CAROLINA GRANDA OSPINA C.C. 1.128.274.004 PROTOCOLO Nº EL PORVENIR DE LA ÉTICA Ética a como como amor amor prop propio io, !ar"e SAV SAVATER, TER, Ferna ernand nd, , Étic !ar"e#n #na, a, $ndadr%, 1&88, P'(). *2+*4*.
RES-$EN Habl Hablar ar de un porv porven enir ir en relac elació ión n con con la étic ética a enci encier erra ra vari varias as difcultades. En primer lugar la libertad y el uso que se le ha dado a la misma. La moral no puede ser dejada para mas tarde; pero la ética trata de la invención oportuna en el momento critico, de la elección que calibra y decide entre las propuestas del presente, no para ganar el maana si no para dar sentido al hoy. !or otra parte re"erirse al porvenir de la ética parece dar por supuesto que se avecinan nuevos valores y un nuevo tipo de moralidad. #odo ello dar$ lugar a la modifcación de códigos como lo son los usados por por nues nuestr tros os padr padres es,, lo que que ayer ayer prod produc uc%a %a un esc$ esc$nd ndal alo o hoy hoy es normal, y lo considerado normal hoy es brutal, en este sentido es ver hacia el "uturo ético. !ero la consideración mas radical que se presenta es precisamente aseg asegur urar arse se de que que habr habr$ $ étic ética a en el porv porven enir ir;; la cual cual no pare parece ce destinada en el porvenir de nuevas versiones, pero en realidad qui&$s esta provocación se basa en un malentendido entre la sinceridad y el cinismo de las almas bellas. En el terreno moral, el alma bella ha cre%do que todo acto virtuoso, para ser autentico deb%a ser un acto de desprendimiento, y concluye que la virtud es una "arsa que debe ser abandonada y que el alma bella siempre ha cre%do creer que el ego%smo es malo y el altruismo bueno; advertido luego de que no puede ser ego%sta, se dedica a serlo con la entusiasta torpe&a del neófto, pero se logra invertir su antigua "e altruista. La ética de las almas bellas tiene, en e"ecto, poco porvenir y hay que admi admittir que padec adece e una cris crisis is que bien ien pudie udiera ra lleg llegar ar a ser ser irreversible. La virtud del alma bella se ha convertido en una cualidad oculta, incomprensible para abordar la cuestión del porvenir de la ética se seguir$ una v%a planteando ' temas(
a El amor propio como "undamento de la ética( Lo primero que debe quedar sentado es que los valores, motivos, preceptos orgullos y remordimientos que constituyen el $mbito de lo moral est$n "undados en la personalidad y es lo que vamos a denominar la voluntad humana. La moral proviene, es un querer y un recha&ar, pero nunca un desinterés. ) la voluntad nada le pone en acción salvo ella misma y es lo que debe entenderse por amor propio. Es pre"erible esta denominación a otras como ego%smo racional o ego%smo ilustrado, por que el yo brota del amor propio y no al revés. !recisamente la dimensión mas ética del amor propio es el reconocimiento de lo humano por lo humano, requisito b$sico de la "amilia comunitaria. !or ultimo el termino amor, el cual, se adecua per"ectamente para caracteri&ar el car$cter tensional y proyectivo de la ra%& voluntarista de la ética. El contenido del amor propio humano se trata del la afrmación pugna& de la vida "rente a la solide& inesquivable del parecer. La cultura toda se "ragua contra la muerte y la primera "unción de cada sociedad es urdir una cierta inmortalidad para sus socios. La muerte es el contraste y la verifcación de la vida humana, por que esta no es en lo cultural sino el conjunto de instituciones y s%mbolos que resistan a la muerte, tal como se predico hace tiempo de la vida biológica. El n*cleo esencial y m$s signifcativo de esta resistencia es poner libertad all% donde la muerte legisla necesidad. La moral es por tanto la consecuencia m$s enérgica de La fnitud, el amor propio no solo es voluntad de no morir sino también de inmortali&arse, es decir, de establecerse y obrar a despecho de la muerte de modo que esta llegue a quedar subyugada por vocación vital humana. +e dir$ que entonces todos los hombres han de ser celosamente morales, pues ninguno quiere morir ni "avorecer al a muerte. El propio %mpetu espasmódico del amor propio, si no acierta a sustentarse a si mismo por ejemplo, la practica y la ree-ión, se depaupera en "atiga y complicidad con la muerte. !or eso se habla de impropiedad de obligación y deber morales, por que la vida es obligación y deber, ósea resistencia a la inercia que sabotea nuestro m$s hondo querer. como no se puede dejar de querer el que se cansa de querer quiere la nada, por que la muerte es nuestra cordura
moral /es decir el sentido de la vida0 nunca es pretendida por si misma, sino como contra si misma, como disolución de un conicto que no se comprende bien o que no se tiene coraje sufciente para seguir a"rontando.
/ la virtud como individualismo( En la actualidad nada tan "recuente como o%r hablar del vigente individualismo, sea como una di"%cil y reciente conquista o como una amena&a de insolidaridad disgregadora. La noción de este es reductiva y prejuiciosamente sesgada. La autonom%a individual es un invento como cualquier otra creada por la imaginación. +olo el individuo autónomo puede ser realmente solidario, porque solo el puede elegir entre serlo y no serlo. El individualismo es el reconocimiento teórico pr$ctico de que el centro social de operaciones y sentido de legitimidad y decisión es el individuo autónomo, ósea( todos y cada uno de los individuos que con"orman en el arte"acto social. En el terreno de la ética, el individualismo supone la entroni&ación moral de la autonom%a y de la responsabilidad del sujeto, por en&ima de su pertenencia a un grupo o institución, de su fdelidad a esta, incluso de su posición de minor%a discrepante respecto a la unanimidad consensuada o impuesta de otros individuos. En el terreno de la virtud, cada cual es insustituible y se es virtuoso de uno en uno. La e-celencia de la virtud es que nadie puede ser virtuoso por otro ni ser virtuoso e-actamente como otro. !ero es evidente que la autonom%a es una carga delicada y culpabili&adota, producidos por nuestro desanimo y heteronimia de sistema pol%tico imperante del pavor a tener que aceptar personalmente nuestros hechos. !ero el poder pastoral suplemento vergon&ante al poder estatal que el mismo estado o"rece me&clando con el otro y a menudo indiscernible de el, seg*n la propaganda reproduce la solicitud ilimitada del 1uen !astor por sus ovejas, encargado de que nunca se encuentren solas, impedir peligros, orientar sus ocios y por ultimo fn la salvación de cada una de ellas.
" El reconocimiento activo de los derechos humanos(
Estos han sido in"ravalorados por los pol%ticos radicales y perseguidos por las dictaduras, estos son la contribución a-iológica m$s e"ectiva a la autoinstitucion de la sociedad ra&onable emancipada. Los 2obiernos tienen la costumbre de utili&arlos como arma contra sus vecinos o rivales, tanto que dentro de sus "ronteras consideran que no necesitan vigilancia. Los derechos humanos son transversales a la pol%tica, el derecho y la moral, pues no constituyen por si mismos una pol%tica, no "orman parte de un derecho positivo ni siquiera cuando est$n recogidos en el pre$mbulo de de las constituciones particulares y e-teriori&an demasiado normativamente el proyecto moral. En el renacimiento de los derechos humanos si puede hablarse de porvenir de la ética.
OPINION PERSONAL +avater, mencionó tres valores b$sicos que debemos de tener presentes y llevarlos acabo siempre, 3El coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir4, adem$s mencionó que los valores sociales y éticos son aquellos que apreciamos y aplicamos en la vida, pero hay que saber usarlos ree-ionar cada uno de ellos, llevarlos acabo con inteligencia y prudencia. 35na persona que se ama a s% mismo no descuida su "aceta social, busca lo mejor para uno mismo y continua haciéndolo con su entorno4, dijo el flóso"o. El altruismo o desinterés suelen considerarse sinónimos de actitud moral, mientras que la acción ego%sta o interesada son ejemplo de inmoralidad. !ero siempre ha e-istido otra inspiración, no transmundana sino inmanente, basada en la ilustración del ego%smo y en el apasionado interés de una ética como amor propio, la cual no es menos social sino sólo menos hipócrita que la anterior. 6entro de esa corriente 7ernando +avater se plantea cuestiones como la vinculación entre individuo y sociedad y el sentido cultural de la inmortalidad, en un di$logo con pensadores "avorables y contrarios a ese planteamiento, que van de )ristóteles a Heidegger, de +chopenhauer a 7oucault. Esta edición incorpora un ensayo inédito titulado 3Las virtudes como necesidad y libertad.
A$PLIACION DEL TE$A A#%"a"%n $ed%aa de# dere"3 Inerna"%na# a #) %nd%%d5) El derecho internacional determina las obligaciones, las responsabilidades y los derechos subjetivos de los Estados. 8ontrariamente a una opinión muy di"undida esto no signifca que las normas del derecho internacional no se apliquen a los individuos. #oda norma jur%dica tiene por fn regular las conductas humanas y sólo puede aplicarse a otros hechos en la medida en que tienen relación con la conducta de un individuo. En tanto que los órdenes jur%dicos nacionales determinan directamente las obligaciones, las responsabilidades y los derechos subjetivos de los individuos, el derecho internacional los determina de manera solamente mediata, por intermedio de un orden jur%dico nacional, personifcado bajo el nombre de Estado. La situación de los Estados en el marco del derecho internacional es semejante a al de las personas jur%dicas en el marco de un orden jur%dico nacional. Los estados son también personas jur%dicas y las normas del derecho internacional que les son aplicables son incompletas. Ellas determinan *nicamente el elemento material de la conducta humana que tiene necesariamente por objeto, dejando a un lado el elemento personal. +e limitan a prescribir lo que es necesario hacer o abstenerse de hacer y delegan en el Estado, es decir, en el orden jur%dico nacional, el poder de designar los individuos que deber$n conducirse de la manera prescrita.
!I!LIOGRAF6A Hans 9elsen, #eor%a pura del derecho.