Análisis del poema 01 de Trilce
1. Conclusiones del análisis métrico del poema I de Trilce •
Predominan los versos de arte mayor (11, 10, 14, 15 SM).
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La rima es asonante asonante en la mayoría de los versos, versos, aunque aunque hay rima consonan consonante te (quizás sin intención), y verso libre (en los seis últimos versos).
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La distribución de los acentos es irregular. Priman los acentos en sílabas pares. Resalta la distancia entre los acentos finales de la mayoría de versos: de 04 a 06 sílabas entre acento y acento.
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El énfasis en la entonación es remarcado con mediante el uso de mayúsculas en la primera palabra del verso verso 1 y el íntegro del del verso 13.
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Hay un uso de las pausas para enmarcar explicaciones. Del mismo modo, el poeta hace uso de los puntos y aparte para encerrar el enunciado.
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Las interjecciones y exclamaciones no se marcan con los signos pertinentes.
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Los dos primero primeross versos versos constituy constituyen en una interroga interrogación ción.. El tono es exhortat exhortativo, ivo, sancionador.
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La segunda y tercera estrofa constituyen exclamaciones. exclamaciones. Los primeros versos versos en ambo amboss caso casoss son son los los que que llev llevan an el mayo mayorr énfa énfasi sis, s, sien siendo do culm culmin inad ados os en anticadencia. Los versos siguientes versos tienen una entonación más homogénea, al modo de las oraciones enunciativas. enunciativas.
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El final del poe poema ma tiene tiene un tono llano. llano. El énfas énfasis is se va acortan acortando do conforme conforme llegamos al final del poema.
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2. Análisis retórico del poema I de Trilce Observamos las siguientes características a nivel retórico: En el aspecto estilístico, el poema muestra un estilo ‘impuro’, e vista que la lengua castellana es alterada en su morfología, semántica sintaxis y léxico. Observamos neologismos como tesóreo o abozaleada. Estos adjetivos son no son complementos naturales de los sustantivos a los que afectan. No son ni argumentos ni adjuntos usuales en el español. Con respecto al registro de elocución, podemos decir que el autor utiliza el estilo elevado (el de la poesía) para abordar un tema considerado bajo o tabú: el excremento y el acto de defecar. Las adjetivaciones como “calabrina tesórea” o “hialóidea grupada” corresponden al tropo de etimología, entendido como la incoporación o exclusión de significados que, por factores estilísticos, afectan a una palabra en un determinado contexto. Otro tropo hallado en este poema es el de la metáfora. “Testar” se puede entender como ‘pensar’; “aquilatar”, como ‘madurar’; y la frase “LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES” se podría interpretar
como las flatulencias. En todos los casos, tenemos metáforas in
abscentia.
El otro tropo hallado en este poema es el del énfasis, entendido como el uso de una expresión en un sentido mucho más específico que el habitual. Esto se hace patente al inicio de las estrofas primera, tercera y cuarta. Dentro de las figuras de dicción, encontramos la parágoge (adición de sonidos al final de una palabra), en el caso de “tesórea”; y el uso simultáneo de prótesis y parágoge, en el caso de “abozaleada”. En este último caso, el poeta ha optado por usar un morfo discontinuo o circunfijo A-ADO, como se aprecia en las palabras apareado, amancebado, acanalado…
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Dentro de los metaplasmos silábicos podemos hallar el uso de la sinéresis, la sinalefa y el hiato. Es patente también la presencia de sonidos oclusivos “t, d, b, k”, en especial al inicio del poema: “quién hace tanta bulla, y ni deja/ testar las islas que van quedando”. Estos sonidos explosivos le dan mayor énfasis a la llamada de atención que se entiende está presente en el poema. Dentro de las figuras de diálogo y argumentación, hallamos la exclamación (expresión de un sentimiento o emoción de un modo intenso). Esto en el inicio de las estrofas dos y cuatro. Otra figura de de diálogo presente en el poema es la interrogación retórica, la cual consiste en realizar una pregunta cuya respuesta es innecesaria, porque no se conoce o se sobreentiende. En el plano de la compositio, se entiende que el autor ha estructurado el poema usando un criterio rítmico vanguardista.
3. Interpretación del poema En líneas generales el poema trata acerca del acto de defecar (tema tabú y considerado “bajo e indigno”). El poema presenta una oposición general y elemental entre lo público y lo privado. Lo privado es el acto de defecar, hecho que es netamente humano y nos liga con nuestra condición animal. Es un acto íntimo, el cual rechaza la compañía, al menos en el mundo occidental. Ante esto, el enunciador del poema exige “consideración”. El ámbito de lo público se presenta en el poema como hostil, desconsiderado. La bulla que provocan los otros es perturbadora para la evacuación de las heces. Consideramos que el poema trata del acto de defecar en vista de los siguientes argumentos: En la primera estrofa, se dice “ni deja/ testar las islas que van quedando”. Una acepción de testar es ‘atestar’ (henchir alguna cosa hueca, apretando lo que se mete en ella); para el caso del poema testar alude al acto de pujar. Las “islas que van quedando” son las unidades pequeñas o pequeños rezagos del excremento presente en el colon.
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En la segunda estrofa, el enunciador vuelve a pedir “consideración”, en vista que se encuentra en pleno momento de expulsión de las heces. Los versos “y se aquilatará mejor/ el guano, la simple calabrina tesorea” aluden el primero al proceso de composición del excremento. “Aquilatar” es un neologismo de Vallejo, viene de “quilo” (Linfa de aspecto lechoso por la gran cantidad de grasa que acarrea, y que circula por los vasos quilíferos durante la digestión). El enunciador espera que, en un estado de paz, sin perturbación externa, se haga una “mejor aquilatación” del excremento, condición necesaria para el fin del proceso de expulsión de las heces. Por su parte, la “simple calabrina tesorea” señala al colon. Calabrina es un cuerpo yerto (la palabra proviene de ‘cadaverina’). Este colon, fétido y en estado de descomposición es simple, una pieza hueca que atesora, (entiéndase ‘contiene y guarda celosamente’) el excremento. Tesórea es adjetivo creado por el autor al modo de otros términos como marmóreo (a), plúmbeo (a), rosáceo (a), entre otros. Luego sigue el verso “que brinda sin querer”; esto obviamente alude al acto inconsciente de la expulsión del excremento. El colono no “quiere” expulsar, cumple su rol biológico de modo inconsciente. Más adelante se menciona el objeto de lo que es brindado: “salobre alcatraz”, y “hialóidea grupada”. Ambos elementos aluden a las orines. Salobre alude obviamente a la sal, el alcatraz bien puede aludir al ave marina para intensificar el concepto de sal y para afirmar el sema de ‘líquido’. Por su parte, “hialoideo” es transparente, aquello que se parece al vidrio, y señala claramente a las orines; mientras que “grupada” refiere al “golpe de aire o de agua impetuoso y violento”. Y grupada es, en este caso, sinónima de ‘expulsada’, pero de un modo violento, como lo son las orines. En la estrofa tercera se vuelve a pedir consideración por el acto excrementicio, hecho privado. Se menciona “el mantillo líquido”. Mantillo es el abono descompuesto. Es el último rezago del excremento, el cual va acompañado de “LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES”, que para este caso interpretamos como unas flatulencias en extremo sonoras. Aquí tenemos una antítesis en tanto que bemol es una nota baja; y soberbio hace dar la idea de fuerte y estridente. El carácter lúdico e irreverente del poeta junta ambos términos para decir aquello que es prohibido, para jugar con términos “indecorosos”. En principio, deseamos que nuestro acto excrementicio sea nuestro y solo nuestro, un hecho íntimo. No queremos la presencia ajena, por lo que si las flatulencias son “soberbias”, pues nos denunciarían como seres sucios, que estamos produciendo lo más bajo de la condición humana. Nos acerca a al mierda, y la mierda es baja, se aleja de lo noble, lo puro, lo
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poético, lo citadino y lo culto. Esto ha sido ampliamente explicado por Dominique Laporte en su libro Historia de la mierda. La última estrofa señala, también lúdicamente, a la forma del excremento una vez expulsado todo: una forma de montañita. Se expresa “Y la península párase” esto es el ápice del excremento, el cual por su consistencia es blanda y no encuentra la rigidez necesaria para mantenerse firme, por lo que está “en la línea mortal del equilibrio”.
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Recepción de la crítica Ante las primeras críticas contrarias, salvo las de JCM, LAS y Antenor Orrego (entre otras honrosas excepciones), Vallejo expone la defensa de su poemario Trilce: El libro ha nacido en el mayor vacío… Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy y más que nunca quizás siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista , la de ser libre. Si no he de ser hoy libre, no lo seré jamás…. Me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mayor cosecha artística… (En Oviedo, 1964: 109) El párrafo citado nos
anuncia que los poemas de Trilce, entre ellos el primero,
corresponden a un acto de libertad. Y en el caso del poema I hemos notado la inauguración de un poemario libre en la métrica, en cuanto al “respeto” del idioma, en la estética y en la ética. Los críticos posteriores se han orientado al análisis, sobre todo, de poemas relacionados con la maternidad, el hogar, el amor, u otros aspectos expresivos del poeta. El Trilce I no ha recibido toda la atención que se les dio a otros poemas. Marco Martos incluye el poema I dentro del ámbito del “hermetismo lexical” (1987: 23), y adjudica que el poema I refiere a la cárcel. El vocabulario oscuro va acompañado de una expresión “dura”, a diferencia de los otros poemas de significado más claro y pronunciación más armoniosa. El autor Edson Faundes de la Universidad de Concepción en su tesis Trilce: devenires de resistencia
(2000), nos explica que la estrofa final del poema I ubica al enunciador dentro
de una zona de pliegue, la cual se caracteriza por ser dinámica, por separar lo real de lo virtual, y por estar ligada con momentos de incertidumbre existencial. Leamos:
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La zona del pliegue está signada por el dinamismo. Un sujeto peligrosamente camina o levita en un pliegue, arrastrando las afecciones de su involuntaria orfandad existencial. Pero la escritura del pliegue no puede reducirse a una mera posición individual, el registro es colectivo y cultural. Estar en el pliegue es instalarse en el espacio y momento precisos para deslindar la orgánica dual de la máquina social. El poema I señala: El autor nos señala que así como la estrofa final del poema I refiere a la frontera entre el cuerpo humano y la materia; ambos se unen en un instante “cósmico”. Esto implicaría que Vallejo tuvo no solo una actitud desafiante y lúdica en este poema, sino también una actitud metafísica al relacionar el excremento y la defecación con un aspecto vital en la vida del ser humano, un momento en el que la vida se separa de sí y crea la muerte; en que lo humano se desprende de sí mismo para ser otra cosa. Carlos Arcos Cabrera, por su parte, opina en su texto Trilce en el trópico que el poema I alude a una reflexión con respecto al tiempo. La primera estrofa señalaría una consideración porque no se le deja “testar” (pensar) al poeta con respecto a los versos futuros. La segunda y tercera estrofa aluden a la relación del tiempo con el cuerpo humano. Términos como tarde, temprano, corazón señalarían este enlace semántico. Las estrofas finales harían una reflexión con respecto al equilibrio del ser humano. Carlos Arcos Cabrera nos remite a una interpretación de Julio Ortega,con la cual concuerda nuestro análisis. Veamos: ¿Es posible una lectura escatológica del poema? Julio Ortega resume las apreciaciones en esta dirección del poema I de Trilce. Reproduzco su comentario de cierre: “Esta lectura de Coyné, reforzada por la tradición oral que Espejo ratifica, ha suscitado una extensa discusión crítica que, a pesar de sus disonancias, es reveladora del carácter hermético de la escritura vallejiana en Trilce así como de la potencialidad hermenéutica a que ese carácter invita”. La historia es sencilla: el poema recrearía la penosa y humillante experiencia del poeta encerrado en la letrina de la cárcel de Trujillo, acosado por los guardias y presos para que se apure en el humano trance de hacer sus necesidades. El poeta convierte ese instante, esa prosaica experiencia personal, en un acto fundacional de la poesía, lo cual no deja de ser maravilloso, aunque una lectura del poema nos descubre otra dimensión. Carlos Arrizabalaga Lizárraga ha manifestado en Entender a Vallejo (2012) nos refiere a André Coyné para quien Vallejo “arranca la belleza de lo feo” en este poema. Arrizabalaga también coincide con la interpretación según la cual el poema alude al excremento, mas no explica todos los aspectos del poema.
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Fuentes electrónicas http://www.vallenajerilla.com/berceo/alvar/calabrina.htm http://www.elhablador.com/debate18_arcos.html http://beta.udep.edu.pe/hoy/2012/entender-a-vallejo/
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