A V E U N UNA N Ó I C A C ED U
A C I L B P Ú
E L I H C PARA
| COMPROMISO POR UNA NUEVA EDUCACIÓN ( www.compromiso.cl )
UNA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA PARA CHILE Santiago, Septiembre de 2014
| CONVOCA
Compromiso por una Nueva Educación www.compromiso.cl | ORGANIZA
Fundación NodoXXI www.nodoxxi.cl | AUSPICIA
Fundación Heinrich Boll www. http://cl.boell.org/es
Diseño y diagramación: Comunicaciones NodoXXI Fundación NodoXXI Los Piñones 050, Providencia, Chile www.nodoxxi.cl
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CONSEJO DIRECTIVO
UNA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA PARA CHILE
LA SOCIEDAD CHILENA ESTÁ EXPECTANTE ANTE LA REFORMA EDUCACIONAL Como es sabido, bajo la institucionalidad educativa impuesta por la dictadura y vigente hasta hoy, la educación chilena se ha transformado en un mercado que
es único en el mundo. Con los años, tal arreglo produjo una enseñanza escolar y superior desigual y segregada, de insuficiente calidad y de escasa contribución -salvo excepciones- a la creación de cultura y ciencia. Es decir, fracasó en sus promesas fundamentales: no creó una mejor educación ni tampoco nos hizo más libres.
Gracias a los estudiantes, a una ciudadanía activa, y a la amplia movilización de diversos actores sociales y educacionales, hemos conquistado la posibilidad de una reforma educacional democrática.
Las autoridades se han comprometido públicamente con estos cambios. Manifestamos satisfacción por ello. Pero a pesar de que están las bases para un genuino acuerdo social y democrático por la educación, y reconociendo las instancias de diálogo social que la reforma ha producido, hasta hoy -por distintos motivos- este acuerdo no ha podido concretarse.
Quienes suscribimos este manifiesto, provenientes de diversos mundos ligados a la educación y con posturas políticas diversas, compartimos una preocupación por este hecho y nos hemos propuesto contribuir a superarlo. Aunque los chilenos no consintieron la implementación del mercado educativo, sus consecuencias y su superación son hoy, en un sentido amplio, una 5
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responsabilidad pública que no podemos eludir. Valoramos los principios de lo que hasta ahora ha planteado la reforma. Terminar
con el financiamiento compartido, superar el lucro, abandonar prácticas selectivas y discriminatorias; todo ello -más allá de los mecanismos concretoses bien recibido. Pero queremos subrayar que lo esencial es un cambio de modelo educativo y cultural, cuya realización
tomará tiempo y se conseguirá de manera paulatina: debemos superar la concepción de la educación como mercado para entenderla como el mayor
acervo de bienes y fines públicos, y como un derecho que el Estado debe garantizar y asegurar.
La tarea central entonces es construir una nueva educación pública. Esto nos obliga, a su vez, a reconsiderar lo que hasta hoy hemos entendido como público.
En el marco del Estado subsidiario, la educación es un bien de responsabilidad individual. Lo público se reduce a las reglas y subsidios que se aplican a los privados. Los fines y medios de la educación no son responsabilidad consciente de los ciudadanos -tarea directa de las instituciones públicas-, sino que están entregadas a decisiones individuales y a la competencia mercantil regulada por el Estado.
Debemos sacudirnos de estas estrechas y obsoletas concepciones. Más Estado subsidiario y regulación pública no implican necesariamente menos mercado; tampoco acabar con el modelo actual. No basta con
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entregar más recursos a las instituciones estatales -de nivel escolar o superior- sin transformar las bases del modelo en que se encuentran y el tipo de relación entre ellas que este impone. Para pasar de la educación de mercado
a la educación de los ciudadanos, debemos transitar de un modelo donde la educación es esencialmente particular y competitiva -incluso la estatal- a uno donde sea esencialmente colaborativa y democrática, incluso la particular. Donde la nueva educación pública sea el espacio de encuentro de los chilenos.
Este camino no será fácil. Nunca los cambios importantes lo han sido. Ha habido otros momentos en que una poderosa minoría intentó presentar su postura como natural e insuperable. Hoy, como ayer, la posibilidad de avance se encuentra en la amplia confluencia de las fuerzas democráticas.
La lucha actual por la educación pública expresa los esfuerzos de las generaciones precedentes a las que debemos la democracia y la libertad -aún limitadas- que hoy disfrutamos. La educación pública acompañó desde un inicio la construcción republicana y también fue fundamental en el proceso de expansión democrática del siglo XX, interrumpido por la dictadura militar. No es casualidad que los chilenos hayan hecho suya la consigna de “educación
pública, gratuita y de calidad”. La educación pública está íntimamente ligada a la historia de nuestra democracia. Depende de nosotros reimaginarla y proyectarla al futuro×
UNA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA PARA CHILE
¿QUÉ SIGNIFICA UNA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA? El camino de la nueva educación pública no está escrito. Es imposible -e indeseable- repetir viejas fórmulas, sean
las propias del siglo XX o el agotado diseño subsidiario actual.
“Si algo define a lo público hoy, es que constituye expansión y fortalecimiento de la democracia. No sólo como orden institucional, sino también como convivencia cotidiana”
Si algo define a lo público hoy, es que constituye expansión y fortalecimiento de la democracia. No sólo como orden institucional, sino también como convivencia cotidiana. Sin esta condición democrática, lo público resulta siempre apropiado por alguien. Con el predominio tecnocrático y de intereses privados en la discusión social y política, como ha ocurrido en Chile, el Estado mismo puede dejar de expresar lo público.
Con este horizonte, planteamos el ideario que creemos dará continuidad y significado a la nueva educación pública.
También proponemos los primeros pasos para su concreción.
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• LA BASE INSTITUCIONAL DE LA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA:
Toda la educación tiene una dimensión pública. Ello obliga a robustecer las
normas que rigen al conjunto del sistema, estableciendo -en un inicioel fin de las orientaciones lucrativas y exigencias de pluralidad social y de democracia en todas las instituciones que cuenten con reconocimiento oficial.
Debemos dejar de concebir las instituciones particulares como mercado, para entenderlas -en todos los niveles- como proyectos culturales diversos. Los ciudadanos en una discusión democrática y deliberativa determinarán las condiciones -de democracia, calidad, pluralismo e inclusión social- bajo las cuales podrán sumarse a la tarea de la educación pública. Será entonces una discusión ciudadana y democrática la que determinará los compromisos de financiamiento con ellas y sus modalidades; y no, como se asume ahora, el criterio de subsidio a la demanda.
Recuperar el sentido público de la educación obliga a una presencia predominante del Estado como proveedor en todos los niveles educativos, tanto en educación escolar como superior universitaria, profesional y técnico-profesional. Pero un mayor peso del Estado en la educación exige mayor apertura
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del Estado mismo a sus ciudadanos. No sólo para que fiscalicen o exijan el cumplimiento de sus derechos, sino también, y principalmente, para que determinen la orientación de los procesos educacionales. Es el Estado democrático, así concebido, la expresión fundamental de la libertad de enseñanza.
No se trata de negar los proyectos particulares. Tanto un Estado abierto a sus ciudadanos en el plano educacional,
como los proyectos particulares democráticos, son garantía de libertad. Se trata de reconocer que un sistema
de provisión mixta -con centralidad estatal- en una sociedad democrática es positivo, siempre que no se confunda libertad de enseñanza con libertad de empresa.
Para que la educación no estatal sea parte de la esfera pública, debe asumir comportamientos propiamente públicos y estar sometida a una regulación democrática que haga compatibles sus fines y medios particulares con los de la sociedad en general. Lo anterior significa, entre otras cosas, que la conducción general del sistema que conformen las instituciones del Estado y las no estatales que se sumen a la labor pública, no puede entregarse ni al mercado ni a agencias técnicas. Debe ser asumida como una labor política de las instituciones democráticas×
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• LA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA COMO REALIZACIÓN DE LA DEMOCRACIA:
El conocimiento y la cultura son patrimonio de la sociedad. La democracia, en la nueva educación pública, es determinación ciudadana sobre esta enorme riqueza colectiva,
En el nivel escolar, esto implica involucrar activamente a las comunidades educativas -profesores y trabajadores, apoderados y estudiantes- en la elaboración de su
la principal de nuestra época.
proyecto y gestión cotidiana.
Como sociedad, hemos aprendido que los desempeños académicos no provienen principalmente de talentos naturales, sino que dependen de procesos sociales. El conocimiento no puede pertenecer a unos pocos –sea
En el nivel superior hay que avanzar en promover la deliberación crítica y la participación activa de sus comunidades. En ese sentido, valoramos la derogación de las trabas que había impuesto la dictadura a la participación estudiantil en las universidades.
que definan éstos por poder económico o mérito- ni la democracia reducirse al modo en cómo lo administran.
Una nueva educación pública debe dotarse de un plan nacional de desarrollo común a sus instituciones, en el que colaboren articuladas en un diseño sistémico coherente y no compitan unas con otras. Este plan debe formularse en concordancia con una estrategia nacional de desarrollo, dando cuenta de problemas globales y garantizando una efectiva descentralización política y curricular. En su elaboración deben ser convocados los actores sociales, institucionales y la ciudadanía en general. La democracia en la educación pública debe estar presente en las instituciones mismas.
La autonomía universitaria debe asumirse no como defensa de la propiedad privada o de un derecho adquirido, sino como autodeterminación democrática de las comunidades académicas en el contexto del mandato general que les da la sociedad. En especial, en las universidades estatales, debe asegurarse espacio en ellas para los requerimientos generales de la sociedad, expresados en el Estado democrático.
Se deben, además, democratizar los mecanismos de acceso a toda la educación superior×
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• UNA EDUCACIÓN PÚBLICA CON PERTINENCIA Y CALIDAD INTEGRAL:
Hoy, las políticas de mejoramiento de la calidad se reducen a mecanismos de medición y acompañamiento a cada institución por separado. Este modelo ha promovido un concepto de calidad reducido a desempeños técnicos expresados en indicadores, y ha tenido resultados insuficientes incluso bajo sus propios parámetros.
Debe ser la nueva educación pública, en los hechos, el estándar de calidad que conduzca a toda la educación chilena.
La calidad en un sentido integral debe combinar tanto el mejoramiento de los desempeños académicos como la construcción de una convivencia cívica más sólida en base a valores democráticos.
son esenciales para el mejoramiento de la enseñanza obligatoria.
La nueva educación pública asumirá el problema de la calidad no como quien debe medirla y garantizarla técnicamente en un tercero, sino como
quién debe producirla por sí misma en un sentido integral. Para eso, debe pasar de ser un conjunto de instituciones aisladas -como es hoy- a constituir un sistema global y coherente. Abordará de este modo el problema de la pertinencia, planificando racionalmente su desarrollo
y sus contenidos, y el de la calidad, aprovechando su potencial colaborativo y asegurando las mejores condiciones de trabajo para quienes se desempeñen en ella.
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En el nivel escolar, en un inicio, se debe llevar a los docentes a niveles salariales propios de los profesionales, así como garantizar condiciones de trabajo que permitan un genuino desarrollo profesional. Estas medidas
En el nivel superior se debe partir por resolver la actual condición precaria de muchos docentes y académicos, y propender a una articulación más virtuosa entre docencia e investigación. Un mayor desarrollo de la pedagogía y de la investigación en educación es fundamental. Universidades y escuelas públicas deben estar estrechamente ligadas, promoviendo una reflexión sustantiva sobre el sentido de la educación.
La formación de los docentes debe ser una labor preferente de la nueva educación pública y concentrar mayores recursos humanos y materiales. Esto
debe abordarse con una estrategia impulsada por el Estado y los actores de la sociedad involucrados×
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• RECURSOS PÚBLICOS A LA ALTURA DEL DESAFíO DE LA NUEVA EDUCACIÓN PÚBLICA:
La sociedad ha manifestado un amplio consenso en que la educación es un derecho. Si superamos el estrecho marco de las políticas subsidiarias, el derecho a la educación no se concibe meramente individual sino social. Por lo mismo, su garantía no pasa por un subsidio a cada persona o familia para su realización en el mercado. El derecho a la educación es un derecho cívico fundamental, responsabilidad de toda la ciudadanía, y no de cada quien por separado. Es un derecho público.
Esto obliga a garantizar tal derecho a través de la provisión pública de educación -con el papel central que esto supone de la educación estatal-, incluyendo en esta esfera a las instituciones no estatales que se sumen al ámbito público. La gratuidad, entonces, es consustancial a la educación pública, y no puede ser entendida como un instrumento que fortalezca el actual mercado educativo.
Hay que superar la lógica de subsidio a la demanda en la gestión de los recursos fiscales destinados a la educación pública, avanzando progresivamente hacia el financiamiento directo y basal a las instituciones. En un inicio, se deben introducir las modificaciones necesarias para que el incremento presente y futuro
de los recursos a la educación pública no fortalezca instrumentos que se pretende
superar -subsidios a la demanda en los niveles escolar y superior-, y sea canalizado a través de aportes basales incrementales.
En el nivel escolar, por su condición obligatoria, la gratuidad debe extenderse en un inicio a todas las instituciones, sean estatales o privadas colaboradoras con la función pública. Sin embargo, el Estado tiene la obligación de garantizar para todos la opción a una educación estatal de calidad.
En educación superior, la gratuidad debe aplicarse a las instituciones estatales y a aquellas no estatales que se sumen a la labor pública. Debemos pasar de entender su financiamiento como una inversión privada, a entenderlo como una inversión social. Así, el financiamiento de la educación superior pública deviene responsabilidad colectiva, lo que implicará, en el tiempo,
una mayor carga tributaria para los individuos de altas rentas y también para las grandes empresas. Las instituciones de la educación pública, ante el desafío que impone su nueva
centralidad en la educación chilena, deben estar más abiertas al control de la sociedad×
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• LA EDUCACIÓN PÚBLICA COMO EL NUEVO ACTOR DINAMICO DE LA EDUCACIÓN CHILENA:
Los recursos del Estado no pueden estar a merced de los impulsos inorgánicos
del mercado, sino que deben estar a disposición de sus ciudadanos y de la institucionalidad que les es propia.
Deben establecerse, en lo inmediato, mecanismos que obliguen a que cualquier expansión o fundación de nuevos planteles particulares -que colaboren con la función pública- responda a necesidades y particularidades sociales y no de mercado. La expansión de la educación pública en todos los niveles deviene, entonces, el eje del desarrollo futuro de la educación
chilena. En especial la expansión de la educación del Estado. Ello implica planificar el crecimiento de la educación pública -escolar y superior- en función de las necesidades del país, aprovechando
el potencial colaborativo de las instituciones hasta ayer desperdiciado en la competencia de mercado.
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En las universidades, en el contexto del Estado subsidiario, las políticas de creación cultural y científica se han transformado en pequeños subsidios a proyectos aislados y competitivos. Aunque ha habido un enorme esfuerzo
en aprovechar tales recursos, el resultado no ha sido satisfactorio.
Se debe pasar a una nueva política científica y cultural colaborativa y de largo plazo, que ponga el potencial intelectual del país a investigar y elaborar sobre sus temáticas más sentidas. Esto deberá ser una función consustancial -aunque no excluyentede las universidades públicas complejas, entregando el Estado aportes basales a las instituciones con este fin×
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HACIA UN AMPLIO ACUERDO SOCIAL POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA La nueva educación pública no surgirá de la simple agregación de medidas técnicas ni de planes específicos de apoyo a las instituciones estatales y/o tradicionales.
Su horizonte democrático debe ser también su punto de partida. Las respuestas técnicas de expertos no convocarán el consenso necesario para realizar esta reforma. Tampoco lo hará un acuerdo político estrecho que no dé cuenta de la mayoría democrática de la ciudadanía, incluidos en ella los actores sociales que han posibilitado esta oportunidad de cambio.
Una reforma que pueda ser una respuesta legítima al conflicto actual sólo es posible si expresa un amplio acuerdo social por la educación.
Las autoridades pueden y deben apoyarse en la sociedad, convocando a los actores sociales e institucionales a un espacio deliberativo que pueda acordar
una hoja de ruta para construir una nueva educación pública. Se debe definir en este espacio un horizonte común y los primeros pasos, elaborándose en base a ellos las modificaciones institucionales, de política y de financiamiento respecto de la educación pública que se envíen
al parlamento o se implementen directamente. 13
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Como todo acuerdo sustantivo, dicha hoja de ruta -independiente de su concreción posterior en la discusión legislativa- deberá implicar un compromiso cívico entre quienes la suscriban.
Este manifiesto busca ser un aporte para el encuentro de esa diversidad democrática en un amplio acuerdo social. Pero ni este ni ningún otro esfuerzo puede sustituirlo. Son los actores sociales legítimos y las autoridades políticas quienes tienen la posibilidad y el deber de llegar a un entendimiento público.
La educación pública, hemos dicho, ha estado presente en cada paso adelante que los chilenos hemos dado por democracia y libertad. Que la educación pública toque la puerta una vez más es porque anuncia, en esta hora precisa, el futuro de nuestra democracia.
Educación pública no es volver al pasado. Tenemos la oportunidad de tomar lo mejor de nuestra historia y realizar sus promesas. De ingresar por la puerta ancha a la nueva sociedad del conocimiento, de desplegar en ella las potencialidades que anidan en los ciudadanos y que han sido desperdiciadas por viejas y nuevas injusticias sociales.
Ha llegado la hora de la educación pública ×
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