Salduie
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experimentó un extraordinario avance cultural y tecnológico. La ciudad pasó a superar las 10 ha en el siglo I a. C., lo que indica una estructura sociopolítica compleja y el dominio de un entorno periurbano comparable al del término municipal actual.
Historia En época ibérica fueron los sedetanos los que ocuparon el territorio en el que se inscribía la actual Zaragoza. Salduie fue la ciudad íbera sedetana, organizada como una ciudad-estado, ciudad-estado, que está documentada desde la segunda mitad del siglo III a. C. En este siglo ocupaba un solar de varias hectáreas entre la confluencia de los ríos Ebro y Ebro y Huerva y Huerva y la actual plaza de San Pedro Nolasco (cerca del teatro romano), y llegó a las 10 o 12 hectáreas en el siglo I a. C., comprendiendo el sector noreste de la posterior ciudad romana, entre las actuales calles de Jaime I (O), Mayor (S), Coso Bajo (E) y Echegaray y Caballero (N). Desde mediados del siglo II a. C., Salduie acuñó moneda propia, aunque estas acuñaciones pudieron haberse iniciado un siglo antes. En estas monedas ibéricas se documenta el nombre de la ciudad íbera: «Saltuie» o «Salduie», y no Salduba como se interpretó, por error, el nombre latino de la ciudad documentado en un texto de Plinio el Viejo, «Salduvia».[3] Sin embargo, no era la ciudad más importante de la zona: otras ciudades sedetanas como Sedeisken, Kelse o Azaila la superaban, al menos hasta finales del siglo II a. C. Por otra parte, Catón documenta el fuerte viento que sopla en el valle: cercius, el cierzo. Caesaraugusta, de la región sedetana, colonia inmune, bañada por el río Hibero, donde hubo una ciudad llamada Salduvia, acoge a 55 pueblos. De éstos son de ciudadanos romanos los bilbilitanos, los celsenses de la colonia, los calagurritanos cogniminados «nasicos», los ilerdenses de la estirpe de los surdaones, a cuya vera pasa el río Sícor, los oscenses de región de Uesetania y los turiasonenses. De derecho latino viejo, los cascantenses, ergavicenses, leonicenses y osicerdenses. Son federados los tarracenses y estipendiarios los arcobrigenses, andelonenses, aracelitanos, los calagurritanos cognominados fibularenses, los conplutenses (sic), carenses, cincienses, cortonenses, damanitanos, ispalenses, ilursenses, iluberitanos, iacetanos, libienses, pompelonenses y segienses Plinio. Naturalis Historia Historia, III, 3, 24.[4]
Salduie En el siglo III a. C. los sedetanos, al contrario que sus poderosos vecinos los ilergetes, que apoyaban a Cartago, fueron aliados de los romanos en la II Guerra Púnica. La primera mención de este pueblo es de Tito Livio, que describe cómo los romanos, en respuesta de un ataque de los ilergetes a los sedetanos, derrotaron a los primeros y mataron a sus jefes Indíbil y Indíbil y Mandonio. En el 195 a. C., uno de los dos Escritura íbera. Bronce hallado en el límite entre las actuales cónsules romanos, Marco Porcio provincias de Soria y Soria y Zaragoza. siglo I a. C. Catón, tuvo que ir al valle del Ebro a pacificar a los ilergetes que se habían levantado contra el imperialismo romano. Ganó batallas, pero no cumplió su objetivo: no sólo no pacificó a las tribus íberas sublevadas, sino que extendió el problema a territorio celtíbero. Hubo que esperar la llegada de Tiberio Sempronio Graco para apaciguar la zona. Venció a los celtíberos y celtíberos y dejó guarniciones en las ciudades del valle, entre las que indudablemente estaría también Salduie. Pero a pesar de todo durante todo el siglo II a. C. Salduie y el pueblo sedetano se mantuvo fiel al Senado y Pueblo Romano en calidad de «socio» (socii), esto es, aliado antiguo. Por esta razón, la romanización fue avanzando progresivamente a lo largo de todo el valle del Ebro, expandiéndose desde el litoral tarraconense. Las ciudades íberas de la Sedetania fueron asimilando las costumbres, economía —la circulación monetaria se extendió a todas las áreas del comercio— y política romana. Los aristócratas de la sociedad indígena participaban como tropas auxiliares en el ejército romano, sobre todo como jinetes de caballería, de la que Roma era deficitaria. De ese modo obtenían una promoción social y personal, y presumiblemente adoptarían paulatinamente la cultura romana por emulación y necesidad de adaptarse a sus estructuras militares. Los castra permanentemente instalados en esta zona de retaguardia de las guerras contra los celtíberos superaban a las ciudades iberas en volumen de comercio o servicios. Sus decenas de soldados atraían una ingente cantidad de recursos materiales y humanos, y sus necesidades de abastecimiento se satisfacían gracias a las capacidades de los pueblos locales, pues el transporte desde Roma era muy costoso.
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Salduie A fines del siglo II a. C. ya existe una vía de comunicación construida por los ingenieros de las legiones romanas, cuya misión era comunicar el valle del Ebro hasta Calagurris (Calahorra), con lo que hacia el año 100 a. C. la romanización de Salduie es un hecho. La nobleza local envía a sus hijos a combatir como equites en el ejército romano —el Bronce de Ascoli (89 a. C.) documenta la participación de jinetes de Salduie en la Península Itálica y la excepcional recompensa de la Bronce de Ascoli (89 a. C.), donde se mencionan los componentes del escuadrón de caballería zaragozana (TURMA SALLUITANA) ciudadanía romana por el valor que, a causa de su valor, fueron recompensados con la plena mostrado— y decora los ciudadanía romana. pavimentos de sus casas con mosaicos. Incluso van adoptando la religión de la cultura hegemónica, por medio del sincretismo de las deidades locales con las romanas. El Bronce II de Botorrita (87 a. C.), que documenta un pleito a causa del agua, está redactado ya en latín, de modo que era la lingua franca de esta época en la zona. El testimonio que aporta este complicado procedimiento jurídico atestigua el sometimiento de las gentes de Salduie y sus alrededores al derecho romano a comienzos del primer siglo antes de nuestra era. El aspecto de la Salduie está documentado por los hallazgos surgidos a partir de 1991 de muros que parapetaban las terrazas fluviales del Ebro y Ebro y otros solares con restos domésticos que daban cuenta de la existencia desde mediados del siglo I a. C. y antes de la fundación de la Colonia Caesar Augusta (14 a. C.) [5] de casas fabricadas con un zócalo de sillares de alabastro recrecidos en adobe. Los muros serían decorados, como ocurre en el Cabezo de Alcalá (Azaila) con pinturas o, más sencillamente, enlucidos con cal. Los pavimentos eran de ceniza o gravilla apisonada, pero aparecen algunos mosaicos en los pavimentos más lujosos de opus signinum, con dibujos hechos de teselas embutidas en mortero. Todo ello indica que antes de la fundación colonial, Salduie era una ciudad muy romanizada, cuya arquitectura doméstica uitilizaba decoraciones itálicas y que, muy probablemente, ya disponía de un foro público dotado de gran mercado cubierto ( macellum) antes de la época de César Augusto, a juzgar por las últimas conclusiones acerca de los restos del Foro romano de Caesaraugusta. Caesaraugusta.[5]
El bronce de Ascoli El bronce de Ascoli es una placa de bronce inscrita del año 89 a. C. encontrada en 1908 en Roma, Italia. Contiene una información que documenta la presencia de jinetes de Salduie participando como tropas auxiliares en la Península Itálica en el ejército de Roma durante la Guerra de los Aliados ( Bellum Bellum sociale), que les enfrentó a sus socios itálicos que reclamaban condiciones de igualdad y ciudadanía romana.
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Salduie Básicamente cuenta los méritos de la TVRMA SALLVITANA TVRMA SALLVITANA en la toma de Ascoli durante la Guerra Social o de los Aliados (hacia el 90 a. C.) y da una lista de sus componentes, que como premio obtuvieron la ciudadanía romana. Son los primeros peregrini (soldados extranjeros) a los que se les concede este honor. El nombre de TVRMA SALLVITANA proviene del hecho de que el escuadrón de caballería fue alistado en Salduie, a pesar de que sus miembros fueran originariamente de varias otras áreas en las de las actuales Navarra, La Rioja, Aragón o Cataluña. Esto permite entrever que Salduie comenzaba a destacar en importancia sobre otras ciudades del área y también la temprana influencia romana en la ciudad.
El bronce de Botorrita El Bronce de Botorrita I es el mayor de cuatro fragmentos de bronce con inscripciones en lengua celtibérica escrito en un alfabeto de tipo ibérico y cuyo contenido parece ser un documento contractual. Esta lengua está aún por descifrar, pero se ha podido transcribir alfabéticamente. Mucho de su contenido son nombres propios de persona. Por lo que Bronce de Botorrita I respecta a su cronología, puede fecharse entre el siglo II y el primer cuarto del siglo I a. C. El Bronce de Botorrita II es un texto en latín, el único traducido de los tres Bronces de Botorrita, que da noticia de un pleito del año 87 a. C. entre los habitantes de Salduie y Alaun (actual Alagón) Alagón) por una canalización canalización de aguas que querían querían realizar los primeros. primeros. Ambas partes aceptaron aceptaron el arbitraje arbitraje del senado de Contrebia Contrebia Belaisca (Botorrita, (Botorrita, Zaragoza), Zaragoza), que sentenció a favor de Salduie. Es la primera querella documentada en la Península Ibérica.[6]
Notas [1] Mostalac Carrillo, Antonio y María Pilar Biel Ibáñez, «Arqueología y Patrimonio
histórico-artístico (1992-2008)», (1992-2008)», en Guillermo Fatás (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»-Ayto. de Zaragoza, 2008 (4ª ed. revisada y ampliada), págs. 643-892. ISBN: 978-84-7820-948-4 978-84-7820-948-4.. [2] Miguel Beltrán Lloris y Guillermo Fatás Cabeza, Historia de Zaragoza, Zaragoza, vol. 1. Salduie, ciudad ibérica, Zaragoza, Ayto. de Zaragoza - Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1998, pág. 7. ISBN 84-8069-133-6. [3] Beltrán y Fatás, Historia de Zaragoza, Zaragoza, vol. 1. Salduie, ciudad ciudad ibérica, págs. 27-30. [4] Apud Beltrán Lloris, Miguel y Guillermo Fatás Cabeza, Historia de Zaragoza, Zaragoza, vol. 2. César Augusta, ciudad romana , Zaragoza, Ayto. de Zaragoza - Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1998, págs. 20-22. ISBN 84-8069-145-X.
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[5] Mostalac Carrillo, Antonio y María Pilar Biel Ibáñez, «Arqueología y Patrimonio
histórico-artístico (1992-2008)», (1992-2008)», en Guillermo Fatás (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»-Ayto. de Zaragoza, 2008 (4ª ed. revisada y ampliada), págs. 643-892. ISBN: 978-84-7820-948-4 978-84-7820-948-4.. Cfr. especialmente el capítulo «Salduie/Salduvia (siglo II a. C. a 15-14 a. C.)» con las novedades aparecidas y los datos actualizados hasta 2008, págs. 655-667. [6] Guillermo Fatás Cabeza, [http:// http://www.lacoctelera. www.lacoctelera.com/ com/myfiles/ myfiles/ yaestaellistoquetodolosabe/Elpleitom%C3%A1santiguodeEspa%C3%B1a. yaestaellistoquetodolosabe/ Elpleitom%C3%A1santiguodeEspa%C3%B1a.pdf pdf El El pleito más antiguo de España].
Fuentes • Beltrán Lloris, Miguel y Guillermo Fatás Cabeza, Historia de Zaragoza, Zaragoza, vol. 1. Salduie,
ciudad ibérica, Zaragoza, Ayto. de Zaragoza - Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1998, pág. 7. ISBN 84-8069-133-6. • — Historia de Zaragoza, Zaragoza, vol. 2. César Augusta, Augusta, ciudad romana romana, Zaragoza, Ayto. de Zaragoza - Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1998. ISBN 84-8069-145-X. • Lostal Pros, Joaquín y Arturo Ansón Navarro (2001). Historia de cuatro cuatro ciudades: Salduie, Caesaraugusta, Saraqusta, Zaragoza. Zaragoza: Ayuntamiento, Servicio de Cultura: Caja Inmaculada. ISBN 84-8069-225-1. • Mostalac Carrillo, Antonio y María Pilar Biel Ibáñez, «Arqueología y Patrimonio histórico-artístico (1992-2008)», (1992-2008)», en Guillermo Fatás (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»-Ayto. de Zaragoza, 2008 (4ª ed. revisada y ampliada), págs. 643-892. ISBN: 978-84-7820-948-4 978-84-7820-948-4.. Cfr. especialmente el capítulo «Salduie/Salduvia (siglo II a. C. a 15-14 a. C.)» con las novedades aparecidas y los datos actualizados hasta 2008, págs. 655-667.
Enlaces externos • [http:// http://www.dpz. www.dpz.es/ es/turismo/ turismo/monograficos/ monograficos/zaragoza-romana/ zaragoza-romana/zgzromana. zgzromana.pdf pdf
Zaragoza romana romana], Diputación Provincial de Zaragoza. • José Antonio Hernández Hernández Vera y Julio Núñez Marcén, Marcén, «La ordenación del espacio en la (http://dialnet.unirioja. dialnet.unirioja.es/ es/servlet/ servlet/ Zaragoza prerromana y romana» (http:// articulo?codigo=242311), Salduie: Estudios de prehistoria y arqueología, n.º 1, 2000,
págs. 181-202. ISSN 1576-6454. 242311.pdf Source: http:// http:// es.wikipedia. es.wikipedia.org/ org/w/ w/index. index.php?oldid=24290268 php?oldid=24290268 Contributors: Caligatus, Ecelan, Escarlati, Hispa, Kordas, Macarrones, Matdrodes, Willtron
Caesaraugusta
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Caesaraugusta Caesaraugusta o Caesar Augusta fue el nombre de la
ciudad romana de Zaragoza, fundada como colonia inmune de Roma en el año 14 a. C., [2] posiblemente el 23 de [3] diciembre, sobre la ciudad ibérica intensamente romanizada de → Salduie.[4] Su fundación tuvo lugar en el marco de la reorganización de las provincias de Hispania por César Augusto tras su victoria en las Guerras Cántabras. La nueva ciudad recibió el nombre de Colonia Caesar Augusta. Gozó del privilegio de ostentar el nombre completo de su fundador, quien encomendó su deductio, como otras muchas tareas del Imperio, a su general y allegado íntimo Marco Vipsanio Agripa.
Caesaraugusta sobre plano moderno de la ciudad
1.- Decumano (actuales calles Mayor, Espoz y Mina y Manifestación) 2.- Cardo (actual calle Don Jaime) 3.- Foro de Caesaraugusta 4.- Puerto fluvial 5.- Termas públicas 6.- Teatro [1] 7.- Muralla
En la fundación de la ciudad, participaron soldados veteranos de las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina, licenciados tras la dura campaña contra los cántabros, con la doble intención de garantizar la defensa del territorio a la l a vez que fijar en él la presencia de Roma. Zaragoza contaba con el estatus de Colonia Inmune, que le otorgaba determinados privilegios como el derecho a acuñar moneda o la exención del pago de impuestos. Los nuevos ciudadanos fueron adscritos a la tribu Aniense. En el proceso de reorganización de territorios Hispanos, se crean tres provincias, Tarraconensis, Baetica y Lvsitania, divididas en conventos jurídicos (distritos menores con funciones judiciales y administrativas); de ellos, el regido por Caesarugusta, el Convento Jurídico Caesaraugustano, era uno de los más extensos de los siete en los que se dividía la provincia Tarraconense. Caesaraugusta asumió desde un primer momento el papel de cabecera regional, sustituyendo a la colonia Victrix Ivlia Celsa (en la actual Velilla de Ebro). El periodo de mayor apogeo de la ciudad (siglos I y II) trajo consigo muchas de las grandes obras públicas, de las que aún hoy podemos ver algunas: el foro, el puerto fluvial (que convirtió a Caesarugusta en el principal redistribuidor de mercancías en el valle del Ebro), las termas públicas, el teatro o el primer puente de la ciudad, situado en el emplazamiento del actual puente de Piedra y Piedra y que probablemente era una obra de sillería o mixta de piedra y madera.
Caesaraugusta El agua también ha representado un importante papel en la Zaragoza romana, tanto por su situación a orillas del río Ebro y Ebro y junto a la desembocadura del Huerva y Huerva y el Gállego, como por sus complejos sistemas de abastecimiento y regadío. Junto a las ya mencionadas termas, se han documentado multitud de aljibes, fuentes, cloacas de desagüe y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento.
Augusto de Prima Porta en bronce junto con restos de muralla en la Puerta de Toledo de Zaragoza.
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La fundación como colonia mixta inmune Caesar Augusta fue fundada en el año 14 a. C. —si bien se han propuesto otras fechas para la fundación de la ciudad que abarcan una horquilla entre el año 25 y el 12 a. C.— como una colonia inmune donde soldados procedentes de las legiones que lucharon con César Augusto en Hispania entre el 29 y el 26 a. C. se integraron en la → Salduie ibérica, formando una nueva ciudad colonial romana de carácter mixto, como refleja Estrabón en su Geografía (III, 2, 15). La nueva colonia inmune ocupó una superficie de 44 hectáreas, delimitando una superficie de más de 900 x 500 m en torno a dos ejes axiales de comunicación: el decúmano máximo (actuales calles Mayor y Espoz y Mina) y el cardo, que coincidía aproximadamente en su trazado con la calle de Jaime I, aunque la confluencia Busto de Druso el Menor procedente con el decúmano en el límite sur —situado en el actual de Caesaraugusta (primer cuarto del Coso Alto y Alto y que podría encontrarse en cualquier punto siglo I d. C.) desde el Teatro Principal hasta la Puerta Cinegia— es inseguro, pues el trazado de la citada calle en su mitad sur data de una reforma del siglo XVIII. La urbe contaba con cuatro entradas principales, cuyo emplazamiento se conservó hasta el siglo XV, a ambos extremos del cardo y el decúmano: • Puerta de Toledo. Estaba situada al extremo oeste del decúmano, entre las actuales
murallas[1] de San Juan de los Panetes y Panetes y el Mercado Central. Central. En su emplazamiento romano se mantuvo una puerta flanqueada por dos torreones almenados —cuyos arranques probablemente eran cubos de muralla romana — hasta 1848 en que se derribó. Aún perduran sus cimientos, cimientos, descubiertos en el último cuarto cuarto del siglo XX. Un monumento de Martín Trenor y Trenor y la estuatua de Augusto de Prima Porta en bronce, regalada por Mussolini en 1940, sobre un pedestal de piedra negra de Calatorao, conmemoran desde 1989 el lugar donde se encontraba. • Puerta de Valencia. Extremo este del decúmano, a la mitad mi tad del actual Coso Bajo. Se
encontró una inscripción a la «Porta romana» en un sillar, que señalaba su situación. • Puerta Norte, o Puerta del Ángel, situada en el extremo norte del cardo, y que abocaba al Puente de Piedra. Se conservó hasta los → Sitios de Zaragoza, a comienzos del siglo
XIX, y se puede apreciar en su pleno uso en 1647 en la Vista de Zaragoza de Juan Bautista Martínez del Mazo. • Puerta Cinegia. Extremo sur del cardo. Su nombre proviene del barrio árabe de Sinhaya, y su localización es insegura, pues pudo estar en algún punto situado entre el Teatro Principal y Principal y la Plaza España de de Zaragoza.
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Caesaraugusta La ciudad de Caesaraugusta se constituyó así como la urbe más influyente del valle medio del Ebro, y sus acuñaciones monetarias se difundieron por toda la Tarraconense interior, llegando a predominar incluso en la actual provincia de Soria. Todo el diseño de la colonia fue minuciosamente planificado antes de su ejecución. Se dotó pronto a la ciudad de un puente (probablemente de piedra), foro, acueductos y sistema de alcantarillado mediante cloacas de desagüe. Sin embargo, Triclinium de la casa romana de la calle Añón, de los estudios más recientes, sostienen la época Claudia (mediados del siglo I d. C.) hipótesis de que estas infraestructuras (puente, puerto fluvial, foro, mercado) preexistieron a la fundación romana, aunque en muchos casos fueron reformados y ampliados (como sucedió con el foro) en época de Tiberio. El puente, el puerto y las termas pudieron formar parte de las dotaciones de la muy romanizada → Salduie de los años 50-14 a. C. Debido a ello la actividad constructiva entre los años 14 a. C. y 14 d. C. fue limitada si se consideran las ingentes obras urbanísticas emprendidas a partir del gobierno de Tiberio, con la edificación del teatro o la remodelación del foro, entre otras actuaciones. Hasta finales del siglo XX, se consideraba que los límites de la ciudad del siglo I estaban establecidos por los restos de murallas conservados. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI toma fuerza una evolución distinta de la ciudad romana de Caesaraugusta. Por los restos de los siglos I y II encontrados fuera del perímetro de las murallas conservadas (plaza de la Magdalena, calles Antonio Agustín, Rebolería, Añón o Teniente Coronel Valenzuela por citar algunos ejemplos) la extensión inicial de la urbe ocuparía por el este el actual barrio de la Magdalena y Magdalena y Tenerías hasta el curso del Huerva, y por el sur una franja de terreno que llegaría hasta las calles Cinco de Marzo y San Miguel, paralelas al Coso Alto. Uno de los argumentos esgrimidos es que en la segunda mitad del siglo II se observan abandonos de casas situadas en esta zona, lo que ha hecho pensar en la contrucción en este momento de la muralla en el sur y en el este, que originaría el traslado hacia de la población de esta zona hacia el interior de estas murallas. Una hipótesis probable es que el límite occidental y norte hubiera permanecido estable desde la fundación de la ciudad, incluso contando con una muralla de opus caementicium que protegía la zona más desguarnecida de la ciudad, mientras que en el este la muralla fuera innecesaria en sus primeros tiempos gracias a la natural protección del curso del Huerva, que marcaría el límite oriental. En el siglo III, en todo caso, definitivamente se construye o reconstruye ya el perímetro descrito arriba con una muralla de sillares, de la que se conservan abundantes restos.
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Muralla Durante mucho tiempo se había dado como segura la existencia de una muralla a comienzos de la colonia y la reedificación de esta en el siglo III. Sin embargo, abundantes restos arqueológicos hacen que desde comienzos del siglo XXI se ponga en duda que Caesaraugusta tuviera una muralla que rodeara el perímetro completo de la ciudad hasta el siglo III al menos, no en la apariencia con que se muestran los restos de lienzo conservados en la actualidad, especialmente en el lado oriental, donde la ciudad contaba con la protección del río Huerva.
Tramo noroeste de la muralla romana de Caesaraugusta (siglo III).
El hallazgo en el año 2000 de la Casa de la calle Añón y su ubicación en la zona este de la urbe, extramuros de lo que se suponía el área incluida dentro de las murallas de Caesaraugusta, junto con otros restos arqueológicos encontrados, han hecho suponer que la superficie urbanizada se extendió en sus inicios más allá de lo que fue la ciudad romana amurallada del siglo III e incluso se ha postulado (según investigaciones de 2003), [1] que la colonia romana de Caesaraugusta pudo carecer en un principio de murallas, particularmente, de las situadas a oriente.
Puente La existencia de un puente sobre el río Ebro situado en la ubicación del actual Puente de Piedra (probablemente ya existente en época de → Salduie) está documentada a partir del hallazgo de tuberías de plomo que soportaba el puente y que traían agua potable desde el cercano río Gállego hasta la ciudad. Es más difícil dilucidar si ya en época romana el puente estuvo edificado en piedra sillar, aunque el prestigio de la capital del convento jurídico cesaraugustano y la requerida solidez que derivaba de su función de acueducto de pesadas tuberías induce a pensar que fuera un puente de piedra.
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Foro augústeo El foro de la etapa augustea o → saluitana (situado en la actual plaza de la Seo y el museo del puerto fluvial) tenían un carácter mercantil vinculado al transporte de mercancías desde y hacia Tortosa a través del Ebro, y muy posiblemente estuvo en funcionamiento antes de la fundación colonial romana. Adosado al este del cardo, consistía en una plaza cuadrangular abierta hacia el río limitada solo en sus lados largos, que alojaban sendos cuerpos de locales comerciales (siete tabernáculos conservados en el lado este), erigidos sobre zócalos de opus vittatum y pintura del III estilo inicial. Un sencillo pórtico cubierto cerraba el foro en el lado sur.
Equipamientos hidráulicos La colonia romana de Caesaragusta disponía de toda una red de alcantarillado, con cloacas y tuberías y abastecimiento de agua potable garantizado a través de acueductos que recogían el agua en grandes cisternas colectoras, y cuyos restos arqueológicos se han ido excavando fundamentalmente desde la última década del siglo XX. Además, en el barrio de las Tenerías, existía un drenaje para las inundaciones periódicas de las crecidas del Ebro consistente en un campo de ánforas agrupadas y colocadas invertidas.
Estatua de varón (segunda mitad del siglo I d. C.) de época de Nerón o Domiciano, a quien podría representar [5] de joven, hallada en el Foro romano de Caesaraugusta.
Bajo el foro, y perpendicular al Ebro, se diseñó una cloaca de desagüe de grandes dimensiones: 2,82 m de altura y 2 m de anchura. Fue construida en opus caementicium con revestimiento de opus incertum. Otros sistemas de desagüe de la ciudad tenían notables dimensiones, sin llegar a las de la cloaca mayor. Así, hay un tramo en la calle Espoz y Mina trabajado en opus vittatum de 1,2 m de alto por 0,6 de ancho. Las proporciones de las cloacas de Cesaraugusta son similares a otras grandes ciudades romanas, y comparables, por ejemplo, a las de Emerita Augusta.
Administración altoimperial Desde el momento de la fundación de la ciudad, Caesar Augusta fue regida por dos grupos formados a partir de los ciudadanos romanos preeminentes: el ordo decuriornum o curia (el senado local) y el ordo Caesaragustanum Caesaragustanum (un conjunto de magistrados), que integraban un ordo u orden de ciudadanos del mayor rango, inicialmente surgidos de entre los oficiales y veteranos de las legiones y designados designados por los mandos mandos para establecer establecer la primera curia. curia. A la cabeza del gobierno de la ciudad se situaban cada año dos duunviros (equivalentes de los cónsules romanos en el ámbito local), cuyo nombre aparecía en las acuñaciones monetarias. Excepcionalmente, podía sustituirles un prefecto con atribuciones directamente emanadas de Roma.
Caesaraugusta Con los duunviros colaboraba una pareja de ediles, encargados del buen funcionamiento de las industrias, obras públicas y silos de abastecimiento de cereal (horrea), y un cuestor que se ocupaba de la administración. Los primeros duunviros de César Augusta fueron Quinto Lutacio, Marco Fabio, Cayo Alsano, Tito Cervio, Lucio Casio y Cayo Valerio Fenestela, cuyos nombres remiten a familias itálicas. Demarcaciones jurídicas en Hispania. Solo se conoce el nombre de un edil, Marco Julio Antoniano, documentado en las inscripciones de las tuberías de plomo que, con funciones de acueducto, se integraron en el puente sobre el Ebro. Caesaraugusta era la capital de una de las siete demarcaciones judiciales ( conventus iuridicus) en que se dividía la provincia de Tarraco. El conventus caesaraugustanus caesaraugustanus era uno de los más extensos e incluía al norte Pamplona e Irún, al oeste Calahorra, al sur Alcalá de Henares y Henares y al este Lérida. De este modo, Caesaraugusta fue un centro en que se debían resolver los asuntos legales en segunda instancia, siempre que no pudieran ser solventados en la jurisdicción municipal. Además, gozaba de capitalidad religiosa, con culto propio, pues disponía de un Genius conventus caesaraugustani caesaraugustani con sacerdocio particular y recepción de homenajes y ofrendas sagradas de todas las ciudades de la demarcación administrativa. Según Fatás y Beltrán (1998), los restos de Basílica encontrados en el Palacio de los Pardo, en la confluencia entre el cardo y el decúmano, constituirían el foro solemne y religioso; mientras que el foro excavado bajo la plaza de La Seo, serviría de foro comercial y administrativo de la ciudad.
Siglo I d.C. Durante esta época, la nueva colonia inmune experimenta un importante crecimiento económico, a juzgar por el volumen de moneda acuñada y la envergadura de las obras públicas ejecutadas, que, a buen ritmo, acabaron dando una fisonomía de gran urbe a la ciudad cesaraugústea. cesaraugústea. Toda la ribera del Ebro fue aterrazada en esta época para evitar inundaciones hasta una cota igual a la que llega actualmente la plaza del Pilar. La envergadura de estos trabajos solventaron para el futuro el riesgo de crecidas del Ebro, y de ello se benefició Zaragoza hasta nuestros días. Se practicaron, asimismo, abundantes desmontes en los alrededores de la urbe, para acondicionar terrenos agrícolas que abastecieran a la colonia.
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Foro de Tiberio La obra más destacada en época de Tiberio (14 d. C.- 37) fue la remodelación del foro, que fue ampliado mediante el diseño de un gran rectángulo de más de 50 metros en el lado occidental, donde se alojaban tiendas construidas con aparejo de sillería y provistas de sótano. Todo su perímetro alojaba un doble pórtico interior que quizá se cerraba al sur con un gran templo imperial con peristilo de doble columnata, si bien la configuración del lado sur y presencia del templo es aún conjetural. Estaba pavimentado con losas de piedra caliza y construido con varias técnicas de aparejo: opus vittatum, opus africanum y opus caementicium u hormigón romano. El foro de Tiberio albergó, además del templo, otros edificios y monumentos de carácter representativo representativo e Restos de la escalinata de acceso del institucional. En él se han rastreado las huellas del puerto fluvial al foro comercial. edificio de la curia y pedestales de soporte de un programa iconográfico escultórico dedicado a Augusto, a su familia y a sus sucesores. Cerca de la cloaca máxima que discurre bajo el foro se halló una estatua de un muchacho de época de Nerón o Domiciano, a quien podría representar.[5] Por otro lado, destaca una zona de almacenamiento de cereal al norte del foro a la que se accedía desde el puerto fluvial por medio de una escalera de obra monumental con una puerta de triple paso. Los restos de dicha escalinata se pueden contemplar en el Museo del Puerto Fluvial de Caesaragusta. Caesaragusta. Por fin, en las excavaciones del Palacio de los Pardo, sede actual del Museo Camón Aznar, se encontraron a fines del siglo XX restos de un muro que formaría parte de un templo o basílica y basílica y quizá fuera el edificio más relevante de un complejo forense de carácter carácter religioso, y no comercial como sería el de la Plaza de las Catedrales, centro del culto ciudadano que coincidiría con la intersección del cardo y decúmano máximo, según otra teoría del emplazamiento del cardo, que podría arrancar de este foro y no necesitar el retranqueo que le llevara a la puerta Cinegia desde la calle de don Jaime I (también llamada San Gil), según hipótesis y planimetría planteada por María Pilar Pi lar Galve en 2004.[6]
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Teatro A este periodo pertenece también la obra mayor del teatro, cuya edificación comenzó al final del gobierno de Tiberio y Tiberio y se concluyó ya en época de Claudio hacia el 50 d. C. Ocupó un solar que había sido destinado a esta infraestructura teatral desde la planificación colonial del periodo de César Augusto.
Teatro de Caesaraugusta.
Estuvo inspirado en el modelo del Teatro Marcelo de Roma. Se utilizó en su construcción una estructura de hormigón (opus caementicium) para elevar el graderío que, en su fachada exterior de tres pisos y veintidós metros de altura, fue recubierto con losas de mármol o sillares de opus quadratum ofreciendo una decoración monumental. Poseía, sin embargo, un singular acceso independiente desde la puerta central de la fachada hasta la orchestra de trazado perpendicular a las tablas o scena y que recorría como un eje el teatro para uso de las autoridades, que accedían así directamente a los escaños reservados a ellos en el semicírculo orquestal. Este exclusivo acceso se puede observar también en los teatros de Turín o Minturno —si bien es único entre los de la Hispania romana— y puede deberse a la variedad de espectáculos, no solo dramáticos, sino acaso también de gladiadores, que se celebrarían en él. Se trata de uno de los más grandes teatros de Hispania, con sus 7.000 metros cuadrados de superficie (106 m de diámetro) y capacidad para albergar aproximadamente 6.000 espectadores.
Otras obras públicas: templos y termas Solo pueden documentarse a través de las monedas emitidas en Zaragoza. En un dupondio del año 28 está representado un templo de tipo hexástilo al que se accedía a través de tres gradas, con columnas de tipo ático y un sencillo frontón decorado geométricamente con triángulos inscritos que estaba dedicado a la pietas augusti. Más tarde, en un as del año 33 aparece otro templo tetrástilo de columnas corintias con acanaladuras. acanaladuras. En la etapa final Julio-Claudia, que abarca los gobiernos de Calígula, Claudio y Nerón se realizaron también
Moneda acuñada en Caesaraugusta bajo el gobierno del emperador Calígula. En el anverso figura un retrato conmemorativo del general Agripa; el reverso representa el ritual fundacional de la colonia. La inscripción C·CA alude a la ceca de Caesaraugusta, y la leyenda SCIPIONE·ET·MONTANO (Escipión y Montano) da cuenta de los dos duunviros que gobernaban como cónsules locales el 38/39 d. C.
Caesaraugusta numerosas obras públicas, que acabaron dando la fisonomía definitiva a la ciudad en su etapa antigua clásica. Fundamentalmente se colmataron solares aún vacíos, edificando espacios ajardinados y otras infraestructuras de importancia, como las termas públicas aparecidas en la calle San Juan y San Pedro, que actualmente actualmente han sido convertidas en espacio museístico. De estas termas públicas se conserva en buen estado una piscina para nadar o natatio rodeada de columnas siguiendo ejemplos de representación romanos. Se trataría de unas instalaciones de baños dispuestas en eje consecutivo, siguiendo la secuencia natatio, frigidaria, tepidaria y caldaria. Se decoraron interiormente con losas de mármol suelos y muros, a los que se añadió ornamentación floral de tradición julio-claudia. Hubo más termas públicas, y numerosas privadas en las viviendas particulares. Entre las primeras destacan las halladas en la plaza de las catedrales, de época de Nerón o Vespasiano.
Cerámica En cuanto a la cultura material, se observa en la segunda mitad del siglo I d. C. una mayor presencia de producciones cerámicas hispánicas, que fueron encontradas en las diversas viviendas excavadas en Zaragoza. Asimismo, se documenta la aparición de cerámica del norte de África y, en la vidriada, sigue la colonia nutriéndose de centros productores del norte de la península itálica. Es muy significativa la presencia por vez primera de ajuar cerámico de uso cotidiano procedente de talleres de alfarería zaragozanos, situados en la calle Predicadores, desde mediados del primer siglo después de Jesucristo.
Postrimerías del siglo I d.C. Con la dinastía Flavia se potencian las vías de comunicación con el entorno de Caesaraugusta, como testimonia un miliario situado en la calzada hacia Bílbilis. Se habitan nuevos solares en la ciudad, como el de la calle Torrenueva n.º 6. Se han encontrado, además, restos de muros de cantos rodados fuera del perímetro considerado urbanizado tradicionalmente en la calle Palomeque n.º 6, de una casa de la calle Heroísmo, junto a la que se encuentran restos de un vial urbano, y de un ninfeo en la calle del doctor Palomar n.º 4 provisto de estanque, una fuente y pinturas murales. También se emprendieron importantes reformas en el teatro.
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Siglo II d.C. Sigue siendo un periodo de economía emergente, como puede atestiguar la finalización de la calzada que llevaba a la capital de la Lusitania, Emerita Augusta. La época de los Antoninos está caracterizada por la expansión hacia los espacios rurales de las actividades económicas de la ciudad, lo que causa un importante crecimiento de villas agrarias. Ejemplo de ello es la encontrada entre las calles Alfonso V y Rebolería. Se centralizaba en torno a un impluvium porticado dotado de una estatua central de un Fauno ebrio recostado sobre un odre del que mana líquido, que tiene un paralelo en las estatuas de ninfas yacentes de la villa de Virunum. El solar estuvo edificado desde el siglo I, lo cual da otra prueba de que la ciudad, antes del siglo III, se extendía hasta la orilla del Huerva. Numerosos ejemplos de domus (o casas unifamiliares) de ciudadanos acaudalados de la ciudad disponían de termas privadas, aunque también han aparecido otros establecimientos termales de carácter público, como los de la plaza Pintura mural representando a una musa de época de Adriano (117-138), encontrada de Santa Marta, que conservaron restos de pinturas en la calle San Agustín 5-7. de guirnaldas y flores. Sin embargo, las prospecciones arqueológicas no han documentado hasta ahora la presencia de insulae, o bloques de viviendas. Caesaraugusta es ya una urbe dotada de un perímetro agrícola o agro de gran importancia, regado por los cuatro ríos que confluyen en sus cercanías (Jalón, Huerva, Gállego y Ebro); de necrópolis situadas en los márgenes de las calzadas de acceso a la ciudad y de un conjunto de talleres industriales entre los que destacan los alfares. Hacia finales del siglo II aparecen mosaicos polícromos y decorativos, como el de la gran domus de San Juan de los Panetes dedicada a Orfeo (quizá del siglo III). Otros mosaicos de gran belleza son el de Eros y Pan, el de Eros y Psique y el del Triunfo de Baco (también datado a comienzos del s. XXI en el siglo III),[7] hallado entre las calles del Coso Alto y Alfonso I. También a finales del siglo XX se encontraron la calle San Agustín 5-7 restos de una domus provista de pinturas murales polícromas que incluían representaciones de las musas. Se trata de un estilo datado en época de Adriano (117-138) novedoso en Caesaraugusta y caracterizado por una gama de tonos cálidos y por la representación figurativa. Aumenta el tamaño de la ornamentación pictórica de los muros de las viviendas. Al lado de estas complejas decoraciones, siguen apareciendo modelos más sencillos, que decoran las paredes mediante imitaciones de mármol, y que perdurarán hasta el siglo IV.
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Siglo III d.C. Si bien la primera mitad del siglo III de nuestra era es bastante desconocido en lo que concierne a Cesaraugusta, es este un periodo de cambios significativos en la ciudad. Se reedifican o construyen en este siglo las murallas que se conservan, puesto que es un periodo inestable, lo que corrobora que la misma ciudad de Roma hubiera de amurallarse en este siglo en que se siente amenazada. Los restos de muralla que se pueden contemplar hoy a la vista son un tramo de unos ochenta metros entre el Mercado Central y la iglesia i glesia de San Juan de los Panetes y Panetes y el lienzo inferior de otro tramo de dos cubos en el ángulo noreste (paseo de Echegaray y Caballero). En el siglo III el teatro de Caesaraugusta se modifica de nuevo, lo que puede indicar una nueva función para el espacio de este edificio, donde quizá ya no sea preeminente el espectáculo teatral en sí mismo, en favor de la celebración de otros tipos de entretenimiento. Por otra parte, el siglo III ve proliferar las grandes casas representativas de los ciudadanos de mayor prestigio de la ciudad. Se encuentran en ellas pavimentos de mosaicos policromados de grandes proporciones, como Mosaico de Orfeo. Siglos II-III d. C. el de la Casa de Orfeo, domus de grandes proporciones cuyo salón tenía 47 m 2 de superficie; o el del Triunfo de Baco que apareció junto a un importante grupo escultórico: el Grupo Ena (dos ninfas interpretando música, que reflejan un gusto exquisito, un delicado cincelado y un gusto filohelenístico introducido en el Imperio bajo los Antoninos), conservado en el museo Marés de Barcelona; anteriores dataciones, sin embargo, atribuyeron estos mosaicos y esculturas al siglo II. También proliferan las villas agrarias en el proceso de ruralización que experimenta la cultura romana en su periodo final, y las grandes diferencias que comienzan a aparecer entre ciudadanos honestiores (o pudientes) y humiliores (de condición social humilde). La calzada occidental o de la puerta de Toledo, había ido generando en sus márgenes un barrio de talleres alfareros, puesto que las industrias de la ciudad debían asentarse fuera del recinto urbano al ser generadoras de contaminación y desechos. Las necrópolis de la ciudad se habían ido situando extramuros, a los lados de los grandes viales de acceso y salida de la ciudad. En el siglo III están documentadas ya al menos tres necrópolis importantes, una en cada vía correspondiente a las salidas este o de Toledo (barrio de San Pablo, calles de San Blas y Dosset), oeste (necrópolis de Las Fuentes, calle de Nuestra Señora del Pueyo) y norte (junto al Ebro, Paseo de Echegaray y Caballero). A mediados del siglo IV surgirá, IV surgirá, en torno a un espacio de culto en la capilla de las Santas Masas, un cementerio cristiano, religión cuya presencia en Zaragoza data de mediado el siglo III, como testimonia una misiva del obispo Cipriano, cabeza de la Iglesia cristiana en Cartago.
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Antigüedad tardía (284 -408 -408 d.C.) Tras llegar al poder, Diocleciano (284-305) reformó el Estado y el sistema político romano, que había sufrido una prolongada crisis que amenazaba la unidad del Imperio desde tiempos de Marco Aurelio (161-180), facilitando las incursiones bárbaras. Diocleciano repartió las responsabilidades de gobierno entre los tetrarcas, de los que correspondían a Occidente Maximiano y Constancio, quedando Hispania, África e Italia, y con ellas Caesaraugusta, en manos de Maximiano. La ciudad quedó a partir de ese momento al margen de las maniobras de Diocleciano para recuperar el poder y, a su muerte, el gobierno de Hispania pasó a los siguientes emperadores. [8] A falta de información directa, es de suponer que la ciudad seguía estando desmilitarizada, recayendo la defensa de las murallas en caso de ataque en la milicia local y sobre todo en la collegia iuvenum, un cuerpo formado por los hijos de las clases altas. Los campesinos cercanos a la ciudad se refugiaban dentro de las murallas; aquellos más alejados debían confiar su defensa en pequeñas tropas acantonadas en torres de vigilancia distribuidas de forma regular en las vías. Grandes terratenientes podían disponer de su propio ejército privado, formado por esclavos y siervos.[9] Dentro de las reformas administrativas iniciadas por Diocleciano, la Hispania Citerior fue divida en tres: Gallaecia, Tarraconense y Cartaginense, con todas praeses perfectissimus, parte de la Diocesis Hispaniarum, con capital en Mérida. Caesaraugusta continuó perteneciendo a la provincia Tarraconense, gobernada por un praeses con sede en Tarragona, desapareciendo el antiguo [10] convento cesaraugustano. cesaraugustano. Hispania tras las reformas administrativas de Diocleciano. Habitualmente, el siglo IV es analizado desde el punto de vista de la decadencia del Imperio: la presión fiscal sobre los curiales, la huida de la aristocracia fundiaria a sus fincas rurales y la crisis económica habrían provocado la decadencia o la ruina de las ciudades tardorromanas. [11] En el caso de Caesaraugusta, la arqueología ha sacado a la luz la decadencia del conjunto termal de San Juan y San Pedro a mediados del siglo IV. Las termas sufrieron un expolio de materiales nobles y un abandono tan radical que se encontraron los restos de un adolescente en el suelo del frigidarium. Otros signos de las dificultades de mediados del siglo IV son el abandono de una domus en la calle Torrenueva 6, que mostraba huellas de fuego en el mosaico, indicando un mal uso de la vivienda, la destrucción de las termas domésticas de la cale Ossaú y el abandono definitivo del teatro, a lo que no debió ser ajena la extensión del cristianismo, que no veía con buenos ojos este espectáculo pagano.[12]
Sin embargo, la decadencia no parece haber sido importante en el caso de Zaragoza. [11] La arqueología muestra la existencia de grandes casas lujosas, una importación de productos exclusivos de Roma y el sur de Francia y Francia y un activo comercio con el norte de África.[12] La
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Caesaraugusta principal fuente del siglo IV, Paulino de Nola, cuya esposa Therasia tenía posesiones en Zaragoza, Tarragona y Barcelona, cuenta que él mismo habita en Caesaraugusta, Caesaraugusta, entre otras localidades, y alaba su extenso territorio y sus murallas. En el año 379 se celebró un concilio en la ciudad, que indica que había capacidad para recibir a los obispos y sus séquitos. De hecho, hacia finales del siglo IV, Zaragoza y Barcelona comenzaron a incrementar su importancia frente a Tarragona. Se tienen noticias de unos juegos circenses en Caesaraugusta en el año 504, señal de que los curiales todavía seguían cumpliendo sus funciones en esa fecha tan tardía.[11]
Administración bajoimperial Tomando como modelo la ciudad norteafricana de Timgad, se puede reconstruir aproximadamente el gobierno local: curia o senado, magistrados y populus. Existirían aproximadamente un centenar de curiales, de los que una minoría eran honorati exentos de munera, cargas impositivas, clasificados en orden descendente en clarissimi, de rango senatorial, los perfectissimi, desde el año 326 distintos de los equites, y los sacerdotales, antiguos sacerdotes. Por debajo se encuentran los decuriones, también pertenecientes a la curia, Mosaico de Eros y Pan, Caesaraugusta, siglos II-III d. C. aristócratas hereditarios locales a partir del siglo III; los hijos de un decurión accedían al ordo al emanciparse a los 25 años, pero se les exigía un censo fundiario para garantizar el cumplimiento de las cargas financieras. Los magistrados y decuriones inicialmente realizaban sus servicios a la ciudad de forma voluntaria, como contraprestación al poder y prestigio del cargo; pero desde tiempos severianos este ejercicio voluntario fue codificándose en forma de munera obligatorios. Entre los servicios prestados a la ciudad, a parte del pago de la summa honoraria al asumir el cargo, los oficiales debían organizar juegos, mantener los baños públicos, supervisar la traída y evacuación del agua, representar oficialmente la ciudad, controlar y supervisar la conservación y construcción de rutas, puentes, acueductos, edificios públicos y murallas y vigilar los precios del marcado, marcado, entre otras otras actividades.[13] El jefe de los magistrados era el curator ciuitatis que se elegía por un año entre los curiales o a partir de 363 por el consejo ciudadano con los demás magistrados. Las funciones del curator eran vigilar la gestión financiera, el registro de los acta , la ejecución de trabajos públicos, el aprovisionamiento, el control de precios, encargado de la policía y la instrucción de algunos asuntos menores; los duouiri, los demás magistrados, ediles y cuestores, le estaban subordinados.
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El territorium o territorio rural que dependía administrativamente de Caesaraugusta es desconocido. En él se encontraban los terrenos de los curiales, las villas rústicas, los vici o aldeas dependientes, los pagi o lugares menores y las tierras comunales. El arrendamiento y explotación de estas últimas iban a las arcas municipales hasta el cambio de legislación, que transfirió dos tercios de la propiedad al tesoro imperial. La extensión puede suponerse considerable, si se tiene en cuenta que no hay ciudades cercanas de importancia y la aglomeración de villas rusticas en los alrededores de la ciudad.[14]
La llegada del cristianismo Dieciocho mártires guarda nuestro pueblo en un solo sepulcro; a la ciudad que ha cabido tamaña gloria la llamamos Zaragoza. Prudencio, Peristephanon, traducción de J. Guillén[15] La primera noticia del cristianismo en Caesaraugusta aparece en una carta de Cipriano, obispo de Cartago, fechada en el año 254, en la que menciona a Félix de Caesaraugusta, fidei cultor ac defensor veritatis veritatis.[15] Pero fue Prudencio quien dejó el testimonio más extenso en su carmen Peristephanon de principios del siglo V. En él habla de los Innumerables Innumerables Mártires, en realidad 18 —Optato, Luperco, Suceso, Marcial, Urbano, Quintiliano, Quintiliano, Julia, Publio, Frontón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemo y cuatro Saturninos—, además de Engracia, Valero y Valero y Vicente y Vicente y Cayo y Clemente, estos últimos confesores que no fueron muertos. Los primeros, los mártires de Zaragoza, y Engracia parece que murieron en la persecución de Valeriano (200-260) de 257 y 258, aunque el dato no es seguro. Valero, obispo de Zaragoza, y Vicente, su diácono, fueron deportados hacia los años 303 a 305 a Valencia por Maximiano (250-310), donde fueron torturados, muriendo Vicente. Valero, que todavía asistió al concilio de Iliberis hacia el 306, [15] pertenecía a la domus infulata de los Valerios, una dinastía de obispos ceasaraugustanos llamados Valero/Valerio, lo que demuestra que Zaragoza ya era sede episcopal desde mediados del siglo III.[16] Existen indicios de que santa Engracia y los mártires habrían sido enterrados en un pequeño edificio dedicado a su culto, un Martyrium, al que podría pertenecer un mosaico del siglo IV con simbología cristiana conservado en el Museo de Zaragoza.[17] En el año 311 Galerio (260 –311) publicó el edicto que legaliza oficialmente a la iglesia cristiana y a partir del 313, el cristianismo obtuvo una posición de privilegio frente a la religión [18] tradicional. Esto permitió la realización de una serie de concilios, como el ya mencionado de Iliberis, en los que la iglesia depuró y eliminó una serie de herejías. Al concilio de Arles fueron
Sarcófago llamado de la receptio animae o de la Asunción (ha. 330-350 d.C.), procedente de una necrópolis cristiana cerca de la iglesia basílica de Santa Engracia, donde se encuentran en la actualidad. La iconografía muestra diversas escenas, entre las que se puede destacar la curación de la hemorroísa y hemorroísa y Cristo, la receptio animae, la curación del ciego, las bodas de Caná.
Caesaraugusta enviados en el año 314 Rufino y Clemencio. En 343, Casto, obispo de Zaragoza, fue convocado a Serdica (actual Sofía, Bulgaria) para combatir el arrianismo. También se realizaron concilios en Zaragoza, siendo el primero en 380 dedicado a la lucha contra el priscilianismo.[17] De entre el año 330 y 350 d.C. se han conservado dos sarcófagos paleocristianos, que se conservan en la iglesia basílica de Santa Engracia. Posiblemente provengan de una necrópolis que se encontraba en el área de Santa Engracia y la plaza de los Sitios relacionada con el Martyrium mencionado anteriormente.[17] Ambos son de mármol esculpido en Roma y traídos en barco, lo que indica la existencia de cristianos con suficientes recursos. El primero, llamado de la Asunción o de la receptio animae, muestra diversas escenas bíblicas, como la creación de Adán y Eva, la curación de la hemorroísa, la orante entre dos apóstoles, la receptio animae, la curación del ciego, las bodas de Caná y Caná y el [19] Pecado Original. El segundo sarcófago, llamado habitualmente de la trilogía Petrina, muestra el milagro de la fuente, el arresto de Pedro, la escena del gallo, la curación del ciego, la conversión de agua en vino, la multiplicación de los panes y los peces y la resurrección de Lázaro.[15] Además de la ya mencionada basílica-iglesia de Santa Engracia, que se encontraba en el mismo lugar que el edificio actual, es posible que hubiese otras dos basílicas iglesias en la ciudad. La primera, la de Santa María, en el lugar en el que se encuentra actualmente la Basílica del Pilar; la segunda, la de San Millán, en los terrenos del antiguo teatro romano.[20] También se ha especulado sobre la existencia de una tercera basílica-iglesia en la necrópolis occidental, identificándola con la de San Félix. [21] Es de señalar que se han encontrado los restos del templo del foro debajo de la catedral de la Seo, [22] lo que indica una continuidad del culto desde época romana, pasando por la mezquita mayor de Saraqusta y por la catedral cristiana moderna, aunque no se han encontrado pruebas arqueológicas de la existencia de un templo cristiano romano o visgótico en el lugar.[17] En 380 Teodosio (346 –395), con el edicto de Tesalónica, nombraba el cristianismo religión oficial y única del Imperio.[23]
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La caída del Imperio (408 -472 - 472 d.C.) A la crisis interna del Imperio se unió que en el invierno del 405-406 d.C. se heló el Rin y los pueblos germánicos cruzaron el río a pie: los suevos, vándalos y alanos se lanzaron a la conquista y el saqueo de las tierras de Galia. En otoño de 409 entraban en Hispania.[24] La invasión germana coincidió con el levantamiento de Constantino en 407, a la sazón comandante de Britania, contra el emperador de Occidente, Flavio Honorio. Constantino estableció su capital en Arlés, en la Galia, enviando a su hijo, César Constante, y a su general Geroncio a conquistar la Lusitania, Mosaico de la villa rústica de Estada (siglo V d. C.) todavía fiel a Honorio, hijo de Teodosio I, emperador natural de Cauca. A su vuelta, Constante pasó por Caesaraugusta, Caesaraugusta, dejando allí a su esposa, a Geroncio y a la mayoría de su ejército. Geroncio decidió sublevarse contra Constantino y Constante, pactando con alanos, suevos y vándalos la repartición de la Península y lanzándose a la persecución de Constante, al que alcanzó y mató. El hecho indica que la cuidad tenía la suficiente importancia tanto para ser considerada segura por Constante, como con los recursos necesarios para ser base de un levantamiento por Geroncio. Honorio reaccionó en 411, derrotando tanto a Constantino como a Geroncio, pero sólo consiguió reconquistar la Taraconense, quedando el resto de Hispania en manos de las tribus germánicas.[24] La arqueología muestra que durante el siglo V se abandonaron los lugares públicos de la ciudad. El foro fue abandonado y los sillares del teatro fueron reutilizados en la construcción de viviendas. Estas viviendas a menudo se construyeron precisamente en esos espacios públicos abandonados, lo que se puede explicar como un intento de acomodar dentro de la muralla a las poblaciones rurales que huían de la inestabilidad reinante.[25] Caesaragusta se libró de los ataques de los bagaudas que hubo entre los años 441 y 454 gracias a sus poderosas murallas. El problema fue tan importante que Turiaso fue asaltada, pillada y masacrada, muriendo incluso el obispo León. Para solucionar el problema, Teodorico II, rey de los visigodos, todavía bajo obediencia romana, envió a su hermano Frederic al mando de un ejército.[24] La Crónica Caesaraugustana recoge la ultima visita de un emperador romano en 460. El emperador Mayoriano (457-461) recaló en Caesaragusta de camino al norte de África, que había caído en manos de los vándalos asdingos. El hecho resulta curioso si se tiene en cuenta que el camino lógico para ir a Cartagena hubiese sido por la costa, pero quizás la importancia militar de la ciudad le hizo desviarse.[26] En 472 la ciudad fue definitivamente conquistada por un ejército visigodo liderado por el conde Gauteric, en nombre del rey Eurico. Sólo cuatro años después, en 476, Odoacro, jefe de los hérulos, depone al último emperador romano de occidente, lo que se considera
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Caesaraugusta habitualmente como el fin del Imperio Romano de Occidente y el comienzo de la Edad Media.[26]
Referencias Notas [1] Las investigaciones más recientes plantean la posibilidad de que la muralla, al menos
en el lado este (donde la ciudad estaba mejor protegida por el río Huerva), fuera construida en la segunda mitad del siglo III, cfr. Antonio Mostalac Carrillo y María Pilar Biel Ibáñez, loc. cit. en Guillermo Fatás (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, ed. de 2008, pág. 678:Durante muchos años se mantuvo que en Caesar Augusta hubo dos murallas diferentes [...] la más antigua y, por tanto de época fundacional de la Colonia, con un núcleo de opus cæmenticium y paramento exterior exterior de sillares; y la segunda, segunda, datada en el siglo III d. C., únicamente de sillares. La colonial, en sus partes más representativas, debió de estar concluida a finales del siglo I a. C., siendo uno de los elementos fundamentales del rango y prestigio de Caesar Augusta. Sin embargo, en 2003, un importante trabajo de conjunto de lo que hasta ahora se sabía de la muralla [...], permitía asegurar a sus autores que la muralla fue posiblemente construida en la segunda mitad del siglo III y que la técnica de ejecución fue uniforme: cuerpo interior de opus cæmenticium con revestimiento exterior de sillería y grosor de 7 m; mientras que el lado oriental sería de sillería con 6 m de espesor. Mostalac y Biel (2008), p. 678. [2] Guillermo Fatás (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»-Ayto. de Zaragoza, 2008 (4ª ed. revisada y ampliada), págs. 669-708. ISBN: 978-84-7820-948-4. [3] Mostalac Carrillo, Antonio y María Pilar Biel Ibáñez, «Arqueología y Patrimonio histórico-artístico (1992-2008)», (1992-2008)», en Guillermo Fatás (dir.), op. cit., 20084, pág. 670. [4] Mostalac Carrillo y Biel Ibáñez, op. cit., capítulo «Salduie/Salduvia (siglo II a. C. a 15-14 a. C.)», págs. 655-667. [5] Eva M. Koppel e Isabel Rodá, «La escultura» (http:// (http://books.google. books.google.es/ es/ books?id=DAL-lG7Ts48C&printsec=frontcover&source=gbs_summary_r& books?id=DAL-lG7Ts48C&printsec=frontcover& source=gbs_summary_r& cad=0#PPA109,M1), en F. Beltrán Lloris, Zaragoza. Colonia Colonia Caesar Augusta Augusta, Roma,
L'Erma di Bretschneider, 2007, págs. 85-96 (Ciudades romanas de Hispania, 4). Apud Mostalac y Biel, loc. cit. en Fatás (dir.), Guía histórico-artística de Zaragoza, 2008, pág. 694. [6] María Pilar Galve, «Una ciudad consolidada: Caesaragusta a mediados del siglo I», Archivo-Biblioteca-Hermeroteca. Zaragoza. Visiones de una una ciudad, Zaragoza, Archivo-Biblioteca-Hermeroteca. Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza, 2004. Apud Fatás (dir.) et alii, Guía Histórico-Artística de Zaragoza, ed. cit. de 2008, págs. 672 y FIG. 21 y bibliografía pág. 843. [7] Antonio Mostalac Carrillo Carrillo y María Pilar Biel Ibáñez, Ibáñez, loc. cit., 2008, pág. 700. [8] Escribano (1998), (1998), pág. 9 y sig. [9] Escribano (1998), pág. 13 [10] Escribano (1998), pág. 12 y sig. [11] Escribano (1998), pág. 17 y sig. [12] Fatás (2008), pág. 61 y sig. [13] Escribano (1998), pág. 14 y sigs. [14] Escribano (1998), pág. 17
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Caesaraugusta [15] Lostal Pros y Ansón Navarro (2001), (2001), pág. 33 [16] Escribano (1998), pág. 68 [17] Lostal Pros y Ansón Navarro (2001), (2001), pág. 35 [18] Escribano (1998), pág. 69 [19] Fatás (2008), pág. 63 [20] Zaragoza: colonia / books.google. books.google.de/ de/ colonia Caesar Augusta Augusta (http:/ books?id=DAL-lG7Ts48C& pg=PA85&lpg=PA85& pg=PA85&lpg=PA85&dq=galve+mostalac& dq=galve+mostalac&source=bl& source=bl& ots=JL19eCQc77&sig=_TfmZjWLfFcZvnHhqA1VVaB6IfM& ots=JL19eCQc77&sig=_TfmZjWLfFcZvnHhqA1VVaB6IfM&hl=es& hl=es&sa=X& sa=X&oi=book_result& oi=book_result& resnum=1&ct=result#PPA86,M1) resnum=1&ct=result#PPA86,M1) (2007), ISBN 88-8265-398-6. coord. Guillermo Fatás, [21] Fatás (2008), pág. 707 [22] Fatás (2008), pág. 679 y sigs. [23] Escribano (1998), pág. 70 [24] Lostal Pros y Ansón Navarro (2001), pág. 37 y sig. [25] Fatás (2008), págs. 64 y 65 [26] Lostal Pros y Ansón Navarro (2001), pág. 39 y sig.
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Enlaces externos Commons • Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Caesaraugusta. • Voz «Caesaraugusta» (http:// (http://www.enciclopedia-aragonesa. www.enciclopedia-aragonesa.com/ com/voz. voz. asp?voz_id=2777&voz_id_origen=9158) asp?voz_id=2777&voz_id_origen=9158), Gran Enciclopedia Aragonesa en línea. • [http:// http://www.enciclopedia-aragonesa. www.enciclopedia-aragonesa.com/ com/monograficos/ monograficos/historia/ historia/epoca_romana/ epoca_romana/ caesaraugusta.asp caesaraugusta.asp Monográficos de la Gran Enciclopedia Aragonesa en línea.
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Taifa de Zaragoza Reyes taifas de Zaragoza Dinastía tuyibí (1018-1038)
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Mundir I, (Mundir ben Yahyá al-Tuyibí) (1018-1022) Yahya al-Muzaffar, al-Muzaffar, (Yahya al hayib al-Muzaffar) al-Muzaffar) (1022-1029) (1022-1029) Mundir II, (Mu'izz al-Dawla) (1029-1038) Abd Allah ben Hakam (1038)
Dinastía hudí (1038-1110)
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Al-Musta'in I (1038-1046) Al-Muqtadir (1046-1081) Al-Mu'tamin (1081-1085) Al-Musta'in II (1085-1110) Abdelmalik (1110) Abdelmalik (1110)
Gobierno almorávide (1110-1118)
• Muhammad ibn al-Hayy (1110-1115) • Ibn Tifilwit (1115-1117)
Conquista aragonesa en 1118
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Taifa de Zaragoza
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La Taifa de Saraqusta (Taifa de Zaragoza o Reino de Zaragoza) fue una taifa independiente entre 1018 y 1110 —esto es, desde la desintegración del califato de Córdoba a principios del siglo XI hasta que fue conquistada por los almorávides en 1110—, que experimentó un extraordinario auge político y cultural con los reinados de Al-Muqtadir, Al-Mutamán y Al-Mutamán y Al-Mustaín II en la segunda mitad de dicho siglo. El legado intelectual y artístico más sobresaliente se podría resumir en la construcción del Palacio de la Aljafería y en la creación de la primera escuela estrictamente filosófica andalusí, cuya figura descollante es Avempace, que nació en Zaragoza entre 1070 y 1080 y tuvo que emigrar de la ciudad hacia 1118 tras la conquista cristiana.
Vista nocturna de las estancias de La Aljafería, el pal acio que mandó erigir el rey Al-Muqtadir en 1065.
Historia de Saraqusta La Marca Superior en época de los emiratos Periodo del Emirato Dependiente
En el año 714 la ciudad es ocupada por el ejército musulmán al mando de Tariq y su lugarteniente, Muza, pasando a formar parte del Califato omeya de Damasco y Damasco y del Emirato Dependiente con capital en Córdoba. Desde ese año Saraqusta fue un puesto avanzado en la lucha contra los cristianos del norte, que se
Extensión de la Taifa de Zaragoza hacia 1080.
Taifa de Zaragoza refugiaron en los valles pirenaicos de Ansó, Hecho, Sobrarbe y Ribagorza. Hacia el 720 todo el valle del Ebro y las ciudades más importantes de la ulterior región de Aragón estaban dominadas por el islam. Con la derrota ante los francos en Poitiers en 732, la frontera norte se estabilizó, y Saraqusta se constituyó en provincia fronteriza bajo la denominación de Marca Superior. Zaragoza administraba un territorio que comprendía ciudades tales como Huesca, Tudela, Calatayud o Barbastro, al frente del cual estaba el sahib de Saraqusta, que ejercía el gobierno en nombre del emir andalusí dependiente del califa de Damasco. Su lejanía a la capital emiral y su función de baluarte defensivo confirió a Saraqusta cierta autonomía política, a menudo reconocida por el poder central cordobés, pues en lo militar favorecía tomar decisiones rápidas y ejecutar eficazmente iniciativas bélicas. Periodo del Emirato Independiente
Con la proclamación de Abderramán I en 756 como emir, se produce una ruptura con el Califato abbasí de Bagdad. Empieza la época del Emirato Independiente y Abderramán I rigió un territorio autónomo, conocido a partir de ahora como Al-Ándalus y Al-Ándalus y que en el Valle del Ebro provocó rebeliones contra el poder central. A la vez comienza la presión de los cristianos de los marquesados y condados de la Marca Hispánica que dependían del poder carolingio. En la segunda mitad del siglo VIII lograron tomar Urgel, La Cerdaña y Cerdaña y Gerona, y en el año 801, Barcelona. El interés de Carlomagno en los asuntos hispánicos le movió a apoyar una rebelión de Sulaymán al-Arabi, el gobernador de Zaragoza, que pretendía alzarse a emir de Córdoba con el apoyo de los francos a cambio de entregar al franco la plaza de Saraqusta. Carlomagno llegó en el año 778 a las puertas de la ciudad del Ebro. Sin embargo, una vez allí, el valí de Zaragoza, Husayn se negó a franquearle la entrada al ejército carolingio. Debido a la complejidad que supondría un largo asedio a una plaza tan fortificada, con Muerte de Roldán, miniatura de la obra Grandes Crónicas un ejército tan alejado de su centro de Francia, por Jean Fouquet. logístico, los francos comenzaron la marcha de regreso camino de Pamplona, posiblemente destruyendo a su paso las fortificaciones de esta ciudad. Posteriormente tomó el paso de Roncesvalles hacia su territorio. Mientras la columna carolingia cruzaba por este estrecho puerto fueron atacados en su retaguardia por contingentes vascones emboscados en las zonas escarpadas, que saquearon su impedimenta y causaron numerosas bajas entre los retenes encargados de defender los bagajes. Este hecho histórico, sucedido el 15 de agosto de 778 es conocido como la batalla de Roncesvalles, y fue el origen de la leyenda que dio lugar al Cantar de Roldán (Chanson de Roland), el cantar de gesta medieval más importante de la literatura francesa.
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Taifa de Zaragoza Desde mediados del siglo IX hasta mediados del X la Marca Superior fue la provincia más hostil a la dinastía Omeya, con continuas insurrecciones frente al poder emiral encabezadas por rebeldes árabes yemeníes. Para sofocarlas, los emires omeyas se apoyaron en los principales señores muladíes, sobre todo en los Banu Qasi, cuyo origen estaba en el oeste de la región, en la zona de la actual Tudela. Estos se aliaron a principios del S. IX con los Íñigo de Pamplona, cristianos vascones con quienes mantenían lazos familiares, con el objeto de resistir a las dos potencias del momento en esta zona: la omeya y la carolingia. El carácter fronterizo hacía que la Marca Superior fuera el escenario de la lucha entre francos y andalusíes por delimitar sus dominios en esta región limítrofe, resultando de ello continuos cambios de alianzas de las que salieron reforzados los Banu Qasi, hasta el punto de que estos eran ya dinastía hegemónica a mediados del S. IX. Todo lo cual se vio confirmado con el nombramiento en el año 852 por parte del recientemente proclamado emir Mohamed I, de Musa ben Qasi como gobernador de la importante Tudela y, poco después, de la capital, Zaragoza. Esta es la época gloriosa de Musa II, el famoso "moro Muza" de la tradición cristiana, pues ejerció su dominio sobre toda la Marca y fortaleció su autoridad creando un auténtico principado y autodenominándose "tercer rey de Torre del Trovador de La Aljafería. Siglo IX España", siendo los otros el emir Mohamed I y el rey de Asturias, Ramiro I de Asturias hasta 850 y Ordoño I posteriormente. Esta situación duró hasta 860, en que Musa ben Qasi fue derrotado por Ordoño I en Monte Lanturce, con lo que el emir le destituyó del gobierno de la Marca. Paralelamente, se produce el auge del reino de Pamplona, que consigue liberarse de la presión del Islam. En el año 872 los hijos de Musa II se sublevan contra él: Lope Musa se levantó en Arnedo y tomó Zaragoza con ayuda de sus hermanos. La autonomía de la Zaragoza de los Banu Qasi se mantuvo hasta que, tras numerosas discordias familiares, Mohamed I decidió ponerle fin comprándoles Zaragoza en 884 por 15.000 dinares de oro. La decadencia de su poder se hacía efectiva y en 890, los Tuyibíes, yemeníes que desde la invasión musulmana habían medrado en su solar de la zona de Calatayud y Daroca, obtuvieron el gobierno de Zaragoza en la persona de Muhammad Alanqar.
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La Marca Superior bajo el califato omeya En el año 924, Abderramán III impuso su autoridad sobre los señores locales desalojando a los Banu Qasi de su último reducto de Tudela e imponendo en él al tuyibí de Zaragoza Muhammad Alanqar, cuya dinastía mantuvo el gobierno de Saraqusta durante más de un siglo. Pero los nuevos señores de Zaragoza continuaron con la tendencia independentista frente al poder central. En 929 Abderramán III se proclama califa e intenta asegurarse el control de las provincias más alejadas de Córdoba, pero los tuyibíes se rebelaron en diversas ocasiones, siendo reprimidos por expediciones califales en los años 935 y 937. El conflicto se resolvió con un compromiso de Muhammad ben Hashim el Tuyibí de mantenerse fiel a Córdoba a cambio de un régimen de protectorado, que aseguraba a la Marca cierta autonomía respecto del poder Mezquita de Córdoba central. Este régimen especial se mantuvo durante el s. X y, de alguna manera, enlazó con la disgregación del califato en reinos de taifas de principios del s. XI. La segunda mitad del siglo X estuvo caracterizada por un periodo de paz y lealtad al Califa y el predominio de árabes sobre muladíes y cristianos en la Marca Superior. A finales de siglo X los tuyibíes incorporan a su territorio Huesca y Barbastro, distrito que había sido gobernado por la dinastía muladí de los Banu Sabrit desde los inicios del dominio Banu Qasi en Zaragoza a principios del siglo IX. En el último cuarto del siglo X, el periodo regido por Almanzor, se estableció un férreo régimen militarista que impuso la hegemonía del estado centralista cordobés en toda la península, sofocando cualquier resistencia a la autoridad califal con energía. Zaragoza se constituyó en este periodo en base principal de operaciones contra los cristianos del norte, pero con la unificación del nuevo rey pamplonés Sancho III el Mayor, (1004-1035), que regía tierras navarras y aragonesas bajo su cetro, y la crisis del califato, los reinos surgidos de la descomposición de las marcas califales llevarían a un periodo de plena independencia de la taifa de Zaragoza, hecho que sucedió en 1018, siendo el primer reino taifa en hacerlo.
La Taifa Tuyibí La guerra civil en Córdoba, a principios del siglo XI, no dejó de afectar a la región y, como en el resto de la España musulmana, el derrumbamiento de la dinastía Omeya condujo a la constitución de un estado independiente o taifa, cuya capital era Zaragoza. Esta Taifa limitaba al sur con la pequeña Taifa de Albarracín, gobernada por los Banu Razin, y que ocupaba una zona de la actual provincia de Teruel, que incluía Albarracín, la propia Teruel y llegaba hasta la actual Montalbán. Zaragoza comprendía por el oeste las ciudades de Medinaceli, Soria, Calahorra, Arnedo, Alfaro y Tudela y Tudela y llegaba por el este hasta el curso del Cinca, con ciudades como Barbastro, Monzón, Fraga y Fraga y Lérida, la l a más importante, que no siempre acató la autoridad del rey de Zaragoza.
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El inicio de la dinastía tuyibí: Mundir I
Mundir I fue el primer rey taifa de Zaragoza y comenzó a ejercer su poder en 1018 titulándose hayib, o "mayordomo de palacio", que era el rango que ostentaron Almanzor y sus descendientes, y que adoptaron los primeros reyes de taifas para significarse en su poder independiente. Quiso Mundir dar a Zaragoza categoría de gran corte, y, para ello, comenzó a remozar edificios como la mezquita aljama de Zaragoza (emplazada donde hoy está la Catedral), que fue ampliada, y a construir unas nuevas termas. Además se rodeó de secretarios-poetas secretarios-poetas entre los que destacan Ibn Darray y Darray y Said al-Bagdadi. El gobernador gobernador de la taifa de Lérida, Sulaymán ben Hud al-Musta'in (que veinte años después sería proclamado rey de Zaragoza, iniciando la dinastía hudí) en general acató su poder, aunque hubo entre ellos algunos enfrentamientos incitados por Sancho el Mayor, su mayor enemigo exterior, que incluso le arrebató algunas plazas. Para contrarrestarles, Mundir I se alió con Barcelona y Castilla, logrando mantener en paz su reino y muriendo en 1021 o 1022. Yahya al-Muzaffar al-Muzaffar
A Mundir le sucedió Yahya al-Muzaffar, su hijo, que continuó las hostilidades contra Sancho el Mayor. Emprendió una campaña contra Nájera, logrando cautivos y botín. Se casó con la hermana de Ismaíl, rey de Toledo a partir de 1028. Fruto de este matrimonio nacería Mundir II (Mu'izz al-Dawla) que le sucedería a su muerte en 1029. Cajita de marfil islámica de Cuenca. Mediados del siglo XI.
La caída de los tuyibíes: Mundir II y Abd Allah ben Hakam
Mundir II fue el último rey taifa de la dinastía tuyibí, al morir asesinado en 1038 por su primo Abd Allah ben Hakam, que aspiraba a ocupar el trono. Solo mantuvo el poder durante veintiocho días, aunque llegó a acuñar moneda a su nombre, puesto que los notables de la ciudad comenzaron pronto a conspirar contra él apoyándose en Sulaymán ben Hud, hasta entonces gobernador de Lérida, que, comprendiendo la posibilidad de obtener el reino, acudió a Zaragoza. Abd Allah fue finalmente puesto en fuga y, tras violentas agitaciones, Sulaymán ibn Hud fue proclamado rey iniciando una nueva dinastía: la de los Banu Hud.
Taifa de Zaragoza
La Taifa Hudí La dinastía hudí, iniciada con Sulaymán ibn Hud al-Mustain I de Zaragoza, se mantuvo al frente de la taifa zaragozana durante tres cuartos de siglo, desde 1038 hasta 1110. Con los hudíes, dinastía de origen árabe arraigada en la región desde la conquista del siglo VIII, el reino de Zaragoza llegó a su máximo esplendor político y cultural. • El Reino de Zaragoza (http://www.dpz. www.dpz.es/ es/ifc/ ifc/atlasH/ atlasH/ Zaragoza en época de Al-Muqtadir: Al-Muqtadir: ( mapa (http:// indice_epocas/islamica/ indice_epocas/islamica/img/ img/27bg. 27bg.gif#) gif#)). Sulaymán ben Hud al-Musta'in.Comienzo al- Musta'in.Comienzo de la dinastía hudí
Sulaymán ben Hud al-Musta'in destacó en el ejército de Almanzor y durante el periodo tuyibí estaba al frente de los gobiernos de Tudela y Lérida, solo relativamente sometido al rey de Zaragoza. En una época de disturbios y vacío de poder, el prestigio de Sulaymán en la zona hizo que fuera bien acogido en la Zuda, el alcázar del gobernador de Zaragoza, aprovechando la circunstancia para ganarse el afecto de los zaragozanos. Asumió el poder en toda la zona y se lo aseguró instalando a sus hijos como gobernadores de los distritos de Huesca, Tudela y Lérida. Se alió con Fernando I de Castilla para intentar extender sus territorios a zonas de la actual provincia de Guadalajara, ante la oposición de la taifa de Toledo, que buscó como aliado a García de Pamplona, siendo estos respectivos aliados cristianos hijos de Sancho el Mayor. Estas alianzas eran conseguidas a cambio de pagos anuales, por lo que tanto Toledo como Zaragoza comenzaban a pagar parias a los reinos cristianos, circunstancia esta que iría debilitando progresivamente su poderío económico, militar y político en beneficio de los reinos del norte. El primer rey hudí de Zaragoza murió en 1047, pero ya antes comenzaron a advertirse las tendencias separatistas de sus cinco hijos, que acabaron por independizarse y acuñar moneda propia: en Lérida Yusuf al-Muzaffar, en Huesca Lubb (Lope), en Tudela Mundir, en Calatayud Muhammad y en Zaragoza Áhmad al-Muqtadir, que finalmente impondría su poder en estas guerras fratricidas.
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Taifa de Zaragoza Al-Muqtadir Al- Muqtadir Billá: el esplendor político
Al-Muqtadir consiguió reunir bajo su mandato las tierras disgregadas tras el reparto de los dominios de Zaragoza entre sus hermanos hecha por su padre Sulaymán ben Hud al-Musta'in. Solo Yusuf, gobernador de Lérida, resistió durante más de treinta años los intentos de reintegración de su hermano hasta que fue hecho prisionero en 1078. Con de la anexión de la taifa de Tortosa (que ya había sido distrito de la Marca Superior) a Zaragoza en 1060, se inicia el apogeo militar político y cultural de esta, que, en la segunda mitad del siglo XI, solo tuvo igual en la Sevilla de Al-Mutamid. Sus fronteras llegaron hasta el sur de levante cuando, a partir de 1076, sumó a su dominio la taifa de Denia y Denia y obtuvo el vasallaje de Valencia, gobernada por el reyezuelo-títere impuesto por Toledo, Abu Bakr. A pesar de ello Zaragoza siempre estuvo en una posición delicada, involucrada en interminables luchas por las tierras limítrofes de la extremadura navarra y Máxima extensión de la Taifa de Zaragoza con Al-Muqtadir (1076). castellana, en las zonas de influencia de Tudela y Guadalajara, Guadalajara, y amenazada gravemente en el norte por el reino de Aragón de Ramiro I hasta 1063 y Sancho Ramírez después. Ramiro I de Aragón intentó repetidas veces apoderarse de Barbastro y Graus, lugares estratégicos que formaban una cuña entre sus territorios. En 1063 sitió Graus, pero Al-Muqtadir en persona, al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando de Sancho el Fuerte que contaba entre sus huestes con un joven castellano llamado Rodrigo Díaz de Vivar, consiguió rechazar a los aragoneses, que perdieron en esta batalla a su rey Ramiro I. Poco duraría el éxito, pues el sucesor en el trono de Aragón, Sancho Ramírez, con la ayuda de tropas de condados francos ultrapirenaicos, tomó Barbastro en 1064 en lo que se considera una de las primeras llamadas a la cruzada. Al año siguiente, Áhmad al-Muqtadir, reaccionó solicitando la ayuda de todo Al-Ándalus, llamando a su vez a la yihad y volviendo a recuperar Barbastro en 1065. Este triunfo le permitió tomar al rey de Zaragoza el sobrenombre "Al-Muqtadir Billah" ("el poderoso gracias a Alá").
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Taifa de Zaragoza De todos modos, el reino de Aragón era una fuerza emergente y, ese mismo año de 1065, toma el castillo de Alquézar. Para oponérsele Al-Muqtadir firmó tratados en 1069 y 1073 con Sancho el de Peñalén, rey de Pamplona, por los que obtenía la ayuda navarra a cambio de parias. Sin embargo esta fructífera alianza duraría poco, pues Sancho IV de Pamplona fue asesinado en Peñalén en 1076 víctima 1076 víctima de una conjura política urdida por sus hermanos. A su muerte Sancho Ramírez de Aragón fue proclamado también rey de Navarra y la unión de estos reinos se prolongará durante casi 60 años. Tales conflictos obligaron tanto a Al-Muqtadir como a Yusuf de Lérida a pagar nuevas parias a sus vecinos cristianos, en especial al poderoso Alfonso VI de Castilla. No bastó esta política de alianzas, pues su sucesor, Al-Mutamán se hubo de servir de un mercenario castellano que había sido desterrado por su señor natural: Rodrigo Díaz de Vivar, conocido más tarde como "El Cid", que deriva del árabe "sidi" (Señor). Este apelativo pudo tener su origen en sus cinco años de servicio (desde 1081 hasta 1086) al frente de las tropas de la taifa de Zaragoza. En cuanto al levante, Valencia estaba gobernada por Abú Bakr de Valencia. Era un reino débil, subordinado hasta 1075 a Al-Mamún de Toledo y Toledo y luego a Alfonso VI de Castilla, quien ambicionaba la conquista de Toledo y Valencia. El rey de Zaragoza consideraba a Valencia un territorio estratégico importantísimo y tras obtener Tortosa (1060) y Denia (1076) decidió apoderarse de Valencia, pues era muy vital para conectar sus territorios. Tras la exitosa expedición a Denia, Al-Muqtadir se presentó con sus huestes para dominar Valencia. Abú Bakr salió a recibirlo y, ante el alarde zaragozano, se declaró su vasallo, con lo que Zaragoza consiguió conectar sus posesiones. Sin embargo, para conseguir la neutralidad de Alfonso VI, Al-Muqtadir hubo de pagar parias al castellano, que ya había pensado ocupar Toledo. El plan incluía compensar a su expulso rey con la taifa de Valencia. Todo ello gravaba aún más la balanza de la política exterior de la taifa zaragozana. Por todo ello, Zaragoza no pudo ejercer su poder de hecho, y tuvo que mantener al rey-títere Abú Bakr en Valencia, estableciendo su dominio por medio de un pacto de vasallaje. Hay que tener en cuenta además que una conquista militar y una ocupación directa del poder valenciano podría originar la reacción de todos los reinos, tanto cristianos como musulmanes, que aspiraban a conseguir Valencia en este difícil juego de diplomacia, recelosos del excesivo poder que acumularía Al-Muqtadir. Al-Muqtadir.
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Taifa de Zaragoza Más allá de la grandeza política y militar, Al-Muqtadir consiguió hacer de Zaragoza una corte sabia debido a sus amplias inquietudes artísticas y culturales. Como muestra del esplendor de su reinado mandó erigir un palacio-fortaleza, La Aljafería, en la explanada de la saría zaragozana, en la Almozara, donde se celebraban las paradas militares. "Al-yafariya" deriva de su prenombre, Al-Yafar. Este palacio se convirtió en Patio del Palacio de La Aljafería sede de su corte, y en sus salones se gestó un importante centro de cultura al que acudieron intelectuales y artistas de todos los puntos de Al-Ándalus. Más tarde, en época de dominio almorávide, constituyó constituyó un refugio de tolerancia y mecenazgo para quienes huían del fanatismo de imames y alfaquíes, debido a su situación más septentrional y a su relativa independencia política del poder central. Allí se dieron cita poetas, músicos, historiadores, místicos y, sobre todo, nació la más importante escuela de filosofía del islam andalusí; la primera que introdujo plenamente la filosofía de Aristóteles y la concilió con la fitna o sabiduría islámica, labor que, iniciada en Oriente por Ibn Sina (Avicena) y Al-Farabi, fue desarrollada con un criterio independiente por Ibn Bayya, el Avempace de los cristianos. La labor de Avempace fue el punto de partida de la filosofía hispano-árabe. Su pensamiento fue seguido por Ibn Rushd (Averroes) y, en la cultura hebrea, por Maimónides. Al-Mutamán.El Al- Mutamán.El rey sabio
Su sucesor, Almutamán heredó de Al-Muqtadir en 1081 la parte occidental de la Taifa, que comprendía las demarcaciones de Zaragoza, Tudela, Huesca y Calatayud, quedando su hermano Mundir con la zona costera del reino (Lérida, Tortosa y Denia). Es esta la época en que está bien documentado el servicio del Cid en la corte hudí. Este había sido desterrado en 1081 de Castilla por llevar a cabo razias en territorios de la taifa de Toledo en contra de los intereses de Alfonso VI, del que Toledo era entonces tributario.
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Taifa de Zaragoza
36 En el año 1081 el empuje del rey aragonés Sancho Ramírez era considerable, amenazando las fronteras de la taifa de Zaragoza desde el norte. Para resistirlo, Almutamán contó con los servicios de las tropas mercenarias de El Cid, que ya estuvo al servicio de Al-Muqtadir en sus últimos años de vida. El de Vivar recibió además el encargo de reincorporar a Zaragoza los territorios orientales de su pariente Mundir de Lérida, aliado con Aragón. Los enfrentamientos en la franja fronteriza fueron constantes, pero ninguno de los dos hermanos logró reunificar el territorio paterno.
El Cid seguiría al servicio de Al-Mutamán (o Al-Mutamín) hasta 1086, momento en el que Zaragoza fue asediada por El Cid luchó al servicio de Alfonso VI. Si el Cid rompió los lazos con Al-Mutamán Al-Mutamán entre 1081 y 1086. debido a un conflicto de intereses personal entre la defensa de Zaragoza y el servicio a su señor natural, o si fue condonado su destierro, al apreciar Alfonso la utilidad de tal caballero en su ejército, es algo que todavía no se ha dilucidado en su totalidad. Rodrigo contuvo a los aragoneses hasta 1083, año en el que Sancho Ramírez tomó posiciones importantes de la línea de fortificaciones que protegían las ciudades de la taifa de Saraqusta, como Graus (que amenazaba Barbastro) en la zona oriental; Ayerbe, Bolea y Arascués (que ponían en peligro a Huesca), y Arguedas, que apuntaba a la conquista de Tudela. Las relaciones de Zaragoza con su protectorado, Valencia, vasallo de Zaragoza desde 1076, se estrecharon mediante alianzas matrimoniales, casando Al-Mutamán con la hija de Abú Bakr de Valencia. Celebrados los esponsales en enero de 1085, las alianzas matrimoniales duraron poco, pues Abú Bakr moría en junio y Al-Mutamán en otoño. Esto, sumado a que Alfonso VI tomaba ese mismo año Toledo, inutilizaba el pacto de vasallaje que se había establecido con Zaragoza. Así, el reino de Zaragoza quedaba roto, sin conexión con su posesión de Denia y se interrumpía, por otro lado, el eje de comunicación natural (Zaragoza-Calatayud-Guada (Zaragoza-Calatayud-Guadalajara-Toledo lajara-Toledo)) con el resto de Al-Ándalus. Al-Mutamán fue asimismo un rey erudito, protector de las ciencias, de la filosofía y de las artes. Continuó la labor de su padre, Al-Muqtadir, de crear una corte de sabios que tenía como marco el bello palacio de la Aljafería, llamado, en esta época, el «palacio de la alegría» (Qasr al-Surur). Él mismo es un ejemplo de rey sabio. Dominaba la astronomía y la filosofía. Profundo conocedor de las matemáticas, se conserva un tratado suyo en el que propone demostraciones más elegantes de las que hasta entonces se conocían a complejos problemas matemáticos.
Taifa de Zaragoza
Al-Mustaín Al- Mustaín II: la taifa acosada
A su muerte le sucede su hijo Áhmad Al-Mustaín II. Son años en los que el avance de los aragoneses Cinca abajo y en las comarcas de Huesca es ya muy importante, y a esto se suma el hecho de que el resto de las taifas, enzarzadas en guerras intestinas, y debilitadas tras la conquista de Toledo por el poderoso Alfonso VI de Castilla, no podían prestarle apoyo. Ante esta situación, Al-Mutamid de Sevilla pidió a los reyes de Badajoz y Granada que se unieran a él para solicitar la intervención de Yusuf ibn Tasufin, emir de los almorávides, que acudieron en ayuda de las taifas hispanas y consiguieron vencer a la coalición de reinos cristianos, encabezados por Alfonso VI en 1086 en la batalla de Sagrajas. Esta derrota libró a Zaragoza de la presión de los cristianos por un tiempo, pues en 1086 la ciudad estaba sitiada por Alfonso VI, que tuvo que levantar el cerco para enfrentarse a los almorávides. En 1090 el imperio almorávide reunificó las taifas como protectorados sometidos al poder central de Marrakech y destituyeron a todos los reyes de taifas excepto a Al-Mustaín, que conservó buenas relaciones con los almorávides. Gracias a ello y a que Zaragoza suponía una avanzadilla de Al-Ándalus frente a los cristianos, Al-Mustain II se pudo mantener como rey independiente. Por el norte Aragón continuaba su avance. En 1089 cayó Monzón, Atauriques. Arte taifa. en 1091, Balaguer y en 1096, Huesca. Para intentar oponerse al reino de Aragón, Al-Mustaín debía pagar fuertes parias a su protector, Alfonso VI de Castilla. Al-Mustain II consiguió mantener un difícil equilibrio político entre dos fuegos, pero en 1110 fue derrotado y muerto en la batalla de Valtierra, cerca de Tudela, frente a Alfonso I el Batallador, que ya había tomado Ejea y Ejea y Tauste. Abdelmalik o el último pilar de la dinastía dinastía
Abdelmalik, el nuevo heredero, adoptó el título honorífico de "Imad al-Dawla" (Pilar de la dinastía), pero ya no pudo mantener la presión ante cristianos y almorávides. Para defenderse llegó a ser prácticamente un vasallo de Castilla. El partido almorávide, más integrista que los hispanomusulmanes, no vio bien tal situación. Así, el mismo año de 1110, los partidarios de los almorávides les entregaron la ciudad. Abdelmalik huyó a refugiarse en la inexpugnable fortaleza de Rueda, donde permanecerá acosando al gobierno almorávide. Acababa con ello la dinastía dinastía hudí en la taifa independiente de Zaragoza.
El gobierno almorávide y la conquista cristiana Muhammad ibn Alhay, gobernador almorávide
El bando almorávide de Zaragoza recurrió a Muhammad ibn al-Hayy, gobernador de Valencia, para asumir el gobierno de la ciudad, lo que hizo tomando posesión de la Aljafería en 1110. Con ello se llegó a la máxima expansión del imperio almorávide, cuya frontera norte seguía aproximadamente los cursos de los ríos Tajo y Tajo y Ebro. Muhammad ibn al-Hayy
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Taifa de Zaragoza gobernó de 1110 a 1115, intentando contrarrestar el avance de Alfonso I el Batallador. Ibn Tifilwit: el canto del cisne de la cultura andalusí a ndalusí
Le sucedió dos años el emir Ibn Tifilwit, que se rodeó de un ambiente de poetas y filósofos que huían del integrismo del sur para dedicarse a la vida cortesana. El último de los gobernadores sabios nombró a Avempace gran visir, lo que equivaldría al actual jefe de gobierno. A la muerte de Ibn Tifilwit en 1117, la regencia de Zaragoza fue gestionada durante unos meses por el gobernador de Murcia. En marzo de 1118, Alfonso I el Batallador, con la ayuda de cruzados franceses y órdenes militares, puso sitio a Zaragoza, en la que entró a finales de año. Aragón conquistaba así la añorada Zaragoza.
Sociedad, economía y cultura Sociedad Urbanismo
El islam fue una cultura predominantemente urbana, que buscaba asentar sus ciudades a orillas de los ríos, pues la base de su economía era agrícola, destacando en el cultivo de regadío. Por esta razón desechaban poblar en altura y, de este modo, no ocuparon efectivamente las zonas pirenaicas, en las que se limitaron a controlar el tráfico de personas y mercancías mediante pasos fortificados a la entrada de los valles. Es Mapa de Saraqusta esta la razón de que los nobles 1. Mezquita Blanca (Aljama) / 2. La Zuda / 3. Puerta de Alcántara / 4. y eclesiásticos cristianos, que Puerta de Toledo / 5. Puerta Cinegia / 6. Puerta de la Alquibla (o de Valencia) / 7. Puerta de Sancho / 8. Puerta del Portillo / 9. Puerta de eran quienes más tenían que Baltax / 10. Puerta de las Santas Masas / 11. Puerta de Tenerías / 12. perder a la llegada del islam, Palacio de la Aljafería (Alcazaba) Medina se asentaran en el norte, Saraqusta Judería Barrios donde comenzaron a organizar mozárabes Arrabales Zoco Almusara monasterios e iglesias en torno de las cuales se desarrollaría lo que será conocido primero como Condado de Aragón (Marca Hispánica dependiente del Imperio Carolingio) y luego como Reino. Los musulmanes ocuparon las ciudades ya existentes, aunque muy deterioradas, del bajo imperio romano y la civilización visigoda, restituyéndolas a un nuevo esplendor. Fue el caso de Huesca, Tarazona, Calahorra y, por supuesto, de Zaragoza. En otros casos fundaron ciudades de nueva creación, cuales son Tudela, Calatayud, Daroca o Barbastro. Desde su fundación romana, Zaragoza es la ciudad más importante del valle medio del Ebro, y ha mantenido su posición de capital de esta región hasta la actualidad. Zaragoza
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Taifa de Zaragoza era una de las ciudades más importantes y populosas de Al-Ándalus, mayor que Valencia y Mallorca y Mallorca y siendo solo superada por Córdoba, Sevilla y Toledo. Así lo atestigua el célebre geógrafo Al-Idrisi, describiendo la ciudad de Zaragoza, que fue llamada Medina Albaida (esto es, «la ciudad blanca»), no solo por sus enlucidos de cal, sino por la presencia en sus murallas, palacios y edificios del material más usado en su construcción: el alabastro. La ciudad de Zaragoza es una de las principales de entre las ciudades de Al-Andalus. Es de gran extensión, populosa y amplia; tiene anchas calles y vías, y bellas casas y viviendas. Está rodeada de jardines y vergeles, y tiene una muralla construida en piedra, inexpugnable.(...) La ciudad de Zaragoza recibe el nombre de Medina Albaida (La ciudad blanca) y esto se debe a su abundancia de encalados y enlucidos. Al-Idrisi, Kitab nuzhat al-mustaq al-mustaq fi ihtiraq al-afaq al-afaq (Geografía de Al-Andalus), S. XII Demografía
A la llegada de los árabes, la ciudad, aunque mantenía la muralla de Cesaraugusta de sillares, no estaba ocupada en todo su espacio intramuros, y había solares en ruinas, como el que ocupaba el teatro romano, ya desmantelado. Así, a principios del siglo VIII, la ciudad no llegaba a los 10.000 habitantes. Debido a la prioridad urbana de la civilización islámica, Zaragoza asiste a un lento crecimiento de la población durante los siglos VIII y IX, pero no fue hasta el gobierno de la dinastía de los Banu Qasi, a mediados del siglo IX, que la población crece de modo hasta habitar los primeros arrabales extramuros. De este crecimiento da cuenta la ampliación, en 856, de la mezquita aljama. En el siglo X la población, según estimación del cálculo por hectáreas de la medina completa, iría de 15.000 habitantes a comienzos del califato, hasta los 18.000 o 20.000 a finales. Pero el crecimiento más importante se experimentó con la Taifa independiente a lo largo del S. XI. En 1023, colmatado ya todo el espacio de la ciudad romana, se hizo necesario un nuevo recrecimiento de la mezquita, y los arrabales se extendieron por todo el perímetro habitable de la ciudad fuera de la medina, hasta el punto de hacerse necesario un segundo muro de tapial que tenía portillos que coinciden en su lugar con las actuales Puerta del Duque de la Victoria, Puerta del Carmen y El Portillo. En esta época hay varios arrabales situados al sur (arrabal de Sinhaya, tomando su nombre de la tribu bereber asentada allí, actualmente Puerta Cinegia), al este (arrabal de Las Tenerías, o barrio de curtidores) y norte de la ciudad (arrabal de Altabás, al otro lado del puente, en la margen izquierda del Ebro, donde se situaban los carniceros y el matadero), y pudo llegar con Al-Muqtadir, en la segunda mitad del siglo XI, a los 25.000 habitantes.
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Taifa de Zaragoza Grupos de población.La convivencia de culturas
Los pobladores de la ciudad de Zaragoza pertenecían a distintos grupos étnicos. La clase dominante (jassa), no muy numerosa, era la de los linajes árabes del sur o yemeníes, aunque también había un grupo de árabes del norte o sirios, que en el primer siglo de dominación árabe, aspiró a dominar la Taifa. El contingente bereber tampoco fue al principio muy abundante, y se estableció además de en Zaragoza, sobre todo (y con el tiempo) en el arrabal de Sinaya (al exterior de la puerta Cinegia o de Toledo) y en asentamientos dispersos y reducidos como Mequinenza, Oseja, Fabara... Como los recién llegados musulmanes eran escasos, favorecieron la conversión al islam, lo que les proporcionaba el derecho a no pagar impuestos, Arco del mirhab de la Aljafería puesto que la ley coránica lo prohíbe. Este grupo numeroso, formado por todo tipo de cristianos, desde linajes de rancio abolengo romano hasta campesinos, comerciantes y artesanos, adoptó el nuevo credo y se constituyó en el grupo social de los muladíes, con algunas familias muy importantes que accedieron en ocasiones al poder de distritos e incluso se comportaron como gobernadores independientes, desde el siglo IX, como es el caso de los Banu Sabrit o los Banu Qasi, que originarios de Alfaro y Alfaro y gobernadores de Tudela, llegaron llegaron a dominar todo el valle medio del Ebro, gobernando un extenso territorio con capital en Zaragoza. Los judíos, perseguidos durante la época visigoda, mejoraron mucho la situación, dedicándose sobre todo al comercio, las finanzas, la política y la cultura. Su lengua y costumbres tenían puntos de contacto con las mahometanas, y de hecho, casi todos dominaron la lengua árabe. En la capital ocuparon el ángulo sureste de la medina, entre el solar del teatro romano (ya colmatado) y lo que hoy es la confluencia entre el coso alto y bajo. En cuanto a los cristianos que permanecieron fieles a su religión, llamados mozárabes —que gozaban de cierta autonomía jurídica y autoridades religiosas propias, aunque tenían que pagar impuestos—, ocuparon una zona en el sector noroeste de la ciudad situado entre las cercanías del palacio de gobierno o Palacio de la Zuda y la Historia de la Iglesia de Santa María, hoy conocida como Basílica del Pilar. Disponían de dos iglesias que, al parecer, se mantuvieron durante los 400 años de dominación musulmana. La ya citada Iglesia de Santa María Virgen, y la de las Santas Masas, situada extramuros, que mantenía la tradición de los innumerables mártires zaragozanos y que luego sería el monasterio e iglesia de Santa Engracia. Posiblemente alrededor de esta iglesia también hubiera una comunidad mozárabe. Los musulmanes respetaron durante todo este tiempo a la comunidad cristiana, permitiéndoles seguir con sus costumbres, religión, culto, instituciones eclesiásticas y jurídicas durante estos cuatro siglos. Tan solo hay constancia de un enfrentamiento en el año 1065, en el que la pugna por Barbastro inflamó los ánimos de cruzada y yihad respectivamente, y los mozárabes zaragozanos tuvieron que ser
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protegidos por el mismísimo Al-Muqtadir.
Economía Agricultura
Los geógrafos mahometanos destacan la abundancia y feracidad de la huerta zaragozana, empezando por su situación privilegiada en la confluencia de los ríos Gállego y Huerva con el Ebro. Así la describe Al-Qalqasandi: Al-Qalqasandi: Zaragoza parece una motita blanca en el centro de una gran esmeralda (refiriéndose a la muralla de la medina circundada por sus huertas), sobre la que se desliza el agua de cuatro ríos, lo que la hace aparecer como un mosaico de pedrería. al-Qalqasandi, Subh al-asa fi sina'at al insa Además de sus cultivos hortofrutícolas, de gran abundancia y bajo coste de producción, y que se transportaban en barcazas por el Ebro, se cultiva cereal en los llanos de la Almozara y en las zonas periurbanas situadas situadas entre el muro defensivo de adobe y la muralla muralla de piedra de la medina. Eran de gran celebridad las ciruelas saraqustíes (una variedad que recibió el nombre de la ciudad) y la bontroca saraqustiya, una planta del género de las betónicas de propiedades medicinales. Industria
En cuanto a la industria, destacaba por sus curtidos de pieles, siendo muy conocidas en todo el islam las pellizas zaragocíes que, en palabras de Al-Udri eran «de elegante corte, perfectos bordados y textura sin igual», y añadía que «no tienen rival ni pueden imitarse en ningún otro país del mundo». No menos famosos eran los tejidos de seda bordados, y los tejidos de lino, aunque estos últimos eran superados en fama por las manufacturas lináceas de la ciudad de Lérida.
Loza vidriada de esmalte dorado. Zaragoza, siglo XI (Museo del Teatro Romano de Cesaraugusta).
La alfarería era asimismo muy reputada, sobre todo la cerámica de loza dorada o esmaltada en verde, industria en la que rivalizaban Calatayud, Barbastro, Albarracín (que era una pequeña taifa independiente) y la propia Zaragoza. Por lo que respecta a la industria metalúrgica, ya en el Cantar de Roldán, que se desarrolla en Zaragoza, se elogian las espadas, yelmos y joyas del fantástico rey Marsil de Zaragoza. Lo cierto es que sus espadas eran reputadísimas, forjadas en Saraqusta. También lo eran las cotas de malla y yelmos de Huesca.
Taifa de Zaragoza Comercio
La situación de Zaragoza como "puerta de todas las rutas" (esto es, cruce de todos los caminos) también la hizo privilegiada en cuanto a la actividad comercial. Equidistante de Toledo, Valencia y la salida al mar por Tortosa, navegando el Ebro con sus barcazas, la hicieron sede de importantes mercados, entre los que destacaba el de esclavos, procedentes de Europa del este sobre todo (de "eslavo" proviene el término "esclavo"), que era conocido en todo Al-Andalus. En las prospecciones arqueológicas de la restauración del Palacio de la Aljafería se encontró un plato de porcelana china de lujo del siglo XI, lo que puede dar idea de la envergadura de los intercambios comerciales en la l a Zaragoza islámica.
Cultura El cultivo de las letras y las ciencias en la taifa zaragozana no fue menor que el de las restantes cortes andalusíes, convirtiéndose en centro de atracción de importantes figuras de otros territorios, que encontraron en Zaragoza un ambiente acogedor gracias al patrocinio cultural de sus diversos gobernadores y reyes. Muchos de ellos llegaron a ocupar el cargo de visir-secretario, e incluso (como Avempace ya bajo el último de los gobernadores almorávides), almorávides), el de gran visir, o jefe de gobierno. Sin embargo, en Zaragoza, al contrario de lo que ocurrió en la corte sevillana de Al-Mutamid y sus sucesores, no fue el cultivo de la poesía el principal de sus méritos, sino el de las matemáticas, la astronomía y la filosofía, áreas en las que fue no solo el centro más importante de Al-Andalus en esa época, sino de todo occidente. Las letras y las ciencias en época tuyibí
Fue el primer rey independiente de Zaragoza, Mundir I, quien al afirmarse en el poder en 1017 se apresuró a atraer a algunos de los literatos más brillantes que huían desde el sur de las guerras civiles derivadas de la crisis del califato. Ya antes de los disturbios, a finales del siglo X, se había asentado en Saraqusta el célebre poeta Yusuf i bn Harun ar-Ramadi (m. 1022), panegirista de Almanzor, que difundió en esta ciudad las modas líricas cordobesas, dirigiendo elogios poéticos a los tuyibíes. Entre los que llegaron en plenas convulsiones del califato, destacan el poeta y filólogo iraquí afincado en Córdoba Said al-Bagdadi (m. 1026), maestro de Ibn Hayyan e Ibn Hazm, y el poeta Ahmad ibn Muhammad ibn Darray al-Qastalli (958-1030), que llegó a Zaragoza en 1018, de estilo preciosista, cultivador de una poesía manierista inspirada en el gran poeta neoclásico al-Mutanabbi. Ibn Darray al-Qastalli puso su talento panegirista al servicio de Mundir y de su hijo y sucesor, Yahya, hasta su marcha a Denia en 1028. En cuanto a las ciencias, destaca el médico Ibn Hasan al-Kattani (m. 1029), que fue médico personal de Almanzor y cultivó también la lógica, escribiendo varios tratados sobre la inferencia y la deducción, cobrando sin embargo fama por su Libro de las metáforas de las poesías de los andalusíes.
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También fue extraordinario el núcleo de pensadores y literatos judíos, como Yequtiel ben Ishaq, poeta que llegó a ser visir de Mundir II o, el más destacado de todos sus correligionarios de este periodo, el filólogo nacido en Córdoba Marwan Yonah ben Yanah (h. 990-h.1050), que emigró a Zaragoza entre 1010 y 1013. Dinar de oro acuñado por Mundir II como rey taifa de Zaragoza, Marwan Ben Yanah ejercía como cuyo visir fue el poeta Yequtiel ben Ishaq. médico y cultivaba también la filosofía. Era profundo conocedor del árabe, hebreo y hebreo y arameo y arameo y compuso un importante comentario a la Biblia en el que hacía alarde de erudición y conocimiento lingüístico. Incluía a modo de apéndice un diccionario donde utiliza recursos comparatistas (ciencia que no se desarrollará hasta la filología diacrónica comparatista del XIX) y que está considerada la cumbre de la lexicografía hebrea medieval. Sin embargo, la eminencia de la cultura judía de la taifa de Zaragoza de este periodo corresponde a Selomo ibn Gabirol (h. 1020 - h. 1058), gran poeta y filósofo conocido en el mundo cristiano como Avicebrón, nacido en Málaga pero criado y educado en Zaragoza, donde estudió con Marwan Yonah ben Yanah hasta 1039, gracias al mecenazgo de Yequtiel ben Ishaq, secretario y visir de Mundir II. Escribió sentidas elegías a la muerte de su maestro y marchó a Granada en busca de la protección de Yusuf ibn Nagrella. El esplendor cultural hudí
La cultura zaragozana, durante la época del dominio hudí, llegó a su máximo desarrollo, sobre todo en las disciplinas matemáticas y en el cultivo de la filosofía. Ya en el reinado de Sulaymán al-Musta'in I, sobresalen varios matemáticos y astrónomos, como Abd Allah ibn Ahmad as-Saraqusti as-Saraqusti (m. 1056) y su discípulo Ali ibn Ahmad ibn Daud o el bilbilitano Ibrahim ibn Idris at-Tuyibí (m. 1063). En cuanto a los intelectuales judíos de estos años destaca el poeta satírico Moseh ben Yishaq ben at-Taqanah y Yusef ibn Hasday, que dedicó un panegírico a Ibn Nagrella hacia 1045.
Estancias de La Aljafería, cenáculo de intelectuales.
Pero el máximo esplendor de la corte zaragozana coincide con su esplendor político y se produce en la segunda mitad del siglo XI con los reinados de Al-Muqtadir (1046-1081), (1046-1081), Al-Mu'tamin (1081-1085) y Al-Musta'in II (1085-1110), continuando con la regencia almorávide hasta la conquista cristiana en 1118.
Taifa de Zaragoza Son los años de la erección de La Aljafería, en cuyos salones se situó el centro de la vida literaria y científica del reino, gracias al impulso que le dio el patronato del rey poeta, filósofo y matemático Al-Muqtadir. Uno de los funcionarios de su corte, el muladí Abu Amir ibn Gundisalb (o Gundisalvo), alcanzó el rango de gran visir y compuso poesía encomiástica y satírica. Otro de sus visires letrados fue el judío convertido convertido al Islam Abu l-Fadl Hasday ibn Hasday, que mantuvo su cargo de gran visir con los sucesivos monarcas Al-Mutamin y Al Mustain II. Nacido en Zaragoza hacia 1050 e hijo del citado poeta Yusef ibn Hasday, fue un notable escritor y orador en árabe y hebreo, y poseía una extensa formación literaria, filosófica y científica. Accedió al cargo de gran visir hacia 1077 y lo mantuvo durante unos 35 años. Katib o secretario de Al-Muqtadir fue Abu l-Mutarrif ibn ad-Dabbag, que destacó en el género epistolar. Poetas destacados de su corte fueron Abu abd as-Samad as-Saraqusti e Ibn as-Saffar as-Saraqusti. En esta época también recalaron en la corte de Zaragoza literatos exiliados de sus taifas por diversas razones, frecuentemente políticas. Uno de los primeros fue Abu Umar Yusuf ibn Yafar al-Bayi, que se hizo célebre por sus elegantes epístolas en prosa rimada redactadas en nombre del rey y dirigidas a importantes personalidades de la época como el rey de Sevilla, Al-Mutadid, o el de Toledo, Al-Mamún. A la muerte del gran rey Al-Muqtadir, Al-Bayi le dirigió una emocionada elegía. El poeta Ibn al-Haddad cultivó la poesía heroica y panegírica, celebrando las victorias de Al-Muqtadir sobre su hermano Yusuf al-Muzaffar de Lérida (seguramente la que le costó el trono hacia 1080) y sobre Ibn Rudmir, es decir, Sancho Ramírez, rey de Aragón (a quien tomó varias fortalezas en 1079 y 1080). En el ámbito científico destacó el médico cordobés Amr ibn Abd al-Rahman al-Kirmani (h. 975-1066) que, durante las guerras civiles, viajó a Bagdad y regresó a Al-Ándalus atraído por la fama de Al-Muqtadir, viviendo allá hasta su muerte. Al-Kirmaní, también matemático y filósofo, difundió en Zaragoza una importantísima enciclopedia traída de Oriente, la Enciclopedia de los Hermanos de la Pureza (comparable a L'Encyclopédie de Diderot y D'Alembert en el Siglo de las Luces), de raigambre chiíta y que desarrollaba todos los aspectos del saber de la época a la luz de un neoplatonismo místico filosófico que influyó en todos los filósofos zaragozanos incluido Avempace. Cercanos a la corte y protegidos por Ibn Hasday encontramos al gran filósofo judío Ibn Paquda (h. 1040- h. 1110) que fue juez religioso o dayyan de su comunidad en Zaragoza. Compuso una treintena de poemas litúrgicos, algunos en metros arabizantes, pero destaca sobre todo por su filosofía moral, materia de la que se ocupa su libro escrito en árabe Kitab al-hidayah ila faraid al-qulub o Libro del buen camino hacia los deberes de los corazones, difundida en la versión hebrea de Yehuda ben Tibbon con el título de Sefer torah hobot ha-lebabot o Libro de la doctrina de los deberes de los corazones. Este tratado, con componentes doctrinales, místicos y ascéticos, influyó de forma notable en la evolución de la ética judía, tanto por su contenido como por su estilo. Los sucesores de Al-Muqtadir mostraron una igual o incluso mayor vocación de mecenazgo de las letras y las ciencias. Su hijo, Al-Mutamán, superó a su padre como matemático, redactando incluso un tratado de geometría titulado Kitab al-istikmal, o Libro del perfeccionamiento, en el que intenta mejorar, en ocasiones con éxito, la elegancia de las demostraciones de diversos teoremas. Es de mencionar la breve estancia zaragozana (1082-1084) del famosísimo Ibn Ammar (el Abenámar de los cristianos), amigo y poeta áulico de Al-Mutamid de Sevilla, que se enemistó con él y lo mató con sus propias manos el
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8 de noviembre de 1084. El cuarto monarca hudí, Al-Musta'in II contó con el poeta zaragozano más importante del siglo XI, Al-Yazzar as-Saraqusti, conocido por su oficio y apelativo "Yazzar", es decir, "el carnicero". Es uno de los ejemplos de ascenso social de la sociedad andalusí, pues llegó a poeta aúlico y secretario-visir con Al-Mutamán y Al-Mustaín II. Escribió panegíricos a estos reyes, pero destaca sobre todo en el género burlesco, como autor de conocidos epigramas, como aquel en el que, quejándose a Ibn Hasday de la poca recompensa que obtenía por sus poemas, exalta su bajo oficio de carnicero describiéndolo como parodia del estilo de la poesía bélica y heroica: ¡Cuánto perro y cuánto gato dio noticias de nuestras hazañas!, ¡nosotros, que hemos alcanzado corazón de la gloria! (...)
el
Hemos atacado a las hordas caprinas hasta el punto de infundir en ellas pánico, terror, y no rehuimos jamás aquellas razas taurinas hasta haber conseguido mezclar sus babas con la roja sangre... Tratado de botánica árabe. Son también notables sus diez moaxajas, casi todas de tono lírico y tema amoroso, dos de las cuales incluyen jarchas o estrofa final escrita en romance andalusí. Esta lengua, un dialecto románico del latín vulgar, impropiamente bautizado como mozárabe, era hablada por los árabes para comunicarse con los cristianos y acabaron incorporándola a su poesía con las innovaciones de la lírica hispanoárabe del siglo XI.
He aquí como muestra dos jarchas de Al-Yazzar as-Saraqusti: Mámma, ést' al-gulám
Qued amey fillol alieno ed él a' mibi,
la búd kullu liyya
quéred-lo de mib vetar su arraquib.
halál au harám.
¡Porque amé a un muchacho ajeno y él a mí
Madre, este mocito
me lo quiere esconder su cuidador!
ha de ser todo mío por las malas o por las buenas.
En cuanto a literatos y científicos judíos, destaca el médico Yonah ben Yishaq ibn Buqlaris, que compuso en 1106 un notable tratado sobre medicamentos simples, el Kitab al-Mustaini, o Libro de Al-Mustaín (así llamado por estar dedicado al soberano), en el que recoge los nombres en romance andalusí (la lengua mal llamada mozárabe) de numerosas plantas medicinales. El poeta y filólogo hebreo Levi ben Yacub ben at-Tabban fue uno de los más importantes gramáticos y escribió poesía hímnica y penitencial, en la que encontramos un ejemplo curioso de testimonio de los sufrimientos de la comunidad judía tras la conquista de Alfonso I el Batallador, lo que sitúa su muerte más allá de 1118.
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La continuidad cultural con el gobierno almorávide
Corán andalusí
La ocupación almorávide de Zaragoza no supuso, al contrario que en otras taifas andalusíes, una ruptura profunda de la tradición cultural, pues la relativa autonomía que mantuvieron los gobernadores zaragozanos mantuvo la continuidad con la cultura hispanoárabe anterior a la llegada de los nuevos dominadores berberiscos. De hecho, el segundo gobernador almorávide, Ibn Tifilwit (1115-1117), volvió a rodearse de literatos y científicos y a instalarse en los salones de la Aljafería rodeado de lujo en una corte de poetas y filósofos, donde destacaron Ibn Jafaya de Alcira (m. 1138) y Abu Bakr Muhammad ibn Yahya ibn Saig ibn Bayyá, esto es, el gran filósofo andalusí Avempace.
Ibn Jafaya es uno de los más importantes poetas del periodo almorávide. Cultivó un estilo manierista con el que recreaba ambientes exquisitos, como en las descripciones de jardines que le valieron el apodo de Al-Yannan ("el jardinero"). Tras la conquista cristiana se retiró a sus fincas levantinas, donde llevó una vida alejada de la política y dedicada a explotar sus huertas y a componer poesía. Su estilo ejerció tal influencia en los poetas andalusíes posteriores que fue el modelo de todos ellos hasta el final del Reino de Granada. En cuanto a Avempace (1070/1090-1139), se trata de una de las figuras más importantes del islam español. Destacó como músico, poeta, médico, botánico, físico y matemático además de filósofo. Su pensamiento supone un esfuerzo por conciliar el racionalismo aristotélico con la tradición de la sabiduría teológica islámica. El resultado es un personal racionalismo místico que supone el punto de partida de Averroes, que tomó muchas de sus líneas filosóficas del zaragozano. Fue valorado entre sus contemporáneos como el más importante filósofo de su tiempo, aunque la escasa sistematización de sus escritos y la pérdida de sus obras más importantes, así como el hecho de no ser conocida su filosofía en el occidente cristiano, lo relegaron al olvido hasta que se volvieron a hallar manuscritos de su obra ya en el siglo XX.
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Enlaces externos • LÓPEZ, María Jesús, Charif DANDACHLI y Felipe SAMPER, «Aragón musulmán: (http://www.webislam. www.webislam.com/ com/ novecientos años de una presencia enriquecedora» (http:// ?idt=1163), publicado en Al-Ándalus, Universidad de Cádiz, núm. 180 (16 de julio de
2002), s. d. de págs., ISSN 1133-8571 . [Consulta: 11 de marzo de 2007] • Agustín Ubieto Arteta, (http:// Arteta, «La Taifa de Al-Muqtadir Al-Muqtadir (1046-1082)». (1046-1082)». Incluye mapa (http:// www.dpz. www.dpz.es/ es/ifc2/ ifc2/libros/ libros/Ubietoweb/ Ubietoweb/fichasubieto/ fichasubieto/46. 46.html) html). • Recreación virtual del plano de Saraqusta (http:// (http://www.catedu. www.catedu.es/ es/materialesccss/ materialesccss/ Historia/CastillosyPalacios/ Historia/CastillosyPalacios/edad_media/ edad_media/Saraqusta_index. Saraqusta_index.htm) htm). Source: http:// http:// es.wikipedia. es.wikipedia.org/ org/w/ w/index. index.php?oldid=24499750 php?oldid=24499750 Contributors: .Sergio, 21gramos, ALVHEIM, Alexav8, Angeloso86, Angus, Baiji, Cookie, Eamezaga, Ecelan,
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Alteraciones de Aragón Aragón
Alteraciones de Aragón Alteraciones de Aragón (1590 a 1591).
Antonio Pérez, ejerció el cargo de secretario del rey hasta 1579, año en el que fue arrestado por el asesinato de Escobedo - hombre de confianza de don Juan de Austria- y por abusar de la confianza real al conspirar contra el rey. A una situación ya algo deteriorada en Aragón desde 1588 por el pleito del virrey extranjero y los problemas en el condado estratégico de Ribagorza, en abril de 1590 y ayudado por su esposa, Antonio Pérez escapó de su prisión en Madrid y huyó a Zaragoza, dónde pidió la protección de los fueros aragoneses y fue acogido al Privilegio de Manifestación - protección de la justicia aragonesa-. En Aragón encontró el apoyo del duque de Villahermosa (al que se le expropió sus dominios en Ribagorza), el Conde de Aranda, y principalmente Diego de Heredia (de la baja nobleza). Juan V de Lanuza Felipe II usó un tribunal contra el que los fueros aragoneses y la Justicia aragonesa no podían oponerse: La Inquisición. En septiembre de 1591 se trasladó a Antonio Pérez a la prisión de la Inquisición. Heredia y sus seguidores lo sacaron y lo dejaron libre, dirigiendo una revuelta, cuyo impacto fue casi exclusivamente en Zaragoza debido a que el campesinado y las villas no apoyaron la subversión, manifestándose a favor de Felipe II, tal vez dolidos por el uso del Privilegio de los Veinte, por parte de la ciudad y el miedo de posicionarse contra el rey por unos motivos, oscuros y no muy claros. Felipe II ordenó a un ejército de 12.000 soldados cruzar la frontera con Aragón, y en octubre de 1591 se acabó con el levantamiento armado, a cuyo frente la Diputación del General del Reino de Aragón había opuesto un contingente de dos mil hombres encabezados por el Justicia de Aragón, Juan V de Lanuza, que avanzaron hasta Utebo para presentar batalla. Sin embargo, ante la gran superioridad de los Tercios reales, el ejército aragonés se disgregó, huyendo hacia el sur. Pérez y sus seguidores huyeron a Béarn (Francia) desde donde intentó una invasión fallida con la ayuda de Enrique de Navarra. A Heredia se le capturó en Francia y fue ejecutado, Juan V de Lanuza fue decapitado en la plaza del mercado, la misma suerte que corrieron muchos de los que apoyaron la revuelta. Villahermonsa y el Conde de Aranda fueron apresados en Épila, junto al justicia y enviados a Castilla donde murieron misteriosamente en prisión. Pérez escapó a Francia y Francia y más tarde a Inglaterra, lugares en donde estimuló la leyenda negra contra el monarca y murió en 1611. En diciembre de 1593 se retiraron las tropas de Felipe II de Aragón.
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Acuerdo con las Cortes aragonesas aragonesas En 1592 Felipe II convocó a las Cortes de Aragón en Tarazona. No se suprimió ninguna institución aragonesa, pero fueron remodeladas: El rey tenía ahora el derecho a nombrar a un virrey no aragonés; la Diputación del Reyno (comité de las Cortes) perdió parte del control sobre los ingresos aragoneses y vigilancia regional, quitándole además el poder de llamar a representantes de las ciudades; La Corona podía retirar de su puesto al Justicia de Aragón y la Corte de Justicia se puso bajo control del rey; y finalmente, se modificaron aspectos del sistema legal aragonés. La mayoría de historiadores coincide en que el acuerdo en las Cortes de Tarazona fue un compromiso entre los nobles y el rey. Los nobles preferían aceptar la autoridad del rey como garante de sus privilegios aún cediendo poder en los fueros. Se coincide también en que Felipe II estaba en posición de haber acabado con los fueros y crear una estructura centralizada (tenía un ejército y los sublevados estaban solos con apoyo limitado en Aragón y sin el apoyo deseado de Cataluña ni Valencia). Pero no fue así, las causas son varias: Felipe II, a pesar de ser un monarca absoluto no se encontraba totalmente a disgusto reinando a través de virreyes y Consejos. Un intento centralizador hubiera requerido abolir los fueros en Cataluña y Valencia, los cuales no le dieron razón para ello pues fueron leales al rey durante la revuelta. Los componentes de la corona de Aragón pasaban por un momento de ya larga depresión económica y sus Cortes normalmente le concedían los créditos solicitados, además conservaba el mayor poder en las partes más ricas del Reino: Castilla y América. Pero no perdió la oportunidad para erosionar algunos poderes de la nobleza aragonesa a su favor limitando los fueros.
Enlaces de interes • - http:// http://ifc.dpz. ifc.dpz.es/ es/recursos/ recursos/publicaciones/ publicaciones/19/ 19/17/ 17/5sanz. 5sanz.pdf pdf ______ LA CIUDAD DE
HUESCA ANTE LOS SUCESOS DE 1591 Y 1592
Véase también • Diputación del General del Reino de Aragón • Pleito del virrey extranjero • Justicia de Aragón Source: http:// http:// es.wikipedia. es.wikipedia.org/ org/w/ w/index. index.php?oldid=23750908 php?oldid=23750908 Contributors: Ajrs, Chuck es dios, Ecelan, Escarlati, FAR, Kurrop, Matdrodes, Migupelo 2, SergiL, Toniher,
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Sitios de Zaragoza Los Sitios de Zaragoza fueron dos asedios sufridos por la ciudad aragonesa de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia, que enfrentó a los ejércitos de ocupación del Imperio Francés de Napoleón Bonaparte y a fuerzas españolas leales a la dinastía Borbón. La plaza era clave para garantizar las comunicaciones del noreste y el abastecimiento de las tropas en Cataluña, así como para controlar Aragón. Por ello, tras la sublevación de la ciudad a consecuencia de los sucesos del Dos de Mayo de 1808, se envió a un ejército a reestablecer el control de la ciudad. Aunque las tropas francesas eran superiores en número y armamento, la ciudad resistió. Sin embargo, a finales de año, los franceses regresaron en mayor Asalto de las tropas francesas al Monasterio de Santa Engracia número, reanudándose el sitio. A el 8 de febrero de 1809 pintado por L ejeune. pesar de la feroz resistencia de la ciudad, inmortalizada por varios cronistas, la ciudad, diezmada por la guerra y las epidemias derivadas del sitio, capituló finalmente el 21 de febrero de 1809. Los sitios de Zaragoza fueron uno de los acontecimientos más representativos de la Guerra de Independencia, legando un gran número de héroes y leyendas a la tradición popular, y siendo fuente de inspiración para varios escritores.
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Antecedentes Tras la derrota que la Armada de Napoleón Bonaparte sufrió en la Batalla de Trafalgar en 1805, el emperador francés decretó el Bloqueo Continental, por lo que ningún país de Europa podía comerciar con el Reino Unido. No obstante, Portugal transgredió la ley impuesta por Napoleón al firmar el Tratado de Tilsit en julio de 1807. En París, la reacción del gobierno napoleónico no se hizo esperar. Las fuerzas francesas intentaron capturar a la flota real del rey Juan VI, quien huyó a la Zaragoza en el siglo XVIII, antes de los Sitios. colonia portuguesa de Brasil. La única alternativa que le quedaba a Bonaparte era entrar en territorio portugués vía España. Manuel Godoy, primer ministro del rey español Carlos IV, firmó un pacto con los franceses por el que se le permitiría al ejército napoleónico entrar en España para planear la invasión a Portugal. El 18 de octubre de 1807, las huestes de Napoleón llegaron a Barcelona y al poco tiempo ocuparon Valencia.[1] Acantonadas las l as tropas francesas ya a lo largo de España, y dada la apatía y dejadez del gobierno español, Napoleón decidió reemplazar al rey Carlos IV y IV y a su hijo y heredero Fernando, que mantenían un enfrentamiento por el trono, por su hermano José Bonaparte. Así, hace firmar a principios de mayo de 1808 tanto al rey Carlos IV como al príncipe Fernando (futuro Fernando VII) las conocidas como Abdicaciones de Bayona en las que renunciaban a sus derechos al trono de España en favor de Napoleón, que a su vez renunció en favor de su hermano en junio. A pesar del llamamiento del gobierno cesante a cooperar con las nuevas autoridades, el descontento popular por la ocupación militar motivó el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en la capital. Tras la dura represión del mismo por parte francesa, diversas juntas regionales se declararon en rebeldía en todo el país. En Zaragoza el pueblo asaltó el palacio de Capitanía el 24 de mayo y encerró en la Aljafería al Capitán General de Aragón Jorge Juan Guillelmi por su oposición a armar a los civiles. A pesar de ser veterano de tres campañas y herido años atrás en la Guerra del Rosellón frente a los revolucionarios franceses de la Convención, fue tildado de afrancesado por permanecer afecto a las órdenes del Infante Antonio Pascual de Borbón y Borbón y oponerse a la insurrección. insurrección. El 25 de mayo el brigadier José de Palafox y Melci, partidario del Príncipe de Asturias y cabeza de la rebelión en Aragón, fue nombrado líder de la sublevación. Palafox se encontraba oculto en una finca familiar del término de la Alfranca, en Pastriz. Un grupo de paisanos, enviádos por el líder popular Jorge Ibor Casamayor "Tío Jorge", acudió en su busca y lo trasladó a Zaragoza. Palafox repartió las armas del arsenal de la Aljafería y formó Tercios de voluntarios para completar la exigua guarnición de la plaza, [2] iniciándose
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Sitios de Zaragoza la fortificación de la ciudad por el coronel de ingenieros Antonio Sangenis Torres. Antes de recibir ninguna orden en este sentido y en vista de la pasividad de las autoridades, Sangenis recorrió por su cuenta la ciudad trazando planes de fortificación. Llegó a ser detenido por "espía" y liberado por orden de Palafox cuando este conoció sus propósitos, siendo nombrado responsable de la mejora de las defensas de la ciudad. Esta anécdota muestra la improvisación con que se actuaba en la ciudad. Las fuerzas al mando de Palafox llegaron a los 5.000 soldados, aunque sin experiencia ni entrenamiento. El dia 6 de junio un ejército al mando del general de brigada Charles Lefèvbre-Desnouettes fue enviado desde Pamplona a tomar la ciudad, de gran valor estratégico tanto por su relativa cercanía a la frontera francesa y su categoría de capital de la región de Aragón, como por su posición clave como nudo de comunicaciones donde se cortaban el eje que unía la capital, Madrid, con Barcelona con el que enlaza el País Vasco con la costa valenciana. Asímismo, la línea logística del ejército francés comenzaba en Navarra y embarcaba los víveres en el Canal Imperial de Aragón, siendo Zaragoza un punto clave para garantizar el aprovisionamiento de las fuerzas francesas de Tortosa y Tarragona.[3] . Las tropas de Lefèvbre se componían de unos 5.000 soldados de infantería, 3 escuadrones de caballería y 6 piezas de artillería. La composición de las tropas, poca artillería y mucha caballería, muestra claramente que su misión era la de luchar contra la posible resistencia española en campo abierto, sin esperar la menor resistencia de Zaragoza.
Primer sitio El 15 de junio de 1808, tras haber vencido con facilidad, en días anteriores, a la avanzada española liderada por el hermano de Palafox, Marqués de Lazán, en Tudela y Tudela y Mallén, y a las tropas de paisanos que, comandadas por el propio general Palafox, acudieron precipitadamente desde Zaragoza, en Alagón el día 12 de junio, Lefèbvre se aproximó a la ciudad con las tropas ya reseñadas. La infantería era en su mayoría bisoña, no así la caballería, 3 escuadrones de los muy experimentados lanceros polacos Plano de 1868 del Primer Sitio de 1808. de la Legión del Vístula.[4] Enfrente, la ciudad de Zaragoza, plaza abierta y pobremente fortificada, tenía apenas unos cientos de soldados profesionales y más de 10.000 voluntarios. La mañana del 15 de junio los zaragozanos tuvieron noticia de este acercamiento y Palafox y su plana mayor abandonaron la ciudad, en una acción muy discutida posteriormente, quedandoD. Vicente Bustamante, Teniente del Rey, como mando superior. Poco después de mediodía los franceses se presentaron ante las puertas de la ciudad, que encontraron cerradas. Lefèvbre, sin dar descanso a sus hombres y juzgando una victoria rápida, lanzó el ataque. Las descargas de artillería francesa abrieron diversas brechas en las tapias entre las
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Sitios de Zaragoza puertas del Carmen y del Portillo y por ellas se arrojó la infantería francesa. Un intenso fuego les recibió desde la ciudad, tanto de artillería como de fusilería. Por todas partes aparecían cientos de paisanos armados, para sorpresa de Lefèvbre que no esperaba esta resistencia. Después de una larga tarde de lucha en las puertas de la ciudad (el Portillo, la Puerta del Carmen y la de Santa Engracia), los defensores rechazaron el primer asalto francés. En la defensa destacó al frente de la artillería, en la denominada Batalla de las Eras, Rafael de Irazábal y Guillelmi (sobrino del anterior Capitán General) como oficial superior del arma, tras salir de su encierro en la Aljafería. Los escasos atacantes que lograron entrar en la ciudad durante la batalla fueron aniquilados inmediatamente junto a las puertas. Sólo un grupo de jinetes logró romper la línea y adentrarse profundamente en la ciudad, diezmados a lo largo de su recorrido por Zarogoza fueron finalmente atacados y vencidos por un grupo de mujeres zaragozanas zaragozanas armadas con piedras, cuchillos, etc. en la plaza del Portillo. El hecho sería inmortalizado por Fernando Brambila, pintor italiano que había sido invitado por Palafox para narrar la contienda. Los franceses tuvieron que retirarse precipitadamente sobre las 7 de la tarde, siendo incluso perseguidos por los zaragozanos en campo abierto. Los franceses perdieron casi 700 hombres entre muertos y heridos, varios cañones y banderas. Esta primera batalla se conoció como "Batalla de las Eras"
Tras este inesperado fracaso inicial, los franceses sometieron la ciudad a un intenso bombardeo, mientras procuraban cortar sus líneas de abastecimiento y organizar un asedio ordenado, a pesar de que el número de tropas de que disponían era claramente insuficiente para este fin. Los zaragozanos, por su parte, se ocuparon en diversas obras de fortificación: parapetos, aspilleras, barricadas etc. de las que no se habían ocupado antes; comandados por el ya citado D. Antonio Sangenis. Durante los días siguientes se produjeron diversos ataques puntuales franceses, siendo rechazados todos ellos. El 23 de junio se libró en Épila otra escaramuza entre tropas francesas y la fuerzas que había ido reuniendo Palafox desde su salida de la ciudad. Los franceses lograron interrumpir las comunicaciones del enemigo entre Madrid y Zaragoza durante todo el primer sitio de Zaragoza y aislarlos de los molinos de pólvora de Villafeliche, que abastecían a los defensores.[5] El 25 de junio el general de división Jean Antoine Verdier, de mayor rango que Lefèvbre, llega con numerosos refuerzos y se hace cargo del asedio. En los días 26, 27 y 28, los bombardeos se hacen especialmente intensos. El polvorín donde se almacenaban las municiones de la ciudad estalló por culpa de un cigarro el día 27, causando graves daños en el barrio de la Magdalena y Magdalena y un caos que los franceses intentaron aprovechar para entrar entrar en la ciudad. Tras una dura lucha, los defensores logran resistir en la ciudad, aunque los franceses ocuparon con éxito el barrio exterior de Torrero y algunos otros sitios extramuros. Desde sus nuevas posiciones amenazarán las posiciones españolas en la Aljafería durante los días siguientes, aunque sin lograr avances.
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El 2 de julio Palafox regresa a Zaragoza con algunos refuerzos. La llegada se produce justo a tiempo, pues ese mismo día los franceses lanzan otro ataque general sobre la ciudad. Son atacadas las Puertas de Sancho y del Portillo, al oeste de la ciudad. En la última, una mujer llamada Agustina Zaragoza tiene que disparar una batería cuyos artilleros habían caído por una explosión. El disparo pone en fuga Agustina de Aragón en un grabado de Goya. a la avanzada francesa y permite conservar la puerta. Se libran también combates en la Puerta del Carmen y en la de Santa Engracia, además del convento de San José, pues los conventos que bordean las tapias son puntos fuertes en la línea de defensa de la ciudad. A pesar de esta nueva ofensiva sobre los numéricamente inferiores defensores, los franceses fueron de nuevo rechazados. Tras este último fracaso, los franceses comienzan a enfocar la toma de Zaragoza como un sitio a todos los efectos, a pesar de que era una ciudad apenas fortificada. Por ello, se trata de aislar la ciudad y de completar el cerco. Así, los franceses construyen el 11 de julio un puente sobre el Ebro para poder rodear la ciudad por el otro lado del río. El historiador aragonés Agustín Alcaide lo narra así:[6] Para el paso del Ebro observó el enemigo todas las reglas: escogió un ángulo entrante; colocó en sus costados a cubierto de la artillería y fusil ería; recogió y arregló el maderamen en el edificio de San Lamberto; proporcionó proporcionó barcos para pasar de avanzada; y en una noche construyó el puente con gruesas vigas de 6 varas de largo. En cada costado salía una de ellas de una vara más que las otras por ambos costados, y cada tres estaban sujetas entre sí, y hacia sus extremos, con tablas que aseguraban grandes clavos: por el medio, y en toda extensión del puente, corría un piso de tablas con el ancho suficiente para el paso de un cañón o carro. Agustín Alcaide Una vez atravesado el río, asaltaron y tomaron la mayor parte del Arrabal, barrio zaragozano separado del resto de la ciudad por el río. El 14 de julio, con la destrucción del puente sobre el río Gállego, se puso en apuros el camino a Barcelona, por el que llegaban los exiguos refuerzos de Lérida y Lérida y Monzón.[3] El 19 de julio, se corta la acequia del Rabal, tratando de dejar sin agua las huertas de la ciudad. [3] Sin embargo, el cerco no consiguió cerrarse, y a través del río continuaron llegando víveres y refuerzos, aunque no en grandes cantidades.
Sitios de Zaragoza Durante el resto del mes de julio, las tropas francesas se vieron enfrentadas a una lucha casa por casa y calle por calle para hacerse con el control de los barrios extramuros, mientras el sitio se iba haciendo más formal a medida que zapadores e ingenieros del ejército francés organizaban trincheras, minas subterráneas y desplegaban la artillería de asedio. Con la llegada de refuerzos a Postal de 1907 en conmemoración de los Sitios, describiendo una comienzos de agosto, el ejército lucha en la puerta del Carmen francés logró finalmente capturar las últimas posiciones extramuros de los defensores y endurecer el cerco. Por esas fechas, el fuego de la artillería francesa alcanzó el hospital donde se hospedaban los heridos, lo que supuso un duro golpe. Pero a pesar de todo, la ciudad aguantó la gran ofensiva lanzada el 4 de agosto, precedida de un intenso i ntenso bombardeo de tres días que devastó parte del hoy casco histórico, gracias a que los defensores lograron reagruparse por la amenaza del teniente Luciano Tornos, que apuntó con un cañón a los que huían cruzando el Ebro por el Puente de Piedra. Los daños en la ciudad fueron cuantiosos, siendo saqueado además el tesoro general, pero el precio pagado por los atacantes alto: el mismísimo general Verdier tuvo que ser reemplazado nuevamente por Lefèbvre debido a las heridas sufridas. El general Lefèbvre tomó entonces el mando. Una salida de Palafox, que consigue traer refuerzos y víveres a la ciudad, y las noticias de su derrota en la Batalla de Bailén con la consecuente inflexión de los acontecimientos bélicos, contuvo a los franceses, que se limitaron a proseguir el bombardeo y mantener sus puestos. Con la iniciativa en sus manos, los españoles realizan el 8 de agosto un contraataque sobre el Arrabal que logra romper el cerco. En la noche del 13 al 14 de agosto, los franceses abandonaron la ciudad tras volar el puente que habían construido y el monasterio renacentista de Santa Engracia. En conjunto, el ejército imperial francés fue derrotado por una pequeña presencia militar española y por un numerosísimo conjunto de ciudadanos que se unieron a la defensa de su ciudad. Este sitio costó a los franceses entre 3.000 y 4.000 hombres. La cantidad de muertos, heridos o enfermos entre los oficiales superiores fue tal que algunos regimientos quedaron mandados por capitanes. Además, en su retirada abandonaron unas 50 piezas de artillería, que no pudieron llevarse consigo. En el campo contrario, los españoles experimentaron unas 2.000 bajas y vieron devastada por el fuego enemigo amplias partes de la ciudad.
Interludio Las fuerzas mandadas por el hermano de Palafox persiguieron al enemigo hasta Navarra, donde se incorporaron a las fuerzas de otras juntas regionales en su persecución del enemigo francés. Una vez que se hubieron marchado los franceses se empezó la reparación de las defensas dañadas por la contienda, al mando del coronel Sangenís. Se tomaron también medidas para garantizar la higiene y alejar el riesgo de epidemia que acompaña a
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Sitios de Zaragoza los asedios, pero no se pudo evitar un brote de tifus que se cobró, entre otras, la vida del cabecilla Jorge Ibor y Casamayor, el "Tío Jorge", que había sido un líder clave en la deposición de Guillelmi. Es de destacar la llegada del comisario británico Doyle, que en representación de su país envió 8.000 fusiles para apoyar la causa española. La derrota francesa en la Batalla de Bailén y la sucesiva retirada del ejército imperial en casi toda la península forzó a Napoleón a cruzar los Pirineos para restablecer el control. El ejército español, inferior a las más experimentadas tropas francesas, fue rechazado sucesivamente en las batallas de Espinosa y Tudela. Mientras el emperador continuaba hacia Madrid, el Mariscal Jean Lannes recibió el mando de los ejércitos del frente del Ebro, siendo Zaragoza un objetivo inmediato para restablecer el control francés del noreste peninsular.
Segundo sitio El segundo sitio comenzó el 21 de diciembre de 1808. El ejército francés, consciente de la importancia estratégica de Zaragoza y Zaragoza y del impacto moral que tenía la resistencia de la ciudad ante el ejército francés, pues se había convertido ésta en un símbolo de la resistencia española, volvió con numerosas tropas mandadas esta vez por el mariscal Lannes, sumando más de 35.000 soldados de infantería y 2.000 de caballería. La ciudad estaba ahora más preparada. Aunque no dio tiempo a acabar las fortificaciones, Plano de 1868 del Segundo Sitio de 1808-1809. se pudo disponer de hasta 160 cañones gracias a los capturados en el sitio previo y se pudo reunir la cosecha antes del asedio. Los defensores incluían unos 30.000 soldados regulares, amén de miles de voluntarios de la ciudadanía cuya colaboración fue muy importante. El 21 de diciembre este ejército atacó Zaragoza por varios puntos, tratando de tomar el Canal Imperial en Casablanca y La Paz, así como los barrios exteriores del Arrabal y Torrero. Lograron ciertos avances, pero la resistencia fue enconada y los defensores retuvieron sus posiciones. Sin embargo, la captura del camino a Zuera, la voladura del Puente de América por los defensores para evitar su captura y sus avances extramuros aislaron a los defensores. Los franceses realizaron el segundo sitio más exhaustivamente, y dedicaron los días siguientes a construir puentes sobre el Ebro por Juslibol (22 de diciembre) y sobre el Huerva (25-26 del mismo mes) con los que asegurar su cerco alrededor de la ciudad. Simultáneamente, y en la más pura ortodoxia militar, avanzaron con trincheras paralelas a las defensas de la ciudad.
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En San José, Santa Engracia y los alrededores de la Aljafería se combatió entonces con denuedo. Los avances franceses se convirtieron en costosos, y los contraataques del General O'Neylle lograban recuperar parte de lo perdido. Especialmente exitosa fue la salida del 31 de diciembre, aprovechándose de las inundaciones que habían dañado los puentes franceses, en la que los defensores llegaron a Juslibol. Tras casi un mes de ataques y contraataques, el 15 de enero caía el reducto del Pilar, último de los fortines extramuros del perímetro español. En los días siguientes, los franceses instalaron sus baterías en estos puestos de las afueras. Hoy en día, el barrio zaragozano de la Bombarda lleva tal nombre en recuerdo a una pieza de artillería que se ubicó en la zona. Aproximándose desde el Huerva, los franceses trataron de tomar el convento de los Trinitarios y la huerta de Santa Engracia, entradas a la ciudad desde el sur. Los puestos avanzados establecidos el 28 de enero por un asalto general se fueron ampliando en lentos y meticulosos combates. La resistencia casa por casa obligaba a los franceses a volar los edificios uno a uno, retrasando su avance y sufriendo numerosas bajas.[7] El comandante francés llegó a expresar en una carta al emperador: Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta Esquina de la calle El Pozo con los daños plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la producidos en los Sitios de Zaragoza brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores ... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena. Mariscal Jean Lannes Con el paso del tiempo fueron cayendo uno a uno los barrios periféricos (Huerta de Santa Engracia y el Carmen, en cuya puerta aún se aprecian los efectos de la guerra, el Arrabal...) y los conventos donde se habían hecho fuertes los defensores. defensores. La batalla fue terrible para para la ciudad, que vio bombardeada la Basílica del Pilar, la Universidad de Zaragoza, saqueados los archivos de la Diputación, etc. A pesar de todo, los defensores siguieron resistiéndose hasta que la falta de víveres y las terribles condiciones higiénicas que siempre causan los asedios propiciaron una epidemia de tifus. Palafox mantuvo su respuesta de "Guerra y Cuchillo" a la rendición, pero él mismo enfermó gravemente y fue sustituido por Saint-Marq. Este, en connivencia con la Junta de Defensa, decidió rendir la exhausta ciudad, incapaz ya de seguir luchando. Palafox se opuso hasta el final y hubo numerosos partidarios de continuar la lucha hasta sus últimas consecuencias que trataron de asaltar los arsenales para proseguir la lucha. Finalmente, el 21 de febrero, Zaragoza capituló.
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La ciudad, que antes era conocida como "La Florencia de España", quedó prácticamente destruida y de 55.000 ciudadanos que había antes de los sitios sobrevivieron 12.000.
Ejércitos que tomaron parte en los Sitios de Zaragoza • • • •
Ejército francés, Infantería= 40.000 infantes Ejército francés, Caballería= 3.500 jinetes Ejército francés, Artillería= 48 piezas de artillería pesada y 84 de artillería ligera Ejército francés, Zapadores= 1.100 zapadores, ingenieros, etc.
• Defensores zaragozanos= 50.000 habitantes + 1.000 voluntarios oscenses
Los sitios en la cultura y las artes La ciudad de Zaragoza recibió por su valor durante los sitios a los que fue sometida los títulos de Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica e Inmortal, que desde entonces adornan el escudo de la ciudad. La lucha, que prácticamente destruyó la ciudad, fue uno de los hitos históricos locales y ha sido constantemente rememorado en el nomenclátor, especialmente en la zona histórica del centro. Así, la que quizás se pueda considerar la avenida central de la ciudad se llama Paseo de la Independencia, cerca de la cual se encuentran entre otras la Plaza de los Sitios, la Calle Asalto y el Paseo de la Mina. Numerosos héroes populares han dado nombres a calles y plazas de la ciudad, como es el caso de la Plaza Sas, el Paseo María Agustín o el Parque Tío Jorge. Singular resulta la etimología del barrio zaragozano de la Bombarda, ya explicada.
Baturro de guardia durante los Sitios de Zaragoza, Marcelino de Unceta, 1902
Benito Pérez Galdós, uno de los mayores novelistas españoles, dedicó uno de sus Episodios Nacionales, con los que pretendía narrar la historia española en el siglo XIX, a Zaragoza y sus sitios (véase Zaragoza (Episodio nacional)), inmortalizando así esta heroica resistencia. El libro contribuyó a mitificar la lucha, haciendo famosas las siguientes frases: ¿Zaragoza se rendirá? La muerte al que esto diga. Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abriráse vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde. El escritor José Luis Corral dedicó también un libro a los Sitios, titulado ¡Independencia!, donde describe la resistencia de la ciudad desde los ojos de un guardia de corps que se une a la lucha.
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La decidida resistencia fue inmortalizada en una copla cantada como jota, convertida desde entonces en uno de los símbolos típicos con los que se relaciona Aragón y Aragón y Zaragoza: La Virgen del Pilar dice Que no quiere ser francesa Que quiere ser capitana De la tropa aragonesa
Personajes destacados • José de L´Hotellerie de Fallois Fallois y Fernández de • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Heredia, Barón de Warsage José de Palafox y Melci Agustina de Aragón Basilio Boggiero Spotorno Santiago Sas Casta Álvarez Barceló Manuela Sancho Juliana Larena y Fenollé Fenollé Josefa Vicente La condesa de Bureta María Lostal Josefa Amar y Borbón Borbón María Artigas Madre Rafols María Agustín Jorge Ibor y Casamayor Casamayor "tío Jorge" Mariano Renovales Antonio Sangenís y Torres Torres Miguel Salamero
La Basílica del Pilar, que aún hoy en día muestra en su fachada este daños producidos durante los sitios.
Referencias [1] ArteHistoria. «[http:// http://www.artehistoria. www.artehistoria. jcyl.es/ jcyl.es/historia/ historia/contextos/ contextos/2465. 2465.htm htm
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Sitios de Zaragoza cascotes. Un día se toman cinco o seis casas, otro, un convento, y otro, una iglesia. Ha sido preciso formar calles interiores en medio de las ruinas para trasladar la artillería y las municiones. Finalmente, se han colocado baterías en las calles y sobre las ruinas de los edificios. Esta es una nueva forma de tomar ciudades fortificadas. Los ingenieros se han visto obligados a inventar nuevos métodos de ataque. Esto es muy peligroso y muchos zapadores y minadores han perecido en las galerías subterráneas. Los españoles se defienden briosamente en sus casas. Daudevard de Férussac. Diario histórico del sitio de Zaragoza
Enlaces externos Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Los Sitios de Zaragoza.Commons Wikisource •
Wikisource contiene obras originales de o sobre Episodios Nacionales: Zaragoza de Benito Pérez Galdós. • Asociación Cultural "Los (http://www.asociacionlossitios. www.asociacionlossitios.com) com) "Los Sitios de Zaragoza" (http:// • Historia de los sitios de Zaragoza 1808-1809 (http:// (http://www.terra. www.terra.es/ es/personal4/ personal4/ filomenas/index. filomenas/index.htm) htm). Usado como fuente para este artículo. • Crónica del Primer Sitio de Zaragoza (http:// (http://members.tripod. members.tripod.com/ com/~gie1808a1814/ ~gie1808a1814/ •
meses/agosto. meses/agosto.htm#BM0006) htm#BM0006) • Crónica del Segundo Sitio de Zaragoza (http:// (http://members.tripod. members.tripod.com/ com/~gie1808a1814/ ~gie1808a1814/ meses/febrero. meses/febrero.htm#BM21_2_1809) htm#BM21_2_1809) • Ángel Muñoz, «Los sitios de Zaragoza», Zaragoza», en el espacio espacio de artículos de historia historia (http://www.satrapa1. www.satrapa1.com/ com/articulos/ articulos/moderna/ moderna/sitios/ sitios/sitios. sitios.htm) htm) www.satrapa1.com (http:// • Grupo de Recreación Histórica de Los Sitios (http:// (http://www.voluntariosdearagon. www.voluntariosdearagon.com) com) • Diario de Los Sitios de Zaragoza (http:// (http://www.elgrancapitan. www.elgrancapitan.org/ org/portal/ portal/index. index.php/ php/ articulos/historia-militar/ articulos/historia-militar/1130-diario-de-los-sitios-de-zaragoza) 1130-diario-de-los-sitios-de-zaragoza) Source: http:// http:// es.wikipedia. es.wikipedia.org/ org/w/ w/index. index.php?oldid=24574066 php?oldid=24574066 Contributors: 2deseptiembre, Alejandro.milagro, Aliman5040, Amadís, Angeloso86, Arkimedes, Bcoto, Chabacano,
Collin, Comisariostrelnikov, Dodo, DolGuldur, Dolguldur, Dongalsejo, Draeco, Durero, Ecelan, Ecemaml, Eduhanks, Elenoico, Escarlati, FAR, Gonn, Gusgus, Karlohs, Lancaster, Lecuona, Legran, Manuel Trujillo Berges, Martínhache, Matdrodes, Miguel303xm, Neoliquid, Obelix83, Orpheus 666, PoLuX124, Prinz Eugen 1912, Retama, Riera, Rokelar, SimónK, Stifax, Vgomgon, Vic Fede, Willtron, 74 anonymous edits
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Exposición Hispano-Francesa de 1908
Exposición Hispano-Francesa Hispano-Francesa de 1908 La Exposición Hispano-Francesa fue una exposición ocurrida en Zaragoza de mayo a diciembre de 1908 como conmemoración del primer centenario de los Sitios de Zaragoza. En 1902 la ciudad de Zaragoza decidió celebrar el primer centenario de los Sitios, celebración que se iba a mantener en un marco regular, formando la "Junta Conmemorativa de los Sitios". La realización de una exposición industrial fue planteada, sin embargo su magnitud estaba en duda por falta de fondos. En 1906 el gobierno nacional decidió entregar dos millones y medio de pesetas para financiar la exposición, con lo que se creó el comité ejecutivo de la Exposición a cuya cabeza se colocó a Basilio Paraíso, un empresario local. Paraíso organizó la Quiosco de música realizado para la conmemoración del Centenario y la Exposición, exposición por José y Manuel Martínez de encargando a Ricardo Magdalena la planificación. Ubago La Exposición se planteó como un acontecimiento moderno, para demostrar el empuje cultural y económico de la ciudad y de Aragón, a la vez que serviría para estrechar lazos y restañar heridas con los vecinos franceses tras los acontecimientos de las Guerras Napoleónicas del siglo anterior. Sin embargo no todo fue en el sentido de Paraíso. Sectores conservadores como Florencio Jardiel, presidente de la junta organizadora del Centenario, también tuvieron su peso en la organización y el transcurso del acontecimiento. Su impronta se puede comprobar en la importancia del Pabellón Mariano o en los resultados del Congreso Pedagógico Nacional de Zaragoza.
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Exposición Hispano-Francesa de 1908 Los terrenos de la Exposición fueron los de la llamada Huerta de Santa Engracia, alrededor de lo que actualmente es la Plaza de los Sitios. 36.500 obreros se encargaron de levantar los proyectos de Ricardo Magdalena y otros. Magdalena diseñó los edificios más importantes, entre los que se encuentra el actual Museo Provincial de Zaragoza, un enorme palacio neorrenacentista inspirado en los palacios del siglo XVI aragoneses, o el Gran Casino, un edificio modernista que se mantuvo hasta 1930. Arquitectos más jóvenes se encargaron de los demás edificios. Félix Navarro (http:/ / www. aragonesasi. com/ personajes/ navarro. php)
realizó el edificio de la Escuela de Artes y Oficios que se encuentra todavía en la Plaza de los Sitios. En el centro de la Fachada del Museo Provincial Plaza de los Sitios se levantó el Monumento a los Sitios de Santiago Querol, escultor catalán que la realizó en estilo modernista; aun se puede contemplar en la actualidad. La mayoría de las construcciones eran modernistas y de carácter provisional, realizados en materiales baratos como la madera, el yeso y el adobe y fueron desmontados tras la exposición. Entre ellos el Teatro, la Puerta de Entrada, el Pabellón de la Alimentación, el Pabellón Mariano, el Pabellón Central o el Pabellón Francés en estilo neorrococó y que maravilló a los visitantes con una sección dedicada a la industria automovilística francesa. francesa. Participaron más de 5.000 expositores, los más visitados los de agricultura, alimentación, industias mecánicas y productos manufacturados. Además se podían visitar expositores de artesanía artística, sanidad y productos químicos y farmacéuticos, etc. Entre los expositores hubo tanto instituciones como el Gobierno francés o el Ministerio de Fomento, como empresas privadas, como Altos Hornos de Vizcaya que tenía su propio pabellón. También fue importante la participación de Cataluña, con un pequeño incidente en un brindis del arquitecto regionalista Puig i Cadafalch que no agradó a algunos conservadores zaragozanos. Para acelerar los trabajos, el 24 de marzo de 1907 se creaba una Comisaría Regia para la celebración del Centenario, nombrándose Comisario a D. Juan Tejón y Marín; además, el Ministro de Gobernación, Juan de la Cierva, publicaría un Real Decreto exceptuando del descanso dominical los trabajos de la exposición(15.09.1907). Finalmente se creó una Medalla Conmemorativa de los Sitios de Zaragoza a la que dio carácter oficial y que gozó de amplia difusión. Un carnet infantil de la exposición. La Exposición coincidió con varios congresos, entre los que cabe destacar el del Progreso de las Ciencias, el Agrícola Nacional, Cámaras de Comercio, Exportación, Sociedades Económicas y Turismo. Además también se realizó una gran Exposición Artística de arte contemporáneo, además de exposiciones de «arte retrospectivo».
El éxito de público, con más de medio millón de visitantes, llevó a prolongar el acontecimiento dos meses. Entre los visitantes hay que destacar a Alfonso XIII, que visitó la Exposición en diversas ocasiones.
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Exposición Hispano-Francesa de 1908
Véase también • Exposición Aragonesa de 1868 • Exposición Aragonesa de 1885 • Exposición Internacional de Zaragoza de 2008
Enlaces externos • Exposición Hispano-Francesa (http://www.enciclopedia-aragonesa. www.enciclopedia-aragonesa.com/ com/voz. voz. Hispano-Francesa (http:// asp?voz_id=5398&tipo_busqueda=1& asp?voz_id=5398&tipo_busqueda=1&nombre=Exposición nombre=Exposición hispano francesa& categoria_id=&subcategoria_id=& categoria_id=&subcategoria_id=&conImagenes=) conImagenes=) en la Gran Enciclopedia Aragonesa (http:// (http://www.enciclopedia-aragonesa. www.enciclopedia-aragonesa.com/ com/))
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