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Respetable Logia Orpheo 168. Valle de Santiago. 05 de Septiembre 2017 e.v
DEBERES DEL MAESTRO MASÓN. A.: L.: G.: D.: G.: A.: D.: U.:
INTRODUCCION. Cualquiera sea el origen de la leyenda de Hiram Abiff, es sin lugar a dudas una obra maestra llena de simbolismos y enseñanzas, en cuanto a su fuente de origen podría ser histórica, corresponder o inspirarse en algún pasaje bíblico o desprender directamente de la mitología. A fin de hacer más compleja esta narración es necesario incluir tres personajes que compartían el mismo trabajo, en un nivel intermedio, compañeros, incapaces de acceder a un nivel superior a través del trabajo regular encarnando características negativas extremas como son: ignorancia, fanatismo y ambición. El maestro Hiram sucumbió bajo los golpes traicioneros de estos tres malos compañeros imbuidos de malos pensamientos y principios. Basado en ellos se puede plantear que nuestro DEBER primero como M.:M.: es combatir esta trilogía oscura que mantienen al hombre en un estado de inferioridad y esclavitud moral.
DESARROLLO. El grado de Maestro Masón es el símbolo natural de la perfección humana, que se consigue por medio del desarrollo personal y por el triunfo sobre todas las debilidades humanas y representa la cúspide de las enseñanzas en el simbolismo. El masón que por su dedicación al estudio suele alcanzar la meta de las enseñanzas simbólicas, se entiende que ya se encuentra despejado de todas aquellas DUDAS filosóficas respecto a sus errores, opiniones y alcances intelectuales, porque supo comprender las lecciones que se le impartieron y por lo consiguiente, se puede asegurar que el maestro sabe hacer un perfecto y consciente uso de sus CUALIDADES MORALES, de sus VIRTUDES y de su INTELIGENCIA para conocer a fondo sus DEBERES y desde luego poder hacer un empleo adecuado de sus facultades para distinguir y apreciar su verdadera situación SOCIAL y diferenciar el bien del mal. De esa manera puede recorrer sin dificultad el camino que lo conduce hasta el servicio útil al Creador; a sus semejantes y a si mismo.
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Al maestro también se le comprende simbólicamente, despojado de su envoltura material y desde luego se le considera APTO para ejercitar el LIBRE uso de las FACULTADES con que lo dotó el Gran Arquitecto del Universo. Debemos tomar en consideración que el grado de Maestro, por la naturaleza de su investidura constituye la PIEDRA ANGULAR DEL EDIFICIO FILOSOFICO, si por desgracia quedara MAL CIMENTADA, de seguro que pronto se desplomaría esa grandiosa OBRA. Afortunadamente el masón que se ha compenetrado de sus deberes, es indudable que puede ser el guía, el consejero y al mismo tiempo el árbitro; para que los hermanos aprendices y compañeros, desarrollen sus capacidades masónicas en la mejor forma. El Maestro debe ser todo un EJEMPLO en el cumplimiento de sus deberes y de sus juramentos, porque en este grado se entiende que el MASON ya ha elevado su espíritu a la más alta concepción de lo que es la finalidad del simbolismo. Ser Maestro es ser superhombre intelectual y espiritualmente, es poseer la cualidad de conquistar por propio esfuerzo la suprema autoridad que barrió la ignorancia, el egoísmo y el miedo, los cuales mantienen al hombre en un estado de inferioridad y esclavitud. Cuando un Maestro Masón exclama: LA ACACIA ME ES CONOCIDA, de hecho manifiesta que sabe hacer buen USO de sus instrumentos de trabajo. EL MASON según los preceptos establecidos para nuestra ORDEN en los LANDMARKS, y en las constituciones aprobadas por la Gran Logia de Inglaterra desde 1721, está obligado a prometer ante el Ara, de rodillas, cumplir siete obligaciones: 1.- Guardar el secreto del simbolismo del Grado de Maestro. 2. -Obedecer las leyes de la Orden. 3.- Amar con todo el corazón a los demás y nunca tratar de comprometer, delatar o perjudicar a un Hermano. 4.- No atentar contra la honra de la familia, al contrario, debe socorrer a las viudas y a los huérfanos de los hermanos. 5.- Ante el llamado de la señal de socorro, debe acudir prontamente. 6.- Esforzarse por superarse con el dominio sobre si mismo y trabajar por el bien de la Orden y magisterio efectivo del Arte. 7.- Ser adepto fiel, para siempre, trabajando por el progreso de la Orden y por su engrandecimiento y dignidad. Y, si faltare a su juramento, someterse a las penalidades correspondientes. Los puntos anteriores corresponden a obligaciones transversales a muchas organizaciones y debemos cumplirlas.
Transformaciones Intramuros. Personalmente son las transformaciones y capacidades que debemos adquirir los Maestros Masones las que nos hacen diferentes. El Templo de Salomón es el símbolo de nuestro cuerpo físico con un mundo interno lleno de potencialidades. Los cuatro puntos cardinales del templo son, la cabeza que corresponde al oriente, el vientre al Occidente, el lado derecho al sur y el izquierdo al norte, las columnas están representadas por nuestras extremidades inferiores.
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Las piedras son nuestras células las cuales después de SIETE AÑOS Y MAS han debido pasar por la muerte de la carne y la aparición del espíritu que corresponde a la energía permanente e inmortal y han quedado atrás las tres tentaciones o sea, hemos sido capaces de desterrar la ignorancia, el fanatismo y la ambición, lo cual está representado por los tres compañeros que quieren obtener malamente la palabra del maestro. La búsqueda, luego de dirigirse al cuerpo del maestro, se orienta contra los asesinos, esto se hace en el doble sentido, primero para individualizarlos pero además reconociendo en los tres enemigos un obstáculo que nos impide realizar una labor más útil en bien de la Orden y la sociedad; hemos de perseguir y anular la IGNORANCIA a través del estudio permanente en nuestra etapa o período de aprendices, por medio de la introspección en nuestro desarrollo como Compañeros y con la Instrucción en nuestra etapa de Maestros. Lo mismo debemos hacer con el FANATISMO y la AMBICION, abriendo nuestro corazón a la tolerancia, por medio del compás y la escuadra que nos entrega el buen juicio al juzgar situaciones y personas. Con el conocimiento, comprensión y tolerancia que hemos adquirido en nuestro desarrollo estaremos en condiciones de enfrentarnos con los tres asesinos y debemos tener la capacidad para corregirlos y encauzarlos nuevamente dentro de los principios de la Masonería. Una vez encontrados los asesinos debemos rescatar los principios encarnados en el Maestro Hiram La muerte simbólica del Maestro Hiram Abiff representa en la Exaltación la muerte del Iniciado a sus errores, vicios , pasiones y tendencias negativas para nacer en nosotros un “hombre nuevo”, en la luz de la verdad y en la práctica de la
virtud; la muerte del hombre esclavo para el nacimiento del hombre libre. La muerte de la personalidad egoísta, o sea el hombre que se ha librado del dominio del mal. El esfuerzo del Maestro debe estar focalizado en dominar los instintos negativos -ignorancia, fanatismo, ambición- sin este dominio no hay inmortalidad efectiva la cual está simbolizada por la acacia de Hiram Abiff. Debemos bajar a la tumba del gran maestro Hiram Abiff, descender al infierno, ser capaces de vencer el vicio con la virtud, el error con la verdad, el egoísmo con el amor y el sacrificio. Solo ahí y después de esa transformación seremos capaces para acceder a la Maestría. La Masonería ha considerado que la concurrencia del fanatismo, la ignorancia y la ambición constituyen en el hombre los peores horrores en su evolución, al punto de esclavizarlo en su desarrollo. Sabemos la tarea para vencerlos se logra mediante el desbastamiento de la piedra bruta, luego su pulimento –estudio de las ciencias, artes y facultades humanas- y luego estableciendo los lineamientos éticos y morales en la sociedad. ¿Qué sucede si en nosotros adquieren protagonismo los asesinos? ¿Qué significa aquello? La respuesta está dada por una interpretación sicológica de esta parte de la leyenda, en que por muy ajeno que nos pueda parecer, somos nosotros mismos quienes constituyen una amenaza constante para la Masonería, en tanto somos seres imperfectos, que podemos variar –de un momento a otro- nuestro objetivo, recordemos que los asesinos eran miembros aceptados en la construcción, que nada hacía pensar su conspiración y sentimientos, correspondiendo –en aras de la humildad y perfeccionamiento- entender que en nosotros hay un germen de Jubelas, Jubelos y Jubelum y nuestra tarea es combatirlos, tomando las mismas herramientas
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que fueron utilizadas en el crimen y que son símbolos que representan los tres grados simbólicos (regla, escuadra y mazo) y por extensión practicando las virtudes. Con todo, la postura del maestro frente a los asesinos está dada por el ejercicio de sus deberes, que Oswald Wirth nos presenta como simples máximas a partir de las cuales podemos debilitar la fuerza que puede llevar a la destrucción de nosotros mismos y por extensión de nuestro taller: ser maestros de sí mismos, profundizar, escuchar a otros, perder toda ilusión y ejercer la maestría, son el punto de partida del trabajo del maestro. El maestro se caracteriza por dominarse, tomando conciencia de sí, de sus capacidades y de sus vicios, subyugándolos, limitando las pasiones, pero dejándolas surgir cuando resulte necesario en beneficio común. Asumiendo la obligación de dirigir, por eso no puede descansar en su insignia, mandil y banda, sino que con mucha más fuerza debe entender que el estudio teórico debe dirigirse hacia la acción a través de la emocionalidad, la empatía y el amor fraternal, escuchando a los demás, como un deber primordial, para ver por debajo de la materialidad. ¡Conócete a ti mismo! corresponde a la sentencia socrática, la cual constituye un mandato y una guía básica para cualquier intento en encontrar a Hiram Abiff y sus enseñanzas. El auto examen junto a la retrospección nos permitirá corregir nuestros defectos, porque los enemigos que más ha de temer el Maestro en su lucha permanente por humanizarse son los internos, aquellas aristas que hemos incorporado en nuestra antigua biografía. Estos defectos, enmarcados en principios masónicos, sin lugar a dudas se transforman en cualidades positivas importantes para un muy buen desarrollo de una sociedad. Son estos principios los que se han modificado, cambiados o simplemente abolidos, es así que el deseo de progresar, se convirtió por medio del mal intelecto en ambición egoísta; el amor se tornó en fanatismo escandaloso y por su ambición e ignorancia vehemente se perdió la fe y principios esenciales cayendo en la ignorancia y el individualismo extremo. En una visión de nuestra sociedad actual y específicamente en nuestro país, son estos además de otros principios y cualidades los que se han olvidado transformándonos en una “larga y estrecha piedra bruta” con muchas y variadas asperezas. Pero somos nosotros los masones y especialmente los maestros los que tenemos la obligación de reincorporar a la sociedad chilena nuestros preceptos y así poder entregar a la generación actual y futura un país masónicamente mejor. El Maestro consciente de su fin inevitable y después de haber pasado y bajado al infierno y haber sido capaz de transformar su materia, después de un largo periodo de “ S IE TE A ÑO S Y MA S ”, ve aproximarse lo inevitable con serena paz interior, sabiendo que ha cumplido con sus deberes morales y éticos, dejando tras de sí la huella de su benéfica acción. Esta es una etapa en que se transmuta y se erige en un constructor eterno y permanente, opuesto a todo lo regresivo, a todo lo destructivo y mezquino, a todas las tiranías, que usa todas las herramientas necesarias y levanta
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los muros de su Templo cuya fortaleza y cimientos son la sabiduría, la fuerza, y la belleza Estos “ S iete A ños ” corresponde a una medida, una dimensión del tiempo, acotado con un inicio y un fin que ocupamos. Es la palabra “MAS” la que nos indica que para alcanzar la maestría tenemos un periodo de tiempo que nunca acabará y debemos estar en constante trabajo para aprender lo que ignoramos, enseñar lo que sabemos, contribuyendo a que la armonía y la fraternidad estén presentes en el quehacer de los hombres.
Obligaciones en el mundo profano. La familia, núcleo básico de la sociedad, la calidad de guía debe estar siempre presente entregando aquellos preceptos masónicos en forma permanente a fin de que las virtudes e ideales crezcan y germinen en forma correcta dentro del grupo. La formación de una sociedad distinta debiera emerger del núcleo familiar basados en principios básicos pero de gran relevancia como son la justicia, libertad y fraternidad entregados permanentemente por nuestra Orden y que está claramente expuesto en nuestro Código Masónico. Frente a la sociedad y vida pública nuestros deberes y obligaciones son múltiples siempre teniendo como guía la fraternidad, la concepción de la igualdad y libertad en el mas amplio sentido. Es necesario luchar contra la ignorancia, busquemos la comprensión y fraternidad siempre actuando desde los principios masónicos con modestia y humildad, en el anonimato sin esperar recompensas de ningún tipo, solo la tranquilidad y la dicha de nuestra conciencia ilustrada. Debemos ser fieles cumplidores de todas las leyes democráticamente estudiadas y aprobadas y luchar por mantener e incentivar la paz en el mundo. Profesional o actividad , los principios masónicos deben estar presentes en todo su quehacer, usando noblemente sus conocimientos y destrezas colocándolos en beneficio de la sociedad toda, tratando con la mayor consideración y bondad a quién mas lo necesita.
Estos son los valores, preceptos, principios difíciles de alcanzar por eso nuestro trabajo permanente a fin de estar cada vez mas cerca, Recordar que no hay camino el camino se hace al andar.
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Conclusiones. La palabra M.:M.: , se refiere a aquel “quién es mas” es decir a quién es mas sabio y mas justo, tanto en lo moral, intelectual y espiritual. Se refiere al hombre superior, al que ha logrado el estado puramente humano de la evolución. La Maestría masónica es un cúmulo de responsabilidades personales en nuestro microcosmos pero también es de vital relevancia la influencia que debiéramos tener extramuros en el macrocosmos. La Maestría no se adquiere en forma repentina con la Exaltación, corresponde aun período con un inicio y quizás en la búsqueda permanente no la alcancemos a obtenerla en su totalidad. El triunfo del espíritu nos debiera permitir sepultar definitivamente las bajas pasiones, especialmente las caracterizadas por la ignorancia, fanatismo y la ambición encarnadas en los tres compañeros asesinos. El M.:M.: es un actor importante en el trabajo de la Logia, fortalece el ambiente logial mediante su ejemplo. Maestro Masón de si mismo, esencial su trabajo y desarrollo. El título de Maestro no debe envanecer ya que en el esta resumida la madurez, la estabilidad y la humildad. La Maestría es la vitrina de la Logia para aprendices y compañeros, además del foco principal de la docencia. Tiene a su cargo la irradiación de la cultura, la sabiduría y fraternidad a sus hermanos. Los deberes y obligaciones tanto escritos como aquellos que surgen de la palabra, pero que están incorporados fuertemente a nuestro trabajo intramuros, los hemos ido incorporando paulatinamente y conscientemente los hemos aceptado y nos obliga ante ellos. El no cumplimiento pleno corresponde a un “perjuro” y no y este M.: M.: no será un eslabón firme de la cadena fraternal. El M.:M.: que no es capaz de aportar intramuros y a la sociedad y usa la Masonería en su provecho l quiebra uno de nuestros principios de oro. M.:M.: desparramad la luz de vuestras inteligencias, sed ejemplo de virtud, honradez, de trabajo riguroso en ocasiones anónimo, sed una luz piadosa pero fuerte en vuestros hogares, dadle la mano al amigo y hermano y seguramente podremos transformarnos en un eslabón mas fuerte intramuros y la sociedad toda.
S.:F.:U.:
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Pedro Belaúnde B. Grado 3*
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Bibliografía. Oswald Wirth: El Libro del Maestro. Revista Occidente, O´Higgins en el Chile de hoy. Abril 2015. Wikipedia. Declaración de Principios de la Orden Masónica. Dr. Jorge Adoum: El Maestro Masón y sus Misterios. Manual del Maestro: Editorial Kier S. A. Edición Argentina. Roberto Ambelain: El secreto Masónico.