Artí culo culoss de Bochac Bochaca a en en CED CEDADE ADE
USA-URSS ¿AMIGOS O ENEMIGOS?
Si algo hay de claro, de di áfano, en las mentes de los m ás, a lo largo y ancho de este Planeta, es la enemistad, la rivalidad a todos los niveles, entre los. dos colosos que, a ra í z de 1945, 1945, se reparten repart en la hegemoní a mundial: USA y URSS. Y, Y, sin embargo, a la luz l uz de los hechos -que no de las palabras pal abras e imágenes engendradoras del gran lavado de cerebro- nada m ás falso. Ciñámonos a los hechos. Es una realidad, es un hecho incontrovertible que el complejo de Poder existente tras las siglas URSS, fue creado por un grupo de aventureros, adinerados casi todos ellos, con la prácticamente única excepci ón de Stalin que, aunque atracador de bancos, proced í a de la clase media y habí a estudiado en un seminario. Desde Lenin, peque ño burgués, hasta Trotzky, yerno de un banquero, los individuos que perpetraron la Revoluci ón Soviética de 1917 no eran, ciertamente, "parias de la tierra, esclavos sin pan", como expresa la letra de "La Internacional". Esos individuos eran, en una proporci ón no inferior al 85 por ciento, de extracci ón racial israelita. Es in útil pretender negar esta evidencia, atestiguada por un Libr Libro o Blanco Blanco del Gobie Gobierno rno Brit Británico, informes informes del Servici Servicio o Secre Secreto to Norteame Norteamericano ricano,, del "Deuziéme Bureau francés, del embajador norteamericano en Mosc ú en 1917, y de docenas de testimonios de calidad, incluido el de Sir Winston Churchill, en un art í culo culo titulado "Zionism versus Bolchevism” aparecido en el “Illustrated “Illustrated Sunday Sunday Herald" el 8 de febrero de 1920. Tales Tales israelitas -cuya proporci ón numérica rica en los los luga lugare ress cla clave se acer acerca caba ba (y se con continúa acer acerca cand ndo) o) al cien cien por por cien cien,, fue fueron ron subvencionados desde el exterior, y especialmente desde Am érica, por correligionarios suyos. Quien haya querido documentarse sobre este tema sabe que la Banca Kuhn, Loeb & Co. y los banqueros Jacob Schiff, Max Breitung, Felix Warburg, Otto H. Khan, Mortimer Schiff, Jerome Hanauer -todos ellos de Nueva York- y Viktor Aschberg, de Estocolmo y fideicomisario de los Rothschild, fueron los financiadores de la Revolución Soviética (1). Todos estos individuos e instituciones eran israelitas. La ayuda que recibieron los revolucionarios sovi éticos a través de Alemania fue propiciada por individuos individuos prominentes e influy inf luyentes entes ante el Kaiser, como el banquero hamburgu és Warburg, hermano del que operaba en igual sentido desde Norteamérica, el naviero Von Ballin y el omnipotente Rathenau, del trust A.E.G. Tambi én esos individuos eran israelitas. La Revoluci ón Soviética no fue más que la conquista de Rusia y las dem ás colonias del Zar por un grupo hal ógeno, que representaba menos del 3 por ciento de la poblaci ón pero que ocupaba las dos terceras partes de la Administraci ón P ública y casi las nueve d écimas partes de la que podr í amos amos llamar ía de la nueva religión estatal -que eso es el "Alta Administración” Policí a y Ejército incluidos. La filosof fil osof í Marxismo- habí a sido creada en las mentes de Mordekai (Marx), hijo de un prestamista; Heine, poeta, hijo de mercader e í ntimo ntimo de Rotschild; Boerne, primog énito del fideicomisario de los Rotschild de Viena; Engels, hijo de un fabricante textil, Moses Hess, rabino e hijo de un agente de cambio de bolsa; y Lassalle, prestigioso abogado y asesor jur í dico dico de la familia Bismark. Todos “burgueses", para utilizar su propia terminolog í a. a. Y todos miembros del Pueblo Elegido. Esto son hechos. Si se nos muestra un texto demostrando que Lasalle era un agricultor alem án, Moses Hess un monje trapense napolitano y Marx un fresador irlandés, estaremos dispuestos a rectificar. Entretanto, debemos creer el testimonio de la Historia, guste o no a los an ónimos caballeros sin rostro que dirigen el lavado de cerebro de las masas borreguiles. Lenin y sus sucesores impusieron en Rusia, bajo las siglas URSS, un sistema econ ómico-polí tico tico que no ha cesado de acumular fracasos. La realidad de esos fracasos queda evidenciada por la imposibilidad de abandonar Rusia (exceptuando a los ciudadanos hebreos), por la construcci ón del Muro de Berl í n, n, de la
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USA-URSS ¿AMIGOS O ENEMIGOS?
Si algo hay de claro, de di áfano, en las mentes de los m ás, a lo largo y ancho de este Planeta, es la enemistad, la rivalidad a todos los niveles, entre los. dos colosos que, a ra í z de 1945, 1945, se reparten repart en la hegemoní a mundial: USA y URSS. Y, Y, sin embargo, a la luz l uz de los hechos -que no de las palabras pal abras e imágenes engendradoras del gran lavado de cerebro- nada m ás falso. Ciñámonos a los hechos. Es una realidad, es un hecho incontrovertible que el complejo de Poder existente tras las siglas URSS, fue creado por un grupo de aventureros, adinerados casi todos ellos, con la prácticamente única excepci ón de Stalin que, aunque atracador de bancos, proced í a de la clase media y habí a estudiado en un seminario. Desde Lenin, peque ño burgués, hasta Trotzky, yerno de un banquero, los individuos que perpetraron la Revoluci ón Soviética de 1917 no eran, ciertamente, "parias de la tierra, esclavos sin pan", como expresa la letra de "La Internacional". Esos individuos eran, en una proporci ón no inferior al 85 por ciento, de extracci ón racial israelita. Es in útil pretender negar esta evidencia, atestiguada por un Libr Libro o Blanco Blanco del Gobie Gobierno rno Brit Británico, informes informes del Servici Servicio o Secre Secreto to Norteame Norteamericano ricano,, del "Deuziéme Bureau francés, del embajador norteamericano en Mosc ú en 1917, y de docenas de testimonios de calidad, incluido el de Sir Winston Churchill, en un art í culo culo titulado "Zionism versus Bolchevism” aparecido en el “Illustrated “Illustrated Sunday Sunday Herald" el 8 de febrero de 1920. Tales Tales israelitas -cuya proporci ón numérica rica en los los luga lugare ress cla clave se acer acerca caba ba (y se con continúa acer acerca cand ndo) o) al cien cien por por cien cien,, fue fueron ron subvencionados desde el exterior, y especialmente desde Am érica, por correligionarios suyos. Quien haya querido documentarse sobre este tema sabe que la Banca Kuhn, Loeb & Co. y los banqueros Jacob Schiff, Max Breitung, Felix Warburg, Otto H. Khan, Mortimer Schiff, Jerome Hanauer -todos ellos de Nueva York- y Viktor Aschberg, de Estocolmo y fideicomisario de los Rothschild, fueron los financiadores de la Revolución Soviética (1). Todos estos individuos e instituciones eran israelitas. La ayuda que recibieron los revolucionarios sovi éticos a través de Alemania fue propiciada por individuos individuos prominentes e influy inf luyentes entes ante el Kaiser, como el banquero hamburgu és Warburg, hermano del que operaba en igual sentido desde Norteamérica, el naviero Von Ballin y el omnipotente Rathenau, del trust A.E.G. Tambi én esos individuos eran israelitas. La Revoluci ón Soviética no fue más que la conquista de Rusia y las dem ás colonias del Zar por un grupo hal ógeno, que representaba menos del 3 por ciento de la poblaci ón pero que ocupaba las dos terceras partes de la Administraci ón P ública y casi las nueve d écimas partes de la que podr í amos amos llamar ía de la nueva religión estatal -que eso es el "Alta Administración” Policí a y Ejército incluidos. La filosof fil osof í Marxismo- habí a sido creada en las mentes de Mordekai (Marx), hijo de un prestamista; Heine, poeta, hijo de mercader e í ntimo ntimo de Rotschild; Boerne, primog énito del fideicomisario de los Rotschild de Viena; Engels, hijo de un fabricante textil, Moses Hess, rabino e hijo de un agente de cambio de bolsa; y Lassalle, prestigioso abogado y asesor jur í dico dico de la familia Bismark. Todos “burgueses", para utilizar su propia terminolog í a. a. Y todos miembros del Pueblo Elegido. Esto son hechos. Si se nos muestra un texto demostrando que Lasalle era un agricultor alem án, Moses Hess un monje trapense napolitano y Marx un fresador irlandés, estaremos dispuestos a rectificar. Entretanto, debemos creer el testimonio de la Historia, guste o no a los an ónimos caballeros sin rostro que dirigen el lavado de cerebro de las masas borreguiles. Lenin y sus sucesores impusieron en Rusia, bajo las siglas URSS, un sistema econ ómico-polí tico tico que no ha cesado de acumular fracasos. La realidad de esos fracasos queda evidenciada por la imposibilidad de abandonar Rusia (exceptuando a los ciudadanos hebreos), por la construcci ón del Muro de Berl í n, n, de la
Muralla de Bambú en China y por los incontables individuos que a diario se juegan la vida para huir de los paraí sos sos artificiales sovi éticos, más viciados que los de Baudelaire. Los USA, caí dos dos en manos del llamado “Lobby Israelita", de una manera casi total, desde 1933, cuando el Dinero instala a su hombre, Roosevelt, en la Casa Blanca, no ha cesado de financiar a la URSS, desde su creación hasta hoy, ya directamente ya a trav és de sus sat élites polí ticos ticos occidentales, desde su nacimiento en 1917. Y si fue la Alemania democr ática de Rathenau la que, en Rapallo, reconoci ó oficialmente como un gobierno normal a los torturadores de la Tcheka, en 1926 se firmaba el Pacto Rockefeller-Stal í n, n, que aseguraba a la URSS la financiaci ón y el desarrollo de sus recursos petrol petrolí feros. feros. Harrimann, de la misma extracción étnica que Rockefeller y Marx, dirig í a una concesión de manganeso en el C áucaso. Los banqueros banqueros Aschberg, Aschberg, Kagan Kagan y Seligman colocaban empr éstitos titos -que -que luego luego no eran eran devu devuel elto toss a los prestatarios- en Occidente, para financiar la experiencia “socialista" en Rusia. El Bar ón Maurice de Rothschild abogaba por la ratificaci ón del Pacto Franco-Sovi ético, el trust Vickers & Maxim, de otro "elegido”, Zaharoff (a) Zohar pon í a los cimientos de la industria de guerra de la URSS y Robert Blum y director de la industria Weiler, Weiler, fabricaba motores de aviación para sus ”hermanos" afincados en Rusia. Cuando estalla la II Guerra Mundial, Roosevelt ayuda a Inglaterra, aunque de modo limitado y siempre cobrando en dinero o en especies. Cuando Hitler se anticipa a los previsto por los aut énticos rectores de la polí tica tica mundial y ataca a Stalin, un aut éntico rí o de oro americano y occidental se desborda sobre la URSS. En todos los peri ódicos aparece la c élebre foto de un israelita de Trieste, Alcalde de Nueva York, Fior Fiorell ello o La Guar Guardia dia,, entre entrega gando ndo un cheq cheque ue inicia iniciall de once once mil mil millo millones nes de d ólares lares a Litvin Litvinof offf (Finkelstein), el prohombre de la diplomacia judeo-sovi ética. Es un hecho, toda la ayuda de guerra americana a la URSS ha pasado a "beneficio de inventario”. La ayuda a los dem ás "aliados” -Inglaterra, -Inglaterra, Francia, Bélgica, etc.,-incomparablemente menor, se ha cobrado con usura. Es un hecho. Por lo menos en tres ocasiones: en 1970, en 1975 y en 1979, los clamorosos fracasos de la "economí a socialista" en la URSS han sido paliados con la ayuda del gobierno de los USA, vendiendo a crédito sin interés y a mitad de los precios internacionales el grano que los se ñores del necesitaban para que sus esclavos no se murieran de hambre. En 1945, incontables patentes de invenci ón alemanas fueron fueron entregadas, "gratis et amore", por orden del camisero Harry Salomon Truman, a la U RSS. Y si, hoga ño, el cacahuetero Carter pretende hacer ver que se enfrenta a la URSS por su acci ón en Afghanistan con una especie especie de "mini-b "mini-bo oycot" ycot" a los Juego Juegos Ol í mpicos mpicos de Mosc Moscú, en realidad la sostiene con cr éditos a larguí simo simo plazo, con ventas de alimentos a precios inferiores a su costo (es decir, con regalos) y alimentando su máquina de guerra, vendi éndole tecnologí a supersofisticada, seg ún ha dejado establecido una Comisión del Senado USA (2). Los gobiernos USA, en traici ón flagrante a los intereses de sus ciudadano ciudadanoss incluso incluso subve subvencion ncionan, an, en aguas aguas american americanas, as, la indust industria ria pesque pesquera ra sovi sovi ética tica,, polac polacaa y este-alemana (3). Digamos, finalmente, que es bien conocido que los banqueros "americanos" autorizados a trabajar exclusivamente con la China Roja y con la URSS son los del Grupo Chase Mannhattan Bank, de David Rockefeller, de la misma tribu que el se ñor Marx. ¿USA y URSS enemigos? Americanos y rusos, por razones geopolí ticas ticas o por que as í lo lo decidan los superpoderes f ácticos, tal vez, pero los poderes reales en USA v U RSS, ciertamente, no. Joaquí n Bochaca
(1) "The Times", Londres, 9-II-1918 “The New York Times", Nueva York, 11-V-11922 y 31X 11 -1923. (2)”The Spotlight”, Spotlight”, Washington, 26-V-11 26-V-11980. (3)”The Spotlight", lb. Id. Nº 91 91 – NOV NOVIEMBR IEMBRE E 1980 1980
POLONIA NACIÓN MÓVIL
Existen, por lo menos, media docena de mapas "hist óricos" de Polonia de los que por lo menos, tres han sido creados en menos de 30 a ños. Cabe preguntarse, hoy, si el contorno geogr áfico de Polonia, no volverá a sufrir cambios en lo que queda de siglo. Polonia es, desde hace varios meses, el epicentro de raras convulsiones en el interior del Imperio Comun Comunista. ista. Los occidentales, occidentales, cuyos cuyos gobiern gobiernos os no movie movieron ron un dedo para socorrer socorrer a los h úngaros anticomunistas en 1956, y que permitieron que se erigiera el Muro de la Verg üenza ante sus propias barbas, en Berl í n, n, se han atrevido a expresar, muy educadamente, al Oso Sovi ético, su disconformidad con una posible intervenci ón militar en Polonia, Algo parecido ocurrió en Checoslovaquia. Y es que una cosa es lo que puede sucederles a los este-europeos y otra muy diferente que los moscovitas atenten contra gobiernos satélites que sigan l í neas neas "sionistas” "sionistas” o "internacionali "internacionalistas”, stas”, o “trotzkysta “trotzkystas", s", que gozan del benepl ácito de los poderes f ácticos que gu í an an a Occidente. Tales ataques pueden romper el equilibrio entre los dos bloques que se suponen enemigos irreductibles, y esto no se puede tolerar. Una guerra mundial -probablemente programada, como las últimas- no vendrá, en ningún caso, por defender a Europa o a cualquier paí s atacado por el Comunismo, pero s í puede puede venir -al menos, oficialmente oficialmente-- por defender a cualquier gobierno que se desví e de la l í nea nea del Kremlin y sienta veleidades trotzkystas, bautizadas "nacionalistas" para captar las simpat í as as de los tontorrones del mini-patriotismo del bisabuelo. Polonia podrí a ser un pretexto ideal para un "casus belli", o, al menos, para un eslab ón de la cadena que lleva hacia la guerra. Reúne todos los condicionantes para ello, Est á en el centro del dispositivo sovi ético, de manera que, como en 1939, la "ayuda" de las democracias operar í a cuando el paciente hubiera muerto. Es un pa í s católico, y el Catolicismo es especialmente odiado por los Poderes F ácticos, que act úan por encima de Moscú y Washington, y es odiado a pesar de los numeritos circenses del Vaticano en los últimos treinta años; por su condici ón de cat ólico servirí a de se ñuelo para salir en su defensa los muchos cat ólicos que, pese a todo, a ún quedan en el mundo; al mismo tiempo, ser í a el sujeto pasivo ideal de un holocausto polaco; holocausto que ésta vez ser í a real. Un Katyn a escala nacional. Finalmente, Polonia se ha ganado, en el curso de su azarosa historia, una bien merecida reputaci ón de ví ctima, ctima, de ''mártir''. El mundo está lleno de individuos que se suponen "idealistas", especie de drogadictos mentales, siempre dispuestos a acudir a la llamada, bien orquestada, de los medios de persuasi ón de masas, en auxilio de los "d ébiles agredidos". Ya se sabe, la Libertad, la Democracia, el Humanitarismo, etc, etc. Una guerra mundial, cuyo ísicamente objetivo real es aniquilar f í s icamente a la Raza Blanca necesita un pretexto. Morir por los pobres jud í os os del Estado de Israel tal vez fuera un anzuelo demasiado tosco y visible. Morir por Bulgaria, o Rumania, o Lituania, o los checos, con todos los respetos para esas naciones hermanas nuestras, no parece serio, Por los alemanes del Este, a ún menos, pues éstos stos son sospechoso sospechososs por mucho mucho que se les etiqu etiquete ete de "comunistas". Polonia servir í a muy bien. Como la última vez. Y si no como pretexto, s í , a menos, como un primer eslabón, "¡Defendamos a Polonia!" ser í a el grito que se repetir í a sobre el martirizado mapa de Europa con cuarenta a ños de intervalo. ¡Excelente ¡Excelente causa populac popul achera! hera! Aunque mucho mejor ser í a decir acaso. “¡Defendamos a los polacos'!,' porque si, en verdad, hay una ícil cil de delimitar geográficamente ésta es Polonia. En realidad, las viejas naciones de la Europa naci ón dif í de las patrias", como la llamar í a el General De Gaulle, son todas de ubicaci ón no demasiado clara en el mapa. Sabido es que que los franceses est án muy orgullosos de su "hexágono nacional", pero ese hexágono aún no ha cumplido ochenta a ños y es contestado por todos sus vecinos. No hablemos de los Balcanes, donde hay tal entreverso de fronteras y reivindicaciones “nacionales" que es imposible aclararse. Pero Polonia se lleva la palma. Hay, lo menos, media docena de "mapas hist óricos" de Polonia. Que existe una naci ón polaca es indudable, pero el único territorio que casi siempre ha sido polaco es el antiguo Ducado de Varsovia; el resto lo ha sido a épocas, de manera que unas veces la capital, Varsovia, era casi frontera con los germanos, y otras con los eslavos de Rusia. Otras con los suecos o lituanos, y otras con los austroh úngaros.
La historia de Polonia empieza en el a ño 963, con Micislao, o Misika, que agrup ó a tribus y clanes eslavos y germánicos del Elba, y se asegur ó la protección del Sacro Imperio haci éndose vasallo del Emperador Otto I. Al mismo tiempo, alejó los peligros de una cruzada contra él haciéndose cristiano y obligando a sus súbditos a abrazar la nueva Religi ón. Finalmente, incluso colocó todas sus tierras bajo la especial protección de la Santa Sede, inaugurando unas relaciones pol í tico-religiosas que, prácticamente, no se interrumpirí an nunca. Misika I conquist ó Pomerania, al Oeste, pero perdi ó gran parte de sus territorios orientales ante el pr í ncipe ruso VIadimiro el Santo. Esto -ganar territorios por un lado y perderlos por el otro- iba a prefigurar toda la azarosa vida nacional polaca. As í , surgirí a un "Estado Acorde ón", siempre en guerra con sus vecinos, siempre manteniendo valerosas luchas por su existencia nacional, que perder í a tres veces, en ocasi ón de los c élebres repartos, Esto es bien sabido, y no puede ser tema de un art í culo periodí stico, por su complejidad y prolijidad. Pero lo que es menos sabido es que ese valeroso pueblo, al que la Historia de los "tebeos" y los cromos, que los "Mass media" nos quieren presentar como eterna v í ctima, y que, en efecto, fue descuartizado y repartido entre sus vecinos no menos de tres veces, fue, adem ás, varias veces dividido por los propios soberanos polacos. Ya Boleslaw III dividi ó el paí s entre sus cuatro hijos, perdurando esta divisi ón durante casi dos siglos. Ocurrieron entonces las invasiones de t ártaros y mongoles, y los polacos debieron llamar en su ayuda a la Orden Teut ónica, que se hab í a distinguido en las Cruzadas, en Tierra Santa. Y lo que nadie dice es que la naci ón ucraniana, que cubre un territorio bastante mayor que la actual Francia, fue repartida, no tres, sino cinco veces, y en esos repartos particip ó siempre Polonia; la última vez, en ocasi ón del Pacto Pi1sudski-Lenin, en 1921, quedándose los polacos con Galitzia, y los rusos con casi el resto, exceptuando Besarabia y la Rumelia Transcarp ática, Polonia fue utilizada, en 1939, como detonante de la conflagraci ón mundial programada para hundir a Alemania y a Europa toda. El bien conocido patriotismo polaco fue cebado con promesas hechas desde occidente, a sabiendas de que no se podr í an cumplir, La “nueva Polonia" parida en Versalles era un monstruo de la geopol í tica, y englobaba territorios rusos, alemanes, lituanos y hasta eslovacos. De una población de unos 32 millones de habitantes, s ólo 18 millones eran aut énticamente polacos, y unos 20 millones si se incluí an los judí os. Pero habí a alemanes, ucranianos, lituanos y rusos por millones. Cuando la guerra terminó, los soviéticos anexionaron a la URSS casi un tercio de Polonia, v forzaron, en Yalta, a que ésta se "resarciera" a costas de Alemania, qued ándose territorios indiscutiblemente alemanes. Polonia se desplazó, así , casi trescientos kil ómetros hacia Occidente, quedando pr ácticamente vasalla -una vez más- de su vecino oriental. ¡Es de desear que los poderes f ácticos no nos organicen otra de sus guerras por que, a lo peor, nos aparecerí a una "Polonia" junto al Valle de Ar án! Joaquí n Bochaca Nº 94 FEBRERO DE 1981
EL COMUNISMO EN AFRICA
El fin de lo que se ha llamado peyorativamente "Colonialismo", en el Continente Africano ha sido, hablando con toda propiedad, una aut éntica "Contra Revolución”. La Revoluci ón la llevaron a cabo, durante, unos tres siglos, pu ñados de europeos; hombres como Van Riebeck el holand és, pionero en Sudáfrica; Sevorgnan de Brazza, Graziadi, el Duque de Aosta, Livingstone, Lyautey, Cecil Rhodes, Kruger, Bartolomé Dí as, Saldanha... que convirtieron un Continente salvaje en un vergel. Pero la actual Contrarrevolución fue fomentada por los revolucionarios profesionales, desde la URSS y, en menor escala, . El dinero, motor de toda algarada comunista desde hace m ás de sesenta a ños, naturalmente, desde Pek ín salió de Occidente: de Nueva York y de Londres, por este orden de importancia. Lenin ya dijo que el camino de Par í s pasaba por Argel. Así los comunistas de todo el mundo, obedientemente, ayudaron, seg ún sus medios, la rebeli ón de los árabes de Argelia contra la metrópoli. Y en el puerto de Mers-el-Kébir hay una base de submarinos sovi éticos. Argelia funciona, econ ómicamente bajo un f érreo control estatal de tipo marxista, y apoya a las bandas de partisanos del "Frente Polisario", a su vez sostenidos tanto por la URSS como por China Roja. Libia no es comunista; al menos no parece que lo sean, subjetivamente, sus l í deres. Pero lo cierto es que la Polí tica es pragmática; que lo único que para ella cuenta es lo objetivo y que, desde ese ángulo, la polí tica del demasiado famoso Coronel Khadaffi s ólo orienta en el sentido de atacar, cuanto puede, a Occidente. Y su apoyo a la facci ón comunista que ha tomado el poder en su vecino Tchad es demasiado p úblico y notorio para que valga la pena negarlo. Etiopí a y Somalia son dos estados dominados por el Comunismo, pro-sovi ético el primero, y probablemente pro-chino el segundo. Y si Egipto se mantiene alejado de la influencia comunista, de momento no puede decirse lo mismo de su vecino, el Sud án. Marruecos y Mauritania lo puede decirse que sean comunistas; especialmente el primero pasa por un ”baluarte" anticomunista en Africa del Norte. Queda por ver lo que vale ese supuesto ”baluarte” y, sobre todo, serí a curioso saber si es, realmente, un ”baluarte” s ólido. En todo caso, lo menos que puede decirse es que Marruecos no es un estado pro-europeo. Ese resquemor contra Europa, y especialmente contra Francia, es, objetivamente, favorable al Comunismo. El supuesto gran (203 centí metros) patriota, Charles De Gaulle, bati ó el récord de los abandonismos cuando, entre 1958 y 1960 concedi ó la independencia (?) a catorce, "naciones" africanas: las ya citadas Tchad y Mauritania, más Gabón, Guinea, Rep ública del Congo-Brazzaville, Togo, Camerún, Malí , (Sudán), República del Niger, Alto Volta, República Centro-Africana (Ubangui-Chari), Costa del Marf íl , Dahomey y Senegal. Todas estas "naciones" votan en la ONU. Sus delegados -con corbata y todo discuten gravemente con el delegado nepal í , o el bhutanés o el de Mongolia Exterior, problemas de í ndole cósmica, aunque tal vez vaya una "s" de m ás. En alguna de tales "naciones” dominan gobiernos comunistas, como en Guinea. En otras, como en la Rep ública Centro-Africana “reinó” un curioso individuo que se hizo llamar nada menos que "Emperador", un tal Bokassa, que luego, seg ún la prensa, resultó practicar el canibalismo. En todo caso, si bien es cierto que el Comunismo, que es algo tremendo, es también tremendamente serio, y que, por tanto, no puede fiarse de los hombres de paja que coloca en tales "naciones", porque los ni ños no son de fiar en asuntos que competen a las personas mayores, no es menos cierto que territorios de casi infinitas potencialidades, puestos en valor por el hombre blanco, han escapado, en todo caso, a su control. Esto es, ya, un éxito grandioso del Comunismo, Los comunistas de las metrópolis, tanto en Francia como en Inglaterra, en B élgica o en Portugal, han hecho cuanto en su mano ha estado para posibilitar la ca í da de sus Imperios Coloniales, te óricamente, para acceder a la independencia; prácticamente, para ir a caer en manos de un neo-colonialismo que, si no les da de comer, ni les civiliza -dentro de lo posible - s í en cambio alimenta su complejo de inferioridad -o algo m ás que complejo - con argumentos sof ís ticos para odiar al Blanco.
La operación, que debe reconocerse ha sido magistralmente ejecutada, se continu ó con la absorci ón de Madagascar, un estado de econom í a mixta, es decir, pre-marxista, dentro de la órbita soviética, mientras los ”voluntarios" cubanos hac í an, en pro de la URSS, el trabajo sucio en Angola y Mozambique, hoy d í a satélites declaradamente soviéticos. La traición occidental a los blancos de Rhodesia propici ó la entrega de ese paí s a una banda de lun áticos de color, dirigidos por dos terroristas pro-sovi éticos, Canaán Banana y Robert Mugabe. Esto permitió el cerco del Africa del Sur que es, en la pr áctica, el último bastión blanco... bastión que debe tener en cuenta, no ya a sus grotescos adversarios exteriores, que, evidentemente, no dan la talla, sino a su Caballo de Troya interno... a sus ricos diamant í feros, Oppenheimer y Barnato, a sus ricos comunistas, Golberg, Goldman, Israel Regenstreich, la Sulzman y al Jefe de los terroristas bantu és, Joe Slovo, exmiembro de la Haganah israelita, que dirige a sus "zombi és” negros desde Mozambique. Para colmo, el gobierno es "liberal"... ¿qu é m ás puede pedir el Comunismo? Un adversario liberal no es un adversario: es un aliado; para los comunistas, se entiende. La misma actitud observada por los pol í ticos de Pretoria ante la ONU en el caso del Africa del Sudoeste, a la que dan el nombre de Namibia es reveladora: en vez de declarar ese territorio provincia metropolitana y mandar a los onusinos a sus casas, el gobierno del liberal Botha se ha puesto a “negociar". Y, en Democracia, cada vez que se “negocia”, el que est á más a la Izquierda -para entendernos- obtiene todo lo que desea, y m ás. Y cuando la República de Sud áfrica -lo que suceder á si no aparece nuevo Verwoerd – se convierta en un estado negroide a direcci ón marxista, todo el Continente ser á un satélite de Moscú. Joaquí n Bochaca Nº 95 Marzo de 1981
POLÍTICA Y MAGIA
Un análisis de los acontecimientos polí ticos de esta azarosa época nos lleva la conclusi ón de que suceden cosas que parecen, puramente, obra de magia. Un caso muy conocido es del alucinante paralelismo entre las vidas y – sobre todo – las muertes de dos conocidisimos presidentes de los Estados Unidos, Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy. Por ejemplo: Lincoln y Kennedy esgrimieron la bandera de los lamados “derechos viciles” en su propaganda electoral. Pero tanto Kennedy como Lincoln echaron mucha agua al vino de su te órico reformismo una vez llegados a la presidencia. Lincoln fue elegido presidente en 1860, Kennedy en 1960. Lincoln y kennedy fueron asesinados un viernes. Ambos fueron asesinados en presencia de sus esposas. En ambos casos, la muerte se produjo de un tiro en la parte posterior de la cabeza. Sus sucesores se apellidaban Johnson. Ambos sucesores pertenec í an al Partido Demócrata. Ambos eran originarios del Sur. Ninguno de ellos era miembro del Congreso. Pero ambos eran miembros del Senado. Los asesinatos de Kennedy y de Lincoln fueron cargados, en el primer instante, en la cuenta de los "malos” sudistas. Luego result ó que no era así . Andrew Johnson, sucesor de Lincoln, naci ó en 1808. Lindon Johnson, sucesor de Kennedy, naci ó en 1908, John Wilkes Booth, asesino de Lincoin, naci ó en 1839. Lee Harvey Oswald, asesino de Kennedy, naci ó en 1939. Booth y Oswald eran originarios del Sur. Ambos sustentaban creencias impopulares en su pa í s: Booth era anarquista; Oswald, comunista. Las esposas de Lincoln y de Kennedy perdieron hijos, por aborto, mientras resid í an en la Casa Blanca. En ambos casos se acusó a los ginecólogos de grave negligencia. El Secretario privado de Lincoln, que se apellidaba Kennedy, le aconsej ó no ir al teatro el dí a que mataron a aquel. El Secretario privado de Kennedy, que se apellidaba Lincoln, le aconsejo que no fuera a Dallas en el viaje que deber í a ser el último que harí a el presidente. John Wilkes Booth le dispar ó a Lincoln en un teatro, situado enfrente de un almac én. Lee Harvey Oswald le disparó a Kennedy desde el techo de un almac én situado enfrente de un teatro. Ambos asesinos fueron, a su vez, asesinados antes de que se celebrara el juicio. El asesino de Booth fue, seg ún la vox populi, Jack (Jacob) Rothweil. El asesino de Oswald fue, seg ún pudo ver todo el mundo por TV Jack (Jacob) Ruby (Rubinstein). Ambos asesinos de asesinos eran jud í os. A Lincoln se le habí a aconsejado, varias veces, que no se ocupara de asuntos financieros y, concretamente, que no emitiera los "green backs", dinero libre de intereses, emitido directamente por el Estado de la Unión, y no desist í a de su propósito. Dijo que los magnates de la Finanza eran unos"sons-of-a-bitch" (hijos de perra). A Kennedy se le hab í a hecho la misma recomendaci ón, pero él insití a en hacer "una prueba” con la
emisión del nuevo billete de dos d ólares. Dijo que los “Big men” de la Finanza eran unos "sons-of-bitch" (hijos de perra). ¿Coincidencias?. Bien. Resulta que son veintitr és coincidencias. Algunas pueden perfectamente serlo, Otras, es dudoso que lo sean. El c álculo matemático de probabilidades aconsejar í a creer lo contrario. Hay un libro, muy curioso, y pr ácticamente inencontrable hoy en d í a, titulado "El Simbolismo en la Masonerí a", del que fue Arzobispo de Port-Louis, Monse ñor Léon Meurin. En él se trazan curiosos paralelismos entre la alta pol í tica y el simbolismo. Concretamente el Simbolismo oriental, los poderes f ácticos que mueven el mundo actual, lo que en los pa í ses anglosajones se llama el "Establishment”, y en el resto del mundo "el Sistema" son, por el origen étnico de la apabullante mayor í a de sus integrantes, orientales. Esas personas, a causa de la misma naturaleza de sus actividades, a menudo secretas, han utilizado siempre lenguajes simb ólicos, mensajes cifrados, c ódigos esotéricos reservados a iniciados. Y no sólo por pura conveniencia: tambi én por inclinación innata inherente a su propia naturaleza retorcida. Recuérdese por ejemplo, los signos cabalí sticos pintados en la pared de la habitaci ón donde fueron asesinados el último Zar de Rusia y los miembros de su familia. Racionalmente, cabe preguntarse: ¿qu é necesidad habí a de firmar el crimen?. Tal vez, la hubiera, aunque nos inclinamos a pensar que no se trat ó más que de la expresi ón aní mica de los miembros del pelot ón de asesinos. Profundizando en el estudio de contemporáneos, observamos hechos, casos, coincidencias, sorprendentes e inquietantes a la vez. Por ejemplo: existe, lenguaje de los n úmeros. El número trece, que s ólo en los paí ses cristianos es sí mbolo de mala suerte (aludiendo a los trece comensales de la última cena) siendo el decimotercero el traidor, Judas) es, entre los jud í os buena suerte. ¿Por id éntico motivo? Lo ignoramos. Lo que sí sabemos es que el once es el n úmero de la vergüenza, del castigo. Así , a los once -precisamente once- condenados de Nuremberg, se les hizo subir a un pat í bulo que tení a, también, once, precisamente once, escalones. ¿Coincidencias?, Puede ser. Como tambi én puede ser una coincidencia que Aldo Moro que preconizaba una pol í tica en Medio Oriente que no plac í a a los poderes f ácticos, fuera asesinado de once, precisamente once, tiros. Y que once tiros recibiera Jurgen Ponto, magnate del ”Dresdner Bank", cuya pol í tica energética no era nada "ortodoxa” seg ún los dictados de los se ñores del Sistema. Pod í an haber sido doce o diez. Pero fueron once. Coincidencias. Muchas más coincidencias hay, por ejemplo: el movimiento comunista adoptó como color de su bandera el rojo. Pudo haber sido cualquier otro color. Pero fue el rojo. El emblema rojo. En alem án “Rothes Schild", que era el apellido de la dinast í a bancaria Rotschild antes de arregl árselo de forma más euf ónica. Marx vivió sin trabajar, y gozando de misteriosas protecciones, en el Londres victoriano donde hac í an la ley Disraeli y su padrino Lord Rotschild, ¿Coincidencia?. Vale. Joaquí n Bochaca. Nº 96 – Abril de 1981
EL PSICOANÁLISIS ¿UNA CIENCIA?
Cuando un jud í o vienés, Siegmund Freud, lanz ó la idea del Psicoan álisis, en 1896, nadie sospech ó que se acababa de inventar la herramienta indispensable para que el par ásito biológico obtuviera el control absoluto de la vida de su hu ésped... El psicoanálisis se convirtió en el instrumento utilizado por el par ásito para husmear en los m ás recónditos recovecos de la mente del hu ésped, enterándose así de sus secretos mejor guardados, as í como de sus temores ocultos y las dudas que podr í an ser explotados por un enemigo listo y astuto deseoso de llegar a ser el amo de aqu él. Tras concluir su carrera de medicina, Freud se concentr ó en el estudio del sistema nervioso gradu ándose en neuropatologia. Su educaci ón fue estrictamente cient í fica, según los metódicos principios germánicos en boga en la Escuela M édica de Viena. Pero pronto abandon ó esos principios, convirti éndose en un t í pico aventurero. Su obsesión era tocar la tecla justa, la que le permitiera alcanzar la fama, la riqueza y, sobre todo, el poder sobre el odiado Gentil. Durante varios años, Freud experiment ó con "coca í na-terapia”, o, como dirí a un agente de la Brigada de Narcóticos, “tráfico de drogas". El único resultado de esa "curaci ón de los desordenes mentales” mediante el uso de la coca í na fue que él mismo se convirtió en adicto de esa droga hasta el fin de sus d í as. Hogaño, la cocaí na es la droga favorita de los ricos e influyentes jud í os de Nueva York y Hollywood que controlan las mentes del pueblo americano a trav és de la Televisi ón y los “mass media”. Pero cuando Freud descubrió que el hecho de administrar coca í na a sus pacientes no le conduc í a a la riqueza con la celeridad por él deseada busc ó un medio más rápido para alcanzar la fortuna. Pareci ó encontrarlo cuando empez ó a practicar la hipnosis en sus pacientes. Durante m ás de un siglo la hipnosis habí a sido pr áctica favorita de los más notorios charlatanes de Europa, Cagliostro (a) Joseph Balsamo, Messmer y Charcot. Freud se convirtió en su heredero. Pero ¿cómo lograr escapar a la acusación hecha a sus predecesores, de nigromantes y falsarios? Muy pronto Freud se dio cuenta de que no era imprescindible poner a sus pacientes en estado de control mental mediante el uso de drogas o someterlos a la "hipnosis" para que le revelaran sus más í ntimos secretos. Todo lo que deb í a hacer era establecer una atm ósfera adecuada, para provocar las confidencias y la confianza, y los pacientes inmediatamente empezaban a hablar sobre s í mismos. Thomas Szasz, un h úngaro, famoso por sus cr í ticas sobre esta pseudociencia la ha definido perfectamente, en su libro "El mito de la Psicoterapia..." La Psicoterapia consiste simplemente en hablar". La reputación de Freud como el gran inventor de toda una nueva ciencia descansa solamente en su descubrimiento de que podí a conseguir que sus pacientes hablaran sobre s í mismos sin el uso de la hipnosis, Aunque una gran parte del ”atrezzo”de la Psicoterapia fue inventado con objeto de crear una atmósfera hipnótica El descubrimiento de Freud le liber ó del estigma com ún a los charlatanes de la hipnosis, estableciendo una distancia entre él y sus desacreditados predecesores. No obstante, la pr áctica del Psicoanálisis depende sobre todo de la creaci ón y mantenimiento de una atm ósfera seudohipnótica en la oficina del psiquiatra. El paciente debe ser persuadido de que debe abandonarse en un "relax" total, de que se entregue completamente al poder discrecional del psiquiatra y de que revele sus m ás recónditos secretos. Así la psicoterapia funciona solamente porque es una pseudo-hipnosis Freud tuvo el acierto de construir una elaborada fachada de soportes "intelectuales” para su nueva “ciencia". No debió ser nada f ácil erí gir una vasta superestructura de teorí as y procedimientos supuestamente cient í ficos en derredor del principio b ásico de un paciente con man í as y problemas mentales, cansado y nervioso, tumbado en un div án y charlando sobre s í mismo a un psiquiatra. Pero Freud, exhibiendo todo el indiscutible talento heredado por su memoria gen ética, consiguió ese aut éntico "tour de force”. Así , construyó un sistema basado sobre teor í as incorrectas y casi siempre obscenas, utilizando, además, esas teor í as para atacar la base de la vida familiar con adefesios mentales tan
inconcebibles como el demasiado famoso "Complejo de Edipo”. Y el caso es que tal "Complejo de Edipo" no solamente nunca ha existido -excepto, tal vez, en algunos seres marginales y depravados- sino que también Freud, además, comprendió mal o, más probablemente present ó mal toda la base de tal “complejo". Lo bas ó en un antiguo mito griego, la historia de Edipo, inmortalizado por S ófocles. Freud adelantó la teorí a de ese “complejo” en 1910, pero no fue hasta 1920 cuando public ó tres ensayos estableciendo los fundamentos de esta teor í a como proyecci ón de la “sexualidad infantil". Se ha dicho que el complejo de Edipo es el n úcleo de todas las neurosis y constituye la parte m ás importante de su contenido, porque ese complejo, al aparecer en el comienzo de la vida, crea la base para todas las dem ás neurosis que irán apareciendo. Pero el caso es que no existe la m ás mí nima prueba, la más débil evidencia de la existencia de esa supuesta "sexualidad infantil” que Freud sit úa en el primer año de vida. Pero eso no preocupa a Freud, Si la "sexualidad infantil” no exist í a, se inventaba. Construy ó el Complejo de Edipo al transferir sus propias obsesiones sexuales favoritas sobre el mito de un viejo rey griego, Layo de Tebas Cuando Layo consult ó al Oráculo de Delfos, éste le profetizó que un hijo que tendrí a con su esposa Yocasta le darí a muerte. Cuando naci ó el hijo, Layo se lo arrebat ó a Yocasta y mand ó que lo abandonaran en el Monte Citero para que muriera de hambre y de fr í o Un pastor encontr ó al niño y le cuidó y educó. Un dí a, Layo encontr ó a Edipo, con el que tuvo una absurda discusi ón sobre qui én debí a pasar primero por un estrecho desfiladero, y Edipo le dio muerte. Este se fue a Tebas, donde conoci ó a la viuda de Edipo y se casó con ella. Entonces apareci ó el pastor que revel ó el verdadero origen de Edipo. Este, desesperado, se pincho los ojos mientras Yocasta se colgaba de un árbol. Esta leyenda, convertida luego en un cl ásico de la tragedia griega, tiene profundas implicaciones, subrayadas por S ófocles, en el sentido de que debemos ser conscientes de nuestra propia identidad si queremos desarrollar nuestra vida satisfactoriamente, pero Freud pareció no comprender esto, al contrario, lo que hizo fue distorsionar completamente la leyenda al pretender que todo niño de sexo masculino, en su primer a ño de infancia, mientras se debate en los tormentos de la sexualidad infantil, enloquece de celos contra su padre, a quien desear í a matar con objeto de poder fornicar con su madre. Thomas Szasz asegura que s ólo un judí o podí a aportar a un mito tradicional tal perversión y tal distorsión, y, por nuestra parte, nos limitaremos a hacer notar que Edipo, que nunca conoci ó a su padre, dif í cilmente podí a tener celos de él, como tampoco podí a tener deseos de yacer con su madre, de la que le separaron instantes despu és del parto. Pero Freud, impasible, pretendi ó que gran parte de las neurosis se deb í an a la ”frustración" del niño, que no podí a ni yacer con su madre ni matar a su padre; as í el niño padecí a una "represión" que le afectaba mentalmente, bajo diversas formas, en el resto de su vida. En realidad, todas las teor í as de Freud, injertadas de sexo ad nauseam, no sobrepasaron nunca el estado de la pura e indemostrable teor í a. Tal, por ejemplo, el pseudodogma de la "homosexualidad reprimida seg ún la cual en casi todo hombre existe, latente, un deseo homosexual Es famoso el "estudio" que Freud hizo de Leonardo Da Vinci, "demostrando" que era un invertdio, como -según él- la mayorí a de genios de la Cultura Occidental. Lo que debiera tenerse muy presente al estudiar el caso de Freud es que, en todo caso, sus teor í as s ólo podí an fundamentarse, pr ácticamente, en sus pacientes que, durante muchos a ños y en su gran mayor í a, fueron judí os. Desde Belloc, hasta Mullins, todos los especialistas del tema, incluyendo otros numerosos judí os, han afirmado que la etnia jud í a es muy propensa a las enfermedades y desordenes mentales. En sus libros, Freud se queja a menudo del hecho de que los pacientes Gentiles le evitaran. Pero a ún admitiendo el hecho de que el jud í o, en general, es un individuo obsesionado por el sexo, se hace dif í cil creer que las teorí as freudianas tengan una contrapartida en la realidad, jud í a o gentil. Según el ya aludido Szasz “la pseudo-ciencia de la Psicoterapia es un instrumento del jud í o utilizado para obtener poder sobre el Gentil”. (Szasz: "Siegmund Freud, the Jewish Avenger") Freud fue nieto de un rabino, sionista de la primera hora y amigo personal de Herzl, padre del Sionismo moderno. Naturalmente, hay psiquiatras que, m ás correctamente, deber í amos llamar psicólogos que no pueden en modo alguno ser englobados en la categor í a de farsantes encabezada por Freud. Tal, por ejemplo, Jung, que se separ ó de Freud, harto de sus obsesiones sexuales: "para Freud todo son s í mbolos sexuales; ¿un anciano se apoya en un bast ón? En su subsconsciente est á empuñando un falo. Un contable coge una pluma ¿para anotar una cifra en una cuenta? Ese es el pretexto, pues, en su subsconsciente otra vez es el
falo ¿Una obra de arte, una ex presi ón de espiritualidad? Se trata de expresiones sexuales”. (Jung: "Memorias, Sueños y Reflexiones"). La Psiquiatrí a, como “ciencia” fue promocionada por jud í os, y jud í os fueron -y son - la inmensa mayor í a de sus practicantes en Occidente y de manera especial en los pa í ses anglosajones, donde es de buen tono psicoanalizarse a menudo. Una buena fuente de ingreso (una sesi ón de dos horas de charla sobre el div án, se factura entre trescientos y quinientos d ólares) y, además, una fuente de informaciones vitales si no para el propio psiquiatra, sí tal vez para su correligionarios. Y adem ás, "last but not least", excelente recurso “legal” y “humanitario", para deshacerse de adversarios peligrosos, acusados de padecer s í ndromes mentales, tal como le sucediera al Secretario de Marina Forrestal, y a tantos otros, o tal como les sucede a los "detenidos de marca" en el Gulag soviético ¿MANICOMIOS O MATADEROS?. El mencionado Szasz, profesor de Psicolog í a de la Universidad del Estado de Nueva York escribi ó en su bien conocido libro ”El Mito de la Psicoterapia”: "Una de las m ás poderosas motivaciones en la vida de Freud fue su deseo de vengarse de Cristo. He aqu í el punto crucial del caso. El psicoan álisis es la creaci ón de un jud í o lleno de odio cuya vida estuvo primordialmente dedicada a vengarse de Cristo". ¿Puede hacerse un an álisis más definitivo sobre los sat ánicos orí genes de la ”ciencia psicoterape útica"? Las especiosas teor í as de este moderno anticristianismo dejaron pronto de ser teor í as para plasmarse en hechos prácticos. Fueron usadas por los sionistas, no s ólo para tratar a los "mentalmente enfermos", sino en la praxis de alcanzar y retener el poder pol í tico Los psiquiatras, al interrogar a sus pacientes, muchos de ellos miembros de familias ricas e influyentes, pudieron enterarse de secretos comerciales y pol í ticos de incalculable valor. Debemos tener presente que, en Am érica, casi las tres cuartas partes de los psiquiatras son judí os. El paciente indefenso que revelaba una actitud cr í tica hacia los jud í os o, simplemente, que era susceptible de pensar en forma no conveniente a los intereses del Sionismo y del ”Establishment”, era tratado despiadadamente. Los manicomios y otras instituciones mentales proporcionaron a los miembros de aquéllas Fuerzas polí ticas el laboratorio ideal para sus m ás salvajes sue ños de poder sobre los Gentiles. Disponí an de un suministro interminable de v í ctimas, completamente indefensas, cuyos gritos no ser í an oí dos desde el mundo exterior. Las torturas, los asesinatos que han tenido lugar en esas instituciones en los cincuenta años de dictadura freudiana pueden apenas imaginarse. La mayor parte de las v í ctimas nunca hablarán. ¡Están muertas! Los relatos de sus sufrimientos a manos de sus doctores no son m ás que elucubraciones de mentes enfermas. Uno de los casos m ás dramáticos que se conoce es el de la actriz cinematogr áfica Francis Farmer He aquí , resumido. Francis Farmer, joven actriz que, en pocos a ños de carrera, habí a merecido ser llamada ”la Garbo americana", hizo un viaje a Rusia, en 1938. Cuando regres ó, un periodista que colaboraba en una publicaci ón "derechista", le hizo una intervi ú que él esperaba se desarrollar í a de acuerdo con los habituales “clichés" anticomunistas, pero la actriz, muy seriamente, manifest ó que en Rusia no hab í a podido ver casi nada, que los gu í as oficiales soviéticos no la dejaron un momento libre y que, por consiguiente, no pod í a pronunciarse ni a favor ni en contra del llamado Para í so del Proletariado. Esta imparcial declaraci ón fue tomada como "favorable" por los numerosos grupos pro-comunistas que entonces exist í an en la llamada '"Meca" del cine, y el talento de Francis Farmer, por otra parte aut éntico, recibió una s úbita e inusitada promoción. Creyéndola madura para la "Causa", propusieron a la actriz que se convirtiera en un “correo” de la célula comunista de Harold Ware. Ella se “dej ó querer”, se enter ó, según parece, de muchas cosas, y finalmente rechazó de plano la oferta. Hizo m ás, manifestó a una persona que ella cre í a de su confianza, que iba a revelarlo todo a la Comisi ón de Actividades Antiamericanas En una reuni ón de comunistas judí os en Hollywood, se plane ó el fin de Frances Farmer. Fue invitada a una "party" en casa del productor cinematográfico judí o David O'Selznick, en el curso de la cual se le administr ó una droga. Cuando volví a en coche a su casa, fue detenida por un polic í a que, acus ándola de haberse saltado un sem áforo la llevó el juez. Este pretendió que la actriz le hab í a insultado y orden ó que la visitaran los psiquiatras de la penitenciarí a del Estado Durante seis a ños, no se supo nada m ás de Francis Farmer. La prensa, siempre tan sensacionalista, guardó "atronador" silencio. Sólo un periodista, William Arnold, investigó privadamente el caso. Revel ó que durante todos esos a ños la Farmer fue sujeta a tratamientos de "electroshocks” y que,
por vez primera, en un ser humano, se ensay ó en ella la droga del "LSD". Cuando la actriz sali ó del hospital, f ís ica y moralmente deshecha, present ó denuncia por secuestro y malos tratos, pero fue nuevamente internada en un manicomio, donde el doctor Freeman, un psiquiatra israelita, practic ó en ella la lobotomí a, convirtiéndola prácticamente en un vegetal. A Arnold se le aconsej ó que cejara sus investigaciones; primero fue echado del peri ódico en que trabajaba, y luego sufri ó un accidente de tr áfico de resultas del cual muri ó. Ya que hablamos del LSD mencionemos, de paso, que fue un psiquiatra jud í o del Bronx neoyorquino, el Doctor Sidney Gottlieb quien dirigi ó personalmente el programa LSD en la CIA, desde 1951 hasta 1956. A través de Teddy Koollek, un terrorista de la "Hagartah" que era amigo personal del Director de la CIA, Allen Dulles, Gottlieb obtuvo poderes casi omn í modos para el uso de la droga contra “potenciales enemigos internos" Este Kollek es, en la actualidad, el Alcalde de Jerusalem. Pero en 1953, Kollek, Gottlieb y otros correligionarios, George White (a) Weiss y el Doctor Ike Feldman, administraron una dosis masiva de LSD a un grupo de cient í ficos anticomunistas en un “party" celebrada en Fort Detrick, Maryland. Todos los cient í ficos quedaron convertidos en piltrafas humanas, y uno de ellos, Frank Olson, muri ó, Veinticinco años después, su viuda, al enterarse de las verdaderas circunstancias de la muerte de su marido, se querelló contra el Gobierno de los USA y cobr ó una indemnizaci ón de tres millones de d ólares. Notorio es también el caso de Marion Zionchek, miembro del Congreso, que acus ó al Director del FBI de solapar actividades antiamericanas y anticonstitucionales, cual era, por ejemplo, infiltrar agentes en grupos legalmente autorizados, como el Ku Klux Klan, para provocar su p érdida con actos provocadores. Esto se sabe hoy, oficialmente, que era cierto. Pero entonces trajo como consecuencia que Zionchek, a pesar de su "inmunidad parlamentaria”, fuera internado en el Hospital de Saint Elizabeth, durante siete a ños. Fue tratado por un equipo de psiquiatras que lo soltaron en un estado que sus amigos describieron como el de un "zombi". A los pocos d í as cayó desde el ático de su casa en Seattle. El veredicto fue suicidio, pero sus amigos afirmaron que fue “empujado". Por cierto que en ese mismo hospital de Saint Elizabeth permaneció encerrado durante trece a ños el gran escritor Ezra Pound, hasta que fue liberado por la presi ón de sus amigos y colegas. Incluso los más elevados miembros del gobierno americano est án lejos de quedar exentos del brazo todopoderoso de la tenebrosa "mafia" m édica en los Estados Unidos. El Secretario de Defensa Forrestal, que se opon í a firmemente al deseo de Truman y del "Brains Trust” que éste heredó de su predecesor Roosevelt, de colocar todo el poder í o militar norteamericano al servicio del Estado de Israel, sufri ó súbitamente una inesperada "depresión nerviosa". Fue llevado al Hospital Bethesda y "cay ó" por la ventana. Se afirmó que cuando "cay ó" estaba drogado. En el mismo hospital "cayó" el Senador Joseph McCarthy, el perseguidor de esp í as y traidores comunistas. Todo esto en el pa í s que se supone el abanderado de la Libertad. Mientras, al otro lado, en la Uni ón Soviética, ya nos informa Soljenitzin que la reclusión de los opositores al régimen soviético en manicomios es moneda corriente. Y este paralelismo puede observarse en las instituciones armadas de ambos colosos que se reparten el dominio del mundo. Mientras en la URSS los comisarios pol í ticos tienen autoridad sobre los m ás altos mandos militares, en el ej ército norteamericano los psiquiatras de las Fuerzas Armadas están en su perfecto "derecho" de encerrar en un manicomio, el tiempo que quieran, a cualquier soldado o a cualquier general que manifieste tendencias o ideas consideradas ”subversivas”. El tema es arduo, pero tentador. Podr í amos escribir sobre él un libro entero. Dentro de los l í mites de este artí culo hemos querido limitarnos a los casos que nos han parecido m ás reveladores. Joaquin Bochaca. Nº 97 Mayo de 1981
LA PSICOPOLÍTICA En la era de la televisión, el cine, los diarios, y en general "mass media" no controla a los pueblos quien tiene el poder gubernamental sino quien domina los medios de difusi ón, así es como est án siendo destruidos los pueblos y las culturas, uno tras otro, mediante la psicopol í tica...
Si bien es cierto que el dominio total, luego polí tico, de un territorio sólo puede llevarse a cabo mediante un control militar del mismo, no es menos cierto que esta última operación -muchas veces puramente formularia- ha debido ser posibilitada por la acci ón previa, impalpable pero evident í sima, de factores que llamaremos psí quicos, en contraposici ón a los meramente f ís icos precisos para la ultima fase de una intervención militar . La Psicopolí tica, asignatura por cierto, mimada en la Universidad Lenin de Mosc ú, en la que se adoctrina a los militantes del Partido, rusos y extranjeros, ha sido definida por uno de sus m áximos propulsores, el viejo bolchevique “liquidado" por Malenkov Lavrenti Beria, como sigue: "El arte y la ciencia de obtener y mantener el control de los pensamientos y las lealtades de individuos, funcionarios, entidades y masas hasta lograr la conquista de las naciones enemigas mediante tratamientos mentales". No puede tratarse, con un m í nimo de profundidad, el tema de la Psicopol í tica y una de sus principales consecuencias, el “brainwashing" o lavado de cerebro. Har í a falta un grueso volumen exclusivamente dedicado al tema. Sí puede, y debe, aseverarse que el Poder Sin Nombre que mueve al mundo, lo que la mayorí a de expertos y tratadistas denominan "el Sistema" ha conseguido una "standardizaci ón" mecánica en las mentes de la inmens í sima mayorí a de los hombres. Desde principios del siglo XlX y en progresi ón geométrica creciente, a un ritmo ya alucinante, la fabricaci ón en serie de "ideas" es la m ás próspera y eficiente de las industrias mundiales. Esa expresi ón, “fabricación masiva", sólo refleja el hecho aproximadamente, no exactamente, pues debe excluirse el sentido de “invenci ón", o de "creaci ón" en la palabra fabricación, en el caso que nos ocupa. De hecho, la fabricaci ón masiva, la “taylorización" ideológica se limita a la modelaci ón y remodelación, en gran escala, de "prototipos" ideol ógicos, más o menos viejos, y muchas veces vetust í simos, haci éndolos atractivos y otorg ándoles una ficticia novedad merced al brillo, la lí nea y el estilo que les proporciona su nuevo "troquel" verbal, fabricado con l éxico actual, ya ligero y desenfadado, ya pl úmbeo y pedante, seg ún las conveniencias de tiempo y lugar - es decir, con expresión adecuada para la prefabricada mentalidad de la "temporada". Tal taylorizaci ón ideológica produce en serie "ideas" que s ólo tienen de nuevas su ropaje, obedeciendo a la moda que ha sido magistralmente definida por uno que a sus expensas vive como "la explotaci ón del hastí o estético causado por la reiteraci ón fisionomí a de ideas y cosas". La llamada "Opinión Pública" cree lo que los grandes medios modernos de comunicaci ón, llamados ampulosamente informativos, le hacen creer. La vanidad del individuo disuelto en la Masa le fuerza a creerse que lo que él piensa, o se imagina pensar, es el fruto de sus laboriosas y personales elucubraciones mentales, que luego defender á a capa y espada, crey éndolas propias. En realidad esas ideas, o conjunto de ideas, han sido amazacotadas en su cerebro a trav és de la palabra, escrita o hablada, o de la imagen. Que la idea introducida en su cerebro sea una burda zafiedad o una sutil contraverdad; que el juicio implique una grosera construcci ón dialéctica o un embuste de plazuela de villorrio o bien una invenci ón sof í stica cuya demostración lleve a la llamada prueba diab ólica, todo ello tiene una importancia muy relativa en la era de la taylorización. Al fin y al cabo, a efectos pr ácticos, la verdad o la mentira, lo zafio o lo sutil, lo que posee clase o lo que es hortera, lo absurdo o lo sof ís tico, para ser aceptado por la masa, debe ser m ás o menos veces REPETIDO. Esa es la palabra clave: REPETICI ÓN. La técnica de la propaganda comercial tiene ya establecido í ndices de absoluto rigor cient í fico que determinan el n úmero de repeticiones precisas para que la gran mayorí a de las gentes acepten como aut éntica y real cualquier cosa, cualquier idea, cualquier programa o cualquier imagen prefabricada o no, independientemente de si es verdadera o falsa. Para lanzar cualquier dentrí fico, cualquier moda ridí cula, cualquier presidente de la rep ública, cualquier sopicaldo, o cualquier ideologí a, lo único que hace falta es un capital que respalde la campa ña publicitaria precisa. El Instituto Gallup hizo, allá por los años sesenta , un estudio de los gastos publicitarios, de los candidatos, diputados y senadores por los diversos estados de la Unión americana. No sólo los que m ás dinero gastaron
resultaron los vencedores, sino que el n úmero de votos obtenidos estaba en relaci ón directa con el dinero gastado en las campa ñas electorales, con un margen de desviaci ón inferior al tres por mil. Ya Voltaire decí a que "la Verdad es lo que se hace creer". Pero con tan permanente trauma de la idea mecanizada, la psicolog í a humana crea sus defensas, de la misma manera que las crea contra los traumas f í sicos... la psiquis humana endurece y, si conviene, hasta encallece su capa cortical. De ah í que no afecte, psicológica o cerebralmente la calidad, l ógica o evidencia de un razonamiento, juicio, hecho o idea, si no es capaz de perforar la encallecida capa cortical. Por consiguiente lo decisivo ha de ser el n úmero y relativa fuerza de los golpes publicitarios que consiguen hacerles taladrar el blindaje hasta llegar a herir la conciencia y la sensibilidad psicol ógica. Pero hay m ás: la mecanizaci ón ideológica favorece una tendencia muy humana, demasiado humana: la inclinación al menor esfuerzo. Si se nos dan ideas y juicios prefabricados es mucho m ás cómodo aceptarlos y "tragarlos” mentalmente sin el esfuerzo intelectual y el análisis objetivo de los hechos. Así , con este gigantesco Lavado de Cerebro a escala planetaria, se ha llegado a conseguir que, en lo esencial y, muchas veces, con ropajes y oropeles diferentes, en el fondo los hombres piensan igual; se ha hecho del hombre del siglo XX, no un "portador de valores eternos” como dijo alguien, sino un intestino con patas, obsesionado solo por el est ómago y la vejiga, con el aditamento de su est úpida vanidad, que le hace creerse "racionalista" porque no cree en Dios, pero s í en extraterrestes, orientalismos y naturalmente, en el Evangelio de Marx. La psicopolí tica ha llegado ya, hoy, a extremos de perfeccionamiento que ni siquiera Orwell pudo preveer en su premonitorio “1984”. Los ataques a la mente humana se hacen desde los m ás insólitos e inesperados ángulos. Relativamente conocida es la t écnica de los llamados "mensajes subliminales” que permiten atacar al subsconciente sin que, de hecho, el individuo se aperciba de la agresi ón. El caso merece que nos detengamos para explayarlo someramente. El fil ósofo alemán Leibniz se ocup ó ya, en su d í a, de las "pequeñas percepciones que son poco notadas y no se las distingue suficientemente para ser percibidas o recordadas, pero que llegan a ser conocidas a trav és de ciertas consecuencias”. “Porque, añadí a Leibniz, es un gran error creer que no hay en el alma m ás percepciones que aqu éllas de las cuales se es consciente." La sugesti ón subliminal, la presentaci ón de est í mulos demasiado tenues para ser captados por los sentidos, o í dos o vistos, es un ejemplo dram ático de sugesti ón indirecta. Cuando un tal Vicary logró que en una ciudad de cien mil habitantes del Este de los Estados Unidos se exhibiera simultáneamente, en cinco cines, una pel í cula durante la proyecci ón de la cual aparec í an unos anuncios de palomitas de maí z y de "Coca Cola”, los cuales ten í an una duraci ón de tres cent ésimas de segundo y, naturalmente, no fueron percibidos por los ojos de los espectadores, pero s í por su subsconsciente, se pudo comprobar que, en la semana siguiente, aument ó la venta de tales productos en m ás de un sesenta por ciento. Y, repetimos, para la técnica publicitaria, igual da Coca-Cola que palomitas, ideologí a s o presidentes del Consejo. Mediante el control de los llamados “mass media" se puede, en efecto, "obtener el control de pensamientos y lealtades de individuos, funcionarios, entidades y masas”, tal como aseguraba el camarada Berkowitz (a) Beria. Hoga ño, con los fant ásticos avances de la Inform ática, puestos a su servicio, el Sistema puede lanza cualquier idea, cualquier programa o cualquier consigna en la seguridad de que ser á ciegamente seguido por la masa de sus sujetos y nunca mejor empleada esa expresi ón. Un ejemplo revelador: En la revista norteamericana "Spotlight”, de 24 de Noviembre de 1980 se afirma que los discursos de los candidatos en la última elección presidencial norteamericana habí an sido redactados; por una computadora. El monstruo cibern ético -valga la expresi ón - era alimentado con los t ópicos y hasta con los adjetivos calificativos que se hab í an hecho aceptar a las masas ya “republicanas ya “dem ócratas”. De ahí salí an programados una serie de discursos que los loritos presidenciales repet í an para orgasmo de las muchedumbres. El profesor John Cragan, de la universidad del Estado de Illinois, afirm ó, sin ser desmentido: "Se puede escoger un idiota cualquiera, pasearle durante doce meses a trav és del paí s y hacer que salga elegido. Es cuesti ón de dinero”. Mientras los movimientos llamados "derechistas” y, a pesar de que ese calificativo ya no signifique nada debemos temporalmente aceptarlo para entendernos, no tienen idea de la importancia, ni siquiera de la existencia de la Psicopol í tica, las Fuerzas infeudadas al Sistema dominan el tema perfectamente y est án
ganando la batalla en toda la l í nea. Es un hecho y hay que aceptarlo como tal, guste o no. Joaquí n Bochaca. Nº 98 Junio de 1981
POLITICA ATIPICA El mundo al revé s. Lo corriente, lo lógico, en los avatares de la Pol í tica desde el triunfo de los cruzados de la Democracia en 1945 era que lo absurdo se aceptara como normal y respetable. Que ciertas doctrinas, ciertas actitudes fueran ensalzadas y otras, vituperadas. Estas, eran las que siempre hab í an sido consideradas excelentes durante treinta o cuarenta siglos precedentes, y aqu é llas las que siempre habí an sido tildadas de nefastas. Durante siete lustros nos hab í amos acostumbrado a que todo se nos presentara al revé s, y ahora resulta que, en una pirueta abracadabrante, de nuevo nos encontramos boca arriba. Boca arriba con respecto al a ño 1930, y boca abajo con respecto al a ño 1945.
Sí , porque en el transcurso de unos pocos d í as han sucedido, en Espa ña y en el Mundo, seis hechos sorprendentes; seis hechos contra corriente. Entend ámonos, ssos seis hechos no son sorprendentes en s í ; lo que sorprende es que hayan sorprendido a alguien. Un verdadero fen ómeno digno de estudiarse. Empecemos por los fen ómenos de ámbito más reducido. Empecemos por Espa ña. El camarada Pablo Castellano del Partido Socialista Obrero Espa ñol, ha declarado que su Partido tiene cuarenta mil afiliados de los que treinta y seis mil son funcionarios. Es decir, no llega a la mitad de afiliados de los que posee el Fútbol Club Barcelona, con la diferencia de que s ólo unos veinte socios de esta entidad son funcionarios (jefes) del club, y adem ás funcionarios -los del Bar ça - que trabajan “gratis et amore" calumnia que en ningún modo podrí a lanzarse contra los “proletarios" del Partido de los cien a ños de honradez, como, con ursulina modestia, se autodenominan para pasmo de la posteridad. El P.S.O.E., el Partido de la "alternativa de poder”, (¡hay que ver qué mal pronuncian la J estos camaradas!) reconoce que su elenco se compone de cuarenta mil individuos, el noventa por ciento de los cuales son funcionarios, y el resto est án en la impaciente lista de espera. Sorprendente reconocimiento. Sorprendente que se admita una vieja verdad: que la aplastante mayor í a son funcionarios. Pregúntesele a un labrador, a un artesano, a un obrero: Camilo José Cela parecerá un Góngora ante la contundencia de las respuestas. Sorprendente que sorprenda que la “O” del P.S.O.E. sea de pacotilla, y la “S”, de paso, tambi én. Sorprendente que muchos se sorprendan de la afiliaci ón de ese partido a la Internacional Obrera, con la cual la “E” parece igualmente sujeta a cauci ón. Sorprendente que ahora caigan en que lo único que queda de las siglas P.S.O.E. es la "P". La “P” de partido, participio del verbo partir, que significa dividir. Y ésta es la alternativa de ”Poder" para los exfranquistas de la U.C.D., cuyas siglas parecen tan absurdas como las del P.S.O.E., dicho sea de paso, pues la "Uni ón" no se nota m ás que a la hora de votar a mano alzada . El “Centro” en Polí tica es inexistente por definici ón y si existe es como s í mbolo de falta de criterio, pues tal posición depende siempre del punto en que se sit úen los denominados "Extremos", y lo de democr ático parece incompatible con el sistema de las detenciones e incomunicaciones de personas, durante varios dí as, y sin cargo alguno. Perdón por el inciso, aunque sorprende que la gente ahora se sorprenda de la falta de responsabilidad real de ”pesoes" y "uced és”. Otro hecho que sorprende haya podido sorprender, a estas alturas. La "reinvenci ón”, o restauraci ón del Sindicato Vertical, como en los mejores tiempos de Sol í s Ruiz, o de Mart í n Villa (primera época). Sí , porque en vista de que en las elecciones sindicales s ólo votó el 48%, la abstenci ón llegaba al 53%, y no votaron ni los funcionarios (casi un millón y medio) ni los parados (otro tanto) ni los pescadores, agricultores ni trabajadores independientes, resulta que los votantes fueron un trece por ciento, como máximo, de los trabajadores espa ñoles, y de entre ellos, la mayor í a absoluta de esa exigua minor í a la alcanzaron las “grandes" centrales sindicales del PSOE y el P.C.E., es decir, U.G.T. y CC.OO. Total de los votos obtenidos por ambos grupos marxistas, juntos, un siete por ciento de la masa laboral espa ñola. Y ese siete por ciento, ante tan aplastante demostraci ón de "unanimidad", se irroga la representaci ón de los proletarios hispanos y "pacta” con las patronales, cual vulgar Sindicato Unico es decir, Vertical, franquista. Y ¿quién representa a los obreros? pues nada menos que el conocido trabajador Don Nicolas Sartorius Alvarez de Bohórquez, descendiente del conde de San Lu í s y miembro del partido Comunista. Todo esto ha sorprendido a "las bases". Lo cual resulta sorprendente. ¿Cu ándo se ha visto a un sindicalista rogelio
trabajar de verdad?. Tercer hecho sorprendente. El Sr. Ministro de Hacienda, explica, ante las pantallas de la tele que los espa ñolitos deben ser felices por pagar sus impuestos. Y un alud de contraopinantes le explica a él que no son nada felices y que est án de impuestos hasta la coronilla. El Sr. Ministro se sorprende, la Prensa, se sorprende, los centuriones del “Poder" se sorprenden. Pero ¿C ómo pueden sorprenderse, a estas alturas? Sorprendente, su sorpresa. Traspasemos nuestras fronteras, pero no nos alejemos demasiado. Qued émonos en Italia. Allí se ha armado un cisco inmenso con el asunto del esc ándalo masónico. Ahora resulta que, la Masoner í a o al menos, la famosa "Logia P-2”, es algo tenebroso, nefasto, peligroso para la seguridad p ública, etc, etc. Claro que solo la "Logia P-2", la Logia K-2 debe ser m ás recomendable. En todo caso, en Italia se ridiculizó, póstumamente, a Mussolini por haber disuelto las Logias y desterrado a las L í pari al Gran Maestre de la Masoner í a italiana. Y no digamos en Espa ña, donde las frecuentes alusiones de Franco al “peligro masónico” eran acogidas con regocijo por los distinguidos adalides democr áticos, tomándolas como rarezas seniles del abuelo. ¡Bueno! Pues ahora la Gran Prensa democr ática se hace eco de las sensacionales revelaciones de los colegas italianos y descubre, con cierto retraso, eso s í , que, despu és de todo, la Masoner í a, o cierta parte de la Masoner í a, no resulta recomendable. De Italia podemos dar otro salto, hasta el Medio Oriente, all í , el Premio Nóbel de la Paz, el Presidente israelí Menachem Beguin, decide bombardear una Central Nuclear de Irak. Motivo: all í se puede construir una bomba at ómica, e Israel teme que se la lancen a él. Hemos dicho “se puede construir”, pero el pac í fico Beguin esgrime el argumento de la guerra preventiva. Y bombardea la Central Nuclear. Y todo el mundo, Gran Prensa incluida, concluye que esto es un atropello. Inaudito. ¿Por qu é un atropello? ¿Acaso la propia existencia del Estado de Israel, no es, ya de por s í , un atropello contra un mill ón y medio de palestinos, expulsados de sus hogares? Sorprendente, que, por una vez, las ”masas" hayan mostrado disconformidad con el Estado que encarna al pueblo paniaguado de Jehov á. Y si vamos a Norteam érica, otra sorpresa, es decir, otra sorprendente sorpresa. Tras embargar los env í os de grano a la URSS, por haber invadido Afganist án, ahora el Gobierno. Americano. ha levantado este embargo y va a enviar a su “enemigo” sovi ético el grano que éste necesita para cubrir los d éficits permanentes de sus planes quinquenales. Y se lo mandar á a precios muy inferiores a los de los cursos mundiales. Es decir: que le hará un regalo. Y esto sorprende, ahora, a muchos. Su sorprendente, sorpresa hace cavilar. Pues ¿Acaso no ha ayudado, desde hacer m ás de 60 a ños, el capitalismo privado occidental al capitalismo estatal oriental? Es, sencillamente admirable. Afectada de una profunda crisis de sensibilidad ideol ógica, la Polí tica actual ya es incapaz de seguir incluso su propio camino torcido. Es una pol í tica atí pica, como la neumoní a que azota España. Partidos “de masas" con una afiliaci ón que representa el 0'8 % del total de la poblaci ón, Sindicatos Verticales votados por el 7% de los trabajadores y dirigidos por un arist ócrata; contribuyentes democráticos cabreadí simos porque tienen que contribuir, sectores de opini ón contrarios a la Logia P-2 y al buen pacifista Beguin, resucitando lo que se calificaba de chochadas de Franco, con su “peligro judeo-masónico”, y el Estado m ás capitalista de la tierra ayudando al palad í n del comunismo, ante la asombrada indignaci ón de las masas. No somos nadie. Joaquí n Bochaca Nº 99 JULIO-AGOSTO DE 1981
EL ESPIONAJE JUDEO-SOVIÉTICO Para la primera potencia comunista mundial los m é todos represivos y la dictadura a todos los niveles son necesarios e imprescindibles. Unicamente mediante ellos le es posible al aparato pol í tico del PCUS mantener un r ég imen popularmente impopular. El que la dirección y ejecución de sus sistemas de espionaje y policí a hayan estado siempre y est én en la actualidad en manos de jud ío s, prueba adem ás el poder de los elementos hebreos en el sistema sovi é tico, y la falsedad del llamado antisemitismo de la URSS.
La experiencia demuestra constantemente que el hombre es el único animal que tropieza, no dos, sino catorce veces en la misma piedra. Así no puede sorprender demasiado que continuamente se est é demostrando que los que niegan la evidencia de la ecuaci ón comunismo-sionismo son unos individuos con una tendencia al error permanente, a la diab ólica perseverancia en la equivocaci ón. Primero se empez ó por negar que el Sionismo, o el Juda í smo, o como quiera llamarse a esa tremenda Fuerza Pol í tica Mundial, tuviera algo que ver con la Revoluci ón Bolchevique de 1917. Luego, ante el alud de arrolladoras pruebas presentadas, se admiti ó, para afirmar enseguida que los elementos pan rusos hab í an tomado la sucesión de los judí os de la primera hora en la direcci ón del movimiento comunista mundial, y, concretamente, del Comunismo en Rusia. Al demostrárseles que las famosas "purgas” de 1925, primero, y de 1938, despu és, habí an servido para suprimir, en una mera lucha por el poder, a unos cinco mil judeo-bolcheviques por otros seis mil hebreos rusos, se aferraron como un n áufrago a un salvavidas, a la tesis de un Stalin antijud í o que, según ellos, habrí a liquidado a la élite de la vieja guardia sovi ética en el transcurso de la II Guerra Mundial. Pero volvió a demostrarse que todo eso no era m ás que una entelequia de individuos que tomaban sus deseos por realidades, y que los jud í os, ya directa, ya indirectamente, por personas interpuestas, continuaban dominando no sólo en la URSS sino en el movimiento comunista mundial. Ultimamente se ha vuelto a la carga con esa rid í cula teorí a, y lo curioso del caso es que no s ólo la sustentan individuos y fuerzas infeudados a los "mass media " que dominan en Occidente, sino que incluso elementos que son o se representan como nacionalistas la creen ciegamente, por la raz ón, ya apuntada, de que les gusta cre érselo. Y, no obstante... No obstante, son los bancos y los trusts radicados en Occidente los que contin úan sosteniendo a la URSS y sus satélites. En un reciente número de esta revista ya hablamos de ello. Queremos, ahora, insistir sobre un punto del que apenas habla la Gran Prensa. Es decir: el apoyo de los servicios secretos y de elementos altamente significados en la pol í tica occidental, al bloque sovi ético. Lord Elland, uno de los m ás conspí cuos sionistas de Inglaterra, ha sido, finalmente, descubierto, como un agente secreto que trabajaba, a la vez, para la K.G. B. sovi ética y para el Mossad del Estado de Israel. Según la muy bien informada revista americana “ Spotlight“ (30-3-1981), “las investigaciones han demostrado sin lugar a dudas que Lord Elland estaf ó miles de millones de libras a las empresas textiles bajo su control mientras actuaba como esp í a, no solamente en provecho de Israel, sino tambi én de la URSS. ¿ Quien es Lord Elland ?. Es un jud í o llamado Pinkas Kaganovich, que emigr ó de la URSS en 1946, obtuvo la ciudadaní a británica sin necesidad de esperar a que transcurrieran los diez a ños preceptivos; entró al servicio del Mossad isrealita, lo que sab í an perfectamente los servicios ingleses, cambió su nombre por el de Peter Kagan y en unos quince a ños se hizo multimillonario con especulaciones textiles. Un inciso: queremos llamar la atenci ón sobre una serie de hechos rar í simos, a saber: a) un ciudadano soviético emigra libremente de la URSS, en 1946. Ins ólito. b) Obtiene la ciudadan í a inglesa sin necesidad de esperar que se cumpla el plazo reglamentario. c) Entra al servicio de una potencia extranjera -Israel- y los servicios secretos brit ánicos, que lo saben, no toman medida alguna, cuando la primera, de acuerdo con la ley, deber í a haber sido encarcelarle y la segunda privarle de la nacionalidad brit ánica. d) A pesar de todos esos “handicaps”, en un pa í s tan poco amante de los extranjeros como Inglaterra, se hizo multimillonario en un lapso relativamente corto de tiempo. e) Adem ás, se le nombr ó Lord (Par del Reino)
pese al informe en contra de la Comisi ón de Honores de la Casa Real. Sigamos. Lord Elland fue denunciado por Scotland Yard como c ómplice de un tal Ricardas Viagauskas, un hebreo lituano que (¡oh, coincidencia!) tambien trabajaba para el Mossad y la K.G.B.. Viagauskas fue expulsado de la Gran Breta ña, pero a Lord Elland no le sucedi ó nada. Dice “Spotlight": "Kagan-Elland habí a adquirido sorprendentes contactos e influencia en los medios pol í ticos británicos, y pronto utilizó sus conocimientos e influencia para situarse entre la élite dirigente del Establishment inglés, probablemente haciendo chantaje, primero al gobierno de Harold Wilson, y luego a los conservadores. Kagan dirigí a el terrorismo del Mossad en Europa, y su especialidad consist í a en la provocaci ón, es decir, en perpetrar atentados contra elementos izquierdistas, liberales e incluso jud í os, y luego desviar las culpas hacia organizaciones nacionalistas o derechistas. Los servicios de contraespionaje brit ánicos parecí an incapaces de actuar contra Kagan, debido a sus misteriosas protecciones, la menor de las cuales no era la de pertenecer a la C ámara de los Lores, lo que le garantizaba la inmunidad parlamentaria. Pero el golpe para Kagan vino desde Francia. El entonces Presidente, Val éry Giscard d'Estaing, del que se dec í a que, en privado., maldecí a de la “omnipotencia sionista ", mand ó un informe por la ví a diplomática normal al Foreign Office en el que se demostraba que Kagan era un agente sovi ético-isreaelita, culpable de la organización de actos de terrorismo en Francia y en Inglaterra. Durante unos meses no pas ó nada, pero la presión de los servicios británicos de contraespionaje sobre su propio gobierno se hizo tan fuerte que no hubo más remedio que llevar a cabo -eso s í , ¡con guante blanco!- una investigaci ón oficial. Insólitamente, el embajador de Israel en Londres, Menachem Savidor, intervino ante las autoridades inglesas en favor del presunto - ¡y m ás que presunto!- espí a. Algo sin precedentes en la historia de la diplomacia mundial. Absurdamente, un hombre acusado de tremendos cr í menes contra su patria oficial, de adopci ón, fue puesto en libertad bajo fianza, y, sin esconderse, a la vista de todo el mundo, cogi ó el avión y se fue a Israel, donde fue recibido como un h éroe nacional. Una vez fuera de Inglaterra Kagan, la investigaci ón se puso en marcha en serio. Parece como si hubiera inter és en permitir que se marchara. Incre í ble. Todaví a no hay indicios absolutos de la extensi ón de los da ños causados por Kagan, pero parece que son inmensos, y, desde fuego, muy superiores a los originados por los otrora famosos Burgess y Maclean. Una cosa aparece como cierta: aún y cuando colaborara para el Mossad, sus mejores servicios los prest ó a la URSS. Unos dí as despu és de la llegada de Kagan a Israel, estallaba en los Estados Unidos el esc ándalo David Aaron. Alto funcionario de la delegaci ón americana en las Naciones Unidas y, al mismo tiempo, miembro de la C.I.A., cometi ó la " indiscreci ón " de mencionarle al delegado de la Polonia comunista los nombres de varios agentes occidentales que trabajaban tras el Tel ón de Acero. Tal indiscreci ón es increí ble en un funcionario de la talla de Aaron. Las consecuencias de esa “indiscreci ón" que cabalmente se parece a una traición, y objetivamente lo es, fueron, como es l ógico, que numerosos agentes occidentales cayeron en manos de los sovi éticos y el trabajo de muchos a ños se perdió para nada. David Aaron es un sionista público y notorio que, como la gran mayorí a de ellos, ayuda, directa o indirectamente, y siempre objetivamente, a la URSS, Hemos cogido estos dos casos, clamorosamente escandalosos y bien recientes, como m ás demostrativos. Pero hay muchí simos más. Casi a diario. Aparecen mencionados en peri ódicos de escasa tirada, e incluso en diarios importantes y sometidos, naturalmente, al Establishment, pero mencionados de manera sibilina, logrando, la técnica expositiva, que pasen pr ácticamente desapercibidos. Y as í va Occidente. Creyendo en estupideces como el antisemitismo-sovi ético, de manera que, ¡para que se enfaden los sovi éticos !, se ayuda a Israel y se ataca a los europeos y a los árabes, ¡Genial! J.Bochaca Nº 100 Octubre de 1981
LA REPRESIÓN DEMOCRÁTICA La Democracia, decí a Barbey d'Aurev í lly, parece ser la regla del mundo moderno, pero s ólo es su castigo. Otro francé s, Bernanos, que no puede ser tildado precisamente de fascista, dec í a, refirié ndose a los polí ticos democr áticos de su paí s que "no pueden dejar de ser hip ócritas de la misma manera que los dictadores no pueden evitar ser c í nicos".
El castigo que los hip ócritas de nuestra época han impuesto no s ólo a Francia sino a toda Europa, ha consistido en reprimir, en nombre de la "pluralidad” partidista, consustancial a la Democracia, todas las ideas y actividades que no se ajustan al molde prefabricado por los usuarios -y beneficiarios- de aqu élla. En efecto, a partir de 1945, la Democracia se ha convertido en el gran "dad á" de todos los reg í menes y de todos los profesionales de la Pol í tica infeudados a ellos. Todo el bloque comunista se compone de "democracias", llamadas, irrisoriamente, “populares". El Ubangui-Chari es una democracia, y tambi én lo son, naturalmente, Sierra Leona, Lesotho, Barbados y Bostwana. Cualquier dictadura, o ”dictablanda" centroamericana es, por definici ón, democrática. A finales de los a ños cuarenta incluso Franco decidi ó bautizar a su régimen como una "democracia org ánica". Nunca ha habido, en el mundo, un uso m ás desaforado de un t érmino polí tico, democracia, y al mismo tiempo, una contradicci ón más flagrante entre la teorí a y la pr áctica del mismo. Vamos a olvidarnos de la represi ón llevada a cabo por los vencedores tras el final de la II Guerra Mundial. Represi ón que alcanz ó a escritores, periodistas, artistas y simples ciudadanos del mont ón y que se fundamentó en el atí pico delito de “pensar mal". Y vamos a olvidarnos de ello porque podr í a argüirse que se trató de hechos aislados en que la pasi ón prevaleció sobre la razón y la venganza sobre la justicia, debido a la cercan í a, en el espacio y en el tiempo, de hechos y circunstancias anexos al desarrollo de la recién terminada contienda. Es un argumento pueril por sobreentender que un magistrado, y diez mil magistrados a la vez, pueden comportarse, bajo el imperio de las bajas pasiones, como una tribu de apaches chiricahuas. Pero es igual: vamos a aceptarlo. Pero lo que ya no se puede aceptar, ni hablando en nombre de la Democracia, ni en el de la simple decencia, es que cuando han transcurrido seis o siete lustros desde el fin de la guerra, se siga practicando la danza del "scalp" contra todos aqu éllos que tienen, o tuvieron, el valor de nadar contra corriente. Y que no se nos arguya, tampoco, tal como suelen hacer los estipendiados y los paniaguados del Sistema, que "al fin y al cabo, la Democracia tiene el derecho de defenderse contra las ideas que pueden poner en entredicho su propia existencia", pues tal argumento es, no ya pueril, sino incluso antidemocr ático: ¿Como se va a negar, en nombre de la Democracia, el derecho a disentir de los postulados democr áticos? ¿Dónde quedarí a la libertad? ¿Acaso no fueron los enciclopedistas, padres de la moderna Democracia, quienes afirmaron que hab í a que respetar todas las opiniones incluyendo las que se opon í an a las suyas? ¿Qu é ha quedado, en la prosaica pr áctica, de tan bellas teorí as? Se criticó a los tres últimos ”luises” de la Casa de Borb ón, en Francia, el uso de las ”lettres de cachet", por el que la autoridad real se irrogaba el derecho de detener, sin acusaci ón y sin juicio inmediato, a aquellos individuos que le parecieran subversivos. Y ¿qu é hacen ahora las democracias, sin excepción? En Italia, basta que, a juicio de un magistrado, un texto o un art í culo periodí stico cualquiera parezca "oler" a Fascismo para que inmediatamente el autor sea encarcelado, acusado de "intento de reconstitución del Partido Fascista” y condenado o, lo que es m ás cruel e indigno a ún, declarado inocente tras un proceso de tres o cuatro a ños de duraci ón, En Espa ña, Jorge Mota, de CEDADE, puede ser detenido durante siete dí as, incomunicado, sin permití rsele hablar con su abogado, en condiciones infrahumanas que hubieran provocado ciertamente la airada protesta de "Amnesty International" de haberse tratado de un etarra, un obisparra o un macarra, y cuando le dejan salir, ni un motivo, ni una explicación, ni, menos a ún, unas palabras de excusa. Y cuando manda telegramas a las m ás altas instancias nacionales y regionales, no recibe respuesta. Intenta presentar denuncia contra el Ministro del Interior y el magistrado de turno no se la admite m ás tarde, a raiz de una nueva detenci ón de nueve d í as con motivo de un mitin, el ayudante del juez le dir í a que “en vez de tanto mitin lo que ten í as que haber hecho es poner un denuncia contra el Ministro del Interior". Convoca una rueda de prensa para explicar lo sucedido y se le denuncia a él. ¿De veras es esto Democracia?. Robert Debbaudt, en B élgica, edita un folleto reproduciendo "La carta al Papa", enviada por Le ón Degrelle
al actual Pontí fice. Debbaudt y su colaboradora, Adrienne Tart, son condenados, a sendas penas de prisi ón. Hay que aclarar el que la carta de Degrelle no puede en modo alguno ser calificada "S". En dicha ep í stola no se sugieren proposiciones atentatorias contra el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios, ni contra ning ún otro; simplemente el antiguo combatiente regular Degrelle le pregunta al antiguo francotirador polaco Wojtyla si él cree, verdaderamente, todo lo que ha dicho, -si es que realmente lo ha dicho- en su discurso en Auschwitz y si cree que allí murieron cuatro millones de judí os. El profesor Stielau, de Hamburgo, pone en duda la autenticidad del texto del "Diario de Anna Frank". Es expulsado de su c átedra, privado de su pensi ón y encarcelado por tres meses. Luego se demostrar á que el tal Diario es una burda falsificaci ón o que, por lo menos, ha sido muy retocado por un escritor jud í o, Meyer Levin, que ha cobrado por ello, 50.000 d ólares. Pero no se rehabilita a Stielau, que contin úa sometido al "pacto del hambre" mientras la lacrim ógena historieta es impuesta como libro de texto en varios estados de la República Federal Alemana. Thies Christophersen, por el "delito" de haber escrito un libro, "La mentira de Auschwitz", en el que se atreve a negar la verdad oficial, es condenado a prisi ón. Mientras cumple condena, le queman su granja y, casualmente, la Policí a no localiza a los autores. Manfred Roeder, por haber prologado su libro, tambi én incurre en las iras de la justicia democr ática tudesca y logra huir. No importa; posteriormente ser á capturado por los modernos inquisidores y aherrojado en una erg ástula. El gobierno italiano -o mejor, los gobiernos. italianos: 43 en 36 a ños de Democracia a la Italiana- incapaz de solucionar sus propios problemas en un pa í s en el que la única institución que funciona correctamente es la Mafia, no cesa de incordiar a los gobiernos de los dem ás paí ses en donde consta que se han refugiado fascistas italianos, o presumidos tales. Salvatore Francia es un caso t í pico de hombre perseguido por delito de opinión, y como el “Onorevole Giudice" de marras no logra echarle el guante, pese a sus desvelos y a la colaboración de la justicia espa ñola, encuentra la soluci ón: encarcela a su mujer. Motivo: “Intento de reconstitución del Partido Fascista", delito del que estamos seguros ser á exculpado dentro de unos meses, o años, o lo que quieran. A Salvatore Francia se le ha llegado a acusar, simult áneamente, de seis delitos, de cinco de ellos habí a ya sido exculpado, pero le quedaba uno, del que "todav í a " no lo hab í a sido. Conociendo por experiencia el truco italiano de acusar a cualquiera de lo que sea y guardarlo en prisi ón unos cuantos a ños antes de soltarlo por "falta de pruebas" (¡qu é objetivo y ponderado parece dicho as í ¿verdad?) Salvatore Francia se qued ó en España; pero hasta aqu í llegó el brazo de la implacable justicia italiana, tan corto y débil a la hora de enfrentarse a las Brigadas Rojas y, pese a haber suscrito nuestro gobierno los Acuerdos de Heisinki, con sus secuelas de los "derechos humanos" y dem ás zarandajas, pese al acuerdo de no extradici ón por cuestiones pol í ticas, fue puesto en la frontera, tras haberse pasado cinco meses en nuestros democr áticos calabozos. Y no se par ó en España el brazo de la justicia italiana. Hasta Sudafrica llegó, y Massimo Bollo y Fernando Miriello, tambi én a requerimiento de las autoridades italianas, fueron encarcelados, obedientemente, por el pretendidamente ”fascista" r égimen de Pretoria. En Francia, Françoois Duprat, profesor de la Universidad de Nanterre, es apaleado por una cuadrilla de melenudos gamberros trotzkystas. La Polic í a no localiza a los agresores, como es l ógico. Duprat se ha especializado en temas de Historia Contempor ánea y, como es una persona seria y que se respeta a si mismo -primer paso para respetar a los dem ás - no puede admitir que en la pasada contienda fallecieran seis millones de judí os cuando en Europa no hab í an más que unos cinco millones y Hitler s ólo pudo tener acceso a tres millones. Minuciosamente, Duprat, que no milita en ninguna formaci ón de las denominadas "de extrema derecha", va desmontando el mito de los seis millones de gaseados jud í os. Sale ileso de un atentado con bala. Anuncia que va a publicar un estudio sobre las complicidades sionistas en el Establishinent francés. Pero le ponen una bomba conectada con la puesta en marcha de su veh í culo, y muere. Su esposa queda malherida. Su domicilio es registrado y el manuscrito desaparece. La Polic í a no descubre a los autores. También en Francia, el Profesor Faurisson de la Universidad de Lyon, niega resueltamente la f ábula de los seis millones. Pierde su c átedra en la Universidad y posteriormente un tribunal le condena, a prisi ón. ¡Francia! ¡La tierra de la Liberté! En la tierra de la Libert é rige, majestuosamente, la Ley Pl éven, que prohibe cualquier crí tica contra nadie, en raz ón a su pertenencia a un grupo racial o religioso determinado.
Aplicación práctica de esa ley: A un automovilista alem án que se ha saltado un sem áforo en rojo se le puede tratar de “Sale Boche”, pero si ese "alem án" se llama Abraham Rosenthal y se hace un comentario desagradable sobre la grotesca forma de su ap éndice nasal esto puede costar una multa y seis meses de cároel, como mí nimo. En Norteamérica funciona la ”ADL” o Liga Antidifamatoria, que persigue por medios legales (tribunales) y menos legales (boicots) a todos aquellos individuos o entidades que no comulgan con el Sionismo que, desde los tiempos de Roosevelt, embrida a los gobiernos de Washington. Adem ás, tales individuos suelen tener muy mala estrella: constantemente se caen por las ventanas, o son atropellados por veh í culos que se dan a la fuga, o padecen at í picas indigestiones de cianuro o desaparecen sin dejar rastro. Y la polic í a -o las policí as- americanas, bien, gracias. Los vencedores de 1945 creyeron que se pod í an fusilar las ideas y con refinada hipocres í a, quisieron terminar con todas aquellas que pudieran oponerse a su preeminencia en el Mundo. Y as í en una sociedad permisiva como la actual, en la que se puede perfectamente ser maric ón, macarra, lesbiana, bolchevique, cura padre de familia numerosa, asesino de ni ños (abortófilo), perjuro galardonado y pornógrafo, se aplica en cambio una severidad franciscana a la hora de examinar, con lupa, los posibles, reales e imaginarios delitos de unos individuos que se niegan a comulgar con ruedas de molino. V éase, por ejemplo, lo sucedido en Alemania y en Holanda, en que se va prorrogando el per í odo de prescripción de los "delitos nazis" (y sólo los nazis) y se ni égan indultos en casos que claman al cielo, como el de Rudolf Hess, mientras en cambio las plañideras de la Conciencia Universal se desgañitan para que se libere al sado-masoquista Sam Berkowitz, asesino de ni ños y mujeres que merece toda la atenci ón de los "mass media" norteamericanos en estos tiempos. ¡Claro que Hess no es m ás que un viejo europeo que se jug ó la vida para ofrecer la paz, y Berkowitz tiene un ap éndice nasal que no se lo salta un "fedayin"!. Joaquí n Bochaca Nº 101 Noviembre 1981
LOS NIVELADORES El Plan consiste en reducir a todos a un mismo nivel, en todas las fases, en todos los aspectos de la vida. Y toda nivelación, bien sabido es, se hace siempre por lo bajo; hacia abajo. Ese es el Plan. Todos a un mismo nivel í nfimo, y los dioses del Establishment, reinando sobre el reba ño humano, con la ayuda de sus perros pastores.
Fue precisamente en tiempo de la dictadura de Oliver Cromwell, aupado y financiado por los jud í os holandeses, cuando una secta pseudo-religiosa, llamada "los Niveladores", destroz ó la sociedad inglesa. Fue necesario el paso de muchas generaciones para que la paciente Naturaleza reconstruyera, en parte, lo que habí an destruí do aquellos payasos a los que parec í a haberles llovido el dinero del Cielo y dispon í an, con él, de unos medios propagand í sticos notables para la época. Ahora, con otros medios infinitamente más poderosos, nuestros "niveladores" tienen otros nombres: Comunismo, Marxismo, Social-Democracia, ONU, la Hermandad de los hombres, Integraci ón, Igualdad, etc. Pero es el mismo Plan secular: "nivelar" la Sociedad -por lo bajo - hasta llegar a la culminaci ón del sueño mundialista. Y debe ser, repetimos, por lo bajo. Y ello por dos motivos. El primero porque no es posible elevar al nivel de los ciudadanos decentes a la pléyade de delincuentes, prostitutas, vagos profesionales, granujas y politiquillos de tres al cuarto, y, por consiguiente, debe rebajarse a aqu éllos al nivel de éstos. El segundo, y primordial, porque el bajo nivel asegura la preeminencia indefinida de los dioses del Establishment. La nivelación, a escala social, empez ó por la mujer. Antaño, las mujeres europeas eran honradas y respetadas, porque mantení an los altos niveles morales heredados de sus cristianas antecesoras. Basta con leer cualquier obra de los cl ásicos de nuestra Literatura -española, inglesa, francesa, alemana- para cerciorarse de ello. Las mujeres europeas no apreciaban las p úblicas exhibiciones de indecencia, juego, borrachera, modales desenfadados, etc. De manera que las productoras cinematogr áficas americanas empezaron a usar la psicol ógicamente imbatible arma del rid í culo para rebajar el nivel de la conducta de la mujer. Y empezaron a aparecer pel í culas y obras teatrales en las cuales las mujeres que se opon í an a la indecencia eran presentadas como marimachos que deb í an ser virtuosas por fuerza, v í rgenes involuntarias a las que ning ún hombre miraba; antip áticas, desgarbadas e hip ócritas, luciendo cómicas antiparras, con sus narizotas apuntando al cielo e incapaces de sonre í r. En las mismas obras, las mujeres agraciadas, simpáticas y buenas, eran tolerantes ante lo que se llamaba, a ún, decencia. El siguiente paso consisti ó en condicionar a las mujeres para que aceptaran la semidesnudez en p úblico. Otra vez resultó ser el "cine" el vehí culo ideal. Los "niveladores" de Hollywood emplearon a una conocida pareja de actores -ella, era la hebrea Hedi Lamarr - para que aparecieran semidesnudos en la pantalla. Luego, un tr í o de cantantes que fue famoso en los a ños cuarenta y cincuenta, las hermanas Andrews cuyo verdadero nombre era Pantalarkas y eran judí as oriundas de Sal ónica- empezaron a aparecer p úblicamente luciendo ropajes masculinos. Se decidió que las mujeres adoptaran tambi én los vicios de los hombres, tales como jugar a los naipes, beber y fumar en público. Presentaron en las pel í culas a las más despampanantes hembras de Hollywood empuñando finí simas boquillas y todas, las mujeres "normales" empezaron a imitarlas. Por el mismo procedimiento, lograron que se cubrieran de afeites y pintarrajeos en las caras, como hac í an ya las prostitutas romanas. Y luego, el golpe de gracia. Era preciso llevar tambi én a las mujeres al nivel de los hombres, en el aspecto sexual tambi én. Y se dio al aspecto sexual de la vida una apariencia de cientifismo, promocionándose proyectos de investigaci ón como los llevados a cabo por el difunto Alfred Kinsey, que recogió confidencias que sólo podí an ser recogidas en prost í bulos. Una mujer decente nunca hubiera podido decir esas guarradas ni siquiera si las hubiera experimentado y muy pocas mujeres indecentes o de vida llamada "f ácil" habrí an hablado de ese modo a Kinsey ni aun bajo promesa de secreto. Pero se promocionó a Kinsey como si fuera un genio, y luego al psiquiatra israelita Kelleher que afirmaba que "una mujer no es más moral que un hombre". Y el caso es que, cierto o no, esa aseveraci ón nivelaba los sexos. Todo se nivela; todo se rebaja. Un beso era, antes, una prueba de dignidad y ternura. Ahora, seg ún la moda impuesta en el "cine", dos b í pedos traban brazos y piernas, tratan de comerse el uno al otro, lenguas, dientes y labios hacen juegos malabares, millones de microbios se trasladan de domicilio v í a bucal y el interminable morreo termina con un aterrizaje sobre el catre y el fin de la escena si la pel í cula no está
catalogada "S". Tras la mujer, vinieron los ni ños. Vulnerables por su natural credulidad. Con el cuento de no coartar la expresión libre de los ni ños, se suprimi ó la disciplina. Y sin disciplina se vuelven vagos e insolentes, borrachos, drogadictos y, con el tiempo, criminales y pervertidos. Cosechamos lo que sembramos. Otro ejemplo de "nivelación". Antes, a los ni ños se les llamaba Pepito, Jaimito, en Espa ña; Joe, Jimmy, en los pa í ses anglosajones. Pero cuando eran mayores, eran don Jos é, don Jaime, Joseph, James. En Espa ña y en Francia, por el viejo reflejo latino del miedo al ridí culo, los hombres llevan nombre de hombre; en Inglaterra, pero sobre todo en Norteamérica y las viejas colonias, James, Richard y Edward son, a sus sesenta a ños, Jimmy (Carter), Dicky (Nixon) y Teddy (Kennedy). ¿Cuesti ón de nombres? Cierto. Pero ah í empieza todo. Es una abdicaci ón del autorespeto, Más ejemplos: antes, cuando a ún habí a educación, era relativamente corriente que un padre se viera en el doloros í simo deber de arrearle un cachete a su hijo o hija recalcitrante para meterle en vereda, una vez agotados otros recursos menos dr ásticos. Hoy en d í a, gracias a la poluci ón cerebral inventada por el "cine", tal padre es un b árbaro. A los hijos se les deja hacer lo que les venga en gana, y en un pa í s como Suecia -tan adelantado que detenta el r écord mundial de suicidios, borrachos y furcias amateurs - a ese padre se le puede meter en la c árcel, previa denuncia de su reto ño. ¿No es admirable el mundo que nos están construyendo los "niveladores" ?. Para rebajarnos a todos al nivel de los negros, se promocion ó esa serie de alaridos de bestia en celo llamada "Rock". Basta con observarun programa de m úsica "moderna" (es decir, la que practicaban los prebantúes hace tres mil a ños) en la Televisi ón. Lo único que falta es el explorador coci éndose en la caldera al fuego. Otro factor de nivelaci ón: la propagaci ón de los malos modales y la groser í a generalizada, tanto entre los hombres como entre las mujeres. Para no hablar de los ni ños, con esa inmunda cercada del “chicle”, las "pipas" que, una vez ro í das, se escupen en derredor, etc . Pero, ¿es que se quiere una prueba mayor del triunfo de la ordinariez que esa arrolladora presencia de los "jeans" (tejanos) que cuanto m ás raí dos, descoloridos v sucios est én, más "valor" tienen?. Que al se ñor Leví le salieran mal unas remesas de tela para las tiendas de campa ña del Ejército USA y que tuviera la genial idea de imponerlas, tras el necesario despliegue propagandí stico, como pantalones de última moda, es normal en una época absurda como ésta, pero que esto llegue a convertirse en el uniforme de los j óvenes, y de otros menos j óvenes, parece excesivo. Pues no lo es. Y hasta se paga como primera calidad lo que es de p ésimo gusto e í nfimo coste. Poco a poco, todo se va nivelando. La ordinariez, el mal gusto, la mala educaci ón y la ausencia de "clase” ya es general. La Gran Termitera que nos preparan los amos del mundo ser á, decididamente, inmunda. J. B. Nº 102 Diciembre de 1981
EUROPA: NUESTRA NACIÓN
La idea, aunque no se precise claramente, y sobre todo, aunque no se formule, no por eso deja de ser intuida por todos los europeos, sobretodo por los realmente grandes. El concepto de una unidad de destino. ¿Cómo surgió el concepto mismo de Europa? No ya desde el punto de vista geogr áfico, sino del polí tico, de la Europa cultural y moral, de la Europa que nosotros hemos sentido distinta a las dem ás partes del mundo por ciertas determinadas caracter í sticas del modo de pensar y de obrar, de los sistemas filos óficos y polí ticos, de las tradiciones, recuerdos y esperanzas, es decir, Europa como individualidad hist órica y moral, que puede recurrir a toda una serie de nombres, hechos y pensamientos que han marcado en ella, a través del paso del tiempo, una huella indeleble. Y, enmarcando todo este conjunto de facetas, en el concepto de la unidad racial de Europa, que si primero se circunscribe a la peque ña pení nsula de Asia que es nuestro Continente, luego se ampl í a proyectándose al Nuevo Continente, las dos Am éricas, Australia y Nueva Zelanda, más los bastiones blancos en Sud áfrica. Es dif íc il precisar una fecha exacta, pero ya Alejandro antes de la batalla del Gr ánico, al arengar a sus tropas en el coraz ón de Asia, aludi ó a "Europa", y aunque es evidente que se refer í a a un concepto geográfico que ya trascendí a a su peque ña Macedonia, no es menos cierto que igualmente alud í a a, un determinado hábito civilizado, aun cierto modo de pensar y de sentir, privativo, suyo, y distinto de los llamados "bárbaros". Aquí lo que importa, en definitiva, es el factor espiritual, la “voluntad”; es el elemento moral el que predomina con mucho sobre el f í sico. No se puede negar que el hecho de haber habitado durante milenios, nuestros antepasados arios, estas tierras, f í sicamente conformadas de un modo determinado, haya influido de una cierta manera en nuestra "forma mental" aunque si se puede pensar que tal influencia geográfica no es decisiva. Un europeo de élite que podrí amos traducir en el lenguaje actual por un europeo "de clase"- se comporta igual tanto si ha nacido en Londres como en Par í s, en Johannesburgo como en Valencia o en Sydney.- Es la herencia de los antepasados, que forjaron una historia grandiosa, de antigüedad varí as veces milenaria, que, como los genes, llevamos dentro desde nuestro nacimiento y que, a la vez nosotros enriquecemos y hacemos cada vez .m ás compleja con nuestra experiencia, nuestros pensamientos, nuestros afectos, para transmitirla a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. En 1796, el gran filósofo inglés Burke se refer í a a "aquel sistema de educaci ón mas o menos igual en toda esta parte del mundo, que suaviz ó, fundió y armonizó los colores del conjunto, creando una semejanza de hábitos sociales y de formas de vida, mediante la cual NING ÚN EUROPEO PODRIA SENTIRSE JAMAS COMPLETAMENTE EXILIADO EN PARTE ALGUNA DE EUROPA". Burke tení a pues una concepci ón d ¡afana de lo que quer í a decir Europa y europeo, especialmente cuando en su “Reflexiones sobre la Revolución Francesa" aludí a a los tres principios que hab í an dado vida a las tradiciones, a la civilizaci ón y a los altos valores del mundo europeo: la homogeneidad racial, el esp í ritu caracterí stico de los "gentIemen" (gentilhombres) y el de una ética propia, en la que se traspon í an y completaban las viejas creencias paganas de los n órdicos y los celtas con el Cristianismo. La realidad intrí nseca de Europa ha posibilitado que en momentos hist óricamente dramáticos, una fuerza centrí peta ha hecho que los europeos se uniesen bajo una sola bandera, mientras que una vez superado el peligro, otra fuerza centrí fuga les ha derivado otra vez por los caminos del individualismo brillante pero localista y parcial. En el fondo siempre perdur ó el concepto de Europa como un gran cuerpo civilizado, culturalmente uno y pol í ticamente dividido en muchos estados, pero ligados por un continuo e incesante entrecruzamiento de relaciones que se expresaban en un “derecho p úblico europeo", y en una DOCTRINA DEL EQUILIBRIO en la que serian maestros los ingleses; un cuerpo que ten í a usos, costumbres, particularidades de vida completamente propias, y en el que tan admirables resultaban la fecundidad alemana como la claridad francesa, el sentido com ún pragmático inglés, la genialidad italiana y el estilo del viejo caballero espa ñol. Carlos V, su hijo Felipe II, Luí s XIV, Napoleón, los hermanos Pitt, Hitler, est án a punto de conseguir la
soñada unidad de Europa, por la que han suspirado todos sus hombres realmente grandes. En el último momento empero, el destino se ha mostrado adverso. Ha faltado el último impulso decisivo, cuando tal carencia no ha sido consecuencia de la acci ón demoledora del par ásito, viejo maestro en enfrentar a europeos entre sí , utilizando precisamente como palanca los m ás caros sentimientos nacionalistas -o para ser más exactos, mini-nacionalistas, de patriotismo de campanario de aldea - de los diversos nacionalismos contrapuestos. Al parásito no le interesa una Europa unida, aut énticamente unida. Y al decir unida no me refiero a una unidad aduanera o comercial, a una unidad mercantil, materialista: me refiero a una unidad TOTAL, es decir espiritual Y material, por este orden, como expresión de la idea complementaria de alma y cuerpo. Al parásito no le interesa la actualizaci ón, la realización de la unidad de Europa, porque esta Idea presupone la negaci ón de su contraria, tal como expresa Hegel. Una Europa unida AUTENTICA, es decir, una Europa conformando un todo pol í tico y regida por europeos racial, polí tica, culturalmente intachables, presupone el final incruento pero definitivo, de todos los falsos Mesianismos con los que desde su celebrado “contrato” con Jehov á está afligiendo al Mundo el Gran Parásito: es el fin del Materialismo y del Hedonismo como sistemas de vida, como filosof í a vital; es la desaparición por lasalcantarillas de la historia del Capitalismo Privado y del Capitalismo de Estado, de los falsos Socialismos, del Arte degenerado, de la rebeli ón contra lo bello, de la glorificaci ón de lo feo, viscoso, repelente, enfermizo y contrahecho, de la democracia como tiran í a de los demócratas; es, en una palabra, un Nuevo Amanecer, para el Hombre Ario, el Horno Europaeus, el de la Capilla Sixtina y la Novena Sinfoní a, el del Derecho Romano, las Siete Partidas, Notre Dame de Par í s, el Coloso de Rodas, el y la Puerta de Brandenburgo... De cuya estirpe salieron un Miguel Angel, un Leonardo da Vinci, un Shakespeare, un Cervantes, un Beethoven, un Velazquez, un Wagner, un Edison, un Watt, un Bach, Goethe, Voltaire, Moliére, Calderón, Lope, Dante, Petrarca... Es el final de la gran aventura del Advenedizo, del Intruso, del Parasito TOTAL, no s ólo económico, sino polí tico, social, e incluso biológico, al presentarse adem ás como abogado del mestizaje... para los dem ás. Es el nuevo empezar cumpliendo la maldici ón divina, ahora rumbo a Oriente, arrastrando por los polvorientos caminos los carromatos donde lleva sus aparejos de feria para enga ñar a los incautos, para obtener dinero, para obtener más dinero, para comprar poder, para comprar m ás poder, para comprar a ún más poder con el que obtener dinero, y con este dinero m ás poder, para sobornar a este y a otro, para comprar a la prensa y a los medios de comunicación, para obtener influencia para obtener dinero, para obtener poder... en un eterno morderse la cola, cual reptil enfermo, actor de su desgracia y de la de los dem ás, azote del mundo, recept áculo inmundo de estremecedoras aberraciones, paranoico engendro, error de la Naturaleza. Para la actualizaci ón y realización total de Europa a la que he aludido antes es preciso abandonar las viejas supersticiones polí ticas, las trasnochadas ideas seniles de los vividores de la pol í tica considerada como "modus vivendi”; es preciso echar de una vez por la borda las creencias est úpidas que constituyen el arsenal ideológico del estereotipado liberal todav í a anclado en el siglo XIX, y que dice no creer en nada, aunque en el fondo est á dispuesto a creer en todo lo que le gusta, es decir todo lo que le dictan las corrientes de la izquierda y al que nada le satisface tanto como lograr implantar una tiran í a tan feroz como hipócrita contra todos los que no piensan como él. Para la Idea-Europa, preludio de la Realidad-Europa, -pues la idea precede necesariamente a la acci ón- los que creemos y queremos lo que creemos, es decir, los que creemos y queremos Eu ropa, debemos realizar la s í ntesis de la acci ón y de la libertad (la verdadera; no la del falso trilema demagógico Libertad- Igualdad- Fraternidad), del dinamismo y del libre albedrio. Nuestro movimiento, en su escencia y en su carácter, no es est ático, sino dinámico. Respetamos, admiramos y amamos profundamente a nuestros predecesores, a los creadores del movimiento mundial ario que se inmolaron en 1945 ante el N úmero y la Estupidez, arropados por el dinero. Pero sabemos que nuestro movimiento es un organismo que se desarrolla sin cesar, bas ándose, eso sí , en las ense ñanzas recibidas para afrontar los nuevos problemas que la sociedad se va planteando. Nuestra Idea no se petrificará jamás, pues no depende de nosotros ni de una generaci ón determinada, ni de un pasado reciente con sus realizaciones y su hero í smo, sino que est á indisolublemente ligada a toda la historia de Europa, a su futuro y al impulso vital de los europeos. La polí tica es arte de realidades. La realidad es siempre atrayente, ni espectacular. Muchas veces es dif í cil
e ingrata, cual la vida. Encar émonos pues, con el problema de Europa sin separarnos de la Realidad. ¿Qu é es hoy Europa para nosotros? Es ciertamente, una realidad en el campo de la Idea. Nada m ás, si acaso es una realidad histórica y geográfica. Sin duda es una unidad cultural. Pese a todas las presiones antirracistas, es una unidad racial. Pero no es todav í a una unidad pol í tica, es decir, una unidad TOTAL. Y no lo es por no haber llegado jam ás a actualizar sus potencialidades, y sobre todo, a aglutinarlas. Ya hemos aludido al Gran Par ásito, pero el Gran Par ásito no ha llegado a matar la idea de Europa, ni siquiera a sus partes dispersas, las mini-naciones de ayer. Y sabemos con Nietzsche, que todo lo que no nos mata, nos fortale. Los anticuerpos sanos de Europa debieran de haberse impuesto a los g érmenes patógenos. No ha sido así , no está siendo así , la culpa es nuestra. Debemos desterrar de una vez de nuestra mente la idea infantil de autojustificaci ón. El gran "dadá" de los hipernacionalistas de pap á y de sus actuales nietecitos de la derecha reaccionaria ha sido y es culpar a los demás. Y concretamente al enemigo, al que a veces se le ha osado llamar por su nombre: el Establishment, el Sionismo, Israel, etc... Aunque todo no se reduzca a esos gentilicios, podr í amos decir que los tiros van por ahí . Pero de esa denuncia, ciertamente arriesgada a veces, no se ha pasado. Y eso es un error. Estar í a por decir que ese es el error en que se cae una y otra vez. El Par ásito es un par ásito por decisión de Dios, de la Naturaleza, pero no por eso pasa a ser "malo", ni tampoco es "bueno" porque sus aduladores interesados quieran creerlo as í . El Parásito es un par ásito y se comporta como tal siguiendo la Gran Ley Cósmica. Aunque esto no incluya necesariamente a todos los individuos que componen el Par ásito, sus células vivas. Es ridí culo enfadarse porque el Parásito se comporta como un parásito. Es infantil lamentarse de la fuerza del enemigo, que al fin y al cabo, lucha con las armas que la Naturaleza le ha dado; es inútil buscar culpables, pues estamos hablando de Pol í tica, es decir de Realidad, no de Teolog í a, o de Moral convencional. Si acaso hay culpables, pol í ticamente no hay más que uno, colectivamente hablando: los propios europeos. Son ellos en el espacio y en el tiempo, los que con sus torpes ego í smos particulares, llamados genericamente “patriotismos" de campanario, han hecho posible la gran victoria del enemigo, que hoy es indiscutible y se caracteriza en el gran rascacielos onusino de Mannhattan, en Nueva York, y en Moscú, y en general en toda Europa. ¿Cómo hacer Europa? Dice Yockey que Europa no se har á con un plan. Y es que ni Europa, ni nada grande, se ha hecho ni se har á jamás con arreglo a planes y programas. Hace falta toda la profunda ignorancia humana e hist órica, todo el analfabetismo polí tico de derechas e izquierdas actuales, para no saber que nada se ha hecho en la Vida con arreglo a planes ni programas. Se hace canalizando una corriente de ideas, todas en una misma direcci ón, las cuales, además, deben gestarse en un SENTIMIENTO, pues si creemos con Shopenhauer, que todo emana de la Voluntad, si no se QUIERE algo no se piensa en ello. Ni planes ni programas, todav í a menos programas electoreros. Hitler gan ó unas elecciones en 1933, pero ni hay ningún Hitler ni estamos en 1933, ni se trata de Alemania, aunque haya todav í a algunos botarates cuyas grandes actividades pol í ticas se circunscriban a coleccionar botas y cascos "de la época". Ya est á bien de infantilismo. Para esto no vale la pena jugarse la vida ni arriesgar la posici ón y el sueldo mensual, ni siquiera perder el tiempo hablando en p úblico. Aún cuando haya electoreros que prefieran trabajar el nacionalismo local -que a veces, adem ás, debe lidiar con otros nacionalismos internos- que les parece de mayor y mejor rendimiento inmediato. Los viejos estandartes tricolor, rojigualdo, ikurri ño, cuatribarrado, verde-blanco-rojo, rosa-turquesa-verde botella, etc. muchas veces no sirven sino para envolver mil combinaciones electorales. pero Europa no puede esperar nada de los elect óreros. Aún cuando un hipotético Partido Europeista ganara simult áneamente las elecciones en el par de docenas de naciones relativamente independientes de la Europa residual, Europa tampoco se har í a: enseguida surgir í an las mil y una discusiones bizantinas sobre “t ácticas", "estrategias", sobre prioridades nacionales, sobre "garant í as” frente al Estado, sobre idiomas más o menos oficiales; sobre capitalidades nacionales y regionales, sobre mil irredentismos, sobre “imperativos" religiosos y sobre mil nimiedades m ás. Creo que serí a conveniente que se considerara que una competici ón electoral no hubiera “hecho" a la URSS ni a su antedecesora, la Rusia Zarista; ni a los Estados Unidos de Am érica, ni a la Gran Breta ña, ni a Francia ni a Alemania. Fue necesario un Lenin, un Ivan el Terrible, un propietario de esclavo que los quiso convertir en obreros de los que se puede prescindir cuando no hacen falta, como Abraham Lincoln, hizo falta un Cromwell, el dictador
de la clase media; hicieron falta medio centenar de reyes durante mil a ños en Francia, hizo falta un militar, como Bismarck en Alemania. Unas elecciones no fundaron a la China de Mao, ni a la Rep ública de Argelia. Unas elecciones para terminar, no crearon la unidad espa ñola. Es absurdo creer que porque estemos en el siglo XX, uno de los m ás ignorantes, pese a los progresos de la t écnica que no somos capaces siquiera de controlar, las cosas van a suceder ahora de diferente manera. En todos los casos que acabamos de mencionar se pas ó de los enfrentamientos electoreros, o se pas ó por encima de ellos. Y eso porque en todos los enfrentamientos electoreros, las pasiones m ás mezquinas, m ás ruines, las tendencias más disolventes, los ego í smos y los particularismos más exclusivistas, tienen m ás atractivo que la voluntad creadora. Aquellas se amparan en el rencor, la envidia, la ambici ón incontrolada, los complejos de inferioridad y las maní as persecutorias; est á en la raz ón y en el sentimiento. Una lucha desigual si vemos al hombre tal cual es. Nada se ha hecho en el mundo sin lucha, Europa pudo tener su "parto normal" en la d écada de los 30 a los 40. Las fuerzas del pasado (Democracia, Liberalismo, Comunismo) conducidas por el Sionismo, dividieron a los europeos entre s í , con el apoyo de los extraeuropeos (rusos) y los "menos" europeos (americanos). NO habrá "parto sin dolor". Habrá lucha, no la traeran los llamados "fascistas" -numericamente poco importantes, y sin influencia "pol í tica" ni militar- de momento, pero si Europa llega a ser una realidad total (es decir, pol í tica) un dí a será "fascista" , es decir socialista y nacional-europea, o no será viable. El nacionalsocialismo es el futuro de Europa, si es que lo tiene. Si no hay una Europa REAL, fuerte y unida TOTALMENTE, en sus bases cultura¡, pol í tica y racial, no existe para nuestros descendientes inmediatos -tal vez ni para nosotros mismos - futuro alguno. No ya como miembros de una comunidad polí tica sin peso espec í fico e influencia en el mundo, sino ni siquiera como seres libres. Tal vez ni siquiera como seres vivos. Se pueden citar ejemplos hist óricos clásicos en que la absorci ón del Hombre Blanco se hizo por medios militares, matanzas como en Hait í , Etiopí a, Georgia (en el C áucaso), pobladas por antiguas colectividades blancas, exterminadas por los negros en los dos primeros casos y por los eslavo-asi áticos en el último. 0 bien por medios de infiltración racial (mestizaje): La India, Egipto. O los casos flagrantes de "poluci ón" de la Raza en Francia e Inglaterra, as í como en Portugal, de efectos casi irreversibles. Hay un paralelo entre el mestizaje y la baja en picado de la civilizaci ón y la cultura, así como del aumento de la delincuencia, esto es innegable. Algunos han depositado sus esperanzas en la llamada "Euro-derecha" que juega al filosemitismo para hacerse tolerar. Esto es un cretinez pol í tica, porque aunque Tixier hable de que los argelinos residentes en Francia serí an tolerados en "su" Europa derechista, nadie se lo creer í a, aparte de que la salvedad "s ólo argelinos" es un memez, y ni los jud í os, beneficiarios a la larga de la mestizaci ón de Europa, ni los árabes y negros, a la corta, ser í an tan ingenuos para tragarse esa hostia molinera, la cual s ólo servirí a para quitarles partidarios. Tales declaraciones s ólo demuestran una de estas dos cosas: o bien estos euroderechistas son, pol í ticamente hablando, unos pigmeos o bien son unos oportunistas que intentan capitalizar el malestar de viejos y gloriosos paí ses, para llevarlos a una v í a de garaje. Por tal raz ón se les deja figurar, durante unos pocos a ños -o meses- en que ser án derribados. Si act úan como lo hacen por pura "táctica" son todaví a más cretinos. El enemigo tiene una pericia secular en el camuflaje pol í tico. Esa pericia la han alcanzado los dos o trescientos personajes que mueven el mundo, en un aprendizaje casi desde la cuna, al ser elegidos por cooptaci ón en el seno de las grandes familias del Dinero y la Administración del Establishment que gobierna el mundo, ll ámese Bilderberg, Comisión Trilateral, Gran Sanhedrí n, Gran Oriente, o como se prefiera, Por muy inteligentes que se crean que son los l í deres ultraderechistas, les falta mucho por aprender, por vivir, y por supuesto, los medios de que disponen, a ún potencialmente, son risibles comparados a los del enemigo. El euroderechismo se queda cortado del -cuerpo de Europa por definici ón, por la imagen que de s í mismos dan sus lí deres y por ampararse en algo tan descreditado como la derecha cl ásica, que no puede entusiasmar a la juventud f í sica, ni menos a la juventud mental y espiritual; y que sólo tendrá a su lado a los viejos conservadores de la burgues í a acomodada -el gran capital se incorporar á, naturalmente, a la burgues í a acomodaticia de la Administraci ón y de los Partidos- y a los beatos siempre dispuestos a mirar al Vaticano, el cual, por otra parte s ólo apoyarí a a los "euroderechistas" en el caso de una imposible victoria suya. Los se ñores de Roma son
especialistas en esto de volar en socorro de la Victoria. La Euroderecha s ólo podrá fiarse, en la calle, de cuatro matones que, a la hora de la verdad, se pasar án al grupo populachero que mejor les pague o se refugiar án en el gangsterismo, la Euroderecha no tiene Espí r itu ni tiene Cuerpo, es un Fantasma que el enemigo además caricaturiza asimilándolo maliciosamente. Si los repudian, ¿a qu é diablos adoptar muchos de nuestros s í mbolos?; ¿a qu é tanto alzar el brazo? Si sus dirigentes son hombres de honor -suponemos que lo son-, mantendr án la misma actitud donde quiera que vayan?. ¿Levantar í an el brazo en Israel, cuyo reconocimiento han solicitado?. Y acabarí a diciendo que el futuro es impredecible, pero que, como en Pol í tica la Desesperaci ón es una Estupidez, debemos estar preparados. Preparar nuestros Cuadros de Mando; no s ólo polí ticos, sino ideológicos. Que nadie piense en salvamentos milagrosos, ni en pronunciamientos militares, que adem ás en Europa no ser án tolerados. Spengler y Yockey anunciaban una época de grandes guerras, que ver í a al fin nuestra destrucci ón o nuestro Nuevo Amanecer. Nosotros no venimos a ofrecer una visi ón optativa del porvenir, diciendo ante un auditorio de criaturas que si hacemos esto nos hundiremos, pero que si hacemos lo otro nos salvaremos. Se trata de Vida org ánica, no celuloide de Hollywood, con un final feliz. El final lo decidiremos nosotros. Venceremos o perderemos, pero cumpliremos nuestro deber, como los espartanos en las Termópilas. No somos boy-scouts que proponemos una buena acci ón diaria, sino nacional-revolucionarios que decimos a adultos que tienen dos salidas: luchar o ser aplastados, a muy corto término. Yo propondrí a como motivación de conducta la misma que propon í a la Iglesia Cat ólica pre-conciliar: o hacemos Europa por atrici ón -o sea, por amor imperfecto; por temor a lo que no dejar á de suceder cuando el sionista nos entregue a la Gran Termitera afro-asíática- o la hacemos por contricción, por arrepentimiento de lo que todos hemos permitido que sucediera, y por amor. Amor a todo lo que Europa representa, el Arte, la Civilizaci ón y la Cultura. Joaquí n Bochaca. Nº 105 Marzo 1982
PREMIO NOBEL Y POL ÍTICA Alfred Bernhard Nobel, inventor de la dinamita, dejó , a su muerte, en 1896, una fortuna de nueve millones de d ólares de la é poca. La mayor parte de esa suma, capitalizada, sirvió para la creaci ón de los premios anuales de Medicina, de F ís ica, de Quí mica, de Literatura y de la Paz, que fueron concedidos, por primera vez, en 1901. Desde 1945, la mayor parte de esos premios son atribuidos a personajes que siguen resueltamente los influjos del llamado "Viento de la Historia". Montherlant, por ejemplo, no obtuvo el Nobel de Literaruta, pero sí lo obtuvo Churchill. No se le concedi ó a Anouilh, pero s í al comunista yugoeslavo Ivo Andric, mientras el Nobel de la Paz se regalaba incre í blemente al agitador negro sudafricano Albert Luthuli y al millonario socialista Dag Hammarksjoeld que, cuando era Secretar í o General de la O.N.U. maquinó la abominable carnicer ía del Congo exbelga y la agresi ón de los mercenarios onusinos contra Katanga.
Esas continuas elecciones de singulares laureados con el Premio Nobel no deben sorprendernos demasiado. Ya en su d í a, el jurado de los Nobel tuvo la audacia de coronar al comunista siciliano Quasimmodo, al escritor sionista sovi ético Boris Pasternak y al notorio francmasón y maní aco de la germanofobia Alexis Léger que, bajo el pretencioso pseud ónimo de Saint John Perse consigui ó llegar a ser considerado el peor escritor en lengua francesa. No faltan, claro es, los sionistas: ah í tenemos a los "genios de la Literatura Universal", Martinson, Agnon, Sachs, Bashevis Singer, el ya mencionado Pasternak . . . . Y ¿qué decir de Kissinger y el comunista norvietnamita Le Duc Tho, Nobel de la Paz, junto al sovi ético Sakharov, el isrealita francés René Samuel Cassin, el inefable Willi Brandt, Martin Luther King? En su testamento Alfred Nobel precisaba que el Premio de la Paz que llevaba su nombre deber í a ser concedido "a la persona que hubiera producido el mayor o el mejor trabajo en favor de la fraternidad de las naciones, de la abolici ón o de la reducci ón de los armamentos o de la promoci ón de congresos en pro de la Paz". Contrariamente a las otras cuatro recompensas atribuidas en Suecia, el Nobel de la Paz es concedido por un comité de cinco personas, con sede en Oslo, sometido a la influencia del banquero internacionalista C. J. Hambro, un sionista que fue el último presidente de la Sociedad de Naciones. Ese financiero, obscuro y prepotente, flanqueado por otro millonario de id éntica extracción étnica, controla virtualmente la concesión de los Premios Nobel -y no s ólo los de la Paz- desde la muerte del padre del que fue Secretario General de la O.N.U., Dag Harnmarksjoeld, que hab í a sido su virtual animador. Hammarksjoeld - Hambro - Wallenberg: esa cadena de financieros internacionales control ó y dirigió la concesi ón de los premios creados por el inventor de la dinamita. Y, a la muerte del progenitor de "Mister H", Hambro y Wallenberg continúan recompensando y "lanzando" publicitariamente a hombres que favorecen, con su acci ón, el establecimiento de la dictadura mundialista, es decir, del Eje Wall Street-Kremlin. Pues el mundialismo masónico, apátrida y omnipotente ilustrado por la O.N.U., la U.N.E.S.C.O. y los vastos conjuntos económicos concebidos por los tecn ócratas representa muy fielmente el ideal de los Premios Nobel. A parte de los antes mencionados, entre los laureados con los Premios Nobel de la Paz encontramos los nombres de Woodrow Wilson, el presidente americano que precipit ó a su pa í s en la I Guerra Mundial DESPUES del hundimiento del Zarismo en Rusia; a la sionista y comunista Emily Balch, presidente de la Liga Internacional de Mujeres pro-Paz y Libertad; al homosexual brit ánico Lord John Boyd-Orr, militante mundialista pro-soviético; al negro onusino Ralph Bunche, marxista; al sindicalista franc és, igualmente marxista, León Jouhaux; al general George Marshall, orfebre del crimen de Pearl Harbour, que meti ó a los Estados Unidos en la II Guerra Mundial y que sabote ó cuanto pudo la defensa de Chiang-Kai-Chek; al socialista y sionista brit ánico Philip Noel Baker; al multimillonario canadiense Lester Pearson, socialista de pura cepa, y agente bien conocico del Eje Wall Street- Kremlin, as í como varios más de similares trazas y talantes. De la talla de este Pearson puede dar idea el hecho de que fue preferido a los dem ás candidatos que eran, en 1957, nada menos que la Se ñora Roosevelt, el Pandit Nehru, Dag Harnmarksjoeld y... Mao-Tsé-Tung. En cuanto a los premios de f í sica, medicina, quí mica y literatura, concedidos en Estocolmo, siguen exactamente la misma orientaci ón polí tica, pues si Alfred Nobel inventó la dinamita, el jurado que lleva su
nombre, controlado por financieros internacionalistas se ocupa en ayudar a dinamitar a Occidente. Ya que preciso es que Occidente desaparezca para que el gobierno mundialista pueda asentar su dictadura As í , el comunista italiano Enrico Fermi, el sionista Isidor Rabi (defensor de su correligionario, el pro-comunista J. Robert Oppenheimer), Felix Bloch, Max Born, Joliot-Curie, Joshua Lederberg, todos ellos de id éntica extracción étnica, Linus Pauling, Hermann Muller, para no citar m ás que a unos cuantos en el terreno cientí fico, fueron recompensados con el Nobel y contribuyeron, todos ellos, en mayor o menor grado, a acelerar la victoria del Eje Wall Street-Kremlin Algunos, como Tamm, Cherenkov, Frank Semenov, son soviéticos y miembros de Partido. Otros, como Linus Pauling, contribuyeron a sabotear las investigaciones nucleares americanas Entre los laureados literarios con el Nobel encontramos a Sinclair Lewis, Andr é Gide, Jean-Paul Sartre, Hemingway, Bertrand Russell, Mauric, el Camus de su primera época "izquierdosa"; escritores de talento, ciertamente, pero ¿era imprescindible escoger siempre en la Izquierda? Con Pasternak estall ó el escándalo. En la prensa occidental se dijo que Krutschev oblig ó al autor del "Doctor Zhivago” a rehusar los 42.000 dólares que le destinaban Hambro y Walleriberg. Pero no es menos cierto que fue un comunista, el editor italiano Feltrinelli, quien publicó el libro por vez primera en Occidente, obteniendo la necesaria autorizaci ón del gobierno soviético sin dificultad alguna; y que Pasternak nunca fue molestado en la URSS, donde pose í a una "datcha" y un automovil. Por otra parte, el pl úmbeo mamotreto, de m ás que discutible calidad literaria, pretendí a demostrar que Rusia vive mucho mejor con el Comunismo que con el Zarismo, describiendo a las fuerzas anticomúnistas rusas bajo los aspectos m ás repelentes. Un ejemplo aleccionador de la tendenciosidad con que se atribuyen los Premios Nobel lo tenemos en España, donde se concedi ó, en 1956, el de Literatura, a Juan Ram ón Jiménez, sin duda para darle una bofetada a su "perseguidor" polí tico, el dictador Franco. Que Jim énez no era precisamente un genio lo sabe todo el mundo, y que sus obras no se vend í an antes de obtener el Nobel, tambi én. Que no se conceda el Nobel a Eugenio D'Ors, a P í o Baroja, a Marquina, y en cambio se le regale a Jim énez ser í a indecente si el concepto de decencia tuviera, a ún, alguna vigencia entre los mangoneadores de premios afincados en Estocolmo. En el gran complot para imponer al mundo la dictadura an ónima de la Gran Termitera a que aspiran los trust y los tecnócratas de uno y otro lado del Tel ón de Acero, el jurado Nobel juega un papel secundario -si se le compara con la O.N.U., la U.N.E.S.C.O., con la m áquina bélica soviética y con los doscientos individuos que englobados en el complejo Rockefeller-Rothschild-Warburg-Federal Reserve controlan la polí tica mundial, pero no por ello dicho papel es negligible: sirve para poner en primer plano, mediante una propaganda universal notablemente orquestada, hombres de Ciencia, pol í ticos y literatos servidores de la polí tica internacionalista, marxista y mas ónica. Y no sólo para ponerles en primer plano, sino, a veces, para extraerles de la Nada. Los Premios Nobel fueron creados en 1901, y sobre las trescientas personas a que han sido atribuidos, sobre todo a partir de la Victoria Democr ática de 1945, a penas una docena pueden ser calificados de anticomunistas. Por ejemplo, en 1948, el Nobel de Literatura fue concedido al gran escritor Thomas Stearris Elliot. ¡increí ble! Debió tratarse de un error... O de una tentativa de compra. Es m ás, desde 1969 también, se concede un Premio Nobel de Economí a. Mayorí a de sionistas entre los agraciados: Samuelsson, Milton Friedirnan, Kuznets, Kantorowitch Myrdal, Leontieff, y copo absoluto de marxistas con algún defensor del llamado "Capitalismo", es decir, de lo mismo en versi ón occidental, Y es intenci ón ir ampliando el número de premios, Ahora se empieza a hablar de un Nobel de Sociolog í a. Y el dinero generado por los intereses de la herencia del inventor de la dinamita continuar á sirviendo para dinamitar ideológicamente a Occidente. Joaquí n Bochaca Nª 106 Abril 1982
ARQUEOLOGÍA Y POLÍTICA ¿QUIÉN CREA CULTURA? Hoy d ía , est á de moda hablar de las llamadas “señas de identidad” de los pueblos. Naciones o comunidades humanas que durante largos periodos de tiempo estuvieron sometidas a soberan í as ajenas y perdieron a veces el uso de su propia lengua, a menudo su cultura aut óctona y la conciencia de si¡ peculiar personalidad, dedican partes sustanciales de sus presupuestos a la investigaci ón retrospectiva de su “yo”. Comprenden, aunque sea inconsciente o subconscientemente, que el futuro s ólo es posible cuando existe un pasado sobre el que cimentarlo.
Es viejo corro el mundo que la mejor manera de mantener sojuzgado a un pueblo, consiste en fomentar su amnesia. ¿Cómo va a afirmar su propia personalidad quien empieza por no saber qui én es? ¿Cómo, si no, explicar los elevados presupuestos estatales, en pro del desarrollo de las investigaciones sobre su pasado? Que fuego, estas investigaciones se lleven a cabo con rigor cient í fico, de buena f é, buscando realmente la verdad pretérita, o bien se construya un rompecabezas tendente a inventar un falso pasado, es cuesti ón al margen. Pero en el centro de la cuesti ón permanece el hecho de la obsesi ón por afirmar el pasado, como fundamento del futuro -pues, filosóficamente, el presente de los tristes materialistas no existe- y tambi én como diferenciación con respecto a otros pueblos y a otras culturas. Mencionemos, de paso, y a guisa de ejemplo aleccionador, el esfuerzo que desde ciertos cen áculos de Occidente se ha hecho para suministrar una patente de solera nacional al nuevo estado marxista que en la antigua Rhodesia del Sur ha sido montado con el nombre de Zimbabwe. Se ha llegado a pretender que, antes de la llegada de los portugueses, y de los ingleses despu és, existí a ya un estado aut óctono negro, llamado Monomatapa, que habí a llegado a alcanzar un tan elevado grado de civilizaci ón, que ya en el siglo X pose í a construcciones con bloques de granito en un m í tico lugar denominado Zimbabwe. A partir de ah í se edificó el ridí culo mito de una gran civilizaci ón negra en el coraz ón de Africa, capaz de erigir grandes monumentos, cuando la triste realidad es que el negro ha sido siempre incapaz en el ramo de la construcci ón, de pasar de la choza hecha con ramas y follaje, y que las ruinas de Zimbabwe, resto de construcciones, por otra parte, harto rudimentarias, no son más que unos cercados fortificados erigidos por los árabes, en el extremo sur de sus incursiones africanas, para "almacenar" all í a los esclavos negros antes de mandarlos, como ganado, hacia Zanzibar, desde donde se les encaminaba a los mercados de Arabia. Y, hoga ño, en la mayor í a de paí ses árabes se niega el visado de entrada a quien en su pasaporte ostenta igualmente un visado para la Unión sudafricana, aduciendo como raz ón la polí tica "racista" de ese estado, mientras esos mismos pa í ses practican una especie de super-"apartheid" religioso, seg ún el cual no s ólo ningún no musulmán no puede ejercitar ningún cargo p úblico, sino que incluso el "infiel" que osa transgredir los l í mites de la Ciudad Santa, La Meca, es degollado. Se han hecho esfuerzos tremendos para acreditar la f ábula de la "negritud", ,movimiento cultura¡ o presumido tal que dice defender los valores de una supuesta civilizaci ón negra, aunque, a pesar de la magnitud de los medios puestos a disposici ón del mismo, muy pocos lo han tomado en serio. Adalid de ese movimiento fue el negro marxista senegal és Léopold Seclar-Senghor, sedicente antirracista -o racista anti-blanco, en la pr áctica- los tí tulos de cuyas obras po éticas (?), "Nocturno", "Etiópicas", ”Oscuridad" y “Hostias Negras" dispensan de todo comentario. Pero los esfuerzos mayores se han hecho, como era l ógico, en el campo de la ciencia por antonomasia del Pasado: la Arqueologí a. Estos esfuerzos han presentado un car ácter bifronte: por una parte, algunos modernos "arqueólogos" estipendiados del mundialismo onusino, se dedican a inventar por doquier, los más insospechados "vestigios" y las m ás absurdas teor í as, poniendo por las nubes las grandes realizaciones de la Antigüedad y lo que se empieza a llamar la Historia, en el transcurso de las cuales, los pueblos de color y - ¡cómo no! el minúsculo, numéricamente hablando, pueblo sionista, habr í an llevado a cabo grandes gestas y dejado maravillosos vestigios arqueológicos; por otra parte, realizaciones atribuidas por la Ciencia y la Arqueolog í a, así como por la honrada investigación apolí tica en general, a los pueblos y etnias blancos, son minimizados, cuando no cambiados de signo, sin m ás. Así , ya en ciertos libros de texto norteamericanos, se enseña, muy seriamente, la historia de An í bal, present ándolo como un "gran general
africano, el más grande de la Edad Antigua"; al lado del texto, tendencioso hasta la comicidad, aparece un grabado representando a un caballero de aspecto inconfundiblemente negroide, cuando los bustos que se conservan de Aní bal nos lo muestran con rasgos indiscutiblemente blancos. Baalbek, y sus monumentales losas, habí a sido siempre considerado fruto del genio grecorromano, como lo demuestran irrefutablemente las inscripciones allí halladas. Ahora resulta que un folleto auspiciado por una entidad onusiana nos asegura, muy formalmente, que Baalbek se debe, mayoritaria mente, a :as aportaciones "sern í ticas" de los pueblos del Centro de Asia. Y lo mismo se pretende demostrar con las culturas egipcia e india, indiscutiblemente arias hasta hace bien poco, pero "mestizas de negra y semita" desde que los que reescriben la nueva Arqueologí a oficial lo han decidido as í . Hasta 1950 los arqueólogos estaban un ánimemente de acuerdo en afirmar que las culturas precolombinas americanas hab í an sido creadas por pueblos blancos, al menos en la mayor parte, llegados al luego llamado Nuevo Continente por Islandia y Groenlandia. Ahora ya se afirma, partiendo de hip ótesis indemostrables, pero abonadas con ingentes medios propagand í sticos, que los auspiciadores de las culturas incaica, azteca y maya, entre otras, no fueron otros que los mongoles que llegaron a Am érica atravesando el Estrecho de Behring, pasando como sobre ascuas por sobre la flagrante contradicci ón de que tales supuestos creadores de cultura habí an sido incapaces de crearla en su Mongolia natal. Así , re-creando una Arqueologí a y una Historia de pasta de cart ón, se va inculcando a las mentes multitudinarias la falsa idea de una igualdad cultura¡ en el Pasado -cuando no una superioridad de los pueblos de “color”- que debe nuevamente proyectarse en el futuro. Y todo ello, adornado con los oropeles cientí ficos y la promoci ón de los entes mundialistas, para la mayor gloria del llamado "Tercer Mundo" o Gran Termitera, a la que le ha sido asignado el papel de destructor del Mundo Blanco, único creador de todas las Culturas aut énticas y originales que en el Mundo han sido. Joaquí n Bochaca Nº 107 Mayo de 1982
LAS MALVINAS: EPICENTRO DE LA IDIOTEZ
El conflicto de las Malvinas re úne todos los requisitos para ser catalogado en una antolog í a de la idiotez histórica. O histérica. Es curiosa la actitud adoptada por muchos ante este conflicto. Por una parte, y ciñéndonos al ámbito español, nos encontramos con una extraña alianza espiritual entre los llamados derechistas y los izquierdistas. Falangistas y ultranacionalistas de toda la vida dan rienda suelta a su viejo reflejo antibritánico y se ponen al lado de la Junta de militares argentinos simplemente porque en las Malvinas ven una antigua colonia inglesa. Y nada m ás. Por otra parte, c ó jase cualquier periódico izquierdista, y se detectar á, indiscutiblemente, una actitud pro-Argentina. Y sucede que esa actitud no es privativa de España. En todas partes ocurre igual. Curioso, ¿no?. Inmediatamente se nos ocurre preguntar ¿qui én se equivoca? ¿Se equivocan los sedicentes derechistas? ¿Se equivoca toda la Izquierda Mundial, infeudada, sabi éndolo o no, queri éndolo o no, al Kremiin? Porque no hay duda alguna, alguien se equivoca. Centr émonos. Estamos hablando de Pol í tica. No de Teolog í a, o de Moral. Se trata de una cuesti ón de Poder. Y de intereses, no necesariamente econ ómicos, o no exclusivamente económicos. Las Malvinas se hallan en el Planeta Tierra; no son una visi ón del espí ritu. Y en este Planeta, por imperativos geopol í ticos, Occidente se encuentra librando una guerra pol í tica, es decir existencia¡. Es así , con toda la tozudez de los hechos. Ante Occidente se alza lo que Spengler, luminosamente llamaba "el Mundo Abisal". Y resulta que este mundo abisal, un ánimenente, se ha puesto al lado de la postura oficial argentina. No voy a insultar la inteligencia del lector amigo sugiriendo que ese apoyo se ha producido por creer justa la causa del entonces General-Presidente Galtieri. La justicia o injusticia de las causas no tienen nada que ver con las posturas pol í ticas de bloques de poder; creer lo contrario es puro infantilismo. Esas posturas -esas tomas de posici ón- dependen exclusivamente del inter és polí tico. La Izquierda, toda la Izquierda, desde la URSS hasta la Cuba de Castro, desde la prensa comunista radicada en Occidente hasta nuestros partidos comunistas ind í genas -"euros" o no- han apoyado a Galtieri. Y los viejos nacionalistas del Nacional-Atomismo, por una vez, coinciden con sus enemigos jurados. Insólito. ¿No?. Alguien se equivoca. Si la adopci ón de una postura pol í tica depende del interés polí tico de las fuerzas que se enfrentan, lo cual es un axioma, y dos fuerzas antag ónicas coinciden al adoptar la misma postura, no cabe la menor duda: una de las dos se equivoca. Es as í y es imposible que sea de otra manera. La L ógica tiene, también, sus derechos. Ahora bien, ¿qui én se equivoca? ¿Las Izquierdas o las Derechas? Disponemos de dos caminos para descubrirlo. El del cálculo de probabilidades, no cabe resquicio a la menor duda razonable. Si partimos de la base de que, en 1945, la URSS, que hab í a sufrido los más terribles golpes infligidos por la Wehrmacht, se hallaba circunscrita a los l í mites de la antigua Rusia zarista, territorialmente hablando, mientras ante ella Occidente habí a sufrido menos, y su adalid geopol í tico, los Estados Unidos, infinitamente menos y en el cenit de su poder í o militar, con el monopolio de la bomba at ómica, y que, a pesar de ello, desde entonces, el Comunismo se ha extendido por media Europa, la China, dos tercios de Indochina, casi la mitad del Africa e incluso en Cuba y Centro-Am érica; si consideramos que Occidente se ha limitado a intentar contener -repetimos, intentar contener- el avance inexorable del Comunismo, no logrando casi nunca -ejemplo más reciente: el Afganistán- y no consiguiendo jam ás anotarse una victoria siquiera parcial, algo resulta evidente: el Enemigo acierta. El Enemigo ser á lo que se quiera, menos est úpido. Tiene un concepto clarí simo de sus intereses. Hace abstracci ón de "ideologí as", “ideales", "constantes nacionales”, irredentismos, imperativos religiosos, "moral polí tica" y demás zarandajas. S ólo cree en un concepto, pero cree en él firmemente: en su misión histórica de destrucci ón de Occidente. "S ólo hay en el fondo de la cuesti ón, dos naciones: Oriente y Occidente” dec í a Napoleón. El Enemigo ha acertado siempre. Los que se suponen abanderados de Occidente, las Derechas (no es as í , pero vamos a aceptarlo en beneficio de una cierta inercia mental) no han acertado nunca, y ponemos a la Historia Contemporánea por testimonio de ello. ¿Es l ógico suponer que en el caso de las Malvinas una
tradición polí tica, una constante hist órica se quebrara excepcionalisimamente? Desde 1945, cuando tras el aplastamiento del monstruo nazi "estall ó" la paz, hasta hoy, han habido en el mundo no menos de 200 conflagraciones armadas; fuera cual fuera el pretexto local, en el fondo hab í a siempre un trasfondo de "Gran Polí tica", es decir, de Pol í tica Planetaria, en el que se debat í an cuestiones relativas a la lucha no por no declarada menos real –Oriente-Occidente. En todas ellas, con la posible excepci ón de los casos de Corea y Biafra, terminados en "empate", venci ó Oriente , aún cuando sobre el papel los transitorios vencedores fueran titulados "nacionalistas" e incluso "anticomunistas", subjetivamente hablando. Contando como irresolutos los casos de Corea y Biafra, el c álculo de posibilidades nos dice que el Enemigo acierta en un 99 por ciento de casos. Es superimprobable que en el caso de las Malvinas se hayan equivocado. Lo lamentamos infinitamente por nuestros entrañables hipernacionalistas, por nuestros impagables antibritánicos sistemáticos, y que quede constancia que quien esto firma no tiene motivos especiales para sentirse angl ófilo, precisamente. Pero recalcamos que hablamos de Pol í tica, y no de sentimientos, pues dec í a Talleyrand que con buenos sentimientos se suele hacer muy mala pol í tica. Y vayamos a los resultados inmediatos: Como consecuencia de la acci ón argentina de la ocupaci ón de las Malvinas y la consiguiente reconquista inglesa, la d ébil alianza atlántica se ha resquebrajado un poco m ás; la Flota Británica, que tení a por misión cubrir el flanco Norte de las costas europeas, se enfrasc ó en una guerra absurda cerca del polo Sur, dejando desguarnecida la zona europea cuya protecci ón le habí a sido encomendada; el enjambre de mendigos conocido como pa í ses "tercermundistas" aprovechó la oportunidad para volver a escupir las manos occidentales que les alargan las limosnas que les permiten subsistir; la URSS y sus sat élites adoptaron el socorrido papel de defensores de los desvalidos, al ponerse al lado de Argentina contra el grandull ón (o "ex-grandullón") inglés, ganando con ello influencia pol í tica, no sólo en Argentina sino en toda Sudam érica. "Os sostendremos" les dijeron Breznev, Castro y compa ñí a a los militares argentinos. Y es cierto: les sostuvieron de la misma manera que la cuerda sostiene al ahorcado. Y como todo se paga, y m ás en Polí tica, ya ha aparecido el precio de ese sost én, de esa ayuda. Sé ha podido leer en la prensa -en letras peque ñitas, eso sí - que la junta de militares rioplatenses ha decidido 1iberalizar" el régimen y autorizar, de nuevo, el llamado libre juego" de los partidos pol í ticos, suponemosque incluido el comunista. Toso eso son resultados. Todo eso son hechos. En cuanto al "apasionante" tema de la soberan í a inglesa o argentina sobre un inh óspito archipiélago perdido en las brumas del Atlántico Sur poco importa la transitoria victoria inglesa pues tengo muy claro que argentinos e ingleses, a la larga e incluso a la corta, saldr án, ambos, perdedores. Lo , siento, pero discrepo de la simplista actitud de los sedicentes "derechistas" y, por supuesto, comprendo la oportuní sima toma de posici ón de los conocidos como “ í zquierdistas". La guerra de las Malvinas es una guerra idiota, y empleamos el presente porque en rea-, ¡¡dad no ha terminado, que s ólo sirve para resquebrajar, un poquito m ás, la ya de por s í precaria unidad del mundo anticomunista. Ambas fuerzas en presencia son, te óricamente al menos, anticomunistas. Luego tambi én lo son las v í ctimas que se ha cobrado hasta ahora, esa payasada. El gasto, en hombres y material, lo hace Occidente. El beneficio moral y polí tico, lo obtiene Oriente, es decir, la Gran Termitera y sus l í deres económico-espirituales del Sionismo. Todo en esa guerra es demencial. Desde la feroz actitud inglesa de defender por las armas unos inh óspitos peñascos sin ning ún valor económico ni, al menos para Inglaterra, estrat égico, cuando se han entregado, desde Londres, territorios valios í simos, el último de ellos Rhodesia, hasta la tartarinada argentina en defensa del honor nacional que exig í a "recuperar" las Malvinas. En primer lugar diremos a ese respecto, que nunca se ha hecho una guerra por el honor. C ómo pretexto, aún; como motivo, no. Hay que ir con mucho tiento al manejar conceptos abstractos al incorporarlos a situaciones concretas. Estarnos hablando de Polí tica, repetimos; no de Moral. No queremos sugerir con ello que la Pol í tica debe necesariamente ser inmoral; lo que afirmamos rotundamente es que la Pol í tica debe ser pol ótica. Y que conceptos privados, respetabilí simos pero privados, como el amor, el honor, el odio, la simpat í a o antipatí a, no tienen cabida en polí tica, es axiom ático. La Pol í tica se ocupa de la disyuntiva Amigo-Enemigo, como el Arte de la dicotomí a Belleza-Fealdad, la Religi ón de la oposición Bueno-Malo o Moral-inmoral, y la Economí a del binomio Util-Inútil. El enemigo puede ser simp ático, ser moral y econ ómicamente rentables las relaciones con él; pero continuará siendo el Enemigo mientras subsista el problema existencia], ag ónico, que motiva
que sus, intereses, territoriales o estrat égicos, entren en conflicto con los nuestros. Que la propaganda presente al Enemigo como p érfido o estúpido no significa más que la propaganda es una herramienta de la Polí tica. Desde esa óptica, Inglaterra y Argentina no son enemigas, como no lo eran Alemania e Inglaterra en 1939. Se hizo estallar una guerra entonces, porque al Sionismo y al Comunismo le interesaba. Se ha hecho estallar ahora una miniguerra por escalada, Incre í blemente grotesca, en los aleda ños del Polo Sur, sin que intereses existenciales se hallen en juego. Pol í ticamente, prácticamente, ambos deben perder, a la corta o a la larga. Independientemente de los colores de las telas que ondeen en los m ástiles clavados en las rocas de las Falklands-Malvinas al término de esa siniestra chorrada. De momento, ondea al viento la Uni ón Jack. En un próximo mañana, tal vez lo haga la albiceleste. Una cosa es segura: si en Buenos Aires heredan el poder los dem6cratas o lo! marxistas, Londres no dar á ni un paso para defender aquellas islas. Londres sólo combate a los anticomunistas. Y si alguien lo duda, que se lo pregunte a los blancos de Rhodesia, vendidos por su ex-metr ópoli a los marxistas negros de la nueva Zitnbabwe.. Joaquí n Bochaca Nº 110 Septiembre de 1982
EL CUENTO DE LOS 6 MILLONES
Cuando se supone que vivimos en el Reino de la Raz ón, navegamos plenamente en el turbio oc éano de los dogmas. Teóricamente, se nos invita a -discutirlo todo, a cultivar, como una planta de invernadero, la entelequia de la "duda razonable". en la pr áctica, un invisible pero no por ello menos real tribunal de la Santa Inquisición Mental, nos indica qu é debemos y qu é no debemos creer. Y, entre los dogmas que, a pies juntillas, debemos creer, figura, en lugar preeminente, el del Holocausto de los Seis Millones de judí os exterminados, en las famosas c ámaras de gas, por los malvados nazis. Rassinier, Duprat, Butz, Christophersen, Faurisson y hasta un jud í o, Aldo Dami, han demostrado con argumentos irrefutables, generalmente de tipo matem ático, la absoluta imposibilidad, tanto de la cifra como de la realizaci ón del macabro crimen colectivo atribuido a los vencedores sionistas a los vencidos alemanes. Si me disculpa la vanidad de autocitarme, mencionar é que yo tambi én me he ocupado del tema en un libro de 184 páginas, en el que procur é abordarlo, tanto desde el ángulo aritmético como desde el del simple sentido común. En dicho libro (El Mito de los Seis Millones) aludo a la super-improbabilidad del "Holocausto" tal como nos ha sido presentado por la propaganda oficial. Seg ún ésta, los nazis s ólo instalaron cámaras de gas en 7 de sus 30 principales campos de internamiento, aunque al principio la misma propaganda asegurara que los hab í an instalado absolutamente en todos ellos: en los 30. Luego se fue demostrando que tal aseveraci ón era falsa en 23 de ellos, y que s ólo en los 7 campos instalados en Polonia, y liberados por las tropas sovi éticas, las habí an. Evidentemente, es posible -matem áticamente posible- pero más que super-improbable, que ello fuera as í . Que los nazis instalaran c ámaras de gas s ólo en 7 de sus 30 campos principales, y que esos campos -los siete - cayeran en manos de los sovi éticos, mientras que los otros 23, desprovistos de c ámaras de gas, tal como se admitir í a oficialmente luego, cayeran en manos de los aliados occidentales es matem áticamente posible. Esta posibilidad se puede evaluar: equivale a arrojar 30 monedas al aire: 23 blancas y 7 negras; y que al caer sobre el tapete las 23 blancas salgan cara y las 7 negras salgan cruz. Es el mismo caso. La posibilidad matem ática de que esto ocurra es igual al cociente del factorial 23 dividido por el factorial 30, es decir, que hay una posibilidad contra dos millones treinta y cinco mil ochocientas. No es mucho. Pero aún es mucho menos, infinitamente menos, si se tiene en cuenta que el "Holocausto" representa la única excepción, como perfecci ón en todos los sistemas de ejecuci ón u homicidio, en todos los medios de destrucci ón de vida que el Hombre ha utilizado, a lo largo y ancho de toda la Historia conocida. La horca, la silla eléctrica, ¡os pelotones de ejecuci ón, hasta la bomba at ómica, han dejado supervivientes. Pero, según los mantenedores del fraude del "Holocausto", hornadas sucesivas de seres humanos eran materialmente embutidas dentro de c ámaras de gas, precipitademente gaseadas, y r ápidamente sacadas fuera de las mismas para ser sustituidas por la siguiente hornada. ¡Seis millones! La cifra, a fuerza de ser repetida, ha perdido significado. Para restituirle una parte de su valor, baste con tener en cuenta que representa el décuplo de las p érdidas inglesas y americanas en él transcurso de la Segunda Guerra Mundial, o el doble de las japonesas. Nada menos. Algunas consideraciones, que creo de inter és. Bien conocida es la f órmula británica que se aplica en las sentencias de muerte: " ... y se le condena a ser colgado por el cuello hasta que muera". ¿Cu ál es el origen de esta f órmula barroca? Sencillamente que en Inglaterra, tras serle aplicada la pena de horca a unos cinco mil ajusticiados, un buen dí a se rompió la misma bajo el peso de un reo, y éste, amparándose en el sentido formalista de la ley penal anglosajona, pudo salvarse de la última pena que le condenaba a ser ahorcado. Para evitar la repetición del caso, es decir, para impedir que un reo pudiera escapar a su sentencia amparándose en que ya hab í a sido ahorcado y en que la ley inglesa prohibe que alguien pueda ser sancionado dos veces por el mismo delito, se a ñadió la c élebre de frase exigiendo que el condenado fuera colgado por el cuello hasta que muriera. Pregunto: ¿Es razonablemente probable que seis millones de personas puedan ser COLECTIVAMENTE asesinadas sin que se salve ninguna, mientras en s ólo cinco mil INDIVIDUALMENTE ejecutadas se sal salve una? Matem áticamente, debiera haber 1.200 supervivientes gaseados. No hay ninguno. ¿Que los casos no son id énticos? Cierto. En los 7 campos de los supuestos gaseamientos deb í a procederse con
rapidez, justificada precisamente por la cifra enorme de personas que -se nos dice- debí an ser exterminadas. Los cad áveres, -se nos dice igualmente- se amontonaban. La rapidez y el amontonamiento debí an, necesariamente, crear "bolsas de aire" relativamente puro. Es absolutamente improbable que no hubiera ningún superviviente, pues, de haberlo habido, hubiera sido convenientemente aireado por la propaganda de los vencedores. Entre 5 y 6 mil kamikazes se arrojaron con sus aviones, cargados de dinamita, sobre barcos norteamericanos en la batalla del Pac í fico. Ya sabemos que los accidentes de aviaci ón son generalmente mortales. Más aún si el propio piloto proyecta a su aparato contra un barco de guerra que, l ógicamente está disparando contra él. Es prácticamente imposible que queden rastros del avi ón o del piloto cuando éste se estrella con una carga de una tonelada de dinamita, sobre la cubierta del barco. Pues bien: uno de los seis mil pilotos suicidas nipones se salv ó, e incluso pudo v érsele en un programa televisivo har á un par de a ños. Un suicida entre seis mil se salv ó, pero no hubo ni uno s ólo que se salvara entre seis millones de asesinados por el gas, cuando, matemáticamente, debieran haber habido mil supervivientes. Y eso suponiendo que las probabilidades de un kamikaze y un concentracionario fueran id énticas, cuando parece que las de aqu éllos debieran ser menores. En el atolón de Bikini, en el Pac í fico, la Armada Norteamericana procedi ó al lanzamiento de una bomba atómica experimental Fueron blanco de la explosi ón numerosos barcos repletos de toda clase de animales y maniquí es. Todo fue destruido, desintegrado. Y los 25 mil animales perecieron... menos uno. El cerdo matriculado con el número 313, apareci ó tranquilamente en Bikini, a donde lleg ó a nado, y sobrevivi ó. Llegó a ser padre de una numerosa familia. Suponiendo, en el mejor de los casos, que el gas de Auschwitz fuera igual de mortal que la bomba at ómica, si de 25.000 se salv ó uno, de 6 millones, debieron salvarse matemáticamente, 240. Pues no. Ni uno. Conocido es tambi én, el caso del delincuente negro norteamericano, que se salv ó tres veces de la muerte, en la silla eléctrica, en la que se administran descargas quinientas veces m ás fuertes de lo necesario para electrocutar a un hombre. El n úmero de condenados a la silla letal, en los Estados Unidos, no llega a los 150.000. Es una cifra 40 veces menor que la de los 6 millones. Estos, insistimos, exterminados apresuradamente y en bloque; aqu éllos en una ceremonia macabra que dura varios minutos e individualmente. Un superviviente de la silla el éctrica -aunque finalmente, a la cuarta tentativa, muriera- y ninguno del "Holocausto". Este inmenso fraude ha sido demostrado tal a ún cuando la propaganda trate de mantenerlo en vida con fines pol í ticos y econ ómicos, pues es una s órdida inversión moral para el Estado de Israel. Pero, en realidad, dejando a parte el aspecto puramente acad émico de la cuestión, todas las demostraciones, amparadas por argumentos jur í dicos, materiales y lógicos palidecen, a mi juicio, ante el hecho, en verdad m ágico, de la ausencia de supervivientes. El “Holocausto" ser í a, no ya el crimen perfecto -que todos los criminalistas saben es imposible- sino la única excepción a una perenne ley de supervivencia inherente a todos los sistemas de exterminio habidos y por haber. Seg ún ese "best seller" que es la Biblia, incluso cuando Dios sumergi ó bajo las aguas del Mar Rojo a las tropas fara ónicas hubo unas docenas de supervivientes. Pero los malvados nazis eran m ás listos que todos y lo superaban todo: al cálculo de probabilidades, a la bomba at ómica y al propio Dios. Y, sin embargo, perdieron la guerra. Como dirí a Malraux, vivimos en la época de lo Irracional. Joaquí n Bochaca Nº 111 Octubre 1982