Los años de Rosas Juan Manuel de Rosas ejerció la gobernación de Buenos Aires de 1829 a 1832. Luego de un breve interregno, reasumió el cargo de 1835 hasta 1852. Rosas representaba a una burguesía terrateniente de Buenos Aires que comenzaba a mirar con desconanza a los comerciantes
porteños, incapaces de mantener en estabilidad la relación con las provincias interiores. Por eso se identicó políticamente con el fe deralismo, y el rabioso antiunitarismo que pregonó duranJuan Manuel de Rosas. Representó los intereses de los terratenientes de Buenos Aires.
te su mandato signicó el alejamiento del poder político de
los representantes del sector comercial.
fue el sostenimiento de los privilegios de Buenos Aires. Rosas buscó el acuerdo con los caudillos del interior sobre la base de la autonomía de las provincias, la representación internacional de las mismas a cargo de Buenos Aires y un cierto límite al liberalismo desenfrenado que propugnaban los unitarios. La Ley de Aduanas de 1835 restableció las aduanas interiores dando impulso a algunas actividades artesanales regionales para que pudieran competir con la manufactura británica. Sin embargo, el problema cardinal de la relación entre Buenos Aires y el interior siguió inalterado: Buenos Aires continuó usufructuando el monopolio de la aduana de su puerto, situación que oprimía seriamente a las provincias y que se vio agravada con el creciente control porteño a la navegación de los ríos interiores. Respecto del trato con el comercio británico, si bien n
La economía en Buenos Aires La actividad pecuaria en Buenos Aires marchaba por buen carril. La producción de cueros evolucionaba de manera tal las provincias. El principal conicto a este respecto fue que hacia el nal de este período se exportaban 2 millones el suscitado por los bloqueos anglo - franceses al puerto y medio de unidades, más del doble que cincuenta años de Buenos Aires, con los cuales ambas potencias europeas antes. A eso hay que sumarle el crecimiento de la produc- buscaron acceder directamente a los mercados del Litoral, ción de tasajo y la incorporación de la producción de lana. “salteándose” a Buenos Aires. La abundancia de tierras fértiles en la pampa húmeda, la poca complejidad de la empresa ganadera y la escasa de- Los límites del rosismo manda de mano de obra en la producción pecuaria fueron La política de Rosas favoreció el desarrollo de las fuerzas los factores que facilitaron este proceso. La introducción productivas al impulsar las relaciones sociales capitalistas, de reproductores importados y la aparición del alambrado aunque dicho proceso se circunscribiera a la producción aportaron a aanzar la estancia como unidad productiva, pecuaria y sus derivados. Sin embargo, su proyecto adoen una gran propiedad territorial, con unidad de adminis- lecía de una profunda impronta reaccionaria en lo político tración y con empleo de trabajo asalariado. En este período y, sobre todo, carecía de una mirada estratégica de largo se consolidó este modelo de empresa capitalista, a la que plazo. El apoyo casi unánime que recibió de las provincias en la década del ‘30 se fue deteriorando hasta romperse a también se sumó el saladero. Distinto era el caso con la agricultura, que se limitó a la nes de los años ‘40. producción para abastecer el mercado interno y a la sub- La más seria oposición a Rosas provino del Litoral. De essistencia. La tecnología disponible hacía que fuera una ac- tructura económica similar a la de Buenos Aires (allí tamtividad de muy baja productividad, poco atractiva frente a bién se dedicaban a la explotación pecuaria organizada en la explotación ganadera, que además requería de una cuan- estancias), esta región creció sostenidamente en aquellos tiosa inyección de mano de obra para ser llevada adelante años, desarrollando además algunas industrias relacionadas con la actividad ganadera, como el envasado de carnes, en gran escala. Así se consolidaba la burguesía terrateniente. La política y también la construcción de barcos: lo único que faltaba pública en esta etapa favoreció dicho proceso. Ejemplo de era un puerto por dónde exportar. La contradicción entre ello fue el nanciamiento estatal de las campañas de ex - Buenos Aires y el Litoral se agudizaba. pansión de la frontera contra los pueblos originarios. La A su vez, el capitalismo a nivel mundial comenzaba a expeapropiación privada de estas tierras determinó una trans- rimentar algunos cambios. La disminución paulatina de la ferencia prácticamente sin costo al sector empresario de demanda internacional de tasajo y el avance de la demanda estas “inversiones públicas”. A su vez, el décit del sector
inglesa de carnes y granos inuyeron en el debilitamiento
público era costeado principalmente con emisión de mo- progresivo de los grandes saladeristas y el fortalecimiento neda, lo que provocaba inación y trasladaba así el peso de sus oponentes. de la nanciación del estado hacia los sectores de menores Fue un viejo aliado de Rosas, Justo José de Urquiza, quien recursos, que veían reducirse sus ingresos frente a los au- unicaría a todo el arco antirosista. No fue precisamente la “virtud cívica”, ni una supuesta convicción democrática y mentos de precios. constitucional lo que inclinó a este gran estanciero entrerriano, amo y señor de su provincia, a oponerse al “tirano” Rosas y el país Desde el comienzo, el contenido del federalismo rosista de Buenos Aires. Incidió, más bien, el límite que le impo
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