Contexto, Historia y Paradigmas Educativos.
Ricardo Arturo Martínez Castro. Dinámica y Conducción de grupos en el aula. Tutora: Mtra. Verónica Mañon Meza 12-ago-2014
Introducción El proceso de aprendizaje en las instituciones educativas puede ser analizado desde dos perspectivas: a partir de los procesos psicológicos que el sujeto pone en juego para aprender y con base en un conjunto de mecanismos sociales y culturales susceptibles de generar condiciones que apoyan el aprendizaje. Estas dos vertientes se relacionan estrechamente y ofrecen la posibilidad de explicar e intervenir en el fenómeno educativo, particularmente en los aprendizajes, desde diversas disciplinas: psicología, sociología, antropología y en general, las incluidas en el campo de las ciencias de la educación. Las distintas concepciones del aprendizaje que fundamentan el currículum en las instituciones educativas (conductismo, cognoscitivismo, constructivismo, psicología sociocultural, algunas teorías instruccionales, entre otras) así como las estrategias de intervención para mejorarlo, expresan la convergencia de distintas perspectivas y enfoques psicológicos. Sin embargo, es importante considerar también la influencia del entorno en los procesos educativos y de socialización, lo cual conlleva a reflexionar sobre el aprendizaje desde un punto de vista sociológico y antropológico. La posibilidad de intervenir en el mejoramiento del proceso de aprendizaje y, en consecuencia, de los resultados educativos, requiere del diseño de propuestas educativas sustentadas en enfoques de naturaleza cognitivo-contextual o socio cognitiva, es decir, en propuestas que atiendan integralmente al sujeto. Cada uno de los paradigmas que tienen una presencia significativa en el ámbito de la educación, particularmente en cuanto al aprendizaje y a la enseñanza, han hecho posible el surgimiento de explicaciones y de instrumentos metodológicos y tecnológicos para abordar tales procesos desde diferentes dimensiones. Su potencial sin duda es muy importante, pero su participación aislada o exclusiva no es suficiente. Para que alcancen su justo valor, es necesaria su articulación con los elementos de otras disciplinas, no solamente las educativas, sino también con las prácticas específicas de los actores y las características de los contextos sociales e institucionales. Desarrollo En la educación para el siglo XXI, como ya lo dice la “Declaración Mundial sobre la Educación para Todos” (Jomtien, 1990), lo importante son los aprendizajes realmente adquiridos por los educandos, que se traduzcan en un desarrollo genuino del individuo o de la sociedad, de suerte que adquieran conocimientos útiles, capacidad de raciocinio, aptitudes y valores.
El nuevo perfil del docente solicita un alto compromiso hacia ellos mismos para seguir preparándose y actualizando; hacia la comunidad educativa, demanda una opción de vida orientada a lo humano y a la construcción de una sociedad más justa colaboradora y equitativa, con valores dirigidos a la paz, el respeto a la vida y a la diversidad. El papel del maestro del siglo XXI debe tener un compromiso con la superación personal, con el aprendizaje, con los alumnos, con la creación de una sociedad mejor y con la revolución educativa y social que se requiere urgentemente. Los procesos que se desarrollan en las aulas deben de tener una naturaleza dinámica y flexible. Requieren de profesionales capaces de resolver problemas de su entorno para que los estudiantes alcancen aprendizajes que permitan potenciar su desarrollo y calidad de vida. La relación entre maestro y alumno debe ser una relación liberadora y no de de poder o disciplina únicamente. Dicha relación se genera cuando comparten conocimientos y herramientas útiles y trascendentales para la vida; un maestro puede transmitir a sus alumnos el amor por la materia que imparte, por la investigación, por el trabajo, por la riqueza de las relaciones con los demás, por la vida y sobre todo, por el descubrimiento y la construcción de sí mismo. De este modo, el modelo tradicional no favorece las características de los docentes y los ambientes necesarios en la actualidad ya que coarta la creatividad, no respeta las diferencias individuales, no parte de los conocimientos previos de los estudiantes, se centra en el docente y todos los alumnos deben llevar un mismo ritmo de aprendizaje, no hay diferenciación. Por otro lado, la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel se contrapone al aprendizaje memorístico, indicando que sólo habrá aprendizaje significativo cuando lo que se trata de aprender se logra relacionar de forma sustantiva y no arbitraria con lo que ya conoce quien aprende, es decir, con aspectos relevantes y preexistentes de su estructura cognitiva. Los requisitos básicos a considerar en todo aprendizaje significativo son: - Las experiencias previas (conceptos, contenidos, conocimientos). - La presencia de un profesor mediador, facilitador, orientador de los aprendizajes. - Los alumnos en proceso de autorrealización. - La interacción para elaborar un juicio valorativo (juicio crítico).
En tal sentido, un aprendizaje es significativo cuando el aprendiz puede atribuir posibilidad de uso al nuevo contenido aprendido relacionándolo con el conocimiento previo. En este sentido, la evaluación de los aprendizajes juega un papel fundamental, toda actividad educativa que exige comprobar un aprendizaje significativo implica hacer una evaluación y expresar un juicio de valor; es decir, que al realizar una práctica evaluativa siempre existe una intencionalidad educativa, la misma que responde a una determinada concepción del ser humano. Conclusiones Para poder desempeñar un papel digno y decoroso como profesor, el desarrollo de competencias docentes implica una constante actualización, el rompimiento de paradigmas dentro de nuestra práctica docente al cambiar nuestro estilo de enseñanza, crear un ambiente en el aula que permita que los alumnos aprendan a su propio ritmo utilizando actividades diferenciadas y por último modificar las formas de evaluación, no dando mayor énfasis a la heteroevaluación y fomentar algunas otras como la Coevaluación y la autoevaluación así como el uso de distintos instrumentos de evaluación. Referencias Bibliográficas:
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