Juda\u00edsmo - 03/04/2008
La lepra: \u00bfuna enfermedad cut\u00e1nea o un castigo divino?
Siguiendo el tratamiento de las reglas referentes a la pureza y a la impureza le\u00eddas la semana pa presente porci\u00f3n de la Tor\u00e1 trata brevemente el tema de la purificaci\u00f3n de la parturien mucho m\u00e1s detalle, diversas afecciones cut\u00e1neas particularmente contagiosas, como ser: \u \u201c\u00falceras\u201d (vers. 18-23), \u201cquemaduras\u201d (vers. 24-28), \u201cafecciones del (vers. 38-39), \u201ccalvicie\u201d (vers. 40-44), e incluso, moho o \u201clepra\u201d de los vestidos
Seg\u00fan la regulaci\u00f3n del Lev\u00edtico, la funci\u00f3n del diagn\u00f3stico le estaba reserv tenga en la piel de su carne tumor, erupci\u00f3n o mancha blancuzca brillante, y se forme en la piel d como una llaga de lepra, ser\u00e1 llevado al sacerdote Aar\u00f3n o a uno de sus hijos, los sacerdote acuerdo a los resultados de su examinaci\u00f3n, el sacerdote declaraba al enfermo \u201cpuro\u201d ser diagnosticado como leproso, \u201cel afectado por la lepra llevar\u00e1 los vestidos rasgados y de cabeza, se cubrir\u00e1 hasta el bigote e ir\u00e1 gritando: \u2018\u00a1Impuro, impuro!\u2019 Tod impuro. Es impuro y habitar\u00e1 solo; fuera del campamento tendr\u00e1 su morada\u201d (13:45-
En la antig\u00fcedad, la creencia era que la lepra, como el resto de las enfermedades en general, era divino por alg\u00fan pecado cometido. Seg\u00fan lo afirma el te\u00f3logo X. Le\u00f3n-Dufour, la \ excelencia con que Dios hiere (naga) a los pecadores\u201d (Vocabulario de Teolog\u00eda B\u00edbl Herder, 1980] p. 473). As\u00ed, por ejemplo, los egipcios (\u00c9xodo 9:9), Miriam (N\u00fameros 12 Reyes 5:27) y el rey Oz\u00edas (2 Cr\u00f3nicas 26:19-23) fueron castigados con esta enfermedad. E \u00falceras cut\u00e1neas son mencionadas como una de las posibles maldiciones que habr\u00e1n d en caso de desobedecer las ordenanzas de Yahveh (Deuteronomio 28:27, 35).
La curaci\u00f3n de los leprosos pod\u00eda ser natural, pero tambi\u00e9n - el resultado de un milag encontramos en la historia del general Naam\u00e1n. Seg\u00fan reza el relato, a este arameo enferm recomendado ir a visitar a un profeta en Samaria, quien \u201cle curar\u00eda de su lepra\u201d (2 R entonces, que lleg\u00f3 a lo de Eliseo, \u201cel hombre de Dios\u201d (5:8), con la esperanza de que milagrosamente de su enfermedad. (Nota: El t\u00edtulo de Eliseo \u201chombre de Dios\u201d, utili oportunidades [4:8; 6:6], alude al poder divino y milagroso del profeta. Para algunos ejemplos, ver: 2 R 2:19-25; 4:1-7, 8-37, 38-41). A su llegada, Eliseo le envi\u00f3 a decirle por medio de un mensajero: \u siete veces en el Jord\u00e1n y tu carne se te volver\u00e1 limpia\u201d (2 Reyes 5:10).
Para Naam\u00e1n, las directivas de Eliseo fueron una verdadera desilusi\u00f3n. Su expectativa era hiciera uso de su poder m\u00e1gico para curarle de la enfermedad, como est\u00e1 escrito: \u201cYo \u00a1Seguramente saldr\u00e1, se detendr\u00e1, invocar\u00e1 el nombre de Yahveh su Dios, frota enferma y sanar\u00e1 de la lepra!\u201d (5:11). Naam\u00e1n esperaba que \u201cel hombre de Dio curandero o sham\u00e1n, que con su capacidad terap\u00e9utica lo curara milagrosamente de la lep para su sorpresa, la orden de Eliseo fue ciertamente efectiva: \u201cBaj\u00f3, pues, y se sumergi\u00 Jord\u00e1n, seg\u00fan la palabra del hombre de Dios, y su carne se torn\u00f3 como la carne de un limpio\u201d (5:14). \u00bfQu\u00e9 se esconde detr\u00e1s de este relato? \u00bfQu\u00e9 viene a e
La respuesta a estos interrogantes aparece claramente manifiesta en la conclusi\u00f3n alcanzada por Naam\u00e1n: \u201cAhora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel\u201d ense\u00f1anza teol\u00f3gica, pues, que el poder de curaci\u00f3n estaba en manos de Dios, y no com err\u00f3neamente Naam\u00e1n, en el mismo Eliseo.
A diferencia de la doctrina expresada en la Biblia Hebrea, seg\u00fan la cual hab\u00eda que distingu curativo de Dios (cf. \u00c9xodo 15:26; Salmos 103:3) y la funci\u00f3n exclusivamente mediadora de este punto crucial, ver la historia de Eliseo, la sunamita y su hijo [2 Reyes 4:8-37]), en el Nuevo Testam esta distinci\u00f3n queda totalmente neutralizada. Aqu\u00ed, el poder de curaci\u00f3n es un atribu condici\u00f3n mesi\u00e1nica atribuida a Jes\u00fas. Por ello, entonces, Jes\u00fas el Galileo ten\u00 Como lo cuenta el siguiente relato: \u201cCuando baj\u00f3 del monte, fue sigui\u00e9ndole una gr un leproso se acerc\u00f3 y se postr\u00f3 ante \u00e9l, diciendo: \u2018Se\u00f1or, si quieres puede le toc\u00f3 y dijo: \u2018Quiero, queda limpio.\u2019 Y al instante qued\u00f3 limpio de su lepra.\u2 tambi\u00e9n Lucas 17:11-19).
Esta capacidad de Jesús de curar leprosos u otras enfermedades (paralíticos, endemoniados o ciegos. Mateo 8:5-13, 28-34; 9:1-7, 27-31 y par.) era claro testimonio de su poder sobre la naturaleza, y por en “prueba” de su condición de Ungido. Como le contestó Jesús a la pregunta formulada por Juan “¿Eres que ha de venir, o debemos esperar a otro?” (Mateo 11:2): “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los cieg ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anunci pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!” (vers. 4-6). (Nota: La respuest Jesús presenta una versión modificada de “la misión del profeta”, según las palabras del Deútero o Tri Isaías 61:1-2. Cabe señalar, que este mismo texto de Isaías juega un papel central en la versión de Luc sobre la visita de Jesús en sábado a la sinagoga en Nazaret [4:16-24] ).
Ciertamente, los creyentes en la veracidad de las Escrituras, ven en estos relatos de curación una prue “irrefutable” de la condición mesiánica de Jesús. Los agnósticos y descreídos, por su parte, entienden historias como simples leyendas populares, sin ningún asidero en la realidad. Desde una perspectiva histórica, no es posible certificar o descalificar la certitud de los relatos. Sin embargo, el descubrimien manuscrito muy singular entre los afamados rollos del Mar Muerto, permite recontextualizar los relato curaciones de Jesús, y así interpretarlo bajo una luz totalmente diferente.
Según el documento conocido con el nombre “4Q Sobre la Resurrección” (4Q521) (es decir, 4 = cueva 4; Q Qumrán), un manuscrito conservado en 17 fragmentos y datado para la primera mitad del siglo I a.e.c., en era mesiánica “el Señor observará a los piadosos, y llamará por el nombre a los justos, y sobre los pobres posará su espíritu, y a los fieles los renovará con su fuerza. Pues honrará a los piadosos sobre el trono de la realeza eterna, librando a los prisioneros, dando la vista a los ciegos, enderezando a los torcidos ... y el Señ obrará acciones gloriosas como no han existido, como él lo ha di[cho,] pues curará a los malheridos y a los muertos los hará vivir, anunciará buenas noticias a los humildes, colmará [a los indigen]tes, conducirá a lo expulsados, y a los hambrientos los enriquecerá...” (frag. 2, columna II, 5-13. Citado en: F. García Martíne Textos de Qumrán [Madrid: Editorial Trotta, cuarta edición, 1993] págs. 409-410).
El texto citado no prueba en absoluto que Jesús haya curado a leprosos, dado la vista a los ciegos o resucitado a los muertos. Este excepcional documento antiguo sólo prueba de manera clara y contund que las palabras pronunciadas por Jesús, o atribuidas a él por un escritor cristiano antiguo, reflejaban manera en que ciertos círculos de judíos piadosos imaginaban la era mesiánica, reinterpretando en nu términos (como en el caso de “la resurrección de los muertos”) las palabras del profeta (Deútero o Tri Isaías 61:1-2. Sin embargo, y a diferencia del texto de Qumrán, en la versión neotestamentaria no es D quien lleva a cabo estos milagros, sino Jesús mismo.
Sea como fuere el caso, una cosa es totalmente cierta. A juicio de los israelitas antiguos, tanto fuere e sacerdote, el profeta, o el Mesías, todos ellos podían curar en su condición de enviados de Dios. Ya qu Él como el señor de la vida podía otorgar la vida misma. Según decía el sabio judío jerosolimitano Jesú de Sirá (primer tercio del siglo II a.e.c.): “Pues del Altísimo viene la curación, como una dádiva que de recibe” (Eclesiástico 38:2). ¡Shabat Shalom! Dr. Adolfo Roitman