ARQUITECTURA DE AREQUIPA LA CASA DEL MORAL Símbolo de la Arquitectura Civil Colonial de Arequipa En el mes de septiembre del año 2000 el llamado Centro Histórico de Arequipa fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO, como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Uno de los componentes más importantes de la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad está constituido por la arquitectura civil colonial y, dentro de ella, la Casa del Moral es un extraordinario ejemplo. Esta hermosa casona solariega construida construida en el siglo XVIII hoy se muestra en todo su esplendor a residentes y visitantes. La Casa del Moral es también una clara evidencia del significado de la acción de restauración y conservación tan necesarios para la permanencia de estos bienes, particularmente en lugares como Arequipa, sometidos a imprevisibles embates telúricos de los que un claro ejemplo fue el terremoto de junio del 2001. La “Casa del Moral” es una gran casa solariega construida hacia 1730 en Arequipa, Perú. Es una de los mejores muestras y bien conservadas de estilo barroco-mestizo de la arquitectura civil en el Perú. El nombre de la casa proviene de la emblemática presencia de un árbol centenario de “moras” en el cent ro del patio principal de la gran casa. La Casa del Moral cuenta con una colección de pinturas de la “Escuela Cusqueña”, un arte colonial formidable. Su biblioteca contiene
más de 3.000 volúmenes sobre todo la literatura hispánica. Uno de los componentes más importantes de la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad está constituido por la arquitectura civil colonial colonial y, dentro dentro de ella, ella, la Casa del Moral es un extraordinario extraordinario ejemplo. ejemplo. Esta hermosa casona solariega construida en el siglo XVIII hoy se muestra en todo su esplendor a residentes y visitantes. La Casa del Moral es también una clara evidencia del significado de la acción de restauración y conservación tan necesarios para la permanencia de estos bienes, particularmente en lugares como Arequipa, sometidos a imprevisibles embates telúricos de los que un claro ejemplo fue el terremoto de junio del 2001
CASA TRISTÁN DEL POZO es un edificio que para muchos estudiosos de la arquitectura, el frontón de la fachada de esta casona es el mejor exponente de la ornamentación típica de Arequipa, en el Perú. Ubicada en la primera cuadra de la calle San Francisco, la casona restaurada en diversas oportunidades tiene como fecha de construcción la de 1738. El general Domingo Carlos Tristán del Pozo y su esposa Ana María Carazas, adquirieron el solar donde donde se levanta la casona de Andrés de Rosas Rosas y hermanos el el 24 de junio de de 1736. A partir de esa fecha la casona ha sido propiedad del José Joaquín Tristán; del obispo Manuel Abad Yllana, de la Orden de San Camilo, así como del coronel Raymundo Gutiérrez de Otero, las familias Gutiérrez y Cossio y, Ugarteche y Gutiérrez, Manuel Ballón, Juana Gómez Ballón, Joaquín del Carpio, Juana Manuela Gómez, Roberto Reinecke, José Domingo Montesinos y la sociedad comercial Guillermo Ricketts e hijos. Actualmente es la sede de la sucursal del Banco Continental. La portada de esta casona es rectangular, flanqueada por pilastras reunidas a manera de nichos, en cuyo interior haycolumnas haycolumnas toscanas que sostienen un friso que se interrumpe para presentar una ménsula sobre la que descansa un tímpanocurvo tímpanocurvo y abierto. En medio, destaca un arbusto de cinco ramas, en las que florecen cantutas que sostienen medallones con los monogramas de Joaquín, Ana, María y José, que flanquean a Jesús que se encuentra al centro en cúspide.
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La planta de la casa forma un doble anillo cuadrado que encierra dos patios. El primero de ellos tiene un piso de adoquín y se encuentra rodeado de habitaciones que fueron las principales de la casona. El segundo patio presenta una arquería, destinada en el siglo XVIII para comedor familiar. En el primer patio, las trece coronaciones de ventanas y puertas contienen las abreviaturas de la invocación latina: Sanctus Deis, Sanctus Fortis, Sanctus Inmoralis, Misere Nobis y, los monogramas de Ana, Joaquín, María, Jesús y José.
PALACIO GOYONECHE El Palacio de Goyeneche es una de las construcciones civiles más conocidas y turísticas de Arequipa. Situada en la confluencia de las Calles de la Merced y del Palacio Viejo, sobre un solar que figuraba en la primitiva traza urbana que, antes de la fundación de Arequipa, aprobó Francisco Pizarro. Construyó esta casona el arquitecto Gaspar Báez en el siglo XVIII sobre las ruinas de un antiguo palacete (palacio viejo) construido en 1558 por Bernardino de Ávila. Sin embargo, el terremoto de 1782 dañó enormemente su estructura. En situación de casi derribo, el predio fue adquirido por Juan de Goyeneche y Aguerrevere, quien lo restaura para residencia de su familia. Años más tarde, el Arzobispo Goyeneche, Obispo de Arequipa desde 1818 y más tarde Arzobispo de Lima, encarga al famoso Lucas Poblete en 1837 la tarea de reedificar la casona tras haberle confiado la traza de la Iglesia Catedral de Arequipa. En 1840 queda terminada la mansión. El Obispo Goyeneche permaneció en este palacio hasta 1858, año en que pasó a ser Arzobispo de Lima y Primado del Perú. En este tiempo esta mansión se convirtió en una de las más importantes residencias de Arequipa. La familia del obispo la adornó con decenas de obras de arte, dos pinturas de Goya, fino mobiliario, la primera biblioteca privada de la ciudad y uno de los más importantes archivos documentales de América, referido principalmente a la época de la Emancipación. Desde la adquisición y remodelación del palacio por los Goyeneche, el edificio tuvo dos plantas, amplios patios, un juego de columnas en la fachada y un pórtico y zaguán " con altura necesaria para que pudiera entrar sin desmontar un caballero armado con lanza francesa erguida" como mandaba la antigua prescripción que era a la vez indicación arquitectónica y señal de nobleza y prestancia para la edificación. La portada tiene un balcón horizontal que ocupa todo el ancho de su frente con barandillas de hierro forjado. Posee una hermosa escalera de caracol construida en sillar y que permite el acceso a la segunda planta, que muestra además balcones de antepecho, puertas y ventanas de la época colonial y una soberbia fuente de piedra negra en el patio principal. El interior está formado por salones de grandes bóvedas que, a pesar de la dispersión que existió en los años cuarenta del siglo XX, albergan aún pinturas coloniales de la Escuela Cusqueña, artísticos enrejados, imágenes sacras talladas en madera así como antiguos retratos de la familia Goyeneche. Ya en el siglo XX el palacio pasó a manos del Banco Central de Reserva del Perú, a quien pertenece en la actualidad
MONASTERIO DE SANTA CATALINA El encanto de esta ciudadela reside en la solidez y plasticidad de sus volúmenes, y la belleza que maestros y alarifes lograron en la arquitectura de esos recintos mediante soluciones arizantes como los arbotantes o la construcción de recias arquerías asentadas sobre pilares. En los interiores, las cúpulas y las cubiertas de bóveda amplían considerablemente el espacio y aumentan la sensación de fortaleza de los edificios. Se percibe así mismo, sobre todo en la zona de las callejas, la intervención de albañiles que, carentes de un diseño propiamente
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arquitectónico, fueron levantando muros, tejados, celdas, patios y portadas de sencillo planteamiento. El actual edificio atesora espléndidas piezas de arte, como un altar barroco de madera tallada y dorada, de un cuerpo y tres calles, que exorna la capilla, y varias pinturas de la escuela cusqueña. Debido a los constantes terremotos que se vio afecto el monasterio, las familias de las religiosas optaron por construir celdas únicas y privadas para cada uno de ellas. Lo que provoco que hubiera sectores ordenados y a falta de un plan otros con un notorio desorden. Durante casi dos siglos en la época virreinal, los claustros y celdas del monasterio han sufrido diversas modificaciones, agregados y nuevas construcciones que hacen que Santa Catalina se haya convertido en un mostrador escala humana de la arquitectura colonial arequipeña. Portada del Monasterio La portada de ingreso está adornada con un relieve de Santa Catalina de Siena, bajo cuyo patrocinio se fundó el convento. Está labrado en el sólido muro de sillar que bordea toda la manzana. La sobria sencillez de formas y color de esta portada, contrasta con el alegre colorido que el visitante encontrará en los ambientes interiores. Claustro los Naranjos Data de 1738. Debe su nombre a la presencia de árboles de naranjo. Las tres cruces ubicadas en medio del claustro forman parte de una tradición del Monasterio de Santa Catalina, donde las religiosas representan la Pasión de Cristo todos los Viernes Santo. Patio el Silencio Era el lugar donde las monjas se reunían a rezar el Santo Rosario y leer la biblia en completo silencio. Claustro Mayor Construido entre 1715 y 1723, es el claustro más grande del Monasterio, al costado izquierdo se encuentran 5 confesionarios que contaban con la privacidad requerida. Alrededor se ubican pinturas destinadas a la preparación, enseñanza y catequización de religiosas, al igual que en los otros dos claustros. Hay un total de 32 cuadros, 23 hacen referencia a la vida de María y 9 a la vida pública de Jesús. Cocina Esta cocina llama mucho la atención por la particularidad de su ambiente que nos remonta siglos atrás. Algunos expertos creen que su techo tan alto y de cúpula se debía a que fue o iba a ser destinado a una capilla. La cocina funcionaba con carbón, leña y otros combustibles, por eso todas las paredes se ven tiznadas y los utensilios que en ella se aprecian son originales de esa época. Lavandería Fue construida en 1770, cuando Arequipa se abastecía de agua mediante acequias, en ella encontramos 20 medias tinajas, que son grandes recipientes de barro, usados antiguamente para almacenar granos, maíz o vino, que servían de bateas. El agua corría por un canal central, que se desviaba a cada tinaja colocando una piedra y en el fondo de la batea ponían un tapón, que luego de lavar quitaban y el agua corría hacia el canal subterráneo que llevaba los desechos al río. Torre del Campanario La distinguida torre que luce el Monasterio de Santa Catalina fue construido en 1748 siendo Presidenta del Consejo, la supriora Sor Catalina de San José Barreda y Obispo Juan Bravo de Rivero.Su campanario tiene cuatro campanas dispuestas con frente a las calles que rodean el monasterio: Con frente a la calle Santa Catalina (al este) una antigua campana sin ninguna inscripción. Con frente a la calle Ugarte (al sur) está la campana más antigua con la inscripción “Santa Catalina Ora Pronobis ,1749”. Con frente a la calle Bolívar (al oeste) existe la campana con la inscripción “R.M. Maria de Villegas, 1787”
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Iglesia Bella y antigua iglesia de larga nave y de cúpula de media naranja, que tiene una construcción de planta básica de 1660 aproximadamente. Debido a diversos terremotos que sacudieron la ciudad de Arequipa desde la época de la colonia, ha sido reconstruida varias veces respetando su original diseño.Su altar principal es de plata repujada que representa un trabajo muy esmerado, con bellos y delicados motivos religiosos, de los antiguos artesanos a los que se les encomendó la obra. En la misma encontramos interesantes habitáculos para los confesores de las religiosas que se encontraban en clausura. Asimismo, se aprecia un bello altar dedicado a la Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo. Existe una gran reja de metal entre la iglesia y el coro bajo, que es donde se ubicaban y lo siguen haciendo las religiosas para la celebración de la sagrada misa, para separar la clausura del mundo exterior. En la parte superior se encuentra el coro alto donde hay un grande y antiguo órgano europeo de muy bella manufactura. LA IGLESIA DE LA COMPAÑÍA La Iglesia de la Compañía es una de las numerosas iglesias ubicadas en el Centro Histórico de Arequipa, se encuentra ubicada entre el Portal de la Municipalidad y el Portal de Flores. Templo erigido por la Compañía de Jesús en la ciudad peruana de Arequipa, uno de los ejemplos más destacados de la llamada arquitectura mestiza. En el interior del templo se pueden apreciar retablos de madera tallada recubiertos con pan de oro. En la sacristía está la capilla de San Ignacio, con murales polícromos que muestran la flora y la fauna tropicales. Los claustros fueron edificados en el siglo XVIII La construcción de la Iglesia de la Compañía se inicia en el año de 1590 y estuvo bajo la dirección del hermano Felipe y fue terminada de construir en 1698. Al igual que en otros edificios de Arequipa, el material para su construcción procede de las canteras del volcán Misti. Las propiedades físicas de esta roca volcánica la convierten en una piedra muy fácil de labrar pero dificultan la talla en profundidad por su textura porosa. Esto dio lugar al desarrollo de un tipo de decoración superficial que, como en el caso de la iglesia de la Compañía, traspasa los límites de la portada y cubre parcialmente el resto del paramento formando un gran tapiz en piedra. La planta es de cruz latina y consta de tres naves profundas capillas laterales, un crucero y una cúpula sobre pechinas. El templo y la fachada, al igual que el resto de monumentos coloniales de la ciudad de Arequipa, están hechos de piedra sillar que es porosa, blanquísima, de muy fácil talla y la que más se adecuaba a las labores ornamentales. La fachada principal, de estilo barroco mestizo, se impone como una de las obras maestras — cabeza de serie — de la decoración colonial sudamericana. Se distingue por tratar el relieve en superficie y no en profundidad. La fachada principal de la iglesia fue reconstruida en 1698 después de un terremoto. Aunque pertenezca a la segunda mitad del siglo XVII su influencia se extiende a lo largo del siglo XVIII, no solo en entorno arequipeño, sino también en la zona del Collao, La Paz y Potosí; la novedad que se inicia con esta decoración planiforme es la de utilizar elementos autóctonos americanos, plantas, animales y asuntos resucitados de la mitología prehispánica mezclados con motivos europeos, que tapizan la fachada con verdadero horror al vacío. En su interior cabe destacar el altar mayor, uno de los más bellos de Arequipa, que ostenta en la parte central una de las mejores pinturas, La Virgen con el niño, del pintor italiano Bernardo Bitti, que llegó al Perú en 1575. Del resto del edificio merece la pena destacar la portada lateral y los dos claustros, cubiertos también por una rica decoración en piedra.
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