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Cibernética, cibercultura e internet La palabra “cibernética” goza actualmente de una notable presencia en la vida
cotidiana, en el campo del sentido común. Actualmente, este término es usado con una diversidad de acepciones, para referirse a objetos, enfoques y teorías. Comúnmente, el prefijo ciber o cyber se asocia con los usos de las tecnologías de información y comunicación, y concretamente con el Internet. Esta es la acepción más común de la palabra cibernética. cibernética. Sin desmerecer tal asociación, asociación, consideramos consideramos que etiquetar cualquier cualquier cosa que usa una computadora como “cibernética” es más vago y confuso que ilustrativo y clarificador. Motivo por el cual, comencé esta saga donde expondré que es exactamente cada cosa y como nació. La cibercultura es una palabra que tiene un uso convencional que alude en forma general a los usos de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Su connotación asocia computadoras y el ámbito de vida social que ellas suponen. De ser un neologismo con ciertas obscuridades de ciencia ficción o de situación distante. Ha pasado a formar parte del uso común. Es en el mundo de los medios de difusión y su agenda donde ha tenido proyección pública. Pero sobre todo ha sido en el vínculo entre el sector comercial de las nuevas tecnologías y la vida cotidiana del lenguaje sobre computadoras donde este término ha tenido su emergencia, emergencia, pero hay más. más. La cibercultura tiene otros ámbitos de aplicación, aplicación, y otros elementos de composición. ¿Cuántos ámbitos conceptuales tenemos en este momento que nos llevan a algún tipo ti po de comprensión del término cibercultura? 1. El mundo comercial asociado a las nuevas tecnologías de información y comunicación, comunicación, en particular el de la computación. 2. El mundo de la agenda periodística, en donde se nombra a los asuntos de informática y telemática bajo el concepto genérico de cibercultura. 3. El mundo de la literatura y la ciencia ficción. Este ha sido pródigo en imágenes y visiones sobre la vida social construida por máquinas de diversos tipos, desde la computadora doméstica hasta los robots. Es el gran surtidor de nociones para los otros ámbitos. 4. El mundo de la filosofía y la historia. Este es un ámbito central en el pensamiento humanístico. Aquí se construye el campo de enfrentamiento entre los amantes del progreso y del mundo poblado de máquinas y sus interfaces, y de los apocalípticos que llaman a una limitación o desaparición del sistema constructivo de vida social proveniente de las nuevas tecnologías de información y comunicación. comunicación. 5. El mundo mundo de la ingeniería. Dicho en forma muy muy general este ha sido el que que ha impulsado el uso comercial del concepto. Aquí se encuentran todos esos referentes que componen el espacio conceptual de las máquinas, los programas informáticos, las redes
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computacionales, internet. Y en otro sentido también el espacio conceptual asociado a la robótica, la nanotecnología, y la tecnología en general. 6. El mundo de la ciencia. Este ha estado menos presente, poco a poco ha propuesto los principios de programas de investigación, pero aún se encuentra reflexionando lo que los otros ámbitos le piden que aclare. Sobre este mundo es sobre el que hay el mayor interés en el programa de esta presentación. 7. Y otros. Como el espacio conceptual de la prospectiva, que se une en cierto punto a la ciencia ficción, a los desarrollos en ingeniería, y a los incipientes programas de investigación científicos en diversas áreas. Cada una de estas áreas tiene un interés particular en su desarrollo. Aquí aparecen como campos en contacto y con cierta independencia. El programa de trabajo pide construir las genealogías que las conectan en forma subordinada en el tiempo, pero también los campos de asociación horizontal y los puntos de relativa trayectoria independiente. En conjunto todas componen el campo social del espacio conceptual de la cibercultura. En la reconstrucción de esos espacios autónomos donde la palabra cibercultura es parte, tendríamos la oportunidad de aprender y reconocer diferencias y semejanzas entre campos autónomos en el uso y construcción de la noción que aquí interesa. En el principio del asunto está el desarrollo del concepto de cultura. El movimiento de la visión cultural como sistema autónomo de percepción y conocimiento ha sido paulatino. En la historia reciente pasó de un ámbito especializado y elitista, el de las bellas artes, a un campo general de visiones y prospectivas, el de la vida social como mundo simbólico. Durante el siglo veinte la cultura se desarrolló como un campo legal y legítimo de comprensión y acción, pero no de organización global. ¿Hay alguna posibilidad de que su centralidad aumente frente a la política y la economía? ¿Cuáles serían las consecuencias? ¿Qué tipo de sociedad emergería? ¿Qué tipo de actores individuales serían los que poblarían esa sociedad? ¿Cómo sería percibido, comprendido y vivido el mundo desde este nuevo orden emergente?
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Estas ideas son parte de una perspectiva que se ubicarse en el espacio conceptual de una Historia social de las mentalidades, una Antropología de la cultura, un enfoque de Ecología cultural. La Ecología cultural ha mirado a la tecnología como un eje básico constructivo de la vida social, ¿qué puede decir ahora frente a la revolución tecnológica de las máquinas y las lógicas de información y comunicación? ¿Qué entenderá la Historia de las mentalidades de la mente ecológica y la trama virtual de multitudes en internet? ¿Cómo entiende lo que sucede en una comunidad virtual el discurso antropológico? Hay un nuevo mundo general que se está estructurando con nuevos componentes, que se están imbricando con los anteriores, en un efecto de interrelación, que los discursos disponibles sólo pueden responder con admiración optimista o con paranoia pesimista. Desde los años sesenta se presenta un fenómeno en la comunidad académica y su espacio social de influencia, que se denomina hoy bajo el título general de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Es un frente de trabajo-estudio sobre lo que promovió el progreso en su forma conceptual, la ciencia y la tecnología. Frente de estudio. La conexión entre los ámbitos separados en el mundo académico en el siglo veinte, las tradicionales humanidades y las emergentes ciencia y tecnología. La cibercultura es un espacio conceptual que une las diversidades y las separaciones, un puente de contacto, un canal de comunicación, un constructo básico de interrelación de campos plurales. El espacio conceptual de Ciencia, Tecnología y Sociedad, lo primero que ensaya es la reconciliación entre los tecnofóbicos y los tecnofïlicos. Esta discusión se ha dado en principio dentro de un ámbito discursivo que opone ecología y economía, que ha resultado en el acuerdo que lleva el nombre de desarrollo sostenible. Estamos hablando de una ciencia y una tecnología que pueden denominarse sucias. Pero el asunto cambia cuando las tecnologías a las que hacemos referencias son las tecnologías limpias. Donde se ubican en buena parte las TICS, las tecnologías de información y comunicación, las que marcan uno de los polos del concepto de cibercultura. Se trataría de aprovechar los cuarenta años de discusión y profundización sobre las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad para ubicar en ese marco la propuesta de un concepto de cibercultura
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Cargado de elementos de composición compleja como la cibernética de segundo orden, la organización sistémica, la reflexividad, la inteligencia e informaciones distribuidas, la comunicación y la configuración cognitiva de la percepción, entre otros componentes. La cibercultura puede ser una noción que integre, que coordine, que permita la colaboración entre espacios conceptuales diversos y distintos. Al tener simbólicamente la carga del concepto cultura, y toda su tradición humanística, y el concepto cibernética, con toda su emergencia tecnológica-científica. La Cibernética constituye la base inmediata para una arquitectura elemental del concepto de cibercultura. En esta guía necesitamos tomar en cuenta la genealogía que parte de Wiener y Rosenblueth, en la fundación histórica, hasta llegar a la llamada cibernética de segundo orden en Von Foerster. El acercamiento de la Cibernética a la vida social ha sido paulatino.
Y es así, sin omitir detalles... Che, ¿Te preparo cafe? Estuvo ahí desde el principio con el mismo fundador, Norbert Wiener, cuando ensaya un libro de divulgación con el título de “Cibernética y sociedad”
Pero es hasta los años noventa que se consolida en la formación del RC 51 de la Asociación Mundial de Sociología, el comité de investigación en Sociocibernética, con su séptima reunión anual en el año 2006. La Cibernética ha desarrollado su pensamiento en el ámbito de la Biología y de la Ingeniería
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El movimiento hacia otros espacios conceptuales ha sido lento y no tan prolífico. Y en ese gesto aparece la imagen de la teoría de sistemas como la gran interface para poner a dialogar a la matriz cibernética con el resto de los espacios conceptuales. Y el corazón de esta matriz es conceptual, pero sobre todo matemático. Hoy aparece la aproximación sistémica al mundo como una metodología que ha ido construyendo su epistemología, Para proponerse como un guía alternativa para el desarrollo del pensamiento y la acción racional. Por una parte la Cibernética contemporánea mira a la Sistémica como una fuente de su pensamiento, y por otra parte la Sistémica mira a la Cibernética de la misma manera. La cultura como concepto tiene su propia historia. Bastaría con remontarse al siglo XIX y a la organización del pensamiento humanístico que trata de resolver el conflicto entre el romanticismo subjetivo y la ilustración científica. Por un lado la subjetividad y sus cuerpos de historicismo y mitología, y por otra parte Newton y Kant en la exploración de la racionalidad objetiva y su formalidad matemática y conceptual. En este contexto nace la Antropología, la ciencia y estudio de la cultura, que busca entender y someter en forma simbólica a las colonias europeas. La Antropología surge con una doble identidad, por una parte el positivismo, heredero de la ilustración y sus aires científicos, y por la otra el humanismo, y su filosofía de la pasión y la libertad sin máquinas ni cálculos, El enfrentamiento de la subjetividad de la emoción con la subjetividad de la razón. La modernidad nos instruyó en el mito de la razón racional, la ciencia es su estandarte, la tecnología su producto. La cultura no terminó de pasar al lado de la ciencia en el movimiento del siglo diecinueve al siglo veinte, sus raíces en la mitología lo impidieron. En el siglo veinte, el siglo de la razón instrumental, de la ciencia y la técnica, la cultura no terminó de moverse de las áreas de humanidades hacia las de ciencia y tecnología. Y este es el contexto en que nace la noción de cibercultura. La cibercultura es una noción que crece en el territorio de las máquinas de información y comunicación, pero es alimentada por la literatura y la filosofía.
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Por una parte el siglo diecinueve termina en la hegemonía humanística sobre la ciencia. Por otra parte la lucha entre ideas y valores, entre ciencia y humanismo, es parte central de la historia del siglo XX. Hacia finales del siglo XX sigue la misma lucha entre ciencia y humanidades, pero surge una nueva generación con nuevas necesidades y visiones. La cibercultura aparece en el territorio de lo nuevo (NTICs), pero ese mismo territorio está cruzado por los contextos históricos del pasado aún contemporáneos. ¿Qué entender ahora por cultura? ¿Cómo construir ese nuevo entendimiento? La Antropología ha sabido sobrevivir en el contexto humanístico y de las bellas artes. En su seno se ha desarrollado la ciencia positiva al mismo tiempo que la perspectiva hermenéutica. En esta dualidad ha podido dialogar con las viajas visiones, e impulsar las nuevas. Pero su territorio es el del siglo diecinueve. A la Antropología le ha costado trabajo familiarizarse con la Cibernética y dialogar con ella. Para los antropólogos es más fácil sólo agregar a su catálogo de objetos culturales uno nuevo, el relacionado con las máquinas de información y comunicación, la cibercultura. Pero la cibercultura no es la vieja cultura ahora relacionada con las computadoras, es una nueva forma de percibir el cultivo de la percepción, la comunicación, la creación social subjetiva y material. La Cibernética le permite y promueve esa configuración, y no sólo continuar la ruta del siglo diecinueve. La cibercultura es un puente entre lo viejo y lo nuevo, integra y pone a dialogar a las visiones del pasado con las emergentes visiones del presente hacia el futuro. Kart Heinz Von Foerseter reconoce como las fuentes elementales del pensamiento sistémico a la Hermenéutica, la Cibernética y a la Ética, por la importancia en el pensamiento sistémico del lenguaje, la matemática, la psicología, la ingeniería, la lógica, y la comunicación. Por Sistémica entiende una manera de pensar, de hacer investigación, plantear preguntas, obtener respuestas. Pero no es ciencia del todo. Es más, no es ciencia en principio.
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La Sistémica se opone y complementa a la ciencia, la ciencia separa, analiza, la sistémica junta, sintetiza. Una se complementa en la otra. La sistémica no es ciencia. Y esto hace la gran diferencia. La Sistémica es el arte de ver, averiguar y especialmente reconocer conexiones entre entidades observadas. Un programa que tiene mucho de intuitivo, de sensitivo, de racional, y de comunicacional, al tiempo que supone una meta práctica de operación sobre el mundo. La cibercultura está asociada a esta configuración sistémica- cibernética. Un sistema social, un sistema humano, un sistema autorreferencial, percibe, aprende, se autoorganiza, se reconfigura en la interacción con el entorno, produce nueva información que lo modifica. Esto supone una nueva visión de lo posible tanto en lo social, como en lo cultural. La Sistémica como fuente de la cibercultura la dota de cualidades de percepción, reflexión y creación interactiva, Que potencian hacia una fase constructiva a todo sistema social, que al tiempo que es más poderoso en su percepción, lo es en su interacción, y en su competencia comunicativa y creativa en interacción. La Sistémica es una fuente de la cibercultura en el polo conceptual no reducido a las computadoras. Podemos definir cibercultura como una colección de culturas y productos culturales que existen y han sido posibles gracias a Internet, con las historias contadas sobre esta cultura y sus productos culturales. La cibercultura, al igual que todas las culturas, es extensa y amplia, y está en un constante estado de flujos, expresa una mutación fundamental de la esencia misma de la cultura. Se produce una emergencia de una nueva universalidad, esta es diferente de las formas culturales universales anteriores. Esta universalidad se construye sobre la indeterminación de un sentido global, universalidad por interconexión. Tiende a mantener su indeterminación. Se produce una reorganización y metamorfosis constante. Mutación cultural vinculada a un cambio en el sistema de comunicación La cibercultura, parte de una construcción ideológica que ha influido de manera decisiva en crear una imagen del ciberespacio la mayoría de las veces negativa y muy disuasiva para las personas más alejadas a su realidad. Cuando hablamos de su construcción ideológica, partimos tanto de la literatura contemporánea, producciones cinematográficas, noticias de prensa, difusión de informes científicos a través de revistas abiertas al gran público, etc, englobando la temática no solo todo lo referente a Internet y el mundo de la informática, sino todo lo que hace referencia a los avances
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tecnológicos y más concretamente los que se han ido sucediendo de manera asombrosamente acelerada en la segunda mitad del siglo veinte. Fue precisamente a través de la literatura que nació el concepto de ciberespacio. La palabra ciberespacio, fue creada alrededor del año 1984 por William Gibson, escritor de ciencia ficción. Es quizás una palabra desafortunada si se mantiene de alguna manera ligada a la visión desesperada, distópica, de un futuro cercano que se encuentra en los planes del Neuromantico. A pesar de toda una palabra, de hecho, que da nombre a un nuevo escenario, un acontecimiento nuevo e irresistible en la elaboración de la cultura y el día a día del hombre bajo el signo de la tecnología. Un universo nuevo, universo paralelo creado y sustentado por las computadoras y las líneas de comunicación del mundo. Un mundo en el que el tráfico global de conocimientos, secretos, medidas, indicadores, entretenimientos y la identidad alterhumana adquiere forma: imágenes, sonidos, presencias nunca vistas en la superficie de la tierra floreciendo en una vasta noche electrónica.
Un extracto del mapa de Internet y las direcciones de IP La palabra “cibernética” goza actualmente de una notable presencia en la vida
cotidiana, en el campo del sentido común. Actualmente, este término es usado con una diversidad de acepciones, para referirse a objetos, enfoques y teorías. Comúnmente, el prefijo ciber o cyber se asocia con los usos de las tecnologías de información y comunicación, y concretamente con el Internet. Esta es la acepción más común de la palabra cibernética. Sin desmerecer tal asociación, consideramos que etiquetar cualquier
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cosa que usa una computadora como “cibernética” es más vago y confuso que
ilustrativo y clarificador. El prefijo cyber proviene originalmente de la palabra cybernetics, que da nombre a una disciplina que estudia a comunicación y el control en los seres vivos y las máquinas construidas por el hombre. La conquista científica de los sistemas organizados constituye la tarea esencial de la cibernética. Desde sus orígenes, esta ciencia se propone abordar la materia altamente complejizada (seres vivos, sociedades, etc.) en su evolución misma. Parece haber consenso al afirmar que es el año 1948 el que ve nacer a la cibernética. En este año se da simultáneamente la publicación de tres obras importantes: Cibernética, o regulación y comunicación en el animal y en la máquina, de Norbert Wiener (1894 – 1964), el fundador de la disciplina; Teoría matemática de la comunicación, de Claude Shannon y Warren Weaver, que inaugura la teoría moderna de la información; y, por último, Proyecto de cerebro, de W. Ross Ashby, en la que se expone la teoría del equilibrio u homeóstasis. También hay acuerdo en considerar que el nacimiento de la cibernética fue producto del intercambio de experiencias y datos de laboratorio sobre el funcionamiento del sistema nervioso central entre el propio Wiener y el neurofisiólogo mexicano Arturo Rosenblueth (1900 – 1970). La definición de la cibernética es una tarea compleja, dado el sinnúmero de definiciones a que ha dado lugar. Este término ya fue empleado por Platón (427 – 347 a.C.), que lo utilizó para referirse al arte de guía y pilotaje, tanto de objetos como de seres humanos. De hecho, la palabra cibernética tiene la misma raíz que la palabra gobierno: el arte de manejar y dirigir sistemas altamente complejos. Antes de la publicación en 1948 de la obra de Wiener, ya en 1834 Ampère recoge la palabra cibernética para designar “el estudio de los medios de gobierno”. Sin conocer el intento de Ampère, Norbert Wiener consideró nueva la palabra que “él” forjó. El origen de la palabra “creada” por Wiener radica en el vocablo griego “kubernetes”, que significa piloto o timonel. Para Wiener (1949), la cibernética es “Todo campo de la teoría del mando y de la comunicación, tanto en la máquina, como en el animal ”. El
mismo autor afirma que: La cibernética procura hallar los elementos comunes al funcionamiento de las máquinas automáticas y al sistema nervioso del hombre, y desarrollar una teoría que abarque todo el campo del control y de la comunicación en las máquinas y en los organismos vivientes
(Wiener, 1976: 47) (El texto al que hago referencia forma parte de la compilación Comunicación y Cultura, de Alfred G. Smith, Tomo 1, pp. 47 – 61). En la definición de Wiener se observan dos aspectos: el aspecto activo (control) y el aspecto sensitivo (comunicación), que se hallan indisolublemente ligados. Controlar, en el sentido wieneriano, es comunicar información después de haberla recibido y transformado. Wiener considera tres cuestiones fundamentales en la cibernética: las máquinas que aprenden, las máquinas que se reproducen a sí mismas y, por último, la coordinación entre los hombres y las máquinas.
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La teoría cibernética pone el acento en el componente de la información, lo cual se ilustra en la siguiente afirmación del mismo Wiener (1949: 16 – 17): Cuando yo controlo las acciones de otra persona, le comunico un mensaje, y, aunque ese mensaje sea de naturaleza imperativa, la técnica de la comunicación no difiere de la técnica de la transmisión de un hecho. Además, si quiero que mi control sea eficaz, debo informarme de todos los mensajes procedentes de la persona, capaces de advertirme que la orden ha sido comprendida y ejecutada
Unos años más tarde aparece la definición de Raymond Ruyer (1954), quien insiste nuevamente en el aspecto informacional de la cibernética, definiéndola como la “ciencia de las máquinas de información, ya sean máquinas naturales, como las máquinas orgánicas, ya sean artificiales” (Ruyer, 1954: 5).
Las aproximaciones anteriores ponen de manifiesto que la cibernética se convierte esencialmente en la ciencia de la información. Y “la información sólo tiene valor si permite actuar ” (Guillamaud, 1971: 21). Por otra parte, Louis Couffignal subraya particular mente el aspecto de “mando”, definiendo a la cibernética como “el arte de asegurar la eficacia de la acción” (1961: 31). Información y acción son, pues, los dos
componentes básicos de la teoría cibernética inicial. Esta interrelación se pone de manifiesto también en la siguiente definición de L. Apostel (1961: 191): La cibernética tiene como objeto propio los sistemas capaces de gobernar o de controlar y, por lo tanto, los sistemas autorreguladores. Como los sistemas autorreguladores comportan, en general, numerosas retroacciones, y como la autorregulación no es posible más que por la retroacción… podemos decir que la cibernética es el estudio de los sistemas retroactivos simples y complejos
Sirva una última definición inicial para remarcar el carácter de la cibernética, ahora relacionada con la complejidad y, de nuevo, con la información: Cibernética es la ciencia que estudia los principios abstractos de la organización en los sistemas complejos. No se interesa tanto en qué constituye a los sistemas sino en cómo funcionan. La cibernética se enfoca en cómo los sistemas usan la información, los modelos y el control de las acciones para conducirse hacia sus metas, y mantenerlas, mientras actúan en contra de diversas perturbaciones. Siendo inherentemente transdisciplinario, el razonamiento cibernético puede ser aplicado para entender, modelar y diseñar sistemas de cualquier tipo: físico, tecnológico, biológico, ecológico, psicológico, social, o cualquier combinación de estos. La cibernética de segundo orden, estudia en particular el rol del observador (humano) en la construcción de modelos de sistemas y otros observadores (Herrera Ruiz, 1997)
Una noción que aparece siempre en el centro de las definiciones y reflexiones sobre la cibernética es la de Retroacción, sinónima del concepto de feedback o retroalimentación. Si bien estos términos ya fueron utilizados previamente, fue Wiener quien los puso en el centro de la reflexión, al situarlos como fundamento de su propuesta. También a menudo la cibernética aparece relacionada con el concepto de sistema, comprendido como una organización que puede ser descrita mediante principios que
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son independientes del dominio específico que se esté considerando, o como un todo superior a la suma de sus partes vistas de forma independiente. Por tanto, muchos de los conceptos usados por la Teoría de Sistemas provienen del enfoque de la cibernética. Algunos ejemplos son la información, el control, la retroalimentación, y la comunicación, entre otros. Sin embargo, la teoría de sistemas se enfoca más en las estructuras de los sistemas y sus modelos, mientras que la cibernética se centra, fundamentalmente, en el funcionamiento de los mismos: en cómo controlan sus acciones, en cómo se comunican con otros sistemas o con sus propios componentes. El interés de la cibernética se trasladó pronto a numerosas ciencias que involucran al hombre, de modo tal que se aplicó a los procesos de cognición, a actividades prácticas tales como la psiquiatría, la terapia familiar, el desarrollo de sistemas de información y de decisión, la administración, el gobierno, y a esfuerzos para entender las formas complejas de la organización social, incluyendo, pero sólo como un área de interés más, las redes de comunicación y de computadoras. En definitiva, la cibernética produjo campos inéditos o novedosos en el mundo científico, constituyéndose como un nuevo paradigma de conocimiento.