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CONCEPTOS CLAVES SOBRE “LO NORMAL Y LO PATOLOGICO” DE GEORGE CANGUILHEM
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El autor retoma dos ideas muy antigua sobre lo normal y lo patológico:
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1. La enfermedad como perturbación del equilibrio que guarda el organismo en relación a la naturaleza.
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2. La enferm enfermeda edad d no es solam solament ente e desequ desequilib ilibrio rio o desarm desarmoní onía, a, es también: esfuerzo de la naturaleza en el hombre para obtener un nuevo fermed edad ad es una una equilibrio... La enferm
reac eacció ción genera neralilizzada ada con con
intenciones de curación. El organismo desarrolla una enfermedad para curarse.
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Para Para el auto autor, r, ambas ambas concep concepcio ciones nes tienen tienen algo algo en común común: Se consid considera era a la enferm enfermeda edad d (la experi experienc encia ia del enferm enfermo) o) como como una situación polémica, una lucha entre el organismo y un ser extraño o
una lucha interna de fuerzas enfrentadas.
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Pero en ambas concepciones, se indica que la enfermedad difiere del estado de salud, lo patológico de lo normal.
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Pero esta diferencia resulta tanto desde el punto de vista epistemológico y de la propia experiencia del enfermo, insostenible. En el fondo tal diferencia no es más que un dogma.
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En tal diferencia se encuentra una cuestión ideológica: La identidad de lo normal y lo patológico es afirmada para beneficio de la corrección de lo patológico. Como consecuencia de esto: una terapéutica.
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Para el autor, (y éste es uno de sus postulados que hace estallar esa diferencia ideológica) tanto la enfermedad como la salud, las leyes de los fenómenos vitales son los mismos.
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Apoyándose en autores como Comte y Bernard, (criticándolos) el autor piensa que la diferencia de identidad entre lo normal y lo patológico se basa en algo cuantitativo. La enfermedad se mide en función de una norma. Por una cuestión de exceso y/o defecto.
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La cuestión del exceso y el defecto existen con respecto a una medida, que se considera válida y deseable, con respecto a una norma.
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Definir lo anormal por lo demasiado mucho o lo demasiado poco, significa reconocer el carácter normativo del denominado “estado
normal”. Éste último se encuentra en relación a un valor.
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A su vez, si se piensa que el “estado normal” es aquel en que los órganos actúan con toda regularidad y uniformidad de que son capaces, en tal supuesto actúa un ideal de perfección.
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Por tanto, para nuestro autor, la salud y la enfermedad no son dos modos que difieren radicalmente (cualitativo), ni tampoco se diferencias por una cuestión de grados (exceso o defecto) (cuantitativo).
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Si para Leriche: “La salud es la vida en el silencio de los órganos” , a la inversa: La enfermedad es aquello que molesta a los hombres en el normal ejercicio de su vida, aquello que le hace sufrir.
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El “estado de salud” es la inconsciencia del sujeto respecto a su cuerpo y mente. A la inversa, la conciencia del cuerpo y de la mente produce sentimientos de los límites, de la amenaza, de los obstáculos para la salud.
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Si se toma estas fórmulas en su sentido pleno, significa que la noción vivida de lo normal depende de la posibilidad de infracciones a la norma.
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Pero la definición de la enfermedad es la del enfermo y no la del médico.
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Guillaume Le Blanc va a expresar: “…el funcionamiento irregular no es un caso derivado cuyo paradigma seria el caso normal : lo patológico no implica ausencia de norma. Por el contrario, indica una configuración novedosa del organismo, una adaptación posible de lo viviente a las perturbaciones del medio externo o interno debidas a la instauración de otras normas. Así la patología desempeña un papel fundamental porque plantea un cuestionamiento inédito sobre lo viviente. ¿Qué significa estar enfermo para el ser viviente?” (Canguilhem y las normas)
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El
concepto de
estructurante
e
norma
tiene para Canguilhem un carácter
invariante,
pero plagado de
significaciones
determinado por lo histórico.
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La norma es a posteriori al objeto, al acontecimiento o al acto. Por lo
tanto, la vida es anormal, exigiendo una normalización.
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En tal sentido Le Blanc, siguiendo a Canguilhem va a decir: “ ….desde el punto de vista lógico, es decir, desde la perspectiva del rigor gramatical, el primer termino existente corresponde a lo normal y permite construir de inmediato su opuesto lógico mediante el sufijo privativo a, lo anormal. No obstante, la lógica, como la filosofía, no es más que un punto de vista sobre la vida y esta arraigada en ella. Referida a la vida, la primacía de lo anormal, que suscita la conciencia de una falta, reclama una corrección. La norma se transforma en un principio de corrección, de rectificación o de asimilación de lo dado arcaico…”.
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Por tanto, lo no filosófico exige una normativa, dándole un sentido a la vida. Las normas surgen de algo hostil y arcaico. Conjura la violencia anormal de la vida. La vida nos inquieta, nos hace sufrir,
resulta dolorosa, resulta anormal, gracias a su carácter inmediato y singular. Por ende, suscita una intención y decisión normativas. Por tanto la filosofía acaece en un segundo tiempo, otorgándole un valor a la experiencia de la vida.
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¿Cuál es la relación entre lo normal y lo patológico? ¿Cuál es la relación entre salud y enfermedad? La salud y la enfermedad no están sujetas a una conceptualización, resulta ser una cuestión de experiencia. Esto nos obliga a tomar en cuenta la experiencia subjetiva del enfermo. Ninguna subjetividad puede reducirse a ninguna perspectiva de pensamiento.
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No existe un hecho normal o patológico en sí . La anomalía o la
mutación no son de por si patológicas. Expresan otras posibles normas de vida. Si esas normas son inferiores, en cuanto a la estabilidad, fecundidad, variabilidad de la vida, con respecto a las normas especificas anteriores, se las denominará “patológicas”. Si esas normas se revelan, eventualmente, en el mismo medio ambiente como equivalentes o en otro medio ambiente como superiores, se las denominará “normales”. Su normalidad provendrá de su normatividad. Lo patológico no es la ausencia de norma biológica, sino una norma diferente pero que ha sido comparativamente rechazada por la vida.
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Por tanto el “estado patológico” o anormal no se encuentra constituido por la ausencia de toda norma. La enfermedad es una norma de la vida. No son residuos del comportamiento normal. Anterior ni el resultado de un empobrecimiento o de una disminución, sino que son reacciones que nunca se presentan en el individuo normal en la misma forma y en las mismas condiciones.
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El enfermo está enfermo porque sólo puede admitir una norma. El enfermo no es
anormal
por ausencia
de norma sino por
incapacidad para ser normativo.
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La enfermedad es una experiencia de innovación positiva del ser vivo y ya no sólo un hecho de disminución o de multiplicación.
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La enfermedad no es una variación en la dimensión de la salud; es una nueva dimensión de la vida.
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La enfermedad, lejos de ser una desaparición de un orden normal, es la aparición de un nuevo orden vital.
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En vista de lo anterior, podríamos decir que el “estado patológico” no puede ser denominado “anormal” de un modo absoluto, sino anormal dentro de la relación con una situación determinada.
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Estar sano y ser normal no son cosas equivalentes, porque lo patológico es una especie de normalidad.
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Estar sano no es sólo ser normal en una situación dada, sino también ser normativo en esa situación y en otras situaciones eventuales.
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Estar en buen estado de salud significa poder enfermarse y restablecerse. El poder y la tentación de enfermarse representan una característica esencial de la vida.
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El pathos es quien condiciona al logos. Lo anormal es lo que suscita el interés teórico por lo normal. Las normas sólo son reconocidas como tales en las infracciones. Las funciones sólo se relevan en las fallas. La vida sólo se eleva a la conciencia y a la ciencia por la inadaptación, el fracaso y el dolor.
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En tal sentido Le Blanc va a decir: “ ….Así llegamos al meollo del problema: la enfermedad no es tanto una experimentación como la experiencia vivida por
una
individualización
que
se
construye
en
el
marco
de
un
comportamiento orgánico y global . Es una experiencia inédita del organismo que
obliga
a
reinterpretar
el
comportamiento
enfermo
como
la
emergencia – dentro de una continuidad –de una disparidad intrínseca, interpretada por Canguilhem en términos de alteridad y riesgo. La enfermedad es el riesgo que introduce el organismo en relación consigo mismo…” “…El organismo es el sujeto de la enfermedad. El acontecimiento orgánico que la enfermedad representa es obra de un organismo, es una creación original puesto que modifica el devenir de la vida sin aniquilarla. Así, la novedad que es la enfermedad no opera como una ruptura sino como la creación de un umbral cualitativo nuevo…”
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