Prologo Acerca de 10 leve y 10 liquido La interrupcion, la incoherencia, la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida. Se han convertido incluso en necesidades reales para muchas personas, cuyas mentes solo se alimentan [... ] de earn bios subitos y de estfmulos permanentemente renovados [... ] Ya no toleramos nada que dure. Ya no sabemos como hacer para lograr que el aburrimiento de fruto. Entonces, todo el tema se reduce a esta pregunta:
"f1uidez" es la cualidad de los liquidos y los gases. Segun nos inforIa autoridad de la Encyclopcedia Britannica, 10 que los distingue de 11111 solidos es que "en descanso, no pueden sostener una fuerza tangent lill 0 cortante" y, por 10 tanto, "sufren un continuo cambio de forma I 1111 n 10 se 10s somete a esa tension". I"
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Este continuo e irrecuperable cambio de posicion de una parte del material con respecto a otra parte cuando es sometida a una tension cortante constituye un flujo, una propiedad caracterfstica de los fluidos. Opuestamente, las fuerzas cortantes ejercidas sobre un solido para doblarlo 0 flexionarlo se sostienen, y el solido no fluye y puede volver a su forma original.
Ifquiclo , una variedacl de fluidos, poseen estas notables cualidades, ,I punto de que "sus moleculas son preservadas en una disposici6n IIH!rn:l 1:1 solarnente en unos pocos diametros moleculares"; en tanto, "la 1lllpli:1 V:lri'c1::tclde concluctas manifestadas por 10s s6lidos es resultado lill\' 'to d ·llil'< I enlace que reline los atomos de 10s s61idos y de la dis1'IIIIivi )11d· los rt('()l1los". "Enlace", a su vez, es el termino que expresa Iii ("II I hi Iid I I d . 10,' Ii )Iidos -1:1 r 'sist' 'n i::lque ofrec' n "a la sepa raci6n 1,011
111111:1
ill IIlI lillllllWI"
.
Hasta aquf 10 que dice la Encyclopcedia Britannica, en una entrada que apuesta a explicar la "fluidez" como una metafora regente de la etapa actual de la era moderna. En le~guaje simple, todas estas caracterfsticas de los fluidos implican que los hqUldos, a dlferencia de los solidos, no conservan facilmente su f?rma. Los fluidos, por asf decido, no se fijan al espacio ni se atan al tlempo: En tanto los solidos tienen una clara dimension espacial pero neut~alizan ellmpacto -y disminuyen la significacion- del tiempo (resisten efeetlvamente su HUIO 0 10 vuelven irrelevante), los fluidos no conservan una forma durant~ mucho tiempo y estan constantemente dispu~stos (y pr~clives) a camblada; por consiguiente, para ell os 10 que cuenta es el fluJo ~el tiempo m,as que el espacio que puedan ocupar: ese espacio que, despues de todo, solo lIenan "por un momento". En cierto senti do los solidos cancelan cl tiempo; para los llquidos, por el contra rio, 10 ~ue importa es el t1empo. En la descripcion de los solidos, es posible ignorar completamente el tiempo; en la descripcion de los fluidos, se cometerfa • un error grave si el tiempo se dejara de lado. Las descripciones de un flUldo son como instantaneas, que necesitan ser fechadas al dor~o. Los fluidos se desplazan con facilidad. "Fluyen", "se derraman", "se desbordan", "salpican", "se vierten" "se filtran" "gotean" "inundan" ",rOClan", "c horrean", "manan", "exudan"; "" a diferencia de los solidos, no es poslble detenerlos facilmente -sortean algunos obstaculos disuelven otros 0 se filtran a traves de ellos, empapandolos-. Emergen'incolumes de sus encuen:r?s con los solidos, en tanto que estos ultimos -si es que siguen slendo solIdos tras el encuentro- sufren un cambio: se humedecen 0 empap~n. La extraordinaria movilidad de los fluidos es 10 que los asocia COnla Idea de "Ievedad". Hay llquidos que en pulgadas cubicas son mas pesados que muchos solidos, pero de todos modos tendemos a visualizarlos como mas livianos, menos "pesados" que cualquier solido. Asociamos "Ievedad" 0 "Iiviandad" con movilidad e inconstancia: la practica nos demu;stra que cuanto menos cargados nos desplacemos" tanto mas rapido sera nuestro avance. Estas razones justifican que consideremos que la "fluidez" 0 la "liquidez" son metaforas adecuadas para aprehender la naturaleza de la fase actual-en muchos sentidos nueva- de la historia de la modernidad. ~~ep,to que esta proposicion pueda hacer vacilar a cualquiera que cste famdlanzado con el "discurso de la modernidad" y con el vocabul:1rio empleado habitualmente para narrar la historia mod rn:l, ,II -:lSO1:\1110~ rnlda,d no fL~edes Ie ell rincipio un "pro cso I· Ii '11'(11"i('lll"? ,II ':1SI) d 'rrellr 10,' solido,'" Ill) fu si '1IIpr' ,'II prin 'i, t1ll1lllllll('lllp) ,II 1111i(II'
logro? En otras palabras, ,acaso la modernidad no ha sido "fluida" desde ,I principio? Estas y otras objeciones son justificadas, y pareceran mas justificadas :w n cuando recordemos que la famosa expresion "derretir los solidos", ;\cunada hace un siglo y medio por los autores del Manifiesto comunista, Sc referfa al tratamiento con que el confiado y exuberante espfritu moIerno aludfa a una sociedad que encontraba demasiado estancada para .'u gusto y. demasiado resistente a los cambios ambicionados, ya que totins sus pautas estaban congeladas. Si el "espfritu" era "moderno", 10 era 'n tanto estaba decidido a que la realidad se emancipara de la "mano IllUerta" de su propia historia ... y eso solo podfa lograrse derritiendo los .'()Iidos (es decir, segun la definicion, disolviendo todo aquello que per.'i 'te en el tiempo y que es indiferente a su paso e inmune a su fluir). Esa intencion requerfa, a su vez, la "profanacion de 10 sagrado": la des autorizacion y la negacion del pasado, y primordialmente de la "tradi'i6n" -es decir, el sedimento y el residuo del pasado en el presente-. POl' 10 tanto, requerfa asimismo la destruccion de la armadura protectora lorjada pOl' las convicciones y lealtades que permitfa a los solidos resislirse ala "Iicuefaccion". Recordemos, sin embargo, que todo esto no debfa llevarse a cabo para " 'abar con los solidos definitivamente ni para liberar al nuevo mundo de rllos para siempre, sino para hacer espacio a nuevos y mejores s6lidos; p:m1 reemplazar el conjunto heredado de s61idos defectuosos y deficientes pOl' otro, mejor 0 incluso perfecto, y por eso mismo inalterable. AileeI' el llcien Regime [El Antiguo Regimen y la Revoluci6n] de De Tocqueville, podriamos preguntarnos ademas hasta que punto esos "solidos" no esl:iba n 'de antemano resentidos, condenados y destinados a la licuefac\ i(ln, ya que se habfan oxidado y enmohecido, tornandose fragiles y poco 'onfiables. Los tiempos modernos encontraron a los solidos premodernos ('II UI1estado bastante avanzado de desintegracionj y uno de los motivos IlIlis poderosos que estimulaba su disolucion era el deseo de descubrir 0 III V 'mar solidos cuya solidez fuera -por una vez- duradel;a, una solidez ell III Ill' se pudiera confiar y de la que se pudiera depender, volviendo al 1111111 10 prcdecible y controlable. Los prim ros solidos que debfan disolverse y las prinrras I :llllaS sagrad"s qUl' d-bian profanarse eran las lealtades I radiciollnl 'S, los I 'r'chos y ohli,'/I'ion 'S:1 ostu1l1brados que ataban de pi'$ y 111:l110S, oh.'lil ',diz,aban 111:: I'lovilili 'I1[OSy 'Ol1slr 'i1i~ln h iniciativa, P:lr;1 :11':iI',11 ,('Ii 1111 'nt~ la 1\1\" Ir '1)I\SIrllir 11111111 ·vo ol'd '11(jv'r I:Jd ',':\111(,,11 ' ,0111111 ). "I I neceI 1"1'I tI(,;h II'U '(' Iv! 11I,'I r' I'll' \,1vi('jo )rd 'II impoll I I I,) I I 011 1111l(or s.
"Derretir los solidos" significaba, primordialmente, desprenderse de las obligaciones "irrelevantes" que se interponian en el camino de un calcu10 racional de los efectos; tal como 10 expresara Max Weber, liberar la iniciativa comercial de los grilletes de las obligaciones domesticas y de la densa trama de los deberes eticos; 0, segun Thomas Carlyle, de todos los vinculos que condicionan la reciprocidad human a y la mutua responsabilidad, conservar tan solo el "nexo del dinero". A la vez, esa clase de "disolucion de los s6lidos" destrababa toda la compleja trama de las relaciones sociales, dejandola desnuda, desprotegida, desarmada yexpuesta, incapaz de resistirse alas reglas del juego y a los criterios de racionalidad inspirados y moldeados por el comercio, y menos capaz aun de competir con ellos de manera efectiva. Esa fatal desaparicion dejo el campo libre a la invasion y al dominio de (como dijo Weber) la racionalidad instrumental, 0 (como 10 articulo Marx) del rol determinante de la economia: las "bases" de la vida social infundieron a todos los otros ambitos de la vida el status de "superestructura" -es decir, un artefacto de esas "bases" cuya unica funcion era contribuir a su funcionamiento aceitado y constante-. La disolucion de los solidos condujo a una progresiva emancipacion de la economia de sus tradicionales ataduras politicas, eticas y culturales, Sedimento un nuevo orden, definido primariamente en terminos economicos. Ese nuevo orden debla ser mas "solido" que los ordenes que reemplazaba, porque -a diferencia de ellos- era inmune a los embates de cualquier accion que no fuera economica. Casi todos los poderes politicos 0 morales capaces de trastocar 0 reformar ese nuevo orden habfan sido destruidos 0 incapacitados, por debilidad, para esa tarea. Y no porque el orden econornico, una vez establecido, hubiera colonizado, reeducado y convertido a su gusto el resto de la vida social, sino porque ese orden llego a dominar la totalidad de la vida humana, volviendo irrelevante e inefectivo todo aspecto de la vida que no contribuyera a su incesante y continua reproduccion, Esa etapa de la carrera de la modernidad ha sido bien descripta por Claus Offe (en "The utopia of the zero option", publicado por primera vez en 1987 en Praxis International): las sociedades complejas "se han vuelto tan rfgidas que el mero intento de renovar 0 pensar normativamente su 'orden' -es decir, la naturaleza de la coordinacion de los procesos que se producen en ellas- esta virtualmente obturado en funcion de su futilidad practica y, pOl' 10 tanto, de su inutilidad esencia!". Por libres y volatiles que sean, individual 0 grupalmente, los "subsistcm:.ls" de ese orden se encuentran interrelacionados de manera "rigid:!) flllni ,'in ningllna posibilidacl de libre e1ec ion". EI ord n g 11 "'Id d· III, 10 ,I.' 110
admite opciones; ni siquiera esta claro cllales podrian ser,esa~ opciones, y aun menos claro como podrfa hacerse real alguna opClon viable, en el improbable caso de que la vida social fuera capaz de conceblf1~ y gesI'arla. Entre el orden dominante y cada una de las agenclas, vehlcu~oS y 'stratagemas de cualquier accion efectiva se abre una brecha -un ablsmo "ada vez mas infranqueable, Y sin ningun puente a la vlsta-. A diferencia de la mayoria de los casos dist6picos, este efecto no ha sido consecuencia de un gobierno dictatorial, de la, subordi~aci6n, l~ opresi6n 0 la esclavitud; tampoco ha sido consecuenCla de la cololllza'ion" de la esfera privada pOl' parte del "sistema". Mas bien todo 10 conlrario: la situacion actual emergio de la disolucion radical de a~~ellas :1I11arrasacusadas -justa 0 injustamente- de limitar la libertad llld~vldual I ' elegir y de actuar. La rigidez del arden es el artefacta y el sedlmenta tit' fa libertad de las agentes humanas. Esa rigidez es el producto general de "perder los frenos": de la des regula cion, la liberalizacion: la "~exibiliza'i6n" la creciente fluidez, la liberacion de los mercados flllanClero, labo1':11e inmobiliario, la disminucion de las cargas impositivas, e~c. (como Ii\;iialara Offe en "Binding, shackles, brakes", publicado pOl' pnmera v~z \'11'1987); 0 (citando a Richard Sennett en Flesh ~~d St~ne [Carne y pledra'I), de las tecnicas de "velocidad, hUlda, paslVldad -en otras palahr:.ls, tecnicas que permiten que el sistema y los a~entes hbres no se I omprometan entre sl, que se eludan en vez de reUlllrse-. Sl ha, pasado 1.1 ~poca de las revoluciones sistemicas, es porque ~o ex~sten edlftclOs paIii :1lojar las oficinas del sistema, que podrian ser lllvadidas y capturadas 1'01' los revolucionarios; y tambien porque resulta extraOrdlllanamente iff il e incluso imposible imaginar que podrian hacer los vencedores, 1l , , h b' IllIrt vez dentro de esos edificios (si es que primero los u lera~ encon~ 11',110),para revertir la situacion y poner fin al malesta.r que los lmpulso II I' 'lx:larse. Resulta evidente la escasez de esos potenClales reVOIUClO?a11\),', Ie gente capaz de articular el deseo de cambiar su situ~cion llldlVldll:li omo parte del proyecto de cambiar el orden de la socledad. " 1.:1 tarea de construir un nuevo orden mejor para reemplazar al vieJo y tld tuo. () no forma parte de ning,u~a agenda, actua,1 :-al men~,s ?O d~ II :11',II b d nde supuestamente se sltua la acclon pohtlCa-. La dl~o.lu 11011 Ie 10 solido.", el rasgo permanente de la moderl1ldad, ha adqumdo pOl' 10 1:11110IIn nuevo significado, y sabre to !o ha sido redmglda haCla 111\1IIIl'VObl:1n 0: uno d los cf 'ctas mas ill1portantes de ese camblo,de till ('I' 'i()11 hll ..i(\o b lisolll ·j(ln I' hs fllcr/.rts
mQmento, eI momento de la modernidad fluida, son los vfnculos entre las e1ecciones individuales y los proyectos y las acciones colectivos -Ias estru~turas de comunicacion y coordinacion entre las politicas de vida mdlvlduales y las acciones polfticas colectivas-. En una entrevista concedida a Jonathan
Rutherford
el 3 de febrero de
199~, UI~!ch Beck (quien hace pocos arros acuii.o el termino "segunda modermdad para connotar la fase en que la modernidad "volvio sobre sf misma", la epoca de la soi-disant "modernizacion de la modernidad") habla de "categorfas zombis" y de "instituciones zombis", que estan "muert~s y todavfa vivas". Nombra la familia, la clase y el vecindario' como eJemplos Ilustrativos de este nuevo fenomeno. La familia, por ejemplo: ~Que e: una fami~a en la actualidad? ~Que significa? Por supuesto, h~y nmos, mlS nmos, nuestros niiios. Pero hasta la progenitura, el nucleo de la vida familiar, ha empezado a desintegrarse con el divorcio r·o.) Abuelas y abuelos son incluidos y excluidos sin recur50S para participar en las decisiones de sus hijos e hijas. Desde el punto de vista de los nietos, el significado de 105 abuelos de be determinarse por medio de decisiones y elecciones individuales.
Lo que s~ esta, ?roduciendo hoy es, por asf decirlo, una redistribucion y una reaslgnaclOn de los "poderes de disolucion" de la modernidad. Al principio, esos pod.eres afectaban las instituciones existentes los marcos que cir~unscribfan los campos de acciones y elecciones po;ibles, como los patnmomos heredados, con su asignaci6n obligatoria, no por gusto. ~as con~l?uraclOnes, la~ constelaciones, las estructuras de dependencia e mtera~clOn fueron arro}adas en el interior del crisol, para ser fundidas y despues remodeladas: esa fue la fase de "romper eI molde" en la historia de la transgresora, ilimitada, erosiva modernidad. No obstante los individuos podfan ser excusados por no haberlo advertido: tuvieron' que enfn:ntar~e a pautas y configuraciones que, aunque "nuevas y mejores", segulan slendo tan rfgidas e inflexibles como antes. Por cierto, todos los moldes que se rompieron fueron reemplazados por otros; la gente fue liberada de sus viejas celdas solo para ser censurada y reprendida si no lograba situarse -por medio de un esfuerzo dedicado, continuo y de por vida- en los nichos confeccionados por eI nuevo orden: en las clases, los marcos que (tan inflexiblemente como los ya dis~eltos estamentos) e~cuadraban la totalidad de las condiciones y perspecn.vas vltal~s, ~ condlclOnaban el alcance de Ios proyectos y estrategias de VIda. Los mdlvlduos debfan dedicarse ala tarea de usar su nU'V:l lib 1'tad para encontrar el nicho apropiado y establecers en (~I, !i1',IIi('lldo
fielmente las reglas y modalidades de conducta correctas y adecuadas a a ubicacion. Sin embargo, esos codigos y conductas que uno podfa elegir como punI'OSde orientacion estables, y pOl' los cuales era posible guiarse, escasean ada vez mas en la actualidad. Eso no implica que nuestros contemporalIeos solo esten guiados por su propia imaginaci6n, ni que puedan decidir n voluntad como construir un modelo de vida, ni que ya no dependan de 1:1sociedad para 'conseguir los materiales de construccion 0 pIanos autori.Y,ndos. Pero sf implica que, en este momento, salimos de la epoca de 10s " rupos de referencia" preasignados para desplazamos hacia una era de " omparaci6n universal" en la que el destino de la labor de construcci6n individual esta endemica e irremediablemente indefinido, no dado de anI 'mano, y tiende a pasar por numerosos y profundos cambios antes de al'nnzar su unico final verdadero: el final de la vida del individuo. En la actualidad, las pautas y configuraciones ya no estan "determiIl:l las", y no resultan "autoevidentes" de ningun modo; hay demasiad:IS, chocan entre sf y sus mandatos se contradicen, de manera que cada IllIa de esas pautas y configuraciones ha sido despojada de su poder \' 1 Tcitivo 0 estimulante. Y, ademas, su naturaleza ha cambiado, por 10 \'uol han sido reclasificadas en consecuencia: como ftem del inventario d . tareas individuales. En vez de preceder a la polftica de vida y de en\ Iindrar su curso futuro, deben seguirla (derivar de ella), y reformarse y I ('lI1oldearse segun los cambios y giros que esa polftica de vida experiIII 'nte. El poder de licuefaccion se ha desplazado del "sistema" a la "soi . lad", de la "politica" alas "politicas de vida" ... 0 ha descendido del "ll1:lcronivel" al "micronivel" de la cohabitacion social. omo resultado, la nuestra es una versi6n privatizada de la moderIIi I d, en la que el peso de la ,construccion de pautas y la responsabilidnd del fracaso caen primordialmente sobre los hombros del individuo. 1,1 Ii lIefacci6n debe aplicarse ahora alas pautas de dependencia e inteIII' i n, porque les ha tocado eI tumo. Esas pautas son maleables hasta 1111punt jamas experimentado ni imaginado por las generaciones ante1101"S ya que, como todos los fluidos, no conservan mucho tiempo su 1\)1'111, . I arl s forma es mas facil que mantenerlas en forma. Los solidos Oil IllOld 'ad s una sola vez. Mantener la forma de los fluidos requiere I1I1I,ltr,'ill1:l nt n ion, vigilancia constante y un esfuerzo perpetuo ... e in\ 111110 ('II :,'. ':1' I' xito no es, ni mucho menos, previsible. ,'('I'i,1 ill,!)I'11I'nl . n Tar 0 menospreciar el profundo cambio que el II Iv '1Iillli '1IlO d(' i:l "III d 'I'nidad fluida" ha impuesto ala condicion hu1111111.11,1Ill'dl() d(' (jilt' h ','11"11 1'111':1 si ('~Jl1ia se haya vllelto remota e
inalcanzable, combinado con el estado f1uido y desestructurado del encuadre de la polftica de vida, ha cambiado la condicion humana de modo radical y exige repensar los viejos conceptos que soHan enmarcar su discurso narrativo. Como zombis, esos conceptos estan hoy vivos y muertos al mismo tiempo. La pregunta es si su resurreccion -aun en una nueva forma 0 encarnacion- es factible; 0, si no 10 es, como disponer para ellos un funeral y una sepultura decentes. Este libro esta dedicado a esa pregunta. Hemos elegido examinar cinco conceptos basicos en torno de los cuales ha girado la narrativa ortodoxa de la condicion humana: emancipacion, individualidad, tiempo/espacio, trabajo y comunidad. Se han explorado (aunque de manera muy fragmenta~ia ,y preliminar) sucesivos avatares de sus significados y aplicacio, nes practtcas, con la esperanza de salvar a los ninos del diluvio de aguas contaminadas. La modernidad significa muchas cosas, y su advenimiento y su avance pueden eval~arse empleando diferentes parametros. Sin embargo, un rasgo de la vida moderna y de sus puestas en escena sobresale particularmente, como "diferencia que hace toda la diferencia" como atributo crucial del que derivan todas las demas caracterfsticas. E~e atributo es el cambio en la relacion entre espacio y tiempo. ,L~ modernidad empieza cuando el espacio y el tiempo se separan de la practtca vital y entre sf, y pueden ser teorizados como categorfas de estrategia y acci6n mutuamente independientes, cuando dejan de ser -como s~lfan ~erIo en los siglos premodernosaspectos entrelazados y apen~s dlscermbles de la experiencia viva, unidos pOl' una relacion de correspondencia estable y aparentemente invulnerable. En la modernidad el ti~mpo tiene historia, gracias a su "capacidad de contenci6n" que se ;mpiJ~ permane~temente: la prolongaci6n de los tramos de espacio que las umdades de tlempo permiten ':pasar", "cruzar", "cubrir" ... 0 conquistar. EI ttempo adqUlere hlstona cuando la velocidad de movimiento a traves del espacio (a diferencia del espacio eminentemente inflexible, que no puede ser ampliado ni reducido) se convierte en una cuestion de ingenio, imaginacion y recursos humanos. . La idea misma de velocidad (y aun mas conspicuamente de aceleracion), referida a la relacion entre tiempo y espacio, sup one ~u variabilidad, y serfa diffcil que tuviera algun sentido si esa relacion no fuera cambiante, si fuera un atributo de la realidad inhumana Y I r hlllllJnJ en vez de estar condicionada a Ia inventiva y la determin, i )11hllillilnlls, y Sl no hublera trascendido el cstrecho eSI CITO Ie v Iri/l iOlll' I I/IS 'lIlt'
los instrumentos naturales de movilidad -los miembros inferiores, hu11I:lnos0 equinos- soHan reducir los movimientos,de los cU,erpos pren;oIlernos. Cuando la distancia recorrida en una umdad de tlempo paso a Ilepender de la tecnologfa, de los medios de transport~ a,rtificiales ,exist 'l1les los lfmites heredados de la velocidad de movlmlento pudleron 11>:lns~redirse.Solo el cielo (0, como se revelo mas tarde, la velocidad de III luz) empez6 a ser el Hmite, y la modernidad fue un esfuerzo constante, lI11pJrable y acelerado pOl' aicanzario. , ' Gracias a sus recientemente adquiridas flexibihdad y capacldad de ex1\:1l1si6n,el tiempo moderno se ha convertido, primordialmente, en e,larma p,ira Ja conquista del espacio. En la lucha moderna e~tre espaClo y tIempo, ('I 'pacio era el aspecto solido y est6lido, pesado e merte, capaz de ~ntahl:H solamente una guerra defensiva, de trincheras ... y set un obstaculo IlIlr:1las flexibles embestidas del tiempo. EI tiempo ~ra el bando a,ctivo y dill:\mico del combate, el bando siempre a la of ens IV a: la fuerza mvasoI I, 'onquistadora y colonizadora. Durante la modernidad, la velocid~d lil- movimiento y eI acceso a medios de movilidad mas rapidos asce~,dle1011hasta llegar a ser el principal instrumento de poder y dommaclOn. Michel Foucault uso el diseno del pan6ptico de Jeremy Bentham co1110:1rchimetafora del poder moderno. En el pan6ptico, los internos esi II ~n inmovilizados e impedidos de cualquier movimiento, confinados tI('lIlro de gruesos muros y murallas custodiados, y atados a sus can:as, I I'klns 0 bancos de trabajo. No podfan moverse porque estaban vigilatins; debfan permanecer en todo momento en sus sitios asignados porIJII' 110 sabfan, ni tenfan manera de saber, don de s:, encontrab~n sus I'Il\ihntes, que tenfan libertad de movimiento. La faClhdad y la dls?omIlIli hd de movimiento de los guardias eran garantfa de dommaclOn; la "1111110vilidad" de los internos era muy segura, la mas diffcil de romper I IIII' ' lOdas [as ataduras que condicionaban su subordinacion. EI domi1111 1,1tiempo era el secreta del po del' de los jefes ... y tanto la inmovilizaI lOll d . SllS~llbordinados en el espacio mediante la negacion del derecho 1 III )V 'rsc como la rutinizacion del ritmo temporal impuesto eran las pi 111'ipalcs estrategias del ejercicio del poder. La piramide de po~er esIllh., 'ollstrl.lida sobre la base de la velocidad, el acceso a los medlOs de II illSI'm! y Ia subsiguiente Iibertad de movimientos. . 1:,1p:1116pti 0 era un modelo de confrontacion entre los dos lados de la 1I,IIIl'i()111'1 od '1', Las estrategias de los jefes -salvaguardar la propla voIllIdldlld I'Illilli'l.llr·1 f1ujo de tiempo de sus sllbordinados- se fusionaron. PI'IO (' iSII:1 'i 'rill I ~llsi611 'l1lrC Jl11bJS tareas. La segunda tarea ponfa 111111("II II prlI11rl':1;111:11 11:1I ).' "l'Illilli"lldor' )' aliligar en cl cual habian
sido confinados los objetos de esa rurinizacion temporal. Los "rutinizadores" no tenfan una verdadera y plena libertad de movimientos: era imposible considerar la opcion de que pudiera haber "amos ausentes". EI panoptico tiene ademas otras desventajas. Es una estrategia costosa: conquistar el espacio y dominarlo, asf como mantener a los residentes en ellugar vigilado, implica una gran variedad de tareas administrativas engorrosas y caras. Hay que construir y mantener edificios, contra tar y pagar a vigilantes profesionales, atender y abastecer la supervivencia y la capacidad laboral de los internos. Finalmente, administrar significa, de una u otra manera, responsabilizarse del bienestar general del lugar, aunque solo sea en nombre del propio interes ... y la responsabilidad sigmflca estar atado allugar. Requiere presencia y confrontacion, al menos baJo la forma de presiones y roces constantes. Lo que induce a tantos teoricos a hablar del "fin de la historia", de posmodernidad, de "segunda modernidad" y "sobremodernidad", 0 articular la intuicion de un cambio radical en la cohabitacion humana y en las condiciones sociales que restringen actualmente alas polfticas de vida, es el hecho de que ellargo esfuerzo por acelerar la velocidad del movimiento ha llegado ya a su "lfmite natural". EI poder puede moverse con la velocidad de la senal electronica; asf, el tiempo requerido para el movimiento de sus ingredientes esenciales se ha reducido a la instantaneidad. En la practica, el poder se ha vuelto verdaderamente extraterritorial, y ya no esta atado, ni siquiera detenido, por la resistencia del espacio (el advenimiento de los telefonos celulares puede funcionar como el definitivo "golpe fatal" a la dependencia del espacio: ni siquiera es necesario accedel' a una boca telefonica para po del' dar una orden y controlar sus efectos. Ya no importa donde pueda estar el que emite la orden -Ia disrincion entre "cerca" y "Iejos", 0 entre 10 civilizado y 10 salvaje, ha sido practicamente cancelada-). Este hecho confiere a los poseedores de poder una oportunidad sin precedentes: la de prescindir de los aspectos mas irritantes de la tecnica panoptica del poder. La etapa actual de la historia de la modernidad -sea 10 que fuere por anadidura- es, sobre todo, pospanoptica. En el panoptico 10 que importaba era que supuestamente las personas a cargo estaban siempre "allf", cerca, en la torre de control. las reJaciones de poder pospanopticas, 10 que importa es que la gente que maneJa el poder del que depende el destino de los socios menos volatil s de la relacion puede ponerse en cualquier momento fuera de alcance ... y volverse absolutamente inaccesible. EI fin del panoptico au ura el (in de fa era (It!! 01"1 m,lli'r) 111111111): 'II_ ITesupervisor, y . lip rviS<1c1" trabaj :11il'fll, I i11'I'I'N /I'I',lddl)l'l'N, 1'; '"
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os en guerra. La principal tecnica de po del' es ahora lahuida, el escurriIllil'nro, la elision, la capacidad de evitar, el rechazo concreto de cualquier I olli'inamiento territorial y de sus engorrosos corolarios de construccion y 1I1,llllenimiento de un orden, de la responsabilidad por sus consecuencias y d ' la necesidad de afrontar sus costos. I~sta nueva tecnica de poder ha sido ilustrada vfvidamente pOI' las esII ,Jl 'gias empleadas durante la Guerra del Golfo y la de Yugoslavia. En II . )I1duccion de la guerra, la reticencia a desplegar fuerzas terrestres fue Ilot:lble; a pesar de 10 que dijeran las explicaciones oficiales, esa reticenI III 110era producto solamente del publicitado sfndrome de "proteccion I It- los cuerpos". EI combate directo en el campo de batalla no fue evitaII) Ineramente por su posible efecto adverso sobre la poiftica domestica, 11Il!tambien (y tal vez principalmente) porque era inutil pOI' completo e 111\'/1150 contraproducente para los propositos de la guerra. Despues de torlo, I:, conquista del territorio, con toda5 sus consecuencias administraIIv IS y gerenciales, no solo estaba ausente de la lista de objetivos belicos, 1110que era algo que debfa evitarse pOI' todos los medios y que era conI krado con repugnancia como otra clase de "dano colateral" que, en 1111:l oportunidad, agredfa a la fuerza de ataque. I.os bombardeos realizados pOI' medio de casi invisibles aviones de I 1'"lbate y misiles "inteligentes" -Ianzados pOI' sorpresa, salidos de la IIllda )' capaces de desaparecer inmediatamentereemplazaron las invalOll., territoriales de las tropas de infanterfa y el esfuerzo pOI' despojar II ('II 'migo de su territorio, apoderandose de la tierra controlada y admiIIH.tr:lda pOI' el adversario. Los atacantes ya no deseaban para nada ser "Ios t'drimos ell el campo de batalla" despues de que el enemigo huyera 0 111\'1':1 cxterminado. La fuerza militar y su estrategia belica de "golpear y 111111'" prefiguraron, anunciaron y encarnaron aquello que real mente esI rim 'n juego ell el nuevo tipo de guerra de la epoca de la modernidad I Ijllid, : ya no Ia conquista de un nuevo territorio, sino la demolicion de Ill' Il1UrOSque impedfan el flujo de los nuevos poderes globales fluidos; III nr!' cI b cabeza al enemigo todo deseo de establecer sus propias reI,.IIINI ;:ll'::l a brir de ese modo un espacio -hasta entonces amurallado e III I "'sibl - para la operacion de otras armas (no militares) del poder. Se, Ill) 11'1::1I· °ir (parafraseando la formula clasica de Clausewitz) que la /'.II\'I'I·nd; hoy s 'p<1recc ada vez mas a "Ia promocion dellibre comercio 1111111 Ii:" por OlrO$ 111'c1ios". I{l' 1('lItl'IIIl'III(',Jim Ma I.:wghlin nos h:l recordado (en Sociology, 1/99) lilli' (,I IdV('llil11i('11IO de In 'nl 11101'1'11:1 signifi 6, ntr otras cosas, el ;:ltaque 11111111111('111(' III/Ii '111111i '0 d(' lOll "('/>Ilill' 'ido,''', OI1V'rtidos <11lTlod de I II
vida sedentario, contra los pueblos y los estilos de vida noma des, completamente adversos alas preocupaciones territoriales y fronterizas del emergente Estado modemo. En el siglo XIV, Ibn Khaldoun podfa cantar sus alabanzas del nomadismo, que hace que los pueblos "se acerquen mas a la bondad que los sedentarios porque [... ] estan mas alejados de los malos habitos que han infectado los cora zones sedentarios", pero la febril construccion de naciones y estados-nacion que se desencadeno poco tiempo despues en toda Europa puso el "suelo" muy por encima de la "sangre" al sentar las bases del nuevo orden legislado, que codificaba los derechos y deberes de los ciudadanos. Los noma des, que menospreciaban las preocupaciones territoriales de [os legisladores y que ignoraban absolutamente sus fanaticos esfuerzos por establecer fronteras, fueron presentados como los peores villanos de [a guerra santa entablada en nombre del progreso y de la civilizacion. Los modernos "cronopolfticos" no solo los consideraron seres inferiores y primitivos, "subdesarrollados" que necesitaban ser reformados e i[ustrados, sino tambien retrogrados que sufrian "retraso cultural", que se encontraban en los peldanos mas bajos de la escala evolutiva y que eran, por anadidura, imperdonablemente necios por su reticencia a seguir "e1 esquema universal de desarrollo". Durante toda la etapa solida de la era moderna, los habitos nomades fueron mal considerados. La ciudadanfa iba de la mana con el sedentarismo, y la falta de un "domici[io fijo" 0 la no pertenencia a un "Estado" imp[icaba la exclusion de [a comunidad respetuosa de [a ley y protegida por ella, y con frecuencia condenaba a los infractores a la discriminacion legal, cuando no al enjuiciamiento. Aunque ese trato todavfa se aplica a la "subclase" de los sin techo, que son sometidos alas viejas tecnicas de control panoptico (tecnicas que ya no se emplean para integrar y disciplinar a [a mayorfa de la poblacion), la epoca de la superioridad incondicional del sedentarismo sobre eI nomadismo y del dominio de 10 sedentario sobre 10 nomade tiende a finalizar. Estamos asistiendo a la venganza del nomadismo contra eI principio de la territorialidad y el sedentarismo. En la etapa f1uida de la modernidad, la mayoria sedentaria es gobemada por una elite nomade y extraterritorial. Mantener los caminos libres para el trafico noma de y eliminar los pocos puntos de control fronterizo que quedan se ha convertido en eI metaobjetivo de la polftica, y tam bien de las guerras que, tal como 10 expresara Clausewitz, son solamente "Ia expansion de la polftica por otros medios", La elite globa I contemporanea sigue eI e 'quema I, 10,' :1111 iguos "amos ausentes", Puede gobernar sin cargal' 'Oil i:ls 1:11'1'111' :1c1,llillislrntivas, g I' 'n inl s 0 h~li
11111 de "esclarecer", "reformar las costumbres", "levantar la moral", Ivilizar" y cualquier cruzada cultural. EI compromiso activo con la vi11.1d las poblaciones subordinadas ha dejado de ser necesario (por el 1lllllrario, se 10 evita por ser costoso sin razon alguna y poco efectivo), y POI' 10 tanto 10 "grande" no solo ha dejado de ser "mejor", sino que III1p 'rclido cualquier sentido racional. Lo pequeno, 10 liviano, 10 mas 11I1I1:lhlesignifica ahora mejora y "progreso". Viajar liviano, en vel.'.de !I,'rr:Hse a cosas consideradas confiables y solidas -por su gran peso, soIid(',., 'inflexible capacidad de resistencia-, es ahora eI mayor bien y sfmII
III i10 de poder. (\.f '[rarse al suelo no es tan importante si ese suelo puede ser alcany abandonado a voluntad, en poco 0 en casi ningun tiempo. Por otro lido, :lferrarse demasiado, cargandose de compromisos mutua mente intilll•1 rnntables, puede resultar positivamente perjudicial, mientras .Ias IIIII'V:ISoportunidades aparecen en cualquier otra parte. Es comprenslble IjllI' Ilockefeller haya querido que sus fabricas, ferrocarriles y pozos peIIIII('I'OSfueran grandes y robustos, para poseerlos durante mucho, mucho I I IlIpO (para toda la eternidad, si medimos el tiempo segun la duracion ill II vi la humana 0 de la familia). Sin embargo, Bill Gates se separa SIn I" III d' posesiones que ayer 10 enorgullecfan: hoy, 10 que da. g~n~ncias I 1.1 I's nfrenada velocidad de circulacion, reciclado, enveJeclmlento, d, 1\ ,Irt ' y reemplazo -no la durabilidad ni la duradera confiabilidad del 11"1 IiI '10-. En una notable inversion de la tradicion de mas de un mile1111 I 10.' 'n umbrados y poderosos de hoy son quienes rechazan y evitan III dlll':lhi ' y celebran 10 effmero, mientras los que ocupan ellugar mas llilill 'OlllTa todo 10 esperable- luchan desesperadamente para lograr tilll' :Ill.' fnlgiles, vulnerables y effmeras posesiones cluren mas y ~es rind III :: 'rvi i) duraderos. Los encumbrados y los menos favoreCldos se I III1II'I1\ra11hoy en Jados opuestos de las grandes Iiquidaciones y en las '1111.\1'I' :1utos usados. Ild(
1 I dr.'illt '1'1':' i In de la trama social y el desmoronamiento de las agend 'n 'j)11 01, liva suelen senalarse con gran ansiedad y justificarse 1111110" ,jl' 'I ol:lt oral" anticipado de la nueva levedad y f1uidez de un IlIld(', l'ltin V'/. IIlCisl1lc>vil,escurridizo, cambiante, evasivo y fugitivo. 1'1 111'111 dl'.'illl('!',r:1 'j III so'i:d s "nnto una afeccion como un resultado tli II IIllrv It' '11i'n ,kl pod 'I', qu' '111\k:l '01110principales instrumentos II tic Ii( 011'1)1'01111, () 1'1 :11'1 ,d· 1;1 h"idll, I'nrl' 'III' ,I, ad I' f1uya, eI mundo .1,111 ('" II ld'll' d' Ir:d :Ifl hlll'!'('lil' /1'0111'r:, .. fonifi 'adas y onrroles. I 1I1111111t111I11I11 d('II-,1 (\- II' O'j () HiI("I, pllni'lll:tnll'llt' "11:1 r·d 's-
I II I
trecha con base territorial, implica un obstaculo que debe ser eliminado. Los poderes globales estan abocados al desmantelamiento de esas redes, en nombre de una mayor y constante fluidez, que es la fuente principal de su fuerza y la garantfa de su invencibilidad. Y el derrumbe, la fragilidad, la vulnerabiIidad, la transitoriedad y la precariedad de los vfnculos y redes humanos permiten que esos poderes puedan actuar. Si estas tendencias mezcladas se desarrollaran sin obstaculos, hombres y mujeres sedan remodel ados siguiendo la estructura del mol electr6nico, esa orgullosa invenci6n de los primeros anos de la cibernetica que fue aclamada como un presagio de los anos futuros: un enchufe portatil, moviendose por todas partes, buscando desesperadamente tomacorrientes donde conectarse. Pero en la epoca que auguran los telefonos celulares, es probable que los enchufes sean declarados obsoletos y de mal gusto, y que tengan cada vez menos calidad y poca oferta. Ya ahora, muchos abastecedores de energfa electrica enumeran las ventajas de conectarse a sus redes y rivalizan por el favor de los buscadores de enchufes. Pero a largo plaza (sea cual fuere el significado que "a largo plazo" pueda tener en la era de la instantaneidad) 10 mas probable es que los enchufes desaparezcan y sean reemplazados por baterfas descartables que venderan los kioscos de todos los aeropuertos y todas las estaciones de servicio de autopistas y caminos rurales. Parece una diotopfa hecha a la medida de la modernidad Ifquida ... adecuada para reemplazar los temores consignados en las pesadillas al estilo Orwell y Huxley.
3. Espacioltiempo II ill; , Hazeldon, un arquitecto britanico establecido en Sudafrica, tie1111 sueno: una ciudad diferente de las ciudades comunes, en las que III I'XI ranos de aspecto amenazante emergen de las esquinas oscuras, tli II sigilosamente de las calles sordidas y se amontonan en los barrios I, !lll'" La ciudad sonada por Hazeldon es mas bien una version actuaII 111.1,de alta tecnologfa, de la ciudad medieval, protegida por gruesas 1Illlldlas, almenas, fosos y puentes levadizos, una ciudad aislada de 10s Iii no.' Ylos peligros del mundo; una ciudad hecha a medida de individuos 1111d 'sean controlar y monitorear su propia proximidad: algo semelilill , scgun el mismo dijo, al Mont-Saint-Michel, una mezcla de claus"II fortaleza. I :1I:dquiera que vea los pIanos de Hazeldon coincidirfa en que la 111111' del "claustro" ha sido imaginada a semejanza de la Theleme de I III 'ois Rabelais, esa ciudad de diversion y gozo compulsivos en la 1111 1.1fclicidad es el unico mandamiento, y no un refugio para ascetas 1I1i1i1o.'osdedicados a la autoflagelacion, la oracion y el ayuno. La parII ill' HI' )rtaleza", sin embargo, es genuina. Heritage Park, la ciudad que I ,1/1'ldoll esta a punto de construir sobre 500 acres de terreno virgen I II Ii d ' Ciudad del Cabo, se diferenciara de otras ciudades por su ais1IIIIh'IHO: cercas electricas de alto voltaje, vigilaricia electronica de 10s Ii I I' ,n,', barreras y guardias armados. "I tlllO puede comprarse una residencia en Heritage Park, pasara gran 1'111" I, su vida alejado de los riesgos y peligros del turbulento, poco 1111Iill n Ie ri y aterrador mundo que empieza justo afuera de las puertas tli III Iud;) I. Adentro, habra todo 10 que una buena vida necesita para I I I nil I! ha y toralmente satisfactoria: Heritage Park tendra sus pro11111II\'!',O ios, iglesias, restaurantes, teatros, areas de recreacion, bos11111 P'\I' I"' 'clltr:ll, lagos lIenos de salmones, campos de juego, pi::;tas II 1ll'IOhislllO, '~lIl1PQS d' d '\ ortc y canchas de tenis ... y lugares vados 1'1111 11'/1'),:11''U:dqlli'r 'OS:I 'Ill' 1111, vid;) dccente demande en el futuro, 1/\1111los 'nilihin.' d' In IIlodn. I f:l/,cl 1011'S l11uy claro cuando explica I V 'III Ii Il fll' Ilt'I'il.lJ',I' 1',111
III
Hoy la seguridad cs 10 mas importante. Nos guste 0 no, esa es hi mayor diferencia [... ] Cuando yo era chico, en Londres, hah <, una comunidad. Yo no hada nada malo porque to do eI mundll me conoda, y seguramente se 10 contarfa a mis padres [... ] Eso (' 10 que queremos recrear aquf, una comunidad que no tenga dl' que preocuparse.1
En'_r:::onces, de eso se trata: por el precio de una casa en Heritage Park, ulIO cO~prara la entrada a una comunidad. Una "comunidad" es, en C,'Ill eP<::loca, la ultima reliquia de las antiguas utopias de la buena sociedad; dl' ~o' r:::a10 que ha quedado del sueno de una vida mejor compartida con nt ' J0J:"'::e:svecinos y que sigue mejores reglas de cohabitaci6n. Porque la utOp(11 de la annonia se redujo, de manera realista, al tamano del vecindario 1111 inI"::vediato. No es raro que la comunidad se haya convertido en uno dl lo~ puntos fuertes para asegurar una venta. Tampoco es raro que ell 10 foilletos de promoci6n de Heritage Park distribuidos por Hazeldon, la (I ~t...Lnidad aparezca como un suplemento indispensable -pero que otras II tlO~s no ofrecen- de los buenos restaurantes y las pintorescas pistas dl aettr-obismo que tambien pueden encontrarse en otras ciudades. Sin embargo, debemos advertir cual es el sentido de esa comunid 11',1 ne-. cadora de senti do. La comunidad que Hazeldon recuerda de su inf::\I1lII I~rr.dinense, y que desea recrear en la tierra virgen de Sudafrica, es prillllll dl~J, aunque no unicamente, un territorio estrechamente vigilado, 1011111 10% que hacen cosas que pueden disgustar a los demas son rapidanl '1111 ca~ ~tigados y puestos en linea -donde holgazanes, vagabundos y otro, III trtz.Lsos que "no son de aqui" tienen cerrada la entrada 0 son perscgllidll y ~.xpulsados-. La diferencia entre el pasado gusto sa mente recordado II re£J:plica actualizada es que aquello que la comunidad de la infancia cll' III zeltl~on lograba usando sus ojos, lenguas y manos, de manera pra ti ,'1 I ,III pe:::osarlo demasiado, en Heritage Park esta a cargo de las camar, d· I oc:ultas y de docenas de guardias armados que controlan los acc o. dt, 1 gU~idad y patrullan las calles discreta u ostentosamente, segun I :1S0, Un grupo de psiquiatras del Instituto Victoriano de Salu I M 11101III re4ose, de Austral.ia, ha declarado recientemente que "cada v 'I. m, .' I','1111 ha-a denunciado, falsamente, ser vfctima de acechos Y I I' 1I iOIl ',', ( III si~nando la credibilidad y provocando gastos del lin 1'0 I (d)li 'Oil, dill! ro ., que, segun argumentan los autores del inform, "d·1l 'ri:t s ''''lllpll'lIll1
1 Cil'~do C:t,'r!( nrdi(lf/,
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I'll iJs verdaderas vfctimas".2 Algunas "falsas vfctimas" investigadas, tras WI' sometidas a estudios diagn6sticos, revelaron estar afectadas por "sevn:ls perturbaciones mentales", ya que "crelan ser perseguidas con la IIllivicci6n de que todo el mundo conspiraba en su contra". Muchos psiquiatras han senalado que creer ser vfctima de una conspiIII'i6n no es nada novedoso; por cierto, es un estado que ha atormentado II '''l'unos humanos en todas las epocas y en todos los lugares de la tierra. Nlllica hubo, en ninguna parte, escasez de personas ansiosas por enconI1III' una logica a su desdicha, a sus humillantes derrotas y alas frustracioIII'.' de su vida, cargandoles la responsabilidad alas malevolas intenciones 1110nstruosas conjuras de otros. Lo que resulta totalmente novedoso es '111('ahora se inculpa a los merodeadores (en compania de otros vagos y Iillignanes, personajes que no pertenecen al sitio donde aparecen), que reI" ('.' 'ntan al diablo, los incubos, los espiritus y los duendes malignos, el IllId de ojo y las brujas. Si "Ias falsas vfctimas" abusan "de la credibilidad 1IIIIlIica", es porque los "merodeadores" ya se han convertido en un nomIII(' popular para el miedo ambiente que acosa a nuestros contempod.II '0.'; de modo que la presencia ubicua de los merodeadores se ha vuelto I I ('11l1e Y el miedo de ser perseguido se ha convertidoen un sentimiento co1111111. Y si la gente falsamente obsesionada con la amenaza de la persecuI II III puede "consumir el dinero publico", es porque ya se ha destinado 111111 ':Jntidad de dinero publico -que crece caaa ano- a localizar y atrapar I Ill.' merodeadores, los vagabundos y otras versiones actualizadas de ese II,,('do modemo, el miedo al mobile vulgus -Ia clase inferior de gente no1IIIId" que se filtra en los lugares donde solo la gente correcta tiene dereI Ii() II cstar-, y porque la defensa de las calles, al igual que el exorcismo de Lltl 'ilsas embrujadas del pasado, ha sido reconocida como un prop6sito i111',IIO y como la manera adecuada de proteger a los que necesitan protecI II III d los temores y los peligros que los ponen nerviosos, los inquietan, 111'1 VII·Iven susceptibles y los atemorizan. :il:1ndo City of Quartz (1990), de Mike Davis, Sharon Zukin describe II 1111 'V:1apariencia de los espacios publicos de Los Angeles tras la instru1111'111:1 'i6n de las medidas de seguridad exigidas por los residentes y puesI PI ('II lIl:1r ha pOl' sus custodios electos 0 designados: "Ios helic6pter6S '"111l1111 lor el cicio obre los barrios semejantes a guetos, la policfa mal1111111 II los Ildo!csccnrcs omo supuestos miembros de bandas delictivas, III1I pt'Opil'l:ll'ios 'om\ r:'ln 'I ripo ":1rm:1s de defensa que pueden afron) VI',!'II' hllilltil
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tar. .. 0 que se atreven a usar". La decada de 1960 y la de 1970 fueroll, tI gun Zukin, "el hi to que marcola institucionalizacion del miedo urb:lllll" Los votantes y las elites -en terminos amplios, 10 que se COlli III, como c1ase media en los Estados Unidos- podrfan haber '!ell Ii" aprobar las polfticas del gobierno destinadas a eliminar la 1)01111 za, controlar la competencia etnica e integrar a todo el mundi' I traves de instituciones publicas comunes. En cambio, elil',il "'11 comprar protecci6n, estimulando asi el crecimiento de la illd" tria de la seguridad privada.
Zukin senala que el peligro mas tangible que corroe 10 que denomillil "I. cultura publica" es "la polltica del miedo cotidiano", El estreme dill, perturbador espectro de las "calles inseguras" aleja a la gente d 1(1/ III gares publicos y Ie impide procurarse las artes y oficios necesariCl, I' II compartir la vida publica, "Ser duros" contra el crimen construyendo mas carcelcs e 11111111 niendo la pena de muerte es la respuesta habitual a la I Hill II I li I miedo. "Encerrar a toda la poblaci6n", escuche decir a 111\1111111 bre en el autobus, Ilevando la soluci6n a su extrema m. S I \ Iii " 10. Otra respuesta es privatizar y militarizar el espacio 11111 ill, " [... ] hacer las calles, parques y comercios mas seguros, P('III 1111 nos Iibres [... ]3
Quiero agregar que esto significa que los extra nos tienen probade encontrarse en su cali dad de extranos, y que posiblemente llillil II siendo extra nos tras el ocasional encuentro que termina de moli, 11111 abrupto como comenzo. Los extranos se encuentran de la mane1\ '111(' 'orresponde a los extranos; un encuentro entre extra nos no se 1 III (':1 un encuentro entre familiares, amigos 0 conocidos -es, compaII 11111 't1te, un desencuentro-, En el encuentro entre extranos no se reI II II ('I punto en el que que do el ultimo encuentro, ni se recuentan las I 111111 IS Y tribulaciones 0 las alegrfas del fnterin, ni hay recuerdos comu'It I 11(\ hay nada en que basarse ni que seguir en el curso del encuentro III I III '. El encuentro entre extranos es un acontecimiento sin pasado. t '"I 1,\, 'uencia es tambien un acontecimiento sin futuro (se supone y se pi 1 I qlle este libre de un futuro), una historia que, sin dudas, no "con111111110", una oportunidad unica, que de be ser consumada plenamente 'III I1I1 ,,' dura y en el acto, sin demora y sin postergaciones para otra II Oil. omo la arana, cuyo mundo esta encerrado en la tela que teje 0111 1l'Iailcias de su propio abdomen, el unico respaldo con el que los IIII1 0,' pueden contar de be ser tejido a partir del delgado y fragil hilo I II '1li1riencia, las palabras y los gestos. En el momenta del encuentro , I 1111 Ii 'l11pOpara ensayo y error, ni aprendizaje a partir de los errores II I 1"'l'llnZa alguna de tener otra oportunidad, I h' clio se desprende que la vida urbana exige un tipo de habilidad I I 1.11111' 'special y sofisticada, toda una familia de habilidades que SenIt II I ollsigno bajo el rotulo de "civilidad", es decir, I I" ,'I
Ii Iii .'
I II
Un concepto de comunidad definida por sus Ifmites estrechal11 '111\' I" lados y no por sus contenidos; la "defensa de la comunidad" II' I(ltll Ii I a la contratacion de guardianes armados para custodiar la nl'l' I( III Ii, merodeadores y vagabundos promovidos al rango de enel11i ' ),' Jlldllli " numero uno; el recorte de las areas publicas a los enclaves "d 'ft'lldllil, de acceso selectivo; la separacion y la no negociacion de la vidll I II III mun y la criminalizacion de las diferencias residuales: est'~s SOil III 111111 cipales dimensiones de la evolucion actual de la vida urb:ln:l.
la actividad que protege mutuamente a las personas y que no obstante les permite disfrutar de su mutua compania. Usar una mascara es la esencia de la civilidad. Las mascaras permiten una sociabilidad pura, ajena alas circunstancias del poder, el malestar y los sentimientos privados de todos los que las lIevan, EI p1'op6sito de la civilidad es proteger a los demas de la carga de 11110l11ismo.5
1'a que el proposito sea recfproco, Proteger a otros de ind 'bida, 'uidando de no interferir con sus asuntos, solo tieIliido ,i 11110 pil I speraI' una generosidad y una restriccion simi!'l)!' p"rl 'd' los OI1'Os.L:l ivilid:ld, como ellenguaje, no puede ser
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Segun la definicion clasica de Richard Senn tt, Ull:l ·jlldll(i {'f "1111I II tamiento humano en I qu los "'XITnll0s Ii 'II 'II p1'o!JlIl>ilidlldl'lItli 1111111
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"privada". Antes de convertirse en un arte aprendido individualment ( practicado privadamente, la civilidad debe ser una caracterfstica d I ('II torno social. EI entorno urbano debe ser "civil" para que sus habit~111I puedan aprender las diffciles destrezas de la civilidad. 2Pero que significa que eI entorno urbano sea "civil" y, por 16 t:llllll, un sitio hospitalario para la practica individual de la civilidad? Siglldl ca, fundamentalmente, la provision de espacios que la gente puede COlli partir como personce publica -sin que se la inste, presione u obligll! quitarse la mascara y "soltarse", "expresarse", confesar sus sentilld.1I tos fntimos y exhibir sus pensamientos, suenos y preocupacion Sill profundos-. Sin embargo, tambien significa una ciudad que se pr ,1('111 a sus residentes como bien comun que no puede ser reducido al COIIIIII. merado de los propositos individuales y como tarea compartida qlll' III' puede realizarse por medio de una multitud de propositos indivi III ii, como una forma de vida con vocabulario y logica propios y con \I 1'111 pia agenda, que es (y de be seguir siendo) mas extensa y mas rica qu '("" quier preocupaci6n 0 anhelo individual-de modo que "usar una nl (II publica" es un acto de compromiso y participaci6n y no de "descollqllil miso", una retirada del "verdadero yo", que opta por salirse cI II I laciones y el involucramiento mutuos, una manifestaci6n del I' ('II iI quedarse solo y de dejar solos a los demas-. En las ciudades contemporaneas hay muchos sitios que r ill( II I nombre de "espacios publicos". Los hay de muchas clases y m didlll, I" ro casi todos ellos pertenecen a una de dos categorfas. Estas ;)( 'i',llllt se apartan del modelo ideal de espacio civil en dos direccion S I Ii! I t aunque complementarias. Ellugar lIamado La Defense, una enorme plaza situada en In 11111 I derecha del Sena, concebida, comisionada y construida por 1;"11111111 Miterrand (como monumento duradero de su presidencia, n III 11111,I esplendor y la magnificencia del cargo estaban desconectacl s I, lid, bilidades y los fracasos de su titular), encarna todos los ras 'os eI(' II I'll mer a de las dos categorfas de espacio publico urbano pero Cilf{t Iie,lllIlllI no "civil". EI visitante de La Defense advierte de inrnedia!o jll(' Ii( II II de un lugar inhospito: todo 10 que esta a la vista insl ira r 'sp 'I () I ('III " salienta la permanencia. Los edificios de formas fa ntaSt'i as IiI ' r'od, III I . enorme plaza vacfa estan hechos para ser mirados, 110 p:II'1i '1111 II I ellos: envueltos de arriba abajo en cristal p jado, Ill) I :11"'rll 1('11I \ 1II tanas ni puertas de acccso '~bi rt'as n la phzn; on 1',1':111 illl', 'Ilio, ('Oil II III' dade la cspal h:l 1:1ph/,:1 'III' rod ':111.I~ '~ld!:III, n In Vifil:l, iIlIlH'III' III iml l1'I'r:1bl 's -illlJwri(),'()~ 1101' illlptli '1I'nill',', I 1111'Illd I, (11111lid
1 Illl1lplementan y se refuerzan mutuamente-. Estas fortalezas/ermitas :I'icamente selladas estan en ellugar, pero no pertenecen a el. .. y es111111"1111 a cualquiera que este perdido en la chata vastedad de la plaza a " IIII'su ejemplo y sentirse del mismo modo. Nada mitiga ni interrumpe I 'lido uniforme y monotono de la plaza. No hay bancos donde sentar',III Irboles cuya sombra ofrezca refugio del sol y permita refrescarse. (Sf " I I', por cierto, un grupo de bancos dispuestos geometricamente en un 1II'liiOdel espacio; estan colocados sabre una plataforma un poco e1eI por encima d~1 nivel de la plaza -una plataforma semejante a un II 1111 rio, donde eI acto de sentarse a descansar serfa ofrecer un especI 'ldo:1 los otros que, a diferencia de los que se sientan, tienen alga que I /1 r I IIlf-.) Una y otra vez, con la mon6tona regularidad del horario del Idllllll':\neo, esos otros -como una atareada fila de hormigas- emergen It II 1j 'rra, se despliegan sobre el pavimento de piedra que separa la saIII tI" 'ubterraneo de alguno de los relucientes monstruos que rodean I 11111) h plaza y desaparecen rapidamente. Ellugar vuelve a quedar vail I ,hnsta la llegada del pr6ximo tren. III N 'gunda categorfa de espacio publico pero no civil esta destinada I I'll IIII' rvicios a los consumidores 0, rnas bien,a convertir al residenI ill III 'i udad en consumidor. Segun palabras de Liisa Uusitalo, "Ios .111IIIIid>res suelen compartir los 'espacios ffsicos de consumo como saII tli 'Oil 'ierto 0 de exhibicion, sitios turfsticos, de actividad deportiva, /1'1/'/' /I:-iS y cafeterfas, sin mantener ningun tipo de interacci6n social". 6 I 'I l'ipn'io instan a la acci6n, no a la interacci6n. EI hecho de comI III I 1·1esp:1cio ffsico con otros actores abocados a una actividad seme1111111111 Idc importancia a la accion, Ie da eI sello de la "aprobacion 1111111 i Il'n" y de ese modo corrobora su sentido, 10 justifica sin necesidad I II11'01' argumentacion. Sin embargo, cualquier interacci6n entre los 11111 I ION cIistracrfa de las acciones a las que estan abocados individualIII lilt , )' N 'rfn una responsabilidad y una ventaja para cada uno de ellos. II 1j',II'/'i1i rr. lIada al placer de ir de compras, sino que s610 servirfa para II I' 11'1 III 111'nr y el cuerpo de la tarea prevista. III 111'('n " onsurnir, y el consumo es un pasatiempo absoluto e irreIII I I tll 111\'111 ' i/1 iiuidual, una cadena de sensaciones que s610 puede ser 1111"II'lllnd:,-vivicia-, lIbjetivarnente. Las multitudes que colman eI in, I III lit' ION '!eml los (H 'on limo" de George Ritzer son amontona'1111111/11111'Ol1grCI',:l'i()I) 's; f',l'iIPOS, no pelotones; aglomeraciones, no III I" I
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totalidades. Por atestados que esten los lugares de consumo colectivo, 1111 hay nada "colectivo" en ellos. Aplicando la memorable expresion d Althusser, todos los que entran en esos espacios son "interpelados" en I III to individuos, y se les pide que suspendan 0 destruyan todo vinculo y qlll se despojen de sus lealtades 0 que las dejen de lado transitoriamente, Los encuentros, inevitables en un espacio atestado, interfieren WII I proposito, Deben ser breves y superficiales: ni mas prolongados ni III' profundos de 10 que 10 deseen los actores. EI lugar esta protegido \III tra todos los que puedan transgredir esta regIa -contra toda c1ase d ' III trusos, entrometidos y molestos que podrfan interferir con eI espl' IIdldll aislamiento del consumidor en su salida de compras-. El templo d 1( IIII sumo, bien supervisado, vigilado y protegido, es una isla de orden, ldlll de mendigos, saqueadores, vagos y merodeadores ... 0 al menos se C'I'I' que 10 sea. Las personas no se apinan en estos templos para habl::1I'il III cializar; la companla que e1igen disfrutar (0 tolerar) es la que 1 IeVilII "111 elias, como los caracoles lIevan consigo su hogar.
Lugares emicos, lugares fdgicos, no-Iugares, espacios vados Lo que ocurre dentro del templo del consumo tiene poca 0 nilll',llllil III f1uencia sobre eI ritmo y eI tenor de la vida cotidiana que se desarrolill ""II otro lado de la puerta". Estar en eI shopping es "estar en otra [ nI'll" I excursion allugar de consumo difiere del carnaval de Mijafl Bait II, Iii tambien inclula la experiencia de "ser transportado": las ex ur, i< III I compras son primordialmente traslados en el espacio, y sol s '11 lit! "' , mente viajes en el tiempo. El carnaval era la misma ciudad transformada; mas cxa t:1III('IIII. III intervalo de tiempo durante el cualla ciudad se transformabn, III I despues a su rutina cotidiana. Durante un lap 0 estri tal11llL' tll,111I que se repetla cfclicamente, eI carnaval revelaba "1::1oLr:! 111'1" d I rea Iidad cotidiana, una cara que estaba siemprc prcs nl ' r 'ro 11111 III" malmente era invisible e intocable. EI rccucrdo d 1 :1' )111,·jlllkllill \ I anticipacion de otros acontecimiemos futll1'os 110 I 'rrnil 1111IU(' ill III reciera la conciencia de csa « otra a ra" .
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lJna excursion al templo del consumo es algo muy diferente. Su realiI<'>nimplica la sensa cion de ser transportado a otro mundo, y no, como I II el caso del carnaval, la sensacion de estar presenciando una transusIllI'incion maravillosa del mundo conocido. EI templo del consumo (a till 'rcncia del "almacen de la esquina" de antano) puede estar en la ciutI III (,'i es que no se 10 construye, simbolicamente, fuera de los Ifmites de 1,1 Illclad, al costa do de una autopista), pero no forma parte de ella; no ,I mundo habitual temporariamente transmutado, sino un mundo I Ililipletamente otro". Lo que 10 convierte en "otro" no es la inversion, . I I Ir 'halO ni la suspension de las reglas que gobiernan la cotidianidad, IIIII()cn el caso del carnaval, sino eI despliegue de un modo de ser que la Iilldi:lIlidad excluye 0 que trata vanamente de lograr -y que casi nadie 1I111'd' experimentar en los lugares de residencia habitual-. I, I l11etafora del "templo" elegida por Ritzer es muy adecuada: los es1'1110,' Ie compras/consumo son por cierto templos para los peregrinos tli Ill1irivamente no estan destinados a albergar las misas negras oficiadas IIIII.i1Il1CntepOl' los celebrantes del carnaval en sus parroquias locales-, II, 1I'lI::1valdemostraba que la realidad no era tan dura como parecfa y 'i Ii 1.1 iudad podfa transformarse; los templos del consumo no revelan 1111111 ,',)bre la naturaleza de la realidad cotidiana, salvo su opaca tenaci1111(' ililpenetrabilidad. El templo del consumo, al igual que eI "barco" I, II 'h ,I Foucault, es "un pedazo de espacio f1otante, un lugar sin lu1,1111"xiste pOl' sf mismo, que esta cerra do sobre sf mismo y entrega11" ,iI Illismo tiempo a la infinitud del mar";8 puede lograr "entregarse a II 1Illllilllcl" gracias a que navega alejandose del puerto de origen y se 11111 1111('11 ' distanciado de el. 1",1' "Iugar sin lugar", cerra do en Sl mismo, es tambien -a diferencia h It ,do,' los lugares ocupados 0 recorridos a diario- un lugar purificado, II lilli' Ill' cstc libre de toda la variedad y diferencia que impregna 1111 I 1111 'Ill 'ntc a los otros lugares, los contamina y ensucia y pone fue" "1,1 Ii ·:'tlle' de los que los habitan toda limpieza y transparencia; por 1IIIIIIr:lrio, los lugares de compras/consumo deben gran parte de su 11111111('1 i '0 pudcr de atraccion a su co lorida y caleidoscopica variedad de III II( 1011'S,' '11 oriales, Pero las diferencias de adentro -y esto las opoIII I 1111/
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minada. Los lugares de compras/consumo ofrecen 10 que ninguna "n'" Iidad real" puede ofrecer afuera: un equilibrio casi perfecto entre libl'l tad y seguridad. Dentro de estos templos, los compradores/consumidores pueden ('II contrar 10 que vanamente han buscado afuera: el consuelo de perten' I I -Ia confirmadora impresi6n de formar parte de una comunidad-. Tal (II mo sefiala Sennett, la ausencia de diferencia, el sentimiento de "todo 'II' mos iguales" y la sensaci6n de "no hay necesidad de negociar nada, ya (1\11 todos compartimos la misma opini6n" son los significados mas profulld~ I de la "comunidad" y la causa ultima de su atractivo, que, segun se ,:t1I1, aumenta proporcionalmente a la pluralidad y la multivocalidad del entollill de vida. Podemos decir que esa "comunidad" es eI atajo hacia la reullillll, una c1ase de reuni6n que rara vez se produce en la "vida real": una rellllllill de semejantes, de "nosotros, que somos de la misma c1ase", una reuni 11<1\11 es de este modo no problematica, que no requiere ningun esfuerzo ell' 1'1 gilancia, verdaderamente preordenada; una c1ase de reuni6n que no " 111111 tarea sino que esta "dada", y esta dada antes de emprender cualquicl' I fuerzo destinado a darle vida. En palabras de Sennett: Las imagenes de solidaridad comunitaria se forjan para qUI' III hombres puedan evitar el deber de enfrentarse mutuamCI11('I I Mediante un acto voluntario, una mentira si se quiere, cl ndlll IIi la solidaridad comunitaria dio a los humanos modern os I. 0PIII tunidad deser cobardes y ocultarse de 105 otros [.. ,] La imOI',('11 ill la comunidad es purificada de todo 10que pudiera exprcsol' dill rencia, y mas aun conflicto, en cuanto a quienes somos "1111II tros", De esta manera el mito de la solidaridad comunir::trill . 1111 ritual de purificaci6n,9 . La trampa, no obstante, es que "el sentimiento de identidad com(lIl I, I es una falsificaci6n de la experiencia". De este modo, los que h" II ilil I do y supervisan los ternplos del consumo son, de hecho, mae tr S Ih·11 II gafio y artistas embaucadores. En sus manos, la impresi6n S OI1VII III en absoluto: no es necesario plantear mas preguntas; si 'C las forlllltill I quedarfan sin respuesta. Dentro del templo,la imagen se convierte en realidacl. ilS IlIldlillldl ,que colman los corredores del shopping se aproxilllall (:lnlo '01110('/11"1 sible a la "comunidad" ideal imaginada qllc no ono" III dif('r('11·ill (1111 exactamente, no conoce nin Juna c1ifcrcnci:l imporl:llIl(' Ii" . 1'{'qllil'lI I II 9 Richnrd SCIlIl<:lr, T/JI' (1.<1'.'01 /),,'o/'t/,'r: bcr & bh<:r, 19' G, PI . 1'1 \ I,
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111111 1(')11, enfrentamiento con la otredad del otro, negociaci6n, esclare1111Illll Yacuerdo sobre eI modus vivendi). Por tal raz6n, esa comunidad I 11',(' lIinguna negociaci6n, ningun trato, ningun esfuerzo par entender, lid 111'/,:1 rse ni conceder. Todos los que se encuentran alii pueden suponer, II I II11:1 seguridad, que todos los demas con los que se encuentran 0 se II III h:1Il ido alii con eI mismo prop6sito, seducidos por los mismos 'I Ii I vo,' (reconociendolos por 10 tanto como atractivos), movidos y lililll' lor los mismos motivos. "Estar adentro" crea una verdadera co\1111 dlld Ie creyentes, unificados por los fines y tambien por los medios, " III/Iv:dores que respetan y por la 16gica de la conducta que adoptan . .1 11111.1, cI viaje a los "espacios de consumo" es un viaje hacia una anheII 111I1I\lnidadque, al igual que la experiencia de comprar, esta permaIlIi 1I11'lliC "en otra parte". Durante los minutos u horas que pueda durar I I Ill'ri 'ncia, es posible reunirse con "otras personas como uno", coIII 1Illl1rios, feligreses de la misma iglesia; con otros cuya otredad, al I IIII~ ('II 'se lugar, aqui y ahora, puede dejarse de lado, sin teneri a en '" IIII. 1'~11 rodos 10s aspectos, ese lugar es puro, tan puro como las sedes I 1111(\ I' :Ii rioso y como la comunidad imaginada (0 postulada). I I'liid' Levi-Strauss, eI mas grande antrop610go cultural de nuestro "11"1," 'li::d6 en Yristes tropiques que a 10 largode la his tori a humana 11111'11':11'( n dos estrategias para enfrentar la otredad de los otros: la I /III/I! 11'lIlicay la antropofagica. III pl'i111T::testrategia consistia en "vomitar", expulsando a los otros II Idl'llldo' irremediablemente extrafios y ajenos: prohibiendo el conI III II'.I '0, cl dialogo, eI intercambio social y todas las variedades de 1/ 11'/ ;11111, comensalidad 0 connubium. Hoy, las variantes extremas II I t I ,II 'gia "emica" son, como siempre, eI encarcelamiento, la depor1111 y ,I :1$'sin::tto, Las formas superiores y "refinadas" (modernizadas) I II I t 1111l'gia"cmica" son la separaci6n espacial, los guetos urbanos, eI I I II 'wit'el ivO a espacios y la prohibici6n selectiva de ocuparlos. III /11'1',1111 I. c trategia consiste en la denominada "desalienaci6n" de II I 1111 III', 'xlI'a nas: "ingerir", "devorar" cuerpos y espiritus extrafios I I I 1IIIIVrl'lirl)$ lor medio del metabolismo, en cuerpos y espiritus Id'lllI II::", y:l 110difercn iables, al cuerpo que los ingiri6. Esta estrate,II II 1'i111)1:lll1hi"111111 amplio cspccrro de formas: desde eI canibalismo It I II Iii I,' ililih ·i(lIl for/,os. - rtll.::lC\;)Sculrurales, guerras de exterminio h 1IIIlIIIII,('01111':1I:ls 'O$11I111!Jr 'S, ':t1 'l1d:lrios, c1ialectos y otros "prejuiItl II \' "''''11('1','1i 'iOII(',''' lo(':t1 ',' . 1,:1I rim 'r:l 'stratcgia tenclfa al cxilio II 11111'11\1\lOll Ii, if" ()/I' I'; 1.1 1/ '1',1111 !:t, :1 I. S\ISP 'lIsi6n 0 1(1aniqllihIt
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La semejanza entre la dicotomfa de las estrategias de Levi-Strauss ,I dos categorfas contemporaneas de espacios "publicos no civiles" n' ,"I notable, pero en absoluto sorprendente. La Defense de Parfs (junlo II otras variedades de "espacios interdictorios" que, segun Steven Fill I ocupan un lugar privilegiado entre las innovaciones urbanfstica n III les)10 es una versi6n arquitect6nica de la estrategia "emica", en taliHI I "espacios del consumidor" representan la estrategia "fagica". Ambo'l , da uno a su manera- responden al mismo desaffo: la tarea de enfrt'1111I con la posibilidad de toparse con extraiios, esa caracterfstica conSI iIIIII de la vida urbana. Enfrentar esa posibilidad es un problema que n'qlll medidas "respaldadas por el poder" cuando se carece de habito 1('I I ill dad 0 cuando estos no se han desarrollado 0 arraigado suficiel1l 1111 III Las dos clases de espacios urbanos "publicos pero no civiles" d ri 1111 ,I la flagrante ausencia de habitos de civilidad; ambas enfrentan 1::1,(1111 cuencias potencialmente daiiinas de esa ausencia, aunque no prOlil111'1111 do el estudio ni la adquisici6n de esos habitos, sino volviendo su }JOtl h' irrelevante, de hecho innecesaria, en la practica del arte de la vid3 \1111111 Alas dos respuestas descriptas hasta el momenta debem S "1\11' una tercera. Se trata de la representada por 10 que Georges J3 'ill II I guiendo a Marc Auge, ha denominado "no-Iugares" (0, aiternal'ivillllllll siguiendo a Garreau, nowherevilles).ll Los no-Iugares comparr 11 tlI',IIl' caracterfsticas con nuestra primera categorfa de lugares osten, ihl'llH III publicos pero enfaticamente no civiles: desalientan cualqui 'I' 1111I .I "permanencia", imposibilitando la colonizaci6n 0 domesrica i III ill I I pacio. Sin embargo, a diferencia de La Defense -ese espa io d '/1 III1I unicamente al transito y que de be ser abandonado tan rapido 01111 I posible-, y a diferencia de los "espacios interdictorios" - \I I 111111 consiste en impedir el acceso y que estan destinados a ser I' c.kndo \ II atravesados-, los no-Iugares aceptan la inevitabilidad de una I '1'11111111 II prolongada de extraiios, de modo que esos lugares permit n 1(1pll II
I'
Steven Flusty, "Building paranoia", en: Nan Elin (comp,), 11/'//'//1' fI" Nueva York, Princeton Architectural Press, 1997, pp. 48-4 , Tnllihi "I, ,'\ 1,,",1 Bauman, Globalization: the Human Consequences, Cambridg , Poliry 1',' 'Nil, IIIIIH, 1111 21 [traducci6n castellana: Globa/izacion: COllsecueJIcias h/llllnlla$, Illl~"()/l /I I _. I I I de Cultura Econ6mica, 1999]. 11 Vease Marc Auge, Non-/ieux: introduction it I'nnl/i1'()/)olo/:i!' d" Iti /11/111,,1 ,,, Paris, Seuil, 1992 [traducci6n castclhm: Los nO./llgar('.<: '·./II/ti"s dl'! il/UIIII/'II,', ,//1, p%gia sabre modernidad, Barcelon:!, ,celisa, 199, I, Tnmlli':ll, :\,(\1'1'.\'/1 1\1'ldo, "111111111, tion: modernity, I'ostmo Icrnil'y ;1I1d ~o'ial ~ it'Il~~~", \,11: :('01"',1"1 Iklllw Y \/1111111111111 (comps.), S/NI,I: nnrl So if/I '/1 (,()f' ': 1IIII'I'/I1'('/ini: Ml)dlllllll)' 1/111/ I'I} Ili/lid/llllill', I 1'1 I I\la'kwtll, 1"7,1'11, ,\ ,~,
111111111 'nte ffsica" -aunque diferenciandola muy pOCO de la a~s~n.cia11/"p:lsajeros", ya que anulan, nivelan 0 vadan de toda sU~Jetlvldad Ii I III r:trica. Los residentes temporarios de 10s no-Iugares vanan, y caI Illl'Clad tiene sus propios habitos y expectativas: el truco consiste en I 1110,' irrelevantes durante su tiempo de estadfa. Sean cuales fueren I .I II'I' 'ncias d~ben seguir los mismos patrones de conducta. Las cla.II IInifor~idad de los patrones de conducta deben ser legibles para I" , llidependientemente de 10s lenguajes que prefieran 0 10s que usen i1dllll:llTlente. Sea 10 que fuere 10 que haya para hacer en los no-luga\ IIi que se haga, to do el mundo debe sentirse como en su casa, aunI III Ii ' debe comportarse como si estuviera en su casa. U~ no-~ugar 1111 i'~:p;]cio despojado de las expresiones simb6licas de la Identldad, II II jones y la historia: 10s ejemplos incluyen los aeropuertos, autoI 11I<'>nimoscuartos de hotel, el transporte publico [... ] En la hlStodlllll1ll1c1o nunca antes los no-lugares han ocupado tanto espacib". I II II() Iug~res no requieren dominio del sofisticado y complejo arte I , IIdl1I, ya que reducen la conducta en publico a unos pocos precej illllpi 'S Y de facil aprendizaje, A causa de esa simplicidad, tampo 0 1111 1111 III '01110escueJas de civilidad. Y como en la actualidad "ocup, 1\ Iii I I I II 'io", ya que colonizan tramos cada vez mas grandes del SPit I III IItli 0 Y \os remodelan a su imagen y semejanza',las ocas,on s kII 11.11' 1'1111'Le de la civilidad son cada vez menos y mas espacladas, I I 111,1''ncias pueden ser vomitadas, devoradas, alejadas, y hay III I '1111' ~:l' 'specializan en cada una de esas alternativas. Pe~o la", Ii (' II II I IIIi1li"n pueden ser "invisibilizadas", borradas a la vista. Ls' ':, l "II lit iii' 10: "espacios vados", Tal como proponen ]erzy Kociatki 'Will It 11111 ,I I osl 'ra, quienes acuiiaron el termino, 10s espacios va f)s SOil
I,..llu
'arcs a los que no se les adscribe sentido alguno, No 1,,'01'11 fisicamenre aislados por medio de cercas 0 barr '1'.1'" ~on Illgares prohibidos, sino e, pacios vadas, inacce ibks dl'hldo III'
II ~II
10 Vease
'I
'SI::\I:
invisibilidad,
:i 1:1 'XI'racci6n
de senti 10 'S In acto que implica paUl'ar, 'Ompl('1I d('l', 1'('~itll:1r 1:1sorpr 'sa y '1", rsiJ.\lIifi a \0, nu'str:1 ' pC'I'icllcln II,· , 'llly' I:l ('xrra . "Oil "\ C ' I S '1I1'l 'I n, I lo,~ ',p:l 'ios VII 'Ios n l In
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porque se cree que no pueden tenerlo, son considerados vados (mas I I't cisamente, no visibles). En esos lugares resistentes al senti do nunca Sill ge el tema de negociaci6n de las diferencias: no hay con quien negot ill Los espacios vados tratan las diferencias con un grade de radicalid ul que no pueden igualar las otras clases de lugares ideados para repel('1 II atenuar el impacto ejercido pOl' los extranos. Los espacios vados que Kociatkiewicz y Kostera consignan SOil 1111'.11 res no colonizados, lugares que ni los inventores ni los supervisor', d los supuestos usuarios desean colonizar. Podrfamos decir que son l(lI III gares "sobrantes" que quedan despues de que se ha llevado a cabo II Iii rea de estructuraci6n de los espacios que realmente importan: deb 'II II presencia espectral a la falta de coincidencia entre la elegancia dill' tructura y la desprolijidad del mundo (cualquier mundo, indueD 1111 mundo deliberadamente disenado), y a su imposibilidad de ser c1nildIt dos claramente. Pero la familia de los espacios vados no se redLl t' I "I productos de desecho de la planificaci6n arquitect6nica y a los m, 1')',1 III olvidados poria visi6n urbanfstica. De hecho, muchos espacios v. l' I lit son simplemente desechos inevitables sino ingredientes neces"do .1 otro proceso: el de "mapear" el espacio compartido pOl' muchos U Willi diferentes. Durante uno de mis viajes como docente (a una ciudad populor I, tendida y vital del sur de Europa), me recibi6 en el aeropuerto IUI\ d cente joven, hija de una pareja local de profesionales educado y t'lt ,. disculp6 advirtiendome que el trayecto hasta el hotel no serra f~, iI \ II varia mucho tiempo, ya que no habfa manera de evitar las ateslod I I nidas que atravesaban el centro de la ciudad y donde el tnHi (i I I II constantemente embotellado debido a su densidad. Mi gufa s(: (,111I II llevarme en auto nueva mente al aeropuerto el dfa de mi p::lI'l'itl", ( III yo sabfa que conducir en esa ciudad era una tarea agotad fa, It, 11',1I d su amabilidad y Ie dije que tomarfa un taxi. Y 10 hice. En cNt I I j III da oportunidad, el trayecto hasta el aeropuerto demor6 m'11011 ill Ii minutos. Pero el taxista fue serpenteando pOl' calles bord n I. dl I das pobres, precarias, olvidadas pOl' Dios, llena de gent coS' I I I I temente ociosa y de ninos harapientos. La afirmaci6n h hI ptll 1111111 que me habfa asegurado que no habfa manC[il I vilnr ,I 11/11/11 I centro, no fue falsa. Fue sincera y fiel a su mapn m '111'111 ti(- II 1 II Iii I I la que habfa nacido y en la que vivfa dc dc CIlLOII·'S. I':s,' 111111) \ iii' I II registro de las calles de los "barrios bnjos" I or 10: 111('IIt'VIII III ta. En ell11apa mCI"ll:illd' n,i guf:1 s610 hat [1, pllnl l,illlpl"IIUIIIII, I II pacio vado. I
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1\1>:1 ciudad, al igual que otras, tiene muchos habitantes, y cada uno II I lIos tiene su propio mapa de la ciudad en la cabeza. Los mapas que 1111111 los movimientos de las diversas categorfas de habitantes no se su11111I)11\.:n, pero para que un mapa "tenga sentido", algunas areas de la IIldll I deben ser descartadas, ser carentes de sentido y -en 10 que al sig1111 I lido se refie;e- ser poco prometedoras. Recortar esos lugares permite I'll hlN lemas brillen y esten colmados de sentido. 1'1 V[lciO dellugar esta en el ojo de quien 10 contempla y en las pierit dl'l habitante 0 en las ruedas de su auto. Son vados 10s lugares en II '1\1('110entramos y en 10s que nos sentirfamos perdidos y vulnerables, Ii 1"1'11lidos, alarm ados y un poco asustados ante la vista de otros sehlllll:lnos.
I I I lI('in de la civilidad, repetimos, es la capacidad de interactuar con 1111I)e sin atacarlos pOl' eso y sin presionarlos para que dejen de ser" 1'11'1 Iue renuncien a algunos de los rasgos que 10s convierten en 11,11 I) . La caracterfstica esencial de los Iugares publicos pero no civiI" 111'11cientes alas cuatro categorfas ya enumeradas- es fa redun'11,1 II' la interacci6n. Si es imposible evitar la proximidad ffsica 1I11111111'th' un espacio-, tal vez se la pueda despojar de su cualidad de IIli 1111",'Oll su permallente invitaci6n al dialogo y a la interacci6n. Si I III/Iii I~ vitar toparse con extranos, al menos podemos evitar trat 11111,llos' que los extra nos, al igual que 10s ninos de la epoca victo\111, "III visibles pero no audibles, y si no se puede evitar ofrlos, al 11111/111'no can escuchados. Esto se consigue haciendo que todo 10 II 11111 dpli I ir resulte irrelevante, inconsecuente con respecto a 10 que I dl. d,'h ' yl ,. a hacerse. II dlldll, I'ocl:ls 'stas medidas son efectivas a medias: no resuelven 1 I 'Hdll (,I IIlfl~ d:1iiino y detestable de los males. Los lugares publicos I ,II I IH'I'llIil''II que uno se desentienda de los extra nos que 10 roIII I VII IIlllo ,I ri s 'oso comercio, la agotadora comunicaci6n, el irri'III II,.IIW Ins 'Oil esiones. Sin embargo, esos lugares no impiden 'I "" I III 01111~'IIIOS on ')('I'13Iios; pOl' el contrario, dan pOl' hecho que I t 11111I1l! '" ill·vilnbl·, yD hnn sido icleados y construidos preci11111111 11111• (, (il/. ,'011, I 0" ns e1. 'il'lll, I' '111'dios para una enfermedad lillll I illi 110lIllil Ilwdi '1I'il!l) Pi"V '1IIiv:\ qu' h3 'innccesaria la teIII 1 till IIHH tllll' lod 11,111111'1 II i I JlII 'd "I v '/1' r 0 IIC> In nf'l'l11-
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dad. Hay muy pocos regfmenes terapeuticos de acci6n comprobad:l, III tonces, que bueno serfa lograr que la terapia fuera innecesaria, inlllllill zando el organismo contra la enfermedad. Asf, librarse de la complllIl de extranos resulta una perspectiva mas atractiva y segura que lo~ III sofisticados recursos destinados a neutralizar su presencia. Esta ultima posibilidad parece una soluci6n mejor, pero par ci rIll II carece de peligros. La manipulaci6n del sistema inmuno16gico "I 1111 as unto riesgoso y puede resultar pat6gena. Ademas, el hecho de I(JI~III que el organismo sea resistente a ciertas amenazas implica hacerlo III vulnerable a otras. Casi ninguna clase de interferencia esta libre dll 1111 rribles efectos colaterales: se sabe que una cantidad de interven ilill medicas genera afecciones iatrogenicas -enfermedades causada pili I propia intervenci6n medica, que son tan (0 mas) peligrosas como II 'III se intentaba curar-. Tal como 10 senala Richard Sennett: los reclamos de ley y orden son mas fuertes cuando las <:011111111 dades estan mas aisladas de la otra gente de la ciudacl r... 1 Durante las dos ultimas decadas, las ciudades norteal1ll'l \ 1111 han crecido tanto que las areas etnicas se han vuelto rehll iv 11111 III homogeneas; no parece accidental que el miedo a los extr:11111II, crecido en la misma medida en que se han reducido CS:lS I 11I11t111 dades etnicas,13 La capacidad de convivir con las diferencias, pOl' no hablar d diflilill II de ellas y aprovecharlas, no se adquiere facilmente, y pOl' cicrlo I1II I ne sola, Esa capacidad es un arte que, como todas las artes, I" )1111'11 tudio y ejercicio. La incapacidad de enfrentarse a la irritant Iltllillid II de 10s seres humanos y a la ambivalencia de todas las decision ',' iii I II I ficaci6nJarchivo es, pOl' el contrario, espontanea y se refuerz3 :1, 1111 IIII cuanto mas efectivos son el impulso hacia la homogeneida I y h . /1111 zos destinados a eliminar las diferencias, tanto mas dificil I' ~Idtil t 11111 se c6modo frente a 10s extranos, ya que la diferencia I [II" t' \ 1111 mas amenazante y la angustia que provoca parece cadJ v Z Ilit , 11111 II El proyecto de esconderse del desestabilizador iml a to ,. h 1IIIdli 'III li,dad urbana en los refugios de la uniformidacl, la m0I10IOIl:1 III III' tici6n comunales se autoimpulsa y auroderror:1 :11 lllislI10 I ii'lllIllI I posible que esta sea una verdad trivi,:d, si 110 fll'I":\ pOl' ·1 11('\III dl 'III
I 11",\'lllimiento ante la diferencia tambien se autocorrobora: a medida jll! "I i1l1pulso hacia la uniformidad se hace mas intenso, tambien se inI I Iii '0 el horror ante los peligros representados pOl' "los extranos enI" IIn,'otros". EI peligro representado pOl' los extra nos es una clasica I ,"11' 1:1de autocumplimienro. Se vuelve cada vez mas Hcil mezclar la I I'll 'ia de extranos con 10s difusos miedos de la inseguridad; 10 que al 111111'IIZ0 era una simple suposici6n se convierte en una verdad comproI. "I 1I1llChasveces y pOl' fin se torna un principio evidente. iI':1 inseguridad se convierte en un cfrculo vicioso. Como el arte de IIIIiiH'I:II' los intereses comunes y el destino compartido ha cafdo en deli II, :1 ' 10 practica rara vez, esta semiolvidado 0 nadie 10 domina; y co1111 III i I'a del "bien comun" (pOl' no hablar de la "buena sociedad") se III 11\'110sospechosa, amenazante, nebulosa 0 confusa, buscar la segulid "II una identidad comun en vez de buscarla en un pacto de intereI 1IIIIIpartidos se vuelve la manera mas sensata, incluso mas efectiva y 1IIIIIOS:I,de seguir adelante; pero la preocupaci6n par la identidad y su It II II I 'ontra la poluci6n hacen que la idea de los intereses comunes, y IIII IInl:1blemente de los intereses comunes negociados, parezca cada IlloI~in refble y fantasiosa, anulando practicamente la capacidad y la dllill lei de encontrarlos. Tal como 10 resume Sharon Zukin: "nadie sabe '"111 h:lbbr can nadie". liI'ill sugiere que "el agotamiento del ideal de un destino com un ha I HII""\ illo cl atractivo de la cultura", pero "segun el uso com un estadouII tllll'I\" "ultura' es, en primer lugal; 'etnicidad''', y la etnicidad es, a su , "lln:1 Illanera legftima de taHar un nicho dentro de la sociedad".14 I 1III II1Inicho significa, sin duda y pOl' encima de todo, una separaci6n IIIIII/'j ii, ,I derecho a un "espacio defendible" aparte, que necesita deI II I \Ill ' vale la pen a defender precisamente porque esta aparte -es III I, pO1'\ II 1' ha sido rodeado de puestos perimetrales armadas que s610 It 1111'llll':ll':l gcnte "de la misma" identidad e impiden el acceso a los II II 1i , ;OI11() I I rop6sito de la separaci6n territorial apunta a 10grar la hili""I',i'II\'i 1:1I d I vecindario, la etnicidad Ie resulta mas util que cualjllll 1111,1 l'j I 'nlidad" imaginable. 1111<',' '11'j;) I, ll'aS variedades de identidad, la idea de etnicidad tiene 1'1111 111',11 " '111:ln,i'n, UIone axiom:hicamente un casamiento oficiado en 111111,
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dad que supuestamente marca alas entidades etnicas es heter6noma: 1111 un artefacto humano, ni tampoco, por cierto, un producto de la actIHd generacion de humanos. No es raro, entonces, que la etnicidad sen I. primera opcion cuando se trata de aislarse del aterrador espacio polilci nico donde "nadie sabe como hablar con nadie", ocultandose en un "III cho seguro" donde "todos son iguales" y donde, por 10 tanto, no h 1\' mucho de que hablar y de 10 poco que queda se puede hablar facilm 1111' Tampoco es raro que, sin mucha consideracion por la logica, otras 'i1 munidades que reclaman sus propios "nichos dentro de la sociedad" 1111 vacilen en adornarse tambien con el oropel robado de la etnicidad Y I esfuercen por inventar sus propias rakes, tradiciones, historia comp:lI' I da y futuro comun -pero siempre, en primer lugar, su cultura apal'll' \ unica, que, precisamente por su putativo caracter unico, po see, segun ' I comunidades, "un valor en sf misma"-. Serfa erroneo descartar el renacido comunitarismo de nuestra ep(lI I como un resabio de instintos todavfa no erradicados, que tarde 0 tempi I no seran neutralizados 0 disueltos por el progreso de la moderniza iilll, 19ualmente erroneo serfa atribuirlo a un momentaneo fracaso de la I':m III -un lamentable pero inevitable caso de irracionalidad, en flagrant I, 1 cuerdo con una "eleccion publica" racional-. Cada entorno social pili mueve su propia c1ase de racionalidad, infunde su propio significado I 111 idea de una estrategia de vida racional -y hay fundamentos para r .'1' iI dar la hipotesis de que el actual avatar del comunitarismo es una I'q lit ta racional ala genuina crisis del "espacio publico" ... y, por 10 tanto, tI, la polftica, esa actividad humana cuyo hogar natural es precisam '1111'II espacio publico-. Ahora que eI reino 'de la polftica se reduce a la confesion publi II. I la exhibicion publica de la intimidad y al examen y censura pl'd Ii 0'1 tli las virtudes y vicios privados; ahora que el tema de la credibilid::t I tI(, II gente en publico reemplaza la consideracion de que es y que d 'b 'I' I la polftica; ahora que la vision de una sociedad buena yjusta e JIIH('1111 del discurso polftico, no es raro que (tal como observara Senn tr hu '\ I veinte anos)15 las personas "se conviertan en espectadores pa ivo.' I· 1111 personaje polftico que les ofrece sus sentimientos y SllS inten ion '5, 'II I de sus actos, para que los consuman". Sin embargo, cl I lInto C,' llil' III espectadores no esperan mucho mas de los politico., r:d '01110,' )10 • III ran de otros personajes ante las candilejas n::t la mfls qll III1hll('11 ','IIt'1 taculo. Y as] eI espectaculo de 1::1poliri a, ill i'llit! Ill\: OII')S ','1 '( 11(',i111
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Iillhlicos, se convierte en un mensaje incesante y monotono que repite y relill(' 1:1 prioridad de la identidad sobre los intereses, 0 en una constante lec,11111 publica que reitera que la identidad es 10 que importa, y que 10 que '111'111::1 es quien es cada uno y no 10 que hace. Desde la cuspide hasta la Iw, " la revelacion del verdadero yo se convierte cada vez mas en la susIIII 'ia de las relaciones en publico y de la vida publica como tal; y la auII lid 'ntidad es la ramita a la que se aferran los naufragos que esperan eI II I ':Ire una vez que se han hundido los barcos impulsados por los intereIN, I,',ntonces, como afirma Sennett, "mantener la comunidad se transfor11111 l'11un fin en sf mismo, y la purga de todos aquellos que no pertenecen 11'11:1 se convierte en la tarea de la comunidad". Ya no hace falta "ningun 1I1\lIlnento que convenza de no negociar, de expulsar a los extranos". !.os esfuerzos por mantener a distancia al "otro", el diferente, eI ex1111110, el extranjero, la decision de excluir la necesidad de comunicacion, 1111',0 'iacion y compromiso mutuo, no solo son concebibles sino que apaIII ('II como la respuesta esperable a la incertidumbre existencial a la que 111111 !ado lugar la nueva fragilidad y la fluidez de los vfnculos sociales. I I Ikcision, por cierto, encaja perfectamente con nuestra obsesiva preoI IIp,l ,ion contemporanea por la polucion y la purificacion, con nuestra II lid 'llcia a identificar eI peligro con la invasion de "cuerpos extranos" \ 1\ it!cntificar la seguridad con la pureza. La aprensiva atencion que se 1'"':,1:1alas sustancias que entran al cuerpo a traves de la boca 0 la naIl'" 1::1tambien aprensiva atencion que se presta a los extranos que se I 111,111 subrepticiamente en eI vecindario del cuerpo coexisten lado a latI, I '111'1'0 del mismo encuadre cognitivo. Ambas inducen el deseo de I pulsarlo(s) de mi (nuestro) sistema". I,',so deseos convergen, se funden y condensan en la polftica de sepaI 1I,c'11I ctnica, y particularmente en la defensa contra la marea de "extra'11'1". Tal como 10 expresa Georges Benko:16 Hay Otros que son mas Otro que Otros, los extranjeros, Excluir a las personas como extranjeros porque ya no somos capaces de cOIlccbir at Otro da testimonio de una patologfa social. 'lill dll b cs una patologfa, pew no se trata de una patologfa de la mente, '1"1' 1111'111::1n V::1IlOdar s 'nti 10:1 Ull mundo desprovisto de todo signiIii ,do 'ol1fi~bl y 'sl':lbl " ,'ill() d ' un:l p:1tologfa del espacio pllblico que dllllllll() I' 'SIII1:It!O1111:1 p:t(olo!',:1 d' I:t polili ':1: la decadencia del arte del
dialogo y la negociacion, la sustitucion del enfrentamiento y eI c 1111'11 miso mutuo por las tecnicas de escape. "No hables con extranos" -que era antes una advertencia de 10 I' dres a sus hijos indefensos-, se ha convertido ahora en un precept (' II tegico de la normalidad adulta. Este precepto da nueva forma, 1111 forma de prudencia, a la realidad de una vida en la que los extrai; I " personas con las que nos rehusamos a hablar. Los gobiernos, impollll tes para modificar de ralz la inseguridad y la angustia existenci~l( ,I sus subditos, respaldan con gusto este precepto. Ese frente unido 1('" II migrantes", la encarnacion mas tangible de la "otredad", esta dC,1111"I a reunir la difusa variedad de individuos temerosos y desorienta.lll I algo que recuerda vagamente a una "comunidad nacional", deterrllllllll do aSI una de las pocas tareas que los gobiernos actuales son caprlll .1 IIevar a cabo. Heritage Park, de George Hazeldon, sera un lugar en eI qLll":,III mente, todos los que se encuentren podran hablar libremente '11111 Estaran libres de hacerIo, ya que tendrfan poco de que hablar -s:d I' II III tercambiar informacion acerca de sus rutinas, y frases familiar, 11"' II implican controversia alguna, pero tampoco compromiso-. La 111111 sonada de la comunidad de Heritage Park solo puede conseguir,(' dill cio de la falta de compromiso y de la desaparici6n de vInculo,
Cuando yo era nino (y eso ocurrio en otro tiempo y en otro eSI r!l III). I' comun escuchar la pregunta "2a cuanto queda este lugar de aqu ,I (III" Y la respuesta era: "a una hora, 0 menos, si uno camina Hipido". una epoca muy anterior a la de mi infancia, la respuesta, III Ollj'I' III, biera sido: "si parte ahora, lIegara alII alrededor del mediodfa", fill I t I tualidad, se pueden escuchar ocasionalmente resp~estas simil 11(' I , normalmente estaran precedidas por un pedido de especifi ~ 'i )11:" II II auto, 0 ira a pie?", "Lejos" y "largo tiempo", aSI como "cerca" y "po ti '1IIpO " I tli , significar casi 10 mismo: cuanto esfuerzo implicarfa I :H:1 1111 S{'I 1111111111 recorrer cierta distancia ... ya fuera caminando, ar:Jndo () ')~ '( 111111111 se les pedia a las personas que explicaran qllt qu rf:1n I, 'ir '( II "('1\111III Y "tiempo", segura mente I fan que I" 'Sl ~I in" 'S 10 qut' UIIO 1'111,1 recorrer en un det rmin:1do ri 'I11PO l11i '111r:IS(l11l; (;1"II "llpO" 111'111 s n· ir~ 1 :11':11" 'orr('r!o, !'no l'Ii l1:ldi ' Ie: I (,
"1111','c abocaran a expresar esas definiciones. 2Por que habrfan de haIIII( Uno entiende bien las cosas de la vida cotidiana mientras nadle Ie 1\111\\111:1 definicion, y si nadie la requiere, uno no necesita definirIas;, La '11111.1 en que se entendian las cosas que ahora, te~demos a lIa~ar es,III" Y "tiempo" no era solamente satisfactona smo tan preClsa como I I II' 'l'sario, mientras fueran los humanos, los bueyes 0 10s cabal~o~ -el 'fI1l1tlre- quienes tuvieran que hacer el esfuerzo y establecer sus !lmltes, I II II II' de piernas podia ser distinto de otro" per? el, reemplazo ?e ~~o I .1 I I otro no hacia una diferencia que pudlera Justtflcar la ap!lcaclOn I 111111 rnedida que no fuera la capacidad de los musculos hum~nos. , I'll los tiempos olimpicos de Grecia nadie pen~aba en categonas 0 re,"1, olfmpicos, por no hablar de romper esos records. ~IZO falta la m", 11\11Ie algo di£erente de los musculos humanos 0 ammales p,ara que 111'1:1 n esas ideas y para que se concibiera y se IIevara a l~ practlca la I, 11111 de asignar importancia alas diferencias de la capacldad, de desIII Illlitnto de los diversos individuos -es decir,yara que ter~mara la 'II loria del tiempo y empezara la historia del tlempo-. ~a hlstona del Illpll omenzo con la modernidad. Por cierto, la mod,ermdad es, ,aparte I "llllri osas Y tal vez por encima de todas elIas: la ht~tona del trempo: I 1Illllll'f1liclad es e1 tiempo en el que el tiempo tlene hlstona. " \'xpl famos los libros de historia buscando la r~zon por la que el I' \I III Y cI tiempo, antes fundidos en las labores vlta~es humanas, se III 'JlM:ldo y distanciado en el pensamient? y la praxIs humanos, en1111II('II\OSheroicas historias de los descubnmlentos rea~lza~~s por los I, lill'l 0,' a ndantes de la razon -filosofos intrepidos y Clentlflcos valeII 1;,11ontramos astronomos que midieron las distancias y las velo111111'd' los cuerpos celestes, vemos a Isaac Newton calc~lando las III IIIill',' 'X'ietas entre la aceleracion y la distancia recornda p~r el IIIII It) I,,'i '0" y 10s penosos esfuerzos por expr~sar todo eso en numeI 11,111:1,abstractas y objetivas medidas Imagmables-, 0 a Immanuel III ildi'j -I1\' mcnte impresionado por todos esos logros como para II 11'1\II' '\ ' p:.lcio y el tiempo como dos categorias tr,a~~endentalmend II l('I1I~,' Y mul'L,amcnte independientes de la cog~l~lOn huma~a. y III' Illh II'!',0, I or jll tifi ado que sea el alegato de los £lloso£os, ~u lll:enI'll III 1\'I'S:II' III) P 'ci' ~t'emitatis es siempre u~a ~arte de la mflmtud II I 1I1111dlei 1:1p:lrl" fillit:1 y:ll ::d ance de la practl,c,a huma~a-, la que I II Ii 1111\lOlL' 1:1' 1 :1S' {'pi,'ll'llIol ll,.i :I" pa ra la reflexlon clentlfIca y fllo,I, 1 Y III III:llt','i rillpll'i '.1 • '1m:.>.d' s'r rransformada en verda des IIl1ltillllt, ,I)' hn.llo, 'II I lilllit ,'1(111di,"illl\lI,' :llcsgranclc pensadoill 11111
mitos, poetas y otros soiiadores. Asi, algo debe haberles ocurrido allill go ~ a la capacidad de la practica humana para que los filosofos se 1111\ I dedlcado a reflexionar sobre el espacio y el tiempo. Ese "I" a go es, po demos suporter, la construccion de vehfculos ap II de desplazarse mas rapido que las piernas de los humanos 0 las pat I I los ammales, y que, ~ diferencia de los humanos y los animales, I oill volverse cada vez mas veloces, de modo que el recorrido de di tnllli ca~a vez mas larg~s podia insumir cada vez menos tiempo. Cuandll III reCleron es.os medIOs de transporte no-humanos y no-animales, .1 IIIII po necesano para viajar dejo de ser el rasgo caracterfstico de la dislllIlil y del software, y se transformo, en cambio, en el atributo de Ia I '1 1111 de viajar. EI tiempo se ha convertido en el problema del hardw 1/1' III ~os humanos eran capaces de inventar, construir, usar y controJar, 1111 d InflexIble software ni tampoco de los caprichosos poderes del vil'III" del agua, indiferentes a la manipulacion humana. Por 10 tanto \" lit I po se ha convertido en un factor independiente de Jas inertes ' illlllill bles dimensiones de la tierra y el mar. EJ tiempo era diferente d I (' Ip' I por~ue, a dlferenCla del espacio, podia ser alterado y manipuladu I III vert.ldo. en un factor disruptivo, es el conyuge dinamico de la p 11'(II pacIO-tlempo. ~s bien sabido que Benjamin Franklin proc1amo que el tieml I l I IIII podIa hacer esa afirmacion con toda confianza, porque ya habf. dlllllil al hombre como el "animal constructor de herramientas". R .'11111111111 laexperiencia de otros dos siglos, John Fitzgerald Kennedy plIdll II "'1 se!ar a sus compatnotas, en 1961: "debemos usar el tiempo Oillil 1111' mlenta,. n?, como un divan". EI tiempo se convirtio en oro un I I Ijl se convlrtlo e~ herr.amlenta (~o arma?) empleada primordi::dnWllii II' s~perar la reslstenCla del espacio, acortar las distancias, de p{lj II II I m~lcado de un ~b.s:aculo de su connotacion de "remoto", am(lilll III II ml~es de la amblcIOn humana, Asi armado, uno podia abo arst' (1111IIItI senedad a la tarea de conquistar el espacio. Tal vez los reyes podian viajar mas comodos que u sui Iii , , \ I nobles, mej~r que sus siervos, pero, en principia, nadi ' po I I I II " mayor velocldad que los demas. EI software nivebba a los II( 1111111 hardware los diferencia. Estas diferencias (que en nacla , ' I 11'('11'11, I qu~ ,derivan de las de la musculatura humana) I'll ron 1'('$/1///11/ 1 I acclOn humana antes de que se convirtieran n on Ii i)1I I" II I IIIII dad, y antesde que se eJllII':lr~n para 1", I' :'lUll 111:, dif'l('11 III \ I I hacer esas, dlf~r n 'I<'IS111;1$ I ro/und:lS . ill 'vilnll 'S, I':n "IIIII!) "11111 I rOll l<'Ismaqllln~ls I, V:lpor , ('I III( 101' d' 'Olllf>lIfllioll illl '1'111,III III
d Ililsada en el software toco a su fin. Ahora alguna gente podia lIeIi lestino deseado antes que los demas; tambien podia escapar alas I II IIciones y resistirse a ser alcanzada 0 detenida. EI que viajaba mas I do podia rec1amar mas territorio -y, tras hacerlo, podIa controlarlo, II dilio y supervisarlo, manteniendo a distancia a sus competidores y a IIII'IISOSmas alia de sus fronteras-, 11111/ 'mos asociar el principio de la edad moderna con diversos camI I I II bs facetas de la praxis humana, pero la emancipacion del tiempo II II' ,p'cto al espacio, su subordinacion a la inventiva y a la capacidad 111111 humanas, y su enfrentamiento con el espacio como herramienta 1 111I1'Illistay de apropiacion son un momenta inicial tan bueno como I 111'11 'I' otro para empezar a contar. La modernidad nacio bajo las esII, d· la aceleracion y la conquista de la Tierra, y esas estrellas forman \11 I 1IIIsteiacion que contiene toda la informacion sobre su caracter, conI III d 'stino. Su lectura solo requiere un sociologo entrenado, no un Ii1111111,0. I I I('1;1ion entre tiempo y espacio serfa, a partir de entonees, mutable 11111111 'a, no predeterminada ni invariable. La "conquista del espacio" 1111\1'I',llificar maquinas mas rapidas, Los movimientos acelerados sigII I dllill 'spacios mas grandes, y acelerar los movimientos era la unica IIIIII d' agrandar el espacio. En este caso, la "expansion espacial" era 1IIIIIIlhl" I I juego, y el espacio era la apuesta: el espacio era el valor; el II"III, 1.1hClTamienta, Para maximizar el valor, era necesario afilar la II 11111('111:1: gran parte de la "racionalidad instrumental" que, segun II WI'her, era el principio operativo de la civilizacion moderna se con111111 I'll itl 'a r modos de realizar tareas con mayor rapidez, eliminando I Illlpil "improductivo", inutil, va do y desperdiciado; 0, para decirlo 1'11111110,' d' fecto en vez de medios de accion, se concentro en lIenar 1III1I(1 'on mas objetos, agrandando aSI el espacio que podia ser lIe1111111111Ii '111\0 determinado. En el umbra 1 de la conquista del espalillI(' I 's 'art , mirando hacia el futuro, identific61a existencia con I'll IIIIi In I, I finiendo todo 10 existente de manera material y califi111,,/11dl' /,('S ('. '!l'IIsa (como 10 observara agudamente Rob Shields, se I1II 11'I'Xpi''S:lr ,I famoso cogito de Descartes, sin distorsionar su sigII .III, dl~i 'Ilclo "0 upo 51acio, pOI' 10 tanto existo").17 En un mo11111 III "I (1'1("1:1 'on lui, t:l p'reli() fllerzas y concluyo, Michel de II[ III 1IIII,IIIdo 1,:1'i:l ·1 I :lS:110 d' -1:11'0que cI poder dependfa del teI
"II I I 11\' 1,lrld,I, "~PIlIIIII Ijfll'~ 1111\1 1\'/11/111\"11'; '_mi"I"IC~"ings " 1111" _ III 111'11 l' 1111 ~111l1 "'11\)'1'1 (I IIIIIIII/,l. S/1111 " 1/1/ I SUI /It! Till""
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rritorio y de las fronteras. (Tim Crosswell resumi6 recientem '1111 ,I que de De Certeau: "las armas de los fuertes son [... ] la c1asi/1I It delineaci6n, la divisi6n. Los fuertes dependen de la certeza d,lllIll n6tese que todas las armas consignadas son operaciones que II cabo en eI espacio.) Se podrfa decir que la diferencia entre fut'llI les es la diferencia entre un territorio conformado en la ima ) 'II dl III pa -estrechamente custodia do y controlado- y un territorio :1111111 intrusi6n, a la reacomodaci6n de las fronteras y eI restablecinlii 11111 mapas. AI menos, asi ha sido durante buena parte de la histori I 1Illlll
Esa parte de la historia, que ahara lIega a su fin, podia d llillil II I falta de un nombre mejor, "Ia era del hardware" 0 "modernid.1I1 (, -la modernidad obsesionada par eI gran tamano, la mod I'Iddltd I srande es mejor", 0 del tipo "e1 tamano es poder, el volum '1\ i , I Esa fue la epoca del hardware, la epoca de las maquinas p "'lId I rrosas, de los altos muros de las fabricas que rodeaban plalll' I I I mas grandes y que ingerfan planteles cada vez mayores, dt, II I lit locomotoras y los gigantescos vapores oceanicos. Conquisl II I I I era la meta suprema ... apropiarse de todo 10 que uno pu Ii 'I I \ I'll conservar, marcandolo con todas las seiiales tangibles de po I 11111 carteles de "propiedad privada". EI territorio fue una d 1::1.'III '\ "I' sesiones modernas, su adquisici6n fue una de sus may r~ 11111\11 I y la protecci6n de las fronteras lIeg6 a convertirse en un:1 1(' Iii I I nes modernas mas ubicuas, inflexibles y permanentes. La modernidad pesada fue la epoca de la conquista r 'l'I'ill III d I queza y el poder se arraigaban firmemente en la tierr3 ('I III II I enormes e inamovibles como los yacimientos de hierr y h 1'11111 01 b6n-. Los imperios se extendieron hasta los mas al j, do. lill 1111 I tierra: s610 otros imperios de fuerza igual 0 superior I (lll III \III 111111 la expansi6n. Todo 10 que se extendiera entre los plililO, III I Ii III de los reinos imperiales era considerado ti rra de 0:1 Ii" ",'/1 II /11 I I el espacio vacfo era un estfmulo para la ac ion y un "(" ' H lit I'll 18 Michel de Certeau, The Practice of FWl'ydny Ufl', 1\ .r'i
de la epoca resumfa perf:ctamente eI espfa los legos q,ue la Natu,~a.l~za no ") i\un mas insoportable resultaba la Idea de los SIUOSen I' 1 II , d' d b' .It 11',lobo: islas y archipielagos de los que to a~la na a s~ sa .Ia, I, III rr:t que esperaban ser descubiertas y colomzadas, e~ I~teno,~ 1111111 de los continentes, los diversos "corazones de la~ umeblas I iii dllill I or luz. Los exploradores intrepidos eran los heroes. de l.as , s de las "hl'storias de marineros" de Walter BenJamlO, III vnSlOne . III In:, infantiles y las nostalgias adultas; vivida con e~t~~lasmo I III dll y colmada de honores tras el regreso, una ex~edlclOn tras 'I dill poria jungla 0 el hielo en bus~~ de una ~ordillera, lago 0 Ilid IVI:I ausente de los mapas. Tamblen el paralso mode~no, co11111I,,ri La de James Hilton, estaba "alla afue;:a", en ~lgun lugar I I d"I, IIbierto", oculto e inaccesible, mas alla ~e las mexpugnaII IIiHI Illolltaiiosas 0 de los aridos desiertos, al fmal de una senda 111111'1 i h. La aventura y la felicidad, la riqueza y el poder eran Iltl 1"'ngnHicos 0 "patrimonios de la tierra" -atados a su lugar, Iidl ; l' int'ransferibles-. Todo eso requerfa muros impenetra~les, II , II(' 'hos, guardias insomnes Y 10caci6n secreta. (La base ~erea 1111111 pl;1 desde la que se lanz6 el criminal ataque sobre TokiO en 111111 ii,' los secretos mejor guardados de la Segunda Guerra Mun(III
(i ncia popular
III 1I,.tnpOScuando informaba
I IIIH!;' la "Shangri-La".) _. 1111 ''''' Y 1poder que dependen del ta~ano Y la cahdad d~l h~rdIii lid 'II :1 S'1' lentos, pesados y de mOVlmlentos torpes. ,Estan, enIII " Y II j )$, atados al acero y el concre.t?, y se los evalua segun su lillllll'l1. recen mediante la expanSIOn dellugar que ocupan Y 11'1" II Ilil I "i ndo ese lugar: ellug.ar es al mis~o yempo su lecl:o Ii '11.1111 forl':1kza y su prisi6n. Damel Bell descnblO uno d,e los mas I I I II ,"l\vidi:1dos y emulados de esoS lugares/lecho de.cultlvo/fort~II 11111 \.1 pl:'!nta \'\1iJlow Run de General Mo:ors, sltuada en MIII 1'1 II! I liltll:l ocupaba un terreno de dos te~clOs por un cuarto d.e IlId'I'1 I I:: In:'!l 'ri3les n cesarios para produClr a~tos estab~nreumII III 11I1Il'O I . ho igante, en una monstru?sa )aul.a:!"a log:,ca del \1 11'l'i :1 lei onrrol sc basaban en la estncta diVISIOn del aden: \",11,:('1:1" "un:1 vigil:lnte defensa del Ilmite entre ambos. Las I
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dos 16gicas, fundidas en una, se reunian en la 16gica del tamano, 01'/',11111 zada en torno de un precepto: mas grande significa mas eficiente. (III I versi6n pesada de la modernidad, el progreso implicaba mayor tallill y expansi6n espacial. La rutinizaci6n del tiempo mantenia e1lugar integro, compacro ' , metido a una 16gica homogenea. (Bell senal6 el poder de la rutinii',,11 10 calificando al tiempo de "metrico".) En la conquista del espacio, el tiempo debia ser flexible y m:llt'IlI,1 y sobre todo reductible por medio de la creciente capacidad "devOll'''' ra de espacio" de cada unidad: dar la vuelta al mundo en ochelll t "I era un sueno seductor, pero dar la vuelta al mundo en ocho dfas III • I muchisimo mas. EI vuelo sobre el Canal de la Mancha y eI vu In 111'/ eI Atlantico fueron los hitos con los que se media el progreso. Sill I II bargo, cuando se trataba de la fortificaci6n del espacio conquislilillI, I su domesticaci6n y colonizaci6n, hada falta un tiempo rfgido, 11111111111 e inflexible: la c1ase de tiempo que podia cortarse en tajadas i 'u ill II ra que encajaran en secuencias mon6tonas e inalterables. S "PII II verdaderamente un espacio cuando se 10 controlaba -y eI conI I'() I lIlt ficaba primordialmente la "domesticaci6n del tiempo", la neurr tll/llI I de su dinamismo interno: en suma, la uniformidad y coordill I IiIii I tiempo-. Era maravilloso y excitante lIegar al nacimiento d I Nil" jlll que otros exploradores, pero un tren que se adelantaba a su hOI III las partes de autom6viles que lIegaban a la lInea de montaj . :11111 otras eran las mas terribles pesadillas de la modernidad pesad I, EI tiempo rutinizado unia fuerzas con los altos muros dc la IIi1111III nados con alambre de puas 0 vidrios rotas y con las puerta Sin', II 1111 te vigiladas para proteger e1lugar de posibles intrusos; tambi 'II 11111'I que todos los que se encontraran dentro del lugar 10 abandon,lI III I luntad. La "fabrica fordista", eI modelo mas ambicionado I, III 1.11 I lidad en la epoca de la modernidad pesada, era un lugar d ~n "11'111111 I a cara, pero tambien era un tipo de matrimonio -d 1 til (l "hil'll I 'lit muerte nos separe"- entre eI capital y el trabajo. Era un, I d I ill 11'" niencia 0 por necesidad, pero no un matrimonio pOI' O)1l( I; 111111'1111 I peraba que durara "para siempre" (fuera cual fu's' ,I ..il',IIIIIIII"" terminos de vida individual), y en general asi era. Er:l 1111 111lll'i Illi IIIII' cialmente mon6gamo ... para ambos c6nYlig ·S. U e1iv()I"io r, Ildlll III 1 I la cuesti6n. Para bien 0 para m~d, los 6nyllg'S l,;st:lb:111 'olldl'lllIltl I mutua comp::1I110; ninglillo I "Ilos I Oell:1 sobr 'vivil' ..i,l (,I Oilli, EI ticml 0 nlliniZ:lelo :1I:d):1 ,I Ir:lh:ljo:d Sll ·In, '11 1111lil hi 1III II I l:l~ fClbri :lS, 1:1pt'''lidl'', dr In 1I1:lllllill:lrin , 110 111('110',11111111111111
11111110 de obra permanente "fijaban" el capital. Ni eI capital ni eI trabaII dcseaban moverse, ni tampoco eran capaces de hacerlo. Como en 111111 luier otro matrimonio que carece de la valvula de seguridad de un dlvorcio indoloro, la cohabitaci6n estaba repleta de sonido y de furia, I'I1Iilllada por violentas erupciones de hostilidad y marcada por una gueI1I1dc trincheras menos dramatica pero mas persistente. Sin embargo, a hi plcbeyos en ningun momenta se les ocurria abandonar la ciudad; los 1IIIri 'ios tamp~)Co tenian libertad de hacerlo. EI oratorio de Agripa no I I II(;cesario para inducirlos a quedarse alii. La intensidad y la perpelilidolel del conflicto eran una vivida prueba del destino comun. EI tiemIIIi i ongelado de la rutina fabril, junto con los ladrillos y eI cementa de III Il1uros de la fabrica, inmovilizaba con tanta eficacia eI capital como II 111:1110de obra empleacla. No obstante, todo cambi6 con eI adveni11111110del capitalismo software y la modernidad "liviana". EI econoIII I I Ie la Sorbona Daniel Cohen 10 resumi6 asi: "quien empieza su III i'I':1cn Microsoft no tiene idea de d6nde la terminara. Comenzarla en 1111110 cn Renault significaba, en cambia, tener la certeza casi total de 1I111111irlaen el mismo sitio".20 No 'stay segura de que en ambos casos descriptos por Cohen sea legi111111\'1 'l11pleo del termino "carrera". Esa palabra evoca una trayectoria Ilhll' 'ida, semejante a la "carrera hacia la titularidad" de las universidah \".1:1lounidenses, con una secuencia de etapas marcadas anticipadaIIIIII' :1 ol11panadas por ciertas condiciones bastante c1aras de ingreso y I Jill'. I· adl11isi6n. La "trayectoria de la carrera" tiende a estar modela1111111I1l1a coordinaci6n de presiones de espacio y de tiempo. Lo que les 1I11t' ,I los cl11pleados de Microsoft 0 a los empleados de sus incontables 1I111i1dm's -c1onde toda la preocupaci6n de los gerentes apunta a lograr 1'11/1111" O1'I'::lI1izativas mas laxas que puedan acompanar eI f1ujo" y donI II (1I/;:lllizaci6n empresarial es considerada un intento permanente de 11111jilin isl:l Ie adaptabilidad superior" dentro de un mundo "multiple, ill'Idl'lo I a' 'Ieraclo, y, por 10 tanto, 'ambiguo', 'difuso' 0 'plastico"'_21 II 11,111111
Coh
'11,
HiriJesse
rllIl11ollde
... ,
ob. cit., p. 84.
I IH/Ii'l'1'111'; I, "Th ris' of soft c~pitalisl11",ob. cit., pp. 39-40. Los ensayos de Thrift III ~IIIIIt'II'dlll'\',' S~III;I1~ks,pero d cOl1ceptode "capitalisrno soft" empleado en el tiruIII 111,111 ('lli'XIII plll'·'· 1111 1I011J!)I'(' ~rrOIlCO)' de caracterizaci6n poco feliz. No hay naI "/1111"1i IIp;1Idio,"10,'Ii/il/lIll'!' d· In 11I1)(kl'l1;1,~ 'i(,11l;vi~l1a.Thrift set'ialaque "bailar" y III" II" ~IIIIIlIrllll('iol("IIII('llIlo''.I''p,II·.1II111'<))(; 11I:II'S. a I:, n~t:L1r~lo.adel capitalismo en SLi I I ilV11I,11 111'1111('1,,1 IIIII/I("111111 hil'II1'11'11,,111/1, 'II ,pll' SIII:;~I'<;11 kv 'chtl), f~c;litbd de; 1110IlIlhlll" IIHIIIIIIIIIIIIII' IWI 11/1"'0, '1'IIIIi'IlIIl"lI"'IIII'lcl'qll's' 'l1'II'l1rr~I1C111111~l1is101111111 111'11'111 V"II I111I1 IIHIlIIillllIllIll ", IIIllIi'l1Idlll, d ·I,t'll '01',' dill')S (II/I'd), 110SO(I
milita en contra de las estructuras durables y especialmente en conll,l d las estructuras con expectativas de una vida laboral que insuma tod I I vida util deltrabajador. En estas condiciones, la idea de "carrera" r(' III ta nebulosa y fuera de lugar. Sin embargo, esta diferencia es una mera disputa verbal. Sea 0 tlCl III rrecto el empleo de los terminos, 10 fundamental es que la comparn( 11'11 de Cohen capta certeramente el cambio de la historia moderna d I 111111 po y alude al impacto que esta empezando a ejercer sobre la condll 1111 existencial humana. El cambio en cuesti6n es la nueva irrelevan i I Ii I espacio, disfrazado como aniquilaci6n del tiempo. En el univer '( 11(1 ware de los viajes a la velocidad de la luz, el espacio puede rec 1'1('I Irteralmente, "en una fracci6n de tiempo"; las diferencias entre' 1('1" y "aqul nomas" desaparecen. El espacio ya no limita la acci6n III II efectos, y cuenta muy poco 0 nada en absoluto. Ha perdido su" dll' estrategico", como dirfan los expertos militares. Todos los valores, como observara Georg Simmel, son "valiosoll" II lamente mientras se consigan "renunciando a otros valores"; eI 'II " dellogro de ciertas cosas" es la causa de que "se los considere vnllli II [a los valores]". Sin usar estas mismas palabras, Simmel cuenta 1ft Iii III ria del "valor fetiche": las cosas, escribi6 Simmel, "valen ju to 10 'Ill cuestan" y esta circunstancia parece, perversamente, "decir qu 'iii 1111 10 que valen". Lo que las hace valiosas son los obstaculos qu ' hi)' 'Ill superar para poder apropiarse de elias, "Ia tensi6n de la luch, p()I I III seguirlas".22 Si no hace [alta tiempo, si no hay que renuncia r (I ,I 1" hay que "sacrificarlo"para lIegar a los mas remotos lugares 1001 1111I res h~n sid? despojados de valor en el sentido simmeliano. Unn V('1 'I" las dlstanClas pueden recorrerse (y, por 10 tanto, se puede a [iln I I Ii'I partes distantes del espacio) con la velocidad de las sena Ie I 11111111 I todas las referencias al tiempo aparecen, como dirfa Ja qu , I) II ,II sous rature. EI termino "instantaneidad" parece referirs a lIll 1111'I miento muy rapido y a un lapso muy breve, pero en reaJi lad tI('11l111II ausencia de tiempo como factor del acontecimiento y, p r 'oll/,il'.1111lilt
(blandos), Y son tan duros como pocos de sus antecesores, ~p~ccs ell,;, "'Ill 11('1 II 1111"" I les a de moverse par pistas bien marcadas y mantenid~s, 1::1 ~pil'~li~1I1O~()(II/ltl/~ 11111 1'1 nos duro que su antecesor hardware, Y 10 liquido no cs n~d, 'Cllr, 11,1',111 pl'lI " '" I dJluvlo, una mundacion 0 la ruptura de un dique. Vease Georg Sil11l1ld, ','A h~ptcr in Ih' phil()~(>ph, (I Vii"'!,", ('Ill 'I'lill < '11,,/11.# Culture alld Ot/ii'!' I~ssrl IS. rrnd, dt, I , 1'l'IT" 1~I/,k()"II, N'II'VIl VII,I , 'I' Iii III I Ileg' Press, '19 9" 1 " ~/I. 22
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II IlIscncia como e1emento en el calculo del valor. El tiempo ya no es "el
Ii Vl) hacia el logro", y por eso ya no confiere ningun valor al espacio. 1 I 111,'iinstantaneidad de la epoca del software augura la devaluaci6n Ii II'" :lCio. I'll la epoca del hardware, de la modernidad pesada, que segun los 1IIIIIiOSde Max Weber era tambien la epoca de la racionalidad instruill III r1, el tiempo era el medio que requerfa ser cuidadosamente maneI 0111p:1I'a que los l'editos del valor, que eran espaciales, pudieran ill Ill1izarse; en la epoca del software, de la modernidad liviana, la efiII I d ,I tiempo como medio de conseguir valor tiende a aproximarse I Idlllil.O, con el parad6jico efecto de igualar (mas bien para abajo) el 1111 d· todas las unidades que conforman el campo de los potenciales II, IIIV('S. La pregunta se ha desplazado, pasando de los medios a los fiII pli ado ala relaci6n tiempo-espacio, esto significa que como todas I, lIi1'I'~ del espacio pueden alcanzarse en el mismo lapso (es decir, "sin '1'111110"),ninguna parte del espacio es privilegiada, ninguna tiene "va1'1 I Illr ·ial". Si es posible acceder a cualquier parte del espacio en cual11111 I Ill( mento, no hay motivos para lIegar a ninguna parte en ningun 111'111111110 en particular, ni motivos para preocuparse por garantizar el I III ho de acceso a cualquiera de ellas. Si uno sabe que puede visitar III IIII',II' 'n el momento en que 10 desee, no tiene ningun impulso de viI I1III 'Oil frecuencia 0 de gastar dinero en un pasaje valido de por viII hfly menos motivos aun para soportar el gasto de una supervision I II I )lllrol perpetuos, de un laborioso y riesgoso cultivo de tierras a '1111't. ' , u de acceder y que se pueden abandonar con igual facilidad, II II I lido los vaivenes de los intereses y las "relevancias t6picas".
II
I II ill\) insLlstancial e instantaneo del mundo del software es tambien I I IIIJlO ••in on ecuencias. "Instantaneidad" significa una satisfacci6n 1111111 illllI I, "'11 I a to", pero tambien significa el agotamiento y la desaI II I 1111111111 'di:1ta del interes, El tiempo/distancia que separa eI fin del II 11111111. H' r 'Ssin dimensiOllcs. Pero I 1I11111l11 1111d('l1lpO II I IIlll1lollll'. II ('fl II de "11conjullIl) d' mom nIII
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tos, isigue siendo el tiempo "tal como 10 conocemos"? La XJlII I "momento de tiempo" parece, al menos en ciertos aspectos vilnl. oxfmoron. iSera, tal vez, que tras haber aniquilado al espacio 011111 lor, el tiempo se ha suicidado? iNo habra sido el espacio simp 1 'nil III. I primera vfctima de la £renetica carrera del tiempo hacia su pr )JlIII tI quilaci6n? Lo que hemos descripto es, por supuesto, una condici6n limilltll d historia del tiempo -10 que parece ser, en nuestra etapa actual, In 11/111 cia ultima de esa historia-. Por cere a que este del cero el tiemp< 1111 ria para lIegar a un destino espacial, todavfa no IIegamos a cere>. 1111 III la tecnologfa mas avanzada, equipada con los mas poderosos pI' ). III res, no ha logrado aun una genuina "instantaneidad". Tampo () (,I. I cio ha cafdo en una irrelevancia total y absoluta, ni los agentes hlllllill han logrado ingravidez, ni in£inita volatilidad y £Iexibilidad. P I' III III ci6n descripta se avizora, sin dudas, en el horizonte de la modcrJlllltd I viana. Y, mas importante aun, es el ideal que persiguen const:1111Itill III -aunque nunca 10 alcancen (io porque nuIica 10 alcanzan?)-1 • I I III II les operadores de nuestra epoca, el ideal que, en el avatar d "'1 I 1111 norma, satura cada 6rgano, cada tejido y cada celula del cu I"J(I IIII I Milan Kundera describi6 "Ia insoportable levedad del ser" (11111' I' I la tragedia de la vida moderna. La levedad y la velocidad (ijllill I )111 ron elegidas por !talo Calvi no, eI inventor de esos personaj (HIli" I mente libres (libres gracias a su eIusividad, que imposibilit'. 1111'1111 intento de atraparIos) -el bar6n rampante y el caballero invi!'iilll 'Ill £uncionan como encarnaciones ultimas del eterno poder eman 'ip 111111 II arte literario. Hace mas de treinta anos (en su cIasico Bureaucratic PI) 'lit 1/111 1/11 Michel Crozier identi£ic6 la dominaci6n (en todas sus va ri hlll( ) I I ill I cereanfa alas £uentes de incertidumbre. Su veredicto tod~vln ('UII te: dominan las personas que consiguen mantener su a 101'1 t'll Idl II I sin regulaci6n y, por 10 tanto, impredecibles, mieI1tra I' glllnil 1111111111 vamente (rutinizan, es decir, vuelven mon6tonos, r p'rilivos '1111d bles) los aetos de otras personas. Las personas qu li'n '11 II 111111 libres dominan a las personas que tienen las manos Mn h,'; Iii ItllI II 101I las primeras es la causa principal de la falta d lib rl'~c1c1' III, /1'1\1111011 . Y la £alta de libertad de las segundas es el senti In (dlillHl d\' Iu Ililli de las primeras. En este aspecro, nada ha ca mbiado '011 1:111':llIsi·i611 d(' III "II" II I "I dad pesada a la liviall~1. I TO ·lm:11' ( 1'1' h:l Ik-nndo '011 1111III1 VIII 11111 ni 10; m6s pI' 'is:1111'III', "1:1 \'1", IIIn :1111,'1"'Ill':, tI\' ill\('llldlilldlli '" I
IlliIdo, centrandose en un objetivo ... la instantaneidad. Las personas "lllueven y actuan mas rapido, las que mas se acercan a la instand.1 I de movimiento, son ahora las personas dominantes. Y las perII que no pueden moverse tan rapido, y especialmente las personas I I IIII I ueden dejar su lugar a voluntad, son las dominadas. La dominaI lllll)llsiste en la capacidad de escapar, de "descomprometerse", de "es, I II 01ra parte", y en el derecho a decidir la velocidad con la que se I II) 10 eso ... mientras que, simultaneamente, se despoja a los domiIt I d· su capacidad de detener 0 limitar esos movimientos. La batalla Iill Illporanea de la dominaci6n esta entablada entre £uerzas equipadas, 1IIIIIV:lmente, con las armas de la aeeleraci6n y la demora. I III . 'eso di£erencial a la instantaneidad es crucial en la versi6n preIii drl fundamento eterno de la divisi6n social en todas sus £ormas "ilil n s: el aceeso diferencial a la impredeeibilidad y, pOl' 10 tanto, a la I llild. En un mundo poblado por siervos dedicados a avanzar por tieIdlnl' los arboles era para los nobles una receta segura de libertad. , II II' Jnes de hoy tienen eI privilegio de comportarse de una manera III 1111 " manteniendo a los sucesores de los siervos en su lugar, y esa IIltlvili l:1d forzosa. que Ios ata al suelo es la que permite a los barones 1111/;i1I~ndo. Por profunda y terrible que sea la miseria de los siervos, 111111'11 ontra quien rebelarse, y, de rebelarse, tampoco lograrfan alIII II II 10$agiles y movedizos destinatarios de esa rcbeli6n. I,I Illodcmidad pesada mantenfa eI capital y el trabajo dentro de una tli dt' hi '1'1'0 de la que ninguno podfa escapar. La modernidad liviana I I It I I 'jado a uno de eUos dentro de la jaula. La modernidad "s6IiII I iii Iinil epoca de compromiso mutuo. La modernidad "£Iuida" es 111\I IIIlvn Ie descompromiso, elusividad, huida £acil y persecuci6n sin 1111111:1,1,', En la modernidad "lfquida" dominan Ios mas eIusivos, los I"' 11111'11 libertad para moverse a su antojo. I III Jlol:.1nyi(en The Great Transformation: the Political and Econo1I.I:ill our Time [La gran transformacion], pubIicado en 1944) \I 1111111 qu' era una ficci6n tratar el trabajo como si £uera una "merIIII I" 'V '16 las consecuencias de Ias estructuras sociales basadas en II (I!ln. I~I tl'abajo, seiial6 Polanyi, no puede ser una mercanda (al ,1111 110'"1~ III I'
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empleadores. Para supervisar el trabajo y para canalizarlo de acuerdl 11111 la idea previa, habfa que ordenar y supervisar a los trabajadore . I'" controlar el proceso de trabajo, habfa que controlar a los trabajadllil Ese requerimiento ponfa al capital y al trabajo frente a frente y los ollll".1 ba a mantenerse juntos, para bien 0 para mal. EI resultado era unn 1',1III cantidad de conflicto, pero ademas una buena cantidad de adaptaci )11 11111 tua: amargas acusaciones, encarnizada lucha y poco amor, pero t31111111 I un gran ingenio para establecer reglas de cohabitacion moderadam 'IllI I tisfactorias 0 apenas tolerables. La revolucion y el estado de biene WI III ron las dos consecuencias inevitables de esa situacion que impedfo
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1I111'll1bros no indispensables de la tripulacion. Uno de los ftem mas en,IIII'OSOSdel que hay que deshacerse es la onerosa tare a de direccion y IIJ1('1'Yisionde un plantel numeroso -una tarea que tiende a crecer ince1I11\'ll1entey a volverse mas pesada con el agregado de nuevos comproIIIIII)SY obligaciones-. Si la "ciencia gerencial" del capitalismo pesado I 11)IICentraba en conservar "Ia mano de obra", forzandola 0 sobornan11111 I ara que permaneciera en su puesto y cumpliera con los horarios I, II" bajo y los programas de rendimiento, el arte gerencial de la epoca I, I I ,Ij italismo liviano se preocupa por deshacerse de "Ia mana de II 1111",obligandola a irse. Nadieplanta un bosquecillo de limones para JlllIl1ir un limon. I I 'quivalente gerencial de la liposuccion se ha convertido en la prinIl',d 'slTatagema del arte gerencial: adelgazar, reducir, achicar, cerrar 0 '1101'I' :llgunas unidades porque no son suficientemente eficientes, y otras 1'"11111\''s mas barato que los demas se las arreglen por su cuenta en vez 01,1IIIII11irla carga y el tiempo que insumirfa una supervision gerencial... III ~()n los preceptos fundamentales del nuevo arte. I",unos comentaristas se han apresurado a concluir que "10 mas I Illd ." ya no es "10 mas eficiente". Sin embargo, en una afirmacion tan III lid la conclusion no es correcta. La obsesion por reducir, en realiI id, I':, un inseparable complemento de la manfa de fusionar. Los mejol 111101" del campo negocian 0 deciden fusiones para tener mas poder j, II dll 'ir, mientras que la radicalidad de "desnudar el hueso" 0 "desI" I I /1 ' d ' :1cciones" es aceptada como precondici6n vital para el exito j, 11111 ill~1I1esde fusion. Fusionar y reducir no son propositos contradicI 1/ 111/:H' ondicionan, respaldan y refuerzan entre sf. Solo se trata de 11111 pllrlldoja aparente; la contradiccion se disuelve una vez que se con1.1, III 1,1Y'fsi6n "nueva y mejorada" del principio de Michel Crozier. La 1/, 1 LI d . hs cstrategias de fusion y reduccion ofrece al capital y al po1'1 IllIoIiI'j '1'0 cl espacio para moverse y para moverse rapido, globali111.111 Iml:tvia 111<1S la esfera de sus viajes, y al mismo tiempo privando I II "lIl io I' su poder de negociacion y rebel ion, inrnovilizandolo y I 1101111(' I:t: Illlinns on mayor firl11eza. III 1111,1")11 IllIgllr:l una soga aUIl mas larga al delgado y liviano capital I III 111111 lilli, I"' h:l b:1 ado su dominio en su capacidad de evasion y 11111111, /111111111 'lido los OI11!rnlliisos c1l1racleros par tratos a corto plazo 1111 1II'1I1I'i):'"11;11 TS, 11111111 'Ilirllt!<> si 'mpr' la opci6n de "un acto de I, 1'IlllIllioll". 1':I"llpil:t1 1',1111.1 IItrl~:1111'.:11' P:lril IlIllniobrar -mas refugios 1111.111'1(1)11(/1'1,',(', 1111.1 '"111111',
tener la fuerza laboral controlada, junto con la ahorrativa capa iditd lavarse las manos de las devastadoras consecuencias de las suce~iv, ducciones; este es el rostra contemporaneo de la dominaci6nCOil 111111 1I0s que ya han sido golpeados y con los que temen ser los siguit'lIlt la fila. Segun consta en un estudio realizado por la Asociaci6n NIIII mericana de Management, "Ia moral y la motivaci6n de los trabnj 1I1i, decayeron agudamente durante las diversas reducciones. Los tr:1llilj III res sobrevivientes quedaron ala espera de que les lIegara el turno I II de festejar su victoria sobre los que fueron despedidos".23 Sin duda, la competencia por la supervivencia no es solamenl(\' I tI tino de los trabajadores -0, mas generalmente, de aquellos qu 'Iii III lado receptor de la nueva relaci6n espacio-tiempo-. En realidad, II III tra de arriba abajo en la empresa -permanentemente a dieta- 1(' II III dernidad liviana. Para seguir con vida, los gerentes deben r'dlll I I equipos de empleados, y los directivos deben reducir sus carr',11 1',11 ciales para ganar eI reconocimiento de la bolsa y los votos d lor III nistas, y asegurarse eI derecho a un buen apret6n de manOr i 11111 termine esta vuelta de reducciones. Una vez iniciada, la t IHI"IIII "adelgazamiento" desarrolla impulso propio; se vuelve autoinlllld_ 1,1 de aceleraci6n aut6noma, y (como el empresario perfeccionisl I ill Weber, que ya no necesitaba eI arrepentimiento calvinista pilill adelante) el motivo original -mayor eficacia- se vuelve Odil Vi I II irrelevante. EI miedo a perder la competencia, a ser destituido, ii, II atras 0 expulsado de la empresa es suficiente para manten r ('II III II eI juego de fusi6n/reducci6n. Este juego se convierte cada v '/, 11111 II propio fin y su propia recompensa 0, mas bien, el juego yo III ill tener prop6sito si la unica recompensa es permanecer en 'I.
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Durante varios arios, Richard Sennett fue un ob' rV::ldor 1'('1',111111 I reuni6n global de los ricos y poderosos gue se reali!.:l :"11111 dll)\'1111III vos. EI dinero y eI tiempo que invirti6 en Davos tLivi TOil 1111 llill II II II . de sus escapadas, Sennett trajo algunas SOrpren 1'111'S I '110111111 111
un info"l11~ d~ Fik 'n 1\, pkb:1\1tn y 1~1)'l'Innl' 1\1111 '/'Ii/, Irh:1c:1, C()I'\I"lllJ\liv ,,.,ily 1'1'',n, 19'1" I\qll Iii' cllll II I il'IJI\I'd ,ham I{I/'"., lIh. ,'ii" p. 50.
2.1 SegClll
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III III('iones de los motivos y los rasgos de caracter que mantenfan en marh I II los principales actores del juego global. A juzgar por su informe,24 1111,'11 gued6 particularmente impresionado por la personalidad, la ac111111111 Y eI credo de vida de Bill Gates. Gates, dice Sennett, "parece libre I III obsesi6n de aferrarse alas cosas. Sus productos aparecen furiosa1111111' y desaparecen con igual rapidez, mientras que [Nelson] Rockefeller I lith~1 poseer pozos petroleras, edificios, maquinaria 0 ferrocarriles a '11" plow". Gates declar6 repetidamente que preferfa "posicionarse I 1111 i) de una red de posibilidades en vez de paralizarse en un trabajo en I 111111"ar",Lo que parece haber impresionado mas a Sennett fue la des'1'1lll/,ada, manifiesta y casi jactanciosa voluntad de "destruir 10 que eI 1111 11Ii)ha hecho, segun las exigencias del momenta inmediato". Gates II I Iii ser un jugador que "florece en medio de la dislocaci6n". Tuvo la 11111 II Ie no desarrollar apegos (particularmente apegos sentimentales) 1IIIIpI'Omisos duraderos con nada, incluyendo sus propias creaciones. 'I IllIi() miedo de tomar un camino errado, ya que ningun camino 10 II ill II 'n la misma direcci6n durante mucho tiempo, y dado que volver II () d 'sviarse eran para el opciones constantes e inmediatamente disI 111/1 tll'S, Podemos decir que, exceptuando eI creciente espectro de oporIII ii/ilks accesibles, Gates no acumulaba ninguna otra cosa en su I 1111111; los rieles eran levantados en cuanto la locomotora avanzaba 11111III('II'OS,se borraban las huellas y las cosas se arrojaban tan rapida'It 1111' \'01110se armaban ... y muy pronto eran olvidadas. IIII,oI1YFlew cita a uno de los personajes interpretados por Woody IIIII "110 quiero alcanzar la inmortalidad gracias a mi obra, quiera alIII 11111 110Illuriendome" .25 Pera el significado de la inmortalidad deriI "II II '1llido de la admisi6n de la mortalidad; la preferencia de "no t i111" /10 's tanto una elecci6n de otra forma de inmortalidad (una alIIIIIIIV1 :1 "la inmortalidad gracias a la propia obra") como una declat IiIII d(' d 'spreoclJpaci6n por la duraci6n eterna, y de favoritismo por I, ,/Ifill die/II, La indiferencia a la duraci6n transform a la inmortalidad I Iii II ('II 'xp 'riencia, y la convierte en objeto de inmediato consumo: It 1I11111('I'n 'II I"e L1no vive eI momenta convierte ese momenta en una 111/1('11 'i:, il1l11ort<1I",Si el "infinito" sobrevive a la transmutaci6n, es 1111111110 III ·di 1<1de la profundidad 0 intensidad del Erlebnis. EI carac, I 111111111(10 de Ins I osibl , s nS;Jciones ocupa ellugar que los suerios de hll Ii 11111 ilil'illil:l (I 'jnl'(lll VII '10, L:l insranl'oneidad (anular la resistencia
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del espacio y "Iicuificar" la materialidad de los objetos) hace qu III, momento parezca infinitamente espacioso, y la capacidad infinita "igllill ca que no hay Ifmites para 10 que puede extraerse de un momento .. , 1111 breve y "fugaz" que sea. EI "largo plaza", al que aun nos referimos por costumbre, es un 'II , se vacfo que carece de significado; si el infinito, como el tiempo, e ill II III taneo, "tener mas tiempo" puede agregar muy poco a 10 que elm II If 1111 ya nos ha ofrecido. No hay mucho que ganar con las consideraci< 11(' largo plaza". La modernidad "s6Iida" planteaba que la duraci6n 1'11111 era el motor y el principio de toda acci6n; en la modernidad "lfquid I" I duraci6n eterna no cumple ninguna funci6n. EI "corto plaza" ha r l'lllItI, zado al "largo plaza" y ha convertido la instantaneidad en ideal 11\1111111 La modernidad fluida promueve al tiempo al rango de envase d (II' ill dad infinita, pero a la vez disuelve, denigra y devalua su duraci611. Veinte arros atras, Michael Thompson public6 un estudio piOIIl"11 'I bre el complejo destino hist6rico de la distinci6n durable/tran8ill II'" Los objetos durables son aquellos destinados a ser preservadoR dill 1111 un tiempo muy largo; se acercan tanto como es posible a la en '11111111 III de la abstracta y eterea noci6n de eternidad; en realidad, de I~ tllllll'll dad postulada 0 proyectada de estos durables se extrapola la illl '1\1II ,I eternidad. A los objetos durables se les asigna un valor especinl III lebrados y ambicionados gracias a su asociaci6n con la inlll\II I III I -ese valor ultimo, "naturalmente" deseado, cuya aceptaci6n nl 11'1111t ninguna clase de argumentaci6n 0 persuasi6n-. Los objeto t r:l11dll" I son opuestos a los durables, y estan destinados a ser usados (1111'"ltl dos- y a desaparecer en el transcurso de su consumo. Thomp, 011 'I II que "Ias personas mas poderosas [... ] pueden asegurarse d' lill II • I jetos sean durables y que los de los demas sean siempre transilolll' I No pueden perder". Thompson da por sentado que el d , ,() tli "I I objetos durables" es constante en "Ias personas m,as pod ro,'IIII", I II sea incluso la capacidad de hacer objetos durables, I 011,'('1VIIIIII protegerlos del robo y la expoliaci6n, de mOllopoliznrlo, l 10 11\11 "poderosa" a esa gente. Esos pensarnientos parecen ciertos (0 a 1 menos r fbi,,) I 'IIt III IIIII , I texto de la modernidad s6lida. Sin embargo, qui TO sllg 'I·if' Ill' 1·1 III ~iento de la modernidad fluida ha socava 10 su 'I' ,dibilidllli. 111111 I I de los poderosos de hoy, y 10 q lie \os hn 'po 1 "'OSoS, t:R II (' '11111,II Ii 2(, Vbsc Mi 'h~c1 ThC)I11PSClII, l,tllJI i"li '1/1'01 I: II (' C,'('llill/lI/l/ I /), xfnrd, x(ol'(llJ"iv('I'sil' 1"'1'11., 1'1'1' I plll'lipolll' 111('''' PI" II I II' ,
11/111/11/11'1
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"II) I>illGates- de acortar ellapso de la durabilidad, de olvidar el "IarII pI.IZO", de centrarse en la manipulaci6n de 10 transitorio y no de 10 111111111 " de deshacerse de las cosas con ligereza para dejar espacio a otras I Ii' igualmente transitorias y destinadas a consumirse. Quedarse con I l),'ilS largo tiempo, mas alia de su "fecha de vencimiento" y mas alla 1.IIIII)mento en que se ofrecen reemplazos "nuevos y mejores", "supe10 II f I •• , es en realidad un sfntoma de carencia. Una vez que la infinidad I po<:ihilidades ha despojado a la infinidad del tiempo de su poder de .1111'i6n, la durabilidad pierde atractivo y pasa de ser un logro a ser 1111,bventaja. Tal vez convenga observar que la frontera que divide 10 II 1111 Ii' Ie 10 transitorio -que fuera alguna vez un foco de disputas y de IIVldild productiva- ha sido ahora abandonada por la policfa fronteriI \ pilI' los productores. Iii d 'valuaci6n de la inmortalidad s610 puede augurar una revoluci6n 1111111 d, posiblemente el hi to mas decisivo de la historia cultural humaIII 1'1 pllSO del capitalismo pesado alliviano, de la modernidad s6lida a I 1111 dll, puede resultar un desvfo aun mas radical y seminal que el adII 11!I('III'O del capitalismo y la modernidad misma, considerados hasta 11I11I1H'IIIO los hitos cruciales de la historia humana des de la revoluci6n I" 111,1,P r cierto, a 10 largo de toda la historia humana, la tarea de la dllill III' extraer y sedimentar duras semillas de perpetuidad a partir de I. II 111',11 orias vidas y las fugaces acciones de los humanos, conjurar la 1111 II 11111 it partir de la transitoriedad, la continuidad a partir de la dis1I11i111ld:1 I, y trascender as! los lfmites impuestos por la mortalidad hu1111IlIllli 'n 10 a hombres y mujeres mortales al servicio de la inmortal 1'1' II 11iI11l~na.La demanda de esta clase de tarea se ha reducido mulid I II iii :1 Ilwlidad. Las consecuencias de la falta de demanda todavfa 1111 1.'1':\$y resulta diffcil visualizarlas anticipadamente, ya que no I II II I I "'d ntes que nos proporcionen una base comparativa. I 11I1I'V:lin tantaneidad del tiempo cambia radicalmente la modaliI 1,1, loh:lhil':J ion humana -y especialmente la manera en que los hu1111 111'11I'll (0 no atienden, segun el casal sus asuntos colectivos, 0 1"11 III 111:111 'r~ cn que convierten (0 no convierten, segun el casal 1111llrll IIII0,' 'n ('cmos colectivos-. I "'('01' 1 d' h el' ion publica", que ha logrado recientemente \I I I I('Il()111'11:,1's I 'ill ro d ,I t' 'ITCIIOde Ia ciencia polftica, capt6 adeI .I 1111'1111' I, IIUI"V:\\lost 111':1 (:lIl1lqll " '01110sllele ocurrir cuando nuevas .,1, 1 IIIIIIIIIIIIIS1','1Ihl, '('11llnll 'Ii' '11;1illl 'Vii I Ora la imaginacion huIII, I '1" '<1110 '1',I'II('nill'I,11 I\OIlIl'l'lllIiI"Il10S I' IcllivC\I11'nterecientes III \ I1IIIIllIlIlol ('II V'f lilli' i (1t'11I11'1 lI(' II I'olldi 'j )11 hllll1:1n~- qu' su-
puestamente habfan sido pasados por alto 0 desmentido~ por '.'Ios ~ru ditos del pasado"). Segun Gordon Tullock, uno de los mas dlstl.ngU1do~ promotores de la nueva moda teorica, ':el nuevo enfoque empleza ~ .• suponer que los votantes son muy semejantes a clientes, y que los POIIlI cos son muy semejantes a empresarios". Esceptico con respecto al va I()! del enfoque de "Ia eleccion publica", Leif Lewin replico ca~sticamenli que "Ia escuela de pensamiento de la eleccion publica [... ] pmta al hOI1l bre polftico como [... ] un cavernfcola miope". Lewin piensa que es aiI'.II absolutamente erroneo. Puede haber sido cierto en la epoca de los rro gloditas, "antes de que el hombre 'descubriera el futuro' ya.rrendiern I hacer calculos a largo plazo", pero no ahora, en nuestros tlempos 111(1 dernos , cuando to do el mundo, 0 la mayorfa, conoce tanto a los elector 10 como a los polfticos, y sabe que "manana volveremos a encontrarJ10'. , de modo que la credibilidad es "Ia poses ion mas valiosa del polfti ( " (en tanto la asignacion de la confianza, podrfamos agregar, es el ,nIl 1 mas usada de los electores). Para respaldar su crftica de la "teorfa ell' II eleccion publica", Lewin refiere a numerosos estudios empfricos q LI ' tli muestran que muy pocos votantes votan pensando en su billetera, Y 11"1 la gran mayorfa declara que su conducta esta condicionada por 1 ' I I do general del pafs. Esto, para Lewin, era 10 esperable; esto, para .'," • I 10 que los votantes entrevistados creyeron que se esperaba que dlJ\'I III 10 que era comme il (aut que dijeran. Si se tienen en cuenta las nOIIIIlI, disparidades entre 10 que hacemos y el modo en que narramos nil "ill I acciones no podemos rechazar de plano las afirmaciones de \0 r' I II II , (' de la "eleccion publica" (aunque sf la validez universal de esas n 111111 ciones). En este caso, esa teorfa puede haber ganado profundidlld 1'1iI apartarse de 10 que se ha considerado, de manera poco crfti a 'dilill empfricos". . Es cierto que una vez los hombres de las cavernas "de ubn\'IIIII.1 manana". Pero la historia es tanto un proceso de olvi.do como k 11111II dizaje, y la memoria es famosa por su selectividad. Tal vcz "mntinlll 'III vamos a encontrarnos". Pero tal vez no, 0, mejor di ho, IInlldll 1111 encontremos manana, tal vez no seamos los mismo qu' 1I0S\'11 111111 I mos hace un momento. Si asf ocurre, la credibilidacl y Ia Oil inll'l, I, IIl1 valores 0 defectos? 27 Leif Lewin, "M~n, sociely :1nd 1111: r~illire of politi '~", '11: :I'I/I"I! /(,,// 'II', III I no-prill1avcr~ de 1991\, p, 10.1.:1 ·il:l 'rili '~d" pro""d' lkl pn·1.1in dt, :111111111 111111111 h ohr~ de Willi~1l1 C. Mildwll )' 1(:llld T. Si,nnHlIl'" IlI'VUIII! 1'111111, ': N1/1I~'I" , II, II f (111(/ /IIC 1'(/illll'l' u(IlIII'I'iI/!I/!!IV, IInlllol,'I" '()!.•• WI"lIVII'W 1""/,1'1'1'1, p, Hili
Lewin recuerda la parabola de los cazadores de ciervos de Jean-Jac'I"es Rousseau. Antes de que los hombres "descubrieran el manana" 'lIenta la historia-, podfa ocurrir que un cazador hambriento, en vez Ik csperar pacientemente que el ciervo saliera del bosque, cazara un coIH'jOavistado por azar, aunque su racion de carne del ciervo cazado coI, 'rivamente hubiera sido mas grande. Sin duda. Pero en la actualidad, IlIlly pocos equipos de caza permanecen unidos el tiempo necesario paI I lue aparezca el ciervo, de modo que cualquiera que deposite su con1IIll1za en 10s beneficios del emprendimiento conjunto sufrira una 1111I;ugadesilusion. Y ocurre que, para atrapar al ciervo, se necesitan cat I lores unidos, cap aces de cerrar filas y de actuar solidariamente, pero III'. 'onejos adecuados para el consumo individual son muchos y no lleII I masiado tiempo matarlos, desollarlos y cocinarlos. Estos tam bien 1111 descubrimientos ... , nuevos descubrimientos, tal vez tan cargados de I IIII~'cuencias como" el descubrimiento del manana". 1,8 "eleccion racional" de la epoca de la instantaneidad significa bus111/' grati(icacion evitando las consecuencias, y particularmente las resI" 111:,:1 bilidades que esas consecuencias pueden involucrar. Las huellas till I Ihles de las gratificaciones de hoy hipotecan las posibilidades de las 1'1Ilili aciones de manana. La duracion deja de ser un valor y se conif'lll' 'n un defecto; 10 mismo puede decirse de todo 10 grande, solido y III "do ... 10 que obstaculiza y restringe los movimientos. Ha terminado II 1 I' ) a de las gigantescas plantas industriales y los cuerpos voluminoII " .111l's, daban prueba del poder de sus duenos; hoy presagian la de11111 I 'n cl proximo round de aceleracion, de modo que son una marca tli 1lllporncia. Cuerpos delgados y con capacidad de movimiento, ropas I /111111.' y zapatillas, telefonos celulares (inventados para el uso del noIII IIi" q 1I' necesita estar "permanentemente en contacto"), pertenencias 111111111 iI·, Y desechables, son los sfmbolos principales de 1a epoca de la III 1111111111 idad. EI peso y el tamano, y especialmente 10 gordo (literal 0 11I11ill,ri 0), culpable de la expansion de los dos anteriores, comparten ,I ill Ii110 I, Ia durabilidad. Son los peligros que hay que combatir 0, 11111111 111111, 'vitar. p, die, 'il 'on cbir una cultura indiferente a 1a eternidad, que rechaI III dlll'nhi '. Es igllohn 'nte c1ificil concebir una moralidad indiferente a II I Illl/
expresion de Guy Debord, "Ios hombres se parecen mas a su epoca qlle a sus padres". Y los hombres y las mujeres de hoy difieren de sus padl'(' y de sus madres porque viven en un presente "que quiere olvidar el PII sado y ya no parece creer en el futuro". 28 Pero la memoria del pasado y la confianza en el futuro han sido, h:l ta ahora, los dos pilares sobre los que se asentaban los puentes morall' entre 10 transitorio y 10 duradero, entre la mortalidad humana y la intnOI talidad de los logros humanos, y entre la asunci6n de responsabilidad \, la preferencia por vivir el momento.
4. Trabajo 1'1 Ayuntamiento de Leeds, ciudad en la que he pasado los ultimos treinta 11I10~,es
un majestuoso monumento a la arrogante ambicion, y consiguien'ollfianza en si mismos, de los capitanes de la Revolucion Industrial. l'II~lruido a mediados del siglo XIX, grandioso, macizo y opulento, fue I III',IUO en piedra con la intencion de que perdurara para siempre, como I Il'nrrenon 0 los templos egipcios a los que imita en su arquitectura. En II I' 'ntro alberga el enorme salon de asambleas, en el que debian conl'll',',:l\' e regularmente los habitantes de la ciudad para discutir y decidir III :,iguientes pasos a dar para mayor gloria de su ciudad y del Imperio IIIlllillico, Sobre el cielorraso del salon fueron escritas en oro y purpu, I 1.1' reglas que debia seguir todo aquel que quisiera unirseles en esa I lill 'li3, Entre los sacrosantos principios de una etica burguesa autoaI 1111:\ch y autoasertiva del tipo "Ia honestidad es la mejor politica", 'i1II\piciIl111 melioris mvi" 0 "ley y orden", un precepto llama la atenci6n II1I1',II oncision energica e inflexible: "hacia adelante". Los ancestros de II I III 13d, a diferencia de los visitantes contemporaneos del edificio, no d,ll 1111rcner ninguna duda de 10 que esto significaba. No tenian necesidtid, ~ 'guramente, de preguntar cual era el significado de la idea de "ir "II,I.II1(," Ilamada "progreso". Conodan la diferencia entre "hacia ade11111/1''' y "hacia atras". Y podian alegar que la conodan porque ejecuta"11111'1 :l to que produda esta diferencia: junto con "hacia adelante", 1111 0 pri 11'ipio habia sido pintado en oro y purpura -" labor omnia vinIII" (" ,I trnbajo todo 10 vence")-. Hacia ade/ante era el destino, el tra1111111'1':1 ,I vchicuJo que debia conducirlos hasta alii, y los ancestros de I \ I III"IIU que comisionaron la construccion del Ayuntamiento tuvieron II III 'l'i'.:IS 1I fi ientes como para mantenerse en carrera hasta llegar a II
dllll110,
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28 Guy Debord, COIIIIII('IIIS 'ill IIJI' So il'ly of III' S/)I'II.,,'/", 1".,,1. cI" M,d, 01111 11111 , I.olldres, V'rso, 1'90, PI. 11 y I, 1I,.hl" ,i >11,.1\1,,11.11111: ;1"1'1'/11111111' \111/11'/'1 11111',1",1 d(·1 ('S/N'rl,Clllo, 11."'\',·101'", """1:"1"111, I'I'WI,
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d' rnnyo U " 16, r I nry Ford Ie deda a un corresponsal
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1,1lIi',lOllll' 111111 pllVllllli,No, olrm no qllcn:lllos tradiciOn. QueVIVII 'II "I Jill' 1'1111', Y 1I1l,', illll'OI'l:l1111 hi 'do I~l hisroria que 111111'11 ill 11"1' 11111 111111lilly
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