-LA DEÍXIS: EGOCENTRISMO Y REFERENCIALIDAD REFERENCIALIDAD por Norma Andrés ¿QUÉ ES LA DEÍXIS? Para poder hablar de deíxis es necesario primero retomar algunos conceptos sobre enunciación y enunciado La enunciación constituye un hecho en sí mismo, un acontecer único en el tiempo y en el espacio ya que consiste en el acto de producir un enunciado. “Es la puesta en funci onamiento de la lengua por un acto individual de utilización” afirmaba Emile Benveniste
(1970: 12) Esta posición posición presenta una una problemática para el estudio de la enunciación enunciación ya que lo que es inasible, lo que nunca se repite de la misma forma no puede ser sistematizado. La enunciación considerada un acto irrepetible y por lo tanto inasible se oponía a enunciado, entendido como el producto de la enunciación. Pero la investigación lingüística fue avanzando hasta llegar a otras conclusiones. Catherine Kerbrat-Orecchioni (1980) afirma que esto puede ser rebatible desde el momento en que en ese término se ha producido un deslizamiento semántico de orden metonímico. Para asegurar esto se basa en el morfema - ción al que considera de carácter polisémíco. Tiene dos significados, tanto el acto en sí mismo como el producto de la acción realizada. Entonces la enunciación, teniendo en cuenta que en ella los dos aspectos que antes se oponían ahora están presentes, significa tanto el acto de enunciar como el producto de la enunciación, enunciación, tanto el proceso dinámico como su resultado estático. En cuanto al enunciado, mientras para algunos lingüistas, como John Lyons (1970), es una oración actualizada, para otros, como Louis Guespin (1976), es una secuencia de oraciones consideradas considerada s en la lengua. Esto muestra que también el enunciado tiene un carácter polisémico polisémico Kerbrat-Orecchioni, viendo las oposiciones que se plantean entre lengua y habla y entre oración y enunciado, decide tomar como archilexema la oposición entre oración y enunciado. enunciado. Y ella asegura que ambos pueden ser considerados tanto en abstracto como actualizados Enunciación Enunciació n y enunciado, enunciado , por lo lo tanto, no son dos objetos distintos distinto s sino un único ob jeto que cambia según la perspectiva con que se se lo analiza, ya sea teniendo teniendo su punto de obo bservación en el acto de producir el enunciado, ya sea teniéndolo en el producto del momenmome nto de la enunciación o enunciado Y cuando dice esto lo hace porque se adscribe al grupo de lingüistas que sostienen la concepción restringida de la enunciación , la que se ocupa solo de uno de los parámetros constitutivos del marco enunciativo, el sujeto hablante, para la cual los hechos enunciativos son las huellas lingüísticas de la presencia del locutor en el seno de su enunciado Deja de lado el otro tipo, l a enunciación ampliada, la que se ocupa de las relaciorelacio nes que se establecen entre el enunciado y los diferentes elementos del marco enunciativo, debido a que considera que trasciende lo que debe ser considerado como estrictamente enunciativo ya que toma en cuenta aspectos del marco enunciativo que para ella son irrelevantes También se produce una polémica polémica en cuanto a la relación entre el enunciado y el su jeto productor de ese ese enunciado, enunciado, que da lugar lugar a dos concepciones concepciones:: Por un lado están quienes consideran que el enunciador es una instancia de la que yo es la huella y que no tiene ninguna existencia independiente, es en realidad un efecto del enunciado.
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Por otro están quienes quienes afirman, que es un objeto fabricado o realizado realizado por un sujeto hablante, “quien se in scribe permanentemente en su interior y también inscribe al oyente por medio medio de las la s marcas enunciativas“(Provost - Chauveau:1971, 12) A esta última adscri be Kerbrat-Orecchioni Kerbrat-Orecchioni quien define a los hechos enunciativos como “el mecanismo de producción de un texto, t exto, el surgimiento en el enunciado del sujeto de la enunciación, la inserción del hablante en el seno de su habla.” (1997: 41) Que el sujeto hablante imprima sus huellas o marcas en el enunciado es lo que permite afirmar que el lenguaje es de carácter subjetivo. Está muy claro que la subjetividad en el lenguaje es la principal manifestación pragmática del sujeto hablante. Kerbrat-Orecchioni habla de dos tipos de subjetividad. La deíxis y la evaluativa o afectiva. Es el hablante quien, cuando dice yo, instaura el origen, o punto de referencia a partir del cual los deícticos cobran sentido. Ese origen puede representarse como el punto 0 (inicial) que es el cruce de dos coordenadas o ejes axiales (el (e l espacial y el temporal) Tres son las marcas de la enunciación que manifiestan la condición de origen, yo, aquí, ahora. En el momento de pronunciar yo, el locutor crea una relación directa con los planos del espacio y del tiempo. Es yo (ego) quien desde este lugar (aquí) y en este momento (ahora) irradia las líneas coordenadas que enlazan estos planos con el sujeto hablante. Este ego o yo es el origen de esas coordenadas y el punto 0 hacia el cual los otros dos planos se orientan. Por eso es posible afirmar que esta especie de competencia espaciotemporalizadora orientada hacia el hablante es la que origina la deíxis y que en consecuencia, yo se convierte en un principio principio de organización organización de la realidad. Y es a este principio principio de organización de la realidad al que se denomina egocentrismo. Si yo, el sujeto hablante, es el que crea la relación con los planos del espacio y del tiempo, podría considerarse mucho más válido hablar de subjetividad. Es cierto que el fenómeno deíctico participa de la subjetividad, es más, es una de sus manifestaciones ya que el eje de coordenadas del hablante es también un punto de orientación subjetiva desde el momento en que se orienta hacia el locutor. Pero si se hablara solo de subjetividad, se consideraría como deíctico cualquier rasgo relacionado con el sujeto hablante y esto tendría como resultado que expresiones relacionadas con el marco enunciativo enunciativo pero no vinculadas directamente directa mente con el ego, fueran consideradas considerada s como deícticos. Es por eso que no la subjetividad sino sino el egocentrismo, uno de los aspectos de la sub jetividad, es el que remite al punto punto 0 u origo. Los deícticos son de doble naturaleza, naturaleza, tienen un significado descriptivo, descriptivo, pero tam bién un significado relacionado relacionado con el contexto de uso. La significación significación descriptiva de los deícticos es constante, pero en cuanto al contexto, su significación es variable ya que de pende de cuál cuál sea el referente al cual señala. señala. La referencia designa aquella propiedad por la cual una expresión lingüística remite a la realidad. Es la relación entre el enunciado y el referente. Esto quiere decir que la expresión lingüística utilizada debe permitir identificar al objeto de la realidad circundante con el que se relaciona. relacio na. Por su parte el referente refer ente es el objeto del mundo mundo empírico al que señala la expresión lingüística. Para que esta relación entre las unidades lingüísticas y los elementos de la realidad extralingüística se produzca, el sujeto hablante, tanto al codificar como al decodificar, utiliza un conjunto conjunto de procedimientos procedimientos lingüísticos a los que que se los denomina mecanismos mecanismos referenciales. La referencia puede ser absoluta o relativa La referencia absoluta es denominada así porque la unidad lingüística está relacionada directamente con el objeto extralingüístico que designa sin el agregado de ninguna otra información (1) El conejo grisáceo -2-
En (1) para reconocer el objeto de la realidad empírica, el conejo (X), es suficiente con observar el mundo empírico y relacionar la expresión con ese objeto extralingüístico. Se podría afirmar que en tanto baste para nombrar a X tomar en consideración ese objeto X sin el aporte de ninguna otra información, se puede hablar de referencia absoluta Un segundo mecanismo es la referencia relativa. Primero se trabajará con la relativa al contexto lingüístico o al cotexto Para designar al objeto extralingüístico se necesitan dos objetos, aquel al que se refiere y otro con el que se relaciona Se distinguen dos casos: los té rminos relaci onal es y los representante s El primero se denomina así porque se utilizan términos relacionales que poseen un sentido en sí mismo y un referente autónomo, pero este solo se determina en relación con el segundo objeto de la realidad Incluye en esta categoría los términos de parentesco y los adjetivos y adverbios de valor comparativo como parecido o más. (2) La mascota de Ignacio En (2) para identificar al objeto de la realidad empírica al que se refiere la expresión lingüística es necesario identificar al mismo tiempo a Ignacio (Y) y a su mascota, el conejo (X) Se podría afirmar que en tanto para designar a X, el hablante tiene en cuenta como elementos de referencia a X y a otra persona Y con la que a X se la relaciona, se habla de una referencia cotextual relaci onal Se denominan representantes a los pronombres que retoman un sintagma nominal, el que funciona como antecedente o como consecuente. Cuando recoge el significado de una expresión lingüística que funciona como antecedente es una an áfor a . Cuando anticipa el significado de una expresión lingüística que a continuación va a ser emitida es una catáfo- ra
Se entiende por anáfora a la puesta en relación en un enunciado de dos secuencias, de las cuales la primera guía la interpretación de la segunda (3) Como el conejo me gustó mucho, lo compré (4) Como en la nueva casa no hay lugar para un conejo, tuve que regalar al pobre animal . (5) La conejera estaba ya limpia y allí coloqué al conejo. Los enunciados anteriormente presentados ejemplifican los tres tipos de anáforas: la pronominal, la léxica y la adverbial En la anáfora pronominal , el anaforizado es un sintagma nominal y el anafórico, un pronombre. En (3), el anaforizado es el sintagma nominal el conejo y el anafórico , lo. En realidad el objeto extralingüístico es uno solo , el conejo. Tanto el sintagma el conejo como el pronombre lo se refieren al mismo objeto de la realidad empírica, pero el segundo no podría ser identificado, si no se tuviera en cuenta el antecedente. Algo similar ocurre con la anáfora léxica. También el anaforizado es un sintagma nominal. La diferencia con la anterior es que el anafórico es un sintagma nominal relacionado con el antecedente por hiperonimia o por sinonimia En (4), el anaforizado es un cone jo y el anafórico, el hiperónimo pobre animal En la anáfora adverbial, una expresión es retomada por un adverbio que funciona como anafórico. En (5), el anaforizado es la conejera y allí, el anafórico
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Se entiende por catáfor a a la relación que se produce entre un pronombre y la ex presión lingüística que lo sigue (6) La verdad es esta: el conejo no puede quedarse más en la casa En (6), el pronombre esta anticipa lo que luego va a ser explicado . Hay una segunda referencia relativa pero esta está relacionada con la situación comunicativa En este caso X puede ser representado con algún pronombre. La elección de la unidad significante dependerá de los datos particulares de la situación comunicativa. A esta se la denomina referencia deíctica La deíxis es un mecanismo de referencia particular. Se produce cuando un elemento lingüístico de referente múltiple, llamado deíctico, sólo puede interpretarse en relación con la situación comunicativa porque hace referencia mediante señalamiento a los interlocutores, el tiempo o el espacio de la enunciación. Los deícticos son signos muy especiales porque mantienen un sentido fijo pero tienen una referencia múltiple. Por ejemplo, aquí designa un lugar geométrico, a hora nombra el tiempo presente y yo designa al sujeto que produce un enunciado, pero su referencia de pende de la situación comunicativa (7) Ayer llevé al conejo a la veterinaria. Ayer significa el día anterior, pero puede referirse al 8 de agosto de 1945 o al 6 de enero
de 1968 o al 25 de mayo de 2003 ya que depende de cuándo fue producido. Del mismo modo yo significa el sujeto que pronuncia el enunciado, pero su referencia cambiará según quien lo haya emitido. Aclarados todos los conceptos de subjetividad y egocentrismo y de sentido y referencia es posible definir a los deícticos. Kerbrat-Orecchioni afirma qu e son “unidades lingüísticas cuyo funcionamiento semántico-referencial (selección en la codificación e interpretación en la decodificación) implica tomar en consideración algunos de los elementos constitutivos de la situación de comunicación, a saber: el papel que desempeñan los actantes del enunciado en el proceso de la enunciación, la situación espacio-temporal del locutor y, eventualmente del alocu tario.” (1997: 51)
DEIXIS PERSONAL
La expresión persona alude etimológicamente a los papeles o roles que en el drama comunicativo desempeñan los diferentes personajes que en él intervienen La categoría gramatical de persona se origina por una conciencia inicial de hablante quien emite un juicio dirigido hacia el oyente Por eso el significado de yo consiste en designar a la persona que emite el enunciado, al sujeto hablante, y el de tú en designar al receptor de ese enunciado, el sujeto a quien se dirige el locutor. Mientras el significado se mantiene, la referencia de ambos es múltiple ya que en cada enunciación particular, quien habla se señala a sí mismo y a su interlocutor y además se relaciona con los dos ejes que establecen las coordenadas espacio-temporales y que giran a su alrededor convirtiéndolo en el punto 0 u origen de la enunciación. La persona está constituida por un sistema de expresiones deícticas, a las que tradicionalmente llamamos pronombres personales. Los pronombres posesivos (mío, tuyo, suyo, nuestro, vuestro) tienen una relación con las personas siguiendo su estructura ternaria. Establecen una relación directa entre el poseedor y la cosa poseída. Cumplen la función de -4-
asociar los objetos a las personas del discurso y esto permite afirmar que forman parte del espacio personal. Los personales y los posesivos, entonces, son el soporte lingüístico con función referencial que identifican a quienes intervienen en el proceso de la interlocución, los actantes de la situación comunicativa. Pero a partir de esta consideración se presenta un serio problema para la sistematización de los deícticos. El sistema gramatical pronominal está formado por tres personas: la primera, la segunda y la tercera. Podríamos decir que el eje de las personas es ternario. Si se consideran como deícticos a los integrantes de la situación comunicativa solo dos de los integrantes del sistema pronominal podrán ser considerados deícticos: los de primera y segunda persona. La tercera quedaría afuera. Esto es lo que algunos lingüistas, como Emile Benveniste, atendiendo a aspectos de naturaleza semántica establecen. Benveniste opone la persona formada por yo y tú a la no-persona que es él y a su vez a la persona la considera de dos maneras: una subjetiva que es yo y otra no subjetiva que es tú. Por su parte, Catherine Kerbrat- Orecchioni (1980: 56-57), quien atiende a aspectos de naturaleza referencial, niega que el pronombre personal de tercera ( él., ellos) exprese la no-persona. Fundamenta su no aceptación diciendo que si él puede ser considerado fuera de la actualización, de la misma manera podría procederse con yo y con tú y luego determina que la diferencia que se presenta con el pronombre de tercera es que “ para recibir un contenido referencial preciso, necesita determinaciones cotextuales, de las cuales pueden prescindir el yo y el tú” (:56) Niega que los pronombres personales carezcan de autonomía referencial y por eso no es apropiado considerarlos autorreferenciales ya que no remiten a su propia enunciación sino a un objeto extralingüístico. Sí acepta que la naturaleza particular de esos objetos extralingüísticos es determinada en el interior del enunciado que los contiene. Para Kerbrat-Orecchioni reducir el eje ternario a un eje binario trae serias complicaciones en el momento de analizar los deícticos personales. Por eso propone el siguiente sistema: opone el locutor al no locutor y considera que este puede ser alocutario o no alocutario El esquema que presenta se transcribe a continuación.(1997: 55)
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PERSONAS
PERSONA
LOCUTOR YO
NO LOCUTOR
NOSOTROS
ALOCUTARIO
NO ALOCUTARIO
VOS/USTED USTEDES
EL/ELLOS /ELLA(S) USTEDES
Yo: el locutor Toda actualización de las formas que conforman el espacio personal estará sujeta a la aparición del locutor en la instancia de discurso y el locutor va a manifestarse a través de un “yo”. Por lo tanto yo es la persona que enuncia la presente instancia del discurso. Es a través del “yo” que establece todo locutor su r elación con su universo discursivo y el universo “físico” que lo rodea. El “yo” posee una orientación unidireccional en la m edida en que su aparición en el enunciado no puede tener otro referente que a sí-mismo. El “yo”, consciente de sí mismo, consciente de su existencia manifiesta, por principio inherente al lenguaje, la consciencia de la existencia de su homólogo, un “tú”, y ello es lo que les permite aparecer “al mismo nivel” en la escena lingüística.
Las personas de la interlocución, el locutor y el alocutario (yo/tú) serán las únicas capaces de iniciar el proceso de comunicación
Tú, vos y usted: los alocutarios. Tú y sus flexiones personales se erige como la forma estándar de segunda persona en el mundo hispanohablante; sin embargo, la realidad lingüística muestra que, aunque pudiera ser la forma más utilizada, hay que tener en cuenta el uso de las formas usted y vos como formas de segundo rango personal. La forma usted es una fórmula que deriva de Vuestra Merced. Es necesario recordar que semánticamente se trata de una segunda persona aunque vaya acompañada del verbo en tercera. En cuanto al vos, en países latinoamericanos como Argentina, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala ha sobrevivido una forma modificada de vos, que se entremezcla con "tú", ya en el uso de pronombres ( vos y tu cabeza) ya en la conjugación ( vos cantás) En singular tú y vos ocupan el espacio de la confianza y usted el de respeto .La utilización de un lexema en el discurso para mencionar a una persona hace que se transforme en un apelativo. La denominación que reciban los apelativos depende de quién o qué es el designado. Son locutivos cuando designan al locutor; alocutivos o vocativos, cuando designan al alocutario y delocutivos, cuando el designado es algo de que se habla
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Los alocuti vos o vocativos son los que aquí se van a considerar ya que tienen carácter predominantemente deíctico, pues el lexema utilizado por el sujeto de la enunciación tiene por referente al alocutario. Pueden utilizarse con tal fin nombres propios, patronímicos, gentilicios, de parentesco, ocupacionales, de amistad, cordialidad y afecto u honoríficos Cuando el único objetivo es llamar la atención del oyente, se está ante la presencia de un vocativo de apelación pur a.
Cuando es utilizado con el fin de mostrar al alocutario el máximo de cortesía, se lo denomina vocativo de tratami ento (1) Julián, atendéme por favor. (2) Señor Presidente, le agradezco enormemente que me haya recibido En estos ejemplos se expresan distintos tratamientos del interlocutor, el primero está basado en la igualdad y en la solidaridad y el segundo, en el respeto y la desigualdad. Según el análisis del tratamiento entre interlocutores realizado por Brown y Ford (1966: 234-244) dos son las dimensiones que deben ser consideradas: la del conocimiento y la de la jerarquía La primera considera la distancia o familiaridad entre interlocutores y la segunda, las diferencias que se establecen por edad o por status social. En (1) es evidente que la relación es cercana y entre iguales o dirigida a alguien de menor jerarquía. Los indicadores son la elección del nombre como Vocativo y el uso del vos. En (2) el tratamiento de Señor delante del cargo jerárquico que ocupa el alocutario y las marcas de la utilización del usted, indican distancia o poco conocimiento y una jerarquía superior Lo importante es determinar las motivaciones que animan a un locutor a nombrar a alguien por medio de un determinado apelativo. La observación del uso permite remarcar que en general se siguen las reglas sociales, Delphine Perret (1970: 212-218) distingue entre términos de distancia social o de familiaridad social Entiende por distancia social al término que engloba tanto el no conocimiento como la relación jerárquica con su superior y por famil iari dad social , al término que engloba tanto el conocimiento como la relación entre iguales y con inferiores. Según esta consideración (1) es ejemplo de la familiaridad social y (2), de distancia social La familiaridad social y la distancia social constituyen dos polos entre los cuales hay una gradación. El sobrenombre es más familiar que el nombre y que el apellido y más aún que señor. Lo mismo pasa inversamente. La distancia social se manifiesta con mayor fuerza con el empleo de la tercera persona en el Vocativo. (3) ¿Qué desea el señor? (4) Muchachos, los obreros están para trabajar no para descansar
Cuando el locutor se dirige a un alocutario de mayor jerarquía (3), lo hace en tercera persona y lo acompaña con un apelativo de distancia social. Esto es debido a que se coloca como no alocutario. Cuando el locutor habla con un alocutario de menor jerarquía lo coloca como no alocutario (4), puesto que utiliza un apelativo de familiaridad acompañado por la tercera persona. Es por todo lo dicho que se puede afirmar que el apelativo termina decidiendo la interpretación que debe darse al enunciado y es por lo tanto un factor muy importante para el -7-
reconocimiento de los efectos de sentido. No solo tiene un carácter semántico-referencial sino que también tiene un carácter social ya que manifiesta el tipo de relación que el locutor establece con sus alocutarios.
Locutores y alocutarios en plural: Nosotros es siempre el resultado de la unión de yo con un no yo. El no yo puede tratarse de la segunda persona o de la tercera. Cuando se unen tú y yo se habla de un nosotros incl usivo , denominándose así debido a que los dos componentes básicos de la situación comunicativa son los incluidos. Cuando se unen él y yo se habla de un nosotros excl usivo debido a que se ha excluido a uno de los integrantes de la situación comunicativa, el alocutario y en cambio se considera al no alocutario. Generalmente va acompañado de un sintagma nominal. Puede haber un nosotros en el que se incluyan las tres personas. (5) Mario, vos y yo hemos sido elegidos para este trabajo. A él y a mí nos pidieron la entrega actualizada de los archivos y nosotros lo entregaremos mañana. Pero vos y yo s omos los encargados de hacer el informe ¿Qué te parece si nos encontramos el sábado para redactarlo?
En este ejemplo aparecen nosotros y nos. El primero está en lugar de Gustavo y yo, es, por lo tanto, un nosotros exclusivo, mientras nos corresponde a vos y yo, por lo tanto es nosotros inclusivo Vosotros es el resultado de la unión de un tú con un no yo. Cuando se trata de la unión de un sinnúmero de tú o de un tú plural hablamos de un deícti- co puro. Cuando es el resultado de la unión de un tú con un él cotextual, se trata de un deícti co impu ro
El pronombre vosotros/as se utiliza para el uso de confianza y ustedes, como forma de tratamiento o respeto. En la Argentina, ustedes cubre tanto el plural del trato informal o de confianza como el de respeto o formal
Los no alocutarios remiten a un referente ausente de la interlocución, pero que puede formar parte del espacio personal según el criterio del locutor. Pueden presentar un uso deíctico, pero para ello es obligatorio el acompañamiento de un gesto o de una mirada. En todos los casos en que sean utilizados para designar objetos ausentes de la interlocución tendrán una referencia cotextual. El, ellos, ella(s)
(6) Espere porque él acaba de llegar y también tiene derecho a escuchar. ¿No te parece?
(7) Así son siempre ellas: mujeres muy criticonas, pero poco revolucionarias. (8) Gustavo me pidió este libro y lo traje para é l Mientras en (6), seguramente acompañado por un gesto , él es un deíctico, en (7 ) ellas se comporta como un cotextual catafórico y en (8 ), lo es un cotextual anafórico . Enálages o casos especiales Se denomina enálage al desplazamiento del valor usual de un deíctico. En el caso de los deícticos personales hay varios casos. Algunos se comportan como deícticos y otros no lo hacen. Son deícticos: -8-
Primera persona con valor de segunda
(9) ¿Por qué siempre llego tarde yo? ¿Me encanta enojar al jefe a mí?
Tercera persona con valor de hipocorístico : Se utiliza la tercera en lugar de la segunda y adopta el punto de vista del niño a quien se dirige el enunciado. Tiene un sentido cariñoso
(10) Pero, claro, mi corazoncito no podía comer sin su papito
Formación de plurales ficticios mediante el uso de la primera del plural Plur al de modestia : El hablante se refiere a sí mismo con la primera persona del plural. Suele utilizarse en trabajos científicos
(11) La concepción de la argumentación que aquí se defiende no es normativa. No intentaremos saber, por lo tanto, si los argumentos que utilizan los participantes, en el debate son aceptables, racionales o lógicamente válidos, sino que nos interesaremos más bien en los efectos que estos argumentos producen en el desarrollo de la interacción. Para ello, se observará si el argumento de autoridad es aceptado o no por el i nterlocutor y, cuando no lo sea, se observará cómo justifica este último su rechazo DOURY, M.. “El argumento de autoridad en situación: el caso d el debate mediático sobre astrología” En: (1998) Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, 17-18, 103
Pl ural mayestáti co:
Se usa nos por yo en documentos emanados de la realeza o de las autoridades eclesiásticas. En la actualidad se lo utiliza en las encíclicas papales. El uso de la pluralidad afecta a los pronombres posesivos tanto a los prenominales como a los posnominales. Es por eso que se utilizará nuestro en lugar de mi (12) Hay que subrayar también que la justicia de un sistema socio-económico y, en todo caso, su justo funcionamiento merecen en definitiva ser valorados según el modo como se remunera justamente el trabajo humano dentro de tal sistema. A este respecto volvemos de nuevo al primer principio de todo el ordenamiento ético-social: el principio del uso común de los bienes. JUAN PABLO II (1981) Laborem exercens Plu ral sociativo:
Uso familiar con significado de segunda persona del singular. Se lo utiliza cuando el locutor se dirige a su alocutario, el que es un minusválido circunstancial o permanente. (niño, anciano, enfermo). El objetivo es incentivar al enunciatario a realizar la acción que de manera autónoma no podría llevar a cabo. (13) Tenemos hambre ¿eh? (14) Hoy sí que nos bañamos muy bien
Son no deícticos: Inclusión en una acción de la que no se ha participado por afinidad con el agente real
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No es el locutor el agente del proceso sino un no alocutario ausente en la situación comunicativa y al que el locutor se asocia con el fin de mostrarse como partícipe del proceso descripto. Por lo tanto no se trata de un fenómeno deíctico (15) ¡Cómo ganamos en Natación en Beijing! (16) ¡Qué discurso nos mandamos en el Congreso!
Sujeto arbitrario de segunda persona En ciertos contextos es posible interpretar en sentido impersonal el posesivo singular de segunda persona al igual que su correspondiente clítico te o el sujeto elíptico de 2ª persona singular.
(17) Cuando tu familia está en peligro, te pones en guardia. (18) Imagináte, cuando te tratan mal, te bloqueás . (19) Si te dicen una cosa así, te hunden. En (17) se puede parafrasear colocando de uno en lugar de tu y entonces queda: Cuando la familia de uno está en peligro, uno se pone en guardia
De manera similar se puede realizar el reconocimiento en (18) y (19) ya que el te puede ser parafraseado colocando a todos, a la gente o a uno . En todos los casos, la lectura genérica se ve favorecida por la presencia de ciertos elementos denominados activadores de genericidad, entre los que se encuentran las cláusulas condicionales y las adverbiales antepuestas En estos casos, aunque se trata de pronombres de segunda del singular, no se produce el fenómeno deíctico ya que no hay relación ninguna con el alocutario en el momento de la enunciación. DEIXIS ESPACIAL
Las expresiones deícticas espaciales forman parte de un complejo sistema del que dispone la lengua para representar el espacio Hablar de espacio es hablar de la capacidad perceptiva del hablante, quien a partir de esa capacidad lo organiza concretamente en el momento de la enunciación. La perspectiva usada por el sujeto en el acto de percibir el espacio junto al juego de coordenadas espaciotemporales y al de las dimensiones cumple un papel fundamental. Son deícticos, entonces, porque designan la localización espacial relacionada con el punto de origen de la enunciación o punto 0, el Yo, quien desde su aquí designa lo denot ado como próximo, a mediana distancia o lejano. Algunos lingüistas afirman que la cercanía se establece en relación con el hablante y la medianía, en relación con el oyente y que la le janía se considera a lo que no está cerca ni del primero ni del segundo. Pero en general son considerados como tres círculos concéntricos que se alejan del centro deíctico siendo el propio hablante quien determina sus límites En lo que a su semántica se refiere son unidades lingüísticas referenciales y como t ales establecen la relación con el objeto extralingüístico al que señalan. Pero también forman parte del eje espacial que tiene como centro deíctico al sujeto de la enunciación. Por lo tanto son dos los rasgos semánticos básicos: la identificación referencial y la localización deíctica. (1)
A partir de este diagrama se organizará y se llevará a cabo la actividad si guiente
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(2)
Es ahí donde me quedaré para esperarte
En (1), el demostrativo este identifica el objeto de referencia que es el diagrama y al mismo tiempo localiza la distancia que hay entre ese objeto y el sujeto hablante, que es muy cercana En (2), el locativo ahí identifica el lugar de referencia que debe ser un local o un asiento y lo localiza a mediana distancia tanto del locutor como del alocutario Forman parte de los deícticos espaciales los demostrativos y los locativos pronominales
Demostrativos Son este, ese y aquel . Constituyen un paradigma ternario cerrado que manifiesta una distinción de género y de número y son referenciales a la situación comunicativa Este es utilizado para designar un individuo cercano al hablante; ese, para un individuo cercano al interlocutor y aquel, para un individuo que no esté cercano ni a uno ni a otro. Como consecuencia de lo dicho se puede afirmar que remiten al campo de referencia del locutor, del alocutario y del no interlocutor. El pronombre demostrativo con valor espacial generalmente se acompaña con un gesto, un ademán o con una mirada o con un señalamiento con el dedo índice dirigido hacia el denotado. No es sin embargo un rasgo definitorio de la deixis, ya que la relación entre deíctico y gestualidad no es de carácter uniforme. En algunas ocasiones, la elección del pronombre demostrativo no tiene por objeto mostrar la proximidad o alejamiento físico del objeto en relación con el centro deíctico. Esta relación se establece en función del aprecio o rechazo por parte del sujeto de la enunciación hacia el individuo que se señala. El demostrativo de cercanía se utiliza para mostrar simpatía o afecto: proximidad empatética, y el lejano o el de media distancia para señalar desprecio o desvalorización: lejanía empatética. En algunas ocasiones es posible que el demostrativo vaya detrás del sustantivo, es el caso de los demostrativos pospuestos . No es lo usual, pero cuando eso ocurre, el sustantivo va precedido por el artículo definido (3)
¿Cómo te atreviste a mostrar las fotos esas? Sabés muy bien que pertenecen a una época olvidada de mi vida.
El artículo definido se encarga de la identificación y el demostrativo aporta el valor deíctico locativo y de este modo adquiere el significado deíctico puro propio de los adver bios pronominales de lugar El demostrativo n eutr o (esto, eso, aquello) se usa para referirse a personas, animales, objetos, acontecimientos o situaciones. Cuando se lo utiliza para personas tiene carácter peyorativo (4 ) Esto es lo que siempre quise y por fin lo tengo (5) Pero eso es una bolsa de papas, no una persona
Mientras en (4), esto indica el objeto de referencia y localiza la distancia que hay entre él y el locutor, en (5), a estas dos condiciones básicas se agrega la valoración peyorativa.
Locativos pronominales
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Son aquí, ahí y allí. Ellos forman también un sistema ternario que se relaciona con la proximidad o lejanía del lugar que se identifica. Esta tripartición en las dos dimensiones nos permite parafrasear cada elemento espacial con su correspondiente demostrativo del modo siguiente: aquí significa en este lugar ; ahí, en ese lugar y allí, en aquel lugar Sin embargo, el sistema español no se compone solamente de elementos terminados en – í. (aquí, ahí, allí) sino que incluye también los terminados en – á (acá, allá). Tanto unos como otros corresponden a personas gramaticales. Siguiendo a Carbonero Cano (1979: 85) podemos representar este sistema complejo de la manera siguiente:
LOCATIVO DIRECCIONAL
1ª persona. (+) AQUÍ ACÁ
2ª persona. (-) AHÍ
3ª persona (0) ALLÍ ALLÁ
Según este lingüista, los que componen el sistema binario expresan movimiento o dirección y los del ternario, localización estática. Para otros, los en -í identifican lugares concretos y los en – á, lugares más vagos o de mayor amplitud. Indudablemente el cuadro hace evidente que falta un término que correspondería a la segunda persona en el rasgo direccional. La mayoría de los estudios que se han realizado sobre las diferencias que pueden darse entre los terminados en – í y los terminados en -á han establecido las siguientes como las más significativas. Las formas terminadas en -í son estáticas, locativas y se refieren a lugares más precisos. Las terminadas en - á muestran la dirección, el movimiento hacia algo y se refieren a lugares imprecisos Sin embargo en el uso, esto que en el sistema parece tan claro y definitorio se neutraliza ya que son elegidos unos y otros tanto para la localización como para la direccionalidad. Carbonero Cano (1979: 78) enumera dos fenómenos que podemos observar relacionados con esta neutralización: A menudo los hablantes escogen las formas que quieren emplear siguiendo normas regionales y geográficas y no reglas lingüísticas Hay casos en los que una forma considerada como direccional se emplea con valor de locativo y otros en los que observamos la situación opuesta. Cuando un determinado espacio deíctico evoca por analogía otro espacio deíctico a ese fenómeno se lo denomina deix is por anal ogía
(6) Nuestras vacaciones las pasamos aquí.
En (6), aquí se refiere a un mapa o a una foto, ese es el objeto extralingüístico que identifica. Pero el objeto señalado es índice de otro que se evoca: el lugar donde se pasaron las vacaciones.
Enálages o casos especiales Es importante recordar que la perspectiva usada por el enunciador en el acto de percibir el espacio cumple un papel fundamental y que el espacio perceptivo está caracterizado por la tridimensionalidad, razón por la cual la lengua establece tres tipos de oposiciones: vertical primaria: arriba /abajo horizontal primaria: delante / detrás horizontal secundaria: derecha / izquierda
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Aquí se trabajará con la dimensión horizontal
Delante / detrás En todos los casos se trata de problemas de perspectiva deíctica en el uso pragmático. Cuando están relacionados con el sujeto de la enunciación serán deícticos. En otros casos la situación se presenta como ambigua Solo en el caso de que delante de o detrás de estén en función de la perspectiva del enunciador serán deícticos.
(7) No te pongas adelante . (8) La silla está delante de la mesa. El ejemplo (7) es claramente deíctico porque aunque no se pone el referente se so breentiende que se trata del enunciador. Si se lo analiza superficialmente, el ejemplo (8) parece ser un caso no deíctico. Para llegar a esa conclusión o a la contraria habrá que determinar si la relación se establece es pecíficamente entre los dos objetos que se designan o si se establece a partir del centro deíctico. Hay que aclarar que el locutor está frente al alocutario y entre ambos, la mesa. La silla está colocada entre la mesa y el locutor. Teniendo en cuenta lo dicho, se puede determinar que según cuál sea la perspectiva desde la cual se organiza el espacio, la relación entre silla y mesa está percibida de manera diferente. Para el hablante, la silla está delante de la mesa; sin embargo para su interlocutor está detrás de la mesa. Este es por lo tanto un caso deíctico.
A la izquierda / A la derecha En estas locuciones adverbiales, se considera la dimensión horizontal secundaria. Será deíctico siempre en función de la localización espacial y de la orientación lateral del ha blante.
(9) Colocáte a la derecha de Ignacio 10) A la derecha, el manuscrito de “Cien años de sol edad” En (9), el hablante se dirige a Martín y establece la relación espacial entre Martín e Ignacio. Esa relación no tiene en cuenta la presencia del locutor. Martín (X) está a la derecha de Ignacio (Y) e Ignacio (Y) está a la izquierda de Martín(X) Esto muestra que no se trata de una referencia deíctica En (10), si se considera que el locutor es una conferenciante que está frente al auditorio a quien le muestra un cuaderno que contiene el manuscrito de la novela de García Márquez, queda claramente explicitado que la relación espacial se establece entre el cuaderno y el locutor. El objeto identificado, el cuaderno con el manuscrito de García Márquez, está en el espacio lateral derecho del locutor, a la derecha del E0. No se establece la misma relación espacial con respecto a los alocutarios, quienes indudablemente tienen el cuaderno a su izquierda. Eso marca que l centro deíctico es quien establece las relaciones entre el objeto designado y el locutor y el E0 y por lo tanto en este caso la locución adverbial es un deíctico
Ir / venir Los dos verbos se oponen deícticamente pues describen un movimiento de aproximación o de alejamiento del lugar donde se encuentra el enunciador. IR presupone que el lugar en que termina el proceso no coincide con el lugar en que se encuentra el hablante
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Venir solo se usa cuando X se desplaza hacia el lugar donde se encuentra el locutor en el momento de la enunciación (11) Gustavo viene todos los viernes a Buenos Aires (12) Martín va para allá en este momento En (11), dados los siguientes datos: L0, Ignacio; Alocutario 0, Santiago; E0, Buenos Aires, se podría decir que X (Gustavo) se desplaza hacia E0, es decir el lugar donde se encuentra el L0 y esto es descripto por L0 a al A0 en T0 La elección ha sido VENIR En (12) el L0 desde E0 y en T0 se dirige a A0 para describir un desplazamiento que realiza X (Martín) hacia E =0, es decir un lugar diferente de aquel donde se encuentra el locutor. La elección ha sido IR Esto implica que si el espacio mencionado es el mismo lugar donde se encuentra el enunciador, el verbo elegido será venir mientras que si el espacio es diferente del lugar donde se encuentra el enunciador, el verbo elegido será ir Kerbrat Orecchioni recapitula lo explicado de la siguiente manera: ”El verbo ir se
emplea en todas las situaciones, excepto cuando x se desplaza (en el pasado, en el presente o el futuro) hacia el lugar en que se encuentra el locutor en el momento del proceso de la enunciación. El verbo venir se emplea en el caso en que X se desplaza hacia el lugar en que se encuentra el locutor en el momento de la enunciación o se encontraba / se encontrará en el momento en que se realiza el proceso. “(1997: 68) DEIXIS TEMPORAL
El tiempo es un continuo, pero en esa uniformidad se reconocen puntos de referencia que marcan la direccionalidad., el TIEMPO o tiempo crónico. La experiencia humana del tiempo se manifiesta por la lengua A partir de cómo ella organiza la relación del hablante con el mundo se han establecido diversos sistemas que pretenden captar el tiempo. De todos ellos pueden destacarse los siguientes: Los que consideran la oposición unidades de calendario a partir de un origen / unidades no regidas por el calendario Los que siguen la primera tienen en cuenta una determinada fecha que resulta fundamental para su civilización, el nacimiento de Cristo, por ejemplo. Los que sostienen la segunda generalmente toman como punto de referencia el acto de habla. Los que destacan el sistema ahora-/ entonces . Entre los que sostienen este sistema, casi todos y sin discusión asignan los tiempos a las tres fases del TIEMPO: pasado, presente, futuro. Homero las hizo conocer en La Ilíada, pero fue Dionisio de Tracia quien adoptó estas tres fases como base para una sistematización de los tiempos, la que logró una gran aceptación. Pero la observación de lenguas no indoeuropeas ha hecho que otros lo dividan de otra manera: en presente y no presente, en pasado y no pasado y hasta en futuro y no futuro. Los que destacan la oposición antes / después en relación con un punto de referencia Entendido de este modo se puede considerar que el tiempo es como una corriente unidireccional y unidimensional, según la cual un suceso es anterior, simultáneo o posterior a otro En relación con esta concepción, el tiempo puede ser entendido como análogo al sistema espacial en el sentido de que algo está delante o detrás en el tiempo
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Kerbrat-Orecchioni afirma: “Expresar el tiempo significa localizar un acontecimiento sobre el eje antes/después con respecto a un mom ento T tomado como referencia” (1980: 59) En función de esto considera que T puede ser identificado por medio de diferentes mecanismos:
Referencia absoluta La unidad lingüística identifica un objeto extralingüístico al que designa, en este caso, una fecha determinada
(1)
El 26 de diciembre se entregaron los diplomas
Referencia relativa cotextual Para identificar el objeto extralingüístico, el día en que sucedió el acontecimiento, se ha tenido en cuenta no solo al objeto de referencia sino también a un segundo objeto con el cual se lo relaciona, Navidad
(2)
El día siguiente a Navidad se entregaron los diplomas
(3)
Referencia deíctica Mañana se entregarán los diplomas
Mañana significa el día que sigue al de hoy, pero el referente está en relación directa con la situación comunicativa. El locutor como centro deíctico señala, muestra en el eje antes/después un acontecimiento que ocurrirá, en este caso, con posterioridad. En esta circunstancia se trata del 26 de diciembre, pero puede utilizarse el mismo enunciado en múltiples ocasiones y en cada una de ellas el referente será distinto. Como conclusión, los deícticos temporales, en lo que a su semántica se refiere, son unidades lingüísticas referenciales y como tales establecen la relación con el objeto extralingüístico al que señalan. Pero también forman parte del eje temporal que tiene como centro deíctico al sujeto de la enunciación. Por lo tanto son dos los rasgos semánticos básicos: la identificación referencial y la localización deíctica. . Deícticos temporales Cumplen esta función los adverbios y locuciones adverbiales temporales, algunas frases nominales, algunas frases preposicionales y las formas temporales de la conjugación verbal,
Adverbios y locuciones adverbiales Los adverbios y locuciones adverbiales cumplen un papel muy importante entre los deícticos temporales. Los demostrativos de tiempo se organizan en dos subsistemas. Uno toma como centro el eje mismo de la enunciación, ahora y la contrapone a cualquier momento o intervalo de tiempo que no coincida con este tanto en el pasado como en el futuro. El otro toma como centro el día en el que se produce el acto de enunciación, hoy, el que se opone al día o la noche anterior y al día posterior como a otros días expresados por medio de frases lexicalizadas. Se produce también una noción de región de proximidad temporal que permite que ahora y hoy puedan significar un lapso más amplio que el momento exacto o el día exacto en el que se produce la enunciación.
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Los adverbios temporal es son los que registran primordialmente el tiempo al que se está refiriendo el enunciador entendido no solo como la identificación del objeto al que la expresión se dirige, sino también como la localización en el eje antes/después. Expresan tanto simultaneidad (ahora, hoy) como anterioridad (ayer, anoche, anteayer) y posterioridad (mañana) Las locuciones adverbiales temporal es expresan anterioridad (antes de ayer, antes de anoche, hace dos días) y posterioridad (dentro de dos días, pasado mañana)
Frases nominales temporales Las frases nominales temporales se vuelven deícticos cuando se combinan con algún modificador de naturaleza deíctica ya sea un demostrativo ya sea un adjetivo deíctico, tales como pasado, próximo, futuro o actual
(4) Hace mucho frío esta mañana. (5) Hizo mucho frío esta tarde (6) Volveré este verano. (7) El próximo martes viajaré a Barcelona. (8) Fue el lunes pasado cuando te encontré. (9) El actual marido de Marta es muy simpático (10) Veremos la película el lunes En (4), el deíctico expresa simultaneidad con el T0 mientras en (5) señala la más cercana en el eje antes/después, pero crea dudas sobre si se trata de un tiempo anterior o posterior. La utilización del verbo en pretérito permite confirmar la retrospección. En (6) sucede algo similar a lo ocurrido en el ejemplo anterior, pero en este ejemplo, la utilización del verbo en Futuro dirige la localización temporal hacia la prospección. En (7), (8) y (9), la elección del adjetivo deíctico es la que permite que expresen simultaneidad, posterioridad o anterioridad. A su vez se convierten en deícticos por defecto las frases nominales temporales con valor adverbial formadas con días de la semana en las que no aparece ningún modificador deíctico. En (10) la frase nominal el lunes se interpreta como el lunes próximo sin necesidad de que próximo sea especificado.
Frases preposicionales temporales Finalmente desde ayer, desde hoy, a partir de mañana también son deícticas.
Recopilando todo lo hasta aquí mencionado se puede elaborar un cuadro que ejem plifique los deícticos temporales siguiendo al realizado por Kerbrat-Orecchioni, pero con algunas modificaciones (1997: 61)
SIMULTANEIDAD ANTERIORIDAD
POSTERIORIDAD
Ahora en este momento Ayer anoche anteayer hace dos días la semana pasada Mañana pasado mañana dentro de dos días desde ahora - 16 -
La semana próxima
Tiempos verbales El locutor como centro deíctico que se relaciona con las coordenadas espaciotemporales, señala el tiempo en que se produce el proceso, el que puede ser coincidente o concomitante con el T0, puede llevarse a cabo, respondiendo al eje a ntes/después, antes del T0 , la retrospección (mirada hacia atrás) o después del T0, la prospección (mirada hacia delante). El tiempo Presente es el concomitante al tiempo 0 mientras el Pretérito y el Futuro marcan la no simultaneidad. Dentro de ella se puede establecer que el Pretérito significa la anterioridad o retrospección y el Futuro, la posterioridad o la prospección. La elección se lleva a cabo en función de la manera enteramente subjetiva en que el enunciador enfoca el proceso.
Modos de enunciar o planos de la enunciación La presencia o no del Presente como tiempo central de una comunicación lingüística permite oponer aquellos enunciados que se organizan en relación directa con la situación comunicativa de aquellos otros que se presentan alejados de la situación comunicativa y encerrados en su propio universo o mundo. Emile Benveniste (1959) fue uno de los primeros en reconocer que los tiempos ver bales no se integran en un sistema único sino que se agrupan en dos subsistemas complementarios que corresponden a dos planos de enunciación diferentes, a los que él denomina sistemas de enunciación. Ellos son Historia y Discurso. Entiende por discurso toda enunciación en la que un locutor se dirige a un alocutario con la intención de influir sobre el otro en cualquier forma. Según Benveniste emplea todas las personas del paradigma verbal, cubre todos los géneros en que alguien se dirige a alguien y puede ser tanto escrito como oral. Componen este sistema el Presente, el Futuro Imperfecto, el Pretérito Perfecto Compuesto y el Pretérito Imperfecto. La enunciación histórica corresponde a la lengua escrita, narra acontecimientos pasados sin ninguna intervención del hablante, por lo tanto solo puede utilizar la tercera persona. Los tiempos verbales que utiliza son el Pretérito Perfecto Simple, el Pretérito Imperfecto y el Pretérito Pluscuamperfecto y el Condicional Simple. El tiempo fundamental es el Pretérito Perfecto Simple. Considera que el Pretérito Imperfecto es común a los dos, ya que aparece tanto en la Historia como en el Discurso. Harald Weinrich (1968) le reconoce a Benveniste el haber establecido la diferenciación en dos grupos temporales, pero le critica el que haya limitado todo el sistema temporal Historia a la lengua escrita mientras el Discurso abarca la oral y algunas parcelas de la escrita. También considera un error la afirmación de que al grupo historia pertenece solo la tercera persona Weinrich, por su parte, también estudia el sistema temporal en los verbos desde una perspectiva comunicativa ya que considera que es el locutor quien como centro deíctico implanta en el enunciado su actitud y su perspectiva.
Actitud comunicativa o de locución: comentario y narración
En el sistema de los tiempos verbales siempre hay uno que ejerce sobre los vecinos una presión que termina impidiendo la libertad de elegir entre todos ellos. Es así que los
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que lo rodean están obligados a concordar con el tiempo principal. El Presente y el Pretérito Imperfecto cumplen esa función de ser tiempos centrales. Si se toman como ejemplos Yo sé y Yo sabía y se los coloca en relación con las formas verbales de cantar en tercera persona, las combinaciones posibles son las siguientes: Yo sé que canta, que está cantando, que está en vías de cantar, que cantará, que va a cantar, que ha cantado, que acaba de cantar Yo sabía que cantaba, que estaba cantando, que estaba en vías de cantar, que cantaría, que iba a cantar, que había cantado, que acababa de cantar Esto demuestra que los tiempos verbales se distribuyen en dos grupos. Forman el primero los que se alinean alrededor del Presente (yo sé) y el segundo, los que se agrupan alrededor del Pretérito Imperfecto (yo sabía) El enunciador elige uno u otro y lo hace teniendo en cuenta la situación comunicativa., es decir que según la intención con que se dirige al oyente, el locutor elige el grupo temporal mediante el cual organiza su comunicación lingüística. El boceto de una novela, los guiones cinematográficos, la exposición científica, la lírica, el drama, la descripción de un objeto o de una escena, el sermón, la discusión, la indicación escénica, el ensayo, la crítica literaria, el tratado filosófico y el diálogo en general utilizan el grupo I. En cambio una anécdota, la reproducción de una cacería, un cuento, una leyenda, una novela, una obra histórica, una biografía, una autobiografía, las memorias, en síntesis, cualquier narración oral o escrita utilizará el grupo II. En las situaciones comunicativas del grupo I, el mundo es comentado, por lo tanto al enunciador se lo denomina comentador. En este tipo de situación, la actitud es tensa, el hablante está comprometido y su discurso es dramático ya que se trata de cosas que lo atañen directamente. El contenido de la comunicación lingüística es un comentario, por eso al grupo I se lo designa como el grupo del mundo comentado y a los tiempos correspondientes, tiempos del comentario. El Presente es el tiempo principal del mundo comentado y designa una determinada actitud comunicativa o de locución. El locutor usa los tiempos del grupo I como señal para que provoque inmediatamente la reacción del alocutario; este advierte que se trata de algo que lo afecta directamente. Es como si le dijera: “Atendé esto porque es para vos. Necesito tu respuesta”. Ante esta señal, el alocutario escucha atentamente mientras se prepara para corregir, refutar, confirmar o valorar. En las situaciones comunicativas en las que se narra, ya sea que la historia sea verdadera o inventada, ya sea que sea de carácter literario o simplemente una anécdota, se usan los tiempos verbales del grupo II. A este grupo lo denomina el grupo del mundo narrado y a los tiempos del grupo II, tiempos del mundo narrado o tiempos de la narración o del relato. El Pretérito Imperfecto y el Pretérito Perfecto Simple componen el tiempo principal del relato y designan otra actitud comunicativa o de locución. Su función única es señalar, indicar, mostrar al alocutario que el contenido de la comunicación lingüística tiene que ser entendido como un relato. Su aparición funciona como un mensaje para el alocutario: “Ahora podés descansar, mantenéte más tranquilo. Lo que viene no te atañe directamente, representa otro mundo.” Los tiempos del mundo narrado informan, avisan, explicitan que no se nombra el mundo en el que se encuentran los integrantes de la comunicación. Están para que la tem poralidad del mundo comentado no tenga validez mientras dure el relato Cuando se utilizan, el locutor adopta el papel de narrador e invita al alocutario a co nvertirse en escucha. Esto hace que la situación comunicativa se desplace a otro plano de la conciencia situado más allá de la cotidiana temporalidad. Y los convierte a ambos, locutor
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y alocutario, en simples espectadores de lo que les sucede a otros, aun cuando esos otros sean ellos mismos. El empleo de los tiempos del grupo II hace que el oyente sepa que debe recoger la información como relato, pero no que debe relacionarla con el pasado. No se trata de retrotraer una acción sino de que un mundo se transforme en otro. Esto lo confirma el hecho de que si un relato quisiera reproducirse con medios no lingüísticos, solo se podría realizar por medio de una pantomima puesto que la narración esta constituida por los tiempos del mundo narrado y el drama, con los del mundo comentado. Como ejemplo de lo afirmado hasta ahora se toma el cuento infantil en el cual, el inicio y el final marcan muy estrictamente la frontera entre el mundo narrado y el mundo cotidiano. La introducción y la conclusión corresponden generalmente a una fórmula. Las fórmulas de inicio pueden ser, entre muchas otras, había una vez.; érase una vez, hace mucho tiempo . En todas aparece el Pretérito Imperfecto, el tiempo del mundo narrado. En un momento determinado se produce el corte con este mundo al que uno ha sido transportado y esto lo produce la fórmula final o conclusiva que puede ser: y si no se ha muerto, todavía está viviendo; vivieron felices, comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron; colorín colorado este cuento se ha acabado
Se abandonan los tiempos del mundo narrado y en su reemplazo aparecen los del mundo comentado. Este cambio indica que al cuento se lo ve desde afuera. Resumiendo lo dicho se puede decir que los tiempos Presente y Pretérito Imperfecto indican la actitud de locución que asume el locutor teniendo en cuenta que informa sobre la forma o el modo como se tiene que escuchar. Su elección anuncia si lo dicho es comentado o narrado. De acuerdo con la información recibida el oyente reaccionará. El comentario exige una determinada postura o actitud por parte del alocutario mientras que la narración le permite aplazar dicha postura y hasta no llegar a adoptar ninguna.
Perspectiva de la comunicación: prospección y retrospección Si se analizan los tiempos verbales en el interior de cada uno de los grupos, se com prueba que hay un cierto paralelismo formal entre las formas temporales de cada uno de ellos. Ya se ha establecido que los tiempos centrales o principales, el Presente y el Pretér ito (el Imperfecto y el Perfecto Simple), cumplen la función de señalar a qué mundo pert enece el texto del cual se está hablando si al mundo comentado o al mundo narrado. Al Presente se lo considera como el architiempo o el tiempo con perspectiva cero. Es cierto que no facilita ninguna clase de orientación en el Tiempo, pero no es en modo alguno el architiempo o el tiempo cero en todos los casos sino solo en el mundo comentado. Designa el architiempo en este mundo comentado y por eso es el tiempo cero del grupo temporal que le corresponde El mundo narrado también tiene su tiempo cero. El Pretérito designa solo y nada más que relato. Es paralelo al Presente en la forma y en la función. Entonces tanto el Presente como el Pretérito, cada uno en su grupo, son absolutamente atemporales. Los tiempos cero son los que más se usan al hablar, es decir, que el discurso muestra absoluta falta de interés por una orientación basada en perspectivas. En general se contenta con la información sobre la actitud comunicativa o de locución Son los otros tiempos de ambos grupos los que designan la perspectiva comunicativa en relación con el punto cero de los grupos temporales correspondientes. Y esta perspectiva puede ser retrospectiva o prospectiva. La retrospección señala una vuelta a lo anterior y la prospección, una mirada hacia lo posterior. Ambas marcan la anterioridad y la posterioridad en el eje antes/después.
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Para el primer grupo, la retrospección la manifiesta el Pretérito Perfecto Compuesto mientras que para el segundo grupo el tiempo de la retrospección son el Pretérito Pluscuamperfecto y el Pretérito Anterior. La prospección en el mundo comentado la manifiesta el Futuro Imperfecto mientras en la narración la marca el Condicional Simple. Weinrich afirma contundentemente: “ Lo que ve la retrospección en el mundo comentado compromete y prejuicia. Lo que ve la prospección en el mundo comentado desafía como promesa o amenaza nuestras preocupaciones y ocupaciones, pues comentar es hablar comprometidamente.” (1968: 100). En el mundo narrado, en cambio ambas son manifestaciones de la libertad. La retros pección en el mundo narrado se ha transformado: ha quedado despojada de su compromiso inmediato. La prospección, al anunciar el desenlace de la historia, pone de manifiesto que para el narrador no hay secretos y que él es libre. “Así se ve que la retrospección y la pros pección en la narración son, ante todo, perspectivas narrativas. La utilización de la perspectiva en la narración hace que se modifique algo más que la sucesión narrativa y el decurso temporal de la historia: se modifica la interpretación del mundo narrado ”. (1968: 102) En el cuadro siguiente se presenta esquemáticamente lo desarrollado hasta el momento: :
ACTITUD DE LO CUCION
Mundo comentado
Mundo narrado
Prospección
Futuro Imperfecto: cantará
Tiempo 0
Futuro Perfecto: habrá cantado Futuro perifrástico: va a cantar Presente: canta
Condicional Simple: cantaría Condicional Compuesto: habría cantado Condicional perifrástico: iba a cantar/habría de cantar Pretérito Imperfecto (canta ba) / Pretérito Perfecto Sim ple (cantó) Pretérito Pluscuamperfecto (había cantado) / Pretérito Anterior (hubo cantado)
PERSPECTIVA
Retrospección
Perfecto Compuesto: ha cantado/Pretérito Perfecto Simple y Pretérito Perfecto
El relieve de la narración El Pretérito Imperfecto y el Pretérito Perfecto Simple componen el tiempo 0 del mundo narrado debido a que es muy difícil situarse en ese mundo. El discurso comentado evidentemente se apoya en gestos y en los deícticos, es decir, en la situación comunicativa, pero esta no sirve de ayuda en el mundo narrado ya que no dice lo que hay que ver como primer plano y lo que hay que reconocer como segundo plano. Por eso, porque faltan los medios extralingüísticos, el mundo narrado se ve obligado a valerse de medios puramente lingüísticos, de otro modo la comunicación lingüística se volvería equívoca, confusa. Y esos medios lingüísticos son las parejas de tiempos Pretérito Imperfecto / Pretérito Perfecto Simple y Pretérito Pluscuamperfecto / Pretérito Anterior quienes al diferenciar un primer plano de un segundo, dan relieve al discurso
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El Pretérito Imperfecto constituye la base y el Pretérito Perfecto Simple se introduce como un acto incidental. Este juego de planos que constituyen el relieve se da solo en el discurso narrativo y representa una muestra formal de la técnica narrativa La lectura de cualquier narración permite reconocer a simple vista que ambos tiem pos aparecen mezclados. Rara vez se encuentran textos que muestren el predominio evidente de uno de ellos El núcleo narrativo lo comparten el Pretérito Perfecto Simple y el Pretérito Imperfecto. Alrededor hay un marco formado por una situación inicial o introducción y una situación final o conclusión que puede estar o no presente. Ambas son partes del relato que narrativamente conllevan funciones especiales. La introducción es exposición, da a conocer el mundo que va a narrarse. La conclusión cierra el mundo misterioso del relato. La moraleja, si la hubiera, pertenece al mundo comentado ya que corresponde a una vuelta al mundo cotidiano en el que se discuten posiciones frente a los hechos En el núcleo del relato, las circunstancias secundarias ya sean descripciones o reflexiones aparecen en Pretérito Imperfecto y Pretérito Pluscuamperfecto, que son por supuesto los tiempos del segundo plano. En este plano va todo lo que acompaña y orienta al oyente en el mundo narrado El Imperfecto es en el relato el tiempo que frena la historia, que presenta el fondo de la historia, el segundo plano. “Entonces ¿cuándo se cuenta propiamente una historia? Cuando Cervantes quiere despertar la curiosidad de los lectores por su historia, la califica de jamás vista ni oída. Y Goethe define el cuento como relato de un “suceso inusitado”. Para darles una aplicación
más dilatada vamos a atenuar estas acertadas fórmulas diciendo: se narra cuando se conoce algo desacostumbrado Y es que lo digno de ser narrado no es lo cotidiano, constante, permanente sino lo que por desacostu mbrado se sale fuera de la monotonía, de lo habitual”
(1968: 234) Lo inhabitual forma la acción del primer plano, el acto de narrar se lleva a cabo porque hay un suceso extraño, inhabitual, que se produjo de manera sorprendente y provocó un cambio en la situación. Indudablemente se trata de un conflicto o complicación. El Pretérito Perfecto Simple es en el relato, el tiempo del primer plano. En el relato del fondo aparecen cosas habituales y corrientes y en el relato de primer plano, las cosas extraordinarias e inhabituales Hay que reconocer, así lo afirma Weinrich, que en el momento de dar relieve a una narración, el autor es fundamentalmente libre. Es él quien decide a qué acción la coloca en el primer plano y a cuál en el segundo, es él quien por medio de los tiempos elegidos presta relieve a una escena determinada. Puede ocurrir que esta distribución del núcleo narrativo se vea modificada por la li bertad del autor al elegir uno u otro en mayor medida. Y esta elección lleva a veces a dos tipos extremos de narración 1. Con acumulación de tiempos del primer plano La acumulación de Pretéritos Perfectos Simples en la narración produce un determinado efecto estilístico: condensación y aceleración. Si esta técnica se vuelve principio estilístico constante, en el momento de la acumulación extrema alcanza el valor expresivo de la caricatura y entra al servicio de la ironía 2. Con acumulación de tiempos del segundo plano Cuando el Pretérito Imperfecto es utilizado en mayor medida que el Pretérito Perfecto Simple, esta reiteración logra que la descripción del fondo adquiera mayor importancia. Seguramente se debe a que el narrador se inclina por representar los acontecimientos desde la perspectiva de los protagonistas usando el Discurso Indirecto o el Discurso Indirecto Libre y renuncia a llamar la atención del narratario sobre sí mismo.
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Casos especiales No siempre se cumplen estrictamente las reglas establecidas, es más, algunas veces se infringen. Generalmente sucede que en un texto se intercala un tiempo que no responde a los ya vistos y que resulta extraño en el conjunto. El resultado de esto es una modificación del sentido original A continuación se presentarán algunos casos de desplazamiento. Futuro Imperfecto Futuro de probabilidad El cambio del Presente por el Futuro muestra que no hay seguridad en lo que se afirma y por eso se lo presenta como probable
(11) Ahora serán las doce
Condicional Simple Condicional de la atenuación El Condicional se coloca en lugar del Presente y el efecto que produce es suavizar o atenuar el carácter categórico de la aserción y de algún modo debilita su validez.
(12) La desocupación impone, en suma, costos mucho más elevados que los que requer iría la implementación de programas de inserción educativa y laboral para los jóvenes. (Clarín: 2-8-2002)
Condicional como matiz de cortesía El reemplazo del Presente por el Condicional tiene por efecto de sentido no comprometer totalmente al oyente o bien disminuir la fuerza de la amenaza o de la advertencia
(13) ¿Tendría una moneda? . Condicional de la información hipotética Su valor expresivo es presentar una noticia como no confirmada. Al parecer en un texto comentado presenta una sospecha basada en muchos indicios con lo que se limita su veracidad y la función que cumple es limitar la validez de la noticia. En todo caso el ha blante no se hace responsable de la exactitud de la noticia
(14) El Ministro daría una conferencia de prensa el próximo martes
Pretérito Imperfecto Imperfecto de modestia Se utiliza en lugar del Presente y le confiere al enunciado un tono de modestia. Mientras que el Condicional marca la cortesía, el Imperfecto señala la discreción
(15) ¿Cuál era su nombre? (16) Solo quería pedirle un favor
Imperfecto hipocorístico El discurso cariñoso adopta el punto de vista del niño y asume su capacidad de inter pretación. Utiliza la tercera persona y desplaza el Presente al Imperfecto
Qué maldades que le hacía el niño malcriado a su mamá! (17) ¡
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Imperfecto de la opinión inválida El Imperfecto aparece en medio de una situación de máxima tensión en la que los tiempos utilizados son el Presente y el Futuro y la ruptura que produce indica que la opinión antes vertida ya no tiene validez
Presente Presente histórico Se lo emplea en un relato en lugar del Pretérito Perfecto Simple. Lo utilizan los historiadores y también los dramaturgos cuando hay un personaje que relata algo que ha sucedido fuera del escenario. El narrador hace como si los hechos pasados fueran contemporáneos al momento del relato, narra como si comentara. El objeto aparece más manifiesto, más fidedigno. Se vuelve más creíble y aparece más tenso porque participa del mundo comentado, el inconveniente que presenta es que no puede alternar con otro tiempo como ocurre con el Pretérito Perfecto Simple que se alterna con el Pretérito Imperfecto y esto le da un efecto de chatura, o sea que le quita profundidad.
(18) El hombre llega a la Luna en 1968
Presente genérico o Presente atemporal Es una forma atemporal propia de enunciados correspondientes a ciertos géneros discursivos como máximas, definiciones, proverbios o refranes.
(19) Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el res peto. CONSIDERACION FINAL
Los deícticos permiten que el locutor se relacione con su enunciación y que los receptores reconozcan los efectos que pretende que esa alocución tenga en sus alocutarios. Para eso cada locutor pone en juego todas las posibilidades que el lenguaje le brinda. El sentido pretendido no se logra siempre, ya que un enunciado producido con una intención determinada puede lograr múltiples efectos en relación directa con la interpretación que le dé a ese enunciado cada alocutario. Debido a ello, Charaudeau habla de efecto de sentido pretendido y efecto de sentido producido. Pero es indudable que en ese encuentro intersubjetivo, el enunciador como centro deíctico, reúne las coordenadas espacio-temporales con su propio ego y se dirige hacia el contexto señalando los objetos, personas, lugares o momentos a los que se refiere en función de su propio yo. Y es por ello que la referencia múltiple y el egocentrismo son las dos características fundamentales de los deícticos. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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