ALAN GARCÍA Alan García Es un líder carismático ca rismático por que se le diferencia de las personas ordinarias, se asume como una persona dotada de cualidades excepcionales, según Conger y Kanungo tiene características como Visión y articulación , expresando una meta ideal en la cual propone un futuro mejor, esta visión difería en su primer gobierno con el actual porque para él, esa meta en ese momento era lo que él creía lo mejor, guiado por su juventud, inexperiencia, desconocimiento y populismo, ofreció a sus electores, bajar la superinflación, bajar los precios de productos de primera necesidad, bajar los combustibles, aumentar el trabajo, disminuir la pobreza, todo esto dejando de pagar la deuda externa que consideraba abusiva y antinacional, todos estos ofrecimientos los hacía con una capacidad extraordinaria de comunicación utilizando para esto analogías , historias y símbolos, también se comportaba de una manera poco convencional, actuando en algunos momentos de su gobierno, en forma contraria a los protocolos preestablecidos para un Presidente de la Republica, hoy sigue siendo un líder carismático pero que ha aprendido , tiene más conocimiento, aplica su experiencia manteniendo el crecimiento económico del Perú a pesar de la crisis mundial que se experimentó el año pasado, hoy tiene sensibilidad a las necesidades de los seguidores o pobladores, hoy quiere mantenerse como una persona ejemplar manteniendo inmediata distancia con los actos de corrupción generados por sus seguidores en el actual gobierno y como lo dijo al asumir el cargo, para cambiar la imagen negativa que dejo en su anterior gobierno ahora que sus hijos son adultos y entienden y comprenden la real situación del país, quiere dejar un legado para estos, de honestidad y buen gobierno. http://es.slideshare.net/cinthyafabiolalopezroman/estilos-de-liderazgo-39533554
Cosas de Liderazgo El liderazgo de Alan García, en cambio, representa otra cosa: la del caudillo seductor, la del político con piel gruesa, la del personaje que no deja ver a la persona que le da vida. La gran figura que no admite reparos y cabalga contra unos opositores que su mirada ha minimizado. García personifica al líder que concibe al proyecto corporativo, o nacional, desde su propia trascendencia. Es verdad que este estilo se ve cada vez menos, pues el caudillismo es una figura decimonónica que ha perdido validez social y solo se hace viable c uando se cultiva desde el perfil bajo y cuenta con un séquito de silenciosos incondicionales, mismo Castañeda o Fujimori. Sandro Venturo Schultz “Cosas “Cosas de liderazgo” liderazgo”, 07, 06 2014. PERU21 http://peru21.pe/opinion/cosas-liderazgo-2186572
Un nuevo estilo de liderazgo en Latinoamérica Alan García, más allá del cambio
El difícil camino del presidente peruano en su drástico programa de moralización y reformas A dos meses escasos de su toma de posesión, el presidente de Perú, Alan García, está mostrando una energía sorprendente en sus relaciones con el Ejército y las fuerzas policiales de su país, los
más fácticos de los poderes del Estado. Ciento sesenta y tres generales y coroneles de la Guardia Civil y de la Policía de Investigaciones de Perú (PIP) han sido cesados en sus funciones. Muchos de ellos pueden verse ante los jueces por delitos cometidos en el ejercicio de su cargo.
Un ejército peculiar Los casos más notables se acaban de producir en relación con la lucha antiguerrillera. El presidente ha pedido la renuncia al general de aviación César Enrico Praeli jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas. También ha sido re tirado del servicio el general Wilfredo Mori Orzo, jefe político-militar de la zona de emergencia de Ayacucho. Y lo mismo ha sucedido con Sinesio Jarama, relevado de su comando de la zona de seguridad Centro. Más espectacular aún, el comando conjunto, presidido por el general de aviación Luis Abram -sucesor de Enrico Praefi, reconoció que un subteniente de Ejército, al mando de una patrulla, era el responsable de la matanza de 40 civiles en el pueblo de Accosmarca.Una verdadera degollina policial -en la PIP se habla ya de septiembre negro, por el mes en que se están produciendo los ceses se combina con un insólito ejercicio de la potestad presidencial sobre unas fuerzas armadas no sólo influyentes, sino con muchos años de ejercicio del poder político a sus espaldas. Cabe subrayar que el general Enrique Praeli fue la autoridad militar que reconoció a García como jefe supremo de las fuerzas armadas, el 28 de julio pasado, en una ceremonia de relevo presidencial cuyo exacto alcance no todos comprendieron entonces. Se trata de algo no visto en América Latina. En Argentina, los militares tuvieron que perder una guerra externa para que un presidente constitucional pudiera perseguir a los máximos responsables de una sucia guerra interna. En Brasil y Uruguay, los flamantes mandatarios constitucionales todavía perciben a su lado -o sobre sus cabezas- el tutelar aliento de los militares que acaban de dejar el poder. En el viejo Chile democrático, el penúltimo presidente constitucional debió sufrir un intento de golpe para efectuar un mínimo cambio en la cúpula del Ejército. Su sucesor, Salvador Allende, respetó en todo momento las líneas de mando, soslayó muchos episodios ingratos y fue quien reconoció como comandante en jefe del Ejército al general Augusto Pinochet. Y ésta ha sido la regla, prácticamente absoluta, en las relaciones del poder civil con el poder militar en toda la región. Los hechos muestran que una cosa es el ideal liberal de la subordinación castrense al poder civil y otra la larga historia de pronunciamientos reales que asolan periódicamente esta parte del mundo. ¿Cómo se explica, entonces, que un joven presidente de 36 años, civil a tiempo completo, se sienta capaz de tamaños desplantes? Una explicación inicial tendría que considerar, por lo menos, los siguientes tres factores: una base política cómodamente mayoritaria y relativamente homogénea, una crisis nacional exasperada y una extraordinaria conciencia personal de su papel de líder. Alan García ha llegado al Gobierno apoyado en la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), partido reconocido por los analistas como una de las dos organizaciones mejor estructuradas de Perú. La otra son las fuerzas armadas. Lo notable es que, pese a su juventud y a la existencia de líderes históricos con mayor currículo, García ha impuesto su liderazgo interno de manera incontestable. Así, con mayor o menor entusiasmo, los veteranos apristas entendieron que su opción era gobernar detrás de García o perseverar en su larga trayectoria opositora, hasta que la antigüedad militante coincidiera con una nueva oportunidad política. Pero, además, esta sólida base propia de García está recibiendo el refuerzo de los seguidores de Alfonso Barrantes, el alcalde de Lima que, en las elecciones de abril, obtuviera el segundo caudal
de votos de los peruanos. Barrantes, un marxista de criterio amplio, ha demostrado un gran coraje para desafiar las posiciones dogmáticas. "No debemos temer a las coincidencias", es su frase favorita para definir el cuadro político ante sus camaradas de Izquierda Unida. Si a esto se suma la casi nula presencia de los partidos que gobernaron con Fernando Belaúnde, puede comprenderse por qué Alan García concita una aceptación casi unánime. Una encuesta de agosto, publicada por la revista limeña Caretas, arrojaba un "temible" 96,4% de aprobación a su gestión.
Partir de lo peor En cuanto al segundo factor, la crisis, sus indicadores marcaban cataclismo el 28 de julio pasado: la inflación se disparaba a más del 200% anual y el caballo incontrolable de la hiperinflación se avizoraba a la vuelta de la esquina; la moneda nacional, el sol, había entrado en coma y su sustituto, el inti, no aparecía, pues la economía estaba en franco proceso de dolarización; la administración tributaría no funcionaba y ya nadie sabía, aceptablemente, cuál era la tasa del desempleo real. Una economía subterránea o informal estaba desplazando a los agentes económicos establecidos. Socialmente, esto se expresaba en una ostensible desmoralización de la población y en un incremento de la inseguridad ciudadana. Narcotráfico, terrorismo y delincuencia ordinaria conformaban una trilogía que se enseñoreaba por costa, sierra y selva. A partir de estos datos existía en Perú la sensación, más o menos confusa, de que sólo en virtud de un fuerte y carismático liderazgo se podía invertir la situación. De ahí la importancia del tercer factor: la conciencia de liderazgo del presidente García. François Bourricaud, politólogo francés y ex profesor del presidente peruano, dijo a este periódico que pocas veces había visto a alguien con un sentido tan pronunciado de la dignidad de su cargo. El profesor no temió exagerar mencionando cierta similitud psicológica entre Alan García y Charles de Gaulle.
Administrar los gestos Hay que decir que, junto con la proyección de dicha fuerza íntima, García ha sabido administrar los gestos y los símbolos. En un país donde se asesina a los policías a bocajarro y donde se han cometido atentados a la puerta del palacio presidencial, inauguró un estilo de democracia directa que pone los pelos de punta a su guardia personal: máxime cuando, con aire torero, suele demostrar a la muchedumbre congregada bajo su balcón que él no usa chaleco antibalas. También ha dado un uso más frecuente de lo normal a la banda presidencial y a los símbolos de mando que recibiera de las fuerzas armadas. Un senador de Acción Popular -el anterior partido gobernante- pretendió mofarse señalando que Belaúnde no necesitó bandas ni bastones para ser reconocido como presidente de la República. Pero, obviamente, el ex presidente no gustaba de los gestos audaces ni se distinguió por ejercer efectivamente su papel de jefe supremo militar. Conjugando los tres factores señalados, Alan García ha podido presentarse ante el ejército y las fuerzas de seguridad como un líder que encarna no ya una simple mayoría, sino la unidad
nacional. Es esta condición la que le permite asumir las opciones audaces que se requieren en Perú para salir de la crisis. Además, y en su relación con profesionales educados para obedecer disciplinadamente a sus mandos, él se ha revelado como un superior jerárquico educado para ordenar. Desacatarlo, en estas circunstancias, tendría una implicación peor que romper la simple verticalidad del mando. La revista Oiga, que hace solitaria oposición al Gobierno, ha reconocido esta situación al expresar que García "tiene la decidida voz de mando que el pueblo reclamaba, en medio del vacío de poder de los años anteriores" El Pais, “Alan Garcia, Mas alla del cambio”domingo, 22 de septiembre de 1985, Jorge Rodríguez Elizondo http://elpais.com/diario/1985/09/22/internacional/496188011_850215.html
Liderazgo Político Del otro lado, García es el claro ejemplo del liderazgo desbordado e irrespetuoso de la institucionalidad partidaria. En treinta años Alan García ha logrado hacer lo que varios gobiernos autoritarios no pudieron en cincuenta: destruir la organización aprista. Gracias a sus habilidades políticas, García fue electo Secretario General del APRA en el XV Congreso del partido cuando solo tenía 33 años, una edad similar a la de González cuando asumió la Secretaría General del PSOE. La estrategia de García fue inclinar el partido a la izquierda declarándose heredero de la generación aprista de los años veinte. Este discurso entusiasmó a las bases y, gracias al control del partido, fue nominado candidato presidencial para las elecciones de 1985, las cuales ganó con una abrumadora distancia respecto su más cercano competidor, Alfonso Barrantes. Hasta ese punto, García había logrado superar la rigidez de la estructura partidaria y llevar por primera vez al APRA al gobierno. No obstante, su liderazgo pronto desbordó a la organización. Aunque el gobierno de los años ochenta tuvo un componente claramente partidario, algunos ministros apristas de la época cuentan que solían enterarse de las decisiones del gobierno por la prensa, las cuales eran tomadas directamente por el presidente. Esto está bien retratado en la tesis doctoral de Cynthia Sanborn. Otro episodio, acaso el más ilustrativo de la incapacidad de “jugar en equipo” de García fue la ausencia de respaldo a la candidatura del Luis Alva Castro en las elecciones de 1990, cuando decidió apoyar activamente la postulación de Alberto Fujimori. Las malas decisiones en el gobierno y su desprecio por la institucionalidad partidaria tuvieron altos costos no solo para el APRA, sino también para el sistema político en general. Ya lo decía, muy temprano, Romeo Grompone en “El velero en el viento”. En la actualidad, el partido que fue el más organizado del Perú parece funcionar más como un apéndice de un líder que poca importancia le brinda: el más reciente de sus desaires a la militancia ocurrió hace un par de semanas, cuando decidió no asistir a la presentación de su libro “90 años de aprismo” en la Casa del Pueblo y se dirigió a los asistentes desde un teléfono celular. Liderazgo político, Enviado el 03/04/2013, Mauricio Zavaleta, Noticias SER http://www.noticiasser.pe/03/04/2013/la-cantera/liderazgo-politico
¿Cuáles son las diferencias y similitudes entre el primer y segundo gobierno de Alan García en cuanto al tipo de liderazgo ejercido? Las diferencias y similitudes más importantes que se encuentran entre el primer y segundo gobierno de Alan García en cuanto al tipo de liderazgo son que en el primer gobierno según los modelos utilizados en el texto su estilo fue carismático, situacional de teoría de intercambio del líder con sus miembros y de liderazgo de Voom-jago. En el segundo gobierno sigue siendo carismático, pero también es transformacional y estratégico.
Es un líder carismático por que se le diferencia de las personas ordinarias, se asume como una persona dotada de cualidades excepcionales, según Conger y Kanungo tiene características como Visión y articulación , expresando una meta ideal en la cual propone un futuro mejor, esta visión difería en su primer gobierno con el actual porque para él, esa meta en ese momento era lo que el creía lo mejor, guiado por su juventud, inexperiencia, desconocimiento y populismo, ofreció a sus electores, bajar la superinflación, bajar los precios de productos de primera necesidad, bajar los combustibles, aumentar el trabajo, disminuir la pobreza, todo esto dejando de pagar la deuda externa que consideraba abusiva y antinacional, todos estos ofrecimientos los hacia con una capacidad extraordinaria de comunicación utilizando para esto,analogías , historias y símbolos, también se comportaba de una manera poco convencional, actuando en algunos momentos de su gobierno, en forma contraria a los protocolos preestablecidos para un Presidente de la Republica, hoy sigue siendo un líder carismático pero que ha aprendido , tiene mas conocimiento, aplica su experiencia manteniendo el crecimiento económico del Perú a pesar de la crisis mundial que se experimento el año pasado, hoy tiene sensibilidad a las necesidades de los seguidores o pobladores, hoy quiere mantenerse como una persona ejemplar manteniendo inmediata distancia con los actos de corrupción generados por sus seguidores en el actual gobierno y como lo dijo al asumir el cargo, para cambiar la imagen negativa que dejo en su anterior gobierno ahora que sus hijos son adultos y entienden y comprenden la real situación del país, quiere dejar un legado para estos, de honestidad y buen gobierno.
Fue situacional de teoría de intercambio del líder con sus miembros por que en su primer gobierno formo un grupo interno de confianza quienes obtenían privilegios especiales formando una camarilla , fue la época donde hizo ingresar a las instituciones y empresas Publicas a grupos de partidarios aumentando la planilla estatal y es también de acuerdo al liderazgo de Voom-jago un líder de conducta individual por que presentaba el problema a los miembros de su equipo en forma individual escuchando las sugerencias y tomando una decisión en la cual no se reflejaba la influencia de los demás.
En el segundo gobierno sigue siendo un líder carismático pero también es un líder transformacional por que mantiene una función catalizadora de líder, una influencia idealizada ganando respeto y confianza , moviendo a los seguidores para logros de crecimiento y desarrollo. Y es estratégico, porque está preparando al país para el futuro, generando Tratados de libre comercio con varios países que serán una ventaja para un desarrollo y crecimiento sostenible del país.
Comparando el liderazgo de Alan García con otros presidentes latinoamericanos: ( Álvaro Uribe, Rafael Correa, Michelle Bachelet, Evo Morales y Lula ) ALAN GARCIA PEREZ Bueno como ya hemos analizado en el segundo gobierno sigue siendo carismático, pero también es transformacional y estratégico. El presidente peruano Alan García fue elegido como "Líder del Año", de acuerdo a la página de Internet "Latín Business Chronicle" que, desde Estados Unidos, se especializa en publicar noticias y especiales referidos a negocios en Latinoamérica, con casi 25,000 lectores mensuales. "Por impulsar las inversiones extranjeras e intervenir en el crecimiento de la economía peruana", como especifica el especial, nuestro jefe de Estado fue elegido para encabezar la lista del 2008 que, en años anteriores, tuvo a los presidentes Felipe Calderón, de México (2007), Martín Torrijos, de Panamá (2006), y Álvaro Uribe, de Colombia (2005), como los poseedores de este reconocimiento. Y es que "Latin Business Chronicle" señala a García como el dirigente de una nación que tiene la segunda tasa de crecimiento más alta de América Latina y el grado del "tercer mejor país para hacer negocios en el 2008", después de Chile y Panamá. Cabe recalcar que enaltece que, en su segundo mandato el presidente ha seguido políticas favorables al mercado, ha nombrado a tecnócratas en puestos clave del Gobierno y ha impulsado el Tratado de Libre Comercio de manera agresiva. Aunque García heredó una economía fuerte de Alejandro Toledo, él ha sorprendido a los inversionistas extranjeros por su fuerte apoyo a los mercados libres y el libre comercio, según el director del "Latin Business Chronicle, Joachim Bamrud. Gracias a García Perú hoy en día es uno de los destinos favoritos para inversiones extranjeras en América Latina y representa un contraste claro con otros países andinos que atacan a la inversión extranjera.
ALVARO URIBE De personalidad carismática, delegaba poco, intervenía en todo y trabajaba a toda hora. Su estilo era autoritario, creía que los problemas de su país se acabarían con la extinción de la guerrilla por la vía militar.
Ha puesto en duda la transparencia, la confiabilidad y la efectividad de la Seguridad Democrática, “rompedora”, polémica con todos los sectores, incluso, del Estado, en discusiones con las cortes y los magistrados, con el congreso y medios de comunicación. Ha creado consejos comunales (no hizo más eficiente al gobierno pero sí más confiable). Hace presencia constante en varios lugares y por ello se le llama el hombre de camisa remangada. Actitud que le acerca mucho a la gente. De talante laboral extrema, es asceta (no fuma, no trasnocha ni bebe licor), le gustan los caballos y los animales. Su esposa es una colaboradora de bajo perfil (no interfiere).
RAFAEL CORREA De estilo excesivo parecido al de Bucaram (fue su acólito), populista, nacionalista, de ideología de izquierda al igual que Evo Morales y Hugo Chávez. Mantuvo la dolarización de la economía, la inversión social y no a los Tratados de Libre Comercio ya que dejaban sin puestos de trabajo a sus compatriotas. Exige mayor participación del Estado en la renta del petróleo.
MICHELLE BACHELET La doctora en medicina Verónica Michelle Bachelet Jería de muy joven conoció los rigores de la violenta dictadura de Pinochet y el forzoso exilio en Australia primero y en Alemania del Este con posterioridad. Alternando sus estudios entre las universidades de Chile, la Humboldt de Berlín Este y la Carlos Marx de Postdam cursó su carrera de medicina especializada en la pediatría quirúrgica con varios post grados, particularmente distinguida en epidemiología y diversos idiomas. Su padre padeció las torturas de las cárceles pinochetistas donde encontró la muerte. Había sido un brigadier general de la fuerza aérea chilena y formó parte del régimen marxista del Dr. Salvador Allende. En 1979 vuelve a su país la señora Bachelet dispuesta a combatir el régimen militar. Durante la presidencia de Eduardo Frei es designada asesora del Ministerio de Salud. Ricardo Lagos la asciende a Ministra y posteriormente alcanza la titularidad del Ministerio de Defensa. Compite con la canciller Soledad Alvear para la candidatura presidencial por la Concertación entre socialistas y demócratas cristianos. Triunfante en esta interna enfrenta en una trascendente competencia a los relevantes políticos Lavin y Piñera, los tres protagonizaron un debate histórico que sobrepasó las fronteras del país trasandino. En ejercicio de la presidencia la Doctora Bachelet no titubeó en cumplir el protocolo de asistir a las exequias del ex Jefe de Estado Augusto Pinochet. Su magnanimidad jamás le permitiría mirar para atrás como la mujer de Lot. Ni rencores, ni críticas y mucho menos venganzas ha dirigido hacia el pasado. La vida familiar de la presidente chilena no se ha modificado no obstante sus cargos públicos y halagos profesionales por su trayectoria en la medicina. No se desespera por lucir modelos exclusivos de firmas francesas ni joyas fastuosas. Sus hábitos en nada difieren de los sobrellevados en tiempos del exilio.
Sus tres hijos estudian o trabajan con la misma sencillez de cualquier grupo de la clase media. Su madre asiste a la familia en los cuidados que no puede atender la primera mandataria. El marido cubre las funciones incluso concurriendo a las reuniones de padres de los hijos estudiantes. Pasa sus vacaciones la señora Bachelet en una sencilla cabaña heredada de sus padres. Su vida de galena distinguida y política exitosa no la incitan a la exhibición de suntuosas mansiones. Su peinado es práctico y sin complicaciones, no se la observa inquiriendo una juventud anacrónica. Sonríe con la frescura de la naturalidad la señora Bachelet. No le cuesta ningún esfuerzo. Es afable sin impostaciones. Ayuda a terceros, no huye de las desventuras para recluirse en moradas lejanas e inaccesibles. Puede volver caminando a cualquiera de las casas en que vivió antes de ejercer la presidencia. Mientras la señora Bachelet cordialmente se reúne con los dirigentes del campo dispuesta a resolver los problemas y las diferencias que puedan suscitarse, actúa con autoridad propia sin esperar permisos de otro ni utilizar subterfugios para patear el tablero valiéndose de funcionarios impulsivos, adopta una respetuosa actitud al construir permanentes puentes de diálogo En el problema de la crisis del transporte -heredado de la gestión Lagos- no se aferró a su falta de responsabilidad ni se le ocurrió echar culpas hacia atrás. Por el contrario, operó cambiando funcionarios, corrigió el plan y explicó al pueblo sus medidas con naturalidad, claridad y humildad. Sus esfuerzos los dedicó a resolver los problemas sin pensar en las encuestas ni en su popularidad. No obstante ello no se preocupó por perder algunos puntos, sabe que en el contexto de su gestión y estilo a la larga los recuperará.
EVO MORALES El liderazgo carismático de Evo Morales es de carácter situacional, porque las circunstancias de la crisis política desatada desde principios de la década actual definieron su arribo al poder y su presencia en el gobierno transformó su perfil de dirigente sindical contestatario en portador de un proyecto de transformación política. Entre las circunstancias sobresale el agotamiento de la “democracia pactada” que se manifestó en la decisión ciudadana de otorgar amplia legitimidad a la autoridad presidencial con el inédito apoyo del 54% de los votos a Evo Morales en diciembre de 2005, desplazando a los partidos políticos del juego de formación de coaliciones de gobierno. Junto con este viraje en el comportamiento electoral ciudadano se destaca la emergencia y fortalecimiento del movimiento campesino e indígena que se transformó en un actor decisivo en la política nacional. La imbricación entre lo campesino y lo indígena en un solo actor y un proyecto compartido –además, bajo el formato organizativo del “instrumento político”- tiene que ver con la adopción de códigos étnicos en el seno de la CSUTCB y con la creación de organizaciones de los pueblos indígenas de tierras bajas y, después, en tierras altas, en un proceso que se catapultó desde principios de los años 90. Es decir, se produjo una etnización de lo campesino y una autonomía organizativa de lo indígena respecto al sindicalismo campesino. Paralelamente se produjo un debate en torno a la participación directa en la disputa electoral mediante un “instrumento político” del sindicalismo campesino que no era otra cosa que una demanda de autorepresentación, y por tanto, de postulación de candidatos propios. Esta dinámica organizativa es el sustrato material del carisma situacional de Evo Morales y se manifiesta en una combinación de recursos de poder que se complementan: sindicato, partido y aparato gubernamental.
LUIZ INACIO LULA DA SILVA El presidente Luiz Inacio Lula Da Silva (conocido generalmente como Lula) es el líder del partido PT (Partido de los Trabajadores), proviene de una familia humilde e ingresó en la vida política a través de la actividad sindical. Lula reconoce una filiación de izquierda y considera a la pobreza como el problema nacional que exige una solución más urgente. Es un líder carismático y con manejo de la comunicación. Necesita lograr la adhesión, para conseguir esto, Lula propone el MERCOSUR como esquema de integración, el carisma es algo personal que no viene con una posición de poder. "Conocemos la vulnerabilidad de la economía brasileña y somos conscientes de nuestra dependencia de los capitales externos. Cumpliremos con todos los contratos que ha firmado Brasil." Así reafirmó que, pese a su procedencia de izquierda y a la prioridad que asigna a la lucha contra la pobreza, continuará con las políticas económicas ortodoxas o al menos, no descuidará los compromisos internacionales asumidos. Considera también que la globalización es capaz de brindar mejores posibilidades para los países en desarrollo y es necesaria para la estabilidad y el crecimiento. El liderazgo carismático –como hecho político- debe ser entendido como proceso. Así como aparece en momentos de crisis, se desvanece cuando las condiciones se transforman o cuando el propio ejercicio del liderazgo modifica sus motivaciones originales, es decir, no depende solo de los atributos del líder ni de la disponibilidad de sus seguidores, sino de la concreción o no de las expectativas en juego. En el transcurso del tiempo, el liderazgo carismático tiende a articularse con otras formas de legitimidad que se define como rutinizació n o institucionalización; o bien se disuelve cuando se han cumplido las metas previstas o se desvanece su necesidad social. Por ello, algunos autores hablan de “período carismático” para dar cuenta del momento de gloria de un liderazgo evitando cosificar el hecho sociológico en atributos personales. Como también señala Weber, la “autoridad carismática es específicamente inestable” y eso exige una demostración continua de las cualidades del líder mediante la demostración fáctica de su capacidad para satisfacer las demandas materiales y simbólicas de sus seguidores. Hacer énfasis en su carácter inestable conduce a considerar el liderazgo carismático como un proceso en que se articulan de manera compleja la personalidad del líder, las expectativas de sus seguidores, las circunstancias del contexto y las demandas en juego. Esta mirada permite dejar de lado el componente mesiánico –de corte teleológico- que reduce el análisis de los personajes políticos a consideraciones meramente subjetivas. El “carisma situacional” a la usanza de Tucker, recogido por Ángelo Panebianco en su estudio sobre los partidos políticos, depende de una “situación” que predispone a una colectividad a percibir cualidades especiales en y a seguir fervorosamente a una persona. Los liderazgos analizados muestran que lo común (lo que se presenta de uno a otro) es el modo directo y personalista en que se relacionan con sus seguidores, la tendencia a carecer de mecanismos de intermediación (o de minimizar su existencia cuando ese movimiento o partido esté estructurado), la interpelación discursiva del individuo como parte de un colectivo (perdiendo su condición de ciudadano) y en oposición al enemigo de turno del líder, junto al uso de estrategias de movilización de tipo clientelar que le permiten mantener e incluso incrementar la base de apoyo del proyecto político que se defiende.
Un líder puede aplicar cualquier tipo de política, pero mientras lo haga en base a una legitimidad carismática, movilizando desde “arriba” a sus seguidores de manera directa, apelando al pueblo como fuente de esa legitimidad, potenciando discursivamente sus diferencias con un enemigo simbólico y haciendo creer, cual traficante de ilusiones, que la salvación está en su política y en su persona, se estará ante un liderazgo populista. (2011, 01). Casos peruanos de liderazgo. BuenasTareas.com. Obtenido 01, 2011, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Casos-Peruanos-De-Liderazgo/1402983.html
BIOGRAFÍA DE ALAN GARCÍA http://www.eldiariointernacional.com/spip.php?article2101