COLONIA DEL CIELO Aquí te comparto lo que he estado estudiando recientemente para mi próximo libro, El Cielo No Es Tu Destino D estino Re-descubriendo el –
Propósito De Dios En la Tierra Filipenses 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo… Cuando comenzaba en los caminos del Señor, recuerdo que para mí este pasaje significaba que yo era un ciudadano del cielo, por lo tanto mi destino final era irme al cielo. Solo estábamos de pasada por esta tierra así que para que esforzarse si el cielo es nuestro verdadero hogar. La realidad es que de eso no es que trata este pasaje. Pablo, está escribiendo a la iglesia en Filipos. Filipos, era una colonia de Roma. Como tal, la ciudad reflejaba los ideales y valores de la vida romana. Una colonia romana era “un pedazo “un pedazo de Roma, lejos de Roma”. Aunque Roma quedaba muy lejos. Si estabas el Filipos, era como si estuvieras en Roma. Allí se hablaba el latín. Se veía el estilo de vida de Roma. Y, a Cesar se le consideraba como el señor y salvador del mundo. Como colonia romana, Filipos era una extensión, una pequeña peq ueña reproducción de la ciudad imperial de Roma. Filipos era una Roma en miniatura como a 700 millas del mundo griego de la gran Mesopotamia. Una traducción que está muy alineada al a l contexto socio cultural de ese tiempo es la traducción de este pasaje en la Biblia Moffat que dice; Filipenses 3:20 (Traducción en inglés) But we are a colony of heaven, heaven, and we wait for the Saviour who comes from heaven, the Lord Jesus Christ, Nota como dice “ somos una colonia de cielo” cielo” (traducción). (traducción). Esto es interesante porque con este lenguaje Pablo estaba diciendo dic iendo que la iglesia en Filipos era una colonia del cielo, reflejando la cultura en una
tierra extranjera (el imperio romano). Jesús que está en los cielos, es el Salvador y Señor. (no cesar) Si un ciudadano Filipense decía, “Yo soy un ciudadano de
Roma” ,
no
estaba diciendo que se quería ir a vivir a Roma. No. Por cuanto vivía en Filipos era como si estuviera viviendo en Roma. Porque Filipos era una colonia de Roma – una Roma en miniatura. Cesar no quería que la gente de Filipos – y otras colonias romanas – regresaran a Roma. Por el contrario, el propósito de ser ciudadano de una colonia romana era traer la cultura y gobierno de Roma a la colonia. Era para expandir la influencia del Imperio en el mundo. Esto es lo que Pablo le está diciendo a la joven iglesia en Filipos. La iglesia es una colonia del cielo en la tierra. Ella tiene la responsabilidad de traer la vida y el gobierno del cielo (como dijo Jesús en su oración, “hágase en la tierra como en el cielo”). Jesús volverá a establecer Su Reino en la tierra, (recuerda que la Nueva Jerusalén desciende a la tierra). Todo este lenguaje es figurativo y expresa que todo lo que Dios inicio en la tierra se cumplirá en la tierra. El eterno propósito de Dios es traer la cultura del cielo (esta palabra cielo es simplemente para comunicar, el espacio, esfera donde Dios existe) y restaurarnos a condiciones Edénicas, donde se fusionan el habitat del hombre con el habitat de Dios, lo celestial y lo terrenal. Las palabras de Pablo en Filipenses capítulo 3 son subversivas. Le estaba planteando un gran reto a los creyentes en Filipos, y este era, que ellos dieran su total alianza no a Roma, sino al cielo. A Cristo Jesús, no ha Cesar. Nuestra ciudadanía está en el mundo de lo invisible (el cielo) – en lugares celestiales. De esos lugares celestiales es desde donde anticipamos que vendrá Jesucristo, cuando regrese a la tierra. A través de todo el Nuevo Testamento los títulos de “señor” y “salvador” son títulos dados a Cesar. Cuando Pablo los usa para referirse a Jesús,
lo que está diciendo es que el verdadero Rey y Salvador es Jesucristo no Cesar. Así que, Filipos era una extensión del imperio de Cesar. El imperio de Cristo Jesús (el Reino de Dios) del cual la iglesia en Filipos era una extensión – era la realidad. El punto era, que – “ser un ciudadano – o una colonia – del cielo “ no es que eventualmente nos vamos para el cielo. Lo contrario, es que el verdadero emperador (Jesucristo) un día regresara para liberar a sus fieles seguidores y transformarlos a Su propia imagen. Eso es exactamente lo que dice el verso 21. “
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. ~Filipenses 3:21 La iglesia no es el lugar donde esperamos para irnos a las “mansiones celestiales”. En realidad es todo lo opuesto. La Ekklesia es una extensión del cielo en la tierra para encarnar la vida del cielo y expresar el gobierno y el reinado de Jesucristo, aquí y ahora. ¿Qué piensas?