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DISCURSOS SOCIALES sobre el cuerpo, la esté tica y el envejeci miento
José Alberto Yuni Claudio Ariel Urbano María del Carmen Arce
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Este li bro se enmarca en la p rod ucc ión d el Proyecto de Inv estigaci ón “Prospecti va de la Edu caci ón de Ad ul tos M ayores en A rgenti na”, qu e es parte del Program a de In- vestigacio nes “Con textos y abordaj es educati vo s emergen- tes”, subsidi ado por l a Secretaría de Ci enci as y Tecn ología de la U niv ersid ad N acional de Catamarca, Argentina.
© Editorial Brujas Primera edición Impreso en Argentina ISBN: 987-1142-09-9 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa, puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o por fotocopia sin autorización previa del editor.
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INDICE Prólogo................................................................7 Introducción......................................................13 Discursos sociales y construcción de subjetividades....................................................17 Representaciones sociales: Lenguaje y discursos sobre el envejecer...........21 Lenguaje y re-construcción de lo real................26 Nuevos significados de la edad y las edades....30 Ese cuerpo queenvejece...................................39 La imagen del cuerpo.......................................46 Las metáforasdel cuerpo envejecido................48 La tecnologización del cuerpo envejecido.......63 El autocuidado o las formas del control moral del cuerpo..................................65 La piel como territorio de combate contra el envejecimiento..................................68 La contribución de los discursos estéticos al mantenimiento de estereotipos femeninos....74 Post-scriptum: Cultura posmoderna y discursos sociales: Itinerarios de la subjetividad durante el envejecimiento............84 Apéndice:Algunoscomentariosmetodológicos..91 Bibliografía.......................................................95 5
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Prólogo
Este libro que hoy ofrecemos a nuestros lectores ha esperado largo tiempo para ver la luz. En el año 2000 algunos chispazos de ingenio nos proveyeron las ideas e interrogantes iniciales. Realizando tareas educativas con grupos de personas mayores les propusimos tematizar, desmenuzar y re-considerar las creencias que ellas tenían acerca de temas tales como la calidad de vida, la vejez, la salud, la enfermedad, la familia, la sexualidad y la recreación, entre otros. De ese modo, vinieron a nuestra mesa de trabajo discursos de personas mayores que viven en este tiempo. Pero advertimos que sus creencias estaban tejidas con hilos y fibras no sólo de diferente textura y color, sino de diferente naturaleza; correspondientes a órdenes culturales a veces yuxtapuestos, otras contradictorios, otras complementarios... pero siempre presentes y actuantes. Referencias presentes, actuales, pero sólo comprensiblesmediante la deconstrucción de las cadenas de significaciones en que las palabras fueron pacientemente entramadas a través de las generaciones. Este trabajo produjo en nosotros una revalorización de la palabra como un modo de acción simbólica y material sobre el mundo y sobre nosotros mismos. 7
DISCURSOS SOCIALES sobre Conciencia de que la humanidad se conquista cuando se abraza la palabra; certeza de que somos construidos a través de la palabra de los otros y que, en definitiva, en tanto seres de cultura estamos constituidos por palabras. Responsabilidad en el uso de las palabras, ya que con ellas podemos aprisionar a nuestra subjetividad o construir nuevas significaciones que amplíen el sentido existencial. Sólo quien puede abrazar la palabra puede narrar su historia, sólo quien comprende la palabra puede analizar su destino. Y así... entendimos aquello que sabíamos... cuando se usa el lenguaje hacemos algo más que comunicarnos, estamos expresando nuestra conciencia, exponemos nuestra visión del mundo y nos exponemos en nuestros valores, nuestras creencias y nuestros sentidos más profundos. La palabra dejó de ser mirada sólo como el medio que permite el relato de lo que les ocurre a las personas mayores en su devenir y comenzó a ser escuchada y tratada como parte del trabajo subjetivo de “modelaje” de “diseño” de la experiencia vital. Este interés por los discursos comenzó a plasmarse en diferentes trabajos científicos realizados en nuestro grupo de investigación, en el que fuimos estudiando algunas particularidades del discurso femenino durante la madurez, el discurso sobre la calidad de vida, la motivación educativa y últimamente los discursos referidos a la memoria. En el año 2001 inmersos en las dificultades que por esa época vivía el país y condicionados por la es8
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casez de financiamiento para la investigación científica, decidimos participar del IX Congreso Nacional de Gerontología y Geriatría, organizado por la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG). Vimos que este evento era la oportunidad de difundir nuestro trabajo en el campo de la investigación gerontológica, razón por la que remitimos un extenso artículo que es, en gran parte, el corazón de este libro. Tuvimos la sorpresa que ese trabajo fuera distinguido con el Premio Nacional Dr. Osvaldo Fustinoni como el mejor trabajo científico en el Area Gerontológica. Reconocimiento extraño para un equipo de investigación del interior del país, con escasas vinculaciones con lascorporaciones bio-médicas y con un trabajo que proponía una mirada crítica sobre la cuestión del envejecimiento cuestionando a la cultura, la sociedad... y también a la propia industria de la vejez. La crisis socio-económica del país que aun sigue ahogando los proyectos y las ilusiones de muchos, impidió que el trabajo fuera publicado por la SAGG. El premio simbólico fue otorgado, pero el premio material que consistía en la publicación del texto no pudo concretarse. Sin embargo, convencidos del valor intrínseco del trabajo, solicitamos a diferentes instituciones su apoyo para que el texto pueda circular y abrir nuevas perspectivas de análisis en el campo gerontológico. En ese sentido queremos agradecer el impulso que hemos recibido de la Lic. Julieta Oddone, quien en reiteradas oportunidades nos estimuló a insistir con la publicación. 9
DISCURSOS SOCIALES sobre Y así llegamos al presente... Gracias a la colaboración y a los aportes materiales, afectivos y académicos de diferentes instituciones y personas, aquel texto elaborado hace más de dos años puede tomar estado público. Más alivianado de los ropajes y la parafernalia propia de los textos científicos, hemos efectuado algunos retoques y modificaciones al texto original. Algunos temas se han ampliado para facilitar su comprensión, mientras que algunas partes del original fueron quitadas para que el libro conservara una mayor coherencia y fluidez interna. Finalmente, deseamos compartir con los lectores la profunda alegría que nos produce sacar a luz este texto. Esta también es la oportunidad para reiterar nuestro agradecimiento a todos aquellos que son coresponsables de este acontecimiento. En primer lugar, queremos agradecer a la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría la autorización que nos ha otorgado para efectuar esta primera publicación del traba jo premiado, en una edición conjunta con la Facultad de Ciencias de la Salud y la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca; y la Maestría en Gerontología de la Universidad Nacional de Córdoba. A estas últimas instituciones académicas deseamos agradecer sinceramente por su permanente apoyo, estímulo y reconocimiento hacia nuestras tareas. Por último, queremos expresar nuestro agradecimiento al Sr. Marcelo Ferrero, nuestro editor de la Editorial Brujas, quien además de su optimismo perso10
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nal y de la confianza en el valor de nuestro trabajo, nos brinda su amistad, su profundo humanismo y su lucha con esperanza por un mejor por-venir, apostando al conocimiento y al valor de la palabra.
Los autores setiembre de 2003
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Introducción
Este texto trata sobre los modos en que se construyen los significados sociales de la vejez en relación al cuerpo, la estética y el envejecimiento. Se plantea una reflexión acerca de cómo inciden las representaciones sociales que difunden y ponen en circulación los medios masivos de comunicación (en especial de la prensa gráfica) sobre la constitución de identidades y subjetividades de las personas envejecientes. Con ese fin se efectúa un análisis lingüístico de textos informativos y publicitarios producidos por la prensa escrita, interpretados desde una mirada psicoanalítica y una lectura socio-antropológica. El eje del análisis ha sido la determinación de las influencias, interacciones e interdependencias entre los discursos sociales (particularmente el de los medios de comunicación social), las representaciones sociales que éstos portan y los procesos de subjetivación de las personas mayores en nuestra sociedad. Mediante el análisis se intenta develar el modo en que estos discursos se imbrican en otros procesos sociales de mayor alcance, e inciden en la construcción de los esquemas de autopercepción y autovaloración de las personas mayores.
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DISCURSOS SOCIALES sobre Frent Frente e a la dive divers rsiidad dad y com comple plejidad dad del análi anális sis de los los dis discursos cursos de los me medios dios de com comunicaci unicación ón social social se consideró pertinente la opción de analizar las representaciones e imágenes culturales, puestas en escena a través de los discursos gráficos, sean de carácter periodístico, publicitario o informativo. Posteriormente ente se se deci decidi dió ó focal focaliizar aquel aquelllas tem temáti áticas referi referidas das al cuerpo y la estética ya que en nuestra práctica gerontológica observamos que estas cuestiones insumen un monto importante de la energía psico-afectiva de las personas mayores. Más allá all á del del crecie creciente inter nteré és que el el cuidado cuidado del del cuerpo cuerpo y la esté estéti tica ca susci suscita ta en en los los varones, varones, detecta detectam mos que en los discursos de los medios de comunicación, este tema es aun marginal y de escasa relevancia en relación al envejecimiento. Las primeras exploraciones sobre obre los mat materi erial ales es pusi pusieron en evi evidenci dencia a que los discursos de los medios “invisibilizan” la problemática del cuerpo, la estética y la vejez en los varones y, simultáneamente “hiper-visibilizan” estos temas en relación a las mujeres. Reconociendo esta selectividad genérica de los discursos, se han considerado algunos temas desde una mirada “femenina”. En esos casos se arti articularon cularon las las voces voces de las las mujere ujeres s mayore mayores s con quiequienes interactuam nteractuamos os en nuestra nuestra prácti práctica ca coti cotidi diana ana.. La construcción discursiva que realizan los medios de comunicación social respecto a la estética, la salud y el cuerpo, expresa un tipo de demanda sociocultural ligada a ciertos valores culturales sobre la ve jez jez y el envejec jecimie imien nto. Esos valor lores se pueden ins inscri14
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bir, por una parte, en las demandas estéticas de la sociedad “ligth”, y también con las relaciones de dominación nación mascul asculiina. Más M ás all allá (o (o más más acá) de las las trans transforformaciones socio-culturales, las relaciones de clase, las relaciones de género y las relaciones étnicas imponen a las personas mayores esquemas de auto-percepción y auto-apreciación que las “modelan” como objetos estéticos para ser mirados y admirados, como condición ción para ser perci percibi bidos dos (y (y valorados valorados)) soc sociialm almente. ente. A partir de estas premisas generales se desarrolló un estudi estudio o cuyos cuyos res resulta ultados dos se se exponen exponen a continuacontinuación. Es nuestro interés propiciar a través de las páginas que siguen una reflexión acerca de cómo los procesos cesos soci ociales ales,, cul cultura turalles y psi psicol cológico ógicos s -mediados por los medios de comunicación social- inciden sobre la subjetividad, contribuyendo u obstaculizando el sostenimiento del proyecto identitario. Con esa esa inte intenci nción, ón, se han han real realizado ajus ajuste tes s, modifi dificaci caciones ones y mediaci mediaciones ones de modo modo que pers personas onas no especi pecia alizadas adas en li lingüí ngüís stica, psi psicolog cologíía o aná anállisis culcultural puedan aproximarse a su contenido. Se ha resignado una parte parte del del arte artefact facto o ci cientí ntífico fico en pos de facil facilitar tar la la acc acces esiibil bilidad al al text texto; o; y se ha conservado conservado la la rig rigurosidad del trabajo de análisis con la intención de mostrar la necesidad del pensamiento reflexivo para “des“des-enmas enmascarar” carar” aquel aquelllos condi condici cionam onamiientos entos que ininhiben nuestra realización y bien-estar personal en todas las edades de la vida.
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DISCURSOS SOCIALES Y CONSTRUCCION DE SUBJETIVIDADES
L a sociedad actual es usualmente definida como sociedad de la información, cuya metáfora más extendida es la de ser una red virtual por la que circulan flujos de comunicación. Es innegable el influjo de las nuevas tecnologías de la información en la vida cotidiana, las que permiten el acceso de las personas a múltiples sistemas de significados, ampliando el rango de significaciones provistos por los grupos de referencia. Este fenómeno se inscribe en un conjunto de cambios y transformaciones de la cultura contemporánea, cuyos efectos sobre la constitución del psiquismo y la adquisición de la identidad personal y social, aun permanecen sin elucidar. La psicología, la lingüística, las ciencias sociales y los estudios culturales han contribuido al esclarecimiento de las interacciones entre el lenguaje, las prácticas sociales, las representaciones sociales y mentales y el imaginario social. Estos saberes permiten conocer la dialéctica que se establece entre los discursos que circulan en la trama social, las acciones de los sujetos y las formas en que éstos pueden re-presentarse a la sociedad y a sí mismos en su pensar, su actuar y su 17
DISCURSOS SOCIALES sobre sentir. Esta dinámica de mutua transformación entre los sujetos y la sociedad, es fundamental para comprender los procesos de subjetivación propios del envejecer. El análisis de los discursos sociales permite observar las articulaciones entre la estructura social y la estructura psicológica de los agentes sociales. Los discursos sociales son, a la vez, el modo y el medio por el que las categorías sociales, en tanto sistema de clasificación de la realidad, se incorporan como categorías mentalesde percepción y apreciación de la realidad y, por ende, constituyen el juicio y el sistema de disposiciones actitudinal de los sujetos. La operación social que se efectúa mediante la producción, transmisión y reproducción de los discursos sociales es justamente la de constituir sujetos sociales, es decir, sujetos sujetados a un conjunto de significados que le permiten dar sentido a su experiencia individual y social. Desde esta perspectiva de análisis, nos interesa examinar las imágenes culturales que, sobre el cuerpo y la estética en el envejecimiento portan, transmiten y significan los medios escritos de comunicación masiva; principales canales de difusión de significados en las sociedades contemporáneas. Estas imágenes puestas a disposición de los lectores, se entraman a un con junto de representaciones que conforman el imaginario social. En éste se articulan los supuestos y creencias básicos de la producción de discursos científicos sobre la vejez y el envejecimiento. De este modo, el discurso de la prensa escrita sobre estética y salud en 18
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la vejez articula diferentes discursos sociales, que conforman una polifonía discursiva que remite a diferentes órdenes culturales y a múltiples significados de la vejez en nuestra cultura. Creemos que someter a juicio crítico estos discursos sobre el cuerpo y su estética en la vejez, es una tarea fundamental de las ciencias sociales y un aporte para el desarrollo de los estudios gerontológicos desde una mirada cultural. Los significados que los medios de prensa escrita ponen en circulación constituyen elementos de consumo cultural de las personas envejecientes, operando como modelos de identificación para ellas, y amplificando ciertas imágenes culturales que parece necesario deconstruir, en la medida que sostienen, reproducen y potencian determinados prejuicios, actitudes y estereotipos sobre la vejez. Los discursos sociales conforman una particular trama de significados referidos al cuerpo y su estética durante la vejez. Los discursos sociales “cotidianos”, los discursos científicos, los discursos de la prensa escrita y el de las mismas personas mayores se articulan en una red de significados que permiten asignarle un “sentido concreto” y un “valor social” al cuerpo enve jecido y a su estética. Ambos ligados y anclados al proceso de envejecimiento. En tanto etapa del ciclo vital, la vejez supone la reelaboración y reconfiguración de la identidad, en un proceso que tiene como uno de sus núcleos esenciales la elaboración de los cambios corporales y, consecuen19
DISCURSOS SOCIALES sobre temente, el ajuste de la propia imagen corporal. La transformación del cuerpo es uno de los factores que incide de diversas formas en las crisis asociadas al envejecimiento. Su resolución implica la realización de un trabajo psíquico que, si bien se sustenta en las características individuales y biográficas del sujeto, está enmarcada, producida y construida desde los significados culturales y los valores sociales que se proyectan sobre el cuerpo envejeciente y el cuerpo envejecido de las personas mayores. Los discursos sociales portan representaciones sociales que vehiculizan a través de diferentes tipos de discursos y prácticas, imágenes y significados que operan como fuentes de identificación y de subjetivación para quienes transitan por el camino del envejecimiento.
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REPRESENTACIONES SOCIALES: LENGUAJE Y DISCURSOS SOBRE EL ENVEJECER
L os discursos sociales se estructuran a partir de un uso intencional y especializado del lenguaje. El lenguaje se constituye en un verdadero “trabajo sim bóli- co” (Pulcinelli Orlandi, 1992), ya que “acerca uniendo” lo real en tanto todo aquello que existe por sí mismo a la mirada/palabra de aquel que pretende captarlo en y desde su experiencia. Lo real mediante“el sím- bolo reúne distintos aspectos de la experiencia, tal como lo consciente y lo i nconsciente, lo i ndi vidual y soci al, el pasado hi stórico y el presente. El símbolo confiere a la palabra su poder de transmitirl e a alguien o a algo algún significado” (Schapira, G.; 2003). De ahí que, en tanto trabajo simbólico el lenguaje se constituye en un trabajo que supone un comportamiento cooperativo que pone el énfasis en qué hacen los hablantes voluntaria e involuntariamente, consciente e inconscientemente. Esto supone su estudio en un contexto histórico-social en donde los interlocutores, la situación, la ideología son elementos constitutivos y constituyentes del sentido. Mediante el estudio de la relación entre forma y función del lenguaje, la lingüística hace hincapié en 21
DISCURSOS SOCIALES sobre que éste se constituye en una “praxis” , en tanto articula lo teórico/lo inmaterial/lo convencional e ideológico del signo con lo práctico/lo material/lo individual y conductual del símbolo; es decir que, a partir del Análisis del Discurso se pretende conscientizar a través de la reflexión los modos de interacción que utilizan al lenguaje como el canal a través del cual puede mani- festarse la intersubjetividad (Coseriu,1987). Mediante el lenguaje y sus usos las personas construyen representaciones de la realidad. Esto significa que en tanto sujetos sujetados a códigos lingüísticos estructuramos, entendemos, interpretamos, comprendemos y explicamos a través de ellos el mundo natural y social en términos de representaciones que re-presentan nuestros esquemas mentales y expresan nuestra subjetividad. En sociedades mediatizadas como la nuestra los medios de comunicación social construyen la realidad social como un tipo de experiencia colectiva (Verón, E. 1987). El discurso de los medios, en el caso de nuestro análisis de la prensa escrita, produce una construcción “a posteriori” de la realidad que se agrega a las otras construcciones integrándolas y generalizándolas en función de una referencia pública y colectiva. Estas construcciones de la realidad se constituyen en Representaciones Sociales, concepto entendido como “con- juntos organizados de creencias compartidas por los miembros del grupo y l ocali zadas en l a memoria so- (Van Dijk, T. 2000). cial” Las representaciones sociales constituyen el medio por el que las personas como sujetos de cultura 22
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aprehenden y se apropian de los hechos de la vida, del ambiente propio, de la información que circula en él. Son modos de interpretar, pensar, categorizar la vida cotidiana que en gran medida se forman, cambian y reproducen a través del discurso aunque ésta no sea la única práctica social a tomar en cuenta en la aproximación a la construcción social del conocimiento. Las representaciones sociales son parte del conocimiento de sentido común, son construcciones con estatus de teoría ingenua que sirven para interpretar la reali dad y para [orientar] la acción (...). Se forjan en la interacci ón y el contacto con los di scursos que ci rcu- lan en el espaci o públ ico (Jodelet, D. 2000). En este sentido, los medios de comunicación masiva difunden, generan, proponen, reproducen y construyen discursos que permiten elaborar distintas representaciones de la realidad. En la realización de estas funciones los medios son los portavoces de los poderes hegemónicos (políticos, económicos, morales, etc.) que los legitiman en su rol persuasivo e informativo. De ahí que, el uso que los medios de comunicación realizan del lenguaje no está libre de intereses ya que buscan la persuasión. Para ello recurren a un uso intencional y arbitrario del lenguaje, transformándolo a través de tecnologías de diseño que ligan las necesidades personales y/o colectivas a un objeto de consumo que condensa en sí mismo la satisfacción de la necesidad y la oferta de un ideal social deseable. Este ideal social funciona como mecanismo a través del cual los sectores hegemónicos “imponen” sus categorías culturales y elevan al sujeto a la categoría de “consumidor”; colo23
DISCURSOS SOCIALES sobre nizando las necesidades básicas y, por ende, la vida cotidiana. En este sentido, al plantear la forma y la función del lenguaje hacemos referencia no sólo a la construcción del lenguaje en sus usos estructurales/comunicacionales sino también al “diseño” en términos estructurantes/performantes a través del cual se “modelan” identidades y subjetividades individuales y colectivas. Identidades y subjetividades que, en este caso, aluden a la construcción de “estilos de envejecimiento” que se elevan a la categoría de estereotipo que responde a los intereses de sectores dominantes. De la creciente im portancia económica del len- guaje proviene el interés por su diseño, es decir, por la permanente tecnol ogiz ación del di scurso (Fairclough,1998) que implica el diseño y el rediseño de las prácticas del lenguaje, de las prácticas lingüísticas en una form a acorde con los objetivos económi cos, polí- (Fairclough y Wodak, 2000). La ticos e institucionales tecnologización del lenguaje incide sobre la reflexividad de las personas en tanto agentes sociales, ya que el modo de vida de los sujetos se modifica como resultado de los conocimientos y de la información que adquieren sobre sus prácticas cotidianas. Paralelamente, las personas adquieren una conciencia crítica de las prácticas discursivas de los medios y de los propios discursos acerca de la vida cotidiana. De ahí que, el mismo concepto de “sentido común” como sinónimo de conocimiento compartido, 24
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no teórico, irreflexivo y acrítico, basado solamente en experiencias aprehendidas en la socialización primaria, ya no es posible en las sociedades mediatizadas por el uso de las tecnologías del lenguaje. Las representaciones sociales, en tanto componentes estructurales y estructurantes del tejido social, incorporan al conocimiento de sentido común versiones popularizadas de las teorías científicas. Para ello utilizan a los medios masivos de comunicación como agentes perfomantes de la opinión pública en la construcción de los múltiples aspectos de la vida social. En este sentido el estilo léxico es un recurso poderoso para expresar, transmitir e influir en modelos y opiniones ya que denom inar es (...) hacer perceptibl e el objeto de referenci a y ori entarlo en una cierta di recci ón ana- l íti ca; abstraer y generalizar, clasificar y seleccionar (Kerbrat Orecchioni;1989).
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DISCURSOS SOCIALES sobre
LENGUAJE Y RE-CONSTRUCCIÓN DE LO REAL
l lenguaje a partir de los signos convencionales propios de la lengua tiene por función designar objetos, hechos o fenómenos de la realidad y asignarles un lugar simbólico que distancia al sujeto de la experiencia sensible que posee de la realidad. La experiencia sensible es re-presentada a través de palabras que transforman la realidad material de lo real en ideas/imágenes que forman parte de nuestros esquemas mentales. De ahí que el léxico puede entenderse como el sistema de palabras que componen una lengua, es decir, como el vocabulario a través del cual podemos designar, asignar y signar objetos de la realidad. El análisis de los discursos a partir del léxico o sistemas de palabras que lo constituyen guarda estrecha relación con los significados de referencia atribuidos por el contexto socio-cultural en donde circulan. De acuerdo a la teoría del registro todo discurso lleva consigo algunas influencias de su contexto de producción. Según el enfoque sistémico-funcional de Halliday (cit. Eggins y Martin 2000) las elecciones léxicas y 26
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gramaticales de los discursos estarían influenciadas por las dimensiones contextuales decampo discursivo , te- nor (tono del intercambio) ymodo de organización tex- tual y se relacionarían respectivamente con las funciones ideacional , interpersonal y textual del lenguaje. La función ideacional hace referencia a la construcción de contenidos, en tanto supone el uso compartido de representaciones de la realidad cuyo significado es convencional y colectivo; de modo que el sistema ideacional se vincula a las referencias contextuales a las cuales pertenece. De ahí que, los medios masivos de comunicación emplean un sistema de léxicos que pueden ser decodificados por la audiencia de lectores a quien va dirigida el contenido de la representación ideacional. En este sentido, existe un campo del discurso como espacio intertextual compartido entre quien emite el contenido y quien lo recepta. La función interpersonal hace referencia al sistema de vocablos seleccionados a partir de la posición social que ocupa quien emite el mensaje, otorgando al contenido ideacional un tono de intercambio que revela en el discurso la actitud y la valoración que el emisor realiza respecto al objeto de la realidad del cual hace referencia. De ahí que, los medios de comunicación social seleccionen un sistema de palabras que permitan entablar modos y estilos de vinculación entre quien emite el contenido y quien lo recepta. Modos de vinculación que tienden a performar la opinión del receptor, sustentándose en la autoridad de la posición social de quien emite el discurso. 27
DISCURSOS SOCIALES sobre Por su parte, la función textual hace referencia al modo en que se organiza los sistemas de significados ideativos e interpersonal en un texto que articule el contenido del mensaje con el efecto que pretende producir sobre el receptor. De ahí que, los medios de comunicación social pretendan elaborar textos lingüísticos capaces de producir eficacia simbólica persuasiva. La prensa escrita mediante el empleo de estilos lexicológicos construye, define y asocia en el plano discursivo procesos como la estética corporal y la salud durante el envejecimiento. Para ello elabora un discurso informativo en el que se articulan conocimientos y saberes referidos a ciencia y salud, en el que el emisor/periodista ofrece información nueva, relevante y verdadera con el fin de cumplir el contrato implícito con los lectores. El discurso informativo tiene como objetivo persuadir a los destinatarios acerca de la pertinencia y verdad de lo que difunden; presentando contenidos que reúnan las características de ser interesante, entendible y aplicable. El rol del comunicador es el de mediador/traductor entre el saber del experto, del científico o del técnico y el de los destinatarios/lectores. En cuanto a la configuración del campo del discurso los textos -sean de divulgación, de publicidad o informativos- articulan vocabulario coloquial, estándar, técnico y formal con el fin de establecer asociaciones entre el tema informativo presentado y la orientación prescriptiva y valorativa que ofrecen a los lec28
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tores. De este modo, el comunicador se constituye en un intermediario entre los intereses de la industria comunicacional y las necesidades e intereses del consumidor. En esta intención de comunicar la comunicación se constituye en un objeto a consumir y, simultáneamente, en un instrumento de persuasión/manipulación e intercambio que hace alusión a otros objetos de consumo, tales como la estética, la salud y la tecnología.
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NUEVOS SIGNIFICADOS DE LA EDAD Y LAS EDADES
radicionalmente la vejez ha estado asociada con el concepto de edad cronológica, es decir con una referencia externa que permite objetivar el paso del tiempo. Objetivación que es posible merced a la aceptación como “natural” de ciertas unidades de medida (en el caso de nuestra cultura, los años calendario). Esta inscripción cronobiológica del concepto de ve jez, es determinante del estatus del viejo en las sociedades de la modernidad y puede entenderse como un componente central en el proceso de biologización del envejecimiento. Este proceso oculta el carácter social (esto es histórico, contextual, relacional y posicional) que opera en la definición cultural de la vejez y el envejecimiento. Como sostiene Bourdieu (1990), la frontera entre juventud y vejez es, en todas las sociedades, objeto de lucha. Postula el autor citado que “la representación ideológica de la división entre jóvenes y viejos otorga a los más jóvenes ciertas cosas, que hacen que dejen a cambio otras muchas a los más viejos”. De este modo, la vejez como categoría cultural se construye socialmente en la dinámica e interacción de la lucha entre jóvenes y viejos. 30
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En el estado de nuestra cultura con aires posmodernos y globales, la edad cronológica no es, en sí misma, un principio clasificatorio válido para demarcar la adscripción de roles y funciones sociales asociados a la vejez. Tampoco es un criterio útil para demarcar, con pretensión normativa, las etapas evolutivas. La edad cronológica es, desde esta perspectiva, un “dato biológico socialmente manipulado y manipulable” y, por lo tanto, capaz de adquirir nuevos significados y ser investida de nuevos sentidos. Como señalan algunos autores (Golpe, 2000; Yuni, 2000) la palabra, la nominación del envejecimiento, se convierte en un campo de luchas de significados en el que se juega tanto la ampliación o reducción de oportunidades para las personas mayores, como la generación de nuevas imágenes culturales que pueden presentarse en una línea de continuidad o de franca ruptura con las representaciones y estereotipos heredados. Los conceptos tradicionales para nominar la ve jez como una etapa de la vida, dejaron de tener un significado unívoco, siendo resistidos por las propias personas mayores. Tal es el caso de los conceptos de viejo y de tercera edad, etiquetas a las que se asocian una serie de imágenes y estereotipos desvalorizantes y desvalorizados socialmente. Lo dicho anteriormente implica que la delimitación entre la juventud, la edad madura y la vejez varía en las distintas sociedades y culturas, y se relaciona 31
DISCURSOS SOCIALES sobre con las representaciones que a través del tiempo se construyen socialmente. Por eso la respuesta a preguntas acerca de a qué edad comienza la vejez o qué valor se atribuye a la edad, a la estética, estaría condicionada por intereses y actitudes de los distintos grupos sociales, políticos y culturales propios de cada época. Veamos cómo se construye en los discursos de la prensa escrita el campo ideativo de edad y qué relaciones discursivas se establecen con algunos aspectos de la estética y la salud. En cuanto al vocablo juventud es frecuente la aparición de referencias aludiendo a los jóvenes entre 15 y 25 años. El concepto juventud aparece en los discursos de la prensa escrita asociado a expresiones de connotación positiva, que denotan una valoración de esta edad exaltándola como “la edad ideal”; es frecuente encontrar expresiones como: la consagración de la juventud; ...un valor social; ...la en- tronización de los jóvenes; juventud... obj eto de culto, valor social, velloncino de oro; ...bien preciado; ...ideal social . En relación al vocablo juventud en el contexto discursivo de la prensa escrita se registran referencias a la estética. Aparecen expresiones como ...esté tica de la juventud; industria del rejuvenecim iento ; moda jo- ven que establecen una asociación de significación entre la industria del consumo y la juventud, promoviendo el mensaje de que es necesario consumir juventud para estar dentro del ideal propuesto socialmente.
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El vocablo juventud -transformado por las tecnologías del lenguaje de la prensa escrita- extiende su significación a aspectos vinculados a la estética, a los estados de ánimo, a la productividad y a la vitalidad del sujeto. De ahí, que los sujetos mayores al referirse a sus estados anímicos de bienestar planteen que se sienten jóvenes en lugar de sentirse bien. Esta extensión y extrapolación del significado de juventud enmascara connotaciones valorativas negativas que remiten a la exclusión de la vejez, la discriminación en base a atributos étnicos, a la jerarquización de clases sociales. Ejemplos de lo que venimos afirmando pueden verse en expresiones publicitarias que articulan significados de joven de clase media -piel blanca-be- ll eza anglosajona - oponiéndose a ...di ferentes perfiles de carne y hueso.. . Del mismo modo, el vocablo ju- ventud es asimilado a la expresión edad de merecer, que alude implícitamente amuj eres jóvenes... que pa- saron la barrera de los 25 añ os.... y que además de ser jóvenes, bellas y exitosas ti enen auto, departamento.. . Estos discursos de la prensa ligan la juventud, la belleza y el dinero al éxito: valor supremo de la cultura posmoderna mediatizada por los medios de comunicación social. De esta manera, la nominación de vejez adquiere un valor social de desvalorización, desautorización y estigmatización, que se opone al ideal de juventud como modelo de identificación. Así, el concepto de vejez es presentado a través de expresiones cargadas de connotaciones negativas, tales como ...batería de achaques; ...la pi el quebradiza; ...los huesos flacos . 33
DISCURSOS SOCIALES sobre Expresiones opuestas a las significaciones juveniles positivas asociadas a la lozanía de la piel, la saludabilidad, etc. En relación al concepto edad adul ta observamos una sobrelexicalización, es decir la provisión de un gran número de sinónimos o cuasi-sinónimos1 cuya función sería la de diferenciar con mayor precisión las diferentes etapas que pueden incluirse en este significado genérico. En relación al vocablo adultos la distinción más clara se establece mediante las denominacionesadul- . Este (adultos mayores) tos jóvenes y adultos mayores funcionaría como un hiperónimo2, un término inclusivo que comprende a tercera edad, cuarta edad, perso- nas mayores, m ayores de 60 añ os, ancianos, personas añ osas; mayores de 7 0 añ os. La denominación tercera edad puede entenderse como una combinación de palabras frecuentes en el uso pero claramente composicionales, es decir, como cliché s verbal es , pertenecientes a la norma, pero no a la lengua (Corpas 1996 cit. Piera y Varela 1999). Esta expresión no parece expresar en el discurso de la prensa escrita un significado denotativo preciso sino más bien 1
Los sinónimos son palabras de significado próximo o de sentido emparentado (Lewandowski, 1992)
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Un hiperónimo es un término genérico de la misma especie. A partir del concepto de “edad” se realizan ulteriores diferenciaciones, la relación es todo-parte; una sería “adultos jóvenes/mayores”, éste incluiría tercera edad, etc.
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un estereotipo. De modo que en busca de mayor precisión denominativa se realizan en sus contextos de uso otras distinciones. En algunos contextos es reemplazado por términos tales como población longeva; ancianos; m ayores de 60 añ os; m ayores; persona muy mayor; personas añ osas . La expresión cu arta edad sería una formación relativamente nueva realizada sobre la expresión referencial tercera edad e introduciría una nueva diferenciación en este continuum que estaría vinculada al aumento de la expectativa de vida que se produce actualmente en nuestra sociedad. Se trataría de establecer distinciones mediante estas expresiones referenciales en contextos comunicativos donde la edad cronológica objetiva, en términos de años, posee relevancia. En otros contextos discursivos aparece la expresión persona de edad avanzada que equivale a vocablos como ancianos, m ayores de 80 añ os y funcionaría por oposición amayores de 60 añ os en referencia a las personas que tienen entre 60 años y 80 años. Estas últimas no estarían comprendidas en esa denominación, es decir que no serían consideradas personas de edad avanzada o ancianos. Mediante este recurso discursivo se introduce una diferenciación clara: el de los ancianos que transitan la vejez temprana y, por lo tanto, a ellos se adscribe por extensión los significados de la mediana edad y el de los viejos-viejos, en los que la vejez asumiría los rasgos más tradicionales del significado social de ancianidad. 35
DISCURSOS SOCIALES sobre Como observamos, los discursos de la prensa escrita utilizan múltiples maneras de nominar el enve jecimiento y la vejez, “evitando” incluir en estas nominaciones elementos que se asocien a la categoría “vejez”. De esta manera recurren a composiciones de palabras que articulan dos conceptos diferenciados que remiten a significaciones diferentes y que en el contexto discursivo adquieren un significado ambiguo. Así, las expresiones tercera edad , cuarta edad , qui nta edad indican denominaciones que resaltan el carácter posicional de la edad sin precisar su alcance, sino que más bien, tienden a evitar la nominación explícita de la “vejez” reafirmando de este modo el efecto estereotipante de la denominación. La lucha por la nominación de la vejez refleja la crisis del modelo de organización social a partir de la distribución de roles basada en criterios de edad cronológica. En efecto, en lo que hoy podríamos llamar las sociedades tradicionales, el curso vital se estructuraba en base a roles significativos que asignaban al sujeto funciones sociales reguladas según su edad cronológica. A cada edad le correspondían determinadas obligaciones sociales. En las sociedadespost-tradicionaleso posmodernas se ha producido una reconfiguración de la estructuración del curso vital; en el sentido, de que ya las edades cronológicas no marcan el inicio y la culminación de cada ciclo de vida, sino que más bien, los su jetos orientan sus actuaciones y su manera de definirse en relación a la edad subjetiva que sienten que portan. 36
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De ahí que, los roles sociales se permeabilicen y habiliten a los sujetos a ejercerlos independientemente de la edad cronológica. Esta situación obstaculiza el recambio generacional, en tanto que las generaciones más adultas no dejan el lugar a las más jóvenes; produciéndose un conflicto por la posición social y por la asignación de un lugar de autonomía y poder intergeneracional. El conflicto intergeneracional tiene sus raíces en los cánones posmodernos de productividad y eficacia que ubican al poder y la competencia del lado de la “juventud”; enajenando a las generaciones a “parecer” mas jóvenes. Produciendo en las generaciones más adultas un esfuerzo por aparentar y por “aggiornar” sus competencias de acuerdo a parámetros juveniles; y en las generaciones más jóvenes, no abandonar su estatus de adolescentes. En definitiva, los valores dominantes de la cultura del consumo, centrados en la productividad, la eficiencia, la rapidez, la imagen y la actividad, por citar los más importantes, atraviesan a todas las generaciones imponiendo “ideales” que son claramente juveniles. El análisis lexicológico efectuado, permite ver la indefinición que predomina en los discursos de la prensa escrita acerca de las formas de nominar el envejecimiento. Esos discursos reflejan la ruptura de los significados atribuidos a la estructura de las edades sociales y ponen de manifiesto diferentes significaciones de la vejez. Los discursos de la prensa escrita construyen una clara separación entre un envejecimiento positivo, sa37
DISCURSOS SOCIALES sobre ludable, generalmente identificado con la mediana edad; y un envejecimiento deficitario asociado a la longevidad y con atributos de los viejos-viejos. Las significaciones positivas se construyen en una relación complementaria con atributos juveniles, en tanto que lassignificaciones negativas se asocian a atributos propios de la senectud. En definitiva, la cultura del momento presente, de lo actual, de las modas, de la imagen, hacen de la vejez un territorio al que nadie quiera acercarse, y hacia el que se toman cada vez más caminos alternativos que retardan el ingreso a él.
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ESE CUERPO QUE ENVEJECE
os analistas culturales han descripto los cambios acontecidos en las sociedades occidentales en las últimasdécadas, utilizando para ello conceptos como “sociedad light”, “la era del vacío”, “el imperio de lo efímero” o, englobando varias de estas dimensiones, bajo el concepto de “sociedades postmodernas”. Si bien es necesario aclarar las limitaciones de estos conceptos para ser aplicados en su significado original a nuestro contexto, en el que las cuestiones culturales presentan otra densidad, observamos que los mismos constituyen una matriz de significados que nutre los discursos de la prensa escrita sobre el cuerpo y el envejecimiento. En efecto, los discursos que ponen en circulación los medios de comunicación que hemos estudiado, y las imágenes sobre un cuerpo estetizado y envejecido, condensan un conjunto de valores que se corresponden, en rasgos generales, con las categorías del mundo posmoderno. Alvarez (1998) sostiene que“el hom bre posmo- derno erige su Yo en un di os encarnado en su cuerpo, al que rinde culto, hasta el punto d e buscar extender su existenci a hacia límites y form as impensadas. Se habla de “envase corporal”, en detrimento de la inte- 39
DISCURSOS SOCIALES sobre ri oridad. El envase se torna fácilmente vacío”. Y agrega, que asistimos a la “era del narcisismo donde impe- ra la novedad, lo efímero, la inconstancia, el hedo ni s- mo, l a exaltación del cuerpo; donde no se trata de ser sino tan sol o de parecer, de seducir, de im presionar”. Como hemos dicho anteriormente, en la tradición cultural de Occidente la vejez ha sido definida mediante una serie de atributos ligados a su inscripción crono-biológica. Esta posición suscita una imagen de la vejez que se materializa, se hace visible, en las huellas que el paso del tiempo deja en el cuerpo. En estos procesos de cambio cultural epocal, el cuerpo reclama otra consideración como valor personal y social (como símbolo de poder, de ostentación, de capacidad de consumo); por ello, el “cuerpo envejecido” adquiere otra significación y demanda nuevas investiduras culturales. En el discurso de la prensa escrita se hace referencia al “cuerpo envejecido” otorgando nuevas significaciones al concepto de vejez. Significaciones que equiparan la ecuación: vejez=enfermedad=deterioro. Ecuación que puede ser resuelta y prevenida con el auxilio de la ciencia y de la tecnología, quienes proveen de los tratamientos y las terapéuticas destinadas a “evitar” el envejecimiento del cuerpo como si se tratase de una suerte de alquimia que combina la omnipotencia de la ciencia con la necesidad y el temor de no envejecer. Se promueve “operar” sobre el envase corporal desde fuera, borrando toda huella que delate el paso de los años y con ello se desmaterializa las 40
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marcas que la erosión del tiempo han producido sobre la subjetividad. Medicina, química, farmacología y estética aparecen como los componentes de la alquimia posmoderna que intenta restituir al “cuerpo envejecido” la aparente energía vital que se ha perdido con los años. Aparecen así, por ejemplo, expresiones como tratamientos hormonales/terapias de reempl azo hormonal/terapia hormonal/terapia celular, etc. como alternativas para evitar la aparición de la vejez. Alternativas terapéuticas dirigidas a una población femenina que transita la me- diana edad y a las que se le demanda socialmente aparentar 40 años. Ellas son las destinatarias preferenciales de las nuevas tecnologías, tal como lo indica la oferta de tratamientos de rejuveneci miento; clínica esté tica; cirugías esté ti cas; peelings, implantes. El discurso de la prensa escrita se construye articulando el lenguaje especializado de la ciencia con un lenguaje estructurado de manera coloquial, el cual intenta explicar sencillamente para persuadir y convencer al lector acerca de la eficacia de la terapéutica. De ahí que, el emisor/periodista cita a una autoridad en la materia (persona o institución) y luego redefine el término usando un vocabulario no técnico; por ejemplo, “peeli ng: significa pelar... nom bra una de las m o- dernas té cn icas ...m enos agresiva ” ...; (nótense los evaluativos positivos). Luego se cita al experto“...con- siste en exfoliar o descam ar...”; “toxi na botul íni ca: se aplica con... excelentes resul tados...”; y finalmente se refuerza la necesidad de elegir una terapéutica en fun41
DISCURSOS SOCIALES sobre ción de los beneficios que asegura ya que, por ejem- plo, “...los empleadores evalúan la apari encia, la esté tica y l a presencia personal” . En este sentido los discursos informativos de la prensa escrita utilizan un léxico terminológico , es decir, unconjunto de té rm inos té cnicos de una ciencia o profesión (Haensch, G. 1982) que como dijimos, el emisor atribuye al experto por medio de procedimientos de citación. Mediante la intertextualidad3 se evocan y reelaboran por un procedi miento sistemático y expl íci to de relexicalizaci ón (Rojo y Van Dijk, T. 1998) los discursos autorizados de los expertos. Citamos algunos de los ejemplos registrados en el corpus estudiado: “mamoplastia de reducción ”...intervenci ón qui- rúrgica que disminuye el volumen del pecho...; ...”mias- tenia grave” es una afección que causa fatiga y debi li- dad m uscular; ...”es una enfermedad autoi nm une...”; “La terapi a celular” consistente en la inyección de cé - lulas fetales de oveja o cabra...; “Bloqueo arterial ”...obs- trucción en l a arteria coronaria derecha...; ...”una le- sión obstructi va”...es un proceso propio de la edad...; ...”angiopl astia” ...es un procedimiento para destapar arterias bl oqueadas... La utilización de expresiones metafóricas tam3
La intertextualidad (Maingueneau, D.1999) es el conjunto de relaciones implícitas o explícitas que un texto mantiene con otros. Se manifiesta en las distintas formas de citación, en la capacidad de un discurso de asociarse con otro sobre el mismo tema y en la posibilidad de articular dialectos, jergas profesionales, argots en un mismo texto.
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bién está relacionada con la tecnologización del lenguaje y es otro recurso de vulgarización de la información científica. Recurso que revela la profesionalización del emisor/periodista. De ahí que, es posible encontrar en la literatura de divulgación masiva descripciones explicativas sobre procesos vinculados a la salud y al envejecimiento, tales como “...sus paredes (de las arterias) se endurecen... ya no son esa “vía regi a ” por la que la sangre ci rcul a con libertad ; ...el fl ujo de sangre llega hasta el úl ti m o ri nc ón ...; es fácil esqu i - var l a batería de achaques que llega con los añ os; ...la ancianidad anclará en el cuerpo más tarde”. Estas expresiones se constituyen en recursos cognitivos que emplean a la metáfora para formar y comunicar conceptualizaciones de la realidad que son problemáticas como la enfermedad y el proceso de envejecimiento. De igual modo, los textos publicitarios presentan la misma estructuración discursiva. En ellos se construyen dos campos discursivos bien diferenciados: el del proceso natural de envejecimiento relacionado con , manchas ydeterioro biológico; y el del procearrugas so de tecnologización del cuerpo envejecido, definido por los avances de la ciencia y la tecnología, connotados positivamente a través del uso de un lenguaje especializado que utiliza vocablos como ...implantes, colágeno, ácido hialurónico; o por referencias valorativas tales como ...elastici dad, tonicidad, rejuveneci- miento. En el análisis de los discursos difundidos por la prensa escrita observamos que éstos colocan a la ve43
DISCURSOS SOCIALES sobre jez como una enfermedad, lo que hace que el contexto discursivo en el cual se tematice sea el del campo de la salud. Si bien, la vejez y el envejecimiento son definidos como parte del proceso natural del desarrollo humano, los discursos de la prensa escrita en relación al cuerpo, la estética y la salud en la vejez, construyen dos modos diferentes de envejecer: el “modo natural” asociado discursivamente a atributos deficitarios y declinantes del envejecimiento; y el “modo de afrontamiento activo”, sustentado en una intervención racional que se orienta a la incorporación de productos científico-tecnológicos que permitan “modelar” el cuerpo y su imagen. Este afrontamiento activo por parte del sujeto se sintetiza en el concepto de calidad de vida. Concepto que posee el estatus de un cliché y que adquiere un significado prescriptivo cuando los textos periodísticos aclaran su contenido, por ejemplo, “...ade- cuada ali mentación, dieta balanceada, activi dad físi- ca, mi rada positiva...”. Las expresiones “adecuada”, “balanceada”, “positiva” resaltan el papel activo del sujeto sobre sus condiciones de vida y sobre su enve jecimiento. La promesa de los discursos publicitarios y los de los textos de difusión de temas de salud, es la de retardar el envejecimiento, de ocultar sus huellas. Los discursos realizan una externalización del paso del tiempo acentuando, de ese modo, la dimensión biológica del envejecimiento. La vejez se inscribe en el cuerpo, y la industria cosmética, la estética y la biomedicina permiten disimular sus efectos. Por ejemplo un texto periodístico afirma: 44
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« Todos conocemos a alguien que ya cum- plió más de sesenta añ os pero que no aparenta más de cuarenta y tantos. Basta pensar en algu- nas estrell as de cine y TV que se mantienen jóve- nes a lo largo de los añ os y hacen que u no pien- se: ¡Pero cómo, si tenemos la misma edad!»y, para colm o, el consuel o de l a ci ru gía esté ti ca no siempre es totalmente válido, porque no todo el m undo se som ete a ese tipo de tratami entos. Se trata, simpl emente de personas que no repre- sentan la edad que tienen y que, aunque pasen los añ os, se m anti enen frescas y jóvenes...» De ese modo, los discursos sociales imponen el modelo de “parecer más joven”; o generan la combinatoria de parecer más joven y sentirse más joven. El parámetro de un “buen envejecer” es la posesión de atributos juveniles. La experiencia subjetiva de enve jecer y la percepción del propio cuerpo envejecido, son relativizadas en función del mandato social de mantener un buen cuerpo: joven, bello y sano.
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DISCURSOS SOCIALES sobre
LA IMAGEN DEL CUERPO
os medios masivos de comunicación, especialmente la prensa escrita, «comunican» palabras portadoras de imágenes; imágenes portadoras de sentidos; imágenes unidas a palabras que designan, asignan y signan a un sujeto dentro de las re-presentaciones de un significado colectivo. Conjunto de representaciones que se transforman en el «imaginario» social sobre el que se asienta un cúmulo de valores, creencias sobre los modos de ser y de pensar que se articulan a un accionar colectivo y que se fijan en la memoria social como los representantes de un orden social que ordena selectivamente y clasifica a los sujetos dentro de lugares «virtuales» de referencia que es necesario ocupar. La prensa escrita «diseña» persuasivamente modelos complejos que entretejen en el «cuerpo» conceptos referenciales en torno a la estética, la salud y la edad vital. El cuerpo se transforma en el escenario en donde se articulan estos significados «tan abstractos» y que se organizan perceptivamente en «la imagen». Las imágenes culturales que refractan y proyectan los medios de la prensa escrita acerca del cuerpo “marcado” por el proceso de envejecimiento remiten a adjetivos que poseen una carga valorativa, general46
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mente camuflada en conceptos estelares. Así, tener un “buen” cuerpo, implica responder a un ci erto patrón esté tico, a una imagen saludabl e y m ostrar un tono ju- venil. Nótese que el adjetivo se sustantiviza y en la descripción de los atributos de ese buen cuerpo se enmascaran oposiciones que operan como criterios de percepción y apreciación; es decir, conforman las categorías de percepción y de valoración del cuerpo y de su imagen tanto en el plano individual como social. Así, lo esté tico enmascara la oposición de lo bello/lo feo; lo saludable implica una diferenciación entre lo sano/lo enfermo; yel tono j uvenil enmascara la oposición de lo actual/lo pasado. Esas oposiciones portan significados que se transforman en las palabras amordazadas de aquello que se dice y se calla, de aquello que se muestra y oculta, de aquello que se parece y no se es.
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DISCURSOS SOCIALES sobre
LAS METÁFORAS DEL CUERPO ENVEJECIDO
anto en los discursos de la prensa escrita, como en los de las propias mujeres mayores, hemos encontrado tres metáforas que son utilizadas para referirse al cuerpo en general y que adquieren un significado particular cuando se ponen en relación con el campo de la vejez. Las metáforas poseen un invalorable potencial interpretativo, en la medida que condensan un conjunto de significaciones. Las metáforas describen y especifican el contenido de los fenómenos sociales mediante analogías, y particularmente, imágenes que “traducen” el significado real de los conceptos, en otro significado figurado, mediante una comparación tácita. Generalmente el uso de las metáforas está relacionado con tradiciones culturales específicas y, por lo tanto, permiten inscribir los discursos dentro de linajes sociales, culturales o científicos. Como señala Sontag (1989) mientras que algunas metáforas se explican por sí mismas otras contienen los ecos de la ciencia o de las principales empresas humanas. a) La m etáfora rel i giosa Aparece tanto en los discursos de la prensa escrita, como en el de las mujeres mayores. Retoma la idea común a las religiones monoteístas, y que en la 48
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tradición cristiana, remite a la concepción expresada por San Pablo del cuerpo como templo, o del cuerpo como sede del espíritu. Expresa una de las mujeres: M i cuerpo: form a parte de mi ser. Sin m i cuerpo no podría albergar mi espíritu. M i cuerpo es su contenido. Sin m i cuerpo no podría moverme, cami nar, sentirme plena (B, 72). Desde la tradición cristiana las representaciones pictóricas e icónicas han presentado dos imágenes polares que tensan los sentidos religiosos de la imagen corporal. Por un lado, Dios, la suma de todas la virtudes, encarnado en la figura de un anciano (aunque potente y con capacidad de ordenar). Por otro, Adán, generalmente representado como joven, impulsivo y lábil frente a las tentaciones del cuerpo. De un lado el cuerpo anciano, que dirige los cielos y las tierras sentado reposadamente y siguiendo atentamente los avatares que en ellos se dan y, en el otro extremo, el cuerpo joven presto a caminar y, por lo tanto, en riesgo de errar el camino y pecar. Virtud y pecado, dos imágenes que atraviesan la metáfora religiosa sobre el cuerpo y la vejez. El valor del cuerpo, desde la metáfora religiosa, está dado por su naturaleza refleja de lo trascendente o lo superior. Cobra especial importancia la imagen corporal como reflejo de la vida espiritual, en la medida que el cuerpo trasunta la virtud personal. Si el sujeto acata la preceptiva religiosa, mediante las acciones de purificación y de control de sus apetitos carnales podrá purificarse y, por ello, podrá reflejar mejor la 49
DISCURSOS SOCIALES sobre imagen de la divinidad. De esa forma, la metáfora religiosa lleva implícita la promesa de plenitud y de pureza, que se deben alcanzar mediante la virtud y el cuidado. Se advierte en esta metáfora una suerte de regulación moral del uso y cuidado del cuerpo y, por lo tanto, la enfermedad y la vejez serían producto de una vida licenciosa en la que los sujetos no han sabido cuidarse, o no han tenido una disciplina personal suficientemente férrea para evitar los excesos hedonistas. Esta metáfora, basada en la concepción medieval del envejecimiento -que interpretaba la decrepitud como resultado de una vida licenciosa y de pecado, y a la lozanía como una virtud-, es retomada en la actualidad por los discursos de divulgación científica y por la publicidad de la industria estética y cosmética. La permanencia de esta metáfora se advierte en las imágenes de la publicidad cosmética y en la descripción que ofrecen los textos sobre tópicos referidos al cuerpo envejecido y al proceso de envejecimiento. Se ha detectado una asociación semántica en el discurso de la industria cosmética que significa a la juventud, como un soplo, un aire, una sustancia etérea que, al posarse sobre el cuerpo envejecido, lo rejuvenece. Una de las revistas analizadas contiene una sección titulada longevidad, la que expresa la intención que persigue el editor: « M ostrarle algunos de los caminos que con- ducen a una longevidad que no sólo significa ex- tender los añ os por vivir, sino de dar a su orga- nismo un refrescante sop l o d e ju ventud » (SV).
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Asimismo, en la presentación de productos farmacéuticos (sean de base natural o artificial) es frecuente encontrar marcadores tales como “milagroso” o que poseen determinadas “virtudes”. Obsérvese cómo un mensaje publicitario, estructurado con un lenguaje científico, presenta las propiedades del producto apelando a su carácter milagroso. “El nutriente Q10 se encuentra en todas las cé lulas. La coenzima Q 10 se considera esencial para las cé lulas y órganos. La sup l ementaci ón con coenzima Q 10 resguarda al cu erpo d e alguna defici encia de la misma. El env ejeci - mi ento produce defici enci a de Q 10 pues el hígado pi erde capaci dad para sintetizarl a... El emi nente científico e investigador D r... la deter- mina en su l ibro com o « The M iracle N utrient» (El nutriente milagroso )”. (BS) Los discursos de la prensa gráfica reiteran la imagen del círculo, del eterno retorno, pero poniendo en relación antinómica términos que denotan la hostili- dad de la vejez producida por el exceso de los vicios, con la vejez buena producto de una vida virtuosa. De ese modo, los discursos sobre la adquisición de hábitos saludables recurren frecuentemente a la antinomia entre uncírculo vici oso, consistente en dejar que transcurra naturalmente (es decir, sin cuidarse) el envejecimiento “natural” (en obvia alusión a los cambios biológicos) y un círculo virtuoso basado en el autocuidado, la autogestión, el autoabastecimiento, y la autodisciplina. En ese contexto discursivo, las tecnologías es51
DISCURSOS SOCIALES sobre tética y farmacéutica reclaman la ascesis de la purificación corporal como medio para aspirar a la buena (y bella) vejez, no sólo mediante la moderación de sus apetitos, sino con la suplementación de productos químicos que permiten lograr la metamorfosis y alcanzar la plenitud. El discurso registra un desplazamiento de la virtud, que ya no es un atributo de la persona, sino de la sustancia que ingiere. Por ejemplo, la publicidad de un complejo re-vitalizante opone el círculo vicioso al círculo virtuoso, resaltando comovirtudes del producto las siguientes: 1) Reduce el apetito; 2) Q uema grasas; 3) Aumenta el metabolismo; 4) Reduce el peso corporal; 5) Energiza y tonifica; 6) Retarda el envejecimiento (BS). En el lenguaje informativo de las revistas analizadas aparecen, con cierta recurrencia, referencias atemporales, tales como “eternidad”, “siempre”, “en todos los tiempos”. Estas son empleadas para referir a la permanente búsqueda humana de la fuente de la juventud, o para indicar el carácter enigmático que la vejez supuestamente ha representado a lo largo de la historia. Un artículo de divulgación cierra un informe expresando, “con su lectura, esperamos, este informe le brindó una gran estrategia para vencer en l a eterna batall a del hom bre contra la vejez. » Esta dimensión atemporal de la vejez es señalada por Ariés, como una característica de la concepción medieval, período al cual pueden adscribirse estos significados, aun vigentes y resignificados por los discursos de divulgación científica y por los discursos publicitarios. Por su par52
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te, las imágenes gráficas de la publicidad revelan, a través de los colores y de las figuras suspendidas en cielos transparentes, la permanencia de esta marcas atemporales y, por lo tanto, remiten al lector a las fantasías más arcaicas y primitivas sobre el origen, cerrando así el ciclo del eterno retorno que se produce por el encuentro entre lo trascendente y lo humano, entre el espíritu y el cuerpo. b) La m etáfo ra m ecáni ca del cuerp o Resuenan en esta metáfora los ecos del discurso y la racionalidad científica. El cuerpo es considerado como un soporte físico, como integración de un sistema de órganos dispuestos a funcionar para mantener el equilibrio del sistema. El cuerpo es una máquina, un instrumento, capaz de producir su propio bienestar y de autorregularse para asegurar su adaptación. Dicen dos mujeres mayores: “Mi cuerpo: no pienso en mi cuerpo, lo vivo, lo cuido; es una herramienta que trato de tener a punto para que mi vida física y espiritual se acerque lo más posible a lo óptimo”. (E, 62) « El cuerpo es el vehícul o c apaz de adap- tarse a los cambi os con el paso d el ti empo. Es el carro qu e nos transpo rtará mientras dure nues- tro vi aje por la vida». Tiene que moverse, es un requerim iento i nstinti vo. Los deseos, las necesi- dades, las pu lsiones y l os afectos son mo tores para el m ovi miento. La cabeza, el intelecto, la capacidad de pensar racionalmente, para que el 53
DISCURSOS SOCIALES sobre tránsito por la vida sea mejor. Q ue el cuerpo no sea llevado sólo por l os impulsos, afectos o pa- siones. N ecesito la cabeza para llevar ci erto or- den en la vida. Saber elegir el camino a segui r. H ay que ali mentarlo, protegerlo, cuidarlo, repa- rar d añ os ocasi onados para m anten erl o . Soy mi cuerpo, mi dol or de cabeza, mis deseos y sen- saciones de com er, soy todas mis ganas, mis de- seos, mis instintos, mis reflexiones, mi mente pen- sante, mi s experi enci as”. (M , 73) Estas transcripciones revelan claramente la vigencia de la metáfora mecánica para describir la propia experiencia del cuerpo. Un cuerpo evaluado desde su funcionalidad y su eficiencia, un cuerpo que tiene que rendir. Una máquina que requiere cuidados, mantenimientos y reparaciones para hacerla funcionar en un nivel óptimo. Los discursos de la prensa escrita y los de las mismas mujeres mayores revelan la vigencia de los significados ligados a esta metáfora, que apelan a la noción de equilibrio y, particularmente, un equilibrio ligado a la capacidad de juicio. Si en la metáfora religiosa la orientación del sujeto para alcanzar una vejez aceptada y aceptable socialmente, radicaba en la virtud, en la metáfora mecánica la direccionalidad del obrar, el pensar y el sentir está basada en la racionalidad y el buen juicio. De esa manera, el cuerpo-máquina es dirigido por la razón -que rige todos los procesos- siendo la inteligencia y la mente, los guardianes y garantes del equilibrio y la armonía del sujeto. 54
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Podríamos situar la génesis de esta metáfora en el Renacimiento. Alvarez (1998) indica que en ese período se elaboraron dos modelos de vejez: el modelo cortesano y el humanista. El modelo cortesano tendió a ridiculizar al viejo, en una medida proporcional a la exaltación de la belleza del cuerpo joven, lo que resaltaba la fealdad de los ancianos. El modelo humanista, en cambio, se planteó las causas de la vejez hostil. “Los médicos y filósofos humanistas se ayudaron desde distintos lugares: alquimia, religión, filosofía, y mezclaron sus esfuerzos para resolver el enigma, pues su meta era eminentemente práctica: encontrar las causas de la vejez a fin de eliminarla, o al menos aplazarla”. En los discursos sociales analizados perviven y se solapan ambas concepciones del envejecimiento. La metáfora mecánica se intersecta con una concepción organicista del funcionamiento corporal, constituyendo una amalgama con profundas derivaciones teóricas y prácticas. De hecho, la vejez aparece connotada como una enfermedad. El envejecimiento es descripto como lo que se “ve”, como la manifestación orgánica de las disfunciones que va experimentando el cuerpo-máquina como producto del desgaste. El deterioro es un proceso connatural, ligado al uso del cuerpo y a los efectos del paso del tiempo sobre la base biológica. Las polaridades juicio/locura y orden/caos, tensan los significados de esta metáfora y “estructuran” las explicaciones acerca de los procesos fisiológicos u orgánicos ligados al envejecimiento. La vejez como 55
DISCURSOS SOCIALES sobre enfermedad inscripta en lo biológico, es tematizada en los discursos de divulgación científica mediante la apelación a la analogía con el descontrol de los sistemas orgánicos, con la pérdida de la capacidad de reconocimiento y de discriminación. En otras palabras, según esta metáfora, las enfermedades o los procesos degenerativos que definen al estado de vejez, se producen porque determinados elementos orgánicos enloquecen, pierden el juicio y, por lo tanto llevan al cuerpo a un estado de desequilibrio. El discurso científico convalida de este modo la asociación entre los conceptos de vejez y de locura, como dos fenómenos concurrentes que operan no sólo en el plano psicológico, sino fundamentalmente en el plano orgánico.
“Nuestro organismo es una máquina que transforma azúcar y oxígeno en energía... Esto se debe a que los radicales libres atacan indistintamente a cualquier sustancia orgánica como las proteínas y las grasas... Los elementos atacados también se transforman en radicales libres, generando así un círculo vicioso”. (BS) “Con la edad, se alteran varios sistemas del organismo, como el músculo esquelético, el nervioso, el cardiovascular y el respiratorio. Se reduce, además, la capacidad para realizar actividad física. Pero, por suerte, hay soluciones: rehabilitación, actividad física, ejercicios respiratorios, cariño...” (SV)
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Por otra parte, los procesos de cambio biológico son descriptos por los discursos de la prensa escrita con un significado animista. Por lo tanto, la vejez es interpretada como una amenaza que permanece en acecho, un proceso con capacidad de mutar, un destino furtivo, un curso de acción imposible de prever, una realidad biológica animada que nos habita, una desconocida que está dentro de nuestra casa y cuyo comportamiento es impredecible. Esta marca animista refuerza el sentido de que los procesos orgánicos ligados al envejecer, ocurren por una especie de contrainteligencia que burla los propios controles e instaura lo impreciso, lo nuevo, lo desconocido. El discurso de las tecnologías médicas, estéticas, cosméticas y de alimentos, basa su eficacia en los procesos fisiológicos que desencadenan, y se autodefinen a partir de su acción desde adentro hacia afuera. Los tratamientos ofrecidos en la publicidad fundamentan su eficacia en la transmutación del conocimiento científico, garantía de racionalidad y de control y, por lo tanto, seguridad que rescata del temor a lo incierto. La información científica que suele acompañar a los productos que se ofrecen para el consumo, remarcan su capacidad de restauración, de re-generación, de producir el florecimiento de, de agregar más salud, de sumar “recursos naturales” que compensen las pérdidas -también naturales- ocasionadas por el proceso de envejecimiento. Sin embargo, la vejez no es tematizada directamente sino que es insinuada por alusión a enfermedades o referencias fácilmente atribuibles al envejecimiento. Por ejemplo, las relaciones que sugie57
DISCURSOS SOCIALES sobre ren algunos textos entre las expresiones más vida y más años, ligados a la explicitación de enfermedades como la osteoporosis, o el mal de Alzheimer, y que luego sugieren el producto que asegura una buena calidad de vida. Se plantea así, un juego discursivo que sin explicitar y referir la vejez, la presentifica en este tipo de argumentos. Veamos algunos ejemplos tomados de textos de publicidad. “Sistema E control: es el primer producto al que se le han incorporado los más avanzados conocimientos científicos vinculados con el cuidado del cuerpo. Por sus propiedades adelgazantes, tonificantes musculares y antioxidantes, el sistema asegura un cuerpo esbelto y armonioso, tonicidad y agilidad muscular, energía y bienestar, más juventud, equilibrio psicofísico y un estado de plenitud a cualquier edad”. (SV) “Im. la protege desde adentro. Con Im el tiempo trabajó a su favor. El tratamiento regenerativo es de 2 tabletas diarias”... (BS). “Presentamos l a l ech e co n m ás cal ci o del mercado. M ás días para tu vida, m ás vi da para tus días... U n vaso aporta el 50% de la dosis diaria de calcio recom endada para niñ os y adultos . Y eso es bueno , ya que al c ubri r nuestras necesidades de calcio contribuimos a la form ación de los huesos en las etapas de creci- miento y desarroll o, y a su fortalecim iento du- 58
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rante la tercera edad. .. Y eso no es todo; al i ngeri r calci o co ti di anam ente, estam os redu- ciendo en gran m edi da la probabi li dad de apari ci ón d e la osteoporo si s . Por eso decim os que la Leche con c alc io X Vi da es bu ena para hoy y para m añ ana ... l a línea de X que te da m ás vi da ”. (BS). La metáfora del cuerpo como una máquina se emparenta con discursos que denotan una concepción fabril del cuerpo. El cuerpo es visualizado como una fábrica que debe producir permanentemente para poder continuar funcionando. La metáfora mecánica también sostiene la responsabilidad individual del sujeto en los modos de envejecer. El estado de vejez revela los usos y cuidados del cuerpo. Usos que, orientados por el buen juicio, proporcionan plenitud, equilibrio y armonía en la vejez, ya que la persona inteligentemente puede compensar los estados deficitarios que le acontecen con la incorporación de más restauradores, sean éstos alimentos, medicinas, terapias celulares, etc. Por el contrario, cuando no se conduce con juicio la máquina, los daños dejan huellas y producen dificultades irreparables. Opera aquí una nueva ética del autocuidado, sustentada en la razón y el buen juicio. c) La metáfora m i l itar A lo largo de la historia de la humanidad, esta metáfora del cuerpo ha sido muy utilizada para significar diferentes enfermedades. En ese sentido, la metáfora militar contiene un eco del cuerpo como fortaleza, imagen del cuerpo en la que se preanuncia la ca59
DISCURSOS SOCIALES sobre tástrofe y territorio en el que se libra un permanente combate. En relación al campo de la vejez los discursos sociales analizados denotan su amplio uso para describir el proceso de envejecimiento, aunque connotan de un modo particular el significado que tradicionalmente esta metáfora ha portado en relación a ciertas enfermedades. Sontag (1989) sostiene que “la metáfora militar se vuelve específica cuando se tuvo una comprensión más precisa de que las enfermedades se deben a organismos identificables, específicos, visibles... La enfermedad es vista como una invasión de organismos extraños, ante la que el cuerpo responde con sus propias operaciones militares, como la movilización de las defensas. Mientras que la medicina, por el contrario, ataca agresivamente a la enfermedad mediante el empleo de las quimioterapias”. La metáfora militar se resignifica en el campo discursivo de la vejez en por lo menos dos sentidos: 1) no es posible identificar los agentes invasores, que pueden provenir del mundo interno o del medio externo; que pueden relacionarse con lo biológico, lo social, lo psicológico o lo espiritual. Por ello, la vejez representa una guerra de guerrillas o un ataque masivo, que requiere de batallas permanentes y sostenidas para sostener posiciones y no retroceder; y 2) se produce una inversión importante al sugerir que es el envejecimiento el que agrede al sujeto y, por ello, es necesario combatirlo con tecnología que mientras sea menos invasiva y más natural mayor valor podrá re60
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clamar para sí. El envejecimiento invade al sujeto de jándolo desnudo e indefenso frente al paso del tiempo, lugar desde donde lo pueden rescatar las tecnologías modernas. En esta metáfora el cuerpo es presentado como un territorio de combate, en el que se libran simultáneamente batallas en los frentes externo e interno. Así, “la piel es agredida por agentes ambientales”, mientras que “los super-antioxidantes son sustancias que combaten a los radicales libres, moléculas que bombardean nuestro cuerpo... si no son neutralizados, nos exponemos a sufrir más de cincuenta enfermedades”. Por su parte, las arterias envejecen porque “el endotelio de las arterias, que es el tejido más interno de los vasos, es constantemente «bombardeado» por el colesterol y las diferentes variedades de lípidos transportados por la sangre que incesantemente lo embaten...». Las revistas de divulgación de temas de salud utilizan profusamente la metáfora militar y recurren a términos bélicos y conspirativos para referirse al paso del tiempo y sus efectos sobre el cuerpo. Por ello, en su afán preventivo proponen mostrar “las múltiples caras del enemigo” o directamente a los «enemigos a vencer» y sugieren “armas” para derrotar el envejecimiento. Las tecnologías de la salud orientadas a “combatir” la vejez, pueden operar en ambas direcciones: desde adentro hacia afuera (a través de las terapias farmacológicas y genéticas), o desde afuera hacia aden61
DISCURSOS SOCIALES sobre tro (a través de las técnicas quirúrgicas o de tratamientos específicos para la piel y el cabello). Los discursos que difunden los anuncios publicitarios de la prensa escrita son paradojales, en tanto y en cuanto, tienden a enmascarar su carácter artefactual como tecnologías, mediante la apelación a su carácter natural. Sin embargo, la especificación y detalle que los textos efectúan de los tratamientos, son altamente reveladores de su naturaleza agresiva.
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LA TECNOLOGIZACIÓN DEL CUERPO ENVEJECIDO
na de las características de las lenguas modernas es el hecho de que los tecnicismos de diversa índole penetran en el vocabulario general a través de los medios de comunicación social. El contenido de los mensajes de los medios, incorpora vocabulario técnico que es vulgarizado para facilitar su divulgación y hacerlo comprensible para los destinatarios. En apartados anteriores se ha mostrado el modo en que los discursos de la prensa escrita acerca de la estética, la salud y el cuerpo en la vejez estructuran un discurso especializado marcado por la tecnologización del cuerpo. De ese modo, los discursos de los medios de comunicación social imponen la necesidad de la incorporación de diferentes tecnologías biomédicas para un envejecimiento exitoso. Tecnologización ligada al mantenimiento de la imagen externa, cuya promesa es la de la restauración de las huellas del paso del tiempo y la conservación del cuerpo envejeciente para que esas huellas no aparezcan en su proceso natural. La tecnologización del discurso refleja, por su parte, la tecnologización de la vejez; proceso natural 63
DISCURSOS SOCIALES sobre que debe ser compensado no sólo por las prótesis que aseguren un nivel de funcionamiento óptimo, sino que debe ser preservado en su imagen con una apariencia juvenil. La tecnologización del cuerpo envejecido, se presenta como una condición para que éste pueda ser restituido en sus atributos juveniles (esbeltez, lozanía, frescura, flexibilidad, tersura, etc.). De esa manera el cuerpo envejecido tiene que ser ocultado, disimulado y mostrado con una apariencia juvenil, como condición para poder ser valorado socialmente.
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EL AUTOCUIDADO O LAS FORMAS DEL CONTROL MORAL DEL CUERPO
n los discursos de la prensa escrita se acentúa la relación entre el buen envejecer y la responsabilidad personal por el cuidado del cuerpo. La construcción discursiva de los textos enfatiza la responsabilidad individual como base de la actuación para el mantenimiento de la apariencia del cuerpo. Se observa el predominio de la antinomia parecer/ser, parecer envejecido/estar envejecido. Estos discursos refuerzan la formación de un sujeto mayor racional, estratega, que elige, libre de condicionamientos socioeconómicos, las vías que le aseguren mantener una buena imagen de su cuerpo. La persona mayor, destinataria de estos discursos, es interpelada a hacer buen uso de sus decisiones estéticas, ya que de ella y su capacidad racional depende que se le noten los años. Las siguientes viñetas son un ejemplo de ello: «Hay personas que no saben cuidar su organismo y entonces envejecen mucho más rápido que si llevaran una vida sana. De esto se desprende que tenemos dos edades: la cronológica, 65
DISCURSOS SOCIALES sobre que se calcula a partir de la fecha de nacimiento, y la biológica, la cual podemos controlar. ¿Suena raro? Ya verá que no lo es y que además, retardar el envejecimiento es bastante sencillo. Desafortunadamente, por desconocer esta realidad (las interacciones entre lo genético, la alimentación, el ejercicio físico e, incluso, las relaciones que establecemos con los demás), la mayoría de nosotros se pierde de disfrutar infinidad de cosas porque vive mucho «peor» de lo que en realidad es lógico y posible. Ahora que lo sabe, usted puede elegir cómo quiere envejecer... o empezar a rejuvenecer.» “La hipertensión arterial, puede envejecer 25 años a una persona. Por eso, mientras más cuidemos las arterias, más jóvenes nos sentiremos... y seremos». “Tener la boca en malas condiciones generales o perder dientes no sólo nos hace parecer de más edad, sino que realmente nos envejece...». «Además de que las arrugas nos hacen parecer más viejos, el problema es que la piel sufre daños y pierde elastina”. La ética del autocuidado corporal durante el envejecimiento se sustenta en la internalización de la mirada valorativa externa, en función de la cual hay que elegir los recursos que proponen las industrias del campo de la salud. Discursos de autocuidado que tras la demanda de racionalidad, enmascaran las limitaciones de muchos mayores para acceder a esos recursos que les restituyan su juventud perdida. Discursos 66
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que enmascaran la imposibilidad económica de acceder a tratamientos, terapias, cirugías y alternativas re juvenecedoras y, por lo tanto, recursos sólo para aquellos que se perfilen como consumidores potenciales.
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LA PIEL COMO TERRITORIO DE COMBATE CONTRA EL ENVEJECIMIENTO
os discursos de la prensa escrita se articulan con otros discursos sociales acerca de los modos de portar un cuerpo envejecido y una «imagen» de él. Imágenes que refractadas hacia el espacio público instauran una percepción valorativa de ese cuerpo. Estos discursos construyen una representación “uniforme, homogénea y única” del cuerpo envejecido, definido por sus características externas, observables y objetivables. Los discursos de la prensa escrita y la publicidad enmascaran el sentido que la impronta del tiempo ha tenido en los cuerpos “reales” de las personas mayores. También, ocultan las transformaciones ocurridas en la materialidad corporal y en su imagen; silenciando la historicidad del cuerpo, en tanto escenario de experiencias concretadas y de ideales anhelados, referencia y hábitat en donde se entreteje la identidad personal y la subjetividad. Este enmascaramiento que realizan los medios de comunicación social tiende a “velar” la experiencia subjetiva de auto-reconocimiento de las personas mayores como poseedoras de un cuerpo transformado y transformándose por el paso de los años. 68
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En los discursos analizados se entrecruzan referencias relativas al tiempo, al ideal de juventud, a las nominaciones científico-tecnológicas sobre el cuerpo y a la dicotomía entre el ser/tener un cuerpo envejecido. Las contradicciones entre esas referencias y sus significados sociales y subjetivos se juegan en la piel, tal como queda de manifiesto en las transcripciones que siguen: «Vuela hacia atrás el tiempo». Rostro, cuerpo y manos: tratamiento anticelulitis, modelado corporal, tonicidad de la piel. Ciencia y arte al servicio de la Belleza”. «Con I, el tiempo trabaja a su favor». I, Complemento ideal del tratamiento cosmético. Para una piel siempre joven”. «E: una técnica natural, no invasiva y eficaz para el tratamiento de la celulitis y las adiposidades localizadas» ... «En pocas semanas mi cuerpo cambió, y yo me siento mejor en mi piel». «Eliminá las arrugas. Llamá a compañía X. Máscaras tratantes, peeling químico, microdermoabrasión, métodos de nutrición, revitalización de la piel y métodos despigmentantes. Aplicados por un grupo de reconocidos médicos especialistas en dermatología estética. Que adaptan los tratamientos a tu problema. Porque tus problemas son como tu piel: únicos».
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DISCURSOS SOCIALES sobre Estos mensajes tiene en común la referencia restitutiva de las diferentes tecnologías. Todas ellas ofrecen retardar, retrasar, volver atrás la flecha del tiempo. Los productos de las industrias estéticas expresan su promesa y retoman el mito de la fuente de juvencia, ellas son la nueva alquimia que conduce al «re-juvenecimiento», a la “re-vitalización”. A las palabras que portan estos mensajes se unen las imágenes de mujeres lozanas, joviales, representantes de un modelo al cual se va a llegar si se siguen estos tratamientos. Un aspecto central en el discurso de los medios de comunicación es el del territorio de mostración social de la vejez. Sin duda alguna, la piel es tematizada como el espacio corporal al que debe prestársele atención porque allí aparecen las huellas del paso del tiempo. Llamativamente, los discursos tecnológico-científicos de la estética centran su referencia en la piel del rostro y las manos, reforzando la creencia de que ese es el escenario en que se muestra la permanencia del mandato: parecer joven. Tratar la piel, borrar el paso de los años, sacar la historia del rostro, del cuerpo, de las manos es una consigna que se repite en los anuncios publicitarios y en las revistas analizadas. Pareciera que es necesario descamar la piel de las huellas de la historia, esconder las arrugas, «borrarlas», «eliminarlas», enmascararlas de lozanía, de juventud, de una sonrisa pronta a instalarse como una mueca genuina de una vitalidad serena e inmutable.
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La piel, órgano de contacto por excelencia, tiene múltiples funciones entre las cuales podemos mencionar: la delimitación entre el cuerpo como continente del sujeto y el ambiente, es decir entre el yo y el no-yo; la protección del mundo interno y la posibilidad de ser reconocido como un sujeto particular por el mundo externo; la respiración que posibilita el intercambio de sustancias -oxígeno, anhídrido carbónico, toxinas- entre el medio interno y el medio externo; y la termorregulación consistente en el mantenimiento de la temperatura corporal a un determinado nivel. Estas funciones tienen en común la posibilidad de diferenciación entre el yo y el no-yo, permiten el contacto y la separación entre el acontecer interno y el medio externo. Es a través de nuestra piel que nos reconocemos a nosotros mismos y que registramos las experienciasque conforman nuestra individualidad. Es a través de nuestra piel con que tocamos y somos tocados por el entorno. «La piel no sólo muestra al exterior nuestro estado orgánico interno sino que en ella y por ella se muestran también todos nuestros procesos y reacciones psíquicas. Algunas de estas manifestaciones son tan claras que cualquiera puede observarlas: una persona se pone colorada de vergüenza y pálida de susto; suda de miedo o de excitación; o se le pone la piel de gallina de emoción» (Dethlefsen & Dahlke, 1993). Podemos inferir que la piel es una gran superficie de «proyección», es decir, de refracción de todos los procesos internos, los cuales se sitúan en las coor71
DISCURSOS SOCIALES sobre denadas del tiempo presente y pasado, que constituyen nuestra característica de historicidad. Si en la piel se exterioriza nuestro acontecer histórico y toda nuestra experiencia de contacto con nosotros mismos y con el entorno; podríamos pensar que los «tratamientos» que incorporan además del cuidado de la misma, el «retoque» y la «modificación» de su apariencia se constituirían en un modelo de «enmascaramiento» del reflejo de la propia interioridad del ser de cada sujeto. Los «tratamientos» que se publicitan en los medios de difusión escrita tienden a utilizar el discurso científico y el artefacto tecnológico para generar una demanda y contribuir a propiciar la necesidad de «embellecimiento» basada en el parecer y no en el ser, fundamentada en la no aceptación de las metamorfosis del cuerpo y en la necesidad de cambiar de forma. De ahí que, estos tratamientos -especialmente los quirúrgicos- propicien la no coincidencia entre el contenido y la forma; en pos de parecer más allá del ser. Se asocia «el arte» con la «belleza» y se apela al disgusto del parecer incentivando el anhelo de gustarse a sí mismo. Es decir, se parte del displacer que genera la autoimagen del cuerpo envejecido y se sitúa al sujeto en la «expectativa ilusoria» de parecer/ser bello; lo cual está equiparado a parecer más joven, más radiante, y con ello, a acceder al éxito y a la compañía. Las principales destinatarias de los mensajes publicitarios acerca de las alternativas terapéuticas referidas al rejuvenecimiento de la piel y a la modelación corporal son las mujeres mayores. Para ellas ¿Consti72
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tuirán estos «tratamientos de belleza» la excusa para acariciar su piel y contactarse con sí mismas desde una mirada diferente?. ¿Se unirá su anhelo de ser deseadas al cumplimiento de responder a un ideal propiciado por la cultura? ¿En qué medida este dejarse «modelar» en las formas no deforma sus formas?. La cultura, desde sus artefactos de difusión, genera la necesidad de «embellecimiento» y «diseña» un estereotipo de belleza sustentado en una imagen lánguida, casi desprovista de formas, ágil, misteriosa e intocable. Pareciera que la belleza es un tesoro al cual es necesario custodiar y que se asocia a una juventud productiva. ¿Será que parecer una mujer adulta siendo una mujer de mediana edad o anciana constituye una compensación cultural a la pérdida de la posibilidad de reproducción?. Ocultarse detrás de la piel «rejuvenecida» supondrá ocultarse a la memoria de los tiempos en un intento de escapar a la perennidad del aquí y ahora y retornar ilusoriamente al «fue» como si con ello se engañase a la propia conciencia del envejecimiento. Retardar el envejecimiento. Postergar la flecha del tiempo. Detener el transcurrir natural de la vida, constituyen las premisas que los discursos analizados «lanzan» como mandatos a seguir. Dichos mandatos solapan la desvalorización del tiempo vivido y la experiencia de vida transformada en huella de lo transcurrido. Razón por lo cual es necesario «parecer» como «joven».
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LA CONTRIBUCIÓN DE LOS DISCURSOS ESTÉTICOS AL MANTENIMIENTO DE ESTEREOTIPOS FEMENINOS
lo largo del trabajo hemos tratado de de-construir el modo en que los discursos de los medios de comunicación, particularmente los de la prensa escrita imponen modos de percibir y valorar el cuerpo femenino y su imagen, atravesados por el paso de los años. Hemos señalado cómo estos discursos enfatizan la importancia del parecer joven, lo que implica dar prioridad a la mirada externa, al ser miradas y valoradas desde el espejo de los otros. Demanda de extrañamiento de la propia imagen; demanda que promueve el desconocimiento antes que el re-conocimiento del propio cuerpo envejecido y envejeciente. A nuestro juicio, estos discursos poseen una fuerte carga conservadora en términos culturales, en la medida que refuerzan el sentido de la mujer mayor como objeto para ser mirado, objeto que adquiere sentido siempre desde la mirada del otro, mirada culturalmente masculina. Sólo a través de la mirada del otro, la mujer puede restituir el valor de su cuerpo y puede restituirse un valor personal y social en la medida en que satisface la demanda del espejo social. Como afir74
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ma Bourdieu (1998)“todo, en la gé nesis del hábito fe- menin o y en l as condiciones sociales de su actualiza- ción, contribuye a hacer de la experiencia femenina del cuerpo el límite de la experiencia universal del cuer- po-para-otro, incesantemente expuesta a la objetividad operada por la mi rada y el discurso de los otros”... “Así pues, el cuerpo perci bi do estádobl emente determina- do desde un punto de vi sta social. Por una parte, es, incluso en l o que tiene de m ás aparentemente n atural (su volum en, su estatura, su peso, su musculatura) un producto social que depende de sus condici ones so- ciales de producción a travé s de diversas medi aci ones como las condici ones de trabajo y l os hábi tos ali men- ticios. La hexeis corporal, en l a que entran a la vez la conformación propiamente física del cuerpo y la ma- nera de moverlo, el porte, el cuidado, se supone que expresa el “ser profundo”, la “naturaleza” de la “perso- na” en su verdad, de acuerdo con el postulado de la correspondenci a entre lo “físico” y “l o m oral”, que engendra el conoci miento práctico y racionalizado, l o que permi te asociar unas propi edades “psicológicas” y “morales” a unos rasgos corporales”. De ese modo, tener un buen cuerpo, un cuerpo sano, un cuerpo bello en la madurez, sería el reflejo de la inteligencia personal, que llevaría a usar inteligentemente los recursos provistos por la industria estética. Por obra y gracia de la mediación del rol de consumidora de esos productos, la mujer mayor puede restituirse un sentido de auto-eficacia, en la medida que sabe que está obrando a su favor para evitar que se le note que está envejecida. Sin embargo, la mirada externa que 75
DISCURSOS SOCIALES sobre propugnan los discursos estéticos y saludablesde la prensa escrita, imponen demandas que pueden generar malestar en las mujeres mayores, en la medida que les imponen un ideal estético no sólo inalcanzable para muchas, sino porque la promesa es clara: sólo se puede retardar, enmascarar o disimular el paso del tiempo; mientras que sus huellas ya están allí. La tensión que se genera entre el cuerpo percibido desde la imago interna y el cuerpo demandado desde la imago social, es fuente de numerosos conflictos, de inseguridades, de temores que afectan el desempeño social de las mujeres mayores y condicionan su propio bien-estar. Los cuidados que se propician al cuerpo se relacionan con los modos de percibirlo y valorarlo, intentando que el cuerpo real se aproxime lo más posible al cuerpo ideal demandado socialmente. De ahí que, la probabilidad de la mujer de sentirse incómoda en su propio cuerpo, el malestar, la timidez o la vergüenza son tanto más fuertes en la medida en que es mayor la desproporción entre el cuerpo socialmente exigido y la relación práctica con el cuerpo que imponen las miradas y las reacciones de los demás”. Afirma el autor que “...incesantemente bajo l a mirada de los demás, l as mujeres están condenadas a experimentar constantemente la distancia entre el cuer- po real al que están encadenadas y el cuerpo ideal al que intentan incesantemente acercarse. Al sentir la necesidad de la mirada de los demás para construirse, están constantemente orientadas en su práctica para la evalu ación anticipada del precio que su apariencia 76
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corporal, su m anera de mover el cuerpo y de presen- tarlo, podráreci bi r” . (Bourdieu, 1998). En ese sentido, la desvalorización social del cuerpo envejecido de la mujer mayor, implica un estigma que atenta contra su integridad psicológica. Los discursos de la prensa escrita y de la publicidad estética construyen una imagen femenina enmarcada en modelos sociales ideales y que la performan como un cuerpo deseable, un cuerpo para ser admirado y apreciado por la mirada externa. Por ello, interrogada sobre su mirada en el espejo una mujer afirma: « El espejo de lo que somos es el otro. El espejo es el vínculo con los demás. M ientras más cercano es el vín- culo, más detall ista y cruel es el espejo. H ay m iles de espejos en los cuales nos miramos para saber quienes som os. Estos espejos no configuran nuestra identidad pero ayudan a compl etar nuestra imagen. Lo que nos dicen ¿quéti enen de cierto?». Este discurso revela el valor que la mirada externa tiene como patrón de autovaloración de las propias mujeres mayores y evidencia el peso de los estereotipos culturales sobre el cuerpo y la estética originados en la cultura patriarcal. La dominación masculina, que convierte a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo ser es un ser percibido, tiene el efecto de colocarlas en un estado permanente de inseguridad corporal o, mejor dicho, de dependencia simbólica. Existen fundamentalmente por y para la mirada de los demás, es decir, en cuanto que objetos acogedores, atractivos, disponibles. Se espera que ellas sean femeninas, es decir, sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas, discretas, contenidas, por no decir 77
DISCURSOS SOCIALES sobre difuminadas....Y además, que no parezcan viejas. Creemos que no puede soslayarse este carácter conservador de los discursos que ponen en circulación los medios de comunicación. En la medida que estos discursos imponen una demanda de subjetivación a las mujeres madurescentes a partir de determinados patrones estéticos, acentúan la desestabilización que genera la percepción del cambio del cuerpo y de su imagen. Como señalan algunos autores, en nuestra cultura contemporánea el marcador subjetivo más significativo del envejecimiento femenino, no estaría tan ligado a los cambios fisiológicos producidos por la menopausia; como a la percepción de que dejan de ser miradas, dejan de ser valoradas socialmente por su imagen corporal. La invisibilización social que parece producirse por la posesión de un cuerpo envejecido, hace tomar conciencia de la pérdida de deseabilidad y genera una crisis ligada a la elaboración de la pérdida del cuerpo y la imagen del cuerpo juvenil de la adultez.
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A modo de conclusiones En los textos analizados se observa que los campos ideativos de esté tica , salud y vejez se construyen estrechamente relacionados entre sí y con los campos de la ciencia y la tecnología. Se produce una interacción de significados centrados en determinados modelos estéticos, de salud y de edad que construyen como destinatarios a personas enevejecientes, especialmente mujeres mayores, de nivel sociocultural medio y alto. Las diferencias de uso en las formas de designar el envejecimiento y la vejez construyen representaciones socialesrelacionadas con actitudes, valores e ideologías de los distintos grupos sociales, políticos y culturales. Aceptar la palabra para conocer la realidad no implica que exista una relación unívoca entre vocabulario y realidad. Los vocabularios de las lenguas naturales son construcciones de lo real que reflejan los intereses de una comunidad discursiva o en ciertos casos los intereses de grupos dominantes. En los casos analizados el sistema de vocablos utilizados por los discursos de la prensa escrita, referidos a la estética, la salud y el envejecimiento denotan una valoración positiva de la estética de la juventud y de los procesos de rejuvenecimiento; así como, de la prolongación de la vida y del bien-estar como estado 79
DISCURSOS SOCIALES sobre deseable. El bien-estar se transforma en una posición a la cual el sujeto mayor puede acceder si participa activamente en el consumo de “bienes y artefactos” destinados a promoverlo. De ese modo, el bien-estar incentivado por los medios de comunicación social trasciende las fronteras del campo de la salud, en tanto equilibrio funcional e ingresa al campo de la estética, en tanto armonía y belleza. Salud y estética se fusionan a través de las tecnologías del cuerpo y de la imagen, con-formando un espacio de artesanía en donde el sujeto se construye a sí mismo, en relación a una idea/imagen/ideal sostenida en representaciones sociales generadas por la industria de la cosmética, la moda y las terapéuticas de diversa índole. Como consecuencia de esto, el envejecimiento y la vejez se construyen mediante asociaciones con el campo de la salud y con los avances de la ciencia y la tecnología. De este modo, la prensa escrita trata de desterrar las imágenes estereotipadas de las personas mayores enfermas, inactivas, solas y tristes. En este sentido la vejez definida como juventud atesorada es construida como positiva y aceptable por analogía con la juventud, no por sí misma. Otro aspecto de los discursos de la prensa escrita es el uso de una gran cantidad de términos de significación indiferenciada y ambigua para referirse al proceso de envejecimiento y a la vejez. Se ha observado que, los medios utilizan selectivamente el concepto “edad y edades” con la pretensión de demarcar y diferenciar etapas, fases o momentos vitales dentro del ci80
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clo de vida adulto. Posiblemente, este uso del lengua je se relacione con la necesidad de categorizar un aspecto de la existencia generado por el incremento de la expectativa de vida y, además con la intención de construir públicos-consumidores segmentados según la lógica de las diferencias generacionales, de género y de capacidad de consumo. De este modo, la prensa escrita selecciona un sistema de vocablos a partir de los que construye representaciones sociales referidas a la estética, la salud y la edad dirigidas a un consumidor estándar ubicado en la categoría de adulto joven. Para lo cual “diseña” un discurso en el que la persona mayor se incluya de manera que tienda a identificarse con esta categoría etárea. De ahí que, el concepto de edad/edades tal como es usado en los discursos de la prensa, deja sin efecto las fronteras tradicionales de la diferenciación de los ciclos de la vida, enfatizando la categoría “adultez” como etapa/ideal que engloba a todas las demás. Los discursos de la prensa escrita operan mediante la tecnologización del lenguaje, es decir del permanente diseño del que éste es objeto de acuerdo a las intenciones comunicativas de los hablantes. En este diseño se selecciona un sistema de vocablos que se sostiene sobre la legitimidad de un discurso emanado de fuentes autorizadas (profesionalesy científicos) cuya vulgarización y simplificación por parte del emisor/ periodista tiene como finalidad persuadir y convencer de la seriedad, la veracidad y confiabilidad de la “prescripción” del bien de consumo que se ofrece. Para lo 81
DISCURSOS SOCIALES sobre cual se cita el discurso de científicos y técnicos, el que constituye una argumentación de autoridad con la que el emisor/periodista fundamenta y legitima la información y refuerza la función persuasiva del discurso periodístico. El discurso de la prensa escrita requiere de la profesionalización del emisor/periodista quien “diseña” sus argumentaciones teniendo en cuenta la estructura sintáctica y semántica del lenguaje y recurriendo al conocimiento enciclopédico de la realidad. Conocimiento que permite extrapolar vocablos de distintas áreas de conocimiento y estructurarlos de manera estándar hacia un sector de consumidores formados en una cultura enciclopedista de clase media alta. Los discursos sobre la estética, la salud y el cuerpo construyen un modelo de envejecimiento definido por patrones culturales tradicionales. Esos discursos enfatizan la mirada externa y la inscripción biológica del envejecimiento. El cuerpo, es modelado discursivamente como un campo en el que las tecnologías de las industrias estéticas, farmacéuticas y cosméticas libran una batalla contra la vejez. El discurso de la prensa escrita tiene una lógica circular, en el que aparecen claramente los límites del conocimiento científico frente a la vejez. Su promesa tiene como límite la irreversibilidad del envejecimiento y, por lo tanto, más allá de sus intenciones su eficacia es relativa. Su accionar sólo es efectivo para retardar, retrasar y disimular las huellas inevitables que ge82
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nera el paso del tiempo. Accionar que sólo es efectivo en el dominio de la imagen y de la apariencia y que se contrapone a la experiencia subjetiva de poseer y portar un cuerpo envejecido, un cuerpo expuesto a la pérdida de valor social, un cuerpo desvalorizado por la pérdida de sus atributos juveniles. En ese territorio de la apariencia, los discursos imponen una demanda por disimular el envejecimiento. Esto contradice la percepción objetiva de las personas mayores que, confrontadas a la imagen que refracta el espejo, se ven proyectadas en la búsqueda de opciones que le permitan restituir una imagen de sí que las rescate del temor que genera la mirada de la cultura. La recuperación de su propia mirada, el rescate de sus espejos internos para poder comprender el proceso de transformación que experimentan sus cuerpos con el paso del tiempo, se impone como una necesidad para abrir la reflexividad e incrementar el bienestar personal en estos momentos del ciclo vital.
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DISCURSOS SOCIALES sobre
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CULTURA POSMODERNA Y DISCURSOS DI SCURSOS SOCI SO CIA ALES: I TINER TI NERA ARIOS RIO S DE LA SUBJETIVIDAD DURANTE EL ENVEJECIMIENTO
l análisis de los discursos de la prensa escrita referidos a la estética, el cuerpo y el envejecimiento ha permitido detectar el modo en que a través de los medios de comunicación social se diseñan y rediseñan representaciones sociales y se construyen nuevas significaciones para nominar y denominar estas experiencias cias humana humanas s. Mediant diante e un conjunt conj unto o de proce procedim dimientos y operaciones discursivas que se han descripto en el texto, se genera una transformación en los modos que cada sociedad tiene de simbolizar y re-presentar cier ciertos tos aco aconte nteci cim mientos entos vita vitalles. es. Mediante el trabajo del lenguaje, los símbolos son connotados con nuevas significaciones e investidos de nuevos sentidos. El movimiento y transformación del orden simbólico hace que los miembros de una cultura puedan adquirir nuevas interpretaciones de su experiencia y, con ello, re-significar los eventos que deben atravesar. En estas líneas se plantea una re84
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flex flexiión acer acerca ca de los los efectos efectos del orden posmoderno posmoderno en los procesos de simbolización mediados por el lenguaje y, especí pecífi ficam came ente, nte, el espacio pacio que ofrece ofrece la la culcultura contemporánea para la construcción de subjetividades durante el envejecimiento. En los modos que utilizan los medios de comunicació nicación n soci socia al para para nom nomiinar nar la la ve vejez, la compos composiición ción simbóli bólica se se tra trans nsform forma a en en una composi composición ción dia-ból di a-bóliica en tanto, “lo “l o di abólico abóli co separa separa desga desgarrando rrando ... [confunc i on ones es de lo di aból aból i co son son trario rario a lo simbóli bólico] l as funci ...) ...) relacion relaci ones es de separ separación, ación, ali al i enación, de d e ruptura ruptu ra ( [En [En épocas de re reformul formula ación ción de si signifi nificados cados soci ocio-cul o-cul-turales], l o s sím b o l o s se des (Schapiira, ra, G., 2003) d esii n tegran tegr an (Schap y la idea/imagen que se condensa en el concepto se separa. En este este senti sentido do el lenguaj enguaje e y sus usos posmod posmoderernos mediante la tecnologización de los discursos sociales “enajena” al sujeto en tanto que lo deja fuera del lugar, pues al designar no asigna un lugar, deja al sujeto de nominación en lo u-tópico (en un no lugar) enajenando sus posibilidades de inclusión y de diferenciación. El sujeto envejeciente es excluido de las categorías discursivas tradicionales e ingresa a las categorías difusas de nominación por el efecto de indiferenciación ción que produce produce la te tecnolog cnologiización ción del dis discurso; curso; tectecnologización que lo remite a un espacio “virtual” y transicional, indiferenciado y ambiguo. De ahí que, en los actuales modos de nominar a la “vejez” se pro85
DISCURSOS SOCIALES sobre mueva el empleo de diseños de discurso que re-nieguen de la inclusión del paso del tiempo, que en su significado remiten a un espacio ideal que regresa a los suj sujet etos os a lugares ugares esta estanc ncos os en en donde donde la la im impronta pronta del del “tiempo vivido” no se proyecta hacia el mañana sino hacia el ayer: generando persuasivamente en los sujetos envejeci envejecient entes es la neces necesiidad il ilusori usoria a de ate atem mporali poralidad y la la promes promesa de que pueden pueden “manej “manejar” ar” a voluntad voluntad la impronta del de-venir del tiempo. Las tecnologías del lenguaje utilizadas por los medios dios de comuni comunicación cación soc sociial apel apelan a la raz razón pura de la ciencia en donde se exacerba la omnipotencia del dominio de la naturaleza y el señorío del hombre sobre lo lo creado y sobre sí sí mismo. Señorío eñorío que rem remite a una omnipotencia infantil, que no es otra cosa que la necesidad de transgredir el sentido de finitud y la perennidad de lo vital. De este modo, los medios de comunicación social cial pers persuaden uaden convenci convencie endo al suje ujeto de que puede pueden n acceder a un obj objeto eto que es externo externo a el ellos: “el produc produc-to de consumo”; que “mágicamente” autorizado por los des descubrim cubrimientos de la cienci ci encia a am aminorarán norarán las las conconsecuencias del vivir. La cultura promueve entonces ideales enajenantes tes que dej dejan fuera fuera de sí sí al sujet ujeto o en sus sus posibi posibillidades dades de transitar el tiempo en de-venir, situándolo en el lugar u-t u-tópico ópico de ser ser un producto cult cultural ural producido producido por las demandas atemporales de juventud eterna. De este modo, odo, la soc sociiedad edad se se trans transforma forma en un gran gran pulpo pulpo que 86
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lanza sus tentáculos hacia los sujetos sujetándolos a ideales que homogeneicen las particularidades de los sujetos. Todos debemos parecer iguales exaltando la diversidad. Paradoja del tiempo y de la significación de lo por-venir, conjugación de la acción en un tiempo sin conjugar. El sujeto se transforma en el infinitivo, acción que remite a la potencialidad pero que deja fuera todo movimiento de tiempo conjugado y por conjugar. Se “busca viejos sin experiencia” lanzados a la aventura de olvidarse de sus memorias y dispuestos a reciclar permanentemente su identidad, sin conservar un anclaje que establezca lazos de continuidad entre los avatares de su subjetividad y el aquí y ahora. Se promueve ser distinto de ayer y hoy igual al mañana. El ser y el parecer se discontinuan y la imago que el sujeto narra de sí mismo queda capturada en la virtualidad de lo ideal. El ideal de la cultura posmoderna es un ideal tanático, en tanto que frustra en lugar de gratificar; situándose en el polo de lo inalcanzable, “de lo perfecto”, de lo no susceptible de realización. Lejos de impulsar al sujeto a completar lo que le falta y a movilizar el deseo de ligarse a lo esencial del sí mismo, lo excluye del plan de completarse y lo enajena en una imagen que captura el eros, lo vital. De ahí que, la cultura genera patologías del “eros”, patologías del narcisismo en tanto que en lugar de de-codificar al sujeto en sus necesidades lo co-difica en los ideales. En el marco de la cultura posmoderna, la identi87
DISCURSOS SOCIALES sobre dad se desliga de la subjetividad que sustantiva al su jeto (sujetándolo a la personalización del sí mismo) al sufrir el influjo de la adjetivación de la cultura. La cultura cosifica al sujeto en tanto lo sitúa en el territorio de lo objetivable. De ahí que, el tiempo “real” se transforme en una amenaza de fragmentación y el tiempo “ideal/virtual” se convierta en el escape imaginario en el que se estanca el fluir del deseo. Deseo de transformarse en el tiempo. Deseo de “mudar” de estaciones. Deseo de ligarse al fluir natural de la vida. Para concluir, podemos señalar que en los discursos de la cultura posmoderna resuenan los ecos de la dualidad clásica, que divide en pares contrarios materia/forma; cuerpo/alma, psique/soma, escencia/ apariencia, ser/parecer. Siendo los medios de comunicación social los instrumentos de violencia simbólica que emplea la cultura hegemónica para re-producir y fragmentar las identidades. Identidades que se globalizan y se proyectan virtualmente hacia el infinito en las partículas microscópicas de la información. Partículas que se desligan del todo, fragmentos incompletos de un mundo aparente en donde la imagen que se refracta en los restos de un espejo disocia lo que muestra/lo aparente de lo que contiene/lo escencial.
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APÉNDICE ALGUNOS COMENTARIOS METODOLÓGICOS l objetivo de la investigación fue “analizar los modos en que se construyen los significados sociales de la vejez en relación al cuerpo, la estética y el envejecimiento en los discursos de la prensa escrita”. El supuesto teórico que orientó el estudio fue que los medios masivos de comunicación (en especial de la prensa gráfica) difunden, vehiculizan y promueven representaciones sociales relacionadas a la vejez y el enve jecimiento, que poseen diferentes significaciones y connotaciones culturales (algunas correspondientes al orden posmoderno y otras propias de la cultura tradicional), y que ejercen un efecto performativo sobre la constitución de identidades y subjetividades de las personas envejecientes. La metodología de análisis es cualitativa. Se utilizaron registros de una muestra aleatoria de artículos periodísticos de información seleccionados de dos diarios de tirada provincial de la provincia de Catamarca (LU) y (EA), y dos diarios nacionales editados en Buenos Aires (LN) y (Cl) y tres revistas de interés general 91
DISCURSOS SOCIALES sobre ligadas a la salud, de las cuales una se descartó para el análisis, quedando dos (BS) y (SV). Todos los materiales fueron publicados en los primeros seis meses del año 2001 y fueron recopilados y archivados durante ese lapso de tiempo. De los periódicos se tomaron los discursos de divulgación publicados en las secciones ya que al estar centrados en estos asSalud y Ciencia pectos encontramos una alta frecuencia de vocablos relativos a los campos específicos del cuerpo, la estética, la salud y la edad. De las revistas se seleccionaron artículos relacionados a los temas referidos anteriormente, y también los mensajes publicitarios. También se utilizaron registros de sesiones de trabajo grupal con personas mayores que asisten a cursos de calidad de vida, en las Universidades Nacionales de Catamarca y de Córdoba. Una vez constituido el corpus analítico se efectuó un análisis lingüístico (utilizando el análisis lexicológico de textos informativos y de noticias periodísticas publicados en los diarios y revistas). Para el análisis de las publicidades se realizó un análisis semiótico. El análisis lingüístico fue complementado con una interpretación psicoanalítica y con una lectura socioantropológica. Por razones de espacio no se han incluido las imágenes publicitarias que se han analizado, las que son, en sí mismas, potentes discursos que refuerzan los textos escritos. En cuanto a los tecnicismos propios del análisis lingüístico estos se han simplificado a fin de dar más 92
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claridad expositiva al trabajo. Las marcas comerciales de diarios y revistas, así como de los tratamientos y productos que aparecen en los textos se han reemplazado por acrónimos, a fin de resguardar los sellos comerciales.
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LO S A UTORES
JoséYuni es Licenciado en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación (Orientación Psicología Evolutiva y de la Educación). Profesor Titular por Concurso de Teoría de la Educación y Metodología de la Investigación en la Universidad Nacional de Catamarca. Profesor en cursos de posgrado de las Universidades de Córdoba, Tucumán, La Rioja y Maimónides. Director del Programa UNIMAS (Universidad de Mayores) de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Catamarca. Claudio U rbano es Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Especialista en Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales. Doctorando en Ciencias de la Salud, en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. Ex Profesor Titular de Psicología y cultura de los adolescentes en la Universidad Nacional de Formosa; Profesor Titular de Temas y problemas de la Educación y de Investigación Etno-
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gráfica e Investigación-Acción en esa misma Universidad. Docente de posgrado en la Maestría en Gerontología de la UNC. Ejerce como psicólogo clínico. Ha coordinado experiencias autogestionarias con personas con HIV-Sida y talleres de sexualidad femenina. Dicta los cursos de Calidad de Vida: Reducción del Estrés y Desarrollo Personal y Creatividad, en el Programa Universitario de Adultos Mayores de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. M aría del Carm en Arce es Licenciada en Letras y Especialista en Lingüística, UNC. Profesora titular por concurso de Lingüística en la Facultad de Filosofía y Humanidades y la Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca. Co-directora del Proyecto de Investigación Prospectiva de la Educación de Adultos Mayores en Argentina, financiado por la SEDECYT. Posee numerosas publicaciones sobre la construcción de las noticias en los medios de comunicación social y sobre análisis del discurso.
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