complejo carácter. TRANSFORMACIÓN RADICAL. Londres –“la moderna Ba-
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bilonia”, en palabras de Disraeli– es el mejor exponente de ese conflicto. A comienzos de siglo, la capital británica contaba con un millón de habitantes. Debido a la industrialización y a la emigración del campo a la ciudad, esta cifra se duplicó en los años treinta y siguió creciendo hasta alcanzar los seis millones a finales de siglo. La expansión física fue también enorme, tanto dentro de la propia urbe como hacia los nuevos barrios residenciales. Londres se convirtió asimismo en la capital del dinero: la City pasó a ser el primer centro financiero internacional y adquirió una posición de privilegio que aún hoy conserva. Todo en el marco del Imperio y de lo que se llamó la Pax Britannica (1815-1914), (1815-1914), el largo período entre el final de las l as guerras napoleónicas y la Primera Guerra Mundial en el que, bajo el incontestable poder inglés, Europa sólo vivió conflictos relativamente menores y en escenarios alejados. De los que afectaron a Inglaterra, cabe mencionar la 33
Guerra de Crimea (1853-56), las rebeliones de la India (1857) y Jamaica (1865) y las Guerras de los Bóers (1880-81, 1899-1902). Cuando en 1901 muere Victoria, uno de cada cuatro habitantes del planeta es súbdito del Imperio Británico. Londres sigue siendo la ciudad más grande, poblada y pujante del mundo, pero ya no es la misma; a lo largo de las décadas anteriores, ha sufrido una transformación radical en la que lo mejor y lo peor han ido de la mano. Imaginemos a una pareja londinense de la época dando un paseo. Una de sus mayores preocupaciones sería cómo mantener el calzado libre de barro; sólo que aquello que llamaban barro no era tal cosa, sino un eufemismo para referirse a la bosta de caballo. En 1890 circulaban por las calles de Londres 300.000 caballos que producían una tonelada diaria de excrementos. Las labores de limpieza corrían a cargo de un ejército de niños que intentaban la misión imposible de recoger toda aquella porquería en cuanto tocaba el suelo. Este es sólo un pequeño ejemplo de cómo la lucha contra la suciedad fue uno de los grandes desafíos de Londres a lo largo del siglo XIX. Porque además estaban el hollín mezclado con la niebla –el famoso esmog– y, peor aún, los miasmas procedentes de heces humanas.
LIBRO
LA INMUNDICIA, ENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO. El problema era cómo deshacerse de la enorme cantidad de materia fecal que producía una ciudad en expansión constante, pero sin red de alcantarillado. Por entonces las casas contaban con pozos negros y los desechos eran recogidos por la noche y arrojados directamente al Támesis, que era el río más contaminado del mundo, una enorme cloaca de la que se extraía el agua de beber. Además de hacer famosa a Londres por su pestilencia, esto dio lugar a un verdadero problema de salud pública: tres epidemias de cólera (1832, 1848, 1854) se cobraron la vida de más de 30.000 personas. Pero lo que complicó aún más las cosas fue un invento nuevo que enseguida cautivó cautivó a los londinenses: el váter. La instalación masiva de inodoros con agua corriente por encima de los pozos negros –algo absurdo sin un sistema de evacuación– provocó el caos y desembocó, en el verano de 1858, en el llamado Gran Hedor.
La reina Victoria, Lyton Srachey . Lumen, 2008. Esta obra maestra del género biográfico se debe al gran ensayista del grupo de Bloomsbury autor del demoledor E G A
Vicorianos eminen- es (1918), (1918), otro clási-
co sobre dicha era.
La forma en la que esta dantesca pesadilla se resolvió es una muestra de eficiencia victoriana y tiene un héroe: Joseph Bazalgette, ingeniero jefe del Metropolitan Board of Works londinense (la autoridad municipal), a quien le fue encomendada la hazaña de arreglar aquel desaguisado. Bazalgette diseñó y construyó un colosal sistema de alcantarillado con más de 20.000 kilómetros de tuberías de distintos tamaños y varias estaciones de bombeo que sacaban los residuos de la ciudad y los arroja arr ojaban ban al estuar est uario io del Támesis. Támes is.
INGENIO EN LA ERA INDUSTRIAL. La SESENTA Y CUATRO AÑOS DE REINADO. A la izquierda, la joven Victoria I con el manto de la coronación en un célebre cuadro del pintor alemán Franz Winterhalter. Subió al trono en 1837 con sólo dieciocho años y rigió los destinos del Reino Unido y del Imperio Británico hasta su muerte, en 1901, marcando con su nombre y el cambio de mentalidad que se le asocia –pragmatismo, puritanismo y acción– casi todo el siglo XIX.
red, inaugurada en 1865 y completada diez años más tarde, incluía una genialidad: Bazalgette decidió utilizar tuberías de un ancho desproporcionadamente grande (calculó el diámetro necesario para una densidad de población extrema y luego lo duplicó por si acaso). De no haber sido así, el sistema no hubiera soportado la construcción de rascacielos y se habría colapsado en la década de 1960, pero la medida fue acertada y hoy las alcantarillas de Londres siguen siendo las mismas. Otra consecuencia fue que el Támesis, libre de vertidos, comenzó poco a poco a limpiarse y, en unos pocos años, tuvo incluso peces, algo insólito. Esa ciudad hedionda, envilecida por la mugre, es el mi smo Londres triunfante que en 1851 organiza la primera exposición universal de la Historia. Fue un
La a veces no tan victoriana Victoria
S
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acontecimiento fastuoso, concebido con el indisimulado propósito de mostrar al mundo la superioridad británica en todos los terrenos y, de paso, menoscabar el éxito de la Exposición Industrial Francesa de 1844 (esta sólo de ámbito nacional). UN FASTUOSO ESCAPARATE DEL PODERÍO BRIT BRITÁNICO. ÁNICO. Se celebró en
Hyde Park, en el Palacio de Cristal, un edificio construido expresamente para la ocasión, todo de cristal y hierro fundido, que era en sí mismo un alarde arquitectónico. Participaron veinticinco países –si bien el Reino Unido ocupaba la mitad del espacio– y se expusieron expusieron más de de 100.000 100.000 objetos de las más variadas clases: desde una enorme prensa hidráulica que, operada por un solo individuo, levantaba pesos nunca vistos hasta una máquina de contar dinero, un paraguas-estilete para la defensa personal y, cómo no, los váteres de marras: todo lo que el ingenio humano era capaz de concebir y la industria de manufacturar, en definitiva. En poco más de cinco meses pasaron por allí seis millones de personas, y puede decirse que no dejó indiferente a nadie. La jornada inaugural, la reina Victoria, entusiasta de las
UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA. La fala de alcanarillado –solucionada enre 1865 y 1875 por el ingeniero Bazalgete–, la conaminación creciene y la onelada de excremenos que producían a diario los miles de caballos que recorrían Londres (en la imagen, Piccadilly Circus sobre 1890, foografía coloreada) generaron epidemias de cólera y una pesilencia conocida como el Gran Hedor.
A LA MUERTE DE LA REINA EN 1901, UNO DE CADA CUATRO HABITANTES DEL PLANETA ERA SÚBDITO DEL IMPERIO BRITÁ B RITÁNICO NICO
e supone que Victoria personifica como nadie el espíritu y los ideales de su época: seriedad, responsabilidad, decoro... Y no cabe duda de que en gran parte es así. Pero la reina que durante dieciocho años estuvo permanentemente embarazada, que vistió de luto cuatro décadas y es considerada la quintaesencia del puritanismo muestra en sus cartas y diarios alguna faceta sorprendente. Parece claro que estuvo muy enamorada de su marido, el príncipe Alberto, y que vivió esa pasión con intensidad en todos sus aspectos, incluidos los más íntimos. De lo que se queja amargamente es de los embarazos, que considera un obstáculo para la felicidad. Esto la lleva a compararse con diversos animales –coneja, cone jilla de indias, vaca, perra– y a rerecomendarle a su hija Vicky que se conceda al menos un año sin hijos
para disfrutar de la vida conyugal. Tampoco resulta muy ortodoxa Victoria cuando opina que el matrimonio “es una lotería”, que se puede ser mucho más feliz sin casarse y que la mujer se convierte en esclava del marido, algo que, dice, “se le atraganta”. VIUDA AMANTÍSIMA. Después de la muerte de Alberto, hay en su vida dos personajes esenciales. Uno es su criado escocés John Brown, que era grosero y un borracho, pero con el que la Reina afirma haber tenido “una relación como ninguna otra en la Historia entre un soberano y un sirviente”. sirviente”. El otro es su secretario indio Abdul Karim, que le enseñó indostaní y le preparaba los curris. Fue un motivo de conflicto permanente con su entorno porque, según se decía, se había convertido para ella en una verdadera obsesión.
La relación de la reina Victoria con su sirviente John Brown (en la foto) fue la base del film Su majesad Mrs. Brown (1997, John Madden).
Y R E L L A G T I A R T R O P L A N O I T A N
nuevas tecnologías, tecnologías, escribió en su diario: “Este es uno de los días más grandes y gloriosos de nuestras vidas. Mi corazón rebosa de agradecimiento”. Carlos Marx, en cambio, la condenó sin reservas como un símbolo del fetichismo capitalista y consumista. La Gran Exposición fue, además, rentable. Acabó con 186.000 libras esterlinas de superávit que se emplearon en la financiación del Museo de Victoria y Alberto, el Museo de Ciencias de Londres y el Museo de Histori H istoriaa Natural. Natu ral. Y estos es tos so n sólo algunos algun os de los grandes edificios de la época, porque buena parte del Londres más emblemático pertenece a este período: el Palacio de Westminster (1840-65), reconstruido en estilo neogótico después de que el antiguo edificio se quemara en 1834; el Big Ben (1859), que lo 35
flanquea; la Plaza de Trafalgar, con la Columna de Nelson, cuya larga reforma fue acabada en 1844 después de que Jorge IV, IV, en la generación gen eración anterior, anteri or, quitara de allí las caballerizas reales; el Royal Albert Hall, en estilo italianizante, inaugurado en 1871 por Victoria en honor de su difunto esposo... Son todas obras imponentes en las que se aprecia con claridad cómo eran los victorianos: gente práctica, dada a la arquitectura civil, preocupada por construir cosas útiles y duraderas.
LONDRES RICO, LONDRES POBRE. Entretanto la ciudad crece y se transforma, y no siempre para bien. Hay un Londres rico, que se asienta en la lujosa zona oeste (Regent Street, Regent’s Park, Piccadilly Circus), y hay hay también también un un Londres Londres pobre, pobre, que se se extiende extiende hacia el este y es atroz. En barrios como Whitechapel o Spitalfields la clase trabajadora se hacina en habitaciones mínimas donde viven familias enteras sin agua corriente ni ventilación. Son zonas que han sido prósperas en el pasado y han entrado en decadencia, y ahora los propietarios de esos edificios ruinosos especulan subdividiendo las viviendas hasta lo imposible y alquilándolas a precios exorbitantes. A esos barrios se los conoce como slums , pero también tienen otros nombres: uno frecuente es “el abismo” –utilizado por el escritor americano Jack London en La gente del abismo (1902), (1902), donde denunció las terribles condiciones de vida en Whitechapel tras pasar allí seis semanas–; otro es “el Londres más oscuro”, porque lo que en esos sitios se encuentra es
PELÍCULA
Desde el infierno, The Hugues Brohers
(2001). En este hri- ller , basado en una exitosa novela gráfica, Johnny Depp encarna a un inspector que investiga los asesinatos de Jack el Destripador en el Londres victoriano.
sobre todo crimen, enfermedad, elevadísima mortalidad infantil y prostitución (Whitechapel fue el área de operaciones de Jack el Destripador). Esas dos ciudades, la rica y la pobre, viven de espaldas hasta que, en la década de 1880, empieza a imponerse una nueva y extraña forma de turismo: el slumming . Los habitantes de la parte privilegiada privilegiada se aficionan a adentrarse en esas áreas movidos por razones que van desde la pura curiosidad o la búsqueda de experiencias nuevas hasta el impulso caritativo, el proselitismo religioso o el afán investigador. A partir de mediados de siglo es también fundamental el movimiento hacia las afueras, la huida de la clase media a zonas residenciales de la mano de la construcción del ferrocarril. Los nuevos barrios se van creando o incorporando a la ciudad a lo largo de las nuevas líneas, de modo que ya es posible vivir en Richmond, Twickenham o Finchley e ir a trabajar a la City. El transporte ferroviario coincide en el centro de Londres con los autobuses tirados por caballos, de los que en esta época hay 3.000, que llevan a diario a 900.000 pasajeros.
Crímenes espectaculares
O
tra de las grandes obsesiones victorianas fue el crimen, tratado con sensacionalismo en la prensa. Es lo que ocurrió con el famoso Lon- don Garroting Panic de de ����, un ataque de histeria colectiva debido a una supuesta serie de atracos con estrangulamiento en las calles de Londres. Comenzó cuando Hugh Pilkington, miembro del Parlamento, fue atacado con ese método para robarle el reloj. A partir de ahí, los periódicos se lanzaron en tromba a inflar la noticia, la policía tomó todo tipo de medidas excepcionales y se patentaron distintos inventos para protegerse; entre ellos, un cuello de camisa con pinchos y un cinturón-pistola que se llevaba a la espalda y se disparaba hacia atrás. La realidad es que nunca se tuvo constancia de que el problema fuese más allá de unos pocos casos aislados.
JACK Y AMELIA. Jack el Destripador fue el asesino en serie más famoso de la Inglaterra victoriana, pero tampoco se sabe mucho de él. No se conoce su identidad ni el número exacto de sus víctimas (se supone que entre cinco y once), aunque sí el modus operandi : atacaba por la noche a prostitutas a las que
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degollaba y mutilaba con ferocidad. Y especialmente espeluznante es el caso de Amelia Dyer. Durante veinte años estuvo cobrando sustanciosas cantidades por adoptar a hijos de madres solteras o que no podían mantenerlos. Luego, simplemente mataba a los niños y los arrojaba al Támesis. Támesis. Fue descubierta y colgada por un único asesinato, pero se calcula que cometió unos cuatrocientos.
COMO EN CASA, EN NINGÚN SITIO. Hay un di-
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Amelia Elizabeh Dyer (1837 (1837-1896; -1896; en la foo) fue responsable probablemene de unos cuarocienos infanicidios.
cho según el cual “para un inglés, su casa es su castillo”. Se popularizó justamente en esta época, en la que el hogar ocupa una posición central en el imaginario colectivo. La casa es el refugio familiar contra amenazas tales como la insoportable suciedad urbana o las enfermedades contagiosas; por eso se limpia de forma obsesiva y se mantiene cerrada. Dentro todo está regulado y dividido: hombres y mujeres habitan espacios bien diferenciados, igual que la familia y el servicio. Sorprende el número de cuadros que atiborran las paredes. Hay, por supuesto, retratos colectivos en los que la familia se presenta tal como quiere ser percibida, en toda su respetabilidad, y donde los criados aparecen en escenas domésticas, siempre satisfechos; pero también abundan las pinturas admonitorias en las que se
LA VISIÓN EXCESIVAMENTE CRÍTICA DE LA ERA VICTORIANA HA SIDO CORREGIDA POR AUTORES COMO A.N. WILSON EN SU LIBRO THE VICTORIANS LA GRAN EXPOSI� CIÓN. Fue la primera
ilícitas y para las cuales la muerte era la única salida: la moral victoriana toleraba el adulterio masculino, pero castigaba cualquier transgresión de la mujer con salva jismo. Esta especie especie de suicidio suicidio ritual ritual fue una costumbre costumbre socialmente aceptada y, para las víctimas, una suerte de obligación. Lo que asombra ahora es la falta tan absoluta de piedad. En 1850, el pintor G.F. Watts se atrevió a retratar a una de estas jóvenes bajo una luz más compasiva en el cuadro Encontrada ahogada y esta visión no condenatoria provocó un considerable escándalo. Otro ejemplo de crueldad extrema lo encontramos en el uso habitual en Londres de niños deshollinadores, deshollinadores, que empiezan a trabajar a los cuatro o cinco años. Deben ser pequeños porque su tarea es trepar desnudos por el interior de las chimeneas de las casas para limpiarlas, y éstas tienen un ancho de 23 centímetros. Muchos mueren atascados o en caídas, o contraen el “cáncer del deshollinador”, hollinador”, un tumor característico en el escroto debido al roce. La relación que mantienen con su jefe es, en la práctica, de esclavitud; son niños huérfanos o que han sido vendidos por sus padres y dependen de él para todo. Por supuesto, no cobran. Trabajan simplemente por la comida. Y si a los ocho o nueve años han sobrevivido, como ya son demasiado grandes para trepar, se quedan sin trabajo y se los devuelve a la calle.
“Expo” de la Historia y una demostración de la hegemonía británica en el siglo XIX. Se celebró en 1851 en el Palacio de Cristal –construido para el evento– de Hyde Park, con asistencia de la reina Victoria. A la izquierda, izquierda, una litografía coloreada de 1854 que retrata el imponente aspecto de la muestra.
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recuerda el peligroso lugar que es el mundo: retratan la enfermedad, la muerte –en especial, la de los hijos–, el abismo del alcohol, el infierno de las relaciones extramatrimoniales... Todos los temores de la época expuestos día y noche para mejor edificación moral. Y si la casa es un castillo, a la mujer le corresponde el papel de ángel. Así la l a retrata Coventry Patmore en su poema Te angel in the house (El (El ángel del hogar, 1854), en el que define a la fémina perfecta: sumisa esposa, devota madre, etc. Porque la mujer victoriana vive en una situación de subordinación atroz en todos los ámbitos, desde el legal (hasta 1870, las casadas no poseen nada en propiedad) al de la vestimenta (el perverso y obligado uso del corsé).
MUJERES Y NIÑOS, VÍCTIMAS DE LA CRUELDAD VICTORIANA. La preocupación por este estado de cosas dio lugar a lo que se llamó the woman question (la cuestión femenina). Las posibilidades con que contaban las mu jeres jeres eran eran muy muy limitadas limitadas:: las las jóvenes jóvenes de clase media sólo podían casarse o ser institutrices y las de clase obrera iban a las fábricas, al servicio doméstico o a la prostitución. En 1857 había en Londres una prostituta por cada veinticinco hombres, y el asunto constituía una verdadera obsesión obsesión debido al terror a la sífilis. Las más intachables esposas victorianas perecían entonces de forma habitual contagiadas por sus maridos. En agosto de 1847, Te imes infor informó del hallazgo de cinco cuerpos en el Támesis en sólo dos días. Eran mujeres que habían concebido un hijo fuera del matrimonio o mantenido relaciones
LOS HORRORES DEL ABISMO. Así se llamó a los barrios londinenses más míseros de la época, como Whitechapel, foco de enfermedades, prostitución prostitución y crímenes como los del famoso Jack el Destripador, asesino en serie de identidad desconocida (abajo, descubrimiento de una de sus víctimas según una ilustración en prensa de 1891).
REFORMISMO: LA OTRA CARA DE LA MONE� DA. Pese a todo, hubo un esfuerzo por mejorar las con-
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diciones de vida de la ciudadanía. Entre 1832 y 1884 se aprueban sucesivas ampliaciones del cuerpo electoral, aunque la mujer no podrá votar hasta 1918; la legislación laboral reduce el número de horas de trabajo de mujeres y niños (1844, 1878) y, en 1870, se establece establece la educación primaria obligatoria y gratuita para menores de diez años. En esa misma década empieza a cambiar la situación de la mujer en cuanto a propiedad, divorcio y derechos sobre los hijos. Se crean asimismo museos y bibliotecas, se moderniza el ejército, se promulgan leyes de salud pública... Este afán reformista hay que reconocérselo también a los victorianos. Es la otra cara de la moneda de una sociedad que tuvo que adaptarse a un mundo que cambiaba con una rapidez desconocida. Nada más morir la reina Victoria, se produjo una virulenta reacción contra todo lo anterior. En 1918 Lytton Strachey publicó un libro demoledor, Victorianos eminentes , en el que retrata con ferocidad a cuatro personajes clave del victorianismo (entre ellos, a Florence Nightingale, creadora de la enfermería moderna). Se ha dicho que nuestra idea de los victorianos se debe en gran medida a esta obra, que quizás llegó demasiado lejos en la crítica. MH 37
DINERO
Batallas de confeti confeti en los Grandes Bulevares
Un fraude piramidal decimonónico
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ija del insigne periodista romántico Mariano José de Larra, Baldomera Larra fue el cerebro de un fraude piramidal en el siglo XIX. En sus inicios como prestamista, algunos agradecidos la llamaron “madre de los pobres”, aunque era más conocida como “La Patillas” por los dos tirabuzones que lucía pegados a las orejas. Si le preguntaban en qué consistía su negocio, doña Baldomera contestaba: “Es tan simple como el huevo de Colón”. Rápidamente corrió por Madrid la fama de dicho negocio. Cada vez atraía a más clientes, por lo que fundó la Caja de Imposiciones, frente a la que se formaban largas colas. Operaba a la vista de todos y pagaba un ��% mensual con el dinero que le daban los nuevos impositores. Todo esto ocurría en los años setenta del siglo XIX. Incluso llegó a prometer al que le dejaba una onza de oro que en un mes se la devolvería duplicada. Se cree que llegó a recaudar �� millones de reales y se calcula en �.��� el número de afectados. Su fama trascendió fronteras y llegó a salir en periódicos extranjeros como Le Figaro de París y L’Independance Belge L’Independance Belge de de Bruselas. La quiebra le sobrevino en diciembre de ����. Entonces, desapareció con todo el dinero que pudo.
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ue en el siglo XIX cuando por primera vez, en un corejo del Carnaval de Milán, se lanzaron minúsculos disquios de papel blanco que al mínimo soplo de vieno se levanaban en el aire. El descubrimieno fue obra del ingeniero ialiano Enrico Mangili, quien uilizó para ello el descare de las ho jas de papel usadas como lechos para la cría de los gusanos de seda. El mismo Mangili, según algunas versiones, se inspiró en las cinas de papel en las que se imprimían los mensajes del elégrafo para invenar ambién le stelle filanti , las serpeninas. No obsane, los franceses reclaman asimismo la paernidad de la creación del papel picado en la persona del direcor del Casino de París, Lué, a finales del XIX. Los Grandes Bulevares Bulevares parisinos eran un lugar de cia ineludible durane el gran Carnaval de París: se veían invadidos por la muliud hasa el puno de que, en orno a ����, durane los res grandes días fesivos se desviaba la circulación de los vehículos y se inerrumpía el paso del célebre ómnibus MadeleineBasille. París se había converido en una gran capial de la fiesa y el confei y las serpeninas no falaban en los Grandes Bulevares. No era el confei ialiano, que no se vio nunca en París, sino oro más moderno, hecho de papel de colores, presenado mundialmene en el Carnaval de París de ����. Ya en ����, en Niza, se le dio el nombre de “confei de París”. A principios de esa década, ambién las serpeni-
GASTRONOMÍA
¡Al rico helado!
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Baldomera Larra (en el retrato) fue condenada a seis años de prisión en 1879 y absuelta poco después.
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INVENTOS
unque el helado ya se había invenado siglos arás, fue gracias a la americana Nancy Johnson y su inveno de la heladera elécrica como ese goloso dulce se pudo disfruar –y vender– de manera masiva a parir de ����. Era una época en que las mujeres no eran omadas en serio como invenoras, por lo que durane mucho iempo Nancy no fue considerada la verdadera diseñadora de la heladera. Que hubiese vendido los derechos de su paene a William Young ampoco ayudó a su reconocimieno. Prono oro indusrial americano, Jacob Fussell, vio en los helados un gran negocio: en ����,
Esta ilustración de 1897, titulada Cómprame confei, confei, representa representa a una vendedora ofreciendo serpenti- nas y confeti en los Grandes Bulevares de París. nas hicieron aco de presencia en los Grandes Bulevares, volviendo los árboles “peludos y mulicolores”. Enre ���� y ����, enían lugar allí giganescas baallas de confei, vendido en vasos o al peso. Hasa los hermanos Lumière caparon en una de sus cinas cinemaográficas de ���� un momeno de la celebración de la baalla de confei en los Grandes Bulevares.
En el Londres de 1850, se fundó la primera heladería. En la ilustración, máquina de helados del siglo XIX. con su empresa de Balimore, se consolidó como mayorisa de la indusria heladera. Al mismo iempo, oros empresarios como el ialosuizo Carlo Gati supieron sacarle provecho a la nueva moda de omar helados: Gati abrió la primera heladería de la que se iene conocimieno. En su esablecimieno londinense vendía porciones de helado, cuyo recipiene era una concha, a un penique. Oro ialiano, ése afincado en EE UU, Ialo Marchionni, esá considerado por muchos el invenor de los conos de barquillo como recipiene para los helados. Marchionni era un comerciane que vendía helados en un
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carrio por las calles de Nueva York y vio en el cono o cucurucho el recipiene ideal –y además higiénico– para omarlos. Aunque es ciero que los barquillos ya se habían uilizado con anerioridad, fue él quién regisró la paene en ����.
María Fernández Rei
CONTAMINACIÓN
LA P REGUNTA
El apestoso apestoso Támesis Támesis del del Londres victoriano
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l Gran Hedor fue un período, en el verano de ����, durante el cual el olor de los residuos humanos vertidos al río Támesis fue muy penetrante en el área central de la ciudad de Londres. Desde ���� se permitía que los desechos domésticos fueran evacuados de los pozos negros –no había alcantarillas– al Támesis, con lo que los desperdicios humanos eran arrojados al río y luego esa agua era bombeada de nuevo a los hogares para beber, cocinar y bañarse. Antes del Gran Hedor había alrededor de ���.��� pozos negros en Londres. Vaciar uno costaba un chelín, un precio que el londinense medio no podía costear. Por ello, la mayoría de los pozos negros fueron fuentes de hedor. Parte del problema se debió a la introducción de inodoros para reemplazar las bacinillas que la mayoría de los londinenses utilizaba. Esto incrementó en
gran medida el volumen de agua y desperdicios vertidos en los pozos negros. Con frecuencia, estos rebosaban hacia los desagües de las calles, diseñados para recoger sólo el agua de la lluvia, transportando así vertidos de fábricas y mataderos y contaminando la
ciudad antes de descargar en el Támesis, que, lleno de inmundicia, había bajado mucho su nivel, lo que dejaba desperdicios en la orilla. El ambiente cálido de aquel verano fue un clima ideal para la aparición de bacterias, lo que convirtió la ciudad en un infierno.
En menos de tres días, las llamas con- sumieron buena parte de Chicago.
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En la década de 1840, el cólera se extendió por Londres debido al agua contaminada. En el grabado, representación de la muerte en el Támesis.
El Parnasillo, Parnasillo, lugar de encuentro elebrada en el Café del Príncipe, situado en la calle del mismo nombre en el madrileño barrio de las Letras y junto al Teatro Español –antiguo corral del Príncipe–, en la tertulia El Parnasillo se fraguó el Romanticismo en España. Café y tertulia fueron lugar de encuentro a partir de ���� de los escritores escritores de espíritu romántico, romántico, que se daban allí cita diaria, temerosos a todas horas de la represión del régimen de Fernando VII. También acudían a ella empresarios teatrales como Juan Grimaldi, numerosos actores y jóvenes jóvenes literato literatoss que que intent intentaban aban vender vender sus sus crea creaciocio U H A
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SOCIEDAD
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¿Qué provocó el Gran Incendio de Chicago?
nes. El Café del Príncipe, hoy desaparecido debido a una ampliación del Teatro Español, fue descrito por el malogrado periodista Mariano José de Larra como un lugar «reducido, puerco y opaco». Algunos de los que frecuentaron la tertulia El Parnasillo fueron exponentes del movimiento romántico, como José de Espronceda, Ventura de la Vega, Patricio de la Escosura, José Zorrilla, Fermín Caballero, Juan Bravo Murillo, Juan Donoso Cortés, etc. Casi todos los románticos de Europa tenían sus lugares de reunión. En París era El Arsenal, que según Alphonse de Lamartine «era la gloria de Hugo y el encanto de Charles Nodier». En esta tertulia se reunieron, además de Musset, Alfred de Vigny, Boulanger, Deschamps, etc. También los rusos tuvieron su cenáculo: la Sociedad del Arzamas.
Algunos de los compone componentes ntes habitua- les de la tertulia El Parnasillo aparecen en este cuadro de Antonio María Esqui- vel, reunidos en su estudio en 1846.
urante la primera mitad del siglo XIX, Chicago fue un asentamiento a orillas del lago Michigan con grandes almacenes construidos en madera, acero y mampostería. Incluso las calles estaban pavimentadas con bloques de pino. Hacia ����, la población ascendía a ���.��� habitantes; la mayoría pasaba su tiempo libre jugando a los dados, que los americanos llaman craps . Fue un juego tan popular que los ánimos muchas veces se caldeaban y se llegaba a la violencia: la policía lo prohibió en determinados lugares y horas. El incendio se provocó en una de esas partidas clandestinas, entre un grupo de apostadores escondidos en un establo e iluminados por un farol. Un jugador llamado Louis M. Cohn derribó la lámpara, prendiendo fuego a la paja. Las llamas se propagaron de forma muy veloz y en �� horas destruyeron ��.��� edificios; como consecuencia, ���.��� personas quedaron en situación de pobreza y ��� murieron. Abrumado por la culpa, Cohn difundió una historia –hasta no ha ce mucho, la versión oficial– en la que se culpaba a una vaca del establo de haber derribado el farol accidentalmente. accidentalmente. Cohn se convirtió en un hombre rico. Murió a los �� años, dejando a la ciudad de Chicago un generoso donativo con una carta de su puño y letra en la que confesaba la verdad.
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ARRANCANDO
En el curso de la revolución técnica e industrial que se registró durante la etapa final del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX hubo una constante aplicación a la industria de nuevas máquinas, en las que el vapor fue un elemento esencial. En este óleo de 1877 vemos el funcionamiento de un martillo de forja movido con un motor de vapor. MOTORES.
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Máquina Máqu inas sa
toda marcha EL SALTO HACIA LA INDUSTRIALIZACIÓN LLEGÓ DE LA MANO DE GRANDES DESCUBRIMIENTOS TECNOLÓGICOS Y CIENTÍFICOS QUE CAMBIARON, LITERALMENTE, LA FAZ DEL MUNDO. Por José Luis Hernández Garvi, escritor
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esde el origen de las civilizaciones hasta hasta la segunda mitad del siglo XVIII, el progreso tecnológico de la humanidad había permanecido estancado sin que se produjeran avances de importancia. Hubo que esperar a que las ideas de la Ilustración abrieran las mentes de los hombres de ciencia a un nuevo conocimiento, liberado de las ataduras morales impuestas por el Antiguo Régimen, para que la humanidad diese el gran salto hacia el futuro que supuso la Revolución Industrial. El término “Revolución Industrial” fue usado por primera vez en 1837 por el activista revolucionario francés Louis Auguste Blanqui y, posteriormente, fue adoptado por Engels (en 1845). Con él querían hacer referencia a los profundos cambios que tuvieron lugar desde finales del siglo XVIII y que supusieron una radical transformación económica, social y tecnológica de las naciones europeas más desarrolladas. Este proceso no se gestó de forma espontánea, sino que precisó de una serie de condiciones favorables que propiciaron su implantación. La población del Viejo Continente había permanecido prácticamente estancada durante al menos tres siglos por culpa de sucesivas guerras y epidemias, y esta circunstancia demográfica había lastrado el desarrollo económico. Los medios de transporte se limitaban a los de tracción animal y a los impulsados por el viento, mientras que la producción industrial se circunscribía al trabajo artesano organizado en gremios. UNA NUEVA CONCEPCIÓN DEL TRABAJO. Los primeros indicios de que algo estaba cambiando aparecieron con la difusión de los principios éticos calvinistas, que introdujeron una nueva concepción del trabajo basada en la laboriosidad, el ahorro y el afán de lucro. Estas ideas facilitaron la aparición de grandes fortunas y capitales en manos privadas que fueron invertidos en nuevas empresas industriales, nacidas al amparo de la desaparición de los obstáculos sociales y políticos del Antiguo Régimen. Es entonces cuando se formulan 41
las primeras teorías del capitalismo por pensadores como Adam Smith y David Ricardo, que dieron forma al liberalismo económico defendido por la llamada Escuela de Manchester, foco de proyección de estas ideas surgido en uno de los emergentes centros industriales que crecieron al amparo de los nuevos tiempos. Estas teorías, auténticamente revolucionarias, se encontraron con la oposición de las oligarquías dominantes, que vieron peligrar sus privilegios económicos ante el empuje de la burguesía capitalista. Si analizamos el contexto de la época, no es de extrañar que los sectores más reaccionarios manifestasen su rechazo frontal a los cambios que se sucedían de forma imparable. El capitalismo se abría paso atacando las normas proteccionistas que beneficiaban a los terratenientes, al mismo tiempo que abogaba por la iniciativa privada y un individualismo exento de privilegios. En este sentido, los liberales defendieron la idea de Bacon según la cual el saber empírico, basado en la observación y la experimentación, fomenta la riqueza, asentando asent ando de este modo los cimientos que permitieron una sucesión de avances tecnológicos como nunca antes se había producido en la Historia de la humanidad.
LAS APLICACIONES PRÁCTICAS DE LA MÁQUI MÁQUINA NA DE VAPOR SUPUSIERON PARA LA INDUST INDUSTRIA RIA UN SALTO TECNOLÓGICO QUE CAMBIÓ EL MUNDO
APLICACIÓN DE TÉCNICAS NOVEDOSAS. A partir de entonces, las ciencias tuvieron una aplicación práctica que se concretó en una serie de innovaciones técnicas revolucionarias. La lanzadera volante, inventada por John Kay en 1733, permitió aumentar considerablemente la velocidad del proceso de tejido. En la industria metalúrgica, Abraham Darby desarrolló un método para la producción de hierro de gran calidad en un alto horno alimentado con coque y no con carbón. La hiladora mecánica, diseñada por Samuel Crompton en 1779, y el telar mecánico movido por agua, inventado por el industrial Richard Arkwright, Arkwright, también contribuyeron a transformar la industria textil, uno de los motores económicos del Imperio Británico. Pero fueron las aplicaciones prácticas de la máquina de vapor, patentada en 1769 por el ingeniero mecá-
Richard Arkwright (1732-1792). Este
ENGRANAJE ECONÓMICO. La eficacia del método de crédito que desarrolló el Banco de Inglaterra (en la ilustración, su fachada) estimuló la inversión de las incipientes industrias en novedosa maquinaria.
PERSONAJE
industrial inglés, que patentó el marco giratorio movido por agua (water frame ) en 1769 y fundó la primera fábrica de algodón hidráulica del mundo en Cromford, Derbyshire, en 1771, fue uno de los catalizadores de la Revolución Industrial.
nico escocés James Watt, Watt, las que supusieron para la industria un gran salto tecnológico que cambió, literalmente, la faz del mundo. El genio de Watt mejoró sustancialmente los proyectos sobre los que habían estado trabajando en la misma línea otros inventores contemporáneos, asociándose con Matthew Boulton para desarrollar y fabricar las máquinas de vapor que resultarían decisivas durante la Revolución Industrial. Éstas permitieron aplicar una fuerza motriz mecánica a los procesos de fabricación y al transporte terrestre y marítimo. Como consecuencia directa de estos avances, muchos de los que hasta entonces habían sido considerados artesanos se convirtieron en auténticos industriales que, de esta forma, vieron multiplicar su producción y sus beneficios.
LA APARICIÓN DE GRANDES INDUSTRIAS INDUSTRIAS.. Las razones que explicarían que estos progresos espectaculares en el desarrollo de la industrialización se concentrasen en Gran Bretaña las encontramos en su dinámica economía, con un clima propicio para el incipiente capitalismo. Desde principios del siglo XVIII, las islas Británicas habían pasado a ser la zona de libre cambio más importante de Europa, perfeccionando un eficaz sistema de créditos a través de la estructura del Banco de Inglaterra. En el mismo sentido, el intenso tráfico marítimo facilitado por su potente flota permitió abrir nuevos mercados a un comercio altamente rentable, mientras que el flujo de grandes capitales fomentó nuevas inversiones. La manufactura de algodón, concentrada en la ciudad de Manchester, alcanzó un espectacular desarrollo con la Revolución Revolución Industrial, constituyendo un ejemplo idóneo que nos permite entender los diferentes elemen Y T T E G
El bloqueo continental napoleónico durante el convulso inicio del siglo XIX en Europa puso en riesgo la industria y el comercio textil británicos, obstáculo que pudo superarse gracias a la capacidad de su economía para adaptarse a los nuevos retos planteados por los vaivenes de la política internacional. Su dinamismo le abrió las puertas a nuevos mercados en la América hispana, que aprovechó la nueva co yuntura yuntur a para par a inicia in iciarr un proceso proce so emancip em ancipador, ador, y en la India, la joya de la Corona del Imperio Británico.
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tos que concurrieron en la expansión del capitalismo. El comercio de esclavos africanos a las colonias americanas proporcionó la mano de obra necesaria para explotar las grandes plantaciones de algodón, materia prima que después era importada a Gran Bretaña, donde era manufacturada por las grandes empresas del sector. El resultado de su masiva producción, multiplicada gracias a los nuevos inventos mecánicos, era exportado a las colonias del Nuevo Mundo, de donde habían partido las balas de algodón en bruto, y a las colonias de África y Asia, comercio que generaba pingües beneficios. Este crecimiento imparable de la industria textil en Gran Bretaña se debió a que las fábricas de hilados y tejidos requerían una escasa inversión inicial. La compra de la tecnología necesaria para abaratar los costes y hacerlas altamente competitivas competitivas era facilitada por el crédito concedido por las entidades financieras. Su alta rentabilidad estaba prácticamente asegurada, garantizando que las inversiones pudieran recuperarse en poco tiempo.
MÁQUINA PERFEC� CIONADA. En el conexo de la Revolución Revolución Indusrial en Inglaerra, son muliud las mejoras que condujeron –desde los rudimenarios primeros aparaos sin aplicación prácica– a la invención del moor universal que se implanó en las indusrias. En la foo de arriba, un prooipo de la máquina de vapor de James Wat creada en 1784.
CAMBIOS EN EL PAIS PAISAJE AJE (Y EN LA FORMA DE CRUZARLO). La acumulación de capital también foCRUZARLO) mentó la aparición de nuevos sectores industriales que necesitaban de cuantiosas inversiones. Era el caso de la minería a gran escala, que cubrió la demanda cada vez mayor de recursos para la siderurgia. Las chimeneas de los altos hornos cambiaron el perfil de las grandes ciudades a partir de 1840, expulsando columnas de humo a todas horas que ocultaron el cielo bajo una atmósfera gris y brumosa. De esta forma surgieron núcleos de concentración demográfica cerca de los complejos fabriles, lugares no demasiado agradables para vivir donde sus habitantes, obreros atraídos por las ofertas de empleo de las numerosas fábricas, soportaban jornadas interminables y condiciones en muchos casos infrahumanas a cambio de míseros sueldos con los que intentaban salir adelante junto a sus familias. Siguiendo el modelo inglés, otras naciones europeas iniciaron su despegue industrial a partir del segundo cuarto del siglo XIX. Francia, Alemania, Suecia y posteriormente Bélgica, Holanda y Suiza desarrollaron sus propias economías de escala, algunas especializándose en sectores específicos. Los efectos de la Revolución Industrial se dejaron sentir más tarde en los países
La máquina atmosférica o de Newcomen (en la ilustración de la derecha) consistía en una bomba de vapor diseñada para achicar agua en las minas.
Newcomen, el gran olvidado
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unque generalmene se suele aribuir el inveno de la máquina de vapor a James Wat, lo ciero es que el escocés se limió a perfeccionar el ingenio diseñado por Thomas Newcomen en ����. Mecánico auodidaca, Newcomen conó con la ayuda del físico Rober Hooke y del aresano mealúrgico John Calley para diseñar y fabricar una máquina de vapor que iba a ser empleada en el bombeo de agua de las galerías de las minas de carbón. Las máquinas de Newcomen resolvieron los peligrosos problemas que presenaban –al funcionar a ala presión– las primiivas bombas de achique movidas por vapor paenadas en ���� por Thomas Savery, invenor para el que había esado rabajando con anerioridad. El sisema de la máquina de Newcomen esaba compueso por un balancín en el que uno de los exremos esaba
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conecado a una barra rígida con un conrapeso que descendía por el pozo de drenaje hasa la bomba mecánica colocada en el inerior de la mina. Mediane la compresión del vapor condensado se generaba un vacío en su cámara cilíndrica, momeno en el que se inyecaba un chorro de agua fría que hacía que el pisón superior bajase para después volver a subir, repiiendo un ciclo que accionaba la bomba que exraía el agua.
ALIVIAR UN PENOSO TRABAJO. Bajo la denominación de máquina de vapor amosférica, el inveno de Newcomen alcanzó gran éxio y se llegaron a insalar más de cien en las minas inglesas. Fue una innovación écnica que reemplazó al rabajo físico de obreros y animales que hasa enonces habían sido los encargados de realizar ese duro y penoso rabajo.
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del sur del Viejo Continente. Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos inició una vertiginosa carrera que lo llevó a convertirse en una potencia emergente que, en poco tiempo, extendió sus intereses comerciales por toda América y por el resto del mundo. Pareja a todo este progreso, y vinculada a él, se produjo una mejora de las comunicaciones que facilitó los contactos comerciales a larga distancia. La máquina de Watt no tardó en ser adaptada a nuevos medios de transporte. En 1807 navegó el primer barco impulsado por vapor, diseñado por el norteamericano Robert Fulton. Siete años después, el ingeniero británico George Stephenson puso en marcha la primera locomotora que se desplazaba sobre raíles. En un principio, los ferrocarriles se emplearon para cargar mineral de carbón, pero no tardaron en ser usados para el transporte de pasajeros y todo tipo de mercancías. En el año 1830 se inauguró el primer ferrocarril que cubrió el trayecto entre Liverpool y Manchester. Apenas veinte años después había en Gran Bretaña más de ocho mil kilómetros de líneas férreas. Hubo que esperar hasta 1848 para ver circular al primer tren por España: el 28 de octubre de ese año empezó a funcionar la línea que unía las ciudades de Barcelona y Mataró, viaje en el que se tardaba treinta y cinco minutos en recorrer un tramo de algo más de veintinueve kilómetros. La línea fue un éxito inmediato, contribuyendo al desarrollo de la comarca del Maresme, que con sus fábricas textiles se había convertido en símbolo del lento desarrollo industrial español.
DEL CAMPO A LA CIUDAD. La expansión de la Revolución Industrial también supuso la introducción de profundos cambios que modificaron el panorama social de los países que se habían subido al carro del progreso. En el campo se produjo una auténtica reforma agraria, con la repartición en manos privadas de lo que hasta entonces habían sido tierras comunales y la aparición de E G A
EL PROGRESO DERIVADO DE LA L A REVOLUCIÓN INDUSTRIAL INDUST RIAL PUSO FIN A LAS RESTRIC R ESTRICCIONES CIONES GREMIALES EXISTENTES EN EL ANTIG ANTIGUO UO RÉGIMEN
LIBRO
PROS Y CONTRAS DEL CRECIMIENTO DEMO� GRÁFICO. El aumento de las cosechas por año y la
Breve Historia de la Revolución Industrial, Luis E. Íñigo Fer- nández . Nowtilus, 2012. Esta obra presenta el complejo e imparable proceso humano en el que se combinaron varias revoluciones –la agrícola, la demográfica...– y que contó con la colaboración de científicos y gobiernos.
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erradicación de epidemias endémicas, tras la adopción de medidas higiénicas y la aparición de las primeras vacunas, permitieron aumentar la esperanza de vida, lo que trajo consigo un extraordinario crecimiento demográfico. Sin embargo, esta mejora de las condiciones de la mayoría de la población no estuvo exenta de problemas. En su obra Ensayo sobre el principio de la población, población, publicada en 1798, el economista Tomas Robert Robert Malthus planteó la teoría de que la población crece en proporción geométrica, mientras que los recursos para mantenerla aumentan de modo aritmético. Las ideas de Malthus causaron un gran impacto en su época; en Gran Bretaña, el exceso de población se solventó con la masiva emigración a Norteamérica y, posteriormente, a los dominios de Australia y Nueva Zelanda, territorios que pudieron acoger este excedente poblacional y que contribuyeron así a la expansión colonial del Imperio Británico. La adopción de este tipo de drásticas medidas consiguió paliar en parte algunos desajustes, pero el incremento de bocas que alimentar, junto al éxodo rural hacia las ciudades fabriles, planteó nuevos retos sociales.
La primera línea ferroviaria
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La primera línea de ferrocarril europea se inauguró en 1825 (en la ilustración) con un recorrido de 40 kilómetros entre las poblaciones inglesas de Darlington y Stockton.
grandes latifundios, explotados por arrendatarios que aplicaron métodos racionalizados que mejoraron cuantitativamente titativamente la producción de cosechas. La explotación extensiva extensiva del campo liberó mucha mano de obra agrícola, que emigró a las ciudades para trabajar en las fábricas que empezaban a levantarse en sus extrarradios.
unque años antes se habían realizado varios ensayos por parte de otros inventores, corresponde a George Stephenson el mérito del diseño de la primera línea ferroviaria operativa del mundo. Analfabeto hasta los dieciocho años, Stephenson adquirió por sí mismo una sólida formación como mecánico que unida a su talento creativo produjo innovadoras herramientas; entre ellas, las primeras lámparas de seguridad que se usaron en las minas inglesas. En un principio, sus primeros proyectos de locomotoras de vapor fueron inspirados por los trabajos en las explotaciones mineras, siendo diseñados para transportar vagonetas cargadas de mineral en bruto. Subsanadas las dificultades derivadas de los problemas técnicos y la financiación necesaria para llevar a cabo la inversión –obstáculos que habían lastrado el trabajo de otros inventores–, bajo la di-
rección de Stephenson se realizaron las obras del primer ferrocarril para el transporte de pasajeros y mercancías.
VIAJES REGULARES EN TREN. El �� de septiembre de ���� se inauguró la línea que unía las localidades de Stockton y Darlington. La máquina, bautizada con el nombre de Locomotion , arrastró a una velocidad que apenas superaba los diez kilómetros por hora un convoy formado por más de treinta vagones, algunos de los cuales iban cargados con carbón y trigo, mientras que la mayoría se reservaron para transportar a varios cientos de pasajeros que habían sido invitados al evento. Al día siguiente de la inauguración oficial, la línea férrea inició sus viajes regulares. La construcción en ���� del ferrocarril entre Liverpool y Manchester consolidó el prestigio de Stephenson, convirtiéndolo en un hombre famoso que pasó a la posteridad.
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UN ESENCIAL AVANCE. Gracias al ingeniero escocés James Wat (arriba, en su laboraorio, según un grabado), la máquina de vapor pasó de ser un proyeco ecnológico a consiuir una forma viable y económica de producir energía que aceleró enormemene el desarrollo económico de muchos países europeos.
El progreso derivado de la Revolución Industrial concedió libertad para la iniciativa privada, puso fin a las restricciones gremiales del Antiguo Régimen (introduciendo una especie de reforma laboral que facilitó la libre circulación de trabajadores) y generó grandes capitales, que fueron reinvertidos en nueva maquinaria, en modernas instalaciones y en la compra de materias primas; y los nuevos medios de transporte abrieron lejanos mercados, formados por millones de posibles consumidores, que hasta entonces habían resultado inaccesibles o permanecían cerrados a las exportaciones europeas. A pesar del optimismo que podría deducirse de este escenario favorable a los grandes negocios, lo cierto es que durante las primeras décadas del siglo XIX la Revolución Industrial tuvo como consecuencia indirecta una transformación de las relaciones sociales que generó nuevas tensiones.
En este contexto, surgieron nuevas clases sociales que no tardaron en manifestar su antagonismo. Por un lado estaban los empresarios industriales, representantes de una pujante burguesía propietaria del capital invertido y de los medios de producción; en el otro extremo, los trabajadores, masa proletaria que aportaba su trabajo a cambio de un salario. La aristocracia, los grandes terratenientes y los comerciantes, representados hasta entonces en las altas instituciones del Estado, cedieron su papel hegemónico, al mismo tiempo que perdían influencia en la vida política en beneficio de nuevas alternativas más acordes con los nuevos tiempos, que se organizaron en torno a partidos y sindicatos. LUCHA DE CLASES Y FRACTURA SOCIAL.
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SE INTENSIFICA LA MECANIZACIÓN. Durane la indusrialización europea del siglo XIX era frecuene uilizar mano de obra infanil en los alleres exiles, que con la invención del elar movido por agua desarrollaron desarrollaron écnicas de fabricación a un rimo mayor. A la izquierda, La niña obrera , lienzo de Joan Planella, 1882.
Tesis como las expresadas en 1817 por David Ricardo en su obra Principios de economía política, en cuyas páginas manifestó que el trabajo era una mercancía sometida a la ley inamovible de la oferta y la demanda y que nada se podía hacer por modificarlo, modificarl o, sirvieron de justificación teórica para los salarios de hambre, los horarios laborales abusivos y el trabajo inhumano de mujeres y niños en las fábricas. Los intereses contradictorios entre el capital y el proletariado acabaron abriendo una fractura social que, con el tiempo, hizo crecer la semilla de futuras revoluciones. Dejando a un lado las contrapartidas de sus evidentes aspectos negativos, en el plano político la Revolución Revolución Industrial consolidó la aparición de una nueva sociedad burguesa regida por sistemas democráticos, legado del que disfrutan las naciones más avanzadas. En el económico, la libertad de empresa contribuyó a la elevación de las rentas nacionales de los respectivos países y a la expansión del capitalismo como modelo a seguir. Estas consecuencias marcaron un antes y un después en la forma de entender el mundo, efectos sólo comparables a los derivados de los vertiginosos cambios introducidos por la Revolución Tecnológica iniciada a finales de la década de los setenta del siglo XX y en la que vivimos inmersos. MH 45
La primera locomotora de vapor operativa: Rocket
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n romano o griego que se viera trasladado a finales del s. XVIII, comienzos comienzos del XIX, no se sentiría demasiado desubicado. Las ropas habrían cambiado y algunos objetos, como las armas de fuego, le llamarían la atención, pero en esencia el cuerpo social y los medios de producción y transporte venían a ser los mismos que �.��� años atrás. Sin embargo, apenas unos años más tarde, en ����, se habría encontrado con un mundo tan ajeno como si hubiera caído en una sociedad extraterrestre. Y todo por un invento que, paradójicamente, ya existía en su época. La máquina de vapor era conocida ya en el s. I a.C., pero era vista como una curiosidad o un juguete. En su forma inicial, permitía convertir el calor en movimiento rotatorio, pero pasarían veinte siglos hasta que alguien se plantease la posibilidad de transformar ese movimiento en trabajo. Y, adicionalmente, el trabajo se convirtió en velocidad. Hasta ����, los hombres, las mercancías mercancías y la información se movían al mismo paso que en tiempos de Ale jandro, pero ese año el ingeniero ingeniero George Stephenson construyó la primera
Chimenea
locomotora operativa: la Rocket , ganadora del concurso Rainhill para la primera línea de ferrocarril de la Historia, entre Liverpool y Manchester. MECÁNICA E INGENIO. La Rocket no fue la primera locomotora, pero sí la primera que ofrecía un empuje continuado a lo largo de todo el trayecto gracias a numerosas mejoras técnicas que resolvían los problemas más básicos del transporte automotor, como un sistema multitubos de calor, calor, válvulas de seguridad más eficaces, salida de vapor a la chimenea para mejorar el tiro, cilindros inclinados en vez de verticales, pistón con anclaje directo a las ruedas tractoras... Los �� km por hora que alcanzaban los primeros trenes pueden no parecernos muy impresionantes, pero suponen un salto gigantesco. Por comparación, el viaje a la Luna sólo es la consecuencia de una serie de mejoras cualitativas. La verdadera revolución revolución conceptual tuvo lugar hace unos dos siglos, cuando la Rocket alcanzó alcanzó presión y, por primera vez, un vehículo se movió sin músculos, viento ni remos.
Cúpula Tubo de presión a la chimenea
Depós de ag
Tubos de vapor
¿Por qué un sistema de tubos? La cúpula de distribución llevaba el vapor hacia los cilindros, manteniendo así una presión constante. La única salida del vapor era por la cúpula. El calor se repartía de forma muy uniforme. Los tubos pasaban por el depósito hacia la chimenea.
CILINDRO
PISTÓN
Las primeras máquinas de vapor encendían el fuego bajo el depósito de agua, o pasaban un gran tubo a través del mismo para calentarlo. Stephenson instaló un conjunto de 25 tubos de pequeño diámetro, multiplicando multiplicando así la superficie de contacto entre el vapor y el agua y, con ella, la eficacia térmica de la máquina. De esta forma, una caldera relativamente relativamente pequeña bastaba para dar presión a la locomotora con un consumo razonable razonable de combustible.
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Válvula de seguridad
Eje excéntrico
Ilustraciones y texto: José Antonio Peñas VÍDEO DISPONIBLE EN: htps://goo.gl/EiSRKr
Corazón de fuego, músculo de acero El sistema de cilindro y pistón diseñado por Ste- phenson era sencillo y eficaz. Un cierre (aquí, en amarillo) se desplazaba hacia atrás y hacia delante de forma sincronizada con la rotación de las rue- das, abriendo y cerrando así el paso del vapor al interior del cilindro. Eso permitía construir un cilin- dro muy compacto, que podía instalarse de forma inclinada y no vertical, como en las primeras má- quinas, y aprovechaba mejor el empuje del pistón.
Depósito de agua
Depósito de coque o carbón
Cilindros y pistones
to a
La “abuela” y sus “nietas” Fogón
Rueda tractora
Las máquinas posteriores a la Rocket, como la célebre La La General , eran mayo- res, tenían cilindros completamente ho- rizontales y más pares de ruedas tracto- ras, pero todas emplearían las mismas innovaciones introducidas por George Stephenson hasta la llegada del motor de explosión, ya en pleno siglo XX.
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AUGE DEL CAPITALISMO
El impe imperio rio
del dinero dinero
LOS FUNDAMENTOS DEL SISTEMA CAPITALISTA SIEMPRE ESTUVIERON AHÍ, PERO NO SE DESARROLLÓ HASTA QUE SE DIERON LAS CONDICIONES HISTÓRICAS PRECISAS. Y ÉSTAS FUERON EL COMERCIO COLONIALISTA Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL DEL XIX. Por Alberto Porlan, escritor y filólogo
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UNA NUEVA CLASE DE ESCLAVO: EL OBRERO INDUSTRIAL. Las duras
condiciones de vida y trabajo del proletariado fueron reflejadas en cuadros como este: El descanso de
los obreros metalúrgicos (1880, Thomas Anshutz).
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a palabra latina usura significa disfrutar del uso de un bien, de modo que alguien es un usurero, etimológicamente hablando, cuando usa un buen colchón o conduce con placer un coche formidable. También lo es cuando disfruta de los réditos que produce un dinero prestado o invertido, por lo que reservamos el término usurero para quien presta con abuso un cierto capital, otra palabra de raíz latina (de caput , cabeza) para designar a la parte principal de una cosa: en este caso, la cifra prestada. Generalizando mucho, podría decirse que el capitalismo no es propiamente un régimen económico, sino el reconocimiento legal de un cierto grado de usura. Si un labrador a quien se le prestó un dinero con la premisa de recuperarlo pierde la cosecha, ya se encargará la justicia de que pague como sea. De esta cruel premisa que tan indiscutible nos parece ahora nació el árbol cuyas ramas se extienden sobre todo el planeta y de cuyos frutos comemos (los que comemos).
La primera pregunta que suscita este árbol enorme es quién lo plantó y cuándo. La respuesta es que no lo hizo nadie en concreto. Es el resultado, en definitiva, de ciertas ansiedades que revolotean revolotean en la conciencia humana y se resumen en nuestra manifiesta inclinación al lucro. También es consecuencia del miedo, porque una de las cualidades del lucro es la sensación de seguridad que proporciona: todos aspiramos a tener l a vida resuelta. Así que, respecto a cuándo se plantó aquella semilla, podríamos decir que sus fundamentos siempre estuvieron ahí, más o menos agazapados, pero no se desarrollaron hasta que se dieron las condiciones históricas necesarias. NACE LA PLUTOCRACIA. El comercio en gran escala con las Indias Orientales que desarrollaron británicos y holandeses en los siglos XVII y XVIII entrenó a fondo a los grandes comerciantes y empresas que participaron en ellas. Aquellas monarquías abrieron a los particulares un comercio que en España era privilegio
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¿Para quién trabajamos?
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s sabido que los mecanismos capitalistas tienden a concentrar el dinero en manos de unos pocos, haciéndolos cada vez más ricos, pero el hecho de que las ��� personas más ricas del mundo dispongan de tanto dinero como los tres mil millones más pobres es una estadística que resulta amenazadora para el propio sistema. El capital es hoy más difuso que nunca. Nuevos mecanismos, como los grandes fondos de inversión, y algunos “productos financieros” desnaturalizan la propia esencia del capitalismo. Y en muchos casos la esencia de la sociedad, porque ganar dinero para gastar dinero sin saber en qué se gasta es cínicamente irresponsable. irresponsable. El dinero es capaz de comprar naciones, y ello sin corromper siquiera a sus líderes, porque sus caminos son inescruta-
En el capitalismo actual, simbolizado simbolizado en esta ilustración, ilustración, el empleado ape- nas sabe a quién presta servicio.
bles. La voluntad de servicio, servicio, una de las mejores cualidades de los industriales conscientes, se evapora ante la exigencia única de producir beneficios. Hoy en día, muchos trabajadores no tienen ni idea de para quién trabajan. CAPITALISMO SIN ROSTRO ROSTRO.. Saben a quién obedecen, pero ignoran a quién obedece el patrón (a un banco), y el patrón del patrón (a un trust interna internacional), y el patrón del patrón del patrón (a un fondo de inversión). En esas condiciones, el trabajo se convierte en un servicio que se presta a desconocidos, lo que de algún modo produce en los trabajadores indiferencia y desafección hacia la propia labor. Y el trabajador consciente desea y necesita motivación e interés por su trabajo.
real, y fomentaron así la creación de grandes capitales ajenos al tesoro público. En el norte de Europa, el dinero estaba aprendiendo a multiplicarse. Cuando asomó por el horizonte el siglo XIX, lo hizo preñado de capitalismo. En 1800, con 64 años a las espaldas y una fortuna en el banco, se retiró a la campiña el ingeniero escocés James Watt, que había convertido el vapor en una fuente de producción como nunca antes se había conocido. Por su parte, el ingenioso inventor francés Joseph Marie Jacquard patentó en 1801 el telar automático, que utilizaba tarjetas perforadas en un anticipo de lo que serían las primeras computadoras siglo y medio más tarde. La técnica emergía activamente, multiplicando la producción y creando crean do nuevas nu evas industri ind ustrias, as, pero pe ro las industrias necesitaban capital. De ese encuentro surgió una nueva forma de esclavitud, la del obrero industrial, así como una nueva forma de aristocracia, la de los patronos y sus financieros capitalistas: la plutocracia.
LA SUFRI DA MASA PROLETA� PROLETA� RIA. En Francia, la misma Revolución que había descabezado a la aristocracia y a los grandes burgueses terminó aceptando el derecho a la propiedad como algo inviolable y sagrado en la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. En Inglaterra se promulgó en 1801 la Enclosure Act , adjudicando a compradores privados enormes territorios agrícolas y forestales que hasta entonces habían sido comunitarios. La consecuencia fue que millares de campesinos a los que el Acta había dejado sin tierras de cultivo cult ivo y pastoreo convergieron en las ciudades ofreciéndose como mano de obra barata para la 50
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PADRE DEL PENSA� MIENTO ECONÓMI� CO MODERNO. Adam Smith (17231790), economista y filósofo escocés cuyo retrato vemos bajo estas líneas, impregnó con sus ideas liberalistas toda la teoría económica del siglo XIX... y parte de la del XX.
naciente industria. Lo mismo ocurrió en otros países europeos, aunque por distintos motivos. Esas nuevas condiciones provocaron un cambio radical de vida para la población, sobre todo en los países más adelantados. Produjeron el proletariado, masas de obreros cargados de hijos que trabajaban hasta la extenuación en las fábricas y en las minas ganando lo imprescindible para subsistir; semiesclavos cuyos hijos y nietos estaban condenados a repetir la misma existencia miserable. Produjeron la Gran Bretaña victoriana, que dominó el mundo en aquel siglo y cuyos asuntos humanos pueden pulsarse en las obras de Charles Dickens. Vapor, carbón, acero, textiles... textiles.. . y mucho sufrimiento.
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EL PODER DE LOS BANCOS. El mundo había entrado en un bucle: espoleada por la competencia, la maquinaria que servía a la industria se renovaba y mejoraba sin cesar para resultar más útil y potente. A su vez, los industriales comprendieron la influencia del tiempo en sus empresas: la renovación de la maquinaria iba a ser una condición imprescindible para sobrevivir en el mercado. Un buen obrero podía durar cuarenta años, pero las máquinas que manejaba se quedaban obsoletas mucho antes. La salvación de ese escollo era conseguir más capital, y para obtenerlo era preciso acudir al crédito. Había llegado el amanecer del capitalismo liberal: el gran momento de los bancos. Auxiliadas por poderosos instrumentos como el papel moneda, los cheques, los pagarés, las letras de cambio y las acciones bursátiles, las entidades de préstamo se convirtieron en algo casi sagrado. Las leyes que fomentaron su protec-
EL CRÉDITO SE CONVIRTIÓ EN EL GRAN INSTRUMENTO DEL CAPITALISMO LIBERAL ción y crecimiento fueron promulgándose de acuerdo con sus necesidades y apetencias, siempre en un marco de relaciones sospechosas con el poder político, que las cortejaba. El gran argumento defensivo de las instituciones bancarias ha consistido en hacer ver que no son propietarias de su dinero, el cual pertenece realmente a los depositantes y, por consiguiente, a los ciudadanos, que son sus verdaderos propietarios aunque no tomen decisiones. El banco es una nave cuyas calderas alimentan los clientes, de modo que si se hunde, los infelices que confiaron en él siguen el mismo camino. El argumento es tan bueno que en sus alas han volado últimamente los miles de millones de euros que hemos pagado a los bancos para seguir usándolos. usándolos. El capitalismo y la ruleta se parecen en que la banca siempre gana.
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA. El siglo XIX fue también el del nacimiento de la economía moderna, una criatura que nació ya contradictoria porque las reglas que rigen el capitalismo no tienen mucho que ver con la felicidad de los individuos. Adam Smith, padre del pensamiento económico, publicó en 1759 Teoría de los sentimientos morales , una encendisu Teoría da defensa de la empatía y la solidaridad humanas, y diecisiete años después su tratado La riqueza de las naciones , en el que fundamenta la economía en mecanismos automáticos y en el deseo de lucro personal. Tras él surgió una pequeña legión de filósofos y pensadores economicistas que expresaron sus propias conclusiones y plantearon otros modelos, pero la siempre bienintencionada labor de aquellos caballeros no sirLA BANCA SIEMPRE GANA. El mundo decimonónico capitalista tuvo como protagonistas a las entidades bancarias y de préstamo. En la ilustración, sede del Banco de Inglaterra, Londres.
LIBRO
La riqueza de las naciones, Adam Smith. Alianza, 2011. Esta amplia selección de los textos que integran la monumental obra del fundador del liberalismo económico muestra sus ideas clave, como la teoría de la mano invisible.
vió de mucho para aliviar las condiciones de vida del proletariado. Los salarios de miseria, la inseguridad sanitaria y el trabajo infantil continuaban siendo el único horizonte para millones de ciudadanos. Probablemente, el capitalismo no hubiera sido capaz de imponerse sin la colaboración de otros estamentos. Para Max Weber, la religión tuvo un papel fundamental en el origen y sostenimiento del sistema. De hecho, el protocapitalismo surgió en países protestantes y calvinistas cuya restrictiva moral, fundada en la disciplina y la sobriedad, resultó un excelente sustrato para el ahorro metódico y la consiguiente acumulación de capital. A partir de aquel “Dad al César lo que es del César”, el cristianismo aceptó con naturalidad el nuevo (y a la vez antiguo) sistema económico y en los púlpitos no se escucharon grandes grandes quejas por el grado de presión que se ejercía sobre las clases bajas. Auxiliares Auxiliares del capitalismo fueron el nacionalismo y la expansión colonialista. colonialista. Los grandes grandes cambios en la economía internacional que produjo la descolonización y la expulsión de los españoles de América alimentaron miles de fortunas. Liquidado el monopolio del comercio español con aquellos países, se abrió una nueva perspectiva de ingresos para otras potencias europeas. Sin embargo, las condiciones que impusieron los nuevos patronos pronto fueron incluso peores que las de los españoles, y mayor su prisa por lucrarse lo antes posible. El colonialismo capitalista capitalista abrió el mundo a los especuladores europeos, y lo hizo hasta tal punto que si consideramos en conjunto lo que se ha venido llamando tercer mundo veremos que la mayoría de M U B L A
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los Estados actuales con bajo nivel de desarrollo fueron los que padecieron la bota colonial europea en el siglo XIX y parte del XX. Uno de los casos más sangrantes (en el sentido literal del término) fue el del expolio del Africa Central por parte del monarca belga Leopoldo II, quien se las ingenió para explotar concienzuda y sañudamente a base de hambre, látigo, machete y fusil lo que él mismo denominó –en un rasgo de sarcasmo brutal– Estado Libre del Congo, que el soberano belga había convertido en una finca de su propiedad con una extensión 80 veces mayor que su minúsculo reino europeo. Allí ejerció durante décadas un terrorífico dominio sobre la población nativa a la que mantuvo trabajando para él –que ni siquiera para Bélgica– durante décadas en régimen de esclavitud, con el resultado de millones de muertos y mutilados.
Globalización: el camino hacia el capitalismo absoluto
LIBRO
Historia del capitalismo, Michel Beaud. Ariel, 2013. Un ensayo que recorre los mecanismos y contradicciones de nuestro sistema económico desde sus antecedentes en el siglo XVI a su florecimiento en el XIX y la actualidad.
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Tras la caída de Napoleón, el Congreso de Viena había restaurado las viejas monarquías absolutas, y con el avance del siglo la competencia industrial empeoró todavía más las condiciones de los obreros europeos. En 1820 y 1830 se produjeron levantamientos y motines centrados básicamente en la destrucción de ma quinaria, a la que se consideraba responsable del deterioro social. Los luditas y los seguidores del capitán Swing se aplicaron a la tarea tanto en las fábricas como en los campos, donde empezaban a aparecer las primeras cosechadoras mecánicas. En Gran Bretaña surgió un movimiento obrero que redactó el llamado People’s Charter , un documento que se envió al Paralamento con una lista de reivindicaciones resumidas en seis puntos de carácter político, que se creían decisivos para la transformación social. Sostenida por más de un millon de firmantes, esta Carta del Pueblo fue desestimada por una abrumadora mayoría parlamentaria.
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ace casi cuarenta años, una novela de ciencia ficción comenzaba con esta frase: “En el cielo, un caza de CocaCola ametrallaba a un bombardero de Pepsi”. El libro proponía un mundo futuro completamente en manos de las compañías transnacionales, que tiempo atrás se habían hecho oficialmente con el poder político pasando de la competencia comercial a la guerra pura y dura. No era más que una metáfora satírica, pero la globalización, de haberla imaginado el escritor, le hubiera dado mucha más amplitud a su trabajo: batalla de tanques entre Mercedes y Samsung, por ejemplo; guerra electrónica a muerte Linux-Windows, o tal vez cruel guerra bacteriológica entre Bayer y Pfizer. Pfizer. Las posibilidades hoy en día son ilimitadas.
Por efecto de la glo- balización capitalista acaecida tras la des- aparición de la URSS, el mercado se ha convertido en el amo absoluto del planeta. Abajo, una joven vietnamita sentada ante su tienda de refrescos en Hanoi, flanqueada por sen- das máquinas de Pepsi y Coca-Cola.
SOCIALISTAS UTÓPICOS, COMUNISTAS, ANARQUISTAS...
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Las condiciones siguieron igual, pero los obreros aprendieron a organizarse. Tenían intelectuales que pensaban por ellos. E incluso patronos de buena voluntad como el industrial británico Robert Owen, que murió en 1858 después de una larga vida consagrada a mejorar las de sus operarios por puro sentido de fraternidad humana. Llegó a poner en práctica sus ideas en New Harmony (Indiana, EE UU), aunque cosechó un rotundo fracaso que estuvo a punto de arruinarlo. Owen propuso el cooperativismo como solución para los problemas que generaba el capitalismo y fue más lejos en el terreno moral, proponiendo la transformación de instituciones como la iglesia, el clasismo y la familia para facilitar la liberación del ser humano. Todo Todo ello al calor de la fraternidad y de la solidaridad. En Francia, el conde de Saint-Simon trabajó sobre el tema social profunda e imaginativamente en pos de lo que llamó “emancipación de la clase obrera”. Fue el primero de los socialistas soci alistas calificados de utópicos y se apoyó en buena medida sobre las bases morales del cristianismo para construir sus proyectos. De hecho, su última obra, publicada en 1825, lleva por título El nuevo cristianismo . Su continuador, Charles Fourier, trabajó sobre la práctica de la organización social y propuso como modelo de convivencia humana el falansterio, una agrupación de ciudadanos independiente y fun-
EL AÑO 1848 FUE DECISIV DECISIVO O PARA EL PROLETARIA PROLETARIADO: DO: SE PUBLICÓ EL MANIFIESTO COMUNISTA Y CON EL PROCESO REVOLUCIONARIO SURGIERON LOS SINDICATOS DE CLASE
EL SUEÑO DE RO� BERT OWEN. Este industrial y reformista social nacido en Gales viajó en 1824 a Estados Unidos para invertir casi toda su fortuna en una colonia experimental de 1.000 habitantes a orillas del río Wabash, en Indiana, a la que bautizó como New Harmony (Nueva Armonía; izda., ilustración). El ensayo de sociedad utópica fracasó y arruinó a Owen.
dada sobre la noción de trabajo agradable, capaz de abastecerse de forma autónoma y diseñada para repartir equitativamente equitativamente las rentas del trabajo agrícola e industrial. Algo análogo a los kibutz que proliferarían en Israel durante el siglo XX. El año 1848 fue decisivo para la clase trabajadora, que empezó a tener una idea clara de su verdadera fuerza y de su importancia como sostenedora del sistema que la explotaba través de los primeros movimientos sindicalistas de clase. Aquel mismo año, en febrero, se publicó en Londres el Manifiesto Comunista, redactado por Karl Marx y Friedrich Engels, dos pen-
DEL FALANSTERIO AL KIBUTZ. El socialista utópico Fourier, padre del cooperativismo, propuso como modelo una agrupación de ciudadanos de producción y consumo comunitarios comunitarios que luego imitó Israel (abajo, kibutz de Ramat Rajel, en Jerusalén, hacia 1930).
sadores alemanes que se habían adherido a la llamada Liga de los Justos, una agrupación de exilados germanos en Inglaterra que pronto cambió su nombre por el de Liga Comunista para diferenciarse de los socialistas, quienes pretendían establecer un nivel de igualdad social luchando desde posiciones p osiciones utópicas, instruidas y burguesas; pa ternalistas, en e n suma. Ellos, Ell os, los comunistas, comuni stas, pretendían cambiar el mundo desde el propio seno de la clase traba jadora. Y, Y, como es bien sa bido por todos, todo s, 143 años más tarde sus sucesores se dieron por vencidos en esa tarea. La ilegalidad de toda clase de autoridad impuesta y, por consiguiente, la libertad humana como primer valor a defender fue la revolucionaria propuesta del movimiento anarquista, al que por ello se llamó libertario. Autogestionaria y federalista, esta corriente de pensamiento se atrevió a sugerir que la autoridad no es imprescindible para el funcionamiento de la sociedad, sino, por el contrario, la causa de sus males. Las herramientas de cambio para los ácratas son la libertad personal, la solidaridad fraterna, el colectivismo anticapitalista y la democracia directa. O sea, el pueblo organizado activa y perpetuamente: una sociedad sin Estado y con todo el planeta como única nación. Son los individuos quienes, quienes, por medio de la razón y del mutuo respeto, deben perfeccionarse hasta construir la sociedad en la que desean vivir, con responsabilidad responsabilidad pero sin ataduras. Libre cada uno, pero manteniendo la vista fija en el bienestar del conjunto.
EL MERCADO, AMO DEL PLANETA. Es curioso que en cada uno de los grandes movimientos anticapitalistas haya prevalecido alguno de los tres elementos sustanciales en que se resumió el eslogan de la Revolución Francesa: la libertad para los anarquistas, la igualdad para los comunistas y la fraternidad para los primeros socialistas. Quienes ahora niegan el impacto universal de aquella Revolución resumiéndola en un baño de sangre y terror olvidan que tanto la Historia del siglo XIX como en buena medida la del XX son efecto y resultado de su triple invocación. Otra cosa es que aquellos viejos valores permanezcan velados bajo el triunfo en toda línea del sistema capitalista. Que países que sólo han conocido el capitalismo a lo largo de su Historia, como Estados Unidos, sean los líderes del mundo, y que otros, como China, sólo hayan logrado su histórico despegue abrazando el capitalismo salvaje tras la bandera y la apariencia del comunismo, lo dice todo. No cabe duda de que el mercado se ha convertido en el verdadero amo del planeta y de que la globalización representa representa la definitiva toma del poder universal por el sistema capitalista. Podemos preguntarnos cómo es que sobrevive y renace después de cada crisis y de cada crac bursátil, pero el hecho cierto es que llevamos dos siglos viviendo bajo este paraguas y que no hay la menor señal en el horizonte de que vaya a cambiar en breve. Como tal sistema, parece indestructible. La única posibilidad de superarlo sería a través de un cambio en las conciencias, lo que hoy por hoy parece más improbable todavía. MH M U B L A
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CINCO MOVIMIENTOS ARTÍSTICOS DEL SIGLO XIX
Una esté estética tica muy variopint ariopinta a
EL ARTISTA DECIMONÓNICO REFLEJABA IDEOLOGÍAS, SEN� TIMIENTOS O CIRCUNSTANCIAS DE LA SOCIEDAD EN QUE VIVÍA. DE ESTA FORMA, A MEDIDA QUE AVANZABA EL SIGLO, VIERON LA LUZ LUZ DIFERENTES CORRIENTES DE ARTE EN EL VIEJO CONTINENTE. Por María Fernández Rei, filóloga
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NEOCLASICISMO El deseo de rescatar las huellas del pasado activó las expediciones arqueológicas para conocer las obras artísticas de la Antigüedad en sus lugares de origen, y así se gestó la base f undamental del estilo neoclásico: la recuperación de los valores estéticos de la cultura clásica grecorromana, especialmente las ideas de sencillez, simetría y belleza. Apareció en el siglo XVlll en Francia, en el contexto de la Ilustración, y en pocos años se expandió por todo el continente europeo. Como movimiento artístico de dimensiones universales afectó a todas las artes y estuvo muy ligado a los ideales de la Revolución Revolución Francesa y de la burguesía liberal. Por entonces, París se convirtió en la capital del mundo artístico reemplazando a Roma. A partir de 1810, el auge de la expresión romántica (1, La gran odalisca , de Dominique Ingres, 1814) 1814) da paso a los sentimientos que ignoraba la visión neoclásica (2, La muerte de Marat , de Jacques-Louis David, 1793).
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ROMANTICISMO Y REALISMO En un sentido estricto, el Romanticismo, más que un movimiento artístico, fue una fase de la vida intelectual europea, impregnada de una sensibilidad que manifestaba un deseo nostálgico de evasión de la realidad en el mundo de las emociones y exaltaba lo misterioso (2, Abadía en el bosque , de Caspar David Friedrich, 1809). El sentimiento romántico se tradujo en una preferencia por temas nacionales o de un orientalismo exótico, representados en composiciones sin orden aparente pero de gran riqueza de color (1, El puerto de Dieppe , de William Turner, 1826). La exageración de estas actitudes románticas, por oposición al racionalismo neoclásico, llevó a una postura artificial ante la realidad, poco en consonancia con el positivismo filosófico cada vez más imperante en Europa. En ese contexto nació el Realismo a mitad de siglo. Para asociarse al positivismo materialista y el cientifismo de la época, se exigía del escritor y del artista que fueran objetivos en la representación de las impresiones de sus sentidos, basándose en la observación de los aspectos más cotidianos (3, Entierro en Ornans , de Gustave Courbet, 1849; 4, Las espigadoras , de Jean-François Millet, 1857).
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IMPRESIONISMO El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa –principalmente en Francia– y se caracterizó por el intento de plasmar el instante y la luz, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintaban el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. Las obras impresionistas (1, Bailarina verde , de Edgar Degas, 1878; 2, Madame Monet y una amiga en el jardín , de Claude Monet, 1872; 3, Bar del Folies- Bergère , de Edouard Manet, 1882; 4, Almuerzo de remeros , de Pierre-Auguste Renoir, 1881) fueron esenciales para el desarrollo del arte posterior, a través del posimpresionismo y las vanguardias.
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POSIMPRESIONISMO Los pintores posimpresionistas, como Cézanne, Gaugin (7, Tahitiana con fruta , 1893), Toulouse-Lautrec (6, En el baño , 1896) o Van Gogh (5, Almendro en flor , 1890), en un principio vinculados al movimiento impresionista, desarrollaron un estilo artístico individual que los alejó de esta corriente. Al igual que los impresionistas, basaban su obra en el uso del color, color, pero rechazaban representar fielmente la naturaleza, por lo que ofrecían una visión del mundo más subjetiva. No les importaba tanto el objeto que se quería pintar como la sensación recibida: fugaz, efímera, difícilmente perceptible y reproducible. El término posimpresionista lo acuñó el crítico británico Roger Fry con motivo de una exposición de pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh que se celebró en Londres en 1910.
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Crónica de una época turbulent rbulenta a y fascinan fascinante LA HISTORIOGRAFÍA MODERNA NO CIÑE EL SIGLO XIX A SU ACOTACIÓN CRONOLÓGICA. LAS TRANS� FORMACIONES QUE TUVIERON SU CÉNIT ENTRE ���� Y ���� VINIERON DE LA MÁQUINA DE VAPOR ) Y ) Y DE WATT ( ���� ���� ) Y LA REVOLUCIÓN REVOLUCIÓN FRANCESA ( ���� ���� ) Y SE EXTENDIERON HASTA HASTA LA GUERRA GU ERRA DEL ��. Por Fernando Cohnen, periodista M U B L A
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DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA A LAS DE MEDIO ) . La toma del penal parisino de la SIGLO ( 1789�1848 1789�1848 ) Bastilla por la ciudadanía en armas, el 14 de julio de 1789 (dcha., en el cuadro), fue el arranque de una etapa políticamente políticamente agitada y socialmente muy dinámica.
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DE LA GUERRA DE CRIMEA A LA COMUNA DE PA� ) . La paz posnapoleónica acabó pronto RÍS ( 1848�1875 1848�1875 ) y el mundo mundo se desangró desangró en nuevos nuevos conflictos, conflictos, como como la Guerra de Crimea (izda., el sitio de Sebastopol), la de Secesión en EE UU o el estallido revolucionario de 1871. Y T T E G
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). El AUGE Y CAÍDA DEL IMPERIALISMO ( 1875�1900 1875�1900 ) último tramo de la centuria estuvo marcado por la lucha entre las potencias coloniales y por los avances tecno- lógicos, también los de tipo bélico (dcha., Sir Hiram Stevens Maxim con la ametralladora de su invención). M U B L A
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DE LA BELLE ÉPOQUE A LA I GUERRA MUNDIAL ( 1900�1914 ) . Las tensiones acumuladas llevaron al es- 1900�1914 ) tallido, ya entrado el s. XX, de la Gran Guerra. Fueron los años de vanguardias artísticas como el cubismo, inicia- do por Picasso con Las señoritas de Avignon (izda.).
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1789-1848
El final del del baile en la corte del Antiguo Ré Régimen gimen DEL MISMO MODO QUE SE PROLONGARÍA HASTA EL ESTALLIDO DE LA GRAN GUERRA, EL SIGLO XIX SE ANTICIPÓ CON OTRO ESTALLIDO: EL DE LA REVOLUCIÓN QUE ACABÓ CON LA MONARQUÍA EN FRANCIA. SE INICIÓ ASÍ UN PERÍODO POLÍTICAMENTE AGITADO AGITADO Y SOCIALMENTE MUY DINÁMICO.
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l 14 de julio de 1789, veinte mil hombres tomaron al asalto la Bastilla, el odiado penal de París, y colocaron en la punta de una pica la cabeza de su gobernador, el marqués Bernard-René Jordan de Launay: fue el inicio de la Revolución Francesa. Años antes de estallar ésta, la archiduquesa María Antonieta, hija de los emperadores austríacos, contrajo matrimonio con el futuro Luis XVI de
Francia. La ceremonia nupcial tuvo lugar el 16 de mayo de 17 70 en Versalles. Una vez llegó al poder, la desidia del monarca y el carácter hedonista y voluble de su mujer contribuyeron a la desafección del pueblo. Así, los burgueses, una parte de la nobleza y el pueblo llano se volvieron contra la pareja real. Tras ser condenado a muerte por la Convención, el rey fue ejecutado en la guillotina en enero de 1793. Nueve meses después, Ma M
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ría Antonieta corrió la misma suerte. Su decapitación simbolizó el final del Antiguo Régimen absolutista en Francia. Con veinticuatro años y con el grado de capitán de artillería, Napoleón encabezó un ejército que expulsó a los británicos de Toulon. Su capacidad al frente de una tropa mal equipada y peor instruida le gran jeó al joven oficial oficia l el meteórico me teórico ascenso a general de brigada. Napoleón convenció al Directorio para golpear el poder naval de Inglaterra en Egipto y en el Mediterráneo oriental, lo que colapsaría las vías de abastecimiento del Imperio Británico. UN MILITAR CONVERTIDO EN REY DE FRANCIA. Con la era napoleónica co-
EL ARRANQUE DE UNA ERA CONVULSA. La toma del penal parisino de la Bastilla por la ciudadanía en armas, el 14 de julio de 1789 (arriba, en un óleo del s. XVIII, Museo Carnavalet, París), París), inició la Revolución Francesa. Francesa. Con ésta surgieron algunos de los cambios que caracterizarían al siglo XIX.
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menzó propiamente el siglo XIX. Durante la primera fase de campaña, Napoleón salió victorioso en varias batallas terrestres, como la que tuvo lugar cerca de El Cairo, pero pronto comenzaron las dificultades para los franceses. Con la flota británica al mando del almirante Nelson asediando las aguas de Alejandría, el corso recibió noticias alarmantes de París. Tras burlar el cerco naval, abandonó a su maltrecho ejército en Oriente Próximo y regresó a Francia. El 9 de noviembre de 1799, Napoleón encabezó un golpe de Estado que acabó con el gobierno del Directorio. Su siguiente paso fue proclamarse primer cónsul con poderes dictatoriales, lo que fue interpretado como el final de la Revolución Francesa. Con todo el control del país en sus manos, Napoleón volvió a cargar contra los austriacos. En junio de 1800 logró una gran victoria en Marengo, al norte de Génova. Su triunfal regreso a
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DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA A LAS DE MEDIO SIGLO C S A
LA POMPA Y LO POMPOSO. La entronización y coronación como emperador del militar corso Napoleón Bonaparte en 1804 (en este cuadro de Ingres, en el trono imperial) causó estupor por su ostentación y boato.
El ascenso y caída de Napoleón marcó el fin de la Revolu R evolució ción n FranFr ancesa y el inicio i nicio de de una nueva era en Europa París lo consolidó como el dirigente que había devuelto el honor y la paz a un país que había sufrido durante muchos años los horrores de la Revolución. Un año después, el ejército que abandonó Napoleón en Egipto fue derrotado por el general británico Abercromby. Abercromby. Aunque fue un sonado fracaso militar, la aventura a orillas del Nilo proporcionó a Champollion las claves para descifrar la escritura jeroglífica y adornó la plaza de la Concorde con el obelisco de Lúxor, de 3.200 años de antigüedad, que todavía hoy sigue dando lustre y grandeur a Pa grand eur a rís, la ciudad que sirvió de escenario para la ceremonia que convertiría a Napoleón en el nuevo emperador de Francia. El dictador logró que el papa Pío VII viajara a París para asistir en Notre-Dame a su coronación, cuya ostentación dio lugar a comentarios jocosos sobre el narcisismo de aquel hombre de corta estatura e incipiente obesidad. Su rechoncho cuerpo iba embutido en un traje enjoyado que le daba el aspecto de un ridículo pavo real. La enorme carroza que lo transportó por las calles de la capital francesa llevaba enganchados ocho caballos, un número reservado exclusivamente a la realeza. LA CAÍDA DEL ÁGUILA IMPERIAL.
Tras derrotar a los ejércitos de media Europa, en 1810 las cosas comenzaron a torcerse. Ese año, las deserciones en el ejército francés aumentaron a más de mil al día. Luego se recrudecieron los problemas económicos y las dificultades de su ejército en la invadida España. En Francia, ya no se le quería tanto. Tres años después, los rusos y las inclemencias del duro invierno en las estepas derrotaron a su ejército. En marzo de 1814 cayó París y Napoleón fue confinado en la isla de Elba. Pero el Águila logró escapar de la jaula y volar vol ar a Franc F rancia ia para protago prot agoniza nizarr dud urante cien días una contraofensiva que sólo pudo ser frenada en Waterloo. En junio de 1815, fue exiliado en Santa Elena, una prisión de la que ya no saldría vivo. Aquel hombre que sometió a monarcas y logró que su nombre quedara ligado para siempre a la Historia del siglo XIX se sintió abandonado en aquella miserable isla 63
del Atlántico sur, ubicada a unos 3.000 kilómetros de la costa angoleña, donde malviviría el último capítulo de su vida. Dos años antes de la derrota de Napoleón, la familia real española permanecía retenida en Francia por las autoridades francesas. En un intento de retomar la iniciativa, los políticos conservadores y liberales se replegaron a Cádiz para organizar la resistencia contra el invasor y redactar una Constitución capaz de solucionar los problemas económicos, sociales y políticos que desde hacía décadas aceleraban la decadencia de España.
OPORTUNIDADES PERDIDAS, MÁQUINAS NUEVAS. Finalmente, las Cortes Generales proclamaron la Constitución el 19 de marzo de 1812, día de San José, motivo por el que fue popularmente conocida como “la Pepa”. Sus promotores debían asentar los pilares de una moderna monarquía parlamentaria y aportar las semillas necesarias para que germinara en el país una idea de renovación social y política, estableciendo la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, un cambio fundamental que representaba la ruptura con el absolutismo. Pero aquella intentona de modernizar España se vino abajo poco después cuando Fernando VII, que había sido liberado por Napoleón, regreso al país en marzo de 1814. Apoyado por sectores ultramonár M U B L A
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1848. Ese año, el fantasma de la revolución recorrió Europa con desigual éxito. En París se proclamó la República el 24 de febrero. En esta litografía coloreada de Franz Kollarz, la duquesa de Orléans trata de salvar el trono para su hijo Luis Felipe, conde de París, en la Cámara de los Diputados.
quicos, el 4 de mayo de ese año el monarca dio un golpe de Estado. El decreto real abolía la Constitución de Cádiz y toda la legislación surgida en las Cortes en aquel corto espacio de tiempo. Acompasado por el grito popular de “vivan las cadenas”, el regreso del viejo orden y de la Inquisición supuso el inmediato arresto de liberales en todo el territorio nacional y el final de una oportunidad perdida. Una vez derrotado Napoleón, el Congreso de Viena (1814-1815) recompuso la pentarquía, es decir, las cinco grandes potencias que se repartían el poder en el Viejo Continente: Gran Bretaña, Austria, Rusia, Prusia y la propia Francia. Este orden aseguró la paz en Europa durante algo más de cuatro décadas. Las revoluciones de 18481849 lo hicieron tambalearse, pero no lo derribaron. Cuarenta años antes de que las Cortes de Cádiz aprobaran “la Pepa”, el escocés James Watt Watt patentó la máquina de vapor, que tiempo después daría alas a un cambio tecnológico, económico y social que configuró el mundo que conocemos. LUCHA DE CLASES. En este decimonónico grabado coloreado de carácter alegórico, El vampiro capi- talista , éste succiona la sangre del proletariado mientras el socialismo (un ángel) acude a socorrerlo.
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Las revoluciones en Estados Unidos y Francia y el irrefrenable ascenso de la burguesía y del librecambismo también contribuyeron a cimentar los pilares de la Revolución Industrial, pero el factor decisivo, el que puso en marcha los engranajes de aquel gran cambio tecnológico y económico, fue sin lugar a dudas la máquina de vapor. Su capacidad para generar energía de una forma continua y precisa facilitó la extracción de grandes cantidades de carbón, la creación de fábricas capaces de incrementar la productividad y el desarrollo de nuevos sistemas de transporte, como el ferrocarril y los navíos a vapor, que poco a poco fueron sustituyendo a las diligencias y a los obsoletos barcos de vela.
COLONIALISMO Y LIBERALISMO ECONÓMICO. A estos cambios se añadió una agresiva política colonial por parte de las potencias europeas que ensanchó cada vez más los mercados del capitalismo nacido al calor de la primera etapa de la Revolución Industrial, aquella que se desarrolló de 1760 a 1870. Porque, una vez finiquitado el Antiguo Régimen, la burguesía siguió al dictado el ideario que propuso Adam Smith en 1776 en su libro La riqueza de las naciones , en cuyas páginas promulgaba la atractiva idea de que los hombres son inventivos i nventivos y productivos por naturaleza. “Si se les permite actuar en libertad, su espíritu emprendedor hará florecer a la nación en su conjunto”, afirmaba el economista escocés. Al proclamar la plena libertad comercial y financiera y la ineptitud del Estado como ente económico, Smith abrió las
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DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA A LAS DE MEDIO SIGLO puertas al Gran Capitalismo que, a partir de 1870, fue el protagonista de la segunda etapa de la Revolución Industrial. En su vertiginoso desarrollo, el capitalismo oprimió a las economías nacionales más empobrecidas y se enfrentó a unos trabajadores cada vez más organizados. Sin embargo, ese mismo capitalismo incrementó la producción agrícola, fomentó la natalidad y provocó un movimiento migratorio a las ciudades que abrió las puertas al industrialismo. Si en 1750 la producción de hierro en el Reino Unido era de unas 17.000 toneladas, en 1816 se elevó a 17 millones, pasando a 39 millones de toneladas en 1830. En pocos años, Inglaterra se convirtió de esta manera en la gran potenci a metalúrgica del mundo. Luego vinieron el martillo de vapor, los impresionantes hornos de la alemana Siemens y otros adelantos tecnológicos que hicieron de la segunda mitad del XIX “el siglo del hierro”. El enorme capital que había acumulado la familia Rothschild en Londres y París contribuyó a engrasar las inversiones necesarias para construir las grandes infraestructuras de la época.
Tensión social en un mundo industrializado
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n las primeras décadas del siglo XIX, la competencia entre el trabajo mecanizado y el manual fue traumática para muchos trabajadores. Además, la enorme distancia entre la riqueza que acumulaba la burguesía y la pobreza del proletariado urbano dio lugar a graves tensiones sociales que desembocaron en el proceso revolucio-
nario de ����. Ese ambiente de malestar coincidió con la publicación del Manifies- de Karl Marx y to Comunista de Friedrich Engels. Entre ���� y ����, la Revolución Industrial no mejoró la vida de los traba jadores jadores en el Reino Reino Unido Unido ni tampoco en Alemania, donde la industrialización se inició en ����. En esos años, sólo Estados Unidos aseguró a sus
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ciudadanos una aportación alimentaria suficientemente energética. La búsqueda de trabajo en los nuevos centros fabriles hizo que la población urbana se disparara en Europa, sobre todo en Inglaterra. La Manchester de las décadas de ���� y ���� fue el paradigma de las ciudades que emergieron al amparo de la Revolución Industrial. Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820- 1895) –en el cuadro, el pri- mero sentado y el segundo de pie– publicaron el Manifiesto Comunista en 1848.
EUROPA, CAMINO DE UNA NUEVA REVOLUCIÓN. En Gran Bretaña, la primera línea ferroviaria que unía Londres con Birmingham se inauguró en 1838. Otras ciudades se fueron uniendo entre sí formando redes nacionales, para posteriormente componer grandes redes transfronterizas de ferrocarriles. En 1840 se construyeron las primeras estaciones en Europa, que comenzaron a transformar el paisaje urbano con sus enormes edificios de hierro y cristal. En aquellos años se impusieron la propaganda comercial, las sucursales de las grandes empresas y otros novedosos métodos comerciales que pretendían dar salida a la ingente producción de las fábricas ubicadas en el Reino Unido. Gran parte de los bienes de consumo fueron a parar al vasto Imperio Británico. A su vez, de esas tierras lejanas provenían los productos primarios necesarios para engrasar las cadenas de producción metropolitanas. Gracias al poderío de su marina y de su ejército de tierra, que alimentó con tropas provenientes de los países colonizados, Gran Bretaña logró manejar aquel inmenso dominio, convirtiéndose en la gran potencia mundial de la época. Pero el auge económico del que disfrutaban las clases privilegiadas no llegó a las más deprimidas del Viejo Continente. El proceso revolucionario de 1848, que se propagó como un incendio a través de
las fronteras, fue la respuesta a ese desequilibrio. Sus efectos llegaron a Francia, donde se proclamó la República el 24 de febrero, y a Alemania, el 2 de marzo de ese mismo año. En pocas semanas, muchos gobiernos europeos fueron derrocados por el vendaval revolucionario, cuyas sacudidas se dejaron notar en lugares tan lejanos como Brasil y Colombia. Sin embargo, a pesar de ser la revolución más extendida, también fue la de éxito más breve. Durante un corto período de tiempo triunfó en el centro del continente, pero no en su periferia: ni en
La burguesía, el librecambismo y, sobre todo, la m áquina de vapor vapor fueron las bases de la Revolución Industrial
España o Suecia, países demasiado aislados, ni en Rusia o el Imperio otomano, naciones demasiado atrasadas para poseer una clase política suficientemente organizada. A los liberales moderados franceses y de otras naciones les asustó una revolución que fue abanderada por los trabajadores pobres. La rebelión sólo mantuvo su ímpetu allí donde el problema de fondo era la liberación nacional, como en Italia y Hungría. Pese a todo, las revoluciones de 1848 tuvieron sus consecuencias. Los conservadores y los defensores del orden comprendieron que tenían que influir en el pueblo para mantener el sistema político imperante, y para eso necesitaban medios de comunicación que dirigieran la opinión pública. “Incluso los prusianos más intolerantes descubrieron a lo largo de aquel año que necesitaban un periódico capaz de influir en la sociedad”, escribe el historiador británico Eric Hobsbawm en su libro La era del capital . � 65
1848-1875
a Guerra de Crimea, que de 1853 a 1856 enfrentó a Rusia contra Francia, Gran Bretaña y Piamonte-Cerdeña (el Estado que sería el núcleo del futuro reino de Italia), fue uno de los factores que socavaron el nuevo orden que había puesto en pie el Congreso de Viena de 1814. Una vez finalizó dicho conflicto bélico, Alemania e Italia alcanzaron su condición de nuevas naciones gracias al esfuerzo y la resolución de Otto von Bismarck y Camillo Benso di Cavour, respectivamente. Su afán por la creación de Estados nacionales fuertes fomentó graves tensiones y conflictos conflictos armados armados que que dieron la puntilla puntilla al período de paz de que había disfrutado Europa durante cuatro décadas. A partir de entonces, el canciller Bismarck comenzó a dominar la política del continente europeo. En 1871, los ejércitos alemanes infligieron una gran derrota a los franceses, aunque el gran pastel colonial siguió en manos de Gran Bretaña y Francia.
L De la Guerra Guerra de Crimea a la Comu Comuna LA PAZ ALCANZADA TRAS LAS DERROTAS DE NAPOLEÓN Y DE LA REVOLUCIÓN DEL �� DURÓ POCO. POCO. PRONTO, PRONTO, EL VIEJO CONTINENTE VOLVIÓ A DESESTABILIZARSE... Y TAMBIÉN EL NUEVO. ESO SÍ, EN MEDIO DE UN PROGRESO INDUSTRIAL Y TÉCNICO SIN PRECEDENTES. 66
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LA ERA DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL situado en Broad Street. Las autoridades municipales retiraron retiraron el mango de la bomba de extracción y los casos de cólera decayeron en poco tiempo. El descubrimiento de Snow impulsó enseguida nuevas medidas de higiene en las grandes ciudades europeas. El 24 de junio de 1859 tuvo lugar la batalla de Solferino, que enfrentó a los ejércitos de Napoleón III y del rey italiano Víctor Manuel II contra el del emperador austriaco Francisco José I. El sangriento combate se enmarcó en el turbulento proceso de unificación de Italia. Las cifras de víctimas de aquel brutal choque fueron espantosas: más de 20.000 heridos y más de 5.000 muertos. El número de soldados desaparecidos fue superior a 10.000. El banquero suizo Henri Dunant fue testigo accidental de la matanza. Lo que vio le afectó tanto que escribió un libro titulado Recuerdo de Solferino en en el que reclamó un cuerpo sanitario que socorriese a los heridos en el campo de batalla. Viajó por Europa promocionando su idea y en 1864 sus esfuerzos fueron recompensados cuando un grupo de naciones decidió crear la Cruz Roja Internacional. El emblema del nuevo organismo, una cruz roja sobre fondo blanco, fue un homenaje
GUERRA Y PAZ. Fue una era de sangrientos conflictos entre naciones europeas, como la Guerra de Crimea (en el cuadro, el sitio de Sebastopol de 18541855) o la batalla de Solferino (1859), pero también vio nacer iniciativas como la creación de la Cruz Roja Internacional.
a Dunant y a su país, ya que ese diseño es la bandera de Suiza con los colores invertidos. A miles de kilómetros de Europa, en Estados Unidos, la esclavitud y las discrepancias en el comercio internacional fueron algunos de los problemas que exacerbaron el enfrentamiento entre los partidarios de la Unión (yanquis o unionistas) y los defensores de la secesión (sudistas o confederados). Mientras el norte apoyaba los aranceles para proteger su naciente industria, el sur los rechazaba porque temía que, en represalia, los países europeos comprarían el algodón a otros países, lo que arruinaría a la rica aristocracia de Orleans, Atlanta y Richmond. LA GUERRA DE SECESIÓN AMERI� CANA. Poco dados a la industria, los sure-
ños dedicaban sus esfuerzos a la administración, el cultivo del algodón y el manejo de las armas. Celosos guardianes de su peculiar forma de vida, los aristócratas del sur se quejaban de la superioridad moral que exhibían las gentes del norte cuando condenaban la esclavitud. Las diferencias eran tan profundas que ambos bandos terminaron enfrentándose en una violenta guerra civil. En julio de 1863, el mayor George
El canciller alemán Otto von Bismarck dominó la política del continente europeo durante esta época, tras tr as las l as unificac unificacio iones nes de de Alem ania e Italia M U B L A
En 1852, el alemán Theodor Schwann (1810-1882) señaló que la célula era el constituyente básico de los animales. Trece años después, su compatriota Rudolf Virchow afirmó que las células eran las unidades más pequeñas del organismo, capaces de sobrevivir aisladas en condiciones favorables. Aquellos avances pusieron de moda la teoría celular, de la que quedaba exento el sistema nervioso central, un error que repararía décadas más tarde el científico español Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). DE LA LUCHA CONTRA EL CÓLERA AL NACIMIENTO DE CRUZ ROJA. A me-
diados del siglo XIX, el inglés John Snow (1813-1858) afirmó que el agua era el agente que provocaba los frecuentes brotes de cólera en las ciudades europeas. Tras realizar una encuesta en hogares londinenses, Snow demostró que todos los casos de cólera se habían producido en un área donde los enfermos utilizaban agua procedente de un pozo
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NORTE CONTRA SUR. La aristocracia sureña de EE UU, esclavista, se resistía a perder sus privilegios y guerreó para defenderlos contra la Unión, abolicionista. Sobre estas líneas, una postal coloreada de la serie Dixie Land en en que se muestra a esclavos afroamericanos afroamericanos recogiendo el algodón.
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Meade consiguió derrotar a las tropas confederadas del general Lee en la batalla de Gettysburg, la más sangrienta de aquel conflicto bélico fratricida. El legendario militar sureño tuvo que retroceder hacia el río Potomac, sufriendo grandes pérdidas. Al mismo tiempo, el general Grant tomó Port Hudson, cortando así la comunicación entre los Estados de Texas, Arkansas y Louisiana y el resto resto de la Confederación. El 19 de noviembre de ese año, Lincoln acudió a los campos de Gettysburg para rendir homenaje a los miles de hombres que cayeron en aquella carnicería. La rendición de l os confederados se produjo el 9 de abril de 1865. Seis días después de la victoria, Lincoln acudió al Teatro Ford, en Washington, para asistir a una comedia. Cuando comenzó el tercer acto, se oyó un disparo. El presidente cayó malherido por el tiro que le descerrajó John Wilkes Booth. Tras Tras el a sesinato de Lincoln, Estados Unidos no sólo no cayó en crisis, sino que dio un gran salto económico y comenzó a ganar prestigio en el exterior. Pero tuvo que esperar a derrotar a España para iniciar su carrera como potencia mundial. GRANDES INFRAESTR INFRAESTRUCTURAS. UCTURAS. La apertura del Canal de Suez en 1869, llevada a cabo con capital francés gracias a la tenacidad del ingeniero francés Fernando de Lesseps, favoreció las comunicaciones y el comerc com erc io de Europa Eur opa con el mundo mun do asiático y Oceanía. Mientras tanto, las redes ferroviarias se extendieron por el Viejo Continente. En aquel ambiente de euforia, las grandes instituciones financieras y los
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EL MAGNICIDIO MÁS ICÓNICO DEL SIGLO XIX. El asesinato del presidente Abraham Lincoln a manos del sudista John Wilkes Booth en el Teatro Ford de Washington, el 15 de abril de 1865, fue el trágico colofón a la desgarradora Guerra de Secesión estadounidense. Arriba, en una acuarela.
bancos, como el de la familia Rothschild [ver recuadro], dirigieron los destinos de las naciones más poderosas. La emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, inauguró la nueva ruta marítima de Suez que juntaba las aguas del Mediterráneo con las del mar Rojo a través de un canal artificial de 50 kilómetros que atraviesa el desierto. El día de la apertura del Canal, se representó Aída , la ópera de Verdi, y se celebró una fastuosa fiesta en el puerto de Said a la que acudieron cerca de seis mil personas, entre las cuales se encontraban numerosos representantes presentantes de Estado como los príncipes de Gales, de Prusia y de Holanda.
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Cuarenta barcos, presididos por el de la emperatriz Eugenia, fueron los primeros en navegar por el Canal. Algunas estimaciones señalan que en la faraónica obra murieron miles de trabajadores. En 1875, Egipto entró en una profunda crisis económica que obligó al Pachá a poner en venta sus acciones del Canal para pagar la deuda externa del país. EL COMIENZO DEL JAPÓN MO� DERNO. Benjamin Disraeli, primer mi-
nistro británico, ordenó comprarlas con el objetivo de tomar el control sobre ese estratégico enclave que permitía a su país un acceso más rápido a la India. En 1880, el tráfico marítimo que cruzaba el Canal rondó los 6 millones de toneladas. Aquel
Los Rothschild: una dinastía
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La saga de estos millonarios incluye al anglofrancés Henri de Rothschild (1872-1947; en la imagen), médico, empresario, filántropo y dramaturgo.
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ames Rothschild, el fundador de la rama francesa de la familia, registró su primer banco en ����. Su hermano Nathan se asentó en Londres y pronto obtuvo la nacionalidad británica. En ����, los dos hermanos se situaron en el podio de la banca europea. Ese año, James compró la casa particular de Fouché, un lugar que pronto se convirtió en el centro de la vida política y económica de Francia. Su red de mensajeros era la más eficaz y discreta del continente. La repentina llegada de un mensajero de los Rothschild
podía causar un vuelco en las Bolsas europeas. En Nueva York, un judío alemán llamado August Belmont fue el representante representante de los negocios de los Rothschild en Estados Unidos. Si la rama francesa de la familia acaparó el floreciente negocio del ferrocarril en su país, la inglesa hizo lo propio en otras naciones, entre ellas España, invirtiendo grandes sumas de dinero en ferrocarriles ferrocarriles y minas. Los Rothschild se convirtieron así en la familia más rica y poderosa de Europa, la que movía los hilos de los grandes negocios en medio mundo.
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LA ERA DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL año, más de tres cuartas partes de las mercancías que transitaron por el Canal lo hicieron en barcos bajo pabellón británico. Francia, con tan sólo un 8%, quedaba notablemente por detrás de Gran Bretaña. En 1868, el shogún okugawa Yoshinobu fue destronado y el joven emperador Meiji pasó a ser la figura principal y el símbolo de la unidad de Japón. Aunque la revolución acabó con el estilo de vida de los samuráis, algunos se convirtieron en figuras relevantes del nuevo gobierno. En 1882, uno de ellos, llamado Shibusawa Eiichi, dirigió el Banco Nacional, creado años antes con el dinero que les fue concedido a un puñado de privilegiados guerreros de alto rango por las tierras que habían logrado conservar. Pero no todos se doblegaron. La obligación de devolver sus posesiones territoriales a cambio de pagarés del Estado y la prohibición de portar sus sagradas espadas hicieron que muchos samuráis se rebelaran contra el nuevo emperador en 1877. Vestidos a la usanza tradicional, los rebeldes se enfrentaron con sus corazas, espadas y lanzas al ejército del emperador, que portaba armamento moderno. Las ametralladoras y las bombas aniquilaron a cerca de veinte mil guerreros. Aquella matanza fue el crepúsculo de los samuráis y el comienzo del Japón moderno.
Sangrienta, que causó unas 10.000 víctimas mortales y el destrozo de más de 200 edificios en la capital francesa. Ajenos a los esporádicos estallidos de violencia social, el industrialismo y el libre mercado continuaron imponiendo sus le yes en todo el continente, transformando radicalmente los procesos de producción en las fábricas y la rutina diaria de los europeos. Las diligencias tiradas por caballos y los bellos veleros fueron sustituidos por ferrocarriles y barcos impulsados por poderosas calderas a vapor. Los cambios se producían a una velocidad vertiginosa. Pero aquellos avances tecnológicos no hubieran sido posibles sin el desarrollo paralelo de la siderurgia, cada vez más perfecciona-
El industrialism industria lismo o y el libre mercado se impusieron, aupados por el av a vance tecnológico tecnológico
CAMBIOS A VELOCIDAD VERTI� GINOSA. A miles de kilómetros de dis-
tancia, en Gran Bretaña, la reina Victoria disfrutaba de gran popularidad entre su pueblo. Varios de sus nueve hijos y 40 nietos pasaron a los tronos de Europa. En 1876, cuando el primer ministro Disraeli la ascendió a emperatriz en la India, Victoria no sólo se convirtió en una especie de “reina del mundo”, sino también en el símbolo viviente del papel hegemónico del Imperio Británico. La Guerra Franco-Prusiana (18701871) desembocó en la ocupación de Alsacia y Lorena por parte de los victoriosos ejércitos del Káiser, lo que humilló a los nacionalistas franceses, que desde entonces hicieron todo lo posible para recuperar ambas regiones. La derrota francesa y el derrumbe del gobierno imperial de Napoleón III tuvieron además otra consecuencia inesperada. El vacío de poder en la capital francesa provocó que la milicia ciudadana, con el apoyo de la población obrera, se hiciera con las riendas del gobierno para asegurar la continuidad de la administración de la ciudad. La Comuna gobernó en París en 1871 durante 60 días, hasta la intervención del ejército durante la llamada Semana
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EL ÚLTIMO SHOGÚN. Tokugawa Yoshinobu (arriba, fotografiado por Felice Beato) fue el último miembro del shogunato Tokugawa Tokugawa en Japón. Ja pón. Reformista, fue apartado del poder en 1868.
da, tanto en el uso de minerales de hierro como en la obtención de aceros puros. Las aplicaciones técnicas de la electricidad también contribuyeron a aquel profundo cambio económico. Las noticias se transmitieron instantáneamente a través de los hilos telegráficos y telefónicos (Morse, en 1837, y Graham Bell, en 1876), y atravesaron los océanos gracias a la instalación de los primeros cables submarinos. Con aquellos avances, el mundo se hizo todavía más pequeño. La ciencia positivista, cuyos resultados se podían comprobar por el cálculo, constituyó la plataforma para el desarrollo tecnológico. odo ello propició un gran salto hacia delante. Luego llegó la revolución de la producción de energía eléctrica con el perfeccionamiento de la dinamo, cuyos orígenes se encuentran en los experimentos que realizó Michael Faraday en 1831. AVANCES Y EXPLOTACIÓN: UN MUNDO DE CONTRASTES. A partir de
1873, las dinamos se aplicaron a la obtención de fuerza hidroeléctrica, la denominada “hulla blanca”, lo que permitió su transformación en luz para el alumbrado y en una nueva nue va energí ene rgíaa para par a los transtra nsportes. El punto culminante de aquellos asombrosos inventos fue la presentación de la lámpara incandescente de Tomas Edison en 1879. En realidad, esos avances sólo fueron la punta del iceberg de lo que iba a llegar en el siglo XX. El entusiasmo que despertaba en la sociedad europea aquel interminable caudal de descubrimientos contrastaba con las durísimas condiciones laborales en las fábricas, las siderurgias y las minas. minas. “La tecnología liberará al hombre de las tareas más ingratas”, publicaba el periódico Te imes . Era cierto que la industrialización industrialización hacía menos penosos algunos trabajos, pero la fabricación en serie también embrutecía al nuevo proletariado. La segunda etapa de la Revolución Industrial, que empezó aproximadamente en 1870, siguió siendo un tiempo oscuro y luminoso a la vez. La creación en 1864 de la I Internacional Socialista, que se inspiró en las organizaciones obreras del Reino Unido (rade (rade Unions), marcó el iinicio nicio de ciertas mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores. Inventos como la electricidad, el gramófono, el cine y la cisterna de agua corriente, que fue instalada en los baños de las casas burguesas, incrementaron el confort en una sociedad que, fascinada con la tecnología, se enfrentaba con cierto optimismo al cambio de siglo. � 69
1875-1900
La era colo colon nial EL ÚLTIMO TRAMO DEL SIGLO XIX SE CARACTERIZÓ POR LA PU� BLICACIÓN DE IMPORTANTES OBRAS CIENTÍFICAS Y LITERARIAS EN LAS POSTRIMERÍAS DE LA PUJANTE ETAPA IMPERIALISTA. a presentación de la teoría evolucionista de Charles Darwin (1809-1882) abrió las puertas al estudio de la biología de los seres vivos. El naturalista inglés demostró que, en la lucha por la existencia, los animales más favorecidos tienen ventaja y sobreviven, por lo que las variaciones favorables son las que permanecen. Éstas se van acumulando e imponen un cambio paulatino de las especies. Este cambio gradual, que Darwin denominó “selección natural”, conduce a la aparición de nuevas especies cuando se mantiene durante mucho tiempo. Pero, junto a las grandes teorías científicas que revolucionaron el estudio de la biología y la morfología, el XIX fue también el siglo de Friedrich Nietzsche (18441900). Parte de su obra giraba en torno a la idea de que la vida es voluntad de poder y todo lo que se opone a ella es considerado nihilismo, moral de esclavos y decadencia. Afirmaba que para superar el nihilismo era necesaria la aparición del superhombre,
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un ser que tendría una moral de nobles y aceptaría la voluntad de poder. El superhombre sería así el que crearía las normas morales y el que sometería las cosas a su voluntad. En el terreno literario, algunas novelas retrataron fielmente el espíritu del siglo XIX. Si la novela Kim de Rudyard Kipling desvelaba la lujosa vida de los altos funcionarios británicos y la pobreza de las clases más desfavorecidas del subcontinente indio, las obras de Charles Dickens describieron minuciosamente y con gran intensidad el ambiente de la capital británica en los albores de la época victoriana. LITERATURA REALISTA O VISIONA� RIA. Sus escarceos por las calles y por las
viejas tabernas londinenses mostraban el lado oscuro de una ciudad en la que convivían la pobreza del East End con el lu jo imperial imp erial de Chelsea Che lsea o Kensington, dos barrios salpicados de magníficas mansiones en cuyos salones se pavoneaba pavoneaba la alta
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“PADRE” DE LA SELECCIÓN NATURAL. Tras la publicación en 1859 de la obra cumbre del naturalista británico Charles Darwin (en la ilustración, su retrato), El origen de las especies , que causó una conmoción social, los estudios de la comunidad científica internacional dieron un salto cualitativo. cualitativo.
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NOVELAS DE CRÍTICA SO� CIAL. El autor de Oliver Twist (en la foto, una escena del film homónimo de Roman Polanski, de 2005, con Barney Clark en el papel protagonista y Ben Kingsley como Fagin), Charles Dickens, plasmó en su obra una dura visión de la situación de los más desfavorecidos en el Londres victoriano.
burguesía londinense, aquella que se había enriquecido con la Revolución Revolución Industrial y el comercio con las colonias. En París, el escritor Émile Zola tuvo un papel muy relevante en la revisión del proceso del oficial francés de origen judío Alfred Dreyfus, que fue acusado injustamente de traición. Por su parte, el célebre autor de novelas de aventuras Julio Verne ideó un viaje tripulado a la Luna y un gran submarino propulsado por una energía desconocida que era capaz de navegar a grandes profundidades. Con sus relatos visionarios, salpicados de asombrosos avances tecnológicos, Verne dio las primeras puntadas a un nuevo género literario: la ciencia ficción. Entretanto en España, en 1873, Benito Pérez Galdós comenzó a publicar los Episodios nacionales , una crónica del siglo XIX que recogía la memoria histórica de los españoles. Casi cuatro décadas antes, Mariano José de Larra, el más importante exponente del Romanticismo literario español, se suicidó en Madrid en 1837. Su inconformidad y desaliento con la sociedad y política españolas, junto al dolor que le produjo el rechazo de su gran
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amor, Dolores Armijo, le hicieron coger una pistola y pegarse un tiro en la sien. Su pena por el grave problema que atravesaba el país, que identificó con la falta de educación, el atraso y la ignorancia, influyó en la generación literaria que años más tarde criticaría los males de España tras el desastre de 1898, cuando se perdieron Cuba y Filipinas. DE LAS PALABRAS A LOS HE� CHOS. Los últimos años del siglo XIX
estuvieron marcados además por la violencia terrorista. El concepto “propaganda por el hecho” tuvo un papel destacado en las deliberaciones del Congreso Internacional Anarquista de 1881. Aquel lema defendía la acción violenta en detrimento de los discursos y proclamas a favor de la revuelta, que según los líderes anarquistas más radicales apenas despertaban el instinto revolucionario del pueblo. En ese Congreso tuvo un papel preponderante el príncipe Kropotkin, hijo de un oficial ruso que se convirtió en uno de los principales ideólogos del movimiento anarquista. A pesar de su educación y filia-
ción aristocrática, Kropotkin abrazó desde muy joven la causa libertaria y postuló el advenimiento de una nueva sociedad sin coacciones, basada en la participación del individuo en una comunidad de producción que ofreciera a cada uno según su capacidad y en función de sus necesidades. La “propaganda por el hecho” fue relacionada con el creciente número de atentados anarquistas que sufrieron monarcas y jefes de Estado Est ado a finales finale s del siglo XIX y principios del XX. Entre otros, el que perpetró el anarquista Auguste Vaillant en 1893, cuando lanzó una bomba en la Cámara de Diputados francesa. A partir de entonces, se disparó el número de atentados. El más célebre fue el que protagonizó Luigi
Con sus relatos salpicados de asombrosos avances tecnológicos, tecnológicos, Verne Vern e creó un nuevo género: la ciencia ficción
Lucheni en septiembre de 1898, cuando mató con un fino estilete a la emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, Isabel de Baviera, apodada familiarmente Sissi. A finales del siglo XIX, España sólo mantenía el control sobre Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas pequeñas islas en el océano Pacífico. Aquellos últimos enclaves coloniales se perdieron en 1898, el año del desastre. Todo comenzó con el Arancel Cánovas de 1891, que garantizaba el monopolio textil catalán obligando a Cuba a absorber sus excedentes de producción. A esto se añadió el incumplimiento de las reformas autonomistas que había prometido Antonio Maura, ministro de Ultramar del Gobierno español. Aquel cúmulo de despropósitos propició el levantamiento de los patriotas cubanos, que veían como un lastre el vínculo comercial que todavía mantenían con la Corona. INDEPENDENCIA DE CUBA. La situación de la economía española contribuyó a empeorar las cosas. El aislacionismo comercial y monetario frenó el crecimiento y retrajo la inversión extranjera en el país. La depreciación de la peseta alertó a los inversores extranjeros del llamado “riesgo-país” que tenía España, que se acentuaría meses más tarde por el enorme gasto que iba a requerir la guerra en Cuba y Filipinas. El volumen volumen del endeudamiento exterior de la economía, tanto público como privado, fue otro de los factores que agravaron el desastre de 1898. La autorización para la insurrección armada llegó a Cuba a finales de enero de 1895. La firmaba la Junta Revolucionaria de Nueva York, con José Martí, el carismático líder del independentismo cubano, a la cabeza. En aquel entonces, las fuerzas españolas en la isla caribeña rondaban los 250.000 hombres, muchos de ellos mal equipados o enfermos. Cuando el republicano William McKinley accedió a la presidencia de EE UU en la primavera de 1897, se multiplicaron las presiones de Washington para que Madrid claudicara en Cuba y Filipinas, dejando el terreno libre a las ambiciones coloniales estadounidenses. Tras el asesinato de Cánovas del Castillo en el balneario de Santa Águeda, en Mondragón, el liberal Práxedes Mateo Sagasta se hizo con la jefatura del gobierno el 4 de octubre de 1897. Dos días después, el nuevo gobierno concedió la autonomía a Cuba y Puerto Rico. Rico . Pero los rebeldes rebelde s cubanos, apoyados por Estados Unidos, prosiguieron la guerra contra el ejército español. El 23 de abril de 1898, el líder guerrillero Emilio Aguinaldo declaró la independencia de Filipinas bajo el protectorado
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Tiempo de exposiciones universales A M S I R P
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La Torre Eiffel se inauguró para la Exposición Uni- versal de París de 1889. Arriba, en un grabado colo- reado, la construcción del mítico símbolo parisino.
de Estados Unidos, y ocho días después los buques de guerra estadounidenses acabaron con la flota española. La segunda gran derrota se produjo en Cuba el 4 de junio de aquel fatídico año, cuando la arar mada española volvió a sucumbir frente a la estadounidense.
a primera fue la llamada Gran Exposición de las Obras Industriales de Todas las Naciones, que se celebró en Hyde Park (Londres) en ���� bajo una enorme estructura de hierro y cristal que albergaba las aportaciones tecnológicas de la época. Estas “expos”, una de las grandes novedades del siglo XIX, fueron posibles gracias al ferrocarril, que facilitó el transporte de las miles de piezas que se exponían y también de los millones de personas que las visitaban. Hasta el estallido de la I Guerra Mundial en ����, se organizaron numerosas Exposiciones Universales, como las de París de ����, ����, ����, ���� y ����. En la de ���� se inauguró la Torre Eiffel, una de las grandes obras de ingeniería del siglo XIX y símbolo de la capital francesa. Estas exhibiciones pretendían representar el progreso de la humanidad, la paz mundial y la superioridad de la economía y la tecnología europeas. Amberes, Barcelona, Chicago, San Luis, Bruselas, Filadelfia, Gante, Lieja, Melbourne, Milán y Viena fueron otras ciudades que albergaron Exposiciones Universales en aquella época.
tanciaron de aquella corriente que encabezaba Joaquín Costa, miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. El gran publicista del regeneracionismo fue Macías Picavea, un escritor cántabro que enumeró los males patrios que ahogaban el desarrollo en España, como el caciquismo, el militarismo, el teocratismo y la vagancia. Picavea clamó por por la llegada de un hombre de hierro capaz de salvar a la patria de sus pecados. Aquel caudillo que demandaba el regeneracionismo fue el antecedente del hombre fuerte que buscarían tiempo después los fascistas españoles. TRES INFLUYENTES POTENCIAS.
Por esos años, los imperios español, chino y otomano dejaron de ser considerados potencias por sus descalabros en los campos de batalla. A Rusia tampoco le fue muy bien, ya que sería derrotada en 1856 y 1905 y pronto comenzó a sufrir sufrir graves graves crisis sociales. Viena no se recuperó del desastre de Sodowa (Königgrätz) (Königgrätz) en 1866, que propició el avance de la hegemonía prusiana en detrimento del Imperio austriaco, y Francia encajó muy mal el rapapolvo que le propinó Alemania en 1871. Gran Bretaña siguió manteniendo sus enormes posesiones en medio mundo, pero no incrementó sustancialmente
En China e Irán, los movimientos antiimperialistas practicaron pr acticaron el boicot boicot contra contr a los productos productos que provení provenían an de las l as metrópolis occidentales occidentales Y T T E G
NUEVAS CORRIENTES DE PENSA� MIENTO. Cinco meses después, los re-
presentantes de España y Estados Unidos suscribieron un tratado de paz en París, que para Madrid supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico, la isla de Guam y la mayor parte de Filipinas. El republicano Nicolás Salmerón publicó un artículo en El Liberal en en el que atacó a Cánovas del Castillo y a Sagasta Saga sta por su mediocridad mediocri dad política polític a y por enviar al matadero a más de 200.000 soldados: “Era un rebaño de muchachos anémicos sin instrucción”. Los que se salvaron regresaron a España enfermos, desorientados y sin una ocupación digna que los alejara de la pobreza. Miguel de Unamuno, Pío Baroja y Ramiro de Maeztu se unieron a una nueva corriente de pensamiento que, con el nombre de “regeneracionismo”, intentaba buscar una solución ante lo que muchos ya denominaban denominaban “el problema problema de España”. España”. Posteriormente, Unamuno y Baroja se dis72
TECNOLOGÍA PARA LA GUERRA. En 1884, Sir Hiram Stevens Maxim (arriba, con la ametralladora de su invención), industrial británico de origen americano, creó la primera arma portátil y totalmente automática. Conocida como ametralladora Maxim, se empleó en la I Guerra Mundial.
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AUGE Y CAÍDA DEL IMPERIALISMO Y T T E G
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(arriba) fue enviado para proteLA EXCUSA PERFECTA. El acorazado USS Maine (arriba)
MARAVILLAS DEL SIGLO XIX. La construcción de la línea férrea
ger los intereses de los ciudadanos estadounidenses durante la revuelta cubana de 1898 contra España, pero el buque estalló y EE UU acusó a los españoles del ataque.
del Transiberiano marcó un antes y un después en las comunicaciones del gigante ruso. En la foto, obreros tendiendo las vías.
sus territorios. “Al examinar en su con junto el período pe ríodo de 1815 18 15 a 1914, sólo tres t res potencias vieron aumentar sin freno su influencia mundial y su poderío político y militar: Prusia/Alemania, Estados Unidos y Japón”, recuerda el historiador Jürgen Osterhammel en su monumental libro La transformación del mundo: una historia global del siglo XIX . LA TECNOLOGÍA, MOTOR DEL DE� SARROLLO. El secreto del rapidísimo asSARROLLO. El censo de Japón a potencia no sólo tuvo que ver con su capacidad de desarrollar una industria competente y una flota de guerra tan avanzada que derrotó a la rusa en 1905, sino también con su determinación de poner en pie una importante marina mercante que en 1910 ya era la tercera del mundo, por detrás de la británica y la alemana. Esa flota mercante mercante le abrió las puertas al comercio internacional, cimentando el poderío de su incipiente industria. La tecnología dotó a los países desarrollados de un armamento con una capacidad destructiva inédita en la Historia. Se inventó la ametralladora, se incrementó la eficacia de la artillería y el hierro y el vapor sustituyeron a la madera y a las velas en buques de guerra como los estadounidenses, que apenas sufrieron pérdidas cuando acabaron con la obASESINATO ASESINATO POLÍTICO. El ideario revolucionario anarquista vivió un momento de gran difusión tras su Congreso Internacional de 1881. Una de sus acciones violentas más célebres fue el asesinato de Sissi por el italiano Luigi Lucheni (en la ilustración).
soleta flota española en Cuba y Filipinas. La ausencia de base industrial en los países que fueron poderosos en otras épocas, como Holanda, los alejó del exclusivo club de las potencias mundiales. El efecto colonizador causó gran dolor en las poblaciones que fueron sometidas por los imperios europeos, lo que fomentó el espíritu de resistencia en algunos países. En China e Irán, los movimientos antiimperialistas practicaron el boicot contra los productos que provenían de las metrópolis. Asimismo, en 1905 los resistentes indios organizaron complots contra los intereses comerciales de Gran Bretaña. El Transiberiano, cuya construcción M U B L A
se inició en 1891, causó furor en todo el mundo. En aquel entonces, esa línea férrea que unía Moscú con Vladivostok Vladivostok fue considerada una de las maravillas del siglo XIX. En los años dorados de la Belle Époque (1885-1914), volvieron el optimismo y la esperanza, así como los grandes inventos, las nuevas corrientes de pensamiento y las primeras vanguardias artísticas. Fueron también años de agitación social en los que germinaron las semillas de la revolución comunista que acabaría años después con la Rusia de los zares. COMIENZO DE UNA BREVE ÉPOCA DORADA. Pero ¿qué fue la Belle Époque? DORADA. Pero ¿Cómo describirla? En realidad, se trató de un conjunto de hechos culturales, sociales y políticos que se circunscribieron ci rcunscribieron al ámá mbito europeo y cuya ciudad simbólica era París, aunque Londres, Viena y Budapest también participaron en la fiesta. Aquellos años fueron los del desarrollo de la energía eléctrica, la radio, el cinematógrafo, el teléfono automático, el automóvil y el avión. Sólo el hundimiento del Titanic en en 1912 pondría en solfa durante unos breves instantes la adoración que sentían los europeos por los grandes avances tecnológicos. Si el alemán Gottlieb Wilhelm Daimler inventó el motor a explosión para coches en 1886, Louis Renault impulsó la gran industria francesa del automóvil en 1895. Al otro lado del Atlántico, el Ford-T fue fue el primer automóvil construido en serie sobre una cadena de montaje en 1908. Los hermanos Orville y Wilbur Wright comenzaron sus vuelos a motor en Estados Unidos en 1903 y Marconi patentó la telegrafía sin hilos por medio de las ondas eléctricas en 1896. Ya nada volvería a ser igual. � 73
PADRE DEL PSICOANÁLISIS. El neuropsiquiatra Sigmund Freud (1856-1939; en la foto, en su despacho de Viena) vivió en la Austria de las postrimerías del siglo y marcó con sus teorías y estudios la siguiente centuria.
Y T T E G
1900-1914
Los años de descuent descuento de un un siglo siglo con convulso vulso LAS TENSIONES FRONTERIZAS Y LAS AMBICIONES IMPERIALISTAS SURGIDAS EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX LLEVARON A LAS NACIONES EUROPEAS, YA ENTRADO EL XX, A LA PRIMERA GUERRA GLOBAL DE LA HISTORIA. FUE EL CANTO DEL CISNE DE UNA ERA DE OPTIMISMO BURGUÉS ILIMITADO.
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a ciudad de Viena, con sus valses y su t radicional radici onal concierto conci erto de Año Nuevo en el Salón Dorado del Musikverein, es mucho más que ese escenario musical. Sus cimientos culturales no sólo descansan en la obra monumental de Wolfgang Amadeus Mozart o de Richard Strauss, porque Viena es también la ciudad en la que nacieron los movimientos Jugendstil y y Secesión, que reunieron a pintores como Hoffman, Kolo Moser y Gustav Klimt y asimismo a 74
arquitectos deslumbrantes, como Adolf Loos y Otto Wagner. También fue la ciudad en la que traba jó Sigmund Sigm und Freud. Freud . En E n 1891 1 891,, este e ste neuroneur opsiquiatra de origen judío se instaló en el número 19 de la calle Berggasse, donde estuvo trabajando hasta que los nazis lo obligaron a huir del país en 1938. La casa donde vivió Freud sus últimos años en Viena es hoy un museo que rinde homenaje al inventor del psicoanálisis, un método para tratar enfermedades mentales que se basa
en la revelación de las relaciones inconscientes de los pacientes. En el extremo occidental de Europa, en España, Santiago Ramón y Cajal obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1906 por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos de vinculación de las células nerviosas, una teoría que se llamó la “doctrina de la neurona”. En ella destaca la ley de la polarización dinámica, un modelo que explica la transmisión unidireccional del impulso nervioso.
DOSSIER IV
DE LA BELLE ÉPOQUE A LA I GUERRA MUNDIAL Casi a finales del siglo XIX, en 1895, el físico alemán Wilhelm Röntgen descubrió lo que él mismo denominó “rayos X”. El hallazgo de esta técnica, que permitía penetrar en el cuerpo humano para obtener imágenes del esqueleto, causó sensación en la época. “Los primeros ejemplares del informe relativo al descubrimiento, en los que se incluía, entre otras cosas, la fotografía por rayos X de una mano de la esposa de Röntgen, se difundieron el 1 de enero de 1896 y, al cabo de una semana, comenzaron a aparecer en los periódicos los primeros reportajes de este hallazgo sensacional”, recuerda John Gribbbin en su libro Historia de la ciencia. Las imágenes obtenidas por rayos X proporcionaron a los médicos un material inédito para el diagnóstico de enfermedades. Los efectos de algunos males endémicos, como la temida tuberculosis o los traumatismos óseos, pudieron ser vistos con total nitidez en las primeras placas que se tomaron con los aparatos radiológicos. La gran contribución de Röntgen fue recompensada en 1901 con el Premio Nobel de Física, el primero que se concedió en esta rama de la ciencia. En el mundo de las artes, tras la eclosión del modernismo y del impresionismo, pintores como Van Gogh y Gauguin continuaron sus experimentos sobre el lienzo. En 1907, el malagueño Pablo Picasso pintó Las señoritas de Avignon Avignon, un cuadro que abrió las puertas al cubismo, una nueva dimensión del arte en la que también participaron el francés George Braque y el español Juan Gris. CHINA, DE IMPERIO A REPÚBLICA. Mientras las vanguardias artísticas florecían en Europa, China vivía sus momentos más bajos. La guerra chino-japonesa (1894-95) y el tratado de Shimonoseki, por el que el gigante asiático perdió Taiwan y Corea, desvelaron su debilidad y su atraso técnico e industrial. Las concesiones y los privilegios de las potencias occidentales y de Japón exacerbaron el nacionalismo chino y causaron la rebelión xenófoba de los bóxers, que asediaron durante semanas las legaciones extranjeras en Pekín hasta que un contingente armado internacional acabó con la revuelta en agosto de 1900. Once años más tarde, los soldados del Octavo Batallón de Ingenieros de Wuchang se apoderaron del arsenal de su cuartel e iniciaron la Revolución china. La sublevación de otras ciudades y la derrota del ejército imperial en Nanking obligaron a los regentes a ceder el cargo de primer ministro a Yuan Shikai, considerado el hombre de confianza de las potencias ex-
tranjeras. Una vez consolidó su poder político, Yuan Shikai se puso en contacto con los militares sublevados para dictaminar cómo acabar con la corte que acababa de elegirlo primer ministro. Su primer movimiento fue enviar a la madre de Puyi un memorándum secreto en el que le imponía la fundación de una República en China. La emperatriz negoció un Tratado de Buena Voluntad, cuyo texto establecía que Puyi perdía el poder efectivo del país, aunque podía retener su título de emperador y algunos de los privilegios de que habían disfrutado sus antepasados, entre ellos continuar residiendo en la zona norte de la Ciudad Prohibida. Una vez conseguido el acuerdo, la madre
El reverso de la Belle Époque fue la l a situación situación de miseria de los sectores m ás desfavorecidos desfavorecidos
de Puyi promulgó el edicto de abdicación del emperador, que firmó el 12 de febrero de 1912. De esta forma terminaron más de dos milenios de Historia imperial. Mientras el pequeño emperador proseguía su lujosa rutina en la Ciudad Prohibida, el nacionalista Sun Yat–Sen ordenó que la Alianza Revolucionaria se transformara en el KuominKuomintang, nombre de un nuevo partido político democrático que ganó las primeras elecciones nacionales de China en 1913. UNA BELLA ÉPOCA... PARA ALGU� NOS. A miles de kilómetros de Pekín, LonNOS. A dres, Viena y París eran un hervidero de actividad económica y artística. Los burgueses y las clases privilegiadas, así como los pintores y escritores, ocupaban los cafés de moda de las capitales europeas. Tras la Guerra Franco-Prusiana, la capital francesa se convirtió en una brillante ciudad donde el estilo art nouveau daba un nuevo carácter a edificios y a todo tipo de objetos. Pero la fiesta no fue para todos. El reverso de la Belle Époque fue la situación
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(en la imagen; óleo sobre lienzo, UNA NUEVA DIMENSIÓN DEL ARTE. Las señoritas de Avignon (en 1907), de Pablo Picasso, abrió las puertas al cubismo, uno de los muchos y sucesivos movimientos pictóricos que dejaron atrás el realismo figurativo imperante hasta finales del siglo XIX.
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de miseria que vivieron los sectores más desfavorecidos de la población. Aunque las clases medias mejoraron sus estándares de vida, el proletariado urbano trabajaba más de diez horas diarias y sobrevivía a duras penas con unos salarios muy bajos. Los movimientos obreros dieron una nueva vuelta de tuerca para cambiar las cosas. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el librecambismo l ibrecambismo auspiciado por Europa y Estados Unidos organizó la vida económica planetaria. El crecimiento de las Bolsas mundiales y el enriquecimiento de las clases privilegiadas hicieron creer a los librecambistas que las modernas naciones industrializadas evitarían para siempre los conflictos armados. Aquellos impenitentes optimistas pensaban que el dinero fácil ya había resuelto los graves conflictos internos de Europa. El estallido de la I Guerra Mundial iba a sacarlos de su error.
A L L I V E R R A L I P / L W A
en la arquitectura y EUROPA, EN LA VANGUARDIA. VANGUARDIA. Al tiempo que en París brillaba el art nouveau en las artes decorativas, el genial Antonio Gaudí maravillaba a la burguesía catalana con sus creaciones modernistas, primas hermanas de dicha vanguardia. Arriba, Casa Batlló–Museo Gaudí (Barcelona).
EL CONFLICTO DE MARRUECOS.
Antes, el 31 de marzo de 1905, el káiser Guillermo II llegó a Tánger a bordo de su buque Hamburg . Aquel día, el monarca alemán manifestó su más firme apoyo a Marruecos como Estado independiente, lo que fue interpretado por Francia como un desafío a su influencia en el país magrebí. Alemania había llegado tarde al reparto colonial y no disponía de las materias primas que proporcionaban África o Asia para alimentar su creciente industria. M U B L A
Desde Berlín se lanzaban durísimas críticas contra los privilegios de Gran Bretaña, que seguía manteniendo el control del mundo financiero y del comercio de ultramar a través de su potente armada. En enero de 1906 se convocó la Conferencia de Algeciras para tratar de resolver la disputa. Pero el resultado no pudo ser más desalentador para el Káiser. Sus aspiraciones coloniales sólo encontraron el apoyo del Imperio austrohúngaro. Las bagatelas que le ofreció Francia para disipar su malestar eran poca cosa para las aspiraciones del nuevo Reich. DE MAYERLING A SARAJEVO. Los que sí sacaron provecho de la Conferencia de Algeciras fueron España y Francia, que recibieron el encargo de llevar a cabo las labores de policía en los puertos marroquíes, lo que abrió las puertas a la instauración de los protectorados español y francés. A la frustración de Alemania en Algeciras se añadieron otras tensiones que contribuirían al estallido de la Gran Guerra. Entre ellas, la irrupción de la nueva flota alemana en el tablero mundial, que ponía en jaque el control absoluto de Gran Bretaña sobre los océanos. Por si fuera poco, en Europa crecían las
ATENTADO EN SARAJEVO. El asesinato del
archiduque Francisco Fernando y su mujer el 28 de junio de 1914 (arriba, portada de La Domenica del Corriere ) fue la excusa de la I Guerra Mundial.
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La Gran Guerra puso fin al sueño imperi imperial al alemán, aus austro trohún húngaro garo y otomano y dio origen origen a nuevas naciones naciones
disputas fronterizas. La paulatina descomposición del Imperio otomano en los Balcanes puso en guardia a austrohúngaros y rusos, dispuestos a controlar a los l os pueblos que hasta entonces habían estado sometidos por los turcos (rumanos, griegos y eslavos). eslavos). Francia y Alemania también tenían un conflicto fronterizo tras la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871). La ocupación de Alsacia y Lorena por parte de los victoriosos ejércitos del Káiser humilló a los nacionalistas franceses, que desde entonces hicieron todo lo posible para recuperar ambas regiones. La noche del 30 de enero de 1889, en el pabellón de caza Mayerling, el archiduque Rodolfo, Rodolfo, único hijo varón del emperador Francisco José, disparó contra la baronesa húngara María Vetsera, de 17 años, y despu d espués és se suicidó suic idó.. S u muer m uerte te situó sit uó a Francisco Fernando, sobrino del emperaCONFERENCIA DE ALGECIRAS. En 1906,
las pretensiones de Alemania sobre Marruecos, colonia francesa, llevaron a este tratado, favorable a Francia y España. Este grabado de la prensa de la época retrata la reunión.
DOSSIER IV
DE LA BELLE ÉPOQUE A LA I GUERRA MUNDIAL dor, en la primera línea sucesoria al trono austrohúngaro. austrohúngaro. El joven archiduque había viajado por el mundo y adquirido una gran cultura. Creía que el Imperio no sobreviviría sin acometer urgentes reformas militares, administrativas y políticas. En 1908 se puso al frente de los ejércitos austriacos para actuar en el conflicto que estalló en la frontera con Serbia y que posteriormente salpicaría a todos los Balcanes. El 26 de mayo de 1914, los responsables de la Mano Negra, una facción terrorista de nacionalistas serbios, organizaron un complot para asesinar al archiduque en Sarajevo (capital de la provincia austríaca de Bosnia), adonde iba a acudir para presidir unas maniobras militares.
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Aparte de otras razones geoestratégi- cas, la codicia por las rique- zas minerales de Sudáfrica estuvo detrás del conflicto entre los bóers y los británi- cos. Izda., una mina de diamantes en Kimberley, Sudáfrica, hacia 1910.
LA GRAN GUERRA, CARPETAZO AL MUNDO DECIMONÓNICO. El 28 de junio de 1914, la comitiva de Francisco Fernando y su esposa, la condesa Sofía Sofía Chotek, pasó delante del primer terrorista, que no pudo lanzar su bomba sobre el objetivo. Poco después, otro terrorista arrojó su bomba, pero el propio Francisco Fernando la tiró fuera del coche antes de que estallara. Para evitar el centro de la ciudad el vehículo imperial tomó una ruta alternativa, alternativa, pero el conductor se perdió, momento en que un tercer terrorista, Gavrilo Princip, logró abatir a tiros al archiduque y a su esposa. Austria envió un ultimátum al gobierno serbio en el que le exigía la participación de la policía austrohúngara en la investigación del magnicidio y la entrega de los culpables a la justicia austríaca para que fueran juzgados y castigados con arreglo a las leyes imperiales. Tras movilizar a su ejército, Serbia se negó a aceptar el ultimátum alegando que violaba su soberanía. El 28 de julio de 1914, el Imperio austrohúngaro declaró la guerra a Serbia, lo que produjo la incorporación en cadena
Las dos Guerras de los Bóers
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n ���� se descubrió un yacimiento de diamantes en Kimberley (Sudáfrica), unas tierras que reclamaban los colonos neerlandeses, también llamados bóers o afrikáners. El brillo de las piedras preciosas también despertó la codicia de Benjamin Disraeli, primer ministro del gobierno inglés, que proclamó la soberanía del Reino Unido sobre el Transvaal y
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Orange. La intención de Londres de añadir a su Imperio una confederación de territorios sudafricanos hizo sonar los tambores de guerra entre los bóers en dos ocasiones (����-���� y ����-����). En junio de ����, las ciudades de Johannesburgo y Pretoria fueron tomadas por los británicos, siendo el joven Winston Churchill uno de los primeros ingleses en entrar
de otros países al conflicto bélico. El 1 de agosto, Berlín declaró la guerra a Rusia y dos días después a Francia. Horas después, los ejércitos alemanes invadieron Bélgica. El 4 de agosto, Gran Bretaña movilizó a su flota y poco después entró en guerra con Alemania. El desastre ya era imparable. Mucho antes de consumarse el asesinato del archiduque Francisco Fernando, la concentración del poder en manos de Inglaterra, Estados Unidos y Francia, a los que pronto se sumó Rusia, y los problemas de los Balcanes ya anunciaban graves problemas. Alemania e Italia rechazaron quedarse con las migajas del pastel colonial, lo que incentivó el cúmulo de agravios que desembocaron en el estallido de la I Guerra Mundial en 1914. Nunca se sabrá el número real de víctimas que causó la Gran Guerra, pero algunos historiadores hablan de 20 millones de muertos. Sólo en Rusia, la cifra
en la capital del Transvaal. La definitiva rendición de los bóers se produjo el �� de mayo de ����; ocho años después se aprobó una ley que unía la colonia de El Cabo, Transvaal, Natal y el Estado Libre de Orange en un solo Estado llamado Unión Sudafricana. Todo el territorio quedó bajo la Administración británica, pero se concedió gran autonomía a los afrikáners.
de desaparecidos y fallecidos osciló entre 2 y 5 millones. El balance de heridos fue de otros 20 millones. Además, cientos de miles de mutilados inundaron las calles de las ciudades europeas. En Alemania se produjeron levantamientos revolucionarios que echaron por la borda las esperanzas del Káiser de proseguir al frente del glorioso Reich alemán. Hindenburg y otros altos militares comprendieron que no se podía contar con las armas para reprimir a los revolucionarios: el Ejército no estaba dispuesto a disparar contra el pueblo. Guillermo II tuvo que abdicar y protegerse en Holanda y el Reich pasó a ser una República. A la vez, la Revolución rusa que estalló en Petrogrado (San Petersburgo) en 1917 acabó con la vida del zar y de su familia. Otros dos Imperios, el austrohúngaro y el otomano, fueron borrados del mapa, apareciendo un rosario de nuevas naciones en Europa. � 77
LA ESPAÑA DECIMONÓNICA
Un siglo siglo
en lla llamas mas SEIS REYES, UNA REINA, TRES GUERRAS, CINCO CONSTITUCIONES Y UNA – REPÚBLICA – QUE QUE EN MENOS DE UN AÑO TUVO CUATRO PRESIDENTES – DAN IDEA DE LA COMPLEJA REALIDAD POLÍTICA ESPAÑOLA DEL XIX. Por Prudencio Viveiro, historiador
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O D A R P L E D O E S
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a Historia de España en el siglo XIX bien podría presentarse como un trasunto del mito de Penélope. De la misma forma que la esposa de Ulises tejía y destejía, en la España decimonónica lo construido por una facción política era destruido por la contraria, y viceversa. Seis reyes, una reina, cuatro regentes, cinco Constituciones –amén de varios proyectos que no llegaron a entrar en vigor– y una República que en menos de un año tuvo t uvo cuatro presidentes dan una idea de la complejidad de esta centuria en nuestro país. España inauguró el siglo con una monarquía absoluta encabezada por Carlos IV. Este monarca continuó con el proyecto reformista que había comenzado su padre, Carlos III, sobre los postulados de la Ilustración, pero la invasión francesa de 1808 provocó el desmoronamiento del absolutismo, produciéndose un vacío de poder que pronto sería cubierto por las Juntas. ANTIFRANCESES Y AFRANCE� SADOS. El juntismo es un fenómeno
ASUNTOS DE FAMILIA. En España, el siglo XIX comenzó con una lucha por el trono ocupado por Carlos IV. Fue ansiado por Napoleón y ambicionado por el propio hijo del monarca, Fernando VII (en el cuadro de Goya, el penúltimo a la izquierda), hasta el punto de conspirar para derrocarlo. derrocarlo.
típico del liberalismo español, que nace a un tiempo de la necesidad de un poder alternativo y de la de dar un sustento institucional a los levantamientos. Si bien es cierto que la filosofía ilustrada impregnaba el reformismo borbónico, también lo es que de ella habría de surgir el liberalismo. Ese sería el caldo de cultivo que sustentase la obra de las Cortes de Cádiz, inauguradas en 1810: la Constitución promulgada el 19 de marzo de 1812, la famosa Pepa. En el futuro la lucha contra los franceses sería elevada al rango de guerra patriótica, olvidando que muchos españoles prestaron su apoyo a José I, el monarca impuesto por los invasores: los afrancesados. En esta tesitura, cabría considerar la Guerra de Independencia como la primera de las guerras civiles que jalonaron el siglo. El sueño liberal se esfumó con el retorno de Fernando VII, el rey por el que habían luchado los españoles contra los franceses. El mismo pueblo de Madrid que gritaba “¡Viva la Pepa!” clamaba ahora “¡Vivan las cadenas!”, en referencia al retorno del absolutismo. Sin embargo, la Historia rara vez se detiene y, aunque el rey pretendía eliminar la obra de las Cortes de Cádiz “como si nunca hubiera existido”, en 1820 una serie de pronunciamientos liberales lo obligaron a jurar la Constitución. “Marchemos primero, o, por la todos juntos, y yo el primer
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senda constitucional”, declaró entonces Fernando VII. Con razón Karl Marx, años más tarde, al enjuiciar la labor de este monarca declaró que “Fernando VII era un suerte de virtuoso en el arte de la audacia pasiva y la cobardía activa”. Pese a sus palabras, el rey no dejó de conspirar para el retorno del absolutismo, consiguiendo en 1823 una intervención militar de las potencias de la Santa Alianza: los conocidos como “Cien mil hijos de San Luis”. A lo largo de los tres años de vigencia de la Constitución de 1812, el llamado Trienio Constitucional, los gobiernos liberales llevaron a cabo una amplia labor reformista. Pero en 1823 se inauguró un nuevo período absolutista: la Década Ominosa, que sin embargo implicó importantes reformas. Este reformismo debemos atribuirlo a dos causas: la necesidad de renovar la anticuada Administración del absolutismo absolutismo y la compleja situación sucesoria de Fernando VII. CIMIENTOS DE UN EST ESTADO ADO CONS� TITUCIONAL. En 1830, al poco de nacer
su hija Isabel, el rey eliminó la Ley Sálica –que impedía a las mujeres reinar– de la monarquía española. Sin embargo, Carlos María Isidro, hermano del rey, y sus partidarios no aceptaron esta medida y comenzaron a conspirar al ver cercana la muerte de Fernando VII. Las dificultades políticas favorecieron un proceso de convergencia entre los reformistas del absolutismo, partidarios de la sucesión de la princesa Isabel, y los elementos más moderados del liberalismo. En este sentido, es necesario recordar que ya desde los años del Trienio Constitucional el liberalismo había comenzado a fragmentarse en dos facciones: una radical o avanzada y otra más tenue, partidaria de moderar las reivindicaciones reivindicaciones liberales. Al morir Fernando VII en 1833, se produjo la primera gran transición en la Historia contemporánea de España. En efecto, reformistas del Antiguo Régimen y liberales moderados diseñaron un organigrama político, escasamente representativo, para salvar el trono de Isabel II. Ese sistema político, encabezado por Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), fue el Estatuto Real y, aunque tan sólo sobrevivió dos años (1834-1836), puso los cimientos del definitivo asentamiento del Estado constitucional en España. Así, por ejemplo, fue en esta época cuando se instaló el bicameralismo, una reivindicación de los liberales más moderados. Este régimen apuntaló la corona de Isabel II bajo la regencia de su madre María Cristina de Borbón, pero no pudo evitar la guerra civil entre sus partidarios y los de su tío, los conocidos por el nombre de carlistas, que defendían el 80
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¡VIVA LA PEPA! Las dos corrientes de diputados presentes en las Cortes de Cádiz – erigidas en poder constituyente en 1810 (arriba, ilustración)–, ilustración)–, absolutistas y liberales, dieron a luz en 1812 la primera Constitución de nuestra Historia, conocida popularmente como “la Pepa”.
CAMINOS DE HIE� RRO. A mediados de siglo, empezaron a crearse en España las principales compañías ferroviarias y comenzó la construcción de las grandes líneas férreas de la época. Abajo, litografía que representa el primer trayecto Barcelona-Mataró (1848). M U B L A
trono absoluto del autodenominado como Carlos V. La necesidad de ensanchar el sistema político, derivada de la urgencia de ampliar los apoyos a la cuestionada monarquía de Isabel II, llevó a la quiebra del sistema del Estatuto Real y a una nueva proclamación de la Constitución de Cádiz en 1836. PROGRESISTAS Y MODERADOS. El temor a la radicalidad política y, sobre todo, el largo exilio al que se vieron sometidos condujo a los liberales a abandonar los ideales doceañistas y a centrarse en un liberalismo mucho más templado. Se abrió así la época del liberalismo doctrinario, que resumía en el “justo medio” su programa político. Atrás quedaba la defensa del sufragio universal masculino –aunque indirecto– para defender ahora el sufragio censitario: sólo los que tenían propiedades podrían ejercer el derecho de sufragio activo, reclamándose para el sufragio pasivo todavía un mayor capital. Estos nuevos presupuestos se plasmaron en la Constitución de 1837, que creó por primera vez en España el Congreso de los Diputados y el Senado. Este nuevo liberalismo estaba dividido en dos partidos: progresistas y moderados. Si bien ambos participaban al mismo tiempo de los nuevos ideales, los progresistas tenían como misión apaciguar el empuje de las clases populares, canalizando sus
EN 1830, AL POCO DE NACER SU HIJA ISABEL, EL REY FERNANDO VII ELIMINÓ LA LEY SÁLICA DE LA MONARQUÍ MONARQUÍA A ESPAÑOLA
reivindicaciones por vías institucionales. No debemos olvidar que hablamos de liberalismo, no de democracia, una palabra que temían muchos liberales. La incapacidad de los progresistas para acceder al poder por medios legales y la tramitación de una ley de ayuntamientos que les era desfavorable motivó en 1840 una sucesión de pronunciamientos militares que terminaron con la regencia de María Cristina de Borbón. Las Cortes eligieron al general Baldomero Espartero, caudillo de los progresistas, como nuevo regente, abriéndose una nueva etapa de gobiernos avanzados. Ahora bien, las discordias entre los progresistas desestabilizaron la situación política. Los progresistas disidentes, en unión a los moderados apartados del poder, conspiraron para derrocar al regente. En 1843 una nueva ola de pronunciamientos depuso al general Espartero, que se vio obligado a exiliarse. Los moderados pronto se hicieron dueños de la situación y maniobraron para ejercer el poder en exclusiva. Isabel II fue declarada mayor de edad y se convirtió en reina efectiva. Por otra parte, los moderados impulsaron una reforma política cuyo principal resultado fue la Constitución de 1845, un texto que restringía aún más la participación política, con un Senado que sería nombrado directamente por la Corona. Se iniciaba así un período, la Década Moderada (1844-1854), en el cual el Partido Moderado ejerció en exclusiva el gobierno en manos de su principal líder, el general Ramón María Narváez. LA ECONOMÍA SE MODERNIZA. El abuso del poder por parte del Partido Moderado provocó el freno del crecimiento económico. Tal situación motivó que en 1854 los pronunciamientos derrocaran al gobierno moderado, abriéndose una nueva etapa progresista que duraría hasta 1856: el Bienio Progresista. El general Espartero regresó del exilio para encabezar un gobierno encargado de modernizar la economía española, para lo que se legisló oportunamente. En este sentido, entre lo más llamativo de estas medidas destacamos la expansión del ferrocarril en España, creándose compañías y abriendo nuevas líneas. Sin embargo, una vez que los gobiernos avanzados habían cumplido con su misión de modernizar la economía española, los moderados retornaron al poder, ejerciéndolo intermitentemente hasta la caída de Isabel II. Ahora bien, en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo XIX hubo un intento de crear
Los pronunciamientos militares
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l ejercicio en exclusiva del poder, primero por absolutistas y liberales, más tarde por moderados y progresistas, imposibilitó la alternancia por medios políticos y electorales. En esta tesitura el recurso a la fuerza era la única posibilidad de acceso al poder, lo que convirtió a los militares en protagonistas del devenir político. Esta situación explica también los numerosos pronunciamientos que jalonan todo el siglo. Pero ¿cuál es la diferencia entre un pronunciamiento del diecinueve y un golpe militar del veinte? Para responder a esta pregunta debemos comprender la distinta tipología de los militares entre un siglo y otro. En el XIX, era difícil saber dónde terminaba el militar y dónde comenzaba el político. Cada facción tenía su caudillo, “espadón”
en la terminología de la época. En el siglo XX, por el contrario, los militares tomaron conciencia de que eran un estamento diferente: influyeron en la política, pero lo hicieron como miembros del Ejército, no como defensores de un partido político. SALVADORES DE LA PATRIA. ¿Dónde estuvo el punto de inflexión entre estas dos concepciones? En ����, tras el desastre de la pérdida de las últimas colonias, los militares renegaron de la política liberal, que para ellos era la responsable de la decadencia de España. A partir de aquel momento habría una casta militar plenamente consciente de su autonomía y segura de la necesidad de su intervención como “salvadores de la patria”. El futuro habría de demostrarlo muy pronto. A M S I R P
Rafael del Riego (arri- ba, en una litografía, llevado a la horca en Madrid en 1823) se al- zó en Cabezas de San Juan (Sevilla) en 1820 en defensa de la Constitución de Cádiz.
un nuevo partido político, superador de la tradicional división entre moderados y progresistas. Este partido fue la Unión Liberal, encabezada por el general Leopoldo O’Donnell. Este militar presidió el gabinete que más tiempo estuvo en el poder durante el reinado de Isabel II, entre 1858 y 1863, conocido precisamente como el “gobierno largo”. Quizás lo más destacable de este período sean las intervenciones exteriores, que buscaban recuperar el prestigio internacional de España. Se intervino en la política interior de México, se volvió a incorporar Santo Domingo y se enviaron tropas a Indochina. Esta política expansionista tenía como precedente la guerra de Melilla de 1850, que desató una ola de patriotismo en España. Con los cañones capturados en esta última guerra se forjaron los leones que aún hoy guardan el Congreso de los Diputados. Pese a estos intentos, hacía mucho tiempo que España ya se había convertido en una potencia de segundo orden. Tras el gobierno de O’Donnell los moderados retornaron al poder, ejerciéndolo con inusitada fuerza. La represión se agudizó sobre los partidarios de la oposición. Esa represión, personificada en el general Narváez, acabaría dando al traste con la monarquía de Isabel II. 81
Los moderados en el poder cada vez se aislaron más de los otros grupos políticos, que a su vez iniciaron un proceso de convergencia con vistas a alcanzar el gobierno. El 16 de agosto de 1866, los progresistas y los republicanos –que actuaban bajo la denominación de Partido Demócrata– suscribieron el Pacto de Ostende, así denominado por la ciudad belga en la cual se firmó. Su objetivo era la toma del poder apartando a los moderados, pero en esta ocasión se iba más allá. En efecto, los conjurados pactaron destronar a Isabel II, pues consideraban su reinado íntimamente ligado a las filas moderadas. Progresistas y republicanos acordaron establecer un régimen democrático, dejando para el futuro la elección entre Monarquía o República. En esta ocasión, una vez más, un general era la cabeza del movimiento sublevado: Juan Prim, que estaría llamado a jugar un importante papel en el futuro.
LA REINA ISABEL, AL EXILIO. A comienzos de 1868 la Unión Liberal se unió al pacto, con lo cual se iba cerrando el círculo sobre los moderados y la propia corona de Isabel II. Finalmente, en septiembre de 1868 un movimiento militar generalizado apartó a la reina del poder y la condujo al exilio. La revolución de 1868, “La Gloriosa” para sus partidarios, abrió una nueva época en la Historia de España: el Sexenio Democrático (1869-1874). Efectivamente, la Constitución de 1869 proclamó el sufragio universal masculino, detalló una declaración de derechos ciudadanos y admitió la tolerancia religiosa. Mientras las Cortes no escogieran al nuevo soberano se establecía una regencia que, otra vez, fue ocupada por un militar de renombre: el general Francisco Serrano. Encontrar un rey para España se convirtió en un asunto complicado, pues no sólo enfrentó a las facciones políticas entre sí, sino que puso en juego a las diplomacias europeas, divididas por esta cuestión. Más por descarte que por convencimiento, las Cortes eligieron rey a Amadeo de Saboya, hijo del monarca italiano Víc-
CONTIENDAS CIVILES A LO LARGO DEL SI� GLO. Entre 1833 y 1876, las guerras carlistas (a la derecha, guerrilleros vascos) representaron no sólo la disputa por el trono español, sino también el choque de ideologías políticas muy enfrentadas.
LIBRO
A S I A O T O H P
Isabel II. Una biografía, Isabel Burdiel . Taurus, 2010. A través de casi mil páginas, este libro indaga en las verdades ocultas y las mentiras interesadas que caracterizaron el reinado isabelino hasta su violento final en 1868.
Isabel II (a la izquierda, en bra- zos de su madre, María Cristina) reinó en España durante un período de transición en el que la Monarquía cedió cierto poder político al Parlamento.
Z I D Á C E D D A D I S R E V I N U
tor Manuel II. Del escaso entusiasmo por este monarca da idea el hecho de que tan sólo fue votado por 191 diputados. Con estos tristes precedentes, el reinado de Amadeo I se antojaba complicado, y peores perspectivas adquirió cuando, poco antes de su llegada a Madrid, el general Prim, su principal defensor, fue asesinado.
Y LLEGÓ LA REPÚBLICA... La fragmentación política, la sublevación de los carlistas y la guerra en Cuba complicaron el reinado de Amadeo I. Al no conseguir formar gobiernos estables, estables, el rey se vio obligado a abdicar el 13 de febrero de 1873. El propio monarca, en su mensaje de despedida, se quejaba de la inestabilidad interna: “... pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien…”. El mismo día de la renuncia, las Cortes proclamaron la I República, que no habría de tener mejor suerte que el monarca que acababa de abdicar. “Nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la naturaleza y de la Historia”. Así se expresaba en el Parlamento el líder repu-
Isabel II: el fracaso de una reina
S
in duda, es una reina con muy mala prensa: al caos político de su reinado se suma una vida personal presidida por el escándalo. Sin embargo, hay mucho machismo historiográfico historiográfico en la valoració valoración n de su figura. Isabel II no tuvo más amantes que su padre Fernando VII ni que su hijo Alfonso XII, pero en su condición de mujer fue castigada por sus contemporáneos y, en gran parte, aún lo es en la actualidad. ¿Y qué podemos decir del fracaso de su reinado? Isabel subió al trono a la edad de tres años, lo que suponía una oportunidad única para educar a una reina constitucional.l. Ahora bien, los políticos enconstituciona
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cargados de guiarla, más preocupados por su éxito personal y el de sus facciones, la utilizaron como palanca para sus ambiciones.
SIN PREPARACIÓN. El resultado: Isabel II creció como una niña malcriada y caprichosa, incapaz de cumplir con sus obligaciones como monarca constitucional. En este sentido, no está de más un ejercicio de historiografía comparada. A diferencia de Isabel, su contemporánea la reina Victoria del Reino Unido contó con políticos competentes, que supieron acompañarla en sus labores. Las consecuencias, para uno y otro país, saltan a la vista.
LA FRAGMENTA FRAGMENTACIÓN CIÓN POLÍTICA, POLÍTICA, LA SUBLEVACIÓN DE LOS CARLISTAS Y LA GUERRA EN CUBA COMPLICARON EL REINADO DE AMADEO I
LIBRO
A la República se le agotó pronto el crédito. El 3 de enero de 1874, el general Manuel Pavía disolvía disolvía por la fuerza las Cortes y, en la práctica, ponía fin al régimen republicano. Tras este golpe, el poder pasó a manos del general Francisco Serrano, Serrano, que inició un período de gobierno autoritario destinado a morir muy pronto. Los partidarios de la Restauración borbónica, en la persona del príncipe Alfonso –hijo de Isabel II–, movieron los hilos para traer de regreso a la Monarquía. No tardaría mucho: el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció y proclamó rey a Alfonso XII.
La España revolucionaria, Karl Marx .
blicano Emilio Castelar, y tenía razón. El problema de que nadie trajese la República era que carecía de bases políticas en que apoyarse y consolidarse, y eso pronto se dejó sentir. Prueba del desconcierto político existente fue que, en apenas once meses, la República contó con cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi i Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Durante el mandato de Pi i Margall, las Cortes elaboraron un proyecto de Constitución que, sin embargo, no llegó a tener vigencia. Se dibujaba una España federal, con una amplia descentralización. La República tuvo que afrontar importantes desafíos bélicos. A la guerra carlista en el norte y al conflicto secesionista en Cuba se añadió una importante rebelión de la periferia. En efecto, la conocida como insurrección cantonal puso en jaque a la República, que tuvo que hacer importantes esfuerzos para dominar la sublevación de varias localidades, especialmente en Andalucía y Levante. Cartagena fue una de las principales ciudades sublevadas, que no pudo ser dominada hasta enero de 1874.
Alianza, 2009. Marx escribió nueve artículos para el New York Daily Tribune entre entre 1854 y 1857 (recopilados en este libro) en los que analiza la revolución liberal en nuestro país desde 1807 hasta 1823.
LA FALSA ALTERNANCIA. Si bien es cierto que la
CAOS POLÍTICO HASTA EL FINAL. En el último tercio del siglo XIX, España tampoco encontró la estabilidad gubernativa. Así se ilustraba la situación política en el número 12 de la publicación decimonónica La Mosca Roja (1882), donde aparecen los miembros del gobierno representados como ratones. M U B L A
Restauración de Alfonso XII se realizó por las armas, como era común en el siglo XIX español, su posterior institucionalización se presentó sobre bases renovadas, alejadas del exclusivismo político pasado. Y esto fue así gracias al diseñador del nuevo régimen: Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897). Las ideas políticas de Cánovas eran ciertamente innovadoras. Pretendía dar forma a un sistema que permitiera la alternancia política, para que de esta forma los militares y los pronunciamientos quedasen en el pasado. Cánovas había comenzado su carrera política a la sombra del general O’Donnell y conocía perfectamente los errores de la política y de los partidos; no en vano era historiador. Su arquitectura política se plasmó en la Constitución de 1876, que garantizó la monarquía de Alfonso XII y diseñó un sistema basado en el turno pacífico en el poder. Por un lado, estaría él mismo, al frente del Partido Conservador; por otro lado, consiguió la participación de Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903), líder del Partido Liberal. Bien es verdad que el turnismo se sustentaba sobre la base de falsear las elecciones. Una vez que uno de los líderes accedía al poder, “organizaba” unos comicios que eran tergiversados desde el Ministerio de la Gobernación, consiguiendo el presidente gobernante una amplia mayoría en las Cortes. El edificio político de la Restauración logró sobrevivir al temprano fallecimiento de Alfonso XII y se perpetuó a lo largo de la regencia de María Cristina de Habsburgo e incluso con Alfonso XIII. Sin embargo, el sistema se fue degradando progresivamente, en lo que tuvo mucho que ver la desaparición física de los líderes y la consiguiente fragmentación de los partidos. La crisis que estalló en 1898, con la pérdida de las últimas colonias de ultramar, fue como el despertar de un abrupto sueño. Se buscaron responsables, y un sistema político basado en la falsedad electoral, el caciquismo y el gobierno de las oligarquías oligarquías no salió bien parado. El siglo comenzaba con una guerra patriótica (1808) y terminab ter minab a con co n otra otr a contiend co ntiendaa colonial col onial (189 (1898). 8). En medio, varias guerras civiles y multitud de pronunciamientos. Un siglo en llamas sería la mejor definición para la centuria decimonónica en España. Y, sin embargo, es en él donde tenemos que buscar muchos de los orígenes de lo que hoy es nuestro país. MH 83
INVENTOS Y CIENCIA EN EL SIGLO XIX
El retablo etablo de
las maravillas maravillas LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL INICIA� DA EN EL S. XVIII LLEGÓ A SU MAYO� RÍA DE EDAD A LO LARGO DEL XIX: LAS COMUNICACIONES EMPEQUE� ÑECIERON EL MUNDO, MIENTRAS LA MEDICINA MODERNA AVANZABA Y LA PRODUCCIÓN EN SERIE CAM� BIABA EL CONCEPTO DEL TRABAJO. Por Vicente Fernández de Bobadilla, periodista y escritor
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lgo menos de nueve décadas separan es- 1825 cuando dio servicio en Inglaterra a la primera línea tos dos poemas: el primero, del inglés ferroviaria del mundo, inaugurada entre las localidades Samuel Taylor Taylor Coleridge, apareció en de Stockton y Darlington. Stephenson –un autodidacta 1826: “¡No dejar de moverse! A vapor, que aún no sabía leer ni escribir a los dieciocho años– a gas, en diligencia (…). Esta es ahora la fue nombrado ingeniero jefe de aquel trayecto, sobre el furia, la ley y la moda de la época”. El cual el empresario Edward Pease vaticinó: “Si tiene éxito segundo, titulado El tren, está incluido en Campos de y transporta no sólo sólo artículos sino pasajeros, pasajeros, veremos Castilla (1912), de Antonio Machado: “El tren camina y cómo Yorkshire Yorkshire entera y después todo el Reino Unido camina / y la máquina resuella / y tose con tos ferina. / instalarán ferrocarriles”. ferrocarriles”. Se quedó cortó: en 1845, nueve ¡Vamos ¡Vamos en una centella!”. No hay duda de que cada siglo países de Europa ya tenían ferrocarril, y diez años desha traído consigo cambios profundos en la evolución de pués eran catorce, repartidos por los cinco continentes. la humanidad, pero el XIX fue quizá el primero en el EL VAPOR, FUERZA MOTRIZ. El país que más que esos cambios necesitaron sólo unas cuantas décadas para crear un mundo irreconocible. aprovechó el nuevo medio de transporte fue, sin duda, Los nuevos medios de transporte y comunicaciones Estados Unidos, que para 1900 contaba con la mayor red acabarían con los conceptos tradicionales del tiempo y de vías férreas del mundo, 416.000 kilómetros en total, la distancia; una vez que el mundo descubrió cómo mo- de los que destacaba uno en concreto: el punto donde el verse más rápido, ya no paró. El ferrocarril es quizá el 10 de mayo de 1869 se unieron con una estaca de oro las invento más representativo del siglo, entre otras cosas dos líneas ferroviarias que, partiendo una de cada costa, porque vio la luz más o menos al mismo tiempo que éste: conectaron por tren todo el ancho de la nación. los primeros intentos de aplicar al transporte por tierra la La importancia del vapor como fuerza motriz no se potencia del vapor descubierta descubi erta por James Watt en el siglo quedó en tierra: también sustituyó a la vela en la nueanterior acabaron cristalizando en la locomotora crea- va era de la navegación. Tras algunas tentativas a finales da por George Stephenson en 1814, y perfeccionada en del XVIII, los primeros resultados prácticos se dieron
SÍMBOLO DEL PRO� GRESO. A mediados del siglo XIX se construyeron muchos kilómetros de vía férrea; en torno a 1850, el ferrocarril de vapor (abajo) había llegado ya a todos los continentes, que así aseguraban el tráfico regular de mercancías y pasajeros entre poblacionesdistantes.
EL TELÉGRAFO SE DESARROLLÓ DE FORMA PARALELA A LAS VÍAS DEL FERROCARRIL con el principio del siglo XIX, pero no en el escenario marino sino en el fluvial: en 1806, Robert Fulton, indiscutible padre de la navegación a vapor, probó su embarcación en el East River, recorriendo los 240 km hasta Albany en sólo 32 horas. res años después llegaría el primer viaje por mar, aunque sin separarse demasiado de la costa: el coronel John Stevens cubrió con el 20,8 kilómetros entre Hoboken y Filadelfia, y Phoenix 20,8 ese mismo año comenzó a explotarlo comercialmente, estableciendo así el primer servicio comercial marítimo. Pero marítimo no quiere decir transoceánico: para eso habría que esperar a 1839, cuando el barco británico atravesó el Atlántico usando el vapor como úniSirius atravesó ca fuerza motriz en 18 días y diez horas; curiosamente, llegó a su destino sólo unas horas antes que el Great Western, buque construido específicamente para viajes trasatlánticos. Eso sí, aunque éste llegara el segundo, tardó menos: 15 días y 15 horas ho ras de Bristol a Nueva York. York.
EL MUNDO AL ALCANCE DE LA MANO. Los nuevos barcos demostraron ser lo bastante estables como para emprender hazañas como la instalación del primer cable trasatlántico, que corrió a cargo del buque Great Eastern en 1865; toda una aventura que recibió la atención masiva de la prensa por lo que suponía de avance para las comunicaciones. Además de contribuir a la creación de infraestructuras, infraestructuras, los barcos también disfrutaron de las suyas propias para impulsar el creciente mercado del transporte marítimo: el Canal de Suez, con sus 163 kilómetros, fue inaugurado en 1869, diez años después de que el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps emprendiera su construcción. A la ceremonia, amenizada con música de Verdi, asistieron desde la emperatriz Eugenia de Montijo al empresario Tomas Cook, padre del turismo moderno. La habilidad humana para la invención parecía ser capaz hasta de empequeñecer el planeta. Pero es que, de hecho, el mundo se estaba haciendo más pequeño, por lo menos a la hora de comunicar E G A
PERSONAJE
Thomas Cook (18081892). Este empresario inglés, considerado el primer agente de viajes del mundo, transformó la producción artesanal de turismo en una moderna empresa mercantil tal y como las que hoy conocemos.
CULMINACIÓN DE UNA GRAN OBRA. La construcción del Canal de Suez se prolongó durante diez años; hasta 1869 no fue abierto a una navegación que comunicó las aguas del Mediterráneo con las del mar Rojo. Abajo, en la acuarela, se representa la festiva inauguración del Canal.
se. Los trabajos de Michael Faraday en el campo de la inducción electromagnética –una de las muchas disciplinas en las que destacó– alcanzaron su primer hito con la creación del primer generador eléctrico en 1831; aquella energía monstruosa que se desplegaba en los cielos en forma de tormentas quedaba de repente al alcance del ser humano, que podía producirla por sí mismo y darle fines prácticos. Uno de los primeros fue el telégrafo eléctrico, que mejoraba las bases de transmisión utilizadas por el creado por Samuel Sömmerring en 1809 y podía comunicar mensajes a mucha más velocidad, transmitiendo señales eléctricas por un cable situado entre dos estaciones. El cable tendido por el Great Eastern fue sólo uno de muchos: antes, el telégrafo se había desarrollado de forma paralela al ferrocarril, ya que las vías necesitaban contar con un sistema de señalización eficaz.
UNA AUTOPISTA DE COMUNICACIÓN. Cuesta imaginar desde la distancia del tiempo lo que supuso la irrupción de este invento en las finanzas internacionales, la transmisión de noticias en el naciente periodismo moderno o la información en los conflictos bélicos. El inglés William Fothergill Cooke, uno de los primeros en patentar un sistema telegráfico, lo describió como “una autopista de comunicación”, precisamente el mismo término que se utilizaría más de un siglo después en los inicios de la extensión de Internet. Pero los prodigios del telégrafo se habrían quedado en poco sin la colaboración de Samuel Morse, creador del código que lleva su nombre y que permitía transmitir hasta cuarenta palabras por minuto. A medida que se implantaba el nuevo mundo, se difuminaban las bases del viejo. Durante buena parte del XIX, la máquina creada en el siglo anterior por James Watt seguía siendo el paradigma; los primeros modelos autónomos, que ya no necesitaban formar parte de la estructura de los edificios, permitieron impulsar bu-
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Luditas: terrorismo antimaquinaria
H
El ludismo fue un movimiento de artesanos in- gleses que luchó entre 1811 y 1816 contra las má- quinas que destruían empleos (en la ilustración).
emos recibido información de que used posee esas deesables esquiladoras mecánicas. Si no se des“ hace de ellas para finales de la semana que viene, enviaré a uno de mis enienes con una fuerza de al menos ��� hombres para que las desruyan. Aumenaremos su desgracia quemando sus edificaciones hasa las cenizas. Y si se le ocurre disparar a uno de mis hombres, esos ienen órdenes de asesinarlo”. Así rezaba una cara recibida en ���� por un granjero de Huddesfield, uno de anos que fueron amenazados o direcamene sufrieron aenados conra la maquinaria insalada en sus propiedades. La misiva, como anas oras, iba firmada por Ned Ludd. Supuesamene, Ludd era el nombre del adalid de la oleada animaquinaria que se exendió por varias regiones de Inglaerra a principios del siglo XIX, como reacción a la insalación de equipamieno moderno que llevaba a obreros sin insrucción a arrebaar el rabajo
ques y locomotoras, y su potencia no dejó de aumentar, de los 20 caballos de vapor del primer modelo a los más de 3.000 a finales de siglo. Pero ni siquiera esto fue suficiente para detener la imposición del carbón, la gasolina o la electricidad. El siglo había comenzado con el descubrimiento por Alejandro Volta Volta de la pila eléctrica, que instituciones científicas como la l a Sociedad Real de Inglaterra adquirieron en el mismo 1800 y que el químico Humphry Davy –mentor de Faraday– utilizó para aislar elementos como el sodio, el estroncio, el magnesio, el bario o el potasio. Es una magnífica paradoja de las tendencias tecnológicas del nuevo siglo, porque las grandes obras que se veían venir no podían llegar a ninguna parte sin las investigaciones en el mundo de lo pequeño.
INNOVACIÓN Y PRODUCCIÓN EN SERIE. Gracias a ellas llegó el acero, el material con el que podrían fabricarse los sueños: puentes de longitud y resistencia antes impensable, edificios que rozarían las nubes. Fueron innovaciones como el convertidor creado por Henry Dessemer, o sobre todo el horno de Martin-Siemens –ambos presentados el mismo año, 1856, pero con una gran ventaja del segundo por su mayor eficacia–, las que permitieron multiplicar y abaratar la producción del metal. “Producción” fue precisamente otro de los términos t érminos clave. El francés Marc Isambard Brunel –padre del más famoso Isambard Kingdom Brunel– es recordado sobre todo por emprender una de las obras de ingeniería más ambiciosas y prolongadas de la época, el primer túnel bajo el Támesis, pero antes de ello había concebido un procedimiento para abastecer de poleas a la Marina Real inglesa sin que ésta tuviera que depender del lento trabajo de los artesanos. Su sistema, presentado en 1801 en Portsmouth, Portsmouth, aumentaba por diez el ritmo de producción y –lo que fascinó aún más a sus contratistas– sólo requería para su manejo de diez obreros que no sabían leer ni escribir. Fue el auténtico precursor de la era del
NUEVO TRANSPOR� TE FLUVIAL. Robert Fulton patentó su diseño del barco de vapor en 1809 y tuvo el privilegio de ser durante treinta años el único proveedor para el tráfico de buques de vapor de Nueva York. Abajo, embarcae mbarcaciones de este tipo en el río Hudson, haciendo la ruta de Albany a Nueva York.
que anes había esado en manos de los aresanos. No esá claro si Ludd exisió realmene, o si fue un seudónimo uilizado por los dirigenes del movimieno; de lo que no caben dudas es de su acividad, que comenzó en ���� en el condado de Notingham y se exendió rápidamene por oras regiones. La creciene violencia de los ludias, como prono comenzaron a ser conocidos, y el valor de las posesiones que desruían llevaron al Gobierno a omar medidas drásicas, incluyendo la pena de muere: se sabe que en ���� el Tribunal de York condenó a la horca a rece ludias. Oros cienos de ellos fueron deporados a Ausralia. CONTRA LA TECNOLOGÍA. Curiosamene, juno con la Edad Edad Moderna se creó esa palabra que definía a quienes se negaban a aceparla. Ludd, si es que fue un personaje real, desapareció hace iempo, pero el érmino “ludia” se sigue aplicando hoy en día para definir a la persona conraria a los avances ecnológicos. ecnológicos.
maquinismo, que daría la vuelta no sólo a los sistemas de fabricación, sino al propio mundo del trabajo. Si bien se produjo un inhumano abaratamiento de la mano de obra básica, ya que la labor en las distintas secciones de la cadena de montaje podía ser llevada a cabo por personas sin preparación, fue también la primera vez que las empresas repararon en la necesidad de contar con científicos capacitados dentro de su plantilla, para supervisar y mejorar mejorar el funcion funcionamie amiento nto de las nuevas nuevas herram herramient ientas. as. Aunque la producción en serie no terminaría de desarrollarse hasta comienzos del siglo XX, el ejemplo de Brunel fue aplicado a otros campos como la fabricación de rifles, cuyas piezas intercambiables ya se ensamblaban en cadenas de montaje a mediados del XIX. Nuevos Nuevos inventos harían aportaciones valiosas al concepto: M U B L A
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la broca de perforación creada por F. W. aylor en 1865, que destacaba por su excepcional resistencia, perfecta para el uso ininterrumpido de la producción en serie, o la soldadura eléctrica, creada en 1890 por el ruso Nikolai Slavyanov, que facilitó y aceleró el corte y unión de piezas de metal. La industria textil, por su parte, había llevado a cabo varios intentos de automatizar los procesos probando cada nuevo modelo de máquina de coser, pero sin resultados hasta que Isaac Singer presentó el suyo en 1851. MEJORAS EN TODOS LOS FRENTES. El nuevo modelo de máquina de coser de Singer era una evidente mejora sobre el creado por Elias Howe en 1846, pero también constituyó el principio de una feroz batalla legal por violación de patentes, resuelta por fin a favor de Howe. De todos modos, la nueva máquina cambiaba y mejoraba el proceso de costura tanto a los profesionales como a las mujeres de casa, estas últimas gracias a la visión comercial de Singer, que creó la venta a plazos para poner su invento al alcance de todos. Otros campos, alejados de lo puramente industrial, conocieron también novedades novedades que estimulaban la producción: en 1868, Frederick Wolsey creó la esquiladora automática; en 1895, el escocés Alexander Shield patentó su máquina de ordeñar. Mientras, otras ramas de la ciencia trabajaban para avanzar en el conocimiento de la salud humana. Suele decirse que nada permitiría comprobar la importancia de estos avances como retroceder en el tiempo y somesome terse a la extracción de una muela antes de la invención de la anestesia. Ésta llegó en 1846 con el empleo de éter y cloroformo y, sobre todo, la utilización del inhalador individual –no muy diferente en aspecto de los modelos actuales– que se colocaba sobre la boca y la nariz del paciente. El descubrimiento de los opiáceos a partir de la síntesis de la morfina en 1806 fue clave para el tratamiento del dolor, más aún tras la invención
El 21 de octubre de 1879, Edison (en el retrato, junto a su otro gran invento, el fonógrafo) consiguió que su primera bombilla luciera durante 48 horas seguidas.
LIBRO
E G A
Pasteur: un benefactor universal, José
de la jeringuilla hipodérmica en 1853; por desgracia, la medicina no estuvo aún tan avanzada como para descubrir que su eficacia analgésica venía acompañada de un fuerte componente adictivo, lo que creó involuntariamente una gran cantidad de drogadictos.
Miguel Sáez Gómez . Nivola Libros, 2004. Este libro retrata a una figura central en la Historia de la ciencia, conocida sobre todo por la vacuna antirrábica y la pasteurización pero cuyas contribuciones fueron numerosas.
UNA FAMOSA TABLA. La aportación principal del célebre químico ruso Dmitri Mendeléyev (izquierda) fue descubrir el patrón subyacente a lo que conocemos como tabla periódica de los elementos (abajo, manuscrito del científico donde expone los datos de sus investigaciones).
Y T T E G
A lo largo del siglo XIX vieron la luz inventos que mejoraron la precisión de la profesión médica, como el estetoscopio, creado en 1816 por el francés René Teophile Hyacinte Laënnec; los primeros modelos disponían sólo de un auricular, pero fueron claves en el diagnóstico y seguimiento de las afecciones pulmonares, sobre todo de la temida tuberculosis. En los años siguientes lo acompañarían el oftalmoscopio y el laringoscopio. En 1860 se inventó el termómetro compacto, gracias al cual pudo medirse con exactitud la temperatura del cuerpo. Y el colofón llegó a finales de siglo, cuando en 1895 Wilhelm Röntgen logró hacer visible lo invisible gracias al descubrimiento de los rayos X, creando de paso una de las fotografías más icónicas de la Historia de la medicina: la de la mano de su esposa, en la que el anillo de compromiso destacaba tan claramente como los huesos del interior. En este mundo de lo invisible también se avanzó a la hora de contener o prevenir enfermedades tenidas hasta entonces por invencibles. En 1884, Robert Koch aisló el bacilo causante del cólera, dando fin a una de las epidemias más temidas del siglo XIX –sólo en Rusia mató a más de un millón de personas entre 1847 y 1861–, y al año siguiente Louis Pasteur desarrolló su vacuna contra la rabia, quizá uno de sus más importantes logros científicos junto con el proceso de pasteurización, aplicado primeramente a la leche para eliminar los agentes infecciosos mediante el calentamiento. Y no hay que olMIL Y UN PRODIGIOS.
Y T T E G
EL DESCUBRIMIENTO DE LOS OPIÁCEOS A PARTIR DE LA SÍNTESIS DE LA MORFINA EN 1806 FUE CLAVE PARA EL TRATAMIENTO DEL DOLOR 88
Progresando con los novedosos avances cotidianos
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o había que dirigirse a las vías del tren ni a las cadenas de producción para experimentar los avances del siglo XIX: muchos de ellos tuvieron como escenario el ámbito doméstico. Por ejemplo, en ���� se inventaron las latas de conservas, destinadas en principio al abastecimiento de los ejércitos pero que no tardaron en entrar en las despensas de las casas particulares; antes, en ����, el inglés Peter Durand había inventado la hojalata, que durante décadas sería el principal material empleado en su fabricación. En ���� llegaron las cerillas, inventadas por el inglés John Walker, que facilitaron encender fuego en un mundo donde todavía la madera era el elemento básico para calentarse y cocinar. Quienes seguían prefiriendo el correo tradicional frente a la maravilla del telégrafo disfrutaron de
otra novedad, menos espectacular científicamente pero igualmente atractiva: el sello postal, creado en Inglaterra en ����. Su principal innovación era que se pagaba por adelantado –antes, la gente abonaba el correo al recibirlo– y que el precio –un penique– no variaba, cualquiera que fuese el destino.
MÁS INVENTOS PRODIGIOSOS. Toda una ventaja, ya que en aquellos tiempos la afición por escribir –o por escribirse– era enorme: en ����, la Oficina de Correos de Londres tenía que bregar con más de ���.��� cartas diarias. La gente solía utilizar el papel por las dos caras, y aun por los bordes, para ahorrar de este modo peso y franqueo. En ���� llegaría un nuevo formato: la tarjeta postal. El último cuarto de siglo vio llegar dos de los mayores prodigios, ambos debidos al genio de
vidar, no ya en el campo de la medicina sino en el de la química pura, la aparición del primer mapa del mundo elemental, la tabla periódica, a cargo de Dmitri Mendeléyev en 1869. Podría pensarse, y con razón, que todos estos avances estaban cambiando la percepción del mundo, pero esto nunca estuvo tan claro como desde el momento en el que Charles Darwin publicó su obra en 1859; especialmente claro El origen de las especies en para el propio Darwin, aterrorizado por las consecuencias que podría suponer para su carrera al saber el seísmo que iba a causar en la concepción concepci ón tradicional –y religiosa– del origen del hombre, pero sabiendo también que “innumerables hechos perfectamente observados estaban esperando en las mentes de los naturalistas, listos para ocupar su puesto tan pronto como se explicara suficientemente una teoría que los abarcara”, según escribió en su Autobiografía. A pesar de semejante borrachera de novedades, el siglo XIX no pensaba despedirse sin una espectacular traca final. La revolución aparentemente insuperable que supuso el telégrafo fue sobrepasada cuando Alexander Graham Bell presentó su teléfono en 1876: ahora era directamente la voz humana la que podía llegar a cualquier
Thomas Alva Edison: el primero sería el fonógrafo (����), primer aparato que permitía grabar y reproducir sonidos. De repente, la música dejaba de ser algo cuyo disfrute exigía trasladarse a un lugar específico y pasaba al á mbito doméstico, aún más cuando Emile Berliner patentó en ���� el gramófono, que utilizaba discos planos para almacenar el sonido en vez del tambor cilíndrico de Edison. Y ���� terminó por coronar a la electricidad como la nueva energía con la aparición de la bombilla eléctrica, creada por Edison y Joseph Swan. Una corriente eléctrica calentaba y daba brillo a un filamento d e carbón o metal, mientras que el vacío parcial del interior evitaba que el filamento se quemara. Se había hecho definitivamente la luz, lo que permitiría que la actividad humana dejara de depender de las horas de oscuridad.
distancia. Su éxito fue inmediato y los países lucharon por incorporar aquel invento prodigioso a su estructura de comunicaciones. Pero Pero estaba claro que para ello iban a hacer falta algunas innovaciones accesorias, como el conmutador –que permitía a los usuarios hacer una llamada sin la ayuda de un operador– y la central telefónica: el primero se instaló en 1878 en New Haven, y la primera central de Londres comenzó a funcionar en 1879. COMUNICARSE DE VIVA VOZ. Tras patentar el teléfono, teléfono, el científico escocés Alexander Graham Bell comenzó una serie de demostraciones y conferencias conferencias públicas para introducir su invento en la comunidad científica y entre el público en general. Abajo, una de esas demostraciones en Nueva Escocia (Canadá), en 1876. M U B L A
DEL TELÉFONO AL AUTOMÓVIL ( Y MÁS) MÁS ) . Hasta 1896 no llegaría una innovación que durante años se demostró determinante: el disco para marcar. Sin embargo, aquella expansión fue insuficiente para popularizar el teléfono, que todavía a finales del siglo XIX era visto en Inglaterra como un aparato para uso exclusivo de las clases más pudientes. En Estados Unidos gozó de una acogida mucho más entusiasta: en 1877 ya era utilizado por los agentes de la Bolsa de Nueva York, York, y para 1900 era el país con más má s cantidad de teléfonos en uso, uno por cada 60 habitantes. En 1886, el mundo del transporte vivió una conmoción equivalente cuando Karl Benz presentó la primera aplicación de un motor de gasolina a un vehículo. El automóvil no tardó ni un año en hacerse popular, a pesar de su elevado precio y de contar sólo con tres ruedas (Benz no solucionaría el problema de la instalación de la cuarta hasta 1892). Pero existían otras alternativas para moverse, como el modelo de bicicleta biciclet a presentado por John Stanley en 1885; por supuesto, incorporaba pedales –inventados en 1839–, pero lo más importante fue que usaba ruedas del mismo tamaño y situaba el sillín entre ellas, siendo así la primera bicicleta moderna. Además, se decía que la fotografía se había vuelto animada y que unos franceses, los hermanos Lumière, habían conseguido captar en 1895 las imágenes de un grupo de obreros saliendo de una fábrica, que luego habían proyectado sobre una pantalla. Había asimismo rumores de que se estaban probando máquinas voladoras que permitirían al ser humano cumplir el sueño de Ícaro y viaja viajarr por por los aires, aires, y hasta hasta cruza cruzarr los los océanos océanos voland volando. o. Pero, incluso en las postrimerías de un siglo de prodigios, pocos daban crédito a esas historias. MH 89
NACIMIENTO DEL URBANISMO MODERNO
Un nue nuevo espacio
para para vivir EL SIGLO XIX, EN ESPECIAL SU SEGUNDA MITAD, FUE UN PERÍODO DE URBANIZACIÓN MUY INTENSA. SUPUSO UN PUNTO DE INFLEXIÓN QUE SENTÓ LAS BASES DEL MODELO DE CIUDAD ACTUAL. Por Laura Manzanera, periodista y escritora
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omo aclara Jürgen Osterhammel en su libro La transformación del mundo: una historia global del si glo XIX XI X , “ninguna otra época había vivido tal condensación espacial de la vida social”. El crecimiento de la población urbana se aceleró y en algunos países la forma de vida urbana pasó a ser la dominante por primera vez. Pero ni las ciudades de Europa, ni las de China o la India estaban preparadas para la oleada migratoria que recibieron. Y es que este fue en realidad el gran motor del cambio. Y este cambio sólo fue continuo y tuvo éxito en lugares que de algún modo partían de cero, es decir, donde no había ciudades antiguas que ampliar o remodelar, como el Medio Oeste y la costa del Pacífico de Estados Unidos. Por contra, en Europa se vivió como una ruptura con el pasado urbano. En las ciudades, todo iba cada vez más deprisa, y la base era la circulación de personas, animales y bienes. Los reformistas urbanos querían dar paso al tráfico con calles más anchas y vías férreas; a las aguas residuales, con canalizaciones y alcantarillas; al aire limpio, saneando los suburbios. Todo debía fluir en libertad para que todo funcionase. Las ciudades crecieron en superficie y habitantes, pero lo hicieron a ritmos distintos y aparecieron diferentes tipos de urbes. Debido a la necesidad de los burgueses de llenar su tiempo de ocio surgieron los centros turísticos costeros: Baden-Baden en Alemania, Karlsbad en Bo90
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VÍAS VERTEBRADORAS. El bulevar parisino de las Capuchinas (Le boulevard des Capucines, en el cuadro de Jean Béraud) es una de las cuatro grandes vías de este tipo que fueron fruto de las intervenciones intervenciones urbanísticas en el París del siglo XIX.
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Ciudades creadas en torno a una utopía
E
l desmesurado crecimiento de las grandes ciudades europeas a lo largo del siglo XIX y la falta de previsión ante la avalancha humana que llegó a ellas hicieron surgir una nueva necesidad: el replanteamiento replanteamiento urbano. Ingenieros y arquitectos se lanzaron a buscar soluciones “milagrosas” que permitiesen la convivencia, y también hubo propuestas revolucionarias. A mediados de siglo se pusieron de moda en EE UU las comunidades utópicas, localidades artificiales que huían de los valores capitalistas y buscaban la solidaridad. Una de las más exitosas, que logró sobrevivir hasta casi ����, fue Oneida, fundada en ���� por John Humphrey Noyes en el Estado de Nueva York. Los ��� “perfeccionistas” que la formaban levantaron un gran falansterio (tipo de cooperativismo inventado por Charles Fourier) Fourier) rodeado de jardines. De ahí nació el concepto de “ciudad jardín”. jardín”. Eran autosuficientes y vivían confortablemente. confortablemente. MEJORAS SOCIALES Y LABORALES. Quizá más destacable, aunque apenas duró dos años, fue el experimento de Robert Owen. Empezó poniendo en práctica sus avanzadas reformas laborales en su fábrica textil de New Lanark, en Escocia: mejores salarios, barrios para los obreros, jardines infantiles... Y luego en New Harmony (Indiana). Entre sus colonos había artesanos, maestros, escritores, científicos, científicos, etc. A mitad de siglo había en Estados Unidos más de un centenar de comunidades socialistas que ponían a prueba las ideas que se discutían en Europa, pero muy pocas consiguieron durar. Las aportaciones españolas más importantes son las de Arturo Soria para Madrid e Ildefonso Cerdà para Barcelona. El modelo de Soria era una ciudad de �� km de largo con un eje central de comunicación y una anchura mínima, para que no se perdiera el contacto con el campo. Al no existir un centro que sirviera de punto de referencia, la valoración de las parcelas dependería sólo del volumen de la vivienda. Su carácter social le hizo perder el apoyo oficial y, aunque finalmente encontró el dinero, sólo se construyeron � km.
MONUMENTO EM� BLEMÁTICO. En 1896,
se decidió construir el puente de Alejandro III en París (en la foto, con el Gran Palacio al fondo) para aliviar la densa circulación, pero sobre todo por el proyecto de la Exposición Universal. Fue inaugurado en 1900, convirtiéndose en un exponente de la arquitectura francesa de finales del siglo XIX y un símbolo de la Belle Époque.
En 1848, se fundó la comunidad utópica de Oneida (abajo, la fachada de su sede hoy en día) en el Es- tado de Nueva York, que creció hasta tener más de 300 miembros, con sucur- sales en otros puntos de Estados Unidos. Y M A L A
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hemia, Spa en Bélgica, etc. Además, más allá de los meros edificios, empezaron a pavimentarse las calles, se abrieron túneles, se tendieron raíles para tranvías y trenes y se i nstaló iluminación. ilumi nación. Las ci udades se hicieron más limpias y claras. La propiedad urbana se convirtió en objeto de inversión y especulación, con el consiguiente auge del sector inmobiliario. Como recoge Osterhammel, una parcela comprada en Chicago en 1832 por 100 dólares valía 15.000 tres años más tarde, en 1835. Muchas de las grandes ciudades, las metrópolis, eran capital de país, urbe industrial o ciudad portuaria, o más de una cosa a la vez. Pero el caso de las ciudades portuarias es un capítulo aparte. El XIX fue el siglo de oro de los puertos marítimos. Gracias a la navegación a vapor se multiplicó el transporte transoceánico de mercancías y la migración intercontinental. Entre los puertos que se modernizaron despunta Marsella, que se convirtió en un organismo independiente. Su transformación se inspiró en los docklands de de Londres, maravillas de la ingeniería. Puertos europeos como Hamburgo siguieron la estela de Londres y Marsella, y también los asiáticos hicieron su puesta a punto: Osaka, Bombay y Hong Kong, bajo el gobierno inglés.
EL GRAN LONDRES VICTORIANO. Y es que Inglaterra era el Imperio del momento y el Londres victoriano la ciudad más grande y espectacular del mundo, una urbe que había crecido desde el millón de personas que la habitaban en 1800 hasta los 4,5 millones de finales de la centuria. Gracias al ferrocarril se facilitó y aceleró el desplazamiento de miles de personas hacia la capital. Los londinenses, de nacimiento o adopción, disfrutaron de los beneficios de la Revolución Industrial, pero también sufrieron sus desventajas. Porque las nuevas necesidades económicas precisaban áreas dedicadas a la industria o al comercio y la gran cantidad de mano de obra que no dejaba de instalarse en ella hizo que la urbe creciera acelerada y desordenadamente. Así, junto a áreas lujosas como Regent Street, que prolongaban la ciudad hacia el oeste, había nuevos muelles que servían como punto de intercambio comercial. Ese descomunal crecimiento y ser la capital del comercio mundial hicieron emerger en Londres
LIBRO
Paseos nocturnos, A L L I V E R R A L I P / L W A
amplias zonas en las que predominaban la pobreza y la l a inmun i nmun dici a, como com o plasm pl asmóó Char C harles les Dicke ns en sus novelas y en algún interesante ensayo, como por ejemplo Paseos nocturnos . Al contrario de lo que parecía, el desarrollo industrial, del que Inglaterra había sido el motor de arranque, no mejoró las condiciones de vida de forma inmediata. Baste como ejemplo que hasta la segunda mitad del siglo XIX los londinenses hubieron de beber agua recogida directamente del Támesis. El resultado no se hizo esperar: varios brotes de cólera y el Gran Hedor de 1 858 azotaron la l a urbe.
EDIFICIOS PARA LA PUJANTE BURGUESÍA. Pa Para poder acoger una mayor cantidad de población, los edificios ganaron altura y se construyeron más próximos entre sí. Pero no todos eran, ni de lejos, iguales, acentuándose el fenómeno Up & Down. Mientras las viviendas más populares vieron su tamaño reducido, habiendo de albergar a un mayor número de personas, las zonas adineradas contaban con mejores infraestructuras, edificios de bella factura, escuelas escuela s y parques. Dichos beneficios eran la respuesta a la pujanza de una clase social en pleno auge: la burguesía. Ya convertida en República, Francia tuvo en 1804 un nuevo emperador: Napoleón, que hizo a París lo suficientemente cientemente grande como para que fuera la capital de su expansionista Imperio. Pero fue su sobrino, Napoleón III, quien daría forma al París moderno. A mitad de siglo, la ciudad del Sena contaba con alrededor de un millón de habitantes, una cifra demasiado alta, incluso peligrosa, para tan poco espacio. Tanto es así, que el tráfico se ralentizó y, en consecu consecuenci encia, a, también también las transac transaccion ciones es comerciales. De ahí que Napoleón III pensase en la urgencia de un plan para reconstruirla, ambicioso, radical y global. Había que trazar calles más anchas y mejorar el tráfico; limpiar los barrios donde reinaba la inseguridad; eliminar las casas en ruinas, las calles de difícil acceso en las que el peligro acechaba y los barrios donde las personas vivían hacinadas. París estaba aún muy lejos de ser una urbe moderna, y Napoleón III quería que lo fuese. Por eso M U B L A
Charles Dickens . Taurus, 2013. El autor describe la época en la que, en busca de una cura para el insomnio, se dedicó a caminar por Londres a altas horas de la madrugada, descubriendo así los problemas de indigencia y alcoholismo que escondían sus calles.
AMBICIOSA RENO� VACIÓN DE PARÍS. Al contratar a GeorgesEugène Haussmann (abajo, en una caricatura decimonónica), Napoleón III confiaba en que París pudiera convertirse convertirse en una ciudad con calles seguras, mejores casas, comunidades salubres y tráfico fluido.
AL PAVIMENTARSE E ILUMINARSE LAS CALLES, LAS CIUD CIUDADES ADES SE HICIERON MÁS LIMPIAS Y CLARAS encargó su proyecto a Georges-Eugène Haussmann. El objetivo era doble: modernizar la ciudad y evitar que explotara otra revolución como la de 1789. Antes de que Haussmann se pusiera manos a la obra, París era una red de calles estrechas, algunas sin colectores, y carecía de agua corriente. De noche, la gente no se atrevía a salir y muchas de las míseras callejuelas estaban junto a los edificios más emblemáticos, como Notre Dame. Hoy, el único núcleo que recuerda cómo era ese viejo París se halla cerca de la catedral.
MODERNIZANDO LA CIUDAD DEL SENA. Haussmann compró la tierra, trasladó a sus habitantes a las afueras y se centró en los taponamientos que paralizaban el tráfico. Los nuevos ferrocarriles ya llegaban hasta París, así que se le ocurrió unir las principales estaciones con anchos bulevares para que el tráfico fluyera mejor. Como el resto de ciudades del mundo, seguía siendo una ciudad de peatones, y quienes llegaban en ferrocarril se encontraban con el nada práctico tiro de caballos (coches, tranvías u omnibuses). En París no había ningún camino que uniera las estaciones, por eso los viajeros que iban de una localidad de Francia a otra tenían que atravesar la ciudad de un extremo al otro, y eso era todo menos fácil. Los bulevares, vías rápidas con aceras y flanqueadas por árboles, la recorrían de norte a sur y de este a oeste, y se hicieron más ca rreteras que partían del Arco del Triunfo. Los barrios de viviendas insalubres se sustitu yeron por edificios de apartamentos apartamentos que debían debían tener una altura concreta: 20 metros. Haussmann quería dar a París un aspecto moderno, pero también uniforme. El típico edifico tenía una atractiva tienda en la planta baja, una entreplanta, un primer piso con un larguísimo balcón, un segundo y tercer piso con balcones pequeños y un último piso con balcón grande, pero con el inconveniente de que no había ascensor. Pero los bulevares, que se inspiraban tanto en la planificación urbana como en la estrategia militar, escondían un secreto: su diseño estaba también pensado para que el ejército no tuviera ningún problema en caso de que hubiese una revuelta. Históricamente, las revoluciones nacían al este de París, y allí se asentaba un regimiento de caballería que debía estar atento a los posibles movimientos de sus camaradas de infantería, ubicados cinco kilómetros al sudeste. Había, además, un problema añadido, pues el nuevo bulevar debía superar un canal por el que navegaban barcazas que llevaban mercancías al centro. Un puente sobre el canal no habría permitido la visibilidad a los soldados, facilitando sus acciones a los agitadores. Haussmann optó por una solución radical: 93
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construir un canal subterráneo de más de 1.600 metros por donde discurriera el agua sin necesidad de un puente. Pero, sin luz eléctrica, ¿cómo transportar mercancías a oscuras por un canal subterráneo? La solución fue abrir claraboyas en el techo, que también proporcionaban aire fresco y que permitían a las barcazas guiarse hasta alcanzar el Sena. Todos estos adelantos atraían cada vez a más gente a la ciudad, pero Haussmann tenía claro que, si volvían volvían los tiempos insalubres, París estaría condenada. La clave estaba en las medidas preventivas y por eso reconstruyó todo el sistema de alcantarillado. Aún hoy puede verse su meticuloso trabajo: un colector en cada calle, y en muchas dos; con tuberías de agua potable y de agua no potable, y cada calle identificada.
CRECIMIENTO ORDENADO (PERO LENTO) LENTO). La cons-
trucción del Ensanche de Madrid –conocido como Plan Castro (arriba, el plano del proyecto urbanístico)– se inició en 1857 pero fue notablemente lenta, prolongándose entre las décadas de 1860 y 1930 y siendo muy desvirtuada por intereses especulativos. especulativos.
LOS GRANDES MONUMENTOS. El trazado de París se re-
modeló completamente en menos de treinta años. Los bulevares unieron todas las zonas de la ciudad, expandiendo sus límites y empujando así a más personas a trasladarse a vivir a la capital. Pero, pese a su éxito, la mayor fama del momento no se la llevó Haussmann, Haussmann, parisino de nacimiento, sino un francés nacido en Dijon, Gustave Eiffel, autor del monumento que mejor identifica a París: la Torre que lleva su nombre, de 1889. Terminada en poco más de dos años, a t iempo para la Exposición Universal, fue el fruto del enorme avance avance que experimentaba la ingeniería, el punto culminante de la era industrial. Construida con vigas de hierro enrejadas unidas con remaches, sus 300 metros la convirtieron en la estructura más alta del mundo; al menos hasta 1931, cuando se inauguró el Empire State Building neoyorquino. neoyorquino. Diseñada para
LOS BULEVARES UNIERON TODAS LAS ZONAS DE PARÍS PARÍS,, EXPANDIENDO SUS LÍMITES Y EMPUJANDO ASÍ A MÁS PERSONAS A TRASLADARSE A VIVIR A LA CAPITAL 94
durar sólo veinte años, se salvó gracias a lo s experimentos científicos promovidos por Eiffel, concretamente a las primeras transmisiones radiográficas, seguidas de las telecomunicaciones. La Torre que lanzó París al mundo continúa siendo el símbolo de la ciudad. Y la misma técnica de vigas metálicas unidas que se empleó en ella se usó para construir uno de los grandes puentes sobre el Sena, el de Alejandro III. Formado por un solo arco de acero, todo un reto para la época, y prefabricado como la obra de Eiffel, se inauguraría para la siguiente Exposición Universal que acogió París, la de 1900. La última moda del momento fue combinarlo con una llamativa decoración que recordase el flamante pasado de París. OTRAS CIUDADES MODERNAS. Por fortuna, ese pasado no desapareció bajo las bombas de la II Guerra Mundial. El barón Haussmann no podía imaginar que en 1940 su ciudad sería humillada y los nazis desfilarían por sus grandes bulevares hasta su mismo corazón. Aunque los alemanes respetaron los edificios, a la hora de retirarse Hitler ordenó la destrucción de la ciudad. Afortunadamente, el comandante general de París no acató la orden. Y cuando los aliados la reconquistaron y liberaron, la encontraron tal y como la había planteado Haussmann. Haussmann. Tanto París como Londres sirvieron de ejemplo. Budapest copió de la capital inglesa la arquitectura del Parlamento, de Viena la idea de la Ringstrasse, de París los bulevares... Nueva Delhi, planeada por dos británicos, Edwin Lutyens y Herbert Baker, fue una mezcla de estilos. Y en Estados Unidos nació el modernismo arquitectónico que imperaría en el siglo XX, con Chicago como punta de lanza. Aunque los rascacielos no eran muy del gusto de los M U B L A
europeos, ni de los españoles. Durante el período isabelino (1833-1868), las ciudades españolas empezaron a derrumbar sus murallas y a expandirse, eso sí, lentamente. La desamortización de Mendizábal, que liberó suelo (sobre todo eclesiástico) y permiti pe rmiti ó una u na prime p rimera ra oleada olead a de d e espee speculadores de solares e inmuebles, estaba hecha a la medida de terratenientes, pero también de los burgueses b urgueses urbanos. Los problemas de insalubridad eran endémicos. A lo largo del siglo XIX, el cólera hizo estragos en la Península en cuatro ocasiones. Empezaron a intentar erradicarse desplazando desplazando los cementerios al extrarradio.
ESPAÑA, PASO A PASO. En las ciudades más grandes, el Estado, los más acaudalados o las corporaciones económicas levantaron algunos edificios. Lo más destacado a nivel urbanístico fue la aprobación de los ensanches de Madrid y Barcelona, las dos únicas ciudades que en 1870 superaban los 200.000 habitantes. Las condiciones de vida en las grandes ciudades dejaban mucho que desear. Pero el déficit de población se compensó con la inmigración del campo, tan fuerte que la ciudad triplicó su población, sobrepasando en 1900 el millón de habitantes. La necesaria revolución agraria, que podría haber animado también la industrialización, no se dio en España. La lenta y defectuosa defectuosa industrialización industrialización fue fue causada causada por el ínfimo nivel de vida de los españoles (sobre todo entre el campesinado, la profesión mayoritaria), que no demandaban productos industriales, la falta de un mercado organizado por falta de una red viaria adecuada, las inversiones en empresas no industriales y la falta de una política económica proteccionista. Aun así, hacia 1860 había varios focos industriales, como la industria textil algodonera en Cataluña y la minería y siderurgia en el País Vasco,
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Entre 1821 y 1855 el área metropolitana de Nueva York cuadrupli- có su población pero con pocos espacios abiertos y verdes, por lo que se decidió la construcción de Cen- tral Park (arriba, una vista aérea), hoy día el parque más visitado de Estados Unidos.
LIBRO
Las ciudades españolas en el siglo XIX, Francisco Quirós Lina- res . Trea, 2009. Esta obra traza un análisis detallado del marco histórico-económico histórico-económico y las transformaciones que se produjeron en las ciudades españolas en la segunda mitad del siglo XIX.
LA CIUDAD DEL VIENTO. Después del incendio de Chicago de 1871, surgió una ciudad más grande a la que acudieron arquitectos arquitectos de fama internacional para reconstruirla. En pocos años, renació y fue elegida por ello para acoger la Exposición Universal Universal de 1893. En la foto, el centro de la urbe en 1890.
Los “pulmones” urbanos
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o fue hasta mediados del siglo XIX cuando empezó a tenerse en cuenta la necesidad de que los ciudadanos pudieran disfrutar de espacios naturales sin tener que alejarse de la urbe. Así nacieron los grandes parques urbanos, lugares donde refugiarse de la ruidosa y caótica vida de la ciudad, donde pasear, pasear, montar a caballo y realizar todo tipo de actividades lúdicas. Se trataba de incorporar el paisaje natural al metropolitano. metropolitano. Entre los más destacados están el Hyde Park de Londres y el Central Park de Nueva York. Y casi t res
veces más grande que este último es el Bois de Boulogne parisino que el barón Haussmann diseñó siguiendo el estilo inglés.
RECUPERACIÓN DE ZONAS VERDES. En algunos casos se trataba de adaptaciones de antiguos jardines reales, como El Retiro madrileño; en otros, ocupaban espacios clave que habían caído en desuso, como el Parc de la Ciutadella de Barcelona, ubicado en los terrenos de la ciudadela que mandó construir Felipe V para controlar la ciudad.
pero eso no logró transformar la estructura social y seguían imperando el atraso y el subdesarrollo. Madrid sí se transformó gracias al Ensanche, conocido como Plan Castro por Carlos María de Castro, a quien se encargó el pro yecto en 1857, cuando la ciudad ci udad tenía algo más de 271.000 habitantes. Tuvo Tuvo numerosas críticas y se vio desbordado enseguida a causa del fuerte crecimiento demográfico, pues en 1887 ya se habían superado los 470.000 habitantes. Desde el principio tuvo en contra a los propietarios de los núcleos de edificación preexistentes y fue sometido a presiones de intereses económicos, así que se remodeló muchas veces. Tardó décadas, pero con él Madrid se transformó en metrópolis al tiempo que iba acogiendo a los miles de personas que llegaban de todos los rincones de España.
CALLES CUADRICULADAS C UADRICULADAS.. También Barcelona creció más allá de sus límites y tuvo su propio ensanche (el Eixample), ideado por Ildefonso Cerdà e iniciado tras el derrumbe de las murallas en 1854. Articuló las calles en cuadrícula, con manzanas octogonales y, en su interior, espacios verdes. E incluyó chaflanes que facilitaban la circulación de los vehículos y la visibilidad en los cruces al unir los lados de las manzanas de forma que se eliminaban las esquinas. Dicho diseño lo cortaban calles amplias y grandes en diagonal. La especulación inmobiliaria hizo acto de presencia y el Plan Cerdà no pudo concluirse, pero su ejemplo se utilizó en otros ensanches españoles, como los de A Coruña o Gijón, y ha quedado como un legado urbanístico renovador. En España, Europa y el resto del mundo, el siglo XIX supuso un punto de inflexión para las ciudades, sentando las bases de la modernidad. Como señala Osterhammel: “En el horizonte se dibujaba incluso la relevancia del automóvil, aunque todavía no el dominio –o la tiranía– del coche sobre todas las ciudades del mundo”. Quizá el próximo reto urbanístico sea solucionar el problema de la circulación y la contaminación. MH 95