Algun Al gun os re lat os de corn c orn udos
Recopilado por el esclavo pablo
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La historia que relataré me sucedió sucedió hace hace 4 me ses con con una par eja que contactaron conm igo a tr avés de un r elato. Los nom nom bres son ficticios ficticios pero los hechos verídicos. Contacté con un m arido que bu scaba scaba un hom bre par a acostarse acostarse con su su m ujer. Tenían esa esa fantasía y querían ver hasta donde la llevaban a cabo. Después de intercam biar var ios em ails y fotografías concretam concretam os el día y las condiciones. Eran una par eja de cuarent a y pocos años, de Barcelona Barcelona y físicam físicam ente bastante norm ales. ales. Los llamaré Juan y Ana. Ella Ella era morena , algo rellenita y no muy alta. Debía presentarse en m i habitación habitación de hotel vestida vestida como una prostituta prostituta para satisfacer satisfacer m is antoj os sexuales. El El único hom bre con el que había estado era su m arido y nunca lo habían hecho por detrás, yo debía desvirgarle el culo delante de él. Quería sentirse como un jugu ete sexual, como una autent ica ica puta. Quería abrirse de piernas para un extraño y que su ma rido viese lo perra que se podía volver su esposa con con una polla m etida en e l culo. culo. Si alguno no se sent sent ía cómodo cómodo podíam os parar e n cualquier cualquier mom ento, de todas form form as quien quien tendría la última palabra er a ella. La ún ica condici condición ón es que n o podía follarle e l coño, pues para e llos era privado. Llegaron Llegaron puntuales, Ana iba vestida vestida como como un a puta barata: top m uy ajustado, minifalda muy corta y botas por encima de las rodillas. Estába Estába m os algo nerviosos, nerviosos, por lo que que decidimos toma r una copa prim ero para rom per el hielo. En En lugar de una tomam os 3 y Ana parecía cada cada vez
m as desinhibida, em peza m os con las bromas picant es y algún que otro roce inocent e. Finalmen te decidimos pasar a la acción, Juan y yo tom am os asiento y Ana se quedo de pie, enfr ente de n osotros. - Bien, veam os que tipo de zorrita eres. A ver ese culo- No hizo falta decirle m as, con m ovimientos muy lent os fue volteándose para que pudiésem os ver bien todo su cuerpo. - Levántate la fa lda para que podam os verte mej or.- Poco a poco se subió la m ini, dejando ver un a fina línea de vello. No se había puesto ropa interior y eso no m e lo esperaba, por la cara de su m arido, él tam poco. - Menuda guarrilla esta h echa t u m ujercita, eh!.- Sin decirle nada, con una tím ida sonrisa y m irada pícara, Ana fue separando las piernas poco a poco, facilitándonos la visión. - Vaya, vaya...Te gusta enseñar el coño, eh, putita? - ...Si... - Acércate, vam os a ver esta preciosidad de cerca...Sin bajar se la falda se acercó sonriendo hasta ponérm elo a un palm o de la cara. Creo que el alcohol deja ba sentir sus efectos. Puse una m ano en la parte interior de su m uslo y fuí subiendo muy despacio bajo la at enta m irada de Juan. Al llegar al coño me dem oré un poco, disfrutando del m oment o que se avecinaba.
- Uy, la putita ya lo tiene húm edo...te gusta? - ...Sí...
- Te gusta que te t oquen el coño? - ...Sí...- dijo mientr as empezaba a frotarle el clítoris suavem ente. - Ha s oído Juan? A tu m uje r le gusta que le toquen el coño...- le dije m ientras seguía m asturbándola. Juan m iraba a su m ujer como si fuese la primer a vez que la veía, de arriba abaj o con los ojos muy abier tos y tocándose el paquet e por encima del pantalón, mientras, - Ha y que ver como te dejas m eter m ano por un tio que acabas de conocer, como una cualquiera y delan te m ío. Si encima te a bres de piernas para que pueda sobarte bien... Eres una guarra ... - .. .Sí, soy un poco guarr illa... - Un poco? Seguro que ya lo tiene s moja do. Detr ás de esa apariencia de m ojigata eres una puta de cam peonato. Yo seguía me tiéndole m ano a Ana por debajo de la falda, notaba como cada vez tenia el chocho más m ojado. Le excitaba sentir la m ano de un desconocido m anoseándola, saber que , esa noche, su ma rido la vería agua nta ndo las em bestidas de un desconocido, gimiendo como una pe rra en celo m ientra s un chulo le da por el culo: saber que le h a dado su culo a un desconocido que la tra ta como una perra cuan do a él siem pre se lo ha negado.
Cuando tuvo el coñito bien mojado le m etí un dedo sin m iramientos, arrancándole un gemido. Seguí metiéndole y sacando el dedo cada vez m as ràpido, te nia el conej o tan m ojado que se oia un suave chof chof cada vez
m ás fuert e. Cogiéndose las tetas y pasándose la lengua por los labios, Ana se giró hacia su m arido, levan tó una pier na y la apoyó en el sillón, eso me perm itió met erle dos dedos y mostrar una buena vista a Juan. Estuvimos así un par de m inutos, m etiéndole los dedos, yo ten ia la polla durísima y Juan creo que ta m bién. Ana no paraba de gem ir y sobarse las tetas, con las caras que ponía parecía una actriz porno. - Alberto, le habías metido alguna vez los dedos a una tía tan puta como esta? - Si que es bastante guarrilla, pero una autentica puta se distingue por como se come las pollas. Ana, qu ieres come r polla? - Sí. Quiero comer me una buena polla. - Ves como eres una zorra, te m ueres de ganas de ma má rsela a Alberto, des de que lo has visto no dejas de mirarle el paquete. Siempre has querido comerte una polla grande, t rágatela puta! Ana se puso de rodillas y em pezó a baj arm e los panta lones, se notaba qu e lo que su m arido le decía la ponía cachonda y estaba a nsiosa por chupar. Al baj arm e los calzoncillos mi polla salto como un r esorte y nos quedam os todos parados, como esperando el m omento de verdad en que por fin Ana cataría otra polla. Miran do prime ro a Juan y después a Ana, de rodillas entre m is piernas, la m iré fijam ente a los ojos dije lo que todos queríam os oír: - Cóme me la polla, puta. Fue como dar e l tiro de salida, Ana se abalan zó como una loca m etién dosela hasta la cam panilla, Juan se bajó los pantalones y empe zó a m asturbarse como un m ono y yo apoye las ma nos en la cabeza de Ana para acompasarla en su mam ada. Estuvimos así unos 5 minutos con un ritm o cada vez m as rápido. - Te gusta como te la chupa m i muj er, eh? Te gusta? - Si, es una buen a comepollas. Me gustan las mam adas muy salivadas y profunda s y esta zorra sabe m as de lo que pare ce. Cóme m e los huevos puta, que tu m arido vea la cara de viciosa que tienes. - Sí, soy una put a comepollas! Me encanta tra gar! Mira cariño, como tu m uje r le chupa los huevos a Alberto! Esto es una polla! Quiero que vea s como se corre en mi cara! Quiero que veas como a la puta de t u m ujer le llenan la cara de lefa!Ana estaba con cara m etida entre mis huevos, haciéndome una paja, m ientr as ella mism a se me tía los dedos. Seguia de rodillas pero con el culo cada vez m as en pom pa, contorneándose como una gata en celo. Creo que para Juan ve r así a su muj er fué dem asiado y se corrió como un loco con un grito que de bió oírse por todo el hotel. -Dat e la vuelta, puta, que quiero darte por el culo. - Sí, soy tu perr a, dam e por el culo, quiero que el cornudo de mi m arido vea como m e follas!
Se puso a cuatro pat as de cara a Juan, con el culo el pompa y apoyando la cara en la a lfombra. Yo em pecé a chuparle el aguj ero del culo mientras le pasaba un pe queño dildo por el chocho. Notaba como sus aguj eros palpitaban , su culo estaba ansioso por tragar un buen t rozo de carne y ten ia el coño empapa do. Lubriqué m is dedos con sus jugos y em pecé a dilatar le el ano, m etien do mis dedos moja dos con los jugos de sus corridas. Cuando e staba tan cachondo que no podía m as lubriqué m i polla con un poco de vaselina, se la froté u n poco por su raja y la e ncaré hacia su ano. - Sí, fóllame! Pétam e el culo!
Se la me tí m uy despacio, cuando pasó el capullo el resto ent ro con mas facilidad. Cuando ya t enia la m itad dentro paré para dej ar que su culo se acostumbra se, pero fue Ana la que de un solo empu jon se la acabó de m eter ha sta el fondo. - Soy tu pe rra ! Fóllam e duro! Mi culo quiero polla! La agarré por la cintura y la penetré sin conte m placiones, Ana soltaba unos gem idos ahogados. Cuant o ma s duro me la follaba m as fácil entra ba. Juan e staba desnudo sin dar crédito a lo que ve ía. -N unca ima giné que eras tan puta... Ana no respondió, solo lo mir aba sin decir nada, con unos gemidos flojitos, como si se estuviese contr olando para no grita r dem asiado.
- A tu ma rido lo engañarás, pero este culo está m uy dado, no es la primer a vez que t e pones a cuatro patas y te petan el culo. -... Se hizo un silencio que a m i me pa reció eterno, solo se oían m is huevos rebot ando en el culo de Ana mien tra s ellos se mira ban sin decir nada . -... -...Lo siento... -... La polla de Juan que un mom ento ant es estaba flácida em pezó a crecer por segun dos. - Eres una put a de cojones! Una zorra come pollas!! Eres una put a perr a que se dejar f ollar del culo!! Y yo un cornudo!- Se em pezó a hacer una paj a como loco mien tras yo no paraba de follarle el culo a su m uje r - Sííí! Soy una put a y tu u n cornudo!!
- Cuan tas veces te h an da do por el culo? Cuant as pollas te has comido guarra?? - M uchas!! Me encant a com er pollas! Mira como m e folla este macho! Mira Cabrón! - Te gu sta eh! Eres como un a perra en celo!!
- Sí! Soy una put a perra ! No lo puedo evitar !! Córret e Alberto!! Llénam e de leche! No pude m as y me corrí como un loco, llenándole e l culo de seme n calient e hasta el fondo. Poco a poco retiré m i polla del culo de Ana, al salir del todo un chorro de semen salió del culo resbalando por su coño. Ana lo r ecogió rápidam ent e con su m ano y se lo esparció por el chocho sin cambiar de postura. - Juan, quier es follart e un coño de puta usado? - Sí, m ientras te follo quiero ver como se te sale la leche que te h an m etido en culo... la que gotee te la met eré con mi polla en coño, para que lo tenga s bien pringa do y lubricado... Fue lo ultimo que oí. Me vestí y me fu í. Un trato es un trat o. Para cualquier sugere ncia, come ntar io u opinión no dudéis en poneros en contacto conmigo.
En la h istoria que les relato a continuación os cuento como conocí a Joan, el que se ha convertido en el m ejor de m is corneadores, y la primer a experiencia que tuvo con mi muj er. Me llamo Álvaro, tengo 40 a ños y mi muj er Judith 33 . Ya hace unos años que m i muj er m e cornea con regularidad ya que es algo que nos gusta m uchísimo a los 2.
Corría el m es de mayo y como cada año en primaver a en m i empre sa se realiza la convención anual de empleados. Me tuve que desplazar hasta la capital al igual que el re sto de em pleados de todo el país. Es una sem ana completa de aburr idas conferencias y debate s empre sariales, por el contrario, siempr e conoces a gente n ueva con la que intercam biar expe riencias y con la que salir a tom ar unas copas y pasar un ra to divertido.
En la de este año m e tocó senta rm e al lado de un chico bien parecido, el caso es que sin querer lo, y siem pre por t em as profesionales surgió entre nosotros una buena am istad. Joan que a sí se llam a el chico tiene 4 2 a ños, 2 m ás que yo, y se desplazó hasta allí desde una ciudad distinta a la que yo r esido. El caso es que después de una semana nos intercambiamos nuestros teléfonos para no perde r el contacto, ya qu e, gen te así no se conoce todos los días. Volví a mi ciudad a seguir con la rut ina; le conté a m i muj er la sema na vivida en la capita l y como ha bía conocido a Joan. Le dije que er a un chico agra dable y que le h ubiese gustado conocerlo. La verda d es que había fantaseado con la idea de que se tirase a mi m ujer . Pasó el verano y en el mes de septiembre recibí una llam ada en e l móvil. Era m i am igo Joan, m e alegr ó saber de él, después de hablar de cosas de la em presa me dijo que debía pasar una semana en m i ciudad por cuestiones laborales, m e pidió que le recomendara un hotel a lo que yo respondí que el mej or hotel era mi casa. Él en un prim er m omento m e dijo que no, que no quería m olestar, pero ant e m i insistencia accedió. Quedó en llegar e l lunes. Cuando m e reuní con mi m ujer a la hora de comer se lo conté. ¡Vaya por fin voy a conocer al ta l Joan del que tan to m e hablaste! comentó Judith. Pues sí y apuesto a que te caerá m uy bien. - le contesté. El lunes a la tar de a la hor a convenida fui a recoger a Joan a la estación de tre n; los 2 n os alegram os de vernos de nuevo y nos dirigimos camino a casa. Al llegar n os esperaba Judith, ent ram os y los presenté a am bos. Tant o el rostro de Joan com o el de Judith dej aban ve r que al m enos la primera impresión había sido mu y buena.
Álvaro me h a hablado mu y bien de ti. - le dijo mi m ujer. La verdad es que pasamos una seman a a lo grande. - contestó Joan. Ven Joan que te e nseñaré la casa y verás cual será t u habitación. - le dij e yo. Él m e acompa ñó con su malet a, la dejó en su habita ción y le enseñé el resto de la casa. Le pareció una casa m uy confortable y acogedora. Debido a que cada uno ten dría su horario le di una llave y le dije que hiciera su vida cóm odam ente com o si estuviera e n su casa. Bien voy a darm e una ducha que estoy cansado del viaje. - me dijo Joan. Mi m ujer mientr as preparaba la cena, fui a la cocina a ayudarla y le pregunté qué le h abía parecido mi compañero. Está r ealment e bien. - dijo ella. Qué pena que esté casado, añadió. Muj er nunca se sabe has estado con mu chos hombre s casados - le dij e yo. Si pero este parece un tío formal. - me contestó. Joan volvió de la ducha y se dirigió a la cocina a e char una m ano. En qué puedo ayudart e Judith. - dijo Joan. Si quieres puedes llevar algun as cosas a la m esa. - le contestó ella. Nos dispusimos a cenar y t odo transcurrió con bastant e norm alidad, aun así noté qu e no sólo Judith se había sentido atr aída por Joan, sino que él tam bién mostraba un cierto interés por ella. Miradas y gestos delataban a ambos. Nos fuimos a dormir y mi m ujer me confesó que ese chico le atr aía realmente. Pues ya sabes, lánzate. - le dije yo. ¡Ah si!, pues prepá rate . - m e contestó ella. Conociendo a mi m uje r como la conozco me im aginé que cualquier cosa podría ser. Al día siguiente cada uno se fue a su tr abajo y qu edam os en vernos por la tar de, ya que Joan y yo tendríam os que come r fuer a, eso sí cada uno por su lado. Regresé a casa sobre las 7 de la tar de, Joan estaba e n el salón viendo la televisión. ¿Qué ta l ha ido todo Joan?. - le pregun té. Bien, haciéndome un poco a esta ciudad. - m e dijo él.
¿No está Judith?. - dij e yo. No, acabo de llegar y no había na die. - m e contestó. Estuvim os viendo un rato la telev isión y charlando de nuestras cosas; sobre las 9 llegó Judith cargada de bolsas. Había estado de com pras con una am iga. Hola, mirad todo lo que m e he comprado. - dijo Judith. Traía un m ontón de bolsas de tiendas de ropa. Se acercó a mi y m e dio un beso. Seguidamen te hizo lo m ismo con Joan. ¿Qué ta l tu prim er día Joan?. - pr eguntó Judith. Muy bien se lo estaba com enta ndo a Álvaro. - contestó él. El cruce de m iradas pícaras entre ellos hizo que los 3 nos diésem os cuent a de lo que había en el ambiente. Me t endréis que dar vuestra opinión con la ropa que m e he comprado a ver que os parece. - dijo ella. Pues lo que tiene s que hacer es probárt ela y así opinare m os. - le dije yo. Mirad m e he comprado esta blusa con esta falda. - dijo ella. Ni corta ni perezosa se quitó la que llevaba y se probó la nueva, tam bién se quitó los vaquer os ajustados que llevaba y se quedó con un t anguita negr o mu y mor boso. Joan clavó su m irada en e l coñito de mi m uj er. Ella aun a sabiendas de que él la estaba m irando libidinosame nte a ctuó con naturalidad poniéndose la falda. ¿Os gusta?. - pre guntó e lla. Estás preciosa. Joan, ¿qué te pa rece?. - le pregu nté . Está impresionante. - contestó él. También me he comprado este vestido de fiesta
dijo ella.
Se quito la blusa y la falda y volvió a queda rse en ropa inte rior ante nosotros. Es un ve stido escotado y con la e spalda descubierta , esto hay que ponérselo sin sujeta dor. - comen tó Judith. Sin cortar se un pelo se quitó el suje tador y lo tiró al sofá ju sto al lado de Joan. Que dó tan sólo con su ta nguita n egro y unos zapa tos de tacón. Joan la m iró de arr iba abaj o. Se puso el vestido y posó ante nosotros. ¿Qué os parece?. - dij o ella. Estupe ndo, pero quítale la et iqueta que cuelga de uno de los hombros no vaya a ser que se te enganche le dije yo.
Era una de esas etiquet as que van con una cuerda delgada blanca, a ella le resulta ba incómodo por la posición de la et iqueta . ¿Me pu edes ayudar Joan?. - dij o ella sentándose jun to a él. Claro que sí. - contestó él. Joan intentaba quitar el pequeño nudo que traía hecho en la tira del vestido. Judith baj ó la tira del vestido para poder ayuda r a Joan en su cometido, dej ando uno de sus pechos al aire. Él lo m iró y seguidam ente m iró a los ojos a m i mu jer. Ambos se sonrieron. ¿Te gusta?. - pregun tó ella. Tienes unos pechos preciosos. - contestó él. Judith dej ó caer la otra t ira del vestido para que Joan los pudiese contemplar. Mi m ujer tiene un pecho firm e y bien hecho. Joan dirigió sus man os hacia las tet as de Judith y com enzó a acariciarlas. Ella m e m iró como buscando m i aprobación, yo le sonreí par a con ello hacerle saber que m e encantaba lo que e staba viendo y que no hacía falta que yo le dijera n ada, ya que ella tiene m i consentimiento para hacerlo cuando quiera. Judith giró la cabeza para conte m plar como Joan le sobaba las tetas. Puso sus m anos alrededor del cuello de él y com enzó a acar iciarlo para acto seguido atrae rlo hacia su pecho; Joan comenz ó a comer le las tetas a m i m ujer, ella volvió a mirar me , en un primer m oment o con una mirada desafiante pa ra que yo viese que poco le había costado conseguir el reto que m e propuso la noche anterior, posteriorme nte m e sonrió ya que ella sabía que m e estaba dando lo que yo quería ver. Hay que de jar algo para después de cena r. - le dijo Judith. Él levanto la cabeza y le plantó un m orreo a m i muj er a lo que ella respondió gustosam ente me tiéndole la lengua. Judith se levant ó dejan do caer el vestido y quedando de nue vo casi desnuda. Recogió sus cosas y se em pezó a vestir. Tu muj er está tremenda - m e dijo Joan. Veo que h abéis congeniado bien. - le contesté. Seguidame nte preparam os una cena rápida y tra s ella nos sentam os en el sofá para tom arnos unas copas. Joan se sentó en uno con mi m ujer mientra s yo me sentaba en e l de enfrente. Charlábamos desenfadadamente con Joan de nuestros gustos sexuales, él y m i mu jer parecían encontrarse a gusto juntos ya que se tocaban y se besaban sin pudor frent e a m i.
Mientras Joan y m i muj er se m orreaban, él se desabrochó el pantalón dejando ver su polla tiesa. Él y m i muj er se m iraron a los ojos y se sonrieron, ella se agachó poniéndose a 4 pat as en el sofá y engullendo la polla de Joan. Él por su parte retiraba e l cabello de mi m ujer para que yo pudiese ver bien la m am ada que le estaba haciendo Judith. Mira cornudo lo que me está haciendo tu m ujercita. - m e dijo Joan. Joder como ma ma mirándolos.
le respondí m ientras me empezaba a hacer una paja
Ella de vez en cuando me miraba sin dej ar de chupársela, ya que ella sabe que eso me pone a m il. Después de unos minu tos de excelente espectáculo, Judith se levan tó y dándole la mano a Joan le dijo: "Ven conmigo, vám onos a la cama" . Joan se levantó de l sofá y j untos de la m ano se dirigieron a la habita ción. Recogí las copas y me dirigí a la habit ación tra s ellos. Desde la puer ta pude contemplar a Judith sentada en la cama haciéndole una m am ada a Joan m ientras él perm anecía de pie. Con una muj er así creo que vendré m ás veces. - m e dijo Joan. Me parece que a mi m ujer le gustará que vuelvas. - le r espondí. Judith se sacó la polla de la boca y sonrió, sin par ar de acariciársela m iró a Joan y le dijo: " Con lo que te voy a h acer esta noche ten en cuenta que volverás". Joan se em pezó a desnudar y e lla hizo lo propio. Una vez desnudos se em pezaron a besar de pie j unto a la cama , mientr as sus manos recorrían sus cuerpos sobándose m utuam ente por primera vez. Las m anos de mi m uje r se detenían sobre la polla de Joan y comen zaba a m asturba rlo sin parar de da rle la lengua, por su parte Joan le sobaba las teta s con una m ano mientras con la otra empezaba a explorar su coñito. Judith separa ba un poco las piernas para fa cilitarle la labor a su am ant e, yo perm anecía de pie en la puer ta contemplando el espectáculo dejando que ellos se desahogaran a gusto. Mi m ujer se tumbó en la cam a boca arr iba y bien abierta de piernas, el se tum bó sobre ella y comenzó a besarla en los labios para posteriorm ente ir bajando hacia sus tetas y recalar finalmente e n su almej a. Cuando Joan comenzó a lamer el coño de m i mu jer ella respiró profunda m ente de placer , cerra ba los ojos y se contornea ba disfrutando de la comida que él le estaba haciendo. Así cielo cóme me , ohhhhhhh!!!! Qué gusto. - ex clam aba ella m ientras erguía su cabeza para verlo.
Joan se estaba deleit ando a len gueta zos en su coño. Tras un rat o en esa postura é l se levant ó y quedó de rodillas delante de e lla, se cogió la polla y em pezó a restregarla por la rajita de m i muj er que a e sas alturas ya estaba em papada y ardiendo. Que zorrita e res. - le dijo Joan. La culpa la tiene e l cornudo de m i mar ido. - le contestó ella. Girán dose a continua ción y queda ndo a 4 pa tas, ofreciéndose de esta m anera por completo a su am ante. Él no lo dudó ni un mom ento y agar rán dola por la cintura le clavó la polla de un golpe en el interior de su coño. ¡Toma pedazo de z orra! - le espetó Joan. Ella dio un fuerte ge m ido de placer y le conte stó: "Jódem e cabrón". Joan con am bas manos en la cintura de Judith comen zó a fornicarla con fuerza, yo m e acerqué para poder ver con detalle como ent raba y salía su polla del coño de mi m ujer . Mira cabrón como m e la follo. - m e dijo Joan. Lo estaba de seando desde que llegaste. - le contesté. Me encantaba ver como finalmente m i amigo y compañ ero de trabajo se estaba beneficiando a mi m ujer , nunca pensé que fuera tan m orboso ver que alguien de m i misma em presa se lo hiciera con Judith. Él por su parte se sentía muy a gusto ya que es un h ombre que disfruta corneando. Judith jadeaba fuertem ente y él sin bajar el ritmo seguía jodiéndola, tenía la polla súper tiesa y se la m etía y sacaba con buen compás. Mi m ujer disfrutaba com o una loca, a ella le gusta que un tío la folle bien y Joan lo estaba haciendo. Cuando par ecía que Judith iba a correrse Joan comen zó a baja r el ritm o y acariciándole el culo le dijo: "N o quiero que te vayas todavía" . Se tum baron de nuevo en la cama , pero esta vez de costado frente a fren te, Joan comenz ó a besarla y estuvieron un rat o acariciándose y morreándose. Judith fu e en esta ocasión la que ni corta ni perezosa baj ó hasta la polla de Joan y comenzó a chupársela lentam ente; yo la veía m uy feliz haciéndolo y ella m e lo ha cía saber con sus m iradas lascivas. Mira que buena polla tiene tu am igo. - m e dijo Judith mientr as la lamía. Yo me moría de gusto viendo aquella escena mientra s me paje aba sentado en una butaca junto a la cama. Seguidam ent e Judith se sentó sobre Joan que estaba t um bado boca arriba sobre la cam a, introduciéndose su herr am ienta t iesa en el coñito. Apoyó sus brazos hacia atrá s y comen zó a m over su pelvis provocando una nueva follada, ten ía las piernas bien abiert as para que yo pudiese ver la pene tración con facilidad.
¿Te gusta lo que estás viendo cariño?. - m e pregu ntó Judith. Me encant a cielo. - le respondí. Pues disfruta los últimos mom entos, cuenta un minuto y lárgate de la habitación. - me espetó mi muj er. Me afané e n m irar y disfrutar de la corneada ya que sabía que el mandato de m i muj er debía de ser cumplido. Ella me m iraba desafiante con cara de placer y vicio mient ras no paraba de follar con su am ant e. Yo pensaba que m e deja ría un poco m ás pero ella cumplió su palabra: ¿Acaso no sabes contar cornu do?, ya ha pasado el tiem po, vete y cierra la puerta cabronazo. - m e ordenó ella. Como bue n cornudo consentidor hice lo que ella m e ordenó, m ientr as cerraba la pue rta le s eché un últim o vistazo, ella seguía m oviéndose sobre la polla de Joan y m e m iró con una cara m ezcla de placer y desafío como quer iendo decirme: " ¿No que rías cuernos?, pues ya los tienes cabrón." Cerré la puer ta y m e dirigí a la otra habitación para dormir ya que sabía que ellos pasarían el resto de la noche ju ntos. A la maña na siguiente coincidí desayunando con mi m uj er y se le veía bien contenta, Joan ya se había ido a t rabajar. ¿Qué ta l anoche?. - le pregu nté. Uff Una pasada, estuvim os un buen ra to follando y me dio mucho placer, la verda d es que Joan folla de m ara villa. m e respondió ella. Le di un beso a mi m ujer y me fui a trabajar, pasé el día fuera como de costumbre imaginando lo que m e había perdido y recordando lo que había visto, m e excita m ucho recordar las escenas de sexo que m i mu jer t iene con otros hombres ya que m e hace sentir realm ente bien. Pasaban ya de las 5 de la tar de y em pecé a recoger papeles de la oficina para dar por finalizado el día y regresar a casa cuando en ese mom ento recibí un SMS de mi m uje r que decía: "Cuando vue lvas a casa no vengas acompañado". No suelo ir con nadie del trabajo a casa pero mi m ujer hizo bien en avisarm e ya que nunca se sabe, y te niendo en cuenta que esa semana Joan compar tía la casa con nosotros, ente ndí que a esa hora y al estar solos quizás se hubieran acalorado un poco. Al llegar a casa los imaginaba en la cama per o me equivoqué, entré al salón y allí estaban Joan y mi m uje r en el sofá, completa m ente de snudos y haciendo un 69 . Judith me miró y m e dijo: "Hola cariño, siéntate y disfruta". M e senté en el sofá frente a e llos y conte m plé como mi m uj er volvía a introducirse la polla de Joan en la boca y la chupaba suavem ente , él por su parte seguía recorriendo con su lengua la raj ita de m i mu jer. Joan estaba completament e em palmado y la longitud de su polla se perdía en la boca de Judith una y otr a vez, ella de vez e n cuando me m iraba sin deja r de
mamársela. Veo que no perdéis el tiempo. - les comenté. Hay que aprovechar ant es de que se vaya Joan. - me respondió ella. Tu eres el prim ero que deseas que esto ocurra cabrón. - dijo Joan. La verdad e s que Joan te nía raz ón, yo había pr ovocado que ellos se conocieran y por e nde que llegar an a esa situación sabiendo lo puta que es mi mujer. Continuaron unos minutos má s dándose placer oral m utuam ente, Judith alter naba las ma m adas y el pasarse la polla de Joan por sus pezones haciendo círculos. Mira cariño que polla m ás buena. - m e decía m i muje r m ientras juguet eaba con la ver ga de Joan entre sus tetas. Seguidame nte Judith se levantó para posteriorment e poner su coño enfilando la polla de Joan e introduciéndosela en él. Judith m e m iraba fijam ente a los ojos con gesto serio y dominante m ientras flexionaba las piernas para m eterse completam ente la polla en el coño. Toma pedazo de cabrón, que te van a llegar los cuernos al techo ella.
me dijo
Yo empecé a menearme la polla mientras los contemplaba, Joan la cogía por la cintura m ientra s ella lo cabalgaba a placer. Tu muj er es una pedazo de zorra y me e ncanta. - me dijo Joan. Pues disfrúta la ahora qu e la has conseguido. - le contesté. No dudes que lo haré, ahora no podrás pararlo aunque quieras espetó él.
me
En realidad era lo que yo deseaba hacía tiem po, que mi m ujer tuviera un am ante que la follara bien y con el cual poder cornearm e cuando le viniera en gan a. Con Joan creo que lo había conseguido aunque sólo fuera dur ant e una semana. Levánta te pre ciosa que le vam os a dar un buen espectáculo al cornudo le dijo Joan a mi m ujer. Seguidame nte la cogió de la m ano y la llevó junto a la m esa del comedor, allí de pie com enzó a m orrea rla y a sobarle el coño, Judith con una ma no le acariciaba el cuello a su aman te y con la otra le m enea ba la polla. Túm bate cielo. - le susurró Joan a ella. Judith obedeció y quedó tum bada sobre la m esa boca arr iba abierta de pierna s frente a é l, ofreciéndole todo su coño. Ella alar gó su ma no y cogiéndole la polla la acercó hasta su coño y em pezó
a restr egársela por su rajita , lo hacía lentam ent e, con suavidad, desde su clítoris hasta la entr ada de su coñito; la polla de Joan se abr ía camino ent re los pliegues dándose placer al tiem po que se lo daba a ella. Verlos así me daba un m orbo increíble, el placer se reflej aba en sus caras, se estaban deleitando en mi pre sencia y yo disfrutaba mirando el espectáculo, me acerqué a ellos para poder contem plar la escena con detalle, me puse de rodillas para de e ste modo tener u n buen prime r plano, de re pent e Joan la cogió por las piernas y acercándose a ella le m etió la polla de un golpe en e l coño. Ahhh!!! Qué gusto, así jódem e cielo. - le gritó Judith. ¡Mira cabrón que bien le entra ! - m e dijo Joan. Él come nzó a follarla fuerte en m i cara, yo por m i parte no per día detalle; sus huevos golpeaban la vulva de m i mu jer e n cada envite, su polla ent raba y salía con facilidad. Joan paró un m oment o y la sacó por completo m ostrándome la, su polla lucía brillante y firme . Haz de m am porrero cornudo. - m e ordenó él. Le cogí la polla, la acaricié un poco, la ten ía m uy dura y ant es de introdu círsela en el coño a Judith m e la m etí en la boca y le di un par de chupetones. Ohhh!!! qué gusto. - grit o Joan. Mi m ujer al oír eso, irguió su cuerpo y mirándome m e dijo: Hazlo otra vez cornudo que quiero verlo. Obedecí de inmediat o y volví a m am ársela, en esta ocasión má s despacio para que m i muje r pudiera verlo bien. Ufff!!! qué pasada, te gusta cariño. - le pregunt ó ella a Joan. Me e ncanta. - respondió él. Mientras yo seguía m am ando se dieron un buen morreo tras el cual ella le susurró: anda sígueme follando que la debes de tener durísima. Al oír eso dirigí la polla de Joan directa al coñito de Judith, él em pujó despacito hasta t enerla bien dentr o. Así cielo, qué buen a polla tienes. - le com entó e lla. En esta ocasión la follaba con suavidad disfrutan do en su polla t odo el placer que el coño de Judith le daba, yo mientr as tanto m e m asturbaba viendo el entrar y salir de esa polla en el coño de m i muj er. Joan se inclinó sobre ella para comer le las tet as sin parar de jode rla, ella le acariciaba la cabeza y se deja ba hacer por él; de vez en cuando me m iraba para comprobar si yo estaba m irando. Yo por supuesto no podía dej ar de mirar la m agnífica corneada que m e
estaba pegando m i muj er y le sonreía indicándole de este m odo que disfrutaba viéndola así. No era para m enos, ella tumbada en la m esa con las piernas bien abiert as y aún con los zapatos de tacón puestos mientr as Joan de pie y reclinado sobre ella la penetraba y le m am aba las tetas. Joan par ó de follarla y cogiéndola de las m anos la llevó hasta la cocina y se colocó detrá s de ella, le acariciaba el cuerpo desde atr ás mien tras le besaba el cuello, su polla t iesa rozaba e l culo de Judith. Apóyate a hí. - le dijo él m ientras le señalaba la m esa de la cocina. Ella se inclinó hacia delant e apoyando la s palm as de las ma nos sobre la m esa, echó el culo para at rás y separ ó las pierna s, Joan le pasó la ma no por el coño y seguidame nte se cogió la polla y la introduj o en la raj ita de mi mujer. Así cariño fóllam e - le dij o ella. Joan la cogió por la cintura y em pezó a follar la con fruición, las tet as de Judith se balanceaba n tan to como los huevos de Joan m ientra s yo com o buen cornudo consentidor me regodeaba pajeándome y m irando todo lo que hacían. No m e iba a dar tiempo de ver mucho más, ya que él aum entó el ritmo haciendo que ella comenzara a jadear má s fuerte. Toma zorra. - susurraba él. Ahhh!!! Así, así dam e cabrón. - respondía ella. Tras dos o tres m inutos de estupenda follada ella no aguant ó má s y estalló en un orga smo bestial, él tuvo la suficiente fuer za como para acabar con el orgasmo de Judith y me neársela para correrse sobre el culo de m i mu jer. Yo me la men eé en el sofá y me corrí; me acababan de pegar una corneada m agnífica y los tres habíam os quedados satisfechos. Nos sentam os los tres para de scansar un poco. No os puedo dej ar solos, vuelvo a casa y ya está is liados - les dije yo. Es él que m e provoca y me pone cachonda. - respondió Judith. ¿Yo?, pero si me estabas esperando desnuda cuando he llegado. comentó él. ¿Y acaso no te ha gu stado? - pr egunt ó ella picarona . Tú sabes que sí. - dijo Joan. A mi m e encanta que m i muj er zorree de esa man era con otros hombres, y si es con él aún m e gusta m ás. Cuando llegó la n oche e stábam os dema siado cansados com o para prepa rar la cena, nos arreglam os para salir y nos dispusimos a cenar fuera. Fuimos a u n pequeño restaurante con m ucho encanto y m ientras cenábam os le pre gunté a Joan por la noche ant erior. Él me describió con
detalle lo zorra que había sido mi m ujer cuando se quedaron a solas en la cama . Ella con su sonrisa picarona a sentía todo lo que su am ante decía sin cortarse un pelo. Mi m ujer es muy lanzada en la cama con otros hombres y no se corta para nada e n hacer todo tipo de pr ácticas sexua les con ellos delante de m i, sin em bargo prefier e que sean ellos los que m e lo cuent en cuando yo no estoy, a Judith siempre le ha gustado m ás follar que hablar. Tras la cena fuim os a tom ar una s copas a un pub, nos pusim os de pie ju nto a la bar ra y después de cerciorarse que no había gente conocida, m i m ujer le dio un m orreo a Joan. Es algo que me da m ucho m orbo, ya que, al ser un pub normal y no u n club de inte rcambios, la gente no se imagina que n o es su m ujer sino la m ía. Él tam poco se corta ba m ucho y le tocaba el culo a Judith m ientr as charlábam os, estuvim os allí un rato hasta que de cidim os que era la hor a de volver a casa. Subimos a m i coche y e llos se sent aron de trás, ta n sólo arrancar ya se estaban m orreando apasionadamente, miré h acia ellos y mientras se besaban Joan le sobaba las tetas a mi m ujer al tiem po que ella pasaba su m ano por el paquete de su amante. I nicié la marcha y el silencio en el inter ior del vehículo sólo era inter rum pido por el sonido de sus lenguas y algún que ot ro suspiro, yo tenía la polla muy t iesa, es una situación muy excitante para un cornudo. Cuando llegamos a casa entré directamente al garaje , paré el m otor y giré m i cabeza hacia atrá s; Joan te nía la polla fuera de l panta lón, Judith se la acariciaba m ientra s lo besaba e n los labios, ella se giró y m e dijo: " ¿cóm o tiene s la polla?. Tan tie sa com o él. - le re spondí. Pues te vas a tener que joder porque yo voy a m am ar solamente la suya m e espetó. Acto seguido se agachó y comenzó a de leitarse con la polla de su am ante en la boca. Toma cornudo mira lo que pasa cuando se consiente a una m ujer dijo Joan.
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Pues disfrútala tú que puedes. - le comenté. Por supuesto que lo voy a hacer cabronazo m e susurró Joan m ientr as con movim ientos suaves introducía una y otra vez su polla en la boca de m i mujer. Tras unos minutos de una deliciosa mam ada, Joan le dijo a ella: "vám onos a la cama que te voy a follar todita, cielo". Lo estoy deseando cariño. - le susurró ella. Anda ven con nosotros que te voy a poner un buen par de cuernos dijo mi mujer.
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Subimos a la habitación, al entrar yo m e senté en una butaca para contemplar la corneada que mi m ujer m e había prometido, ella entró delante de él y fue abrazada por detrás. Joan acariciaba a m i m ujer de arriba a bajo mient ras le besaba el cuello suavem ente , poco a poco iba desabrochando su blusa y panta lones dej ando ent rever su ropa interior, Judith se giró y rodeándole el cuello con sus brazos come nzó a be sarlo, él con las ma nos libres aprovechó para deslizar una de ellas en el tanga de m i muj er y em pezar a sobarle el coñito, ella abría discretam ente la s piern as poniéndoselo fácil. Mientras m anoseaba a mi m ujer con una m ano desabrochaba su pantalón con la otra par a liberar de esta m anera su polla ere cta. Mira lo que tengo para ti
le susurró a ella mientras se la miraba.
Judith r espondió agachándose, deja ndo su cara a la altu ra de la polla de Joan para seguidamen te comenz ar a m am arla. Como m e gusta esto - dijo Joan m ientras me m iraba. Tanto como a mi contem plarlo
le respondí.
Mi m uje r le dio unos cuantos chupetones y volvió a ponerse de pie para term inar de desnudarse, él por su parte tam bién aprovechó para quitarse el resto de la ropa. Una vez de snudos se tumba ron en la cama y come nzaron a acar iciarse m utuam ente, se tocaban el uno al otro sin decirse nada, t an sólo disfrutan do del placer de l sexo, se m iraban y se sonreían al saberse observados por el cornudo con la relaj ación de poder h acer lo que querían . Judith se gir ó y acabo poniéndose a 4 patas, Joan se colocó detrás de e lla y cogiéndose la polla comen zó a juga r con su rajit a para acabar penetrándola suaveme nte. Umm m! Qué bueno cariño. - le dijo Judith. Joan m ovía su pelvis despacio y su polla iba llenando el coño de mi m uj er. De vez en cuando se regodeaba echándome una mirada lasciva y dominante que dejaba bien claro quien era el cornudo y quien el corneador. Judith per m anecía callada y dócil al placer de su am ant e, y altiva a l exhibirse así ante su cornudo. Él se inclinó sobre la espalda de ella y am bos quedaron a 4 pata s increm entando el ritmo de la follada; no era aún el mom ento de correrse y Joan sacó su verga dura y tiesa tum bándose nuevam ente sobre la cama. Judith hizo lo mismo pero dándole la espalda a su am ante. Dam e más polla cariño. - le sugirió. Joan la abr azó por de trás y la volvió a penetr ar, e sta vez en un a posición m ás cóm oda para los dos. Mientr as la follaba podía aprovechar para sobarle las tetas y besarla, yo por m i parte no perdía detalle, m ientras me m asturbaba m e encantaba ver su polla entrando y saliendo del coñito de Judith y sus dedos deleitán dose sobre su pe zones.
Mi muj er vio como me pajeaba y m e sonrió. ¿Te gusta ver esto cabroncete? Me mu ero de gusto cariño
m e dijo ella.
le contesté.
Ella comenza ba a ja dear ya qu e Joan comenza ba a follarla con fruición, am bos disfrutaban de un a follada estupenda aguantando para que durara un buen rato. ¡Jódem e cabrón!
dijo Judith.
Joan abrazado a ella empuja ba con fuerza su polla en e l interior de mi m ujer, sus huevos golpeaban su vulva una y ot ra vez, a Judith le ardía e l coño, yo desde mi posición podía ver como su clítoris com pletam ente hinchado sobresalía de su raj ita húm eda. Me encanta ver a m i muj er tan excitada con un hombre, el placer que veo en ella e s inm enso y creo que a ella le vuelve loca poder hacer eso cuando le apetezca. Joan fue ba jan do el ritm o hasta parar por com pleto, saco su polla del coñito de ella y se tum bó boca arriba, estaba completamen te em palmado, Judith se giró y se la cogió acariciándosela con suavidad. Hazm e el am or que me gusta que me mime n
le susurró ella a él.
Joan se giró sobre e lla y adoptar on la postura del m isionero, comen zó a follarla despacito m ientr as la besaba y acariciaba, ella se deja ba hacer por su amante. Era una escena e spectacular, ver a esos am ant es dándose placer, pero m e duró poco ya que Joan me m iró y me dijo: "vete a la otra habitación que le voy a hacer el amor a tu m ujer". Obedecí com o corresponde al cornudo, y m ientr as salía podía ver la cara de placer de Judith, cerré la puer ta y los dejé para que pu dieran disfrutar a su aire. Me que dé dorm ido y no se cuant o tiem po estuvier on haciéndolo, pero eso era lo de m enos, lo importa nte para m i era disfrutar de estas trem endas corneadas que m e propinaba n ellos dos. Los días que restaron hasta completar la seman a fueron en la m isma línea, no perdieron el tiempo ni el uno ni la otra. Si ella lo provocaba a él le ha cía falta poca provocación para a cabar follándosela, no dejar on ni un rincón de la casa por probar, desde el salón hasta el vestidor pasando por la cocina, hasta en la bañera se me tieron en una ocasión y acabó la cosa en corrida como no podía ser de otra m anera . El caso es que ha sido una exper iencia estupen da que oja lá podam os volver a repetir.
A nte s que nada pido disculpas por mi lenguaj e que para a lgunos puede parecer procaz pero aprovechando la oportunidad de poder expresarme con enter a liberta d quise escribir lo que siento y lo que vivo en form a descarnada para que las personas que lean este relato entiendan cabalme nte lo que quiero expresar. Mi nom bre es Brenda y estoy casada con un importan te ej ecutivo de un grupo fina nciero ar gentino. Podríam os decir que deber ía ser la típica esposa de clase me dia-a lta que se dedica a cuidar a sus hijos, ocuparse de que las sirvientas estén ocupadas y a que a m i m aridito no le falte na da, pero la realidad es muy diferente. Nunca tu ve vocación de ama de casa, m adre o esposa modelo ni nada que se le parezca, por el contrar io estoy poco en el "h ogar conyugal" y llevo una vida m uy liberal, haciendo lo que se me da en gana pero por supuesto con el consentim iento de m i ma rido. ¿Consentim iento dij e?, Sí el consient e que la pase bien, m e divierta de la man era que m e plazca y a eso vine a contarles que cosas m e placen o m ejor dicho, que cosas nos placen a m i esposo, que t odo lo consient e, y a m í que t odo los disfruto. Ya se estarán dando cuenta que t ipo de matr imonio somos. Claudio, así se llam a él, pasa m ucho tiem po en la oficina, dando or denes a m uchos empleados, firm ando important es papeles que a l poco tiem po se transforman en beneficios para la em presa de Alberto..( ¡¡¡uhm mm . que bocadito!!!...ya les contaré ) , su jefe, el dueño del grupo financiero y un m acho de licioso .seguro que les contar é. Mi m arido, además, es un gerente m uy tem ido por sus empleados a quiene s tiene som etidos mediant e una política de persecución constant e. Siempr e dice: "Brenda, todas las personas son buen as pero si se las vigila son mejores". Ese ogro se transforma cuando cae en "m i territorio" pues en la cam a es mi esclavo, un indefenso y conciente cornudo que disfruta m ucho en serlo y al que no le alcanza las dosis de m orbo que le doy y siem pre m e pide más.. Pero no nos apuremos, déjenm e que me describa tal cual me veo. Soy, lo que se dice, una ver dadera potra. Comenzando por abajo diría que tengo un he rmoso par de piernas que m e gusta hacer resaltar usando minis y calzando zapa tos de taco aguja. M i cola es redondita y compacta , la locura de todos los hombres que han tenido la suerte de m ontarse a esta m onument al yegua. Dos hermosas tetas, operadas, pero herm osas al fin. Soy rubia de ojos castaños, de boca grande y carnosa y lengua hú me da siem pre dispuesta para lam er a lgún buen trozo de carne apetitoso. Mido 1.7 5 me tros pero con los zapatos aguja y m i presencia parezco m ás alta. Además, y nada me nos, lo más importante es que soy una mu jer m uy ardiente. Ahhh me olvidaba de la edad, tengo la ideal para una mu jer, 32 años pues poseemos toda la fuerza de la j uventud y la exper iencia de lo ya vivido. Claudio es diez años mayor qu e yo. De adolescente fui una chica imposible de man eja r. Mis padres no sabían que ha cer conm igo y cuando llegué a los 16 años ya curtía con un novio. A
partir de ese debut con m i primer parej ita em pecé una rápida carrera de primeros prem ios ganados. No h abía hom bre que se me resistiera. Es cierto que m is padres no sabían que hacer conmigo en cam bio yo ya sabía que hacer con el sexo opuesto, de todas maneras trat aba de hacer las cosas con la suficiente discreción como para que m i fam ilia no sufriera. Sucede que desde el m omento en que m e desarrollé com o muje r en m i inter ior surgió un irrefr enable de seo de coger, y coger sin parar, que m e dom ina y m e obliga a estar a disposición de los hom bres herm osos y seductores que me suelen cortejar. No puedo re sistirm e a ello por m ás que lo intente. Basta que un hombre bien plantado m e piropee, sea am able conmigo, léase se com porte como un caballero, para que m is jugos comiencen a moja r m i bombachita y si ese hombre descubre m is partes débiles termino siendo irremediablemente suya. Como decía Oscar Wilde, "ha sta mis debilidades son más fuerte s que yo" y m i debilidad es un hombre elegante, seductor, gentil. Me encanta acercarme a ellos y percibir el perfume que usan, uhm mm m.. los perfumes me pueden. A los 21 años conocí a Claudio y empe zam os a noviar seriam ente , aunque yo seguía te niendo algunas escapaditas a sus espaldas. ¡¡¡ Cóm o m e iba a perder a l caramelito de Rubén!!!. Un vecino muy bien dota do que m e fue ganando poco a poco. Fue el primer hom bre en m i vida en mu chos sentidos. A los 1 8 años me fue conquistando con su cortesía, con su constan te halago a m i belleza. Luego siguió avanz ando hasta lograr esta r a solas conm igo. Fuim os en su aut o hasta un luga r apar tado y con mu cha dulzura empezó un juego erótico de besos y caricias que paulatinamente se transformó en ardiente bat alla de cuerpos. Fue el primer hombre en llevarme a un hotel. "No aguanto la incomodidad del auto.. te quiero en una cama sobre unas sábanas blancas y sin apuro para poder disfrutarte mejor" me dijo una noche. A partir de ese mom ento se term inaron los asientos traseros. Rubén m e transportaba al paraíso, en una hora y m edia me hacia sentir la m ujer m ás feliz y la má s puta a la vez. ¡¡¡Que macho divino!!!. Me hizo gozar m uchísimo. N o quieran saber lo loco que se ponía cuando quedaba desnuda. Disfrutaba te ner a su m erced a una bebota herm osa y caliente. Sin duda fue el hom bre de mi vida, el que me en seño a hacer el amor, a disfrutar del sexo desde todos sus ángulos, como recom pensa tuvo m i cuerpo joven, mis carnes firmes, mi piel suave, m i almej ita húm eda y caliente para que su pija encontrara buen resguardo. Añoro su verga, la extra ño en m i concha, en mi boca o en m i culo. Extraño a Rubén, a su dulzura y a su frenético ardor. Claudio sospechaba de m is aventura s y en un comienzo m e celaba pero a m í no me importó. Yo sabía quien m andaba en la relación y sabía que más tem prano que tarde las cosas serían como yo decidiera, adem ás sospechaba que ha bía algo en él que m e decía que sus celos eran un a engañosa señal de algo diferente y que íntimam ente disfrutaba de fant asear conmigo y otros hom bres. ¿Por qué? Porque cuando íbam os a una fiesta, por ej em plo, constantem ente se la pasaba presentándome am igos para lue go desapar ecer por me dia hora y dej arnos a solas. Los chicos se me lanzaban de inm ediato, pr esentían que Claudio les estaba entre gando a su novia y a veces me costaba mucho no llevármelos directam ente a la cam a. No los voy a engañ ar, he disfrutado de va rios de los am igos de Claudio,
unos pendejos hermosos que supieron sacar de mí esa m ujer caliente que m e hace tan feliz.. Luego Claudio, cuando estábam os cogiendo, m e presionaba para que confesara y así tener m ás mat erial para fant asear. Por supuesto cuando em pezaba con el insufrible interroga torio,,¿con quién estuviste?,, ¿Te gusta fulano o m engano?.. perm anecía callada. Sabía que ese silencio era una t ácita afirm ación de mi vida licenciosa y a la vez un acicate para su m orbo que alcanzaba n iveles siderales. De todas ma neras una noche m e decidí a comprobar m i teoría. Estába m os en un hot el, me dio borrachos, viendo una porno común y corriente , casi sin argum ento per o con algo mu y especial, un actor bellísimo y sensual. Uno de e sos actores que parecen esculturas griegas y que con un peda zo enor me se estaba cogiendo a una rubiecita como yo, le estaba dando con todo. Miraba em bobada a ese macho hermoso cuando él me recrimina diciéndome: Parece que te gusta ese hombre.Uhmm , la verdad mi vida, me e ncanta. Me lo chuparía todo- contesté. Claudio hizo silencio y lue go volvió a la carga. ¿Cóm o dijiste?- pregun tó con asombro. Dije que me lo comería t odo, es más si estuviera en esta h abitación m e verías entregada totalm ente a él.- respondí notando que su verga estaba paradísima y a punto de e stallar. Por tu form a de hablar parecés una puta.- inten tó contraata car. Sí una puta , como a vos te gusta, como vos querés que sea.. y como yo quiero ser.. ¡¡Basta Brenda, te volviste loca ja m ás se me h ubiera ocurrido pensar que vos creyer as en eso!!! ¿De dónde sacaste sem ej ante idea ?- intent ó defenderse. Ese fue e l punto de quiebre en nuestra relación, el m omento en que debíamos dejar de lado nuestra hipocresía y encarar definitivam ente una nueva forma de convivencia. Ya no soportaba tener que estar ocultándome como una ladrona cuando presentía que él íntimam ente disfrutaba fant aseando con mis engaños. Teníam os que decirnos la verda d de una vez por todas. Dale papito si a vos te gusta que m e cojan, es más. Apuesto a que te morís por saber quien me coge y estar presente en ese mom ento- le enrostré. Hizo un silencio que dur ó varios segundos, los suficientes com o para que m e acerque a sobarle la verga y a susurrarle cosas al oído mient ras nuestra s miradas seguían lo que estaba sucediendo en la panta lla. Decime la verdad, no te gustaría verm e em palada por un macho como ese,
yo te dejaría que m e vieras. No se ¿dónde quer és llegar ? Dijo con un hilo de voz y sorpre ndido por m i reacción. En ese mom ent o perdí los estribos y un poco por el alcohol, otro poco por m i carácter y m ucho por la calentura que tenía de ver t rem endo macho cogiendo le grité en el oído: ¿Sabés dónde quiero llegar? Quiero llegar a qu e a vos te gusta que tu novia coja con otros y no te anim as a pedírm elo. ¿Te crees que no me di cuenta? Vivís presentán dome am igos que lo único que hacen es tra tar de llevarme a la cam a y t e aviso que tenés buen gusto querido porque algunos lo lograronClaudio con la cabeza gacha seguía en silencio, yo ya no podía det ener me , debía seguir a delante. ¿Querés saber la lista de los gana dores? Son varios mi am or, podés em peza r a fanta sear con ellos cogiéndose a tu noviecita .Pato buen cogedor, Matías la tiene como un bur ro pero no la sabe usar . le enseñe como hacerlo, el que es un inút il sin rem edio es Maxi pero sabe que hacer con la lengua ¡¡¡Pará un poco con eso!!! Exclamó e ntre rabioso y excitado. Dej em os de ser hipócritas, vos sabes como soy y yo se como sos, sabem os lo que nos gusta y nos da placer así que si aceptam os esto podem os llevar una vida f eliz y disfrut ar de nu estro secreto sino querido nuestra r elación se termina aquí. Me m onté sobre él y dejé deslizar m i cuerpo hasta que sentí su m iembro ent re m is piernas, luego de un solo movim iento logre se introduzca por completo. Mi concha estaba m uy húm eda y n ecesitaba un visitante urgente. -¿Te m olestó lo que te confesé de tus am iguitos?- le susurré ya sintiendo el placer de tener una verga dentro m ío. Claudio se agitaba de placer, con los ojos entr ecerrados, la boca abierta y la respiración agitada solo atinó a m over su cabeza hacia am bos lados en señal de negación. Yo ya estaba delirando de calentura y e l morbo que se cruzaba por mi m ente no m e dejaba pensar en otra cosa que en some ter definitivamente a ese hombre para que no le quedaran dudas de cual era su rol, cornudo conciente y asumido. -Entonces te gustó saber que Pato m e hizo suya, no?, ¿Te gustaría conocer m ás detalles?Movió afirmat ivamente la cabeza m ientras nuestros cuerpos ya se contorneaban en form a sincronizada. ¡¡¡Respondem e, decime que sí n o m u e va s l a ca be z a d ecim e " sí m a m it a m e gustaría saber como m i amigo Pato te cogió" .¿entendiste boludo?!!!
Sí mam ita me gustaría saber como mi amigo Pato te cogió.- por fin vom itó Claudio. ¿Sabés que es un lindo m achito tu a m igo? ¿Sabés que disfrutó m ucho de tu h em bra pero creo que m ás por cogerse a t u novia?. Tendrías que verlo estaba como loco, estuvo comiéndome la almej ita como m edia hora m ientras yo le chupaba la verga. Claudio se arque ó como si fuera a acabar pero logró controlarse. Seguí contando
no te det engas- me pide casi en un ruego.
Pato disfrutaba ha certe cornudo yo le decía ..¿Patito te gusta cogerte a la novia de Claudio, .. a esta gat a caliente que te va a e xprimir la verga?.. y el me contestaba "Me encanta cogerme a la novia de mi am igo pero m ás m e calienta saber que sos tan puta" p or qu e so y m u y pu t a y m e gu st a serlo. .¿sabías n o?. Por momentos mis palabras salían entrecortadas producto de la calentura y del morbo que m e daba estar blanqueando todo mi vida delante de m i futu ro esposo. No vas a tener problem a que siga cogiendo con Pato, verda d mi am or?Nooo seguí cogiendo con él y seguí cogiéndomeEs que es un m achito tan lindo . Me encanta sentirlo entre m is piernas dentro de m i conchita y que me llene el culo de leche calentita..ayyy m i vida como e stoy gozando.. Seguí puta seguí que me volvés loco.-rogaba Claudio en u n estado tot al de agitación. Yo te voy a contar todo, como m e chupa la concha, como le chupo la pija y los huevos como me clava..y en u na de esas si te a nimas podemos hacer un tr ío. ¿Te gustaría verm e coger con él, papito? ¿Verda d que sÍ ? ¡¡SiííííííŽ .me encantaría verte cogerlo sos una pu ta reputa!!!! Decime lo que me gusta, puta, reputa t u pu t a la q ue t e va a ha ce r goz a r de tu s cuernos toda la vida a ca bo m i vi da d a m e p ij a q u e t u p u t a a ca b a! !! Acaba puta ..tom á m i leche
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En un grito desgarrador llegam os al orgasmo los dos en un m ismo momento. Luego vino un delicioso relax que aprovechamos para besarnos y m imarnos. Abundaron las caricias, la ternura, quizá en ese m omento nos dimos cuenta que el haber roto la barrer a de la hipocresía, de la m entira que m aneja ba nuestras vidas nos ayudó a encontrar una forma nue va de amor. Porque yo amo a mi ma rido, a mi maner a pero lo amo. Haría cualquier cosa por él sucede que a m bos compart imos un íntim o deseo que se basa en gozar del sexo pero en una form a complement aria. Para que el disfrute de sus cuernos yo debo me térselos periódicame nte y la verda d es que me encanta hacerlo m uy cornudo.
La regla tácita es que no debe haber m entiras, todo se sabe en la parej a. Si no compartim os la cam a con un am ante yo le cuento mis encuentros a solas con lujo de detalles para que el se pajee, o me haga el a mor con m ucho morbo. Parece una ironía pero nu estra relación se basa en una forma nueva de lealtad de uno hacia el otro. Quiero conocer la opinión de Uds. y estoy dispuesta a conta rles algunas cositas más mu y picant es. Gracias por tom arse la m olestia de leer mi relato.
Algunos relatos de cornudos Recopilado por el esclavo pablo
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