EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA
EL E EPICLÁSICO EN LA LA REGIÓN REGIÓN DE TULA : UNA EVALUACIÓN DE LA UNA EVALUACIÓN LA PERIODIZACIÓN PERIODIZACIÓN DE LAS OCUPACIONES COYOTLALTECO
Patricia Fournier* Juan Cervantes Rosado** M. James Blackman*** INTRODUCCIÓN El Epiclásico en el centro-norte del altiplano central ha sido entendido como un periodo de grandes transformaciones, caracterizado por el de cr creemento poblacional en Teotihuacan, así como por cambios en el patrón de asentamiento con tendencias a la nucleación en zonas antes vacantes, o bien donde existían comunidades comu nidades ya establecidas (Sanders et al. 1979), la fragmentación política (Sugiura 1996: 234), además de la llegada de po blaciones procedentes de alguna parte del norte del área, portadoras por tadoras de nuevas tradiciones (Braniff 1972; Cobean 1990; Mastache 1996; Rattray Ra ttray 1996). De igual manera, manera, se relaciona relaciona con con la aparición de un conjunto de ele mentos de cultura material entre los que llama la la atención la dispersión de un estilo cerámico que se ha denominado Coyotlatelco, y que se dist disting ingue ue por el pred predomi ominio nio de tipo tiposs Rojo Rojo sob sobre re café así com comoo form formas as de vasija vas ija que care carecen cen de antecedentes claros en las fases finales del periodo Clásico. La amplia distribución espacial de este estilo, así como las propuestas de su adscripción cronológica, han sido el eje de múltiples discusiones acerca de d ónde se origina, durante qué lapso se desarrolló desarr olló y cuáles fueron los procesos sociales involucrados que incidieron en su dispersión hacia finales del Clásico teotihuateotihuacano. De hecho, uno de los problemas centrales que enfrenta la eva luación de la interpretación comúnmente aceptada respecto a los procesos asociados con la conformación de las unidades sociopolíticas epiclásicas en los valles centrales, * Escuela Nacional de Antropología e Historia- INAH. ** Smithsonian Institution, Washington DC. *** Departamento de Salvamento Arqueológico-INAH.
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tiene que ver con aspectos de índole cronológica, dado que las hipótesis tradicionales buscan fundamentar la dispersión del estilo Coyotlatelco desde un origen septentrional, partiendo del supuesto de que las secuencias norteñas con material rojo sobre café afines a esta tradición deberían ser más tempranas que las de la cuenca de México. Actualmente, puede considerarse con base en nuevas fechas y los datos derivados de exca vaciones exca vaciones en sitios recientemente estudiados, la posibilidad de someter a revisión los planteamiento planteamientoss que tratan de entender la génesis de lo Coyo Coyotlatelco tlatelco y de los desarrollos epiclásicos en el centro de México, en particular en la región de Tula (figura 1), como resultado de movimientos poblacio pobla cionales nales de norte a sur.
L A A REGIÓN REGIÓN DE TULA Durante la fase Xolalpan tardío, las poblaciones autóctonas de la región de Tula dejaron de participar en el sistema económico y político de Teotihuacan y se inició una serie de transformaciones estructurales, base de la conformación de nuevas unidades sociopolíticas en el Epiclásico. Estos cambios se manifiestan sobre todo en el patrón de asentamiento, al ocurrir una aparente aparent e reubicación de las poblaciones así como tal vez un decremento demográfico, con el consecuente abandono de algunos de los sitios más importantes de la región, r egión, como Chingú (Díaz 1980), y algunos de menor jerarquía como El Calvario y El Huizachal, los cuales florecieron aparen apa rentemente temente durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan 1 temprano (Torres et al. 1999). En el conjunto de asentamientos de fines del Clásico, la cultura material muestra tendencias hacia la producción de carácter local que, entre otras cosas, implica una reducción del acceso a materiales manufacturados manufacturados o materias primas antes distribuidas por Teotihuacan. Así, las tradiciones ce rámicas de la época incluyen una serie de tipos que si bien muestran analogías estilísticas con las tradiciones contemporáneas teotihuacanas, representan desarrollos que marcan tendencias a la regionalización (figura 2) y a un ais aislamiento lamiento parcial En las excavaciones efectuadas en un conjunto residencial del periodo Clásico en El Calvario, Tepetitlán (Fournier y Chávez 2003), se obtuvieron dos muestras que fueron sometidas a fechamiento. La primera está asociada con un fogón y se recuperó a aproximadamente 0.6m de profundidad, dando como resultado 1 sigma 230 (260, 290, 320) 390 dC, así como 2 sigma 130 (260, 290, 320) 420 dC; la fecha sin calibrar es de 1740 +/- 60 a.p. y calibrada de 260 dC o 1690 a.p., 290 dC o 1660 a.p., así como 320 dC o 1630 a.p. La segunda corresponde a una muestra encontrada en un relleno constructivo, a más de 1m de profundidad, con una fecha de 1 sigma 240 (340) 400 dC además de 2 sigma 150 (340) 430 dC; la fecha sin calibrar es de 1720 +/- 60 a.p. y calibrada de 340 dC o 1610 a.p. Cabe hacer notar que tres de las muestras para contextos del Epiclásico en la región de Tula fueron procesadas en los laboratorios Geochron y el resto de las que reportamos en Beta Analytic; estas últimas, gracias a un financiamiento de la Smithsonian Institution que obtuvo M. James Blackman. Las muestras en Geochron se calibraron empleando el programa Radiocarbon Calibration Program REV 4.1.2. Desconocemos si estas fechas, al igual que las de Tula Chico, manejan el rango de 1 o 2 sigma, o si están calibradas. 1
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Querétaro 4
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Gto.
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Hidalgo
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Michoacán Estado de México Tlaxcala DF
Puebla
1. Chapatongo 2. Tula 3. Huichapan 4. San Juan del Río 5. Tepetitlán
Figura 1. Mapa con la ubicación de los principales asentamientos de la región de Tula y la de Huichapan-Río San Juan. 171
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de los procesos que en la cuenca de México concluyen con la caída de Teotihuacan. En el caso de las industrias líticas, estos cambios se manifiestan en un acceso limitado a obsidiana verde de Sierra de las Navajas frente a la aparición de vidrio volcánico gris, aparentemente aparente mente procedente procedente de Michoacán, además de un énfasis en la elaboración de artefactos en basalto (figura 3a), abundante en las localidades, que es importante impor tante en el desempeño de actividades productivas, como por ejemplo la extracción de la savia de agave empleando cepillos (Torres et al. 1999). El proceso de regionalización que ocurre a fines del Clásico en la región de Tula representa un vínculo con la estructura que se gestará durante el Epiclásico, cuando surge una serie de asentamientos relativamente relativamente próxi mos a los del periodo Clásico, observándose claras tendencias a la nucleación en zonas comúnmente adecuadas para la agricultura y con fuentes perma nentes de agua (figura 4), con un número restringido de comunidades rurales. Existen dos tipos de sitios según su ubicación en la geoforma, por ejemplo en mesas,
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Figura 2 . a) Atlan rojo sobre café. b) Tipos esgrafiados y acanalados de fines
del Clásico en la región de Tula. 172
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Figura 3 . a) Cepillo de basalto característico de fines del Clásico en la región
de Tula. b) Puntas sobre navajas prismáticas en obsidiana de Ucareo. c) Cepillo de basalto, recuperados en Chapantongo (dibujos de Roberto Santos).
o bien, localizados en lomas de pendiente suave y valles (Mastache y Cobean 1990; Fournier et al. 1996). Entre los asentamientos ubicados en partes altas destacan La Mesa, El Águila, Batha, Magoni, Atitalaquia, Tanthé y El Xithí, mientras que los que corresponden corres ponden a zonas bajas incluyen a Tula Chico, San Gabriel-Vinolas y Chapantongo. En términos términos generales, estas ocupaciones se caracterizan por su arquitectura monumental, aun cuando las áreas que cubren son relativamente reducidas en la mayoría de los casos (entre 0.5 y 5km 2). Se ha propuesto que los asentamientos ubicados en mesas o partes altas corresponden a sitios tempranos, de fines del Clásico, tratándose de fundaciones de migrantes procedentes del norte, portadores de la tradición estilística Coyotlatelco, quienes se ven forzados a ubicarse en esa clase de terrenos al encontrar las zonas de valles ocupadas por los remanentes de las poblaciones teotihuacanas. Estas poblaciones del periodo Co yo Co yotlatelco tlatelco temprano posiblemente abandonan su primer lugar de asiento para, pos te teriormente, riormente, dar origen a los asentamientos emplazados en valles corres co rrespondientes pondientes a la fase Prado, como Tula Chico, que llega a su apogeo durante la fase Corral. Dicha interpretación se fundamentó básicamente en las características de los componentes tipológicos de 173
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Oxtipac
Chapatongo Tlaunilolpan
El Xithi
Tenango El aguita
Sayula Tepetitlán Nextlalpan Macua
Tezontepec
San Gabriel Huitel
La Mesa
Endho Tlahuelilpan
Tula
Tezoquipa
Alpuyeca Alpu yeca
Bomintzha
Sitios nucleados 0
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Sitios dispersos
Figura 4. Principales sitios nucleados y rurales del Epiclásico en la región de Tula. 174
10km
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los complejos cerámicos y las variaciones de atributos, que parecen representar diferencias temporales y afiliaciones en las primeras épocas a tradiciones norteñas (Mastache y Cobean 1990: 10). Además, este planteamiento se apoya en tres fechas de radiocarbono para el sitio de La Mesa (560-600 dC, 670-700 dC y 720-780 dC), 2 asen asenta tamiento miento que correspondería, según la pro puesta, a las ocupaciones tempranas, así como en cuatro fechas de radiocarbono para Tula Chico (560-600 dC, 705-765 dC, 705-805 dC y 730-790 dC), que representarían un sitio tardío (Mastache 1996: 29 y 50). Por otra parte, se ha postulado recientemente recientemente otra clase de inter pre pretaciones taciones acerca de la génesis de lo Coyotlatelco, así como de los desarrollos desar rollos epiclásicos en la región de Tula. Estas ideas se fundamentan en análisis referentes a ocupaciones del centro oeste del estado de Hidalgo, en la zona de Huichapan (figura 1), que se han denominado Cultura de las Mesas. En esta clase de asentamientos, ubicados en su mayoría en partes altas, el complejo cerámico definido consta de tipos Rojo sobre café, así como Rojo esgrafiado Xajay [tipo definido por Nalda (1975) para región de San Juan del Río, Querétaro] (figura 5a). Se ha propuesto (López 1998) que estas comunidades fueron fundadas, supuestamente desde el siglo IV dC, dC, por grupos que podrían provenir de Querétaro y que frenaron la expansión teotihuacana teo tihuacana hacia el norte, y que posteriormente interactuaron con poblaciones posteotihuacanas que fueron receptoras del estilo Coyotlatelco, originado tal vez en Querétaro y Guanajuato. También También se ha sugerido (Polgar 1998) que las poblaciones Xajay pudieron interactuar con grupos afiliados a Teotihuacan Teotihuacan asentados en las proximidades del valle de Tula, y que la aparición apa rición de las primeras ocupaciones Coyotlatelco sería el r esultado de migraciones paulatinas de los gr upos Xajay, Xajay, iniciadas cuando menos desde el siglo VII dC en la región de Tula.
CHAPANTONGO Como parte de las investigaciones del «Proyecto Distrito Alfarero del Valle del Mezquital» y «La Región de Tula: del Clásico al Posclásico tardío», ambos con financiamiento del CONAC y T, hemos venido realizando inter vencione inter vencioness en cuatro de los asentamientos epiclásicos de esa región, así como reconocimientos con cubrimiento total en un área de 500km 2 (Fournier et al. 1996, 2000, 2001; Fournier y Cervantes Cer vantes 1997; Fournier y Bolaños 1998, 1999). Los trabajos se han intensificado en la cabecera municipal de Chapantongo, Chapant ongo, estado de Hidalgo (figura 1) pues en esta localidad se ubica uno de los asentamientos epiclásicos más importantes de la región. A partir de las l as intervenciones realizadas se cuenta Tres de las muestras fueron procesadas en los laboratorios Geochron y tres en Beta Analytic, estas últimas gracias a un financiamiento financiamient o de la Smithsonian Institution que obtuvo M. James Blackman; las muestras se calibraron empleando el programa Radiocarbon Calibration Program REV 4.1.2. 2
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Figura 5. a) Rojo esgrafiado Xajay. Xajay. b) Figurillas Coyotlatelco (dibujos de Roberto Santos).
con información fundamental para comprender los procesos ocurridos a raíz de la caída de Teotihuacan. Gran parte del sitio forma parte de terrenos particulares, par ticulares, empleados para el el cultivo de temporal o para el apacentamiento de ganado mayor, y existe un número reducido de casas-habitación modernas en la zona. Se localiza en un valle de dimensiones reducidas a menos de 25km al noroeste de Tula. Este valle está delimitado al oeste por las estribaciones de la caldera volcánica de El Hualtepec, al sur por la sierra de Macuá, al este por la sierra de Xithí y al norte por lomeríos que lo separan del valle de Alfajayucan, es decir, de las planicies semiáridas del Valle del Mezquital. Una parte sustancial del asentamiento se encuentra sobre una loma baja de pendiente suave de toba volcánica con afloramientos de basalto, delimitada tanto al oeste como al norte por la cañada del río El Tanquillo y al este por el arroyo El Marqués; ambas corrientes generan terrenos aluviales adecuados para la agricultura. En el área contigua hay varios manantiales, uno de ellos es El Tanque que en la actualidad surte s urte de agua a gua potable y para pa ra riego a la la comunidad, además de El Tanquillo, ambos convertidos en balnearios hoy día. Las evidencias arqueológicas en superficie cubren un área aproximada de 2.5km2. Se identifican dos conjuntos con arquitectura monumental: Los 176
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Cerritos (figura 6), ubicado en el límite noroeste del asentamiento sobre la loma citada y sus inmediaciones, abarcando más de 1km 2 y donde se obser va la mayor densidad densidad constructiva, y Los Mogotes, que se encuentra sobre la planicie aluvial del arroyo El Marqués en el extremo sureste del sitio, y que cubre aproximadamente aproximada mente 0.5km 2. Además, hay evidencias de posibles unidades habitacionales y extensas terrazas agrícolas-residenciales entre ambos sectores. En el sector cívico-ceremonial de Los Cerritos se obser van claramente en en superficie ocho ocho basamentos basamentos de hasta 5m de altura organizados organizados en función de cuatro cua tro espacios abiertos, en cuya parte par te central resalta el Conjunto 1 con tres estructuras y una plataforma baja, que se distribuyen alrededor de una plaza hundida; el Conjunto 2 está conformado por tres basamentos pira midales, mientras que en el Conjunto 3 se encuentran los restos del basa mento de mayor altura, así como varios conjuntos habitacionales, estos últimos también característicos del Conjunto 4. Además, se han registrado múltiples alineamientos que podrían corresponder a plataformas de nive la lación ción e incluso a cimentaciones de edificios, cuyas características sólo podrán determinarse mediante excavaciones.
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Figura 6. Croquis de Los Cerritos, Chapantongo. 177
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Entre 1996 y 2000 hemos realizado en predios contiguos una serie de excavaciones en la porción noreste y sureste de Los Cerritos, con la apertura de 17 unidades extensivas que en su conjunto cubren cerca de 800m 2. En general el estado de conservación de los depósitos es bueno, al igual que el de los materiales arqueológicos asociados e incluso hay evidencias en extremo superficiales, entre 10 y 15cm de profundidad. La secuencia cultural llega a tener hasta 1.80m de profundidad y está compuesta básicamente por rellenos de textura limosa, con alto contenido de materiales arqueológicos. Una constante en el sitio es la continua remodelación y modificación de los espacios, detectándose complejas secuencias de pisos sobrepuestos y, en el caso de los de lodo, inclusive bacheos con seguridad requeridos después de las temporadas de lluvia que llegan a ser torrenciales durante el verano en esta zona semiárida. Entre los rellenos arquitectónicos se detectan distintas etapas constructivas, la demolición parcial de edificios para desplantar sobre de ellos otros de características semejantes aunque con dimensiones diferentes a los anteriores, te riores, e inclusive procesos que implican la edificación de estructuras por completo distintas a las que las anteceden. En todos los edificios los materiales constructivos son: toba volcánica (incluyendo la denominada cantera rosa), tezontle y lajas de basalto, abundantes en la localidad o en las proximidades del sitio, con cementante de lodo en algunos casos; además es común el uso de bloques de adobe de dimensiones estandarizadas, estandariz adas, en ocasiones combinados con bloques de rocas en los paramentos. Dos estructuras se edificaron mediante el sistema de lajillas superpuestas, que aparece al menos en otro asentamiento epiclásico de la región de Tula (Cobean y Mastache 1989). Según las evidencias, los cimientos se construían con los materiales mencionados y los muros eran de bloques de adobe sobre los cuales, al parecer, p arecer, en la mayoría de los casos se colocaban materiales perecederos; perecederos; los techos de las estructuras también se deben haber construido con materiales perecederos como quiotes y pencas de maguey. maguey. Los pisos internos eran de gra villa o lodo y los externos, común comúnmente, mente, de lodo. En clavos arquitectónicos se observa recu recubrimiento brimiento de estuco y se han encontrado frisos (figura 7) y almenas labrados en toba volcánica vol cánica con elementos iconográficos complejos, algunos de los cuales también están estucados y muestran restos de policromía. Al parecer la mayoría de los paramentos tenía enlucidos de lodo y, al menos en una jamba, se identificó identificó pintura mural de gran sencillez, de color rojo sobre el natural del barro, consistente en líneas anchas verticales u onduladas. Hasta el momento se han excavado los restos de 33 edificios, de los cuales ocho se intervinieron inter vinieron en su totalidad. Un patrón común es la aso cia ción de estructuras de planta rectangular y circular con espacio interno (figura 8), en algunos casos con uno o más escalones para acceder al edificio. Los edificios circulares de esta clase son poco comunes en Mesoamérica, aunque existen en el sitio epiclásico de La Mesa ( cfr . Bonfil 1998; Cobean y Mastache 1989) así como en asentamientos de la llamada Cultura de las Mesas en la zona de 178
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Figura 7 . Frisos y restos de elementos ornamentales con recubrimiento de estuco, asociados con la arquitectura epiclásica de Los Cerritos, Chapantongo.
Huichapan, Hidalgo (Cedeño 1998). Al menos en un ejemplo, una estructura circular funcionó como bodega, además de que en el interior de varias llegan a observarse depresiones aproximadamente en la par te central (donde pudieron colocarse ollas para el almacenamien almacenamiento to de líquidos) y que también aparecen en cuartos de planta rectangular de naturaleza residencial. Entre los edificios de mayor interés por sus características carac terísticas arquitectónicas, destacan estructuras con talud-cornisa (figura 9), con proporciones semejantes a algunas de Tula, que son las primeras reportadas reportadas con estas características para el Epiclásico de la región. Todo parece indicar que los conjuntos arquitectónicos de mayor complejidad implicaban la construcción de series de habitaciones de di mensiones variables. La circulación entre los aposentos se daba a través de patios hun didos (también similares a los de Tula) y, y, posiblemente, de angostos corredores y no hay evidencias de accesos generales a los con juntos con juntos residenciales ni respecto a qué tan próximos estaban entre sí. En cuatro de las estructuras estr ucturas rectangulares y una circular se encontraron entierros primarios y algunos secundarios depositados depositados en su interior; dos incluyen perros (figura 10), identificándose en uno de ellos la especie Canis familiaris (Raúl Valadez, comunicación personal 2001). En 27 entierros primarios la 179
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Manguera
Piso Área no excavada
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Figura 8. Unidad residencial en Los Cerritos, muestra asociación de estructuras de planta circular y rectangular, esta última con espacio por ticado con pilastras (dibujo de Víctor Bolaños). 180
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Figura 9. a) Reconstrucción de una de las estructuras con talud-cornisa de Los Cerritos, correspondiente a un altar que contenía como ofrenda tres cráneos y dos vasijas del complejo Prado-Corral (dibujo de Roberto Santos). b) Reconstrucción de otra de las estructuras con talud-cornisa (Estructura 9) y del altar asociado (Estructura 14) donde se depositaron 12 cráneos como ofrenda (dibujo de José Calderón).
Figura 10. Entierro primario de un perro, encontrado en la Estructura 27 de Los Cerritos (dibujo de Roberto Santos). 181
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posición de los individuos es decúbito lateral flexionado derecho o izquierdo; las órbitas de los cráneos se orientaron hacia el este o el oeste y las ofrendas se colocaron frente a la cabeza o torso de los individuos. En las diferentes unidades de excavación se han recuperado más de tres toneladas de tiestos. Los tipos cerámicos son los característicos del complejo Prado-Corral de la región r egión de Tula, por ejemplo Ana María rojo sobre café, Clara Luz negro esgrafiado (figura 11a y c), Guadalupe rojo sobre café, Coyo tlatelco rojo sobre café (figura 11b) y Cañones rojo sobre café (Cobean 1990), además de distintos tipos de ollas y cántaros que posiblemente se emplearon en el transporte de agua y savia fresca de maguey, necesarias para la preparación de pulque, así como para la preparación y almacenamiento de alimentos (Los Mogotes café monocromo equivalente al tipo definido por Cobean desig nado La Luz café alisado, Xithí rojo sobre café, El Pino rojo sobre café, Ñashmi rojo sobre café y Cementerio rojo monocromo), además de piezas de la vajilla de servicio (Chapantongo rojo monocromo, Santa María rojo sobre café, y El Tanquillo café monocromo, Zúñiga acanalado, Marcos negro monocromo) ( cfr . Cervantes y Fournier 1994). Existe cerámica cerá mica anaranjada anaranjada en extremo semejante a la estudiada en Río Verde, San Luis Potosí (Michelet 1996) del tipo Amoladeras fino y son frecuentes tipos cerámicos característicos de la región de Río San Juan en Querétaro y del norte del actual actua l estado de Hidalgo en la región de Huichapan, como Rojo esgrafiado Xajay (figura 5a), 5a ), y cerámica al negativo del tipo que hemos denominado denominado Cañada café al negativo (Cervantes y Fournier 1994; Nalda 1975), que se ha encontrado asociado con vasijas Xajay en ofrendas que re retanas tanas epiclásicas ( cfr . Crespo y Saint-Charles 1996: figura 13). También hay figurillas Co yotlate yotlatelco lco (figura (figura 5b) 5b) con soporte trasero trasero y en tronos, tronos, con con tocados tocados complecomple jos o de mayor mayor sencillez sencillez portando quexquemit quexquemitl,l, semejantes semejantes en estilo estilo a las teotihuacanas ( cfr . Stocker 1983; Fournier y Blackman en prensa). Se encon encontraron traron fragmentos de vasijas no cocidas, evidencia de que en el asentamiento se produjo cerámica durante el Epiclásico, en particular el tipo Ana María rojo sobre café. La industria lítica predominante pr edominante es la de basalto la cual alcanza hasta 85% de las colecciones, además de riolita y andesita en menor proporción, ma terias primas abundantes en la localidad. Entre los instrumentos predominan los raspadores convexos redondeados o cónicos circulares y cepillos (figura 3c), cuya función inferida es la explotación del agave (Jackson 1990a, 1990b) y, probablemente, diversas variedades de opuntia, lo cual resulta r esulta razonable considerando que en zonas con baja precipitación pluvial como el valle de Chapantongo son las especies predominantes y que, en términos nutricionales, sus frutos, así como distintas partes de las plantas e incluso el maguey con la fermentación de su savia para elaborar pulque, son de importancia en la dieta ( cfr . Fournier 1995). La extracción de fibras de las pencas del agave también ha sido una actividad económica importante desde etapas tempranas en Mesoamérica y Aridamérica, en la cual fueron indispensables indispensables los desfibradores ( cfr . ibidem). Respecto a los artefactos de obsidiana que aparecen en baja proporción, se ha determinado que la materia 182
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Figura 11. a) Clara Luz negro esgrafiado. b) Coyotlatelco rojo sobre café, variante al negativo. c) Ana María María rojo sobre café, piezas encontradas encontradas en ofrendas funera funerarias rias en Los Cerritos (dibujos de Roberto Santos).
prima proviene predominantemente del yacimiento de Ucareo, Michoacán y, esporádicamente, espo rádicamente, de Fuentezuelas, Querétaro (Glascock y Neff 1999); se trata, fundamental fundamen talmente, mente, de una industria de navajillas prismáticas (figura 3b) en la que predominan las puntas de proyectil, situación análoga a la detectada en sitios ubicados en los alrededores de Xochicalco (Sorensen et al. 1989). Hay fragmentos de mica, probablemente procedente de Oaxaca, así como cuentas de diversos materiales pétreos, incluyendo serpentina (Fournier et al. 2001). Se encontraron restos de textiles de fibra de maguey (Tejeda ( Tejeda et al. 2001) identificadas en el ININ mediante microscopía de barrido, espinas carbonizadas carbo nizadas de maguey, semillas de amaranto, frijol, quelite y de maíz cónico (Fournier y Vargas Sanders 2002), además de concha nácar, al parecer de agua dulce (Luis Gómez Gastélum, comunicación personal 2001), tanto trabajada como sin trabajar.
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FECHAMIENTOS POR POR RADIOCARBONO RADIOCARBONO Hasta el momento se han fechado seis muestras de carbón recuperadas en Chapanton pan tongo. go. Estas muestras fueron seleccionadas dado que provenían de depósitos profundos en cinco unidades excavadas, por lo que se esperaba ob te tener ner fechamientos relativamente tempranos tempranos en la secuencia ocupacional de tres sectores del asentamiento Coyotlatelco relativamente próximos entre sí. La muestra CH-01, de la UE-14 (figura 12) excavada en el Conjunto 3, se recuperó en un fogón ubicado fuera de una plataforma de planta circular (Estructura 22), a tres metros de depósito cultural con servado, dado que en esa unidad existió en la etapa más tardía un basamento que cubrió un conjunto residencial estilo «compound», bajo el cual se encontró la estructura citada. El basamento fue sometido a múltiples saqueos a resultas de constituirse en una fuente de material constructivo en épocas modernas, por lo que estaba prácticamente desmontado, desmontado, aunque protegió muchos de los elementos arquitectónicos del conjunto habitacional y la platafor plataforma ma circular subyacente, misma que corresponde al evento constructivo cons tructivo más temprano en la secuencia detectada en esta unidad de exca ex ca vación. Esta fecha arrojó los siguientes resultados: 3 1 sigma 433 (600) 660 dC 2 sigma 343 (600) 772 dC La muestra CH-06, de la misma UE-14, se encontró en la matriz de una capa que corresponde al relleno de nivelación asociado con la ma nu nufactura factura de un piso de lodo con grava en baja proporción, a más de 1.5 m de profundidad; dicho piso cubre el interior de uno de los aposentos (Estructura 17-A) del conjunto residencial citado, cuarto de planta al parecer r ectangular donde se construyó una banqueta de mampostería (figura 12). El fechamiento de la muestra es de: 4 1 sigma 580 (640) 660 dC 2 sigma 530 (640) 690 dC La muestra CH-05, de la UE-13 (figura 13), a cerca de 15m al norte de la anterior unidad de excavación, se recuperó sobre un piso de lodo con escasa grava, de alrededor de 1m de profundidad, apisonado que representa uno de l os más tempranos en la secuencia estratigráfica de este sector. sector. El piso se asocia con un conjunto arquitectónico en el cual destaca un basa mento bajo con taludcornisa (Estructura 9) con un cuerpo y escalinata constituida por tres peldaños 1480 +/- 110 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 600 dC o 1350 a.p. 1430 +/- 60 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 640 dC o 1310 a.p.
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Est. 17-A t a e u q a n B
Nicho
Pórtico o n v a a d a e r a Á x c e
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Estructura 22
Patio
Estructura 19
Figura Fig ura 12. Conjunto arquitectónico en donde se observan obser van dos aposentos, uno de ellos con una banqueta (Estructura 17-A), a los que se accede a través de un espacio porticado con pilastras que se conecta hacia el sureste con un patio hundido, bajo el cual se detectó un edificio de planta circular (Estructura 22) (Dibujo de Víctor Bolaños). 185
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flanqueados por alfardas (figura 9b); el piso subyace a ese edificio cuya fachada oriental quedó velada por una serie de apisonados en los que se intruyó para la colocación de un altar (Estructura 14) donde en cuatro eventos deposicionales se colocaron un total de 12 cráneos (para una descripción e interpretación del simbolismo otomí de ese contexto ritual, véase Fournier y Vargas Sanders 2002). La fecha asociada con ese piso es: 5 1 sigma 690 (770) 790 dC 2 sigma 670 (770) 880 dC La muestra CH-07, de la UE-17, que colinda al sur con la anterior unidad de excavación, se encontró a cerca de 0.8m de profundidad bajo una serie de pisos tanto de gravilla como de lodo y de rellenos a los que subyace la fosa del entierro de un perro cachorro (figura 10) que, junto con otro cachorro y un adulto, muy probablemente se ofrendaron con motivo de la edificación de una estructura de planta circular (figura 13), con espacio interno (Estructura 27), de alrededor de 4.5m de diámetro. La fecha asociada con el enterramiento del can es:6 1 sigma 690 (720, 740, 760) 780 dC 2 sigma 670 (720, 740, 760) 870 dC La muestra CH-02, de la UE-1, unidad ubicada aproximadamente 80m al sur de la anterior en el Conjunto 4, se encontró en contacto con tepetate bajo cerca de 1.50m de depósito cultural, mismo que estaba sellado por una secuencia de dos pisos de gravilla en el interior de una estructura de planta circular. Esta muestra dio la fecha calibrada de: 7 1 sigma 770 (805) 840 dC La muestra CH-03, de la UE-22 (figura 14), localizada a 25m al oeste de la UE-1, se recuperó en el desplante de una una gran plataforma plataforma de nivelación nivelación (Estructura 32), sellada bajo una serie de pisos de lodo y rellenos asociados con una unidad residencial, bajo 1.50 m de depósito cultural. El resultado es: 8 1260 +/- 40 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 770 dC o 1180 a.p. 1270 +/- 40 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 720 dC o 1230 a.p., 740 dC o 1210 a.p. y 760 dC o 1190 a.p. 7 Esta fecha que se procesó a través de una donación de una universidad estadounidense otorgada a Patricia Fournier, fue equívocamente recalibrada y publicada por Paredes (2005: 207). 8 1280 +/- 140 a.p. sin calibrar; las fechas calibradas son 693, 699, 715, 749, 764 dC o 1257, 1251, 1235, 1201, 1186 a.p. 5 6
186
EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA
UE-3 Área no excavada Área no excavada
Área no excavada
Est. 10
Área no excavada
Área no excavada
Est. 13
Estructura 14 Área no excavada
UE 13
N
Estructura 9
Estructura 16
Piso 10 Piso 2 Piso 3 Piso 4 Piso 2a Estructura 27
Capa VIII Capa XII Intrusión Concreto
0 .2
Capa XVI Capa XIII
.5
1m
UE17-1
Figura 13. Conjunto arquitectónico conformado por un edificio con talud-cornisa (Estructura 9), un altar asociado (Estructura 14) al este, así como dos estructuras de planta circular (Estructuras 16 y 27) al suroeste (dibujo de Víctor Bolaños). 187
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Estructura 32
Fogón
N
0
.2
.5
1m
Figura 14. Detalle de una unidad residencial con un fogón, conjunto al cual subyace una plataforma masiva de nivelación (Estructura 32) con talud en su paramento suroeste (dibujo de Laura E. Chávez). 188
EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA
1 sigma 643 (693, 699, 715, 749, 764) 936 dC 2 sigma 475 (693, 699, 715, 749, 764) 1022 dC Con base en estas fechas se s e cuenta con datos que sustentan hipótesis acerca de la adscripción cronológica de lo Coyotlatelco en la región de Tula, complejo que podría ubicarse de esta manera entre aproximadamente 600 y al menos 805 dC según las fechas medias de nuestras muestras. No obstante, si se toma en cuenta que en todos los casos las fechas que aquí se reportan corresponden corr esponden a capas relativamente profundas, los depósitos superficiales podrían llegar a apor tar fechas más recientes, por lo que sería factible que, al igual que en la cuenca de México, el término del Epiclásico en la región r egión de Tula se ubicara hacia 900 dC ( cfr . Parsons et al. 1996). Llama la atención el hecho de que las fechas indican cierta clase cl ase de secuencia en distintos sectores aledaños, lo cual podría indicar que co rres rresponden ponden a áreas del asentamiento que fueron construidas en periodos distin tos, independientem independientemente ente de su profundidad, misma que se relaciona con las diferencias topográficas de la loma sujeta a múltiples nivelaciones durante el Epiclásico en Chapantongo. A escala espacial, parecería par ecería que el asentamiento muestra un crecimiento de norte a sur y que es más temprana la ocupación en el sector de Los Cerritos en su porción septentrional, la más alta en esa sección del sitio, donde se ubican espa es pacios cios construidos de mayor complejidad y monumentalidad que se han interpretado como de índole cívico-ceremonial (Chávez y Fournier 2001). Las fechas de Chapantongo muestran consistencia con aquellas del sur de la cuenca de México, pero si se toman en consideración las fechas con un rango de 2 sigma parecería que se trata de ocupaciones ligeramente más tardías que las del norte de la región de Tula, aun cuando las fechas medias indican cier to grado de contemporan contemporaneidad eidad (Parsons et al. 1996). Cabe hacer notar que a raíz de las excavaciones efectuadas en un asen tamiento del periodo Clásico que se encuentra a cerca de 12km al sur de Cha pantongo, en Tepetitlán (Fournier y Chávez 2002), en los rellenos de nivelación de un sistema de plataformas que se construyeron para modi ficar la pendiente del cerro El Calvario, donde se ubican unidades residen ciales, se recuperó una muestra de carbón cuya fecha afirma nuestra interpretación del inicio de las tradiciones epiclásicas Coyotlatelco en la región de Tula hacia 600 dC. La muestra se encontró bajo una serie de rellenos así como de un piso de cal, grava y arena, a más de 1m de profundidad, profun didad, en contextos con contenidos de cerámica tanto Tlamimilolpa como Xolalpan y asociada con la cons truc trucción ción de un muro masivo 9 de contención, dando la siguiente s iguiente fecha: 1 sigma 420 (460, 480, 520) 550 dC 2 sigma 400 (460, 480, 520) 610 dC 1570 +/- 50 a.p. sin calibrar; la fecha calibrada es 460 dC o 1480 a.p., 480 dC o 1470 a.p. y 520 dC o 1430 a.p. 9
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CONSIDERACIONES FINALES Como ya se mencionó con anterioridad, el modelo explicativo que ha sido propuesto para la región de Tula reconoce la existencia de dos sistemas difer enciales de asentamiento que tendrían implicaciones i mplicaciones cronológicas: uno contemporáneo contemporáneo de las últimas fases teotihuacanas, caracterizado por comu co muni nidades dades ubicadas en las cimas de mesas y cerros, cuya cerámica muestra analogías con complejos del norte de Mesoamérica (por ejemplo, La Mesa, Batha, El Águila y Magoni); y otro más tardío, cuyos asentamientos se localizan en terrenos bajos en el interior del valle (funda (fun damentalment mentalmentee Tula Chico, San Gabriel-Vinolas y Chapantongo) y que presentan una tra tradi dición ción cerámica análoga aná loga a la Coyotlatelco, que ha sido dividida, a su vez, en dos complejos cerámicos, Prado y Corral, cuya ubica ción cronológica ha variado en distintas pu blicaciones al respecto ( cfr . Cobean 1990; Mastache 1996; Mastache y Cobean 1990; Mastache et al. 2002). Esta propuesta era afín a las interpretaciones i nterpretaciones tradicionales del fenómeno Co yotlatelco como originado a partir partir de la migración migración de poblaciones de zonas del norte de Mesoamérica ( cfr. Branif Branifff 1972), y su sustrato empírico empí rico fue establecido en primera instancia a partir de consideraciones acerca de las características de la cultura material asociada con los distintos tipos de asentamiento, específicamente la cerámica. De acuerdo con esto, la alfarería de La Mesa (y por ende de todos los sitios sitios perteneciente pertenecientess al primer sistema de asentamiento) si bien contenía tipos decorados en rojo sobre café similares al Coyotlatelco rojo sobre café, presentaba numerosos conjuntos de ma teriales rojos y cafés monocromos que, según el modelo, no tenían antecedentes antecedentes en complejos cerámicos Coyotlatelco conocidos y mostraban afinidades con cerámicas norteñas, nor teñas, específicamente del Bajío y Zacatecas (Mastache y Cobean 1990). Estas similitudes fueron también reconocidas para las industrias líticas, así como para ciertos elementos arquitectónicos, por ejemplo estructuras de planta circular con espacio interno y pórticos con columnas o pilastras, fundamentalmente ( cfr. Mastache 1996). Por otra parte, la alfarería presente en los sitios ubicados en partes bajas difería de la anterior en que sus componentes principales mostraban analogías con otros complejos Coyotlatelco del centro de México, tanto en el nivel formal como decorativo. Cabe señalar que, posteriormente, el modelo fue apoyado con dos series de fechas de radiocarbono (cuadro 1). al. 2006) hemos discutido con mayor detalle En otro lugar ( cfr . Fournier et al. los problemas inherentes a esta interpretación. Aquí quisiéramos abundar en las implicaciones que sobre este modelo tienen los fechamientos mencionados en el inciso anterior. Chapantongo, sitio adscrito a la esfera cerámica PradoCorral (complejos Prado y Corral) y por ende asociado con Tula Chico, parece haber sido ocupado entre los años 600 y 900 dC aproximadamente, esta última fecha correspondiente al abandono de la mayor parte del asentamiento. Este rango temporal coincide con el que puede obtenerse de las series completas de fechamientos por radiocar radio carbono bono hasta ahora publicadas para La Mesa 190
EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA
(560-780 dC) y Tula Chico (560-805 dC) (Cuadro 1), lo cual no deja de ser sorprendente, pues son precisamente estas fechas las que han dado sustento a la hipótesis vigente. Es probable que originalmente algunas fechas hayan sido conside consi deradas radas anómalas y se hayan desechado. Sólo así puede entenderse que en el modelo propuesto, Tula Chico sea considerado como un sitio más tardío que La Mesa (Mastache y Cobean 1990: 10) aun cuando se cuenta con una fecha más temprana para aquel asentamiento (560-600 dC), o bien que se diga que La Mesa tuvo un periodo de ocupación tal vez menor a un siglo cuando las fechas indican que podría haber estado habitado cerca de 200 años (Mastache y Cobean 1990: 1990: 17). Por otro lado, tomando como base la serie de Chapantongo así como fechamientos recientes para Tula (Paredes 1998: 1634, 2005) (Cuadro 1), puede sostenerse que los rangos temporales de Tula Chico y La Mesa no son anómalos y que representan la cronología relativa de las ocupaciones. Si esto es así, todo parece indicar que La Mesa, Tula Chico y Chapantongo fueron comunidadess contemporáneas, fundadas prácticamente en la misma época, por comunidade lo que la hipótesis respecto a una mayor antigüedad de los sitios sobre partes altas no se sostiene y tendrá que ser reevaluada a partir de otra clase de enfoques. De hecho, descartada la distinción cronológica, las dife rencias existentes en el patrón de asentamiento y las tradiciones cerámicas pueden deberse más a factores de índole política y económica. Otro aspecto colateral relacionado con esta problemática es el que se refiere a la demarcación de las fases de ocupación para Tula Chico, con base en la seriación cerámica. Como se recordará, r ecordará, Cobean (1990) propuso la existencia de las fases Prado y Corral, a las que supuestamente corres ponderían dos complejos cerámicos diferenciados. diferenc iados. En ambos casos estaría presente la cerámica Coyotlatelco rojo sobre café, pero el complejo Prado (más temprano) contendría asimismo una serie de tipos (Ana María rojo sobre café, Guadalupe rojo sobre café y Clara Luz negro negr o esgrafiado), esgra fiado), que el autor autor considera considera como como derivados derivados de tradiciones alfareras del Bajío y que no se presentarían en el complejo posterior (Corral). En el caso de Chapantongo, Chapan tongo, las diferentes clases de depósitos excavados contienen materiales de ambos complejos y no existen elementos estratigráficoss y cuantitativ estratigráfico cuantitativos os que permitan justificar la distinción propuesta por Cobean (1990). Los tipos característicos del complejo Prado aparecen de manera recurrente en todas las unidades estratigráficas correspondientes a las distintas etapas de ocupación, ocu pación, fechadas, como ya se dijo, entre los años 600 y 805 dC (fechas medias de radiocarbono) aproximadamente. Así, parece más adecuado considerar consi derar la existencia de un solo complejo cerámico, cuya distribución en el ámbito regional muestra algunas diferencias probablemente debidas a factores de índole socioeconómic socioeconómica. a. Por otra parte, la hipótesis según la cual el origen de lo Coyotlatelco en la región de Tula pudiera relacionarse con el desarrollo desarr ollo de la llamada Cultura de las Mesas (Cedeño 1998; López et al. 1998; Polgar 1998), puede también ser 191
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reevaluada. Dicha cultura se caracteriza por un conjunto complejo de asentamientos localizados en la porción noroccidental del valle del Mezquital (región de Huichapan-Tecozautla) y que en términos gene rales muestran afinidades con ocupaciones de la zona del Río San Juan (San Juan del Río), especialmente en cuanto a las características de la cultura material asociada (Nalda 1975; 1975; Crespo y Saint Saint-Charle -Charless 1996 1996;; SaintSaint-Charle Charless 1998 1998). ). Estos sitios fueron comunidades relativamente extensas, dispuestas tanto en las partes altas de mesas, como en terrenos planos al pie de éstas, y cuentan con arqui tectura monumental, así como con zonas de habitación y terrazas. La cerámica asociada corresponde fundamentalmente a lo que ha sido deno minado complejo complejo Xajay, uno de cu yos element elementos os constitutiv constitutivos os característ característicos icos es el llamado llamado Rojo Rojo esgrafiado esgrafiado Xajay, Xajay, tipo originalmente definido por Nalda (1975). El complejo incluye, asimismo, numerosos materiales decorados en rojo sobre café, algunos similares al tipo Rojo sobre café El Mogote (Nalda 1975), vasijas hemisféricas con soportes trapezoidales trapezoi dales planos decoradas al negativo (del tipo Cañada café al negativo), además de una baja frecuencia de ejemplares análogos a tipos del complejo Prado-Corral y otros de procedencia proce dencia externa ( cfr . Cervantes y Fournier 1994), como Amoladeras fino. Hasta el momento, al sitio Zethe se le ha asignado una serie de fechas que aporta un rango de ocupación entre los años 510 y 996 dC, aproxi ma mada damente. mente. Asimismo, Cedeño (1998) publica una fecha general para la región región de Huich Huichaapan, cuyo rango cronológico se sitúa entre los años 450 y 950 dC (cuadro 1). En principio, estas fechas parecerían indicar que estos sitios fueron fundados en pleno auge de Teo Teotihuacan tihuacan y continuaron ocupados hasta el fin del periodo Epiclásico, Epiclás ico, lo l o cual podría sustentar la idea de un vínculo vínculo evolutivo evolutivo con las ocupaocupaciones Coyotlatel Coyotlatelco co de la región de Tula, sobre todo considerando las afinidades existentes entre ambos conjuntos conjun tos de sitios, que en términos cerámicos, como ya se señaló, incluyen incluyen similitudes similitudes en la vajilla ornamentada en rojo sobre café, materiales de inter in tercambio, cambio, así como la presencia de pipas acodadas, entre otros. Sin embargo, existen elementos que permiten suponer algunas anomalías en la hipótesis señalada. La información publicada hasta el momento parece indicar que el complejo cerámico Xajay es relativamente tardío en la secuencia epiclásica. Excavaciones realizadas en Cerro de la Cruz, San S an Juan del Río (cuadro 2), indican que este complejo tal vez es posterior a 750 dC (Saint-Charles 1998: 340), lo cual parece confirmarse por la presencia de otros elementos asociados con dicha cerámica, como serían placas de jade figurativas (Crespo y Saint-Charles 1996: 132) que se adscriben ads criben entre el siglo VIII y IX de de nuestra era (Ringle et al. 1998). Asimismo, el Rojo esgrafiado Xajay es escaso pero recurrente en Chapantongo y otros sitios epiclásicos de la región de Tula, al igual que Cañada café al negativo, lo cual refuerza la idea de su cronología hacia fines del Epiclásico, si bien su producción y consumo en la zona de Huichapan-Río San Juan pudo prolongarse durante el Posclásico temprano. Cabe señalar que en 192
EL EPICLÁSICO EN LA REGIÓN DE TULA
Cuadro 1. Fechamientos para sitios Epiclásicos del Altiplano Central
aliados a la esfera cerámica Coyotlatelco
Región de Tula (C14) La Mesa (Mastache 1996: 29) 560-600 dC 670-700 dC 720-780 dC
Tula Chico (Mastache 1996: 50) 560-600 dC 705-765 dC 705-805 dC 730-790 dC
Tula, La Malinche y otros (Paredes 1998: 1634) 650-750 dC
Sur de la cuenca de México1 ca . 600-950 dC (Parsons et al. 1996: 221, 223, 227) Coyotlatelco Coyotlatelco y Azteca I 400-720, 740-760 (610) dC 645-995 (785) dC 410-710 (620) dC 685-1005 (880) dC 220-1010 (640) dC 420-870 (640) dC 460-480, 520-880 (660) dC 530-820, 830-860 (670) dC 600-820, 830-860 (670) dC 560-765 (674) dC 660-942 (778, 801) dC 660-980 (790) dC 660-980 (790) dC 640-1020 (830, 840) dC Tlalpizáhuac pre 745-800 dC (Tovalín 1998: 124, 155-156) 776-924 dC (rango C14) Teotihuacan 650/750-950 dC (Manzanilla et al. 1996: 260) Coyotlatelco 660-900 (770) dC 660-1030 (870) dC Transicional Coyotlatelco/Mazapa 690-970 (730) dC 875-1195 (920) dC
Yayahuala (Rattray 1996: 216) Xolalpan y Coyotlatelco 650 dC (rango C14) 700 dC (rango C14)
Valle de Toluca 650-900 dC (Sugiura 1996: 236; comunicación personal, 2003) 600-700 dC (C14) Región de Huichapan, Hgo., 450-950 dC (Cedeño 1998: 56) Sitio de El Zethé (rango C 14) (Polgar 1998: 47; Morett et al. 1994) 1
C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado.
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la región de Tula ninguno de estos tipos se ha detectado en sitios del Posclásico temprano. Por otra parte, el tipo Amoladeras fino que en San Luis Potosí se ads cribe fundamentalmente al complejo Río Verde B ( ca. 700-1000 dC) (Michelet 1996: 223) resulta ser un marcador cronológico importante para ocupaciones coetáneas con las epiclásicas de los asentamientos de la Cultura de las Mesas así como en otros de la región de Tula; por ejemplo, es rela ti vamente vamente común común 10 en Chapantongo, además de aparecer en El Águila. Con base en los señalamientos anteriores no parece posible justificar un origen or igen de lo Coyotlatelco en la región de Tula relacionado con las ocu paciones Xajay del norte de Hidalgo y del sur de Querétaro. Más bien debería considerarse que entre las unidades de asentamiento asentamiento de la región de estudio y aquellas que parecen manifestar nexos con el Bajío, debieron existir distintos mecanismos de interacción que implicarían el flujo de bienes cerámicos y el acceso a obsidiana de yacimientos michoacanos michoacanos con un énfasis en la industria de navaj navajas as prismátic prismáticas. as. Ahora bien, no es posib posible le descartar descartar que que el origen origen de de la Cultura de las Mesas se remonte hasta el periodo Clásico, tal como sucede con las ocupaciones de San Juan del Río (Nalda 1975), pero con la información disponible no es factible evaluar los vínculos de estas poblaciones tempranas con las de la región de Tula. Otro punto de particular relevancia se refiere al carácter y adscripción cronológica de los asentamientos Coyotlatelco de la cuenca de México pues, si se comparan las fechas reportadas para la región de Tula con las que pre sentan Parsons, Brumfiel y Hodge (1996) para la subregión de Chalco-Xochimilco, las poblaciones epiclásicas de estas áreas resultarían ser prác ticamente coetáneas. Lo anterior pone nuevamente en debate la hipó tesis tradicional de la génesis de lo Coyotlatelco, pues lo que antes se consi deraba como un antecedente, es decir las secuencias del estado de Hidalgo y del sur s ur de Querétaro, resultan ser contemporáneas de las de los valles centrales e, inclusive, de las de la periferia norte de Mesoamérica ( cfr . Gómez Gastélum 1999; Kelley y Kelley 2000; Jiménez Betts 2005). Asimismo, Asi mismo, estas fechas entran en conflicto con la secuencia comúnmente aceptada para Teotihuacan, específicamente en lo que se refiere a la fase Mete pec, por lo que Cowgill (1996) recientemente ha reevaluado su ads cripción discutiendo discutiendo una probable contemporaneidad entre esta fase, reasignada entre 550 y 650 dC, y lo Coyotlatelco en el caso del noroeste de la cuenca, inclui da la región de Tula. Independientemente Independientemente de la validez o ubicación temporal temporal de la fase fas e Metepe Me tepec, c, en este mismo volumen se aporta información que podría modificar apreciaciones tanto cronológicas como procesuales, al considerarse que el colapso de la gran urbe se ubicaría hacia 600 dC (véase el capítulo de Linda Manzanilla en este volumen). Diana Zaragoza y Patricio Dávila identificaron este tipo entre nuestras colecciones.
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En suma, concluimos que la hipótesis tradicional resulta ser simplista y mecanicista, al postularse que el origen de lo Coyotlatelco se asocia con migraciones mi graciones de poblaciones norteñas provenientes sea del Bajío o de Mesoamérica marginal, las cuales contribuyeron a la declinación de Teotihuacan e impusieron en amplias regio re giones nes nuevas pautas culturales, sin que quede claro no sólo qué ocurrió ocurrió con los grupos que se relacionaban directa o indirectamente con el ámbito de acción teotihuacano, sino también qué tipo de pro cesos socio so ciode demo mográ gráficos ficos estuvieron involucrados. En realidad, en términos sociológicos, el fenómeno debió haber sido mucho más complejo e involucró no solamente movimientos poblacionales, sino también múltiples meca nis nismos mos de interacción como el intercambio de información de bienes y el carácter de las relaciones sociopolíticas (Hegmon et al. 2000: 4), los cuales sería difícil ubicar temporalmentee en términos absolutos Los fechamientos que hemos discutitemporalment do, indicadores de la contemporaneidad de las ocupaciones Coyotlatelco en los valles centrales, permiten ubicar de manera relativa la consolidación de es te nuevo sistema epiclásico, sin que posibiliten evaluar los factores causales de los procesos que inciden en los desarrollos socioculturales de la época, mismos que debieron ser multi mul ti variados. variados. Las poblaciones epiclásicas que intervinieron en esas diná dinámicas micas del Epiclásico tanto en la región de Tula como en el valle de Toluca fueron de filiación otomí, grupo biolingüístico que habitaba en esas zonas al menos desde el periodo Clásico ( cfr . Fournier y Vargas Sanders 2002; Sugiura 2005a, 2005b). Por último, cabe señalar que en términos generales, si evaluamos el conjunto de fechas publicadas para ocupaciones del Epiclásico, indepen dientemente de que en la mayoría de los casos sea difícil definir si están o no calibradas y si el rango es de 1 o 2 sigma, en sitios de Mesoamérica e inclusive su periferia norte y desde aquellos que al parecer mantuvieron ciertos nexos con Teotihuacan como Cacaxtla-Xochitécatl, Cholula, Xochicalco Xochi calco y sitios del sur de Michoacán, hasta aquellos alejados como Cantona, Tajín, Monte Albán, Chichen Itzá, La Quemada y Chalchihuites (cuadros 2 y 3), todo parecería indicar que el Epiclásico debería adscribirse entre 600/650 y 900/950 dC. .
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Cuadro 2. Fechamientos para ocupaciones epiclásicas con presencia de materiales
análogos al Coyotlatelco
Cerro de la Cruz, San Juan del Río, Querétaro (C 14) (Saint-Charles 1998: 340) 650-750 dC Cacaxtla/Xochitécatl1 650-950 dC (Serra y Lazcano 1997) 632-774 dC Cacaxtla (López de Molina 1981) 603-692 dC (rango C14) 653-845 dC (rango C14) Huapalcalco (rango C14) 650-900 dC (Gaxiola 1999: 47) 643-775 dC 645-759 dC 650-890 dC 665-800 dC 673-797 dC 679-801 dC 773-889 dC Cholula1 700-950 dC (Cerro Zapotecas) (McCafferty 1996: 302) 348-1026 (670, 685) dC 544-980 (689) dC Xochicalco: 700-850 dC (González Crespo et al. 1995: 235), 650-900 dC (Hirth (Hir th y Cyphers 1988: 44-46; López Luján 1995: 43) 475-605 dC (rango C14) 605-705 dC (rango C14) 645-815 dC (rango C14) 770-970 dC (rango C14) 875 dC (C14) Valle de Ucareo, Michoacán (Healan 1998) 600-900 dC 2 C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado. Sin fechamientos disponibles de C14.
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Cuadro 3. Fechamientos de radiocarbono para ocupaciones epiclásicas
Cantona 600-900/950 dC1 (Cook y Merino 1998: 214) 560-(646)-765 dC 654-799 dC 664-(675)-775 dC 776-994 dC Tajín 700-1000 dC (Brüggemann y Ortega 1989: 168; Ringle et al . 1998: 188) 906-982 dC2 887 dC3 Monte Albán/Lambityeco, fase Xoo 600-800 dC 3 (Lind 1991-1992: 180, 188) 690 dC 700 dC 720 dC 730 dC 740 dC 755 dC Chichén Itzá (Ringle et al . 1998: 191); 780-1000 (891) 4 dC La Quemada: 600/650-900 dC (Jiménez Betts 1998: 299); 600-800/850 dC (Trombold 1988: 392, 397); 600-900 dC (Nelson et al . 1992: 298, 301) 604-776 dC5 600-840 dC2 679-898 dC5 780-1020 dC 5 660-880 dC 5 660-870 dC 5 680-980 dC 5 770-990 dC 5 680-910 y 920-950 dC 5 Chalchihuites: 750-850 dC 5 (Gómez Gastélum 1999:309) C14: Edad calibrada con segunda desviación y punto medio calibrado. 2 Rango C14. 3 C14. 4 C14: Edad calibrada con primera desviación y punto medio calibrado. 5 C14 : Edad calibrada con segunda desviación. 1
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PATRICIA PA TRICIA FOURNIER, JAMES BLACKMAN Y JUAN JUAN CERVANTES ROSADO
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