Miguel Martínez Cruz 4° Teología EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL ECONCILIATIO ET PAENITENTIA DE JUAN PABLO II R ECONCILIATIO La exhortación apostólica postsinodal de Juan Pablo II, Reconcil II, Reconciliatio iatio et paenitentia paenitentia,, del del 2 de dicie diciembr mbree de 1984, 1984, es un prec precios ioso o docum document ento o que trata trata sobre sobre el tema tema de la reconci reconciliac liación ión del hombre, hombre, herido herido por el pecado, pecado, con Dios, Dios, Padre Padre de las miseri misericor coridas idas.. Consideremos el contexto mundial en el que se desarrolla dicha exhortación: el desarme nuclear que era una preocupación constante para muchos sectores de la población del mundo. En este marco, surge esta exhortación apostólica recordándonos que sólo el camino del amor, de la fraternidad fraternidad y de la reconciliación reconciliación podrán salvar salvar al hombre de las atrocidades atrocidades que él mismo es capaz. Como otros documentos, está dedicado a todos los fieles, a todos los que trabajan por la consecución de un mundo mejor, a los gobernantes, y a los hombres de buena voluntad. La exhortación parte de lo general a lo particular, de los pecados que han herido al hombre, que necesita cicatrizar con la reconciliación, hasta los medios que la Iglesia propone a los cristianos para obtener la misericordia de Dios y la conversión del corazón. Toda la familia humana necesita reconciliarse y la Iglesia tiene un papel fundamental en esta misión: denunciando los males del hombre en la misma fuente contaminada, señalando la raíz de las divisiones e infundiendo la esperanza de poder superar las tensiones y los conflictos para llegar a la fraternidad, a la concordia y a la paz a todos los niveles y en todos los sectores de la sociedad humana. Ella cambia una condición histórica de odio y de violencia en una civilización del amor… Ante toda la irracionalidad de la violencia, de las guerras y de las divisiones, la Iglesia se muestra madre y maestra de la humanidad que busca caminos de progreso progreso y renovación. renovación. La exhor exhorta tació ción n se divide divide en tres tres part partes es:: la prim primer eraa trat trataa sobr sobree la Igle Iglesi siaa en el cumplimiento cumplimiento de su misión reconciliado reconciliadora, ra, en la obra de conversión de los corazones, corazones, en orden renovar las relaciones entre el hombre y Dios, entre el hombre y su hermano, entre el hombre y todo lo creado. En la segunda parte se indicará la causa radical de toda laceración o división división entre los hombres hombres y, ante todo, con respecto a Dios: el pecado. pecado. Por último, último, en la terc tercer eraa parte parte se señal señalan an los medio medioss que que permi permite ten n a la Igle Iglesi siaa prom promove overr y susc suscit itar ar la reconciliación plena de los hombres con Dios y, por consiguiente, de los hombres entre sí. Las ideas fundamentales de esta exhortación son las siguientes: en primer lugar, se nos ofrece ideas claras y concretas sobre lo que es el pecado partiendo de la parábola del hijo prodigo que desperdigó desperdigó todos los bienes bienes que poseía: el pecado es humillación, humillación, indignidad, indignidad, es muerte y nostalgia por regresar a la casa paterna, es exclusión de Dios, ruptura con Dios, desobediencia a Dios o como lo hubo dicho san Agustín: “Pecado es aversio a Deo et conversio ad creaturam”. creaturam”. Por otra lado, la imagen del hermano mayor también sale a relucir: el hombre también es el hermano mayor cuando por egoísmo se hace celoso, duro de corazón, ciego y cerrado a los demás…Este es el drama de la familia humana que, a la luz luz de esta inagotable parábola de la misericordia que borra el pecado, la Iglesia, haciendo suya la llamada allí contenida, comprende, comprende, siguiendo siguiendo las huellas del Señor, su misión de trabajar trabajar por la conversión de los corazones y por la reconciliación de los hombres con Dios y entre sí, dos realidades íntimamente unidas. En esta parte también el documento nos anuncia con alegría que el origen de la reconciliación del hombre se encuentra en Cristo reconciliador cósmico, como como un rega regalo lo de la inic inicia iati tiva va de Dios Dios Padr Padre. e. La Euca Eucari rist stía ía tamb tambié ién n es fuen fuente te de reconciliación porque es el sacrificio de Cristo por el cual fuimos reconciliados con Dios y con los hombres. La Iglesia es prolongadora de esta reconciliación y ofrece a los hombres las vías para alcanzarla: alcanzarla: las de la conversión del corazón y de la victoria sobre el pecado, ya sea
Miguel Martínez Cruz 4° Teología éste el egoísmo o la injusticia, la prepotencia o la explotación de los demás, el apego a los bienes materiales materiales o la búsqueda búsqueda desenfrenada desenfrenada del placer. placer. Los medios son: el escuchar fiel y amorosamente la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria y, sobre todo, los sacramentos, verdaderos signos e instrumentos de reconciliación entre los que destaca que con toda razón llamamos Sacramento de reconciliación o de la Penitencia, del que se hablará con mayor profundidad en la tercera parte. Otra Otra idea idea fund fundam amen enta tall es reco recono noce cerr la exis existe tenc ncia ia del del peca pecado do en toda todass sus sus dimens dimensione iones: s: persona personall y social. social. Esto último último será será el aporte aporte novedoso novedoso de la exhorta exhortación ción.. Pecado social social quiere quiere decir, ante todo, reconocer que, en virtud de una solidaridad humana tan misteriosa e imperceptible como real y concreta, el pecado de cada uno repercute en cierta manera en los demás. Como comunidad de humanos compartimos todas las gracias y las virtude virtudess que nos elevan, elevan, pero pero tambié también n compart compartimo imoss la comunió comunión n del pecado pecado porque porque todo pecado por mínimo que sea repercute repercute en todo el conjunto eclesial eclesial y en toda la familia familia humana. La exhortación enumera una lista audaz sobre todas las formas de pecado social que vive el mundo actualmente. Naturalmente, los pecados sociales provienen de los pecados personales personales de quienes tienen, tienen, sobretodo, el poder en el mundo porque porque los pecados personales personales engendran los pecados sociales. La exhortación también hace remembranza de la doctrina tradicional del pecado. Clasifica el pecado venial, grave y mortal. Recuerda que todos ellos contraen una pena temporal y eterna que se debe cubrir con la penitencia que no es otra cosa más que la respuesta amorosa de la persona que se siente amada y perdonada. El papa Juan Pablo II saca a colación este tema porque está consciente de que en el mundo actual el sentido del pecado está perdido y repite a una con Pío XII: «el pecado del siglo es la pérdida del sentido del pecado». Entre otras situaciones situaciones que hacen adversa la vida del cristiano cristiano y lo arrojan arrojan a olvidarse olvidarse de Dios tenemos: tenemos: el secularismo, secularismo, el ateísmo ateísmo práctico, práctico, relativismo relativismo ético, los medios de comunicación mal empleados empleados y también también las visiones miopes miopes que se han dado en la Iglesia Iglesia de extremo a extremo, por ejemplo pasar del escrúpulo a la laxitud moral. La solución que ofrece la exhortación es restablecer el restablecer el sentido justo del pecado para afrontar la grave crisis espiritual, que afecta al hombre de nuestro tiempo. Pero el sentido del pecado se restablece únicamente con una clara llamada a los principios inderogables de razón y de fe que la doctrina moral de la Iglesia ha sostenido siempre. A los cristianos nos debe quedar claro que el pecado no es protagonista, ni mucho menos vencedor de la historia de la Salvación. El mysterium iniquitatis contrasta como antagonista con otro principio operante que podemos llamar mysterium o sacramentum sacramentum pietatis pietatis (de la que habla san Pablo). El pecado del hombre resultaría vencedor y, al final, destructor; el designio salvífico de Dios permanecería incompleto o, incluso, derrotado, si este mysterium pietatis no se hubiera inserido en la dinámica de la historia para vencer el pecado del hombre. Pero, ¿qué es esta piedad en la concepción concepción paulina? Es el mismo Cristo porque es el misterio de la infinita piedad de Dios hacia nosotros que es capaz de penetrar hasta las raíces más escondidas de nuestra iniquidad, para suscitar en el alma un movimiento de convers conversión, ión, redimi redimirla rla e impuls impulsarl arlaa hacia hacia la reconci reconcilia liación ción.. Tambié También n es el esfuer esfuerzo zo cristiano cristiano que significa el comportamiento comportamiento del cristiano, cristiano, que a la piedad paternal paternal de Dios responde con su piedad filial. La última parte de la exhortación apostólica trata sobre un tema práctico en la vida y misión de la Iglesia: la pastoral de la penitencia y de la reconciliación. En efecto, ofrecer el don de la reconcil reconciliaci iación ón es la misión misión connatural connatural de la Iglesi Iglesia, a, continua continuador doraa de la obra obra redentora de su divino Fundador. La Iglesia se encuentra frente al hombre herido por el
Miguel Martínez Cruz 4° Teología pecado y tocado en lo más más íntimo de su ser, ser, pero, a la vez movido hacia hacia un incoercible incoercible deseo de liberación del pecado y, especialmente si es cristiano, consciente de que el misterio de piedad , Cristo Señor, obra ya en él y en el mundo con la fuerza de la Redención. Hablar de pastora de pastorall de la penitencia y reconciliación reconciliación quiere decir referirse al conjunto de las tareas que incumben a la Iglesia, a todos los niveles, para la promoción de ellas. Más en concreto, hablar de esta pastoral quiere decir evocar todas las actividades, mediante las cuales la Iglesia, a través de todos y cada uno de sus componentes, pastores y fieles, a todos los niveles y en todos los ambientes, y con todos los medios a su disposición, palabra y acción, enseñanza y oración, conduce a los hombres, individualmente o en grupo, a la verdadera penitencia y los introduce así en el camino de la plena reconciliación. Estas actividades propuestas son: la catequesis y los sacramentos. De los Pastores de la Iglesia se espera, ante todo, una catequesis catequesis sobre la reconciliación reconciliación fundamentada sobre la enseñanza bíblica, bíblica, especialmente especialmente la neotesta neotestamentar mentaria. ia. También También se espera espera la catequesis catequesis de los Pastores Pastores de la Iglesia sobre el sentido del pecado, sobre la tentación y las tentaciones el mismo Señor Jesús, sobre el ayuno que puede practicarse en formas antiguas y nuevas, sobre la limosna que es un medio para hacer concreta la caridad. La Iglesia tampoco puede omitir la constante catequesis sobre lo que el lenguaje cristiano tradicional designa como los cuatro novísimos del hombre: hombre: muerte, juicio (particular y universal), infierno y gloria. El segundo medio de institución divina que la Iglesia ofrece a la pastoral de la penitencia y de la reconci reconcilia liación ción,, lo constit constituyen uyen los Sacramentos. Sacramentos. Ente nte todo todoss ello elloss dest destac acaa el de la reco reconci ncili liaci ación ón o penit penitenc encia ia que se encue encuentr ntraa en cris crisis is por el obscur obscurec ecim imie iento nto de la conciencia moral y religiosa, la atenuación del sentido del pecado, la desfiguración del concepto de arrepentimiento, la escasa tensión hacia una vida auténticamente cristiana, la mentalidad, a veces difundida, de que se puede obtener el perdón directamente de Dios incluso de modo ordinario, sin acercarse al Sacramento de la reconciliación, y la rutina de una práctic prácticaa sacr sacram ament ental al sin sin ferv fervor or ni verda verdader deraa espir espirit itua uali lidad dad.. A esta esta situ situaci ación ón la exhortación propone reavivar la fe en el sacramento de la reconciliación recordando con ahínco la institución divina por Cristo: “Recibid el Espíritu Santo; a quien perdonareis los pecados, les les serán perdonados; perdonados; a quienes quienes se los los retuviereis, retuviereis, les les serán retenidos retenidos (Mt (Mt 16, 18)”. Este poder de perdonar los pecados Jesús lo confiere, mediante el Espíritu Santo, a simples hombres, sujetos ellos mismos a la insidia del pecado, es decir a sus Apóstoles. En esta parte se recuerda la obligación del sacerdote de dispensar con generosidad este sacramento, así como las partes que lo componen: examen examen de conciencia, contrición/conve contrición/conversión, rsión, acusación acusación de los pecados, absolución y satisfacción de los pecados. También se dan orientaciones prácticas prácticas sobre el rito de la penitencia: penitencia: La primera forma —reconci forma —reconciliación liación de cada penitente — constit — constituye uye el único modo normal y ordinario de la celebración sacramental, sacramental, y no puede ni debe dejar de ser usada o descuidada. La segunda —reconci segunda —reconciliación liación de varios penitentes con confesión y absolución individual— , aunque con los actos preparatorios permite subrayar más los los aspe aspect ctos os comu comunit nitar ario ioss del del Sacr Sacram ament ento, o, se asem asemej ejaa a la prim primer eraa form formaa en el acto acto sacramental sacramental culminante, culminante, que es la confesión confesión y la absolución individual individual de los pecados, y por eso puede equipararse a la primera forma en lo referente a la normalidad del rito. En cambio, la tercera —reconci tercera —reconciliación liación de varios penitentes penitentes con confesión y absolución general— general— reviste reviste un carácter de excepción y por tanto no queda a la libre elección, sino que está regulada por la disciplina fijada para el caso.