s a nadie. 1 º -OO. Sería muy largo de olintios a que desterrara a Apolo- contar cómo Eufreo sufrió del puenides. , · 1·u blo t odas las injurias e insultos; 57 . y no es Olinto 1a uruca c - pero un año antes de la toma de dad en que estas costuml?::es causa- la ciudad, denunció como traidores l'On todos los males. Tambien ~ Ere- a Filístides y los suyos, porque se tria después que el pueblo, llbe.:rad,..o había dado cuenta de '10 que hade Plutarco Y de sus mercenanos , cían. Reunidos entonces muchos indominaba la ciudad Y Portmo, unos dividuos, que tenían a Filipo por jefe y patrono, oondujeron a Eufreo - u--se refiere el orador a los jefes de la a la prisión por perturbador de la 61. Al ver esto ,el pueblo caballería Eutlcrates Y Lastenes, que poco ciudad. antes de Ía caída. de Olint o eutreguon q ui- de los oreitas, en vez de ayudar a uno nient os Jinetes a F!llpo, deserción que c~n trlbuyó grandemente a l a t oma de la c u- y apalear a los otros, no sólo no se dad por el caudillo macedonio. Apolónides indignó con ellos sino que dijo qu.e era jefe del part.!do dem ocrático; por ser Eufreo lo tenía mer.ecido y se alegro. partidario de Atenas le fue concedida la En lo sucesivo, aquellos individuos, cludadanla ateniense. u Tlra.no de Eretrla, en cuya. ayuda en- con libertad para realizar lo que quevió Atenas ur. cuer po expedicionario. Plutarco encontrándose en situación apurada, se pa'só al enemigo y ca.usó a los atenienses ,. Este persona je !ue discípulo de Platón graves dafios. Euriloco y Parmenlon, cita- y consejero de P &rdlcas, hermano y prededos más abajo, eran dos famosos generales cesor de F!Upo. de Fllipo.
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DEMOSTENES.-1. ARENGAS.-'l'ERCERA DF.l\'!OSTENES Y
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rían, h~cían todos los preparativos que le había de salvar, aunque se Y trabaJaban para que la ciudad fue- crearan enemistades. Y finalmente el se tomad·a. Y si alguno del pueblo pueblo hubo de soportar muchas cose ~aba cuenta, aterrorizado icallaba sas, no por gusto ni por ignorancia al recordar la suerte ~e Eufreo. Por- sino porque había de someterse desque estaban tan abatidos que a pe- de el momento en que se considerasar . del desast.r~ que se a~ecinaba, ba .completamente derrotado. nadie se atrev10 a pron1:1nc1ar p.ala65. Esto, por Zeus y Apolo, es lo bva, hasta que ~os en~~1gos con to- ¡· que temo que os ocurra, cuando os dos los preparativos m11Itar·es se pre- deis cuenta, en vuestras reflexiones, se~taron ante los muros. Entonces, de que ya no podéis hacer nada Y llli~~tras unos se defendían ?tros les cuando veo a los ·q ue os conducen a t~a1c1onaban . 62. Y despues que la este paradero, me avergüenzo más ciudad fue tomada de una mane- que horrorizo; .pues a sabiendas o ra tan yergonz?s'.1- y cobarde, aque- por ignorancia arrastran a la ciudad llos gobiernan tiramcamente hab1en- a una peligrosa situación. ·Ojalá 1 do desterrado o muerto a los que nunca lleguemos atenienses a tal p~ra salvarse a sí mismos estaban extremo! Porque ' morir es mh veces dispuestos a hacer cualquier cosa con mejor que hacer algo por adular a Eufreo; y en cuanto a este, se dio Filipo o entregar a ninguno de los muerte a sí ~is~o. testimoniando que hablan en vuestra defensa. ¡Excon su .a~º la J~t1c1a y pureza de celente premio el que ha recibido el s~ opos1c10n a F1llpo en b1~n de s~ pueblo de los oreítas por confiarse ciudadanos. 63. Ahora bien, ¿.cual a los amigos de Filipo y rechazar a fue}a causa, preguntaréis tal vez ex- Eufr.eo! ¡Excelente también el de los tr~nado s, de que los olintios, ere- eretrienses, por haber expulsado a tri_enses. y oreitas es?uch.asen co_n vuestros embajadores y entregarse a ~las agrado a los partidarios de F1- Clitarco! Ahora estián esclavizados. y hpo que a los defensores de sus pro- los azotan y degüellan. ¡Buena inp10~ mtereses? Pues por la núsma dulgencia ha tenido con los olintios razon que entre nosotros ocurre que una vez que eUgi·e ron ip.iparco a los que hablan para vuestro bien no Lastenes y desterraron a Apolóni67. Locura y cobardía es tecons1guen agria.daros aunque quie- des! ran. En efec~o, ell9s tien en nec~si- ner tales esperanzas y que quienes d_ad d~. exa~nar como se salvara la toman decisiones perjudiciales y no s1tuac10n, . mientras que los otros quieren hacer nada de lo que concon _las mismas palabras ·Con que os vi-ene, pero sí escuchar a los que hadele1tan, ya . cooperan -con Filipo. blan en defensa de los enemigos, 64. , Unos pedian impuestos, .los otros crean que habitan una dudad tan dec1an que no era necesa.rio; unes gra:r:de que, pase lo que pase no suque se luchara y n.o se fiaran, los friran daño alguno. 68. y además otros que se mantuviera la paz, has- la vergüenza de t ener que
entonces las hubieran previsto, no guerra tiene lugar contra un homhabrían sucumbido. Y muchas tam- bre y no contra la fuerza de un bién los oreite.s y los focenses y to- estado constituido, no es inútil el dos los que han caído. Pero ¿de qué tiempo, como tampoco lo fueron las les sirve ahora? Mientras la nave es- embajadas del año pasado al. Pelotá a flote, sea. grande o pequeña, es poneso, y las a cusaciones que por tunecesario entonces que los marinos, das partes hemos llevado yo y Poel piloto y todo el mundo se afanen lieucto, este buen patriota y Hegesiresueltamente y procuren que nadie, po, y los otros embajadores, desde el con o sin intención, la hagia, zozo- momento en que le hemos obligado brar; pues después que el agua está a detenerse y a no marchar contra sobre cubierta, vano es todo em- Ambracia ni lanzarse sobre el Peloponeso. peño." 70. Así, pues, atenienses, también ·73. Ciertamente, no digo que exnosotros mientras estamos a salvo y hortéis a los demlás, si vosotros no disponemos de una poderosa ciudad, queréis hacer en interés propio lo muchísimos recursos y una bellísima que es necesario; pues sería ingenuo reputación, ¿qué debemos hacer? que descuidando nuestros propios inQuizá alguno de los que están senta- tereses pretendiésemos cuidarnos de dos hace tiempo que me lo habría los otros, y sin ocuparnos del prequerido preguntar. Por Zeus, se lo sente, suscitáramos el temor de los diré y presentaré una propuesta por restantes para el futuro. Yo no digo e.scrito, para que la votéis, si os place. esto, sino al contrario afirmo que En primer lugar, defendemos nos- debemos mandar dinero a los que otros mismos y preparamos con están en el Quersoneso y hacer todo trirremes, dineros y soldados-pues cuanto nos piden y prepararnos, y aun cuando todos los restantes hele- cuando seamos los primeros en hanos estén de acuerdo con la esclavi- cer lo que conviene, entonces invitud nosotros hemos de luchar por la tar, reunir, informar, reprender a libertad. 71. Y cuando hayamos los demás helenos. Y esto es lo propuesto de manifiesto que t enemos pio de una ciudad que tiene la digpreparadas todas estas cosas, exhor- nidad de la nuestra. 74. Pero si temos a. las otras ciudades y envie- creéis que los calcidenses o megamos embajadores a todas partes pa- renses salvarán a la Hélade, cstláis ra que informen, al Peloponeso, a equivocados. Ya se contentarían si Rodas, a Quíos, incluso, digo, al rey pudieran salvarse por sí solos. Mas -porque tampoco a él le es indife- ello os incumbe a vosotros, pues es a rente dejar que Filipo lo revuelva vosotros a quienes los ante.pasados todo-, a fin de que si los conven- han legado este honor que conquiscéis, tengláis quienes compartan con taron a costa de muchos y grandes vosotros los peligros y los gastos, sl peligros. 75. Pero si cada uno peres necesario; y si no, ganéis al me- manece inactivo, tratándo sólo de nos tiempo. 72. Pues cuando la hallar lo que desea y estudiando la manera de no hacer nada personalmente, ante todo no encontrará H Simil t an tM veces citado de la n ave quien se lo h aga. Pues de existir h adel Estado, p eri) que en boca de Demóste- ce tiempo que se habría encontrado, nes adquiere gran fuerza persuasiva.
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ya que no queremos hacer nada po!.' es el decreto que propongo. Creo que no:Sotros m1sm~s; pero ese tal no si se cumplen, podremos todavía resex1ste. Y despues temo que lleg~e el t~blecer la situación. Mas si alguien ~omento :,n que tengamos necesidad tiene algo mejor a proponer, que . e hacer c:L una vez todo lo que aho- lo diga y nos aconseje. y lo que vosra no queremos. . otros decidáis, sea, ¡oh, dioses to76. Estas son mis palabras, este 1 dos!, lo que más convenga.
FIN DE LA "TERCERA FILIPICA"
CUARTA FILIPICA * ** l. Considerando, atenienses, que deliberáis acerca de cuestiones importantes y necesarias para la ciudad, in~ntaré decir sobre ella lo que creo útll 1. No son pocos los errores que han motivado esta embarazosa situación, ni breve es el tiempo en que se van acumulando; pem nada irrita tanto en el presente como el que vuestro pensamiento está lejos de los acontecimient os y que solo· os interesáis por vuestros asuntos mientras estáis sentados
en toda ocasión vencemos y aventajamos a todos con la palabra. 3. Ahora bien: ¿Es que a consecuencia de esto le van mal los asuntos a Filipo y a vosotros bi·en? Ni muchísimo menos. Pues después que él, habienda tomado Las armas, se pone en marcha dispuesto a jugarse todo lo que tiene, y que, en .cambio, nosotros permanecemos inactivos, unos habiendo dicho lo que era justo y otros habiendo escuchado, es natural, creo, que los actos aventajen a las palabras y todos atiendan, no a lo que hayamos dicho o podamos justamente decir, sino a lo que hacemos. Y este proceder no puede salvar a ninguno de los que él atropella, pues ya no tienen necesidad de discursos. 4. El resultado de todo ello es que la política de nuestras ciudades se divide en dos partidos: el de los que no quier'.')n ni imponer su dominación con la fuerza a nadie ni ser esclavos de otro, sino gobernarse libre y equit ativamente según la ley, y el .de los que desean mandar a sus conciudadanos y obedecer solo a un tercero, por medio del cual creen que podrán realizar sus planes. Los que pertenecen a este partido, los que ambicionan ser tiranos o caudillos, dominan por todas partes y no sé si existe dudad alguna, excepto la nuestra, en ·1a que el régimen democrático sea sólido. 5. Y los que gobiernan, gracias a aquel se imponen, porque poseen todo cuanto asegura
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el éxito: en primer lugar y principalmente, la ventaja de tener alguien dispuesto a pagar por medio de ellos a los que quieren cobrar, y después, otra no menor, cual es el disponer de una fuerza capaz de destruir toda oposición en el momento en que 1a llamen. 6. Nosotros, en cambio, no solamente somos inferiores a este respecto, sino que ni siquiera podemos sacudir nuestro letargo, antes bien nos parecemos a hombres que han bebido mandrágora o alguna otra droga de estas. Y entonces-pues estimo que es preciso decir la verdad-estamos tan desprestigiados y menospreciados, según creo, a consecuencia de ello, .que de los h elenos, que están expuestos al mismo peligro que nosotros, unos se nos oponen por una cuestión de hegemonía, otros a propósito del lugar en que se deberá reunir el Consejo federal y algunos han decidido def enderse por sí mismos antes que unirse con nosotros. . 7. ¡Por qué insisto en la exposición de esta política? No busco, por Zeus y todos los dioses, crearme enemistades, sino que hablo para que cada uno de vosotros, atenienses, comprenda y vea que la holganza e indolencia de todos los días, lo mismo en la vida de los individuos que en la de las ciudades, no se manifiestan inmediatamente después de cada negligencia, sino al enfrentarse con el conjunto de los acontecimientos. 8. Mirad a Serrio y Dorisco: estas fueron las primeras ciudades a las que no se dio importancia después 'lle la firma del tratado de paz, y, tal vez, muchos de vosotros no · conocéis ni ·siquiera el nombre. Sin embargo, su abandono y menosprecio ha ocasionado la pérdida de Tracia y de Quersobleptes,
que era vuestro aliado •. Luego, al ver Filipo que las habíais abandonado sin enviar el menor socorro, ha arrasado a Portmo y frente al Atica, en Eubea, ha establecido una tiranía como baluarte frente a vosotros. 9. Como que no hacías caso, casi por poco toma Megara. No os preocupasteis ni prestasteis atención a ninguno de estos hechos ni h abéis demostrado que no estabais dispuestos a permitírselo. Entonces .c ompró a los antrones ª y no· mucho después era el dueño de la situación ev. Oreos. 10. Y omito muchas cosas: Feras, la marcha sobre Ambracia, las matanzas ·e n Elide y mil fechorías más. Pues si he n arrado estos hechos no h a sido para enumerar las violencias y los atropellos cometidos por Filipo, sino para mostraros que aquel no cesarlá de atropellar a t odo el m un·do y de someterlo todo, si alguien no lo detiene. 11. Pero hay quienes antes de escuchar los discursos sobre la situación, acostumbran preguntar: "¿Así, pues, qué se debe h acer?'', pero no para realizarlo una vez lo han oído----pues serían los hombres más útiles del mundo-, sino para liberarse del or¡¡.dor. Con todo, es preciso que os diga lo que se debe h acer. Ante todo, atenienses, debéis estar firmemente convencidos de que Filipo hace la guerra a la ciudad y que ha quebrantado la paz, y que nos quiere mal, y que es enemigo de toda la .ciudad y de la tierra sobre la que está e difica da. Añadiré más: t ambién es enemigo de los dioses de la ciudad-los cuales ojalá quieran per• Prlnclpe .tracio, que para. congraciarse con Atenas cecl!ó el Quersoneso. A pesar de la ayuda. a teniense, 1ue derrotado por FU!po. • Ha.bitantes de la. . ciudad de Antrón, en Tesalia..
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derlo-·; pero contra nada lucha t an- cracia, y luego, saber cierto que todo
to y conspira como contra nuestra lo que maquina y dispone lo prepara d emocracia, y de lo que más se pre- contra nuestra ciudad.
ocupa es de encontrar la manera de destruirla. 12. Y hasta cierto punto se ve obligado a obrar de esta manera. Considerad, pues, que· él quiere mandar y reconoce en vosotros a sus únicos rivales. Filipo t iene plena conciencia de que hace tiempo que os está atropellando. Porque las posesiones vuestras que posee le aseguran las otras conquistas, y si hubiera aibandonado Anfípolis y Potidea n o podría permanecer seguro ni en Macedonia. El sabe, .pues, no solo que conspira 1contra nosotros, sino también que vosotros os dais cuenta de ello. Y como os considera sensatos, piensa que tenéis razones para odiarlo. Y ad·emás, :;;abe perf.ectamente que por más que llegue a ser dueño de todo, no podrá dominar con seguridad mientras seáis vosotros una democracia, y que si le sucede algún tropiezo-y muchos pueden s ucederle a un h ombre-, todas las ciudades que tiene sometidas por la fuerza se os acer~ 'Carán y buscanán refugio en vos,otros. 14. Pues aun cuando vosotros no estáis naturalmente dotados para desear la dominación y retenerla sin embargo, sois capaces de impedir .a otro que la quiera, de quitarla al que la posee y, en una palabra, de poner obstáculos a los que quieren mandar y de devolver la libertad 'ª todos los que están esclavi2lados. El no ,q uiere que la libertad, desde vuestro t~rritorio, est.é al acecho de las ocasiones que se le ofrecen y su cákulo no es el de un hombre que se equivoca o indolente. 15. Así, pues, en primer lugar, lo h abéis de considerar como enemigo de nuestra constitución y un ad-versarlo irreconciliable de la demo-
En efecto, ninguno de vosotros es tan simple que suponga que Filipo desea las miserias de Tracia-pues, ¿qué otro nombre podríamos aplicar a Drongilón, Cabile, Mastira y todo lo que ahora dicen que posee?-, Y que soporta fatigas, inviernos y los peligros más extremos para apoderarse de ellas, y, en ~ambio, no anhela los puertos de Atenas, los arsenales, las trirremes, su posición y -su fama, 16. -0jalá que ni él ni nadie, apoderándose de esta ci1;1~ad, la domine-, sino que nos permitirá tener estos bienes mientras él, por un poco de zahina y de espelta almacen adas .en los silos de Tracia, invernará en aquella sima. Esto no es posible, sino que toda su actuación políti..ca tiene como fin apoderarse de a quellos bienes. 17. Así, .pues, si cada uno sabe y conoce estas cosas, no debéis, por Zeus invitar al que os d a los mejores ~onsoajos en todo lo que es justo a que propon ga un d ecreto declarando la guerra, pues esto sería como si quisierais encon trar a quién h acerla y no sería obrar en interé;S de l~ ciudad. 18. En efecto, rrurad: s1 la primera vez que Filipo violó un pacto o la segunda, o la tenceria -pues existen muchas violacfones seguidas-., alguien hubiera propuesto declararle la guerra, y él, lo mismo que 1ahora, que nadie ha propuesto nada, hubiese ayudado a los cardian os, ¿es que el autor de Ja moción no habría sido ar rancado de aquí y todos le habrían echado la culpa del auxilio prest ado a los de Cardia? 19. ·Por tanto, no busquéis un hombre al que pid1áis odiar por las fechorías de Filipo y que podáis entregar a los asa1ariados de
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aquel par.a que lo despe:dacen; ni votéis la declaración de g.uerra para disputar luego unos ceontra ot ros so: bre si era necesario haber obra do as1 o no. Por el contrario, defendeos. de la misma manera que aquel hace la guerra, entregando dinero y todo cuanto necesitan a los que ya se defienden, tributando vosotros mismos, atenienses, y preparando un ejército, trirremes rápidas, caballos, n avíos de transporte y todo lo que exige :U:ª guerra. 20. Porque ahora es r1dicula nuestra conducta y creo que el propio Filipo, por los dioses, no habría podido pedir otra cosa sino que la ciudad ceontinúe obrando como hasta ahora: os demoráis, gastáis, buscáis a quién entregar los asuntos; os irritáis, os acusáis mutuamente. Pero yo os enseñaré de dónde procede todo ello y os diré la manera de acabarlo. 21. Nunca, atenienses, desde el principio de esta situación, habéis emprendido ni organizado rectamente n a da, sino que siempre seguís a los acontecimientos, y como llegáis tarde, desistís; y si de nuevo ocurre otro . suceso, volvéis a prepararos y a gritar. 22. Pero ello no h a de ser así. No es posible, por medio de expediciones de socorro, conseguir n ada de lo necesario, sino que es preciso contar con un ejército organizado y asegu11arle .su sustento y disponer de unos tesoreros y funcionarios, y cuando hayáis logrado que exista la mlás rigurosa disciplina en la cuestión financiera, exigir .cuentas a esos fUncionarios y al general de las operaciones, y no dejarle ningún pretexto de navegar hacia otra par te o emprender otra acción. 23. Y si obráis así y estáis resueltos de verdad, obligaréis ia Filipo a observar una paz justa y a permanecer en su pais, o lucharéis en un plan de igual-
dad. Y tal vez, tal vez, así como ahora os preguntáis qué hace Filipo y h acia dónde se dirige, se11á él entonces quien se preocupará de la dirección que sigue la fuerza de la ciudad y en qué lugar a parecerá. 24. Ahora bien, si alguien cree que esto requiere muchos gastos, muchos sacrificios y esfuerzos, tiene toda la razón . Pero si calcula qué consecuencias tendrá para la ciudad el no querer aceptarlos, encontrará aue es beneficioso el haoor de buen grado lo que conviene. Pues si algún dios os garantizara-pues ningún hombre podría. estar seguro de semejante h echo-que p ermaneciendo tranquilos y abandonándolo todo, aquel no a cabarlá por venir contra vosotros, 25. seria vergonzoso., por Zeus y todos los dioses, e indigno de vosotros, del prestigio de la ciuda d y de Las h azañas de vuestr.os antepasados, que por vuestra indolencia dejaseis esclavizar a todos los restantes helenos. Yo, al menos, preferiría morir antes que aconsej:aros estas cosas. 26. Sin embargo, si algún otro h abla en este sentido y os persuade, no os defendáis y abandonadlo todo. Pero si nadi~ es de esta opinión, sino que, por el contrario, todos prevemos que cuanto más le permitamo.s extender su dominio, tanto más será un enemigo difícil y poderoso, ¿h asta dónde retrocederemos? O ¿qué esperamos? ¿Cuándo, atenienses, l,los decidiremos a cumplir con nuestra obligación? 17. "Cuando, por Zeus, sea necesario." Pero si alguien se refiere a la necesidad de los hombres libres, no solo no existe, sino que h ace tiempo que h a pasado. Y en cuanto a la de los esclavos, conviene hacer v.otos para que nunca llegue. ¿En qué se diferencian? En que para un hombre libre, la más grande n ecesidad- y
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ARENGAS.-
dudo de que alguien ..pueda decir otra mayor-es la verguenz~ por los acontecimiento.s; en cambio, .para un escla.vo son los golpes y los castigos corporales. Ojalá nunca suceda ni haya necesidad de h ablar de
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mos aconteci.mientos, como el dinero. ¿Será que ·el azar nos proporciona una buena ocasión? Si sabemos aprovecharla quizá tengamo.s lo que n ecesitamos. En primer lugar, los hombres en quienes confía el r.ey Y 9,Ue considera sus bienhechores, le odian ell~B. Así, pues, at enienses, m~s- y están en guerra con él'. 32. trarse indolente .cuando es .I>i'e~1~0 Después, el agente y cómpli.ce de Fique cada uno p-onga a ·c ontnbuc1on Jipo en todos sus preparativos consu persona o sus bienes, no es obrar tra 'el rey •, ha sido arrancado de su rectamente, ni muchísimo menos. casa y el rey se informará de todos con todo, tiene algún pret exto. Per~ estos hechos, no por vuestras denun110 querer escuchar lo que se debe m cías que ·p odría considerar dictadas las cuestiones sobre las cuales es me- por ' intereses particulares, sino por nester
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Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
nes •-pues la cu1pa no es suya si vosotros no las aooptasteis y las rechazasteis-, y, en cambio, ha·b lando de este que está cerca de nuestras puertas, de este salt.ea.dor de los helenos, que se engrandece en el corazón mismo de la Hélade, emplea un lenguaje tan diferente, me maravillo y tengo miedo del que así habla, sea quien sea, puesto que él no lo tiene de Filipo. 35. Ahora bien, hay otro hecho que perjudica a la dudad, cuando se nos calumnia por difamación injusta y por medio de interpretaciones malévolas, y que, además, proporciona un pretexto a los que no quieren cumplir sus deberes políticos. Pues siempre que alguien deja de cumplir sus oblig1aciones, encontraréis que lo dice para justificarse. Tengo mucho miedo de hablar acerca de ello, pero sin embargo, lo haré. 36. Pues creo que ha de ser igualmente posible defender ante los ricos, en interés público, la causa de los pobres, como abogar. por los bienes de los propietarios ante los necesitados, con tal que se prescinda tanto de las maledicencias injustificadas de algunos, a propósito del fondo de espectJáculos •, como del te6 Los persas ayudaron al ateniense Conón cuando derrotó a los lacedemonios en Cnldo en el at\o 394. En 345, ArtaJerJes pidió ayuda a los Estados griegos para sofocar Ja rebellón de Egipto. Tabas y Argo enviaron auxlllos, pero Atenas y Esparta se negarou a ayudarle. • Demóstenes ha hecho ya una alusión al Fondo de Espectáculos en le. Primera. !1llplca, 36. Este Fondo fue Instituido por Perlcles a. fin de que Jos ciudadanos sin re· cursos pudieran asistir a. los festivales públicos. Parece que se destinaba para. ello una cantidad determinada y si sobraba algo se ponla a disposición de la. democracia. para neces idades mllltares. En el afio 354, Eubulo, que formaba parte del tribunal que controlaba dicho Fondo, hizo votar una ley en virtud de le. cual se asignaba integra.mente la cantidad para la asistencia a los
mor que no se puede suprimir sin un grave daño. Porque nada podríamos hacer que mejorara tanto la situación ni que fortaleciera más, en general, toda la ciudad. 37. Así, pues, fijaos, ya que hablaré primero en favor de los que parecen estar en necesidad. Hubo un tiempo, no mucho antes de nosotros, en que los ingresos de la ciudad no pasaban de ciento treinta talentos. Y, sin embargv, ninguno de los que podían subvenir a las trierarquías o a ios impuestos se negaban a cumplir con su obligaieión, alegando que no les sobraba el dinero, sino que se botaban trirremes, salía. el dinero y hacíamos todo lo necesario. 38. Después, la fortuna, que nos era favorable, aumentó los ingresos públicoo e ingresamos cuatrocientos talentos en vez de ciento, sin que ninguno de los que poseían riquezas resultara perjudicado, sino que salieron ganando, porque todos los ricos participan hoy de este :tesoro y hacen bien. 39. Así, sabiendo esto, ¿por qué oensurarnos mutuamente y buscar un pretexto para no cumplir ninguno de nuestros deberes, si es que no estamos 1celosos de la ayuda que la fortuna facilita •a los pobres? Yo, al menos, ni les podría a'c usar ni considero digno que se haga•. 40. Porque en las casas particulares, tampoco veo que los que están en plena juventud traten así espectáculos. Todo intento para volver a Ja nrlmltiva distribución era. seguido de una acción contra los que proponían medidas Ilegales. 8 Es decir, censurar a le.s clases más pobres porque defienden el Fondo de Espectáculos. El argumento es que cua.ndo los Ingresos •:te! erario son menores, los ricos no rehúsan pagarlo; ahora. que las rente.s muestran un st:perávlt destinado al fondo, ¿por qué los ricos piden se les exima. de sus llturgtas?
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a los viejos ni que haya nadie ta;n ¡·sec~eto difiere de su rui,dosa mani~e~ ingrato e insensato que diga que el, tac1ón 0. 45 .. He aqui lC? que or1giersonalmente, no hará nada si to- na la desconfianza: y la ira. Es me~os no h acen lo mismo que él. Un nester,_ pues, a~e!11enS?S, que ~n la hombre así incurriría en las leyes comumdad poht1ca. seamos JU~tos contra la maldad, por.que -considero unos con otros: los r1?os que ic_ons1d~ que la ayuda a los pobres, exigido, ren seguros sus medios de vida, sm .a, la vez, por la naturaleza y la ley, te~or a perderlos, y ofrezcan en _l?S es preciso que se preste justamente y pellgros s~ fortuna para la salvac10n se aporte de buen gr.ado. 41. Y de la patria; los otros que tengan coasí, como cada uno de vosotros tiene mo ~i~nes comunes los que l~ son Y un padre, hemos de pensar que los P!l-rt1c1pen de la .parte corre~pon padres de toda la ciudad son todos diente, pero respetando, la propiedad los ieiudadanos y que, por consiguien:. privada de cad!L uno. As1, un~ ciudad, te no solo conviene no privarlos de mcluso pequena, se hace grande_. .Y nada de lo que les da la ciudad, sino una grande se salva. Esto es, qwZla, que, si esto llega a faltar, es pre- lo que se po_d;-ía
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DEMOSTENES y
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maravillosa y una gran seguridad t 47. A ;eonsecuencia de ello, otro·,· es o precisamente es lo que vacila ade1ant d h entre V'~sotros y va mal. . an ose acia el lugar que de51. S1 os fi3·ara1·s, po·dr1'a1·s daros bia;1s ocupar vosotros, se ha hecho prospero, grande Y señor de un ex- cuenta. ?En qué época la situaieión tens~ doz:i_inio. Y es n.at.ural, porque de 1.a Helade ha sido más agitada? la situa d t ~adíe podrá negar que en ningún . c10n e P~·es ig10, grandeza tiempo lo fue tanto como ·a ho·r·a En Y. ·esplendor que siempre se habían f t disputado _las más poderosas ciuda- e ec o, hasta ahora los asuntos de d~s, despues que la fortuna abando- los h elenos estaban repartidos eñtre no a los lacedemonios, y los tebanos d?s potencias: la de los lacedemoe~Íla:ban ocupados en la guerra de ~1os Y la nuestra, Y el resto de las Foc1de, Filipo, a consecuencia de ciudades obedecían unas a nosotros vuestra negligencia, la en contró Y otras a aquellos. Por otra parte' abandonada y la tomó. 48. Es así todos de~conftaban del rey, cuandÓ que ha infundido temor a los otros Y este se aislaba, pero al defender la h 3; podido disponer de numerosos causa de los vencidos en la guerra al1ad?s Y de una gran fuerza, Y en g~naba su confianza hasta que pocamb10 todos los helenos se encuen- d1a colo.::arlos en un plano de iguáltran en tantas Y tales dificultades da:d con los otros; pero después no· que no es fá ·1 ' era menos odiado por los que había debe hacer. c1 aconsejar lo que se salvado q~e por los ql!e habían sido 49: Aun .cuando, atenienses, la si- sus enemigos desde el principio io. 52 · Pero tuac1ón t 1 ahora, en primer lugar ac ua es, a mi juicio, espan- el rey está en buenas relaciones 00:r{ tosa para todos, con todo nadie está todos los helenos, aunque no tanto en tan gran peligro como nosotrM no sol ""• con nosotros si no· rectificamos "'n . o porque somos el blanco prin- algo nuestra política,· después su~rc1pal. de las maquinaciones de Fili~o, smo porque somos los más inac- gen por t_odas partes pretensiones de t~vos de los helenos. Porque, si a la he.gem~ma Y todos se disputan la v!sta de la acumulación de mercan- pr1mac1a, pero en reaUda;d lo echan cias Y de la abundancia que hay en todo. a perder Y se envidian Y desnuestra .plaza, os h a céis la ilusión de conf1an unos ~e otros, pero no de lo que. nad~ amenaza a la ciudad, os que convendr1a desconfiar; a sí toeqmvocá d dos se han quedado solos, argivos · e una manera indigna teba. nos, lacedemonios, cor1'ntios, ar~ 5O. En
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de los asuntos de los helenos como no nos decidimos a hacerlo. Y en entre nosotros. Y es natural, porque cuanto a esto de "derrochar el dinenadie, ni por amistad, ni .p or con- ro" se evita encontrando los medios fianza, ni por temor, mantiene un de salvarnos, y no abandonando diálogo con nosotros. nuestros intereses. 57. Y en ver54. Y esto no es debido a una so- dad me indigna también lo siguiente: la causa, at enienses- pues nosotros que alguno de vosotros se aflige ante hubiéramos podido fácilmente reme- el pensamiento de una malversación diarla-, sino a muchos errores de de las riquezas, cuando -e stá en vuestodo género cometidos en todo tiem- tra mano el prevenirla y castigar a po. Sin enumerarlos todos, haré los culpables, y en cambio· no les mención de uno, al que se puede re- aflige que Fílipo vaya saqueando suferir todo, rogándoos que no os eno- cesivamente a toda la Hélade p ara jéis conmigo si os digo con franque- saquearos después a vosotros. za la verdad. Cada vez que se ha 58. ¿Por qué, pues, atenioenses, ninpresentado una ocasión, nuestros in- guno de estos admite que Fílipo cotereses han sido vendidos; vosotros mete injusticias y provoca la guerra por vuestra parte habéis obtenido cuando tan abiertamente atropella y ocio y tranquilidad, y seducidos por se apodera de ciudades, y en cambio ello no os habéis irritado con los ·cul- dicen que los que os aconsejan de no pables; y otros han percibido un sa- permitírselo y de no cederle todo, la lario. 55. No es oportuno investi- provocan? Porque la responsabilidad gar ahora sobre las otras cuestio- de los sufrimientos que surgirán de nes; pero tan pronto se suscita el la guerra- pues es inevitable , sí, intema de las relaciones con Filipo, in- evitable que de la guerra surjan mumediatamente se levanta alguien chas miserias-quieren atribuirla a para decir que no se debe hablar ne- los que creen daros, en defensa vuesciamente ni hacer proposiciones de tra, los mejores c onsejos. 59. Pues guerra, y al punto presenta a vues- ellos consideran que sí vosot ros con tra consideración lo agradabl·e que un solo ánimo y un criterio únies vivir en paz y cuán difícil es man- co hacéis frente a Filipo, le vencetener un gran ejército y que "hay réis y se quedartán sin paga, pero que gente .que quiere derrocha r el dine- si a partir de I:as primeras perturbaro" 11 y otros discursos que son en ex- ciones acusáis a ciertas, personas tremo verdader os. 56. Pero, cier- y os disponéis a juzgarlas, ·ellos tamente, no es a vosotros a quienes acusándolas conseguirán dos cosas: se debe p ersuadir el conservar la paz, vuestra reputación y el dinero de Fipues estáis de ello tan persuadidos Iípo; y vosotros impondréis a los que que no os movéis de aqui, sino al han hablado en favor vuestro la pehombre que está continuamente en n a que debíais haber impuesto a guerra, pues si él se persuade, por ellos por sus faltas. 60. Estas son vuestra parte todo está a punto. Y sus -e speranzas y la maquinación que debéis Cl'eer que lo oneroso no es el han preparado para a cusar a algugasto que realizamos para nuestra nos de querer provocar .Ja guerra. P eseguridad, sino lo que sufriremos si ro yo sé perfectamente que aun cuando nadie de Atenas haya pro11 Al destinar, por ejemplo, el Fomio de puesto declararle la guerra, Filipo Espectáeulos para objetivos m111tares. posee muchos territorios de la ciu-
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DEMOSTENES Y ESQUI.N.ES.-DISCURSOS COMPLETOS
dad y ahora ha enviado socorros a mo con un escollo, os impedirán alCardia. Si, a pesar de ello, nosotros canzar a aquellos. 64. ¿De dónde queremos .que no parezca que aquel creéis que procede el hecho de que nos hace la guerra, sería el mayor Filipo ahora os insulta- al menos a de los necios si intentara re.futar- mí ºme parece que no hace otra conos; porque si los atropellados lo sa-y mientras favorece a los otros niegan ¿qué ha de hacer el agresor? con la intención seguramente de en61. Pero cuando nos ataque directa- gañarlos, a vosotros, en cambio, emmente ¿qué diremos? El sin duda pieza amenazándoos? Por ejemplo, a dirá que no es ningún aéto de gue~ los tesalios, después de darles murra, como tampoco lo era atacar a chas cosas, los ha reducido a 1a eslos habitantes de Oreo, tener solda- clavitud; y nadie podría decir de dos en su territorio, ni antes ir con- cuántas maneras ha engañado a los tra Feras y tomar posiciones .delante olln:tios a pesar de que les regaló de las murallas, ni al principio mar- Potidea y otras muchas ciudades; y char contra los olintios, hasta que ahora intenta seducir ai los tebanos estuvo dentro del territorio .con un después de entregarles Beocia y libe~ ejército. ¿Entonces diremos también rarlos de una guerra lru·ga y difícil. que los qu€ nos exhortan .a defender- 65. Asi, después de haber disfrunos provocan la guerr.a? En este ca- tado cada uno de un ooco de lo que so nada nos n:.sta sino la esclavitud codiciaba, unos han -pagado ya el pues no hay otra posibilidad. ' pl'edo de sus sufrimientos y los res62. Sin embargo, el peligro no ºS tantes sufrirán lo que la fortuna les el mismo para vosotr·os que .p ara al- depare. En cuanto a vosotros, en el gunos de los otros hombres ya que mismo momento en que habéis firlo que quiere Filipo no es someter la la paz, ;cómo habéis sido enciudad, sino destruirla completamen- mado gañados! ;Cuántas cosas habéis perte. El sabe muy bien que ni .queréis dido! La Fócide, las Termópilas, las s~r e~clavos, ni ~~bríais serlo, si quiposesiones de Tracia, Dorisco, S·errio, s1era1s, pues estrus acostumbrados a mandar, pero que sois capaces si se Quersobleptes. Y ahora, ¿no tiene presenta la ocasión, de -darle más ocupada Cardia y él mismo lo retrabajo que el r esto del mundo Por conoce? 66. Entonces, ¿por qué t rata de e~~a razón no os perdonará, si Uega1s a esta~ bajo su poder. 63. Así, una manera a los otros y de otr,a a pues, convtene que sepáis que sertá vosotros? Porque entre todas las ciuuna lucha a vida o muerte, y que dades la vuestra es la única en donlos que se han vendido a ·F ilipo de se garantiza la inmunidad para deben ser públicamente apaleados."' el que habla en favor de ·l os enemiPorque no es posible vencer a los gos y en donde se puede, sin riesgo enemigos de fuera de la ciudad si an- alguno, recibir dinero por lo que &e tes no habéis castigado a los de den- dice en la asamblea, aunque hayáis tro, ya ·que a.l •Chocar con estos, co- sido despojados de vuestros bienes. 67. En Olinto no dejaba de ser peligroso hablar en favor de Filipo " Por el orador Lisias (Contra Agorato mientras el pueblo no partidpó de pár rafo 56), sabemos que este suplicio sé lnfllg_la a los i:seslnos. Aquí, al proponer los beneficios que sacaba de Potidea; Demos tenes esta pena para los traidores l os en Tesalia tampoco dejó de serlo consldt-ra como asesinos de la patria. ' mientras los tesalios no disfrutaron
DEMOSl'ENES.- 1.
ARENGAS.-CUARTA FILIPICA
de su favor con la e:i.pulsión de los tiranos por Filipo y el restablecimiento de sus derechos en la asamblea de los anfictiones; en Tebas no dejó de ser peligroso hasta que les devolvió Beocia y hubo desterrado a los focenses. 68. Pero en Atenas a pesar de que Filipo no solamente os ha ·tomado Anfípolis y el territorio de Oardia, sino que han converti do también a Eubea en una fortificación fronteriza contra vosotros y ahora está avanzando •contra Bizancio, no hay ningún peligro en hablar en favor de Filipo. Y así algunos de estos, de pobres se n acen rápidamente ricos, y de oscuros y sin gloria se convierten en célebres e ilustres, y en cambio vosotros pasáis de famosos a despreciables y de ricos a indigentes. 69. Pues yo al menos creo que la riqueza de una ciudad son los aliados, la confianza, la simpatía, de todo lo cual vosotros care<:éis. Y como que tenéis todo ello en poco y os lo dejáis llevar de esta manera, él prospera, crece y se hace t emer de todos, helenos y bárbaros, mientras que vosotros os quediáis aislados y humillados; famosos ·es verdad, por la abundancia del mercado, pero despreciables por f·a lta del armamento necesario. 70. Mas veo que algunos de vuestros oradores no os a.consej an -lo mismo cuando se trata de vuestros intereses o de los suyos. Pues dicen que vosotros debéis estar tranquilos aunque alguien os atropelle, y en cambio ellos no pueden estar quietos aquí, ·a pesar de que no h ay nadie que los dañe. En verdad, y sin querer ofender a nadie, si alguiern preguntaba: "Dime, Aristómedes, 1• si sabes
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tan bien-pues nadie ciesconoce estas -:!osas-que la vida de un simple particular es segura, descansada y libre de peligros y en cambio la de los p olíticos es criticada, insegura y llena cada día de luchas y calamidades, ¿por qué no has escogido la tranquila y d escansada en vez de la rodeada de peligres?" ¿Qué responderías? 71. Pues si t e concediéramos que es verdad lo mejor que podrías responder, que haces todo esto por deseo de h onores y de gloria, me admiro que pienses que para obtenerlos has de hacerlo todo y soportar todas las dificultades y correr todos los peligros, y en cambio aconsajes a la ciudad que renuncie cobardemente a ello. Porque no vas 'ª decir .que ·es necesar io que tú figures en Atenas, pero que la ciudad no ha de contar para nada en la Hélade. 72. .Por otra parte, no veo que sea seguro para la ciudad el ocuparse de sus propios negocios y para ti peligroso si no te mezclas en los asuntos más que los otros; al contrario, me parece que los peores peligros paira ti proceden de tu actividad y de tu entretenimiento, y para la ciudad de su inacción. 73. Sin embargo, por Zeus, tú tienes la gloria de tu abuelo y la de tu padre y seria vergonzoso que se extinguiera en ti; en cambio nuestra ciudad tiene una ascendencia oscura y despreciable. Pero esto no es así: t u padre era un ladrón si era semejante a ti, y todos los helenos conocen a nuestros antepasados por habernos salvado dos veces de los mayores peligr os." 74. Verdadera-
lectura de Arlst:odemo y entonces se t ra t aría de un politlco que formó parte d e la primera embajada a Flllpo. " Las batallas de Marat ón y Sal amina 18 P erson:\je desconocido, p ero al que los contra el invasor persa, que marcan un poetas cómicos de su tiempo trataban co- hl to en la hlstorln de la ll>dependencla herrientemente de ladrón. Se ha propuesto Ja Um lca.
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DEMOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
m~nte, h ay gen.te que no •t iene el mism .concep~o de la ig?aldad y de 18; pollt1~a segun que actuen ·en interes propio o en el de la ciudad. Pues ¿e~ igualdad que .algunos cJ..e estos al sahr de la prisión se desconozcan a sí mismos y en cambio la ciuda d que h asta ahora habja ido a la cabéza y ocupado el primer lugar, haya .caíd.~ en el desprestigio y la humillac10n ? . 75. Aunque tengo mucho por dec1~ y ~obre muchas cuestiones, termmare, pues me parece que no es por falta de discursos, ni ahora ni nunca, que las cosas van mal sino porque vosotros, d espués de haber escuchado vuestra obligación y haber r econocido unánimemente la bond~~ de los consejos, prestáis igual atenc10n a aquellos que quieren anularlos o torcerlos. Y no es que no
cono~cái s a ~s os su jetos-porque en segmda sabeis perfectamente quién h abla por un sueldo y participa en el .f?'Obierno en favor de Fílipo y qmen, a l contrario, quiere verdaderamente vuestro bien-sino que os place acusar a estos últimos y convertirlo todo en motivo de risa y de injuria, para que no tengáis que hacer nada de lo neoesario. 76. Esta es la verdad y esto es lo que os conviene, hablando con· franqueza y con todo a fecto. Mi discurso no es un discurso adulador, lleno de daño y de engaño, para enriquecer al que habla y entregar los intereses de la ciudad a manüs de los enemig-0s. Así, pues, o habéis de abandonar estas costumbres o no debéis acusar a nadie sino a vosotros mismos, de que todo vaya mal.
FIN DE LA "CU ARTA F ILIPICA"
CARTA DE FILIPO y
RESPUESTA A LA CARTA DE FILIPO • NOTA PRELIMINAR No hay que dudar, pues, .·de que l. Como hemos p.odid10 ir vie.ndo por el .desarmllo de los anteriores .e xistiera u.na carta ·de Filipo diridiscursos, ia guerra ·entr..e Atenas y giida al pueblo de Atenas, escrita en Filipo 1w podía tardar en estallar. el 339, cart a a continuación de la Sabemos, en efe·c to, por un fragmento cual se declaró Za .g uerra a pr;oposide Filocoro qtie se declaró bajo el ar- ción de Demóstenes. L a cuestión escontado de Teofrasto, en 340- 339. Los triba en saber si ,esta carta es Za últimos hechos que ·desencadenaron que tenemos entr.e ias obras de D ela gu erra fueron una carta que dirigió móstenes. Filipo al pu,ebLo y un 1decreto que 2. Desde hace mucho tiempo se ha propuso D em6st.enes sobre el p.articu- du·t:Lado de este punto; sin embargo, lar. También D ionisia de Halicarna- no se había podido presentar ninso inos da testimonio de estos he- guna objeción definitiva antes ide chos, y nos dice además .que, en el descub1irse el .c omentario de D idimo. aroont.a.d:o indfoado, el rey de Mac.eSe había hecho notar ya que Dedonia había atacacLo P.erinto y que, móstP,nes, en su discurso por Za Corecluw!l,do, fue a poner sitio a Bizan- rona, parecía hacer referencia a un cio, lo cual decidió a los .atenienses a texto de Za carta que era 'distinto del entrar abiertamente ,en guerra con qu e poseemos. Nos •dice, en efecto, él. L a libertad ·d e los estrechos, con- que F ilipo se quejaba e!l ella de los dición necesaria 'de sus comunicacio- ataques de que er.a objeto por parte nes con el Ponto Euxino y g.a r.antía de d·ive,.sos oradores, pero no habiade s1t avituallamiento, era para Ate- 1Ja de él, D emóstenes. No obstante, la nas de primerísima importancia. Y carta que leemos actualmente no deesto es lo que recuerda también De- signa nominalmente a ningún oramóstenes en su discurso sobre la dor. Se podría suponer, en todo riCorona (87 y sgs.); y también él, igual que Dionisia, menciona explí* Discursos XI y XVII. citamente Za carf¿a, de Filipo. DEM'OSTENES.-
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DEMOSTENES Y
DEMOSTENES.-
ESQUIN.ES.-DISCURSOS COMPLETOS
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gor, que la alusión se refería una queja general. Pero Didimo es m,ás exacto: nos die.e positivamente que Filipo 1nencionaba a un cierto Aristomedes de Feres, general que estaba al servicio de Persia. Y no se habla ·de él en nuestra o.arta. Final1nente, cosa más grave y decisiva aiin, D ídimo cita las últimas líneas de la carta, y .e l texto que él .nos da se aparta sensiblemente CLel que poseemos nosotros, aún reproduciendo un cierto número de los mismos miembros de la frase. De ello se deduce que el coment()Jdor aLejandrino tenia ante los ojos un ejemplar de la carta de Filipo distinto del nuestro. La diferencia, por lo .que podemos juzgar nosotros, ccmsistú:L sobre todo en que 1.uestro texto ha sido abreviado y un tanto retocado. M. Foucart , admitiendo, según el testimonio de DídAmio, que la respuesta atribuid.a a Demóstenes procedía en realidad de la Historia Filípica ·de A.naximenes-cosa que, por lo demás, parece verosímil-, pensó que lo mismo habría que decir de esta carta y que D ídimo debió referirse al texto auténtico, conserv11;do tpor los Ptolomeos en una colección .oficial de las cartas de Filipo y Aleja1Ulro. Este último punto, empero, par.ece ser bastante dudoso, ya que D ídimo no dice nada die esto. Más bien parece referirse a un texto de uso corriente que debió encontrar, como documento adjunto, entre las are ngas de Demóstenes que él tenía en s1t biblioteca. Lo que sí podemos concluir con certeza de toao ello es que debía hc~aer d.os redacciones ligeramente distintas de la misma carta, una más .a mplia, y .o tra más abreviada, que es la que actualmente poseemos. Sobre el orig.e:n ele est.as dos redacciones no cabe nada más que l a con-
jetura que dejaremos .aquí a un Lado. [,o que sí podemos decir de Za. que publicamos aquí es que procede ciertamente de un original cuyo valor histórico es indiscutible, y que este valor persiste, ,a pesar de unos retoques qiie no parecen haber a fectrodo prácticamente más que a ia. forma y a los detalles.
3. El discurso con que Demóstenes responde a esta carta lo refiere Dionisia ·de Halicar.naso al aoo 340339, sin poner en ·d uda su autenticidad. Sin embargo, había ya sido rechazado por Za mayoría de los críticos modernos, incluso antes de que el Comentario de Díiliimo pwdiera aclarar la cuestión. Die.e éste, en efecto: "Cabe sospechar, con toda razón, que esta breve arenga se h a compuesto con fragmentos de Demóstenes .ensamblados entre sí. Hay quienes dicen que es obra de Anaxime.nes de Lámpsaco y que figura literalmente, o casi, en el libro Séptimo de sus Historias Filípicas"
a
1. ARENGAS.--CARTA DE FILIPO Y
el weber .de introducir .e n su relato un discurso imitado del que pronunciara Demóstenes par.a conseguir ia d,ecisión del pueblo en este se.ntido. Es mity probable que este discurso no hubiera sido public.aido por Demóstenes, y aun cuando hubiera sido así, el historÜI!dor nunca lo h1fbiera reproducido a Za letra. Segun ws tradiciones de época dJel género histórico, .esta arenga tenía que acomodarse a la exte.nsión y a las tendencias de ia obna histórica que se estaba escribiendo. Es posible también que Anaximenes, que tan sólo una vez hace hablar a Demóstenes en su historia, cr.e yera orportuno resumir en un único 1discurso toda Za campaña aoitifilípic.a ·d el or.a.dor. Esto explicaría el carácter extraño del discurso que tenemos aquí, que par.e ce ser más que un discurso wna especie de antoZogía de diversos ¡pasajes de la obra demosténioa. Fragmentos que, además, parecen haber sido pulidos y limCJJdos por un artífice, celoso die la eliminación de cualquier aspereza. Encontramos, en efecto, ideas muy familiares a él, pe-
RESPUESTA
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ro en un tono que no es el suyo. Y en lugar de una arenga que debió ser, sin duda, de las más vehementes y apasionrodas del orador, leemos un discurso calmo y frío, que no sirve para preparar la proposición final. Y de la carta de Filipo, que parec:e debía ser discutida paso a paso, n.o se habla más que de pasad.a, par.a hacer resaltar su insolencia. No podemos, pues, inferir ae la obra ni una idea aproximativa de lo que realmente pudo entonces decir Demóstenes. ¿Cuál es, pues, e l interés que puede tener este escrito? En primer lugar nos da a con.oc.e r la forma en que Anaximenes componía los discursos que atribuía a los personajes históricos. Y tambié.n que aios demuestra que ya se habían difundioo entre el .público unas citant,as .a rengas de Demóstenes-serian seguramente los ·discursos Sobre las si-
morias, I Filípica y II Olintíacar-,
cuando Anaximenes .e scribía su Historia Filipica, es decir, probablemernte bajo el reinado
P.
SAl'IIARANCH.
CARTA .DE FILIPO Filipo al Consejo y al pueblo ate- da ello. Mis cargos son numerosos y es necesario que los exponga todos niense: salud. claramente. 2. E':l orimer lugar, cuando el hel. Despuéa que, repetidas veces, mis delegados han insistido en mi raldo Nicias fue · sacado violentanombre en que nos mantuviéramos mente de mi territorio, lejos de casdentro de los itérminos de nuestros tigar esta violación de derecho, vosjuramentós y nuestros tratados, ot1'0s retuvisteis en la .cárcel duviendo que vosotros no hacéis nin- rante
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DEMOSTENES Y
ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
sus puertos a las trirremes de los bi- vela hacia Macedonia, tratándolos zantinos y a todos los piratas que como enemigos. Por esta conducta, así lo pedían, sin que vosotros os ha- vosotros le decretasteis elogios por yáis preocupado de e llo, por más que medio de decretos oficiales. Yo me se hubiera estipulado e~lícitamen pregunto qué más vais a hacer voste ..en el tratado que esto ·e ra hacer otros, si un día admitís que estláis en actos de hostilidad. 3. En tercer guerra conmigo. ¿Qué hacíais, en lugar, por este mismo fü~mpo, Dio- efecto, vosotros, cuando h abía una pites se echó sobre mi reino, redujo ruptura declarada entre nosotros? a escl.avitud a Crobile y Tirístasis, Enviabais e:iqyediciones de corsarios, saqueo la parte que está en vecin- vendíais a los que se h acían a la dad .con Traci·a y llevó finalmente vela con rumbo a mis ·puertos, lleel menosprecio del derecho hasta vabais refuerzos a mis adversarios, capturar a Anfíloco, enviado para el saque1abais mis territorios. rescate de los prisioneros, infligirle 6. Aparte de esto, vuestro menoslos peores tratos y exigir ·p or él un precio del derecho y vuestra hostil'escate de nueve talentos; y todas lidad van tan lejos qué habéis enestas cosas lae ha hecho él con la viado delegados a los persas para aprobadón del pueblo ' . 4. Sin decidirlos a que me h agan -la gueembargo, hacer violencia a un he- rra. Verdaderamente, esta es una raldo y a enviados oficiales es un conducta inaudita. Antes ·que él acto que se ·~onsidera impío en to- hubiera sometido Egipto y Fenicia, das partes, y entre vosotros de ma- vosotros dijisteis por medio de un nera especial. Cuando los megaren- decreto que, si él intentaba cualquier ses hicieron morir a Antemócrito, el cosa, me llamaríais a las 'armas junpueblo llegó hasta e:x;cluirlos de los to eon todos los griegos para combamisterios y a erigir ánte las puer- tirlo •; 7. y ahora vuestro -0dio tas de la ciudad una estatua, en con- contra mi es tan fuerte que negomemoración de este sacrilegio ". ¿No ciais con él una alianza defensiva. resulta extraño .que, después de h a- No obstante, en otro tiempo, vuesber dado testimonio de un horror tros padres acusaban a lo~ Pisistrátan grande hacia los que lo h abían tidas de llevar a los persas contra cometido, cuando vosotros erais las los grioegos; vosotros no os avergonvíctimas del mismo, hoy día h agáis záis de hacer lo que no dejabais de vosotros abiertamente lo mismo que reprochar a vuestros tiranos. habían hecho ellos? 5. Por otra 8. Y luego, fuera de todo lo departe, Callias, vuestro estratego, ha más, me intimáis con vuestros detomado todas las ieiudades del golfo cretos que deje a Teres y a QuersoPagasítico, garantizadas por vuestros que reinen en Tracia, sujur:amentos y que eran a liadas mías, bleptes puesto que son atenienses. Pero yo y vendía a los que se hacían a la se muy bien que ellos no han tomado parte en nuestro tratado, que ellos Se t rata, probablemente, de Ja expedi- no están inscritos en las estelas y ción m en cionada en el discurso Sobre el que ellos no son atenienses, sino que Quersoneso, y objeto de dicho debate; pero también, s in duda, se incluyen aquí algunos Teres hacía la guerra conmigo con1
hoohos mfls recientes. . 2 Plutarco: Perlcles, 10; Tucídldes I , 130; . -
Pau~P.nlas.
I, 36, 3.
1
- -• Véase Sim()TÍ/ls, 3, 4.
DEMOSTENES.-1. ARENGAS.-CARTA DE F I L IPO Y
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tra vosotros, que Quersobleptes sólo 1 prefiero no insistir. Paso a h ablar podía prestar juramento a mis en- de los cardios y declaro que, si les viados en su propio nombre y que él mando refu~rzos, es porque vine a se vio impedido de hacerlo por vues- ser aliado suyo antes ·d e la paz, tros generales, que le amenazaban cuando vosotros rehusasteis un arbicon declararle .enemigo de los ate- traje que yo pedí diversas veces y nienses. 9. ¿Es equitativo, es jus- también ello,:;. Realmente, ¿no sería to acaso que, cuando vuestro interés yo el más despreciable de los homasí 1o exige, le declaréis enemigo de bres si abandonara a mis ailiados y vuestra ciudad y que, para calum- me euidara de vosotros, que me planniairme, hagáis de este mismo hom- teáls dificultades tras difi.cult.ades, bre un conciudadano vuestro? ¿Es más que de ellos, que siguen siendo acaso justo que, a la muerte de Si- mis amigos fieles? 12. Ahora bien, si hay una cosa talces, a quien habíais conferido el derecho de ciudadanía, hayiáis tra- que no puedo pasar en silencio, es bado amistad inmediatamente con ciertamente el exceso de vuestras su asesino, y que actualmente me pretensiones llevadas tan lejos que, declaréis la guerra en favor de Quer- después de haberos hecho acreedores sobleptes?' Y esto cuando tan bien anteriormente a los reproches de saibéis que ninguno de aquellos a que acabo de hablar, he aquí que, quienes conoedéis ·e sta clase de fa- últimamente, ante la queja de los vores se preocupa por nada del mun- peparetenses que se decían maltratado de vuestras leyes y vuestros de- dos, habéis dado orden a vuestro gecretos. 10. Así, pues, para no de- neral de que me obliga ra a darles cir na.da de -todos los demás casos sat isfacción, a ellos a quienes ni tan y atenerme tan sólo a los más so- siquiera castigué como merecían. bresalientes habéis concedido el de- cuando en plena paz se habían aporecho de ciudadanía a Evágoras de derado del Haloneso y no querían Chipre, a Dionisia de Siracusa y a devolverme ni el país ni la guarnisus descendientes. Pues bien: si vos- ción, pese a .Jas reiteradas reclamaotros lográis convencer a los que ciones de mis enviados. 13. Anlos han echado de que devuelvan a te estas injusticias de los peparetenestos príncipes desposeídos su po- ses conmigo vosotros habéis cerrado der, yo os restituyo toda la parte· de los ojos: vosotros no queréis ver má.s Tracia sobre la. que reinaban '!'eres que el castigo, por muy informados y Quersobleptes. Pero, si vosotros no que estéis de todo. Sin embargo esconsideráis oportuno dirigir ni tan ta isla no se la h e tomado yo ni a siquiera un reproch e a Ios que los ellos ni a vosotros, sino a Sóstrato, h an vencido, ¿cómo no tendré yo un pirata. Si vosotros pretendéis ha derecho a defenderme contra vos- berla dado a Sóstrato, entonces conotros? fesáis que comisionabais a los pira11. Acerca de todos estos diversos tas; si él se había apodera do de ella puntos, .aun cuando tendría todavía a pesar vuestro, ¿qué injusticia he mucho que decir con toda justicia, comet ido yo al ocuparJ.a y al garan tizar la seguridad de los n avíos y navegantes? 14. Y cuando y o • Alusiones a ~echos que nos son mal t b t t inte · conocidos para. poder apreciar el valor de mos ra a an o res por vosot ros, estos al~gatos . ; cuando os hacía donación de esta
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DEMOSTENES Y
DEMOSTENES.- 1 . ARENGAS.-CARTA DE FILIPO Y
ESQU INES .-DISCURSOS COMPLETOS
isla, vuestros ora dores no querían dejaros que la recibierais en don, y os aconsejaban que exigierais os fuera restituida, a fin de que, al dejarme imponer esta orden, me reconociera poseedor de los bienes de otro, o bien, rehusando cederla, me hiciese sospechoso a la muchedumbre. Al ver lo que ocurría, os invité a un arbitraje, queriendo, si la isla se me reconocía como mia, darla como presente al pueblo y, si se os asignaba a vosotros, entO'llces devolvérsela. 15. Esta proposición os la he hecho repetidas veces, pero vosotros no lo queríais, y de esta forma se apoderaron de la isla los peparetenses. ¿Qué había de hacer entonces yo? ¿No era acaso preciso exigir una reparación de aquellos que ha·b ían violado los juramentos? ¿No había que castigar una insolencia tan abusiva? Y, de hecho, si la isla era de los p eparetenses, ¿qué derecho tenían los atenienses a reclamarla. Y, si ella os pertenecía, ¿cómo no sentíais ninguna indignación contra estos acaparadores de los bienes ·a jenos •. 16. Poco a poco nuestra enemistad llegó a tal extremo que, queriendo enviar mi -flota al Helespont o, tuve que hacerla acompañar a través del Quersoneso por un cuerpo de ejército, porque vuestros colonos, en virtud de la proposición de Polícrates, nos trataban como a enemigos, cosa que vosotros aprobabais con vuestros decretos, mientras vuestro estratego llamaba en su ayuda a los bizantinos y hacía público por todas partes que vosotros le dabais la orden de combatirme, si encontraba ocasión para ello. Ahora bien , tra• Estas acm:.aclones o quejas nos hacen ver que Iss disputas qu e habían dad o lugar al dl!
tacto por vosotros de esta manera, me abstuve, sin embargo, de atacar vuestra ciudad, vuestras flotas, vuestro territorio, siendo así que tenia medios para hacerme con ia mayor parte de él, o aun con su totalidad, y no h e dejado de invit aros a someter nuestras quejas mutuas a un arbitraje. 17. Preguntaos, pues, qué es lo má s honorable, si zanjar unas diferenc1as por las _armas o hacerlo por medio de razones; si hacernos nosotros mismos jueces de nuestros propios derechos o hacerlos reconocer por los demás. Y considerad cUJán poco razonable es que lbs atenienses fuercen a los tasios y a los maronitas a hacer juzgar por medio de pleitos sus pretensiones rlvales a propósito de Estrime, y que vosotros os neguéis, en vuestras diferencias conmigo, a arreglar nuestras disensiones por el mismo medio, sobre todo, cuando sabéis que, condenados por el árbitro, no perderéis nada, y que si prevalece vuestra causa, obt endréis lo que en estos momentos está en mi poder. 18. Pero he aquí lo que más cont rario al buen sentido me parece. Cuando yo os envié delegados en nombre de todos mis aliados, para que todos fuesen testigos míos, y cuando yo estaba dispuesto a ·concluir con vosotros un arreglo equitativo en favor de los griegos, ni tan siquiera quisisteis dar acogida a las proposiciones de que eran .p ortadores, y esto cuando podíais o bien liberar de todo peligro a los que tenían sospechas molestas sobre mí, o h acerme a parecer a los ojos de todos como un hombre sin honor. 19. Ese era el interés del pueblo, p ero no el de los oradores. Los que saben qué es entre vosotros la política aseguran que la paz es, para los oradores, la guerra, igual
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RESPUESTA
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que la guerra es para ellos la paz; no habitamos en nuestras ciudades, pues, bien sea aliándose. ?on los ge- bien por haberlas recibido de nuesnerales, bien sea caluID?1andolos, les tros antepasaidos, bien porque la guesonsacan siempre algun di;1ler-0 y, rra nos ha hecho dueños de ellas? además, ultrajand? en la_ tribuna a Vosotros no obstante, sin bia·ber oculos ciudadanos mas considerados o pado .An°fípolis los primeros, sin poa los extranjeros más conocidos, se seerla hoy en día, sino, simplemente, crean ante la muchedumbre la fama por haber permanecido un tiemde amigos del pueblo. po bien escaso en el país, la reivin20. Con toda seguridad, yo po- dicáis y esto pese a los comprodria cerrarles la boca con poco gas- misos' formales contraídos conmigo. to y hacerme cubrir de el?gios por Pues, repetidas veces, cuando . yo os ellos· pero me avergonzana se me he escrito acerca de este particular, viera comprar vuestra amistad a esas vosotros habéis reconocido que yo la gentes a unos hombres que, sin ha- poseía con todo derecho, luego ~e blar d~ lo demlás, tienen la audacia haber hecho vosotros la paz conm1de disputarme Anfípolis, cuando go cuando yo la ocupaba y haber .tengo sobre esta ciudad uno~. dere- inmediatamente firmado alianza conchos que estimo . muy supenor~s a migo en las mismas condi'Ciones. las pretensiones rrnales. 21. 81, en 23 Yo pregunto qué propiedad poefecto debe ser
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DEMOSTENES Y
DEMOSTENES. -1. ARENGAS.-CARTA DE FlLIPO Y RESPUESTA
ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
RESPUESTA A LA CARTA DE FILIPO ., haber roto él la paz injustamente, faltando a la fe que les debía y perFilipo había dirigido· a los atenien- jurando. 3. Ardemás, lo que hasta ses una carta en la que les acúsaba aquí ha constituido un éxito, los eny les declaraba formalmente la gue- gaños repetidos, las magníficas prorra. El orador no tiene ya, pues, que mesas, todo ello esta ya gastado ácpersuadir a los atenienses de que la tualmente. En Perinto y en Bizancio, hagan, puesto que se ven forzados a y también entre los aliados de estas ello; pero· procura darles seguridad ciudades, se sabe que él alberga la en sí mismos en presencia del peli- intención de portarse con ellos igual gro, demostrándoles que es- fácil ven- que ha hecho con los olintios anteriormente; ' 4. entre los tesalios no cer al macedonio-. se ignora que su voluntad es de manl. Así, pues, atenienses, Filipo no dar como señor y no ser simplemente había hecho la paz con nosotros, el jefe de una confederación; se dessino que no había hecho más que di- confía de él en Tebas, viendo que él ferir la guerra; he aquí algo que es mantiene su guarni.ción en Nicea, que evidente para todo el mundo de se ha introducido arteramente en la ahora en adelante. Por el hecho de Anfictionía, que atrae hacia si a los haber entregado Halos a los farsa- enviados del Peloponeso y que desvía lios ", por haber arreglado a su .gu.sto en provecho suyo las alianzas tebala suerte de los focidios, subyugado nas '. Asimismo, de los que en otro toda Tracia imaginando falsas razo- tiempo eran amigos suyos, unos le nes y pretextos injustificados ", está hacen· hoy una guerra sin cuartel y realmente en guerra con nuestra otros no le prestan ya su ayuda más ciudad desde hace ya mucho tiem- que por fuerza; ' todos le son sospepo, y he aquí que él mismo conviene chosos y sobre todos ellos recibe maen ello en la carta que os dirige. los informes. 5. Además- y este 2. Y es preciso no estremecerse ante no es tampoco un· hecho insignifisu potencia ni sentirse débil en el cante-, los sátrapas que gobiernan momento de hacerle frente, sino, sin Asia enviaron en otro tiempo una ahorrar hombres, ni din-ero, ni na- expedición de mercenarios extranje·víos, lanzarnos a la guerra con todos ros que le impidieron tomar Perinto nuestros medios, como voy a inten- por la fuerza, y ahora, cuando se hallan en es>tado de hostilidad con él tar demostraros. Primeramente, atenienses, tene- y cuando el peligro se acerca con la mos derecho a pensar que los dioses amenaza a Bizancio, no solamente senán nuestros aliados y nuestros tomarán parte en la guerra y de todo auxiliares más poderosos, después de corazón, 6. sino que decidirán al rey de Persia a que nos conceda subARGUMENTO DE LIBANIO
• Acerca de la toma de Halos en 346, - - véase 1Embajaila, 39 y 163. • Vé!lSe en diversas arengas, especialmenT Estos hechos son recordados en numerote Olintíacas y Filípicas, Jos hechos enumesps dlséursos. radas aquí.
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sidios º; ahora bien, este, re~ es más enormes, se puede considerar despre·t ico que todos los ~emJas J~ntos y ciable ". 9. Añadid a esto que Filipuede ejercer tanta influencia s?bre po, por medio de sus guerras y sus nuestros asuntos que, cuando estaba- expediciones, por medio de todo lo mos en glierra con los lacedemonios, que parece haberlo hecho tan granel partido que él apoyara estaba se- de lo ha hecho más vacilante. No guro de ganar, e igualmente,. ahora, vayáis, en efecto, a creer, atenienses, aliado con nosotr-0s, abatirá sin di.- que sus súbditos se gozan con lo que se goza él; pensad más bien, al conficultad la potencia de Filipo. 7. Aparte de estos motivos de trario, que si él aspira :a la gloria, confianza, que son bien numerosos, ellos aspiran a la seguridad, y que sí bien no puedo negar que, durante si él no puede conseguir su objetivo la pa~, no nos haya quitado muchas sin afrontar los peligros, ellos no piplazas fuertes y puertos y no haya den en modo alguno dejar en oasa tomado sobre nosotros múltiples ven- a sus hijos, sus padres y sus esposas, tajás de cara a la guerra, he aquí para emplear sus fuerzas y desga¡;'que me sorprende. cuando una tarlas y para arriesgar cada dLa la asociación o alianza se funda en una vida .en beneficio de él. amistad y hay comunidad de inte10. Con esto puede uno imagireses ; entre los ·aliados que toman narse ya cUJáles son las disposiciones parte en las guerras, la entente se de la mayoría de los macedonios res·mantiene con solidez; por el contra- 'pecto a él. En cuanto a los amigos ·rio ·cuando, nacida del espíritu de que h.aY en su derredor y a los jefes agfesión y de codicia, no tiene más de los mercenarios, si bie~ tienen fa·vinculo que el engaño y la yiolencia ma de valerosos, os daréis cuenta, no ; __Y esté es el easo' de Filipo-; el ·me- obstante, de que ellos llevan una vida -nor pretexto, el primer choque tiene -más inqu;eta que los soldados de úl-fuerza para hacerla zo-zobrar in- timo rango. Estos no tienen que .te-mediatamente y para- ·destruirla 10• mer más que· lo's, peligros de la gue.s. Por lo demás, el estudio reiterado rra; los otros temen a los aduladode 1os hechos atenienses, m~ ha lle- res y calumniadores más aún que los vado a observ~r no solamente·que los combates. 11. Los primeros lualiados.. de Filipo, están recelosos y chan' con ayuda de los ' suyos condescontentos, sino que, en su propio tr.a un enemigo situado frente a reino,-i:lO' existe ni la' unión perfecta frente; los otros, tomando. también ni la buena inteligencia mutua que se una amplia parte en las pruebas d e supone u. Sin duda que t:l I?_Oder ma- la guerra, tienen que :temer ' tamcedófüco, · cuando desempena el 'Pa- bién por lo que personalmente les -:Pel cte ·a uXiliar; ·t iene su peso ·Y su toca el' humor del rey. A.démás, si - utilidad; pero reducido a sí mismo, uno de estos simples soldad.os cornees débil, y · 'de cara ·a empresas tan te una falta, no sufre máS que un ___ · castigo ·proporcionado; los otrós; en 9.:Este . pásaje : precl~ lo qu~, en térmi- cambio, son más maltratados y más
lo
· nos • rdá:s .vagos.- se . ha 'dicho · ·en la Cuarta fi!iptca, 31. u El pasaje que comienza aqui y com'º Esto es una imitación desdibujada del prende Jos núms. 9-14, no ·es más que una n'llm. 9 de Iá. Segunc!d ·oitntúica. 11 Ideas tomadas · al núm: 13 dél mismo reproducción o parllfrasls de los núma. 14-21 de la Segunda olintfaca. discurso. '' '
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
-difamados, en contra de toda justicia cuando más éxitos tienen. 12. Por lo demás, nada tiene más clara explicación para todo hombre sensato. Pues la vanidad de FiUpo es tal al decir de los que lo han frecu~ntado que, pretendiendo atribuirse el hon'or de todas las acciones bellas, odia a sus generales y a los demá.5 jefes más cuando han merecido elogios que cuando han fracasado por completo. . 13. No obstante, si ello es as1, ¿cómo es posible que le sigan siendo fieles desde hace ya tanto tiempo? La razón de ello es, atenienses, que el éxito presente deja todo esto en la penumbra. Porque no hay nada como el éxito para disimular y ensombrecer las faltas de los hombres. Pero apenas llegue un fraca~o, to~o queda inmediatamente a la vista, sm piedad de ninguna clase. 14. Ocurre en esto como en el .cuE.rpo humano. Mientras uno goza de bl!ena salud, no advierte uno que tal o cual órgano está afectado por alguna enfermeda.:d. Pero apenas uno cae enfermo, tnmediatament.e todo despiert.a, fracturas, esguinces, todo lo que no está completamente sano. Y esto es también lo que les ocurre a las realezas y a todas las formas de poder; mientras sus ,armas san dichosas, su mal interior ·n o es advertido por la multitud; pero apenas se produce el primer fracaso-y cabe esperar el fracaso inmediato de este hombre que 1-evanta un peso demasiado grande paria él- se hace la luz sobre sus miserias y ella las revela a todos lll. 15. Ahora bien, si alguno de vosotros, atenienses, viendo cuánto fa-
vorece a Filipo, se dice que esto hace de él un adv.e rsario temible y difícil de combatir, diré que razona co~o hombre prudente. El favor de la suerte es, ·en efecto, mUJCho, o mejor, lo es todo en las empresas humanas. Sin embargo, en muchos a.spectos, habría motivos para preferir la nuestra a la suya. 16. Porque nuestra prosperidad la hemos heredado nosotros de nuestros antepasados y es más antigua, no solamente que la de Filipo, sino, para decirlo en una palabra, que la ae todos los reyes de Macedonia. Estos reyes han pagado tributo a los atenienses; nuestra ciudad, en cambio, nunca ha sido tributaria de na.die. Por otra parte, nuestros títulos a Ja benevolencia de los dioses aventajan a los suyos tanto como nosotros prevalecemos sobre él en piedad y justiicia. 17. ¿Por qué, pues, entonces, ha •t e.:nido él más éxito que nosotros eJ1 la última guerra? Pues bien, atenienses--quiero hablaros, en efecto, con el corazón .abierto-, ello es asi porque el hace sus campañas personalmente, porque él se toma las penalidades, porque está presente donde se encuentra el peligro y no deja perder ninguna ocasión ' y ninguna estaición, mientras que nosotros~hay que decir Iia. verdad-nos queaamos aquí sin hacer nada, pleiteando siempre, dictando decretos, preguntándonos mutuamente en el ágora qué -se dice de nuevo. Mas, en verdad, ¿qué cosa más nueva que esta. podía ocurrir, a. saber, un macedonio que menosprecie a los atenienses y .que tenga la a udacia de dirigirles cartas como esta que acaba.is de oír? " 18. Por lp demás, él tiene
1ll Siguen los ple.gtos o transcripciones más . o menos textuales de la Segunda olintlaca. u A los trozos tomados de le. Segunrta Los núms. 15-16 de este discurso correspon. den a ·1os núms.. 22-26 de le. e.r enga copie.de. oztntfaca se mezcle. aquí un recuerdo de la Primera fí!!pica, núm. 10. aqul tragmente.rlamente.
DEMOSTENES.-1. ARENGAS.~ARTA DE FILIPO Y
mercenarios ia sueldo, a quienes hay que añadir, por Zeus, algunos oradores nuestros que, acostumbrados a colocar sus regalos en su caja, no se avergüenzan de consagrarle su vida, sin darse cuenta de que, a cambio de este poco que perciben, venden su patria con todo lo que ellos tienen "'. Durante este tiempo, nosotros ni tan siquiera intentamos sembrar en su país la división, nos negamos a mantener mercenarios y no tenemos valor para servir personalmente en el ejévcito. 19. No nos sorprenda, pues, que él haya conseguido tener ventaja sobre nosotros en la última guerra: lo que hay que admirar es que, aun sin hacer nada de lo que exige la guerra, pensem·os vencer a un hombre que hace por su parte todo lo que deben hacer los ambiciosos. 20. Empapémonos bien de estas verdades, atenienses, y comprendamos que no nos es posible siquiera decir que estamos en paz, puesto que Filipo acaba de declarar la guerra y ha comenzado las hostilidades. No escatimemos más los gastos públicos ni los privados, antes hagamos nuestra campaña apenas el momento sea favorable, todos con el mismo ·entusiasmo, y démonos mejo1'8s generales que anteriormente. 21. No vayáis a •Creer, en efecto, que, por las mismas manos que los echaron a perder, podrán ser restablecidos y mejo-
R ESPUESTA
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rados nuestros asuntos. Y no penséis tampoco que, si seguís negligentes como antes, otros van a combatir en favor vuestro voluntariamente. Pensad más bien cuán vergonzoso es que vuestros padres hayan padecido tanto y hayan afrontado tantos peligros combatiendo a los lacedemonios y que vosotros, para defender lo que ellos os han legado después de h aberlo adquirido con toda justicia, no hagáis un esfuerzo enérgico. 22. Por el contrario, mientras un hombre salido de Macedonia se lanza a los peligros tan alegremente que, para engr.andecer su Imperio, se ha hecho acribillar a h-eridas, combatiendo, los atenienses, que por tradición no obedecen a nadie y vencen a todo el mundo en la guerra, habían de abandonar, por negligencia y flojedad de espíritu, las conquistas de sus antepasados y los intereses de la patria. 23. Pero no quiero h ablar más de ello. Es preciso que todos nos preparemos para la guerra, que llame~ mos a nuestro lado a los griegos, no mediante discursos, sino mediante las obras, para hacer de ellos nuestros aliados. Todo discurso, en efecto, es vano cuando no participa de la acción, y el que se pronuncia en nombre de nuestra ciudad lo es tanto más cuanto que ningún otro pueblo, en Grecia, pasa por emplear la palabra con tanta facilidad como nosotros '".
" Idea tome.de. del discurso de Hegeslpo
Sobre el Ha loneso, núm. 17. El núm. 19 - - 16 Este núm. 23 es también un préstamo nos devuelve a la lmltaclón de la. Segunda oltnt!c.ca, núm. 23. de la Segunda olintfaca, 12.
FIN DE LA "CARTA DE FILIPO" Y DE LA "RESPUESTA A LA CARTA DE FILIPO"
SOBRE EL TRATADO CON ALEJANDRO* NOTA PRELIMINAR l. Han transci1,r rido bastantes años entre los anter~o11es discursos y este, y una serie de sucesos muy graves han hecho cambiar mucho el aspecto de las cosas. L a libertad griega se perdi ó en Queroniea el 338. Filipo, vencedor, formó un
macedonio reivindica también la hegemonía marítirna, luego de dete.ntar ya la ael continente. Este es, a muy gi-a111des r.asgos, el .e stado •de cosas que este discurso nos pone ante los ojos. Y, a falta de todo testimonio positivo, estos datos parece.n indicar qite se ·debió pmnunciar en el primer año del reinado de Alej.a,ndro, antes de la destrucción d,e Tebas, en el invierno de 336- 335.
2. El breve sumario que ·del ·d iscurso nos hace Libanio y los escolios nos .e.nseñan que muchos críticos se resistían a reconocer en él los rasgos -camcterísticos de D emóstenes ; unos lo atribuían a H ipérides, otr·os a Heg.esipo, el autor de la arenga sobre el Haloneso. H acían notar, con razón, que la unián de los párrafos era débil y record.aba más bien la manera de los historiooores, que colocan los hechos unos a continuación de .o tros, en lugar de abarcarlos con una mirada sintética y agruparios en una única estructura argumental. Observaban t.ambién una cierta lentitud, la faltad.e esta tensión, de esta fuerza interior, de este alie_nto oratorio que son ios signos incónfundibles de iri oratc1ia •de Demóstenes. Fimalmente, echaban de menos en él la
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
libertad de lenguaje, la a'IJJdaz since- discurso ha olvidado por completo ridad y la aspereza de que están lle- este punto tan importante, y quizá nas sus arengas, y Jw,cian resaltar nos esté permitido deducir de ello algunas expresiones que creían extra- que el .autor •et.el mismo pertenecía a ñas a .n uestro orador. un grupo de oradores más temeraDe una manera general hay que rios, menos acostumbradas que Dereconocer que dichas observaciones móstenes a la reflexión atenta de Las están bien fundadas, sabvo algunas cosas menos clarividentes, con mereformas que hacer sobre ,el último nos intuición de las múltiples dimende los puntos mencicl.Juulos 11 en siones políticas, sociales y temporaconsecuencia, hay que admitir q~e el les, de los hechos y sus cornsecuenautor de este discurso no es Demós- cias. Es difícil pronunciar ningún tenes. Se explica, por otra parte, fá- nombre: para hacerlo tendríamos cilmente, que el discurso fuera a pa- que conocer mucho mejor de lo que rar a la colección demosténica por- conocerrws a los estadistas de aquel que preconiza una política muy aná- tiempo. · Con todo, y sea quien. sea el autor loga ?- la SJtya. No obstante, par.e;ce que si Demostenes hubiera creído d e- del mismo, tenemos en él un docubía dar al pueblo esos mismos ccm.- mento histórico muy importante, que sejos, los habría justificado con más nos hace ver la situación de Grecia energía. Seguramente, no habría te- su estado político, .a la vez que ~ situación moral, en estos momentos nido bastante con enumerar las acuen que, sometida a una soberanía tosaciones mejor o peor fundadas de davía nueva, oscilaba entre los mielos atenienses, sino que hubiera de- dos que inspira el ve~or y la nosmostrado co.n qué probabilidades f a- talgia de la libertad perdida.- FRANvorables se podút contar. El autor del c1sco llE p . SAMARANCH.
SOBRE EL TRATADO CON ALEJANDRO ARGUMENTO O SUMARIO DE LIBANIO
Habiendo repuesto. Alejandro de Ma.cedonia a los hijos del tirano Filiactes, en Mesenia, el orador denuncia este acto como contrario al tratado ·firmado con los atenienses y los griegos. Añade que los ma.cedonios han cometido también otras muchas infracciones del tratado y pide que no se les permita obrar así. La atribución de este discurso parece inexacta; no se r.econocen en efecto, en él las características propias de los demás discursos de De-
móstenes; se a.cerca, más bien, de una manera general, a la forma de Hipérldes y, especialmente algunas expresiones son más propias del estilo de este orador que del de Demóstenes; Por ejemplo ve:ónJ..o o'tot -nuevos ricos- , y p11d u ;iEúae:t 0tt - mentirá desvergonzadamente. l. En verdad, atenienses, es justo que se apruebe calurosamente a los que pretenden que se guarde la observa~cia de los juramentos y tratados, siempre y cuando lo pidan de buena fe ; porque nada se aviene me-
DEMOSTENES.-1. ARENGAS.-
SOBRE EL TRATADO CON ALEJANDRO
jor, a mi modo de ver, con las democraci·as que el cuidado de la justiicia y la equidad. Pero es necesario que los que nos recuerdan tan insistentemente este principio no nos fatiguen con discursos abusivos para luego desmentirlos con sus obras, antes quieran soportar que se examine atentamente lo que dicen, a fin o bien de que seáis en seguida dóciles a sus consejos, o bien de que ellos se retiren ante aquellos que saben hacer ver mejor lo que es verdadero y justo. 2. Enton-::es podréis, si os pa.rece bien, aceptar que se os haga daño y conceder graciosamente este · derecho a quien os daña, o bien, resueltos a poner la justicia por encima de todo, podr-éis hacer valer ante todos, sfo vacilar y sin haceros objeto de reproches, lo que pide vues.. tro interés. Ahora bien, basta con interrogar los tratados y el texto de los juramentos relativos a la paz común, para ver inmediatamente quiénes son los que los han infringido. 3. Supongamos, atenienses, que se os pregunta qué clase de coacción os indignaría más ; todos vosotros, · sin duda, responderíais que el que, si los pisistrátidas vivieran ·en nuestro tiempo, alguien intentara reponerlos aquí por la fuer.za: vosotros, antes de darles acogida, tomariais las .armas y afrontaríais todos los peligros, ·o, en todo caso, sometidos, querríais, al menos, servir como los es·Clavos que uno compra en el mercado, tanto mis cuanto que nadie se .muestra inclinado a hacer morir voluntariamente a su servidor, mientras que uno ve, bajo la tiranía, ciudadanos condenados a muerte sin juicio o incluso ultrajados en la ])ersona de sus hijos y sus mujeres. 4:. Pues bien, cuando, en contra de 1os juramentos y lo estipulado por .escrito en el tratado de paz, Alejan-
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dro repone en Mesenia a los hijos de Filia.des, que son realmente tiranos, ¿tiene él cuidado de la justicia? ' ¿Acaso él mismo no se comporta como un tirano, siguiendo su costumbre, sin la menor consideraición hacia vosotros ni hacia los compromisos comunes? 5. ¿Cómo admitir que, si se os hiciera violencia a vosotros, toda indignación sería legítima, y que, si el mismo acto ~ comete en violación de los juramentos que se os han prestado, no debéis impedirlo? ¿Que ciertas gentes nos impongan que seamos fieles a los juramentos y que a los que 'los violan con tanta resonancia se les deje plena libertad para ello? 6. No, no, esto no puede ·ser, por poco que queráis hacer lo que es justo. Porque también se encuentra escrito en el tratado que a todo el que se conduzca como Alejandro se le considerará enemigo común de los que participan en él, que de igual manera se mirará su territorio y que todos emprenderán una campaña contra él. Así, pues, si queremos observar los convenios, hemos de tratar como enemigo al restaurador de estos tiranos. 7. Sus partidarios alegarán, es verdad, que ya antes de la condusión de la paz eran tiranos de Mesenia fos hijos de Filiades y que Alejandro ha podido ·b asarse en esto para restaurarlos. Pero ·el argumento es ridículo, pues, mientras a los tiranos de Lesbos se les expulsa, especialmente a los de Antisa y Eresos, como posesores de un poder ilegítimo, aun cuando lo hayan ejercido ya 1 En el discurso Pro cor.ona (núm. 295) se dice que los hijos de Fillades, Neón y Trasiloco, se hablan Impuesto como tiranos a los mesenlos con ,la ayuda tde Flllpo, Por este pasaje vemos que hablan sido expulsados , sin dudn, después de la muerte del rey.
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DEMOSTENES
Y ESQUIN'ES.-DISCURSOS COMPLETOS
con anterioridad al tratado, se esti- serán ·considerados icomó' enemigos ma que en Mesenia la tiranía es una por todós los confederados. Notad cosa distinta e indiferente, por más pues, atenienses, que .los aqueos deÍ que .en las demás partes sea odiosa. Peloponeso tenían entonces una cons8. Más aún: .e l comienzo mismo d,el titución democrática. Ahora bien, tratado declara a todos los griegos he 'aquí que el macedonio acaba libres y autónomos, y siendo así que de destruir entre ellos la democracia las primeras . palal_?ras del texto son en Pellene, desterrando a la mayor estas de aut,on~n:1a y libertad, ¿no parte de los 'ciudadanos, darido sus , es absurdo admlt1r que se puede es- bienes a sus servidores y poniendo tabl~cer u~á <:onstitución política ,de aUL como tirano, a 'Cairon, el luchaserv1dumbre sin faltar a los compro- dor •. · 11. ¿Y no somos nosotros misas comunes? 2 Es, pues, necesario, partes del tratado que obliga a tener atenienses, si queremos mantenernos como enemigos a los que· obran así? fieles a los juramentos y aJ. tratadq; ¿Qué hacer, pues? ¿Obedeceremos a si: queremos; cosa que se .n os _invita este compromiso general y les consia hacer-lo he recordado antes--, deraremos enemigos? ¿.o bien permiponer por obra lc:i que es justo, es tiremos· que uno .d e esos hombres necesario, digo, tomar las armas y vendidos al macedonio y enriqwecihacer la guerra a los que los Violan, dos a fuerza de hacernos daño desjunto con los .aliados de buena vo- mienta vergonzosamente estos heltintad. 9. ¿O ·a caso pensáis que, chos? 12. Con toda seguridad, aun en ausencia de un derecho, la ellos no ignoran · nada de todo esto; ocasión brinda a veces el medio de pero su insolencia ha llegado a tal hacer algo útil, pero que hoy, si:q. em- extremo, que, teniendo com,o guardia;; bargo, cuando el derecho, 1a oportu- de corps los soldados del tirano, ·os nielad y el interés se. encuentran re- iptiman que respetéis los juramenunidos, . no creéis ~uen~ .,e sperar. a tos_violados por. él, cqmo si él fuera más tarde para emprender la - def~n- señor absolüto y dispusiera del deresa de vuestra libertad y de la de los cho al perjurio y os fuerzan 'a abolir d~más griegos? , . vuestras propias leyes, ha~iendo po10. P~sem~s a otro _puntO de de- n~r e:p. libertad a , ho~br~s con.d enarecho fiJado por el tratado. Se en- dos por vuestros tribunales, coaccio·cuentra escrito en él que los ,. que -nándoos a otros tantos actos no mevinieren a derribar las constituciones- nos ilegales. · 13. Y es natural, existentes en, los diversos pueblos en pues, cuando uno se J:la vendiao para _ el tiempo en que se ha "jurado la paz traicionar los iritereses de ' su propio · · país, ¿qué cuidado se puede tener de las leyes y los juramentos? No cono2 . La poli~lca · de Fil!po habla favorecido, cen estas cosas má:;; que para abusar en numerosa$ ciudades, ' el establecimiento de tiranías_ Estos, al tener necesidad de él.- de su nombre y engañar así _a un eran otros tantos aliados con quienes po- pueblo que Se reúne ·ell ·asamblea,' ÍlO día él contar. Es .evbdente que: ·a1 .proclamar. -e n el _p acto de Corinto, el principio de la autonomía de las repúblicas griegas, no habla pl!llsado él ·en la restauración de las democracias.- Habla, simplemente, querido 'declarar .que estas r ciudades iban a ser en adelante lmlependientes de las que hasta
a· Ateneo !XI, pág . .SOO B) nos ensefia que este Cairon habla s)do d!scipulo d e . Platón Y 1ge Jenócrates, , lo cual n·o le . impidió, ct1an_d o llegó" a la ' tlrania:; abusar cruelmente del. poder :J.bsolúto· para dar . satisfacción o sus pasiones.
DEMOSTENES.-
1. ARENGAS.-SOBRE EL TRATADO CON ALEJANDRO
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para estudiar los asuntos. y pr~bl~- liaidos partan de ninguna de las ciumas sino para pasar el tiempo, sm dades confedeli?.das para atacar amapod~r ver que la tranquilidad de la no armada otra ciudad igualmenhora presente · serlá un día la caus~ te ·comprendida en el tratado. Caso de una terrible tempestad. 14. As1, de hacerlo la iciudad de que ellos pues, os invito, como he dicho ya parten qu~da excluida del mismo. al comienzo, a seguir sus consejos Pese a esto, el macedonio tiene tan en 1cuanto piden se observen los com- pocos escrúpulos de tomar las armas promisos convenidos, pero con una que ni tan siquiera las ha depuesto condición, sin embargo: que al re- hasta el día de hoy; aun ahora las comendar la fidelidad a los juramen- lleva de acá para allá, por todas partos no tengan intención de negar tes por donde puede, incluso va más _¿reyendo que nadie .caerá en la lejos en este camino, hasta el puncuenta de ello-que estos juramentos to de que, por una simple orden, h a son 'de hei~ho violados, puesto que hecho volver a diversos lugares vase .: están sustituyendo democracias ríos desterrados, y luego ha hecho por tiranías y se ·e stán destruyendo regresar a Sición al paidotriba "· las constituciones libres. ' 17. De tal forma que, si hemos de ·15. Mas he . aquí una cosa más observar los convenios estipulados, ridícula aún. Se ha especificado en como estos defienden, ciesde este mo-ei tratado de los sinedros • y los mento, las ~iudades que han procu, magistrados puestos al frente de la rado estos retornos, quedan para defensa- común .. vigilarán que no se nosotros excluidas del tratado. Ahoprod~zcan, en las · ciudades que tie-: ra bien si se quiere que caUemos ~o nen parte en el tratado de paz, m que pa~a, dejemos de decir que e~~s sentencias .r:apitales, ni . exilios con- ciudades .son las de la confede11aciqn tnarl.os a las leyes del país, ni con- ma,oodónica. · P.ero si los servidores ftsc.aciones, ni repartos de tierras, ni asalariados por el macedonio contra supresiones ' C!e deudas, ni •Iiberacio- nosotros no hacen más que exigir nes de .esclavos con vistas a una re- continuamente que ·se obre conforvolución. Ahora bien; estos están me al pacto, hagamos lo qu~ . ellos tan lejos de oponerse a ello, que _in- piden, puesto que ·est o tamb1en es Gluso ayuda,n a esto. ¿Cómo negar justo, y entonces, según el texto del que ,m erecen la muerte? Ell~s prepa- juramento, después de haber excluí: ran ·esas horrorosas calamidades a do estas ciudades, veam0s de que esta ciudad, . siendo así que para ri1ranera hay que portarse con ª9'!-epre'lenirlas, daáa .su gravedad, se }?.a- nos que animados por un espmtu bía 'conferido tantas personas· el de" desp¿tismó, de arrogancia, no c-acargo de vigilar atentamenw sobre san de conspirar, de dar órde, . . , nes, de burlarse de la paz general. el particular. 16. Pongamos de manifiesto otra 18. ¿Qué objeción podrían ellos opoi,nfracción del tratado. Es~á' ;escrito nernos a esto? ¿Pretender1án ellos, ahí que no está permitido que los exi- acaso, que un convenio, si es contrario a nuestra ciudad, 'es válido, mientras que, ·si le sirve de garantía, se
a
• Los slnedros son los miembros del con· seJo federal lpstituldo p or eCpacto ;de Corinto. Véase Dlodoro, XVI, 80, y espeq!almente, Justlno, IX, 5.
" No se sabe nada de este personaje.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
niegan a reconocerlo? ¿Es eso lo que os parece justo? ¿Es que, si alguna cosa de lo que se ha jurado es favorable a nuestros enemigos, pero nociva para nosotros, la afirmarán ellos como válida y si, por el contrario. se encuentra allí un compromiso, a la vez, justo y be!Ileficioso par.a nosotros, pero desfavorable para ellos, se van a creer obligados a comi:>atirlo sin tregua? 19. Para que vosotros veáis con mayor 'Claridad aún que no solamente ninguno de los pueblos griegos podrá nunr.a reprocharos el haber infringido uno solo de los .artículos del convenio, sino que incluso tendrán que daros las gracias por haber denunciado, los únicos vosotros, a. los que los violan, me referiré ahora a algunos de sus delitos, que son muchos, en pocas palabras. Una de las cláusulas del tratado, vosotros lo sabéis, asegura a los confe derados la li.bertad de la navegación y prohíbe a quienquiera que sea estorbarla o capturar sus navíos. Si alguien contraviene esta prohibición, debe·s ertenido como enemigo por todos los confederados. 20. Ahora bien, vosotros habéis visto, atenienses, que esto es lo que hacen los macedonios abiertamente. Su desprecio del derecho es tal que han llevado a Ténedos todos los navíos mercantes procedentes del Ponto º; y ellos no han dejado de ejercer su vigiliancia antes -que decidierais equipar cien trirremes y ponerlas a fiote inme diatamente, em:argando del mando de las
mismas a Menesteo. 21. ¿No es sorprendente que se hayan podido cometer tantos delitos por otros que nosotros, sin que sus amigos de aquí intenten aparita.¡,los de ellos, y que a nosotros, en ·cambio, nos recomienden mantenernos fieles a los juramentos de que tan poco caso se hace? ¿No diría uno que debe haber alli un artículo suplementario, autorizando a los unos a hacer el mal y negando a los otros hasta el derecho de defenderse? 22. Por lo demás, ¿acaso estas transgresiones no eran también actos estúpidos, ya que, menospreciando así sus juramentos: han t enido que perder, como era justo, la hegemonía en ·el mar? Además, nos han dado ahora el derecho a reivindicarla, sin que se nos pueda guardar rencor por ello, el dia en que queramo~ pasar a la acción, pues, si ellos han .cesado en sus delitos, no por ello han dejado de infringir los convenios federales. 23. Solamente tienen ellos la suerte de poder abusar de vuestra indolencia, que se niega a sacar partido incluso de vuestros propios derechos. Y en esto es en lo que su insolencia llega al colmo. Mientras los demás griegos y todos los bárbaro;;; temen .t eneros como enemigos, solo estos ricos de ayer•, quieren forzaros ia que os menospre-r.iéis a vosotros mismos, unas veces mediante la persuasión, otras mediante la coacción, como si trataran con gentes de Abdera o de Maronea y no con atenienses. 24. Al mismo tiempo, además que desprecian vuestro poderío y ensalzan el del enemigo, confiesan, sin advertirlo,
• En diversos discursos de esta época, e.sí eomo en otras muchas obras, encontramos
DEMOSTENES.-1 . ARENGAS.-SOBRE EL TRATADO CON ALEJANDRO
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que nadie puede enfrentarse con 1 teles en nuestros puertos, 4no. dio, vuestra ciudad, ya que ·quieren obli- acaso, a entender que su des1gmo no garos a respetar el derecho en con- era tener acceso al puerto unos motra de lo que es de derecho, pre- mentos, sino más bien ·e~tablecerse viendo muy bien que, si la ciudad alli pa..ra en adelante? Si_ nosotros quisiera buscar s u interés, vencería toleramos los barcos peque_nos, Juego fácilmente a sus enemigos. 25. Y les llegará el turno a Las tri.rremes; Y tienen motivos justificados para pr~- si primero se admiten a;lgunas de esverlo, porque, mientras os sea pos1- tas, antes de nada seran numer'!sas ble ser señores indiscutibles del mar, las que haya alli. 28. No podnan, incluso vosotros solos podréis en tie- en efecto, alegar que en Atenas rra añadir a las fuerzas
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DEMOSTENES Y ESQUINES.- DISCURSOS COMPLETOS
nienses, a respetarlo en las condi- 1Ahora bien, estas pal.abras "si queciones que he e~puesto, y no ten- remos'' nos dejan también el de:redré miedo de asegurar, con la expe- cho de no querer, si sentimos de una riencia de mi edad, que podremos, a vez que no hemos de hacemos verla vez, usar de nuestros derechos, sin gonzosam.ente los seguidores de otro, que se tenga nada que reprochamos, olvidados de todos estos tit.ulos de y aprovechar sin ningún riesgo las gloria tan antiguos, tle los que nincircunstancias que nos apremian ia gún pueblo posee tanta riqueza codefender nuestrns interes-as. Recor- mo nosotros. Mandad, pues, ateniendemos, en ef.ecto, que al final del ses: y yo propondré, como nos lo pacto se añadió esto: " ...si quere- prescribe el tratadG, hacer la guemos tener parte en la paz común ." rra a los que lo infringen.
FIN DE "SOBRE EL TRÁTADO CON ALEJANDRO"
2. PLEITOS POLITICOS
CONTRA ANDROCION * NOTA PRELIMINAR l. Andff.ocion, hijo de Andrón, del de11w de Gargettos, había dado muestras, en una vida rpolítica muy . larga-en el momento del pmceso Julcia yo treinta año.s que se dedii.caba !t la política, cfr. 66-, de una agresiJvidad y una falta de escrúpulos que le h abían cread,() muchas enemista.des. Así, cuando los apuros _financieros de Atenas, ocasionados por la guerra social, habia acus-ooo a Euctemon de malv.ersación de fa:ndos; Eucte1non era uno de los recau. dadores ordinarios de impuestos, y _Androción consiguió de la Asamblea la destitución de aquel; mo obstan- te, Euctemon no fue recon()cido culpable, ya que, en tal caso, se le hu. hiera aplicado ia sanción .correspon~ diente, la confiscación de sus bienes. Poco después, propuso e hizo votar un decreto ,nombrand-0 un:a comisión extraordinaria de diez miembros, encargada de cobrar los atrasos pendientes de la contribución extraordinaria de guerm, -00rrespondientes al arcontado de Nausínico (378-377). El se puso rápidamente a La oabeza de la misma y, abusando de los me·- dios de coacc;ión que lvabía conseguí· • Discurso XXII.
do se le a.tribuyeran, se había entregado a odiosos e:reesos en Tas personas de algunos contribuyentes remisos. En otra ocasión, intrigó hasta conseguir qiie el pueblo le confiara la supervisión de la refundición de los exvotos d:e orKJt-coronas honoríficas, vasos consagrados y otr()s objetos muy diversos.c-(],epositad;os en la Acrópolis. También aq.u í su gestión insuficientemente controiada, había dado lugar Lógicamente a Tas sospechas y a las críticas . Finalmente, y también por medios tortuosos, había intentado inculpar de parricidio a un tal Diodoro. Como no le ligaba con la prete:ndid.a víctt1na ningún vínculo de parentesco, no podía personalmente proceder contra Dioclor.o, y acusó entdnces al tío de este de impiedad, alegando que había ofreci4o a sabiendas hospitalidad bajo su techo a un parricida. La maniobra fracasó, al igual que la que había preparado anteriormente oontra Eucternon. Pero las dios víctimas jur.aron vengarse, apenas tuvieran la ocasión de hacerlo. La ocasión se presentó, por fin, cuando el Consejo de los Quinientos, que había estooo e;n funciones bajo el arcontooo de Elpines (356-355),
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DEMOSTENES Y ESQUIN'ES.-DISCURSOS COMPLETOS
ces6 en su cargo, A:ndroción, que farmab.a parte de este Consejo, depositó ante la Asamblea del pueblo un proyecto de decreto por el cual, reconociendo que el Consejo había cu1111plido bien su cometido, se le co.ncedia una corona como de costumbre. La rec_ompensa, en efecto, no suscitaba de ordinario ninguna discusi6n. Est a vez, sin embargo, algunos ciudadanos, entr.e los que se contaba Midias, protestaron, haciendo valer que el Consejo no merecía el hooor que para él se solicitab.a; pero el pueblo hizo caso omiso ,de esto y el decreto, sometido a ·votación, fue aprobado. · ' Diodoro y Euctemon se aliarorn inmediatame:nte, no para anular el efec.to del mismo, sin<> para · dañar a cualquier 1Jrecio a su perseguidor C.on una acusación de ilegalidad. En sí mismo, el crimen era severamente castigado por Zas leyes atenienses; pero, en este caso, el •castigo previsto, za pena de muerte; estaba en absoluta desproporción con la falta cometída; tpor otra parte, la argumentación jurídica y extrajurídica ·ae Diodoro es tan débil, que se puede realmente dudar del crédito que De' móstenes, que hizo aquí de Zog6grafo, le pudiera prestar. ' ' ·· 2. ·, El exordio discwrso forense declara, en ,e fecto, en voz bien alta, que ' el acusador pretende saciar en su ll!CUSación un rencor personal. La
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Al decir de D iodoro, el decreto que A.ndroción pr opuso viola dos leyes: en virtud de Za primera, la Asamblea no tiene derecho a votar cualquier moción si el texto de la misma no ha sido sometido con anterioridad a la deliberación del Consejo de los Quinientos,· según la segunda ley, está prohibido pedir la corona :para un Consejo que, en el plazo del año en que ha desempeñado sus junciones, no ha construido un determinado .número de navíos ,cf,e guerra. Inmediatamente nos salta a la vista que, a pesar de l as ar!}'t~cias de que hace gala el log6grafo, el primer texto que se invoca, de haberse aplicado. a la letra, hubiera implicado un absurdo jurídico: el Consejo, en efecto, al tener que delibemr acerca de .·Za recompensa que se le destinaba, hubiera sido · a la vez juez y parte. . En C'ltanto al segundo texto, permite, es verdad., des.arrollar u.na argumentación más éapcio&a/ pero· nos sorprende que no se hubiera utili::ado ya antes-, cu
DEMOSTENES.- 2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA ANDROCION
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le prohibían. toda actilvidaid política: d:cid del hombr~ 'flel pueb~ 1?-acia ~s porque se había prostituido en su orador.es y poli ticos .de ofi'!'-º· Y _sijuventud (véase Esquines, Contra·Ti- gue a esto una sene de ~nvectivas marco, 29); ·y por,.qu.e hab~- her~a- co.ntr.a los que van a acudir a pre~: do la atimía o degmdacian civica lar su ayuda a l acusaido. A un P'.1con que había sido ,castigado su ipa- m er grupo_ de esto~ l~s.reprocha Dzodre, como de11;dor de.l tesoro; cada doro, no ~in verosim;Zit~1 el que no una -die ·estas .acusaciones, una vez obrmn ~as que por inte1 ~s personal. probadas, llevan consigo, en virtJJ!d Son miembros d.el conse1?, culp.able, de textos 1urídicos concretos, la vn- que, al_ defender a Androcion, ?UJ hacapacídad civiioa del culpable. cen rnas que ·defender su prapoa cau: Sin embargo, Za respuesta, t.ant~e·n sa. Per o Arquias . de Colargos ,esta un caso como en el otro, ,es tan faci.l, muy por encima de una sospecha de que el· Zogógrafo mismo no pudo evi- ~sta indo.le; por ~s~ el ataque d_e q.ue tar el h acer mención de ella: se tra- el es ob1eto traiciona wn autentico ta de simples calumnias, y la p.arte embarazo por parte d,.el o~a_dor, emfiscal d ebía haber establecido el .fun- barazo que. pone de ma~1,ifi~sto con damento de las mismas en acciones toda exactitud La aparie:nci.a. Y no ;ud iciales cUstintas. Demóste.nes in- más de rigor con que se sucede??- Z,Os tenta .d estruir el efecto de esta res- dilemas insidiosos y las cuestiones puesta, de una parte 11u~diante una contradictorias. . De nuevo encontramos La m~ma promesa y de la otra mediante un sofisma 'que, fuerza es decirlo, ~uto- 4e~ilidad en la for11U!- de rebatir e~ rizaba el pmceidimiento ateniense ult uno argumento. Dice este que, ~i en materia criminal. La promesa es el acusa.do es . conde.nado1 los c,ontnesta: "nosotros demostraremos < buyentes remisos se v.e ran estim:!llaconducta infame a:nte los tribunales. dos para el futuro a burlar e~ [tsco. Mientras llega esto presentamos la Ante este argumento que polttica. Y dedamción de un 'testimonio digno administmtivarneyite es fuerte, Dwde crédito." y el sofisma ,es: "al a cu- d-0ro, o mej.o r a-un De'f!Wstenes, re~ sa!Lo es a quien corresponde demos- pon.de con un.a acrob'acw. Con. za mas trar la falsedad de las acusaciones absoluta naturali.tiad ·d esestima el formuladas contra éÍ y contra su pa- verjuícío caus.ado al Estadio; y, para dre". paliar . su pr~~exto, se deja lievar a una ?Jez enfwigaido de esta mane- una disertacion muy. bella, es ve.rdad, ra el adversario sin ningún escrú- pero contraria a los intereses del Te'DUlo Diodoro p1·0C'ltra tranquilizar soro, sobre el desinterés que Atenas la .cÓnciencía del jura-do, a .q uien sin siempre ha mostrado en Zas cuesduda se pedirá que no inflija al tion_es de dtnero. consejo saliente u.na deshonra tan Digamos algo ahora sobre. l~ injusta, ,declarando ilegal la propues- crueldades que ,e l C!-cusado ha e7e_rcita ·de recompensa presenta.4.a ipor do sobre los contribuyentes remisos. Androción. También ,aquí la r,e futa- Nunca po_dremos sab.er, seguramente, ció:n es más hábil que verdaderamen- ñasta que punto pu~da .ser exacta la te honesta y convincente. El orador pintura que de las i?J.tngas que perp.asándose a una actitud demagógi- mitieron a; A111dro~i~·'I} ponerse . al ca no vacila, al fin de su exposición frente de ,d icha comision nos da Dwexacerbar la tradicional hostili- doro. Ni tampoco sabremos la pa11;e
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de realidad que hay en las brutaZidailes de que se dice hizo objete> a dichos contribuye.ntes. Lo importante es, por lo demás, aquí la forma en que el orador consigue hacer viva y verosímil su narración, factw perfectamente logrado gracias a la eloC1f!mcia de. Demóstenes. La comparacion que sigue a esto e.ntre Za odiosa persona de A.ndrocián y el lwnrado Sátiros, emplea uno de los .Zugares comunes que preconizaba la escuela y que son tan f riecuerntes en las obras de los logógraf-0s. La comp.aración es hábil y nadie podría decir nada contra ella. Pe.r o no acabamos de comprender del tocLo bien qué necesvdad había <'Le recaer .nuevamente en l a demagogia y de que el .a utor del discurso, luego •de haber acusado una vez más a su adversario de venalidad, juegue con el elemental sentimiento de desc
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to derecho a emplear toda ciase de medios para convencer a su aud:it-0rio; solo que quizá Demóstenes, deseoso de servir a los rencores de su cliente, ha ido un poco cJ.emasúJJil¡o lejos, cosa que ino quita nada, es justo, a la sinceridad de sus sentimie:ntos políticos personales, que se deja;n ver en muchos pwntos. EZ discurso es, sin .a.uda, un documento verídlico para conocer Zas ideas políticas de Demóstenes al .comienzo de su carrera.
3. Dionisia de H1alicarnaso .nos dJice que el proc.eso tuvo lugar en 355354, bajo el .arcontado d.e Calístrato, y sus afirmaciones vienen corrobor.adas por las alusiones históricas -en el núm. 14 se menci.ona la expedición de Eubea camo un suceso "reciente". La primera intervención ·de Demóstenes en la vida política de su patrl:a es un ataque .ciel orador, por medio ·de otra persona, a un viejo wrro de la tribuna, hij.o de un di scí1?uZo de lo~ sof istas y discípulo él mismo de I socrates. ¿Es también este el historiador que más tarde c-0mpuso una Attida? El hecho es discutido. Ciertamente parece ser este el A.ndroción contrá quien• polemiza, sin 1wmbrarle Aristóteles----.Constitución de Atexias 6- a raíz de Za "seisaczía" o "d·e scarga" de deudas pendientes. [Jea lo que sea de ello., el jove.n logografo ha P.r-Ocurado cuidar cariñosamente el discurso que le .enciomendara Diodoro. En más de un pasaje se h ace se.nsible Za influencia del autor del Panegírico, .como lo hicíeron ya notar los retóricos .antiguo:s, de manera especial Hermógenes. La larga diatriba, que es lo que en resumidas cuentas viene a ser el díscurso, que por lo demás se nos presenta como uma "deuterología" o in-
DEMOSTENES.-2. P LEITOS POLITICOS.-CONTRA ANDROCION
terveinción .e.n segu1iido lugar----primero habló Ettctemon-, rno consiguió que el jurado d ictara un veredicto de condenación. Dos años más tarde de estos heclws, Diodoro tomó casi textualmente largos pasajes de este discurso en el contra Timócrates, momento que sin duda no hubiera desarprovechado él para airear su triunfo, si en este momento los jueces le hubieran dado la razón contra su adiversario. A más de esto, un decreto del año 346,
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cuyo texto nos ha siido conservado pO.r una inscripción, lleva la firma dJe Andr-0ción ; vemos, pues, que nueve años más tarde de este proceso, Androción seguia en uso completo de sus derechos cívicos, a pesar de los dos procesos en que había figurado primeramente como acusado, y luego como cómplice de Timócrates. Las indudables bellezas del discurso no eran suficientes para justificar una acusación tambaleante.FRANCISCO DE P. SAMARANCH.
CONTRA ANDROCION ACUSACION DE I LEGALIDAD ARGUMENTO DE LIBANIO
l. Había en Atenas dos Consejos, uno de ellos perpetuo, el del Areópago, que juzgaba de los homicidios voluntarios, heridas 1 y casos análogos; otro que se ocupaba de los asuntos del Estado. Este era renovable cada año, y se componía de quimientos miembros que tuvieran la edad l'equerida para ser consejero. Había una ley que ordetaba a este Consejo que hiciera construir trirremes nuevas; caso de no cumplirse esto, la misma ley le prohibía solicitar del pueblo una recompensa. Pues bien, en el caso presente, el Consejo no ha hecho construir las trirremes, y .&ndroción ha presentado ante el pueblo un decreto concediendo una corona al Consejo. Este es el motivo del proceso de ilegalidad que se intenta contra él. Sus acusadores son dos 1 Ha.y que entender le.s heridas producidas con la lntenclón de causar la muerte.
de sus enemigos, Euctemon y Diodoro. Euctemon ha tomado el primero la palabra; Diodoro, en segundo lugar, viene en su ayuda por medio del presente discurso. 2. Los acusa dores alegan, en primer lugar, que el decreto no ha sido precedido de un "aviso previo al Consejo" o de una previa deliberación del Consejo, siendo así, en efecto, que hay una ley que prescribe que no se lleve a. presencia del pueblo ní:ngún decreto wntes de que baya sido examinado en el Consejo: Androción, haciendo caso omiso de dicha ley, dicen ellos, ha introducido su proposición sin haberla sometido a esta deliberación; en segundo lugar , que está en oposición con la ley que prohibe al Consejo solicitar una recompensa, si no ha h echo construir trirremes; pues, si está prohibido solicitar, es de inmediata evidencia que . tampoco está permitido concederla. Tales son, en el fondo, las leyes que alegan los acusadores; pero, ellos alegan tam-
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bién dos leyes contra la persona, que dicen referencia le. una a la prostitución, y la otra a los deudores del Tesoro público. ·Ellos preten. den que Androción, tanto en virtud de la una como de la otra, ha perdido sus derechos de ciudadanía, ya que, en efecto, se ha prostituido y es deudor para con el Estado de una deuda de su padre. SEGUNDO ESQUEMA
l. Había en Atenas diversas magistraturas, conferidas las unas por sorteo, otras por votación a mano alzada, otras por elecciónº. Eran conferidas por sorteo, por ejemplo, las de juez; por el pueblo, votando con la mano alzada, por ejemplo, las de estratego; y por la elección, por ejemplo, las de corego •. Entre todas estas, una de fas magistraturas conferidas por sorteo era el Consejo de los Quinientos-lo llamamos de los Quinientos para distinguirlo del del Areópago-. Entre ambos a dos hay tres diferencias: la primera es que el Consejo de los Quinientos trataba de los asuntos de Estado, y el del Areópago solamente de las causas de homicidío. Si alguien nos dice que se reunía para deliberar sobre asuntos de Estado, respondemos que solamente ein caso de grave necesidad se reunía para deliberar sobre asuntos de dicha índole. 2. trna segunda diferencia está en que el Consejo de los Quinientos tiene un efectivo limitado, mientras que res-
" Esta distinción entre "votación a mano alzada" y "elección" es un error del autor del esquema. • Otro error. Acerca de la designación de los coregos, cfr. Aristóteles, Co11stitución de Atenas, 56.
pecto del segundo esta cifra es indeterminada. En efecto, al decir de ciertos oradores, cada año se añadían a él los nueve arcontes; según otros, solamente los seis tesmotetes •. Había, en efecto, seis tesmotetes que juzgaban los casos de prostitución•; había además otros tres arcontes, en primer lugar el epónimo, que daba el nombre al año, en segundo lugar el "rey", que se ocupaba de los intereses de los huérfanos 0 y de los actos de impiedad, y en tercer lugar, el polemarca, que estaba encargado de la preparación de la guerra~. 3. Los tesmotetes no permanecían en sus funciones más que un año. Antes de entrar a tomar posesión de su cargo, toda su vida pasada era sometida a juicio; si eran encontrados irreprochables en todos aspectos, desempeñabam: sus funciones durante el año. Luego, transcurrido el año, eran sometidos a un nuevo juicio, para decidir si, durante este tiempo, habían cumplido bien sus funciones. Si se comprobaba que las habían desempeñado de mane1·a irreprochable, eran añadidos al ' Nttevo error: el Areópago se compone solamente de antiguos arcontes que hayan dado satisfactoriamente su rendición de cuentas regla.mentarla. <_Esto es muy inexacto. Los tesmotetes, segun Aristóteles, ob. cit., 59, se encargaban, en otras cuestiones de costumbres, del "111dulterio". Su competencia era, pues, más variada. y más extensa. de la que aqul se les a.signa. El "proceso por prostitución" no era más que una. de tas numerosas accione:< que un ciudadano pOdla. entablar ante ellos contra. ttn adversa.no polltlco a quien qulslera defiar. El autor del esquema ha Interpretado mal el núm. 29 del discurso. 6 Erróneo: era el primer arconte el que se encargaba. de Jos huérfanos: cfr . Aristóteles, ob. cit., 56. 7 También erróneo: Véase Aristóteles, ob. cit., 58.
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CONTRA ANDROCION
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el Atica quedaba sin magistrados consejo de los Areopagitas-esta - en ellos errun propuestos los maes la razóu por la que estos no tegistrados-. Los Quinientos estanían un efectivo fijo-; de lo contaban, pues, en su cargo trescientos trario, era.n excluidos de dicho Consejo. Una t.ercer a diferencia está en cincuenta días. Pero, puesto que a. que el Consejo de los Quinientos causa de su número les era difícil tramitar los asuntos, se dividieron se renovaba cada año, mientras que en diez partes, una por tribu, comel de los Areopagitas era perpetuo; prendiendo cada UJila de ellas cina no ser que se cometiera algunu falta grave, IIlO se excluía. o sacaba cuenta miembros-ese era el número de miembros que presentaba caa nadie de él. 4. Sin embargo, da tribu-. De donde resulta que puesto que nuestro tema no es el consejo del Areópago, sino el de los estos cincuenta mandaban a los demás durante treinta y cinco Quinientos, es necesario ver cómo días; esos treinta y cinco días, en funcionaba este. Es preciso saber efecto, son la décima parte de! a.ño : que los atenienses no contabal!1' los diez veces treinta hacen trescientos; meses segúirr el curso del sol, como cinco veces diez hacen cincuenta. nosotros, sino según el de la luna. 7. Pero, puesto que los cincuenta Según el curso del sol, el año tiene eran aún demasiado numerosos para trescientos sesenta y cinco días, de gobernar juntos, diez designados por donde resulta que el mes' tiene la suerte, gobernaban siete días; treinta días, un tercio y un dozavo. uno de ellos, designado por la En efecto, diez veces treinta hacen suerte, gobernaba cada Ulllo de los trescientos, y
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de los Quinientos, con los fondos recibidos del pueblo, hiciera construir trirremes nuevas. Había una ley que decía que todo Consejo que, a juicio del pueblo, hubiera cumplido bien sus funciones, sería coronado. Ahora bien, el Consejo. de que se habla en este discurso, aun cuam:do hubiera recibido del pueblo los fondos necesarios, no había hecho construir las trirremes; en todos los demás aspectos, por otra parte, parecía haber cumplido bien sus funciones. Así, pues, el orador Androción, que era el jefe influyente de este Consejo •, propuso un decreto cuyo fin era corOlnar al Consejo. Este decreto fue atacado como ilegal por Euctemon y Diodoro, enemigos de Androción. El estado de la causa es "pragmático inscrito" o "causa pragmática sobre escritos"'º; la cuestión dice referencia al futuro: ¿hay que hacer tal cosa? ¿Hay que conceder tal otra cosa o no? 9. Y, puesto que a la determinación del estado de la causa contribuye nuestro conocimiento de los argumentos, examim:emos primero los de los acusadores. Euctemon y Diodoro atacan el decreto en virtud de cuatro leyes. La primera prohibe presentar al pueblo un decreto que no haya sido objeto de una deliberación previa del Consejo. Supues• No se trata de un titulo oficial; el término designa al personaje político que, por su infiuencla personal, dirige el Gobierno. ,. Son difíciles de traducir estos términos de época para designar los "estados de la causa". El término "pragmático" o "pragmática" quiere d!'clr que el objeto .del debate es un hecho conslderado en si mismo, tuera de toda consideración de la persona. " Inscrito" o "sobre escritos" quiere 1decir ·que el objeto del debate es un "escrito", especialmente una ley o un decreto. Hemos traducido simplP.mente lo más llteralmente ¡posible, aclarando aquí el sentido.
to que el pueblo era numeroso y se dejaba frecuentemente enga ñar, al no distinguir la maldad que puede esconder un decreto, este era primeramente enviado al Consejo de los Quinient-0s, el cual exa.mi:naba si babia en él alguna cláusula nociva o mala, y entonces era presentado al pueblo. Androción debería, pues, haber comenzado por llevar el decreto al Consejo. No lo había hecho porque esa asamblea acababa precisamente de tomar posesión: de su cargo y temía excitar sus celos; cada uno, en efect o, tiende· a mostrar que su predecesor ha cumplido mal sus funciqnes. 10. Una segunda ley prescribía que solamente el Consejo que había hecho construir las trirremes requeridas pudiera pedir una recompensa. Una tercera ley prohibía a los prostituidos toda a<:tividad política; por consiguiente, Androción, que se había prostituido, debía abstenerse de toda actividad política. Una cuarta ley prohibía a todo deudor público que tomara parte en los negocios del Estado. "Ahora bien: tú, Androción, eres deudor; no debes, por tanto tomar parte en los asuntos del Estado". Digamos tambi~n los argumentos del acusado. 11. Contra la primera ley, Amiroción se funda en la costumbre: pretende que la costumbre de introducir ante el pueblo decretos sin deliberación previa del Consejo se había impuesto. Contra la segunda ley, se funda él en 1rna op·osición de leyes: cita, por su parte, otra ley que manda coronar al Consejo si, a juicio del pueblo, lla desempeñado bien sus funciones. Contra las otras dos leyes se defiende empleando un medio de aplazamiento, diciendo que ese no era el momento de entregarlo a la justicia por esos motivos.
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA ANDROCION
12. Algunos han pretendido reducir este discurso o pleito al estado de causa "pragmática que tiende a una oposición de leyes". Dicen: "También aquí, dos leyes, a causa de las circunstancias, se oponen una a otra; de estas leyes, una resulta violada por el hecho de ser cumplida la otra. "Pero nosotros respondemos que, en el estado de causa "pragmática que tiende a una oposición de leyes", ninguna de las dos leyes es violada; se examina solamente cuál de ellas debe ser violada. Ahora bien, en el presente discurso, no es este el caso: una de las leyes, en efecto; ha sido violada, la que prohibe que el Consejo qui'." no haya construido trirremes pida una recompensa. Ahora bien, esto es propio, no del estado de causa pragmática, que tiende a una oposición de leyes, sino de la simple -0posición de leyes. 13. Es canveniente saber que cuando hay dos acusadores, uno más joven, otro de más edad, es a éste a quien corresponde, como un honor, el derecho de hacer uso pri·· mero de la palabra. Así, pues, en el presente caso, Euctemon ha hablado el primero, en su cualidad de mayor; él ha pronunciado el exordio, la catástasis 11 y una parte de la argumentación. En cuanto a Diodoro, que es un profano, ha recibido de Demóstenes el presente discurso. Se trata de una "deuterología" ": contiene lo que Euctemon había dejado de lado. u S e llama a s! una parte del d iscurso forense situada entre el exordio y la exposición , en la q ue el orador se esfuerza por calmar de antemano la prevención desfavorable que él o su causa pudieran producir. "' Es un discurso complementarlo, pronlmciado en segundo lugar por u n segundo orador.
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l. Jueces: Euctemon, víctima fü~ Androción, quiere, a la vez, defender a la dudad y obtener reparación en su propio provecho 111 • Esto es lo que yo· voy a intentar hacer, a mi vez, si. empero, soy capaz de ello. Por muy numerosas, por muy graves, por muy contrarias que sean a todas las leyes las veja;ciones que ha sufrido Euctemon, no quedan nada por debajo de las molestias y daños que yo he experimentado por culpa de Androción. En el caso de Euctemon, lo que se tenía ante los o jos era la fortuna ; se le quería arrojar de vuestra comunidad en contra de todo derecho ". Pero, a mí ningún ser huma no me hubiera dado asilo si' vosotros hubi-erais dado crédito a las maquinaciones de mi adversario. 2. Habiéndome acusado de un crimen tal que solamente para pronunciar su nombre sin horror, habría que ser uno de los de su calaña-de creerle a él, yo habría dado muerte a mi padre- , levantó, no contra mí, sino contra mi tío, una acusa.ción de impiedad. La impiedad consistía, según los términos del acta de acusación, en vivir .en mi compañía, a pesar de mi pretendido crimen 16• Lo entregó a lR. justicia, y si de ello hubiera resultado una sentencia condenatoria, ¿no habría sido yo, por su culpa, el más desgraciado de los hombres?¿Qué amigo, qué huésped, hubiera consentí.do e n encontrarse conmigo?' 1s Acerca de la venganza personal como• motivo del procedimiento judlclal, véase Nota preliminar a los P leitos políticos. i< El texto está alterado. Del Contra Tí mócrates, 7, se deduce claramente que el castigo o penalidad en que lncurriera Euc tanón era u na pena pecuniaria: la pérdida.. de sus bienes. Lo que aqui, por tanto. esperaríamos era: "se quería, contra todo derecho, despojarle de sus bienes". 15 Véase la Nota p reliminar.
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¿Hay .en el mundo alguna d udad que hubiera a dmitido en su seno a ·un hombre juzgado culpable de un crimen como ese? No, ni una sola. 3. Salí victorioso de sus calumnias ante vosotros en justicia . y no por una débil mayoría: ml a dversario ni tan siquiera con siguió la quinta parte de los votos 10 • Pues bien, con vuestra ayuda, voy a intentar hoy como en toda otra ocasión, darle la merecida respuesta. Acerca .de mls a cqsaciones persa-: nales tendría aún mui::ho que. decir, pero lo dejo; vayamos a los h echos sobre los cuales se os ha llamado pará que sentenciéis hoy, a todos los graves daños que, en su vida pública Anciroción ha causado al Es·..: tacto· quedan -ciertos puntas que Euctem~n. me parece a mí, h a olvidad? y de los que importa mucho que est éis informados; voy a esforzanne por exponéroslos en a lgunas palabras. 4. Si yo viera que la def·~n sa presentada por el acusado era leal, me abstendría de hacer la me1~or alusión .a ella. Pero yo sé de forma muy cierta que, carente de razones leales y justas, él va a intentar engañaros, oponiendo a cada una de las acusa.~iones inventos fantasiosos y argumentos retorcidos. Androción, atenienses, es un maestro d~ la palabra; t oda su vida la h a consagraclo a este único estudio 11 : cuidado, pues, no os dejéis engañar; no os dejéis arrastrar a un voto· contrario
a vuestro juramento, absolviendo a un hombre que, por tantas razones, merece ser castigado .por vosotros. Prestad atención al orden e ilación de mi discurso: después de haberme escuchado, estaréis en condiciones de oponer a 1cada una de sus afirmaciones la reflexión conve· niente. 5. He aquí lin primer argumento .que él . cree una obra capital del arte ·Y que hace.referencia a la falta de· previa deliberación del Consejo ". Una ley, dice, .quiere que, si la gestión de un Consej o ha sido juzgada digna de recompensa, esta recompensa le sea otorgada por el pueblo. Ahora bíen: el presidente de la Asamblea h a pedido sobre este punto la opinión del pueblo. Se ha votado, y el decreto ha sido adopta do. No hay necesidad a lguna, pretende él, de una deliberación previa en semejante caso, puesto que todo h a -ocurrido de conformldad con la ley. Por el contrario, mi modo de ver, y creo que este será también el vuestro, es de qu~ una deliberación previa no es obligatoria más que para las proposiciones conformes a las leyes, pues, en el caso en que no hay ninguna ley establecida, ,es de sentido común que ni tan siquiera se puede h ablar de una proposición cualquiera. 6. Dirá él, entonces, que todos los Consejos, que hasta el día de hoy h an venido recibiendo de vosotros alguna recompensa, la h an obtenido en estas condi~iones, y sin que antes haya mediado deliberación previa en ningún caso. Por mi parte, estimo que él no ·dice la vierdad; mejor aún, estoy seguro de ello. Pero aunque las cosas, en el peor de los
10 El e.cuswjor que. en una acción públlca no conseguía ni la quinta parte de los votos podía ser condenado a una multa d e mil dracmas y ser privado del derecho a intentar nuevamente una acción judicial como a quella. " Es una puesta en guardia habitual eu los exordios. Sin emba rgo, Androclón, en su '-' Acerca de la obliga ción de esta delibejuventud, había sido discípulo- de Isócrates y se dedicaba a la politica hacia ya unoR ración previa, cfr. Aristóteles, C'onstituci611 de Atenas, 45. treinta afios.
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casos, fueran así, persiste aún el que esto está en contradicción con la ley y que, porque una falta o error se haya cometido ya diversas veces, no tenemos en ello una razón para cometerlo una vez más hoy. T-0do lo contrario, h ay que comenzar a imponer que se obre como lo ordena la ley, y a ti antes que a nadie. 7. En una palabra, n o -es la f.recuencia del acto lo que tienes que invocar, sino su legitimidad. Si en el pasado se h a cometido una ilegalidad y tú has seguicio este ejemplo, hay en ello un motivo justo, no de absolución, sino más bien de conden ación. Pues, de la misma manera que, si alguno de tus antecesores hubiera sido conden ado, tú no h abrías propuesto tu decreto, así también, si hoy se te castiga rigurosamente a ti, no tendrás imitadores 1 º. 8. Respecto de la ley que prohíbe formalmente al Consejo, si no h a hecho construir el número de trirremes requeridas, que pida una recompensa, es importante que estéis prevenidos de cuál va a ser la defensa que él va a presentar y que midláis la desve rgüenza que bulle en lo íntimo de su naturaleza por los razonamlentos que él se atreve a sostener. "La ley, dice, prohíbe al Conse.io postular una recompensa, si no ha hecho construir navíos. Conforme. Pero, prosigue él, ella no prohíbe en ningún lugar que el pueblo otorgue dicha recompensa. ¿He hecho yo que se otorgara la recompensa al Consejo, an te su demanda? Entonces ml moción es ilegal. Pero, en el caso contrario, y si mi decreto no hace alusión a los navíos en ningu-
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na parte, si para coronar al Consejo invoco yo otras razones, ¿en qué es ilegal mi moción?" 9. No os será difícil oponer a esto buenas razones. En primer lugar, son los proedros, miembros del Consejo, los que, por medio de la voz de su presidente, han planteado al pueblo y h an sometido a su opinión la cuestión siguient e 2º: "¿Quién cree que la gestión del Consejo ha merecido una recom pensa, y quién opina lo contrario?" Ahora bÍ'en , sL verdaderamente ellos n'l pedían la recompen sa, si no aspiraban de ninguna man era a ella, tenían el deber absoluto de ni tan siquiera plantear la ,cuestión. 10. Hay más aún: con ocasión de ciertos ataques de Midias 01 y de varios otros oradores contra el Gons·ejo, se vio a los con sejeros salirse de sus asientos y suplicar que no se les despojara de su recompensa. Este incidente, jueces, no soy yo quien he de dároslo a conocer: vosotros lo conocéis personalmen te, ya que t uvo lugar en vuestra presencia en la Asamblea del pueblo. Por consiguiente, cuando él venga a afirmar que el Consejo no ha pedido nada, ya sabéis lo que tenéis que pensar. Pero, por otra parte, el mismo pue~ blo no tien e derecho, cuando un Consejo no ha 1construido navios, a recompensarle; tal es la ley "". También esto os lo voy a demostrar.
'" Los nue ve "proedros" eran desi gnados por la s uerte entre los consejeros de las n u eve tribus que no ejercfan la pritania. en el momento en que se reunía la Asamblea. Su epfstates, también designado por l a. sl'erte, es el que preside la sesión . Son, pues, de alguna manera., los i·epresentantes del Consejo ante la Asamblea. Véase Aristót eles. ob. cit., 44. "' Se trata del cél ebre personaje con "' Este entimema del discurs o presenk, quien Demóstenes, s iete at1os más tar:te que Demós tenes recoge casi en los mismos (348) , tendrá el violent o confilcto que ya. cotérminos en PI C'ontra Atistócrates, 99, era nocemos. muy célebre entre los antiguos. 20 Confirmado por Aristóteles, ob cit, 46. DEM'OSTENES.-9
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11. En efecto, atenienses, la finalidad de esta
biéndose encerrado en Salamina; pero ellos poseían una flota, gracia.-; a la cual, vencedores en el mar, salvaron sus propios bienes así como la patria, al tiempo que procuraron a los demás griegos inestimables beneficios, de los que ni el mismo tiempo podría borrar el recuerdo. 14. ~e ro vamos a otra cosa: esto es h1stnria antigua y caduca. Tomemos un hecho del que vose>tros habéis sido testigos. Hace bien poco, yosotros lo sabéis, os han sido suficientes tres días "" para acudir en ayuda de Eubea, hac·er capitular a los tebanos y echarlos. ¿Habría sido llevado a cabo tan rápidamepte el asunto si vosotros no hubierais tenido navíos nuevos para transportar el cuerpo de la expedición? No, eso hubiera sido la impotencia. ¡Cuántas otras ventajas-sería fácil enumerarlas---se le han seguido al Estado de la buena conservación de la flota! 15. Ei.1 cambio, de s u mala conservación, ¡cuántas desgracias le han resultado! Entre tantos ejemplos como tenemos, tomemos la guerra de Decelia. Es el único caso que voy a retener de todo lo pasado; todos vosotros lo co·nocéis, por lo demás, mejor que yo º'. •• ¿Es esto una exageración? ¿Quizá un error de copista? Según una inscripción, Ja. expedición ñe 357 a Eubea habrla duradc un mes. ¿Pensaba quizá Demóstenes en el corto espacio de t iempo necesario para la. movlllzaclón de las tropas y su llegada ar pimto del conflicto? Una vez conseguido eI éxito, se podla Imaginar-y decir-que, desde aquel momento se h abla conseguido la vlctorla y el enemigo h abía sMo echado de la Isla. Demóstenes habla tomado parte en las operaci ones como trlerarca volunta.rlo; muchas veces alude él a este episodio de si: vida en sus discursos. "" t .::is oradores áticos no citan nunca a los historiadores. Invocan siempre Ja tradición orl\l o apelan a l os recursos personales de sus oyentes. Los atenienses llamaban guerra de Decella a Ja sei::unda parte de la. guerra del Peloponeso, de 413 a 404.
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Pese al número y a la gravedad de pensa "'. Por más que su administr~ sus reveses, nuestra ciudad no re- ción haya sicio, en todos los dem~s nunció a la lucha más que después aspectos, irreprochable, si ha descwde la pérdida de su flota. ¿Por qué', dado -el instrument o qu~,. en nuestrl?s por lo demlis, recurrir al pasado? : orígenes, nos ha permitido ad~wnr vosotros os acordáis de la última nuestras posesiones y que c?nst1tuye guerra contra Lacedemonia "". Hubo , aún la seguridad de las m1smas, es un momento en que pareció que vos- ! decir, la flota, todo lo demás que haotros no teníais navíos que enviar. ya hecho no sirve para nada. Porque ¿•Ouál fue, entonces, la situación de por en cima <;e todo está l~ salvaIa ciudad? ¡Incluso las algarrobas, · guarda del pa1s y el pueblo tiene devosotros lo recordáis, se vendían en , recho a que esta le sea garantizada. el merc?.do! En cambio, apenas estu- , Ahora bien: ved hasta qué punto vieron dispuestos los navíos y fueron Androt»ión está convencido de q_ue enviados, tuvisteis la paz en las con- puede hablar y dar decretos al ritdiciones que quisisteis. 16. Su- lnó de su sola fantasía: en favor de puesta, pues, atenienses, la impor- un Consejo que no solamente ha tanela de la flota, tanto en un sen- cumplido el resto de sus funciones de tido como ·en otro, con razón habéis la manera que se os ha dicho, sino hecho de ello la condición determi- que, adem1ás, no ha construido nanante según la cuail haya que conce- ¡víos, ¡se atreve a proponer un decreder o rehusar al Consejo su recom- to de recompensa! 17. De que una propos1c10n como '" Esta ú ltima. guerra contra Lacedemo- esta no es .ilegal,_ ñO podría él COnnla parece que no puede refer1rse más qua ¡ V>encercs n1 podna defenderlo. Pero a la que estalló poco •después de Ja paz E'.~í- 1 se me ha di~ho que él os va a premera de 374, a consecuencia. de Ia a~res1on sentar un razonamiento que se reduesparta.na. contra Corclra.. En 373, T1moteo, . . . h . 1ncap11z a causa de la falta de dinero de 1 ce a esto. Sl el ConseJO no a consgarantlzar el reclutamiento de las dotaclo- truido navíos, la culpa no hay que nes y elementos de equipaj e, tuvo que dejar achacársela al mismo Consejo sinv fondeadas las unidades de la flota. que el ' t • ,: pueblo le habla confiado para ir en ayuda 1 al tesorero de las cons rucc1on~s nade los de Corclra. asediados. Sin duda que vales, que ha huido llevándose dos durante es te tl~m po se reallzarol?- hazafias talentos y medio · hay aquí un caso fa.ntástlca-s, por Cabrias y por el mismo, ¡ f ·t •t 1' t p ,, b ' n contra. l os enemigos que surcaban el Egeo. : or Ul o, un~ ma a suer e. U~s ie , Pero los navíos ele Atenas no parece tuvi e- . hay una primera cosa que me sorran el control Indiscutido de Jos mares. i prende y es que las desgracias y la P\lesto que el avltu11llam~ento de Ja. ciudad mala suert e del ConseJ· 0 "Uedan ser siempre t uvo qu13 ser dlf1cll, es posible qu e . . . ., , ' una probable carestla se produjera y •que s. los O•JOS de Androc10n, una razon aparecieran las algarrobas en el mercado. para coronarle. Por mi parte, creía '¡
Quizá fuera este uno de Jos motlvos que llevaron a la Asam blea, lu ego de la absolución de Tlmot eo por el t ribunal, a retl- ' 20 En este desarrollo antitético, a la mal'Rl'le, sin embargo, el mando de la ftots, y i a confiár.sela a Cficrates. Este, para poder 1 nera de Isócrates, Demóstenes parece respartir requisó los navlos •:Usponibles, lnch;- 1ponder Indirectament e a Ja propaganda del so los "guardacostas" del Atlca. Vencedor autor del Discurso sobre la paz, pubhcad::i en Corclra, permitió a. los atenienses firmar , u nos meses antes-fines de agost o, conuenla. ventajosa paz de 371 . Demóstenes, según i ?.OS de septiembre de 355-. En él se ataca su costumbre. acerca con alguna arbitra- ¡el lmperla.ltsmo ma.rltlmo tle Atenas como r!edad Jos hechos para acentuar Jos con- Ja. causa. esencial de las desgracias de la trastes. el u dad.
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que tales honores estaban reservados exclusivamente a los éxitos. En segundo lugar, tengo aún una observación que someter a vuestra consideraJCión. 18. A mi modo de ver, no es legítimo · presentar, a la vez, dos argumentos: que 'la recompensa es legal y· que la falta de navíos no es de culpa del Consejo. En efecto, si un Consejo, por más que haya descuidado las construcciones navales, tiene derecho a ser recompensado, ¿.qué interés hay en buscar al responsable de esa n egligencia? Y, por otra parte, si no hay derecho a la recompensa, ¿de qué sirve designar a tal o cual eomo i'esponsruble? ¿Tendrá por ello el Consejo más títulos para ser recompensado·? 19. Sin contar con que, a mi parecer, todos esos razonamientos os plantean un dilema: ¿Qué juzgáis preferible, escuchar los pretextos y la palabrería de los malhechores públicos o poseer una flota? Si aprobáis lo que dice Androción, todos los Consejos tendrán como seguro que lo más importante es imaginar para vosotros una excusa especiosa y no construiros una flota. Y la consecuencia se11á que el dinero será gastado, pero vosotros careceréis totalmente de flota. 20. Si, por el contrario, como lo dile.e la ley y como lo exige vuestro juramento, rechazáis despiadadamente y desde el comienzo todo pretexto, si queda comprobado que, a ·causa de no fiaber construido navíos, e.J Consejo ha sido privado por vosotros de la recompensa; entonces, atenienses,, todos los Consejos se preocuparán de no dejar de construir y no dejarán de transmitiros los navíos requeridos, al haber .c onstatado que ante vosotros ninguna eonsideración tiene más fuerza que la ley. Por lo
sólo, del hecho de que no se hayan construido navíos; voy a daros la prueba de ello: el responsable es el Consejo que, pasando por encima de la ley, había designado él mismo al tesorero "7. 21. Otro punto. En lo que toca a la ley sobre la prostitución, pretende él que nosotros le ultrajamos y que nuestras calumnias no lo alcanzan en nada. De creerle a él, nuestro deber, si nosotros estábamos convencidos de la verdad de los hechos, era presentarnos ante los tesmotetes y allí exponernos a la multa de mil dracmas en caso de mentira reconocida. Pero, dice él, en realidad nosotros 1no somos más que unos impostores, no .t raemos más que acusa1t:iones .y vanas invectivas que no hacen más que cansaros, ya que vosotros no tenéis que saber nada de esto aquí. 22. A mi modo de ver, he aquí lo que tenéis que hacer: considerad primero que del insulto y la imputación a la prueba, hay un abismo. Se da la imputación cuando uno se limita a simples habladurías o afirmaciones, sin dar una justificación de las mismas; la prueba se da cuando, habl:encio afirmado una cosa, uno demuestra, además, .la verdad de la misma :os. Ahora bien, para establecer la prueba, es necesariamente preciso o bien presentar una serie de deducciones e inferencias cíertas, capaces de arrastrar vuestra convicción, o bien exponer una serie de ve., Aristóteles, ob. cit., 46, dice que la comlslón de los encargados de hacer las trirremes era elegida por el Qonsejo, que la. asumía en su seno. Pero, sin duda, no ocurría as! con el e.clmlnlstrador o tesorero, que, según la ley, debla ser elegido por la. Asamblea del p ueblo. >e Distinción p or definiciones precisas, a. la manera de Pródlco, c uya In fluencia fue notable en la retórica del siglo rv.
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.rosimilitudes, o bien hacer aparecer cuestión-como, por lo demás, de la testigos. Porque es imposible haceros mayoría de nuestras leyes-, Solón, a vosotros testigos de vista de los he- legislador eon quien nuestro adverchos ·mismos. Pero si alguien os pre- sario no tiene nada de .común "", no senta uno de estos diversos medios, se ha limitado a establecer un solo entoni:es vosotros estimáis cada vez procedimiento judicial para cada 'más, y con razóri, que poseéis una clase de delitos. Para el que quiere prueba satisfactoria de la ver- conseguir justicia sobre un culpable, ·dad. 23. Pues bien: nosotros no ha abierto él varios tipoo de procerecurrimos ni a las verosimilitudes ni so. Me parece que la razón está en a las inferencias. Lo que nosotros que él sabia que los habitantes de presentamos es un testigo a quíen nuestra ciudad no pueden ser todos Androción tiene todo poder para ha- semejantes, bien sea elocuentes, bien cer castigar ante la justicia; un sea audaces, bien sea mediocres simhombre que ha proporcionado una plemente. Solón, por consiguiente, memoria en la que se halla consig- se dijo : "Tal procedimiento datá sanada toda la vida del acusado, y que tisfacción a los ciudadanos medios acepta ·de antemano la responsabilí- deseosos de conseguir justicia; pero _dad personal de este testimonio. Por supondrá la impunidad para una consiguiente, ·c uando Androción, a gran multitud de criminales. TaJ ·propósito de esto, venga a hablaros otro procedimiento se avendrá con .de insultos y de imputaciones, deicl- los ciudadanos elocuentes y osados: ros que realmente se trata de prue- pero la mayoría de los hombres no :bas y que es en su actitud donde se encontrará en él, en el mismo grado, encuentran los insultos y las impu- la posibilidad de obtener justicia." ·taciones. Y cuando él pretenda que 26. Ahora bien, él creia que na·n uestro deber era citarlo ante los die debe verse privado del medio de tesmotetes, deciros con razón esto, a co~guir una reparación adecuada ·saber, que esta es, en efecto, nues- a sus aptitudes personales. ¿Cómo "tra intención, pero que ya desde conseguir este resultado? Estableahora tenerhos derecho a invocar la varias vías legales contra los ley sobre la prostitución. 24. Si, ciendo en cualquier otro proceso, te acusá- criminales. Tomemos, por ejemplo, ·ramos por tus malas costumbres, el robo. ¿Eres robusto y decidido? De'tendrías razón para indignarte. Pero tén al culpable, si bien arriesgas una ·aquí' se trata de un proceso por ile- multa de mil dracmas. ¿Eres demagalidad. Ahora bien, las leyes prohí- siado débil? Lleva al lugar del robo ben a los que han vivido con Andro- a los magistmd-0s; e llos obrarán en ción presentar proposiciones incluso tu lugar. ¿Te atemoriza incluso este legales. Y nosotros demostramos que procedimiento? Redacta una acusala ley es violada no solamente en la ción . 27. ¿Dudas de ti y tu po.proposición de Androción, sino tam- breza no te iba a permitir pagar las bién en su vida privruda. ¿Cómo, mil dracmas? Entonces, intenta una pues, w;>vamos a tener derecho a in- acción civil de robo ante el árbitro y :vocai· la ley que autoriza la prueba de la inmoralidad • "" El elogio de Solón, legislador modelo, 25. Otra cosa aún que debeis sa- I es C'.asl como de regla. en ios oradores poliber: Que el autor de las leyes en tices atenienses.
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no arriesgarás naida ••. [¿No quieres danos las gradas por los que olvidaemplear ninguno de estos medios? mos, en l.ugar de prevalernos de ellos Intenta una acusación. ¿Hetrocedes para hacer que no escapes a ningún aún? Requiere la asistencia del ma- castigo. gistrado; scm otros tantos medios 30. Otra cosa todavía hay, atedistintos.] Otro ·tanto hay que decir nienses, que merece- consideración. de la impiedad: existe la detención, Ved hasta qué punto el autor de esla acusación, la ·q ueja ante los Eu- ta ley, Solón, en foda su legislaición, molpidas, Ja denuncia al arconte-r.ey. se ha preocupado de nuestra consY -lo mismo ocurre con ·c asi todos los titución política, y hasta qué punto delitos. 28. Pues bien: supoñga:.. ha sido ella lo que le ha interesado mos un hombre que, en lugar ae ne- vivamente, mucho más que el objegar el robo, la impiedad, el delito de to propio de ·c ada ley. Tenemos de que se le acusa, cualqui·e ra que sea, ello muchos ejemplos, de los cuales invocara, para salvarse, los pretex- no es el de menos importancia el tos siguientes: si había sido arres· que priva del derecho de palabra y tado o detenido, diría que se le podía de proposición a los¡ prostituidos si . haber 'Citado ante el árbitro, o 'bien Solón veía que la mayoría
de elegir el procedimiento judicial más expediente y el que se atribuye abusivamente a. Dtod.oro, de introducir en una acusa30 El pasaje entre corchetes es una Interción precisa y limitada una n ueva acusapolación: no es más que una repetición ción. La ley Invocada aqul es largamente 1mrda y abreviada de la enumeración an- anallzada por Esquines en Contra Timarterior. co, rn sgs.
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unieran la elocuencia y la audacia a estos vicios abominables. 32. Podría ocurrir entonces que el pueble• fuera arrastrado por ellos a gran número de faltas, y que ellos mis~os por su parte, emprendieran ia labo'r o bien de derribar la democracia (en una oligarquía, en efecto, se prohibe censurar a ninguno de los gobernantes, aun cuando su vida fuera más infame que la de Androción) , o bien, por lo menos, de depravar al pueblo, para hacerlo lo más semejante posible a ellos mismos. De aquí viene la prohibición formal que ha hecho Solón a los hombre de esta calaña de tomar parte en las deliberaciones: quiso evitar que el pueblo, engañado, cometiera alguna falta. Esto no ha sida freno para el hombre hé>nrado que tenemos delante. ¡No solamente se permite subir a la tribuna y proponer decretos, a pesar de esta prohibición, sino también sostener proposiciones ilegales! 33. Pasemos a la ley que priva a Androción, a causa de la deuda para .con el Tesoro que su padre no ha saldado todavía, el derecho ·de palabra y de proposición"". Si él obj>eta que, en este caso, nosotros debíamos haber hecho uso de la "denuncia", tendréis razón de oponerle los .argumentos justos que doy a continuación: nosotros baremos esto un día, no hoy, naturalmente, un día en que tendrás que dar cuenta de ot ros crímenes o delitos, pero el día en que baya lugar para esto, de conformidad con la ley. Además de esto, por el momento demostramos que también las proposiciones qu.e est.ián permitidas a otros te están prohibidas
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a ti por esta ley. 34. Lo que te hace falta probar es que tu padre no ha sido deudor público; o bien que, si ha salido de la cárcel, n o ha sido por evasión, sino luego de saldar su deuda. Si tú no puedes demostrar una ~osa o la otra, no tenías capacidad para proponer tu decreto. La ley, en efecto, te con stituye h eredero de la degradación cívica de tu padre y, bajo este título, carecías de derecho de palabra y de proposición. A propósit o, pues, de las diversas leyes, de las que se ha unido una copia a nuestra queja 03 , las respuestas que debéis dar a Androción si intenta engañaros y desorientaros, son las ·q ue acabo de exponer. 35. Pero, a más de esto, el acusado t iene aún en reserva, para engañaros, ot ros argumentos sabiamente construidos. Os interesa estar informados de ellos por adelantado. Uno de ellos viene a ser este: "No privéis de su recompensa a quinientos de vuestros conciudadanos; esto sería cubrirlos de oprobio. La causa que está en litigio es la suya, mucho más que la mía". Pues bien. si se tratara efectivamente tan solo de frustrar a esas gentes sin provecho para el Estado, no os comprometería yo a que tomarais el asunto demasiado a pecho. P.e ro si, con ello empujáis por el ca mino del bien al resto de los ciuda danos-más de veinte mil'"- , ¿no
33 En los procesos de l!egalidad La acu sación debla añadir a. su expediente el texto de las leyes que pretendía. habían sido violadas. " Esta clfm es tradicional. Los manuscritos dicen diez mil; pero esto es insosten ible: primero, porque hay una gran dlfe . rencla entre esta cifra y la tradicional; segundo, porque, en todo caso, Demóstenes 32 La atlmía infligida a los condenados hubier::i tendido a aumentar la cifra para reque no habían pagado su multa y que eran forzar su argumentación. Bajo Demetrio de deudores para con el Tesoro, era hereditari~ Fnlere--fines •jel siglo IV-un censo di o un hasta la extinción de la deuda. 1 total de veintiún mil ciudadanos.
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vale infinitamente más inspirar la virtud a una muchedumbre como esta que conceder .a quinientas personas un favor inicuo? 36. Por otra parte, la falta no incumbe al Consejo todo entero, sino a algunos de sus mi·embros, que son la causa de todo el mal, en particular a Androción. Puedo demostrároslo. Un con sejero cualquiera, que nunca ha toma do personalmente la palabra, ni ha hecho proposición alguna; que incluso quizá ha faltado a la mayor parte de las sesiones, ¿será deshonrado porque el Consejo no ha recibido la corona? Evidente que no. El deshonor es para el que ha redactado los decl"etos, para el que h a tomado una parte activ.a en la política, para el que ha inspirado su voluntad al Consejo. Si el Consejo ha dejado de merecer la corona es por culpa de esas personas. 37. Pero, pese a todo, admitamos que se trata aquí del proceso del Consejo entero. Ved cuánto nos interesa a todos también condenar mfus bien que a bsolver. Si vosotros absolV'éis, el Consejo estará en manos solamente de los oradores; si condenáis, estará en manos de los que no lo son. Estos, en e fecto, que son los que constituyen la mayoría, 1comprobando que es la poca honradez de los oradores lo que ha privado de su coron a al Consejo que hoy está encausado, en lugar de confiarles a ·ello los .asuntos, defende11án personalmente con su palabra el interés público. Que se llegue· a esto, atenienses, y, d esembarazados de vuestros habituales .oradores y de sus coaliciones, veréis cómo todo vuelve al orden. De manera que, a falta de otró motivo, por esta sola razón se impone ya una sentencia condenatoria. .38. Hay aún otra cosa que no debe pasárseos poi: alto y que os ruego escuchéis. Es posible que alguien
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vea subir a la tribuna, para defender al Consejo, a Ffüpo, a Antigenes .., el secret.ario general del Consejo y algunas otras personas que, junto con Androción, eran entonces los cabecillas de esta asamblea y son la causa de todos los males. Pues bien: es importante que todos estéis advertidos. El pretexto de s u intervención será realmente la defensa. del Consejo, pero de hecho vendrán ellos a luchar por su propia causa y por las cuentas que tienen que rendir de su c-0nducta 30• 39. La situación es, en efecto, la siguiente: .si vosotros rechazáis la presente acusación, para todos ellos esto es pon ~r fin al .asunto; ninguno de ellos tiene que temer ya ningún castigo ni &ente~cia. ¿Qué juez se iba a pronunciar aun contra ellos, luego que vosotros h ubierais 1coronado al Consejo de que ell<:>s eran los jefes? Pero si dais sentencia condenatoria, primero será esto dar un voto conforme a vuestro juramento. En segundo lugar, el día en que cada uno de ellos rinda cuentas, estará entre vuestras manos, y al que os parezca culpable le castigaréis; y al que -0s parezca inocente, en aquel momento lo absolveréis. Por consiguiente, no veáis en, ellos a los defensores del Consejo y d e la mayoría de sus colegas, sino muohas personas que no buscan más <1,ue engaña ros en su propio interés, y, en lugar de escucharlos, castigad. 40. P resumo aun que Arquias de Colargo-que formaba parte del Consejo el año pasado-va a venir, en "' Personajes desconocidos, fuera de esta mención . "" Aun cuando el consejo de los Quinientos, corporativamente tomado, tuera Irresponsable, cada. uno de s us miembros podla, como todo mag!Strado, ser lla.ma.do a rendir cuenta.s personalmente. Aristóteles, ob. cit, 54.
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nombre de su honorabilidad, a suplicar y litigar en favor de ellos. p ero he aqui, a mi modo de ver, con qué reservas hay que escuchavlo. A pr-0pósito de las faltas que se reprochan al Consejo, preguntadle si ellas tienen o no tienen su aprobación. Si él las aprueba, no respetéis más su pretendida h onorabilidad. Si él las desaprueba, hacedle esta segunda regunta: ¿Por qué, entonces, ese ~ornbre honrado que él pretend~ ~e~-, las ha dejado pasar? 41. ¿Dira el que las combatió, pero que nadi'e le hizo caso? Entonces es una inconseouencia el venir a defender hoy a un Consejo que no escuchó sus consejos de sabiduría. ¿Confesará él que guardó silencio? Pero, entonces. ¿puede ser inocente un hombre que, pudiendo apartar a sus colegas de una falta inminente, no solamente no lo ha hecho, sino que tiene la audacia de defender hoy que gentes t an culpables tienen derecho a la corona? 42. He aquí aún otros argumen-tos a los que, lo preveo, no dejará .de recurrir Androción 01• Todo lo que le ocurre, dirá él, es la consecuencia de unos cobros o recuperaciones que él efectuó en vuestro nombre sobre un pequeño número de grandes deudores que se negaban desvergonzadamente a saldar sus deudas. Se deshará en improperios contra esas gentes-fácil soludón me pare~ Y añadirá que conden arle es asegurar la impunidad a los contribuyentes recalcitrantes. 43. Vosotrcs, empero, atenienses, tened a bien observar esto. En primer ·1ugar, vosotros no os h abéis comprometido a sentenciar con juramentos acerca de
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esta cuestión. Se trata solamente de saber si el decreto, de Androción es con forme a las leyes. En segundo lugar, es un escándalo que no t iene nombre, cuando uno _acusa a -0tro de haber cometido injus-tic.La. y daño :contra el Estado, quer~r escapar uno mismo al castigo de injusticias y daños aún más graves. Povque, evidentemente, es mucho IIIJl:ÍS grave presentar una moción contraria a las leye5 que no pagar sus contribuciones. 44. Más .aún. Aun cuando la sentencia condenatoria de Androción tuviera que tener abiertamente, como consecuencia que nadie pagara más sus contribuciones, que nadie aceptara más la carga de recaudarlas, incluso -en ·e ste caso no deberías absolverle. Ved aquí lo que os lo va a demostrar. Sobre los impuestos recaudados desde Nausíníco • bis, es decir, unos trescientos talentos o un poco más, lo retrasado o pendiente de cobro se eleva a catorce talentos. Siete han sido recuperados gradas a los cuidados del acusado ss: a dmitamos que lo hayan sido todos. Evidentemente, no necesitáis de Androcíón contra los contribuyentes de buen a voluntad, sino contra los recalcitrantes. 45. Pues bien: una pregunta se plantea en este momento. ¿A tan bajo precio vendéis vosotros el Estado, las leyes establecidas y la fidelidad a vuestro juramento? Si vosotros absolvéis a An1
., bis. El afio 378-377, bajo el arcontado de Nauslnlco, tuvo lugar una. reforma fiscal lmporta.nte. Los asientos y el modo de p ercepción de los impuestos fueron modlficados-censo de las fortunas y crea.cl6n de las s lmorlas-. Se votó, además, una ley qu e lmponla. sanciones severas a los deudores p úbllcos. El año de Nausln lco vino a ser para los atenienses como el punto de pa.rtlda de "" Dlodoro finge prever el argumento <:le una nueva era administ rativa. •• Según el Contra Ttmócrates, 162, fueAudroclón solamente para poder atacar el asunto de las recuperaciones de impuestos. ron cinco.
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droción, a pesar de la flagrante ile- propia bolsa. De esta manera fue sugalidad de su proposición, todo el primida, por simple decreto, una mundo pensará que· vosotros habéis función que venía siendo conferida dado más importancia a esta suma por sorteo y, por medio de esta juque a las ley•es y a vuestro juramen- gada, se insinuó él ,en la recuperato. Ahora bien, incluso si un particu- ción de los impuestos pendientes. En lar os hiciera donación de dicha su- un discurso pronunciado, con esta ma a cuenta de sus haberes perso- ocasión, en la asamblea, declaró él nales, no sería digno de vosotros el que cabia escoger entre tres solucioaceptarla, con mucha mayor razón nes: acuñar moneda IC-On el material si hay que tomarla a cuenta de de las procesiones ••, poner una nueva otro. 46. Por eso, 1cuando él venga contribución o hacer pagar a los rea haoer uso ante vosotros de un len- trasados y recalcitrantes. 49. Naguaje como ese, acordaos de vues- turalmente, esta solución fue la que tros juramentos. Pensad que, en esta obtuvo vuestras pre!erencias. Enacusación, no se trata de 1a recupe- tonces supo él ganaros con sus ración de las contribuciones atrasa- bellas promesas y aprovecharse de das, sino de la autoridad futura de la libertad que le concedían las: cirlas leyes. cunstancías excepcionales: en lugar Estos son, pues, los 'engaños por de creerse ligado por las leyes que medio de los ·cuales intentará él ha- regían las cuestiones estas, o bien, cer que perdáis de vista las leyes y si las consideraba insuficientes, ·e n estas son las respuestas que os con- lugar de proponer otras nuevas, os viene conservar bien ·e n la memoria presentó una serie de decretos ta11 para hacerle frente. Acerca de esta odiosos como ilegales, que le han cuestión tendría aún mucho que de- permitido traficar y multiplicar, en 'Cir, pero considero esto suficiente y perjuicio vuestro, los desfalcos y sigo adelante. 47. Quiero ahora malversaciones, gracias a una cláuexaminar la vida política de este ciu- sula que lo autorizaba a hrucerse esdadano modelo. Se podrlá ver que, de coitar por los Once. 50. Tomando los peores delitos, no hay ninguno pues, 'Consigo estos magistrados, los que él no haya cometido. Insolente, llevaba de casa en 1casa a ver a los desvergonzado, ladrón, arrogante, en ciudadanos. Contra Euctemon. a una palabra, apto para todo más quien él había prometido oblígár a que para jugar un papel político en pagar, caso de no conseguir lo cual una democrar.ia: ,este es su retrato se había comt>rometld-0 él a hacer o su definición. Antes que nada, exa- efectivos los fo·n dos personalmente, minemos lo que constituye el motivo no pudo aportar ni la más pequeña de su orgullo, los cobros o recupera- de las pruebas. Era a vosotros a quieciones de deudas. Dejemos de lado sus jactancias y examinemos los hechos en su verdadero aspecto. so La operación tuvo lugar diversas veces en la historia de Atenas : en 407 durante la 48. Androción vino un día con la guerra. Peloponeso, se fundieron, para pr:etensión de que Euctemon retenía acufiar del moneda., las victorias de oro erigivuestro dinero, el · producto de las das en la Acrópolls en torno al Pa.rtenón; ,contribuciones. El se declaró ci.ispues- en 296-294, durante el sitio de la. cJudad por Demetrio Pol!orcetes, el tesoro de Ateto a aportar la prueba de ello: de lo nea, las cestas de oro y los mismos ornacontrario, él saldaría la deuda de fü mentos de la diosa fueron enviados al crisol.
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nes él sacaba el dinero• y estrujaba. cualquiera hubiera .dicho en verdad que el objetn de s u odio no era Euctemon, sino vosotros. 51. Y que no se me haga decir que no era conve11¡ente coaccionar a los recalcitrantes. Claro que era necesario. Pero ¿de qué manera? Como lo ordena la ley: con vistas al interés general. Este es el principio ·democrático. Las sumas, sea -cual sea su importancia, que él ha hecho reintegrar al Tesoro por estos procedimientos, no compensan el daño que os ha causado la introducción de semejantes prácticas en el Estado. Buscad, os lo ruego, cuál es la razón por la que se prefiere vivir en una democr¡tcia que en una oligarquía . La primera que se nos ocurrirá es la de que, bajo todos los aspectos, en una democracia hay más dulzura 'º. 52. Pues, bien: no hay en parte alguna ninguna oligarquía que no haya superado Androción con su cinismo. Pero-, dejemos esto. Sin salirnos de Atenas, ¿en qué época se han visto aquí los peores excesos? Bajo los Treinta, responderéis vosotros con una sola voz. Y, sin embargo, la tradición cuenta que, incluso en aquel tiempo, todo ciudadano tenía garantizada la seguridad, con la -condición de encerrarse en su casa ". La acusación que nosotros teníamos contr:;i, los Treinta era la de haber procedido a una serie de detenciones en el ágora. Por consiggiente, Androción ha llevado mucho rruás allá su desvergüenza, él que,
'º Elogio tradicional. La manseciumbre, la humanidad, llevadas a veces h asta la i ngenuldwd, eran cualidades que los atenienses se reconocían gustosamente y ¡que eran consecuencia., dec1au ellos, de su espírl t u democrático. La ol!ga.rquía, p or el contrario, Jés parecía injusta y cruel · por na t uraleza.. " El dom !clUo de t odo ciudadano era, en principio, inviolaJ?le.
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agente de una democracia, ha convertido en cárcel el domicilio privado de los ciudadanos, presentándose en él acompañado de los Once". 53. ¡Qué pensar, atenienses, de un tiempo en que cualquier ciudadano pobre, o incluso rico, pero a quien grandes gastos, posiblemente por razones legítimas, habían dejado escaso de dinero, tenía que huir por los tejados a casa de los vecinos, o bien esconderse bajo su cama par:a no ser detenido y arrojado a la cárcel, o bien cometer aún otras bajezas, p 1·0pias de un esclavo, no de un hombre libre, y esto ante los ojos de su mujer, a quien él había easado diciéndose hombre libre y ciudadano de Atenas! ¡Y el responsab~e de ello era Androción, a quien su conducta y su vida prohíben toda acción ante la justicia, incluso en su propio nombre, con mucha mayor razón en nombre del Estado ! 54. No obstante, si alguien le preguntara: '"¿Cuál es el objeto de las contribuciones, los bienes o las personas?", respondería, si quisiera h ablar con sincerici.ad, que "eran los bienes". Es, en efect o, sobre los bienes sobre lo que nosotros contribuimos. ¿Por qué, pues, en lugar de la simple confiscación y del inventario de las tierras y las casas, estos eniear.celamientos y estos ult rajes que tú infligías a los conciudadanos y a esos desventurados metecos, tratados por ti con más dureza que t us propios esclavos? 55. Sin embargo, ¿s abéis cuál ies la diferencia entre el esclavo y el hombre libre? La principal, como podéis comprobar, es esta : el esclavo es corporalmente responsable de todas susfaltas, mientras que el hombre libre, sea cual sea el extremo a que haya 42
Cfr. Contra T imócrates, 197.
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venido a parar, conserva siempre salva su persona. Gomo regla general, debe reparación a cuenta de sus bienes. Todo lo 1contrario, como si tuviera asuntos que dilucidar con esclavos, Androción h¡¡, utilizado los 1castigos corporales. 56. ¡Qué indignidaides, qué abusos de poder no ha cometido él a cuenta vuestra! Que su padre, detenido por deudas para con el Estado, se haya evadido de la cárcel sin ha·b er saldado su deuda, sin ha:ber sido juzgado, esto lo ha encontrado él perfecto; y perfecto, igualmente, que otros ciudadanos, por no haber podido pagar sus contribuciones, sean arrancados de sus domicilios y sean arrastrados a prisión. Y no se quedó en esto. Convencido de que todo le estaba permitido, .A ndroción practicó incluso la incautación sobre Sinope y Fanostrate, dos prostitutas, es verdad, pero que no debían ninguna contribución". 57. Algunos quizá pensarán que, con esa clase de genteS', todo es normal. Pero una cooa, en todo caso, no lo es: y es el que, yendo a favor de, las circunstancias, se insolente uno hasta penetrar en casas cuyos habitantes no deben nada al fisco y llevarse el mobiliario. Existe y siempre ha existido un gran número de seres que parecen destinados al papel de pacie•n tes y cabezas de turco. Pero no es esto lo que dicen nuestras leyes y nuestras tradiciones nacionales, que vosotros tenéis el deber de respetar. En ellas se encuentra la piedad, la indulgencia, todos los sentimientos que son •• Slnope es mencionada por Antifanes en varias de sus comedlas. Fanostrate es desconocida. SI las dos cortesanas no deblan el impuesto de prostitutas, se debía qutzá a. que en aquel momento vivían con algún hombre libre en calidad de concubinas.
característicos del hombre libre. 58. A todo esto hay que decir que Androción es extranjero, tanto por su naituraleza como por su educación. ¡Qué ultrajes, .cuántas a.frentas ha sufrido él a· lo largo de sus relaciones con genrtes a guienes él no pedía que le amaran, sino solamente que estuvieran ' en 1condiciones de pagarle! Sin embargo, Androción, tu rencor no · deberías tú aplicarlo contra cualquier ciudadano al azar, ni contra las prostitutas-¡tus colegas!-, sino contra el padre que te ha educado en tales principios. '59. Androción no podriá discutir y negar que una conducta como esta sea odiosa y contraria a todas las leyes. Pero es tal su cinismo que, en la Asamblea del pueblo, pensando ya en su defensa de hoy y preparando su preludio, tenía la osadía de sostener que es por vosotros y por vuestra causa .p or lo que él se ha granjeado tantas enemistades y que en estos momentos .con-ía él los más graves peligros. Pues bien, atenienses: yo pretendo demostraros que Androción, a causa
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dracmas· a Teoxeno cie Alope::e, se- de ello: de todos aquellos contra los tenta dracmas, quizá un .poco más; que Androción ha vomitado injurias a Calícrates, hijo de Eufero, y al de esta manera, ninguno .discutiría hijo de Telestes " ... ¿Cuál es el nom- y negaría que el pago de las contribre de este j·oven? Lo he olvidado. buciones fuera un deber ; pero todos Por lo demás, ¿a qué viene enume- estos insultos, todo este cieno, esto rar uno a uno todos los deudores? es lo que los ha soliviantado. Y tamYo no sé que entre ellos hubiera uno bién estoy muy seguro de que vossolo cuya deuda fuera superior a una otros habP.is el~gido a Androci6n pamina. 61. Si Androción está ex- ra que procurara el reintegro de espuesto al odio y a la hostilidad de tos impuestos, no para reprochar a todos estos ciudadanos, ¿.creéis vos- cada uno y echarle en cara sus miotros que se debe ello a semejantes serias privadas. Porque, o bien esto 1·ecaudaciones? ¿No será. mlás bien, era verdad, y entonces no tenías por por las afirmaciones que él ha hecho qué decirla-¡cada uno de nosotros en la Asamblea del pueblo y que to- tiene a veces una suerte y un destidos vosotros habéis oído? De uno de no ·contrario a nuestros deseos!-, o ellos decía: "Es un esclavo, hijo de bien eran invenciones fuera de sitio, esclavos. que debería pagar el im- y entonces, ¿qué castigo no merepuesto de la sema parte, en la clase ces tú? de los metecos"'º. De otro decía: 63. He aquí un hecho que os ha"Tiene hijos de una prostituta." De rá ver con mayor claridad aún que algún otro: "Su padre tenía costum- el odio de que él es objeto por parte bres infames'', o bien: "Su madre de ·~ada uno, se debe, no a la recuera una mujer perdida", o bien: "Voy peración del impuesto pendiente, sino a denunciar de un cabo a otro todas a los ultrajes que ha vomitado él. sus rapiñas." A este le echaba en Sátiro, en efecto, el comisario del cara tal delito particular; a aquel arsenal. os ha hecho recuperar, sootro, todos los que se pueden decir, bre estos mismos contribuyentes, no y todos los que uno debe callar. siete t alentos, sino treinta y cuatro; A cada uno le ha tocado su tur- suma con la que él equipó nueva.no. 62. Estoy seguro y convencido , mente los navíos, al regreso de su crucero. Nadie le oye decir que él se haya granjeado con esto un solo ene1 .. Es Leptlnes de coné, cuya ley debía migo. y ninguno de los ciudadanos 'Ser atacada por Demóstenes aquel mismo 1 .• . . ail.o. Teoxeno de Alopece es desconocido. a. qmenes el ha forza.do a pagar, esta Calícrates, hiJo d~ Eufcro y sobrino del en guerra con él. Y se comprende. céleb(e orador Callstratos de A'.!dna, figura · A mi modo de ver él no ha hecho como trierarca en una. inscr!pc1on naval de 1 • .' 342. Telestes puede ser un nombre coinún otra cosa que realizar lo que era su o quizá sea un nombre propio ... No se sabe misión; mientras que ,t ú, dando libre co~, ct;;e~etecos estaban sometidos al lm- \ curso a tus i?:pulsos Y a tu '.Ludacia, puesto de guerra Igual que· los eluda-O.anos, te has perm1t1do llenar: de msulto.s, y también a las trlbutaclones generales; pero tan mentirosos como od10sos, a homsu contrlbuclón era sólo de una. sexta parte bres que h abían gastado mucho por sobre sus bienes, sin duda a causa de las . . ., tasas especiales que les agobiaban por otros el Estado, mejores 1c1udadanos que tu conceptos. El pago de estns contr!buclones y de mejor raza. 64. Y después de y la lnscrlpclón en el registro de los me- esto ·querrás hacer admitir a los tecos eran cosas deshonrosas a. los ojos de j ' G su 1·nte JC>s atenienses. ueces que h as obr ado ,,n v
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rés? ¿Se cargarán también en su cuenta las manifestaciones de tu inconsciencia y de tu bribonería? Es su odio lo aue tú has merecido con semejante conducta, no su protec·ción. El oue desemneña un cargo en nombre de la nadón, debe conformarse con el 1carácter y la manera de ser de la nación. Haciendo· esto, tiene derecho a vuestra protección, atenien.>es. Pero los que· se parecen o son iguales a Androción no merecen más que vuestro -odio. Vosotros conocéis sin duda, el refrán; sin embargo ' os lo recordaré: "Dime quién tienes tú como amigos y protegidos, y te diré quién eres tú mismo" 'º. 65. Pasemos al asunto de las recuperaciones de impuestos pendientes en si mismo; allí, de manera general, vuestro interés h a sido su menor preocupación; también de esto voy a convenceros inmediatamente. Que se le pregunte cuáles son, a su manera de ver, los más culpables para con el Estado, si los agricultores ahorrativos, a quienes la educación de los hijos, los gastos de la casa y otras liturgias, h an hecho se retrasaran en el pago de sus contribuciones, o bien los ladrones y malversadores de los fondos entregados por los contribuyentes de buena volunta d y por nuestros aliados. Ima gino que, pese a su desvergüenza, no 1-endrá la sangre fría de respond·~r que hay mayor delito en no pagar la parte debida de los propios bienes que en saquear ·el bien público. 66. P:ws bien: h e ahí, desgraciado, que h ace ya treinta años que te dedi.::as a h acer política". Durante todo ' " 1''órmula cuerda a este pldes, sacada nix, y citada
pr:>verbial. El escoliasta r eprC'póslto Ja máxima de Euríd e una tragedia perdida, Féen el discurso Sobre la E m -
bajada, 235.
" Véase Nota rireliminar.
DISCURSOS COMPLETOS
este tiempo, muchos estrategos han cometido desfalcos a costa del Estado, y también muchos oradores. Llevados a presencia de este tribunal, los unos pagaron sus delitos con la muerte, otros han escapado a ella por medio del exilio. ¿Por qué nunca te h as hecho ver como acusador contra alguno de ellos y por qué nunca has manif.estado indignación contra el mal hecho al Estado? ¿Y 1por qué, en cambfo, tú, tan atrevido y un orador tan hábil, no h as m-ostrado interés por tus condudadanos más que en una ocasión, cuando tenías que molestar a un gran número de ellos? 67. ¿Queréis, a tenienses, que os diga la.S razones de ·e sta conducta? Se debe a que [estas gentes reciben su parte en los daños que se os causan y os roban una parte de los impuestos que haeen que -cobréis. Y así, de las dos maneras, su avidez se aprove.c ha de la ·ciudad. Pues, a fin de cuentas, .no es un papel más fácil hacer frente al odio de los pequeños delincuen tes, que son La mayoría, que al de los grandes delincuentes, que son la minoría, y no es más democrático, que yCJ. sepa, el no tener vista más que para los crímenes de los humildes y no tenerlos para. los de los ooderosos " ] Andrdción tiene conciencia de &er de estas gentes, de estos delincuentes, y por eso no ha h echo cfa vosotros sino muy poco caso. Este es todo el secreto de su actitud con respecto a vosotros. 68. Aun cuando vosotros fuerais, por vu·e stra propia conf-esión, un pueblo de esclavos en lugar de un pueblo que aspira ~ dominar a. los demis, vosotros, atr.nienses, no podríais tolerar los ultrajes con que él abrumaba indistintamente en el ágora a •• El p asaje está Interpolado y procede del Contra T imócratcs, 174.
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metecos y ciudadanos, deteniéndolos, cargándolos de 1cadenas, ladrando en las asambleas ••, tratando de esclavos y de hijos de esclavos a hombres cue por sí mismos y por sus antepa~ado~. valen mucho más que él, y preguntando·: "entonces, ¿~s ..q.ue a :::aso se ha edificado la pns1on pa;a nada?" A esto siento yo la tentacion de responder : "¡Si, puesto que tu padre se h a evadido de ella y se le ha visto, con las caden as y grilletes en los pies, danzando a su_ m~I!-e ra en la procesión de las D10ms1acas !" ' ° Pero ¿quién sería capaz de enumerar todos los excesos que h a cometido él? Son demasiados. Cast1gadlos todos de una vez hoy mismo, dad un escarmiento, que haga más comedidos al resto de los ciudadanos. 69. Pero, dirá acaso algui·en, al lado de estos actos de su vida política que nos lo pres•entan bajo esta faceta, hay otros que le honran. No ; en todo lo demás, igualmente, su actitud respecto a vosotros ha sido tal, que por los hechos mencionados es por los que, de preferencia, merece menos vuestro odio. ¿De qué queréis que os hable en primer lugar? ¿De la restauración del material de las procesiones y de la destrucción de las coronas? ¿O de esa maravilla de la fabricación de los cálices? Por este solo capítulo, aun euando no hubiera cometido otros daños al Estado, merece la muerte tres veces más bien que una, como vais a ver vosotros.
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¡Sacrilegio, impiedad, r?bo, de qué abominaciones no es el culpable! 70. De todas las imposturas que él h a declamado ante vosotros, no, retendré más que una: con el pr>etexto de que las coronas, por ~ej-ez, perdían sus hojas y se disgregaban -¡1cualquiera diría que en lugar de ser de oro ·eran de violetas o de rosas !- , hizo decidir su refundición. Y no es esto todo. A raíz de las recuperaciones de las contribuciones pendientes, movido por una simulación de honradez, habia pedido en su decreto la asisten cia del esclavo escribano público, y esto por más que tenía que encontrar, en cada contribuyente, quien controlara lo que él percibía º Pero cuando se trató de la destr1M:ción de las coronas, no pidió él tener esa misma garantía. El lo fue todo de una vez: autor del decreto, encargado de la refundición, tesorero, responsable del 1c ont rol. 71. ¡Oh! Si en todos los cargos públicos que ejerces se viera qu~ pides que se te diera personalmente confianza, tus malversaciones resultarían hoy rtía menos evidentes. Pero en el asunto de la recuperación de los impuestos, tú mismo habías especificado, cosa que era justa, que el Estado n o se fiaría de ti, sino más bien de sus propios esclavos. En cambio, luego, en otra función que te concedía el manejo y el manosear los objetos sagrados-euya ofrend::i. y consagración se remontaba a veces más allá de la presente generación-, se comprueba que no h as inse1'tado allí la misma garantía que para las recuperaciones. ¿No queda, 1
•
•• El texto añade ·•sobr e la tribuna": parece l a glosa de un lector que quiso subrayar que no se trataba ele voces que hubier a dado un oyente cuo.l qulera, sino de lnJurlM lanzadas desde Ja misma tribuna. r.1 Había ma ~lst rados que ll evaban este Acer ca de Ja especie de tregua de que ¡;czaban los acusados y Jos condenados 'du- titulo. Se t rata aqu í de un escribano esclavo público, encargado de un quehacer mat erante las Dionisiacas, cfr. Contra Midias, 10 rial de registro y control. -la llamada ley de Evégoro.
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pues, con e!Jo en evidencia tu int~n ción? Para mí, sin .ninguna duda. 72. Ahora bien, atenienses, considerad cuán bellas eran, ante el juicio de todos los siglos, y cuán dignas de envidia las inscripciones oficiales que Androción ha destruido, y cuán impías y escandalosas son las que él ha puesto en su lugar. Todo.s habéis leído, creo yo, en la parte baja de la montura 02 de estas coronas, inscripciones como: "Los aliados <.J.l pueblo ateniense por su probidad y justicia"; o bien, "Premio de valor dedicado a Atenea por los aliados", y otras, procedentes de algún Estado particular: "Al Estado ateniense, tal .c iudad salvada nor él"; por ejemplo, se encontraba escrito allí: "Los eubeenses, liberados por el pueblo ateniense, le han otorgado esta ll!Orona" ""; o también: "Conón, eomo recuerdo de su victoria n aval sobre los laicedemonios" °'. Ved qué clase de inscripciones llevaban las coronas. 73. Pues bien: estas inscripciones, que os merecían y valían tanta admiración y tanta gloria, han desaparecido por la destrucción de las coronas. Sobre los cálices por los que este prostituido las h a reemplazado, se lee: "¡ Fabricado por los cuidados de Androción !" De modo que las leyes prohíben a este hombre, por haber traficado .con su cuerpo, el acceso a los santuarios; ¡y en estos san-
tuarios se lee su nombre grabado en estos cálices! No es muy grande la diferencia <.> ntre esta inscripción y las precedentes, ¿verdad? ¡Desde luego que no os honra menos! 74. [Con esto se ve que ellos han cometido tres delitos, gravísimos como los que m.'ás: han despojado a la diosa de sus coronas; respecto de la ciudad, han reducido a la nada la gloria vinculada a los h echos esclarecido~;, de los que estas coronas, mientras subsistían, .perpetuaban el recuerdo; finalmente, respecto de los donantes, ya que ·ellos les han quitado una fama inestimable, la de guardar fiel recuerdo de los servicios recibidos. Luego de taiitos delitos y tan graves, han llevado la inconsciencia y la desvergüenza (hasta el extremo de envanecerse de este aspecto de su administración y magistratura)"", hasta el punto de imaginarse el uno que la ayuda de Androción le valdrlá vuestra absolución , y el otro de venir aquí a asistir a Timócrates, en lugar de sepultarse bajo tierra luego de lo que él mismo ha hecho] "'. 75. Pero Androción no solamente pierde la vergüenza cuando se trata de lucro. Es también un ser grosero que no sabe que las coronas son la prueba del mérito, mientras que los cálices y otros ob}etos del mismo tipo no aemuestran más que la riqueza; que toda corona, por más modesta que sea, honra tanto como la más magnífica; en fin, que los 02 Las coronas d e metal precioso, de ordinario de oro, Iban montadas sobre un cálices y los pebeteros pueden muy ce!CO de hierro. bien dar una fama de opulencia a e.a A consecuencia y luego de la expedi- quien los posee en profusión; pero ción de 357. Véase anteriormente núm. 14. "' Se trata de la victoria de Cnldo. en que el envanecerse de cosas misera1
agosto de 394, del ateniense Conón sobre el almirante l acedemonio Plsandro, con ayuda de una e•cuadra fenicia y persa man"" Glosa. hecha con el comienzo del núdada. por Farnabazo. Esta victoria puso fin mero 69. a la hege1uonla marítima que ejerciera Es"' Nuevo pasaje interpolado, transcrito parta desde Egos Pótamos. textualmente d.el Contra Ti mócrates, 182.
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bles no es honrarse: todo lo contrario es dar testimonio de su falta de gusto. ¡Pul's bien, Androción ha destruido una riqueza de gloria para poner en su lugar una riqueza de opulencia, mezquina e indigna de vosotros! 76. Hay una cosa que él no ha 1comprendido todavía, y es que nuestro pueblo no se ha dedicado nunca a la adquisición de dinero. sino, ante todo a la adquisición de la gloria. ¿Es, acaso, necesaria una prueba de esto? El dinero, por más que en una cierta época poseyera más cantidad de él que ningún otro pueblo griego, lo ha consagra.do íntegramente a las obras gloriosas. Y por la gloria, aun cuando haya sido preciso contribuir con los bienes particulares, no hay peligros a los que se haya escabullido º'. Y esta conducta le vale hoy dos bienes imperecederos : el renombre de sus hazañas y, por otra parte, el esplendor de los monumentos que las con.memoran: ¡estos Propileos, el Partenón, los pórticos, el Arsenal "", y no dos miserables ánforas, o tres o cuatro copas de oro, que pesa cada una una mina, y de las que algún día, si así lo sueña tu fantasía, propondrás de
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nuevo la refundición! 77. No f.ue requisándose los unos a los otros, ni doblando la tasa de las contribuciones-males que bien nos desearían nuestros enemigo·s -como nuestros .antepasados consagraron estos monument os; tampoco lo hicieron empleando consejer-0s políticos de tu ralea; fue gracias a sus victorias sobre el enemigo, gracias a la concordia entre los ciudadanos-bien es.te que todo ser sensat o pediría a los dioses-, que ellos dejaron detrás de sí una gloria imperecedera. En cuanto a los individuos que, por su conducta, se asemejaban a ti, los excluían del ágora. 78. P-e ro vosotros, atenienses, lleváis tan lejos la bondad del alma y la apatía que, teniendo tales ejemplos ante los ojos, muy lejos de inspiraros en ellos, encargáis a Androción precisamente de la restauración del material sagrado : ¡a Androción, por la tierra y los dioses! '~ ¿Se puede concebir una impiedad may-o r? Os diré lo que pienso: para penetrar en un lugar santo, para tocar las urnas lustrales y los cestos sagrados, para p1,esidir los servicios destinados a: los dioses, no basta con permanecer puro durante un número de días prescrito, ¡hace falta tener, detrás de sí, una vida enteramente pura de las prácticas habituales a Androción !
01 Elogio tradicional: Contra Leptino, 10. '" Los Proplleos de Mneslcles fuen>n construidos ent re 437 y 432. E l Part enón. obra de Ictluo, fue editicado tntre 447 y 436. Los Pórticos más célebres eran el Pecilo, con pinturas de Pollgnoto, y el Pórtico "" Esta exclamación es famlllar a DemósReal. t enes.
FIN DE "CONTRA AN'DROCION"
ACERCA DE LA INMUNIDAD CONTRA LA LEY DE LEPTINO * NOTA PRELIMINAR l. Fue antes mismo del año en que Diodoro había intentado verngarse de Androción, b.ajo el arcontaidio de Calístrato. Demóstenes intervino, personalmente esta vez, en otro proceso político, también suscitad.o indirectamente por las dificultades económicas y financieras del momento. Desde los primeros momentos, en efecto, de la guerr.a social, las operaciones militares habían vaciado por completo las .a rcas •d el Te.soro. Para procurar al Estado• un aumento indispensable de ~ecursos económicos, la Asamblea no vaciló en dictar una serie de medidas excepcionales; la más impopular entre ellas fue, sin duda, la decisión de cobrOJr 'zos atrasos de impuestos debidos quizá desde hacía muchos .a ños por algunos contribuyentes descuidados. P.ara conseguir que se admitie· ran sin demasiada oposición las exigencias del fisco, alguoos políticos creyeron que convenía h acer también extensivo este rigor a las clases privileg!adas. De aquí provino el pr.oyecto de supresió:n d-e las inmunida• Discurso XX.
·d.es tributarias de qu.e habian g¡ozad·O hasta entonces, en virtud de un voto del pueblo, los bienhechores de la ciudad. En realidad, estas inmunidades tri... butarias se referían tan sólo a las litur.g ias ordinarias, es decir, a Zas cargas periódicas, a veces bastante pesadas, que la ley imponía en tiempo de paz a los ciuda·da.nos ricos y ia los extranjeros domiciliQJdos o residentes en Atenas que poseían el censo requerido para ello; era.n estas litur.g ias l a ·c oreguía, la gimnasiarquía y los f estines o banquetes oficiales con motivo de ciertas festivioeiades. Había, en cambio, otr.as liturgias que solo se po·d ían exigir en tiempo de guerra; una de estas era la trierarquía. Tales liturgias no podían <(far lugar a ninguna .e xención. L a ley que hizo votar Lepti1io en el 356 y que pr.eveía la abolición, rpresente !f futura, ·de las inmunidades tributmias, no ,a fectaba pues, más que a una sola categoría de privilegiados, porque co.n excepción de los descendientes de Harmodio y Arista~ gitón, libera:dores de la democracia ateniense, los titulares de esta re-
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compensa, o, mejor aún, sus hen~de ros, quedaban ,a sí sometüLos a la regla com.ún. En sus considerandos al texto de de la ley, Leptino había afirrfhado ya que se trataba, ante todo, ·d e repartir mejor y hacer m,ás soportable a todos una c.arga especialmwte costes.a. Pei-o los que se vier.on afectados por dicha ley no lo entendieron así. Muchos se rebelaron contra una disposición que les afectaba tanto en sus intereses como en su honor. Y, para hacer fracas.dr el texto legislativo en cuestión emplearon ios medios de recurso que les ofrecía el pro.cedimiento iegislattvo.. 2. Había, en efecto, e.n Atenas, una ley según la cual ninguna nue1>.a ley .e ntraba automáticamente en vigor por .e l mero hecho de hciber sido .adoptada 1por los nomotetes o ~omisión legisladora. Er,a preciso, además.. que n.o estuviera en cctntra.cli.cción. con ninguna ley anterior. A fin de ei>itar este rp.eligr.o, estaba previsto todo un proceso bastante complicado. Pese a todo ellio, ocurrió a veces que, incluso ante el colegio de nomofotes, un político awd.az consiguió hacer pasar una ley. En este úl,.. timo caso, todo ciudadano podía ha·Cer que se susp.endier.a el efecto de la misma, int.e ntantfo corntra su autor o bien una acción judicial por ile.g.a lidad, o bien una acción "prob.and.o que una ley era nociva p.a m el Estado". Amparándose en est.a segunda disposición, un tal Batipo y dos amigos suyos acusaron a Lerptino de haber presentado una ley perjudicial para Za Repúblfoa. Per,o B,a tipo murió antes que la causa pasar.a a vista de los tribunales y los .otros .acusadores desistieron del proceso.
Las oosas quedaron, pues, quietas, por el memento. Sin embar.go, la ley de Leptino no podía llegar a ser ejecutoria, mientras no se hubiera discutido su validez r11, 20 y 1391. Solo un año después ·de haber §!ido adoptada, el hijo de Batipo, Apsefíon, a u.n a con ctesipo, .e l hijo de Cabrias, el célebre vencedor de la batalla de Naxos, reinovó la cwusación. P.e ro la causa .no se vio sino cuando había ya transcurrido el pZazo durante el cual Lepti'no podía ser personalmente pr.ocesado. Lo único, por tanto, que fue objeto ·de proceso judicial fue su ley . .Según la costumbre ateniense, el texto de la ley fue defoodid!o ante el colegio legislativo de los nomotetes por cin co abog.a
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al menos, un texto, la estela de Demofanto; como 1prueba de que los antepasados se habían mostrado reconocidos para con lios deferisores de la democracia. · Fuere lo que f1wre de ello, Demóstenes, que, como hemos dicho, habló en segundio lugar, se enoontró con una tarea francamente ingrata. F1orzaif;o a. repetir, poco más o menos, lo que habfa ya dicho lógicamente su predecesor, se salió de la dificultad con ·una habilidad y una gracia verdaderamente rn.otables. El mismo cuidado con que pulió su disciurso- demuestra claramente que no había dejado en él nada a la impr.ovisación.
3. El pLan del discurse es regular, .mucho más regular de lo que suele ser en Demóstenes ni:ngún. plan. Desde el mismo exordio, 1el orador se apoder.a con energía del awditorio, dej.awdo a u.n lado toda pr.ep,aración superflua, supuesto que .e stá rp;onunciaooo una deuterología, censura y recrimina directamente a la ley de Leptino que limite el poder de decisión del pueblo y que, coin el pretexto de evitarle un error, sM ocmtraria tanto al espíritu como a los intere:;es de la ·d emocr.a cia (1--7J. Y desarrolla en seguida su primer argumento: la ley de Leptino atenta al honor de la ciudad, cr.ectrn.do la po~ sibilidad de que se la juzgue de,sleal. cuando nunca se le 1nuZo recriminar tal cosa. Y pone como ejempw CD11.creto de su lealtad el escrúpulo con q1te el ¡n¿eblo saldó en otro tiempo una deuda que habían cc;¡ntraido nada menos que los Tteinta. Lo meja:r que podría hacer Leiptino, 'JYUeS, .sería intentar ser como sus conciud(J;d
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lo que hace que los regímenes derrwcráticos sean sup.erior.es .a Zas .otr.os es precisa.mente La seguridad; que en ellos disfrutan los titulaYes de las recompensas. Los fav
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de estar a disposición de la Repú- demás cada ciudad sigue en .e ste blica e.n tiempo de guerr·a (1 8-28) . punto 'za conducta que le agrada. DiY Demóstenes hace seguir a esto fícil es determinar_ en absoluto. cuái una larga enumeración de Zas vícti- es la mejor, pero si se puede afirmar mas de la ley y de Zas molestas ~n- que Aten.as nu7'l!ca ha ~nido que secuencias que eizo le acarre.ara al arrepentirse de su g.ernerosidad: baspueblo, tanto en el dominio material ta recurrir a la experiencia parra procomo en el c,a mpo de lo moral, e®- barlo (105-111). cluyendo su exposición con el elo.gio L eptino y los suyos van a insistir, de oos grandes ci1Jldad,a.nos, Conón y diciendo que en otros tiempos el pueCabrias (29-87). blo no concedía inmunidades tribuEste es el momento en que va a tarias. A otros tiemp-Os, otro_s J>ienexaminar la cuestión ae la leg.a lidad. tos: las recompensas e.m n -d:istintas, Leptino no ha observado, .Para hacer p~ro n~ me.J'!-'Os ccmsitLer~bles. U~ aceptar su ley, el procedimiento re- 1e¡;emplo. la finca que l
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cuenta que el texto mismo de la ley -demuestra claramente que su autor nunca ha admitido que las liturgias f ormaran parte de las cargas del culto (125 -130 !. Y el orra.dor concluye esta serie de refutaciones volviendo a una que había ya .esbozaao al comW?izo, cuando negab.a a L eptitno y a los suyos el derecho de limitar zas prerrogativas del pueblo, con el pretexto de que los ora4.or.es a veces lo engañaban; se .podrá, sí, invocar la .i ndignidad de algunos .privilegiados, los mesenios, los meg,are.nses, los esclavos; pero no se puede abolir por ello la t.otalid.<1Jd de Zas inmunidades concedicl.as a los bienhechores de la ciudad. También sería verd.aderamente indigno y, más aún, priv,a r de su recompensa a un verdadero servidor del Estado, por sola esta razón. v sea.n los que sean los errores cometidos (131-133). En el conjunto, la cuestión d·el honor predomina sobr.e t()¡f},as Zas demás: los atenienses deberían :a;vergonzarse de fialtar 'ª sus pr.omesas, ·deberían ave1·gonzarse de desmentir, can su forma de co:r11ducirse oficialmente, su conducta privada, ate.... nuando así esa fama inter:nadonal de generosidad que los caracteriza. Y Demóstenes intima a Leptino que, por lo demás, no corre ningún peligro, que abandone volunt.a riamente la defensa de una ley que tan mala opinión da ·de su modo de ser personal. Luego, con absoluta naturali.dad, pasa a referirse a los otros .cuatro -abogados defe.nsores de la ley, a quienes intenta poner en contradicción consigo mismos y c.on la ley que prohíbe. que un ciudadano sea elegido más de una vez para desempeñar ese papel (134-153). Llegamos, finalmente, al epílogo. El .or,ador vuelve, de forma sorprendente, a l os tres temas que constitu,-
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yen la trama de su discurso y que, según las prof.esores de retórica, tod-O abogado debía considerar sucesivamente en esta clase ·de pleitos: el tema de la "utilidad", el tema ·de la "justicia", el tema d,el "honor". Velar celosamente sobr.e las leyes que imponen castigos y recom]iénsas nfJ puede sing favorecer la gr.a.ndeza de l.a ciudad (tema de la "utilidad" , 154) ; la ley de Lepttno es injusta porque, fijanoo más ·de una pe.na por im solo delito, se opone a la ley que prohíbe la acumuZación de penas pecuniarias y aflictivas, y se muestr.a así más severa .que las leyes de D raeón sobre el ,asesinato (tema ·de la "justicia" 155....159; ; prohibiendo r ecompensar incluso a otr.o posible salvador c!e la república democrática, Leptino garantiza demasiado el futuro: la histori.a rde Dionisia de Siracusa nos hace ver que nadie está asegura-do contra las vicisitudes de Za fortuna (vuelta al tema de Za "utilidad", 160-162); por lo demás, el i n terés bien compr.en·d ido de Atenas exige que ella permanezca fiel al ha.nor y sería indigno de ella, que, después de conde.nar a los falsificadores de moneda, los imitara (tema del "honor", 163-167) . 4. Este breve a11-álisis ·d el discur so nos muestra cómo el C. Leptino sigue en su desarrollo un plan absolutamente lógi
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ral (del 134 al 153). Finalmente, un consideraba "sutil", fino, penetrante. epílogo recoge los tres temas fun- Carácter un ta.nto especial en D edamentales del discurso (del 154 móstenes, que se ha de explicar por al 167). la reserva, muy natural, de un joven E.n realidoo, en el .d esarrollo del abogado que comienza su carrera y mismo hay menos rigidez. El tema que, más -de lo que lo hará luego, del harwr reaparece con frecntencia, tiende a no desconoertar a un púentrelazándose a los &emás como una blico aficionado tradicionalmente al "i-dea fija" esencial. Ni, tampoco hay comedimiento y a la discreción. . No quiere esto decir que la obra que pensar que el orOJdor se atenga exclusi11amente a las demostraciones no carezca de defectos. Uno de los de ti.tpo lógico. La segunda de las más sensibles es una excesiva inclipartes que hemos distinguirJ,o, tvimos nación al sofisma. Hay que re0()1U)'concluía clYTZ un elog_ío de los gene- cer, en verdad, que el sofisma es uno rales Conón y C"f'brias. E¿s · en ~stos de los vicios habituales en toao. grie.~ugares donde rr:as se de1a sent;r la g
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cierto sabre la se:ntencia con que .a cabó el pr.oceso. S.e gún Dión Crisóstomo, Demó8tenes ganó la causa y la ley de Leptino fue abrogada. Sin embargo, una inscripción nos dice que veinte años más tarde, Ctesipo, hijo ·de Cabrias, era cor.ego. Es verdad que podria tal vez tratarse en fo; inscrip>Ción ·d el p(J)dre ,de Cabrias, no del hijo, llamado también Ctesipo. Y también cabría-¿por qué no?-que su coreguía hubiera sido voluntaria, no impuesta por la ley, cosa nada extraña, como sabemos, por varias 6. Se ha discutido bastante so- obras del mismo Demóstenes, ipor bre el tribunal que dictamilnó sobre .e jemplo. Pero también se sabe que, este pleito político. Comp.aram.do los a partir de esta f1echa, la inmunidad párrafos 89 y 93, pensariam-01S quizá tributaria no figura ya entre las reen un tribunal ·de nomotetes, const1- compensas c-Otncedidas a los cj:udad,a,tumo por una o dos secciones dJel He- nos de mérito. ¿Acaso un.a nueva lieo-más probable pareoe que fueran proposición, que afectaba .tan só'Lo a dos, por lo que se dice en el Contra las recompensas futur.as, se abrió caTimócrates, 27, y cornfirma Pollux, mino luego de la derrota de Leptino? onomasticon, VIII, 101-. No obstan- 7',a l vez fuera este el sentiido de la te, pese al interés jurídico que, po - nueva proposición que se compromedría tener la cuestión, hemos ·de re- tía a presentar Apsefío.n ... Todo esto, nwnciar a lleg.ar 'ª una conclusión si~i embargo, se qued.a en ,el munc:W· de la simple conjetura.- FRANCisco nE cierta sobre est.e punto. Tampoco tenemos ningún dato 1 P. SAMARANCH. conjunto de la producción diel crradúr griego. ·Tooos estos rasgos vienen, además, a confirmar los aatos objetivos de la histor ia, que Tl!OS dice que este •disocurso fue el primero que Demóstenes pronunció personalmente en 1m
ACERCA DE LA INMUNIDAD CONTRA LA LEY DE LEPTINO ARGUMENTO DE LIBANIO
1 El Estado ateniense concedía a sus bienhechores, entr.e otras distinciones, la exención de las liturgias. Al ser muy grande el número de gente que la conseguía, se advirtió que iban a faltar contribuyentes en especies. Por este motivo, Leptino propuso una ley, promulgando que no habría
exención para nadie; que en el futuro el pueblo no tendría más el derecho de conceder este favor, y que todo el que lo solicitara fuera sancionado con el máximo ('.astigo. Esta ley fue atacada desde el comienzo mismo por muchos ciudadanos, entre los que había que contar de manera muy especial a Batipo; pero este desist ió, bien por haber recibido dinero, bien por haber
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caído enfermo. Aquí los acusadores J son Formión, Ctesipo, hijo de Cabrias, y algunos otros; Demóstenes les hace de sinégoro 1 • 2. Leptino saca su argumento más poderoso del interés-lo que pone por delante es la necesidad- ; Demóstenes lo saca de la buena fama y la justicia: de la justicia, porque es justo que los bienhechores sean correspondidos y que, al haber merecido su recompensa, no se vean privados de ella; de la buena fama, porque, si es una vergüenza para todos los pueblos el revocar sus dones, lo es, sobre todo, para Atenas, en la que, por encima de otro rasgo cualquiera, parece ser natural la magnanimidad. Demóstenes prueb!!. también que Leptino ha introducido su ley de manera ilegal: para esto, cita una ley que le mandaba h acer anular, primero, la ley contraria, y no presentar la suya más que después de esto, a fin de que no se encontrara uno ante dos leyes contradictorias. OTRO ARGUMENTO
l. El discurso forense Contra Leptino lleva este título porque, al ha-
ber transcurrido el plazo durante el cual el autor de una ley estaba expuesto a juicio y a castigo, Leptim.o se hallaba fuera de peligro: de aquí viene que se diga que el discurso es · n~6~ CJ.•hóv • y no • x!Z~ · CJ.'ho?;• . El tema es el siguiente: la costumbre habíl'I. impuesto, en Atenas, que se
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concediera a los bienhechores del Estado una .serie de distinciones tan numerosas como diversas, y de manera especial la inmunidad. Al haber conseguido· esta muchas personM. tanto ciudad8111os como extranjeros, faltaron contribuyentes en especie, y dado que, por este motivo se corría el peligro de que, las liturgias fueran a caer sobre los pobres. Leptino, uno de los políticos más considerados, propuso una ley, cuyo tex to exacto es el siguiente: 2. "A fin que de que sean los más ricos los que asuman las liturgias, no habrá e,xención tributaria para l!ladie, exceptuados los descendientes de Harmodio y Aristogitón, y los nueve arcontes; en el futuro, el pueblo no tendrá más el derecho de acceder a una solicitud de este género; y · todo el que resulte convencido de haber hecho esta solicitud será castigado con la atimía o degradación cívica, tanto él mismo como su familia; sus bienes serán confiscados, y él se verá expuesto a acciones públicas y delaciones sumarias•; si en estos procesos judiciales es tambi<~n vencido, incurrirá en las mismas penas que los ciudadanos entregados a la justicia como deudores del Tesoro" 3 • 3. A causa de esta ley, Leptino fue primeramente atacado por Batipo, quien murió antes que se abriera el proceso. Luego de esto, pasó el tiempo, y Leptine> dejó de ser responsable. Existía, en ~fecto, una ley que decía que, al cabo de un año, el autor de una ley o un decreto no era más responsable. No
• Todo ciudadano que comparecía. ante un t ribunal , bien fuera como acusador o co2 mo acusado, tenia que tomar personalmente La delación sumarla se emplea en cala palabra. Sin embargo, cuando él temía so de flagrante d~lito; podía dirigirse a todo ser inferior a Ja tarea a desarrollar, se con- magistrado, aun.:¡ue de ordinario se nevaba tentaba con declr algunas palabras y luego a los Once y a los Tesmotetes. Cfr. Ariscedía su lugar a un amigo o a un profe- tóteles. Constitución de Atenas, 29. 3 La afirmación es inexacta: ver los texsional reirlbuldo, el cual lnte1·venia a la ma. nera de sinégoro, algo as! como nuestros tos citados por el mismo Demóstenes en Jos abogado&. 1 números 29, 127, 156, 159, etc.
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obstante, supuesto que, incluso ante 1 estM. condiciones, seguía en pie la permisión de atacar las leyet>, aun cu1mdo sus autores lllO corrieran ya peligro, al cabo de un año, la acusación fue recomenzada de 'lluevo por 1 Apsefíon, hijo de Bat ipo, con el orador Formión como sinégoro, y por ctesipo, hijo de Cabrias, quien tenía como sinégoro a Demóstenes. Se 1 presentaron, pues, como acusadores y· atacaron la ley. 4. El punto de vista de la causa es "pragmático" Y "sobre escritos"•. Los capitulas principales del discurso forense son la legalidad, el interés, la j usticia. Resulta necesario exponer los argumentos de las dos partes. Leptino 1 se apoya en el interés-quiere au- 1 mentar el número de los contribu- ¡ yentes en especie-, pero también en 1a justicia. En el interés, "porque 1 -dice él-es contrario a vuestros in·· [ tereses que las liturgias recaigan sol amente sobre los pobres: con el 1 tiempo quedaráin agotados y no ten- 'i dréis ya más a nadie que asuma esta carga." En la justicia, porque es intolerable que los unos se enriquezcan sin temor alguno y que los contri- \ buyentes en especie sigan siendo siempre pobre;. 5. El acusador, por su parte, se funda en la legalidad, en la justicia y en el interés. La le- ¡ galidad es doble ; €111 relación con la persona y con la cosa. En relación con la persona, Leptino no ha comenzado por donde hubiera debido sino que h a infringido las n ormas. Estas normas están en la ley que det ermina el procedimiento legislativo. Después de haber redactado su ley, él hubiera debido ponerla en un tablón delante de los Epónimos y hacerla sancionar ante los nomotetes, 1
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• Cfr. Cont r a A ndroclón, segundo a rgument o o esquPma, núm. 8, y nota
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cosa que él no ha hecho. En relación con la cosa misma, su ley está. en contra de . una ley amtigua que dice que los dones del pueblo permanecen. Es, por consiguiente, contraria a las leyes, ya que, a pesar de estas, que pretenden que todos los dones del pueblo se¡an irrevocables. quiere suprimir los dones ya otorgados. 6. El acusador se funda también en la justicia: no se debe privar a los bie111hech ores de lo que no es m ás que una justa correspondencia. Y se funda también en el interés y de tres maneras: "En primer lugar, sufrirá vuestro interés si priváis a vuestros bierihechores de su recompensa : Leucon dejará de enviaros el trigo del Bósforo. En segundo lugar, padecerá vuestro interés, por cuando 111adie querrá prestar ningún servicio más al Estado, al ver a los demás despojados de su recom .. pensa. En tercer lugar, perderéis la consideración que tenéis, y se os tachará de ingratos." 7. Este discurso forense es una deuterología; Apsefion, por tener más afíos, había hecho uso de la palabra el primero. Así, pues, Leptino invoca en primer lugar el interés, alegando la escasez de contribuyellltes en e,specie que tiene el Estado, y en segu'n do lugar. la justicia, que él mira desde el punto de vista de la igualdad: es escandaloso, dice él, que algunos s~an ricos por haber sido dispensados de las liturgias, mientras que el Esta~o no encuentra ni tan siquiera contribuyentes en especie. 8. El orador pone, en apariencia, en el primer plano, la acusación de la ley de Leptino, pero en el fondo prep~ra, al mismo tiempo, la recomendación de su propia ley. En el capítulo de la legalidad, lee, opone y comenta c?mparativamente las dos leyes, pomendo de manifiesto hasta qué pun to di-
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fieren ellas. Pero a fin de no presim.tar bruscamente y sin transición esta comparación de las dos leyes, la ha preparado de lejos. La primera refutación o contradicción del discurso parece introducida por un argumento de Leptino •, pero en realidad, ha sido creada para sostener un punto de vista personal, a. fin de. que el ·adversario parezca presentar él mismo la ley de Demóstenes. 9. ¿Qué es. en efecto, lo que pretende la ley de Demóstenes? Que todas las recompensas que el pueblo ha concedido sigan siendo válidas, pero que sus PO·· seedores sean juzgados, en orden a que, si son dignos de ellas, las conserven, mientras que, si son reconocidos indignos de ellas, una vez demostrado esto, sean desposeidos de las mismas. Por consiguiente, el propio Leptino ha avalado la ley de Demóstenes. ¿De qué manera? Arguyendo que muchos, entre los que están exentos de estas cargas, son indignos de ello. Tiene, por tanto, a su disposición la ley de Demóstenes, que excluye a los indig.. nos. Por eso este argume-nto está difundido a lo largo de todo el discurso y su frecuente repetición dispone a los jueces a la lectura de la ley, que tiene lugar poco después. 10, Comprendiendo que el argumento más poderoso para Leptino es el de que "en orde.n a que las liturgias caigan sobre los más ricos, no habrá exención para nadie", Demóstenes no ha puesto en el p1imer plano la refutación de esto, sino otra que le era más útil y que le peymitía introducir su propia ley. En efecto. cuando él dice "este será su argu -
mento principal", engafia a sus oyentes: en realidad no son los indignos los que darán a su adversario el argumento más importante, sino la falta de contribuyentes en especie que padece el Estado y el 11Ilterés"que'hay en hacer el peso de las liturgias de los pobres a los ricos. 11. Este discurso pertenece al "género judicial", ya que en él s~ procesa a una ley. Pero su materia es doble, a la vez, judicial y deliberativa. Se podría incluso creer que el género "panegírico" tiene aquí su lugar, en los fragmentos en que el orador se dedica a glorificar a cada uno de los bienhechores. Hallaremos ahí elogios dignos de estOs personajes y pasajes de una elocuencia que armcniza con la elevación de sus hechos, como, por ejemplo, cuando él ensalza los triunfos de Conón y de Cabrias o la conducta de Epicerdes, de las gentes de Taso y Corinto y ..te Leucon. Y ahora. pasemos al comentario del discurso 0 • . l. _Jueces: ~obre todo, porque eI mteres de la CJudad me parece exige l a derogación de la ley de Leptino, pero también por la simpatia que siento hacia el hijo de Cabrias me !le comprometido a prestar en la'meáida de mis posibilidades, mi colaboración a los acusadores. Hay una cosa que es evidentisima, atenienses: ni Leptino ni otro alguno de los defensores de la ley podrá aportar sobr.e el fondo de la cuestión argumentos válidos, sino que dirán que h ay gentes indignas que, al h aber conseguido la inmu1údad fiscal, han conseguido ·e squivar las liturgias. Este será su gran argumento. 2. A mi modo de ver, querer despojar a todos
• Alusión a.l comienw del discurso número 1, donde el orador presenta una. objeción que, al parecer, va. a. hacer Leptino; 0 Esta !rase da a entendeT q\le el autor la. frase, empero, del au t or 1del argumento es del argumento es también el de los escollos. muy torpe;
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los privilegiados, .ª ~us~ ~e algunos que s_oll: co;i_ razon m cnmmados, es una mJust1c1a; pero dejemos esto: este punto..ha sid<> ya tra.tad() • y, sin du!1a, habeis ya formado vuestra opinion sobre el pal'ticular. Sin embargo, yo plantearía a mi adversario, co;i mucho gust-0, una cuestión. Ad~t~?s, en el peor de los casos, la md1gmdad de todos, no la de solo un. pequeño número : ¿por qué os h a impuesto él el mismo trato a vosotros que a ellos? En efecto, la cláusula ".t oda inmunidad queda abolida" desposee de su inmunidad fiscal a los beneficiarios de la misma; .pero esta otra ,"ninguna se podrá conceder en el futuro", os priva a vosotros del derech de concederla. Es de esperar que el no se atreva a decir que habienrlo estimado indignos a los beneficiarios, h a juzgado igualmente indigno al pueblo del derecho de r ecompensar a quien Je parezca bien . 3. Es posible, empero, que él r esponda que lo que le ha llevado a prope>ner su ley es la facilidad con la que se engaña al pueblo. ¿Quién impide enton ces q u e, en virtud de un razonamiento com() este, se generalice y se os quite la totalidad de vuesti:os derechos políticos? No hay ningun campo, e n efecto, en el que no os haya ocurrido una desgracia de esta clase. ¡Cuántos decretos se os han. hecho votar por sorpresa! ¡Cuantas veces ·s e os ha persuadido de que prefirierais una alianza que no lo era a una alianza ventajosa!• En una palabra, es tal
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decisiones que tenéis que tomar vosotros, que creo son estas cosas inevitables. 4. ¿Inferiremos de ello un pretexto para establecer una ley que prohiba de ahora en adelante toda deliberación previa al consejo y todo voto al pueblo? No es esta mi manera de pensar. La justjcia está, no en quitarnos un derecho que lleva consigo riesgos de error sino mas bien en proporcionarnos é1 medio de evitar semejantes accidentes mstitu . yendo una ley que, sin atentar contra nuestra soberanía, nos permita castigar a los que nos engañan. 5. P ero, dejemos de lado estas consideraciones, para considerar de manera especial un punto. ¿Qué es lo que para nosotros vale más, el dlsp.oner soberan amente de vuestras recompensas. con el riesgo de concerterlas .p or sorpresa a alguna ,persona poco recomendable, o bien, anulado todo señorio, perder el derecho d-e honrar el méi:i.to, i~cluso el que vosotros ~econoce1s? Sm duda, creeréis preferible el. primero de los dos caE~s. ¿P~r que? Porque al multiplicar aun mas de lo razonabl
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<:a usa de las criticas a que dan lugar nero, cuanto en conservar el honor. algunas de las recompensas adquiri- este honor que vosot ros ten éis en más das, privar de sus honores a los bue- que el dinero. Y, cuando digo vosnos ciudadanos. Si, ia pesar de estos otros, entiendo también vuestros anhonores, no faltan-como afirman tepasados. La prueba de ello está. en nuestros adversarios-hombres des- que las inmensas riquezas que ellos preciables e indignos, ¿qué ca.b rá es- habían adquirido en otro tiempo las perar del día en que la honestidad ccnsagr.aron enteramente al cuid~
u Véa~e Aristóteles: Constitución d e A ten as, 51: d iez magistrados, los "agoránomos",
.estaban encar~ados de vigilar Ja a utenticidad y legitimidad de la s mercancías vendi'º Lugar común : c!r . Contra Andr oción, d as en e! mercado. núm. 76.
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ción creían que el Estado debía salda r '1a duda. El pueblo, se dice, decidió contribuir, por su parte, a estn gasto, ·p or respeto. a lo~ comprom!-S?s contraídos u. ¡Que escandalo dana1s, atenienses, si, habiendo consentido en esta ocasión, para no faltar a vuestra palabra, a contribuir en provecho de vuest ros antiguos enemigos, decidierais faltar a ella hoy día, cuando os es posible, sin que os cueste nada- basta para ello con invalidar la ley--, h acer justicia a vuestros bienhechores ! Y.o, por lo menos, me niego a darlo. 13. No es en esta única circunstancia, atenienses, sino también en muchas otras, que el canácter de nuestra ciudad se manfiesta bajo este aspecto, a saber, el de la lealtad, la probidad y el preocuparse menos de los beneficios materiales que de las acciones bellas. En cuanto al autor de la ley, su carácter me -es, por otra parte, desconocido, y no quiero tdecir de él n ada malo ni sé de él nada malo ; pero, después d e todo, considerando su ley, compruebo que su manera de ser está muy lejos del típico carácter ateniense '". 14. Por eso, lo digo en voz bien alta, es ·él quien debe tomaros a vosotros como norma, renunciando a su ley, y no vosotros tomarle a él, adoptándola. Ojalá la ciudad pueda persuadir a Leptino de que la tome a ella-aun .cuando sólo fue ra en aparienciacomo modelo; valdrá más esto, para vosotros y para él, que si él persuadiera a la misma ciudad d€ que lo tomara como modelo a él. Porque,
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aun cuando fuera él el hombre más honrado del mundo-cosa que yo quiero suponer y admit ir-, no podría dar lecciones de moralidad a nuestra ciudad. 15. Creo aún conveniente, juecas, para aclarar vuestra decisión en el presente caso, el someteros aún :una observación. Los favores concedidos por una democracia no tienen más que una superioridad sobre los que confieren los demás regímenes; ahora bien, la le·y de Leptino anula esta misma superioridad. Por lo que se refiere a la ventaja material de las personas recompensadas, las tir~nías y las oligarquías se hallan en disposiciones especialmente propicias para la concesión de privilegios 13 ; en poco tiempo, hacen rico al que les plat:e. Pero en el aspecto a el honor y de la estabilidad, h abréis de reconocer que las recompen sas populares aventajan mucho a estas. ¡Qué bello es verse honrado en un Estado demO·· crático con recompensas merecidas, en lugar de recibir el premio vergonzoso de la adulación! Y la libre admiración de los iguales vale muchísimo más que todas las liberalidades de un déspota. Baj o un s eñor o un tirano, el temor del futuro es más füerte que la satisfacción del momento. Entre vosotros, en cambio, no se siente ninguna inquietud; lo que uno ha recibido está seguro de conservarlo o, por lo menos, se estaba seguro 'de ello h asta el día ~e hoy. 17. Así, al abolir la segundad de las recompensas, esta ley da. al traste con el único rasgo por el que las recompensas que proceden de vosotros son superiores a las de-
n Episodio, celebrado m uchas veces, de la restauración ctemocrática, luego de la. caida de los T reinta. " El escolinsta hace n otar que, pese a '" E l texto es dudoso, pero no parece se las demostraciones externas de respeto, el pueda decir ot ro tanto del sen tido, que se orador no deja de ser Irónico. nace a todas luces evidente.
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más. Ahora bi·e n, poco importa la forma del Gobierno: quttadle todo poder de manifestar a los partidarios
mos caso. Los ciudadanos más ricos, todas las veces que son trierarcas. se hallan, durante este tiempo, exentos de coreguías. En ouanto a !Os aue no poseen el censo requerido'", están exentos de ellas en virtud de una inmunidad fiscal forzada. Tenemos, por consiguiente, dos categorías, en la'S que la ley no nos procurará ningún corego de má'S. 20. Pero, se dirá, quedan las liturgias de los metecos: allí la ley nos da muchos. Pues bien: que él me nombre cinco y consiento en que se me tenga por necio. Admitamos, sin embargo, que yo me equivoque; que, ·e ntre los metecos, se encontraran, si es aclmitida la ley, cinco nuevos cor><>...,gos y que, por otra pal.'te, entre los ciudadanos, ninguno quede exento de coreguía por el hecho de ser tríerarca. Examinemos qué ventajas t~ndrá entonces con ello la nación, en que todas estas personas ·estén sometidas a la.s liturgias. Como 'vais a ver. no compensa1iá, ni con mucho, el deshonor que se seguirá de ello. 21. Seguidme bien: entre los extranjeros hay, pongamos por caso, diez priv!legiados- de he.::ho, por todo.:; los dioses, como acabo de decir, no creo se encuentren ui tan siqtüera cincO-. Por otra parte, entre los ciudadanos, .podemos contar cinco o sets. Total, entre las dos categorías, dieciséis. Lleguemos hasta veinte e incluso, si queréis, hasta treinta. ¿Cuántas personas hay cada --año obligadas a las liturgias periódí" Acer ca de la distinción corriente en- cas, coreguías, gimnasiarquías, bantre las llturglas y las trterarquias, véase Isó- quetes públicos? En total, quizá secrates: Paz, 128, donde el orador , entre las senta 0 alg"'na más casi. 22. Pacargas que abruman al rico contribuyente ·" de Atenas, dlStlngue las siguientes: aJ im- ra que a lo largo de cada año se puestos creado.s a proposición de los dema- vean obligadas a las lit urgias t r einta ¡?Ogos; b ) las llturgias en genera l periódicas; 1 · , · e) la t rterarqula, que, como 10 da a en- personas mas, ¿es preciso provocar tender el lugar mlsmo que ocupa en Ja enumeración, es la contrlbltclón más onerosa · - - Y la más temida. 1 "' "Para las coreguías", se sobrentiende.
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la desconfianza general ? Una cosa do a expensas vuestras, no hay raveo yo segura, Y es que A·t enas , en zón para mirarle hostilmente, que yo tanto subsista, encontrará un gran sepa. Si, por el cont rario, pretende número de coregos y no corre el ries- uno que la debe al robo o a cualgo de carecer de ellos, mientras .que quier otro medio inhonesto, ·h ay leno se nos ofrecerá ni un solo bien- yes para castigarlo. Desde el mohechor si ellos ven que h emos lesio- mento que nuestros adversarios no nado los derechos de sus anteceso- recurren a estas leyes, no tienen res. 23. Pero, d•ejemos esto. Ima- derecho a hablar como hablan. gino, en el peor de los casos, que 25. Por lo demás, en lo que se refiecarezcamos de coregos. ¿CUál sería re a la falta de fondos del Tesoro entonces, por Zeus, la mejor de ,e stas público, &e impone una reflexión, y es do~ soluciones? ¿Organizar las .core- que, una vez a bolidos los privilegios, gu~as, sobre el _roo.delo de las tne~ar- no por ello seréis más ricos. Pues, qmas, ! n as?c1ac1ones. de contnbu- ¿qué relación hay entre los gastos yentes , o bien despoJar a nuestr.1s litúrgicos y las rentas y la prosperibienhechor~s de lo que se les ha di:-- dad del Estado? Ninguna. otra cuesdo? Por ~ parte, prefiero la .pn- ¡ tión aún: de esas dos ventajas, la rimera soluc10n. Por la ley de Leptmo, queza y la confianza general, nuesc11:d~ u no de lo~ nu~vos cargos no tra ciudad, en el m omento actual, allv1:a a ~os
contribuyentes enca.rgados de armar y mantener a cuenta de todos una trlrreme, hablan sido est a blecidas por la ley de P erlaudro. tres años ant es de que se pronunciara el ContM Lenti no, en 357. l>EM'OSTENES.-10
. Est ado tien e Interés en dejar en sus manos , los capitales que ellos poseen y que hacen fr uctificar. hasta el d ía en que Jos volverán a poner a su disposición en forma ¡je lmpuestos, >i las circun stancias lo exigen.
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a la guerra, no existe la inmunidad die queda exento de la trierarquía. fiscal. Por consiguiente, .toda perso- excepción hecha de los nueve arconna, sea quien sea, que posee mucho, tes; de esta forma, mientras que las paga mucho con ·e stos dos fines, co- fortunas que se hallan por de bajo mo es natural. Por tanto, que las del censo trierárquico no particlpagrandes fortunas sean, bajo este rán de los gas·t os de la guerra más punto de vista, una necesidad para que en la forma de contribuciones el Estado, todo el mundo lo a dmitir:á. excepcionales, la:s que alcanzan a esEn -efecto, mien·t ras que de los gastos te censo os selíán útiles bajo una de los coros se deriva un placer de doble forma, la de las tríerarquías y algunas horas 1• , y solamente para la ·d e las contribuciones. ¿Qué alivio aquellos de entre nosotros que van a aporta t u ley, Leptino, a la m ayoría los espectáculos, en cambio, de la de los contribuyentes? EJia nos da, amplitud de los gastos mílítares de- por cada tribu o por 1cada grupo de pende de maner a permanente la sal- dos tribus, un corego de más, uno vaición general del país. 27. De sólo, el cual, después de haber tomaesta manera, todo lo que vosotros de- do por una sola vez el lugar de otro. jáis por un lado, lo ganáis de nuevo se verá libre ·de la carga. Yo no veo por otro, Y por vuestra llar.te esta ningún alivio. En cambio, cubre de exención es ui:i. dcm puramente ho- vergüenza a toda nuestra ciudad al noriftco, exenc1on a la que, por otra . . . . ' ,. parte, tienen derecho los que pose·e n m1sn:io ~1empo gue de descredito. Po:;. el censo trierárquico. Pero, acerca , consiguiente, v1~to que la l e:y"' ha. d~ del hecho de que no existe dispensa hacer mucho mas mal. que b1vn 1 6 no alguna p ara lo tocante a l as trierar- es un deber ~a.r~ el tribunal el proquías, aun cuando nadie entre vo·s - 1 p~ner la abollc1on de la misma? .Por otros, creo yo, lo ignore, se os va a m1 parte, yo respondo a firmativaleer el texto mismo de la ley. Toma mente. la ley relativa a las trierarquías y 29. Otra cosa, jueces. En la ley lee la cláusula en cuestión. de Leptino se dice explícitamente: "Nadie, entre los ciudadanos, los isoLEY teies y los extranj eros, será disp ensado." Ahora bien, ¿disp'ensa do, dP" [Na.die estará exento de la trierar- qué? ¿De la coreguía o de toda otra quia, excepción hecha de los nueve ar- carga? Esto no se especifica. La ley contes] 10• se limita a decir: "Nadie será dis28. Vosotros veis, atenienses, 1con pensado, ·e xcepción hecha de los desqué claridad dispone la ley que na- cendientes de Harmodio y Aristogitón." Ahora bien, puesto que la palabra "n adie", fuera de esta excep1• El texto cz sospechoso. También Isó- i · t• t• d · 1 crates, A reóp., 53, protesta contra el abuso C on, lene un sen l o genera , Y de los espectáculos, pero se sitúa en un puesto que, por otra parte, a las pap_unto de vista muy distint?:. si los espec- labras "entre los extranjeros" no taculossegun s9n reprobables, es umcamente por- afiade l a precisión "que residen en que, t\J, corrompen las costumbres. Para Demóstenes. los gastos que ocasionan Atenas", se sigue de ello que su ley estorban la preparación mllltar de la ciudad. les quita a L<>ucon príncipe del Bós'" T~xto de la ley hecho a base del con· f ~ h" .' l sus lJOS a recompensa texto. 1 oro, y a
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que vosotros les habéis conferido "". heraldo, l os navíos con d estino a 30. Pues Leucon, por na
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te para vuestras necesidades, sino tal que os dejó un beneficio de quince talentos, de cuya administración se encargó Calístenes 'º. 34. ¿Qué pensáis, atenienses, va a hacer este príncipe, que se ha portado de esta forma con vosotros, si llega a saber que, por una ley, le habéis quitado la inmunidad fiscal, privándoos incluso por medio de un voto, en caso de que os arrepintierais de haberlo hecho, de la posibilidad de conc.edérsela? ¿No ·c omprendéis que esta ley, caso de ser ratificada, no solamente privará a Leucon de su inmunidad, sino t ambién de la suya a vuestros compatriotas que importan el trigo de su país? 35. ¡Pues no imagino nadie se haga la ilusión de que Leucon aceptará la derogación d·3 los favores que recibe de vosotros, dejando en pie los que vosotros disfrutáis de su parte! Así, pues, sin contar todos los perjuicios que esta ley os ya a •::ausar al parecer en el futuro, ella os quita también, desde ahora, las ventajas ad.q uiridas. Y, a pesar de todo esto, ¿tenéis a.ún que preguntaros si es preciso abolirla? ¿Acaso vuestra resolución no está ya tomada desde hace mucho tiempo? Toma y lee al tribunal los decretos que dicen relación con Leucon.
pia de estos documentos está grabada sobre las estelas que habéis levantado vosotros y él, una en el Bó.~ foro, otra en el Pireo y una tercera en Hierón 21• Considerad. luego a qué manifiesta inhonestidad os lleva esta proposición, en la que la república se muestra . menos leal que un monarca. 37. No os enga.ñéis acerca de la significación de estas estela~: ellas ponen ante los ojos el contrato de todas las vent ajas recibidas o concr;ididas por vosotros. Por lo que a Leucon respecta, se verá que él les ha sido fiel y que muestra un celo constante en prestaros servicios; mientras que vosotros, , aun dej ándolas en pie, las habéis debilitado, que P.S mucho peor que haberlas echado a tierra. De forma que, si alguien quiere acusaros, ellas s·e levantarán como testigos de la verdad de lo qu-2 dice ~' . 38. Supongamos ahora .que Leucon nos envía una embajada para saber a causa de qué acus!lción o de qué reproche les habéis privado de su inmunidad fiscal. ¡Por los dioses! , ¿qué le responderemos nosotros? e.Qué dirá o qué propondrá el autor del decreto redactado en nuestro nombre? ¡Dirá, por Zeus, que entre los privilegiados, los hab~a que. eran indignos de 6110! 39. Pero si Leucon responde: "En efecto, también entre los atenienses hay más de uno, DECRETOS sin duda, que apenas merece esti36. Por consiguiente, con toda mación alguna; sin embargo, yo no razón y justicia ha recibido y tiene he tomado pi·e de ello para despojar la inmunidad Leucon: los decretos os lo h an hecho ver, jueces. La cozr Hay otr os ejemplos de documentos re¡ producidos palal>ra a palabra en estelas !e-
vantadas en diversos lu gares: véase. por c'll Orador y poHtlco contemporáneo de ejemplo. Tucidldes, v. 47, Hierón-o el TemDemóstenes; luego ':!e haber desempeñado el plo-, estaba en la costa de Asia, en Ja •jecsrgo financiero excepcloná1 de que se ha - sembocadura •je! Bósforo en el Mar Negro. bla aquí, en 356 fue el autor de una mo- Era u na de las escalas en que descansaban clón prcconli.ando la conclusión de una. ,1 los cargamentos de trigo que procedían del alianza con los princlpes tracios. para p reve- Pon to E\1xlno. n1r Los avances de Fíllpo. Más tarde formó "' En I sócrates: Contra Calímaco, 25-26, parte d '.>l partido antimaceclónico. J;nlla.mos un razc>nam lento análogo.
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a las personas honradas. Conside- cepcional brillantez de sus liberalirando hon~ado el conjunto del pue- dades, cuanto en razón de las cirblo, yo deJo a todos su inmunidad cunstancias: incluso entre los que fiscal", ¿no tendrá razón contra nos- nos están obligados, hubiera sido diotros'? Por mi parte estoy conven- fícil entonces encontrar uno que escido de ello. Esta es, en efecto, la tuviera dispuesto a acordarse de los costumbre en todos los pueblos: a beneficios recibidos. 42. Este homcausa de los bienheohores se favo- bre-y así lo atestigua este decreto rece a más de uno que es i~digno de redactado en esa época en su faello; pero a causa de estos indesea- vor-, cuando nuestros !Ciudadanos bles, no se priva al mérito compro- prisioneros en Sicilia, se hallaban en bado de la recompensa que le ha si- la trist~ situación que conocéis les do -concedida. 40. Otra cosa: pen- hizo. donación de cien minas; y ~i no sad que a cualquiera se le viene el murieron todos de hambre, es a él, capricho de intentar contra Leucon sobre todo, a quien lo deben. Más una intim~ción de antidosis; por t.al'de, luego de haber recibido de más 9-U~ .pi~so, no veo quién se lo vosotros la inmunidad fiscal, viendo podra impedir. Este príncipe tiene cuando la gue rra, poco tiempo antes siempre fondos en depósito entre d.e los Treinta, las dificultades finan"'.osotros. Ahora bien, la ley de Lep- C!eras de la república, os dio espontmo es formal: si alguien quiere ha- t~neamente un talento. 43. Pues cerse can sus bienes o b}en Leucon bien: yo os pregunto, atenienses por se verá despojado dé ·ellos o bien se Zeus y por todos fos dioses, ¿$e os verá obligailo a cargar coii la litur- puede mostrar mayor consideración gia. Y lo más grave a s us ojos no Y dedica1ción, se puede merecer meserá el gasto como tal, sino el senti- nos ser maltratado? En primer lumiento de haber sido despojado por gar, testigo de la desgracia de A tevosotros de su privilegio. nas, prefirió los vencidos y su reco41. Pero no se trata tan solo nocimiento futuro, por muy aleatorio .atenien~es, de la injusticia que sé que este pudiera ser, a los vencedocometera contra Leucon. Para él el res del momento, entre quienes él 3e af~rrarse a su privilegio es una ci.Ies- encontraba. Luego, viéndoos nuevation de honor, no de necesidad. Pero mente en la penuria dio muestras puede haber algún otro de vuestros una vez más, de su génerosidad me: bienhechores que en otro tiempo ha- nos interesado en salvaguardár su ya estado en la prosperidad y para haber personar que en proveer en la ql!ien la ini:iunidad fiscal qu'e le ha- medida de sus fuerzas, a las ~ecesi beis ·concedido sea hoy día una ayu- dades de vuestro país. 44. Ved, da oportuna. ¿Cuál es el nombre de P.ues, ahí a un hombre que, en las esta persona? Epicerdes de Ciren e "". c~rcunstan<:ias más graves, ha parSi nunca un benefi.:!iai;io de la in- tido sus bienes con el pueblo- ante munidad fue digno de ·ella, . est e lo ~s te h echo, la inmunidad fiscal que es, no tanto por la magnitud y ex- el ha recibido no es más que una palabra, un titulo-: ¿Vais vosotros a. -,.-quitarle ' n o di ~o ya e~t a mmum · 'dad Eplcerdes de Clrene es conocido sólo ti por el Contra Lepti no, y por el texto del J~~al, porque, Sl bien el la posee, sactecreto votado en s\1 honor y encontrado en • beis vosotros muy bien que él no la la Acrópolis. utiliza, sino la fe que él tenia en
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en recompensa de su salvación, les concedieron entonces la inmunidad, y otros distintos los que hoy dia se la quitan? Pero ¡·es que, en lugar de ser una excusa de un acto vergonzoso, esto mismo es ya un escándalo! Pues, ¿qué? Los testigos, los beneficiarios de estos servicios los juzgaron dignos de una tal recompensa; y nosotros, que no los conocemos más que por la tradición, ¡albergamos la pretensión de que la recompensa es inmerecida y se la quitamos! ¿No será esto el colmo del escándalo? DECRETO 48. Y esto que digo se aplica, asi45. La lectura de los de.cretas, mismo, a los que derribaron a los jueces, os acaba de dar a conocer Cuatrocientos, y a los que, en tiempo cuáles fueron los servicios que me- del exilio, ayudaron al partido popurecieron a Epicerdes su l·nmunidad lar. A mi modo de ver, sería tratar de fiscal ªº. Sin embargo, no 1c onsideréis la manera más indigna a los unos y a tanto las cien minas y luego el ta- los otros el anular cuailquier cláusula lento que él ha cionado--los mismos de las medidas que entonces se votainteresados, estoy seguro de ello, no ron en su favor. 49. Pero es quihan dado gran importancia al impor- zá posible que alguno de entre voste mismo de la suma-, cuando la otros, que esté convencido de que, prontitud, la espontaneidad y las cir- en estos momentos, no hay ninguna cunstancias de su gesto. 46. Todo probabilidad de que nuestra ciudad el que lleva la iniciativa en un be- tenga necesidad de tales muestras de neficio tiene, sin duda, derecho a la dedicación. Que ruegue a los dioses reciprocidad, pero sobre todo, si este por esta intención.: yo uno mis plebeneficio responde a una necesidad, garias a las suyas. Pero este tal, que como es evidente lo .ocurrido ·en el tenga a bien considerar, en primer caso de Epicerdes. Pues bien, ate- lugar, que ha sido llamado a votar nienses, el hombre que os acabo de sobre una ley-si no queda derogadescribir tiene hijos: ¡qué vergüen- da, será preciso aplicarla-, y que, en segundo lugar, las [eyes malas za que, menospreciando todas estas son fatales incluso para las ciudades razones, se vea que les privarnos de creen gozar de la mayor segusus privilegios, sin tener nada que que Las revoluciones políticas se echarl·es en cara! 47. ¿Dirá al- ridad. guien que unos son los hombres que, prodwcen en dos sentidos opuestos. Un Estado está en peligro: una sarie de acciones bellas o nobles, la ·s abi30 Se ha p ensado que el orador había heduría de las leyes y los ciudadanos, cho l eer dos decretos · en Jugar de uno, el un control establecido por todas parque se atribuye al afio 412, con servado en una inscripción , y un segundo decreto vo- 1tes, pueden llevarle a un resurgitado en recompensa de la donación de un miento. Otro Estado parece hallarse talento luego de la calda de los Treinta. en plena prosperidad: si todas estas Pe ro en casos semejantes, no es raro encondiciones son en él olvidadas, su contrar un plural en lugar de un singular.
vosotros? ¿Puede uno fiñ.aginar una mayor vergüenza? Se os va a leer el texto del decreto que, en su tiempo, se votó en su honor. Y -0onsiderad, atenienses, qué gran número de decretos anula la ley de Leptino, qué número de personas ha herido, la gravedad de las circunstancias en que estos servicios se os prestaron. Encontraréis que son víctimas de ella precisamente los que menos lo habrían merecido. Lee.
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ruina puede producirse insensiblemente. 50. En general, la prosperidad no se adquiere más que por medio de ~na sabia reflexión, que no es compatible con la negligencia en cualquier punto que sea; pero para conservarla, apenas nadie se decide a e~¡¡>lear los mismos medios. No incurra1s en esta falta. No os creáis obligados a es~ablecer una ley que, en la prosperidad, cubrirá nuestra ciudad de deshonor y, en el día de Ja prueba, apartará de ella todas las buenas voluntades. 51. No se t rata, empero, atenienses, tan solamente de bienhechores qu~, a título privado, han querido obllgaros, en las graves circunstancias expuestas hace poco por Forroíón 01 Y ,que yo mismo acabo de recordaros. Hay que guardarse también de hacer daño a muchos otros que os han procurado, cuando la guerra con Lacedemonia, la alianza de naciones enteras, sus patrias, siendo fieles por la palabra y por la obra, a la c~usa de vuestro país. Algunos, a causa de su dedtcación a vuestra causa, viven en el destierro. 52. Dentro de los muchos ~s de este tipo, el primero que me viene a la memoria es el de los desterrados de Corinto. Perdonadme que os hable de hechos que sólo me son conocidos por lo que contaron vuest ros antepasados "". Dejo de lado un gran número de otros servicios que estas gentes os prestaron, para llegar a la gran batalla librada en Corinto cont ra los lacedemonios. Los habitantes de ·e sta ciudad habinn decidido, luego de la ba-
talla, no recibir a nuestras tropas dentro de sus murallas y enviar emisarios que parlamentaran con los lac~demonios. 53. Nuestro.s partidarios entonces-ellos veían, sin embar_ go, a Atenas vencida y el acceso a su ;ciudad en manos de los lacedemonios-, en lugar de traicionarnos Y de pensar en su seguridad personal, Y por más que todo el Peloponeso se encontrara allí, en armas, a dos pasos, os abrieron las puertas p~se a la oposición de la gran mayo..'. na, resueltos, si ·e ra preciso a compartir la suerte de vuestros 'soldados antes que huir del peligro y salvarse sin vosotros. Hicieron entrar vuestras tropas, asegurando asi v,u estra salvación y la de vuestros aliados '13• 54. Pero cuando más tarde se eoncluyó con Lacedemonia la paz de Antálcidas, fueron dest errados por los lacedemonios a causa de esta conducta. Vosotros les disteis entonces acogida, cumpliendo con un debe1· de honor, y les concedisteis por decreto todo lo que les ·e ra necesario. ¿Y nos preguntamos nosotros hoy día si estas medidas han de conservar su efecto? ¡Sólo hablar de ello es ya una vergüenza! Pues, ¿qué'? ¿Se ha de oír decir que Atenas discute si conviene conservar sus recompensas a sus bienhechores? ¡Desde hace mucho tiempo la cuestión tenía que estar examinada y zanjada ! Lee también a los jueces este otro decreto. DECRETO
55. Este es, jueces, el decreto que h abéis dictado vosotros en favor de los corintios, castigados con el de.;-
31 Formi ón , a cusador de la ley j unto con Demóstenes, no es conocldo m ás que por el presente discurso. 12 Los h echos recordados por. Demóstenes ' :i.• El relato de Demós tenes está en a.bler~'ii::montaban a.l afio 394 : hab1an ocurrido. ta contradicción con el de Jenofonte H el p , cuarent a aflos an tes. IV, 2, sobre Jos mismos hechos. ' ·
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tierro por vuestra causa. Ahora bien, por objeto los mismos puntos. En la ved esto. Imagino a un hombre que vida privada 11(¡, cada uno de nosotros, esté al corriente de estos sucesos, cuando se trata de la elección de bien porque haya sido testigo pre- un yerne>-tomo este ejemplo entre sencial de ellos, bien porque Jos ha- otros-, se pregunta si el hombre en ya oído :contar a un testigo. Y este cuestión tien e las cualida des necetal oye hablar de la presente ley, por sarias para ello: h ay leyes y hay la que quedan revocadas las recom- tradiciones que .deciden sobre ello. pens:is otorgadas en estas circuns- Pero en la vida pública, cuando el tancias. ¿De qué villanía no nos va Estado o el pueblo quieren otorgar a acusar él a nosotms, los autores por decreto el tít ulo de bienhechor. de esta ley? ¡En el momento de la de salvador, a alguien, no se funda necesidad, damos muestras de una uno ni en el n acimiento ni ·e n la generosidad sin límites"'; y a:hora, reputación, sino en los actos. Pues cuando ya se han colmado todos bien: ¿se habrá de ver que, el día nuestras deseos, llevamos nuestra in- en que tenemos necesidad de un sergratitud y nuestra inhonestidad has- vicio aceptamos toda ·buena volunta el extremo de despojar a nuestr.os tad, pero que, inmediatamente desbienhechores y de votar una ley que pués, una v-ez recibido el servicio, prohíbe para el futuro semejantes indagamos sobre el mérito del bienJiberalidadesr 56. "Oh, diI1á al- hechor? ¡Valiente lógica! gui-en es qué, entre los beneficiarios, 58. "Sin .e mbargo, diI1á alguien, h abía' quienes eran indignos de ello." los exiliados de Corinto serán los Este es el argumento a que una Y únicos que sufrirán las consecuenotra vez irán a parar los discursos cias." y yo insisto más allá de lo de nuestros a dversarios. Pero en esto o.decuado en un 1caso parMcular. Tomismo h abrá una confesión de que do lo contrario. No voy a presentar ignoramos que el mérito debe ser aquí la lista .completa de los bienheexamina.do en el momento mismo de chores l\ quienes e.sta ley, caso de no la donación y no mucho tiempo des- ser derogada, privara de su reeompués. Negar desde el comienzo un fa- nensa. Me bastará con citar aún uno vor a alguien es un acto de delibera- o dos decretos, con lo cual daré por ción .co!1sciente; quitarlo luego a los terminada esta cuestión. 59. He que lo tienen es propio de envidio- ahí, en primer lugar, a Ecfanto de sos. No conviene que paséis por ser Taso y a sus .partidarios"°. ¿No será, así. 57. Por lo demás, en lo que acaso, una injusticia quitarles la inse refiere a esta cuestión de mérito, munidad fiscal? Ellos os entregaron me voy a permitir aún una P9:labra. Taso, luego de haber arrojado por No creo que un Estado deba Juzgar la fuerza la guarnición laoodemonia de ello según las mismas reglas que y de h aber abier to sus puertas a un particular: el examen n o tiene 1 0
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... ¿Es esto qull>.á una. reminiscencia del discurso forense pronunciado por !fiera.tes, cuando el proceso que intentó contra él Harmo:llo? Véase Arlst., Retórica, II, 1.397 b . La respuesta. del cstra tego se hizo céleb·re. El argumento se volverá a. tomar más adelante, en el núm. 57 .
M C!r. nota. a.1 núm. 136. "" Ecfanto de Taso es conocido por un decreto votado en su honor por el pueblo de Atenas. En el slglo anterior, ya su abuelo habla. sl·d o objeto de un decreto análogo. Ecfanto y sus amigos entregaron la. isla. a. Trasibulo en 389-388. En el 382 los lacedemonios expulsaron a los partidarios de Atenas.
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'I'rasibulo. Ellos os procuraron la i cio eran adictas a los lacedemonios amistad de su pais, lo cual fue el ori- y enemigas de vuestro país-, suporten rle vuestra alianza con toda la ned, digo, que estos hombres -0s ofreregión tracia vecina. 60. Pasemos cen la entrega de estas ciudades, con a Arquebio y a Heráclides. Al entre- Ja condición de obtener de vosotros gar Blzancio a Trasíbulo 37, os dieron los mismos privilegios que Ecfanto Ja soberanía del Helesponto, lo cual de Taso y Arquebio de Bizancio, os permitió arrendar el diezmo y, 62. y que nuestros adversarios se gracias a este dinero, imp oner a los opongan a ello, diciendo que "es inlacedemonios la paz que quisisteis. admisible que algunos metecos, a diMás t arde, a~nienses, cuando estos forencia de otros, estén exentos de la hombres fueron desterrados d e su coreguía": ¿Cuál será vuestra actitud país, según ·e ra vuestro d.eber, según respecto de estos oponentes? ~~o creo, para con unos bienhechores es del todo evidente que les hana1s desterrados por vuestra causa, les cerrar la boca tratándolos de sicoconcedísteis por de~reto la prox~- fantas? Por t~nto, si se tratara de nia 08, el titulo de bienhechores pu- un beneficio eventual trataríais de bJi.cos y una inmunidad fiscal gene- sicofanta al que se opusiera a ello; ral. Así, pues, tenemos .e:l caso d: 1pues bien, h oy día se trata de vuesnnos h ombres que, ~x~llados por tros antiguos bienhechores: se les vuestra causa, h an re~~b1do de ".os- quiere privar de sus recompensas. otros ~a compensac10n merecida. ¡Qué vergonzoso será que escuchéis ¿P~rmitire.mos nosotros que les sea semejante consejo1 63. y ahora quitada, sm tener. nada que Eepro~ examinemos también esta idea : a los charles? ¡~sto ser~a una verguenza. hombres que entregaron Pidna y las 6~.. El meJOr medio de hacer que os demás plazas a Filipo, ¿qué móvil deis cue1:1ta de ello es h aceros estf.' pudo empujarlos a dañarnos? ¿No razonamiento. Suponed q~e actual- eran acaso-nadie duda de ello-, las ~ente alguno~ de ..,los hab1ta::1tes de reco~pensas que esperaban recibi1 P1dna, de Potidea , o cu~lqmer o~~a de él por este servicio? En tal caso, de estas ciu.d ades, sometidas ª· F1;1- 1 ¿qué solución debías arbitrar tú, Pº. Y enemigas de vuestra ci.ud .. d Leptino? Ha,bía dos: o bien conven·-1guaJ. que entonces Taso Y B1zan- ' cer a nuestros enemigos, suponiendo que ello esté en t u mano, de que no · "' Trasíbulo de Estelrla se apodera de Bi- ' conce d9.n n1n.gun · ' honor • a personas , zancio en 390. oontfa. a la ciudad el cobro que no son bienhech ores suyos mas del pea.je l mpuesto a los ?!avíos proceden- , r¡ue por los daños que nos ·Causan a t es del Pont o Et1xlno, por cuent a de Atenas . t · b' entar Acerca de Arqueblos, véase Contra Aristóc ra- noSO ros nusmos, O ten pres . tes, 128. Heráclldes tue m ás tarde objeto de una ley que despoje a nuest ros proun decreto de honor por servicios presta.- pios bienhechores de una parte de dos al pueblo a t eniense cuando la.s nego. elaciones que preceidleron a la paz de An - las recompensas adquiridas, ¿no? ¡A t álcldas (386). ¡' mi ver la mejor sería la primera so.. Véase la. nota [00. l ·· ' p · l ma':s' • Isócrates, en su discurso Acerca de Za ucion....1 ero no quiero a argar paz, com puesto y publicado en agosto-sep- esta digresión. Toma los decretos ret lembre del 355, parece desconocer la toma 9&-&~ Taso y 1
de Pidna-comlenzos del 356-y d e - julio 356, según Dlodoro, XVI, 8.
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DECRETOS
64. Habéis oído los decretos, jueEls posible que ~lgunos de los mteresados ya no existan, pero los hechos, una vez realizados, subsisten. Es, pues, conveniente que estas estelas conserven perpetuamente su autoridad, a fin de que los supervivientes, mientras los haya, no sufran de vuestra parte ninguna injusticia, y para que, luego de su muerte, esas estelas queden como ua monumento del carácter ateniense, poni
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¡ ciudadanos
que han conseguido el mismo honor, soy incapaz de citar uno solo que lo haya merecido. Un deseo que, entre muchos otros, formulo por nuestra ciudad es el de que ella pueda encontrar', sobre todo, sus bienhechores entre la crema de sus ciudadanos. 68. Considerad primeramente el caso de Conón "'. ¿Tenemos nosotros, contra este mismo héroe o
• 0 El elogio de Conón está imitado del que Insertó Isócrates en el Et>dgoras, 52-57; Demóstenes le afiade tan solo algunos detalles y . sobre todo, los d ecretos de honor. Conón era. bijo de Tlmoteo. Nombrado estratego la primera vez en 414-413, s u carrera de &bnlrante, durante la guerra del Peloponeso, fue decepcionante, sin poderle, empero, cnlpar nunca de los fracasos de la flota ateniense en esta época. Luego de haber escapado--verano 405-al desastre de Egos Pótamos, se refugió en Chipre, junt o a su amigo, el tirano Evágoras, y pensó en s eguida en los medios de levantar de nuevo a su patria vencida . Desde 399, entabló negociaciones con el Gran Rey. por medio del s t\trapa Farnabazo, y obtuvo el mando de una flota que le permitió conseguir sobre el almirante espartano Plsandro la l>rlllante victoria de Cnido--mitad agosto 394-. Luego de esto, sostenido por el sátrapa, arrojó a las harmostes de las Islas del mar Egeo y pudo colaborar al fin en la reconstrucción de las Grandes Murallas. Atenas le concedió honores exéepcionales. " Es una exageración oratoria. El tratado de paz de 404 hable., en efecto, dejado doce nav1os e. los atenienses. Este. flote. , sin embargo-, ere. prácticamente impotente. Los lac-edeinonlos bl(Y.l.Ueaban a su gusto el P lreo, con suma facilidad.
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y a este pueblo, .que anteriormente j DECRETOS mandaba a los demJás, lo acostumbró él a que os escuchara. Arrojó de las 71. Pero, no habéis sido vosotros islas a los harmostes ", y luego de los únicos, atenienses, en recompenregreso aquí, levantó de nuevo n~es- ~ar entonces a Conón por las hazatras murallas'"; y, primero de todo, n_11;s que aicabo de enumerar. Tamgracias a él, se planteó de nuevo en- bien otros muchos pueblos creyeron tre nuestra ciudad y Lacedemonia la un deber ~ar~e testimonio de su juscuestión de la hegemonía. 69. Es- to ~-econ_oc1miento por los favo:i;es reta es la razón de que, por un fa- cib:dos. 1Verdaderamente, _atenienses, vor único sobre su estela se hallen seria vergonzoso que, :r;iientras las b d ' t " recompensas de los demas pueblos se gr.a .ª asº es as palabras: Por h~ber m~ntenfan en vigor, solamente se le Conoi;i d~vuelto la independencia a qmtara la que ha recibido de voslo~ a~i.ado~ de Atenas"". ~i esta,ins- otros! 72. Por otra parte, tampocnpc10n, Jueces, es para el un titulo co sería noble y bello que, luego de de honra ante vosotros. lo es tam- h aber honrado a Conón vivo hasta bién para vosotros ante toda la Gre- el punto de juzgarle digno de todas cia. Pues, cuando uno de los vues- las distinciones que acabáis de oir, tr.os ha prestado un servicio a un hoy, cuando ya no existe, olvidárapneblo, el nombre ateniense recoge mos sus méritos y le retiráramos una la gloria del hecho. 70. Por este parte de vuestros anteriores dones. motivo, no solament~ obtuvo de sus ~!ltre tan.tas acciones dignas de elocontemporáneos la exención fiscal, g10s, i;teruenses-de las que cada una sino que, además, le erigieron una deberia ser para vosotros un deber estatua de bronce, la primera que se de no r~vocar. las recompensas de erigió después de las de Harmodio y ~ue han sido obJeto--, la mYcls bella en Aristogitón ••. Ellos estim ban '\'erdad es el haber levantado de nued . . que, vo nuestras murallas•• 73 Para al .estrmr .t=:l P?deno lacedemonio, juzgar de ello, hagamos un~ comhab1a t3:mbi~n el puest? fi~ ª. una paración: ¿Por qué medios Temíspesada tiran~a. Para me~or Justificar tecles, ·el más ilustre de los atea vuestros OJOS 1? que digo, se os va nienses de su tiempo, había realizaleer el texto m1~mo de los decretos J do In !1;lísma obra? " .. Se cuenta que vota~os en esta epoca en honor d<:! apremw a sus conciudadanos a po1 Conon. Lee. , nersa a t rabajar ·e n los muros recomendándoles que, si se pres~ntaba algún emisario de Lacedemonia, lo
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•• Gobernadores lacedemonios lnstafados por L!sandro, l uego de la guerra !del Pelo1
P<>~i5{'0s e~,~~~ 5 c~~í~~s ~~ J~er~~r~·idos en ' 'ª La operación, convertida casi en le404, por orden de los lacedemonios ve~ce- yenda, era atribuida a Conón · en rée.l!dad los atenienses habían comenzádo a recons~ dores. Fueron reconstruidos en 394 " Cfr. Isócrates, Evdgoras, 56; · Dlnarco, truir s us mure.nas unas semanas antes de Ja Contra Demóstenes 14. victoria naval de Cuido 45 Cfr. nota 40. Le. estatua de conón se • " Véase Tucídides, I, 9o y sgs. La reconsleve.nta b11 al lado de la de su amigo Evll- ~ruc;¡ión de los muros, gracias a la astucia goras, tirano de Chlp·re cerca del Pórtico e .em 1stocles, había llega.do a ser un lugar "' 1 • ' comun, que aparece en Lisiós Contra Era 1 tóstenes, 63. ...ea , en el ..gora del Cere.mlstl\. ~ ' •
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retuvieran. En cuanto a él, partió en embajada a ver a los lacedemo· nios. Allí, mientras se trataba de diversos asuntos, habiendo llegado rumores de esta reconstrucción de los muros de Atenas, él los desmintió y propuso el envío de una embajada que fuera a investigar. Luego, en vista de que esta no volvía, aconsejó enviaran una segunda embajada. Imagino que todos vosotros ha:béis oído contar esta burla. 74. Pues bien: afirmo que-por Zeus, atenienses, no echéis a mala parte lo que os voy a de::ir: ved solamente si ello es verdad - en la misma medida en que el pleno día aventaja a lo oculto y misterioso y en que los frutos de la victoria son más gloriosos que los de la astucia, así también la reconstrucción de los muros honra más a Conón que a Temístocles. Ellos consiguieron su meta, el uno por medio del engaño, el otro comenzando por dejar fuera de campo a los oponentes. Sería, pU'es, indigno de vosotros el cometer injuria contra este gran ciudadano, el ponerlo por debajo de los oradores que van a venir a demostrarnos que hay que retirarle una parte de vuestros danes. 75. Dejemos ya este punto. Pero, por Zeus, está también el hijo de Cabrias '". ¿Toleraremos que se le quite la inmunidad fiscal que había reci-
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bido su padre de vosotros y que le ha t ransmitid(} legítimamente? No creo se encuentre un solo espíritu sen sato que apruebe una medida así. Vosotro-~ conocéis, sin duda, sin que tenga yo que 'énseñároslo, la dedicación de Cabrias. No será, sin embargo, inútil que os recuerde en breves palabras su carrera. 76. De qué manera, a vuestro frente, libró batalla contra todo el P.eloponeso ante Tebas '°, cómo en Egina cayó bajo sus golpes Gorgopa'S '"', cuántos trofeos erigió en Chipre 61 y luego en Egipto 02, cómo, en sus correrías por casi todo el mundo, en ninguna parte humilló el nombre de Atenas ni el suyo propio: es muy ' difícil exponer esto dignamente. ¡Qué vergüenza me causaría, atenienses, si al oírme, os hacíais de estas hazañas una opinión inferior a la que de eUas tenéis ya ahora! 03 Hay, no obstante, rasgos que creo yo no podrán debilitar mis palabras: intentaré recordaros estos. 77. Vencedor de los lacedemonios en el mar ••, les cogió cua1-.enta y nueve navíos; luego conquistó él la mayoría de las islas vecinas y os las entregó, después de h aber transformado en amistad su anterior hostilldad; trajo , tres mil
•• Cuando Ja campaña de Ages!lao, 378. Jenofonte-He!. V, 4-, sin duda intencionadamente, no habla de la parte que to•• Ctesipo, a quien Demóstenes asiste co- maron los a tenienses, mandados por Camo sinégoro. El orador no lo nombra. ele brias, en el fracaso de esta campafia. Véaotra manera en todo el discurso. Se ho. se Dlodoro, XV, 31 y 32; Cornello Nepote. l. dicho que, con esta perlfrasls, el orador ha- Cabrias, 00 El afto 387. bla querido pallar la Indignidad personal r.1 El 384, Cornello Nepote : Cabrias, II, 2. del mismo. Pero Ctes lpo, que ha.bia perdi•• En 383-382, al servicio del faraón Acodo a su padre solamente tres atl.os antes, el rls, sublevado centra el rey de Persla. 357, debla ser muy Joven e incluso menor ., Lugar común del "elogio" retórico: Tude edad cuando Demóstenes pleiteó en su nombre. Su oscuridad personal y la gloria cidldes, II, 35. La misma precaución oratode Cabrias bastan para expl!ca.r el giro des- ria se ancuentra cuando se presenta un teacostumbrado empleado cons tantemente. Su ma de Importancia: véase Isócrates, Paneg. padre, Cabrias, del demo de A!xone, fue un 13; Demóstenes, Filfptcas, II, 11. célebr& estratego ateniense, muerto el 357 <>< En la batalla de Naxos (9 de septiem ~n Quíos. bre de 3'16).
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2 . PLEITOS P OLITI COS.--CONTRA LA LEY DE LEPT INO
prisioneros y declaró más de ciento diez talentos tomados al enemigo. Muchos de entre vosotros, los de más edad pueden darme testimonio de todo~ estos hechos >¡¡;. Además de esto, capturó más de veinte navíos más, uno o dos cada vez, y los llevó todos a vuestros puertos. 78. En resumen, es el único general que nunca ha perdido una plaza, ni un puerto, ni un navío, ni un soldado "', mientras tuvo vuestro mando. No hay ningún trofeo erigido por vuestros enemigos a costa vuestra y de él, y hay un gran número de ellos erigidos por vosotros a costa de un gran número de ·enemigos, bajo su generalato y jefatura militar. Pero, para el caso en que yo pudiera olvidar algunas de sus h azañas, se os va a leer el inventario de los navíos todos que él tomó y el lugar de captura de cada uno, el número de ciudades, el total de las sumas y el lugar de cada trofeo. Lee. HAZAÑAS
DE
CABRIAS "~
79. ¿Qué pensáis de ello, atenienses? Este hombre, .que ha •::onquistado tantas ciudades y que ha vencido en el mar a tantos navíos enemigos. de quien nuestro país h a recibido tanta gloria y nunca ninguna humillación, ¿merece que se le quite la inmunidad fiscal que ha obtenido de vosotros y que ha transmitido a su hijo? Yo no lo creo así. ~-. Acerca de esta llam ada al tes timonio de los oven tes, cfr. Contra An dr oción, 20 y nota . r.o ·Es una evidente exageración , al menos en lo que respecta a los navíos y los soldados En la batalla de Naxos, los atenienses pérdleron 18 navíos. Véase Diodoro, XY, 35; Plutarco, Foción , 6. ., El escribano o archivero lee una memoria escrltfl., redactada, s in duda, por el mismo orwdor.
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Esto sería un reto a la razón. Con solo que él hubiera perdido no mas que una .ciudad, o bien diez navíos "', nuestros adversarios no hubieran dejado de acusarlo de traición, y, en caso de quo se hubiera dictado sentencia condenatoria, esto hubiera si· do su ruina definitiva. 80. Por e l contrario, ha conquistado diecisiete ciudades, ha capturado setenta navíos y tres mil prisioneros, ha declarado ciento diez talentos 00, y erigido gran cantidad de trnfeos. ¿Y se le van a rev-0car en la actualidad las recompensas de estas hazañas? Sin embargo, atenienses, vosotros veréis realmente que todo lo que Cabrias hizo en su vida fue p~.ra vosotros; la misma muerte la padeció no por otros que vosotros mismos 00, de forma que la benevolencia que vosotros podáis testimoniar al hijo estaría justificada no solamente .por las acciones del padre durante su vida, sino también por su muerte. 81. Por lo demás, atenicn&es, he ahí otra consideración que se impone: procuremos no mostrarnos peo·r es que las gentes de Quíos respecto de nuestros bienhechores. Por más que Cabrias haya marchado contra ellos como enemigo y con las armas en la mano, ellos no le han quitado aquel día nada de sus orecedentes favores, poniendo las obligaciones pasadas por encima de las acusaciones y quejas presentes. ¡Y vosotros, por quienes él murió marchando contra ellos, en lugar de duplicar, por este motivo. º' Cfr. la nota 56. . "" En el núm. 77 el orador ha dicho ..mas de cien t o diez talent os". oo En el sitio de Quíos, afio 357. Véase Plut arco : Focián, 6. Cornel!o Nepote, Cabrias, IV, Dlodoro, XVI, 7- el relato de este último historiador parece Inexacto.
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sus honores, atentaréis contra las a vosotros a quienes se juzga: no se recompensas que le habían valido sus trata de saber si ella merece ser beneficios de otras veces! ¡Qué ver- adoptada o no, sino si vosotros misgüenza para vosotros, una ver- mos merecéis o no que en el futuro güenza bien merecida! 82. Por lo se os sirva. 84. Toma también el demás, también bajo otro pnnto de decreto votado en favor de Cabrias. vista se trataría de forma indigna Vamos, busca; tiene que estar ahí, al hijo de Cabrias, privándole de su privilegio. Mientras que, en tantas en alguna parte "'. expediciones dirigidas por este gene- Mientras tanto, tengo aún algo :ral, ninguno de vuestros hijos ha que deciros en favor de Cabrias. quedado huérfano por culpa suya, su Cuando vosotros en otro tiempo hapropio hijo, a causa de su dedica- béis h onrado a Ifícrates 03, habéis ción a vuestra causa, ha llevado nna honradc, a un mismo tiempo, .ateinfancia de huérfano. La razón de nienses, también a Estrabax y a Poesto es que Cabrias fue, a mi modo lístrato "'. Luego, al recompen sar a de ver, y en toda la amplitud del Timoteo "", habéis conferido, a causa término, un patriota insobornable : de él, el derecho de ciudadanía .. considerado como el más prudente también a Cleare-0 y algunos otros •'. de vuestros generales-y lo era, en Cabrias ha recibido de vosotros efecto-, desplegó en servicio vuestro esta virtud en todas partes don- _ ··de ha mandado; pero ·el día en que oz En el discurso Sob re za E mbajada, 213, solo se jugaba su .propia vida Y se encontramos el mismo " juego 1ae escena", en.~ontró en un puesto peligroso, des- quizá concertado de antemano ; e n el dlsdeñó toda prudencia, prefiriendo mo- curso que acabamos de citar. Demóstenes, · ·n h h mientras que el escribano anda buscando nr que manci ar los onores que a- los t estt.-nonlcs, respond e de antemano a un bía recibido de vosotros "'. 83. ¿Y contraataque de Esquines que habla prele íbamos a quitar a su hijo estos visto. 63 honores por los que él creyó que su uno de los más célebres generales atenienses del siglo xv deber era Vencer O morir? ¿Qué di~' Extranjeros al servicio de Atenas. Estraremos nosotros, atenienses, cuando bax figura en una cita de la • L ey de Teotodo el mnndo, viendo levantarse dectes, referida por Aristóteles: R etórica, u, los trofeos erigidos por Cabrias en el l.'399 b. Polistrat o es nombrado en la 1 Fillp ica, con Ilicmtes y Cabrlas, por haber .curso de las ·c ampañas que dirigió compartklo con ellos el mando de l as tropor vosotros, sepa, al mismo tiempo, pas atenienses, cuando la llamada guerra que nosotros le hemos privado de una de corilito. 'd "° Hijo de Conón , también célebre estra.p arte de los dones que habi an SI o tego, que habla s ido dlsclpulo de Isócrates. la recompensa de los mismos? Tened Véase el largo elogio que hace de él su a.na bien reflexionar, atenienses, y c:>m- tlg!!º i:iaestro en la Antídosi.s, 101-<139. el proceso actual lo E.quines, contra ctesif~nte, 243, reP rended• que ' en . . . ' cuerda, también él, las recompensas conceque esta en htrg:io no es la ley, es : dldas a Itícrates y a TJmoteo. El ejemplo de Jos dos estrategos y el de Cabrias habla - llegado a ser de uso corriente, cuallJao se Cabrias habia penetrado osadamente, queria celE'brar el r econocimiento del puecon su navio, en el puerto de Qu!os sitia- · blo respecto de sus bu enos servidores. 01 Clearco debe ser ldentlticado, sin duda, do; no fue seguido por el resto de la flota . y encontró, en el combate, una muerte glo- con el tirano de Heraclea del Ponto, amigo r tosa. , de Tl moteo. -
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un honor completamente personal '". Entre estos exentos, algunos han 85. ¡Pues bien! Suponed .que el día muerto ya: ¡si, por un especia¡ proen que él consiguió su privilegio os digio, llegaran ellos a tener conocihubiera pedido que hicierais con él miento de lo que pasa hoy día, cuán lo que habíais h echo por Ifícrates y legítima sería su indignación! •• ¡Ca'I'imoteo, es decir, recompensar a tal da uno de ellos ha merecido vuestro ·o cual de estas personas cuyas exen- favor por sus obras, y vosotros vais dones fiscales atacan hoy nuestros a juzgar de sus méritos por medio adversarios, tomando de ello pretex- de discursos! ¡Y sus bellas acciones, to para proponer la abolición general si nosotros no encontramos nn bello y absoluta de las mismas. ¿No h a- lenguaje para expresarlas, •corren el bríais hecho justicia atendiendo a su riesgo, pese a todas las fatigas que petición? A mi ver, esto no h ay que les han costado, de resultar nna fadudarlo. 86. Así, pues, estas per- tiga inútil y perdida ! ¿No es esto nn sonas a quien€:s entonces vosotros trato indigno? habríais favorecido a causa de Ca- ¡ 88. Para convenceros, ateni.enbrias, ¿serán ellas mismas la causa ses, de que no tenemos a la vista de que h oy le quitéis a él mismo la más que la justicia estricta, de que inmunidad fiscal? ¡Es absurdo ! No 1m nuestro discurso no h ay nada que deis pie a que se crea-sería una in- tienda a engañaros o a mentiros, se dignidad-
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la deroga.::ión del precedente; una d~ cosas data de mucho tiempo vez oída In causa, a vosotros os toca atrás, 92. y por ahora apenas si entonces ~s coger el texto mejor. hay probabilidades de que se acabe 90. Solón, el autor de este procedi- totalmente. Entre decretos y leyes miento legislativo, no ha querido hay cada vez mayor diferenda; las que, puesto que los tesmotetes encar- leyes, d~ acuerdo con las cuales degados por la suerte de 1.a custodia ben redactarse los decretos, reciben de las leyes no ejercen su cargo más menos atención aún que los decreque luego de un doble examen te- tos 1• . Para no limitarme a simples nido ante el .Consejo y ·a nte vué.stro afirmaciones voy a pres~ntaros el tribunal '1, que las leyes mismas, a texto mismo a que aludo. Toma, por las que deben conformarse -estos ma- favor, la ley que regulaba en otros gistrados y todos los hombres públi- tiempos la designadón de los nomocos, puedan ser establecidas a la me- tetes. did.a de las icircunstancias y ·e l azar LEY y puedan entrar en vigor sin un examen previo. 91. Por esta razón, 93. Veis, ateniense&, de qué maen tiempos pasados, mientras se ha nera y con qué sabiduría ha reglaobservado este procedimi-ento, se h a mentado Solón la proposición de las contentado todo el mundo -con las 1 leyes ••. Primeramente deben pasar a leye ~ existentes, sin ha_cer leyes nue- vues~ra prese!1cia y -consideración, d~ vas 1 . Pero des_d~ el d1a en que de- ~~ strados Juramentados, que ejerterminados polltlcos, abusando d~ su celS un derecho general de conftrinfiuencia, según se me ha dicho, se mación. En segundo lugar, se anulan atribuyeron el derecho de legislar sin la:s leyes contrarias, a fin de que, -en respetar el tiempo ni las formas, el todas las materias y cuestiones no número de leyes contradictorias h a haya más que una sola ley-de otra llegado a ser tal, que vosotros tenéis forma, los ignorantes, desconcertaque elegir comisiones que se encarguen de la selección " . Este estado el nombramiento de estas comisiones llegó a ser regu lar, o bien si llegó a serlo realmente nunca, así como acerca 1de la fre. _n Confirmado por Aristóteles: Constitu- cuencla de sus sesiones. CtO!!; de Atenas, 55. . " Los autores antiguos no n os dan nin ·- Es una hipérbole, evidentemen ~e con- gun caso concreto, que nosotros conozcatrarla a la verdad. Es un lugar comun, en- mos, de seme jante falta legi slativa; se contre los oradores, afirmar la excelencia de tentan ccm decir que a veces los atenlenIas leyes antiguas s olo por ser antiguas, así ' ses h an legislado sin' tener ~n cuenta las como el hacer el elogio de los paises en leyes, Jc>Or medio de simples decretos. Esta que no se tiene neces idad de votar leyes perversión parece haber sido frecuente a nuevas. . partir del s. rv; Arlst.: Política, IV, 4, hace 73 Segun Esquines: Contra Ctesifonte, 3E, de ello una característica de las democraeran los tesmotetes los que tenían 1a mi- etas que se abandonan a los demagogos. slón de comprobar, cada afio, sl había en " De la ley sobre la "nomotesia" no se el código le{'eS contrwdictorlas, o bien · tex- sabe más que lo que dice Demós tenes. ¿Es tos que hab1an sido formalmente derogados, también ella ·de Solón? Buso!t-Swoboda prepero que por omisión no se habian ellm!- tende que fue puesta de nuevo en vigor nado d~l código. No obstante, si hemos de en la época subslsu!ente a. la restauración dar cred!to a Demóstenes, parece que el de la. democracia, 403-402. Las únicas tnspueblo se vio muchas veces forzado a ele- cripc!one!;, cinco en total, ¡que se refieren gtr comlslones extraord!narla.s de nomote- 1a. Jos nomotetes son todas posteriores a la. t{!S pa.ra. reallzu este examen. Estamos muy pr imera mitad del s iglo rv y por tanto al mal Jnfprm.ados acerca de la época en que 1 contra L
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dos se encontrarían en estado de 1 mos, por parecernos inconvenientes inf¿rioridad respecto a adversarios . y molestas. Lee ahora, a continua.que conocieran la· totalidad de la le- ~ión, las que nos<;>tros decI~:am?s megislación-y a fin de que todo el Jores. Prestad bien atenc10n, Jueces, mundo tenga ante los ojos y com- a esta lectura. Lee. prenda un mismo texto, en que el LEY dereoho aparezca simple y claro. 94. A mlás de esto, Solón prescribió 96. Un momento. En las leyes que previamente las m~cion:es ~u~ ran expuestas ante los Heroes epom- que nos rigen figura una prescripción mos 1 • y fueran remitidas al escriba- tan bella como .~la na, .atenienses: no o archivero público. ·E ste las lee "Todas las recompensas otorgadas en las Asambleas, para que cada uno por el pueblo son irre·vocabl:es." Y. esde vosotros, después de haberlas oído to es de justicia, pongo por testigos div:ersas veces y habedas sometido a la tierra y los dioses. Antes de proun examen maduro, las ratifique, si mulgar su propia ley, Leptino hubieson conformes, a la justicia y al in- ra debido atacar esta ley y hacerla terés público. De todas estas normas, derogar. Pero, no: dejando. subsistir tan numerosas, Leptino, aquí pre- este texto, que le convence de ilegasente, no ha. observado ni una sola. lidad, no por ello lla dejado de preDe no haber sido así, estoy seguro sentar su proposición, y esto a pesar de ello, nunca hubierais consentido de otra ley, la que declara que toda vosotros en la adopción de una ley proposición contraria a la ley exisasí. Nosotros, atenienses, hemos ob- tente es susceptible, por ello mismo, sarV'ado íntegramente dichas normas de acusación. Toma el texto de esta y os .aportamos una contra-proposi- última ley. ción infinitamente mejor y más justa que su ley. Escuchad y juzgad. LEY 95. Toma y lee, primero, en la ley de Leptino, las disposiciones que nos97. ¿Acaso, atenienses. no hay otros incriminamos, y luego, las que contradicción entre estas dos fórmunosotros queremos poner en su lu- las: "Todas las recompensas otorgagar. Lee. das por el pueblo son irrevocables" 1 y "Quedan suprimidas todas las in71 LEY ! munidades fiscales" otorgadas por el Estas son las disposiciones de la '; pueblo? Esto es clarísimo. ~~· . c.::uley de Leptino que nosotros ataca- ¡ rre esto con la contra-propos1c1on de . Apsefíon. Confirmando vuestros do'º Est.ntuas de los héroes de los que, desde Clistenes, llevaban los nombres las diez trlbus áticas: se levantaban· al ~uctoeste del ágora •del Cerámico. Según Isócrates: Co n tra Calimaco 61, las coronas se proclamaban delante' de los epónimos: según el Contra Mid:ias, 103, alli se fijaban también las acusaciones. 7 7 El escribano o secretarlo lee aquí la lcy, precedida de una exposición de motivos que justifican la derogación de la ley
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: de Leptlno. Lee Inmediatamente el c_omienzo del texto que i;iene que sustituir a la ley Incriminada. Esta lectura queda lnterrumpida por le lectura de una tercera ley (fin del núm. 96), antigua y muy general. sobre la. que Demóstenes hace notar que quE!lda en contradicción con la ley de Lep1t ino Y después de esto, el escribano prosigue la lecture. (fin núm . 98) del nuevo texto que hay que adoptar.
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nes, establece, contra el que haya cometido fraude, o bien h aya desmere-cido más tarde, o bien parez:!a radi
confesión de que la proposición que presentamos nosotros es mejor y más Justa que la suya? ... Pero su -Objeción es saber de qué manera podrá adqUirir valor legal. 100. Primeramente, pues, respecto del autor de la contra-prop:isición LEY dispone de diversas maneras y vías para forzar, si le parece bien, que 98. ¿Habéis oído este texto, ate- pase a ley. En segundo lugar, nosnienses? ¿.Lo habéis comprendido otros, Formión y yo, nos compromebien? Se dicf' en él que las personas ternos personalmente, y también si ·que lo merezcan conservarán sus re- algún otro quiere, a presentar la 'Compensas, mientras que aquellas cu- mencionada proposición. Ahora bien; ya indignidad haya sido demostrada como vosotros sabéis, una de vuespor medio de un juicio, serlán despo- tras leyes castiga con el máximo riseidas de las mismas. y vosotros se- gor a todo aquel queino haya cumguiréis siendo muy .duefios, .para el p!ido una promesa heeha al pueblo, futuro, de concederlas o no. Que esta al Consejo o al tribunal " . Por nues1ey no sea tan bella como justa, creo tra parte, hay compromiso, h ay pro.que Leptino no se atreverá a soste- mesa. Que los tesmotetes levanten nerlo, y si se atreve a hai~erlo, no a.:::ta de ello; que el asunto sea conpodrá demostrarlo. Pero es posible fiado a ellos. 101. Evitad con ello que él repita :aquí las afirmaciones el deshonraros, así como también si que ya ha h echo ante los tesmotetes, alguna recompensa ies inmerecida, el <:on la esperanza de ·e ngafiarnos. dejarla subsistir: para tal caso, nuescreerle a él, nuestra contra-proposi- tra ley prevé un ,iuicio particular. Si ·ción no sería más que un cebo, y, Lerptino considera todo esto palabras .si su ley es anulada, étl no lo admi- vacías y charlatanería, ved, al metirá. 99. Yo no le responderé que, n_os, algo que no es una p~abra vapor el solo h echo de vuestro voto c1a. Que proponga la ley el mismo, .anulando la iey de Leptlno, nuestra en lugar de afirmar que •nosotros no contra-proposición entrará en vigor. la I?ropondre~os. En verdad, se hon .. que así lo quiere explícita y formal- rarta r;iucho mas presentan.~o una ley :mente la ley antigua, según la cual qu~ tiene vuestra apr~bac1on que no los tesmotetes •• han hecho fijar nues- legLSlando por su propia autoridad. tro texto frente al suyo 10• Para evi102. He aquí, atenienses, lo que tar una controversia sobre este pun- Y.º personalmente siento: o bien Lepto, paso a otro argumento. ¿No creéis tmo--¡ oh, no te enfades, que no voy vosotros que en estas afirmaciones a decir ?ontra ti nada incorrecto!'Y declaraciones de Leptino esbá la no ha leido las leyes de Solón, o bien no las comprende. Solón, en efecto, es ·e l autor de una ley que permite 10
De¡
_ La instrucción de todos Jos procesos ·publlcos, tanto contr a los particulares como .contra las leyes, t enia. lugar ante los tes"° Esta deducción es abusiva; es solo un Juotetes. t ruco de abogado. 1 • Solían ponerse uno Junto a otro el texVéase. más adelante, núm . t135: la ley -to que derogar y el nuevo texto proptiesto. es ti1 calificada ali! de "antigua".
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legar los propios bienes a quien uno . compatriotas ningún honor de esta quiera en caso de no haber hijos le- 1clase ""· Y, sin embargo, tambi~n entre gítimÓs. No es que él haya querido ellos debe de encontrarse mas de un privar de su derecho a la herencia buen ciudadano. A mis ojos, ateniena los parientes más cercanos: la fi- ses, todos los argumentos de este nalidad que él perseguía fu~ la de tipo, aun cuando se~n quiz~ natuprovocar excitando el interes, una ralmente aptos para mfluenciaros e.n emulación de buenos servicios entre favor de la abolición de la inmumIos ciudadanos. 103 . Tu ley, por el dad, no tienen con todo ningún funcontrario, prohíbe al pueblo dar na- damento. No olvidemos, en efecto, da de lo que posee a quienquiera que 1, que Tebas y Lacedemonia tienen lesea. ¿Puede, por ccmsigul'ente, decir- · yes, costumbres y un Gobierno qu~ se que has leido las leyes de Solón? no son los nuestros. ~06. ~s1, ¿O bien que las comprendes? Por tu pues, en primer lugar, la actitud m1sculpa, el pueblo no encontrará ya en maque van a t omar nuestros adversanadie la ambición de servirle, puesto ríos, caso de presentar este argumenque tú dices y h aces saber de ante- · to, no está admitida en Lacedem?mano que n o se ha de ganar nada 1 nía: allí no se puede hacer el elog10 ccn serle útil. 104. Además, otra 1 de las instituciones de Atenas o de de las leyes de Solón, la más esti- : cualquier otro pueblo, antes todo lo mada por su sabiduría, prohíbe ha- ¡ contrario. Sólo puede alabarse lo que blar mal de un difunto, aun cuando i es conforme a los intereses del Esuno haya sido personalment.e difa- · tado "". En segundo lugar, Lacedemomado por sus hijos. Tú no solamente nía aun apartándose de nosotros en h ablas mal de nuestros bienhechores , esté punto, tiene también ella, sin difuntos, sino que se lo haces, cuan- embargo, distinciones particular~s
c<1, u. 6, 14, Jos padres de cuatro hijos gol zaban en Esparta de un a inmunidad fiscal •• Otra plllerla de abogado. Demóstenes 1 total. Cfr. Plutarco: Agesilao, 35. atribuye a sus adversarios sentimientos Ja- 1 " Demóstenes censura al ateniense que conófllos o de cierta inclinación por Espar- 1elogia las l eyes extranjeras y menosprecl!I . ta, a fin de hacerlos sospechos os a los Jue- por lo mis mo, las nacionales: Pero esto, preces populares. Sin embargo, se gu a rda mu· 1 clsamente, es Jo que hace el en el Contr11 cho de maltratar abiertamente u n a ciudad ¡ Timócrates, 149, cuando alaba el procedlque, por el mome1:to, era aliada de Atenas , miento Jegl•latlvo de l os Jocrlos.
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~ía" " ,
se convierte por ello en señor céis a vuestros con ciudadanos a .::um. absoluto de la muchedumbr·e. Ahí, el piir su deber más que por medio de premio del mérito está en compartir la persuasión y de la legalidad! con los iguales a uno la dirección del 110. En una palabra, an te-5 de enEstado; entre nosotros, esta dirección salzar las costumbres y usos de los está reservada al pueblo, y hay mal- .extranjeros en detrimento de los didones, leyes y p recauciones para vuestros, es preciso, a mi modo dEl qne no sea usurpada por nadie, co- ver, demostrar que el resultado es, m o también hay coronas, inmunida- entre ellos, mejor que entre vosotros. des fiscales, pensiones en el Pri- Ahora bien- y os felicito por ello--, taneo y otros honores, a los que pue- tanto desde el punto de vista de la de aspirar todo buen ciudadano. administración públiea como del de 108. Ambos sistemas son buenos, l~- concordia y todo lo demás, estanto el de Lecedemonia como el ta1s vosotros en mejor situación que nuestro "". ¿Por qué? Porque, en una los demás pueblos. ¿Por qué, pues. oligarquía, la igualdad entre todos menospreciar vuestra~ propias cos1os gobernantes es un eíemento de tumbres y correr detriás de las de concordia, mientras que en un.a de- otros? Aun suponiendo que estas en mocracia la libertad encuentra su buena lógica, pareciesen ser pref~ri salvaguardia en la emulación que bles, la prosperidad de que no ha·desplertan entre los eiudadanos las béis dejado de gozar con las vuestras recompensas decretadas por ·e l pue- es una razón paria que os atengáis a blo. 109. En cuanto a la ausencia estas. 111. Si a todas •estas consid e honores entre los tebanos, creo deraciones se me permite añadir una -poderos decir la verdad que h ay so- que me parece fundada, diré lo sibre el particular. Los tebanos se glo- guiente. No es justo, atenienses, rerian, atenienses, de su dur.e za y de cun-ir a las leyes de Lacedemonia y su mal carácter más a ún que vos- de Tebas para atentar contra las -Otros mismos de vuestro humanita- nuestras ... Vosotros llegáis h asta a rismo y vuestro espíritu de justicia ". a menazar con la muerte· a todo el ¿Me estará permitido formular un que introduzca ·e ntre vosotros las
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con una inscripción en el pórtico de Qui·ero decir c.on ello que estos hom tos Hermes JO_ Y probablemen te se os ·b res obtuvieron íntegramente de va a leer esta inscripción. Según mi nuestra ciudad t odo lo que ellos h amodo de ver las cosas, atenienses, bían deseado. 115. ¿Es preciso dar este argumento es, bajo muchos.pun- una prueba de ·ello? A Lisímaco º1, tos de vista, injurioso para n uestro uno de los ciudadanos de más mérito país. y añado que ni tan siquiera es de esa época, se le concedieron cien válido. 113. O a lo mejor es que pletros de plantaciones en Eubea, alguien va a sostener que ni entre cien de tierra arable, más cien miJos mismos antiguos jamás h a si · nas de plata y una concesión diaria do merecida esta recompensa; per o, de cuatro dracmas. Existe sobre el ¿dónde buscar, entonces, ciudadanos particular un decreto de Alcibíades, rte mérito, si ni el pasado ni el 1pre- en el que se hallan consignadas essente nos ofrecen ningún ejemplo de tas disposiciones. Esto se debe a que ellos? Se nos respondená que, en en esta época n uestro país era r ico efecto, nunca los ha habido; ¡y yo en tierras y en dinero"", mientras compadeceré a nuestro país por no que en la actualidad ... , digamos, pahaber .en contrado, a lo largo de toda ra emplear un eufemismo, que lo volsu historia, un solo ciudadano digno verá a ser. Ahora bien, ¿quién d~ en de su reJ::onocimiento! O bien es que, tre vosotros, según vuestro modo de aun confesando que en el pasado ha ver las cosas, no preferiría hoy una habido hombres de mé1ito, demos- tercera parte de estos beneficios a la trará alguien que ellos no han re- inmunidad fiscal? Como prueba de cibido ningún honor; pero, entonces, la verdad de lo que digo, tómame, esto será tachar a nuestra ciudad de te ruego, este decreto. ingratitud, ¿no es verdad? Ahora DECRETO bien, la realidad no es esta, ni mucho menos. Sólo que, creo yo, ·c uan116. Por con siguiente, atenienses, do se pone uno a hacer digresiones antepasádos también acos·· inspiradas por el .espíritu de la dispu- vuestros tumbraron a recompensar la virt ud: ta y la triquiñuela, se ~ae inevitablemente en lo odioso. 114. Vosotros vais a conocer la verdad, tal HIJO de Arfstldes, el famoso rival de Temístocles; según el escoliasta, n o recibió escomo es y tal como conviene decirla. tos dones más que como recompensa de Jos El mérito, atenienses, en el tiempo m éritos de su padr e. SI hemos de creer a pasado era cesa frecuente, y nuestra Platón: Menón, 94 a, y L aques, 179 e , era un per sonaje muy insignificante. eiudad, también entonces, recompen'"' No se conoce Ja fecha exacta del desaba la virtud. Pero los honores de creto. La canera p olítica de Alclb!ades se aquel tiempo, igual que todo lo de- s itúa e.i.tre 420 y mayo del 415, fecha de su par t~cla hacia Ja expedición de Slcllla. más, estaban en relación con las ·cos- Su estancia en Atenas. luego de su regreso tumbres de la época, de la misma de Samos, no duró más ¡que cuatro meses, manera que los honores de hoy día desde junio a comi enzos de octubre del 408. La concesión que se le hizo debió ser volo están con las icostumbres de hoy en el periodo •de euforia que precedió día. ¿A qué viene esta observación? at ada su partida para la gran aventura occiden•
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tal. / Desde su vana sul:flevaclón de 446, Eubea se habla convertido en una tierra ue pórtico de Jos Hermes se cree esta- colonos. El pletro tenla una superficie de ba situado al norte del ágora !del Cerámico, unos 3.140 metros cuadrados, aproxlmadacerca
'° El
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este decreto lo atestigua así. ¿Que ta de leyes, habéis jurado juzgar con se hacía por medios distintos a los ~odo espíritu de equidad. ¡Hermoso nuestros? Esta es otra
"' Con el empleo del super lativo, Demós- : tenes proyecta, a propósito, el ejemplo di' 1 - -los antepasados en un p retérito tan lejano ! "' Respecto de las estatuas véase antes que Leptlno no podrá prevalerse de él, sobre ¡ núm. 70. Véase el elogio que hace Licurgo ' tOdo cuando, m ás recientemente, en la. épo- ¡ Contra I.e6cr., 51, de la. for ma. de homenaje ca de Alclb!ades, el pueblo recompensó con tributado a los estrate"Os vencedores Las generosidru:l n ciudadanos que poselan mu- ¡ comidas en el Pritaneo "'e ra una. de 1a.S m ás cho m enores méritos. Véase antes el nú- , altas recompensas que se podía. conceder a mero 115. i un ciudadano.
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g arantía a las otras para el futuro. ¿Por qué las estatuas y el Pritaneo h an de ofrecer mlá.s garantías que la :misma inmunidad fiscal que, a sabiendas de todo el mundo, vosotros habréis dado y luego h abréis quitado? 121. Y, aparte de esta molesta consecuencia, yo no podría admitir la necesidad a que se reduce a nuestra ciudad de · conceder unas mismas recornpens"as a toda c~ase de méritos, sea icual sea su importan-da, o bien, si se niega a ello, de no p oder pagar su gratitud ·en determinados casos. No nos interesa que se ofrezca demasiado a menudo la oca-sió'n de servicios deslumbrantes, y, a -decir verdad, tampoco los presta todo el que quiere. 122. Pero las .cualidades medianas, las que en tiempo de paz y en la vida pública est'án al alcance de todo el mundo, el patriotismo, la probidad, el celo, nos interesa recompensarlas y es nuestro d eber hacerlo. Es, por consiguiente, conveniente que haya diversas categorías de reoompensas a fin de que a cada mérito reconocido pueda el pueblo conceder la recompensa adecuada. 123. En cuanto a esta parte de h onor que Leptino pretende dej ar a los privilegir.dos, algunos de ellos podrán darle la siguiente respuesta, tan sencilla como categórica: "To·· dos los dones que hemos recibido son el premio da unos mismos servicios; .consideramos, pues, justo 1!onservarlos en su integridad." Y los otros dirán que eso de \Sostener que se 1es d eja alguna cosa es una burla. Supongamos, en efecto," un hombre .cuyos servicio& han parecido dignos de la inmunidad fiscal, pero que n o .ha recibido de vosotros ninguna otra -distinción--poco importa que sea ex-tranjero o ciudadana-: si vosotros le despojáis de ella, ¿qué otra recompensa le Queda, Leptino ? Evidente-
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mente, ninguna. Tú acusas a un os de indignidad; pero esta no es una razón para despojar a los otros. Dirás que dejas a algµnos una parte de sus priviJ.egios; esta no es una razón para privar a los demás del único que han recibido. 124. En una palabra, la gravedad del asunto n o está en que seamos más o menos injustos con un individuo dete·rminado, sino en ~1 hecho de que haremos precarios los honores que son premio de servicios recibidos. Lo que estlá eñ. discusión , a mi modo de ver, no es tan to la inmunidad fiscal cuan to la odiosa práctica que v:a a int roducir la ley de Leptino : la consecuen cia será que no se tendrá más confianza ya en los dones hechos por el pueblo. 125. Llego con esto al argumento más retorcido-esta es, al menos, su opinión-que nuestros a dversarios hayan podido imaginar ·para llevaros a la abolición de las inmunidades fiscales. Mejor será prevenirlo: podríais ser fácilmente engañados por él sin daros cuenta de ello. Os dirán que todos estos gastos, coreguíias y gimnasiarquías, forman parte del culto, y que en materia de culto toda exención sería un esdándalo. P ues bien, mi propia opinión sobre ello .es la siguiente: que .determinadas personas, por favor del pueblo, queden dispensadas _de estas litutgi.as, no es m ás que justicia, y el escándalo está en que mis a dversarios se atrevan a formular seme jantes afirmaciones. 126. En efecto, si, a falta de otros medios para just ifilcar la abolición de las inmunidades fiscales, usurpan con este fin el nombre de la divinidad, ¿podrá haber impiedad y escándalo peores'! Toda acción que se recubre de un pretexto religioso debe pres:m tarse, según yo creo, de tal forma que, in-
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cluso desde el punto de vista huma- munidad fiscal para nadie", Leptino n o, no pueda ser juzgada mal'. Dis- ha añadido estas palabras: "exceptCl pensa de las cargas del culto y dis- para los descendientes de Harmodio pensa de las liturgias son dos cosas Y Aristogitón". ¿A qué fin esto si muy distintas, y, sustituyendo ·el se- verdaderamente los gastos del ci'.ilto gundo término por el primero, nues- Y las liturgias no son más 11ue una tros adversarios pretenden enga- sola ·cosa? El efecto de una .a firmañaros. Sobre este particular voy a ción así es poner su propia ley en pres~ntar el testimonio del propio contradicción evidente ICOn la estela. Leptmo. · 127. Su ley comienza así: 129. Con mucho gusto plantearía yo "Proposición de Leptino: a fin de que a Leptino esta cuestión: la inmunilos iciudadanos más ri.oos no escapen óad fiscal que pretendes dejar aca las liturgias, no habrá inmunidad tualmente a los descendientes de fiscal para nadie, exceptuados los Harmodio y Aristogitón, y que nuesdescendientes de Harmodio y Aristo- tros antepasados les concedieron en gitón." Si hay identidad entre ex·e n- otro tie~po, ¿en .qué cqnsiste, puesto ción de cargas de culto y exención que, segun dices, las liturgias forde liturgias, ¿por qué añadir las úl- n:an parte del culto? Según las antimas palabra:s? Pues, en lo que res- tiguas leyes, ·en efecto, no están ellos pecta a las cargas del culto, tam- dispensados ni de los impuestos de poco esta familia ha obtenido nun·- guerra ni de las trierarquias, y tamca la inmunidad. Para convencernC1s poco lo están de las Jiturgias, si es de que las cosas son así, toma pri- verdad que ellas forman parte del mero la copia de la estela "" y luego culto. 130. Sin embargo la estelo. el comienzo de la ley de Leptino. dice bien que para ellos hay exenLee. ción. ¿Exención de qué? ¿Será aca3 0, del impuesto de Jos metecos? No COPIA DE LA ESTELA queda, en efecto, nada más que esto... Evidentemente que no, sino de 128 Habéis oído la copia de la las periódicas como dice estela, atenienses. En ella se di.ce bienliturgias la estela como tÜ ,mismo has que la exención concedida a los especificado eny tu ley"', y como Jo descendientes d e Harmodio y Aris- atestigua también todo el tiempo patogitón no se extiende a las car- sado, durante ·e l cual nunca ninguna gas del •culto. Lee ahora el comienzo de la ley de Leptino. 1 • Puesto que los descendlen tes de Harmodio Y Arlstogltón, según el t exto de Ja estela. no podían ser dispensa.dos de las c;ontrlhuclones de carácter religioso, se s igue Gracias. Devuelve el documento ae ello Que su Inmunidad fiscal no se apli. t A 1 " m ás que a las 11 turglas ordinarias Por a 1 exp ed . ien ~es te ar t'l?U•O, a fin j ca ccnsiguiente, estas no pueden ser carga s de de que !os ciuda danos mas ricos no culto en el sentido estricto de la palabra, escapen a las liturgias no habrá in- aun cuando ellas hayan sido Institu idas pa~ ' re. cubrir los gas tos de ciertas ceremonias _ __ relacionadas con el culto de los dioses. 1 Pu esto que esta ambigüedad pod io. propor00 Se trata del monumento sobre el que 1ciona.r u n argumento a los d efensores de se hallaba grabado el decreto que concedla la ley de Leptlno, Demós tenes procura ctesla lnmumdad a .los descendientes de liar- hacerlo de an temano, poniendo en evldenmodlo Y Ar!stog1t6n . cla la distinción entre ambos conceptos.
Y LE
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tribu se atrevió a designar ·corego a un descendiente de estos héroes, y nunca un ciudadano designado para esta carga se atrevió a hacerles intimación de antídosis. Si él .t iene la audacia de pretender lo contrario, no le hagáis caso. 131. Es posible que, para distraeros un poco d·e lo principal, os digan aún que hay megarenses y mesenios 08 que, a fuerza de pretende·r ser exentos, han acabado por serlo, que el número de estos individuos ·e s considerable y que entre ·ellos h ay esclavos, gentes habituadas al látigo, y os citarán como ejemplo a los Licidas, los Dionisios y a otros semejantes a ellos ... Ante un lenguaje así, vuestra conducta estlá. ya trazada. Si ellos dicen la verdad, intlmadles a que presenten los decretos en que figuran estas exenciones. Pues no hay entre vosotros ninguna exención que no haya sido concedida por una ley o un decreto. 132. Lo que estas gentes han obtenid-0 de vosotros, por Ia intervención de nuestros políticcs, e s la proxenía ""'. Y del número de estos .es Licidas . Pero una cosa PS n, Estas gentes eran oriundas. de eluda.des que provocaban en Atenas u na. especial antlpatla . Respecto de Megara, sobre todo, las acusarlones históricas eran numerosas y muy antiguas. 00 Llcldas, llberto de Cabrias- véase, más adelante, núm. 133- . Según el escoliasta, era un Jefe d e mercenarios a su eldo de Aten as. Dionisia es d esconocido. "~ Era esta u n a. dist inción honorifica que podía ser concedida por decreto del pu eblo a. los extranjeros residentes en Aten as: véase Aristóteles : Constitución de Atena s, LIV, 2. En cuestión cie impuestos y de adquis ición de bienes ralees, los próxenos gozaban de determina dos prlvllegios; en cuestiones j udiciales, depen dían del arconte polemarca. Su condición era superior a. la de l os metecos. No deben ser confnndldos con los que, también con el nombre de próxenos, e ran ciud adanos ne ciudades ext ranjeras y representaban en ellas, a m anera de eónsules, lm, Intereses atenienses.
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la proxenía y otra .c osa distinta es
la inmunidad fiscal. No os dejéis en-
g-añar: que un esclavo como Licidas, Dionisio y quizá algún otro aún, gracías a los decretos complacientes presentados por unos oradores a sueldo, haya llegado a ser próxeno, no es una razón pa:r:a que a hombres honorables, nacidos libres, y a quienes debemos tantos beneficios, pretenda uno quitarles las justas recompensas que h an obtenido de vosotros. 133. ¡Qué trato tan indigno sería para Cabrias el que nuestros políticos, no contentos oon haber hecho vuestro próxeno de su esclavo Licidas, se apoyaran en el hecho este para quitarle a él mismo una parte de sus priV'ilegios, y esto por medio de un razonamiento engañoso! La pr.oxenía, en efecto, nunca ha concedido, ni a Licidas ni a nadie, la inmunidad fiscal. Para esto se necesita un don explícito del puebio. Ahora bien; el pueblo no ha concedido este don a esos individuos: imposible que nuestros adversarios demuestren lo contra rio; por más que lo afirmen y que se atrevan a ·ello, no hacen más que labrar su vergüenza. 134. El peligro más grave, atenienses, de que es conveniente preservaros, os ·lo ·te'Ilgo que decir aún. Todas las razones que expondrá Leptino a favor de su ley, para demostrarnos la excelencia de la misma , vamos a suponer que tengan funda mento. No por ello dejariá de seguirse, caso de que la adoptéis, una vergüenza para vuestra ciudad, una vergüenza que nada en el mundo podrá borrar 101 • ¿Cuál será? Se dirá que i o1
Del m iembro de la frase "si vosotros
¡deneltrado proceso, la ley de Leptlno no había aún en vigor, sentido que está laJa. adoptá is·· se deduce que, en el momento
tente en t ojo el discurso.
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DEMOSTENES y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
hemos engañado a nuestros bienhe . chores. 135. Todo el mundo ere~ revofpensad·:> sm tí-tulos válidos payo, estará de acuerdo en qm; esto ra e lo, e~ una palabra, si tienen ales una vergüenza; pero cuán más f~~a queja contra ellos, sea la que grav~ sea para vosotros que .p ara los t , que lo acusen e~ virt!-!d de nuesdeil11ás pueblos, lo tenéis oue juzgar ra contra-proposic1on, bien que ella vo~otros. Entre vuestras -1 e~es las sea presentada por nosotros--como mais famosas por su sabiduría' hay hos ·c?mproll}etemos solemnemente a una, .antigua, que dice: "Todo aquel acer 10-, bien q~e. sea presentada que habiendo hecho una promesa al por ellos a la proxima reunión de pueblo no la ha cumplido será ll los nomotefes. ¡Imagino que cada vado a juicio, y .si es reconocido cui= uno de lo~ privile~ados tiene realpable, sená castigado con la muerte ,, ~~~te ~gun enemigo! El de uno es ¿Y qué, atenienses? Un crimen ue :!O an l(''; el de otro es Eubulo'"'; habéis juzgado se podía castigar 0 n el de un tercer? será fulano o menpena d~. muerte en otro, ¿no os aver- gano. 138. Si. estas personas se gonzare1s de cometerlo públ:Lcamente escJrreten Y no qmeren obrar, reftexiovosotros mismos? Ciertamente es un na • a nienses, es porgue a todos debe! abstenerse de todos loS actos en?s les repug~ que se les vea desc_ons1derados inmorales y que, efec- ¡ POjar a un enemigo. ¿En~ontráis, entivamente, lo son, pero sobre to.do 10 to?-ces. honorable despojar vosotros es respecto de aquellos aictos en los ~ismo~. a la yista de todos, a vuesque U?~ se mu!'?stra severo para con ti os mismos bienhechores_? Son home! i;irojimo. Asi, pues, no es posible 1 bres q~e os han servido bien, a quien vacilar y dudar más: no se debe no .se tit:;ne que reprochar nada: voshace_r lo que uno mismo ha creído ot~os. vais a dictar una ley para desP.OJar:lo.s en masa de sus privilegios. prev1amente condenable. 136. Hay aún otro escollo que siendo así que a nuestros adversaevitar y es ·e l de que haya ftagrante rios les es lícito, si realmente h ay alcontr.adicción entre vuestra conduc- guno que sea indignO-Supo·n gamos. ta gnvad3: y vuestra conducta públi- dos 0 ~.i:i·cluso más-,. recu~ri! a una ca · Ninguno. de vosotros volvie:ría a ª~~sacion y, por med10 de Jmcios intomar nada de los dones que haya dividuales, hacerles s ufrir Ia misma P?~do . hacer en cuanto particular ; 1suerte. Por .mi . parte, no encuentro ru siqwera s~ le ocurriría la idea de honorable n_i digna de vosotros una h~.cerlo. 13'7. Pues bien: no lo ha- conducta as1. gais tampoco en cuanto .Estado. Or- · 139. Hay o~ra consideración que den!!:d a los -defensores ·d e la ley de / tamp9co conviene olvidar. El mérito Leptmo, si. p~etenden que alguno de debenam~s examinarlo en el molos benefic1ar10s es indigno 0 h a sido men.to .mismo de la recompensa : ahoia bien, en ese moment o, ningun
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Paralelo entre la vida privada Ja vida publica , entre Jos actos de los p artlcuJa.res Y los del Estado, es un lugar común que. el orador emplea en dive1-sos sentido segun la~ necesidades de la causa. Encons~ tramos análogos paralelos en los núms 9 57 ; cfr. Con tra Tímócrates, 192/ 3 20415 · 21 { etcétera. • · • 100
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Dio!anto de Esfeto, orador y político, a m 1go de Eubulo; desde 358 era president e de los encarg11dos del teóricon-l a caja o pre1~~puesto d e espectáculos. Eubulo de Proballnto, el célebre restaurador de las finanzas en Atenas; sucedió a. Dlofauto . como pres iden te de los encargados del teoncon.
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DEMOSTENES.-
2. PLEITOS POLITlCOS.-<:ONTRA LA LEY DE LEPTINO
no de nuestros adversarios ha presentado ninguna objeción. Luego de esto, conviene dejar las cosas como están, .a no ser que más adelante algún beneft.ciario os dé motivos de queja. ¿Se ha dado este caso? Si alguien lo pretende-en cuanto a demostrarlo, se vería uno bien impe·· dido de hacerlo-, entonces, que se demuestre que el eastigo ha seguido a la falta. Pero si, sin poder aducir ningún caso de este género, ratificáis la ley, se pensa_rá que ha béis despojado a estas personas por envidia y no luego de haberlas cogido en falta. 140. En verdad, atenienses, hay que evitar todos los vicios, pero ninguno tanto ·como ·ese. ¿Por qué? Porque la envidLa es siempre indicio de una mala naturaleza; ninguna excusa podría merecerle indulgencia a quien está aquejado por él. Por lo demás, el último· de los reproches que se podría hai".,er a nuestra ciudad es la envidia, de forma que ella tiene una aversión general a todo lo que es mal'"°. 141. Ved qué pruebas tan brillantes ha dado de esto ella. En primer lugar, vósotros sois el único pueblo en el mundo que, en memoria de los ciudadanos muertos por la patria, celebra funerales públicos acompaña dos de elogios fúne·· bres, en los que -ensalzáis las hazañas de estos héroes ""'. Ahora bien, esto son obras de un pueblo que posee el culto de la virtud, en lugar de
1 "" La carencia de envidia es uno 1je los rasgos propios del carácter at eniense, según Perlcles; ver la oración rúnebre que pone en sus labios Tucidldes, II, 37, 40, etc. 100 Acerca de esta costumbre, de la qi.ie los a te•lienses se sen tian Justamente orgullosos. véase Tucidides, II, 35 y sgs.; Platón: M enéxeno, 249 b . La descripción detallada <¡ue de Ja ceremonia nos da el h istoriador demuestra que, fu era de Atenas, apenas i;e tenia una l•j ea exo,cta de Ja manera en que ella se desarrollaba. Aun cuando las demás
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sentir envidia de las distinciones de que ella es objeto. En segundo lugar, vosotros habéis colmado de liberalidades, en todo tiempo, a los vencedores coronados en los concursos gímnicos 10'. I<'orzosamente estas coronas son el premio de un reducido número, pero vosotros no h abéis visto ahí un motivo para envidiarlas ni para reducir los honores de los que las ganan. He ahí unos hechos bien significativos. Añadamos a esto que nuestro país nunca se h a dejado vencer en generosidad : ¡hasta tal punto las reoompensas por las que ella reconoce los servicios prestados sobrepasan la medida ordinaria! 142. Esas son, atenienses, otr¡l.s tantas pruebas rle justicia, de honor, de magnanimidad. ¡No ren eguéis hoy de estas antiguas virtudes que, en todo tiempo, han sido la gloria de nuestra ciudad! ¡Par.a. permitir a Leptino que dé satisfacción a ciertas enemistades personales "'", no quitéis a vuestro país y a vosotros mismos el glorioso renombre que fue siempre el vuestro a lo largo de los siglos! No os llevéis a engaño: en este proceso no se debate ni más ni menos que ciudades honraran también a sus soldados m uertos en la guerra, ninguna, s ln duda, celebraba su memoria con tanta brillantez y piedad. La t re.dlclón de la oración fúnebre se cree data ba de Solón; en realidad, no parece Temontarse m ás allá •del año 475, es d ecir, de la época de las gu erras médicas. '°' Se refiere a los concursos g ímnicos o !Zlmnás ticos de los grandes juegos, en los que l os premios consls tfan exclusivamente en coronas vegetales-olivo, laurel, apio o pino-. Las recompensas a que alude Demóstenes son las que se concedían a los vencedores a su regreso a la patria: exenciones de imput:stos, lugares de honor en el teatro e Incluso, a veces. sumas d e din e ro. 'º' Es esto una p érfida. Insinuación , q u>? no se a.viene con l o que se h a dicho en el núm . 137.
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DEMOSTENES y
ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
la reputación de Atenas. ¿Quedará q_ue habían precedido a Apsefíon ella a salvo, igual que en el pasado 0 la vei,emos alterada arruinada? ' t ~bnan desistido de ello. ¿Les echas 143. Entre las mu~has sorpre~as u en ~ara que no t e hayan puest<> que me causa la ley de Leptino hay e:11 peligro? ¡Entonces -debe ser que sientes el placer del peligro como una que las supera a todas. conoce él el ?echo de que establecer nunca lo ha sentido nadie en el mun contra l~s cr~menes penas severas es ~o! ¿O bien Vt>s tú ·en ello una pruedar test1moruo. de que uno personal- ?ª de q~e tu proposición es justa?mente no está dispuesto a cometer- ~~o se~·1a ~n exceso de ingenuidad! los, Y que, por el contrario, suprimir G n que mejora la ley el hecho de que las recompensas de 1os servicios unr de los acusador-es haya muerto prestaqos es dar testimonio de que an es ~J proceso, o en que hayas uno mismo no está personalmente per~uadido a otro de· que retirara s u d1spuesto a p1·estarlos? Si este hecho queja, o, en fin, que le hayas soborle ha pasa~o inadvertido-cosa posi- ~ado? ¡No sería muy bello ni noble ble, despue~ de tod0---, os lo va a mvocar estas eXlCusas r demos_trar inmediatamente : no se h 146.. Como def.enso~·e.s de la lev m negara .a reparar su equivocación an sido designados los más hábÜes Pero si le ve.i s trabajar, esforzarsé entre nuestros oradores: Leodamas en h acer ratificar su ley, entonces de A_c arnea, Aristofonte o e Azenia me guarqo de l!:ualquier injuria pero Cefts9d?,!º de Oeramis y -Deinías d~ no pod!"1a felicitarle por eÚo! ioo. Erqma -. Cont ra cada uno de ellos 144· Asi, pues, .Leptino d eja de lado ~te amor propio, deja estas violen- car~l~~s stndicos o defensores estaban encias, cuyo resultado no te honrará ,, • eu nombre del pueblo del que en absoluto, como t ampoco a aque- ~~ª~effe ¿i1suna manera los representantes ll!-'s a quienes hayas .podido persua- bfa vo~~d~.r la ley que el mismo pueblo ha.'. 2 dir; Y te es ·ello tanto más posible Jsócrat;s. " L 0 ndam Rs d e A?arnea fue discípulo de cuanto que este proceso no te supo- cte creer ' e~a un habll orndor, e Incluso squlnes, Con tra Ctes., 139, s u.'. ne a t i ningún riesgo. En efecto al erlor aL aDemóstenes. Pertenecía al partido h_aber muerto en la actualidad Ba- ~eoc!o batió ·-1 u~go de la batalla de Naxos com . ~ n x!to, el !decreto que ' había con tipo, padre de ~psefíon. aquí presente, la a~usac1on que él intentó ~~~~d~ñ~sC~b¡;ªia tdan considerabl es honores: Oropo r e, cuando el proceso de contra Leptmo, cuando est e era aún acu cÍ s e encontraba de nuevo entre los respo~sable, h~ ~ifio ya sancionada a\ t't:mo;¿sm~;:r,in:¿~s°ca~T!g;;e_ ¿ncu lpado por una prescnpc1on, de manera que tóteles, Retórica J 7- / Ar! vt rase ArlsAzerua ¡ h ' ' · s o onte de en ·estos momentos, lo que está en li- Esqu1n' o s vlvl~mos de creer al escolla sta de ti~o es sol~ente la ley, sin que nacer :i.i comte~:;a dd e clen afios. Debió de e 1a g uerra del Pelom1. adversa.no corra el más pequen-o poneso y m 1 peligro no. tes- fech or r en torno al 330-algo anrona , 1-2 f esta en que Demóstenes: Co145·. Se me dice que también ale- segu Í•joo Ía º1 ccnsldera muerto. Habla congas tu en tu favo r que tres acusado- prestados a 1 :~~~ad 1:fiscal por servicios de los Tremta T rae a, luego de la caída
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d . . an p ronto acusador como •w Sobre los miramientos con que D . 1 tenes trata a Leptlno emosse la n ota preliminar ~~~~lscurso, véa- tentn Y cinco veces por "!legalidad"ctll'~~. Véase la nota prellminar . a este dls- ~~~¡a:a~b~ ¿1:~:go una. vida pol!tlca '~~Y importante era cg~stlodedej Ceramls, polltlco ' rai o por Demóstenes
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:;u;:n~g¡g:i~~~ ~!q~~~~;: sfct~i~:oc~~~~~ ;e~
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLlTlCOS.-CONTRA LA LEY DE LEPTINO
t endríais vosotros derecho a hacer vuestras reservas. Escuchad y juzgad si os parecen fundadas. Veamos, en primer lugar, Leodamas. El atacó ante la justicia la dotación de Cabrias, que lleva consigo, entl'e otros privilegios, la inmunidad fiscal; y vuestro t ribunal se la den egó 113• 147. Ahora bien, las leyes prohíben proceder judicialmente dos veces contra la misma persona por unos mismos hechos 11\ sea que se trate de acción civil, de rendición de cuentas, d e competición o de cualquier otro pleito de esta clase. Por lo demás, hay algo que sería la más grave de las inconsecuencias: en aquella ocasión. las hazañas de Cabrias prevalecieron ante vosotros so·b re la elo::uencia de Leoda.mas, y hoy, cuando a sus servicios se unen los de los demás bienhechores vuestros, (.Vil a tener el conjunto
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menos fuerza que su elocuencia'! 148. Tampo c o cont ra Aristofonte me parece a mí faltan a:msaciones válidas. También él h a recibido de vosotros una recompensa en la que figuraba la inmunidad fiscal. No es esto lo que yo censuro, puesto que ::onviene que vosotros tengáis el derecho de dar lo que os pertenece a quien os parezca bien. Pero ved, y lo digo en voz bien alta, algo que n oes justo: mientras se tra taba de gozar él del favor recibido, no veía en esto ningún mal; pero apen as h a visto que la concedíais a. otros, se indigna y os apremia a que la deroguéis. 149. Otra cosa, además: fue él también el que· p!'Opuso, por medio de un decreto, se restituyeran a Gelarco "' cinco t alentos prestados por éste, decía él, a los demócrat as. del Pire-o ; en lo cual, por otra. parte, hizo bien. Así, pues, un prés tamo que no tenía. testigos lo has hecho reembolsar poniendo por delante el nombre del pueblo ; ¿y tú aconsejas abolir unas deudas cuyos testimonios. grabados por orden d el mismo pueblo, se erigen en los lugares sagrados, de forma que son conocidas por todos? ¡Sin embargo, no es posible que afh'mes que toda deuda tiene derecho a ser reembolsada y esto por medio de un decreto, y que, al mismo tiempo, cuando se trata de recompensas conseguidas del pueblo. 150. Lleaconsejes sean abolidas! go con esto a Cefisódoto, de quien
- núm. 150-y por Aristótel es : R etórica, III. 10, un excelente orador. Miembro de l a embajada enviada a Esparta en 371 para negociar la paz, propuso, en la conferencia que se tuvo en Atenas en 369, que el mando de las fuerzas de m ar y tierra recayera alt ernativamente en los lacedemonios y los atenienses cada cinco aftos. Por 18. misma época, hizo votar un decreto honorifico en honor del rey de Sldón, Estratón. En 357, defendió ante la Asamblea la. expedici ón
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
no diré más que una sola palabra. dar personalmente ejemplo de obaEn talento, atenienses, no se queda dienieia a la legislación establecida. detrás de ninguno de nuestros ora- De lo .contrario, resulta bien ridículo dores. Pero este talento lo emp~earía el pleitear en favor de una ley al mucho mejor en castigo de los que mismo tiempo que uno está violando QS causan perjuicio que no en per- otra. Toma la ley en cuestión y· Jéejuicio de los que os sii'ven bien. Si sela al tribunal uno tiene que crearse enemigos, qu~ al menos sea ello entre los adversarios
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA LA LEY DE LEPTlNO
da, que para t odo crimen público, por muy grave que sea, la ley no establece más que una sola pena. Dice, en efecto, explícitamente: "En tod-0 juicio no se pronunciará más que una sola pena, corporal o pecuniaria, a juicio del tribunal; la acumulación ·está prohibida" "'. 156. Nuestro adversario n o ha sido tan comedido. ¿Alguien solicita de vosotros una recompensa? "Que s~a castigado con la degradación cívica, dice Leptino, y que sean confiscad')S sus bienes." Esto son dos penas. "Por lo demás, cabrá denunciarle y reducirle a prisión; y, si es reconocido culpable, se le aplicartá la ley que prohíbe a los deuáories del fisco ejercer una magistratura." Se refiere él a la pen a de muerte; en efecto, este es, para t al caso, el castigo que está previsto. En t otal, pues, tr.es penas. ¡Qué infamia y qué escándalo, atenienses ! ¡Cualquiera podrá pensar que, entre vosotros, h ay más peligro en reclamar la recompensa de un servicio prestado que en ser convencido de los peores delitos! 157. Esta ley, atenienses, es una vergüenza, una indignidad; se huele en ella la envidia, el ·e nredo, por no decir cosas peores. Esos son los móvHes a que parece haber obedecido n~ La a r gumf,ntación de Demóstenes se apoya en un sofisma, o casi podríam os decir en dos: a) La ley no se refier e más que a la pena "suJeta a est imación". dejada a la apreciación discrecional de los jueces. Un mismo delito, en efecto, puede ser castigado con dos pena.a. Por ejemplo, . en caso de robo, "una multa. fijada en el doble del ·•alor del objete, robado"-pena no sometida a evaluación-y "prisión"-pena dejada a. la a preciación del tribunal- . Véase Contra Timócrates, 114. bJ Solicitar una recompensa cuando ha sl•:lo tino anteriormente castigado con l a a tlmía o degradación cívica, es un "delit o distinto", por el que el inculpado incurre en un>1. "pena distinta".
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su autor. Pero este no -es un model<> al que tengáis que seguir; vosotros no debéis mostrar sen timientos indignos de vosotros. ¿Cuál es, por Zeus, el azote supremo que nuestra. ciudad entera quisiera apartar de sí~ y el bien supremo a que tienden todas sus leyes? El impedir los homicidios recíprocos. Y para ·e sto se h a. confiado una vigilancia especial al Consejo del Areópago=. 158. En sus leyes sobre la materia, Dr.acón quiso prevenir, por medio de intimidaciones y amenazas, la continuidad! de los homicidios. Así, pues, prohíbe.al homicida el agua lustral, las libaciones, las crateras, los lugares sa-· grados, el ágora; agot a las medidas: más propicias para impedir tales crímenes m . Pero no por eso h a quitade> a.l derecho su lugar, fijando las condiciones en que estará permitido el homicidio y precisan do que en tales casos ·e l h omicida conservará puras sus manos, de manera que el asesinato cometido por justas razones será cosa lícita "'', mientras que la petición, justa o no, de una recompensa no lo será, según el texto de la. ley de Leptino. 159. ¡Oh, no, atenienses, esto es imposible! No permitáis se crea que habéis mostrado más. celo para privar de toda señal de reconocimiento a vuestros bi-enhechores, que en prevenir los homicidios en la ciudad. Pensad en las circunstancias en que habéis recibido y habéis. correspondido a estos servicios; penHA El Areópago, "el más justo y el más venerable de los tribunales". conservó siempre un der echo de vigilancia moral. u• Las leyes de Dracón ac·er ca del homicidio permanecieron en uso después de Solón; c!r. Aristót eles : Constitución de Ate-
11as, VII, l.
'""' Ley par cialmente reencontrada , en inscripción, en 1843.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
sad en la estela de Demofanto 121 de · les ocurría a 1os siracusanos, que disque os ha hablado Formión, y en la frutaban desde hacía mucho tiempo que se halla grabado este juramen- de la democracia, que habían hecho to: "Todo ·e l que cayere defendiendo tributarios suyos a los cartagineszs, la democracia recibirá olas mismas que gobernaban todos los pueblos verecompensas que Harmodio y Aris- cinos, que nos habían vencido en el togitón"'"", ¡y condenad con vuestro mar : ¡bien poco esperaban tener voto la ley de Leptino! No podéis que soportar la tiranía de uno solo, decidir de otra manera sin ser per- de un escribano a su servicio! 123• juros. 162. ¡Y Dlonisio, nuestro contempo160. Luego de todas estas consi- ráneo, tampoco esperaba mayormenderaciones, oíd aún la que sig ue. Una te, sin duda, que cO!IJ. un simple navío ley no puede ser buena cuando sus y un puñado de hombres, Dión le términos se aplican, a la vez, al fu- atacaría y lo e~haría, a él, señor de tura y al pasado. "No habrá, dice tantos navíos de· guerra, tantos merLeptino, inmunidad fiscal para na- cenarios y tantas ciudades!"' Solo die, exceptuados los descendientes de que, ved, el futuro es un misterio Harmodio y Aristogitón." ¡Perfecta- 1 para todos los humanos, y bastan mente! "Está prohibido concederla pequeños motivos o pequeñas causas en el futuro." ¿Pues qué, Leptino, ni para llevar a grandes consecuencias. siquiera a los semejantes a estos, si Por esta razón hemos de mantenerlos h ay alguna vez en el futuro? nos en la moderación cuando teneEres libre de condenar el pasado: mos la pro:>peridad y mostrar .con pero el futuro, ¿es que, acaso, lo co- esto qu~ prevemos el futuro. 161. Es que, por Zeus, 163. Se podría también, por munoces ya? dirá.s tú, hoy día no tenem.os ya chas otras razones, demostrar que la que temer circunstancias semejantes. ley de Leptino no es, bajo ningún ¡Deseémoslo así, atenienses ! P.ero so- punto de vista, conforme a vuestro mos hombres : es conveniente, tanto honor ni a vuestro interés. ¿Queréis en nuestro lenguaje como en nues- que se os convenza de ello por medio tras leyes, huir de toda presunción 1· de una visión d e conjunto que me v.ana. Esperemos la prosperidad, ro- evitará un di:'sarrollo más amplio? guemos a los dioses que nos la con- 1Os ruego que, poniendo ambas cosas cedan; pero pensemos en la marcha lado a lado, calculéis lo que ocurrirá de las cosas humanas. Lacedemonia s-egún que la ley sea condenada o no jamás habría podido prever su situa- ____ ción actual, y, sin duda, otro tanto Se refiere a Dlonisio el Viejo, quien, 1" '
---1n El decreto de Demofan to fue votado después de la caída del Gobierno ollgárquico de los Cuatrocientos-septiembre del 411-. En virtud del decret o de Demofanto, los asesinos •je Frínico, uno de los Jefes de los Cuatrocientos, muerto en 411, fueron recompensados. La cita de Demóstenes reproduce libremente una de las frases del Jura.mento pot el cual, en caso de ser d erribada o intentar -ser derribada ;a democracia, l os atenienses d ebían Jurar dar muerte al criminal.
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según Diodoro. XIII, 96. era escribano pútilico al servicio de los estrategos de Slracusa. La pro!~ sión de escribano, con frecuencla confiada. a los esclavos, era muy menospreciada. rn La caida de Dlonlslo el Joven, echado de Slracusa por su tío Dión, en Jullo del 356, un año y algunos meses antes de que se pronunciara el ContTa L epttno, impresi<:>. nó vivamente a los contemporáneos. El he: cho quedó pronto como un caso típico y pavoroso de la lnestab1lldad y peligros a. que se encuentran expuestas las grandes fortunas.
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2 . PLEITOS POLITICOS .~ONTRA LA LEY DE LEPT.INO
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10 sea. Hecho esto, conservad en nuestros co!lsejoo, se pen sará que.havuestra memoria los dos resultado.<;, ' béis cumplld9 con vuestro deber de a. fin de adoptar la medida que sea jueces, y la ciudad, por ~u pa~te, remejor. 164. Condenando la ley, de (!ibil1á. los res~ltados mas f.ehces d: aicuerdo con nuestros consejos, con- vuestro veredl_e:to. Que venga erto;in servaréis sus derechos a los que son ces una o.cas10n, Y no os fal ara _ dignos de ellos, y si h ay alguien que , ~ombre.s dispuestos a ?esafiar el pe sea digno de ellos, cosa bien posible, 1 J1gro en vuestro favm ._ Todas esta~ además de serle retirada su recom- ¡ razones, creo yo, reqme.r~ll; ~uestr pensa sufrirá en virtud de nuestra interés y vuestra atenc10n. ,no os contra-proposición la pena que vos- · dejéis imponer un error~ Muchas v~ otros hayáis decidido. En cuando a , ces, atenienses, po_r medio de los gr:nuestra ciuda d, de esta manera dará j tC?.s, de la violencia Y de lah desv~ muestras de lealtad, de justicia, de í guenza de los º~~dores, os ªl'l: sitio fidelidad a todos sus compromisos. • a;rancadas dec.1sio~es cuya .¿~da En cambio, si vosotros aprobiáis la ! c1a nn .os habia sido. dtm~esven~ ley, no lo quieran los dioses, los 167. Ev1t~d ?:0 Y semeJan e t 0 hobuenos sufrirán a causa de los ma- ¡ tura: os JUga1s en ello vues r 'd los los indignos serán para los otros 1 nor. Si mis razones os han pareci 0 un~ causa de desgracias. Y mientras 1 just!ls, C()l!lservadlas en v~estrav~~~= que est;os escaparán, por su parte, a moria hasta el momcnto.dv dar . todo castig.o nuestra ciudad, al revés tro voto: de ·esta m!lnera, en con;i~ de lo que d~CÍa yo hace un momen- de !?S malos ~OnSeJ erOS ~el e~:stro to será en todas partes acusada de dare1s el vered11cto que exige d . ' 1 lt d d ' d' d d ·h juramento Una cosa me sorp1,en e. des ea a ' e env1 ·~, e es o~esf 1 'fi . d . de moneda son castidad 165. No sena pues d1gn0 , los a s1 ca ores de vosotros atenienses 'renun~iar por tigados, entre :rosotros, con la pena ' t f 1 de muerte mientras que a unos " . una reputac10~. tan mole~ a Y en a- hombres qÚe harían pasar a vuestra dosa, a las CUi:lndades y virtudes que . d d f lsa y desleal · 1es vais os son. propias. Cada uno de vosotroo ! cm a 1dºr. ª1 derecho a 'hablar! 'º' tendrá su parte personal en el re- a conce er e t ci , nombre que os concederá el veredic- i Por ~avo1;, no, por Zeus Y por 0 0·~ to eomún. Nadie, en efecto, lo ig~o- ¡ los dio~es. , . . .. , ra ni en este recinto ni fuera de el: No creo que haya que ms1stu mas a¿te el tribunal, tenemos como ad- : en todo ~sto. Creo que, en todo lo versario a Leptino pero en vuestras 1 que h e dicho, no os queda n ada oscon.ciencias individuales, jueces, la lu- , curo'"". cha está entre la benevolencia y la : _ __ enviuia, entre la justicia Y la falta · m La compara ción entre las leyes Y la de honradez entre los mejores sentí- moneda, que luego se hizo célebre, reapa12 mientos y Íos peores. 1~6. Si lo~ :rec;,.e~~6~~~fant~~t:i·~';;ti~:::s· d! p~r~~:~ión, que os guía:n son los primeros, Sl : que se encuentra. en ;,tras partes y procevuestros sufragios se inspiran -en día, sin ctuda, de la escuela. 1
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FIN DE " ACERCA DE LA INMUNIDAD CONTRA LA LEY DE LEPTINO" l>EMOSTENES.-
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CONTRA TIMOCRATES * NOTA PRELIMINAR l. Había transcurrido .aproxima- eUos r.epresent .a ban. Los propietarios damente un año y medio desde el del navío c
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
tenían abusivamente sumas pertene- deudores d·el Tesoro y precisando cie·ntes. al Estado. Euctemon formuló que, durante este lapso d.e tiempo ante etl.os una denun_cia co:i-~ra. los e~~os no podrían ser reducidos a pri~ dos trierarcas, Arquebios .Y Lisiteides. sion, como lo prescribían las leyes La causa, luego de cumpli-das las for- . sobre .e sta materia. malid
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proceso tuera lleva.do al tribunal, hay un cierto número de pasajes que suponen que la deuda está aún pendiente en su integridad y que, p-or consiguieinte, no pudieran ser pronunciados por Diod..oro en la audiencia sino que, sin duda, deben ser parte de una :primera redacción -del discurso. Estos fragmentos-especialme.nte-.del 110 al 154-, que los herederos de Demóstenes o sus pri1neros ooitores debieron enc
b) Sigue a esto L!l narración, sumaria pero precisa, de los hechos que hem.os ya resumido. El acusado, violanda el procedimiento Zegislativo e.ni uso, ha hecho pasar el texto ·de. su ley solamente para que sus amigos pudieran escap.a r al castigo que les esperaba (10~16). e) C-omienza .a quí una larga argumentación jurídica, en Za que, por su profundo cO?UJcimiento de la legislación, por la riqueza y sutileza de su dialéctica apremiante, el joven Demóstenes se nos mantfiesta swpe1'ior incluso a su maestro Iseo, que le había hecho romper lanzas en esta clase de ·O ratoria. Recue1'da primero com. brevedad las .garantías de que se rodea Za propQSición de leyes nuevas; .esto su:.. puesto, Timócrates 1W ha podido 4. Distinguimos en él cuatro par- conseguir se OJd.optara su ley más -tes, desiguales, sin duda, en exten- que haciendo uso de alguna tram-sión: el exordio, la n.arr.ación, la ar- pa; en efecto, el día 13 del mes d.e gumentación y el epílogo o recapi- Hecatombeon, se había convocado tulación. una sesión especial del tribunal de a) El exordio, luego de· habe1' he- los .nomotetes para votar las sumas cho a Timócrates respons.a ble de Za necesarias para la celebración ·d e las causa que se -está viendo, lW.rna la Panateneas,' el acusado se aprovechó atencion de los jueces sobre la gra- de ello para q1te el tribunal ratifivedad de la ilegalidrad cometida, so- cara w].lrisa y corriendo, en medio d.e bre el .peligro que corre el acusador, otros textos que no tenían nada que sobre el atentado que una medida de ver con aquello, y saltándose a La esta índole supone contra los prin.- torera los plazos legalmente exigido.~, cipios democráticos d.el Estado ate- la ley que propuso él mismo al día niens.e (1-5). siguiente de Za votación sobr:e reviUna vez desarrollados estos tres sión de las leyes, que, según la cospuntos, que en realidad no scm más tumbr.e, había tenido lugar el 11. q1te lugar.es comunes, el orador ha- Esta prisa arrolladora y esta manioce referencia al pasado y explica qué bra fa1'isaica permitieron· "Timócra1 azones le han movido, des4e el ipun- tes daiíar gr.avemente a la ciudad to de vista personal y cívico, a pro- (19-31 ). cesar a su adversario. E!fto le lleva Después de esto, y entrando ya a u.na br.eve exposición d.e sus dif e.... en lo vivo del d,ebate, el orOOm- d erencias con Androción, de quien Ti- muestra qu.e Timócr.at_es ha violado mócrates, al hacer se votara su Zey, Za ley general que manda que toda no ha sido más que un instrumen- j .proposición de una nueva ley ind~ to (5-10.J. , que nominalmente 'los textos contra-
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ríos a ella que oonvi.ene derogar. Cosa que Timócrates no ha hecho, ni mucho menos. Su ley está, por tanto, en .c ontradicción con todas las leyes vigentes (32-41). Las contradice, en primer lugar, porque, ·o poniéndose a un axioma constante del derecho, prete:nde tener un efecto retroactivo, dispensando de la sanción accesoria de cárcel, mediante garantí.a, y sin limitación de tiempo en el pasa.do, a culpables que habían sidio ya condenados ( 42-44 J. Desconoce, .además, el texto jurídico por el cual los ciudadanos castig.ado s .e,.'on atimía y los .d,eudiores del Tesoro no pueden S·e r obj.eto •de una proposición de remisión de p.e na más que luego de haber observadio el que hace tal proposiciión una s.e rie de formalidades muy severas (45-49) . Pasa por alto la ley que prohíbe suplicar al Consejo o al pueblo en favor de los deuJCl.ores del Estooo, la que declar a irrevocable toda sentencia 'Válidamente dictada por lOs tribunales, la que confirma las sentencias dictfldas bajo la democracia y anula l as decisiones judi!C'iales que ootan de la época de los Treinta, al tratar las unas y las otras c.o n el mismo desdén. D esconoce, finalmente, .e l principio( jurídico ,e sencial a toda democracia, a saber, el que pro·híbe legislar en beneficio de los particulares y .no admite en el Estlldo más que leyes de ,a lcance general (50-60). Y, como conclusión de su largo análisis, el or.ador se esfuerza por demostr.a r qu..e el acusacio no ha vacilad{) en contradecir una Zey que Cl 1nismo había propuesto en otro tiempo, lo cu.al equivale, tpor su parte, a un.a confesión formal -de culpabilidad (61-65) . El orador tiene que ·d emostrar
ahora que la ley, que está .e n contra ·de la justicia, es contraria a lOs intereses de Atenas. Tras una breve tr.ansición ( 66-67J comienza, como en la parte que precede, .por definir los caracteres que lz,acen reconocible Za utilidad de una ley ( 68-701. Y luego, toma.ndo frase por frase el texto incriminado, pone en evidencia los peligros que este encierra: desde sus primeras palabras, en efecto, la ley trata coin la misma severidad a los culpables y a los inocentes; además, formulando disposiciOlnes retro.activas, tntróduce en la legislación democrática de Atenas la arbitrariedad oligárquica; .· finalmente, por . más .que una Ley · .no pueda establecer un derecho más que de oara al futuro. la de Timócr.ates anula de hecho sent.e ncias judiciales ya df.ctadas, .autoriza actituides indulg.entes que son esca'Tlldalosas y .a segura incluso Ta impunidad a cultp•ables reconocidos como tales (71-90). Y aún tiene la ley otros efectos funestos, como son: el de debi litar la potencia militar de la ciudad, sus f inanzas y la. moralidad .g eneral (91-107) Después de esta demostración, tan hábil como vigor-0s!t, el orador nos dice haber curnplido la prómesa hecha en un exordio, cuandio se pr()puso ·demostmr la ilegalidad y el carácter nocivo ·de la pr.oposición de Timócrates (108-109). De~de este punto en adelante, sus ataques van a tomar un gir-0 más p.erso¡n.al. Aquí es id.onde se encuentran estos fr.a gmentos d.e una primera redacción a que hemos :aludido antes. Lo que principalmente se contiene en ellos es wna serie de paralelismos: entr.e Tas leyes promulgadas por Solón contna los ladrones y la de Timóc rates, encamina,da a salvar a Andr.oción y a sus cómplices; entre el rigor de que hace gala el
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acusadc; respecto -de los .arrendata.- tan sólo ·de un artículo d;el juramen rios de impuestos y la ind.UZgencict to prestado por los miembros del de que d a testimonio respecto de los C-0nsejo, y un artículo que ni siquietres prevaricadores; entre la man.er:i ra figura en el juramento de los heen que Ta l ey suele tratar a los po- liastas. Finalmente, recogiendo un bres y las maniobras que emplean argumento ya desarrol1ado en los los orar!ores conterruporámeos para .párrafos 57-58, el .orador mues.tra córabar i mpunemente (110-124). ! mo las contradicciones internas del A estos paralelismos, que si empre texto de Timócrates van de hecho.ª quedan resueltos en .amtítesis, siguen 1 parar a la ruina de la democracia tres series de ataques personales con- (144-154!. tra Androción, contr.a Glaucetes y En adelante, D iodoro va_ .ª cebar contra M.elanopo, respectivamente se ~n Za per~ona de A.ntdroc;z·'!'!· Y De(125-130 J. Y vienen luego .o tras dos mostenes, sin duda, a peticzoo de su comparacio:nes: la primer.a op
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la cárcel a Antd.roción y a sus có1n- o recapitulación del discurso. Com-0 plices. Por este m-0tivo vendlrán en de ordinario, es esta bastante de.~ su ayuda l os políticos y, de manera ordenooa, y Demóstenes desarrolla especial, Androción, que ha prometi- en ella temas ya tratados, en especW al c,cusacro el concurso ·de su ha- cial el del Jumor. btlidad retórica. Por más que una Luego de un ataque personal a intervención de esta índole sea ya Timócrates, imsiste en la mancha. suficiente para condenar la ley y su que una ley así impondrá en la gloautor, el ómdor juzga necesario ex- ria de Atenas. Subraya, una vez más, poner de nttevo la conducta ipolíttc.a el carácter antit:lemocrático de un de su antiguo adversario (155-159). texto que debilita Tas sentencias de Así, pues, en los párrafos 16(),-174 los tri bun,ales, s.a lvaguarda ide la reencontramos el retato
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tomados de una primera redacción. Pese a todo ello y en cualquier hipótesis, el conjunto prClduce la impre.sión de que -Demóstenes sigue aún bajo la influencia más o me.nos consciente del arte de Isócrates, con todo Lo que este supone de equilibrio y se.ntido de las proporciones. La narración inicial, así como Ta brevedadJ de Ta refutación y del epíl ogo, indican que el discurso iba seguiilo de una deuterologia, que, como sabemos, fue pronunciooa por Eucternon, una vez más, al lado de Diodoro. No sabemos nada sobre las consecuencias del iproceso. En todo caso, no parece haber perjudicado en rnat;la la carrera política de Androción. En el .arconta(to de TemístacZes, en e l mío 346, Androción hacía votar un decreto suyo, cuyo texto nos ha con·servooo una inscripción.
6. Unas palabras finales sobre el valor documental que encierra el Contra Timócrates. El discurso resulta interesante para los historiadores por diver sas razones: en primer lugar, porque oontie.ne una colección de documentos-leyes, decreto, juramento de los heliastas-valiosa, aun ... -que la autenticidad de los m ismos esté sujet.a a discusión. Es verdad que el problema de la autenticidad no se ·plantea de igual manera respecto a •
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~llos, que no se podlrían atribuir al primer editor, fuera éste Dio· doro o Demóstenes. Es muy vosible que dichos textos hayan sido escritos por eruditos de tiempos posteriores, gracias a Tas citas fragmentarias del m i s1no discurso. Otros tex tos, como las leyes sobre malos tratos a los padr,es, sobre el robo, etcétera, pueden proceder de colecciones jurí.dicas o inscripciones oficiales. Otros, finalmente-Y c011z ello nos referimos al decreto ,d el párrafo 27-, pueden haber sido inventooos en su totalidad,, como suele:n denotarlo, en tales casos, la false.aoo o ausencia de los epónimos. En segur11do lugar, ,ez Contra Timócrates nos ofrece uno de los pocos documentos que poseemos sobre uno de los aspectos peor conocidos del procedimiento legislativo en uso en Atenas. Se trata de Ta revisión anual de las leyes. Aristóteles, en su Constitución de Atenas, al menos tal como la conservamos, no nos dice .n ada sobre esta cuestión, sin d1.1;da, importantísima. No quiere decir esto que las leyes relativas a esto formen una serie ooherente ni que el contexto de Demóstenes · nos permita aclarar sus últimos detalles. El pasaje, sin embargo, ·oiene a pr,ecisar felizmente las diversas alusiones que a ello hacen diversos autores de Za época.-FRANc1sco DE p. SAMARANCH.
todos
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CONTRA TIMOCRATES ARGUMENTO DE LIBANIO ..
l. T ambién aquí el acusador es Diodoro; al acusar una de las leyes más humanas, intenta difamarla según su móvil y según las intenciones
de su autor. La ley de Túnócrates está concebida de la ma1I1era siguíente: "Si algún ateniense, con ocasión de una deuda para con el Estado, ha sido accesoriamente condena.do a prisión o lo es en el futuro, le estará
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permitido, a él o a. cualquier otro en 1 haber sido contraria a las leye.s; presu lugar-con la condición de haber tende. además, que contraviene las establecido garantes que haya'IT releyes antiguas y demuestra que daña cibido la aprobación del pueblo y se el interés público. hayan comprometido a saldar la deuda antes de un plazo determinaOTRO ARGUMENTO do-, ser liberado de su prisión. Pero. si pa.sado el plazo, l.a .deuda no l. Hallándose Atenas en guerra ha sido saldada, el deudor garantizacon el Gran Rey, se propuso por este do se,rá reducido a prisión y los bietiempo un decreto, diciendo que los nes de los garantes ser án confiscanavíos enemigos eran una buena prtdos." 2. El acusador reprocha a sa y que el valor de las capturas co · esta el que no haya. sido presentada rrespondía al Estado. Mausolo, sátraen fa1terés de la comunidad, sino en p a de Carla, oprimía las. islas de la el de Androción, de Glaucetes y de costa 1 ; las victimas protestaron y llaMelanopo. Estos, dice él, enviados a maron en :m ayuda a los atenienses. la Caria como embajadores y nave·· Estos decidieron, en pri.mer lugar, hagando en una trirreme, habían encer sus representaciones al sátrapa contrado unos m ercaderes de Naucario por medio de una embajada. crati.~ y se habían apoderado de su Enviaron, pues, a Androción, Meladinero. Más tarde, habiendo acudido nopo y Glaucetes, al gobernador de a Atenas las gentes de Naucratis, se Caria, marido y hermano de Artepresentaron como suplicantes a nte
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ta del cargamento, resulta.ron deudores del doble al Tesoro. 3. Ahora blen, .a. causa de las dificultades financieras del pueblo, un demagogo, Arlstofonte, había propuesto un decreto que mandaba la elección de una conúsión encargada de buscar a los deudores del Estado que intentaban esquivar su deuda y con la orden de denun ciarlos. Euctemon-el que poco antes babia sostenido el pleito contra Androción, y que sostiene aquí el dirigido contra Timócrate&-dep.unció a Arquebios y a Lisiteides por retener nueve talentos y treinta minas procedentes del cargamento egipcio. Al redactar esta acusación, quería, evidentemente, evitar una lucha declarada contra Androción, pero a través de los trierarcas, no dejaba de temer anto sus ojos al propio Androción. Habiéndose producido entre tanto un juicio de atribución e_ntre los embajadores y los trierarcas, los embajadores perdieron la causa y fueron reconocidos deudores. 4. Al haber una ley que ordenaba que todo deudor, al segundo año, sería encarcelado hasta él saldo integro. de la deuda los embajadores estaba.u a punto, po~ este motivo, de ser reducidos a prisión. Pero en el mismo momento -comenzaba el segundo año-en que los embajadores debían ser ·e:ncarcelados, Timócrates presentó una ley que estaba concebida en estos términos: "Si uno de los deudores del Tesoro ha sido castigado con una pena accesoria de encarcelamiento en virt ud de una ley o un decreto, o bien lo fuera en el futuro, le estará permitido-con la condición de h aber constituido garantes que se comprometan a pagar la deuda y que sean aprobados por un voto del pueblo-verse dispensado del encarcelanúento. Caso de no saldarse la deuda, bien por él mismo, bien por los ga-
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rruntes, el que h a sido gar antizado será encarcelado y los bienes de los gar an tes serán :::onfiscados." 5. Esta ley fue objeto de una acusación por parte de Diodoro y de Euctemon, por ser !legal, injusta y nociva. Androción, Glaucetes y Melanupo, ccnnprendiendo que ellos eran el origen del depósito de la acusación, pagrun nueve talentos y treinta minas, que, sin duda, n o h ubieran ellos pagado si los acusadores no hubieran depositado su acusación; no obstante, ellos ·pagaron . La acusación, pues, es sostenida por Euctemon y Diodoro. Ellos pretenden que la ley h a sido hecha en favor de Jos embajadores: estos, si bien entre tanto han saldado su deuda, no lo han hecho, empero, más que luego de depositada la acusación, de man-era que la intención del autor de la ley sigue siendo culpable. 6. El orador examina asinúsmo la ley, considerándola reprensible desde otro pwnto de vista. Afirma que ha sido presentada de forma ilegal, que es contraria a las leyes y que, además, hace daño a la ciudad y la injuria con sus disposicion es. Los temas del discurso son, por consiguiente, dos: en primer lugar, la ley ha sido hecha en favor de los embajadores; eirr segundo lugar, es contraria a las leyes, es perjudicial e injusta. 7. De esta manera, Timócrates, si hubiera podido escapar a la acusación de haber legislado en interés de los embajadores, no podrá escapar a la de haber propuesto una ley mala. Diodoro, en efecto, podía acusar al autor de la. ley de h aber propuesto una ley m ala y contraria a las leyes, y esto le hubiera dado suficiente ma" teria a su discurso. Pero, de hecho, añade él un segundo punto, el que se refiere a los embajadores, a fin de hacer sospechoso al autor de la ley.
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8. El primer tema, ¿por qué motivo ha redactado Timocrates su ley?, es del género " de conjetura" •; se busca ahi si la ha redactado en interés de los embajadores o no. El segundo, el que se refiere a la ley, es del género "pragmático'', porque, de una manera general, toda acusación presentada a propósito de un texto constituye un "estado de causa pragmática"; no me refiero a un texto sobre el que se plantee alg1ma otra cuestión, como en el· "estado de conjetura", o que sea incriminado de astucias o engaños, como en la "antilepsis" •. En este caso, en efecto, el juicio tiene como objeto cosas pasada.s, mientras que en el "estado pragmático" el objeto del mismo son cosas futuras, y es preciso que el texto en cuestión forme pa.rta de una ley o un decreto. 9. Este discurso implica, pues, cuatro capítulos principales: uno es la "legalidad", que se divide en dos partef., una relativa a la pe¡rsona y la otra relativa a la cosa, es decir, a la ley misma, comoquiera que esta sea contraria a las leyes; el segundo es la "justicia"; el tercero es el "interés'', a saber, que la ley es nociva: el cuarto es la "posibilidad", es decir, que ia ley prescribe actos que ni tan siquiera son posibles. La cuestión debatida está comprendida en estos J cuatro capítulos. El ataque contra los embajadores, .colocado en la catástasis • y en la digresión °, tiene co-
mo finalidad evidente el difamarlos. Al ser la ley, en apariencia de las más humanas- puesto que su'prime el encarcelamiento-, el orador le ha opuesto, entre muchos otros medíos, los dos siguientes: por una parte, el ataque dirigido contra los embajadores, en orden a que llevados por esta insinuación a desconfiar del autor de la ley, los oyentes quedaran convencidos de que él la había propuesto por codicia en favor de oradores y políticos deseosos de apoderari;e. de los bienes del Estado y por otra parte, los medios deriv~do; del "perjuicio causado"-donde se dice que Timócrates quier.e privar a la ciudad del producto de toda.s las deudas--, de la "justlcia"--donde se Je acusa de proteger a prisioneros indignos-, Y de la "posibílidad"-"aun cuando lo quisiéramos así, no podríamos hacerlo, porque esto supone la ruina de los principios democráticos." 11. No debe pasarnos inadvertido que el capitulo de "legalidad" es el máS sabiamente desarrollado, mientras que los argumentos de "justicia" de "interés" y de ·"posibilidad" est~ entremezclados los unos con los otros. Entre ellos, el que se encuentra en p~imer plano es el "interés'l, pero esta ;sostenido por los argumentos de "justicia" y de "injusticia" y por el de ''imposibilidad". Toda illl'justicia ~~· en efecto, al mismo tiempo, nociva, y, a propósito de la imposibilidad, el acusador es llevado a emplear el mismo razonamiento: "Toda cosa imposible, dice .él, es por ello mismo nociva." Y, supuesto que Timócrates se extiende largamente en el valor humano de su ley y en que 10.
• En él se busca Ja causa "incierta" d e un "hecho establecido" 1 ~. Seg_ún Quintlllano! Inst. orat., VII, 4. la ant1lepsls" es una defensa fundada en . la Justlftcaclón "interna." de un acto, sin 1 recurrir a argumentos extrlnsecos • Véase el Contra Androción, segundo argumento, núm. 9 y nota. momento del discurso, pero suele si• I,a "parécbasis" es una. digresión al mar- quler tuarse, e n general, antes de la conclusión. gen del tema general, pero sobre un punto Véase, por ejemplo, en este dlscurso núme(ttll a la causa. Puede encontrarse en cual- ros 125-130, 160-168 y, sobre todo, '195-199.
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este humanismo se puede identificar , ber recibido nada de vosotros. me con la justicia, por este motivo ne- i expongo, por defenderos a vosotros. móstenes recurre en todas partes al 1 a una multa de mil dracmas •. argumento derivado del perjuicio, de- : 4. Es una costumbre general de mostrando que la ley causa injuria : nue.stros políticos el afirmar, sea cual y dafios a la. ciudad. sea el tema que traten, que no hay para vosotros nada más importante l. Creo, juece s, que la responsa- ni más dlgno de atención. Si nunca bilidad del proceso actual ni el mis- , un orador ha tenido derecho a hamo Timócrates :podría imputársela a cer uso de un lenguaje como este, nadie mas que a él sólo. Queriendo lo tengo también yo hoy día, estoy robar al E..~tado sumas considera- eonve ncido de ello. 5. Que todos bles, pisoteando todas las demás le- los bienes de que goza nuestro país yes, ha propuesto una ley tan no:ct- Jy que, de m an er a particular, la deva, jueces. como injusta. Todos los mocracia y la libertad son fruto de males, todos los daños que ella va a , nuestras leyes, no creo que nadie causar a los asuntos públicos, caso ¡ pueda negarlo. Pues bien: he aquí de ser ratificada. en un momento vais la cuestión que en estos momentos se a saberlo detalladamente, escuchán- plantea ante vosotros. .¿Hay que redome. Pero hay, a mi ver, un punto du.cir a impotencia el conjunto de capital, y que es el que se nos pre- las leyes que vosotros mismos habéis .senta primero: no dejaré de ha- promulgado contra los crímenes de blaros de él desde ahora mismo. Estado, y poner en vigor, en su lugar, 2. Se trata de vuestro voto, del voto la ley de Timócrates? ¿O bien, por que, de acuerdo con e l juramento, el contrario, hay que anular esta y emitís vosotros sobre todas las cau- dejar las otras en pie? Esta es, en sas: la proposición de Timócrates lo pocas ¡.ialabras, la decisión que haanula y lo reduce a la nada. Ahora béis de tomar vosotros hoy. bien, dicha propostción no tiene, en 6. A fin de que ninguno de vosmanera alguna, a la vista el inte- otros se pregunte por qué, después rés del Estado-¿cómo pretenderlo, de toda una vida de tranquilidad <:uando a los tribunales, que pasan -creo puedo dar este testimonio en por ser los puntales de nuestm cons- mi favor-, se me ve actualmente titución, les quita el derecho de in- comprometido en las luchas y acuiligir, a propósito de :eiertos delitos, saciones públicas, me veo obligado las penas especificadas por las le- a explicaros la cosa en pocas palayes?--; lo que esa ley pretende es bras 1 ; no por ello voy a salirme de "Eivitar a muchos, que desde hace -·- __ _ tiempo os explotan y saquean vues• Lo ~ lugares comunes son especlalmen tras finanzas la restitución de robos te !recuentes en esta parte del discurso. ' · t t . 1. Por lo demás, es p osi ble que aqul se hayan ilagrantes. 3. Cíer amen e, es mi , fundido en une solo ctos exordios distintos veces más cómodo servir unos cuan- !s i no es que han sido pura y slmplement~ tos intereses privados que hacerse el : yuxtapu~~tos. Ya l os 1mt1guus nablan obdefensor de vuestros derechos. Mien- ~~~~~~~ algo embarazoso en todo el !ragtras que Timócrates ha recibido di- ,' ' Lugar común: el litigante, según la esnero contante y sonante de los cul- cuela, tenia qu e _declarar en 10 poslhle que nunca habla t emdo a suntos con los trlbu-pables, ant es d e proponer su 1ey que nsles y echar sobre la parte adversa. Ja. reslos defiende a ellos, yo, lejos de ha- . ponsabllldad del proceso. 1
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mi tema. Yo he tenido un roce, ate- sin quererlos devolver bienes consiniens~s, con un criminal,. con un ser derables pertenecientés a la diosa, a a.gres1vo, execrable, a quien toda la . los epónimos '' y al Estado, le ·ataqué Cludad ha acabado por aborrecer ella 1de común acuerdo con Euctemon 12• misma: m e refiero a Androción.1La circunstancia me pareció propi7. Sus injusticias para conmigo han 1 cia para llevar mi ayuda a la 1ciusido mucho más graves que las infti- dad, a la vez que para vengarme a gidas .ª Euc!emon. Euctemon • no ha mí mismo de lo que había padecido. padecido . mas que en s.us bie'll~s_; .Yo, 1 Yo esperaba razonablemente llegar en camh10, si la maruobra d1ng1da 1, entonces a mis fines, y que Androcontra . mí hubiera tenido éxito, no ción sufriría el castigo merecido. me vena solamente despojado de mi ¡ o. Pern en el momento en que el fortuna: incluso la vida se m e habría resultado no ofr.ecía ya ninguna duco!l~e~tido en una carga, y el mismo 1 da-primeramente, el Consej o había su1c1dio, ese recurso c~mun a todo~ . dado sentencia condenatoria; luego, los hombres, me habna estado casi , el pueblo, había consagrado un día prohibido. Luego qe h aber formula- ' entero al asunto; finalmente dos do contra mí una imputadón cuyo : grupos de jueces, formando u~ trisolo enunciado ha.ría vacilar a un ; bunal de mil un miembros se había hombre sensato-de .creerle a él, yo ! pronunciado; no le quedaban a Anh abría dado muerte a mi padre-, droción más escapatorias y vosotros tramó (contra mi tio) 0 una acusa- ibais a recuperar lo que ise os deción de impiedad e intentó un pro- J bía-, este Timócrates, haciendo frenceso contra nosotros. En ·e ste proce- , te a todo escrúpulo, va y propone so no obtuvo ni la quinta parte de ! su ley, que despoja a los dioses de los votos, lo cual le supuso .una mul- las rentas sagradas y a la .ciudad de ta de mil dracmas; en cuanto a mi, ; las rentas profanas, que debilita las se me hizo justicia; graicias a los ¡ decisiones del Consejo, del pueblo y dioses, primero, pero también gracias · del tribunal, y que asegura la ima aquellos de entre vosotros que se punidad al que .q uiera saquear las risentaban en los escaños del tribunal, · quezas públicas. l _O. Ante todos fui salvo 10• 8. Al homb11e que me . estos peligros no enc·o ntramos más h abía metido injustamente en un ! que un remedio: acusar la ley y propeligro como este, le prometí un odio 1 cesarla ante vosotr-0s, a fin de hairreconciliable. Cuando le vi causar 1 cerla derogar, si es posible. daño a la ciudad entera, tanto en la . Voy a exponeros, en pocas palaocasión de la recuperación de los im- br.as, los . hechos desde el oomienzo puestos como al rehacer el material mismo: de esta manera podréis comde las procesiones, y le vi retener, 1:prender mejor Y podréis seguir me. .ior todo lo que hay
• En Jos nums. 7 y 8, el orador repite Y r esume el Contr a Androción, 1-3. 0 El paréntesis, que afiadlmos nosotros, parece casi necesario. Véase Contr a Androció~, 2. . Lugar comun: Jos maestros de retórica ensefiaban que era bueno, especialmente desde el mismo exorolo, alabar la equidad de Jos ¡ueces.
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n Segün dice el escoliasta Jos Epóntmoo recibían la décima parte de ios botines s ln 1 duda para sacrificios particulares a su' Jn1 tenclón; véase más adelante núm 120 1 u Alusión ~¡ proceso a q~e dlo. lug~T el ' decret o propuesto por Euctemon Vé 1go núm. 14. . ase 1ue-
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:pone. 11. Un decreto de Aristo- solo'", que los propietarios del carfonte ,. había prescrito la elección de g.amento habían hecho ·o oto oficial una comisión investigadora: todo el de suplicantes, pero que vosotros baque ..conociera a alguien que retuvie- bíais rechazado sus requerimientos, ra fondos df'l Estado, fueran sagra- estimando que se trataba de bienes dos o profanos, debía denunciarlo enemigos ... Luego de haberos recorante ella. Inmediata.mente después dado esto, dio lectura a las leyes, sede este decreto, Euctemon denunció gún las cuales las captura~ y botines a dos antiguos trierarcas, Arquebios cogidos en estas condiciones corresY Lisiteides ", por r etener un botín ponden al Estado. Su exposición fue unánimemente aprobada. 13. An · 10 cogido en un navío de Naucratis , va- droción saltó entonces a la t ribuna lor-ado en nueve talentos y treinta seguido de Glanoetes y de Melanominas. El se presentó al Consejo, po, y entoces h ubo-a vosotros os toquien r•.edactó un aviso previo. Des- ca ver si digo verdad-gritos, priotespués de esto tuvo lugar una asaru- tas, injurias recípro::as; descargaron blea, en la que el pueblo votó el paso de su culpa a los trierarcas y recoa. la discusión rn. 12. Entonces Euc- noderon haber guardado la suma, temon se levantó y, fuera de otros pero pidieron que se les permitiera muchos detalles, os expuso- que un , hacer investigaciones entre ellos sonavío de Naucratis había sido ca.p- bre el particular. Luego de estas deturado por la trirreme que llevaba a claraciones, cuando el tumult o hubo Melanopo, Glaucetes y Androción " Uegado a su fin, Euctemon hizo u na en calidad de embajadores ante Mau- proposición que era la misma justicia: se trataba de h acer _pagar a los trierarcas, los cuales tendrían perso" Sobre Arlstofonte de Azenia, véase Con- nalmente derecho de recurso contra tra L ep;;ino, not a 112. " Arqueblos, hijo de Arquebiadee, de los poseedores. En caso de impugnaLamptra! , es citado como trlerarca en dos ción, se haría intervenir un juicio de !nscr lpclones navales. Llslteides de Clcln- atribución 1•, y el que perdiera sería na erti un r ico ciudadano que habla s ido discípulo de Isócrates y fue trlerarca. del declarado deudor único para con el Estado. 14. Los culpables atacaron navío qnP lle~ó J:i, emba jada a Mausolo. " Puerto de la rama canóp!ca del delta el de.::reto; &e presenta a vuestra del Nilo. consideración; resumiendo, se recot•; Sobre este voto. ordenando a la Asamblea q u~ tomara en consideración un pro- noció su legalidad y hubo a bsoluyecto de ley o de decreto, que había s!:!Cl ción. ¿Qué quedaba entonces por-haobjeto de un aviso p r evio al Consejo_ Véase cer? Conseguir la restitución de los Arlstótelc~. Constitución de A tenas, 43. " Acerca de Androclón, véase el discurso
C ontra Androción, Nota preliminar. Glauce- - - -
tes es desconocldo fuera de aquí. MeJanopo, " La embajada tenia Ja mls lón de dirigir h ijo de Laql.1es y padre de un segundo La- reprcsentnclon~s a l monarca cario a ra íz ques, formó parte de diversas embajaidas: en de su Interven ción en Ja guerra que había Egipto. en fecha Indeterminada; en Esparta, opuesto l
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fondos al Estado y castigar al ladrón. Que yo sep a, no hay para eso ninguna necesidad de una nueva J.ey. Hasta este momento, vosotros no teníais ningún motivo de queja contra Timócrates. Fue luego cuando comenzó su responsabilidad en los h echos de' que os he hablado anteriormente: no hay daño o injusticia, como vais a ver; que no os haya cau·sado él. Se puso a sueldo de estos hombres, se ha hecho agente de sus maquinaciones y sus estafas, asumiendo también él personalmente la carga de sus delitos, como voy a demm,traros claramente. 15. Pero es indispensable, primero, recordaros la fecha y las circunstancias en que própuso su ley. Vais a ver con qué menosprecio se ha burlado de vosotros. E1·a en el mes de Esciroforion, cuando los acusadores de Euctemon habian sido rechazados. Tomaron entonces a Timócrates a sueldo, y, a ún cuando resueltos a no satisfacer su deuda con vosotros, hicieron correr por el Agora, por medio de emisarios, el rumor de que estaban dispu'estos a pagar su deuda sencilla; "en cuanto a: pagar el doble, era imposible". 16. l!!sto era un cepo, agravado por la burla, una maniobra para que la proposición de •rimócrates pasara sin que lo advirtierais. Que esa es realmente la verdad, su misma conducta lo demuestra. Ellos se guardaron mucho de p agaros-en esta época, al menos- ni una sola dracma; en cambio, han presentado una ley que, por sí sola, invalida un gran número de leyes en vigor, y es, ciertamente, de toda.is las que nunca se hayan podido proponer a vuestra consideración, la más verg·onzosa y la más escandalosa. 17. Quiero, empero, deciros, primero, algunas palab~as sobre las leyes establecidas en que se apoya una
acusación de esta clase; y
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luego, sucesivamente, los otros, en la 1 medida en que os agrade oírlos. Toma, por favor, las leyes de que se trata y léelas: veréis que él no ha ' observado ningún artículo d·e ellas. Prestad bien atención, jueces, a la lectura de las leyes.
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REVISION DE LAS LEYE~ ""
20. [El onceavo día de la primera prttanía "', en la asamblea del pueblo, UJDa vez que el heraldo haya recitado las plegarias, tendrá lugar la revisión de las leyes relativas: primero, al Const>jo; segundo, a los asuntos públicos; terce.ro, a los nueve arcontes; cuarto, a las demás magistraturas. La primera cuestión sometida a voto será: ¿quién cree que las leyes relativas al Consejo son suficientes? La segunda: ¿quién opina lo contrario? Luego se pasará a los asuntos públicos, observando el mismo procedimiento. La revisión de las leyes se • · hará; de acuerdo con las leyes existentes. 21. SI algunas de las leyes existentes son objeto de un voto desfavorable, los pritanos en funciones en la sesión de revisión convocarán, para deliberar sobre las leyes que habráin sido objeto de este voto, la última de las tres asambleas siguien22 Se trata de diversos textos legislativos que se complet an el uno al otro. La autenticidad cte estos documentos suele, generalmente, admitirse. Algunas de las disposiciones mencinuadas pue.:len haber sido sacadas del contexto mismo de Demóstenes. Hay otras de las que el autor no dice ni una sola palabra-, pero que no parece puedan haber sido totalmente Inventadas por un falseadorc Algunas fónnulas vienen abreviadas por el copista. "' Periodo d.e treinta. y cinco a treinta Y seis días, durante el cual los miembros él.el Consejo c¡ue pertenec1an a. una de las diez . tribus ejercían el poder ejecutivo. Ver >Ñ8 tóteles: Oonstítl'.lción de Atenas, 43. f
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tes. Los proedros que presidan esta asamble,a , 1uego de los sacrificios, vendrán obligados a poner en discusión la cuestión de los nomotetes las modalidades de sus sesiones y los fondos con que serán retribuidos. Los nomotetes serán tomados entre los ciudadanos que hayan prestado el juramento de los helíastas ... 22. Si los prftanos no convocan la asamblea de la manera que se ha dicho en la ley, o bien si los proedros no plantean la cuP-stión en la orden del día, tal como se dice e,n la ley, cada uno de los prftanos será castigado con .una multa de mil dracmas, que serán consagradas a Atenea, y cada uno de los proedros con una multa de cuarenta -dracmas, que serán, asimismo, consagradas a Atenea. Habrá posibilidad de "denunciarlos" a:nte los tesmotetes, de Ja misma mane1·a que a un deudor del Estado que ejerce una rnagistr.atura. Los tesmotetes, .de acuerdo con la ley, entregarán los denunciados al tribunal: caso de no hacerlo, se les negará la admisión en el Areópago. a causa de las trabas puestas a la enmienda de las leyes. 23. Antes de la asamblea, todo ateniense que quiera proponer una ley deberá fijar su texto"" ante los Epónimos"", a fin d~ que, según el número de las proposiciones de leyes, un voto del pueblo determine la duración de las sesiones de los :rromotetes. El autor de una ley nueva la transcribirá rnbre un tablero blanco, y luego la dejará colgada ante los Epónimos, hasta el día de la reunión " Véase más adelante, 149-151. "" Simplemente el titulo de la ley o un resumen ele la misma. El término griego parece indicar , cou todo, que se trata de una. W:a-nscripclóu--completa-. l" ~ i)Ve!-'s~ antes ;P~ny l~ .- : ¡¡-::1 .
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de la .'\samblea ~". El pueblo, por otra parte, elegirá para defender conjuntamente las leyes sometidas a los nomot~tes para su derogación, cinco ciudadainos tomados de la totalidad de los atenienses; el voto. tendrá lugar el dfa 11 del mes de Hecatombeon "".]
24. Todas esk'l.S leyes, j ueces, datan de hace mucho tiempo; vosotros ·habéis comprobado ex.perímentalmente muchas veces su utilidad y nadie ha impugnado todavía su ex-celencia. Y se comprende: nada hay de duro, de brutal, de oligár.quí.co en :sus p rescripciones; todo lo .contrario: el procedimiento que ellas formulan ·es plenamente humano y democrático "". 25. Y, en primer lugar, ellas os han confiado a vosotros el poder -de decidir por medio de un voto si llay motivo para proponer alguna ley .n ueva o si conviene. atenerse a la legislación existente. Y después d e esto, si vosotros decidís que hay que hacer esta proposición, lejos de pres·cribir su inmediata conve rsión en ley, se designa para ello la tercera asamblea, y no para que tenga lugar ··e n .e lla esta .conv.ersión, sino para que allí se discuta de qué forma tendrán .sus sesiones los nomotetes. En el intervalo, intiman ellas al que quiera propon er una ley a que exponga su texto ante los Epónimos, a fin de .que todo ciudadano pueda exami..narlo y para que, si d~scubre en ella
alguna disposición nociva para el Estado, la señale y tenga la posibilidad de impugnarla. 26. De todas estas múltiples prescripciones, ninguna ha sido observada por Timócrates: no ha expuesto su ley, no ha dado a todos los ciudadanos los medios de leerla y combatirla; no ha esperado ninguno de los plazos legales. I.a asamblea dedicada a la revisión de la.s leyes se había tenido ·e l día 11 del mes de Hecatombeon : el día doce, al día siguiente, presentó él su ley, y lo hizo en plena fiesta de Cronos "', y aunque, por este motivo, el Consejo estuviera de., vacaciones. El se había arreglado las .cosas, de común a.cuerdo con vuestros enemigos. para hacer se convocara por medio de decreto a los nomotetes, con la excusa de las Panateneas " . 27. Quiero leeros el texto mismo del decreto que ellos hicieron promulgar: veréis en él que todo estaba acordado de antemano y que .e llos no habían dejado nada al azar. Vamos, ioma el decreto y léeselo a los juec-es. DECRETO ""
1En la pritanía de la. Pandionida "", pri:mer.a del año, el día once. Propoao Las Cronías, que seg uían a la recolec-
clón de las m ieses, y precedlan en diez días a las Pa nateneas, se celebraban el 13 Hecatombeon en las orillas del IJ!sos. en Ja reglón d e Ollmpelon, cerca del santuario común de Cronos y Rea. '" Las Panateneas se celebraba n desde el ,., Segú n el Co n tra L ep ttno, 94, el escrl- 21 a l 28 Heca t om beon - tercera semana de ·bano público debía, adem ás, leer los textos agosto. propues tos en las dos a sambleas interme"' La !lus enr.la de fecha por medio del dias qua precedían a la última asambl ea epónimo, asi como la coincidencia de la de la prit an!a . Nl el document o este nl el f echa- U día •:le l a primera prltanla Igual a disc urso presen te citan esta disposición . 11 Hecatombeon - , con Ja de la asamblea ,. Prim er mes del año ático (jullo-agos - consagrada a la discusión de Ja revisión dP to) . El H Hecatombeon correspondía, se- las leyes, hace que el documento sea más gún se ~ree, al ~ dt- agosto que sospechoso. 33 Nombre d e una de las diez t ribus a te"" Elogio t rad icional. Cfr . Contra A n dro
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observabais, y a pesar de que una ley prohíbe a los ciudad.anos ·e~ ca!-1sarse durante este· penado nmgun daño recíproco, sea público, se~ p~i vado, a sí como el tratar sobre rungun asunto público ajeno a la fiesta, hemos podid<> ver cómo él hacia daño e injuria, no a ·u n individuo determinado, sino a la ciudad entera. 30. ¿No hay ahí un escándalo? ¡El n o ignoraba la existencia de las le28. Habés visto, en la lectura, yes que vosotros habéis oído leer hacon qué habilidad el redactor _de este ce un momento; él no i~noyaba que, decreto, poniendo por delante la en virtud de otra ley, rungun decrecuestión financiera y la urgencia de / to, por muy legal que sea, no puede la fiesta, ha suprimid los plazos l~:- prevalecer cont ra una ley ""; Y.• a pegales y, por su. propia cu.e:nta, fiJo sar de todo esto, I?ropuso e hizo adpara el d1a sigmente· la ses10n de los mitir una ley segun un decreto cunomotetes. Su objetivo, por Zeus, no yo mismo con t enido y tono, él no lo era el dar m ayor rea lce a la fiesta ignoraba, era ilegal! 3~ . ¿No es -nada iba retrasado ~ los prepa - 1 esto una in dignidad? La ciudad, con rativos y no faltaba m?guno de l~ la institución de la t regua sagrada, créditos-; él quería, sm que nadie nos ha preser va-do de todo trastorno. pudiera estar I?rever~.i~~· que la l~y de toda vejación, durante este tien~ que hoy día está en ht1g10 pasara sm po· pero esta seguridad no ha podioposición y entrara en vigor en be- do' conseguirla ella miSma de Timóneficio d e sus cl~entes. 29. Y ~~ crates. Ella, por su parte, durant e: el prueba de ello f;Sta en que, en la Sv p eríodo mismo de la t regua, ha sido sión d e los nomotetes.. no se :pr?puso, objeto d e las m ás graves injusticias. sobre este do~le obJeto, creditos Y . Qué injuria y daño más grave popanateneas, m_nguna ley, b~ena 0 día causar le un simple particular qu r. mala. En cambi~, sobre materi.as que aniquilar sus leyes, aquellas por las no esta oan prev1~t~s en el decreto Y que ella se gobierna? q1;1e ~staban proJ;ibi?as por las .le~e~, 32. El no h a observado, pues, 'fimocrates, aqm P1: es~nte, legislo a ninguna norma, ninguna de las pres su pleno gusto. Estimo q1:1e el .plazo cripciones legales: por poco que se fijado por su decreto deb1a prevale. . d se cer sobre el que prescriben las leyes . r·eflex10ne en lo que p1ece e, uno No respetó en .absoluto la tregua sagrada "' ; mientras todos vosotros la ción de sentencias Judiciales o Incau taciosíción de Epícr ates 31 ; para que tengan lugar los sacrificios y a fin de proveer a su financiación, asi como a la de las Panateneas, para el caso en que faltara algun a cosa, los prítanos de la tribu Pa.ndionida convocarán para mafia.na a los nomotetes; Jos nomotetes serán mil y uno, tomados entre lo.s jurados; hará sesión con ellos el Consejo.]
"' Segú n el escoliasta, era amigo de T lm ócrates No s e le pu ede Iden t ificar con el Epicr ates' m en~ionacto por Esquines, Emba-
fa~, L~\.ieromenia 2
era e l p er iodo d ur an te el cua l, con ocasión de una fiesta r eUglosa, cier tos act os de Ja vltia públlcar-seslones de l as asam bleas y t ribunales, eJecu-
nes, etc.--quedaban mom entán eamente susp endidos. A veces, com o ocurrla en las Dion isiacas y las T argellas, se concedla a los p rision eros u na libertad provisional para permit irles asistir a las cer em on ias sa grad~s. oo Principio permanente d el derecho puhllco en régimen democrático . Con t ra violación de este principio protesta Demóstenes en el Contra L eptino, 92. Es frecuen te encontrarlo en los oraidores.
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33. [Ninguna de las leyes existentes podrá ser derogada más que .ante los tesmotetes. Allí, todo ateniense podrá, si lo desea 07, pedir la
que atañe al autor de ll'11a proposición nociva ...J 34. Habéis oído la leY. Entre tan gran número de leyes excelentes que posee n uestra ciuda d, esta no es, a mi ver, la me nos digna de elogios. Ved de qué manera se inspira ella en la justicia y en el interés .del puehlo. Ella prohíbe presentar una ley contraria a las leyes esta bl·Bcidas, sin haber derogad~ la ley anterior " . ¿~o! qué?~ primer lugar, P'.1-ra pern~itiros. em1ti_r vuest~os veredictos segun la JustLc1a Y la piedad. 35. Supo~ed, en efec~, dos l eyes -cualesqmera contradictoria~; se entabla :i-nte vosotr?s _un proce~o, a raíz de mtereses publicos o privados; cada una de las partes, presentando una ley distinta, pretende ganar la causa. Vuestro vot o no podrá, evidentemente, ser con forme a las dos l eyes a la vez-¿cómo iba a serlo?-; pero si no es conforme a un a de las dos ••, pues entonces vuest r a sentencia viola la ley contraria, igualmente en vigor. 36. Para preservaros de estas situadones embarazosas, el legislador h a dictado estas normas; y también porque quiso haceros responsables de la guarda de las leyes. N'o ignoraba él, en efec to, que hay mu.chas medios de eludir las demás garantías que h a establecido él para su defensa. Vosotros elegís abogados públicos ":
38 Wes termann sospechó
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pero se puede comprar su silencio. existentes, creo yo que es actualmenH a prescrito la exposición .p ública de te el sentir de todos. Pero para perJa proposLción, para que todos estén mitiros la compar.ación de la ley que informados de ella de antemano: él propone con las que él ha víolado, pero el hecho puede pasar inadver- se os va a leer, primero, l a suya, y tido a algún ciudadano que, de ha- luego las leyes con las que ella está b erla conocido, la habría impugnado, en contradicción. Lee. y cualquier ot ro la h abl1á podido leer LEY " sin prestar atención a ella. 37. ¿Me diréis vosotros que a todo ciu[En la pritania de la P.amlionida, dadano le est á permitfüo intentar primera del año, dia doce. Proposiuna acusación , como lo hago yo en ción de Timócrates : si _algún deudor este momento? Pero se puede consedel Tesoro, de conformidad a una gúir que este oponente desista; y ley o un decreto, ha sido castigado también, en este caso, el Estado recon una pena. accesoria de encarcela45ulta burlado. ¿Cuál es, pues, la únimiento, o si es castigado con ella en ca ·salvaguardia, a la vez justa y seel futuro, podrá presentar, él o cualgura, de las leyes? Vosotros, que quier otra persona en su lugar, gacontituís el número y la multir antes de, su deuda, que serán aprotud. Porque nadie podría quitaros bados por un voto del pueblo, a camnunca el poder de discernir y aprobio de su compromiso de saldar ia bar el mejor partido, como tampoco suma debida. Los proedros estarán puede nadie conseguir que desistáis, obligados, cada vez que un deudor ni llevaros por corrupción a poner quiera presentar garantes, a someuna ley mala en lugar de una ley ter la cuestión a votación. 40. Tobuena. 38. Estos son los motivos por los que el legislador se adela nta do el que haya presenta.do garantes, si reembolsa al Estado la suma por a1· delito y le cierra todos los camila que babia. presentado esos garannos, estorbando su marcha, contrariando sus malos designios contra tes, quedará dispensado del encarcelamiento. Si la liquidación: no se ha vosotros. Todas est as normas, tan sabias y tan justas, Timócrates las ha hecho efectiva en la noven.a pritanía, anulado, las ha hecho desaparecer. bien sea por él mismo, bien sea por en la medida en que ello se halla ba los garantes, el deudor que ha sido en sus manos, y ha propuesto una garantizado será reducido a prisión ley que podríamos lla mar contraria y los blenes de los garantes serán a todas las foyes existentes. No ha confiscados. En lo que se refiere a los llabido ni lectura .comparada ", ni arrendatarios de los impuestos, a sus derogación, ni posibilidad de escogarantes y a sus cobradores, así coma ger; en una pala bra, n o se ha cumtambién a los arrendatarios de las plido ninguna de las formalidades requeridas r egularmen te. " Documente apócri!o, s in Indicación de - - 39. Que Tlmócrates se haya h eo y probablement e reconstruido por
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fincas públicas y sus garantes, el Es- ! tado procederá sobre ellos a las recuperaciones de acuerdo con las leyes ' existentes. Todo el que contraiga una 1 deuda con el Tesoro en la novena o la décima pritanía, saldará su deuda al año siguiente.] : 1
mulga:la, salvo caso que se haga. mención especial de la fecha de su entrada en vigor. El secretario O.el Consejo deberá, en un plazo de treinta día.s, añadir a las leyes actualmente existentes la cláusula mencionada. Y en el futuro, todo secretario insertará. ínmediatame,nte en el texto de cada ley que ella es ejecutoria desde el día en que ha sido promulgada.)
41. Habéis oído la ley. Os ruego que retengáis bien este primer punto: "si algún deudor del Tesoro ha sido castigado con un.a pena acceso43. Aun siendo muy grande, jueria de encarceln.núento, o si es cas- 1ces, la sabiduría de las leyes existentigado con ella en el futuro ... ", tes, la que se os acaba de leer les luego el punto aquel por el que los aportó de alguna manera un plus de arrendatarios de los impuestos, así ·pre:::isión y de seguridad. Ella prescomo los de las fincas públicas y sus 1 cribe que toda ley será ejecutoria garantes, son los únicos en quedar desde el día en que ha sido promulsometid".>s .a los rigores legales. Pues gada, de no ser que una cláusula esbien: la ley de Timócrates, en su pecial fije otra fecha, en el cual conjunto, es contraria a todas las le- e.aso esta fecha sirve de punto de yes existentes; pero, sobre todo, en partida. ¿Por qué? Porque, con freesos dos puntos. La lectura del te;x- cuencia, en las leyes figuraba esta to mismo de estas leyes os va a .con- mención: "La presente ley será ejevencer de ello. Lee. ·.cutoria luego de expirar los poderes del actual arconte." Al ·e scribir con LEY , posterioridad a estas l eyes, el autor 1 • • del texto que se os acaba de leer no . 42. [~ropos1c1ón de Diocles: son se ha creído con der-echo, supuesto ejecutorias las leyes promulgadas an · que algunas de entre ellas fijan por te~ de Euclides, bajo la democracia, sí mismas para su entrada en vigor as1 como las leyes promulgadas .Y una fech a posterior a l ~ de su adopgrabadas baJo el a.rcontado de Eucli- ción a conferirle un efecto l'etroacdes ". Las leyes promulgadas después tivo 'hasta el día en que ellas habían de Euclides, o . que lo fueren ~n e~ sido promulgadas, y hacer, así, refuturo, serán ejecutorias a p~rt1r de, montar su aplicación a un tiempo día en que cada una haya sido pro- más antiguo del que habia querido ' el autor. 44. Considerad cuáneon. ¡' trario a este texto es el que ha pro.. Bajo el .arcontado de E;ucJ1des, 40?-402. puesto· Timócrates. El primero quiere fue restah\ec1da Ja leglsJaclon democratlcn: ' t . aun cuando la revisión de las leyes y su que oda ley entre en vigor en la fe·transcripclón al alfabeto Jónico ha.ya dura- 1 cha que ella indica, o bien el día que do hasta. 399, aquel mismo afio, 403-W2, fue ha sido promulgada. Ahora bien Ticonsiderado por Jos atenienses como la !e· t d" "Sº 1 · h ' ·d cha de p artida de la nueva era Judicial. mocra es !Cv . 1 a gu1en a ~l O SI el tex to insertado aquí es auténtico, de- castigado con una pena accesoria". bló ser v'?tado poco tiempo después de la lo cual se refiere al pasado. Y ni s1restauraclon de la democracia. Dlocl es, el , · · ºft d t· autor de la proposición, es desconocido tue- quiera. precisa, espec1 can O a par ir ra de aqul. de que arconte; hace que su ley sea
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ejecutoria, no solamente antes del ' conseguido la garantía de impunidía ,e n que ha sido promulgada, sino dad en una asamblea de seis mil ~nm antes de l nacinúento de todos votantes, por lo menos. Pero Timónosotros; porque abarca, sin limita- crate.s ha escrito exactamente: "Si -ción, todo el tiempo pasado. No obs- nlgún deudor de! Tesoro ha sido castante, Timócrat es, t u deber ·e ra o tigado con una pena accesoria de en.bien no proponer esta ley, o bien carcelamiento, obtendrá r emisión de hacer derogar 1a otra, en lugar de la misma presentando garantes", y .embrollarlo todo para conseguir tus esto a pesar de que la cuestión no :fines. Lee otra ley. figuraba en la mden del día y de que él no había recibido, antes de LEY,, hablar, la garantía de impunidad 47. Por lo demás, incluso a quien ha 45. [.Respecto de las personas cas- obtenido esta garantía, la ley no detigadas con degradación cívica o ati- ja se escoja el procedimiento; son mía., no se podrá proponer su rehabi- el puebl<> y el Con&ejo quienes delitación, ni respecto de los deudores ciden sobre ello. Pero Timócrates no d e los dioses o del Tesoro ateniense, se ha limitado al solo delito de haproponer les sean perdonada.s sus cer uso de la palabra sin h aber redeudas o se les conceda U!lla·transac- cibido la garantía de impunidad y a -ción ••, má.5 que después de haber ob- J proponer la ley que sabéis. Ha ido tenido previamente de los atenienses, más lejos. Sin haber dicho una sola votl'1ndo en un número mínimo de , palabra del asunto, ni ante el Conseis mil, una garantía de impunidad ·07 ¡ sejo ni ante el pueblo, por medio de votada por la mayad a y en escrutinio 1 una intrusión, núentras el Consejo secreto. Solamente entonces podrá estaba de vacaciones y todo el munquedar abierta la discusión en la for- do, con ocasión de la fiesta, observama que agradare al consejo y al bala tregua sagrada, ha introducido pueblo.] subrepticiamente su ley. 48. No obstante, Timócrates, conocías la ley 46. He ahí, pues, otra ley que que acabo de hacer leer: tu deber -prohibe hablar tanto en favor de las para manten-erte dentro del derecho personas castigadas con degradación era, puf:s, . obtener primero a~dien_c}a dvica o atimía •OOmo en favor de los 1 del ConseJo, llevar luego la discus1on .deudores p úblicos, y someter a dis - ¡ a prese~cia del pueblo_ Y. _solamente -cusión toda remisión de deudas o luego, s1 esta era la opm1on general toda t r ansacción antes de haber de los atenienses, proponer y hacer ' . promulgar la ley en cuestión, y con ; l a condición, además, de haber espe•• Textc;>. _ sin duda. apócrifo. que Pt~ede de- rado los plazos lega les. De esta maTivaJse fac1lmen t e •"-el contexto, nums. 46 , nera, 3.Un cuando alguien pretenY ~G ·segfm el escoliasta, se t ra.ta d e 'l.m arre- diera demostrar que tu ley es congio que prevé un p ago parcial Y un arreglo . traria al interés público, no se te popara el r esto. · d' · t e lll · te n " "I mpunidad'" aquí es u n término téc_1an, por· 1? menos! a t rlºb mr nlco que designa la autorización expre&11 · c10nes malevolas, smo solamente una q ue tcdo ciudadano debla obtener de la equivocación, un error de j uicio. Asamblea, antes de poder. sin riesgo de 49 Por .e l contrario esa especie de ":Proceso j ucllclal. llevar ante ella l a cau sa ' : . . '
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galidad, con que tú has ~echo desli- 1tradice la de Timócrates. Pero entre zar tu ~ey entre las de~as leyes---.tlo todas, conviene insistir ,e n la que se se podna, en efecto, decir q~e la has acaba
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el segundo y el tercero, por el contrario, . fijan de antemano las sanciones que se apll- 1 _ _ _ 1 cará n a todos los que se hagan culpables de ¡ intervención en su favor . oo Véase u na oposición análo"'a d dos " Cfr. Aristóteles, Constitución de Ate- términos. a t!n d e precisar su sentido eexacnas, 43. t o, en Contra A ndroeión, 22. .
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ante el pueblo y añade incluso: "cada vez que un deudor lo quiera". 54. [Eln todos los casos en que an- 56. Lee otra ley. teriormente haya habido juicio orendimiento de cuentas, o bien sentencia LEY "' de atribución pronunciada por un tribunal, en materia privada o pública, [Todos los juicios y sente!lJ()ias arbitrales dictados en conformidad con y en el caso de venta en provecho del Tesoro, queda prohibido introducir las leyes bajo el régimen democrátiuna acción judicial sobre estas cuesco, serán ejecutorios.] tiones ante el tribunal, y a todos los magistrados se les prohibe someNo es esto lo que dice Timóccates, terla a votación y acoger ninguna ¿no es verdad?, por lo menos, r esacusación prohibida por las leyes.J pecto de los condenados a una pena accesoria de eIJJcarcelamiento. Pro55. Pues bien: podríamos decir sigue. que Timócrates ha escrito, a la misLEY °" m a cabeza de su ley, la prueba de su culpabilidad: se lee en ella todo lo [Todos los actos polfticos y todos contrario de las disposiciones precelos juicios habidos bajo los Treinta. dentes. Estas pTohfüen, cuando ha tanto en materias privadas como púmedia do la sentencia judicial de un blicas, serán nulos.] tribunal, ·l a r eapertura -del debate; Timócrates propone que si alguien ha 57. Un momento. Decidme, juesido castigado con una pena accesoria en virtud de una ley o un de- ces: ¿cuál es, entre todos los hechos creto, el pueblo delibere sobre ello que os ha referido la tra dición, el a fin de que la sentencia c ondena- que vosotros juzg1áis más odioso, y toria pronunciada por el tribunal sea cuyo retorno o repetición quisierais anulada y el deudor sea admitido a vosotros conjurar a toda costa? ¿No la constitución de garantes en su fa- es, acaso, el régimen de los Treinta? vor. Por otra parte, la ley dice que Yo ciertamente lo creo así. Pues, s1 ningún magistrado podrá s ometer a no me engaño, por miedo a este pevotrución ninguna moción contraria ligro, la ley en cuestión ha declarauna causa ya sentenciada; pero él do nulos todos los actos realizados ha: propuesto que, en caso ae haberse bajo este régimen . Timó!:!rates, en constituido gamnt?.,s, los proedros es- cambio, condena como ilegales los tén obligados a introducir el asunto actos r ealizados bajo la democracia, exactamente de la misma manera LEY
01
a
01 Tenemos aquí la misma laguna Inicial que en }os textos de leyes de los números
•• Una redacción Igual de esta Jey, omitidas solo las palabras "de conformidad con embargo. ser auténtico. El comienzo se limi - las leyes", puede leerse en Andocldes, ta a enunciar un principio permanente de ll'Iist ., 87. derecho, pero la ú ltima cláusula, cuya meno. El t exto de la ley ha podido ser reción no era necesaria, no puede ser una dactado por Ja alus ión del párrafo siguiente. s lmple invención: su existencia vien e con- Aunque los términos no sean los de la firmada por ot ros lugares: Contra Panté- ley auténtica, las di ferencias solo pued.?n neto, 19. ser muy ligeras 50, 56, 59, etc. El texto de aquí puede, sin
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS CO MPLETOS
que habéis hecho vosotros con los de gislación anterior sería aplicable :t los Treinta: también él los anula los arrendatarios de los impuestos, a. 58. ¿Qué excusa invocar, atenien- lo.s de las fincas públicas y a sus ga ses, para dejar entra.r en vigor esta rantes. Desde el momento mismo que ley? ¿Imputaremos nosotros a los ju- tú admites excepciones, tú no puedes rados que componen nuestros tribu- ya -decir que tu ley es la misma panales democrát1cos los mismos exce- ra todos r.o. 60. Y tampoco puedes sos que a los tribunales de los Trein- . pretender que entre todos los candeta? ¡Qué calumnia! ¿O bien recono- nados a una pena accesoria ·d e priceremos, por el contrario, la equidad sión, los más culpables son los arrende sus sentencia:s? Entonces, ¿cómo datarios de impuestos, y que por esta explicar la adopción de una ley por razón ellos son los únicos en no bela que esas sentencias quedan inva- neficiarse de tu ley. I:nfinitamente lidadas? En efecto, a menos de decir más culpables son, evidentemente, que hemos tenido un momento de los que, cuando son traidores a su locura. no podemos dar otra explica- país, cuando· maltratan a sus padres, cuando no tienen la.si manos puras, ción. 59. Lee otra ley. penetran en el ágora "". Para todos . estos tipos de delitos las leyes· exisLEY 'º' 1 tentes prevén el encarcelamiento; la tuya les concede .Ja libertad. Pero iEstá prohibido proponer tma ley además, .dejas entrevex- en favor de que tenga por objeto un individuo: qué personas ha sido heoha tu J.ey. toda ley sE'rá la misma para el con- Se ha hecho en favor de deudores junto de los atenienses, salvo voto en del tesoro, que han llegado a serlo, contra, emitido por seis mil ciudada- no a título de arrendatarios de imnos, como mínimo, votando a mayo- puestos. sino a causa de sus rapiñas, ría de votos y en escrutinio secreto.] más aún, de sus robos financieros. ¡Ahora me explico que los arrendaProhibición, por consiguiente, de tarios de impuestos no h ayan eJtcipromulgar una ley que no sea idén- tado tu interés! tica para.todos los ciudadanos: pr.es61. Se podrían citar 1 aún otras cripción tan sabia como demo::ráti- muchas leyes excelentes, con las que ca. A la igualdad de der.echos políti- la de Timócrates está en contradicocs, común a todos los ciudadanos, ción. P ero si auiero enumerarías toe~ legisla~or ha querido que SB aña- , das, me faltará., cierlainente, tiempo diera la iguald~d de todos ante las para demostrar que, por añadidura, leye~. Aho.r!l- bien, las per~nas en su ley os es, bajo todos a.spectos-, percons1derac10n a las cuales T1mócra- judicial. Por lo demás, mi acusación ~ ha formulado ~u ley, las cono- no os parecerá m'l:lnos fundada, aun ce1s v~otr?S tan bien ?orno yo. Por cuando él no hubiera violado más que lo demas, el ha reconocido personal- una sola de las leyes existentes. Est.o mente que la ley no era la misma para t odos, especificando que la le: '~· Esto es un sofisma, sefialn el escoliasta. 1 No es, en efecto, hacer una excepción t!l "' Principio permanente de derecho pú- 1 dictar penas especiales contra ciudadanos bllco en un régimen democrático: cfr. an- 1encargBJaos de responsab1lldades especiales. tes, núm. l!I. '"" Véase más adelante. núm. 105.
supuesto, ¿cómo proceder? Dejand~ ¡ de lado las demás leyes, me extendere solamente sobre una de ellas! form~ lada anteriormente por el mismo Ti: mócrates; luego de. lo cual,_ :i;bordare la otra parte de mi_ acusac1on, a s~· ber los graves danos que causaria a Ía ciudad la ratificación de la actual proposición. 62. Prese~tar una ley contraria a otra deterrnmada ley que es obra de otro, es ya cosa grave; al me~os, p~a que h~ya. acusación se necesita i.a mtervenc1ón de un tericer·o. Pero pr·esentar. una ley contra.ria a otra que uno nusmo ha hecho adoptar anteriormente, es hacer uno mismo ·e l papel :d e acusador de sí mismo. ·P ara demostraros que esto es lo que ocurre en el pres.ente caso se os va a leer el texto nusmo de la ley anteriormente foi;n~ada por Timócrates. Yo guardare silencio. Lee.
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ante los tesmotetes por el secretario de la pritanía, de co~ormidad.1~on la ley sobre la eisangueha, deberan, por decisión de los nomotetes, ser conducidos por los Once ante el tribU?al, en un plazo de treinta dias! a partir de la fecha en que estos magist1:ados i:iayan recibido su custodia, salvo imped11mento de orden público, y, en tal caso, l? más pronto que sea posible. Podra presentarse como acusadc:r todo. ~te niense a quien no le esté p_rohibido. Si el que estuvo en prevenc1on es reconocido culpable, el Helleo fijará la pena aflictiva o pecuniaria que le, parezca merece. Si es castigado con una. multa será retenido en prisión hasta que haya pagado .en su. totalidad el importe de la sentencia condenatoria.l
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LEY
[Si el encausado es castigado. ~~n una multa será retenido en pnsion hasta que pague en su totalidad.l Basta. ¿Es posible _Prop.oner dos medidas más contrad1ctorias? u:r:ia dice ·q ue los culpables permaneceran en la prisión hasta pagar por com- -pleto; la otra, que esos culpa~les Pº-: "' oo• fragmen t os de esta l ey figuran en dra· n constituir garantes y evitar as1 d un papiro del s. u o ru d . de c. La falta de de las fórmulas Iniciales . de Ja tradición la oá.rcel. Así, pue~, e.1 3-?usa or -tribu que eJerce la pr1tania, f~cha, n ombre Timócrates es aqm T1mocrates, no del ar conte epónimo y del escribano-es ex- Diodoro ni ninguno de vosotros, con . D qué protrafta Sin embargo, la precisión de l as '!lis• . poslcionP.s en-.1meradas y la exactitud de 1 ser los que SOIS. .65· (. e . ciertos ctetnlles, confirmados por la eplgra- ve·c ho se abstendra, os pregunto yo, !ía, son favorables a la autenticidad . de qué vacilación es cu.paz, cua.hdo "" La eisanfll'.Lelía era la acción judicial l h b que que podía intentar todo ciudadano. bien an- · hay diner-0 a ganar, e om re • te el consejo 0 la Asamblea, por medio de 1 en las leyes que presenta, se. P??e los tesmotefos. para prevenir un cr~men con- ¡ deliberadamente en 1contrad1cc10n, tra el Estado Pue~to que suprlmta las forte t cosa que las malldades habituales >de la citación Y el 1 no solame~ coi::i o ro, . proceso y no exponía al acusador deneu:a- 1 leyes prohiben, smo consigo Inism~ ? do a la multa de mil dracmas, se tendió, Por mi parte, estimo que, por cod1poco a poco,
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abusar de ella.
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cia, ese hombr e está dispuesto a ventajas, es lo que ahora voy a incualquier cosa. De la misma ma nera, tentar demostraros. Creo vais a recopues, atenienses, que para todos los nocer ullláinimemente · que, para ser demás atentados las leyes ordenan, buena y conforme a los intereses del cuando ha habido confesión, se apli- pueblo, una ley debe, en primer luque el castigo sin juzgar al culpable, gar , estar redactada en términos asimismo la justicia pide, puesto que simples e inteligibles a t odos, que no Timócra.tes ha sido sorprendido en permitan que cada uno· la interpreflagrante delito de atentado contra te a su gusto. En segundo lugar, es las leyes, que le condenéis, sin con- preciso que los actos mandados por •cederle· el uso de la palabra, sin dig- la ley sean pooibles; de lo contrairio, naros escucha.rle: Por su propia con- por más que ella reuniera todas las fesión, en efecto, al haber propues- cualidades, si ordena lo imposible, no to la p resente ley que contradice a tendrá más que el valor de un deseo. la otr.a, la primera, es culpable. no el de una ley. 69. FinaJmen te, 66. As í, pues, menosprec1ando es- ccrnviene que, respecta de los culpatas leyes, así como todas las citadas bles, no muestre ella ninguna debilianteriormente-y yo diría casi todas dad. Qui2Já pensaréis ·vosotros que, en las que existen en el· país-, ha pre- una d'em ocracia, se precisa que las sentado Timóorates la suya: el he- leyes tengan cierta dulzura. De acuercho, si no. me engaño, es evidente do. Pero entonces se plantea una para todos vosotros. Me pregunto qué cuestión: ¿respecto de qué per son as'? respuesta se atreverá él a dar acer- Si uno quiere razonar sanamente. ca de este punto. Demostru que su concluirá: paira con los aicusados, no ley no está en contradicción con las para con los culpables reconocidos oticas, no podrá h acerlo, y si pretende tales. En tre los primeros, no se poh aber obrado así por inexperiencia, dría asegurar que no se encuentre como el novato que no sabe lo que alguna víctima de l_a calumnia; resse hace, no va a convencer a nadie. pecto de los demás, ni siquiera está Porque hace mucho tiempo que, a permitido hablair de su inocencia. la vista de todos, y mediante un sa- 70. P ues bien: de estas condiciones lario, se dedica a proponer leyes y que yo acabo de enumerar, la ley d e decretos. 67. Por otra parte, no Timó~rates no cumple con ninguna; tiene el recurso, haciéndose el cul- ella tiene, como vais a v·er, todos los pable, de apelar a vuestra indulgen- defectos eontrarlos, sin exceptuar cia: vosotros sabéis bien que no ha uno. Ent.re muchas otras maneras d e propuesto su ley por coaicción , ni en convencerlos de ello, la mejor seliá favor de .Jos desgr·a ciados, de los pa- examinar detalladamente el texto de rientes o los aJlligos; lo ha h echo la ley. No se puede, en efecto, decir: de su plena voluntad y en favor de "tal punto está bien , tal otro está gentes que os han causado los más mal"; desde el comienzo hasta el graves daños y que no tienen ningl'.ln fin, de la primera a la última silaba, vincula con él-¡a no ser que quiera no busca otra cosa que causaros dadecirnos que considera como un pa- ño. Toma el acta misma de la acuriente a todo el que lo toma a sueldo! sación y lee al tribunal la primera 68. Que, por otra parte, la ley parte de la ley. Esto me dará más que Timócrates ha p ropuesto no os facilidad para hacer mi exposición , y ofrece ni oportunidades favorables ni a vosotros para seguirla.
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2. PLEITOS POLITICOS.--CONTRA TIMOCRATES
LEY
: parte 1
71. fEn la pritanía de la Pandionida, primera del año, el dia doce. Aristocle.s de Mirrinonte "", en nombre de los pr oedros, sometió a vota.ción la cuestión siguiente. Proposición .a Timó::rates: si algún deudor .del Tesor o ha sido, de conformidad con una ley o un decreto, castigado con una pena accesoria de encarcelamiento, o si es castigado con ella en el fu turo, le estará uermitido, a él o a cualquier otra persona en su lugar, presentar garantes de su deuda
72. Basta. Examinemos sin dilación este texto punto por punto. En toda su ley, jÚeces, he aquí lo que qui219. resulta más .escandalo~o. Cr~o que ningún hombre antes de el hab1a tenido la audada de presentar una ley que, mientras exigia que los ciudadanos le prestaranobediencia, tendiera a anular las s en tencias judiciales dict':l:das en virtud de las leyt::s anteriores. Pues bien, esto es lo que Timócrates ha hecho, desvergonzadamente y sin tapu jos, al escribir en t érminos formales: "si algún deudor del Tesoro ha sido, en virtud de una ley o un decreto, castigado con una pena aocesoria de· encarcelamiento, o si es castigado con ella en el futuro". 73. Ha.::eros adoptar, en relación con el futuro, tal o cual moción justa, era ailgo que formaba
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de su dereeho. Pero cuando un tribunal ha juzgado y la causa se da ya por concluida, ¿no es una enormidad ea proponer una ley que lo replantea de nuevo todo? Imaginad un ciudadano que, luego de haber dejado pasar sin oposición la ley de Timócrates, viniera a presentar otra ley concebida así: "si algunos deudores públicos, cast igados con una. pena accesoria de encarcelamiento. han constituido, de conformidad con las leyes, garantes en su favor. esa garantía no será válida, y, ·:µara el futuro, no re admitir án gairantes." 74. A mi ver, eso seria obrar como un loco; el tuyo, en cambio que anula las sentencias judiciales dictadas, es el obrar de un criminal. Timócrates tenía el deber de, si su ley parecía justa, proponerla enfocada al futuro y no el embrollar el fu turo y el pasado, delitos eventuales y c;telitos reconocidos para someter·l o mmediatamente todo a una regila idéntica. ¿No es, .acaso, un escándalo poner legalmente en pie de igualdad a hombr·es cuyos daños para con el Estado han sido demostrados y a hombres de quienes ni tan siquiera se sabe si nunca van a cometer cualquier acto que exija la in terven ción de la justicia? 75. Pero ved aún algo que os hará ver cuán escandalosa es la retroactlvidad de su ley. Preguntaos en qué es superior a la oligarq~ía el reinado de las ,l eyes y por que motivo los países que han escogida el gobierno de las leyes tienen una reputación -de sabiduría y de h onestidad, mientras que los países oligárquicos son considerad-Os débiles y serviles'". 76. La verdadera razón y
.. Estas indicaciones, por lo demás 1ncompletac,, no figuran en el texto mismo de la ley, reproducido a.ntedormente, número 39. Aristocles, además, es d'esconocido, y el nombre del demo es inexacto. Lo más 01 Lugt\r común: la soberanla. de las leproba.ble es que todo el documento sea obra yes es IC' que caracteriza la democracia, Y de un falsario. oo Complemento necesario: Véase antes esta cs. por naturaleza, mornlmente superior a Ja oligarquía. núm. 39.
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la que inmediatamente se nos ofrece prestado juramento que .anulen las es esta: en una oligarquía, ·cada go- decisiones de los jueces atados por bernante tiene plenos poderes para juramento? Por mi parte, no podría 1·evocar ·e l pasaido y reglamentar el creerlo así. Ahora bien, '1a ley de Tifuturo- según su voluntad, mientras mócrates presenta, con toda ev1denque las leyes solo dictan. árdenes pa- cia, estos dos vicios. De manera que ra el futuro, y aún es preciso, para si todos vosotros tenéis interés en los -que sean adoptadas, que su utilidad asuntos públicos, si estimáis que la haya sido demostrada a los interesa- decisión dictada por vosotros como dos. Pues bien : Timócrates, haciendo jueces vinculados por un juramen to de legislador en una democracia, ha d·ebe prevalecer sobre todo, os es transportado a su ley la arbitrarle- preclso abrogar esta ley y no permid ad oligárqUÍJca : se ha permitido ha- t ir que ella entre actualmente en cer prevalecer retroactiv.amente su vigor. "roluntad sobre las de.::isiones de los 79. No le ha bastado a Timócrat es con quitarles a los tribunales su j ueces •··. 77. No .e s este el único exceso co- derecho· a infligir pen as accesorias. metido por Timócrates. Se dice tam- Las mismas · regloo que fija su ley y bién en su ley : "O bien, si en el que ella impone a los condenados, futuro algui.en es castigado ron una no están redactadas, come> vais a ver, pena accesoria de encarcelamiento, ·en términos sinceros y leales. Enga le estará permitido cons tituir garan- ñ aros, burlar.os, tal ha sido, ante totes que se comprometan a pagar su do, su objetivo. Examinad su texto: deuda, y se verá entonce-s dispensado "Proposición de Timócrat es: si algún
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el mismo día '", y pucupo de ello", o bien "voy a ocuhasta el doble, de manera que los pa.rme de ello", y present ará la ley deudores se habrían visto ob.Jlgados de Timócrates que establece que el con ·ello a pagair, ademtás de la deu- deudor present ará sus garantías: da .en sí, las multas suplementarias •·cuamdo quiera", pero que olvida dei cir que hasta entonces estará d ete"' Los heliasta 5 eran tumblen miembros nido y ordenar, para el caso en que de la. Asamblea, la cual tenía. cua.tro sesiones mensuales: los ellas en que este se re- 1 unía, Jos t ribunales no podían tener sesión. '" Inexacto, si se refiere al espíritu de la: Las fechas de las audiencias eran fijadas por l ley. La condición aplicada a los gar antes de los tesmotetes: Aristóteles. Constitución de 1que "los aprobará el pueblo" es. al parecer, Atenas, 59. . . 1dirimente. También !u~_rza Demóstenes ~.1 "" Acerca del pago del décuplo, vease mas ¡ :mntldo de la cláusula cuando él quiera . adelante 111- 112; acer ca del doblamiento de ¡ Sin embargo, hay q ue reconocer que el texla deuda. no pageda a la noven a prltanía, , to se p r estaba a este juego de lnter pret avéase Arístótelr.s, l. c .. 48. clones equívocas.
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vosotros denegarais ·sus garantías, que permanezca en prisión. Una ley .así es, positivamente, para los criminales que puedan venir una manera de salvarse del castigo. . 86. A continuación, hablando del deudor que ha constituido la ga.rantía, dice Timócrates: "Si restituye al Estado la suma por la que ha 1constituido garan tías, se verá dispensado de la cárcel." También aquí encorntra.mos ·el mismo engaño que os señalaba hace un momento. Persiste en él, no lo olvida; él no escribe que, para evitair la cái:cel, el deudor deberá pagar "el importe de la estimación judicial", sino· "la suma debida". 87. "Si el pago no se ha hecho efectivo en la novena pritanía
88. Entre tantos abusos escanda losos como introduce su ley, hay uno que merece en ·e special vuestra consideración y vuestra indignación: voy .a deciros cuál es. De un extremo a otro de la ley no se habla más que del deudor que ha constituido garantías; contra el que no constituye ninguna garantía, ni buena ni mala, y que hwce ver que os ignora, Timócrates no ha establecido n1 proceso judicial ni castigos especiales: les otorga una impunidad tan completa como es posible. Ya que el término que fija él, la novena pritanía, no se aplica más que al deudor que ha constituido garantías ••. 89. Vais a comprenderlo. Timócrates especifica que, a falta de pago, los bienes de los garantes serán confiscados. Pero si el deudo,r no ha 1constituido garantes. ¿dónde buscarlos? Además, a los proe.d ros que ·l a suerte ha designado entre vosotros para presidir ·l as sesiones, les ha impuesto 'la obligación de aprobar las garantias presentadas, mientras que a los malhechores públicos no les ha impuesto, por .el contrario, ninguna obligación; los ha tratado como bienhechores, dejiándoles la ·el-ección entre el castigo y la impunldad. 90. ;,Puede existir una ley más .contraria a vuestros interes-es que esta, una ley más funesta? Trata primeramente de las sentencias judiciales pretéritas, pero para contradecir las decisiones dictadas por vosotros; en segundolugar, trata de las sentencias judiciales del futuro, pero obligando a los jueces que h an hecho juramento a di-ctar penas accesorias,
"' También es una acusación Jurídicamente mal fundada. De las dos cláusulas reº' Término extremo (!el pago de todas las cordadas en los núms. 86 y 87, s e s lgue
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qtúta a estas mismas penas todo pena accesoria de encarcelamiento, efecto; fuera de esto, conserva· sus e bien si es castigado con ella en el derechos civicos· a lós .deudo1,es in- futuro, podrá const~tuir garantías completamente liberados; en una que se comp·r ometeran a pagar su palabra, da a entender que juramen- deuda en la novena pritanía; y me~ to, estimación de la pena, veredicto, diante esto, podrlá ser dispansádo de indignación, todos vuestros actos en prisión." Per-0 entonces, ¿dónde enfin, so11 v:anos. A mi modo de ver, contrar recursos, de qué forma aseel mismo Crfüas, el que formó parte gurar el que las expedicicmes puedan de Jos Treinta ••, sí hubiera propues- partir, cómo hacer reembolsar las suto esta ley, no Ia hubiera reda.ctado mas debidas, si cada deudor, aproveen otros términos que Timócrates. chándose de la ley de Timócrates, 91. De que esta ' ley trastorna a constituye una garantía y se hurta 1 fondo el Estado, de que paraliza toda a sus obligaciones? 94. ¡Oh, por la actividad política y de que priva Zeus! Diremos a los griegos: "Exisa nuestra ciudad de muchas ocasio- te entr-e nosotros una ley que es obra nes de gloria, también, si no me en- de Tlmócrates. Esperad, pues, ~ · la gaño vais a daros cuenta fácilmente. novena pritanía: entonces entrareCon 'frecuencia-vo.sotros no podéis mos en campaña"'º. No veo otra resignorarlo-, nuestra ciudad h a debí- puesta posible. P er o el ~ía en que do su salvadón .a sus expediciones se trate de V'uestr.a propia defensa, militares, tanto por ma,r como por 1 ¿pensáis que el enemigo esperará a tierra. También con frecuencia, por que toda la gientuza que hay entr-:! medio de una serie de· brillantes ha- nosot~·oi'l haya puesto fin a sus esc.~ zañas, habéis aportado a los demás patonas y a ~us trampas?_ ¿Pensa1s pueblos la salva.ción, el castigo o la / que vuestra Ciudad, despues de hamediación. 92. ¿En virtud de qué ver votado leyes que la l~enan . d.e medidas conseguís vosotros· estos re- trab~s. y se opone~ a sus intereses, sultados? Necesariamente es gracias segu1ra estando aun a la altura ;de a decratos y leyes, que imponen con- sus debe~es? 95. Aun en las c1rtribuciones a los unos, .trie rarquías n , cuns~mc1as más favorables y e~ aulas otros, a unos terceres el servicio 1senc1a de_ toda ley de este genero, del mar, y así los demás, según las : nos faltana. mucha suerte par.a vendiversas necesidades del Estado. Pero ¡ cer al er:em1go Y para respo!J:der con es preciso que estas órdenes sean la p~onbtud de nuestra acc10n a l'.ls ejecut adas : a este fin , constituís vos- oc~s1ones que ofre(}e la guerra, sm otros tribunales, que condenen a d:eJar e~capar una sola de el~as. Pe~o prisión a los refvactarios. Pues bien: s1 el electo de· tu ley ~-ª sido, ev1ved de qué manera, con su ley, nues- dentemente, el destruu t odas las tro gran hombre estropea y destru- ~uerzas que han c~·eado en el mu~ ye toda esta organización. 93 : Se : oo el hon?r y el bu~n nom.bre a e dke en ella: "si algún deudor del n)lestro pa1s, ¿hay algun castigo que Tesoro ha sido castigado con una 1tu no merezcas? J 96. No es esto todo, atenienses,
¡
o• Crltias, el más violen to de les Treln- 1 t a, es frecuentemente ci tai:io por l os h lsto- · "' S obre la continuidad d e las preocurladores y los oradores como prototipo de paclones militares en Dem óstenes, véase N ota oligarca. . 1JTel i m i n ar. DEMOSTENES, -12
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
La ley de Timócrates arruina nuestra administración financiera, tanto sagrada como civil. ¿De qué manera? Voy a exponéroslo. Entre las ley·es en vigor, tenéis una que es sabia por encima de la:s demás: "Los que retengan fondos sagrados o ~iviles los harlán efectivos en el palacio del Consejo: caso de no hacerlo, serán obligados a ello por el Consejo, quien les apHcara las leyes relativas a los arrendatarios públicos". 97. Esta es la ley que asegura al Estado su presupuesto. Esta ley es la que pr9porciona el compl-emento a los creditos para lais asambleas, para los sacrificios, para el Consejo, paira la caballería, etc. Los recursos que procura el arrendamiento de los impuestos son, en ef·e cto, insuficientes para atender a todos los servicios públicos; pero gracias ail temor que inspira la ley mencionada, se le añaden lo que se llaman "mayoraciones fiscales" o "pluses fiscales" 11• 98. Pues bien, ¿no supondrá, indefectiblemente, una completa desorganización del Estado el que, no bastando para los servicios .p úblicos las rentas del alquiler de los impuestos-ni muchísimo men<>s-, y no pudiendo, por otra parte, ser percibidas antes d·e fin de año, ni ·el Consejo, ni los tribunales tengan de ahora en adelante el derecho de hacer encarcelar a los deudores de esos "pluses fiscales", y el que estos mismos deudores puedan constituir garantías hasta la nov·~· na pritanía? 99. ¿Y qué harem<>s nosotros durante las otras ocho? Responde, Timócrates. No más asam71 Según el escoliasta, esta expresión designa.ria las cantidades suplementarias que debian pagar los deudores del T esoro que, al no haber paggdo en el pl azo tljado. se veían condenados a pagar el doble de la suma debida.
bleas, no más deliberaciones sobre los asuntos. ¿Cómo hablar, aun entonc·es, de dem<>craicia? No más tribunales para juzgar los procesos públicos y ·priva.d os " ; pero, entonces, ¿,qué garantía. subsistirá para las vi<:timas de una injusticia? No más sesiones del Consejo para administrar ias finanzas de conformidad con las leyes. Pero, entonces, ¿qué esperar, sino el fin de todo? Pues bien, se dirá, tódos estos servicios los ofr·eceremos nosotros gratUitamente. Pero, ¡qué escándailo, entonces! La ley que tú has propuesto te ha valido a ti un salario, ¿y va ella a privar de su sala1'i<>· al pueblo, al Consejo, a. los tribunales? 100. ·Tu d•eber, T1mócrates, ·e ra, por lo menos, insertar en tu ley, como lo has hed10 contra los arrendatarios de impuestos y sus garantes, la adición siguiente: "Y, si en alguna otra ley o decreto, se dice que las recuperaciones y reembolsos que operan sobre determinados deudores tendnán lugar en la misma forma que sobre los arrendatarios de impuestos, loo mencionados r~mbolsos serán también operados sobre ellos, según las leyes establecidas". 101. Pero, la verdad es que Timócrates busca por todos los medios eludir las Jey'es referentes al arrendamiento de los impuestos, leyes cuya aplicación a los procesos judiciales contra los deudores públiicos prescribe el .d ecreto de Euctemon: esto es lo que explica su omisión. Y .con ello-al desaiparecer, sin ser reemplazada por otra, la pena actualmente dictada contra los que " El salarlo de los Jueces era pagado sobre las consignaciones Judiciales, así como sobre el producto de las multas y las contlscaclones. Sin embargo, l os tribunales no tenian sesión .:uando Ja penuria del Tesoro no poclia garantizar .su p;.~o .
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.--<:ONTRA 1IMOCR A1ES
retienen fondos del Estado-, Timócr.ates desorganiza todo vuestro sistema politico, la Asamblea, los caballeros«•, e l Consejo, la administración sagrada y civil. Por estos motivos, atenienses, obraréis sabiamente castigándolo, y este justo castigo será para los demás un ejemplo que los apartare de proponer semejantes leyes. 102. No le basta a Timócrates quitar a los tribunales su poder en cuestión de penas accesorias, iconf•erir la impunidad a los autores de malversaciones públicas, par.alizar las expediciones emprendidas en interés de la nación y arruinar nuestras finanzas, sino que también encuentran una protección en su ley los bandidos, los hijos desnaturalizados, los ·r ebeldes. Pues ella suprime todas las penas dictadas contra ellos por las leyes en vigor. 103. Las leyes establ.zcidas por Solón-un legislador con quien Timócrates no tiene nada en común 11- , dicen: "si un hombre convicto de robo no ha sido e<>ndenado a muerte, será accesoriamente castigado con encarcelamient o; si, condenado por malos tratos inferidos a sus paidres, penetra en el ágora, será reducido a prisión; si, condenado por insumisión, sigue h aciendo uso· de los derechos cívicos, será igua.lmente reducido a prisión." Pues bien: a todos estos individuos Timócrates les asegurá la impunidad, puesto que la constitu:.:ión de garantia.s les libra del encarnefamiento. 104. Por eso-esta manera de hablar os parecer á, quizá, vul'" Los caballeroz recibían en tiempo de paz u na Indemnización para la alimentación do s us caballos. Cfr. Aristóteles. Co11stítu<'ión de Atenas, 49.
" Este reproche es habitual. Contra An -
droción, 25.
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gar; sin embargo, haré uso de ella, no podría renunciar a h acerlo-, aun cuand·o no fuera más que por esta sola razón, es conveniente, a mimodo 1d e ver, castigarlo con la pena de muerte, a fin de que se vaya al Hades a legislar de esta manera para los impíos 'º, y que nos deje de ahora en adelante a nosotros, 1os vivientes, que observemos nuestras leyes, tan justas como santas. Léenos también estas leyes. LEYES SOBRE EL ROBO, SOBRE LOS MALOS TRATOS INFERIDOS A LOS PA1 DRES, SOBRE L A REBELDIA "
105. [Si un hombre vuelve a encontrar (en casa del ladrón) un objeto perdido, la condena se fijará en el doble, y en el caso contrario, en el décuplo del valor indicado en la acusación. El ladrón permanecerá en la cárcel, con lo> grilletes en los pies"'', durante cinco días y otras tantas noches, si este complemento de pena es dictado por el Helieo. Este complemento podrá sEr propuesto ¡:or el demandante, si así lo quiere, en el momento de la estimación de la pena. Si, luego de una sentencia condenatoria por malos tratos inferidos a los padres, o bien por rebeldía, o bien por haberse salido de la ley, alguien es detenido por haber penetrado en los lugares prohibidos, los On;:e lo reducirán a prisión y lo entregarán al Helieo: podrá presentarse como acusador el que quiera ha,:; Por ejemplo, Tántalo, Titlos Ixlóu d ice el escolias ta. 10 El primero de los dos t extos de est e lugar es osc1uo. En cuanto a la ley que prohibe la frecu(;n.taclón de lo.s lugares públicos, es de un alcanc~ geuera.J y se d irige a todos los ciudadanos castigados de atlmía por la razón que sea. ;1 De madera.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-
cerio, entre los ciudadanos que tengan derecho a ello. Si no es reconocido culpable, el Helieo fijara la pen¡¡ aflictiva o pecuniaria; u1 caso dP. multa, será mantenido en la cárcel hasta el saldo completo de la misma.J
DISCURSOS COMPLETOS
do lugar, que ha insertado en ella disposiciones contrarias a la legislación en vigor; en ter.'.!er lugar, que algunas de ellas tienden, por naturaileza, a dañar al Es,t ado. En con&ecuencia, se os han leído las normas , impuestas por ley a quien presenta 106. Es sorprendente - ¿no lo : una ley nueva; lueg-0 de lo cual os creéis así, atenienses?-la semejan- he hecho ver que de estas l'eglas Tiza entre estos dos legisladores, Solón mócratés no ha observado ni una y Timócrates. El uno tiende .a l_e van- sola. 109. Por otra parte, habéis tar la morailidad de los ciudadanos, oído las . leyes con las que la de Titanto en el presente .::omo en el fu- mócrates se encuentra en abierta y turo. El otro, a los delincuentes ~e flagrante contradicción; estas leyes, ayer, les muestra el camino a seguir vosotros lo sabéis, él no las ha hecho para escapar a los ca:stigos, Y res- abrogar antes ·d é proponer la suya". pecto de los delincuentes actuales, Finalmente, se os han expuesto· los inventa un medio para que puedan inconvenientes de su ley: con esto es hacer el mal con toda seguridad, me- con lo que he a:::abado hace un modio que podrá también servir paira mento. Así, pues, acerca de todos essus sucesores. En una pailabr.a, salva- tos puntos, su culpabilidad es bien ción e impunidad para los crimina- manifiesta: nada le ha inspirado esles de todos los tiempos: este es su crúpulo o t.emor, es evidente; e inoojetivo. . 107. ¿Qué ca:stigonome- cluso, estoy convencido de ello, si, reces tú? ¿Hay algún trato propor- además de esa, hubiera figurado en cionado a t u falta? Sin tan siquiera las leyes existentes cualquier otra hablar de lo demás, tú arruinas las prohibición tampoco la hubiera él leyes que protegen ~ la vej~z Y las respetado. ' 1 que obligan a l?S hlJOS_ a ahmentar 110."" . Todo revela, , pues, que Tia sus padr·es, aun en vida, Y a ase- mócrates, al redactar su propOl
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·que propone, más que de los opr
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lo retienen desde hai~e largo tiempo, y para evitar a estos las sanciones promulgadas por las leyes y por los decretos, Timócrates no está falto de inventiva. 113. Pero Salón, a quien e-1 mismo Timócrates no se comparará, sin duda, como leglslador, Solón, jueces, en lugar de garantizar la seguridad a estos malhechores, ha querido o bien prevenir sus maldades, o bieh aplicarles un justo castigo. Así, pues, promulgó una ley que dt::e: "si un robo, cometido durante el día, pasa de cincuenta dracmas, habrá posibilidad de detención y 'r emisión de~ cll!lpable a. manos de l os Once; pero, si el robo, sea cual sea su importancia, se ha . cometido por la noche, estará permitido dar muerte .a.l ladrón o herirlo durante su persecución, o bien, si se p112fiere, llevarlo por la fuerza a presencia de los Once" "". Pero, respecto del que ha sido convicto de un acto sus::eptible de arresto, Salón no ha
"" Cfr. an tes , num. 82. " Los agoránomos eran Inspect ores de Jos mercados: los asti nom os, un11.. . especie de co·mJsarios de policía u rbana; Jos "jueces de Jos demos", a l~o as! como n u estros j u eces "" El texto no es quizá literal, pero su -.:Je paz, iban de aldea. en aldea. haciendo cenor general es, sin dud a . exacto. Ju~ticla. Para todos ellos véase, respectiva"' El Liceo, ia Academia y el Cinosar ges ment e, en Aristóteles, Co nstifoición de Ate- eran en los siglos v y rv los tres principales nas. caps. 51, 50 y 53. I gimnasios en At er.as. ' " Argumento demagógico, de uso corr ien"" Las sanciones e t eran te en 10s discursos forenses áticos. COLEJHI rtr~l ~A:sr~ ~µ'.'¡~ i;~í~!S11fr:Af~~nl a..
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una acc10n judicial por lo civil, e:l. ladrón no tiene más que pagar en realida d el doble del valor estimado; pero el tribunal tiene derecho a inftigirle accesoliamente, a más de la pena pecuniaria, la reducción a prisión durante cinco días y otras tantas noches, acompañada .de exposición pública. De todas estas leyes habéis oído lectura hace un momento .. . 115. Solón estimaba, en efecto, que cuando uno lla cometido una acción infame, no basta con devolver· los objetos robados para quedar libre en justicia. De esta forma, pensaba él, hábría demasiados ladrones: mientras permanecieran ignorados, disfrutarían de sus robos; una vez descubiertos, se limitarían del todo a devolverlos. Quiso, por tanto, que el ladrón restituyera el doble y que, además de esa multa, el suplicio -de los g.rilletes le deshonrara para el resto de sus días. No es esto lo que ha hecho Timócrates. Gracias a sus artimañas, eJ que debe el doble no pagará más que la cantidad sencilla y no vendrá a unirse a ello ninguna pena accesoria. 116. Y este abuso no lo ha limitado él al futuro sólo; incluso a los culpables que están pagando su pena, les da lª' ·liberta~. Yo había creído siempre que el legISlador no debía mirar más que ·e l futuro 87, y que su función consistía en definir y olasificar Jas obligaciones, en determinair los castigos apropiados para cada categoría de delitos. Este es, en efecto, el sentido de la frase "hacer leyes comunes para todos los ciudadanos". En cambio, hacer leyes retroructivas no es hacer
acto de legislador, sino de salvador de culpables. 117. Para convenceros de que digo verdad, considerad esto. Si Euctemon, cuando fue acusado de ilegalidad, hubiera sido detrotado, Timócrates no habría propuesto esta ley: la ciudad no hubiera tenido ninguna necesidad de ella. Satisfechos con sus rapiñas públicas, estos individuos apenas hubieran pensado en el resto . ~e los culpables. Pero hubo absolucion. del inculpado. En consecuencia, Timócrates juzga necesario quitar toda autoridad a vuestro decreto, a la sentencia del tribunal, al conjunto de las leyes; la única a'utoridad será él y su ley .... 118. Sin embargo, Timóorates, las leyes, ·que en nuestro país son Jas soberanas, atribuyen a los jueces un poder soberano: ellas les dan derecho, luego de debatida la cuestión, a aplicar su cólera a la importancia reconocida de la falta, casmgando al culpable grav~mente si la falta es ,grave, ligeramente si ella es ligera ª". Cuando se plantea la cuestión de la pena, OOl'J>Oral o pecuniaria, es a ellos, en efecto, a quienes corresponde fijarla. 119. Ahora bien, tú derogas la pena corporal, al suprimir el encarcelamiento. Y esto, ¿en beneficio de quién? De los laidrones, de los sacrílegos, de los hijos desnaturalizados, de los .asesinos, de los rebeldes, de los ·d esertores; esos son, en efecto, los protegidos por tu ley 00• Pues bien, cuando un
•• Cfr. núm. 59. Véase el texto de la l ey en Contra Aristócrates, 86. El mismo principio encont ramos en derecho romano : Cicerón, De legibnl.s, U , 4, y nr, 19. so Los jueces atenienses gozaban de una .. Véase núm. 105. El interpolador no ha gran libertad de apreciación; a esto se debe puesto más que una sola. que las consideraciones morales hayan te87 La no ret roactividad de las leyes es un nido muchas veces más valor a sus ojos que prlncl.P!9.-E ~rn'lª~e:it~ de. derecho, si b ien ta ley el orador a.fiusa un tan t'o del" principio:- - - ;--, Véase antes, núm. 102.
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CONTRA TIMOCRATES
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legislador, en una democracia, Jegis- - es una reflexión que se me ha o::ula, no en interés de la r_eligión o del rrido mientras hablaba- un rasgo de pueblo, sino en beneficio de los cri- la ley d~ Timócrates que es de una minales que acabo de enumerar, ¿no inverosimilitud y de una gravedad merece, acaso, el castigo supremo? singulares. Según esta ley, jueces, los 120. Con toda seguridad, Timócra- arrendatarios de los impuestos, en el tes no v.a a negar que la moral y caso en que no hayan ent1~gado los la le.y estén de acuerdo para casti- productos de los mismos, deben ser gar a ta1'es individuos con el extremo castigados de conformidad con las rigor; ni que realmente sea en favor leyes anteriores, que imponen la eárde los ladrones y los saerílegos el que cel y la multa del doble; a.hora bien, haya imaginado él su ley. En efecto-, se trata en ese caso de personas a de los bienes sagrados, el diezmo de quienes los revese-s suf·r ldos en su Atenea y el cincuentav.o debicdo a los empresa han llevado a dañar al E.~ otros dioses 01, han hecho ellos su tacto en contra de su voluntad. En presa, y, lejos de pensar en devolver cambio, si son otros los que roban a estos bienes, los conservan en sus la ciudad y despojan a la diosa, quemanos, y ha..n saqueado igua..lmente dan liberados de la eárcel por Timólos ·b ienes profanos que eran vuestra era.tes. ¿Dirás tú que este delito es, propiedad. Y la excepcional gravedad a tu modo de ver, menos grav.e que de su saicrilegio está en que ·ellos no el anterior? Esto sería necesariahan· pensado ni un solo momento eu mente una locura, ¡tienes que reconevar el dinero a la Acrópolis º', co- nocerlo ! Si, por el contrario, aun mo estaban obligaidos a ha.ce·rlo. juzgándolo más grave-qué es la ver121. Por Zeus Olímpico, jueces: creo dad-, tú liberas a estos, sin liberar a que si Androción ha concebido tan- aquellos, ¿no es con esto bastante ta insolencia y tainto orgullo, no ha evidente que tú les has vendido tu sido esto por obra del azar, sino por intervención? sugerencia de la diosa. Ella ha qu~123. Es oportuno también, juerido que, a ejemplo de los ladrones ces, el recordaros hasta qué punto que, luego de haber arrancado las aventajáis vosotros a vuestros oradoalas de la Victoria "' fueron los auto- res por la nobleza de vuestros sentires de su propia pérdida, estos-, por mientos "'. Hay en vuestra legislación medio de sus acusaciones rec1procas. penas graves que castigan a los huse pierdan igualmente, reducidos a mildes: si uno de ellos, por ejemplo, pagar el décuplo exigido por las le- 1acumula dos salarios, o bien si, aun yes o a sufrir la cároel. siendo deudor del Tesoro, toma par122. Pero quiero haceros notar te en la asamblea o forma parte de un tribunaJ, ·o bien si viola de cualquier manera las leyes. Estas penas me;~ s~.bre todo, a Jos Epónimos. Véase nú - no las abrogáis vosotros, aun sabien"' Donde se hallaba depositado el Tesoro do bien que es la pobreza la que pueael Estado. de mover a ta:les accicmes, y -cuando .. Los robos sacrl!egos de este tipo no t h · l h carecían de precedentes. Según l sócratcs, voso ros aceis leyes, no o a.ceís Contr a Ca limaco , 57, un cierto Filurgo habla robado la máscara de oro de Ja Gorga- j na., que adornaba el escudo de la Atenea 1 Adulación dem agógica corriente: el puePertenos. . blo vale más que su s consejeros.
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para dar la libertad de obrar mal, sino al contrario, para quitarla. Nuestros adversarios, en cambio, no piensan· más que en hurtar a los cas·tigos a los peores crimina1'es. 124. Esto no les impide difamaros privadamente; oyéndoles a ellos, no habría ciudadanos buenos fuera de ellos mismos, siendo así que su condücta es la .de esclavos viciosos e ingratos. Los esclavos,. en efecto, cuando han conseguido su liberaición, en lugar de estar agradeddos por ello a. sus dueños, ·Jos detestan más que a na die en el mundo, por el ·resentimiento .de- su anterior esclavitud. Así. hacen vuestros oradores. No se ccmtentan .con cambiar la pobreza en rtqu'>lza a expensas del Estado 05 ; .se les ve, además, difamar. al pueblo y arrastrarlo por el barro, porque todo el mundo fue testigo de su génerc> de. vida, cu¡indo el tiempo de su juventud y su pobreza ... 125. Pero, dirá alguien: ¿No hubiera sido una vergüenza que Androción, Glaucetes y Melanopo hubiesen sido arrojados a ·l a cárcel? ¡No, jueces, por Zeus! Peor vergüenza seria que, pese a los daños y ultrajes recibidos, la ciudad no obtuviera justicia, tanto para la diosa como para sí misma. Por lo demás, en lo que .a Androción se refiere, ¿acaso la prisión no es una tradición famfüar?. Su padre, lo sabéis tanto como yo, ha paiSado en la cárcel div:ersos períodos de cuatro años, y no ha .sido liberado, se ha evadido. 126. _¿Alegará alguien la conducta que ha ob.servado ~ndroción durante su juventud? Po,r solo esta conduCta mere-
cería él ya la prisión, tanto como por sus malversaciones y desfalcos. ¿O bien se citarán sus incursiones en el ágora, por más que el acceso a ella le estuviera prohibido, y de donde él .arrastraba con su propia mano a la cárcel a ciudadanos irre~rocha bles? " y . paso a Melanopo . ¡Qué indignidad, se dirá, que se le fuera a encar.celar ! De su padre no voy yo a decir mal, y sin embargo habría que contar ~úcho sobre sus ro.bos ~; admito la .imagen aduJadora Q.ue 'Tímócrates quisiera darnos de él. 127. Pero si, hijo de un padre honorable se ha mostrado él falto de honradez y ladrón; si h a tenido que pagar tres talentos por deD.ito de t raición; si, deleg.rudo por Atenas en Uín Congreso "'º, .fue condenado por un tribunal a causa de malversaciones y obligado a restituir el décuplo 'º1 ; ·si, en s u embajada a Egipto, ha prevaricado; si, finalmente, ha despojado a sus. propios heJ:IInll,nos: el hecho mismo de ser lo que él es, habiendo tenido un padr-e honorable, ¿no es, acaso, una razón de. más para aplicarle la pena de prisión? Por mi parte, estimo que Laques, si era realmente un hombre honrado y un patriota, hubiera sido el prime.ro en llevar de su mano a rl a cárcel a un hijo así, que le cubría hasta este punto de vergüenza. y . desnonor. Pe.ro, dejemos a Melanopo, para considerar
a Glaucetes. 128. ¿No es acaso él el que primeramente, habiendo pasado por desertor en Decelia ,.., y llevando desde allí sus incursiones contra vosotros, robaba vuestras personas y vuestros bienes? Son éstas cosas que todos vosotros conocéis. ¿No es él también el que de las rapiñas hechas sobre vos.otros, hijos, mujeres, bienes de todas clases, entregaba allí escrupulosamente el diezmo al harmoste, 129. mieilltras que aquí, honrado por vosotros con una embajada, ha robado a la diosa el diezmo del botín adquirido sobre vuestros enemigos? ¿No es tamblén él el que, más tarde, nombrado tesorero, robó al tesoro de .Ja Acrópolis los trofeos conquistados pór la ciudad a los bárbaros, la silla de patas de plata y el sable de Mardonio, que valía trescientos dáricos ""? Son estos hechos tan conocidos que todo el mundo sabe de ellos. ¿Dirá alguien que, por lo demás, no es un hombre violento? ¡No hay nadie tan violento como él! 130. Luego -de todo esto, ¿hay que tratar con miramientos-a uno u otro de esos hombres? ¿Les regalaremos, para complacerles, · o bien el diezmo que pertenece a la diosa, o óien e1 doble que corresponde al Estado? ¿Dejaremos sin castigo al hombre que intenta salvarlos? Mas ®tonces, ¿cómo im: pedir que todos 'los ciudadanos · se 1
º' Respecto de todas · estas acusaciones, véase el Contra Anaroctón, passlm. El orador volverli sobre ellas una vez más, r eproctucleru:lo pasajes enteros de su antiguo discurso. •• Cfr. nota. 17. oo Insinuación muy pérfida. El padre de Melanopo era Laques de Aixone, hijo, al par ecer, del Laques de Platón, Banquete 221 a.. ., Lugar común de polémica poJ!tlca. ioo El Congreso de Lacedemonia,, 371. "" Los polí t icos, cuando se hacen ricos, se 101 Pena. legal para las malversaciones de convierten en los enemigos del pueblo; uu reproche análogo hallamos en Lisias, Contra fondos públicos: cfr. Dlnarco, Contra D e-
Ergocles, 7.
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA TIMOCRATES
DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
111óstenes, 60; Contra Artstog., 17.
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_ 1 ""' Durante la· ocupa.c !ón de .Ja.. plaza por los lacedemonios, en la segunda. parte de Ja gu erra del P eloponeso. 41:3-404, pero, sobre ta:lci, a P.B-rtlr de 411 . J{ay. que creer que no se Je habia. aplicado el severo" decreto mencionado por Licurgo, Contra Leocr., 120. 100 La silla de patas de plata era el trono levantado por Jerles cuando la batalla de Salamina. . El sablé- de · Mardonlo, general de J erjes, ·habla sido cogido en la · bata.Jla de Platea. ·Debió ser r estituido a;¡ Tesoro, ya que Pausanlas, eu el s. tt d. de c.;: pudo aún verlo allf. ·,. ' .. 1.
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conviertan en criminales, jueces, si ellos encuentran en esto algún beneficio ? Por mi parte, no veo el medio de conseguirlo. 13.1. Así, pues, en lugar
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"" Véase más arriba., n úm. 42. '"" T raslbulo, biJo de T rason, del demo de Colltos. fue uno de los desterrados que restauraron la. democracia. en 403; político Y orador, que no debe ser contundido con Tras fbulo de Esteirla., jefe del partido popular y vencedor de los Treinta., que tuvo un papel muy importante en todo este periodo. Filepsio de La.mptral es objeto de esca.mio en el Ploutos de Arlstó!anes, por los cuentos con que Intentaba. justificar sus malversaciones. Agirrio de eolitos, otro demagogo, tue el restaurador del fondo de espectáculos~! teórlcon- , y, sobre todo, el creador del salarlo de los miembros de Ja. Asamblea, que hizo asce nder a 3 óbolos. La honraldez de Aglrrlo, según Andocides, M ist. l:r.l, era de las más sospechosas. 100 Callstrato, hijo de Callcra.tes, del demo de Afidna., sobrino -de Agirrlo, fue orador Y politlco celebre en el siglo IV. ,., Arquino de Co!lé, aunque de opiniones modera.das, se habla. unidO a. Traalbulo de Esteirla. y a. los demócratas en Tebas. en '104. Su hijo Mlrónides es desconocido.
vuelto a tomar File, fue, luego de los dioses, el principal autor del retorno del pueblo y que, además, tanto como hombre de Estado como en sus funciones de general, se distinguió en multitud de ocasiones. 136. Todos estos hombres, sin embar_ go, aceptaron el rigor de la ley. Otro tanto· hay que decir de los tesoreros en funciones cuando el i!Ilcendio de Opistodomo 10e, tanto los de la diosa como los de los demás dioses: permanecieron en prisión hasta el día de su juicio. y .también los person.ajes acusados de especular con el trigo y muchos nitros que valían mucho más qu<> Androción juéces - , •. · l37. Asi, pues, mientras que t9dos estos hombres se han visto obl~ gados a some~rse ~ nuestras anti: guas leyes, sera precisa un.a ley nue va ·en favor de un Androc1ón, de un Glauce_tes y de u_n Melanopo, que ha:n sido reconocidos culpables, a qmi:nes un voto conforme a nuestras antig~as leyes ha · condenado, y que han s1do declarados retenedores de bienes sagrados y civiles. ¿No será la ciudad objeto de burlas, el día en que veo. establecer una ley en favor de los sacrílegos, a fin de• salvarlos? Yo, al menos, lo veo así. 138. No toleréis, pues, que a vosotros mismos y a la ciudad se os haga un ultraje como este. Acordaos de Eudemo de Cidatenaion: convencido de haber propuesto una ley nociva--eI hecho no es muy antiguo, data del arcontado de Evandro 100- , lo condenasteis a muerte; y también de Filipo, hijo
'°" Quizá
en 377-376, bajo el arcontado de Ca.leas. La. localización del edificio e~ discutida.; no se cree ya. que la. palabra. designe la. parte posterior del Partenón. loo 382-381 a . de C. Eudemo de Cidatenaion es desconocido.
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA TIMOCRATES
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de Filipo el armador 11º; escapó por ces, que durante una larga serie de poco a la muerte, gracias a la enor- años sólo se introdujo un texto nueme multa que él propuso contra sí vo. Había una ley que decía que, si mismo; y aun esta no fue votada más alguien sacaba un ojo a otro, d ebería que por algunos votos de mayoría. de jar, en compensación, .s~ . le sacara Volved a llenaros también hoy de la ' uno de los suyos, no .admit1endose los misma indignación contra Timócra- daños e intereses en un caso como. tes; dejando aparte todas las demás este. Pues bien: se cuenta que un razones, p ensad en el ma~ que os ha- hombre, cuyo enemigo era tuerto, le bría hecho si · hubiera tenido, como amenazó con saicarle su único ojo. embajador único, fa responsabilidad 141. Ante esta amenaza, el tuerto, de vuestros intereses 111• No hay nin- muy impresionado, y €stimando que, gún ~elito, estoy seguro de ello, del luego ,de.semejante desgraci~, la vida que el se hubiera abstenido. Podéis le seria mt-Olerab-le, s~ atrevió a p~o juzgar del espíritu que le anima por poner una. ley c~nceb1da en ·estos terla ley que ha tenido Ja .audacia de minos: "s1 algmen saca un oj? a un proponer: ella revela su ·c arácter. ~uerto, deberá, en CO!fipensacion, de139. Quiero jueces exponeros la Jarse sacar los dos OJOS, a fin de que ma.nera en q~e se h acen :las leyes por !!;~bas partes la des.gracia sea entre los locrios. No os sepa mal es- igu!W·. Y, por lo que se dice, es esta cuchar este ejemplo, por cuanto pro- la un1ca ley que se ha adoptado el}cede de una dudad sabiamente go- tre los locrios en un espacio de mas bemada 1 u. Allí se considera un de- de dos siglos"'. 14~. ~tre nosber el obedecer a las leyes antiguas, otros, por el contrario, JUece~, no el observar las tra.diciones, y el no pasa un solo mes, podemos casi depromulgar ninguna ley para compla- cir, en que nuestro~ ?~ado~es no h acer al ·c rimen o par.a proporcionarle gan_ alguna ·p roposic1on dictada P
ningún colega. y cuyo fracaso Je habría valido un proceso... llJl De Locria., en la. Magna Grecia.. Su le1 >< Al hacer el elogio del procedlmien to legidador, Za.leuco, era célebre, al igual que Licurgo y Solón. gisla.tlvo emplea.do en un pueblo extranjero, w Lugar común: las leyes antiguas son Demóstenes ndopta. una actitud opuesta. a superiores a. ·las nuevas. la que preconiza en Contra L eptino, no-a 15.
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cuanto mayor sea vuestro· rigor, m enos se entregará a nadie a semejantes violencias. De lo contrario, vosotros lo veré'is, esto se crowertirá en el re.ifü> de fos violentos, que· os oprimirán, con la excusa de una noble ambición. 144. Tengo que hablaros aún, jueces, de una ley que Timócrates, así me lo han dioho, va. a invocar a título de precedentes, no siendo la suya, según él, inJás que una consecuencia natural de .La misma. Se dice en ella: "No encarcelaré a ningún ateniense, :con tal que haYa constituido tres garantes que paguen una contribución a la suya, a menos que haya sido cogido en flagrante delito de traición al Estado o de complot destinado a derribar la democracia, o bien que, en calidad de arrendatario de los impuestos, de garante o de cobrador, siga siendo deudor del Estado" 110• Dejadme que os comente este texto. 145. No recordaré que Androción, por su propia mano, llevaba las gentes a la cáricel y las hacra encadenar, por más que esta ley es~u vtera en vigor. Lo que yo voy a haceros ver es a qué casos es aplicable. No se refiere, jueces, a las personas juzgadas luego de debate, sino a las que esperan juicio; no se ha querido que el encarcelamiento las colocara en situación de inferioridad par.a su defensa, o incluso les hiciera completamente imposible la preparación de esta. Pues bien: a estas disposiciones, que atañen ún1camen.:. te a los que están en prevención, Timócrates va ·a atribuirles ante vosotros un alcance general. 146. Voy a daros un medio de convenceros de
que mi interpretación es la verdadera. Vosotros, jueces, no tendríais derecho a infligir penas corporales o pecuniarias-al contarse el encarcelamiento entre· las penas corporales, en consecuencia no podríais justamente imponer la prisión a nadie-, y, en caso de denuncia o de· detenci.ón, la ley no habría añadido expresamente "todo el qúe haya sido objeto de una denUIÍl.ci.a o de una detención será encarcelado, con las cadenas en los 'pies, por los Once", si solamente fueran susceptibles de prisión los traidores aJ. Estado, los autores de un complot contra la democracia y los arrendatiarios de impuestos que sigan deudores para con el Tesoro. 147. De hecho, se infiere de esto que voootros tenéis derecho a encarcelar: de fo contrario, todas vuestras sentencias pena.les serían, por lo mismo, nulas. Otra cosa, jueces: este texto, "no' encarcelaré a ningún ateniense", no es, propiamente hablando, una ley. Se encuentra en el juramento del Coinsejo, y tiene como objetivo el impedir a los oradores, en esta asamblea, coa.ligarse contra un ciudadano para proponer su encarcelamiento. 14&. No queriendo dar a los miembros .del Consejo el derecho de encarcelar, Solón ha incluido esta fórmula en su juramento 11•, pero no en el vuestro. Según su criterio, la autoridad de los tribuna.les debía ser general y soberana, y toda sentencia pronunciada por ellos contra un culpable tenía que ser ejecutada. Pam determinar esta cuestión se os va a ~eer ,el juramento de los jueces. Lee.
uo Según Aristóteles, C'onstituclón de Ate1us En un dlsc:urso forense de Antlfonte nas, 22, la fórmula del Jm:a.mento del Con-Homicidf-0 de Herodes, 17-, el acUSll!:iO se seJo se habla establecido ba.Jo · e1 arcontado amp!l-ra. precisamente en esta ley.
de Hermocreon, 501-500 a . de C .
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.:rURAMENTO DE
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intermedio cte otra persona, hombre o mujer, con mi conocimiento, y esto por ningún medio. 151. He cumplido ya los treinta años. Escucharé con igual atención a las dos partes, acusador y acusado; y haré que mi voto responda únicamente al objeto del proceso. El heliasta jura. luego por Zeus, por Poseidón y por Deméter, pidiendo para si y su casa la exterminación 11• , para el caso en que viola.ra sus compromisos, y, por el contrario, todas las prosperidades, si. cumple su juramento.]
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149. [Votaré en conformidad con las leyes y con los decretos del pueblo ateniense y del Consejo de los Quinientos. No votaré el establecimiento de una tiranía !lli. de una oligarquía, y si alguien quiere derribar el Gobierno popular de Atenas o hace una proposición , hostil a este Gobierno, o la somete a votación, no lo seguiré. No votaré la abolición de las deudas privadas ni la. partición de las tierras y las casas de los ciudadanos atenienses. No haré llamar a los exiliados ni a los condenados a De este texto se encuentra ausenmuerte; no expulsaré del país a nin- te la fórmula "no encarcelaré a n ingún ciudadano residente en él, en gún ateniense". La razon de ello está contra de las leyes existentes y de en que a los t ribunales les co1Tesponlos decretos del pueblo ateniense y de e.J juicio de todas las causas 11º; del consejo; no lo haré yo mi5mo e por ello, tienen ellos derecho a conimpediré que lo haga otro. 150. No denar a p1isión, como a cualquier confirmaré en su magistratura a nin- otra pena que les parezca bien. gún ciudadano que no haya aún ren152. Asi, pues, tenéis der·echo a dido cuentas de la magistratura pre- condenar a ·prisión: os acabo· de pocedente, bien haya sido uno de los n er bien a la vista la prueba de ellión del régimen mo tiempo que los nueve arcontes, o democráti-co, c:>mo estoy seguro recoheraldo, o. . embajador, o diputado en noceréis todos vosotros. Nuestra ciuun congreso. No conferiré dos veces d~d, jueces, está gobernada p_or m ela misma magistratura a la misma ¡ d10 ~e leJ'.°es y de decr~tos. S1, pue_s, persona, ni dos magistraturas a la alguien viene a destrmr•. i;>?r med10 misma persona en el mismo año. No '. de. una l ey nuev!l la dec1s10n de un recibiré n ingún presente en calidad : tribunal, ¿~n que punto se va a pade heliasta ni personalmente ni por ' rar? ¿Es Justo Uamar a esto una ' ley? ¿No es más b~en un reto a las ' ' 111 El documento Intercalado aquí comprende I órmulas cuya presencia en el Jura" ' El J uramento por el que el lnteresa:lo mento auténtico nos es atestiguada. por compromt'tía su persona, su desceru:lencla y ot ras ruentes. Otras son deducidas "de di- su casa, era el más grave que se pod1a versos discursos. Hay otras, en cambio, que prestar. no se encuentran en n u est ro text o y qu<' ' " " A partlr de Solón. los magistrados y se hallaban seguramente en el texto oficlal. el Consejo no tuvieron poderes judlclales Por ejemplo. el juram ~nto de pronunciarse más que en ca sos excepcional es. El derecho según la equidad, en caso cie que las leyes de apelaclón a Jos tribunales era u no de no especificaran nada. Los compromisos de 10s fundamen tos de la constitución democrá_ carácter político parecen fuera de lugar y 1 tlr:a. Véase Aristóteles, Constitución de A teson. sin du da. un error del Interpolador. n as, 9, 45.
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leyes? Un legislador .como este, ¿no disimular la gravedad y la insolencia merece, acaso, vuestra indignación? ·d e su acto. 156. Y ved qué medio 153. Merece, a mi modo de ver, el ccmcibió él y ha realizado: fue el de cast igo supremo, no solamente por ¡ destruir las .leyes por medio de una h aber formulado esta ley, sino tam- ley, a fin de recubrir sus perversas bién por haber enseñado a los demás ; intenciones con el pretexto del bien el camino que neva a la abolición de . púbiico. El bi·e n público, en efecto, es los tribunales, a la vuelta ·de los exi- el objetivo de las leyes, y la propoUados y a todos los peores excesos. sición de Timócrates, a un cuando no Si, en efecto, el autoT de una ·ley t enga nada de común con ellas, es como ésta sale indemne de la aven- una ley. Timócrates h a visto bien tura, ¿cómo impedir a cualquier imi- cuán a decuada era esta pa.Jabra, datador que mine abiertamente, por da s u popularidad, par.a seduciros; medio de unia ley nueva , cualquier que, con el uso, la rea.Udad tenga que otro de los ftmdamentos de•l Estado? aparecer muy distinta es lo que él Yo, ciertamente, no veo .e l medio de . n o se ha dignado ver. 157. Pero, h aicerlo. 154. Esta fue la mane- por Zeus, ¿habría sido éJ. alguna vez ra, se me ha dicho, en que, en el .1 proedro o prítano- para someter a votiempo pasado fue derribada la d e- 1tación uno sólo de los artículos de mocraicia: se comenzó por suprimir esta ley? No, estoy convencido. ¿De las acusaciones de ilegalidad y por qué subterfugio se ha servido·, pues? reducir a la impotencia a !los tribu- Ha dado a sus delitos el nombre de na:les ''°. Quizá alguien me ponga la ley. Esas gentes, .en el mal que os objeción de que yo no tengo en cuen- ~ hacen, no obran por :instinto y a1 ta la diferencia de situación entre el 1 azar; este mismo ma,l .e s premeditapais31do y el presente, al evocar de do. Y no me refiero tan solo a Ties·t a forma Ja ruina de la :demacra- mócra.ti:!s, sino a todos esos políticos cía. En todo caso, hay ahí un peli:- · que dentro de unos momentos van gro, del que es importante ni tan a subir a la tribuna para defenderlo. qui~a sembrar el germen en la ciu- . No por el deseo de compla,cerle~¿por dad, aun cuando por el momento no : qué motivos iban a hacerlo?- , sino t uv.lera que desarrollarse; y toda ten- 1 que cada uno de ellos piensa en las tativa en este sentido, de palabra o ventajas personales que espera de la de obra, exige una represión. 1 ley. De la misma manera, pues, que 155. Conviene que sepáis con qué 1ellos defienden contra vosotros sus h abilidad se ha dedicado él a da- propios intereses, así también es prefiaros. Habiendo .comprobado innu- 1ciso que vosotros defendáis contra merables veces que todos, po.Jíticos ellos los vuestros. 158. A alguien y simples ciudadanos, consideráis las <:}ue le preguntó con qué ftn había leyes como la fuente de todo bien 1 propuesto una ley como esta y que para el Estado, se p reguntó de qué ¡ le hacía ver que esto era haberse memanera, sin que os dierais cuenta de 1 tido en un asunto muy difícil y moellos, podría él destruirlas, y, si era ¡ lesto, Timócrates le respondió: "¡ Qué cogido con las manos en la masa, 1 tontería h ablar así! Tendré a favor mío a Androción: sobre todos los J.."O Especialmente cuando el establecí· ! puntos ha tramado a su gusto tales miento del régtmen' oligárquico de los cua- argumentos, que yo e~toy seguro de trecientos, 411. , no tener nada que tem~r del presen1
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te proceso." 159. verdaderamente, su mala salud, hizo que se le uniera la desvergüenza de estos dos pers?- Timócr&.tes como colega. 161. En naj es me o~nfunde. ¿Pues . g.ue? un discurso pronunciado con esta . Apelará Timocrates a Androc1on y ocasión ante la asamblea, declaró ~ubirá este a la tribuna par~ defen- que se podía escoger entre tres soluderlo? ,., creo que n o podr1a hab~r ciones: acuñar moneda con el mapara todos vosotros una prueba mas t erial de las procesiones, imponer evidente de que Timócrates ha legis- una nueva contribución o h a,cer palado en interés de Androción y no gar a los retrasados. Naturalmente, ha propuesto una ley "idéntica para esta última solución fue la. que se todos los ciudadanos". No es ~enos llevó vuestras preferencias. Entonces oportuno, entonces, h aceros 01r un él supo ganaros con sus bellas probreve relato de los 1a ctos polític~ ~e mesas y aprovech ar ·l a Ubertad que Androción, de aquellos en que Timo- le daban las circunstancias excepcrates ha sido s u cómplice y por los cion ales: en lugar de creerse atado que m.evece tanto como él vuestro por las leyes que regulaban la cuesodio. Son hechos que vosotros no ha- tión, o bien, si las consideraba insubéis tenido la ocasión de oír, a no ftcientee, proponer otras nuevas, os ser que algunos de entre vosotros h~- presentó una serie de decretos tan yan asistido a los procesos sostem- odiosos como ilegales, que le h an dos por Euctemon. . permitido traficar y lucrar, par.a lo 160.'"" P rimeramente ·e xaminemos que empleaba a Timócrates ·como lo que es especialmente ~a causa ct_e ojeador. 162. ¡Cuántas malversasu orgullo: las recuperaciones que el clones han cometido ellos a una en ha operado sobre todos vosotros, de perjuicio vuestro, gracias a una cliáuacuerdo con el h onrado Timócrates. sula que lo autorizaba a hacerse esAndroción vino un día a acusar a coltar por los Once, los cobradores Y Euctemon de retener vuestros bienes, los alguaciles! Tomando, pues, conel producto de las contribuciones. Se sigo estos magistrados, los llevaba a declaró dispuesto a aportar una vosotros de casa .en casa, y tú, Tiprueba de ello: caso contrarlo, iba mócrates, le acompañabas! el único a pagar la deuda de su propi~ ~ol- de los diez colegas que erais. Que no sillo. De esta manera fue sup}"1nuda, se me haga decir que no era necepor simple decreto, una func1on con- sario forzar a los recalcitrantes. Era ferida por sorteo; por este medio se necesario h acerlo. Pero ¿de qué mainsinuó en la tarea de recuperar los n era? como lo ordena la ley: con impuestos y, usando como pretexto miras al interés genera.l. Este es el principio demó.~rático. Pues los cinco m Acusa•jores y acusados, en tos discursos talentos "'ª que ellos han reembolsaforenses áticos, maltratan frecuentemente, do al Tesoro no compensa;n el daño con una extremada violencia, a las perso- que os ha h echo la introducción de nas que acuden al tribunal a · prestar a su adversario el apoyo de su autoridad, de su semejantes práict icas en el Estado. docuencla o lnclu~o de su simple testimo- 163. Buscad, os lo ruego, cuáles son nio. Demóstenes se aprovecha de esta pos1- las razones por las que la gente prebllldad cuyos excesos se expllcan por la constltÚclón misma de los jurados populares. m Los núms. 160-164 reproducen, con algunas variantes, los núms. 48-52 del C01i A11droción.
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fiere viyir en .una democracia que en ;1 de sus actos: "¿Cuál es el objeto de una . olig:arqwa. La primera que se las coutribuciones, los bien.es o las os ocurnrá es que, en .t odos ios as- personas?", vosotros responderíais Si pectos, en una .d emocracia hay más queríais hablar con sinceridad, que dulzura. ~ues bien:. no h~y en parte "son los bienes". Contribuimos, en alguna ninguna oll~arqwa a la que efecto, sobre los bienes. ¿.Por qué estos, con .sus actos, no hayan supe- pues, monstruos de maldad, en lu~ rado en msolencia y atrocidades; gar de la simple confiscación y del pero dejemos -esto. Sin salirnos de inventario de las tierras y las can.uestra ~asa, ¿en qué época se ha.11 sas, estos en.ooroelamientos y estos visto nunca en Atenas los peores ex- ultrajes que habéis intligido a vuesces~? '!fst?Y segur~ de que respo1~- tros conciudadanos y a estos desgradere1s : baJO los Treinta". 164. Sin ciados metecos más duramente traemhargo, la tradición refiere que, in- tados por vosotros que vuestros miscluso en aquel tiempo, todo ciuda- mos esclavos? 167. ¿Queréis, no dano ·t enia garantizada 1a seguridad, obstante, jueces, buscar la diferencon la condición de e'ncerrarse en su cía entre el esclavo y el hombre li~ morada. La única acusación que se bre? La principal vosotros lo comhace ~ los T~ein~ es la de haber probaréis, es esta:' el esclavo es resprocedido arbitrariamente a deten- ponsable corporalmente de todas sus ciones en el ágora. Por consiguiente, faltas, mientras que al hombre libre ~sa ge:r:te .ha J.!.evado mucho más le- es éste el último castigo que alguien JOS su msolenc1a, ya que, :como agen- tendría derecho a infligirle. ¡Bien al t~s de un~ democracia, .h!l.? conyer- contrario, Androción y Timócrates, tido en carcel los domicilios pnva- .como si anduvieran tratando con esdos de los ciudadanos, presentándose clavos han hecho uso de los casti:. en e}los iac
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doble o ir inmediatamente a ~a cár- han sido vuestros intereses: también ~el y entregaba a los Once incluso de •e sto voy a convenceros en seguiPr.cguntadloes quiénes son, a su ge:ri.tes que no ha~ían; si~~ o~eto de da. ninguna sentencia Judicial . Hoy ver los más culpables para con el aia o1>n cambio, para permitir a unos Está;do si son los agricultores ahoa quienes la educación ~e hombres a los .q~~ vosotr<_>s habéis rrativo~, los hijos, los gastos del mantenicondenado a pnSion que sigan mo- miento de la casa y de las liturgias viéndose a su gusto, ha tenido l~ auotro género, han retrasado en el dacia de proponer una ley, compro- de pago de sus contribuciones, o bien metiendo su responsabilidad. ladrones y disipadores de los fon170. Tampoco dej ará:n .enos ~ los pagados por los contribuyentes a.firmar que, tanto en un .caso como dos buena voluntad y por nuestros en el otro, sus actos no tienen otras de m.ir:as que vuestro interés. ¿Tendréis aliados. Imagino que, p ese a su civosotl'oS en cuenta esta pretensión? nismo, no tendrán la sangre fría de y sus actos insolentes y criminales, responder que es mayor falta no pa·os encontrarán indulgentes? ¡Es gar lo debido del propio dinero, ~uestro odio lo que merecen eses quoe saquear los bienes públicos. Pues bien: decidme, Timócrates hombres, atenienses, no vuestra pro- 173. y Andrcción, he ahí que hace más de tección! Quien desempeña un cargo treinta ·a ños que uno al menos de en nombre de la ciudad, si quiere dos ha entrado en la vida encontrar en vosotros unos jueces in- vosotros política. 'Durante este tiempo, mudulgentes, debe mostrarse fiel al ca- chos estrategos han cometido malrácter de la dudad. 171: ¿.Cuales versaciones a expensas del Estado, y son los rasgos de este ·cariácter? Com- también muchos oradores. Procesapasión para -.con los débiles, .lucha dos ante este tribunal, unos han pacontra la opresión de los fuertes y gado sus delitos con la muerte, otros poderosos; nada de esta dureza para la han evitado por el exilio, condecon la multitud, de esta adulación nándose de esta manera a sí mismos. para con ·los que por el momento son ¿Por qué, cont ra ninguno de ellos, los señores, que tú practicas, Timó- ni uno ni otro os habéis dejado ver crates. 'Este es el motivo por el que nunca como acusadores, y nunca h .a los •jueces estarían mucho mejor ins- béis manifestado vuesti:.a indignación pirados haciéndote p erecer, sin oírte por el mal que ·ellos hadan :a1 Es-hablal', que absolviéndote por com- tado? ¿Y por qué, en cambio, no haplacer a Androción. . béis manifestado interés por vues- 172. Vamos al asunto mismo de tros cünciud!idanos más que en tina Jas •recúperachmes; en . general, lo ocasión, .cuando te-riíais' que molesque m~nos les ha preocupado en ello tar a un gran· núméro de ellos? 174. ¿Queréis que os diga, aten1en= .Ningún cludada.no ateniense podía ser ses, las razones de una· conducta así? cas'ttgado .co¡i cualquier pena., sin haber sido Se debe, en primer lugar, ·a que ellos previamente puesto en op9~unida.d de de- reciben su !parte sobre los daños que 'fende.rse ante un tribunal' y sin ha.ber sido se os .causan y os roban una parte de jU9¡gado según las leyes · en vigor : Aristóteles. Constitución de Atenas, 45. FUe.ron Jas los impuestos que hacen reembolsar. detenciones' arbitrarlas y las . ejecuciones su- Y así, su avidez se aprovecha del Esmarlas• lo que por encima de todo habia tado por ,a mbos lados. Pues, a fin va1ldui a. Jos Treinta su. Impopularidad.
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de cuentas, no es un papel más fá- ' material de la.s .procesion es y de la cíl afrontar el -odio de los pequeños destrucción de las comnas? ¿O de delincuentes, que son el gran núme- la fabricación de esta maravilla que ro, qne el de los grandes culpables, son los cálices? 177. Por solo este que son la minoría, y no es más de- capítulo, aun cuando ellos no hubiemocrático, que yo sepa, no tener ojos nin cometido ot ras injusticias .conmtás que para los crímenes de los tra el F.stado, merecen ellos la muerhumildes y no para los de los po- t e, tres veces y no una, a mi modo derosos. Las verdaderas razones de de ver. ¡Sacrilegio, impiedad, robo, su ·c onducta son las que yo acabo de de qué abominaiciones no son culpadaros. 175. Esto es lo que os .::on- bles! De todas las imposturas que viene Cünsiderar. Recordad las faltas Androción os ha contado, no voy a de cada uno; castigad duramente, retener más que una. Con el precuando tenéis a uno de los culpa- texto de que las coronas, por estar bles, y no os preguntéis si sus acros viejas, perdían sus hojas y se estrodatan de mucho tiempo atrás, sino peaban-- cualquiera diría que, en vez si han sido realmente cometidos. Si de ser de oro, eran de1violetas o de vosotros tolerláis hoy día lo que ha- r<>sas, ¿no?-, hizo decidir la refunce poco excitaba vuestra indignación, dición de olas mismas. Designado pase dirá que entonces les castigasteis ra este cometido, se unió a Timópor ira, no en reparación de un per- crates, el cómplice habitual d-e sus juicio. El que está airado, en e fe::to, delitos. 178. Y no es esto todo. A devuelve mal por mail al momento; propósito de las recuperadones, por quien experimenta un perjuicio, cas- simular honradez, había pedido en tiga ial autor del mismo, sea cual sea su de('; reto la asistencia del esclavo el momento en que él cae bajo su escribano públic-o, y esto a pesar de poder. No vayáis a creer hoy que por que en cada contribuyente tenia que un acto de debilidad, pisoteasteis tncontrar él quien controlara sus inentonces los juramentos prestados y gresos. Pero cuando se trató de la sacrificasteis la justicia a vuestros destrucción de las coronas, no puso intereses personailes; armaos de odio esta misma garantía. Autor del decontr.a uno y otro y no les permitáis creto, responsable de la nefundición ni tan siquiera levantar la voz: son tesorero, supervisor, él lo fue todÓ políticos nefastos. a la vez. 179. ¡Oh! Si en todos los 176. i.... Pero, dirá quizá alguien. si cargos públi.::os que puedas desempeñar se te viera pedir que se otorgara su vida política los presenta bajo personalmente confianza, tus maleste aspecto, también hay rasgos de · , su administración que les honran. versacwnes senan hoy día menos evidentes. Pero no es este el ·caso. En No; en todo -lo demás, igualmente, su el asunto de las recuperaciones haactitud respecto a vosotros, que más bias especificado-como era de justi·· bien por los hechos mencionados es cla-que el Estado se fiaría de sus por los que merecen menos vuestro esclavos y no de ti. Pero luego, en odio. ¿De qué queréis que os hable un quehacer que te concedía el maprimero? ¿De la restauración del nejo de los objetos sagra
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tado tú la misma garantía que para las recuperaciones. ¿No· queda, pues, con esto, en perfecta evidencia tu intención? Para mí, sin duda alguna. 180. Ahora, atenienses, considerad cuán dignas y bellas eran, a juiclo de rodos los siglos, y cuán envidiables, •l as inscripdones oficiales que Androción h a destruido, cuán impía.e; y escandalosas las que él ha puesto en su lugar. Todos vosotros habéis leído, imagino, en la parle baja de la montura de esas coronas, inscripciones como: "Los aliados han coronado al pueblo ateniense por su probidad y su justicia"; o bien: "Premio de valor dedicado por los aliados a Atenea"; y otra.e;, procedentes de algún Estado particular: "Al pueblo ateniense, tal ciudad salvada por él" ; por ejemplo: "Los de Eubea, liberados por el pueblo ateniense, le han concedido esta corona"; o bien también: "Oonón, en recuerdo de su victoria naval sobre los Laicoedemonios"; o bi-:m: "Cabrias, en recuerdo de su victoria naval de Naxos". Esta es la clase de inscripciones que llevaban estas coronas. 181. Pues bien : estas inscripciones que, en otras ocasiones, os valian tanta admiración y gloria, han desaparecido por la destrucción de las coronas. En los c:álices por los que este prostituido las ha reemplazado, se lee: "Fabricado por los cuidados de Alldroción." De modo que las leyes prohíben a este hombre, por haber negociado con su cuerpo, el acceso a los santuarios; y en estos mismos santuarios se lee su nombre grabado en los cálices. No es muy grande Ja diferencia entre 't!Sta inscripción y 1a anterior, ¿verdad? ¡Ciertamente, no os honra menos! 182. Con eso, vemos que han cometido ellos, tres delitos; gravoes entre todos .. Para con la diosa: la h an despojado de sus co1
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ronas. Para con la ciudad: han reducido a nada la gloria vinculada a los grandes hechos, de los que estas coronas, mientras subsistían, perpetuaban el recuerdo. Finalmente, para con los donantes de las mismas: les han quitado una fama inestimable, el de conservar un fiel recuerdo de los servicios recibidos. Luego de tantos delitos y tan graves, han llevado la inconsciencia y el descaro hasta el extremo de que el uno se imagina que la ayuda d e Alldrooión le valdná vuestra absolución, y el otro viene aquí a prestar su asisten~ cia a Timócrates, en lugar de sentirse aterrorizado por lo que él mismo· ha h echO'. 183. [Pero Alldroción no solamente ha per·dido toda la vergüenza cuando se trata de lucro 121 • Es, además, un ser grosero y poco refinado que no sabe que las coronas son prueba del mérito, mientras que Jos cálices y otros objetos del mismo género no demuestran más que :la riqueza; que toda corona, por modesta que sea, honra tanto como la más magnífica; finalmente, que las copas, los pebeteros (y otros objetos semejantes) l!?s pueden muy bien dar, a quien los posee en abundancia, una fa m a de opulencia; pero que envanecerse por .::osas miserables, no es honrarse; todo lo contrario, es dar testimonio de su falta de · buen gusto. ¡Aho·r a bien, Androción ha destruido un fondo de gloria para poner en su lugar
=
Los p árra,fos 183 a 186 son una. pura. y simple interpola.clón, transcrita literalmente del Contra Androción, 75 a. 78. En la.s re-
peticiones anteriores, Dt!móstenes ha.bla. adaptado el texto a Ja nueva. ca.usa, que se dirige solo a. Tlmócrates. La. lnterpolaclón e~ realmente des ma.fia.da. """ Esto es una glosa que no se Jia.lla en el Contra Androdón, 75.
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un de&pliegue de riqueza, mezquino rial sagrado; ¡a Androción, pfrr la tiee indigno de vosotros! 184. Hay rra y los dioses! ¿Se puede concebir una cosa que él no ha comprendido impiedad más grave? Voy a deciros .aún. Y es que nuestro pueblo nunca lo que pienso: para penetrar en un .se ha dedicado a la adquisición del ' lugar santo, para tocar las urnas diner-0, slno, ante todo, a la de la lustria1es y las cestas sagradas, para gloria. ¿Es preciso dar una prueba presidir el servicio de los dioses, no de eHfr'> El dinero, aun cuando en basta -:!on permanecer puro durante detemlinada época lo poseía en ma- el número de días prescrito: es preyor .cant-idad que ningún pueblo grie- ciso tener tras sí una vida enterago, lo ha consagrado íntegramente a mente pura de fas prái~ticas que son -obras de· prestigio. Y por la gloria, habituales a Androción.J aun cuando hay.a sido necesario con187. Acerca de Androción, que tribuir con sus b\enes particulares, (ha maquinado) a su gusto
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2. PLEITOS POLITICOS.--CONTRA TIMOCRATES
to de vista, tiene Timócrates derecho a hablar así. En efecto: o bien habías propuesto tu ley en beneficio de estos hombres .que, dices tú, han cumplido ahora sus obligaciones, según tu misma confesión, y, en tal caso, se impone evidentemente tu condenación, porque no se debe proponer una ley que no -s ea "idéntica para todos los ciudadanos", cosa que está formalmente prohibida por las leyes en vigor, a las que loo jueces aquí presentes han jurado conformarse. 189. O bien sostendrás que tu ley tenía como finalidad el interés general; en este caso, no objetes que los deudores han pagado su deuda: esto no tiene nada que ver con tu ley; oue es ventajosa y buena, eso es lo qtie te hace falta probar. Tú pretendes que ese h a sido realmente tu objetivo al presentarla. Pero yo, en mi acta de acusación, he afirmado lo contr,ario, y a vuestro tribunal le toca decidido. Por lo demás, no me costaría gran cosa ·demostrar que tus amigos no han realizado, ni mucho menos, el pago integral 1d e lo que debían, según -prescripción de las leyes=. Pero, puesto que vuestro voto no tiene .como objeto propio este punto, ¿para qué fatigaros, por a1hora, 'oon tales consideraciones? 190. Hay aún otros argumentos, estoy seguro, a los que no dejará de recurrir Timócr.ates. " ¡Qué · indignidad· sería, dirá él, ,que, por haber presentado una ley que prohíbe encarcelar a todo 'Ciudadano ateniense, tuviera que .padecer yo mismo!" Y aña.dir:á que introducir e~ las leyes el máximo de clemencia y de moderación es servir, sobre todo, la causa de los débiles. A todos vosotros os interesa que yo dé por adelantado 1 ..
Véase el núm. 82.
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una breve respuesta a est as razones: de esta forma correréis menos riesgos de ser engiañados. 191. Cuando él haga valer que su ley prohíbe encarcelar a todo ciudadano ateni-ense, no os dejéis impresionar por esta mentira. No. es este el espíritu de la ley: ella aspira a desposeeros del dereoho -de pronunciar penas accesorias; y convierte en algo revisable vuestro voto, emitido bajo juramento, luego de reflexión y decisión. Que no aísle, pues, del texto, determinado fragmento particular, especialmente lleno de sentido humano; que presente el texto en su totalidad, sin fragmentaciones, y os permita examinar las consecuencias del mismo. Las encontraréis tal como yo os he explicado, y muy distintas de lo que él pretende. 192. En .cuanto .a este argumento, el de que . la clemencia y la moderación de las leyes son en ventaja de la mayoría, tened a bien .considerar esto. En toda c.iudad, atenienses, hay dos .c ategorías de leyes. Unas regulan nuestr~s relaciones y nuestro -trato ·con el projimo las normas que hay que observar ~n nuestros quehaceres privados, en una palabra, la vida de sociedad. Las ot1 as determinan los deberes que para con el Est-ado tienen los ciudadanos que han e~egido la carrera política y pretenden interesarse en los asuntos del país. 193. Ahora bien, en las primeras, las que se refieren a la vida privada es mucha verdad que la indulgencia y el humanismo son en beneficio de la gran mayoría. Pero, en cámbio, en las que miran a la vida pública, son la firmeza y el rigor lo que es beneficio par:a. vosotros, pues es 1a manera de impedir que la gran mayoría-es decir, vosctros mismos-sea víietima de los políticos. Cuando, pues, haga uso de este lenguaje, replicadle que la
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DEMOSTENES Y ESQUINES.- DISCURSOS COMPLETOS
indulgencia no la pone él en las le- t·i tuir al pueblo su dinero, luego de yes que os interesan, sino en aquellas un tan largo retraso, de mala gana que tienen como finaJidad el lntimi- por coacción, y luego de uná. triplé dar a los políticos. condena judicial, ¿es iaca.so esto, para 194. Habría aún mucho que decir, ti, sufrir la opresión? Todo lo .consi uno quisiera mostraros con todo trario: ¡es hacerla sufrir a J.os dedetalle que el discurso de Timó- má.s! ¡Y hay en ello motivo para crates no aspirará má.s que a engia- suscitar el odio más bien que la comñaros Y daros gato por liebr.e. De- pasión! ¡Por lo demás, tú no eres nlnjando de lado todo lo demás, me li- gún modelo de dulzura y de humamitaré a un punto esencial, que os nidad, par·a tener compasión de ellos! es preciso retener. Considerad la 197. Pues ¿qué? ¿Será que para con secu.encia '!e sus argumentos, a un Androción, un Melanopo y un medida que el os los vaya ;pr·e sentan- Glaucetes, te domina la compasión do; no encontraréis -en ellos nada que y la piedad, ante la idea de que tenpueda convenceros de que un legis- drán que resf;ituir el producto de sus 18.dor tiene derecho a establecer unas robos? Respecto de la · multitud de misma
DEMOSTENES.- 2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA TIMOCRATES
fiando vuestro odio, presenta leyes contrarias a toda vuestra legislación, contrarias incluso a una ley anterior de la que es autor. ¡Sobre este punto, por Atenea, no creo tengáis la menor duda! ..200. Pero, hay, sobre todo, una cosa que, a mi modo de ver, merece vuestra cólera; voy a decírosla, estoy resuelto a hacerlo. El móvil de Timócrates, jueces, en todos sus actos, ha sido el dinero; es, con plena conciencia y en toda la amplitud cde la palabra, un vendido. Y no hace de sus ganancias un uso que, ante gentes informadas, 1e hubiera valido alguna indulgencia. ¿Qué quiero decir con esto? Su padre, jueces, es deudor del Tesoro ""-si recuerdo el he.cho no lo hago con intención injuriosa, sino porque me v-eo forzado a ello-, ¡y este hijo sin tacha no se preocupa de ello!"" 201. Así, pues, he aquí un hombre llamado a heredar la degradación cívica de su padre el día en que este desaparezca; y éÍ no se .cree ·o bligado a extinguir esta deuda; estima, por el contrario, que, mientras su padre viva, es tiempo ganado: ¿de qué, os pregunto yo, no es ca.paz él? ¿Es que no tienes piedad de tu padre y no te parece digna de compasión su suerte? Mientras tú te enriqueces y trafioas en la recuperaoión de las contribuciones, él, por carecer de una sum~ miserable, se ve expulsado de la ciudad. ¿Y es a otros a quienes, al parecer, se aplica tu piedad? 202. Pero, dil;á ,,. Para desacreditar a su adversario, el litigante ataca a menudo a los miembros de su familia. '"" Los atenienses se envanecian de aventaJar a todos los demás pueblos en piedad filial; por eso, el reproche de negllgencla respecto tde los podres era uno de los que más lnfluia en el espiritu de los Jueces: por eso es tan fre cuente.
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alguien. él ha llev:ado de manera intachable los asuntos de su hermana. No: aun cuando no tuviera él otros delitos en su activo, este sólo merecería la muerte: porque a esta hermana la ha vendido, no la ha casado. Uno de vuestros enemigos, un natur·aJ. de Corcira, que forma parte de los actuales dirig.e ntes de esta ciudad tenía la costumbre de ir a casa de Timócrates, cuando venía aquí en embajada. El emprendió la conquista de -esta mujer-cuáles fuerain los medios, dejémoslo aparte-; la verdad es que Timócrates, mediante dinero, se la oedió; y adualmente ella vive en Corcira 186• 203. .&si, pues, este hombre hizo de su hermana un objeto de exportación; él pretende haberla casado, pero cm rieailidaid la vendido; él .asiste la vejez de su pa,dre de la manera que conocéis; adulador, legislador y polí.tíco a sueldo, todo esto es; y teniéndole entre vuestra~ manos, ¿no lo condetl!aréis n muerte? Entonces se di11á, atenienses, que preferís tener trastornos y procesos, en Iuga,r de veros libres de una vez de los malvados. 204. ¿Es un deber castigar rigurosamente a todos los culpables? A esta pregunta estoy seguro de que responderéis unánimemente que sí. Con mayor razón habéis de castigar con rigor a este hombre que ha presentado una .Jey nociva a la totalidad del pueblo: voy a intentar demostrároslo. Tomemos a los ladrones, a los salteadores y a otros malhechores de esta misma .clase. En primer lugar, cada uno
ha
100 Dotar a las bijas de la casa y casarlas honorablemente era un deber estricto del padre de !amU!a ateniense, o bien, a !alta de este, de sus hermanos o de sus parientes próximos. También Arlstogltón vendió su hermana a un extranjero : Demóstenes, A.ri$-
tog .. I, 55.
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DEMOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
no hace daño más que a su victima; él no podrfa saltear a todos los ciudaiclanos, ni despojarlos a todos; en segundo lugar, no deshonra más que su propia reputación y su propia vida. 205. En cambio, presentar una ley concediendo toda clase de licencías e impurudades a quien pretende dañaros, ·es dañar a La ciudad entera y deshonrar a todos sus miembros. La adopción de una ley mala es, en efecto., un oprobio para la ciudad y un perjuicio para todos los ciudadanos que la soportan. PUes bien: a este hombre, que quiere infligiros, a la vez, perjuLoio e infamia, ¿fo tenéis y no lo castigaréis? ¿Cuál será vuestra excusa? 206. He ahí, sin duda, el mejor medio -ele conocer qué miras políticas han inspirado la ley de Timócrates, Y 'hasta qué punto están en oposición con el régimen establecido. Pensad que, en todo lugar, euando un partido ataca la democrada, en orden a traer una revolución, su primer ·acto es sacar de la oor.cel a todos · los individ1,10s' que, por una ley y por una falta cualquiera, sufrian . an~riormente este castigo ur. 207. Pues bien: ¿no ha merecido Timócrates tres veces Ia muerte, en lugar de una, si ello fuera posible? Por. sí .solo tenía ciertamente pocas pvobabilldades de derribar la democracia = ; si observáis la justieia y el deber, es él más bien quien se per.:. ·aerá aquí. Esto no le ha impedido seguir. este ejemplo c.riminal: resuelto .a · librar de la cárcel a p~rsonas
condenadas por los tribunales, ha incluido en su ley una cláusula desvergonza·d a, que dice que, para toda condena accesoria de enearce1amiento, ya dictada, o que :lo fuere· en el futuro, habrá remisión de la pena. 208. Suponed que en este mismo momento oyerais v-0sotros que se elevaba un clamor en las inmediaciones del ,t ribunal. se grita: "la prisión está abierta, 'los prisioneros están huyendo". No habría nadie, por muy anciana 0 muy indiferente que fuera, que no corriera a prestar su ayuda, en la medida de sus fue·r zas. Y suponed, por otra parte, que uno que pasa os dice : " ¡Es Tiniócrates quien les ha abierto las puertas!" Sin haber conseguido siquiera la posibilidad de hablar, este, detenido inmediatamente, sería castigado con la muerte. 209. Pues bien, atenienses: el hombre que ia.ctualmente se halla entre vuestras manos ha cometido este crimen, y no ·s e ha ocultado: ha presentado públicamente una ley, llena de astucia y engaño, que, en lugar de abrir simplemente la prisión, la suprime, y que arruina, al mismo tiempo, los tribunales. ¿Para qué, en efücto, tribuní:¡.les y 'Cárceles, si los condenados a prisión obtienen la libertad, y si, para el fut uro, toda sentencia de condenación que podáis pronunciar ha de quedar sin efecto? · 210. Se os impone aún otra· consideración. ¡Cuántos pueblos 'griegos en diversas " épocas, ' han decidido adoptar vuestra ·l egislación! 2 "' Y esto , lo consideráis vosotros un honor, y : con razón. Nada, en efecto, más ver2r. v· • ib . 154 . ease m.,s arr a , num.· . · d de v~r, .que · .es · te 1d d 138 El orador pretende agravar el ca.so de ¡- a ero, a .n u mo , o Timócrates, átrlbuyén;dole ·esta segunda in, · ,., '. , tención. El crimen de iq\.le le acusa. era., eu ; , .. . ., . ,. . , " principio, de los más graves. Podía ser pro- ¡ . ·:" º La riilsma Idea se encuentra en' Isó.:. cesado por medio de el_sa.nguelia e incluso crates. Paneg, 31'-~0 . Aten¡¡.s ,ha visto ado¡:¡por vía de ejecución sumarla. · tar sus leyes por los puebl9s.extranjeros. ·
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DEMOSTEN ES.-2. PLEITOS POLIT ICOS. -CONTRA TIMOCRATES
d'nho que se 1atribuye a uno de vues- 1son la moneda del Esta;do rn. Y, cuant;~s oradores: "Para todo hombre : do se trata d.e e~a moneda del Es~ ensato las leyes son las costumbres 1 ta.do, la fabnca~1on Y la puesta e sd •la ~iudad" u o os eonviene pues; circulación de piezas falsf!-8 merecdie!1, e · t ' · sin duda de parte de los Jueces, o o esforzar.os en llevar las vrues ras a su ti ' ho más que si se t rataperfección, Y castigar -a todo el q~e y cas go, mue rivada " 214. Y, quiera corrompevlas Y, desna·tur.all- r~r~e ~e:is~~~: ~ue la ·falsificación z'llrlas. Cualquier d~bil:d~ os pn~a- ~e las leyes es un crimen muciho más ría de este honor e mfligina j~cm- g-rave que la del dinero, Solón · añadad un renombr~ ..bien en oso. dió que más de un Est!lldo, cuya m211. Voso~ros elog1a1s. con toda ra- n eda, sabiéndolo todos, está falsif1zón a Sol?n y a Drac?~· cuy~ b~ne- cada a base de cobre y plomo, dura ftcio . comun-no podria1s .a tnbmrles n o obstante Y no se t olera mal, otro-es el ha~er establecido ambos mientras que un Estado que obedece a dos una sene de leyes lle~s ~e a leyes malas 0 que toler.a la a ltera.utilidad y buen sent ido. Pero imagi- ción de las leyes existentes, nunca no que también es para vosotros un ha durado Ahora bien esta es la deber, cuando ·alguien os pr~senta acusaición ·que pesa h oy dí~ sobre leyes llenas de un espíritu q~e .se Timócra.tes, y es justo que le 1mpon-0pone a este, mostrar vuestra ~dig- gáis un castigo proporcionado a su nación contra sus autores Y .castigar- crimen los. Por lo demás, estoy ~eg'!lro de 215. ·Debéis, pues, hacer sentir ello: al formular su ley, T1mocrates vuestra cólera a todo autor de leyes ha pensado, ante todo, en su, ~aso vergonzosas y malas, per.o muy espersonal : entre sus actos po~it10os pecialmente aquellas de que depentenía él C?ncienc_ia de que mas de de la decadencia o la grandeza de uno merec1a l~ carcel. .· . la ciudad. ¿De qué leyes se. trata? 212. Voy . aun a r~fenr-os un. di- De las que castigan el cnm.en o c~o de Solon; se cuenta que el l~ 1 que conceden honores a la v:rtud. dlJO en un pr?ceso contra el autor 216 , Imaginad que .t odos los cmdade una ley nociva. Al. finail de ~u ar- , danos tengan una ilusión por bíen gumenta,ción , reoo~do a los _JU~ces , servir al Estado, por el deseo 1d e las que, en todas las cmdades, pr.acti?a- ! recompensas y los honores reservamente, existe una ley que castiga 1 dos a los buenos; que, por otra parte, con la muerte a los falsificadores de todos se guarden de obrar el mal, moneda. Y luego de ello l~s :r;>regun- , por temor a los daños y a las penas tó si ,e sta ley les parec1a Justa Y instituidas contra los delincuentes : laudable; . 213. Y.• ~n~~ s.~ re~pues: : ¿qué obstáculo se opondría, entonta .a~;mativa, i-.epllco el. Segun mi : oes, a la grandeza de nue;Stra ciudll;d? opm10n, de la misma manera qu.e el 1 . No posee ella. más navios que rundinero es ·la moneda de ·los part1<:u- " una otra ciudad griega, más soldalares, inventado para la~. transaccw- 1, ~os de infantería, más caballeros, nes privadas, asi tamb1en las leyes ¡ nllá.s rentas, plazas fuertes y puertos
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"º La. expresión parece una remlniscencla de Isócrates. En el Areopagítico, .14, U~: "'. Comparación célebre: ma a Ja constitución "el alma de la cmdad .1L cp t mo, JG7.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
má_s numerosos? m Ahora bien, ¿a que se debe la conservación y la cohesión de todas estas fuerzas? A 1'as leyes. ~-0rque, dond·e reina la ley, la comunidad se aprovecha de ello. 217. Pero si, por ·el contrario, se niega a la virtud toda ventaja y se concede al crimen toda impunidad como ha hecJ:i? Timócrates en su ley, ¿qué revoluc1on no tendrá que esperar u~o? Vosotros, en efecto, no lo ignora1s: todas las fuerzas que he enu1 •. '° En 352, Atenas p odía albergar la llus1on de que su potencia habla sido renovada Desde 354, Eubolo administraba el teórl~ con; las t!n.an11:as estaban saneadas; la marina era mas numerosa que uunca.-1os lnnntarlos de 3~3-352 men cionan 349 t rlrremes-; llnRlmente, F!llpo había retrocedido ante las tropas enviadas a las Termóplla~.
merado, aun cuando fu-eran el doble de ~o que son en Ia actualidad, perdenan absolutamente su utilidad Por consiguiente, no dudéis más: el deseo de causaros daño, Timócrates ha ata::ado la ley, precisamente la foy, que es 1a que reprime ·l as malas intenciones dirigidas contra vosotros. 218. Por todas las razones anteriormente exi>uestas, vuestro deber e~ dar cauce a ·l a indignación y cast1gai.: con rigor o Timócrates; haced en él un escarmiento para todos. i Pues, emplear Ja indulgencia con tales individuos, y aun condenándolos no infligirles más que una pena u: gera, sería habituar, instruir por adelantado para el crimen a la inmensa mayoría de entre vosotros!
FIN DE "CONTRA TIMOCRATES"
con
CONTRA MIDIAS * O ACERCA DEL PUÑETAZO NOTA PRELIMINAR l. La enemistad antre Demóste- na4o para zanjar Za dife1·mcia de los nes y Midias de .A.nagir.onte v enia dos. Estas rela;cíornes se vieran más de mucho tiempo atrás. Recién cum- emponzoñadas aún por el antag.cmisplidos los veinte años y mientras mo ;político ·de los dos hombres: 4esandaba Demóstenes ocupado con sus de 351, en efecto, fecha ·de La 'Primera acciones judiciales p.or cuestiones de filipica, Demóstenes, con su políla tutoría (363-362), Midias, defen- tic.a ,a ntimacedónica, entraba en ludifm.oo los intereses de su herman.o cha con el grupo de Eubufo, del que Trasíloco y aun quizá en conniven- formaba parte Midias; no menos viocia con Atobo, el principal tutor de lentos fueron los choques C11Aa.ndo los Demóstenes, irrumpió en la casa fa- asunte;s de Eubea (349-348) , durante miliar en que vivía el joven -011a!dor los cuales Demóstenes no pu-do imcon su hermana y su madre, y ame- pedir que Atenas .a poyara a Plutarco, nazándo~e ccm una iantidosis o inter- tirano de Eretria. cambio de bienes, le obligó .a hacer En estas condiciones se pr.odujo el fr.e nte a los gastos de una liturgia ccmflicto que dio lug.a r al Contra Miparia Za que había sido desig.nado ,e l dias. Veamos brevemente los hechos. propio Trasíloco. Aum cuando estaba prácticamente arruinado, Demóste2. r,a tribu Pandionis, a Za que 1 nes, con el fin de salvar sus bienes 1 pertenecía D emóstfmes, había desY rponer a s.alvo sus derechos, se e:i- cuidado a;portar su contribución .a los deudó para hacer f rente a esta t rie- coros ide Zas Grandes D ionisíacas del rarquía. Pero intentó verngarse e.n- 1318. P.ctra evitar el bochorno de su causando a Midias por injurias v.e r- tribu el orador se propuso a sí misbales. Midias no compareció Y consi- mo benévoZamente para hacer frenguió. fraudulentame1!t~ hacer que se 11 te ~ ios gasto'S de Ía coreguía. Según castiga; °'; con Z!t ~imia. o .d.Jegr.ad_a- ·. nos dice Demóstenes, Midias recución civica al arbitro publico desig- 1: rrió a diversas formas ·de sabotaje .. li t ur. ¡ para hacer fracasar la aocion 1 gica del orador: intentó corromper * Discurso XXIV.
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2 . PLEITOS pOLIT!COS.--<:ONTRA MIDIAS
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DEMOSTENES Y ESQU!NES.-DlSCURSOS COMPLETOS
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al jurado ·del concurso, intentó impe- chos; hubiera rpodido incoar tamdir por la fuerza la actividad del ' bién una acción " pública" por ultraentre•iador del cera, cuyo efectivo ha- fe. Pero, recurriendo al proce·d imienbía ya procura&::> desbamtar, ponien- to de la " acusación previa ante el pueblo", Demóstenes daba al asunto do como excusa las necesiitades litares de Eubea; cometió violación Za mayor resonancia posible. Tenía de domicilio en casa -del orfebre .en- a su favor que el Estado, que fi.guracargado vor Demóstenes de fundir ba entonces .e n su lugar y a quie.n col'onas de oro destinadas a los co- él venía a repres.e ntar, iba a ser el reutas. F inalmente, cua114o un nu- único en beneficiarse de una ·CO!fl..fismercso público, compuesto de ate- cación eventual de los bienes del adnienses y extra.n jeros, se hallaba 11ersario; además, como no estaba reunido en el teatro esperaniio la en- oblig.ad-o a depositar .ningún texto, trr.tJ!ta de l os coros, se vio .a Midias podía reservarse, mientras l a causa golpeando e.n pleno rostr-0 a Demós- estaba pendiente, la propuesta de , un.a "estimación" ·M ia pena y podía tenes. Nunc.a llegaremos a saber si ha- ' echar una sombra de impiedad sabía habido entre ellos un nuevo .al-1 bre .e l hombre que le h'abía golpe.a do tercado. Nada de .e xtraño tendría que : en el ejercicio de u.nas funciones r eDemóstenes, que analiza tan fina- 1ligiosas, durante los días. de la tremen.te l.as circunstancias. que puede1 i gua sagrada y •mentro del recinto ele hacer intolemble un ultraje (núme- : la divinidcid.. , · . r o 72), asumiera personalmente wna 1 actitud provocátiva: lo que sabemos - 4. Del Contra Midias se i nfiere - ::> adivinamos-sobre el tempe-ra- qi¡,e el tribunal .tenía que pronwnciarrnento de los idos .a dversarios nos per- 1 se entre Las dc¡s ,1partes litig,antes, mite sobr(l;cf,amente pensarlo así. : ca·da una de las cuales prese1T1.taba : su "estimación" de ia pena. En la 3. Sea lo que fuere d e ello, De- 1práctica p.odían resultar ·de ello tanmóste.nes recurrió, .a lgunos días más to las penas rnás gr.a ves--confiscatarde, al procedimiento de la acusa- ción y aun úiuerte-como una multa ci án previa ante el pueblo y obtm>o irrisoria. Ahora bien, por más que de él un i >.0to de censura que decla- Demóstenes diga en el di·scurso que raba a Midias culpable par.a con la !Midias me11ece mil. muertes, .n ada infiesta . Este éxito, hay que tenerlo en dica en él tal como lo conocemos cu enta, .e ra meramente síquico o mo- que el or rodx;ir hubiera pedido real~ ral, puesto que la c,a usa tenía que mente la pe:na de muerte contra él: ser vista aún en juicio y el pueblo 1 se trataba de una exageración retórino quedaba en modo alguno com- , ca. Estas particular~dades de orden prometUlo con_ este voto. Pese a Zas ¡ técnico cont.-ibuyeron no poco al esintervenciones personales que hubo ¡ pecial r elieve del Contra Midias: topar(l lleg·a r a un '"arreglo" entre 1 do dependía aquí del t.ale.nt<> que Delos dos a-dversarios, Demóstenes no 1 móstenes despleg.a ra para presentar abandonó en modo alguno la causa. a Mi>dias, a la ve;;, lo más vivo y l.o Habríct podido in.tentar contra Mi- más odioso posible, incluyendo en días una acción " civil" por .a ctos de ello la "estimación" que él pensara -1,tolencía, suficiente si consideramos proponer. Era, pues, a toda costa netan sólo la materialidad ·de los he.: cesario que, más aún que en un pro-
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ccmciliadores u.nos cumi't'?s ceso ordinario, el _per~o.na1e accl:i~ ~:~i~os entre mnbos Y el Contra M1provocara Zas mas. vivas reac. ali- días .n unca se pronunció. . 71or parte de lolS ctrbd~danos igu . E robable que algunas incansetarios Y si.e mpre _suspic.cil:s res~~~~~ cue~ckis Y ciertas re.pe.ticiones qu_e de los ricos. Habia q1te cer fuerza vemos ~n rmestra versión se expltal auditorio, con la mayor e uen or el h echo· de que el Contra posible, el c~r4cter org:ttlW~'? Ydf~~= se debió encontrar, una vez i1ectivo de Midw-~, ladsen:zsª~1;}J1'puntos muerto Demóstenes, ~~re sus pape: gurid.ad qiw podian , a1 e . Z • no es difícil adivmar por que ele apoyo políticos, su bella_ pt'!se~~ e~s'autor n o había creído op_ortuno 1J su fastuosa casa e:n Eleusi~ P·!L il- ublic!Lr ?Ln discurso que hab~a quecon su. sombr.a !J:fs casa~ Tªs ¡-u~í a ~ado desmentido .por sn propia c01nl des, su p1'etensiár7: de t1 a ar . e ducta. MuchCls_ años más t_arde, en .e_ tú al 'Pueblo ateniense. 330 , otro enemigo ·de Demostene~ hct _ . b , d decir en el Contra Ctes1fon 5. Pero Midias era fuerte: sin iar52J U" " había vendido por tr.einhablctr de stL porten.tos.a fo1;t?fna, te; }~ minis, ~a un mismo tiempo, el ulnía en su f avcr amigos.:::J.itu¡:¡suh~ . traje que había sufrido Y _,e l voto de no lo aba3ldona'!Jan en o t ~zado censura que el pueblo habia p ro.nune1 mismo Demostenes s~ v~ o ador ciad.o contra Midias". , a confesar (190) que :nt~~a~bién Hay que confesar que ma~ de una ha acudido a apoyarle ·a e . . ersona en nuestros días, sin adhepodfo temer ~l. orCLdO~ que l~s 11:L:f~ ~rse a ~ste juicio ultrajante, se ha tuviesen suficiente f~nu¡: ~e ~abía sentid.o moralmente molesta por esta .par.a culvertir que el inc en e do contr(JJdicción entre las pala?~as Y las sido considerableme_~te a.~;~~ªª·e" obras En re.aliid.ad, si a dmitimo'S Za or él. La de?'lwstracion ·del u ra1 e. ción trasnochada de un De~e a·poyaba en .equívocosf.verba.le~~ ~~t~ies defensor intransigente de contenírt a1lténticos sv ismas. ral olítica tendremos que re"arreglos" entre la~ partes e-;¡¡r~~~ª; ~~~~ger Jn falld inquieta:i~e en el das eran casa corri0nte en . e n a carácter del orador. Pero si 1uzg,a mos seguram.ente no eSC-!1-·~llf~ª esto a Demóstenes como el polític? que fue nadie. L.a comsecuencui. e o . o tan siem re si lo situamos no sol-O e.n . ~ .jue que, p·ese a . la afirmacion - medí~ ambiente naturial, sin o tambten repeHda de qu~ iba a nevar .e l P~- en las circunstancias ·d el momento, ·ceso hasta su fin Y. ~e que iba a . o 1es más comprensible su modo de cer condenar a M i dtas a un. '?astig obrar En el 347 httbiera sido en sumo ejemplar, pev~ a Za frettnsig;:sata~ rfr~rl~ improcedente, no solo para. el pro·clamad.ar de ·d.ef en er a e ri- mismo Demóstenes en persona, sino Zos hu-mil.des apiso•1ados .PO: _los bá- también para los intereses de Atenasi cos Y de scstener ios ipn.:icipios . ue rmntpiera ruidosame:nte con e sicÓs de la denwcracia asi comoblus- iarUdo de Eubulo co.n ocasión de un tific.ar f!l "t'oto P':evio" .q,e~ p~e b?ér~ "resonante arreglo de cuent·a s" co~ vo1· más que al final Mid1as iu Midias : por estas fechas, At~as. ~s intentaáo compl1c..rr.r al -0r
:futictiJ
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DEMOSTENES y ESQUINES.- DISCURSOS COMPLETOS
M_ac~dcmia; la embaj.ada que se en- ¡ fecha , . viara .a Filipo comprend.Jerá, en efec.- Pandí r:.~ra el dia siguiente a las
if•~t;e sus miem'f?ros, a Filócrates,
leyes
a:u·cfsf:;Ju~
reyulad,,a por tres
t'!~m:: :~~~u;~tü~i;r:;:;~r;~ ¡ r~:;ite dudar ~l ~scc:!rsi1:e ~~n::
tm_tas. Cabe pens.a r que tanto y aun j serva~ ·~~~r~~8:º las matyores re. mas que los usos del tiempo Y las 1 el d. cumen •Os que en presiones oficiosas, fueron considera- , H:¡curso. nos oonsenvan su . téxto ¡:g;elo dqeuealth:~ '!Portunidad en polí- J. tesútKon1fu ~';gu~~tr~um~ü~: ~'!..ue ei iciera que Demóstenes sulta l. ,,....,s re. proce·diera así. De esta maner : muy va io_so: a raíz del arbimagn_ífico estúllido de su disc~r;¿ j ~;:i:e~ E~traton Y de las funestas IJUedió reducido al silencio r ~s q1fe le supuso a este · ; d83 Y ~gs. , Demosten~s nos hace ver
6. El Contra Midias no es tan solo 1b ~ q~e n;a~era funcionaba este ai·. de las obras de Demóstenes ue itra1e publico. al que la Constitución rr;e1cr 11;0S hacen revivir con todo deia- : g~, Atenas ~ec!zca un estwdio. y tam. lie la vida política de Atenas, sino que 1 Ze'}7- ~ que f
es el unzc.o documento que nos da a / (lar _con. la atimia. Si se rpiensa en con_o_cer una especie concreta de "vo- l_o d_elicado de las relaciones .e ntre los ta~ pre . via del pu.eolo" la que ~rb~t. ros Y ~os. Cuarenta Y entre los refiere al ultraje cometido a una arpirros priva.dos Y los árbitros pu.. fie~a Y, en especial, 'ª to:d;o atentado ~1.lwos,. se valoi-a debidamente el tescontr~ la tregua sagrrada. Las tr:es ,,zmonio del Contra Midias acerca de especz.es co.nocidasde "probolé"-oau.- 1 vSte segundo punto. sa ccm voto previo ·d el puebla- ue 1 son la que acabamos de meuicio:far j 7., Los tra~os generales que sigue Za que tenía lug,a r en caso de "sico , el ·d iscurso som muy sencillos . su plan fant ía" Y la que teniia co~ ob 'et~ i no preset~ta las anomalías que ofre. Zas Pr?mesas hechas al puebw .no 1 g~· por e¡emplo, el ·d iscurso Sobre !a cumplidas, t~nían características co- 1 orona. . . m1fnes: podzan ser intm.ducidas lo j . ~l exor:dio, 1un~o con la intr.oduermsmo por extra.njer.as que 'POr ciu- ci_on, van a }ustifwar la ¡>ersever.an<1.a'!f-anos; tenían todas dos tases. la ·de Demostenes Y se esfuerzan por primer a de ellas era el "voto pre~i " / e7nostrC!r que re l voto de censura del pue~lo, ae que habla con f1~ecue~- rcruncifuix> co71:tra Mvd!las está percia ~q'l!i Demóstenes; y la segunda ; ec¡ amen~ 11}-?tivado (1-12). conszstia en la introducción ·d l / a nari aci?n . enumera todas las causa ante un tribunal vor los ~s Cf frF~as Y ve1.aciones que Midias ha motetes; finalmente, solo - , in zgi~o a Demóstenes durante lá presentarse una vez al año !,~~~ cor.e~uta d,e este; esta parte que ein fecha fija. Todo lo que cÓnoce ' nues ros manuscritos .e stá incompzesr:bre la "probolé" de carácter r":l~~ j ta, ·~~bía acaba_r .ccxn una serie de
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DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.--CONTRA M.IDIAS
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forma :negativa, y luego, una con tanta brillantez; .a un ias car.g as
f orrna positiva. El orador comienza J a que ha hecho frente, le ham. ser-
por refutar los probables argumen- 1vido para r>btener beneficios persotos que empleará. el adJversario. Lue- nales y esto ha sido lo que le ha go, después de compararlo co.n casos movido a tomarlas sobre sí. Que no que el orador preter1Jd,e son análogos, se les acurra a los atenienses pensar concluye que Midias merece mil ve- que le deben nada (143-183). ces la muerte ( 32-76) . Finalmente, en la peroración, par Sigue a esto un minucioso análi- última vez se pone en guardia a los sis de todos los actos ·de hostilida!.d jueces contr.a las maniobras arteras .de Midias para oon Demóstenes y los falsos argumentos
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
gún editor de las obras del omdor ' rprecisión técnica, se puede muy bie:n griegó, "movido especialmente por el decir que los prítanos ccnv.ocan siemhorror del vaéío", como dice M. ]'{fa- pre las asambleas; ia última frase thieu; completaría a su manera las tan ·difícil realmente de interpretar indicaciones .del texto ·de Demóstenes. es en fodo caso totalmente indepen~ De hecho, uno•se encuentra con bas- diente de las indicaciones de D emóstante frecuencia en una ·ae Z.Cts dos tenes. ' posicfo"(Ms siguientes: o bien el docuPor lo que a la segund-a ley se mento ·en cue.stián no presenta nada refiere, la "ley de Evégor-o" (cfr. nú.que' choque o llame la atención, sen- mero 10) se ha demostrado, hace ya cillame.nte 'porque saca todo ' su con- mucho tiempp, que ·d e ninguna matenido sustancial ·d el texto · mismo dR. nera venía desmentida por los testiDemóst~ es, del cual no .es, en de- monios epigráficos. L a misma pruf~nitiv{f, más que un refleje< ·O una dencia hay que recomendar .e n lo repetición inútiles, o bien el mismo referente a la ley que reprime diver•d ocumenta, ·hacie:rnto uso d'e fórmu- sas formas ·de ultrajes-47-: parelas que era.n corrientes en el iengua- ce, en ver.dad 1demasiado g.e neral y je jud~cial. y forense, ofrece u.na ex- algunos, roe :di.s términos presentan troor_dinaria abundancia de. nombres ctlguna .dificultad; sin .e mbargo, pueP!Ol]n?S, que pue.d en muy bien h~ber de .a poyarse en fórmulas .a ntiguas un si{lo mve~tados a gusfo del editor, t anto renovadas. y que, en cualquier caso; n.o aportan En cambio se pue.de ser categórí:nicut:a nuei:o ~ lo. que ya conocemos co, al pm~ec~, co;n todo lo que se sobre ias. mst~tucwnes o las costum- presenta en f orma de enu.nciados id.e bres; o bien, finalmente, e l ~ocume:n~ testimomios: son expresiones rpurat.o, en puntos que nada. tienen qu-: mente formularias, que apenas aporver con el t.ex~9 de f.emostenies, est~ tan otra cosa que nombres propios; e.n contradiccton fo .mal con lo qu además, fuera de que 1;es1tlta muy n?Sotros ~abemos, b~n. sea por me- poco verosímil que los archivos pú, en s~a tra- blic-os hay,an conservado huellas 1de di_o -del mismo ora·do 7_ -i:es '!Le otras fuerntes diversas. . . . s sin emb.a rgo, las. cosas no son, ni ello~, hay que .hacer no_tar que t?do mucho menos, tan sencillas. L a cues- e~tan construuiOs sob1e un mismo tión esf.riba esencialme,n te, en .efecto, ~,ipo_ o m?,delo Y que. se expr_esan en ·e n saber si tenemos dérecho a afir- primera p~rson.a, sie~? .asi que tomar que en lo que se ·nos ha ·dadAJ dos los testimonios. oficiales quedan como 11,,{ enunciado ·de ley, una in- r.egistr-a.dos en ~ " tercer.a." persona. Co.mnene decir_ algo ahorca sobre dlicación que nos sorprende . y extraña o bie.n · que · compreruJ;emos mal, el prob.lema partw_ular que pZantea_n nos ha de demcstrar con toda exac- los oraculos mencionados en lcis pa·· titud que el .cJ;oc"umento es' apócrifo. rrafos 52 '!1.~3; Goo?-win, en su estu_Así, por ejemplo, tal vez resulte im.- p~nda edic;ion.• defiende. su 1c;;utentiprudente rechazar de pláno la pri- cidad, basandose en la i-clea de que mera ley que se refiere .a l ultr.a je no se desacr.e ditan por las razones · réfr. núm. 8) , simplement.e porque al que justificadamente hacen sean re-parecer desconoce •la existencia de ch.azadas la mayor · parte de ios •d ol os pr oe•d ros de los prítanos; si no se cumentos públicos y ley.es imcluidos quiere recurrir a la minucia y a Za e.n el texto d el orador". Sin embar-
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ª.
DEMOSTENES.-
2. PLEITOS POLITICOS. -CONTRA MIDIAS
go, en la real~dad, no contienen .n ada más que nombres de divinidades y prescripciones de sacrificios que ofrecer, cosa que no cuesta nada inventar co·.'1. verosimilitud. Además, son bastante sorpre111dJentes en su fcrma de expresarse, y la poesía se une en ellos .a la prosa de una manera insólita. Y, finalmente, teniendo en
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ctumta que la t r[J;dición manuscrita, muy buena, en .general, se .e ncuentra estrope.ada en estos párrafos tan solo, hay buenos motivos para pensar que estos preten.didos oráculos han sido ta1'díamente añadidos, en condiciones mediocres, a un texto que er.a, en lo demás satisf,a ,ctorio.-FRANCIS CO DE
P.
SAMARANCH .
CONTRA MIDIAS, O ACERCA DEL PUÑETAZO ARGUMENTO ~
l. Los atenienses celebr ab1n en honor de Dioniso una fiesta que, por el nombre del dios, llamaban Dionisíaca: en esta fiesta había concursos de coros de tragedia, de comedia y de flautistas. Las tribus, que eran diez, organizaban estos coros : cada una de ellas tenía su corego •, que proveía a los gastos del coro. Así, pues, Demóstenes se propuso benévolamente como corego para su tribu, la tribu Pandionis. 2. El tenía en Midias, que se contaba entre los ricos, un enemigo personal: dice él que, después de haber sufrido de su parte mil injurias durante su coreguia, acabó por recibir de él puñetazos, en la orquesta, delainte de todos los espectadores. A consecuencia de esto procede él judicialmente contra Midias ainte el pueblo, por impiedad para con Dioniso: este género de acusación se llamaba ''n ;x,~?.l'l¡ · ·. El 1 El prim er argumento contiene algunas inexactitudes. Su autor parece no compren der bien los dos pasos que hay en la acusación previa ante el pueblo y el proceso¡ ante el tribunal. • Para la organización de Jos coros, véase ¡ Aristóteles : Con.stit u ci6 11 d e Aten as, 5G. 1
DEMOSTENES.-13
pueblo condenó a Midias por impiedad; en este momento, los debates tienen lugar en presencia de un tribunal y tienen como objeto el voto de condenación del pueblo; era, en efecto, preciso que, después de una sentencia condenatoria del pueblo, el tribunal pronunciara una segunda sentencia judicial. Los debates se desarrollan sobre una cuestión de cont raestimación: para Midias, el proceso no tiene otro objeto que su culpabilidad, pero lo que está en litigio es el castigo: ¿debe él ser castigado por ultraje o por impiedad? 3. Este discurso depende de la definición de la posición, ya que Midias dice que el acto cometido por él es un ultraje-puesto que ha golpeado a un hombre libre-, mientras que Demóstenes dice que es una impiedad -puesto que la víctima de sus golpes era un corego, durante las Dionisiacas y en pleno teatro-. Este es el sentido ein: que acusa a Midias de impiedad. Hay, pues, una doble definición en la manera de concebir el asunto; ahora bien, la concepción de la causa está en juego cuando uno añade una denominación s~n rechazar por ello la del adversario. Aquí, por ejemplo, sin rechazar la denominación de ultraje ante Midias,
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
quien reconoce el ultr aje, añade también la denominación de impiedad. OTRO ARGUMENTO "
l. Los atenienses celebraban diversas fiestas, entre las que hay que citar las Panateneas: estas eran de dos clases, las pequeñas y las grandes. Las grandes tenían luga.r cada cuatro años, y las pequeñas, cada dos años. En las grandes había pruebas deportivas y cada tribu proponía un gimnasiarca, que recibía fondos para entrenar a los futuros realizadores de la fiesta y para subvenir a los gastos que afectaban a los miembros de su tribu. 2. Celebraban también ellos las Dionisiacas, también de dos clases, las pequeñas y las grandes: las pequeñas tenían lugar todos los años, las grandes c~da tres años, en los lagares; cada tr1bu propcmía un corego, que subvinie~:i- al mantenimiento de los coros de Jovenes v de hombres maduros; y recibía fondos para ello. Cuando llegaba el dia de la fiesta, los coregos se presentaban a concurso y rivaliza.ban entre sí haciendo cantar himnos en honor .de Dioniso : el vencedor recibía como premio un trípode, porque se creía que el sol, Apolo y Dioniso eran una misma divinidad. Hacia el final de la flesta, al comienzo del si'- Este Segundo Argumento, largo, difuso y aun a veces poco i n teligible, es de una extremada flojedad y contiene verjaderas barbaridades: baste, por ejemplo, anotar algunas cosas. como que las pequefias Panatenea.s tienen lugar todos los afios; que las Grandes Dlonisiaca.s no tienen nada que ver con las Leneas; que si un trípode votivo simboliza la victoria del corego que se neva e' nrem!o no hay en ello ninguna relación c~ñ la P ltla; y que Dlonlso no puede ser audazmente "slncretlzado" con Apolo Y el Sol. Parece, además. que se han colocado uno junto a otro varios trozos independientes- tres, o quizá cuatro.
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guiente mes, se proponian coregos para la fiesta siguiente. 3. En el ca_ so presente, la tribu Pandionis, que era la de Demóstenes, no tenía corego y había descuidado la elección de uno el primer, el segundo Y el tercer año. Un mes aintes de la fiesta el arconte solía reunir a los coregos de cada tribu para sortear entre ellos los flautistas; al h aberse presentado coregos para tod~ l~ tribus, excepto para la de Pandioms, esta fue censurada por todo el mundo. Viendo el descrédito que pesaba sobre su propia tribu, el orador Demóstenes se propuso benévolamente él mismo como corego de su tribu, espontáneamente y sin haber sido designado para ello, y fue objeto de t.oda clase· de alabainzas; 4. por lo demás al sacar por sorteo los flautistas,' 1a suerte le secundó y le asignó a Telefanes, el mejor de ell?s. Demóstenes que, más que los demas, quería realzar el esplendor de su coro, · hizo hacer coronas de oro que habían de llevar los coreutas. Midias. político influyente y poderosamente rico, enemigo personal de Demóstenes por motivos de los que hablará este luego, le había causado innumerables molestias y le babia. inferido particular. innumerables ultrajes; como dice Demóstenes, mientras los jueces del concurso se comprometían por juramento a dar la victoria a aquel de cuyos coros hubie.ra cantado mejor, Midias, para herirlos, dijo "excepto Demósten es", con lo que este prorrumpió en gritos, mostrando la culpabilidad de Midias. 5. En una palabra, Midias llevó su desvarío tan lejos que dio un puñetazo a Demóstenes en pleno teatro y desgarró la vestidura sagrada. Al ver esto, el pueblo silbó-cosa que, en tiempo de los antiguos se echaba a muy mala parte-. Demóstenes se retiró y
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concibió el discurso que tenemos a nuestra vista, incriminando a Midias por delitos públicos: él ataca a Midias y lo acusa de haber robado al orfebre una parte de las coronas de oro. 6. As!, pues, lo procesa ante la justicia con una vehemencia extremada y en un tono violento; el nat ural irritable de Midias y la natu- , raleza misma de la causa secundan 1 sus ataques. Si se pretende dar a . este ·género de acusación una deno- ~ minMión exa.cta, diremos que es una : cuestión de definición: Midias hace 1 de ello un conflicto privado, mientras que el orador hace de ello wna ac- · ción judicial pública. El problema de 1 la definición se plantea cuando, ha- ¡ biéndose cometido efectivamente u.'l acto, queda por dete,rminar en todo rig:>r la denominación que se le ha- ' br:í. de dar, romo en el caso de un · hombre que, habiendo vio!ado un cenotafio •, fuera juzgado por violación · de 5epultura. En este caso ha habido realmente, acto de violación: pero lo que es erróneo es que haya violado una sepultura y no un cenotafio . . 7. el acusado, en efecto, dice esto: ' "Yo no he violado n inguna sepultura, puesto que no he encontrado . allí ningún cuerpo"; pero el acusa- 1 dor dice esto: "llamo violación de sepultura al hecho de haber violado ' un cenotafio: tú no sabías por ti 1 mismo que aquello era un cenotafio, ; y tú has hecho el acto de violadón ¡ convencido de que era una sepultu- ¡ ra ; ahora bien, como ha re,sultado · que era un cenotafio, tú pretendes escapar al castigo." Así, . también en el caso presente, Midias ha golpeado . realmente a Demóstenes; pero lo que · queda por determinar es la definición ¡·
• Sepulcro vacío, sin restos de aquel a quien está dedicado
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del acto en relación con un corego benévolo y espontáneo. Demóstenes dice : "Tú has golpeado a un corego";. y Midias responde : "yo no he golpeado en manera alguna a un corego-tú te babias propuesto a ti mismo-, si!llo a Demóstenes en cuanto particular; ahora bien, golpear a un particular no constituye un d~ llto de carácter público". 8. Hay una doble definición del genero de la causa, según la manera de concebirla. Ahora bien, la concepción de la causa entra en juego cuando el acusador bloquea sobre un mismo punta su justificación y la del arusado: en este caso, no se puede rechazar un punto y admitir el otro; los dos puntos de vista. están de acuerdo, coinciden, y es preciso pro· seguir en este género de acusación Parece realmente que esto es lo que hace Demóstenes en numerosos pa sajes, curundo dice que "la Ciudad 11a sido ultrajada al mismo tiempo que Demóstenes". Los puntos principales están en relación con la posición que él h::t tomado: el exordio es muy violento, agrandando mucho las circun.stancías: las expresiones "para con todos, no solamente para conmigo•·, la palabra "siempre", denuncian en Midias una especie de propensión a la violencia, y no se aplican tan solo a una irritación fortuita. 9. LLos puntos esenciales del discurso son los siguientes: definición, contradefinición, mtenciones del legisla.dar, conclusión, s entido e importancia del proceso; desarrollo de una de las dos tesis opuestas, y luego de ello viene el cambio de la posición > y la refutación de la posición adversa (?). Entonces el orador encierra su acusación en cuatro puntos, demostram:do que Midias ha cometido un delito público. El primer punto es que el que comete un de-
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DEMOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
lito durante una fiesta comete un ción, declara que el acusado tiene que delito público. 10. El segundo. es justificarse respe,cto de las dos deque hay delito en su más alto grado nominaciones a 18. vez : la concepción cuando se o!P.nde a un coreg(). El terde la causa. es doble, conteniendo dos cero es que todo ultraj e es un delito capltulos de acusación. Ejemplo: el de carácter público ; se trata de un estmtego que, habiendo abusado de paralogism() que juega con las dila muchacha confiada a él por su versas acepciones de la palabra "ulanciano padre, era juzgado por detraje"; se da él nombre de ultraje lito público; él pretende que la falta a un atE.ntado co.ntra el pudor; se que ha cometid() no es un delito púllaman también ultraje las injurias blico, reconociendo. empero las vioverbales, y se habla también de ullencias, mientras que el viejo sostiene traje cuando es cuestión de golpes. que él debe dar cuentas a la justiAhora bien, el que se consideraba cia por los dos puntos a la vez. El como un delito público era el ultraje exordio parte de la posición adversa, al pudor : el paralogismo juega con pero los desarrollos pertenecen a un los diversos sentidos de la palabra. solo. y mismo género, el génern judiEl cuarto punto sostiene que el que cial, su objeto es establecer un punultraja a todo el mundo da a sus deto de derecho y su argumentación es litos un caráder público; dado que de orden jurídico. el público está compuesto del conjunto de todos los ciudadanos, el de1. La grosera d esvergüenza de lito es, en consecuencia, público. Midias y los ultrajes de que hace 11. En el exordio pone estos cuatro obj eto a todo el mundo en toda ocapuntos, pero en orden disperso C?) . sión , creo que nadie J.o ignora, ni enTres de entre ellos figuran en la dis- tre vosotros, jueces, ni en tre los decusión, mientras que el cuarto se en- más ciudadanos. Por mi parte, he cuentra en la digresión- y 11to sin ra- obrado exactamente de la misma zón : al decir que Midias comete de- manera que lo hubier·a hecho cad a. lltos públicos ult1·aja.ndo a todo el uno d e v-0sotros, -caso de ser víctima mundo, revisa, en la digresión, el pa- de un ultraje así: h e inten tado consado de su adversario--. Este discur- tra -e ste hombre una a cusación • por so conlleva dos exordios: el primero of.en sa a la fiesta, no solamente a tiene como finalidad desacreditar a-1 causa de los go1pes que me dio cuanadversario, componer su propio per- do la.s Dionisíacas, sino también a sonaje (?) y captarse la atención del causa de muchas otras brutalidades público. ·El desarrollo se hace en dos que he t en ido que aguantar todo a partes: la primera no admite llllngún lo largo de mi c·o reguía. 2. Cuanrazonamiento, y la segunda se divide, do el pueblo entero, indign áncfose y asimismo, en dos; él demuestra las levantán dose contra él .e n un legídos ; luego llega a Ja peroración, timo y noble enojo, tomó ·Como suyo donde se en cuentra una llamada a I un asunto en qu e se sentía ofendido la atención del público.] conmigo, h asta el punto de que n o 12. Definición según la concepción de la causa. Se sirve llllm de esta ex- ---·presión cuando el que procede judi• Acerca. del procedimiento j u dicial d e la previa, ver u n poco más adelan Cialmente, teniendo ante sí a un acu- a=usaclón te los n ú ms. 8 y 9. Véase t ambién Nota sado que le opone otra· determina- preliminar.
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2 . PLEITOS POLITICOS.-<:ONTRA MlDlAS
se dejó convencer ní quiso escuchar nada, a pesar de todos los esfuerzos de este hombre y de algunas personas que lo defienden, sino que, por el contrario, sin considerar su fortuna, su dinero, ni sus promesas, hubo votado unánimemente •Contra él, vinieron a encontrarme muchas personas, jueces, incluso de entre las que hoy día se sientan en este tribunal, y también muchos otros ciudadanos; ellos me presionaban a que yo procediera judicialme n te contra él y reclamaban que fuera. sometido a vuestra jurisdi.cción-
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rosas las personas--hace un momento le veía yo intrigando cerca del tribunal-a quienes este hombre importuna haciéndoles llegar sus órden es. No, yo no podría juzgar tan duramente a · ninguno de vosotros h asta el punto de creerle capaz de desinteresarse d e una causa que me h a valido vuestras simpatías o bien capaz de votar- cuando vuestro juramento os liga a hacerlo-en otro sentido que . aquel que estiméis justo, con tal de no permitir a Midias que continúe impunemente sus violencias. 5. Si yo tuviera que proceder contra él atenienses, por moción ilegal, o bÍen por en:.ibajaida infte:l, . o por cualquier otro motivo semeJante no me .creería con derecho a dirl~ros un requerimiento, estimando que el acusador no tiene otra cosa que h acer sino de mostrar sus afirID.11.ciones mientras que el acusado puede, ad~tnlás, apelar a la piedad; pero, supuesto que este hombre ha comprado a los jueces d el concurso y, con ello, ha privado indebldament~ a mi tribu del trípode que le correspondía; 6. supuesto que yo mismo he recibido golpes y he sufrido ultrajes como ningún corego h a recibido hasta ei día, de hoy. que yo sep a; supuesto que estoy ante vosotros a fin de llevar adelan te una acción judicial en Ja que el pueblo, indignándose con la misma cólera y el mismo enojo que yo, se ha pro;nunciado ya contra él, por todas estas r azones, digo, yo no vacilo en presentaros un requerimiento. Si está permitido expr.esarse así, yo soy actualmente el defensor 1, si es que ver-
• Luego de h aber ob t enido del puebl o u n vot o de censura cont ra su adver sario, Demóstenes ha llevado a delant e la. causa, h as• El razon amient o es muy especios o : eu ta ve1•1a i ntroducida an te u n tribu nal; parece qu e transcurrió, por lo m enos, un afio una ca usa de derecho penal, no se pueden entre la afrenta de Mldlas y la. conclusión emplear s in sofisma los nombres de d efensor e de demandan te. del proceso.
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DEMOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
daderamente es una desgracia no justi.cia cuando se h a sido ultraj,ado. 7. He aquí, jueces, por qué os rueg.o me prestéis una ben évola atenclón; 'luego, cuando os h aya d emo;;.tr ado que los ultrajes de este Midias no me alcanzan solamente a mí, sino que también os anienazan a vosotros, así como a nuestras leyes y a todos nuestros conciudada:n,os, os pediré vuestro apoyo en mi causa, que es también la vuestra. De hecho, atenienses, ved ahí la situaCión: si en aquel momento he sido yo ultrajado e insultado en mi persona, hoy los debates decidirán y dirán s1 se pueden cometer o no tales actos y si se puede o no ultrajar impunemente a cualquiera de vosotros. · 8. Si nunca ha habido e'ntre vuestras filas quienes pensaran que el p roceso de hoy no era más que un asunto d e carácter privado, que piensen, pues, ahora que es de interés general que nadie pueda obrar así; que m e presten mu~ha atención y que den su voto en el sentido que les parezca ser el más justo. Primeramente se os va a leer la ley que regula las .a cusa.clones previas; luego de esto os informaré acerca del resto del asunto. Lee la ley. · conseg~ir
siguiente d~ las Pandias •. En esta sesión hay que colocar en primer lugar en la orden del día los asunto;¡ religiosos; luego se hacen pasar las acusaciones y querellas previas referentes a la fiesta y a los concursos de las Dionisiacas-las que hayan sido absueltas (? ) . 9. Esta es, atenienses, la ley que regula las querellas previas: ella habla, comó habéis o~do, de ·c onvocar la asamblea en el .t eatro de Dioniso luego de las Pandlas; quiere que, en la misma sesión , luego que los presidentes ' han puesto en la o:rden del día la gestión d el arconte, se deliberará acerca de todos los delitos y todas las transgresiones cometidos en relaición con la fiesta: es una ley útil y bien h echa, atenienses, ·c omo lo at estigua el presente asunto 10 • Cuando uno ve que hay personas que muestran t al brutalidad, a despe.cho de las amenazas de la ley, ¿qué no podría esperar uno de su parte, si el temor a la justicia no se hlciera sentir? 10. Quera haceros leer la ley que viene a continuación · de la que h e citado: ella pondrá ia plena luz tanto vuestra pr udencia como la audacia de ese hombre. Lee la ley.
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dores en moratoria, proceden a una incautación o, en general, r ecurren Proposición de Evégoro : Cuando a algún modo de coerción. Lejos de tiene lugar la procesión de Dioniso admitir que durante esos días, pueda en el Pireo, con actores cómicos y alguien entregarse a sus rigores contrágicos, o bien la procesión de las tra alguien, o bien escarnecerlo por Dionisíacas de la ciudad, con mucha- las disposiciones que ha tomado a chos, desfile, actores trágicos y cómi- fin de asegul'ar con su dinero una licos, y también cuando la procesión turgia, vosotros habéis pensado que y el concurso de las Targelias, nadie todo el mundo debía, al menosmientiene derecho a tomar una prenda o tras duraba la fiesta, dejar a •l os que rehén, a hacer una incautación sobre los poseían anteriorm ente todos los nadie, ni siquiera sobre los que estáin bienes que h abían correspondido a la en moratoria, durante esos mismos parte g-anadora en virtud de una sendías. tencia judicial 12. Pues ved, ateTo.do el que infringiere una cual- nienses: mientras vosotros todos haquiera de estas disposiciones, podrá béis alcanzado un tan alto grado de ser encausado por la parte dañada ; humanismo y piedad que, durante se podrá deponer contra él una acu- esos días, suspendéis el derecho de sación previa como culpable de un obtener reparación d e injusticias codelito [en la asamblea que tiene su metidas antes, Midias ha podido cosesión en el teatro de DionisoJ 12, con met er, duran te ·esos mismos días-voy el mismo título que lo.s que ya explí- a demostrároslo- , actos q_ue merecen citamente están incluidos en la ley. las penas últimas. Luego de ha beros mostrado, uno por uno, los ultrajes 11. Considerad ~ien , jueces, el todos que me h a hecho padecer, aspecto siguiente: s1 en la primer a quiero hablaros también de los gol·ley, la acusación previa .c onderne a pes que m e ha dado al final: se verá las ofensas hechas a la fiesta, en la con t oda evidencia que no hay uno segunda ley habéis vosotros estable- solo de sus actos que no le haya cido el mismo iproce.dimiento jurídi- merecido la muer te. 13. Cuando, h ace ya dos años de co contra los que hacen pagar a deu- ello 13 , la tribu Pandionis no había designado corego y llegó el día en Pese a las dificultades, este texto me- que la ley prescribe al arconte rerece ser tenido en consideración. Apenas es partir por .sorteo entre los coregos concebible que un falsario tardío atribuya a Evégoro-nomb re, por otra parte, raro- los fiautistas destinados a los coros, la revisión de una ley en el siglo IV. La en medio de· injurias y altercados-el fórmula "nadie tiene derecho ... durante esos arconte " incriminaba a los comisamismos días", o!rece en su original griego LEY u
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LEY 8
• Fiestas en honor de Zeus-dla 15 del
Ela!ebollon. Los prítanos deben convocar la mes1 º de Cfr. Aristót eles, asamblea en el teatro de Dioniso, al día nas, 4.4: "Cuando los
• Textt> sosp echoso, p ero no s eguramente apócrifo. Aun cuando, desde 378, sean Jos nueve proedros designad os por el Epistat es de Jos Prltan os quienes convocan la Asamblea o el Consejo, se puede decir, asimismo, qtte, al menos Indirectamente, las asambleas son reunidas por el Epi states. Respecto d e Ja. última frase, su oscur idad no es unn prueba n ecesa,·la de su Inau t ent icidad.
DEMOSTENES.-2. PLEITOS P OLI'IICOS.--CONTRA MIDlAS
Constitución de Ate-
prlt anos convocan el Consejo o el pueblo, el presiden t e o eplstates sortea. los nueve proectros, uno de cada t r!bu, a excep ción de la que ost enta Ja pritanía, y, a su H z, tde entre estos ntteve, elige por sort eo ot ro presidente o eplstates, Y les hace e n t rega de Ja orden del dla. Una vez la. han recibido, enos cuidan del buen orden de la sesión, plantean las cuestiones que hay que t ratar, cuen tan los votos, controlan todas lo.s actividades del Consejo y tienen en su mano el poder levantar la ses ión ."
un excelente estl!o legislativo, más condensado que en el t exto de Demóstenes. '.l!: Hay aqu! dificultades que se relacionan con el calendario; el texto de la ley cita a un tiempo. Junto a las Dionisiacas-m es de Ela!ebollon- . las Dionisiacas del Pireo -mes de PC\si·deon - , las Leneas- mes d e Gamellon-y l as Targellas. ¿Hay que admitir que quedaban sobreentendidas distintas fechas para las diversas fies tas ? Aun asi, subs isten d1!1cultades.
1s Parece qu e fue en 349-348 cuando Dem óstenes aswnló voluntariam ente es ta carga litúrgica; es probable que la preparación del coro coincidiera con la expedición de Eubea. H La palabra "arcon te", que indica de una manera genérica .eJ magistrado compet ente, designa aqul al arconte epónimo. El organizaba, en particular, las Grandes Dionisiacas, con la ayuda de los comisarios.
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DEMOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETÓS
rios de las tribus, mientras que estos la emprendían con el areonte-, y cuando subiendo a la tribuna, me compr~metí a asegurar · benévolamente la .coreguía y, al sacar por sorteo tuve la suerte de escoger al mejor' flautista, · vosotros acogisteis con el mayor favor tanto mi oferta como la buena suerte que me daba la fortuna:' 14. vosotros habéis manifestacio con toda la ruidosidad que pueden hacerlo las gentes vuestra aprobación y simpatía: sólo, ~nt~~ todos, Midias, aquí presente, smt10 despecho por ello, y durante toda mi liturgia, me ha perseguido con su hostilic.lad, haciéndome constantemente injurias, pequeñas o grandes. 15. Pasaré en silencio todas las veces que él se ha atravesado en mis proyectos, bien sea oponiéndose a mis esfuerzos por conseguir la exención para mis coreutas, bien sea ofreciéndoos sus serVícios Y empujándoos a. que le designarais comisario de las Dionisíacas: yo no ignoro que, si el hombre perseguido que yo era entonces sentía a cada injuria tanta cólera como por las más atroces injurias, podéis muy bien pensar, vosotros que os halláis fuera del asunto, que estos insultos no justiftcan, por sí mismos, un proceso; pero lo que yo' os voy decir va provocar en todos vosotros una indignación semejante a la mía. 16. Los hechos que siguieron, y de los que yo voy a h ablaros, lo sobre· pasan t odo: ni siquiera habna intentado proceder jud.tcialmente contra él ante vosotros ahora, si no hubiera -demostrado antes, delante del pueblo, su culpabilidad ". Sí, la ves-
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10 De otra m anera: si el pueblo no hub lera e ntonces, por medio del voto de cens ura, condenado la violencia casi sacrilega de Mldlas, Demóstenes no se hubiera atre-
tidura consagrada-y entiendo par ello toda vestidura preparada para una fiesta, hru;ta tanto que uno se ha serVído de ella-y asimismo las coronas de oro que yo hp..bía hecho h acer para realzar el esplendor de mi coro, ha querido él deteriorarlo deliberadamente, entrando de noche en la ·c asa. del' orfebre. Deterioró el vestido, no completamente"', porque no pudo hacerlo. Nadie puede afirmar haber nunca oído decir que nadie hasta el día de hoy se h aya .atrevido a cometer semejante acto en nuestra ciudad. 17. Ahora bien, no ha tenido bastante con esto: ha intentado .corromper, atenienses, al encargado de ensayar mi coro; y si Telefanes el flautista no se hubiera portado entonces con la mayor lealtad del mundo por .Jo que a mí respecta, si, dándose cuenta de Jo que pasaba, no hubiera expulsado al jefe del coro y no hubiera considerado un deber suyo el enc~rgarse de los ejercicios de conjunto y de los ensayos, no hubiéramos ni tan siquiera podi.do presentarnos a concurso. ¡Nuestro ~oro, atenienses, hubiera aparecido en escena sin haber ensayado, y habríamos padecido las peores humillaciones! y él no se ha quedado aquí en sus violencias: está tan lleno de ~lla, que ha intentado int c1uso corromper al arcon e, que estaba allí, con su ·c orona en ,l a cabeza; h a querido soliviantar contra mí a los demás coregos; con sus gritos y sus amenazas, asediando a los jueces en el momento del juramento, obs-
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truyendo los accesos ia la escena 11, se han callado porque le temen a él clavando las puertas-él, un simple mismo, o bien a los amigos que le particular, para cerrar un paso pú- rodean, ·o su fortuna, o lo que se blico-, no ha dejado de causarme refiere a su persona; hay otras que más molestias de las que yo podía han buscado la manera de vengarse, decir. 18. Por otra parte, de todos sin poder hacerlo; otras personas estos hechos que se .produjeron ante hay que han transigido con él, penel pueblo o ante el jurado, todos vos- sando quizá encontrar en ello su otros, jueces, podéis dar testimonio. provecho. Los que ha.n h echo caso de Por eso, los argumentos que se pue- sus proposiciones han hallado satisden considerar mejor justificados son facción para sí mismos: pero dar saaquellos de los que el tribunal en se- tisfacción a la ley Víolada por este sión puede por sí mismo garantizar individuo que ha hecho daño a esas la exactitud en favor del que aos in- gentes, a mí mismo y a todo el munvoca. Luego de haber intentado pri- do, esta es la parte que os corresmeramente comprar el jurado \le los ponde a vosotros. 21. Para tantas coros de hombres, h a añadido a sus injusttcla.s tomadas globalmente, fiinsolencias un florón doble, ultraján- jad un solo castigo, el que os parezdome en mi persona y tomando toda ca conforme a la justicia. Yo voy la responsabilidad de arrancar la primero a dar prue_bas de todos los victoria a mi tribu, que era la que ultrajes que he sufrido, luego de todos los que habéis soportado vosdebía llevársela. 19. He ahí a qué ex.cesas de in- otros también; a continuación, exasolencia ha llegado él en mi para minaré su vida de punta a punta y con los de mi tribu; he ahí, ate- demos~raré que no es una muerte, nienses, la ofensa cometida contra sino mil, lo que él merece. Toma la fiesta y el fundamento de mi acu- primero, te ruego, el primer testimosación; pero hay aún otras muchas nio del orfebre 18 y léelo. cosas de las que os hablaré detalladamente, en la medida en que poTESTIMONIO dré-haoorlo, dentro de unos momentos. Puedo citaros gran número de 22. [Yo, Pammenes, hijo de Pamrasgos de maldad, muchos actos de menes, de Erquia, poseo en el ágora ·violencia contra muchos deentrevosun taller de orfebrería, donde estoy otros, las mayores pruebas de la auda- , establecido y ejerzo 'mi oficio de orcia de este ser inmundo: 20. pero, · febre. Demóstenes, en favor de quien entre fas gentes que han tenido moyo doy testimonio, me había dado 'tivos de queja contm él, las hay que una corona de oro· para un arreglo Según el escoliasta, M11.11as, forzando de esta manera al coro a que ·pasara por el acceso exterior, habria retardado sus movimientos y habria hecho quedar en ridicu!o .a Demóstenes. Men os fácil resul t a imagin arse la otra tentativa de sabotaje: Midias habrla. hecho clavar planchas de madera para cerrar el paso, o bien, por medio de golpes de martillo repetidos, habrla estorbado Jos ej erclcios del coro. 21
vldo t\ proseguir ahora, la, causa ante el tribunal. 10 Parece realmente que, pese a l a poslclón del orador, los daños, solemnemente anunciados al comienzo del núm. 16. se rec
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y para realzar con oro una vestidura, a fin de figurar con estos ornamen1B Este ºtestimonio, sospechoso en si m ismo, n o t iene sentido en este lugar: ¿Qué r elación tiene con el propósito de Demósten es de examinar detalladamente la vida de Midlas? Ademá.s, este "primer testimonio" del orfebre no va seguido de ningún otro, por lo menos en nuestro texto:
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tos en una fiesta de Dioniso. Yo h~ bía. acabado mi trabajo Y lo ~ma disouesto en mi casa, cuando M1dias. co~tra. quien hoy procede judicialmente Demóstenes, irrumpió de noche en mi casa con otras pe,rsonas e tntentó estropear la corona Y el vestido: los da.fió parcialmente, pero no en su totalidad; no pudo hacerlo porque aparecí yo y se lo impedi.l 23. [Tengo muchas cosas que decir atenienses, acerca de los daños qu~ él ha cometido para cc;>n otros, como he dicho ya al conuenzo de este dis.curso; y tengo en mis manos una recopilación completa de todos los actos de violencia y todas las humillaciones de que os ha:blaré dentro de un momento. Esta recopilación no me ha supuesto una gr!m dificu}tad: sus víctimas han vemdo a1 mi encuentro espontáneamente.) • • 24. Quiero hablaros, ·e n pnm ~r lugar, de los argumentos ·a que el h ará recurso, por l~ que se m.e ha dicho, a fin de engana~o s: yo pienso que si por mi parte existe una apre-; mia'.nt~ necesidad de desarrollar m1 pensamiento sobre e~t~ punto, por vuestra parte es muy ut1l que me escuchéis. ¿Por qué? Porque la palabra .que os impedirá ser víctimas de sus engaños os hará dictar una sentencia justa y conforme a vu~tro juramento. Os es, pues, conveniente prestar la mayor atención a lo que digo conservarlo en vuestra memoria y oponerlo a cada uno de los 10 Este párrafo no parece en s u lugar, luego del testimonio del orfebre. Goodwin Y e:tros aut ores, a quienes hemos tenido en cu enta. han propuesto colocarlo después del 11úm. 127, es decir, a.ntes d el memorándum de los de11tos de Mlld.las. Es probable que este error sea Imputable al estado en que se encontró el Contra Midías luego de la muerte de Demósten es.
argument os de mi adversario, cuando él h a.g a uso de la palabra. 25. No es ningún misterio que él v·a a invocar primero--a juzgar por las conversadones personales que ha tenido él, como me han contado, con ciertas personas-el argumento siguiente: si y.o hubiera realmente sufrido lo que digo, debía haber intentado contra él acciones judiciales privadas "'; una por daños-por haber deteriorado la vestidura y las coron as de oro, y también por todas las ofensas que me ha infügido con ocasión de mi coro--, y otra por ultraje -a causa de las violencias de que declaro haber sido vfotlma en mi person a-; pero no debía, por Zeus, haber intentado contr:a él una acción judicial de carácter públiico ni prop
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cometen una ofensa para con la fies- que él empleará a menudo este lenta? 27. Yo sé muy bien que, en- guaje, por que, con estas pailabras, tonces, él hubiera dicho todo esto. pretende reunir cont ra mí no sé qu~ Es realmente una caracteristica, por animosidades. 30. Eso no es así, lo que me parece, de un aicusadO-de ni tan siquiera aproximadamente así. un .acusado culpable--el rechazar el De h echo, vosotros no entregáis nunprocedimiento que presentemente se ca a un culpable al que lo acusa; haya escogido para castigarle, y el cuando alguien ha sido víctima de decir que el procedimiento debería una injusticia, vosotros tampoco sehaber sido otro, que no se emplea en guís sus sugerencias para castigar esos momentos; pero es también ca- al culpable. Por el contrar io, habéis racterístico de jueces prudentes eI establecido las leyes con anteriorino detenerse ante este argumento y dad a los delitos, sin saber quién el castigar a un ser brutal cogido en cometem la injusticia y quién será fiagrante delito. 28. No fe permi- la victima de ella. ¿Cuál es la efi.catáis que diga que la aey me da a cia de estas leyes? Ellas ·p rometen a escoger entre dos acciones privadas todos los miembros de la ciudad que, y una acción pública por ultraje; sí, gracias a ellas, obtendrán justicia, ella me -concede realmente esto; pe- si son dañ ados por ellos. Así, cuando ro, que demuestre él que na ha hecho castigáis a quien las infringe, no lo est o de que le acuso o bien, si lo ha entregáis a su a1'usador, sino que h echo, que demuestre que lo , hizo fortalecéis en vuestro prapio provesin -cometer ofensa contna la fiesta. cho las leyes. 31. Y luego, a un Esta es la razón por la que h e in- alegato como este: "Es Demóstenes tentado .contra él una acusación pre- -dice él, el que ha sido af-ecta do por via, y esta es la cuestión sobre la la injuria en cuestión", hay que darque vosot ros emitiréis hoy vuestros le una respuesta justa y que se funvotos. Si yo renuncio a las vent a- da en el interés general, el de todos. jas materiales vincu1adas a las ac- No, no es solamente sobre mi Deciones priva das y transfiero a la ciu- mósten es, sobre -quien se d esencadedad el cuidado de mi venganza, si naba su brutalidad ese día sino he escogido un procedimiento que no también sobre ·el corego, y Ío que me proporciona ningún beneficio, os voy a decir os lo hará comprenesta elección debería, lógicamen te, der. 32. Vosotros sabéis bien ima merecerme vuestras simpatías, en lu- gino, que ninguno de los tesmotetes aqui presentes"' lleva el nombre de gar de dafiarme. 29. Yo sé también que él va a tesmotete, sino que ·cada uno tiene h acer mucho uso de este otro argu- un nombre, no . importa ·c uál sea. mento: "¡No me entreguéis a Demós- Pues bien: si algUien ultraja o intenes! ¡No me suprimáis para com- juria privadamente a un t esmotete placer a Demóstenes! ¿Es que me verá uno que se in tenta contra éÍ vais a suprimir por la sola razón de u~a acción pri~aida por injurias, púestar enemistado con él?" 21 • Yo sé blica por ultraJes : si, por el contra"' Los tesmotetes Introducen las acusac10n El lenguaje prestado 11quf a Mldla.s es nes previas que h a n obtenido la censura el de la conver Saclón tam lllar, como hacen del p ueblo ante el tribunal. Véase AristóteYer algunas expresiones del texto griego, les, Constitución de A tenas, 59.
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rio, se atenta contra el tesmotete, cesidad, además, de la ley actual. Peello supone la atimía total. ¿Por ro no, no bastaba con ellas, y he aquí qué? Porque el hombre que obra así la prueba de ello : vo.sotros habéis ultraja la ley, Ja corona que es sig- establecido, para salvaguaroar la no de la función pública, el nombre fiesta del dios, una ley sagrada sobre mismo de la ciudad: el nombre de la observancia de esos días. Ahora tesmotete no pertenece a nadie, ·sino bien, cuando un hombre incurre, a a fa ciudad. 33. Lo mismo hay la vez, en la infracción de las leyes que decir respecto del ar.conte: si anteriores y de las que han sido esse le injuria o se le golpea cuando tablecidas a continuación, iasi corno lleva su corona en la cabeza, · esto de todas las demás, ¿·cómo podría él, supone la atlmía cívica; si es ·tra- por eso, escap¡¡,r a un castigo justo tado · así el particular, se está ex- -un castigo verdaderamente grapuesto a una acción privada. Esto ve-? Sí, lo creo así, ve11dadera.menno solamente es verd.a'd pará. estos te grave. magistrados, sino también para to36. Se me ha contado que Midias dos aquellos a quienes la ciudad con- iba por todas partes, preguntando a fiere, con la inviolabilidad, el dere- todas las personas que han podido cho · de llevar la corona, o cualquier ser víctimas de · violen·cias, para reotro honor. · Así, en mi caso, si Ml- copilar sus casos, y ql,le ellas iban a dias me hubie~ ultrajado por ra- venir a contaros sus historias: por zones privadas y fuera de· esos días, ejemplo, la del pr.oedro .., que, se habría pagado su falta en una a.c- cuenta, fue golpeado ante vuestros cíón privada; 34. pero, si aparece cjos hace poco por Polizelos, o bien que ha sido durante los días con- la del tesmotete .. que fue golpeado sagrados de la fiesta cuando él ha recientemente al prestar ayuda a la ultrajado a vuestro oorego por me- tocadora de flauta, y otras del misdio de actos criminales, merece la indignación y Ja venganza públicas. Al mismo tiempo que a Demóstenes, .. Sin duda, el eplstates de los prltanos. era a vuestro corego a quien se ul- El e~colla sta no nos proporciona plngún dato utll acerca de este hecho. trajaba-es decir, a un titulo públi"' Esta segunda historia, más reciente, es c<>-y durante unos días en que la recordada al auditorio de manera muy aluley no lo tolera. Es necesario, cuan- siva. ¿De qué se trata? De u.na tocadora de do hacéis las leyes, examinar bien flauta-muchacha poco recomendable en gemás a menudo, de co'ndlclón cómo son; pero una vez las habéis neral, y, lo cogida por unos admiradores dehe.cho, deben ser aplicadas y obser- servil-que, masiado ardientes, habrla pedido auxmo duvadas: esto es lo que exige el res- 1·ante l a noche. Pero se ve mal cómo un aun cuando por casualidad papeto a vuest~o juramento y también tesmotete, cerca del luga.r , se pegara con los rapla justicia. 35. Vosotros teníais en sara tores. Quizá se comprenderla mejor s i se otro tiempo .u.na ley acerca del daño, tratara de una reivindicación de libertad es decir, de la Intervención de un tercer~ teníais una sobre los actos de violenel rapto o captura· d e la Joven, cogida cia, t eníais una sobre el ultraje; pues ante en caUdad de esclava, para examinar s u bien: si estas leyes hubieran sido su- condición social : pero ¿de noche? El escoficientes p ara castigar a los que co- llasta no dice nada útil sobre esto, sino que se limita a atribuir gratuitamente a meten actos de esta especie duran te los arcontes la vlgllancla nocturna de Ja las Dionisíacas, no habría habido ne- calle.
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mo estilo; él se· figura que, si os muestra otras tantas personas que ban sufrido tantas afrentas escanda.losas, vosotros os indignaréis menos ante lo que yo mismo he soporta;do. 37. A mi ve·r , atenienses, tendríais razón si .obrarais en sentido inverso, si os preocupáis del interés supremo de la comunidad. ¿Quién entre vosotr.os ignora que la impunidad de los culpables hac~ se multipliquen los actos de este genero y que aplicar a todo el que se coge la pena que conviene es el solo medio ne impedir que nadie, en adelante, sea víctima de violencias? Si a vosotros os interesa apartar a los demás de semejantes · maneras de obrar tenéis que castigar a este hombÍ·e por sus faltas, y tanto más cuanto que sus violen.cías han sido más numerosas y más graves; si, por el contrario, queréis excitar su audacía y la de los demás" no tenéis m~s que dejarlo sin castigo. 38. Mas aún: ,c omprobaremos que .este hombre y los de las historias mencionadas no se hallan en condiciones de igualdad ·por Jo que respecta a las circunstancias iaitenuantes. En primer lugar: el hombre que había golpea;do al tesmotete tenía tres excusas: embriaguez, pasión amorosa, imposibilidad de saber lo que hacía, puesto que el h echo tuvo lugar por la noche, en plena os.curidad. En segundo lugar: P olizelos declaró que la violencia de su temperamento impulsivo, yendo más aprisa que la razón, lo h a;bía empujado a este acto; él no era enemigo personal de la víctlma y no obró con 1a intención de ultrajarle. Pero Midias no puede decir nada semejante: él es desde siempre ml enemigo, y me ha ult~a; jado conscientemente, en pleno dla: y no solamente en esta ocasión,
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sino en toda circunstancia me ultraja deliberadamente. 39. Francamente, yo no veo nada de común entre la situa.ción de estas gentes Y la mía. En el primer caso, se verá que el tesmotete apenas se preocupaba de vosotros ni de vuestras leyes, Y que no manifestó murha indlgna::ión : por razones personales, se dejó tentar por no sé qué dinero y dejó correr el asunto. Lo mismo ocurrió en el segundo caso, relativo al que fue golpeado por Polizelos: por razones .p ersonales, transigió con su agresor y, dejándoos tranquilamente de lado a vosotros y a vuestras leyes, renunció a todo proceso jud1cia1 contra él. 40. Si alguien quiere acusar actualmente a estas gentes, no hay que hacer sino lo que he hecho; pero si alguien pretende también defender a Midias contra mis acusaciones, es mejor cualquier cosa que hablar así. Se verá claramente que, cont.rariamente a esas gentes, no he recibido yo nada de Midias, ni he pretendido percibir nada de él; luego de haber observado fielmente, como lo exige la justida, el deber de asegurar vuestra venganza, al mismo tiempo que la del dios y la de vuestras leyc>s, pongo de nuevo hoy dfa este depósito en vuestras manos. No permi·t áis que ·este hombre h able en este sentido y, si él quiere forzar vuestra convicción, no creáis haya nada de justo en lo que dice. 41. Si se trata de una cosa bien reconocida por vosotros, no habrá argumentos posibles ya para él, ni uno solo. ¿Qué excusa, qué pretexto honesto y ·conveniente podrá aparecer ·e n sµ comportamiento? ¿Acaso la cólera, por Zeus? QuiZíá sea realmente esto lo que él diga. Mas·. no: -ante actos que un ·impulso súbito, más veloz que la razón, ha
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podido hacer .~ometer, se puede dzcir, incluso sí llevan la intención de ultrajar, que han sido cometidos bajo e! dominio de la ira; por el contrario, cuando se coge en :fiagrante delito a un hombre que viola las leyes desde hace mucho ·tiempo, constan· temente, día tras día, no solamente esto no tiene nada que ver con la ira, sino .q ue es, además, una premeditaieión a todas luces evidente en un hombre que se entrega a estas violencias. 42. Ahora, puesto que está claro que él ha obrado como yo le a.~uso de háberlo hecho-y ha obrado con la intención de ultrajar- , vosotros, jueces, tenéis que considerar en adelante nuestras leyes: vuestro juramento os obliga a pronuncLaros de acuerdo con ellas. Ved hasta qué pinito son ellas más severas, en su i'ndign1ción y en su castigo, para con los que cometen una falta voluntariamente y con la intención de ultrajar, que respecto de aquellos que cometen una locura en otras condiciones. 43. En primer lugar, todas las leyes, comenzando por esto, ex.igen, en materia de dafíos, una reparación doble, si el a.oto es voluntario, mientras que esta no e s más que simple si el acto es involuntario. Es normal: la víctima tiene derecho a ser asistida én toda circunstancia; pero·la ley z:io 13e pronuncia con una severidad igliál, sea ·el acto voluntario o i:io -seá tal. Ved 1a continua ción ,. la legislaició'n sobre el homicidio: elfa condena a la muerte, o al destierro. perpetuo con la confiscación de todos los bienes que el homicida pueda poseer, ·al homicida con premeditación; por el ·contrario, , los hotnicidas irtvoluntarios·tienen 'Clerecho, a sus ojos, a una serie de arreglos llenos de humanidad. 44. No
'es tan solo en este campo, sino en cuailquier ·o tro, donde podemos ver la ley tan severa respecto de las violen cias premeditadas. ¿Por qué, pues, la ley, cuando un hombre condenado por la justicia no paga su castigo, deja de considerar la evicción como un asunto privaido y añaide otra sanción penal en beneficio rlel Tesoro? ¿Por qué, pues, el hombre que no restituye una suma que se le ha prestado de buen grado-podrá ser de un talento, de dos o de diezno tiene que responder de ella an~ la ciudad, mientras que si arrebata a otro un objeto, incluso de un valor mínimo, es obligado por la ley a :pagar al Tesoro una suma igual a la que debe al particular? 45. Porque, en el pensamiento del legislador, todo acto de violencia atenta contra la sociedad y daña incluso a los que no &e hallan interesados en el asunto; la fuerza, se dijo él, es el privilegio de una minoría, mientras que la ley es para todo el mundo; el hombre que ha dado ,crédito a la palabra de otro tiene necesidad de u~ a asistencia d e orden privado; mientras que una victima de la violencia tiene derecho a la ~stenda de la ciudad. Esta es la razón por la que la ley, en la acción pública por ultra je, autoriza a cualquiera a deponer una acusaición pública y deja al Estado el beneficio de la sent encia condenatoria. La ley considera que el hombre que r ,e curre a la violencia es culpable, no solamente r especto d e su víctima, sino 't ambién de su ciudad: a sus ojos, el castigo del culpable confiere a su víctima una completa satisfacción, y el otro no tiene que reclamar par a sí una indemnización. 46. Vosotros vais tan allá en este sentido que, incluso cuando se ha· h e:::ho violen-
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cía a un esclavo "'', está autorizada, para él como para otro cualquiera, una acción pública. No se h1:\ creído deber e l t ener en consideradón la condición personal "' de la víctima, sino solamente el acto cometido, sea la que sea su forma; una vez ella h a reconocido que era injustificable, prohíbe cometerlo sobre la persona de un esclavo, absolutamente en toda circunstancia. No, atenienses, no hay na da que sea en el mundo más intolerable que la violencia y el ultraje nada que merezca con más razón ' vuestr•a indignaición . Léenos, pues, la ley sobre el ultraje : no hay nada como oír el texto mismo de la ley. LEY
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47. Si alguien comete ultraje .contra otra persona-niño, mujer u hombre. de condición libre o servil-, será ., Parecer la que el esclavo, que no forma parte de la ciudad, no podría ser objeto de una graté-acusación consignada p or escrito-. Es decir, de un proceso judicial que la ciudad toma exactamente por su cuenta. "" SI pueden desarrollarse consideraciones de dignidad, como hace Demóstenes, l a razón cie ser de esa grande innovación queda claramente precisada en el Contra Timarco, núm. 17. de Esquines: "pero, dirá alguien sorprendido, ¿por qué la ley hace también mención de Jos esclavos? P ues bien, examinando esta disposición. ci udadanos aten i enses, la en con t raréis de las m ás j u iciosas. No es que el l egi slador ten ga ante los ojos el interés de Jos escl avos, sino que, queriendo en seftarnos a respetar a los h ombres Ubres, ha prescrito, además, que nos ahstengámos Incluso de a tentar contra la person.i. de un simple esclavo." •r Este texto de ley, que se puede relacionar con el q ue da Esquines en el ContTa Ttmarco, núm. 16, es dificil de interpretar. Seguramente el texto es muy general, ya que parece Incluir la violación entre todas las viol encias- cosa que nos lleva bastan c3 lejos de las circ unstancias del Contra M í -
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pro.cesado en acción pública ante los tesmotetes por cualquier ateniense que no tenga para ello impedimento legal.; los tesmotetes introducen el aswnto ante el Helieo, antes de transcurridos treinta días a partir del depósito de la acusación, si no hay para ello impedimento público; de lo contrario, se hará lo más pronto posible. Aquel a quien el Helieo hubiera condenado será [inmediatamente] objeto de una estimación de pena--la que se juzgue oportuno hacerle sufrir (si es aflictiva) o pagar (si es pecuniaria)-. Todos aquellos que, de conformidad con la ley, hay!lln depositado una acusación pública a título personal '", deberán pagar al Tesoro una multa de mil dracmas si abandonan la acusación o bien si, habiendo llevado adelante el proceso, obtienen menos de la quinta parte de los votos. Si la pena dictada por el ultraje cometido es UIIla multa, el culpable permanecerá en prisión, si la víctima es de condición libre, hasta el saldo completo de la suma debida. 48. Habéis ·oído, atenienses, lo que dice una ley t an humana, que no sufre la violencia, ni tan siquiera para con los esclavos. Os pregunto, por los dioses : si alguien hiciera llegar esta ley a conocimiento de los bárbar os d í as- ; pero las leyes atenien ses son a veces de una gran generalidad. No se com prende por qué se Insiste en el ca.r Acter Inmediato de l a estimación de la p ene., que en ree.llde.d no es dictada por el tribunal hasta después de haber ofodo l as estimaciones de las dos par tes. SI se ha fa.Jslftcado el texto, hay que r econocer que el falsificador ha coordinado distintos textos con destreza ' ' La victima de un ultraje deposita una prafé o acusación por u ltraje. es decir, una acción judicial de carácter público, pero que le concier ne personalmente.
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que proveen al mundo grieg-o de esclavos y dijera a esos, elogiándoos a vosotros y diciendo exactamente qué es nuestra ciudad: 49. "Hay unos hombres, los helenos, tan humanos en sus c-ostumbres y hasta tal punto civilizados, que, a pesar de todo el mal que les habéis hecho, a pesar de su hostilidad para con vosotros, no admiten se ultraje a los esclavos .~omprados con dinero contante y sonante, sino que, ;p or el contrario, h an instituido oficialmente una ley que reprime estas violencias y han castigado ya con la pena de muerte a muchas gentes que la habían transgredido", 50. si los bárbaros, digo, pudieran entender y comprender este lenguaj,e, ¿no creéis que os iban a nombrar oficialmente pró:xenos suyos?'" Pues bien, una ley que no solo es honrada entre Ios helenos, sino que los mismos bárba:ros juzgarían excelente, ved, pues, _¡qué pena merecerá en toda justicia el hombre que la ha transgredido! 51. Si yo no hubiera sido corego, atenienses, cuando Midias me trató como lo ha hecho, se habría podido ·Condenar su conducta califi.cándola de ultraje; pero me parece en realidad que, calificándola
decer a todos los oráculos, tanto los de Delfos como los de Dodona, que mandan a nuestra d udad-poclréis comprobarlo vosotros mismos-formar coros siguiendo la tradición de nuestros padres, erigir aJtares en honor de Apolo Agieo 00 y hacer humear en ellos sacrificios y llevar eoronas. 52. Toma, por favor, el texto mismo de los oráculos y léenoslos. ORACULOS
Me dirijo a vosotros, hijos de Erecteto, los que habitáis en la ciudad de Pandión y reguláis vuestras fiestas según la tradición de vuestros antepasados: ¡acordaos de Baco ! Todos, sin dlstinció'n, formad coros por vuestras largas calles para dar gracias a Bromíos por los frutos del año; coronad vuestras cabezas y haced humear vuestros altares. En favor de Ja salurct de vuestro pueblo, ofreced sacrificios y plegarias a Zeus Soberano, a Heracles, a Apelo el Preservador; en favor de la dlcha de vuestro pueblo, ofreced sacrificios a Apolo Agieo, a Latona y a Artemis; lev8Jltad crateras en vuestras calles: con la cabeza cefiida de una corona, formad coros~ según la tradición de vuestros padres, en honor de todos los dioses y todas las diosas del Olimpo. Levantad hada ellos vuestra mano derecha y vuestra mano izquierda; y no olvidéis las ofrendas.
ORACULOS DE DODONA 29 Después de este elogio de la generos idad y el sentido humanitario de Atenas, 53. He aquí lo que al pueblo de Demóstenes dice que todos l os bárbaros. si conocieran esta ley, querrlan . tomar a los Atenas hace saber el Intérprete de atenienses com o próxenos suyos. Según este Zeus: puesto que habéis dejado pasentido, próxeno era un ciudadano a quien una ciudad extranjera encargaba de sus Intereses y que tomaba a sus súbditos bajo su protección durante su permanencia en "" Altares dedicados a Apolo Agteo, "proel Atica, tector de calles y caminos".
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITI COS.--CONTR A MIDIAS
4-01
- tanto el que aventaja a los demás como el que queda en el último lugar- lo hacemos para •c umplir los orácu'los; en cambio, en el
1
., El texto es muy Incierto. El apelat ivo
se referla a Dodona : según la leyenda, Pe-
riro, hijo de ! casto, debiendo su sal vación en un nautraglo a h aberse cogido a la popa de su navlo, habrla consagrado un sa?tuarlo a Zeus Natos. Los nombres y el n umero de los animales ofrecidos están desfigurados.
nosotros. El corego t iene realmente derech o a interpelar a un coreuta d e ot ro coro, para p edirle que justifique que es a tenien se: p ero, s in embargo, debe pagar, sin duda por ruptura ele la t regua sagrada, una m ulta d e cincuenta dracmas; esta mult a es de mil dracmas cuando la Interpelación es pública. y obll!!.a al coreuta a abandonar su papel e irse a sent&r entre l os espectadores.
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DEMOSTENES y ESQUINES.-DISCURsos COMPLETOS
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
t:lo a un corego a la vista de todos no serlá castigado? En este caso, no sir- posible, todo el tiempo que siguió ve d~ nada dar al conjunto de todos esto, preparar los coros sin que ~ los c11!~adanos el beneficio de una le- ~n so~o enemig-0 personal intenta~¡ g_islac10n tan noble y tan humana lz:¡ped1rle trabajar: ¡muC'ho men 60. Hay aún ot~s0 ~1 ~estra indignación, la de quiene~ aun un corego! ª' Juzg~i:S siempre soberana.mente, no c~so, el d~ Arístid-es, de la trib se d.1nge a Jos. que la desobedecen y ?medos, quien también experiment~ la violan. "º s mismo~ sinsabores; actualmente 58 : Os ruego, por los dioses, que es ui:i anciano, que posiblemente ha consi.deréis también este otro punto. perdido calidad como coreuta; pero O~ p1d9. que no me guardéis rencor en aquel momento era la primera m lleveis a mal que cite el nombre figura de su tribu. Vosotros sabéis de a lglUlas personas que han tenido creo, que si se quita a un •Coro ei que sufrir infortunios. ¡No, por los ~ombre. que está al frente de él, el d!9ses! Ciertamente, no oes la inten- c<;>ro deJa ya ~e existir en adelante. mon de h~rir a nadie lo que me hace ~m embargo, s1en
ª
,,... Este eufemismo enc1tbre la atlmfa que en este caso, habla afecta.do a Sannlon po~ haber esquivado voluntariamente sus deberes mlli~ares A causa de esto, habla quedado asimilado a tm extranjero y excluido de toda participación en los concursos.
o co .ru::10 a Sanmon; mucho menos aún un corego ¡que, posiblemente no habría i1i1 ~1do comprometer su dignidad y su cae., re sagrado con una gestión tan brutal onclenado a la atimfa, Aristldes ~:;t,1 ya ateniense; pero resultaba desagracia! ej¡ ªv c~usa de su antigua condición so' e ar o a presencia del arconte como a un extranjero que se hubiera Introducido ~n un coro.
no
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tutgias-no se ha hallado uno solo voluntad general, se resignó a ver a que se atreviera a pon er la mano su enemigo victorioso y coronado. Y sobre uno de estos hombres, siendo era lógico: él considenaba legítimo así que la ley les autorizaba a ello, hacer estas concesiones al régimen sino que, por el contrario, han ma- bajo el cual había tenido la dicha nifestado tanta discreción, tanta pie- de na.cer. 64. Otro caso aún: todad, tanta moderación que, a pesar dos nosotros conocemos a Filóstrato de sus gastos, pese al ardor de la de Colono, el que intentó contra Cacompetición, no han querido <>brar brias"' una acción judicial pidiendo así: y un Midias, un simple particu- la pena de muerte a raíz de los sular, que en su vids. ha gastado un cesos de Oropo; no había acusador céntimo, había de poder, con la ex- más encarnizado que él; c uando, cusa de que es un enemigo personal después de esto, él fue corego en las suyo, arrastrar por el barro y gol- Dionisíacas para los coros de niños, pear a un hombre considerado, a un no vio a Cabrias levantar la mano corego, que gasta todo ,10 que tiene, sobre él, ni arrancarle su corona, ni y .cometerlo, además, sin respetar la dejarse llevar a ninguna manifestaftesta, ni vuestras leyes, ni vuestra ¡ ción indebida. 65. Podía citar a . muchos otros a quienes diversas raopinión. ni el dios. 62. Habiendo habido, atenienses, zones habían enfrentado unos con tantos hombres que han estado en otros; pero, hasta el día de hoy napleitos o litigios, no solamente por die me ha contado ni he visto yo a razones privadas, sino t ambién por nadie que haya llevado la violencia motivos políticos, nadie hasta el día tan lejos como para h acer nada sede hoy ha llevado tan lejos su inso- mejante. Tampoco nadie entre vosIenda como para cometer un acto otros podrá recordar haya habido en de este géner-0. Sin embargo, por lo el pasado, entre tantas gentes a las que se cuenta, el famoso Ifícrates que enemistades personales habían había llegado a un punto de extre- enfrentado entre sí, así oomo enema enemistad con Diocles de Pitea; mistades políticas, un solo hombre por el mercado corrió la voz de que capaz de quedarse plantado en el Tisias, hermano de Ifícrates era an- momento de la llamada de los juetagonista de Dlocles en su ~oreguía. ces ni capaz de dictarles una fórmuA pesar de todo, Ifícrates, que te- la de juramento", en una palabra, nía muchos amigos y mu~ho dinero, que tenía de sí mismo una alta opi30 Cabrias y Calístrato fueron acusados, en nión fundada en la gloria y en los 366, de haber capitula.do en Oropo en conhonores de que vosotros le h abiais nivencia con Tebas: la respuesta de callstrato a la requisitoria de Fllóstrato, habla juzgado digno, 63. no penetró por prOducido. según Plutarco (Demóstenes, 5), la noche -en. ·casa de los orfebres, no una viva Impresión en el joven Demóstenes. buscó la m anera -de deterH>rar las "' Demóstenes fuerza su expresión, sin vestiduras p reparadas para la fies,ta, duela, deliberadamente: Mldlas d ebió decir un "aparte", pero posiblemente l o suno intentó comprar al preparador de en ficientemente alto como para ser ofdo, cuanlos coros, no estorbó los en sayos, Jo los jueces del concurso Juraban "conceno realizó ninguna de las acciones der la vl ctoI1a a l que hubiera cantado mejor", la restricción a que alude el autor cometidas por el otro. Por el contra- del segundo argumento: "excepto a Demósrio, inclinándose ante la ley y la tenes".
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DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIA.S
n i Uf'. solo hombre que, en semejan- tro de los márgenes do0 la le tes circunsta~~ias, haya manifesta- mostravos sus nobles a~bicion~' gedo tanta hostihdad. . 66. Una salí- ciéndome callar -en este u~t a,.da de tono ,de este gen ero, atenien- 68. ~o tenía más que lev~nta~ · .ses, puede -ae alguna manera ex.cu- · atem~nses, cuando, en la Asamblse, .sarse cuando uno es corego y se deja 1 asumi yo 1a carga de .corego en n ea, :arrastrar por la em~ación: pero que, bre de la tribu Pandionis, y, cg~~ movido por un od10 personal un respuesta a mi gesto encargarse d hombr·~ P~~da deliberadamente i,, en j 1a. coreguía de su tribÚ, la tribu Er~c= toda ocas1on, m?strar que su poder teida;, no tenía sino que ponerse · en lo colo~a por encima de las leyes, eso · las mismas condiciones que yo, gases lo i~t~lera~le, i¡;>Or Heracles!, 1-0 · tar su dinero como y.o, para qultareontrariQ a la Justicia, lo contraiio a f me luego la victoria-pero no ni tan vuestro interés. Si cada uno de los siquiera entonces, ultrajarme' ni goldudadanos que asume una coreguía pearme-. 69. En realidad no ha pudiera con toda seguridad prever obrado así, cosa que habría sido halas cosas de esta manera: "Si zuta- cer un homenaje a la democracia y no o Me~gano es mí .enemigo per- en nada ha manifestado un alma sonal-MI-~ia..s o cualquier otro de en- generosa; y yo, que me había encartre esos neos que no tienen miedo gado de la coreguía-sea que uno vea de nada-, en primer lugar, me veré en ello una locura (quizá lo sea ha·privado de la victoria, aun cuando cer más de lo que uno puede), sea gane en el -concurso, luego seré hu- que se vea en ello el efecto de una millado en toda ocasión, y, ftnalmen- no~!~ emulación-, no he dejado de te, arrastrado. por el fango" ¿habría recibir de su parte muestras de hosa}gún infeliz tan poco dotado de jui- tiltdad, hosti~ándome sin ·Ocultarse, eio para gastar voluntariamente una tan~ Y tan bien que su mano no ha sola dracma? 67. Nadie, nadie, es- podido respetar una vestidura contoy se~ro de ello. Pienso, por el sagrada, .m los. coros, ni, en una pa·cont:~rio, que lo que hace que todos labra, mi propia persona. ambic10n~n la victoria es que cada . 70. Si alguno entre vosotros, ateuno co~s.idera que! en un régimen men_se~, expe~menta .ante M:idLas un ~emocratJ.co, tiene el su parte de jus- s~nitimiento distinto al de la neceticia Y.de igualdad. Pues bien, yo no sida~ ~e condena!lo a muerte, su he t emdo esta ventaja, atenienses, y sentimiento no es Justo. Es contrario pez: su culpa: sin hablar de los ul- al der~cho Y a la .m?ra·l que .J3: motraJes que he recibido, he sido ,tam- deracion de su victima contribuya bién. privado de mi victoria. Por lo n salv~r a un ?-o~bre ·que nunca ha demas, voy a demostraros claramen- refrenado sus msti_ntos de violencia: te que, sin la me nor brutalidad sin es, por el c~ntrano, preciso que el golpearme, sin ultrajarme, Mldi•as ~~o sea .castigado por ha·b er comepodía muy bien molestarme Y den- il ºt un crimen sin remedio, Y que • e o ro obtenga vuestro favor y vues:\(! ··o~liherat:.f.n.mente" se opone al "arra t racto por Ja emulación" de antes ·
tra asistencia. No se puede tampoco decir que yo me aprov.e cho del hecho de que el esc:ándalo no tiene precedentes paria agrandar el asunto y hacer de él una cosa ·e spantosa: no estoy muy lejos de ello, mucho. 11.' Todos vosotros
l~s gue hay un .cierto número que la v1ct1ma no podria referir a otro : la a::titud, la expresión del rostro, el tono de la voz: el golpear -con la intención de ultrajar, como enemigo, cuando se .g olpea con el puño, en pleno rostro. V:ed ahí lo que excita la c?~era de un hombre y lo saca de si, cuando uno no está acostumbrado ª.que lo ~rrastren por el fango. Nadie, .atenienses, podría contar a los que lo escuchan ni hacerles vivir imaginativamente la atrocidad de una tal manera de proceder de la misma forma que la brutal realidad la ha hecho ver a la víctima y a los testigos de la aeción. 73. Reftexionad, atenienses, por Zeus y por los dioses, y preguntaos vosotros mismos si acaso no tenía yo muchos más motivos para dejarme llevar de mi cólera, cuando Midias me trató de esa forma, que pudo tener este Eveon que mató a Beotos. El había sido golpeado por un a migo íntimo y en estado de embriaguez, ante seis o siete personas que también eran amigas suyas; estas debían censurar al uno su iacto y felicitar al otro por haberoe sabido contener y soportar la afrenta; por lo demás, había ido a cenar a una ·c asa donde ni tan siquiera debía haber entrado " . 74. Yo, por el contrario, he sido in•• Según el escoliasta, Eutlno seria el autor del ultraje al que Sofilo habrla res- sultado por un enemigo, que no espondido dándole la muerte. Parece, al con- taba bebido, desde por la mañana, un trario, que fue Eutlno, un hombre muy jo- enemigo movido por la ne::esidad de ven aún, quien, sintiéndose ofendido por un gesto brutal de un hombre de más edad, ultrajar y no por el vino, ante una reaccionó muy vivamente a nte un ultra je multitud de ciudadanos y extranjeque quizá fuera de orden pasional. Ha cau- ros, en un recinto sagrado al que me sa.do a veces sorpresa el tono "extrañamente familiar" que Demóstenes emplea en este llamaban obligatoriamente mis fun-
pasa.Je y se ha querido ver en ello una prueba más de que Demóstenes no revisó el
Contra. Midio.s . No obstante, ese tono es com-
o-¡nes ' 1Elndlca vocabulario empleado por un tono, al parecer, Ji
Demóste· familiar .
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prensible por una especie de connivencia ·11 Parece .que esta a legre reunión, que entre el orador y su público, al evocar este tan mal habia de acabar. se celebraba en "drama de la palestra" . una casa más aeogedora que respetable.
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DEMOSTENES Y ESQUlNES.-DISCURSOS COMPLETOS
ciones de corego. Creo, -~ni~nses, ¡' n?sotros: piensan, en e_fecto, que naque he estado muy bien msp1rado, die en el mundo habna obrado con gracias a mi sangre fría o mejor qui- ¡ tanta Y!-olencia _Y grosería, si Midias zá a mi buena suerte, al contener- no hubiera temdo una fuerte d~s me de momento y no dejarme llevar de . rencores atrasados. Yo quiero a un acto irreparable: pero excuso contaros, desde su ·comienzo, la histotalmente a Eveon y a todos aque- toi;ia de esta hostilidad, para que sellos que, ante el ultraje, se han he- pá1s q_ue, ~ajo este, punto
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
entes-¡no, n o se me hará repetir fv~rtieron que ellos dijeron entonces!-Y sobre mi hermana, s<>bi;e
u~a sene de ' ignominias repetibles e irrepetibles. Sin embargo, no era tanto en sus palabras en las que se mostraron odiosos cuanto, sobre todo, en sus ~c tos: con el pretexto de que las acciones judiciales comenzadas les per~e necían ya en adelante, estaban d1~ puestos a abandonarlas en benefic10 de mis tutores "". 80 . . Esto son, seguro viejas historias, pero creo hay entr~ . vosotros quienes se a_cuerdan de ello: todo el mundo ha 01do contar por la ciudad el g:olpe_ preparado para conseguir la antidos1s Y l? burdo y grosero de sus procedln_uentos. y yo, que era ·entonces muy Joven Y me hallaba completamente desprovisto de quien me aipoyara, para no verme despojado de lo que estaba en manos de mis tutores y con la esperanza de que ellos me restitu~rían, no lo poco que he recuperado¡ smo toda la fortuna de que . yo ~ab1a Il_le habían despojado, d1 vemte mmas a esas gentes, es decir, lo ~ue ellos habían pagado al empres~n~ p_or _su trierarquía. Ved, pues, cuan mJu~10samente me tratar on ; pues bien, más tarde intenté contra él una acción judicial por injurias verba~es, Y gané por no comparecen~ia : el no se h abía presentado. Temendo, empero, derechos sobre él, al h ab~r expirado los plazos, hasta el dia de
mí sobre todos nosotros,
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hoy no he podido nunca incau_tarme de ninguno de sus bienes. He mtentado luego contra él. ~a segunda a:cción judicial, esta p1d1eJ?-dO su expulsión: pero hasta el :d~ª de hoy no he conseguido se admi~1era .Ja acción: ¡tantas son las ma!1iobras Y los pretextos que inventa el para eludirla! 11,fientras que yo considero que debo obrar prudentemente, llevando adelante el proceso, Y hacerlo to?:o seg·ún la ley, este ho1?1bre-a_cabais de oírlo-ha creído podia wt:ªJR:r, no solamente a los núos ,Y ~ m1 _mismo, sino también, a trav~s ae m1, a los miembros de mi tnbu. 82. P~ra demostrar que digo la verdad, cita, por favor, a los testigos de e~~os hechos: de esta manera sabreis qu~, antes de haber recibido, como le> e~i ge la ley, la reparación de }os. da!!
[Nosotros, calístenes de . Esfeto, Diognetes de Toricos, Mnes1teQ de Alopece, declaramos saber que móstenes, en cuyo favor damo~ t~1monio, ha intentado una ~c1ón JUdicial de expulsión contra Midia~, ~oy dfa procesado en un proceso publico por Demóstenes; que han pasado ocho afios desde el juicio de esta causa, y que Midias, por ~ed~o de sus falsos pretextos Y sus d1la.c10nes, es rP.Sponsable de este retraso.]
n:-
., En vlrt1.l d de la antldosls . o Intercam83 Escuchad ahora, atenienses, bio de bienes Trasiloco se convertía en proletario no ~olamente de los bienes de De- de qué manera se ha conducido él P ó ten~s sino también de cualquier nego- .con ocasión de este proceso, Y .ob~o s asunto 0 ca.usa que este bublera podido serv~d bien la insolencia y la altivez ' ter uedando comprendlda.s en ~~~Pi:sm:ccl~n~ Judiciales Intentadas con- que muestra él en todo momento. En ese proceso--me refiero ahora al que tra Jos tutores.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-
yo gané sobre él- , tenía yo como árbitro ... a Estratón de Falere-un ciudadano pobre y honrado, desprovisto, además, de toda malida, un hombre realmente bueno: esto fue lo que le perdió al pobre, no con razón ni justamente, sino de Ja manera más innoble-. 84. Este Estratón, nuestr-0 árbitro, cuando llegó el
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DISCURSOS COMPLETOS
trados ••, los encuentra alli a punto de salir, mientras que Estratón se había marchado ya luego de haber dictado sentencia por no comparecencia, como he sabido yo por una de las personas que se hallaban presentes. Al principio, Midias fue capaz de intentar persuadir a Estratón
' •• Los magistrados competentes debian ser los Cuarenta, que están en estrecha relación con los árbitros; e l local en que Midias en·· tró demasiado tarde es, o bien el de los Cuarenta, o bien el de los cuatro jueces de la trlbu, a Jos que l os árbitros remiten, una vez dictada la sentencia, los expedient es de los asuntos examinados. . 41 Es dec!r, en t érminos menos velados,
DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLJTI COS.-CONTRA. MIDIA.S
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zeus, en una causa suficienteme~te nación del menor testigo, a:cusand? importante como para llev.ar con51go Estratón sin que él estuviera alll, la ruina de su fortuna. Sm emba~ ~in na die de público, hace castigai: ,al go la acción no pasaba de las mil árbitro con exclusión y degrad~c1on dr~cmas. 89. Exactame~te; pero, 'vica ••. Y ahora h ay un ateniense dirá alguien, le h ace rabiar :;i. ~o ~rivado de todos los privilegios ~e el tener que pagar una multa lllJUSciudadano y castigado con una at~ tamente; resulta que, preocupado ~or mía definitiva: ¡intentar contra Mi- el rencor que sentía -contra esta 1~ días una acción judicial por<;Iue os justicia, dejó pasar el plazo _legal s~n ha dañado, ser su árbit:o o s1mp.le- darse 1c uenta de ello. No, el se dio mente caminar por el mismo cammo cuenta de ello el mismo día, lo cual que él es la inseguridad n_iism.3: ! es la mejor prueba 1de qu~ el ~om 88 . Con viene ahora que cons1dere1s bre en cuestión no lo babia danad.o la cuestión bajo un nuevo punto ~e injustamente; y él no ha pagado tovista y que os deis Cl~enta del. horri- davia ni una sola dracma (pero. _deble perjuicio que hubiera pod~do ex- jemos aún de lado esta cuest1on). perimentar Midias por prepar.ar tal 90. Ahora bien, él podía, sii:t- duda, golpe de mano y por vengarse de esta hacer apelación de la sentencia como manera de los . aictos de U?- hombre inexisten te, reanudar el proceso que que era su conciudadano. Sl este .per- lo oponía a mi, .pue~o que _en r~!l- juicio es verdaderamente atroz y des- lidad esta era itamb1en la s1tua?1on orbitado, hay que ser indulgentes con en el punto de ¡partida. Pues bien: Midias; pero si no es nad~ de todo ¡él no quiso hacerlo! Pero para que eso considerad su brutalidad y la Midias esquive un proceso de pena du~eza que él emplea co~ aquell
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DI SCURSOS COMPLETOS
Mi- ¡
T
de qué manera el uno ha sido casti- : tes faltó. Condenado por no coml>a gado con la atimía-vfotima de recencia. . Midia.s-declaramos di~ después de haberlo sido yo-, otros-ha mtentado corromper al ármientras que el otro no h a padecido n~da, antes lo vevuelve ·t odo--.Jos ár- 1 bi~ro Estratón así como a nosotros m1sn;ios, que, estábamos entonces en b1tros y las leyes-de acuendo con func_10nes publicas, para hacernos sus '.1nt~jos y deseos. 92. La senmoc;üfic~r totalmente la sentencia de tenc~a dicta?a contra el árbitro, senarbitraJe, Y nos ofreció cincuenta tencia qu~ el obtuvo sin citación ledracmas, oferta que nosotros rechagal, adqmere pleno efecto por obra zamos, con lo que él se marchó prosuyra; en cambi~. la que yo h e conamenazas. Nosotros sabemos seguido contra el, luego de citación 1 firiendo también que, por esta razón Midias legal, la elude en sus efectos. Por ha hecho privar a Estratón cÍe su tíotra parte, si él se cree con derecho ~ulo_ de árbitro y que, contra toda a obtener una venganza de tal caJusticia, ~? ha, hecho castigar con la libre de un árbitro que lo ha condegradac1011 c1vica.J denaido por no comparecen'Cia, ¿.cuál es la venganza que os conviene a 94 L t ' vosotros obtener del hombre que sin de lÓs á~~Ú:~~ién el texto de la ley ocu}tarse, solo por el placer de' ultraJar a otros, ha transgredido vuesLEY "" tri;ts l~y_es? ~i la atimía o degradacion c1v1ca, Sl la privación de los de[Cuando varios particulares están rechos, de las leyes, de todo, en una en discusión a causa de convenios pa~abra, se justifican por 1a falta del privados y quieren tomar un árbitro primero, para castigar Ia violencia, J sea quien sea, tienen derecho a toma; no me parece gran cosa la muerte. el que quieran; pero luego de haberse 93. Vam?"s; para probar que digo la ¡ puesto de acuerdo para la elección, verdad, c1tame a los testigos de estos deb~n atenerse a la decisión de este ~ec?os y lee el texto de la ley de los árb1t~o. Ellos no podrán ya someter arbitro o ~. 1 el mismo litigio a otro tribunal sino que la decisión del árbitro será i~ape TESTIGOS 111 lable.J [Nosotros, Nicóstrato de Mirrinon- · . te Y Fanfas de Afid1na, declaramos : 9S .. 1ta, pues, al mismo Estratón, 1 saber que Demóstenes, en cuyo favor : vic. ima de estas maquinaciodamos nosotros testimonio y Midias nes · creo que se le concederá benéprocesado por Demóstenes ~uando es ' vol;mente el derecho de comparecer te jntentó contra él una acción an e vosotros ... injurias verbales, han escogido a EsEste hombre, atenienses, es posit1:atón como árbitro y que, llegado el blemente pobre, ·l>Sro no tiene nada d.ia determinado por la ley, Midias no se presentó para el arbitraje, ain- · "" Est!"- ley se ha considerado con !recuen-
no.s:
1
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cla autentica . "" Es •juctoso que Estratón, condenado a r.1 Este testimonio manifiesta en . diverso• In t atlm la, tuviera derecho a presentarse puntos su carácter apócrifo. . ~~~o. una asamblea. aun como personaje J
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DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.--<:ONTRA MlDIAS
de malvado. Este hombre, cuan do era un ciudadano, tomó parte en todas 1as campañas junto ,con 'los de su edad; no ha hecho nada escandaloso: comparece ahora ante vosotros y se calla. No solamente ha sido despojado de todos los beneficios que concede la ciudadanía, sino también del derecho de hablar y quejarse o querellarse: ni tan siquiera tiene medios de deciros si la sentencia que lo ha condenado era justa o no. 96. Ha padecido estas cosas de parte de Midias, gracias a la riqueza de Mi.días, al desprecio que siente para con un hombre pobre y desamparado, al que es uno dentro de la multrtud. Si él hubiera aceptado, en menosprecio de la ley, las c~cue~t:a ctracmas que el otro le ofrec1a; si el hubiera cambiado del todo la sentencia arbitral que haQía dictado, gozaría de sus derechos de .ciudadano· sin haber padecido el menor aa.fio, tendria su parte en todos los beneficios de que gozamos nosotros; pero ¡por haber desprecia;do a Midias a cambio de la justicia, por haber temido la ley más que las amenazas de Midias, ha .sucumbido ante una desgracia tan grande, por culpa de ese hombre! 97. Luego de esto, ¿absolveríais vosotros a un hombre tan duro, tan despiadado, que se ha vengado de esta forma de una injusticia de la que sólo él se dice la victima-una injusticia que no existe-, siendo así que vosotros lo habéis visto ultrajando a un ciudadano de manera evidente? A un hombre que n o ha respetado la ·fiesta, ni la religión, ni la legalidad, ni ,o tra cosa alguna, ¿no lo vais a condenar vosotros con vuestro voto? ¿No daréis ·¡ . . · t j l ? en e ~ . ~~caz:nuen O e e!llp ar· 98. ¿Que d1re1S, Jueces? ¿Que excu-
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sa honesta y legítima podréis aducir? ¿Acaso que él es, sí, por ·zeus, un ser inmundo y repugnante? Esto es vcrrlad: pero vosotros, atenienses, t enéis que odiar a esos hombres, en lugar de salvarlos. ¿Por qué, entonces, por s-er rico? Vosotros podréis comprobar que esta es La causa y el origen de sus violencias: por eso vale más quitarle los medios de ent regarse a ellas que no salvarlo a causa de su fortuna; dejar a un temerario, a un individuo inmundo como es él, al frente de tanto dinero, es darle un trampolín .contra vosotros mismos "". 99. ¿Qué queda, pues? ¡Oh, sí, por Zeus, la piedad ! Hará entrar a sus · hijos delante de él; llorará y se &ervirá de ellos para salirse del pleito tranquilamente : ¡es todo lo que le queda! Vosotros sabéis, sin embargo, que es -conveniente conceder la piedad de uno a aquellos que, inj ustamente tratados, no podrán soportar tal afrenta, no a las personas que expían justamente una conducta esoandalosa. ¿Quién, pues, podrá creer que hay motivos para apiadarse de él, si mira a los hijos del otro, de quien no se ha compadecido él lo más mínimo, esos hijos que, a más de
¡-'"- -
La palabra griega que traduclmoo por " trampolín''. s ignifico. exactamA"l.te "punto de arranque o p a.rtlcta".
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f DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
d.el dinero que le permite obrar a5í, ' rrible aún que lo que os he
" El éranos pa rece ser una operación ocasional en la mayoría d e los cas os: al guien que tiene neces idad d e cllnero constituye con ayu da de sus amigos, u n fondo p oi cotizaciones que les serán inmediatament e reembolsadas s in Interés. Pero parece que haya aqu l
"' En el 350, Demósten es, sin dud a a causa de su coreguía, no hab la t omado part e <.'n la camp aña de Beocia. º' F.ln su reforma, Clistenes estableció una lls ta de clen nombres de h éroes fundad ores, entre los cuales el orác ulo de Delfos escogió diez, que fueron asignados a las diez tribus. Parece natural que es t e texto que !\cusaba a Demóstenes d e deserción fuera fijado al ple de estas es tat uas.
DEMOSTENES.--2. PLEITOS POLITICO S.-CONTRA MIDIAS
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tido ese hombre: no es so- Sin embargo, cuando sel.e haya ·c on11ª cofe una injusticia sino una im- vencido de haber comet1do esos ac1arne:d eque alcanza a .t oda la comu- tos, además de los ultrajes q.ue me P~~d d cuando al infortunado y des- ha hecho padecer d'!-rante m1 .corenl ~i~do Aristarco hijo de Moscos .. , guía, ¿qué indulgencia y qué piedad grasorprendió el ~unto tan triste Y podrá esperar en justicia de· vosle n .penoso ·en que se vio enredado, otros? 106. Por mi parte, ate;itdias comenzó, atenienses, por dar- nienses. considero que, al obrar. a.si, se una vuelta por el á~ora Y se atre- ha atentado contra mi vida .. : prim~.ó a proferir sobre mi una serie de ramente en aquellos momentos, nus v~rmaciones de una impiedad .atroz, preparaÚvos para las Dionisíaicas, .m i ~iciendo que era yo quien J:iab1a da- persona, mis Iiberaiidades, han sido do el golpe aquel; luego, viendo que el objeto de sus ultrajes; a,ctualmeneste medio no le llevaba; a n~ll:· .fue t e, gracias a los actos que ~a ~orne a ver a los que procedlan JU
.. Aristarco, hijo de Moscos, había dado muerte a Nlcodemo de Atldna, el mismo que habla, s i no depos itado, · si al menos defendido contra Demóstenes el proceso por deserción : Esquines pretendla que Demóst enes, al no haber podido comprar a su adversario, s e había servido de Aristarco parn hacerlo desaparecer (II, 148) . Obsérvere que Demóstenes se abstlene aquí de nombrar a Nlcodemo.
:.o Asesinnto óe int ención : Demóstenes corrió el riesgo de dej ar en ello la vida, o b ien de, h uyeml.o ant es de la. sentencia, jamás re¡uesar. vivo ni muer t o. a. su pat ria. "" Pros ternarse ante el duefi o q ue gol~ea es. para u n heleno, algo propio de un b arbara , sometido a u n désp ota .
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
verdaderamente poner a la maldad? 109. ¿A qué extremos y excesos pue~ [Nosotros, Dionisia de Afidna Y den llevarse la insolencia, la ·dureza Antffilo de Peania, hemos procedido la brutalidad, si un hombre, que tan~ judicialmente por homicidio contra tas veces ha tratado a otro de forAristarco, hijo de Moscos, cuando Ni- ma tan injusta y tan atroz, lejos de codemo, nuestro pariente, murió de reparar su falta y arrepentirse de muerte violenta por mano de Aris- eJla, añade aún a sus injurias críta.reo. Informado de nuestras inten- menes afrentosos y horribles; si este ciones, Midias, hoy acusado por De- hombre se sirve de la riqueza, no móstenes, en cuyo favor damos tes- para hacer valer lo que él personaltimonio, ha querido corrompernos mente posee, sino para felicitarse de ofreciéndonos dinero, para que dejá- haber eliminado a un ciudadano r.amos a Aristarco al margen de la después de haberlo arrast11ado por eí causa e implicáramos en el proceso fango'l 110. Pues bien: he aquí de homicidio a Demóstenes.] todo el mal que me ha hecho él, atenienses. En realidad, me ha impu108. Tema también, por favor, la tado falsamente un asunto que no ley que h ace referencia a la corrup- me concernia en nada, como los heción. Esperando, atenienses, que en- chos mismos lo han demostrado; él cuentre este texto, tengo alguna cosa depositó .contra mí una acusación de que deciros, dirigiéndoos a todos, deserción, siendo asi que él mismo ¡por Zeus y los dioses !, la siguiente ha abandonado por tres veces su petición: a propósito de todo lo que puesto"": cuando los sucesos de Eume oís decir, escuchadme .teniendo bea 03- he tenido que dejar de hablar en vuestro espíritu este pensamien- de ellos antes-, en los que todo fue to: preguntaos qué hubiera he~ho llevado por Plutar::o, su huésped y uno cualquiera de vosotros ante es- su amigo, él hizo todo lo .posible patos ultrajes, y qué resentimiento h a- ra hacerme responsable de .Jos misbría guardado pór ellos, en su interior, respecto -de su autor. Por mi parte, me ha sido penoso soportar •• El hipare~ Mldlas abandona. su puesto presentarse como t rierarca. y se emlos ultrajes ·de que he sido objeto para barca despu~s que lo han hecho los d edurante mi liturgia, pero más peno- más; finalmente, deja de seguir Ja flota. sos me h abían de ser aún después para hacer b eneficios os cargamentos de mer. de lo que tenía que producirse a con- canelas. "" Demóstenes ha sido s iempre muy dist inuación y mayor había de ser mi creto sobre los asuntos de Eubea, que fue indignadón. ¿Qué límites se podrían ron para él un fracaso. Primeramente, no TESTIGOS
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pu:io bnpedlr a s u ciudad 1::¡ue apoyarn. &l tirano de Eretria, Plutarco, qu e pretendía estar amenazado por Macedonia; no tomó • 1 La auten t icidad de este testimon io ha parte en la lnesvere.da victoria de Ta.mines, s ido violentamente atacada, sobre todo, por en 350; las relaciones que man t uvo con la expresión griega que tradujimos tnexac- Callas y Tauróstenes, que figuraban a la catamente por dinero y que literalmente dice beza de los "separatistas" d e Eubea lo hi· "unos céntimos". Es. por el contrario, po- cleron s ospechoso al pueblo de Atenas. Pudo s lble que, a pesar d el carácter sospechoso tener la amarga satisfacción de decirse que de todos los testimonios, el empleo del tér- habla tenido razón al aconsejar desconfümm ino vulgar equivalente a "unos céntimos" za .y prudencia respecto de Plutarco, cuando sea un signo de autenticidad relativa, al este se volvió con t ra. los atenienses a quie1 nes habla llamado en su ayuda. m enos Indirecta.
h h biexnos, antes que los h ect os to~o el sen demostrado c1aramen e a mundo q~~lla ~~~::nl~d~~~~¡j~a
~~~~ me ~i~ e1ntrÓr c3ci~~~~íPªJ~:
·115
vosotros sabéis que algunos ~ncl~o se me han negado a dar test1mon~o de la verdad. 113. Se cansana uno deplorando este estado ~e cz~
f:;; cfu~roh~e~~~n:J~ iu~i~~~~e
del conseJo , anz ' . te las investigaciones, una ser~e ranacusaciones Y me puso en una s1teación muy peligrosa: en lugar de h~cerle pagar ·e l mal que me ha he~ . ho me arriesgué a pagar por m1 :;,ism-0 en una causa que no me ap~o "echaba nada. Víctima de estas v10iencias, hostigado
M Demóstenes formó parte del Consejo en 349-348. Es probable que, cuando el exa.me~ revlo por lo dem ás m uy severo, que e ~rado~ sufrió pa.ra entrar en él. fuera fuertemente ata.cado por su política. en ;Eubea, tanto más cuanto que el pueblo sent1a mayor Interés por la gran Isla. vecina que por la lejana Tracia. "" I cluso después de las malversaciones de su~ tutores. difícilmente podla Demóstenes contarse entre los pobres.
LEY ..
fSi un ateniense acepta alguna cosa de alguien o hace personalmente proposiciones a otro, o intenta deliberadamente corromper a otras personas para dañar a la democracia o, a titulo personal, para dañar a un ciudadano, sea cual sea el X?edio .º maquinación que emplee, sera cast1: gado con la degradación. cívica, as1 como sus hijos, y sus bienes serán confiscados.] 114. Pues bien, este hombre es h asta tal punto impío, hasta tal punto inmundo, hasta tal punto e~tá dispuesto a decir o a hacer cualquier cosa-!>i se trata de verdad o ·~e mentira, de un enemigo o d~ un amigo, y otras cuestiones seme3a;n~s, ~o es tan siquiera capaz de distmgmr entre ellas-, que, lueg.o_ de haberme imputado ese homicidio, . luego de haber preparado contra m1 una ca~ sa tan grave, me ha dejado cumplir .. Aun cuando en Ja redacción de esta le no haya nada. que na.me especialmente lay atención, hay que hacer, empero, s~i! ella las mayores reservas. Uno se pregu d por qué razón Demóstenes ha.brla. exhuma o, sin sacar apenas partido de él para. su cause. un texto que no ten la ya ap!lcación en sti tiempo, antes se r emontaba a una 1'poca en que la atlmía., que le colocaba verdaderamen te a uno fuera de la ley• condenaba no solamente al culpa:tJle, sino tam~ blén a sus hijos. Lo que es aun más grave. no se ve por qué, en u na .causa de corrupción "'privada", se habna manejado la atlmla.
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f DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS Dl!lMOSTENES. -2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
los ritos de entrada en el Consejo 01, 1 e inmundo había salido la víspera consagrar y sacrificar las víctimas de casa de Ai:istarco y a:I ltes de eso ofrecidas en vuestro nombre y en trataba con el de la nusma forma nombre de la ciudad toda entera; que cualquier otro de sus amigOS115. me ha dejado ser architeoro y ¡este Aristarco que, en tiempos de su conducir en nombre de la ciudad, la prosperidad, me había importunado procesió~ a Zeus Nemeo; con ojos tanto para que lleg~ra; a un arreglo indiferentes ha visto .q ue los ate- con ese hombre! S1 el pensaba, al nienses me designaban unánime- emplear este lenguaje, ·q ue Aristarmente hieropo o inspector de sacri- c? h!tbía hecho alg~ de lo que ocaficios de las Augustas Diosas 08, para s1ono su pérdida, s1 .daba fe a los que realizara sus ritos con otr~s dos. 1 arg~mentos de sus acusadores, no Si hubiera habido a favor de el uno deb1a obrar de ·e sa forma ni tan solo de los puntos esos, una som- siquiera en aquellas condicion~s: bra de las acusaciones que él me ha 118. cuando uno cree a un a~1go imputado, ¿me habría dejado haicer? culpable de~ acto tal?- grave, ~s imNo lo creo así. El está, pues, conven- ponerle suficiente ·casy1go el privarle cldo, de la manera miá.s evidente, de para. ade!ante de su amistad; el enhaber pretendido con sus violencias ?armzam1ei;ito en la venganza se deque &e me desterrara de mi patria. Ja a ·la victima o a l~s enemigos p er"". 116. Cuando él, pese a sus tor- son.ales.¡Toleremos, sm emba~~o, esta tuosas maniobras, se vio incapaz de a_ctitud a un hombre •como. el; Pero, hacer que en alguna manera esta s1 yo os demu ~stro que, s1 el lancausa viniera a recaer sobre mí, con zaba contra Ans~arco, a~ estar hala cara descubierta desde entonc·es, blando con él, baJo su mismo te~ho, lanzó, a fin d e que me alcaqzaran a como con un hombre que no. tie!le mí, acusaciones calumniosas contra nada .q ue pese sobre su ?~nCienc.ia, Aristarco. De lo demás no diré nada; : estas palabras de acusac1on, era a pero cuando el Consejo estaba en su fin_ de per~enne con sus ?al~ias, s esión y examinaba la causa, subió él ¿como no _iba a _merecer el diez ve; a la tribuna diciendo: "Así, pues, ces, o meJor! mil veces la mu:rte . miembros del consejo, ¿no sabéis lo 119. ~ues bien: para ,demos~rnros oue en verdad hay de todo ello? Vos- que cµgo 1a verdad: que, la v1spera otros tenéis al asesino-se refería a 1 del ~la en que él hizo aquellas aftrAristarco-, ¿y vaciláis, buscáis, es- maciones, entró. en su casa, ~stu".o táis en la oscuridad? ¿A.caso no vais charlando, con el, y que, al d1a s1a condenarlo a muerte? ¿No vais a guie~te aun-el colmo de una fr~r ir a su cas'.l y a apoderaros de su vers1.d ad que no, se puede sup . , persona?" 117. Ahora bien, mien- atemen~es.--€ntro en su casa a :re1le, tras hablaba así- este ser insolente se senLo Junto a él Y le tendió la mano ante numerosas personas, para demostrar, digo, que él juró sobre or Se llaman así la. consagración y sacri- su propia cabeza, luego de haber ficio de las victimas con ocasión de la. en- pronunciado ante el Consejo esas patrada en funciones del nuevo Consejo, en atroces que presentaban a el santuario de Zeus Boulaios-ConseJero- labras Aristarco como un asesino, que no Y Atenea. Boulaia- Consejera. •• Uno de Jos numerosos eufemismos que había dicho ningún mal de él, sin designan a las Erlnlas. preocuparse del perjurio, sin contar
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con las personas .presentes que lo sa- 1 bló ante el Consejo, dijo que el asebían todo, cuando, por otra parte, 1 sino de Nicodemo no era otro que creía bueno emplear .a Aristarco pa- · Aristarco y aconsejó a dicho Consejo ra negar a un arreglo entre- nosotros, que se encaminara a casa de Aristarvoy a haceros citar como testigos a co y se apoderara de su persona. HiJos que han asistido· a estos hechos. zo estas afirmaciones ante el Consejo, 120. ¿No es una .c osa abominasiendo así que la víspera había coble atenienses, o no es más bien una mido con Aristarco y con nosotros. cosa impla decir de un hombre que Nosotros sabemos igualmente que Mi"es un asesino", jurar luego que uno dias, al salir de la sesión en que hano ha pronun:!iado estas palabras y bía. hecho estas afirmacíones, regrereprochar un homicidio a un homsó a casa de Aristarco, le tendió la bre bajo cuyo techo se encuent.ra mano y juró por su propia cabeza uno? Si yo renuncio a proceder juque no había dicho ningún mal de dicialmente contra Midias y dejo él ante el Consejo y que consideraba caer vuestro voto de censura, al paa Aristarco completamente indicado recer no soy en absoluto culpable; para llegar a. un arreglo entre Depero, si yo llevo adelante la causa, móstenes y él.] abandono mi puesto, tengo parte en un homicidio, es preciso eliminarme 122. ¡Qué exceso de maldad! ¿Ha de la ciudad. Todo lo contrario, ate- existido jamás una perversidad semenienses; yo ·creo que, si renuncio a jante n. la suya o acaso podría exisproceder judicialmente contria él, tir? El, que creía debía oalumniar a abandono mi puesto de defensor de un hombre que se hallaba en la desla Justicia, y podría intentar contra gracia, que nada le había hecho-era mí mismo una acción por homici- su amigo, pero no insisto más-y que dio "º: pues, caso de obrar así, no al mismo tiempo, podía recurr~r a él habría ya vtda posible para mí. para llegar .a un -~rre~lo conmigo, se 121. En prueba de que también en P?rta como habe1s visto y gas~a el este punto digo la verdad, cita, por ~mero pa.ra ar~astrarme al destierro favor, los testigos de estos hechos. , ~un~o . con Aristarco, contra toda Justicia.. TESTIMONIOS 123. Proc.edimientos ~e este género, atenienses, manwbras que [Nosotros, Lisimaco de Alopece, 1 multipll~an aún los peligros en torDemeas de Soun!os, Cares de Torico, no a nquenos que pretenden defenFllemón de Esfeto, Moscos de Peania, der judicialmente su justa causa, no declaramos saber que, por el tiempo m erecen mi indignación ni que m e en que fue llevada ante el Consejo " sienta. afectado por ellos, ni mucho la denuncia referente a Aristarco, hi- menos, ~i vosotros, los demás, los veis jo de Mo8cos, acusado del homicidio con indiferencia. Por el contrario, de Nicodemo, Midias. actualmente ' todos vosotros debéis sentiros igualprocesado por Demóstenes (en cuyo¡ mente animados por la misma ira, favor damos nosotros testimonio) ha- ccmsiderando que los más pobres de ' entre vosotros y los más desampara"' Desertar de la causa de la, Justicia, seria, 1dos ~n _los .q~e m~s expuestos e~tán para Demóstenes. un verdadero suicidio. a la lUJUst1cia, mientras que, SI se 'º Aquí, et Consejo de los Quinientos. , trata de ultrajar a los demás y de DEM'OSTENES.-14
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCUR SOS COMPLETOS._
escapar al castigo de sus actos, o ih- blanco que yo mismo. Atentando .::luso si se trat a de pagar a quienes contra mi coro, ha causado un petparen el golpe, creando molestias e juicio a mi tribu- es decir, a una déimpedimentos a sus a.Qversarios, en- cima parte de todos vosotros-al tonces, esas sucias gentes que ti·e- tiempo que a mí mismo; con sus vlon en tanto din·ero están muy cerca. lencias premeditadas, ha perj~dica124. No h ay que dejar pasar ,t ales do también a las leyes que son la abusos ni pensar que el hombre: que, salvaguarda de cada uno · de vospor medio del temor, y el pánico, otros. Bajo todos estos punt~s de quiere haoernos imposible el . -que le vista, el di-0s del que se. me .había hagamos pagar el mal que nos ha constituido corego, la religión bajo causad0, h aga otra. cosa que quitar- cualquier forma que .se .· prese:pte '\. el nos este
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DEMOSTENES. -2 .. P LEI TOS P OLITI COS.-CONTRA MIDIAS
128. Si M1dias, atenienses, se hubiera manifestado un hombre dueño -de si mismo y, en general, de con
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un primer punto, que vosotros vais a . oír, luego un segundo punto y a.si siguiendo, mientras vosotros queráis escucharme. Hay de t odo allí dentro: actos de violencia en gra n número, indellcadezas respecto de sus amigos, impiedades para .con · ·los dioses: no hay ningún punto en que no encontréis que merece sobradamen te la muerte. : MEMORAN DU M DE L OS DELITOS Cl)METIDOS POR MIDIAS
131., Este es, jueces, todo el mal que ha hecho él a todos aqueUos que ha encontrado en su camino, ¡y dejo muchas oosas aparte! Nadie podría decir en una sola vez todas las maldades de que se ha hecho culpable, al no dejar de ultrajar a los demás a lo largo de toda su existencia. Pero lo que vale la pena de verse es el grado de presunción y fatuidad que ha alcanzado actualment e, luego de tantos crímenes sin castigo. Lo que &e puede tramar .contra un individuo no me parece fuera pa ra él una h azaña suficientemente brillante ni suficientemente audaz, ni que valiera la pena de que él arriesgara en ella su vida. No, si no tenía que arrastrar por el fango a toda una tribu, o al Consejo, o a una clase social ", y perseguir con su odio a un gran número de entre vosotros, pensaba que la vida n o merecía ya ser vivida. 132. Por más que ten ga innumerables cosas que decir, guardo silencio
'" La jor na da judicial era ·contada por unidades d e d uración constit uidas p or el de un ánfora de agua- u n os veinte " A la t ribu. en l a persona de su core· lit ros-por la clepsidra . En el d iscurso Sobre las pr evaricar.tones de la embajada, Demós- go; al Consejo, acu sándolo de ser estúpidamente ciego (núm. 1116) ; a la clase de loo t enes parece h aber •:llspuesto, según su m is· m o a dversl\ri'), dt' once ánforas : Esquin es. Cahalleros, por medio de ll\s calumnias proII, 121!. JlP.ladas luego de la campaña de Eubea. P ASO
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.c;obre _l_o demrás; pero todo~ vosotros 1 a~uana? <• Esto es lo que se nos con?ºn?ce1s, creo, las iafirmac1-0nes que to a nosotros, los hoplitas, ya que el hizo ante todos vosotros acerca de 1nosotros n o h abíamos hecho la travelos caballer-0s que eran sus camara- sía po·r el mismo lugar. 134. Luedas en la expedición de Argu;1:a ••; a go de ·esto, porque Arquetíon o cual.su regreso de Calcis los acusó y dijo quier otro se haya burlado de ti por en voz bien alta que esta campaña . este motivo, ¿nos persigues tú a tohabía acabado con la vergüenza de ¡ dos con tus furores? Si es verdad que toda nuestra ciudad; y VQSOtros re- . has hecho lo que cuentan tus ca.macordáis las injurias que profirió con- ; rad~s d_e ~a cab!illería-y. lo que tu tra Cratino " por este motiva-ese les ~nc1;rrmn~~ digan d~ t 1-, esto es mismo que, según me dicen, se dis- la _J?St.iflc:ac1on de. ti;i mab repupon e hoy a defender·lo y apoyarlo- . tac1on: ~u les perJudi~abas a ellos, ¿Qué audacia y qué perversidad no tus conc1.udadanos aqm p;esentes, a hay que atribuir a un hombre que, t.da la ·ci_udad, Y nos cubnas de versin razón, se ha granjeado un Qdio guenza; si algunos de entre t llos precomo e.s te de tantos ciudadanos a la pararon el golpe . contra ;-1 Y han vez? 133. Sin ·embargo, Mldias, ment~do. cuando t_u no hab1as hecho ¿qué hombres fueron para la ciu- nada , s1 los demas s-oldados., er: ~u dad objeto de vergüenza? ¿Son, aca- gar de censurarlos, se ha~ d1ve1tido so los que pasaron el mar en buen n tu ·Costa, hay en ello_, ciertamente, d · ·d • • una prueba de que, a Juzgar por las or. en, ~qmpa os . segun conve:r~.ia a demás círcunstandas de tu vida, una qmen~s iban ~ unirse .::on ~us aliad?s reputación como esta les parecía jusY. a ~aeer. frente al enemigo, 0 qui- tiflcada y merecida; tú no tenías za eres tu, que, en el momento de sino que mostrar más moderación ~?i-tear los ~ue mar chaban pe_días a_l en lugar de hablar contra ellos'. cielo no ser de los que partian, t u 135. P ero tú tienes la costumbre de ~ue ;riunca t.e has puesto una co~·a- amenazar a todo el mun~o, de perza, smo que ibas a caballo en tu silla seguir a todo el mundo- con tu furor : ti~- m?nta:· de plata .. ., todos lo sa- tú quieres que los demás entren por b~1s, 1la silla de mo~tar de Eubea! ~· tus caminos, pero tú no haces entrar tu que estabas provisto de telas f1- .por tu manera de ver las .::osas el nas, de .copas y anforas, todo eso que obrar sin moJ.estar ni enojar a los fue cogido por los empleados
los h oplitas, desembarcando ~n otro punto de E ub ea, se h a b ían atri ncherado en T am!nes, donde estuvieron a punto de d e" Los empleados de la a duana p er cibían J;;rse cercar. un derecho del cin cuen tavo sobre t odas las 76 Qulzi\. ot ro h ip arco, colega de Mldlas. im p ortaciones y expor taciones. Qu izá l~s " Demóstenes habla, como cie cosa muy aduanas s e n egaran a dejar entrar en El conocida de sus oyentes, de la silla de mon - Atlca. artícu los de t ant o lu j o; 0 quizá contar con respaldo-lujosa y confort able, a Ja sideraron qu e Mldlas 110 t en ia derecho a n z, poco militar e In cluso poco viril- que comerciar con la lsl,l suble vada con t ra Mldlas h a bía t rafldo de Eubea . . Atenas.
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2 . PLE ITOS POLJTICOS.-CONTR A MIDIAS
cubrirle con sus cuerpos, están Polieucto, Timócrates y ·el inmundo Euctemon- los mercenarios de su guardia personal-; y están luego otras gentes-una bien organizada sociedad de testigos-que, abiertamente no hacen nada que os ofenda, pero están bien dispuestos a defender fácilmente la m entira. Creo en verdad, por los dioses, que esta segunda clase de gentes no sacan de él ningún beneficio: pero hay hombres extrañamente inclinados, para desgracia suya, a correr tras los ricos para asistirles y servirles de testigos. 140 . T-odas est as formas de pr oceder son, creo yo, una amenaza para todos y cada uno de vosotros, que vivís como podéis sin contar más que con vosotros mismos. Si vosotros os r eunís es a fin de que, r eunidos-mientras que cada uno está individualmente en inferiorida d para las relacion es, la fortuna o cualquier otra v·entaja-, podáis ser m ás fuert·es que esas gentes y a fin de poder poner término a sus violencias. 141. Es posible que también os encontréis ante un argumento de este género: "¿Por qué, pues, tal o cual persona, que ha sido víctima de t ales o cuales ultrajes, no me ha pedido una exp!i.cación de ellos?", o bien, " ¿por qué, pues . .. ?", y sin duda designará por su nombre a alguna otra ·de sus víctimas. En cuanto· a los motivos que han apartado a cada uno de ellos de hacerse justicia por sí mism-o, supongo que todos vosotros los conocéis: uno no tiene tiempo, n o quiere meterse en líos, no sabe ha blar, no tiene dinero, y ot ras mil razones. 142. Sin embargo, creo que hoy este hombre no puede hablar así, sino que debe h acernos conocer que él no ha cometido ninguna de las p rever, re- f lt d •t d ¡ · · que acusa ·a as Y eh os e que e acuso, Sl lo al'rulnc 1 él no llega a esto, razón de má s ·par a
bres? ¿Quién, pues, fuera de ti, no habría temido obrar así ? 136. En todos los demás hombres constato que, cuando se les juzga, hay uno o dos delitos, j ueces, de que se les acusa, y que. en.os recurren continuamente a la s1gmente argumentación: "¿Quién de entre vosotros tiene la impresión de que yo he cometido esta acción? ¿Quién de entre vosotros me ha visto nunca proceder así? No, no h ay nada de ello: esas gentes, por odiarme, mienten contra mí y presentan falsos testimonios contra mí", etc. 137. Con ese hombre ocurre todo lo contrario: creo, en efecto, que todos oon-océi~ su manera de comportarse en la vida, su brutalidad, su jactancia , e imagino que hace un rato hay quienes ~e sorprenden de no oírme hablar de ciertas cosas que saben. Tengo comproba do que, entre sus víctimas, hay muchas .que ni tan siquiera quieren dar te5tim-0n io de todo lo que han tenido que soportar, porque ven la violen.cía de Midias, su espíritu pendenciero, los medios de que dispone - todo eso que confiere a ese ser abyecto una fuerza temible- . 138. Su maldad y su violencia, al encontrar un apoyo en su .p oder y su fortuna, le son .como un muro que lo protege contra toda sorpresa; si este hombre se viera despojado de lo que posee, quizá cesaría en sus violencias ; si no, se dará menos por él que por el más humilde de entr e vosotros'º. En vano prorrumpirá él en gritos e injurias; si se entrega a una violencia sin freno, la pagará en pie de igualdad con nosotros. 139. Por el momento, .cr eo que, p ara ,. Demóstenes se complace en petldas veces pa~a los actos d e a Mldlas, un~ pesada mul ta qu e
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
quérer su pérdida. Si ér:es ló suficientemente fuerte como par a poder; obrando como lo viene haciendo, ·impedir que .c ada tino' de nosotros ·consiga de él una venganza legítima, t odos, a.llora que le tenéis, debéis castig1a rlo en interés d e todos, como a un enemigo común de nuestro régimen. · ·. 143'. La . historia nos 'e~seña que, en' otro tiempo, en lps tiempos antiguos. en que Ate~as tenia una gran prosperidad, vivió A'.lcibíades so: pues bien: considerad de qué manera obraron nuestros antepasados con µn hombre que tantos títulos tenía S; la gratitud pública, cua)f,d,o él .se creyó con derecho a ser odioso y brutal. Si evoco su nombre, no es, en verdad, pára comparar a Midias con Alcibíades-no estoy tan desprovisto de sentido común y de inteligencia-:-, sino para que vosotros sepáis que no tenéis por qué soportar-¡que jamás tendréis por qué soportar!-, vosotros que formáis la mayoría, ni lo ilustre del nacimiento, ni la riqueza, ni el pi-estigio personal, si van acompañados de violencia. 144. _ Se dice que ese hombre, atenienses, descendía por parte de su padre de los Alcmeónidas-aquellos que, s-egún -la tra dición, desterrados por los tiranos por haber tomado las armas · en defensa del pueblo, se hicieron prestar dinero en Delfos, liberaron luego la ciudad y expulsaron a los hijos de
DEMOSTENES.- 2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MlDlAS
Pisístrato-; .por el lado matern..o, descendía de Hiponico, y procedía de . U:na casa que había prestado a la democracia grandes y · sefialados servicios. 145. No era esto solo lo que tenía él a 'su favor: él mismo había tomado dos veces las armas para defender en Samos la causa de la democracia, y una ·tercera vez fo hizo' aquí' mismo; había · demostrado su dedicación a ·su patria poniendo a contribución su propia person~no su dinero o sus frases-. Tenia también en su fovor sus participaciones en los Juegos Olímpicos, sus victorias, sus coronas: excelente general, pasaba por ser, además,' según se dice, el mejor ora dor de su tiem'))o. 146. Sin embargo, nuestros lejanoo antepasados no le concedieron en manera alguna, por ninguno de sus méritos, el derecho a ultrajarlos: por el contr.ario, lo desterraron y lo echaron de la patria; y soportaron todas las pruebas~la hegemonía de ~~ ta, las fortifi.c aciones de Decelia dirigidas contra ellos la captura ere su flota-, lo soportaron todo, pensando que valía más sufrir cualquier cosa resistiendo que aceptar que se les hiciera ultraje aceptándolo ellos. 147. Por otra parte, ¿se entregó él a . violencias tan graves como esas de que ese hombre ha sido actualmente convicto? Ha golpeado en pleno rostro a Taureas "', que era corego. Lo conoodo era: ' un ·COrego que trataba así a~ otro corego, y no podía aún violar la ley actual. P or lo que se dice, hizo meter en 1a cár cel al 81
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'"' Todo es te P9 saje sobre ·Alc1biades fue oJljeto de sospechas por parte de . los editore~ antiguos. Cor.t iene errores sobre dich o personaje, as! como cosas os curas. Alclblades era un Alcmeón1da por . su madre Dlnomaque, no por par t e de, ·s u . padre. Sólo por s.finidad, por medio de su mujer Hiparetes, estaba vinculado con la familia · en· que al• 1 La !ortifica:ión de DeceJia. habia. sido ternaban los Callas y los Hlponlcos. No i;e ve bien de qué manera pw:lo Alcib!ades aconsejada a Esparta p".lr Alc1blades, cuando merecer . en Samas dOS veces el f avor de la est e se refugió alll. "'' crr. [AndocldesJ, Ale. 20. democracia.
pintor Agatarco ..... Si, pero lo h abia sorprendido en ·fiagi·ante delito, según también se dice; lo cual hace .que no se le pueda echar esto · en cara: Mutiló los Hermes. Todos los actos sacrilegos merecen, a mis ojos, la misma indignación ; pero ¡la destrucción total de omament.os sagrados es ·algo. distinto ·de -una mutila~ ción así!· .. Sí, está bien demostrado que. esto es lo que . él quería hacer. 148. · ·Establezcaanos, pues, un paralelo entre el hombre que es él y aquellos a ouya costa ·se ha maniféstado: · n·o rvay¡áis a ·creer, jueces,. que la moral, 1la ley"divina -0 la pledad os permiten, a vosotros; que descendéis de ·antepasados · tan grandes, juzgar digno id.e vuestra indulgencia, de: vuestra bondad humana o · ·de cualquier otro favor, a est e bribón; a este bruto,·a. este violento· que tenéis ert ·v uestras manos, · este don nadie, hijo de· nadie. Por : qué ibais a obrar vosotros · así? ¿Por consideración a sus campañas? •Pero ¡si, como ·solda do,· no vale nada! Y menos aún ·p ara mandar a los otros. ¿Por consideración a su elocuencia? Pero,· hasta el presente, no ha dicho en público nada que valga algo : la palabra no le sirve, en público, m áis que para hablar mal de todo el mundo. 149. ¿Por consideración a su familia? ¡Oh, sí, por Zeus ! ¿Quién no conoce-creerla uno hallarse en una tragedia- el misterio inconfesable de
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su nacimiento? ·• Hay en su vida dos hechos enteramente opuestos. Su .v erdadera madre-aquella a quien él debe sus días-e·r a más prudente ,e inteligente que nadie en el mundo, mientras que la .que se pretende ,s u madre, su madre supuesta, era la más necia · de las mujeres. ¿La pr1J~--: ba de ello? Que una lo . vendió al nacer, mientras que la. otra¡ .lo ~om~ pró, siendo así que , por aquel pr~-: cio podía ha.cer una compra mejor,. 150. Convertido por este subterfugio en dueño de bienes que no le correspondían, dotado por· el azar: c.o n u11a patria que, más que .ninguna otra ciudad.. pasa .por. estar regida por las leyes, me parece que no, puede toleral°' ·ni soportar estas leyes: su temperamento, veroaderam~nte bárbaro y maldito por los cielos, l arrastra, lo domina y pone de manifiesto .cap. toda evidencia que no usa lo que tie-; ne más . que como un .J>i.e n extr.~ño,, que es la realidad. . .. 151. Aunque la vida. de este s~r desvergonzado e inmundo no teng~ más que actos d.e violencia tan numerosos y tan graves,_a.lg~as p~rs9~ nas, jueces, que son ami.gas . de el, han venido a encontrarme y me aconsejaban que r enunciara al pre-
"" Sería, sin duda , muy inútil buscar ·Un solo ápice de verdad al menos en esa historia Je hijo 5\tp\1esto. que posiblemente · no i.1ene otro· 'objeto que mostrar que, por su nacimiento, M\dlas no había sido hecho para '" Alclblades había sorprendido al pint or r espet.ar la "lguaM.ad" democrática . Conoce• Agatarco e n flagrante delito con su prop1a mos la lncrelble llbertad de que gozaban duefla. la$ orlldores para atribuir al adversario ori.. l!:xtraña campa.ración ent.1:e la deterlo- genes bárbaros y serviles . El mismo nemósraclón-tot al en la Intención, dice Demós- t enes parece n o tener ninguna dificultad en tenes, pero parcial y aun Incluso quizá In- decir, en el discurs o de la Corona , 129, que signllica.nte lde hecho-
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSO S COMPLETOS
T
sente proceso y que dejara de lado tacto y de finura, nos pone los nerlo.s procedimientos jurídicos. Al no vios al vivo hablando asi de ellas en poder convencerme de ello, ellos no cada sesión. 154. Pero si hay que han osado afirmar que él no haya examinar más cuidadosamente en cometido tantos delitos y que no de- qué consisten realmente •e stas Uturbería ser justamente eastigado por gias, ved lo que quiero deciros. y su conducta, fuera cual ·f uera la pe- considerad con qué imparcialidad na; pero ellos han encontrado el ar- examino su asunto: juzgo en relación gumento siguiente: "El ha sido ya conmigo. Ese hombre, que tiene -alcondenado, se ha pronunciado contra .rededor de los cincuenta años-o poél un voto: ¿en qué cifra esperas tú co menos-, no ha asumido en serque el tribunal fije su pena? ¿No ves vicio vuestro . más .Jiturgias que yo, que él es rico y que hablará de sus que tengo tremta y
Perlandro (alío 357) , que repartía. Jos mil doscientos ciudadanos más ricos en vein te s!morlas, favorecia to:la clase d e fraudes; "" Es te argumento puede muy bien haber la l ey ~ ropuesta por Demóstenes en 340. funhecho fuerza a Demóstenes, cuando se decidió dada sobre et Impuesto o contribución tea concluir con Mldlas el "arreglo" que cono- rritorial , a seguraba, al parecer, u n m eJor cemos. reparto d e las cargas de la trlerarqula.
DEMOSTENES.- 2. PLEIT0S POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
material y lo hace todo de tal forma <¡ue a esas gentes les ocurre q~e apenrui vienen a gastar nada y, sm embargo, con el aire de haber asumido una liturgia, se haicen conceder la exención de las demás liturgias. 156. ¿Es que acaso ocurre de otra forma? El ha sido corego ·p ara la tragedia, yo para los flautistas de los coros de a dultos, y nadie ignora aue, en el segundo caso, los gastos son mucho más eonsiderables. Yo }le sido corego benévolamente; él no lo ha sido más que ante la amenaza de la a ntídosis, y en buena justicia no se le debía por ello ninguna gratitud. ¿Qué más? Yo he ofrecido un banquete a mi tribu y he sido corego en las Panateneas; él no ha hecho ni una ·c osa ni la otra. 157. Yo he sido durante diez años presidente de simoria so, en igualdad con Forro:lón, Lisiteides, Calaiscro y los más J.licos; respecto de los impuestos, estaba yo -clasificado, no ·p or el valor de mi fortuna real de entonces-yo había sido despojado por mis tutares--, sino por la idea que tenía la gente de lo que mi padre había dejado y que yo tenía que recibir en mi mayoría de edad. Ved lo que ha sido mi condueta para con vosotros; ¡,y Midias? Nunca hasta el día de h.oy--sin que nadie lo h1.1biera despojado de su .patrimonio-habría si-
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do presidente de simoria; sin embargo, heredó de su padre una gran fortuna. ¿Dónde estJá, su magnificencia? 158. ¿Dónde están las liturgias, las impresionantes liberalidades de que él se envanece? Yo no veo nada de esto, a no ser que se tenga en consideración esto: él se ha hecho construir en Eleusis una casa tan grande que domina con su sombra todas las casas del lugar; y lleva a su mujer a los Misterios-esto, por ot11a parte, cuando le pla·c e-en el tiro de dos caballos blancos de Sición 00 ; él lleva siempre consigo tres o cuatro hombres de escolta, y atropella a todo el mundo en el ágora, no teniendo en su lengua más que copas, vasos de cuerno y vasijas, y hablando lo suficientemente fuerte como para que lo oigan los que pasan. 159. Todo lo que compra para sí mismo por atkión al lujo, todas estas cosas superfluas, no sé en qué os pueden ser útiles a la mayoría de entre vosotros: a cambio de esto, los actos de violencia que él comete, embriagado .por todo ese lujo, creo que alcanzan a la masa de los dudadanos y a cualquiera de vosotros. Vosotro.s no debéis quedaros embobados ante todo esto y en toda ocasión, ni inferir que este lujo implica ambiciones generosas : estas no consisten en viVir en una casa magnífica, ni en tener muchas mujeres esclávas o muchos ·m uebles, sino en demostrar· una magnifica -ambición de la que todos vosotros os aprovecháis; ahora bien, no encontraréis nada de todo esto en él. 160. "Pero, ¡por Zeus!, él nos hi-
.. Sobre los mil doscientos contribuyentes de Ja ley do Perlandro, habla trescientos que representaban Jos quince eluda.danos máa ricos de cada una d e las veinte slmo11a8. El más rico de estos veinte grupos era llamado presidente de la. sl.morla. Parece que el que encabezaba la lista de la s imorta avanzaba al Estado las sumas nece sartas para equipar y d otar la. tr1rreme, mientras que la misma simoria se apre· suraba a Imponer su contribución a los .. Slclón era tamosa por aus caballos de oludada.nos menos ricos, pero m6a numeroraza. l50S, qua formaban pa.rte de la mlSina.
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-
zo donación de una trirreme" 01• Sé que él no hablará de otra cosa y que dirá: "Yo os he h echo donación de una trirreme." Haced, pues, esto, atenienses: si es una noble ambidón la que lo ha movido a ofrecérosla, tened para con él el reconocimiento que tal acto merece, pero no le concedáis en manera alguna el derecho de ultrajaros; porque, por nada del -mundo, por ningún acto, sea el que sea, se podría tolerar esto. Pero si se os demuestra que él ha obrado así por debillc1ad o por cobardía, no seáis víctlmas de sus engaños. ¿Cómo podriais serlo? Sobre este punto igualmente voy a informaros. Me será preciso remontarme un poco m1ás arriba, pero solo se trata de dos palabras. Nosotros tuvimos ·p rimeramente aquí, en favor de Eubea, una primera con161. Midias tribución voluntaria: no formaba parte de ella, mientras que yo era trlerarca asociado a Filipo, hijo de Nlcóstrato; sin embargo, un hombre de una ambición tan generooa debería haber respondido en todas partes: "¡Presente!" Estamos ahora en la tercera contribución: entonces aporta él Ja suya. ¿En qué condiciones? El estaba en el Consejo cuando se aiportaban las contdbuciones voluntarias, pero él no dio nada en ese momento; 162. en cambio, cuando el Consejo, al saber que nuestros soldados está·b an cerca:dos en Tamines, hubo de·cidido una 'partida en masa de los caballeros que quedaban-él era: uno de esos-,· Midias, enloquecido por la , 01
Se trata aqul de una contribución ,vo-
iüntarla, cuya Importancia en vano Intenta disminuir Demóstenes: Mldlas hizo donación a la c iudad de una trlrreme, además de Aquella de que, al menos parcialmente, pod!a ser deudor a la cltl!dad a título· · de Ja trlerarqufa.
DISCURSOS COMPLETOS
perspectiva de la .campaña, en la sesión del día siguiente, sin dar tiempo de que se sentaran los presidentes, sube a la tribuna y ofrece su contribución. ¿Qué es lo que demu~s tra, con una evidencia que le cierra la boca, que, si ha obrado de esta manera, no lo hizo movido por una noble ambición, sino para esquivar esta campaña? Lo qu"e lúzo él inmediatamente después. 163. Primeramente, creyendo que, al ver que la sesión se prolongaba y se sucedían los discursos, no habría necesidad .del i'l!fuerzo de la éaballería y que la cuestión de la salida era por tierra, no se embarca él en el navío que había ofrecido, envía al meteco 00, el egipcio Pánfilo, mientras él se quedaba aquí, en las Dionisíacas, y se entregaba a los actos que hoy hacen se le juzgue; 164. pero, cuando el estratego Foción hubo llamado a los caballeros de Argura .. para un relevo y Midias se vio cogido en el cebo de todas sus finezas, ese maldito cobarde abandona su cuerpo y se embarca en el navío, en lugar de partir con los caballeros, cuyo mando había reivindicado cuando estaban aquí. ¡Si hubiera habido cualquier .peligro por mar •es evídente que él hubiera escogido ir por tierra! 165. No, no se condujo así Nicérato, el hijo querido de Nielas", que físicamente era reailmente débil; tampoco se ha portado así Eucte-
ni Eutidemo, ~i minas de plata. En .u n individuo tan de Estratocles; por e! contrario, despreciable, una trierarquía no es cada uno de ellos, despues de haber ya un servicio público, sino ~ esdonado uná trlrreme de todo cora- peculación. Todos vosotros. sabe1s tan zón lejos de aprovecharse de la oca- bien como yo que digo . la · verdad; sión . para esquivar sus obligaciones sin embargo, también voy a hacer militares, ha dado gra~uitamente al que se os citen los testigos. Estado una trirreme dispuesta para TESTIGOS "" la partida y ha contribuido . con su persona en el puesto · nusmo [168. Nosotros, Cleón de· Sunio, que• le, habían asignado. las ·le~es. Aristocles de Peania, Pánfilo, Nicéra166· Pero ¡no es lo mismo tratan.to de Aquerdonte, Euctemon de Esfedose del hiparco Midias! El abandotos declaramos que nos encontrábana el puesto que le asignaban las mo~ al cargo de una trierarquía igual Jeyes y va a poner en el número de . que Midias, procesado hoy por DeJos servicios qu"e ha prestado al Esmóstenes (en cu;ro favor damos testado una serle de :maniobras de. las . timonio), en el tiempo en que regreque tendrá que dar razón.. Por lo de: samos de Estiras por mar con toda mJá.s, en nombre cde ' los d10ses, ¿~ue la flota. Mientras todo el mundo esnombre habrá que ·dar a · una tnetaba en su puesto en esta operación rarquía como la suya? °" ¿Es "arreny los. trierarcas tenían la orden de damiento de impuestos", "cincuentaalejarse antes· de nuestro regreso vo", "deserción", :'abandono de f~las - no a Atenas, Midias, que se había queen tiempo de guerra" . u otros nomdado más atrás, cargó madera, estabres de este género, más bien que cas, ganado y otras cosas aún e hizo "nobles ambicior¡.es"? Al no ~i;ico_n., rumbo al Pireo, completamente solo, trar otro medio de darse a s1 m1Sdos dfas después, sin haber u.evado mo la exención de su servi:!io en la su n avío a su base junto con los decaballería Midias ha imaginado no · ; ~é qué "clncuentavo de caballería'"'º - más trierarcas.l sin precendentes. 167. Volvamos 169. •Aun cuando ; su actividÍl.d en sobre este punto. Mientras los demás trierarcas que os habían donado tri- su· liturgia hubiera" sido tal como él rremes hacían escolta a, vuestras tr~ la va a. proclainar'.cori' fanfarronería pas · a vuestro regreso de Estiras, el ante todos· dentro de poc<>' tiempo, y ha sido el único · en no hacerlo; sin rio•como ·yo voy' a mostrarla, inerecepreocuparse más ,de vosotros; ha ·car.:.. ríá no'. escapar ·'a l j"QSto c.a stigq.: de gado estacas, .g anado, madera para t . f~ ¡{ . r: I quicios de puerta pi;i.ta su uso perso"' Nicérato viene designado por un demo nal, y madera de galería para ' las que no es el suyo, y Pánfilo, que debe ser
man; hijo de Esíon, jo
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• 2 En lugar de embarcarse en la trlrreme, Midias envía en su lugar a un egipcio, sin duda, muy conocido de todos, el meteco Pánfilo. · · 93 Foclón, apenas pudo deshacerse de los apuros de Tamlnes, llamó las tr opas de refresco que se hallaban en Argura. · . "Este descendiente del famoso Nielas era hijo único y muy \'.iébll por afiadldura.: tenla, pues, algún motivo en exponerse meno1 que otros. ·
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DEMOSTENES. -2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
"'· . .., D emóstenes tinge pregUntarse si esta trterarquia de Mldlas fue para él uria truetuosa especulación o bien uli medio de esquivar su s "deberes de soldado. · oo combinación sarcástica que une el cargo de ' hipa.reo con la· operación financiera .qué ·ocultó Ja trterarquia. i .;·~.,
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el egipcio· del núm' 163, es denominado sin la i ndicación de su dem~ue era precisam ente, sin duda, el de Aquerdonte: cfr. Eaqulnes, Contra · Tlmarco, 11()-.. Sin •tener nada verdaderamente chocante, el testlmonlo. no aporta a lo ' que conocemos -por ·Demóstenes ninguna Indicación útU. · Hay· ·probabllldades de que simplemente se hay& !abrtcado a partir del núm. 167. ·
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DEllIOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
sus violencias invocando sus litur- go lo habéis hecho hiparco-un honigias. Yo sé que muchas personas os ~re que no es capaz de atravesar el han prestado muchos servicios, pero ago~a a caballo en las pr·ocesionesno han sido liturgias a lo Midías: u~ m.tendente de los misterios, co~ unos han sido vencedores en el mar, n:usano de cultos, proveedor de vícotros se han apoderado de ciuda- timas públicas, qué se yo aún 100 des, ottos incluso han levantado 172. Después de esto, ·decidme por trofeos a gloría de nuestra ciudad· l?s dioses: ¿Creéis vosotros qu'e ha 170. pero, no obstante nunca has: ~do un favor despreciable o pequeta el día de hoy, habéis concedido a una gracia sin importancia, el nadie-y, además, no podríais hacer- no, haber querido, por medio de vueslo-el favor de autorizar a alguien tros cargos, de vuestros honores, de personalmente a ultr.ajar a los enesufragios, enderezar una namigos privados, cuando uno quiera y vuestros turaleza profundamente mala, cocomo pueda. No, ni tan siquiera a barde y perv·e rsa? Si se le quitara Harmodio y a Aristogitón 06 ; sin embargo, les han sido concedidos los el derecho de decir "he sido hiparco mayores beneficios, mayores que los he sido tesorero de la nave Paralia": rn~~ores. Vosotros no hubierais ad- ¿para qué otra cosa podría servir? mitido que, en .Ja este1'a a continua- 173. Pero vosotros sabéis también ción de la inscripción: se hubiera que, siendo tesorero de Ia nave Papuesto "que ellos tenían ·también el ralia, sacó más de cinco talentos a derecho de ultrajar a quien quisie- las gentes de Cízico JOl: para escapar ran". En efecto, si ellos habían re- a un justo castigo, los atropelló de cibi~o estas ventajas y beneficios, era t~d_as las _maneras, los engañó y hosp rec1~a.mente por haber puesto fin a tigo, pomendo la confusión en los un regunen que ultrajaba a los ciu- acuerdes firmados entre ambas ciudadanos. dades: las ha enfrentado una con171. Quiero también demostrar?s, atenienses, que Midías ha reci100 bido de vosotros favores que pagan Cargos de carácter rellgloso: Jos lnno solamente sus liturgias-¡bíen po- tenldentes de les misterios de Eleusls eran 4 doz atenienses y dos miembros de Jas !ami~ ca cosa en .vel'dad !-, sino también sacerdotales de EleusiS-Constitución de l_o que podnan ser servicios más se- llas Atenas, 57-; comisario de Jos sacrificios n!l;lados: de esta manera no os cree- -yéase Aristóteles, Ob. cit., 54-: eran en re1s deudores de nada a este indivi- numero de diez, ·:lesignados por sorteo, y esencargados de la compra de las vicduo despreciable. Vuestros votos han t.aban timas públicas. 101 h echo de él el tesorero de la nave Según las Indicaciones del escollas ta Paralia 99-un hombre como él- , lue- creemos adivinar que, durante Ja Guerra so~ •• Los descendientes de Harmoctio y Arlstogitón hablan s ido expresamente declarados exentos de todas las cargas públicas, escep!o la trlerarquía y el tributo territorial. La Paralla y Ja Salamlnla eran las dos trlrremes públicas: Mldias se cuidó hasta tal punto de la que tenla a su cargo como tesorero que se dejó ganar en velocidad por diversas trlrremes privadas.
clal, Mldlas se habla a.provechado de la decisión tomada por Atenas de apoderarse de todos los navíos de otras ciudades, aun cuando se dedicaran a un comercio pacifico, para Incautarse de un navío de Cizlco. Los que Iban en él, sin duda, protestaron, haciendo valer que esta ciudad había. concltll'do un conv~nlo con Atenas. Mldlas habrla engañado -a las gentes de Cizlco, habrla enemistado a las . dos ciudades en su Interpretación de Jos convenios que las unian y habría guardado el dinero cogido.
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2. PLEITOS POLITICOS.- CONTRA MIDIAS
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tra otra, pero se guardó el dinero. · cario cualquiera '°'. Ahora bien, la Hecho hipare~ ~racias a vuestros V~- ¡ ley que concierne a los Misteri?s es tos desorganizo vuestra caballena la misma que se refiere a las D10niha~ta un extremo tal que él mismo! síacas: la primera es incluso de fetuvo que desautorizar sus edictos. cha más reciente que la segunda. 174. Tesorero de la Paralia-vos- · 176. ¿Qué ho.bía hecho, pues, Evanotr.os ha.:::íais entonces la expedición .1 dro, atenienses, para ser así castigade Eubea, que iba dirigida contra : do por vosotr.os? Escuchadme bien: 'I'ebas-, aunque él dispusiera para . luego de haber obtenido una sentenello de doce talentos de créditos pú- cia judicial centra Menipo en una bU.cos, cuando vosotros habíais de- 1. causa comercial, se había aprovechacidido haceros a la mar y escoltar 1 do de su presencia ·e n At enas para vuestras tropas de tierra, él no os asistir a los Misterios para poner la ayudó, antes solamente llegó cuan- mano sobre él, a causa de no haber do se había fil'mado ya la tregua con tenido, seg·ún sus declaraciones, el Tebas, que concluyó Diocles, y así- medio de hacerlo an teriormente: no mismo se dejó ganar en velocidad había otra razón que esta. Ouando por una de las trirremes privadas: Evandro compare:::ió .ante el Tribu·tan bien dotada y equipada estaba nal, vosotros queríais condenarlo a Ja trirreme sagrada! Cuando él fue muerte; pero, puesto que el que lo biparco- no sé qué pensaréis vosotros había denunciado se dejó ablandar, de lo demás-, este h ombre rico y lo habéis forzado a que renunciara fastuoso no se decidió a compra.r un por completo al beneficio del procecaballo; él figuraba en las procesio- so que hab1a ganado-eran unos dos nes sobre un caballo que no era su- talentos--y habéis puesto a cargo suyo, sino de Filomeles de Peania: ¡el yo los gastos que el hombre había hecho es bien .conocido de todos los hecho, según las cuentas que él precaballeros ! Para demostrar que digo sentó nnte vosotros permaneciendo verdad, cita, por favor, los testigos. en Atenas a consecuencia del voto previo. 177. Así, pues, en una causa privada, sin que mediara en ella TESTIGOS ninguna violencia, un hombre ha podido sufrir una pena tan pesada, 175. Quiero citaros, atenienses, los solamente por haber transgredido la que, a continuación de un voto del ley. Y se comprende: las leyes, vuespueblo y a consecuencia del mismo, tro juramento, esto es lo que vosotros habéis condenado vosotros por ultra- tenéis q_ue observar; esto es lo que je a la fiesta, y mostrar lo que ha- los jueces se transmiten de unos a bían necho algunos de entre ellos otros como un depósito que debe perpara incurrir en vuestras iras-¡y mane:::er intacto para todos aquellos qué iras!-, para que hagáis la com- que, amparados por una causa jusparación con la conducta de ese ta., recurren a vosotros. 178. Hay hombre. Primeramente, para comenzar por la condena más reciente, el pueblo condenó por ultraje a los Misfü> ¿Era Menlpo de Carla ? ¿O bien se terios a Evandro de Tespios, que h a- trata simplemente del empleo despreciativo bía sido denunciado por Menipo, un de este tt'rmino étnico?
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DEMOSTENES Y ESQU!NES.- DISCURSOS COMPLETOS DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.-CONTRA MIDIAS
también un segundo caso 1 "" el de: era ene · un hombre que hace poco o~ pare- ! teis migo s~yo: "?~otros juzgasc~ó. había atentado contra las Dio- ¡ 10 ~~.ehera_ la ·mt.en.c1on de ultrajat ms1acas: vosotros lo castigasteis con no em~~~~~ov;~~~º1 sus goll?~S,. un voto previo-, siendo así que era el Y el vino no hahían sid~ ~~ces1on asesor del arconte, su propio hijo, un pretexto para comet.er esta~ .que por haber hech? expulsar del teatro t~cia y tratar a un hombre libre c~:; a . uno. que h ab1a tomado s u lugar: s1 fuera un esclavo. 181 Pues ~ra, digo, el padre de un ciudadano bien, atenienses: la conducta de esos irreprochable, el ª~?o~te Caricleides. hombr~s, ·de los que uno perdió el J79. Vosotros ·habe1s Juzgado que el · beneficio de los derechos adquiridos aut?r ~~ ~a denuncia tenía .razón al Y de los que el otro fue condenado ~ ~ec1r: Si yo he ·ocupado tu lugar, muerte,_ fue mucho menos . escandasi no !le observado el reg1amento, losa-se _muy bien que todo el muncomo tu.pretendes, dime, ¿cuáles son do estara de acuerdo en ello--que lo los ~ed1os que la ley te da, a ti o q1~~ ha hecho Midias: esto no ocual rrusmo arconte? El de deci.r a tus rno en una procesión; 1él no había empleados que me expulsen, pero no ganado u~a causa; él no tenía otra e~ de golperu.me tú mismo. ¿Que me razón que. su brutali\fad al portarse n~ego a obedecer incluso en esas con- como lo·hizo. . 182. Dejemos de !adiciones? Tú podías .entonces apli- d<;> todo~ estos casos: sin embargo a · carme . una multa, todo antes que Pirro, el ~teoboutada "'", algunos 'de g~lpearme con tu mano; la ley toma entre vosotros creyeron · se· le· debía nuL J?Xecauciones para· i~pedir. que cond~nar a muerte, cu_anqo fue. deun . .c.mdadano sea ultraJado en su nun~1.ado por desempenar funCiones persona.''. Esto· es lo que él decía y · de Juez siendo deudor del Estado: vosotros habéis dado vuestro voto· C?ndena.cto por vuestro' ~ribilnal fue solo quo , él no compareció. por ha~ ~lecutado. Sin e~bargo; er¡.t la rÍeceber .muerto. .anies. .i 180. Hay aún ddll;d Y· no la msolencia ·lo que le' un oa.so ··en que el pueblo pronunció h.acia buscar este· salario. Yo podría unánimemente . una , Gondena ,. pÓr CJtar ?JUChos otros que, por haber ofen~a ;a .1a fiesta; apenas ctesi- co.m.etido fal~as .me.n 9s g:r:aves que eles· "' r..ompareció ante vosotros, lo Mldias, h~n sido condenados a muerconqenastei,s , a; muerte . porque,· du- tE'.-.0 cast1ga\fos .con ~a (iegradación r~n.te un~ ,,procesión, en ·la que ·.él'. ~íb~~~ Vosqtr.os mi~m.os;, a.t epienses, te~1a ;m lat1go de cuero, estando eni- m~lf1~ estima.c\o ep 'diez: tal~ntos la br~aga!fo, ,h apía golpeado a 'Uno ; qué Esci~,d;._Esmicros7y .o~ro, ~anto para _ _10, --, ~o~q~e os · ~ateci9 ' que
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,~.. Car!~lejd"es ten11\ derecho, en 1cu'n~~ · arcqn ~e. a . ,dQs asesores-c!r. ·Aristóteles c!a·'~el!:sBte Ptlr:ro . pertenecla a ! ia ' d escenctenConst1tr..1ción de A tenas, 5·6-'-. Como uno ·dé' ou es, personaje · inHlco de · la ·Ateesos .habla tomado :a su propio padre: pero ~:s grlmlt lva. ,?º"1Páres11 ¡ con- el nombre ·de no por eso d ejó este de ser condenado con eo 9:!~adas, . descendlen~s auténtt' d 1A censura del pueblo por haber expulsado ~Ó~t~s '.cel nombre' Eteoi:fre,ta ide una' )fc,%ia~ co~~us manos a un espectador recalcitrante. J e reta . que babfai 'c.onsei'vlldo ·un · len.: Tercer caso en que una condena n g ~1a100e prehelénico. . . . . mu,erte cl\Stlga ·~na brutalidad , sacrilega co~o 'sabemos · ' n:a.c1a :e~ado · ~br~ ' ~ste metida d\lrante una -ceremonla , religiosa . . nsunto,- lq\le !!lgue slendc;> ' oscu'rd para.· nos- · otros. l'· ' ' 1 • ; 1 r·", 'tL · · (" 1 • '1
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ellos habían depositado un texto cerse r-eembolsar, sino también a contrario a la ley, sin que os movie- fondos de otra especie-. 185. Por ran a compasión sus hijos, sus pa- ejemplo: un o de vosotros es -un homrientes, sus amigos, ni nadie que pu- bre moderado, humano, caritativo diera asistirles. 183. ¡No mostréis, para con los demás. Es legítimo que pues, tanta indigna.ción cuando al- él reciba de todo el mundo la misma guien propone un texto contrario a contribución, caso de que tenga difiJas i.eyes, y tanta mansedumbre cultades con la justi.cia. Otro es c11ando alguien obra contra ellas! No -¡ como ese hombre !-un insolen te hay frase ni palabra que indisponga y desvergonzado que afrenta a todo tanto a la mayoría de entre vosotros el mundo, que considera a los unos que los insultos de un bruto que re- ¡10 mismo que pordioseros, a los otros baja a su servicio a cualquiera de lo mismo que victimas propiciatorias, vosotros. No déis de vosotros mismos, y a los demás menos que nada. Es atenienses, esta imagen, que sería legítimo que ese hombre reciba una vuestra condenación: cuando dete- aportación igual a la que él mismo néis a un hombre del pueblo o de la ha regalado a los demás. Si vosotros clase media, no ten éis para él pie- queréis ver las cosas como son veréis dad ni perdón, y lo condenáis a que Midias tiene un crédito s~bre un muerte o a la degradación cívica; en fondo de esta segunda clase, no socambio, .cuando un rico comete vio- bre un fondo de la primera especie. Jencias, ¿te~dréis indulgencia? ¡No, !' 186. Yo sé muy bien que él va eso· no es Jus.to ! . Mos~~aod. en todos a gemir ""', con sus hijos a sus lados, y que pronunciará una interminable los casos una mdi~nac10~ igual. 184. yoy a. deciros aun, en una serie de palabras llenas de h umildad ; breve -dlscusion, cosas que no son l norará y se hará lo más digno de menos necesarias, a mi ver, que lo .compasión posible. El merece tanto que se. h~ dicho hasta aquí; . luego más aún, atenienses, provocar vuesme baJare de la tribui;a . La manse- tra ira, cuanto más se haga hoy el dumbre de vuestro caracter, atenien- humilde. ¿Por qué? Porque, si fuera ses, da ui;ia gran ventaja a los cul- una incapacidad de ser humilde lo pables; puesto que no debéis hacer que lo hubiera vuelto tan . brutal y que este individuo se beneficie de tan violento en su vida pasada, vosello, escuchadme sobre este particu- otros podríais quizá aflojar un poco lar. ·yo creo que todos los hombres, en vuE>stra indignación, consideranlo largo de su vida, se van h a- do que la naturaleza y la suerte lo cie,n_do un fondo por cotización'º' han hecho así; pero, si sabiendo ser -no me refiero solamente a los fon- 1 moderado cuando quiere, h a elegido dos que ·uno recoge y que puede h a-
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Hemos visto , en el núm. 101 en qu ~ consiste esta comparación original. Podemos pensar que este pasaje da de ella una !Ol'• ma definitiva: la comparación es más viva y ,est,ñ mejor llevada; obsérvese q\te Demóstenes no se p resenta. ya a si mismo como ejemplé>' q\le oponer a Mldlas. •
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1 º' Demósten es pretende preveni r los efectos de una puesta en escena ya conoclida pero. sin d\lda, con frecuencia eficaz, por parte del acusado: la de suplicar a los Jueces y llevar junto a sí a sus hijos para apiadar al Jurado. Las leyes personificad a~ t!enen . aquí, para el orad or, el lu gar de los hijos ele que él carece.
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DEMOSIENES Y ESQUINES.- DISCURSOS COMPLETOS
una manera del todo contraria de vivir, es evidente, creo yo, que él volverá a ser el que conocéis, si hoy día llega a engañar-OS. 187. Así, pues, no hay que escucharle nl .:::cmceder A las circunstancias presentes, que él arregla a su gusto, más importancia o crédito que a todo un pasado que vosotros conocéis bien. Yo no tengo hijos; yo no podría traerlos a vuestra presencia, deplorando su suerte y la mía, luego de los ultrajes que he padecido. ¿Será, entonces preciso que yo, la vktima, Esté ante vosotros en inferioridad frente a él, el culpa,ble? 188. ¡Oh, no! Si este hombre se figura, con sus hijos, que vosotros votaréis en su favor, considerad entonces que yo tengo junto a mí a las Leyes, así como el juramento que habéis prestado: en su nombre os pido, os conjuro individualmente a .q ue os pronunciéis ren favor de ellas. Desde muchos puntos de vista tendríais vosotros razón nara abrazar los intereses de las leves más bien que los de ese hombre: ·.:;acaso, atenienses, no habéis jurado obedecer a las leyes? ¿No es gracias a ellas el que tengáis una parte igual a los demás y todas estas ventajas que ellas os dan, ellas, no Midias o los hijos de Midias? 189. Posiblemente también dirá él, hablando de mí: "¡Ese hombre es un ·orador !" 100 Si el hombre que os aconseja unas medidas que él cree útiles, sin nunca importunaros ni forzar nunca vuestra voluntad "º, 100 El mismo Demóstenes no se p riva de poner en boca de sus clientes violentas diatribas contra los oradores. no Véase Sobre la emba1ada. 206: "nunca hasta. el d!a tde.,boy os he importunado n1 os he forzado la mano en contra de vul!6tra voluntad."
es un orador, yo no podría hurtarme a este título, ni rechazarlo; pero si el orador es .como algunas de las personas que hablan aquí-y que vosotros y yo estamos viendo--, hombres que se han enriquecido desvergonzadamente a expensas vuestras no, yo no podría ser uno de ellos:' yo no os he quitado nada, por poco que ello sea, y, con excepción .de unas pocas cosas, he gastado en vuestro favor todo mi haber. P.or lo demás, a un cuando yo fuera el más perdido bribón de la banda, hubiera también sido necesario observar las leyes para pedirme cuentas, y no ultrajarme en el ejerd:!io de ' mi liturgia. 190. Por lo demás, no hay uno solo de estos oradores que luche a mi lado. Y con esto no hago yo reproches a nadie: hasta el día de hoy no he dicho nunca ante vosotros nada que pudiera favorecerlos; simplemente he tomado siempre el partido de decir y hacer independientemente todo lo que creo ser de vuestro interés; en cambio, en favor de él, veréis dentro de unos momentos a todos los oradores, viniendo a cola.:!arse, uno tr..as otro, a su lado. Sin embargo, ¿qué fundamento tiene él para echarme en cara este título, cuando en cuE"ntra bueno emplear esas gentes para asegurar su salvación? 191. Es también posible que él diga algo como lo siguiente: que todo lo que yo estoy diciendo a hora está meditado y preparado. Meditado, sí; yo no podría negarlo, atenienses, y he puesto en mi trabajo todo el cuidado de que era capaz. ¿No sería yo un infeliz si, luego de h aber sufrido estas brutalidades-y sufriéndolas aún- , no me aplicara a lo que os voy a decir? Sin ,e mbargo, os lo digo, el autor de mi discurso es
DEMOSTENES.-2. P LEITOS POLITICOS.-CONTR A M.IDIAS
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Midias "': 192. el hombre cuyos o de tus hijoo, cuando tú los has ~ctos me han dado i~ m~te!ia puede arrastrado públicamente por el fanser legítimamente mcnmmaao ~e go? ¿Serás tú, de la forma más evitado este cuidado, no ~l q.ul? se apli- dente, el único hombre en todo el ca a hacer hablar la Just1c1a. As1 es mundo lo suficientemente jactanci0como procedo yo, atenienses, y yo so come para querer excitar de pronmismo lo re.:!onozco; por lo demás, -~ la compasión ~e tus j~ec~, cuan~s muy probable que, durante toda ao los que no tienen mngun conu vida nunca se le haya planteado llicto contigo están ya exasperados Midi~s el problema .de la j.usticia. nada más que ver tu aplomo, tu vo?', Si se le hubiera ocurrido la idea de tu porte, tus guardaespaldas, tu diplantearse, aun cuando hubiera ~i_do nero, tu insolencia? 196. H~brías muy poco este género de cuest10n, descubiertc un poderoso medio de ~o habría' llevado tan J.ejos, en sus acción'"-o mejor, un poderoso '.'Lrtiaotos sus desatinos. ficio-, si pudieras, en tan poco tiem193'. Pienso que tampoco vacila- po, dominar dos sentimiento~ tan rá él en acusar al pueblo y a la diametralmente opuestos: el odio haasamblea, y que él repetirá lo que cía la vida que. ll~vas, y la piedad se ha atrevido a decir en el momen- para con tus lagrimas embusteras. de la acusación: que en la Asam- Nada te da derecho al menor moviblea no había más que gentes que miento de piedad, antes todo lo conse habían quedado ,e n sus casas trario, todo te designa para objeto cuando debían haber partido parll: la del <>ello. de la animosidad y la inguerra, y desertores que hab1an dignacíón: esto es lo ,q ue merecen abandonado su puesto: coreutas, ex- tus actos. Pero, vuelvo sobre el puntranjeros y gentes de la misma ,e spe- to de c¡ue va a acusar al pueblo y cie . esos eran los que habían pro- a la asamblea. 197. Pensad, pues, nu:Ó.ciado contra él. 194. Tal como para vosotros mismos, jueces, que lo saben, jueces, aquellos de entre cuando él procede así, es el mismo vosotros que estaban presentes, llegó hombre que, en el momento de nuesél a un extremo tal de audacia Y de tro des,e mbarco en Olinto =, ha acuinsolencia que se figuraba que, lan- dido a acusar en plena asamblea a zando injurias, amenazas, miradas los caballeros que habían hecho la furiosas sobre todos los puntos albo- campaña con él. Inversamente, acurotados de la asamblea, aterrorizaría sará, él que ha permanecido aquí, al al pueblo entero: he aquí algo que mismo pueblo delante de aquellos que puede hacer muy grotescas, y con r azón las lágrimas que vierta hoy. 112 El primer t érmlno-arjé-expresa me195.' ¿Qué tienes tú que_ dec;ir:. cabede acción que el segundo térmlno--téJza maldita? ¿Encontraras logico que dios ne-
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111 compárese con So!. El. 624: "p:res tú quien habla. por rol boca. y :ao. yo: tu. obras,
y tus actos encuentran palabra.a para. expresarse." Sin duda, era ,esto un lugar común:
de poder, sino más bien de un "truco". ns No sabemos con exactitud a qué puede hacer alusión aqul Demóstenes: ¿se t rata de la. campatla organizada para defender a Olinto contra F111po (afto 349) o de una expedición coutra la misma ciudad sublevada?
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DEMOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS CO MPLETOS
han partido "'. ¿Reconoceréis vos- ll.eva ha.sta ~te extrem~ l~ jactan-0tros que habiendo marchado a la ' cia, ¿que cree1s que hara s1 hoy sale guerra o ' h abiéndoos quedado aquí, 1 con. ~ien de _esta causa? Os diré lo que -sois tal como Midias os pinta, o bien 1 podria haceroslo saber: como prueque, por el contrario, él es siempre i ba de ello, no ten_éis más que ver y en todas partes un ser inmundo y •su conducta despues del voto. ¿Qué maldito por Jos dioses? Por mi parte, hombre, en efecto, lue~o de un voto creo que es realmente como yo digo: ~1ue lo tachaba de impiedad y ul~ra ¿Cómo, en efecto, definir un hombre Je a la fi~sta, aun cuando no t uviera que ni los caballeros ni sus cama- que seguirse a ello la amena~a de radas de oficialidad soportan?'~. un proceso, no se hubiera J::um1ll~do l!l8 ,... yo h e vistCl' perfectamente por el ~~mento y no habna fingido · : ;:;i, t ' moderac1on, al menos hasta el fin lo J ~r? por Zeu~, Apolo Y A enea, Y del proceso, si ya no era definitiva1o d1re: tanto s1 con ello .gano .algo mente? 200. Nadie hubiera hecho como s1 no, que ciertas person~~ que como él. No. Midias no es así: desde estiman mi_.i~_ho conver~aci~n Y aquel día, habla, injuria, vocifera. trato de M1d1as estaban mdi~na- ¿Se ha de elegir a alguien? Midias -das contra él, cuando iba ·difundien- de Anagironte es el candidato. El 'Clo p'or todas partes el rumor. de. que apadrina a Plutarco; él conoce los yo abandonaba los procesos ~udicia- secretos de Estado: ¡nuestra ciudad 1es contra él. Por Zeus, que bien me- es demasiado pequeña para él! Si en recen ser excusados; no se pued~ so- todo se porta de esta manera, ·es portar ya más a ese hombre : el es únicamente para proclamar, esto se el único que es ríco, el único que ve, "el voto de .censura no me afecta sabe hablar ; para él todo el mundo n ada", y "yo no temo en absoluto el no es más que gentuza, pordioseros, proceso que se prepara". 201. Un no hombres. 199. Un hombre que hombre que encuentra deshonroso temeros y considera valiente el no preocuparse en absoluto de vosotros, rn La argumentación de Demóstenes es atenienses, ¿no conviene ·castigarlo más r etórica que fundada. en razon. Parece diez veces con la muerte? , El piensa i.10 tener en cuenta. el hecho de que, 61 que vosotr-0s no sabréis qué hacer Mldlas ha podido declarar _que 1ª conducta. con e·1·. i·i·co, audaz, seguro de s1·, con -de los caballeros en Eubea había sido u n&. "ver giienza para. la ciudad" (núm. ¡32¡ , y ·Ja voz fuerte, violento, cínico, ¿cómo que el voto p1·evlo que lo había afectado os apoderaréis vosotros de · él, si os .no pudo conseguirse más que gracias a los d 'á' ' ~ h ' l? sufragios de los que "deber!a.n haber pa.rtl· eJ IS enganar oy ·por e · do, pero se queda.ron" (núm. 1193), sin em202. Yo pienso que, aun cuando bargo, son los mismos ciudadanos Jos que él no hubiera otras razones pal'la ello, -encuentra. de nuevo ante si en los jueces solamente por las afirmaciones que unte quienes se presenta. h • ur. De ot ra manera : n i sus "hombres" ni ace publicamente en todas las ocaJos demás oficia.les de caballería.. siones y en las circunstancias en que no La. afirmación, h echa. solemne al poner lo hace, merece el castigo supremo. como testigos a diversas divinidades. s e J us- Vosotros sabe'ls muy bi·en, creo, que tlftca por el giro picante que Demóstenes da a. su argumentación: Jos mejores amigos todo el mundo siente ·l a a legría cuan-de Mldlas estó.n furiosos, cuando él ha. h e- do se anuncia oficialmente que nues.cho correr et rumor de que Dem óstenes de- t slstía. de su s p rocesos. porque también el:os ros asuntos manchan como es debi
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DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITICOS.--CONTRA MIDIAS
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este género: pues bien, hasta el día los darás? ¿Que nosotros te absolvede h oy no se h a podido contar a Mi- remos y que tú c-0ntínuarás obrandlas entre los que comparten la ale- do asi?" gría y la satisfacción del pueblo. 205. Si las gmtes que hablan en 203. Por el contrario, ¿se esparce su favor le defienden, se debe a que una noticia que n adie-excepto él- quieren menos complacerle a. él que quisiera oír? Midias es el primero en dañarme a mí 118, al amparo de la levantarse: salta sobre la ocasión y, enemistad personal que este hombre aprovechando el silen cio que prbdu- dice existir entre nosotros; él lo afirce vuestra aflicción por el suceso, ma, tanto si yo lo reconozco como toma la palabra Y os dice: "¡He aquí si no, por fuer za, bien equivocada e cómo sois, atenienses! No queréis ir injustamente por lo demás. Pero es a Ja guerra y no quer-éis pagar vues- posible que demasiados éxitos hagian tras ' impuestos. Luego de esto,· ¿os a veces odiosas a las personas: si, sorprendéis de que vuestros asunt os luego de todo lo que h e padecidCl', anden mal? ¿Os pensáis .que yo apor- no quiero recon ocer en él un en emitaré mi contribución, mientras vos- go; si él n o quiere dejarme ni tan otros os repartís el dinero? m ¿Os fi- siquiera cuando yo lo dejo; si, por el guráis ·que yo haré los gastos de la contrarlo, se me a~ravlesa en el catrlerarquia,.mientras vosotros os vais mino en un asunto que no le afecta a n egar · a embarcar?" 204. Esas en nada y quiere subir a fa; tribuna son ·sus palabras ultrajantes: las cir- negándome la asistencia" que la _ley cunstancias descubren la amargura garanti"za a todos: ¿cómo no decir y la malevolencia profundas que. vos-. que este hombre es ya insoportable otros, la masa del pueblo, le inspi- y más ppderoso de lo que tolera el ráiS,-pero que él esconde en el f ondo. interés de cada uno de nosotros? de si mismo. Es preciso, ·atenienses, 206. Hay que contar aún co.n, .este que .por .vuestra p~rte, cuando él ven- hecho, atenienses, el de que 'Eubulo ga: ·a _gimotear, a llorar, a suplicar, t · .... ·1 mintiéndoos, engañándoos, " que le se pallaba presen e, en s~ 1ugar ue i;espondáis: "¡He aquí cómo eres tú, teatro, cuando el pueblo se pronunMidias ! Tú eres vi-Olento, _no puedes ció contra ,Midias: por más que se tener los brazos quietCl's a lo.largo de le llamó por su n ombre, a pesar <'le tu. cuerpo. Luego !de esto, ¿te, sor- las instancias y las súplicas de Mipre~des '. de. que el ser desgraciado dias, vos-otros Jo. sabéis, Eubulo ·no· se que ere~ t enga· que , ayabar misera- levantó. .s.i;i emba:go, si ftl· creía que blemente? ¿Crees, entonces, que nos-, la acusacion pre:v1a; hacia J?resa en otros.récibirembs los· golpes y q~e'. tú un inocente, él debia, cimagmo, · h a. .,. ' · ·· ··· · · blar en ,favor de . un hombre .que· es _ __,..1' _ su amígCI' 1Y debía .asistirlo;:'perp, . si, · [ ' ' ' · por el contrari<1, reconociendo enton-E~ ; probab~e que los partidarios de 111
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Eubulo, -'Preocupa.dos _por las .tinanzas . sanas; dieran a. veces al ' puebl o t'a.Iés l ecciones, aunque en· térmlilos .ml>s dlséi'étos, lecciones que, ciertamente, '"no estaban nada n • De man era aún vela.da Y encubierta l nJüstllicádas .. Demóstenes ·ct"evo~yerá.. . sarcás- en generalidades, Demóstenes hace alusión tlcamen te esta lección- de moral'; dlrlglén- a. Eubulo, a quien nombrarll e Incluso atadola ' I\ Mld tas • (núm, . 204) .' 1 ' 1 · ;, • • • : cará un ·poco .más adelante.
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DEMOS TENES Y ES QUINES.-DISCURSOS COMPLETOS
ces la culpabilidad de Midias, con : nunca ni ocurrirá en_ realidad- , y todo de recho ha permanecido sordo : que un hombre cualquiera ·entre vosª sus llamadas, mientras que ahora otros, un hombre del pueblo, h abien_ b usca la manera de excusarlo porque ' do ofendido a uno de estos hombres nos-Otros h emos tenido nuestras dife- . - no como Midias lo ha hecho conmi_ rencias 11• h aréis m al en concederle ' go, sino de una manera cualquieraeste favo1:: Z07. ¡oh!, ¡que n o exis- ! comparece a nte un tribunal reclu~ ta jamás en una democracia un hom- , tado entre esas gentes: ¿qué indulbre cuyo a poyo oratorio sea tan po- ' gencia, qué consideraciones creéis deroso como para permitir que uno vosotros encontrará entre eUos? In-quede herido por el ultraje y el otro · mediatamente le mostrarán su sim-quede sin su castigo! Pues bien, Eu- patía, ¿verdad? Van a prestar ellos bulo: si tú quieres dañarme-¡ en . atención a l-0s requerimientos de un -verdad dioses! ¡no sé por qué !- , t u ' hombre del vulgo y no van a decirle poder 'p olitico' te lo permite; pero, · en seguida: "¡ Maldito ! ¡El desgrapar:a h acerme condenar a la _pena ; ciado! ¡Ese os insulta_y levi::nta la que sea, observa la ley; pero deJame · cabeza! ¡El, que deberia .consid eraruna justa venganza, puesto que h e se demasiado dichoso de que se le sido ultrajado pisoteando la ley. Si deje en vida!" 210. No os portéis tú no llegas a conseguir dañ arme j de otra manera, a~enienses, respec~o })Or ese medio, el que no tengas por . de gentes que os iban a t ratar asi: donde cogerme será quizá la prueba 1 no toméis en considera'Ción su dinero de mi inocencia, el que no consigas !ni su crédito, sino vuestro propio innada sobre mí, tú que. a.cusas tan terés. Estas gentes tienen muchas geramente a los demas. ventajas, que n adie les impide po208. He oído decir que Filipides, sean· pero que no nos impidan gozar Mnesarquides, Diótimo de Euonimea de la' seguridad que las leyes nos gay algunos otros ricos como ellos os rantizan, como un patrimonio común van a pedir insistentemente que ia b- 1a todos. 211. No será tratar a Mis olváis a Midias, encontrando legíti- '. dias de una manera atroz y merecemo hacerse conceder este favor por · dora de la compasión el. reducirle a -vosotros. ~cerca de esas pe~·sonas ~o ~ no poseer más que lo que poseen la voy a d ecir yo n~da ofens1v0-sena : mayoría· de entre nosotros, a quienes una locura por f i l pa~te-; pero voy ultraja actualmente tratando de a hablara~ de las cons1d~rac1ones, de pordioseros, si, digo yo, se le quita las reflexiones que tenéis 9u~ h acer todo esto superfluo que lo incita a cuando os presente~ esta suplica. ultrajar a los d emás. ¡No! Estas per209. l?uponed, J~e~es, que esas sanas no tienen motivos para dirigil?entes, Junto con Midias y sus_seme- ros esta súplica : "¡ Jueces, no sigáis .]antes, lle~an a se_r ~os duenos de las leyes al juzgar; no -prestéis vuesnuestra cmdad-01ala no ocurra tra ayuda a un hombre que ha sido tratado odiosamente; no seáis. fieles a vuestro juramento; .conceded11• Según el e~c ollasta, en la causa ctcl 1 nos este favort" Esto es lo que ellos asesinato d e Nlcoctemo, Eubulo habr1a acu- ' di · · · é te sado " Arls t nrco y se abría as ociado a 1a os pe ran al pediros para 1 ~ acmaclón presentada con t ra Demóstenes. favor, aun cuando no empleen estos 1
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DEMOSTENES.-
2 . PLEITOS POLITI COS.--CONTRA MIDIAS
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.; minos. 212. Pero, puesto que '. otras mil razones .para c_onsol~rse "'. t~r amigos de él que encuentran es- 215. Pero, ~n r~~1da~, c,podna u~o 11ª Ydaloso que Midias deje de ser ri- ei::contrar s~tuac1.~n crrl!ªs penosa I?ªra can ellos que son tanto y más ricos m1 qu_e la situac10n sigu~~nte? Sienco'.bnen provecho les haga!-, que le do as1 que vosotros habeis .manifes~~ pues, dinero tomado del suyo: t9;do, en el momei:ito d~l -dehto, tanta d • ta manera vosotros podréis .pro- colera , tanta acn~oma, tanto fur
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· -- '-'º Es t o es una repetición. no ya sarcástlca, sino patética, del movimiento atrlbulde eJ adversario al comienzo del discurso (m:,m . 29) . .
móste•1es no había dado Ja última. mano al texto del Co n t r a Midias . No es esto !mpos lble; pero también cabe considerar l a frase como característica del orador y que Demóstenes produce la Impresión de que va creando progreslvamen~e. la expresión r;¡-io1-vi-do por la lndlgnaclon .
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¡obrar así supondría para mí la última de las vergüenzas! No, yo no merezco que se me trat& de esta :man era, atenienses--¿cómo, por otra parte, iba.is ·a poder ·h acerlo?-, yo que persigo a un ho:rnbre que es tenido · por violent~. y brutal-y que lo es-, un ·ho:rnbre que ha co:rnetldo un acto tan grosero anté una asa:rnblea solemne y que ha •h echo t estigos de sus violencias•a todos los griegos que residen aquí, no solamente a vosotros.' El 'pueblo ha tenido conocimiento de su conducta; por m edio de su voto condenatorio, ha ·puesto :a .e ste hombre entré vuestras :manos: · 218. N<í es posible hacer que vuei>tra 'decisión no ·s ea con:ocjda, ·o bien dejaila en lo oscuro, o no dar una conclusión a lo :que vosotros habéis' recoriocídd; cuándo os '· ha sido sometida la·· .causa. Por el' contrario, si lo castigáis, uno podrá V'er en vosotros ho:rnbres sensatos, gentes buenas que tienen horren• a los delincuentes: si vosotros lo absolvéis, podrá uno pensar que, habéis cedido a alguna otra razón'.':."w .. No se trata aquí de una ca.usa "de ·catiácter político: no !es ·coíné> : éuan'do '.Aristofonte '", restituyendo fas 6oronas "", de'.:. ti.i'V o fa. próSecucióh. 'ctel' proceso; ' se 1
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DEMOSTENES.-2. PLEITOS POLITI COS.-
Dl':MOSTENES Y ESQUINES.-DISCURSOS CO MPLETOS
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= Esta. reticencia deja entender que los Jueces se han dejado Int imidar por Mldla.> o Incluso "persuadir" por él. ™ Demóstenes quiere . hacer creer · a GU público que, en su acción Judicial contra Mldlas no 'hay -ntngúna segunda Intención polltlca. · ' · ' uo Parece · que es Eubulo quien · lnte!ltó una acción · de ; actisa.clon : previa ante el pueblo contra Arlsto!onte por haber robo.do el oro dPstlnadó a hacer coronas consagradas a Aten.ea; Arlstofonte debió detener e1 proceso · restituyendo· el oro en cuestión. Es probable· é¡ue ' Arlsto!onte, que pare'c é ' hab er sl.:lo un pill!Uco de éonslderaclón, hul:llera:1· 01vtdado ·pagar los dlezmos sobre los que se'·habfa. descontado el gasto ·de las coronas. ·
juzga a Midias -p or actos de ultraje
y él no puede deshacer ninguno
dé
los actos que ha ·c ometido. Habiendo ocurrido así las cosas, ¿es que vale más castigarlo otro día que hoy mismo? Yo creo que hoy día es mejor: el juicio afecta a la <:o:rnunidad, como la afectan ' todos los delitos por los que .hoy se le juzga. 219. Por lo demás, ate:r;iienses, no es solamente a mí a quien él ultrajaba intencionada:rnente al obrar como lo hizo, sino también a todo8 aquellos que uno podría creer menos dispuestos que yo a provocar sus veng·anzas. Si . no habéis sido golpeados todos, si no habéis, sido todos objeto de sus vejaciones durante una coreguía, es: _porque, co:rno sabéis, no potj.éis todos ser . coregos ia. · la vez, y porque un solo ho:rnbre, al no disponer de . otra cosa que' sU brazo, no llega¡;ía a c~briros a todos de oprobios. · . 220. Pero; ..cuando una solá víctima )ló J>U~de 1optener· jus~~cia; cada uno ·debe -e sperar ser el ·prime-' ro e11 sufrir luego estos ·ultrajei;';: no debe · mira'r .Cé>Il' indiferencia seme.: jantes actos ni esperar que veng'ari a herirle.. a . él, . sfno todo lo· contrario; debe pre$ervarse de ellos ·lo- más po.i. sible.' Sin ' duda/ es a mí -a:quien Mi:.. dias detesta; pero·ta:rntiién puede ·ser a • otro , entre · v<>sotros. · ¿·A dmitiríais vosotros que ·e1 :enemigo personal de cada· uno ·de vosotros, sea qtifon sea; pudiera tener ' tddo r!tipo '
tarse si el hombre con que va a encontrarse es para él un amigo o no lo es, si es grande o pequefio, si es vigoroso o endeble, sin plantearse ninguria de estas cuestiones. ¿•Por qué? Porque, en el fondo de sí mismo sabe que, en la firme confianza qu~ el régimen político le inspira, nadie vendrá a llevárselo, ni a golpear10 ni a hacerle violencia. 222. Entdnces, ¿podríais vosotros partir de aquí sin haberme garantizado esta seguridad que acompaña vuestros pasos? ¿Qué es lo que demuestra que vo resistiré, si v.o sotros os desinteresáis de mi sue1'te? "Por Zeus, tranqullízate-dirá alguien- ; tú no volverás a ser ultrajado por él en absoluto." P ero si yo soy ultrajado, vosotros os indignaréis en aquel mismo momento: ¿y lo váis a soltar ahora ? ¡Oh! ¡No hagáis nada de eso, jueces ! ¡No traicionéis mi causa, ni la vuestra, ni la de las leyes! 223. Por lo demás, si queréis considerar bien los he~hos mismos y buscar qué es lo que da a los jueces que se siguen un poder soberano sobre todas las cosas de la ciudad-sean ellos doscientos, mil o cualquier otro número determinado por la ley'-""-, veréis que no es por estar, los únicos entre los ciudadanos, agrupados en batallones, ni por estar en mejores condiciones físicas, o por ser los más jóV'enes en edad, sino porque las leyes son fuertes. 224. Ahora bien, ¿en qué consiste esta fuerza de las leyes? ¿Hay que decir, aicaso, que ella.s correrán a ayudar a aquel de .
CONTRA MIDIAS
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entre vosotros que, víctima de una injusticia, grite pidiendo auxilio? No: ellas no son más que un texto escrito, que no podría poseer un poder de esta clase. ¿Qué es, entonces, lo que h ace su fuerza? Vosotros mis:mas, ca condición de que las fortalezcáis y de que pongáis, en toda ocasión, su poder soberano al servicio del hombre que las reclama: ved de qué manera hacéis vosotros la fuerza de las leyes, de la misma manera que ellas hacen la vuestra. 225. Es preciso, pues, asistirlas, .como uno se ayudaría a sí mismo, si hubiera sido ofendido; hay que considerar que las infracciones de la ley alcanzan a la co:rnunidad, sea quien sea el ho:rnbre convicto de esa infracción; no se puede hablar de liturgias, de piedad o de importancia política; no se puede imaginar ningún :medio que permita al que ha transgredido la ley escapar a un justo castigo. 226. ¡Vosotros, que asistíais a las Dionisíacas, habéis silbado a este hombre cuando entró en el teatro, vosotros lo habéis abucheado, habéis manifestado todos los signos de vuestro odio, sin haberme, no obstante, oído hablar acerca de él! ¿Pues qué? Antes que su culpabilidad fuera demostrada, estabais indignados, alentabais a su vícti:rna a la venganza; vosotros aplaudíais cuando he depositado la acusación ante el pueblo; 227. y ahora que la de:rnostración de su culpabilidad está hecha, ya que el pueblo, reunido en sesión en un lugar consagrado, se ha pronunciado ya contra él, ahora que todos los actos de este in:rnundo inuo La~ cifras dadas aqu~ se refieren a los ' dividuo han sido examinados detallacasos mas corrient es : segun Aristóteles, eu las causas privadas el número de Jueces es darnente, ahora que la suerte os ha de 201 para causas Inferiores a 1.000 drac- lla:rnado a juzgar y que podéis acamas, y para las supet!ores a esta _cifra, de bar con él en un solo voto ·vacila401. Para las causas publicas, el numero de •. • . ' " so1 podía elevarse a .t.001, 1.501 y 2.001. re1s ahora en as1st1rme, en dar a los
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D.t:MOSTENES Y ESQUINES. -DISCURSOS COMPLETOS
demás una lecdón de sabiduría en reforzar para luego vuestra segUrida-0 personal haciendo de este hombre un eje.qiplo ipiµ-a los demás? Por todas las razones que he dicho,
y, sobre todo, para complacer al dios
C1:1Yª
~esta está demostrado ha ofendido el con su impiedad, ¡castigadlo poniendo en Ja urna el voto que re: clama la justicia divin a y la humana!
CONTRA ARISTOCRATES * FIN DE "CONTRA MlDIAS, O ACERCA DEL
PUÑETAZO"
NOTA PRELIMINAR l. Aristócrates, de quien tan solo wwcemos lo ·que aquí se nos dice, propuso a votación un decreto que conferia una protección especial a Caridemo, un jef.e de mercenarios cuyos servicios se querían asegur.a r en favor de Atenas. Este decr.eto, si tal no era su sentido, podía ciertameinte al menos interpretarse como una p1testa fuera ·de la ley de · todo el que asesi.n ara a Caridemo. El decreto fue ataccvd-0 por u.n cierto Euticles, ·d.e quien 1UliLa sabemos fuera de esto, y el discurso de acusación fue compuesto por Demóstenes. Un proceso de ilegalidad, como ya hemos visto, •puede 1dirigirse contra 1tn proyecto de ley o contra un decreto. Solo que, en el segundo oaso no existe el .equivale.nte de Za acció1i judicial "contra una Ley perniciosa": jurídicamente habl
efecto moral, que a veces puede ser ·decisivo. En nuestro discurso, de Las tres partes que anuncia el orador al comienzo, solo Za primer.a se refie;ne a l.a ilegalidad y Las otrQ.$ .dos tratan del i.nterés de Atenas y ·de la indignida;d del beneficiario. Otro aspecto importcinte en este discurso ,es que la pr.O:pUesta de idecreto se hizo más de un .a ño antes ckl proceso. La situación, pues, podría hacer pensar en La que encontranws ya en el Contra Leptino; sin embcirgo, difiere doblemente de esta. El ftecreto de Aristócrates ha sidio solamente ob1eto •de un voto previo d.el Consejo, pero no ha süLo aún ratificado por la Asamblea.. Y una ley que precisa·m ente nos da a conocer el d.íscurso-núm. 92-decZ.ar.a que todo voto previo caduca al cabo de u,n año. En contr.a de lo que ocurre en el Contra Leptino, .e l autor ·d el decreto .es aquí procesado personialmente; a lo largo de todo el discurso vemos que lo que realmente se piJde es la con·d enación >de Aristócrates; es incluso el único resultado a que aspira la acusación. Es necesario aclarar el estado de lci causa, pero la secuencia de los hechos es fácil de restablecer. EutiCZes se opuso al decreto, anunciando que iba a atacarlo judicial-