Brujería Tradicional Indígena VI Escrito por Na Brao Miércoles, 20 de Mayo de 2009 09:37 - Actualizado Miércoles, 20 de Mayo de 2009 09:41
Dentro de esta cosmovisión es también importante tomar en cuenta estos elementos:
Cosmos “ Cada esquina de los estratos que formaban el universo may estaba dominada por un punto cardinal y un color determinado, que influían en los aspectos que presentaba cada divinidad. De esta manera, el rojo se relaciono con el este, el negro con el oeste, el amarillo con el sur, y el blanco con el norte, mientras que el centro pudo haber estado gobernado por el verde, y trae concebido como el lugar de la gran ceiba, el árbol sagrado que unía el cielo con el Inframundo.” Inframundo.”
“Dos universos contradictorios contradictorios actuaban, pues sobre una delgada capa de la Tierra en la que habitaban el hombre, los animales y las plantas, lo animado y lo inanimado: dos universos ocupados por divinidades que estaban especializadas en cuanto a su función, sino que actuaban según su posición en el cosmos, el color y la dirección cardinal en que habían aparecido en un momento determinado.” [1]
Respecto a los colores Soustelle nos dice:
“Para comprender mejor las relaciones simbólicas que unen a los colores secundarios de tal o cual espacio en ciertos casos, hay que considerar que esos colores son emblemas; cada uno de ellos evocaba irresistiblemente, para los antiguos mexicanos, una o varias imágenes, una o varias cualidades ciertos fenómenos de la naturaleza.”
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“ El negro . No tiene más que un significado : norte y noche. Es el color de los dioses nocturnos como Tezcatlipoca de los hechiceros y de los dioses-hechiceros como Tláloc, cuyo cuerpo siempre esta pintado de negro.
El rojo evoca ante todo el Este, el sol levante, el renacer, la juventud de la vegetación y del hombre, el placer, el canto, el amor y los juegos, los dioses graciosos y, siempre jóvenes como centcotl pero también es uno de los colores del sur , porque el rojo es el emblema del Sol, del fuego, del calor tórrido. Por último, Mictlan tecuhtli lleva ornamentos rojos; y rojos son también los cuchillos sacrificiales que rematan las plumas de las águilas del norte. En ciertos casos puede corresponder al norte.” [2]
SACRIFICIO HUMANO
“El rasgo dominante del ritual mexicano desde los tiempos toltecas fue el sacrificio humano. Las víctimas eran o prisioneros de guerra, o esclavos comprados con ese fin, En ciertos casos, eran escogidos en una categoría particular (mujeres, jóvenes) La muerte por sacrificio se consideraba como una manera segura de alcanzar una vida eterna feliz. La víctima llevaba la vestimenta y los adornos del dios y era llamada ixiptla “la imagen” del dios. Los sacerdotes colocaban a la víctima sobre la piedra de los sacrificios; uno de ellos le abría el pecho de un golpe con el cuchillo de pedernal y le arrancaba el corazón, que luego se quemaba en una urna de piedra (cuauhxicalli).”
“En ciertas ceremonias, las víctimas eran decapitadas, ahogadas o quemadas. Asimismo, por el ritual se comía una parte de su carne. Al fin de cada ciclo de 52 años se celebraba una ceremonia de “ligadura de los años” en la cumbre de la montaña Huixachtécatl. Los sacerdotes encendían el “ Fuego Nuevo” sobre el pecho de su víctima. La última renovación ocurra en 1507.” [3]
Sahagún escribía, mientras le dictaban sus informantes indígenas:
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“El corazón del prisionero que llamaban la preciosa tuna del águila (cuauhnochtli), era ofrecido al sol, príncipe de turquesa ( esto es, del fuego) águila que asciende para su alimento, Después dela ofrenda lo echaban en una jícara de madera o vasija del águila (cuauhxicalle); y a los que morían después de sacados los corazones los llamaban habitantes del país del águila (cuauhteca)” [4]
EL PAPEL PRECOLOMBINO Y LA BRUJERÍA.
El papel se empleaba en las ceremonias religiosas como ofrendas a los dioses y para adornar los ídolos, templos y palacios en ciertos días festivos.
En San Pablito pequeño pueblo otomí en la Sierra Madre Oriental, en los límites de los Estados de Puebla e Hidalgo. Sobrevive la hechura de este papel como en aquellos tiempos. La información del libro esta basada en unos viajes a este pueblo principalmente, al parecer, en el año1934.
El papel se hace de la corteza interior de algunas variedades de árboles principalmente la de la mora y la de la higuera silvestre. La corteza de la mora produce un papel blanquizco, y de la higuera silvestre se obtiene un papel moreno; la intensidad del color depende de la edad del árbol, mientras más viejo es el árbol más oscuro es el color del papel. La higuera silvestre se llama amate o amacuahuitl, derivado de la palabra nahuatl : amatl – papel y cuahuitl – árbol.
La corteza se recoge de preferencia durante la primavera y cuando la luna está “tierna”. Los hombres son los encargados de recoger la corteza y el de las mujeres fabricar papel.
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El papel blanco se considera como papel “bueno”, ya que se utiliza como amuleto para invocar protección, mientras el papel moreno se usa para la magia negra.
El papel se utiliza para recortar muñequitos mágicos . A los muñecos recortados con papel oscuro se les llama “diablos”, ya que representan a los malos espíritus; mientras los muñecos hechos con papel blanco representan a los espíritus buenos y a las personas que hacen las promesas. Para distinguir a las mujeres de los hombres el brujo recorta un mechón encima de la cabeza de la figura femenina. Algunos muñecos tienen cuatro brazos y dos caras de perfil; otros tienen cola y cabeza de animal. Los muñecos cuyos pies están cortados en forma de zapato, así como los que tienen cabeza de animal, representan a las ánimas de gente mala, que son los que fueron muertos en riña, o que murieron en accidentes o ahogados, mujeres que murieron durante el parto, y los niños que no habían respetado a sus padres. Los muñecos cuyos pies tienen dedos representan a las ánimas de gente buena, que son los que murieron de una enfermedad o de vejez. El simbolismo del calzado indica que están representando a gente mala como mestizos, y a la gente buena como indígenas. Los muñecos de papel amate se destruyen después de cada ceremonia, mientras que los de papel blanco, empleados con fines benéficos, se conservan como amuletos.
Las ceremonias mágico – religiosas, se les llama “costumbres”. Una parte de la costumbre que se repite en casi todas las ceremonias es la llamada “limpia” o “barrida”. El brujo coloca dos hileras de muñecos de papel sobre el piso de la choza. Estos muñecos descansan sobre hojas de papel cortado en un diseño especial; estos papeles se llaman “camas” porque los muñecos descansan sobre ellos. En cada esquina se pone una vela encendida y el brujo se sienta en cuclillas enfrente de los muñecos con un pollo vivo bajo el brazo. Primero reza y canta en otomí, luego corta el pescuezo del pollo con unas tijeras y salpica la sangre sobre los muñecos de papel. Al hacer esto baila alrededor de los muñecos y brinca, encima de ellos, cantando en otomí. Después envuelve el pollo en los papeles cortados y con este bulto corre de un lado a otro chupando los espíritus malos. Al final arroja el bulto a una profunda barraca para hacer desaparecer los malos espíritus que ha absorbido.
Cuando se enferma una persona, el brujo se presenta en la casa del enfermo y se sienta en el suelo y adivina en el humo de su incensario cuál espíritu está enojado y requiere una ofrenda; puede ser el Espíritu de la Milpa, de la Casa, del Cerro o de la Fuente.
Si el brujo después de haber adivinado en el humo de su incensario la causa del malestar, indica al enfermo que la milpa pide su ofrenda para aliviarlo, se lleva a cabo la siguiente
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“costumbre” Primero se toma un poco de tierra de las cuatro esquinas de la milpa y se entierra en una olla nueva forrada con papel blanco. En la misma olla se coloca una ofrenda de chocolate, cigarros, pan, ceras, confites, marquesote, azúcar, así como una pequeña escoba, una jícara y una bandejita y además una pareja de muñecos de papel vestidos con trajes con adornos verdes, los cuales representan los Espíritus de la Milpa. La olla se cubre con un plato y se entierra en la milpa. Después de algunos días se desentierra la olla, y la tierra se devuelve a las cuatro esquinas. Durante la ceremonia los músicos ejecutan música apropiada a cada parte de ella. [5]
Y para cada espíritu hay una ofrenda y ceremonia particular.
Los muñecos blancos se usan también para invocar protección. El cual tienen también un lugar muy importante después de la muerte ya que entierran a el indígena con uno de estos muñecos en la mano para protegerle en su viaje a lo desconocido. También se colocan con el difunto un jarro de agua, unas cuantas tortillas y un poco de dinero para ahuyentar el hambre y la sed y para afrontar cualquier dificultad imprevista.
Además el muñequito blanco es útil en asuntos del amor. Cuando la mujer es abandonada por su hombre acude a un brujo para implorar su ayuda con el fin de que vuelva a su lado. El brujo recorta un par de muñequitos de papel ordinario representando el hombre abrazando a la mujer, y pasando los muñequitos una y otra vez a través del humo de su incensario, ruega al hombre que vuelva con su mujer. De vez en cuando, se lleva los muñecos a la boca, aspira hondamente y sopla con fuerza en la boca del muñeco. Cuando termina la ceremonia, hace entrega de los muñecos a la mujer, dándole muchas instrucciones que ella debe obedecer. Entre otras debe conseguir un mechón del hombre y atarlo a los muñecos con un hilo de su color favorito y ponerlos cerca de ella al comer, convidándolos de todo lo que ella come. También debe de encender diariamente una vela a los muñecos y llevarlos a la cama cuando se acuesta. [6]
Además de los muñecos hechos de papel de corteza de árbol, los otomíes de San Pablito también recortan muñecos de papel de China de varios colores. Estas figuras representan los
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espíritus de las semillas de los distintos productos vegetales. Las figuras tienen el mismo color que el de la planta que representan, y a los lados del muñeco recortan pequeñas figuras de la fruta que representan. [7]
El color negro caracteriza a los sacerdotes, hechiceros y nigromantes. También es el color de la dirección poniente en donde muere el sol simbólicamente para tornarse en el sol nocturno y poder renacer al día siguiente.
El color negro se identifica con Tezcatlipoca. Su color es igual al de su piedra que es la obsidiana, que da la vida en forma de dardos y puntas de flechas, y también la quita con las navajas de obsidiana de las macanas y el cuchillo del sacrificio. Su ave es el guajolote y su anual el jaguar en cuya forma se le conoce como Tepeyolohtli, “el corazón del monte”
El color blanco como símbolo de pureza y altura de miras morales y estéticas es el color de Quetzalcóatl, deidad asociada con deidad creadora y civilizadora implica un concepto [8] avanzado
El papel era exclusivamente fabricado por las mujeres.
San Pablito a diferencia de otros poblados es renombrado como un centro de brujería.
“ En San Pablito cada familia tiene su brujo, o bruja, preferido. Los dos son considerados eficaces, pero hay muchos más brujos que brujas. Un brujo puede ejercer la magia negra o la magia blanca y sus funciones principales son las de curandero. El brujo se ocupa de todas las actividades relacionadas con las enfermedades, buenas o malas, es decir produciéndolas o curándolas, y además practica conjuros y exorcismos. Sus poderes se hace sentir en los campos de la medicina, la agricultura, el amor y la adivinación. Las dolencias más frecuentes son “ el mal de ojo” y la “pérdida del corazón” Existen aproximadamente cuatro brujos por cien habitantes. [9]
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[1] Andrés Ciudad Ruiz, Los mayas el pueblo de los sacerdotes sabios, Madrid, Anaya, 1988, pp., 125, p. 110
[2] Soustelle, op. cit ., p. 163
[3] Ibíd.,p. 58
[4] Ibíd.., p. 110
[5] Christensen Bodil, Witchcraft and pre-columbian paper , 3ra ed, México, Euroamericanas, 1979, 88 pp., pp. 23 - 26
[6] Ibíd., pp. 34 - 37
[7] Ibíd., p. 38
[8] Ibíd., pp. 60 - 62
[9] Ibíd.., pp. 66 y 67
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