Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO ARGENTINA Programa Regional de Formación en Género y Políticas Públicas PRIGEPP Diploma Superior en Ciencias Sociales con Mención en Género y Políticas Públicas
SEGUNDO SEMINARIO DEMOCRACIA/S CIUDADANÍA Y ESTADO EN AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI: Análisis de género de los caminos recorridos desde la década del '80 y futuros posibles.
Profesora Coordinadora: Mg. Line Bareiro
MONOGRAFÍA FINAL Liberalismo y Feminismo: desafiando el contexto.
Autor: Pablo López Gómez Uruguay, agosto de 2011
Índice
1. Introducción ................................................................................................................................... 1 2. La crítica al liberalismo .................................................................................................................. 1 3. Contexto y alternativas feministas en el Uruguay ......................................................................... 6 4. Bibliografía................................................................................................................................... 10
1. Introducción La presente monografía ha sido elaborada como trabajo final del Seminario “Democracia, Ciudadanía y Estado” en el marco del “Diploma en Superior en Ciencias Sociales con Mención en Género y Políticas Públicas”. El tema elegido responde a una propuesta que la Profesora Bareiro esboza en el hipertexto del curso: comparar las posturas de Pateman, Dietz y Mouffe. De la lectura de estas autoras (principalmente Dietz), surge una premisa teórica para la interpretación de la realidad que, a pesar de parecer evidente, es obviada en muchos análisis acerca de las políticas de género uruguayas: “el contexto es lo que cuenta”. Partiendo de esa premisa, este trabajo monográfico buscará comparar las posiciones teóricas de las autoras, identificando las diferencias pero rescatando su rasgo común central: la crítica al liberalismo. Asumiendo esta ideología como “contexto” se buscará comprender algunas políticas o debates uruguayos que se están procesando en este momento acerca de género e igualdad. La idea es rastrear en estas diferentes iniciativas rasgos propios tanto de las ideas liberales como de las propuestas alternativas planteadas por las autoras. Se organizará el trabajo en dos apartados: a) las críticas feministas al liberalismo y; b) contexto y alternativas feministas en Uruguay.
2. Las críticas feministas al liberalismo Tanto Pateman como Dietz y Mouffe realizan ataques pertinentes al liberalismo económico y político que fundaron y aún hoy atraviesan los estados modernos así como nuestras ideas acerca de ciudadanía y democracia. Sin embargo realizan abordajes diferentes. La primera se centrará en las relaciones entre lo público y lo privado en las que se basa la idea contractualista del estado liberal moderno. La segunda se interesará más en la serie de valores y 1
presupuestos que el liberalismo le impone a la acción ciudadana y la tercera apuntará a la construcción epistemológica del sujeto moderno. En todos los casos el análisis apunta a construir una estrategia para la acción feminista que se revisará en el siguiente apartado. El trabajo de Pateman presenta una notable reconstrucción histórica de los orígenes del estado moderno y de las ideas de sus principales teóricos. Estas ideas serán confrontadas con posiciones feministas cuya tradición no es más reciente, como suele presentarse. Parte de la premisa de que, tanto el liberalismo y la democracia como el feminismo surgen cuando la visión de que los individuos son por naturaleza libres e iguales entre sí adquiere el nivel de desarrollo de una teoría universal. (1990: 10) Para la autora el problema de la democracia moderna es que se excluye a las mujeres cuando se habla de “individuo”. Vale decir, el supuesto básico de igualdad y libertad que es inherente a la democracia (aún en su versión mínima) requeriría para funcionar que tanto hombres como mujeres gozaran de estos derechos. Sin embargo, en toda la historia del Estado Liberal Moderno se constata una ausencia legal (previo al siglo XX) y/o real (actualidad) de esta situación de igualdad entre hombres y mujeres. Pateman ensaya una respuesta a esta paradoja, que será el centro de su teoría política: …los teóricos de la democracia por lo general consideran que su tema central abarca el ámbito público o político, el cual, en el caso de los teóricos radicales, incluye la economía y lugar de trabajo. La esfera personal y doméstica – ámbito que es reino “natural” de las mujeres – queda fuera del escrutinio. (1990: 18)
La crítica de Pateman al liberalismo negará su presunto antagonismo con el patriarcalismo. Desde la perspectiva de esta autora, la relación ambigua que la ideología liberal tiene con el par público – privado fue la vía para ocultar sus rasgos patriarcalistas (que en teoría serían incompatibles con el liberalismo). (2001: 8) Pateman rastrea el origen de la separación de lo público y privado en Locke y señala que la base de esa diferenciación es planteada a partir de la distinción entre poder político y poder paternal. El primero está asociado a 2
individuos independientes e iguales y el segundo a relaciones de dominación y afecto. Este autor se alineó con los teóricos que por aquel entonces defendían la idea de la natural sumisión de la mujer frente a su marido, cerrando un círculo donde lo público se asociará a los hombres y lo privado (entendido en este caso como doméstico) a las mujeres. A partir de allí recorre otros autores, incluso algunos con posturas favorables al feminismo como Stuart Mill que, a pesar de todo, será ambiguo en su cuestionamiento de la separación público – privado puesto que naturalizará la división sexual del trabajo. (p.16) La autora reconstruye la ficción fundacional del Estado, el contrato social, y postula que se trato de un contrato tanto social como sexual en dos sentidos: por un lado porque establece el derecho político de los hombres sobre las mujeres y por otro lado porque establece un pacto fraternal entre los hombres para acceder ordenadamente a las mujeres (1995: 166). Tanto el análisis como la propuesta que deriva Pateman han sido acusadas de esencialistas, en el sentido de que establece dos colectivos relativamente auto-comprensivos y universales (hombres y mujeres) para construir su teoría.
Aún así su trabajo ha sido
tremendamente influyente en el discurso feminista contemporáneo. Mary Dietz analizará lo que entiende es el contexto que más condiciona la experiencia norteamericana: el liberalismo político e ideológico. Para iniciar su análisis desde una perspectiva feminista enumera los principios sobre los cuáles se apoya esta ideología: en primer lugar la idea de que los humanos somos autónomos y racionales, con existencia e intereses ontológicamente previos a la sociedad. Reconoce el aporte de Pateman en la reconstrucción de la génesis de este principio que entiende es una ficción perjudicial para el logro de una sociedad más democrática. Luego señalará los principios de libertad individual, el igualitarismo y la inherencia de los “derechos formales” calculados en términos de libertad negativa. Para esta autora, esta forma de libertad establece “la zona en la que un hombre puede actuar sin ser obstaculizado por los demás” (Berlín en Dietz, 2001: 4). Conviene detenerse en este punto puesto que Dietz ha señalado esta 3
característica del liberalismo como el origen de su construcción acerca de lo “privado” y lo “público”. Al igual que Pateman señala que las mujeres han sido restringidas al ámbito privado a consecuencia de las ideas liberales que sostiene (en este caso) la sociedad norteamericana: En suma, la noción liberal de “lo privado” ha abarcado lo que se ha denominado “esfera de la mujer” como “propiedad del varón” y no sólo ha tratado de defenderlo de la interferencia del ámbito público, sino que también ha mantenido aparte de la vida de lo público a quienes “pertenecen” a esa esfera: las mujeres. (p. 5)
Hasta aquí las posturas de ambas autoras son bastante coincidentes. Sin embargo Dietz continuará enumerando otros principios del liberalismo que habilitan otros análisis y lógicamente, otro tipo de propuesta política. La autora señala la idea del individuo como libre competidor, vinculando el liberalismo al capitalismo. La consecuencia de esta característica para la construcción de ciudadanía es que se la desembaraza de su carácter colectivo y político para convertirla en una actividad económica e individual. Dietz señala que el feminismo (salvo el feminismo liberal) ha detectado en diferentes principios del liberalismo las bases sobre las que se asienta la desigualdad y ha propuesto soluciones que podrían agruparse en dos grandes categorías:
las
maternalistas
y
las
marxistas.
Estas
últimas
atacarían
principalmente a la estructura capitalista y patriarcal del estado pero sin una visión individual de los sujetos (una perspectiva ciudadana) ocupándose básicamente de la desigualdad sufrida por las masas. Por su parte las maternalistas propugnan una redefinición de la ciudadanía sostenida, a juicio de Dietz, en posturas que lindan el esencialismo puesto que convierten a “la mujer” en una entidad ahistórica y universal. Sin embargo para la autora son de recibo las críticas que cada una de estas corrientes realiza al liberalismo. A partir de su revisión crítica de estas posturas construirá una alternativa que será reseñada en el próximo apartado. La propuesta de Mouffe suma otros elementos para la crítica al liberalismo desde un lugar diferente. Su ataque central lo dirige hacia el esencialismo que, desde su perspectiva, hace parte tanto del liberalismo como de algunas 4
propuestas feministas alternativas. Se puede señalar como coincidencia general con las otras autoras la identificación de la separación público - privado como un problema crucial: …el ámbito público de la ciudadanía moderna fue construido de una manera universal y racionalista que impidió el reconocimiento de la división y el antagonismo, y que relegó a lo privado toda particularidad y diferencia. La distinción público/privado, central como lo ha sido para la afirmación de la libertad individual, actuó por consiguiente como un poderoso principio de exclusión. (Mouffe, 2001: 8)
Sin embargo la formulación de Mouffe aparece completamente distinta a las antes citadas: la separación público - privado no sólo es funcional a la sujeción de las mujeres sino que se transforma en un principio básico de toda exclusión. Al igual que Dietz reconocerá el aporte de Pateman a la crítica del liberalismo pero señalará, aún con más vehemencia, cierta tendencia esencialista en su interpretación. Con justicia llama la atención acerca del reconocimiento expreso de Pateman acerca de la construcción histórica de la mujer. No obstante, la interpela por su búsqueda de rasgos distintivos de las mujeres, basados en la biología (maternidad) que le conferirían una identidad en tanto tales. Quizá sea en el comienzo de “Feminismo, ciudadanía y política democrática radical” donde se bosqueja el aporte fundamental de Mouffe. Argumenta acerca de los problemas de identificar post – estructuralismo con postmodernismo como prólogo a la identificación del esencialismo moderno como principal obstáculo para la reformulación democrática. Si bien no lo plantea la autora se podría señalar que algunas posiciones feministas (como la de Pateman) han sido señaladas como “relatos de la modernidad”. Se trata de substituir una visión esencialista y omnicomprensiva del mundo por otra, y bien podría decirse que el intento de Pateman de reinterpretar el “contrato social” como “contrato sexual” cabría en esos cánones de análisis. La crítica de Mouffe al esencialismo no se limito al liberalismo sino que apuntó también a algunas alternativas surgidas en la segunda mitad del siglo XX. Según la autora estas oscilaron entre nuevas versiones del esencialismo o un 5
subjetivismo mal interpretado que parecía atomizar e inhabilitar la acción política. Su propuesta intenta superar estos obstáculos.
3. Contexto y alternativas feministas en el Uruguay El ejercicio propuesto por la Profesora Bareiro incluía pensar la viabilidad de la propuesta política de Mouffe en el contexto latinoamericano, luego de comparar su esquema con los de Pateman y Dietz. Para realizar ese ejercicio habrá que describir el contexto, si no latinoamericano, por lo menos uruguayo. Es en ese intento de descripción donde la afirmación de Dietz se vuelve crucial: el contexto es lo que cuenta. Principalmente porque el contexto es capaz de matrizar los esquemas de pensamiento al punto de obstaculizar la búsqueda de soluciones fuera de ellos. El liberalismo como “contexto” nacional se transforma en una pesada ancla para la construcción de políticas que intenten redefinir los conceptos de ciudadanía y democracia. Esto opera no sólo en el campo del género sino en todo ámbito de vida social que desafíe las premisas liberales señaladas por Dietz. Es posible que la prevalencia del discurso feminista liberal en ciertos espacios internacionales haya influido en la construcción de una agenda de género nacional inspirada en la búsqueda de la igualdad de oportunidades y derechos. Como menciona esta autora, la denuncia acerca de la desigualdad que se esconde tras la presunta igualdad formal liberal es relevante. Sin embargo puede dejar a la ciudadanía atrapada en una red de conceptos liberales. (2001: 7) Es de recibo aclarar que la consigna “igualdad de derechos y oportunidades” en Uruguay no representa de forma pura una traducción del feminismo liberal. De hecho, el Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades y Derecho (PIODNA) combina propuestas inspiradas en varias tradiciones. Sin embargo para imponerse como un asunto de Estado retoma algunas lógicas liberales puesto que, de otra manera, se hubiese visto como una amenaza para la “cultura cívica” uruguaya. ¿Cuál es la base de esa cultura cívica que tanto celebra Uruguay?: el liberalismo político. 6
Nuevamente: el contexto es lo que importa, más aún en un país conservador y orgulloso de su tradición democrática (liberal). Así como la izquierda
llegó
al
poder
atemperando
su
discurso
anti
–
liberal,
las
reivindicaciones del movimiento de mujeres comenzaron a ganar espacios al alinearse con ciertas lógicas liberales. Tanto para la izquierda como para el feminismo los avances logrados representan conquistas, pero de ningún modo puede significar un horizonte. El salto que requiere todo movimiento que apunte a una democracia más real será el de animarse a desafiar los “juegos de lenguaje” de este liberalismo tan arraigado en el país para generar nuevas alternativas y propuestas. Señales de cuestionamientos al liberalismo pueden verse en algunos procesos nacionales. Para evidenciarlos se recurrirá a las propuestas de las tres autoras cuyo rasgo común es precisamente realizar este cuestionamiento. Se cambiará el orden utilizado hasta ahora para comenzar por Dietz, de forma tal de poder enfrentar las posturas de Pateman y Mouffe al final. Esta autora parece tener mayor afinidad con Mouffe, pero el tono en el que plantea su propuesta es diferente. Propone una nueva concepción de ciudadanía en tanto “ciudadanía democrática” que concibe a la política “como el compromiso colectivo y de participación de los ciudadanos en la resolución de los asuntos de la comunidad”. A diferencia de Mouffe (que pondrá el acento en el conflicto y las alianzas frente a la opresión), Dietz rescata la participación en tanto involucramiento en los asuntos comunitarios, que son de todas/os en tanto parte de la comunidad (no necesariamente en tanto sujeto que vive determinada opresión colectiva o individual). Más allá de esta diferencia de inicio, las dos propuestas coinciden en la necesidad de recuperar el debate político y la participación como vía para ampliar la democracia. Quizá la construcción del PIODNA en Uruguay sea un buena señal en este sentido. Sin duda se trata de la agenda pública (con rango de ley) construida más participativamente en toda la historia del país. Durante meses se convocaron asambleas en las que participaron principalmente mujeres (pero también algunos 7
varones) debatiendo las políticas y acciones necesarias para lograr la igualdad entre hombres y mujeres. De ahí que, como se mencionó antes, si bien aparecen rasgos liberales también se recogen muchas otras perspectivas surgidas del debate público. Señas como esta muestran como hay avances en el proceso nacional para la construcción de otro modelo de ciudadanía. En lo que respecta a Pateman, de su análisis se deriva una propuesta política que pone el acento en la redefinición de lo público y lo privado. La autora declara: …quizá sea la conclusión más clara de las críticas feministas: si las mujeres han de participar plenamente, como iguales, en la vida social, los hombres han de compartir por igual la crianza de los hijos/as y otras tareas domésticas. (2001: 21)
Para la autora, el logro de una situación de verdadera corresponsabilidad entre hombres y mujeres tanto en el mundo “reproductivo” (privado) como en el productivo (público) cuestionaría algunos postulados básicos del liberalismo que supone la división sexual del trabajo. La visión de que para la plena participación de las mujeres se requiere este cambio cultural es bastante compartida en Uruguay, al punto que la generación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados es una de las prioridades del gobierno nacional. Públicamente se declara la intención de que este ayude a liberar a las mujeres de la carga histórica que ha representado el cuidado de los dependientes. Esto es una buena señal, sin embargo no necesariamente derivará en una verdadera reconceptualización de la esfera pública y privada en el sentido que plantea Pateman. El discurso de corresponsabilidad uruguayo no hace referencia necesariamente a hombres, mujeres, mercado y estado. Más bien apunta al típico trinomio clásico del Estado de Bienestar: familia, mercado, estado. Desde este esquema puede llegarse a establecer un sistema que colabore con algunos sectores de mujeres (las trabajadoras) pero que reafirme la asignación femenina de la tarea del cuidado (desocupadas). Además, si se genera empleo para profesionalizar la tarea pero, vía segregación horizontal, las mujeres siguen desempeñando esa función en el mercado, poco estaríamos cuestionando acerca 8
de la separación de las esferas (salvo la participación decidida del estado en un asunto antes considerado “privado”). En resumen: Uruguay tiene una posibilidad histórica de cuestionar la división sexual del trabajo, pero requiere de una fuerte presencia de discurso feminista para que efectivamente represente un cuestionamiento al contexto. A pesar de que el planteo de Pateman acerca de la necesidad de una participación igualitaria en la esfera doméstica resulta pertinente, esta autora ha recibido críticas que Dietz y Mouffe que apuntan más bien a su interpretación de la ciudadanía. Pateman propone una individualidad que incluye a hombres y mujeres como
seres “biológicamente diferenciados pero no como criaturas
desiguales” (2001: 22). El desacuerdo de Mouffe es planteado con toda claridad: las limitaciones de la concepción moderna de ciudadanía no se superarán dándole relevancia a la diferencia sexual sino, al contrario, cuando esa diferencia sea irrelevante (2001: 7). Proponiendo esta perspectiva Mouffe desarmó (con una sola frase) un encendido argumento que utilicé en un grupo de trabajo: afirmaba que nada cambiaría en Uruguay hasta que no hubiera una identificación plena de una mayoría de mujeres con “la causa de las mujeres”. Mouffe me hizo ver que esta defensa de la “modernidad” no era otra cosa que una defensa del liberalismo. En definitiva estaba proponiendo remedios liberales para un contexto liberal. La democracia
radical
propone
en
cambio
el
reconocimiento
de
sujetos
múltiplemente situados pero capaces, a la vez, de construir una pluralidad de lealtades específicas. La amalgama que conserva la unidad política es la identificación con los valores de libertad e igualdad para todos. Las propuestas de Pateman y Mouffe tienen consecuencias muy distintas para la acción feminista. En la democracia radical no se trata de buscar lo que define esencialmente al grupo (las mujeres en el caso de Pateman) sino de articular las distintas luchas de sujetos que se en encuentran en posiciones de opresión (mujeres, obreros, grupos de la diversidad, etc.). Lo atractivo de la propuesta de Mouffe es que se construye un nuevo “nosotros” (ese que 9
personalmente considero imprescindible para la lucha por la igualdad) pero no sostenido en esencias grupales (nuestra etnia, nuestro género, nuestro trabajo) sino en una identificación y compromiso con la democracia radical. Este “nosotros” sería contingente, no permanente y se articularía en una contexto de diversidad y conflicto. Podemos ver pistas de que ese “nosotros” comienza a gestarse en Uruguay en la confluencia de distintos colectivos articulados para luchas particulares. En el marco de la defensa de la ley de salud reproductiva el movimiento de mujeres, el PIT – CNT (central obrera), la federación LGTB, el movimiento de estudiantes y algunos grupos de afrodescendientes se articularon para abogar por un reclamo particular. En el marco de la propuesta de baja de la edad de imputabilidad penal (propuesta de ley y orden apoyada por la derecha y buena parte de la izquierda) la oposición articula organizaciones de infancia, académicas, obreras, política partidarias y los otros colectivos mencionados arriba. Lo notable no es la confluencia de grupos en defensa de una causa (que ya ha sucedido en la historia) sino la identificación de los mismos con la lucha contra la opresión, más allá de los intereses específicos de cada colectivo. Las proclamas y saludos que se cruzan comienzan a identificar claramente como las distintas opresiones son producto de un contexto que sostiene y encubre una lógica general de desigualdad. ¿Es viable la democracia radical en el contexto uruguayo?: precisamente el contexto es lo que la hace imprescindible, porque el nuevo horizonte de la lucha política debiera ser la conquista de la igualdad desde una lógica que supere la trampa liberal. Se ha avanzado en muchas cosas: en conquistas concretas y en reflexión política de la lucha. El desafío es dar el salto y animarse a desafiar el contexto.
4. Bibliografía •
Amorós, C. (1997). Tiempo de feminismo: sobre feminismo, proyecto ilustrado y postomodernidad. Valencia: Universitat de Valencia (Consultado a través de google books, agosto de 2011) 10
•
Beltrán E. (1994). “Público y Privado. Sobre feministas y liberales: argumento de un debate acerca de los límites de lo político ”. En: Doxa, N°15 – 16, (pp. 389 – 405)
•
Cobo, R. (2002). “Democracia paritaria y sujeto político feminista”. En: Anales de la cátedra Francisco Suárez. Vol. 36, (pp. 29 – 44)
•
Dietz, M. (2001) "El contexto es lo que cuenta: Feminismo y teorías de la ciudadanía". En: Lamas, M. (comp.) Ciudadanía y feminismo. México: Debate Feminista. (Documentos de Prigepp 2011)
•
López, M. y Dan, L. (2008). “Democracia, género y participación política en el territorio argentino a principios del siglo XXI”. En: Terr@Plural, N°2, Vol 1, enero – junio. Ponta Grossa (pp. 9-24)
•
Mouffe, C. (2001). "Feminismo, ciudadanía y política democrática radical". En: Lamas, M. (comp.) Ciudadanía y feminismo. México: Debate Feminista. (Documentos de Prigepp 2011)
•
Pateman, C. (1990). “Feminismo y democracia”. En: Debate Feminista. Año 1, Vol. 1, marzo, (pp. 7 – 27)
•
Pateman, C. (1995). El contrato sexual. México: Anthropos. (Consultado a través de google books, agosto de 2011)
•
Pateman, C. (2001). “Críticas feministas a la dicotomía público/privado”. En: Lamas, M. (comp.) Ciudadanía y feminismo. México: Debate Feminista. (Documentos de Prigepp 2011)
•
Zúñiga, Y. (2009). La «generización» de la ciudadanía. Apuntes sobre el rol de la diferencia sexual en el pensamiento feminista”. En: Revista de Derecho, Vol. XXII — Nº 2 — Diciembre (Pp. 39 – 64)
11