ARZOBISPADO DE AYACUCHO VICARIA PASTORAL ARQUIDIOCESANA
ESCUELA DE FORMACION Y ANIMACION MISIONERA EFAM
ESPIRITUALIDAD MISIONERA
CENTRO PASTORAL BEATO “JUAN PABLO II” 2012 1
MODULO 1
2
FUNDAMENTOS DE ESPIRITUALIDAD MISIONERA Contenidos: La Espiritualidad Misionera en la Misionología La Espiritualidad Misionera como experiencia de vida Características de la Espiritualidad Misionera Desafíos actuales a la Evangelización y Espiritualidad Misionera o o o o
TEMA 1: La Espiritualidad Misionera en la Misionología Afirma Afirma Juan Juan Pablo Pablo II en la Carta Carta Encíclic Encíclicaa Redemp Redemptori toriss Missio Missio que que “La activid actividad ad misionera exige una espiritualidad específica, que concierne particularmente a quienes Dios ha llamado a ser misioneros” misi oneros” (RM87). Los temas de «espiritualidad» y de «misión» han encontrado su lugar respectivo en la teología (Teología de la espiritualidad y Misionología). La «espiritualidad» indica una «vida» o «camino» según el «Espíritu» (cf. Gal 5,25; Rom 8,4.9). «Se llama espiritual quien obra según el Espíritu». La «misión» puede estudiarse en su naturaleza (teología dogmática), en su metodología (teología pastoral) y en su vivencia (teología espiritual o espiritualidad). La espiritualidad misionera indica, pues, el «espíritu» con que se vive la misión, o también una vida según el Espíritu Santo que es la fuerza de la misión. «La actividad misionera exige, ante todo, espiritualidad específica», que se delinea como «plena docilidad al Espíritu» (RM 87) y «comunión íntima con Cristo» Cr isto» (RM 88). Hoy Hoy la «esp «espiri iritu tual alida idadd misi mision oner era» a» ya tien tienee carta carta de ciud ciudad adan anía ía,, resp respec ecto to a la terminología (cf. AG 29; RM 87) y a los contenidos. Éstos han quedado resumidos especialmente en AG 23-25, EN 75-82 y RM 87-92: fidelidad al Espíritu Santo, inti intimi mida dadd con con Cris Cristo to (o expe experi rien encia cia de Crist Cristo) o),, voca vocaci ción ón misi mision oner era, a, virt virtud udes es del del misionero, oración y contemplación, fidelidad y amor de Iglesia, la figura materna de María. El punto de referencia es la figura del Buen Pastor y su imitación por parte de las dive divers rsas as figu figura rass misio misione nera rass de la hist histor oria ia,, segú segúnn las las dive divers rsas as líne líneas as de la «vid «vidaa apostólica» (seguimiento radical de Cristo, vida comunitaria y disponibilidad misionera). Más allá de los conceptos, la espiritualidad misionera debe dejar traslucir el misterio de Dios Amor manifestado en Cristo, que llama a la contemplación de la Palabra, al seguimiento evangélico, a la vida de comunión eclesial y a la disponibilidad misionera. Todavía cabe distinguir, en la profundización de los conceptos, si se trata de la espiritualidad misionera de todo cristiano, del apóstol en general o del misionero en particular (vocación misionera específica, carisma misionero peculiar, etc.). En efecto, el problema más urgente de la evangelización actual es el encuentro entre las diversas experiencias religiosas, como auténtica experiencia del mismo Dios que ha ido sembrando las «semillas del Verbo» en todas las culturas y religiones. Se podría decir, 3
pues, que la espiritualidad misionera se concreta hoy especialmente en el testimonio de la experiencia de Dios (traducida en anuncio, servicios de caridad, etc.), por parte del apóstol (cf. EN 76, RM 91), como fidelidad a la acción actual del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo, para que las semillas del Verbo lleguen a «su madurez en Cristo» (RM 28). Habrá que profundizar en la experiencia de Cristo, por parte del apóstol, en el sentido de adopta adoptarr «ac «actitu titudes des interio interiores res»» (EN 75), 75), es decir, decir, convic conviccio ciones nes,, motiva motivacio ciones nes,, decisiones decisiones,, que se traduzcan traduzcan en encuentro encuentro o relación relación personal personal con Cristo, Cristo, seguimient seguimiento, o, comunión eclesial y misión. Más allá de un análisis teológico, filosófico o psicológico del tema de la experiencia, habrá que partir de la realidad revelada expresada por San Juan: «Hemos visto su gloria» (Jn 1,14); «lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida... Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos» (1Jn 1,1.3). Por esto, se puede afirmar que «el misionero, si no es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble» (RM 91). En este sentido, el desafío actual del encuentro entre las diversas experiencias de Dios en las religiones, se convierte en el mayor desafío que ha tenido la historia de la evangelización. Pero ello es un signo de esperanza. El deseo y la búsqueda de Dios, hoy, por parte de la sociedad en general y, de modo especial, por parte de las religiones, pone en evidencia que «en lo más profundo del corazón del hombre está el deseo y la nostalgia de Dios» (enc. Fides et Ratio, FR n. 24). «El hombre busca un absoluto que sea capaz de dar respuesta y sentido a toda su búsqueda» (ibídem 27). Es «búsqueda de verdad y búsqueda de una persona de quien fiarse» (ibídem, 33). Por esto, el apóstol debe saber anunciar con franqueza que «en Jesucristo, que es la Verdad, reconoce la llamada última dirigida a la humanidad, para que pueda llevar a cabo lo que experimenta como deseo y nostalgia» (ibídem). Se necesita mucha audacia y coherencia (nacidas de un encuentro personal con Cristo), para poder anunciar al mundo de hoy esta experiencia de fe, que es siempre fruto del Espíritu Santo (cf. RM 24). Cualquier destello de verdad, que Dios ya ha sembrado en el corazón humano, se dirige necesariamente hacia la verdad completa, que Dios nos ha manifestado por su revelación en Cristo. Sin la experiencia verdadera de encuentro con Cristo, Cristo, el apóstol caería en uno de esos dos extremos igualmente igualmente erróneos: erróneos: pensar que todas las religiones ya son la verdad plena (sin Jesucristo) o querer imponer la propia fe sin respetar la hora de Dios (la acción de la gracia). Pero este anuncio misionero comporta, por parte del apóstol, una convicción y una vida coherente, de suerte que se vea en él la experiencia de haber encontrado a Cristo. Entonces aparecerá que «la revelación cristiana es la verdadera estrella que orienta al hombre... es la última posibilidad que Dios ofrece para encontrar en plenitud el proyecto orig origin inar ario io de amor mor inic inicia iado do en la crea creaci ción ón»» (FR (FR 15) 15). Un test testim imon oniio de las bienaventuranzas, por una caridad heroica, se hace transparencia del misterio de la muerte y resurrección de Cristo y, consecuentemente, «rompe los esquemas habituales de reflexión» para abrirse a la fe (cf. FR 23). 4
Tema 2: La espiritualidad misionera como experiencia de vida La espiritualidad misionera no es una serie de conceptos teóricos, sino que hace refe refere renc ncia ia a una «exp «exper erie ienc ncia ia»» de Dios Dios,, para para resp respon onde derr a los los desa desafí fíos os de la evange evangeliz lizaci ación. ón. Podemo Podemoss encont encontrar rar esta esta dimens dimensión ión experi experienc encial ial y vivenc vivencial ial de los docu docume ment ntos os magi magist ster eria iale less en rela relaci ción ón con con la misi misión ón (que (que resu resumo mo en el pres presen ente te apartado). No resulta fácil, en la reflexión teológica, aceptar términos psicológicos, como es el caso de la «experiencia». Pero es un hecho de la revelación cristiana constatado por Juan: «Hemos visto su gloria» (Jn 1,14), «lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos» (1Jn 1,1.3). En la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, Pablo VI indicó esta línea experiencial para poder responder a los desafíos de la sociedad actual: «El mundo exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan fami familia liarm rmen ente te,, como como si estu estuvi vier eran an vien viendo do al Invi Invisi sibl ble» e» (EN (EN 76). 76). En esta esta mism mismaa perspectiva experiencial, Juan Pablo II, en la encíclica Redemptoris Missio, presenta la misión como comunicación de una «experiencia»: «La venida del Espíritu Santo los convierte (a los Apóstoles) en testigos o profetas (Hech 1,8; 2, 17-18), infundiéndoles una serena audacia que les impulsa a transmitir a los demás su experiencia de Jesús y la esperanza que los anima» (RM 24). La misma «espiritualidad misionera», cuyos contenidos quedan descritos en RMi cap. VIII, tiene esta línea experiencial por parte del apóstol: «Precisamente porque es enviado, el misionero experimenta la presencia consoladora de Cristo, que lo acompaña en todo momento de su vida. "No tengas miedo... porque yo estoy contigo" (Hech 18, 9-10). Cristo lo espera en el corazón de d e cada hombre» (RM 88). El resultado de esta perspectiva existencial de la espiritualidad misionera se concreta en esta afirmación: «El misionero es un testigo de la experiencia de Dios y debe poder decir, decir, como los Apóstoles: "Lo que contempla contemplamos. mos..... acerca de la Palabra de vida..., vida..., os lo anunciamos" (1Jn 1,1-3)» (RM 91). Por esto, «nota esencial de la espiritualidad misionera es la comunión íntima con Cristo» (RM 88). La realidad de fe, a la que hace referencia esta experiencia misionera, es la presencia de Cristo resucitado en la vida del apóstol (cf. Mt 28,20) y la unión del mismo Cristo con cada ser humano redimido: «El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre» (GS 22; cf. Jn 1,14). La situación actual de la evangelización reclama, por parte de los evangelizadores, una fe más vivencial, que no se reduzca a la afirmación de unos conceptos (cuya validez no se pone en duda): «Urge recuperar y presentar una vez más el verdadero rostro de la fe cristiana, que no es simplemente un conjunto de proposiciones que se han de acoger y ratificar con la mente, sino un conocimiento de Cristo Cri sto vivido personalmente, una memoria viva de sus mandamientos, una verdad que se ha de hacer vida... La fe es una decisión que afecta a toda la existencia; es encuentro, diálogo, comunión de amor y de vida del creyente con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6). Implica un acto de 5
confianza y abandono en Cristo, y nos ayuda a vivir como él vivió (cf. Gal 2,20), o sea, en el mayor amor a Dios y a los hermanos» (VS 88). La «mirada contemplativa» del apóstol (cf. EV 83) le ayudará a «ver» a Cristo donde, humanamente hablando, parece que no está (cf. Jn 20,8). La evangelización será siempre, si es auténtica, un «amor apasionado por Jesucristo» (VC 109), que lleva necesariamente al «anuncio apasionado de Jesucristo» (VC 75). Se pasa necesariamente de la contemplación a la misión: «Alimentando en la oración una profunda comunión de sentimientos con El (cf. Fil 2,5-11), de modo que toda su vida esté impregnada de espíritu apostólico y toda su acción apostólica esté sostenida por la contemplación» (VC 9). La «pasió «pasión» n» del «anunc «anuncio» io» no es fundam fundament entali alismo smo,, sino sino «conoc «conocimi imient entoo amoros amoroso», o», convicción profunda, motivación clara y entrega generosa, dentro de los planes salvíficos de Dios en la historia humana, que dejan entrever su paciencia milenaria... En efecto, «del conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de evangelizar, y de llevar a otros al sí de la fe en Jesucristo. Y al mismo tiempo se hace sentir la necesidad de conocer siempre mejor esta fe» (CIC 429). La espiritualidad misionera se concreta en actitud relacional con Cristo, puesto que él es el punto de referencia para «comprender y vivir la misión» (RM 88). En realidad, no es más que la puesta en práctica de las directrices paulinas sobre la sintonía con «los sentimientos de Cristo» (Fil 2,5): «El estudio y la actividad pastoral se apoyan en una fuente interior, que la formación deberá custodiar y valorizar: se trata de la comunión cada vez más profunda con la caridad pastoral de Jesús... un modo de estar en comunión con los mismos sentimientos y actitudes de Cristo, buen Pastor» (PDV 57). Esta «relación» con Cristo se traduce en «una comunión de vida y de amor cada vez más rica, y una participación cada vez más amplia y radical de los sentimientos y actitudes de Jesucristo» (PDV 72). Toda la formación del apóstol consiste en «un itinerario de progresiva asimilación de los sentimientos de Cristo hacia h acia el Padre» (VC 65). La espiritualidad misionera es, pues, «fe vivida», de la que María es modelo perfecto (cf. TMA 43). Por esto, «la misión, además de provenir del mandato formal del Señor, deriva de la exigencia profunda de la vida de Dios en nosotros» (RM 11). Si la misión tiende al encuentro con Cristo, ello reclama, por parte del evangelizador, la propia experiencia de encuentro con el Señor (cf. RM 88, citado más arriba). Entonces, «al encontrar a Cristo, todo hombre descubre el misterio de su propia vida» (Bula Incarnationis Mysterium, n. 1). TEMA 3: Características de la Espiritualidad Misionera La Carta Encíclica “Redemptoris Missio”, dedica completamente su último capítulo a la Espiritualidad Misionera. En él, esboza una descripción de la misma, señala algunas características fundamentales: 6
Dejarse guiar por el Espíritu
La espiritualidad misionera se expresa, ante todo, viviendo con plena docilidad al Espíritu; ella compromete a dejarse plasmar interiormente por él, para hacerse cada vez más semejantes a Cristo. No se puede dar testimonio de Cristo sin reflejar su imagen, la cual se hace viva en nosotros por la gracia y por obra del Espíritu. La docilidad al Espíritu compromete además a acoger los dones de fortaleza y discernimiento, que son rasgos esenciales de la espiritualidad misionera. (RM 87) A los Apóstoles, quienes durante la vida pública del Maestro, no obstante su amor por él y la generosidad de la respuesta a su llamada, se mostraron incapaces de comprender sus palabras y fueron reacios a seguirle en el camino del sufrimiento y de la humillación, es el Espíritu los transformará en testigos valientes de Cristo y preclaros anunciadores de su palabra, será el Espíritu quien los conducirá por los caminos arduos y nuevos de la misión siguiendo sus decisiones. (RM 87) Hoy tambié también, n, como en el pasado, pasado, la misión misión sigue siendo siendo difícil difícil y comple compleja ja y exige exige igualmente la valentía y la luz del Espíritu. Vivimos frecuentemente el drama de la primera comunidad cristiana, que veía cómo fuerzas incrédulas y hostiles se aliaban "contra el Señor y contra su Ungido" (Act 4, 26). Como entonces, hoy conviene orar para que Dios nos conceda la libertad de proclamar el Evangelio; conviene escrutar las vías misteriosas del Espíritu y dejarse guiar por él hasta la verdad completa (cfr Jn 16, 13). Vivir el misterio de Cristo "enviado"
Nota esencial de la espiritualidad misionera es la comunión íntima con Cristo: no se puede comprender y vivir la misión si no es con referencia a Cristo, en cuanto enviado a evan evange geliliza zar. r. Pabl Pabloo desc descri ribe be sus sus acti actitu tude des: s: "Ten "Tened ed entr entree voso vosotr tros os los los mism mismos os sentimientos de Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como un hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz" (Flp 2, 5-8). Se describe aquí el misterio de la Encarnación y de la Redención, como despojamiento total de sí, que lleva a Cristo a vivir plenamente la condición humana y a obedecer hasta el final el designio del Padre. Se trata de un anonadamiento que, no obstante, está impregnado de amor y expresa el amor. La misión recorre este mismo camino y tiene su punto de llegada a los pies de la cruz. Al misionero se le pide "renunciarse a sí mismo y a todo lo que tuvo hasta entonces y a hacerse todo para todos": en la pobreza que lo deja libre para el Evangelio; en el desapego de personas y bienes del propio ambiente, para hacerse así hermano de aquellos a quienes es enviado y llevarles a Cristo Salvador. A esto se orienta la espiritualidad del misionero: "Me he hecho débil con los débiles... Me he hecho h echo todo para todos, para salvar a toda costa a algunos. Y todo esto lo hago por el Evangelio" (I Cor 9, 22-23). Precisamente porque es "enviado", el misionero experimenta la presencia consoladora de Cristo, que lo acompaña en todo momento de su vida. "No tengas miedo... porque yo estoy contigo" (Act 18, 9-10). Cristo lo espera en el corazón de cada hombre. (RM 88) 7
Amar a la Iglesia y a los hombres como Jesús los ha amado
La espiritualidad misionera se caracteriza, además, por la caridad apostólica; la de Cristo que vino "para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos" (Jn 11, 52); Cristo, Buen Pastor que conoce sus ovejas, las busca y ofrece su vida por ellas (cfr Jn 10). Quien tiene espíritu misionero siente el ardor de Cristo por las almas y ama a la Iglesia, como Cristo. (RM 89) o
o
o
El misionero se mueve a impulsos del "celo por las almas", que se inspira en la caridad misma de Cristo y que está hecha de atención, ternura, compasión, acogida, disponibilidad, interés por los problemas de la gente. El amor de Jesús es muy profundo: él, que "conocía lo que hay en el hombre" (Jn 2, 25), amaba a todo todoss ofre ofrecié ciénd ndol oles es la rede redenc nció ión, n, y sufr sufría ía cuan cuando do ésta ésta era era rech rechaz azad ada. a. El misionero es el hombre de la caridad: para poder anunciar a todo hombre que es amado por Dios y que él mismo puede amar, debe dar testimonio de caridad para con todos, gastando la vida por el prójimo. El misionero es el "hermano universal"; lleva consigo el espíritu de la Iglesia, su apertura y atención a todos los pueblos y a todos los hombres, particularmente a los más pequeños y pobres. En cuanto tal, supera las fronteras y las divisiones de raza, casta e ideología: es signo del amor de Dios en el mundo, que es amor sin exclusión ni preferencia. Por último, lo mismo que Cristo, él debe amar a la Iglesia: "Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Ef 5, 25). Este amor, hasta dar la vida, es para el misionero un punto de referencia. Sólo un amor profundo por la Iglesia puede sostener el celo del misionero; su preocupación cotidiana -como dice San Pabloes "la solicitud por todas las Iglesias" (2 Cor 11, 28). Para todo misionero y toda comunidad "la fidelidad a Cristo no puede separarse de la fidelidad a la Iglesia". (RM 89)
El verdadero misionero es el santo
La llamada a la misión deriva de por sí de la llamada a la santidad. Cada misionero, lo es auté autént ntica icame ment ntee si se esfu esfuer erza za en el cami camino no de la sant santid idad ad:: "La santi santida dadd es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia". (RM 90) La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión. Todo fiel está llamado a la santidad y a la misión. Ésta ha sido la ferviente voluntad del Concilio al desear, "con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia, iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura". La espiritualidad misionera de la Iglesia es un camino hacia h acia la santidad. (RM 90) El renovado impulso hacia la misión ad gentes exige misioneros santos. No basta renovar los métodos pastorales, ni organizar y coordinar mejor las fuerzas eclesiales, ni explorar con mayor agudeza los fundamentos bíblicos y teológicos de la fe: es necesario suscitar un nuevo "anhelo de santidad" entre los misioneros y en toda la comunidad cristiana, 8
particularmente entre aquellos que son los colaboradores más íntimos de los misioneros. (RM 90) Pensemos en el empuje misionero de las primeras comunidades cristianas. A pesar de la escasez escasez de medios de transporte transporte y de comunicac comunicación ión de entonces, entonces, el anuncio anuncio evangélico evangélico llegó en breve tiempo a los confines del mundo. Y se trataba de la religión de un hombre muerto en cruz, "escándalo para los judíos, necedad para los gentiles" (1 Cor 1, 23). En la base de este dinamismo misionero estaba la santidad de los primeros cristianos y de las primeras comunidades. (RM 90) El misionero ha de ser un "contemplativo en acción". Él halla respuesta a los problemas a la luz de la Palabra de Dios y con la oración personal y comunitaria. El futuro de la misión depende en gran parte de la contemplación. El misionero, si no es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble. El misionero es un testigo de la experiencia de Dios y debe poder decir como los Apóstoles: "Lo que contemplamos... acerca de la Palabra de vida..., vida..., os lo anunciamos" (1 Jn 1, 1-3). (RM 91) El misionero es el hombre de las Bienaventuranzas. Jesús instruye a los Doce, antes de mandarlos a evangelizar, indicándoles los caminos de la misión: pobreza, mansedumbre, aceptación de los sufrimientos y persecuciones, deseo de justicia y de paz, caridad; es decir, les indica precisamente las Bienaventuranzas, practicadas en la vida apostólica (cfr Mt 5, 1-12). Viviendo las Bienaventuranzas, el misionero experimenta y demuestra concretamente que el Reino de Dios ya ha venido y que él lo ha acogido. La característica de toda vida misionera auténtica es la alegría interior, que viene de la fe. En un mundo angustiado y oprimido por tantos problemas, que tiende al pesimismo, el anunciador de la "Buena Nueva" ha de ser un hombre que ha encontrado en Cristo la verdadera esperanza. (RM 91) Tema 4: Desafíos actuales a la Evangelización y espiritualidad misionera La llamada a la misión, en estos momentos de inicio de un tercer milenio, tiene esta perspectiva de llamada a la santidad, que es elemento esencial de la espiritualidad misionera. Dice Juan Pablo II: «Nunca como hoy la Iglesia ha tenido la oportunidad de hacer llegar el Evangelio, con el testimonio y la palabra, a todos los hombres y a todos los pueblos. Veo amanecer una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitudes y deseos de nuestro tiempo» (RM 92). En realidad, ésa fue también la llamada del concilio en el decreto Ad Gentes: «Puesto que toda la Iglesia es misionera y la obra de la evangelización es deber fundamental del Pueblo de Dios, el Santo Concilio invita a todos a una profunda renovación interior a fin de que, teniendo viva conciencia de la propia responsabilidad en la difusión del Evangelio, acepten su cometido en la obra misional entre los gentiles» (AG 35). La espiritualidad misionera del apóstol es una experiencia de la propia pobreza, en la que se han encontrado las huellas de Cristo (por el don de la fe). De esta experiencia hu humi mild ldee y agra agrade deci cida da nace nace la misi misión ón sin sin fund fundam amen enta talis lismo moss ni redu reducc ccion ionis ismo mos. s. El 9
encuentro con Cristo no es una conquista de la razón, sino una gracia que reclama la propia colaboración. « ¡La fe se fortalece dándola! » (RM 2) Es un hecho fácilmente constatable el de la llamada a una renovación eclesial por la línea de la espiritualidad y santificación. El decreto «Ad Gentes» ha dejado constancia de esta llamada urgente en vistas a la misión: «El Santo Concilio invita a todos a una profunda renovación interior» (AG 35). La espiritualidad misionera (sin ser exclusiva ni excluyente) será la nota dominante de la nueva evangelización en el inicio del tercer milenio. Efectivamente, «la santidad de vida permite a cada cristiano ser fecundo en la misión de la Iglesia» (RM 77). Por esto, «la llamada a la misión deriva, de por sí, de la llamada a la santidad. Cada misionero lo es auté autént ntic icam amen ente te si se esfu esfuer erza za en el cami camino no de la sant santid idad ad.. La sant santid idad ad es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia. La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión... La espiritualidad misionera de la Iglesia es un camino hacia la santidad. El renovado impulso hacia la misión ad gentes exige misioneros santos... Es necesario suscitar un nuevo anhelo de santidad entre los misioneros y en toda la comunidad cristiana» (RM 90). Estas afirmaciones pueden sonar a tópico, por el hecho de repetirse con frecuencia; pero, en el presente estudio, hemos centrado la atención sobre la experiencia de Dios Amor (revelado en Cristo) por parte del apóstol, en vistas a poder presentar el mensaje cristiano a quienes no conocen a Dios, o que ya tienen una cierta experiencia del mismo Dios, pero todavía no han llegado al encuentro explícito con Cristo. No estaría bien confundir la «espiritualidad misionera» con cualquier tipo de enfoque o de estilo de la misión. La «espiritualidad» es una «vida según el Espíritu», que pide a la Iglesia una fidelidad mayor para hacerse transparencia del mensaje evangélico. Se trata de un compromiso de «santificación y renovación para que la señal de Cristo resplandezca con mayores claridades sobre el rostro de la Iglesia» (LG 15). Si la espiritualidad misionera es una fidelidad al Espíritu Santo en el campo de la misión, los los camp campos os actu actual ales es del del diál diálog ogoo inte interr rrel elig igio ioso so,, de la incu incultu ltura ració ciónn y de la nuev nuevaa evangelización, constituyen un nuevo modo de «escuchar la voz del Espíritu» (Apoc 2,7). « Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes, como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo. Hoy se pide a todos los cristianos, a las Iglesia particulares y a la Iglesia universal la misma valentía que movió a los misioneros del pasado y la misma disponibilidad para escuchar la voz del Espíritu» (RM 30). El encuentro del cristianismo con los creyentes de otras religiones comporta, por parte del cristiano, una actitud de permanente conversión: «Cada convertido es un don hecho a la Iglesia y comporta una grave responsabilidad para ella... porque, especialmente si es adulto, lleva consigo como una energía nueva, el entusiasmo de la fe, el deseo de encontrar en la Iglesia el Evangelio vivido. Sería una desilusión para él, si después de ingresar en la comunidad eclesial encontrase en la misma una vida que carece de fervor y 10
sin signos de renovación. No podemos predicar la conversión, si no nos convertimos nosotros mismos cada día» (RM 47). La Iglesia se inspira en la figura de María, «trono de la sabiduría», quien, «engendrando la Verdad y conservándola en su corazón, la ha compartido con toda la humanidad para siempre» (FR 108). Así se presenta como Iglesia misterio (signo de Cristo), que es fraternidad y comunión misionera
Elementos de una DEJARSE GUIAR espiritualidad PORmisionera EL ESPÍRITU Acoger sus dones de fortaleza y discernimiento. AMAR yAnos LA IGLESIA Y El Espíritu transforma A LOSy HOMBRES hace testigos valientes anunciadores de la Palabra .
En comunión íntima con VIVIR EL MISTERIO DE Él. CRISTO
Renunciando a sí mismo, a los suyos... haciéndose TODO PARA TODOS.
Como Jesús los ha amado. Amó a sus ovejas, las busca y EL VERDADERO LA SANTIDAD ESellas, UN PRESUPUESTO FUNDAMENTAL ofrece su vida por MISIONERO ES UNA CONDICIÓN INSUSTITUIBLE buscando aY las que no SANTO PARA REALIZAR LA MISIÓN SALVÍFICA EL DE LA IGLESIA. están en su redil. Bibliografía:
“Nueva Evangelización y Espiritualidad Misionera en el inicio del Tercer Milenio”, Juan Esquerda Bifet Carta Encíclica Encíclica “Redempt “Redemptoris oris Missio”, Missio”, capítulo capítulo VIII o
o
La espiritualidad misionera de la Iglesia es un camino de santidad. La misión ad gentes exige misioneros santos
Trabajo Evaluativo
a.- Lee el capítulo 8 de la Carta Encíclica Redemptoris Missio y describe los rasgos de la espritualidad misionera, según como los presenta Juan Pablo II. II . b.- Lee el capítulo VII de la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi que habla acerca del Espíritu de la Evangelización y realiza un esquema con los contenidos fundamentales del mismo.
11
MODULO 2
ELEMENTOS DE LA ESPIRITUALIDAD MISIONERA Contenidos: Algunos elementos de la Espiritualidad Misionera: El Compromiso Misionero. El Envío Misionero El Rosario Misionero La Cruz Misionera Modelos y Patronos de los Misioneros o
o o o
12
o o o o o
San Francisco Javier: Patrono Universal de las Misiones Santa Teresita del Niño Jesús: Patrona Universal de las Misiones San Francisco Solano Fechas importantes para los Misioneros El Octubre Misionero
Tema 1: Algunos elementos de la Espiritualidad Misionera 1.1.- El Compromiso Misionero El Compromiso Misionero es un gesto mediante el cual, el cristiano que se ha descubierto llamad llamadoo a la vocación vocación misioner misioneraa espec específic ífica, a, acept aceptaa respon responder der a esta esta vocaci vocación ón y se compromete ante Dios y ante la comunidad cristiana, a vivirla en todos los ámbitos de su vida, anunciando anunciando a Jesucristo Jesucristo de manera manera explícita con obras obras y palabras, palabras, siendo dócil al Espíritu Santo.
Se acostumbra a realizar una ceremonia de “Compromiso Misionero” que, generalmente se incluye en la celebración de la Santa Misa, ya sea luego de la homilía o antes de la bendición final. En esta ocasión, el celebrante hace pasar al frente a los misioneros y los presenta a la comunidad. Puede incluirse en la ceremonia un esquema similar a la renovación de las promesas bautismales, renuncia a las obras del maligno, y compromisos misioneros misioneros específicos. específicos. Como símbolo del Compromiso Compromiso,, bendice bendice y les impone a cada uno los Rosarios o Cruces Misioneras. Algunos Grupos y Comunidades, sobre todo aquellos que poseen adolescentes y jóvenes, suelen utilizar un esquema de “doble compromiso”: él, los miembros de la comunidad que ya han vivido un período de conocimiento inicial de la vocación misionera y han realizado alguna actividad misionera, se comprometen a conocer cada vez más a Cristo y a esta Vocación a que los invita, dispuestos a escuchar la voz de Dios para descubrir si realmente los está llamando a ser misioneros. Suele utilizarse como símbolo del primer compromiso, la imposición del Rosario Misionero. Compromiso Misionero : En él, los miembros de la comunidad que ya han realizado su primer compromiso y, luego de un período de discernimiento vocacional y de experiencia misionera, se sienten seguros de que esta es su vocación, y se comprometen a vivir como verdaderos apóstoles de Jesucristo siendo testigos de su Buena Nueva en todos los ámbitos de su vida y de manera activa y explícita. Suele Su ele utiliza utilizarse rse como como símbol símboloo de este este compro compromis miso, o, la imposi imposició ciónn de la Cruz Cruz Misionera. 1.2.- El Envío Misionero El Envío Misionero es un gesto que siempre se realiza antes de comenzar la Misión. Consiste en recibir nuevamente el Envío que Jesucristo hizo a sus Apóstoles el día de la Ascensión (Mt 28,1620; Mc 16,14-20; Jn 20,21; He 1,8). A través de este gesto, el misionero recibe el envío de su Pastor (el Obispo, o un Sacerdote en nombre del Obispo), significando que el misionero no actúa por cuenta propia, sino porque es enviado por la Iglesia, la enviada de Jesucristo, el misionero del Padre. o
Primer Compromiso Misionero : En
o
13
Se acostumbra a realizar una ceremonia de “envío misionero” que, generalmente se incluye en la celebración de la Santa Misa, ya sea luego de la homilía o antes de la bendición final. En esta ocasión, el celebrante hace pasar al frente a los misioneros, los presenta a la comunidad y comparte con la comunidad cuál es la tarea o actividad misionera para la cual son enviados. Como símbolo del envío, bendice y les impone a cada uno los Rosarios o Cruces Misioneras. En los bendicionales pueden pueden encontrarse guiones para el envío misionero. misionero. Tema 2: El Rosario Misionero El santo Rosario es una devoción mariana de las más antiguas y más conocidas entre el pueblo cristiano. Una tradición muy remota atribuye a santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, la composición de este rezo. Pero fue el Papa san Pío V quien, con una Bula publicada en el año 1569, le dio la forma que se utilizó por más de cinco siglos, contemplando 15 misterios de gozo, dolor y gloria. El Papa Juan Pablo II , el 16 de octubre de 2002 en Carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae» ha agregado al rosario tradicional 5 nuevos misterios llamados "misterios de luz". El Rosario Misionero es una forma de oración que toma como base al Rosario tradicional, en la cual, por intercesión de María, se pide al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una oración mariana universal y misionera, que consiste en rezar los cinco cinco mister misterios ios de cada cada día tenien teniendo do presen presentes tes los cinco cinco contine continente ntess del mundo mundo,, pensando en la situación concreta de cada continente desde el punto de vista de la evangelización y de la presencia cristiana, y orando por los misioneros y misioneras, por todos los agentes de la evangelización, y por todos los que aún no conocen la Buena Nueva de la salvación, para que se abran a la luz del Evangelio. Fue ha pensado y organizado a mediados del siglo XX el obispo norteamericano, norteamericano, Monseñor Fulton Sheen , cuando era Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de los Estados Unidos, con el fin de sugerir y brindar un medio muy práctico de orar por las misiones y misioneros. Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo entero, dedicando una decena a cada continente: " Como papa debo orar por la humanidad entera y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero: la primera decena por Africa, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta ". por Asia ".
Está estructurado, al igual que el Rosario tradicional en cinco misterios, en cada uno de los cuales se pone como intención a uno de los cinco continentes. Las cinco decenas tienen sendos colores, que representan a cada uno de los cinco continentes desde el punto de vista misional, y recuerdan al que reza, la intención misional de cada decena 1° Misterio, de color verde, se reza por Africa. El color verde, nos recuerda las verdes selvas habitadas por nuestros hermanos h ermanos africanos. 2° Misterio, de color rojo, se reza por América. El color rojo, simboliza la sangre derramada por los mártires que dieron su vida durante la evangelización de este continente. 14
3° Misterio, de color blanco, se reza por Europa. El color blanco, nos recuerda a la raza aria, originaria de este continente y al color de las vestiduras del papa, que también tiene en él su sede. 4° Misterio, de color azul, se reza por Oceanía. El color azul nos habla de Oceanía, con sus miles de islas esparcidas en las azules aguas del Océano Pacífico. 5° Misterio Misterio, de color amarillo, se reza por Asia. El color amarillo nos trae a la memoria el Asia, poblado en gran parte por razas de este color.
Es una manera concreta para cumplir con el deber que tiene todo cristiano de participar de la misión universal de la Iglesia, y que se expresa a través de la Cooperación Misio isione nera ra.. Lo ha pensa ensado do y orga organi niza zado do a medi mediaados dos del del sigl sigloo XX el obis obispo po norteamericano, Monseñor Fulton Sheen, con el fin de sugerir y brindar un medio muy práctico de orar por las misiones y misioneros. Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo entero, dedicando una decena a cada continente: "Como papa debo orar por la humanidad entera y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero: la primera decena por Africa, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta por Asia". Cómo se Reza 1.- Se comienza con la Señal de la Cruz.
2.- Se reza el Pésame o alguna otra oración de Perdón. 3.- Dependiendo del día de la semana, se rezarán los misterios que corresponda: * Lune unes y Sáb Sábado ados
se reza rezan n los Mist Miste erio rios Goz Gozos osos os
* Mart Marte es y Vie Viernes rnes
se reza rezan n los Mist Miste erio rios Do Doloro orosos sos
* Miércoles Miércoles y Domingos se rezan rezan los Misterios Gloriosos * Jueves
se rezan los Misterios Luminosos
4.- Se reza 1 Padrenuestro y 3 Avemarías por el propio país, para que Dios suscite espíritus generosos y entregados a la evangelización y por todos los que aún no conocen a Cristo, para que pronto lleguen a encontrarse con El. 5.- Puede rezarse la siguiente Oración "Señor, Tú has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de Cristo persevere hasta el final de los tiempos; mueve ahora los corazones de tus fieles y concédenos la gracia de sentir que nos llamas con urgencia a trabajar por la salvación del mundo, para que, de todas las naciones, se forme y desarrolle un solo pueblo, una sola familia, consagrada a tu nombre. Por Por Cristo nuestro Señor. Señor. Amén." 6.- Se reza una Salve a la Virgen María 15
7.- Se finaliza con la Señal de la Cruz Al terminar el Rosario Misionero, se ha rodeado el mundo entero, abrazando a todos los continentes y a todos los hombres en una gran oración universal. Tema 3: La Cruz Misionera La Cruz Misionera es el símbolo del compromiso misionero, mediante el cual, el cristiano que se ha descubierto llamado a la vocación misionera específica, acepta responder a esta vocación y se compromete a vivirla en todos los ámbitos de su vida. También es símbolo del envío misionero, mediante el cual el misionero recibe el encargo de ser testigo de Jesucristo y de anunciar su Buena Noticia hasta los confines de la tierra. La Cruz de Matará La Cruz de Matará es un fiel testimonio de la Evangelización de nuestra tierra americana, y una clara muestra de la creatividad y el esfuerzo de aquellos heroicos misioneros, por inculturar el Evangelio Evangelio en las culturas nativas nativas de este continente. Figura desde 1982 en la portada del Misal Romano (edición argentina) debido a una disposición del Episcopado de nuestro país. Por la significación que la misma posee, le fue entregada una réplica al Papa Juan Pablo II por los seminaristas santiagueños, durante la visita a Córdoba, en Abril de 1987. Por eso, los Grupos Misioneros del Noroeste Argentino, queremos queremos adoptar adoptar la Cruz de Matará como un símbolo símbolo que nos identifiqu identifiquee a todos los misioneros de la Región, con la ilusión de que más adelante se difunda a todo el país. Y por qué no, algún día, todos los misioneros americanos podamos identificarnos con un símbolo común, signo de la comunión que nos hace que todos “seamos uno para que el mundo crea”. Historia y Significado La Cruz de Matará fue encontrada en el año 1971 en las proximidades del río Salado (Santiago del Estero). La cruz es de mistol (flora regional). Está compuesta por dos partes: un madero vertical, que mide 47 cm. y otro horizontal, que mide 17 cm. Ambos se hallan unidos por dos clavos de madera que ensamblan perfectamente, lo que permite su ajuste; su extremo inferior está desgastado pues, indudablemente, estuvo calzado sobre una una pean peana. a. ¿Cóm ¿Cómoo naci nació? ó? ¿Qué ¿Qué sign signif ific icad adoo tien tienen en los los grab grabad ados os que que la cubr cubren en completamente? Tratemos de reconstruir la historia de esta Cruz, leyendo el mensaje que en ella está tallado…
16
Corría el año 1594 (1), cuando un grupo de misioneros jesuitas llegó al actual territorio de Santiago del Estero, a orillas del Río Salado, dond dondee viví vivíaa una una trib tribuu de indí indíge gena nass llam llamad ados os Matará (2). Lo primero fue ganar su confianza para poder conq conqui uist star ar sus sus cora corazo zone nes. s. Lueg Luegoo hubo hubo que que aprender su lenguaje para poder comunicarse con ellos y hablarles de Jesucristo. Pero ¿cómo podían hacer para que estas personas pudieran reco recorrdar dar el Mens Mensaaje, si no sab sabían ían lee leer ni escribir? Era preciso encontrar un lenguaje que fuese común a ambos, para poder inculturar la Buena Nueva que venían a anunciar. Y así, nació la idea de “escribir” el Evangelio en la Cruz de Matará. Les dijeron que les venían a hablar de Aquel que es el principio y el fin de todo, el Alfa (3) y el Omega (4). Les venían a hablar de Dios, el que había creado todo por amor. El creó el sol (5) y la luna (6), y puso las estrellas (7) en el cielo. Les Les cont contar aron on cómo cómo los los homb hombre ress se habí habían an alejado de Dios, y cómo éste había enviado a su hijo único, Jesucristo (8), para salvarlos. Les cont contar aron on de su naci nacimi mien ento to en Belé Belén, n, de la estre strellla (7) que guió guió a los los magos agos,, y cómo cómo Jesucristo había pasado por el mundo haciendo el bien, obrando prodigios y milagros. También les hablaron de la Última Cena, y de cómo Jesús nos había dejado el gran regalo de su Cuerpo y Sangre hechos pan y vino en la Eucaristía (9), antes de ser hecho prisionero. Les hablaron de Pedro, y de cómo lo había negado tres veces antes de que cantara el gallo (10). Les contaron cómo Jesucristo fue conducido ante Pilatos, quien lo mandó a azotar (11), y cómo los soldados lo despojaron de sus vestiduras y sortearon (12 = dados) su manto. También les contaron que fue condenado a morir en la cruz (13), y cómo con martillo (14) y clavos (15), fueron clavados sus manos y pies en ella. Les hablaron también de su Madre, la Virgen María (16) que lo había acompañado fiel hasta el final en todos sus sufrimiento sufrimientos, s, hasta que, no resistiendo resistiendo más su maltratado maltratado cuerpo, cuerpo, entregó entregó su alma y murió. La luna llena (6) de la Pascua judía fue testigo de la muerte del Hijo de Dios.
17
Les contaron cómo poco después, un soldado le atravesó el costado con una lanza (17) para comprobar si efectivamente había muerto y cómo bajaron (18) su cuerpo de la cruz para sepultarlo. También les hablaron de cómo tres días después, Jesucristo resucitó glorioso de entre los muertos para librar a la humanidad de las llamas (19) del infierno que se había ganado al alejarse de Dios, y cómo podían ellos, los Matará (20), hacer suya esa salvación aceptando y honrando a Jesucristo como Dios y Salvador. Fue así como como aqu aquell ellos os primer primeros os mision misionero eross encont encontrar raron on la manera manera de anunci anunciar ar el Evangelio de Jesucristo entre los primeros pobladores de nuestras tierras, quienes recibieron al Dios de Jesucristo en sus vidas para poder adorarlo y glorificarlo desde entonces hasta nuestros días. Tema 4: Modelos y Patronos de los Grupos Misioneros a.- Modelos Jesús: el Primer Misionero, Enviado del Padre
Jesús es el modelo por excelencia que todo cristiano debe seguir. Ser cristianos significa imitar a Cristo, pues su persona, su vida, y sus palabras, son para todos un estímulo y un modelo. Encarnamos su amor, su obediencia, su servicio, su vida de oración, para revelar el amor del Padre a todos los hombres. Es “el modelo” por excelencia para que todos lleguen a ser buenos misioneros. ( Para profundizar este tema, ver los apuntes de “Fundamentos Teológicos de la Misión” y “Cristología para la Misión” ) María: la Primera Misionera
Ella, que es la madre de Jesús, y también nuestra madre, es el modelo a imitar en su actitud de escucha, meditación y vivencia de la Palabra de Dios. Nos enseña también a aceptar la voluntad del Señor, a ser humildes, sencillos y dispuestos a servir a los demás. La entrega de María a la realización del Plan Salvífico de Dios, con total disponibilidad y donación, hace que ella sea considerada, no sólo como colaboradora en la redención del género humano, sino que viene, además, propuesta como modelo de la Iglesia Misionera. La Iglesia siempre ha visto en María un ejemplo de lo que exige la misión: la renuncia total para vivir profundamente el deseo de que otros tengan vida y la tengan en abundancia. No es posible hacer misión, ni ser misionero, sin tener a María como modelo e intercesora. Como María, con María y por María, la Iglesia continúa realizando el mandato de Jesucristo de anunciar su Reino a todas las gentes. A pesar de las muchas dificultades, la Iglesia actúa con confianza y esperanza, se reúne alrededor de María, como los primeros discípulos en el cenáculo, para implorar al Espíritu y obtener fuerzas y valentía con el fin de cumplir el mandato misionero y repetir junto con ella, su “sí” incondicional. Con el “sí” de María, Dios entró al mundo para salvarlo y renovarlo. También hoy, con el sí de los misioneros, unidos al sí de María y al de generaciones de misioneros y cristianos en la historia de la Iglesia, Dios manifestará las maravillas de su amor en el corazón del mundo actual. 18
Juan Pablo II ha caracterizado su misión con el lema “Totus tus”, puesto en práctica. Asimismo, toda nuestra actividad, y en particular la misionera, se considera como participación de la maternidad eclesial eclesial de María, invocada invocada como la Madre de Jesús (He 1,14) y Madre de la Iglesia. Decía Juan pablo II en Puebla: “Si queremos volver a la verdad sobre Jesucristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, tenemos que volver a María”. Así pues, si queremos realizar bien nuestra misión, tenemos necesidad de volver nuestra mirada a la Estrella de la Evangelización, para que sea una misión: como María, una Iglesia que vive; con María, una Iglesia que sirve; y por María, una Iglesia que anuncia a Cristo misionero. b.- Patronos San Francisco Javier (1506-1552)
Sacerdote Jesuita, fue el gran misionero de la India y del Japón. Su celo apostólico lo llevó a dejar su patria y a dedicarse incansablemente a la primera evangelización. Su vida de oración lo llevó a encarnar el evangelio y a integrarse completamente a la actividad misionera. Supo adaptarse a los demás. Su gran preocupación era que todos conozcan a Cristo, lo amen y lo sigan. Celebramos su fiesta el 3 de diciembre. Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897)
Carmelita de clausura, quien dedicó su vida a orar por las misiones y por los misioneros. Fue Fue un ejem ejempl ploo admi admira rabl blee en la coop cooper erac ació iónn misi mision oner era, a, porq porque ue apro aprove vech chab abaa los los sacrificios diarios y sus oraciones para ofrecerlos en bien de las misiones. Por eso decimos que es una gran misionera, aunque nunca salió de su convento. Celebramos su fiesta el 1 de Octubre. Tema 5: San Francisco Javier Fue el gran apóstol de los tiempos modernos, como San Pablo lo fue de los antiguos. Misionero de soberana grandeza, nos pasman sus obras portentosas. Fue el gran conquistador de Oriente, que iba abriendo camino a un ejército de misioneros.
Despertó el espíritu misional de la cristiandad. Decía el jesuita Araoz que Javier no hacía menos fruto en España y Portugal con sus cartas, que en las Indias con su predicación. Sus cartas maravillosas se copiaban y enviaban por todas partes. San Ignacio las multiplicaba. Juan II de Portugal, el rey misionero, quería que se leyeran en todos los púlpitos. Suscitaban vocaciones misioneras en todos las universidades. Que el ejemplo de su vida siga suscitándolas. Su Vida San Francisco Javier nació en el Castillo de Javier (Navarra, España) en 1506. Su madre se llamaba María de Azpilcueta y su padre Juan de Jaso. Fue bautizado en una iglesia del castillo, la Iglesia de Santa María. Era el pequeño de cuatro hermanos: Magdalena, Ana, Miguel y Juan, y fue su madre quién desde pequeño le enseñó a rezar, acudiendo todos los días con él a la capilla del Castillo.
19
En 1525, se marchó a París a estudiar. Allí conoció a su mejor amigo, Ignacio de Loyola (quien sería más tarde el fundador de la Compañía de Jesús), quien en los momentos difíciles en París, como por ejemplo, problemas de dinero que tuvo Javier, nunca lo dejó solo y siempre le ayudó. Ignacio de Loyola, le fue acercando poco a poco a Jesucristo, mediante la oración y en la práctica, con detalles, que le ayudaban a Javier a darse cuenta del poco valor de los bienes de la tierra y de lo mucho que valía ayudar a los demás y enseñarles la fe. Poco a poco, Jesucristo fue ganando espacio en la vida de Javier, y cuando acaba sus estudios, ya ha decidido dedicar su vida a enseñar a los demás hombres la fe f e en Dios. Viaja a Roma con Ignacio, para presentarse ante el Papa Pablo III. En 1537 es ordenado sacerdote en Venecia, y en 1541, el mismo día de su 35 cumpleaños, parte desde Lisboa hacia la India, donde comenzará la parte más importante de su vida: la de misionero. San Francisco Javier, propagó la fe cristiana por la India, Oceanía, Japón y China en sus viajes como misionero:
Sale de Lisboa y llega a la India, donde se detiene tres años y tres meses Sale de Goa (India) para Malaca (Malasia), donde estará seis meses.} De Malaca llega a Amboino (Islas Molucas), recorriendo varias islas predicando durante cerca de año y medio. De Amboino vuelve a Malaca, y tras mes y medio ahí, vuelve a la India, quedándose un año y dos meses. Sale de Cochin (India) rumbo al Japón, donde predicará durante dos años y tres meses. Vuelve de Japón a la India, deteniéndose brevemente en Malaca.
En su último viaje, salió de la India con intención de llegar a China, pero en la isla de Sancian, cayó enfermo. A pesar de encontrarse muy mal y tener mucha fiebre, no se quejaba, ni pedía nada, solamente le rezaba a Jesús y María. Murió el 3 de diciembre de 1552 en la isla de Sancian, frente a las costas de China, el gran apóstol de las Indias y del Japón. Tenía 46 años. Había recorrido 120.000 kilómetros, como tres veces la tierra. Había ido robando corazones para Dios. Quien miraba su rostro simpático y sonriente, que reflejaba lo divino, se sentía alegre y mejor. Cuando predicaba, más que sus argumentos, convencía con su santidad y con la fuerza de sus milagros. Fue canonizado junto a San Ignacio, Santa Teresa, San Isidro Labrador y San Felipe Neri por el Papa Gregorio XV, el 12 de Marzo de 1622. Y en 1904. San Pío X le nombra Patrono de las Misiones. La semilla que sembró ha dado frutos en todo Oriente, y hoy en día San Francisco Javier sigue siendo faro de luz para aquellas comunidades cristianas. 20
Tema 6: Santa Teresita del Niño Jesús Santa Teresita de Lisieux es modelo de oración y sacrificio por las Misiones. Si bien esta joven joven monja carmelita carmelita de clausura nunca nunca realizó realizó actividad misionera específica, específica, su profundo amor a las misiones la ha hecho merecedora del título de Patrona Universal de las Misiones por ser el ejemplo perfecto de lo que es la cooperación misionera espiritual. Breve Biografía Nace el dos de enero de 1873 en Alencon, Francia. Su padre Luis Martín Martín era relojero, y la mamá Acelia María, costurera.
Cuando Teresita tiene 14 años, decide entrar como hermana Carmelita donde ya están sus dos hermanas mayores, pero en el convento no aceptan niñas de esa edad. Entonces Teresita tiene la osadía de acercarse al papa León XIII en medio de una peregrinación y le expresa su deseo de ser Carmelita. En abril de 1888 es admitida en el convento de las Carmel Carmelita itass en Lisieux. Lisieux. Las Las religio religiosas sas notaron notaron desde desde el primer primer día en ella ella equili equilibri brioo emocional no común en las niñas de esa edad de 15 años, y el Director espiritual quedó admirado de que esta joven no vivía de vanas ilusiones, sino que tomaba la vida con seriedad y paz. El 8 de septiembre de 1890, a la edad de 17 años, hace sus votos o juramentos de pobrez pobreza, a, castida castidadd y obedie obediencia ncia,, y queda queda consti constitui tuida da herman hermanaa Carmel Carmelita ita,, herman hermanaa Teresita del Niño Jesús. Uno de los principales principales deberes de las hermanas hermanas Carmelitas Carmelitas es orar por los sacerdotes, sacerdotes, Teresita Teresita consideró consideró este deber deber como uno de los más importantes importantes de su vida. Todos los sacrificios que le tocaba vivir en su vida de convento, los ofrecía con amor por la conversión de los pecadores. En la noche del Jueves Santo de 1896 Teresita sufre la primera señal grave de la enfermedad que la iba a llevar al sepulcro: la tuberculosis o tisis. Esa noche un vómito de sangre le anuncia – como dice ella misma – que "el Amor de los amores vendrá ya muy pronto a llevarme al paraíso". Su terrible enfermedad dura 18 meses, que son un verd verdad ader eroo mart martir irio io pero pero sobr sobrel elle leva vado do con con un valo valor, r, una calm calmaa y una una aleg alegrí ríaa verdaderamente admirables. De vez en cuando tiene que salir a pasear por el jardín por orden del médico. Cada paso que da es como un puñal que se clava en sus pulmones enfermos. La enfermera le dice: "Teresita, ya que sufre tanto al caminar, no camine más", y ella le responde: "Sigamos. Es que cada paso doloroso que doy lo ofrezco por un misionero que esté en peligro de desanimarse de su vocación". Las misiones y los misioneros son el tema de todas sus oraciones y el fin por el cual ofrece su enfermedad dolorosa y agotadora. Por eso la nombran después Patrona de las misiones y de los misioneros. Su gran descubrimiento lo narra ella misma. "Buscaba en la Sagrada Escritura cuál sería el mejor método para agradar a Dios, hasta que al fin descubrí en la segunda carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 13: "Si yo no tengo amor, nada soy", y descubrí que mi oficio en la Iglesia era el amor: amar a Dios con todo el corazón y con toda al alma, y sobre todas las cosas, y amar al prójimo como uno se ama a sí mismo. Y mi "Caminito" 21
será el de la "Infancia espiritual": ser siempre como un niñito necesitado, ante mi Padre Dios". Este "Caminito" de Santa Teresita lo han seguido después muchas personas y han logrado admirables éxitos en santidad, en alegría y paz. En junio de 1897 la llevan a la enfermería y ya no vuelve a salir de allí. Desde el 16 de agosto ya no puede recibir la comunión pues sufre de vómitos continuos. Llega a exclamar: "Nunca había imaginado que yo pudiera llegar a sufrir tanto", pero se conserva c onserva siempre alegre, contenta por poder sufrir por Cristo y por la salvación de las almas y la santificación de los sacerdotes. El 30 de septiembre de 1897 exclama: "No me arrepiento de haberme dedicado d edicado a amar a Dios", y dulcemente expira como quien se queda plácidamente dormida. Tenía 24 años. Antes de morir ha pedido que no lleven flores a su ataúd, sino que ese dinero lo gasten en ayudar a gente pobre. Su entierro es humilde, y en el solar del convento queda sepultada, como una ignorada y pobre mujercita de pueblo. Pero empieza a obtener una serie de milagros, favores y gracias tan admirables que su devoción se riega por todo el mundo como un incendio por un lago de combustible. Y es tanta, tanta la gente que la invoca, que el Papa Pío XI, contrariando la antigua tradición de no declarar santo a nadie antes de que cumpla los 50 años de haber muerto, la canoniza o declara santa en 1925, sólo 27 años después de haber pasado a la eternidad. Como una de las principales obligaciones de las carmelitas es pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, 1927, Santa Teresita fuera nombrada nombrada Patrona de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo Teresita: "Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones." Su fiesta se celebra cada año el 1º de octubre y los favores que Santa Teresita sigue obteniendo a los que le rezan con fe y a quienes leen su autobiografía "Historia de un alma", son incontables. Una vez más se cumple la profecía de Jesús: "Los últimos de este mundo, serán los primeros en el Reino de Dios". Di os". Tema 7: San Francisco Solano
San Francisco Solano , misionero franciscano del siglo XVI, es considerado apóstol de América, tanto por la extensión de su labor misional como por las huellas que dejó a su paso. No sólo recorrió gran parte de Perú de entonces, sino también otros cinco países de América del Sur. En nuestro país, dejó una profunda huella misionera en el noroeste Argentino . Ordenado sacerdote a los 20 años, desarrolla sus primeros 20 años de sacerdote en España. A los 40 años, entusiasmado por las experiencias que escucha de otros hermanos de hábito, hábito, solicit solicitaa pasar pasar a Améric Américaa para para desarr desarroll ollar ar aquí aquí su activida actividadd apost apostóli ólica. ca. Anteriormente había solicitado ser enviado a Africa, pero su pedido no había sido aceptado. Ya en América, es destinado destinado a la región del Tucumán Tucumán (actual (actual noroeste argentino argentino).). Por más de 14 años recorrió el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe y 22
Córd Córdob obaa de Arge Argent ntin ina, a, siem siempr pree a pie, pie, como como misi mision oner eroo y doct doctri rine nero ro,, conv convir irti tien endo do innumerables indígenas y también muchísimos colonos españoles. Su paso por cada ciudad o campo, era un renacer del fervor religioso. r eligioso. La labor de los misioneros en el territorio americano era ardua. No sólo por las dificultades del terreno, en un país cruzado por montes y ríos y en su mayor parte deshabitado, sino que había que vencer la resistencia de los naturales, recelosos siempre de los españoles, de quienes habían recibido y recibían muchos abusos y malos tratos, sino, además, además, romper con las dificultades dificultades de la lengua (sólo en el Tucu Tucumán mán se hablaban hablaban más de 20 lenguas). Su caridad y mansedumbre y la pobreza de su hábito le ganó el corazón de los naturales de la región, a los que catequizaba e impartía los sacramentos. Tan pronto predicaba como hacía de enfermero, ayudaba en el campo o hacía de albañil. En la mayoría de los lugares donde estuvo cuentan de él hechos portentosos, como sacar con su bastón agua de donde no la había, amansar a un toro bravo que terminó por arrodillarse y lamerle las manos, echar de un trigal a una plaga de langostas, cruzar sobre su manto el caudaloso río Hondo, ensanchar una viga que no era lo suficientemente larga, resucitar a un niño indio, tener la ropa seca después de un fuerte aguacero o predicar al mismo tiempo a miembros de distintas tribus usando un lenguaje que todos entendían. Se aplicó al estudio de su lengua y Dios ayudó sus esfuerzos. Aprendió varias de ellas pronto y muy bien, de suerte que los indios lo consideraban un hechicero por su perfecto dominio de los distintos dialectos. Se cuenta que aprendió a hablar el toconoté en 15 días. Tenía también una hermosa voz y sabía tocar muy bien el rabel (un instrumento con dos cuerdas, semajante al violín) y la guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes con sus alegres canciones. En Argentina, Santiago del Estero, la desaparecida Esteco, la Rioja y Córdoba fueron el teatro de su labor evangelizadora. En todos estos lugares dejó las huellas de su paso y testimonios evidentes de su santidad. En Talavera (Esteco) y la Nueva Rioja, se conservan sendas fuentes en las que según la tradición, brotó el agua al conjuro de la voz de Solano. Luego de esto, es llamado al Perú para hacerse cargo de la Recolección franciscana (Convento de los Descalzos), que acababa de fundarse a las afueras de la ciudad de Lima, cargo que acepta sólo por obediencia, puesto que “su vida era misión” y el cargo para el que lo solicitaban no le permitiría seguir desarrollando la actividad misionera tal y como lo había hecho los últimos años. En Perú dedicándose de lleno a la oración y a la penitencia, de modo que sus claustros quedan impregnados de sus excelsas virtudes. Su vida penitente, sus trabajos y privaciones lo habían desgastado considerablemente, y por ello en 1610 se le traslada a la enfermería del convento de San Francisco de Lima, donde tras una breve enfermedad, muere el 14 de julio. Su entierro fue monumental, asistiendo asistiendo toda la ciudad, ciudad, desde el virrey y el arzobispo arzobispo hasta los más humildes, humildes, todos con la misma idea de haber h aber asistido al entierro de un santo. El mismo año de su muerte comenzaron las informaciones sobre su vida y virtudes, las cuales dieron por resultado que el Papa Clemente X lo beatificara en 1675 y Benedicto XIII lo proclamase santo en 1726. 23
Francisco Solano es patrono de los terremotos, t erremotos, de la Unión de Misioneros Franciscanos y del folclo folclore re argent argentino ino.. Tambié Tambiénn es patron patronoo de Montill Montillaa y de numero numerosas sas ciu ciudad dades es americanas como Lima, La Habana, Panamá, Cartagena de Indias, La Plata, Ayacucho y Santiago de Chile, entre otras. El día de su muerte, figura en los almanaques de Argentina como “Día del Misionero”. Tema 8: Fechas Importantes para los Misioneros Cuaresma La cuaresma es un tiempo fuerte de penitencia, en el cual podemos dar un sentido misionero a los sacrificios que propone la Iglesia (ayunos y otras privaciones), uniéndolos al sacrificio redentor de Jesucristo, y ofreciéndolos por nuestra santificación, por la conversión de los no creyentes, y por los frutos de la actividad misionera de la Iglesia en el mundo entero. Pascua Recordamos al Señor Resucitado quien realiza la obra suprema de la Salvación del género humano, obra de la cual somos continuadores. Ascensión Ese día, momentos antes de su Ascensión, Jesucristo da a sus apóstoles el Mandato Misionero de ser sus testigos hasta los confines de la tierra, de anunciar la buena noticia de su resurrección. Ese mismo mandato que hacemos propio los misioneros, es el origen de nuestra vocación misionera, como continuadores de la misión de Jesucristo. Pentecostés El día de Pentecostés, nace la Iglesia Misionera. Con la venida del Espíritu Santo, se inicia formalmente la misión de los apóstoles y de la Iglesia toda. Octubre: Mes de las Misiones Octubre es un mes dedicado especialmente a la misión universal. Se ha elegido este mes como el Mes Misionero, puesto que el descubrimiento de América, abrió las puertas de la evangelización a una nueva época, en la que cobraría un impulso y una fuerza inusitada, permitiend permitiendoo la llegada del Evangelio Evangelio a una inmensa cantidad cantidad de hombres y mujeres mujeres que habitan hoy el suelo americano.
El penúltimo domingo de Octubre (en algunos países como en la Argentina se adelanta al 2º domingo para no coincidir con el Día de la Madre) se celebra la Jornada Mundial de las Mision Misiones, es, popula populariz rizada ada con el nombre nombre de DOMNUD DOMNUD o Domingo Domingo Mundia Mundiall de las Misiones. Esta jornada, debe su origen al gran Papa misionero Pío XI, quien la instituyó para que fuera una fiesta universal a favor de las misiones. Durante todo el mes de Octubre y, especialmente en la Jornada Mundial de las Misiones, los Grupos Misioneros intensifican su actividad de animación misionera, incentivando y motivando a sus comunidades para que se sumen al espíritu misionero universal. En esta Jornada, se invita también a todas las Parroquias del mundo a realizar la colecta 24
DOMUND, cuyos frutos se destinan, por medio de las Obras Misionales Pontificias, a sostener diversas obras de la Iglesia en los países de misión y en las Iglesias más jóvenes. 1 de Octubre: Santa Teresita del Niño Jesús En este día recordamos recordamos y celebramos el celo misionero de la Patrona de las Misiones Misiones y modelo de la Cooperación Misionera Espiritual, Santa Teresita del Niño Jesús. 3 de Diciembre: San Francisco Javier En este día celebramos la fiesta del Patrono de las Misiones y modelo de Acción Misionera, San Francisco Javier. Navidad En este tiempo celebramos la Encarnación de Jesucristo, acontecimiento que sirve de ejemplo y modelo de cómo debemos inculturar el evangelio en las distintas culturas, en nuestra actividad evangelizadora. Tema 9: El Octubre Misionero
El mes de Octubre, la Iglesia Católica celebra el Mes de las Misiones, puesto que fue en este mes, que se descubrió el continente Americano, abriendo así una nueva página en la historia de la Evangelización. El penúlt penúltimo imo doming domingoo de Octubr Octubre, e, procla proclamad madoo "Jorna "Jornada da Mundia Mundiall de las Mision Misiones" es" constituye el punto culminante. En algunos países, como por ejemplo en la República Argentina, por coincidir este domingo con el Día de la Madre, esta Jornada se anticipa para el 2º domingo. Esta Jornada se celebra en todas las Iglesias locales como fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal. Este día, los cristianos del mundo entero deben tomar conciencia de su responsabilidad común frente a la evangelización del mundo. La finalidad fundamental de esta Jornada Jornada es dar a conocer la actividad misional de la Iglesia, en su más amplio sentido, tanto evangelizador como de desarrollo y promoción humana. El Papa Pío XI fue el gran impulsor del Domund. Electo Papa en 1922, toma un gran cariño a las Misiones, demostrado en la Fiesta de Pentecostés de ese mismo año cuando interrumpió su Homilía, despertando un silencio azaroso; tomó su solideo blanco y lo hizo circular entre los Cardenales, Obispos, Sacerdotes y Fieles en la Basílica de San Pedro de Roma, haciéndose así el mismo recaudador de una colecta en favor de las misiones. A pedido de los miembros de las OMP, Pío XI el 14 de abril de 1926 instituyó la JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES. Ese día debía ser celebrado en toda la Iglesia católica del mundo, el penúltimo domingo de octubre. (Recordemos que el último domingo era la recién creada Fiesta de Cristo Rey) Así se vinculaba la obra de las misiones con el Reinado de Cristo. Nació así la "Jornada Mundial de las Misiones", que más tarde recibió el nombre oficial de "Domingo Mundial de las Misiones", popularizada con el nombre de "DOMUND". Para este mes y, en especial para la DOMUND, se proponen cinco grandes objetivos 25
1-Oración ferviente al Señor para acelerar su reinado en el mundo. 2-Hacer comprender a todos los fieles el formidable problema misionero. 3-Estimular el fervor fervor misionero misionero de los sacerdotes sacerdotes y de los fieles. fieles. 4-Dar a conocer mejor la Obra de la Propagación de la Fe. 5-Solicitar la ayuda económica en favor de las Misiones. Para que el mes de octubre ofrezca a los cristianos la ocasión de dar una dimensión universal a su colaboración misionera, se invita a los Obispos a que pidan a los responsables de las obras católicas y a los fieles que renuncien a las colectas de carácter particular durante este período. Por ello, en todas las parroquias se realiza este día la colecta DOMUND. Los fondos recaudados con ocasión del Domund en todo el mundo, son distribuidos a cuantos misioneros y diócesis situadas en territorios de misión los solicitan. El envío del dinero se realiza directamente desde el país que lo ha recaudado, y la distribución se produce de forma equitativa mediante la aprobación de las ayudas a través de un Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias formado por los Directores Nacionales de todos los países en los que esta Institución está implantada. A pesar del gran esfuerzo económico, las solicitudes de ayuda siguen siendo muy numerosas y cualquier apoyo es poco. Cada año, el Papa elabora un mensaje especial para la Jornada de la Domund, en el cual presenta, en primer lugar, un tema importante sobre la actividad misionera de la Iglesia, y recuerda a los fieles fieles su corresponsabilidad corresponsabilidad en la misión universal. Los Grupos Misioneros, tienen la responsabilidad ineludible de animar misioneramente a sus comunidades de origen, especialmente durante este mes: •
•
• •
• • • •
Organizando encuentros, charlas, jornadas y exposiciones misioneras en sus propias comunidades, en los cuales informen acerca de la vocación misionera, y de las distintas formas en las que se puede cooperar con las misiones. Manteniendo en las Comunidades una cartelera misionera, a través de las cuales se informe de las necesidades de evangelización y las actividades de los misioneros. Dando testimonio ante la comunidad de las experiencias misioneras del Grupo. Organizando actividades especiales como Horas Santas misioneras ante el Ssmo Sacramento, Celebraciones con tinte misionero, Rosarios Misioneros, etc. Fomentando el rezo del Rosario Misionero. Difundiendo materiales y revistas misioneras. Promoviendo la Colecta Misionera. Fomentando e incentivando las vocaciones misioneras que pudieran surgir en la propia comunidad.
Para organizar mejor la animación misionera durante este mes, se propone un esquema temático para cada una de las cuatro semanas del mes: •
La primera semana se dedica a intensificar la oración misionera (celebraciones paralitúrgicas, horas santas, rosarios, etc.)
26
•
•
•
La segunda semana (que termina con la fecha del "Domund") se concreta en la caridad (propaganda activa, organización de la colecta por medio de sobres, de huchas, de mesas petitorias, etc.) La tercera semana se promueve promueve de manera manera especial el sacrificio y el dolor por las Misiones Misiones (labor callada de propaganda, penitencias voluntarias visitas a enfermos para invitarlos a ofrecer sus dolores por la causa misionera, etc.) La cuarta semana se destina a promover la acción de gracias por la fe recibida y como digna respuesta, la oración y la acción práctica por el fomento de nuevas vocaciones misioneras , salidas de la propia comunidad eclesial.
Trabajo Evaluativo
a.-¿Qué vivencias de Santa Teresita, San Francisco Javier y San Francisco Solano te llaman más la atención? ¿Por qué? b.- ¿Qué enseñanzas puedes recibir de la vida y testimonio t estimonio de estos grandes misioneros? c.- Según tu criterio ¿cuál es el punto de unión entre estos tres grandes misioneros? d.- Describe en qué consisten el Compromiso y el Envío Misionero. e.- Describe el significado del Rosario y la Cruz Misioneras f.- Describe cuáles son las fechas principales para los misioneros. g.- Describe los rasgos fundamentales del Octubre Misionero.
27
DIMENSIÓN MISIONERA DE LA VOCACIÓN CRISTIANA Contenidos: Dimensión misionera de la Vocación Cristiana Los Ministros Ordenados Los Fieles Laicos La Vida Consagrada o o o o
TEMA 1: Dimensión misionera de la Vocación Cristiana Las palabras “vocación” y “misión” van siempre unidas: la llamada de Dios tiene siempre como meta una misión específica, por lo cual es vocación “misionera”.
El papel que toda persona debe desarrollar durante su vida, constituye su propia misión. Para esto ha sido llamado el hombre a la vida. Ser llamado a la vida, significa por eso mismo, ser llamado a cumplir una misión. Vocación es, pues, misión como colaboración responsable a los designios de Dios Amor. Como cristiano, esta llamada a unirse a Cristo, trae aparejada la misión de transmitir a los demás lo que él ha recibido. Ser miembro de la Iglesia significa participar de su naturaleza misionera, sacramento universal de salvación. La vocación cristiana es una llamada a participar en la misión que Jesús recibió del Padre y que encomendó a su Iglesia (Jn 20,22). Todo cristiano está llamado a ser luz y sal, es decir, transparencia y fermento evangélico. La dimensión misionera de la vocación cristiana se funda en el hecho de participar en la misión del Señor: “Jesucristo es principio principio estable y centro centro permanent permanentee de la misión, misión, que Dios mismo ha encomendad encomendadoo al hombre. En esta misión tenemos tenemos que participar todos” (RH (RH 11; AG 36-37; EN 59-73) . TEMA 2: Los Ministros Ordenados "El ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercido en diversos órdenes que ya desde antiguo reciben los nombres de obispos, presbíteros y diáconos" (LG 28). La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconocen que existen dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el episcopado y el presbiterado. El diaconado está destinado a ayudarles y a servirles. Por eso, el término " sacerdos " designa, en el uso actual, a los obispos y a los presbíteros, pero no a los diáconos. Sin embargo, la doctrina católica enseña que los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado) y el grado de servicio (diaconado) son los tres conferidos por un acto sacramental llamado "ordenación", es decir, por el sacramento del Orden. (CIC 1554) Los Obispos Obispos - Plenitud del sacramento sacramento del Orden
Entre los diversos ministerios que existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, que a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son los transmisores de la semilla apostólica (LG 20). Para realizar estas 28
funciones tan sublimes, los Apóstoles se vieron enriquecidos por Cristo con la venida especial del Espíritu Santo que descendió sobre ellos. Ellos mismos comunicaron a sus colaboradores, mediante la imposición de las manos, el don espiritual que se ha transmitido hasta nosotros en la consagración de los obispos (LG 21; CIC 1556). El Concilio Vaticano II "enseña que por la consagración episcopal se recibe la plenitud del sacramento del Orden . De hecho se le llama, tanto en la liturgia de la Iglesia como en los Santos Padres, `sumo sacerdocio' o `cumbre del ministerio sagrado' (LG21; CIC 1557). La consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar, también las funciones de enseñar y gobernar... En efecto...por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre (LG21; CIC 1558). Cada obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias : "Mas si todo obispo es propio solamente de la porción de grey confiada a sus cuidados, su cualidad de legítimo sucesor de los apósto apóstoles les por institu institució ciónn divina divina,, le hac hacee solida solidaria riamen mente te respon responsab sable le de la misión misión apostólica de la Iglesia" (Pío XII, Enc. Fidei donum, 11; cf LG 23; CD 4,36-37; AG 5.6.38; CIC 1560). Así como el Señor resucitado confirió al Colegio apostólico encabezado por Pedro el mandato de la misión universal, así esta responsabilidad incumbe al Colegio episcopal encabezado por el Sucesor de Pedro. Los Obispos son directamente responsables junto con el Papa de la evangelización del mundo, ya sea como miembros del Colegio episcopal, ya sea como pastores de las Iglesias particulares. El Concilio Vaticano II dice al respecto: "El cuidado de anunciar el Evangelio en todo el mundo pertenece al Cuerpo de los Pastores, ya que a todos ellos, en común, dio Cristo el mandato" (LG 23). El Concilio afirma también que los Obispos "han sido consagrados no sólo para una diócesis, sino para la salvación de todo el mundo" (AG 38). Asimismo, "el Sínodo de los Obispos, ...entre los asuntos de importancia general, había de considerar especialmente la actividad misionera, misionera, deber deber supremo supremo y santísimo santísimo de la Iglesia" (AG 29). Amplio Amplio es también el deber misionero de cada Obispo, como pastor de una Iglesia particular. Compete a él, "como rector y centro de unidad en el apostolado diocesano, promover, dirigir y coordinar la actividad misionera... Procure, además, que la actividad apostólica no se limite sólo a los convertidos, sino que se destine una parte conveniente de operarios y de recursos a la evangelización de los no cristianos". (RM 63) Los Presbíteros - Cooperadores de los Obispos
Cristo, a quien el Padre santificó y envió al mundo, hizo a los obispos partícipes de su misma consagración y misión por medio de los Apóstoles de los cuales son sucesores. Estos han confiado legítimamente la función de su ministerio en diversos grados a diversos sujetos en la Iglesia (LG 28). La función ministerial de los obispos, en grado 29
subordinado, fue encomendada a los presbíteros para que, constituidos en el orden del presb resbit iteerad rado, fue fueran ran los los col colabor aboraadore doress del del Orden rden epis episccopa opal para para real realiz izar ar adecuadamente la misión apostólica confiada por Cristo (PO 2; CIC 1562). El ministerio de los presbíteros, por estar unido al Orden episcopal, participa de la autoridad con la que el propio Cristo construye, santifica y gobierna su Cuerpo. Se confiere, por el sacramento del Orden que, mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los los sace sacerdo rdote tess con con un cará caráct cter er espe especi cial al.. Así Así qued quedan an iden identif tific icad ados os con con Cris Cristo to Sacerdote, de tal manera que puedan actuar como representantes de Cristo Cabeza (PO 2; CIC 1563). En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, "sino para una misión amplísima y universal de salvación `hasta los extremos del mundo'" (PO 10), "dispuestos a predicar el evangelio por todas partes" (OT 20;CIC 1565). Colaboradores del Obispo, los presbíteros, en virtud del sacramento del Orden, están llamados a compartir la solicitud por la misión: "El don espiritual que los presbíteros recibieron recibieron en la ordenación ordenación no los prepara prepara a una misión limitada y restringida, restringida, sino a la misión universal y amplísima de salvación "hasta los confines de la tierra", pues cualquier ministerio sacerdotal participa de la misma amplitud universal de la misión confiada por Cristo a los Apóstoles" (PO 10). Por esto, la misma formación de los candidatos al sacerdocio debe tender a darles un espíritu genuinamente católico que les habitúe a mirar más allá de los límites de la propia diócesis, nación, rito, y lanzarse en ayuda de las necesidades de toda la Iglesia con ánimo dispuesto para predicar el Evangelio en todas partes". Todos los sacerdotes deben de tener corazón y mentalidad misioneros, estar abiertos a las necesidades de la Iglesia y del mundo, atentos a los más alejados y, sobre tod todo, a los los gru grupos no cris cristi tian anos os del del prop propio io ambi ambieente nte. Que Que en la oraci racióón y, particularmente, en el sacrificio eucarístico sientan la solicitud de toda la Iglesia por la hu huma mani nida dadd ente entera ra.. Los Los sace sacerdo rdote tess "no "no deja dejará ránn adem además ás de esta estarr conc concre reta tame ment ntee disponibles al Espíritu Santo y al Obispo, para ser enviados a predicar el Evangelio más allá de los confines del propio país. Esto exigirá en ellos no sólo madurez en la vocación, sino también una capacidad no común de desprendimiento de la propia patria, grupo étnico y familia, y una particular idoneidad para insertarse en otras culturas, con inteligencia y respeto" . (RM 67) En la Encíclica Fidei donum, Pío XII, con intuición profética, alentó a los Obispos a ofrecer algunos de sus sacerdotes para un servicio temporal a las Iglesias de Africa, aprobando las iniciativas ya existentes al respecto. A veinticinco años de distancia, quise subrayar la gran novedad de aquel Documento, que ha hecho superar "la dimensión territorial del servicio sacerdotal para ponerlo a disposición de toda la Iglesia". Hoy se ven confirmadas la validez y los frutos de esta experiencia; en efecto, los presbíteros llamados Fidei donum ponen en evidencia de manera singular el vínculo de comunión entre las Iglesias, ofrecen una aportación valiosa al crecimiento de comunidades eclesiales necesitadas, mientras encuentran en ellas frescor y vitalidad de fe. Es necesario, ciertamente, que el servicio misionero del sacerdote diocesano responda a algunos 30
criterios y condiciones. Se deben enviar sacerdotes escogidos entre los mejores, idóneos y debidamente preparados para el trabajo peculiar que les espera. Deberán insertarse en el nuevo ambiente de la Iglesia que los recibe con ánimo abierto y fraterno, y constituirán un único presbiterio con los sacerdotes del lugar, bajo la autoridad del Obispo. Mi deseo es que el espíritu de servicio aumente en el presbiterio de las Iglesias antiguas y que sea promovido en el presbiterio de las Iglesias más jóvenes. (RM 68) 68) La ordenación de los diáconos, “en orden al ministerio”
En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos ( diácono = servidor ),), a los que se les imponen las manos 'para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio'" (LG 29; cf CD 15). En la ordenación ordenación al diaconado, diaconado, sólo el obispo obispo impone las manos manos , significando significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su "diaconía" (cf S. Hipólito, trad. ap. 8; CIC 1569). Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo (cf LG 41; AA 16). El sacramento del Orden los marcó con un sello (carácter) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo "diácono", es decir, el servidor de todos (cf Mc 10,45; Lc 22,27; S. Policarpo, Ep 5,2). Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (cf LG 29; cf. SC 35,4; AG 16; CIC 1570). Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado "como un grado particular dentro de la jerarquía" (LG 29), mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente , que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, "sean fortalezcan por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado" (AG 16; CIC 1571). TEMA 3: Los fieles laicos Por laicos se entiende a todos los cristianos, excepto los miembros del orden sagrado y del estado religioso reconocido en la Iglesia. Son, pues, los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el Pueblo de Dios y que participan de las funciones de Cristo. Sacerdote, Profeta y Rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo (LG 31; CIC 897).
Los laicos tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios... A ellos de manera especial les corres correspon ponde de ilumin iluminar ar y ordena ordenarr todas todas las realida realidades des tempor temporale ales, s, a las que que están están estrechamente unidos, de tal manera que éstas lleguen a ser según Cristo, se desarrollen y sean para alabanza alabanza del Creador y Redentor Redentor (LG 31; CIC 898).
31
La iniciativa de los cristianos laicos es particularmente necesaria cuando se trata de descubrir o de idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristianas impregnen las realidades sociales, políticas y económicas. Esta iniciativa es un elemento normal de la vida de la Iglesia (CIC 899) Los fieles laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de los Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia (Pío XII, discurso 20 Febrero 1946; citado por Juan Pablo II, CL 9).
Como todos los fieles, los laicos están encargados por Dios del apostolado en virtud del bautismo y de la confirmación y por eso tienen la obligación y gozan del derecho, individualmente o agrupados en asociaciones, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra; esta obligación es tanto más apremiante cuando sólo por medio de ellos los demás hombres pueden oír el Evangelio y conocer a Cristo. En las comunidades eclesiales, su acción es tan necesaria que, sin ella, el apostolado de los pastores no puede obtener en la mayoría de las veces su plena eficacia (cf. LG 33; CIC 900). La participación de los laicos en la misión sacerdotal de Cristo
Los laicos, laicos, consagr consagrado adoss a Cristo Cristo y ungido ungidoss por el Espírit Espírituu Santo, Santo, están están llamad llamados os y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu. En efecto, todas sus obras, oraciones, tareas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo diario, el descanso espiritual y corporal, si se realizan en el Espíritu, incluso las molestias de la vida, si se llevan con paciencia, todo ello se convierte en sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo, que ellos ofrecen con toda piedad a Dios Padre en la celebración de la Eucaristía uniéndolos a la ofrenda del cuerpo del Señor. De esta manera, también los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta sana, consagran el mundo mismo a Dios (LG 34; cf. LG 10; CIC 901). Los laicos, si tienen las cualidades requeridas, pueden ser admitidos de manera estable a los ministerios de lectores y de acólito (cf. CIC 230). "Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden también los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión, según las prescripciones del derecho (CIC 903;230). Su participación en la misión profética de Cristo
Cristo realiza su función profética no sólo a través de la jerarquía sino también por medio de los laicos. El los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra" (LG 35; CIC 904). Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con "el anuncio de Cristo comu comuni nica cado do con con el test testim imon onio io de la vida vida y de la pala palabr bra" a".. En los los laic laicos os,, esta esta 32
evangelización "adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo" (LG 35): Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes ... como a los fieles (AA 6; cf. AG 15; CIC 905). Su participación en la misión real de d e Cristo
Por su obediencia hasta la muerte (cf. Flp 2, 8-9), Cristo ha comunicado a sus discípulos el don de la libertad regia, "para que vencieran en sí mismos, con la apropia renuncia y una vida santa, al reino del pecado" (LG 36). El que somete su propio cuerpo y domina su alma, sin dejarse llevar por las pasiones es dueño de sí mismo: Se puede llamar rey porque es capaz de gobernar su propia persona; Es libre e independiente y no se deja cautivar por una esclavitud culpable (San Ambrosio; CIC 908). Los seglares también pueden sentirse llamados o ser llamados a colaborar con sus Pastores en el servicio de la comunidad eclesial, para el crecimiento y la vida de ésta, ejerciendo ministerios muy diversos según la gracia y los carismas que el Señor quiera concederles (EN 73; CIC 910). Todos los laicos son misioneros en virtud del bautismo
Los Pontífices de la época más reciente han insistido mucho sobre la importancia del papel de los laicos en la actividad misionera. La misión es de todo el pueblo de Dios: aunque la fundación de una nueva Iglesia requiere la Eucaristía y, consiguientemente, el ministerio sacerdotal, sin embargo la misión, que se desarrolla de diversas formas, es tarea de todos los fieles. La participación de los laicos en la expansión de la fe aparece claramente, desde los primeros tiempos del cristianismo, por obra de los fieles y familias, y también de toda la comunidad. En los tiempos modernos no ha faltado la participación activa de los misioneros laicos y de las misioneras laicas. ¿Cómo no recordar el importante papel desempeñado por éstas, su trabajo en las familias, en las escuelas, en la vida política, social y cultural y, en particular, su enseñanza de la doctrina cristiana? Es más, hay que reconocer -y esto es motivo de gloria- que algunas Iglesias han tenido su origen, gracias a la actividad de los laicos y de las laicas misioneros.
El Concilio Vaticano II ha confirmado esta tradición, poniendo de relieve el carácter misionero de todo el Pueblo de Dios, concretamente el apostolado de los laicos, y subrayando la contribución específica que éstos están llamados a dar en la actividad misionera. La necesidad de que todos los fieles compartan tal responsabilidad no es sólo cues cuesti tión ón de efica eficaci ciaa apos apostól tólica ica,, sino sino de un debe deberr-de dere rech choo basa basado do en la digni dignida dadd bautismal, por la cual "los fieles laicos participan, según el modo que les es propio, en el triple oficio-sacerdotal, profético y real -de Jesucristo-". Ellos, por consiguiente, "tienen la obligación general, y gozan del derecho, tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los homb hombre ress en todo todo el mund mundo; o; obli obliga gaci ción ón que que les les apre apremi miaa toda todaví víaa más más en aque aquellllas as circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo". Además, dada su propia índole secular, tienen la vocación específica de "buscar el Reino de Dios tratando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios". (RM 71) 33
Los sectores de presencia y de acción misionera de los laicos son muy amplios. "El campo propio... es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía..." a nivel local, nacional e internacional. Dentro de la Iglesia se presentan diversos tipos de servicios, funciones, ministerios y formas de animación de la vida cristiana. Recuerdo, como novedad surgida recientemente en no pocas Iglesias, el gran desarrollo de los "Movimientos eclesiales", dotados de dinamismo misionero. Cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y son acogidos cordialmente por Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, los Movimientos representan un verdadero don de Dios para la nueva Evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor, sobre todo entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una visión pluralista de los modos de asociarse y de expresarse. En la actividad misionera hay que revalorar las varias agrupaciones del laicado, respetando su índole y finalidades: asociaciones del laicado misionero, organismos cristianos y hermandades de diverso tipo; que todos se entreguen entreguen a la misión ad gentes gentes y la colaboración colaboración con las Iglesias Iglesias locales. De este modo se favorecerá el crecimiento de un laicado maduro y responsable, cuya "formación... se presenta en las jóvenes Iglesias como elemento esencial e irrenunciable de la plantatio Ecclesiae" . (RM 72) TEMA 3: La Vida Consagrada El estado de vida que consiste en la profesión de los consejos evangélicos, aunque no pertenezca a la estructura de la Iglesia, pertenece, sin embargo, a su vida y a su santidad (LG 44; CIC 914). Consejos evangélicos, vida consagrada
Los consejos evangélicos están propuestos en su multiplicidad a todos los discípulos de Cristo. La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica, para quienes asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada, la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la "vida consagrada" a Dios (cf. LG 42-43; CIC 915). El estado de vida consagrada aparece por consiguiente como una de las maneras de vivir una consagración "más íntima" que tiene su raíz en el bautismo y se dedica totalmente a Dios (cf. PC 5). En la vida consagrada, los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y, persiguiendo la perfección de la caridad en el servicio del Reino, significar y anunciar en la Iglesia la gloria del mundo futuro (CIC 573; 916). Desde los comienzos de la Iglesia hubo hombres y mujeres que intentaron, con la práctica de los consejos evangélicos, seguir con mayor libertad a Cristo e imitarlo con mayor precisión. Cada uno a su manera, vivió entregado a Dios. Muchos, por inspiración del Espíritu Santo, vivieron en la soledad o fundaron familias religiosas, que la Iglesia reconoció y aprobó gustosa con su autoridad (PC 1; CIC 918). La vida eremítica 34
Sin profesar siempre públicamente los tres consejos evangélicos, los ermitaños, "con un apartamiento más estricto del mundo, el silencio de la soledad, la oración asidua y la penitencia, dedican su vida a la alabanza de Dios y salvación del mundo" (CIC 920;603). Los eremitas presentan a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia que es la intimidad personal con Cristo. Oculta a los ojos de los hombres, la vida del eremita es predicación silenciosa de Aquél a quien ha entregado su vida, porque El es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto, en el combate espiritual, la gloria del Crucificado. (CIC 921) Las vírgenes y las viudas consagradas
Desde los tiempos apostólicos, vírgenes (Cf. 1 Co 7, 34-36) y viudas cristianas (Cf. Vita consecrata, 7) llamadas por el Señor para consagrarse a El enteramente (cf. 1 Co 7, 3436) con una libertad mayor de corazón, de cuerpo y de espíritu, han tomado la decisión, aprobada por la Iglesia, de vivir en estado de virginidad o de castidad perpetua "a causa del Reino de los cielos" (Mt 19, 12) (CIC 922). Formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, [las vírgenes] son consagradas a Dios por el Obispo diocesano según el rito ri to litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la Iglesia". Por medio este rito solemne ("Consecratio virginum", "Consagración de vírgenes"), "la virgen es constituida en persona consagrada" como "signo transcendente del amor de la Iglesia hacia Cristo, imagen escatológica de esta Esposa del Cielo y de la vida futura (CIC 923). Semejante a otras formas de vida consagrada, el orden de las vírgenes sitúa a la mujer que vive en el mundo (o a la monja) en el ejercicio de la oración, de la penitencia, del servicio a los hermanos y del trabajo apostólico, según el estado y los carismas respectivos ofrecidos a cada una. Las vírgenes consagradas pueden asociarse para guardar su propósito con mayor fidelidad (CIC 924). La vida religiosa
Nacida en Oriente en los primeros siglos del cristianismo (cf. UR 15) y vivida en los institutos institutos canónicamen canónicamente te erigidos erigidos por la Iglesia (cf. CIC, can. 573), la vida religiosa religiosa se distingue de las otras formas de vida consagrada por el aspecto cultual, la profesión pública de los consejos evangélicos, la vida fraterna llevada en común, y por el testimonio dado de la unión de Cristo y de la Iglesia (CIC 925). La vida religiosa nace del misterio de la Iglesia. Es un don que la Iglesia recibe de su Señor y que ofrece como un estado de vida estable al fiel llamado por Dios a la profesión de los consejos. Así la Iglesia puede a la vez manifestar a Cristo y reconocerse como Esposa del Salvador. La vida religiosa está invitada a significar, bajo estas diversas formas, la caridad misma de Dios, en el lenguaje de nuestro tiempo. (CIC 926) Todos los religiosos, exentos o no, se encuentran entre los colaboradores del obispo diocesano en su misión pastoral (cf. CD 33-35). La implantación y la expansión misionera de la Iglesia requieren la presencia de la vida religiosa en todas sus formas "desde el período de implantación de la Iglesia" (AG 18, 40). "La historia da testimonio de los 35
grandes méritos de las familias religiosas en la propagación de la fe y en la formación de las nuevas iglesias: desde las antiguas Instituciones monásticas, las Ordenes medievales y hasta las Congregaciones modernas" modernas" (Juan Pablo Pablo II, RM 69) (CIC 927). 927). Los institutos seculares
Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procurar la santificación del mundo sobre todo desde dentro dentro de él (CIC 928). Por medio de una "vida perfectamente perfectamente y enteramente consagrada a [esta] santificación" (Pío XII, const. ap. "Provida Mater"), los miembros miembros de estos institutos institutos participan participan en la tarea de evangelización evangelización de la Iglesia, Iglesia, "en el mundo y desde el mundo", donde su presencia obra a la manera de un "fermento" (PC 11). Su "testimonio de vida cristiana" mira a "ordenar según Dios las realidades temporales y a penetrar el mundo con la fuerza del Evangelio". Mediante vínculos sagr sagrad ados os,, asum asumen en los los cons consej ejos os evan evangé gélilico coss y obse observ rvan an entr entree sí la comu comunió niónn y la fraternidad propias de su "modo de vida secular" (CIC 929). Las sociedades de vida apostólica
Junto a las diversas formas de vida consagrada se encuentran "las sociedades de vida apostólica, cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones. Entre éstas, existen sociedades cuyos miembros abrazan los consejos evangélicos mediante un vínculo determinado por las constituciones" (CIC 930). Los Institutos misioneros
Los Institutos misioneros generalmente han nacido en las Iglesias de antigua cristiandad e históricamente han sido instrumentos de la Congregación de Propaganda Fide para la difusión de la fe y la fundación de nuevas Iglesias. Ellos acogen hoy de manera creciente candidatos provenientes de las jóvenes Iglesias que han fundado, mientras nuevos Institutos han surgido precisamente en los países que antes recibían solamente misioneros y que hoy los envían. Es de alabar esta doble tendencia que demuestra la validez y la actualidad de la vocación misionera específica de estos Institutos, que todavía "continúan siendo muy necesarios", no sólo para la actividad misionera ad gentes, como es su tradición, sino también para la animación misionera tanto en las Iglesias de antigua cristiandad, como en las más jóvenes. (RM 66) Consagración y misión
Aquel que por el bautismo fue consagrado a Dios, entregándose a él como al sumamente amado, se consagra, de esta manera, aún más íntimamente al servicio divino y se entrega al bien de la Iglesia. Mediante el estado de consagración a Dios, la Iglesia manifiesta a Cristo y muestra cómo el Espíritu Espíritu Santo obra en ella de modo admirable. admirable. Por tanto, los que profesan los consejos evangélicos tienen como primera misión vivir su consagración. (CIC 931). En la inagotable y multiforme riqueza del Espíritu se sitúan las vocaciones de los Institutos de vida consagrada, cuyos miembros, "dado que por su misma consagración se dedican al servicio de la Iglesia... están obligados a contribuir de modo especial a la 36
tarea misional, según el modo propio de su Instituto". La historia da testimonio de los grandes méritos de las Familias religiosas en la propagación de la fe y en la formación de nuevas Iglesias: desde las antiguas Instituciones monásticas, las Ordenes medievales y hasta las Congregaciones modernas. (RM 69) Los Institutos de vida contemplativa dan "preclaro testimonio entre los no cristianos de la majestad y de la caridad de Dios, así como de unión en Cristo". Esta presencia es beneficiosa por doquier en el mundo no cristiano, c ristiano, especialmente en aquellas regiones donde las religiones tienen en gran estima la vida contemplativa por medio de la ascesis y la búsqueda del Absoluto. Los Institutos de vida activa participan de la misión por medio de la caridad, el anuncio evangélico, la educación cristiana, la cultura y la solidaridad con los pobres, los discriminados, los marginados y oprimidos. Estos Institutos, persigan o no un fin estrictamente misionero, se deben plantear la posibilidad y disponibilidad a extender su propia actividad para la expansión del Reino de Dios. La Iglesia debe dar a conocer los grandes valores evangélicos de que es portadora; y nadie los atestigua más eficazmente que quienes hacen profesión de vida consagrada en la castidad, pobreza y obediencia, con una donación total t otal a Dios y con plena disponibilidad a servir al hombre y a la sociedad, siguiendo el ejemplo de Cristo. o
o
Anexo: Textos Bíblicos relacionados con el llamado vocacional Moisés Moisés dijo a Yavé: «Mira, Señor, que yo nunca he tenido facilidad para hablar: mi boca y mi lengua no me obedecen.» Le respondió Yavé: «¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace que uno hable y otro no? Anda ya, que yo estaré en tu t u boca y te enseñaré lo que has de d e hablar.» Pero él insistió: «Por favor, Señor, ¿por qué no mandas a otro?» Esta vez Yavé se enojó con Moisés y le dijo: «¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Bien sé yo que a él no le faltan las palabras. Aarón hablará por ti igual i gual que un profeta habla por su Dios, y tú, con este bastón en la mano, harás milagros». Éxodo, Capítulo 4 Isaías Yo exclamé: «¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!» Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas, tocó con él mi boca y dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu t u pecado, borrado.» Y oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré, y quién irá i rá por nosotros?" Y respondí: «Aquí me tienes, mándame a mí». Él me dijo: "Ve y dile a este pueblo: Por más que ustedes escuchen, no entenderán; por más que ustedes miren, nunca ven". Isaías, Capítulo 6 Jeremías Me llegó una palabra de Yavé : «Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.» 37
Yo exclamé: «Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!» Y Yavé me contestó: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que que yo te mande. No les les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte -palabra de Yavé.» Jeremías, capítulo 1 Samuel Como Yavé llamara a Samuel por tercera vez y el joven se presentara nuevamente a Elí, éste comprendió que era Yavé quien le llamaba, y dijo a Samuel: «Anda a acostarte y si vuelve a llamarte dile: Habla, Yavé, que tu siervo te t e escucha.» Entonces Samuel se volvió a su habitación y se acostó. Yavé entró y se paró, y llamó como las otras veces: «Samuel, Samuel.» Este respondió: «Habla, Yavé, que tu siervo escucha». 1 Samuel, capítulo 3 María Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios». Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel. Evangelio según san Lucas, cap. 1 Pablo Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso del mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo. Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, « Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?» Y él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues». Entonces yo pregunté: «Qué debo hacer, Señor?» Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco. Allí te hablarán de la misión que te ha sido asignada». Hechos de los Apóstoles, capítulo 9 Bibliografía: Catecismo de la Iglesia Católica 871-931 Trabajo Evaluativo
a.- Describe los rasgos fundamentales de la espiritualidad del laico y su dimensión misionera (Leer: (Leer: CIC 897-910; RM 71-72) b.- Describe los rasgos fundamentales de la espiritualidad de los ministros ordenados y su dimensión misionera (Leer: CIC 1554-CIC 1560; AG 38; RM 63; CIC 1562-1563; RM 67-68; CIC 1570-1571) c.- Describe los rasgos fundamentales fundamentales de la espiritualidad espiritualidad de los consagrados y su dimensión misionera (Leer: CIC 914-931; RM 66.69) 38
MODULO 3
39
TALLER DE ORACION DISTINTAS FORMAS DE ORACION 2623 El día de Pentecostés, el Espíritu de la promesa se derramó sobre los discípulos, "reunidos en un mismo lugar" (Hch 2, 1), que lo esperaban "perseverando en la oración con un mismo espíritu" (Hch 1, 14). El Espíritu que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo (cf Jn 14, 26), será también quien la formará en la vida de oración.
2624 En la primera comunidad de Jerusalén, los creyentes "acudían asiduamente a las enseñanzas de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42). Esta secuencia de actos es típica de la oración de la Iglesia; fundada sobre la fe apostólica y autentificada por la caridad, se alimenta con la Eucaristía. 2625 Estas oraciones son en primer lugar las que los fieles escuchan y leen en las Escr Escritu itura ras, s, pero pero las las actu actual aliz izan an,, espe especia cialm lmen ente te las las de los los salm salmos os,, a parti partirr de su cumplimiento en Cristo (cf Lc 24, 27. 44). El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia Iglesia orante, conduce a ésta también hacia la Verdad Verdad plena, plena, y suscita nuevas formulaciones que expresarán el insondable Misterio de Cristo que actúa en la vida, los sacramentos y la misión de su Iglesia. Estas formulaciones se desarrollan en las grandes tradiciones litúrgicas y espirituales. Las formas de la oración , tal como las revelan las Escrituras apostólicas canónicas, siguen siendo normativas para la oración cristiana. I La bendición y la adoración 2626 La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana: es encuentro de Dios con el hombre; hombre; en ella, el don de Dios y la acogida del hombre se convocan convocan y se unen. La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquél que es la fuente de toda bendición.
2627 Dos formas fundamentales expresan este movimiento: o bien sube llevada por el Espíritu Santo, por medio de Cristo hacia el Padre (nosotros le bendecimos por habernos bendecido; cf Ef 1, 3-14; 2 Co 1, 3-7; 1 P 1, 3-9); o bien implora la gracia del Espíritu Santo que, por medio de Cristo, desciende del Padre (es él quien nos bendice; cf 2 Co 13, 13; Rm 15, 5-6. 13; Ef 6, 23-24). 2628 La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho (cf Sal 95, 1-6) y la omnipotencia del Salvador que nos libera del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el "Rey de la gloria" (Sal 14, 9-10) y el silencio respetuoso en presencia de Dios "siempre mayor" (S. Agustín, Sal. 62, 16). La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente amable nos llena de humildad y da seguridad a nuestras súplicas. II La oración de petición 2629 El vocabulario neotestamentario sobre la oración de súplica está lleno de matices: pedir, reclamar, llamar con insistencia, invocar, clamar, gritar, e incluso "luchar en la oración" (cf Rm 15, 30; Col 4, 12). Pero su forma más habitual, por ser la más espontánea, es la petición: Mediante la oración de petición mostramos la conciencia de nuestra relación con Dios: por ser criaturas, no somos ni nuestro propio origen, ni dueños de 40
nuestras adversidades, ni nuestro fin último; pero también, por ser pecadores, sabemos, como cristianos, que nos apartamos de nuestro Padre. La petición ya es un retorno hacia El. 2630 El Nuevo Testamento no contiene apenas oraciones de lamentación, frecuentes en el Antiguo. En adelante, en Cristo resucitado, la oración de la Iglesia es sostenida por la esperanza, aunque todavía estemos en la espera y tengamos que convertirnos cada día. La petición cristiana brota de otras profundidades, de lo que S. Pablo llama el gemido : el de la creación "que sufre dolores de parto" (Rm 8, 22), el nuestro también en la espera "del rescate de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación es objeto de esperanza" (Rm 8, 23-24), y, por último, los "gemidos inefables" del propio Espíritu Santo que "viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene" (Rm 8, 26). 2631 La petición de perdón es el primer movimiento de la oración de petición (cf el publicano: "ten compasión de mí que soy pecador": Lc 18, 13). Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros (cf 1 Jn 1, 7-2, 2): entonces "cuanto pidamos lo recibimos de El" (1 Jn 3, 22). Tanto la celebración de la eucaristía como la oración personal comienzan con la petición de perdón. 2632 La petición cristiana está centrada en el deseo y en la búsqueda del Reino que viene, conforme a las enseñanzas de Jesús (cf Mt 6, 10. 33; Lc 11, 2. 13). Hay una jerarquía en las peticiones: primero el Reino, a continuación lo que es necesario para acogerlo y para cooperar a su venida. Esta cooperación con la misión de Cristo y del Espíritu Santo, que es ahora la de la Iglesia, es objeto de la oración de la comunidad apostólica (cf Hch 6, 6; 13, 3). Es la oración de Pablo, el Apóstol por excelencia, que nos revela cómo la solicitud divina por todas las Iglesias debe animar la oración cristiana (cf Rm 10, 1; Ef 1, 16-23; Flp 1, 9-11; Col 1, 3-6; 4, 3-4. 12). Al orar, todo bautizado trabaja en la Venida del Reino. 2633 Cuando se participa así en el amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad pueda convertirse en objeto de petición. Cristo, que ha asumido todo para rescatar todo, es glorificado por las peticiones que ofrecemos al Padre en su Nombre (cf Jn 14, 13). Con esta seguridad, Santiago (cf St 1, 5-8) y Pablo nos exhortan a orar en toda ocasión (cf Ef 5, 20; Flp 4, 6-7; Col 3, 16-17; 1 Ts 5, 17-18). III La oración de intercesión 2634 La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. El es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular (cf Rm 8, 34; 1 Jn 2, 1; 1 Tm 2. 5-8). Es capaz de "salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor" (Hb 7, 25). El propio Espíritu Santo "intercede por nosotros... y su intercesión a favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 26-27).
2635 Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, 41
el que ora busca "no su propio interés sino el de los demás" (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (recuérdese a Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34). 2636 2636 Las primer primeras as comuni comunidad dades es cristia cristianas nas vivier vivieron on intens intensame amente nte esta esta forma forma de participación (cf Hch 12, 5; 20, 36; 21, 5; 2 Co 9, 14). El Apóstol Pablo les hace participar así en su ministerio del Evangelio (cf Ef 6, 18-20; Col 4, 3-4; 1 Ts 5, 25); él intercede también por ellas (cf 2 Ts 1, 11; Col 1, 3; Flp 1, 3-4). La intercesión de los cristianos no conoce fronteras: "por todos los hombres, por todos los constituídos en autoridad" (1 Tm 2, 1), por los perseguidores (cf Rm 12, 14), por la salvación de los que rechazan el Evangelio (cf Rm 10, 1). IV La oración de acción de gracias 2637 La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participa de la de su Cabeza.
2638 Al igual que en la oración de petición, todo acontecimiento y toda t oda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. Las cartas de San Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor Jesús siempre está presente en ella. "En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros" (1 Ts 5, 18). "Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias" (Col 4, 2). V La oración de alabanza 2639 La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por El mismo, le da gloria no por lo que hace sino por lo que El es. Participa en la bienaventuranza de los corazones puros que le aman en la fe antes de verle en la Gloria. Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (cf. Rm 8, 16), da testimonio del Hijo único en quien somos adoptados y por quien glorificamos al Padre. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquél que es su fuente y su término: "un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8, 6).
2640 San Lucas menciona con frecuencia en su Evangelio la admiración y la alabanza ante las maravillas de Cristo, y las subraya también respecto a las acciones del Espíritu Santo que son los hechos de los apóstoles : la comunidad de Jerusalén (cf Hch 2, 47), el tullido curado por Pedro y Juan (cf Hch 3, 9), la muchedumbre que glorificaba a Dios por ello (cf Hch 4, 21), y los gentiles de Pisidia que "se alegraron y se pusieron a glorificar la Palabra del Señor" (Hch 13, 48). 2641 "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5, 19; Col 3, 16). Como los autores inspirados del Nuevo Testamento, las primeras comunidades cristianas releen el libro de los Salmos cantando en él el Misterio de Cristo. En la novedad del Espíritu, componen también himnos y 42
cánticos a partir del acontecimiento inaudito que Dios ha realizado en su Hijo: su encarnación, su muerte vencedora de la muerte, su resurrección y su ascensión a su derecha (cf Flp 2, 6-11; Col 1, 15-20; Ef 5, 14; 1 Tm 3, 16; 6, 15-16; 2 Tm 2, 11-13). De esta "maravilla" de toda la Economía de la salvación brota la doxología, la alabanza a Dios (cf Ef 1, 3-14; Rm 16, 25-27; Ef 3, 20-21; Judas 24-25). 2642 La revelación "de lo que ha de suceder pronto", el Apocalip sis, está sostenida por los cánticos de la liturgia celestial (cf Ap 4, 8-11; 5, 9-14; 7, 10-12) y también por la intercesión de los "testigos" (mártires: Ap 6, 10). Los profetas y los santos, todos los que fueron degollados en la tierra por dar testimonio de Jesús (cf Ap 18, 24), la muchedumbre inmensa de los que, venidos de la gran tribulación nos han precedido en el Reino, cantan la alabanza de gloria de Aquél que se sienta en el trono y del Cordero (cf Ap 19, 1-8). En comunión con ellos, la Iglesia terrestre canta también estos cánticos, en la fe y la prueba. La fe, en la petición y la intercesión, espera contra toda esperanza y da gracias al "Padre de las luces de quien desciende todo don excelente" (St 1, 17). La fe es así una pura alabanza. 2643 La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración: es la "ofrenda pura" de todo el Cuerpo de Cristo "a la gloria de su Nombre" (cf Ml 1, 11); es, según las tradiciones de Oriente y de Occidente, "el " el sacrificio de alabanza". LA TRADICIÓN DE LA ORACIÓN 2650. La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior: para orar es necesario querer orar. No basta sólo con saber lo que las Escrituras revelan sobre la oración: es necesario también aprender a orar. Pues bien, por una transmisión viva (la santa Tradición), el Espíritu Santo, en la "Iglesia creyente y orante" (DV 8), enseña a orar a los hijos de Dios.
2651 La tradición de la oración cristiana es una de las formas de crecimiento de la Tradición de la fe, en particular mediante la contemplación y la reflexión de los creyentes que conservan en su corazón los acontecimientos y las palabras de la Economía de la salvación, y por la penetración profunda en las realidades espirituales de las que adquieren experiencia (cf DV 8). LAS FUENTES DE LA ORACIÓN 2652 El Espíritu Santo es el "agua viva" que, en el corazón orante, "brota para vida eterna" (Jn 4, 14). El es quien nos enseña a recogerla en la misma Fuente: Cristo. Pues bien, en la vida cristiana hay h ay manantiales donde Cristo nos espera para darnos a beber el Espíritu Santo. La Palabra de Dios 2653 La Iglesia Iglesia "recomienda "recomienda insistentemen insistentemente te todos sus fieles... la lectura lectura asidua asidua de la Escritura para que adquieran 'la ciencia suprema de Jesucristo' (Flp 3,8)... Recuerden que a la lectura de la Santa Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues 'a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras' (San Ambrosio, off. 1, 88)" (DV 25). 43
2654 Los Padres espirituales parafraseando Mt 7, 7, resumen así las disposiciones del corazón alimentado por la palabra de Dios en la oración: "Buscad leyendo, y encontraréis meditando ; llamad orando, y se os abrirá por la contemplación" (cf El Cartujano, scala: PL 184, 476C). La Liturgia de la Iglesia 2655 La misión de Cristo y del Espíritu Santo que, en la liturgia sacramental de la Iglesia, anuncia, actualiza y comunica el Misterio de la salvación, se continúa en el corazón que ora. Los Padres espirituales comparan a veces el corazón a un altar. La oración interioriza y asimila la liturgia durante y después de su celebración. Incluso cuando la oración se vive "en lo secreto" (Mt 6, 6), siempre es oración de la Iglesia , comunión con la Trinidad Santísima (cf IGLH 9). Las virtudes teologales 2656 Se entra en oración como se entra en la liturgia: por la puerta estrecha de la fe . A través de los signos de su presencia, es el rostro del Señor lo que buscamos y deseamos, es su palabra lo que queremos escuchar y guardar.
2657 El Espíritu Santo nos enseña a celebrar la liturgia esperando el retorno de Cristo, nos educa para orar en la esperanza. Inversamente, la oración de la Iglesia y la oración personal alimentan en nosotros la esperanza . Los salmos muy particularmente, con su lenguaje concreto y variado, nos enseñan a fijar nuestra esperanza en Dios: "En el Señor puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor" (Sal 40, 2). "El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo" (Rm 15, 13). 2658 "La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5, 5). La oración, formada en la vida litúrgica, saca todo del amor con el que somos amados en Cristo y que nos permite responder amando como El nos ha amado. El amor es la fuente de la oración: quien saca el agua de ella, alcanza la cumbre de la oración: Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente... Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro (S. Juan María Bautista Vianney, oración). "Hoy" 2659 Aprendemos a orar en ciertos momentos escuchando la palabra del Señor y participando en su Misterio Pascual; pero, en todo tiempo, en los acontecimientos de cada día , su Espíritu se nos ofrece para que brote la oración. La enseñanza de Jesús sobre la oración a nuestro Padre está en la misma línea que la de la Providencia (cf. Mt 6, 11. 34): el tiempo está en las manos del Padre; lo encontramos en el presente, ni ayer ni mañana, sino hoy: "¡Ojalá oyerais hoy su voz!: No endurezcáis vuestro corazón" (Sal 95, 7-8).
44
2660 Orar en los acontecimientos de cada día y de cada instante es uno de los secretos del Reino revelados a los "pequeños", a los servidores de Cristo, a los pobres de las bienaventuranzas. bienaventuranzas. Es justo y bueno orar para que la venida del d el Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante amasar con la oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser esa levadura con la que el Señor compara el Reino (cf Lc 13, 20-21). MAESTROS Y LUGARES DE ORACIÓN Servidores de la oración 2685 La familia cristiana es el primer lugar de la educación en la oración. Fundada en el sacramento del matrimonio, es la "Iglesia doméstica" donde los hijos de Dios aprenden a orar "en Iglesia" y a perseverar en la oración. Particularmente para los niños pequeños, la oración diaria familiar es el primer testimonio de la memoria viva de la Iglesia que es despertada pacientemente por el Espíritu Santo.
2686 Los ministros ordenados son también responsables de la formación en la oración de sus hermanos y hermanas en Cristo. Servidores del buen Pastor, han sido ordenados para guiar al pueblo de Dios a las fuentes vivas de la oración: la Palabra de Dios, la liturgia, la vida teologal, el hoy de Dios en las situaciones concretas (cf PO 4-6). 2687 Muchos religiosos han consagrado y consagran toda su vida a la oración. Desde el desierto de Egipto, eremitas, monjes y monjas han dedicado su tiempo a la alabanza de Dio s y a la intercesión por su pueblo. La vida consagrada no se mantiene ni se propaga sin la oración; es una de las fuentes vivas de la contemplación y de la vida espiritual en la Iglesia. 2688 La catequesis de niños, jóvenes y adultos, está orientada a que la Palabra de Dios se medite en la oración personal, se actualice en la oración litúrgica, y se interiorice en todo tiempo a fin de fructificar en una vida nueva. La catequesis es también el momento en que se puede purificar y educar la piedad popular (cf. CT 54). La memorización de las oraciones fundamentales ofrece una base indispensable para la vida de oración, pero es importante hacer gustar su sentido (cf CT 55). 2689 Grupos de oración , es decir, "escuelas de oración", son hoy uno de los signos y uno de los acicates de la renovación de la oración en la Iglesia, a condición de beber en las auténticas fuentes de la oración cristiana. La salvaguarda de la comunión es señal de la verdadera oración en la Iglesia. 2690 El Espíritu Santo da a ciertos fieles dones de sabiduría, de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que es la oración ( dirección espiritual ).). Aquellos y aquellas que han sido dotados de tales dones son verdaderos servidores de la Tradición viva de la oración: Por eso, el alma que quiere avanzar en la perfección, según el consejo de San Juan de la Cruz, debe "considerar bien entre qué manos se pone porque tal sea el maestro, tal será el discípulo; tal sea el padre, tal será el hijo". Y añade: "No sólo el director debe ser sabio y prudente sino también experimentado... Si el guía espiritual no tiene experiencia 45
de la vida espiritual, es incapaz de conducir por ella a las almas que Dios en todo caso llama, e incluso no las comprenderá" (Llama estrofa 3). Lugares favorables para la oración 2691 La iglesia, casa de Dios, es el lugar propio de la oración litúrgica de la comunidad parroquial. Es también el lugar privilegiado para la adoración de la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. La elección de un lugar favorable no es indiferente para la verdad de la oración: — para la oración personal, el lugar favorable puede ser un "rincón de oración", con las Sagradas Escrituras e imágenes, para estar " en lo secreto" ante nuestro Padre (cf Mt 6, 6). En una familia cristiana este tipo de pequeño oratorio favorece la oración en común. — en las regiones en que existen monasterios, una vocación de estas comunidades es favorecer la participación de los fieles en la Oración de las Horas y permitir la soledad necesaria para una oració n personal más intensa (cf PC 7). — las las pere peregr grin inac acio ione ness evoc evocan an nues nuestr troo cami camina narr por por la tier tierra ra haci haciaa el ciel cielo. o. Son Son tradicionalmente tiempos fuertes de renovación de la oración. Los santuarios son, para los peregrinos en busca de fuentes vivas, lugares excepcionales para vivir "en Iglesia" las formas de la oración cristiana. LAS EXPRESIONES DE LA ORACIÓN I La oración vocal
2700 Por medio de su Palabra, Dios habla al hombre. Por medio de palabras, mentales o vocales, nuestra oración toma cuerpo. Pero lo más importante es la presencia del corazón ante Aquél a quien hablamos en la oración. "Que nuestra oración se oiga no depende d epende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas" (San Juan Crisóstomo, ecl. 2). 2701 La oración vocal es un elemento indispensable de la vida cristiana. A los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de su Maestro, éste les enseña una oración vocal: el "Padre Nuestro". Jesús no solamente ha rezado las oraciones litúrgicas de la sinagoga; los Evangelios nos lo presentan elevando la voz para expresar su oración personal, desde la bendición exultante del Padre (cf Mt 11, 25-26), hasta la agonía de Getsemaní (cf Mc 14, 36). 2702 Esta necesidad de asociar los sentidos a la oración interior responde a una exigencia de nuestra naturaleza humana. Somos cuerpo y espíritu, y experimentamos la necesidad de traducir exteriormente nuestros sentimientos. Es necesario rezar con todo nuestro ser para dar a nuestra súplica todo el poder posible. 2703 Esta necesidad responde también a una exigencia divina. Dios busca adoradores en espí espíri ritu tu y en verd verdad ad,, y, por por cons consig igui uien ente te,, la orac oració iónn que que sube sube viva viva desd desdee las las profundidades del alma. También reclama una expresión exterior que asocia el cuerpo a la oración interior, esta expresión corporal es signo del homenaje perfecto al que Dios tiene derecho. 2704 La oración vocal es la oración por excelencia de las multitudes por ser exterior y tan plenamente humana. Pero incluso la más interior de las oraciones no podría prescindir 46
de la oración vocal. La oración se hace interior en la medida en que tomamos conciencia de Aquél "a quien hablamos" (Santa Teresa de Jesús, cam. 26). Entonces la oración vocal se convierte en una primera forma de oración contemplativa. II La meditación 2705 La meditación es, sobre todo, una búsqueda. El espíritu trata de comprender el por qué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide. Hace falta una atención difícil de encauzar. Habitualmente, se hace con la ayuda de un libro, que a los cristianos no les faltan: las sagradas Escrituras, especialmente el Evangelio, las imágenes sagradas, los textos litúrgicos del día o del tiempo, escritos de los Padres espirituales, obras de espiritualidad, el gran libro de la creación y el de la historia, la página del "hoy" de Dios.
2706 Meditar lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo. Aquí, se abre otro libro: el de la vida. Se pasa de los pensamientos a la realidad. Según sean la humildad y la fe, se descubren los movimientos que agitan el corazón y se les puede discernir. Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: "Señor, ¿qué quieres que haga?". 2707 Los métodos de meditación son tan diversos como los maestros espirituales. Un cristiano debe querer meditar regularmente; si no, se parece a las tres primeras clases de terreno de la parábola del sembrador (cf Mc 4, 4-7. 15-19). Pero un método no es más que un guía; lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino de la oración: Cristo Jesús. 2708 La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión conversión del corazón corazón y fortalecer fortalecer la voluntad voluntad de seguir seguir a Cristo. La oración oración cristiana cristiana se aplica preferentemente a meditar "los misterios de Cristo", como en la "lectio divina" o en el Rosario. Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor Jesús, a la unión con El. III La oración de contemplación 2709 ¿Qué es esta oración? Santa Teresa responde: "no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama" (vida 8). La contemplación busca al "amado de mi alma" (Ct 1, 7; cf Ct 3, 1-4). Esto es, a Jesús y en él, al Padre. Es buscado porque desearlo es siempre el comienzo del amor, y es buscado en la fe pura, esta fe que nos hace nacer de él y vivir en él. En la contemplación se puede también meditar, pero la mirada está centrada en el Señor.
2710 La elección del tiempo y de la duración de la oración de contemplación depende de una voluntad decidida reveladora de los secretos del corazón. No se hace contemplación cuando se tiene tiempo sino que se toma el tiempo de estar con el Señor con la firme decisión de no dejarlo y volverlo a tomar, cualesquiera que sean las pruebas y la sequedad del encuentro. No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar 47
siempre en contemplación, independientemente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad. El corazón es el lugar de la búsqueda y del encuentro, en la pobreza y en la fe. 2711 La entrada en la contemplación es análoga a la de la Liturgia eucarística: "recoger" el corazón, recoger todo nuestro ser bajo la moción del Espíritu Santo, habitar la morada del Señor que somos nosotros mismos, despertar la fe para entrar en la presencia de Aquél que nos espera, hacer que caigan nuestras máscaras y volver nuestro corazón corazón hacia el Señor que nos ama para ponernos ponernos en sus manos como una ofrenda ofrenda que hay que purificar y transformar. 2712 La contemplación es la oración del hijo de Dios, del pecador perdonado que consiente en acoger el amor con el que es amado y que quiere responder a él amando más todavía (cf Lc 7, 36-50; 19, 1-10). Pero sabe que su amor, a su vez, es el que el Espíritu derrama en su corazón, porque todo es gracia por parte de Dios. La contemplación es la entrega humilde y pobre a la voluntad amante del Padre, en unión cada vez más profunda con su Hijo amado. 2713 Así, la contemplación es la expresión más sencilla del misterio de la oración. Es un don , una gracia; no puede ser acogida más que en la humildad y en la pobreza. La oración contemplativa es una relación de alianza establecida por Dios en el fondo de nuestro ser (cf Jr 31, 33). Es comunión : en ella, la Santísima Trinidad conforma al hombre, imagen de Dios, "a su semejanza". 2714 La contemplación es también el tiempo fuerte por excelencia de la oración. En ella, el Padre nos concede "que seamos vigorosamente fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en nuestros corazones y que quedemos arraigados y cimentados en el amor" (Ef 3, 16-17). 2715 La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. "Yo le miro y él me mira", decía, d ecía, en tiempos de su santo cura, un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. Esta atención a El es renuncia a "mí". Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres. La contemplación dirige también su mirada a los misterios de la vida de Cristo. Aprende así el "conocimiento interno del Señor" para más amarle y seguirle (cf San Ignacio de Loyola, ex. sp. 104). 2716 La contemplación es escucha de la palabra de Dios. Lejos de ser pasiva, esta escucha es la obediencia de la fe, acogida incondicional del siervo y adhesión amorosa del hijo. Participa en el "sí" del Hijo hecho siervo y en el "fiat" de su humilde esclava. 2717 La contemplación es silencio , este "símbolo del mundo venidero" (San Isaac de Nínive, tract. myst. 66) o "amor silencioso" (San Juan de la Cruz). Las palabras en la oración contemplativa no son discursos sino ramillas que alimentan el fuego del amor. En este silencio, insoportable para el hombre "exterior", el Padre nos da a conocer a su Verbo encarnado, sufriente, muerto y resucitado, y el Espíritu filial nos hace partícipes de la oración de Jesús. 48
2718 La contemplación es unión con la oración de Cristo en la medida en que ella nos hace participar en su misterio. El misterio de Cristo es celebrado por la Iglesia en la Eucaristía; y el Espíritu Santo lo hace vivir en la contemplación para que sea manifestado por medio de la caridad en acto. 2719 La contemplación es una comunión de amor portadora de vida para la multitud, en la medida en que se acepta vivir en la noche de la fe. La noche pascual de la resurrección pasa por la de la agonía y la del sepulcro. Son tres tiempos fuertes de la Hora de Jesús que su Espíritu (y no la "carne que es débil") hace vivir en la contemplación. Es necesario consentir en "velar una hora con él" (cf Mt 26, 40). EL COMBATE DE LA ORACIÓN 2725 La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo. Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con El nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El "combate espiritual" de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración. I Las objeciones a la oración 2726 En el combate de la oración, tenemos que hacer frente en nosotros mismos y en torno a nosotros a conceptos erróneos sobre la oración . Unos ven en ella una simple operación psicológica, otros un esfuerzo de concentración para llegar a un vacío mental. Otro Otross la redu reduce cenn a actit actitud udes es y pala palabr bras as ritu ritual ales es.. En el inco incons nsci cien ente te de much muchos os cristianos, orar es una ocupación incompatible con todo lo que tienen que hacer: no tienen tiempo. Hay quienes buscan a Dios por medio de la oración, pero se desalientan pronto porque ignoran que la oración viene también del Espíritu Santo y no solamente de ellos.
2727 También tenemos que hacer frente a mentalidades de "este mundo" que nos invaden si no estamos vigilantes. Por ejemplo: lo verdadero sería sólo aquello que se puede verificar por la razón y la ciencia (ahora bien, orar es un misterio que desborda nues nuestr traa conc concie ienc ncia ia y nues nuestr troo inco incons nsci cien ente te); ); es vali valios osoo aque aquelllloo que que prod produc ucee y da rendimiento (luego, la oración es inútil, pues es improductiva); el sensualismo y el confort adoptados como criterios de verdad, de bien y de belleza (y he aquí que la oración es "amor de la Belleza absoluta" (philocalia), y sólo se deja cautivar por la gloria del Dios vivo y verdadero); y por reacción contra el activismo, se da otra mentalidad según la cual la oración es vista como posibilidad posibilidad de huir de este mundo (pero la oración oración cristiana no puede escaparse de la historia ni divorciarse de la vida). 2728 Por último, en este combate hay que hacer frente a lo que es sentido como fracas fracasos os en la oració oración n : desa desalilien ento to ante ante la sequ sequed edad ad,, tris triste teza za de no entr entreg egar arno noss totalmente al Señor, porque tenemos "muchos bienes" (cf Mc 10, 22), decepción por no ser ser escu escuch chad ados os segú segúnn nues nuestr traa prop propia ia volu volunta ntad, d, heri herida da de nues nuestr troo orgu orgulllloo que que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, alergia a la gratuidad de la oración... La 49
conclusión es siempre la misma: ¿Para qué orar? Es necesario luchar con humildad, confianza y perseverancia, si se quieren vencer estos obstáculos. II Necesidad de la humilde vigilancia Frente a las dificultades de la oración
2729 La dificultad habitual de la oración es la distracción . En la oración vocal, la distracción puede referirse a las palabras y al sentido de éstas. La distracción, de un modo más profundo, puede referirse a Aquel al que oramos, tanto en la oración vocal (litúrgica o personal), como en la meditación y en la oración contemplativa. Salir a la caza de la distracción es caer en sus redes; basta volver a concentrarse en la oración: la distracción descubre al que ora aquello a lo que su corazón está apegado. Esta toma de conciencia debe empujar al orante a ofrecerse al Señor para ser purificado. El combate se decide cuando se elige a quién se desea servir (cf Mt 6,21.24). 2730 Mirado positivamente, el combate contra el yo posesivo y dominador consiste en la vigilancia . Cuando Jesús insiste en la vigilancia, es siempre en relación a El, a su Venida, al último día y al "hoy". El esposo viene en mitad de la noche; la luz que no debe apagarse es la de la fe: "Dice de ti mi corazón: busca su rostro" (Sal 27, 8). 2731 Otra dificultad, especialmente para los que quieren sinceramente orar, es la sequedad . Forma parte de la contemplación en la que el corazón está seco, sin gusto por los pensamientos, recuerdos y sentimientos, incluso espirituales. Es el momento en que la fe es más pura, la fe que se mantiene firme junto a Jesús en su agonía y en el sepulcro. "El grano de trigo, si muere, da mucho fruto" (Jn 12, 24). Si la sequedad se debe a falta de raíz, porque la Palabra ha caído sobre roca, no hay éxito en el combate sin una mayor conversión (cf Lc 8, 6. 13). Frente a las tentaciones en la oración
2732 La tentación más frecuente, la más oculta, es nuestra falta de fe . Esta se expresa menos menos en una incredulida incredulidadd declarada declarada que en unas preferencias preferencias de hecho. hecho. Se empieza a orar y se presentan como prioritarios mil trabajos y cuidados que se consideran más urgentes. 2733 Otra tentación a la que abre la puerta la presunción es la acedia . Los Padres espirituales entienden por ella una forma de aspereza o de desabrimiento debidos al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón. "El espíritu está pronto pero la carne es débil" (Mt 26, 41). El desaliento, doloroso, es el reverso de la presunción. Quien es humilde no se extraña de su miseria; ésta le lleva a una mayor confianza, a mantenerse firme en la constancia. III La confianza filial 2734 La confianza filial se prueba en la tribulación (cf. Rm 5, 3-5), particularmente cuando se ora pidiendo para sí o para los demás. Hay quien deja de orar porque piensa que su oración no es escuchada. A este respecto se plantean dos cuestiones: Por qué la oración de petición no ha sido escuchada; y cómo la oración es escuchada o "eficaz". Queja por la oración no escuchada
2735 He aquí una observación llamativa: cuando alabamos a Dios o le damos gracias por sus beneficios en general, no estamos preocupados por saber si esta oración le es agradable. Por el contrario, cuando pedimos, exigimos ver el resultado. ¿Cuál es entonces 50
la imagen de Dios presente en este modo de orar: Dios como medio o Dios como el Padre de Nuestro Señor Jesucristo? 2736 ¿Estamos convencidos de que "nosotros no sabemos pedir como conviene" (Rm 8, 26)? ¿Pedimos a Dios los "bienes convenientes"? Nuestro Padre sabe bien lo que nos hace falta antes de que nosotros se lo pidamos (cf. Mt 6, 8) pero espera nuestra petición porque la dignidad de sus hijos está en su libertad. Por tanto es necesario orar con su Espíritu de libertad, para poder conocer en verdad su deseo (cf Rm 8, 27). 2737 "No tenéis porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones" (St 4, 2-3; cf. todo el contexto St 4, 1-10; 1, 5-8; 5, 16). Si pedimos con un corazón dividido, "adúltero" (St 4, 4), Dios no puede escucharnos porque él quiere nuestro bien, nuestra vida. "¿Pensáis que la Escritura dice en vano: Tiene deseos ardientes el espíritu que El ha hecho habitar en nosotros" (St 4,5)? Nuestro Dios está "celoso" de nosotros, lo que es señal de la verdad de su amor. Entremos en el deseo de su Espíritu y seremos escuchados: No te aflijas si no recibes de Dios inmediatamente lo que pides: es él quien quiere hacerte más bien todavía mediante tu perseverancia en permanecer con él en oración (Evagrio, or. 34). El quiere que nuestro deseo sea probado en la oración. Así nos dispone para recibir lo que él está dispuesto a darnos (San Agustín, ep. 130, 8, 17). La oración es eficaz
2738 La revelación de la oración en la economía de la salvación enseña que la fe se apoya en la acción de Dios en la historia. La confianza filial es suscitada por medio de su acción por excelencia: la Pasión y la Resurrección de su Hijo. La oración cristiana es cooperación con su Providencia y su designio de amor hacia los hombres.
2739 En San Pablo, esta confianza es audaz (cf Rm 10, 12-13), basada en la oración del Espíritu en nosotros y en el amor fiel del Padre que nos ha dado a su Hijo único (cf Rm 8, 26-39). La transformación del corazón que ora es la primera respuesta a nuestra petición. 2740 La oración de Jesús hace de la oración cristiana una petición eficaz. El es su modelo. El ora en nosotros y con nosotros. Puesto que el corazón del Hijo no busca más que lo que agrada al Padre, ¿cómo el de los hijos de adopción se apegaría más a los dones que al Dador?. 2741 Jesús ora también por nosotros, en nuestro lugar y favor nuestro. Todas nuestras peticiones han sido recogidas una vez por todas en sus Palabras en la Cruz; y escuchadas por su Padre en la Resurrección: por eso no deja de interceder por nosotros ante el Padre (cf Hb 5, 7; 7, 25; 9, 24). Si nuestra oración está resueltamente unida a la de Jesús, en la confianza y la audacia filial, obtenemos todo lo que pidamos en su Nombre, y aún más de lo que pedimos: recibimos al Espíritu Santo, que contiene todos los dones. IV Perseverar en el amor 2742 "Orad constantemente" (1 Ts 5, 17), "dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5, 20), "siempre en oración y suplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos" (Ef 6, 18)."No nos ha sido prescrito trabajar, vigilar y ayunar constantemente; pero sí tenemos una ley que nos manda orar sin cesar" 51
(Evagrio, cap. pract. 49). Este ardor incansable no puede venir más que del amor. Contra nuestra inercia y nuestra pereza, el combate de la oración es el del amor humilde, confiado y perseverante. Este amor abre nuestros corazones a tres evidencias de fe, luminosas y vivificantes: 2743 Orar es siempre posible : El tiempo del cristiano es el de Cristo resucitado que está "con nosotros, todos los días" (Mt 28, 20), cualesquiera que sean las tempestades (cf Lc 8, 24). Nuestro tiempo ti empo está en las manos de Dios: Es posible, incluso en el mercado o en un paseo solitario, hacer una frecuente y fervor fervorosa osa oració oración. n. Sentad Sentados os en vuestra vuestra tienda tienda,, compra comprando ndo o vendie vendiendo ndo,, o inclus inclusoo haciendo la cocina (San Juan Crisóstomo, ecl.2). 2744 Orar es una necesidad vital : si no nos dejamos llevar por el Espíritu caemos en la esclavitud del pecado (cf Ga 5, 16-25). ¿Cómo puede el Espíritu Santo ser "vida nuestra", si nuestro corazón está lejos de él? Nada vale como la oración: hace posible lo que es imposible, fácil lo que es difícil. Es imposible que el hombre que ora pueda pecar (San Juan Crisóstomo, Anna 4, 5). Quien ora se salva ciertamente, quien no ora se condena ciertamente (San Alfonso María de Ligorio, mez.). 2745 Oración y vida cristiana son inseparables porque se trata del mismo amor y de la misma renuncia que procede del amor. La misma conformidad filial y amorosa al designio de amor del Padre. La misma unión transformante en el Espíritu Santo que nos conforma cada vez más con Cristo Jesús. El mismo amor a todos los hombres, ese amor con el cual Jesús nos ha amado. "Todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre os lo concederá. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros" (Jn 15, 16-17). Ora continuamente el que une la oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos encontrar realizable el principio de la oración continua (Orígenes, or. 12). V La oración de la hora de Jesús 2746 Cuando ha llegado su hora, Jesús ora al Padre (cf Jn 17). Su oración, la más larga transmitida por el Evangelio, abarca toda la Economía de la creación y de la salvación, así como su Muerte y su Resurrección. Al igual que la Pascua de Jesús, sucedida "una vez por todas", permanece siempre actual, de la misma manera la oración de la "hora de Jesús" sigue presente en la Liturgia de la Iglesia.
2747 La tradición cristiana acertadamente la denomina d enomina la oración "sacerdotal" de Jesús. Es la oración de nuestro Sumo Sacerdote, inseparable de su sacrificio, de su "paso" [pascua] hacia el Padre donde él es "consagrado" enteramente al Padre (cf Jn 17, 11. 13. 19). 2748 En esta oración pascual, sacrificial, todo está "recapitulado" en El (cf Ef 1, 10): Dios y el mundo, el Verbo y la carne, la vida eterna y el tiempo, el amor que se entrega y el pecado que lo traiciona, los discípulos presentes y los que creerán en El por su palabra, la humillación y la Gloria. Es la oración de la unidad. 2749 Jesús ha cumplido toda la obra del Padre, y su oración, al igual i gual que su sacrificio, se extiende hasta la consumación de los siglos. La oración de la "hora de Jesús" llena los últimos tiempos y los lleva hacia su consumación. Jesús, el Hijo a quien el Padre ha dado todo, se entrega enteramente al Padre y, al mismo tiempo, se expresa con una libertad 52
soberana (cf Jn 17, 11. 13. 19. 24) debido al poder que el Padre le ha dado sobre toda carne. El Hijo que se ha hecho Siervo, es el Señor, el Pantocrator. Nuestro Sumo Sacerdote que ruega por nosotros es también el que ora en nosotros y el Dios que nos escucha. 2750 Si en el Santo Nombre de Jesús, nos ponemos a orar, podemos recibir en toda su hondura la oración que él nos enseña: "Padre Nuestro". La oración sacerdotal de Jesús inspira, desde dentro, las grandes peticiones del Padrenuestro: la preocupación por el Nombre del Padre (cf Jn 17, 6. 11. 12. 26), el deseo de su Reino (la Gloria; cf Jn 17, 1. 5. 10. 24. 23-26), el cumplimiento de la voluntad del Padre, de su Designio de salvación (cf Jn 17, 2. 4 .6. 9. 11. 12. 24) y la liberación del mal (cf Jn 17, 15). 2751 Por último, en esta oración Jesús nos revela y nos da el "conocimiento" indisociable del Padre y del Hijo (cf Jn 17, 3. 6-10. 25) que es el misterio mismo de la vida de oración. ACTIVIDADES PARA REALIZAR: Completar la frase escribiendo el número que corresponda en el casillero
53
“La tradición cristiana contiene tres importantes expresiones de la vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración contemplativa. Las tres tienen en común el recogimiento del corazón”. (Nº 2721)
CRUCIGRAMA Responder las consignas y realizar el crucigrama. 1. ¿Cuant ¿Cuantas as son las expres expresion iones es importa importante ntess de la vida de oració oraciónn que contien contienee la tradición Cristiana? Nº 2720 - 2724 2. Nombre Nombre que la iglesia iglesia da a los testigos testigos que que nos han precedi precedido do en el Reino Reino Nº2679 Nº2679 – 2683. 3. ¿Quién ¿Quién afirmó lo siguiente: siguiente:”No ”No tenéis tenéis porque porque no pedís. Pedís Pedís y no recibís recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones”. Nº 2732 – 3737. 4. Muchos Muchos religiosos religiosos han han consagrado consagrado y consagr consagran an toda su vida vida a la oración. oración. nombre nombre que se le da a alguna de estas personas. Nº 2684 – 2690. 5. Virtud Virtud teologal teologal que que es fuent fuentee de la oración. oración. Nº 2650 – 2662. 6. Luga Lugarr exce excepc pcion ional al de orac oració iónn cris cristia tiana na que que ayud ayudaa a los los pere peregri grino noss a vivi vivirr en comunión con la iglesia. Nº 2691 – 2696. 7. Maestro Maestro interior interior de la oració oraciónn cristiana. cristiana. Nº 2663 2663 -2672. -2672. 8. ¿Quién ¿Quién dijo la siguien siguiente te frase: frase: “Que “Que nuestr nuestraa oración oración se oiga no depende depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas. Nº 2697 -2704. 9. ¿Quién ¿Quién dice: “Ora “Ora continuame continuamente nte el que une une la oración oración a la obras y las obras obras a la orac oració ión. n. Solo Solo así así podr podrem emos os enco encont ntra rarr real realiz izab able le el prin princi cipi pioo de la orac oració iónn continua. Nº 2738 -2758. 10. Dificultad que se presenta presenta a quienes quieren quieren orar con sinceridad. Nº 2720 -2731 -2731 11. ¿Qué oración oración popular popular desarrollo desarrollo la piedad piedad medieval de occidente occidente para sustituir sustituir la oración de las horas? Nº 2673 – 2678. 12. La meditación meditación hace intervenir intervenir al pensamiento, pensamiento, la imaginación imaginación y la emoción y el … Nº 2705 – 2708 13. Cuando Cuando el catecismo hace mención mención a la contempla contemplación ción como mirada de fe, cita las palabras de un campesino que oraba oraba ante el sagrario y decía: “Yo le miro y él me mira”. ¿De donde era este campesino?
54
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
55
MODULO 4
56
DIMENSIÓN MISIONERA DE LA ESPIRITUALIDAD MARIANA
Contenidos: Introducción. María en el primer anuncio del Evangelio. María en el Misterio de Cristo y de la Iglesia. María al servicio de la obra evangelizadora de su Hijo. Evangelizar bajo el signo de María. • • • • •
INTRODUCCIÓN
La Iglesia, durante veinte siglos, ha ido meditando y viviendo intensamente el encargo de Jesús desde la cruz: “he aquí a tu Madre” (Jn 19,27). Ahora bien, la Iglesia no ha meditado este testamento de Jesús a modo de reflexión fría y técnica o a modo de un esfuerzo por sí misma, sino ayudada por la gracia de Dios: “La Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, venera a María como a Madre amantísima, con afecto de piedad filial” (Vaticano II, constitución “Lumen Gentium”, n. 53). La doctrina del concilio es como el resumen de una meditación eclesial durante veinte siglos… La Iglesia ha sido considerada una realidad misionera por naturaleza, y María es presentada por la Iglesia como el “tipo” de d e su relación con Cristo en cuanto a su misterio y en cuanto a su misión. Nadie como ella tuvo en el mundo una participación tan íntima y tan responsable en el desarrollo del plan de salvación realizado en Jesucristo, porque nadie como María ha sido introducido en este misterio de la encarnación redentora, en sus dimensiones divina y humana: ¡Introducida por Dios mismo! Nos encontramos, pues, ante un hecho humano, cristiano, eclesial, universal en la geografía y en la historia, que no puede reducirse a una cosa típica o a un monumento frío. Es alguien que sigue viviendo en el corazón de cada uno de nosotros. Porque el Espíritu Santo, desde el día del bautismo, nos invita insistentemente a encontrar a Cristo y a transformarnos en El bajo una acción materna de María. Nos interesa, interesa, pues, pues, saber y vivir cómo Dios quiso quiso y quiere a su Madre, que es también también nuestra. Nos bastará con reflexionar, a la luz de la fe, lo que los Apóstoles y evangelistas dijeron sobre ella y lo que la Iglesia, adoctrinada por el Espíritu Santo, ha creído y vivido continuamente desde los días de Pentecostés, en los que María estaba presente visiblemente, como lo está ahora, de modo invisible, junto a Cristo y en el caminar eclesial. Ello nos llevará a decir nuestro “sí”, de fe, esperanza y caridad, a Dios que se acerca a nosotros en Jesús su Hijo y nuestro hermano; este “sí” o devoción y culto mariano lo decimos con María y con su ayuda. Y todo esto nos hará descubrir y vivir comprometidamente la realidad eclesial misionera de nuestros días. La Iglesia canta y ora a María diciendo: “Muéstranos a Jesús, fruto de tu vientre” (la Salve), que es como decir: “enséñanos, evangelízanos”. 57
Este dinamismo apostólico y misionero de la Iglesia que comprende: a) Profe rofesa sarr la la fe fe b) Proclamar Proclamar y transmiti transmitirr íntegramente íntegramente toda toda la verdad verdad sobre Dios Dios y sobre el hombre hombre enseñada por Jesús. c) Testi estimo moni niar ar esta sta real realid idad ad con con la vida vida ente entera ra,, enca encarn rnan ando do el mens mensaaje y celebrándolo en la liturgia. Ahoraa bien Ahor bien,, este este mens mensaj ajee es mucho mucho más más tran transp spar aren ente te cuan cuando do el “tes “testig tigo” o”,, “el “el catequista”… no sólo conoce el mensaje sino que se identifica con él, lo dice y lo lleva en el corazón. Esta fue la característica de la Virgen María, la mujer del amor materno orientado al mismo Revelador a quien llama Hijo. La madre no sólo habla, anuncia o proclama, sino que encarna, vive los sentimientos que la identifican con el proyecto de su Hijo. En ella la palabra pasa por la vida, por el corazón. Y eso es en realidad la espi espiri ritu tual alid idad ad:: ¡Ten ¡Tener er por por qué qué vivir vivir,, actu actuar ar con con sent sentid idoo desd desdee dent dentro ro de sí! sí! La espiritualidad son las motivaciones que cada uno lleva consigo para dar razón de su vida. Pues bien, esta fe de María en la palabra y este servicio de María a la palabra queremos conv conver erti tirl rlos os en fe y serv servic icio io del del pueb pueblo lo de Dios Dios.. Noso Nosotr tros os pode podemo moss ser ser esos esos instrumentos que revelan la misma fe y presentan al mundo la misma vida. TEMA 1: MARÍA EN EL E L PRIMER ANUNCIO DEL EVANGELIO 1.1. Del Antiguo Antiguo al Nuevo Nuevo Testamento Testamento:: María en la cerca cercanía nía y epifanía epifanía de Dios.
La predicación de los Apóstoles, así como las narraciones evangélicas, nos hacen ver el misterio de Jesús anunciado por los profetas. De este modo, los Apóstoles continuaron las enseñanzas del mismo Jesús que les invitó reiteradamente a profundizar en las antiguas profecías (Lc 24, 25-27) y les comunicó nuevas luces para entender las Escrituras (Lc 24,25). Cuando San Pablo nos habla de la encarnación del Hijo de Dios, nos dice que tuvo lugar “en la plenitud de los tiempos”, cuando Dios envió a su Hijo “nacido de la mujer” (Gal. 4,4). María es “la mujer” que los autores del Antiguo Testamento anunciaron como asociada al Mesías Salvador. Todo es don de Dios. María ha sido elegida no sólo para ser madre material de Jesús, sino también para ser asociada a su misterio salvador. Ella es madre de Jesús Redentor, asociada a su obra salvífica, porque recibió la Palabra de Dios y la puso en práctica, cumpliend cumpliendoo así la voluntad voluntad o los designios designios salvíficos salvíficos de Dios. (Mc 3, 31-35; 31-35; Lc 8,19-21). 8,19-21). Como María, la Iglesia es también elegida y salvada, para convertirse en instrumento de salvación universal. En toda la Biblia, Dios se manifiesta y comunica cada vez con más intensidad, hasta llegar la encarnación de su Hijo y la realización de su obra redentora. María aparece en los los mome moment ntos os culm culmin inan ante tess de la epifa epifaní níaa y cerc cercan anía ía de Dios Dios.. Los Los evan evange gelilista stas, s, especialmente, San Mateo, San Lucas y San Juan, aprovechan este trasfondo del Antiguo Testamento para presentar la figura de María. 58
Inmediatamente después del pecado de los primeros padres, Dios prometió la salvación, bajo la imagen de “la mujer”, que escapa a las insidias del tentador; el hijo de esta mujer, el Mesías, aplastará la cabeza del demonio (Gen 3,15). Así, desde el comienzo de la historia humana, Dios anunció la victoria total de Jesús sobre el pecado. María es “la mujer” o nueva Eva, asociada a Jesús que es el nuevo Adán. Esta imagen bíblica es la que tiene en cuenta el evangelio de San Juan, así como muchos Santos Padres, que, como San Ireneo, contraponen María a Eva (“Ave” como contrapuesto a “Eva”). Otro momento culminante de las profecías mesiánicas es el anuncio de un nacimiento portentoso del Salvador, como “Emmanuel” o Dios con nosotros. Una “virgen” dará a luz al Mesías (Is 7, 10-16). San Mateo cita este texto de Isaías para resaltar la acción del Espíritu Santo en la concepción virginal del Salvador. Dios pues, quiso dar una señal nueva (la virginidad de María) para manifestar una realidad nueva (la encarnación del Hijo de Dios). La Iglesia usa muchas veces, en la liturgia mariana, algunas figuras femeninas del Antiguo Testamento: Judit, Ester, la Hija de Sión… Todas ellas son una personificación y representación del Pueblo de Dios, que espera la salvación o que la recibe del Señor. María representa a toda la Iglesia y aun toda la humanidad, al pronunciar su “sí” o “fiat” en el momento de la encarnación. El apre apreci cio, o, pues pues,, que que la Igle Iglesi siaa mani manifie fiesta sta por por los los text textos os mari marian anos os del del Antig Antiguo uo Testamento, especialmente en la celebración litúrgica, son una continuación de la actitud de los evangelistas, quienes usan o suponen esas mismas figuras bíblicas aplicándolas a María. María. En ella, ella, aparece aparece el sentido sentido de epifanía epifanía y de cercanía del misterio de Cristo para todos los hombres. 1.2. 1.2. San Mateo: Mateo: María María y las las espe esperan ranzas zas mesián mesiánica icass
En el evangelio de San Mateo encontramos el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas. Jesús es el deseado de las naciones. Por esto se hace referencia continua a las profecías del Antiguo Testamento. El capítulo primero y segundo del evangelio de San Mateo presentan la infancia de Jesús, nacido de María, según las circunstancias anunciadas por los profetas: Mateo 1, 18.22-23. María es “la Virgen” anunciada por Isaías (Is 7,14), la madre del “Emmanuel” o Dios con nosotros. Jesús es, pues, “concebido por obra del Espíritu Santo” y por ello mismo, será lo que indica el mismo nombre de “Jesús”: “salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1,21). Jesús, uno de nosotros, nacido virginalmente de María, que era esposa de José, entra, pues, como “hijo de David”, en la historia humana o en la lista de la genealogía que procede de los primeros padres. (Mt 1, 1ss). De este modo Jesús asume la historia humana como hermano nuestro y responsable. Pero, puesto que es Hijo de Dios o “Dios con nosotros”, redimirá a toda la humanidad de sus pecados. En María, pues, Madre y Virgen, todos los hombres y todos los pueblos, como los Magos, encontrarán a Cristo tal como es: hermano, Hijo de Dios, redentor, que colma las 59
esperanzas mesiánicas (Cf. Mt. 2). María es transparencia y portadora de la máxima presencia salvífica de Dios entre nosotros: la encarnación de su Hijo. 1.3. 1.3. San Luca Lucas: s: María María como como mode modelo lo o figur figuraa de la Iglesia Iglesia..
En el evangelio de San Lucas resalta la bondad y misericordia de Jesús que se acerca a los “pobres”. María es el “Tipo” o personificación de los pobres, como ella misma canta en el “Magnificat” (Lc 1,48). Ella es la primera de los redimidos o salvados por Jesús “Salvador” (Lc 1, 26-38). Los capítulos 1 y 2 de San Lucas presentan la fe e interioridad de María, que responde con premura y generosidad a la gracia de Dios. María representa a la Iglesia, como en el Antiguo Testamento la “hija de Sión” simbolizaba todo el pueblo. El evangelista nos describe la interioridad de la Santísima Virgen, toda ella centrada en un “sí” trascendental a lo que Dios quería de ella: hacer posible la “encarnación”, es decir, que el Verbo se hiciera nuestro hermano y redentor, naciendo de ella. Las figuras que aparecen en la narración lucana de los capítulos 1 y 2, ayudan a hacer resaltar resaltar la fe de María. María. Algunas Algunas figuras, como el arcángel arcángel Gabriel son instrumentos instrumentos de Dios para hacer entrar a María, por la fe, en el misterio de Jesús. La actitud de María es siempre de fidelidad, adoración, silencio contemplativo (Lc 1,29; 2,19.33.51). El sufrimiento de María se convierte en aceptación responsable, como transparencia de lo que debe hacer la Iglesia. En San Lucas queda claramente delineada la figura de María, la Madre de Dios o Madre del Señor. 1.4. 1.4. San Juan: Juan: Marí Maríaa “la “la mujer mujer asoc asociad iadaa al Redent Redentor” or”
El evangelio de San Juan invita continuamente a entrar en la fe, siguiendo el ejemplo de los Apóstoles que creyeron en Jesús a raíz del milagro de Caná. Los milagros o “signos” que realiza Jesús, son para que descubramos que él es el Verbo o Hijo de Dios hecho nuestro hermano y redentor. María, en Caná y en la cruz, abre el camino de la fe para los Apóstoles y para la Iglesia en general. El Evangelio de Juan nos narra la lucha entre la luz y las tinieblas. Siguiendo el ejemplo de fe de María, la Iglesia se hace luz, es decir, se transforma en Jesús, renaciendo por el agua del bautismo y la gracia del Espíritu Santo. (Jn 2, 1-11; 1, 14.51) La manifestación o epifanía de Jesús exige una actitud de fe, de la que María es modelo perfecto. María es, pues, “la mujer” anunciada al “Nuevo Adán” que es Jesús. María, con su ejemplo e intercesión, ayuda a creer en Jesús Hijo de Dios y Salvador nuestro. Así los creyentes pasan del Antiguo Testamento al Nuevo y reciben el Espíritu Santo.
60
En la cruz, es “la hora” de Jesús, cuando da la vida como Buen Pastor, a fin de que todos los redimidos recibamos una vida nueva. María,“la mujer”, la nueva “Eva”,como en Caná, está junto a Jesús (Jn 19,25-27). El Señor declara solemnemente lo que es María para la Iglesia: su madre y modelo. Las palabras de Jesús indican esta relación entre María y la Iglesia:”he ahí a tu hijo”…”he ahí a tu madre”. María recibe el encargo de continuar su maternidad en el Cuerpo Místico de Jesús, es decir, en la Iglesia. Tanto la maternidad de María como la de la Iglesia, es una maternidad de elección y de fidelidad. Para el evangelista, todo lo ocurrido en el Calvario tiene significado salvífico. Así Jesús nos puede comunicar el Espíritu Santo, simbolizado por el agua viva o el vino nuevo. María, Madre de Jesús y Madre nuestra, es instrumento materno de esta vida nueva o nuevo nacimiento. La Iglesia se hace también madre, como María y con su ayuda, puesto que transmite, por el servicio de la predicación y de los sacramentos, la vida divina que Jesús nos mereció en la cruz. El título que San Juan atribuye a María (“la mujer”, asociada a Cristo), viene a ser signo o figura de lo que es la Iglesia. En medio de las dificultades de la historia de salvación, la Iglesia se prepara para un encuentro definitivo con Jesús resucitado al fin de los tiempos o la terminar la historia humana en esta tierra (Apoc 12,1). En el caminar eclesial de peregrinación, de santificación y de apostolado, María es “la gran señal”, porque ya ha llegado a la plena glorificación en Jesús (“vestida de sol”) o configurada en Jesús; “coronada de estrellas” (o glorificada por él). Por medio del sufrimiento y en unión con Jesús crucificado (o el Cordero inmolado), la Iglesia, con la presencia, el ejemplo y la ayuda de María, se hace madre o instrumento de nueva vida en Cristo. Tema 2: MARÍA EN EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA. 2.1 Títulos
A la Santísima Virgen le aplicamos diversos títulos, conocidos por todos: Madre de Dios y Madre nuestra, Inmaculada, Asunta, Reina, Virgen, Medianera, Nueva Eva, Corredentora, Tipo y Madre de la Iglesia, etc. Estos títulos corresponden a lo que Dios ha hecho en ella, a las diversas gracias recibidas o a su puesto en la historia de salvación. Justificar estos títulos marianos es relativamente fácil para el creyente: basta con remitirse a la Escritura, a la Tradición, al Magisterio de la Iglesia, a la liturgia, a la fe del Pueblo de Dios, a la explicación de los teólogos… Los títulos marianos indican “la misión que Dios ha encomendado a María”. El Concilio Vaticano se propuso “explicar cuidadosamente la función de la Santísima Virgen en el misterio del Verbo encarnado y del Cuerpo místico” (LG 54). Con esta orientación coloca 61
la figura de María como tipo de la Iglesia, a la vez, virgen y madre (LG 63). Y de esta manera no hay que forzar ningún tema mariano para descubrir su dimensión misionera, al contrario, su función en el designio de d e la salvación, que comprende el misterio del Mesías y su obra que es la Iglesia, nos permite verla como “tipo” de la misión de la Iglesia al servicio de Dios y del mundo. No será difícil difí cil darse cuenta de la relación que existe entre la sacramentalidad de la Iglesia y la maternidad de María, dos realidades que miran al mismo objetivo: dar la vida al mundo. Además, María, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta (LG 60), pues, la que dio al mundo la vida misma que renueva todas las cosas (LG 56), al Hijo, a quien Dios constituyó primogénito entre muchos hermanos, coopera con amor a generación y educación (LG 63). Siendo permanentes la existencia ejemplar de la madre de Jesús y su misión, el descubrimiento de su papel en el misterio de la encarnación redentora, nos lleva de la mano al descubrimiento y la vivencia de su función f unción misionera. Escribe la Congregación para Educación Católica a propósito de la Virgen María en la form formac ació iónn inte intele lect ctua uall y espi espiri ritu tual al:: “El “El movi movimi mien ento to misi mision onal al ha desc descub ubie iert rtoo progresivamente el valor de María de Nazaret, la primera evangelizada (cf. Lc 1,26-38) y la primera evangelizadora (cf. Lc 1,39-45), como fuente de inspiración para su empeño en la difusión de la Buena Nueva”. 2.2. La primera evangelizada
María fue la primera evangelizada al recibir el anuncio del Ángel (cf. Lc. 1,26-38) 2.2.1. Madre de Dios, asociada al Redentor
El ángel anunció a María que el hijo que iba a concebir por obra del Espíritu Santo, sería “el hijo de Dios”(Lc 1,35). Isabel, llena del mismo Espíritu, llamó a María “la madre de mi Señor” (Lc 1,43). Efectivamente Jesús, concebido y nacido de María, es el Hijo de Dios, el Señor que había de resucitar, nuestro Salvador. Cuando la Iglesia primitiva quiso expresar esta verdad, lo hizo diciendo que María es la “Theotokos” o Madre de Dios, puesto que, como afirmamos en el Credo, Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, “nació de María la Virgen por obra del Espíritu Santo”. El Hijo de Dios, el Verbo o segunda persona de la Santísima Trinidad, que fue enge engend ndra rado do eter eterna name ment ntee por por el Padr Padre, e, tiene tiene tamb tambié iénn nacim nacimie ient ntoo huma humano no al ser ser engendrado por María y al nacer de ella. En Jesús hay una sola persona, la del Hijo de Dios. María es plenamen plenamente te madre porque porque engendra, lleva en su seno y da a luz a Jesús, Dios y hombre verdadero. La maternidad hace referencia a la persona que, en Jesús, es la persona del Hijo de Dios, aunque tiene dos naturalezas (la divina y la humana).
62
2.2.2. La respuesta de María
Una historia personal comienza siempre en alguna parte de modo real. Y tratándose de un encuentro de personas, comienza con una decisión libre, en una iniciativa de amor. En el caso que tratamos la iniciativa solamente puede estar en Dios por dos motivos: a) Es un encue encuentro ntro de perso personas nas desigua desiguales: les: Dios Dios y la criatura. criatura. b) Es una búsque búsqueda da de una persona persona extraviada extraviada,, la criatura criatura es pecadora. pecadora. Aunque la iniciativa parta de un lado, el encuentro tan solo puede realizarse si hay acogida, es decir si hay libertad de ambos lados. ¿Cómo fe la respuesta de María? Se puso al servicio del plan, se despoja del aspecto posesivo de la maternidad y la pone al servicio de la misión salvífica de su Hijo. Se deja guiar por el Espíritu Espíritu Santo para sentir sentir la atracción del Padre y cooperar cooperar a su voluntad. Hizo de su vida “una obediencia”, como lo fue la vida de Jesús: Una obediencia movida por el amor que está al origen de la iniciativa salvadora. Nuestra vocación es semejante: dejarse llenar de un amor que quiere unir todo sin degradar la divinidad y sin anular la personalidad humana. 2.2.3. María, madre y seguidora del Salvador
Con María, Hija de Sión, la espera de Israel llega a su meta. La anunciación marca la plenitud de los tiempos y la inauguración de una nueva alianza. En esta escena se pone de relieve el retrato espiritual de esta mujer que da un consentimiento a una propuesta divina que beneficia a todo el género humano. Este consentimiento obtiene para ella un triple objetivo: a) La mate matern rnid idad ad divi divina na b) La entrada entrada total total de María en las las intencione intencioness salvíficas salvíficas de la encarn encarnación ación c) Una dedicaci dedicación ón sin reserva reservass al servicio servicio de de la obra obra de su Hijo. Hijo. Nos hallamos ante la expresión más clara de la cooperación humana a la gracia y a la redención. Por eso de la manera como se presente este consentimiento depende la idea que nos hacemos hacemos de la misma Iglesia Iglesia como instrumento de salvación. salvación. La Iglesia Iglesia católica (frente a la idea protestante de la “sola gracia”) siempre ha valorizado la necesaria cooperación humana a la gracia para que se obtenga el fruto deseado del encuentro con la misericordia divina. Si Abrahán era el modelo de creyente que espera en la promesa, María es el modelo de creyente que reconoce y acepta su cumplimiento. Para el evangelio, María existe en cuanto predestinada y ordenada a ser Madre del Mesías. No se detienen en ella por sí mism misma, a, en cuan cuanto to pers person onaa priv privad ada. a. El text textoo de Luca Lucass insi insinú núaa clar claram amen ente te que que el consentimiento de María, preparado por una santidad sin nombre, (es la agraciada de Dios), ha sido perfectamente libre, firme y total. Y, además, se prolonga en toda su vida haciendo de ella una cooperación permanente a la obra de la redención. 63
TEMA 3: MARIA AL SERVICIO DE LA OBRA EVANGELIZADORA DE SU HIJO 3.1. La primera evangelizadora
María fue la primera evangelizadora al llevarlo a su prima Isabel (cf. Lc. 1,39-56) y mostrarlo a los pastores en el portal de Belén. 3.1.1 Una Maternidad activa
María cuando fue a visitar a su prima Isabel llevando consigo en su seno a Jesús, ella, llena del mismo Espíritu, llamó a María “la madre de mi Señor” (Lc 1,43). Y es así: En Jesús hay una sola persona, la del Hijo de Dios. María es plenamente madre porque engendra, lleva en su seno y da a luz a Jesús, Dios y hombre verdadero, quien es el Salvador del género humano. Por lo tanto, María al dar su consentimiento no sólo llega a ser madre, sino que también asume su función de ponerse al servicio de las intenciones salvíficas del enviado de Dios. (Cf. LG L G 68) Todos los misterios que siguen a la anunciación: visitación, natividad, presentación del niño y viaje al templo van ratificando ratifi cando el cumplimiento de su misión maternal al servicio de la obra del Salvador. La unión de la madre con el Hijo, es el hilo conductor en la presentación de María. El trasfondo bíblico de las promesas o figuras mesiánicas. La visitación se describe a partir de la tipología del “Arca de la alianza”, cuando estuvo tres meses en casa de Obededón (2 Sm 6, 2-11). El “arca” y “María” son ambos portadores, a su modo, de la santa presencia. “encuentran a Jesús con su madre”. Se refiere a los pastores y a los magos; pero retrata lo dicho: la unión madre-Hijo. El Hijo va en primer plano; pero no sin ella. La misma virginidad de la concepción reafirma esta reserva de María para su Señor. • •
•
María pertenece a aquellos seguidores que Jesús calificó de fieles al seguimiento: “El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios (Lc 9, 62). Esta mujer que dijo “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38) no volvió su mirada atrás. Y, a medida, que la luz iluminaba su espíritu sobre la misión de su Hijo y las exigencias divinas con relación a ella, permanece siempre atenta y disponible, puesta –por decirlo así- en estado de perpetua anunciación, a la altura de una maternidad tan singular. María resumió su vida en un “sí” a la palabra de Dios anunciada por el ángel en Nazaret. De este modo se hizo, por gracia de Dios, la máxima Madre. Y ahora ayuda a la Iglesia a decir su “sí” que la ha de convertir en madre. María y la Iglesia se hacen misioneras por su maternidad. Ambas, a su modo, son un “signo” portador de Cristo para todas las gentes.
64
3.1.2. María con relación a la Iglesia
“La Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, venera (a María), como a madre amantísima, con afecto de piedad filial” (LG 53), “pues con amor materno coopera a la generación y educación de los hijos e hijas de la madre Iglesia” (LG 63). María representa para la Iglesia, un don de Dios, llamado a ser motivo de unión (y noseparación) de la comunidad cristiana y humana. Si el retorno de la humanidad hacia Dios comienza con el “sí” de María (como fruto de la redención de Cristo), este retorno es un proceso en cada persona, en cada época, en cada circunstancia, dentro de una dinámica que lleva a un encuentro definitivo de toda la humanidad con Cristo resucitado. Hacer disponible, todos los días, para decir “sí” a Dios, es la tarea cristiana más comprometida. Es la tarea de la fe, la esperanza y la caridad. Una persona se realiza a sí misma en la medida en que ama. Y la historia se construye en la medida en que se avance en la caridad. En la escuela misionera de María, aprendemos a decir nuestro “sí” misionero. Nuestros tiempos de acelerado progreso y evolución, necesitan moldearse en el “sí” que María, por gracia de Dios, pronunció a pleno pulmón. Así la Virgen se convierte verdaderamente para nosotros en la Virgen de nuestro “si”. Ella es modelo, Tipo y Madre de este “sí” a la Palabra de Dios o al Verbo encarnado y redentor de todos los hombres. La Iglesia encuentra en María, Virgen y Madre, su propia naturaleza materna y misionera: “la Iglesia es madre… y tiene necesidad de una Madre” (Redemptor hominis, n.22). Meditando los textos marianos del Evangelio, redescubriremos la naturaleza misionera de la Iglesia. “Mientras peregrinamos, María será la Madre educadora de la fe. (LG 63). 3.1.3. Anunciación y Pentecostés
Se da un claro paralelismo entre el evangelio de la infancia y el nacimiento de la Iglesia. Por eso se puede hablar de la Anunciación como el “tipo” de Pentecostés, y en el mismo plano de María como “tipo” de la Iglesia. Por el Espíritu Santo, Dios no solamente hace Madre a María, sino que la materniza en todo su ser, como aquella que se pone al servicio de la vida. Por el Espíritu esta maternidad es historia de la salvación, es decir, “signo” y no solamente “prodigio”. Dios entra en la historia por una personal y libre acogida de Dios en sí mismo por el consentimiento creyente de una criatura. Todo ello es aplicable a la Iglesia en Pentecostés. Y así en toda esta obra salvífica o proyecto divino, el Espíritu Santo es el principio trascendente que sostiene la obra de 65
Cristo. Todo en María y en la Iglesia en cuanto referido a la salvación es “obra del Espíritu”. La función de María y la función de la Iglesia es clara: llevar a un encuentro y a una intimidad con Cristo, único mediador-salvador de todos. María no vive una maternidad replegada sobre sí misma. La Iglesia no existe para sí misma, sino en función de la humanidad. 3.1.4. María es “tipo” y “ejemplar”
Con diversos términos, el Vaticano II, ha querido presentar a María como modelo de lo que la Iglesia es, de lo que espera ser y también del estilo de comportamiento. Al decir que María es “tipo o ejemplar de la Iglesia”, no queremos decir que se trata de un ideal estático, fuera de la historia. En nuestro contexto “tipo o modelo” se entiende en un sentido dinámico: María investida de una misión ante el grupo eclesial para suscitar, arrastrar y garantizar (profetizar) su destino final. Ser “modelo de virtudes” es sólo una parte de su carácter de “tipo”. Es todo un estilo, una forma de ser, un perfil que hace de la Iglesia como una réplica histórica de María, al servicio de las intenciones salvíficas de su Señor. 3.1.5. Referencia a la misión
María es misionera. Primero porque fue camino hacia Cristo. Y luego porque se identificó con él y tomó como centro de su vida la misión salvífica de su Hijo. Supo escuchar. Y así la Anunciación se convierte en el momento vocacional de María para entrar en el designio universal de salvación. Supo discernir porque ni se deja deslumbrar por la propuesta, ni se evade ante sus consecuencias. Supo aceptar con una entrega sin condiciones aunque supone un fuerte impacto a su proyecto personal de vida. Pero asume responsablemente su misión. Y desde ese momento, “reinterpreta el rumbo de su propia vida. Reelabora sus planes según el proyecto de Dios…María colabora para que el proyecto salvador tenga carne y cara histórica, acontezca desde el interior mismo de una cultura, desde el pueblo que necesita la salvación ” (SC 103). •
•
•
TEMA 4: EVANGELIZAR BAJO EL SIGNO DE MARÍA 4.1. Perfil mariano de la Iglesia.
En Amér Améric icaa Lati Latina na,, la devo devoci ción ón mari marian anaa está está pres presen ente te desd desdee los los inic inicio ioss de la evangelización. Juan Pablo II llama a María “modelo y primera evangelizadora de América”. Ella estuvo presente en el comienzo de la misión, en Pentecostés, junto a los Apóstoles, cuando cuando nacía la Iglesia misioner misionera. a. Acompañó Acompañó desde el inicio el camino camino heroico de los 66
misioneros, donde en muchos casos, María abrió los corazones de los destinatarios del anuncio de la Buena Noticia y los ayudó a llegar a Cristo. Hoy, Hoy, María María es modelo modelo para para los misionero misioneross puesto puesto que de ella el mision misionero ero puede puede aprender las virtudes del discípulo y las cualidades del misionero. Siguiendo su ejemplo de fidelidad y amor a Dios, humildad, obediencia, entrega, compromiso, disponibilidad a su voluntad y vida de oración, podemos ser cada vez mejores misioneros. Ella es el “tipo” elegido. Es un estilo de presencia que hará fértil la semilla de la palabra. Un apóstol que asimile los sentimientos maternos de María, será la persona más capacitada para “ser el amor en el corazón de la Iglesia” (Santa Teresa de Lisieux); a través de un apóstol que vive el “sí” de María, se transparenta la realidad de Cristo Redentor de todos los hombres. Juan Pablo II desarrolla las relaciones entre María y la Iglesia sirviéndose de una bella expresión: “el perfil mariano de la Iglesia”: “María unida a Cristo, María unida a la Iglesia. Y la Iglesia, unida a María, encuentra en Ella la imagen más sublime y perfecta de la propia específica misión, que es, al mismo tiempo virginal y maternal… La Virgen María es arquetipo de la Iglesia a causa de la maternidad divina y, como María, la Iglesia debe y quiere ser madre y virgen. La Iglesia –como dice el papa Benedicto XVI- “ella misma es misterio de María. Solamente puede ser fértil si se pone bajo este signo, si se vuelve tierra santa para la palabra de Dios”. Y también por qué una evangelización “bajo el signo de María” es un estilo misionero que producirá abundantes frutos de vida. 4.2. Un estilo de misión
“María, mujer de fe, ha sido plenamente evangelizada, es la más perfecta discípula y evangelizadora. Es el modelo de todos los discípulos y evangelizadores por su testimonio de oración, de escucha de la Palabra de Dios y de pronta y fiel disponibilidad al servicio del Reino hasta la cruz. Su figura maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres de América Latina se reconocieran en su dignidad de hijos de Dios.” (DStD 15). Mirando la figura viviente de María, como guía del Pueblo de Dios peregrino, nos dejamos llevar de su mano para ser fieles en nuestro servicio eclesial, en el cual también es Ella la que nos precede, y comprendemos la necesidad de prestar la plena colaboración a la misión del Redentor. El estilo marial quiere responder a las necesidades más urgentes de los pueblos, quiere hacer de los misioneros instrumentos de misericordia. El que ve el mundo con los ojos de María, no quiere saber nada del afán de ganancia o de superioridad sobre los otros… porque María sobresale entre “los pobres y los humildes” y pasa desapercibida para que únicamente se transparente la gloria del Señor. Evangelizar bajo el signo de María es presentar una Iglesia “pobre, misionera y pascual”. Lo que significa una actividad misionera sin ataduras temporales, libre de los vínculos de 67
la riqueza, para presentar ante el mundo un signo claro e inequívoco de la opción por su Señor que en pobreza y persecución desarrolló su misión mesiánica, dejándose llevar del Espíritu hasta en los más imprevisible (Medellín. Pobreza, 18) “María no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres” (LG 56). De esta manera es la primera misionera, por la que entra el enviado del Padre, Jesús, en la historia humana, la que dio carne humana a la Palabra. Con el modelo marial, los misioneros irán dando un testimonio de una Iglesia siempre pendiente de Jesús, no dueña sino servidora, abandonando toda posición de privilegio con tal que él sea anunciado. María es la creyente por excelencia y es, a la vez, la portadora de la santa presencia. La que presenta al mundo la Vida. Una Iglesia que se parece a María cede la prioridad a la misericordia y a la fe. De esta manera, la Virgen fiel enseña a los misioneros a ir al encuentro de las gentes llevando misericordia que no humilla sino que anima, eleva. “En María la Iglesia es totalmente Iglesia”. María llevaba solamente a Jesús, y era plenamente disponible a la acción del Espíritu. La Iglesia es su caminar histórico no solamente lleva a Jesús, sino también la marca del mundo con lo que tiene de opacidad y pecado que contrarían la acción del espíritu. Pero hay que querer esta Iglesia real, con sus receptores imperfectos. Si la obra evangelizadora se lleva con este estilo mariano, nuestros pueblos reconocerán los rasgos maternales de Dios. Un misionero al estilo de María ama a la Iglesia, tanto a la Iglesia universal con todo lo que ella comporta de doctrina, culto, misión, jerarquía, como a al Iglesia particular en la que trabaja, con un fuerte sentido de pertenencia y una expresa decisión de recrear la unidad de fe y comunión.-
68
DIMENSION MISIONERA DE LA EUCARISTIA Contenidos: • • • • • •
Una realidad desafiante: situación misionera. La Eucaristía, vida de la Iglesia. La Eucaristía, fuente, medio y culmen de nuestra misión. La misión como tarea eucarística. Eucaristía y Misión: Una Iglesia en estado de misión, más evangelizadora. La Eucaristía en nuestras misiones.
Tema 1. Una realidad desafiante: situación misionera
Decía Juan Pablo II en su mensaje para la Jornada Misionera Mundial del año 2004: “La misión, como he recordado en la Encíclica Redemptoris Missio, está aún lejos de cumplirse y por eso debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio (cfr. n. l). Todo el Pueblo de Dios, en cada momento de su peregrinar en la historia, está llamado a compartir la "sed" del Redentor (cfr Jn 19,28)”. Expresaba ya, en su oportunidad el cardenal Sepe: «Aunque estas fuerzas puedan parecer notables, y si bien constatamos un continuo aumento de las vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal, éstas son aún insuficientes para las necesidades que surgen en los países de misión». 1 En la realidad de hoy, observamos también que los recursos humanos y materiales de la Iglesia para realizar la misión encomendada por Cristo están lejos de ser suficientes. S. S. Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Misionera Mundial del año 2008, decía que la celebración de esta Jornada nos anime a todos a tomar cada vez mayor conciencia de la urgente necesidad de anunciar el Evangelio. En su mensaje trata cuatro punto puntoss fundam fundament entale aless para para enten entender der cómo cómo la evange evangeliz lizaci ación ón sigue sigue tenien teniendo do cabal cabal pertinencia aún en nuestros días: 1. La humanidad necesita liberación, 2. La misión es cuestión de amor, 3. Evangelizar siempre, y, recordando el deber urgente dibujado en el grito de San Pablo, 4. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! (1 Co 9, 16). Ya nos decía allá por el 2004 el cardenal Sepe que «situaciones como la de Asia, donde vive más del 60 por ciento de la población mundial y los católicos sólo representan el 2.9 por ciento, explican que Juan Pablo II invitara en su momento a promover con valentía la misión ad gentes». Los desafíos sociales y religiosos a los que la humanidad hace frente en estos tiempos nuestros, motiva a los creyentes a renovarse en el fervor misionero. Ya el papa Juan Pablo II en su mensaje quiso responder con un llamado a retomar el espíritu eucarístico como fundamento de la conciencia misionera. Será, pues, a partir de la eucaristía como la Iglesia fomentará las fuerzas misioneras para afrontar los retos retos actuales. actuales. 2 1 2
Comentario por Rogelio ALCÁNTARA, Publicado en la revista Esquila Misional de Julio-Agosto de 2004 Ídem.
69
El envío se hace urgente y necesario porque todavía las dos terceras partes de la humanidad, no conocen del amor hermoso de su nombre, de su presencia eucarística entr entree noso nosotr tros os y de su mand mandat atoo de ir a hace hacerr disc discíp ípul ulos os a toda todass las las gent gentes es,, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En forma particular, en América, el Documento de Aparecida anima a la Iglesia a vivir en estado permanente de misión. Es así que observan los Obispos de América que se necesita desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. Por eso, se anima a una gran misión en todo el continente desde el esfuerzo por convertir a cada creyente en un discípulo misionero y colocar a toda la iglesia del continente en estado permanente de misión. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de las ataduras a las que estamos esclavizados. Tema 2. La Eucaristía, vida de la Iglesia a.- La Eucaristía es la mesa de la familia cristiana
Así como la familia tiene ese momento tan especial que es la mesa compartida, también la Iglesia, familia de los hijos de Dios, tiene un momento especial que es la mesa de la Eucaristía. ¿Y qué es la Eucaristía? He aquí distintos nombres que se le da: Eucaristía: La palabra Eucaristía significa “acción de gracias”. A través de la Eucaristía, Eucaristía, damos gracias a Dios por todo lo que que ha hecho por la humanidad, por haberla haberla creado, creado, por haberla salvado por la muerte y resurrección de Cristo y por haberla santificado en el Espíritu Espíritu Santo. Es también también el sacrificio de alabanza alabanza por medio del cual, cual, la Iglesia canta la gloria de Dios en nombre de toda la creación. (Lc 22,19; 1Cor 11,24) Fracción del Pan : Con la fracción fracción del pan se quiere significar significar que todos todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con El y forman un solo cuerpo en El. (He 2,42b). Cena del Señor : La Eucaristía es ante todo una comida compartida, que fue instituida por Jesucristo en la Ultima Cena. Así como necesitamos del alimento corporal, también necesitamos del alimento espiritual que es el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía (Jn 6,51.55). La Santa Misa es la mesa compartida de d e la familia de los hijos de Dios. Sacramento Eucarístico : Un sacramento es un signo sensible de la presencia de Dios. En la Eucaristía, Jesucristo está real y verdaderamente presente bajo las apariencias del pan y del vino. (Jn 6,51; Mc 14,22-24). Es el gran regalo (don) de Dios a la humanidad que quiso quedarse hecho pan y vino para nuestra salvación. Sacrificio Eucarístico: La palabra sacrificio viene del latín sacrum= sagrado – facere= hacer, es decir hacer sagrada una cosa. En la Eucaristía ofrecemos al Padre lo que El mismo nos ha dado, los dones de su creación: pan y vino, convertidos por el Espíritu 70
Santo en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Esto se hace en memoria del sacrificio de Cristo en la cruz, que ofreció su cuerpo y su sangre por nuestra salvación. Lc 22,19-20; Mt 26,28. Comunión: La palabra comunión = “común unión” hace referencia a la unión fraterna de quienes la comparten entre sí y con Aquel a quien se comparte. Por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuer cuerpo po.. (1Co (1Co 10,1 10,166-17 17).). La Eu Euca caris ristí tíaa es adem además ás el mome moment ntoo de encu encuen entr troo de la comunidad cristiana como familia. En ella nos unimos a Cristo y nos unimos a nuestros hermanos. Memorial de la Pascua de Cristo : La Eucaristía no es solamente un recuerdo de la muerte muerte y resurrecc resurrección ión de Cristo, Cristo, sino que estos acontecimient acontecimientos os se hacen presentes presentes y actuales. En la Eucaristía, Cristo continúa entregándose al Padre por nosotros y por nuestr nuestraa salvaci salvación. ón. (1Cor (1Cor 11,2411,24-25; 25; Lc 22,19) 22,19).. Cuando Cuando en cada cada Misa se celeb celebra ra el memorial de la Pascua de Cristo, las palabras y los gestos del sacerdote significan y hacen presente el sacrificio redentor de la cruz sin repetirlo. Misa: La celebración en la que se comparte la Eucaristía, termina con el envío de los fieles (en latín “missio”=vayan) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana. cotidiana. No sirve de nada nada recibir la Eucaristí Eucaristía, a, si ésta no se traduce traduce en la vida, en gestos y actitudes de testimonio cristiano. (1Cor 11,26).
La Eucaristía es ante todo la cena del Señor compartida como hermanos. Es el momento privilegiado de encuentro fraterno y comunión entre los miembros de la comunidad cristiana. Así como la mesa familiar es el momento por excelencia de encuentro de la familia, la Santa Misa es el momento de encuentro por excelencia de la Iglesia. Diversos elementos forman parte de la mesa de la Eucaristía: La comunidad que la celebra, donde todos, al igual que recibimos una invitación para este encuentro, somos invitados por Dios a compartir la mesa. Jesucristo, que es la comida compartida, el pan que se parte . Si bien lo que vemos son las especies del pan y el vino, no es pan y vino lo que compartimos sino al mismo Cristo. El celebrante que es quien hace presente el sacrificio de la cruz, memorial de •
•
•
la Pascua •
Los motivos de la reunión Eucarística son muchos: la acción de gracias a Dios, alabanza por sus obras, obedecer su mandato de “hacer esto en memoria suya”, unirnos a Cristo y a nuestros hermanos.
Así como alguien prepara la comida que se sirve en la mesa familiar, es Dios quien prepara la mesa de la Eucaristía y también ha preparado la comida, que es El mismo. b.- Frutos de la Eucaristía
Los frutos de la Eucaristía son: Acrecienta nuestra unión con Cristo. •
71
•
•
•
• • •
Al unirse más a Cristo, los fieles se unen más también entre sí. Renueva, fortifica y profundiza la incorporación incorporación a la Iglesia. Nos separa del pecado, puesto que al unirnos a Cristo nos purifica y preserva del pecado. Conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia. Así como la comida es alimento para el cuerpo, la Eucaristía es alimento para el alma. Fortalece nuestra vida de gracia y nos ayuda a prevenir el pecado Al fortalecernos, la Eucaristía borra los pecados veniales. Robustecidos con la fuerza de la Eucaristía, el cristiano es enviado a dar testimonio de Cristo con su vida.
c.- Disposiciones para recibirla
Tenemos las siguientes disposiciones para participar de la mesa Eucarística: Ser consciente de que es a Jesucristo a quien se recibe en la Eucaristía, quien está realmente presente en el pan y el vino. Al decir “¡Amén!” al recibir la Eucaristía estamos haciendo una profesión de fe en esta presencia. Este “amén” también compromete a quien recibe la Eucaristía a conformar su vida con la de Jesús. Estar en gracia de Dios. Quien tiene conciencia de estar en pecado grave, debe acercarse al sacramento de la reconciliación antes de comulgar. Caso contrario, es conveniente hacer un un examen de conciencia antes de la Comunión. (1Cor 11,28) Al ser también un sacramento de comunión con los hermanos, es preciso estar en paz con ellos para poder compartir dignamente la mesa. (Mt 5,23-24) Para prepararse convenientemente para recibir la Eucaristía, la Iglesia sugiere realizar un ayuno por lo menos una hora antes, como una pequeño gesto de penitencia en preparación a la misma, contribuyendo a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad del corazón. •
•
•
•
Algunos gestos que ayudan a vivir mejor de la Eucaristía son: Hacer un momento de oración personal y un breve examen de conciencia en el momento previo a pasar a comulgar, pidiendo una mejor disposición del corazón para recibir el Cuerpo de Cristo. Acercarnos con devoción y decoro, y al decir “Amén” ser conscientes que estamos haciendo un acto de fe y un compromiso de coherencia con la gracia recibida. r ecibida. La recepción de la Eucaristía en la mano, ayuda a vivir más cercanamente este Sacramento, al hacerlo como se realizaba en las primeras comunidades. Hacer un momento de oración y recogimiento posterior a la comunión, dando gracias por los beneficios recibidos en la misma y pidiendo que produzca abundantes frutos en nosotros. •
•
•
•
Tema 3. La Eucaristía, fuente, medio y culmen de nuestra Misión a) La Eucaristía en los primeros tiempos
Cuando Jesús instituyó la eucaristía, también instituyó el servicio sacerdotal: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19); es toda la comunidad eclesial, en cada uno de los creyentes, la que se hace oblación, se ofrece y ofrece ofr ece (cf. LG 11). 72
La primera comunidad cristiana se reunía asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones… Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común… Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse. (Cf. Hch 2, 42-47) La Eucaristía, como se vivía en los primeros tiempos, implicaba el compromiso de dar testimonio hasta dando la propia vida, del Mensaje de Jesucristo. Desde los primeros tiempos, el cristiano que participaba de la fracción del pan, era enviado como una consecuencia lógica de esta celebración, a anunciar a Jesucristo a los demás. La celebración de la eucaristía concluye, desde los orígenes del cristianismo, con las palabras del celebrante a la asamblea “Ite, misa est”, que significa “Vayan”, con lo cual se envía a quienes han participado participado de la celebración como “misioneros “misioneros de la Eucaristía” a difundir en todos los ambientes el gran don recibido. Esta fórmula es la que da origen al nombre de Misa con que que se conoce hoy a la celebración de la Eucaristía. b) La eucaristía como respuesta
La eucaristía ha estado presente en documentos vaticanos de primer orden: la encíclica Ecclesia de Eucharistia , del Jueves Santo de 2003; la instrucción sobre algunas cosas que se deben observar en la eucaristía, Redemptionis Sacramentum , del 24 de marzo de 2004; y el mensaje del papa Juan Pablo II para la Jornada Misionera Mundial 2004, Eucaristía y Misión . Con estos tres documentos, y sumado el mensaje del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en octubre de 2004, parece que el tema de la eucaristía quiere vertebrar la acción evangelizadora de la Iglesia, al menos durante el inicio de este siglo. Las dimensiones eclesiales que esta acción querría abarcar serían la teológica, con la Encíclica; la normativa, con la Instrucción; la misionera, con el Mensaje, y la universal, con el Congreso. No obstante, la dimensión misionera es la que unifica a las demás y las orienta hacia el fin último de la Iglesia. De hecho, esto se puede comprobar analizando los aspectos misioneros en Ecclesia de Eucharistia (EE) y en Redemptionis Sacramentum (RS). El primero de los dos documentos fue promulgado por el papa el Jueves Santo del 2003 para «suscitar el asombro eucarístico» (EE 6) y para que la Iglesia aproveche al máximo los frutos frutos de tan loable sacramento. sacramento. La misma EE pretendía pretendía contribuir contribuir a disipar disipar las sombras de doctrinas y prácticas no aceptables (10), y que «se observen con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística» (52), especialmente en lugares donde se ha desvirtuado el sentido de la liturgia por acomodaciones fáciles y complacientes. c) La Eucaristía, Fuente, Medio y Culmen de la Misión 73
Exis Existe te una una estr estrec echa ha rela relació ciónn entr entree Euca Eucari rist stía ía y Misi Misión ón.. Esta Esta rela relaci ción ón entr entree Eucaristía y Misión se da principalmente en tres aspectos: La Eucaristía es Fuente, Medio y Culmen de la Misión. Fuente, quiere decir que de la Eucaristía brota la misión. De ella surge, a partir de ella se inicia. Medio, quiere decir que a través de la Eucaristía se desarrolla la Misión, se hace efectiva. Culmen, quiere decir que la Misión concluye nuevamente en la Eucaristía. •
•
•
Fuente de la Misión
Fundamento
Por qué es fuente de la Misión
Jesucristo, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, constituyéndolos entonces sacer sacerdot dotes es del Nuevo Nuevo Testam Testament entoo ( Cate Cateci cism smoo de la Iglesia Católica Nº1337 ).). Con sus palabras “Hagan esto en memo memori riaa mía” mía” (1Co (1Corr 11,2 11,233-25 25),), les les enco encome mend ndóó la misión de celebrar este misterio hasta el fin de los tiempos. A partir de entonces, la Iglesia fue fiel a la orden del Señor.... ( Ibid 1342 ) La misión de la Iglesia se encuentra en continuidad con la de Cristo y obtiene fuerza espiritual de la comunión con su Cuerpo y con su Sangre. ( Mensaje del papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial de las Misiones, Año 2004, punto 2 ).). ¿Podría realizar la iglesia su propia vocación sin cultivar una constante relación con la Eucaristía, sin nutrirse de este este alimen alimento to que que santifi santifica, ca, sin posars posarsee sobre sobre este este apoy apoyoo indi indisp spen ensa sabl blee para para su acci acción ón misi mision oner era? a? Para Para evang vangeeliza lizarr el mund mundoo son nece ecesari sarioos apóst póstol olees “expertos” en la celebración, adoración y contemplación de la Eucaristía? ( Ibid punto 3 ) Al término de cada santa Misa, cuando el celebrante despide la asamblea con las palabras “Ite, misa est”, todos deben sentirse enviados como “misioneros de la Eucaristía” a difundir en todos los ambientes el gran don reci recibi bido do.. De hech hecho, o, quie quienn encu encuen entra tra a Cris Cristo to en la Eucaristía, no puede no proclamar con la vida el amor misericordioso del Redentor. (Mensaje del papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial de las Misiones, Año 2004, punto 2 )
Porque Jesús encomendó a la Iglesia como parte de su misión celebrar la Eucaristía
Medio de la Misión
74
Porque al alimentarnos con la Eucaristía, nos da fuerzas para proclamar a Jesucristo
Porq Porque ue cada cada Eu Euca cari rist stía ía impl implic icaa un nuev nuevoo “env “envío ío misi mision oner ero” o” de todo todoss los los que han han part partic icip ipaado de ella lla, para ara anunc nuncia iarr con con hechos y palabras a Jesu Jesucr cris isto to en todo todoss los los ámbitos de su vida.
Fundamento
Por qué es medio de la Misión
En la Eu Euca cari rist stía ía volv volvem emos os a vivi vivirr el mist mister erio io de la Redención culminante en el sacrificio del Señor, como lo señalan las palabras de la consagración: “mi cuerpo que es entregado por ustedes.... mi sangre, que es derramada por ustedes”. Cristo ha muerto por todos; el don de la salv salvac ació iónn es para para todo todos, s, don don que que la Eu Euca cari rist stía ía hace hace presente sacramentalmente a lo largo de la historia. (Mensaje del papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial de las Misiones, Año 2004, punto 4 ) Participan Participando do del sacrificio sacrificio eucarístic eucarístico, o, los cristianos cristianos,, reunidos dos en la asamblea sagrada, manifie ifiesstan tan concretamente la unidad del pueblo de Dios aptamente sign signifi ifica cada da y mara maravi villllos osam amen ente te prod produc ucida ida por por este este augustísim augustísimoo sacramento sacramento (cfr. cfr. Lume Lumenn Gent Gentiu ium m 11 ). ) . Al unirse a Cristo (públicamente en la Eucaristía), en vez de encerrarse en sí mismo, el Pueblo de la nueva Alianza se convierte en “sacramento” para la humanidad, signo e instrumento de la salvación, en obra de Cristo, en luz del mundo y sal de la tierra, para la redención de todos (Eccl celebbraci racióón de la Eccles esia ia de Euca Eucari rist stía ía 22 ). La cele Euca Eu caris ristía tía,, al ser ser un cult cultoo públ públic ico, o, mani manifie fiest staa a la Iglesia, le da la posibilidad visible de mostrarse al mundo y de esta manera, ser ser testimonio de Jesucristo. “Este es el Misterio de la Fe!”. Cuando el Sacerdote pronuncia o canta estas palabras, los presentes aclaman: “Anunciam “Anunciamos os tu muerte, muerte, proclamam proclamamos os tu resurrecc resurrección, ión, ¡ven Señor Jesús!” ( Ecclesia de Eucaristía, 5 ).). Cada vez que los cristianos celebran la Eucaristía, proclaman al mundo el nombre de Jesucristo, su muerte y resurrección, tal como San Pablo lo expresaba en su carta a los Corintios: “Y así, siempre que coman de este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que El vuelva ”. (1Cor 11,26)
Porque en la Eucaristía se hace presente a Cristo en medio de los hombres, que es uno de los objetivos de la misión.
Porque la asamblea reunida en la celebración eucarí eucarísti stica ca es testim testimoni onioo de Cristo ante el mundo.
Porque la profesión de fe que que hace hacenn los los cris cristia tiano noss que participan de la Eucarist istía es también ién testimonio y proclamación de Jesucri cristo ante el mundo
Culmen de la Misión
Fundamento
Por qué es el culmen de la Misión
75
“Los “Los traba trabajo joss apos apostó tólilico coss se orde ordena nann a que, que, una una vez vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reú reúnan nan para ara alab labar a Dios ios en medi medioo de la Igles glesia ia,, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor”. (Sacrosantum Concilium 10 ).). Tema 4. La misión como tarea eucarística
Porque un objetivo de la misión es que la gente se una a Cristo, y esta unión plena se dará en la Eucaristía.
a). La fe eucarística
La misión, valga el pleonasmo, está llamada a vivir con espíritu eucarístico (n. 2), que significa estar siempre dispuesta a partirse y compartirse por los hambrientos del mundo (de comida, de palabra, de justicia y de Dios). La eucaristía afianza ese ardor misionero. Es tal cual como si la gente dijera: «Es tan bueno lo que hemos encontrado en esta celebración, a Dios mismo entregado por nosotr nosotros, os, qu quee no podem podemos os quedar quedarnos nos callad callados, os, pasivo pasivos, s, indifer indiferent entes. es. Tenemo Tenemoss que comunicar a este Dios-Pan y Dios-Vino a cuanta persona podamos». La fe eucarística que impulsa a la misión surge porque en la eucaristía nos encontramos a nosotros mismos y hallamos vida para nuestra existencia amenazada de muerte (cf. n. 5). b) La misión como tarea eucarística
La eucaristía puede fomentar el ardor misionero misionero que se ve reflejado como insuficien insuficiente te por los datos estadísticos. La eucaristía puede fomentar las vocaciones misioneras precisamente allí donde es celebrada con auténtica fe eucarística. La eucaristía puede despertar la inquietud misionera si es celebrada correctamente, según la Redemptionis Sacramentum. Alrededor de la misa, la misión crece debido a que la eucaristía aumenta la conciencia misionera en torno a la mesa del Señor (n. 1). Pero habría que preguntarse: ¿qué ofrece la eucaristía a todos los pueblos en la misión ad gentes? Se puede responder que, por la euca eucari rist stía ía,, todo todoss los los sere seress huma humano noss se alim alimen enta tann (n. (n. 1). 1). Adem Además ás,, mien mientr tras as más más eucarística sea la misión, más cristiana y eficaz será (cf. n. 2). Incluso en la eucaristía se muestran los signos visibles, el pan y el vino transformados, de lo que se anuncia en la misión: la transformación de la humanidad, la superación de los males, la liberación del ser humano (n. 4). La misión, a su vez, puede despertar y mantener en la comunidad una auténtica «hambre de la eucaristía» (EE, 33 y Mensaje, n. 5). Finalmente, la misión conmemora cuando celebra la eucaristía: hace memoria del Dioshombre que vino a predicar el reino de Dios y hacerlo presente con sus signos salvíficos. Pero es una memoria activa, activa, actualiza actualizante, nte, que no sólo recuerda recuerda sino que vuelve vuelve a hacer presente aquello que conmemora (cf. n. 4). Tema 5: Eucaristía y Misión: Una Iglesia en estado de misión, más evangelizadora. 76
La Eucaristía nos hace una Iglesia más evangelizadora que educa en la fe para la misión. La comunidad de los discípulos de Jesús no vive para sí misma, sino que se identifica como enviada; una comunidad que, como el mismo Señor, vive en estado de misión : "Como el Padre me envió, así también yo los envío" (Juan 20,21). El mensaje de la comunidad, claro y decidido, es el del apóstol Pedro en Pentecostés: "Dios resucitó a este Jesús, de lo cual somos testigos nosotros" (Hechos 2,32). En la Eucaristía Jesús aparece en medio de la comunidad y la educa para la misión . Pero así también como "Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. Comu Comuni nida dadd de crey creyen ente tes, s, comu comuni nida dadd de espe espera ranz nzaa vivi vivida da y comu comuni nica cada da,, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor" (Pablo VI, Evangelli Nuntiandi, n. 15). Cuando se participa en el Sacrificio Eucarístico se percibe más a fondo la universalidad de la redención, y consecuentemente, la urgencia de la misión de la Iglesia, cuyo programa <
En la comunión se alimenta del Pan de Vida , en la certeza de que Cristo está en la comunidad y ésta en él (Juan 6,57-58). Para decir la palabra del testigo desde la experiencia vivida. "Lo que fue desde el principio, lo que oímos, lo que vimos con nuestros propios ojos, lo que miramos y palparon nuestras manos del Verbo de la vida..., lo que vimos y oímos, eso les anunciamos , para que ustedes estén también en comunión con nosotros y que nuestra comunión sea con el Padre y con Jesucristo, su Hijo" (1 Juan 1,1-3). Esa confesión de fe es la garantía de la verdad y credibilidad de nuestro testimonio. Tema 6. La Eucaristía en nuestras Misiones a). Realidad actual 1.- Ideas equivocadas acerca de la Eucaristía que pueden tener algunos católicos • •
Mucha gente participa de la Eucaristía sin estar debidamente preparado Falso pudor: Hay gente que nunca comulga porque siente que no es digna 77
•
• • •
•
Idea de la Eucaristía como un “premio” que hay que ganar. Si no me lo gané no pued puedoo comu comulg lgar ar,, desc descui uida dand ndoo el sent sentid idoo de la Eu Euca cari rist stía ía como como reme remedi dioo y fortaleza. Otros no ven a la Eucaristía como algo necesario para la vida cristiana. “Yo voy a Misa y comulgo solamente cuando lo siento” Otros creen que por simplemente comulgar ya son buenos, disociando eucaristía de la responsabilidad de ser un buen cristiano con mis actos y testimonio. Muchas veces no se tiene la idea de la presencia de Cristo en el Sagrario.
b.- Ideas diferentes tienen de la Eucaristía otros otr os cristianos •
•
Eucaristía como un símbolo de Cristo, no como presencia real de Cristo. Para ellos, Cristo está presente de una manera simbólica en la Eucaristía (“consubstanciación”) mientras que nuestra fe afirma que el pan y el vino se “transforman” en el cuerpo y la sangre de Cristo, quien está presente verdadera, real y substancialmente en la eucaristía (“transubstanciación”) Eucaristía como simplemente un gesto de unidad y fraternidad, de “compartir el pan con los hermano”
c.- Abusos o usos equivocados de la Eucaristía
Existe gente malintencionada que utiliza la Eucaristía en rituales de brujería o satanismo. Es por ello que a veces puede resultar peligroso el distribuir la comunión en la mano si no se vigila que quien la recibe la consuma en el momento. b). La Eucaristía en las Misiones: Normas y disposiciones. La afirmación afirmación de las normas normas pretende pretende reforzar su sentido sentido para los fieles, fieles, quienes han han de comp compre rend nder er que que las las norm normas as son son expr expres esió iónn conc concre reta ta de la natu natura rale leza za auténticamente eclesial de la Eucaristía ( EE , 52). Sin reglas, según la encíclica, la misa perdería su carácter eclesial para convertirse en mera convivencia fraterna sin sentido cristiano. Pero lo que es realmente significativo para la misión es que la eucaristía es la fuente y la cumbre de toda la evangelización ( EE 22). Porque «la Iglesia recibe la fuerza espiritual necesaria para cumplir su misión perpetuando en la Eucaristía el sacrificio de la cruz y comulgando el cuerpo y la sangre de Cristo» (22). La eucaristía alimenta a la misión y ésta es llamada a culminar todos sus esfuerzos en la eucaristía. Sin embargo, la eucaristía puede volverse ineficaz y sus frutos insignificantes si en su celebración existen abusos remediables. Esta es, en parte, la advertencia que la Iglesia hace a través de la Instrucción Redemptionis Sacramentum. Lo que la instrucción exige es que sean aplicadas ciertas normas litúrgicas para que «la humana fragilidad obstaculice menos la acción del santísimo sacramento de la eucaristía. Y que eliminada toda irregularidad, resplandezca r esplandezca en los hombres la presencia salvífica de Cristo en el sacramento de su cuerpo y su sangre» (185). Es decir, que si se ejecutan las normas en los lugares de misión, la disminución o eliminación de abusos permitirá una mejor presencia de la acción eucarística y la acción salvífica de Cristo se hará más palpable. 78
La acción externa de la liturgia deba estar iluminada por la fe y la caridad hacia los más pobres y necesitados. Pues el fin de la liturgia, y especialmente de la eucaristía, es propiciar que la Iglesia tenga los mismos sentimientos que Jesucristo (RS 5). Algunas disposiciones de la Instrucción Redemptionis Sacramentum 1. Sobre la celebración correcta de la Santa Misa La Materia de la Santísima Eucaristía El pan que se emplea en el santo Sacrificio de la Eucaristía debe ser ázimo, de sólo trigo y hecho recientemente, para que no haya ningún peligro de que se corrompa… Es un abuso grave introducir, en la fabricación del pan para la Eucaristía, otras sustancias como frutas, azúcar o miel. (Nro. 48) El vino que se utiliza en la celebración del santo Sacrificio eucarístico debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas… Está totalmente prohibido utilizar un vino del que se tiene duda en cuanto a su carácter genuino o a su procedencia, pues la Iglesia exige certeza sobre las condiciones necesarias para la validez de los sacramentos. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género, que no constituyen una materia válida. (Nro. 50) Las otras partes de la Misa Para elegir las lecturas bíblicas, que se deben proclamar en la celebración de la Misa, se deben seguir las normas que se encuentran en los libros litúrgicos,[136] litúrgicos,[136] a fin de que verdaderamente «la mesa de la Palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles y se abran a ellos los tesoros bíblicos»(Nro. 61) No está permitido omitir o sustituir, arbitrariamente, las lecturas bíblicas prescritas ni, sobre todo, cambiar «las lecturas y el salmo responsorial, que contienen la Palabra de Dios, con otros textos t extos no bíblicos». (Nro. 62) Las ofrendas que suelen presentar los fieles en la santa Misa, para la Liturgia eucarística, no se reducen necesariamente al pan y al vino para celebrar la Eucaristía, sino que también pueden comprender otros dones, que son ofrecidos por los fieles en forma de dinero o bien de otra manera útil para la caridad hacia los pobres. Sin embargo, los dones exteriores deben ser siempre expresión visible del verdadero don que el Señor espera de nosotros: un corazón contrito y el amor a Dios y al prójimo, por el cual nos configuramos con el sacrificio de Cristo, que se entregó a sí mismo por nosotros… Con todo, para proteger la dignidad de la sagrada Liturgia, conviene que las ofrendas exteriores sean presentadas de forma apta (Nro. 70) •
o
o
•
o
o
o
2. Otros aspectos que se refieren a la Eucaristía El lugar de la celebración de la Santa Misa «La celebración eucarística se ha de hacer en lugar sagrado, a no ser que, en un caso particular, la necesidad exija otra cosa; en este caso, la celebración debe realizarse en un lugar digno». (Nro. 108) •
o
79
En resumen, resumen, la dimensión dimensión misionera misionera de la EE y de la RS radica radica en el llamado a propiciar que los frutos de la eucaristía penetren en la acción evangelizadora a través de una celebración más clara y auténtica. Ante todo esto se puede concluir que el binomio «eucaristía y misión», fue propuesto sabiamente por Juan Pablo II. Bibliografía
Mensaje del Papa Juan Pablo II para la Jornada Misionera Mundial, año 2004 Indice y Contenido de la DOMUND 2004 Índice y Contenido de la DOMUND 2008 Encíclica Ecclesia de Eucharistia, del Jueves Santo de 2003 Instrucción “Redemptionis Sacramentum”, del 24 de marzo de 2004
80