Il. LOS CUERPOS QUE ESTORBAN: DE CIUDADANOS A EXCLUIDOS
Los excluidos No camina, no habla, se atragama al comer, comer, necesita supervisión 24 horas al día. Padre hablando de su hijo David de 5 años, que tiene una discapacidad del 86%, viven con 450 euros al mes
El capitalismo neoliberal solo desea cuerpos rentables. Los que no pueden o no quieren ser emprendedores emprendedores ni consumir (para enriquecer all %) son excluidos. Aunque, en realidad, la mayoría está en una situación precaria porque es el sistema mismo el que los excluye. Los enfermos crónicos, los discapacitados, los ancianos con pensiones míseras, los parados o con trabajos mal pagados, los sin techo, los niños hambrientos, los jóvenes sin futuro, los enfermos mentales sin
La realidad que viven los excluidos se presenta como un problema individual y no como lo que es: el resultado del neoliberalismo. Los poderosos y privilegiados, a través de su prensa y sus «expertos», se aseguran de que los que aún no han sido excluidos no se identifiquen con los que estorban. Aunque estadísticamente el número de excluidos crece," el discurso neoliberal repite una y otra vez q ue son una minoría que «no encaja», una minoría cuyas vidas no son importantes. ¿Cuándo fue la última vez que vimos una esquela por la muerte de una persona sin techo? Se les excluye y se les mantiene al borde de la muerte. Así funciona la necropolítica del neoliberalismo. Se abren los albergues y se aumenta el número de camas cuando la temperatura ambiental llega a los cero grados. Cuando los sin techo están a punto de congelarse, los ayuntamientos activan la «Operación FríO».3 Hay personas dependientes a quienes se les otorga ayudas cuando ya han fallecido, o bien son ayudas tan escasas que obligan a las familias a escoger entre comer o tener electricidad." Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 41 % de los grandes dependientes españoles no reciben ningún tipo de ayuda, ni el 51 % de los dependientes severos, ni el 60% de los moderados, entre los cuales solo el 10% tiene la capacidad económica para sufragar sus cuidados. Porque según los datos del Imserso presentados a principios del 2015, los dependientes y sus familias tienen que aportar un repago más alto que lo que invierte en ellos el Gobierno español. El dependiente tiene que
pagar un 19% del coste total mientras el Estado aporta el 18% (el 63% restante lo aportan las Comunidades Autónomas). Este coste no es asumible para muchas familias." El gobierno presume de que la lista de espera de d ependientes ha descendido. De los 575.973 dependientes a quien el gobierno había reconocido en el20l1 su necesidad de ayuda, 274.769 han sido atendidos, a 29.838 se les ha retirado el derecho a tener ayuda, 170.296 siguen esperando las ayudas y lO 1.070 han fallecido esperando. Una de cada 5 personas dependientes a las que se les ha concedido una ayuda en España fallece antes de recibirla. Una pareja ha acabado esta noche en Pontons (Barcelona) con la vida de su hija, de 28 años de edad, y posteriormente se ha suicidado, en una actuación que el matrimonio había acordado y que ha dejado explicada por escrito. El hombre, de 61 años de edad, y su esposa, de 57 años, presuntamente resolvieron de común acuerdo poner fin a la vida de su hija en lo que fuentes de la investigación han calificado de «acto de desesperación». La hija, de 28 años, estaba afectada por una discapacidad y aquejada por graves e irreversibles problemas de salud. El matrimonio, tras llegar a la conclusión que cada vez tenían más dificultades para hacerse cargo de ella y temiendo por su posible desamparo en caso de ausencia o incapacidad de alguno de ellos, resolvió terminar con su vida de un disparo en la cabeza. (El País, lO de julio del 2015) «Ponte en
2. www.publico.es/actualidad/66-poblacion-espanola-afecradoexcl usion.hrml. 3. www.elmundo.es/cataluna/20) 5/02/03/54dOcOb3ca474 ) c23) 8b4 586. hrml, 4. www.ideal.es/granada/provincia-granada/20) 50) 12) /corran-familias-Iachar-ancianos-20) 5012109) 534.hrml.
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sitio»: exclusión espacial
Aunque el derecho al espacio y a habitar y usar la ciudad es un derecho básico, el capitalismo controla y forma el espacio para 5. www.eldiario.es/sociedad/primera-anos-usuarios-pagan-Gobierno_O_.1 6264578.ht01I.
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hacer posible la existencia de su sistema económico. Muestras de ello son la gentrificación, la mercantilización de las ciudades y la criminalización de las personas sin techo. El espacio es una pieza central en la lucha de clases porque tiene un rol clave en los comportamientos y en la identidad social," por lo que es fuertemente controlado. El capitalismo ha sobrevivido ocupando espacio y produciendo espacio." El capitalismo neoliberal intenta mantener el mito de que hay libertad de movimiento, pero en realidad cada sujeto tiene su sitio. Los que tienen menos privilegios tienen que mantenerse en ciertos lugares, y los que no tienen ningún recurso no tienen un sitio, tienen que desaparecer. Las ciudades no son para los vulnerables. Los que controlan la ciudad por medio de las leyes, la policía, y que además son dueños del suelo, de los edificios y negocios, hacen todo lo posible para que su uso social y comercial sea el «legítimo», o sea, el que les dé beneficios. Al mismo tiempo controlan y manipulan la acción social. Los que tienen el poder definen qué significa cada espacio, quién puede utilizarlo y excluyen a los qu llevan a cabo las acciones consideradas «malass" (como dormir en un cajero). A través de leyes y normas (las normas son más dañinas que las leyes porque no están escritas y están inreriorizadas por gran parte de la población), se define cómo se debe utilizar rI espacio para reforzar «lo que está bien» y «lo que está mal» par,1 imponer la ideología neoliberal y el «sentido común». El capitalismo necesita la ciudad para hacer negocio. La 1m'1 cantilización del espacio urbano convierte la ciudad en un P,II 6. Harvey, D., Spaces 01 Hope, Edinburgh, Edinburgh University 1'11 2000. 7. Lefebvrc, H., La produ ction de l'espace, París, Anthropos, 1974. 8.Bourdieu P., Distin ction : A S ocial Criti que c[the Judgem ent o f7a t r, ( "'1 bridge, Massachussets, Harvard Universiry Press, 1984.
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que temático (<<¡Sonríe, eres Madrid!»), en una marca comercial (<
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antas ven sus esruerzos para obtener comida de los "IIIVIl xiores de la basura impedidos por la policía. 1',11 muchas ciudades de los EEUU, ya hay leyes que prohíben , '"11 p.rrtir comida en espacios públicos»!" ante las iniciativas de uu l.u l.i n s concienciados que dan comida a los sin techo. En las 11 lo I III .s del Estado español, desgraciadamente, no hay suficiente ", 11 111 ia ocial para que las administraciones urbanas se plan- 1I I dl'~ medidas, porque para la mayoría de los ciudadanos, 111 1'" h Y los hambrientos son invisibles. La amenaza, esa I11I 1 .11 viol .ncia «discreta» del neoliberalismo que nos recuerda I 1 I 'l')"" ti . las personas puede acabar como el sin techo que , ¡',lIll
1,1, l' l/www.ddiario.es/andalucialbuscan-vida-basura_12_218148188.html I 1 1, '1' Ilwww.lIlotherjones.com/politics/201411 1/90-year-old-Aorida-ve I " ¡, l'llillg-homeless-bans
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mendiga en la esquina, se utiliza para no mirar y para no ver, y así aumenta el poder divisorio del neo liberalismo. La lucha por el espacio, por definirlo, por el derecho a la ciudad es uno de los grandes temas pendientes de los movimientos sociales.
Dentro y fuera al mismo tiempo: espacios intersticiales Los excluidos están en nuestra sociedad pero no se ven. Son invisibles. La antropóloga Julienne Lipson, en su investigación sobre los enfermos y el uso del espacio, da un ejemplo de esto. Li pson definió tres tipos de invisibilidad. Primera, no se ve a los enfermos porque en la mayoría de los casos están encerrados en sus casas demasiado enfermos para salir. Segunda, si consiguen salir, no se les ve porque muchas enfermedades no tienen señales externas. La tercera forma de invisibilidad, según Lipson, es cuando la persona dice que está . 11 el' 1 pero no se a cree se a toma en seno. enterma 111
Tim Cresswell, en su libro In Place/Out ofPlace, explica que los excluidos utilizan el espacio para lo que los poderosos no quieren que se utilice. Los sin techo que duermen en el cajero automático, los hambrientos buscando comida en el contenedor de la basura y los trabajadores precarios en la cola del comedor de Cáritas, están pero no se les quiere ver. Están, dice Cresswell, «fuera de sitio»12 y la gente controla su propia mirada para no verles. Los ~xcluidos habitan espacios intersticiales: dentro de la sociedad pero excluidos. Dentro y fuera al mismo tiempo. 13 Los administradores de las ciudades están también promocionando una arquitectura «disuasoria», cuyo objetivo es expulsar 11. http://mcs-america.org/November2008pg242526.pdf. 12.Cresswell, T, In PLace/Out ofPLace: Geogr aphy. Ideology and Transgression, Universiry of Minnesota Press, 1996. 13. Crirchley, S., íbid.
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de los espacios públicos a las personas que no son rentables. 14 Los bancos de los parques y avenidas se diseñan para que nadie se pueda echar. Los bordillos de las paredes tienen forma de pinchos para que el anciano agotado no se pueda apoyar unos minutos en sus desplazamientos. Los portales anchos de los edificios públicos tienen púas para que nadie se pueda resguardar por la noche. Los que se supone que administran la ciudad para todos los contribuyentes, en realidad, hacen grandes esfuerzos para que solo las personas con dinero que viven en la ciudad, o los turistas, puedan estar cómodos y utilizarla. La ciudad es de los que pueden comprar, ir a restaurantes ya hoteles. No se entiende: gente sin c asa y casi sin gente. Pancarta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca
Hay numerosos edificios y pisos vacíos con los que especulan los bancos;'? y son esos mismos bancos los que desahucian a las personas que no pueden seguir pagando su hipoteca o alquiler. España está en cabeza de la lista de los países europeos con pisos vacíos. Hay más de 3,4 millones. Suficientes para alojar a las personas en exclusión residencial. Los desahucios aumentan. Según el Instituto Nacional de Estadística, durante el segundo trimestre del 2014 se llevaron a cabo 18.749 desahucios, un 3,74% más que durante el mismo periodo el año anterior. Cataluña, con el 23% de los Icsahucios, encabeza la lista. A estos datos hay que añadir los que no se publican: las familias, miles de familias, que deciden
14. http://www.e1diario.cs/ ca tal unyal opinionsl Carta-arquirectu ra-disuaso- 11.1 6_272332768.hrml. 15. http://afecradosporlalliporeca.com/20 14/1 01 10/los-daros-del-cgpj-confllll\JIl-que-siguen-aumenrando-los-desIDucios-en-espanal.
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«auto-desahuciarse» porque el desahucio es inminente y quieren evitar que la familia, especialmente los niños, vivan la violencia de la policía durante los desahucios. Elvira de Madrid y sus tres hijos pequeños lo vivieron en el 2014. La mañana de su desahucio, se presentaron delante de su casa ocho furgones de la Policía Nacional, con un total de sesenta policías vestidos de antidisturbios (cascos, escudos, etc.), visión que traumatiza a cientos de niños cada día en España, trauma que se añade al de perder su hogar. Los cincuenta vecinos, amigos y miembros de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) que intentaron parar el desahucio de Elvira y sus niños, no pudieron contra la fuerza de la policía. Son memorables las fotos de los policías riéndose después del desahucio de la familia de Elvira.16 Los miembros de la PAH y otros vecinos solidarios que intentan parar desahucios son sometidos a violencia física, multas yencarcelamientos. Ahora, con la nueva Ley de Seguridad Ciudadana (cl.ey Mordaza»), las multas por intentar parar un desahucio llegarán hasta los 30.000 euros, pero aun así, personas como Fernando de la PAH de Pinto, siguen su actividad solidaria. «Meterse en esto tiene muchas consecuencias, sobre todo a nivel anímico», dice: Uno nunca se acostumbra a que un policía te ponga contra una pared, a recibir golpes o a dar la cara en un juzgado. Mucha gente no entiende por qué seguimos. Les invito a que se acerquen a un desahucio, a que suban a la vivienda. Cuando ves a la familia no puedes hacer otra cosa que quedarte. y que salga el sol por donde salga. 17
16. www.eldiario.es/sociedad/ Ban kia-desaloja-famil ia- hi jos- meses_O_ 355914661.h(1111. 17. www.eldiario.es!sociedad! Dar-cara-desahucios-pasa-factura_ 0_ 356264505.html.
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Disculpen las molestias: estamos creando un mundo mejor para sus hijos. Pancarta del 15M
A veces, cuando suficientes personas se indignan y salen a las plazas a protestar, a reunirse para conversar sobre cómo mejorar todas estas injusticias, la policía, bajo las órdenes de las administraciones, les desalojan a golpes. 18 El uso determinado de un espacio crea significado. 19 Para que la Placa de Catalunya no siguiera siendo la Placa del 15M, el Ayuntamiento de Barcelona instaló, en otoño del 20 11, una pista de patinaje sobre hielo para los ricos y los turistas, iniciativa que ha sido parada en el 2015 por el Ayuntamiento de Ada Colau. El responsable del desalojo del Movimiento 15M en Barcelona en el 2011 fue el entonces Conseller d'Interior, Felip Puig, que en el 2015, como nuevo Conseller del Departamento de Empresa y Empleo recortó un 50% el presupuesto para la reinserción laboral de los discapacitados y aumentó el presupuesto de su gabinete un 75%.20
Poner en evidencia Cuando se expone la situación de la realidad, dicen que desmoralizamos. SEBASTIÁN MORA, secretario general de Caritas
in querer y sin darse cuenta, los excluidos se convierten en cuer pos resonantes: resuenan con grandes verdades. Sin palabras y on solo su presencia, ponen en evidencia las desigualdades y las 18. politica.e1pais.com/politica/20 11/05/27/actualidad/ 1306489864_ I J7130.html. 19. www.rebelion.org/noticias/201I/6/129936.pdf. 20.www.e1diario.es/c.1.talunya/Hachazo-Feli rPuig-discapacirados-presupues- 10_0_348215560.html.
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injusticias de la exclusión. Son como faros que arrojan luz sobre las mentiras de la propaganda sobre la «libertad», la «democracia» y la «recuperación». Una madre con sus hijos busca comida en el contenedor de la basura delante de un restaurante. Un anciano tiene dificultades para desplazarse y, ante un semáforo, su confusión le impide cruzar la calle. Un enfermo de Sensibilidades Químicas Múltiples lleva puesta una mascarilla industrial. Una mujer empuja un carrito de la compra donde están todas sus pertenencias. Una mujer joven, en silla de ruedas, mira a la calle desde s u balcón en un cuarto piso sin ascensor. Un joven está delante de un hospital con ur; cartel que dice: «No me quiero morir: medicaciones ya!». En un barrio privilegiado, las ancianas andan despacito con sus bastones y del brazo de mujeres jóvenes de piel morena y con facciones indígenas. Todas estas personas, sin conocerse, sin ser parte de un movimiento social, ponen en evidencia las crecientes desigualdades socioeconómicas, el abandono de las personas mayores, la falta de ayuda a los niños que viven con inseguridad alimentaria, el racismo, la discriminación de género, el desmantelamiento de los servicios públicos y todo lo que los políticos y la prensa «reverencial» no quieren que se vea ni que provoque solidaridad ni empatía. Lo único que quieren los políticos que sienta la gente es que esos cuerpos resonantes les impiden «disfrutar de lo propio»: de la terraza del restaurante, de la avenida o de la ciudad parquetemático. Recientemente, Cáritas presentó un estudio que muestra que más de 11,7 millones de personas en España (el 25%) viven en situación de exclusión, de estos, un 77% sufre exclusión en el empleo, un 61,7% en la vivienda y un 46% en la salud. y añaden que España es el segundo país de la Unión Europea
con más pobreza infantil después de Rumanía. Ante este informe, el Ministro de Hacienda, Montoro, se ha enfadado y ha pedido a Cáritas que «no provoque debates». También ha intentado descreditar el informe diciendo que el contenido es «puramente estadístico»."
Más violencia En Francia, la organización Le Collectif des Morrs de la Rue (Colectivo de los Muertos de la Calle), aparte de educar a la sociedad sobre la realidad de los sin techo y sin hogar, de trabajar para que los albergues se adapten a la realidad de los sin techo, llevan a cabo funerales dignos para los sin techo que mueren a menudo sin que se sepa su nombre, y también acompañan en el duelo a los cercanos del fallecido, en general, otras personas sin hogar. 22 Según ETHOS (Tipología Europea del Sinhogarismo), los «sin techo» es solo uno de los grupos afectados por la falta de vivienda. Estos son los que viven en un espacio público o a veces duermen en un albergue. Según Cáritas, hay 40.000 personas sin techo en España y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay 23.000. Claro que, menos en Barcelona, en las otras ciudades los ayuntamientos no cuentan a los inmigrantes sin techo. Y, además, según Sonia Olea, responsable de Personas Sin Hogar de Cáritas, «las estadísticas dellNE no contemplan a las personas de la calle que ocupan bajos, puentes, pasajes ... ¡es incalculable!». Los otros grupos en exclusión residencial, según ETHOS, son los «sin vivienda», que viven en albergues o refugios temporales, y los «con vivienda insegura», que viven sin contrato,
21. hnp:/ /www.lasexta.com/noticias/ nacional/ rnonroro-dicc-que-carirasmicnte-informe-pide-ql1e-provoql1e_20 14032800341.hnnl. 22. hnp://www.morrsdelarue.org/.
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con notificación de abandono de vivienda o bajo la amenaza de violencia por parte de la familia o la pareja." En España hay un Observatorio de Delitos de Odio Contra las Personas sin Hogar (Harenro), que recoge datos sobre tales delitos, forma a profesionales y diseña herramientas para la detección y prevención de la violencia de los que viven en la calle." En algunos países, corno en Canadá, se ha puesto en marcha el programa Housing First, en el que se prestan pisos vados a personas sin hogar, y se trabaja con ellos desde el respeto y sin paternalismo para que puedan recuperar su vida privada, así corno la confianza y dignidad que han perdido durante los años en la calle. En Toronto, Canadá, la Fundación Fred Victor tiene corno objetivo ayudar a la gente sin techo ni hogar a encontrar «place and purpose» (<
Pero también hay servicios y ONG que, con buenas intenciones, mantienen a las personas sin recursos en espacios que no les ayudan a desarrollar su dignidad ni sus deseos. Recientemente, visité un local de día para drogodependientes con hogar precario o sin techo en el barrio del Raval de Barcelona. Los educadores del pequeño centro daban cobijo, calor, algo de comer y acti-
23. www.fundacionsmp.org/spip.php?article24. 24. http://hatento.org/. 25. hrrp:!!fredvictor.org!.
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vidades de forma respetuosa y solidaria. Pero cuando pregunté a José, un usuario habitual del centro por su buen trato, qué le gustaría tener, después de felicitar a los educadores sociales del centro, dijo: «Me gustaría que un sitio así fuera más bonito y que estuviera en un sitio más bonito. Este centro está en la misma calle sucia en la que nos pasarnos la vida. Creo que merezco estar en un sitio más bonito». La ONG, con buenas intenciones y bajo la idea de la «proximidad» y de «ir a donde está el usuario», está, sin darse cuenta, manteniendo a la gente en su espacio de exclusión. La mayoría de los ayuntamientos, en cambio, no tienen buenas intenciones. Su objetivo es excluir y esconder. Recientemente, ha salido a la luz que en la ciudad francesa de Toulouse las personas sin techo ni hogar están obligadas a llevar una tarjeta con un triángulo amarillo pegado a la ropa (que recuerda a los triángulos y estrellas que los nazis obligaban a llevar a varios colectivos excluidos y marcados para morir) con una lista de enfermedades que sufre la persona.t" En todas las ciudades de Europa se acosa a los sin techo yen muchos casos se les multa. La violencia del neo liberalismo ha excluido a muchísima genre. Pero no es suficiente excluirlos. El poder les aplica aún más violencia, formas de violencia a veces discretas (véase el Capítulo III). Mientras tanto, el resto de la sociedad, al ver que se aplican estas medidas sobre ciertos ciudadanos, cree el discurso dominante de que se lleva a cabo tal represión porque estas personas son peligrosas y sospechosas, porque «algo habrán hecho». y así se evita que los aún-na-excluidos se identifiquen con los ya excluidos y se les anima, activa o pasivamente, a participar en su exclusión.
26. www.elperiodico.corn/es/ noticias! in ternacional! polemica- marsella-portriangulo-amarillo-para-los-sin-techo- 3 748583.
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aun así, los poderosos, los privilegiados y los incluidos se sienten descolocados a! ver que, con toda la violencia adiciona! que se aplica a los excluidos, estos parecen querer seguir viviendo. y
III. FORMAS DE VIOLENCIA DISCRETA
A largo plazo, la violencia más útil para que el neoliberalismo implante su necropolírica es la que está disfrazada, la que la población no puede identificar fácilmente como violencia. La tolerancia, la despolitización, el uso del lenguaje, el relativizar, el individualizar y el manipular la historia son formas de violencia eficaces para los poderosos.
La violencia de la tolerancia La tolerancia es intolerante y exige asimilación. HEMAN BROCH, citado en el Museo Judío de Viena Entiendo que la gente pida dinero por la calle, mientras no ensucie la acera. Anónimo
Cuando uno es «tolerante» con otra persona, en vez de aceptarle, conocerle y entender el contenido político de las diferencias que puedan existir, se la ve como un ser inferior basándose en diferencias económicas, raciales, de género, corporales, culturales, etc. Se le mira y se le ve como un ser que es «menos» y se le está diciendo: «te aguanto» y «eres tolerado, pero eres menos». Se le aparta y se le margina. De esta manera, se controla la presencia del otro y se le mantiene en un sitio inferior.
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Pero para rematar a los náufragos con cinismo, en el 20 15, el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, 24 horas antes del comienzo de la campaña electoral municipal, después de haber dejado a la mayoría de los enfermos de ssc sin acceso a la sanidad pública.v' de denegar pensiones y retirar pensiones a los que ya las tenían," en el momento de más crueldad en la historia de los SSC en Cataluña, lanzaron un vídeo. Ese vídeo musical pide a la sociedad catalana que «entiendan y comprendan a los enfermos de EM/SFC y fibromialgia» (las Sensibilidades Químicas Múltiples siguen sin existir para la Generalitat de Catalunya)." Las administraciones sanitarias «entienden y comprenden» que lo único rentable y acorde con las políticas neoliberales es dejar morir a los enfermos de ssc.
VI. PONER EL CUERPO: ¿REPOLITIZACIÓN A TRAVÉS DE LA EMPATÍA RADICAL? Nuestra violencia es exisrir.
Espai en Blanc, B Pressentiment
N°23
¿D6nde están los cuerpos que cuestionan? El poder soberano excluye a los cuerpos indeseables como si fuera una excepción pero, en realidad, la exclusión es ahora la norma 1. Los excluidos son rechazados y empujados a habitar en espacios que, al principio, parecen transitorios, pero resultan ser permanentes. Los enfermos crónicos, los precarios, los sin hogar y los sin voz que se encuentran relegados a esos espacios se dan cuenta de que no volverán al sitio que tenían antes de la exclusión y que tampoco van hacia otro espacio de inclusión. Viven en un espacio intermedio de forma permanente. El filósofo anarquista Simon Critchley llama a estos sitios «espacios intersticiales»: están fuera y dentro al mismo tiempo. Los excluidos están aquí, en la sociedad, pero no se les quiere ver, están en sitios que no cuentan, viven vidas que los incluidos ni se imaginan.' En los espacios intersticiales, los cuerpos, con solo su presencia, ponen en evidencia la verdad sobre las injusticias
69. www.brv.car/brvnoricies/20 15/05/12/e1s-malalrs-de-fibromialgia-demanen- mes-un itats- mediques-especialirzades/. 7 O. h [[p:/ /kaosenlared. net/ col-lecriu- ron da-den uncia-q ue-el-icarn- reri ra-
pensiones-por-invalidez-a-personas-con-sscl. . 7l. http://salutweb.gencat.cat/ca/detalls/Noticies/Nova-Noricia-02291.
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1. Agamben, e., flama Sace r: B poder soberano y la nuda v ida, Editorial PreTextos, 1998.
2. Crirchley, S., La demanda infinita: La ética del com promiso y la pollti ca dr la resistencia, Editorial Marbor, 2010.
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de la sociedad capitalista neoliberal. Son cuerpos que resuenan, cuerpos que, sin hablar, gritan. El antropólogo VictorTurner definió como «lirninal» ese es pacio que parece un sitio de transición. (<
la creatividad de estar en un estado indeterminado y de conocer dos mundos. Esto recuerda a lo que escribió Michel Foucaulr, en la introducción a la primera edición de su libro Les Mot s et les Ch oses sobre la indefinición." Los excluidos que habitan en los espacios intermedios no tienen nombre, están en ese estado antes de ser nombrados, ese estado inquietante pero también libre del peso y del control de la definición. En sus investigaciones, Turner también observó que los que viven en estados liminales tienden a ser sumisos yana quejarse. Aceptan su dolor. Por eso, posiblemente, no han surgido aún revueltas de los sin techo ni de muchos de los otros excluidos. Pero Turner vio también claramente que entre los excluidos hay una camaradería que rompe con las diferencias de edad, de clase, de género y de grupo étnico. Por ejemplo, los enfermos de Síndromes de Sensibilización Central, desde su exclusión y por internet, se reconocen entre ellos y saben que comparten una realidad que los incluidos, aunque vivan en el piso de al lado, no se imaginan. A esta camaradería, a esta comunidad sin estructura, Turner la llamó «cornrnunitas», en la que la realidad hace a todos iguales. Roberto Espósito, el filósofo italiano, ha ido más allá con el concepto de communitas y lo define como un grupo unido no por la propiedad sino por el vacío. 6 Los excluidos que habitan esos vacíos, los de las enfermedades marginadas, los que han perdido todo y los sin papeles han sido empujados ahí porque son percibidos por la sociedad como
3. Turner, V., The Ritual Process: Structure and Anti-Structure, Chicago, Aldine, 1969. 4. Sroller, 1\ The Pouer oftbe Betueen. An An thropo logic al O dyssey, Universiry of Chicago Press, 2009.
5. Foucault, M., Las pa labra s y las cosas. Una arqueo logía de las cienci as hum anas. Madrid: Siglo XXI, 2009. 6. Esposiro, R., Communitas. The Origin and Destiny of Community. Stanford Universiry Press, 2010.
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peligrosos o incómodos. Según Turner, su existencia es un NO a todas las afirmaciones estructuralmente positivas. Como dice el filósofo Santiago López Petit, no es fácil vivir en el «entre» que separa la vida y la muerte. Pero de ese sufrimiento surge una fuerza imparable.' El excluido no encaja, yeso desencaja y descoloca a la sociedad y desafía al poder. Esos cuerpos en los espacios liminales incomodan, crean intranquilidad y el poder soberano intenta rematarlos. Pero ellos insisten en vivir. Y están ahí en esa communitas suspendida en el tiempo.
Repolitizar el sufrimiento La crisis es sobre todo una crisis de presencia.
Comité Invisible. Para Nuestros Amigos Si estás en un estado de remisión, posiblemente sea más fácil arriesgarse. En remisión, las circunstancias te fuerzan a vivir en un estado de incertidumbre ambigua, a vivir en una liminalidad continua. Y corno en cierra manera todos esramos en remisión, cualquiera puede decidir seguir este camino incierto. PAUL STOl.l.ER, Poioer ofthe Betuiee n No tenemos reivindicaciones. Nosotros somos las reivindicaciones. Pancarta en Occupy Wall Street
Los espacios intersticiales, los espacios liminales son los que amenazan e inquietan al orden establecido con su indefinición y su potencial. Por tanto, esos espacios serían los más adecuados para que los que aún se creen incluidos, pero comienzan a cuestionarse, hablen y se añadan a la comunidad de los liminales.
Hay muchos incluidos que empiezan a dejar de creer en la falsa idea de que son libres y en las otras mentiras del poder soberano. Algunos, posiblemente muchos, se dan cuenta de que están siendo utilizados para perpetuar la necropolírica del neoliberalismo (como se ha expuesto en el capítulo 4). Muchos se dan cuenta de que sus vidas están siendo manipuladas para hacer el trabajo sucio de los privilegiados. Sus cuerpos no son explotados para crear riqueza como los de los trabajadores de las fábricas. Pero son utilizados: se controla su vida, su energía, su tiempo, sus ideas, su creatividad y su motivación con el pensamiento y las exigencias de la cultura emprendedora para que luego ellos controlen a los excluidos. Estos incluidos, que comienzan a notar que están siendo manipulados, sospechan que también serán excluidos el día que dejen de hacer las tareas exigidas por los dirigentes. La necropolítica del neoliberalismo despolitiza (quita contenido político a los temas sociales) manipulando el lenguaje, culpabilizando e individualizando. La repolitización podría ocurrir cuando los incluidos llenen de contenido político la realidad nombrando las injusticias y abandonando la falsa seguridad. Si los incluidos ponen sus cuerpos y sus voces en los espacios intersticiales, podrían ayudar a repolitizar la exclusión y crear intranquilidad en toda la estructura que oprime. Si osan darse cuenta de que están siendo utilizados y devienen cuerpos inabsorbibles, junto con los ya excluidos, podrían potenciar la amenaza que crean los espacios intermedios. ¿Qué se puede hacer cuando no se puede ha '1' nada? SIMON CRITCHLEY, La demanda il/fil/il"
Seamos honestos: si no nos descolo alllo~ 11111111.1 mente, entonces, ¿qué estamos ha i 'ndo? 7. López Perir, S., Hijos de la noche.
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Para atreverse a abandonar los falsos privilegios, los incluidos necesitan mirar al excluido a la cara, porque el sujeto ético se construye en la experiencia de una demanda externa, viendo el sufrimiento del otro." El ver y saber que existe esa persona que sufre crea lo que Simon Critchley llama «una responsabilidad infinita». Ese otro que sufre, sobre el que escribía el filósofo Emmanuel Lévinas, ese rostro, genera compromiso. Mirar y ver realmente la cara del Otro, del que sufre, se va añadiendo a todos los encuentros con e! sufrimiento y así se crea, según Lévinas, un «nosotros-". Porque el sentir crea una exigencia colectiva. Aunque se intente negar, el Otro y su sufrimiento calan profundamente en el que mira y se le contagian las ganas de gritar la verdad. Pero aún más importante: ver el sufrimiento en los ojos del excluido hace que el que mira sienta su propia vulnerabilidad. Y de ahí surge la empatía radical, un sentimiento de entender, aceptar y sentir solidaridad con las emociones y vivencias del otro que rompe la barrera entre las personas. Y cuando e! incluido también siente s u propia vulnerabilidad, la empatía no es de una persona a la otra: es de todos y para todos. Es un espacio común.
El duelo prohibido El objetivo de esto que os cuenro no es culpar a la geme o entrisrecerla. La intención es que pensemos a un nivel profundo sobre cómo nuestras historias impactan sobre nuestras vidas ahora y sobre las futuras generaciones. MEL BROWN, Indígena australiana
8. Crirchley, S., La demanda infini ta, Edirorial Marbot, 2010. 9. Lévinas, E., Ética e infinito, Madrid, Machado Libros, 2000.
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Al hablar de esto, se está poniendo en cuestión a la sociedad que dice que no pasa nada. DAVOINE y GAUDILLlt:RE, Historia y trauma
Pero en culturas con historias de gran violencia política en las que no se han elaborado ni reparado los traumas del pasado, la habilidad de sentir empatía está dañada. Gran parte del siglo xx en el Estado español estuvo marcado por la violencia política: el golpe de estado de 1936, la Guerra Civil, las matanzas de la posguerra y la represión durante la dictadura de Franco. Aunque para muchos nietos y biznietos de la Guerra Civil y de! franquismo estos eventos parezcan lejanos, los especialistas en la transmisión transgeneracional de la violencia política, como Vamik Volkan, Davoine y Gaudilliere, Abraham y Torok, Serge Tisseron y muchos más, nos aseguran que e! impacto lo llevan los descendientes en e! inconsciente y en e! consciente. 10 El hecho que en el Estado español, en contraste con otros países, no se hayan llevado a cabo procesos de verdad, de reconciliación y reparación, que no se hayan elaborado esos grandes traumas colectivos que afectaron directamente a millones, deja a las generaciones del presente heridas. La tendencia a polarizar, la necesidad patológica de buscar enemigos, e! miedo exagerado a hablar directamente al poder, la rabia reprimida o explosiva son solo algunos de los impactos en los nietos y biznietos de la violencia política. I I Pero lo que más está dañado es la capacidad de sentir y mostrar empatía. Y la empatía es el ingrediente central para poder politizar los espacios de exclusión.
10. Valverde, c.. 2014. Desenterrar las palab ras. 11.Volkan, v.. The Need to Haue Enemies & Allies: From Clinical P ractice to International Rel ationships, Jason Aronson Inc., 1988.
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Para poder sentir empatía es necesario hacer el duelo del daño que aún se lleva en el consciente y en el inconsciente, reconocer y poder hacer las paces con esas ganas de dividir y polarizar que interfieren en el trabajo por la justicia social. Se necesita elaborar, a través de las palabras con emociones y de las emociones con palabras, las historias de cada familia, de lo perdido, del miedo y de la rabia. Eso ayuda a h acer el duelo de las múltiples pérdidas en una tierra en la que aún hay 130.000 desaparecidos. Hacer el duelo de eventos y pérdidas colectivas (pérdida de seguridad, de vidas, de la tierra, del idioma) empieza a curar el duelo congelado que llevan dentro los descendientes de la violencia del siglo xx, todos ellos, se den cuenta o no, lo quieran admitir o no. El duelo y las historias familiares y colectivas de verdad y de reconciliación, como dice Iudirh Butler en La Vida Prec aria, conectan a los seres humanos, conectan los cuerpos. Porque el duelo es un proceso de los cuerpos. El miedo, la rabia y el dolor se llevan en el cuerpo. Los que están en las fosas sin abrir son cuerpos. Los desaparecidos y asesi nadas son cuerpos. El abuelo que no volvió de la cárcel es un cuerpo. La tía abuela que se tuvo que exiliar es un cuerpo. Los ausentes son muertos que los presentes, los vivos, llevan en su inconsciente y en su consciente. Y, como dice la grupoanalista Elena Álvarez Girón, el poder soberano no quiere que los «vivos muertos» (emuerros» porque aún no han hecho el duelo) hablen, recuerden y dignifiquen a los «muertos vivos» (vvivos» porque aún siguen en las fosas comunes, sin enterrar y sin estar integrados en la Historia). Esas historias, esas palabras de los vivos, cuando se atrevan a decirlas, a desenterrarlas, cambiarán la narrativa del discurso del poder, cambiarán la Historia. Hacer el duelo de la represión del p asado pone a los cuerpos de ahora en un lugar de vulnerabilidad común a todos, una
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vulnerabilidad que hace aflorar la ernpana." Yeso libera de manipulaciones, libera a todos para nombrar sus verdades y negarse a seguir siendo manipulados. Como recuerda Buder: «El acto del duelo puede dar una perspectiva desde la cual se puede empezar a pensar en la situación global contemporánea». El duelo e n cesario para poder sentir empatía, para poder mirar a los ojos del que sufre y crear una conexión colectiva y radical.
Contagiar lo irreversible No predecir, sino estar atentos a lo desconocido que llama a la puerra. GILLES DELEUZE
En los espacios intersticiales, no hay sitio ni tiempo para repetir maneras de organizarse que ya han mostrado su inutilidad. Crear y mantener estructuras verticales y líderes ha mostrado ser una pérdida de energía que frena, aburre, desmoviliza y reproduce el autoritarismo yel machismo. El movimiento 15M y las experiencias post 15M han demostrado que hay maneras de pensar y actuar que pueden crear movimiento y dar un impulso horizontal. 13 Habitar en los espacios intersticiales en pequeños grupos de afinidad, conectados con otros grupos para, de forma puntual, juntarse y hacer «enjambre», es un ejemplo de este funcionamiento anrijerár quico. Esta forma de respuesta rápida de unirse y dispersarse, en persona o por inrernet, puede sorprender y confundir a la estructura del poder.
12. Butler, J., Vida Precaria: El poder del duelo y la violencia, Paidós lb <, i ,1, 2007. 13. @axebra Carlos Tomás, Alcazan, ArnauMonty, SuNotissil1\;¡, 'I()I '1, Quodliberat, Take'Theéquare, Simona Levi, Tecnopolltica, interne: y r-ruol« i()II~. Sobre la centralidad de redes digitales en el # 15M, Icaria, 2012.
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Las tácticas de enjambre crean flexibilidad y ayudan a que fluya
En movimientos sociales se está empezando a utilizar la es-
Las tácticas de enjambre crean flexibilidad y ayudan a que fluya la energía necesaria para cuestionar y denunciar sin mantener estructuras. Las acciones y procesos de grupos catalizadores juntos y separados crean la inestabilidad que intranquiliza al neoliberalismo. Sin necesidad de etiquetas ideológicas ni de un pensamiento estratégico tradicional, los cuerpos excluidos pueden existir como amenaza sin estar en una estructura, sin abandonar la singularidad y al mismo tiempo sin abandonar el anonimato. Lo que se pensaba antes que era «lógico» sobre las organizaciones no funciona. Se creía que había que estar de acuerdo en todo antes de poder llevar a cabo cualquier acción, se creía que había que tener una estructura vertical y líderes. Pero se ha visto que moverse, sorprender, estar atentos y acompañar las olas y las mareas puede hacer, de los excluidos, algo inquietante. La desobediencia de los pequeños grupos, que en los momentos menos esperados se juntan, abre nuevas posibilidades. La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿ Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.
En movimientos sociales se está empezando a utilizar la estigmergia." Lo que hace un grupo no lo copian otros, sino que inspira y deja huellas irreversibles para potenciar el movimiento y la disidencia de otros en ese momento o más adelante. Los zaparistas son un ejemplo de estigmergia. Sin líderes, l trabajo y las maneras de vivir de un poblado inspiran y facilitan los de otro poblado. No se les puede derrotar porque están en sitios y formas que no son visibles para el Estado, dejando información y pistas para otros rebeldes. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) también es un movimiento estigmérgico. En sus grupos de apoyo, las personas excluidas se inspiran mutuamente para hacer lo que pensaban que era imposible. Mañana la PAH saldrá a la calle a parar un desahucio. Pasado también. Nunca se sabe dónde aparecerá. La estigmergia también está viva y activa en el movimiento 15M yen las experiencias post 15M. Hoy se añaden a una Marea Blanca. Otros investigan la corrupción. 16 Un pequeño grupo pone una querella contra el Conseller de Salut, Boi Ruiz.17 El vierne los Iaioíiautas harán otra travesura ocupando L1n banco o algún otro centro del poder financiero. is
EDUARDO GALEANO
Aunque haya periodos de tiempo en los que parece que no existe rebeldía contra el poder soberano, las tácticas de enjambre crean la muy necesaria estigmergia que se mantiene en tiempos en los que la disidencia es menos visible. Estigmergia es la colaboración a través del tiempo. Un ejemplo de estigmergia se encuentra en la naturaleza, en insectos como las hormigas, que, a medida que andan dejan en la tierra, mediante la secreción de feromonas, mensajes para otras hormigas sobre dónde hay comida y otra información necesaria para organizarse sin coordinación central ni jerarquías. 14
Compartir o morir. DAVID BOLLIER y SILKE HELFRICH, WeaLth ollhr
Commons: A World Beyond Market al/ti SllIlr "SI '1,1¡llIm, A 1/(1/1 y/l/IIII 1
15. Carson, K., The Stigmergic Reuolution, 2011, hllps:/h ",(IIJ',hllIIH 111/ 8914. 16. www.e1mundo.es/cronica/2015/04/26/553b3 'J7(' 10 1('1 I IMII , I htrnl. 17.
hups:/ /afecradasporlosrecorressanirarios. w()rdp'I'\~.IIIIII/11 11111 1,11 ,1" ,1/
18. www.iaioAautas.org/nodos/-
14. h([(1:/ /areneucandela.info/sites/defaulr/files/ 15_cuerpomaquina_yp.pdf
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Hoy en día, se habla mucho de «lo común» y, aunque la mayoría de los excluidos no están presentes en esos debates e iniciativas, ellos comparten. A lo mejor no es la imagen ideal de «comrnunitas» de Turner, de Esposito o de ottoS teóricos. Pero hay iniciativas interesantes'? y apoyo mutuo a menudo escondido en los espacios intersticiales. El movimiento de lo común necesita reflexionar sobre la exclusión que está, sin querer, llevando a cabo. Para los sin techo, para los enfermos que se pasan la vida mirando el techo, para los que no pueden acceder a internet porque tienen sensibilidad electromagnética o porque no se pueden pagar internet, los im portantes proyectos de lo común son algo lejano e inaccesible. Para sobrevivir y vivir hay que compartir. En el posible encuentro en los espacios intersticiales entre los ya-na-incluidos y los excluidos, puede surgir un nuevo espacio común. Un espacio en el que hay que estar atento a que no se convierta en otro producto cultural recuperado. Por eso, se necesita tener una mirada clara y poner palabras a lo que se ve.
EP LOGO
Este libro está escrito desde el cuerpo, a través del cuerpo y desde espacios intersticiales: entre la cama y el sofá; entre horas de silencio agotado y el susurro del grito indignado; entre las paredes en las que me apoyo al levantarme; entre la exclusión de ya no ser profesora de enfermería y el privilegio de tener techo, techo siempre presente en mi visión; entre el «trancazo» permanente creado por mi sistema inmunológico estropeado y la tímida pregunta «¿Cuándo mejoraré?»: entre el miedo de no llegar a la próxima respiración y la fuerza de no creer, de desobedecer y de no ser colonizada. Este libro está escrito entre la soledad de mi ático y la sensación de ser parte de un cuerpo común. Este libro está escrito recordando las palabras de mi bisabuela Pauline Feil, judía vienesa, que dijo: «¿Qué más nos pueden ha cr? Esto no va a ir a peor», antes de morir en el campo de con entra ción de transición de Viena el 26 de julio de 1942. Tú que te liberas con las rnetáforas, pi 'Il~a '1\ 1m otros (los que han perdido el dcrc ho ,1 l., p.d.1 bra). MAHMOUD DARWICII,
po '1.' p.II'·\IlII1'
19. https:/ / enrornoalasilla.wordpress.com/prirnaveracacharrera/
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