fuente
revolución
cuervo
calavera
libre
primavera
embarcadero
vena
cabalgata
junco
doble
aterrizaje
molde
orificio
vientre
humanidad
suave
perspectiva
leño
latifundio
arbitrario
miga
conversación
acto
evolución
imaginación
triste
siervo
grava
manzanilla
actor
experiencia
universidad
pegajoso
crisis
azabache
juicio
individuo
cofre
rosal
tugo
caropeto
clasichofa
criscol
flapa
roferola
grafelina
tronfa
plascasida
claso
sipa
grisdalejo
prino
peta
nujarelo
pritosado
trondosica
llarenaje
lane
grafel
fuercho
puendorelo
flaperodo
nuja
llaje
sinjapeca
ladesafo
cado
racosijo
tusomigo
barename
rofo
fuercarelo
puense
grisque
raco
bane
petesaran
criscolama
plasco
A continuación, se presentan varios dibujos y en cada uno de ellos hay tres frases u oraciones. La tarea que has de realizar consiste en elegir la oración que sea correcta de acuerdo con cada dibujo. Debes leer todas las oraciones antes de decidir. Cuando hayas decidido cuál de las tres oraciones es la correcta deberás anotar la respuesta en la Hoja de anotación rodeando la letra (A, B o C) que corresponda a la frase elegida. Ten cuidado con que el número de la casilla coincida con el del ejercicio que estas resolviendo.
1.
A.
El niño abraza al oso.
B.
El niño es abrazado por el oso.
C.
Es el niño el que abraza al oso.
2.
A.
El señor es reñido por la niña.
B.
La niña riñe al señor.
C.
A la niña le riñe el señor.
3.
A.
Es el mecánico el que ayuda al policía.
B.
Es el policía el que ayuda al mecánico.
C.
El policía es ayudado por el mecánico.
4.
A.
La mujer a la que fotografía la niña es delgada.
B.
La mujer que fotografía a la niña es delgada.
C.
La niña a la que fotografía la mujer es delgada.
5.
A.
Es al cura a quien riega el bombero.
B.
Al cura lo riega el bombero.
C.
Es al bombero a quien riega el cura.
6. A.
El camión que persigue al coche es deportivo.
B.
El coche que persigue al camión es deportivo.
C.
Al coche deportivo lo sigue un camión.
7.
A.
La anciana es peinada por la chica.
B.
La chica es peinada por la anciana.
C.
La anciana peina a la chica.
8.
A.
Es la niña la que besa al mono.
B.
Es el mono el que besa a la niña.
C.
El mono es besado por la niña.
9.
A.
El soldado que saluda al general está gordo.
B.
El soldado al que saluda el general está gordo.
C.
El general saluda al soldado gordo.
10. A.
El león persigue al rinoceronte.
B.
Al león lo persigue el rinoceronte.
C.
El rinoceronte es perseguido por el león.
11.
A.
Es el enfermo el que mira la temperatura al
médico. B.
Es el médico a quien mira la temperatura el
enfermo. C.
Es al enfermo a quien mira la temperatura
el médico.
12.
A.
El futbolista al que amonesta el árbitro está de
espaldas. B.
El futbolista que amonesta al árbitro está de
espaldas. C.
El árbitro al que amonesta al futbolista está de
espaladas.
13.
A.
El niño que abraza al oso es grande.
B.
El oso que abraza al niño es grande
C.
El niño abraza al oso grande.
14.
A.
La niña que riñe al señor es pecosa.
B.
Al señor lo riñe una niña pecosa.
C.
La niña a la que riñe el señor es pecosa.
15.
A.
Es al policía a quien ayuda el mecánico.
B.
Es al mecánico a quien ayuda el policía.
C.
El policía es ayudado por el mecánico.
A.
La niña es fotografiada por la mujer.
B.
La mujer fotografía a la niña.
C.
La mujer es fotografiada por la niña.
16.
17.
A.
Al bombero lo riega el cura.
B.
Al cura lo riega el bombero.
C.
El cura es regado por el bombero.
18. A.
Al coche lo persigue el camión.
B.
Al camión lo persigue el coche.
C.
El coche es perseguido por el camión.
19.
A.
La anciana es peinada por la chica.
B.
Es a la chica a quien peina la anciana.
C.
Es la chica la que peina a la anciana.
20.
A.
Es a la niña a quien besa el mono.
B.
Es al mono a quien besa la niña.
C.
Es la niña la que besa al mono.
21.
A. El general al que saluda al soldado está delgado. B.
Es al soldado al que saluda el general delgado.
C.
El soldado es saludado por el general delgado.
22. A.
El rinoceronte es perseguido por el león.
B.
El león es perseguido por el rinoceronte.
C.
Al rinoceronte lo persegue el león.
23.
A.
Es el médico el que mira la temperatura del
enfermo. B.
Es el enfermo el que mira la temperatura al
médico. C.
Es al médico a quien mira la temperatura el
enfermo.
24.
A.
El árbitro que lleva una gorra es amonestado
por el futbolista. B.
El árbitro que amonesta al futbolista lleva una
gorra. C. gorra.
El futbolista amonesta al árbitro que lleva una
MALDITO APÉNDICE El cirujano, después de hurgar un buen rato en el abdomen del paciente, al que estaba operando de apendicitis, se dio por vencido. Después de limpiarse los guantes de goma en su bata blanca, se puso a darle cachetitos en las mejillas para despertarle de la anestesia. -
¿Qué ocurre? - se sobresaltó el paciente abriendo los ojos-. ¡Perdone que le moleste! ¿Podría indicarme dónde tiene usted el apéndice? ¿Y me despierta para preguntarme esa bobada? – se indigno el enfermo bostezando-.
A lo que respondió el cirujano enfadado: -
-
¡Para eso le despierto!, porque llevo un cuarto de hora buscándolo y no doy con él. ¡Caray!, pues no sé qué decirle con exactitud, gruñó el paciente entornando los párpados para o desvelarse. Supongo que lo tendré como todo el mundo; en la tripa. ¡En la tripa!- remedó el cirujano -. ¡Como si la tripa fuese un bolsillo! Mire doctor, lo que quiero es seguir durmiendo y que acabe de operarme. Para eso tendría que encontrar su maldito apéndice. Y si usted no me dice dónde lo ha escondido…
-
¿Cómo quiere que me acuerde? - contestó el enfermo, incorporándose ligeramente de a cama de operaciones-. Uno no puede acordarse dónde tiene cada víscera.
Pues a mi, plin – se plantó el cirujano de brazos-. Si no me ayuda peor para usted. -
Espere hizo memoria el paciente -. ¿Ha mirado en el intestino grueso? Pues claro -. Se ofendió el cirujano -. ¿Cree usted que me chupo el bisturí? Lo he recorrido de cabo a rabo. Yo juraría que siempre lo tuve allí, se extrañó el pachucho. Quizá se haya caído debajo del hígado. Tampoco. Debajo del hígado encontré unas virutas de cirrosis. ¡Aquí está ese picaruelo! , exclamó el operador apresando con una pinza el organillo perseguido, que se contorneaba como una lagartija.
Los esquimales El medio natural en que vive el pueblo esquimal es uno de los más duros de la Tierra. No conocen la estación cálida, el sol no luce durante los nueve o diez largos meses de invierno y la fría noche ártica sólo se ilumina de vez en cuando por las auroras boreales. El mar está cubierto de un gran banco de hielo durante las tres cuartas partes del año. Cuando produce el deshielo parcial, en los meses que van de julio a septiembre, se puede navegar por los canales formados entre bloques de hielo que se desprenden, sorteando los icebergs desprendidos de los glaciares continentales. Pero el esquimal se ha mostrado lo bastante rico en recursos no sólo para vivir en las regiones más septentrionales de la Tierra, sino incluso para disfrutar de una vida hasta cierto punto confortable. La fauna le proporciona prácticamente todo lo que necesita para su alimentación, vestido y vivienda: aceites animales para el alumbrado y para cocinar los alimentos, carne de pescado, de foca, de osos blanco, pieles y cueros. Los materiales de construcción para su casa de invierno, el iglú, proceden del mismo hielo. Pero la fauna tiene sus límites y cuando sus migraciones periódicas la aleja de las zonas en que viven los hombres, el hambre puede hacer desaparecer colectividades enteras de esquimales. Los habitantes del Ártico van cubiertos de pieles de los pies a la cabeza. Sus medios de locomoción son el trineo, para deslizarse sobre la superficie del hielo, y el kayak, canoa cubierta y con una pequeña abertura redonda en la superficie, en la que se sienta prácticamente hundido entre pies. La historia de los esquimales, tal como puede reconstruirse a través de los relatos de los exploradores de finales del siglo XIX y comienzos del XX, es una historia de lucha con la Naturaleza, en la que los periodos de prosperidad y crecimiento iban seguidos de periodos de hambre que reducía las comunidades y llegaban a poner en peligro la vida de determinadas poblaciones.
Los papúes australianos Cuando los europeos llegaron a Australia en el siglo XVIII, encontraron una población indígena que vivía en la edad de piedra y cuyos caracteres raciales los emparentaban con los negros africanos, aunque presentaban rasgos muy típicos: poderosa mandíbula, espesísimas cejas, nariz muy hundida a la altura de los ojos, etc. Los papúes del norte de Australia van completamente desnudos; los del sur, donde la temperatura es menos elevada, se cubren con pieles de canguro. Construyen unas chozas con troncos y barro, desconocen todo tipo de herramientas metálicas y utilizan la piedra pulimentada. Sólo han logrado domesticar el dingo, animal indígena muy parecido al perro. Viven de la pesca y de la caza, para las que poseen una gran habilidad. Son capaces de seguir una huella, incluso en la oscuridad de la noche, guiados exclusivamente por el tacto, muy sensible en las plantas de sus pies desnudos. Frecuentemente se acercan a las presas revestidos con pieles de la misma especie que intentan cazar, por lo que los animales no advierten el peligro que les acecha. Resisten, sin comer, una marcha de varios días para perseguir a un canguro que corre a mas de 40 Km por hora, hasta que la fiera se sienta cansada y amedrentada y se entrega. Pero no siempre el fina es tan feliz, pues algunos canguros gigantes, al verse perdidos, adosan su espalda a un árbol, se alzan sobre sus patas traseras y propinan golpes capaces de acusar la muerte de sus perseguidores. Conocen el fuego, pero desconocen el arco y las flechas. A presencia del hombre blanco constituyó un drama para los papúes, ya que no aceptaron los beneficios de su cultura y , en cambio, contrajeron las diversas enfermedades de que los europeos eran portadores: tuberculosis, viruela, tifus, etc. De unos 300, 000 individuos en 1786 sólo quedan en la actualidad unos 55, 00, que bien aislados en las montañas protegidos por el Gobierno de Canberra en extensas reservas. Además de los australianos existen papúes en otras isas de Oceanía (Nueva Guinea), pero su número es escaso y su demografía es de signo decreciente. A diferencia de lo que sucede en Australia, los papúes de Nueva Guinea se han integrado en la vida social y forman parte de las instituciones políticas.
El planeta Áurea Después de varios meses navegando por el espacio, los astronautas llegaron al planeta Áurea. Aterrizaron por la zona sur y se encontraron con unos extraños habitantes que tenían un solo brazo y tres piernas. Eran bajos y fuertes, y vestían una especie de armadura metálica. Después de varios días observándoles, comprobaron que había tres grupos sociales claramente diferenciados: los jefes, encargados de organizar y dar órdenes, los cazadores encargados de buscar la comida y los artesanos destinados a la construcción de las viviendas y de los vestidos. Su alimento principal lo constituía una especie de ratas gigantes de las que existían varios tipos: las ratas blancas, alas que capturaban por la noche; las negras, a las que cazaban por el día y las marrones, a las que sólo cazaban en determinadas fechas. Su forma de desplazarse dependí de la prisa que tuviesen. Cuando iban paseando utilizaban sólo dos piernas, dejando la tercera ligeramente en el aire a escasos centímetros del suelo. Si querían correr, apoyaban las tres piernas y con la del medio se impulsaban, dando grandes saltos. Una vez concluida, los astronautas se fueron a la zona norte del planeta y allí se encontraron con otros habitantes muy diferentes a los anteriores. Estos eran altos y delgados y tenían solo una pierna, aunque cuatro brazos. Eran muy pacíficos y vegetarianos. Se dedicaban a disfrutar del sol y del aire libre. Socialmente se dividían en dos grupos: los cultivadores de flores y los carpinteros encargados de hacer viviendas y muebles. Su comida preferida eran las flores que diferenciaban por su forma. Por la mañana comían las de grandes pétalos y por la tarde de las formas redondas. Eran gente muy tranquila que no solía tener nunca prisa y que se pasaban mucho tiempo conversando. Su principal entretenimiento era hacer bonitas figuras con barro y flores. Con dos de sus brazos amasaban el barro, con otro brazo colocaban las flores y el cuarto brazo lo dedicaban a espantar insectos que no paraban de acercarse a las flores.