Comparación de los dos relatos del Génesis El libro del Génesis comienza con dos relatos de la creación, ambos se redactan en distintas épocas, por lo que entre ambos existen notables diferencias en el estilo que emplean, en el tipo de imágenes que eligen, en la concepción de Dios, etc. Por esta razón, es necesario estudiar cada uno por separado. El segundo relato, también llamado relato Yavhista, fue el primero en escribirse, tiene un estilo más vivo y poético. El primero, “Relato sacerdotal” tiene un estilo más monótono; si está colocado en primer lugar es para respetar el orden cronológico ya que describe la creación del universo que culminará en la creación del hombre, mientras que el segundo relato se centra en la creación del hombre y continúa con la narración del pecado.
El primer relato (Gen. 1, 1-24a). El primer relato del Génesis, el denominado relato sacerdotal, siguiendo el estilo propio de la tradición a la que pertenece, narra en forma de lista la creación del mundo y de todos los seres creados. Fue redactado probablemente en el siglo VI antes de Cristo.
Se designa a la divinidad con su nombre hebreo: Elohim (= Dios) Se afirma que Dios ha creado todo lo que existe. Las expresiones utilizadas ciertamente enseñan que Dios ha creado de la nada y que todo viene de Él. Queda fuertemente subrayada la omnipotencia de Dios que crea con su sola palabra; vemos se va repitiendo: “Dijo Dios... y así fue” Es una palabra eficaz, omnipotente, creadora. Dios no crea con esfuerzo; basta su sola palabra para que todo venga a la existencia. También se subraya la bondad y hermosura de todo lo creado, como también se va repitiendo: «vio Dios que era bueno» La visión del cosmos es “acuática”. Sostiene que al principio no había más que una masa informe de aguas primordiales, y la tierra al ser creada será un islote en medio de esas aguas. Desde un principio hizo existir al hombre y a la mujer simultáneamente, en pareja. Dentro del conjunto de la creación el hombre ocupa un lugar destacado: la creación del hombre y de la mujer viene en último lugar, como culminando toda la obra creadora; al ser humano se le encomienda someter y dominar la creación porque toda ella está a su
servicio; el hombre y la mujer son ante todo «imagen y semejanza» de Dios a diferencia de las demás criaturas. Queda resaltada la grandeza y soberanía de Dios. Es único, anterior y superior a todo lo creado, trascendente. En este relato la creación se desarrolla en seis días y al séptimo Dios descansa y aprecia su obra.
El segundo relato (Gen 2, 4b-25). Fue redactado probablemente el siglo X ó IX a. de C. Es denominado relato yahvista y nos presenta ya al hombre como el centro de la obra creadora de Dios.
En este relato se conoce a la divinidad como Yahvé Dios. En el relato anterior se subrayaba la trascendencia de Dios, que creaba con su sola palabra, aquí se subraya su cercanía y su intervención directa: el Creador aparece bajo la imagen del alfarero; es descrito con apariencias más humanas, de un modo más primitivo. Él no crea sino que “hace” las cosas. En esta narración destaca el hecho de que el ser humano es colocado en el paraíso, se subraya la armonía profunda en que vive el hombre; armonía con Dios, que le cuida y con el que está en relación amistosa El hombre es hecho de polvo del suelo, lo que subraya su condición corporal, material, su condición caduca y mortal; pero a la vez Dios «insufló en sus narices aliento de vida»: se enseña que el hombre en su naturaleza lleva dos elementos, la tierra y el aliento de Dios, es decir, es de la tierra pero lleva en sí algo que es divino. Este relato se centra en la creación del hombre y de la mujer. La cosmología es “terrestre”. Antes de que se creara el mundo todo era un inmenso desierto de tierra seca y estéril (v. 5), pues no había nada de lluvia. Al ser creada, la tierra será un oasis en medio del desierto. Se cuenta la creación en un solo día, muchos afirman que se refiere únicamente al día sexto.
Las enseñanzas de los dos relatos difieren en los detalles pero concuerdan en cuestiones de fondo. Dios ha dado origen a todo ser y ha colocado al hombre en un lugar privilegiad de la creación.
