Una Luz en el Camino de la Vida Ensayo en torno a la “Virtud” (Qué (Qué es la Virtud), la “Persona” (Cómo soy – qué busco) y la “Virtud de la Templanza” (Cómo debo comportarme), para poder tener una mejor actitud ante la vida.
Javier Quicaña Quicaña Cuaquira
Pamplona 2017
Javier Quicaña Cuaquira, es estudiante de grado de Sagrada Teología en la Universidad de Navarra.
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En honor a mi querida y amada familia, que son el motor y motivo de mis superaciones; a todos mis amigos (as) porque quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro; a todos los movimientos cristianos que me ayudaron a crecer como persona; y a los grupos juveniles donde crecimos en la fe y en el amor, y nos fuimos ayudando en las buenas y en las malas; ¡muchas gracias muchachos nunca los olvidaré, especialmente a ti Brayan Lope Mamani, descansa en paz!!!
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Una Luz en el Camino de la Vida Ensayo en torno a la “Virtud” (Qué es la Virtud), la “Persona” (Cómo soy – qué busco) y la “Virtud de la Templanza” (Cómo debo comportarme), para poder tener una mejor actitud ante la vida.
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SUMARIO Nota personal Introducción general PRIMERA PARTE BREVE RECORRIDO EN LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO ¿QUÉ SE DIJO SOBRE LA VIRTUD? 1. Lo que se ha dicho sobre la virtud 2. Lo que se dice hoy sobre la virtud 3. El estudio sistemático SEGUNDA PARTE EL SENTIDO DE LA VIDA A LA LUZ DE LA SAGRADA ESCRITURA TIPOS Y CONFIGURACIÓN DE LA PERSONA ¿CÓMO SOY Y QUÉ BUSCO EN ESTA VIDA? 1. Sentido de la vida según la “Sagrada Escritura”. 2. Tipo de personas Utilitarista. Pasional o emotiva. Individualista. 3. La constitución de la persona a) La teoría de Glacer. b) La Teoría de s. Freund. c) El pensamiento de S. Juan Pablo II. d) Posibles combinaciones de las emociones. e) Los sentimientos según la clasificación de S. Tomás de Aquino
TERCERA PARTE MI ACTITUD ANTE LA VIDA ¿CÓMO ME AYUDA A VIVIR MEJOR LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA? 1. La relación de la pasión con la libertad 2. ¿Cómo educar las pasiones desde dentro? 3. Definición de la virtud de la templanza 4. La Templanza y el autodominio 5. La templanza y el amor 6. Los vicios de la templanza 7. Las virtudes que constituyen la virtud especial de la templanza 8. Las armas de la templanza 9. Educación e integración de las inclinaciones naturales: el problema del sentimentalismo. 10. La templanza como actitud ante la vida y el mundo 11. Conclusión
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« ¿Quién es mi prójimo? Ahora mi prójimo es aquel al que nos acercamos, aquel del que nos hacemos próximos al amarle, es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar».
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«No olvides las experiencias que nos han hecho daño. Aún hay muchos recuerdos que vale la pena recordar. Guarda esos días llenos de recuerdos dolorosos».
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NOTA PERSONAL Quiero empezar este ensayo con esta pequeña nota como testimonio de lo que me está tocando vivir. Puedo decir, a pesar de las circunstancias difíciles que a veces me toca experimentar, que estoy viviendo una hermosa historia de amor . Por eso, verme en la historia me ayuda a buscar el motivo de mis actos, me ayuda a conocerme y a aceptarme tal como soy, me ayuda a poder corregirme de mis errores; para poder amar y aceptar al otro tal como es, sin prejuicios. Además, tengo la suerte de tener una maravillosa familia que se fue forjando con el tiempo, experimentando alegrías, tristezas, superaciones y fracasos; puedo decir que, hoy somos una familia unida y feliz, luchando cada día por ser mejores ciudadanos. Al mismo tiempo, me ha tocado conocer a muchas personas que me han enseñado muchísimo, y otras que me han decepcionado, pero eso no importa, porque “aun en las dificultades hay que buscar el lado positivo de la vida”. Actualmente estoy conociendo a más personas en un ámbito internacional, esto me alegra mucho y me ayuda a tener una mente abierta en todo sentido. Guardo en mi corazón los mejores recuerdos de los Grupos Juveniles y de Acólitos, de Arequipa (Paucarpata, Camaná), de Cusco y de Puno (Sandia, Quiaca, San Juan del Oro, Orurillo, Ayaviri, Cupi, Ollachea, San Gabán, Coaza y Usicayos). Ustedes chicos (as) me demostraron con hechos que se puede ser más paciente, más alegre, que se puede afrontar los problemas y no huir de ellos.
¡Quizás ya no nos veamos, pero los llevaré siempre en mi corazón!
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INTRODUCCIÓN GENERAL Este ensayo , “Una Luz en el camino de la vida”, pretende explicar qué es la virtud de forma general; luego, debo conocerme más como soy, que vicios están albergados en mi corazón, y que busco en esta vida; y finalmente, como me ayuda particularmente a mí, la virtud de la templanza, en qué debo ser templado. Actualmente estoy viviendo en un colegio internacional, con 100 compañeros de diferentes nacionalidades y que estudiamos en la misma universidad. Y es en este lugar más que en otros, donde descubro con más claridad: ¿Quién soy? ¿Cómo soy? Porque te lo dicen a la cara o te enteras por otras personas con indirectas. Comprendí que en la vida es importante vivir con pasión y alegría, es importante quererse mucho y aceptarse a uno mismo, para querer y aceptar a los demás, si prejuicios, hacer amigos con lazos profundos y rectos que duren para toda la vida. Sé que tengo que mejorar en todo sentido, pero a veces me falta fuerza de voluntad, me falta ganas, me falta coraje y valentía, me falta pasión para vivir, me falta fortaleza, me falta reciedumbre, me falta la templanza , me falta ser más humilde; me dejo ganar por la vida fácil, por la vida errante, por el deseo de volver a mi vida pasada llena de vicios. Toda persona y Yo, busco siempre una luz en el camino para vivir apasionadamente y ser verdaderamente feliz, no en tener cosas que son necesarias, pero no son esenciales, sino en vivir de la mejor manera posible, guiado por el amor, que es el eje de la vida. Y ser un verdadero ciudadano, un verdadero amigo, un verdadero hermano y un verdadero hijo. El otro día escuche estas frases que son dignas de anotarlas: “e l hombre autentico y fuerte es el que tiene: 1) Cabeza de hielo , es el timón de la vida. 2) Corazón de fuego, que es el acelerador de la vida. 3) Brazos y piernas de hierro, que se mueven por la voluntad. Llevar a la práctica las cosas grandes. Muchas gracias por darte un tiempo y poder leer este pequeño ensayo, y a la vez te pido perdón por las fallas que encuentres; ya que es el primero que escribo, pero lo hago por pedido de algunos amigos que me han animado a hacerlo.
Redacción, Burgos, 01 de agosto de 2017. Primera corrección, Pamplona, 08 de octubre de 2017.
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PRIMERA PARTE BREVE RECORRIDO EN LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO ¿QUÉ SE DIJO SOBRE LA VIRTUD? Según la encuesta que hice al enviar la introducción de este ensayo puedo decir que: hay personas que saben del tema, pero no quieren hablar de ello (tendrán sus motivos); hay otras personas que no saben nada (increíble) y me han animado a escribir sobre la virtud, sobre la persona y la acción. Pienso que actualmente uno de los problemas morales es la ruptura entre lo que se piensa y se hace, entre lo que se sabe y se hace (no pretendo generalizar); esto es evidente en nuestro comportamiento (el mío, por ejemplo), en la corrupción de la política, en las infidelidades conyugales, en el valor de la palabra dada, etc. 1 En nuestra sociedad hablar de virtud (¡por favor! No pretendo generalizar) especialmente a la gente joven, es tratar de temas cursis, arcaicos, reglas y prohibiciones que limitan la libertad o mejor dicho el libertinaje2. Una de las causas 3 me atrevo a decir que está en los salones de clases del colegio y la universidad, donde no nos explican el porqué de las acciones desde abajo, es decir, desde la acción misma de la persona, sino desde arriba, parece una imposición de normas trascendentales que ocasionan fastidio y repudio. ¡Como que alguien lo mandó y que hay que cumplirlo si no ya sabes lo que te pasará…! Al analizar la experiencia misma de mis acciones me debo dar cuenta, cual es el amor que me mueve, porque lo hago, lo hago por cumplir, por miedo a ser castigado, por costumbre, porque no meda otra cosa, o lo hago por amor. Este repudio resulta de la vida que llevamos muchos jóvenes y adolescentes, donde lo que interesa es pasarla bien, vacilarnos, juerguear, libar licor, tener sexo desenfrenado, fugarnos de los compromisos y vivir la vida fácil. En la vida tiene que haber coherencia entre lo que se aprende, se dice y se hace. Personalmente es mi punto de lucha, porque se muchas cosas, pero a veces se me es difícil ponerlas en práctica. Me cuesta hacer vida lo que se o lo que digo. Es un gran reto que tengo que lograrlo cada día; y te invito a que luchemos cada día a ser mejores en todo sentido. 2 El libertinaje es hacer lo que me da la gana sin tener en cuenta las consecuencias, sino vacilarme y disfrutar de la vida sin discernimiento ni prudencia. Sin embargo, la libertad es optar siempre por un bien mejor que merezca ser amado, un bien que persigo guiado por mi inteligencia y querido por mi voluntad impulsada por el amor. 3 Pienso que la causa principal es la mala o falta de formación de la familia . Ya que los padres se convierten en desconocidos para sus hijos, por el trabajo o la lejanía. Y qué decir de los hogares rotos por los divorcios o peleas, o los hogares donde el padre o la madre están inmersos en los vicios. Los hijos viven en habitaciones alquiladas sin el cuidado de los padres que solo les mandan dinero. Una vez más, no quiero generalizar, porque de lo que digo hay excepciones de muchachos y familias respetables. Otra causa hoy en día es la pereza intelectual del joven que te dice que ya estamos en la modernidad y lo pasado es pasado no vale la pena recordarlo. 1
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Lo que se ha dicho sobre la virtud Hay muchos autores que a lo largo de la historia escribieron sobre este tema, y que hoy somos herederos de toda esta riqueza de experiencia de vida puesta por escrito. Son nuestros grandes modelos de vida dignos de imitar. En el pensamiento griego , se llamaba virtud a “la facilidad o fuerza adquirida y estable para obrar bien, que desarrolla y perfecciona la propia naturaleza”4. El ideal de virtud era la perfección humana. La virtud se centra en el predominio de la razón sobre toda la conducta. Por eso el sabio debe dominarse, debe guiarse por la razón y sujetar las pasiones y emociones. Veamos de manera breve a algunos pensadores, por ejemplo, para Sócrates , “el sabio era el virtuoso”, esto quiere decir, que hay que enseñar la vida virtuosa, sin negar obviamente, la responsabilidad moral (porque puede darse el caso, que uno sea un criminal solo por su ignorancia del bien) 5. Para Platón , la virtud es imitación de Dios y camino para la felicidad; es, además, armonía, medida, proporción, salud del alma y medio de purificación de las pasiones6. Para Aristóteles , la virtud “es un hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquella por la cual decidiría el hombre prudente”7. Él explica que el hábito se crea por repetición de actos bien hechos ; por eso , la virtud o perfección del hábito supone un justo medio entre dos vicios, uno por exceso y uno por defecto. Además, recalca que hay que forjarla con la educación. Por lo tanto, las virtudes hacen a los hombres buenos y le hacen buscar lo bueno8. Ahora bien, el aporte de Aristóteles , supera el intelectualismo socrático y platónico, porque no basta conocer el bien para practicarlo, ni conocer el mal para dejar de cometerlo. La virtud y el vicio no solo dependen del conocimiento, sino también de la voluntad y de los apetitos 9. La filosofía estoica 10 , insiste en la armonía entre la felicidad, vida virtuosa y naturaleza humana: el fin de la vida, la felicidad, consiste en la virtud, y la virtud consiste en vivir conforme a la naturaleza (de acuerdo con la luz de la razón). Una dificultad que encontramos en esta forma de pensar es que se toma la virtud como « fin en sí» , y no como «medio» para la vida buena. Nosotros hay que quedarnos con que la virtud es el «medio» que nos ayuda a realizar acciones buenas. Otra dificultad es que conciben «las pasiones» como algo irracional, no natural, que hay que Cfr. LORDA, JUAN LUIS, Antropología Teológica , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 506. Cfr. SARMIENTO, A., MOLINA, E., TRIGO, T., Teología Moral Fundamental , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 257. 6 Idem., Pág. 258. 7 Cfr. ARISTOTELES, Ética a Nicómaco 1106b – 1107a 2. Cfr. LORDA, JUAN LUIS, Antropología Teológica , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 507. Cfr. SARMIENTO, A., MOLINA, E., TRIGO, T., Teología Moral Fundamental , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 258. 10 Idem., Pág. 259. 4 5
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eliminar para alcanzar el estado de apatía. Esta forma de pensar, impide lo que profundizaremos más adelante la integración, la educación de las pasiones (como impulsos naturales e importantes para la construcción de la acción) por la luz de la razón y del amor. En el pensamiento cristiano, el « Maestro» de todas las virtudes: es «Cristo» “Fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (1 Co 1, 24), que nos invita a aprender de Él, “Manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29), de su vida y sus palabras. En Él, que es verdadero Dios, se nos muestra a la vez el modelo acabado de la perfección humana, porque es verdadero hombre 11. Analicemos ahora el aporte de S. Agustín de Hipona 12 , para quien, la virtud es «el arte de llegar a la felicidad eterna». Pero el mérito está en centralizar todo el sentido cristiano de la virtud en el amor: “La auténtica virtud es orden en el amor13”. La virtud consiste en “la práctica de la caridad por la que amamos las cosas en la medida en que merecen ser amadas”. En el sentido cristiano, el fin de estas virtudes se perfeccionan por la virtud del amor. Veamos cómo estas cuatro virtudes son perfeccionadas por la virtud del amor: La prudencia ( el amor que elige con buen tino aquello que le ayuda y aparta lo que le estorba). La templanza ( es el amor que se da entero al que ama). La fortaleza ( es el amor que aguanta todo con gusto por lo que se ama). La justicia ( el amor que solo sirve al amado […]).
En síntesis, para los grecorromanos, el ideal de virtud era la perfección humana. La virtud se centra en el predominio de la razón sobre toda la conducta. Por eso el sabio debe dominarse, debe guiarse por la razón y sujetar las pasiones y emociones. Los antiguos solo conocían el esfuerzo humano como medio para adquirir el hábito de la virtud. La novedad del cristianismo, es que las virtudes son sobre todo dones de Dios, son «frutos del Espíritu» (Ga 5, 22). Ahora, en la realización de acciones excelentes aparte de la luz de la razón y el impulso del amor, contamos con la ayuda del «Espíritu Santo» que ilumina nuestra inteligencia y nuestra voluntad 14. En el pensamiento escolástico, se estudió y se clasificó las virtudes. Llegando a la conclusión de que había que considerar también virtudes a la fe, esperanza y Idem., pág. 260. 12 Gran varón de Dios, después de una vida perdida, se convierte en una persona virtuosa, ejemplo para muchos jóvenes que están metidos en los vicios y que creen que no es posible salir. Para S. Agustín, el orden del amor es, 1. El sumo bien (Dios). 2. Los demás hombres. 3. Uno mismo. Cfr. LORDA, JUAN LUIS, Antropología Teológica , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 508. 14 Podemos sintetizar el aporte cristiano en estos puntos: a) La sinergia de las acciones divinas y humanas. b) La Identificación a Cristo, único maestro y único modelo de vida. c) La Guía del Espíritu Santo. d) La centralidad y primacía del amor en torno a las virtudes. 11
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caridad. Estas virtudes serían sobrenaturales e “ Infundidas” y no creadas por la repetición de actos como es el caso de las virtudes naturales. En el auge de la edad media encontramos a S. Tomás de Aquino , donde según él las virtudes «son hábitos operativos», es decir, son fuerzas interiores que potencian el conocimiento y la libertad, disponiendo e inclinando al hombre a obrar bien. Además, dice que el camino indicado para alcanzar la felicidad es la virtud. En efecto, la virtud es aquello que hace bueno a la persona en sí misma y a su forma de comportarse. Esto quiere decir que la virtud me hace bueno como persona y como hermano, para la comunión con las demás personas de la sociedad 15. El pensamiento moderno, se fue fraguando desde la baja edad media con las ideas del nominalismo, dándose un giro en la manera de entender la libertad. Lo correcto era que la libertad es el poder de obrar con perfección , es decir, de acuerdo con la recta razón, cuando se quiere. Ahora la libertad es el poder de elegir entre cosas contrarias, independientemente de toda otra causa distinta de la propia voluntad, estamos ante la llamada «libertad de indiferencia». Esta idea impide entender la virtud como una “cualidad” que potencia la inteligencia y la voluntad para conocer, amar y hacer acciones buenas, que el fondo nos hace más libres. Por el contrario, se llega a pensar que, en la medida en que las virtudes inclinan a actuar en una dirección determinada, disminuyen la indiferencia de la voluntad para poder elegir libremente entre cosas contrarias. Entonces, la virtud queda reducida a un mecanismo que refrena las pasiones para que la voluntad cumpla la obligación que le impone la ley, olvidando que su verdadero papel consiste en ser una determinación que asegura la perfección de las acciones humanas 16. Por lo tanto, en plena época moderna la virtud es considerada como « una buena costumbre que facilita el acto libre» , pero que «no lo produce ya desde el interior» para conferirle su pleno valor. Esta idea está en la mente de los hombres de hoy, por ejemplo, la frase : es que no tengo la costumbre de ser responsable, es que no tengo esa costumbre de la paciencia, etc. Emmanuel Kant, intenta construir un sistema moral basado exclusivamente en la razón. La razón tiene el papel de definir de manera autónoma el deber moral concreto para el hombre, sin dejarse perturbar por las inclinaciones naturales, afectos, pasiones, etc. El papel de la voluntad es adherirse a lo que la razón manda como deber moral. La virtud tiene una función muy limitada de resistir a las pasiones que pueden perturbar a la razón pura. En este sentido, las virtudes no se entienden como integración de las pasiones en el orden de la razón, para que colaboren en la realización de actos buenos, sino como una fuerza moral cuyo Cfr. SARMIENTO, A., MOLINA, E., TRIGO, T., Teología Moral Fundamental , Eunsa, Pamplona, 2013, págs. 263 – 264. 16 Idem., Pág. 264. 15
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fin es rechazar las pasiones, considerarlas como elementos que distorsionan la rectitud moral17. En efecto, la virtud no es más que un refuerzo volitivo al servicio del cumplimiento del deber. Este pensamiento está latente en muchos círculos de jóvenes. Lo que se dice hoy sobre la virtud Hoy en día se busca la formación de un determinado carácter moral , en el que son más importantes las disposiciones internas, las motivaciones y los hábitos de la persona, que los simples juicios sobre la rectitud de los actos externos y sus consecuencias 18. Alasdair MacIntyre , en su obra « After Virtue: A Study in Moral Theory», cuestiona la ética moderna como fruto de los ideales ilustrados y del individualismo liberal. En su opinión, el proyecto ilustrado ha fracasado porque rechazaron la concepción teológica de la naturaleza humana y la visión del hombre como poseedor de una esencia que define su verdadero fin. Frente a este fracaso, propone una vuelta a las fuentes: la ética de la virtud fundada en Aristóteles y en la biblia, y el aporte de S. Tomas de Aquino. Este autor se plantea el concepto de virtud en clave narrativa, en su libro « Tras la virtud», parte de la estructura narrativa que da unidad a la vida moral. Además, insiste en la necesidad de unir moral e historia personal: las virtudes están necesariamente vinculadas a la noción de una estructura narrativa de la vida, como medios para alcanzar con éxito la meta final. Los modelos morales que están en boga, son: “ la moral autónoma ” y “ la perspectiva de la primera persona ”. Para la moral autónoma , lo decisivo no está en ser buenos, sino en analizar que modos de comportamientos son rectos o erróneos para saber si se es bueno. En este sentido, la virtud, es el modo recto de acción y resolución habitual libre a ello. Para este modelo, lo primero son las normas, y después se dice que el que actúa rectamente actúa virtuosamente. Como vemos el concepto de virtud se convierte en un mero nombre para referirse a lo recto. Dentro de esta línea, por ejemplo, está B. Schuller, para quien la virtud se queda en el ámbito de las buenas intenciones generales, o de una decisión fundamental: no alcanza a las acciones concretas; no es, por tanto, un hábito de la recta elección
Idem., Pág. 267. Estas ideas se oponen al Deontologismo, que se fija en el deber o la norma, o al Utilitarismo , que se fija en las consecuencias de la acción. Todas estas han reducido la moralidad a los aspectos externos de la conducta y al cumplimiento de las obligaciones sociales, y de haber convertido la ética en la búsqueda de fundamentación de reglas morales. Cfr. SARMIENTO, A., MOLINA, E., TRIGO, T., Teología Moral Fundamental , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 271. 17
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que comporta la integración de la afectividad en la razón y la captación del bien concreto19. La perspectiva de la primera persona, es la perspectiva del protagonista. Se tiene en cuenta no solo la acción externa, sino sobre todo el acto interior de la persona, sus disposiciones voluntarias y afectivas más o menos estables, y los motivos e intenciones que le llevan a realizar la acción. Esta perspectiva permite tener una visión realista de la persona, ya que, solo yo sé lo que estoy haciendo, solo yo sé por qué actúo. El estudio sistemático Etimológicamente, la palabra «Virtud», proviene del latín « Virtus» que se corresponde con el griego « Areté», y designan las cualidades buenas, firmes y estables de la persona, que, al perfeccionar su inteligencia y su voluntad, la disponen a conocer mejor la verdad y a realizar, cada vez con más libertad y gozo, acciones excelentes, marcadas por el amor. No hay que olvidar que las virtudes se adquieren con esfuerzo personal, realizando actos buenos con libertad y constancia. Hoy en día es importante hablar a la otra persona con el testimonio de vida20 , es necesario hablar de la virtud, partiendo de las acciones del hombre21 , para entender que no son imposiciones, prohibiciones; sino al contrario, son una «invitación» a vivir bien la vida, son una « llamada» a vivir en la verdad y en el amor. En efecto, “las virtudes dotan a la persona de un valor superior , de una estabilidad de conducta y ánimo , y de una capacidad para captar y obrar lo bueno22 , donde sea que estemos y actuemos no olvidemos esto. Dentro de las virtudes fundamentales para la vida podemos distinguir dos grupos23: a) Las virtudes básicas o predispositivas. La humildad. El agradecimiento. La fidelidad. La benevolencia. La alegría. La pureza.
Idem., págs. 271 – 273. Hay grandes modelos de vida en la historia, que nos dan lecciones de vida; incluso a nuestro lado ya sea en casa, o en el campo, en el trabajo; personas que sin ser eruditas viven súper bien, y esto es admirable. 21 De las acciones del diario vivir, por ejemplo, mi relación y mi comportamiento en la casa, con los padres y hermanos, en el colegio, en el barrio, al tomar la combi, en el restaurante, en las fiestas, en los paseos, en la residencia, en la universidad, con la enamorada (o), con los amigos, etc. Cfr. SÁNCHEZ – MIGALLÓN, SERGIO, Ética , Eunsa, Pamplona, 2015, pág. 85. Idem., págs. 107 – 111. 19 20
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b) Las virtudes cardinales o regulativas. Fueron mencionadas por primera vez por Platón24 (427 – 347 a. C.), como necesarias para la vida ciudadana25. Luego, serán explicadas conjuntamente con las cuatro potencias del alma, en el “ De Officiis” de Cicerón. Finalmente, el cristianismo , lo centrará en la virtud del amor, llegando a su máxima perfección. La prudencia ( La inteligencia – el conductor). Sus notas son: Acierto y resolución. La justicia ( voluntad – actitud de hacer cada uno lo suyo ). La fortaleza ( control del apetito irascible). Ánimo o coraje. La templanza ( control del apetito concupiscible).
SEGUNDA PARTE EL SENTIDO DE LA VIDA A LA LUZ DE LA SAGRADA ESCRITURA TIPOS Y CONFIGURACIÓN DE LA PERSONA ¿CÓMO SOY Y QUÉ BUSCO EN ESTA VIDA? Luego de revisar la historia sobre qué es la virtud. Estudiamos ahora de manera también breve la constitución de la persona. En este sentido, vemos también que la persona persigue algo en la vida, no está por el azar en la tierra, sino que busca un sentido bueno, busca ser feliz y hacer feliz, ¿Cómo estamos configurados? ¿Para qué estamos hechos? ¿A qué estamos llamados? Son preguntas que, en un momento de la vida, nos preguntamos y buscamos una respuesta o una alternativa. En esa búsqueda nos encontramos con cada arquetipo e ideología que la sociedad nos presenta, y si son erróneos, caemos en sus redes, luego lamentamos, pero no es tarde, yo estoy convencido de que la vida, te da muchas oportunidades de volverte a levantar una y otra vez. Nos a levantar una y otra vez. Mirando mi vida, y la vida de otras personas, observo que estamos estructurados de una manera maravillosa, no somos una piedra o un metal, sino que somos materia y espíritu; tenemos pasiones, inclinaciones naturales al igual que los animales, y una magnífica luz racional que nos dirige para hacer las cosas bien hechas. Ahora bien, por un lado, nuestras acciones no son vacías, no salen automáticamente como de un robot programado, sino que parten de esas Cfr. PLATÓN, República , lib. IV. 427e. 25 Cfr. SARMIENTO, A., MOLINA, E., TRIGO, T., Teología Moral Fundamental , Eunsa, Pamplona, 2013, pág. 258. Y Cfr. LORDA, JUAN LUIS, Antropología Teológica , Eunsa, Pamplona, 2013, págs. 506 – 507. 24
tendencias naturales, de esas pasiones que sentimos, que experimentamos; por otro lado, solo con las inclinaciones naturales no podemos construir una acción excelente, es necesario que la luz de la razón me ayude a discernir si esto que voy a hacer, vale la pena, y luego el amor active mi voluntad para ponerme en marcha hacia el bien amado 26. La primera acción del hombre es la búsqueda de sentido27 , vivir una vida buena y ser verdaderamente feliz. A este fin, apunta toda nuestra persona, con sus inclinaciones naturales, afectos, pasiones, etc. Pero como veremos más adelante estas inclinaciones naturales necesitan ser “integradas” , “educadas” y “reguladas” para que en armonía con toda la persona busquen el único bien, la suma felicidad. Ahondando un poco más, hay que saber que la vida del hombre está articulada en tres niveles específicos 28: El de Trascendencia , por el que el hombre se « hace más» en la acción y no se comprende simplemente como un desarrollo de su naturaleza. El de Apertura , por el que intencionalmente se abre a la cuestión de sentido. El de Realidad , ya que tal sentido está unido a la autorrealización del hombre por su libertad. Ahora bien, ¿Qué es lo que motiva la búsqueda de sentido en el obrar humano? En el centro de las acciones de la persona está el acto del amor como fuente de sentido y como vocación fundamental de la vida 29. «El hombre no puede vivir sin amor». Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor; sino se encuentra con el amor; si no lo experimenta y lo hace propio, sino participa de él vivamente 30. El hombre busca ser amado y amar; busca hacer las cosas bien hechas con amor , esto es lo que lo motiva o debería motivarlo. En efecto, aparte del conocimiento, el amor es como un principio activo, que hace posible llevar acabo lo que anhela el corazón31.
Un ejemplo, que puede ayudar a entender lo que estoy diciendo: en el caso de una chica, mis pasiones me impulsan a desearla, mi razón me dice que es simpática, que es buena persona, que vale la pena, y mi voluntad iluminada por la razón y el amor se pone en marcha en busca del amor recto hacia esa chica. Cfr. MELINA L., NORIEGA J., PÉREZ – SOBA, J.J., Caminar a la Luz del Amor , Los Fundamentos de la Moral Cristiana, Palabra, Madrid, 2010, pág. 309. Cfr. MELINA L., NORIEGA J., PÉREZ – SOBA, J.J., Caminar a la Luz del Amor , Los Fundamentos de la Moral Cristiana, Palabra, Madrid, 2010, pág. 135 – ss. 28 Idem. Pág. 145. Idem. Pág. 10. 30 Cfr. S. JUAN PABLO II, C. Enc. Redemptoris hominis , n. 10. 31 Cfr. MELINA L., NORIEGA J., PÉREZ – SOBA, J.J., Caminar a la Luz del Amor , Los Fundamentos de la Moral Cristiana, Palabra, Madrid, 2010, pág. 150. 26
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En la «encíclica Deus caritas est32», Joseph Ratzinger, nos explica que el amor, es el que construye la acción: en primer lugar , al ofrecer al dinamismo del obrar su inicio en un Don; y, en segundo lugar , al conferirle su unidad interior, dentro de la cual se sitúa el momento original del conocimiento moral. Así la lógica del amor, que en su unidad asume el eros en el ágape, da una dirección decisiva a la libertad y la especifica en su tención a una plenitud. Lo que estoy diciendo, se relaciona con el pasaje bíblico de Mateo 19, donde se establece el cuestionamiento sobre el sentido pleno de la vida del joven rico con Jesús. Le dice el joven: “ maestro ¿Qué he de hacer de bueno…?” Jesús le responde guarda los mandamientos; pero ¿Cuáles? Jesús sin ser tan detallista con todos los mandamientos, le presenta los mandamientos que se refieren directamente al prójimo, la centralidad de los mandamientos es el mandamiento del amor al prójimo33. Entonces, ¿ Quién es mi prójimo?34 Ahora mi prójimo es aquel al que nos acercamos, aquel del que nos hacemos próximos al amarle, es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar 35. No es que Jesús separe el amor a Dios, del amor al prójimo; sino que ambos, están compenetrados en aquel que es único, bueno y santo. En efecto, el amor al prójimo es un camino para encontrar a Dios, y que cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios36. Por lo tanto, hay superar el legalismo del cumplir por cumplir con la dinámica del amor37 , el amor al prójimo nace de un corazón que ama, un corazón que es impulsado por el amor y por el don de la gracia de Dios; así los mandamientos ya no son una carga pesada, un límite de nuestra libertad ( como mucha gente piensa), sino son una « llamada» a cuidar la vida, una « invitación» a la pureza de corazón. En efecto, los mandamientos son un camino de instrucción para aprender a vivir con la ayuda del don de la gracia, y llegar a participar de la vida divina. La felicidad plena que anhela el corazón. Y al fin llegamos a la pregunta que interesa en este tema, después de la respuesta de los mandamientos por parte de Jesús; el joven ( no tan convencido, porque busca algo más) le dice a Jesús: “ Todo eso lo he guardado ¿Qué me falta?” Esta pregunta tan profunda es la experiencia del deseo insatisfecho, del corazón inquieto (como decía San Agustín), hago esto y aquello, pero me falta algo que verdaderamente me Cfr. BENEDICTO XVI, Enc. Deus caritas est , n. 7. 33 Cfr. S. JUAN PABLO II, Enc. “Veritatis Splendor”, n. 13. 34 Pregunta sobre el diálogo de Jesús con el doctor de la ley (VS 14). 35 Cfr. BENEDICTO XVI, Enc. “Deus Caritas Est”, n. 15. La parábola del Buen Samaritano es la clave para entender el nuevo concepto de prójimo en su carácter universal. 36 Idem. 16. 37 Cfr. S. JUAN PABLO II, Enc. “Veritatis Splendor”, n. 15 y 18. 32
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satisfaga, y en esta búsqueda, compensamos esta nostalgia con otras felicidades pasajeras y superfluas, por eso, el deseo de esa felicidad plena en el fondo es el anhelo del amor, queremos que alguien nos ame. Hay que reconducir los deseos de felicidades al gran deseo de la felicidad plena, y salvar el deseo en Jesucristo que es el amor originario y la fuente de agua viva, ÉL, es el amor definitivo que me satisface. Ahora estamos en el núcleo de la vida moral: Jesús le dice: “ Sí quieres ser perfecto , anda, vende lo que tienes… “; luego, “… Ven y Sígueme”. Esta invitación se relaciona con la primera bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres (la pobreza es la libertad para servir, deseo de la bienaventuranza eterna y la imitación de la generosidad del don gratuito de Dios y de Cristo) de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Ahora, Jesús le propone otro camino ascendente, el camino de las bienaventuranzas que indican los actos excelentes que nos disponen a recibir el don de la filiación divina por y en el Hijo; y nos impulsan a vivir la comunión de amor con los hermanos en medio de las dificultades y persecuciones de nuestro mundo actual. Este camino tiene dos pasos: primero purifica nuestro corazón (indicando que la felicidad no está en el poder, tener, placer y en el estado de ánimo), y luego nos prepara para recibir con un corazón puro el don de Dios, es decir, la comunión con Dios y con los hombres.
Hasta ahora, hemos profundizado a la luz de la palabra sobre el verdadero sentido de la vida, pero volvamos a lo que estábamos diciendo sobre la constitución de la persona y los tipos de persona que hay en nuestra sociedad actual. Primero: ¿Podemos preguntarnos qué tipo de persona soy? Veamos algunos tipos: Seré una persona utilitarista, piensa racionalmente que su grandeza está en lo que “ tiene”, olvidando que debe engrandecerse más bien en “ lo que es”. La persona vale más por lo que « es» , que por lo que «tiene». El sentido de la acción está en el « ser» del hombre que se hace mejor y no puede ser reducido a una serie de elementos de « bienestar» o de posesión de bienes físicos o culturales. En este sentido, la persona deja de buscar la verdad en su vida para contentarse con lo que puede usar para vivir 38. En efecto, la plenitud de una
Puede ilustrar lo que se está diciendo la distinción agustiniana: Uti (es el amor de una cosa como medio hacia otro bien), y Frui (el amor en sentido estricto del fin, del bien por sí mismo). 38
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vida nunca puede ser algo que sea objeto de uso, no mide la verdad del hombre ni puede dirigir su libertad. Este señor tendrá dificultades para las relaciones profundas, porque será un calculador y verá a las otras personas, como medios para conseguir lo que quiere 39.
Seré una persona pasional o emotiva , es la que se deja guiar principalmente por el estado de sus sentimientos , sin ver de qué modo construyen en verdad una vida plena. La idea de plenitud desaparece de su horizonte moral quedando fragmentado en los diversos estados de ánimo que se suceden. No hay decisiones permanentes porque están siempre sometidas a los cambios sentimentales. En este sentido, al haber cambios en los estados de ánimo se da también cambios en el comportamiento. En efecto, la búsqueda de sentido tampoco puede reducirse al efecto emotivo que tiene las acciones sobre el sujeto que actúa. Las personas reducen sus juicios morales a la impresión agradable o desagradable que le causan sus acciones. El bien propio de la acción se reinterpreta entonces no como un sentido, sino como un sentimiento 40. El hecho de reducir el valor de la acción a un elemento reactivo (sentimiento), es un gran error, porque queda dominada irracionalmente por los deseos. Se reduce la idea de felicidad, el sentido de la vida a la experiencia subjetiva como el placer o un estado de ánimo. La medida de nuestras acciones no son nuestros deseos aislados, estos deben ser integrados por un juicio de la razón en relación a la plenitud de vida. A este señor le costará hacer relaciones profundas o comprometerse, porque constantemente cambiará de estado de ánimo y se desanimará con facilidad. Seré una persona individualista , es la persona egoísta que solo piensa en él, y cabe en su cabeza, la comunión con las demás personas. Este señor tendrá problemas en sus relaciones con los demás y será muy frágil.
Cfr. A. DI GIOVANNI, La dalettica dell’ amore. «Uti - Frui» nelle preconfessioni di san’ Agostino, Edizioni Abete, Roma, 1965, pág. 24. Cfr. MELINA L., NORIEGA J., PÉREZ – SOBA, J.J., Caminar a la Luz del Amor , Los Fundamentos de la Moral Cristiana, Palabra, Madrid, 2010, págs. 154 – 156. 40 Esta referencia al propio sentimiento como garantía de moralidad es lo que se denomina «Moral de la Autenticidad». Se es «auténtico» en cuanto la acción manifiesta un afecto sincero. Cfr. MELINA L., NORIEGA J., PÉREZ – SOBA, J.J., Caminar a la Luz del Amor , Los Fundamentos de la Moral Cristiana, Palabra, Madrid, 2010, pág. 157. 39
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Con esto ya podemos responder a la pregunta y conocernos un poco más. Pero ahondando un poco más les doy unas pinceladas de algunas teorías que pretenden explicar la estructura de la persona: a) La teoría de Glacer. Dice que el “yo” se configura en círculos concéntricos. La persona se constituye como una seta atómica. En el centro de la persona, está el YO , donde la libertad se constituye en amar, conocer, desear. Luego tenemos los valores que percibimos y los asumimos, estos equilibran los sentimientos. Los sentimientos que guardamos o experimentamos en nuestra interioridad. Las ideas u opiniones que poseemos sobre el exterior. Las sensaciones que recibimos del exterior.
De esto se desprende dos niéveles o dimensiones de la conciencia - Superficial , son las primeras reacciones a la realidad. - Profunda , todas las cosas que recibimos, nos van configurando y se va haciendo una IDENTIDAD, es decir, nos va formando nuestra forma de ser, nuestras actitudes. b) La Teoría de s. Freund. El hombre no sólo es espíritu, sino que es también impulsos (instintos). Nos movemos por lo subterráneo – subconsciente – ELLO, la libido (impulsos sexuales), por puro instinto . En este sentido otros autores en favor y en contra de FREUND dirán: que nos movemos por el espíritu, el amor, poder, arquetipos de personalidad (extrovertidos: por el sexo e introvertidos: por el poder). Entre lo subconsciente y la autoconciencia está EL SUPERO YO, que es el elemento que sublima, reprime los instintos para que podamos comportarnos no por puros instintos. Debajo del YO – AUTOCONCIENCIA, está el subconsciente que nos va determinando. No solo la autoconciencia está el origen de la libertad, hay un origen en el subconsciente. Nos domina el ELLO, los instintos.
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Según esto hay unas consecuencias en la libertad Aparentemente somos libres, pero en el fondo no los somos. La persona es débil, porque se mueve por instintos, por las emociones. Por lo tanto, es inestable, insegura. Se parte de un YO aislado. c) El pensamiento de S. Juan Pablo II. La libertad se origina en el amor que se manifiesta en la comunión con las personas. Al centro del yo, afecta LAS RELACIONES PERSONALES , somos seres relacionales, tenemos la vocación del amor. La personalidad se realiza en la relación. La vocación del amor comporta: presencia, encuentro y comunión. La libertad se forma en las relaciones personales.
d) Posibles combinaciones de las emociones. Veamos este cuadro ilustrativo y saquemos nuestras propias conclusiones.
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e) Los sentimientos según la clasificación de S. Tomás de Aquino El apetito concupiscible (lo que recibimos del exterior). El apetito Irascible (la reacción ante la posible pérdida del bien querido).
BIEN CONCUPISCIBL IRASCIBLE E Amor PRESENT Placer E Gozo (alegría) Esperanza AUSENTE Deseo Desesperació n Temor (miedo)
MAL CONCUPISCIBL IRASCIBL E E Odio Tristeza Ira (ira) Dolor (tristeza) Aversión Fuga (asco)
En esta segunda parte hemos desarrollado de manera súper breve el sentido auténtico de la vida, partiendo concretamente de la vida concreta; luego hemos visto que en nuestra sociedad nos encontramos con tres tipos de personas: a) personas utilitaristas; b) personas emotivas; c) personas individualistas. Y finalmente les he presentado algunas teorías que tratan de ilustrar la constitución de la persona, ya que no somos robot, sino que estamos configurados por pasiones, por emociones que nos afectan del exterior. A continuación diremos cómo deben ser acompañadas estas inclinaciones naturales que tenemos, cuál es el papel de la virtud en este campo.
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TERCERA PARTE MI ACTITUD ANTE LA VIDA ¿CÓMO ME AYUDA A VIVIR MEJOR LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA? La persona está atraída por el bien ( la felicidad plena) y lucha por conseguirlo con toda pasión 41. Por otro lado, a veces se tilda las pasiones de negativas , desordenadas, pecaminosas, pero, en realidad son fuerzas vitales de la naturaleza humana, de las que hay que servirse para vivir una vida plena. Por eso, es importantísimo educar las pasiones , para que nos ayuden a dirigirnos al bien, con facilidad, alegría y espontaneidad: apasionadamente. En consecuencia, ser apasionado, significa , ser vulnerables, receptivos a lo exterior, a lo que viene de afuera. Veamos cuál es el proceso de apasionamiento a) Una realidad exterior sensible o física (sin intervención de nuestra libertad), impresiona o impacta nuestros sentidos ( Sensación). b) Valoración positiva o negativamente de esa realidad con respecto al propio cuerpo, creándose un lazo afectivo inmediato, positivo o negativo (Valoración o estimación). c) Se produce en el alma un movimiento interior ( la pasión), al que acompañan ciertas alteraciones corporales. Si la valoración es positiva, el movimiento interior puede ser de amor42, deseo o placer. Si la valoración es negativa, el movimiento interior es de odio, aversión o dolor 43.
Ejemplos para explicar este proceso Primero: Después de una tarde de fútbol, los ojos de un individuo contemplan una cerveza helada (sensación); la cerveza es valorada como altamente beneficiosa para su cuerpo, porque le saciará la sed que tiene (estimación) y, a partir de aquí, junto con algunas alteraciones corporales (segregación salivar y humedecimiento de los labios por la lengua) se despierta un intenso amor sensible (pasión) por la cerveza, seguido del deseo ( pasión) de ella y, si logra obtenerla, el placer ( pasión) de beberla.
A veces no sé qué nos pasa, que perdemos el eje de la vida y luchamos con toda pasión para conseguir lo malo o lo más fácil, pensando o engañándonos que es un bien. 42 Estamos hablando del amor sensible no del amor espiritual. 43 Las pasiones básicas son 6: el amor, el deseo, el placer, el odio, la aversión y el dolor. 41
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Segundo44: Un chico ve a una universitaria muy linda, y de causalidad se saludan y conversan un poco (sensación); la chica es valorada como una persona bella (en todo sentido), digna de ser conocida y conquistada ( estimación); de manera involuntaria se despierta en el interior del chico un amor sensible (pasión), acompañado de algunas alteraciones corporales (nervioso, la sangre se sube al rostro, los ojos le brillan cuando la ve, se estremece, no le quita la mirada, etc.). Luego surge el deseo (pasión) de invitarla a salir, estar con ella, besarla, abrasarla, pasar más tiempo con ella; a continuación, se da cierto placer (pasión) si se realiza dicho deseo. De manera contraria, puede darse que la valoración de la chica, tanto de su figura como la forma de expresarse sea negativa, y despierte en el chico un movimiento de odio45 (pasión) o rechazo , acompañado de muecas involuntarias de desagrado, y cierto retraimiento instintivo. Surgiendo así en el chico la aversión (pasión) , las ganas de no querer encontrársela, ni de saludarle; y el dolor (pasión), o sensación de incomodidad , en caso de encontrársela de todos modos y tener que escuchar sus historias. Por tanto, podemos definir «la pasión46 , como un movimiento (que impulsa, tiende al bien corporal, reclamando la ayuda de los resortes del cuerpo) involuntario del alma con ciertas alteraciones corporales».
Las pasiones surgen sin intervención de la voluntad, de manera espontánea47 , si ser elegidas: algo “está ahí” y me provoca esa reacción interior con sus repercusiones corporales 48. Siguen el clásico esquema “ Acción – Reacción”, donde la acción es el estímulo y la reacción es la pasión. Las pasiones son como programas de reacción automática.
En resumen , hemos visto, por un lado, que las pasiones son impulsos involuntarios, son reacciones ante un estímulo externo; y por el otro, que debemos luchar por educar nuestras pasiones para obrar bien; ahora nos Conviene aclarar que las percepciones sensibles, las primeras estimaciones y las alteraciones corporales son acciones involuntarias. Y las reacciones finales como besar, abrazar, darle la mano, apartarse, acercarse, son voluntarias porque interviene la libertad. 45 No estamos en un plano de odio moral o espiritual, sino odio como pasión sensible involuntaria. 46 Sin estas tendencias elementales, el hombre no se inclinaría a nada, no se pondría en movimiento ante la presencia de un bien sensible y, en consecuencia, no se perfeccionaría al alcanzarlo. Sería como una piedra inerte. Por estas pasiones del alma son conocidas también como “Sentimientos impulsivos” o “Impulsos”, la sensibilidad es herida por un estímulo y arrastra a la persona, le impulsa a obrar. Aunque en este punto ya interviene la voluntad. 47 Indirectamente, las pasiones pueden ser educadas por la voluntad y la razón. Es decir, se pueden fomentar las pasiones adecuadas 48 Seguir o no la pasión ya es en principio libre. 44
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preguntaremos: Cómo puede ese impulso afectar nuestra capacidad de elegir lo bueno, es decir, a nuestra libertad. 12. La relación de la pasión con la libertad El aspecto “ impulsivo” de la pasión es el que le causa su mala fama. Porque algunas veces la pasión “empuja” un bien para el cuerpo, un placer para el sentido del tacto o del gusto, pero no para la persona en su conjunto. Por ejemplo: en una fiesta me tomo dos botellas de cerveza, y sabiendo que la tercera no podré, me la tomo, trayendo consigo consecuencias no muy buenas (remordimiento, vergüenza, humillación, espectáculo). Otro caso sería un arrebato de ira49. En todos estos casos, experimentamos que “una parte de mi” desea algo y lo considera como bueno; y “otra parte de mi” lo perciba como un mal y lo rechace. Se crea una división interna 50. La cuestión: el problema es que las pasiones , aun siendo buenas en sí mismas, “tienen orejeras” : solo ven “lo suyo”, su bien sensible especifico, lo que a ellas les interesa; y empujan solo a ese bien propio, al bien de mi cuerpo, sin fijarse en otros bienes, que pueden más importantes para la persona en su conjunto (bienes espirituales y materiales) 51. Y no se fijan en otros bienes porque no pueden hacerlo: caen fuera de sus posibilidades, de su campo de visión. Sólo la razón , que, en cierto modo, puede conocer todas las cosas, es capaz de hacerse cargo de todos los bienes particulares y juzgar lo más conveniente para la persona: su bien integral . Solo la voluntad , escuchando a la razón , es capaz de querer ese bien integral, incluso en oposición a algunos bienes particulares que el cuerpo demanda. Ese « YO NO QUIERO», es la voz de la voluntad y la razón, es la voz de la libertad. Haciendo caso a esa voz, evitamos ser esclavos de nuestras pasiones; y podemos acertar con el verdadero “bien para mí”.
La diferencia: cuando actúo de acuerdo con la razón y voluntad, percibo que soy YO quien actúo. Cuando actúo arrastrado por una pasión, en contra de la razón, percibo que soy violentado, esclavizado por esa pasión, que me lleva a hacer lo que no quiero hacer: de algún modo, hay otro YO, que violenta mi libertad desde dentro, para atender a sus particulares deseos o caprichos.
La ira por ejemplo es otra pasión. En principio guiada por la razón, es buena, ya que aporta fuerza para resistir un mal difícil de evitar o perseguir un bien difícil de conseguir. 50 Quién es ese yo que se opone a lo que me apetece de manera espontánea, y dice: no quiero o no debo. Por qué hacerle caso. Acaso no soy yo también el que siente esas ganas. Cómo es posible que sienta que yo hice lo que yo no quería hacer, y yo sienta remordimientos por ello, es decir, me arrepienta, cuando fui yo quien lo hizo. 51 Por ejemplo, la salud, la amistad, la justicia, la fidelidad, el amor. 49
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Lo curioso: cuando actúo de acuerdo a la voz de mi conciencia, en contra de la pasión, aunque lo hago libremente, percibo que al mismo tiempo estoy “desgarrado interiormente”, que mi libertad interior está limitada . La situación ideal desde el punto de vista de la libertad: actuar de acuerdo con la razón y de acuerdo con la pasión, que ambas coincidan. Solo así se puede actuar con plena libertad, con plena armonía interior. Esto supone hacer el bien verdadero con el acompañamiento de las fuerzas de la pasión. Es decir, que el bien particular percibido y deseado por mi cuerpo y sus apetitos coincida siempre, o casi siempre, con el bien integral percibido por la razón y querido por la voluntad. Hacer que lo que realmente quiero, y hacerlo con ganas, con muchas ganas, con pasión. Que me apetezca lo verdaderamente bueno. Y que no me apetezca o que me produzca rechazo lo malo. Entonces la pasión no se opondrá a la libertad, sino que la reforzará, pues le facilitará elegir el bien. ¿Es posible alcanzar el estado de excelencia humana? Sí, se llama templanza52. 13. ¿Cómo educar las pasiones desde dentro 53? Como ya dije, las pasiones son involuntarias y espontaneas, pero no son ajenas o independientes de nuestras elecciones libres y razonables. La pasión es un “ acto segundo”, una reflexión sobre el “ acto primero” de la “sensación” y, por tanto, es susceptible de ser ordenada, de algún modo , por lo que dice mi razón y la voluntad. El proceso: 1) La “sensación54”, es del todo natural; la razón y la voluntad no tienen nada que decir. 2) La” Valoración”, puedo aprobar o rechazar esa sensación. La razón y la voluntad ya entran en acción. Puedo permitir o rechazar – al menos puedo intentarlo – la pasión que despierta en mí (amor, deseo, gozo, odio, aversión, tristeza). Y, por supuesto, está en mi mano que mi conducta siga esa pasión o no. Ejemplos: a) La figura de una chica en la playa es atractiva y deleitable, pero un hombre puede rechazar mirarla como objeto de placer y no como persona; porque es fiel en su corazón a su esposa o a Dios si se ha consagrado a él. b) A alguien le duele la muela hace tres días, y tiene un sentimiento – pasión de aversión y tristeza, puede moderar sus quejas para no hacer desagradable la La integración de las pasiones bajo la razón se logra también con la virtud de la fortaleza, pero ésta tiene que ver con aquellas pasiones del ánimo que empujan a lograr el bien arduo o resistir el mal, cuando se persigue el bien, no tanto con las pasiones sensibles que mueven al placer físico. 53 Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Págs. 23 – 27. 54 Por ejemplo, cuando experimento placer al satisfacer el hambre o la sed. O este otro, el cuerpo de una persona del otro sexo resulta atractivo y el propio cuerpo reacciona buscando la unión. 52
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vida a los demás y para no obsesionarse él mismo con la situación. Incluso puede esforzarse en sonreír, a pesar de todo. Análisis 55: en estos ejemplos, vemos que la voluntad, guiada por la luz de la razón, puede intentar reconducir desde “ fuera” a la pasión que, por otra parte ya “ está ahí”. La templanza logra cierto equilibrio en los actos humanos, y dota a la conducta de una belleza particular. La voluntad y la razón, influyen en el surgir de las pasiones, logrando modificar desde dentro el deseo mismo, no solo la valoración y la conducta posterior. Orientando el actuar al bien integral de la persona. No se trata de limitar, abstener, contener o reprimir, los placeres corporales, sino de modificarlos, se trata de ir “ convenciendo” poco a poco a las pasiones, hasta que ellas mismas quieran lo que quiere la voluntad, iluminada por la razón. No se puede ordenar al cuerpo: apasiónate, desea, no desees. No tenemos interruptores. Se requiere una lucha constante: frenando una pasión, dando cauce a otra, corrigiendo una tercera, y así un día y otro, hasta que la razón, por medio de la voluntad, moldee las pasiones, les dé forma, de manera que sean (en su mismo origen) adecuadas y proporcionadas, es decir, razonables. Conclusión: la templanza, logra que deseemos solo lo bueno. Aporta al alma un “plus” de fuerza 56 - la fuerza del hábito, para lograr dominar al cuerpo y sus pasiones “ desde dentro”. Recoge las aguas de esos instintos y pasiones del hombre, remansa y las encauza como fuente de energía para la verdadera realización personal. El sentido y finalidad de la templanza es hacer orden en el interior del hombre, en sus apetitos más básicos. Se trata del “orden de la razón57 ” , que no significa eliminar los instintos y pasiones, sino ayudarles a ser lo que están realmente llamados a ser en el hombre. Una ayuda para elegir y hacer el bien, no un obstáculo. El modo en que la razón y la voluntad educan las pasiones (parecido a las madres con sus hijos): ejerciendo la conveniente moderación en todos sus actos. Moderar no es un mero “ restar”, de frenar “ por si acaso”. La moderación propia de la templanza tiene una guía y es la razón prudente, medida por la realidad.
Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Te mplanza, Rialp, Madrid, 2016, Págs. 24 – 27. 56 Etimológicamente, “Virtud” viene del termino latino “Vis”, que significa “fuerza”. 57 “El orden de razón”, en cada cosa, es aquello que le ayuda a cumplir su fin. Por tanto, pertenecerán al orden de la razón, el deseo y el goce de aquellos placeres (comer – beber y sexual) que aseguran, facilitan, o que son convenientes para la conservación del individuo y de la especie. 55
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14. Definición de la virtud de la templanza La templanza es la virtud 58 que modera según la regla de la razón los deseos y goces de las pasiones sensibles, en especial los más difíciles de moderar59. Los instintos más fuertes son: el comer – beber y el sexual; dirigidos a la conservación de la naturaleza, los que compartimos con los otros animales, los más básicos, los que experimentamos como niños. Ambos se refieren al sentido del tacto60. Como virtud general, la templanza, modera a la luz de la razón, todos los ámbitos de la conducta humana. La templanza es huir de todos los excesos. La templanza no se opone a las inclinaciones humanas; pero si a las inclinaciones bestiales. 15. La Templanza y el autodominio La templanza es más que autodominio61. El autodominio hace que el hombre resista a los deseos y placeres desordenados del apetito sensible que se da en él con fuerza. Resiste, claro que sí. Pero los deseos están ahí. Dentro del hombre con dominio de sí, pero no templado, conviven dos enemigos mutuos: 1) El apetito sensible desordenado, ávido de placer; y 2) La voluntad ordenada por la razón. Por ejemplo: el apetito dice: quiero otra copa más; pero la voluntad le dice que no, que ya has bebido bastante y mañana te dolerá la cabeza. El autodominio tiene algunas cualidades de la virtud, en cuanto reafirma la razón contra las pasiones desordenadas. Pero, es imperfecta, ya que no impide que se levanten esas pasiones contrarias a la razón. El autodominio frena desde fuera, domina con violencia; la templanza frena desde dentro, sin violencia. Con la templanza, se instala en el hombre como una segunda naturaleza, un “estado habitual” en el que tanto el apetito sensible como sus actos están interiormente La virtud es un hábito por el cual se obra bien; se adquiere por repetición de actos. Y un hábito es una disposición estable del alma. Por tanto, las virtudes son cualidades de la excelencia humana, que permiten que el ser humano se comporte de una manera proporcionada a lo que, de hecho, es. Las virtudes son una segunda naturaleza, porque modifican el modo de ser del hombre, permitiéndole obrar de un modo nuevo, perfecto, de acuerdo con lo que es. 59 Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Pág. 27. 60 La Templanza no modera la sensación propia del sentido del tacto, sino la pasión consiguiente. Para que una sensación pase a la categoría de pasión debe intervenir la imaginación y la estimación de la realidad exterior con respecto al propio cuerpo. Luego surge la pasión: amor, deseo, deleite, etc. 61 En nuestros días está extendida la mentalidad kantiana de identificar la templanza con el esfuerzo que supone el dominio de sí mismo. 58
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ordenados por el “orden de la razón”. El hombre templado es aquel que
espontáneamente reacciona bien y puede identificarse con su reacción, porque le atrae el verdadero bien. Sus pasiones fluyen naturalmente ordenadas por la templanza y refuerzan el querer de su voluntad, que no necesita contradecirlas, porque están de acuerdo con sus mismos objetivos. El modo de resolver la tensión de un bien aparente es diferente, mientras que el virtuoso (templado) acude a su deseo profundo, el continente con autodominio, acude a la norma moral62. El autodominio es un camino para crecer poco a poco en la templanza. La necesidad del autodominio como camino para educar el deseo es algo fundamental en la educación en la templanza. Su papel es informar y conformar sus deseos; y esto se logra con el ejemplo, y con el amor, que convierte el ejemplo en algo deseable, algo a imitar. En el camino de conquista de la templanza, se debe fomentar algunas pasiones saludables como: 1) La vergüenza (pudor). 2) El amor a la belleza moral (honestidad). 16. La templanza y el amor 63 Vivir con templanza quiere decir que el hombre dirige y enfoca sobre sí mismo y sobre su situación interior la luz de su mirada y la fuerza de su voluntad, para tomar sus pasiones y deseos sensibles en sus manos, y hacerse dueño de ellos. De este modo, puede entregarse también con las fuerzas de sus pasiones, porque las posee. El esfuerzo por adquirir y vivir la templanza es, un esfuerzo por aprender a amar. Ya que la virtud – toda virtud – es el orden del amor (San Agustín).
17. Los vicios de la templanza 64 Hemos hablado de la templanza como un término medio (virtuoso) entre dos extremos (viciosos), uno por exceso y otro por defecto. a) La insensibilidad. Es el vicio por exceso que consiste en la abstención de los placeres de los apetitos sensibles (comida, bebida y sexo), en contra del orden de la razón. b) La intemperancia (destemplanza). Es el vicio por defecto, consiste en la falta de moderación de las pasiones del apetito sensible, que se revelan a la razón. Este vicio manifiesta una inmadurez moral. Al caer en lo más Cfr. NORIEGA, J., El destino del Eros. Perspectivas de la moral sexual, Palabra, Madrid, 2005, pág. 168. Para este autor sólo la templanza es verdadera virtud y el autodominio no. 63 Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Pág. 53. 64 Ibíd. Págs. 62 – 65. 62
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bajo y bestial de las pasiones, surge un sentimiento de vergüenza ante los ojos de los demás. Y como solución en muchos casos se oculta lo realizado. La intemperancia , cuya forma más dominante es la lujuria , tiene como consecuencias: 1) Irracionalidad. 2) Precipitación en el juicio. 3) Debilidad de carácter. 4) Flojedad. 5) Egocentrismo. 6) Sentimentalismo. 7) Agresividad. 8) Brutalidad. 9) Destruye la inclinación de ser útil a los demás y conduce al Odio a Dios. 18. Las virtudes que constituyen la virtud especial de la templanza 65 Estas dos virtudes son: La sobriedad. Modera lo relativo al apetito de comida, las bebidas alcohólicas y el tabaco.66 Es la virtud que lleva al hombre a satisfacer el apetito de comida, bebida y tabaco de modo razonable, tanto para la conservación del individuo, como para las necesidades de la vida presente, que incluyen la vida social y el estado en que nos encontramos. El vicio por defecto de la sobriedad es la gula , que es el deseo desordenado de comer y beber 67. Las bebidas alcohólicas no son malas en sí mismas: en cantidades moderadas inspiran y estimulan. Pero el exceso del alcohol, vuelve al hombre más salvaje, desata fuerzan que nublan su capacidad de discernimiento, lo arrastran a la violencia y disuelven toda forma y formalidad cayendo en el caos. La castidad 68. Modera lo relativo al apetito sexual. Lo que constituye la esencia de la castidad como virtud es que por medio de ella se logra el orden de la razón en lo sexual y, de este modo, se logra que el apetito sexual alcance el verdadero bien humano. La castidad configura la capacidad de reacción sexual y afectiva, para que esté en conformidad con la razón. Logra que la atención que se presta a los valores sexuales y afectivos, al igual que la reacción que producen, esté en relación con la promesa de comunión personal que encierran. Idem., Págs. 67 – 78. 66 Otros autores, como Tomás de Aquino, distingue en: Abstinencia, que modera el apetito de la comida; y la Sobriedad, que modera el apetito a las bebidas alcohólicas. 67 Y no la cantidad o el exceso como muchos piensan. En el caso de la bebida, a veces se le denomina embriaguez. 68 Según el autor, Castidad en sí misma no significa necesariamente ausencia de relaciones íntimas, ni el compromiso de mantenerse virgen o célibe. Es una virtud para todas las personas: solteras y casadas. El vicio contrario es la lujuria. 65
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19. Las armas de la templanza 69 Las dos armas necesarias que nos ayudan a vivir la templanza son: 1) La vergüenza , freno de la intemperancia. Nos hace huir de la fealdad y deshonra que implican los actos de intemperancia. 2) La honestidad , nos inclina a amar la belleza intrínseca de los actos virtuosos de la templanza. La vergüenza Según el diccionario, la vergüenza, «es la turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena»70. La vergüenza es una pasión 71 que experimentamos cuando una acción nos sale mal; surge de manera espontánea. En concreto, es el temor a una acción deshonrosa, humillante, indigna, reprobable. La vergüenza no se adquiere por la repetición de actos. El haber experimentado vergüenza con frecuencia, no hace que uno se avergüence más o menos. No es un hábito. Lo que, si es cierto, es que esa vergüenza sentida, al evitar muchos actos intemperantes, ayuda a crear el hábito de la templanza, que perfecciona el apetito sensible, y con él, todas sus pasiones, entre ellas la propia vergüenza. La ausencia de vergüenza suele ser señal de vicio. El en lenguaje ordinario se denomina “ desvergüenza72”. En este sentido, la persona está tan degradada que ni siquiera percibe el acto deshonesto o torpe como algo vergonzoso. Y en algunos casos en vez de avergonzarse de sus vicios llega a jactarse de ellos. Es necesario educar la vergüenza, saber inculcarla, como reacción pasional adecuada a la realidad de los actos torpes o deshonestos. El pudor El pudor es la virtud que protege con elegancia nuestra intimidad, para que no sea desvelada a ojos indignos, es decir, para quienes no nos aman.
Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Págs. 111 – 132. En relación con la vergüenza está el pudor. 70 Como vemos en esta definición están presentes los dos elementos característicos de la pasión: a) Movimiento espiritual; b) Repercusión corporal. 71 No es una virtud. 72 El diccionario lo define como la falta de vergüenza, insolencia, descarada ostentación de faltas y vicios. 69
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La honestidad o amor a la belleza moral Mientras que la vergüenza es freno para la intemperancia, el amor a la belleza es imán , impulso para la templanza. En vez de frenar lo malo, atrae hacia lo bueno, por medio de la belleza. En palabras de la escritora japonesa Hisako Matsubara73: «La belleza abre los corazones y provoca en lo hombres un estado de ánimo gracias al cual toman conciencia de los verdaderos valores de la vida». Y por supuesto, en palabras de Joseph Ratzinger 74: «La belleza es conocimiento, una forma superior de conocimiento, porque alcanza al hombre con toda la grandeza de la verdad». Pienso que no existe mejor camino para alcanzar (conocer y amar) las verdades morales que la vía de la belleza. La belleza es fugaz, pero queda “como una imperecedera memoria en el corazón”, que impulsa a seguir buscando. Aparte de la belleza física 75 , la belleza espiritual, en cambio, consiste en que la conducta del hombre, es decir, sus acciones, sea proporcionada según el esplendor espiritual de la razón. Como vemos la belleza espiritual tiene mucho que ver con la belleza moral. Lo bello es lo virtuoso. En efecto, la belleza moral es “el resplandor de lo inteligible en lo sensible”. Si observamos la conducta de una persona templada, nos daremos cuenta que es bella porque en los elementos sensibles, corporales, de la persona (sentidos, instintos, pasiones y sentimientos) se ha plasmado la moderación y el orden de la razón . Es decir, resplandece lo inteligible (racional) en lo sensible (pasional e instintivo). En otras palabras, la persona virtuosa tiene clase, atrae, muestra una superioridad propia del hombre, se distingue de las bestias y de los brutos, siempre irracionales, porque está por encima de lo material y sensible. Un niño detecta el orden de la razón en lo sensible por medio de la belleza (esto está feo, esto es bonito) que por medio de razonamientos sobre la verdad y la bondad. Las virtudes se aprenden con naturalidad (en el día al día), en la familia, en las instituciones donde buscan la educación integral de la persona y no solo preparar obreros para el mañana. En conclusión, hemos visto cómo el « temor» a lo torpe o reprobable es la vergüenza; y el «amor» a lo moralmente bueno, es la honestidad; vienen a coincidir en el nacimiento y ejercicio de la virtud de la templanza. Estos dos sentimientos76 , se configuran como condiciones necesarias para la virtud de la templanza y nos indican el papel fundamental de los afectos en la moralidad.
Cfr. MATSUBARA, H., Samurai, Tusquets, Barcelona, 2006, pág. 103. Cfr. RATZINGER, J., Caminos de Jesucristo, Cristiandad, Madrid, 2004, Pág. 36. 75 En la noción de bello concurren el brillo y la proporción debida; la belleza del cuerpo consiste en una cierta proporción de los miembros y un brillo o color conveniente. 76 Las pasiones son “sentimientos impulsivos”. 73 74
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20. Educación e integración de las inclinaciones naturales: el problema del sentimentalismo. Por eso, los sentimientos necesitan ser educados, y esto significa que sean: a) Razonables Se evita así, el sentimentalismo (o emotivismo), muy de moda en nuestra sociedad. El sentimentalismo es una peligrosa deformación del amor, que lleva a conceder excesiva importancia a los estados de ánimo, a los sentimientos. La dirección de la conducta es asumida por el sentimiento , por el corazón: lo que me gusta, lo que me apetece, lo que siento, etc.; y por la cabeza, por la razón. Los sentimientos deben ser escuchados, juzgados y moderados, de acuerdo con la realidad, que solo la razón puede conocer y discernir el mejor proceder. Los sentimientos se agotan , son ingobernables en su origen, porque tienen un componente físico, irracional. Aportan a la vida riqueza y color, pero, son incapaces de dotar unidad y coherencia a la vida. b) Adecuados Al factor desencadenante (no debo alegrarme por un mal, o regocijarme en algo feo), y Proporcionados. Al estímulo, sin exageraciones (por ejemplo, no me puedo deprimir porque perdió mi equipo de futbol). En definitiva, la prevención del sentimentalismo no consiste en eliminar los sentimientos, sino en inculcar los adecuados – amor a la belleza moral, vergüenza ante lo torpe, etc. Señales de una persona sentimental 77 Eh aquí algunos ejemplos: La Superficialidad , que lleva a conmoverse por las asociaciones de palabras en lugar de la realidad o ideas que hay debajo. La excesiva valoración de la sensibilidad , que lleva a pensar que si no siento una ternura sensible por la persona con la que estoy saliendo es que ya no la quiero. Dejarse atrapar por un sentimiento negativo, contra lo que es razonable, y abandonarse a él, por el placer que encontramos en esa melancolía. La desproporción afectiva, que lleva a tener manifestaciones de afecto que rozan el ridículo.
Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Págs. 133 – 134. 77
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Integración de las emociones o sentimientos 78 La razón puede influir en los afectos porque en ellos se contiene un juicio natural, es decir, un juicio afectivo , no racional, pero que la razón puede interpretar, valorar y corregir a la luz del fin de la persona. A la razón le corresponde examinar lo que hay de adecuado en la certeza, en los motivos contenidos en la emoción o sentimiento, y en la acción a la que la emoción impulsa. El procedimiento: a) Primer paso, « interiorizar» la emoción, es decir, poner el sentimiento en relación con el YO. b) Segundo, «juzgar» si corresponde o no a la situación verdadera, valorando si el sentimiento es adecuado y proporcionado a la realidad. c) Por último, «valorar» las acciones a las que impulsan los sentimientos.
De este modo, a través de la razón, la persona logra educar la propia afectividad, los sentimientos. Mediante esta integración en el orden de la razón, los sentimientos adecuados pasan a desempeñar una función cognitiva: muestran el bien conforme a la razón aquí y ahora, y dirigen al hombre hacia él con espontaneidad y seguridad. Convirtiéndose en principios de acción. Los sentimientos son, en este sentido, programas de reacción automática 79. 21. La templanza como actitud ante la vida y el mundo 80 Las virtudes que ayudan a vivir la templanza son: a) La humildad , modera el apetito de la propia excelencia. La humildad funciona «de dentro a afuera». Su objeto son los movimientos internos del alma (de audacia, esperanza y deseo de la propia excelencia) y no los actos externos del hombre, por más que los primeros sean la causa de los segundos. Buscar la propia excelencia en sí mismo, no es malo, si es humilde 81. Por eso, la otra cara de la humildad es la magnanimidad, que empuja al ánimo a desear cosas grandes conforme a la recta razón.
Cfr. MALO, A., Antropología de la afectividad, Eunsa, Pamplona, 2004, pág. 176. Cfr. GOLEMAN, D., Inteligencia emocional, Kairós, Barcelona, 2004, págs. 21 – 34. 80 Cfr. BRAGE, JOSÉ, “El Equilibrio interior”, Placer y Deseo a la luz de la Templanza, Rialp, Madrid, 2016, Pág. 139. 81 Cuando esa acción no es moderada, puede convertirse en obsesión, como las personas que pasan el día contando los likes o me gusta de sus fotos en Facebook e Instagram. 78 79
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La definición que da el diccionario 82 es esta: «la humildad es la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, y en obrar de acuerdo con este conocimiento». En este sentido, Teresa de Ávila 83 decía: “la humildad es andar en la verdad”. La humildad es rectitud de la voluntad (no un mero intelectualismo). Más que conocer es andar. El vicio contrario a la humildad es “la soberbia”, por la que se busca lo que nos sobrepasa, el deseo desordenado de la propia excelencia, de gloria y honores. De este vicio, nacen otros vicios como la vanagloria, el orgullo, la presunción, la jactancia, la prepotencia, la injusticia, etc. b) La mansedumbre y la clemencia , moderan la ira y el deseo de venganza. Antes que nada, quiero decir, que “ la Ira”, es una pasión en sí misma buena, cuando está ordenada por la razón. Surge ante la presencia de un mal difícil de evitar, y aporta al ánimo un “suplemento extra” de fuerza, necesaria para resistir el mal o para superarlo, al tratar de conseguir un bien difícil. La “ ira”, no es siempre sinónimo de “enfado fuera de lugar” , o “perdida de papeles”. Por ejemplo, si vemos a un adulto intentando abusar sexualmente de una menor, puede y debe encenderse uno en ira y reaccionar con fuerza para evitar esa bestialidad, pero esto no ocurre, en vez de socorrer estamos de mirones o escapamos. Esta ira que se enciende en uno es como un exceso de fuerza (física y psíquica) que la naturaleza pone en nuestra alma para esos casos, pero solo para esos casos. Por el contrario, si me enciendo de ira porque alguien no me saludó, me dejó el autobús, o por algo que ni siquiera es un mal, esa ira es mala, y puedo convertirme en una persona iracunda. En efecto, si la mansedumbre , modera la ira bajo la luz de la razón, para hacer al hombre dueño de sí mismo, capaz de juzgar rectamente y con libertad; la clemencia , modera el castigo externo que debe aplicarse a alguien. Se le opone “la crueldad” , consiste en “cierta atrocidad de espíritu en exigir las penas”84. Estas dos virtudes en el campo de acción se fusionan, porque, es la pasión de la ira la que lleva a la venganza , a imponer castigos mayores de los debidos. Me parece interesante citar al respecto, el ejemplo de Josep Pieper, “la imagen del látigo”: “ la persona iracunda convierte todo su ser en un látigo Diccionario de la Lengua Española, 22. ª ed., 2001. 83 Cfr. TERESA DE ÁVILA, Las moradas, Capitulo 10, n. 7. 84 SÉNECA, L. A., De la clemencia, II. 82
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que maneja a mano airada”, pero cuando lo usa sin templanza (sin moderación) “ fracasa en aquello mismo que se proponía: tener en su mano el dominio y el empleo de un caudal de energías. Entonces es cuando esas fuerzas salvajes se independizan y escapan de su control” 85. Cuantas veces por la bendita “ ira desenfrenada” ocasionamos rupturas en la familia, con los amigos, con nuestros vecinos. Y si hemos caído en esto, la actitud sería pedir perdón y concederlo. Y proponerse de ser más moderado con esta pasión. En conclusión, el odio es un lastre. La vida es demasiado corta para estar siempre enojado.
c) El desprendimiento , modera el deseo desordenado poseer y usar las cosas. Las cosas hay que usarlas, no amarlas. Solo se ama a las personas. La persona desprendida se siente satisfecha con lo que posee, su deseo no se agiganta, sino que se aquieta y goza con lo que tiene. No se trata de vivir miserablemente, sino de no quedar esclavizado por el deseo de tener más y más. « Porque la verdadera riqueza no consiste en tener muchas cosas, sino en lograr una vida feliz». Muchas veces, el exceso de cosas asfixia el alma con las ataduras, agobios o amenazas del que desea sobre todo poseer más, impidiéndole ser feliz 86. «La mayor pobreza es la falta de alegría, la falta de amor». d) La estudiosidad , modera el deseo de saber , que es tan natural en el hombre como el deseo de vivir. Esta virtud, es término medio de dos extremos viciosos: a) La curiosidad, por exceso; b) La negligencia (pereza mental, apatía o indiferencia), por defecto. El conocimiento de la verdad es bueno, pero esta virtud, regula más el deseo que el conocimiento. El deseo sí que puede ser recto o perverso. Puede darse el caso que alguien quiera aprender algo para un fin malo. Ser curiosos es súper bueno , pero, cuando nos ponemos a abarcar y divagar, sin ninguna resolución concreta, estamos ante la curiosidad insaciable , se da en personas que divagan sin control, sin decidirse en un tema específico. Al final son puras palabrerías no hay un estudio concreto y serio. En este sentido, dice, Hubert Markl, «La virtud más importante del hombre en la era de la información y la comunicación total es la de “distinguir” , ignorando sin más la mayor parte de lo que nos entra por 85 86
Cfr. PIEPER, J., Las virtudes fundamentales, Rialp, Madrid, 1976, pág. 285. Cfr. STEGNER; W., En lugar seguro, Asteroide, Madrid, 2010, pág. 24.
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los sentidos. Pero lo que nos hace falta no es “la ignorancia necia” de quien no quiere enterarse de nada nuevo, sino “la docta ignorancia de Nicolás de Cusa”, la de quien es capaz de concentrarse en lo esencial negándose a dejarse sepultar y atontar por la manera de detalles informativos triviales». Seguimos con este autor y nos dirá algo interesante: «Para hacer frente a las oleadas de información de la sociedad multimediática e interconectada se requiere el desarrollo , mediante la educación, el ejercicio y la experiencia , de una facultad muy elevada de valoración y juicio que proteja a la persona del peligro de vagar sin rumbo, sometida a todas las influencias y rendida a todas las seducciones, por un mundo de datos para el que la naturaleza no ha podido prepararnos» 87. En efecto, el afán desmedido de navegar en internet 88 , sin más criterio que la curiosidad y el atractivo visual, sumerge a la persona en una marea de datos e imágenes – a veces nocivos – que satura la capacidad crítica e impide percibir la realidad tal cual es. e) La elegancia89 , es una cualidad del carácter que modera los modales, el juego y las conversaciones en relación con los demás. Incluye virtudes como la sencillez, discreción, delicadeza, gracia, buen gusto, etc. Los movimientos y los actos externos son signos de la disposición interior. Por eso, su moderación ( elegancia) requiere la moderación de las pasiones internas ( la templanza y el cortejo de sus virtudes ). La elegancia modera los movimientos y acciones corporales, tratando de que se hagan con decencia y honestidad, belleza, mostrando racionalidad. No se trata tan solo de ocultar lo que resulta vergonzoso (como vimos con el pudor), sino de cultivar positivamente la nobleza en la conducta. Las personas discretas, se mueven con gracia, con orden y con medida; con proporción, estilo y dignidad. En su hablar, en su mirar, en sus gestos, que nunca son forzados y expresan sin engaño lo que piensan o quieren decir, pese a ser parcos. Su conducta es transparente y MARKL, H., ex presidente de la sociedad de Max Plank, publicó en Inter Nationes 1998/Humboldt, n. º 123 un artículo titulado “De la sociedad de los medios a la sociedad del sa ber”, que se recoge en AAVV., Los ojos de la guerra, Plaza & Janes, Barcelona, 2002, págs. 342 – 348. 88 Mirar fotos en las redes sociales, mirar videos en YouTube, etc. 89 El Diccionario define “elegante” como: “Airoso, bien proporcionado”. “Dotado de gracia, nobleza y sencillez”. “Virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él” (Diccionario de la Lengua Española, 22. ª ed., 2001). 87
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