Amaral El empréstito de Londres d 1824 El empréstito de Buenos Aires de un millón de libras se transformó en un fracaso: el servicio regular fue interrumpido en 1827, no se llego a un acuerdo para retomarlo hasta treinta años más tarde y la redención total de los bonos no tuvo lugar hasta ochenta años después de la emisión original. Algunos historiadores han descripto la operación como una estafa pero curiosamente al deudor y no a los acreedores. Este empréstito ha sido el centro de una vasta polémica en la historiografía Argentina; controversia q se originó en el fracaso de los objetivos legales de la operación, la construcción de obras públicas en Buenos Aires, y por ende en la determinación del destino final de los fondos. Nuestra intención es mostrar que, lejos de tratarse de una estafa y al margen de cualquier negociado, los motivos de la operación y su fracaso se explican por la situación política y financiera de Buenos Aires. Sostendremos: 1) que la operación fue llevada a cabo por la necesidad de activar un mercado financiero al que pudiera acudir la hacienda provincial para la financiación de los gastos extraordinarios, 2) que las fuertes ganancias de un pequeño grupo de comerciantes fueron consecuencia de la tramitación legislativa y de la variación del estado del mercado de capitales de Londres, y 3) que los fondos llegaron del modo más conveniente y que no fueron destinados sino muy indirectamente a cubrir los gastos de la guerra. Xq se contrato el empréstito externo Los trastornos financieros causados por los gastos extraordinarios que dio lugar la revolución no pudieron ser resueltos por los gobiernos nacionales establecidos en Buenos Aires entre 1810 y 1820; no encontraron la manera de sustituir el sistema financiero colonial y no tuvieron otro resultado que el incontrolable crecimiento de la deuda pública. Recién a fines de 1821se encontró el medio de resolver los problemas de las finanzas públicas el Crédito Público, que lanzó títulos de deuda redimibles cuya colocación en la plaza no dependería de distribuciones compulsivas sino de su rentabilidad real. La consolidación de la deuda pública se emprendió pocos días después de la creación del Crédito Público con la emisión de cinco millones de pesos en fondos públicos; así se eliminaría la incertidumbre que afectaba a la recaudación fiscal ya que todos los títulos en circulación entrarían en la consolidación. Esa emisión de bonos públicos daba respuesta tmb a la escasez de medios de pago en Buenos Aires; la caída de la demanda de los mercados del interior, afectados por la crisis de 1820 y por la progresiva manifestación de los efectos de la interrupción de los vínculos con el Alto Perú; y las consecuencias sociales de la desmovilización del ejército nacional. La consecuencia de todo esto fue q la proliferación de bonos en plaza por su utilización como medio de pago hizo caer su precio al 30 % de su valor nominal; así, cualquier emisión que se intentara para hacer frente a gastos extraordinarios no podría sino provocar una mayor caída de la cotización y consecuentemente un alza de la tasa de interés real de los bonos públicos. Entonces, antes de buscar la apreciación de los bonos debía resolverse la escasez de medios de pago. Con este fin el ministro de Hacienda (García) promovió a principios de 1822 la creación de un banco que pusiera en circulación billetes convertibles. La institución surgida d esa iniciativa fue el Banco de Buenos Aires y sus billetes permitieron limitar las funciones monetarias de los bonos públicos. Quedaba el problema d lograr la apreciación d los bonos y mantener su atractivo co inversión. La manera de alcanzar un equilibrio entre ambos términos era efectuar una fuerte inversión en títulos públicos. El problema pasaba por la obtención de los recursos recursos necesarios para efectuar esa fuerte inversión en bonos públicos que aseguraría el funcionamiento de los mecanismos de financiación internos creados poco antes. Dentro de la plaza no era posible conseguirlos por lo que sólo cabía acudir a otros mercados de capitales; se sabía que en Londres había capitales disponibles a un costo tan bajo como para creer que la tasa diferencial de interés entre ambas plazas permitiría atender los servicios de la deuda externa mediante el giro de los fondos en ésta sin afectar su disponibilidad. Las bases del contrato y el control d la operación 1
Se decidió en agosto dl 22 q se contrataría un empréstito externo para la construcción del puerto de Buenos Aires, para el establecimiento de pueblos en la campaña y ciudades en la costa entre Buenos Aires y Patagones, y para la provisión de aguas corrientes a la capital. Así quedaban conformes los comerciantes, los hacendados y las amas de casa. Se firma la ley del empréstito en nov dl 22. Dsp se pone a hablar sobre el proyecto y sus artículos y los debates en la junta blablabla…bostezos intermedios….sinceramt cero import ante
La primera propuesta y el último obstáculo La única propuesta para la contratación del empréstito externo fue presentada por Félix Castro y uno de los hermanos Robertson en diciembre de 1822. La propuesta analizaba las alternativas del gobierno para concretar la operación y los inconvenientes de cada una. Era necesario hallar un medio que se aproximara a las ventajas de la venta local y que distara de la incertidumbre del trato por correspondencia. Ese medio era el establecimiento de una representación formal en Inglaterra a través de personas que gozasen de la entera confianza del gobierno en clase de agentes mercantiles. Lo óptimo sería el envío de dos agentes, uno natural de Buenos Aires y otro de Inglaterra; Castro y Robertson llenaban esas condiciones y ofrecían susservicios. Tras once meses de negociaciones, a comienzos de diciembre de 1823, el gobierno y la sociedad -integrada por Braulio Costa, Miguel Riglos y Juan Pablo Sáenz Valiente, además de Félix Castro Y Juan y Guillermo Parish Robertson- convinieron los términos del contrato. La sociedad contrataría el empréstito al tipo mínimo legal y lo colocaría en Londres, donde se hallaba “más barato y abundante el dinero". Otras condiciones dl contrato final: la negociación se haría por la cantidad total, que debería ser integrada en un lapso de 12 a 18 meses; el papel de la sociedad se había reducido al desaparecer toda mención de sus funciones en el traslado de los fondos y en el pago de los intereses. No habría indemnización si la operación fracasaba; la fianza era d 250.000 pesos que serían anticipados por nueve meses al 8,6 por ciento anual, o por un plazo más largo al 10,4 anual si la operación no se concretaba. García presentó esta operación como la única alternativa para evitar el retorno a los ruinosos empréstitos forzosos y contribuciones, tan frecuentes antes de la creación del Crédito Público. El ministro advertía en la oportunidad ofrecida por el mercado de capitales londinense la posibilidad de reproducir -en una escala mucho más modesta- un mercado al que pudiera recurrir regularmente la hacienda provincial para financiar sus gastos extraordinarios. Contratación y colocación del empréstito El contrato entre el gobierno y la sociedad fue registrado el 16 de enero de 1824. En la escritura se transcribía el texto de la ley del noviembre de 1822 y se otorgaba a los integrantes de la sociedad la realización del empréstito.Se otorgarían plenos poderes a Félix Castro Y Juan Parish Robertson para negociar el empréstito. En carta a Baring del 19 de abril, Robertson había puntualizado las condiciones de colocación del empréstito, pero supeditando la decisión final a la llegada de Castro desde Buenos Aires. Cuando ésta se produjo, los agentes se dirigieron a los banqueros para expresar su conformidad en el arreglo alcanzado: Baring pondría en circulación los títulos del empréstito entre los suscriptores por cuenta de los agentes, colocándolos al 85 %. Cuando los suscriptores hubieran integrado todas las cuotas, la distribución de las £ 850.000 debería quedar de la siguiente manera: el gobierno de Buenos Aires, £ 700.000; para la sociedad contratista, £ 120000; y para Baring, £30.000. El 1º de julio de 1824 Castro Y Robertson firmaron el llamado bono general, que establecía el compromiso con los suscriptores del empréstito. Quedaron para trasladar a Buenos Aires £ 568.000, que equivalían a 2.816.000 pesos. El traslado d los fondos El traslado de los fondos se realizo por medio del giro de letras. La letra de cambio se utilizaba desde el siglo XIII como instrumento de los pagos internacionales. 2
El empleo d los fondos El problema del empleo productivo de los fondos hasta que se los destinara a la construcción de las obras se planteó porque en lugar de negociaciones parciales a medida que las obras lo fuesen requiriendo, se hizo sólo un contrato por el total de la cantidad autorizada. La negociación del total era necesaria para sostener el crédito público y, consecuentemente, la solución del problema planteado por esta decisión debía ser la compra de bonos públicos internos con los fondos del empréstito externo. La sola expectativa de que esto sucediera ya había llevado la cotización de los bonos públicos a más del 90 % del valor nominal en julio de 1824. Tras este pico, la valorización de los bonos comenzó a caer lentamente, sosteniéndola, brevemente, la concreción de la única compra efectuada con los fondos del empréstito externo. Desvinculada del problema del empleo productivo de los fondos del empréstito, casi al mismo tiempo se llevó a cabo otra operación para enfrentar la escasez de metálico que afectaba al Banco de Buenos Aires, cuya expansiva política monetaria y crediticia no era la más adecuada para atenuarla. Tal escasez, sin embargo, era anterior a la creación del banco y se debía a la interrupción de las remesas altoperuanas, al déficit de la balanza comercial y a las perturbaciones del comercio interno producidas por la crisis de 1820. Como las reservas metálicas de la institución sólo alcanzaban a cubrir, en setiembre de 1824, el 12.2 % de los billetes circulantes, el directorio obtuvo un préstamo de 500.000 pesos sobre los fondos del empréstito para la compra de metálico en el exterior. Para extender las operaciones de descuento de letras sobre los fondos del empréstito, el 11 de abril se creó una “comisión para la dirección y manejo de los fondos del empréstito levantado en Londres por la provincia". El fin de los fondos del empréstito El empréstito externo había sido contratado -dejando de lado las obras públicas- para producir una valorización de los bonos públicos internos, de modo que el Crédito Público fuera la vía regular de financiación de la hacienda provincial. Las tasas diferenciales de interés ofrecían un atractivo tal como para suponer que con el giro en Buenos Aires de los fondos del empréstito podría atenderse su servicio sin afectar la disponibilidad del capital. A esto se debió que, al superar los bonos públicos el límite de valorización hasta dónde era posible aprovechar el desequilibrio de los mercados financieros, los fondos se colocaran en el descuento de letras de comerciantes de la plaza; de ese giro saldrían las cantidades necesarias para el pago de intereses y amortización. La actividad de la comisión planteó serios problemas al banco, pero también a la economía de Buenos Aires, por la fuerte expansión del otorgamiento de créditos. El fracaso del Banco de Buenos Aires permitió renovar con leves modificaciones el proyecto de creación de un banco nacional. El Congreso aprobó la ley respectiva el 28 de enero de 1826 y el 11 de febrero comenzó a funcionar el Banco Nacional. Hasta la integración de los fondos del empréstito al Banco Nacional, de ellos un tercio había sido destinado a financiar el gasto público, y el resto a la concesión de créditos al comercio de la plaza. Desde su apertura, el Banco Nacional debió atender los requerimientos financieros del gobierno nacional pero no pudo hacerlo apelando a su capital sino a la emisión de papel moneda inconvertible. Tras una opaca existencia, el Banco Nacional desapareció el 31 de mayo de 1836 por el vencimiento del plazo legal de la empresa. Sin embargo, sus negocios no fueron liquidados y la Casa de la Moneda que lo sustituyó continuó las operaciones del "extinguido banco" en una cuenta separada. La liquidación no fue llevada a cabo hasta agosto de 1854, oportunidad en que el gobierno no hizo reclamo alguno x las acciones que le correspondían, hipotecadas desde junio de 1826.Allí desaparecieron, desde el punto de vista contable, los fondos del empréstito, transformados desde febrero de 1826 en esas 15.000 acciones del Banco Nacional. El 12 de julio de 1827 se efectuó el último pago de intereses y de la amortización del capital correspondiente. Tras negociaciones prolongadas, se alcanzó una solución definitiva el 20 de noviembre de 1857, por el convenio de refinanciación de la deuda suscripto por el gobierno de la provincia y el restante de los tenedores de bonos .Desde entonces y hasta la crisis de 1890, el servicio fue atendido regularmente y tras una nueva negociación en 1892, la deuda se extinguió en 1904, es decir, 80 años después de la emisión de los títulos y 44 después del vencimiento del plazo original. 3
Conclusión “Empréstito de desbloqueo, estafa internacional” dijo Scalabrini Ortiz. ¿Empréstito de desbloqueo? La inexistencia de fondos bloqueados lo hacía innecesario; se po día girar libremente al exterior porque no había co ntrol de cambios ni orden de prioridad para la remesa de divisas. ¿Estafa internacional? El empréstito externo se contrató aprovechando las tasas diferenciales de interés para afianzar el sistema de crédito público; con esto se favorecía tanto a los comerciantes nacionales o extranjeros -porque terminarían las exacciones que las urgencias del fisco habían hecho habituales- como al estado -que contaría con un instrumento adecuado para recurrir al mercado financiero interno, difuminando en el largo plazo los fondos necesarios para la atención de los gastos extraordinarios-. El esquema se basaba en las tasas diferenciales de interés entre Londres y Buenos Aires: los fondos externos se colocarían en bonos internos, manteniéndose la disponibilidad a corto plazo del capital y permitiendo al mismo tiempo la cómoda atención del servicio de la deuda. Cuando se advirtió que la valorización de los bonos internos superaba el límite que permitía aprovechar la diferencia de las tasas de interés, se buscó otra colocación que retuviera las dos condiciones de la anterior: la disponibilidad a corto plazo del capital y una rentabilidad igual o superior a la de los fondos externos. Hubo errores de cálculo pero el esquema era ingenioso; su fracaso tmb se debió a la guerra con el Brasil, que al producir una abrupta interrupción del comercio exterior y una aguda escasez de mano de obra por las masivas levas llevó a un fuerte crecimiento de los precios tanto de los productos agropecuarios como importados y a un extremo encarecimiento del metálico. Las raíces de la inflación, desatada por la inconvertibilidad obligada por la guerra, pueden rastrearse basta mediados de 1825; entonces era la expansión del crédito la que estaba llevando los precios lentamente en alza, mostrando que aun sin la guerra el efecto hubiera sido semejante si la tendencia se agudizaba y la tasa de interés real se mantenía negativa. La guerra se produjo tras la imposición del bloqueo de Buenos Aires desde el primer día de 1826. No fue entonces la expansión del crédito producida por la actividad de la comisión del empréstito y del banco y la consiguiente inflación las que llevaron a la destrucción del esquema sino la política de quienes con Agüero al frente habían abogado x la guerra a fines del 25. Cuando esta se desató, ellos se hicieron cargo del poder; entonces, ya poco importaba el mantenimiento del esquema ideado tres años antes: para la atención de los gastos extraordinarios no se echó mano del sistema del crédito público interno sino de la capacidad emisora del Banco Nacional. Esta descripción de cómo sucumbió el esquema basado en el aprovechamiento de las tasas diferenciales de interés muestra que lejos de tratarse de una estafa o un negociado la operación se fundaba en un análisis financiero; éste se probó correcto en cuanto a los efectos de la operación sobre el sistema del crédito público, pero no en cuanto a la posibilidad de atender el servicio de la deuda externa mediante el giro interno de los fondos. De esta manera, las decisiones que fueron motivo de posterior controversia tienen su base en un análisis financiero y el fracaso de la operación se explica por las circunstancias políticas y económicas de Buenos Aires; así, el recurso a explicaciones conspirativas puede alejarse considerablemente de la interpretaci6n de esta operación. Hemos mostrado que se llevó a cabo de acuerdo con las disposiciones legales y que algunas de ellas perjudicaron el resultado final; hemos mostrado también que los fondos llegaron y que lo hicieron de la manera más conveniente, sin provocar alteraciones en el tipo de c ambio; e igualmente el destino final de los fondos, si bien estuvo relacionado con la guerra con el Brasil, no fue estrictamente la financiación del conflicto. *** El imperio británico, sin duda, existió; quizá también el imperialismo británico, definido por Hobson en 1902; tal vez aun el imperialismo financiero enunciado por Lenin años después; pero no ciertamente ese imperialismo financiero de comienzos del siglo XIX al que se ha intentado vincular esta operación. Xq? pasaron quince años desde la cesación de pagos antes de que llegara el primer agente a Buenos Aires para buscar un arreglo, y éste aún demoro otros quince años más. Cuando se firmó un convenio de refinanciación, se debió más a la presión del deudor que embarcado en un conflicto buscaba el reconocimiento de las potencias, que a la presión de alguna de éstas.
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