Hª de la lengua.
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HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA 1. Reformas de Actuación de la Lengua Española. El estilo: Sería el resultado de dos tipos de procesos que han influido en la lengua. Dicha influencia ha podido ejercerse de manera conjunta o por separado. A estos procesos podemos llamarlos: -
evolución de una lengua como tal
-
serie de Reformas sobre la lengua •
La evolución conduce a un cambio continuo de la lengua, es un elemento que cambia permanentemente, aunque no seamos conscientes de ello. La evolución es un proceso de Transformación que afecta a todos los hablantes de una lengua, generalmente, de una manera inconsciente.
La evolución lingüística afecta a todos los planos de la lengua en mayor o menor grado. •
La Reforma lingüística es una actuación consciente, proyectada con unas finalidades concretas (en la evolución esto no es así), que tiene lugar en épocas diversas de la historia lingüística y que han sido promovidas por personas concretas.
Tanto la evolución como las reformas lingüísticas tienen un origen en un hablante concreto. En el origen de todo proceso (bien evolución o reforma) lingüística siempre hay un hablante. Todo cambio de evolución tiene que ser aceptada por la mayoría de los hablantes. Lo que distingue fundamentalmente a la evolución de las reformas es la consciencia o la ausencia de ésta. Pero también hay otras diferencias: Los procesos evolutivos de la lengua comienzan siempre en el plano de las manifestaciones orales. La evolución tiene primacía sobre las reformas. Las reformas lingüísticas han comenzado ejerciendo su influjo en la lengua escrita (al contrario de la evolución). Generalmente estas actuaciones suelen rep ______en la lengua hablada (al igual que la evolución en la lengua escrita) pero no necesariamente.
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Hª de la lengua.
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La evolución afecta a todos los niveles de la lengua de dos maneras distintas (aplicable
a todas las lenguas): - sintáctico Fonología:
- morfológico - léxico y semántico
La evolución en el plano fonológico siempre se ha ejercido provocando una
reducción de elementos mínimos (el número de fonemas vocálicos no ha sido alterado, pero los fonemas consonánticos actualmente son menos).
En otros planos la evolución ha operado (históricamente) de forma contraria
aumentando: sufijos como –ata eran improductivos pero actualmente se han desarrollado muchos derivados. En cuanto a las reformas hay que decir que su posibilidad de acción no se da al principio. La acción nunca ha llegado a afectar a todos los planos de la lengua. Esto se debe a que no todos lo planos tienen una organización idéntica entre ellos. Tienen matices diferentes. De todos los campos, el fonológico es el que tiene mayor organización, una organización interna más coherente. Asistimos actualmente a una renovación de antiguos sonidos del castellano: pasa contigo... El plano más material de la lengua, el de la representación gráfica ha sufrido acciones permanentes sobre la lengua. Es un plano modificable. Aunque en el español ha habido varias reformas, no se ha producido por mismos motivos por los que actualmente se están modificando algunas lenguas.
La lengua vasca por ejemplo, está muy fragmentada dialectalmente (hasta 9
dialectos) pero recientemente en la lengua vasca se ha actuado con el fin de trasmitir una cultura. Es una lengua de tipo cultural que en cierta forma puede resultar artificial, porque no corresponde a una manifestación concreta oral. Se enseña la “batua” (lengua unitaria, común a todos los vascos) en los colegios vascos. Esta labor de unificación fue realizada por Luis Michalena. Este tipo de actuación unificadora nunca se ha ejercido sobre el castellano. La reforma que más se ha aproximado a esta actuación fue en el siglo XIII llevada a cabo por Alfonso X y sus colegas. Era una lengua no unificada, perfectamente oral y Alfonso X trató de dar cierta unidad a la lengua con unas finalidades muy concretas. Esta reforma actuó sobre todos los planos lingüísticos (el 2
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La evolución afecta a todos los niveles de la lengua de dos maneras distintas (aplicable
a todas las lenguas): - sintáctico Fonología:
- morfológico - léxico y semántico
La evolución en el plano fonológico siempre se ha ejercido provocando una
reducción de elementos mínimos (el número de fonemas vocálicos no ha sido alterado, pero los fonemas consonánticos actualmente son menos).
En otros planos la evolución ha operado (históricamente) de forma contraria
aumentando: sufijos como –ata eran improductivos pero actualmente se han desarrollado muchos derivados. En cuanto a las reformas hay que decir que su posibilidad de acción no se da al principio. La acción nunca ha llegado a afectar a todos los planos de la lengua. Esto se debe a que no todos lo planos tienen una organización idéntica entre ellos. Tienen matices diferentes. De todos los campos, el fonológico es el que tiene mayor organización, una organización interna más coherente. Asistimos actualmente a una renovación de antiguos sonidos del castellano: pasa contigo... El plano más material de la lengua, el de la representación gráfica ha sufrido acciones permanentes sobre la lengua. Es un plano modificable. Aunque en el español ha habido varias reformas, no se ha producido por mismos motivos por los que actualmente se están modificando algunas lenguas.
La lengua vasca por ejemplo, está muy fragmentada dialectalmente (hasta 9
dialectos) pero recientemente en la lengua vasca se ha actuado con el fin de trasmitir una cultura. Es una lengua de tipo cultural que en cierta forma puede resultar artificial, porque no corresponde a una manifestación concreta oral. Se enseña la “batua” (lengua unitaria, común a todos los vascos) en los colegios vascos. Esta labor de unificación fue realizada por Luis Michalena. Este tipo de actuación unificadora nunca se ha ejercido sobre el castellano. La reforma que más se ha aproximado a esta actuación fue en el siglo XIII llevada a cabo por Alfonso X y sus colegas. Era una lengua no unificada, perfectamente oral y Alfonso X trató de dar cierta unidad a la lengua con unas finalidades muy concretas. Esta reforma actuó sobre todos los planos lingüísticos (el 2
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fonológico). Por lo general, las reformas que ha habido en la historia de la lengua española han coincidido con fases evolutivas del español.
Ha habido 4 periodos en los que se ha intentado reformar la lengua y han coincidido con fases evolutivas de la lengua siempre:
1ª) Alfonso X –1252 – (S. XIII): pasó del castellano antiguo al castellano medieval. 2ª) Nebrija “-1492 -: publica la primera gramática de la lengua Española”. (Fin del siglo XV): esta reforma coincide con el paso del castellano medieval al Español moderno.
3ª) R.A.E. “fundada en 1743, actuación decidida en 1741” (siglo XVIII): coincide con el asentamiento del español moderno.
4ª) II Congreso de academias de la lengua (1965): se señalan directrices para actuar sobre la lengua. Coincide con la problematización de español moderno. Por otro lado, hay un rasgo que tiende a repetirse: hay una tendencia clara hacia una cierta periodicidad en los intentos de actuar sobre la lengua. Esta periodicidad está justificada por el hecho de que parece claro que para que se perciba con o más fases evolutivas y cierta capacidad de análisis es necesario que transcurran determinadas generaciones de hablantes. En todas las reformas hay dos tipos de factores que intervienen en ellas: a) Aspectos internos: tienen que ver con las modificaciones concretas que se han propuesto en determinadas épocas de la Historia. b) Aspectos externos: las circunstancias de carácter histórico, cultural, social, que están en el origen de las reformas. ¿Por qué se actúa? ¿Con qué finalidad?... Para que una reforma tenga éxito es necesario que esté implicada una colectividad bastante amplia de personas que trata de actuar sobre la lengua. En consecuencia y debido al carácter colectivo de las reformas ha habido una implicación por parte del poder político para impulsar los intentos de reforma que históricamente ha habido. El poder político intervino bastante directamente en las 4 reformas: Alfonso X (aunque es limitada).
En el siglo XVIII la reforma fue apoyada desde la propia monarquía (Felipe II). En el siglo XIX es el poder político el que propone reformas indicadas por la Academia.
En el siglo XV es cierto que el poder político (Reyes Católicos) de la época no apoyó las actuaciones reformistas pero al menos en la reforma de Nebrija hay una idea política: la lengua siempre ha sido compañera del imperio. Actualmente, la 3
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preocupación de los políticos por el devenir de la lengua no parece muy manifiesta (en territorios hispano hablantes es mayor). Otro rasgo común a todas las reformas, es que todas las reformas que se han dado han sido continuistas de algún modo. No suponían una ruptura con la tradición histórica anterior. Todas las reformas han venido a confirmar determinados fenómenos que ya se practicaban. Esto es perceptible claramente en el campo de lo gráfico. Cuando Alfonso X (en el siglo XIII) decide simplificar la ortografía de la lengua castellana frente al estado caótico en el que se encontraba: trata de unificar las grafías de la lengua castellana continuando una determinada tendencia que ya existía dentro de la lengua; existían dos corriente literarias: •
Una de tipo culto (ligada al mester de clerecía): temas de tipo hagiográfico. Léxico bastante latinizante. Ortografía etimologista.
•
Literatura de tipo popular: la practicada por los juglares. Toma sus temas de la historia; romancea biografías de héroes. Se plasma por escrito en una fase final pero era oral. El sistema de representación gráfico es de tipo foneticista, es decir, atiende más a lo que se pronuncia que a lo etimológico.
Alfonso X en su intento de promocionar la lengua castellana tiende a dar publicidad a la postura foneticista de la segunda literatura. No siempre lo consigue. Hay una simplificación muy profunda de los signos gráficos. A medida que avanza el tiempo, en el siglo XV, el plano fonológico de la lengua empieza a variar; esto
en el siglo XVI un fonológico radical con respecto a
esto.
Con Nebrija surge una nueva ortografía que va a insertarse en la tendencia foneticista que provenía de Alfonso X. Nebrija inauguró una corriente foneticista muy estricta y llega a la conclusión de que había 26 y elabora un sistema gráfico de 26 grafías (algunas ya existían en su época, no pretende romper nada).
La Academia en el siglo XVIII: “ortographía” (1741) tratado inicial. Sigue una tendencia etimologicista, cuál es la procedencia de cada palabra. Esta tendencia iba en contra de toda la tradición anterior. Esta propuesta de la Academia fue tan criticada que fue moderando su afán etimologicista. El primer criterio a seguir será ya el fonético porque sobre este criterio se impuso en ocasiones el criterio del uso de las personas cultas. En tercer lugar, la etimología queda como sólo un tercer recurso.
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Como vemos las reformas han seguido una determinada tradición y no ha surgido nada que no haya sido ya usado aunque sea en menor medida. Actualmente, la primacía la tienen los medios audiovisuales más que los escritos. Más de un 50 % de los españoles no leen prácticamente nunca y sólo en determinadas comunidades el porcentaje del uso de las bibliotecas es apena del 18 %. Por otra parte son los modelos propuestos en estos medios los que influyen más en los hábitos lingüísticos.
La R.A.E. ha propuesto otras actuaciones para tratar de uniformar esa lengua hablada en los territorios en que se habla español, sobre todo porque algunos piensan que se fragmentarán. Por esto mismo las academias han aprobado resoluciones para que en los medios audiovisuales haya correctores que traten de mejorar los mensajes.
La reforma del siglo XIII es, primero, la más importante, la que por primera vez pretende y en parte consigue sentar las bases propias de la lengua castellana, tratando de diferenciarla definitivamente de la lengua latina. Este intento origina que es la reforma más extensa: afecta a todos los planos de la lengua de una manera más fuente.
La reforma del siglo XVI: tiene una finalidad más bien cultural; esto repercute indirectamente sobre todo en la lengua al existir el peligro de una cierta masificación cultural. Se actúa sobre la lengua para tratar de homogeneizar sus planos para ser conocida por los hablantes de diferentes territorios.
La reforma del siglo XVIII: es tan extensa como la del siglo XII pero con uno fines diferentes: se fundamenta en que la lengua ya se ha cultivado mucho y pretenden fijar y mantener la lengua en ese estado. Es la reforma más normativa y por tanto la más impositiva.
La reforma actual: pretende responder a las nuevas circunstancias socio – culturales. Ralph Penny: “ Deirvation of abstracts in Alphonsive Spanish” Romance Philology. Hay miles de palabras y sus definiciones contenidas en las obras alfonsíes. Pero son palabras vinculadas a aspectos científicos, de la guerra, liturgia... La de definir contenidos de palabras es una actividad que no aparece en ningún autor de E.M. castellana. Con Alfonso X hay ya una notable preocupación por la ampliación del léxico ya que el rey deseaba armonizar el mayor número de conocimientos posibles en una lengua general al conjunto de sus reinos. Esta importancia que se le da a la 5
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definición no aparece en ninguna lengua romance, ni peninsular, ni fuera de la Península: es algo muy particular. De ahí que frecuentemente en las obras de Alfonso X surjan expresiones o alusiones a la lengua castellana bajo definiciones varias. En algunos textos aparece la expresión “en el nuestro latín” es una curiosa forma de referirse al castellano (la lengua castellana tenía que tener la misma capacidad de expresar el mismo tipo de contenidos que el latín). Introduce palabras que han tenido escaso uso el la lengua castellana (p.e. nº 10). No es tanto la novedad de la palabra como el clarificar los contenidos la causa de incluir las palabras en su obra (p.e. nº 2) nº 18. En otros casos la misma antigüedad que tenía un término era lo que hacía a Alfonso X rescatarlo (p.e. nº 5). También se incluyen términos que se sustituyen por otros (p.e. nº 6): “ almocadenes llamas agora a los que antiguamente solier llamar cabdiello de las peonadas”, y también palabras tomadas de otras lenguas: El francés influyó mucho en el castellano, sobre todo en el siglo XII; como consecuencia se introducen muchos galicismos que el rey considera que es necesario explicar, por ejemplo: chantre = cantar, deán = persona de mayor rango después del obispo, garçonear = andar de mujer en mujer. También palabras de origen árabe como: almoneda, algara,... Pretende con todo esto elevar el castellano al nivel de la lengua latina. Nunca pretendió Alfonso X elaborar un diccionario, como se pudiera pensar, ya que como vemos son sobre todo tecnicismos. En el campo de la ortografía se lleva a cabo una reducción de los procedimientos gráficos que se venían realizando anteriormente. Hay una continuidad absoluta en la grafía de determinados sonidos, fonemas: /k, g/, /p, b, f, m/, /t, d/, /r, s, l, n/ no
cambiaron.
Surgen fonemas consonánticos nuevos que son los que plantearán los problemas de representación gráfica. Surgen 12 fonemas nuevos: /s, z/ /c/
/n/ /h/
/s, z/ /y/ /r/ /z/
/l/
/b/
Cuando tengan que representar estos nuevos fonemas va haber una cierta continuidad de latín aunque no existieran en esta lengua. Esto ocasiona que haya una tendencia a la
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latinización en la representación gráfica de los nuevos sonidos. Por ejemplo en épocas antiguas a Alfonso X para representar el fonema: - / n / : tamanio, vinga, sennor Esta relación castellano–latín queda poco marginada cuando tienden a proliferar soluciones gráficas para los nuevos fonemas que se apartan de la representación dada por el latín. /c/ < [kt] -, -(u)lt, fonema que no estuvo vinculado con la etimologías del latín:
cadrecta < cataracta Se pronuncia /cadrechal/ eiar < iactare (echar) provevio < profectu (provecho). Dada la multiplicidad de grafías para un mismo sonido, provoca que una misma grafía interprete muchos sonidos (esto hace que los textos medievales sean aún más fáciles de traducir si no se recurre a la etimología) vieio representa otro fonema (prepalatal fricativo “vieyo”) La interpretación de las grafías es compleja debido a la aparición de estos nuevos fonemas. La solución para entenderlo es la etimología que determina el contenido fonológico de las palabras. A medida que Castilla tiene relación con otros territorios que tenían lenguas romances (Rioja, Navarra...) en Castilla se empezaron a usar grafías tomadas de otras tradiciones gráficas, lo que hace que por ejemplo: pegar no es “pegar”, es “pagar”, y a que deriva de “pectare” = pechar. En Castilla acaba asentándose la grafía /ch/, tomada del francés, para representar el fonema prepalatal africado sordo. Esta representación llega a ser no unívoca cuando el castellano es invadido por cultismos latinos tomados del latín y éste del griego: Griego X
Latín ch [k] architecto, christiano...
En resumen, la complejidad gráfica anterior a Alfonso X es muy grande por falta de uniformidad entre sonidos y grafías. El rey trata de uniformizar los fonemas (aunque esta no era una situación específica del castellano, sino de todas las lenguas romances; cada uno tomará su solución). 7
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Tendencia a establecerse un criterio de tipo fonético (relación biunívoca grafía sonidos). De la actividad literaria de Alfonso X surge una regulación gráfica verdadera. Se considera una regulación modélica lo que genera cierta uniformidad gráfica en la época, que permanece durante todo el siglo XIV y casi todo el siglo XV. En periodo final del siglo XV se manifiesta evoluciones fonéticas (que conducirán a la simplificación de fonemas), comienza a producirse ciertos desajustes gráficos de la repul. modélica. Las grafías comienzan a perder consistencia: y no van a ser las grafías un medio demasiado eficaz para fijar la época histórica a la que pertenece una determinada obra.
El rey regula la ortografía del castellano. Medios que usa para ello. Muchos de los sonidos que surgen en castellano están ligados a fonemas latinos, por ello debemos tener en cuenta la fonética histórica. /b/ podemos
considerarlo fonema latino
/b/ fonema aproximante que surge y no existía en latín.
Estos dos fonemas tienen la peculiaridad de que sólo se ponían en posición intervocálica. En posición final de palabra no existen. En posición final de sílaba interna sólo existen en palabras altas, nunca en palabras patrimoniales. En posición inicial de palabra sólo se da el fonema /b/. En posición inicial tiene dos representaciones gráficas: (existían dos grafías por una
cuestión puramente etimológica): a) u- (con contenido consonántico) b) bPor ejemplo: a) uenir, deuen, ueer, uillanias, uezes, uenduda, uenidre,
uidere, uilla,
uices.
b) beneficio < beneficion beuer < bibere buena < bona En otras lenguas romances la grafía “u” sí indica labial, fricativa, sonora frente al castellano, aunque tenga la misma etimología. (En Andalucía existía el fonema labial, fricativo, sonoro debido a diferencias en la romanización de la Península). 8
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Lo que interesa es la diferencia fonológica en al castellano medieval en posición intervocálica porque proceden de distintas etimologías latinas:
Procedencia Oclusiva /b/ < - p -
Grafía - b - va a representar el mismo carácter fónico sin importar la posición
Aproxi. /b/ < - b -, - u -
- u - (con contenido fónico consonántico): dependencia de su posición en la secuencia representa un contenido fónico u otro.
Esta “u” con valor consonántico será la grafía permanente en la Edad Media (salvo alguna “v”). Nebrija quiere que la “u” tenga sólo valor vocálico, pero hasta que surge la Academia no se establece esto sistemáticamente.
Continuidad respecto al latín. Esto ocasiona que haya una tendencia en la latinización de las representaciones gráficas de los nuevos sonidos: /n/ tamanio, vinga, sennor
Cuando más se avanza en el tiempo tienden a implantarse soluciones gráficas que se apartan de la representación dada por el latín: •
/c/ < [kt] -, -(n)lt-
Desde sus orígenes no tuvo vinculada su representación tan estrechamente como la tenía en latín: Cadrecta < catarecta Eiar < iactare Provevio < profectu Una grafía puede representar varios sonidos. Un sonido puede ser representado de varias formas. Para saber como se pronuncia y como se escribe hay que buscar la palabra latina de la que deriva. Las soluciones que se dan no tienen uniformidad. Cuando Castilla tiene comunicación con la zona Navarra (otro idioma) hace que en Castilla se emplearan grafías que fueron tomadas de otras tradiciones gráficas diferentes a las castellanas. Pegar < pectare Al final se adopta la grafía ch tomada del francés, a finales del siglo XI. Intenta establecer criterios fonéticos (relación biunívoca “asociar cada uno de los elementos de un conjunto con uno...” entre grafía y fonética que lo representa) aunque no se generaliza en sonidos concretos. 9
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Lo cierto es que de la actividad literaria de Alfonso X surge una regularización gráfica bastante duradera. No porque se imponga, si tuvo éxito es porque se consideró una regulación modélica (había un modelo de lengua que tendió a ser imitado). Se va a extender durante todo el siglo XIV y parte del XV. Sólo cuando a finales del siglo XV empieza a haber evoluciones fonéticas que van a conducir a la simplificación de los fonemas, empieza a haber desajustes gráficos, las grafías empiezan a perder consistencia, es decir, que las grafías como tales no van a ser un medio eficaz para precisar la época histórica a la que pertenece determinada obra. Criterios para regular la ortografía del castellano, hay que tener en cuenta aspectos relacionados con fonética histórica. •
/
/b/ es una continuación del contenido fónico del latín (de un fonema latino). / (aproximadamente) no es una continuación de ningún fonema
latino.
Ambos tienen la peculiaridad de oponerse fonológicamente en posición intervocálica solamente. Nunca cierra sílaba y en posición inicial de palabra sólo actúa /b/. En posición inicial
tiene 2 reproducciones gráficas: v-, b-. Esta diversidad existía por
una cuestión estrictamente etimológica porque el castellano hereda las grafías del latín. No hay que interpretar como que haya habido 2 fonemas: uno labial y otro labiodental. Esto en el castellano propiamente dicho no existió, sí en otras lenguas romances. En Andalucía existió el sonido labiodental por diferencia en la Romanización de la Península, debido a la escolarización. La única explicación a que haya 2 fonemas es que procedan de diferentes fonemas latinos: /b/ <-p /b/ <-b-, -v-
La grafía con que se representa es diferente para diferenciar sus contenidos: /b/ -b /b/ -v-, con
contenido fonético consonante.
Con relación a /b/ (bilabial, oclusiva, sonora) de pronunciación [p] como su antecesora latina. En cuanto a /b/ (bilabial, aproximante, sonora), se representa v aunque en latín fuera b ó v con valor consonántico. Va a ser la grafía en toda la Edad Media.
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La v tiene valor consonántico y vocálico. Nebrija es el primero que propone diferenciar la u con valor vocálico e introduce la v para consonante. No tendrá éxito hasta la R.A.E. •
/s/, /z/
Ápico (áplice o apical) alveolar fricativo sordo / sonoro solo se
distinguen en posición intervocálica. En posición inicial tiene reproducción gráfica (“s” alta) y es /s/ , y esta misma reproducción gráfica se da en posición final de sílaba interna. Nunca en posición final de palabra por regla general. En posición final absoluta
se representa /s/.
La diferencia entre ambos fonemas viene dada por cuestiones etimológicas de tal modo que la proveniencia = procedencia de los fonemas es /s/ <-ss-, -rs- y tenía grafía -ss-; y /z/ <-s-, -ns- con grafía -s-. El castellano medieval distinguía entre osso / oso. La sonora no existía en latín, pero procede de spissu > espesso. •
/ / Inicial
de palabra o inicial de sílaba interna. Se escribe ll. Procedencia en
posición inicial de palabra / /
cl-, fl-, y en posición interior / / < -ll-, es la l
geminada. La grafía -ll- quedó fijada desde Alfonso X hasta ahora. •
/n/ <
-nm-, -mn-, -qn-, -ng-, -nj-. Nunca aparece al final de palabra ni en
posición inicial.
La grafía que adopta Alfonso X es nn. En los manuscritos del
castellano medieval el uso de las abreviaturas era frecuente. Una palabra como sennor aparece en el texto manuscrito representando señor. La tilde de la n (ñ) era una abreviatura, en los casos de esa palabra en el texto “n” está en cursiva porque el editor ha desarrollado la abreviatura de la consonante sobre la que ha puesto el trazo horizontal. Eso se resuelve gráficamente de esa manera
ñ para indicar el
desarrollo de una abreviatura. Para representar este fonema /ñ/ se adoptó la abreviatura que se desarrollaba de esta manera - sennor -. La ñ se adoptó muy posteriormente. •
/c/ <
-[kt]-, -(n)lt-. Con Alfonso X se toma del francés la grafía ch. Ésta
corresponde a k si son cultismos del latín adoptados del griego. Son sobre todo palabras que tienen que ver con el cristianismo. •
/s/ y /z/ prepalatales
fricativas
Ninguno de los dos son del latín, ni actualmente existen. Estos dos fonema sólo se oponen en posición intervocálica, en las demás posiciones no hay oposición.
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Hª de la lengua. En posición inicial:
/z/ tiene
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el fonema sonoro /z/ pero no el sordo /s/ . En posición inicial de
un origen en latín, en o + vocal + consonante, la grafía cuando se da esto,
varía dependiendo del tipo de vocal. •
i- ,
•
g-
(cuando va seguida de una vocal no palatal)
I + vocal + consonante (ante vocal)
En la época de Alfonso se tiende más a poner i que j. En posición final: sólo existe /s/, algún ejemplo es box, relox y procedían de ...
Buxu (m) < box Horologiu(m) < relox En posición intervocálica :
-
El /s/ procede de la grafía -x- latina que se pronunciaba [-ks]
-
El /z/ procede -lj- del latín vulgar o de -c (una vocal) l- sincopada. Las grafías correspondientes son:
/s/ -x-:
se retoma la grafía del latín pero los contenidos fónicos son distintos, dexar
[desar].
Hasta que la academia no reforma la ortografía no desaparece x. Cuando el
castellano introduce cultismos latinos sin que se modifique la grafía, en el castellano hay simultáneamente una grafía x [s]: dexar, dixo, y una x [ks] latina: examen, eximio. Aunque la grafía sea idéntica, el contenido fónico es distinto. La grafía de /z/ puede ser (dependiendo del sonido vocálico que le siga): 1. Si el sonido que le sigue es no palatal: -i-, -j2. Si el sonido es palatal : -gEsta oposición sólo se da en posición intervocálica:
Procedencia /s/ < - x - [ks]
Grafía x
/z/ < - cl-, - l -
1) - i -, - j 2) - g -
Hasta que la Academia no reforma la ortografía en el siglo XVII siguen manteniendo esas grafías a pesar de que los fonemas ya no existían (la grafía no respondía a ninguna realidad fonética ni fonológica). Es sólo una cuestión de tradición.
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Cuando el castellano toma prestado del latín sin que se modificara la grafía, en el castellano va a haber simultáneamente una grafía (x: dexar, dixo); aunque la grafía sea idéntica el contenido fónico de la grafía es distinto: x: dexar,
dixo /s/
x: examen, eximio, exonerar [ks]
En el mismo texto pueden convivir las dos grafías. Esto plantea ciertos problemas en la pronunciación. •
Fonema /z/ La grafía es diferente según el tipo de sonido vocálico que siga al fonema: 1) Si el sonido que sigue es no palatal (es decir, velar o central) tenemos la grafía - i -, - j -. (“i” corta, “i” baja respectivamente). Por ejemplo: trabaiar,
semeia,
meior...
tripaliare, similiare, meliore(m) 2) Si el sonido vocálico es palatal, la grafía es - g Por ejemplo: escogidos, evangelio, ángel, muger ex - coligere,
muliere
Hay una única anomalía respecto a esto: la palabra “lenguaie”, a pesar de que el fonema representado es el sonoro. El sufijo –aje no es un sufijo castellano, sino que está tomado del francés, aunque esto no es explicación suficiente para la excepción anterior. Otro par de fonemas cuyo contenido fonético es opuesto es: Dentales africadas: /s/ sordo
Sólo se oponen en posición
/z/ sonoro
intervocálica
/s/: ( en posición inicial también aparece, en la que nunca aparece el sonoro).
Procedencia /s/ -inicial: /k/ + e, i (vocal palatal): centum, cilia, cibu fonema velar oclusiva sorda + vocal palatal
c
Grafía (hay continuidad
con el acento latino)
Ejemplos: cibdales < civitates
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/z/: en posición final sólo aparece este (sonoro) y nunca sordo.
final: - interior
La grafía es la misma para ambos casos, es decir -z.
- absoluta - Cuando aparece en posición interior se debe q que ha habido una síncopa vocálica: decimu < diezmo
- En posición final absoluta: luce, noce, nice > luz, voz, vez... Pudo pasar que el castellano mantuviera la “e” final pero terminó por desaparecer.
Origen /s/ < - cons + k, e-i, -cons + k , t -
Grafía -c- (ante v. palatal)*
/z/ <-ke, i-, k -, -t -
-ç- (ante v. palatal)*
* tercero < tertiariu
* remembrança < -antia
aparecimiento < aparescere
malentança
crece < crescere (cons + k + e)
coraçon < corattio comiença < cum – initiare (se convierte en “cumintiare”)
Estas grafías aparecen en las palabras patrimoniales castellanas. Al introducirse muchos cultismos al castellano pasaron a escribirse de igual modo pero con una interpretación fonológica diferente. nascencia > nacer nascido > se ha representado la grafía latina refurrection hay que considerarla absolutamente latinizante pero se lee /s/ por puro cultismo.
La grafía de /z/ es la - z - la que se emplea sistemáticamente: dezir < dicere fazer < facere menaza < minatia dureza < duritia razon < rationem Con indiferencia de la vocal que siga siempre se usa esta grafía en las palabras patrimoniales. En los textos encontramos muchos cultismos que plantean el problema de desacomodación de las grafías: 14
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Patrimoniales
Cultas
-z-
-c-
servicio oracion
Cultismos. Si hubieran evolucionado normalmente
denocion
en castellano las “ci” serían “z”
gracia •
Fonema glotal, fricativo, sordo /h/ Procede esencialmente de una “f” inicial latina (siempre que esa “f” no fuera seguida
de “o” breve tónica latinizada, “l”, “r”)
Origen /h/ < f- (excepto o,
l, r)
Grafía h
Esta evolución era mal vista socialmente, en la lengua literaria este fonema no aparece aunque los hablantes la practicaran. Esta evolución no aparece (en documentos) hasta fines del siglo XV. El problema está que el latín tenía palabras que empezaban por “f” y por “h”. En el castellano lo normal es que palabras latinas con “h” gráfica han pasado al castellano sin “h”. Por ejemplo: auer < habere ayan < habeant omnes < homines oras < horas Frente a esto, que era la tendencia general, aparecen formas con “h”, como continuación de la forma latina: han En textos no literarios, la “h” representa el fonema equivalente a la “f” latina. Ninguna otra lengua romance tuvo la evolución de la “F”.
EVOLUCIÓN DE LA ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA - Aumento de los procedimientos sintácticos El rey se vio obligado a incrementar y complejizar la síntesis castellana debido a las traducciones árabes. Esto no significa que el castellano sea deudor de giros árabes, sino que se toma como modelo el latín. El rey partía de modelos latinos para obras jurídicas, históricas..., esto hizo que el castellano potenciara su sintaxis. Fotocopia 1 15
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Fragmentos con sintaxis muy diferentes. Anales Toledanos (1219)- base para elaborar obras históricas. En sus tres últimos párrafos hay una sintaxis simple donde prima la coordinación (no hay subordinación) mediante la conjunción “et”. Estoria de España (hacia 1270) Siendo ambos textos históricos desde el punto de vista sintáctico el: 1º- simplicidad radical 2º- complejidad de los textos elaborados bajo Alfonso X. Parte de esta complejidad se debe a las fuentes históricas en las que se basa el hecho histórico (líneas 23-24). Se basa en fuentes latinas. Estos aspectos se comprueban más claramente en el texto del “Cantar del Mio Cid” y un fragmento de la “La Crónica General”, que es una prosificación del “Cantar del Mio Cid”. Viendo su estructura podemos ver la complejidad de los textos de Alfonso X. Hay diferencias sintácticas notorias comprensibles por el tipo de obra literaria distinta (obra épica frente a un relato prosístico). Hay que partir del hecho de que los comienzos de las lenguas romances se caracterizan porque son empleos sintácticos simples donde no existe subordinación (algunos críticos lo denominan “sintaxis suelta”). Los elementos del texto se presentan aisladamente sin ninguna conexión.
Texto épico: aparecen con sintaxis suelta que se debería a dos aspectos diferentes: -
La literatura épica era de transmisión oral en la que aspectos extroracionales (mímica, gestos...) valían para establecer la conexión entre los elementos. Esto hace que la sintaxis de la épica esté carente de nexos que indiquen subordinación.
-
También se interpreta que los autores épicos intencionadamente tendían a un cierto arcaísmo lingüístico con el fin de situar la obra en el momento histórico de los elementos que se relataban.
Frente a este tipo de sintaxis, la de las obras es prosa de Alfonso X y la de aquellas obras que tienen elementos subordinantes, se denomina “sintaxis trabada” donde las oraciones se relacionan unas con otras mediante procedimientos sintácticos. Estamos en los inicios de la prosa castellana, por eso la complejidad sintáctica no es muy grande, si lo es comparándola con textos anteriores. Fotocopia 2
TEXTO A Predomina la yuxtaposición que encontramos en los tres primeros versos. Hay oraciones sin ningún nexo se unión. (Sintaxis más elemental)
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TEXTO B No se da la yuxtaposición. Se da una sintaxis con mayor complejidad. La coordianción es bastante frecuente (desde la línea 9, conjunción “et” copulativa). Abundan las oraciones temporales (subordinadas), que es el tipo de subordinación más frecuente en este tipo de texto. Uno de los elementos relacionantes más fáciles de expresar son los que ofrecen una relación temporal de sucesos (sobre todo en textos históricos). El comienzo se hace con “Quando” y hay partículas como adverbios que tratan de establecer conexiones temporales entre los diversos elementos del texto.
“Quando” y “luego” tienen una relación directa para dar sensación de inmediatez (líneas 4-6). Línea 36. –desi: adverbio temporal de inmediatez al igual que “luego”. Establecen relaciones temporales ininterrumpidas entre las acciones.
Función de ilación: establece relación entre oraciones diferentes. Hay otro tipo de sub. que ya son más complejas y son escasas, aunque ya aparecen en “El Mio Cid”. Oraciones consecutivas (assi que), final (por besarle), condicionales (sil cumple), causales (por que), sub. sustantivas (quel). Comparando el texto de la Prim. Crón. Gral. y el Mio Cid vemos que hay una diferencia formal: Cantar Mio Cid: “si vas vala Dios” oración desiderativa (Equivalente a “ojalá”). Sólo al final de este texto aparece cierta complejidad sintáctica
sin verbo
introductor (“quel ayades merçed”). VER EL TEXTOS ANALES TOLEDANOS
TEMA2 : ACERCAMIENTO DEL ESPAÑOL AL LATÍN Durante los siglos XV –XVI en España (y en Europa en general) confluyen dos lenguas: latín (lengua general) y la lengua romance de cada territorio. Se practicaba un sistema diglósico. En toda la Edad Media se vivía esta situación. Ahora siguen conviviendo las dos lenguas pero el latín no era conocido más que por un nº reducido de personas mientras que la lengua vulgar sirve de elemento de comunicación para el común de los habitantes.
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Ambas lenguas se emplean en la comunicación oral y bien lenguas de comunicación escrita aunque se usan para registros diferentes: la lengua latina sirve para expresar conocimiento de la ciencia e Iglesia y la lengua romance era más literaria. El uso del latín depende de una enseñanza pero la lengua romance no. Esta situación era común en el siglo XIII XV. En el Renacimiento hay una continuidad de épocas anteriores. Hay un hecho que establece una diferencia clara entre la situación de los siglos XV y XVI de la de los siglos XIII y XIV: es la “nueva mentalidad” que da lugar a la aparición de una conciencia de progreso frente al estancamiento general de la cultura en la época medieval. Esta nueva conciencia se consigue volviendo al pasado recuperando sus elementos positivos y tratar de instaurarlos en la época en que viven. El instrumento más importante con que cuentan los Humanistas es la consideración de la lengua, el punto de partida del Humanismo es tratar de recuperar el latín en toda su pureza y alto cultivo literario de la época clásica. Sin embargo, coexiste de una forma paradójica una potenciación de las lenguas vulgares que se da de manera simultanea al proceso de recuperación de la lengua latina. La evolución del Humanismo llegó al extremo de la pureza latina y se tendió entonces a potenciar la lengua romance como alternativa para la lengua latina que se hablaba en un callejón sin salida. Existe una dualidad entre la lengua latina y la vulgar y esa dualidad está ligada a la situación por la que históricamente ha pasado el latín. El latín (del siglo III VI) experimenta una diversificación que por una parte hace que se mantenga el latín clásico (en el siglo VII se da por lengua muerta) pero también que surja el latín vulgar que es el que va a originar las lenguas romances. Aunque el latín clásico se acabó, la lengua latina sigue siendo la lengua culta. Sigue habiendo un llamada “latín tardío”, diferente al clásico, que se configura como una lengua latina diversificada en su pronunciación y en el léxico. Es una lengua ya fijada pero también adaptada al uso eclesiástico, filosófico, científico... Este latín tardío es el que tiende a denominarse como “Gramática”, es decir, como una lengua que hay que aprender mediante la escolarización. Se diferencia de la “lengua materna” de la Edad Media. Contra este tipo de lengua latina, que ya no tiene que ver con la lengua clásica, es contra la que los humanistas van a reaccionar (por que ya no tiene tanta pureza) con la intención de recuperar el latín de mayor esplendor. 18
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El hecho de que el latín había que aprenderlo, se fue debilitando su uso. El latín se iba perdiendo. Durante la Edad Media había un pensamiento que explicaba el Mundo: la F. escolástica, todo estaba ordenado por un Dios. Este sistema entra en decadencia en el siglo XIII debido a transformaciones sociales y políticas; de este fracaso se va a culpar a las escuelas filosóficas porque las enseñanzas estaban expresadas en un rígido latín. En consecuencia cuando se pierde esta noción, los intelectuales vuelven su vista al pasado greco - latino como modelo socio – cultural que consiguió muchos logros; así esta preocupación ya centrada en el individuo (Humanismo) parte de la consideración de la Antigüedad que tratan de trasladar al momento. Esta nueva manera de interpretar el Mundo nace de filósofos, poetas, hombres de ciencia... que establecen una relación entre la “humanistas” (y no tanto en la sociedad) “litterae”. Cuando los humanistas hablan de “litterae” se refieren a las letras latinas que hay que recuperar, con todo lo que eso conlleva. Esta recuperación es lo que separa a la Edad Media del Humanismo o Renacimiento. Centrándonos en España, en el siglo XV (como en casi toda Europa excepto Italia que es anterior) es el comienzo del movimiento renacentista, aún no instaurado en Europa, por eso se llama Pre – Renacimiento. En España hay figuras aisladas de personalidades (Juan de Mena, Alonso de Cartagena...) que darán paso al Humanismo pleno a finales del siglo XV, con la aparición de Nebrija. Pero estas corrientes en Castilla no impiden que aún se mantengan ciertos esquemas medievalizantes: Castilla se caracteriza por una oposición a la nueva cultura procedente de Italia. Excepto en Aragón y Cataluña donde lo humanista se implanta antes por la proximidad a Italia, en el resto hay una cierta prevención intelectual de las corrientes humanistas (Nebrija habla de la “barbarie hispánica”. En Castilla no hubo tanto interés por recuperar el latín en todo su esplendor).
La nobleza y el clero muestran gran recelo hacia lo humanista italiano. La nobleza siempre había tenido aversión por actividades intelectuales. El clero teme que si entran los ideales humanista (más laicas) se olviden las enseñanzas de la Iglesia. Esto hizo que los “letrados” (gente que ha pasado por universidad), las personas en que se manifieste el espíritu renacentista (Alfonso de la Torre, Gª de Santamaría...), plantean la necesidad de replantear los conocimientos que se adquirían. Vaticinaban una vuelta a la antigua clásica latina. hay una coincidencia entre los planteamientos italianos y los que efectúan estos pre-renacentistas castellanos. 19
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Pero también hay diferencias importantes en el núcleo: la preocupación por la lengua latina. El aprendizaje del latín era aún reducido a un nº muy limitado de personas (las que acudían a la universidad) por lo que el conocimiento del latín da lugar a una “aristocracia cultural” (monopolización de la cultura), por el contrario de lo que se quería. Esto contrasta con la postura de los italianos que intentan extender el conocimiento del latín al nº mayor posible de personas. La lengua latina recuperada posibilitaría la entrada en los conocimientos científicos por todo tipo de personas, por ello algún intelectual esp. eran reacios a ellos. Algunos escritores emplean. para establecer un rango en las obras literarias el criterio de estar escritas en latín (“Ínfimos”,...). El criterio exclusivo para calificarla de sublime era estar en latín. La historia de incunables españoles demuestra que en España no hubo preocupación por editar a autores clásicos en latín, sino que se traducen. En el Pre-Humanismo español no existía una preocupación por la recuperación de la latinidad como tal sino que tenían el fin de extraer de lo latino enseñanzas estéticas, morales... (En Italia esto no ocurría). Lo que va a primar (lo principal) en España es la preocupación por extraer enseñanzas de todo tipo. Lo que preocupa a los pre-humanistas castellanos era impulsar la lengua y literatura castellana y no la latina. Este impulso está alentado por un naciente nacionalismo que es la característica más importante del siglo XV en España. Esta renovación cae sobre los letrados, elite cultural, que pretenden realizar una imitación que afecta tanto al fondo como a la forma. Los modelos que se van a tener en cuenta son los clásicos latinos aunque también ciertos escritores italianos (Dante, Bocaccio). Los escritores no van a tener la consideración de “autoridades” a las que había que seguir al pie de la letra. En la inmensa mayoría de estos escritores hay una conciencia muy clara de la inferioridad del castellano respecto al latín. Esta conciencia la tienen sobre todo los traductores (como Mena o Villena que traducen obras latinas y hablan con términos peyorativos refiriéndose al castellano: “humilde y baja lengua”. Hernán Nuñez también la critica). Este es un pensamiento que aparece también en otros escritores y dan cuenta de que en este momento en la lengua castellana la presencia de latinismos es muy abundante, por ejemplo en una traducción de la Biblia (hecha por el judío Mosé Arrapel) se habla de este aspecto: afirma que hay una intensa latinización. peor esto choca con otras opiniones de la misma época.
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No hay un intento de purificar el latín (como hicieron los italianos) sino sólo de recuperar el latín como lengua prodigiosa. En la lengua castellana en este momento se produce una latinización violenta, que va a ser lo que haga que el castellano se consolide como lengua poética y literaria. Quienes dan un juicio más negativo a la lengua castellana son los traductores: la lengua castellana no tenía suficiente equivalencias verbales para dar cuenta de todos los matices estilísticos de la lengua latina; esto origina una comparación con la lengua latina; así surge una puesta de manifiesto de las insuficiencias del castellano. Se ve sobre todo en la traducción de obras filosóficas ya que muchos de los contenidos latinos no se podían aplicar a la lengua castellana. Hay una queja generalizada de la escasez de términos castellanos para dar cuenta de palabras con matices muy concretos en la lengua latina. Otro lamento es que el castellano tampoco tendría palabras concisas (compendiosas) para expresar de forma breve, y no mediante perífrasis, contenidos latinos. El escritor más consciente de estas carencias es el Marqués de Villena. Su obra literaria es un intento de transponer al castellano una gran cantidad de recursos estilísticos y lingüísticos que él consideraba presente en la lengua latina con la finalidad de perfeccionarla. Villena habla de una procedimiento que él considera fundamental para la lengua castellana: el orden artificial, que se acerca a la lengua latina. El “ ordo artificialis” se basa en la hipérbola para acercar la lengua castellana a la latina. El resultado de la admiración que se siente a la lengua latina lleva a que en el castellano se implanten una gran cantidad de procedimientos bien de tipo sintácticos o estilísticos que imitan los procedimientos de la lengua latina.
Los latinismos entran de forma inusitada en esta época (Siglo XV) (El otro período en el que abundaron fue en el período anterior siglo XIII) debido a la carencia de expresiones adecuadas en castellano. En principio, hay dos motivos diferentes por lo que una lengua toma préstamos de otra: o por necesidad de dar cabida a nuevos conocimientos o por el prestigio de una determinada lengua. En este momento, los esc. no sólo recurren a una adopción muy fuerte de los latinismos sino también al empleo de arcaísmos y dialectalismos léxicos para configurar una esp. de norma literaria que fuera un tanto ajena al uso de la mayoría. En cuanto a los latinismos, el número es inmenso pese de ello no todos tuvieron igual suerte; unos lograron ser admitidos (incluso formaron parte de la lengua común) pero otros no lograron este éxito. Esto puede estar ligado a diferentes aspectos: la frecuencia 21
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con que se usan esos latinismos. Muchos de estos latinismos usados no suponían una novedad absoluta porque se habían usado antes en el siglo XIII. El otro motivo fue que los latinismos respondían a unas necesidades de nominar nuevos elementos. El aspecto más notorio de este proceso es que ofrece ahora la lengua un cierto hibridismo. Alguno de los latinismos incorporados en ésta época se siguen usando actualmente en Europa:
“exhortar”, “disolver”, “obtuso”. Pero hay otros que no han tenido esta difusión: “periclitar”... al menos en la lengua literaria. En el plano general de la lengua, ésta se encuentra en una cierta evolución en el siglo XV, esto hace que determinados elementos latinos aparezcan en la literatura limados de sus aspectos más latinizantes. Hay una acomodación a tendencias fonéticas de la lengua castellana. Por ejemplo: “repugna” si hubiera seguido la evolución castellana no se mantendría así; “dictando”. Hay ciertas adaptaciones puramente gráficas: elección de las consonantes que van en cierre silábico (posición implosiva). Por ejemplo: “repuna” que es la adopción de “repugna” pero ya eliminando el aspecto más latinizante. Así “dictando” aparece en Mena como “ditando”. Esto se manifiesta de forma escasa; no hay que interpretarlo como algo popular, sino que se atienen a tendencias castellanas reales. Siglo XVI
tendencia a alejarse de los excesos latinos y se tiende a volver a lo
popular. Hay que diferenciar la lengua literaria de la hablada. En este momento se contrapesan las tendencias populares con las latinas.
Rasgos de tipo estilístico presentes en los escritores de la época: - Latinismos abundantes -
Ordo artificial hipérbaton: procedimiento que acerca al latín el cultivo literario.
Muy fácilmente detectable en estos textos en castellano: •
Texto 1
Villena: dislocación del orden (línea 1) (en este texto hay además
muchos cultismos). También en las líneas 18, 17, 16, 15, 19... •
Texto de Mena: estrofa 159 f
•
Texto de Santillana: II verso 13
(No son tan claras).
- Presencia de participios de presente latinos que el castellano adoptó como adjetivos, pero que una gran parte tienen valores como en latín. Se dan muy frecuentemente en Villena (Pág. 1 línea 24: “certantes”: equivalentes a las subordinadas latinas). de certo -as -are. También en el Marqués de Santillana I.v. 1 “dubitantes”: los que dudáis. 22
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- Utilización de la construcción del ablativo absoluto (tomada del latín). Afectan más a parte de pasado. Equivalen a una O. Sub. Adv. con valores muy diversos (suelen equivaler a temporales o causales). Suelen aparecer desligadas y a veces entre comas; no debe confundirse con adjetivos formados a partir de part. pasados. Ejemplo: Texto 1, línea 8. - Otro tipo de construcciones que encontramos son las que tratan de imitar ciertos modos sintácticos del latín. Construcción latina: Gallas Caesarem victurum esse vincere (C.D. depende de éste). Ejemplos abundantes en Mena (est.164, 165, 169...). No aparece tanto en Villena. Santillana
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- Se emplean con frecuencia gerundios para darle una apariencia más latinizante. Puede tener valor causal (“propulsando”). Además de estos procedimientos sintácticos hay otros de tipo retórico estilístico que tratan de ensalzar al castellano y que no aparecían en la literatura anterior: •
Un proceso retórico frecuente es el recurso a los paralelismos, a veces con ruptura en el orden de los elementos oracionales. Suelen ser estructuras sintácticas bastante reiterativas. Ejemplo Texto de Villena: (1) Infinitivo - + ab. absoluto (2) Infinitivo - + ab. absoluto (3) Infinitivo - + infinitivo
En Mena también aparecen paralelismos: párrafo 165 Vi - Suj. + verbo + sub. adv. - Suj. + verbo + sub. adv. - Suj. + verbo + sub. adv. - Suj. + verbo + sub. adv. Otras veces no se mantienen las estructuras sintácticas iguales. A veces aparecen estructuras quiasmáticas; en Villena (línea 25),
en Mena (est. 164): (1) C.D. – infinit. – Suj. (2) C.C. – inf. – Suj. (3) Inf. – C.D. – Suj. (4) Inf. – C.C. – Suj. (5) C.D. – Inf. – Suj.
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•
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Introducción de términos sinonímicos con carácter muy concreto mediante dos tipos de conjunciones que sirven para establecer la igualdad de contenidos entre los términos. Aparece sistemáticamente en primer lugar el término latino que va en sinonimia absoluta con un término tradicional de la lengua castellana. Ejemplo: latinismo La mora o tardança collupnas o pilares presuntiva o porfiada rubicunda o muy colorada
Las conjunciones que establecen la igualdad sinonímica son “o”, “siquiere” (valor disyuntivo): audençia siquiere graçias
osadía audere: ausus < ausare < osar
siquiere agradesçimiento
Estos procedimientos tienen como finalidad la ampliación del léxico (se incrementan por la entrada masiva de latinismos, préstamo de cultismos y de procedimientos morfológicos para la formación de adjetivos). Hay una presencia de procedimientos de enriquecimiento mediante sufijos tomados directamente del latín: -
al < -alem
-
ivo < -ivum
-
oso < -osum
“-al” se
añade a bases léxicas ya existentes en la lengua. Algunos adjetivos formados
así han quedado como formalismos puramente literarios. Ejemplo: musal, memorase >> membrar (recordar). “-ivo”
se agrega a bases verbales de participio de pasado. Son derivaciones
adjetivales y se añaden a un lexema culto, dando una impresión más latinizante: “electiva”, collectivo”...
Había formas adjetivales que no se habían dada hasta ahora sin que existiera una base léxica en castellano para aplicar el sufijo: “tempestuoso”, “fesstin-oso”. Hay formas en las que no hay sufijos derivativos concretos: “letabundo”, “gemibundo”, a priori si es posible segmentar el sufijo pero no parece que en castellano hubiera un sufijo “bundo” formador de adjetivos. Son formaciones que tendríamos que considerar cultismos léxicos tomados de la lengua latina directamente, Son cultismos al mismo nivel que los cultismos ya conocidos, por eso hemos de incluirlos en ese grupo. 24
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La fonética nos indicará, muchas veces que nos encontrábamos ante un cultismo, nuestra conciencia lingüística no nos lo dice, también indicar la extrañeza que nos provoque una palabra. Los autores de ésta época pretenden crear una lengua literaria, a priori alejada del uso común (para minorías). Los rasgos que la apartan de la lengua normal son:
Empleo de arcaísmos (elementos de épocas pasadas). Esto aleja a los lectores de la
comprensión del texto (lengua no acorde con la del momento). Son arcaísmos relacionados con formas verbales, abundan sobre todo en Mena (Laberinto: “respuso, “uido”, “deberes”, “veyendo”...), no tanto en Villena y casi nada en Santillana ”La mi mano guía”.
En todo caso, esto es un indicio de cómo se mezclan elementos lingüísticos dispares para producir una lengua literaria diferente. Cuando Valdés critica este periodo se referirá a “palabras gruesas” (que serían los tecnicismos”). Estos elementos léxicos ajenos a la lengus van en la misma dirección que los términos latinos que se adoptaban. Frente a todos estos rasgos que pretenden separar la literatura, hay otro conjunto de rasgos que enraizan muy directamente con fenómenos generales del castellano de este periodo (siglo XVI fijación mayor en todos los niveles de la lengua. Se pasa del Español medieval al moderno). En estos textos las vacilaciones no son numeradas, las que representan periodos en los que había (faltas de fijación en la lengua general). Aunque estos autores tratan de alejarse de esta lengua, más tarde se tiende a reproducir todo esto porque ya se pretende reflejar la lengua general (cierto reflejo en esta época no significa esto). En los textos encontramos como reflejo de la realidad lingüística del siglo XV, vacilaciones en el timbre de las vocales átonas (aún hoy se dan). Ejemplos: “dispusición”, “bevir”, “sepoltora”, “adqueridos”, “benivalencia”... (Villena). Posibles vacilaciones e > i, i > e trueque entre palatales o >u, u > u trueque
entre velares.
Otros ejemplos en Mena: “quistiones”, “prenósticos”...
Villena: “escuro” disimilación de vocales velares (respecto a la vocal tónica). Una vacilación de Villena es como un síntoma de vacilación respecto a lo puramente latino - t / - d (a favor de la “t”: la usa en posición final en sufijos abstractos acabados en “dad”, “dat” “ylaridat”, “seguridat”.
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De acuerdo con rasgos de la lengua popular hay una eliminación de la apariencia muy latinizante de determinado léxico (eliminación de apariencia cons. que denotan lo puramente latino) Mena: “dotrina”, “repuna”. Hay fenómenos en la lengua común que aparecen limitados. Hay una incosistencia generalizada desde el punto de vista gráfico, sobre todo en
→
Villena y Mena /s/ - /z/ se representa igual aunque son diferentes. Se usa sistemáticamente la “ç” en la representación de palabras cultas, con independencia de que por la etimología fuera un sonido sordo o sonoro.
Villena factriçes (es sonoro pero se representa como sordo). consolaçión (tiene que ser sonoro porque va en posición intervocálica). disposiçión negoçios, prinçipio, fidençia (son sordos)
Estos dos fonemas en el siglo XV se confundieron, pero en el momento que Villena escribe estaban diferenciados (aunque él no los distingue en sus obras): començar,
tardança, alcança... Frente a esto la grafía correspondiente era z ç / z, “decir”, “fazer”, “razón”... No es una confusión, sólo afecta a los cultismos no a las palabras tradicionales de la lengua.
TEMA El Renacimiento se definía por una recuperación de la época clásica. Es paradójico que con esta perspectiva en esta época también se trate de consolidar las hablas vulgares (como vehículos de comunicación). En España este siglo XVI supone un vuelco absoluto con respecto a los ejercicios literarios (con incorporación de latinismos) de la época anterior. Se va caracterizar por una vuelta a una literatura mucho más orientada por los gustos populares frente a los cultos. Hay detractores de toda la labor llevada a cabo en el siglo XV en la literatura. Hay una vuelta o un uso muy diverso de la lengua. Tras el trabajo del siglo XV existía una conciencia muy extendida de que el castellano había llegado a un cultismo literario (fines del siglo XV) que algunos consideraban semejantes al de la lengua latina. Habría una afirmación implícita de la dignidad del castellano porque se consideraba una lengua capaz de transmitir los mismos contenidos que el latín.
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Conde de la Viñaza, compilador de tratados filosóficos, era uno de los que tenían este pensamiento. Sin embargo otros como Alonso de Palencia no eran tan optimistas (la opinión, como vemos, no era generalizada). Uno de los ejemplos más notorios de la aún escasa consideración de la lengua castellana nos lo proporciona la Reina Isabel que había pedido a Nebrija que tradujera uno de sus libros en el que hacía una especie de Gramática para depurar la lengua latina:
Introductiones latinae (1481). Quería una traducción para hacerlo accesible a un público más extenso y así también el conocimiento del latín. Cuando Nebrija le presenta una muestra de la Gramática de la lengua castellana, la reina no entiende que finalidad o provecho podía tener esta.
El castellano podía ser una lengua útil pero aún no se le reconoce dignidad suficiente para ser objeto expreso de un estudio (estamos ante un periodo de ambivalencia). Esta situación de opiniones contrarias sólo se va a resolver en el siglo XVI cuando se produzca un distanciamiento frente a los elementos de la cultura latina que había primado hasta ese periodo. El latín se convierte en un puro conocimiento, en un puro fin y no era un medio. El latín se recluye en sí mismo. El latín deja de ser un modelo para las lenguas romances, las cuales tienden a ser potenciadas en sí mismas. Ya no se tratan de implantar los procedimientos latinos en las lenguas romances: cada una de ellas va descubriendo su propia esencia y se desarrollan. Las lenguas romances se tratan ya al mismo nivel de importancia que la latina. Cambia la concepción lingüística. A partir del siglo XVI hay un predominio de la lengua vulgar sobre los procesos de imitación del latín. Pero hay también un cierto frenazo, frente a esto, de las lenguas vulgares ya que siguen perviviendo en esta época actitudes medievalizantes. Uno de los rasgos más característicos en el caso español, que incide en la dignificación, es el paralelismo entre los lingüístico y lo político que llevará a la consolidación de la lengua romance. Hay una necesidad de preocuparse por la lengua porque su suerte (y viceversa) va ligada a la vida política. Esto no es un pensamiento propio de Nebrija, que lo adquirió en Italia, sino que es a nivel nacional e internacional. Había una cierta conciencia del autocultismo literario que había alcanzado el castellano en su intento por imitar a la lengua latina. Nebrija, ante las realizaciones conseguidas en la literatura por el castellano, cree que ha llegado ya a la cumbre de su cultivo literario. Este interés que empieza a surgir en toda Europa por las lenguas vulgares, también deriva de ciertas ideas italianas sobre la lengua.
En España quizá este interés se da con unas características un tanto específicas. 27
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En Europa se potencian de forma general las lenguas vulgares. Estos dos aspectos: uso práctico de la lengua vulgar y el teórico convergen en la fase renacentista del siglo XVI y ocasiona que se escriban obras para potenciar lo primitivo y específico de cada lengua vulgar.
Los modelos de lengua literaria están plasmados en obras como: - Italia: Pietro Bembo, Prase della vulgar lingua (1512) - Francia: Joachim du Bellay, Defense et illustration de la langue française (1549). -
España: Juan de Valdés, Diálogo de la lengua (1535).
NORMATIVIZACIONES DE VALDÉS Y NEBRIJA Estas obras quieren establecer un modelo de lengua distinto. Lo que llama la atención de estos intentos de tener como modelo una lengua vulgar, la recuperación de la lengua latina (Nebrija era consciente de ser el pionero). Lexicon ex latino sermone in Hispaniensem de Nebrija. Las novedades que adquirió fueron gracias a su viaje a Italia. La restauración de la pureza latina por los filólogos hace que esta se convierta en una lengua congelada, en la que las aplicaciones de los hablantes no tenían cabida. Se recupera un clacisismo latino absoluto que impide que las necesidades expresivas están en ese tipo de lengua congelada (no permite aportaciones individuales de usuarios). Esto provoca la reacción de potenciar las lenguas vulgares. En este periodo del Humanismo renacentista se perfila un “cicerionanismo” estricto del latín. De ahí que sólo unos pocos lo entiendan y casi nadie lo utilice. También inciden otros fenómenos en la potenciación de las lenguas vulgares. Hay detractores del latín estricto entre los humanistas como Erasmo. Su oposición va a
producirse en dos planos: en el contenido y en la forma. Piensa que el latín todavía tiene que ser una lengua de uso, libre no normativizada (frente a lo que imponen los humanistas italianos). El Erasmismo va a tratar de potenciar el uso de la lengua vulgar (contra el encorsetamiento del latín). Este fenómeno se da en España, tanto en teoría como en práctica: propondrán modelos en lengua vulgar erasmistas (véase El Lazarillo, Viaje de Turquía, anónimo también). Tienden al uso natural del romance en España, yendo en contra de la normativización del latín. Es la única salida que encuentran. El uso de las lenguas vulgares, siguiendo el criterio de uso de Erasmo: claridad, llaneza y sencillez, frente a la latinización del siglo XV. 28
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Los ideales lingüísticos de este momento son opuestos a los de la época anterior. Como consecuencia de la idolatración de Erasmo, surgen ideales platónicos que se manifiestan en las atenciones individuales y la naturalidad. Esto unido al criterio de uso, hace que se potencien las peculiaridades lingüísticas de cada pueblo (lenguas vulgares, naturales...). Por otra parte, de alguna manera la Iglesia, aunque con posturas contradictorias, apoya el uso de las lenguas vulgares.
Siglo XVI
permisibilidad, amenazada por las doctrinas heterodoxas, temiendo el
brote de un nuevo judaísmo ve con malos ojos las traducciones de la Biblia al castellano por judíos. Al final la Iglesia, a mediados del siglo XVI, tiende a retraer el uso de las lenguas vulgares. Pero en épocas posteriores, al querer competir con la literatura de evasión (novelas de caballería), tienen que transmitir sus enseñanzas con versiones de aquellas obras de evasión en castellano (aunque con criterios contrapuestos para su doctrina). Todo este conjunto de factores intelectuales desemboca en la fijación de un modelo vulgar.
En el siglo XVI podemos considerar que hay dos modelos distintos en cuanto al modo de reflejar la lengua castellana en la literatura. Hay un criterio que trata de normalizar sus líneas, y por otro lado, partir del uso autorizado de la lengua y tratar de fijar un modelo de uso para la lengua literaria. Estas dos tendencias son defendidas: la primera por Nebrija y la segunda por Valdés. En España los intentos de normativizar eran fragmentarios. Antecedentes pre-renacentistas: Arte de trovar de Villena (estudio teórico, h. 1433) y Carta – prohemio del M. Santillana (1446 aproximadamente). Pero estas no son obras que traten de normativizar de manera sistemática. Reconocen que el castellano todavía no tenía suficiente nivel. Cuando Nebrija se enfrenta a la normativización, parte fund. de cero. Es el primer humanista que trata de establecer normas (Gramática de la lengua castellana
codificación). Nebrija nunca señala valoraciones sobre los autores que le habían servido de modelo. El criterio o la opinión sobre los escritos del siglo XV no son manifestados, pero eran positivos. Si codifica la lengua castellana parte de unos antecedentes de carácter doctrinal que se basan en Quintiliano, para el cual los criterios deben seguir al uso de los eruditos (por eso trata de imitar sus rasgos, con independencia de las vacilaciones que tenga de Mena, Villena y Manrique...). Así existe una fijación muy culta de la lengua castellana (basada en modelos latinos). En la ejemplificación de las normas de su gramática, sin embargo, lo que priman son los ejemplos que él mismo crea para dar norma a la lengua castellana (en esto no tiene en 29
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cuenta la confirmación literaria). Esto hace que su normativización sólo tenga en cuenta a los escritores latinos (sólo cita a los españoles del siglo XV como autores que adoptan normas latinas: sobre todo cita a Mena, que es muy influyente). Basándose en el uso y en la autorización de las personas cultas crea Nebrija una normalización básicamente latinizante. Recurre a escritores del siglo XV (Mena, Villena...). Se trata de una Gramática muy latinizante. Nebrija y su Gramática sirvió como referencia para plasmar determinados usos de lenguas. El modelo de la lengua castellana que más se opone a lo establecido por Nebrija, es el de Valdés en EL DIÁLOGO DE LA LENGUA, libro que establece diferencias en el uso del español, que servirán para establecer determinadas guías en el uso literario de la lengua española. Esta obra recoge cuestiones que afectan al uso; hay una distancia cultural e ideológica más que cronológica entre la obra de Nebrija y la de Valdés. En el plano puramente teórico, si Nebrija pensaba que la lengua y la literatura no habían alcanzado su cumbre, Valdés consideraba que este nivel sólo lo había alcanzado la lengua. Valdés va a juzgar muy expresamente con unos criterios determinantes. Para Valdés la lengua no sería ruda pero sí desierta. En este periodo, Valdés estuvo muy en contacto con las doctrinas italianas sobre la lengua y la literatura que influirían en él. Pietro Bembo fue uno de los teóricos que más influyó en él. Este teórico trataba de encontrar ciertos modelos literarios en una tradición anterior (periodo renacentista) y propone modelos como Petrasca y Bocaccio. Esto influye en Valdés, que propone unos modelos que van mucho más de acuerdo con el uso general que con l uso literario. Valdés tiene un punto de vista negativo sobre la literatura, opinión generalizada entre los escritores y teóricos de la época (Por ejemplo: Castigliare, teórico italiano, Garcilaso, Ambrosio de Morales dice que el castellano estaba en un buen momento pero el cultivo literario del castellano había perdido mucho de su valor). Valdés expone su doctrina de una manera bastante matizada: “escribo como hablo”, pero de forma más matizada. Los juicios que van a orientar el uso de la lengua literaria van a moverse en dos direcciones: por una parte la primera formulación de Valdés funciona poniendo tres estilos diferentes: descuido – cuidado – afectación. En esta trilogía Valdés da preferencia al concepto de “cuidado”; de acuerdo con él va a criticar determinadas realizaciones literarias anteriores. Podemos considerar este concepto equivalente al concepto de “decoro”, de verosimilitud (concepto que tomó Valdés de determinadas enseñanzas de Erasmo): 30
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la manera de expresarse de las personas ha de estar de acuerdo con su estatus socio – cultural. La Celestina es la obra que más valora Valdés aunque con algún matiz de tipo lingüístico que no le parece muy adecuado: vocablos demasiado latinos... El concepto de “decoro” es muy importante para él, dice que está sacado de la Dramaturgia. Por tanto “decoro” para él tiene casi siempre relación con el teatro. El juicio más negativo de Valdés recae sobre Mena: en cuanto al contenido y al estilo. Dice que es más un mal del latín que un buen castellano. También arremete contra el uso de arcaísmos. “Unas veces alza el estilo al cielo, otras veces lo baja al suelo”. Acusa también de usar un estilo muy afectado en ocasiones, y otras muy descuidado, “desbaratado”. Valdés propone que el modelo lingüístico sea un modelo que derive de dos conceptos (que lo aproximan a ciertas formulaciones de Herrera y Fray Luis de León): “ingenio” y “juicio”; el ingenio encuentra los elementos más propicios y el juicio los selecciona. Es partidario de que a la lengua literaria sean trasladables den. ling. del “puro castellano”. Concepto de “selección” lo prefería o anteponía al concepto de “juicio”. *Hay una segunda dirección de Valdés sobre el modelo de lengua que él postula. Son los conceptos de “norma” y “uso”. Valdés preconizaba esencialmente la teoría del uso. Dice Valdés que es contrario a una normativización de la lengua como forma de establecer unos modelos literarios y de enseñar. Valdés rechaza el tipo de autor lingüista que proponía Nebrija en su Gramática. No es que Valdés defienda el uso particular de cada escritor, sino defiende el uso que está apoyado en la práctica de los hablantes, el uso que está aceptado por la comunidad de hablantes. Niega autoridad así a todos los cultos latinizantes del siglo XV. Para Valdés sólo habría una autoridad lingüística que llegaría a ser tan fuerte como las autoridades latinizantes. Dice Valdés que sí que hay obras que pueden tomarse como modelo: los refranes (literatura menor) quizá influido por su Erasmismo. Valdés propone un tipo de literatura (que no había sido considerada digna como modelo literario) destacando con ella la propiedad de la lengua castellana. Este concepto de uso hay que entenderlo matizadamente. Por ejemplo omite rasgos cultos de algunas palabras porque dice que no están acordes con el uso vulgar de la lengua. Es un uso, como decimos que ha de ser matizado: no es un uso que dé cobijo a cualquier fenómeno lingüístico, sino que tiene que casar con lo que él considera una lengua depurada. Con lo que surge otro modelo de lengua.
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Dentro de Castilla hay muchas modalidades. Se toma como modelo también a
Castilla y a su literatura. (Nebrija no era castellano y Valdés dice que en Andalucía, tierra de Nebrija, la lengua no era muy pura). Se basa Valdés en el castellano más estricto de aquella época, que tenía su modelo en la lengua toledana. Hay, por tanto, un criterio geográfico. Se pensaba que de la corte toledana emanaba la mejor lengua castellana. Por otra parte, en este momento en el que escribe Valdés existen diferencias lingüísticas muy marcadas sobre todo entre la zona norteña y la zona meridional. Son diferencias lingüísticas que van a inclinarse por la zona meridional, poco después se va a dar el triunfo de las tendencias lingüísticas menos consideradas (las norteñas). En un período de 30 años ocurre este cambio. Hay algún escritor como Teresa de Jesús que en su práctica literaria destaca por su naturaleza y sencillez. Traslada los usos de la lengua popular a la literatura. Se la considera la que mejor ha reflejado este tipo de lengua que parte de lo popular. Sobre lo que propone Valdés han influido las posturas de algunos teóricos italianos: Baltasar di Castiglione, Il cortegiano: es un autor muy importante en Italia y su literatura porque por primera vez en una lengua vulgar eleva a categorías estéticas literarias el concepto de uso. Valdés conocía estas ideas y puede que el concepto de uso que él propugna esté muy influenciado por este autor. El concepto e naturalidad de Valdés también podría proceder de sus doctrinas. En este momento de auge de las lenguas vulgares la naturaleza se hace equivalente a los conceptos de belleza y verdad (no es sólo un uso estético de la lengua). Lo artificioso es rechazado, se huye de la afectación. Se considera que el excesivo artificio es engaño y se condena toda imitación latinizante. Se emplea una “medianía” en los términos (algo intermedio entre los dos extremos). Esta tendencia de lo popular en Valdés ya aparecía en La Celestina de alguna manera. En ella se apunta ya (un / el primer) rechazo a los procedimientos retóricos y latinizantes. Inicia el distanciamiento de la lengua latinizante Garcilaso de la Vega (aunque él se inspiraba en lo clásico no tomaba la lengua latina ni sus procedimientos). Garcilaso postula el modelo de lengua literaria de la corte. Fernando de Herrera es el continuador de las teorías de Valdés de la selección lingüística.
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TEXTO DEL LIBRO DE LA VIDA Escrito cuando tenían vigencias las ideas que hemos visto. Se dice que Santa Teresa representa el ideal humanista de “escribir como se habla”. Estaríamos ante un estilo en el que habría un traslado directo de los procesos de la lengua hablada (improvisación,...) a la lengua literaria. Presencia de muchos elementos lingüísticos derivados de una lengua absolutamente vulgar, “arrusticada”, según M. Pidal. Esto ha sido matizado: Santa Teresa no tiene un estilo improvisado sino que sus recursos lingüísticos estarían ligados a las codificaciones retóricas medievales: la rusticitas, que ya tenía cierta tradición en la literatura medieval (Arcipreste de Hita, El Corbacho...), un tipo de retórica muy vinculada a la Iglesia: sermo humilis, que no tendría que ver con un estilo bajo sino con una relativización de los procedimientos retóricos que es lo que permite que se acerque a una lengua vulgar. No son unos procedimientos lingüísticos que derivan de una tradición sin más, sino que lo hacen de una adopción a unos niveles que expresan mejor muchos contenidos. Estudios recientes concluyen que en Santa Teresa hay más bien un reflejo de un cierto uso de la lengua en territorios castellanos derivados. No serían vulgarismos sino palabras concretas (Castilla La Vieja, zona norteña en general), es decir, elementos tradicionales. En contra de la opinión de Pidal de que su estilo es improvisado, en realidad ella corrigió y re-elaboró sus obras en ocasiones. No es una primera escritura, a pesar de ello hay elementos coloquiales pero porque ella los introdujo intencionadamente. Casi todos los rasgos de sus obras son muy generalizadas en escritores en lengua castellana (zona norteña) en esta época en España. La lengua de las obras de Santa Teresa van de acuerdo con el ideal valdesiano de “escribir como se habla”, como ya hemos dicho. Aspectos de Santa Teresa que se vinculan a formas de uso general y real en la época:
Vacilaciones de una lengua que aún no estaba fijada: - Timbre de las vocales átonas: “añidir”, “sigún”... - Reducción de palabras que fueron al principio latinismos “contradición”,
“imperfeción”... Afecta a palabras latinizantes, lo que representa un reflejo de la lengua de uso de ese momento. - Otra cuestión que responde al uso general de la lengua común es el uso de la grafía “h” (en el siglo XV nunca representaba a un fonema glotal, fricativo, sordo).
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Pero aquí aparece muy frecuentemente la grafía “h”. También los que procedían de la antigua “f”: hablar, huyan...
En el castellano norteño como el de este texto, ya el sonido glotal, fricativo, sordo había desaparecido con lo cual ésta ya no tiene contenido fónico (suena como ahora la “h”) representa lengua real. En Toledo, cuyo modelo lingüístico sigue siendo Garcilaso, la “h” corresponde a [h] (como una “j” aspirada). En algunos casos ciertos aspectos de tipo fonético del texto, pueden ser más deudores de elementos coloquiales que escasamente tendían a aparecer en la literatura (al menos no en la culta, si en cierto teatro anterior como Juan de Enzina y Torres Naharro). No son lengua vulgar sino de uso de gente más inculta en el tratamiento de la lengua (algunos elementos aún perviven en el uso coloquial): “ansí”, “cuantimás”... Esto no sería un uso específico, sino de uso popular (hablante sin cultura escrita). Afectividad en la lengua popular. Variantes: -
negoción: aumentativo apreciativo
-
negrillo: diminutivo apreciativo
(Ver Amado Alonso, Noción...) Hay otros aspectos que tienen que ver con el plano morfológico y sintáctico porque desde el punto de vista léxico, el texto no presenta rasgos especiales. - Infracciones de uso en los pronombres átonos C.D. y algún C.I. (fenómeno
como el
laismo). Esto aún se da en el norteño central, como desviación adscrita a una determinada zona geográfica. LAÍSMO la < le (CI. fem.) T4 (en 4) LEÍSMO le < lo (CD. masc., no pers). T2 (en 6) - Falta de fijación de una forma verbal. Creer (lo) hía el condicional aún aparece disgregado. Hasta fines del siglo XVI no se fijaría ni el condicional ni el futuro de indicativo. Son formas que contrastan con las que en español han quedado fijadas, por ciertas diferencias que no podemos considerar que sean arcaizantes. Existía una colocación concordante en lenguas como el gallego, donde quizás no haya un cambio en la morfología.
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- Énclisis: posposición de pronombres átonos. La posposición del pronombre átono estaba generalizada cuando el verbo iniciaba la frase (T9 Ln 3-4 escrivilo, envióme). Era normal la posposición cuando había un enfrentamiento contextual, cuando: 1) había dos pronombres representativos de dos personas distintas (yo, como le vi, reíme). 2) La frase estaba empezada por una conjunción: (“pues preguntóme el confesor”). 3) Cuando la apódosis (oración principal) de la oraciones condicionales aparecía algún pronombre átono (y sino, veránse). - Pródisis: anteposición de pronombres átonos con respecto a los V. de que son complementos. Se altera la colocación ante los infinitivos y sobre todo si estas iban precedidos de una negación (“hasta que ya estén fuertes en no les pesar de padecer”), en las formas de imperativo, si el imperativo iba precedido del sujeto (“vuestra merced los rompa”). Hoy en día han sido modificados, sobre todo en la literatura, pero aún se dan en lengua hablada. Hay otros rasgos que aparecen que estarían en relación con esa característica de improvisación por parte de Santa Teresa, aunque esa característica no se aplicará a Santa Teresa porque sería conscientemente usada. Se refleja un descuido en el empleo de algunos aspectos lingüísticos como la reiteración de un determinado elemento fónico en términos próximos (T2 ln 5, T2 ln 3). Cuando no se ejerce control, sucede de manera frecuente, la repetición de ciertos elementos fónicos en contextos inmediatos podría indicar cierta rima interna o también cierto descuido. Quizás en alguna ocasión observamos ruptura sintáctica concreta (T8 ln 4). La impresión que se tiene es que esta lengua de uso caracterizó por el uso de los elementos más comunes del castellano moderno todo ha continuado siendo usado y es nuestro patrimonio. Encontramos estos aspectos que pretenden reflejar no las tendencias sino unos aspectos ligados a la lengua hablada, fónicos, morf. , sint. y esta especie de descuidos queridos. Por primera vez es posible establecer el sistema fonológico del castellano porque se regulariza el sistema gráfico. Este caos anterior impedía precisar la fonología. El sistema que surge es de compromiso entre tendencias populares y cultas. Este sistema fonológico, que era esencialmente el norteño, es modificado en alguno de sus rasgos por los contactos con los dialectos centrales peninsulares. Este sistema es el que se va a consolidar en la zona central y va a estar vigente hasta el siglo XVI mediado, y responde al modelo toledano (=herencia del norteño pero modificado por dialectos romances de la zona central).
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Aparentemente este sistema se mantiene durante el siglo XVI (gran parte) sin variación, peor frente a lo que se puede concluir, es cierto que en otras zonas, sobre todo en el norte, se empiezan a implantar rasgos de la lengua hablada que diferían del modelo toledano. Fueron extendiéndose porque determinadas distinciones fonológicas del modelo toledano tenían un escaso rendimiento como elementos diferenciadores de sdos. (fon. sordos y sonoros dentro de los sibilantes fueron absorbidos por los sordos. Va a motivar la eliminación de varios fonemas), también hay otras razones de la distribución de fonemas en zonas articulatorias: en la E.M. el orden velar casi no tenía elementos fonológicos, pero el alveolar o alveolo – palatal o dental, por ejemplo y así uno de los procesos que van a afectar a los cambios fonológicos del siglo XVI es a un traslado de elementos fonológicos de los órdenes alveolo – palatales al velar:
VELAR /k/, /g/
DENTAL-ALVEOLAR-PREPAL.-PALA. (muy sobrecargada).
La distribución de fonemas presentaba desequilibrios, una consecuencia de esto fue que algún elemento de la zona sobrecargada pasaron a ocupar lugares vacíos en la zona velar y alguno de las zonas sobrecargadas desapareció. Esto se traduce por desplazamientos articulatorios. También hay reajustes en esta época dentro de otras lenguas romances, en todo caso el hecho de que no sea un fenómeno de evolución aislado el castellano no quiere decir que todas las lenguas evolucionen de idéntica manera, depende de la sociedad. Por otra parte las modificaciones de este período no son resultado de una rápida evolución fonética. En el aspecto fonético de esta transformación fonológica es bastante lento, porque durante algún siglo anterior (en la Edad Media) se venían produciendo en la zona norteña ciertas evoluciones fonéticas que van a acabar imponiéndose a las de la zona centro. En el siglo XVI se sustituye una norma fonológica por otra, debido a que había un proceso fonético que venía dándose tiempo atrás. Los rasgos fonológicos que derivan de esta transformación van a configurar el “castellano moderno” y se agrupan en apartados: -
Eliminación de /h/ (fonema glotal fricativo sordo)
-
Confluencia de dos fonemas labiales en uno sólo: /b/-/b/ = /b/ - /v/ > /b/.
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Absorción del fonema sonoro por el sordo dentro del conjunto (fenómeno de asimilación que el castellano comparte con otras lenguas romances hispanas. Quedaron territorios aislados en los que se mantiene la diferencia: Sanabria, sur de Salamanca, norte de Cáceres...) de las sibilantes. En el castellano norteño no se diferencian porque se hablan lenguas emparentadas con el vasco. 36
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Velarización de fonemas sordos procedentes de la confluencia de los prepalatales fricativos (previo ensordecimiento) /s/ - /z/ > /s/ >
Resultado del proceso Nº3 /x/ resultado final que aparece entre los fonemas velares.
Es un procedimiento algo tardío. Los testimonios se conocen a mediados del siglo XVI (Nebrija). Es un procedimiento de atrasamiento articulatorio, estaba motivado para diferenciar /s/ - /z/ de /s/ - /z/. -
Interdentalización del resultado /s/ - /z/ > /s/ > /
/
Estos 5 conjuntos de evolución van a configurar el sistema fonológico del español moderno. Pero los 5 conjuntos no se producen por la misma época. Los tres primeros fenómenos, venían siendo ya bastante antiguos en el castellano norteño y se oponían a las soluciones toledanas. Por ejemplo en 1580 un fraile de origen español que escribe desde Méjico, reflejando diferencias lingüísticas entre el norte y Toledo, dice que los del norte escriben “açer” y los de Toledo “hazer”, unos dicen “yerro” y otros “hierro”.
Este tipo de consonantismos, castellano norteño, implica una
simplificación frente a la fonología consonántica toledana, y esto facilitó su rápida asimilación de la norma norteña. En 1561 la capitalidad de la monarquía se traslada a Madrid y Madrid incrementó su población con personas de la zona norte: vizcainos, montañeses... los cuales tenían la norma que simplificaba. Debido al prestigio de la lengua de la corte, por imitación, fueron difundiéndose hacia la zona sur de Castilla la Nueva. Todavía, a pesar de esta difusión norteña, en 1611, un personaje tan importante como Covarrubias refleja determinadas oposiciones a la simplificación del castellano norteño.
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