Universidad de Buenos Aires. Facultad de Psicología
Práctica Profesional “Clínica de la
Urgencia”. Profesora Titular: Ines Sotelo. Informe final. Urgencia y psicosis: “Lo que se mantiene vivo, no muere”
Nombre y Apellido: Magdalena Zucal
L.U: 361596380
Email: magdalenazucal@gma
[email protected] il.com
Tutores a cargo: Lic. Marta Coronel y Lic. Daniel Melamedoff
Hospital General de Agudos.
Cuatrimestre: Cuatrimestre: 1
Año: 2015 1
Introducción:
Este informe se relaciona con la rotación por un Hospital General de Agudos en el contexto de la Práctica Profesional “Clínica de la Urgencia”, titulada por Inés
Sotelo. El caso presentado surge de una Interconsulta en guardia; esta se desarrolla en el espacio de la Guardia General del Hospital con un equipo integrado por psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales y acompañantes terapéuticos ante el pedido de los médicos de guardia. Todos los días, al principio de la mañana (8.30hs.) y al final (11.30hs.) se desarrolla el pase de guardia donde se transmite la lógica de los casos que permanecen internados en la guardia así como también la resolución de diversas cuestiones legales, familiares y sociales. El caso a presentar se trata de un joven que ingresó por dicho dispositivo y fue evaluado por un psiquiatra, llegando a la decisión de internarlo, y que más tarde fue visitado por los psicólogos pertenecientes al Equipo de Salud Mental, que ratificaron la decisión del psiquiatra. El interés en este caso singular surge de la pregunta acerca de en qué punto se ubica la urgencia en la psicosis. Se propone articular los conceptos de urgencia, estructura psicótica, desestabilización y pasaje al acto, considerados desde la perspectiva psicoanalítica lacaniana. Para ello se procederá a presentar el recorte del caso clínico, los conceptos mencionados con anterioridad y la relación de éstos con la singularidad del sujeto del caso. Por último y como resultado del desarrollo, se presentarán las conclusiones a las que se llegaron respecto de la pregunta inicial despertada por el caso.
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Caso Clínico:
Federico es un joven de 26 años que entró por guardia al Servicio de Salud Mental de un Hospital General de Agudos, a raíz de una crisis de angustia, llanto y despersonalización. Indica que a partir de una pelea con su pareja se pone al costado de la autopista, quiere tirarse bajo un camión, argumentando que “sin su novia no vale la pena vivir”. El pase de guardia presenciado por mí se produce 5
días después de su llegada al servicio. Durante su estadía en la guardia del hospital mejora su condición de angustia, y refiere que es en parte por el acompañamiento de sus padres, a los que no ve muy seguidamente; y mantiene fija la idea de que sin su novia no vale la pena vivir, pero rectifica la intención de matarse. Durante la internación ocurre un episodio dentro del hospital en relación a otra paciente, Federico se le tira encima porque ésta “lo encaró”.
Relata dos escenas ocurridas en el pasado, una primer escena a la edad de 5 años en que “el sagrado corazón” se le posa sobre los pies y lo acaricia; y una
segunda escena a los 14 años, luego de su primera relación sexual, en la que empieza a no reconocerse cuando le dice obscenidades a las mujeres y cuando él le pega alguien. Actualmente, refiere que un ángel y un diablo le dicen cosas buenas y malas, por ejemplo, el diablo le dice que se vaya del hospital, pero en su relato estas voces no parecen muy consistentes, dado que no refiere sentirse impulsado a realizar lo que las voces le indican. Destaca dos actividades que realiza en su vida cotidiana y, que al parecer, disfruta mucho. Una es su trabajo de jardinería, sobre éste indica que le gusta porque “siempre vive, nunca muere” (refiriéndose a las plantas); y jugar al futbol con sus
amigos (remarca esta idea, sólo juega con sus amigos). Por último es importante indicar que luego de 5 días internado se le ofrece iniciar un tratamiento combinado (psicoterapia y medicación) y el paciente acepta, cuestión que no había aceptado hasta entonces.
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Articulación:
La estructura psicótica es resultado de la forclusión de un significante primordial en la constitución misma del sujeto, el significante del Nombre-del-padre, que ordena la cadena significante respecto de un significante privilegiado, el falo. Esta forclusión conlleva consecuencias que son a la vez la parte y el todo de la estructura, ya que ésta se reconoce en sus fenómenos elementales, que resumen la estructura misma. Algunos de estos fenómenos son la certeza, la alucinación y el significante desencadenado. Fenomenológicamente diferentes, comparten la estructuración de ser un significante que, rechazado de lo simbólico, retorna en lo real…y concierne al sujeto. No hay pre -historia en la psicosis, la estructura se
encuentra encadenada hasta que, por avatares del devenir de un sujeto, se desencadena, pudiendo luego estabilizarse, compensarse, pero nunca volver al punto de partida. Siguiendo las ideas de Lacan (1957-58), la estructura se desencadena cuando el sujeto llega al borde mismo del agujero, cuando es llamado a responder con un significante que no posee. El significante Nombre-delPadre es llamado allí por Un-padre y en esa coyuntura dramática ha de buscarse el comienzo de la psicosis. El sujeto psicótico podrá estabilizarse cuando encuentre, por alguna vía, una suplencia a la carencia del significante primordial. Podemos empezar por suponer que este sujeto tiene una estructura psicótica que se ha descompensado. Esta suposición se basa en los fenómenos de estructura que presenta al momento de la evaluación y a lo largo de su internación, como son las alucinaciones que se presentan en forma de voces. Estos fenómenos en que un ángel y un diablo le hablan los podemos pensar como aquello que retorna en lo real por no tener posibilidades de ser tramitado de un modo simbólico. Al parecer no son voces que se le imponen de manera intrusiva, sino que le generan cierta ajenidad respecto de sí mismo y de sus propios pensamientos, pero de algo hay seguridad, y es que le están dirigidas. Por otro lado, el episodio que vivió con la paciente del hospital se puede pensar como resultado de que algo de lo que ella dijo o hizo le hizo signo, esta vez sí se le impuso como goce del Otro y le generó certeza, es decir, la asunción de que eso le concierne. Otro fenómeno de estructura que puede pensarse es la idea de que sin su novia no vale la pena vivir; 4
esta idea no cedió bajo ninguna circunstancia y se le re-presentó a lo largo de su internación como algo fijo, suelto, indialectizable. Podemos pensar otro elemento como fenómeno de estructura psicótica, ya no al momento de la consulta sino durante su vida. Luego de su primera relación sexual, Federico comienza a tener episodios que describe como disociación de personalidad, comenzó a no reconocerse en ciertas acciones que realizaba. Estos lapsus en su devenir pueden pensarse como productos del encuentro con el Otro sexo,
con
la
mujer.
Propongo
como
coyuntura
dramática
de
su
desencadenamiento esta relación sexual en que el paciente se quedó sin significante para responder, ya que por estructura se ha forcluído el Nombre-del Padre, significante por excelencia que vehiculiza el lazo al otro y en particular la relación con el Otro sexo. Ahora bien, por los datos que conocemos del paciente, podemos pensar que desde aquel desencadenamiento a la edad de 14 años había logrado compensarse, llevaba una vida manejable y en cierta medida satisfactoria. Propongo que tanto su noviazgo, como la jardinería y los partidos de futbol eran los elementos que le permitían al paciente mantener la estructura a raya, funcionaban como suplencia. En la psicosis el lazo al otro es fundamental para mantener la estructura compensada, y podemos pensar que este paciente lo lograba a través dos puntos de apoyo, por un lado, la relación con su novia, que mientras estuvo hacía “valer la pena vivir”; y por otro lado, esta actividad deportiva
que realizaba con quienes consideraba sus amigos. Es notable que remarque tan firmemente que sólo juega al futbol con quienes considera amigos, dado que podría indicar que en este punto, en relación a los otros, le vuelve algo más que goce del Otro. En esta misma línea se ubica, en el momento actual, el acompañamiento de los padres a raíz de su internación, que lo ayudan a disminuir su angustia. En relación a la jardinería, podemos pensar que se le jugaba algo en relación al par Vida/Muerte, para el paciente resultaba una actividad vivificante, unificadora. Ahora bien, estas suplencias no lograron mantener compensada la estructura ante este nuevo encuentro con la mujer, ahora desde la vereda opuesta. Se puede 5
pensar que si antes el encuentro con la mujer desencadenó su estructura psicótica, ahora cuando ella falta, desestabiliza. Se establecerá este impulso sentido por el sujeto a tirarse bajo un camión como un pasaje al acto. Podemos definir el pasaje al acto como aquello a lo que el sujeto se precipita sin ningún punto intermedio, el momento en que el sujeto queda plenamente identificado con el objeto a como resto excluido, queda borrado y se precipita fuera de la escena donde se sostenía como sujeto. Teóricamente puede explicarse por los 3 tiempos lógicos que plantea Lacan (1966), el instante de ver, el tiempo para comprender y el momento de concluir. En el pasaje al acto, del instante de ver – en el cual se introduce la vacilación del sujeto – se pasa directamente al momento de concluir, que implica una decisión por parte del sujeto, que Lacan ubica en el registro de la acción. A propósito de este momento de concluir, Miller (2004) indica: “Aquí la urgencia, la prisa, está prescrita por la misma estructura significante (…) algo falta
en el significante y la prisa de la conclusión es lo que suple esa falta". Siguiendo esta lógica, el encuentro con la mujer que quiere irse, retirarse, provoca en Federico la vacilación que le impide comprender, sólo puede actuar, a falta de un significante con el cual simbolizar, la urgencia de concluir lo lleva a un intento de terminar con la indeterminación subjetiva, a la mue rte subjetiva…y real. En este pasaje al acto es donde se puede ubicar la urgencia en este caso, entendiendo esta última como “ dolor, como sufrimiento insoportable, como ruptura
aguda, el quiebre de la homeosta sis con que la vida transcurría […] como ruptura de la cadena signific ante […] irrupción de lo Real frente lo cual el sujeto no puede responder con los recursos simbólicos produciéndose frecuentemente el estallido de lo imaginario. ” (Sotelo, 2012) . La vida de este sujeto transcurría apaciblemente con sus suplencias, incluida su novia, pero cuando ésta desaparece de la escena, el sujeto parece no poder responder con otra cosa que un acto. A la ausencia real de la mujer que se pone allí en juego se le agrega la imposibilidad estructural de vehiculizar el lazo al otro por el significante, y lo único que queda para el sujeto es la certeza de la angustia. Se puede entender claramente como lo explica Belaga (2005): “Se puede afirmar que si existe la consulta de urgencia frente al acontecimiento es porque previamente algo “resistía bien”, existía una subjetividad organizada en un imaginario firme que permitía funcionar sin sobresaltos, hacer 6
lazo social […] Imaginario que mediaba hasta ese momento satisfactoriamente sobre […] la disyun ción entre el hombre y la mujer”. Sólo por la existencia de las
suplencias que se plantearon anteriormente, que resistían la irrupción de lo real en tanto vehiculizaban, en relación al registro imaginario, la posibilidad de establecer un lazo fuerte, puede establecerse, en el encuentro con el sujeto, que estas fallaron y por lo tanto que nos encontramos ante una situación de urgencia. Al mismo tiempo, el pasaje al acto realizado por el sujeto puede pensarse como un signo de desestabilización de la estructura; al ser estas suplencias de carácter imaginario, su falla provoca justamente la expulsión de la escena que mantenía al sujeto estabilizado y por lo tanto esta precipitación al acto.
Conclusión:
Como respuesta a la pregunta-guía de este escrito, se puede pensar que una de las presentaciones de la urgencia en la psicosis se relaciona con la imposibilidad simbólico-imaginaria de responder ante una contingencia que provoca la ruptura de lo que mantenía encadenada o compensada la estructura. Cuando el sentido 1 no alcanza para llenar el agujero que provoca la irrupción de lo real, el sujeto psicótico puede pasar al acto, y por lo tanto se vuelve urgente que logre hacer algo más, otra cosa. El pasaje al acto toma entonces el estatuto de urgente en tanto da cuenta de un sujeto sufriente, que no puede tramitar su angustia de otra forma. Es importante destacar que si bien una vez desencadenada la estructura, no es posible un punto de retorno a la estructura encadenada, sí existen estrategias para aliviar el padecimiento, y desde la clínica psicoanalítica se trata de ofrecer al sujeto un lugar para encontrar un destino distinto, un saber-hacer con su psicosis, una forma de subjetivar esa urgencia, ya que eso permite al sujeto cambiar su posición respecto al padecimiento y lograr, en última instancia, dar otro tratamiento a la angustia.
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Entendido como el entrecruzamiento de los registros simbólico e imaginario. 7
Bibliografía:
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Psicología, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires.
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