RICARDO GARCIA MOYA RECOPILACIO D´ARTICULS
www.idiomavalencia.com
Magistrales escr itos queco rroboranlaindependenciadel Idioma V alenciano
Los escritose dehistórico-documental Ricardo García Moya que sacanela laimperialismo luz toda la manipulación lingüística expansionista pancatalán viene realizando desde hace ya muchas décadas al Idioma Valenciano y a otras señas de identidad propias del pueblo Valenciano. Manipulación que no tiene otra finalidad más que la de, a través de la mentira, intentar confundir a la opinión pública para que crea que Valenciano y catalán son una misma cosa, e intentar incluir y subyugar al pueblo Valenciano dentro de unos ficticios e inventados "països catalans" (hoy "eurorregión"), que jamás han existido y de los que, obviamente, el histórico "Reino de Valencia" nunca ha formado parte.
( Tèxt i artículs trets de la plana “Ricardo Garcia Moya” http://www.garciamoya.cjb.net )
ARTICULS AGRUPATS EN TEMES (Accedir als artículs punchant damunt dels seus nòms)
a) AFRANCESATS (A LA CATALANA): 001. Boabdil Camps. 002. La Selectividad de Piuporc. 003. La `validesa´ de Camps. 004. Mondo cane, Camps, cane mondo. 005. Esteban González Pons: ¿calbo o calb? 006. Rita y Carod, unidos por la lengua. 007. Los parques temáticos de doña Rita. 008. El divino Josep Lacreu. 009. Peris, Cantinflas, Borrego y Lacreu. 010. Juli d’Espanya y Raimoncín. 011. El `chorret´ de Julio de España. 012. Los premios octubre y el sectarismo. 013. Las maniobras secretas del régimen. 014. El señor L del catalanismo. 015. Eduard J. Verger: poeta con motosierra. 016. El poeta García y el chuço de Fuster. 017. Las carabinas de Ambrosio ¿eran valencianas? 018. La ‘cresola’ de Eliseu Climent. 019. La ardua exégesis del Pare Mulet. 020. ¿La llengua?, ¡pera els filólecs!. 021. Se equivocó la Oronella, se equivocaba. 022. Carme Barceló, joya de la AVL. 023. A Honorato no le gusta charrar. 024. Honorato, pardalot pera rato. 025. La AVL degrada la “Bellea”. 026. Cap d´Any en fi de semana. 027. Marisol González y las criadas. 028. Valenciano en Murcia, catalán en Mestalla. 029. Las consonantes y el 118. 030. La saburra de Ascensión Figueres. 031. Montoyas y gripaus. 032. Angels Campos: prohibido el valenciano. 033. El feo, el malo y Gustavo Bueno. 034. Emili Félix: traductor de la Generalitat. 035. Picornell y los catalanes de Gandía. 036. Josep V. Marqués, maltratador perplejo. 037. Jordi Davó y Chuplafiga. 038. Jesús Puig, “papá Levante”. 039. Racholeta Blasco y Aramis Belda. 040. Vicent Soler, llingüiste comprometut. 041. Franquismo idiomático para el 2003. 042. Fallas de Valencia con cuatro barras y otros “despistes”. 043. Divagaciones de un mestizo valenciano en Barcelona. 044. Gloria Marcos, a grosso modo. 045. Isaura, diputada de ruta y lengua . 046. El cercadit de Doloretes Pérez, de EU. 047. Cubata gitano.
048. 049. 050. 051. 052. 053. 054. 055. 056. 057.
Joan Costa, ¿ministro valenciano? Juli Esteve, Netol de Pla. Isabel Clara Simó y Orihuela. Doce rectores y “español el que no bote”. El progre Miró. Virus en la Academia de los Nocturnos. Los profesores de catalán. El `pleit´ de Gabriel Sansano. El `Nort´ de Soler Godes. Los `chuques´ del Castaño.
b) COLABORACIONISME PANCATALA: 058. ¿La gramática del futuro can al en valenciano? 059. La “guardiola” de la Conselleria de Sanitat. 060. La Generalitat Valenciana. La Calamitat. 061. Los Gripau y otros engaños. 062. El “lo” y el Gripau de Tarancón. 063. Santa Carme Junyent, filóloga. 064. La Jauja de Putágoras. 065. Las ikastolas valencianas. 066. Les rails, no arrels, del 9 d’octubre. 067. La tenebrosa Luz de las Imág enes. 068. Los “exquisitos de la lengua”. 069. Los insultos de “Escola catalana”. 070. Los últimos coletazos de la Generalidad. 071. Qué nervios, el día de San Hermógenes se acerca. 072. Rosas para don Vicente. 073. 074. 075. 076. 077. 078. 079. 080. 081. 082. 083.
Teatros y “ocells” de la Generalita t. ¿Y por qué, “tots al carrer, el 17 de febrer”? La asquerosa Selectividad catalana. Incluso muerto, Boronat, te manipula el CVC. La `pesca´ catalana de Rita. La edición catalana de “La escaleta del Dimoni”. El “formatge amb maduixes” de Albal. Toc, toc. Del `ostentóreo´ de Gil al `sexagenari´ de Huguet. El `borratxo´ Franco. ¡Oh, la sintaxis catalana, oh!.
c) TRAMPES CATALANERES: 084. Comunidad Valenciana,”¿una nación ocupada militarmente?”. 085. Caritat cap a les llengües de u o dos parlants. 086. Idiomas y dialectos. 087. 088. 089. 090. 091. 092. 093. 094. 095. 096.
El occitano: del IEC. (II). Historias de pesadilla la “normalització” Los documentos perdidos del Reino de Valencia. Los documentos del Reino de Valencia, retenidos en Barcelona. Eulalia Duran: valencianos a la carta. El huevo de Colón (de Basilea). El canto del perejil (y II). La normalització de correaje, camisa azul y pistolón. No lo condenaron a rezar el credo. Más historias de la “normalització”.
097. ¿Rigurosamente científico? 098. El Diccionario Crítico Castellano e Hispánico de Corominas es tendencioso y falsea la historia de Valencia y su lengua. 099. Se olvidó, señor Corominas, del albalat del Turia. 100. El caballero de Nules decía "oferix", no "ofereix". 101. El mordisco a Montpellier. 102. El extraño caso de Colón y “Colom”. 103. El `txorlit´ de Pascual, de la RAE . 104. La chuleta y la Real Academia. 105. Epístola a mi amigo Lizondo. 106. Erratas y errores. 107. 108. 109. 110. 111. 112. 113. 114. 115. 116. 117. 118. 119. 120. 121. 122. 123.
El bufón de la reina de Valencia. El valenciano burraco. Francesc Esteve `Safan oria d´Or, Otony 2004´ . Gracias por las "perru cas", pero... La científica catalanització de Carlos Ros. Las lenguas oficiales de la Cancillería. Los okupas del “Libe r elegantiarum”. Enredos idiomáticos. El “catalá generós” de Valencia. La cárcel normativa viaja por el tiempo. El gori-gori en idioma vale nciano. Otelo y las misas de San Vicente. La monja cojonera. Epístola a Arrabal, desde la cervantina Valencia. ¿Por qué nos manifestamos mañana? Los "nínxols" (¿) de Tavernes y las anguilas de Palmireno. El canto del perejil (I).
124. 125. 126. 127. 128. 129. 130. 131. 132. 133. 134. 135.
Saó y el investigador de Broseta. Un perro llamado Barcino... Varas de medir para homenajes trucados. Luis Racionero y sus “países catalanes”. El escribidor Prócoro y la piratería cultural. El conseller heráldic de Catalunya y las cuatro barras. Ya está aquí la “normalització” numismática. Los “maulets” fueron castella nistas. Textos maulets y botiflers. Diplomacia catalana contra Valencia en 1599. Historias de la “normalització” (I). Las cosas de Max Cahner García.
d) VALENCIANISACIO DEL CATALA: 136. Cuando Cataluña valenc ianizó su idioma. 137. La expansión de la lengua valenciana en Cataluña. 138. 139. 140. 141. 142. 143. 144. 145. 146.
La lengua valenciana en el País Catalán. El “Villancico de las Naciones” y los valencianos. Fallas, idiomas y frailes. La lengua valenciana en el monasterio de Poblet. Del temps de les chapes. La engañifa de Harr y Potter en `valen ciano´. Una festa lliteraria en Tarragona. La lengua valenciana en Sansestabién. Las joyas de la Roser.
e) REFERENCIES A LA LLENGUA VALENCIANA: 147. 148. 149. 150. 151. 152. 153. 154. 155.
Muelas, `lletraferit´ a la monquilí. Panduro y la lengua valenciana. La época de los The saurus Puerilis. Lerma, traductor de lengua vale nciana. Toneladas y toneladas de flexió verbal . Cervantes y la `melosa´ Lengua Valenciana. Lope de Vega y Rosa Rebufa. La lengua del 9 de Octubre. Covarrubias, la lengua valenciana y la Cancillería Real.
156. 157. 158. 159. 160. 161. 162. 163. 164. 165. 166. 167. 168. 169. 170. 171. 172.
El Emperador, el catecismo y el idioma valenciano. El fin de milenio y las lenguas de Eco. Sopes de galgo. El idioma valenciano en la Iglesia del XVII. Les Trobes de Febrer. El idioma valenciano en Orihuela. El manuscrito 1324 de la Nacional y la lengua valenciana. El saboret del desamparats. Madres putativas del idioma valenciano. ¿Criterios filológicos? No me diga... La Navidad y el bárbaro. Lizondo y su “bona gent”. ¿Sant Vicent Ferrer o Sant Vicens Fa rrer? Pérez Galdós y el idioma vale nciano. Unamuno y la lengua valenciana. Un valenciano de Catí en la Barcelona de 1600. En un café literario.
173. Citas del libro “Historias del Idioma Valenciano”. f) PINZELLAES LEXIQUES: 174. 175. 176. 177. 178. 179. 180. 181. 182. 183. 184. 185. 186.
Cataluña contra Lizondo. Fray Antonio Canals y la Selectividad. Divagaciones tras un “colpet de Alcoy”. Don Mariñas del Real Potorro. Los incultos y el pronombre mosatros. Sobre la ortodoxia del valenciano. Los papeles valencianos del "en" y el "amb". Els caragols punchosos de Benicarló. Las traducciones de Bonllabi al idioma valenciano. El `Empar´ que jamás existió. El idioma valenciano de Castellón. El idioma valenciano en Orán. El obsceno deporte de “esvarar” en Alcira.
187. 188. 189. 190. 191. 192. 193. 194. 195. 196.
Gayates, y deport. La cienciadelit contra el vicio. El cronista de Alicante y su lengua valenciana. El `xe´ catalán del Mestalla. En la fonda de Marim endrales. Navidad... e inmersión. Gorrons y atoches. Entre Luis Herrero y Raimon. Erdara, ramat y rameríes. Telémaco en l´Albufera.
197. 198. 199. 200. 201. 202. 203. 204. 205. 206. 207.
"Façana", otro regalo del IEC. Irles y Julio de España. La boda del Mongó. La cosecha de palabras. La inmersión, ¡aaah!, descubre la llonja. La lengua valenciana de la Iglesia. Las garzas reales de Catarroja. Las trampas cotidianas. Los bárbaros de Sueca. La tragicomedia de las “íes” catal anas. Miloches y cacherulos d´abaecho.
208. 209. 210. 211. 212. 213. 214. 215. 216. 217. 218. 219. 220. 221. 222. 223. 224.
Semántica "petonera" para el 23 de abril. Cada u lo que li toca. Cancioneros catalanes y charnegos castellanos. ¿Carlos o Carles? El be, el mu y el quiriquiquí. El descendiente valenciano del dios Jano . El idioma valenciano de los obreros del Barroco. El Macu de Alcoy. El sarandero, el estaribel y la corpenta. El `tabac´ no perjudica la salud. La lengua valenciana de la navidad de 1758. Nolla o vaca (en catalán). Palmito, abanico y ventall. Sobre el Himno. El `fuego amigo´ de Carlos Ros. Tranquilino, sheriff de `Valencia County´. El idioma valenciano del socialismo.
225. 226. 227. 228.
Un "buch" en la arbolada mar léxica. Villancicos valencianos en el Alcázar Real. ¿Y qué es un gripau? "Xuflas de Alboraya" y "cloïses amb patates" de Gandía.
g) MOSSARABISME: 229. 230. 231. 232. 233. 234.
El mozárabe de cada día. Ahora le toca a S. Pedro Pasqual. Curt de Saskatchewan. El estadio “mozárabe” de Mestalla. Cantimploras, borrachos y galdirots. Clóchines y chiulits.
h) GUERRES EN CATALANS: 235. Han cerrado la fábrica. 236. 237. 238. 239. 240.
¡Ay, Mallorca, Mallorca!. La Real Señera en la “Guerra dels Segadors”. La Mare dels Desamparats: Patrona militar del Reino. Almansa y la mentira catalana. Los valencianos y el mal de Almansa.
i) SENYERA VALENCIANA: 241. Santángel recibió escasa recompensa por financiar la expedición. 242. Sobre el llamado “pendón de la conquista”.
243. 244. 245. 246. 247. 248. 249.
Las banderas de cuatro barras en la Comunidad. Las dos barras de oro coronadas. La Real Señera pintada por Beni ncasa en 1482. La Real Señera en la Sierra de Espadán. El pendón de la Roqueta y las caras de Belmez. La Real Señera de la Batalla de Morvedre. La Señera, la señora de Alberti y el futbolista Albelda.
j) MESCLAET: 250. ¿Es injurioso titular condado a Cataluña ? 251. 252. 253. 254. 255. 256. 257. 258. 259. 260. 261. 262. 263. 264.
Camarada Canut: ¿Te acuerdas de Andrés Ivars? Babélicos valencianos y catalanes. Abc, la CAM y el odio a Valencia. La silenciada pugna entre Orihuela y Alicante. Los valencianos de Alicante. 1492: Quinto Centenario de la Sede Metropolitana de Valencia. La inoportuna convocatoria en Montserrat. Académicos de Buenas Letras. La isla de Xàtiva y la “Mediterrània”. El valenciano que conquistó Maas tricht. Los "brivons" de Valencia. Aclaración a la “recompensa” de Luis de Santángel. Mª Teresa Campos y Copito de Nieve. ¿Visceralismo o defensa prop ia?
DESCARREGUES
ATRES TREBALLS EN FORMAT PDF EN:
http://www.idiomavalencia.com/vtituls.htm
a AFRANCESATS (A LA CATALANA)
www.idiomavalencia.com
Boabdil Camps Por Ricardo García Moya
Asomado a la ventana mediática, Boabdil Camps, lloras a otras comunidades para que defiendan el 'valenciano'. ¿Pretendes, infeliz, que Extremadura o Melilla se opongan a la catalanización que has amparado desde que fuiste Inmersiomán de Educación? Tú eres responsable del lodazal, no Pujol, ni Carod. En la Universidad se frotan las manos. Saben que cuanto más baladroneas, más dinero público quemarás para implantar el catalán desde Monóver a Morella, diariamente, por voluntad tuya y dinero nuestro, Canal 9 y Punt 2 afianzan la lengua catalana. ¡Ni el Cipriano te superaría! Ahora, gracias a ti, los colaboracionistas controlan todo. Los niños siguen consultando textos como la Gran Enciclopedia Catalana (que habéis distribuido), donde dicen que sólo existe el catalán no el valenciano; y que somos catalanes. Y tú, ¿qué haces?, callar, cobrar y subvencionar. En ciertos centros oficiales, que conoces desde que eras Inmersiomán, todavía se niegan a izar la Real Senyera y la nacional. Esperan a que aprobéis la bandera catalana en algún pacto de esos que practicáis a hurtadillas. Así que no nos humilles lloriqueando a Madrid o La Rioja. El otro sábado hubo examen de 'valencià' en la Universitat d´Alacant. En realidad fue un trágala del catalán más nauseabundo del IEC. Boabdil Camps: o eres el mayor inútil para atajar este atropello, o eres el cerebro del mismo, o estás ciego, sordo y mudo. En Correos me ofrecen anuncios de tu Generalitat sobre 'desenvolupament de la infantesa'. El primer sustantivo no existe en valenciano, al ser un pastel catalán del XX; y el 'infantesa' es arcaísmo de los romances peninsulares, como vemos en la Gran Crónica de España de 1385. Tu objetivo es ciscarte en el idioma creado por nuestros antepasados. Así, en textos clásicos ya figuraba el sufijo'ea' que establecería diferencia entre el catalán 'infantesa', el castellano infancia y el valenciano'infantea'. Ahora, Boabdil Camps, prohibes este signo de identidad lingüística presente enbellea, riquea, vellea, noblea, altea, franquea, pobrea,.. ¿Por qué no te vas a Barcelona y te unes a Carod? El sustantivo abstracto 'infantea', vetado por los peperos tuyos, es valenciano desde tiempos clásicos: 'infantea' (Canals, A.: traducció al valencià del Valeri Máxim, 1395); `la infantea´ (Ferrer, St. Vicent: Quaresma, 1413); 'ab saviea-.. infantea' (Roig: Espill, 1460). Veo impresos de tu Generalidad con engendros como `l´emplenament d'aquest'. ¿Lo ves, Camps? No nos hagas más daño y vete a casa con el pastón vitalicio. Eres incapaz de enfrentarte a los filólogos fascistas que, conocedores de tu complicidad, nos introducen el catalán por cierto sitio. El verbo 'emplenar' no existe en idioma valenciano, aunque sí en catalán por documentarse oralmente en el siglo XX en Puigcerdá y l´Empordá. Además, en 'l´emplenament d´aquest' figura 'aquest' arcaísmo que voluntariamente los valencianos sustituimos por'este', y no en el siglo XX. Cuando en 1521 realiza la traducción a la lengua valenciana del Blanquerna, el humanista Bonlabi sustituye construcciones y léxico del provenzal de Llull por equivalentes valencianos. Donde el manuscrito dice 'aquestes paraules', lo traduce a 'estes paraules'; es decir, sustituye el demostrativo y mantiene'paraules'. Hoy, Boabdil Camps, obligas escribir en catalán 'aquests mots', acción que no entendería Bonlabi, culto renacentista que traducía 'febre' en'febra'; `remembrant´ en `recordant´; 'pobretat' en 'pobrea'; 'jo' en 'yo': 'mentre' en 'mentres'; 'infants' en 'chics', 'altrejat' en 'atorgal'; 'plus pobre' en 'mes pobre'; 'fredor' en 'fret' ; 'servei' en 'servici'; 'vestiments' en 'vestidures', etc. En 1521, sin teatreros como tú, se buscaba el genuino vocablo
valenciano, el giro adecuado, la construcción exacta. Bonlabi usaba el'lo' que prohibes a tus funcionarios: `y dirli lo contrari´ (Blanquerna, trad. al valencià, 1521, f. XXX). Huí, diu mon amic, escoltem per Canal 9 al colaboracioniste que, en conter de dir'lo que' marmola 'el que passará' y -en ulls com a paelles- mos preguntem quin personage pasará: ¿Gotzila en la bufanda del Valencia CF? ¿Consuelín Pitiminí? ¿El depósit de gas fet dona y en quatre barres? ¿Conillet meló d'Alcher chillant Vixca la Mare de...? ¿Chiquillo de la Calzada dient chistes roins? En 1521 nadie suplicaba que nos defendiera la lengua, o el trasero, a Melilla o Asturias. Mosatros, en valencià, tenim páraules com un 'milló'; en cátala tenen 'milió'; y en castellá, 'millón' ¿Cómo actúa Boabdil para unificar la lengua? Muy fácil, tiene a su servicio la academia de catalán Canal 9 y, con programar un bodrio titulado 'Un milió' a las 20 horas, ya está, La misión de Boabdil es obedecer al IEC. El arcaísmo 'milió' es un cadáver resucitado por el IEC hacia 1920; pero si Barcelona hubiera impuesto otra grafía, Boabdil Camps la aceptaría bailándoles la danza del vientre. Nosotros tenemos tendencia a palatalizar la lateral alveolar 'l' en 'll', de ahí que el sustantivo 'milló' presente raíces medievales: 'millons de animes´ (Ferrer, St. Vicent: Sermons, c. 1400). La grafía se afianzó, aunque los fascistas de la Universidad ocultan o alteran esta documentación valenciana del vocablo y sus derivados:'dos millons en festes' (Porcar: a Ms. Dietari, 1623); 'un millo de soldats' (Coloqui de Tito y Sento, 2 part, 1789); `en mes de trenta millons' (B. Nic. Primitiu. Ms. 420. c-1790);`un milló en mal estat' (Col. de la leva, c. 1795); `un milló de homens' (Bib. Nac. Ms. Jorge Palacios, 1801);'mil remillons nom faça desbaratar' (Conversació del tío Senent, 1808); 'conta un milló' (Conv, de Saro, 1820); `li falten els millons' (Els chics educats, 1846);'milló' (Mentres pasa la diana. Alcoy, 1855); `fora guapo y millonari' (Palanca: Secanistes de Bixquert. Xátiva, 1867); 'un millonari' (Colom y Sales: Tal es Cualis, 1872);'millonésim' (Escrig: Dicc. 1871); 'millons de gracies' (Casademunt: Un bateig en Burriana, 1871);'un milló de pesetes' (Escrig: Dicc. 1887); 'alguna tafarrera millonaria' (Escalante: Un buen moso, 1889); 'tots els millons' (Bernat, Lluis: El terreno del honor, 1894);'els Estats Units tenen millons' (Semanari El Cullerot d'Alacant, 24 abril 1898);'un millonari de poblet' (Gadea: Tipos, 1908); '¿Y tots eixos millons que diuen?' (Canyisaes, Monóver,1909); 'milló, millonari' (Fullana: Voc. 1921), etc. Boabdil Camps: ¿llamarás a Canal 9 para que cambien 'milío' por un'milló'? ¿No puedes? ¡Ah, te entiendo! El IEC ordena, 'milió' por aquello de la unidad del catalán y tú no pintas nada. No patixques, máscle, mos donem conter de que te duen com a president per sequía. Aixina mos expliquem que plores a atres de fora, ¿quí sap si Ceuta o, a lo millor, Cantabria…? Diario de Valencia 28 de noviembre de 2004
La Selectividad de Piuporc Por Ricardo García Moya
No sé quiénes elaboran el contenido de los exámenes de falso valenciano de las Pruebas de Acceso a la Universidad, pero en lugar de cerebro deben tener una pilila de cerdo, por lo retorcidos que son (de allí lo de Piuporc). Dado que dicho miembro es de gran longitud, afilado y en espiral, para el comentario de texto en valenciano se ha extendido hasta Barcelona, ¡nyas, coca!, seleccionando unas estupideces en catalán del barcelonés Joan Martínez Alier, de la Universitat Autónoma de Barcelona. ¿Lo ven?, ¿lo captan?, ¿perciben la sutileza del colectivo Piuporc? Podían haber escogido un panfleto de aquí, como el de junio, donde el ratat activiste Pitarch incitaba a la rebelión contra España: "que con sus botas, espadas y enarbolando la cruz, impusieron el español a los valencianos"; pero Piuporc es desafiante y cruel; hay que rematar al herido. Puiporc olfatea que hay que dar caña ahora -tras el triunfo electoral de un veterano Inmersiomán-, pues los políticos del PP fingen defender la lengua valenciana, pero Piuporc los conoce y sabe que cuanto más ataque al idioma valenciano y al español, más subvenciones, carantoñas y privilegios les concederá la Generalidad valenciana. El turista seleccionado por Piuporc como paradigma literario no es filólogo o escritor, sino un economista cuyo mayor éxito ha sido su campaña contra el PP en lo de la guerra de Irak. De ahí que el examen -además de imponer el catalán, desprestigie al Gobierno de España, asociando subliminalmente la figura de Aznar con Hitler y Franco. El examen es, suavizando el símil, una bonyigá de Piuporc contra el pueblo valenciano que -manso como un juanlerma-, responderá con terribles mascletaes y fartant chulles, de renyoná en allioli. Por lo visto -con el sueldazo de presi asegurado hasta que-la diñe-, el sonriente Camps ha concedido a Piuporc licencia para matar lo que queda de la personalidad valenciana en estos primeros años de su gobierno, aunque se burle del PP. En las Pruebas de Acceso, Septiembre 2003, Piuporc exige a los alumnos que analicen la frase: "Fraga, fundador i president del PP, era ministre de Franco", aunque callan lo del fascismo catalanero de Joan Fuster y sus compis pistoleros de los años 40. Respecto al idioma, ¡Deu mos guart!, Piuporc escupe en la Prueba de Acceso bazofias como: "aquest cop no pas". ¿Te parece valenciana, presi Camps, la partícula negativa "pas", el demostrativo "aquest" y el sustantivo "cop"? ¿Te gusta, eh? ¿Has besado en los morros a Piuporc por afianzar tu labor de Inmersiomán? Entre las perlas del examen figura "envaír", donde comprobamos que la elisión de la "d" intervocálica es recomendable cuando la impone Cataluña. Del latín "invadere", ya en el Medievo adoptó el idioma valenciano los derivados"invadir, invasio, invadit..."; que actualmente arrastran el sambenito de parecerse a los del español (¡vade retro!), motivo por el que el fascismo expansionista catalán nos impone envaït, envaeïxo, envaïment y demás basura condal. Hay que advertir que la corrupción "envaïr, embaïr" también fue castellana medieval; aunque en valenciano -como recoge Corominas-, en lugar de "envair, envaïment, siempre se ha preferido invadir, invasio, forma que ya usaba Sant Vicent Ferrer". Si el infinitivo culto "invadir" (de "invadere"), arrinconó en valenciano al pingajo "envair"; entonces, ¿por qué Piuporc trae la basura "envaïr" de Cataluña? Lo cuenta Corominas: "envair, la gent de L´Avenç s'ha fet un esforç per tornar-la a posar en vigor" (DECLLC). Los fundadores de "L'Avenç" -pioneros del nazismo en España-, se proclamaron arios catalanes ("Us ensenyo el Superhome... el ciutadá francfortés és el catalá d'Alemanya...") e intentaron alejar el catalán de la lengua
de los africanos españoles; de ahí el interés de los Piuporc en introducir "envaïr", "dues", "cop", etc. Piuporc mete en el examen el posesivo "meva", corrupción catalana posterior al cultismo valenciano "meua" (es distinto "eixirse en la seua", en valenciano; que el catalán "sortir-se amb la seva"). La Generalidad, que dilapida millones para catalanizarnos, ejerce de atenta mamporrera de Puiporc para que este inocule en el examen todo tipo de arcaísmos, locuciones adverbiales, adjetivos, morfologías verbales, etc., que ordena el Institut d'Estudis Catalans: mica, tot plegat, abraçada, fos, seva, castig, dues, mentida, haver-hi, altre, feble, suport, etc. Los intoxicados por Imnersiomán pensarán que "castig", por ejemplo, es vocablo culto y literario usado desde el Medievo, cuando sólo es otra mariconsonada del IEC y su mascota, la Generalidad de Camps. En idioma valenciano era y es"castic". El malvado Corominas, traducido al valenciano, decía: "en la Edat Mija pareix general l'acentuació castíc (no cástig) com proven les rimes en Jaume Roig, en el Canc. Satiric valenciá, etc.". Efectivamente, el sustantivo ahora perseguido por Piuporc lo hallamos en los versos de Roig: "castich" (Espill, 1460); en la prosa novelesca de Joanot Martorell: "digna pena e castich" (Tirant, 1490); en la lexicográfica renacentista:"sufrir lo castic" (Pou: Thesaurus, Valencia,1575); en la solemne o institucional del Secretari de la Generalitat del Reyne, el cavaller de Nules March Antoni Orti:"un gran castic ve sobre Valencia" (Seg. Cent. S.Vicent, 1656, p.132); y, como era de esperar, en la literatura sainetesca del genial Escalante: "es un castic verdader" (A la vora de un sequiol, 1870), así como en Fullana:"castic" (Voc.1921) y en el diccionario de la Real Academia: "castic" (DRACV, 1997) Hasta el colaboracionista Sanchis Guarner -quizá bajo los efectos de un cafenet en llet-, reconocía que "castic millor que cástig" (Guarner: Notas a la resenya de Giner, 1950) La voz catalana "cástig" no existe en valenciano, usándose sólo "castíc" en el Reino de Valencia (Corominas: DECLLC). El lexicógrafo catalán apuntaba que esta dualidad léxica "no ha tingut fins ara explicació gaire satisfactoria", ¡como si fueran de un mismo idioma! Hay, dicen, un Estatuto que respetar; donde se reconoce la lengua valenciana hablada en el Reino, no en el Condado; pero a Piuporc le unta de pelas la Generalidad del PP para que traiga de Cataluña un panfleto en catalán para el ejercicio de idioma valenciano en las Pruebas de Acceso. Por favor, ¿nos gobierna a los valencianos una secta policíaca-filológica y estalinista? ¿No hay fiscales, garzones o Síndics d'Agravis que ahuyenten a estos asilvestrados? Ante este examen en catalán, escrito por un catalán (cuando por ley debe ser en lengua valenciana), los estudiantes debieran devolverlo y, cortésmente, argumentar su postura: "Per favor, sinyor Piuporc, fiques en lo cul estes fulles pudentes en cátala, y que li fasen profit y cosquerelles". Diario de Valencia 28 de septiembre de 2003
La `validesa´ de Camps Por Ricardo García Moya
Entre los políticos valencianos, ser conseller de Educació equivale a superar un rito iniciático interesante. Así lo prueba el rostro del candidato Francisco Camps que, tras ejercer el cargo, adquirió una expresión de asombro y desconfianza, como si en el ritual hubiera pasado una noche colgado de las turmas. Hay que tener melsa, como Tarancón, para cumplir el legado del Cipriano, distribuyendo entre los alumnos las normas catalanas del “Gripau”, favoreciendo la rotulación en catalán o la compra de mapas “colonialistas” que -aunque Ascensión diga que no-, siguen en los centros de enseñanza. Esta ‘eskola borroka’ cantinflera impide -como debe saber Tarancón-, que la Real Señera y la bandera de España se icen en determinados centros de enseñanza “per ser símbols feixistes”, según los comisarios que pagamos todos; y que han engañado a sus alumnos hasta hacerles creer que el catalán “amb” es valenciano, o que somos un país catalán conquistado por el “catalán” Jaume I. El otro día sintonicé la chabacana escuela de catalán Radio 9 cuando hablaba Camps. Era alocución solemne y usaba el catalán “validesa” (corrupción creada en Cataluña hacia 1890), pues Camps tiene prohibido el antiguo valenciano“validea” por mandato del IEC y su miniyó AVL. Como refuerzo de la ‘eskola borroka’ lingüística, la Conselleria de Tarancampscón editó y edita panfletos donde se prohíbe la singularidad léxica, sintáctica y morfológica del idioma valenciano. ¿Consecuencias? El pueblo tiene miedo a ser considerado inculto, y si el programa SALT de Tarancampscón ofrece, por ejemplo, los catalanes “perruca, perruquí, perruquer, perruquera”, y si aparte de admitirlos, subvenciona su uso como “etiquetatge i retolació” (sic), la maldad está hecha; por mucho que Camps ponga cara de duque de Lugo, y Tarancón la de Don Tancredo. Ayer observé en Benisa un gran rótulo, de los que subvenciona la Generalitat, anunciando una “perruquería”. Crucé la calle “Desemparats” (sic) y vi el “Casal dels Joves”, mientras una furgoneta municipal de un “servei” de no sé qué, casi me atropella cerca de la “Llotja”. La autoridad impone el catalán y el sumiso pueblo tiene miedo de usar “llonja, desamparats, peluquería y servici”. En el bar de la plaza del Ayuntamiento pido un “café en llet” y escucho un valenciano perfecto; pero el letrero anunciando tapas, escrito con tiza, recuerda que la normalització penaliza el uso de la lengua valenciana. El dueño del bar me habla un valenciano genuino, con el prohibido pronombre “mosatros” (no el arcaico “nosaltres” o el vergonzante “nosatres” de blandibú), y le pregunto si alguna vez ha oído lo de “perruqueria”, respondiéndome que “¡En ma vida!” Respecto los nombres de las tapas, da a entender que su hija es la que le dicta la ortografía correcta. Por desgracia, en los institutos sólo se enseña catalán a nuestros hijos; por mucha pantomima que nos haga el tricicle Camps, Ascensió y Tarancó (no cito a Olivas por ser un manchego serio, preocupado por el tema de la chollo-pensión de ex president). El dueño del bar, cuando le avisé de los catalanismos del rótulo, se apresuró a sacar un cuaderno para tomar nota. Tenía palabras correctas como “navaixes” (no el catalán “navalla”), pero ofertaba “sang” en lugar del valenciano“sanc” (velar sorda y frecuente grafía sanch), vigente desde los clásicos: “vostra alta sanc” (DECLLC). Doc. Real, any 1300); “sanc” (Canals: Trad. Valeri Maxim, 1395);“la Sanc” (Ferrer,
St. Vicent: Sermons, I, 106, 23, 1408) “Sanc de tisiquea” (Roig: Spill, 1460); “en la sanc” (Ferrer, Bonifaci: Biblia valenciana, 1478);“pedres banyades de sanc” (Esteve: Liber. 1489); “lladre de sanc” (Timoneda: Mist. Iglesia, 1569);“la bona sanc” (Pou: Thesaurus, 1575); “la sanch estava chorrant” (Porcar: Coses, 1615); “llansar sanc per la boca” (Ms. del Loreto de Muchamel, 1630);“de sanc, caudalós riu” (Ortí: Sol de academias, 1659); “perque tinga sanch” (Mulet: Poesies a Marciana, c. 1643);“sanc en seba” (Mulet: Bib. Nac. Ms. Inf. Tellina, c. 1660);“carn y sanc” (Ballester: Ramellet, 1667); “chorrant sanc” (Sentiment de Mon Senyor, 1755); “rius de sanc” (Conv. de Saro. 1820); “chorrar mes sanc” (Lier: La mona de Pasqua, 1862); “te faré chorrar sanc” (Liern: Telémaco en l’Albufera,. 1868);“tinc per sanc” (Escalante: El agüelo Cuc, 1877); “sanc en seba” (Millás: Els microbios, 1884); “sanc” (Borrás: El estudi d’un pintor, 1886); “la sanc” (Un defensor de Melilla, Alacant, 1893);“sanc” (Fullana: Voc. 1921); “sanc” (Dicc. RACV, 1997). Hoy, en este teatro de pusilánimes, la ‘eskola borroka’ impone el catalán “sang” con velar sonora. Una de las frases hechas de la lengua valenciana es“tindre sanc d’horchata”, aunque la ídem de los valencianos ha permitido que sólo nos toleren escribirla en catalán: “tenir sang d’orxata”. Somos tan blandos que huimos ante las bravatas de los matones del IEC y tagamochis como Eliseu Climent; pues ¿ofrecen algún documento donde se escriba orxata en idioma valenciano? Ni uno, salvo las miserias de los floralistes y colaboracionistas de siempre. La voz valenciana “horchata” es un cultismo que mantiene la ‘h’ etimológica y la ‘ch’ palatal africada sorda por mozarabismo; aunque, excepcionalmente, se omite la ‘h’ por descuido o incultura:“dos gots de orchata” (Coloqui de Tito, 1789); no ocurre igual con la ‘ch’, siempre respetada. Corominas lo tenía claro:“horchata, del latín hordeata, mozarabismo quizá de srcen valenciano” (DCECH). Igual que los sustantivos lonja, migraña o cantimplora proceden de los valencianos llonja, migranya y cantimplora; la voz “horchata” aparece en Castilla en el siglo XVIII, cuando comienzan a llegar a Madrid los“horchaters valencians”; por tanto, aunque los colaboracionistas lo prohíban, no hay que tener vergüenza de esta morfología admitida desde Castellón: “fer horchata” (Colom: Lo que fa la roba, Castelló, 1875), a Alicante: “te la sanc d’horchata” (Un defensor de Melilla, Alacant, 1893), pasando por Valencia: “l’horchateria” (Escalante: En una horchateria, 1869); “les horchates” (Millás: Una agensia, 1874); “tinc per sanc aigua d’horchata” (Escalante: El agüelo Cuc, 1877); “parlá un día en l’horchatera” (Fambuena: Per les cartes 1881); “sanc d’horchata” (Borrás: El estudi d’un pintor, 1886);“si horchata haguera pres” (Barber: De Valencia al Grau 1889); “horchata, llimó...” (“La nova traca”, 29, VI, 1894); “horchata, horchater” (Fullana: Voc. 1921). El 9 d’Octubre, político “riu de sanc d’horchata” de quearcaísmos el puebloy escriba validesa, elsang, orxata, desemparats, llotja, responsable servei y demás barbarísimos, desfilaba sonriente y amparándose bajo la Real Señera. La última broma de estos que callan cuando nos llaman Levante o país catalán, ha sido aprobar la guía Telefónica 2003 de la CV con “servei de trucada”. ¿Está de conseller Tarancón o Eliseu Climent? Diario de Valencia 27 de Octubre de 2002
Mondo cane, Camps, cane mondo Por Ricardo García Moya
Las empanadillas me sentaron mal. De regreso a Alicante, en el peaje había devorado tres; al pasar por Gandía, cinco o seis ¿Resultat del enfit? A les 4 de la matina ensomiava en els bots de Rita y Camps, eufórica per la Copa América (1.500 millons; pero 2.000 millons d'euros pera l´aeroport de Barcelona que está fentse; y a punt d'aplegar el AVE, y han tingut Olimpia, y no boten com a gosets arbelloners). En duermevela, no sabía si eran ellos o Gotzila y Reanimator, o una marquesa del dibujante Serafín con algún sepulturero de Transilvania; después, al dúo se incorporó el raro Hauf (¿Mallorca, Westfalia...? A mosatros mos esvara que sigues mallorquí o wesfalo (en perdó); lo que fot es ta obsesió en fermos catalans). Hauf es colega del Camps en la idea dels ‘països catalans’, a cuyo logro quema millones de los impuestos, cebando con publicidad a expansionistas. ¿Consecuencia? Los Levante e Información subvencionados infectan centros de enseñanza con ideología catalanera y textos en catalán. Al ser dadivoso, hasta el Iñaki Zaragüeta defiende a Camps y mordisquea al DV ¡Ay, Zaragüetet! ¿No te dona vergonya conviure en La Razón en els que mos furten hasta topónim y gentilici al dirmos "Levante" y "levantinos"? Frente estas ansonadas, Inaki de los Iñakis, te querría ver y no te veré. Ahora atentos, niños a la cama ¡chisss!, que llega el gótico Hauf, el de "la traba se le lengua" y otros sortilegios sintácticos. Este ser es aquel que, en artículos en catalán, intercalaba frases soeces en español: "Yo me meo donde me da la gana", "muerte a los biólogos" (Sao, 1994, p. 49), encasillando subliminalmente el catalán como idioma de los buenos y, el español, de los asesinos. En 1994 soñaba Hauf con obligar a los niños valencianos de "13 y 14 años a estudiar a Fuster y leer el diario Levante". Ahora, gracias al PP de Campspons lo ha conseguido y goza de poltrona en la academia de Ascensión, como premio a su expansionismo catalán: "Roiç de Corella es humanista catalán" (Introducción a la lengua y literatura catalanas. Trad. Hauf, Barcelona, 1983, p. 134), "la lengua catalana era la empleada en la cancillería catalano-aragonesa" (p.13), "El País Valenciano forma parte de los ‘países catalanes’" (p.17). Este sabio está en la academia de Ascensión y 'enseñando' en la Universidad de Valencia, La última del PP de Camps es una jugarreta propia, en el catalán de Hauf, de "merdissaires" culturales. El Mundo de Pedro J. Ramírez (admirador de Catalunya y de la aguda ¡aaaaa!, Exuperancia Rapú), publicó en Barcelona una colección iniciada con el Tirant, en edición del mentiroso Martí de Riquer (sí, mentiroso ¿pasa algo?), donde afirman que está escrita "en catalá". Actualmente, la tropa de Pedro J. distribuye parte de la colección por el Reino de Valencia; pero, por aquello de marear y vender, donde en la portada anunciaban "Les millors obres de la literatura catalana"; ahora lo han convertido en el eufemístico: "Las mejores obras de la literatura de la Comunidad Valenciana". ¡Listos, ¿eh?! Esta operación la patrocina Camps-pons (y nuestras pelas). Para la "Introducció" del Tirant no se escogió a Exuperandia (¡aaaaa!), sino a Hauf, que creó un texto cangrenado de catalanismos y arcaísmos impuestos por el IEC. Hauf sabe a que, en idioma valenciano, "yo siga" es la 1 p.s. del presente subjuntivo de 'ser'; pero su afán de hacer PP.CC. le puede y dispara sobre nosotros el catalán "jo siguí", con el aplauso de Campspons, Con igual desparpajo escribe nens, follets i bestiasses, gaire, emprar, etc. Lasquenete de Breughel, degüella sustantivos, viola adjetivos y derriba preposiciones, conjunciones y adverbios del idioma valenciano. Ya en 1994 divulgaba
que la morfología valenciana del castellano "se la doy" era "dono" (p. 43), cuando lo correcto es "li la done". Ante estas agresiones, Camps se comporta como el tío del bombo del catalanismo, se enardece y anima con su Pons, pons, pons, pons. Hauf usa el catalán "trencaclosques", para que el ingenuo rebusque en diccionarios de falso valenciano de la Generalidad y la Bromera del Pons, (estos tíos del PP de Camps, cuando más les apalean como a perros en Cataluña, más catalanismo histérico practican contra nosotros). Hauf prefiere el catalán "closques" al valenciano "Gorfes". Lamentablemente, los valencianos aceptan todo el pienso del IEC; como el latinismo 'códex' adoptado por el fascismo barcelonés en el siglo XX, igual caso que "nadala" en acepción de versos o canción navideña. Nosotros tenemos el polisémico'codi' o 'códic' sea libro manuscrito de recetas medievales o un tratado jurídico (de Hammurabi, Justiniano, etc.); y el castellanismo 'villancic', estaba aceptado libremente en el siglo XVII (Ortells, T: Villancico en idioma valenciá. A. Cat. de Valencia, c.1680). Raro Hauf, si estás entre valencianos y cobras de nosotros ¿por qué nos atacas usando el catalán "follet" como 'duende'? En idioma valenciano sólo posee la acepción de folleto (Escrig, 1887), y así lo documenta hasta Corominas. Cual lingüística Exuperancia (¡aaaaa!), nos incrustas el posesivo catalán 'seva' o el infinitivo 'alleugerir' arrinconando los valencianos 'seua' y 'allaugerar'. Si alguien consulta el Corominas leerá que "llauger es a nivel popular valenciano, coloquial y costumbrista", es decir, de analfabetos. Tampoco da ejemplos literarios de "lleuger", sólo "cavalls lleugers" (Pou: Thesauros, 1575). Pero, como estamos tratando con el fascismo expansionista catalán, no le hacemos ni puto caso al mentiroso Corominas (sí, mentiroso ¿qué pasa?), pues oculta que en el Thesaurus (valenciano, catalán, latín) aparece "cavalls llaugers", incluso en la reedición barcelonesa de 1580 (f.116,v.); y, dado que secuestra la documentación en valenciano, aquí ofrecemos un lote: "cavall lauger" (Roig: Espill, 1460); "llaugerament" (Esteve: Líber, 1489); "llaugera la ma" (Fenollar: Procés de les olives, 1497); "llaugera" (Amiguetum: Sinónima... in valentinum, 1502);"pes llauger" (Fenollar: Hystoria de la passió, 1518); "llaugerament" (Montanyes: Espill de ben viure, 1559); "cavalls llaugers" (Pou: Thesaurus, 1575); "allaugerat" (Rostojo: 2º Cent. S. Vicent, 1656); "allaugerarlo" (A. Hist. Oriola. D. 2035, Generalitat, 10 oct 1704); "llauger" (Tormo: Gatomaquia, h. 1770); "un poc llaucher" (Coloqui dels platerets, 1795); "allaucherarse" (Conv. de Saro, 1820); "llaugeria'' (Aforismes rurals, 1853); "llaucher el pas" (Lladró: La boba y el embobat, 1872); "mi llauger cambi" (Ivars, Andrés: Diari, 2 agost 1936);"allaugerar, llauger, llaugerea" (Dicc, Real Acad. Valencia, 1997). Y açó es lo que tenim. Un Roviretxet en la Generalitat, consolidando la catalanización impuesta por el PP; la misma que pactando con CiU logró desterrar al español de los centros de enseñanza. Ahora, despreciados en Cataluña, intentan congraciarse con los a catalanes víctimas Con gente como Campspons ¿quién nosofreciéndonos respetará? El como otro día, en la propiciatorias. 2 de TVE en Cataluña (30/11/03), un cafre a a comentaba que Hospitalet era la 3 ciudad catalana; y Valencia, la 2. En el Caprabo de la playa de San Juan siguen ofreciendo sólo el catalán en la tarjeta, no el valenciano. ¡Dale, Camps, dale al pon, pons, pons del bombo catalanero! Te mereces a la Exuperancia (¡aaaa!), como premio.
Diario de Valencia 7 de diciembre de 2003
Esteban González Pons: ¿calbo o calb? Por Ricardo García Moya
Jurista e internauta de incuestionable prestigio familiar, alardeas en prensa de tu amor a la lengua. No sé, ¿aludes, quizá, a la de ternera guisada; la de porc en pebreretes; yacaré a la barbacoa...? Hasta la fecha actúas como sátrapa de Carod, prohibiendo junto a Camps el idioma valenciano con el agravante de tartufísmo discursivo, sin alterar un acento de la jerga impuesta por Cataluña. El otro día, en la Vuelta a España , un periodista de TVE (¿ha estudiado en textos aprobados por vosotros?) nos hería al pronunciar Comunidad "Valanciana" (sic). Hasta Sanchis Guarner sabía que "la palabra Valencia se pronuncia con e cerrada" (Gramática, p.73); no obstante, al ser colaboracionista escribía "València", como ordenaba Barcelona. ¿Seria demanarte molt, intermauletet Pons, que mos tomares a mosatros -encara que fora en la web de la Generalitat- la dignitat del topónim Valencia pera que s'escriguera y pronunciara en ‘e’ tancá, com feen nostres antepasats desde l'Edat Mija dasta l´aplegá del fascísme catalaner? Amigo Pons, toda voz valenciana que altere la imposición del catalán es torturada por vuestros comisarios. A los niños les mienten, por ejemplo, al decirles que se escribe "calb en valencia culte i per purisme". Eso de purismo, ¿qué es?, ¿se fumaba Pompeu un habano cuando decidió esta norma? En lo Reyne es diu y escriucalbo en valenciá cult, y aixina ha segut sempre. Las romances hispánicas poseían abundante concordancia morfológica, de ahí que sea 'calbo' en valenciano, calvo en castellano y 'calb' en catalán. Por coherencia con el dogma etimológico, los que se autoproclaman puristas del IEC deberían haber adoptado la labio-dental del étimo 'calvus', pero no lo hicieron ¿norma de quita y pon? ¿ley del embudo? En el pasado sí hubo latinistas que escribían"lo calvo" (Thesaurus, Valencia, 1575), pero la bilabial se impuso en clásicos:"ta testa calba" (Roig: Espill, 1460), manieristas y barrocos:"y era calbo" (Dietari de Porcar, 1608), "lo de calbo es llegirá" (Clavero: Sacro Nov. S. Juan de Mata,1669). Hoy, el valencianismo tántrico ha olvidado la morfología valenciana"calbo", capando la ‘o’ final clásica y analógica con la de otros adjetivos (valenciano:cego, coixo, calbo...; catalán: cec, coix, calb...). El vocablo adquirió mediante sufijación un matiz despectivo en"calbot", sustantivado y sinónimo del castellano cogotazo y catalán "clatellada". Hay quien apunta otra procedencia a "calbot", incluso sugieren mozarabismo (Corominas). Todo parece más sencillo si incluimos la voz entre las nacidas por el uso y manipulación del idioma valenciano a través de los siglos. La creación de léxico de morfemas flexivos y su encadenamiento era un recurso retórico a nivel coloquial y culto, fuera con derivadas de calvo o del verbo querer: "...quiera querer poder / queriéndoos yo más a mi / el no quiero no querer". Estos artificios de Salvador de Aldana (h.1580) fueron imitados más o menos disimuladamente por poetas valencianos hasta el siglo XX "vullc, ( com si no vullc / que sí que vullc..."). En 1669, el carmelita Eliseo Armengol (sinse relació en el millonari colaboracioniste Eliseu Climent) se llevó al convento un salerito de plata, ¡qué tiempos!, como premio por una composición donde incluía "calbo" y "calbot" con valor semántico actual: "...que dirli calbo, es calbot / pegarli a un home de be" (Fiestas a S. Juan de Mata. 1669, p.487) El barroco Armengol quería decir, restituyendo el orden sintáctico: "dirli calbo a un home de be es pegarli calbot".
Ciberespacial Pons, pese a lo que pregonas, el fascismo catalanero sigue esparciendo basura en textos autorizados por vosotros; p.e., que "clatellada" es tan valenciano como "calbot". No sois los primeros, la grafía"calbo" comenzó a erosionarse por papanatas que se arrastraban tras los catalanes en el siglo XIX; pero los escritores decentes mantenían la pureza y, alguno, incluso la etimológica labiodental:"vinga calvot y esclafit" (Roig: Un chuche,1873); "tiránseme damunt docents chics calbotechant" (B.Nic. Primitiu, Ms.420. 1794), "ha pegat cuatre calbóts" (Bernat: El virgo de Visanteta, 1845); "s'endú un calbot" (Boix: Fiestas Can. S. Vicente, 1855, p.427); "peganli dos calbotets" (La nit que venen els musics. Alcoy 1855, p.11). En 1669, junto con arcaísmos hoy caducos, el idioma valenciano del fraile Armengol incluía novedades semánticas y morfológicas que hoy anatematizas, intermaulet PPons. Así,"delit" había adquirido el significaba de acto contra la ley, suprimiendo anfibología con "deleit, deleitós", como vemos aquí: "aquell que está penjat / sens delit haver comés" (Armengol, p.487). Es decir, que en 1669 ya teníamos la diferencia entre el delito castellano, "delicte" catalán y "delit" valenciano. Además, entre las preposiciones usuales en 1669 compartían función las arcaicas "sens" y "ab" con las valencianas actuales "sínse" y "en", por ejemplo: "De mollera era pelat / est home, sinse monyet... / calbo, en perdó de vostés" (p.487). Los colaboracionistas diríais "calb, amb perdó". Armengol escribe "et pararé", no "aturaré" (es decir, el verbo "parar"; no "aturar"); y aplica el adverbio "apresa" con simplificación morfológica de sibilantes sonora y sorda: "Bo va... llansem lo am / puix apresa..." (p.487). Por cierto, la grafía "am" de anzuelo, sin h etimológica, era la valenciana: "lo peix...en l´am" (Ferrer, S. Vicent: Sermons, c.1400), y así fue hasta Fullana "am: anzuelo" (Voc.1921); luego vendrían los lamentables Carlitos Salvador, Guarner y Fuster, que añadirían "h" por sumisión a Barcelona. La poesía de Armengol compitió con otras en 1669, entre ellas la célebre de Clavero de Falces donde se burlaba de fray Josef Carbó. Irónicamente y en"lengua valenciana" (p.484), le dice que esté atento, pues con "mudar / una lletra del seu nom, / lo de calbo es llegirá" . Estos valencianos del XVII incluían italianismos y castellanismos para enriquecer el idioma, pero lo hacían voluntariamente (detalle fundamental, ¡ojo!); y afeaban esta práctica cuando era innecesaria. Así, el juez del certamen de 1669 censuraba una poesía en valenciano por acabar en verso castellano: "...dels teus versos, / que no entens me fas pensar / puix vols que un castellá passe / en conte de valenciá" (p. 514). En octubre de 2004, la Administración del PP sólo admite el catalán que impone el IEC y su mascotilla AVLL. Y aquí te quiero ver, tigre del ciberespacio Pons, defendiendo con dos pares de webs lo que alardeas en prensa para engañar a toda España. Leí tu comunicado cuando estaba en Madrid, y me amargaste el desayuno. Menos mal que, a la media hora, en la Biblioteca Nacional me confortaba fray Eliseo Armengol y sus composiciones en lengua valenciana. La que aniquiláis diariamente desde la Generalitat. Diario de Valencia 3 de octubre de 2004
Rita y Carod, unidos por la lengua (Por Ricardo García Moya) Hay una tonadilla del “curru” (chulo catalán) que podría cantar Carod-Rovira si visitara Valencia. Lo de “curru” no es lexema ancestral, al venir del adjetivo castellano “currutaco” y del valenciano “currutac” (“moda a lo currutac” León, C.; Soliloqui, Valencia, 1802). En la Biblioteca de Cataluña conservan la estampa de un “curru” tocado de barretina y esgrimiendo una gran navaja; imagen que podría ser la de Carod ante los blandos valencianos. Envalentonado, nos cantaría esta letrilla: “Carod so mol guapu, / per si a mi algú am busca, / am alguna murfa / li rompu al servell: / que cridi la guardia / que Deu m’asistesca / que moc molta gresca / cuan tallu clatells” (Cansó al curru. Barcelona, Imp, José Torras, 1857). Sólo he sustituido “perque” por Carod, respetando la morfosintaxis catalana del XIX; antes de que la reforma de Milá i Fontanals vampirizara la lengua de los clásicos valencianos. Carod iría a la Lonja, sabiendo que hasta Corominas defiende la morfología“llonja” en valenciano: “no sólo es legítimo, sino que no creo que nadie haya planteado rechazar su uso” (DECLLC) ¡Vaya sorpresa que se llevaría Carod! La eficiente Rita se le había adelantado al catalanizar como Llotja el sustantivo ¿Será un error, meditaría el cafre expansionista? A cada zancada constataría el asesinato del idioma. Hasta en los autobuses municipales leía “cotxera”, marginando la voz valenciana “cochera”. Sonriendo, diría: “¡Vaya con la noia Nolla, nos ha resuelto el problema! Carod conocía que la alcaldesa se caracterizaba por su habilidad en lograr que el AVE llegara a Valencia más tarde que a otra ciudad importante, igual que los platos fuertes: Capitalidad cultural europea, Olimpiadas, Exposición Universal, boda real...; pero, eso sí, Carod reconoce que para gastos de “retolació” en catalán, Rita siempre dispone de millones de euros, aunque la iglesia de los Santos Juanes se caiga de mierda o tengamos el casco antiguo más abandonado de Europa (válido para ambientar Mortadelo y Filemón). No me sorprendería que Carod, en el Forum Barcelona 2004 (cuyo fin es divulgar internacionalmente el proyecto independentista de Cataluña, con nosotros dentro), propusiera a Nolla como “Núvia del Principat”. ¿Por qué impone Rita el catalán? Se supone que en algún momento le habrán consultado: “Sinyoreta ¿li fiquem els rótuls en idioma valencia;Llonja, carrer del Rellonge, Milacre, Peixcateria, Cochera, Conjunt deportiu la Pechina; o preferix vosté el cátala, com si fora el Carod de Barcelona? Y Nolla, quizá, respondería: “¡Por los cojones de Uvifredo el Peludo! ¡Aquí se ‘normalitza’ todo, así que me ponéis Llotja, Rellotge, Miracle, Pescatoria, Cotxera, Complex esportiu la Petxina!” La alcaldesa ha hecho el trabajo a Carod al imponer morfologías como “cotxera”. Esta familia léxica procedente de Hungría o Eslovaquia se extendió por las neolatinas hacia el 1560, srcinando los franceses “coche, cocher, cochère”; y los valencianos “coche, cocher, cochera”, como demuestra la documentación: “coche chic, cochero de quatre cavalls” (Pou: 1575); “guarnir carroces, coches, lliteres” artis, (ARV1643); Governació, 2684, m, 11,Thesaurus, £.25, 1607); “cochero, auriga” (Exulve: Praeclarae “lo cochero” (BUV Morlá: Ms. 666, h.1649); “no puguen anar en coche” (BNM. VE-1346, Jurament Jurats de Valencia, 1651); “sis mules en los coches, ni los cocheros descuberts” (Real Pragm. Imp. Esparsa, 1654); “eixir coches per la porta” (ARV Generalitat, prov. 1678, Sg. 3221); “el coche fa molt ruido” (Dolz: Orac.a Mn,G. Riudaura, 1706); “aná al Parais en un coche”(Coloqui de Tito, 1789); “als cocheros / dels que solía delmar” (Martínez: Nelo el Tripero, 1792); “venien tres coches” (B, Nic. Primitiu, Ms.419, a,1795); “coche del intendent” (B. Nac. Ms. 3905, 1801); “coche de
cuatre rodes” (El Tabalet. Valencia 1847); “tartanes o cochens” (Casademunt: Bateig en Burriana, 1871); “y un cocheret” (Bellido: Un francés de Rusafa. 1876);“ixc del coche” (Millas: Els microbios, 1884); “viu en una cochera” (Semanari El Cullerot, Alacant, 17/04/1898); “els cochers ya els tenim” (Peris Belda: La sal de la figuera, 1917); “coche, cocher, cochera” (DRACV 1997). Carod verá en Canal 9 el catalán “planxada” en textos publicitarios que fomenta Camps; prohibiendo los valencianos emparentados con el francés “planche” y documentados desde el clasicismo:“plancha de plom” (Roig: Espill, 1460); “plancha de plom” (Porcar: Coses 1599); “forrellats de plancheta” (ARV Act. Generalitat, prov. any 1657); “no planchen be la roba” (Paper gracios pera contrafer, 1741); “una volta em va planchar” (Millas; Agensia de criaes, 1874);“sap planchar” (Lladró: El titot de Nadal, 1876); “estic farta de planchats” (Thous: De Carcaixent 1896); “plancharli la roba” (Paris: El dolor de fer be, 1921); “la planchadora Pilar me diu” (Ivars, A.; Diari,21 juliol 1936); “plancha, planchar” (DRAGV, 1997). La alcaldesa comparte odio al valenciano con individuos como Carlos Fabra o Julio de España. Así, en el mensaje navideño, Julio escupe la corrupción catalana “vuitanta” (Levante, 24/12/03). Del latín “octo”, el idioma valenciano culto mantiene los cardinaleshuit, dihuit, huitanta; el ordinal octau; el partitivo huitena, etc.; aunque los Carlos Fabra, Rita o Juliet (mientras no les toquen poltrona y millones), seguirán burlándose de la lengua valenciana y su documentación: “huytanta anys” (Roig: Spill, 1460); “que sien huit” (Martorell, J.: Tirant, 1490); “la huitena part” (Archiu Patriarca. Inv. mort de Jaume Roig, 1478); “era hu dels huit canonges” (Blanquerna, trad. al valenciá, 1521 );“huit soldats de Altea” (Ord. costa R. de Valencia,1673); “huitanta mil persones” (Bailester: Ramellet, 1667); “lo dia huit” (Pregó Canonizació de S. Pere Pasqual, 1674);“siscents huitanta” (Llibre est. Peniscola, 1701);“el Papa Alexandre Huit” (Iesus, J.: Cielos de Fiesta, 1692), “en la huitava” (Liern: La mona de Pasqua, 1862);“menjaves huitenes, y ara vols bollo” (Martí Gadea: Tipos, 1908); “huit, huitanta” (DRACV 1997). Rita, Camps, Fabra y De España aplican la catalanización que Tarancón y Zaplana blindaron con artilugios como el traductor SALT, que admitía toda la basura catalana (tardor, maduixa, vuitanta, clatell, avui, noi, noiesa, infermer, desenvolupar...). Tras años de gobierno, el PP ha logrado anticiparse al PSOE en la destrucción del Reino; y valga de ejemplo aquel atroz espectáculo de la Selección Valenciana de Fútbol en Castellón. En un estadio vacío, cien nazis catalaneros con cuatro barras vociferaban contra el Himno, que nadie quería cantar y que fue interrumpido antes del ¡Vixca Valencia! (el locutor de Canal 9, fingiendo naturalidad y baboseando catalán de Carod, hacía más repugnante el acto). Al día siguiente, miles de pacifistas aclamaban a la Selección Catalana y cantaban Els Segadors, con el poético bon cop de falç (al castellá). La política de Camps, con su inmersión en institutos que son íkastolas donde el fascismo expansionista manda, está fabricando neuróticos colaboracionistas como los de Castalia; un Carod, estadio per que servirlus se habría /llenado para Carod/ men interpretando la canción del curru: “So posu ma enver el achuri, diuhen als pillus / segueix o muri: / mantiru d´asobra / ja n’asbotsu cuatra, / i als que esperaban / tocan a fuxi”, (Imp. Torras, Barcelona, 1857). Aquí no hace falta Carod para destruirnos. Tenemos peleles de la tierra que, tras 8 ó 12 años de gobierno al dictado de Barcelona, se retiran con la bolsa llena y la familia colocada. Diario de Valencia 11 de enero de 2004
Los parques temáticos de doña Rita Por Ricardo García Moya
La amarillenta y aromática siempreviva, ornamental y curativa de ciertas molestias de la retaguardia, es posible encontrarla en lugares soleados, sean poéticos tomillares o los ‘parques temáticos’ del terror, suciedad y ruinas que Doña Rita -para acojone del turismo- mantiene en el barrio del Pilar (así llamado hasta que alguien lo cambió por Velluters en los años 70). La encrespada hierba surge junto al miramar de un agonizante tejado barroco, o comparte espacio con jeringuillas ensangrentadas y esculturas de excrementos que semejan diseños de Alfaro. Metáfora burlona de tanatorios y floristerías, la siempre viva es testigo del nacimiento y evolución del idioma valenciano. Podíamos haberle dado cualquier nombre, pero nuestros antepasados que precedieron a la entrada de los cruzados. jaiminos escogieron “crespinell”, aludiendo al aspecto y textura del tallo y hojas. No trataban de ser srcinales, y tampoco tenían ocasión de comprobarlo, ya que los valencianos de Muchamel, Alboraya o Redil vivían sin apenas desplazarse de su lugar de nacimiento. Del étimo latino “crispus” (ondulado, rizado), los pueblos hispánicos crearon sustantivos, adjetivos y verbos: el valenciano “crespinell”, el crespo castellano, encrespar, crispar, etc. El aspecto del matorral, las hojas cubiertas de pelusilla y margen ensortijado hizo que se generalizara el sustantivo que, hacia el siglo X o XI podría ser crespí, crespíns o crespinell. Lo cierto es que Jaime el Conquistador llega a lugares donde el topónimo “crespins, crespí” está arraigado en 1238, siendo su creación autóctona. Esta realidad es reconocida hasta por nuestro enemigo cultural Corominas, que dice: “Crespins como valenciano... es un sustantivo de lugar venerable, no tanto por la distinguida familia que lo tomó como nombre, sino por su cualidad de viejo topónimo autóctono” (Cor: Onomasticon,1995). Efectivamente, en el texto latino de las donaciones de tierras o repartiment salta la voz valenciana, “est supra Crespins” (336), en varios pasajes. El etimólogo catalán advierte que “siendo románico mozárabe, es evidente que ha de venir de un derivado latino” (ib.) También aclara que “del mateix crespí, deriva el nom crespinell” (DECLLC). Los clásicos valencianos usaron crespí como adjetivo equivalente a erizado, encrespado, etc., “perca crespina” (Roig: Espill, 1460), siendo coherente llamar“alquería dels crespins” a la situada en zona donde abundara la siempreviva. El linaje de los Crespí, “nom mossàrab” (Onom.), lo tomaron de la Alcudia de Crespins, terreno irregular donde el crespinell sería abundante. El “crespinell” figura en obras valencianas como el manuscrito "de - las Medicinas” (s.XIV), en las observaciones botánicas de Cavanilles (a.1797) y en el diccionario de Ros (a.1764). Es decir, desde antes de la Conquista poseemos esta familia léxica que convivió con sus parientes de otros romances, incluso compartiendo vocablos como “crespina”, cofia o redecilla que usaban las mujeres (DRAE), tanto las castellanas como las valencianas criticadas por Roig “orellera, , crespina, trena” (Espill,a.1460). En la Universidad de Valencia anterior a la ocupación fascista catalanera no se dudaba en usar el adjetivo “valenciano” como complemento del sustantivo “idioma”. Así, en versos compuestos en 1663 por los catedráticos Jerónimo Julián y Josef Montaña, constatamos esta realidad: “Llamase la flor siempreviva en nuestro idioma valenciano crespinell” (Valda: Fiestas, 1663, p.ll7) La variable “sempreviva” parece ser un
castellanismo incorporado en el XIX, por lo que debemos seguir usando la mozárabe crespinell, voz que penetró por la vía valenciana hacia Lérida y generó variables más o menos dialectales en otros territorios vecinos: crespinello en Mallorca; en Murcia, crespinillo; crispinell en Cataluña, etc. Los nombres botánicos valencianos -gracias a la esforzada labor de la Generalidad y políticos de peso como M’ Angels Ramón-Llin y Díaz Alperi-, están siendo sustituidos por los catalanes. Manuales como “Les formacions vegetals de la ciutat d’Alacant”, (Ed. Ayunt. Alicante y Generalidad) imponen las voces ordenadas por el Institut d’Estudis Catalans, pasándose por donde se aplica el ungüento de crespinell si son etimológicamente correctas o son patrimonio léxico del idioma. El manual citado impone el barbarismo catalán “gespa”, cuando todos los valencianos decimos “céspet”, sustantivo culto derivado del latín “caespos”. En 1871 recogía Escrig:"Céspet: pedazo de tierra vestido de hierba menuda y entretejido de raíces” (Dicc. val. 1871). El mismo desprecio aplican a las clásicas valencianas junc, juncars (del latín juncus) que la inmersión degenera en las catalanas “jonc, joncosa”. La etimología no les afecta a los del IEC, pero la usan como arma cuando la voz valenciana difiere de la catalana. Del latín “cardus” surgió la variable valenciana“cart” (Espill.a.1460), diferenciándose de la castellana cardo y catalana card, y así fue mantenida por el botánico Cavanilles,-“cart, cardets” (Obs. 1797), siguiendo la tradición morfológica reflejada en la frase“cardats en carts de herba” (Mostasseria de Valencia, 1322), y en los versos de Ausias March, “llir entre carts”. En este caso, las plañideras del Institut d’Estudis Catalans -alojados en la academia Ascensión- sí exigen el rigor etimológico para que adoptemos la morfología catalana de “card”. La inmersión en valenciano, paradójicamente, consiste en eliminarlo. Si Cavanilles registra “safanoria en nucs”, los inmersores enseñan “pastanaga amb nusos o nusosa”. El clásico “llicsó” (cerraja en castellano), documentado desde los orígenes del idioma, lo prohiben y sustituyen por el catalán “lletsó”. Igual que sucedía con el mozárabe “crespí, crespinell”, el nombre botánico “quallallet menut” (espunyidella, en catalán) enlaza con el mozarabismo idiomático valenciano, ya que el verbo de la voz compuesta también es producto prejaimino, según el etimólogo Corominas:"no tengo pruebas de que el valenciano quallar se haya empleado fuera del antiguo territorio mozárabe” (DCECH). Aunque luego se extendió el vocablo al condado levantino, todavía pueden sus habitantes traducir el valenciano“quallarse” al catalán “aglevar-se”. No estaría mal que los ‘parques temáticos’ que Doña Rita mantiene en los solares de la Valencia regnícola -biotopo de roedores, arácnidos y hermosas cucarachas- pusiera rótulos con el nombre de los bichejos y hierbajos para información del turista. Lo haría, claro, en el catalán que ella y su partido impone; pero, ¿ por qué no ponerlos también, aunque sea en letra pequeña, en el idioma valenciano del contribuyente? Doña Rita, obsceno reglot inmersor, olvida que es alcaldesa de Valencia; no de Barcelona. Diario de Valencia 11 de Noviembre de 2001
El divino Josep Lacreu Por Ricardo García Moya
Desde hace 20 años, un funcionario que se llama Josep Lacreu es el escorchador o desollador oficial del idioma valenciano. Desde su despacho en la Conselleria de Cultura ha facilitado la introducción de léxico, morfología y sintaxis del Institut d’Estudis Catalans en los diccionarios y gramáticas que le encargaba la Generalidad del PSOE y, al ser tan eficaz, el PP lo mantuvo en la poltrona para que siguiera su labor. Lacreu es un fósil viviente, como el celacanto, de aquellos tiempos del Cipriano en que, “desde la perspectiva institucional" (frase orgástica para Lacreu), urdían maldades contra la Real Señera o el título de Reino. De sus cerebros y nuestros impuestos salían vejaciones toponímicas como La Comunitat, Levante, País o Mediterrània, mientras santificaban al Principat de Catalunya en los textos escolares. En Lingüística se llama ruido al conjunto de elementos que interfiere el proceso de comunicación, y a Lacreu le proporcionaron cacerolas para aturdirnos, ya que en sus diccionarios y gramáticas (Generalidad-Bromera) introduce como valenciano todo tipo de mierdas léxicas catalanas y arcaísmos que dicta el IEC: perruqueria, amb, tipus, ensems, lloure, cap de setmana, aviram, drapaire, plenar; emplenar, boletaire, xaia, noi, monjo, rellotge, efa, gaire, etc. Los poderosos de antaño tenían enanos escorchadores a sueldo para torturar con arte al enemigo, y a Lacreu se le encargó la misión de arrancar lentamente, sin piedad, la epidermis a la lengua valenciana. El solito, según pregona el díario catalán Levante, “ha hecho ya todo el trabajo de la Academia” (24-02-02); pero no crean que Lacreu es un solitario chulocojones, pues le ampara todo el catalanismo histérico-místico del PPSOEU, siendo prototipo de blando valenciano que propaga la catalanización a cambio de un sueldo ¿o lo hace gratis? Eco del IEC, Lacreu rechaza los matices léxicos y morfosintácticos extraños al catalán. Así, la frase: “gavinet pera escorchar este abre” está en idioma valenciano, mientras que “ganivet por a escorxar aquest arbre” está en el catalán que impone Lacreu. ¿Diferencias mínimas? De acuerdo, pero existen, aunque desprecien“abre” por ser creación valenciana del XVII, y “escorchar” o “gavinet” por aparecer en el XV; en realidad se condena todo lo que obstruya la catalanización, pero el“abre” valenciano está ahí: “la fulla en lo abre” (Ballester: Ramellet, 1667); “tocá en este abre” (Gonçales, R.: Sacro Monte Parnaso, Valencia 1687); “del Turia, de abres tot ell ben rodat" (Ros, Carlos: Paper graciós, 1740); “abre tan ple de cacau” (Coloqui de Tito y Sento, 1789); “com el tronc de un abre” (Conversacions de Saro.1820); ”D’abres de riu la plantá no fases en el secá" (Aforismes rurals en catalá, traduits al valencia, 1853); “de mal abre, males rames” (Escrig: Dicc. 1887); “se deixará vorer un abrerio grandisim" (Alarcón, V: El tenorio de Alsabares, Elig 1892);"me tallaren els abres” (Serrano, A.: Una sublevació en Jauja, Elig 1896). Lacreu engaña al propagar, por ejemplo, que la catalana "maduixa" es valenciana, siendo más papista que el papa Corominas, pues el catalán recuerda que “fraula, fraular fraulera” son las voces valencianas y, añade, de probable srcen mozárabe. Opuesto al “ruido” de Lacreu existe el proceso de “desambigüización”; p.ej., en idioma valenciano tenemos"escorchar, escorchador" con la acepción de desollar, desollador, y“matarife” y “matader” como derivados del verbo valenciano “matar”. Un “escorchador” o “escorchaor” puede arrancar pieles o cortezas de árboles, pero no sacrificar pollos en el“matader, mataero”, según las variables dialectales del idioma valenciano. La voz“matarife”
estaba arraigada entre estos profesionales de habla valenciana a principios del XX y, aunque Corominas sugiere que es arabismo de srcen desconocido, sólo se documenta a partir del XIX en las lenguas peninsulares. El sustantivo matadero oscilaba entre la apócope y la supresión valenciana de la “d” intervocálica:“matader: donde se mata y desuella el ganado” (Escrig 1887); “arribara al mataero sinse por” (Bernat, Ll.: El terreno, 1894); “en fi, al mataero” (Escalante, Eduart: Matasiete, 1884); “que n’hia en lo mataero“ (Liern: La mona de Pasqua, 1862) Los diccionarios de Lacreu reflejan la morfología que impone Catalunya, sin respetar la “ch” clásica: “m’ha deixat tot escorchat..., viva escorcharen / gran fetillera..., fon
escorchat, per mig serrat ....., com no escorchá” (Roig, Jaume: Espill, 1460); “escorchat com Sent Berthomeu ..., lo cuyro que havia escorchat” (Esteve: Liber, 1472); "escorchant un gran cervo... escorchaven" (Martorell: Tirant, 1492) “escorchador” (Exulve: Praeclarae artis, 1643)“de escorchats tenim lo nom” (Fiestas Inmaculada, Valencia, 1663, p.342); “es escorchat” (Tormo, B.: Relació que fa a Thomás. Valencia, a. 1769). “Escorchar: desollar. Escorchador: desollador” (Dicc. RACV,1997) ¿Lo ven? Existía frontera morfológica y semántica entre los“escorchar, escorchador” valencianos, los “escorxar, escorxaires” catalanes, el francés “écorcher”, italiano “acorza”, el antiguo gallego “escouchar”, etc.. En su “Vocabulari de barbarismes” (Generalitat, 1995), Lacreu está hecho un tío machote y prohíbe las grafias de la voz reloj en idioma valenciano, imponiendo el arcaísmo “rellotge” con la “t” de marras que, casualmente, es la forma catalana actual. El sustantivo valenciano, desde el XV se singularizó con variables consonánticas, especialmente con la sonora nasal “n” donde el catalán sitúa la “t” sorda: “relonges, per rodes, cordes” (Roig, Jaume: Espill, 1460); “relonge” (Vinyoles: Obres en lahor de Sta. Catherina, 1511); “perfets relonges” (Pineda: Sentencia, 1561); “relonger” (Pou: Thesaurus, 1575); “rellonger mestre de fer rellonges” (Exulve: Praeclarae, 1643); “lo relonge del estudi” (Const. Universitat Valencia, 1655);“rellonche de plata” (Mulet: Bib.Nac. Ms. Infanta Tellina, h. 1660); “relonche de arena” (ACV. Ms. Melchor Fuster, h.1680); “senyalada en lo relonge” (Mas: Sermó S.Vicent, 1755); “relloncher: relojero” (Rosanes: Voc. val.1864); “el rellonche” (Millás: Els microbios, 1884); “relloncher” (Choguet valenciá estrenat en Eldorado, Barcelona 1901);“els tals rellonges” (Gadea: Tipos, 1908); “rellonge, rellonger” (Dicc. RACV, 1997). Usando plural mayestático, el divino Lacreu dice a sus admiradores del diario catalán Levante que: "nos mostramos moderadamente tolerantes". Chulapón gendarme del PP contra la barbarie blavera, nos perdona la vida y, sacrificándose, no tiene inconveniente en seguir dándonos pienso compuesto del Institut d’Estudis Catalans a los valencianos, con el aplauso del PP y un buen sueldo del erario público. Diario de Valencia 10 de Marzo de 2002
Peris, Cantinflas, Borrego y Lacreu Por Ricardo García Moya
El otro día, el catalanero “Levante” titulaba: “Peris da una lección a Menganito por censurar palabras”. Inconscientemente asocié Peris al dibujante valenciano Alberto Peris que, en los años 50, creó los personaje de “Cantinflas y Cateto”; pero el aleccionador era Joan Francesc Peris, conjurado de la lnstitució Joan Fuster para “impulsar l’articulació dels territoris de parla catalana en els àmbits social, profesional, acadèmic, econòmic...” (Manifest, 6/5/00). De ahí que el verde diputado Peris toque todos los temas: ecológico, enseñanza, sexualidad, estética del IVAM, OTAN, células madres, AVE, defensa del Ebro y, junto a Gorka Knörr, la de Ormazábal, etc. Sus ponencias sientan cátedra y tienen eco en la prensa científica especializada: Avui, El Racó català, Komunikatuak, boletín del BLOC, diario “Levante”, etc. Con distinto ideario, Cantinflas también era polifacético: dominaba la política (“Si yo fuera diputado”); la milicia (“Patrullero 777”); ecología (“El barrendero”); pedagogía (“El profe”); y la lingüística (“El analfabeto”). Buscando comicidad, habría una puerta y preguntaba: “¿Se puede compenetrar?”; y es que, para ironizar con el idioma, hace falta dominarlo. El verde Peris lo intenta con barbarismos: “desenvolupar, verd, avui, esport…”; pero sólo provoca bostezos y algún rot. Le falta algo, no sé... ¿el bigotito, quizá, de Cantinflas? Los comisarios llegan al orgasmo por la supuesta lección léxica de Peris, pero: ¿Com pot donar lliçons qui no sap triar entre veus de la llengua del Reyne de Valencia y la del País Català? Hay matices entre “vert, verd, verde”, siendo valenciana la primera voz; pero Peris usa la catalana “verd” ¡Qué héroe! En fin, para inmunizar a incautos, ahí va una vacuna documental que ni Inmersiomán puede contrarrestar: “canem vert” (B.N.París. Llibre valencià de les herbes. h.1400);“tota vert” (Ferrer, St Vicent, Quar. 1413); “ceti vert” (Inv. Palau Real de Valencia, amort de la Reyna, 1458);“jovens verts e inexperts” (Roig: Espill, 1460); “rama vert” (Martorell: Tirant, 1490); “brot de vert herba” (Gasull: Vida Sta. Magdalena, 1496); “vert comú, viridis” (Pou: Thesaurus, 1575); “llorer vert” (Fiestas Tomás de Villanueva, 1620, p.359);“quina color més li agrada? Lo vert” (BUV. Morlá: Ms.666, h. 1649); “el teu dret está molt vert” (Tormo, Bertomeu, 1760); “els gots verts y roigs” (Valencia per sos Reys, 1802); “coll vert” (Rosanes: Miscelánea, 1864); “verts” (Martí Gadea: Tipos, 1908); “vert, verts” (Dicc. RACV 1997). La voz “verd” no existe en lengua valenciana, aunque la usen salvapatrias catalanas. Los clásicos que escribían “vert”, con oclusiva sorda, conocían el étimo “veridis”, pero usaban el valenciano, no el latín; también sabían que el femenino y derivados sonorizaban en “verda, verderol...”. Hoy, la AVL excluye del status de ciudadano normal (acceso al funcionariado, por ejemplo) a quien se atreva a escribir “vert” en valenciano. Todo el poder lingüístico (gracies als inmersiomans: Cipriano, Camps, Tarancón...), está en manos de gente como el verde Peris. La ecología d’aspardenya de Peris enlaza con los Borrego, especializados en catalanizar fallas. Uno de los hermanos, Pere Borrego, ya es presidente de la “Na Jordana”, que este año la dedica a la “Natura Mare”. La latina natura era un arcaísmo habitual en neolatinas, figurando en el medieval Libro de Privilegios de Sevilla o en la prosa de Fray Blas de la Madre de Dios: “hinchazones de la natura” (Libro de las medicinas. Filipinas, año 1611, p.5). Si los Borrego (Pere, Vicent, Carme, etc.), quieren usar el idioma valenciano, habrán oído que sus padres dicen“naturalea”, que es la
palabra que nos singulariza y que no fue invento de saineter desfaenat. Para que la comisión de Na Jordana no engañe a inocentes, aquí hay razones:“la naturalea per longuea” (Crón. Jaume I, s. XIII); “naturalea” (Martorell: Tirant, 1490); “obres de la naturalea” (Montanyes: Espill de ben viure, 1559);“mogudes per naturalea” (Disputa de viudes, 1561); “secrets de naturalea” (Const. Universitat de Valencia, 1611); “naturalees” (Ginart: Reportori dels Furs, 1608); “la naturalea ben cumplida la va fer” (Mulet: Ms. Maciana, h.1643);“sa naturalea está lliure” (Blay: Sermó de la Conquista, 1666); “era per naturalea angel” (Ballester: Ramellet, 1667);“¡qué coses la naturalea cría!” (Escalante: Trapatroles, 1895); “naturalea” (DRACV, 1997). La Na Jordana, en su obsesión catalanera, regaló dos monyicots a los que llama “gegants”, despreciando la diferencia morfológica entre “gegant”, en catalán; y “jagant”, en valenciano. Ya en 1990, uno de los Borrego, (Vicent), publicó un librito catalanero sobre las Fallas; de ahí que no sorprenda la preferencia por “gegant”, corrupción adoptada por el IEC por haberla utilizado Verdaguer en 1878. Derivadas del latín “gigas”, se documentan por primera vez como“gigant”, en Eiximenis; y“jagant”, en fray Antoni Canals (h.1390). Enlazaba con la latina “gagante” (DECLLC) y la occitana “jagant”, reconociendo Corominas que:“jagant es hoy general en el Reino de Valencia”. La que no aparece en los clásicos es la “gegant” usada por los Borrego y la AVL; así que, contra el aborregamiento idiomático, tenemos la ayuda de valencianos libres: “jagant” (Canals: Trad. De amore, h.1390)“Cristofol, gran jagant” (Ausias de Sant Johan: Obra a Sant Cristofol, 1498);“los jagants a jugar al borinot” (Mendoça: Fiestas Conv. del Carmen. Valencia, 1622); “jagants y nanos” (Gil: Relació segón Centenar Can. S. Vicent, 1655); “del presumit jagant” (Blay: Sermó de la Conquista, 1666) “ajagantats” (Ballester: Ramellet, 1667);“los jagants, nanos, les roques” (Pregó canonizació St. Pere Pasqual, 1674);“jagants, roques” (Rebollida: Vª Centuria, 1740); “ab estos jagantets” (Mas: Sermó a S. Vicent 1755); “jagant” (DRACV 1997). Y vosatros, valencianissims (¡ejem!) fallers de Na Jordana: ¿per qué no demaneu als Borrego documentació pareguda, que demostre que “gegant” es valenciá? ¿No vos dona vergonya defendre la llengua del Nort? L’ampastrá ve de llunt. Consciente o no, Thous y su traducción del Himno al valenciano (en 1934), popularizó el monstruito “gegantines”, cuando en idioma valenciano es“jagantines”. Actualmente, los derivados del catalán “gegant” son impuestos por el SALT de So Joseph Lacreu que, com la pallola, ha vuelto a salir en el diario del Moll, delante de una pared desconchada para destacar su elegancia; con corbatita, chaquetita y gesto de sufrir mucho o tener almorranas. ¡Che, Chusep, en lo que tú vals! ¿Te paguen poquet per el SALT en catalá? Un consell d’admiraor: llevat eixe look que no te favorix gens (pareixes Alfredo Landa disfrassat de Luis Eduardo Aute). Diario de Valencia 9 de marzo de 2003
Juli d’Espanya y Raimoncín Por Ricardo García Moya
La mañana del sábado, 14 de diciembre, sirvió de aperitivo para la Trobada de la Llengua y posterior concierto de Raimoncín, todo auspiciado por su hincha Juli d'Espanya y el dinero de los impuestos. El Ayuntamiento del Campello y la Diputación de Alicante habían dispuesto un estrado en la plaza Consistorial junto al polideportiu (allí sigue el catalán "poliesportiu" en el letrero) con una gigantesca bandera de cuatro barras. Los niños, en el concurso de pintura, dibujaron lo que veían: banderas de cuatro barras. Llegó la noche y el auditorio de la Casa de Cultura campellera fue marco de la entrada triunfal del hincha de Raimoncín, con cuarenta minutos de retraso. La señora de primera fila que, impertérrita como un semáforo, esperaba la llegada de su jefe político -con sombrerito y pieles a lo Bette Davis, y muchos grados en el mercurio- aposentó sus reales para escuchar al más grande, más comprometido y más proletario de los cantautores. Con Juli d'Espanya y su estado mayor en vanguardia, un circunspecto Raimoncín de fúnebre atuendo -camisa gris, pantalón negro- irrumpió en la proletaria escena: cinco sillas y nada de leotardos purpúrinas o peinetas. Ahorrativo, no dio ni las buenas noches; cogió el guitarrón y -tras introito de racarrac, rac, rac- comenzó a emitir quejas, sollozos, atropellos y denuncias contra el poder franquista que, proporcionalmente, aumentaban la intensidad aplaudidora de los insólitos maulets. En el variopinto público destacaban conocidos matrimonios de maestros catalaneros con sus niños. Y ya se sabe, los niños no mienten, así que a la tercera tanda del racarrac aumentó el lloriqueo. El propio Raimoncín dejó la sierra (perdón, la guitarra) y suplicó en valenciano de verdad -el asunto era serio- que sacaran los chiquitos a pasturar a la plaza, que también era gratis. Un miembro en la clac, justito a mi vera, lanzó un visceral "¡Que se'n vachen, collons!" sin normalizar, con CH y todo. Estaba nervioso. Raimoncín nunca había cantado a la caverna (como ellos dicen) y estar a cinco metros de la derechona que jalea reivindicaciones independentistas no era bueno a su edad y con el colesterol alto. El divo, viendo el entusiasmo de don Juli, impartió una lección de historia con el simpático lapsus de que "Ausias March morí en 1969". Luego dijo no sé qué del 69 (¡en qué pensaría!), rectificando con la única sonrisa que se permitió en toda la noche. El, muy digno, sabe que de la caverna hay que coger la pasta con cara de póquer, volar a Barcelona y lavarse las manos con agua de Montserrat. La tragedia atenazaba al personal. El racarrac no quitaba de la mente que, a las 9.30, España jugaba contra Yugoslavia ¿cómo escapar? Los previsores nos pusimos en las esquinas para, en un descuido, huir entre sombras; pero no era fácil. La leonardesca sonrisa de Juli d'Espanya aumentaba con las denuncias que Raimoncín, valiente como él solo, lanzaba contra la corrupción franquista. Entre racarrac y racarrac glosaba su heroismo: "tal canción no la pude cantar hasta 1977, después de muerto el dictador" y, en catalán pata negra, el Ruiseñor de las Ramblas repetía su duda
sempiterna: "Les butxaques ben buides ¡racarrac!; les teves, les meves, les seves ¡racarrac!; Però es hora de saber qui es que les té plenes ¡racarrac, rac, rac!" Desde hace treinta años trata de saber quién se ha llenado los bolsillos en estos años, y no encuentra respuesta. Con voz potente explica a los presentes que "del home mire sempre les mans", pero tampoco halla a los ladrones. Envalentonado, mirando las manos de los espectadores de primera fila, avisa que "torna el temps dels monsters que no són morts", y a Juli d'Espanya se le eriza el plumón capilar. Lo siento, pero son las 9.20 y servidor se va con Zubi y Clemente. He comprobado que Raimoncín cumple aquello que en 1971 cantaba: "A veces la paz cierra las bocas y ata las manos, a veces la paz no es más que una vacía palabra para no decir nada. A veces la paz no es más que miedo." EI cantautor rasca sus racarracs contra los cementerios, pero olvida los asuntillos de Filesa, Malesa, el GAL, la ETA, el GRAPO, convolutos del AVE, etc. Pero tiene valor, especialmente como elemento decorativo de la clase política que -agradecida por su discreta y arqueológica denuncia-, llena sus bolsillos con subvenciones millonarias. Farda mucho en el currículum incluir que, "en tal fecha contraté un racarrac de Raimoncín". Y cuando el cantautor se tortura con "es hora de saber qui te les boljaques plenes", podría mirar su cuenta corriente, pues las del circunspecto ruiseñor de las ramblas deben estar llenas a rebosar, pues lleva treinta años con subvenciones de los políticos, incluida la del sábado en Campello. Por otro lado, la noticia insólita es que Juli d'Espanya prefiere oír el "s'ajup sota el fuet" de Espriu, con racarrac incluido, que el partido de España. Las Provincias 19 de Diciembre de 1996
El `chorret´ de Julio de España Por Ricardo García Moya
Subiendo al Chorret de Catí, junto a Castalla, sentí asco. El día anterior (26/02/03) había estado el presidente de la Diputación de Alicante, Julio de Eapaña, inaugurando el Monumento al Ciclista, en una jornada a la que llevaron niños de 40 colegios. Los alumnos aprendieron que, en catalán, se debe escribir “Xorret”, gracias a los rótulos que la Diputación ha distribuido por la ruta ciclista. No queda espacio topográfico, lúdico, pedagógico o virtual que el PP no haya catalanizado desde que, hace cuatro años, obtuvo la mayoría. Los cartelistas de las instituciones regidas por el PP han saturado el paisaje urbano y rural de léxico y morfología del Institut d’Estudis Catalans; de ahí que afirmen que la “ch” no existe en “la nostra llengua”; es decír, la lengua catalana de Camps, Pla, Canut y el esclafa-bicicletes del Bloc. Hace años, Corominas daba a conocer un manuscrito de Guadalets, fechado en 1589, donde la “ch” de “chorro” hacía acto de presencia: “bancalets del chorro” (DECLLC). El etimólogo se sorprendió, ya que el verbo valenciano“chorrar” no existe en catalán, salvo en puntos de la ruta valenciana a Lérida. La traducción de“chorrar” al catalán es “rajar”, verbo que el dúo Tarancón-Lacreu ha metido en el traductor de falso valenciano SALT, para “dignificar la llengua”, que equivale a obedecer al IEC. Así, la dignificación de “chorret” consiste en cambiar la “ch” por la “x”, olvidando que nuestros dignos antepasados la usaban:“la sanc estava chorrant” (Porcar: Ms. Coses, 1615); “una font de vi, dos o tres chorrolls” (Mendoça: Festes del Conv. Carme, 1622); “per lo chorro” (Exulve: Praeclarae, 1643); “lo cel chorrant” (Serres: Academia a Carlos II, 1669); “tot chorrant” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig 1896);“de hui e chorrant sanch” (Sentiment y aconhorts de Mon Senyor, 1755);“du sempre chorrant el dit” (El Tabalet 1847); “chorrar més sanc” (Lier: La mona de Pasqua, 1862 ); “chorren com dos canals...em cau a chorros” (Campos: El gallet de Favareta 1896); “com chorrosos els tens ara” (Bellido: Un francés de Rusafa 1876);“d’oli, pósali una chorritaeta” (Llombart: Abelles, 1878); “chorrar, chorro, chorroll, chorrollós” (Fullana: Voc. 1921); “li caiguen els chorritons damunt” (Peris: La bolcheviquí, 1932), “chorrar, chorro, chorret” (Dicc. RACV, 1997); “chorrar” (Castellano, Miquel: La conjugació verbal valenciana. 2001). La que no existe es la grafía “xorrar” que imponen los políticos como Canut, Camps, Pla o Rita (valencianista de mascletá y fútbol, pero más catalanera que la Ferrussola en el idioma). En consecuencia, el verbo valenciano “chorrar” (¿onomatopéyico?), equivale al castellano “chorrear” y al catalán “rajar”. Algún día, recobrada la dignidad, leeremos Chorret de Catí cuando los de la Vuelta a España escalen la atroz pendiente. Al topónimo Chorret de Catí, por la ch, asocio el valenciano“Chinchilla”. En 1573, las órdenes para la custodia de la costa del Reino mencionaban las torres de Sant Vicent y Colomer, cercanas a Castellón; construcciones que son llamadas“fortalees”; desde ellas, los soldados valencianos vigilaban hasta el“Barranc de Chinchilla” (Ord. Cust. R. Valencia. 1573, p.34). Eran tiempos en que Cervantes ensalzaba la“melosa lengua valenciana” y, por suerte, no existían los cartelistas de la Generalidad, que habrían escrito “fortalesas i Xinxilla”, como dicta el amo IEC. En estas ordenanzas se exigía que los soldados indignos devolvieran lo cobrado y, lógicamente, eran apartados de la milicia:“perden tot lo que haurán guanyat, y sien
despedits” (Ord. p. 8). No era mal sanción. Si hoy gobernaran las autoridades de 1573, cuando alguno miembro de la AVL (pagados para defender el idioma valenciano), despreciara voces como “despedit, chorret, fortalees, Chinchilla, tot lo que...” , sustituyéndolas por catalanismos como “acomiadat, xorret, fortalesas, Xinxilla, tot el que...”, le aplicarían la sanción citada. Un escrito de la Generalidad, actualizado léxicamente con delicadeza y educación, le comunicaría al colaboracionista su cese. Esta podría ser la fórmula protocolaria: “¡Che, Safanoria, agarra la porta, tórnamos els millons y vesten a catalanisar la figa de ta tia!”. Igual medida debiera adoptarse con las joyas catalaneras de Canal 9 y Punt 2. Respecto a los mozarabismos “chinche, chincha, chinchilla” (del latín cimex), a mediados del XV ya presentan la morfología valenciana:“chinches, menjant” (Roig: Espill, 1460), manteniéndose hasta nuestros días:“chinches” (Pou: Thesaurus, 1575); “puses, chinches” (Coloqui del tio Pelut, Sardineta y Polsera, 1801);“polls, llémenes y chinches” (Conv. de Saro. 1820); “chinches” (Lamarca: Dicc. 1839); “chinches i caparres” (DRACV, 1997). La fijación morfológica de un topónimo como “barranc de Chinchilla” en el 1500, apoya la tesis mozárabe de Corominas. El femenino“chincha” también fue usual hasta nuestros días: “la pusa, la chincha” (Baldoví: El virgo de Visanteta, 1845); “chincha” (Fullana: Voc. 1921); “chincha” (DRACV, 1997); incluso el apellido aparece con la palatal africada sorda: “no mos falta así un Chinchilla” (La nit que venen els musics. Alcoy, 1855). Los funcionarios CCCC (comen, cagan, copulan y catalanizan), imponen “xinxa” o, por ejemplo, el catalán “cursa de braus i cavalls”, despreciando el valenciano “correguda de bous y carrera de cavalls”. Casualmente, en las ordenanzas de 1573 leemos que el caballo valenciano de guerra debía tener “bona carrera y que paren be”(Ord, 1573, p.8), cualidades para el ataque y defensa. Un CCCC lo cambiaría por “bona cursa i atura”; en contra del idioma valenciano, como refleja este texto renacentista:“Fet haveu carrera vana, cavall sou que mol se toca de llauger” (Milá: El Cortesano, 1561); o en esta metáfora sobre la velocidad en la carrera:“fet aguila en la carrera” (Gonçalez: Sacro Monte, 1687). Respecto a “cursa de Graus”, Corominas decía: “correguda, voz que permanece vigorosa en el Reino de Valencia, especialmente en acción de correr en competición...sería recomendable desprestigiar el uso del galicismo cursa, en beneficio de la unidad de la lengua” (DECLLC). Estos tíos del IEC son casi más retorcidos que el Carrascosa, pues desprestigian o dignifican vocablos por motivación política ¿entienden de dónde viene lo de “dignificar” el idioma? Los CCCC cambian “chorret” por “xorret”, “baix” por “sota”, “despedit” por “acomiadat” y, al final, tras miles de “dignificaciones”, obtienen la unidad de la lengua y, a la vuelta de la esquina, la ‘Gran Catalunya’. Como información confidencial ¡chisss!, les revelo el texto completo de cierto cartel de un ex Inmersiomán: “Cumplimos (con CIU) y avanzamos (con el catalán)”. Diario de Valencia 23 de marzo de 2003
Los premios octubre y el sectarismo Por Ricardo García Moya
Era la primera vez que toda la extrema derecha del nacionalcatalanismo se reunía en Valencia ante las televisiones del régimen. la Generalidad de Lerma había tirado la casa por la ventana y todo estuvo bien organizado. Hasta pensaron que la ausencia de banderas en el inicio del acto motivaría interrogantes. Todo estaba previsto, el programa iría alcanzando intensidad y -con ruido infernal causado por un pianista enfurecido y Manolo el del Bombo (o alguien que se le parecía muchísimo)- entraría la cuatribarrada catalana ante el delirio de los asistentes. Un titubeante Manuel Vicent -que todavía no domina el normalitzat del régimen-, empleaba valencianismos como "sigle" y "en", no "segle" y "amb". Pero, astuto él, supo tranquilizar a la caverna al declararse seguidor de Joan Fuster. Otros militantes conocidos, como el millonario proletario Raimon y el cubano Batllorí, iban calentando el ambiente para llegar al climax, donde el pseudo Manolo del Bombo interpretaría el "alegreto molto disparatato". Mientras tanto, un enrojecido Emérit Bono aplaudía, aplaudía, aplaudía... Los teloneros del acto repetían aquello de "el nostre país, el nostre idioma, la nostra cultura, la nostra historia"; provocando histeria a los televidentes ajenos al pandemónium sardanero, pues ¿cuál era ese país, lengua, cultura e historia? El misterio, por fin, iba a ser resuelto gracias a la publicidad, que dio el giro realista a la entrega de los premios Octubre. El señor Tarradellas, el del paté (y no me interpreten torticeramente, que diría Asunción), desde su granja de puercos en Vich, aleccionaba al noi: "¿Ves toda esta tierra hasta donde llega el horizonte? Algún día, pequeño, todo esto será tuyo". La metáfora culminaba con la frase "¿Es que lo quieres todo?", al jovencito Tarradellas. Y llegó el momento deseado. Un destarifado pianista --creo que Carles Santos, de Vinaroz- comenzó a aporrear las teclas cual si se tratara de atomizar diminutos blaveros. Cada cierto tiempo, miraba al respetable (es un decir) pues no acababa de creerse que no huyeran en desbandada: el del bombo, con ritmo de garrotero ruandés, se sumó al estruendo y llegó el momento cumbre: los tolerantes, los demócratas, los progresistas que pregonan que el lío de las banderitas les tiene sin cuidado- enloquecieron ante la aparición de la cuatribarrada de Cataluña. Los burlescos y despreciativos ante la Real Señera valenciana, se ponían firmes ante la enseña forastera. Y Cipriano Císcar, conocido como el Maharajá de Huelva, aplaudía, aplaudía, aplaudía... Los valencianos del régimen trataban de demostrar méritos ante la jefa "churumbela" (según El director RTVE, García unosderidículos en tonoLara). elevado, mientrasdeque Bigas LunasCandau, decía a pronunciaba la ministra algo "un nen "avui" porta la bandera catalana a la lluna" Carmen Alborch, -experta en estos aquelarres catalanerosse estremecía de felicidad y reía, reía, reía. Los rectores de las universidades valencianas pugnaban en catalanizar su léxico y, poco a poco, se acentuaba la pleitesía hacia Cataluña y el catalán. El escultor (?) del régimen, el de las barritas, decía no sé qué de las subvenciones; y la catalana Maresma, directora de "El Temps" -semanario que prospera gracias a la generosidad institucional
del hierático y la morenasa- expresaba su alegría; de igual modo que otro extraño personaje, Carme Portaceli (que también goza del maná del contribuyente) contaba "a nosaltras" cómo aprendió la "meva llengua catalana". El nivel cultural se incrementó con la presencia de Mikimoto y un barcelonés de Alcoy que interpretaba, creo, papeles cómicos en Tele 5. Pero no fue Ovidi quien hizo de gracioso, sino el premiado Víctor Batallé con su burla a Sant Vicent Ferrer. El patoso bromeó sobre "el salvamento del brazo de San Vicente Ferrer por la concejala filóloga". Los mismos políticos que subvencionaron "als Joglars" aquella infame parodia sobre el patrón del Reino de Valencia, reían y aplaudían la estúpida ocurrencia de Batallé, eufórico por los dos millones que se llevaba a su amada Cataluña. Aquí faltaba el señor Tarradellas, el del paté, para que se llevara el malasombra a su granja. La alegría era desbordante. Se encontraban en la inculta Valencia hablando en catalán puro, con su bandera de cuatro barras y su apología de la Gran Cataluña o “países catalanes”. Los peones del hierático (y ahora, con la hernia discal, más) gozaban a rabiar; la ministra Alborch, Cipriano, Emérit, Candau, todos aplaudían y reían. Y es que la única política que sabía tratarles como se merecían, Lola García Broch, había sido anulada. No obstante, el erotómano Berlanga dio la nota negra al usar uno de los idiomas prohibidos, el español (el otro era el valenciano), con frases que la inefable entrevistadora no quiso escuchar. Berlanga dijo que "la sociedad está peor que hace cincuenta años; no hemos avanzado un pelo" (!). Lástima que nuestro cineasta no fuera más explícito o valiente en sus declaraciones; aunque las subvenciones, hay que recordarlo, atan mucho a los intelectuales. En fin, el acto de afirmación del espíritu catalán terminó con los aplausos de los colaboracionistas del régimen. La risueña ministra prometía más pelas para los engendros catalaneros (Sant Vicent nos libre de la versión sobre los Borjas) y los cuatro galardonados se llevaron sus milloncejos a la tierra de Tarradellas, el de los patés porcinos. La extrema derecha del nacionalcatalanismo -con sus Francés Mira, Josep Guía, etc.- podían irse a dormir tranquilos. La batalla por catalanizar Valencia, gracias al inestimable apoyo institucional de Lerma, estaba ganada. La entrega del poder a Pujol nos está saliendo muy cara a los valencianos. Las Provincias 5 de Noviembre de 1994
Las maniobras secretas del régimen Por Ricardo García Moya
El titánico esfuerzo que realizan Lerma, Romero y Pedraza para la consolidación de los “países catalanes” (con subvenciones directas y camufladas) está obteniendo resultados. Incluso en Castilla se han percatado de que somos un organismo herido y sin capacidad de respuesta a las agresiones culturales y económicas. Saben que lo único que motiva al eje pujolsocialista es catalanizar; así que los rugidos de Lerma (por la autovía) sólo provocan carcajadas goliardas (por lo descomunales) a Bono y sus manchegos. Además ¿qué respeto inspira un president que aborrece el nombre histórico del territorio? Sus antojos toponímicos -aplaudidos por la clac del régimen-, humillan al Reino de Valencia con las payasadas de Mediterránia, Levante, país valenciano, Comunitat. Es comprensible, ciertamente, la actitud de los inmersores nacidos entre los romerales de Albacete y los cigarrales de Toledo (mosques y moscardes, pols y polseguera, chinches y caparres). Son profesionales que cobran millones. Han leído a Manuel Alvar y saben que: "quienes imponen una lengua (Lerma, Romero y Pedraza con el catalán; no el valenciano) tratan de convencer de las ventajas que se adquieren con su aprendizaje y, por tanto, la conveniencia de adquirirla. De ese modo --y no hablemos de otros se va minando la conciencia colectiva. Es decir, cualquier quiebra del status anterior significa facilitar el paso hacia un nuevo tipo de alineamiento y absorción" (Alvar, M.: "Hombre, etnia, estado". Madrid 1986, p. 226.) La autodestrucción de Valencia es digna del festival de terror de Sitges. Hasta el Principado de Asturias defiende con uñas y dientes la mínima diferencia lingüística propia, editando publicaciones como "Lletres asturianes" (Oviedo, octubre, 1994), revista "dedicada al estudio del idioma asturiano". Estamos de acuerdo en que se pasan con el bable; pero aquí es todo lo contrario. Desde las instituciones alteran y manipulan para --como diría Alvar-- minar la conciencia colectiva. He aquí una jugarreta típica: en el siglo XVIII, el platero navarro Carlos Beramendi recorrió nuestra tierra y fue anotando impresiones sobre economía y cultura; más tarde, en 1793, fueron publicadas como "Viaje por el Reyno de Valencia". Ahora, en 1994; han sido reeditadas a cargo de la Diputación de Alicante, pero con el título "El país valenciano a fines del siglo XVIII" ¿Perciben el cambio del recambio? Son miles de pequeñas maldades, como atribuir "una lenguaalicantina" en Orihuela en el siglo XIV (Studia Histórica, Diputación de Alicante, 1985, p. 130), cuando la provincia de Alicante es del siglo pasado y todos los textos conservados en Oriola recuerdan que se hablaba la lengua valenciana. Y qué me dicen del proyecto de transformar el triángulo Alicante, Elche, Santa Pola donde se ubicará la oficina europea de patentes- en la futura capital de Levante o "Comunitat". La infraestructura está creada. Alicante ya cuenta con dos autovías hasta Madrid y Murcia, más otras dos a Cartagena y Alcoy en proyecto. La Generalidad de Lerma está volcada económicamente en esta ciudad; hasta limpia y restaura la fachada del Ayuntamiento (igual que en Valencia ¿no?). El casco antiguo, faltaba más, lo está rehabilitando respetando la arquitectura de época; no con los tumores arquitectónicos que edifican de los barrios del Carmen y Pilar en Valencia.
Todo sale del ágil cerebro de Lerma. Sus desvelos para lograr colocarnos en la cabeza mundial del ridículo son constantes. En los meses estivales podría dedicarse a pensar en sí mismo y aprender con Salom‚ pasos de sardana; o sevillanas con el Titi, ya que sus señoritos son andaluces. Pues no, se ha dedicado a las banderitas. Este verano, el 4 de julio --cercana la canícula y cuando todos pecaban por mar y monte- los de la oficina de heráldica de la Generalidad elaboraron unas extrañas leyes sobre banderas valencianas. Hay que descubrirse, chapeau, ante la martingala de estos taimados- han legalizado una silueta de bandera idéntica a la del falso pendón de la Conquista. Así que cuando en Onteniente, o el 9 de octubre pasado, las fuerzas del eje colgaron pendones cuatribarrados, tenían el respaldo de una ley firmada por Lerma el 21 de junio de 1994, y publicada en el boletín del 4 de julio. ¿De qué‚ valió, pues, el consenso de la Ley de Símbolos en 1984? Mientras todos estábamos pendientes del Reino de Valencia que ardía como el averno, el president seguía con su particular cruzada contra la Real Señera El decreto aprobado este verano impedirá a cualquier ayuntamiento valenciano la adopción de una enseña cuya silueta sea en dos puntas o cola de golondrina, como la Real Señera. Prueba de que todo era premeditado ha sido la veloz salida al mercado de las enseñas en forma de pendón. ¿Y la derecha cultural? Asustada y mirando hacia otro lado. Y sigue la marcheta.La CAM continúa editando libros en normalitzat; y financiando actividades sugeridas por los asesores escorados al catalanismo. La última que han hecho es regalar un pin de Alcoy con las cuatro barras, sin corona, cuando todos saben que el escudo de esta ciudad ostenta una simbología compleja, incluyendo las barras coronadas. Con la excusa del 150 aniversario de la ciudad, lanzan esta falsa heráldica para seguir con la implantación de las cuatro barras. No tienen remedio. Ustedes se figuran en Alemania o Dinamarca a unos políticos quemándose las neuronas para legalizar siluetas de banderitas. Pero bueno, hasta dónde hemos llegado. ¿Y esta gente es la que presume de progresismo? ¿No tienen más preocupación que perder el tiempo manipulando escudos y banderas? Lerma, sinceramente, en verano descanse en su lucha contra la Real Señera, y dedíquese con sus amiguitos Emérit Ecológicus Bono, JoanRomero, Pedraza y Gloria Marcos a jugar a la montañita humana de Algemesí, esa que tanto promocionan, y que es típica de Cataluña... y del norte de Africa. Las Provincias 10 de Diciembre de 1994
El señor L del catalanismo
Por Ricardo García Moya
El 17 de febrero, el pueblo contestó con desprecio a la derecha catalanera, pero queda una incógnita. Si los valencianos rechazan a los progres del Bloc de Progrés, ¿de dónde extraen apoyo logístico y económico? Las miradas, lógicamente, se dirigen hacia el felipismo parnasiano que rodea al president. Lean, lean la revista "Serra d'Or" -fruto de la abadía de Montserrat- y verán qué especímenes nombra el president. Nada menos que el director de Política Lingüística de la Generalidad del PSOE, el mandarín Jesús Huguet, abanderó con un airado escrito "Des del País Valencià" la defensa del catalán contra la Real Academia Española ("Serra d'Or", desembre 1994, p.11 ). No es excepción, los altos cargos que selecciona el virrey de Felipe González en Valencia tienen un denominador común: la aquiescencia con las fechorías expansionistas de Cataluña. En la revista catalana "El Temps" -mimada del PSOE de Pedraza, Vera, Joan Romero, etc.-, se anuncia "El Savi", juego de preguntas y respuestas sobre "La Nació Catalana" que incluye, cómo no, a nuestro Reino de Valencia: En otra página del mismo ejemplar, la Generalidad de Lerma inserta anuncios con los que ayuda económicamente a estos cavernícolas que -de la forma más antidemocrática- roban nuestro territorio, literatura, pintura, gastronomía, etc. ¿Podría -si no se hernia algún político del PP o UV averiguar cuántos millones lleva tirados en "El Temps", "Saó" y demás productos el señor L de la Generalidad? La revista "Papers de la Costera" -apoyada por el régimen- propaga que, "en el siglo XV los valencianos se sentían plenamente identificados con la Nación Catalana". ¿Cómo pueden engañar tan burdamente al lector? En el XV los valencianos sentían verdadero desprecio hacia los extranjeros catalanes, como testificó el capellán del Magnánimo. Incluso tuvimos guerra contra ellos en 1462. Otro beneficiado del felipismo -que a menudo viene de Barcelona para cargar el sacoes Raimon (cantautor paradójico: de Xàtiva y catalán, millonario y proletario, paladín progre y trovador ensalzado por el búnquer cultural) que declara: "No existe contratación privada. Me contratan ayuntamientos, diputaciones, consejerías." Estos nuevos ricos del pelotazo cultural no dejarán que el chollo del poder cambie de manos. Hasta mayo del 95 arreciarán en la agit-prop cultural, situarán cuatribarradas en los partidos televisados del Hércules y Castellón; ordenarán a los alumnos que escriban cartas en catalán a la prensa, fingiendo que defienden el valenciano; se llamarán "tots al carrer" para amedrentar al pueblo, etc. Son profesionales de la censura, ¿recuerdan cómo hicieron callar a Fernando Arrabal Canal 9? ¿Por qué deno laremite colaboracionista Fabregat sus censuras a en "Imágenes prohibidas" TV2? el La catalanización no repara en gastos (total, pagamos usted y yo). En enero visité la exposición "Paz y guerra en la época del Tratado de Tordesillas", en Burgos. La muestra contaba con aportación de instituciones valencianas: platos de Manises del XV, copia de la prensa de Gutenberg del Museo del Puig, etc. Como no podía ser menos, la Universidad de Valencia, para demostrar que "el saber científico y literario se expresaba en las lenguas castellana y catalana" -según los paneles remitióel "Tirant lo Blanch" de 1490. ¿Resultado? Los castellanos salían con una idea clara: Martorell escribió en
catalán y nuestros antepasados eran catalanes. Poco importa que Martorell puntualizara que usaba la lengua valenciana. El señor L sonríe ante el saqueo. Albert Manent afirmaba el otro día en Barcelona que "La primera traducción de la Biblia al catalán se publicó en Valencia en el año 1478". El mismo Manent descubre que "habría que esperar hasta el siglo XX para que la lengua catalana volviese a tener otra traducción completa del libro fundamental de la cultura cristiana". Lo que oculta es que el srcinal dice que fue traducido "de la lengua latina en la nostra valenciana". ¿Por qué quieren robar esta obra? Porque es única, y con su edición en Valencia el año 1478, precedía a la castellana (1568), francesa (1530) e inglesa (1535). El engaño que la Generalidad de Lerma ha practicado lo confirma diariamente la inmersión catalana en EGB y BUP. La Generalidad ha editado libros sobre "Actituds i normes d'us lingüístic" con estas intenciones: "Después de diez años de enseñanza del catalán, sota el rétol de valencià, como asignatura obligatoria en el País Valenciano, los autores han decidido atacar una cuestión compleja y que se había tendido a rechazar, ya que era asimilada a adoctrinamiento ideológico" (en Escola Catalana sobre el libro de Rosa Sanz i Frances Ruiz: "Actituds i normes". Generalidad Valenciana, 1993). Es decir, esto explica la aprobación de libros "para convencer". La Generalidad de Lerma -en su locura catalanista- se limita a copiar lo que hacen en Cataluña, desde la Escola d' Estiu ( Barcelona, 1931) hasta la inmersión ideológica. Los millones del contribuyente no le cuestan nada al señor L del catalanismo. Sacos enteros de folletos, exposiciones tendenciosas, libros, vídeos, discos, películas, recitales. La Generalidad dejará que se hunda Ferrys y se queme el monte, pero nos hará catalanes. Ahora me acaba de llegar un folleto, en papel carísimo, pagado por Lerma (bueno, por ustedes) con actos para beatificar culturalmente a Enric Valor (vaya ídem que tiene el noi) con ponencias sobre "Aportacions de valor a la lexicografía catalana" (25 marzo, 95). Estas jornadas acabarán en aquelarres catalaneros organizados por el Bloc del Regrés (perdón, del Progrés), subvencionados por los camaradas de L, con dinero de todos los valencianos. Las Provincias 2 de Marzo de 1995
Eduard J. Verger: poeta con motosierra Por Ricardo García Moya
Como es habitual, estos días se celebra en San Miguel de los Reyes un curso de perfeccionamiento de la catalanización del profesorado. La Conselleria de Tarancón (él lo ignora, ¿eh?) ha seleccionado añejas `delicatessen´ para el futuro titulado “Quatre llengües, quatre literatures” (castellaño, catalán, gallego y vasco. El idioma valenciano, ya se sabe, no lo reconoce nuestra Generalitat). A los asistentes, la Dirección General de Ordenación e Innovación Educativa y Política Lingüística otorgará un diploma de acreditación para que puedan catalanizar bragueta abierta en la LOGSE. Entre los que darán ejemplo estará Eduard J. Verger (Carlet, 1949), veterano de la Batalla de Valencia y experto en lexicografía ‘d’espardenya’. Comenzó rimando en castellano, sin éxito; así que se pasó al catalán, pescando la Viola d’Or en los Jocs Florals de la Llengua Catalana de 1975... en Caracas. Todo se volvió rosa al ser nombrado subcomisario de Joan Fuster en un chollo institucional. La labor de Eduard J. Verger perdura como los residuos radioactivos. En la Universidad de Alicante se sigue estudiando como dogma de fe sus manipulaciones mamarracheras en libros que, bajo la autoridad de Joan Fuster (¡fardacho, fardacho!), editó la Alfons el Magnanim de la Diputación de Valencia. Una de las obras violadas por el ente Verger-Fuster fue el dietario que Joan Porcar escribió entre 1589 y 1629, desde su observatorio como sacerdote de la iglesia de San Martín en Valencia. La edición fusteriana salió a luz en 1983 y, para que todas las universidades del mundo se enteraran, se advertía que eran “textos revisats i corregits per Eduard J. Verger” (Dietari. Dip. Val. 1983) ¡Sí, sí, muy revisados! Tienes que reconocer, Eduard, que no tenías ni puta idea del manuscrito de Porcar, ni lo habías visto en tu vida; ni sabías en qué lugar se hallaba. El texto revisado por ti afirma que: “El srcinal se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid” (p. 9) No, nunca éstuvo en la Nacional, sino en el caserón decimonónico de la RAH. Supongo que tu jefe te daría, más o menos, esta metodología a seguir: “Che, nano, agarra la motoserra y retalles lo que t’ixca dels collons; ya saps: desde la ch a la y grega”. La chapuza la realizasteis sobre la edición moderna del dietario hecha por Castañeda (Madrid, 1934), alterándola a placer. ¡Ay, cutres censores, presumíais de científicos filólogos y sólo erais peones del expansionismo catalán! Me dais tanto asco que me voy a releer el manuscrito srcinal para inmunizarme. Estoy en la diminuta biblioteca de la RAH, en la calle del León en Madrid. Estamos a 13 de noviembre y llueve un huevo, pero la obra de Porcar sigue donde estaba, no en la BN. Tengo delante el srcinal y el “corregit per Verger”; pero son tantas las alteraciones que sólo comentaré alguna. La prosa de Porcar incorporaba cultismos como el derivado del “terrae motus” latino: “gran terremot en Valencia, 26 dehembre 1598” ; y mantenía sustantivos de srcen mozárabe como “fardacho”. La motosierra de Verger destrozó su morfología para que ningún estudiante viera la africada sorda valenciana“ch”, inventando la payasada léxica “fardatx”. También Castañeda alteró en 1934 lo escrito por Porcar el 12 de maig de 1613, ya que no es “fardach” lo que veo en el srcinal; sino la morfología valenciana perfecta, con ‘o’ final:“com a tall dels de fardacho” (f. 179).
Verger manejó la motosierra con alegría: los “torments a Valeriola” (f. 115) los transforma en “tormenta a Valleriola”. La ortografía valenciana de“milocha” (f. 104) la convierte en la bárbara “milotxa”; y la frase“les desdichades Corts de Monçó” la corrompe en “desditxades Corts de Montçó”. Inquisidor frenético, donde aparece “peixcador” (f. 179), lo catalaniza como “pescador” (¡ni que fuera Rita Barberá!); y el valenciano “montanyes” (f. 105) lo transforma en “muntanyes” ; los adjetivos llarc, desdichat y sort (d’orella) los convierte en llarg, desditxat i sord. El adverbio tart, “acaba molt tart” (f. 93) lo falsea en “tard”. El pronombre“yo”, valenciano clásico, lo altera en el cómico “io” de Torrebruno (q.e.p.d.). Sintiéndose virtuoso de la filoloespardenya, Verger resbale al sustituir el adjetivo valenciano“vert” por el catalán “verd”. Es el mismo error fatal que cometió el falsificador de las “Regles d’esquivar vocablos” hacia 1920, al querer pasar “juhíverd” y “juliverd” como morfologías de 1496; olvidando que la terminación sonora “d” no existía en“jolivert”, ni en “vert”, en aquel tiempo. (Martí de Riquer: ¿cuándo reconoceréis esta burda falsiflcación?). Hay curiosos bucles de alteraciones. En el manuscrito aparece el viejo verbo“adonar” (Escrig, 1871), usado pronominalmente:“sens ell adonarsen”. A Castañeda no le gustó, sustituyéndolo por “enterarsen” (Ed. 1934); y el de la motosierra añadió el guioncito fabriano, separador de encliticos: “enterar-se’n”. Otro cambio afectó a la metáfora en que Porcar usa el sustantivo “favetes” (f. 159); que Castañeda cambió por “bolchaques” para clarificar la expresión. En 1983, Verger se cargaba la ch y dejaba “bolxaques”. El clásico valenciano “disapte” (presente desde la prosa medieval con simplificación de sibilantes y bilabial sorda), es el único usado por Porcar; pero el de la motosierra lo cambia por “dissabte”. En fin, Porcar usaba morfología y léxico valenciano ahora perseguido por Tarancón: milacres, peixcar desamparats, canalobres, estandart vert, dumenge, cegos, ataut (la frase “en una taüt”, que dan Verger y Castañeda, es en realidad: “el posaren en un atahut” , f. 115). El idioma, como demuestra Verger, indica de qué pie cojeamos; y Porcar guardaba resentimiento hacia los castellanos por ciertos detalles humillantes en 1599; así que, cuando escribe“les naus estaven en la placha” o “chagants” por esas fechas, era consciente de que no castellanizaba, al alejarse de la morfología de “playa y gigantes”; igual que de la catalana de “platja i gegants”. Fuster, jefe de Verger, despreciaba a Porcar y le llamaba“capellán vulgar y apagado” (Dec. 139); aunque una vez traducido el dietari al catalán, lo elevan a figura literaria. Lo cierto es que Porcar y sus compatriotas usaban el idioma valenciano, y así lo anotó: “el 27 de giner de 1608 predicá en valenciá Geroni Escolano” . El manuscrito alude a poesías en valenciano, castellano, catalán, gallego y vizcaíno en 1612; tiempos en que la Generalitat no hubiera tolerado foros de catalanización en “quatre llengües”. De momento, la Conselleria d’Educació sigue adorando a fósiles catalaneros de la Batalla de Valencia. Son idóneos, según parece, para la Innovación Educativa y Política Lingüística de formación del profesorado de la LOGSE. Diario de Valencia 24 de noviembre de 2002
El poeta García y el chuço de Fuster Por Ricardo García Moya
Nacido en Tortosa en 1571 García es el primer poeta en catalán de cierta enjundia si excluimos, como es lógico, a los valencianos que usaban el idioma valenciano y a los propios catalanes que componían en latín y provenzal. Al estudiar en Lérida, García se benefició de la valencianización lingüística que secularmente recibió esta zona. En el 1600, los colegas de García trataban de refinar su tosca lengua con el Thesaurus de Pou, las ediciones de Palmireno o las lecturas de clásicos valencianos. Testigo de este proceso fue Andreu Bosch que, tras vivir en Perpiñán y Barcelona, escribía: “tots han volgut y volen cada dia imitar la llengua valenciana” (Bosch: Summari Perpinyá, any 1628, p.27). La observación era cierta. En los endecasílabos que el catalán Vicens Casanova compone para el torneo poético celebrado por la beatificación de Luis Gonzaga (Barcelona, 1622) utiliza el sustantivo“espill” (no “mirall”), la conjunción “mentres” (no “mentre”); rechaza geminar alveolares y el nonato puntito volante“vostra ilustre vida” (no “il·lus tre”), escribe “noblea”, alejándose de la terminación castellana catalana de “noblesa”. Tampoco usa “noi”, “nen” o “petit”, sino“chiquet” con ch: “desde chiquet”; y prefiere “bodes” a “noces”. El propio García, en 1614 componía la “Sátira a una don que en una Iglesia...”, usando la grafía“iglesia”, no “esglesia”. Por cierto ¿no saben quién es García? Es el mismo que los catalanes prefieren llamar Rector de Vallfogona. En Cataluña catalanizan ¡y aquí, en el Reino, más! La Generalidad nos prohíbe voces valencianas que los catalanes admiraban en 1600:mentres, chiquet, iglesia, noblea, ilustre, etc. Su utilización impide acceder a la Enseñanza o la Administración. Siguen mandando, ¡ay!, los adoradores de Fuster, aquel que tanto nos despreció. Todo lo valenciano era indigno, hasta el título de Reino (él admiraba el de Principat). Fuster iba a degüello. Del gramático Ros decía: “la tremenda estulticia de Carles Ros” (La decadencia, Barcelona, p. 95). Al prosista Porcar le acusaba de ser“un capellán vulgar y apagado que escribía como hablaba...y hablaba como los villanos y gente comun... Porcar no sabía escribir” (p.139). A los dramaturgos del XIX los encasilla como “analfabetos” (p.102) Actualmente, estos a quien Fuster consideró “de prosa sintácticamente demencial, pobre de vocabulario y muy acastellanada” (p.155) son joyas de la corona literaria catalana. Los corsarios del IEC destinan lugar de honor a los que Fuster consideró estiércol cultural. Así, en “Poesia del segle XVI al XVIII” (Barcelona, 1991) rellenan el siglo XVII catalán con las obras de Mateu y Sanç, poeta que siempre puntualizó que escribía “en idioma valenciano” (BNM, Ms. 3746, any 1648), o “en llengua valenciana” (ib); y que diferenciaba entre las dos lenguas: “Graecam, Latinam... Valentiam, Catalaunam” (De regimine, 1656). Los investigadores saben, aunque disimulan, que Fuster fue el bufón saltarín del Institut d’Estudis Catalana, que hacia reír con sus “certeros juicios histórico-literarios”. Así, cuando intenta destruir la obra y figura del Pare Mulet, supone que tras el apellido se esconde un delincuente literario: “el falsari que s‘amagava darrera el nom del P. Mulet” (Dec. p.94). No existía tal falsario, sino un poeta satírico que los catalanes consideran tan importante como García (¡perdón, el Rector de Vallfogona!). Fuster se amparaba tras la opinión de Mariano o Mariá Aguiló, un mallorquín catalanero del clan
de Milá i Fontanals (padre putativo del Curial e Güelfa), que catalogó como catalán el fondo bibliográfico de la Universidad de Valencia. Enardecido, Fuster destaca “la infal·lible intuició lingüística de Mariá Aguiló” (Dec. p.24), adhiriéndose a la tesis de que la obra de Mulet no podía ser del siglo XVII. Desafiante, lanzó esta aguda observación: “voces como chuzos son históricamente inimaginables en el siglo XVII” (Dec.p.25). Para Fuster, la voz “chuços” en la poesía de Mulet demostraba su anacronismo y ser producto de un falsario. Al fallecer Mulet en 1675: es evidente que no pudo usar un vocablo históricamente inimaginable en tal centuria. Fuster cita como apoyo de su argumentación al erudito Mariano (el de la infalible intuición lingüística) y al etimólogo y académico Corominas, máxima autoridad en lexicografía de las neolatinas peninsulares. No es por molestar, pero ese vocablo históricamente inimaginable entre 1600 y 1700 estaba vivo y coleando en el idioma valenciano de tal centuria; y en obras muy conocidas: “Los fels soldata molts valents, ab piques, chuços, espases” (Orti: Siglo Quarto. Valencia, año 1640, f.59). El autor fue un dominico, quizá conocido del adolescente Mulet: “del Conv. de Predicadores, uno de los muchos y muy luzidos ingenios que cría aquella casa escribió en lengua valenciana un romance” (ib.f.58). Lo siento, pero existía el poeta catalán García; y existía el sustantivo “chuço” en el idioma valenciano anterior a Mulet. Pero todo tiene remedio. Los hacendosos filólogos catalanes y sus mamporreros valencianos maquillan el indigno apellido García con la perífrasis tabú “Rector de Vallfogona”. Respecto al históricamente inimaginable “chuço”, con ch y todo, los diccionarios etimológicos prefieren no verlo y no lo registran, documentándolo en fecha cercana para que encaje con la teoría de que es un vil castellanismo del XIX. Corominas recuerda que derivaba del arma de los suizos y, como es sabido, los valencianos tuvimos lazos con los lasquenetes helvéticos desde el XV (con los Borja). Todavía en 1745 hallamos huellas de estas tropas en el Reino:“Despedida de los suizos: Taverneros de Valencia... / A Dios (sic), tavernas amadas / la de cerca de San Juan / la de la Peixcateria / las de San Bult y Bertrán (...) aquel famoso lugar / que se llama Chirivella / que allí es grande la botella / y está el vino sin sissar.../ Vuelta de los suizos: Taverneros de Valencia / las tiendas desenlutar / volvemos a Valencia...” (Bib. Serrano Morales, Despedida de los suizos, 1745). Así que tenemos documentado el sustantivo “chuço” (no el catalán xuixo) en idioma valenciano, aunque fuera históricamente inimaginable para Fuster y “totes les Universitats del mon”, como dice el sonsonete inmersor. Ellos, los del condado levantino, tienen a García (¡perdón, al Rector de Vallfogona!). Aviso a incautos: la valencianísima Generalidad sólo autoriza la voz catalana “xuixo”, no la valenciana“chuço”. Diario de Valencia 8 de abril de 2001
Las carabinas de Ambrosio ¿eran valencianas? Por Ricardo García Moya
En los tratados sobre modismos y frases hechas hay un lugar de honor para la carabina de Ambrosio, un campesino andaluz que se echó al monte en tiempos de la invasión francesa. Según dicen, su carabina era inocua al carecer de pólvora, fracasó como bandolero y regresó a los surcos. Así lo cuentan José Calles y Belén Bermejo en Dichos y frases hechas (Madrid, 2000), aunque no informan sobre la documentación que les permite localizar los hechos en Andalucía y enmarcarlos cronológicamente entre 1808 y 1813. Esta ambigüedad hace sospechar que fusilaron el relato a José Mª Iribarren y su divulgado “El porqué de los dichos” (Pamplona, 1994). El investigador navarro, más explícito, remite a la revista “Por esos mundos” (Madrid, 1900) donde aparece la historia del Ambrosio sevillano que, a principios del XIX, decide cambiar el arado por la carabina cargada con cañamones y sin pólvora. Los tratadistas de modismos copiaron a Iribarren por su prestigio, al ser académico de la Real Academia Española. Todos reproducen la historieta del andaluz y su inútil carabina entre 1808 y 1813, en tiempos de Napoleón. Podría ser cierto el relato, pero no lo es. El verano pasado, al examinar el manuscrito de la comedia “El más temido valor y temido valenciano Matías Oltra”, de Tomás Manuel Carretero, me llamó la atención esta frase: “mis armas son carabinas de Ambrosio”, Era inusual la pluralización y quien hablaba no era un andaluz, sino un valenciano; además, el manuscrito estaba fechado en 1746, anterior a la época napoleónica. Sería la primera documentación literaria del modismo. El contexto donde surge la frase es tan valenciano como la topografía de la acción, entre Mulvedre, Liria, el Grao, etc. El dramaturgo, de posible srcen manchego, debió vivir en el Reino por su acertada utilización de vocablos emblemáticos que teñían de valencianidad el ambiente; el recuerdo de san Vicente Ferrer y voces comomeló de Alcher, “troset”, “sarahuells” o “chirivia” son puestas en boca de Vicenteta, Grifol o Corbellot. En consecuencia, la expresión: “mis armas son como las carabinas de Ambrosio sugiere la existencia de algún comerciante valenciano que hubiera vendido carabinas en mal estado, quizá de las viejas y usadas en la Guerra de Sucesión mereciéndose el sambenito. En lengua valenciana aparece la voz“caravina” antes que en castellano y catalán. En las poesías que fray Pere de Denia compuso contra los micalets catalans, escritas hacia 1651 (murió en 1658), encontramos el plural “caravines” con labiodental, igual que en otro poema de 1687: “desparassen caravines” (Sacro Monte Parnaso, Valencia, 1687, p.189). En castellano daría carabina, con bilabial; mientras que en catalán surgió “carrabina”, también con bilabial y una vibrante múltiple que, quizá, demostraría esa raíz aria de guerreros carlovingios que juraban “en catalá de l‘altra part del Pirineu” (L‘Avenç, Barcelona, 1893). El germanismo morfológico, amante de dígrafos y grupos consonánticos marciales como redobles de tambor o disparos de ametralladora, debiera normalizarlo el IEC en grafías como Herr Herriberrt Barrerra o Marrta Ferrrusola. La falsa historia de la carabina de Ambrosio ilustra cómo un modelo de prestigio -el texto del académico Iribarren- puede generar falsa tradición culta. Esta conducta robotizada afecta a los valencianos, como vemos en el sainetesco caso de Muchamel,
topónimo que jamás se escribió con tx, Mutxamel, en idioma valenciano. La inmersión vendió como grafía ancestral y culta la que era falsa y reciente, nacida de una invención morfológica de Sanchis Guarner, similar a los fraudes históricos de Joan Fuster. Ejemplo de lo dicho es el que cometió la pareja con un texto de 1561 de Almudéver. Según Fuster, el citado Almudéver: “incorporaba unas vibrantes admoniciones sobre el abandono del catalán por parte de sus contemporáneos valencianos” (Fuster: Obres, Barcelona, 1994, p.274). Con lupa o microscopio, como ustedes quieran, jamás encontrarán que Almudéver defendiera otra lengua que la valenciana. En “Nosaltres, els valencians”, Fuster va más lejos, dando a entender que Almudéver defendía una supuesta nación catalana: “los escritores valencianos del siglo XVI abandonan el catalán (y) Almudéver acusa a sus compatriotas valencianos de ser ingratos a la leche que habéis mamado y a la nación donde habéis nacido” (p.l38). Ni Tarancón hubiera defendido mejor a la gran nación catalana, pero Fuster engaña al lector. El párrafo de Almudéver también fue reproducido por Sanchis Guarner: “Si no fuerais ingratos a la leche que habéis mamado y a la patria donde habéis nacido, no dormiríais con tan gran descuido, antes, los ojos abiertos, veríais cómo se os van perdiendo las perlas y margaritas que vuestros antepasados adquirieron y después os dejaron...Por eso os exhorto” (La llengua, p.162). Los censores Sanchis Guarner y Fuster mutilaron el texto srcinal, sustituyendo con puntos suspensivos lo más sabroso del alegato de Almudéver, ya que la alerta que da a los valencianos de 1561 era contra los catalanes, por el robo de Ausias March; pues, pese a ser “valenciá, los Cathalans lo san volgut aplicar”. ¡Qué honradez filológica e histórica la de esta pareja! Almudéver era un valenciano digno -no un catalanero colaboracionista como los citados- que dio la voz de alarma ante los saqueos culturales que los catalanes intentaban cometer contra la nación valenciana. Lo triste es que los estudiantes valencianos sólo se enterarán de la versión manipulada por Fuster, editada por la Generalidad y elevada a texto sagrado por la sumisa Universidad. Más de lo mismo. La Generalidad de Mª Angeles Ramón Llin y Zaplana nos remite, ¡otra vez!, la revista Saó. En ella, el comando de motilones sólo utiliza el catalán, salvo un apartado donde el pintamonas Harca se burla del racismo español, de don Pelayo, de la Reconquista y del Imperio. Cegatos, cobardes y místicos malasombras, piensan que aún vive José Antonio y Franco, o que estamos en la época falangista de Fuster. ¿No os dais cuenta que el fascismo sois vosotros? Los que calláis las arengas de obispos trabuquers, las barbaridades de Marta Ferrusola o Heribert Barrera, o la entrega del pueblo valenciano al catalanismo nazi. Lamentablemente, os seguirán dando pasta nuestros heroicos políticos que, sin duda alguna, son como las carabinas de Ambrosio. Diario de Valencia 11 de Marzo de 2001
La ‘cresola’ de Eliseu Climent
Por Ricardo García Moya
Editor, poeta y adaptador de mil romances, Timoneda fue uno de los autores en valenciano y español que más éxito tuvo en el Reino de Valencia y en el condado levantino. Una de sus historias cuenta -en valenciano de 1589-, que: “vingué a Valencia un chocarrero, fingint que sabia de alquimia, lo qual posá cartells que al qui li donaria un ducat en or, ne tornaria dos; y al qui dos, quatre: y al qui tres, sis” . Igual que Gescartera, ofrecía el doble de lo depositado: “La gent per provarlo acudia en pochs
ducats y ell, davant ella, pesava la cantitat de cada hu en sa cresola de terra, escrivint lo nom de quils portava en un paperet posat dins ella y de alli a pochs dies los tornava dobles...ell desaparegue ab mes de mil ducats” (El sobremesa, 1569): Como era de esperar, les cresoles aparecieron vacias, salvo un escrito donde sugería que cada uno llorara la pena en su cresol. Avispado chocarrero del expansionismo rancio, Eliseu Climent es un editor rey de las subvenciones que va y viene de Barcelona a Valencia con su cresola sin fondo, donde los políticos meten millones del contribuyente para que la nación catalana devore nuestro indefenso territorio. Cada otoño regresa con la pantomima llamada “Premis Octubre” y, en esta ocasión, las columnas del fascismo catalanero que ocupan Valencia el 27 de Octubre están financiadas por la Generalidad de Cataluña, el Consell de Mallorca, el Govern d’Andorra, las Universidades catalanas de Valencia y Alicante, los Ayuntamientos de Castellón, Alcoy, Benisa, Faura, Gandía, Benicasim, San Juan de Alicante, Onteniente, “Castelló de la Ribera”(¿), y una legión de entes que les sobra la pasta: Renfe, Gran Enciclopedia Catalana, Iberia, etc. Con la cresola rebosante de dracmas, volverán a ofendernos al llamarnos catalanes, volverán a ondear la bandera catalana en Valencia, volverán a ensalzar al falso principat y degradar al Reino. Al paso de la oca del IEC marcharán presumiendo de liberalidad, cuando son odres ahítos de soberbia e hipocresía, colaboracionistas del aniquilamiento cultural de un antiguo pueblo europeo: la Nación Valenciana, que no es castellana ni catalana. La horda que invade Valencia ríe sus propias gracias para celebrar que controlan la AVL, la Generalitat, el diario Levante, la Universidad, Canal 9, etc. Ellos programan la inmersión catalana y, al mismo tiempo, fomentan la huida hacia la vacuidad de unas fallas cada vez más descomunales y contaminantes, fuegos artificiales más costosos, la pugna por paellas gigantes y la mascletá más ensordecedora. Hoy, en homenaje al turista fascista y gorrón, hablaremos de lacresola, voz valenciana que la inmersión sustituye por la corrupción catalana “gresola”. El parnaso de invitados de Climent debe saber que una voz valenciana se prohíbe por ser arcaísmo o neologismo, por ser vulgar o culta, por llevar ch o no, por ser de Valencia ciudad o de Valencia reino y -habitualmente-, porque les sale de los huevos a los señores del Institut d’Estudis Catalans, nuestros amos. Palabra de incierto srcen, cresol figura en la prosa de Martorell y versos de Roig, asimilándola los catalanes Eiximenis y Pou en su estancia valenciana (“cresol de tres meches”, Thes.). El sustantivo permaneció vivo en el idioma valenciano no infectado por la inmersión, pues recuerdo que mi madre socarrona y afectiva-, nos decía al acostarnos: “Bona nit, cresol, que la llum s’apaga” . Frase curiosa que personaliza elcresol y que yo repito a mis hijos.
En 1887 el diccionario de Escrig mantenía cresol, cresola y cresoleta; hoy, los diccionarios Bromera imponen las catalanas gresol, gresola. El triúnfo del fascismo idiomático se debe en parte a colaboraciones como la del falangista Fuster y el chocarrero Climent. En 1983 editaba Climent la “Flor de enamorados” de Timoneda, con una vil introducción de Fuster donde llamaba poeta catalán al valenciano, aplicando los espurios títulos de “Principat i País Valencia”. El de Sueca burlaba a Timoneda, ya que hasta en las ediciones barcelonesas del XVI se advertía al lector de que usaba la “lengua natural Valenciana”, no la catalana (Las patranyas de Timoneda. Barcelona, 1587). Si un verso decía: “en llum de cresol” (p.54), Fuster rectificaba a Timoneda y daba la forma catalana “gresol” a pie de página. Hoy, los colaboracionistas engañan a nuestros hijos y les enseñan que la forma culta es: “amb llum de gresol”. Fuster practicaba el vampirismo literario sin caer en la trampa de la intertextualidad a lo Ana Rosa Quintana. En sus notas para la edición chocarrera de “Flor de enamorados”, se emborracha bebiendo en los ensayos de Antonio Rodríguez Moñino, aunque sin asimilar la honradez del filólogo que, en su “Discurso de recepción ante la Real Academia Española: Poesía y cancioneros del siglo XVI” (a.1968), citaba las “composiciones en valenciano” (p. 48), no en catalán. Con el rabillo del ojo mirando a los valencianos normales, la troupe chocarrera de Climent desfila al son de las fanfarrias del diario Levante y las bendiciones de los motilons de Saó. El 27 de octubre, como otros años, reirá la ye-ye noctiluca Carmen Alborch, hará muecas el gótico Hauf, meterá la gamba el rey del encofrado Andreu Alfaro, el progre Miró endosará una escultura a algún periodista amaestrado, se le erizará el mostacho a Julia Otero y, para culminar, se iniciará el baile de los vampiros con, quizá, Emérit Bono, Julia Zabala, la Rahola, Peret Ruiz Torres y sus rumberos bloqueros, Rosa Solbes y demás amebas intelectuales. Como es tradicional, un emocionado trémolo de esfinteres acompañará la visión de las cuatro barras robadas a Aragón; y, el próximo otoño, otra vez el chocarrero llenará lacresola con las pelas que nuestros bravos políticos destinan al expansionismo catalán. La indignidad intelectual a que llegan es patente si comparamos las chapuzas de Climent con la actitud de los editores catalanes renacentistas hacia las obras en valenciano. Los Sendrat y Trinxer editaban a Timoneda y Roiç de Corella sin falsear las referencias al idioma valenciano, respetando la mayoría de diferencias morfosintácticas. Así, por poner un ejemplo nimio pero significativo, cuando Trinxer edita a Roiç de Corella en 1518 mantiene la preposición valenciana“en” (castellana ‘con’, catalana ‘amb’), en el famoso colofón:“acaba la primera part del cartoxa en la vida de Iesus” . Los valencianos normales siguen usando tal construcción en el 2001, pero la inmersión catalanera la prohíbe. En fin, que la fiesta no decaiga y que nuestros visitantes, machacándonos, se lo pasen bien. Diario de Valencia 28 de Octubre de 2001
La ardua exégesis del Pare Mulet Por Ricardo García Moya
Poco a poco, los investigadores alumbran la obra y figura del valenciano fray Francisco Mulet (San Mateo, a.1624). Desde el XVII, diletantes y estudiosos admiraron sus picantes versos esparcidos por múltiples copias manuscritas; en la Biblioteca Nacional de Madrid, por ejemplo, hay una de texto en valenciano y fracasada traducción al castellano. El intérprete dejó en blanco el equivalente a los sustantivos vegetales "alfals" (en catalán, userda), "morritort" (catalán murrissá), "rabaniçia" (catalán rafanistre), o "llicsó" (catalán lletsó); y transformó frases que no entendía,"gats en chiner" (f.2), en absurdos como "gatos en guinea" (f.2). El apichat suponía un distanciamiento del castellano y catalán. Hoy, disponemos de ensayos rigurosos sobre Mulet, como los de Ricardo Bellveser, actual director de la institución Alfons el Magnánim. En su obra El Pare Mulet. Un enigma desvelado (Ed. Alfons el Magnánim, 1989) nos introduce en el mundo lingüístico de Mulet con apoyo del Diccionari Etimológic de la llengua catalana, el Dicc. de la llengua catalana de Alcóver, el Dicc. de la llengua catalana de Miracle y la Gran Enciclopedia Catalana. Con este asesoramiento filológico -sin concesión al blaverismo infecto-, y las observaciones de Joan Fuster, expurga la lengua barroca de Mulet. El mismo Bellveser lo recuerda emocionado: "Agradecimientos. A Joan Fuster que me alentó a llevar a cabo este trabajo y por sus acertadas observaciones. Esta edición se debe a su impulso y gestión". Con el aliento de Fuster en el cogote, Bellveser atiza martillazos al "apitxat" (sic) que asoma insolente entre versos lujuriosos de"gargalls y figues". A todo vocablo que vuela entre metáforas calentorras, el expurgador le dispara perdigonazos normalizadores. Así, en el verso "fill de puta, sort, cego, bavós y mut" (p.166), denuncia el grave error ortográfico de "sort" contra el ortodoxo "sord", impuesto por el IEC. El inconveniente es que, en idioma valenciano, los escritores escribían y escriben "sort", con ‘t’, desde los clásicos hasta los actuales (exceptuando normalitzats y sumisos). Por cierto, el implacable censor se arma con el apichat un lío: "en la pronunciación valenciana, la d tiene en ocasiones una articulación sonora, como la t" (p.166) ¡Ejem! La ‘t’, hasta ahora, creíamos que era sorda. Generoso, el crítico regala voces, "gafes es palabra catalana" (p.173), olvidando que también era valenciana y castellana (el derivado "agafar", inexistente en los siglos XIII y XIV es usado por el burgalés Villegas en 1515. El vulgarismo "agafar" lo sustituían por "pendre" los clásicos valencianos). Blindado con diccionarios catalanes, Bellveser ataca a Mulet por escribir "coche" en lugar del culto "cotxe". Hay que aclarar que Jaime I no vino en coche, y que esta voz aparece en las lenguas peninsulares en el XVI. En idioma valenciano llevaba la palatal africada sorda ch, según testifica el latinista Pou: "coche chic" (a.1575), y la lengua oficial de la Generalitat:"ni eixir coches per la porta" (ARV Actes, a.1678. Sg.3221). El derivado también muestra la correcta grafía, según la prosa notarial de Exulve,"cochero: auriga" (Praeclarae artis, 1643), o en Pou: "cochero de quatre cavalls" (a.1575). Los idiomas cultos europeos incorporaron hacia el 1550 esta voz: alemán "kutsche", italiano "cocchio"; valenciano, francés y castellano "coche". En el condado, posteriormente, crearon cursilerías morfológicas como "cotxo" y "cotxe".
Hay pequeños lapsus en el lúcido ensayo de Bellveser, como afirmar que Mulet "dudaba entre en/ab/amb" (p152). No, Mulet jamás dudó respecto a la preposición ‘amb’, inexistente en los escritores nacidos en el Reino de Valencia. El pingajo gramatical sí pulula en los mil ensayos catalaneros subvencionados por instituciones como la "Alfons el Magnánim". En fin, es un error disculpable, pues Bellveser sufrió lo indecible al expurgar la morfosintaxis del dominico. El propio ensayista declara su desesperación en estos términos: "Uso el apóstrofe (sic) para indicar elisión de voces ...uso el apóstrofe (sic) para separar enclíticos" (p 138). Igual método usó en el "Tratat del pet" de Mulet: "apóstrofe para indicar elisión de vocales" (p.25). El apóstrofe, según el DRAE, es: "cortar de pronto el hilo del discurso o la narración, ya para dirigir la
palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias presentes o ausentes, vivas o muertas". El profesor Bellveser no reproduce la imprecación o apóstrofe que en tono solemne y grave, supongo, espetó al espíritu del dominico. En fin, otros filólogos menos vehementes no usan el dicterio o apóstrofe para elidir vocales o separar enclíticos, sino el vulgar signo ortográfico llamado apóstrofo. Descifrar el corrupto léxico de Mulet es difícil, incluso para expertos como el profesor Bellveser. El fraile empleaba palabras tan raras como "taranyina", ¿qué diablos significaba? Eso es lo que se pregunta el doctor Bellveser: "Taranyina. No he logrado descifrar esta palabra. Aparece en los tres manuscritos" (p.257). Los habitantes de la ciénaga blavera sabemos que equivale al castellano telaraña (tela + aranyina,teranyina, taranyina), pero el ensayista Bellveser no pertenece a este submundo y no podía adivinar el significado de "taranyina", al figurar en diccionarios prohibidos como los de la Real Academia Valenciana. Quizá, inspirado por su admirado Fuster, Bellveser juzgó castellana la grafia "borracho" (p.197). No es tan sencillo, pues según Corominas:"el catalán tomaría verosímilmente el vocablo del mozárabe valenciano directamente" (DCECH). Los latinistas como Pou, antes que Mulet, normalizaron tal morfología:"lo qui está borracho" (a. 1575); "prengueren al borracho" (Porcar: Coses, 1617); manteniéndose en los derivados, como vemos en texto ilicitano anterior a la inmersión:"un instant de borrachera" (Lorente, Lluis: Ramona, Elig, any 1887, p.l9). Entre los enigmas que el profesor Bellveser ha resuelto destaca uno referente a la genética molecular. Su fino olfato le llevó al "Tratat del pet" de Mulet, y donde todos hubieran traducido "chemech" por gemido, el profesor descubrió que: "chamech quiere decir gámet, la célula reproductora" (p.51) ¡Uy,uy,uy! ¡Un dominico valenciano experto en células reproductoras y zigotos en 1660! La gloria de descubrir estos enigmas la comparte Bellveser con Fuster, Oleza y Joseph Lluis Sirera. Con tan buenos pejes idiomáticos, ¿quién mejor que RB para dirigir la valencianización de la "Alfons el Magnánim"? Diario de Valencia 27 de marzo de 2001
¿La llengua?, ¡pera els filólecs! Por Ricardo García Moya
L´amo del carchofar llexicográfic, Corominas, fea desapareixer paraules d´un estufit; per eixemple: “regiu no existe; rejiu en la Rondalla de Rondalles es grafía errada por reitxiu(l) , de re + xiular , de ahí la copió Escrig” (DECLLC, VII, p.210) Este home may s´equivocava, era archifilólec, aixina que yo hauré ensomiat esta documentació: “els regius, els fieros, ronques y retos” (Academia de Valencia... a la entrada de Felipe IV, 1704, p. 78); y també lo que Escrig arreplegá:“regíu: ... cuchufleta, burla o dicho
picante” (Dicc. 1887 ). Hui en día, en l´AVLL seguixen els métodos de Corominas. En el Informe de la AVL para legitimar la catalanización, han rebuscado textos donde se documenta “llengua catalana” para referirse a la valenciana. De igual modo podrían aportar otros que llaman dialecto del castellano al valenciano y catalán, o del provenzal y occitano. Lo gracioso es que el testimonio más valioso que ofrecen son las “Regles d´esquivar vocables”, meritoria alsificación f hecha entre 1920 y 1932 por Jaume Massó, fundador del IEC (en lo DHIVAM arreplegue esta mandanga) .¡Qué podía esperarse de los seleccionados para la AVL! Unos lo fueron por su docilidad y blancura curricular; otros, por su fidelidad a Cataluña, el catalán y las cuatro barras ; y otros, ¡ay,mare!, para ser minoría ambigua de mohines y jadeos de placer-dolor (açó vol dir que l´allioli no es deslliga entre uns y atres, ampomant la pasterá a fi de mes). U d´estos es Artur Ahuir, especialiste en trobaures biográfiques com la del teóric de la guitarra Amat, valenciá del sigle XVIII ( Hist.Llit.Oronella, p.107) ¡Es que, en fi, no se cóm diro; pero Amat no era valenciá, sino catalá, y tampoc era del XVIII, sino naixcut dos sigles arrere! Ahuir es creatiu, si li fot el nom valenciá deCarlos Ros (de Carlo Borromeo, canonisat en 1610, cuan en Milá havíen soldats valencians), li heu cambia per Carles. Y si l´Advertencia de Ros (Rond.1768), diu “los meus desigs de pulir” , Ahuir escriu “els meus desijos de polir” (Hist.p.135); y morfologíes com“pera llograr” (Ros, p.3), les catalanisa en “per a lograr” (Hist. p.135, y fense el llonguis dona el cámbit de “gallart” y “faba” al catalá “gallard i fava” (p.124). En Galiana fa lo mateix; sí el tísic flare escrigué“y plena de llunars” (Rond.1768) l´académic transcriu: “i plena de lunars”(p.132); y si Galiana reduix la sibilant sorda -ss en –s “groseres” , , Ahuir escriu “grosseres”; ademés, els pronoms fluixos enclítics units al infinitiu “deixarme, tornarli” (Galiana,1768, p.78); Ahuir les clava la galocheta fabrista: “deixar-me, tornar-li” (p.134). Pero, sinse ducte, el més preparat de l´AVLL es Bellveser, factótum que lo mateix aulora semantismes del Tractat del Pet, que ataulla baix les sinagües morfológiques de la Infanta Tellina. El frut de tant treballar te eco en la crítica, o millor dit, en el crític; pues es ell, ell asoletes, qui advertix als moniatos que: “a partir de aquí construí un lexicón, pienso, de indudable valor”. Açó heu proclama en la primera fulla de “Un enigma desvelado”. Del “lexicón de indudable valor” destacan hallazgos como: “home, en catalán significa hombre, caballero y marido” (p.184) ¡Gracies, Bellveser, pero també era arcaisme castellá y valenciá desde´l sigle XIII !. Otro descubrimiento bellveserino es que “floriol” equivale a seso o cerebro (p.173) ¡Qué curiós! Dasta Bellveser era atra part del cos: “ser més pudent que un floriol de gos” (Alberola:Refraner,1828). La agudeza lexicográfica bellveserina alumbra semantismos ignotos, como “gochada”, que dice aludir a “chico o chica de 15 a 20 años, soltero” (p.180) ¿Lo ven?, ahora comprendo
que nos repitan que la lengua es para los filólogos de la AVL; nosotros, blaveros infrahumanos, creíamos que “gochá, gochada” era participio pasivo con igual significado que el castellano coetáneo gozada:“mujer ajada por Don Juan y después gozada de él” (Zayas, María: Desengaños,1649) “mujer gozada es basura” (Tirso de Molina:La venganza de Tamar, 1624). Y el texto de Mulet dice:“No sigues com Lucrecia,/ que después de gochada busca espasa, / que aixó es ser puta y necia” (Gayferos,v.695; pero “forsada” en el Ms.6781) Es un génit este Bellveser, ¿cóm, no tenen prou? ¿encá ne volen més ? ¡Ala, ahí va atra tongá ! La gastronómica “pepitoria” que apareix en el valenciá de Morlá y Mulet, per 1650, diu que no es nostra; que lo correcte era “escaldum” ¡Uy, llástima que “escaldum” siga vocable modern catalá (asomá els morros per 1790), y que may aparega en escritors valencians!. Ademés de cult, Bellveser te noblea y agraix al falangiste Joan Fuster, “que me alentó a llevar a cabo este trabajo y por sus acertadas observaciones”. ¡Ah, aviso para Carmen Albors y sufloriol! ¡ojito, bella Albors, pues en el “lexicón de indudable valor” leo que los albors o alborsos “se ofrecen ensartados en un alambre”. En realidad, Bellveser habla de unos peces llamados “alburnos, muy frecuentes en nuestros ríos y que aún hoy se ofrecen ensartados por un alambre” (p.199) ¡Uy, sí, es veritat, sí, sí! Tots els díes veig una riuá de peixcaters en “alburnos”(?) punchats en fil d´aram per els carrers de Valencia, Castelló y Alacant. Mosatros, en nostra burrea, pensaven en els fruts del alborser (“alborsos”, en el Ms.6781, BSM). El idioma hay que dejarlo a los que saben, como el doctor Bellveser. Hasta sus investigaciones semánticas, la “archilaga” era una planta espinosa, la aliaga, y así lo creía Mayans: “archilaga: aulaga” (Voc.val.1787) , y Escalante:“¿Han deixat así les archilagues?... qu´em claví...” (Les coentes); pero Bellveser disipa errores: “archilaga: chilaba de gran tamaño que en algunos pueblos orientales se usa para cubrir la montura” (p. 201) ¡Portento, es un portento este polígloto! Bellveser sabía que el prefijo “archi” venía del étimo greco-llatino equivalente a quien manda, el más grande; para ello analizó parónimas como archiduque, archimandrita, archipámpano, Archidona y su cipote, archilipú , apú apú...; y por racionalismo filológico descubrió que archilaga sería... ¡l’almiranta de les chilabes!. Descubrimento curioso, pues hasta 1870 no aparece el arabismo marroquí “chilaba”, túnica con capucha. Yo propongo que los archifilólogos de Ascensión, en honor de Bellveser, adopten el archilipú o achilipú como himno de la AVL y vistan archilagues los días de gala (¡los de cobro, claro!). 7 de Enero de 2007
Se equivocó la Oronella, se equivocaba Por Ricardo García Moya
Por fin, en buena prosa y mejor papel, una Historia de la Lliteratura Valenciana (Ed. Oronella, 2002) se edita en idioma valenciano; aunque en ella aparezca el raro “nosatres”, el arcaísmo “segle”, el guioncito fabriano, la condena de la “y” griega, etc. Este admirable esfuerzo editorial en defensa de un valencianismo digno e intelectualizado -sin la rémora de sobados cantos al Micalet o liturgias de ‘arros en fesols y naps’-, alberga la táctica bifronte de un académico con retranca conceptual. Como miembro de la RACV y cumpliendo la exigencia de Oronella, Ahuir usa el idioma valenciano; pero el otro Ahuir el de la AVL, introduce un subliminal mensaje que hará creer al lector en la unidad de la lengua. Pese al acoso del fascismo idiomático, trata con igual delicadeza a los escritores en idioma valenciano que a los colaboracionistas que usan el catalán (Fuster, Guarner, Beatriu Civera, Enric Valor, Joan Valls, etc); considerando literatura en idioma valenciano la que está en catalán, por lo que un alumno que lea la prosa de Civera -rellotge, sortida de les xiques, en petits, amb el seguici, seure, nuviatge, esdeveniments esportius...” (II, 304)-, repleta de arcaísmos recobrados a capricho del IEC y barbarismos, le parecerá perfecta la unidad de la lengua. En estas obras de divulgación suelen traducirse los textos extranjeros; no obstante, Ahuir inserta extensos párrafos en catalán de contenido insustancial; p.e., de Martí de Riquer (II, 116); además del patético barcelónés de Carles Salvador, “mentre un gos rondinaire...” (II, 254). Filólogo entre filólogos, Ahuir era bou solt en la Oronella en la cuestión de seleccionar textos que estructuraran la Historia de la Lliteratura; pero en lugar de ir a ediciones Príncipe, le dio por el refrito de autores catalanes y catalaneros como Fuster, Rubio, Batllori, Furió, Blasco, Guarner, Riquer, etc. ¿Resultado? Disparates léxicos y confusiones semánticas, casi siempre escoradas al catalanismo. Así, al caballero de Nules y secretario de la Generalitat , Marco Antoni Orti, la Oronella le cambia la ortografía ridículamente: Orti no escribe “perque io” (Ahuir: II, 38), sino“perque yo” (Orti: 1640, f.3). En los versos de Joan Fernández de Heredia se altera el srcinal: “que no so senyora” (Obras, 1562), y nos da otro verbo: “que no se senyora” (Ahuir, I, 280). No es igual “no so”, que “no se” (¡Qué raro que el doble académico olvide la flexión verbal arcaica!). También acepta y divulga fraudes choriceros al asegurar que: “Les Regles son, en realitat, obra de Pere Miquel Carbonell, (que) publicà a finals del segle XV” (I, 219). No es cierto. Las “Regles d’esquivar vocables” fueron publicadas y cocinadas por Massó hacia 1920; aunque si Ahuir o los filólogos de la Oronella han hallado pruebas de su existencia antes de los años del charlestón, que lo digan. No sé la razón, pero Ahuir altera la preposición “pera” y la conjunción copulativa “y” de muchos srcinales. En el de Heredia aparece “pera comportar” (Obras, 1562), y el académico lo pompeufabriza en: “per a comportar” (Ahuir: I, 280). Tanto la “i” como la “per a” son basurilla catalana de sumisos floralistes del 1900. Las chapuzas destrozan significados. Si un poeta escribe“En lo Parais terrenal” (Cucarella: Luces, 1665, p.376) no es correcto que Ahuir ofrezca: “En lo pais terrenal” (II, 31). Sospecho que Ahuir usa el SALT de Tarancón, que no admite el valenciano “Paraís” e impone el catalán “paradís” (por lo que salió el engendro “país”). Siempre es lo mismo: en 1667 Miquel Serres escribe“dels ignocents he de escriure” (p.261), transformándolo Ahuir en el catalán “innocents”, más el apóstrofo de propina: “dels
innocents he d’escriure” (II, 31). Si Mercader escribe“ya” (Vida de F. Pedro Esteve, 1677), en la versión ahuirtiana se transmuta en “ia” (II, 47). Para analizar la obra de Mulet se basa en Bellveser el Magnànim y, como postre, incluye versos destrozados por retoques de acomplejados poetas del XIX que, intentando dar pátina de antigüedad al idioma del díscolo fraile, lo convirtieron en pastiche de Jocs Florals de Manresa; así, la frase “conxes blanques” (Ahuir: II, 53), es en realidad“conches blanques” (BN. Mss. Mulet); y la “Xina” (II, 53), es“China” (BN, Mulet). Además de destrozar morfología, Ahuir copia hasta lo que es evidente error, pues: ¿qué es “asfals” en idioma valenciano? Nada. Pese a ello, leemos: “en l’asfals la rosella... asfals novell” (Ahuir, II, 53). Menos mal que los dos manuscritos de la Nacional aclaran la chapuza al documentar que fue“alfals” lo escrito por Mulet: “en l´alfals la rosella... alfals novell”. El disparate sigue en este dadaísta verso: “que ni li es sota es queixa” (Ahuir: II, 53). ¡Ay, sota, ay! Otra vez los manuscritos esclarecen el enigma ahuirtiano: “que no la te tota, es queixa” (Ms. BN). Es raro que se equivoque tanto y nos meta: “pais; conxes, ia, sota, i, innocents, io, se, per a, Xina…”, donde dice“parais, conches, ya, tota, y, ignocents, yo, pera, China…” ¿Es casual? Parece que no. Hay párrafos donde Ahuir catalaniza voluntariamente el srcinal. Así, cuando glosa el Dietari de Joan Porcar se encuentra con la duda de copiar de la edición de Castañeda (1934), o de la catalanera revisada por Verger (1983). El dilema surge al querer incluir unas frases del Dietari que no aparecen en la edición de Verger, aunque sí en las de Castañeda. El vaivén moral de Ahuir oscila entre usar la“ch” valenciana o la “tx” del IEC; al final, el poeta-filólogo se entrega a las normas catalanas de la AVL, que dan más pelas que la exhausta RACV. Así que, con turmas como sandias, introduce la falsedad morfológica en las frases: “batxillers dels notaris... que ia juristes i notaris” (Ahuir: II, 43). Sintiéndose agente secreto de normalització en la Oronella, si lee “desdichat” lo catalaniza en “desditxat” (II, 43). Como un Fuster cualquiera, el hamletiano ser fotografiado por Felip Bens desprecia el escrito en idioma valenciano que tiene ante los ojos, el de Castañeda; diluyendo el candor que yo admiraba en la triple AAA (Alicia y Artur Ahuir). Por si alguien (el equpo de filólogos de la Oronella), quiere subsanar falsedades, aquí tienen el texto del manuscrito comenzado en 1598:“bachillers dels notaris.., que ya juristes y notaris” (RAH, Ms. Porcar any 1598). Y dejo más malabarismos idiomáticos de esta Historia de la Lliteratura que tanto dinero habrá costado a quien ponga las pelas. Creo que debieran rectificarse los gazapos en una ‘addenda’. La obra está en idioma valenciano, salvo las minas dejadas por el académico de la AVL. En fin, quien canta su mal espanta: “Se equivocó la Oronella, se equivocaba”, pensó que Ahuir era... Diario de Valencia 1 de diciembre de 2002
Carme Barceló, joya de la AVL Por Ricardo García Moya
Amar la cultura catalana es respetable y opcional, dilecta Carme, pero no el catalanizar a los valencianos manipulando su historia. Eres profesora de árabe del departamento de Filología Catalana y miembro de la AVL, y también eres la misma catalanista que publicaba en tiempos y compañía de Joan Fuster cosas sobre el ‘País Valencià’, aludiendo al Reino de Valencia de los siglos XIII al XVI. Formas parte del lote fusteriano de la academia inventada por San Zaplana e Inmersiomán, hecho que explica la sumisión al IEC y sus panfletos, como la ‘Guia d’establiment de criteris per a la denominació catalana d’animals’, con nombres zoológicos que deben usar los indígenas valencianos: “cal establir la preferencia entre els tipus de formació de noms d´animals que més convingui” (Guia. IEC. Catalunya. Generalitat, Dep. Cultura). Para ello hay que ‘tenir en compte les llengües següents en l´ordre recomanat: anglés, francès, castellá’ (p. 32). Estas consignas político-filológicas impuestas por el eje de la caspa PP-CIU, han logrado suprimir el idioma español de la enseñanza en Cataluña; y aquí lo harán con el valenciano y español en los próximos cuatro años. Entre las voces de posible étimo árabe que nos roba Cataluña (con el tancredismo de la AVL) figura ‘saura’ (grajo); aunque Corominas, escéptico, atribuye su srcen a la lectura errónea de unos versos sobre la simbólica lucha entre ave y reptil:‘la serp encanta / castiga saura’ (Roig: Espill, 1460). El etimólogo, endiosado, falseó el srcinal de Roig con un apóstrofo para cuadrar su teoría: ‘castiga s´aura’ (DECLLC). A partir de esta delictiva licencia, aventura que Palmireno copió‘saura’ de Roig; después, Onofre Pou lo haría de Palmireno, y así sucesivamente hasta llegar a Escrig:‘saura: grajo, lo mismo que gralla´ (Dicc. 1887). Aún suponiendo que fuera un lapsus (muchas palabras nacieron de confusiones, como altozano), sería testimonio de la penetración del idioma valenciano en el Condado, ya que el vocabulario catalán-alemán de 1502 copia la voz valenciana ‘saura’; hurto que eufemísticamente llama ‘interpretación’ el filólogo catalán: ‘ja el 1502 havia començat aquella interpretació del vers del Spill’ (DECLLC). A los que ‘interpretan’ carteras se les llama ladrones. Lo curioso es que una ‘aura’, sospechosamente similar a‘saura’, aparece en ultramar en 1560 para aludir a la rapaz zopilote y la insectívora zopilotillo. Nadie sabe si era de srcen valenciano, castellano o antillano. Y si por Cuba teníamos aura como ave, un anónimo de 1350 (traducción de la ‘Historia de Jerusalem’ de Jacobo de Vitriaco), dice que saura es serpiente, aunque la nomenclatura zoológica del amanuense es patatera, llamando tarantas, seps(sic) y ansibena a otras serpientes. La escasez de testimonios hace que valoremos más los valencianos:‘la serp encanta / castiga saura’ (Roig, 1460) ‘saura, lo mismo que gracculus grajo’ (Palmireno, 1569) ‘saura: monedula’ (Pou,. 1575) ‘saura, grajo’ (Escrig, 1887). Es evidente que Roig no inventó las voces ornitológicas que utiliza: saura, aguilons, falcons, cadernera (cagarnera), putput, etc. Casi homógrafa es ‘saurí: persona a quien el vulgo atribuye la facultad de ver lo que está oculto’ (Escrig, 1887). Los catalanes documentan ‘saurí’ por primera vez en 1840; pero en idioma valenciano era patrimonial, figurando incluso en frases paremiológicas:‘un tort veu més que un saurí’ (Morlá, 1649). Del árabe ‘zuharí’ (resplandeciente, del planeta Venus), el‘saurí’
valenciano se asociaba al astrólogo y adivino; colectivo que gustaba de escenografías teatreras donde no faltaban calaveras y grajos. ¿Derivó‘saura’ de ‘saurí’? Esperemos que la arabista fusteriana Barceló o el reverendísimo Arnau aclaren estas cuestiones (aunque es más cómodo digerir el potaje idiomático que remite Cataluña). La nomenclatura zoológica valenciana es violada por la AVL. A los escolares, por ejemplo, se les enseña el lapo catalán ‘tauró’, cuando en idioma valenciano llamamos ‘tiburó’ y ‘taburó’ al escualo de gran tamaño. De srcen caribeño, el primero que la documenta en lengua valenciana es Orellana, en 1802, llamándolo ‘taburó’ al suponer que derivaba de un latino ‘tiburo’ que, por cierto, nunca existió en la lengua de Virgilio. El cultismo valenciano era respetuoso con la ‘b’ del étimo, recogiéndolo los lexicógrafos regnícolas: ‘tiburó’ (Escrig: Dicc, 1887); ‘tiburó’ (Gadea: Voc. 1909); ‘tiburó’ (Fullana: Voc. 1921). Entonces ¿de dónde viene llamar ‘tauró’ al ‘tiburó’, como imponen los comisarios del PP-CIU? Del basural léxico de la Renaixença catalana, siendo Verdaguer en su ‘Atlántida’ (año 1877) quien usó ‘tauró’ por primera vez. Los colaboracionistas la adaptaron, siguiendo la consigna de alejarse del español; y hoy, en el 2003, es obligatorio en este Reino de fantoches que presumen de héroes. Fuster estaba enloquecido contigo, Carme de la morería, al considerar que dejabas zanjada la catalanidad de la lengua valenciana en los siglos XIII al XVI. Al camisa azul se le caía la lleterola al ensalzar‘tu estricto valor científico... admirable agudeza en el examen de datos indiscutibles y conclusiones diáfanas’ (Barceló, Carme: Minorías. Pról. Joan Fuster). ¡Vaya panda de gamberros culturales que estabais hechos! Con tu admirable agudeza en la interpretación de documentos llegas a la conclusión de que es más científico llamar País Valenciano al Reino de Valencia en los siglos citados. ¡Qué pasa, tía! ¡Que las pragmáticas reales que manejas, los escritos de la Cancillería que analizas, las actas notariales que escrutas (con perdón), los procesos inquisitoriales que cotilleas ¿aluden alguna puñetera vez al ‘País Valenciano’? ¿Era Jaime I presidente del ‘País Valenciano’? Exaltado, Joan Fuster afirma que ofreces datos indiscutibles sobre la catalanidad del idioma. Estoy de acuerdo con el falangista, son indiscutibles por la risa que producen; pues, luz de la Meca: ¿Dónde has leído que el cadí de Valencia Abenguarret ‘traduce del árabe al catalán’ la carta de Valldigna en 1298? (¡je, je!). Afirmas, académica de la AVL, que la catequización de moriscos valencianos tropezó en el XVI con “el conflicto protagonizado por el catalán-castellano” . ¡Qué bolas metes! No respetas ni al rey de Valencia y te ciscas en los decretos reales. Tú sabes, Carme del jamalajá, que Felipe II nunca ordenó que se enseñara en catalán a los moriscos del Reino, sino en “lengua castellana y valenciana” (Bib. Nac. Ms. 10388, f. 104,10 de mayo de 1595). Y el virrey habla de lengua valenciana, y el obispo de Segorbe sólo cita la lengua valenciana ¡no la catalana! ¿Y a ti, Carme, precisamente a ti que no reconoces la lengua valenciana, te colocan en la AVL para defenderla? ¡Ay, Tarancón, Tarancón! Joan Fuster te daría un beso en los morros, con bigote y lengua hasta la epiglotis, por haber culminado el proyecto catalanizador que soñó el Cipriano. Diario de Valencia 16 de febrero de 2003
A Honorato no le gusta charrar Por Ricardo García Moya
Honorato Ros, mestre progresiste, ha progresado hasta ser académico de la AVL; recompensa, quizá, por defender el país catalán (no el Reino de Valencia), la bandera catalana (no la Real Senyera) y la lengua catalana (no la valenciana). Produce pánico que este militante del PSPV y cofundador del catalanero Sindicat de l’Ensenyament del PV (Stepv), sea guardián del idioma valenciano que, durante décadas, ha intentado sustituir por el catalán. En reseña de Alfons García, leo que Honorato “ha realizado un primer repaso de las 192 palabras enviadas por el Consell”; y hasta en esas pocas voces (añadidas para disimular), alteran morfologías. Entre las avaladas por “los lexicógrafos valencianos más prestigiosos” (¿Honorato?), hallamos “xarrar” (DOGV; 24/06/02). Para hablar de “charrar” tenemos que dejar a Honorato e irnos al 1526, año en que la reina Germana de Valencia, tras envenenar cariñosamente a su segundo marido el Marqués de Brandemburgo (¿lo hizo con el primero, Fernando el Católico? ¿Tuvo una hija con Carlos V?), se casa con el Duque de Calabria, organizando una de las cortes más folladoras y cultas de Europa. Mientras vivió, entre cópula y cópula, Germana se rodeó de humanistas que usaban el idioma valenciano; aunque en corte tan internacional, los intercambios léxicos eran inevitables. En “El Cortesano”, Milán retrata el ambiente áulico, “haciendo que hablen en nuestra lengua valenciana como ellos hablaban” (Epíst.). El idioma es el del primer tercio del XVI, y en él hallamos el adjetivo “charrador” (prohibido por Honorato e Inmersiomán), como primera documentación: “per ser tan gran charrador”, testimonio léxico ocultado por la delincuencia cultural: el DECLLC de Corominas (que conocía la obra); y el DCVB de Sanchis Guarner que, a cambio, ofrece ‘bonyigá’ del IEC: xerrar, xerramenteria, xerradissa, xerraireria, etc. La voz derivada del italiano vulgar ‘ciarrare’ se filtraría, quizá, por el colectivo valenciano en Roma, influyente incluso tras la caída de los Borja, (Naharro, en 1515, escribe y representa en valenciano e italiano en el palacio de Julio de Médicis). Posible srcen del castellano ‘charlar’, la valenciana ‘charrar’ no se incorpora hasta 1970 al DRAE, donde se afirma que procede de la onomatopeya charr (¡arre burro!). La corte valenciana atraía a escritores como el aragonés Jayme de Gueta (sic), quien hacia el 1530 usa charradora en su comedia Vidriana; en el sur, Javier Fuentes lo recogía en Murcia junto a otros valencianismos: “charrar, chepa, chulla.” (Murcia que se fue. 1872, p. 404). Por el norte, el catalán derivó hacia los monstruos promocionados por la academia Inmersiomán. Alegarás, Honorato, que el ‘charrador’ de 1525 fue la excepción que confirma el uso del ‘xarrar’ propuesto por los ‘lexicógrafos valencianos más prestigiosos’ (¡Quina vergonya, mareee!). No, Honorato, no. En 1575 el valencianizado Pou (Thesaurus. Valencia, 1575) dejaba impresos el infinitivo, el sustantivo y el adjetivo de esta familia léxica valenciana, más sus equivalentes latinos“charrar, garrio; charrativa, garrulatis; qui es molt charrador, garrulus”. El humanista avalaría la concordancia semántica con el valenciano actual: “charrador o charraor, qui parla llaugerament y sense molt de trellat”. Otro humanista, el catedrático Gaspar Guerau, aplicaba irónicamente el verbo charrar (a.1586), en su sátira de los notarios valencianos. Los que no aparecen son los nosferatus léxicos ‘xarrar, xerrar’.
Comprendo, Honorato, que tú y tus colegas del AVL ocultéis que ‘charrar’, en idioma valenciano, lleva ‘ch’; vuestra misión es catalanizar, de igual modo que los subvencionados santones de Saó, pese a conocer que en prosa mística valenciana se usaba la morfología correcta: “acostumat a parlar y charrar.,.estes persones charradores” (Montanyés, Jaume: Espill de ben viure, Valencia 1559). Las voces permanecieron vivas en todo el Reino, incluso en el siglo XIX. Mira, Honorato, este ejemplo de obra impresa y representada en Castellón:“no amolle cap charrá” (Colom: Tal es Cualis com Camalis. Castelló, 1872); o este otro de Alicante:“el atre va y se asenta, y charra que charra” (Semanari El Cullerot. Alacant, 1898); y, por supuesto, de la capital del Reino: “no charreu. Esta charraeta...” (Roig: Un chuche, 1873); “cada
charrá lo tomba..., eixe niu de charraes” (Fambuena: Un fransés en Almásera, 1877); “podrem charrar un ratet” (Balader: El pare alcalde, 1871); “S’hani entretengut charrant” (Peris: La peixca de la ballena, 1926). ¿Lo ves, Honorato, como sois una panda de pelafoches (Morlá, 1649) morfológicos al prohibir la ‘ch’ de ‘charrar’ en idioma valenciano? A ‘charrar’ se le atribuye srcen mongol, pasando después al turco, italiano y valenciano. Respecto al hijo pródigo ‘chará’, vendría del mismo srcen, pasando por el francés ‘charaude’ y con acepción cercana a adivinanza. El genial Baldoví lo usa con valor de logogrifo: “Charada: Adivineu, si os pareix...” (Semanari El Tabalet, 1847); más tarde adquirió la morfología moderna, con la apócope que tanto odia la catalanización: “chará per parts” (Semanari El Bou solt, 1877). Baldoví era un virtuoso en provocar la sonrisa combinando en una frase voces de varios idiomas, y el galicismo “charada, chará” de 1847 lo utiliza enla misma época que escribe sobre “Los Misterios de Patraix”, desentrañados por “l’agüelo Mentireta”. Este artificio sainetesco parodiaba “Los Misterios de París”, que Eugène Sue publicó por entregas en el Journal des Debats en 1843. El autor del “Virgo de Visanteta”, el mejor sainetista del XIX, enriqueció léxicamente el idioma valenciano moderno; aunque los parásitos catalaneros quieren hacer creer que todo vino en las alforjas idiomáticas de los analfabetos cruzados de 1238. Por cierto, la susodicha fórmula de cortesía: “si os pareix”, usada por Baldoví, hoy sería “si vos pareix”; aunque la inmersión impone el arcaísmo y catalán actual: “si us plau”. Lo siento, Honorato, pero en el pueblo valenciano (pese a que los euros los incinera Inmersiomán con vosotros), hay quien heroicamente mantiene la grafía correcta: ‘charrar’ (Voc. GAV, 1983); ‘charrar’ (Dicc. RACV, 1997); ‘charrar’ (Castellano: La conjugación verbal valenciana, 2001). En el idioma barroco valenciano aparece un sustantivo consolidado, con aféresis y pérdida de ‘h’ muda: “norabona” usado por Morlá, Serres, etc. Y habría que dar la “norabona” a... ¿Honorato, académico para rato? No, ya te prou en lo que li donen. La “norabona” se la merece Miquel Castellano, por su esfuerzo en defender los verbos valencianos vivos; incluido‘charrar’. Diario de Valencia 9 de febrero de 2003
Honorato, pardalot pera rato Por Ricardo García Moya
El adjetivo valenciano "pardalot" y la locución "fer el pardalot", vivos y frecuentes en el Reino de Valencia, han sido despreciados por los lexicógrafos mascotas del IEC y los mediopensionistas zen. Semánticamente se contaminó de "pasmarot", pero el "pardalot" no tiene nada de pasmado; su aparente inocencia y pasividad esconde un fín determinado que disimula con arte gestual. El pardalot més acartonat puede alcanzar la presidencia de una Comunidad, pero el modelo más inofensivo suele verse en aglomeraciones, bien quitando o repasando glúteos rubenianos con y sensibilidad de alfarero. En días alguna soleados,cartera el pardalot pasea plácidamente junto al mar finge observar olas, conchas y barquitos lejanos; pero nuestras antepasadas los tenían fichados: "per la placha... les dones veuen per allí algún pardalot" (El Bou solt, 1877). Tendríamos, por tanto, la acepción: "qui es fa el llonguis disimulant la seua intenció"; pero Honorato no fa el pardalot en L´AVLL pera vore els mugrons a Verónica Cantó o palparli les turmes a Palomero, No, Honorato es un agüelo serio, positiviste, y te atres motivacions. El progresiste Honorato Ros, mestre d´escola, ha progresat. No está en la trinchera del aula, se contenta con la pastera de la AVL y, quizá, algo que caiga del STEPV, Zefir y demás ONG catalaneras. Honorato es feliz, ríe, presume y proclama que está blindado en la AVL "per a onze anys més, mentre que ells..." (Diari del Muelas, 27/12/04). Es decir, le quedan 11 años de poltrona áurea y se pitorrea de los efímeros Campspons y Font de Mora. Él seguirá catalanizando a los blandos valencianos hasta que la próstata le diga basta; y seguirá fent el pardalot a cambit dels millons que li donem mosatros (dels imposts), En fachenda a tonellaes, Honorat reconeix sa "gosadia, ignorancia i atreviment". ¡Che, Honorato, ¿no voldries dir gosera per gosadia? Estic d'acort en tú respecte a la teua ignorancia, pero no crec que tingues res de gos o chicho ¿mosegues als blavers, te pixes per les caires de l'AVL, t´anganches a la cama d'Ascensió? Pert cert, chicho es vocable valenciá que pasá al castellá y catalá. Els gurús llinguístics trabuquen la documentacíó, y la gent com tú, per eixemple, arreplega la femerá y l'aventa per les escoles. L´etimólec Corominas dia que s'escriu "xitxo" en valenciá, pero fa el pardalot respecte a la documentació, ya que may apareix la morfología que diu el guilopás barceloní, siga en el sustantiu o derivacions morfosemántiques:"tots li fan el chicho" (Conversació entre Nelo y Quelo, 1787); "este gos ¡solta el bosí, chicho!" (Baldoví: El virgo de Visanteta, 1845); "Qué seria d'eixe sego / si no portara este chicho?" (Liern: Telémaco, 1868); "m´avente les mosques cuant tinga el chicho" (Palanca: Toni Manena, 1872); "yo no volia anar al ball! ...tinc un chicho!" (Arnal: L´agüelo, 1877); "me lladre eixe chicho" (Escalante: Matasiete, 1884); "tots els chichos" (Barber , F.:De Valencia al Grau, 1889); "del chicho, posem un bon bosí de carn" (Canyisaes, Monóver, 1912). ¿Lo veus, Honorato? Vosatros, ficant carases de flares sabuts, direu que's més cult escriure "xitxo", com mana Catalunya, pero estareu fent el pardalot. Dirás que la voz "chicho" es decadente por ser del XVIII, pero en tu artículo usas "aprofundir", infinitivo parido por Pompeu Fabra hacia 1920. Esa es tu tarea, Honorato, confundir y engañar al pueblo catalanizando el idioma. Quizá seas valenciano, pero actúas como catalán, ¿tus años de estudiante en Barcelona te cambiaron el gentilicio? Una persona que cobra millones de los valencianos debiera usar"creixca" y no
"cresca"; y aunque en Barcelona aplaudan que uses "nascut", en valenciano vivo usamos "naixcut"; tampoco hay nadie que diga "prendre" ("la introducción de la ‘r’ en la forma
insólita prendre fue una iniciativa de Alcover", Corominas), salvo la turba de maestros del STEPV y sus víctimas. Fent el pardalot vomites paraules catalanes del XIX, com "bocabadat". En idioma valenciano equivaldría a "bocauberta" (o pardalot, si está badallant sinse fer res de profit), ya que una boca "badat", aparte del choque de género, equivaldría a tenerla agrietada. En idioma valenciano decimos"eixa boticha está badá", "el picher está badat". Corominas supone mozarabismo valenciano a "badat", advirtiendo que equivale al catalán "escletxa", y así fue usado antes de la peste catalanera: "el cap li baden y machuquen el servell" (Bib, Serrano Morales, Ms. "aguaitant no mes per un badallet els dos ulls" Coloqui del escolá y la"badar: viuda, S.XVIII); (La Donsayna, 1844); hacer o causar una hendedura. Badat: hendido" (Escrig: Dicc. 1887) "acabarien per badaser" (Canyisaes, Monóver, 1913).
Leo tus hazañas, Honorato, en el "INFOZEFIR, Butlletí de la llengua catalana" y me avergüenzo de que te sigamos pagando 11 años más para que nos destruyas. Has vivido en Cataluña y veo lógico que uses voces como "allau" en catalán; pero no en valenciano. Dado que reconoces tu ignorancia públicamente, sólo pido que te conduzcan a la escuela vigilado por inspectores que no sean del STEPV, para que impartas macramé, danzas regionales del Kazajistán o sexualidad tripartita, y no enseñes léxico catalán como "allau", ¿o puedes dar un caso de escritor valenciano anterior a la prostitución que usara "allau"?. Te sientes comisario con licencia para liquidar el idioma valenciano. Antes de salir de casa, dices con jactancia, te pones en "la solapa l´insignia d'Académic", y alardeas de que "havia estat elegit per quasi la unanimitat de les Corts Valencianes", A todos nos eligen a dedo o ganamos oposiciones para una plaza de cirujano o taxista ¿pero qué pasa si el médico mata a los operados en lugar de sanarlos, o se descubre que el taxista lleva a los clientes dando rodeos para hacer caja?. Honorato, tu patente de corso para catalanizar no creo que te dure 11 años más. Alguien te mandará a la puta calle para que enseñes el "allau" a los cánidos. En algún momento recobrará el pueblo valenciano el orgullo de serlo y colocará a los colaboracionistas catalaneros en su lugar. Te descojonas, ¿verdad? Sabes que los peperos de Camps te amparan; pero el político que os hiele la sonrisa llegará. Lo de vosotros no es "fer el pardalot", sino algo más grave. Lleváis años promocionando lo catalán y burlándoos de lo valenciano. Tolerante Honorato, me queda una duda: cuándo lanzas el sanguinario "¡Desperta ferro!", ¿incitas al fascismo catalán y catalanero para que degüellen blaveros? ¡Ay, Honorato! T'alluntes del ¡Vixca l´inteligencia!, y t´afones en la trístea y foscor dels que volen la sanc del enemic ideológic. El teu puesto está junt al imá de Fuengirola y Millán Astray. Diario de Valencia 9 de enero de 2005
La AVL degrada la “Bellea” Por Ricardo García Moya
Un titular del catalán “Información” de Alicante dice: “La Academia no incluirá el término bellea, pero admitirá su uso fogueril” (Inf. 22-5-02). La noticia es ofrecida como si el sustantivo “bellea” fuera un torpe engendro de barraqueta fogueril y borrachera de cantueso; y el polimorfo Rafael Alemany (director del Institut de Filología Catalana, mentor de San Zaplana y académico de la de Ascensión), remata el vocablo: “Desde el punto de vista normativo, el término bellea no es aceptable, el aceptado por la Academia sería bellesa, pero ello no impide que dentro de la tradición festera y en el contexto fogueril sí se pueda aceptar bellea”. Este bípedo, tras pasarse la vida viviendo del catalán y catalanizando hasta las piedras, se erige en torturador idiomático que humilla a la “Bellea del Foc”, al descalificar la correcta morfología del título. En la entrevista, otro tipo al que han nombrado “responsable de Cultura de la Gestora Fogueril, Armando Parodi”, prosigue la farsa: “en 1987, la Universidad de Alicante determinó que la palabra correcta era bellesa, pero se podría tolerar bellea en el uso coloquial de la fiesta”. Por lo visto, estos tíos son analfabetos o ciegos, pues no distinguen entre la voz culta y valenciana“bellea” del vulgarismo catalán y andaluz “bellesa”. Pretenden que creamos que “bellea” es una corrupción equivalente a quien usa, en español, paine por peine o piaso por pedazo. No es lo mismo y no nos engañan estos colaboracionistas: bellea es un sustantivo abstracto que está presente desde los orígenes de la lengua hasta nuestros días, en autores de más categoría que la de Rafelet Alemany o el foguerer Parodi. Seleccionemos algunos: “gran bellea” (Canals: Traducció al valenciá del Valeri, 1395);“bellea” (Bib. Nac. París. Llibre de les erbes, h. 1400); “la bellea” (March, Ausias: Obra completa. Ed. Barcanova, p. 617, h. 1445); “dama de tanta bellea” (Roig: Espill, 1460); “de singular bellea” (Esteve: Liber, 1472); “yo he amat la bellea” (Corella: Salteri, 1490); “ab la strema bellea” (Martorell: Tirant, 1490); “tal bellea” (Mulet: Poesies a Maciana,1645);“bellea” (Ros: Tratat, 1736); “bellea” (Sullana: Voc. valenciá, 1921);“bellea” (Dicc. RACV. 1997). Rafelet de Benidorm y su AVL mienten al decir que es voz coloquial o rústica, pues saben que no pueden admitir “bellea” sin quebrar la falsa teoría de la unidad lingüística. La existencia de una categoría de sustantivos valencianos (no sólo abstractos) con morfología singular de sufijo“ea” -independiente de los catalanes y castellanos arcaicos que sonorizaban sibilantes en bellesa, altesa, noblesa... -, es perseguida por la catalanera AVL, aunque las explicaciones ergológicas (nos consideran colonia inculta) de la prohibición son pueriles. El uso de conceptos abstractos condensados en un sustantivo es recurso literario de idiomas complejos, de los que han tenido siglo áureo. El nuestro lo tuvo, con creaciones léxicas que, disparatadamente, Ascensión y su academia prohíben. He aquí algunos abstractos y otros que, por analogía, adoptaron el sufijo valenciano: bellea, humildea, saviea, altea, fortalea, sordea, avínentea, vellea, bonea, boniquea, fluixea, bravea, brutea, palidea, clarea, delicadea, blanea, amplea, extranyea, fadrinea, llonguea, flaquea, tristea, malea, netea, llaugerea, torpea, ginea, naturalea, timidea, llegea, rarea, placidea, grandea, grossea, destrea, agudea, enterea, infantea, riquea, tendrea, etc. Todos están documentados literariamente y pertenecen al idioma valenciano; por esta causa, por ser obstáculo morfoléxico a la implantación del catalán, están perseguidos por la Generalidad de
Tarancón y sus colgajos subvencionados: academia de Ascensión, Canal 9, Universidad, gabinetes normalitzadors de CC. OO y UGT, etc. Si la AVL defendiera el idioma valenciano (como hace la RACV) trataría de seleccionar lo que nos singulariza del catalán, recobrando arcaísmos que no fueran los que nos impone Cataluña. Aquí, con el aplauso de la Generalidad, el susodicho Armando Parodi Arróniz expone la solución final para“bellea” y demás léxico hereje. El plan es este: “En los documentas oficiales ya se utiliza bellesa, como en el acto de proclamación, en nuestra revista y en la del Ayuntamiento; en la banda que se impone a la máxima representante de la Fiesta aparece Bellesa del Foc. Poco a poco se utilizará más y habrá que volcarse para que cale el término Bellesa del Foc” (Información, 22-502). Ya lo ven: “habrá que volcarse para que cale el término bellesa”. Así, disimulando y poco a poco, los Ayuntamientos del PPSOEU sustituyen voces valencianas por catalanas, como ordena Cataluña. Al ser santos y puros, San Zaplana y su peana no advierten engaño alguno; de ahí que Rafelet Alemany enseñara catalán al Presi, y que éste esté eufórico con la academia de marras. El espiritual Zaplana acepta que el AVE -como pasó con la Nacional 3-, llegue a Valencia cuando ya aburre en otras capitales menores; o que el aeropuerto de Manises acabe con una superficie equivalente al meadero de lo que será el superaeropuerto de Barcelona. Está feliz, aunque si por cada tomadura de pelo a los valencianos le descontarán 1.000 euros del sueldo, quizá no estaría tan indiferente; pero él sabe que con la Ciudad de las Ciencias tiene suficiente para volver a ser el San Zaplana de los blandos valencianos. De momento hay un hecho incuestionable: la Generalidad sólo prohibe voces valencianas, como bellea, ninguna catalana. Los niños, indefensos, ya han aprendido que “bellea” es palabra prohibida y rústica. Según Saussure y otros insoportables semiólogos, la propagación de un cambio lingüístico abarcaría 300 años. Es decir, que la formación del pronombre valenciano “mosatros” se comenzaría a gestar por el 1500, al figurar en textos del 1800. Eso es una evolución normal, pero Saussure no conocía la habilidad de nuestra Generalidad para asesinar lenguas, creando ficticios modelos lingüísticos de prestigio como la AVL, o autorizando diccionarios y textos en falso valenciano, o contratando parados para que en Canal 9 y Punt 2 -con pronunciación escénica y cara de mala leche-, introduzcan bellesa, delicte, amb, esport y demás mierda del Nort (en idioma valenciano es Nort, no el Nord de la AVL). Esta claro que, en Alicante, no deben creer a estos tramposos idiomáticos que tratan de cocear el título de “Bellea del Foc”, así que ni puñetero caso a la catalanera AVL y sigan usando “bellea”, igual que Roig, Martorell o nuestros padres. Pasemos a otra perla cultural. Folleto del Corte Inglés, colorines y muchas páginas sobre de Cataluña, Extremadura, Andalucía, La Rioja,yNavarra, Aragón,¡Como Galiciano y, como vinos siempre, del puto Levante para no citar a Valencia su Comunidad existo para estos tíos, no vuelvo al Corte Inglés! ¡Si quieren seguir fomentando caldos vecinos y el puto Levante, vayan a El Corte Inglés! Con lo eufónico y literario que sería publicitar “Vins del Reyne de Valencia”, “Tintos del Reino de Valencia: Fondellol, Pinós, Font de la Figuera, Requena, Carló...”. Diario de Valencia 2 de Junio de 2002
Cap d´Any en fi de semana Por Ricardo García Moya
Los valencianos normales decimos: "El disapte, este Cap d'Any coincidix en fi de semana"; mientras que los "normalitzats" por Rafael Alemany y sus compinches de la AVL dirían: "Dissabte, aquest cap d'any coincideix amb cap de setmana". En la frase valenciana figura "disapte", sustantivo acomodado por nuestros clásicos desde el enigmático "sabath" hebreo. También está el valenciano"any", grafía habitual desde el siglo XIII en textos escritos en el Reino, como la Crónica de Jaime I. Conforme la documentación se aleja cronológicamente y se acerca geográficamente a los Pirineos encontramos la variable "an", única que conocían los autores de las divinizadas Homilies d´Organyá. Parece evidente que por influencia valenciana ahora no llaman "an" o "ano" al año los catalanes y catalaneros como Rafael Alemany, aunque quedan testimonios toponímicos y onomásticos en lugares como Sant Sadurní d´Anoia y en personas descendientes de catalanes que emigraron a Mallorca y Valencia (la vaca de un año es "anolla", aunque los portadores del linaje se limpiaron el lexema hasta llegar a la Nolla actual). La frase Cap d´Any, inicio del año, se opone a "fi del any", "fi de mes" y al "fi de semana" que prohiben los que viven del catalán, como Rafael Alemany, aunque sea lengua viva y enlace con la clásica:"fi del any" (Esteve: Líber elegantiarum, 1472); "fi del mes" (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575); "cada semana y al fi de aquella" (Cap. del vi foraster, Oriola, 1673);"fi de semana" (Escalante: Mil duros y tartaneta, 1897); "fi de mes" (Martínez Ruiz, A.: Canyisaes, Monóver, 1911). La juventud amaestrada por el fascismo expansionista sólo conoce la frase catalana "cap de setmana", en lugar de la valenciana "fi de semana". Entre las neolatinas hispánicas hay falsas concordancias. En idioma valenciano podemos decir: "La sinyora Gloria Culnuclear y Quatrebarres va morir en palma el dumenge", y els filólecs de Madrit o Barcelona supondríen que hauría mort en Palma de Mallorca d'una fartá de sofrasá o aufegá en llicoret d'ou. La expresión "morir en palma" equivale a ser virgen en el instante de la muerte:"vullc morir en palma" (Liern: Una broma de sabó, 1867), construcción que catalanes y castellanos harían bien en no confundir con "vullc morir empalmat". En la comedia "Una broma de sabó", al no existir tipos como Rafael Alemany en 1867, los valencianos seguían gozando de idioma propio, sin complejos de inferioridad ni comisarios que les acusaran de fascistas por usarlo. Uno de los personajes, el pedante Don Jacinto, filólogo que no entiende la lengua valenciana, dice sorprendido ante un escrito:"Esto es valenciano" (p. 32), añadiendo: "y es extraño, porque leo latín, alemán... y un poco de inglés, catalán y guachindango". El valenciano Nelet, indignado, se lo quita de las manos y lo lee comenzando con el habitual"Anem a vore". El título "Una broma de sabó" también confundiría a catalanes y castellanos, ya que "broma" es polisémica en valenciano y aquí equivale a pompa o espuma de jabón, acepción que enlaza con la menos frecuente de mucosidad, como dice el modismo: "tindrer menos sustancia que la broma de caragol", presente en la prosa literaria de Galiana (a. 1768). Abundando en el tema, si decimos:"l´atra esprá, Ampariues y yo mos unflarem la pancha en roses" , los vecinos de Poniente y Norte pensarían que somos devoradores de flores, al ignorar que "roses" es el sustantivo valenciano equivalente al castellano "palomitas" de maíz. Desde el parnaso barcelonés, el sabio Corominas creía y propagaba que "roses" (de maíz) era adjetivo neológico del
valencianismo franquista, cuando Joan Fuster se contorneaba marcando paquetito y luciendo pistola y camisa azul ante Sanchis Guarner y compañía. Erraba el etimólogo, al ser sustantivo con solera. Ya en el siglo XIX, los valencianos incluían en su gastronomía "les coques groses de dacsa" (Gadea: Tipos, 1908); y elaboraban "les coques de roses" que el proletariado llamaba "torró de gat" eufemísticamente:"ahir va fer uns torrons de gat" (Escalante: Una sogra de castanyola, 1875 ). Hay fuentes más antiguas, como la del manuscrito del siglo XVIII titulado "Coloqui de la novia favera", donde se alude sin ambigüedad al producto:"roses que en paella es fan" (v. 68). De autor anónimo o, probablemente, de la pluma de Carlos Ros, su antigüedad podría fecharse entre el 1745 y 1770, por lo que Corominas no anduvo fino al suponer que
"roses" era vocablo del 1940. Resumiendo: en idioma valenciano tenemos"roses"; en castellano, palomitas; y en catalán, "crispetes". Tres lenguas, tres denominaciones. Huí, el Reyne de Valencia es gueto ahon els catalaners com Rafael Alemany (corruptor de catalá de Zaplana), fan el butoni als chiquets, funcíonaris y emigrants en la simitarra del IEC. Antes, los valencianos creaban su idioma mediante neologismos o acomodaciones morfosintácticas, no sólo del latín, griego y árabe; sino también del hebreo, como "levita" (Roig: Espill, 1460); o del antiguo iraní, como "simitarra" (Fenollet: Hist. Alexandre, 1481), vocablos que pasarían al castellano y catalán. El proceso de gestación léxica jamás se interrumpió, aunque muchos neologismos apenas superaran dos generaciones; p,e., el sustantivo "alcría" era síncopa del vocablo valenciano prejaimino "alquería". Corominas documentó oralmente el diminutivo "alcrieta" en Museros y Albalat dels Sorells, y"alcría" en Alacuás; pero un siglo antes lo hallamos en letras de imprenta y en una isoglosa que abarcaría de Rafelbunyol a Gandía: "desde l´alcría al poblet... canta el gall en un´alcría" (Roig, A.: El Tesor dels Chermanells, Gandía, 1884, pp. 10,56). En 1884 no existía el provocador a sueldo que burlaba al pueblo valenciano por mantener la denominación usada por Antoni Canals en 1395; y Civera no tenía que implantar el catalán como hace Rafael Alemany en la Universitat d'Alacant. El dramaturgo Roig y Civera, notario de profesión, dio fe del nombre del idioma de nuestros antepasados:"y parlem en valencia / ya qu'es vosté de Valencia" (El tesor, 1884 p. 69). Para Roig, igual que para Cervantes o Martorell, era un idioma europeo: "ací está en francés... y ací la traducció al valenciá" (p. 26). Ya estem en 2005 y tot seguix lo mateix. Les construccions valencianes com"fi de semana" seguixen prohibides per catalaners que s´enriquixen en dinés de mosatros. Tot seguix baix el fascisme expansioniste catalá, mentres Campstalunya asoles cavila cóm fer martingales pera mantíndres en el puesto. Está clar que ha perdut la purea y no faltará en palma; tot lo més la dinyará empalmat y en bolchaca plena. Diario de Valencia 2 de enero de 2005
Marisol González y las criadas Por Ricardo García Moya
En un diario colaboracionista aparece con aspecto de simpática bolichera dominguera con relojito, collar, pulserita y manga corta para ventilar adiposidades-, dando la impresión de que en cualquier momento gritará “¡Sinyoretes, tinc el llobarro mes fresc del mercat! ¿Voleu clóchines, palayes, tellines, sepionets, abaechats, carrancs? No, Marisol González de la AVL no ofrece pescado; sino que piensa dar caña a los valencianos “ignorantes, sin autoridad moral ni científica”, que se opongan a las normas catalanas; aunque recomienda “prudencia en este momento delicado”. Cuando pasen las elecciones, su AVL sacará los textos de destrucción masiva y leyes, muchas leyes para amedrentar al insurgente blavero. Nacida en Nules, Marisol González ha sido escogida para la secretaría de la AVL por su enfermiza defensa del idioma catalán. Canonizada por el diario Avui y editada por Eliseu Climent y el Moll, esta poetisa en lengua catalana declara: “Tengo una lengua, que es mía y de todos, y que quiero desde que nací”. De acuerdo, Marisol, eres normal y nadie duda de que tienes buena lengua para hablar y buen trasero para sentarte y otros usos. Lo que no tienes, pese a tu condición de académica, es claridad expresiva; pues la lengua que tanto amas no la adjetivas: ¿es la de tu boquita, la valenciana o la catalana? En 1816, la imprenta vecina del Forn de Salicofres publicaba “El almacén de criadas”; sainete sobre las mujeres que, huyendo de la miseria, trataban de sobrevivir sirviendo a la burguesía. Para la insensibilidad social de aquella época -entre la Revolución, francesa y el retorno del despreciable Fernando VII-, las sirvientas eran un producto con derecho a devolución. En los diálogos, Don Lorenzo comenta que va“a buscar criada por todos los hospicianos, que estamos sin ella” (p.2). Y Roque le aconseja: “Si pretendes acertarlo, al almacén de criadas puedes ir; en el Barquillo hay de quantos (sic) géneros de criadas busquen” . En 1816 había tal abundancia de criadas en paro como filólogos dispuestos a ser académicos catalaneros en 2003, pero ellas cobraban menos: “¿Y qué se paga por sacarlas? Lo ordinario son dos reales, y la vuelve si no está contento”. La oferta era amplia: “Allí hay payas, hay gallegas, majas de golpe y porrazo, viudas, extranjeras, beatas y, en fin, hay en este estanco con el nombre de criadas el más perverso ganado” (p.3). La acción del sainete quizá suceda en Madrid, antaño tierra de promisión de sirvientas gallegas, andaluzas y vascas; pero no valencianas. El dramaturgo refleja burlescamente el habla gallega:“¡Gallegas, traed el desayuno! Meu señor, ya lu llevamus” (p.3). La orgullosa valenciana, tan acertadamente descrita por Gómez de la Serna, no servía a castellanos ni catalanes; pero los tiempos cambian y hay quien sirve al Institut d’Estudis Catalans y su mascota. El trabajo no es para enorgullecerse, al consistir en ir introduciendo en el idioma valenciano el léxico y morfosintaxis impuesto por el expansionismo catalán desde 1860. Por ejemplo, las muy excelsas y premiadas poesías de Marisol están salpicadas de cagallones léxicos como “malucs”, sustantivo inexistente en idioma valenciano; aunque los falsos diccionarios valencianos de Inmersiomán lo incorporen para corromper a los menores. La taranconiana Marisol sabe y entiende perfectamente (¡menuda expresión de lince tiene la señora!), que “malucs” no es de esa lengua valenciana que escuchó en Nules cuando era un tapón, ni tampoco de ningún escritor valenciano anterior a la compraventa de lletramorts valencians en la Barcelona del 1900; pero gusta al IEC y su mascota AVL, al Avui, al Moll y a Eliseu Climent.
La jovial Marisol está feliz; los premios, halagos y pelas le llueven; la AVL se inclina ante su catalanismo y, además, recibirá millones de nuestros impuestos para poder catalanizar como le salga del moño. Esta individua es una apisonadora que tritura las características diferenciales del idioma valenciano. En sus anacrónicas poesías de melancolía amorosa -tipo La venganza de Don Mendo, pero en serio-, elige la morfología del castellano arcaico y catalán actual: “bellesa, saviesa, tendresa, tristesa”, despreciando la valenciana de “bellea, saviea, tendrea, tristea”; y hace el ridículo al usar sustantivos como “porus”. Dime, Marisol del Parnaso y del Parné: ¿ignoras que la primera vez que aparece esa voz fue en texto del valenciano Arnau de Vilanova, hacia el 1305, y no fue el latín “porus”, sino el plural valenciano“poros”?. Luego pasaría al castellano y catalán, documentándose “poro” y “porositat” en el XV y XVI; p.e.: “tenen molts poros” (Pou: Thesaurus, 1575). Jamás se perdió la voz y su morfología clásica: “poro, poros, porositat” (Escrig, 1887); “poro, porós, porositat” (Dicc. RACV, 1997). También es cierto, musa rubeniana de la tercera edad, que si usaras el idioma valenciano no te alabaría el Avui, ni te editaría el tío Climent y, por supuesto, no te llamarían de la academia catalana de San Zaplana y Ascensión. Como debes saber, ese catalán “gespa” que salpica tus ripios se documenta posteriormente al valenciano “cespet” (Escrig: Dicc.1871); pero tú eres fiel a Cataluña y prefieres el sustantivo catalán; igual que haces con “copsar”, palabra que provocaría risitas en Nules o Muchamel por su exotismo y coentor; pero tú la quieres, ya que fue introducida por el catalán Verdaguer hacia 1870. Renegando de Joanot Martorell, Jaume Roig, Timoneda, Lluis Galiana o Escalante, abandonas el cultismo valenciano“colp” y acoges la corrupción moderna catalana “cop”, pues así os lo manda Cataluña. Las normalizadoras como tú, gentil Marisol, sois terribles inquisidoras contra cualquier neologismo valenciano surgido en la prosa o verso de los saineteros del XIX, pero tenéis orgasmo filológico múltiple ante cualquier piltrafa léxica catalana de la misma época. Si alguien normal de Nules (no normalitzat por Inmersiomán) lee tus poesías, aparte del mal gusto, se volverá loco con voces como “dèria”, vocablo que jamás perteneció al valenciano, pues aparece en un sainete barcelonés del malasombra Pitarra en 1864. Del latín “crepusculum”, las lenguas cultas peninsulares crearon voces como el crepúsculo castellano y el “crepuscul” valenciano; pero, hacia 1910, los expansionistas catalanes -con más traumas sexuales que le bastón de Antonio Gala- decidieron eliminar la terminación “cul”, inventando el monstruito “crepuscle” que les parecería más decente. Nuestra poetisa Marisol también huye del pecador “cul” morfológico, escogiendo el catalán “crepuscle” en sus versos de cartón piedra y purpurina. Con el refuerzo de Marisol en la AVL, cuatro años de calvario catalanero nos esperan. Después del 25 M, los que Marisol llama “profesionales de la lengua” catalana, nos darán ración doble de porus, malucs, copsar, etc. El Reino se ha convertido en un miserable almacén de criadas, donde el señorito IEC escoge la que mejor le sirve. Diario de Valencia 11 de mayo de 2003
Valenciano en Murcia, catalán en Mestalla Por Ricardo García Moya
Aquella mujer -la que Inmersiomán incrustó como presidenta en su academia-, expresaba malestar: "en el extranjero se dan clases de lengua valenciana, llamándola catalana". Mira, Ascensión, no abuses; calla y cobra. Todos saben que sois vosotros, tú la primera, en catalanizar hasta los jadeos orgásmicos: aixína que mut y bolchaca. A tu lado -no en Wisconsin-, tienes a los más espasmódicos catalaneros del orbe. Así, desde hace años, un tal Jordi Colomina desarrolla frenética actividad (bien pagada), desde la Universidad de Alicante contra el idioma valenciano y a favor del catalán. Funcionario de la Generalitat Valenciana y académico tuyo, allí donde puede suelta lo del "catalá al País Valencià". En París dictó "Com i com en catalá" en el Col·loqui de la llengua catalana (París, 2000); y, tras visitar la murciana Serra del Carche, comenzó una obsesiva campaña reivindicando la catalanidad cultural de la zona: "El català a Murcia", "L'antroponimia murciana d´srcen català", "La influencia del català sobre el castellà de Murcia", etc. Hasta los monjes de Montserrat rezan por Colomina y editan sus adoquines; y Campspons, ¡ay!, pide a este ejemplar que decida el nombre de "la nostra lengua". Pensat y fet. Huí me'n vaig al Carche: dents nets, cremallera pujá ¿eh?, depósit ple y huitanta quilómetros, me pareix, dasta el Fondó dels Flares y Barbarroja, ralla del Reyne. Los de la Generalidad del PP han anormalizado hasta la última población, sustituyendo los "colege y polideportiu" por los catalanes "col·legi i poliesportíu", como manda el IEC. ¡Quin fret fa, foootre! Dos grados en la Cañada del Trigo y, tomando el sol, la murciana Llidia Samper de 78 años:"Mosatros parlem valencia desde sempre", me dice mientras evalúa si soy algún pervertido sexual o furta titos. El acento de Llidia es bello, ancestral, transmitido de padres a hijos sin interferencias del fascismo catalanero institucional. Llidia es modesta:"Yo tinc pocs estudis. Vaig tindre un mestre que anava d'un poble a atre en bicicleta. Mon pare li donava uns dinés... y ara, a la vellea... ". Aquí, en el Carche, sólo se escucha el reposado verbo de Llidia. El placer de oír idioma valenciano es profiláctico contra infecciones del Canal 9 de Campspons, o las de mis colegas que imponen el catalán. Le pregunto por Matilde Amores: "L'atre día la soterraren a la pobreta". Saboreando la dicción, recuerda su nacimiento en Los Cápitos (sic), de la Serra del Carche. Ya adulta, "en uns poquets dinés m´en vaig fer en esta caseta... la del costat es de ma germana; en l´atra viu un fadrí. No vullgué dona...". Al fondo, una vivienda rural se ha transformado en coent chalet botifarrero, tipo Consuelito Ciscar. Con sonrisa escéptica, desengañada, la noble murciana cuenta: "...l´han comprat uns extrangers que no parlen en ningú de mosatros, y l'han cercat pera que no mos acostem. Poc a poc, estem quedanmos a soletes". No lo sabe bien Llidia. El castellano se acerca por el sur y, por el norte, el catalán que enseñan los maestros del Pinós y los funcionarios de Campspons. De momento, aunque rabien los Colomina y Ascensión, estos murcianos declaran orgullosos que hablan idioma valenciano. Esta situación en Murcia, que escapa a la ocupación catalanera de los medios y organismos, preocupa a los comisarios. De la Universitat d'Alacant del PP parten monjes-guerreros del catalanismo para redactar panfletos que catalanicen la zona. Así, el patatero ensayo de Ester Limorti sobre "El Carxe" -en puro catalán y donde afirma que allí sé habla catalán-, fue editado por la Diputación de Alicante de Julio de España,
el despreciador de lo valenciano más caro de Europa (junto a Trillo Banderolas) y, además, degustador de Raimon. Como es para la Diputación del PP, Limorti usa catalán puro: "llogarret avui gairebé..., llogarret i pedania avui disolta, posseix un...; Beatriz nascuda a la...". Es lo que satisface a Julio de España, no el ruin idioma valenciano. Para estas catalanadas, el Juli y los Campspons siempre tienen la bolsa institucional abierta, sabiendo que los colaboracionistas de Información y Levante callan o aplauden el despilfarro. A los del Carche les engaña esta panda, pues escuchan la jerga catalana de Limorti o la de Canal 9 y creen que es el valenciano de Valencia: "Mosatros parlem el valencia de mosatros. No com el valenciá de Valencia, ni com el parla vosté" (Limorti: El Carxe, p.185) Yo soy testigo de que hablan un valenciano perfecto, con lógicas isoglosas dialectales; aunque la Limorti se asuste de la contracción"moatros" (p,186), o de "un got bo de vi... la gachamiga blana o tortillera, que diuen, que pareix com si fora una tortilla" (p.187). La normalitzadora altera topónimos a placer: "El Carche" (del mozárabe "carrichar"), lo transforma en "El Carxe"; y"Les Cases dels Flares", en "Frares"; reconociendo que pronuncian"flares" (p.20). Desde Barcelona -sin que la Ascensión diga mu-, ya han tomado posesión: "en aquest s'ha congriat modernament un veïnat de llengua catalana amb el nom del Carxe" (Onomasticon. Barcelona, 1995). Muy modernamente no será, fascistas raposos, pues Llidia tiene 78 años; y su vecino, 91; ambos nacidos de padres murcianos y valencianohablantes. Además, en tiempos de Sant Vicent parece que el idioma valenciano era usado o entendido desde Cartagena a Favanella (Murcia); incluso en 1696, en el Certamen poético celebrado en Mazarrón -cerca de El Palmar y junto al río Sangonera- hallamos valencianismos: alas del Rapenat (sic), pluvias, garrofet, el bon vin, gabias de Valencia, con din din del Micalet, baladre;, etc. Por suerte, el Colomina no puede suspender a Llidia por hablar este idioma valenciano:"yo vullc... hui mos sentén en la taula... un ingenier me va fer un retrato". Llidia usa el cultismo valenciano "retrato", del italiano "ritratto", presente en la prosa manierista:"per orde del senyor archebisbe, fia llevar un retrato" (Porcar: Díetari, any 1613). Es tan dañina la factoría de Ascensión que debiera llamarse "Academia del Encangrenament"; usando una voz valenciana que todavía no nos ha robado el IEC y, por tanto, no la autoriza su mascota AVL. Esta familia léxica (de voces comunes con el castellano; p.e., "cangrena"), poseía matices semánticos y morfológicos que la diferenciaban de "gangrena", por su parentesco con "cancre" o cáncer. Usual en la lengua valenciana, consta en los diccionarios; "cangrena, cangrenat, encangrenat, encangrenament" (Escrig: Dicc. 1851). "Encangrenat, encangrenarse" (Fullana: Voc. 1921); igual que el antiguo francés "cancrena" o el italiano "cangrena". Pese a que en castellano era frecuente: "crecer la cangrena" (Sigüenza, J. Hist Orden s. Jerónimo, 1606), y figuraba en el Diccionario de Autoridades, no creó un derivado como el valenciano "encangrenar", arraigado incluso en la paremiología del Reino: "barber
piados, encangrena la burdo plaga"extractor (Ros: Tratat. 1736) El refrán aludía a la ofunción quirúrgica del barbero, de muelas y peor cirujano de llagas plagas. Ací, en lo Reyne, al barber Campspons li agrá l'endenyament catalá y no suprimix l´Academia del Encangrenament. Mentres, la cangrena ha aplegat al fútbol. ¡Vaja ´ espectàcul el de les pancartes en catalá, no en valenciá, que exhibirén s l'atra nit en Mestalla! ¿ Tenim un Colomina com a president del Valencia? ¿Li paga molt Catalunya al Valencia C.F.? Diario de Valencia 14 de diciembre de 2003
Las consonantes y el 118 Por Ricardo García Moya
En debate celebrado el pasado 15 de enero de 2004 en la Universidad de Barcelona, los Badía Margarit y compañía chocaron aceros de erudición dentro de un límite (el del fascismo expansionista catalán), hasta que un sonriente contertulio habló de la “mafia valenciana”, aludiendo a Antoni Ferrando. ¡Vaya! ¿Se dedica Toni al contrabando de perniles polacos? ¿Es capo de los rusos de Guardamar? No. El académico de Ascensión trafica con “sin papeles”; es decir, facilita la entrada de vocablos catalanes sin documentación y les da falsos “papeles” que los acredita como valencianos. Por ejemplo, si la locución “a frec” nace en el catalán del siglo XIX (en prosa barcelonesa de los Oller, Vayreda, etc.), y jamás había formado parte del idioma valenciano, Ferrando la introduce como habitual en la falsa gramática valenciana de la Generalidad bromeresca (p.188). Así que desconfiemos de las voces que no hablaban nuestros padres o que no procedan de transmisión voluntaria; no por repetición del tío de los crímenes de Canal 9 (“Punt de mira” de les 17,20), o los comisarios de Camps. En tiempos de la Roma imperial ya capturaban pájaros (no aludo a Ferrando) con el “viscum” (tampoco aquí), un pringue elaborado con zumo de muérdago. La costumbre permaneció bajo los invasores que, lógicamente, procuraban no espantar a los nativos que aportaban mano de obra y, lo más interesante, eran fuente de ingresos para gobernantes visigodos y árabes. Tampoco les preocupaba el bilingüismo e incluso la religión, pues ni en el Egipto coetáneo de las Cruzadas desapareció el culto a Jesucristo, permaneciendo el copto como lengua litúrgica. Rota la cohesión cultural del Imperio, los mozárabes fueron modelando el latín vulgar hasta llegar al romance medieval y por ejemplo, del “viscum” latino se formó el“visc” valenciano; presente en el diccionario de Jacme March (a.1371), y en versos de Ausias March:“lo visc on amor cau” (c.1445). En catalán surgió la corrupción “vesc” irrespetuosa con el étimo. Ante la evidencia, Corominas reconocía que:“las dos formas están separadas por una línea que coincide con la del comienzo riguroso del substrato mozárabe” (DECLLC. t IX, p.181). Es decir, el mozarabismo etimológico“visc” corresponde al valenciano clásico y actual; aunque la “mafia valenciana” está imponiendo los catalanes “vesc, vescós, envescar”; burlando la documentación de“visc” y derivados: “visc” (Marc, J.: Dicc. 1372); “superflua viscositat” (Alcanyis: Regiment, 1490); “la sanc es un humor viscós” (Pou: Thesaurus, 1575); “lo visc... s’apegue lo pardal” (BUV Morlá: Ms. 666, c, 1649); “ni cassar en visc” (Llibre de establiments de Peniscola, 1701);“quedará enviscat” (Archiu Mun. Elig. Romans del pleit del pollastre, 1776);“visc: liga, materia viscosa para cazar pájaros” (Escrig: Dicc. 1887). Tendríamos, por tanto, el arcaísmo castellano “visco”, el valenciano “visc” y el catalán “vesc”; aunque si los condales usaran el cultismo “visc” sufrirían anfibología con “jo visc”. Problema ausente del valenciano, al diferenciar morfológicamente el pegajoso “visc” de laa lp. “yo vixc”. Lamentablemente, como no hay medios de comunicación que se opongan a la inmersión (salvo, en ocasiones, el del dostoievskino Carrascosa) nos alteran todo, sea con el “vesc” o las consonantes barcelonesas. Y aquí vuelve el valenciano Antoni Ferrando, número 118 del IEC y, además, areopagita de Ascensión (¡Qjo, areo, no aéreo!, que no significa que Ferrando haga cochinadas a bordo de los Boeing o planeando desde un árbol, ¿eh?). El 118,
identificado como uno de los que perpetraron la gramática de Bromera y la Generalidad, vive hoy plácidamente del catalán y para el catalán, siendo frecuente sus dentelladas en medios como el Avui, donde despelleja a los “sectors secessionistas del País Valencià”, principalmente por “excloure formes cultes”. El 118 es tan culto que da como valenciana la partícula negativa “pas”, fabricando butifarras morfoléxicas dignas del Pitarra barcelonés del 1870: “Aquesta pixer vessa; no es pas badat?” (Gramática, 195). Da la impresión de que existe un desequilibrio de categorías entre el IEC y la AVL. Así, el 118 del Institut d´Estudis Catalans equivaldría al 1 ó 2 de Ascensión; y si en el IEC el 118 apenas podía dictaminar sobre la textura del paperet del comú, o si el cafenet en llet está dolç o amarc (ell diría amarg, atre “sinse papers”), açí en lo Reyne pot aufegar paraules valencianes y fermos engolir a mosatros les catalanes. Los del IEC y el 118 prohiben la fonética y grafía de las consonantes valencianas“el, ele; ef, efe; em, eme; en, ene; er, erre...” ; imponiendo las “sin papeles” catalanas “efa, ela, ema, ena, erra, essa .„”. Lo que no explica Ferrando son las razones para imponerlas salvo la obediencia al IEC. Ya en el siglo XVIII, el gramático Carlos Ros dejó su testimonio sobre las consonantes del “Alphabet del idioma valenciá”, su grafía y fonética: “ef, el, em, en, er, es...” (Breve explicación de las cartillas valencianas. Valencia 1750). Por otra parte, en el manuscrito “Controversia sobre la perfecció del idioma catalá”, comprobamos que en la Barcelona de la Ilustración trataron de valencianizar su lengua, proponiendo formas que, por cierto, ya se habían impuesto por tierras de la ruta valenciana a Lérida. Alejadas de esta influencia culta, los de Gerona y Barcelona abrían vocales aumentando la pastosidad fonética hasta degenerar fonéticamente en las citadas “ela, ema, ena, erra, essa...”. Horrorizados, los miembros de la Academia de Buenas Letras trataron de imponer las grafías consonanticas valencianas, como muestra el citado manuscrito“ef, el, em, en, er” (Bíb. Universitat de Barcelona. Ms.42, S. XVIII, f.21). Hoy, en el 2003, el PP de Camps, Ascensión y el 118 imponen en los colegios y universidades la morfología ordenada por Cataluña: “efa, ela, ema, ena, erra, ícs,...”. (Gramática de Bromera y Generalitat p.21). Hay numerales devoradores de nombres propios. Quizá Ferrando –fiel a los que le asignado el 118-, acabe como leyenda urbana, igual que el 007 o el preso número 9, La progresista Joan Baez, ¿recuerdan?, fue la musa de la actual violencia de género al ensalzar al que “mató a su mujer y a un amigo desleal”. Los asesinos deben tener grabado aquel mensaje que la Baez repetía una y otra vez: “los maté, sí señor, y si vuelvo a nacer, yo los vuelvo a matar...ay, yayayayayyyy”. Falta una voz sensual que cante la gloria del 118, que mataba léxico valenciano por amor al catalán; quizá el trío Gloria Marcos, Ferrussola y Rita Barberá –partidarias de la catalanización-, podría entonar: “El número 118 ya lo van a galardonar, ay, yayayayyyy.!”. El membre 118 mereix un premi del filólec Carod, per voler fer creure als chiquets que els “sotamá, gaire, noi, lleure, febre, mentida...”, son tan valencians com “baixmá, molt, chic, llícit,
febra, mentira” . Y el 118 está dins l´academia, Ascensió y la Universitat, en tot 1’amparo de la Generalitat de Campspons ¡Ay yayayayyy! Diario de Valencia 8 de febrero de 2004
La saburra de Ascensión Figueres Ricardo García Moya
Enigmática voz de étimo latino, Corominas sugiere su transmisión a través del mozárabe y no sólo al valenciano y castellano, sino al magrebí "sabura". Todos tenemos saburra en la lengua, sea blanquecina o amarillenta. En idioma valenciano lasaburra srcinó el adjetivo "saburrosa", es decir, cuando la tenemos sucia y notamos su desagradable presencia: "trau la llengua... que saburrosa qu´está" (Millás: En lo mercat, 1884, p. 15) La saburra de Ascensión no es la de su lengua física, claro, sino la que institucionalmente extiende con escritos como la "Declaració de l´AVL sobre el valencià". Allí leemos, por ejemplo, "avalua" (p. 2), cuando el idioma valenciano moderno usa el cultismo "evaluar", acorde con el étimo medieval"del francés évaluer, año 1366, del cual procede evaluar" (DCECH). En 1950 reconocía el colaboracionista Giner que, en valenciano,"diem continúa, evalúa" (notes de Joseph Giner a Guarner en l´any 1950, Gramática S. Guarner, Barcelona, 1993). En castellano, igual que en catalán, también tienen "avaluar, avaluación, avalúo" (DRAE), pero es más correcto etimológicamente la morfología moderna valenciana:evaluació, evaluant, evaluar, etc. El escrito de Ascensión (permítanme la sinécdoque de la parte por el todo) está ahito de guiños para blindar la catalanización, especialmente por el énfasis en proteger catalanismos filtrados en el norte del Reino, con ayuda institucional, en las últimas décadas. La saburra de Ascensión está compuesta de escoria léxica, pamplinadas sintácticas y morfologías al dictado del IEC, como "espontània" (p. 6), infiel a la grafía culta valenciana "espontánea" ("spontánea voluntat" Esteve: Líber, 1472, ed. 1489), por derivar del latino "spontaneus". En buen valenciano vivo decimos:"eixa chicona no es molt espontánea", aunque la saburra lo catalaniza en: "aqueixa xicona no es gaire espontània". Las dictaduras dan a un armario gorra de plato y pistola para mantener el orden ideológico. Hoy, enjambres de politizados lingüistas (Carod y Bargalló son científicos filólogos) establecen alambradas administrativas para ir cercando al insumiso. La mayoría de académicos de Ascensión, si ustedes leen sus obras, son vehementes catalaneros que hablan de "la Nació Catalana del Principat, país, illes"; de ahí que fomenten como valenciano normal y culto los indeseables arcaísmos y catalanismos "avui, mot, graó, sorra, vuit, desenvolupar, clatell, cap de setmana, amb, vacances, ximenera, petit, ronyó, llauna, anyell, perjudici..." (Dec. AVL) La academia de Ascensión incita a usar el anfibológico arcaísmo "mot", cuando tenemos"paraula, veu y vocable". Llama innovación del valenciano moderno a"bigot" (p. 6), dando a entender que el catalán "bígoti" tiene más solera, cuando es lo contrario; y pone en la misma balanza semántica "coentor" y "coissor"; "arena" y "sorra" (ésta, en valenciano, sólo es arabismo alusivo a la tonyina). Prohibe el ancestral valenciano"a lo llarc", sustituyéndolo por el moderno catalán "al llarg"; falsea la morfología de "clóchina" en "clòtxina" y, además, autoriza la sinónima catalana "musclo". Y la hermanita del Cipriano y Camps baldanse de riures, traqueta per ací, petot per en mig, mascletá per allà, dinés pera el cuiner catalá, regalet a este catalaniste, subvenció pera l´atre ¿Y pera l´enemic públic número u dels valencians, el Herrero de la COPE? A eixe, lo millor: un puesto en Canal Noi, pera que seguixca agraviantmos. La saburra envenena con disparates como "endinsar" (p. 2) o "emplenar"; y oculta, por ejemplo, que "bargalló" -incluido en los diccionarios de falso valenciano-, es vocablo
catalán sustituido modernamente en Cataluña por el valenciano "margalló". Una a Academia del Idioma Valenciano defendería singularidades como"entabuixar" (l doc. Ros, 1764), que no es sinónimo del mallorquín "atabuixar", pero la saburra lo emponzoña todo. Una pedagogía sin saburra explicaría que la lengua valenciana, por ejemplo, ya ofrecía topónimos como Morvedre y sustantivos zoológicos como "granotes" en 1238; pues el "Portal de les Granotes" debía su nombre al"charco de aygua que criava moltes granotes" (Beuter: Hist c. XX, 1538), y, en el siglo XIII, los aborígenes del condado barcelonés las llamaban "granolles". El idioma fue enriqueciéndose hasta la llegada de los floralescos, aunque los escritores dignos seguían incorporando léxico; así, el sustantivo"macasar", perfume extraído del oriental arbusto homónimo, se documenta por primera vez en esta frase:"A macasar; no entabuixa" (Escalante: Les chiques, 1877) Una joven entrega su trenza al pretendiente, explicando que huele a "macasar" y que "no entabuixa" (entabuixar: quant u s'aturdix per fumagera o tufo de moliná, o per aulor de perfum, fartera, pítima, etc.), semántica y morfológicamente distinto al mallorquín "atabuixar" (sustraídos ambos por el fascismo filológico catalán). En la misma página hallamos"marraixos", adjetivo valenciano; y "coset" sustantivo del mismo idioma. El primero, polisémico, puede ser sustantivo ictiológico, documentado por Orellana en 1802; pero en la obra de Escalante equivale a astuto, malintencionado, aplicándolo el padre de la joven a sus dudosos pretendientes: "¿també son marraixos?” (Les chiques, 1877) Respecto a "coset", alude a la prenda femenina para realzar el talle: "y aixó que no duc coset" (Les chiques, 1877 ). Lo mismo que el corsé castellano, el "coset" valenciano deriva del étimo "corpus" que generó el francés "corselete". Escrig recogió "coset" (Dicc. 1887), pero la saburra ha asesinado este sustantivo valenciano, imponiendo el castellanismo dieciochesco barcelonés "cotilla" en los falsos diccionarios valencianos. El de la Generalitat de Bromera admite los barceloneses "cotilla, cotillaires", pero no "coset, coseters". La saburra destruye grafías como chic o chiqueta; interpretando como x la ch de los humanistas. Así, la palabra "charco" aparece con x en la Crónica de Beuter editada por algún enano intelectual de la Diputación de Valencia (p. 273); pero la edición príncipe, la de 1538, muestra una esplendorosa "ch", palatal africada sorda valenciana, limpia de saburra: "charco de agua que criava moltes granotes" . El sabio Corominas ofrecía como primera documentación de"charco" una de 1764; pero hemos visto que"charco" es renacentista y de todas las épocas: "un estanch o charco" (Blay: Sermó, 1666); "fent la descuberta de la Torre del Charco" (Ord. custodia ,1673); "plou en un charco" (Mercader: Vida de fray Pedro Esteve, 1677); "charcull: charquillo" (Mayans: Voc, val. 1787); "charcull de patos" (Bib. Nic. Primitiu, Ms. 420. 1795); "els charquets de la sanc" (Martínez: Nelo el Tripero, 1792); "la sanc no fará charco" (Bib, Nac, Ms. Chaqués l´olier, c. 1850); "en mig de un charco" (La tertulia de Colau. 1866); "vesten
als charcos y als El clots" la vora en de la unqüestió sequiol, dansat per lalo charco" (Lladró: titot,(Escalante: 1876). Ara A concluixc del1870); títul: "ha ¿Cóm netejem saburra de Figueres y els seus millonaris? Obligant a que mos tornen els millons que han guanyat engatusant al poble. Mentrestant, la saburra mos endenyará en retafiles de morfologies com "pitxer", prohibint el valenciá"picher" de Joanot Martorell. Diario de Valencia 7 de marzo de 2004
Montoyas y gripaus Por Ricardo García Moya
Después de superar la sorpresa por extrañas erratas (p.e., en el artículo “El poeta García” se transformó “hacendosos” en un “haciendosos” de Gil y Gil), pasamos a felicitar a la Generalidad valenciana por enviar -como todos los años- a los centros de enseñanza los cuadernos Gripau (sapo, en catalán); con notas gramaticales y léxico del Institut d’Estudis Catalans para que los estudiantes valencianos completen su deformación. Los Gripau confirman que para catalanizar eficazmente ya está la Generalidad; no hace falta un ayudante como Eliseu Climent. Aquí se catalanizan batracios, minerales y vegetales. Hace tres siglos, “María Montoya que va en compañía de una escuadra de gitanos” (A. Hist. Nacional, Tnq.Leg. 4504, julio 1710) timaba a Félix Navarro y a Vicenta Borja, dueños de una alquería. Al año siguiente, la misma Montoya“disfrazada en traje de la tierra, con manto y basquiña” , (AHN, Leg. 527,11 marzo 1711), organizaba el mayor escándalo de la historia del convento de la Encarnación de Valencia, al hacer creer a Sor Manuela Bellvis, “carmelita descalza, que dixo tener 27 años” , que haría invisible con un conjuro a su amante Don Diego Mercader:“de manera que entrando en clausura y saliendo, nadie le vería aunque todo el mundo estuviese presente” . La Montoya dejó sin blanca a la carmelita; pero nos quedan las actas del proceso, auténtica novela picaresca. El apellido Montoya no es exclusivo de la etnia calé, ya que el doctor en Filología catalana En Brauli Montoya (Novelda, 1956) parece que está más emparentado con los arios catalanes. En sus libros subvencionados por la Diputación de Alicante o la Universidad de Valencia vende catalanismo y manipulación de conceptos. Así, cuando trata sobre el idioma en Elda recurre a la autoridad de Cavanilles para engañar mejor a sus paisanos. El citado Montoya escribe: “Cavanilles en el seu recorregut pel sud del País Valencia a la fi del segle XVIII, ja es confirma que a Elda no es parla catalá”. IV, p. 267” (Montoya, B.: Variació i desplaçament de llengües. Dip. Alacant, p. 203). Ni María Montoya habría camelado mejor. Comparen lo dicho por Montoya con el texto srcinal de Cavanilles: “...hablan mal castellano como los de Aspe y Elda, por la inmediación a pueblos donde sólo se usa el valenciano; idioma general en todas las poblaciones de este libro, si exceptuamos la huerta de Orihuela y las citadas villas de Elda, Aspe y Monforte” (Cavanilles: Obs. Sobre la Historia Natural del Reyno de Valencia. Libro IV, Madrid 1797, p..267). Estas alteraciones son las que gustan a nuestra Generalidad, cambiar Reino por país e idioma valenciano por catalán. Montoya es producto de la Universidad catalana de Alicante. Su mentor Menéndez recuerda al alumno Montoya que le seguía fuera de las aulas para pedirle “questionaris de l‘Atlas Lingüístic del Domini Catalá”. El srcinal de Cavanilles ofrece un valioso glosario de sustantivos botánicos en cuatro lenguas: “En la primera columna van los nombres latinos, en la segunda los castellanos, en la tercera los valencianos, y en la quarta los franceses” (IV,p. 323). Actualmente, los nombres en idioma valenciano son catalanizados a capricho del IEC. Los colaboracionistas alteran morfología o simplemente los excluyen de los diccionarios que la Generalidad edita con dinero de los impuestos.
El requisito ideal para la edición subvencionada es la catalanización del texto, sean ensayos sobre las garrapatas del cerdo o los sobacos de Cristina Tárrega. En “Les formacions vegetals de la ciutat d‘Alacant” (Ed. Generalidad y Ayuntamiento de Alicante) los colaboracionistas Carles Martin y Daniel Climent actúan como el Montoya, mintiendo sobre Cavanilles. Si éste escribe“Agrostis punchosa”, ellos lo cambian por “punxosa” (Les formacions, p.143), asegurando que era el nombre dado en 1797. Desprecian que el dígrafo ‘ch’ era usado por los clásicos:“no punchen” (Fenollar: Lo procés;1497); los renacentistas:“les punches” (Thesaurus, 1575); los manieristas: “les mans puncha” (Salcedo: Vida de Hier. Simón, 1614); los barrocos: “punchá lo dimoni” (Carbó, J.: Romanç, 1665); los ilustrados: “Repunchó alpí” (Cavanilles, 1797); y los actuales:“punchar” (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997). La violación morfológica es sistemática. Si Cavanilles escribe “plantage”, los botánicos inmersores dicen que ponía “plantatge”. Con igual impunidad afirman que dio el nombre de “Barrella amb nucs” (p. 145), cuando Cavanilles en toda su vida no conoció la preposición ‘amb’, inexistente en escritores nacidos en el Reino de Valencia. Las voces valencianas son barridas o alteradas por los comisarios idiomáticos: la “Campanera de Valencia” (Cav. 1797) es transformada en “corretjola”; la“carchofera cart coler” (Cav, 1797) en “carxofera”. La“fraulera marioches” (Cav. 1797), derivada del étimo latino “fragula”, que los mozárabes transformaron enfraula, fraulera, fraular , los comisarios de Canal 9 y la Generalidad la sustituyen por las Catalanas maduixa y maduixera. Los vocablos castellanos fresno y fresneda equivalen a los valencianos “fleix”, “fleixar” (Cav. 1797), pero la inmersión introduce los catalanes “freixe”, “freixenet”, “freixeneda”, Los diccionarios de la Generalidad, asesinos del idioma, elevan a cultismo las corrupciones botánicas catalanas y prohiben los vocablos valencianos correctos, transmitidos desde el étimo clásico. Si Cavanilles y los clásicos usan“junc, junquer, junquera” (lat. juncus), los de la Conselleria de Obras Públicas y los maestros inmersores imponen los barbarismos norteños "jonc, jonqueda, jonquera”. Cavanilles también documentaba en 1797 la sabrosa “chirimoya” en valenciano, anticipándose al catalán en medio siglo. Hoy se enseña a los niños valencianos la corrupción catalana ‘xirimoia”. Curiosamente, el apellido de María Montoya sería Montoia, como consta en algunas publicaciones del Dr. Montoia, experto en Cavanilles. Los depredadores léxicos siguen devorando el idioma valenciano con la generosa ayuda de nuestra invicta Generalidad. No hay un Síndic d´Agravis (no de greuges) que impida a la Generalidad la imposición, por ejemplo, del catalán “jonc de gripaus” y la prohibición del valenciano "junch de sapos”, documentado por Cavanilles en 1797. Diario de Valencia 22 de abril de 2001
Angels Campos: prohibido el valenciano Por Ricardo García Moya
La Universidad de Valencia talla diamantes como tú, Angels Campos, eje del Congreso Internacional de Análisis Crítico del Discurso, a celebrar el 5 de mayo en Valencia. Atenta y simpática, das todo tipo de facilidades para el investigador europeo, asiático o americano, incluso generosamente amplías hasta cuatro las lenguas del evento: “anglés, castellá, cátala i francés”, ¡Molt ben fet, So Angels! A los blandos valencianos hay que atizarles en los huevos y mandar a la mierda su fascista lengua valenciana. Tu corte de mangas al idioma valenciano sólo te acarreará felicitaciones del Pla, Camps y la tía de las cuatro barras. Tu formación filológica y tu Universidad de Valencia ya no toleráis esa lengua valenciana que no existe ni existió jamás, aunque la admiraran los analfabetos Cervantes, Pío Baroja o Azorín; o la usaran los cavernícolas Joanot Martorell, Tímoneda, Galiana o Escalante. Lo que vale es el catalán de Carod y Camps, el de los políticos que invierten dinero público en ediciones, congresos y charlotadas donde no se reconoce más lengua, bandera e identidad que la catalana; como Emili Gregori i Tarazona, alcalde de Algemesí, cuyo ayuntamiento te publicó en 1999 una manchega sobre Bernat Guillem Catalá de Valeriola, noble valenciano que escribía en castellano y según dices, en “catalá”. ¡Ay, Campos, camps aufegats en guano barceloní! Rehuyes la denominación del territorio usada por Bernat Guillem en 1590, la de Reino, Regne o Ciutat y Reyne de Valencia; prefieres las de “Principat de Catalunya i País Valencià”. En dos patéticos folios repites frenéticamente que todo lo que tocaba Bernat estaba en catalán: “catalá, l´us del catalá, produccíó en cátala, redacta en catalá, el fet que escriga en catalá, el catalá era llengua apta, utilitza el catalá en l’autobiografía, torna al catalá, en catalá, textos catalans... ”. Qué asco da tu manipulación de la realidad histórica y documental, especialmente por tu certeza de que Bernat Guillem jamás confundió su idioma, ya que en el manuscrito se refiere siempre a“la llengua valenciana” ¿Quí t´as cregut que eres pera falsejar el concepte idiomátic de Bernat Guillem? ¿Has pensat que’s un panoli congresiste aplegat de Boston o Sao Paulo? ¡Quin asco doneu! Per atra banda –chicona, dona, agüela Angels o lo que sigues- el apellit Catalá te molt encant pera vosatros, catalaners. Pero el fet de que mos apellidem Navarro, Aragonés, Aragó, Catalá, Castellano, Castilla, Valenciano, Valencia, Sevillano, Inglés, Sevilla o Tarazona (com l´alcalde d´Algemesí), no diu res. Un antropónim que coincidixca en gentilicis o topónims no equival a tindre arrails del territori homónim, poguent ser tot lo contrari; per eixeniple: el poregós convers que en el sigle XIV amagá son llinage semita y es ficá Toledano d’apellit. De totes formes, no tenim res que fer en eixemplars com tú, Angels, o l´alcalde Emili Gregori (que´s troba en lo paraís quant es junta en Vilanova i la Geltrú pera “llaçar banderes” en els companyers expansionistes catalans: director de l´Avui, Assunta Bailac, Xaviert Civit...). Con mascarilla leo tu escrito, Angels, donde afirmas que los valencianos renacentistas se reunían en “cenacles literaria catalans”. Ni en Algemesí ni en todo el Reino existe quien diga en idioma valenciano vivo y normal el sustantivo “cenacle”, al ser una corrupción del latino “cenaculum” o comedor. Puesto de moda en el XIX por la tropa de los Milá i Fontanals, los valencianos nunca perdieron la forma culta“cenácul”; aunque ya sabemos que todo lo que acabe en “cul” horroriza al IEC y lo normaliza en “cle”. Te aprovechas de que tenemos a un Trillo Banderas en Alicante (desprecia tanto la Real
Senyera como a la lengua valenciana), o a un Camps en Valencia; pero, en 1590, jamás te habrías atrevido a decir a un Bernat Guillem que los valencianos organizaban “cenacles literaris catalans”; y no dic que te punchara la figa en la espasa ¡Deu mos lliure d´estes barbaritats!, pero segur que faria algo pera que deprengueres el nom de la llengua del Reyne. En idioma valenciano, el que prohibes en tu Congreso, sería: “sopars o cenáculs lliteraris valencians”. Como sabes, del latino “littera” surgieron los castellanos letra, letrado, literal, literatura, etc., pero en el idioma valenciano que odias se impuso la palatalización, de ahí que esta familia léxica tenga coherencia morfológica al ofrecer: “lletra, lletrat, lliteral, lliteratura, lliterari ...” . La trasformación fue natural, sin comisarios inmersores, de forma que si Martorell o Roig escribían “letra”, pasado un siglo aparecía con grafía palatalizada, “lletra”, en el Thesaurus de Pou (Valencia, 1575). La acomodación morfológica propició la uniformidad, fuera en sustantivos o adjetivos: “sentit lliterall” (Timoneda: Misteri de la Iglesia, 1569); “en sentit lliteral y historic” (Guerau, B.: 2° Centenari S. Vicent, 1656); “lliterari, lliteratura” (Escrig: Dicc. 1871); “semanri bilingüe, festiu y lliterari” (La Traca, 23 agost 1913); “lliterari, lliteratura” (DRACV 1997). Das gusto al gatillo acribillando el idioma valenciano con arcaísmos y catalanismos ofensivos para un valenciano normal. Y no me refiero a los “Lletraferit” o “Al voltant”, mondongos surgidos en el basural de falsificadores y filólogos profascistas de los Milá i Fontanals del siglo XIX, e introducidos en el Reino por prostituts floralistes del 1890. Profesional defensora del catalán, en tu panfleto haces gala de arcaísmos que, supongo, repugnarían a tus padres, si es que son valencianohablantes ¿Qué es eso de usar “sota”, en lugar de “baix”? Hasta Corominas te diría que el uso preposicional de“baix” en valenciano equivale al “sota” en catalán. ¿Y qué es eso de “ordre”, con el pingajo de la epentética vibrante catalana? Dices “aquesta déria”...; iUf, açó es molt asquerós, de veritat; asperat, ara torne... aaahhhh, aaahhhhh! Ya he buidat la pancha. Mira, Angels, olvidando el castellano “aquesta” -inexistente en valenciano moderno-, el “déria” es caca barcelonesa del XIX, un vulgarismo de fer riure. La primera documentación de “déria” es del 1864, en texto del payaso barcelonés Pitarra en la cómica “L´Esquella de la Torratxa” (y allí aparece “aquesta déria”, igual que en tu prosa ¡Qué cult es ton lléxic, Angels!). Pasemos a la realidad: el 6 de enero de 1604, en Valencia, el noble Catalá de Valeriola asistió al solemne acto protagonizado“per Sa Magestat, els tres Estaments, lo Regent, Cancellería, Consell...”. En presencia de las máximas autoridades del Reino de Valencia y el Imperio de España, el secretario de la Generalitat“se posa a llegir la proposició en llengua valenciana” (Autobiog. Bernat Guillem, p. 118) Así lo vio, escuchó y anotó el noble Catalá de Valeriola; y anadió que fue“molt honrosa y molts cavallers ne havem pres copia”. ¡Ay, Angels! ¡A quin punt ham aplegat! En 1604, fora el soberá o la puta mes puta del bordell respetaven la llengua valenciana. Hoy, en 2004, en el ‘Congreso Internacional de Análisis Crítico´, acatalán celebrar en el Palacio delaPineda barrio del Carmen, se podrá usar inglés, castellano, y francés, pero no lenguadel valenciana. Y no sufras, pues para quien nos gobierna tampoco existe el idioma valenciano. Nos desprecian tanto que hasta refriegan el catalán en las tarjetas censales, incluyendo el corrupto posesivo catalán “seva”, en lugar del valenciano ancestral y vivo “seua”. Açí, en quatre mascletaes y una fideuá, tots contents. (¡Atra vegá, agg, em tornen les agonies... aaaggg, aaaagggg!). Diario de Valencia 14 de marzo de 2004
El feo, el malo y Gustavo Bueno Por Ricardo García Moya
En quansevol baralleta en mosatros, el colaboracioniste mos puncha en el cuento (sí, cuento, en valenciá) de que totes les universitats del mon amparen la teoría de la unitat de la llengua. Y te raó, si sustituís mon per montó. Los claustros están formados por seres condicionados por factores extralingüísticos. En la Universidad de Valencia, por ejemplo, abundan especímenes como Antonio Briz, catedrático de Lengua Española que mide palabras y todo lo encuentra 'chupi' en su Universidad (no siga que li unflen a bascollaes per lo de la llengua imperial). Lo malo es que Briz tiene profunda vocación congresista, y allí donde va divulga los sobados tópicos (progresismo = catalanismo; indiferencia + intolerancia = derecha y valencianismo). También lamenta la "torpe acción de políticos ajenos a la lingüística y ciertos pseudofilólogos" que provocan el conflicto lingüístico. Es decir, el filólogo Carod sería el político idóneo. Sin brizna de srcinalidad, Briz pregona en Valladolid que: "en la Comunidad Valenciana no existen trabas políticas, ni ideológicas ni legales... para el uso del valenciano"; enalteciendo la labor de "radio y televisión valencianas". Para Briz sólo existen 'catalán y español' como lenguas oficiales, y así lo dice en Castilla, al mismo tiempo que cita al 'español levantino' y el habla 'churra'. ¡Ay, Briz! Los adjetivos de connotación racista o denígratenos déjalos para esos pseudofílólogos que desdeñas; pero tú, briznoso Briz, doctor en lengua y diplomacia, ¿no puedes hallar sinónimos para dignificar al valenciano que habla español, sea con influencia aragonesa o murciana? No seas vulgar y no califiques de 'churra' el habla de tus alumnos de Requena o Almoradí. La delicadeza que muestras hacia los catalaneros (no els tindrás psrca, ¿eh?) no debes compensarla aplicando adjetivos germanescos a minorías indefensas: lo de 'habla churra' es similar al 'habla charnega' de Barcelona o 'maqueta' en Guipúzcoa. Tú sabes que la polisemia de churro lo impregna de inhumanidad: borregos churros, churro grosero, churra pollina, churra o diarrea, churre o inmundicia; incluso en Cataluña llaman 'xurramandusca' a los maleantes. Ambiguo Briz, no hieras a nadie llamándole “churr@” Da ejemplo, deja la germanía y usa la riqueza del español. Adoctrinando sobre 'pragma-gramática', la churra o los intolerantes lingüísticos, el filólogo turista Briz -que no para en torreta-, vuela de Moscú a Tucumán y de Sevilla a León. Sin gastarse un ochavo de la soldada, estos misioneros del catalán recorren las universidades del mundo evangelizando sobre la `unitat de la llengua´ a caribes, yanquis y yonquis, sudacas, moros y morenos, churros, maragatos, cafres, madrileños, maquetos, charnegos y chuetas, trompeteras y proxenetas sin graduación (lo ves, Briz, qué horror fascista de enumeración). Al poco tiempo llega la cosecha cucurbitácea. En la Universidad de León -ciudad donde Briz derramó sabiduría- tenemos al rector Julio César Santoyo, filólogo de prestigio indiscutible en su despacho. El magnífico Santoyo, en 'Traducciones y reflexiones sobre la traducción', con rara sintaxis, enseña: 'la primera traducción conocida en la Península de los Dictorum de Valerio Máximo, que firma el mismo fray Antoni Canals, hubo de terminarse antes del 10 de diciembre de 1395Canals asegura que la suya no es la primera versión de esta obra al catalán, ni siquiera quizá la segunda' (p.4). ¡Ojo al dato! ¡Qui mentix o s'asvara es el Retor d'una d'eixes universitats del montó! Este monyicot es tant atrevit que fíca la pota dasta el melic.
Cualquier pseudofilólogo de los que desprecia Briz sabe que Canals se burla del tosco catalán en 1395, y declara que su traducción la efectúa en lengua valenciana. La monyicotá del rector trapatroles es manifiesta, pues reproduce el texto de Canals suprimiendo lo de 'lengua materna valenciana' del srcinal de 1395, Además, al no tener ni meretriz idea, Santoyo escribe espardenyaes como `foro larg´ donde el manuscrito de Canals dice `fort larch'; es decir, `fort y llarc´ con la característica consonante velar sorda final. Otro malo, el loado Sanchis Guamer, propagaba por la Universidad del Bloc que el ensordecimiento de 'g' era vició de'les classes populars de la ciutat de Valencia' (Gram. p. 96) Guarner siempre fomentaba el odio y desprecio contra el proletariado de Valencia y su huerta ¡Hiá que vorer quines baixees fea este colaboracioniste per un moset d'abaecho en sebeta! Además del feo y el malo, siempre ha existido el rebelde bueno, el que no humilla testuz y defiende conceptos adquiridos con imparcialidad y raciocinio. Agazapado en su cubil ovetense, escandalizando a la progresía beatorra y comisarios culturales, el catedrático Gustavo Bueno escudriña la sociedad y, al mismo tiempo, fulmina cual basilisco las cursilerías de exquisitos pedantes: el pensador domesticado Marina, la Julia Otero i Caffarel, el filólogo-boxeador Ramoncín, la divina Etxedesvarría, etc. Creador del materialismo filosófico, Gustavo Bueno analiza en el ensayo 'La esencia del pensamiento español' (Oviedo, 1999), los problemas sobre lengua y sociedad, tratando sin titubeos ni briznas oscilantes sobre los que'hablan gallego o valenciano o vasco' (p.9), El catedrático Bueno, que tanto prestigio ha dado a la Universidad de Oviedo, argumenta con conocimiento de causa sobre 'los idiomas regionales, tales como el gallego, el catalán, el valenciano o el vasco' (p.11). ¡Qué escándalo! ¡Por las cogorzas del Sabina y la normalización de Apocalipsis Camps!, ¿dónde vamos a parar? Pues sí, Gustavo Bueno no tiene miedo en llamar idioma valenciano al ídem, pues no es un ignorante como el rector Santoyo, o un beatífico Briz que todo le parece pluscuamperfecto, pese a la opresión del fascismo expansionista catalán en las universidades valencianas. Gustavo Bueno posee erudición para hablar de la sintaxis de Berceo o el léxico del manuscrito ovetense de 'Los doce sabios', mientras hace bolillos conceptuales con el senequismo o el Lucidario de Sancho IV Es un pozo con fondo de sabiduría de Llull, Eiximenis, Luis Vives, Kant, Ortega, Zubiri…; y con tal autoridad declara que `Eiximenis´ escribe en valenciano' (p.13). Hace falta tenerlos de plutonio para defender esta verdad en 1999 (amablemente me lo ratificó el pasado jueves, 4 de noviembre de 2004), pero es que el filósofo sabe que el propio Eiximenis declaró en 'Art de ben morir' que lo escribía en lengua valenciana. La independencia de Gustavo Bueno y su honradez intelectual le inmuniza de adherencias exógenas al hecho documentado. Per desgracia pera mosatros, si el Retor de Lleó, quepoden sap algo de romániques, faena d'embruta-papers Climent, ¿quina autoritat tindre en idioma fa valenciá les universitats d'Eliseu del montó: Tananarive, Milwaukee o Yokohama? Diario de Valencia 14 de noviembre de 2004
Emili Félix: traductor de la Generalitat
Por Ricardo García Moya
Funcionario Emili: He leído tu denuncia en el diario de una empresa catalana (Levante, 1/12/02), y no hay derecho a que un político, ¡hablándote en español!, te presione para que adoptes voces raras como ‘rails’, ‘sendemá’, ‘yayo’, etc. Te comprendo, yo sufrí el mismo acoso. Sin enterarme, tenía un expediente en la Conselleria de Cultura de Alicante por escribir ‘Muchamel’ con ‘ch’, tal como aparece en la documentación en idioma valenciano hasta la llegada de desinteresados traductores de catalán como tú. Me hubiera a la calle, y,pero compañeros normales (no normalitzats), claustro ido extraordinario antemis el cariz que tomaba el asunto, el proceso fue convocaron paralizado. La declaración de apoyo con las firmas tenía sello de entrada del 6 de junio de 1986 en la Conselleria. Posteriormente, los comisarios siguieron investigando sobre “ese facha”. Bueno, menda, tu caso no cuela. Montas el numerito del héroe solitario, teniendo a tu favor la Brunete mediática e institucional. Además, el que te acosa es débil por hablar español (¿verdad, Emili, que debía aprobarse una ley para expulsar a esa chusma o, por lo menos, caparlos?). En fin, ‘heroi’ de cacau y tramús, como intuyo que no te enteras, entraremos en la filología d’espardenya, y lo haré para personas de tu nivel: Érase una vez un mago malo y feo que vivía en un principado sin príncipe (¿lo coges, Emili?). Su obsesión era chorizar palabras a los reinos vecinos, pensando que una vez las tuviera todas en su diccionario, tendría la lengua imperial que le permitiría apropiarse de los territorios sin idioma. Para ello, cavilaba, habría que pagar a editores, firmar pactos entre PP y CIU, crear academias fantasmas y tener traductores que impusieran las normas dictadas desde el castillo del IEC. El mago Corominas, ayudado por la bruja “La Caixa”, publicó una serie de libros que, hoy en día, el aprendiz de filólogo ha de estudiar para aprobar ciertas materias. Todos le temían e hizo trapicheos para que los vocablos se documentaran en catalán antes que en otros idiomas. Así, la voz ‘pistola’ decía que era catalana: “pues el diccionario catalán de Onofre Pou registra pistolet” (Dicc. Crítico Etimológico Castellano e Hispánico, 1989). ¡Qué mago tan trolero! En primer lugar, el Thesaurus se edita en Valencia en 1575, y es trilingüe en valenciano-catalán-latín; con voces y morfología valenciana que tú, Emili -en tu onanismo conceptual-, supones vulgares: ‘charrar, plaja, pechines, deposit, estandart, gasto, carchofa, chufes, lo mes alt, punches...‘. Allí está registrado ‘chic’, sustantivo y adjetivo: espantar lo chic, cavalls chichs, nau chica , (no el ‘xic’ que mancha el DDV). Para lograr que ‘pistola’ apareciera antes que en castellano (a. 1604), falseó lo escrito por Pou; que no era ‘pistolet’; sino ‘fistolet’, alusivo al ‘fistoletum’ o cañón pequeño. En el Reino eran frecuentes los derivados de fístula (caño de agua, tubo, llaga...). El traductor del provenzal de Llull al idioma valenciano usa el verbo enfistolar: ‘malalt enfistolat’ (Llibre d’oracions, 1521), pero los ‘fistolets’ del enfermo no eran ‘pistolitas’; sino ciertas características de la dolencia tan desagradables como hablar de ti, Emili. Aunque sólo sea por aumentar tu ira, Emili, te diré que la primera aparición de ‘pistola’ correspondería al idioma valenciano:“despararen ses pistoles y lo baluart respongué. Valencia, 19 de febrer de 1599”; pero no te doy la referencia donde se encuentra, aunque acepto apuestas sobre su autenticidad. Desde tu búnker en la Generalitat, afirmas que el pueblo valenciano es casi analfabeto. No es eso, no; un pueblo puede
mantener su idioma durante milenios (como el vasco), sin adoptar normas gramaticales o enseñanza institucionalizada; y los valencianos distinguen entre la lengua valenciana y la cagalera idiomática que vomitáis los traductores como tú, repleta de arcaísmos arbitrariamente recuperados por el IEC, neologismos ridículos inventados en Barcelona, geminación con puntito fabriano, marginación deliberada de léxico pratrimonial valenciano, imposición dictatorial de barbarismos que escupen a las leyes etimológicas que tanto os gusta esgrimir; payasadas sintácticas sobre el acusativo, el neutro, los adverbiales, etc. Los valencianos que no habéis engañado saben, por ejemplo, que la preposición “amb” no existe nacidos en lengua valenciana (¿me “amb” puedes ydecir, asombro la lingüística, qué escritores en el Reino usaron no“en” o “ab”de , antes del fascismo catalanero?). En tu diatriba empleas sintaxis y morfología que, de gobernar autoridades anteriores a 1707, estaries pastant fanc en juncars del Llobregat. Empleas injuriosamente el adverbial ‘pas’ reforzador de negación, ‘no són pas’, cuando hace siglos que nuestros antepasados rechazaron el inútil arcaísmo que, por el contrario, está vivo en francés y catalán. Ademés, ¿a quín sant, Emiliet, mos fiques eixa ‘feina’ pudenta com a valenciá? ¿No saps, mante, que ‘faena’ es paraula clássica, que mosatros mantenim desde fa huit sigles? Mira, areopagita, donde figura ‘pistoles’ leo el sustantivo ‘estandart’, que los traductores catalanizáis como ‘estendart’. Aparte de documentarse desde Martorell a Boronat Gisbert: ¿no sabéis que su étimo es el francés medieval ‘estandart’? Es incomprensible que, tras años de catalanizar en la Generalitat, sigas cobrando de nuestros impuestos. Las traducciones al idioma del IEC que hacéis en la Generalitat o en Canal 9 son humillantes, pues los arcaísmos ‘ofereix, segueixes, vull, aquestes o altres’, tienen su correspondiente traducción en los actuales ‘oferix, seguixes, vullc, estes o atres’. ¿Y la piltrafa ‘gespa’, que pronunciáis con vehemencia y rapidez para fingir que es de toda la vida? Sabéis que es un barbarismo, pero tenéis que imponer está basura léxica que nació en el sur francés posteriormente al cultismo valenciano ‘céspet’, derivado del latín ‘caespes’. El significado lo daba Escrig hace siglo y medio:“Céspet: pedazo de tierra vestido de hierba menuda” (Dicc. 1871). Por cierto, Tannhauser Tarancón ¿qué nos cuestan a los valencianos vuestras academias de catalán Canal 9, Radio 9 y Punt 2, especialistas en imponer guarrerías como “gespa”? Mira, Emili, la ofensa que te supone escribir‘yayo’ no es comparable a la que nos haces, por ejemplo, con la coentor de ‘vacances’, mierda catalana del XX. Por el contrario, el sustantivo ‘yayo’ fue aceptado por los valencianos libres de todo el Reino, sin coacciones; incluidos los alicantinos:“te vol més esta yaya” (Semanari El Cullerot. Alacant, 23 juliol 1898). ¡Qué suerte tienes, Emiliet! Si fueras traductor de la Generalitat de Pujol e intentaras valencianizar su lengua, ipso facto te jubilaven en la indemnizació d’un masclet ficat el lo fistolet de raere (!cóm m’agrá este adverbi valenciá!). Diario de Valencia 15 de diciembre de 2002
Picornell y los catalanes de Gandía Por Ricardo García Moya
Desde los tiempos del Cipriano, el fascismo catalán ha tratado de invadir todo el territorio social. La Universidad la tenían conquistada, pero quedaba la evangelización lingüística de la masa, ¿cómo introducir el supositorio del IEC al hornero o al cocinero que llega cansado al hogar? Descartada la opción culfiguera en Canal 9, quedaba la deportiva; un hincha soporta la retrasmisión en catalán si juega su equipo. Había que buscar al que se sintiera catalán y estuviera dispuesto a renunciar a su idioma. Entre los ejemplares queMiguel pronunciarían "gespa" o un "a mes a mes" con más pastosidad que Pompeu Fabra estaba Ángel Picornell, desconocido comentarista de Radio Gandía que, con la "ges-Spa" en la boca, llegaría a mandarín de Canal 9. Picornell es apellido de srcen mallorquín. Posiblemente llegaron al Reino de Valencia hacia el 1615, tras la expulsión morisca, integrándose totalmente en la sociedad valenciana; aunque desde Eixabia a Gandía conservaron arcaísmos del mallorquín que ahora quieren imponer como valenciano genuino ¿Quiere esto decir que los gespa, avui o desenvolupament llegaron en galeones hacia el 1615? No, per supost, son excrements del IEC duts per fílólecs fascistes desde Barcelona en lo sigle XX, Cuando aún no conocía el valor de la "gespa", Picornell y su micrófono formaban una pareja triste, solitaria, que deambulaba per sequioles y carrerons de la Safor; sólo los naranjos, compasivos, les saludaban con ayuda de Eolo. Pero todo cambió tras la Navidad de 1988 y su integración en un club deportivo muy polifacético. Lo cuenta Salva Torres, presidente de la expansiva entidad catalana: "La primera assemblea oficial... es feu el 26 de desembre al bar Mosquit del Grau de Gandía, amb un total de quinze persones entre les quals es trobava un aleshores desconegut comentarista de Radio Gandía anomenat Miquel Ángel Picornell, actualment a Canal 9”. Los miembros de la Penya Barcelonista de Gandía, integrados en "Sang Culé Cor Cátala", presumían "amb orgull de ser els mes culers de tota Gandía", Ya en Canal 9, la labor de Picornell y su micrófono era sencilla, pese a su sangre culera y corazón catalán debía fingir apasionamiento por los equipos del Reino de Valencia (que ellos llaman País), y fingir espontaneidad al usar léxico y sintaxis del catalán como si fueran del idioma valenciano: usar el complemento directo sin preposición, suprimir el neutro"lo", eliminar el artículo ante el día de la semana o infinitivos con valor verbal... En fin, todo lo que mande Cataluña. Mientras los gandienses miran la pelotita, el Col·lectíu Sang Culé Cor Cátala los ha ido arrastrando a actividades lingüísticas y políticas que poco tienen que ver con la gracia de Ronaldinho o la rapidez de Ettó. Lo que se busca es la integración en Cataluña. La bandera que exhiben es la catalana, al igual que la lengua. En los escritos de estos culés o culeros de Gandía vemos la locución catalana "a mes a mes" (tan querida por Picornell, aunque no por sus padres), y un léxico enmerdado de arcaísmos y catalanismos impuestos desde Barcelona; "aquesta meravellosa, avui amb la seva ratxa, uns metros per sota, aquesta petita, diumenge darrera diumenge, obeient les dues ordres sortiren..." ¿No els pareix a vostés, culers de Gandía, que açó fa aulor a coses no deportives ? Lo que llixc me pareix mentira, ¿cóm pot tindrer un valenciá de Gandía complicitat en estos colaboracionistes del expansionisme cátala? A mosatros mos cauria la cara de vergonya. En los papeles de esta gente se habla de Catalunya y el P.V. fanfarroneando de enfrentamientos contra "estaments espanyols", creyéndose estar en
plena "batalla d'Almansa". La célula supuestamente futbolera Sang Culé Cor Cátala está ligada al Omnium de Catalunya, al millonario Eliseu Climent y su ACPV. Donde hay un aquelarre a favor de la lengua catalana y Cataluña, allí están los destarifats culers de Gandía en lo pencholl de quatre barres al front. Cada cierto tiempo, directivos catalanes como Miquel Esquirol o Sixte Cambra controlan in situ el comportamiento de la colonia gandiense que, en cuestión de pelas, no está nada mal. El edificio del Casal Jaime I de la Safor -en cuya inauguración revoloteó la vieja alcaldesa Frau ante el rey de la subvención Eliseu Climent-, fue financiado hasta el 34,5 % por los culers de Salva Torres ¿De ahón trauen la pastera de dinés esta gent? Gent que escomencá a fer reunions, menjant cacaus y tramusos, en un baret chicotiu. Culers o culeros de Gandía: usáis la voz "gespa" como si lo hubierais mamado, pero los gandienses deben saber a qué jugáis (que no es fútbol). El sustantivo "gespa" jamás existió en idioma valenciano, y ya podéis buscar en la prosa de Martorell, en los versos de Roig o en los saínetes de Escalante. Mosatros, en llengua valenciana, tenim el cultismo "céspet" (Escrig: Dicc.1871), del lletí "caespes" y es mes antic que'l sinónim cátala "gespa", que no apareix dasta el 1880. Y el adjetivo "culé", que os caracteriza, muestra la morfología catalana anterior a la reforma de Fabra. El catalán apocopaba vocablos, como los andaluces que dicen "vamo a come" por "vamos a comer". El nuevo diccionario del IEC lo oculta, pero culé, culer, culero equivale en catalán a "sodomita". Lo dice Corominas, añadiendo que le parece "bon substitut del castellanisme maricón". Así que, gandienses, ¡ojo al dato y al ojete!, pues la conexión entre fútbol y política es patente entre estos catalaneros de Gandía que saltan del gol dominguero a la manipulación política del joven Guillem Agulló. Dice el fargastillo Salva Torres que: "el van matar per teñir la sang culé i un cor cátala... ham estimat amb passió Catalunya... ara mes que mai hem d'estar units". A mi me repugna la violencia fascista; y si Guillem fue asesinado por criminales, lo condeno; pero si el valenciano Guillem Agulló era un colaboracionista catalanero, también me da asco. Leo a estos catalanes de Gandía que aluden a "un noi de Xeraco". ¡Nyas, coca! ¿Els chics de la Safor son ara "nois"? ¿No queden chicons en cor y sanc valenciana en Gandía? Y no me referixc a la llanda del fútbol. ¿Y qué hace Camps? Maldades como pagar publicidad institucional en El Mundo para que inserte páginas deportivas en catalán, con los gespa, contribueix, col·lectiu, nosaltres, vessant, esport, tardor, pilotaris, etc. Mientras, los Picornell y sus micrófonos seguirán con la "gespa" en la pepera academia de catalán Canal 9. Vist com está el carchofar, ¿algú de mosatros no s'aufegará en la inmersió en lo charcull de pixums y llágrimes catalaneres de Boabdil Camps?. Diario de Valencia 5 de diciembre de 2004
Josep V. Marqués, maltratador perplejo Por Ricardo García Moya
Podrías ser el Neronet de Peter Ustinov, pero se te nota demasiado que tratas de poner cara de inteligente burlón, y sabes que ni lo logras ni lo eres. La ley te impone normas y tus represiones pánicas rebotan del frontal al parietal, provocándote esa expresión de "¡Hay, si te pillara...!" Estamos hablando, amigo Marqués, de cultura; pues se supone que eres un tío legal en las relaciones sociales, laborales y sexuales; pero eres maltratador del idioma valenciano. Tertuliano efímero en TV recuerdo que te encolerizabas con el oponente, adquiriendo el ajedrezado de poros y piel de tu rostro unas tonalidades que oscilaban del gris preinfarto al bermellón capullo de cánido. Hoy, en la foto del diario del Muelas, esbozas mueca de perplejidad, al ser consciente de que son pocos los que te considerarán rebelde por torturar el idioma. Las entrañables "tías marías" desaparecieron ¡Qué tiempos aquellos, cuando era tan cómodo y rentable burlarse de ellas! Ahora, tus historietas monjiles salpicadas con algún sustantivo o adjetivo supuestamente audaz (merda, imbécil…), equivalen a poemas de Pemán en el franquismo (¡Ojo, no te equivoques, chaval!, hablamos de logística ideológica; no de valores literarios e influencia social, ausentes en tus nanas del Muelas). Intuyo que prefieres hipocorísticos. Así que, Pepet, ¿a quién pretendes asombrar con morfologías como "ordre", si hasta en los parvularios las impone Camps? Los textos aprobados por el PP engañan al alumno mejor que vosotros, al justificar la imposición del catalán y rechazo del valenciano por parámetros de pureza etimológica y tradición literaria. Luego actuáis los comparsas, usando arcaísmos y catalanismos que ordena Barcelona: "ordres, cop, dues, mentre, saviesa, cotxe, sota, seient…" (Levante. 12/01/04). Y otra vez interviene Camps distribuyendo la prensa del Muelas por los centros de enseñanza, donde el inmersor adereza el excremento; "¿Lo ves, Vanesa? Ordre es grafía culta valenciana. Lo demuestra este profundo artículo del progresista e inteligent Josep V. Marqués, comprometido intelectual defensor de nuestra lengua". Son las llamadas "lecturas transversales" en las ikastolas de Camps. Cometéis maltrato al idioma amparados por la similitud entre neolatinas peninsulares. Así, el latín "calere" generó el verbo "caler" (convenir, ser necesario), impersonal, defectivo y con uso negativo en valenciano; aunque no en catalán actual y castellano medieval: "era aquella que le calía cada año (Melosina, 1489, f 156) "los vestimentes et calia" (Gastos catedral de Pamplona, 1400, p, 157) Por el contrario, en lengua valenciana decimos: "Convé que apleguen este dimats" , y podemos responder: "No cal que vinguen dasta el disapte". Es decir, el verbo "caler" estaría limitado a la negación, siendo una característica del idioma valenciano actual; de igual modo que ha desaparecido del español y, en catalán, el IEC ha ampliado sus valores semánticos y sintácticos por motivación extralingüística (limitar el uso del verbo catalán "convenir", al ser también castellano) El"no cal" valenciano era habitual en Martorell y Sant Vicent Ferrer, mientras que "caldre" (con vibrante epentética y apócope) no aparece hasta el XIX en Cataluña. En el Reino, hasta la acometida de los maltratadores del idioma, "caler" apenas tuvo otro valor semántico que "es inútil", "no vale la pena" (no cal). Significativamente, cuando Bonllabi traduce el Blanquerna a la lengua valenciana en 1521, sólo usa el verbo "caler" en contextos negativos. Hoy, las ikastolas de Camps trituran al alumno con frases en catalán: "us calgués sortir amb rapidessa, calguessin trucar gaire...". Perplejo y sanguíneo Pepet: ese "ordre" que tanto aprecias es corrupción
catalana tardía. No sé si ya habrá adquirido pigmentación glande tu rostro, pero entérate de que el valenciano "orde" (sin vibrante epentética y bellotera), es cultismo derivado del latín "ordo, ordinis", y que la catalana "ordre" no es galicismo, sino vulgarismo; igual que "cartó" lo deforman en "cartró". Comprenderás que tengo que demostrar tu condición de maltratador lingüístico, así que aquí tienes testimonios literarios de la morfología valenciana que violas públicamente: "en diverses ordens" (Canals, A.: Scipió, h.1395); "pendre ordens" (Ferrer, S.Vicent: Sermons, h.1408); "sense orde" (Esteve: Líber, 1472); "ordenador o componedor" (Esteve: Liber, 1472); "gran desorde" (Martorell: Tirant, 1490); "molt en orde" (Martorell; Tirant. 1490); "desordens continuats" (Villena, I.: Vita, 1495); "en orde" (Blanquerna, trad. al valenciá, 1521);
"ordens" (Pou: Thesaurus, 1575); "per orde alfabetich" (Ginart, Nofre: Reportori de Furs. 1608); "creguí sería una orde general" (Descripció de les lluminaries, 1797). El listado podría ampliarse varias páginas, amigo Pepet, pero el lector huiría rápidamente (lo mateix que faría yo, si te trobe per un carrer fosc y solitari). Os merecéis todo el amor de los expansionistas catalanes. Nunca eleváis una tímida protesta sobre grafías ridículas impuestas por el IEC; aceptáis con recatada sonrisa y un abanicar de rabo la sintaxis que jamás oísteis a vuestros padres. Con coqueta bajada de párpados tragáis castellanismos como "tarda", e incluso el "jo penso" que la lengua imperial introdujo en Barcelona por el 1550. Sé que lo hacéis por puro altruismo maltratador, pero dais la impresión de que todo vale por el sueño de un premio en Barcelona, una serie de conferencias por la Gran Catalunya o un congreso sobre “paísos catalans” en Miami, putas y putos incluir dos en gastos de material didáctico. A veces, en estos aquelarres saltan conejos. En el celebrado en la ciudad de Tampa (USA) en 1988, el catalán Veny apuntaba que en ciertos refranes valencianos "dimats, ( faves a grapats; dimats, a pasejar els gats; pera els desgraciáts, tots los dies son dimats; dimats, ni embarcats ni casats"), se había alterado "dimarts" por exigencia fonética de la rima. Ni idea tenía el berzas. La morfología"dimats" es clásica por usarla Martorell, y se ha mantenido hasta el valenciano actual: "dimats, 15 de giner" (Bib. Nac. Ms.Guillem Ramón, h.1521); "dimats" (Porcar: Diari, 1621); "dimats e divendres" (Fábrica de murs y valls, 1675); "Pera els desgraciats, tots los dies son dimats" (Ros: Tratat, 1736); "dimats" (Bib. Nic. Primitiu. Ms. Escsrcüela, 1794) ); "dimats" (Ovara; ¡Dimats 13! 1877); "tots los dies son dimats" (Gadea: Tipos d'espardenya, h.1890) El punto de inflexión lo vemos en Escrig, que recogía "dimats" y "dimaig" en su a diccionario de 1871; pero los revisionistas de la 3 edición (a.1887), envilecidos por tentaciones jocfloralescas introdujeron todo tipo de catalanismos, incluido "dimarts". Companyer Pepet, comprenc la teua perplexitat al vorer que, dasta en les biblioteques de la Generalitat de Camps (p,e., la del Postiguet) fíquen el cátala "sortir" y amaguen el "eixir". ¿Quín marge d'actuació catalanera vos deixen a vosatros? Diario de Valencia 1 de febrero de 2004
Jordi Davó y Chuplafiga Por Ricardo García Moya
Leyendo tu artículo, politécnico Jordí Davó (Mercantil del Muelas, 17/10/04), recordé una historia entrañable; pero antes debo decir que eres un 'técnic lingüístic de la Universitat d'Alacant' que, con el catedrático Montoya, catalanizáis hasta el aire. Miembros de Bloc, sois activísimos colaboracionistas del expansionismo catalán, bien falseando textos (como hace Montoya con Cavanilles), bien firmando manifiestos a favor del catalán o proponiendo a los alumnos el estudio del Avui y la Enciclopedia Catalana, donde hasta Sorolla es catalán. Tras el preámbulo, pasamos al romance que sucedió en el Reino de Valencia en 1908, en la villa de Monóver, con este protagonista: "Yo, Canyís, per atre nom Mariano Chuplafíga, templat y bon fadrí" (Canyisaes, Monóver, 1908). Tras esta presentación y alguna que otra vivencia, el joven Chuplafíga se enamora de Pascuala Davó, ¿Davó?, sí, Davó; y la cosa iba en serio:"perqué yo a Pascuala la vullc, y ya me ha comprometut" (p. 88). El valenciano de Monóver tenía sus variables, aunque voces como el moderno participio'comprometut' era común a todo el Reino: 'está comprometut´ (Liern: Telémaco en l´Albufera, 1868, p. 12);`comprometut: comprometido´ (Escrig: Dicc, 1887). Hoy, los politécnicos ensamblan la lengua a martillazos, aplastando el 'comprometut' por no encajar en el modelo que impone Cataluña a los blandos valencianos. Chuplafíga quería casarse, y no es que viviera mal de'fadrí'. Nuestro héroe aprecia "la charreta en els Chimo, Taranyina, Chuano y Panchampla; més la vesita al cafetuchinet ahon pases una esprá de grandola, partieta de sarangollo, botelleta de vi, gots de café, faves bollies y carchofes", Pero entre los amigos que rebuznan:"aganche un cul de got y el rosegue com si fora torrat" (p. 62) y la belleza e ingenuidad de Pascuala hay un abismo. La boda es deseada por Chuplafiga, pero la economía le exaspera:"¡Che, estic pasmat! Sa posat hui el mon de una manera que tot son gastos" (p. 88); gastos que son considerables al descubrirse el lejano parentesco entre los novios. El cura explica a Chuplafíga el problema: "Pascuala Davó Yáñez es reneta de un tío de sa agüela de vosté" (p. 88), Al final, previo pago revolucionario, la boda se celebra. Lamentablemente, falta información sobre la verdadera identidad de ambos, ¿verdad, Jordi Davó? La historia se publicó en el diario El Pueblo de Monóver en 1908, con un texto diáfano en apariencia, pero criptográfico en contenido El mismo apellido Davó, por ejemplo, estaba más extendido por Crevillent que en Monóver, y el intencionado embarullamiento de nombres, apellidos y motes añadía un plus de morbosidad a la lectura, "perque estes coses son molt delicaes" (p. 88). Del virtual matrimonio podría haber nacido un Chuplafíga Davó, nombre que hoy se convertiría en Xuclafiga por politécnicos como tú, Jordi Davó, amparados por Apocalipsis Camps y la academia Ascensión. El verbo valenciano'chuplar' estaba implantado en el Reino a principios del XVIII, como demuestra su uso en piezas destinadas al público valencianohablante de teatros, ferias y mercados, aunque su gestación se remontara al Renacimiento. Corominas recoge un ejemplo valenciano de 'chuplar' en el 1500, pero será a partir del 1700 cuando se imponga desde Monóver a Morella: 'y chupla el greix' (Bib. Serrano Morales, Ms. 6563, any 1745, f. 169);'es chuplarán els dits' (Coloqui de Pepo Canelles, c. 1780);'y com se chupla el dít' (Bib. Nic. Prim. Coloqui de la Mosa de Peyró, 1795); 'sempre tragant y chuplant´ (Coloqui de Rafelo de Picassent, 1813); 'chuplar el dit' (Bernat: Un ensayo fet en regla, 1845);
'els dits te vas a chuplar' (Santapola: Coloqui de Goriet, c. 1850); 'está chuplant´ (Liern: El Mesies en Patraix, 1872); 'chupla llanties' (Arnal: L´agüelo del Colomet, 1877); 'es chuplará els dits' (Colom, J.: El sant del agüelo, 1882, 15);'un chuplit gran' (Barber: De Valencia al Grau, 1889); `chuplarme el dit' (Campos, Josep: El gallet de Favareta. 1892); '¿Has vist, chuplasiris?' (Peris: Nelo Bacora, 1918); 'chuplar' (Fullana: Voc. 1921), `chuplar, chuplit' (Torán Navarro, J: Voc. GAV 1983). Antes de la irrupción del fascismo expansionista catalán, en el dialecto valenciano de Monover escribían: 'y poc menos que chuplá' (Canyisaes, Monóver, 1907, p. 46). Los amigos de Chuplafiga se sentían valencianos, no catalanes. Ninguno se apodaba Xuclafíga, pues el xucla no existía en valenciano. Hay un personaje de Monóver que regresa de Oran y, al preguntarle Chuplafíga qué hacía en la ciudad africana, responde: `fent comedies.,, y peses valencianes' (p. 86). Efectivamente, en Argelia residían gran cantidad de valencianos de Monóver, La Nucía, Muchamel, Elig..., que añoraban su 'Reino de Valencia' (p. 40), siendo un hecho documentado que la sociedad valenciana en Argelia, hacia el año 1900, seguía hablando el idioma propio. En 1910, al celebrarse la feria de Monóver, Chuplafiga observa la afluencia de forasteros y razona: "ha pensat que lo mes convenien será escríure este artícul en castellá" (p. 153), No hay que olvidar que, en ficción literaria, Chuplafiga es columnista semanal en el diario El Pueblo, y que muchos visitantes son castellanos,"y mols d´ells poden no entendre el valensiá" (p.153). Hoy, Jordi Davó, os pagan para que nos catalanicéis. Así, la Universitat d'Alacant y tú mismo imponéis ejercicios en catalán sobre 'La variació lingüística', y de paso orientáis el voto estudiantil en tono culto y dialogante: "Xe, fotem fora estos borinots. Que se'n vagen a fer la ma!... Son més lletjos que pegar-li a un pare. Heu de creure'm si us dic que ha arribat l´hora de un canvi en el Govern!... necessiten passar un temps en l´oposició. Han dut a terme polítiques molt conservadores i…" (Univ, Alacant). El equipo de Apocalipsis Camps e Intermaulet González Pons aplaude que hayáis enviado a Aznar 'a fer la ma' a cargo del presupuesto. Jamás ningún inspector se atreverá a decir ni mu a las manipulaciones que hacéis los del Bloc en la Universidad. El sonriente Camps sabe que ya tiene la 'pastera' asegurada hasta que se le caiga la chorra de viejo, de ahí su alegría en apoyar el Apocalipsis del idioma valenciano, Al Chuplafiga Davó de 1910 li agradava'que'l dotor parlara en valencia´ (p, 142); y es quedava en bamba davant d'una chiqueta castellana en Monóver:'una sevillaneta de sis anys que parla el valencia' (p. 143). Llástima que Jordi Davó patixca la perdua de la valencianitat dels Chuplafiga Davó; y es que els peperos d'Apocalipsis Camps asoles amparen catalaners chuplapresuposts, especialistes en fermos la ma. Diario de Valencia 31 de octubre de 2004
Jesús Puig, “papá Levante” Por Ricardo García Moya
Merengue el bigote y la pelusilla de la azotea, este homínido encorbatado podría ser un policía franquista de Almodóvar; o, también, el malo malísimo de telenovelón vespertino; y, aplicándole Grecian 2.000, algún extra mejicano que interpretara a Beria, progresista normalizador de la poli estalinista que acabó fusilado por sus fans. Pero Jesús Puig es, simplemente, un verdulero insultón del diario Levante que, en ocasiones, habla de su condición de padre (de ahí lo de "papá Levante"). Agresivo e hiriente, califica de "tándem troglodita" a la profesora Lola García Broch y al abogado Sentandreu. En otro frente, murmura contra el "Cercle de Lectors" por remitirle la revista en español, no en el catalán de sus desvelos. El tío, sin avergonzarse, cuenta la anécdota de una de sus catalanizadas hijas que "truca a una pizzería" y, en jerga del IEC, escupe: "Bona vesprada, voldriem dues pizzes" (DL.10/06/03). Ante esta frase cabalística, después del susto, lo normal sería que uno llamara al 091, al exorcista del barrio o al parapsicólogo argentino de la esquina. No obstante, el paciente empleado rogó a la hija de papá que le hablara en español, para poder entender la extraña frase (en valenciano moderno es "vesprá", con apócope; y lo de "dues pizzes", al no existir el femenino "dues" en idioma valenciano, podría interpretarse como "du (l)es pixes", o algo peor). Lo cierto es que el tío este, aparte de insultar, al oponente, pretende hacer creer al lector que los valencianos normales usamos verbos como "trucar", cuando eso sólo lo hacen los catalaneros y sus amaestrados hijos. Mosatros, en idioma valencià, diguemcridar per teléfono; y els catalans, en cátala, digüen "trucar per teléfon". La voz "truc" aparece en valenciano antes que en catalán, concretamente en el diccionario de Jaume March (a. 1371), pero asociada al juego. Con la acepción de llamar -usado por los papás que leen Levante-, surge en el catalán del siglo XIX; no en idioma valenciano. Si papá Levante fuera un valenciano sin catalanizar, habría advertido a su hija que el plural femenino "dues" es un arcaísmo de todos los romances peninsulares, incluido el portugués. En valenciano desapareció hace medio milenio; pero, y aquí está el casus belli, permaneció vivo en el catalán vulgar de escombraires y patataires. Hay un hecho significativo que conviene divulgar para que los papás faltones (aixó de troglodites, de veritat, está molt lleig) se enteren de una puta vez: cuando el catalán Bonllabí traduce al idioma valenciano el Blanquerna, en 1521, todas las "dues" del manuscrito provenzal las convierte en "dos". Hasta el manos largas Corominas dice -traducido al valenciano-, que: "en el Reyne de Valencia, dos es l´únic amprat en femení y masculí, desde el Maestrat dasta el Sur" (DECLLC), Lamentablemente, la hija de Jesús Puig ha aprendido a asustar al pizzero con una voz muerta que haría reír a los humanistas Timoneda, Palmireno y Bonllabi. Quizá papá Levante haga creer a sus hijitas que el plural femenino "dos" ha sido un invento a golpes de hacha y estaca de los que él llama "trogloditas", pero ni Lola García Broch ni Sentandreu son seres del Jurásico (como sugiere papá Levante), ni vivieron en los siglos XIV y XV cuando los dignos valencianos ya usaban la voz prohibida por Inmersioman: "dos maneres" (Ferrer, St. Vicent: Quer; 1413; "dos tovalloles" (Inv. Ausias March, 1459); "dos hores" (Roig: Espill, 1460). Con documentación del femenino valenciano, aplicado a las horas, podríamos empapelar la dacha del papá y sus hijas: "dos hores" (Alcanyis: Reg. preservatiu, 1490); "dos hores" (Const. Universitat de Valencia, 1611);"dos túniques,
dos camises" (A.M. Castelló: Inv. Sta. María de Castelló, 1668);"dos portes" (Ros: Tratat, 1736), "les dos de la vesprá" (Escrig: Dicc, 1887) etc. El papá Jesús Puig (¡cielos, qué obscenidad, un nombre propio idéntico en valenciano, castellano y catalán!) debe usar un traductor al catalán. Es ridicula la morfología verbal que usa: "ofereixen" por "oferixen", "procedeix" por "procedix", etc.; si bien puede deberse al influjo de las academias de catalán Canal 9 y Punt 2. El tío del bigot, como si fuera un noi d'Igualada, escribe: "Telefone a Hisenda per fer-hi una consulta". Sólo los acomplejados valencianos pueden comprar este diario del Moll, que nos ofende con prosa colonialista. La frase, en idioma valenciano, sería: "Telefonege a Hacienda per a
fer-li una consulta". El ridículo "hisenda" -como sabe, creo, incluso Ascensión Figueres-, no existe ni ha existido jamás en idioma valenciano (puede que en algún retocado manuscrito en provenzal de siglo XIII). La voz no procedía directamente del latín "facere", sino que fue un préstamo del castellano a fines del XVI. En las tierras napolitanas españolas dio "azienda" y, en valenciano, hacienda. La voz y sus derivados se arraigaron libremente en nuestro idioma: "furtarli la hasienda y mercaderies" (A. M. Elig, Leg, H. 49, 5 febrer 1617); "tenia molta hasienda" (Porcar: Ms.Coses, 1617); "de qui será la hasienda" (Llib.establiirients de Peniscola, 1701); "hacienda feta d´estola, prest s'embola" (Ros: Tratat, 1736); "la hacienda y la salut" (Tormo: La Gatomaquia, h.1770); "deixe la casa y hacienda" (Escsrcüela: Coloqui del que volien reclutar, 1787); "un llaurador hasendat" (Conv,de Saro. 1820); "hacendat que no fa res" (Fages: Aforismes catalans traduits al valencià, 1853);"en bones haciendes" (Gadea: Tipos d'espardenya, h.1890); "el ministre d'Hacienda ha declarat que en tot lo mon están les subsistencies més cares" (El Poble Valencià, 31 març 1917); "pot dur est´hasienda y l´atra" (Alberola: Terres secanes,1924).
Hacienda es un vocablo arraigado en la lengua valenciana, de igual modo que el "enfadat y reenfadat" (Relació de les festes per Sant Pere Pasqual, 1743). El verbo "enfadar" se incorporó al valenciano en la misma época que hacienda, lo que pasa es que procedía del portugués "fado", y el fascismo expansionista catalán acepta voces de cualquier idioma, menos del odiado español. De todas formas, admito que papá Levante me califique de troglodita del Jurásico si puede ofrecer una documentación valenciana de "hisensa" similar a la que le hemos proporcionado de"hacienda". En tal caso, me comprometo a invitar a una paella a él y a toda la redacción del Moll, a cambio de otra condición: que papá Levante nos amenice la velada -acompañado de los palmeros Ferranet Belda y el Muelas-, con esta rumba catalana: "Porompompaire, / soc barretinaire trogloditaire, / mes, ai, ja no en soc; / me diuen cantaire, ai, / mes no canto gaire, / mes no canto, no; / soc trogloditaire mamporreraire i llevantinaire, / porompompaire, porompompó...". Ací, entre palmes del Ferranet y el Muelas (en crits de d'olé), papá Levante escomença ballarroges un taconejat com els del "¡dues.dues!", Titi (q.e.p.d.). en En lloc quant al vestuari, tots de flamencs en abarres y grogues. Diario de Valencia 24 de junio de 2003
Racholeta Blasco y Aramis Belda Por Ricardo García Moya
Me tiene contento Racholeta Blasco. Tal como está el terrorífico patio moruno, el ático pepero o la entreplanta catalana, y el conseller del Porlant se mos torna columniste de fer riurer en el diari del Muelas. Está desfaenat, son cárrec es aborrit (de “abhorrere”), y a Racholeta li agrá la marcha; pero les racholes y els constructors no diuen res; les aigües negres del cequiol dels dinés discurrixen baix terra en silenci. El tedioso Racholetes filosofa: la supercuenta del banco está repleta, el supersueldo me llega puntual, el supersexo lo tengo en casa con Consuelín, el supercoche oficial me espera a la puerta ¿Qué puc fer? ¿Me fique en els Carod, Pla o la tia de les quatre barrres? ¡No, recorfoll, que son de la meua corda! Millor en atres que tinguen dents de cotompel y estiguen amaestrats. Ya está. Escribiré un audaz artículo contra Ferranet Belda y le cambiaré el nombre ¿femenino o masculino? El de Aramis le encaja bien y, además, airearé su ligazón con el Movimiento (Levante, 30/03/04) ¡Estic fet un héroe! Segur que Consuelín es fica contenta y, a lo míllor, esta nit... ¡kamasutra gore! La realidad es que Racholeta y Aramis usan espada de madera y gorro de papel en su ñoño desafío, al ser cofrades de la Santa Inmersión Catalana. Con el periscopio oteando elecciones del 2006, Racholeta lanza guiños a los futuros gobernantes del PSOE y ERC en el Reino, escribiendo frases en catalán, incluida ‘mentre’ y despreciando la conjunción valenciana“mentres”. En esta tierra de ingenuos no hay que estar muerto de hambre o vivir en chabola para alardear de ideólogo comprometido; basta defender el catalán y las cuatro barras para ser el Lenin d´Alzira. ¡Qué tiempos, cuando Blasco me despreciaba por el Tratado de la Real Señera! (Levante, 11-II-94) Hoy, junto a Consuelín, es un pulcro pepero que sigue fomentando la catalanización y el triunfo del PSOE y ERC. Y su esposa, la hermanita del Cipriano, seguirá quemando dinero público en la Bienal de la Merda, aunque sólo engañe a los blandos valencianos. Los entendidos se mean de risa con las astracanadas de la hermanita, mecenas con dinero ajeno que observa cómo se degradan los ennegrecidos monumentos de Valencia. La prensa de Aramis disimula, pera basta leer a cualquier crítico para abrir los ojos: “El mundo está empachado de bienales... como esa de nuestro levante que sólo conocen sus organizadores y cuyo nivel de asistencia real no justificaría el presupuesto de una falla” (Cultural ABC, 27-III-2004). El ponentino ABC, influido por los Racholeta y Aramis (que antes que Reino prefieren Levante, Mediterránea o Lafígatatia), nos llama “levante” y, para herir más, con minúscula ¿Bramarán Racholeta y Aramis contra estos mesetarios miserables? Temo que no. Sólo son fieros ‘boinas verdes’ contra ties maries de sopetes de galgo y al llit. Fa dies, fugint d’estos sanguangos, me’n doní una volta per Baeza y sa vella catedral, aquella que inspirara a Machado en la triste época del fallecimiento de su esposa: “Por un ventanal, / entró la lechuza / en la catedral...” . Hoy está restaurada y resplandeciente, como casi todos los edificios monumentales de España (excepto los abandonados por Rita Barberá y los peperos en Valencia: Santos Juanes, San Carlos, San Martín, el estercolero de las Torres de Quart, el Carmen, etc,); pero la vieja catedral que vio el poeta en 1912 era tenebrosa, con vidrieras rotas por donde entraba la lechuza y “bebía / del velón de aceite / de Santa María” . La ensoñación poética de Machado creó el coloquio entre la Virgen y el San Cristóbal del lienzo; “La Virgen habló: / déjala que beba, / San Cristobalón”. Había otro protagonista en la hagiográfica escena:
el santo que preside desde hace siglos todo el espacio catedralicio desde una arqueta situada en el retablo mayor. La caja contiene el polvo (arcilloso y casto) de quien fue obispo de Jaén, el mozárabe valenciano Pedro Pasqual, asesinado por el integrismo islámico en Granada, el 6 de diciembre del 1300. Al ser autor de obras en valenciano y haber nacido antes de 1238 es un obstáculo para el fascismo catalán que, expeditivo, niega su existencia o, diplomático, dice que escribió en catalán. Lo cierto es que la puerta oeste de la catedral de Baeza, del siglo XIII, es llamada de San Pedro Pasqual y, sobre ella, aparece incrustada la lápida sepulcral gótica del mozárabe valenciano, con mitra y báculo. La tradición baezana recuerda el traslado del cadáver a lomos de una mula desde Granada, pero la labor de los catalaneros es liquidar vestigios del mozárabe y tergiversar su valencianismo lingüístico, siempre con subvención de la Generalitat de Camps. Si Pere Pasqual fuera barcelonés o leridano, ¡uf!, Baeza sería la Meca donde peregrinarían hordas de catalanes y racholetas; pero es valenciano, y allí reposa ante la indiferencia del turista despistado. Su obra en lengua valenciana, traducida al italiano y castellano, es un gozo para los eruditos. El setabense Jaime Villanueva leía en 1807 el manuscrito conservado en San Miguel de los Reyes: “Com yo, Bisbe per la gracia de Deu de la Ciutat de Jaén...” . El CSIC ha reproducido documentación perteneciente a la Colección Marqués de Valdefons, donde el rey castellano cita, el 27 de julio de 1294, a“Pasqual, Obispo de Jaén”. El PP valenciano es como Torrente, el brazo ‘tontilón’ de Cataluña. Si Barcelona ordena rotular “perruqueria”, Campspons concede subvención a quien catalanice el rótulo; si Cataluña prohíbe la ‘ch’, el PP hace desaparecer hasta la morfología del nombre propio valenciano Chimo. La mafía catalanera, mintiendo, dictaminó: “Ximo, deformació familiar del nom propi Xim” (Guarner, Alcover: DCVB) ¡Qué fascistas son! ¿Dónde se documenta Xim en lengua valenciana? ¿Dónde, mentirosos, dónde? Ya en el XVIII, Luis Moncín caracterizó al valenciano con el nombre de“Chimo”, junto a los de Jusep y Querol, vestidos con saragüells y tocando el tabalet (“Los valencianos”, A. Mun. Madrid. Tea. 1.161, 1793). Si alguien quiere poner Chimo a su hijo tiene una opción: viajar a Canadá, hasta Fort Chimo. El lugar está alejado del poder de Camps, Racholeta y Aramis por lo que no nos violarán con el pardal normativo del IEC. El Fort Chimo del Strait Hudson, homógrafo del sustantivo nuestro, era el último lugar civilizado del Canadá ártico en el 1800. Allí, al “Vieux Chimo”, llegaban los rudos aventureros a canjear pieles, quilarse a una `inuik´ y comprar provisiones antes de adentrarse en el infierno blanco, Y aquí volvemos al averno de Camps, pues contento me tiene este Racholeta que, exhibiendo ego histriónico en momentos tan delicados para el Reino y toda España, pone morritos contra Aramis Belda. Y estos del PP son los que van a defender el PHN, el idioma valenciano y el AVE a Alicante (pues a Valencia...). Els greixers del PSOE es carreguen a tots estos monyicots en un pet de Rubalcaba, Eso sí, creyendo vigente el pacto PP-CIU, los peperos incrementan diariamente el catalán en la enseñanza, en la administración y en la televisión de Empar Recátala (pagada por nosotros). Diario de Valencia 11 de abril de 2004
Vicent Soler, llingüiste comprometut Ricardo García Moya
En el diario del Ferranet, la faz de Vicent Soler busca la del lector como pidiendo loas a su valía intelectual: “Mireume aspayet, soc yo, Vicent el socialiste; defensor del catalá, el que sap d’economia, el comprometut ¿Voleu una lliçó magistral sobre el aturar?”. La fotografía oculta su oreja derecha, recordándome el angustiado autorretrato de Van Gogh. Sentando cátedra, Vicent airea su apoyo a “aturem” y no a “parem”; pero, con la apoyadura hecha un lío, se engancha y repite “aturem la guerra, aturem l’erosió, aturem açó, aturem alló, aturem l’aturem, aturem...”. Aunque lo de la oreja me intriga, pasaremos a su jácara “Aturem tot”. Vicent defiende la reimplantación de “aturar” por haberlo usado Jaume I, St. Vicent, Roig y Sor Isabel. Con estas cuatro citas, copiadas del diccionario de Corominas, pretende engatusar al lector; sea éste el panadero somnoliento, un oficinista nervioso que bebe el café, el Carrascosa que lee y otea macizas en lontananza, etc. Estos incautos son las víctimas de nuestros Van Gotets de la lingüística; pero Vicent hace trampitas (y sabe que se las vamos a pillar, de ahí su carita seria), al dar a entender que “aturar” es un verbo emblemático y genuino del idioma valenciano, amagant que’s més castellà que les gorrites del parruç d’Isabel la Católica. El verbo aturar era común a los romances peninsulares: gallego, valenciano, judeoespañol, portugués, castellano y catalán; figurando en el actual diccionario de la Real Academia Española, igual que aturada: “duración o detención”. En las neolatinas gozó de amplia variedad de matices semánticos, y así consta en la “Estoria de Espanna” de Alfonso X de Castilla (h.1270); en textos de Berceo (h.1238), Abraham de Toledo (h.1250), en el Libro de Alexandre (h.1240), en las Farsas de Lucas Fernández (h.1510), en Cervantes, etc. Los valencianos no sentirían apego al verbo aturar, al escucharlo en castellano y catalán, decantándose hacia otra familia léxica también común, la derivada del latín “parare” usada por Joanot Martorell: “se pará tal que... en terra stigué per bon espay (...), faré parar a cada pas” . Si Vicent hubiera leído algo más a Corominas sabría que “parar” es especialmente valenciano: “anar a parar, aná a parar en tal puesto” . Es decir; uno camina por la calle o por la vida, metafóricamente, hasta que fija tal lugar como estable, finalizando su corto o prolongado deambular. El etimólogo catalán recogía también la morfología moderna: “amollen dos paraes d’aigua”, en idioma valenciano de la Marina; o “fiquen la pará a la sequia pera regar la finca del costat” , en Almansora; razonando sobre el posible srcen mozárabe de topónimos como “La Pará”, en Salem; y “La Pará de Roc”, en Albayda, etc. En Benimasot recoge:“encara es veu un paraor”, igual que en Benitachell. Los vocablos que evolucionaron por apócope en idioma valenciano -sin coacciones fascistas- se enfrentan a los tabúes impuestos por la RAE y el IEC. Voces castellanas y catalanas como vegada, vomitada, tornada, parada o aplegada,- aunque arcaísmos valencianos-, actualmente las consideramos extrañas al idioma valenciano. Nosotros podemos escribir y pronunciar perfectamente vegada y tornada sin reducción silábica, como artificialmente hacen los catalaneros; pero no renunciamos a una característica del valenciano moderno, oral y escrito, con registros literarios y en prosa filológica de especialistas como Fullana. No podemos admitir la descalificación de filólogos que viven del expansionismo fascista catalán. Para ellos, toda singularidad lingüística
valenciana es ridícula y “pera fer riure”; aunque aceptan la bisutería del IEC y su mascota la AVL. La inmersión rechaza que usemos“parem la guerra”, diferenciado del catalán “aturem la guerra” y castellano “aturemos o paremos la guerra”. Tampoco permiten la braquigrafia “pará”, distinta a la “parada” castellana y catalana; pese a estar documentadas literariamente la apócope y supresión intervocálica:“a la pará d’atra amiga” (Fambuena: Fer les cartes, 1881); “te pará en lo mercat” (Ovara:Per tres pesetes, 1881); “per les paraes del mercat” (El Bou solt,1877); “una paraeta” (Bib. Nac. Ms. 14185: Chaques l’olier. c.1850). El clásico verbo “parar” ha estado presente desde los clásicos como Martorell hasta nuestros días: “sinse parar en torreta” (Coloqui dels platerets, c.1780); “paralitics y parats” (Conversacions de Saro.1820); “el que va parant el sol” (Liern: La mona de Pasqua, 1862). “deixar a ú parat” (Escrig: Dicc. 1887). Los gudaris de salón, como Vicent Soler, podrían exhibir pancartas con fraseología en idioma valenciano: “Bush, pare vosté el carro (o l’eixercit)”; “Home parat no fa guerra” (Ros: Tratat,1736), etc. Los Vicent Soler son las coristas del teatro catalanero, aplaudiendo el “aturem” o disimulando la humillación diaria que suponen las publicaciones de Inmersiomán, la televisión estatal o autonómica, recibos en catalán, etc. Ahora mismo he escuchado un comentario sobre la saltadora valenciana Montaner, que un tío de La 2 de TVE pronuncia “Muntané”, imitando el barceloní para hacer méritos. Renuevo el carné ante un cartel que dice “torn” en catalán, cuando en idioma valenciano es“tanda”. Esta voz de étimo árabe se incorporó al romance valenciano en textos escritos en el Reino, como la Crónica de Jaume I, que había de cruzar el Júcar por turnos,“per tandes”, en la misma frase que usa el verbo “nadar” y el sustantivo “colp” (no nedar, ni cop). Y el antiguo Carrer del Torn no aludía a “turno”, sino al giratorio torno para bebés abandonados. En idioma valenciano, aunque el PP imponga el catalán “torn”, diríamos: “Tocarli a u la tanda, deixar passar la tanda, entrar en tanda, la tanda pera regar, etc” (Escrig: Dicc.1887). Los Van Gotet e Inmersiomán rechazan hasta lach de “chiquet”. ¡Qué tiempos, cuando en la renacentista Venecia los humanistas valencianos exigían al impresor el uso de la palatal africada! Así hizo el judío alemán Hertzoc en el Salterio de Roiç de Corella: “dona enteniment als chiquets” (Bib. Nac. Inc.1462); y, en 1489, el italiano Paganinus en el Liber de Esteve: “chiquet... chiqueta menuda”. Hoy, con el idioma valenciano prohibido en la enseñanza y administración, hay que buscar referencias al mismo en filólogos no contaminados por el fascismo catalán. Así, en el ensayo “Borges y la palabra”, Carla Cordua cita a Schiaffino y sus comentarios sobre el español, el “gallego, el catalán, el valenciano...” (Borges Studis. University of Aarhus, Danemark). Nos esperan otros cuatro años de parasitismo catalanero. Diario de Valencia 25 de mayo de 2003
Franquismo idiomático para el 2003 Por Ricardo García Moya
Ya han llegado los textos de falso “valenciá” para el 2003 y, como era de esperar, las cacareadas “claves de valencianidad” se plasman en una mayor sutileza en el engaño. La portada del libro, con un Sorolla como camuflaje, protege las catalanadas del responsable Franco Martínez, miembro activo de la “Associació d’escriptors en llengua catalana”. A este modelo de enseñanza de falso “valenciá” lo llamaremos franquismo idiomático, por considerar que la estrategia de Franco Martínez es prototipo de las autorizadas por Tarancón. Cumpliendo los deseos del Conseller, el idioma del Institut d’Estudis Catalans seguirá impartiéndose con virulencia e impunidad; de ahí que en el texto de Franco se enseñe la prosa catalana de Santiago Rosiñol: “La brotada d’avui...” (p.2l7), el teatro del catalán Adriá Gual (p.238) o se imponga el estudio de los versos del barcelonés Papasseit: “surt i s’ullpren i té...” (p.280) y de los catalanes Joseph Carner y Carles Riba. La mayor parte de las fotografías del libro están sacadas de la Enciclopeda Catalana y “El Temps”, con textos tan valencianos como los del Diari de Sabadell (p.254) o del citado El Temps. En esta obra autorizada por Tarancón se hace estudiar a los niños valencianos la poesía “Oda a la Patria” (p.l60), del catalán Aribau; y no nos engañemos, pues esa patria futura que Aribau llora en los versos “Adeu siau, turons... vell Montseny ” (ib.), no es la valenciana ni la española, sino la fascista Cataluña que devora hasta Orihuela en mapas institucionales que Tarancón y San Zaplana jamás combatirán. La erosión a lo valenciano es ley del franquismo idiomático. Franco introduce a los alumnos en el misticismo catalán con la poesía “Montserrat” de Jacint Verdaguer (p.180), cuando podía haber utilizado el sagrado Mongó de los versos valencianos de fray Pere de Denia. El franquismo no duda en manipular a literatos como Blasco Ibáñez, fingiendo que usaba hasta el “amb” (p.185), para que sus escritos parezcan salidos de la pluma de Pompeu Fabra. La falsedad es una constante en el franquismo taranconiano, y valga como ejemplo la tergiversación conceptual de la revista catalana “L’Avenç”, a la que Franco llama “defensora del catalanismo progresista” (p.214) ¡Qué cernícalos son! En los años que alude Franco, hacia el 1900, “L’Avenç” era una revista visceralmente nazi, defensora de la pureza aria catalana y enemiga de los africanos españoles; con artículos enaltecedores del germanismo antropométrico del cráneo catalán y de su superioridad racial. ¡Ay, Tarancón, Tarancón! ¿No te da vergüenza catalanizar al pueblo valenciano con la mierda de estos textos? Posiblemente, los tarancones llegaron hace siglos desde el Tarancón manchego, pero eso no es motivo para que odies y sacrifiques la cultura del Reino que os acogió. El franquismo no duda en falsear morfologías reproduciendo frases de “El Cortesano” de Milán con la preposición “amb” y pronombres separados con guioncito fabriano ¡en el siglo XVI! La denominación de“idioma valenciano” es tabú, pues buscan degradarlo a un dialecto como el extremeño. El franquismo taranconiano autoriza estos libros de texto, que son guiños a los comisarios inmersores para que en el aula catalanicen a placer. La visión de los clásicos valencianos la delega Franco en manos de los frenéticos colaboracionistas como Sanchis Guarner y Joan Fuster, falangista que analiza la obra de Isabel de Villena en perfecto catalán (p.27) En el extraño valenciano (huyen de la expresión “lengua valenciana”) que fomenta Tarancón, hallamos la poesía “Records
d´infantesa” del catalán Camprodón, que añora cuando era “petit” (p.179), así como los versos del barcelonés Maragall. Otro ilustre barcelonés que deben estudiar en catalán nuestros hijos son los párrafos escritos en “gener de 1906” (p.220) por el barcelonés Eugeni d’Ors: “caminant ab passa lenta...”. Otro individuo inquietante, Martí de Riquer (el que ha dado a conocer lo de las barras de sangre castellanas, pero que se olvidó citar que servidor lo había descubierto una década antes), también aporta su grano de arena para catalanizar a los niños valencianos. Según el franquismo taranconiano: La normativa que regula actualment el valenciá, segons l´Estatut d’Autonomia i altres lleis, es la que va formular Pompeu Fabra” (p.272). Y nosotros sin enterarnos de que el Estatut ordena usar la jerga inventada por Fabra. En los años en que los arios catalanes, además de publicar L’Avenç, se divertían con el negro disecado de Bañolas. El franquismo censura y desprecia la opinión de los que mantienen con dignidad la defensa del idioma valenciano, y enaltece la de los que venden nuestra cultura a Cataluña; así, el infame colaboracionismo es glosado por Sanchis Guarner como una lucha heroica: “Fon dura la batalla per a introduir a Valencia les Normes Ortográfiques de l’Institut d’Estudis Catalans, inspirades principalment per Pompeu Fabra (p.257). Con el beneplácito taranconiano, Franco insiste en que el “valenciá es dialecte catalá” (p.93). En el catalán de Franco, los alumnos valencianos irán comprendiendo que su centro espiritual está en el “Montserrat de Verdaguer, que su “Patria” es la Catalunya de Aribau; que su lengua es la catalana del Institut d’Estudis Catalans; que las normas de Asunción son las de Pompeu Fabra; que sus revistas favoritas deben ser las catalanas “El Temps”, “L’Avenç” y la tenebrosa “Saó”, aquella de motilones sardaneros mimados por Bancaixa que comprendían la violencia de ETA (p.124). Hay que reconocer que, aunque nos cuesta miles y miles de millones, el catalán y el catalanismo han sido introducidos con éxito por nuestros genios de la política. Como despedida; ahí va esta muestra del catalán franquista que tienen que estudiar en el 2003 los niños valencianos: “ens hem aturat a Canaletes... darrera un vas... el comiat es maravellós... ”. La Historia de Cataluña tendrá un lugar de honor para Tarancón y San Zaplana. Diario de Valencia 7 de abril de 2002
Fallas de Valencia con cuatro barras y otros “despistes” Por Ricardo García Moya
La Generalidad Valenciana, en su alocado afán catalanista, sustenta publicaciones que destruyen poco a poco la personalidad de nuestro pueblo. Así, en la revista "Camacuc" (marzo, 1992) encontramos un cómic que describe el ambiente de la "Nit de la Plantà" en Valencia. Los protagonistas, en su deambular urbano, observan la atareada labor de las comisiones; pero, casualmente, todos los falleros adornan las calles y "casals" de la capital con banderas de cuatro barras, como si fuera lo más normal del mundo. Por tanto, no es extraño que, desde Cataluña, consideren un hecho que los atletas valencianos desfilen bajo las cuatro barras en la Olimpiada de Barcelona. Los que observen este cómic en Alicante y Castellón -donde la "inmersió" funciona a tope- pensarán que la cuatribarrada es la bandera propia. "Camacuc", obviamente, cuenta "amb el recolçament" económico de la "Conselleria de Cultura". Quizá, si hubiera protestas recordando al mentiroso dibujante que las calles de Valencia estaban cubiertas con Reales Señeras, respondería que es un despiste como el sucedido en la Feria de Berlín con el pabellón de Katalonia; es el recurso habitual de estos individuos. No obstante, algún colaboracionista -ciego de orgullo- pregona sus proezas. Es el caso del valenciano Enric Valor, "Premi d'Honor de les Lletres Catalanes (1987)". En declaraciones recientes. "recuerda con afecto aquellas campañas de agitación catalanista en Alicante" (E. C. Febrer, 1992, p. 19) en los años treinta, y cómo "aplicaron una nueva forma de escribir, de acuerdo con las Normas del Instituto de Estudios Catalanes"; todo ello con engaño, pues aparentaban defender el valencianismo. Este catalanero se carcajea (según escribe Toni Ferrando, periodista catalán) recordando la creación de la "Agrupació Regionalista Alacantina (...) i que nosaltres vam inventar alló de pancatalanisme", realizando acciones simbólicas como"ir a poner la cuatribarrada al Ayuntamiento de Alicante, cambiar nombres de calles y plazas: la Rambla de Méndez Núñez la bautizamos con Rambla de Cataluña, y a la plaza de los Luceros la transformamos en plaza de Cataluña" (E. C. Febrer, 1992, p. 20) Para que la destructiva labor fuera completa faltaba un detalle:"feien antivalencianisme mirant cap al Principal". Es decir, fomentaban el odio a Valencia para favorecer el catalanismo; todo ello fingiendo ingenuidad. La cantera es mimada con esmero por las autoridades catalanas mediante becas y "ayudas a la cultura nacional". Es el caso de los "XIV Premis Baldiri Reixac. 1992" que, puntuales y generosos -con más de diez millones y medio de pesetas-, llegan a la Comunidad parala "estimular la escuela catalana" recompensar trabajos "que suposinValenciana un esforç en realitat nacional catalana i en lay nostra tradició". Estas gratificaciones millonarias caerán en escuelas que colaboren y destaquen por su "projecte educatiu en llengua i cultura catalana"; en maestros que luchen por la pedagogía que "estimuli l'ensenyament en cátala" y, principalmente, en los alumnosvíctimas de los maestros anteriores, siempre que redacten en perfecto catalán y no olviden la "realitat nacional catalana".
La posibilidad de que "caiga" alguna recompensa del Principado, hace que estos peones se esfuercen en su siniestra tarea. Así, en "Cultura i Aula", otra "joya" catalanera que remiten a los estudiantes valencianos, insisten maliciosamente en la catalanidad de los papas Borja (C. A. 17-3-92) manipulando la expresión "catalani", que los italianos usaban como insulto para designar a los procedentes de la península ibérica ¿por qué jamás recurren a algún intelectual valenciano de la época, como Martí de Viciana, que testificó la valencianía de los Borja y el uso de la lengua valenciana? Hubo, como es natural, relaciones de los Borja con Cataluña y ¿por qué ocultarlo? La más intensa fue la protagonizada por Juan Borja, duque de Gandía, en su visita a Barcelona en 1493; aunque no parece que le moviera la catalanización, como al citado Enric Valor. Una carta de César Borja, escrita en valenciano, conminaba a su hermano Juan para que atemperara la conducta, pues: "han escrit a Sa Beatitud (Alejandro VI) que anaveu de nit per Barcelona matant gossos e gats, visitant lo bordell e jugant molts diners". Después de las aventuras cinegéticas nocturnas -y sin realizar ningún "curset normalitzador"-, Juan Borja continuó el viaje a Valencia. En fin, ya vemos que los habituales "despistes" de la Generalidad concuerdan con la táctica empleada por Enric Valor para catalanizar Alicante. Posiblemente, cuando el pueblo descubra el engaño, estos personajes actúen como los protagonistas de un hecho acaecido en el siglo XVI en Valencia: "en la calle San Vicente, un prodigio harto notable: a las diez horas del día vieron salir de una casa ratonazos muy grandes y otros muchos pequeños, que iban de acá para allá temerosos y asustados; y los que estaban fuera mirando los ratones cómo andaban turbados, vieron caer toda la casa en peso" (Cortés, J: Tratado de los Animales, Valencia 1672, p. 317). La metáfora es meridiana, y los ratonazos ¿quién no los conoce? Las Provincias 20 de abril de 1992
Divagaciones de un mestizo valenciano en Barcelona Por Ricardo García Moya
A finales de agosto hacía mucho calor en Barcelona, y la escalibada no me había sentado nada bien, sentía náuseas. Tampoco me gustaba la cara de asombro de las encargadas de la Biblioteca de Cataluña cuando servidor pronunciaba"vesprá", "atre", etc., o utilizaba el verbo "eixir". Y conste que intentaba guturalizar fonemas y catalanizar el léxico para disimular mi condición de ciudadano de segunda en Cataluña; pero tanto ellas como yo sabíamos la verdad: era un vulgar mestizo valenciano. El día anterior, la profesora Anna Cabré había dado la voz de alarma en la Universidad Catalana d'Estiu: "los mestizos estaban superando a los catalanes puros en Cataluña". No obstante, de momento no tenían nada que temer, siempre que no fueran imprudentes como esa señora que defendía el idioma de Timoneda y Blasco Ibáñez. Anna Cabré, directora del Centre d'Estudis Demográfics, glosaba las excelencias del pueblo catalán hacia los mestizos venidos de España: nadie les devolvería al país de srcen, como hacen en otras naciones europeas; y exponía que, en Alemania, "un turco de la tercera generación de una familia inmigrante continúa siendo considerado inmigrante". Tampoco podía negarse su argumento de que Cataluña "no rechaza al inmigrante que iba ascendiendo, dando lugar a un ciclo periódico de integración"; teníamos el ejemplo de Luis del Olmo, Raimon o Mariscal. Pero, quizá por los efectos de la escalibada, o porque todo estaba en catalán en aquel centro público (nada de bilingüismo) las palabras de Anna Cabré las asociaba a la Alemania de los años treinta. Y, pensándolo bien, Luis del Olmo -cercado en su emisora Onda Cero de las Ramblasera incapaz de emitir la más leve crítica al catalanismo; había adoptado la actitud del esclavo sumiso y complaciente. Los otros, Raimon y compañía... mejor me callo. El latigazo institucional al insubordinado mestizo es, siempre, inmediato. Qué poco se ha dicho en defensa de Gala que todo, absolutamente todo el teatro oficial en la temporada 93-94, el subvencionado por las instituciones de Barcelona, ha sido en catalán: sólo en catalán. La manumisión del mestizo -metafóricamente hablando- no se concede fácilmente, pues ya el escultor (¡ejem!) Alfaro añoraba ser catalán de verdad, no un pobre "valencianet". Otro que lo pasó mal antes de su integración en el Olimpo cultural fue Germá Colón, cuando todavía no era un militante defensor de la inmersión lermista (lean la diatriba contra sus opositores de Valencia y las alabanzas a Castellón, por haberse aprobado "lesCastellonense Normes del de 32", siguiendo los"plantejaments de l'Institut d'Estudis Catalans"allí (B.S. Cultura, 1992). Han tratado a Colón peor que la escalibada a mi estómago. Pasarán los años -como la letra del bolero- y Germá Colón estará en el Diccionario Etimológico de Corominas como ejemplo de filólogo chusco, expuesto al cachondeo de los estudiosos (no me extraña que se fuera a Basilea). Según Corominas: "No es seria la oposición que hacen a esta etimología catalana Germá Colón y su alumno. La superstición del dato, que ya alcanza extremos inconcebibles en nuestro filólogo valenciano, en su discípulo llega
hasta la malcrianza" (DCECH, T§ 4, p. 453). Y no es la única corrección cruel que le adosa al currículum vitae. El caso es que aquí, en la Biblioteca de Cataluña y sin que arqueara las cejas el personal, yo podría escribir y pronunciar "rellonge" forma valenciana diferenciada de catalán "rellotge" según el Diccionario Etimológico; y, de igual modo, debiera pronunciar y escribir la "llonja” (Jaume Roig), vocablo valenciano diferente al "llotja" catalán, según Corominas. Pero no puedo, pues estos arios del Omnium Cultural sólo conocen el "normalitzat", o sea: el catalán. Y las variables que un mestizo pueda usar les tiene sin cuidado; saben que es cuestión de tiempo. Lerma ha creado un ejército de maestros y colaboracionistas, bien pagados, que están realizando la inmersión catalana a toda marcha en EGB y BUP. Ha pasado el día y estoy descansando frente del Liceo, pero no puedo olvidar a los mestizos (según Anna Cabré) que se han lanzado a destruir el Reino de Valencia. Paradigma de éstos es el médico Emilio Rodríguez, premiado en Cataluña por su "Alacant contra Valencia", subvencionado por la ciudad de Girona y promocionado por la prensa del salmonete. El mensaje que transmite Bernabeu es sencillo: "promover la catalanidad en Alicante y enfrentarla a la ciudad de Valencia". Y a un valencianet tan catalanero le llueven terrones de azúcar, como el premio "Carles Rahola" y los servicios de Ediciones Curial. El mestizo anhela "un arco mediterráneo con el País Valenciá, que liderará sin duda Barcelona, y vertebrar la catalanidad". La consigna es evidente: aislar a Valencia y crear odio en Castellón y Alicante. Suerte que en septiembre no estaré en Barcelona, pues seguro que Pujol le da un beso en la boca a Lerma por emular a Cataluña en ayudas indirectas (publicidad y trucos similares) a la prensa en catalán. Leo que en la "Mostra de Revistes en Catalá", a celebrar en la Plaça Nova de Barcelona, encontraremos al Camacuc, Temps, SAO, Pentecosta, etc. Es decir, las horrendas revistas -peores que la escalibada- que subsisten con los dineros que el gobierno pujolsocialista extrae a los mestizos valencianos. Tengo un día malo, es evidente, y encima el camarero me quiere cobrar seiscientas pesetas por la cerveza que estoy tomando. ¿No advierte que soy un pobre mestizo, como él? Las Provincias 23 de Septiembre de 1994
Gloria Marcos, a grosso modo Por Ricardo García Moya
Te una carota grosota, en un pam de greix, els morros negres y grosos, nas carnós... Estos versos son la descripción que, en 1643, hacía Mulet de la monja Macíana, acordes con la crueldad de las metáforas literarias del Barroco; y poco hemos cambiado. No sé si era homenaje `post mortem' en TV, pero hace días vi a Gila con su monólogo de la 'gorda', y me repugnó. Aunque no estoy obeso, ni me ha tocado el Gordo, ni vivo en la calle Engordo, creo que la burla hacia la deformidad física practicada por el progresista Gila es cruel, aunque la izquierda de la camarada Gloria Marcos la aplaudiera. Tampoco entiendo la aceptación de 'Manolito Gafotas', causante de que en todas las aulas de España (con perdón) exista un niño al que atormentan sus compañeros llamándole "gafotas". Si fuera Vizcaíno Casas quien hubiera usado lo de 'gorda' y 'gafotas', sería humor cuartelero; pero, ¡ah!, si es Elvira Lindo -escritora de izquierdas y periodista de la SER-, nos hallamos ante la 'risa inteligente'. A lo llunt y sinse ulleres, Gloria Marcos em sembla una miqueta al estadiste Winston Churchill en peluquí; pero, més prop, sa expresió coincidix en la de Fernando Delgado, l´empalagós aquell que eixía en la TVE. Y si el británic pelejá en el nazis, Gloria es botafoc front a la 'caverna'; pero, ¿quí s'amaga, raere de les foscors de la cova? Quizá Fidel Castro, amordazador de ideas y récord Guinnes de sentencia y ejecución; o puede que los gobernantes chinos, inventores del despiece y subasta de órganos de fusilados; o quizá los de esas repúblicas que los sábados lapidan por Alá. No, para Gloria Marcos la caverna son los valencianos que tratan de mantener el idioma valenciano, la Real Señera y el título de reino (aunque sean republicanos). Esta es la 'caverna' de Gloria, los que se oponen a su ideario de bandera catalana, lengua catalana, países catalanes y gastronomía…, ¡eeeh!, bueno, aquí acepta todo. Hace poco embestía en el diario Levante contra "la caverna" del PP por reabrir, decía, la "batalla de Valencia". Ya cansas, Gloria, ya cansas; en las hemerotecas comprobamos que los tolerantes lleváis décadas insultando. En octubre de 1998 reproducía El País unas declaraciones tuyas y a de Taberner: "Mientras M Consuelo Reyna, Las Provincias y la caverna en general..."; agresión verbal que rubricaba el ascensionista Alemany: "Diez de la Universidad, seis de la caverna", Aunque seáis la izquierda divina, no está bien que insultéis como Gila, llamando despectivamente gordas a las ídem; ni gafotas a los niños miopes, ni cavernícolas a los oponentes culturales. Habéis inculcado que hay que rechazar voces homógrafas con el español. Así imponéis catalanismos como 'hisenda´ o 'hisendat´ sin documentar su uso. Los de la caverna sí lo tenemos de 'hacienda' sustantivo ancestral valenciano:`tenia molta hasienda' (Porcar: Diari, 1617). También en el sur del Reino:"furtarli la hasienda y mercaderies" (Archiu Munic. Elig, Leg. H. 49, 5 de febrer, 1617); igual que en el norte:"de qui será la hasienda o heretat" (Llib, establiments de Peniscola, 1701); y en las traducciones del catalán al valenciano: "hacendat que no fa res" (Fagés: Aforismes catálans traduits al valencià, 1853); en el gramático Ros:"Hacienda feta d'estola (…), hacienda y honra guanyarás obrant" (Ros: Tratat, 1736); y en múltiples autores: "llevant la hacienda y la salut" (Tormo: Gatomaquia, h.1770); "llaurador hasendat" (Conv. de Saro, 1820); "pot dur est´hasienda y l´atra"(Alberola: Terrea secanes, 1924); "que'l ministre d'Hacienda" (El Poble Valenciá, 31/03/1917); "bones haciendes" (Gadea: Tipos d´espardenya, h.
1890). A fines del XIX, con el surgimiento de chaperos literarios,"hacienda" fue apartada del valenciano por su incompatibilidad con la obtención de honores condales, Camarada Marcos, asombra la rotundidaz de tus dictámenes sobre ecología, economía o lingüística, así como tus poderes premonitorios. Todo lo sabes con antelación. Un día comunicas que, "cuando Zaplana propuso la Academia yo ya dije que era una trampa"; otro, cual Aramis del marxismo teosófico, ves el marramiau escondido de Ascensión: "la dirigente de EU ya pronosticó que detrás de la AVL había gato encerrado". ¡Asombroso, chapela, boina y aplausos para la camarada pitonisa! Platón te consideraría esfera por ser símbolo de la totalidad, el 'rotundus' de cabalistas y alquímicos. Contaba Cirlot, ¿recuerdas?, que la esfera, y "Sphairos", equivalía a la perfección; como las transparentes que flotaban en el Jardín de las delicias de El Bosco. No es tu caso, lo siento, y pese a las encíclicas que lanzas sobre unidad de la lengua, no pintas nada: eres una esfera a la izquierda (aunque cobres casi como ministro). La amoralidad de la derecha te arrebata el mérito de la inmersión catalana. Un ejemplo lo tienes en la prensa madrileña que, junto el titular: "El Consell y el PP escenifican su unidad y un guiño al valencianismo" (ABC; 10/01/04), aparece el anuncio de "L´Institut de la Petita Industria de la Generalitat Valenciana". A la derechona le da igual valenciano, japonés o chichimeca. En los anuncios de Camps hallarás el catalán de Carod, desde el 'desenvolupament' al 'petita'. Aquí siempre hay glorias que imponen caprichos de Madrid o Barcelona, En el sainete de Nelo Bacora (a. 1918), cuando éste pretende escriturar un terreno, el notario no admite Nelo, escribiendo "Don Manuel", y de nada valen protestas:"Es que a mí tots me coneixen per Nelo" (p. 11). Ahora le impondrían el Manel catalán o el Manuel castellano. En fin, Gloria, espero que cuando algún camarada insulte con lo de gorda, gafotas o cavernícola, no aplaudas. Y estáte tranquila, el PP hace lo que puede por imponer los 'países catalans'. Así, la Diputación de Julio de España y Alacant edita libros donde incluyen Valencia en los 'países catalans' (Cent anys de teatre. Dip. Prov. d'Alacant). Pero tenéis que renovar el rollo. Esta mañana, la Universidad de Alicante aparecía enmerdada con panfletos de febrero de la "veu de EU, Alacant", con cuatro barritas y la murga de "hagamos memoria, la Guerra Civil…" de Francisco Moreno; o "la lucha continúa" de Esther López, joven entregada a la "lucha por los derechos de los niños de la guerra de 1936, brigadistas, guerrilleros...". La arqueología es apasionante, pero sin falsear hasta los topónimos (Santa Cruz de Moya, p.e., la transforma en Molla). Mira, Gloria, igual jode que nos digan hipopótamo por michelines que cavernícola por luchar democráticamente contra el colaboracionismo. La 'caverna' -insulto muletilla de tu oratoria- , tiene enemigos culturales y no políticos, pues más de uno volvería a votar a EU si nos defendiera del fascismo expansionista catalán. A tí, pantera del proletariado, ¿no te ofende la imposición de disparates léxicos como el citado 'hisenda'? Igual que Felipe aplaudísy que el PP de Camps use la estaca económica y social, excluyendo empleoVpúblico la teta institucional a quien no se catalaniza. 'Llectora de Hegeldel y Marx, en els teus moments de meditació ontológica, siga escoltant a Shostakovich o fent de ventre, ¿mai t'has ficat com una tomata per ta sumisió al expansionisme català? Diario de Valencia 25 de enero de 2004
Isaura, diputada de ruta y lengua Por Ricardo García Moya
Camarada Isaura Navarro de EU, te has convertido en el plumero de Llamazares, limpiando el polvo a San Arafat, al honesto Hugo Chaves e, indirectamente, al filólogo Carod. Eres la diputada que exigió "de manera inmediata" que se retractara Moratinos, para que el valenciano no se considerara lengua oficial; y, sociolingüista dominguera, propones una ruta que ilumine sobre la realidad de la "unitat de la llengua" (Mercantil del Muelas, 7/10/04). No es por tocarte tu sobado ideario, pero apesta que titules 'principat' al condado y 'país' al Reino. En fin, afirmas que un viajero que recorriera "el Principat de Catalunya i P.V." no advertiría cambio en la forma de hablar. ¡Ay, apéndice de Coseriu! Tú sabes, por ignorante que seas, que un territorio donde el corte idiomático no se delinea con la enseñanza oficial del idioma propio, ofrece zonas fronterizas de isoglosas permeables y de hibridísmo idiomático. Este difuminado dialectal fue realidad entre las fronteras aragonesa y francesa; portuguesa y española, valenciana, castellana y catalana, etc. De todas formas, ¿por qué piensas que se traducía el catalán al valenciano, antes de la irrupción del fascismo catalanero? En fin, vamos a recorrer la ruta, pero no en 2004, cuando la extrema derecha nos impone el catalán hasta Oriola. Supongamos que, en el siglo XIX, unos viajeros románticos llamados Arzallus y Pujol llegan en diligencia a la capital del Reino de Valencia, invitados por un colaboracionista. Dado que una tal Navarrica les había dicho que el idioma era el mismo que en Cataluña, acuden al teatro el 7 de marzo de 1874 para ver el estreno de 'Les joyes de Roseta´. La misma comedia la habían saboreado en Barcelona el 6 de abril de 1866, por lo que esperaban constatar la unidad de las dos lenguas. El dúo de intelectuales, al leer el título, advierte que el 'joyas' (sic) catalán no concuerda morfológicamente con el 'joyes' valenciano y, sintácticamente, el artículo ante nombre propio de `la Roser' no aparece en el valenciano 'de Roseta'. Arzallus se rasca la quijada y Pujol tartamudea y traga saliva. Ya en los butacones, los rostros de la pareja adquieren tonalidades rojizas ante la sospecha de que la Navarrica les ha tomado el pelo. En la obra catalana se habla de 'solters' (p. 24), pero en valenciano escuchan'fadrins'; y del galicismo sintáctico 'no he tingut pas la verola' (p. 27), desaparece el negativo 'pas' y el 'verola´ equivale al valenciano 'pigota'. Los peregrinos filológicos, esperando oír frases como 'avui altre cop' (p. 29), encuentran la valenciana'hui atre colp´. ¿Morfologías similares? Claro, las neolatinas son dialectos del latín. Así, los indefinidos 'altre´ y 'altro' ya figuraban en el asturiano Fuero de Aviles cuando Jaime I correteaba por Montpellier, Pero en 1874 -sin mierda catalanera en el poder- se distinguía el 'atre' valenciano del 'altre' catalán y del 'otro' castellano. Mientras que el 'fa un pató' (sic) catalán de 1874 equivalía al valenciano'dona un bes´ el sustantivo `fanc´ (25) mantenía la morfología clásica en las dos lenguas; pero los metaplasmos y cataplasmas de la lengua catalana no traspasaban la frontera del Cenia. El epentético 'sápigues' (p.51) no contaminaba al valenciano clásico'sapies', y el corrupto adverbio 'avui' sólo servía para alguna sonrisa misericordiosa de los que usaban el valenciano clásico 'huí'. Los arcaísmos 'nosaltres, vosaltres' (p.12), presentes en la obra catalana, son traducidos a los pronombres modernos valencianos'mosatros, vosatros' (p.7).
Los que asistieron a la representación en Barcelona de 'Las joyas de la Roser' en 1866, o los que leyeron la edición catalana de 1872, entendían que el dramaturgo Serafí Pitarra escribiera 'nois voltant a…' (p-32), pero el catalán 'voltant' no existía en valenciano. Del latín 'volvere' surgieron derivados comunes en las románicas hispánicas, incluido el envoltar del Libro de Apolonio (en castellano del 1238); de ahí que nos sean familiares los ponentinos voltear, volteando o volteo, que no son valencianos. Hubo palabras que pudieron incorporarse al castellano, como el participio 'volvida', pero ya tenían la morfología 'vuelta'. El catalán 'voltant' era y es inexistente en idioma valenciano, aunque el PP de Apocalipsis Camps nos ametralle con ellos, e incluso que valencianistas pata azul hayan caído en la trampa. Por cierto, diputada Navarro: en 1874 sólo existía el gentilicio `navarro´ y plural femenino 'navarros' en lengua valenciana (Escrig, 1887); distinto al topónimo valenciano'Navarros'. No es casual que el Reino estaba repleto de los 'Navarro' desde el XIII, no de los 'Navarrés' (y en Alcoy, p.e., sólo existía 'la Filá dels Navarros'). El catalán `nois voltant a…´ (p.32) sonaba a chino en 1874, por lo que Torromé lo tradujo a la lengua valenciana: `Chimet…y els demés chics al rededor de…´ (p-29). En la misma página, Pitarra vuelve a usar 'voltant', traduciéndolo por'al seu costat´. Actualmente, como el fascismo catalán ha difundido que toda concordancia con el castellano es cosecha de Felipe V, alguno creerá que'al rededor' es buñuelo sainetero; pero, si viajara al 1400, comprendería que 'alrededor' tiene en el Reino raíces poderosas. Sant Vicent usaba 'derredor' como arraigado, y la lista de los que cincelaron variables es amplia: 'derredor' (Ferrer, St. Vicent: Sermons. c. 1408); `verga de ferro en mig y al rededor´ (Ginart: Reportori de Furs, 1608); 'als que tinch al rededor' (Bib. Univ. Valencia. Morlá: Ms. 666, c. 1650);'ni per tot lo rededor' (Bib. Univ. Valencia. Ms, Coloqui de les campanes, 1729); `havent mirat al rededor' (Ms. Evangelis valencians d´Oxford, c. 1730); 'que Vicent va al rededor' (Serrano: Can. S. Vicent, 1762); 'alraedors (sic): alrededores' (Escrig: Dicc. 1871); `al meu derredor' (Lladró: La boba y el embobat, 1872); `els alrededors de eixa vila' (Gadea: Tipos, modismes. 1908); `estos alrededors' (Escalante: Les barraques, 1900); 'alrededor' (Fullana: Voc. 1921); 'derredor, n'hi ha dades medievals valencianes´ (DECLLC). En 1874, los mosqueados Arzallus y Pujol -víctimas de la Agencia de Viajes Isaura Navarro- constatarían que los catalanes 'butxaca, truitas cruas, sota'l bras, no tardis gaire, lluny d´aquí, prompte torno, endarrera…', presentes en la comedia de Pitarra, eran traducidos por Torromé a los valencianos'bolchaca, tortilles crues, baix del bras, no tardes molt, llunt d'así, pronte torne, raeré…'. Y esa preposición 'amb' -estandarte del fascismo filológico- la desconocía hasta el catalán Pitarra, que usaba la arcaica 'ab'en 'ab tristesa' (p.26), siendo traducido por Torromé al valenciano'en tristea' (p.23). Ahora no se traduce. Apocalipsis Camps y las chicas de Llamazares sólo admiten el catalán. Diario de Valencia 24 de octubre de 2004
El cercadit de Doloretes Pérez, de EU Por Ricardo García Moya
Hace años, camarada Dolors Pérez, leí "Extensión catalana por el Mediterráneo", donde se decía que: "el Mediterráneo habló en catalán. Los viajeros y navegantes aragoneses, catalanes y mallorquines surcaban este mar" (p.11). La autora que orinaba sobre el gentilicio valenciano era una tal Dolors Pérez, que no sé si eres tú o la otra que actúa por Cataluña. Las catalaneras, por suerte, jamás existieron hasta la irrupción del fascismo expansionista catalán; y te pongo el ejemplo de la proletaria Coloretes en 1916, defensora del idioma mediante el uso normal, sin los histrionismos peripatéticos que montas tú en Molíns de Rei. El dramaturgo Manuel Millas publicaba en 1916 su obra más famosa, "El cercadit de Doloretes"; título que incluía el sustantivo "cercadit" perseguido por Desenvolupament Camps, al ser distinto del catalán "panadís" (castellano panadizo). Los falsos diccionarios de valenciano (como el de Gregal), optan por recoger sólo la voz catalana, actuando como Dolors Pérez con el gentilicio valenciano; por el contrario, la Coloretes de 1916 especificaba el idioma:"¿la carta ha de ser en valenciá o en castellá?" (p.10), "en quí tirar un párrafo en valenciá en tot el temps qu'estat de viage" (p. 13). A nadie debe caérsele el tampax ante grafías como "párrafo", cultismo usado literariamente, incluso con sufijación: "dos parrafots" (Conversació en una botiga de la Porta Nova, 1811). En idioma valenciano moderno existe "párrafo" y "párraf" (Escrig, 1871), no el zombi "parágraf" reanimado por el IEC. En las conversaciones de Doloretes hallamos morfologías verbales como "aufegue" (p.12), y sustantivos como "abraç" (p.12), no el catalán "abraçada" que utilizan Rosita Amores, los catalaneros de EU y Canal 9 fingiendo naturalidad. En la obra vemos "repart", inmolado a favor del arcaísmo "repartiment"; el adverbio"aixina", el sustantivo "caira" ("damunt la caira"); y el plural femenino"dos vegaes" (p. 13); distinto del catalán "dues vegades" y el castellano "dos vegadas". La validez de una voz desaparece cuando el usuario es marginado al usarla, y"vegaes", por ejemplo, ya la registraba Corominas como valenciana: "a vegaes... tens cambi?" (DECLLC). La Doloretes de 1916 dice: "les seus medides" (p.7). Hay que recordar que mesura, mesurar y desmesurar son también castellanas; y, en valenciano,"mesurar" había adquirido matices cercanos al de "poner" en el siglo XX. En ( la taberna: "Mesure, amo. -Vostés dirán. -Yo un eixerop. -Una d'anís dols" . Meliá: Com els cacherulos, 1926). El otro día, una arpía catalanera entrevistaba por la tele a una cocinera valenciana, preguntándole sobre la "mesura". La cocinera, desconcertada, buscaba la "mesura" que, en valenciano moderno y para evitar anfibología, equivale a envoltorio cónico, como las tetas de Madonna: "mesura de paper: cucurucho" (Gadea: Voc. 1909); "tres mesuretes de forment torrat" (Blay: Sermó, 1666); "mesura: cucurucho de papel" (Ros: Dicc. 1764); "mesura de paper pera posar dines y atres coses" (Escrig: Dicc. 1871); "llirons... donen dos mesuretes per un diner" (Romans dels treballs de la gent pobra, 1857). El"medides" empleado por Doloretes no era un hápax que surge y desaparece en 1916, sino un vocablo venido del mozarabísmo valenciano, según aventuró Corominas: "medir: en autors valencians..., per mosarabisme?" (DECLLC). Por tanto, aunque el fascismo lo niegue, el verbo"medir" es patrimonial: "medir tres coses" (Ferrer, St. Vicent: Sermons, c. 1400); "es dador sens medida y llum" (Timoneda: Castell de Emaus, 1569); "les medides de terra" (Pou: Thesaurus, 1575); "medides" (Ros: Cartillas valencianas, 1751); "medixca les paraules" (Conv. de Saro, 1820); "medixca els pasos" (Mentres pasa la diana, Alcoy 1855);"medir" (Escrig; Dicc.
1871). "medir, medició" (Fullana: Voc. 1921). Incluso la izquierda anterior a que la desvirgara el fascismo catalán lo utilizaba:"el salari se medix per la seua..." (El Poblé Valencia, 28 abril 1917). Les adoratrius del IEC, camarada Pérez, al vore la morfosintaxis y lléxic de Doloretes en 1916("asoles en casa, arrancarlo de rail, estás llunt, atra vegá, de lo contrari, vosatros, ducte, el modo que deu portarse, vaig a buscar, ya vorás lo que trau, pósalila, m'enrecordava del cercadit"), soleu rotar que "es invent dels faches blavers" (diríeu "fatxes", clar); pero la documentació vos deixa en lo parruc al vent. Camarada Pérez, ninguna voz usada por Doloretes en 1916 era hápax, sino vocablos del idioma valenciano moderno, el de tus padres en Sueca (si son de allí). Hápax es término lingüístico que alude a la voz que se registra una sola vez. Así, cuando Ausias March escribe "estremoni" (h. 1450) crea un hápax botánico que, al poco tiempo, deja de serlo al utilizarlo otros autores y extenderse a las lenguas europeas. ¡Quién le iba a decir a Ausias que, en 2004, un danés ofrecería en Valencia alucinógeno extracto de estramonio a otros jóvenes! Los hápax, como las Dolors Pérez, brotan en cualquier texto. Así, en "un talecó de alcatufas, o chufes en valenciá" (León, Carlos: Poesies pera el casament, 1802), está el hápax castellano "alcatufas" (salvo que ustedes lo documenten en otro escrito). En la frase aparece "taleca" o "talecó" (del árabe "taliqa", saco), voz valenciana que se extendió por el norte murciano y sur catalán, aunque sólo en nuestro idioma ofrece documentación literaria con variables de género, plurales, diminutivos...: "vostra talequa" (Ferrer, St.Vicent, 1413); "homens de la ciutat, ab taleques" (Martorell, J., 1490); "talequeta" (Isabel d'Villena, c. 1490);"colocat en dos talequetes" (León, C.: Poesies, 1802), e incluso un verbo:"Qui s'adorm cuant deu segar, / plorará al entalecar" (Fages: Aforismes catalans traduits al valenciá, 1850, p. 32). Camarada Doloretes Pérez, estic empardalat de vorer cóm defens al Principat y afones al Reyne. Segons pareix, vols embotirmos en el paltrot faciste de la ‘Gran Catalunya’ o PPCC, pero qui te paga pera que pugues viure com a burguesa som mosatros, el poble valenciá. Ensomies y patixes per Catalunya y el tinyós drap de quatre barres. En el Congrés de Molins de Rei, tots els sanguangos expansionistes -pancha y bolchaques plenes- es quedaren lelos al escoltar les teues miseries colaboracionistes: "la diputada a les Corts Valencianes, senyora Dolors Pérez, a tots els ajuntaments del Principat amb la proposta anomenada 'Uns paisos, Una bandera', la qual fa clara referencia a tot l'ámbit deis PPCC". ¡Che, Doloretes, tantes tonellaes de coentes teories pera detendre al manobrer y ara, en 2004 el marxisme valenciá asoles te dos enronies: ampomar un puesto ben pagat y fermos catalans! En les últimes eleccions hau quedat com a payaso patós, sinse públic, y acabareu ficats en ERC beguent del orinal conceptual de Carod. En el teu "Principat" serás Joana d'Arc de la llibertat, pero en el Reyne asoles aplegues a cercadit catalaner. iAy, Doloretes!, lo teu tindria mérit si estigueres enrosiná fent oposició en Cuba, China o Corea del Nort; pero ací... Diario de Valencia 4 de julio de 2004
Cubata gitano Por Ricardo García Moya
Mezcla de vino y Coca Cola, es un sucedáneo aceptable del auténtico. Culturalmente, si se me permite la discreta metáfora, nos están emborrachando con cubatas de composición dudosa; y no somos los únicos afectados. Me topo en Internet con la web del último film de Spielberg, donde Aragón se convierte en centro mundial de la inteligencia artificial en el 2140; pero lo chocante es que localizan a Zaragoza "en la zona de España que antiguamente era conocida como Cataluña". Nosotros pensábamos lo contrario, al situar a "Barcelona en Cataluña de Aragón en España" (Gallucio, Ioan Paulo: Teatro del mundo y del tiempo, año 1606, f. 127). El error no es culpa de Spielberg, sino de las publicaciones que el catalanismo ha distribuido desde Alicante a Pekín, falseando la historia política y lingüistica de la antigua Corona de Aragón. Más cubatas exóticos. El jueves, 15 de julio, el programa educativo Tómbola fue interrumpido aparatosamente en el momento de máxima audiencia. Cuando todos esperaban la aparición de alguna estrella mediática (Tamara y su madre, Pocholo o Aramis Fuster...) surgieron el Honorable y un señor del PSOE entre sonrisas, carantoñas, palmaditas en la espalda y guiños de complicidad picaresca. El Honorable explicó lo mucho que había sufrido para encontrar a los sabios defensores de la lengua; y el partenaire, exultante, disertó sobre "la nostra llengua"(?), los "avui" y los "amb". Emocionado, San Zaplana asentía complacido al ver cumplida la trayectoria iniciada en la alcaldía de Benidorm, cuando recibía lecciones de Rafael Alemany (normalitzador pata negra), y confiaba a Eliseu Climent la formación del jurado de los premios literarios y la edición de las obras. No sé la causa, pero la honorable pareja fue remisa a definir el idioma que tanta excitación les provocaba. En el Reino jamás existió ese temor a declarar su nombre, pues desde los bautizos a la última voluntad se realizaban en el idioma llamado valenciano; y quienes lo hacían no eran miembros de UV o el GAV. Veamos un ejemplo vulgar y corriente del siglo XVI, la última voluntad del Juan Valero de Xérica: "testamento otorgado en 2 de febrero de 1592... cuyas cláusulas a la letra, vertidas del idioma valenciano al castellano." (Bib. Nic. Primitiu, XVII, F.35). Eran tiempos normales, donde las autoridades del Reino no tenían vergüenza del nombre del idioma. En 1619 se volvía a imprimir la pragmática del año 1394 dictada por Joan I, monarca que tenía como asesor lingüístico y traductor a fray Antoni Canals; pues bien, en la fórmula medieval leemos: "Traduhida de llati en vulgar valenciá per los Reverents mestres de la Seu de Valencia en lo Any Mil trecents noranta quatre" . Este orgullo idiomático, característico de la curia valenciana del cardenal Jaime de Aragón, estaba ausente en la honorable pareja tombolera. Volvamos al presente. Es un hecho que se ha otorgado el poder de la AVL a un grupo de filólogos que podríamos llamar del "Comando Benidorm", formado por inofensivos y honestos ciudadanos, pero expertos en adulterar la Lengua Valenciana y transformarla en catalana; así como degradar la denominación de Reino de Valencia a país catalán. Los Rafael Alemany, Antoni Ferrando y Jordi Colomina difundieron el catalanismo en publicaciones como "Estudis de literatura catalana al País Valencia" (Ed. Ajuntament de Benidorm, 1987), gracias a la generosidad del consistorio, que"amb una liberalitat no massa freqüent en aquesta zona sud del domini lingüistic de la lengua catalana" (id). Para los miembros del "Comando Benidorm" somos un país catalán, y así lo
proclamaron en sus panfletos: "anormalitat política en que viuen els països catalans" (Ferrando, A.: Lit. catalana. Ajunt. Benidorm. p.55). Este inmersor será quien corte el bacalao en la AVL, con el aplauso incondicional de 14 de sus miembros. La institución podría (uso el condicional) convertirse en la Academia Valenciana del "lapo"; que no es un insulto, sino una honorable y documentada voz valenciana que equivale al catalán "cop", por lo que encajaría en el proyecto pensado -si analizamos el historial de los académicos- para golpear al hereje valenciano que no acepte dogmas del Institut d'Estudis Catalans. El vocablo "lapo" estaba arraigado en el fecundo siglo XIX, cuando el idioma valenciano todavía creaba voces y moldeaba barbarismos hasta darles morfología propia. En "Conversacions de Saro" leemos:"li aguera asentat un lapo" (any 1820), y en poesía de Pallarés localizamos el plural correspondiente:"els cluixen a lapos" (La Degollá, any 1859) Palabras similares a"cluixir" y "lapo" serán el fiel de la balanza de la AVL, según adopten respecto a ellas una de estas posibilidades: a) la AVL las aceptará, desoyendo al IEC (algo milagroso); b) se mantendrá la prohibición impuesta por el Institut d'Estudis Catalans; c) serán entregadas al citado IEC para su análisis con lupa y -caso de ser aceptadas por el IEC- engordarán los diccionarios catalanes. Y no se crean la consigna inmersora de que el idioma valenciano del XIX era un cadáver. En textos como las "Conversacions de Saro" (Valencia, 1820) se documentan vocablos por primera vez en la historia de la lengua, como los verbos"descucar" ("descucar els alfals"), o "desemboirar" (¿Está ya desemboirat?), que posteriormente serían sustraídos por los lexicógrafos catalanes. Hay otras palabras que todavía no han sido saqueadas por el pirata norteño, como el infinitivo "desbrafar", el adjetivo "pesmes" y el sustantivo "micapa" ("bona olleta y forsa de micapans"), que procedía de la lengua madre latina ( de "mica-panis", miga de pan). Mientras tanto, prosigue el disimulado estrangulamiento de la capital del Reino. Nadie reacciona ante el engaño y la burla hacia las señas de identidad valencianas que, como táctica, se perpetran en las ciudades donde se fomenta el odio a Valencia. En Castellón instalaron el Institut d'Estudis Catalans (¡vaya lapo!); y en Alicante fue prohibida la Real Señera en el desfile de las Fuerzas Armadas (el año anterior, en idéntico acto, Barcelona estaba llena de cuatribarradas). La blandura valenciana permite tropelías como la del AVE, que llegará al Altet por decisión de Madrid, pero no a Manises. El viajero procedente de Londres o París que pretenda trasladarse a Albacete o Castellón tendrá que ir a Alicante para subir al AVE en el mismo aeropuerto. Lamentablemente, en Manises tendría que revivir las aventuras del entrañable Paco Martínez Soria, arrastrando maletas por el Metro, o en infierno de caravana, taxis y semáforos para enlazar con la estación del AVE. Pero la alcaldesa Nolla no lo tolerará; por algo ha sido defensora de la unidad de la lengua, y la que casi ha traído a Valencia la capitalidad cultural, las Olimpiadas, la Expo y la suerte al Valencia C.F. En vista del panorama, me engullo mi segundo cubata gitano. Diario de Valencia 24 de junio de 2001
Joan Costa, ¿ministro valenciano? Por Ricardo García Moya
Existe un separatismo fétido y minimalista, fomentado desde Madrid y Barcelona, contra comunidades tan inofensivas como la valenciana. Así, al ministro Joan Costa nacido en Castellón de la Plana-, le irrita que le consideren valenciano. Lo curioso es que este comportamiento gusta a los políticos que braman contra el separatismo vasco; y es que ciertos subpr oductos del PP, nacidos en el Reino, se comportan como miserables Arzallus contra su tierra; destrozando la estructura social creada y defendida por antepasados como Gaspar en de la Figuera, morellano invasión del Maestrazgo por los catalanes 1645, hastapoeta que los tercios que del sufrió Reinolafumigaron la mierda hasta Barcelona. Persona culta, Gaspar escribió sus obras en Morella, atalaya que consideraba "la Vizcaya del Reyno de Valencia por su fidelidad y nobleza" (Figuera, Gaspar de la: Miscelánea sacra, 1658, p. 230) ¡Qué diría de la Vizcaya actual y del susodicho Joan Costa! En fin, el morellano fue paradigma de intelectual barroco y admirador de "los griegos Homero y Píndaro, los latinos Virgilio y Horacio, los italianos Dante y Taso, los castellanos Garcilaso y Góngora, y nuestros valencianos Ausias March y el comendador Falcón" (ibid. p. 126). Su formación le permitía distinguir entre voces del
valenciano medieval y el barroco de 1650; p. e., en versos dedicados a la Virgen de la Balma ("...nos segur port vos, Balma, / entenent roca tallada / segón significa balma" ), comenta que, en "antiguo valenciano, balma y sobalma significan el nicho de la cueva, o su hueco" (p. 163). Aparte de morfologías como "tallada" ("tallá", en valenciano actual), "balma" era una voz prerromana, común al sur europeo y sobreviviente a sus sinónimas latinas y árabes. Este arcaísmo equivaldría al "espluga" catalán. Por lo demás, el orgullo de ser valenciano está presente en toda la prosa y poesía de Gaspar de la Figuera, contrastando con los morritos, desprecios y malos gestos que exhiben los exquisitos como Joan Costa, ofendidos cuando se les llama valencianos de Castellón (algunos catalaneros de Castellón prefieren llamarse levantinos, catalanes o mediterráneos para no confundirse, dicen, con los de la ciudad de Valencia ¿y un morellano, por idéntica razón, no podría argumentar que no quiere llamarse castellonense?). El morellano Gaspar de la Figuera reflejó el mundo mágico y místico que encandilaba a sus compatriotas, fueran "los silvos maravillosos que da una espina del Señor, en Morella, quando la sacan contra las tempestades", o "los milagrosos golpes que se oyen en el arca del beato Pascual Bailón, en Villa Real" (p. 29). Aparte de pinceladas parapsicologícas y musicales, testifica sobre la posesión de una lengua propia que no es la catalana, pese a estar en contacto geográfico y social con el sur del expansionista `país catalán´. Así, recordando a Gaspar Punter, valenciano de Morella, dice: "Gaspar Punter, obispo de Tortosa, en su declaración de la Doctrina Christiana... sus palabras son las que siguen en su lengua materna valenciana: ...esta costum de les Iglesies, que tots los disaptes se cante..." (p. 237). Fuera en valenciano o castellano, el Caballero de
Montesa Gaspar de la Figuera (sin contagio anacrónico, claro, con el Parnaso catalanero de la Figueres), manifestaba su amor a la lengua del Reino:"...en la lengua valenciana, / así antigua lección allí lo enseña, / del qual sentido la noticia mana" (p. 81). Los conocimientos de Gaspar sorprenden por la vastedad, sea con sus metáforas gongorinas,
sus citas sobre los misteriosos "essenos, montes antiquísimos judíos" o, principalmente, su dominio de la Historia valenciana. Por desgracia y voluntad de esas autoridades que nos engañan, los libros de texto y exámenes de Selectividad están dedicados a fomentar el odio hacia España y ensalzamiento de Cataluña, ocultando el testimonio de poetas como Gaspar de la Figuera. Todo es posible con ambiguos ejemplares como el ministro Joan Costa y un Camps que ejerció de Inmersiomán (de ahí los vergonzosos exámenes de Selectividad). ¿Podían seleccionar para análisis de texto, en lugar de basuras catalaneras, los del morellano Gaspar de la Figuera. Al ministro antivalenciano (¿es su ideal la separación de Castellón del resto de la lo intentará vimos el otro día con los terrenos catalanes donde el Comunidad?), Gobierno del PP premiar a la Pujol, pobre yobservando fiel Cataluña con "el mayor centro de investigación mundial"; mientras que a los blandos valencianos nos vende como un éxito el cuento de los barquitos de vela, o que el AVE llegue a nuestra Comunidad cuando en Burgos, Zaragoza o Barcelona sea una reliquia industrial. Aquí vendría bien la frase ¡Mos deixarán fets un senlláser!, pero no puedo hacerlo por no tener la lengua valenciana la libertad que tenia respecto al castellano y catalán en tiempos de Gaspar de la Figuera. En primer lugar, los comisarios sustituirían el pronombre "mos" por "ens"; después vendría la burla sobre el acento agudo sobre vocal abierta (¿por qué acatar normas impuestas por el fascismo expansionista catalán?); y el pitorreo mayor lo ocasionaría el sustantivo "senlláser", al que considerarían un vulgarismo derivado del catalán "Sent Llátzer". No, no es así. El "senlláser" valenciano procedería, efectivamente, de "Sent Llácer", ya que Lázaro es "Llácer" (Escrig, 1887), documentándose en tiempos de Gaspar de la Figuera: "com un sent Llácer" (BUV Morlá: Ms. 666, h. 1650), y en los años del protocatalanismo: "traguérenme com un sen Lláser" (Semanari El Pare Mulet, 1877, p. 19). Los fachas catalaneros dirán que Sen Llácer no es "senlláser". De acuerdo, fachas, pero en la formación léxica y derivación semántica se manipulan morfosintácticamente los vocablos para alumbrar el neologismo. Cuando uno dice "senlláser'' no piensa en el Lázaro cubierto de llagas, sino que puede aplicarse a conceptos tan distantes como la inelegancia en el vestir: "Tú ni ixes de casa feta un senlláser" (Peris: Sal de la figuera, 1917, p. 3.). Obsérvese que cuando Galiana escribe: "parlar adefesits" (Rondalla, 1768, p. 39), está usando el sustantivo "adefésit" (disparates), derivado de la frase latina "ad Ephesios" (a los ciudadanos de Éfeso). De igual modo ¿por qué en idioma valenciano no podemos aceptar "senlláser"? ¿No deriva el castellano "pordiosero" de la frase "por Dios", usada para pedir limosna? El llagado Lázaro ya srcinó el castellano "lacerar" y el catalán "llatzerar", pero los blandos valencianos no tenemos derecho a usar el derivado "senlláser". En la tierra donde vivían orgullosos valencianos como Gaspar de la Figuera -paladines de la frontera geográfica e idiomática-, ahora retozan extraños tipos como el ministro Costa. callejeros De todas en formas, si ¿qué en la puede mismaesperarse capital del Reino noseparatista hay quien minimalista vomite ante Joan los rótulos catalán en Alicante y Castellón? Diario de Valencia 21 de septiembre de 2003
Juli Esteve, Netol de Pla Por Ricardo García Moya
En publicidad constituye un clásico el anuncio de Netol donde un señor, encantado de la vida y sonriendo, “limpia y pule metales”. Con similar expresión, el corresponsal de “TV3 al País ValenciA” (sic), Juli Esteve, trató de limpiar y pulir a Joan Ignaci Pla, al que observaba en TV como: “mediocre incapaz de articular una frase entera, o tener un pensamiento sensato o hablar sin trabucarse... aquel candidato que parecía tan corto...” (Levante, 20/05/03). Con amigos como éste, ¿cómo iba a ganar las elecciones? En otro escrito, tras aparentar que alaba la ilegalización de Batasuna, lanza esta piedra: “Habrían podido dictar un decreto para prohibir los tiros, las bombas, la guerra... ¿De veras que ninguno ha tenido otra idea mejor?”. ¡Arreee, gos! Con sonrisa Netol, Juli ejerce de prosista gracioso en la corte de Ferran Belda, realizando labores gratas al expansionismo catalán, con chascarrillos que exhiben voces y morfología condal: tardor, castig i sencera (no los valencianos otony, castic y sancera). Al Juli le da igual que, ya en el Renacimiento, los humanistas diferenciaran el barbarismo catalán “tardor” del cultismo valenciano “otonyo” (Pou: Thesaurus, 1575), sustantivo que siguió vivo hasta nuestros días:“otonyo” (Tormo: Gatomaquia, h. 1760); “seba marina d’otony” (Cavanilles: Obs. 1797); “otony” (Sanelo: Dicc. 1805); “otony, otonyá, otonyat, otonyar” (Escrig: Dicc. 1871); “en estiu o en otony” (El Bou solt, 1877); “l’estiu, l’otony” (Palanca: Les freses, 1888); “este otony” (Fullana: Gramática valenciana, 1915, p. 236); “otony” (Fullana: Ortografia valenciana 1932, p. 65). Si al Juli le repugnaba la voz por su homografia hispánica, podría haber escogido otra de clásico pedigrí: “autumne” (Eiximenis: Terç. c. 1400); “primavera, estiu, obtumne e yvern” (Ferrer, St. Vicent: Quar. 1413); “autumne” (Esteve: Liber, 1472); o haber optado por la popular “primavera d’hivern”. Pero el Juli, fiel al IEC, selecciona la voz catalana y escupe a las valencianas. Todas las cortes -áulicas o mediáticas-, han sufrido a patosos sin gracia. Cuenta Barrionuevo (el del s. XVII), que: “a un músico capón del Rey, que se llama Don Lázaro, le han retoñado los genitales, y está tan gozoso que los enseña a todos”. Esta anécdota acaecida en junio de 1655 podría parodiarla (sin ser músico ni capón) en una de sus crónicas a la TV3 el gracioso Juli Esteve, paseándose con la sonrisa Netol y los huevos al aire por la Ciudad de las Ciencias; pero tendría tan poca gracia como sus artículos. Por suerte, mientras en la corte se lucía Don Lázaro, los valencianos mantenían la dignidad idiomática. Así, el catalán Francisco de la Torre, cronista de las Reales Fiestas de Valencia en 1667, escribe sobre las lenguas“valenciana, castellana o latina” (p. 44), criticando a los que, como Miquel Serres, sólo dominaban el idioma del Reino: “que escribe bien a la valenciana, aunque escriba mal a la castellana” (p. 344). Tampoco dudaba Francisco de la Torre en usar el valenciano en sus burlas a las quintillas de fray Josef Carbó:“y si lo quieren oír en valenciano, óiganlo mejor: Pera papers no son bones, / que es pot fer (tan groses son), / un pegot a la paret, / de les lletres de Carbó” (p. 329). Las autoridades mantenían cierto orgullo, defendiendo los fueros del Reino. Esta actitud inspiró el “Soliloquio de la Reina sobre la elección de paraje para su residencia: En Valencia hay poquísima sustancia, / mucho arroz, flores, fuero y contrafuero, / y, en fin, a todo tengo repugnancia. / Mas pues nada me agrada (caso
fiero), / una de dos, o ser Delphina en Francia, / o quedarme en Madrid, es lo que quiero” (Bib. Nac. Ms. 4052). Actualmente no tenemos autoridades que se opongan al contrafuero que sería el fascismo catalán, que exhibe en los centros de enseñanza los mapas donde el descalabrado Reino aparece incluido en Cataluña o, en junio de 2003, que alienta a los directores que se niegan a colocar en las fachadas la Real Señera y la bandera de España. Los estudiantes signen leyendo en escuelas, institutos y universidades que, por ejemplo, Sorolla es pintor catalán (Gran Enciclopedia Catalana), y los políticos disimulan, mientras los tipos con sonrisa Netol aumentan día a día. Todos callan. No me extraña que la progresia de braga en ristre y soma a Mendiluce, como Lucía Echevarría (perdón Etxebarria), oculte que nació en Valencia (El Cultural, 22-5-03). Todo vale para destrozarnos, desde llamarnos Levante hasta decir que Cullera es alicantina. Se burlan de nosotros, y valga de ejemplo el cachondeo de una publicación de los retorcidos frailes de Montserrat, muertos de risa ante un manual de catalán para estudiantes alemanes (J. Lüdtke, Katalanisch, München, 1984), donde el autor “addueix un passatge del Blanquerna” como ejemplo de catalán del XIII. La gracia consiste, según los motilones, en que el texto es la traducción valenciana que Bonllabí efectuó en 1521, de ahí que “emprá ja dos per al femení y l’ac. amb la prep. a” (Textos i estudis. Abadía de Montserrat, 1988, p. 13). Es decir, que en el valenciano de 1521 se “amprá ya dos pera el femení (no “dues”) y l’acusatiu de persona en la preposició a”. Por tanto, si Bonllabí leyera del Juli esta frase: “A Canal 9 hem vist Pla dues vegades”, la traduciría al valenciano moderno:“En Canal 9 ham vist a Pla dos vegaes”, igual que hizo con el Blanquerna. La publicación de los perversos monjes añade con letra pequeña que, del Blanquerna en valenciano, se han recogido muchas “primeres documentacions” de vocablos atribuidos a Llull y al siglo XIII; cuando en realidad son innovaciones del idioma valenciano medieval. Otro tema: en el Registro se pitorrean de los nombres valencianos que no constan en la misteriosa lista “normalitzada”. Y si admiten alguno, lo putean con morfología catalana, como Ximo. Para que no les engañen, damos este listado que acreditaChimo y su hipocorístico: “Chimet” (Liern, Rafael: El que fuig de Deu. 1878);“Chimet” (Capilla: Cada ovella en sa parella, 1868); “es casará en Chimet” (Balader: El pare alcalde, 1871); “Rahonament entre Chimo y el tio Joan”, 1797); “Chimo el matalafer” (Fuster, L.: El nano de la falle, 1894); “Chimo” (El Cullerot. Alacant, 1898); “¿Tú, dentiste? Pobre Chimo...” (Bellido: Un francés de Rusafa. 1876); “Chimo” (Merelo: Tot ho apanyen els dinés, 1866). Aceptan el vasco Gorka o el catalán moderno Empar; pero los sacamantecas inmersores rechazan los valencianosChimo, Ampar o Donis. Es el triunfo de Inmersiomán y los Netoles. Diario de Valencia 1 de junio de 2003
Isabel Clara Simó y Orihuela Por Ricardo García Moya
La bella ciudad, antaño segunda capital del Reino, es hoy cámara de gas donde el catalanismo contempla impertérrito el envenenamiento de la población, única en Europa con un río de excrementos como columna vertebral. Los miles de millones derrochados en catalanismo darían para construir un cauce de oro con agua mineral, pero la inmersión es prioritaria. Orihuela es urbe tranquila, cercada por puticlubs donde zapateros de Elche y políticos tiran de tarjeta oro y chapurrean ruso. Arriba, el Seminario o factoría productora de onanistas, comunistas de extrema derecha, gastrónomos y catalaneros enloquecidos; abajo, conventos de monjitas y palacios mutilados que recuerdan la Orihuela del Reino, la de fieles ciudadanos que lucharon en la Germania y, en 1649, con el ejército valenciano que rechazó la invasión catalana de la frontera norte. Hoy, el fascismo inmersor espera que los gases del Segura exterminen la herejía idiomática; como si los oriolanos no tuvieran el derecho democrático a usar el idioma que deseen; otra cosa sería que voluntariamente, sin coacciones, recuperaran su idioma. Pero ya sabemos, ¡ay!, que las autoridades prohiben el valenciano, desprecian el español e imponen el catalán. Orihuela hablaba valenciano, no catalán. Cualquier documento lo proclama, como las actas «del ofici de fusters de la lleal Ciutat de Oriola” del siglo XVII. Los carpinteros trataban sobre nombramientos de“clavaris y vehedors en est dia de hui...” , de asuntos económicos, “contes de cinquanta lliures y dihuit dinés” ; de gastos para “eixir en el Corpus”, del “pendó nou del Gloriós Sent Joseph” , de la prohibición a “Pere Oliver de fer guitarres, ni cossa tocant a violer”, etc. De igual modo, en el “llibre de obrers de vila “nos hablan sobre actos“dels dies de dumenge y festes” (AHO, Llibre de obrers de vila, 24 septembre 1623), y en la lista de “descarrech” apuntan costes del“oli pera la llantia”, el “lloguer de 4 antorches”, los “sis reals que gastá en el asta del Pendó chiquet” o si había “que pagar dites semanes desde el dumenche”. Con las variables morfológicas habituales, el léxico y sintaxis de Oriola era el mismo que en Valencia, y distinto al catalán. ¿Tenían conciencia idiomática los oriolanos? Los catalaneros dicen que no, pero ocultan y desprecian los testimonios contrarios a su dogma. El lector puede apuntar los datos siguientes, ya que los académicos de Ascensión no suelen incluirlos en los libros de texto que autoriza Tarancón: “...en la catedral de Orihuela, capilla de Santa Ana, y baxo sus pies estos versos en lengua valenciana” (Martínez Paterna, Fco.: Exequias por Geronymo Simón. Orihuela, año 1612, f.50). Es decir, el mejor historiador de Orihuela testifica sobre el uso de la lengua valenciana en los actos religiosos y, probablemente, el propio Martínez pudo ser el autor de las composiciones, al ser presbítero y beneficiado de la citada catedral. La intelectualidad eclesial no dudaba de la existencia del idioma valenciano, pero los obreros y artesanos ¿eran también conscientes? Siempre lo fueron, incluso en el siglo XVIII. En un documento que me ha proporcionado el filólogo oriolano don Jesús García Molina (detalle que le agradezco sinceramente), se aborda el problema que planteaba para los escribanos en castellano la inserción de párrafos de los antiguos libros de los gremios. En documento oficial y papel sellado de 1735 leemos que los horneros deseaban transcribir“capítulos de nuestro Oficio hechos en nuestra ciudad en
su Antiguo Gobierno en Idioma Valenciano, y suplican (que) en el expresado nuevo Libro se arreglen y traduzcan nuestros Capítulos del Idioma Valenciano en que se hallan a el Castellano” (Arch. Hist. Orihuela, Actas de los horneros, año 1735). El pueblo debió seguir usándolo, pues transcurrido medio siglo las autoridades advertían que “no permita el maestro que los niños y niñas hablen en el idioma valenciano sin que se les instruya en el castellano” (Carta Orden de la Sala del Crimen a las autoridades de Orihuela. AHO, año 1787). Y ahora, ¡lagarto, lagarto!, abordamos el asunto del epígrafe: la relación entre Orihuela y la alcoyana Isabel Clara Simó, premio “Andrómina” de narrativa en catalán 2001. Eliseu Climent le ha entregado los cuatro millones de pelas (Climent, proletario millonario, no sabe qué hacer con los millones que le entregan nuestros políticos) y, sinceramente, creo que Isabel se merece mucho más por su pastoral diaria en el Avui y las encíclicas en “El Temps” del citado Climent. Son escritos que, prueban la miseria moral a que llega un colaboracionista para ayudar al expansionismo; y es que Cataluña recompensa generosamente a sus peones. Respecto al nexo de Isabel con Orihuela, lo habrán adivinado, es el hedor del Segura y la obsesión que padece la alcoyana por olfatear las partes pudendas de los seres humanos, especia1mente desde que se identifica con el tema de su novela "L´home que ensumava les dones”, y su protagonista, el “cony de una dona”, según declara la dionisiaca sesentona. En el catalán de los que le pagan, claro, dice Isabel que el sexo de la mujer “és el que més m’ha costat d’esbrinar” (El Temps, 5-XI-01, p.52). Por su afán investigador estuvo en peligro de partirse en dos al “intentar olorar-me jo mateixa, però va ser impossible”. A la Coco Chanel de Alcoy no le bastaba la peste de pililas y parrusos ajenos, por lo que intentó introducir su nariz bajo el propio arco del triunfo; pero su anatomía de capicul se lo impidió y, supongo, acabaría metiendo la mano (per cert, reverent Batllori ¿li doná la ma a esta sinyora en el ultim Premit Octubre?) Acróbata y literata, Isabel merece un aplauso por sus contorsiones físicas y conceptuales; en ambos casos se mueve por idénticas latitudes. Dicen que el rostro define a la persona y, quizá me equivoque, el de Isabel lo asocio a culo de mandril con gafas, aunque algún fisonomista cruel diría que se parece a Gloria Marcos. No puedo, no puedo -que diría Chiquito- olvidar a Isabel Clara Simó cuando el orinal del Segura me asfixia. A esta mujer sensible -catalana autodidacta que lucha por conocerse interiormente, aun a costa de quedar baldada-, le recuerdo estos versos del oriolano Miguel Hernández:“Algún día estarás, me cago en C...,/ dentro del purgatorio de un retrete / enunciando la mierda con tu aliento”. Quién le iba a decir a Miguel y sus cebollas la llegada al poder del fascismo catalanero y coprófilo, disfrazado de progresismo. Y al lector, un aviso: si les da la mano madame Parrús, ¡lagarto, lagarto!, jabón eficaz. Diario de Valencia 25 de Noviembre de 2001
Doce rectores y “español el que no bote” Por Ricardo García Moya
Sábado, 26 de octubre. En la 2 proyectaban "Trans gens, los genes de la muerte", película de terror calificada en LAS PROVINCIAS como "basura gore, infecta e insoportable", con monstruos y todo. Di al botón y surgieron Eliseu Climent, Rosanna Pastor y (el que más miedo daba) Andreu Alfaro, el de las varillas de marras y barras. Con vocecita de inocente víctima de la "insolidaritat i intolerància", la locutora Rosanna Pastor presentaba el espectáculo cómico-taurino de los Premis Octubre en compañía un tal Manu di Bango, trompetero camerunés aficionado a la "lluita per la solidaritat, tolerància” y la paella. Según Rosanna, interpretó canciones de la "nostra terra"; pero, en subtítulos para toda España, leíamos: "Temes catalans". La música de Manu y las cuatro barras como fondo provocaron una agitación de pañuelos y traseros, risitas y guiños. Las alumnas y maestras de catalán comenzaron a corretear bailando entre las mesas de los políticos que contratan, amparan y subvencionan la expansión de Cataluña (con dinero de nuestros impuestos) en el Reino de Valencia. Allí, satisfechos y sonrientes, lucían sus poderes los consellers de la Generalitat de Cataluña, Xavier Pomés y Joan Pujals; los asiduos e incondicionales Cipriano y Carmen Alborch; los parlanchines tránsfugas Rahola y Colom, etc. Al acto de exaltación de los “països catalans” no podían faltar los doce rectoresapóstoles de la inmersión y de las universidades del eje. Sonreían complacidos al ver a la juventud que ellos educan dando saltitos para no ser calificados como españoles por un grupo que entonaba el "boti, boti, boti, espanyol qui no boti". Toda España pudo admirar este detalle de tolerancia, democracia y solidaridad, como repetía incansablemente la presentadora. Y el nombre de España fue mentado en otra ocasión (y nunca más) por la angelical muchacha al recordar los "padecimientos sufridos por el dominio de España" en Cuba. ¡Qué mala es España y qué buena es Cataluña!, ¿verdad? Lánguidamente, imitando a Julia Otero, la actriz (?) preguntaba cosas a Manu di Bango. Y Manu -que entendía menos valenciano que Pedreño- contestaba un surrealista "Sí, señor" (sic) a la presentadora de Alboraya que, en cada frase, insistía con los avui, avui, país, país, nosaltres, nosaltres, catalá, catalá... Como en la terrorífica Trans Gens anunciada en LAS PROVINCIAS, unos mutantes aparecían en el escenario. Todos, desde el presidente de la Unión Musical de Liria hasta el tamborilero del año pasado (Carlos Santos, sospecho) se les caía la baba con lo de "nostra terra catalana, nostra cultura catalana, nostre idioma català". Y me dio la impresión que doce "catalán" rectores dedel eje, de en Muestras placentero éxtasis, levitaban unos centímetros sobrelos el suelo la Feria de Valencia. En toda película de terror no puede faltar la nota cómica, y allí estaba el mago de las varillas Andreu Alfaro que, en esperanto (?), dijo algo así como "me han donat una chuleta (sic), pero no me la sé". El público -atiborrado de morapio y paté- no le rió la memez; ni López Garrido (pegado a Eliseu Climent), ni los alcaldes de Alcoy, Gandía, Elche o los doce rectores estaban para sutilezas que no fueran la manduca o los gritos a favor de "les terres catalanes". Todos aplaudían cada vez que alguien como el premiado
Ballester -al comprobar que, aparte de las varillas de Alfaro, le entregaban dos kilos de money- citaba lo de “països catalans”. Al mismo tiempo, bajo el mando de la mano de Maniu di Mango, que dirigía un mambo, los jóvenes bailaban siguiendo la táctica de ciertas sectas siniestras. Pretendían aparentar una normalidad jovial en lo que no era más que una payasada contra el Reino de Valencia. Al final todos se pusieron firmes, muy formalitos y con las orejas tiesas al escuchar la Moixaranga. Mientras, la bandera aragonesa usurpada por Cataluña provocaba estremecimiento de placer de los catalaneros de siempre: los doce rectores del eje, el vertebrador Cipriano (que al día siguiente, después del "bote, bote", acompañaba a un Felipe González desmelenado por la unidad de España); la amiga del Liceo, Carmen Alborch; el director de la Unión Musical de Liria y demás quimeras de la razón. El negocio inmersor marcha. Los libros premiados serán de compra obligada para los escolares valencianos en el curso 97-98, y todos a disimular y fomentar la inmersión, no sea que se enfade el doctor Eliseu Climent; el capo que rige todo, desde la política lingüística a la simbólica. Su poder es temido por rectores y políticos, que se humillan a sus pies y le ofrecen la TVE para toda España. No me sorprendería que el año que viene fuera Eurovisión la que transmitiera a todo el continente su mensaje tolerante y solidario: "boti, boti, boti, espanyol qui no boti". Y todavía estoy sordo por el ensordecedor silencio y sumisión de los doce personajes que -altivos bajo sus birretes ante las autoridades democráticas- apoyan complacidos estas lamentables astracanadas. Las Provincias 3 de Noviembre de 1996
El progre Miró Por Ricardo García Moya
Existió el pintor catalán Joan Miró, el bueno, que en 1930 sorprendía a Europa con óleos coloristas cargados de infantilismo onírico. En el polo opuesto, acechando ayuntamientos y universidades, se pavonea el alcoyano Antoni Miró, artista con mensaje progre que alardea de “ir contracorriente”, cuando en realidad navega en el transatlántico del catalanismo con fanfarria y banderolas catalanas de cuatro barras, alusiones al PV y rebuscada utilización de léxico y morfología barcelonesa para los títulos de sus cuadros y exposiciones. En las reseñas de la última, “Sota l’asfalt està la platja”, vuelve el papanatismo crítico a adornar con méritos de guerra a quien no visitó trinchera. Proclamado vástago ideológico del fecundo Mayo francés por la intelectualidad de langosta y subvención, sus vecinos de Alcoy no opinan lo mismo. La pintura del Miró catalanero (no el catalán), es un producto para impresionar a la burguesía ajena al mundo estético. Sus “remake” y collages disimulados de Magritte o de Brueghel equivalen a los cromos de San Pancracio o las cacerías de ciervos que inspirados en la obra de Frans Snyders- tapaban desconchados en los comedores míseros de posguerra (que no era el caso de su familia, por cierto). Todo genio arrastra una retahíla de imitadores más o menos patéticos, pues no es igual un paisaje de Claude le Lorrain, con dorados celajes de poética luz, que un huevo frito sobre cerúleo horizonte. Este portento del Mayo francés, cuyas obras son “obsequio de alto standing, en clientes importantes de empresas como la CAM” (oferta de una empresa de grifería), gana millones con políticos que gastan dinero público con artesanos que pintan las cuatro barras y usan el catalán (no el valenciano). Las ideas del progre Miró vampirizan las de otros creadores. Así, su gran ninot de 22 metros sobre el bailarín Gades -luchador por la nación catalana con Marisol, admirador del camarada Fidel, etc.- tiene su antecedente en las composiciones de Dalí y los cuerpos seccionados de Magritte, como el célebre desnudo de “Manía de grandezas”. En realidad no me importa que Zaplana, el socialista Sanus o Gloria Marcos compren paisajes con sol de huevo frito, ciervos acartonados o hieráticos (con perdón), o cromos del progre Miró ; lo que me socarra las turmas es que cacaree su ficticio “ir contracorriente”. Mira, progre Miró: contracorriente es lo que hace tu familia al mantener en la empresa la voz compuesta “Mirofret” en valenciano, con la t final usada por Ausias March, Martorell o Escalante. Contracorriente es que te enfrentes a los políticos que nos incluyen en Cataluña o, desde Murcia o Madrid, nos llaman Levante. Trata de defender la lengua valenciana de tus padres, rotula en nuestro idioma tus cuadros y verás cómo los ayuntamientos, diputaciones y universidades que ensalzan tu arte y te ceden salas, te mandan a la mierda del ostracismo. Como el progre Miró, asimilamos basura léxica ajena y despreciamos la riqueza propia. La voz “vacances", por ejemplo, no existe en idioma valenciano, siendo el sustantivo “vacacions” el correcto para designar el período de descanso estudiantil o laboral (“vacacions” en valenciano, “vacances” en catalán y “vacaciones” en español); no obstante, los comisarios suspenderán a todo alumno que pronuncie o escriba“yo estic de vacacions”, en perfecto valenciano. Habría que recordar a los chaperos idiomáticos que la prosa académica siempre utilizó“vacacions”, no el barbarismo impuesto por el terrorismo cultural. Así, en las “Constitucions” de laUniversidad de Valencia de 1611 y
1655 leemos “...dels estudiants, y tinguen comoditat de poderles provehir en lo temps de les vacacions, y pera llevar los abusos...” (p.5). La palabra “vacances”, aunque la use la progresía de opereta (ya saben: Gloria Marcos, Tarancón, la académica Ascensión, el gótico Hauf, etc.) no existe en lengua valenciana. Ya puede la inmersión buscar con microscopio subvencionado por la Generalidad del PP en cualquier texto valenciano, sea clásico o sainetero; sólo hallará“vacació / vacacions”, como recogen los diccionarios de Escrig y el de la Real Academia Valenciana (no confundir con la de Ascensión). Según cuentan los etimólogos serios, la escoria léxica “vacances” comenzó a gestarse entre sotanas, masturbaciones y agua bendita en el Seminario de Solsona en los años en que disecaban al negre de Banyolas, es decir, en el siglo XX y no en tiempos de Jaime I. El comando de Fabra la adoptó hacia 1920 y, con los ojos cerrados y otra cosa abierta, los colaboracionistas valencianos (Fuster, Carlos Salvador, Sanchis Guarner, Enric Valor...) la introdujeron en sus tendenciosos escritos, despreciando el sustantivo valenciano “vacacions”. Otro barbarismo llegado de Cataluña es la locución “al voltant”, también inexistente en idioma valenciano hasta que los escritores del Reino que reptaban por los Juegos Florales de Barcelona la usaron para acentuar su sumisión. Este excremento gramatical aparece en Barcelona a mediados del XIX, siendo aceptado rápidamente por los Milá i Fontanals, María Aguiló, Serafí Pitarra, etc. La literatura valenciana, desde Martorell a Galiana, logró su perfecta expresividad sin utilizar este barbarismo catalán, con locuciones propias: “al contorn, lo / al derredor, proximitats, rodejant, les cercanies, al costat...”. La Universidad de Valencia, por poner el mismo paradigma, construía de esta forma: “entendrá que junt al estudi y en sos contorns” (Constitucions, any 1611) En el norte del Reino, por la misma época, hallamos“lo derredor del pati”, “als hereters del contorn lo que haurá” (p. 466), según recoge Beltrán Zaragoza (el ensayista catalanero propone como voz culta para sustituir a las valencianas el barbarismo “voltant”, de otro modo no le habría publicado la tendenciosa obra la “Societat Castellonenca de Cultura”) Adenda de agradecimientos para Zaplana y Tarancón por lo suavemente que nos meten la lengua catalana. Así, sin brusquedades, el sensible dúo nos la introduce poco a poco desde hace años, sea por Canal 9, la Administración o la Universidad. En el examen de Selectividad de septiembre, los alumnos valencianos han tenido que analizar textos barceloneses y, como es costumbre, dogmas de Joan Fuster y Enric Valor sobre “La unitat idiomática del Principat, les illes i el País Valencia”. Estamos, ¡ay!, en el Reino del progre Miró. Diario de Valencia 23 de Septiembre de 2001
Virus en la Academia de los Nocturnos
Por Ricardo García Moya
Hay virus informáticos, y también --en la patología del régimen-- sida cultural. En 1988, sin ir más lejos, la Academia de los Nocturnos fue inoculada por Evangelina Rodriguez con virus procedentes de la institución Alfons el Magnánim de la Diputación del PSOE, contaminada a su vez del sida catalanero y, para mayor inri, sufragada con dinero del contribuyente valenciano. En concreto, Evangelina y Canet y Sirera depositaron -camuflados entre conceptos y anotaciones- anticuerpos para hacer creer que los miembros de la valenciana Academia de los Nocturnos -activa de 1591 a 1594- usaron el catalán como lengua vehicular y literaria. Así, afirman que: "El fundador de la Academia de los Nocturnos es autor de una autobiografía escrita en catalán" (Rodríguez, E.: "Actas de la Academia de los Nocturnos". Valencia 1988, p. 18). Aviesamente, como es habitual, propagan que: "Jaime Orts, concurrente a la Academia de los Nocturnos, escribió poesías en catalán (...) participó en las justas poéticas en honor de Sant Vicent Ferrer" (p. 26). Pues ojo al dato, Evangelina: los miembros de la Academia de los Nocturnos defendían la lengua valenciana y no hubieran tolerado que ningún figurón los transformara en renegados del Reino de Valencia. Y podemos comprobarlo con la fuente citada por ella, concretamente con los escritos del certamen poético del año 1600 en honor de Sant Vicent Ferrer. Comenzaremos con la opinión del doctor y canónigo Francisco Tárrega, dada la categoría del personaje. Según Evangelina: "su prestigio literario fue muy grande, convirtiéndose en el árbitro fundador de la Academia de los Nocturnos" (p. 28). Era el alma mater de los académicos, pero lo que opinaba Tárrega sobre la lengua no coincide con lo apuntado por la sandunguera Evangelina. Por ejemplo, cuando enaltece a Sant Vicent Ferrer lo hace por usar el santo la lengua propia, no la catalana: "Gran blasón de la Lengua Valenciana / que en un tiempo todo el mundo la entendía / lo mismo en nuestros tiempos sucediera / si cada valenciano un Ferrer fuera" (Tárrega, F.: "Relación de las fiestas a San Vicente". Valencia 1600, p. 299). Respecto a Jaime Orts -miembro de la Academia emporcado de catalanismo por Evangelina- aparte de la simpática lucha con poesías en valenciano con su amigo Melchior Orta, dedicaron otras a San Vicente ("Guardia molt be os dir / qualsevol ab veritat / puix de orta, regne y ciutat / sou lo patró y guardiá"); y -aunque Evangelina no lo tiene en cuenta aclaraban cuál era su lengua al especificar que eran"sonetos en castellano y valenciano" (p. 223). La casi totalidad de poetas que vivían en Valencia en 1600 participó en el certamen, y siempre se refieren a la lengua valenciana, como en el soneto de Esteban Burgués (p. 253). La catalana era considerada inferior y extranjera, como es lógico. Los testimonios sobre el uso y denominación de la lengua son apabullantes. El oriolano Francisco Martínez, participante en el certamen, anotaba años más tarde que en la capilla de Santa Ana de la catedral de Orihuela se pusieron"versos en Lengua Valenciana" (Martínez, F.: "Exequias". Orihuela, 1612, fol. 135) .
En los escritos catalanes --aparte de las dif erencias sintácticas - no encontraríamos el léxico valenciano usado por los intelectuales y los escribanos de la Generalidad en el Barroco: milacre, hui, fortalea, medida, franquea, chiquet, ubert, y, chufa, huit, dumenge, u, archiu, chufes, bellea, eixir, pichers, deport, servici, sigle, etc. Volviendo al tema ¿sabían que Cataluña jamás tuvo en el Barroco una institución tan prestigiosa como la Academia de los Nocturnos? La pobreza cultural de los condados no permitía un florecimiento similar al del Reino de Valencia. Era portentoso -como le pareció a Cervantes- la aparición en tan breve espacio cronológico de tantos escritores, poetas e historiadores: Timoneda, Guillén de Castro, Virués, Rey de Artieda, Tárrega, Escolano, Miguel Beneyto, Gaspar Aguilar, Gil Polo, etc. Ahora -gracias a la pasividad del hierático- los ha engullido la Nación Catalana. Curiosamente, en los mismos años en que floreció la Academia de los Nocturnos disponía Felipe II de un intérprete, el marqués de Denia, "para traducir los escritos en Lengua Valenciana" (Arch. Corona Aragón. Cortes, leg. 1 .350). Evangelina ha infectado la memoria de la Academia de los Nocturnos, deformando la realidad. Incluso en las notas sobre el poema que un académico dedica a Nuestra Señora de la Sapiencia, oculta lo más importante. Diserta sobre San Isidoro, Platón y el caballo Pegaso; pero es incapaz de decir lo fundamental: que era Patrona de la Universidad de Valencia. En 1988, las mesnadas del régimen felipista quemaban dinero público para eliminar su imagen del escudo universitario; pero aún quedan fuentes sin manipular, como el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, del siglo XVII, que contiene "versos en Lengua Valenciana: A la Mare de Deu de la Sapiencia / Protectora de aquella Universitat" (BNM. Ms 3.746, f. 602) . La sandunguera, al exponer los criterios de la edición, dice que "ha intentado mostrar el mundo cultural en el que estaban insertos" los poetas de la Academia de los Nocturnos (p. 51 ). Esperemos -si el eje paga otra edición-, que no mienta respecto al idioma que usaban nuestros leales antepasados. Las Provincias 26 de Enero de 1995
Los profesores de catalán Por Ricardo García Moya
Son funcionarios de la Generalidad Valenciana, aunque obedecen al Institut d'Estudis Catalans y hacen la vida insoportable a quien no se catalaniza. Escriben libros como el titulado "Col·loquis" (Generalidad Valenciana,1996), un ensayo del profesor Joaquim Mestre de la Universidad de Valencia, que nos servirá de ejemplo para analizar la distorsión de la obra de Batiste Escsrcuela, escritor nacido en Valencia en 1753. Del primer "mangazo" (¡cientifico ¿eh?) Mestre se carga el titulo "Coloqui de coloquis" dado por Escsrcuela en el siglo XVIII, sustituyéndolo por el catalán "Col·loqui de col·loquis"; de paso, cierra vocal del subtitulo al cambiar"Ansisam de totes herbes" por "Ensisam" (Escrig, en 1851, recogía la variable"ansisam" como lechuga y ensalada). El normalizador (que alude a Catalunya con el titulo mayestático de Principat) incrusta sin ton ni son lo de "País Valencià" y "literatura catalana"; despreciando que Escsrcuela llamara a su tierra "Reyne de Valencia" ("Reflexiones críticas", 1794, f. 22), y diferenciara entre "llengua valenciana" y catalana (Ib.). Aparte del timo conceptual, el ensayista comete picardías apreciables al cotejar su versión (editada, ¿cómo no?, por la Generalidad) y el manuscrito del XVIII. Donde en el srcinal dice: "Pero yo, que ni per chansa"; el profesor Mestre, muy científico, transcribe: "Peró jo, que ni per xansa". Es decir, a la adversativa pero le mete la boina del acento, transformándola en la catalana "peró". Escsrcuela situaba tilde en "vostè, asentaré, relació"; jamás en la grave "pero". Hay alteraciones sutiles, como convertir el srcinal "en mich", en la locución preposicional catalana "enmig", voz que no consta en los diccionarios valencianos de Escrig (1851), Fullana (1921 ) o LAS PROVINCIAS (1997). El furor catalanero de Mestre se ceba en la ‘y’ griega y la ‘ch’ valenciana, habituales desde Martorell y Roig; si en el srcinal consta: "y encara pera els machuchos"; Mestre lo catalaniza en: "i encara per als matxutxos" (p. 345), cargándose la sintaxis de la frase y la ortografía de"machuchos", voz de raiz morisca (Corominas). Joaquim Mestre, como profesional de la catalanización, rechaza hasta el "malfaener" de la lengua valenciana por el "malfeiner" catalán: y sabe que "faena" es voz clásica, mientras que feina es corrupción catalana tardía. En los comentarios, Mestre enloda conscientemente la lengua con catalanismos como el adverbio "avui" (p. 15), rechazando el clásico"hui"; y el barcelonés "cec" (p.18), no la voz valenciana "cego", usada desde la Edad Media. Estos personajes colaboran en revistas como Saó, alabándose unos a otros; así, Mestre alaba a Ferrer Pastor (q. D.g.) por incorporar en su falso diccionario valenciano palabras catalanas y mallorquinas "aunque no tengan una larga tradición literaria" (Saó, enero 1998). Es decir, son tiquismiquis con vocablos regnícolas centenarios, pero con tal de confundir y destruir la singularidad del idioma aceptan barbarismos como "gla, anyell, abitlar, finçonada, beula, betza, acurullar, alova, abarnegar" (Ib. p. 26). La destrucción es muy científica, mucho (y subvencionada). En el ensayo, Mestre altera lo que le place. Si en el texto del XVIII lee"fill de Alboraya", de un plumazo lo convierte en "fill de Alboraia" (p. 55); dos líneas después, "ya" y "dichós" lo muta en "ja" y "ditxós". Embalado, retoca el"Coloqui de Peyró", en "Col·loqui de Peiró"; y el primer verso"Gracies al pardal de Alcoy", en "Gràcies al
pardalot de Alcoi" (p.159), cargándose el topónimo. El sardanero, engreido, pontifica que "la lengua de los coloquios es el catalán" (Literatura de canya,1997, p.63), cuando él sabe que desde Carlos Ros a Escsrcuela, pasando por Civera, todos puntualizaron que escribían en "llengua valenciana". Escsrcuela consideraba la lengua valenciana distinta de la catalana, y aconsejaba que el modelo central tenía que ser el paradigmático: "Valencia es cab (sic) del Reyne, conque com así se parle es conforme es deu parlar" (Reflexiones críticas, 1792). Por el contrario, Mestre considera que "Barcelona es el centro literario e intelectual de todo el dominio lingüístico catalán" (Mestre, J.: Saó, enero 1998). El oficio de Mestre es la expansión del catalán, de ahí que manipule el idioma valenciano de Escsrcuela, escritor que usaba el artículo ‘lo’ para sustantivar, diferenciando entre "lo millor" y "el millor"; los indefinidos "els atres", "com hu que ronca"; las consonantes valencianas, "Deu os guart, chiques"; las formas verbales adecuadas: "yo sapia" (no "jo sápiga"), vorán (no veuran), vixca, vixquen, atrevixca, chiular, etc. No separaba enclíticos, asentarme, donarlila; no renegaba del adverbio hui por el avui catalán. Situaba la preposición ‘en’ ante topónimo, "en Ecija, en Valencia"; utilizaba el adverbio "aixina"; las terminaciones valencianas de los sustantivos abstractos:pobrea, noblea, vilea; el pronombre nosatros; y, claro está, el léxico ahora sentenciado a muerte:milacre (no miracle), safanoria (no pastanaga), peregrí, colp, chiquet, mentres, etc. Todo lo anterior lo prohíbe la Universidad de Valencia; mejor dicho, ésta no prohíbe nada; es el Institut d'Estudis Catalans, desde Barcelona (Capital de los inmersores) quien ordena y manda a los verdugos del idioma valenciano. Aunque hay una función que han dejado los catalanes a los valencianos ¿Adivinan cuál? Sí, esa, la de pagar los miles de millones que nos cuesta mantener a estos genios de la filología. Por cierto ¿y los políticos valencianos? ¿Cuándo limpiarán la cultura valenciana de excrecencias como el fumeral rovellat de Pie de la Cruz, o el catalanismo parásito? Las Provincias 30 de Marzo de 1998
El `pleit´ de Gabriel Sansano Por Ricardo García Moya
Desplazarse al Archiu Historie d’Elig tiene mérito. Mientras que en Alicante, con ayuda de la Generalidad, han excavado enormes aparcamientos lujosos y baratos, aquí en Elche es una locura. Desesperado, he aparcado en pendiente y a 30 centímetros de un Vinalopó sin pretil ¡Quina tremolor, mare! En el Archiu, encara aufeganme, escomençe a saborejar l´anónim manuscrit “Romans nou y curiós sobre un pleit de un pollastre”. Fechado en 1776, posee el valor lingüístico de mostrar el idioma valenciano de Elche en el siglo XVIII, sin toques lascivos de filólogos colaboracionistas del expansionismo catalán. Sus aproximadamente 1000 versos señalan autor culto, abogado o notario, que manejaba términos jurídicos en juegos semánticos ingeniosos, aunque buscara el aplauso popular en la estrofa final: “y com me diuen Juan Caga, / el meu estil es cagat”. Personajes del Elche dieciochesco viven cómicas situaciones por el robo de un pollo a Salvador Mas, “fill de Elig” (v.l8). La sospechosa es “una neboda seua, també natural de Elig”. Curiosamente, esta joya de la literatura valenciana sobre“pleit per furt” se custodia a 20 metros de los Juzgados de Elche, donde el programa SALT distribuido por la Generalidad del PP lo traduciría a “plet per robatori”, en la lengua del filólogo Carod Rovira. Nos libramos de la pesadilla de sotana que nos liberaba del pecado y, al descarriado, tras torturas inquisitoriales lo lanzaba al brasero satánico ¡Quín alivi, gracies a Deu! También, aunque menos que en Francia, limitamos privilegios de la nobleza parásita ¡Quína tranquilitat, gracies a Robespierre! Después llegaron espadones a caballo; camisas negras de brillantina y polainas; azules pistóleros de Joan Fuster, Vicent Ventura y el Poeta de la Merda: Estellés; lejías de Millán Astray, caquis de Franco, etc. A esta fauna de salvadores de patrias celestes y terrenas seguiría la de los salvadores de la patria catalana, como Joseph Lacreu, preocupado por “el català modern i el sentiment nacionalista català... singularitzar-se de la nació dels veíns castellans ... sota els quals” (Lacreu: Altres mots de mal coure). Este catalanero mimado por la Generalitat trabaja para imponer, por ejemplo, voces catalanas como “plet” y “pledejar”, prohibiendo las valencianas “pleit” y “pleitejar”, presentes en el “Pleit del pollastre de Elig”. En su miserable tratado de Barbarismes (ed. Generalitat), el patriota Lacreu explica: “Barbarismo es aquella voz procedente de otras lenguas (que) desplaza a las del patrimonio lingüístico propio”. Como el libro pagado por nosotros se regala a los estudiantes, Lacreu asegura rigurosidad: “En este dicccionario nada más hemos querido anotar los casos más flagrantes e indiscutibles de barbarismos” (Lacreu, Josep: Barbarismes, Generalitat Valenciana) Y una de las voces bárbaras para este individuo es “pleit”, siendo “plet” la culta y genuina ¿Son parecidas? ¡Claro, por algo son voces hermanas el castellano pleito, el valencianopleit, y el catalán plet!. El salvador de patrias lingüísticas Lacreu, tras juicio sumarísimo y sin abogado defensor, condena a muerte a “pleit” por ser asqueroso barbarismo ¿Será ignorante el tío? El sustantivo “pleit”, derivado culto del latino “placitum”, ya lo usaba la Cancillería de Jaume I en las leyes escritas en romance valenciano. Hasta Corominas lo advirtió: “pleyt es la forma dels Furs de Valencia” (DECLLC, t.VI, p. 609) Para Lacreu, por el contrario, es un “caso flagrante e indiscutible de barbarismo”; por tanto, hay que extirparlo del idioma, suspender al alumno que lo utilice, expedientar al funcionario que lo escriba y expulsar al locutor que lo pronuncie, etc.
También cabe la posibilidad de que Lacreu no sea consciente de los disparates que impone, pues debiera conocer que su “barbarísme pleit”, aparte de en los emblemáticos Furs del siglo XIII, se mantuvo hasta la llegada de la mafia catalanera:“longuea dels pleyts” (Matheu: Tractatus, 1654); “posarien pleit a sa mare” (Ballester: Ramellet, 1667); “posar un pleit” (Orti, J. V: Quinta Centuria, 1740); “diu que vol pleitechar” (Archiu Mun. Elig. Romans del pleit.1776); “este pleyt es comunal” (Bib. Nac. Zarzuela de D. Jorge Palacios, any 1801); “pijor el pleitejar” (Fages: Afbrismes catalans traduits al valenciá, 1853); “pleit, pleitejá, pleitejador, pleitejant, pleitejar” (Escrig: Dicc. 1871); “pleit” (Nebot: Gramática. 1894); “pleit al mateix dimoni” (Gadea. Tipos, modismes, 1908); “deixals estar que pleitechen” (Peris Celda: La sal de la figuera, 1917); “pleit, pleitejar” (Fullana: Voc.1921); “pleit, pleitejador, pleitejar” (Dicc. RACV 1997). Las manipulaciones de Lacreu son modélicas para filólogos emprendedores. Así ocurre con Gabriel Sansano, profesor de catalán de la Universidad catalana de Alicante (aquí todo es catalán), que ofreció como trofeo el “Romans del Pleit “al “Onzé Col·loqui Internacional de Llengua i Literatura Catalanes”. Los filólogos que acuden allí son bien pagados, pero tienen que hacer el servicio completo: declarar que pertenecen a los “países catalanes”, que usan el catalán y demostrar que son capaces de llamar barbarismo a cualquier voz condenada por el IEC. Gabriel Sansano cumplió los requisitos al asumir que “el País Valencià” es parte de los “països catalans” (Sansano: Actes, 288) Que sepamos, en las guerras contra los condales en los siglos XV y XVII, jamás pasaron de Morella, siendo derrotados estrepitosamente; aunque es cierto que, ahora, el expansionismo filológico catalán ha conquistado el Canal 9 de Empar Recatalá (“Empar” es catalá del sigle XX), Universidad y Generalidad Valenciana. Prosigamos: Sansano también usa “plet” (p, 289), como Empar Recatalá, traicionando a sus antepasados que escribían “pleit”. En fin, que el menda promete ser un Lacreu o Figueres, pues su labor en la Universidad de Alicante es eficaz, enseñando catalán y que somos un país catalán ¿Algún inspector recriminará esta politización? ¡Todo lo contrario! Sólo recibirá felicitaciones y premios del colaboracionismo institucional (los comisarios de Inmersiomán Pons fomentan estas actividades) Lógicamente, Sansano recibió el apoyo económico de la Generalidad Valenciana (IVEI) para su panfleto enaltecedor de Cataluña y, por supuesto, los fascistas monjes de la Abadía de Montserrat se lo publicaron en la colección Biblioteca Abat Oliba. Açó se fica lleig. Los filólogos catalaneros han establecido un gobierno paralelo que aplasta discrepancias idiomáticas, políticas y hasta vexilológicas con Cataluña. La filolocracia lava el cerebro, logrando que los alumnos de la Escuela de Idiomas recojan firmas para que el valenciano no se equipare al gallego, castellano, vasco y catalán. Es un caso similar a las islámicas que defienden la ablación y el burka; o al de aquel que asustó a Unamuno gritando “¡Muera la inteligencia y viva la muerte!”. De momento, los blandos estudiantes ya han millón de ,libros de Bromera” para poder aprobar; y así aprenden quecomprado “plet” es “un culto; y“pleit” barbarismo ¡La Generalitat del PP engaña hasta a la Guardia Civil, al enseñarles catalán y decirles que es valenciano! ¿Multarán a los que escriben“pleit”? . Diario de Valencia 15 de febrero de 2004
El `Nort´ de Soler Godes
Por Ricardo García Moya
Los grabadores románticos, ante la virginidad de las Tierras Árticas, creaban imágenes de un infernal desierto de hielo, con abismos tenebrosos y oníricos monstruos que devoraban exploradores. Parle d´orella, el meu Nort es Valencia (viajant desde Alacant) y, en este parais de flors, fruts y bellees, a soles mos trobem en Gloria Marcos, Consuelito Císcar, Rita Barberá, etc. Tras la perorata, la realidad son las elecciones y el hecho de que la AVL seguirá legalizando barbarismos como “Nord”, pese a aparecer en “Nort del riu” catalán en la1805, posteriormente a suNort” equivalente valenciano: Sermó de Conquista, 1666); “al (Ballester: Ramellet, 1667); “Nort” (Blay: (Ros: Corrección de voces, 1771); “al Nort, que es ma esperanza” (Pintura en ecos a una Bernarda, 1823); “Nort” (Escrig: Dicc. 1887); “del Nort” (Martí Gadea: Tipos, 1908, p. 139); “del Nort” (Fullana: Gramática, 1915). Como es lógico, la Real Academia mantiene “Nort” (Dicc. RACV, 1997); pero la de Ascensión lo prohíbe (para eso cobran).
El Nort trae a la mente territorios de noches eternas, historias de naufragios, novelas de Julio Verne y expediciones con la muerte de compañera; no obstante, el Norte no preocupó a nuestros antepasados, pendientes del Mediodía berberisco y el Oriente turco. Los literatos preferían usar septentrional a norte: “el septentrional viento espantoso” (Virués: Hist. 1588, párr. 173), aunque el portugués Montemayor escribe: “sin nort, el marinero en mar insana” (La Diana, 1559) ¿Influencia valenciana? Quizá, pues llegó a traducir a Ausias March. Hoy, fieles al cientifismo fascista, los etimólogos catalanes ocultan la documentación de Nort en lengua valenciana, presentando su monstruito Nord como las lentejas: las tomas o las dejas. Este expansionismo idiomático catalán tiene sus héroes míticos, como Enric Soler i Godes, (Castellón, 1903), el cual, tras estudiar Magisterio en Cataluña, a los 18 años ya era maestro y filólogo d’espardenya, estampando su firma en las normas de Castellón (1932). El mismo año, su servilismo era premiado con una beca de la Generalitat de Catalunya, asistiendo a las Escolas d’Estiu catalanas en compañía de Carlitos Salvador, el Llapisera de la semántica. La estrategia del Institut d´Estudis Catalans disponía de la Banda del Empastre quintacolumnista: Soler Godes envenenaría Castellón; Carles Salvador socavaría Valencia; y Enric Valor destruiría Alicante. Per el Nort valenciá fa el butoni la Fundació Cátedra Enric Soler i Godes, ampará per la Universitat Jaume I, la Diputació y l’Ajuntamiento de Castelló. Han convertido al mestre trabuquer en insigne pedagogo, Gandi beatífico preocupado por el respeto al opositor ideológico. ¡Qué enternecedor! Olvidan que era colabor ador de La Traca, revista que fomentó el exterminio y tortura de los que no eran tan progresistas como el becario de Cataluña. El sensible Soler Godes jamás denunció a estos criminales, sino que participó en aquel panfleto obsesionado en mutilar y fusilar a los derechistas, especialmente curas y mariconas:“con un bisturí les cortaría las espaldas hasta verles la espina dorsal, les echaría un puñado de sal y los colgaría de los ojos” (La Traca 1931, 1936). ¿Aplicaba la técnica Freinet a los alumnos de su escuela con este semanario? La pregunta no es retórica. El franquismo catalanero (Fuster y sus azules) recuperó la basura útil, regresando nuestro pedagogo con su odio al reino (nos llamaba país; pero a los de arriba, Principat),
falseando historia e idioma, siempre al servicio de Cataluña. Así, en la siniestra Gran Enciclopedia Valenciana aparece un gran mapa de América del Norte para ilustrar la biografía de Tomás de Suria. Este valenciano fue el dibujante científico de la expedición Malaspina que, a bordo de las corbetas oceánicas “Descubierta” y “Atrevida”, exploró los mares helados buscando el soñado Paso del Noroeste en 1791. Navegando entre bancos de hielo e icebergs, estudiaron las costas de Alaska y Canadá, donde Tomás de Suria realizó unos magistrales dibujos que hoy en día son insustituibles para los geógrafos, botánicos y antropólogos norteamericanos. Los valencianos no valoramos al dibujante de Enguera, aunque los grabados sobre la llegada de que los su marinos españoles a las playas de los Nutka (Museo holandeses Naval de Madrid), confirman maestría era equivalente a la de grabadores o ingleses del XVIII. ¿Y qué tiene que ver Soler Godes con la exploración del Norte? Hay, hay conexión. El grabado de la Gran Enciclopedia Valenciana tiene este texto: “Dibujo del viaje del dibujante Tomás de Suria con Alejandro Malaspina, 1791” . La trilera redacción de la frase es intencionada, pues la mente asocia “dibujo” más “dibujante” al nombre propio y fecha de 1791, obteniendo un subliminal resultado: el mapa es un dibujo de Tomás de Suria hecho en 1791 ¡pero, cuidado, es una cepo de la GEV! El diseño contiene una cartela barroca con texto en catalán, fecha de 1791 y escudo de la ciudad de Valencia. En el centro del mapa, con grandes caracteres y caligrafía de fines del XVIII, leemos: “Amèrica del Nord”. ¡Vaya sorpresa! ¿El valenciano Tomás de Suria escribía Nord en 1791, como si fuera un Palomero cualquiera? No, por supuesto. El mapa que trata de engañar al lector no es de 1791 ni copia de un srcinal, sino del franquista año 1953 y dibujado por el becario Soler Godes. Así que ya saben: de “Nord”, nada de nada en 1791. La documentación en idioma valenciano (no dibuixá per el companyer de Llapisera) legaliza “Nort”; aunque si algún estudiante lo usa en la Universidad, los comisarios de Inmersiomán se lo cepillarán científicamente. Lo infectan todo. Como es sabido, en muchas ciudades existía el Carrer dels Desamparats, en honor a la Patrona del Reino. Así, en “El Cullerot de Alacant, periodic semanal”, aludían en 1898 a un “fadrí que casi totes les nits” molestaba a los vecinos en “el Carrer Desamparats” (El Cullerot, nº 13, 1898). Hace 15 años, el alcalde socialista Lasaleta catalanizó el rótulo en “Desemparats”, y el actual alcalde del PP le ha sacado brillo. Aquí todo es corrupción cultural y encumbramiento del que más enmierda. Ya que hablamos de la Gran Enciclopedia Valenciana, al tratar sobre el apellido Tirado, leemos: “Linaje que procedente del Reino de León pasó al País Valenciano” (tº 11, p. 236). ¿Saben quién es el puñetero autor de la reseña que oculta el título de Reino de Valencia y mantiene el de León? Pere Mª Orts, académico de Ascensión, de loslaquedocumentación), más han luchadolapara implantar las cuatro barras (incluso mintiendounosobre lengua catalana y la denominación de país. Diario de Valencia 8 de junio de 2003
Los `chuques´ del Castaño Por Ricardo García Moya
¿Importa que los franceses del Pas de Calais saboreen aromáticas golosinas llamadas "chuques"? No, en absoluto; y tampoco el castellano "chuque" medieval: "Salsabuque, / i çanca de cuque, / carne, azer i tava i chuque" , alusivo al juego del carnicol: "llamar chuque a un lado de la taba"(Caro, R.: Días geniales, 1626) Igual desinterés provoca la voz amerindia: "levantaban pedazos de oro diciendo chuque, chuque"(Herrera: Hist. General, 1601); pero sí intriga la frase: "chuques nou convertits" del año 1601, contenida en censales del archivo de la Basílica de Sta. María de Elche. Es fácil asociarla al mallorquín "xuetes", judíos conversos; pero en 1601 apenas existían más criptojudíos en el Reino que los huidos de Portugal. Los"chuques", por tanto, serían judaizantes o moriscos del campo ilicitano. Mayor enigma supone que ninguna de las lenguas usadas en los documentos, según el archivero Joan Castaño, sea la valenciana: "Son tres las lenguas empleadas: catalán, castellano y latín" (Castaño: Archivo de la Basílica de Elche, p. 19). Llevo dos años detrás de la voz"chuques". Quiero ver el srcinal, pero quien tiene las llaves del armario es Castaño. El pasado martes, como siempre, el sacristán de la Basílica me dice que no está y que sólo él conoce la ubicación del legajo. Al final, tras circular por todas las calles de Elche asustando conductores, lo cazo en la biblioteca de la plaza de Barcelona donde trabaja de auxiliar. Me recibe parco en palabras, serio, muy serio. A primera vista diríamos que está amargado (sin llegar a mi extremo, claro), sentado tras la mesa esperando que alguien solicite un libro. Hosco, huidizo, no me mira. Trato de explicar que me interesa ver la documentación, pero Castaño se escabulle entre monosílabos y malas caras. Intuye que soy blavero, pero insisto: "Volia, eh, yo... eeejem, volia dirte..., ¿has trobat alusions a que la llengua dels documents siga la catalana?". El rostro del Castaño se ensombrece, queda petrificado. Tras varios segundos, fingiendo serenidad, dice: "No, per supost; en cap documentació de la Basílica es troba res de la llengua catalana". Está incómodo, no sabe qué hacer con el pelma que tiene delante; pero insisto: "Eixe Carles de 1672 que apareíx en ton llibre ¿du la mateixa grafía en l'srcinal, o diu Carlos?". Con aspecto de hallarse ante un ser de pesadilla, agobiado, responde: "Uuuee, iiiee, no..., yo crec que dirá Carlos, pense...". Queda otra pregunta precedida de carraspeos rituales: "Ejeem, aaah, ee... no, no, ¿no es arriscat que digues en les teues publicacions que la documentació valenciana está en catalá, no en valenciá ?". Castaño rejuvenece y ya no parece amargado. La pregunta le redime de su monótona condición de telonero catalanista. Sonriendo, responde con el argumento comodín: "¿Yo, arriscat? No, ¡ja, ja!, mentres m'ampare la Universitat y l´Academia de la Llengua". Exultante, sintiéndose el Saussure del Vinalopó, corta la conversación con la consabida frase catalanera: "Yo no discutixc ni m'interesa eixe tema". Bajo la calva de Castaño se ha encendido la lucecita de la esperanza, pues quizá la madre Universidad le abrace algún día por su fidelidad a la causa catalanera, redimiéndole de su condición de malhumorado auxiliar de biblioteca. Todo hay que decirlo: Castaño ya no cumplelos 40 y, creo, los 50; es un licenciado en Química que no analiza, supongo, ni los mocos que le pegan en las sillas de la biblioteca; pero el catalanero ilicitano Pedrito Ruiz, rector de la Universidad de Valencia, le concedió hace tres años el doctorado "cum laude" en Historia por una "tesi en català" ¡Ay, mare, lo que mos toca vorer hui en dia! ¡A quin extrem ham aplegat mosatros, renunciant al valenciá!
Iluminado por el cum laude de Pedrito, Castaño sobreentiende que donde dice valenciano quiere decir catalán. Invidente intelectual, a todo escrito en valenciano le mete el rabo de "cat", abreviatura de "català". Menos mal que hasta los investigadores judíos, fuera del alcance de doctorados cum laude, mantienen el nombre del idioma: "documentos de 1480 sugieren que los libros de oraciones en castellano y valenciano eran de uso habitual entre los conversos y judíos... Johana Desfar (Valencia 1487) fue acusada de tener un libro de horas judío, en valenciano y en hebreo, del que leía a menudo" (Gitlitz, David: La religión de los criptojudíos, 2003, p.380) El pueblo judío, igual que Antoni Canals y la familia real en 1395, diferenciaba entre valenciano y catalán, practicando "en valenciá el ritual del Yom Kippur" (Bramon: Contra moros, p. 139). Otro erudito hebreo, antes de la escabechina nazi, recordaba la existencia de un "manuscrit hebraic-valenciá" del año 1362 (Baer, Fritz: Die judeu im christlichen spanien. Berlín, 1929, p. 1050). Castaño dice que el censal de los "chuques" de 1601 está en catalán. Sin embargo, los documentos coetáneos que yo he tenido en mano siempre aluden al idioma valenciano, como en las actas inquisitoriales donde la acusada declara que habla"en valenciano" (Arch. Hist. Nacional. Inquisición. Leg, 528. Proceso Alonso Berlanga. 26 de abril de 1600). Y cuando el sefardita Jacobi, en 1602, imprime en Amsterdam una Biblia castellana, en el prólogo se cita otra "Biblia en lengua valenciana". Incluso la autoridad eclesiástica ordena en 1604 que se "viertan los libros en escriptura castellana o valenciana y se castigue al que escribiesse en arábigo" (Bib. Nac. Memorial del Obispo de Segorbe a Felipe III, 1604). Por cierto, en el documento de los "chuques" se nombra a un Esclapes, ilustre apellido ilicitano (¿lo es Castaño?), antepasado del erudito Pasqual Esclapes, que también reconocía la"llengua valenciana" en su carta a Carlos Ros en 1734. Pero Castaño y Pedrito Ruiz se miccionan en el idioma valenciano de los sefarditas del Reino, en Antoni Canals, en Lorenço Jacobi, en el Obispo de Segorbe, en Pasqual Esclapes y en la mare que els va parir a tots. Los cum laude de Pedrito catalanizan como el matarife degüella corderos. Ellos colocan rótulos en las bibliotecas de Camps con el barbarismo "prestatgeria", inexistente en valenciano: "este vocable es enterament inusitat en el R. de Valencia, ahon només diuen estant" (DECLLC). La corrupción catalana "prestatgeria", procedente del arcaísmo francés "palestrage", equivale a los valencianos "estant, estanteries". Y es que ahora tenemos "arxivers" como el Castaño, que repudian hasta la morfología "archivers", presente en el Archiu de la Basílica (Sig. 90); en la prosa cancilleresca: "claus del archiu" (Archiu Cor. Aragó, reg. 1.140, 16 octubre 1399), o en la epístola del ilicitano Esclapes, "ab son archiu" (any 1734) Huí, pera desgracia de mosatros, els Pedrito Ruiz y els seus companyers catalanisen dasta el paper del servici (ells, més cults, diuen "servei", com ordena Catalunya) Y atre detall pera el Castaño: entre els manuscrits estudiats per Villanueva en el Monasteri de San Miquel dels Reixos en 1807, apareix la resposta "Rabíque Isaac a Rabí Samuel, y por hallarse manuscrito en valenciano se puededecreer escribió desde Marruecos a Valencia..." - Espere, Castaño "cum laude", que m'agraixques la informació. Un abraç, mante, y a vore si la Universitat t´acollís d'una vegá. Y gracies per l'ajuda en el asunt dels chuques. Diario de Valencia 29 de febrero de 2004
b COLABORACIONISME PANCATALA
www.idiomavalencia.com
¿La gramática del futuro canal en valenciano? Por Ricardo García Moya
Cuando Fray Juan Gregorio, "nacido en 1644 en Segorbe; Reyno de Valencia", visitó el monasterio de San Sebastián de Orihuela,"una religiosa alargó la caja de tabaco que tenía llena, para que el Hermano Juan remediase su necesidad, vaciando aquel tabaco en su caja. EI venerable, tributando gracias, volvió su caja vacía. Despidióse, y de allí a poco, abriendo la religiosa su caja, vio con admiración que estaba otra vez llena de tabaco" (Ortiz, P.: Exequias. Valencia 1738, p. 51). Una lectura irreflexiva podría hacernos creer que las religiosas valencianas del barroco eran una especie de cowboy masticadoras de tabaco; y no era así. El consumo de tabaco en polvo o rapé estaba extendido en todo el Reino de Valencia hacia el 1700, y no constituía nada vergonzoso ni denigrante. Las monjas de Orihuela o el Hermano Juan modelo de ascetismo- disponían de su rapé para estornudar; lo utilizaban públicamente y no escandalizaban a nadie. Lo censurable es alardear de una virtud y, tras los muros, hacer lo contrario. Pasemos a nuestros días. Serpentea por las librerías del Reino una supuesta Gramática Valenciana editada este año de 1996 por editorial Bromera (la plus sardanera del espacio) y subvencionada íntegramente por la Generalidad. En este caso, la virtud del título no concuerda con los vicios agazapados en el texto, al que sólo le falta que los puntos sobre las íes lleven barretina. Fieles al Institut d'Estudis Catalans, los arcaísmos e inventos fabristas sonrojan al lector valenciano: "a més a més", "aquesta", "amb", "mots", "mitjans", "desenvolupar-se", "dues", "avui", "exigeix", "esport", "constitueixen", etc. Engendro post mortem de los filólogos "arios" del L'Avenç, esta falsa Gramática Valenciana imita a las lenguas germánicas de múltiples consonantes unidas, apóstrofos por doquier y ristras de enclíticos (con guioncitos que ni el latín usó). Paradójicamente, más que al alemán, semejan un híbrido de toscano y chino: "oblidarse-li dir-li-lo a altri". Es una intuición, pero quizá tras este conglomerado estrambótico de postizos morfológicos y ortográficos se oculte el ideólogo Paco Clavel, con el seudónimo de Josep Lacreu. En esta Gramática actúan peor que Corominas. El etímologo, aunque tiene el tic de atribuir srcen catalán a todo el léxico hispánico (portugués, castellano, valenciano y gallego), incluye voces de los idiomas citados. Así, recuerda que reloj es"rellonge" en valenciano (DCEH), desde la Edad Media (Jaume Roig) hasta nuestro siglo (P. Fullana). Pues bien, la gramática de Paco Clavel o de Josep Lacreu nos ordena escribir "rellotge", como manda el Institut d'Estudis Catalans. ¡Vaya parto de los montes! Veinte años de inmersión, 20.000 comisarios que viven de la lengua y miles de millones invertidos en la supuesta defensa del valenciano y, en 1996, ¡tachín, tachín! reeditan la Gramática del Institut d'Estudis Catalans camuflada como valenciana. Esperábamos al dúo Kraus y Pavarotti y aparecen con falsetes el Titi con la Veneno.
Los implicados en la gramática, sublimes, advierten que "la sociedad actual nopermite veleidades ortográficas"; las del IEC son las únicas que debemos aceptar. Esta Gramática de Paco Clavel ni siquiera respeta la ortografía que Fullana recomendaba en 1932. Escriben "sil·laba y mol·licie", cuando el franciscano rechazaba la ele geminada y avisaba que era un error esta grafía. Harto de catalaneros, puntualizaba: "no mos referim a l'Ortografía catalana imposada per Institut d'Estudis Catalans" (Fullana: Ortografía Valenciana 1932, p. 64). El de Benimarfull lo tenía claro: "en valenciano no tiene razón de existir esa grafía" ; además, en 1932 "no hi ha valenciá algú que pronuncie les dos eles" (p. 64). En su alegato contra la catalanización insistía en"les diferències marcadíssimes qu'existixen en una y atra llengua" (p. 64). Igual de meridiano lo exponía don José Nebot en 1894: "Tampoco se dobla nunca la ‘l’ en valenciano como se hace en Cataluña; no escribimos il·luminat, sino iluminat" (Nebot, J.: Apuntes. Valencia 1894, p. 151 ). Si Fullana y Nebot vieran la Gramática de Bromera y Paco Clavel, con su disparatada prosa -"posa-ho al dessota, a més a més condueixes una mica de franc. El drapaire i la iaia ensems amb bastant..."- quedarían aterrorizados. Y ésta es la lengua que está propagando los inmersores en guarderías y universidades. Escucho en lontananza la lección de catalán que imparte Canal 9 en las tardes futboleras, con sus "amb", "nombroses", "esport", "endarrerit", "avantatje", "a més a més", "represa" y sus prohibiciones (no pueden decir árbit y vestuaris, sino arbitre y vestidors. ¿Recuerdan el "Vestuari" frente a la Catedral?) Pronto pasarán cuatro años, al Canal 9 se sumarán otros con la Gramática de Paco Clavel como arma, dándose la paradoja que la herencia inmersora dejada por el PSOE la recogerán intacta y con intereses. Las Provincias 12 de Diciembre de 1996
La “guardiola” de la Conselleria de Sanitat Por Ricardo García Moya
He visitado a un amigo en el Hospital de Alicante y observo que la que podría titularse “Consellería de Sanitat i Catalanització” insiste en editar folletos, bordar sábanas con el “servei” y ensuciar rótulos en catalán, rechazando el idioma valenciano. La orden es catalanizar a tope, aunque los hospitales mantengan enfermos por los pasillos, la lista de espera de meses y nuestros mayores mueran de soledad y temor, con míseras pensiones y escasas residencias. Así, mientras el anciano Pasqual Iborra permanecía aparcado en un pasillo del Hospital de Alicante con gangrena y moribundo, la Consellería de Serafín quemaba dinero en “L’Aula del Tabac”, una exposición y folleto destinados a niños de 10 a 13 años, los cuales son llevados bolígrafo en ristre para “emplenar”, dicen, cuadernos. En idioma valenciano tenemos el verbo“omplir”, pero Serafín introduce un “emplenar” que no existe en nuestra lengua, siendo un vulgarismo catalán aparecido por Gerona hacia 1930. Olvidando los cacareados dogmas de pureza etimológica y pedigrí clásico, los gendarmes-maestros mienten a nuestros hijos y les hacen creer que la corrupción “emplenar” es un infinitivo culto del idioma valenciano. En el panfleto que regalan a los niños aparece una hucha a la que llaman “guardiola clàssica”, que no es clásica ni valenciana. Violan la mente receptiva de nuestro niños, pues si leen “emplenar” y “guardiola” en paneles de una exposición organizada por nuestras autoridades: ¿Quién les dirá que tales vocablos no son valencianos? Los niños no sospechan que hay un “Servei de normalització” catalana pagado con nuestros impuestos, cuyo fin es imponer lo que les salga de las bolas a los expansionistas del Institut d’Estudis Catalans. ¿Cómo van a creer que sus papás son tan blandos que admiten esta canallada? Y, por vil que parezca, esa es la verdad. ¿Total? El PP ha hecho cuentas y dice: en Alicante, que estamos convirtiendo en la capital de la Comunidad, votan al que fomenta el “Puta Valencia”; y en Castellón con hacerles creer que son catalanes cultos, poner las cuatro barras y meterles el Institut d´Estudis Catalans, van que se matan; o sea, que ya hemos desvertebrado el Reino, y como los valencianos que resisten son cuatro votos ¡Qué se vayan a tomar por el saco con su lengua; les metemos emplenar, guardiola y hasta el penis si se ponen farrucos! La “guardiola” del Serafin no alude al futbolista levantino, sino que es una porquería léxica que excretó la Barcelona del siglo XIX, hacia 1840. Esta basura morfológica jamás fue utilizada por ningún escritor valenciano antes de la bajada de saragüells de los Guarner, Valor, Fuster y tota la polseguera de parasits que mos aufega hui en dia. Los fematers lingüísticos de Serafin escarbaron en lo más pútrido de la escoria léxica catalana para traernos emplenar y guardiola, cuando en el idioma valenciano poseemos los sustantivos vedriola, vidriola y el clásico lladriola para traducir el castellano hucha y el catalán “guardiola”. Pero está claro que Serafín desprecia la voz valenciana e introduce la catalana para que los niños la aprendan. La Infancia atrae al “Servei de normalització” catalana del PP, y son sus víctimas indefensas hasta que se codifique el delito de pederastia cultural. De momento, engañándolos, han conseguido que los pequeños memoricen “emplenar” y “guardiola”, y esta última les queda muy grabada al asociarla al futbolista. Produce repugnancia leer en el folleto “eix un tub” o “cigarreta que reprodueix”, en lugar de los valencianos"ix un canó o tubo” y “cigarret que reproduix”; pero es el deseo del PP, ya que en su Canal 9 nos insulta con el “ofereix" desde hace meses, despreciando el valenciano“oferix”.
Los comisarios, coprófagos, degustan con deleite cualquier desperdicio que les echen sus amos del Principado sin príncipe. Podían recuperar léxico valenciano, pero sólo lo recogen cuando lo permite el Institut d’Estudis Catalans. Ejemplo de esta actitud podría ser el prohibido y casi olvidado adjetivo valenciano“galavardeu”, de acepciones que abarcan desde hombre inútil, chulesco y camorrista a desgarbado y alto (Escrig. 1887). Patrimonial del idioma valenciano, figura en cartas del papa Borja,“ni galana ni galavardeus” (Carta de Alejandro VI, a. 1493); en la prosa de novelistas del XVIII, “hagueren vist vostés galavardeus” (Galiana: Rondalla, 1708); o en versos de Escsrcüela: “quatre galavardeus” (Coloqui del retorn, 1784). Este vocablo valenciano generó el castellano “galavardo”, documentado por vez primera en el “Tesoro de la lengua” (a. 1611) de Covarrubias, lexicógrafo que vivía en el Reino de Valencia cuando escribió la obra. Además, del clásico valenciano“galavardeu” surgió medio milenio después el vulgarismo catalán “galifardeu”, en la Barcelona de 1860. Dado el historial del adjetivo, sería lógico que los que braman por la defensa de nuestras señas de identidad lo recogieran en diccionarios como el de la Generalidad y Bromera, pagado con el sudor de nuestros cataplines. Pero no es así: sólo admiten el vulgarismo catalán “galifardeu”, ignorando el clásico“galavardeu” que sí está presente en el Diccionari de la Real Academia Valenciana (no confundir con la filial del IEC, o de Ascensión). La pederastia cultural que supone contaminar la mente infantil con los estrafalarios emplenar y guardiola pasa desapercibida al catalanero Levante, atento a morder a los pocos que mantienen la dignidad valenciana del idioma. El otro día aullaba espantado: “¡Auuuu, auuuuuuu, en el Palau de la Música se ha traducido Billy the Kid como Billy el Chiquet, auuu, auuuu”. ¡Qué cudols son estos gendarmes! Lo que llaman “estrafalario criterio gráfico que utiliza el Palau”, aludiendo a“chiquet”, es el genuino del idioma valenciano desde Jaume Roig, aunque el diario Levante preferiría que en el programa del concierto de la London Symphony figurara “Billi el Noi”. ¡Vaya defensa del idioma valenciano! Introducen desperdicios catalanes como emplenar, guardiola y galifardeu, pero se vuelven histéricas cuando comprueban que alguien sigue ofreciendo resistencia a la catalanización, y si es una dama como Mayrén Beneyto, todavía les escuece más el fsrcol a Ferrán y sus coristas. Pero pueden estar tranquilos, Serafín ha conseguido que el anciano Pasqual Iborra, en un pasillo del hospital, agonice entre sábanas donde se lee “servei” en catalán; encara que, ya en el Parais y lliure de la vellea, ell charrará en atres valencians y en paraules valencianes com galavardeu, omplir y vedriola. Diario de Valencia 17 de Febrero de 2002
La Generalitat Valenciana. La Calamitat
Por Ricardo García Moya
Ya saben, supongo, que los catalanes han rebautizado humorísticamente a nuestro territorio como "La Calamitat", en réplica jocosa a la enésima campaña lermista de despersonalización regional. Mientras que la Generalidad catalana defiende a capa y espada lo de Principat, el PSOE y EU queman millones (del contribuyente) inventando estupideces para destruir nuestra toponimia, historia, vexilología, etc. Cuando lean el triunfante mensaje "Anem a més. Generalitat Valenciana. La Calamitat", no piensen que bromean. Ellos van a más (sueldos, compra de yates, subvenciones a la extrema derecha del catalanismo...) Aunque la prensa del régimen camufla de mil maneras su indigna gestión. Otros, sin embargo, pecan de inocencia. En Benidorm -feudo político del, quizá, futuro presidente de la Comunidad Valenciana- se observan detalles opuestos a lo que el líder pregona en Valencia. Como alcalde de Benidorm es extraño que aprobara la convocatoria municipal de un "premi de narrativa per a estudiants del País Valenciá"; parecería más correcto usar lo de Reino o Comunidad, y no estaría cometiendo ningún crimen cultural. Tampoco estaría de más que en las fiestas de Benidorm no llenaran las calles con banderolas de cuatro barras. Es hora de recordar a la turística ciudad que allí jamás se utilizaron tales enseñas, hasta que los concejales del antiguo PC y los actuales de EU y PSOE las promocionaron en los actos públicos. La semana pasada en LAS PROVINCIAS, Miguel Angel Conejero preguntaba: "¿Qué les pasa a estos de la derecha, que de todo tienen miedo? ". No es miedo, es terror al qué dirán los vividores del pujolsocialismo. Hace años, cuando ofrecí a la Generalidad el traslado de la exposición sobre la Real Señera a Valencia (con todos los gastos pagados por la Caja de Ahorros de Alicante, incluido el lujoso catálogo) el comisario cultural del PSOE, "amb un somriure", me mandó a la mierda. De igual modo, el alcalde catalanero de una villa turronera -ante la próxima visita de la exposición sobre la Real Señera-amenazó con retirar los caudales municipales de la entidad patrocinadora si no se suspendía el proyecto; y lo consiguió. Prueba de ello es que en el catálogo figuraba la localidad, pero los paneles fueron de Sant Vicent del Raspeig a Alcoy y el liberal alcalde logró su empeño. Estos cavernícolas no son modelos a seguir, por supuesto, pero la ambigua actitud del PP podría perpetuar el triunfo de los intolerantes. Y otro factor que les convierte en tímidos defensores del pueblo valenciano es que no acaban de creer lo que dicen. Un catalanero profesional -- de los que envenenan a nuestros hijos en institutos y escuelas--, sin caerle la cara de vergüenza, soltará aquello de "Principado de Cataluña y País Valencia", y se sentirá paladín del progresismo; aunque no será sino un mequetrefe pedante. Por el contrario, un político o intelectual del PP, las pasará canutas y sudará sangre antes que decir en público lo de "Reino de Valencia", y caso de hacerlo, habrá sopesado el auditorio (si está en Valencia, o si el público es adecuado, si no hay televisiones que lo graben, etc.). No sé si decirlo, aunque LAS PROVINCIAS ya lo publicó en su día, pero ¿adivinan a qué editorial encargó el Ayuntamiento de Benidorm, gobernado por el PP, la publicación de las obras ganadoras? Pues tiene gracia que la elección recayó en la editorial más catalanera que existe: la famosa "TRES I QUATRE". Y no sólo encargan la edición, sino que el jurado es designado conjuntamente por "el Ajuntament de
Benidorm i l'editorial TRES I QUATRE de Valéncia". ¡Vaya porvenir que nos espera, como no rectifiquen estos despistados! Las normas en que está redactada la convocatoria "per a estudiants de 3r. de BUP, COU i FP-2 del País Valenciá" siguen las emitidas por el Institut de Estudis Catalans, ignorando la existencia de una ortografía y léxico de la Real Academia Valenciana. En consecuencia -en noviembre de 1994-, tenemos la paradoja de que la editorial dedicada exclusivamente a erradicar el valenciano e implantar el catalán en el Reino de Valencia, estará preparando la publicación de unas obras catalaneras, por la torpeza (¿o son demasiado listos?) de algunos militantes de la dubitativa derecha. Y si en Benidorm -- dentro del territorio valenciano -- , actúan tan anárquicamente respecto a lo que pregona Gil Lázaro y Tarancón (y aquí hay tela marinera, pues vaya polimorfismo el suyo) fuera de él, para los políticos del PP no existe la lengua valenciana. Marcelino Oreja, en artículo publicado en la prensa de Castilla ("Las lenguas en España"; Diario 16, 1 - 11 - 94), se explayaba en frases laudatorias hacia los idiomas autonómicos; pero la tolerancia que exhibe el escrito no alcanza a los valencianos. Oreja ignora olímpicamente la existencia del valenciano; ni siquiera lo consideraba un pobre dialecto. Para este alto cargo del PP sólo hay que proteger y "respetar al gallego, catalán y euskera". La gravedad es que, visto el panorama, tienen algo de razón los gamberros que nos llaman "La Calamitat Valenciana". Las Provincias 16 de Noviembre de 1994
Los Gripau y otros engaños Por Ricardo García Moya
Si usted accede por Internet a las páginas virtuales de la Generalidad Valenciana constatará un hecho: están en purísimo catalán del Institut d'Estudis Catalans. Doña Rita Barberá, por tanto, ha sido consecuente con la politica lingüística que se está perpetrando en el Reino de Valencia, pero tendría que haber esperado (o disimulado) algo más, pues la capital todavía no se ha rendido al catalanismo. Ella sabe los miles de millones que la Generalidad quema en maestros catalaneros, publicaciones como "Saò" (mimada de la Diputación de Valencia), o actividades como la Escola d'Estiu y los siniestros Gripau. Los Gripau ya están preparados a miles para ser entregados a los estudìantes de BUP en octubre. Los Gripau son textos de cincuenta páginas donde la Generalidad Valenciana corrompe lingüísticamente a los menores valencianos al imponer las normas del Institut d'Estudis Catalans, normas alienas que deberán usar para acceder a carrera universitaria o ser funcionario. Los Gripau han sido ideados por lo más sórdido del catalanismo militante. Los Gripau, con el apoyo de la Generalidad y la Conselleria de Mr. Amb (siempre juran el cargo con esta preposición catalana) fueron ideados para destrozar el idioma valenciano e introducir sintaxis, léxico y ortografía del IEC. Los Gripau consolidan la prohibición de uno de los elementos singulares de la lengua valenciana: el articulo ‘lo’. Por ejemplo, quien escriba "Va fer lo que era més convenient", deberá modificarlo por "Va fer el que era mes convenient" (p. 16). Ocultan que el artículo ‘lo’ es coetáneo de Jaime I y permanece vivo en la lengua valenciana actual, no en la catalana. Los Gripau utilizan este léxico: "Desenvolupament. Constitueix el nucli, doncs, l'anàlisi" (p.11 ) y promueve construcciones anfibológicas con el verbo estimar, como en Barcelona: "dos germans s´estimen molt la mare" (p. 18). Los Gripau, ensalzan el adverbio avui catalán, aunque ocultan que es una corrupción del siglo XVIII: "Agrada bastant la pilota, però avui ja hi ha" (p. 18). Nuestros hijos son violentados lingüísticamente por los Gripau que utilizan los a més a més (p. 3), los petit (p. 9), las terminaciones verbales catalanas consisteix; afegeixen; los arcaísmos y caprichos del Institut d'Estudis Catalans: síntesi, tipus, emparar, avaria, rancor, revanja, sergent, fetus, butlletí, etc. Y quien no utilice esta disparatada jerga catalana, ya sabe lo que le espera: emigrar del indefenso Reino de Valencia. A todo bombo y con múltiples banderas de Cataluña vuelve el libro de la Escola de Estiu del País Valencià, generosamente subvencionada por la Generalidad, la Diputación de Julio de Españay ydella Pompeu CAM. Los mismos de todos los veranos (de la Rovira i Virgili de Tarragona Fabra de Barcelona) aleccionarán sobre "el llenguatge a nens i nenes del País Valencià" (p. 35). Para que no falte la alegría un taller tratará sobre "balls del País Valencià" (p. 65). Por si fuera poco, con dinero que generosamente entrega la Generalidad, también anuncian las jornadas sardaneras de la "Tardor”en Algemesí (prefieren el catalán tardor al valenciano otony, como consta en el Thesaurus de 1575, o el Escrig de 1851 ).
La agresión excede al tema de la lengua. Están jugando con nosotros y las palabras de los políticos no coinciden con los hechos. Valencia, en comparación con Barcelona, Madrid, Sevilla o Alicante está quedando marginada. Da la impresión de que buscan otra capital para la Comunidad Valenciana, pues la actual es un obstáculo para los políticos que sólo pretenden pactar y sobrevivir, engañando al Reino. En cierta ocasión, el alcalde catalanero de una ciudad turronera me comentó que el único obstáculo para la catalanización del Reino (él dice PV) era Valencia. Su deseo, expresado en plena discusión, consistía en que "una riada se llevara Valencia al mar". El metafórico plan lo están cumpliendo con otros medios: marginación, indiferencia y engaño. Quizá en el 2000 la despersonalización esté lograda. Poco a poco van alzándose toscos bloques paralelepípedos entre ruinas de bellísima arquitectura popular. El barroco donde el Padre Toscá delineaba sus planos, o las casas donde las valencianas preparaban munición para vencer a los franceses en 1808 se desploman aquejadas de osteoporosis social. Entre la burla soterrada y el escarnio descarado, la basura urbanística infecta el rítmico bordado arquitectónico. Una sucia chimenea oxidada frente a la joya del Mercado Central o los hexaedros de rebaja que destruyen a la perspectiva barroca de Santa Catalina con los símbolos actuales frente a la Expo de Sevilla, las Olimpiadas de Barcelona, la boda real, el nuevo Puerto de Alicante (40.000 millones), etc. Cajas de zapatos de ladrillo barato, con agujeros que simulan ser ventanas y puertas aterrorizan al asombrado visitante que constata un hecho singular: Valencia es la única ciudad del mundo civilizado que está destruyendo su bellísimo legado urbanístico. Desde Sarajevo a Alicante cuidan y restauran meticulosamente su arquitectura popular, religiosa o militar ¿Quién engaña a Valencia? Las Provincias 6 de Julio de 1997
El “lo” y el Gripau de Tarancón Por Ricardo García Moya
Como todos los cursos, la generosa Consellería de Tarancón ha regalado el Gripau (sapo, en catalán), a los estudiantes valencianos de COU y 2º de Bachillerato. Es un libro de 95 páginas que nos cuesta un pastón de los impuestos, pero la implantación del catalán, por lo visto, es más prioritaria que el AVE o la restauración del más bello mercado modernista del mundo: el Central de Valencia. Entre los escupitajos que lanza el Gripau de Tarancón al idioma valenciano está el dirigido al neutro “lo”, prohibido por el Institut d’Estudis Catalans. Un estudiante, según dice el sapo, no debe escribir“lo millor” (Gripau, Generalitat, 2002, p. 19), al no entrar en “les característiques morfológiques i sintáctiques de la nostra llengua”. El neutro “lo”, según la filología subvencionada, es un solecismo secesionista. Sin herniarse, por favor, den un brinco hasta los tiempos del cinturón de castidad y Ausias March. Estamos en el XV (mentalmente), y los humanistas valencianos, sin hacer caso al Gripau de Tarancón, ya construían con el“lo” perseguido por Ascensión y su academia. Los comisarios de la Generalidad obligan a los alumnos, para suplir el neutro, a usar ridículas perífrasis dignas del psicólogo de Woody Allen; pero el“lo” aparece como artículo definido Lo ( Rat Penat) o neutro ( lo millor) en todos los autores valencianos; sea ante relativos, sustantivando adjetivos o dando valor enfático a la frase. Aquí tienen una ristra de secesionistas:“lo que ell volia” (Esteve: Liber, 1472); “lo que voleu... lo mes alt” (Trobes, 1474); “lo segur” (Pereç: Imitació de Iesuchrist, 1482); “seguint lo vulgar” (Alcanyis: Regiment preservatiu. 1490); “en tot lo que fará” (Corella: Psalteri. 1490); “fent lo contrari” (Valmanya: Carcer d’amor, 1495);“tot lo que he pogut” (Fernández de Heredia: La vesita. 1562);“un pecadoret com yo, ques lo que pot fer plorant?” (Timoneda: Misteri de la Iglesia, 1569);“es lo millor” (Bib. Nac. Timoneda: Romances, 1570); “ahon fará lo mateix” (Ord. custodia del Regne de Valencia. 1573); “lo mes alt de la espiga (…) creure lo que algú diu” (Pou: Thesarus, 1575); “lo que diu” (B. Nac. Ms. 1701, 1590). Todo el lote de la academia de Ascensión, Rita, Cipriano y su hermana, el volátil San Zaplana e incluso, ¡uf!, Gloria Marcos; todos juntos no equivaldrían al valor de cualquiera de los autores citados, anteriores al 1600, que usaban el“lo” vilipendiado por el Gripau de Tarancón. Como seguirán engañando, les ofrezco otra tanda de valencianos que fueron catedráticos, notarios, predicadores famosos, escribanos de la Cancillería, poetas, coloquiers, novelistas, censores, lexicógrafos, etc.; todos usaron el “lo” y vivieron en los siglos XVII y XVIII:“acusat per lo mateix” (Ginart: Reportori de Furs 1608); “lo que diré ara mateix (...) lo que pretenen” (Mulet: Poesies a Maciana, h. 1643); “vist lo que busque” (Morlá: Somi del infern, 1645); “lo que es necesari” (Const. Universitat de Valencia 1655);“lo mes copiós de tot” (Eximeno: 2º Cent. Can. S. Vicent, 1656); “lo que no fará un ferrer” (Carbó: Luces de aurora, 1665); “cada u lo que li toca” (Rodríguez: Sacro Nov. S. Juan de Mata, 1669); “escoltar per les portes lo que diuen” (Ros: Tratat, 1736); “en lo demés” (Mas, L.: Sermó Cof. S. Vicent, 1755); “y lo atre que yo em calle” (Galiana: Rondalla, 1768); “de tot lo millor del porc” (Coloqui de la mosa de Peyró, h. 1790) No hace falta ser un Lapesa para valorar el uso sintáctico del “lo” que hacían estos escritores, al distinguir entre “acusat per lo mateix” y “acusat per el mateix”.
También los valencianos de los siglos XIX y XX usaron sabiamente el neutro“lo”, fuera en coloquis o piezas teatrales: “lo millor será callar” (Conversació de Saro, 1820); “aplegá a lo milor” (Baldoví: Un ensayo fet en regla, 1845);“de lo que pot fer” (Altet: Deu y lo mon, 1858); “lo que vullgues li diré” (Lladró: La boba y el embobat, 1872); “lo que fa la roba” (Colom: Lo que fa la roba. Castelló, 1875) “lo ; que trobe més de mancor” (Escalante: El agüelo Cuc, 1877);“lo que siga ya ho vorem” (Millás: Els microbios, 1884); “a lo millor” (Escrig: Dicc. 1887); “fa la guerra a tot lo noble y a tot lo gran” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig 1896);“es, per lo tant, una festa típica” (Gadea: Tipos, 1908); “lo que vosté mane” (Peris: La peixca de la ballena, 1926); “lo que vullc” (Soler: No es aixó lo que yo vullc. Alacant 1931);“la barraca Lo
millor de la terreta” (“El Mundo” Alicante, 21-6-2000). El neutro“lo” es patrimonial del idioma valenciano desde el comienzo de la prosa literaria que perfeccionó la sintaxis del tosco romance; pese a ello, la Generalidad autoriza textos donde se inculca a los niños esta falsedad: “Recorda que, en valencia, no utilitzem l’article lo” (Valencia, 1º Secundaria SM, 2002, p. 29). Así, los castellanos presumen ahora de tener una lengua “que, entre las románicas, es la única que ha conservado el artículo neutro lo”. No sólo ha existido siempre en idioma valenciano, sino que actualmente es un recurso vivo, pues cualquier valenciano de Muchamel, Burriana o Alboraya construye frases correctas con el neutro: “lo millor del dumenge es la paella”, diferenciándolo del definido: “este chic es el millor de mosatros fent paelles en conill”. El culto Morlá, en 1651, usaba el mismo recurso:“lo prudent, lo cast, lo afable, lo cortés... ab ser grans excelencies” (Morlá: Romance, 1651). En esta composición, Morlá carga de valor enfático a los adjetivos, anteponiendo el neutro“lo” de grafía invariable (lo prudents que son, lo cortés del seu comportament, lo afables que eren el organiste y sa claqueta). Otro detalle significativo es que, en esta poesía de 1651, hallamos la primera documentación el sustantivo “orb” en valenciano: “com en tot lorb es notori” (v. 42), anticipándose al catalán. Son detalles que no captan las retinas inmersoras del fascismo catalanero, igual que el neutro “lo” es invisible para el cientifismo chusquero de la academia de Ascensión. Por cierto, conseller Tarancón, nuestros hijos no necesitan incorporar el “gripau” catalán de tus amores, pues en el idioma valenciano poseemos“sapo, granota, cullerot, cabut y renoc”, siendo este último alusivo a batracios raros o escuerzos; así, a los valencianos “renoc vert y renoc jagant” corresponden tus catalanes “gripau verd i gripau gegant”. El “renoc” se documenta en el valenciano Jaume March, en el XIV, manteniéndose en todas las épocas: “tinc por als renochs” (Mulet: Romanç de Gayferos, h. 1660);“ulla de renoch” (Ortf Molés, Joseph: Soneto en consonats, 1690); “¡Pobra chica! y yo
¡renoc!” (Lladró: boba, 1872); “renoch: escuerzo, nana de zarzal” Dicc. 1887). Está clar queLaTarancón es el millor de lo millor del catalanisme que(Escrig: mos aufega. Diario de Valencia 21 de Abril de 2002
Santa Carme Junyent, filóloga Por Ricardo García Moya
Entre las toneladas de mierda adquiridas por la Generalidad para consolidar la catalanización se encuentra la enternecedora “Vida i mort de les llengües” (Barcelona 1992), escrita con la intención -según su autora Carme Junyent- de defender al oprimido idioma catalán y a todos los parias lingüísticos del globo. En realidad, el ensayo es una navaja oxidada para hacer más daño en la herida idiomática española. Eliminado el valenciano, Junyent ofrece estrategias para debilitar al castellano en Cataluña, llegando a proponer que en Girona -además de catalán y en lugar del español- se imparta enseñanza en la africana lengua serer, por ser donde más se habla después de Gambia. Junyent clama a la UNESCO (dirigida por el catalán Mayor Zaragoza) a favor de los desamparados idiomas, enumerando ristras. En la India localiza el anal (p.114) con 6.600 practicantes; en California, el pomo con 9 hablantes; aunque le supera negativamente el wappo, con sólo un usuario que lo hablará, supongo, ante el espejo. La filóloga de la Universidad de Barcelona, sagaz, descubre que “la colonización ha sido un tipo de contacto que ha apostado fuerte por la desaparición de lenguas” (id. p.100) Las potencias coloniales, malvadas, planificaban la desaparición de lenguas y, con maestros inmersores, las sustituían por la imperial.., o condal, si la potencia era raquítica y no llegaba a reino. No se interroguen más. Entre los 5.000 idiomas amenazados, desde el wappo al anal, la filóloga olvida el valenciano. Carme Junyent no es una Teresa de Calcuta idiomática, sino un chusquero colonial que escupe y ventosea al idioma vencido. La colonial inmersión ha impuesto voces, morfología y construcciones sintácticas envueltas en celofán de prestigio. Un ejemplo lo ofrece la vozedra, hiedra en español. En el DCVB (Sanchis Guarner, Moll, etc) sentenciaron que la evolución del idioma srcinó la forma literaria heura en Cataluña, debiendo utilizarse en “registros formales y literarios” por los escritores cultos. Los agentes colonialistas condenaron el uso de la valenciana edra, ordenando su sustitución por la colonial heura. Sorprendentemente, Junyent desconoce nuestras calamidades y conoce las de la lejana lengua gapsup de Nova Guinea (la de esos señores que van desnudos, salvo un pimiento en su ídem). Con cualquier grafía, la voz hiedra es literaria por asociarse metafóricamente a soledad, muros vetustos, tristeza y resistencia; incluso en coplas (“Te siento cual a hiedra / ligada a mí / Y así hasta la eternidad....”). Lo que resulta diurético y laxante es la afirmación inmersora de que la catalana heura tiene mayor valor literario que la valenciana edra. La inmersión engaña, como vemos, para destrozar la moral idiomática valenciana; y quien tenía que defendernos, la Generalidad, aplaude estos disparates y los divulga. Así, en “El món vegetal” (Ed. Generalitat Val.), se enseña a los niños valencianos la catalana heura (p.l7), ocultando la existencia deedra. Como la Generalidad va a incrementar la catalanización (lo exigen a latigazos Eliseu Climent y el catalán Levante), conviene conocer estas manipulaciones. Nos imponen heura, ocultando que del étimo latino hedera surgieron la valencianaedra o hedra, la castellana hiedra o yedra, y la catalana heura o eura. El peligroso Corominas, en un descuido, reconoció que “hedra es la forma valenciana, seguramente de srcen mozárabe” (DCECH). Es decir, creación de valencianos anteriores a 1238. Esto
explicaría el arraigo literario y su uso por los clásicos del siglo XV“la edra” (Roig: Espill), “mes vert que la edra” (Corella), “la vert edra” (Procés de les olives), etc. La Universidad -mamporerra de la colonización- niega pedigrí literario a edra, sustituyéndola por heura en los diccionarios. Lo chocante es que heura sí es barbarismo despreciado por prosistas y poetas de enjundia. Nosotros, aparte de Roig, Corella y Fenollar, tenemos el testimonio del universal botánico Cavanilles, que se ocupó de la romántica trepadora, ofreciéndonos la forma latina hedera helix y la valencianaedra (Ob. 1797). Respecto a la incorporación de la h hay que advertir que fue tardía y motivada por la fiebre etimologista que hacía brotar haches hasta en palabras que no la llevaban en srcen. En valenciano se añade en el XIX, con Escrig y Llombart, por influencia del castellano hiedra, sucediendo igual con la catalana eura, convertida en heura. Con igual criterio podrían recuperarse vocales y obtendríamos hedera; pero sería latín, no valenciano. La inmersión considera que ya ha eliminado la molesta vozedra. De hecho, en el diccionario del IEC (Ed.1995), ni nos la roban. La estrategia colonial de desprecio y sustitución se cumple a rajatabla en la Generalidad y Universidad; pero nosotros -que no somos políticos ni vivimos del parasitismo inmersor- les recordamos que edra es la única forma culta y literaria del idioma valenciano. Cuando Torres Naharro intenta en la Roma renacentista versificar en lengua valenciana, y así lo declara, escribe:“les belles edres creixerán plenes” (Propaladia,1517). ¿Lo ven? Aunque Guarner y sus compañeros de redacción del idolatrado DCVB digan queedra no es literaria no nos engañarán. Ellos no pueden ofrecer, respecto a heura, un plantel de escritores equivalentes a los valencianos. Además, la lengua valenciana posee obras en todos los géneros, por lo que podemos encontrar edra en coloquios: “de edra coronat” (Coloqui de Tito y Sento, Valencia 1789), o sainetes escritos junto al Vinalopó,“amagat allá en la hedra” (Lorente, Lluis: Ramona, Elig, 1887, p.11). Queda menos para “Barcelona 2004”, el mayor espectáculo mundial sobre naciones y lenguas oprimidas. Santa Carme Junyent, que está en todos los frentes, prepara el aquelarre entre lloriqueos, subvenciones, sollozos y sonidos de lenguas amadas (anal, wappo, etc.). Mientras, en Valencia 2001, el látigo catalanero seguirá azotando al Reino con la ayuda de nuestros políticos. Como diría una tal Nolla o Noia, la inmersión catalana la impone por sus c..., y con nuestros impuestos. Diario de Valencia 3 de Enero de 2001
La Jauja de Putágoras Por Ricardo García Moya
Iba a escribir Pitágoras, pero recordé que Gonzalo Korreas, enamorado de la ‘k’ y catedrático de la universidad salmantina, prefería la forma Putágoras como la traducción más eufónica del griego (korreas: El enkiridion de Epikteto, Salamanka, 1630). Es, por tanto, un detalle de finor o delicatessen, no burla como la de aquel que llamaba Mateulo Gos y Rabiós a Don Mateo Ros y Rubiols (Milla: Cascarrabies, 1889). En el reino matemático los números resuelven todo, hasta aquel dilema expuesto por el valenciano Corachán sobre un navío con “15 christianos y 15 moros, el cual, peligrando por el peso, determina el patrón echar 15 personas al mar” (Arithmética, Valencia 1699, p. 475) Defensor de libertades filosóficas y novator, solucionaba el problema con elegancia putagórica: “puestos en hilera , aquel en quien cayere el nueve vaya a fondo”. El truco consistía en situar a los marineros estratégicamente y dar valor numérico a las vocales de los versos “Populeam Virgam Mater...”; después, “caerán todos los nueves en moro» (ib.). El IEC usa reglas similares para condenar o bendecir vocablos. Impone Girona, cuando la forma culta catalana es Gerona, del latín Gerunda. El propósito es distanciarme del idioma castellano, que mantiene la forma genuina. Caprichosos, introducen la barcelonesa “València” (pron. Valansia), despreciando la clásica Valencia, sin e abierta. Los neologismos valencianos los prohiben o los roban, como han hecho con la enigmática voz baldraga, “menjar de baldraga”; pese a que se documenta en valenciano antes que en catalán. Ellos infringen leyes etimológicas, pero prohíben a los valencianos usar variables de voces de otras lenguas. Es el caso de sobrasada, vocablo que algunos relacionan con las italianas medievales soprasatta o sopressá. Por el 1500 las sobrasadas italianas hacían pecar a los judíos valencianos:“li ha vist menjar sobressada que portá de Napols”(Ventura, Inquisició, 92). Es decir, llegaban al Reino procedentes de Nápoles y Sicilia. Las disputas sobre el srcen del embutido son virulentas, destacando como siempre Corominas: “sobrasada no puede venir de asar, pues el verbo asar no ha existido nunca en catalán” (DECH). En egocentrismo nacionalista supone que todo deriva del catalán, cuando en el XV era la lengua valenciana la que creaba léxico y estructuraba sintácticamente el caos idiomático heredado del romance, Lo cierto es que de étimo italiano o del mozárabe“sopresata” (Cor.) nacieron las valencianas sobrasá (Escrig, 1871) y sofrasá, documentadas por Corominas desde el Maestrat a Novelda. El etimólogo aventura:"si la palabra románica se alteró por influencia del árabe, se explica la forma (“sofrasá”) teniendo en cuenta que el árabe cambiaba la p en f en el periodo arcaico” (DECLLC). Habría otra explicación para esta joya léxica que demuestra la vitalidad creativa de la lengua valenciana. Sofrasá pudo surgir en siglos cercanos por analogía con“sofregir: freír un poco o ligeramente una cosa” (Escrig, 1871). sería una acomodación morfológica de etimología popular, del mismo modo que la castellana sobreassada que, sin la ss medieval, aún figura en el diccionario de la RAE. Hemos puesto ejemplos donde la inmersión -como en la regla de Corachén-, siempre favorece su causa. Fingen amparar la lengua valenciana, cuando luchan por aniquilarla. Convivo diariamente con catalaneros de profesión, y les aseguro que no existe clase
social más mimada y regalada por la Generalidad valenciana. Esto es Jauja. En los centros de enseñanza recibimos enciclopedias catalanas, revistas catalanas y periódicos en catalán en cantidades industriales y gratis (pagadas con dinero del contribuyente) Nos llegan, entre otras, la didáctica Escola Catalana, la política El Temps y la mística Saó, con más publicidad de la Generalidad que nunca. En esta ocasión, sutilmente, incitan a dialogar con los que siguen matando (imitando a John Major) y cuestionan la “unitat territorial d’Espanya” ¿Será posible que estos curas que nos incluyen en una nación catalana se atrevan a dar lecciones éticas? En la revista mimada por la Generalidad sigue el pintamonas Harca (el que hacía repugnantes gracias sobre ETA), y sigue con su odio al concepto de España y su idioma, usando sobados tópicos burlescos de “Imperio” y “cristiano viejo”. Este héroe jamás hace una crítica hacia el fascismo catalanista y la corrupción que genera. Conste que me importa un bledo la opinión de este comando de motilones desocupados, pero es inmoral que los subvencione el PP con nuestros impuestos. Esto es Jauja. Nos regalan El Temps de Eliseu Climent, con una “História de la marina catalana” donde las naves valencianas son consideradas dependientes de una potencia llamada Principat de Catalunya. Todos son dádivas. Hoy, miércoles, la Generalidad nos regala 50 ejemplares del diario catalán Información. Multipliquen esta cantidad por 200 o 400 puntos oficiales y entenderán el éxito de venta de la cadena catalana de Ferrán Reída. Cumpliendo su misión, inserta textos en catalán para los estudiantes alicantinos, y sacude navajadas a la vertebración valenciana. Ferrán Belda, subdirector de esta cadena de “nombrosos diaris arreu dels països catalans” confiesa en El Temps que: “Zaplana, si no pot comprar-te, t’asetja”(sic). De momento, la Generalidad compra miles y miles de ejemplares de Levante e Información, mientras el equipo de Ferrán le propina zurriagazos, “Es Zaplana quien agrede a Elche...” (Información 24-1-01), para que siga adquiriendo más prensa catalana y editando CDs con toponimia en catalán. La prensa catalana, inflexible verdugo, controla que la Generalidad siga catalanizando el viejo Reino. Esto es Jauja. Ya han regalado los 10.000 discos del traductor al valenciano (ya saben, catalán del IEC) editados por la Generalidad, y que el diario catalán Levante exigió que se distribuyeran (Levante, 19-12-2000). Saquen calculadora: miles de CDs, millares de diarios catalanes, cientos de millones para la inmersión; miles de millones para la enseñanza del catalán, etc. Nuestro Reino es Jauja de corachanes y putágoras. Diario de Valencia 12 de Febrero de 2001
Las ikastolas valencianas
Por Ricardo García Moya
Luis Herrero retransmitía el acto de la sede del triunfal PNV donde a las huestes de Arzallus se había unido unos independentistas catalanes enarbolando banderas barradas. El periodista, fingiendo ingenuidad, señalaba excitado “la presencia de banderas catalanas o valencianas”. Por lo visto, en la COPE no se han enterado de que la Comunidad Valenciana posee una bandera distinta a la catalana. Como es notorio, Luis Herrero siente odio contra la existencia de un leal territorio histórico llamado Reino de Valencia, y no tolera que a un alicantino o a un castellonense se le llame valenciano, como así fue durante siglos hasta la llegada de estos personajes que actúan, respecto a la Comunidad Valenciana, como los separatistas vascos y catalanes respecto a España; con la diferencia de que él sabe que nadie le censurará su actitud, sino todo lo contrario. Este hombrecillo locuaz es silente respecto a lo que ocurre en las ikastolas valencianas. En la Comunidad Valenciana, desde la Universidad a la ESO, se fomenta el independentismo catalanero y el odio a España ante la indiferencia del PP y la colaboración total del PSOE y EU. Un ejemplo: el Ayuntamiento de San Juan de Alicante cede su casa al “Supermercat de revistes catalanes” independentistas, y se permite a estos grupos comerciales (que viven de la subvención del eje CIU-PP) montar tenderetes dentro de los centros de ESO valencianos -en su interior, repito- regalando miles de revistas catalanas, discos y prensa a los alumnos de 13 a 17 años. También entregan talonarios de “Xecs de promoció” de “Descobrir Catalunya”, “Illacrua, revista alternativa dels ‘països catalans’”, “Revista de decoració en catalá”, “El Temps “,“El Triangle”,”Nuvis”, “Barça”, etc. Con la complicidad de las autoridades, regalan discos de canciones como “Escolta la teva sang” o “Trencar el silenci”, cuyas letras claman contra la opresión de España y lo bueno que es convertirse en catalanes. En estos centros oficiales de enseñanza, controlados y atemorizados por los seminarios de catalán, jamás se han atrevido a izar la Real Senyera y la bandera de España, pero si se aprobara la de cuatro barras la enarbolarían al instante. Ingenuo, en una ocasión pregunté el porqué de este desprecio, contestándome que era por falta de presupuesto para banderas. Estos mismos son los que han comprado todo tipo de enciclopedias de los “països catalans” y encuadernan primorosamente los fascículos de la Marina Catalana o de la Historia del moviment obrer als “països catalans”, donde nos incluyen a los valencianos. Los del PP callan como ratas y fingen no enterarse del nido de serpientes que están alimentando. Como suponen que hasta dentro de unos diez años no estallará todo, siguen empujándonos al abismo. Políticos y sindicatos pugnan por demostrar su limpieza de sangre catalanista. Si el Bloc amenaza con exigir requisito lingüístico de catalán (pues catalán es lo que se está impartiendo), Tarancón levanta el dedo y dice: “Yo primero”. En fin, llega el día grande de la inmersión catalana, cuando los estudiantes pasarán por la piedra catalanera de la Selectividad; pero hay noticias buenas, como la llegada del AVE al aeropuerto de El Altet, financiada por el gobierno de España “porque hay que convertir a Alicante en el centro del arco mediterráneo”, según dice Alvarez Cascos. El de Manises, da a entender, es de tan poca categoría que no merece gastarse en él ni una peseta de los fondos europeos o españoles. Otra noticia buena: la autopista Alicante-Cartagena ya la tenemos casi finalizada. Este verano iré desde Alicante a Cartagena por autovía, autopista o carretera nacional. Tendré tres opciones. Y es que el gobierno del PP-CIU premia a esta
ciudad que no se opone al catalanismo; no como la blavera Valencia, que puede esperar sentada la autovía Valencia-Zaragoza-País Vasco. Respecto al “AVE a Levante” -como dicen los ministros del PP- llegará a Valencia; pero no antes que a Murcia o al futuro centro del eje catalán-Mediterráneo. Aquí se agradece la postura sumisa y acomplejada de Valencia. Las pintadas de “Puta Valencia” no son borradas por los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Díaz Alperi; de igual modo que las múltiples y enormes pintadas en catalán de “Borbona als taurons” que llenan muros y rótulos entre Alicante y Campello. El alcalde, así como el presidente de la Diputación, Julio de España (admirador de Raimon), pasan diariamente ante ellas, sonríen y no ordenan borrarlas; algo que no sucedió cuando les pusieron una perla alusiva a ellos. 8 a.m. en la Universidad de Alicante. Enormes paquetes con miles de ejemplares del diario “Información” son dejados en el suelo. Los estudiantes recogen su poción diaria de manipulación en los catalanes Levante, Información o Avui. En el del viernes, este titular ocupaba la plana: “Un accidente destruye parte de la vía entre Alicante y Barcelona” (Información,11-5-01), aunque la prensa y radio nacional daban la noticia de forma correcta “Accidente en la vía de Valencia a Castellón”. La prensa de Ferrán Belda en Alicante es virtuosa en eliminar el nombre Valencia, salvo en las ocasiones que pueda suponer algo negativo hacia la única urbe que resiste al catalanismo; o resistía, pues la labor de Tarancón o la alcaldesa Nolla ya no encuentra barreras. La Generalidad, generosa, lo paga todo. Cualquier libro catalán que los alumnos y profesores catalaneros deseen, sólo tienen que rellenar una desiderata en catalán que la tentadora Universidad ofrece impresa. En pocos días llegará el panfleto remitido desde las editoriales amamantadas por la Generalidad: Bromera, 3 i 4, Alta fulía, Curial, Edicions 62, etc. Paseo entre millares de volúmenes en catalán que, amazacotados, blindan la biblioteca de la Universidad más lujosa y ajardinada de Europa. Desde sus inmensos ventanales, mi mirada puede huir de un eructo de Gloria Marcos contra la RACV (El Temps 14-501), a la libertad rocosa de la Carrasqueta. Estoy hojeando “La decadència al País Valenciá” (Curial. Barcelona), que los estudiantes valencianos de Alicante leen por imperativo ilegal; es decir, por mandato del parásito inmersor que les lava el cerebro y para mayor inri- la Generalidad le suelta un pastón cada mes. Los libros inmersores, deteriorados por el uso a la fuerza, son repuestos sin dilación para que la formación catalana no decaiga. Sobran millones para adquirir obras en catalán. Les aseguro que quería hablar de otro tema más agradable; pero veo a los alumnos estudiando la sintaxis de Lluis Llach o el léxico de “Els Pets” y se me bloquea la mente. ¿Cómo puedo comprender que estos panfletos de Rosa M.Pujol, secretaria general de Joventut de la Generalitat de Catalunya, lleguen a los alumnos valencianos de la ESO? Por desgracia, ni la COPE televisión catalana Valencia del odio incubado estas ikastolas del ni PPla(¿o no gobierna el PPdeaquí?), que dirán tarde onada temprano reclamará su en tributo. Diario de Valencia 20 de Mayo de 2001
Les rails, no arrels, del 9 d’octubre Por Ricardo García Moya
Hoy, 9 d’Octubre , es un día de alegría que la inmersión aprovecha para extender raíces o “arrels” catalanas, no “rails” valencianas. Desde Castellón a Alicante, con ayuda institucional, se programan actos para enarbolar el falso pendón de la conquista e imprimir panfletos en la jerga del Institut d’Estudis Catalans, que sería sánscrito para Jaime I. El maquiavelismo se advierte si nos comparamos con otras autonomías, pues sería impensable que en Huelva o Sevilla saliera un grupo de castellaneros andaluces reivindicando la bandera de Castilla y burlándose de la existencia de Andalucía. La comparación es más hiriente si pensamos que Andalucía no tuvo independencia de Castilla, ni moneda propia, ni Real Señera coronada, ni tercios del Reino, ni leyes propias, ni frontera, etc. La inmersión no quiere enterarse de que Jaime I usaba dos barras rojas sobre tres amarillas como bandera propia, y que el llamado pendón de la conquista es un anacronismo tan falso como la fachada de la catedral de Barcelona (gótica de 1910). Tampoco entienden que los valencianos habláramos romance antes de la llegada de Jaime de Montpellier (allí nació, cuando Cataluña no existía). Esta conciencia idiomática fue invariable cultural en autores de cualquier época; así, en poesías de fray Francisco Ballester -cuya inspiración era teológica y no reivindicativa-, recordaba al mozárabe Pedro Pasqual, cuya infancia coincidió con la entrada jaimina:“siendo tú niño tierno / fue Valencia de moros despejada” (Sacro plantel. Valencia 1651, p.396). El mismo poeta, hablando de S.Vicent, recuerda el nombre del idioma:“predicando en lengua valenciana” (p.337). Nuestros vecinos han usado reiteradamente el carisma de Jaime el Conquistador o de Montpellier para engatusarnos. En 1680, los aragoneses pretendían que el puerto de Vinaroz pasara a ser territorio de Aragón, exponiendo a Carlos II que: “agregando el puerto o playa de Vinaroz sería grande beneficio para el Reyno de Aragón” (Bib. Nac. Memorial del Reino de Aragón. 1680, f.1). El redactor basaba su demanda en el amor de los valencianos al monarca de Montpellier:“por ser Vinaroz de la Corona de Aragón y como la muy noble Ciudad de Valencia siempre tiene en memoria a nuestro católico rey D. Jaime el Conquistador” (f. 1). Los aragoneses de 1680 -antepasados de los roñosos aguadores del Ebro, mostraban paternal cariño hacia los valencianos que entregarían Vinaroz y, además, seguirían siendo entrañables:“...la Ciudad y Reyno de Valencia observará y continuará las atenciones con nuestra Imperial Ciudad de Zaragoza y Ilustrísimo Reyno, pues nuestro Reyno de Aragón los mira siempre como a hijos de la Corona” (ib.). ¿Qué tendremos para que nos salgan tantos progenitores? Los aragoneses se sentían padres de nosotros en 1680, y como muestra de amor querían mangarnos Vinaroz. Los castellanos afirmaban que el español era la madre de la lengua valenciana (Patón,1604) ; y los catalanes, ahora, proclaman que son el padre, la madre y la abuela que nos parió. ¡Menuda parentela rumbosa! Una de las primeras muestras del afecto aragonés que pretendían hacer “en Vinaroz, nuestro Puerto de Aragón”, era sustituir la moneda valenciana por la aragonesa, y quitar el tráfico a los restantes puertos del Reino de Valencia. Con la artimaña de haber sido “raíces” de otros pueblos, los expansionistas suelen apoderarse de lo ajeno.
En esta fecha del 9 d’Octubre la prensa catalana que infecta el Reino clama por el retorno a las “arrels” del clasicismo idiomático; pero descubren su miseria al usar un sustantivo inexistente en idioma valenciano. Según Corominas:“arrel no sembla trobarse abans del s. XIX”. Lamentablemente, la inmersión ha incrustado este excremento léxico catalán en la boca de los estudiantes, acentuando la labor iniciada por los valencianos del 1880 que, ya saben, buscaban pelas en Barcelona. En 1871 no figuraba arrel en el diccionario de Escrig, pero el equipo de babosos de 1887 ya recogía la corrupción barcelonesa. Las formas cultas y etimológicamente correctas son las valencianas rail y arrail (del lat. Radix), pero los diccionarios catalanes que se anuncian como valencianos (Bromera, Tabarca, etc.) incrustan la decadente catalana “arrel”. Lamentablemente, como la Academia de Ascensión está compuesta mayoritariamente por lo más florido del catalanismo militante, callará esta invasión lingüística, y la Real Academia Valenciana -que sí defiende el idioma valenciano- seguirá postergada por nuestras heroicas autoridades. Como las fuerzas de ocupación catalanera ocultan, desprecian o tildan de vulgarismo el léxico del idioma valenciano, si utilizamos“rail” (y no arrel), seremos tan incultos como estos escritores del pasado, que jamás entrarían en la Academia de Ascención: "les rahils desta erba” (Bib.Nac.Paris. Llibre de les erbes, any 1400); "les rails” (March, A.: Obra completa, p. 383, h.1445);"soca e rahil” (Villena. Vita Christi, any 1497); "com herbolaris, sempre aguaitem les rails” (Ballester: Ramellet, any 1667); “treta la rail” (Mas,L.: Sermó cofradía S.Vicent. any 1755); “y este abre que ham plantat no tirará rails fondes” (Cov.de Saro. any 1820); "les rails ya’l buscarán, y cregues qu’el trobarán” (Aforismes catalans traduits al valenciá, 1853); “rails que crien els abres” (Escrig, any 1871). Los ejemplos podían seguir hasta amargarles el día, pero baste decir que el diccionario de la Real Academia Valenciana traduce correctamente el castellano raíz por“rail”; y son estos detalles feos -que disgustan a nuestros amos inmersores- los que han motivado que la Generalidad creara la Academia de Ascensión, comparsa de espadones idiomáticos -más alguna decorativa ave del paraíso- al servicio de la lengua catalana. Hoy es un día de júbilo y debemos convivir en paz, aunque no estaría mal que los paternales catalanes que nos quitan hasta la gastronomía nos dejaran en paz de una puñetera vez. Pero no caerá esa breva, ya que un nauseabundo hedor anuncia la llegada del femer de los Premis Octubre, plaga asociada al otony o primavera d’ivern (no el catalán ‘tardor’). Por cierto, el programa informático SALT de traducción al catalán que la Generalidad de San Zaplana regaló a los centros oficiales- vomita frases en barcelonés perfecto (p.e.: "les arrels de la tardor”). Diario de Valencia de 9 de Octubre de 2001
La tenebrosa Luz de las Imágenes Por Ricardo García Moya
En Orihuela, la monitora explicaba a un grupo de alumnos la exposición La Luz de las Imágenes: que si la pintura de Levante, que si la orfebrería manierista de Levante, que si la escultura de Levante. Menos mal que no le hacían ni puto caso y, el más atento, se dedicaba a pegar mocos en la pared. Asqueado por la manipulación de la individua pagada con nuestros impuestos, le pregunté si no sabía cuál fue el nombre de nuestro territorio desde el Medievo. Le comenté que sus antepasados de Orihuela lo llamaban Reino de Valencia, respondiéndome que: “para los niños, era mejor decir Levante”. Igual razón me dio la comisaria, mirándome como quien oye hablar a una sardina. Por lo visto, es la orden que tienen: el Reino de Valencia no existió y jamás debe ser nombrado ¿Será posible tanta miseria en los Tarancón, Olivas y toda la patulea que nos gobierna? ¡Y éstos son los que presumen de “vertebrar” el territorio valenciano! ¿Ustedes imaginan una exposición de arte religioso catalán, patrocinada por la Generalidad catalana, que ocultara el título de Principado de Cataluña, pese a su falsedad? Los responsables de La Luz de las Imágenes, sea Inmersiomán, la hermanita del Cipriano o el motiló Palpanaps, han conjugado la belleza de las obras con la más siniestra manipulación. La música de Wagner es sublime, aunque no da igual placer escucharla en Bayreuth que en Auschwitz, mientras te están gaseando. Al visitante le entregan un lujoso libro de 50 páginas a todo color, veneno cultural de efectos retardados. El ejemplar, por las excelentes reproducciones, es de los que la gente conserva y, año tras año, inoculará a los lectores la creencia de que nuestro territorio no tuvo nombre; así, los puertos valencianos aparecen como “puertos de Levante” (Catálogo Luz de las Imágenes. Ed. Generalitat Valenciana, año 2003, p.17). La maquiavélica redacción de los textos cita talleres “mallorquines, castellanos y levantinos”. Son valencianos cuando aluden a Valencia ciudad, y son tan miserables que ocultan cualquier dato que pudiera ayudar a la vertebración del territorio valenciano, aunque sea religioso, silenciando que las estatuas de San Vicent Ferrer y la Mare dels Desamparats (procedentes de Elche, Ibi, Alicante, etc...) estaban en las poblaciones del Reino por ser patrones del mismo. Hasta se equivocan al apellidar Beltrán a San Lluis Bertrán. Bajo la sombra de Inmersiomán, la exposición se convierte en una academia de catalán que sigue los dictados de Cataluña, seleccionando alteraciones morfológicas que consideran cabeza de puente de la inmersión catalana:la Mare dels Desamparats es convertida en “Desemparats”; la morfología de sustantivos como“purea” la catalanizan en “puresa”; la pluralización valenciana de “termens”, la prostituyen en “termes”; grafías clásicas como “punchó” y “chiquet” son retorcidas en “punxó i xiquet”, como manda el Institut d’Estudis Catalans. Aunque se exponen manuscritos e incunables, no hay referencia a la literatura religiosa en idioma valenciano. ¿Por qué no exponer, por ejemplo, las “Obres en lahor de Senta Catherina” de 1511? Porque no interesa divulgar las grafías que allí figuran: “punchons, bachillers, vergens, juncs, recort, rellonge, destrea, alcayt, bellea, espirit, llançols, naucher, murteres, joya, sancera...” . La Generalidad obedece al IEC y prefiere: “punxons, batxillers, verges, joncs, record, rellotge, destresa, alcaid, bellesa, esperit, llençols, nauxer, murtrerar, joia, sencera, etc.
Junto a barbarismos catalanes como amb o planol, los funcionarios de Tarancón (que presume de que el PP normalitza más que nadie) introducen sustantivos que jamás pertenecieron al idioma valenciano ¿Quién conoce el galicismo “baiard”? Nadie, salvo los normalitzats por Inmersiomán, al constar en los falsos diccionarios valencianos que aprueba la invicta Generalidad. Jamás fue usado “baiard” por ningún escritor nacido en el Reino de Valencia, salvo algún bonyiguer floraliste que limosneaba en 1900 por Barcelona y, por supuesto, la actual plaga imnersionista enquistada en RTVV y la Generalitat. En la tenebrosa Luz de las Imágenes, en español, leemos: “para las andas del Corpus”, y los traductores lo enmierdan como: “per al baiard del Corpus”. En la actual lucha para descuartizar España hay que liquidar homologías con el español, como es el caso del valenciano “pera les andes del Corpus”; frase que Tarancón, el IEC y su mascota la AVL no pueden admitir, sustituyendo el valenciano“les andes” por la escoria catalana “baiard”. Para que no les engañe Inmersiomán, recuerden que en idioma valenciano “anda” es una “especie de peana, más o menos labrada artísticamente, para llevar en procesión las imágenes” (Escrig: Dicc. 1887). El lexicógrafo añadía la frase:“dur, o portar, a u en andes”. También Martí Gadea, nacido junto a Alcoy, recogió la voz:“les andes: andas o custodias” (Gadea: Voc. 1909). Así era en prosa hagiográfica: “ixqueren ab les andes” Gil, Vicent: Relació del segón Centenar, 1655); y popular: “duen al Beato Factor en andes” (Coloqui de Tito y Sento, 1789). La exposición La Luz de las Imágenes está contaminada con barbarismos como baiard y focus. Dime, Tarancón: ¿no sabes que “focus” es morfología de bricolaje, inventada hacia el 1900 por el prefascismo catalán? Hasta Escrig, en 1887, recogía“foco de corrupció, de vicis...”. El mal que estás haciendo al Reino -al que insistes en llamar “Levante”-, tardará años en remediarse. De todas formas, mientras los blandos valencianos se dejen engañar con tus “baiard” de marras, tú o el Inmersiomán que te sustituya tiene asegurada la licencia para catalanizar hasta Orihuela. ¿Cómo puede ser Conseller de Cultura quien ampara, diariamente soy testigo, la normalización catalana? En el catálogo usáis el sustantivo “turó”, cuando el mismísimo Corominas advierte: “Turó, en el Reino de Valencia es enteramente falso que sea vivo; allí no lo he oído jamás; tampoco figura en ningún diccionario valenciano” (DECLLC). En idioma valenciano tenemos montanyeta, tossal, puig chicotet, etc... Sólo un floraliste usa “turó” en 1887, y Corominas se burla de él. En 2003, la CV es el Hotel Glam de los inmersionistas. Hoy, en la Universidad de Alicante, los carteles anuncian la actuación de cantantes en defensa del catalán: el “Noi de Catalunya”, un mallorquín y un grupo del “País Valencia”. ¿Saben quién patrocina este acto “vertebrador” de los PPCC? Los peperos del Ayuntamiento de Alicante y la Diputación de Alicante. ¿Comprenden por qué, en la tenebrosa Luz de las Imágenes, han dado orden de engañar a los niños, llamando “Levante” al Reino de Valencia? Diario de Valencia 20 de abril de 2003
Los “exquisitos de la lengua” Por Ricardo García Moya
En el siglo XVIII, el popular Domingo Pablo -personaje bajito que ocupaba el cargo de sacristán de Santa Ana- empleaba su ocio en componer estrofas que luego repartía en los festejos; una de ellas, por su intención, podría adoptarla García Broch ante las criticas catalanistas:
"De mi dihuen tot lo que volen dir yo crech lo que vull y en ma pau estich". Domingo Pablo, nacido en Vinaroz, no tenía complejo en afirmar que escribía en valenciano. Sin embargo, la actual "inmersió catalana" ha logrado que nos avergoncemos de nuestro propio vocabulario; veamos ejemplos: hasta hace poco era usual la palabra "reine", pero propagaron que era una corrupción y nadie en la actualidad se atreve a usar el vocablo. Es cierto que el substantivo se generalizó tardíamente, pero (aparte que no hay fecha de caducidad en la formación de un idioma) no fue invención de un Escalante o Baldoví, pues ya aparece en carta del 25 de febrero de 1505 dirigida desde el "Real Palau" de Valencia por la "trista" Juana,"Llochtinent General en lo Reyne de Valencia", a los Justicias de Oriola (Arch. Mun. Murcia, sig. 4C-27). De igual modo, el perseguido pronombre"nosatros" fue generado antes de 1707 y admitido incluso por los escribanos de la Generalidad; en carta de "Los Elets dels tres Estaments" (11, diciembre, 1696), leemos: "sent en nosatros tan precisa la propia defensa". Igual podríamos decir de "sigle", pues el cronista Marco Orti afirmaba en 1656 que "me manaren escriure la relació de les festes del quart sigle" en lengua valenciana. La lista de vocablos sería interminable. Entonces ¿por qué ese ataque a una concejala que sólo pretende recobrar la singularidad idiomática valenciana? ¿No fue empleado el mismo léxico, cuando el Reino era autónomo, por personas de máxima categoría social y cultural? En contra, los inmersionistas arguyen razones etimológicas ¡qué graciosos!, pues son los primeros en hacer chapuzas en este sentido; como la conocida sustitución del clásico "deport" por "esport", o el invento de la preposición de compañía "amb". Para los colaboracionistas de la inmersión catalana, la actuación de García Broch es reprobable. Una política cultural adecuada sería la practicada en ciertos ayuntamientos que promocionan la bandera cuatribarrada y emplean el barcelonés. Es comprensible que se sientan incómodos ante el primer consistorio que les ha plantado cara y, como son muy emprendedores, ya están organizando piquetes encargados de emborronar pasquines y rótulos callejeros redactados en valenciano. Se habían acostumbrado a pontificar, hacer y deshacer a su gusto, premiando obras que sonrojarían a guionistas de culebrones televisivos, esculturas horrendas y pinturas ridiculas. Sin ir más lejos, el pasado 25 de abril se reunieron los exquisitos de la lengua, y acordaron otorgar al equipo que realiza "Cultura i Aula" el "II Premi CAPPEPV de Periodisme".
"Cultura i Aula" es un opúsculo que remiten desde Castellón a los centros de enseñanza de la Comunidad ¡aunque no estén suscritos! En él se practica la inmersión lingüística con este estilo: "quan el sac em ve petit cap enlaoire, papallona". El premio se lo concedieron por realizar "una eine interesant que dona suport a l'ensenyament en valencià i ajuda a la renovació pedagógica" ("Cultura i Aula,", 30 abril 1991). Muestra de la elevada educación que inculcan a los niños son los versos de Estellés, aparecidos en la portada del ejemplar que, posiblemente, motivó al jurado:
"Bon día, normalitat o hostilitat de l'oratge, volum de merda que he amollat i mire Aquesta bona merda, assaonada i frágil, dona ganes d'invitar a sucar-hi el veínat". ("Cultura i Aula"; 19 marzo 1991) Habría que ver la reacción del mismo jurado si el galardón hubiera sido otorgado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valencia. Es comprensible que García Broch no preste excesiva atención a los consejos culturales de estos "exquisitos". Los más que merecen es un homenaje similar al que fue objeto el vate de Burjasot, cuando el "veinat" —que él invitaba a "sucar"— rechazó el menú y prefirió depositar la protagonista de sus versos sobre el busto del poeta. Miren esta composción inédita, de un manuscrito valenciano del año 1643, que trata precisamente de la íntima relación entre el poeta y su obra; son significativos los dos últimos versos:
"Perque quant escriu batalles fan (les Muses) que pense que es valent, si amors com a mel de sucre tot melós lo solen fer. Si pastorils versos fa pastor que pense ques (sic), si escriu de furts lo fan lladre y si de fem, femater". (Bib. Nacional Madrid; Ms. 3746, f.626) Escrito de los "Deputats" de la Generalidad en que aparece el pronombre"nosatros". Es interesante, pues los catalanistas dicen que surgió el siglo pasado, teoría que sería desmontada por este Memorial a Carlos II. Si los diputados lo consideran correcto aunque no estaba generalizado en la correspondencia diplomática-, quiere decir que el pueblo utilizaba ampliamente. La fecha exacta 11 dels de diciembre de 1696, incluye a pie delodocumento la fórmula preceptiva de"Los es Elets tres Staments" y la efirma de "Jusep Orti Secretari". Las Provincias 14 de diciembre de 1991
Los insultos de “Escola catalana”
Por Ricardo García Moya
El último número de "Escola catalana" -revista financiada por la Generalidad de Cataluña- denuncia que las Cortes Valencianas están gobernadas por "Pinochets" del PP y UV. Es curioso, pues nadie ha visto entrar pistola en mano en tal recinto a Zaplana o Villalba; tampoco recordamos a Tarancón atacando al trote con la Legión y su cabra, ni a Rita al frente de la Brunete o bombardeando el búnker de EU o el nido de Romero. Pero debe ser cierto, ya que "Escola catalana" es seria y nutre gramatical e ideológicamente al profesorado inmersor. La denuncia contra los "Pinochets" no ha provocado ni carraspeo en nuestros Vinateas, y conste que la perla luce en la editorial, lugar emblemático ("Escola catalana", gener 1999, p. 3). El enfado catalán nace por el hecho de que algunos centenares de miles de valencianos que votamos y conseguimos mayoría en las Cortes, no nos gusta que llamen país al Reino. Se han irritado mucho los inmersores, ya que en Barcelona se acordó que sólo debía utilizarse un título: el de Principado de Cataluña, que es progresista. El resto "de las comarcas" (sic) se llamarían islas o “países catalanes”. También se han enterado del asunto "Pinochet" los alumnos que leen "El Temps" y "Escola catalana" en las bibliotecas de los centros de BUP y ESO de la Comunidad donde está prohibida LAS PROVINCIAS y sólo reciben este tipo de pienso intelectual. El rebuzno de EC incita a la rebeldía contra los "Pinochets valencians" que no permiten usar la expresión "País Valencià" en "aquellas comarcas dels ‘països catalans’" (p. 3). Lo de "aquellas comarcas" alude a lo que secularmente, y todavía en boca de valencianos normales, se llamó Reino. (Hay que aclarar que quienes usamos esta denominación legítima no tenemos que ser monárquicos necesariamente, de igual modo que quienes usan Principado de Cataluña o Condado de Los Angeles no tienen por qué desear la sumisión a un príncipe o conde.) Y los que suponen beatífica neutralidad a los vecinos del norte tenían que observar la diaria catalanización de los niños valencianos dirigida desde Barcelona. La citada revista EC regala el "Auca de Pompeu Fabra" con la orden de hacer fotocopias y que se trabaje sobre Prat de la Riba, el Institut d'Estudis Catalans y la "normativització". El ingenuo pensará que nuestros políticos impedirán tal manipulación. Se equivoca, pues la Consellería de Cultura es alma mater de la inmersión, y los escritos que remite a los maestros son paradigma del barceloní: "us pregue, aquesta, servei, amb", etc. Los inspectores de la Generalitat imponen las normas de EC y firman como "Cap de Servei d'Inspecció".
El rebuzno "seny" aterra nuestras pusilánimes Cortes. Ningún ha plantado cara a estos del ictiosaurios que acomparan las Cortes Valencianas conpolítico la "l'Alemanya de Hitler" (EC., p. 3). Teníamos fama de blandos en tiempos del duque de Olivares, pero era lógico al arrastrar el trauma de la escabechina que castellanos y catalanes hicieron con nosotros en tiempos de la Germanía. En 1999, sin temor al acero y arcabuces del Imperio, nuestras Cortes reptan ante una EC que escupe insultos. Para ignonimia nuestra y de nuestros descendientes, estas publicaciones permancerán siglos en las bibliotecas de nuestros centros escolares.
Tras cuatro años, el máximo logro de la lucha contra el catalanismo es el supuesto cambio de un topónimo; y digo supuesto por su permanencia en algunas estaciones de Metro. Han pasado cuatro años y ni siquiera se han molestado en rectificar el barbarismo "poliesportiu" por "polideportiu". Mientras, en la academia de catalán Canal 9 sigue la prohibición de la lengua valenciana, despreciándose voces clásicas como llonja (Roig, 1460), para imponer la llotja que ordena IEC. Comenzaron por incluirnos en unos mapas de la Gran Catalunya con el cuento de la supuesta unidad idiomática. Ahora, marzo de 1999, en los centros de enseñanza de Alicante hay mapas de las "Xarxes elèctriques als PPCC", desde Salses a Guardamar. Como si las catenarias fueran glorietas de Badalona donde el protón saludara al electrón con el "¡Bona tarda tingui!" Y todavía hay quien dice que no hay problema lingüístico en Alicante. Lo que sucede es que en esta ciudad, el ochenta por ciento son indefensos hijos o nietos de andaluces y manchegos, por lo que los maestros catalaneros los moldean a placer. Hoy he hecho la prueba del "petón" entre los alumnos de quince años. Hace una década decías "petón" y se producía desconcierto o carcajadas; ahora, los alumnos creen que es una palabra valenciana. Lo controlan todo y, bravucones, emiten el aterrador rebuzno del "seny" que provoca la estampida de nuestros Vinateas. Nos esperan, ¡ay!, lustros de "petons", "llotjas" y "poliesportius". Hacia 1570, Timoneda publicaba las "Quejas de Valencia", y con ellas me despido:
"Yo soc valencia (...) me menchen gosos / tots ab bons moços / van estirant / yo vaig prestant (...) aço no es vida que es pot sufrir". Las Provincias 7 de Marzo de 1999
Los últimos coletazos de la Generalidad
Por Ricardo García Moya
En Aragón lo tienen claro. En la llamada Franja de Poniente no quieren dejar de hablar su "chapurreau", ni dejar de ser aragoneses. El cura José María Leminyana se ha erigido en cabecilla de las ciento once parroquias aragonesas que desean segregarse de la diócesis de Lleida, ante la amenaza inmersionista fomentada por el vecino catalán. La situación es más preocupante en Castellón. La Diputación de esta ciudad, unida a la de Lleida, han colaborado en su despersonalización. Valga de ejemplo la revista religiosa "Pentecosta", que, en su último número, sugiere que tapemos rótulos en español, sustituyéndolos por otros en catalán (no valenciano). La publicación se edita en Castellón con el "suport" de la moribunda Generalidad del PSOE, teniendo como objetivo la catalanización espiritual de Castellón y "el País Valencià d'avui" (estos curas filólogos tienen sus manías, como llamar Moreneta a la Mare de Deu dels Desamparats o rechazar el adverbio"hui"). En el intento de fomentar la unidad pastoral catalana, "Pentecosta" regala la estampita de Sant Pacià de Barcelona. Bajo el epígrafe "De la nostra tradició" (?) informan que Sant Pacià fue obispo de Barcelona y contemporáneo del papa Sirici hacia el año 384. No entiendo qué interés tiene para Castellón la historia de Pacià, pero ocupa hasta ocho páginas, intercaladas con anuncios de la Generalidad lermista y la Diputación de Lleida. No vamos a glosar maldades de "Pentecosta", pero sí a dejar constancia, de que su actitud responde al secular y variopinto acoso sufrido por la zona norte del Reino. Siempre se les pararon los pies. En 1640, el Correo Mayor de la Ciudad y Reyno de Valencia, con privilegio real "por tres vidas" para ocupar el cargo en todo el territorio valenciano, denunciaba al monarca que"el Correo Mayor de Tortosa pretende agregar a dicho oficio la villa de San Mateo del Reyno de Valencia" (ACA. Leg. 881). La raya fronteriza era sagrada para las instituciones regnícolas. Cerca de San Mateo, en Benifassá, año 1675, el Real Monasterio denunciaba "que por estar sito al confín del Reyno de Valencia, tiene posesiones dentro de Cataluña. El obispo y canónigos de Tortosa se negaban a pagar los diezmos y 250 cántaros de aceite que sus heredades tenían derecho dentro de Tortosa". Los frailes desobedecieron al nuncio, argumentaron que se reservaban "a las constituciones de Cataluña, por Tortosa; y de los Fueros de Valencia, por Benifassá" (ACA , Leg. 918). Aunque situados en "el confín del Reyno", defendían la valencianía del mismo . La iglesia valenciana tuvo personajes como el canónigo Gaspar Guerau, capaz de enfrentarseNacional a la monarquía impedir En un catalán memorial conservado Biblioteca exigía apara la reina que contrafueros. condenara al monje Pedro Sala por en su la "insolencia y escándalo en el Convento de la Zaidía, a 10 de mayo de 1668. El Reyno solicita la averiguación y castigo del culpable". El cisterciense, "desterrado de Cataluña", golpeó al confesor de las monjas, provocando"lastimosos llantos de las religiosas que clamaban por las rejas del Convento" (B. Nac. Madrid, Sg. 206, f. 5). Es destacable el sentimiento valencianista del clero autóctono, que calificaba el ataque como "ofensa al Reyno". Guerau escribió: "En el Convento de la Zaidía, un religioso
indigno de serlo, no valenciano (sic), ha sido motor y agresor de un atrevimiento, que entre bárbaros sólo cupiera." El fraile de Santes Creu huyó de Valencia, alertándose a los virreyes de Aragón y Cataluña para que detuvieran al agresor. La Generalidad del PSOE ha manipulado hasta la saciedad la historia, incluida la de los Borja. Lo que no interesaba lo ocultaban, por ejemplo: En 1492, el recién nombrado papa -procedente del Reino de Valencia- despachaba una bula humillante para Cataluña: el emblemático monasterio de Montserrat pasaba a la sujeción de los monjes castellanos de San Benito de Valladolid. A los pocos meses (2-6-1493) catorce frailes castellanos encabezados por el prior de San Benito tomaban posesión del rocoso recinto. El papa Borgia, que siempre rechazó la compañía de catalanes en su corte, reafirmaba su inquina hacia el condado al "ordenar que supriman en Montserrat la dignidad abacial, y reduzcan a sus monjes a la observancia de San Benito de Valladolid, sujeten el monasterio al vallisoletano y expulsen a los monjes que no quieran plegarse a la nueva disciplina" (AHN, C.L. 2285). El papa Borja no olvidaba la cruel guerra promovida por Cataluña en 1462, cuando los catalanes pretendieron imponer un rey castellano en Valencia. Con la bula del setabense en la mano, los monjes castellanos tomaron posesión de las tierras de Montserrat. Pueblos como Santa María del Bruch, Esparraguera, Collbató, Olesa y el valle Marganell pasaban a las nuevas autoridades eclesiásticas de Valladolid. En consencuencia, ¿debe pertenecer Montserrat a Castilla? Por supuesto que no, pero así podrían entenderlo a orillas del Pisuerga si adoptaran la actitud de la curia barcelonesa, que quiere integrar Castellón en la región única dependiente de Barcelona. Una cosa es la relación eclesiástica y otra muy distinta es utilizarla como caballo de Troya para expansionismos lingüísticos y territoriales. Y se ha llegado muy lejos -con dinero del contribuyente- en la catalanización de Castellón, especialmente de los estudiantes y funcionarios. Las Provincias 13 de Junio de 1995
Qué nervios, el día de San Hermógenes se acerca Por Ricardo García Moya
Se acerca, se aproxima, ya está aquí el final de abril; bacanal cultural, homenajes normalizados y, el día 27, eclosión por las calles de Valencia de los bicromáticos miembros del Bloc de Climent. Maremágnum digno de ser glosado por Góngora; pero, como don Luis no está disponible, les adelantaré el evento. El 25 de abril, San Hermógenes es esperado ansiosamente por jóvenes valencianos con gustos literarios. Si recuerdan, antaño, el gobierno PSOE-IU (unidos para siempre en la inmersión) programaron que la red encargada de la normalización en el Reino de Valencia, convocaran concursos de narrativa con las normas del Institut d`Estudis Catalans, maquilladas como del 32. La idea se acató prusianamente, y el día de San Hermógenes fue consolidándose con dinero de los impuestos. Ahora, marzo de 1996, granizan concursos literarios para celebrar tal día en la Comunidad Valenciana, y sobra presupuesto. Así, el rumboso Ayuntamiento de Benisa, en perfecto catalán, convoca "premis 25 d'abril" con 450.000 pesetas para los ganadores, siempre que la obra lleve el subtítulo de "25 d'abril" (colabora la Diputación de Alicante). Para el día de San Hermógenes, el generoso consistorio convoca otro premio "vint-i-cinc d'abril" para estudiantes, con 120.000 pesetas al ganador, siempre que usen normas y léxicos del Institut d`Estudis Catalans. Igual actúan el dadivoso Ayuntamiento de Sueca que -en colaboración con la Generalidad Valenciana-, otorgará los Premios Joan Fuster "a finals del mes d'abril", o lo que es igual: el día de San Hermógenes. Casualmente, a los centros de enseñanza valencianos llegan, procedentes de Cataluña, convocatorias para esa fecha. Desde Palafrugell -en esperanto barcelonés similar al de Canal 9- alientan a los estudiantes de BUP y FP "dels ‘països catalans’" para que concurran a este premio que se entregará, ¿lo intuyen?, el 26 de abril. Así que ya lo ven: el 25, 26 y -con manifestación airada el 27-, la Comunidad Valenciana será una fiesta... sardanera. Los de Palafrugell, sabedores que aquí cubren el día de San Hermógenes con los premios, han seleccionado el siguiente. En este empujoncito para promocionar los PP.CC. colabora "Edicions Destino S.A.", que está forrándose con la masiva venta de sus libros en catalán para las bibliotecas públicas valencianas (tienen su truco). Algunos, dedo en boca, esperábamos que la Generalidad, la nuestra, anulara la festividad de San Hermógenes como día de la literatura valenciana. No ha sido así, y hay que tener mesura, de momento, el Reino de Valencia figurará en la historia del arte universal gracias al cartón de Miró -con cuatro barras y todo- adquirido por sólo ochenta kilos. Dicen que la próxima ganga que se traerán -de arriba, claro- podría ser un lote con la pipa de Néstor Luján y los pololos de la señora Balletbó. Así cavilaba mi cerebro -deteriorado desde el 3 de marzo- cuando llegó una misiva de las Cortes Valencianas, firmada por mi admirado Lizondo, en la que se prometían cientos de miles de pesetas para los ganadores de un concurso de redacción para
estudiantes que.. ¡maldición! ¿Sospechan cuándo concederán solemnemente? Sí, han acertado: el día de San Hermógenes.
los
premios
Puede que haya una motivación "culta". Los gobiernos del PSOE, en tiempos de don Cipriano, pretendieron convertir el anodino 25 de abril en el Día del Reine de Valencia (ellos decían PV), por una razón: Cataluña celebraba el 11 de septiembre la "diada" (ojito con este catalanismo). Ambos días tenían en común sendas derrotas de las tropas que seguían al austríaco Carlos III. Al Gobierno de Lerma -aunque lo sabía- no le importó que los valencianos jamás hubiéramos conmemorado la batalla de Almansa, acaecida el 25 de abril de 1707 en tierras de Castilla y con protagonistas extranjeros (austríacos, ingleses, portugueses, franceses, castellanos...), pero la fiesta del 9 de Octubre era un objetivo a batir y podían sustituirla por el día de San Hermógenes. Este fue el motivo para ensalzar con actos el citado 25 de abril; de ahí que se adoptara como Día de las Cortes Valencianas y, maquiavélicamente, convocaran concursos de narrativa en catalán (las normas valencianas fueron prohibidas) para los estudiantes. Todo el desprecio que PSOE e IU mostraban hacia el 9 de Octubre, era transformado en mimo y chorro de subvenciones para los actos del 25 de abril. De todas formas, si las Cortes Valencianas quieren conmemorar una derrota donde participaron antepasados nuestros -no como en Almansa- y donde surgió la languidez que nos consume, esa fue la acaecida el 18 de julio de 1521; cuando las tropas castellanas y catalanas pagadas por la nobleza aniquilaron -entre Almenara y Sagunto-, al ejército plebeyo del Reino de Valencia, "degollando infinitos dellos" , como recuerda la crónica. Pero esta batalla -con la Real Señera como símbolo más custodiado-, no les interesa a la heredada red de asesores culturales, salidos de UPV, Bloc de Progrés y ERC que ¡a estas alturas!, todavía programan actos del 25 de abril en instituciones regidas por no se sabe quién. El pandemónium está listo. La fecha citada, desde Palafrugell a Sueca -y el 27 con el Bloc de Climent- , volveremos a gozar del insólito espectáculo de unas actividades pagadas por nosotros, e ideadas para destruirnos. !Que Sant Vicent Ferrer nos proteja del día de San Hermógenes! Las Provincias 14 de Marzo de 1996
Rosas para don Vicente Por Ricardo García Moya
Tus enemigos culturales no te conocían. Tolerante y abierto al diálogo, me hiciste modificar el título de "Señeras valencianas y pendones catalanes" por el de "Tratado de la Real Señera". Lo considerabas ofensivo para los que, poco después de tu muerte, te insultarían desde los centros de enseñanza. A ti, Vicente Gonzélez Lizondo, dedico estas líneas sobre Rosas valencianas; el mejor homenaje que puedo ofrecerte es defender tu ideario. Amigo Vicente, los intelectuales del Barroco eran unos traviesos morfológicos; Lope de Vega Carpio se transformaba trastocando letras en el griego Gabriel Padecopeo. Medio siglo antes, por la Universidad de la Virgen de la Sapiencia deambulaba el humanista Ioannes Siliceus, latinización de un Juan Pedernales que podría haber comprado romances al librero Diamonte, anagrama de nuestro Timoneda. El juego de reordenar letras de nombres y apellidos también gustó a Narcisa Torres, la cual se convertía en Rosa Trincares, enigmática poetisa integrada en el círculo del notario Ros, el catedrático Ródenas y el ilicitano Esclapes. En el "Elogi dels tres llibrets" confiesa que "parle per mi mateixa, puix apenes acertava a escriure una paraula, sent valenciana". Rosa aprendió a escribir en idioma valenciano gracias a Carlos Ros: "Amostres a be escriure les llengues castellana y valenciana" . Sus versos, Vicente, correspondían a una mujer de carácter fuerte, defensora del Reino y del joven Ros, al que ensalza sin recato: "Com a Phenix, resucites la llengua valenciana" . Lo que Rosa no sospechaba es que en uno de sus escritos se documentaría la voz"peluques" por primera vez en idioma valenciano: "Lo peller vol ficarse en fer peluques" ; y tampoco podría entender que, en 1998, este vocablo sería prohibido a los valencianos por orden del Institut d'Estudis Catalans. Pero era dueña de su idioma en 1734, de ahí que insertara el sustantivo valenciano "sombrerer" -también prohibido- en otro de sus versos: "Parla de agricultura el sombrerer". En el cuarteto satiriza sobre el "peixcador quen jamés aurá eixit de bora cequia" y presume de intrépido "argonauta". Rosa recurre al mito helénico de los héroes que navegaron por mares embravecidos, contrastándolo con la placidez del fantasioso pescador de tencas y anguilas en acequias oriolanas o albuferencas. ¡Pobre Rosa si viviera en 1998! Los comisarios le impedirían escribir"peixcador", y si quisiera acceder a una plaza en Canal 9, Generalidad o Enseñanza tendría que usar el castellano y catalán "pescador". Recuerdo, Vicente, cuando decías "eixe es un artiste", con la terminación iste, matiz diferencial que Rosa también conocía en 1734,"lo juriste" (v. 102). La poetisa no dudaba en utilizar los recursos morfosintácticos de la lengua valenciana: el adverbio apenes, el pronombre yo, la conjunción mentres, la y griega, plurales como homens; el odiado lo, "en lo que he dit" (v. 122); el subjuntivo sapia, el demostrativo esta, "per esta causa" (v.107). Aquí, Vicente, todo sigue igual. La academia de catalán Canal 9 sigue con sus perruquer, amb y esport; incluso un día dijeron "almas" por "ánimes" (tenemos "ánimes", "almas" y "alnes", unidad de medida, pero no "almes"). ¿Recuerdas al catalán que vino para hablar sobre la Real Señera en un congreso de vexilología? Afirmaba que sólo tenía dos palmos de tejido azul, y cuando le pregunté por qué no citaba los "sis alnes blaus" se quedó blanco. ¡Desconocía que, en lengua valenciana, alnes era una
unidad de medida cercana al metro! Y venía de Barcelona a dar lecciones. Esto confirma, Vicente, la utilidad de aquel diccionario trilingüe que, en 1575, explicaba a los catalanes el significado de alna:"De la punta del dit gros a la punta del dit chic, estesa la ma, en Valencia, 4 fan alna; en Barcelona, 8 fan cana" (Pou,1575). Y era común en todo el Reino (en Sta. María de Castelló, Jaume Giner anotaba el 1 de febrero de 1610 "les nou alnes" de tejido para cubrir el sagrario). A ti, Vicente, te hacían gracia esos catalanes que venían a culturizarnos y hablaban ex cáthedra sobre la Real Señera (haciendo el ridículo), la paella o de cómo atarse los saragüells. A ti no te engatusaban los sacamuelas de la inmersión, aunque fueran y son reverenciados por los progresistas (?) catalaneros que parasitan la Universidad de la Virgen de la Sapiencia. En tiempos de Rosa Trincares no padecieron esta lacra, pues la Universidad contaba con personajes como el catedrático de Retórica Fray Raymundo Joseph Rebollida, capaz de componer poesías"en seis lenguas, como era la Valenciana, la Española, la Portuguesa, la Latina, la Italiana y la Francesa"; y así lo hizo en las fiestas de la Quinta Centuria en el 1738. No nos vencerán, Vicente, mientras existan Rosas como la de 1734. ¿Cómo vamos a ser derrotados si tenemos en nuestras líneas, actualmente, a mujeres como cierta poetisa que escribe bajo el seudónimo de Rosa Valenciana? Crea composiciones sencillas en idioma valenciano y contra la inmersión; ella misma las edita y ella misma las distribuye. ¿Sabes cómo? En el tren que utiliza, donde viajan estudiantes, deja sobre los asientos ejemplares de su obra. Esas son, querido Vicente González Lizondo, las Rosas valencianas que colorean la geografía y la cultura del Reino que tanto amaste. Las Provincias 21 de Junio de 1998
Teatros y “ocells” de la Generalitat Por Ricardo García Moya
Como es sabido, la Generalidad está regalando "El diccionari dels ocells valencians", con la frialdad habitual: eliminar la lengua valenciana e introducir el barcelonés. La dirección de esta actividad ha recaído en el suspicaz Josep Lacreu que -cual Leonardo da Vinci redivivo- abarca todas las ciencias y demuestra ser un experto "ocellaire" (pardaler, en valenciano). A ustedes les irritará que Lacreu llame a los pájaros "ocells", y se preguntarán qué interés tiene la Generalidad en eliminar la forma"pardals". Está claro, la vergonzosa inmersión catalana que les hace escribir en la citada obra avui hui ( ), amb (en), mentre (mentres), verd (vert), bellesa (bellea), petits (menuts, chiquets), nosaltres ( mosatros), país (reine), aquest, rere, cru esa, serveix, aleshores, rèmiges, etc. El diccionario de Lerma tiene como modelo putativo "Els ocells de les terres catalanes", de Joaquín Maluquer, publicado en los años 60 en Barcelona con fines políticos, al situar el Reino de Valencia en "les terres catalanes"; y es que bajo el franquismo, nuestros voraces vecinos gozaron de amplia libertad para desarrollar lo que ahora culmina PSOE y CiU. En abril de 1960, "Els ocells de les terres catalanes" se recomendaba en la revista "Serra d'or" de los "monjos de Montserrat". En el mismo número, dentro del panorama teatral "catalá" se incluía el valenciano, dando a entender que la catalanización de Valencia tendría vía de acceso por este medio en un futuro. Acabo de venir de Barcelona y he constatado la intuición dels monjos frarers ( , en valenciano); con decirles que el teatro Romea de Barcelona programa obras en catalán subvencionadas por la Generalidad Valenciana. En la temporada 94/95, los Comediants representarán "El llibre de les besties", y en el Teatro Poliorama de Barcelona, con el soporte de Pedraza y Lerma (pero money nuestro), la compañía Moma dels “països catalans” ofrecerá "El cas Woyzech". Picotea en estas actividades Alfaro, hijo de Alfaro. Advierto que los pardals que nidifican en teatros y consellerias no están incluidos en el Diccionari de Lacreu. Los autores podían, como valencianos, haber seguido la línea marcada por Orellana en "Els pardals de la Albufera" (Valencia, 1795), pero el erudito era "apasionat a la llengua valenciana pura y neta" , y pensaba que: "Se escriu com parlarse es deu, y avenintse al parer seu, la ortografía es perfecta". Orellana sería socio del GAV. La Generalidad lermista -de no estar enloquecida con la inmersión catalana debiera haber titulado al diccionario "delsDiccionari pardals", Català-Valencià. pues el nombre Mallorca,1964). común de pájaro, en valenciano, es "pardal" (Alcover: Hasta Joaquín Maluquer destaca que en el Reino de Valencia"el sustantiu pardal s'aplica, per extensió, a totes les aus". Aunque ya es sabido que los chicos de Lerma, cuando un arcaísmo como ocell o aucell coincide con el barcelonés actual, lo santifican. Lerma ha creado un ejército para el triunfo de la inmersión; analicemos cómo actúan. Por ejemplo, traten de hallar en el Diccionario Histórico regalado por la prensa amiga la referencia a la obra de Orellana "Els pardals de la Albufera" y verán que no
consta. ¿Causas? Porque pregona la existencia de la lengua valenciana y ridiculiza el léxico y ortografía de los normalizados: así, los cenagosos curas de la Mata de Jonc verían que Orellana usa el valenciano“junch” (por cierto, en Cataluña ni soñaban en aquellas fechas con trabajos como el de Orellana). Alucinante es el papelón que la izquierda del Reino está representando en la sucia inmersión. Piensen que la política de saqueo cultural iniciada a principios de siglo por la burguesía catalana ha sido asumida por los gabinetes de normalización de CC.OO, PSOE, EU, UGT y Verdes; en ocasiones dirigidos por manchegos, andaluces y sudamericanos. El atropello -en contra de lo que se dice- gozó de amplia libertad y protección bajo el franquismo. En 1950, cuando las heridas de la guerra estaban abiertas, Joan Amades publicaba el voluminoso "Costumari català", en catalán y hurtando hasta las Fallas de Valencia. En 1956, bajo el franquismo puro y duro, la fundación Carulla-Font y otras similares apoyaban a Barcino y Alpha, editoras de "Els ocells de les terres catalanes" y otras obras tendenciosas con alarde publicitario y las bendiciones de la dictadura. A Franco, mientras no le atacaran personalmente -como en cierta ocasión hizo el abad de Montserrat- le daba igual que publicaran en catalán o laosiano. En 1960, la producción catalanera ("Diades catalanes", "L'expansió de Catalunya", "Natura als ‘països catalans’", etc.) adoptó la estrategia de sustituir Gran Catalunya por el eufemismo de “països catalans”. Dada la tolerancia del franquismo hacia el expolio, los monjos de Montserrat iniciaron la cruzada de Valencia a través de frenéticas actividades y la revista "Serra d'Or". Mientras tanto, los progres como Manuel Vicent subían al tranvía de la Malvarrosa y recorrían jadeantes las calles del Pilar y Vinatea. Actualmente, razones de marketing han aconsejado ocultar el tenebroso srcen del catalanismo. La editorial Barcino ya no es llevada por la fundación Carulla-Font -que olía a alta burguesía de Liceo-sino por la Fundación Jaume I, ¿les suena a algo? Ahora enarbolando como señuelo la figura de Jaume I- la Carulla-Font convoca el Premi d'Honor Jaume I, el Sanchis Guarner y el Baldiri Reixach para maestros valencianos colaboracionistas. Las obras catalaneras editadas bajo el franquismo, distribuidas en universidades extranjeras dan sus frutos. Con la complicidad y silencio de Lerma, ya pueden escribir sobre la modernidad del "Tirant lo Blanch" y su paralelismo con "Pulp fiction", como ha hecho Mary Ann Newman de la Universidad de Middlebury, citando sólo la gran Nación Catalana. Las Provincias 22 de Abril de 1995
¿Y por qué, “tots al carrer, el 17 de febrer”? Por Ricardo García Moya
Qué anuncio tan raro ¿Por qué tendríamos que salir todos a la calle el 17 de febrero? ¡Ay, ya caigo, Acció Cultural del PV quiere mostrar públicamente su alegría por el casamiento de Rocío Jurado y el matador Ortega Cano. Pero, un momento: aquí en el planfleto críptico aparece algo sobre "franquisme". ¿Será un curset arqueológico de Llobregat? Pues tampoco, ya que nos alerta sobre "unos peligros que, por desgracia, cada día que pasa son más reales". ¿Volverá Raimon con otro "integral"? ¿Alfaro diseñará barritas sobre el Micalet? ¿Gloria Marcos y Emérit Bono formarán dúo para la OTI? ¿Lapiedra, Pedraza, y Pedro (rector de la U. de Valencia) se habrán afiliado a UV? ¡Qué incertidumbre, Dios mío! Acaso "Tots al carrer el 17 de febrer" podría hacer referencia -en agradecimiento por la gran ayuda que el PSOE ha otorgado a Eliseu Climent- a los compañeros de partido que están en la cárcel y -en solidaridad con ellosel "Bloc de Progrés" exigiría a Garzón que el 17 de febrero salieran "tots al carrer", excarcelados. ¡Ya está! Por fin comprendo de qué va el asunto; menos mal que nos han avisado. Se trata de algo horroroso (tomen precauciones los cardíacos). Por lo visto -aunque parezca increíble- en mayo se celebrarán elecciones democráticas; y (ahora viene lo gordo) existe la posibilidad de que "uns polítics de les forces de la dreta conservadora" triunfen en el recuento de votos. ¡Pero bueno, por favor, hasta dónde hemos llegado! ¿Cómo se puede tolerar tal barbaridad? No saben cómo provocar, aquí sólo deben acceder al poder partidos como el PSOE, EU, CiU, HB y demás agrupaciones que han demostrado más de cien años de honradez y respeto al sistema. Según el panfleto, hay que impedirlo. Hay que luchar por la Nación Catalana y el catalán. Hay que controlar las calles el 17 de febrero, construir barricadas, fumarse un porro, llamar a monseñor Setién, quemar la Real Señera y la bandera de España, etc. La democracia es para los demócratas de izquierda. ¿Pero qué se han creído los miserables del PP, UV y RV? Es que son insaciables y manipuladores. Ya podían imitar a los sacrificados militantes progresistas: los García Candau (toda la tribu), Roldán, Vera, los Redondo (toda la tribu), Clementina, Cipriano, Lerma, etc.; todos ellos son y han sido valientes luchadores contra la "dreta conservadora" y se han empobrecido en defensa de los obreros y de la cultura autónoma. En consecuencia -como sugiere el panfleto-, si no quieren romper la "pau civil", no ganen las elecciones; y si acaso triunfaran, se guardarán de seguir una política cultural que no sea la marcada por el Grup de Progrés del PSOE, que son los más demócratas, los más cultos, los más guapos, etc. Así que el 17 de febrero, todos a la calle para impedir que la oposición (UV, PP y RV) instaure -según el impreso que reparten por los centros de enseñanza- la "intolerancia, la discordia irracional, la regresión, la incultura, irracionalidad, el franquismo, la ruptura
de la paz civil". El poder es para los demócratas de izquierda; ellos son los únicos que pueden salvar la patria, "li pese a qui pese", como pregonan en el "Butlletí inter, desembre 1994", subvencionado por Lerma con publicidad. Las restantes formaciones políticas están para decorar. En fin -ahora en serio-, tranquilos, que a cada puerco le llega su San Martín. Si Stalin, Pinochet y compañía no pudieron doblegar al pueblo, ¿lo conseguirán esta colla de catalaneros dictadores, subvencionados por la Generalidad del felipismo? Lo que es increíble es que tengan la poca vergüenza de presumir de demócratas, tolerantes y racionales. Son exactamente igual que los que amedrentaban a cualquier enemigo cultural en la Alemania de los años treinta. Aquí inundan de mapas de la Nación Catalana los centros de enseñanza, con Valencia incluida; enseñan catalán de la manera más desvergonzada; falsean la historia para convertirnos en una colonia barcelonesa. Pero, lo más grave ¿por qué ese silencio tan aterrador por parte de la derecha cultural? ¿Debemos interpretar -ante tal misterio y condescendencia a las agresiones pagadas con dinero del contribuyente- que la política cultural de la derecha, en el territorio valenciano, se limitará a pactar con la catalana y nos ofertará como mercancía? Tenemos un futuro inquietante (y zonas de sombra ¿quién ha dado la orden al PP para oponerse, en el tema del idioma, a la Real Academia Valenciana?). Lerma ha dejado infectado de catalanismo hasta la llamada Vereda del Reino en Beniel, junto a Oriola, antigua frontera del Reino de Valencia con Murcia. Estuve allí con motivo de las fiestas de la Virgen de los Desamparados, y en una librería cuyo dueño era del PC camuflado (es decir: EU), había banderas de cuatro barras. El personaje no tenía ni idea de valenciano, y mucho menos de vexilología; pero los "progresistas" de EU y PSOE -como es sabido- tienen como consigna la catalinización de nuestra tierra, y él, como militante robotizado, situaba la bandera de Cataluña sin crearse problemas de conciencia. El fin, el 17 de febrero tendremos que soportar a los que pagados por el PSOE (subvenciones a manta) nos gritarán aquello de "país catalán" y enarbolarán la banderita que le gusta a Lerma. Como demócratas que somos, les contestaremos con el voto. Las Provincias 3 de Febrero de 1995
La asquerosa Selectividad catalana Por Ricardo García Moya
La prensa madrileña y catalana (El País, Levante,..) ha denunciado que, en Selectividad, se valencianizaron tres palabras de un texto del diario catalán “Avui”. Pese a que era mentira, la lucha contra este ficticio atentado a Cataluña la asumió el PSOE, partido que en su defensa del proletariado tiene dos metas: impedir que llegue agua del Ebro al Reino y, a cambio, inundarlo con mierda catalanera. El ejercicio había quedado bordado, con la prosa y verso de los catalanes Eugeni d’Ors, Joseph Carner, Papasseit y Rododera; más la guinda de los colaboracionistas Joan Fuster, Sanchis Guarner y Enric Soria. Ni Pujol podría soñar con una Selectividad en territorio valenciano donde el léxico, la morfología, la sintaxis e ideología estuvieran tan acordes con la más rancia ortodoxia del catalanismo. Este 2002, como harán en el 2003, han vuelto a repetir la maloliente exégesis de Fuster y Guarner: “Comenteu aquest fragment de la llengua dels valencians en relació al concepte de secessionisme lingüístic i la qüestió del nom de la llengua”. (Selectividad y LOGSE, 2002) García de la Concha, supongo que turista del idioma valenciano, no tiene culpa de nada. Son la AVL, la Consellería de Educación y la sardanería del PPSOEU los que propagan que el valenciano no existe al imponer estos exámenes: “Concretem: la reticencia dels valencians és a adoptar el nom de catalana per a la seua llengua, però no a acceptar la unitat lingüística de Valencia, Catalunya i Mallorca, comunitat d’idioma evident que cap valencià no ha negat mai” (Selectividad, 2002). Así engañan a nuestros hijos, ocultando que Fray Antoni Canals, Timoneda, Carlos Ros o Azorín, por ejemplo, defendían la singularidad de la lengua valenciana. Todo es un engaño. En Selectividad, a mis alumnos, les han lavado el cerebro con lo del “País Valencia, no parlis, meva, xatones, rodons, pel·licula, avui, llauna...” (Selectividad, 2002); y respecto a la supuesta reforma del DOGV es una pátina que disimula la lengua del IEC: “titols, subhasta, desenvolupament, amb, rodalies, finalitze, reial, execució...” (DOGV 11/06/02). No creo que Lizondo se enorgulleciera de esta bazofia. De momento, hasta que no veamos la reposición de sustantivos comodeport o riquea, el neutro lo y la ‘ch’; junto a la supresión de barbarismos catalanes (amb, avui, esport, cap de setmana, tardor...) no crean nada a los políticos con furor preelectoral. Cuando en 1521 se tradujo del lemosín al valenciano el Blanquerna, el arcaico “dues” femenino se convertía en “dos”, y surgía esa morfología valenciana que ahora escandaliza a walquirias del PSOE y melifluos del PP: “parais, yo, pereós, pobrea, riquea, naix, mentres, del modo, chics ronyosos, estes paraules, sentiment de fret, los quals, dos parts...” (Blanquerna, Valencia 1521). Eran tiempos en que creábamos voces como “esclavó” (anillo de cadena); exclusiva del idioma valenciano, aunque los catalanes la exhiben ahora en sus diccionarios. Lo normal sería que la AVL denunciara estas fechorías; pero sus miembros callan y cobran (incluidos mártires deanes y poetas matasietes). Escrig recogía el sustantivo y derivados, todos con bilabial:esclabó (cast. eslabón; cat. baula); esclabonar (eslabonar); esclabonejar (herir el pedernal); esclabonejat (herido); e incluso el gerundio “esclabonant” (ed.1871). Procedentes del latín “sclavus”, la etimología popular mesetaria asoció el vocablo, erróneamente, a una S y un clavo (es+clavo ) por la señal SI (“sine jure”, sin derechos), que se marcaba a fuego en
algunos siervos. Como pieza para golpear el pedernal,“esclavó” estaba arraigado en el 1400: “esclavó ferint la pédra… lo foc” (St.Vicent.Serm.1,. 142, h. 1408); permaneciendo los derivados “esclavoná, esclavonaes: colps en ferramenta de ferrer” en la zona sur del Reino, Corominas, aparte de apropiarse del vocablo, recoge las dos acepciones dadas por Carlos Ros: “Esclavó, hierro con parte de acero con que se saca fuego de un pedernal (…) Esclavó: anillo de cadena”. Corominas da el año 1764 como fecha más antigua de datación de“esclavó” en su acepción de anillo; pero el etimólogo no había leído nuestro Manuscrit del Loreto de Muchamel, donde se documenta que, un siglo antes,“27 de juliol, 1630, disapte” , el capitán Galcerán entregó una“cadeneta de or” que tenía “176 esclavons” (Ms.Loreto, Muchamel, f.22). La barroca letra del párroco, coetáneo de Calderón de la Barca, explica que la cadena de “esclavons de or” la regaló el militar por haber sanado“de una enfermetat que patía, de llansar sanc per la boca” . Hoy está prohibido escribir “enfermetat” y “sanc”, aunque es léxico valenciano clásico y actual; su utilización supondría el suspenso en esta asquerosa Selectividad catalana que humilla a los blandos valencianos. Hasta los alumnos de Muchamel que se examinaron de Selectividad no pueden escribir el topónimo en la lengua valenciana de sus antepasados; aparte de que desconocen la morfología con ‘ch’, ya que la Generalidad ha impuesto el catalán “Mutxamel” -que jamás existió- en todos los rótulos. Entre nosotros hay mucho político “de gaidó”. Por cierto, la locución “de gaidó” también es nacida en el Reino, aunque no procede del latín como “esclavó”, sino del árabe valenciano “gaidún”, forma de riego. En tiempos medievales conservó el significado,“regadiu de gaidó” (Llibre de values, any 1398), pero al usarse una pieza bascular para levantar el poal d’aigua, generó el valor semántico de oblicuo o torcido,“els coixos tenen la cara de gaidó” (El Mole, 1837, p.62). Esta voz también se propagó al condado levantino, creándose el barbarismo “gairell”. No sé si el Decretazo de Ascensión está o no aprobado. Todo él destila manipulación para confundir al pueblo valenciano. La única ley que rige sus fobias y filias idiomáticas son las emanadas desde el IEC. Ordenan, por ejemplo, que en “valenciá” se use sólo “orquestra”, con la ‘r’ etimológica del latín y castellano antiguo (“orchestra”), pero en idioma valenciano jamás se utilizó esta grafía. Corominas da la fecha de 1805 como la más antigua datación de “orquesta” (así se escribía) en catalán; pero, sin cobrar dieta a la AVL, les ofrezco otra más antigua en idioma valenciano:“els cegos, sobre un taulat una orquesta (...) ”dels estudiants, va lluirse sa orquesta” (Valencia per sos Reys, 1802); y posteriores: “y apenes vinga la orquesta” (Bernat: Un fandanguet en Paíporte, 1855); “la orquesta pot anar tocant” (Barnat: El virgo de Visanteta, 1845);“els musics en orquestes” (Boix.: Can. S. Vicente 1855); “orquesta” (Dicc. RACV 1997). Y Deu mos guart de la próxima maldad de la academia de Ascensión: el misal-bomba con arcaísmos y basura que ordena o tolera el IEC, sólo los que ordena el amo. Diario de Valencia 23 de Junio de 2002
Incluso muerto, Boronat, te manipula el CVC Por Ricardo García Moya
Esta semana, en el mercadillo de Benidorm, una gitana corpulenta y entrada en años trataba de vender bragas y sostenes a las ateridas turistas de ropa estival y brandy en el estómago. La buena mujer, en vez de ofertar el género chapurreado inglés, lanzó la frase: “¡Chiquetes, rebaixes de giner!”. Nunca la había visto en Benidorm y quizá la habían llevado como ayuda para la venta dominguera, pero esta gitana mantenía la lengua valenciana viva, la usada en los mercados de Muchamel, Alcoy o Crevillent. En Benidorm, desde tiempos del alcalde San Zaplana y Eliseu Climent (editor de premios municipales), la gente cree que lo culto es el catalán “gener”. La gitana de Benidorm, el clásico Joanot Martorell y mi amigo alcoyano Josep Boronat Gisbert conocían que “giner” es la voz valenciana; pero los del Consell Valenciá de Cultura catalana lo desconocen, usando en la esquela de Boronat la que él rechazó en vida: “el dia 18 de gener de 2002”. ¿Por qué amaba Boronat esta palabra valenciana? Por estas razones: “mes de giner” (Dietari del Capella, h. 1460, f. 55);“en lo giner” (Roig: Espill, a. 1460); “cinc de giner” (Esteve: Liber. a.1472); “acabat lo XXVIIII dia de giner” (Ximeneç: Lo Crestia, 1483); “a II de giner” (Martorell: Tirant, 1490); “dimats, 15 de giner” (Bib. Nac. Madrid. Ms. Guillem Ramón, h. 1523, f. 140);“a 19 de giner” (Llibre d’Antiguetats. 1563, 153); “lo primer dia de giner” (Bib. Nac. Madrid, Ms. 1701, f. 30,a. 1590);“en 2 de giner” (Ginart: Reportori dels Furs, 1608, p. 98); “4 de giner” (Porcar, J.: Coses evengudes. 1626, f. 479); “a 6 de giner” (Ms. del Loreto de Muchamel, any 1634); “pasat giner” (Galiana, Lluis: Refrans valencians, h. 1765); “l’arrastre desde chiner” (El tenorio de Albasares, Elche 1891, p. 28). Ya ven, “giner” es una palabra de incultos valencianos, por eso la rechaza el CVC y el motiló Gil Gandía, que escribe sobre “Els sants de gener” en el diario catalán Levante. La magnanimidad intelectual con el enemigo postmortem es desconocida para la caverna. Tus compañeros (es un decir), del Consell Valencià de Cultura sabían que defendías el idioma valenciano; pese a ello, el CVC inundó la prensa con esquelas redactadas en lengua catalana. Han pretendido que todos pensaran que eras un vulgar colaboracionista del expansionismo catalán; pero a tus amigos no nos engañan. En la esquela del CVC te llaman “il·lustre”, con el punto volante y la geminación catalana inexistente en nuestro idioma. Las autoridades anteriores a 1707 así lo escribían: “molt ilustres Jurats” (Guerau: Segón Cent. Can. St. Vicent, 1656, p.121). Los del CVC han gastado en esquelas lo que jamás te habrían concedido para editar tu obra. A ellos les interesa la divulgación del catalán y no hay mejor ocasión que tu óbito para rematarte con el vergonzoso texto de la esquela, aunque a sabiendas que te ofendían. Nosotros guardaremos “recort” de tu valencianía alcoyana, olvidando el “record” catalán que usa el CVC. La morfología de esta voz se remonta a la prosa clásica, “estigué sens recort” (Martorell: Tirant), y es analógica con otras similares,“acort del Maestre” (Cr. Jaume I). El otro día denunciaba el diario catalán Levante que los catálogos del Palau están en el idioma valenciano de la Real Academia Valenciana. Los seudopalleters argumentan que no entienden “esa jerga”, y que voces como“recort” son desconocidas. Pues bien, para que el diario catalán y el CVC conozcan nuestra lengua tenemos testimonios, que podrían ser millares y de cualquier época, pero que limitamos a los alejados del
blaverismo: “en recort de tanta victoria” (Esteve: Liber. 1472); “ab tal recort” (Trobes, 1474); “recort de coses passades” ( Alcanyis: Regiment preservatiu. 1490); “lo recort” (Vinyoles: Obres fetes en lahor de St. Catherina, 1511);“tinc recort de aquell” (Sátira de Gaspar Guerau contra Falcó, h.1570); “y per recort y memoria” (Timoneda Mist. Iglesia, 1569) Boronat sabía que todos los organismos están dedicados a la catalanización. Un ejemplo: las Universidades de Valencia, Alicante y Castellón -como nadan en la abundancia- han editado y remitido miles de almanaques del 2002 a los centros de enseñanza. Aparte de estar en catalán y no valenciano (diumenge y nodumenge, gener y no giner, Desemparats y no Desamparats, etc.), la iconología consiste en un mapa del cartógrafo francés Philippe de Pretot, fechado en 1773, con la “Chorographie du Royaume de Valence, de la Catalogne et des Isles Maillorques”. Durante todo el año, los estudiantes valencianos de ESO, Bachillerato y Universidad observarán un mapa que coincide geográficamente con los jamás existentes “países catalanes”. La trampa es eficaz, pues creerán que estos territorios formaban un conjunto político que el francés Philippe plasmó imparcialmente. Si usted recibe un calendario-trampa de la Universidad, debe saber lo siguiente: la cartografía de los siglos XVII y XVIII ofrecía agrupaciones de estados y regiones de la península, conjuntos que podían reflejar una realidad histórica, como el mapa de “Les Estats de la Couronne d’Arragon” editado por Pierrer Mariette en París en 1653, que abarcaba Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña. No obstante, la mayor parte de las cartas seleccionaban territorios por proximidad geográfica, sin más cohesión política que la pertenencia a la Corona de España. El mapa de 1773 escogido por la Universidad incluye a Valencia, Mallorca y Cataluña; siendo del mismo tipo que el editado en 1775 en Venecia por Zatta, con la diferencia de que éste abarca los territorios de “Li Regni di Valenza e Murcia con l’Isole Baleari” ¿Lo ven? En lugar de Cataluña encontramos al vecino del sur, por lo que podría interpretarse como un agrupamiento de “países murcianos”, siguiendo el científico criterio de la Universidad. Hay más combinaciones políticas si usamos el truco catalanero: en 1762, el ingeniero Bonne publicaba en París un mapa similar al del almanaque-trampa, con los territorios aislados de “Castille Nouvelle et Royaume de Valence”; y no quiero pensar lo que Bono podría extraer de un mapa donde aparece una enorme Castilla la Nueva y un empequeñecido Reino de Valencia ¿Nos encontramos ante los futuros “paises manchegos”? Nunca se sabe y todo es posible con el trío Aznar-Artur Mas-Zaplana. Boronat se oponía a la indignidad de los que van presumiendo de tolerancia y cientifismo, cuando son vulgares comisarios del catalanismo que nos estrangula. La seua viuda Amparo, dona valenciana, sap que Boronat -mort en el fret giner-, es mantindrá sempre en el recort de mosatros com lo que va ser, ilustre model de honradea y llealtat a son Reyne. Diario de Valencia 27 de Enero de 2002
La `pesca´ catalana de Rita Por Ricardo García Moya
El día en que el bus turístico fantasma (circula vacío entre ruinas, putones y yonquis por calles como Guillem Sorolla), rebose de ‘guiris’, pensarán que están en Cataluña por los rótulos callejeros, `normalitzats’ en catalán por la simpática Rita (con nuestras pelas). Así, la emblemática calle de la “Peixcateria” -entre San Martín y la Plaza Redonda- es ahora la “Pescateria” catalana. La diferencia es mínima, pero existe. Nosotros tenemos el sustantivo “peixca”, y el castellano y catalán comparten “pesca”. La lengua valenciana creó el derivadopeixcateria (peixca + teria); de igual modo que castellanos y catalanes adoptaron “pesca + deria” y “pesca + teria”. El sustantivo peixca y el verbo peixcar han sido prohibidos por el IEC y su mascota, la AVL. Nadie puede escribir peixca en territorio valenciano. El otro día, el diario catalán Levante aullaba que: “la Generalidad y el Diario Oficial ya han eliminado el uso de la palabrapeixca, no normativa según los acuerdos de la AVL; pero el departamento que encabeza RamónLlin mantiene el término de peixca, empleado por los secesionistas” (4/11/02). Sufrido lector: cuando algún tipo del diario Levante le moleste llamándole secesionista por usar peixca, sugiérale cortésmente que se vaya a cagar a la redacción del Ferrán Belda y, si se deja, léale este listado para que le caiga la cara de vergüenza. El infinitivo “peixcar”, por ejemplo, está presente en el ‘Liber Elegantiarum’ del humanista Joan Esteve. Sólo este diccionario latino-valenciano, acabado en 1472, tendría más valor para mantener la voz “peixca” que todo el IEC y su caniche. La familia semántica derivada de peix estaba normalizada en todo el Reino. El setabense Lluis Alcanyis, catedrático de la Universidad de Valencia y participante en Les Trobes en lahors de la Verge (a. 1474), documenta el uso del sustantivo“peixcador, peixcadors” en su “Regiment preservatiu” (a.1490), así como el verbo peixcar con la morfología correcta: “peixque prop”, “peixquen” (Reg.1490). Más ejemplos: el clásico Bernat Fenollar, nacido en Penáguila, también escribía en idioma valenciano “la peixcateria” (Lo procés de les olives. Valencia 1497). Despreciando que los clásicos de Xátiva, Penáguila o Valencia usabanpeixca, peixcar, peixcadors y peixcateria, la alcaldesa Rita y la Generalidad queman impuestos catalanizando calles y subvencionando comercios para que adopten el catalán. En Alicante, un gran rótulo en la calle Loaces anuncia la “Pescateria” (Pesca + teria, en catalan), violando la lengua valenciana de los alicantinos. Si alguien quiere comprobarlo no tiene más que visitar el Archivo Municipal y analizar el “Llibre de la Peixca” (AMA, arm 5, nº 115), manuscrito de 1578 sobre las partidas de“peixca” (no “pesca”, en catalán) y los “peixcadors” (no el catalán “pescador”) del puerto de Alicante. Del Postiguet pasamos al archivo municipal de Vila Real, donde documentamos “peixcateria” en el dictamen del catedrático fray Diego Mas de Vila Real, fechado el 4 de enero de 1604. Más al sur, en la culta Gandía, comprobamos la pureza del idioma valenciano en el nombre de las calles: “en lo carrer de la peixcateria” (Archiu Colegiata de Gandia, 5º lib., any 1652, f. 289). El infinitivo “peixcar” figura en la prosa jurídica de notario Nofre Ginar, en su “Reportori General dels Furs” (Valencia 1608); editado un año antes de la expulsión de los moriscos. Y el pretérito “peixcava” lo usa el alcoyano Guerau en filigrana metafórica sobre la conversión de “mosquits” o moros: “peixcava mosquits” (Guerau:
Cent S. Vicent, 1656). Pero el alcoyano Guerau, catedrático de la Universidad de Valencia, hacía constar que escribía “en lengua valenciana” (p.115), de ahí que no sustituya “peixcar” por “pescar”, como impone el fascismo catalanero. En la literatura jocosa del XVII hallamos el gerundio“peixcant” en el manuscrito de la Infanta Tellina de Mulet, conservado en la Biblioteca Nacional:“en un sequiol peixcant”. Por las mismas fechas, Valda ofrece la 3ª pers. del presente de indicativo:“peixca a tots” (Valda: Fiestas Inmaculada, 1663, p. 497). Una década más tarde, la anquilosada prosa cancilleresca alude a “la peixca y peixcadors” (Ord. Costa Regne de Valencia, any 1673). El idioma valenciano era respetado hasta la frontera norte:“y que no puguen peixcar” (Llibre de establiments de Peniscola, 1701). Ya en tiempos de pelucas y rapé, el notario Carlos Ros era fiel a la morfología del idioma valenciano, escribiendo “peixcador que peixca” (Carlos Ros: Adages, 1736). De igual modo, el mejor novelista en lengua valenciana del siglo XVIII, Fray Lluis Galiana de Ontenient, mantenía el uso del verbo ahora vetado “peixque” (Rondalla de rondalles, 1768). En realidad, hasta la llegada del fascismo catalanero se conservó la pureza de estas voces:“mos haurem de fer peixcaors...vorem la peixquera” (Bernat: Un ensayo fet en regla, 1845);“peixcater” (Escrig: Dicc. 1887; “una peixcaora” (Portolés, Miquel: Nelet el ‘dAlboraya, 1893); “requerint amors a una peixcaora” (Peris Celda, Josep: La peixca, 1926);“peixcar, peixcateria” (Torán, Chimo: Dicc. GAV, 1983); “peixcar, peixcateria” (Dicc. RACV 1997). La ciudadanía defiende su patrimonio artístico o idiomático, sea en Barcelona o Avilés; pero no en Valencia. La estatua de San Martín no regresa a su fachada, y la calle Peixcateria ya está catalanizada; vileza que no habría tolerado Joan Porcar, retor de Sant Martí, que también dejó testimonio léxico de la calle ahora prostituida por la mezquindad política: “el 11 de febrer de 1613”, unos carros pasaron junto a la iglesia de Sant Marti, ya que por el barro “no podien pasar per la peixcateria” (f.176). La orden de exterminio contra la familia semántica derivada de“peix” -incomprensible para cualquier filólogo normal- , está en relación con esta nota de Corominas: “la paraula peixcar es solament valenciana” (DECLLC). De ahí que todo el ejército inmersor, desde la intendencia del diario Levante hasta los ‘gurkas’ de Ascensión, se hayan lanzado a degüello contra las indefensas“peixca, peixcar, peixquera, peixcatera, peixcador...”. Hay que implantar el catalán, y la Generalidad valenciana destina miles de millones para rotular calles, subvencionar premios, pagar maestros, asesores, traductores, presentadores de Canal 9, Punt 2 , Radio 9 y comisarios que vigilen el lavado de cerebro de nuestros hijos. Entregada a la catalanización, la Generalidad autoriza que los niños valencianos tengan como libro deeltexto de “peixcar” Enric Valor (Ed. Eliseu Climent), panfleto que prohíbe uso “La del flexió verbo verbal” valenciano , imponiendo el catalán un “pescar”. Martirizado lector ¿usaría el catalán “pescar”, como impone la Conselleria de Tarancón; o prefiere el valenciano “peixcar”, como nuestros padres y los escritores del Siglo de Oro? Diario de Valencia 17 de noviembre de 2002
La edición catalana de “La escaleta del Dimoni”
Por Ricardo García Moya
En Salamanca, el vasco Unamuno leía y admiraba los sainetes de Escalante, de igual modo que otros lectores en toda España. Aquellas ediciones príncipe, como oro en paño, se guardan en bibliotecas como la Nacional, Ateneo de Madrid, la de Cataluña, etc. No obstante, pese a que algunos castellanos y catalanes universitarios entendían “casi” el idioma valenciano (como decía Valdés en 1535), hubo traducciones que facilitaron su lectura a sectores más populares. Así, “La escaleta del dimoni” aparecía traducida del valenciano al catalán en la “Biblioteca d´autors catalans” (Imp. La Renaixensa, Barcelona, h. 1910). Esta imprenta era la usada por los defensores de la “Gran Catalunya”, saliendo de sus prensas el manifiesto de las Bases de Manresa (ed.1900), obras premiadas en los Jochs Florals de Barcelona, los “Canta a la Patria” de Guimerá (a.1906) y los manifiestos de la Unió Catalanista (a.1892). Tan patriótica logia no podía permitir que un“palmiter valenciá” diera lecciones al naciente sistema político-filológico que ahora nos parasita. El idioma de Escalante, correcto y vivo, fue un problema para estas organizaciones agresivas. En 1910 optaron por alterar el srcinal y, en 1950, los colaboracionistas Fuster y Guarner descalificaron su obra por ser “pintor de abanicos” y “humil autodidacte”. Con similar criterio, Baroja fue despreciado por regentar una panadería; Umbral y Alberti, por autodidactas; Juan Bonet, por vivir de diseñar presas; Allan Poe, por alcohólico, etc. Respecto a la edición catalana de “La escaleta”, se añadió alguna nota biográfica, “el noi ana crexent, se dedicá a la pintura de vanos” (p.449), con vocablos como el neologismo “vano” que equivalía al valenciano“palmito”. Poco después, el IEC prefirió el antiguo “ventall(e)”, pero ya algún valenciano de los que se creían más cultos por usar voces norteñas había adoptado “vano”, como hizo Durán y Tortajada en 1925. La traducción respetó voces homógrafas, sin advertir que eran distintas semánticamente en los dos idiomas; así, la frase:“el coneguí en la manera de escombrar” (p.469), sería interpretada por un catalán como la manera de barrer; para un castellano, equivaldría a retirar escombros o limpiar; pero, en idioma valenciano, significaba toser o carraspear: “escombrar: tosser, quando se toma por fingir la tos” (Ros: Dicc. 1764); “tot son ulladetes, la toseta, el escombrar” (Coloqui de Canelles, 1780) “vaig traure mon mocador; escombrí, y em vaig mocar” (Conv. Saro. 1820). Aparte de estas diferencias semánticas, los traductores sustituyeron atre, atra por los arcaísmos altre, altra; abaixar por baxar (sic), hui por avui, yo por jo, bigot por bigoti, etc. También empobrecieron la expresividad al suprimir signos de interrogación y exclamación, retrocediendo al arcaísmo de los romances hispánicos. Escalante escribe:“¡Aneu, coentes!¡Carpantes!¿Yo coenta?”; que se convierte en: “Anéu, coentes! Carpantes! - Jo coenta?”. Como es sabido, “carpanta” es voz valenciana filtrada al catalán, y “coentes” equivale en idioma valenciano a persona cursi que presume de lo que no tiene; acepción que no existía en el idioma vecino y que ahora, tras incautarla, enriquece sus diccionarios. Las diferencias entre los dos idiomas no se limitan a las ridículas 200 palabras que la academia de Ascensión finge defender, cuando ya figuran como trofeo en el diccionario del Institut d’Estudis Catalans. Las diferencias afectan a miles de matices lingüísticos que los comisarios encasillan como vulgarismos o “dissimilacions”; pero, en realidad, son como la tesela de un mosaico o la célula de un organismo. Por ejemplo, Escalante escribe “ampraren dinés”, frase que puede motivar desde una ventosidad a una
reflexión paternal en las pocilgas catalaneras. No obstante, “amprar” es verbo valenciano clásico, equivalente a los catalanes “emprar” y “manllevar”. Desde hace siglos, los verbos “amprar”, “amprivar” y el abstracto postverbal “ampriu” son patrimonio nuestro: “amprar” (Canals:Traducció Valeri Maxim, 1395); “ampra” (March, Ausias: Obra completa. Ed.Barcanova p.704, h. 1445);“amprivar” (Roig: Espill, 1460); “amprar” (Martorell: Tirant, 1490); “amprant totes” (Pereç: Imitació de Iesuchrist, 1491); “ampriu y sentencia de aquella” (Ginart: Reportori de Furs 1608); “lo fet dels amprius” (Bib.Nac.ve/ 1346, Jurament dels Jurats de Valencia,1651);“es amprat” (Blay: Sermó de la Conquista,1666);“casi tot amprat” (Ros:Segona part de les penes, h, 1745); “ ampraren tots” (Galiana: Rondalla, 1768);“amprar y no tornar” (Coloqui de Nelo. 1857); “ampranli al amo” (Morena: Tona y Toni, Alcoy 1871); “amprat” (Gadea: Tipos. 1908); “amprar: tomar prestado/ gastar, emplear, usar” (RACV: Dicc.1997). Estábamos hablando de matices y de la frase“ampraren dinés” que, aparte del verbo derivado del latín “adimperare”, muestra un plural de los que Guarner calificaba como de “fer riure”. En realidad es una muestra de la complejidad del idioma valenciano, pues “diner” pluraliza en “dinés” por acomodación morfológica a la pronunciación, y no es invento del pintor de abanicos: “dos dinés” (Alcanyis, L.: Regiment, 1490); “per dinés” (Esteve: Liber, 1472); “donades per soborns, dinés” (Ginart: Reportori dels Furs, 1608); “en dinés” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643);“quatre sous y ala dinés” (Archiu Mun. Gandia, Lib.10, Racional, 1652); “donar quatre dinés” (Llibre de establiments de Peniscola, 1701); “rosaris a dos dinés” (Villancicos Catedral de Valencia, 1759); “qui te dinés” (Galiana: Rondalla, 1768); “dinés” (Lamarca: Dicc valenciano, 1839); “portar estos dinés” (Liern: Aiguarse la festa, 1864); “dinés” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig 1896). Curiosamente, hasta el pícaro Corominas ofrece la frase “amprem dinés” (DECLLC), recogida en Monóver. En consecuencia: si realmente quieren defender el idioma valenciano ¿la mejor forma es prohibir todos los matices y singularidades del mismo, como fomenta la Universidad y la AVL? Los areopagitas de Ascensión, en sus encíclicas a los alumnos, se decantan por las voces catalanas “emprar; empriu, emprivar”. Igualmente, en 1995, siguiendo el proceso de catalanización, la Generalitat Valenciana encargó a los colaboracionistas Sirera la edición de los sainetes de Escalante, incluido “La escaleta del dimoni”. Más papistas que el Papa, la Generalidad superó a los editores barceloneses de 1910 en el grado de catalanización, incluyendo notas para alertar a los estudiantes sobre lo analfabeto que era Escalante. Así, el verbo “amprar” es acompañado por la forma que el comando Sirera da como correcta: la catalana “emprar”. Estas manipulaciones idiomáticas han sido purga diaria durante tres décadas y, con todo el apoyo institucional, Ascensión y sus pretorianos están dispuestos a defender esa “normativización consolidada”, la catalana, con el aplauso a ritmo sardana diario “Levante”, San Zaplana y sude peana, etc. del Cipriano y su hermanita, Eliseu y el Diario de Valencia 19 de Mayo de 2002
El “formatge amb maduixes” de Albal Por Ricardo García Moya
Sé que los publicistas de la Granja Rinya agradecerán que la cite, pues si han llenado Alicante con publicidad en catalán, será para promocionar la empresa. Es evidente que la costosa inmersión está obteniendo frutos. En la Feria de Alimentación de Alicante, ciertas empresas valencianas ya usaron el catalán para promocionar los productos, aunque la más modélica, como les decía, fue la Granja Rinya de Albal que, "amb saviesa", está ampliando "la seva gama amb formatge amb maduixes per a lliscar i amanides". Son tan "cultes" estos empresarios de Albal que han abandonado el posesivo "seua" y la preposición "en"; los sustantivos "fraules, freses y ensalades"; así como el ancestral "lo", creando curiosas mutaciones semánticas, por ejemplo: "Lo más natural es lo auténtico", lo traducen en "Alló més natural és alló més auténtic". Como es lógico, en Albal son libres de promocionar el catalán e ignorar la lengua valenciana. De lo patético pasamos a lo normal: En la fornida Almansa del XVII -ovejas, cerdos, murallas, esparto y, quizá algún antepasado de En Juan Romero- se celebró la canonización de San Pascual Baylón con gran esplendor. A nosotros, como valencianos, nos interesa la crónica que describe las construcciones efímeras del interior de la iglesia de Santiago pues testifica la presencia del idioma del Reino en Castilla no en Albal. Así, al describir el jeroglífico situado junto a la capilla mayor, constata el cronista que "contenía tres Lenguas: Valenciana, Castellana y Latina" (Cortés, P. L.: Demostraciones festivas. Madrid 1693, p. 60). El libro fue dedicado al príncipe de Sabeli publicándose en la Imprenta Real de Madrid gracias a la generosidad -ahora diríamos subvención- de D. Joseph López "Regidor de Almansa natural de ella y Gobernador General de los Estados de Chinchón". Entre tanto noble castellano encontramos al culto autor de la crónica, el Doctor Pedro Luis Cortés, "Rector de la Parroquia de la Villa de Ibi"; hecho que explica la descripción de los milagros obrados por San Pascual en Ibi cuando"dexó su Patria y se vino al Reyno" (P. 16). En las alegorías del altar mayor, unos "versos valencianos" mostraban elementos léxicos ahora prohibidos desde Barcelona. En la frase"atre Sant mes Santisim" (p. 60), aparece el condenado "atre", indefinido que nació en la prosa de los Furs jaiminos, retozó entre versos de Jaume Roig y fue sacrificado en el matadero del IEC. Hoy, la vigente y falsa Gramática Valenciana de la Generalidad (Ed. Bromera) impone el arcaísmo "altre" y el barcelonés "altri" (p. 106) . En otro verso leemos:"El u pera el Sant" que los normalizadores transformarían en "el un". En 1693, en Castilla no usaban términos ambiguos para aludirnos, como vemos en las octavas del fraile manchego Antonio Faxardo: "Pascual, aragonés en nacimiento, castellano en esfuerzo, y valenciano en religión", (p. 133). Respetaban nuestro gentilicio, lengua y título del territorio; a nadie se le hubiera ocurrido en Almansa, Albacete o Albal llamarnos levantinos en presencia del retor de Ibi Pedro Luis Cortés, fiscal de la justa poética. Comparar estos libros con los actuales es lacerante. Tengo aquí la lujosa "Obra completa" de Ausias March (Ed. Barcanova) acabada de salir del febril fogón barcelonés. Tras estos trabajos suele aparecer el típico erudito canadiense o australiano, especialista en un tema, pero cegato respecto a la historia e idiosincrasia secular de
nuestro Reino. Elásticos sociales e intuitivos, saben de qué pie cojean los que reparten subvenciones, adobando subliminalmente sus ensayos. En este caso el autor es el conocido catalanista inglés Robert Archer (Londres, 1948), el cual ha recibido una opípara subvención de la Generalidad (¡ay!) valenciana. A cambio, el sabio pregona que Ausias March no escribió en valenciano, sino en "català desprovençalitzat", y que espera que "la seva lectura sigui avui" un placer por la "seva vellesa" (p. 20). El libro ha ingresado veloz en las bibliotecas regidas por la Generalidad valenciana (¡uf!), y mantenidas con nuestros impuestos (¡ay!). Mister Archer, cumplidor, confirma a los que le han subvencionado que "hem regularitzat d'acord amb l'ortografia moderna del català" los poemas de March. También dice Mister Archer que para esta depuración marchista ha utilizado como detergente el falso Diccionario valenciano de la Generalitat (Ed. Bromera); el mismo mamotreto que nos ordena usar "no pas, altri, a més a més, noi, llur, però, amb", etc. No paran. Esta semana, con la excusa del SIDA, la Generalidad ha inundado los centros de enseñanza con unos panfletos a todo color en perfecto catalán. Importa poco que el SIDA progrese, el objetivo es destruir la lengua valenciana. Igual que Canal 9, el panfleto sólo utiliza las formas verbales ampurdanesas: "ofereix, exísteix, aconsegueix, persisteix, produeix, recobreixen, seguiexen, disminueix, decideixes...". En consecuencia, es natural que el pueblo se irrite cuando los políticos anuncian un incremento de "la ayuda alvalenciano", pues suponemiles de millones que entregarán a la inmersión catalana. En 1693, en Almansa se utilizó la lengua valenciana; hoy, en 1998, hasta el "formaget en freses" se traduce al barcelonés "formatget amb maduixes". Las Provincias 13 de Diciembre de 1998
Toc, toc Por Ricardo García Moya
La verborrea puede transformar en profundo mensaje estético las varillas de Alfaro o la chimenea tirada frente al Mercado Central: Llevan décadas controlando todo. Ya en el tardo franquismo lanzaban como señuelos de libertad las ediciones de Climent o el disco de Raimon con poesías de Espriu, portada de Tapies y asesoramiento de Marti de Riquer. Ellos, organizados, podían encumbrar o condenar obras al Tártaro. De 1972 son unas poesías de don Andrés Estellés (q.e.p.d.), editadas por Eliseu Climent, entre las que destacaba la onomatopéyica "Toc, toc, ¿qui es? La mort". El tétrico repique se convirtió en la composición más célebre del vate de Burjasot y, ciertamente, se eleva de sus temas habituales que, según Fuster eran: '"el sexe; la fam, la mort, la merda, rots, pets i semen" ("Recomane tenebres"). Para los inmersores, Estellés ha sido "el más grande poeta que hemos tenido desde nuestros clásicos". Curiosamente, en 1663 hubo otro valenciano que escribió: "Toc, toc, ¿Qui está ahí? Lo pecat", muy similar el: "Toc, Toc, ¿qui és? La mort". Entre las poesías de Estellés y las marginadas de 1663 hay matices. Las primeras están en catalán; las segundas, en "idioma valenciano" (Valda, I: Solemnes fiestas. Valencia 1663, p.165). En éstas, además de lógicos arcaismos, encontramos la lengua prohibida por la inmersión: "chic y chiqueta", "homens", "fer faena", no feina; "Vixca Valencia" (p. 283), no visca; "esquadra" (p. 478), no escaire; "al devot ampara" (p. 479), no empara; "en lo hort de Ensendra" (p. 498), no a el hort d'Ensendra. Palabras olvidadas en nichos de papel esperan su retorno al idioma del Reino. Hay alguna como "garrama" (p. 198) que podría ser sinónima de la conflictiva "facenda". Los inmersores del IEC la deprecian, pero en el Diccionario Valenciano-Castellano de Escrich (ed.1887), leemos que era"tributo por razón de bienes o haciendas". Por cierto, como Escrich no cita fuentes, y el doctor Corominas no las localiza, escribe enfurruñado: "era tan defectuoso como los demás diccionarios valencianos, en cuanto admite muchas palabras inexistentes" (Corominas, DECH). Pues"garrama" sí existía en el idioma valenciano de 1663, y no era castellanismo. Con peores modales que la muerte y el pecado -sin llamar con el toc, toc- se nos cuela el Síndrome de Isaac en el salón. ¿Recuerdan al anciano Abraham que, puesto a prueba por Yahvéh, estaba dispuesto a inmolar a su hijo Isaac? Pues aquí tenemos una cutre versión a cargo de los que sacrifican palabras valencianas al Institut d'Estudis Catalans. Los afectados por el Síndrome de Isaac practican su holocausto léxico en publicaciones subvencionadas con nuestros impuestos. Así, en una revista eclesial imploran al Institut d'Estudis Catalans que sea benevolente y admita por caridad ciertas palabras valencianas como pallola, cantó, foguer y empomar en la próxima edición del Diccionari de la Llengua Catalana (Saó, nº 196, p. 34). Y es que el IEC de Barcelona son -como los dioses del Olimpo- juguetones con los "Valencianets". Lo de "pallola", por ejemplo, les suena mal y no les gusta, a pesar de que Carlos Ros ya la incluía en su diccionario de 1764 como equivalente al castellano sarampión. quizá en un futuro -como favor especial a los sollozantes clérigos inmersores- admitan "pallola" en el normalitzat. Mientras tanto, la palabra culta es el "xarampió" catalá.
En el subvencionado Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura también sufren el Síndrome de Isaac, ya que sacrifican a los catalanes hasta "176 mots del País Valenciá" (BSCC, T. LXXI, p. 341 ). En las 30 páginas del suplicatorio siempre llaman a Cataluña "Principat"; sin embargo, a lo que se supone que es su tierra la designan como "Sud del Principat" (p. 242), o "pais". ¡Y que no falte la alegría en el "Sud del Principat" o el Norte de Murcia! Hace años se editó "Cervantes", premio Goncourt de biografía para Jean Canavaggio, catedrático de la Universidad de Paris. En ella figuraba un mapa de "España en 1600", en el que por arte de magia introducían Alicante y Altea en el norte de Murcia, aunque hacia tres siglos que formaban parte del Reino de Valencia. Item más: en 1996 se ha publicado "Un esclavo llamado Cervantes", de Arrabal ¿y adivinan qué mapa vuelve a falsear nuestra historia? Exacto, el mismo que se comía nuestro Reino hasta Benidorm. Ara, prop del any 2000, criden a la porta del Reyne de Valencia, pero no es lo Pecat ni la Mort: Toc, toc ¿Qui está ahí? Lo fumeral del Mercat, el Institut d'Estudis Catalans, lo Síndrome d'Isaac, lo Sud del Principat, el Norte de Murcia... Las Provincias 8 de Diciembre de 1996
Del `ostentóreo´ de Gil al `sexagenari´ de Huguet Por Ricardo García Moya
Sin su elegancia, tu rostro (Levante, 17/10/03) recuerda el del prestigioso abogado Rodríguez Menéndez. Leo que eres escritor catalán y, por tanto, Membre del Consell Valencia de Cultura, chollo que permite catalanizar cobrando, que da más gusto, ¿verdad? Vas de defensor del valenciano, pero eres su torturador al usar, p.e., el adverbio 'avui' (no el valenciano'hui'); la preposición 'sota' (no la valenciana'baix'), el sustantivo 'Llotja' (no el valenciano'Llonja') y, por supuesto, la denominación de 'país' para referir hechos del siglo XV. Sí escribieras Reino ¡qué horror!, se empañaría tu prestigio entre los que usan Principado; aunque el rabo lingüístico que enseñas asustaría incluso a un Corominas que, en el diccionario etimológico, advertía que 'sota' no es valenciano, ocupando su valor sintáctico y semántico `l´us preposicional de baix´ (DECLLC). Entonces, maulet de dumenge, ¿a qué viene tu afán en destruir el idioma valenciano vivo, clavándonos la 'sota' catalana? La voz es arcaísmo valenciano, palabra muerta, como explica Corominas, igual que lo es en castellano, aunque hace siglos la usara el Arcipreste de Hita, 'el rabe...con su alta nota, / la vihuela...sota, / la flauta... alta´ (Libro de buen amor, h, 1340), o figure en la Crónica de Alfonso XI (s.XIV), y en versos de Juan de Dueñas. Incluso consta en el actual DRAE, igual que vegada o farina; pero, a pesar de su legalidad teórica, ¿crees que usarían estos arcaísmos castellanos Lázaro Carreter o tu colega Rodríguez Menéndez para 'dignificar', como tú dices, el idioma ? Sabrás que las analfabetas tropas de Jaime I no conquistaron Navarra, pero también es casual que Navarro sea uno de los linajes más frecuentes en el Reino, desde tiempos medievales. También es curioso que el Fuero Viejo de Navarra (Bib. Nac. Ms. 248), tenga esta prosa: `a soterrar a Sant Per de Cardenya, prob de Burgos...´. Es el párrafo del Fuero donde se habla del Cid y del'conte de Barçalona' en romance navarro del 1290 ¿Te figuras a algún miembro del Consejo de Cultura de Navarra recuperando este léxico y morfosintaxis? El romance navarro del XIII, como ves, se parece al valenciano, 'a soterrar en Sant Pere de Cardenya, prop de Burgos' . ¿No habéis pensado incluir a Navarra en el proyecto de la Gran Catalunya? Tus escritos, Huguet, son pedos en ascensor respecto al idioma valenciano. Si estudiaras a Corominas aprenderías que el corrupto 'avui' sólo es catalán, usado en Cataluña, y cuya primera aparición es del 1592; mientras que el culto y clásico'huí' es el adverbio valenciano que los catalaneros intentáis marginar. ¿Y no te da vergüenza escribir Llotja? Desde el Medievo, el idioma valenciano usa este sustantivo y -para que veas a qué extremo de miseria has llegado-, te reproduzco en tu querido catalán otro razonamiento de Corominas: 'en el R. de Val. la forma llonja no sols és legítima, sinó que no crec que ningú hagi pensar a blasmar-ne l´us' (DECLLC). Al etimólogo le parecía imposible que ningún filólogo catalán 'blasmara´ al clásico sustantivo valenciano `llonja´; pero Corominas no te conocía a ti, Jesús Huguet; y tú -igual que los rotulistas de Rita Barberá Nolla, si sois capaces de ciscaros en esta voz clásica del idioma valenciano- Corominas sabía que un catalán no lucharía contra su lengua, pero aquí estáis vosotros, Huguet i Nolla, para demostrar cómo 'blasmar' al idioma valenciano ¡Tú si que vales, Hugot!
¡Qué vida más heroica y emocionante tenéis los defensores del catalanismo! En las crónicas de tu viaje a L´Alguer apareces como 'director de política llinguística de la Generalitat Valenciana'(¿), y allí se trató sobre 'el P.V. i l´Alguer, dues comunitats de llengua catalana, dues realitats'. No faltó la jodida aulladora algueresa Franca Masu, alumna del Grajo de Xátiva; y allí, entre 'petons i abracadas', se trató de superar "aquests petits inconvenients per un futur millor de la cultura catalana a l´Alguer i el P. Valenciá'. Y allí, bajo cuatro barras y ensalzando a Cataluña, revoloteaban los de siempre: Ascensión, el Palomero y haciéndoles frente con un poema-mantra, els representants del valencianisme zen, Artur Ahuir y AP 'en la meua calitat d'Acadèmica Consorte'. Pero no siempre fue así de baboso este caricaturesco pueblo de Cerdeña, como refleja el filólogo catalán Lluis Rubio en esta anécdota de hace medio siglo: `L´Orfeó Catalá, en nostalgia y exaltación de pretéritas grandezas catalanas, realizó una excursión a la villa de Alguer. Al transitar por las calles, la masa de 'cantaires' y sus acompañantes desplegaron con profusión y ostentación, lo mismo en sus solapas que en banderas y gallardetes, la enseña catalana; los habitantes de Alguer exclamaban con entusiasmo al verla: ¡Aragón! ¡Aragón!; pero los expedicionarios replicaban molestos y con energía: ¡Aragón, no! ¡Aragón, no!; ¡Catalunya! ¡Catalunya!' (Reflexiones sobre la lengua catalana, 1977, p.24) ¿Por qué, en lugar de devolverlos en una patera a Huguet, Ascensión y todos los catalaneros, se les agasajó en L´Alguer? ¿No lo adivinan? Porque Cataluña ha aplicado la misma táctica que con nosotros: bombardeando conciencias como euros y honores. La Creu de Sant Jordi de la Generalidad de Pujol se la clavaron al Síndic de L'Alguer por defender la 'catalanitat de L´Alguer´; allí no llueve agua, sino subvenciones de Cataluña, sean para el 'premi Rafael Sari' de poesía y prosa en catalán, o la 'Trobada i Festa d'Estiu d'Omnium Cultural' para 300 gorrones; o la pudenta 'Escola d'Estiu' en catalá; o el premio Jaume I para el médico alguerés Antoni Soggiu por su 'actuació cívica catalana'; el homenaje del Omnium al maestro alguerés catalanero Joan Palomba; el premio a Ignasi Delogu, o el premio 'Joseph Sanna' para un tal Mattone... Ya es imposible encontrar a un alguerés sin su correspondiente galardón, medalla de San Cucufat de la Pela o subvención millonaria. Com diría un aprenent de Turmeda, traduit al valencia: 'Dinés fan huí al mon lo joc, / y fan honor al trompellot, / a qui diu, no, fan dirli sí... / dinés fan be, dinés fan mal, /dinés fan a l´home infernal' . En L´Alguer, els chiquets naixen ya en el premi Baldiri Reixac baix del braç. Sabio Huguet, es cierto que el médico valenciano Johannes Bonie, hacia 1450, llamó 'Sexagenarium, en latín, a su instrumento (con perdón) y tratado astronómico; pero no acaba de sonar bien en valenciano, alguerés, castellano o catalán el uso que haces de `sexagenari´ voz que en catalán sólo quiere decir esto:`Que ha complert els seixanta anys i no arriba als setanta' (Dicc. Inst. d´Estudis Catalans, ed. 1995); y lo mismo en idioma valenciano: `Qui ha cumplit els xixanta y no ha aplegat als setanta' . Por eso, suena raro més esto notable que escribes: 'el sexagenari (sic) podia considerarse dels instruments planetaris no solament per a la navegació´ ¿Vols dir, un Huguet, que les galeres portaven en la proa un agüelo penjat dels collons pera orientarse, en lloc del sextant? Enhorabona, Membre del Consell de Cultura, a partir d'ara els valencians tenim un llíngüíste tan graciós com la Mazagatos y el Mobi Gil junts. Diario de Valencia 2 de noviembre de 2003
El `borratxo´ Franco
Por Ricardo García Moya
Hace cuatro años, tras obtener el PP la mayoría absoluta, una colega que impartía catalán me pidió la gramática de la RACV. Estaba convencida de que el PP les impediría catalanizar a placer. A los pocos días, exultante, comentaba que el conseller escogido “era dels nostres”. Estamos en mayo, finalizando la legislatura, y el Ayuntamiento de Alicante y la Conselleria de Tarancón ofertan “Cursos de valencià, 2003”, en unos folletos donde aparecen como modelos idiomáticos la falsa gramática valenciana de Bromera y las Rondalles de Enric Valor. Es decir, los mismos autores y libros que usaban los del PSOE. Eligen a Valor, cuyo currículo ocultado a los valencianos figura en las actas del “Homenatge a l’escriptor i lingüista Enric Valor”, ofrecido por el Departament de Filología Catalana de la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona; 10/05/2000). Allí recuerdan con orgullo que Valor, “de nen aprengué catalá escrit a casa amb una col·lecció de l’Esquella de la Torratxa, que el seu pare havia comprat a Barcelona quan hi estudiava Filosofia i Lletres... col·laborà en diverses revistes en català. Amb la familia es traslladà a Alacant el 1932 on, a partir de 1933, promogué l’ortografla fabriana...”. La obra de este colaboracionista está en catalán, no en valenciano; de ahí que Tarancón y el Ayuntamiento de Alicante (¡ojo, y el de Valencia!) exijan copiar a este tipejo para poder aprobar los humillantes y falsos exámenes “de valencià”. Enric Valor es el autor preferido por la Conselleria de Inmersiomán y los ayuntamientos del PP; preferencia que enriquece a Eliseu Climent, pues raro es el estudiante valenciano al que no le hayan obligado a comprar “La flexió verbal” de Valor, editada por Climent. La Universidad de Barcelona destaca que, en sus Rondalles, mantiene “la sòlida tradició catalana de replega rondallística”; y la “seva Flexió verbal te un considerable relleu per a l’us del català”. ¡Vaya colección de tipos y topos que nos gobiernan! Hablando de insectívoros, la revista El Viejo Topo (abril, 2003) mantiene los caducados chascarrillos hacia los obispos “españoles”, a un Fraga que habla de “fosas de la Guerra Civil y rojos masones”, y a un Zaplana que invoca la Guerra Santa al grito de “¡España, España, España!”. Lo sorprendente es que la financiación de esta fósil mierda madrileña la pagamos los valencianos, pues entre la escasísima publicidad institucional figura la de la Generalitat Valenciana y La Filmoteca (¿alicantina?). El PP es generoso con nuestros impuestos, anunciándose también la Institució Alfons el Magnànim de la Diputación de Valencia (¿topos entre les taranyines de la Institució?). Más sarpullidos valencianos en El Viejo Topo: la entrevista a Alfons Cervera, titulada “Del dolor que se enquista en la carne”. El alopécico melenudo Alfons Cervera es aquel que en la revista Saó, editada gracias a la Diputación de Valencia (¡qué casualidad!), se enquistó en la carne del asesinado Broseta. Por lo visto, Alfons seguía la trayectoria del profesor y, con los datos que poseía, afirmó que era uno de los conspiradores que idearon “una estrategia diabólica de tensión y odio a muerte sin contemplaciones” (Saó, octubre 2001, p.23). El tipejo señalaba a Broseta como responsable de una serie de hechos criminales a “sang i foc” contra la democracia. Con la ayuda de la Diputación de Valencia y sus topos, el asesinado fue convertido en diabólico conspirador. La infamia es arte para estos “progres” que luchan por implantar el nuevo orden catalán. El colaboracionista Valor, “oferí valuosos materials per al Diccionari etimològic de la
llengua catalana de Coromines”; es decir, remitía palabras valencianas para que Corominas las robara e incluyera en la citada obra, supuestamente limpia de visceralismos. Era todo lo contrario, y valga de ejemplo que Corominas llama a Franco “dictador borratxo” (Corominas: DECLLC. Ed. “La Caixa”, Barcelona, 1993, tomo 5, p.185). Que sepamos, Franco era tan alcohólico como Broseta antidemócrata. Una reflexión: si los mossos d’esquadra del Ferranet Belda se lanzaron a degüello por llamar hierático al mayestático Lerma ¿Qué ocurriría si en un libro dé la RACV se llamara, por ejemplo, “borracho” a Zapatero o Llamazares? Hace años, ser profesor en una universidad extranjera provocaba desmayos. Era el caso del castellonense Germán Colón de la “Universitat de Basilea”, hasta que el malvado Corominas lo convirtió con sus burlas en un Fofito de la etimología. Al colaboracionista Germán Colón le parece “sense dubte divertit” ridiculizar a los valencianos que prefieren decir “clóchina i no musclo; servici i no servei, etc.” (Lliçó d’obertura del Curs 2000-2001, Univ. Castelló). En el catálogo de “El camino de la lengua castellana” (mayo, 2003), aparece un artículo de Germán Colón, ensalzando la traducción catalana del Nebrija, hecha en 1507. Son tantas las alabanzas que induce a pensar que la obra principal es la copia catalana y no la srcinal del gramático castellano. Además, en alarde de tendenciosidad, cita diccionarios como el de Calepino, pero silencia toda alusión al idioma valenciano y al primer diccionario impreso en romance peninsular: el valenciano de Joan Esteve; anterior al Nebrija. Dan asco sus tendenciosos comentarios: “El español, el catalán, el portugués y el siciliano son los romances que poseen un caudal arábigo más conspicuo” (Colón: Los caminos de la lengua castellana, Silos, 2003). El sabe que el idioma valenciano, en contacto con la mayor población morisca hasta 1609; es el de más riqueza en arabismos, pero su misión es destruir Valencia y su lengua. Eramos pocos y parió la abuela Rita el catalanismo “Petxina”, nombre que ha dado al Complejo deportivo municipal Esta alcaldesa siempre se mostró, por cataplines, defensora de la lengua que impone nuestro amo el Institut d’Estudis Catalans y, en esta ocasión, se cisca en el sustantivo “pechina”, tesoro léxico de nuestros antepasados: “pechina parece ser de procedencia mozárabe valenciana” (Corominas, DCECH); “collia pechines” (Fray Antoni Canals, 1395); “pechines de mar” (Esteve: Liber, 1472); “pechina” (Palmireno: Voc. Humanista, 1569); “pechines aspres” (Pou: Thesaurus, 1575); “pechina de argent” (AMC. Inventari de Sta. María de Castelló, 1604); “pechina de tan bona perla” (Ballester: Ramellet, 1667); “com una pechina” (Archiu Cat. de Valencia, Ms. Melchor Fuster, h, 1680);“cuansevol pechina” (Baldoví: Pascualo y Visanteta, 1861) “en la Pechina, volant” (Llombart: Abelles, 1878); “en pechinetes y tot” (La Traca, 23 octubre 1915). Como proclaman la simpática Rita, el risueño San Zaplana y el guapo Inmersiomán, ya no existe para ellos el conflicto lingüístico; pues la lengua que imponen es la que ordena el Institut d’Estudis Catalans: la de Valor y Eliseu Climent. Con cuatro años más, el Inmersiomán de turno catalanizará hasta los turistas. Diario de Valencia 18 de mayo de 2003
¡Oh, la sintaxis catalana, oh! Por Ricardo García Moya
En los cuadernos catalanes Gripau se recomienda usar a los estudiantes valencianos la construcción: "Andreu vindrá divendres" (Gripau. Generalitat Valenciana, 1996, p. 30). Esta carencia de matices gramaticales es admisible en robótica y chistes de apaches ("rostro pálido, tubo de fuego"), pero el idioma valenciano goza de recursos sintácticos para desterrar anfibologías y expresar con dulzura y exactitud el mensaje verbal. Por el contrario, el esperanto inmersor chirria por falta de lubricante preposicional, deformación del engranaje léxico autóctono y debilidad en la batería de articulos, al faltar el ‘lo’ clásico. Esta chapuza que genera perplejidad en las tardes futboleras ("Fernando passa Romario") germinó en las Ramblas a principios de siglo. Hacia 1900, en las tertulias barceloninas se hacía insoportable un hecho: la sintaxis castellana y catalana eran iguales. Los del Avenç maquillaban lo que podían: separaban geminadas (col·loqui, il·licità, cagarel·la, etc.); agrupaban consonantes para germanizar la morfología; aislaban enclíticos (veure-us); substraían arcaísmos valencianos, castellanos y occitanos (baladre, clóchina, chulla, caserna, feble, llur, nafrar, conquerir, dues, tellina, etc.) e incluso inventaron o tomaron del francés e inglés los ‘amb, esport, desenvolupament’, etc.; pero el diablillo chauvinista repetía: "Tenéis idéntica sintaxis que los castellanos". Esta llaga fue cauterizada en el congreso de 1906 por un Miquel Costa i Llobera que, alborotado, comunicaba "un estudi importantíssim": la eliminación de la preposición ‘a’ del complemento directo, ya sugerida por Alcover: "de este modo combatiríamos la opinión de que no tenemos una sintaxis distinta a la castellana" (Costa i Llobera, 1906, 119). ¡Así de fácil! Ahora podrían visitar Madrid con la cabeza erguida, sin que los cenizos del 98 les recordaran la igualdad sintáctica de las lenguas romances de España (con perdón). Ignoraba Llobera que su norma "importantísima" también fue arcaísmo sintáctico castellano, gallego y valenciano. Todos poseían casos de complemento directo sin la preposición ‘a’ delante del acusativo en tiempos en que la sintaxis titubeaba entre las declinaciones latinas y la progresiva sustitución por preposiciones. Y no sólo en el medievo, Lapesa recuerda que, en pleno Siglo de Oro castellano, Quevedo escribía: "acusaron los fariseos la mujer adúltera"; y el madrileño Lope de Vega usaba también la sintaxis (¡ejem!) catalana: "no disgustemos mi abuela". El remiendo sintáctico se oficializó en el Reino tras la Guerra Civil, cuando las instituciones culturales franquìstas financiaron la "Revista Valenciana de Filología", en la que don Martí de Riquer (futuro preceptor de don Felipe sobre temas como Azorín y Tirant lo Blanch) y el Institut d'Estudis Catalans (Bohigas, Casacuberta, Badía i Margarit, Gulsoy, etc.) impusieron su ley. En aquellos días de lítico mendrugo y jarabe de palo, el activo Carles Salvador introducía la gramática de Fabra (como destaca la Enciclopedia Catalana), y publicaba con el aplauso de las autoridades franquistas el "Petit vocabulari" en 1943. Su labor catalanista fue premiada por la Diputación de Valencia en 1951, año en que dio a luz su falsa Gramática Valenciana con léxico del Institut d'Estudis Catalans: avui, aquest, avi, dues, amb, meva, tardor, etc. En ella introducia la norma de Llobera: "el complemento directo o causativo se une al verbo sin preposición" (Salvador, C.: Gramática. Ed. Eliseu Climent, Barcelona, p.141 ).
Los catalanes despreciaron esta chapuza, pero los integristas de Canal 9 y la Literaria la enarbolaron como estandarte del cientifismo filológico, escudándose en la autoridad de un Carles Salvador que ordenaba escribir: "Antoni ha vist Maria", no como construimos los valencianos: "Antoni ha vist a María". De igual modo, la Gramática de Bromera y la Generalitat ampliaba el error: "aunque coloquialmente se usa con frecuencia la preposición a como elemento introductor del complemento directo, éstos se introducen generalmente sin preposición: "ajudarem els nostres amics" (p. 198). También la revista mimada por la Diputación de Valencia (donde compite publicitariamente con la Generalidad de Cataluña y Freixenet) usa la sintaxis apache: "El president del GAV ha advertit Xavier" ("Saó", setembre, 1997, p.17). En su gramática, además del gazapo sintáctico, Carles Salvador prohibía a los valencianos hasta la palabra Micalet, por "viciosa" (p.191 ). El líder del catalanismo franquista despreciaba testimonios como el expresado en 1656 por Marco Antonio Orti, cronista de la Ciudad y Reino: "Micalet, que en lengua valenciana es el nombre diminutivo de Miquel" (Orti, M.A.: Segundo Centenario, Valencia 1656, p. 206). Y hablando del Micalet. La noche del 29 de octubre, tras el programa Negro sobre blanco de Dragó, comenzó la emisión de una joya de la arqueologta cínematográfica: "La boda de Quinita Flores", estrenada en 1943, el año en que Carles Salvador publicaba su "Petit vocabulari". Pues bien, durante veinte eternos segundos permaneció la imagen del Micalet -símbolo de la productora valenciana CIFESA- sin sonido. Algún progresista censor había eliminado los 20 segundos del complemento directo musical de la imagen. ¿Adivinan cuál era? La bélica y solemne Marcha de la Ciudad y Reyno, con timbales y clarines, que Serrano adicionó al himno regional. La esporádica mudez fue tan fortuita como el vestidito de barras rojas y amarillas que, casualmente, decora el programa Tómbola; o los invitados catalanes del Parlé vosté, incitados a hablar en catalán para que la inmersión no decaiga. Las Provincias 9 de Noviembre de 1997
c TRAMPES CATALANERES
www.idiomavalencia.com
Comunidad Valenciana,”¿una nación ocupada militarmente?” Por Ricardo García Moya
Nos falta perspectiva histórica, pero cuando pasen los años recordaremos a la joven-denigrada por las fuerzas del eje-- que se opuso al insulto y la manipulación que los militantes de Esquerra Republicana de Catalunya practican a diario en nuestro Reino de Valencia. No conozco a la joven en cuestión --aunque la admiro-- pero sí a lo que se enfrentó en los locales de la sociedad política "El Micalet". Precisamente ayer, 30 de enero de 1995, se presentaron los comisarios de ERC en un centro de enseñanza de Alicante -en la biblioteca-, adoctrinando a los estudiantes alicantinos con la obsesión de este partido: "Valencia debe pertenecer a la nación catalana y lograr la independencia de España". Hay que respetar todas las ideas -es lo grandioso de la democracia-, pero tenemos que desenmascarar a los que camuflan su proyecto político -amparados por el boletín de la ciénaga en Valencia- con manipulaciones y falsedades. Analizando los impresos que entregaban a los alumnos en Alicante -con los disparates de Angel Colom- valoraremos mejor lo sucedido en el Micalet. El político catalán trata de engañar a los estudiantes con su eslogan de "Reconstruïm Catalunya", dando a entender que el Reino de Valencia perteneció a ella en el pasado. Propagan -en un impreso con la imagen del Micalet que: "Cataluña padece, desde el 25 de abril de 1707, 287 años de ocupación (...) actualmente Cataluña -a la que pertenece el País Valenciá, Pitiuses, etc.- está desunida artificialmente por razones políticas". Señor Colom: en 1707 no había sido ocupada Cataluña, pues hasta 1714 perteneció al archiduque austríaco. El Reino de Valencia, por el contrario, fue conquistado en tal fecha por Felipe V; pero los valencianos odiaban tanto a los franceses como a los catalanes", según los catalanes, que actuaban como cuadrillas de ladrones "latrones ( documentos), siguiendo al ejército inglés para recoger migajas del saqueo. Se puede engañar aviesamente, como hace la Generalidad de Lerma con el catalanismo; pero ustedes, por decirlo educadamente, son toscos. Cómo se atreven a envenenar a los valencianos de 14 años diciéndoles que: "la independencia es posible (...) nuestra nación está ocupada militarmente y ahora es el momento propicio". ¡Vaya consignas tan pacíficas! Visto el ejemplo del País Vasco, ERC quiere que los valencianos se lancen a luchar por la nación catalana. La mentira y el cinismo acompañan Colom y Rahola, podrían aportarenalgún documento aunque fuera uno sólo--a que demuestre que pues hemos pertenecido alguna ocasión a -Cataluña? Jamás lo hubieran consentido nuestros antepasados. Yo me solidarizo con los jóvenes que se enfrentaron al expansionista Colom. Otra cosa es que fuera con un programa político y lo defendiera sin el engaño y la manipulación. Los insultos que infiere a Valencia pueden parecer música celestial a los estudiantes que sufren la inmersión; pero los jóvenes que acudieron al Micalet sabían a qué territorio pertenecían y no eran renegados.
¿Cómo se atreverán a hablar? Un semanario catalán (mimado por la Generalidad de Lerma) destacaba la hazaña de un grupo de gamberros de la extrema derecha catalana afines ERC-- que insultó a Aznar y le recordó que "no estem a Espanya, burro". Por supuesto que la revista no critica a estos chicos; más bien saborea el percance y resalta que "el rector de la Universidad de Lérida no quiso recibir a José Mª Aznar" (Temps; 28-11 -94). El delito cometido por Aznar fue pronunciar Lérida y no Lleida. ¿Qué habrían hecho si Aznar afirma que Cataluña es parte de Castilla? Esta revista -que tácitamente aprueba la defensa agresiva de sus ideales-, es la misma que instiga, persigue y achucha contra los valencianos del Grup Vinatea que - dado el increíble hieratismo de Lerma ante la apropiación de nuestra cultura- protestaron en El Micalet contra el expansionismo catalán de Colom. Los valencianos mantenemos un combate amañado y lo que se avecina puede ser grave. Cuando en 1975 comenzó tímidamente la transición a la democracia, muchos temíamos que los miles de agentes franquistas que ocupaban puestos en la administración opusieran resistencia al cambio. Pero todo discurrió bien, salvo excepciones. Incluso los famosos encargados de la Formación del Espíritu Nacional, discretamente fueron integrándose en actividades más útiles a la sociedad. Lo que nadie sospechaba es que una situación similar podría repetirse en la CV después del mayo del 95... si el eje pierde el poder. El felipismo se derrumba. Lo que nos vendían como Parnaso de honradez, cultura y progresismo ha devenido en tétrico osario anidado de raposas, monstruos de Gila y majaras alopécicos. Parece inevitable que esta basura será barrida en la urnas; pero -aquí está el problema- hay indicios de que los comisarios encargados de la implantacióndel catalanismo- incrustados en todos los laberintos administrativos (sindicatos, educación, Canal 9, prensa del eje, etc.) entiendan que su misión de sembrar odio y liberarnos del valenciano y español ha sido rechazada . En otras comunidades de España no existirá problema con el cambio democrático, pero aquí están fraguando la resistencia numantina miles de inmersores. Estas son las auténticas fuerzas de ocupación (no las que dice Colom). Por cierto, analicen los panfletos de ERC y llegarán a la conclusión de que la joven del Micalet merece un monumento. Mientras tanto, la ciénaga valenciana continuará subvencionando publicaciones que enaltecen a personajes como Nuria Cadenas (Gorc, desembre 94) y humillan a la valenciana del Micalet. Las Provincias 31 de Enero de 1995
Caritat cap a les llengües de u o dos parlants Por Ricardo García Moya
En relació a les romániques, uns filólecs catalans mos parlen de"las lenguas embrionarias: bable o asturiano, aragonés, francoprovenzal, gascón, leonés; aranés, dialecto del occitano..." (El catalá de la A a la Z. Revisió de Josep Ruaix, Moia 1997, p. 113) En la llista encara apareix l'aranés com dialecte del occitá (¿no dien atres que del gascó?), quan ara no es dialecte ni llenguage embrionari, per la voluntat del Institut d'Estudis Catalans, que el ha pujat a categoria d'idioma. Respecte al francoprovenzal, no pareix que siga embrionari; pues va ser d'ell d'ahon ixqueren les poesies que en els sigles XII y XIII culturisaren les corts ibériques. Lo que no diuen res es del nostre idioma valenciá, encara que te lliteratura, gramátiques, el primer diccionari imprés d'una llengua peninsular, un Sigle d'Or, etc. Per lo vist, tot tipo de llengua y dialecte te que mantindres, excepte u que vostés sospechen: el valenciá. La catalana Carme Junyent, de la Universitat de Barcelona, ha publicat l'ensay "Vida i mort de les llengües" (Barcelona, Ed. Ampuries) ahon defén llengües de Nigeria o d'isles del Pacífic. En California, per eixemple, troba un montó de llengües com el diegueño, parlat per 185 persones; el washo, per 100; el ajumawi, per 40; el luiseño, per 150; el miwok, per 30; maidu, 10; chasta costa, 25; en fi, per no extendre la llista, la cavilor de Junyent aplega dasta el "wappo", parlat per una persona (¿y en quí?). Mos pareix mel que Junyent defenga els idiomes diegueño, luiseño y el que l'ixca dels morros del llobarro, pero esta dona que escriu sobre lo fartóns que son els expansionistes ("La colonisació ha segut un tipo de contacte que ha apostat per la desaparició de llengües". Junyent: Llengües. p. 100), está cega en tot lo que pasa en lo Reyne de Valencia, en l'imperialisme camuflat de progresisme que aufega tot lo que siga contrari al catalá en la llengua valenciana; idioma que sí está ferit de mort per gent com ella. De totes formes, ella mos aclarix que lo que preten es defendre el catalá. Y fica d'eixemple l'integrisme chodio y el Estat hebreu, especialment les teories d'Eliécer Ben Yehuda (contrari al bilingüisme y partidari de l'inmersió en un idioma a soles), y que tot el dia es parle la llengua hebrea "dels més majors als més menuts, chiquetes y chicons, dones y homens, fadrins y fadrines, durant totes les hores del dia y la nit" (ib. p. 125) Esta gentola inmersora e integrista, de veritat, me dona tremolors. Tot es demanar llibertat, poder y protecció pera el catalá; mentres que al valenciá, ¡que se'l mengen el gosos!
Idiomas y dialectos Por Ricardo García Moya
El XX, no lo duden, es el Siglo de Oro catalán. El ejército de profesionales de la lengua, la complejidad de sus redes culturales y los descomunales edificios construidos o ampliados en Barcelona para albergar las incontables células para defensa y extensión de Cataluña (geográfica y culturalmente), más la inteligencia de sus políticos y la eficacia de sus asesores culturales, ridiculizan a cualquier otra autonomía de España, e incluso a la estructura del Estado. Son señores de sus instituciones, cultura e historia, y aniquilan socialmente a cualquier discrepante que intente manchar la grandeza catalana. Son tan dueños de sí mismos que se permiten otorgar denominaciones de idiomas a dialectos y de dialectos a idiomas. Así, la Generalidad de Cataluña ha concedido rango de idioma al chascataclás utilizado por unas dos mil personas en el Valle de Arán, y les ha traspasado -desde 1990 por ley autonómica- las competencias del fomento y enseñanza del aranés. Los niños araneses lo estudian como materia obligatoria en los colegios y existe una delegación de Catalunya Radio que emite dos horas diarias en aranés; incluso la TV3 ofrece diez minutos semanales en la bisoña neolatina. La Generalidad de Cataluña, eufórica por poseer dos idiomas en su territorio, se ha volcado en defender a capa y subvención al bebé aranés mediante organismos como la "Oficina de foment e enseñament" (¡perdón, perdón por usar el aranés sin traducirlo; en normalitzat sería "Oficina de foment i ensenyament"). La Generalidad ha sido justa al titular idioma al chascataclás de Arán; sus usuarios nunca incordiaron al IEC con maniobras secesionistas ni manipulaciones feas. Es decir, no hay constancia de un Joan Esteve que editara el "Liber Elegantiarum" (Valencia, 1489) en latín y aranés, ni presuntuosos como aquel Joanot Martorell; alli no hubo literatura, ni diccionarios, ni gramáticas, ni nada de nada. Los araneses no lo sabían, ni lo habían solicitado, pero el tacto filológico de Pujol propició el evento. Las universidades de Cataluña y sus sucursales sureñas han aplaudido el ascenso a primera división idiomática de una jerga que hasta ahora -las mismas instituciones- calificaban como "variante del dialecto Gascón del Occitano": Y es que hay presidentes de autonomías que regatean a políticos y filólogos, pero luego meten gol en propia meta; fallos que no comete el president malabarista, capaz de transformar en idioma lo que hasta ayer fue subdialecto de otro dialecto, o imbornal de isoglosas procedentes del vasco, gascón, catalán, aragonés, francés y castellano. Con esta medida aumenta el valor turístico del Valle de Arán, y dignifica el popurri generado por siglos de analfabetismos (en el buen sentido del término) que inevitablemente acompañaba al aislacionismo geográfico. Generalmente, los usuarios de estas hablas obtenían coscorrones en las escuelas normalizadoras; pero la política manda sobre la lingüistica, y el subdialecto de subdialectos de Arán es ahora un idioma equiparable al español, inglés o sumerio, y protegido por un Parlamento Europeo que otorgará subvenciones para su conservación (ayuda que no obtendrá la lengua que ustedes piensan). El valle tiene autoridades, "consols" y "Sindics", y topónimos como Pujolo (en catalán, Pujol), y Quate Locs (en catalán, Quatre Llocs). Incluso gozan de poeta local -sólo uno, y les sobra para ser
idioma-, que escribe versos amorosos: "O jo vos saludi, de ma soledat..."; que traducido con sumo esfuerzo al normalitzat sería: "O, jo us saludi, de ma soletat...". Estoy pensando que entre la pedanía de los Desamparados y Orihuela existe un idioma equiparable al citado, pues podemos oir cosas como "espellorfar panochas en barraquetica". Al trabajo le llaman "trebajo", y matar bichitos con humo o vapores, "formigar", curiosa cópula del valenciano formiga con el castellano fumigar (del latino "fumigo"). Estos valencianos que viven entre acequias cercanas a la Raya del Reino en Beniel, también disponen de morfología singular para las categorías gramaticales. Los gerundios, por ejemplo, aparecen como dijiendo y trujiendo; y los adverbios, ¡qué les voy a decir de los adverbios!; ahí va un lote: muncho (mucho); onde (adonde); dimpués (después) . ¿Y las interjecciones? Cosa fina de verdad: ¡gurri, gurri!, para llamar a los cerdicos; ¡arsa!, para la burrica; ¡pila, pila!, y ¡pilila, pilila! para las gallinicas. Desiderata al Molt Honorable Pujol: dado el interés de la Generalidad hacia la neolatina pirenaica, quizá podría el Honorable terciar para que la TV3 dedicara diez minutos de su programación semanal al subdialecto levantino (idioma valenciano para los incultos clásicos). Sólo pedimos equipararnos al chascataclás montañés, y sólo diez o cinco minutos a la semana. Tenga en cuenta, Molt Honorable, que nuestros medios públicos Canal 9, Noticies 9 y Radio 9 sólo utilizan el catalán que usted y el Institut d'Estudis Catalans les ordenan, con sus amb, esport, desenvolupar, constitueix, aquest, rapidesa, etc. Aquí le obedecen en todo, incluso si usted lo desea, admitirían a doña Aramis Fuster (¡vade retro!), como locutora de tel ediarios. Piénselo, Molt Honorable, aquí estamos para acatar a V.E. y al Institut d'Estudis Catalans. Las Provincias 14 de Diciembre de 1997
El occitano: pesadilla del IEC Por Ricardo García Moya
Como disco rayado, el Institut d'Estudis Catalans repite que si valencianos y catalanes se entienden es por la unicidad de la lengua, teoría que no aplican al norteño Languedoc. El texto que sigue es occitano y, según el citado IEC, no es catalán ni dialecto del mismo: “Xavier Deltour es un jove qu’a pas encara complits los vint ans. Nos presenta un mestre libre, l’istoria de l’Aquitania dins tot son ample istoric e geografic” (Lo Gai Saber. Revista de l'Escóla Occitana, Toulouse 1996, p. 206). Salvo discrepancias ortográficas que, según el IEC, no tiene importancia ¿Verdad que se entiende bastante? Pues el IEC no quiere saber nada sobre la unificación con el occitano, ya que si aplicaran la teoría de la expansión idiomática de norte a sur tendría que aceptar su dependencia del Languedoc. El terror que inspira en el IEC una reacción cultural de Occitania, y la consecuente reivindicación del catalán como dialecto occitano o lemosín, explica la invención de algunas normas y vocablos para diferenciarse del incómodo pariente. En occitano, por ejemplo, utilizan la CH y escriben "lo servici" (p. 209), pero apenas usan apósfrofos y pronombres enclíticos unidos al verbo. Casualmente, el IEC suprime la Ch y el artículo lo, dando preferencia a servei sobre servici; además, incrementa los apóstrofos, los enclíticos y camufla vocablos con aparatosos dígrafos consonantes: tj, tl, tm, tx, tll, etc. A nosotros no nos importa que el catalán quiera ser idioma y no dialecto lemosín; pero, cuando el inmersor esgrima la consigna de la científica inteligibilidad de valenciano y catalán, podemos preguntarle a qué idioma pertenecen estas frases occitanas: "Aqueste cop, me pensi, deu ésser seriós. Per formar un adjetiu a partir d'un substantiu. Mentre que d'unas mans expértas, adòba dins un vas lo ramelet de flors que li a portat" (Revista d'Escola Occitana, número 461, 1996). Incluso puede dejarle perplejo con este refrán de Pepín d'Oc, en occitano, claro: “Amic de l'or, òme sens còr” (p. 196). Es obvio que no supondría enriquecimiento cultural que los occitanos de 1997 normalizaran Cataluña con su lengua, de igual modo que ésta tendría que respetar la singuláridad idiomática valenciana. Pero no es así, pues la inmersión introduce caprichos del IEC (pilotaire, plànol, penyal, tipus, globus, etc.) y deforma vocablos autóctonos con sus normas. Así, el loado Diccionario crítico etimológico del Doctor Corominas utiliza como fuente la obra del valenciano Martí Gadea -"por ser tesoro riquísimo de la lengua", según Corominas- pero su léxico es saqueado e incorporado al catalán tras sufrir violencias morfológicas. Prueba de ello es que al introducir srcinales de Martí Gadea en el ordenador, activando el Corrector de catalá Word Ver observamos que las diferencias respecto al catalán son similares a las que daría el occitano o el aranés. Martí Gadea nació en 1837 cerca de Cocentayna, de donde llegan noticias de las trastadas filológicas del Ayuntamiento local, pues escriben us esperem amb serveis, globus, meva, tipus (Boletín de la Casa de la Juventud). El contraste entre el auténtico valenciano de Cocentayna y el catalán es notable; por ejemplo, Martí Gadea escribía Penyó d'Ifach , no penyal; y habría ironizado en su Burrimaquia sobre el vocablo plànol; palabreja del IEC que encandila a los normalitzats, como vemos en la exposicìón
cartográfica de la Beneficencia. En lengua valenciana y para Martí Gadea, Fullana, Escrig y Llombart la representación gráfica o delineación de terreno, casa o ciudad es el pla, no el plànol. De igual modo, el pilotaire habitual en los inmersionistas de Canal 9 es un barbarismo equivalente a xuflaire (en valenciano, chufer), drapaire (draper, en valenciano) o trabucaire (en valenciano,trabuquer). Es construcción más cercana a la gallega que a la valenciana y, con idéntico criterio, el eufórico IEC podría inventar voces como futbolaire para no compartir el castellano futbolista (en valenciano, futboliste). Si hiciéramos como en Cataluña, donde se toma como paradigma el barcelonés, escribiríamos "chugadors de pilota”; pero el complejo de inferioridad nos convierte en juguete de la inmersión. Cuando el Reino no estaba pisoteado por los medios catalanes, Miguel Serres escribía en lengua valenciana (y así lo declaraba) con esta ortografia: “Si fossen homens, chugadors” (Torre, Fiestas, Valencia 1667, p. 261). Apostilla final: los miles de universitarios que se manifestaron el Viernes 13, han dinamitado la inmersión. El nosaltrismo que les torturó desde la EGB no ha podido con ellos. ¡Qué placer daba oír en sus voces los pronombresmosatros y vosatros! Han mantenido la herencia idiomática, pues Carlos León ya escribía nosatros en 1789, de igual modo que Martí Gadea o el académico Fullana (lástima que algunos se avergüencen de voces tan valencianas comosigles, mosatros, etc.). Ahora, tras el Viernes 13, el Institut d'Estudis Catalans tiene dos pesadillas: una, al norte, con el inquietante occitano del Languedoc; otra, al sur, con la inesperada irrupción de la juventud del Reino de Valencia, que ha dicho basta a la extrema derecha catalanera y expansionista. Ellos quizá no valoren su importancia, pero son la nueva generación que sustituirá a las veteranas valencianas que lucharon en primera línea sin retroceder ante la burla, el desdén, la incomprensión y el desprecio de los colaboracionistas. Las Provincias 23 de Junio de 1997
Historias de la “normalització” (II) Por Ricardo García Moya
Hacia 1860, en el romanticismo violetero del Principado sin príncipe bullía la inquietud filológica en tertulias vespertinas. Entre sombreros de copa y vapores de absenta, unos señores con perilla de Landrú soñaban con la Gran Cataluña y un idioma vehicular y literario equiparable al español; pero la realidad era amarga. Hasta el tabaco que fumaban pregonaba que la lengua cervantina se oía desde el Caribe a las Marianas. El seguimiento de polisones no paliaba el desasosiego: Era insoportable que el erudito Hartzenbusch- traductor de Schiller y dramaturgo triunfante con “Los amantes de Teruel”- prologara la reedición de “Orígenes de la lengua española”, donde el valenciano Mayans y Siscar repetía aquello que todos los filólogos y universidades del mundo sabían: “el catalán es un dialecto de la lengua lemosina” (Mayans, Orígenes. Madrid 1873, p.343). Además, Mayans puntualizaba que “la lengua valenciana es más suave y agraciada que la catalana”. En el cafetín literario de las Ramblas, carraspeos y toses del coro de tísicos mostraban enojo por la insistencia de los filólogos en dar más importancia al idioma vecino. Deseaban un estratega que conquistara lo que Cataluña jamás tuvo: el Siglo de Oro valenciano, con novelistas y poetas que superaron el primitivismo del romance jaimino y la dependencia del provenzal o “lemosino”. Pero, previamente ¿cómo eliminarían la clásica denominación de“lengua valenciana”?. El truco lo inventó Manuel Milá i Fontanals en 1861, el mismo año en que se incendiaba misteriosamente el Liceo de Barcelona y, al siguiente, volvían a inaugurarlo mucho más lujoso. Milá pensó que la mejor estrategia consistiría en llamar “dialecto occidental catalán” al idioma valenciano y a su extensa zona de influencia; de este modo, los valencianos tendrían que aceptar las normas de Barcelona. Gracias a su ingenio, el futuro de la “Gran Cataluña” (eufemísticamente, “paísos catalans”) estaba surgiendo. No sólo Francia, Inglaterra e Italia extenderían sus lenguas por Conchinchina, la India y Eritrea, respectivamente; los catalanes, a partir de 1861, podrían gobernar culturalmente en el Reino de Valencia (o, mejor aún, le quitarían el título de Reino e impondrían el de país, como si se tratara de una colonia sin historia). Todo iba a cambiar. Hasta entonces, los Fontanals, Pitarra y Vallmitjana sufrían lo indecible cada vez que entraban en la horchatería de las Ramblas. Bajo luz de gas, el traje regional de las horchateras, así como su exquisita educación y limpieza, les creaba la sensación de hallarse en la embajada de una nación superior; pero, desde que Milá y Fontanals rebajado a dialecto catalán la lengua que hablaban aquellas bizarras mozas, erahabía distinto; los valencianos se habían convertido en “valencianets”; pueblo dócil, culturalmente atrasado y sin normalizar, que habría que apacentar hasta que aprendieran la lengua culta y barcelonesa de los Pitarra y Milá. Había nacido la “clasificación rigurosamente científica del catalán” que ahora en 1996, enseñan a los valencianos como dogma de fe. Las maquinaciones de Milá pudieron más que las opiniones de Joanot Martorell o Cervantes. El romántico ideólogo, en un
santiamén -mientras los bacilos de Koch danzaban una polca en los alvéolos de la cupletista- había ampliado Cataluña hasta la huerta de Orihuela. Como tenía difícil rebajar el español a dialecto catalán, lo prohibió en los Juegos Florales de Barcelona. Era un ideólogo bucanero como su amigo Bofarull, aquel que arrambló para Barcelona los fondos valencianos del Consejo de Aragón, ciscándose en la orden real que obligaba a su custodia en Simancas o Valencia. Milá sabía que los catalanes, anteponiendo lo de “rigurosamente científico”, podían merendarse lo que les apeteciera de la antigua Corona de Aragón; incluso ¿por qué no llamar al territorio Corona Catalano-aragonesa? Milá i Fontanals era capaz de todo para saciar su chauvinismo expansionista. Según las investigaciones de Jaume Rivera (catalán y filólogo, libre de blaverismo) Milá i Fontanals falsificó el “Curial e Güelfa”, obra que hizo pasar como medieval para llenar el vacío existente en el mundo literario del ficticio Principado. Con esta obra, vulgar e inspirada en el Lancelot, quería competir con el Tirant lo Blanch valenciano. Milá manejaba literatura medieval como quien lee LAS PROVINCIAS, y podía redactar con modismos y ortografía del XV. Pero al estudiar la gran crónica catalana o “Libre de feyts d´armes de Catalunya” -que apestaba a anacronismo de escayola y cartón- no denunció que era otra falsificación hecha a fines del XVII, pero fechada en 1420. Milá y Fontanals contaba con la burguesía académica, admiradora del pícaro romántico que fulminaba la lengua valenciana, rebajándola a “dialecto occidental catalán”. Además, Milá negaba que el catalán fuera una rama dellemosín o provenzal; nadie en Francia -embarcados en la aventura colonial- le iba a protestar. Aquella Oda a la Patria compuesta por Aribau en 1834, donde se alababa al llemosí como lengua madre, ya no quitaría el sueño al Principado sin príncipe. Resumiendo: todo es “científico” en la normalización, hasta que descubrimos que los ideólogos falsificaban manuscritos, modificaban títulos e inventaban otros que favorecían el proyecto que ahora se promociona en los centros de enseñanza valencianos: la “Gran Cataluña”. Y ya saben, quien se oponga a sus propósitos, “bon cop de falç”, metafórico ahora; en un futuro cercano, ni se sabe. Las Provincias 23 de Junio de 1996
Los documentos perdidos del Reino de Valencia Por Ricardo García Moya
No entiendo lo que ocurre. La Generalidad de Lerma está dispuesta a todo para recuperar de Salamanca unos documentos de hace cuatro días, históricamente hablando, pero es indiferente respecto a la retención en Barcelona de un fondo documental de incalculable valor. Son legajos de los siglos XVI al XVIII, escritos en castellano y en valenciano, dirigidos al rey y autoridades que residían en Madrid y Valencia; es decir, nada que ver con Cataluña. ¿Por qué razón están allí? Porque fueron robados a sus legítimos dueños, así de sencillo. El fondo permanece secuestrado en Barcelona desde 1852 y no existe base legal para impedir su devolución si las autoridades del PSOE, en gesto heroico, rompieran el vasallaje a Pujol y se animaran a reclamarlo. ¡Qué diferencia con la actitud de los salmantinos! Salamanca está en pie de guerra defendiendo el único archivo nacional que posee. El edificio -cuando lo visité el 23 de marzo- se hallaba custodiado por policía municipal, pistola al cinto. El pueblo, consciente, vigilaba las calles de Tentenecio (sic) y de San Vicente Ferrer, lugares por donde podían atacar los mossos d'esquadra. Pero, dejando ironías fáciles, el tema es serio. La historia de cómo llegaron a Barcelona estos documentos es la siguiente: en 1809, las tropas de Napoleón saquearon el archivo de Simancas, siendo transportados a Francia parte de sus fondos; entre ellos, los valencianos. Quinientas galeras (similares a las carretas del Oeste) recorrieron el camino hacia Irún con los papeles pertenecientes a la Secretaría del Reino de Valencia. Los documentos abarcan desde mensajes del duque de Feria (no el amigo de las niñas, sino su antepasado virrey de Valencia) avisando del peligro turco al Consell de Alicante, o los memoriales de Valencia a Felipe II, recordando que "el marqués de Denia podría traducir al rey los escritos en lengua valenciana". En Francia permanecieron hasta 1852, cuando permitieron su devolución. En el regreso, sin causa justificada, los legajos valencianos se quedaron en la ciudad condal. Los Bofarull -que controlaban el Archivo de la Corona de Aragón en 1852 deseaban llevar a cabo el proyecto ideado por Xavier de Garma en el siglo XVIII, que pretendía "reunir" documentación de Aragón, Valencia y Mallorca en Barcelona. Hay que aclarar que este rimbombante título era impropio, pues comenzó a usarse a fines del siglo XVIII, cuando ya no existía la Corona de Aragón; anteriormente era un archivo del rey, igual que los de Zaragoza y Valencia. Todo indica que el círculo barcelonés de Xavier de Garma pensó legitimar la retención a otros con el aparatoso título de Archivo de de documentos la Corona pertenecientes de Aragón. Fue unaterritorios operación maquiavélica e innoble. El problema es complejo, pues no sólo deben devolver lo saqueado por Francia en 1809. Existe documentación anterior depositada en tiempo de guerra, y que debía ser devuelta, si hubieran obedecido las órdenes reales. Con decir que en 1863 el archivero del Reino de Valencia, asqueado, denunciaba que los catalanes "deberían dar
cumplimiento a las tan infructuosas como repetidas órdenes de los monarcas en este asunto". Ni un sólo documento valenciano de los robados en Simancas iba dirigido a Barcelona. Remitentes y destinatarios eran del Reino de Valencia, Madrid y Valladolid (cuando la Corte, con Cervantes tras ella, residía en la ciudad del Pisuerga). Los papeles permanecían en el Consejo de Aragón o en la Corte durante el periodo que duraba el proceso, o cuando interesaba a la autoridad competente. Después, por orden real, se devolvían al Reino de Valencia. El intercambio fue interrumpido a mediados del siglo XVII, cuando la guerra con Francia, y nunca se restableció; pero hay constancia de todo. El verano pasado localizamos la instancia del 1641 empleada para recoger en Madrid la documentación: "El Archivero del Reyno de Valencia, que está en la Corte, pide que se le dé orden para recoger TODOS los procesos de aquel Reyno, conforme está mandado" (A.C.A., leg. 882). Este escrito, substraído por Francia, también se entregó ilegalmente a Barcelona. Por cierto, el señor Ardanza y sus gudaris podían reclamar también la documentación vasca que, "inocentemente", se quedaron los catalanes después del saqueo francés de Simancas. Allí están temas tan interesantes como los de la guerra de Guipúzcoa en el siglo XVII, o las "andanzas del virrey Anaya veedor del Ejército de Cantabria" con "papeles de la campaña de Echeberrí en el norte de Navarra". ¿No interesará -pregunto a HB o PNV la "acción del Tercio de Irlandeses sobre la ciudad de Vitoria" o las vicisitudes de "Martín de Gorriti, veedor general de estas provincias de Cantabria, con papeles de la Armada del Mar Océano"? Pues lo tienen todo en Barcelona, en el legajo 1.377 del ACA; pero seguro que las autoridades vascas mirarán a otra parte. Atacar a Salamanca queda "progre" y es electoralmente rentable; algo muy distinto a enfrentarse a los aliados del eje PSOE y CiU. Volviendo a lo nuestro. Los catalanes no pueden aportar ninguna orden real que legalice la presencia de esta documentación valenciana en el mal llamado Archivo de la Corona de Aragón. Y qué vergüenza sentí cuando Lerma, en el año 1993, fue a Barcelona para inaugurar el nuevo edificio del Archivo de la Corona de Aragón. De su boquita de piñón no salió una sola frase reivindicando el legado valenciano; y ahora, con los pobres salmantinos, se transforma en fiero león. Esas valentías, señor Lerma, con los catalanes. Aunque ya sabemos que ante el poder catalán se transforma en un querubín hierático e inocentón. Las Provincias 24 de Abril de 1995
Los documentos del Reino de Valencia, retenidos en Barcelona Por Ricardo García Moya
Siempre me había inquietado una duda, ¿a qué se debía la presencia de abundante documentación valenciana en el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona? Eran, muchos de ellos, legajos de los siglos XVI y XVII, escritos la mayoría en castellano y algunos en valenciano, dirigidos al rey y autoridades que residían en Madrid y Valladolid; es decir, nada que ver con Cataluña ¿Por qué estaban allí? Este fondo documental -de incalculable valor- permanece retenido ilegalmente en Cataluña desde 1852; no existiendo base legal alguna para -si las autoridades valencianas lo reclaman- impedir su devolución. Los temas de los legajos son muy variados: conflictos bélicos, disputas entre virreyes y jurados de Valencia, problemas sanitarios, protocolo, etc. La historia de esta apropiación es la siguiente: en 1808, las tropas napoleónicas saquearon el archivo castellano de Simancas, siendo transportada a Francia gran parte de sus fondos; entre ellos, los valencianos. Allí permanecieron hasta 1852, cuando en gesto de buena voluntad Francia permitió su devolución a España; no obstante, sin motivo justificado, los legajos valencianos -que jamás habían estado en Barcelona-, se quedaron en la ciudad condal. Puede que la causa estuviera en el deseo de Antonio de Bofarull -funcionario en elArchivo de la Corona de Aragón en 1852-de llevar a cabo el proyecto ideado por Xavier de Garma en el siglo XVIII, que pretendía "reunir" la documentación de Aragón, Valencia y Mallorca en Barcelona, y depositarla en el Archivo de la Corona de Aragón. Hay que aclarar que este rimbombante título es reciente e impropio, pues comenzó a usarse en el siglo XVIII, cuando ya no existía la Corona de Aragón; anteriormente era un archivo del rey, de igual categoría que los de Zaragoza y Valencia. Todo indica que el círculo barcelonés de Xavier de Garma pensó que legitimaría la retención de documentos pertenecientes a otras comunidades con el aparatoso título de Archivo de la Corona de Aragón. El maquiavelismo con que fue tramado el cambio de nombre queda de manifiesto en el sigilo guardado en los preparativos. y el hecho de no consultar a valencianos, aragoneses y mallorquines; ocultando la operación hasta que fue consumada. Ellos sabían que no era correcto, pues ni siquiera el Archivo de Simancas, donde se halla la documentación de la Corona de Castilla, adoptó título similar. Con menor derecho, por tanto, podría utilizarlo el de Barcelona en una confederación -la aragonesadonde los estados eran soberanos, y sólo unidos por la monarquía común. Todo fue una operación de maquillaje y pensando en el futuro; todavíatuvo en 1802, cuando Carlos IV sintió curiosidad y quiso visitarlo, el ruborizado archivero que inventarse la infantil excusa "de haber perdido las llaves"; tal era el caos, suciedad y abandono del recinto. El problema es grave y difícil de aceptar por las autoridades catalanas, pues no sólo tienen que devolver lo saqueado por Francia en 1808. Mucho antes, en 1419, un fuero de Alfonso el Magnánimo ordenaba que se depositaran en Valencia los documentos, o copias, que estaban esparcidos en otras ciudades de la Corona. Hay que aclarar que en los siglos XIII y XIV, la documentación valenciana fue llevada a Zaragoza y Barcelona
para su seguridad, pues el Reino de Valencia fue escenario de constantes luchas con musulmanes y castellanos. Ya en el siglo XV, el rey consideró segura la conservación de documentos en nuestro territorio. La orden del Magnánimo no fue cumplida, quizá por la larga ausencia del rey, inmerso en la conquista de Napóles. Así que en el siglo XVI, nuestros antepasados insistieron en la misma petición, concediéndoles Carlos I en las Cortes de Monzón de 1542 que: "todos los registros y actas que son de la dicha Ciudad y Reyno de Valencia, los cuales están en los archivos de Zaragoza y Barcelona sean restituidos y puestos en el Archivo del palacio Real de la dicha ciudad de Valencia". Poco después, en 1570, a ruegos de
"su fiel y amado archivero de este Reyno de Valencia" , Felipe II dio instrucciones a los archiveros de Aragón y Cataluña, ordenándoles entregar la documentación tocante"al Reyno de Valencia, para que la reciba y traiga al Archivo desde dicho Reyno". Los aragoneses acataron la orden y, el 28 de enero de 1571, Felipe II mandó abonar al "archivero del Reino de Valencia, Francisco Juan Maiques", los gastos ocasionados por trasladar a Valencia los registros, libros y escrituras conservados en Zaragoza. Sin embargo, como era habitual, la orden no fue obedecida por los catalanes. Incluso en el siglo pasado, en 1863. el director del Archivo del Reino de Valencia denunciaba que los catalanes deberían "dar cumplimiento a las tan infructuosas o ineficaces como repetidas órdenes de los monarcas en este asunto" . El silencio fue la respuesta a esta última y legítima demanda. Quizá ahora, las autoridades valencianas sepan reclamar el legado de nuestros antepasados, que continúa secuestrado en Barcelona. Las Provincias 9 de diciembre de 1991
Eulalia Duran: valencianos a la carta
Por Ricardo García Moya
Miembro del IEC y catedrática de la Universidad de Barcelona, Eulalia Duran es prototipo de filóloga depredadora catalana, de las que extienden la zarpa más allá del Cenia. Durante décadas ha impartido clases y escrito libros para transformar en realidad el sueño de los fascistas barceloneses de los años 20: la ‘Gran Cataluña’ o “países catalanes”. Su firma aparece en Historia dels Paísos Catalans, Les Germanies als Paísos Catalans, etc.; obras que infectan bibliotecas y centros de enseñanza valencianos para que los estudiantes se transformen en votantes de Pla, Carod o la tía de las cuatro barras. La estrategia de Eulalia es sencilla: roba lo que no tiene Cataluña y, por ejemplo, en “Renaixement a la carta” (Duran, E.: Dep. Fil. Catalana. Univ, Barcelona, 1996), extiende “l´area catalana” hasta Orihuela. Su codicia merecería la pluma de un saineter que la parodiara. Per lo matí, ulls en taranyines, Eulalia rechupla el got de cafenet en llet i, aponanse en la caira, escomença a escriurer sobre el Renaiximent en Catalunya. La dona patix, no troba renaixentistes catalans y –deixant a un costat epistemologies dels Hauser o Segdwick, cavila: “No trobe lo que vullc. A vore ¿quín humaniste y pedagoc catalá tinc del 1500? ¿Ningú? Pues huí me rota furtar a Lluis Vives. ¿Hi há algún polític valenciá que no estiga fet un cagó y s´atrevixca a dirme chut? ¿No, ni u? Pues a peixcar valencians y guanyar dinés”. Así de fácil resulta robar a Luis Vives, humanista que no pisó Cataluña ni escribió una frase en catalán. Eulalia se jubila en septiembre, recibiendo estos días el homenaje de los filólogos expansionistas catalanes (¿acudirá Carod?), por su labor pedagógica; especialmente por obligar a los estudiantes a que memoricen animaladas como que Lluis Vives perteneció a “aquest conjunt d’intel·lectuals catalans del segle XVI” Al insumiso, respetuosamente, se le ofrece la opción transversal: ¡Al puto carrer, chiquet, a vendrer mocaors, misteres y condons en els semáfors! Para reforzar el artificio de un Vives catalán en el “Renaixement a la carta”, la filóloga incluye textos donde el humanista escribe como si fuera un Eliseu Climent o un académico de Ascensión cualquiera: “Aquesta mena de noia, amb l’esperit...”. El srcinal de Vives está en latín, claro, y son consejos que escribió en Inglaterra en 1524, cuando era preceptor de María Tudor. En el libro de Eulalia aparecen en catalán, por lo que el aborregado estudiante asimilará que el Reino de Valencia era una colonia o país de Cataluña en el 1500, y que Vives aceptaba su condición de catalán, ¿Y el PP de Camps que nos gobierna (por ahora), cómo reacciona? Adquiriendo el femer de doña Eulalia para las universidades valencianas. El título “Renaixement a la carta” refleja la estrategia de Eulalia, Para ella, el Reino es un restaurante repleto de manjares exquisitos que puede escoger a la carta y, además, gratis: aquí ensarta al historiador Beuter, devora al humanista Vives, tritura la novela epistolar de Sirlot, engulle poemas de Gaspar Guerau, mordisquea las composiciones de Joan Fernández d´Heredia, deglute la didáctica de Pere Joan Nunyes, degusta teorías librescas de Argilagues, mastica a Timoneda, etc. Es sabido que los catalanes, carentes de Siglo de Oro, roban los clásicos valencianos y sus arcaísmos; pero también el Renacimiento fue valenciano, motivo por el que Eulalia se adueña del mismo. Así, para explicar el complejo mundo de la imprenta en el 1500 se lanza sobre Francesch Argilagues, médico valenciano que, tras estudiar en Pisa y Siena, se convirtió en editor de obras médicas en el norte de Italia. Mientras los catalanes capaban cerdos con los
dientes, los valencianos editaban en Venecia textos científicos; Argilagues lo hacía con el Articella (1487) y el Conciliator (1483); Joan Esteve con el Líber elegantiarum (1489) y, quizá el mismo Argilagues, habilitó la edición de Opera Arnaldi (1505) del valenciano Arnau de Vilanova. Al abrir el Articella (Venecia, 1487), aparece el Prólogo donde Argilagues saluda al lector italiano y declara que es valenciano, no castellano o catalán; detalle que con puntería ventosea Eulalia. Superada esta nimiedad, la filóloga incluye en su libro el prólogo de Argilagues, pero en catalán; incluso usando corrupciones catalanas del siglo XIX. La trampa está lista. En la Universidad de Alicante hay montones de “Renaixement a la carta” de Eulalia, mamotreto que hay que aprender. El incauto estudiante hijo de manchegos o andaluces (lo más usual por aquí), leerá que Argilagues escribía “no pas a la meva” (p. 101), o “i que, de bell antuvi” (p, 100); es decir, asimilará un idioma que no es el valenciano y que lo está asesinando, pues cada vocablo, estructura sintáctica o morfología catalana desplaza a su sinónima valenciana. El exterminio idiomático cuenta con total apoyo de los cobardes políticos valencianos, silentes como ratas ante agresiones tan humillantes como el “seva” de las tarjetas electorales del P.P. La valentía de estos políticos la ejercen contra los débiles, derrochando dinero en publicidad en los diarios Levante, El País, Información, etc., medios que escupen al PP y favorecen la catalanización que nos destruye. El único diario que hay que aplastar, según Camps, es el Diario de Valencia; que diariamente hace examinar para comprobar que se cumple su orden de no insertar publicidad de la Generalidad. Hay una diferencia entre el catalanismo de Carod y el de Francisco Camps: que éste lo practica con engaño y nuestros impuestos. Eulalia crea la ficción de un Argilagues que utilizaba voces catalanas como “antuvi”, inexistente en el 1500. Aquí topamos con la ley del embudo del IEC y su mascota la AVL. Para Ascensión y Camps los castellanismos valencianos son horripilantes y deben eliminarse; pero los escogidos por Verdaguer, Ruyda, Vayreda y los comandos fascistas de Pompeu Fabra hay que sacralizarlos. Así, del antuvio y antuviarse de los Nebrija, Cervantes o Lope de Vega nació el castellanismo “antuvi” en la Barcelona del 1830. La voz hubiera sido condenada, pero su empleo por momias como Verdaguer fue mérito para elevarla a voz culta, usándose la locución “de bell antuvi” por la peste catalanera actual, de igual modo que los asquerosos barbarísmos “a més a més” o “tot plegat” que impone el Canal 9 del PP a los niños valencianos. La dulce Eulalia incrusta “de bell antuvi” en la prosa renacentista de Argilagues, de igual modo que “natura del fetus” (p. 102). En idioma valenciano moderno no en el del fascismo expansionista tendríamos “naturalea del feto”, pues “natura” es un latinismo arcaico, y el “fetus” es una pedantería nacida entre falsificadores, taxidermistas del Negre de Banyolas y profascistas catalanes del 1900. El engaño a los valencianos sigue. Las Universidades piden más millones para catalanizarnos y formar futuros votantes de Pla, Carod o la tía de les traga quatrevalencianos barres ¿Y aqué hace Camps? Administra el restaurante donde doña Eulalia, gratis, la carta. Diario de Valencia 21 de marzo de 2004
El huevo de Colón (de Basilea) Por Ricardo García Moya
Hay que reconocerlo. El visceral Camps está empeñado en fomentar la próxima derrota de su partido en el Reino de Valencia. Desde la Generalidad sigue quemando millones en los medios que le escupen y las instituciones que fomentan el independentismo de España e integración en Cataluña, Cuando en las próximas elecciones le den la coz en los glúteos el PSOE o la ERC, los nuevos gobernantes no tendrán que mover del sillón a los elegidos por el PP para catalanizarnos; sean los de la academia Ascensión o la miríada de normalitzadors del catalá de la Generalidad; aunque a Camps se la trae flácida, pues el sueldazo de `presi´lo gozará hasta que la palme ¡Y qué espectáculo en la enseñanza! Al entrar en les universitats catalanes (así se califican) de Elche, Alicante, Castellón o Valencia, tengo la sensación de penetrar en una granja del PP de Camps, donde se ponen huevos catalaneros. Así, en las estanterías de la Universitat d'Alacant ha puesto un huevo sobre 'Les regles d'esquivar vocables' el castellonense Germá Colón, miembro del IEC y erudito transgénico. En 'Les regles d´esquivar vocables. Autoría i entorn lingüístic' (Colon, G.: IEC, Barcelona, 2001), el susodicho reconoce que: "Todos han dicho su opinión sobre el autor de las Reglas, y todos se han equivocado" (p. 11). Y aquí, por una vez, acierta; pues Corominas, Badía i Margarit, Martí de Riquer y el mismo Colón se descalificaron a zurriagazos documentales hasta demostrar, involuntariamente, que las reglas no fueron escritas ni por el valenciano Bernat Fenollar ni los catalanes Pau y Carbonell. ¿Consecuencia? El enigmático autor de las Reglas fue un mentiroso que intentó atribuirlas a Pau, Carbonell y Fenollar ¿Qué necesidad tenía de ocultarse en 1492, si las reglas no contenían crítica religiosa ni política? Este hecho debiera suscitar recelo entre los palmeros del Instituí d'Estudis Catalans, pero no es así. ¿Por qué motivo? Lo dijimos en el Diario de Valencia y lo repetimos en el libro `Historias del idioma valenciano': por ser el filólogo nacionalista Jaume Massó, paleógrafo experto y fundador del citado IEC, quien elaboró la falsificación entre 1920 y 1932. En su ensayo, Colón revisa cada palabra de las Reglas; pero sólo para encontrar fallos al estudio de Badía i Margarit (Regles, 2001), p.e.: el topónimo Gerau está documentado en el XV y Badía lo negaba. Esta actitud de Colón es comprensible, Durante años ha sido un Chiquillo de la Calzada para los filólogos que despreciaban su opinión: "En tot cas no val res la cita de Germá Colon" (Corominas: DECLLC, t.V p. 551); su espíritu crítico: "On demostro, a desgrat de les valuoses dades aportades pel nostre compatriota i savi col·lega Germá Colon, sempre més erudit que dotat d´esperit crític" (t. VII, p. 141), o su fantasía: "deixant de banda les rampoines que s'entreté a recollir Colon en el seu article, totes tan fantástiques com aquell que ho feia venir de... ens abstindrem de perdre-hi temps". (VIII, p. 630). Como respuesta, Colón arremetía contra Corominas, llamándole "intemperante que debería amarrar su capacidad de invención, con harta frecuencia desprovista de asidero documental" (Rev. Filología. CSIC, Dic. 94, p. 294). Estos inquietantes lingüistas, boinas verdes del expansionismo catalán, son los padres putativos de la academia de Ascensión. Respecto a las falsas reglas, Colón repite los tópicos babosos, p.e.: "Les Regles, aquest notable monument lingüístic" (p. 10) Entre tanto incienso y tachín tachán, el de Basilea oculta el hecho repugnante de que son una falsificación del siglo XX, ideada para
hacernos creer que, en 1492, el valenciano Fenollar habría participado en las mismas como usuario de un dialecto catalán. Pero detrás del embrollo no estaban Fenollar, Pau o Carbonell; sino la mano del escritor fascista Jaume Massó que, desde Barcelona y en 1932, encorsetaba las catalaneras Normas de Castellón. Los detalles acusan la falsedad. El códice Carbonell de la catedral de Gerona había sido revisado, analizado y catalogado en 1807 por el investigador setabense Jaume Villanueva (tan detallista que escudriñaba hasta las cagadas de mosca sobre las letras), y las 'Regles' no estaban aún escritas. En 1864, el erudito catalanista Manuel de Bofarull también estudió con microscopio el citado códice y no dice ni mu de "la valuosíssima primera gramática catalana"; es decir, en el siglo XIX no estaban escritos todavía los dos folios y medio que ocupan las tiñosas reglas. El códice Carbonell contiene una miscelánea de documentos entre los que quedaban y quedan folios en blanco. Era habitual, como en la Crónica de Pedro III, donde el texto de 1300 dejaba espacios en blanco que, siglo y medio después, fueron rellenados con dibujos a pluma de unos jinetes atizándose mamporros (Bib. Cataluña, Ms. 486) ¿En qué se inspiró Jaume Massó para idear las reglas? Hacia 1900 era popular entre los paleógrafos (como Massó), el palimpsesto 17 de Viena, más conocido como el Appendix Probi. El pergamino ofrecía una serie de reglas con dos voces latinas, la culta y la vulgar. Podía censurar síncopa, "speculum non speclum", "articulus non articlus"; alteración de hiato, "vínea non vinia"; o cualquier cambio morfológico: "formica non furmica, avus non aus, cloaca non cluaca, olim non oli, ansa non asa, roses non resis, turma non torma, terrae-motus non terrimotium", etc. Estas reglas de esquivar vocablos corruptos eran conocidas por los estudios de Endlicher (Analecta Gramática, Viena, 1837), Foerster (1892), etc. El srcinal se fecha hacia el 250 d.C., y el conservado en Viena , es una copia del siglo VIII en palimpsesto, es decir, sobre un pergamino escrito que tras rasparse, volvió a utilizarse. El poco espacio que ocupan las 227 reglas o vocablos latinos confrontados del Appendix Probi contrasta con el inmenso valor lingüístico de las mismas. Justet lo contrari de les pudentes Regles de Massó, que tenen mes valor pera mosatros les dos fulles de paper que el text. Lamentablemente, antes de 1932 la lengua catalana no poseía obras similares al Appendix Probi, ni tampoco al Líber Elegantiarum en idioma valenciano, o la Gramática de Nebrija, o las Glossas de Reichenau...; pero el genial Massó ideó la solución: con similar estructura que el Appendix crearía una lista de vocablos cultos y vulgares. Massó estaba capacitado tras 30 años de investigar la gramática y léxico de manuscritos provenzales, catalanes y valencianos del siglo XV debiendo almacenar un glosario de miles de vocablos medievales, Casi lo logra el cabrito, casi, pero había piezas sin encajar, como el recomendado 'baxar' o 'baixar´ de la regla 295 que, curiosamente, lo rechazaban en sus escritos los supuestos autores Carbonell y Fenollar (l'atre artiste, Jeroni Pau, pareix que en sa vida escrigué una paraula en catalá). Por cierto, en el ensayo o huevo de Colón no hay referencia a la regla "juhiverd per dir juliverd", los filólogos del podrá 1900, engañar no del renacentista 1492. Y titubeantes otro detallegrafías feo dedeColonet, pues catalanes en Basilea a los de la Universidad, pero es ofensivo para nosotros que catalanice a Bernat Fenollar en `Fonollar´ (p. 85) Comprendo que Corominas recomendara no hacer ni puñetero caso al Colón de Basilea. Diario de Valencia 28 de marzo de 2004
El canto del perejil (y II) Por Ricardo García Moya
El tratado “Regles de esquivar vocables” es una falsificación realizada hacia 1920. Pretendía justificar, al remontarlo a 1492, el proyecto de nacionalismo expansionista catalán basado en la unidad de la lengua. El texto, traducido, comienza así:“Palabras que debe evitar quien quiera hablar bien la lengua catalana, a juicio del reverendo mosén Fenollar y Jerónimo Pau y otros expertos catalanes y valencianos” (Arch. Cat.Gerona, Cod.69 ) Todo perfecto. En 1492 se habrían puesto de acuerdo en unificar la lengua catalana Fenollar y otros literatos valencianos y catalanes. El absurdo de esta historieta que anticipaba en medio milenio el Institut d’Estudis Catalans es manifiesto. El perspicaz Martí de Riquer, analizando la frase, advirtió que“Bernat Fenollar no hauria escrit mai la llengua catalana, sinó la llengua valenciana” (Riquer,1964). El códice de Carbonell fue conocido y consultado en el pasado por investigadores, historiadores y filólogos que, inexplicablemente, no dedicaron ni una línea al sensacional documento filológico. El padre Jaime Villanueva, en 1807, visitó la catedral de Gerona y estudió el contenido del códice, publicando sus impresiones y describiendo el contenido: odas, epitafios, himnos, epigramas, correspondencia con Jerónimo Pau, etc; pero no dedicó una palabra a las singulares reglas (Villanueva: Viaje. literario, Madrid, 1850). El códice vuelve a ser descrito minuciosamente en otro documento conservado en la Academia de la Historia (Sig. 9/ 4560); pero las reglas supuestamente escritas en los folios 200 al 202 permanecen invisibles y no son observadas. En plena efervescencia del catalanismo idiomático, el nacionalista Manuel de Bofarull vuelve a revisar con lupa el códice Carbonell y describe su contenido (Bofarull: Colección de doc. Barcelona 1864); pero ignora, silencia las reglas sobre barbarismos que hubieran hecho estallar de orgullo patrio a toda el batallón de paleógrafos comandado por Milá i Fontanals: En 1864, evidentemente, las reglas no estaban escritas todavía. El falsificador sólo utilizó dos folios y medio de los seis del siglo XV que permanecían en blanco entre la miscelánea de escritos de Carbonell. El erudito Badía i Margarit se desconcertaba ante “la incógnita de tres folis i mig en blanc, que per una raó o altra Carbonell havia deixat al manuscrit” (Badía. A.:Les regles, Barcelona 1999 p.430). El papel, por tanto, lo tenía el falsificador al alcance y en el lugar perfecto. La tinta era sencilla de elaborar para cualquier paleógrafo, figurando la fórmula en textos como el de Pou (a. 1575), de moda entre los lexicógrafos catalanes del 1900. Los que defienden la chapuza dicen que Carbonell invirtió 15 años en redactar las cinco caras. Mucho tiempo, por lo que hasta incondicionales como Badía Margarit se preguntan sobre “la brusquedat amb que el text és interromput” (ib.) Esta claro que el falsificador que escribió sobre los folios en blanco hacia 1920 tenía miedo a ser descubierto, interrumpiendo no una, sino dos veces una falsificación que, por nerviosismo, dejó cabos sueltos. La finalidad del fraude no era sustituir una voz por otra, sino probar la supeditación valenciana al catalán y el deseo de unidad lingüística en el siglo XV El falsificador, en otro desliz, rehuye utilizar la denominación Reino de Valencia usada por el auténtico cronista Carbonell, introduciendo el cómico “Payssos de Catalunya” ¿Países de Cataluña en 1492? El archivero Carbonell redactaba en aquellos años
“Croniques de Espanya”, obra sobre territorios peninsulares donde jamás utiliza el concepto geopolítico de “països catalans”, inexistente en 1492. Excepcionalmente habla de “nostra nació aragonesa, valenciana e catalana” (Cróniques,170). Reciente la victoria del Reino sobre el Condado en la guerra acabada en 1472, Carbonell recuerda el protocolo real donde los representantes del condado de Cataluña ocupaban puestos inferiores a los del Reino de Valencia. Según los crédulos, las reglas habrían sido elaboradas por Carbonell y su primo Jeroni Pau entre 1475 y 1492. Fue una ambiciosa “operació política y gráfica” (Badía,166), pero, incomprensiblemente, entre la abundante correspondencia entre el archivero y el humanista, coetánea del manuscrito, jamás aluden a las reglas, ni se plantean dudas sobre si tal sustantivo o adjetivo debiera figurar en ellas. ¿Por qué guardaron silencio sobre el ambicioso proyecto? Porque ellos no escribieron las reglas. El falsificador fue un paleógrafo erudito del 1900, conocedor de la vida del famoso archivero Carbonell y la de Jeroni Pau, aunque cometió torpezas como atribuir a Fenollar parte de las reglas, pensando que el valenciano escribió la famosa “Sentencia”, que sólo fue un irónico recurso literario de Gasull en la “Brama dels llauradors”. Este error, iniciado por Almudéver, no podía cometerlo un coetáneo de Fenollar. ¿Cuándo deja de ser invisible la tinta de las reglas? ¿No lo adivinan? En 1932, año en que el IEC impone las normas de Castellón. ¿Y saben quién descubrió las reglas en el releído códice? Jaume Massó i Torrens, un paleógrafo nacionalista fundador del IEC. Con dinero y una mente genial se dedicó a la lucha por el catalán y Cataluña. A los 18 años fundó L‘Avenç, impulsando la publicación de más de 500 títulos con finalidad nacionalista y defensora del catalán. Perteneciente a la Unió Catalanista, fue miembro de la comisión que organizó el Primer Congreso Internacional de la Lengua Catalana en 1906. Publicó estudios sobre Crónicas catalanas (1906) y Bibliografía dels antics poetes catalans (1914) Repertori de l’antiga literatura catalana, etc. Massó estudió y publicó en L‘Avenç el debate poético entre Ausias March y Joan Moreno (Ms.a. 1458), pugna literaria entre valencianos que hubiera sido perfecta con la participación de un catalán; aunque mejor sería la existencia de unas reglas sobre la lengua catalana, aceptada por los clásicos valencianos, donde se reconociera la existencia de los “países catalanes” en el XV. Massó tenía medios y conocimientos para llevar a cabo una empresa de estas características: editor de publicaciones literarias nacionalistas, erudito, paleógrafo, nacionalista exaltado, amigo y mecenas de filólogos, pintores y dibujantes que trabajaban en sus ediciones y que eran capaces de imitar un dibujo de Durero o la caligrafía irlandesa del libro de Kells. Conclusión: los dos folios y medio llamados “Regles de esquivar vocables” no pertenecen a la lexicografía medieval; sino a la música coral del 1900. En ellas canta hasta elperejil. Diario de Valencia 5 de Febrero de 2001
La normalització de correaje, camisa azul y pistolón Por Ricardo García Moya
Los inmersores, de ser agradecidos, debieran peregrinar cada 18 de Julio al Valle de los Caídos. ¿Motivo? Porque el expansionismo normalitzador fue consorte del franquismo hasta 1960. Más tarde, oteando la decrepitud del Régimen, guardaron en naftalina la camisa azul, el correaje y, más de uno, el pistolón. En 1940 se cantaba mucho el Cara al Sol y se leía poco, pero el Régimen editaba cosas como la revista de Educación en la que aparecía el retrato de Franco y loas a “la fecha gloriosa del 18 de Julio”. Entre las firmas colaboradoras de probada fidelidad (muy probada) figuraban camisas caquis y azules, como el general Moscardó, defensor del Alcázar, y doña Pilar Primo de Rivera, jefa de Falange Femenina; y azules de sangre, como el conde de Casa Dávalos don Martí de Riquer, biznieto del marqués de Benavente y miembro del Institut d´Estudis Catalans. Mientras el máuser humeaba en cacerías de maquís, la citada revista ensalzaba “la Höhere Schule y otros centros pedagógicos como las escuelas Adolfo Hitler y la Hauptschule” (R.N. Educ. 1944, p. 65) y anunciaba textos de la Editorial Moll para aprender alemán e italiano, idiomas del Eje. Cerebro de esta empresa era Francés B. Moll, un miembro del Institut d´Estudis Catalans que publicaba en catalán lo que le placía -como Les Illes d´Or- en 1941. La Falange admiraba el catalanismo del l´Avenç, entusiasta del superhome de Nietzsche y de la bona guerra que justifica tota causa. La raza (?) catalana encajaba en el proyecto de una España Imperial y políglota como la del siglo XVI. A Franco le gustaba la lengua árabe de su guardia mora, y existía la posibilidad de que Alemania cediera territorios de habla portuguesa y protectorados africanos tras la victoria final. Con estos delirios, el falangista Dionisio Ridruejo -jefe de la propaganda franquista en la ocupación militar de Barcelona- comenzó a organizar “amb l´ajuda d´alguns artistes i intel·lectuals catalans, una cultura de signe feixista vehiculada en catalá” (Espadaler, A.: História. Barcelona. 1993, p.261). El proyecto de la “unitat de la llengua” iba en el lote. Con el heroico pero inocentón general Moscardó como capitán general de Cataluña, bullía la actividad catalanista: Josep Romeu fundaba en 1946 la Societat Catalana d´Estudis Histórics; Miquel Dolç publicaba “El somni encetat” (1943) y “Elegies de guerra”, Guillem Colom daba a conocer sus “Cançons de la terra”; pero a estos colaboradores del Institut d´Estudis Catalans les obsesionaba una idea: extender el normalitzat al Reino de Valencia. Los valencianos -que desde la Edad Media habían sido soberanos de su idioma- no se enteraron del regate filológico de camisa azul y correaje. El nosatros y mosatros de Fullana sería suplantado por el nosaltrismo barcelonés. La infiltración del catalán comenzó oficialmente en enero de 1951 con el primer número de la llamada Revista Valenciana de Filología. Editada por la Diputación franquista, fue el Caballo de Troya que llevaba en su panza y en sus páginas el Institut d´Estudis Catalans en pleno, incluidos alevines y simpatizantes: el conde Martí de Riquer, Badía Margarit, Bassol, Aramón i Serra, Turell, Romeu, Brull, Joan Amades, Pere Bohigas, Casacuberta, Günter Haensch, Gulsoy, Puértolas, Montoliu, Dolç...
Prototipo de esta revista es la de abril de 1954, días áureos de la Dictadura de garrote y tentetieso. Contenía un trabajo del falangista Joan Fuster y otro de Joan Amades; al primero ya le conocen, pero ¿qué autoridad filológica era el tal Amades, para que colaborara en la Revista Valenciana de Filología? Este señor era un autodidacta catalán que -con las bayonetas todavía en los máuseres- fue nombrado en 1940 conservador del Museu d´Industries i Arts de Monjuic y responsable de grabados del Arxiu Históric de Barcelona. En 1947 le encargaron el estudio del folclore catalán, y el peligroso autodidacta comenzó a saquear todo lo que pillaba en el Reino de Valencia ¡hasta las Fallas! incluyéndolo en el Costumari catalá; cinco ciclópeos tomos en catalán editados en el franquista año de 1950. Amades escribe en la citada revista sobre la tradición “catalana de Sant Vicenç Ferrer, de pares catalans” (RVF, abril 1954, p.187) con el normalitzat barcelonés que ahora enseñan a los niños valencianos como un triunfo de la cultura democrática: xardosa, amb, nadó, néixer, avui, seva, missatge, mestratge, mentre, trucar, sortida, a més a més, etc. El movimiento feixista catalán ideado por Ridruejo introdujo en esta revista las ofensivas denominaciones que hoy utiliza la izquierda: Principat i país, nostra llengua, Levante (éste último le gustaba mucho al franquista barcelonés Carlos Sentís). Cabeza de puente del Institut d´Estudis Catalans era el joven falangista Joan Fuster, amigo de lucir celestes camisas y bélicos correajes. Disciplinado y servicial, acataba militarmente las consignas ortográficas y políticas emitidas desde Barcelona. Agradecido, el Institut d´Estudis Catalans mimaba a Fuster lanzándole requiebros. Así, el turco-catalán Gulsoy (descarado manipulador discípulo de Corominas) dedica “a l´amic Joan Fuster” ensayos vergonzosos (RVF, T.VII). El toque germánico del eje turco-teutón lo daba Günter Haensch, director del DolmetscherInstitut de Munich, dogmatizando en catalán en la revista editada por el Régimen. Conclusión: la normalització catalanera se infiltró en el Reino con trompetas y tambores falangistas tras el Año Triunfal de 1939. Por ello, más que celebrar en 26 de abril, los inmersores debieran desfilar cantando el Cara al Sol por la explanada del Valle de los Caídos cada 18 de Julio; eso sí, uniformados como los primeros filólogos normalitzadors: camisola azul, correaje de cuero y pistolón de verdad. Las Provincias 6 de abril de 1997
No lo condenaron a rezar el credo
Por Ricardo García Moya
Hace unos días, el cónsul general de Francia recordaba al gobierno de Pujol que el escultor Aristides Maillol era francés, al haber nacido en Banyuls-sur-mer (Francia). El lío procedía de la anciana musa Dina Vierny que --agasajada por las fuerzas del eje barcelonés-- reivindicaba la catalanidad del artista el mismo dia (7-3-95) en que se inauguraba el museo Maillol en Paris. Con la lección aprendida, Dina repetía la historieta victimista de siempre: "Sé muy bien que en España, Franco había prohibido que se hablara catalán". Tópico argumento que contradicen los hechos. En 1950 --cuando el piojo verde, las camisas azules y el pan negro constituía el cromatismo de una sociedad dolida y pasmada-- en la Cataluña burguesa y en la politizada abadía de Montserrat resurgía el anhelo expansionista enfocado hacia el Reino de Valencia. Las arremetidas catalanistas de 1934, como las protagonizadas en Alicante por Enric Valor (presume de "leer catalán desde los cuatro años, porque su padre estudió en Barcelona"), al no obtener contestación, animaron a iniciar el abordaje definitivo; el Reino de Valencia engordaría a Cataluña. En 1950 --bajo el franquismo de gomina, palio y Roberto Alcázar-- se permitió hablar en catalán en Cataluña y, aunque Vierny lo niegue, la publicación de libros nacionalistas en catalán donde se apropiaron de todo lo valenciano. Prototipo de estos desmanes cometidos bajo el franquismo fue el "Costumari català", de Joan Amadés, publicado en Barcelona en el año 1950. El autor, conservador del Museo Municipal d'Indústries i Arts Populars de Barcelona, deseoso de rellenar los cinco volúmenes de que consta la obra -al encontrar escasa la cosecha en tierra propia-- cogió el zurrón y comenzó a llenarlo más allá del Cenia. Así, al llegar al 19 de marzo escribe en su "Costumari català" que la fiesta más característica del "dia d'avui són les falles de València". A continuación describe minuciosamente esta "fiesta catalana" donde la "mainada treia una capta de andromides i estrils, com fa la quitxada". Ni que decir tiene que la festividad valenciana de San José, al no tener Cataluña ninguna otra que la iguale, ocupa casi veinte páginas. El "Costumari català" reproduce imágenes de monumentos falleros desde el siglo pasado y --en su afán pedagógico "normalitzador"-- los falleros o fallers son llamados "fallaires". El "Costumari català" también recuerda que en 1912 salió en Valencia la revista "Pensat y Fet" con el sólo deseo de informar sobre las fallas. Ahora, con las bendiciones de las disparatadas autoridades del felipismo, vuelve a salir "Pensat i Fet", aunque con ‘I’ latina, escrito en barcelonés y con la finalidad de catalanizar la fiesta y al pueblo valenciano. El "Costumari català" editado insisto, cuando "Franco no permitía hablar en catalán", según repiten robotizados historiadores, no fue excepción. Editoriales como Salvat, Barcino, Alpha y Abadía de Montserrat publicaban en catalán a Josep Mª Sagarra, Turmeda, Metge, Rahola (no Pilar, por supuesto), Llovet, Lladonosa, Roig i Raventós, Maluquer y un largo etcétera.
Entre 1950 y 1960 salieron todo tipo de publicaciones en catalán, desde traducciones de Shakespeare, a cargo de Sagarra, hasta la Dansa de Catalunya, de Capmany. En consecuencia, ¿dónde estaba la represión brutal contra el idioma catalán?. Franco no censuraba las fechorías culturales catalanas. En 1956, Maluquer publica en Barcelona un trabajo "sobre la avifauna dels països catalans" y no fue condenado al garrote, ni siquiera a rezar un Credo como penitencia por incluir a nuestro Reino de Valencia en una organización política y cultural que jamás existió. La política del nacionalsocialismo, tan cercana, les había abierto los ojos. Con la añagaza del idioma podían conquistar todo. Aunque previamente tenían que introducir el barcelonés o "normalitzado"; servidumbre que están llevando a cabo los eficaces manchegos Pedraza y Romero. Pero no sólo son las fallas de Valencia lo que el acaparador Joan Amadés incluye en su "Costumari català". Al llegar a la fiesta del 5 de abril, arremete con la figura del más grande predicador medieval, Sant Vicent Ferrer. Como un hambriento Carpanta cultural deja caer que "era fill de barcelonins" y que la leyenda habla de él como "si hubiera nacido en Barcelona". Puesto a decir disparates, cuenta que "la seva mare" era bruja y, con la red lanzada, se apropia del popular milagro del albañil que cayó de la obra. El portento, con el obrero suspendido en el aire, sucedió en Valencia; pero el "Costumari català" lo ubica en la calle Montcada, cuando el santo se dirigía al Born. Hasta alteran el nombre del predicador, al llamarle "Vicens". Así que ya lo saben. Con el franquismo, la derecha catalana incrementó las actividades expansionistas que, por desgracia, hoy estamos sufriendo todos los valencianos bajo el PSOE y EU. Mañana, 11 de marzo, tendremos en Alicante la gran manifestación contra Murcia --cuando los pobres no han movido un dedo contra Alicante ni contra la Comunidad--. Es la gran infamia, con decirles que en los institutos de BUP están colocando carteles para la manifestación con el lema "Salvem Alacant: Independencia" junto a la imagen de la Gran Cataluña en la que incluyen al indefenso Reino de Valencia. ¿Y qué hace para defendernos el hierático y bien pagado president? Mirar a otro lado y silbar sonidos de Matilde Salvador, la catalanera que firma todos los panfletos del eje. ¡Qué vergüenza! Las Provincias 17 de Marzo de 1995
Más historias de la “normalització”
Por Ricardo García Moya
Los textos que este curso intoxicarán a los valencianos con el beneplácito institucional, insisten en la “científica normativització” de la lengua, dando a entender que fue gestada por desapasionados filólogos que desayunaban sintagmas, cenaban complementos circunstanciales y soñaban con la libertad sin ira. Los libros de COU, por ejemplo, tras ridiculizar a la lengua valenciana asocian la catalanización con la lucha contra el fascismo y la intolerancia, destacando la labor de los filólogos del “grup de “L´Avenç””; pero rehuyen informar sobre los colmillos ideológicos de estos querubines sardaneros. Completemos lo censurado. Hacia 1890 era palpable el desastre colonial. En el Principado sin príncipe, los filólogos del “L´Avenç” se avergonzaban de la debilidad de España y --tras beber en Nietzsche y aturdirse con el Parsifal de Wagner-- proclamaron que los catalanes eran arios, sin conexión con la “raça fanática, enderrerira” de semitas españoles (“L´Avenç”, abril 1893). En el círculo ario de “L´Avenç” se encontraban Pompeyo Fabra --que publicaba su Gramática en 1891--, y su compañero Casas, que exponía en “L´Avenç” sus “Estudis d´etnogenia catalana” con argumentos sobre la germanidad de Cataluña y las lenguas “arianas”. En julio del mismo año descubrían “científicamente” que los catalanes eran hermanitos gemelos de los alemanes de Francfort: “El ciutadá francfortés és el catalá d´Alemania” (p. 194). En “L´Avenç” adoraban la naciente ideología que prometía una época áurea para las razas superiores. En la revista, los compañeros de Fabra alternaban prosodia catalana con soflamas de Nietzsche sobre el “nuevo amanecer guerrero de hombres fuertes de cuerpo sano, aristócratas de la Naturaleza, héroes europeos del mañana” (“L´Avenç”, 1893, p.197). El mañana de bombachos, bombos y bombas llegó en 1939 con los rubios chicos del III Reich. Los filólogos de “L´Avenç” pregonaron su parentesco con los guerreros carlovingios, cuyo juramento se realizaba en “catalá de l´altra part del Pirineu” (¡je, je!), y lanzaron mensajes sobre el superhombre de Nietzsche en primera página: “Us ensenyo el Superhome. Es la bona guerra que justifica tota causa”. Con el científico lema de la “la lletra am (sic) sang”, el grupo de carlovingios de “L´Avenç” utilizó idénticos argumentos para defender la supremacía de la raza pura y el catalán. Con titubeante morfosintaxis y léxico porsuejemplo, entre y amb; escriben fatxada,ortografía, nosaltros, desenrotllament, janer...)(dudan, exponen admiración poram la atronadora música aria, especialmente “Die Meistersinger”, de Wagner (L´Avenç”, mayo 1891, p.157) y las palabras con muchas consonantes. Casas, el amigo de Pompeu Fabra, teoriza en “L´Avenç” sobre la “etnogenia” y pureza aria de Cataluña, pariente de la Caledonia que hablaba Plinio en el 79 d.C. Estos filólogos, preocupados por el superhombre catalán y la contaminación semita, son los que “científicamente” normalizaron a su gusto el idioma que ahora se impone con
disciplina germánica para los que quieren sobrevivir en el Reino de Valencia, sean estudiantes de COU o locutores del sistema. Las inquietudes sobre “etnogenia” propiciaron la creación de centros como el Museu d´Historia Natural de Banyoles, con un “negre dissecat” como vedette. Por cierto, en el reciente libro “El Pla de l´Estany” se hace propaganda de Banyoles destacando las avellanas y “els objectes emblemátics no comestibles, com el negre del museu, icona per a samarretes, souvenirs, pins” (p.83). Consideran objeto turístico no comestible al ser humano exhibido como una iguana o un jabalí. Hubo catalanes enemigos de las locuras fascistas camufladas de lucha idiomática. En 1914, cuando disecaban el “Negre de Banyoles” y los lingüistas se excitaban con el superhombre, el irónico Pablo Perellada estrenaba “Il Cavaliere di Narunkestunkesberg”, ópera que ridiculizaba los mitos arios -- “los Maestros Canteros, Sufrido, Tristón y Solfa. El Crepé de los Dioses y demás bellezas del ponderado Wagner”-- y la parafernalia teutónica. La crítica de Perellada hacia los lingüistas “carlovingis” barceloneses la reflejó en su sainete “Lo Gay Saber” y el protagonista de “Il Cavaliere di Narunkestunkesberg”, un disparatado empresario catalán de ópera apellidado Maynou. Ha pasado un siglo desde que “L´Avenç” ensalzaba el Orden Nuevo y su Min Moderssprak (L´Avenç”, febrer 1891, p.46). Ahora, en 1996, las revistas “L´Avenç” y “Escola Catalana” --subvencionadas por la Generalidad de Pujol-- inundan bibliotecas de la Comunidad Valenciana con la misma finalidad que tenían los lingüistas “carlovingis”. El proyecto se ha plasmado en la inmersión catalanera en el Reino de Valencia, operación tutelada desde Frankfurt por el alemán Til Stegmann con sus “spracheregelungem” o leyes del lenguaje y su “Decáleg catalá” que son cumplidas escrupulosamente por los inmersores (¿semitas?). Mientras, los que prometieron defender lengua y territorio valenciano, disimulan con la boca abierta mirando los cráteres de la luna de Barcelona; no sea que el superhombre nórdico les propine un capón como a Vidal-Quadras. Las Provincias 11 de Septiembre de 1996
¿Rigurosamente científico? Por Ricardo García Moya
Estaba aburrido en la biblioteca de la Universidad Central de Barcelona. El informe del presbítero Rovira del 12 de abril de 1725 sobre una barcelonesa, "vertida el sexo femíneo (sic) en viril", no me interesaba; el experto advertía que "nadie extrañe esta metamorphosi, ni tenga por ridículo el suceso"; pues, según Santo Thomás, "las mujeres son varones imperfectos, teniendo oculta en su archivo la mentula (sic) y testículos". La retahíla de ejemplos aportada por Rovira sobre archivística insólita me aconsejaron huir a una visita pendiente. Tras bajar por la calle Avignon con precaución, por los manguis emboscados me encontré recorriendo los miles de metros cuadrados del Museu d'Historia de Catalunya, admirando la grandeza de un pueblo el catalán que introdujo:
El papel (por Xàtiva). La imprenta (por Valencia). Tuvo el primer Siglo de Oro literario (con Martorell y Ausias). Los papas más famosos de la historia (los Borja de Gandia). La mejor pintura del siglo XV ("La Verge dels Consellers", de Lluis Dalmau). El más valioso humanista (Luis Vives). El mejor músico (Martín y Soler), etc. Según los folletos, el Museu es una obra "rigurosamente científica" donde han participado historiadores, pedagogos y filólogos", a lo que habría que añadir que con manifiesta hambruna territorial, pues igual mordisquean Crevillente que Marsella en un montaje de intención hipnótica. Para empezar, y esto es novedad, intentan hacer creer que la cultura y geografía de los antiguos iberos no era sino el inicio de la deseada Gran Cataluña o los eufemísticos ‘paísos catalans’. Con el pulso alterado llego a la sala del "Naiximent d'una Nació", donde proclaman que Catalunya es la más antigua, la más noble, la más grande y libre de las naciones europeas. El Barres primer de mensaje paneles -me lo Los temíaes la consabida omiten historieta de es "les Quatre Sang de de los Guifré el Pilós". muy olvidadizos que copia de otra castellana; pero, temerariamente, aseguran que las cuatro barras es "l'ensenya nacional de Valencia". Después de cabecear disimuladamente un retrato de Cap d'Estopa para despertarme de la pesadilla, compruebo que España no existe. Por todas partes abundan referencias a Portugal, Francia, Inglaterra, Italia y hasta el lejano Japón; pero no hay huella de España, ni siquiera su nombre. Perdón, hay un discreto panel sobre el "imperi hispánic"
que, ¡oh casualidad!, está sin iluminación, no hay nada en él, siendo el único deteriorado en la lujosa institución. Recuperado de la impactante novedad histórica, percibo que el ambiente se va caldeando. Con el terror de que por cualquier esquina me pueda salir el Molt Honorable bailando sardanas, me introduzco en la psicodélica sala "L'Onze de Setembre", decorada con colores sanguinolentos y graffitis que simulan ser de los degolladores segadors. Timbales, cañonazos y griterío -el Museu utiliza todos los recursos visuales y acústicosestimulan al visitante con soflamas pacifistas como "A las armas, catalanes". Es evidente que el espíritu conciliador de Pujol impregna los pedagógicos montajes. Cataléptico por los decibelios ambientales de la sala "L'Onze de Setembre", escucho ritmos militares de bombo retumbón, alaridos castrenses, ecos de arcabuces y cornetas vengadoras que acompañan a los coros que entonan "El Cant dels Segadors", transportándonos a escenas de asaltos botiflers en la guerra de Sucesión. Convertido en pasmarote, observo a un grupo de estudiantes de Mataró que, excitados por la carga subliminal del Museo, sólo esperan que les entreguen hoces para segar laringes charnegas. Por los paneles proliferan imágenes sangrientas, asaltos, bayonetas y libros como "Catalunya agonizante", del sollozante romántico Próspero Bofarull. Por cierto, hay otra referencia a España en el diorama dedicado a la Benemérita, con dos figuras tridimensionales de tenebrosos guardias civiles dedicados a fusilar obreros por las calles de Barcelona, en una recreación del óleo de Ramón Casas. Por lo visto, la Guardia Civil no ha tenido otras actividades más interesantes o gloriosas para los ideólogos del museo. Son unos manitas. Otro de los paneles interactivos muestra a la Gran Cataluña con el territorio valenciano incorporado. Unos botoncitos situados sobre Mallorca y Valencia llaman la atención del incauto para que los presione y escuche cómo se habla el catalán en las colonias barcelonesas. Tras tocar el de nuestro Reino, una voz empalagosa que recuerda a cierto locutor de Canal 9 dice que, "els catalans de Valencia utilitzen el catalá com a llengua comuna". El fantoche continúa el engaño con su falso valenciano y los consabidos aquestes, impedeixen, amb, nosaltres y demás productos inmersionistas. Por hoy tengo bastante. He comprado LAS PROVINCIAS en un quiosco de las Ramblas y me dispongo a dedicarme a la vida goliarda. Por cierto, el cientifismo que borra a España de la historia o tilda de criminal a la Guardia Civil es idéntico al que prohibe a los valencianos usar elmosatros, deport, escany, companyer, dumenge, ademés, bellea, chiquet, etc. Todo un engaño. Las Provincias 3 de Mayo de 1996
El Diccionario Crítico Castellano e Hispánico de Corominas es tendencioso y falsea la historia de Valencia y su lengua Por Ricardo García Moya
Todos sabemos que el ser humano, no importa su formación cultural, puede caer en execrables abismos morales, como el filólogo ruso que asesinó a más de cincuenta personas. Evidentemente, es un caso patológico similar al del marqués de Sade, que seducía a sus sirvientas con el venenoso extracto de cantáridas. No obstante, hay otras maldades –las lingüísticas- que son más difíciles de descubrir, al ser camufladasbajo el disfraz de prestigio del autor. El propio Sartre, teórico defensor de las libertades, no tuvo inconveniente en escribir para los alemanes del III Reich una obra de teatro, “Bariona”, que denigraba al pueblo judio y fomentaba el antisemitismo. Además de literarios inmorales, también hay libros asesinos, como el códice impregnado de arsénico que recoge Umberto Ecco en “El nombre de la rosa”, quizás, inspirándose en lo sucedido a Alfonso el Magnánimo de Valencia, cuando“su mayor enemigo le envió un libro de Tito Livio. y disuadiéndole los de palacio y los médicos que le manejase, por la sospecha de que en él venia el veneno” (Mendo, A.: El príncipe perfecto, Madrid 1656, p. 82). Actualmente, a los valencianos nos están destruyendo con libros emponzoñados, aunque el veneno empleado no sea ningún compuesto químico. Un filólogo puede poseer todos los conocimientos de su ciencia y, sin embargo, hacer uso tendencioso de la misma. Veamos el caso de Joan Corominas y su Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico (DCECH), obra de obligada consulta para cualquier profesional de la filología. Nadie puede discutir a Corominas su saber lingüístico; sin embargo, aunque se escandalice la “beatería intelectual”, la finalidad del citado DCECH fue encumbrar el catalán sobre el castellano y, de paso, fagotizar el idioma valenciano. Corominas comenzó en 1927 un diccionario etimológico catalán, pero observó que muchas palabras eran comunes con el castellano y que gran parte del léxico actual se documentaba por primera vez en el Reino de Valencia. En 1939, sin aclarar la causa, se decidió a escribir el diccionario etimológico castellano. ¿Por qué un nacionalista como Corominas –discípulo de Pompeu Fabra, miembro del “Institut de Estudis Catalans” y defensor de los “países catalanes”- se olvidó de su proyecto y decidió “dar prioridad” al idioma enemigo? En 1939, no podía arriesgarse a publicar una obra defensora del imperialismo catalán; el franquismo estaba en su apogeo y no lo hubiera tolerado. Por tanto, aprovechando el material léxico recogido, fue gestando su DCECH en el que introduciría sus anhelos inconfesables. Los cinco tomos de la obra contienen una sutil exaltación del catalán, pero –y ahí está lo censurable- devorando el léxico valenciano de los siglos XIV y XV. La politización del DCECH se evidencia en su obsesión por ofrecer al lector un concepto del territorio valenciano como colonia del “Principado”. Para Corominas, “Valencia es tierra catalana” (T. 5.°, p. 261), y, con el salvoconducto que le ofrece este concepto, se considera autorizado para saquear léxicamente al Reino de Valencia, que él llama “Pais Valenciano”, aunque a continuación escriba enfáticamente “Principado de Cataluña” cuando se refiere a su tierra. ¡Vaya científico imparcial¡ Corominas, en su avaricia léxica, recalca plomizamente el catalanismo de los vocablos valencianos; aunque respeta la independencia entre gallego y portugués y la singularidad del
aragonés, asturiano y leonés. Corominas hurta –metafóricamente hablando- los vocablos de srcen árabe y mozárabe que pasaron a través del valenciano a otros idiomas peninsulares. Así, el vocablo Albufera que deriva “del árabe buharra, diminutivo de mar, es catalán”. Corominas, al estudiar la etimología de las lenguas peninsulares, observó que el valenciano aportaba una gran proporción de voces al catalán y castellano; de ahí su sistemático expolio a los clásicos como Jaume Roig. También ignora la opinión de los gramáticos que respetaban el idioma valenciano, como Covarrubias (Tesoro de la Lengua, año 1611), que reconocía el srcen valenciano de palabras castellanas (p.e., “chuleta” que derivaba del valenciano “chulleta”). Corominas descubrió que una gran proporción del léxico actual –en gráfica y acepciónno era usado en 1238, fecha de la conquista de Valencia, cuando existía un koiné lingüística romance. El léxico valenciano –que eliminó vocablos romances, arcaísmos latinos y provenzalismos- se formó lentamente en paridad con otros peninsulares y, por supuesto, no fue Cataluña el lugar privilegiado para que surgiera una lengua culta – como insiste Corominas-, sino el Reino de Valencia en su Siglo de Oro; anticipándose también a Castilla, pues incluso enel siglo XV, el gramático Nebrija se avergonzaba de la rudeza de su lengua. El filólogo catalán no perdona ni a la típica exclamación ¡che! (considerada todavía valenciana en la última edición del María Moliner). Corominas sabe que no tenemos defensa, pues la Universidad está en manos del taciturno Lapiedra y la Generalidad hace lo que puede para incrementar el catalanismo. Están jugando con nosotros como hacían con los soldados heridos de Felipe IV en el siglo XVII: “algunos bárbaros (catalanes) no querían acabar de matarlos, porque tuviese todavía en qué cebarse el furor de los que llegaban después” (Melo, M.: Guerra de Cataluña, año 1641, p. 274). Las Provincias 18 de mayo de 1992
Se olvidó, señor Corominas, del albalat del Turia Por Ricardo García Moya
El truco es simple. Los del Institut d'Estudis Catalans, para que en Bruselas ignoren al valenciano, recogen nuestro léxico y lo introducen en sus diccionarios; de este modo enriquecen su idioma y liquidan el nuestro. El botín más copioso lo ha obtenido últimamente el doctor Corominas con su Onomasticon Cataloniae, al capturar los nombres valencianos que se le ponían a tiro, sin importarle el srcen griego, latino, mozárabe y árabe de los mismos; o que fueran anteriores a la existencia del principado sin príncipe. Es el caso de los topónimos de Albalat dels Sorells, de la Ribera o dels Tarongers. Armado de agresiva prosa (y criticando al arabista valenciano J. Ribera) da a entender que es inútil disentir de su opinión sobre Albalat. Pero no es tan fiero el león como lo pintan, pues, sin ir más lejos, desconoce el doctor Corominas que albalat era el nombre valenciano de una planta que, quizá, pudo influir en el srcen de los topónimos citados. (En todas las lenguas, la flora dio nombre a poblaciones: Formentera, Palmera, Pinet, etc.) Así que, dejando textos inmersores, pasaremos a la documentación foral. La acción se sitúa en 1612. El P. Simón fallecía enValencia a la simbólica edad de 33 años, celebrándose exequias en todo el Reino. Hasta en la Catedral de Orihuela se exhibieron "versos en Lengua Valenciana". (Martínez, F.: "Exequias del V. Simón". Orihuela 1612, f. 50) alusivos alsacerdote. También la Universidad de la Virgen de la Sapiencia celebró honras por el P. Simón, con "romances en Lengua Valenciana". (Salcedo, D.: Breve relación. Segorbe 1614, p.193.) Y es en esta crónica de Salzedo donde se incluye una composición que describe, en primera persona, un paseo por las frondosas orillas del Turia, donde crecía el "albalat" sin el hormigonero entorno del "Vetges Tu". Nuestro antepasado comenta que "ani un poch a divertirme, conforme tinch de costum. Ixquí per lo Portal Nou y avallí per prop del riu" (p. 193). Con sentido del humor y en soledad, "com lo junch, poc a poc, men aní riu amunt". Meditabundo, se sienta "en la voreta, en una pedra a mon guts". El popular romance hace gala de un valenciano de equilibrada expresión y gran simplicidad morfológica y sintáctica. Era una lengua madura, con el Siglo de Oro como bagaje (aunque Bruselas lo ignore). Libre de catalanismos que corrompen el valenciano con postizas complejidades gramaticales, los versos son de lectura ag radable, sin sobresaltos de l indigesto mechado de TX, SS y TJ, o los barceloneses guioncitos en consonantes geminadas. Tampoco aparecen los enclíticos aislados y demás parafernalia del Institut d'Estudis Catalans. fabrista Por ejemplo, el poético paseante escribe"per llevarme" (por quitarme), cursilada de separar infinitivo y pronombre. Norma que agradece el lector.sin la El paseante observa "los peixos tirant estufs" y escucha trinos de la "calandria, lo canari y la cadernera entre les rames" ; pero, especialmente, goza de las plantas que rodean el cauce del Turia: "Lo trebol, lo poliol, lo albalat, lo almoraduix y lo mandastre" (p. 195).
Tras el prohibido "lo" surge el nombre de esa planta, el"albalat" -vecina del poleo, la mejorana y la menta- que Corominas desconoce, a pesar de la tropa de inmersores que le ayuda en su cosecha en campo ajeno. El etimólogo divaga en el Onomasticon sobre los Albalat valencianos, asociándolos a losas, caminos, pavimentos y naves de templos; pero ignora, ¡vaya fallo!, la existencia de este espécimen de la flora regnícola. En fin, los ríos siempre inspiraron a los poetas: el Tajo, en épica prosopopeya de Fray Luis de León, habla al rey Rodrigo; Herrera canta al Ebro; el Pisuerga es loado por Gutierre de Cetina y, para Góngora, es "citara doliente"; el sevillano Francisco de Rioja llamaba al Betis "gran lustre de Occidente". A nuestro Turia tampoco le faltaron octavas reales y cuartetos sublimes; aunque el popular romance que nos ocupa tiene el valor de testimoniar la existencia de la lengua valenciana en 1614 y del botánico nombre"albalat", para agobio del citado etimólogo. El anónimo poeta, si viviera en 1996, sería acusado por los inmersionistas de inventar el idioma. Cuando escribe, por ejemplo,"grandea, servixen y ventacha" (no "grandesa, serveixen i avantage" com los de Canal 9), utiliza la lengua viva, culta y literaria del Reino a principios de barroco. Saboreen estos versos (incluso la curiosa metátesis de "exalandrina") y comparen con la macarrónica jerga de Canal 9:"Turia dichós, digues quí será com tu; no y ha qui faça ventacha. En blanca arena, més de trenta colors junts; y la rosa exalandrina, les mans puncha a qui la cull" (p. 195). Y si a Bruselas sólo llegan libros como el Onomasticon Catalanoiae, ideados para liquidar la lengua valenciana e imponer el catalán: ¿Cómo se enterarán de nuestra personalidad cultural e histórica? Lo tenemos crudo, pues aquí mismo -en las bibliotecas y centros de enseñanza del Reino de Valencia- los "progresistas" practican abiertamente la prohibición, secuestro, ocultación y rotura de cualquier libro o revista que disienta de la inmersión catalana. Y, además, reciben subvención. Las Provincias 29 de Noviembre de 1996
El caballero de Nules decía "oferix", no "ofereix" Por Ricardo García Moya
Antes de la inmersión los valencianos eran dueños de su idioma y, en cualquier escrito, hacían referencias al mismo. Así en los folios que el doctor Cardona dedicó en 1677 al venerable Sarrió, leemos: "Se apellidaba Sarrio, cuyas letras en perfecto anagrama valenciano dicen rosari. Que en idioma castellano es lo mismo que rosario" (Exeq. Val. 1677, p. 95). Los barrocos buscaban enigmas en los nombres, de ahí que el ingenioso Cardona alterando las letras de Sarrió compusiera rosari en valenciano. Eran tiempos en que la fecunda lengua engendraba neologismos independientes del castellano, gallego y catalán. Por ejemplo, hacia el 1600 son admirados en Europa los virtuosos de la esgrima, capaces de vencer a varios adversarios con la espada ligera. Estos caballeros se denominaron en idioma valencianoespasacints, antes de imponerse espadachí. Ahora, la inmersión ordena usar el catalán espadatxi, olvidando que antes de aceptar este saldo barcelonés podríamos recobrar el arcaísmo autóctono espasacint. Los caballeros eran armados con ceremonial artúrico, debiendo dominar la espada en un plazo determinado por fueros:"Cavallers dins un any que seran armats dehuen ser spasacints" (Ginart: Repertori, 1608). Los juristas mantenían la s líquida procedente del spatha latino y del italianismo spadaccino, pero los literatos dudaban entre añadir vocal protética (espill, de speculum; espirit, de spiritus...), o respetar la pureza etimológica; Roig escribía spill en 1460 y el buen jurista Nofre Ginart prefería spasacint a espasacint. Entre los valencianos de espada al cinto destacaba por su afición literaria Marco Antonio Orti. Nacido en Nules en 1593, fue nombrado caballero y secretario de la Generalidad del Reino, validando con su firma las órdenes dirigida a los caballeros espasacints que participaron en la Guerra deIs Segadors contra las tropas catalanas. Desde su cargo de escribano del Brazo Militar, o de losespasacints, modernizó léxico y ortografía en la prosa burocrática de la Generalitat, siguiendo su ideario idiomático expuesto en 1639. El caballero de Nules se declaraba partidario de no admitir arcaísmos como "llur, jatsia, cellehores"; voces del caduco "lemosín", según Orti, que fueron rechazadas por la "llengua valenciana (que) ab lo discurs del temps se ha anat polint y enriquint" (Orti: S. Quarto, 1640). Las órdenes de la Generalitat eran supervisadas y firmadas por el caballero de Nules. En la fechada el 13 de marzo de 1650 encontramos los verbos valencianos que la actual inmersión catalana prohibe: "advertix, servixquen, eximirse, acudixquen..." (A. H. Oriola, leg. 984, any 1650) y no eran castellanismos. El escribanoPiensen, de la por Generalidad no en toleraría engaño los estudiantes valencianos. ejemplo, que el libro el de actual texto "La flexió averbal" (Valencia, 1997), de Enric Valor, nuestros hijos leen: "pateix es preferible a patix, que no té‚ tradició literaria" (p. 8). ¿No tiene tradición literaria? El autor de la prosa más valenciana del XVII, el capellán Joan Porcar, escribía el 9 de octubre de 1624: "La gran necesitat que patix la Corona de Valencia" (f. 445). La máxima institución valenciana, la Generalidad, en el impreso firmado por el caballero deNules también usaba la forma verbal despreciada por los catalanistas:"Treballs que generalment patixen" (ib.).
La inmersión catalana transgrede cualquier frontera ética que debilite la expansión cultural y política hasta la Vereda del Reino en Beniel. Así, la Gran Enciclopedia Catalana divulga que Marco Antonio Orti, el caballero de Nules, era "un manifest entusiasta de la lengua catalana". ¡Vaya fantasía! La Enciclopedia Catalana no puede aportar ni una sola palabra de Orti en alabanza del catalán, ¡ni una!, ya que ensalzó y usó la "llengua valenciana" y su léxico: giner (no gener), amparant (no emparant), "depositar en la taula" (no dipositar a la taula). Además, en la prosa del caballero de Nules encontramos las formas verbales del idioma valenciano "oferix" y "oferixc", no el catalán "ofereix" que Canal 9 divulga a todas horas. Hoy, en Nules o Mislata, la inmersión catalana es dueña de nuestros hijos y no les concede ni tregua estival. Como todos los veranos, la Escola d'Estiu del P.V. dispondrá de las instalaciones de los colegios públicos de "Castelló de la Ribera" (para la inmersión no hay ley toponímica ni democrática que valga), el Saler de Valencia, Alacant, Xixona, etc. Todo está dispuesto para formar jóvenes catalanistas que votarán al Bloc dentro de cuatro años. Y ocurre algo curioso, pues en el folleto de la Escola d'Estiu -aparte de las cuatro barras más o menos camufladas y la defensa del catalán y la denominación PV- no se cita a ninguna autoridad educativa o institución que les hubiera cedido los locales que pagamos con nuestros impuestos. ¿Son realmente los inmersionistas amos de todo, aunque el partido que ha ganado las elecciones tenga, creo, un ideario distinto? Tiempo al tiempo.
Las Provincias 20 de Junio de 1999
El mordisco a Montpellier Por Ricardo García Moya
Según Eco, "Ramón Llull era un catalán nacido en Mallorca, autor de obras escritas la mayor parte en árabe y catalán" (La búsqueda de la lengua perfecta. Barcelona 1996). El semiólogo italiano, amable con la editorial barcelonesa, considera catalán a Llull, a pesar de que no existió ningún estado que se titulara Cataluña en vida del filósofo, muerto en 1316. En sus longevos 84 años, Lulio escribió obras en Montpellier, Mallorca, Roma y en el convento de Vauvert, junto al Sena, pero ni una en Cataluña. Sus años fecundos los vivió en París, aunque residió en Nápoles, Génova, Túnez, Chipre, etc. Súbdito del rey de Mallorca -no del conde de Barcelona- visitó el condado esporádicamente y utilizó en sus tratados el provenzal, latín y árabe. Cuesta reprimir la carcajada al leer en la Gran Enciclopedìa Catalana que"el Rey de Cataluña Jaime II quiso traducir del catalán al latín un tratado de Lulio" . Lo que no dice la GEC es dónde consta que el citado monarca -nacido en Valencia- se titulara "rey de Cataluña" (¡je!), y tampoco aclara qué archivo posee el escrito donde Jaime II expresa el deseo de traducir la obra "al català" (¡je,je!). Con igual rigor melonero, la GEC quiere hacer creer que Lulio redactó en catalán "L'Art compendiosa", y que escribió la "Retórica nueva" en la misma lengua durante su estancia en Chipre en 1301. Como en el tocomocho, siempre hay crédulos para un timo. Pasemos a la realidad. El Blanquerna, por ejemplo, fue escrito en Montpellier, metrópoli universitaria del provenzal usado por Lulio, y capital cultural perteneciente al rey de Mallorca. Pasado el tiempo y con la llegada de la imprenta a Valencia, se editaron en ella más incunables lulianos que en cualquier otra urbe europea; entre ellos figuraba el Blanquerna, "traduit dels primers srcinals, y estampat en llengua valenciana". Estas ediciones se leían en círculos humanísticos de Mallorca y Cataluña, dado que la lengua valenciana extendía su benéfica influencia desde la cuña leridana, a cuya universidad acudían los futuros intelectuales de la Corona de Aragón. Las ediciones valencianas, más comprensibles que los manuscritos provenzales, sirvieron de modelo para la traducción a otras lenguas. Así, en la Universidad de Barcelona se conserva un ejemplar en castellano del Blanquerna impreso en Mallorca en 1749. La portada, aparte del kilométrico título de "Blanquerna: maestro de perfección christiana en los estados del matrimonio...", testifica que fue"traducida fielmente del valenciano y de un antiguo manuscrito lemosino, en lengua castellana". Por presbicia o lentes empañadas, los filólogos del Institut d'Estudis Catalans siempre leen "catalán" donde el srcinal dice "valenciano".
Veamoslaotro ejemplodel ocultado porsula celda progresía catalanera. En octubre de 1298, Lulioera termina "Filosofía amor" en del convento parisino de Vauvert. Como habitual se tradujo en 1516 a la lengua culta de la corona aragonesa:"Vernacula valentiae lingua Philosophiam hanc amoris, sive primitus scriptam ab autore..." . Este testimonio no lo encontrarán ustedes en las Enciclopedias Valenciana y Catalana, sino en los neutrales historiadores mallorquines del barroco (Disertaciones históricas del Beato Raymundo Lulio. Mallorca 1700, p. 609).
Antes de la llegada de la imprenta, el saber de Lulio se extendió por la Corona de Aragón gracias al círculo luliano de Valencia, amparado por privilegios que el rey otorgaba a religiosos como Pere Rosell o comerciantes como Berenguer de Fluxia para "que pudieran divulgar por los reinos de la Corona el Ars Magna". Los manuscritos traducidos al romance valenciano se iniciaron en 1218 con el "Art de confessió", al que seguirían otros como "Els cent noms de Deu", "Blanquerna", "Filosofía del amor", etc. El catalanismo -una vez controlado el territorio de Lulio y el valenciano- abre fauces en dirección a Montpellier y toda la Occitania. Están aplicando la estrategia usada con Valencia, es decir: la unidad de la lengua. Así, en la revista del Régimen podemos leer que "el alto nivel de similitud entre catalán y occitano genera un área de comprensión mutua de unos 25 millones de personas" (El Temps, 15 de marzo, 1999, p. 32) . Si se aplicarán ellos mismos la teoría inmersionista, el catalán sería el andaluz del provenzal, y tendrían que adoptar las normas del idioma del norte, es decir: el lemosín de Montpellier usado por Lulio y Jaume I, pues el conquistador nació en Montpellier y no en Barcelona, como divulga la inmersión. Con la teoría de "la comprensión idiomática" la Generalidad de Cataluña sueña con mapas que abarcarían el seco Segura y el caudaloso Ródano, desde Valencia a Valence del Delfinado. Aunque tienen miedo de una "valencianització" (p. 26) occitana que rechazara la inmersión. Pero el mayor problema de Occitania, dicen, lo constituye ese "17% de musulmans, immigrats del Magrib" (El Temps, p. 26). ¡Qué contraste! Raimundo Lulio amaba a los musulmanes y quería fundar en MaIlorca y Montpellier colegios donde se estudiara el árabe. Los catalaneros, liberales de boquilla, desprecian a los musulmanes y no saben cómo deshacerse de ellos. Las Provincias 21 de Marzo de 1999
El extraño caso de Colón y “Colom” Por Ricardo García Moya
¡Qué lío con los nombres! ¡El otro día, leyendo un libro del francés Mota del año 1687, me enteré que Elcano sólo era Canuto: “Sebastián Canuto recibió una cadena del emperador con la figura del mundo y la inscripción Primus circumdidisti me”. Sería, quizá, un cambio eufemístico, como el efectuado por aquel inefable personaje llamado Cipriano, Cipriá o Cebriá. Otras veces, como veremos, la mutación nominal obedeció a motivos menos simples. Según una revista educativa catalana, América fue descubierta en el “año 1000 por el islandés Leif Erikson, primer europeo que puso sus pies en el continente americano. Es por eso, que no deja de ser anormal la ilusión que les hace a los españoles celebrar el Quinto Centenario”. (E.C. n.° 285, p. 4) El posterior descubrimiento de Colón seria “fruto de la expedición de tres enloquecidos barcos tripulados por una cuadrilla de delincuentes”. La misma publicación alerta sobre el contagio de españolismo: “La carencia de autocrítica y el exceso de triunfalismo, tan impropio de la ideosincrasia catalana, se han de retirar de nuestro país, antes que el contagio sea irreversible”. Así, cuando en 1604, Jaume Rebullosa pregonaba “Para vencer mil mundos, basta un catalán nombrarse”, no era autobombo, sino verdad incuestionable. Son, no hay duda, pudorosos al advertir que: “Si ellos (los españoles) quieren celebrar el V Centenario del primer viaje, que hagan ellos solos el ridículo ante el mundo”. Hay, sin embargo, un misterio digno de Agatha Christie. Las publicaciones catalanas se burlan de un tal Colón –genovés al servicio de Castilla-, calificando como criminales a los conquistadores y de fanáticos represores a los misioneros que le acompañaban. En las mismas publicaciones, y aquí surge el enigma, aparecen noticias referentes a otro “Colom” –sabio navegante catalán- que descubrió la “Nova Catalunya” (“El Temps”, 13-1-92, p. 51), acompañado por honrados expedicionarios que contaron con la ayuda espiritual de equilibrados religiosos, también catalanes. Tenemos, como en un universo paralelo de Ray Bradbury, el mismo hecho protagonizado por dos entes: el Colón maléfico y el “Colom” bienhechor. ¿A qué se debe el equivoco? Según Jordi Bilbeny, a la feroz represión que permitió “esconder 500 años la verdad de un Colom catalán” y toleró que maliciosos censores alteraran los gentilicios, anotando “Columbo, genovés”, o “Estéfano, veneciano”, donde decía catalán, menos mal que el perspicaz Vicent Partal ha descubierto que América fue la “Nova Catalunya”, como prueba la pervivencia en aquellas latitudes “de la ciudad de Barcelona”. Es cierto, en Venezuela está Barcelona y su puerto de La Borracha, pero Partal olvida que en “América, habiendo dado los nombres de casi todos los Reynos de España, se hallan las mismas ciudades, como en Galicia de Nueva España está Santiago; en León, León”. (Manrique, A.: Escuela de Príncipes. Barcelona, 1752, p.167). También el Reino de Valencia tuvo su ciudad representativa en América, pero jamás Cataluña y si el Condado de Barcelona. El citado Jordi brama contra la “censura terrible y tergiversadora” que afectó a los cronistas: “Es por eso que toda relación de Colón con Cataluña ha sido borrada de la historia”. Por tanto, es comprensible que estén irritados y se pregunten interiormente ¿cómo pudo extenderse el castellano en la “Nova Catalunya”? La Generalidad trata de
recobrar la gloria “sustraída”; a tal fin, ensalzan cualquier insignificancia, como la presencia de una “compañía de voluntarios de Cataluña” hacia 1770, pero no impresionan a nadie. Llegaron un poquito tarde, cuando ya no existía el peligro de las belicosas naciones inca y azteca. Y es que tenían vocación de imperio. Así, cuando los pequeños territorios unidos a Cataluña por compromisos matrimoniales –no por conquista- pretendían separarse de ella, la engolada Generalidad se escandalizaba del atrevimiento y suplicaba ayuda a Madrid. Valga de ejemplo lo sucedido en 1627, y la carta remitida por los diputados catalanes a la capital de Castilla para que tomaran medidas sobre“la pretensión que
tienen los Condados de Rosellón y Cerdaña de desunirse y separarse del principado de Cataluña” (Biblioteca de Cataluña; Ms. 1.008). Es razonable pensar que tampoco habrían “emancipado” a un continente, caso de haberlo conquistado. Están nerviosos y no saben qué hacer. Sus escritores obran como Francisco Umbral, aunque éste tenga el valor de reconocer que “para puta yo, si me encargan un articulo sobre Gorbachov, pregunto ¿a favor o en contra?”. Es decir, por interés crematístico alaban o critican a quien sea; esto explicaría que argumenten elogiosamente la ficticia participación catalana en el Descubrimiento y, -conscientes de sus etéreas razones-, desprecien la celebración del V Centenario. En esta comedia castellano-catalana no podía faltar la figura del payaso entrometido y torpón, protagonizada por el “progresismo” catalanero de la Generalidad valenciana, lanzado a quemar millones del contribuyente en la extraña misión de hundir en el estiércol la historia propia. En Alicante, por ejemplo, organizan “cursets” para todos los ciclos de enseñanza, con “dossiers” referentes al “compromís de l’escola front el V Centenari”. En Valencia, entre otras finezas, el anacrónico Darío Fo deleitará al respetable con su maniquea versión de la humanidad en 1492, tratando de enjuiciar el comportamiento de los conquistadores con las normas de la Convención de Ginebra. En fin, estos “descolonizadores” de pacotilla debieran recordar que los conquistadores no eran santos, ni mucho menos, pero actuaban dentro de los parámetros morales coetáneos; y los incas y aztecas ejercieron idéntica o superior crueldad en sus relaciones con los pueblos vecinos. Las Provincias 13 de marzo de 1992
El `txorlit´ de Pascual, de la RAE Por Ricardo García Moya
El diario “Levante”, flabiolaire del IEC, sigue ofertando el cientifismo filológico catalán, cual que Carlos Jesús con su Raticulín. La enésima reencarnación del Yahvé idiomático la anunciaba así: “Un miembro de la Real Academia Española defiende la unidad de la lengua en Valencia” (Levante, 11/12/02). El prenda no es otro que José Antonio Pascual (je, je!), coautor del Diccionario critico etimológico castellano e hispánico (DCECH); causa de su admisión en la RAE y, también, de alabanzas al “rigor investigador logrado con el mejor estilo del método hipotético-deductivo” (El País). Pero, académico Pascual, el ser coautor también te hace responsable de lo negativo que contenga, y hay mucho; especialmente sobre el valenciano. Dices, por ejemplo, en relación a un vocablo: “el valenciano Joanot Martorell afirma en 1437 que en catalán lo conocían ya hasta los muchachitos” (DCECH, t. IV, p. 634). No, Pascual, eso es mentira; lo de “catalán” es un pegote añadido por vosotros. Ni Martorell ni ningún “muchachito” valenciano del XV dijo que su idioma era otro que el valenciano; y, como sabes y callas, así lo declaró el novelista. Como te tomas confianzas hasta el punto de negarnos el idioma, te trataré cordialmente. Dime, Pascualet: ¿ en qué palimpsesto hallaste la titulación medieval de rey “de Cataluña, Aragón, Nápoles” (V, p. l22). Olvidas el nombre de Valencia y sitúas a Cataluña en lugar preeminente; basándote, quizá, en aquello de “el burro delante...”. Falseas el protocolo, que era el de “Rey d’Aragó, de Valencia...” (ACA. Cortes reals, n. 3280, 15 abril 1328); y, sistemáticamente, eliminas el titulo de reino para Valencia, divulgando otro ficticio: “panolla en Valencia, panotxa en el Principado” (t. V, P. 603). Hasta el catalán Francisco de la Torre, en 1667, comentaba que el Reino de Valencia, “con la voz sola de Reyno se entiende comúnmente” (Torre: Reales fiestas, 1667, p. 124). Este poeta, traductor de Owen y amigo del embajador inglés en el Madrid de 1673, respetaba al Reino y reconocía su idioma:“que la lengua sea valenciana, castellana o latina” (ibid. p. 44). ¡Ay, Pascual! pareces un vulgar académico de Ascensión, retorciendo morfologías; pues, ¿dónde figura el valenciano “milotxa” con tx? (IV, p. 77) Si leyeras el Diario de Valencia (31/3/02) no harías el ridículo y sabrías que el sustantivo “milocha”, con ‘ch’, está documentado en idioma valenciano antes que en otras lenguas. No sé qué os pasa con la ‘ch’ valenciana, desde Verónica Cantó al Hauf no guipáis ni una ¿No vendréis de Raticulín y, aparte del ano (como le pasó a Carlos Jesús), os habrán manipulado la visión? ¡Qué travieso eres, Pascual! Una de las gamberradas léxicas más lograda es la que hiciste con el sustantivo “mancha”, en su acepción de fuelle (de étimo “mantica”), no de suciedad (de “macula”). En tu diccionario dices: “Mancha o fuelle, aragonés y murciano, 1ª doc. 1836, del catalán manxa” (DCECH). Es decir, en aquellos ocho años que trabajaste “de 11 de la mañana a 12 de la noche”, descubriste que mancha (fuelle) era voz murciana y aragonesa, procedente del catalán “manxa”. Entre polvo y paja léxica descubriste que la primera documentación de “mancha” (fuelle), era del año 1836; pero hiciste trampa al no recoger los copiosos testimonios valencianos sobre “mancha” (fuelle, topónimo...), en tu diccionario de ocho volúmenes y ocho años de gestación. En primer lugar, cuando Nebrija era un espermatozoide, Ausias March escribía: “mancha bufant orgue fals” (VII, 1c, h. 1445); y, poco después, el misógino Roig: “ab plecs com mancha” (Espill, 1460). Sé que recordar que Ausias y Roig usaban
la ‘ch’ puede causar flato a las tres gracias de la AVL: Ascensión Figueres, Soletat González y Verónica Cantó; pero es lo que hay. Pascual: si diseccionaste la obra de Roig y la de March ¿por qué ocultaste que, en idioma valenciano, aparecía “mancha” en el Siglo de Oro? Siempre fue vivo el vocablo, y no sólo como fuelle: “manches: follis” (Esteve: Liber, 1489); “manches pera bufar al foc” (Pou: Thesaurus, 1575); “mes vent la pancha que una mancha de ferrer” (Mulet: Poesies a Maciana, h. 1643);“per molt que bufe la mancha” (Valda: Fiestas Inmaculada, 1663); “la mancha: el fuelle” (Rosanes: Voc. Valenciano, 1864); como topónimo: “ha agarrat tot el que havia en la Mancha” (Bib. Nac. Zarz. D. Jorge Palacios, 1801); como gentilicio: “creixc com l’oli manchego” (Fuster: El nano de la falla, 1894), “mancha: fuelle” (Fullana: Voc. valenciá, 1921);“mancha: fuelle” (Dicc. GAV. 1983); “mancha: fuelle” (Dicc. RACV. 1997). Lo ves, no era tan difícil hallar la huella de “mancha” en idioma valenciano; y no comprendo que en ocho años de búsqueda sólo hallaras manchas murcianas, aragonesas y catalanas. ¡Pascual, tu método hipotético huele mal! Me parece que tu sillón ‘K’ de la RAE debiera duplicar la consonante. Sospecho que faltaba un cómico en la RAE para hacer compañía a Mingote; y en tu diccionario hay payasadas tan graciosas como ésta: “Txorlit debe tener uso en amplias zonas valencianas... la Fuente del Txorlit entre Onteniente y Vallada” (II, 395). ¡Ay, Pascualet! De verdad que Onteniente no es el Txindoki, ni los valencianos usamos txapela y, por supuesto, no es de nuestro idioma la morfología txorlit, aunque te haga ilusión, como a los valencianos progres que llaman Arantxa o Edurne a sus hijas. En idioma valenciano existe chorlit, pero con ‘ch’; incuso fue título del “semanari El Chorlit” (a.1841) ¡Ay, Pascual! mutas lo valenciano en catalán; si, por ejemplo, el sustantivo taba aparece por primera vez en la historia en un texto latino del valenciano Luis Vives (tabae, h. 1530), afirmas que es voz catalana. Además, mientes sobre los “muchachitos” valencianos; manipulas la Historia, el protocolo y los títulos; alteras la morfología, escondes documentación que conoces, etc. Si tú, Pascualet, eres el experto de la RAE en “valenciano”, y no tienes ni idea ¿qué pinta García de la Concha erigiéndose en orgulloso juez de un idioma que desconoce aún más que tú? Como blandengue valenciano, en lugar de enfadarme, te regalo esta acepción de taba, con el valor de conversación larga:“ya pot contar que te taba pa dos hores” (Ovara: Per tres pesetes, 1881). En catalán no existe la voz taba, pero en idioma valenciano sí, incluso con acepciones lúdico-semánticas que usábamos los “muchachitos” valencianos que estudiábamos en los Escolapios y, quizá, también el humanista Luis Vives. Aixina que, Pasqualet, quan vingues al Reyne de Valencia a fer de Yahvé catalaner, si vols jugarem a la taba: tu fiques el cul; y yo, la fava. En catalán no rimaría, ya que el valenciano taba equivale a “marraquinca o marranxa”, voz que Inmersionmán Tarancón propaga con su virus normalitzador Salt hasta Murcia. Diario de Valencia 29 de diciembre de 2002
La chuleta y la Real Academia Por Ricardo García Moya
La RAE limpia la lengua castellana, pero ensucia la valenciana. En la última edición del diccionario, las voces procedentes del idioma valenciano sufrieron una depuración política inspirada por académicos escorados al IEC (Moll, Margarit, Marsá, Vilanova, Gimferrer, Riquer, Colón, etc) La voz chuleta, por ejemplo, la acomodaron para clasificarla como préstamo del catalán al castellano; pero la documentación es diamantina. En 1611, después de recorrer el Reino, el licenciado Covarrubias publicaba su Tesoro de la lengua con observaciones sobre voces que se filtraban al castellano. Así, de “chulla” advertía que “es vocablo valenciano” (Tesoro, a. 1611), siendo esta voz, y no otra, la que generaría chuleta, chuletada y chuletón. Tras cuatro siglos, el DRAE embrolla silogísticamente la pertenencia de la palabra: “Chuleta, del valenciano xulleta, derivado del catalán xulla, costilla» (DRAE, 1992). Se supone que esta atribución, transmitida a millones de estudiantes, se apoya en fuentes que alteran la de 1611, pero no es así. Nadie de la RAE aporta autoridad alguna que asocie chuleta a otro vocablo que no sea el valenciano chulla. Los académicos se han limitado a copiar lo dictado por el Institut d´Estudis Catalans y los politizados filólogos catalanes. Corominas, cuya obra etimológica es núcleo del catalanismo idiomático, afirma: “Chuleta deriva del catalán de Valencia xulleta, diminutivo de xulla” (DCECH,1980). En las neolatinas hispánicas, el trapicheo de una consonante establece fronteras, y es significativo que no diga dónde aparece xulleta o xulla en un texto valenciano. Corominas actúa como médium transmisor de conceptos idiomáticos y geopolíticos ocultos en la mente de personajes fallecidos. Gracias a este don parapsicológico, la documentación que dice Regne de Valencia e Comtat de Barcelona la transcribe como Principat de Catalunya i País Valenciá. De igual modo, como no le convence que Covarrubias afirmara que “chulla es vocablo valenciano”, el etimólogo catalán atraviesa mentalmente los cuatro siglos transcurridos y adivina que el licenciado, en realidad, quiso escribir “xulla es vocablo catalán”. La inmersión normaliza hasta cadáveres centenarios. Sofista enredador, Corominas dice “en esta época se empleaba en la capital valenciana la grafía ch” . Al aludir a siglos tildados de decadentes por la inmersión, da a entender que existió una época áurea donde chulla se escribía xulla, acorde con la doctrina del IEC; pero es otra trampa que el sabio tiende al incauto lector. La primera vez que se documenta chulla es en Valencia, en el Thesaurus de Pou (a. 1575), un gerundense que vino a estudiar a Valencia y aprendió lo que ahora está prohibido por la inmersión. Pou dejó en caracteres de imprenta la voz chulles junto a otras tan valencianas como allyoli (sic), chufes, chapes, taronges de Xátiva, chic, punches, etc. En consecuencia, desechando versiones parapsicológicas, la primera documentación sobre la chulla (no xulla) la proporciona un catalán, Pou; y un castellano, Covarrubias; imparciales lingüistas que estudiaron el idioma valenciano y dejaron constancia impresa. Como la mayoría de voces, chulla pertenecía a una familia descendiente del étimo latino vulgar absungia o exungia (grasa para untar ejes). De tal padre nacieron el
antiguo portugués enxulha, el catalán ensunia o el castellano enxundia, usado por el Arcipreste de Hita. Significaban gordura o grasa del cerdo. Del caótico romance surgieron otras variables modernas como la castellana enjundia, la italiana sugna y la occitana enjun, con la acepción de tocino o grasa de puerco. Entre todas las lenguas neolatinas, la valenciana creó la voz chulla con singularidad semántica, aparte de morfológica, al designar a las chuletas de cordero o ternera Adivinanza: ¿Cuál de todas las variables está prohibida y despreciada? La valenciana, claro. Pou opuso la valenciana chulla a la catalana carbonada y a la latina offella, por el deseo de presentar equivalencias entre valenciano, catalán y latín. La voz carbonada era castellana y catalana; pero en valenciano no tuvo excesiva aceptación, limitándose su polisemia a escasas y desagradables acepciones: “Carboná: cantidad grande de carbón, excremento de niños” (Escrig,1871). Respecto a la voz que nos interesa, Covarrubias fue concreto: “Chulla. Las costillas de carnero cortadas en piezas de dos en dos, que la gente pobre compra quando no tiene caudal para más. Es vocablo valenciano, y diéronsele del sonido que haze sobre las brasas quando se asa”. (Tesoro,a.1611). Covarrubias da la equivalencia exacta de costillas de cordero, mientras que Pou fue lacónico, factor que aprovechó Corominas para restar antiguedad a la acepción de chuleta, con la argucia de que Pou incluyóchulla en una “llista de menjars preparats:” DELLC). Como en el texto de Pou no hay más que una enumeración genérica, Corominas oculta lo que alteraría su trucada lista: "carn rustida, carn de cordero...”. También sustituye el punto y aparte que separabachulla y golosina por un punto y coma. Además, la traducción latina de Pou era flexible; p.e., traduce “lo qui menja carn crua” como “omophagus”. Es evidente que el latín offella aludía a las pequeñas chuletas de cordero, comida de pobres según Covarrubias. Tenían hueso (ya que Pou cita en la misma relación la “cara sens ossos”), y eran pequeñas comparadas con las chuletas de ternera que comían las clases pudientes. La voz arraigó en idioma valenciano, como demuestra su inclusión en la paremiología, “la chulla y la dona” (Galiana: Refrans, h.1760), figurandochulla en el diccionario de Lamarca (a. 1839) o en el vocabulario de Rosanes (a. 1864). Tampoco falta en el teatro del XIX: “pa blanc y chulles” (La tertulia de Colau,1866); “bones chulles” (Els microbios, 1884) Igual que el derivado:“dos chulletes” (Qui tinga cucs, 1855), “una chulleta” (La vanitat castigada, 1855). Resumiendo: chuleta y chuletón proceden de chulla; voz del idioma valenciano, no de la parapsicológica xulla catalana. La versión para engañar estudiantes que ofrece el DRAE pertenece al realismo fantástico, como los platillos volantes o el valencianismo de la alcaldesa Nolla. Por cierto, hoy me ha invitado mi amigo Moncho -catalanista y catalanizado hasta el esfinter-, pues el Ayuntamiento le los ha 50 soltado dos kilos por una novela suya (en catalán, claro). Y no sé de quéValencia hacer con ejemplares, pagados por ustedes, del diario catalán Información que me sigue mandando la Generalidad ¿Empapelo mi WC? ¿Se los devuelvo a Tarancón? Diario de Valencia 18 de Febrero de 2001
Epístola a mi amigo Lizondo Por Ricardo García Moya
Tras el café, en tono misterioso, me dijiste: “Ricart ¿vols preguntarli al camarer ahón está el servici?”. Sin disimular la sonrisa, te contesté: “Che Vicent ¿y per qué no li hu preguntes tú?” Mirando de soslayo, susurraste: “Es que mosatros sempre tenim raere y aguaitant, prop o llunt, a periodistes del Levante que aprofiten qualsevol motiu pera ferirmos en critiques”. Estabas agotado por tu frenética actividad en UV, la fábrica, el Congreso, las Fallas, etc., y te atormentaba el acoso mediático. Si confundías una fecha histórica, al día siguiente la prensa catalana elevaba tu lapsus a cuestión de Estado. Tenías el don de conectar con el pueblo, y los profesionales de la política no podían tolerarlo. Los mismos que minaron tu vitalidad hasta aniquilarte, silencian las asnadas del catalanismo. Analiza estas líneas de Corominas sobre “germanía”, voz valenciana que pasó al castellano y catalán, y verás que tienen trampa: “...hay mucho de cierto, o todo, en lo que me escribía hace unos veinte años un sabio y patriótico amigo valenciano”. El etimólogo no dice el nombre del “savi patriòtic amic valenciá”, por lo que sospechamos que seria él mismo el autor del siguiente razonamiento en catalán: “les Germanies fou una guerra contra la noblesa i la monarquia cesarista; per aixó la Cort de Madrid els tenía un odi molt gran: tots aquells nobles cortesans pronunciaven el mot germania en sentit molt odiós per a ells, la germania era el populacho (sic), la pleb, i l’aplicaren també a l’hampa, als rufians, per a ells tot era vil i li donaren al mot els usos més denigrants” (DECLLC). Fijate, Vicent, que aluden a una supuesta “Cort de Madrid” coetánea de Carlos I y las Germanías, ignorando los muy burros que bajo el reinado cesarista jamás fue corte Madrid, siendo ambulante la ubicación de la misma, aunque el emperador residía con frecuencia en Valladolid, Toledo, Granada y, esporádicamente, en otras capitales europeas. Lo chocante, Vicent, es que si buscamos “germanía” en el diccionario etimológico castellano del mismo autor y equipo (pensado, ¡ojo!, para su adquisición por filólogos castellanos) el pícaro Corominas oculta la historieta de despreciativos cortesanos de Madrid y nos endosa a nosotros (pueblo que aplaude a quien le humilla) estas perlas: “germania... parece ser empleo traslaticio del anterior srcinado en la ciudad de Valencia, famosa en el S. XVI por el desarrollo que allí tomó la gente de mala vida” (DCECH). Así que la Valencia del XVI, donde Lope de Vega decidió residir en destierro, donde la corte del Duque de Calabria elevó la cultura al máximo nivel y donde Cervantes quedó asombrado por el ambiente literario del círculo de Timoneda, queda convertida por las maquinaciones de Corominas en cueva de rufianes y asesinos. ¿Lo ves, Vicent? Los santones del catalanismo yerran conceptos históricos, manipulan la etimología y aplican adjetivos y descalificaciones pensando en el lector. Los miserables que te atormentaban en vida por atribuir a un Borbón los hechos de otro, silencian las burradas inmersoras. Mira, Vicent, los niños valencianos leen bazofias como “El catalá a traves dels temps” de Lluis López del Castillo, un espabilado ensayista que reproduce textos valencianos para demostrar la igualdad de la lengua, siendo experto en el timo de catalanizar el srcinal. Según Lluis López, en 1768 usaba el valenciano Galiana estas voces y morfología: “i refermant-se sobre una gaiateta... i amb més moquita” (El catalá, p.74),
pero el srcinal dice: “y refermantse sobre una gayateta...y en mes moquita” (Rond.p.41) Este pillastre cultural (autor de prestigio en Cataluña por publicar en 1966 “Faristol”, primer libro de “llenguatge per a nois i noies” después de la guerra), cambia preposiciones, conjunciones, altera morfologías y, lo que es peor, difunde disparates expansionistas que asimilan los estudiantes valencianos, ya que el panfleto lo adquirió la Generalidad de San Zaplana para la ESO y Universidades. Supongo, Vicent, que por ahí verás valencianos ilustres. Si tropiezas con Arnau de Vilanova, cuéntale el enigma que plantea el erudito catalán Rubió i Lluch en un libro de 1908, reproducido facsímil en el 2000 por el Institut d’Estudis Catalans y adquirido perdiendo el culo por la universidad sardanera de Alicante. En catalán, leemos: “Jaume II manifesta a Arnau de Vilanova que, a prechs seus, recomana a les gens de la Companyia catalana que no molestin els monestirs del Mont Athos. Li demana que li envii la seva novella obra speculum medicinae” (Rubió: Doc. 2000, p.45). Es decir, según Rubió, el rey ruega a la Compañía catalana en Grecia que no moleste a los monasterios del Monte Athos, y pide a Vilanova su “Speculum medicinae”. Ríete de tus errores, Vicent, pues el enigma surge al cotejar lo que dice Rubió con el documento auténtico, una carta real escrita en latín donde no hay una sola referencia a la “Compañía catalana” ni a ningún catalán. Fechada en Valencia el 1 de julio de 1308, el valenciano Jaime II habla de “gentes nostras in partibus Romanie” , frase que Rubió transforma en “Companyia catalana”. En la misiva sólo aparece el valenciano del Grau “magistro Arnaldo de Villanova”, y otro de Manises, “Petrus Boyl”. La nación catalana, amigo Vicent, era desconocida para Jaime II en 1310, fecha en que escribe al papa Clemente y titulándose: “Jacobus Dei gracia rex Aragonum, Valencie, Sardinia, et Corsice, comesque Barchinone” (ACA,1 octubre 1310, reg.336, f.191). Amigo Vicent, tengo aquí otro documento de los que te gustaban. Se trata de un memorial de Alicante recordando que en el sur del Reino, por fueros valencianos, sólo podía existir su puerto comercial, y exigía que se impidiera a los de Elche usar el de Santa Pola. Lo que tiene interés son los territorios que enumera: “cláusulas que tienen el Reyno de Aragón, el Reyno de Valencia, el Reyno de Mallorca, Condado de Barcelona, Rosellón...” (Bib.Nac.VE.199/9. Memorial de la ciudad de Alicante, año 1692, f.1). Ahora enseñan en la Universidad que fuimos un país catalán dependiente del Principat de Catalunya. En fin, aquí sigue la cacería de los colaboracionistas hacia los pocos que mantienen la dignidad, como María Beneyto o la RACV. La jauría aúlla por la subvención de 2,9 millones a la RACV, mientras que pide más para la otra, la de Ascensión y Hauf, pues “sólo” le han regalado unos 550 millones para empezar. La desvergüenza, Vicent, rige nuestro indefenso Reino. Diario de Valencia 4 de Noviembre de 2001
Erratas y errores Por Ricardo García Moya
Una coma que se evapore o el cambio de vocal puede salpicar de humor el texto más anodino, como el de aquella carta que remití a la directora de una biblioteca. En ella, el habitual "un saludo" que suelo utilizar para despedirme se había convertido en "un salido", acompañado de mi firma. En otro escrito, la "expulsión de los moriscos" lo transformé en la "expulsión de los mariscos"; y un "entrecomillado" lo degradé a "entrecolillado", etc. Son erratas involuntarias, como el error que cometí en el artículo "Toneladas de flexió verbal" (LP, 31-X-98), motivado por la necesidad de reducir citas farragosas. Borré una cita, pero no la obra a que pertenecía, uniendo libro y autor distinto. Todo era correcto y textual, incluso la página 158 citada, pero la crítica sobre los extranjeros que confundían a catalanes y valencianos no se encontraba en "Notas al canto del Turia" de 1778, sino en las que el dominico Teixidor redactara años antes. Otra cosa es el horror, no error, que produce la masiva compra de productos en la lengua de Convergència i Unió de las editoriales de Barcelona para catalanizar las bibliotecas del Reino. Hagan la prueba por Internet y busquen, por ejemplo, la entrada Teixidor de la Biblioteca Pública de Castellón. Comprobarán que Ediciones 62, Laia, Ediciones B, Edhasa, Crüilla, Premsa Catalana, Pòrtic, Orbis, La Galera, etc., están forrándose con nuestros impuestos. Hay erratas que no son tales. Un lector de LAS PROVINCIAS advertía educadamente sobre errores descubiertos en mi artículo sobre el "Vocabulario del humanista". Alarmado, avisaba sobre "la trascendencia de la equivocación que conduce a, por lo menos, confusión", (LP, 24- IX-98) . Por desgracia, y no es ironía, lamento decirle que no hubo equivocación; la "Gran Enciclopedia Valenciana" ocultó la referencia al "Vocabulario del humanista", (año 1569) y su valioso contenido sobre el idioma valenciano. Aunque peor hizo Gulsoy con el citado "Vocabulario" al afirmar que estaba en "catalán". ¿Y saben dónde lanzó esta pequeña infamia, que diría Carmen Posadas? En la "Revista valenciana de filología" controlada por el IEC. Por algo se tituló "Revista valenciana", sin especificar si era de filología turca, vietnamita o valenciana. La ocultación de libros se realizó conscientemente en la GEV, y hay más casos idénticos al anterior. En 1667 publicaba J. Batiste Ballester el "Ramellet del bateig"; obra considerada por la "Gran Enciclopedia Catalana" como la más valiosa del autor, especialmente por su "apología de la lengua catalana". Afirmación rara, muy rara, pues Batiste ensalzó la "destrea de la llengua valenciana" , incluyendo normas gramaticales sobre la misma y -sin erratas ni ambigüedades aludía despectivamente a la catalana.
Tiempoempeño despuésqueque la "GEC"¡suponíamos!, se publicabalosla errores "Gran citados. Enciclopedia Valenciana", magno rectificaría, Lamentablemente fue lo contrario. Igual que silenciaron el "Vocabulario del humanista", también ocultaron el "Ramellet del bateig" al citar las obras de Batiste. ¿Fue casual el olvido de una obra que defendía la lengua valenciana en 1667? No, rotundamente no, pues los autores de la "Gran Enciclopedia Valenciana" eran los mismos que colaboraron en la "Gran Enciclopedia Catalana": Joan Fuster, Sanchis Guarner, Alfons Cucó, Ernest Lluch, Dolors Bramon, etc. Conocían, por tanto, que Batiste Ballester era autor del "Ramellet", obra peligrosa que convenía censurar.
Con la estrategia que todavía practican, fingiendo imparcialidad, contrataron a unos pocos intelectuales valencianistas para cubrir entradas léxicas secundarias de la "Gran Enciclopedia Valenciana". En ella, además de escamotear información, atribuían el uso de ridículos inventos léxicos catalaneros a nuestros clásicos, hasta el punto de meter la "amb" de marras al misógino Jaume Roig en sus versos de 1459. Lo pueden comprobar en la entrada "Dormir" de "GEV": "Amb ses loçanes". Los errores (?) devoran hasta el gentilicio. Así, los chicos de PJ están emperrados en ello, desde el encumbrado Umbral que aludía al "chalet de un amigo levantino adonde va Aznar" ("El Mundo", 29-VII-98), hasta el crítico de cine. "Tabarca, isla de Levante" ("El Mundo", 14-X-98). Comprendemos que hay topónimos conflictivos como Asquerosa y Porquerizas, que adoptaron por razones obvias los de Valderrubio y Miraflores de la Sierra; pero no es ofensivo, creo, escribir "amigo valenciano" o "isla valenciana", a no ser que en "El Mundo" desconozcan que Tabarca o Benicássim están en el Reino de Valencia. No es la primera vez que nos endosan un seudotopónimo. En la lengua de germanía de los siglos XVII y XVIII aparece el topónimo "Molancia", usado por la rufianesca para aludir a Valencia. Un intelectual como Cela no tiene miedo en recordar que el territorio que acoge a Castellón, Alicante y Valencia se llama "Reino de Valencia" (Cela: "Diccionario geográfico". Madrid 1998, p. 79). Por el contrario, en el programa "Negro sobre blanco", de TVE, un pedante sentenciaba que "Azorín era un levantino que hablaba catalán", ante la sonrisa complaciente de Sánchez Dragò. Si hubieran leído al de Monòver se enterarían de que presumía de ser valenciano y que amaba a la"lengua valenciana" (Azorín: "Ejercicios", Madrid 1960, p. 210). Resumiendo, amigos lectores: hay erratas simpáticas, errores por despiste y, lamentablemente, falsos lapsus que producen horror. Las Provincias 8 de Noviembre de 1998
El bufón de la reina de Valencia
Por Ricardo García Moya
Emulando a Perrault -el de los cuentos de hadas- la Gran Enciclopedia Catalana describe "El Cortesano", de Luys Milán, como una obra que refleja la corte valenciana de 1535, donde ciertos personajes "parlen catalá". ¡Vaya! Creíamos que la metástasis comenzaba con Milá i Fontanals en el 1860, y ahora nos dicen que en el Palacio Real de Valencia -residencia de la reina Germana- el catalán era lengua habitual. No obstante, como nos conocemos todos en esta longeva Batalla de Valencia, hemos repasado el srcinal de 1561 y, ya en el proemio, comprobamos que la GEC miente, pues Milán aclara que pretende dar naturalidad a los prótagonistas "haciendo que hablen en nuestra lengua valenciana, como ellos hablaban". Y la reina Germana, en castellano renacentista, dice: "Doña Hieronyma, siempre querria que hablassedes (sic) en valenciano"; y, en otro pasaje, alude a "un refrán que dizen en valenciano". ¿Queda claro, señores enciclopedistas? Como los clásicos, Milán usa la ch: "esquexada la clocha (rasgada la túnica), bachiller, charrador, macho" (En 1575, el Thesaurus recogía "Macho de carro, Mulus quadrigarius"), ortografía que fue manipulada por eruditos catalanes; por ejemplo: la "Revista Valenciana de Filología" (¡Ojo, no de filología valenciana!) tutelada por el Institut d'Estudis Catalans y pagada por el franquismo, publicó un ensayo de Romeu i Figueres sobre "El Cortesano" (RVF, año 1951, p. 336) en el que reproducía entrecomilladas las palabras "batxiller Cigala", falseando el srcinal "bachiller Cigala" de Milán. Y no era castellanismo, pues en los sermones de Sant Vicent (1412) ya aparece "bacheller" (sic); y en el Thesaurus (1575) también consta "Bachiller". Respecto a la voz "charrador", la inmersión la violenta con la fricativa ‘x’, xarrador, a pesar de que poco después del fallecimiento de Milán, el Thesaurus documentaba "charrar, charrativa, charrador" con el dígrafo ‘ch’ del sonido palatal africado de idioma valenciano. Lo han silenciado, pero "El Cortesano" es una sátira del carácter catalán personificado por el bufón de la reina de Valencia. Con su joroba a cuestas, el infeliz catalán apodado "canonge Ester" (hipocorístico de Ballester) lo configura Milán como un ser susceptible y enredante que babea tras la inteligente Hieronyma, dama valenciana de gran agudeza. Pero, aparte del falso canónigo, en "El Cortesano" hay frases alusivas a la avaricia, "tan estrecho como Cathalan"; al egoísmo, "la pau del hostaler cathalá, que may la fa ab sa muller, sino quant la vol enganyar" ; y la miseria,"la hambre que tenían los cathalanes". Todo tiene doble sentido y el hecho de que entre la multitud de personajes (valencianos, castellanos, portugueses, aragoneses, andaluces, etc.) sólo aparezca un catalán, el bufón real, emparentado con"delats (bandidos) del camp de Tarragona", es significativo. Todos motejan a Ester. Un criado le llama "mossen Tartugot" y -con ironía por el amor del chepudo hacia Hieronyma- el Duque de Calabria le dice: "os haré nombrar mossen Hieronymo Ester". Los motes provocan la protesta de Ester, "estos mots quem han pegat", y la réplica sobre los motes que a nuestras damas ha dado el desvergonzado bufón. Aquí encontramos el uso de "mot" como "malnom" o mote, acepción prohibida por el Institut d'Estudis Catalans que, como es sabido, por acercarse al francés y huir del español ha reintroducido el arcaísmo "mot" como sinónimo de "palabra", significado
que había desaparecido de la lengua valenciana, aunque en ciertos diccionarios repletos de arcaísmos se mantuviera. En "El Cortesano" leemos: "lo teu relonge" (no rellotge); "per aci" (no aquí); "lo cuento del porch". (Escrig, en 1851, distingue entre"deixarse de cuentos" y "Lo conte de la vella", o "La cuenta de la vieja"). Milán usa la preposición en para indicar lugar: "estaveu en casa", la ‘y’ griega como copulativa y en el pronombre“yo” (no jo); en el verbo viure escribe "vixca" (no visca), y recurre a palabras que los valencianos podríamos recuperar, si no tuviéramos la soga de la inmersión al cuello. Por ejemplo, usa la voz "cambres" para referirse a los calambres o retortijones, cuando actualmente empleamos "rampa", igual que en castellano y catalán. La valenciana Hieronyma dice:"Yo he sabut del vostre mal, que son cambres de cels" , y Ester pide "un poch de codonyat" para mitigar "unes cambres que man vengut". Lo curioso es que la voz cambre (calambre), la localizó Corominas en una zona de Asturias (DCEC), pero incomprensiblemente no cita "El Cortesano", a pesar de haberlo escaneado hasta las marcas de agua. Resumiendo, señores del Institut d'Estudis Catalans: Milán declara que usa la lengua valenciana en "El Cortesano", no la catalana; y el único catalán que aparece es el bufón de la reina (escrito "Reyna", en valenciano). Otra cosa es que comprendamos que Cataluña quiera incluir a Don Luys Milán entre sus glorias, pero tienen que aprender a conformarse con lo que tienen, y no alargar la mano más allá del Cenia. Miren, señores catalanes, ustedes tienen a don Lluís Millá, un catalán de verdad y de Barcelona, autor de comedietas a principios de siglo; aunque entendemos que "Los grills de las sebas" o "La capseta dels petons" -musicada por el maestro Josep Guarro (con perdón)- no alcanzan, creo, la categoría de las obras del valenciano Luys Milán que, por cierto, fue autor del "Libro de música de vihuela" (1536), con "la primera tabulatura instrumental" aparecida en la península. Las Provincias 22 de Marzo de 1998
El valenciano burraco
Por Ricardo García Moya
El rostro de Jordi Mollà -compañero de Maribel Verdú en "La buena estrella"- intenta aparentar rebeldía astuta. En una entrevista a este "hombre de idiomas" (sic), aparece el triste concepto extendido por España respecto a los valencianos y al valenciano. Así, a la pregunta: "¿El problema de los valencianos es de RH confundido, sentirse catalanes sin serlo?". El galán barcelonés, en respuesta incoherente, masculla que en el Reino hablamos "valenciano burraco" ("El Mundo", 1-8-98). De este modo, los héroes del progresismo intelectual van extendiendo por Europa que soñamos con ser catalanes, y que hablamos un burraco dialecto de germanía. Mollà no quiso ofender. Simplemente repetía prejuicios generados por filólogos atolondrados como don Gregorio Salvador, autor de aquel ensayo sobre "Lenguas de España" (Barcelona, 1987) donde expresaba "irritación, perplejidad y asombro" ante la publicación en lengua valenciana de la Constitución. Según su "cuenta de lingüista" sólo le salían en España once lenguas: "castellano, gallego, catalán, vizcaíno, guipuzcoano, navarro septentrional, navarro meridional, labortano, aranés, etc.", pero no el valenciano (p. 96). Insinuaba, además, que éste era como el panocho, el cheli o el sayagués de León. La razón científica esgrimida por el susceptible andaluz era la lectura de Sanchis Guarner y (¡disimulen la sonrisa!) que "en el 'BOE' del 29 de diciembre de 1978, donde se publicaron tales textos (la Constitución española) resulta que el texto valenciano repite al catalán punto por punto, palabra por palabra, sin faltar coma ni variar letra". Por lo visto, nadie le dijo que los políticos llaman valenciano al catalán que imponen en televisión, enseñanza pública y escritos oficiales. La labor de los filólogos del Institut d'Estudis Catalans ha hecho olvidar que las lenguas cultas existentes en España durante siglos fueron la valenciana y la castellana. ¿Cómo lo consiguen? Falseando documentación. Veamos un ejemplo: en la Gran Enciclopedia Catalana -pedrusco filosofal del catalanismo universitario- podemos leer que el "Vocabulario del humanista", obra de Lorenço Palmireno, publicada en 1569, está escrito en "latín, castellano y catalán". Al leer estas informaciones, los estudiosos como don Gregorio Salvador admiran la gran importancia que tuvo la lengua catalana, y no ese indignante valenciano burraco inventado en el siglo XX. Pero hay un problema: Lorenço Palmireno, incluso en la edición del "Vocabulario del humanista", publicado en Barcelona en 1575, advertía a los catalanes que en la traducción latina,"si no hallo vocablo en castellano, póngola en valenciano, italiano, francés o lengua portuguesa". ¿Lo ven? El cientificismo moldeado por pluscuamperfectos catedráticos de filología de la Universidad (no por escritores de llíbrets de falla) adolece de pícaros, lapsus que, extrañamente, no indignan a nadie, incluido don Gregorio. La Gran Enciclopedia Catalana tampoco ha reparado en otro detalle del "Vocabulario". En el capitulo "de las Yerbas" encontramos la única referencia al catalán, y nos indica su categoría de lengua secundaria al citarlo Palmireno detrás del castellano, valenciano y aragonés. Por si hubiera dudas escribe en el mismo párrafo:"Quando verás esta señal (y dibuja un asterisco) denota que no le hallo nombre en Castellano, y por esso tomo el Valenciano". El humanista procedía de Aragón, reino cuya lengua ya no tenía uso diplomático y literario desde el siglo XV. Palmireno anota escasas voces aragonesas, y
menos aún catalanas; por ejemplo, en el capítulo de botánica anota:Granera, bracera, cyanus; en valenciano, aragonés y latín, respectivamente. Que don Gregorio considere al valenciano una lengua inventada en el siglo XX por "políticos desenfadados" indica que la manipulación del IEC ha triunfado en la Universidad. ¿Cómo va a creer, por ejemplo, que la‘ch’ era un dígrafo habitual en el idioma valenciano? Don Gregorio ha leído a Sanchis Guarner, que dice lo contrario. Así, el Diccionari de Alcover -donde Guarner colaboró- oculta que Palmireno testificó que en lengua valenciana se escribíamilocha y chufes, de igual modo que encontramos carchofa y pechina. Y no es arbitrariedad, pues el Thesaurus (Valencia, 1575) muestra la misma morfología. En el "Vocabulario", aparece léxico botánico valenciano de srcen árabe o mozárabe como alfábega y táperes, que han pasado a engrosar el zurrón de Cataluña, de igual modo que la obra de Palmireno. Otro ejemplo del cientificismo del IEC lo ofrece el Dr. Corominas, el cual, con su método de aplastar cualquier srcen valenciano afìrmaba que "baladre" era aragonesismo. ¿Tanto le hubiera costado al ilustre etimólogo acercarse a la Biblioteca de Cataluña y consultar el Vocabulario de Palmireno? Aragonés de nacimiento, el lexicólogo Palmireno recordaba en 1575 a los catalanes que el sustantìvo baladre pertenecía a la dulce lengua valenciana, aunque su uso se hubiera extendido a otras zonas, de igual modo que sucedió con "chulla, allioli o fideu". Vamos a suponer que don Gregorio o Jordi Mollà quisieran contrastar la información que ofrece la Gran Enciclopedia Catalana sobre el "Vocabulario del humanista" con otra obra semejante del Reino, como la Gran Enciclopedia Valenciana. ¿Saben qué referencia encontrarían sobre el Vocabulario del humanista? Absolutamente ninguna. La GEV oculta la existencia de uno de los más valiosos vocabularios sobre voces botánicas y zoológicas editados en el siglo XVI en Europa, y que refleja la equivalencia léxica en varios idiomas, incluido el valenciano. Eso sí, el mismo mamotreto informa detalladamente sobre la vida, milagros y torturas acústicas de don Ramón Pelejero Sanchis, más conocido como Raimon. No nos debe sorprender, visto el panorama, que don Gregorio Salvador desconozca la historia del idioma valencìano, y que Jordi Mollà lo califique como "burraco". Las Provincias 6 de Septiembre de 1998
Francesc Esteve `Safanoria d´Or, Otony 2004´ Ricardo García Moya
Existía competencia para el premio 'Safanoria d´Or, Otony 2004', pero despuntaba el ideólogo de la epístola 'Els professors de llengua al president Camps' (Levante del Muelas, 23-09-04), por acrisolar valores que caracterizan a estos 'professionals de la lingüística', que imparten catalán y desean que se llame ídem a nuestro idioma. En el escrito, Francesc Esteve acusaba a Camps de hipócrita, mala fe, ridículo, indocumentado, etc. Hasta ahí bien, pero el 'Safanoria d'Or' apoya su alegato con valencianos que llamaron 'català' al idioma del Reino, y aquí hay tomatina. El primero que cita es a Ramonet Muntaner, raro ejemplar de valenciano que nació en 1265 en Peralada (Cataluña) y, cumplidos los 50, parasitó unos años por Valencia. El de Peralada fue precursor de los chovinistas que, hasta el 2004, llamarían catalán a cualquier idioma que se pareciera al del condado. Así, en 1732, el miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona, Agustín Eura, suponía que el castellano, provenzal y toscano procedían del catalán (por ende, dialectos catalanes). Igual opinaba el barcelonés Antón Bastero en el año 1724. El segundo testimonio es el de sant Vicent Ferrer, por aquello de que en la Serranía hablaban mal, con palabras aragonesas y catalanas. El 'Safanoria d'Or 2004' olvida que al santo le seguían gentes de Aragón y Cataluña, y que el amanuense que copiaba sermones pudo actuar como Muntaner, Eura o Bastero. Hay datos más serios, como las actas del Compromiso de Caspe (6 de junio de 1412), presidido por sant Vicent y donde la Cancillería Real puntualiza que están en 'ydiomate valentino'. Y donem atre eixemple pera el 'Safanoria d'Or 2004': el dit Agustí Eura, en 1732, parlava de la "llengua catalana de sant Vicens Ferrer", citant com autoritat al 'Teatro de la vida' de Berlinch, pero la fulla 999 a que mos remitix diu: "suas predicationes, et sua valentina ac materna lingua semper locutos". Lo mateix trobem en el text de sa canonisació y en el del seu biógraf Razzano en 1455, ahon mos recorda que'l sant parlava "valentina lingua". Otros, como Jiménez Patón, decían que la valenciana era dialecto de la castellana (Elocuencia, 1604); o como Degenhart, que llamaba "il motto aragonese" (Pissanello, 79) al lema 'guarden les forces' del Magnánim en 1442. El siguiente es Martí de Viciana, precisamente quien más defendió la denominación de idioma valenciano en el XVI. Viciana conocía el hecho histórico (estudiado por Lapesa) de la justa filológica celebrada en la corte del papa Borja entre el 24 y 29 de junio de 1498. Los embajadores de Castilla (el padre de Garcilaso de la Vega), los de Toscana y Franciaydefendieron la latinidad de sus idiomas, pero que los cardenales Llorís compañía tenían objetivos más sibaríticos las pugnasvalencianos idiomáticas.Serra, Fue Viciana quien, anacrónicamente, recogió el guante en 1574 y defendió"la lengua valenciana, que a cada cosa tiene propio término sin buscarle de nuevo, porque acógese a su madre la lengua latina" (Alabanzas, 44). El 'Safanoria d'Or' selecciona una frase de Viciana fuera de contexto, ignorando que los escritores estaban coaccionados por factores sociales. En el XVI era frecuente el procesamiento de sospechosos de tener sangre impura, y no digamos la que se le venía encima al humanista que mostrara indicios de erasmismo, islamismo o judaísmo en obra o pensamiento. Viciana recurre al
eufemismo de llamar 'lemosino' al romance del siglo XIII, por hablar "muchos la lengua de Provenza" en 1238. El cronista otorga a la lengua valenciana la condición de "doncella virtuosa" (p. 45), y no era prudente defender un srcen autóctono contaminado de voces valencianas de srcen mozárabe o árabe. De todas formas, el de Burriana dejó claro la independencia del idioma valenciano en el XVI, aunque por evitar zarpazos de la bicha inquisitorial, alegara en ocasiones un srcen provenzal o lemosino, alejado del contacto con territorios islamizados o impuros. La precaución podía evitarle procesos como el de fray Luis de León, y de ahí que Viciana mintiera conscientemente. La mayoría de valencianos del 1550 seguía usando una lengua valenciana repleto de arabismos y mozarabismos, de igual modo que seguían vistiendo la moda mozárabe del 'saragüell' anterior al 1238, rechazando la vestimenta invasora. El caballero Viciana, por tanto, mentía conscientemente al suponer srcen norteño y afirmar que jamás "la lengua valenciana ha tomado ni usado de palabra alguna arábiga" (p. 31). Lo de la limpieza de sangre idiomática exige espacio, pero aquí lo merece el 'Safanoria d'Or' y sus colegas Pere Calostre, Vaoro Jáfer y Llaura Santacruz (Sentacreu, en valencià). La siguiente joya es una frase de Escolano de 1610, a la que respondemos con otra del mismo autor y año: "ha venido a tener nombre de por si y llamarse lengua valenciana, y a merecer asiento entre las más dulces y graciosas del mundo" (Escolano: Décadas, 1610). 'El Safanoria d'Or' incluye a Carlos Ros como defensor de la unidad y denominación de catalán. ¿Les sorprende? A mítambién, pues cita el Epítome de 1734 y, con gafas limpias, leo: "la lengua catalana es malsonante, grosera, isleña y montaraz" (Ros: Epítome, 1734), mientras que a la valenciana la acribilla con los adjetivos antónimos: "graciosa, breve, dulce, suave, primorosa, gentil, gallarda, compendiosa, pura, aguda, emphática, sentenciosa, elocuente..." (Epítome, 1734) ¿Aixina que Ros volia dirli cátalá? ¡Che, per favor! ¿Esteu maganyosos pera no entendre lo que escriu Ros dasta en lo títul?; 'Origen y grandezas del Idioma Valenciano'. Respecte a l´orige -influit per poregosos de contaminació infel-, repetix el tópic: "la valenciana y la catalana dimanan de la limosina" (p. 20). Francesc Esteve, en adorno erudito, cita a Fenollar y las 'Regles d'esquivar vocablos'. Lástima que ignore los estudios de Martí de Riquer o las investigaciones de Badía i Margarit, donde ridiculizan a los que defienden la autoría de Fenollar. Pero más grave es que se oculte lo evidente: las 'Regles' son una falsificación perpetrada por el fascista catalán Jaume Massó hacia 1920, aprovechando tres de los seis folios del siglo XV que estaban en blanco en el códice Carbonell de la catedral de Gerona. Esto lo sabían Riquer y Margarit, pero no era políticamente correcto (otra vez ataduras sociales) denunciar a Massó, mecenas enloquecido y paleógrafo fundador del IEC. Y per últim, aclarir que´l Premi Safanoria d'Or (virtual o fet cartó), no l'ampoma quansevol tarariro empalmat per febra catalanera. Mosatros (la de meua goseta, un pardal que tinc en cert puesto i yo) ham valorat els coneiximents d'Esteve y els seus companyers, 'professionals de la lingüística i professors que ensenyen historia de la llengua'. Pera més informació, dotoregeu en 'www.arreebuuurro.cony. Universitat de Valencia'. Diario de Valencia 10 de octubre de 2004
Gracias por las "perrucas", pero... Por Ricardo García Moya
El autor de "Rondalla de rondalles", el valenciano de Ontinyent, fray Luis Galiana (nacido en 1740), es considerado el mejor "escritor catalán" del XVIII por el Institut d'Estudis Catalans. Por su parte, la "Historia de la Literatura Catalana" dice que Galiana era "un entusiasta de la lengua catalana, como Carles Ros". Sí, sí, mucho, tanto que consideraba a "la lengua catalana malsonante, grosera, isleña y montaraz" (Epítome,1734, p.19). Con igual rigor, la citada HLC afirma que "en catalá escribió la Rondalla de rondalles" (p. 242), y leyendo la sinopsis hecha por Riquer nadie lo negaría: "la noia es casi amb Pep..." (HLC, p. 143). Pero Galiana jamás usó el sustantivo catalán "noia", ni el tiempo verbal "casi", ni la preposición "amb"; además, en el prólogo de la Rondalla se advierte que trataba de "pulir y adelantar la Llengua Valenciana" (p. 3), no la catalana. Con igual alegría, Riquer entrecomilla un supuesto "imprés a Valencia" de la portada, cuando en el srcinal encontramos la preposición ‘en’ ante topónimo:"en Valencia, any 1668". En el colofón recurre a la misma preposición para indicar lugar:"Se trobará en les llibreries, en lo carrer de Campaners" (p. 92). Observen que escribellibreries, no el catalán "llibreteries". La "Rondalla de rondalles" es un supermercado de la palabra donde los lexicógrafos catalanes han cargado alforjas sin pasar por caja. El expolio lo han complementado con maquillajes morfológicos y semánticos; por ejemplo: Galiana anotó la voz "peluques" (p. 81 ) como habitual en el Reino, al recogerla en boca de un labrador ya maduro (ya "ranci", ya viejo). En 1767, cuando finalizó su Rondalla en la Torre de Paterna dio fe de que la voz "peluques" estaba arraigada en el idioma valenciano. No usaba portátil, pero llevaba en "la boljaca un tinteret" (p.16) para anotar "al peu de lletra en un quadern" las voces que oía, como "boljaca" o "peluques"; palabras que la inmersión ha substituido por los barbarismos "butxaca" y "perruca". Lo sangrante es que el "Diccionario de la Generalidad Valenciana" (Bromera, 1995) y su Gramática, así como en todas las inmersoras de la Universidad, sólo figuran las voces catalanas. ¿Eran cultas? Todo lo contrario. La "perruca" inmersora es corrupción del "perroquet" francés o papagayo, que a su vez era corrupción del castellano periquito. Este apodo alusivo a leguleyos de fluido verbo no traspasó la frontera del Cenia, y la inmersión -por mucho que disimule- no aporta documentos coetáneos o anteriores al de Galiana donde aparezca la corrupta "perruca" en el Reino. Ya en 1610, el cronista de la Generalidad decía que "los vocablos groseros se quedan en la lengua catalana" (Escolano), mientras que el idioma valenciano recurría al latín para formar neologismos. Así se hizo con el vocablo "peluques", un derivado de pel que, a su vez, venía del latín pilus y no de una cotorra o papagayo. Escrig, en 1851, anotó esta familia léxica valenciana:"pel, peluca, peluquer, peluquí, peluqueríes, pelut", etc. Nuestros antepasados, dignos e independientes, no admitían saldos léxicos e injuriosos ("perruquería" equivaldría a local o jaula de cotorras). No obstante, parece que hay ayuntamientos -como el de Alcoy- que subvencionan a los establecimientos que instalen rótulos con la fáunica e inmersora "perruqueries".
Del hipermercado léxico valenciano se han llevado hasta los fideos. Fray Luis Galiana anotó la locución "fet un fideu" (p. 28) con la voz fideu, del árabe "fad" (imperativo "fid"). Nacida en el mozárabe del Reino, entre los siglos XII y XIII, se extendió a los romances españoles, italianos, provenzales y rumanos; como recuerda Corominas:"en Valencia, fideu es de srcen mozárabe y no traído en la Reconquista" (DCEC). Las primeras apariciones en neolatinas son en lengua valenciana, como en el "Liber elegantiarum" editado en Venecia en 1489 y escrito en"latina et valentina lingua" por el notario valenciano Joan Esteve, y dedicado al médico valenciano Ferrer Torrella. En ella aparece la voz "fideu", nacida del mozárabe valenciano y no de ningún romance condal. Lo que produce sonrojo es que el Dr. Corominas -como quien cosecha chufas y tratando del fideo- mete en el saco catalán el diccionario valenciano de Esteve, y habla de una supuesta "Reconquista catalana". El prefijo ‘re’ añadido a "conquista" sugiere que el Reino perteneció alguna vez a Cataluña, pero servidor sólo recuerda a los árabes, visigodos, algún bizantino, judíos, romanos, griegos, iberos y los picapiedras. Además, Cataluña no existía como estado en 1238; eran tan amorfos los condados norteños que el rey de Valencia no les permitió ni siquiera acuñar moneda con el nombre de Cataluña en toda la Edad Media. Pero los fideos son importantes, y el Dr. Corominas repite, proclama y alardea sobre la catalanidad de cualquier vocablo capturado en el Reino; por ejemplo, dice: "De un texto catalán en un inventario, creo que valenciano: cum aliquot fideus" (DCEC). Y en la primera aparición de la voz fideo en castellano, repite la maldad: "traducción del catalán, cuyo texto es de un catalanohablante, que creo valenciano" (DCEC). Miren, señores del Institut d'Estudis Catalans, quédense con las "perrucas"; pero aparten las manos y el pensamiento de todo lo que exista tras la raya del Cenia, sean fideos o diccionarios como el de 1489. Por cierto, adentrarse en el mundo léxico de fray Luis Galiana puede aliviar sofocos como el de L`Hemisfèric, mole programada para que sea "el nou espai d'immersió audiovisual" (sic), en catalán, por supuesto. La trampa se anuncia en todos los centros escolares valencianos con las groserías del IEC: Descobreix, amb, gegant, imatges, ésser humá, ofereix, espectacle, etc. Las Provincias 13 de Marzo de 1998
La científica catalanització de Carlos Ros
Por Ricardo García Moya
A don Martí de Riquer le sobraban méritos para recibir el Premio Príncipe de Asturias 1997. Personaje carismático, ha sido faro directriz de la normalització universitaria y, como autoridad en lengua catalana, sus investigaciones blindaron el escudo cíentifico de los unificadores idiomáticos. La "Historia de la literatura catalana" es su obra más ambiciosa y útil, pues rellena los desolados anaqueles literarios del condado con poetas y prosistas valencianos, justificando este traslado con intuiciones sobre lo que pensaban y sentían nuestros escritores de antaño: "Carlos Ros consagró su vida al enaltecimiento y a la restauración de la lengua catalana" (Hist. lit. catalana, t.V, p. 233). Hay que reconocer que un valenciano defensor de la lengua catalana en el XVIII sería un comodín para la normalització, pero... En realidad Carlos Ros jamás desperdició gotas de tinta en alabar la lengua catalana, a no ser que don Martí considere laudatoria esta sarta de adje tivos: “la lengua catalana es malsonante, grosera, isleña y montaraz” (Ros: Epítome, 1734, p.19). Quizá no captemos el juego retórico del notario dieciochesco, pero tildar de grosera a una lengua equivalía a considerarla basta, ordinaria y sin arte, según el diccionario de la Real Academia de la cual es miembro don Martí. También sorprende que llamarla malsonente, isleña y montaraz sea enaltecerla, por mucha polisemia que rebusquemos en acepciones, derivados y raices. Carlos Ros ocupó su vida defendiendo la lengua valenciana, que le parecía "graciosa, breve, dulce, suave, primorosa, gentil. gallarda, elegante, compendiosa, pura, aguda, emphatica, sentenciosa, suave, eloquente" (Ros, Epítome, 1734). Por el contrario, proclamó una animosidad insultante hacia "la lengua catalana, que los valencianos llamamos margall" (Epítome, p.19). El margall o comino castellano es la mala hierba que crece entre gramíneas. Usado en metáforas despectivas, "me importa un comino", equivalía a cosa insignificante de ningún valor. La inversa interpretación que don Marti realiza del ideario filológico de Carlos Ros es homóloga a la surrealista transcripción de sus textos; así, cuando en el srcinal de Ros leemos "fas yo dos coses", don Martí lo convierte en "faç jo dues coses", (Hist. lit. catalana p. 234). Si Carlos Ros escribe sin apóstrofo, don Martí lo añade. Si une enclíticos en formas verbales (acreditarme, donarlos), don Martí los separa (acreditar-me, donar-los). Don Martí modifica acentos y altera clásicas preposiciones valencianas; la conjunción copulativa ‘y’ la convierte en ‘i’, deforma consonantes geminadas con el guioncito Fabriano; y todo ello para camuflar que el léxico y ortografía de Ros se acerca al valenciano moderno. El Tratat de adages y refrans (no Tractat d'adages i refrans, como escribe Riquer) lo dedica a la Virgen delsDesamparats (no Desemparats) y emplea terminaciones verbales correctas, imprimix y consistix (no imprimeix i consisteix). Carlos Ros no podría ser presentador de Canal 9 o funcionario, pues situaba la preposición ‘en’ delante de topónimos: "En Valencia, en Alboraya". El Institut d'Estudis Catalans prohibió su uso y los inmersores lo acatan en sus textos (Gramática, Bromera 1996, p. 205). El "Imprés en Valencia" de Ros lo transforman en "a València". Ros escribía "tancat en clau" (no amb clau); Lo lladre te perea (no El lladre te peresa), llinage (no cognom), boljaques (no butxacas), trobadura (no troballa),
homens y jovens (no homes i joves), dumenge (no diumenge) y, por supuesto: grandea, bellea, vellea, fortalea, altea , etc. Otro pecado lingüístico de Ros fue mantener el clásico artículo ‘lo’, que por obediencia al Institut d'Estudis Catalans jamás pronuncian los inmersores de Canal 9. En las obras de Ros encontramos: Lo modo, lo diable, lo fill, lo Rat Penat, lo passat, lo breu, lo llaurador, lo ferro, lo molt, lo bobo, lo sabi, lo roig; y podríamos dormir al sufrido lector con centenares de citas semejantes. Otro detalle a resaltar es que sabía distinguir entre firmar escritos y signar con su signo de notario. De vivir en 1997, Carlos Ros se reiría de los vocablos censurados por los catalanes, pues ninguneaba la opinión de los usuarios del montaraz idioma vecino. El, por ejemplo, no rechazaría maestría, aunque el Diccionari de barbarismes de Isabel Gimeno (Barcelona, 1987) lo prohíba y ordene usar mestría o mestratge. En la conocida carta que Fray Luis Galiana remitió a Carlos Ros, reproduce un escrito valenciano de 1418 en el que encontramos hasta tres veces la palabra maestría. Era un vocablo clásico utilizado por nuestro Ausias March:"sens practicar maestria". Equivalía a "destrea y pericia, qualitat propia del mestre". Volviendo al tema: Cientificismo existía hasta en la gasificación de hebreos, y cientificismo hay en la manipulación que supone presentar a Carlos Ros -lingüista valenciano que consideraba grosera, isleña y montaraz a la lengua catalana- como una especie de Pilar Rahola del siglo XVIII. Lo grave es que el autor del enredo es un académico y que la Universidad, el Constitucional y el Congreso se apoyan en estos rasputines idiomáticos para perpetrar desmanes expansionistas. Las Provincias 27 de Mayo de 1.997
Las lenguas oficiales de la Cancillería Por Ricardo García Moya
Una de las consignas que más ha calado entre las víctimas de la inmersión -estudiantes, funcionarios y emigrantes- es la que propaga que sólo eran lenguas oficiales de la Cancillería de la Corona de Aragón el aragonés y el catalán. En textos inmersores de BUP leemos: "Jaime I decidió redactar en catalán, y no en latín, toda la documentación referente al Reino de Valencia" (Llengua COU, Ed. ECIR, p.107), pero el srcinal en que se basa la cita anterior dice:"In curia civitatis Valencie... omnes actus et sentencie
in romancio". Estamos ante una variedad de glosolalia, en la que el afectado inventa palabras o las dota de significado que place a su extravío. Entre los gramáticos del IEC hay casos célebres de acromegalia y aerofagia, pero la glosolalia es endémica en filólogos y siguen la glotosofía o filosofía del lenguaje del Instituto d'Estudis Catalans. El síntoma más espectacular es que leen la palabra "catalán" en textos donde no figura tal vocablo. En un libro editado por la Generalidad de Cataluña, los filólogos Bastons y Estruch -afectados de glotolalia- creen operar con bisturí semántico sobre frases confusas, restaurándolas al concepto srcinal. Del "Cantar del Cid" escogen la voz franco, explicando que el autor aludía al doble sentido de "noble y catalán". Según los autores, debiéramos corregir mentalmente cada vez que leamos franco en el "Poema del Cid", substituyéndolo por catalán. Lo mismo sucede con la prosa alfonsina (1221-1248). Su glosolalia les hace creer que donde en el srcinal figura franceses debe decir catalanes (Estruch: "Cataluña en la literatura". Barcelona 1997). La glosolalia afecta a los paleógrafos del IEC, no a los manuscritos srcinales, por lo que hay que recordar que jamás ordenó Jaime I que la documentación valenciana se escribiera en catalán. En ocasiones, aunque no era habitual, el funcionario citaba el idioma. En la documentación remitida a la Cancillería, en 1586, el consell desea que se entregue en mano a Felipe II; en este caso puntualizan que, aunque"escrita en lengua valenciana" (ACA. L.1350), sea traducida por un noble valenciano residente en la corte. Los afectados de glosolalia cuando observan"in idiomate valentino" en las actas del Compromiso de Caspe dicen que pone "català". Y quizá sea éste el documento oficial más solemne de todo el XV, al reflejar el cambio de dinastía del rey de Valencia y conde de Cataluña. Ejemplo de prosa valenciana usada por la Cancillería son las autorizaciones reales para la impresión de libros. La otorgada a Jaume Prades, firmada por el conseller real Jaume Ferrer, está fechada "a XXI de giner 1595". La Cancillería usaba léxico valenciano como el sustantivo giner, prohibido ahora por la inmersión y sustituido por el catalán gener. Este impreso otorgaba la licencia real a Jaume Prades, rector de "Ares en lo Maestrat de Montesa", frase que un afectado de glosolalia ve con alterada morfosintaxis, convirtiendo el texto de la Cancilleria en algo así como "Ares al Mestrat de Muntesa". En el permiso real hay plurales como"cofrens" -documento en el s. XIII- y la fórmula de aprobación valenciana "a nos ben vist", ahora sustituida por la barcelonesa "vistiplau". El libro de Prades se titulaba "Historia de la adoración" y abordaba tangencialmente el problema derivado de la confusión babélica y la formación de
múltiples lenguas: "Entre las quales havia (sic) muchas que, aunque distintas, se entendían unas a otras, como son agora la Valenciana y Catalana"(p. 350). El doctor Prades puntualiza que, "aunque distintas", se entendían; pero en el mismo párrafo añade otras comprensibles: la toscana, francesa y castellana. El autor aludía a las neolatinas del sudoeste de Europa, más o menos comprensibles en relación a semíticas, eslavas y germánicas. La Cancillería se castellanizó bajo los Austrias, pero la Generalidad del Reino siguió remitiendo memoriales y cartas en el idioma valenciano vivo, distinto al catalán coetáneo. Como ejemplo de léxico oficial tenemos el utilizado por Jusep Orti, secretario de la Generalidad, en una misiva oficial del año 1704:"Ya contribuixen, este any, servicis, lo deposit, atendre, inglesos, fortelees, llealtat, allaugerarlo..." (8P0, R. 2035, 10 octubre 1704). Traducido al catalán sería: ja contribueixen, aquest, diposit, atenir, anglesos, fortalesas, serveis, lleialtat, alleugerir-lo, etc. El escrito de la Generalidad contenía frases en valenciano moderno:"Y en tots estos numerosos eixercits", que la inmersión traduciría en: "I amb tots aquets nombrosos exèrcits". En fin, lo dijo fray Antoni Canals en 1395 y lo repitió el rector Jaume Prades dos siglos después, en 1595, desde su atalaya en Ares del Maestrat: aunque se entienden por su común srcen, las lenguas valenciana y catalana son distintas. Ahora, en 1999, serían acusados de sececionistas por los afectados de glosolalia. Las Provincias 16 de Mayo de 1999
Los okupas del “Liber elegantiarum” Por Ricardo García Moya
La ocupación de inmuebles con patadón Corcuera tiene su variable cultural. El okupa alega necesidad de vivienda para adueñarse de la del ciudadano que posee escritura de propiedad. El indigente literario combate su miseria apropiándose del producto intelectual del que carece. Trasladando la forzada moraleja al mundillo de Guttenberg, observamos que la primera obra lingüística impresa en los reinos hispánicos fue el "Comprehensorium", de Joahnnes Grammaticus, un gran diccionario latino publicado en Valencia en 1475. De igual modo, la primera obra poética publicada en España, "Les trobes", también vio luz junto al Turia en 1474. Y, por si fuera poco, en la Serenísima República de Venecia del 1489, Joan Esteve daba a conocer en"latina et valentiana lingua" el primer diccionario impreso de las lenguas peninsulares, el titulado "Liber elegantiarum". De esta riqueza carecían los vecinos septentrionales y, desde Milá i Fontanals, una plaga de okupas camuflados de progresistas filólogos inició el asalto con patadón retórico y coz en la puerta del Derecho y propiedad ajena. Donde leían lengua valenciana lo sustituían por catalana, extendiendo el fraude por las universidades del orbe. Ahora, en 1998, quien investigue cuál fue el primer diccionario impreso en romance leerá en la "Gran Enciclopedia Catalana" que fue el "Liber elegantiarum", y le dirán que era una "recopilación de frases catalanas". ¿Ven qué fácil es la tarea del okupa idiomático? No hay miedo al desalojo, ni Jurat d'Agravis que les tosa. Y si el estudiante consulta la "Gran Enciclopedia Valenciana" le endosarán dos disparates: que es un diccionario "catalán" y que fue impreso en Valencia. Como ya denunció Mn. Alminyana, los de la "GEV" ni siquiera olieron el incunable de 1489. Los okupas propagan el fraude entre los estudiantes valencianos. En un texto de COU leemos: "El Liber elegantiarum (sic), de Joan Esteve, es un repertorio de palabras catalanas y latinas; da mucha información sobre el catalán de la época", ("Trànsit", COU, p. 113) Es decir, repiten las consignas de la "GEC". Esta ocupación es completada con el desprecio hacia las singularidades gramaticales que posee el "Liber elegantiarum". Esteve situaba la preposición en ante topónimo, escribiendo "en Capua, en Valencia"; construcción sintáctica prohibidísima por los okupas que retozan por la Generalidad, Canal 9, sindicatos y enseñanza. Sólo admiten la norma del Institut d'Estudis Catalans: "Estic a Capua". El idioma del "Liber" pluraliza sustantivos con ‘ns’ enhomens y jovens (no homes y joves). El fret acaba en ‘t’, no como el fred "immersor". Y la dulce prosodia valenciana la reflejó Esteve respetando, por ejemplo, la consonante líquida en colps (no el catalán cops) y el vocalismo ajustado de llauger, llaugerament; no los catalanes lleuger y lleugerement, donde adjetivo y adverbio cierran vocal. Conviene recordar que las diferencias léxicas entre las romances peninsulares consistían frecuentemente en una sola letra. Pues bien, en 1489 Joan Esteve escribía en lengua valenciana estas palabras: sanch, servici, rey, bellea, agudea, bodes, aci, batallar, maravella, defendre, yo, iglesies, fadrí, mentres, fermar, etc. Léxico áureo que los okupas sustituyen progresivamente por sang, servei, rei, bellesa, agudesa, noces, aquí, lluitar, meravella, defensar, jo, esglésies, solter, mentre, signar, etc.
Sorprende el desprecio de Fuster y Guarner hacia los valencianos "anticultistas, vulgares y viciosos" que usaban el dígrafo CH. ¿Desconocían estos profesores que la ‘ch’ era imprescindible para la plasmacibn escrita de la lengua valenciana del Siglo de Oro? Hojeando el "Liber elengatiarum" observamos que Joan Esteve escribechic, chiqueta, clocha, antorches, empachar, etc. Cierto es que los okupas pueden acusar a Esteve de procaz por sus picantes frases, pero no de inculto; era un lingüista meticuloso que sabía diferenciar entre la fricativa ‘x’ deangoixa y la africada ‘ch’ de antorches. Aunque en Valencia tenemos un ejemplar del "Liber", este verano quise palpar el de la Biblioteca de Cataluña. En perfecto estado, extraña que etimologistas como Corominas o Alcover no repararan en las voces que reflejaban el sistema consonántico del valenciano clásico. Es el mismo defecto visual que les hace leer catalana donde Esteve escribió valenciana; y en lugar de antorcha leen torxa. Menos mal que la Real Academia Valenciana y el Diccionario de LAS PROVINCIAS respeta el antorches del Siglo de Oro, usado por sor Isabel de Villena -"antorcha gloriosa"- y en los versos que Pere Martínez dedicó en 1493 a la abadesa: "A vos, clara antorcha, espill d'excellencia". El uso del dígrafo en este vocablo permaneció en el idioma valenciano, aunque lo nieguen los okupas. Siglo y medio después, el poeta Jacinto Morlá escribía "ab tantes brillants antorches", en 1651; y en el sur del Reino, el autor de "Manuscrito del Loreto" anotaba "30 antorches y 30 ciris", en 1680. El "Liber elegantiarum" no pertenece a los okupas catalaneros. Es una joya del humanismo valenciano que floreció en Venecia, ciudad donde a fines del XV el genial Leonardo da Vinci estudiaba las mareas y los efebos, el maestro Giorgione decoraba el Foncado dei Tedeschi, y el curioso Alberto Durero dialogaba con Jacopo de Barbari sobre la proporción humana. Mientras, en el taller del maestro Paganino de Paganinis, el excelente papel véneto se llenaba en octubre de 1489 de voces en"latina et valentiana lingua", imprimiéndose el primer diccionario en un idioma peninsular: el valenciano. Las Provincias 20 de Septiembre de 1998
Enredos idiomáticos
Por Ricardo García Moya
El demostrar que un idioma fue usado en una época y territorio determinado puede deberse a motivaciones alejadas de la filología. Ejemplo de ello fue el caso de los judios que no deseaban abandonar el Reino de Valencia en el siglo XV y, para legitimar su asentamiento, elaboraron la historia de la lápida de un coetáneo de Salomón que habría vivido en Molvedre. La inscripción en hebreo fue labrada en 1480, y con ella trataban de hacer creer que su advenimiento al Reino fue anterior a la colonización romana. En 1617 los humanistas Peraza, Molina y Estrella creyeron el fraude, y los rabinos Moysés Bar Sehem y Ben Chaid lo difundieron por Constantinopla y Venecia al publicar la historia en 1546. En “Sendas del deleyte” aseguraba Moysés “haber visto en Murvedre, del Reyno de Valencia, una piedra antigua con el epitafio de un militar de Judea”. El texto de la lápida fue traducido al valenciano, no al catalán:“en un códice dedicado al Duque de Segorbe se trasladó dicha inscripción en lengua valenciana: Es esta la fossa de Adoniram, que vingué...”. (Memorias Real Academia de la Historia,1876, p. 387.) Otro colectivo que exageraba la antigüedad de su idioma fue el catalán. En el siglo XVIII -cuando la Real Academia de la Historia investigó el fraude de Molvedresurgieron en Barcelona los Antón Bastero y Lorenzo Esteve que consideraban a la lengua catalana como srcen del valenciano, castellano y provenzal. Esta tesis fue replicada en 1772, sin la contundencia que merecían, por el notario José Mariano Ortíz en un “Informe histórico” dirigido a Carlos III, en el que explicaba la relación entre las neolatinas hispánicas. Funcionario del Palacio Real, el acceso a documentos allí depositados le llevó a la teoría de que el romance valenciano había asimilado influencias de las lenguas “castellana, navarra (vasca), provenzal, catalana, aragonesa...”, en sus inicios. En el informe, Ortíz consideraba que el provenzal y el catalán del siglo XIII eran una misma lengua. Fue Ortíz uno de los primeros en destacar que Jaime I llamaba romance -no catalán- al idioma hablado en Valencia:“el Rey ordenó en 1240 a los jueces que en nostro Romanç diguen les sentencies que donarán” (f. 49). El Conquistador era consciente de las diferencias entre el romance de Montpellier -su lugar de nacimiento-, el de Valencia, Aragón y condado de Barcelona (Cataluña no existía como estado en 1238). Refiriéndose a las ordenanzas medievales, recuerda que“estaban en latin y en idioma valenciano, por tener fuero expreso de extenderlas en qualquiera de estos dos idiomas”. Con documentos ante sus ojos, añadía que se formó otro idioma distinto al provenzal y catalán, “que se reconoció en el Reyno por lengua nostra materna” . Todo ello se podía comprobar en fuentes como“la sentencia arbitral de Inocencio de Moya, escribano a 17 de mayo de 1407, que nombraba a la Latina lingua nostra y Lengua Valenciana” (f. 49). Los filólogos catalanes, después de la réplica valenciana y castellana, modificaron la estrategia. El discurso de ingreso de Antonio Francisco Tudó en la Academia de las Buenas Letras de Barcelona, en 1792, trataba “Sobre la lengua catalana” y su defensa contra los que no la consideran “entre las verdaderas hijas de la latina” (B. Univ. Barcelona. Ms. 2029, f.107). Para el académico, los que sostienen qua el catalán
“dimana de la lengua lemosina” son unos “necios” que le tienen “ojeriza” (sic). No obstante, pese a su agresividad, Tudó reconoce que lemosín y catalán no tenían“más diferencia que llamarse con distinto nombre”. Es decir, el argumento que esgrimen los inmersores respecto al catalán y valenciano. En su alocución a los académicos barceloneses, Tudó considera que “en los libros antiguos castellanos, catalanes o lemosins no se halla más diversidad que en la pronunciación y terminación de algunas voces” (f. 108). En 1238 los romances peninsulares no estaban definidos ni reglados, y si aplicáramos el criterio que justifica la muerte del valenciano moderno en pro de una normalizacibn basada en la antigua igualdad, también podría unificarse el castellano y el catalán; pues, según Tudó, retrocediendo en el tiempo “no sólo hallarían unión con la lengua lemosina, sino con la castellana” (f.108). Razón no le faltaba, ya que la mezcolanza sintáctica, y léxico como “feble, llur, conquesta, avant, nafrar, aquest, ferir, tot, altre”, etc., aparecen en textos castellanos medievales. En el Poema del Cid, por ejemplo, leemos“tornada, visquiessen, iscamos, hom, ixieron”, etc. De aquellas discusiones dieciochescas se ha pasado al tiro al plato por los miembros del Institut d´Estudis Catalans. Vean un ejemplo: el poeta gerundense del XV Francesc de la Via ( muerto en 1443), cuya escasa obra (dos poemas, dos canciones y una copla) ya fue publicada para bibliófilos en los años sesenta -respetando bastante el provenzal srcinal- está siendo acondicionada para una edición destinada al lector general. El barcelonés Arseni Pacheco, encargado del trabajo, piensa que la obra de Francesc “es anterior a la de March, y que los críticos buscan la posibilidad de hallar en él un antecedente del poeta valenciano”. Aparte de convertirlo en padre poético de Ausias March. sin un sólo apoyo documental, lo que sonroja es que encasillen a Francesc de la Via como “figura de las letras catalanas”, cuando su producción “está escrita en lengua provenzal”. Este inconveniente es lo que motiva la edición “acondicionada al público”; con ella, la obra en lengua provenzal quedará trasformada en catalana, enriqueciendo la vitrina donde también están, indebidamente, los clásicos valencianos. Las Provincias 14 de Enero de 1998
El “catalá generós” de Valencia Por Ricardo García Moya
Una simple coma puede crear gentilicios. Así, en el "Catálogo de manuscritos catalanes" (Madrid, 1931) Domínguez Bordona incluye la "Relació de la Germanía" escrita por "Guillem Ramón, catalá generós". !Qué raro! El hijo del Barón de Planes, villa del Reino de Valencia, proclamaba orgulloso su catalanidad en 1519. Pues no se lo crean, simplemente era una alteración del srcinal (que he confrontado en la Biblioteca Nacional) con la adición de una coma. Más respetuoso, Ximeno dejó en el siglo XVIII esta nota sobre el autor e idioma del manuscrito:"Guillem Ramón Catalá escribió un diario en lengua valenciana" (Escritores del Reyno, Valencia 1747, p.79). O sea, que "Guillem Ramón Catalá, generós", lo transforman en "Guillem Ramón, catalá generós". El "generós" era título del Reino que le correspondía por pertenecer al estamento militar. Figúrense si cambiamos la coma a"Bautista Catalán, natural del Reyno de Valencia" (A.C. Aragón, L.630), que perdió la mano derecha luchando contra los catalanes; se convertíría en "Bautista, catalán natural del Reyno de Valencia". De igual modo sería andaluz Francesc Sevillano, de Oropesa, antiguo director del Archiu de la Corona; y serían valencianos los catalanes del siglo XV "Jaume Valencià, de Sant Fruitos; Joan Valencià, de Sant Julia Sassorba, y a la viuda de Pere Valencià, de Vic", (Canc. 1463, CSIC, Barcelona 1975) . Quien incrustó la coma, qué casualidad, fue miembro del Institut d'Estudis Catalans. En consecuencia, hay que utilizar lupa como hace D. Fernando Lázaro Carreter al criticar a periodistas y literatos, aunque sus dardos filológicos sean agridulces. No dudó, por ejemplo, en señalar a Goytisolo por sus "clichés sintácticos aborrecibles" y usar la forma "andase" en la página 226 de "Estatua con palomas". Denunció la prosa llana de Soledad Puértolas, y los adjetivos gastados de Masoliver; aunque el dardo más doloroso lo lanzó a la californiana que investigó el erotismo hispanoárabe. Pero el autor de "El dardo en la palabra" también tropieza. En el "Diccionario de términos filológicos" hay lapsus que hasta la fecha -ocupado en fiscalizar a los demásno ha enmendado: "En Valencia, el término valenciano, usado alguna vez durante los siglos XIII y XIV, fue abandonado y se prefirió el de lemosín, usado hasta el siglo XIX" (Lázaro Carreter, F.: Diccionario, Madrid 1987, p. 259). La ambigüedad confunde. En primer lugar, el término valenciano referido al idioma no aparece en el XIII (nos gustaría afirmar lo contrario, pero sería mentir). En los "Furs", reflejo del concepto ídiomático de la cancillería real en el XIII, denominan "romanç" a la lengua. El segundo fallo es más grave, pues la afírmación de Don Lázaro Carreter de que el término valenciano relativo al idioma es abandonado después del siglo XIV produce espanto. Y, hasta la fecha, nadie ha protestado. Ahora comprendemos que el Diccionario de la Real Academia Española, de la cual es director D. Fernando, considere el valenciano como un dialecto similar al bable o al panocho. Los académicos que con tanta ligereza condenan la singularidad de nuestra lengua y firman panfletos en su contra, debieran saber que a partir del siglo XIV y hasta el XX está documentada la constante utilización de los términos"idioma valencià y llengua valenciana" en todos los géneros literarios. Justo lo contrario de lo que enseña este Diccionario a los filólogos de España y América.
Estos conceptos en obra tan utilizada (3 ediciones y 7 reimpresiones) generan que despistados catedráticos de universidades extranjeras aplaudan la inmersión catalana en el Reino. Y hay más detalles inquietantes sobre Don Fernando Lázaro, como la crítica teatral en la que reproducía un texto entrecomillado de Bruniquer -archivero catalán del siglo XVII- con una estridente "amb", desconocida en el Barroco. El académico aragonés olvida que la preposición "amb" jamás fue utilizada por el erudito Bruniquer, y que su implantación actual se debe al capricho normativo del Institut d'Estudis Catalans. Con errores y abusos, la catalanización avanza. Así, la alteración de topónimos valencianos (Alcoy, Muchamel, Elig...) siempre está basada en el Institut d'Estudis Catalans. Sucede, por ejemplo, con la imposición de Castelló de la Ribera; el Dr. Corominas, en 1980, ya despreciaba el topónimo oficial y en su Diccionario Etimológico utilizaba Castelló de la Ribera. Por su parte, la Enciclopedia Catalana embrolla datos para dar a entender que la denominacíón de "Villanueva de Castellón" tiene origen en el 1731; cuando en carta de 1592 leemos: "Villanueva de Castellón, la qual ha quatro años que V. M . mandó dar título de Villa" (A.C.Ar., L.651 ). !Vaya porvenir! Mientras defienden, dicen, la cultura valenciana por la patria de Cantinflas; aquí, en el Reino, la catalanización ordena y manda. Ahora mismo, las Universidades de Valencia y Castellón celebran jornadas de Literatura catalana "per a infants i joves", no "pera chiquets y jovens". Por cierto, no lancen dardos con el "pera" (castellano para), pues fue preposición usada desde la Edad Media hasta principios del siglo XX; cuando los del Norte la prohibieron. Las Provincias 6 de Octubre de 1997
La cárcel normativa viaja por el tiempo Por Ricardo García Moya
He vuelto mentalmente a Catarroja arrocera y sensual al hojear un bando ordenado en 1770. Al regente del Reino le había llegado información sobre "gravísimos perjuicios que causan al bien de las almas y sociedad civil el poco decente traje de los calzones anchos". La foránea autoridad -acostumbrada a la hermética moda de la gélida Castillaamenazaba con encarcelar a los valencianos que llevaran el saragüell sin normalizar. El regente (que no tenía que socarrarse en las huertas de Orihuela o Chirivella) prohibía "calzones anchos si no llevan debajo de ellos otros atados por bajo los camales; y sólo se podrá aflojar en el campo, sin que les sirva de descargo decir que vienen del trabajo y están camino de casa; pues deberán guardar esta prevención de honestidad, sin más licencia que la de poder soltar el apretador del camal de los calzones mientras estén en sus labores, con lo cual se salva la modestia". Cinco días de prisión sufrirían los labradores que incumplieran la norma. Han pasado siglos, y otros censores -ahora catalanes- vuelven a corregir a nuestros antepasados del rococó con normas extrañas. Así sucede en la ‘Historia de la Literatura Catalana’ de Martí de Riquer cuando afirman que la crónica de las "Fiestas secualares" (Valencia, 1762) del jesuita Tomás Serrano , estaba escrita en castellano, salvo ciertas poesías y la convocatoria de premios o cartel que aparecían "en catalá" (Riquer, M.: Hist. Lit. Cara.t. VI, p. 225). Para comprobar algo tan curioso busqué la obra srcinal. En la página 76 estaba el citado "cartell de premis en catalá", pero el texto de 1762 no concordaba con lo entrecomillado por los filólogos del IEC. Allí, ni en ningún párrafo del voluminoso libro aparecía la mínima referencia a la lengua catalana; ninguna. Por el contrario, el ilustrado Tomás Serrano (que era de Castalla) dejaba muy claro que:"el Cartel estaba en Lengua Valenciana, que lleva en sí no sé qué gracia difícil de trasladarse a otra" (Serrano, T.: Fiestas seculares. Valencia 1762, p. 76). Contrariando la voluntad del culto Tomás Serrano (catedrático, latinista, escritor, etc.) su obra ha sido "normalitzada" a placer por los filólogos del IEC. Como si fuera un indefenso estudiante actual, lo han encerrado en la metafórica "cárcel normativa" y, como los saragüells idiomáticos del P. Tomás no cumplían las normas del Regente (léase Institut d'Estudis Catalans) han rediseñado gramaticalmente su obra a la moda catalana. El jesuita, por ejemplo, usaba "naixquí, naixqueres, naixqué", formas valencianas del pretérito perfectopor simple. Si La lo misma hiciera Generalidad ahora no podría accederencargó al funcionariado, al estar prohibidas el IEC. Valenciana a Bromera (la más catalanera del mercado) la edición de "Els verbs valencians" (Alzira 1995) inspirada en libros como "Els verbs catalans" de la "Col·lecció Pompeu Fabra" (Barcelona,1984). Lógicamente, excluyen las formas valencianas de Tomás Serrano e imponen las catalanas: "nasquí, nasqueres, nasqué". La manipulación practicada por el equipo de la "Historia de la literatura catalana" es sonrojante. Las poesías "en catalá" figuran en el srcinal como "versos en valenciá"
(p.150) y - para hacer verosímil el engaño- modifican palabras, sustituyen terminaciones, añaden guiones y silencian ortografías. Así, donde en el texto de 1762 dice "mes ilustres”; en la HLC lo transforman en "mes il·lustres", con la bárbara l·l geminada del Institut d'Estudis Catalans. Tienen impunidad asegurada. Donde el jesuita escribió "de hermosura", ellos añaden apóstrofo, "d'hermosura". La Y griega del srcinal -sea conjunción copulativa o semivocal- la convierten en ‘i’ latina. Invariablemente, donde el equipo de Martí de Riquer encuentra el pronombre "Yo" (p.e. "yo tinc") lo transforman en el catalán "jo". La HLC esquiva versos en que aparecen elementos soterrados en la "cárcel normativa" del IEC: "chiquet" con CH (p. 151 ); el odiado artículo "lo", capaz de sustantivar adjetivos; el "vixquen", con X; el numeral u, "cent per u", etc. No tienen otra opción. Un intelectual como Tomás Serrano, capaz ¡en 1762! de escribir "Mata la fam en pà" (p. 157) con la preposición "en" -no la ‘amb’ catalana- necesitaba censura del IEC para que su testimonio no ridiculizara las consignas sobre unidad de las lenguas valenciana y catalana. El IEC padece halitosis y su hedor hay quien lo vende como aroma de azahar. Así pretenden en "Control lingüístic o caos" (Ed. Bromera, claro está, 1996), donde esgrimen la teoría del garrotazo metafórico y administrativo para los insumisos idiómaticos como el P. Tomás Serrano. Los profesionales de la inmersión pretenden que nadie escape de la "cárcel normativa" (infeliz concepto que surge en el panfleto citado). Los valencianos, pacíficos y tolerantes, estamos condenados a sufrir periódicamente las mazmorras normativas de nuestros vecinos catalanes o castellanos. Hay grilletes para todos, sean autores del siglo XVIII, labradores con saragüells estivales o la revista del IVAJ. Aunque no deben pasarse, pues la cornada del manso puede hacer pupa. Las Provincias 24 de Noviembre de 1996
El gori-gori en idioma valenciano Por Ricardo García Moya
Con cien subvenciones por banda, Giuseppe Grilli (Italia, 1946), navega puñal en boca por aguas del Reino. Si los corsarios entregaban parte del botín a quien les había concedido patente de corso, Grilli captura escritores como Pere Jacint Morlá (+1656), y, tras `normalitzar´ su obra, los ofrece a Cataluña. ¿Qué recibe a cambio? Todo, desde trabajo como profesor de catalán hasta la Creu de Sant Jordi 1996. La Generalitat Valenciana, manirrota y colaboracionista, ya ha distribuido por todas las universidades la "Antología de poetes catalans", donde Grilli convierte en catalán a Morlá. Estos zapateados sobre nuestros testículos son jaleados por la academia de Ascensión y los costaleros del P.P. aprovechándose de los dogmas que han impuesto; como que una voz valenciana no debe coincidir con otra española. La realidad es más sutil. En los versos de Morlá hallamos "antichrist" y "Christo", siendo las dos correctas; y así lo defendía Corominas al glosar la frase: "el Sant Cristo de Paterna" (DECLLC), El etimólogo, en catalán, decía: "Jo no he cregut mai que Cristo siguí un castellanisme" ; y recordaba la reacción de un cursi valenciano que afirmaba que "Cristo es castellá", pero Corominas reflexionaba: "per a mi ens ve dels mossárabs". Las sordideces que practica Grilli con el idioma valenciano son idénticas a las de Rita Barbera y Camps; p.e., fulmina toda "ch" del manuscrito de Morlá;"dels nobles los mes machucos,,,/ y los frares en capuchos" (BUV Morlá: Ms. 666, h. 1649); que Grilli corrompe en: "matxuxos" y "caputxos" (p. 172). Presentado como "especialista de renom internacional en poesía catalana" (Antología, p. 7), Grilli se burla de la morfología srcinal: "fondellol", presente en dos versos, lo convierte en "fondellos"; las "chufes" las transforma en "xufes" y el sustantivo"morritort" lo muta en "morriort" pese a que el contexto no admite dudas: "les que anaven de part, / no tastaren morritort". Las hojas del morritort poseen un sabor picante y propiedades que, según parece, perjudican a las embarazadas, por lo que en las fiestas del "Sant Christo de la Corona" beberían y comerían "anís, fondellol, coques, pastís, chufes..." (Ms, 666), pero no morritort. La voz está documentada desde los clásicos: "en lo meu hort / e morritort" (Roig: Espill, 1460); "morritort: nasturcium" (Esteve: Líber, 1472). El vocablo se extendió por la ruta valenciana a Lleída y -por aquello de la apropiación de léxico literario valenciano-, los del IEC han ido postergando las sinónimas catalanas "murrissá, créixecs, graixes..." Grilli falsea las morfologías valencianas. Así, la de"baluart" la catalaniza en "baluard", al gusto del IEC y su mascota AVL. El filólogo italiano olvida que"baluart" es grafía culta al derivar del galicismo ''balouart" y que el sustantivo militar aparece en idioma valenciano antes que en catalán: "davant la porta... un baluart" (Joanot Martorell, h. 1460). La unión de vibrante sonora y dental sorda "rt" en posición final fue respetada hasta la llegada del fascismo catalanero que imponía la sonora "d"; pero tenemos documentación: "fortificar o reparar los baluarts" (Pou: Thesaums, 1575); "y lo baluart respongué" (Dietari Porcar, 19 febrer 1599); "lo baluart tir a tir" (BUV Ms. 666, h. 1649); "guarnit com un baluart" (Clavero de Falces: Poesies, 1668)"desde el Baluart del Grau" (Bib. Nac. Ms. 3905, 1801); "baluart" (Fullana; Voc, 1921); "baluart" (DRACV 1997). Partidario de la claridad léxica. Morlá escribía:"So Agramunt, al cánter dígali cánter, / al salchichó, salchichó" (Ms. 666); algo que no hace Grilli cuando afirma que Morlá usa la lengua catalana, pese a que el manuscrito lo desmiente:
"aquell que té art poetich / de la llengua valenciana". No es lo mismo el catalán "salssisot i salsítxaire" que el valenciano "salchichó y salchicher". Observen que el tratamiento valenciano de cortesía"so" aparece en el texto (So Morlá), por lo que no es neologismo sainetero del XIX como creía Fuster También usa adjetivos valencianos como "robust", creado por fray Antoni Canals:"fort e robust" (Scipió, c. 1395), a partir del latín "robustus". El vocablo tuvo éxito entre los clásicos:"un rey robust" (Roig: Espill, 1460), y los barrocos como Morlá:"ab lo chonech més robust"(Morlá, h, 1649), apareciendo el sustantivo "robustea" (Escrig: Dicc. 1887). Es evidente que el romance catalán se alejó del provenzal gracias a la asimilación del idioma valenciano de Canals, Roig y Martorell, así como el de los alumnos y profesorado valenciano en Lérida. Para obtener una Creu de Sant Jordi hay que despreciar la historia del idioma valenciano y su proceso de creación y evolución constante hasta la llegada del fascismo catalanero. Así, por ejemplo, del verso "el Mícalet... tocava lo gori-gori" que Morlá escribió entre 1630 y 1650, ningún etimólogo dice nada, pese a que en catalán aparece "gori-gori" siglos después y en el diccionario de un valenciano afincado en Barcelona:"Gori-gori, veu onomatopeica estrafent el cant dels sagristans. 1.a doc.: 1839, Lab." (Corominas). Puede que tenga razón el etimólogo catalán, y que el gori-gori fuera onomatopeya del canto fúnebre de curas y sacristanes en los siglos XVIII y XIX; pero en el idioma valenciano del 1600 alude inequívocamente a una melodía alegre y festiva. En las estrofas donde Morlá describe las"mil festes" en honor del "Sant Christo de la Corona" no hay nada lúgubre: el pueblo degusta"fondellol, anís, coques y chufes", el baluarte dispara la artillería, "ensengueren mil graelles / per les plaçes y cantons"; todo es luz, las jóvenes ponen faroles y "cresols totes les velles"; los cohetes y petardos acompañan al tabalet y dolçaina, la guilindaina, chirimies, chacona; estruendo al que se suma"lo sambori" que "repicava les folies y el Micalet tocava lo gori gori". Todo alegre, desde la folía o danza de música enloquecida hasta el gori gori de las campanas del Micalet. Evidentemente, el gori-gori del idioma valenciano del 1600 tenía connotaciones festivas; es decir, sería semánticamente antonímico del actual. Existía "gorga" (garganta, remolino en un río, etc.) en castellano medieval y valenciano, así como los derivados gorguera, gorgorito, etc.; pero, por raro que parezca, del pleonástico "gori-gori" nadie ofrece ejemplos medievales, así que los valencianos y castellanos del XVII serían los primeros de las románicas hispánicas; aunque existía "gori", palabra vasca: "gori significa centella" (Poza, Andrés: De la antigua lengua, 1587, f. 16) ¿Aludía gori-gori a las rítmicas centellas del martilleo del terrero? Pero el vasco gori también tenía acepciones de incandescente y ardiente; asociándose al fuego, al color rojo (gorri) y la sangre, recordando el "gore" inglés. El srcen onomatopéyico es simplista, al no valorar la presencia de gori en la franja del indoeuropeo. En India, por ejemplo, se veneraba una diosa Gori y, como anécdota, actualmente está de moda en aquel país la canción en hindi e inglés "Gori, gori", de Anu Malik (Esta chicona no es del Fascisforum 2004; lo de Anu es nom propi, res que vorer en la fínor lléxica catalana "anus"; y lo mateix Malik, sinse parentesc en el valenciamelic, o el catalá "llombrigol"). Diario de Valencia 16 de mayo de 2004
Otelo y las misas de San Vicente Por Ricardo García Moya
En 1991, el hispanista Michael McGaha daba a conocer sus investigaciones sobre el criptojudío Antonio Enríquez Gómez, autor en 1661 de “Las misas de San Vicente Ferrer”; obra que rompía moldes y que se distanciaba de las comedias místicas. El escocés la considera “una de las comedias más srcinales del Siglo de Oro”. Del análisis de McGaha surgió “Otelo y Las misas de San Vicente Ferrer” (Ed. Támesis, 1993). En este ensayo destaca la similitud entre el shakespeariano Otelo y el moro Muley, protagonista de “Las misas de San Vicente”; ambos viven azarosamente y encuentran fatal destino al enamorarse de una mujer blanca. Dada la popularidad del drama de Shakespeare, glosaremos el de Enríquez: el “moro Muley”, tras sufrir mil penalidades, es salvado de la muerte por Don Bartolomé de Aguilar, personaje de un humanismo antirracista opuesto al oscurantismo simbolizado por su criado Soleta. Ya en España, Muley se enamora de Francisca, mujer de Don Bartolomé, logrando con engaños sus bajos deseos. Enloquecida por el deshonroso embarazo la dama se suicida tras asesinar a Muley. McGaha desvela segundas lecturas y destaca que seis meses después de firmar el manuscrito de Las misas de San Vicente, Antonio Enríquez Gómez fue detenido por la Inquisición de Sevilla, falleciendo en la cárcel. Los misterios que envuelven al barroco Enríquez, oculto tras la firma de Fernando de Zárate, generan dudas a McGaha: “¿Pudo considerarse su obra como subversiva y atraer la atención sobre el dramaturgo que escribía bajo el nombre de Fernando de Zárate?”. El ensayo finaliza con este halago al dramaturgo: “Escribir Las misas de San Vicente Ferrer fue un acto de valentía insólita en aquella época en que la mayoría de los escritores españoles mantenían un silencio absoluto frente a la tiranía racial y religiosa”. La exposición de McGaha es rigurosa en apariencia, aunque omite la topografía urbana del argumento. Extrañado, al consultar el manuscrito autógrafo del XVII, en el primer folio, leo: “En este jardín de flores de Valencia” . Y compruebo que Don Bartolomé de Aguilar era valenciano, igual que su esposa Francisca Ferrer, hermana de S. Vicent Ferrer (equiparable, según McGaha, a la Desdémona de Otelo). En el texto hay referencias a Morvedre (f. 25); y el lugar donde culmina el drama es en Valencia ¿por qué lo silenció McGaha? El hispanista ocultó la valencianía del argumento y cometió una incorrección similar a la de Enríquez Gómez; que no utilizó el seudónimo de Fernando de Zárate para huir de la Inquisición, sino para ocultar el robo intelectual de “Las misas de San Vicente Ferrer”, cuyo autor era el valenciano Francisco Redón. En 1634 -veintisiete años antes de que Gómez o Zárate firmara su “alegato antirracista”- Redón publicaba en Madrid “Las misas de San Vicente Ferrer” dedicadas“a Francisco García, benemérito Jurado de Valencia”. Este drama novelado de 248 páginas fue expoliado por Enríquez o Zárate hasta reducirlo a las 32 de los ejemplares de Sevilla y Salamanca, plagiando argumento y nombre de los protagonistas: Francisca Ferrer, Bartolomé de Aguilar, el criado Soleta, etc. McGaha omitió el lugar de los hechos, pese a estar especificado en el srcinal de Redón y la copia de Enríquez o Zárate. Don Bartolomé dice:“Yo soy de España, natural de
una ciudad cabeza de uno de los Reynos della (sic), a quien llaman Valencia” (f.7), y cuando Francisca ingresa en el convento:“entró en San Julián en el arrabal que llaman hoy Calle de Murviedro entonces conocido como arrabal de San Guillén” (f.77). Si McGaha hubiera seguido la pista valenciana, sabría que Redón atribuyó srcen “cristiano de Etiopía al negro moro” por las sonadas visitas que los frailes etíopes realizaban a la ciudad del Turia en el 1600. Los valencianos asistían a las misas celebradas por los etíopes en el convento de Predicadores, aunque sólo entendían “Iesus Christo, María, Amén” (Urreta: H.Ecles. Valencia 1610, p.606). Sin miedo a la Inquisición, en 1698, se reeditaba en Valencia “Las misas de San Vicente”. Ya no vivía Redón, pero el impresor Bordazar no fue molestado por el Santo Oficio. La gloria literaria del prolífico Antonio Enríquez Gómez (1600-1662), creador de la Vida de D. Gregorio Guadaña (a.1644) no necesita apropiarse de la novela valenciana de Redón. Su condición de criptojudío ha disparado el interés hacia su obra en el Estado de Israel y su poderosa maquinaria cultural. Pero McGaha opina lo contrario, sustrae la propiedad a Redón y oculta referencias a los valencianos, divulgando confusión por las universidades europeas, canadienses y norteamericanas. Es curioso, pero todos huyen de usar el gentilicio al glosar a nuestros literatos. Entre los miles de libros catalanes que la Generalitat compra para los centros de enseñanza está “Valéncias” (Ed. Eliseu Climent) del nosferatu Pere Gimferrer. Pese al titulo y pese a que trata sobre el “Tirant lo Blanch”, el catalán juega con los conceptos tan hábilmente que jamás menciona Valencia, Gandía o los valencianos. McGaha silencia las múltiples vinculaciones con el Reino:“valenciano mercader” (f.7), “las costas de Valencia”, “vuelvo a Valencia, mi Patria” (f.14). Incluso omite aludir al jardín de naranjos donde culmina la tragedia: “el enamorado negro introducido en el jardín, que por extremo los tiene Valencia, de quien las mujeres son tan aficionadas” (f.45). Y la presencia de S. Vicent Ferrer, en contra de lo dicho por McGaha, es decisiva en el complejo drama. Más que alegato antirracista, la obra preconiza la literatura popular hagiográfica del XlX, los “Milacres de Sent Vicent”. Tenemos que sonreir ante el saqueo. Escarbando en el detritus encontramos que la Editorial Támesis está relacionada con la generosa Alfons el Magnánim, institución dedicada con finura a castellanizar y catalanizar la sociedad valenciana. En publicaciones como “Teatro y prácticas escénicas” (Ed. Támesis, Inst. Alfons el Magnánim), culebrean traviesos los reyes del mambo: Evangelina Rodríguez adorando a Fuster y clavando lo de “País Valencia”, aunque la documentación diga Reino; el doctor Taranyines y los Oleza, Sirera, Canet Valls, etc. Es evidente que atribuir una de las obras más srcinales del Siglo de Oro (McGaha dixit) al valenciano Redón irritaría culebras. De este modo, en las universidades donde está distribuido el libro, Enríquez Gómez será el autor de “Las misas de San Vicente Ferrer”, y nadie sabrá que es una joya de la cultura valenciana. Sobra Eliseu Climent para destruirnos. Diario de Valencia 15 de abril de 2001
La monja cojonera Por Ricardo García Moya
Sucedió hace quince años, en un repleto compartimiento del Irún-Lisboa de lenta velocidad y mucho ruido. Había decidido aquella tarde de agosto, pensat y fet, estudiar in situ la Real Senyera pintada sobre el portulano del “Museu de la Marinha” de Lisboa (copia de la auténtica de Módena, del XV con corona y franja azul). El interior del nocturno armatoste que se arrastraba hacia la ciudad del fado (con d, ¿eh?), me hacía soñar con el novelesco Transiberiano; y allí -entre peste, penumbra y sudor- estaba la limpia y locuaz monja cojonera, dispuesta a impedir que nadie pensara, o hablara nada incorrecto. Y dieron la una, las dos y las tres de la madrugada, y la monja hablaba, hablaba, hablaba. Nadie pecaría en aquella sauna que olía a bacalao, ni la anciana portuguesa de tez rojiza, ni los estudiantes que le seguían el rollo o los demás viajeros atrapados por la parlanchina mística. A las tres de la madrugada, cuando era lógico que la monja cojonera cerrara los ojos... ¡sacó un guitarrón y se puso a cantar! Al amanecer se adormiló el bicho. Aparte de la monja cojonera que emite ruido, hay variables como Sor Lucía Caram, joven dominica contemplativa del Monasterio de Santa Clara de Manresa, actual estrella del catalanismo místico que hace exclamar a sus fans: “¡Caram amb la monja!”. Sor Lucía nació en Tucumán en 1966, pero a los 22 años “decideix venir a Valencia, perque a l’Argentina, la vida contemplativa s’ha quedat enrere, era imposible desenvolupar les inquietuds”. Como buena argentina, escribió sobre psicología, teología, pedagogía, homeopatía y demás gías y tías que ustedes puedan imaginar; aunque su vida cambió gracias al motilón leonés que le aconsejó: “Creu en Déu més que mai i aprén català”. Obediente, aprendió la lengua del IEC con el “Digui-digui” y, en la actualidad, aparte de colaborar con la “fundació Joan Maragall”, es una escritora aplaudida por las huestes del Maragall de la Corona y la Ferrussola de los emigrantes. El 26 en mayo, el mismísimo alcalde de Manresa Jordi Valls i Riera presidía la presentación del diccionario de nombres que, según Sor Caram, es para que los padres pueden elegir el nombre de sus hijos en castellano, euskera, gallego y catalán; pero no en valenciano, idioma inexistente para la contemplativa argentino-catalana. Los del “Diguidigui”, según parece, la han incorporado a la cruzada contra Valencia. La experta en antropónimos y doctorada en “Digui, digui” recoge minuciosamente el lugar de srcen de los santos catalanes, sean famosos o piltrafillas (Santa Joaquina Vedruna nació en Barcelona el 23 de abril de 1783; San José Oriol, sacerdote barcelonés; San Antonio María Claret, nació en Barcelona el año 1807, etc). No obstante, al abordar nombres como Vicente, a Sor Caram no le queda más remedio que citar a San Vicente Ferrer, concediéndole más tinta que a otros: “Religioso dominico de gran influencia.... “, pero la inocente contemplativa desconoce, ¡qué casualidad!, el lugar de nacimiento del famoso predicador y para nada lo relaciona con Valencia o los valencianos. Para esta Sor Citroen de la onomástica no existimos, pese a sus años de residencia en la ciudad del Turia. Respecto a Vicente ofrece estas variables: “Catalán: Vicent, Vicenç; gallego: Vicenzo; euskera: Bingen, Bixente; francés, inglés: Vincent; italiano: Vincenzo” (p. 383). La
monjita sabe que Vicent es valenciano y Vicenç es catalán, pero quizá si los diferenciara no colaboraría con la fundació Maragall, ni el alcalde de Manresa la aplaudiría. La onomástica de Caram apesta más que el Irún-Lisboa. De Joaquín, por ejemplo, ofrece hasta el hipocorístico catalán Quim, pero desprecia su equivalenteChimo, documentado literariamente en idioma valenciano antes que Quim en catalán:“Rahonament entre Chimo el Gros...”, 1797”; “Chimo Torrosos” (Merelo: Tot ho apanyen els dinés. Choguet valenciá. Lérida 1866);“Chimo el matalafer” (Fuster, Ll. : El nano de la falla, 1894). Del latino “manuparare” ofrece el catalán Empar, silenciando los valencianos Ampar, Amparo, Amparito, Amparigües, Amparín, etc. Con alevosía, pues de ingenua no tiene nada, la monjita también da el castellano Dionisio; catalán: Dionís; gallego: Dionis; euskera: Dunixi; francés: Denís, etc.; pero calla la referencia al valenciano Donís, nombre propio que hasta la colaboracionista Gran Enciclopedia Valenciana reconoce como valenciano. Ahora, Sor Caram, me dirijo a usted con el cariño que merece su condición de mujer entregada a la contemplación y al “Digui, digui”, pero no puedo dejar de aplicarle el epíteto de monja cojonera por despreciarnos a los valencianos. Usted finge desconocer que al Manel catalán corresponde elNelo valenciano, y que tenemos nombres propios e hipocorísticos tan respetables como puedan ser los gallegos, vascos, catalanes y castellanos que tanto admira. Aquí viven Vicenta y Visanticos, Conches, Nelos, Amparitos, Donís, Batistes, Ricarts, Sentos, Boros, Gerarts, Huísos y Lloisos, Quelos, Toniques, Sensis, Visantetes, Goris y Goriets, Tanos, Peranses, Cheronis, Baoros, Chimos, Francisquetes, Chuanos (sí, con ch), Colaus, Pepiquetes, Tófols, Blays y Blayets, Matietes, Micalets, Nasios, Enriquigües, Rafels y Rafelos, Tonets, Cayetans, Melchiors, Eduarts, etc. Hay documentación; así, de Ricart (no Ricard), por ejemplo: “mossen Lluch Ricart” (Siurana: Disputa de viudes, 1561); “Ricart al Sant ha posat...” (Fiestas a Tomás de Villanueva, 1620); y si Marti Gadea traducía Milagros a Milacres en 1900, en el 1600 ya teníamos el nombre de Satán o Satanás singularizado en idioma valenciano: “puix de Satá fort...” (Orta, Melchior: Fiestas reliquia S. Vicent, 1600, p. 41). Para no acabar con el nombre del demonio, venerable Sor Caram, le daremos un hagiográfico equivalente al catalán Paula, que es Pola, el de la isla homónima: “Santa Paula, que en valenciano se llama Santa Pola” (Mayans; Ilici, 1771, p. 204). La Mare dels Desamparats es la Cheperudeta (pronunciat chaperudeta, en e auberta), al derivar del medieval “gepa”, que dio “chepa” en el idioma valenciano moderno: “el cheperut” (Aguilar: Diálogo entre un morisco..., 1622);“cheperut” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643); “chepa en terra” (Trobos pera esplayar; h. 1780);“cheperuts” (Conv. de Saro. 1820); “fasa chepeta” (Bernat: Un ensayo fet en regla, 1845); “chepetes” (Declaració de Tofol. Xátiva, 1852); “cheperudeta... cheperut” (Col. casament de Miquelo, “ (Colom: Cuatre comics. 1873); “chepes” (Liern: La mona de Pasqua.1854); 1862 “chepa ); “la chepa” (Escalante: El agüelo .Cuc, 1877); “coixos, atres en chepa” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig 1896). Y usted, Sor Caram, escribe “Xeperudeta” (p. 49), algo impropio de una gloria de la filología cojonomística. Esa ortografía será válida en Tucumán; pero no es catalán del “Digui, digui” ni, por supuesto, idioma valenciano. En fi, Deu mos guart de Satá y Sor Caram. Amén. Diario de Valencia 13 de Octubre de 2002
Epístola a Arrabal, desde la cervantina Valencia Por Ricardo García Moya
Querido Fernando: nos alegras con tu última obra "Un esclave nominé Cervantes" en la que tratas sobre la indudable, dices, homosexualidad del autor del Quijote; compañero sentimental del bey de Argel; del cardenal Aquaviva y del bailarín Getino. Lástima que el buceador de clásicos Antonio Regalado -en reciente cara a cara- estableciera coto a tu fantasía al espetarte: "Te lo has inventado todo, Fernando". Pero no eres es el único ilusionista literario. Según dicen, donde mejor se saborean las vivencias del Manco de Lepanto es en Barcelona. En el Paseo de Colón puedes ver la Casa de Cervantes y, si hay tiempo, leer el libro "Cervantes en Barcelona" de Martín de Riquer, en el que expone la visita del escritor y muestra un plano de la "Barcelona cervantina". Está claro que Riquer te supera en fantasía, pues no existe un sólo documento que testifique la estancia de Cervantes en Barcelona. Te darás cuenta que somos distintos. Los valencianos, con documentada relación, no lo pregonamos. Nuestros vecinos, sin pruebas, organizan un circuito turistico cervantino. ¿Qué harían si fueran catalanes los soldados Melchior Velluter, Martín Cubells, Joan Guerola y Joan Bautista Vilanova, que combatieron junto a Cervantes en Lepanto? Fíjate que Cervantes -en la visita de don Quijote a las galeras de Barcelona- no sitúa como "cuatralvo" a un catalán, sino"a un principal caballero valenciano". El novelista recordaba al "cuatralvo" de galeras Guillén de Rocafull y, en especial, a Miguel de Moncada, segundo de Juan de Austria en Lepanto. Es evidente que desconoces la amistad que Cervantes tuvo con nosotros; y te ocurre por basarte en biógrafos actuales que nos llaman levantinos o -como hace tu admirado Canavaggio- considera murciana a Altea en 1600. Tenías que haber manejado documentos coetáneos y hallarías filones para tus filias. Sabías que Cervantes anduvo tras la familia del valido real -el valenciano Duque de Lerma-, especialmente de su sobrino, joven que destacaba por su ritmo al bailar. En las fiestas de Valladolid, a donde se habían trasladado la Corte y Cervantes, los cronistas anotaron que, "cierto Conde sobrino del Duque de Lerma, dansa muy bien y es la cosa que mejor hace" (B. Santa Cruz de Valladolid, Ms. 511, f. 190). Ten en cuenta, Arrabal, que el joven "que dansa muy bien" fue a quien Cervantes dedicó sus mejores obras -la segunda parte del Quijote, Persiles y Segismunda, y, después de ser nombrado por su tío, virrey de Nápoles, el escritor intentó acompañarle a Italia. Todo acabó bien, la familia del Marqués de Denia -especialmente el sobrino que "dansabaymuy bien"- evitaron que Cervantes muriera de hambre(en palabras suyas, "me sustenta me ampara" ) en su vejez. Te diré, que el único catalán no ficticio relacionado con el mundo cervantino es el bandolero Roque Guinart; por el contrario, la lista de valencianos es copiosa. Tras su liberación de Argel, llegó a Valencia en 1580, encontrándose con sus amigos: Cristóbal de Virués, al que ensalza su heroísmo en Canto a Calíope y su obra poética "una de tres mejores que, en lengua castellana, están escritas"; el valiente Andrés Rey de Artieda, que influenció a Cervantes con sus obras sobre Amadís de Gaula y Los encantos de
Merlín. En Valencia, Cervantes gozó en el Corral de Comedia y participó en tertulias con Timoneda. Observa, para entender lo que sigue, que la lista más copiosa de obras citadas por Cervantes fueron editadas en el Reino de Valencia: "La Diana", del Gil Polo, que "merece que se guarde como del mismo Apolo"; "El mercader amante" de Gaspar Aguilar; "El enemigo favorable", del canónigo Tárrega. "Tirant lo Blanch", que consideraba "el mejor libro del mundo". "La Carolea", de Jerónimo Sempere (Valencia,1560), "El verdadero retrato de la batalla de Roncesvalles", de Francisco Garrido (Valencia, 1555). Hasta Montemayor vivía en Valencia cuando publicó su "Diana" en 1559. Pues bien, todo este bagaje cultural ha pasado a Cataluña. Si tuvieras tiempo y ganas, podrías conocer un proceso expansionista del que somos víctimas los valencianos (levantinos, para la prensa madrileña, y catalanes irredentos, para la catalana que se edita en Valencia). Te pondré un ejemplo significativo: en la revista "L'Avenç" (enero,1996), un catalán que fue ministro, Ernest Lluch, arrambla como producción catalana las ediciones efectuadas en territorio valenciano desde 1476, sean en latín, castellano o valenciano. Todas las obras citadas en El Quijote -donde autores como Timoneda o Martorell presumen de ser valencianos y escribir en idioma valenciano- pasan a ser patrimonio catalán. Y otro detalle chusco, Ernest Lluch hace y deshace títulos a su antojo, al llamar Principado de Cataluña a su territorio y -no sabemos por qué regla de tres- a nuestro Reino de Valencia lo denigra en un anodino país valenciano (p. 20). Puede que percibieras el tufillo fascistoide cuando nos visitaste recientemente, y tu verbo escandalizó a Canal 9 hasta el punto de retirarte el micrófono. Quizá, cuando vuelvas, ya no seremos aquel Reino de Valencia donde Cervantes -con novio o sin élencontró el Parnaso cultural y pudo oír la más dulce lengua de Europa. Nos habrán incorporado a Cataluña, terrorífico lugar donde, además de quemar a los "novios", fabricaban pólvora con sus cenizas. Las Provincias 27 de Marzo de 1996
¿Por qué nos manifestamos mañana? Por Ricardo García Moya
Porque estamos hartos de que los manipuladores del idioma nos acusen de lo que ellos practican. Según dicen, la confabulación blavera se inició en la Edad Media y Renacimiento. Así, en 1521, al publicarse en Valencia la edición príncipe del "Blanquerna" de Ramón Lull, el catalán Joan Bonlabi advierte en la primera página que estaba "traduit y corregit ara novament dels primers srcinals, y estampat en llengua valenciana". A pesar de ello, en la edición facsímil del "Blanquerna" realizada en 1975 por Editorial Puvill, un despectivo prólogo denigra al indefenso Joan Bonlabi: "el responsable de la manipulación fue un tal mossèn Bonlabi". El delito de Bonlabi fue traducir a la lengua valenciana los manuscritos provenzales del XIV. Por cierto, aunque la lengua utilizada por Bonlabi está repleta de arcaísmos, ya emergen elementos del valenciano moderno: la prohibida conjunciónmentres (no mentre); plurales como el dehomens, no homes; sustantivos abstractos como fortalea y flaquea, no fortalesa i flaquesa; la conjunción copulativay, no la i; pronombres enclíticos unidos, diguerenli (no digueren-li); el pronombreyo (no jo); el artículo lo; el demostrativo este, "este infel" (no aquest infidel); el subjuntivo sapia (no sápiga); el numeral dos, dos termens en la Iglesia (no dues terminis a la Esglesia). Es comprensible, pues, que desprestigien al pobre Bonlabi y a cualquiera que obstaculice la expansión catalanera. Nos manifestamos contra los que impunemente cometen acciones como la eliminación de la Virgen de la Sapiencia (traslación icónica de Minerva, diosa de la Sabiduría) del escudo universitario. Un libro de 1792 conservado en la Biblioteca Nacional demuestra el prestigio que tenía en todo el Reino, pues recoge que el obispo don Joseph Climent "edificó a sus expensas el oratorio de las aulas de Gramática de Castellón" y, respetuoso con la tradición, no ideó una Virgen de cuatro barras como Patrona, sino que puso de titular a la Virgen de la Sapiencia (Picó, M.: "Oración", 1792, p. 62) por ser Sedes sapientiae y para que las aulas "tuvieran protección de la verdadera Minerva" . El obispo Climent, nacido en Castellón, valoraba las raíces clásicas y renacentistas de la Patrona de la Universidad de Valencia. Nos manifestamos contra los que reniegan de su valencianía, cuando antes sucedía lo contrario. El Archivo de la Corona de Aragón (año 1675) custodia la petición de los frailes agustinos de Cartagena quey deseaban serReyno valencianos y, a tal por fin, declararon rey "que se sujetaban a las leyes fueros del de Valencia, ser dicho al convento fundación de padres valencianos, y que el Provincial entraba a visitar el convento con igual autoridad como si estuviese dentro del Reyno de Valencia" . Ahora, con dinero público, intentan hacernos creer que somos catalanes. Nos manifestamos contra los que nos etiquetan topónimos absurdos: Mediterrània, Levante, Comunidad, País. Nuestro título es Reino de Valencia y siempre fue un orgullo pertenecer al mismo; así lo pregonaron desde "Diego Ramírez del Reyno de
Valencia" -que bautizó como Isla de Xátiva y estrecho de San Vicente a la Tierra del Fuego en 1619-, hasta fray Angel de Valencia, misionero que en 1645 remontaba el río Zaire (Pellicer, J.: "Misión en el Congo". Madrid 1649, f. 7) y penetraba en tierras que sólo en el XIX recorrerían los exploradores ingleses. Embajador del rey del Congo, fue recibido con todos los honores por Mauricio de Nassau en Holanda y, en Roma, por el Pontífice. Amaba su Reino y siempre firmaba como Fray Angel de Valencia, ¿qué pensaría de los que prefieran llamarse levantinos o catalanes? Nos manifestamos contra la maquiavélica burla a nuestro patrimonio. El crimen del ex Teatro Romano de Sagunto no lo toleraría una sociedad valenciana normal. Para comprobar a qué abandono hemos llegado basta leer un escrito del siglo XVIII sobre el erudito Manuel Martí: "en Sagunto, hoy Murviedro, descubrió muchas partes principales de su antiquísimo Theatro, hasta entonces ignoradas". Tomó la palabra al gobierno de la villa de Murviedro de que por ningún caso permitieran maltratar, ni derribar sus ruinas, como de hecho lo prohibieron por Decreto público, "baxo de penas muy graves" (Ximeno: Escritores, Valencia 1747, p.138). Qué contraste con el descalabro actual. Nos manifestamos contra los que catalanizan a nuestros hijos con engaños de juzgado de guardia. La editorial ECIR, por ejemplo, destaca que "el Liber elegantiorum de Joan Esteve, impreso en Venecia en 1489, se trata de un repertorio de palabras y frases catalanas con la traducción latina" (Llengua COU, ECIR, p. 113). ¡Qué falsedad tan mezquina! El Liber elegantiarum fue escrito por el notario Joan Esteve en 1472 y editado en Venecia en 1489 en latín y valenciano, como consta en el incunable:"latina et valentiana lingua". Aunque es del XV encontramos características que han perdurado hasta el valenciano de 1997: la CH, chiquet; en Valencia (no a València); el artículo lo; terminaciones en ea, bellea (no bellesa); plurales como homens. Es decir, singularidades que el imparcial catalán Bonlabi utilizó en 1521 para traducir del provenzal al valenciano el "Blanquerna" de Lull. Analicen lo anterior y piensen si alguna región de España está sutriendo tal grado de acoso contra su personalidad. Y conste que los agravios y maquinaciones más sangrantes, como ustedes saben, no se citan en este artículo. Las Provincias 12 de Junio de 1997
Los "nínxols" (¿) de Tavernes y las anguilas de Palmireno Por Ricardo García Moya
Estos días, un semanario independentista catalán alegra sus páginas con la publicidad institucional de "128 ninxols", construidos por el Ayuntamiento de Tavernes de Valldigna. No sé cuántos maulets de Barcelona se animarán a comprar nichos en Tavernes; pero sé que gracias a estos anuncios pagados por el contribuyente los ejemplares llegan gratis a los centros de enseñanza valencianos (¡y mandan tres juntos, para presumir de tirada!). Son historietas agridulces de la inmersión, y hay más. En el prólogo de un gran diccionario, el entonces director de la Real Academia Española comentaba: "Si echan mano de este Diccionario, en escasísimos segundos adquirirán una información rigurosa y científica" (Laín Entralgo: Dic. Enc. Club Int. del Libro). Con 44 volúmenes, fue pensado "para hacer más cultos a los 300 millones" de hispanohablantes, Así, en ocho segundos, un chileno podría conocer que "Isabel de Villena es autora de una 'Vita Christi' (1497) que escribió en catalán para las monjas de su convento de Pedralbes". La realidad es que Isabel nació y murió en Valencia. Jamás salió del Reino y jamás pisó Pedralbes, ni Barcelona, ni Cataluña. Fue en el convento de la Trinidad de Valencia donde escribió para las monjas valencianas, en idioma valenciano, su "Vita Christi". Como sabemos, la catalanización empezó a morder hacia 1950, cuando el IEC se adueñó de la Revista valenciana de filología, y publicó ensayos de Fuster y Sanchís Guarner en los que -jaleados por sus mentores Martí de Riquer y Badía Margaritcatalanizaban hasta los puntos suspensivos; eso sí, con gloriosas faltas de ortografía, disculpables en la veloz prosa periodística, pero hirientes en una revista de filología. Valga de ejemplo la que aparece en un ensayo de Guarner: "La flexión verval (sic) es ya plenamente catalana en Ausias March" ("R. Fil. Val. " año 1959 t. VI, p. 92). Todo es catalán: los nichos de Tavernes, Isabel de Villena, los "vervos" de March o las anguilas de Palmireno. En uno de los más surrealistas párrafos de Corominas leemos: "No hay duda de que las anguilas que comió Palmireno en su Alcañiz eran de Tortosa" (DCEC). Era simpática la picardía del anciano etimólogo. El conocía mejor que nadie que Palmireno, nacido en Alcañiz hacia 1525, estudió en Valencia y en ella permaneció toda su vida, salvo un paréntesis de tres o cuatro años. ¿Por qué ese interés sobre la catalanidad de las anguilas de Palmireno? Hay un motivo. El aragonés fue de los primeros que escribió anguila en castellano, no anguilla. Lo que oculta Corominas es que Pou, en 1575, sólo da la voz anguilla en valenciano, latín y catalán. Arreando palos de ciego, el etimólogo amedrenta a quien ose disputar la anguila a Cataluña: "Hay que suponer que elPero catalanismo anguila sea antiquísimo en alguna parte del dominio castellano" (DCEC). no hay que suponer, sino demostrar; y lo cierto es que la voz anguila era un latinismo vulgar que ya culebreaba entre las Etimologías de San Isidoro de Sevilla -no de Barcelona- cuando faltaban siglos para que naciera el condado de Cataluña. Tras decir que las anguilas que comía Palmireno eran de Tortosa, Corominas añade: "Desde Aragón, La Mancha y Murcia el vocablo se extendería a Madrid, que lo impondría al resto del territorio" (DCEC). ¿Y en Valencia, señor etimólogo, estaban mudos los anguileros? Parece que no.
Sin agresividad, claro, hay que recordar que el Reino fue el primer territorio documentado de producción de anguilas preparadas para exportar a Castilla. En el "Libro del buen amor", el arcipreste de Hita escribe: "De parte de Valencia venían las anguillas, salpresas e trechadas" (v. 1105). El arcipreste asociaba cada producto al principal lugar de srcen: arenques y besugos de Bermeo, truchas de "Alverche" y anguilas de Valencia. Es decir, hacia 1330 ya eran famosas en Castilla las anguilas valencianas que -salpresas o en salazón, y trinchadas o abiertas para su conservallegaban a Toledo, Guadalajara y ¿por qué no?, a Teruel y al Alcañiz de Palmireno. En el "Vocabulario del Humanista" (Valencia, 1569), Palmireno describe cualidades de la anguila ofreciendo la receta para hacerlas"fritas en azeyte com pimienta y naranja". Más valencianos que la naranja y el pebre no podían ser los ingredientes, aunque ahora digan que "les anguiles en all y pebre" son plato catalán. En la página gastronómica de Arzak (Dominical LP) cuando trata sobre las anguilas, el allipebre y el allioli da entender que son platos y recetas de Cataluña. El cocinero donostiarra huye de atribuir nada a Valencia. Por lo visto, no importa que el arcipreste testifique la exportación de anguilas valencianas en 1330, o que mosén Fenollar cite el"all y oli" en 1497. Ya saben. Tenemos que sonreír agradecidos porque el Ayuntamiento de Tavernes anuncie nichos en una revista independentista, o que a Isabel de Villena transformen en monja de Pedralbes. Debemos aplaudir a quien descubre la catalanidad de los "vervos" de March; y debemos bailar sevillanas ante la extraña noticia de que Palmireno comía anguilas de Tortosa; aunque, en realidad, serían las famosas de Valencia, salpresas y trechadas. Las Provincias 16 de Junio de 1999
El canto del perejil (I) Por Ricardo García Moya
¿Que la humilde umbelífera no es ave canora? Cierto, pero canta y mucho en el códice Carbonell de la catedral de Gerona, dentro del cual se ha descubierto en el siglo XX un tratado de barbarismos que, casualmente, rellena el casillero vacío de este género en lengua catalana. Pero el manuscrito “Regles de esquivar vocables”, presuntamente del año 1492, contiene anomalías que apuntan hacia la plumilla artesanal de algún hábil paleógrafo coetáneo de Pompeu Fabra, que imitó la escritura del cronista catalán Carbonell. ¿Por qué canta el perejil en las Regles? Muy sencillo. Si nos venden el Nacimiento de Venus de Botticelli con la imagen de Rita Barberá de taconcitos y sonrisa de poliuretano, ¿creerían que es del quatrocento? Igual sucede con la regla 181 del manuscrito, “juhiverd per dir juliverd”; donde se opone la vulgar “juhiverd” a la culta “juliverd”, olvidando que estas grafías no existían en el siglo XV. En tales calendas los paleógrafos han documentado jolivert, juhivert, julivert, juyvert, julvert, etc. No existe Joliverd ni como apellido, mientras que perduran Julivert y Jolivert. Si las Regles fueran coetáneas, debieran reflejar una de estas variables, bien como vocablo rechazable, bien como modelo culto. Por el contrario, el manuscrito sólo muestra la forma fabriana que comenzó a imponerse en las cercanías del 1900. La Universidad de Valencia, máxima productora de basura en y para la implantación de catalán, no repara en estos detalles y, con dinero público, edita libros a teloneros de la Universidad de Barcelona, como Albert Rico y Joan Solá, (Rico, Solá: Gramática i lexicografía catalanes. Universitat de Valencia, 1995) Este par de genios lexicógrafos no se entera ni papa del asunto, atribuyendo en el panfleto las falsas “Regles de esquivar vocables” al valenciano Fenollar y al catalán Jeroni Pau, cuando esta autoría del manuscrito está descartada e incluso ridiculizada por santones como Badía i Margarit o Martí de Riquer. Para comprender el fraude, aunque sea monótono, hay que comparar la terminación del vocablo perejil en documentos anteriores, coetáneos y posteriores a 1492: “juyvert” (Vilanova, h. 1305); ”julivert” (Eiximenis, a.1383); “jolivert” (Tirant,1490); “jolivert” Gasull, 1496), “julivertada” (Pou,. 1575), “jolivert” (Sanelo, 1805), “jolivert” (Escrig: Dicc.1887), “jolivert” (Martí Gadea, 1908), “chulivert” (Corominas, DCECH), “jolivert” (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997). Ahora comparen con la regla supuestamente escrita en 1492: “juyverd per juliverd” (Regles de esquivar vocables, ¿a. 1492 ?).
Alguien pensará que+ Carbonell un latinista escribía ‘d’ esta el adjetivo del compuesto (joli vert) por era respeto al étimorefinado viridis. que Tampoco es con válida razón, pues el cronista escribe vert en fechas posteriores a la de su supuesta regla (Carbonell, Pere Miquel :Croniques de Espanya, h.1497), igual que hacían todos los escritores coetáneos: “vert” (Llull, h.1300); “vert” (Ll.de cuina, h.1370); “vert” (s.V. Ferrer h.1408); “vert” (Mre. Joan, a. 1466); “vert” (Inv.Palau Real Valencia. 1458); “vert” (Corella h.1480); “vert” (Martorell 1490); “verts” (Roig, a.1460) “vert” (Pou, 1575); “vert” (Beat. Tomás de Villanueva, 1620); “vert” (Tormo,B. 1760); “verts” (Martí Gadea, 1908); “vert” (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997)
Las falsificaciones, sean de un Rembrandt o de un billete de lotería, se confeccionan con rigor máximo, pero siempre hay perejiles que cantan. La regla 143 opone “maixcarat per mascarat”, pero en el XV no era conocida la palabra censurada. Aparece en algún texto valenciano del siglo XVIII y se populariza hacia 1900 con autores como Martí Gadea. La 163 condena “punxor per dir punxó”, cuando la ‘r’ final no era problema en 1492. La controversia que el falsificador silencia es la penetración en Cataluña de la morfología valenciana con ‘ch’, “punché, punchons”, habitual en documentos valencianos del XV (Badía, 1999, p.303). En la misma Barcelona, en los años en que Carbonell era una autoridad cultural, se mostraba la oposición morfológica entre la grafía catalana con ‘x’ y la valenciana con ‘ch’, como comprobamos en la edición del Nebrija: “punchar ab punxó” (Busa. Neb. 1507). En el enrevesado laberinto ideado por el falsificador, finge que el medieval Carbonell atribuye a Fenollar esta regla, olvidando que el valenciano escribía con ‘ch’: “no punchen” (Lo procés, f.22) También Pou adoptó la palabra valenciana “punches” (Th.1575). Si fueran auténticas, Carbonell hubiera hecho constar la controversia sobre el vocablo. La regla 236 también canta, “Aufegar per offegar”. La variableaufegar sólo supuso un incordio para la lengua catalana a fines del siglo XIX, cuando los sainetes en lengua valenciana se representaban en Cataluña o, impresos, eran leídos por la burguesía barcelonesa. La 132 rechaza escribir “Gyrona per Gerona”. Estas reglas, recordémoslo, en teoría fueron razonadas por el catalán Carbonell y su primo, el humanista catalán Jeroni Pau. No obstante, para desgracia del falsificador, en las “Croniques de Espanya” que Carbonell comenzó a redactar supuestamente en la misma fecha que las reglas, no usa más que la proscrita Gyrona. La 136 dice “Mallorca per Mallorques”. El falsificador no se enteró de la sutileza toponímica de Carbonell, el auténtico, que diferenciaba la “ylla de Mallorca”, en singular, del conjunto territorial del archipiélago, “Mallorques”. Ambos ejemplos léxicos constan en un mismo párrafo de la Crónica (t.II, ed.Barcino, p.98)”. Podríamos dedicar 100 folios a los anacronismos de esta falsificación, pero no queda espacio. Falta conocer también la turbia historia del manuscrito, con gato encerrado; y la personalidad del misterioso falsificador coetáneo de Pompeu Fabra. Algo que sabrán en el próximo articulo, si el Diario de Valencia tiene la paciencia de publicarlo. Diario de Valencia 27 de enero de 2001
Saó y el investigador de Broseta Por Ricardo García Moya
Desde hace décadas, la extrema derecha partidaria del expansionismo catalán realiza pintadas tan enigmáticas como “mort al feixista”. No lo entiendo, ¿qué tiene de censurable que un ser humano se dedique a elaborar haces o “feixos”? Desde siempre se ha practicado esta actividad que, por corrupción del étimo latino “fascis”, dio morfologías como feys, feixe, fays, feje, faixó, faixa etc., en los romances peninsulares, desde el portugués al valenciano; aunque, en nuestro idioma, decimos:garba o garbeta
de cebes, alls tendres, jolivert, etc. No entiendo, pues, que al feixista dedicado a formar haces o feixos de esparto, paja o juncos se le quiera asesinar. Dejamos al feixista con su haz de espárragos o perejil y nos situamos en la Italia de 1919, año en que Benito Mussolini funda en Milán la primera escuadra o fascio de combate, con la simpatía de literatos como Marinetti, enemigos de la sintaxis y admiradores del peligro y la velocidad. Pocos intuyeron en Italia lo que supondría el fascismo, consolidado en 1923 como partido racista y expansionista que soñaba con el esplendor de la Roma imperial. Los intelectuales que asesoraban a Mussolini adoptaron el nombre de fascismo por derivación del latín “fascis”, creando un neologismo que se propagó a las lenguas europeas: francés, fascisme; español, fascismo; valenciano, fascisme; inglés, fascism, etc. Al estallar la guerra del 36, los republicanos valencianos llamaban fasciste de forma indiscriminada al supuesto derechista o creyente practicante. Esto lo sabemos todos, aunque hayamos nacido después de la contienda, pues escuchamos el adjetivo en boca de protagonistas. Recuerdo aquella mujer, insignificante y de voz aguda, que nos traía el diario por los años 50, y que era una de las dos hermanas que en 1937 daban el tiro de gracia a los“fascistes” fusilados en los arrabales de Burjasot. En idioma valenciano, por tanto, tenemos el sustantivofascisme y el adjetivo fasciste/ta (con morfema distintivo de género), voces cultas y respetuosas con la etimología. Por el contrario, en el catalán de la Diputación de Valencia usan las corrupciones barcelonesas feixisme y feixista, impuestas por el Institut d’Estudis Catalans. Puntualmente, con la complacencia de los políticos, llega a los centros de enseñanza valencianos la basura fascista Escola catalana, Saó, El Temps y el Avui, pagada con publicidad y subvención de los gobiernos del PP y CIU. Rebosando odio, su contenido fomenta el separatismo de España y promueve nuestra integración en Cataluña. El último ejemplar de EC explica que los valencianos estamos viviendo en territorio catalán. Joseph M. Salrach, profesor de la Pompeu Fabra, dice que “podem definir els països catalans com la pàtria catalana” (Escola Catalana. Octubre 2001, p.13), y diserta didácticamente sobre la “catalanitat del Païs Valencia... que els valencians festejen el 8 d’Octubre”. Este payaso confunde fechas, oculta el titulo de Reino y esgrime conceptos de pelopinchos fascistas de 1935 “del mateix grup nacional... la pertinença a un grup humà srcinal, una nació” (p.15). Ni Marinetti firmaría estos disparates: “del Neolític tenim al territori dels ‘països catalans’ una primera dicotomía cultural“ (EC.p.10). ¡Qué brutos son! No les da vergüenza publicar que la patria catalana existió hace un millón de años: “Entre fa 700.000 i 100.000 anys s’afegeix la troballa de restes humanes, que són els més antics que coneixem als ‘països catalans’ (p.8). Y citan al Vinalopó, Alcoy y Xátiva como lugares habitados por el Homo erectus catalán.
A nuestros hijos les dan folletos de la Generalitat incitándoles a usar el falso valenciano de la Universidad y, en caso de conflicto, tienen que acudir al “Departament de Filología Catalana”. En cuento de Andersen sería: “Corderos del mundo, especialmente los gorditos, vuestro libertador os espera en el Matadero Municipal”. El fascismo ya está aquí, envalentonado por la cobardía de políticos inmorales. Cada vez con más frecuencia desfilará la masa de estudiantes catalanizados con banderas cuatribarradas, estruendo de tambores y proclamas a favor de la “Pàtria catalana”. La Universidad está en manos del fascismo catalán, nacido en desequilibrados como aquel Rubió i Lluch defensor de los “países de raza catalana” (Carta a Estelrich, 7-3-1889), y que llamaba “sandíos o majaderos” a los que creían en “la ridícula lengua valenciana”. El fascismo catalán enlazó con el italiano de 1920, ambos defendían la existencia de razas e idiomas superiores, acorde con los postulados expuestos en L’Avenç. Los inferiores, como los valencianos, deberían obedecer. Y llegamos al tema escabroso. La revista religiosa Saó, editada gracias a las santísimas Diputación de Valencia y Bancaixa, dedica su último número a rematar el recuerdo del profesor Don Manuel Broseta. Por lo visto, Alfons Cervera se dedicaba a seguir la trayectoria del asesinado profesor y, con los datos que posee, afirma que Broseta fue uno de los cabecillas de una organización, ¿secreta?, de diabólicos fines; es decir, que quizá ETA hizo un bien a la Humanidad al eliminarlo. Gracias a Saó, los estudiantes valencianos de ESO y Bachillerato pueden aprender que Broseta, Attard, Abril Martorell y Lizondo fueron conspiradores que idearon “una estrategia diabólica de tensión y odio a muerte sin contemplaciones” (Saó, Octubre 2001, p. 23). La mística Saó alancea a Broseta y lo coloca como primer responsable de una serie de hechos criminales que conducirían a la organización a “sang i foc” de grupos contra la democracia. Estos son los nombres propios que Saó asocia a la estrategia diabólica que acabó con bombas y el asesinato de Miquel Grau. A partir de ahora, con la ayuda de la Diputación de Valencia, las bibliotecas y hemerotecas ofrecerán información sobre un tal Broseta, peligroso activista que se encargó de “reventar la calma política” y de fomentar la intolerancia con grupos “feixistas” que sembraron odio y terror entre los valencianos. El mártir de la democracia, Don Manuel Broseta, es transformado por los motilones de Saó en un diabólico conspirador fascista contra la democracia; y ya saben el remedio que los catalaneros exhiben en pancartas: “mort al feixista” y “Eta mátalos”. Ni una sola palabra de compasión aparece en Saó hacia el asesinado Broseta, y el único abrazo que le dan es mortal, envileciendo su recuerdo y redondeando con ello la acción de ETA, que tampoco merece ni una palabra de condena por parte de Alfons Cervera. Hay relaciones curiosas: Saó informa culturalmente a los chicos de Climent o Acció Cultural, y esta organización enlaza culturalmente con Pepe Rei; y este amigo de la libertad enlaza culturalmente con los intelectuales de ETA; y ETA enlaza con Don Manuel Broseta que paseaba por la calle. Y Saó enlaza económicamente con el PP... y yo me voy a vomitar. Diario de Valencia 9 de diciembre de 2001
Un perro llamado Barcino... Por Ricardo García Moya
Entre las publicaciones adquiridas para las bibliotecas valencianas, hay toneladas de libros que exhiben la coletilla "nostra". No suelen defraudar a los amantes del suspense, la ambigüedad del posesivo electrifica los nervios del más templado: lengua, cerámica o gastronomía del Reino de Valencia son complementadas escuetamente con el fantasmal "nostra". Así sucede con Blasco Ibáñez, encasillado por el barcelonés Joan Garrabou -en libro de la colección "Gent nostra" (?)- junto a Nuria Espert, Charlie Rivel y Pompeu Fabra. Personajes que pueblan la indeterminada "Terra nostra", otra colección de la misma editorial, que también alberga el "Homenatge a València" del mismo autor. Pero hay amores que matan, Garrabou actúa como el sibarita Gómez de la Serna, ensalzando cualidades del corderillo que va a engullir. La biografía de Blasco Ibáñez requiere condimento. Para ello, las hirientes líneas sobre la "lepra catalanista" escritas en 1907 son maquilladas por Garrabou: "Este lenguaje incivil no era el personal de Blasco, el escritor estaba fuera de Valencia en aquel tiempo y sólo firmó un artículo contra la insolidaridad catalana." (p.26). Pero Garrabou no perdona; aparentando imparcialidad, erosiona el prestigio del valenciano al enredar con juicios ajenos y propios, seccionando aquí un párrafo, allá una frase. Según Garrabou: "En Blasco Ibáñez es endémica la pobreza de la lengua y el estilo; la sicología miserable y vulgar" (p.36). La novela "En busca del Gran Kan" no la recomienda, "con frecuencia hay párrafos francamente mal escritos". Las obras históricas son "autèntics patafis"; Blasco adolece de "párrafos inhábilmente alargados, excesiva rapidez de la redacción; repeticiones de palabras, rimas intempestivas; reiteraciones, giros lingüísticos poco afortunados y recargamiento verbal" (p: 57). Es decir, no llegaba a la altura de Corin Tellado. Garrabou se escandaliza porque "Blasco no tenía sentido del humor ni de la ironía". Que sepamos, no es condición sine qua non de un novelista; Dostoievski tampoco anduvo sobrado de ella. Al catalán le desconcierta que "como visceralmente valenciano", no fuera un Bernat y Baldoví. Las críticas arrecian: "No hay meditación ni altura de pensamiento. Cuando Blasco quiere teorizar o doctrinar, da pena. Ni las ideas son srcinales, ni la exposición tiene sistema ni coherencia. La profundidad le faltaba totalmente" (p.57). ¿Y quién es la eminencia que condena al novelista. más universal que ha tenido España en el siglo XX?. No es un Lázaro Carreter o un Jaime Siles, ni siquiera filólogo o escritor; se trata de un experto en Derecho político, que confunde el Mercado Central de Valencia con la "joya gótica de la Lonja" en su "homenaje a Valencia" (p. 51). Garrabou no perdona que Blasco sea autor de "La lepra catalanista". Pero, ¿y si Cervantes se hubiera anticipado al valenciano? Como los cervantistas saben, el escritor creaba metáforas satíricas que escondían críticas sociales; y personajes de nombre absurdo eran espejo de coetáneos: Pues bien, un perro llamado Barcino aparece en el Quijote; normalmente, si no se tratara de Cervantes quien escogió tal nombre, podría pasar como animal de pelo blanco, pardo o rojizo; pero...
Y aquí entra en escena otro artista del enredo, Josep Albaigès, autor de la catalanera "Enciclopedia de los nombres" (Barcelona, 1995). En el apartado de kynosnimia (nombres de perros) meticulosamente recoge casi todos; desde "Argos", perro de Ulises, hasta "Diamond", que destruyó los papeles de Isaac Newton; tampoco faltan "Cipión" y "Berganza", de una obra cervantina... pero no está el perro "Barcino" del Quijote, ¡vaya ausencia tan cutre! Es un olvido raro, ya que Barcino también es el nombre antiguo de Barcelona, primitivo núcleo urbano asentado en el Montjuïc. Documentado en el siglo I a.C., fue usado habitualmente en textos del Renacimiento y Barroco, por lo que Cervantes sabía perfectamente las acepciones del vocablo. Pero hay más, Barcino o Barzino hace referencia a manchas blancas, pardas o rojizas; es decir, características visuales de los primeros síntomas de la lepra. La enfermedad era llamada bíblica por ser el libro sagrado uno de los textos donde mejor se exponía el proceso, especialmente en el Levítico. El sacerdote diagnosticaba sobre "las manchas de color blanco o rojizo" y consideraba la condición de impuro, manchado o barcino. Con discreción y de puntillas, el etimólogo catalán Corominas (que las coge al vuelo) discrepa de esta valoración: "Fonéticamente es difícil que barcino sea derivado de albarraz, lepra, manchado" (DCECH, p. 510). Pero rehuye el tema. Y es que ni él ni nadie sabe de dónde procede este vocablo que, para desgracia del Condado de Barcelona, sugiere un mismo srcen y significado; Barcino era el que mostraba signos externos de lepra: manchas blancas, pardas y rojizas. Puede que las rocas de Montjuich, donde se fundó Barcino, ofreciera un cromatismo parecido en aquel tiempo. No hay duda que Cervantes conocía la polisemia del vocablo: topónimo culto de la ciudad condal y relacionado con los manchados por la temida, entonces, enfermedad bíblica. Siglos después -sin la ironía cervantina-, Blasco Ibáñez repetiría similar juicio. Es comprensible, tras lo expuesto, que Garrabou odie eternamente al autor de "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" y, a partir de ahora, al "Manco de Lepanto". Por cierto, tengo unas manchitas en el brazo que no sé si... Las Provincias 27 de Septiembre de 1995
Varas de medir para homenajes trucados Por Ricardo García Moya
Hay defensores de causas por interés crematístico, y otros -como don Vicente Giner Boira- que gastan vida y patrimonio en defensa de un ideal. Los primeros, ante la posibilidad de que don Vicente reciba justo reconocimiento público, han afilado puñales. No lo pueden tolerar, iría contra la ley inmersora que sólo otorga homenajes y premios a los que apoyan la catalanización de Valencia; sea aullando a la guitarra en normalitzat, o plagiando gramáticas del Institut d'Estudis Catalans para hacerlas pasar como valencianas. Los archimandritas de Barcelona y sus tentáculos en Valencia no permiten que don Vicente sea homenajeado por la ciudad del Turia. Camuflados de tolerantes progresistas, los medios inmersores han propagado descalificaciones que, por respeto a don Vicente, omitiré. El feroz ataque de estos currutacos choca con la indulgencia que muestran hacia otros homenajeados. Así sucede en este mes de mayo con el catalán José Andreu (Charlie Rivel) y la serie de actos que -con motivo del centenario de su nacimiento- están celebrando en toda Cataluña, auspiciados por ayuntamientos y Generalidad. En una revista, doctorada en zaherir a valencianos como Giner Boira, glosan la figura del cómico catalán, destacando éxitos y premios recibidos: Cruz de San Jorge de la Generalidad, edición del "centenari Charlie Rivel", también por la Generalidad; homenaje de Cornellà de Llobregat, etcétera. Pero olvidan detalles. Aparte de adornar con matices sociales y nacionalistas a quien sólo se preocupó de su profesión, hay lagunas. Al tratar sobre la segunda guerra mundial, se tornan ingenuos, recurren a puntos suspensivos y frases ambiguas sobre un Rivel defensor de la democracia: "Pero llegó la segunda guerra mundial cuando estaba en Alemania. Charlie Rivel resultó muy afectado por la guerra y decidió no actuar más." Tanto insisten en los sufrimientos del payaso en la Alemania de Hitler que -para disipar dudas- contaré la actividad diaria en Berlín del condecorado con la Creu de Sant Jordi. La fuente la debemos a Jacinto Miquelarena, un entusiasta del III Reich que vivía en Berlín y narraba los cotilleos del nazismo. Así, en "el español que hace reír a los alemanes, en la guerra", dice: "...El invierno es triste en Berlín y, además, hay guerra, pero en el teatro Scala está Charlie Rivels. Tres veces al día se llena la sala del Scala, capaz para tres mil quinientos espectadores, y tres veces al día la sala entera se estremece de júbilo cuando aparece este clown, queJ.:nubla ya en Escandinavia, en Italia y enp.Alemania, la fama de Grock" (Miquelarena, "Un corresponsal en la guerra", 1942, 17). La soledad, compañera de la tristeza, no afectaba a Rivel; diez mil alemanes aplaudían diariamente su famoso "ladrido" (sic). Pero, quizá, el corazón de Rivel pudo captar la miseria de los judíos y las angustias del pueblo alemán, con progresivo racionamiento de alimentos. Ante tales desgracias. ¿Decidió actuar gratis el homenajeado? Es improbable, dado su srcen. ¿Se apuntó a alguna secta apocalíptica? Según el testigo presencial:
"Divertir a los berlineses como les divierte Charlie Rivels no es barato. He aquí un señor que vive en el hotel Edén, con su mujer y sus hijos, y con los profesores de baile y música para sus hijos, y con los preceptores de sus hijos... He aquí un señor que circula por Berlín con el automóvil más charolado y niquelado que se conoce en el barrio del Jardín Zoológico" (p. 18). ¡Qué raro, ¿no?! La inmensa tristeza y "lo muy afectado que estaba por la guerra" -según dice la revista del más allá”-- no concuerda con lo observado por Miquelarena. Si aportaran detalles... ¿Se tornó abúlico nuestro héroe? ¿Perdió Rivel el apetito? No sería raro, gatos y perros comenzaban a escasear en la geografía del Tercer Reich; pero al catalán no podían darle gato por liebre, ya que su dieta era limitada. Puede que esto fuera causa de su melancolía, ¿zampaba sólo lechugas y huevos fritos?: "He aquí un caballero (Charlie Rivel) que se sienta a la mesa rodeado de las doce o trece personas de su séquito y pide langosta para todos. Sus ingresos desbordan la suma de dos mil quinientos marcos al día." Creo que es suficiente para comparar las distintas varas de medir que utiliza la prensa catalana (camuflada) en Valencia: a los valencianistas como don Vicente Giner Boira le insultan y calumnian; al catalán Rivel --medalla de Sant Jordi de la Generalidad y bufón del Tercer Reich-- ocultan datos comprometedores, manipulan la realidad y poetizan sus opíparas vivencias berlinesas. Y conste que no hay nada censurable en la vida de Charlie Rivel, lo vergonzoso es la manipulación actual. A estos berenjenales programados por el cenagal (que pretende ensalzar desde mediocres gramáticos catalaneros hasta cantantes (?) que asustan a las hienas), la revista los considera "homenatges seriosos". Si éstos son serios, ¿cómo serán los cómicos?. Por cierto, Rivel abandonó Alemania cuando vio las cosas feas: las langostas escaseaban, E.E.U.U. entraba en guerra, y la fácil victoria del Tercer Reich se congelaba por Smolensko y ardía en Libia. Las Provincias 21 de Mayo de 1996
Luis Racionero y sus “países catalanes” Por Ricardo García Moya
Será casualidad, pero los premios literarios concedidos por editoriales catalanas suelen llevar entre líneas alguna lanzada contra la personalidad valenciana. En el premio Nadal de este año, sin venir a, cuento, tenemos estas frases: "sois unos hijos de puta (...) sobre todo ese ninot de Unión Valenciana que tienes como hijo" ("Matando dinosaurios con tirachinas", p. 67). Será casual, pero no hay descalificaciones semejantes referidas a otros partidos políticos en el libro citado. Algo similar sucede con la reciente "Historia de España para escépticos" (Planeta 1995), del jiennense Juan Eslava. Con estilo comercial, mezclando bonsais felipistas y Reyes Católicos, simula enfocar audazmente los tabúes de nuestro pretérito; pero sólo se trata de un burdo maquillaje de los tópicos habituales. Así, en la página 126, escribe sobre "los cinco reinos de España: Portugal, León, Castilla, Navarra, Aragón, Cataluña", siguiendo lamoda de anular el Reino de Valencia --entidad política constatable-- y de transformar a Cataluña en reino medieval, arrastrando un tic impuesto por la progresía dominguera, y que Eslava adopta como suyo. Y más de lo mismo. El tándem Planeta -Terenci Moix ha otorgado el Premio Azorín al escritor catalán Luis Racionero. Todo indica que el ensayista --en su serpentear entre ideas y letras-- oteó fácil presa en los Borja renacentistas, filón infinito y maleable como un político progresista. El sociólogo, en coctelera literaria esperpéntica (el Rat Penat; dice, era portado por Jaime I, cuando es un siglo posterior), ideó la novela sobre los papas setabenses, ahora premiada. Tras recibir el galardón, en la primera entrevista concedida por Racionero en Alicante, tuve la certeza de que pronunciaría la frase de marras sobre los Borjas. Apenas comenzó a divagar soltó el guiño pícaro y culturicida, la misma frase equívoca que, fuera de contexto, siempre es destacada en los medios de comunicación filocatalanes: "O Dio, la Chiesa Romana in mani dei catalani". Y la pronunció sin venir a cuento, como acto de vasallaje o tributo a un enigmático ente. Todo responde al mismo fin. Cuando Luis Racionero deja caer la ambigua frase sobre los papas sabe lo que hace, ya que es un defensor de la política expansionista de la Generalidad catalana. En entrevista a un diario madrileño, reconoce que lo que pretendía con "La cárcel de amor y el tema Borgia era completar una trilogía sobre los ‘países catalanes’" ("El Mundo", 13-IV-96). Lo que Racionero oculta es que jamás existieron tales "países", y que el autor de la frase fue el sarcástico Pietro Bembo, y que en el sur de Italia, en el siglo XV, tildaban de "catalani" a cualquier oriundo de España, fuera castellano, aragonés o valenciano; hasta Sanchis Guarner lo reconocía ("La llengua dels valencians", p. 30). Cataluña fue una fábrica de emigrantes desde finales del siglo XIV, formando bandas de dudoso comportamiento por Sicilia y Grecia, provocando que"el nombre mismo de "catalán" fue usado durante siglos como reproche" (Setton, K.: "Los catalanes en Grecia", p. 45).
Este insulto o "reproche" -en eufemismo de Setton- afectó a los papas protagonistas de la novela de Racionero, y les fue aplicado porque"habían inundado Roma con sus parientes y amigos españoles. "Catalanes" les llamaban los romanos desdeñosamente" (Chamberlin, E.: "The bad Popes", 1985, p. 174) . Era un hecho similar al que hallamos en Argentina, donde los valencianos, castellanos o catalanes son "gallegos"; o en Canarias, donde somos "godos". Lo que jamás aportará Racionero es una prueba de que Alejandro VI, el papa Borja, sintiera la mínima tentación de ser catalán, pues todos sus ayudantes en la corte vaticana eran valencianos, y él presumía de hablar valenciano, no catalán. Pero, quizá, si hubiera expuesto estas verdades, no sería Premio Azorín 1996. Los Borja, en la cocina literaria, son manipulados hasta la saciedad. Así, en el drama "Borja-Borgia" (Barcelona, 1994) de Manuel Vicent, borda encaje de bolillos para que en las 113 páginas de la obra no aparezca la palabra Valencia; y es difícil en un trabajo basado en la historia, pues los Borja presumían del Reino de Valencia y de la lengua valenciana, como testifica Viciana y los documentos vaticanos del siglo XV. En consecuencia, no es casual que en el Premio Azorín se manipule la frase de Pietro Bembo. No es admisible que un historiador como Eslava -que presume de imparcialidad- ignore la existencia de un Reino de Valencia y, por el contrario, exalte al "Reino" de Cataluña. Tampoco es fruto del azar que en el Premio Nadal se insulte al partido Unión Valenciana de forma tan soez. Nada de lo que escriben es fortuito, se limitan a cortar leña del árbol caído... pues hay quien la paga a buen precio. Las Provincias 14 de Mayo de 1996
El escribidor Prócoro y la piratería cultural Por Ricardo García Moya
En las costas irlandesas, cuando en el siglo XVII llegaban veleros con riquezas ultramarinas, surgió una variedad de piratería terrestre que consistía, grosso modo, en situar luces que simulaban faros para atraer navíos hacia los rompientes. Las mercaderías pasaban a poder de los piratas y la tripulación, ahogada o asesinada, a mejor vida. Aquí, tras el naufragio del 92 provocado por engañosas luminarias -progresismo, transformación de España en potencia económica, finalización del paro, etc.-- surgió la horrorosa realidad: sólo Cataluña y los roldanes se habían enriquecido con el descalabro. Después, con pirática tradición, los patapalos del pujolsocialismo iniciaron el saqueo de los restos del naufragio; la Generalitad catalana creó la "Comissió América i Catalunya, 1992" con esta consigna: los bienes culturales del Reino de Valencia -desde la literatura a la gastronomía- podían saquearse con impunidad e incluirse en el haber de la Gran Cataluña. Ningún político valenciano alteraría su sonrisa. De estas labores se ocuparían peones como el escribidor Prócoro Hernández, autor de "Els catalans i el món indígena americà", editado por la Generalidad catalana. Los desvaríos de este corsario cultural nacido en Amealco (México, 1947) se han centrado en propagar por Méjico, Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina y Paraguay que los valencianos que culturizaron América fueron catalanes. El mamotreto cita, entre otros "catalanes", al jesuita Rafael Ferrer nacido en Valencia en el siglo XVI y muerto en Quito en 1966; personaje importante por ser uno de los primeros especialistas en lenguas indígenas y autor del "Compendio de la doctrina cristiana en lengua cofana", obra en castellano que el manipulador da a entender que lo escribió en catalán (p.27). El saqueo al servicio de Cataluña llega hasta el sur, pues de Orihuela es el misionero "catalán", Juan Fernández, nacido en 1640 y muerto en Nueva España en 1693. Como en el caso anterior realizó estudios valiosos, especialmente etnográficos ("Relación de los indios seri", etc.). Antonio Margil, metido en el zurrón catalán ¿Recuerdan las misiones y conventos medio derruidos que aparecen en los western de Peckinpah ambientados en México? Pues uno de los fundadores de ellos fue Antonio Margil, nacido en Valencia, en 1657 e introducido por Prócoro en el zurrón catalán (p.28). Margil unaFue labor similar a laque de más Junípero Serra, recorrió aunque un antes y en zonas másdesarrolló peligrosas. el misionero kilómetros en siglo las Indias; lo mismo se encontraba en Veracruz, Chiapas o Costa Rica, abarcando labores no sólo evangélicas o fundacionales (en Nicaragua escribió una "Gramática de la lengua tzotzil"). En su encuentro con los indios cholas fue capturado y atado a un árbol; pero, gracias a su oratoria logró la libertad y, pasado el tiempo, erigió hasta ocho iglesias en la zona.
Hiere leer al mexicano y constatar cómo se ha apoderado de este religioso ilustre. Escribe Prócoro que, en 1701, "surtía de Querétaro amb la seva rapidesa" (en valenciano diríamos: "eixía de Querétaro en la seua rapidea"), para trasladarse a Guatemala, viaje que realizó a pie -nunca utilizaba caballos-, fundando allí el Colegio Apostólico. La tripulación bucanera de la "Comissió América i Catalunya, 1992" también editó “Els catalans a les Indies", escrito por Josep M. Bernades y con el mismo ideario pirata: arramblar todo lo que valiera para gloria de Cataluña, como el valenciano Narciso Mallol, prototipo de eficaz alcalde colonial, constructor de puentes y escuelas. Se apoderan de Manuel Tolsá El latrocinio catalán es incompresible, pues si no roban nuestras personalidades no tienen a nadie de relieve; todos los sardaneros que fueron a las Indias eran mediocridades. Pero qué importa, apoderándose de los valencianos pueden presumir de genios como Manuel Tolsá, el mejor escultor y arquitecto que había tenido el continente americano en toda su historia. Nacido en Enguera en 1757, estudió en Valencia con los Vergara en el ambiente más culto que existía en la España ilustrada (en las calles de Valencia, podíamos encontrar a Cabanilles, Mayans, Pérez Bayer, Pons, etc.) En 1792 desembarcaba Tolsá en Veracruz dispuesto a ocupar el cargo de director de la Academia de San Carlos de México. A partir de tal fecha, la genialidad del valenciano generó una serie de obras -escultura de Carlos IV, palacio de Minería (inspirado en la Aduana de Valencia), fachada de la catedral de México, etc.- que enriquecerían el acervo artístico del Nuevo Mundo (y ahora, por la ineptitud del acartonat, el de Cataluña). La universalización del fraude Tolsá, Ferrer, Bernades y otros muchos nacidos en el Reino de Valencia son fácil botín para los prócoros del Quinto Centenario. Las universidades americanas y europeas reciben generosamente las obras de estos corsarios culturales que generan la universalización del fraude. Los nuevos licenciados, nacionales y extranjeros, beben estas fuentes envenenadas y, a su vez, editan obras multiplicando la manipulación. ¿Qué hacen mientras tanto nuestras autoridades? Lo habitual, el hierático y (quizá) la morenasa estarán preparando sus mejores galas para asistir a los Premis Octubre. Allí sonreirán a los eficientes señores que propagan la catalanización del Reino de Valencia. Y la rapiña, claro está, continúa. Este verano, el plomizo Ernest Lluch, en su defensa de la burguesía catalana ante los ataques de Anguita, ponía de ejemplo a la familia valenciana Carbonell que se trasladó a Córdoba y organizó En fin ¡qué grande es Cataluña...especialmente con el botín saqueadolaalindustria Reino deaceitera. Valencia! Las Provincias 19 de Octubre de 1994
El conseller heráldic de Catalunya y las cuatro barras Por Ricardo García Moya
Aunque en el Reino de Valencia no estamos para asuntos heráldicos -estupefactos ante la inesperada continuidad de la inmersión catalana- comentaré algo sobre el "Els quatre pals", reciente libro del conseller heráldico de la Generalidad catalana, Armand de Fluvià, al contener sus páginas fieros mandoblazos contra el historiador aragonés Guillermo Fatas, catedrático de la Universidad de Zaragoza. ¿Motivo?, la sempiterna lucha entre Aragón y Cataluña por poseer las cuatro barras. Lo curioso es que el egregio conseller también reparte leña a mi persona, involucrándome en la batalla. Por tanto, aunque las refritas tarascadas de Fluvià generen somnolencia, trataré de contestar a la propinada al Tratado de la Real Señera -más conocido como "Señeras valencianas y pendones catalanes"- del que soy convicto y confeso autor. Habitualmente, los del "Principat" (?) devolvían burlonas sonrisas a los argumentos Valencianos (debates en TVE con Ginér Boira y Vicente Ramos). En esta ocasión, el conseller sugiere a los catalanes que no lean mi libro por ser "un panfleto anticatalán, escrito sin método ni visión histórica" (p.126), aunque él sí lo ha leído... y con provecho. La única novedad que ofrece "Els quatre pals" está copiada de la que dimos a conocer sobre la procedencia castellana de la leyenda de Wifredo el Velloso. Pero, en insólita acción de un investigador, no cita la procedencia. Armand establece en "Els quatre pals" un antes y un después de Beuter, renacentista amigo de feligresas y de fantasías históricas. Gracias a él, los catalanes presumieron de la bonita leyenda de las barras de sangre, donadas por el emperador de Francia a Wifredo el Velloso en el siglo IX. Todos la incluían en los tratados de heráldica, dejando entrever que estaría basada en hechos verídícos y catalanes. Pues bien, en 1989 dimos a conocer en LAS PROVINCIAS (reportaje de Baltasar Bueno, 14-7-89) que era una vulgar copia de otro episodio ocurrido en la toma de Córdoba (año 1236), cuando el rey de Castilla impuso sus dedos ensangrentados sobre el escudo de un noble castellano. Con este hallazgo terminaba la duda que había torturado a los heraldistas españoles durante siglos. La noticia del srcen castellano fue un jarro de agua helada sobre los vexilólogos y heraldistas catalanes; el estupor se adueñó de ellos. La prensa libre ("Diario 16", "Heraldo de Aragón", "Diario de Burgos"...) divulgó la noticia publicada en LAS PROVINCIAS, e historiadores, como el citado Guillermo Fatas, desde Zaragoza, reconocieron la autenticidad de la misma. Para hacernos una idea de lo que significaba la leyenda para Cataluña hay que destacar que, aún en 1988, Udina Martorell, director del Archivo de la Corona de Aragón, mareaba la perdiz argumentando: "Los palos gules dados a Wifredo, conde de Barcelona en el 873 nos brinda una fecha y un srcen, y fija sin ningún género de dudas su procedencia francesa". Y divagaba que: "Beuter, muerto en 1555, es el introductor de la leyenda". Pero, ¿fue Beuter asimismo el inventor? Eso parece, aunque dice que la encontró en unos papeles. Ahora bien, ¿podíamos creer que, en efecto,
existió un manuscrito producido en 1420 por Bernat Boades? Así, la leyenda habría nacido en Boades?" (Udina, F.: "El escudo de Barcelona, p. 24). Udina pretendía darle srcen catalán al atribuirla al inexistente Bernat Boades, personaje ficticio creado siglos después por la pluma falsificadora del catalán Jalpi. Como era de esperar, Armand de Fluvià oculta los pueriles patinazos de su maestro Udina que, según declara, es el "historiador que més ha tractat el tema dels Quatre Pals" (p.119) . Pues lo sentimos, pero las conjeturas sobre las barras de Wifredo terminaron. En consecuencia, después de reconocer Fluvià que: "Avui sabem que Beuter fou l'adaptador de la llegenda" (p.23) y repetir lo que exponemos sobre Beuter y el incunable de Mexia en "Señeras valencianas y pendones catalanes", disimula y pasa a otro tema ¿cómo iba a citarnos sin contradecir su descalificación? Y es que Armand de Fluvià, a pesar de lo que dice "L'Avenç" (junio, 95) no aporta datos inéditos ni "ha desempolvado archivos para desmontar las tesis aragonesas". Como abogado que es -no historiador- el conseller Fluvià se limita a embarullar el tema con datos anacrónicos y manoseados, soslayando los contrarios a su tesis. Su débil defensa de la catalanidad de las barras ¡cuando no existía tal región!, son patéticas. Por poner un ejemplo, Fluvià recoge escritos que le favorecen del padre Ribera -historiador del siglo XVII-, pero olvida mencionar una prueba definitiva de la aragonesidad de las barras al testificar Ribera que en el siglo XIII (el de Jaime I) los habitantes de Barcelona las llamaban"de Aragón", no de Cataluña o Barcelona (Ribera, M.: "Real Patronato". Barcelona 1625, p.25). Este es el método científico de Fluvià, aunque su panegirista Eulàlia Duran i Grau admire en él la "seva solidesa i feina d'advocats, no d'historiadors". Fluvià sigue la tradición del manuscrito Ms A-98 del Instituto Nacional Municipal de Historia de Barcelona. Tras el estremecedor título, "Armas del Principado de Catalunya, quatro barras bermejas, defendido y probado por don Pablo Belmasec, año 1693", uno espera encontrar la prueba definitiva de que Cap de Estopa (siglo XI) bailaba sardanas empuñando la cuatribarrada; pero el manuscrito contiene una singular defensa mística del símbolo, con paradigmas sobre el Génesis, Artajerjes o Casiodoro. De igual modo, aunque modernizado; todo indica que "Els quatre pals" del conseller cumple función placebo para el pueblo catalán: no contiene colesterol, es biodegradable, nutre la egolatría y hace que los participantes de la Diada no se sonrojen al enarbolar las cuatro barras, sabiendo que son aragonesas. Las Provincias 8 de Septiembre de 1995
Ya está aquí la “normalització” numismática Por Ricardo García Moya
Entre los múltiples libros en cátalán que semanalmente adquiere la Generalidad Valenciana para las bibliotecas públicas, con dinero del contribuyente, destaca la lujosa Historia de la moneda catalana (Barcelona,1996). Su autor es el doctor en historia Miquel Crusafort, presidente de la sección numismática del Institut d'Estudis Catalans (IEC), organismo encargado de la "seriosa normalitzacio" de la numismática. El paso dado es admirable, pues normaliza como catalanas a las monedas de la antigua Corona de Aragón y media Francia, etiquetada ahora como la Occitania Catalana: Marsella, Cannes y hasta el Mónaco de Rainiero (Crusafort, M.: La moneda catalana, Barcelona, 1996, L. 3. En el libro, "molt seriós", nada es arbitrario; llamar catalanas a monedas de otros territorios tiene su fundamento en los trabajos del IEC para racionalizar la taxonomía numismática del III Milenio. Estos son: "Barcelona, Perpiñán, Valencia y Mallorca fueron los talleres emisores del florín catalán, una moneda que fue conocida como florín de oro de Aragón, por la titulación del rey que aparecía en la moneda: REX ARAGO, pero que tenía bien poco de aragonesa. Es uno de aquellos casos en que la denominación histórica resulta completamente confusa. Por eso nosotros preferimos hablar del florín catalán." (p. 89.) Esto es rigor científico, sin acritud. Si el Institut prefiere llamar "florín catalán" a las piezas acuñadas en Valencia y Aragón, ¿por qué se opone la caverna a esta científica normalización e insiste en llamar florín de Aragón al florín de Aragón? Hombre, por favor, un poco de seriedad. Además, a los doctores del IEC tampoco les gusta eso tan feo de REX VALENCIAE y REX ARAGO. Seguro que los monarcas querían grabar en las monedas el bonito título REX CATHALONIAE, pero la confusión histórica lo impidió. Menos mal que todas las universidades del mundo y el Institut d'Estudis Catalans están en la tarea de solucionar estas nimiedades. Hay un detalle todavía más horrible que el IEC olvida: Cataluña jamás tuvo moneda en los siglos en que circulaba el florín de Valencia y Aragón. En los siglos XIV y XV entre 1300 y 1500-, mientras se acuñaban hermosas piezas con los nombres de los reinos europeos (Valencia, Francia, Castilla, Aragón, etc.), nadie, ni siquiera los misteriosos "reyes catalanes" (je), ordenaron acuñar monedas de la supuesta nación catalana. Aunque quizá estemos equivocados y el seriós doctor Crusafort pueda indicar dónde ha encontrado piezas -aunque sean de hojalata- que hagan referencia a Cataluña en la Edad Media y Renacimiento. da igual aparezcan en la "Occitania catalana" (?) o en el campo del Hércules deNos Alicante (conque perdón). Pero ni Crusafort ni todo el Institut d'Estudis Catalans pueden, ¡hay si pudieran!, inventar una moneda que no existió hasta que -en la decadencia de la Corona de Aragón- se entregaron a Francia en 1640. Entonces comenzó Cataluña a tener moneda con su nombre y por poco tiempo.
Estas cosas no les gusta a los doctores del IEC. Prefieren la "normalització" a la carta: ¿Les humilla lo de Corona de Aragón?, pues inventan lo de corona catalanoaragonesa. ¿La denominación de lengua valenciana les retorcía las tripas? Milá i Fontanals saca de la manga lo de dialecto occidental del catalán y se acabó el incordio. ¿Que es molesto tener unos vecinos con el título de Reino de Valencia? Nada, nada, con país van que se matan. Así, poco a poco, les está quedando una normalització molt seriosa: Principado catalán, lengua catalana, señera catalana, florín catalán, països catalans, Occitania catalana, etc. El seriós Crusafort dice que Cataluña nace en el 934, con Guifré, pero ni el Pelut dio moneda a Cataluña en el siglo IX ni tampoco los Berengueres en los siguientes. Ni siquiera Jaime I se enteró de que existía una nación llamada Gotholania, Catalonia o Catalunya, y que merecía incluir su nombre en las monedas. La Generalidad del CiU, preocupada, parece que intentó solucionar esta afrenta. En 1987 editó una Historia dels Catalans, prologada por Pujol, en la que aparecía en la página 27 una espléndida moneda medieval con la palabra "CATHALUINA". Lástima que sólo fuera un vulgar sello, no la deseada moneda. Pensarán ustedes que al libro de Crusafort y el Institut d'Estudis Catalans le han llovido críticas como al del profesor Quintana. Sí, sí...; la edición en catalán y en Cataluña ha sido posible por la ayuda económica de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura de España. Y aquí, en el maltrecho Reino de Valencia, las joyas catalaneras heredadas, dicen, del pasado lermista se han apresurado en adquirirlo para los centros públicos. Por ejemplo, en la Biblioteca Pública del Postiguet - junto a montones de ejemplares de Tres i Quatre, Bromera, etc.pueden flagelarse con su lectura "seriosa". (Por cierto, qué palabreja tan fea y septentrional.) Las Provincias 27 de Enero de 1997
Los “maulets” fueron castellanistas
Por Ricardo García Moya
En Cataluña y en plena Guerra de Sucesión, el 11 de mayo de 1710, se celebró la festividad de la patrona del reino en el Monasterio de San Pedro de las Puellas de Barcelona, cantando melodías el coro del Palacio de la Condesa, siendo maestro el sacerdote Tomás Milans. El acto tenía su trascendencia, al ser promotores del mismo los doscientos valencianos huidos del reino tras la ocupación de éste por las tropas borbónicas. En Barcelona -con paraguas militar de ingleses y portugueses-, los fugitivos de Valencia, Castilla, Aragón y Navarra soñaban con regresar a sus tierras. En los años de espera, cada colectivo mantuvo celosamente sus tradiciones, sin integrarse en la cultura catalana. Quizá a ello responda que, en Barcelona, los "maulets" valencianos usaran la lengua castellana o española en los actos festivos. La pantomima lingüística de hablar valenciano y que les contestaran en catalán no les placía, por lo que la lengua española era la vehicular para todos. El mismo archiduque "maulet" Carlos de Austria, en 1712, después de siete años de estar en tierras valencianas y catalanas, siempre se dirigía en castellano a sus súbditos, fueran los Comunes de Barcelona o el humillado Basset. Jamás utilizó el valenciano o el catalán en cartas y alocuciones. En consecuencia, el 11 de mayo de 1710, por deseo de los "maulets" valencianos, las voces catalanas que componían el coro del Palacio de la Condesa interpretaron en la festividad de la Mare de Deu dels Desamparats una serie de coplas compuestas para la ocasión que, entre líneas, reflejaban el angustioso estado de ánimo en que se encontraban. El tema que rige los cánticos es la añoranza del Reino de Valencia, al sentirse extranjeros en Cataluña:
"Viendo que en María tienen / su Amparo los valencianos / hoy le buscan en María / porque están desamparados". Las súplicas al poder celestial por estar "en triste y larga ausencia, rendidos, postrados, desterrados" no eran simple retórica. La suspicacia catalana hacía difícil la estancia de los "maulets" en Barcelona. Cualquier conversación intranscendente podía suponer cárcel o muerte. Así, en el Dietari del Consell Barceloní leemos que el sábado, a 26 de agosto de 1713, "los Concelleres fueron a la prisión a presenciar el juicio de un preso que se llama Vicente Martínez, valenciano de nación. Fue condenado por espía a cortarle la cabeza, hacerle cuartos, la cabeza puesta en jaula de hiérro, atormentado in capite sociorum y confiscación de bienes". Lo quesiguiente más gustótampoco a los Consellers era la confiscación bienes, pero del lunes lo despreciaron. Tal día,de después de el serespectáculo atormentado lentamente, una jaula con la cabeza del valenciano Vicente Martínez adornaba las calles barcelonesas. La realidad que ofrecen los documentos "maulets" contradice la propaganda cada 25 de abril por los agentes catalaneros. Los "maulets" jamás se preocuparon de defender la lengua valenciana, a la que no consideraban en peligro; pero también es cierto que jamás en la historia del Reino de Valencia se promovió tanto la lengua de Cervantes.
Los textos del régimen repiten el tópico de la inmersión castellana de la reina Germana, ocultando que fue cosa de niños si se compara con la efectuada por los "maulets". Valga de ejemplo que los "maulets", los auténticos, autorizaron e impulsaron la representación de obras teatrales exclusivamente en castellano en plena Guerra de Sucesión, entre 1705 y 1707, en Valencia. El general Basset y sus compinches asistían complacidos a las comedias y dramas de Calderón, Moreto, Matos Fragoso, Rojas Zorrilla, etc. El colectivo "maulet" -en vísperas de la Batalla de Almansa llenaba el corral de comedias para presenciar "El genízaro de Hungría", "Los amantes de Teruel" o "Los tejedores de Segovia"; es decir, obras que ensalzaban la lengua española del Imperio y la grandeza de la dinastía austríaca. Igual actuaban los "maulets" catalanes en Barcelona. En 1708, cuando ningún gobierno de Madrid les obligaba a editar obras en español, publicaron los "Anales de Cataluña" en castellano. Se trataba de una obra lujosa, editada "oficialmente" y dedicada al "venerado monarca Carlos III de Austria". Es curioso que el autor rechazara el autóctono Narcís, firmando la obra como "Narciso Feliu y Farell, caballero de la Orden de Santiago", presumiendo de pertenecer a una orden del reino de Castilla. Igual actuaba el Correo Mayor de Valencia, un "maulet" llamado Jacinto Oliver que estaba en 1708 en Barcelona y recibió el título de Caballero de Alcántara -de la orden castellana homónima por voluntad del archiduque Carlos III. Lo anterior -cantos a la Virgen de los Desamparados o la edición de los "Anales de Cataluña" en castellano contradice el cliché del "maulet" catalanero impuesto en nuestros días por la Universidad, demostrando que los infalibles dogmas académicos pueden rozar el ridículo a poco que se investigue. Aunque esto no sucederá mientras tengan los medios de comunicación social o informativos en sus manos. Las Provincias 25 de Abril de 1996
Textos maulets y botiflers Por Ricardo García Moya
Desde hace décadas, la inmersión trata de convertir en fiesta el 25 de abril, día que los valencianos hemos ignorado siempre. Quieren que sustituya al 9 de Octubre y, por este motivo, intentan que los comercios abran en la fecha más solemne de nuestra historia, o que se firme una paz de opereta. Los que viven de la inmersión volverán a proclamar que son seguidores de heroicos maulets que lucharon contra Felipe V (el de la cabeza abajo en Játiva), defendiendo "la nostra llengua el 25 d'abril de 1707". Aunque la documentación diga lo contrario. Cinco de la tarde del 24 de junio de 1706. El rey maulet Carlos III, sombrero de plumas blancas y atrevidos tacones, entraba en el santuario de Montserrat acompañado del estruendo de campanas, chirimías, clarines y vítores. La crónica de la estancia del soberano y alto mando maulet en Montserrat se publicó a los pocos días en Barcelona por Rafael Figueró, al que los maulets habían nombrado "impresor del rey". Lo raro es que una obra destinada al lector maulet y en plena contienda por defender la lengua catalana está... ¡en castellano! (Figueró, R.: "Exemplares acciones de nuestro Rey Carlos III", Barcelona, 1706). Otro detalle: el rey maulet subió al camarín de la Virgen de Montserrat a las 2 de la tarde del 27 de junio "para despedirse" y dejó un folio autógrafo que contenía devotas poesías... ¡en castellano! Los maulets de 1707 promocionaban el castellano de igual modo que Consuelo Ciscar el catalán. En Valencia, entre 1705 y 1707, los maulets acudían en masa a saborear el teatro de Calderón, Moreto, Fragoso, etc. El pueblo asistía entusiasmado a las representaciones de "Los amantes de Teruel", "El duque de Osuna", " Los tejedores de Segovia", etc. La programación teatral maulet, hasta el día de la batalla de Almansa, fue en idioma castellano. En octubre de 1706 el rey maulet visita Valencia. Al llegar al arco triunfal construido en las torres de Quart, los maulets dieron la señal para que -en honor de Carlos de Austria- se interpretaran canciones compuestas en castellano (y con la torpeza de aludir al austríaco como "garçon bello"). Los maulets, desde el Consejo de Ciento en Barcelona hasta los diputados del Reino se dirigían en castellano a Carlos III, monarca que contestaba en castellano. La crónica de lo sucedido en Valencia fue llevada a uña de caballo a Barcelona, siendo publicada en diciembre de 1706 por Francisco Guasch en castellano. Son significativas las crónicas de los dos juramentos forales efectuados en octubre de 1706: el del maulet Carlos III, en Valencia, y el del virrey botifler Luis Belluga, en Orihuela.cómo La primera está Capella en castellano; la Yglesia segunda,Catedral en valenciano. texto oriolano describe en la "Real de la Sta. de OriolaEl(...) agenollat davant del sitial que se li posa en dita Real Capella jura a Deu (...) dits carrecs de Virrey Governador y que observara aquells furs" . El nombramiento lo había firmado en Jadraque el rey Felip Ouint (el que meses después suprimiría los Fueros). No existía guerra entre Valencia y Castilla, sino entre potencias extranjeras que apoyaban al francés Felipe y al austríaco Carlos. El núcleo de los ejércitos lo formaban mercenarios portugueses, ingleses y franceses, que luchaban por la soldada en moneda
inglesa; aunque también participaron centenares de italianos, valencianos, navarros, etc. Así, entre los maulets que defendieron Barcelona hasta 1714 estaba "el famoso Tercio de Castellanos". Para los valencianos de 1707 el enemigo continuaba siendo el pirata islámico que, periódicamente, saqueaba las costas del Reino. Cuando Carlos III entra en Valencia en octubre de 1706, los maulets "rinden vasallaje al Aguila del Imperio, porque viva y triunfe nuestro Rey Carlos III; para que exalte la Iglesia y confunda al agareno" (Guasch, F.: "Entrada de nuestro rey Carlos III en Valencia". Barcelona, 1706). Confundir al agareno significaba "echar a perder, destruir al islámico". Las prensas de Barcelona destinadas a la propaganda bélica y dirigidas por Figueró seguían editando obras en castellano antes y después del 25 de abril de 1707. En marzo salía la crónica de la "Militar entrada de Carlos III en Barcelona", y en agosto leían los catalanes las vicisitudes de la flota maulet en Italia. Resumiendo: el castellano fue idioma vehicular de los maulets; por el contrario, en las crónicas de los botiflers hallamos la lengua valenciana. Esa que ahora es reciclada en conffeti por las comisarías enquistadas en bibliotecas públicas y centros de enseñanza del Reino. Los trituradores no tienen enfrente a los Jurados botiflers de Valencia que, en 1707, se opusieron al Decreto de Nueva Planta. Su destino fue la prisión de Pamplona. Las Provincias 27 de Abril de 1999
Diplomacia catalana contra Valencia en 1599 Por Ricardo García Moya
En 1599, la Generalidad de Cataluña enarboló bandera de guerra parlamentaria para impedir que se celebrara en Valencia la boda entre Felipe III y Margarita de Austria; enlace considerado del milenio, pues también se unirán el archiduque Alberto de Austria con Isabel Clara Eugenia, regente de los Países Bajos. Eran, no hay duda, los poseedores del mayor poder territorial jamás conocido, al gobernar Felipe III los imperios de España y Portugal. El juego catalán Unas cartas conservadas en el archivo de la Corona de Aragón reflejan el juego diplomático catalán para monopolizar el acontecimiento. El 15 de febrero de 1599, los diputados rogaron a Felipe II que el enlace se celebrara en Barcelona, pues ello supondría "engrandecernos y aventajarnos". La Generalidad argumentaba que "llegando tan cerca de ésta su Principado" sería imperdonable; además, "apenas hay un día de diferencia de Valencia a Barcelona, y la comodidad de los avisos de mar es mejor aquí, y para el desembarco de la reina, es el peligro tan evidente en esa playa valenciana". Los catalanes intentaron aterrorizar a los reyes inventándose un "peligro tan evidente" que amenazaba en la costa valenciana de los Alfaques (por cierto, parece ser que en 1599 este territorio era valenciano). Respecto a la "diferencia de un día", se referían al tiempo de navegación desde la frontera del Reino de Valencia a la capital de las sardanas. Las misivas alternaban veladas amenazadas con frases poco altivas, como "suplicando humildemente" y "postrados a sus reales pies"; todo era válido para impedir que la ceremonia tuviera lugar en Valencia. Los catalanes sólo estarían satisfechos "celebrando en ésta su ciudad de Barcelona, sus reales bodas". Los "consellers" tampoco estuvieron inactivos, llegando a importunar a la misma Margarita de Austria que se encontraba atravesando el norte de Italia -acompañada por la duquesa de Gandía, en su viaje al Reino de Valencia. El 13 de enero de 1599 expresaban su "mayor dolor y tristeza por verse privados del casamiento tan deseado", rogando a Margarita para "que nos haga la merced de interceder con su Majestad (...) y no privarnos de tanta honra y honor". Pero Margarita no queria saber nada de Barcelona, y la flota de cuarenta naves de escolta navegó hasta "entraren los Alfaques, lugar del Reyno de Valencia, donde desembarcó el 28 de marzo. Aquí se vio el contento de la Reyna por encontrarse en tierra tan suya y tan deseada por ella", según recogió González Dávila, cronista real de Felipe III. Los catalanes esgrimían un supuesto deseo de Felipe III por casarse en Barcelona; pero no eran los únicos en usar tales argumentos. Las nupcias reales eran organizadas meticulosamente y "el rey Felipe II dexaba acordado que las bodas se celebrasen en su Corte de Madrid"; pero el Papa también quería intervenir en acontecimiento tan fastuoso, por tanto, el Papado, Madrid y Barcelona fueron rivales de Valencia. Sabiamente, los asesores áulicos cumplieron con el Papa, celebrando Clemente VII los desposorios en Ferrara; pero fue un acto descafeinado, al ser por delegación y sin la presencia de Felipe III e Isabel Clara Eugenia (Dávila, G.: Teatro de las Grandezas, Madrid, 1623, p. 51). Los catalanes olvidaban la absoluta libertad de los monarcas para escoger la ciudad que les diera su real gana. El 1 de septiembre de 1598 el moribundo Felipe II dictaba en el Escorial otro "Ordeno y mando (para) que se haga en lo de ese desposorio lo que la
emperatriz eligiera y tuviera por mejor" (Dávila, G.: Historia de Felipe III, p. 47). En consecuencia, el 18 de abril de 1599. la reina Margarita"hizo su solemne entrada en la rica y poderosa Valencia" (p. 65). Allí esperaba el monarca y, posteriormente, con la catedral abarrotada de la aristocracia más encumbrada de Europa (los Alba, Osasuna, Orange, Médicis, Andrea Doria, Almirante de Castilla, etc.), y, en presencia de los jurados de Valencia, se celebró la boda real oficiada por el patriarca Nuncio. Lerma, autoridad absoluta en Madrid En esta ocasión, los catalanes no pudieron llevarse la gloria del acontecimiento y tampoco consiguieron que jurase el rey los fueros catalanes antes que los valencianos. Eran otros tiempos, con un Lerma (el Duque), erigido en autoridad absoluta en Madrid y una "rica y poderosa Valencia". En aquella época, incluso el virrey no valenciano como Juan de Ribera tenia agallas para exigir en las Cortes Generales de Monzón que nos guardasen el debido protocolo y nombrasen primero al Reino de Valencia que al principado catalán. Todo ha cambiado. En este año de acontecimientos, nos tenemos que contentar con unos partidos de fútbol olímpico, cedidos por la "generosidad" catalana; aunque todos sabemos el precio que suponen: el mundo, mediante el trampolín televisivo, tendrá una idea clara de Cataluña como nación y unas colonias limítrofes (nosotros) sin personalidad histórica ni cultura propia. Los colaboracionistas podrán falsear a su gusto y decir que: "La corona catalana ha vuelto, del Roselló a Valencia, para que los turistas se queden fascinados" ("El Temps", 1-6-92, p. 65). Y Lerma continuará sonriendo, satisfecho y mudo. Las Provincias 19 de agosto de 1992
Historias de la “normalització” (I) Por Ricardo García Moya
En el western, el moribundo pregunta al pistolero ¿quién eres tú? De igual modo, los valencianos, perplejos, se interrogan sobre el srcen de esa "normalització llingüística, rigurosament científica", que está acabando con las lenguas valenciana y española en el Reino de Valencia. Tomen asiento. Erase una vez -en 1743 y en un principado sin príncipe- un amargado catalán aburrido de minuetos y faisanes, ¿qué podía hacer para huir de la melancolía? !Ya está¡ Jugaría con el idioma modificando lo que le placiera, eliminando antipáticas letras como la Y griega, la H final de palabra o colocando decorativos apóstrofos por doquier. El gramático diletante se llamaba Josep Ullastre y -a sus 53 años y soltero- no se había comido una rosca en temas filológicos. Ni soñando había participado en las eruditas polémicas que en el vecino Reino de Valencia, novatores e ilustrados polígotas mantenían sobre el griego, latín, valenciano y castellano. El se lo guisaba y él se lo comía, sin encomendarse a Mayans y Siscar, Carlos Ros o Pérez Bayer. Ullastre conocía que el canónigo Aldrete, en 1614 había rechazado la Y griega en la lengua castellana por considerarla espuria y extranjera (Aldrete, B.: Varias antigüedades. Amberes 1614, p. 62). La fobia a la palatal sonora fue compartida por otros intelectuales castellanos en los siglos XVII y XVIII, destacando el murciano Francisco Cascales; es decir, siempre hubo en Castilla y León adeptos a la norma de Aldrete. Con decir que en el decreto de Nueva Planta de 1707, en castellano, se utilizaba la copulativa “i” latina, no la griega, mientras que en los textos coetáneos en valenciano encontramos la Y griega. El filólogo dominguero Ullastre -sin entender las razones de Aldrete sobre la adaptación de la Y por los latinos para transcribir la ypsilón griega, o los regates etimológicos de la yod hasta generar la consonante románica- se planteó la duda: ¿Por qué la lengua catalana iba a albergar tan infame fo nema? En el Principado sin príncipe no podían ser menos. A partir de entonces, en catalán, la conjuncíón copulativa sería la ‘i’ latina. Obviamente, los escritores en lengua valenciana como Carlos Ros, Pastor Fuster o Martí y Gadea siguieron con su independencia idiomática hasta el siglo XX, utilizando la ‘y’ griega. La pedestre formación del codificador Ullastre le permitía balbucear latín litúrgico y poco más, pero no importaba; entre copita de ambrosía y revuelo de encajes de criaditas ampurdanesas, suprimió la H final de palabra. A él le daba igual que Joanot Martorell escribiera Blanch, pues supondría quemala el valenciano otro idioma;camufladas pero las veleidades gramaticales de Ullastre, como la hierba, seeraextendieron con las normas del 32. Las consecuencias son lamentables. Por ejemplo, en la Facultad de Filología se derriten por las normas de Ullastre y sus herederos, el Institut d'Estudis Catalans; pero, tornando sonrisa por desprecio, censuran agriamente cualquier filtración de la lengua valenciana. La hazaña que más pregonan -aireada cíclicamente por la prensa catalana (disimulada) de Valencia- fue impedir el uso del salón de actos de Filologíaa Amigos
de la Poesía. Según dicen, "no tuvo nada que ver con la hija de Lizondo, el problema fue el tipo de valenciano que utilizan". Ellos prefieren catalán "científico", aquel que en la ociosa senectud -sin más base que la improvisación, el tedio y una pluma de ganso- un Josep Ullastre que esnifaba rapé y sorbía chocolate en porcelana china, inventaba a su antojo. Un buen día le dio por usar apóstrofo - antipática culebrilla que hasta los fieros críticos literarios confunden con apóstrofe- y lo fue endosando a las palabras que le parecían, consiguiendo una grafía rococó, acorde con las rocallas de su gabinete. El apóstrofo apenas era utilizado en el valenciano foral, anterior a 1707. De la elisión de vocales se huía por considerarla vulgarismo, e idiomas como el castellano -que también titubeó en su adopción- optaron por rechazarlo. Los valencianos -dada la sui géneris metodología del Principado sin príncipe- no tendríamos por qué ser censurados por la supresión oral y escrita de la ‘d’ intervocálica en determinados vocablos. Martí y Gadea usaba vesprá en 1900, no vesprada; por su parte, Fullana escribíaparaís en 1926, no paradís. Y los juegos gramaticaies que Ullastre inició en 1743 no tienen gracia; piensen en las calabazas que los inmersores de EGB, ESO y BUP endosan a los alumnos valencianos cuando escriben Tirant lo Blanch con la h final; o cuando emplean la Y griega o se comen algún apóstrofo. Debemos agradecerlo a peluca blanca Ullastre y al Institut d'Estudis Catalans, que es quien manda y ordena en las universidades valencianas y en la mosquita muerta Morenilla (¡menudos esputos dialécticos lanza la antigua CC.OO. contra la Real Academia Valenciana!). Respecto a la normalització científica, hay más personajes e historias (para no dormir) Ya les contaré. Las Provincias 2 de junio de 1996
Las cosas de Max Cahner García
Por Ricardo García Moya
Egregio Cahner García: ignorante es un adjetivo erosionado por su constante uso en diatribas que los catalanes lanzáis contra los blaveros valencianos; pero nosotros podemos devolver la flor. En tu ensayo “Literatura de la revolució” (Barcelona, 1998), es patente que rebosas ciencia sobre lo catalán, pero ignoras mucho sobre lo valenciano, desde el título de nuestro territorio a los conceptos lingüísticos de los autores que tratas. Analiza, dilecto ex-conseller de Cultura, este comentario tuyo: “Baptista Escsrcüela, seguidor de l´obra de restauració literaria de la llengua catalana al País Valencià que havia dut a terme el notari Carles Ros” (p.47). Qué ignorancia muestras al desconocer que Ros distinguía entre el idioma valenciano, que ensalzaba, y el catalán, que despreciaba. También asombra que ignores que el territorio se llamaba“Reyne de Valencia” en la época que analizas, la de Escsrcüela. Eres etimólogo afamado, pero ignoras que al Bautista castellano y al Baptista catalán corresponde Batiste en idioma valenciano (¿desconoces aquella vehemente defensa de la lengua valenciana efectuada por “Batiste Bellester; artiacá de Molvedre”, en 1667?). Queremos creer, Cahner García, que llamar Baptista a Batiste Escsrcüela se debe a que desconoces la onomástica valenciana, pero también podría deberse a que fueras un manipulador de la documentación ¿verdad? Eres un lingüísta politizado, y tu mensaje trilero es palabra divina para los chicos de la academia Ascensión y de la Universidad. Qué ignorancia exhibes cuando afirmas en tu libro: “la primera página de la Gazeta de Madrid, del 5 de setembre de 1801, amb la publicació bilingüe, en castellá i catalá, del decret d’extinció de les milícies provincials” (p. 333). ¿No te has leído el srcinal? Es evidente que ignoras que se publicó “el Real Decreto en los Idiomas Valenciano y Castellano”, según dice la orden de Carlos IV que cumplió en su nombre Don Juan Manuel del Cagigal, gobernador y general del ejército del Reino de Valencia. Hay que ver, Cahner García, cómo trabucas la documentación ¿no te das cuenta de que los chicos de Ascensión, que te admiran, difunden tus pifias en textos de ESO y Universidad? Los escritos que analizas (es un decir) están repletos de construcciones que para ti son faltas de ortografía, torpezas sintácticas o rarezas morfológicas. En realidad son plasmación de ese idioma que tú, cegato conceptual, quieres ignorar. En el Decreto de marras no aparece el catalán dissabte, sino el sustantivo valenciano“disapte” que los blandos valencianos y los ignorantes catalanes consideran barbarismo. El bíblico vocablo hebreo ‘“sabbath” se convirtió en el“disapte” valenciano, con la acomodación gráfica de la bilabial sorda que pronunciamos, y no fue invento fallero del barri del Pilar, sino que tenía raíces clásicas y parientes europeos, como el antiguo occitano “sapte”. Estas pequeñas diferencias morfológicas, que Carraszaplanacosa y Ascensión consideran asunto baladí, son las que establecen isoglosas fronterizas entre las lenguas hermanas peninsulares. Los catalanes como tú, Cahner García, protegéis como oro en paño cualquier corrupción (avui, tardor, vacances, etc.); mas nosotros, melifluos valencianos, tenemos vergüenza de todo. Con esta actitud timorata logramos que en las escuelas enseñen que los días son igual en valenciano y catalán, cuando sabemos quedimats, dumenge y disapte no son dimarts, diumenge y dissabte. Ya sé que sonreirás, pícaro Cahner García,
y pensarás en la ortografía del entrañable Bayarri; pero te equivocas, pues los tres están documentados literariamente. Así, el “disapte” del Real Decreto de 1801 en idioma valenciano lo documenta Corominas en Jaime I y Martorell, y nosotros lo hallamos en todas las épocas:“lo dit disapte” (Archiu Cat. Val. vol. 1473, Llibre de obres, any 1381);“disapte, a 21 de setembre” (Breu relació de la Germania, any 1519, f.115) “lo dissapte” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575); “dissapte y lo dumenge” (A.M. Oriola, Pregó, 286, f.10, AC.114, any 1628); “disapte demati” (Const. Uni. versitat de Valencia, any 1655, p.44); “disapte” (Llorena, J.B.: Tona y Toni o la festa de Sen Chordi, Alcoy 1871, p.6);
“aplega el disapte” (Llombart: Festes, costums de la terra del che, 1878, p.11). “dissapte” (Fullana: Gramática, 1915, p.44) ¿Lo ven? El sustantivo“disapte” lo avalan la Cancillería Real, la Universidad, la Iglesia, saineteros de Alcoy, prosistas, poetas gramáticos anteriores a la prostitución inmersora. Escsrcüela usaba formas verbales valencianas: “yo proseguixc” (no “jo prossegueixo”); pronombres valencianos: “nosatros” (no el arcaísmo “nosaltres”); sustantivos valencianos:vilea, prestea, eixercit (no vilesa, prestesa, exèrcit); adverbios comopronte (no prompte). En fin, el idioma valenciano de 1794 ofrece a Cahner frases como:“el dumenge va aplegar, huit homens en fondo, y vorá atre chiquet fret, inglesos en millons y peluques”, que tienen su traducción en las catalanas: “diumenge va arribar, vuit homes en fons, i veurá altre nen fred, anglesos amb milions i perruques”. Este catalán feo y vulgar es el que llaman “valenciano culto” los colaboracionistas apoltronados en la academia de Ascensión. Me da la impresión de que los catalanes han ocupado nuestro hogar cultural, nos han dejado en la calle en pelotas y han cambiado la cerradura; y coste que no quiero recordar, ¡por Dios!, el lamentable incidente que leo en el Diario La Rioja: “La Audiencia de Barcelona ha condenado al ex conseller de Cultura de la Generalidad Max Cahner por coaccionar y echar de casa a su esposa y a sus hijos.., cambió la cerradura, actuó con absoluto desprecio al principio de igualdad... condena al editor y politico a...”. El mismo Cahner echa de sus libros las referencias documentales al idioma valenciano, que sí constan en los srcinales. Como conejos en madriguera, las tropas de Tarancón callan ante estas agresiones y, con dinero público, adquieren rápidamente las obras del filólogo cerrajero. Todavía, cordial Cahner, otra cosa: el dibujo de “soldado en peregrinación a Montserrat” que habéis pegado junto al coloqui de Escsrcüela y que fecháis exactamente en el año 1778, es otra bola que inventáis. El grabado pertenece a la escuela francesa de Jacques Callot, siglo y medio antes (hacia 1635), y representa a un mercenario francés que en su puñetera vida le pasó por la mente visitar ni tu condado levantino ni tu dichoso “monasteri" (te lo pongo en valenciano) de Montserrat ¡Qué cosas tienes, Cahner García. Diario de Valencia 3 de Febrero de 2002
d VALENCIANISACIO DEL CATALA
www.idiomavalencia.com
Cuando Cataluña valencianizó su idioma
Por Ricardo García Moya
Sorprende el epígrafe, pero es correcto. Hacia 1600, Andreu Bosch se desesperaba por la tendencia extendida en Cataluña de dar supremacía "e imitar a la Lengua Valenciana" (Títols d'honor. Perpinyà, 1628). Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas"mudaran la vocal a, en e" (p. 27) razonaba que escribir "las nostras ciencias" era menos correcto que "les nostres ciencies". En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su "Thesaurus", llevaba hasta Perpignan el léxico valenciano:otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, carchofa, giner, puncha, etc. Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la ruda"lengua gascona y catalana" (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón. Relacionado con el problema actual, un rotativo catalán reconocía que: "la independencia de un país ha llevado a codificar como una lengua distinta la que se consideraba dialecto. Así lo hizo Noruega a comienzos de siglo respecto al danés. Y así está ocurriendo hoy en la antigua Yugoslavia donde el serbo croata, codificado a mitad del siglo pasado y lengua común en la Yugoslavia de Tito, se ha escindido en cinco lenguas distintas. En las últimas conversaciones de paz en territorio norteamericano croatas, serbios y bosnios se presentaron acompañados de sus respectivos intérpretes para traducir unas lenguas que los expertos consideran que difieren menos entre sí que el catalán y el valenciano" ("La Vanguardia", 10-IV-96). Aquí sucede lo contrario. Las oficinas de inmersión (especialmente en las Universidades de Alicante, Castellón y Valencia) compiten para ver cuál catalaniza más eficazmente, arrinconando al valenciano y español. Alegremente, con dinero del contribuyente, editan libro tras libro con la finalidad citada. Prototipo de estos ejemplares sería "Els valencians i la llengua normativa" (Generalidad, 1995); ensayo sembrador de confusión que, por ejemplo, afirma que el adjetivo "petit" está vivo en Alcoy, criticando al diccionario del GAV por negarlo. Una cosa es que autores como Fullana, ingenuamente, recogieran arcaísmos como "esser ovivo freturar" y palabras y otra muy distintadeeslautilizar comoo prueba de idioma el léxico de los fronterizas; alumnos alcoyanos víctimas inmersión, el de los funcionarios reciclados en catalán. El autor -olvidando que no está arriba del Cenia- escribe "vuit, gener, mica, amb, mots, seva, tasca", y condena el léxico (bellea, giner, chiquet...) que en 1600 era publicado en Perpignan como paradigma de culto.
Igual finalidad busca "Obres impreses en català al País Valencià" (Diputación de Valencia, 1989), donde figuran Blasco Ibáñez y Martí y Gadea como escritores "en catalán". Curiosamente, si hubo un autor preocupado por la lengua valenciana fue precisamente Joaquín Martí y Gadea, que pasó su vida tratando de conocer el alma de "nostre Reyne de Valencia" (él escribía Reyne). Martí y Gadea destacaba la singularidad de"La llengua valenciana, per la riquea de veus, modismes y gracia (...) superant a la catalana" (Gadea: Tipos,1908, p. 298). El alcoyano (de Balones) defendía su autonomía respecto de la catalana, algo que también oculta del lexicólogo Corominas, saqueador impenitente de la obra de Martí y Gadea, de la que selecciona lo concordante con su teoría inmersora. Por mucho que manipulen, la lengua de Martí y Gadea es distinta a la del norte. Valga de ejemplo estas frases, respetando ortografía y léxico del alcoyano: "U que va pedre en Alcoy, anava en peus de plom. Com es riurán de nosatros els companyers, per tindre rellonges d'arena y de boljaca. La Llonja te riquea y bellea. Els jagants junt a la casa vestuari. La sencillea y el títul d'atre; vorán y llegirán els articuls per primera vegá els jovens, ahon hia festa. En el sigle dènau contava en tres millóns en dinés, terrés y molíns de paper". Gadea depuraba su léxico y adoptaba libremente vocablos foráneos, sin imposiciones; aunque sean discutibles algunos. Por ejemplo, él (lo mismo que todos los valencianos en 1900), no usaba la preposición "fins"; prefería escribir el neologismo"dasta", por coherencia con el habla viva. Lo de "fins" lo reservaba para traducir el plural del adjetivo castellano fino: "Alicantins, pocs y fins", locución de srcen alcoyano que incluye en "Tipos y modismes". Pero las decisiones sobre el rechazo o aceptación referentes al idioma las debieran tomar los valencianos (no los inmersionistas del catalán, claro). Todas las innovaciones léxicas y gramaticales que el pueblo valenciano ha ido incorporando a su idioma son "científicamente" desprestigiadas, puestas en la lista de indeseables y -como es sabido- sustituidas por las dictadas por el Institut d'Estudis Catalans. Y lo peor es que estos culturicidas viven de los impuestos. Las Provincias 24 de Mayo de 1996
La expansión de la lengua valenciana en Cataluña Por Ricardo García Moya
Este verano, en una tórrida tarde en la U niversidad de Barcelona, comprobé lo interesante que era el manuscrito Ms. 1010. Terminado hacia 1637, con caligrafía semejante a batallones de inquietas hormigas, trataba sobre la "lengua catalana materna”. Ahora, ya en el Reino, he consultado los comentarios sobre el citado manuscrito en la "Historia de la Literatura Catalana", de D. Martí de Riquer, y algo no concuerda; la única cita referente a nosotros es para recordar que en los años del manuscrito estudiaban en Lleida más de “300 valencianos que hablaban y entendían, como es lógico, el catalán" (HLC, V, p. 430). Por supuesto que entendían el catalán y el latín, pero ¿hablaban catalán o valenciano? El Ms. 1010 confirma que las lenguas habituales en Lleida fueron el catalán, el latín (círculo universitario) y el valenciano; conclusión que no sorprendería si la inmersión no censurara srcinales. La Universidad de Lleida fue autorizada en 1300 por Jaime II en un lugar a salvo de ataques costeros y de la peligrosa frontera castellana, aunque alejado de Valencia, Zaragoza y Barcelona. El monarca nacido en Valencia concedió a Lleida el monopolio de los estudios universitarios de todos sus estados; hecho que explica la nutrida presencia de valencianos en la diminuta ciudad. La tradición persistió incluso en el XVII, cuando el Estudio General de Valencia superaba a Lleida en prestigio y alumnado. La Universidad reconocía a los valencianos múltiples inmunidades y por privilegio de Alfonso III (año 1428), elegían al rector independientemente de aragoneses y catalanes. Lérida vivía de su Universidad y, necesariamente un colectivo que oscilaba de 300 a 800 valencianos sobre una población que, por ejemplo en 1708 no superaba los 3.000 habitantes, tuvo que influir lingüísticamente a lo largo de los siglos, desde 1300 hasta 1705. El avispado gerundense Onofre Pou se percató del negocio que supondría un diccionario en las tres lenguas habituales y, tras estudiar en Valencia, editó en 1575 un vocabulario valenciano-catalán-latín. Convertido en bestseller, sirvió de texto en la universidad catalana hasta el siglo XVIII, según reconoce la propia Enciclopedia Catalana. Precisamente los que discuten en el Ms. 1010 sobre las lenguas maternas son dos ilerdenses ilustres: el canónigo Alexandro Ros y el catedrático Diego Cisteller. El primero advierte que si los sermones sólo se imparten en catalán no gustará a los extranjeros, incluso a los valencianos. Y añade que "en el Reyno de Valencia los más son bilingües, sin que se hagan estorbo en la pronunciación las dos lenguas valenciana y castellana" (Ms. 1010). A estas consideraciones (censuradas por Riquer, claro), se opone Cisteller, que convivía con valencianos en Lleida y disponía del Thesaurus de Pou para despejar dudas en los tres idiomas. En él, por ejemplo, se aclaraban incluso nimiedades como que el latín pastanaca o el catalán pastanaga equivalían al valenciano safanoria (f. 31 v). La copiosa información sobre léxico y ortografía del idioma valenciano (carchofa, pechines, picher, chic, eixida, otonyo, charrador , etc.) explicaría el éxito del trilingüe vocabulario en las universidades condales. El constante trasiego valenciano por la ruta de Lleida se efectuaba lentamente, con frecuentes descansos y pernoctaciones en las mismas y poco pobladas aldeas desde el
medieval año 1300. Estudiantes y familiares, cultos y acomodados en relación a los aldeanos, eran modelo a imitar por su refinamiento e idioma. No es ilógico, pues, que la cuña lingüística valenciana amenazara extenderse desde Lleida hacia la parte oriental de Cataluña, hecho denunciado en 1628 por el catalán Andreu Bosch ("Titols d'Honor', Perpinya, 1628). La valencianización en la ruta valenciana llegó a un punto en que los predicadores regnícolas usaban el valenciano en sus sermones, no el catalán. El doctor Cisteller, desde Lleida, testificaba que"los padres Lorenzo San Juan, y Blanch (...) y otros apostólicos varones de la Compañía de Jesús son valencianos, y predican en valenciano en Cataluña" (Ms.1010). Quien esto dice, recordémoslo, era catedrático de la Universidad de Lleida, y lo afirma en su "Memorial en defensa de la lengua catalana” (Ms. 1010) dirigido a la Generalidad de Cataluña en 1636. Con él contestaba al también ilerdense Alexandro Ros, que opinaba: "Es fuerza estén retirados en Cataluña sus predicadores, porque rompidos (sic) en la lengua catalana, no han de ir si fueran cuerdos a Valencia, donde falta en el estilo o vicio en la pronunciación ofende grandemente". En otro párrafo del Memorial dirigido a la Generalidad, el letrado Cisteller deja claro que el idioma de los valencianos era independiente de cualquier otro peninsular al recordar que las leyes de Castilla "están en castellano; en Valencia, en valenciano; y en Cataluña, en catalán" . Esto también lo censuran, científicamente, los inmersores. Es lógico que, tras graduarse en Lleida, los universitarios que regresaban a Mallorca y Cataluña añoraran la clásica lengua de los valencianos; de ahí que los catalanes Pere Posa y Pere Bru publicaran en Barcelona en 1481 la "Historia de Alexandre""en la present lengua valenciana". O que a Gregori Genovart, canónigo de Mallorca, agradeciera la edición del Blanquerna, "traduyt, corregit y estampat en llengua valenciana"; traducción efectuada de los manuscritos provenzales de Llull por el catalán Bonlabi en 1521. La franja de influencia idiomática valenciana fue un tormento para Cataluña hasta 1862, cuando el astuto Milá i Fontanals inventó lo del dialecto catalán occidental. Hoy, atrapada en el tarquín inmersor, la bisoña Universidad de Elche ya edita folletos en puro catalán. Las Provincias 11 de Septiembre de 1997
La lengua valenciana en el País Catalán Por Ricardo García Moya
No pide mucho Camps respecto al idioma. Se conforma con el nombre y, a cambio, proseguirá dilapidando los impuestos en disparates como la academia catalana Canal 9 de la Empar, la Nuria yel Chic de la Sanc (o Minyó de la Sang, en català). En medio de tanto colaboracionismo, alegres bajo el diluvio de oro, bailan rumba catalana Ascensión y sus catalanitos. Este grupo fílológico-folclórico, en su cruzada contra el idioma valenciano, jamás dirá cómo se valencianizó el catalán de Tortosa a Lérida. Uno de los factores se debió a la exportación de productos que ya tenían denominación, como el "paper" de las fábricas valencianas (Lleura de Cotlliure, 1249); otro, a partir del 1300, fue la ruta valenciana a la Universidad de la Corona de Aragón en Lérida. Durante siglos, alumnos y profesores como Antoni Canals y Vicent Ferrer fecundaron el romance leridano, influencia acrecentada con la lectura de clásicos valencianos y de catalanes como Eiximenis o Pou, que vivieron y escribieron en Valencia. Antes, las tropas de Jaime I habían asimilado vocablos que enriquecieron el caótico romance militar y pastoril del 1200. Los valencianos bilingües (fueran mozárabes, críptomozárabes o islámicos por interés o convicción), poseían un lenguaje de srcen poligenético que aglutinaba desde elementos semíticos a indoeuropeos. Así, cuando en valenciano moderno escribimos: "Mos ha caigut per lo barranc abaix. A eixe chic se l'han amportat les aigües del barranc", usamos el sustantivo "barranc" que era desconocido por los barceloneses del 1238. Ausias March lo empleaba también con valor de precipicio o sima: "los grans barranchs". La primera documentación de "barranc" es del 1249 en Morella, y le sigue una nutrida colección de textos valencianos medievales con el sustantivo prejaimino, incluido uno murciano de 1304 que, lógicamente, Corominas atribuye a "extensió de l'us del valencia meridional" (DECLLC). Morfológicamente similar,"barraca" fue otro de los vocablos valencianos que se extendería a los idiomas europeos. Hoy podemos construir la oración: "Eixa barraca de Barrachina está llunt del barranc"; con mozarabismos que alternan con el adverbio"llunt", creación de la literatura barroca valenciana y única forma viva que encontró Corominas desde Morella a El Pinos en el siglo XX (DECLLC). Actualmente, el PP de Camps prohibe"llunt" para imponer el arcaísmo valenciano y catalán actual "lluny", tal como manda Cataluña (no olvidemos que Camps fue Inmersiomán de Educación). Pero además debarraca y barranc está el apellido Barrachina que, al ser topónimo autóctono valenciano (Corominas), también es voz nuestra. Respecto a los apellidos, el del gramático Carlos Ros, por ejemplo, era idéntico al del medieval pueblo burgalés Ros, junto a río Urbel. Los prostitutos de la lengua hacen creer que, ante la coincidencia de topónimos, siempre el catalán habría procreado al valenciano, Es dogma engañoso, pues aparte de que ni los catalanes ni el catalán existían en 1238, tenemos ejemplos de la dualidad toponímica sin supeditación en un Paterna de Valencia y otro de Huelva; o el valenciano Chirivella con el andaluz Chirivel y la rambla homónima en Almería que, como el riachuelo Sangonera en Murcia, son anteriores al 1238, La propia ciudad de Valencia, si hubiera sido una aldea minúscula e indocumentada en lugar de metrópoli histórica desde la romanización ¿qué habría inventado el fascismo catalán?, ¿no hubieran atribuido su nacimiento a algún muerto de hambre llegado de la catalana València d´Aneu en 1238? Si obráramos como ellos, podríamos tabular lo contrario: que la pirenaica Valencia d'Aneu (no
documentada hasta el 1281), podría ser fundación de mozárabes valencianos emigrados al norte hacia el 1180. La minoría de barceloneses que llegaron con Jaime I aprendieron voces valencianas surgidas de un complejo proceso morfológico. Podían ser sustantivos botánicos como el "mossàrab valencià allitendre" (Corominas: DECLLC), que no alude a "all tendre", sino a cierto arbusto de las montañas de la Calderona, cuyo denominación recogió Cavanilles en el siglo XVIII. También conocieron topónimos extraños al condado barcelonés; p.ej., del latín "murus veterus" (muro antiguo o viejo) los mozárabes crearon Murvedre o Morvedre; y la citada Chirivella nació del latino "silvela" o "silva", alusivo a bosquecillo. Corominas reconoce que Chirivella deriva del"mossàrab valencià" (Onom.). Involuntariamente, este etímólogo demuestra que existió un mozárabe valenciano que sería idioma con Siglo de Oro y, por las circunstancias citadas, influiría sobre el catalán de Tortosa a Lérida. Es significativo que los catalanes actuales sólo asocian "granollers" a la villa de Granollers, pero no a lugar de ranas. La valenciana "granota" -batracio que no dejaría dormir a Muntaner en su alquería de Chirivella-, desplazó progresivamente a la catalana "granolla". También en este caso, ante el arraigo medieval de "granota" en textos valencianos, Corominas no puede negar su mozarabismo. El prestigio de la lengua valenciana y el interés de los catalanes por imitarla fue un hecho que observó entre sus colegas el catalán Andreu Bosch, y así lo anotó:"tots han volgut y volen cada día imitar la llengua valenciana" (Summari. Perpinyá, 1628, p.27) Voces tradicionales catalanas eran sustituidas por las valencianas. Por ejemplo, el mozárabe valenciano "barrella" eliminó en casi toda Cataluña a la catalana "parrella". Corominas, al que traduzco, dice; "Barrella, herba que s´usava pera fer sabó, aixina dita en lo Reyne de Valencia... forma mosárap que ha reemplasat a la propiament catalana parrella" (DECLLC). En el siguiente párrafo, despistado, olvida el srcen y roba el sustantivo: "Desde el catalá, en consequencia, la paraula es va extendrer al castellá barrilla, documentat desde l'any 1607". La voz "barjola" es otro mozarabismo valenciano, "barjoleta" (Furs de Valencia, s. XIII), que pasó al catalán. Corominas dice que hasta 1851 no consta como valenciano, olvidando los Furs y su uso literario con la grafía definitiva: "omplir la barchola" (BUV Morlá: Ms. 666,c.1649); "ya hem omplit la barchola" (Bíb.Nac,Coloqui del tío Pelut, 1801); "ompli molt be la barchola" (Archiu Mun. Elig. Romans del pleit.1776), . La valencianisació de la franja tortosí-lleidatana va ser lliure; sinse res que vorer en la opresió del fascisme expansioniste catalá que mos aufega hui, en la total ajuda dels pepers de Camps (y nostres dinés). Pero, a lo millor, els millars de valencians que mos manifestárem l´atre disapte en Valencia escomencem a deixar de chuplarmos el dit; y si poc a poc creix el número de gent com mosatros, ¿qué fará l´eixércit de comisaris de bolchaca unflá? ¿tornar els millons somi+ ya no=pareix ¡quídel anava a diro¡ (Eixe infínitiu y pronom fluixfurtats? enclíticEl"dir ho" "diro"tan , esllunt, creació sigle XVII valenciá). Diario de Valencia 12 de diciembre de 2004
El “Villancico de las Naciones” y los valencianos Por Ricardo García Moya
El "Villancico de las Naciones" era complejo, pues en pocos versos debía reflejarse el prototipo "nacional" que acudía a adorar al niño. Los cantados en la catedral de Lérida la Nochebuena de 1671 utilizaban los recursos habituales para la identificación del srcen del personaje. Así, los niños y capones dirigidos por el maestro de capilla Iván Barter aludían a los valencianos que iban a Belén con "la Dulzayna valenciana" (ahora la llamarían levantina o mediterránea). Los "de Francia tocaban violines y, los de España, guitarricas". Nótese que nadie coaccionaba a los leridanos a usar el español, pero ellos así lo deseaban, siendo la imprenta de la Universidad de "Lérida" (sic) quien imprimió estas composiciones en la lengua de Quevedo, mucho antes del cuento de botiflers malvados y maulets beatíficos. Aparte del valor semántico del gentilicio, el autor perfila la identificación del oferente con sutiles alusiones políticas. Tras la arenga: "¡Ea, Naciones, ea, fiestas se hagan en competencia!" desfilan por las estrofas los representantes de Castilla, Valencia, Italia y Cataluña. Este último, "un catalán muy ceñudo, le ofreció al Niño ser Conde de Barcelona, pero Rey, por ningún caso; y la rargeta dezia: por el Conde sus vasallos, como al Rey darán la vida" (Barter, I.: Villancico, año 1671, imp. Univ.) En Lérida sabían que no existía un rey de Cataluña, algo que las actuales universidades no acaban de entender. Por el contrario, el "florido valenciano" regala al Niño unos guantes con el lema: "Son para el Rey a sus manos". Nuestros antepasados sí podían proclamar rey al Niño. Otro recurso para identificar la "nación" del adorante es el idioma. En la primera estrofa leemos: "De Belén el Portal / es Chatedra de Remedios / para toda enfermedad". En consecuencia, para hallar curación a las dolencias"van llegando las Naciones, cada una con su ay", organizándose un ameno y caótico diálogo én varias lenguas. Analizaremos la que el letrista utilizó para diferenciar el idioma valenciano del castellano, francés, catalán, italiano y portugués. El valenciano explica que "lo dolor de migranya / me dona pena / que lo olor me ha causat / de una violeta" . Le recomiendan comer en abundancla, respondiendo el valenciano que eso sería "curar de migranya / y caure de enfit". El letrista acertó al elegir la jaqueca, pues "migranya" era un vocablo exclusivo del idioma valenciano -derivado del latino "hemicrania"- y habitual en los textos clásicos de Roig, Fenollar y Johan Moreno. Durante su estancia en el Reino, Covarrubias la recogió como palabra valenciana y la incluyó en su vocabulario, de donde fue tomada como castellana en diccionarios posteriores. También"enfit" o empacho fue un vocablo usado por nuestros clásicos, pudiendo estar emparentada con el mozárabe "qunfit", documentado como "confit" en el diccionario valenciano de Esteve (1489), antes de que pasara al catalán. También el verbo "curar" es usado en su acepción valenciana de sanar, no en las catalanas de "responsabilidad" o "pensar". Los estudiantes y profesorado valenciano asistente a los actos catedralicios sonreirían al escuchar el irónico "Villancico de las Naciones", cargado de matices peyorativos contra el "catalán ceñudo" que padecía un vulgar mal de "ventrell". Tampoco eran enaltecedores los versos en los que el catalán afirma que es un cachorro, "so cadell",
del hambriento de mendrugos de pan o "nyaros" "rosegons" ( , en valenciano). El contraste conceptual establecido por el letrista es innegable: florido valenciano y ceñudo catalán; el va lenciano huele violetas, el catalán devora incesántemente desperdicios de pan. En el villancico también aparece el navideño"pesebre", vocablo que mereció este razonamiento de Corominas: "El valenciano pesebre, con s sonora, parece ser un mozarabismo autóctono". Este sustantivo que, traducido del valenciano al catalán sería "gripia o menjadora de bistias", ya lo encontramos asociado a la Navidad en los versos que Timoneda escribió en 1555:"En Belén está (...) y son fill en un pesebre". Hay que tener presente que en la Universidad de Lérida, desde 1300 hasta 1714, hubo presencia constante de profesores, predicadores y estudiantes del Reino que mantenían y hablaban su lengua valenciana (como testificaron autores catalanes coetáneos). La intensa relación entre los numerosos valencianos que daban vida a la minúscula ciudad, y la escasa población autóctona fomentó la progresiva valencianización lingüística del occidente catalán. El rudimentario romance leridano medieval, por la influencia citada, se fue distanciando del provenzal en los XIV y XV, y de la lengua catalana en los siguientes. La valencianización idiomática de Lérida tampoco la acaban de entender los catalaneros que peregrinan a Cataluña. En la lujosa revista en catalán "Caràcters" publicada con ayuda de Bancaixa- aparece el artículo "Els catalans pel mon", en los que Lourdes Toledo afirma que en la "nació catalana" está el "Principat i el País Valencià" (aplica títulos al dictado del IEC), y que durante su estancia en Lérida se entendía perfectamente con los leridanos. No me sorprende, pues aparte de la secular valencianización, la citada Toledo utiliza voces como "seure, petit, feina, aquestes, amb..." etc. (Caràcters, n." 5,1998, p. 26) . En fin, olvidemos que Bancaixa sigue promocionando la catalanización, y celebremos la Navidad sin "migranyes" valencianas y "nyaros" catalanes. Las Provincias 20 de Diciembre de 1998
Fallas, idiomas y frailes Por Ricardo García Moya
Todas las Fallas, el colaboracionista Eliseu Climent edita los patéticos “Pensat i Fet” y “La traca“ en catalán, no valenciano. Fingiendo ser héroe de la libertad de expresión, descubre su condición de peón catalanero, retrocediendo con esta bazofia al humor de polvo y paja de los años 70, el de Alfredo Landa y Juanito Navarro, pero en catalán; es decir: exhibe tetas y culos en audacia anacrónica que intenta vender como espontaneidad popular, cuando sólo es la falsa sonrisa del ratero que pretende quitarnos la cartera. El panfleto busca engañar y favorecer la catalanización ideológica y lingüística de los valencianos, actividad que ha convertido en multimillonario al pigmeo ético Climent, que guarda respeto hacia la Banca, los etarras y toda la basura de extrema derecha catalanera que nos estrangula diariamente. Esperando provocar, coloca una Real Señera sobre un pene (p.21), y con desprecio fascista hacia los valencianos se burla con frases estúpidas: “El 23-F Nacional del Pais Valenciá”. El tipejo se envalentona ante sus blandos conciudadanos, sabiendo que encontrará el aplauso de la Generalidad, la Universidad y la cobarde progresía de porro, polvete, gambitas y chalecito en la costa. Hubo un tiempo en que creíamos en el intercambio de ideas y conocimientos, suponiendo que personajes como Raimon o Eliseu modificarían su servilismo a Cataluña si les demostrábamos que los valencianos éramos un pueblo con idioma y personalidad propia. Ahora sabemos que sólo aman la “bolchaca”. Creíamos a los Sanchis Guarner, Fuster y compañía; sin sospechar que mentían. Eran taxativos en una serie de hechos que decían documentados, pero nos engañaban. Así, propagaron que la Cancillería Real tenía como lengua oficial la catalana, y que la valenciana no era reconocida en la egregia institución, pero mentían. En el mal llamado Archivo de la Corona de Aragón -donde los barceloneses retienen documentación robada a los valencianos- localicé legajos de la Cancillería donde se demostraba que la lengua valenciana era equiparable a la italiana o portuguesa. En ocasiones, la documentación oficial era remitida a los reyes, siendo un noble valenciano quien efectuaba la traducción: “suplícole a V.Md. (Vuestra Mejestad) la mande ver, aunque escrita en lengua valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia” (ACA. Leg.l350, doc.31-7, año 1599). Suponíamos, inocentemente, que estas evidencias modificarían errores, pero el fascismo catalán no quiere heterodoxias que hagan tambalear el negocio de la catalanización en el Reino de Valencia. Los textos de nuestros hijos siguen repitiendo que la lengua catalana fue la única reconocida en la Cancillería, de igual modo que pregonan la inexistencia de la“ch" o el “lo” en nuestro idioma valenciano. Hoy, hasta la mayoría de los rótulos falleros están en catalán, no en lengua valenciana. Los blandos valencianos de traca, fútbol y paella somos así. Igual que en el XV a finales del XVI se mantiene el reconocimiento y uso de la lengua valenciana en la prosa cancilleresca, en la literaria de Timoneda, en la de lexicógrafos como Covarrubias, en la eclesiástica y hagiográfica. Incluso en Cataluña, entre Tortosa y Lérida, los predicadores usaban el idioma valenciano, y no sólo ante los estudiantes, familiares y comerciantes del Reino. Lo sabemos por los propios cronistas catalanes: “otros apostólicos varones que hoy goza la Compañía de Jesús, valencianos son, y con todo predican en valenciano en Cataluña...y explican en valenciano los mandamientos en los púlpitos” (Universitat de Barcelona. Ms.1010, any 1633). Aparte de este manuscrito, el impreso "Memorial sobre defensa del catalán" (Tarragona,1636), repite el concepto de separación idiomática entre valenciano, castellano y catalán. Nuestros
franciscanos predicaban, en su idioma por el sur de Cataluña, siendo fray Nicolás Factor uno de los que más éxito tuvo en su recorrido (año 1582) por la cuña valenciana. Entró por Tortosa, donde predicó en la Catedral y se los puso en la garganta con un tétrico presagio que se materializó en terrible inundación. Con las masas entusiasmadas, Fray Nicolás zigzagueó por conventos e iglesias hasta Tivissa y Falset, realizando espectaculares numeritos de levitación y éxtasis ante la complacencia del respetable beaterio catalán. Fueron tan celebradas las filigranas místicas de fray Nicolás que el arzobispo de Tarragona quiso -tras su óbito en 1583- que quedara constancia en letras de imprenta. El voluminoso libro con las andanzas catalanas de fray Nicolás se publicó en el año 1596 en Alcalá de Henares, siendo dedicado a Felipe II. La obra contiene una suplicación donde se recuerda el interés del arzobispado de Tarragona y, por deferencia a Felipe II a quien estaba dedicada, se vertió del valenciano al castellano: “El tenor de la suplicación es el siguiente, traducido de Lengua Valenciana en Castellana” (Moreno, Fray Christóval: Libro de la vida de fray Nicolás Factor. Alcalá de Henares, 1596). La lengua valenciana existía para Felipe II, el arzobispo de Tarragona y los doctos de Alcalá de Henares. La lengua penetraba hacia Lérida, en gran medida por los religiosos valencianos de los conventos tarraconenses. Así, cuando el fraile enviado para tomar datos sobre fray Nicolás llega al Priorat de Cataluña, en el convento “Scala Dei”, se entrevista con “algunos de aquellos monjes valencianos” (f.153). Por cierto, el biógrafo informa que el médico del monasterio, al observar a fray Nicolás Factor en trance: “hizo una prueba, le hincó un alfiler por el pie” (f.154). Lo malo es que al pobre franciscano, cuando repetía el numerito en otros conventos, siempre salía algún fraile cabrón con alfileres y punzones para dejarlo como un coladero: “y en otros muchos lugares de Cataluña hicieron lo mismo” (ib). Sospecho que la popularidad del predicador valenciano despertaba suspicacias entre los monjes catalanes; por lo que,“aunque después se hallaba lastimado y sentía dolor” (ib), siguieron acribillándole con agujas nada más que ponía los ojos en blanco. Ahora entendemos que, cuando la popularidad y los pinchazos eran apoteósicos en la Barcelona de 1583, decidió poner pies en polvorosa. En Prades, ya de regreso al Reino, un fraile le suplicó que se quedara a predicar; pero fray Nicolás, escarmentado: “respondió que no podía, porque iba con prisa a morir a Valencia” ; frase mística que, traducida en términos literarios, sería: “¡Che, llanderol, vesten a puncharli el parruç a ta puta mare!. A los veinte días de llegar a Valencia, el 23 de diciembre de 1583, fallecía el perforado mártir Nicolás Factor. Diario de Valencia 17 de Marzo de 2002
La lengua valenciana en el monasterio de Poblet Por Ricardo García Moya
Los comentarios de Cisteller, catedrático de la Universidad de Lleida en 1637, referentes a que la lengua valenciana penetraba en la Cataluña occidental, se confirman con testimonios como el manuscrito "Antiguallas de Poblet" (Bib. Nacional, Ms. 1701). Acabado en el homónimo monasterio por el monje Joan Tolo en 1587, su contenido guarda más similitud con el valenciano moderno que con el normalitzat que utiliza, por ejemplo, la Consellería de doña Consuelo Císcar. Así, en la sintaxis comprobamos que sitúa la preposición‘en’ ante topónimo, "en Barcelona" (f. 8), para indicar localización; reservando la preposición‘a’ para la dirección: "pasá a Cerdenya" (f.15). Quizá la valencianización del fraile se debiera a su estancia en el colegio abierto por el monasterio en Lleida en 1568. Lo cierto es que en sustantivos abstractos como vejez y fortaleza adopta la terminación valenciana:"vellea" (f. 8) "fortalea" (f. 89) huyendo del catalán "vellesa i fortalesa". El monje escribe "depositat en la Seu", no "dipositat"; y cita a San Vicente sin alterar nombre y apellido: "lo Papa y Sant Vicent Ferrer" (f.15) no "Sant Vicens Farrer", usando el clásico articulolo. En otro folio leemos "en servici de Deu" (f. 39), rechazando el catalán servei que tanto agrada a sindicatos y consellerías. Siempre emplea el adverbio"hui" (f. 40), no la corrupción catalana avui. En otro párrafo dice: "cert número de sacerdots" (f. 50) con el sustantivo número, común al valenciano y al castellano; el IEC lo transcribiría como "cert nombre de sacerdots". Asimismo, los plurales siguen la norma valenciana:homens, no homes. El texto de 1587 demuestra que el valenciano moderno no es fruto decimonónico, como afirman los del Palau de Pineda: carta fermada (f. 39), no signada; bona joya, no joia; los demés, no els altres; rellonge, no rellotge; dos hores, no dues hores; en caixeta chica ixqué (f. 89), no caixeta petita sortí; porta Real, no Reial; viuda, no vidua; el ánima de sos antipasats (f. 11), no avantpasats; archiu (f. 30), no arxiu; espill, no mirall. Los incoativos exhiben terminaciones correctas: "assistixca" (f. 50), no el assisteixca inmersor. Hay tiempos del viure, como"vixqué" (15) y del eixir, como "ixqué" (f. 30), no el catalán "sortir"; montanya (f.10) no muntanya. Supongo que el fraile no disponía en 1587 del diccionario de LAS PROVINCIAS, pero lo parece. Cuando trata sobre Fray Guillem Queralt y "la seua vida y milacres" (f. 69), aparte de escribir milacres (no miracles) menciona tres veces el mes de enero, siempre con el sustantivo valenciano "giner", no el catalán "gener". En 1997, el estudiante que utilizaginer es amonestado o suspendido. ¿Por qué, siginer es voz alejada del castellano y vigente desde la Edad Media? En el "Llibre de la Peixca de Alacant", además de voces como Elig, despachat, dumenje, els demés, huit y anchova, aparecen notas fechadas a 3 de "giner de 1578, a 10 de giner, a 30 de giner" , etc. (A. M. Alacant, arm. 5,115). Este era el valenciano alabado por Cervantes, pero ahora el mismo Ayuntamiento de Alacant que guarda el "Llibre de la peixca" usa el catalán en sus escritos: gener, arxiu, altres, descubreix, diumenge, amb, esport, servei, naturalesa, etc. El vocablo giner era reconocido en la Cancillería Real. En documento de Felipe II (cuyo descubridor y propietario es mi amigo don Miguel Mir) expedido en 1593, se
traduce al latín el nombre del caballero valenciano don Giner Rabaça, y lo traducen como Enero: Januario, Januarium, etc., con sus declinaciones latinas. Les parecerá raro, pero el Diccionario Etimológico del Dr. Corominas ignora los miles de documentos valencianos donde encontramosginer desde la Edad Media; el etimólogo sólo recuerda las voces gener y enero. ¡Extraño cientificismo! Seguimos en el XVI, cuando los estudiantes y profesores valencianos que, desde 1300 a 1705, dieron vida a Lleida y sus comarcas difundían su idioma de igual modo que los predicadores que les visitaban, según vio Cisteller hacia 1600: "apostólicos varones de la Compañía de Jesús son valencianos, y predican en valenciano en Cataluña" (B. U. Barc, Ms. 1010). Uno de los residentes fue el hijo de Melchor Villena, al que "matáronle en las escuelas de Lérida donde estudiaba Leyes" (Villena, I. F.: Cenotafio, Valencia 1656, p. 13). ¿Dónde llevaron al estudíante Villena herido? Para aprobar, diría que a la "infermería"; pero en el manuscrito leemos: "la escala de la enfermería" (f. 29), "repará la enfermería" (f. 29), "prop de la enfermeria" (f. 29). En consecuencia, cuando decimos "el chiquet te una enfermetat" respetamos la tradición idiomática; por el contrario, "infermetat" e "infermeria" son barbarismos del IEC. El manuscrito plantea incógnitas: "antipasat" (f.11 ), ¿procedía de la etimologia popular antic+pasat? Y otro detalle: los monjes no dudaban de la existencia de mozárabes en la época de la Conquista. Poseían"en lo archiu de Poblet informació feta al papa Bonifaci" sobre la iglesia de San Vicente Mártir, que "posehia molts bens" (muebles e inmuebles, puntualiza el manuscrito) cuando fue donada"tres anys ans que el Rey en Jaume conquistás lo Regne de Valencia al convent de Sant Victoriá" (f. 50). Los frailes se limítaban a repetir lo que "consta per fama pública y per antigues y auténtiques escriptures" (f. 50). Esta iglesia con bienes no sería posible sin valencianos mozárabes. Además, ¿por qué iban a mentir los monjes sobre lo que sus antecesores de 1238 presenciaron? Las Provincias 7 de Noviembre de 1997
Del temps de les chapes Por Ricardo García Moya
En idioma valenciano, no en el catalán de Camps y Carod, se decía la frase:"coses del temps de les chapes", aludiendo a lo que se difumina en el pasado. La expresión adquirió categoría de modismo en la literatura valenciana clásica:"visten capes / del temps de chapes" (Roig: Espill, 1460); aunque ahora, el fascismo catalanero impone la grafía "xapes" pese a la documentación de esta familia léxica:"la dita valenciana antiga, del temps de les chapes" (DECLLC); "ses chaperies / quinquilleries" (Roig: Espill, 1460); "tota chapada" (Roig: Espill, 1460); "poms del temps de les chapes" (Gagull: La Brama, 1495); "chapa" (Pou: Thesaurus, 1575); "soc chapat" B,Nic. Primitiu Ms. 419, c. 1795); "juem a les chapes" (Coloqui nou de la chitana, 1852);"les chapes" (La nit que venen els musics. Alcoy, 1855);"afluixa per ell les chapes" (Arnal: L'agüelo del colomet, 1877);"ni pera petróleo tenen chapes" (El Bou solt, 1877, p.95); "chapa, chapar, chapat" (Fullana: Voc. 1921); "chapa, chapar" (DRACV 1997). A los valencianos del XV les parecía graciosa la evocación literaria de vetustos y casi mitológicos guerreros cargados de hierros defensivos. El propio sustantivo"chapes" surgía borroso del limbo de los vocablos sin srcen concreto, del mismo modo que "cala"; voz que con ligeras variables se halla desde Marruecos a Italia, y que lo mismo puede ser celtibérica que árabe. En las ordenaciones de la costa del Reino se cita la "Cala del Parais en Vilajoyosa" (Ord. 1673, p. 43); así como "la Caleta" (p. 42), diminutivo valenciano que no se documenta en catalán hasta el siglo XIX (1ª doc. "caleta" en 1839, DECLLC). El léxico valenciano, como es sabido, se propagaba lentamente por Tortosa y la ruta valenciana a la ciudad universitaria de Lérida. Todavía en el XVII, algún obispo de Tortosa recomendaba predicar en valenciano, según se desprende de textos como el acuerdo del Consell Municipal de Castelló del 10 de septiembre de 1634: "lo doctor Pere Nicolau Figuerola jurat en cap,.. que lo senyor bisbe de Tortosa ha proveit en la penúltima vessita manant en aquella ques predique en llengua valenciana". Hoy sería impensable por el acoso de los reptiles de la Universitat Jaume I. En Cabanes (donde ahora, creo, hasta las misas negras se ofician en catalán), las autoridades eclesiásticas ordenaban que:"se fasa dir la doctrina cristiana en llengua valenciana" (Archiu Mun, Gabanes Llibre de visites, 5 de desembre 1615). També del temps de les chapes mos apleguen a mosatros rarees lléxiques com "Alcocó", paraula que apareix en les mateixes fulles de les ordenacions de la costa del Reyne de Valencia en 1673. El vocablo coco estava arrailat desde fea sigles com a genéric toponímic y propi; apareguent Alcocó entre els puestos a defendre per soldats del Reyne: "castell de Vilajoyosa… per lo puesto dit lo Alcocó" (p. 42). Esta voz, igual que otras creadas por mozárabes valencianos (que podían ser islámicos de religión, aunque de srcen y lengua no semita; el bilingüismo no era enemigo del Islam), muestra la fusión del artículo árabe "al" y el mozarabismo "coco" (quizá del latín "caucus", copa). Desde el sur granadino hasta el norte vasco existían variables con acepción de concavidad en el terreno; de ahí que el valencianoAlcocó equivaldría más o menos a "El clot"; construcción similar a la de "Alcoy" (al + coy), topónimo de dudoso significado que hoy conserva la 'y' griega en castellano por haberla adoptado de la grafía primitiva valenciana; aunque los comisarios de Camps imponen "Alcoi", obedeciendo a sus amos del IEC.
El ciudadano medio, pusilánime y "caldós", si sospecha que por escribir en valenciano "Alcoy, Muchamel o sopte" pueden llamarle facha, no dudará en adoptar las grafías catalanas "Alcoi, Mutxamel o sobte". Uno de los que escribía"sopte" fue el alicantino José Borras, autor de la comedia 'El Cullerot', estrenada el 9 de enero de 1886 en el Teatro Español de Alicante. La grafía "sopte" era consecuencia del ensordecimiento que el idioma valenciano efectúa sobre la bilabial sonora etimológica cuando precede a dental sorda, de ahí que el hebreo "sabath" diera "disapte", no el catalán "dissabte". Hay ejemplos más complejos, como el del valenciano "ductar", un derivado de "dubitare" que ya en "en temps de les chapes" se ensordecía en "duptant, ell duptava" (Crón. Jaume I, S. XIII), "tinc dupte" (Martorell, Joanot, h.1450); triunfando la morfología moderna de velar sorda a partir del 1600, con los autores barrocos: "sens ducte que vosté,.- qui ho ducta " (Bíb. Univ. Valencia. Morlá: Ms. 666, h.1649). La comedia alicantina de 1886 refleja el arraigo del cambio consonántico: “eixiré pronte de ductes" (p. 11); “com hui es disapte" (p. 9); “m´has embolicat de sopte" (p. 11). Hoy se enseña catalán en Alicante y los comisarios escriben: "sortiré prompte de dubtes, avui és dissabte, envitricollat de sobte", Desde su Diputación, Julio de España no escatimó millones en subvencionar la implantación del catalán, desde ediciones de panfletos a recitales de Raimon (¡y cómo aplaudía!), Terra Mítica podría rebosar de 'money' si Juliet hubiera empleado en ella el presupuesto de catalanización; pero lo primero es lo primero. Además, la "Puta Valencia" (dicen los neoalicantinos), siempre da las pelas a Alicante, y la Tabacalera, y la más lujosa universidad de Europa, y la Oficina de Patentes, y la Filmoteca Valenciana, y la gigantesca Ciudad de la Luz, mezcla de Parque Jurásico y Hollywood europeo que atraerá millones de turistas a la ciudad "hermana". Además, ofendidos, inquieren: "¿Por qué "Puta Valencia" es la capital, y no Alicante?". La tibieza de los valencianos hace que nos pongamos la soga al cuello, bien adoptando la lengua del IEC, bien renunciando a singularidades del idioma. Así, el citado "sopte" y sus derivados -todos prohibidos- están documentados con funciones de adverbio, adjetivo y sustantivo: "soptea: presteza" (Escrig, 1871), con el morfema valenciano "ea" distinto al del catalán "sobtadesa". El lexicógrafo de Liria recogió:"sóptament, soptat, sopte, soptea, soptísim, soptísimament" (Escrig, 1871); pero el fascismo descalifica estas singularidades y oculta que las raíces llegan hasta los creadores del idioma, los que pulieron el caótico romance medieval y desecharon provenzalismos de monfloritas trovadores ¿Fue "sopte" un vulgarismo del XIX? No, al figurar en prosa medieval : "mort soptana" (Ferrer, St. Vicent: Serm. c. 1400); "e sopte lo taparás" (Ferrer, St. Vicent: Serm. c. 1400); y en versos clásicos;"sopta" (Roig: Espill, 1460). Resumiendo: Camps y sus 'tagamochis' prohiben las valencianas “sopte, ducte, disapte…”. aunque se remonten "al temps de les chapes"; pero imponen basura como el catalán "plànol", invento del IEC ¡Aplaudan, aplaudan a Desenvolupament Camps ! Diario de Valencia 6 de junio de 2004
La engañifa de Harry Potter en `valenciano´ Por Ricardo García Moya
Los catalaneros se enriquecen con los montajes, siendo el último la supuesta edición “en valenciano” de Harry Potter. Bastaría conocer los nombres de los que han perpetrado esta engañifa para saber que es un texto en la lengua del Institut d’Estudis Catalans, con el “amb” de marras, las desinencias verbales barceloninas (eix), la morfología fabriana de sustantivos y pronombres (xic, joia, us, jo, donar-hi), la geminación ridícula (pel·lícula), y el léxico de arcaísmos y barbarismos que nos impone Cataluña (dues, veure, feia una estona, llençol...; no los valencianosdos, vore, fea un rato, llançol...) Lo dicho, es un engaño más. Si les dijera que “yo” -no el “jo” del Harry Potter-, es la forma valenciana del pronombre de primera persona, ustedes podrían partirse de risa; incluso si me apoyara en un Menéndez Pidal que distinguía entre el“catalán jo, valenciano yo” (Gram. Hist. p.251), podrían alegar que es un castellano intrigante, así que ahí va nuestra artillería pesada: “yo he donat” (St. Vicent Ferrer, 1410); “yo dich” (Trobes en lahor de la Verge, 1474); “yo no creuria” (Esteve: Liber,1472); “lo que yo” (Vallmanya: Carcer d’amor, 1495); “yo he amat la bellea” (Corella: Salteri. 1490); “que yo” (Imit. Iesuchrist, dedic. Miquel Pereç, 1491); “com yo” (Biblia Pere Pasqual, 1492); “yo, miserable” (Primera del Cartoxá, 1496); “fent yo” (Gaçull: La brama, 1561); “yo li diré” (Milán: El Cortesano, 1561);“es veritat que yo” (Pou: Thesaurus, 1575); “en que yo vixch” (Guerau: Desc. dels Mestres de Valencia, 1586);“yo escoltant” (Salzedo: Vida Hier. Simón. 1614); “yo tampoch” (Mulet: Poesies a Maciana, 1645);“y haventlo partit yo” (Ortí, M.A: Can. S. Tomás. 1659); “faltant yo” (ACV.Ms. Melchor Fuster, h.,1680); “yo podré obtindre” (Alarcón: El tenorio de Alsabares, Elig 1891);“¿Yo? Ni vórela” (Peris, Joseph: La peixca de la ballena. 1926);“yo” (Dicc. RACV, 1997). Hasta la miseria actual de Tarancón y sus bromeras, el idioma valenciano era uno más de los europeos, asimilando préstamos y cediendo léxico a las lenguas vecinas. El novelista Francisco Santos, en 1668, pone en boca de un hidalgo castellano muerto de hambre esta frase dirigida a un valenciano:“y assí id con Dios, con vuestras chulletas y vuestro arroz” (Santos. El no importa de España. Madrid, año 1668, p. 193). Santos no consideraba la valenciana “chulletes” como totalmente castellana y escribe “chulletas”, con abertura postónica y sin la disimilación palatal que daría “chuleta” hacia el 1700. El novelista, sin saberlo, proporciona testimonio del proceso integrador del sustantivo valenciano en la lengua de Góngora, ya que el“chulla” que recogía Covarrubias en 1611 se consideraba sólo “vocablo valenciano” (Tesoro, 1611). Del arabismo “arroz” podríamos suponer otra trayectoria similar al aparecer como “ris” en la Barcelona del XIII, mientras que en los productos valencianos que entraban por Tortosa se llamaba “ros” o “arrós”. Al ser dogmas de fe los mandatos del Institut d’Estudis Catalans que gobierna en la Generalidad Valenciana, no cabe la discrepancia. Si el IEC dice que no existe la ‘ch’ en valenciano es que no existe, y los que la utilizaron en el pasado fue por una fuerza demoniaca que les obligó a plasmar la “ch” africada sorda donde querían poner una‘x’ o ‘tx’. Así, entre la documentación robada por los franceses en Simancas (año1810); y que al ser devuelta a España (año 1852), chorizaron los catalanes para el mal llamado Archivo de la Corona de Aragón, hay estos escritos de la Cancillería Real:
“Universitatum de Muchamel, Sancti Joannis et Benimagrell” (ACA. Canc. Real. Sig. L.384). Este documento del XVI contiene la traducción al valenciano, incluido el término “universitat” o población pequeña:“de les Universitats de Muchamel, Sant Joan y Benimagrell”. Los del IEC limpian el anus con los testimonios del topónimo “Muchamel” en valenciano (jamás escrito “Mutxamel”), y la borregada catalanera del PP y PSOE aplaude embelesada estas cacicadas morfológicas. El dígrafo ‘ch’ -ausente en Harry Potter-, estaba presente en el romance prejaimino, como reconocía un sorprendido Corominas al comentar queMarchalenes aparece con ‘ch’ en las primeras documentaciones del XIII:“notem que apareix amb ch en les dades
antigues” (Onom. Barcelona, 1996). De igual modo, entre lineas, el filólogo cerrajero Max Cahner describía el itinerano del arcaísmo valenciano “fachides” que, desde el Reino, se filtró por la ruta valenciana hacia Lérida. En concreto, Cahner analiza una frase del catalán Eiximenis, ciudadano de Valencia a fines del XIV:“per moltes fachides que li havia fetes” (Terçs,II); comentando que: “desde Valencia, subiendo por Cardona y Solsona se debió propagar hasta Cerdanya”(DECLLC, Barcelona, 1995). Efectivamente, Cahner describe la cuña valenciana hacia Lérida, ciudad pequeña donde la presencia de estudiantes, profesores, predicadores y comerciantes valencianos filtraba voces como “fachides”, catalanizada en “fatxidas”. El tridente Corominas, Gulsoy y Cahner reconoce que “fachida” poseía la “ch” extraña al catalán, siendo“señal casi infalible de que una forma o vocablo nos viene de un lenguaje afin pero distinto de nuestra lengua”; en concreto, “un manlleu del mossàrab” (DECLLC) Es decir un préstamo del mozárabe valenciano prejaimino. En el falso valenciano de Harry Potter hay sustantivos catalanes como “joia”, cuando es “joya” en el idioma valenciano, según la blavería secesionista:“rica joya” (Pere el Ceremoniós: Elogi de l’Acrópolis. A.C. Aragó, setembre 1380); “Scipió los enjoyá” (Canals, Antoni: Scipió, h.1395);“dot a les filles, joyes” (Roig: Espill,1460); “una joya a tots los trobadors” (Trobes en lahors de la Verge, 1474); “moneda e joyes” (Martorell: Tirant,1490); “joyells spirituals” (Pereç, Miquel: Imit. Iesuchrist, 1491); “molta roba y joyes” (Breu relació de la Germania, 1519);“furtar les joyes” (Dietari de Jeroni Soria, 1548); “qui te tal joya” (Orti, M.A.: Cent. San Vicent, 1656); “joyes y premis” (Mas, Lluis Vicent: Sermó Cof S.Vicent, 1755);“¡Qué joyes!” (Coloqui de Tito y Sento, 1789); “joya, joyes” (Dicc.RACV. 1997). Por cierto, en la Hist. Lit. Catalana hay un entrecomillado de Martí de Riquer sobre la frase del rey de Valencia alusiva a la “rica joya” de la Acrópolis ateniense, en 1380. El sagaz filólogo catalán se equivoca (¿) y transcribe “joia” con i latina, donde el srcinal dice “joya” con y griega. Aviso público: realicen la prueba del “amb” cuando sus hijos hojeen libros “en valenciá” en librerías o grandes superficies; si aparece el “amb” en el texto, digan rápidamente: ¡Chiquet, solta eixa merda! Ya en el hogar, desinfécteles las manos. Diario de Valencia 3 de Marzo de 2002
Una festa lliteraria en Tarragona Por Ricardo García Moya
Fa 35 anys, en u dels viages que fea en mon amic Vaoro, apleguí dasta la romanisá Provensa. Estavem de vacacions y volíem vórer els camps de forment pintats per Van Gogh, un tarumba sinse orella pero en génit pictóric. Mosatros, progresistes d´esquerra fets en serie, ampomavem cultura per tots els puestos; lo mateix dotorejavem anatomía en el Paraís Nudiste de Cap d´Agde, que escuadrinyavem l´art de Sylvia Kristel en ulls de polp. Tant cults com Gloria Marcos y més ixits que Ansón en un concurs de bellea, astralechavem de lo diví, lo humá y lo catalaner, ignorant que per eixes replacetes de Perpinyá, cuatre sigles arrere, el catedrátic Andreu Bosc cavilava per la penetració del valenciá en Catalunya. El seu punt de vista pot reduirse a estes paraules del "Summari index", editat en Perpinyá en 1628 :"tots han volgut y volen cada dia imitar la llengua valenciana" (p.27). La frase anterior es criptográfica para los filólogos de El Siglo, pues ¿cómo iba el valenciano a penetrar en Cataluña ? ¿No lo sabéis? Por la ruta de Tortosa a Lérida, "en Tortosa, que pren de la valenciana" (Bosc, p.21), la lectura de clásicos y diccionarios (Thesaurus, 1575); y, entre otros factores, el análisis de poemas en valenciano que concurrían a los concursos literarios del Barroco. Aixina, en les festes en honor d´un sant, un rey o un tarambana de la noblea, pera fer campaneta de combregar es convidava a poetes de cuansevol puesto y llengua; asobintet, asoles concurríen idiomes cults del Imperi Espanyol: castellá, valenciá, portugués, italiá y francés. El asunto tenía truco, las alabanzas plurilingües sugerían fama del homenajeado desde Lisboa a Nápoles. Eixemple de cóm aplegava el valenciá als círculs lliteraris de Catalunya, desde ahon es propagava al poble, son les poesíes fetes pera Tarragona per Josep Vicent Ortí Mayor en 1723. Este erudit, intelectual sancer, lo mateix fea crítica musical a la misa en trompes, tabals y violins de Josep Pradas (1738), que narrava la Quinta Centuria de la Conquista (a.1740), incluint el famós Coloqui del Engonari de la Llonja (no ‘Col·loqui’ ni ‘Llotja’ ). ¡Pero, ara que m´anrecorde! ¿No els agrá el valenciá que escric, simplificant sibilants o acentuant com abans de la catalanisació dels floralistes?, ¿acentuar o accentuar ? En 1851 Escrig ya arreplegava"acent, acentet, acentuació, acentuat...". Eixe es el ducte, ¿volem o no volem deféndrer singularitats del idioma valenciá modern?. En lletra monflorita y esguitons de fuchina, Ortí Mayor escrigué"al gran concurs de estes festes" en Tarragona; ¿motiu?, la canonisació de Sent Joan de la Creu . En las dos poesías aclaraba a los catalanes que estaban "en Lengua Valenciana". Asi, en la titulada "La rabia de el Infern...també pera Tarragona", observamos múltiples diferencias que llamarían la atención del jurado literario; por ejemplo,"la fel" o bilis era femenino en valenciano; mientras que en catalán era masculino. En valenciano,"el fel" es devoto o fiel; en catalán, "fidel" es devoto o fiel; aunque ahora enseñen que "fidel" es valenciano (Llixquen el DHIVAM y vorán si es veritat o trola meua). La sintaxis valenciana del verso "per una espenta está en lo fanc" (v.4), apenas difería de la castellana "por un empellón está en el fango", o la catalana "per una empenta está en el fang"; es decir, desde la inicial preposición al sustantivo final conservan el mismo orden sintáctico en
los tres idiomas. En las románicas peninsulares era el léxico y la morfología, principalmente, la que establecía frontera. Volviendo al ascético Perpiñán de 1628, no al erótico de Sylvia Kristel, Andreu Bosc acusaba a la lengua valenciana de "noves invencions de noms y vocables" (p.19) ¡Che, repallorfa!¡Milacre!¡Una llengua inexistent, segons els mardanots de la Universidad de Herr Camps, paría noves paraules! Sí, así era y así fue hasta el triunfo de los colaboracionistas. Por ejemplo, los catalanes que juzgaron las poesías valencianas de 1723 aprendieron sustantivos entomológicos como "formigol" (v.7), nom del insecte roig (sinse parentesc, crec, en l´amo de Mercadona) en unes taquetes negres en lo llom que recorden la creu o tao de Sent Antón; més tart heu documentaría Carlos Ros (a.1764). Atra veu valenciana era"carranc", que apareix en el vers "com lo diable fa el carranch" (v.5) (¿s´anrecorden de la chiqueta de "El exorcista", cuan abaixa per la escaleta y mos dona un batistot ?). En les poesíes de Ortí, ademés de demostratius moderns,"estes festes, per esta" , enfrontats als castellans y catalans "aquesta, aqueste" y "aquesta, aquest", apareixen neologismes com soflamar: "soflámeli el furor son rustich pel" (v.12), polisémic verp que no asoles aludix a soflamar culs de pollastres y persones (perdó per la porcá, mes la filología es la filología: "¡Che, m´ha tirat una manchega que m´ha soflamat el tafanari!"), sino també a estats anímics; per eixemple: "mon amic Fent de Mona me soflamava els nyervis". Tanto el verbo como el postverbal"soflama" pasarían al castellano y catalán con pequeños cambios semánticos, préstamo reconocido hasta por Corominas (DECLLC, 4, p.15). Otro cultismo valenciano que Ortí usaba era"farol" (v.2), del helenismo latino "pharos", por la isla griega homónima. Para los miembros de un jurado literario, acostumbrados a leer textos latinos, no ofrecía dificultad distinguir y respetar el adjetivo "sabrós" (v.10), casi homógrafo al "sabroso" castellano y "saborós" catalán. O el sustantivo "caragol" (v.6), tan similar al "caracol" castellano y "cargol" catalán. El culto Ortí escribía para Tarragona "més sabrós...que la mel" (v.10), con ese adjetivo que Corominas niega su existencia (DECLLC,VII, p.559). Pero la tierra gira alrededor del sol y existe "sabrós", pese a que el IEC y su mascota AVL lo tengan prohibido als valencianets sanc d´horchata. Y parlant de sabrós, com no volen que fasa llarc l´artícul, cambie el teclat per un pastiset de moniato. En fi, com diría el Taperot de la COPE, en fi ¡Que tingam Nitbona en pau! ¡Begam sidra o cava antiestatut y mengem sabrós puchero de Nadal, en pilotes y tot! (Ah, per cert, en Tarragona , en 1916, encá es publicaven obres en valenciá, com el sainet "El detective Ulls de musol" ). Publicado en "Valéncia Hui" 24-12-2006
La lengua valenciana en Sansestabién Por Ricardo García Moya
Así rebautizaron a San Sebastián en la Guerra Civil. Mientras toda España andaba de paseillos, la ciudad del Urumea gozó de plácido buen vivir. Ocupada sin dificultad en 1936, se convirtió el paraíso de valencianos huidos de un Reino donde, por un quítame esta deuda, te hacían mártir de plomo en nuca. Igual sucedía en la zona nacional. Durante la pesadilla se mantuvo el amor a la lengua propia entre valencianos republicanos y nacionales; hasta Fuster recuerda en su etapa falangista y brazo en ristre, que en los ambientes fascistas que frecuentaba todos hablaban valenciano. La II República también respetó la independencia de una lengua que -viva desde Crevillent a Tortosa- podía oírse hasta en Barcelona. En las mismas narices de Fabra, el teatro en valenciano competía con el castellano en los proscenios rambleros. El 15 de agosto de 1934 se estrenaba en el Teatro Coroleu de Barcelona "¡Che, quin dia! Sainet valenciá en un acte y en prosa", editándose en la misma ciudad y año. No era excepción, pues "Anem a la Madalena. Choguet de costums de Castelló" de Vicent Breva Brancadell también se representó allí y fue publicado por la barcelonesa Gráficas Vilalta en 1931. La edición en Barcelona de obras en valenciano se remontaba al XV, aunque aquellos incunables de prosa teológica fueron sustituidos en los tiempos del charlestón y champagne, entre 1920 y 1936, por chispeantes sainetes. Hubo años en que la temporada teatral parecía de la ciudad del Turia, más que de Barcelona. Por ejemplo, en 1927 se estrenaba en Barcelona "¡Tot per un gos! Diálec valenciá". Atravesando unas calles se podía acceder a la Sala Pompeya, donde se escenificaba "Per l´honor de ma muller. Sahinet valenciá". Había más ofertas. En el barcelonés Teatro de la Comedia se ofrecía la farsa "Per la filla del Alcalde. Choguet cómic"; y, aunque parezca excesivo, en el cercano Teatro Bosque de Barcelona, el 21 de marzo de 1927, se ponía en escena "Marianet y Marianeta. Choguet bilingüe". La inmersión no lo dice, pero el teatro en lengua valenciana, sin catalanismos, compitió con el castellano en la Barcelona anterior a 1936. Los espectadores distinguían los tres idiomas; nadie confundía, p.e., el choguet valenciá, el juguete castellano y la jogina catalana. La Enciclopedia del catalán Dalmau Carles editada en el republicano 1934 recordaba la existencia de cuatro"lenguas regionales: catalán, gallego, éuskaro, valenciano" (Enc.Gerona,1934, p.104). Pasamos al sangriento 1936. De los miles de valencianos que buscaron cobijo en San Sebastián queda constancia en el Koldo Mitxelena Kulturenea, centro cultural modélico: Allí conservan el libro que Teodoro Llorente Falcó escribió sobre su estancia en San Sebastián y la detenciones por hablar valenciano. Según recuerda, "por el hecho de haberse refugiado una colonia catalana que llegaba a las 30.000 personas a fines del año 1937, y a varios millares la valenciana, se oyera en todas partes, en los hoteles, en las fondas y pensiones, en teatros y cines, en las calles y los cafés más catalán, valenciano y vasco que castellano" (Llorente: Los valencianos en San Sebastián 1941, p.48). La inquietud que tal situación provocaba entre los mandos franquistas era considerable. Para atajar el desacato se organizaron brigadillas idiomáticas de guardias que cumplían este orden: "El primero, al oír en la calle, terrazas de cafés, etc., conversaciones en idioma distinto al castellano, llamará cortésmente la atención a los infractores y continuará su camino si es atendido, cuidando de exhibir la placa". El
segundo, "sin boina reglamentaria, convenientemente distanciado del primero, observará con disimulo si la primera advertencia ha sido desatendida...". Lo que sigue es fácil de adivinar, si no atendían las sugerencias, el de la boina y los otros filólogos de pistola detenían a los "infractores, llegando al uso de la fuerza si a ello hubiere lugar". En Donostia vivían regnícolas "cuya lengua familiar y usual es la valenciana (...) y es natural que hablasen entre ellos su idioma natal, lo mismo en la calle, que en los teatros y cafés" (ib.p.50) Analizando el texto coetáneo del franquismo cuartelero, comprobamos que los valencianos de la zona nacional no odiaban su idioma, tal como propaga la inmersión. Recuerda Llorente una mañana de 1937, cuando hallándose dos valencianos en una cafetería de la avenida donostiarra, los comisarios lingüísticos les "requirieron para que cambiasen de idioma". La reacción no fue muy sumisa. Los tertulianos fueron detenidos y conducidos al Gobierno Civil; pero, al estar San Sebastián invadida de valencianos, a pocos metros se escuchó: "Che, ¿ahón aneu?". El jefe de patrulla, ante la inesperada agresión lingüística, ordenó: "Véngase usted también con nosotros, por no hablar la lengua oficial". El aludido, estupefacto ante el espantajo de boina y pistolón, preguntó: "¿Y aixó per qué?". La situación fue repitiéndose, llegando al Gobierno Civil una procesión de catorce insurrectos. No hubo torturas ni macabro final. Se impuso multa al más alborotador y, con prudencia, nuestros compatriotas siguieron hablando valenciano en los foros donostiarras. Acabada la guerra, en 1939, Llorente siguió defendiendo el idioma en el Centro de Cultura Valenciana y Lo Rat Penat; aunque los franquistas del Institut d'Estudis Catalans conseguían controlar la Revista valenciana de filología, iniciándose la catalanización parasitaria con fondos públicos. Respecto a la Bella Easo, actualmente hay quien dice que es Sansestabién; pero otros, recuperando una alusión irónica a las provincias vascongadas, asegurarían que: "en les Provincies Bascollaes pareix que van a mochicons" (El Tabalet, any 1847, p.168). Diario de Valencia 21 de Enero de 2001
Las joyas de la Roser Por Ricardo García Moya
El saínete "Las joyas de la Roser" (Barcelona, 1872) desapareció del depósito de fondo antiguo de la Universidad de Alicante a primeros de julio, siendo yo el último en consultarlo ¡Vaya dramón! En septiembre, las miradas eran puñales hasta que, divertida, una encargada exclamó: "¿Las Joyas de la Roser es el libro que falta? ¡Pero si está en su sitio!". Según parece, allí permaneció invisible durante dos meses, ¿o no? En realidad, en la Universitat d'Alacant todo va bien y en proceso de catalanización, sin sobresaltos. El veneno es administrado a dosis mínimas, pero constantes. Un alumno lee el Avui, panfleto del fascismo expansionista catalán que se recibe diariamente; otro, atraído por el diseño, coge impresos que la Universidad edita en catalán: "nosaltres, malbé, avui, Servei de Préstec, altra, vegada...". Aparte de arcaísmos que a capricho impone el IEC, se introduce basura como el adverbio "malbé", idiotismo nacido de la fusión del "sustantivo bien y el adjetivo mal" (DECLLC). Tras usarlo Verdaguer en la Atlántida (a. 1877), la borregada plumífera consideró imprescindible el engendro. En el Reino de Valencia, según reconoce Corominas, el monstruo no penetró. En 2004, en la Universitat catalana d'Alacant, sí. Por cierto, el título "Las joyas de la Roser" es catalán; sería en la edición de 1933 cuando se titularían "Les joies de la Rosser" en el bricolage de Pompeu Fabra. En el XIX se editaron más obras en idioma valenciano que en cualquier otro siglo, y no importa que fueran mayoritariamente sainetes. El género -sea novela, ensayo o vodevilno establece jerarquización de una lengua respecto a otra (la vasca, por ejemplo, apenas ofrece más impresos del XIX que no sea literatura de cordel). Algunas comedias valencianas fueron vertidas al castellano, y no sólo las geniales de Escalante o Bernat y Baldoví. El mediocre "Fora-Baix" fue traducido por Manuel Moncayo con el título "El arrojado" (Madrid, 1908), estrenándose en el madrileño teatro Polistilo el 5 de julio de 1908. En Cataluña también nos traducían a la lengua de Cervantes; así, el místico "Espill de ben viure" (Valencia, 1559), escrito por Jaume Montanyés en su"materno valentino", se reeditaba en castellano como "Espejo de buen vivir" (Barcelona, 1594). Pero los catalanes cultos mantenían la tradición de leer literatura valenciana y, en el XIX, gozaron del teatro en lengua valenciana. En salas de Tarragona, Lérida y Barcelona, los actores representaban saínetes como "Cambiar d'estat, choguet valenciá" (Barcelona, 1901) y se reeditaban en Cataluña sin alterar una "ch", una construcción sintáctica con "lo" neutro o el "li" del complemento indirecto. Por el contrario, en el Reino no subía a los escenarios ni se editaba una obra catalana sin la correspondiente traducción, fuera el "Senserro de Monea" (Valencia, 1870), traducido del catalán; o "Las joyas de la Roser" (Barcelona, 1872), de Serafí Pitarra, transformada en "Les Choyes de Roseta" (Valencia, 1874) por Leandro Torromé. Torromé no solamente traduce un idioma a otro, sino que adapta el argumento, modifica la toponimia y acomoda la morfología onomástica. El texto de Pitarra se inicia recordando la batalla del Bruch, donde el francés huyó ante los desafinados tamborileros de Igualada. En la versión valenciana, Torróme sitúa el protagonista entre los "cent homens de Castelló" que defendieron Zaragoza de las tropas napoleónicas. No está mal recordar, ya que nadie lo hace, al ejército del Reino de Valencia con miles de infantes (de Oriola, Elig, Muchamel…) que luchó en la ciudad del Ebro. Al fascismo expansionista catalán le revienta recordar episodios que nos unen al resto de España
(aunque los muy hijos de puta podrían dejar de llamarnos Levante y levantinos). Volviendo al rollo, es evidente que las neolatinas hispánicas seguían trayectorias divergentes, incorporando neologismos y, al mismo tiempo, influenciándose entre sí. La traducción era necesaria entre catalán y valenciano en el XIX, pues, aunque el que "entiende la valenciana casi entiende la catalana", como decía Juan de Valdés en 1535, el humilde adverbio "casi", tan insignificante en apariencia, establece matices entre fantasía y realidad: "Esta semana casi acierto la quiniela"; "He oído a Fraga y casi entiendo lo que dice en gallego". Bueno, aquí exagero, ya que ni en español se le entiende casi al esforzado anciano. Para ejemplificar lo expuesto escogeremos a unas gladiadoras de la unitat de la llengua: ¿Carmen Albors, la Morenilla, Rita Barbera, la hermanita del Cipriano, la gran Gloria Marcos…? En fin, jamonas, no se me pongan celosas; pero la tigretona Consuelín Ciscar y la comandante lingüística Marcos pueden servir para este ficticio diálogo. En cuchitril proletario de cuatro baños y seis habitaciones, -posters del Che y Ronaldinho-, la camarada Marcos habla en poético catalán del Pitarra a Consuelín Ciscar: "Dons, abrinada noia, jo moro i pateixo avui per dos pollas vellards de vuit metres, ¿anorrearán casa meva?". A lo que, elegantemente, tigretona Consuelín reglotaría ¡perdón!, quería decir replicaría: "Minyona, no sias grinyolaira; jo pensó que hi ha que veure que s´hagi atansát llurs arrels sota maó de cantell; com a platxeria, jo prefereixo grataculs a pollas amb tanta grandesa". Resumiendo, esta insustancial conversación en el catalán malsonante que denunciaba Carlos Ros en 1734, trata sobre dos árboles viejos que amenazan la casita de Gloria. Se entiende casi todo; pero el "jo moro" haría pensar en el cambio de sexo y religión de Doña Gloria, ¡glup!. Sería mejor traducirlo por el"yo muic" o "yo morc" del idioma valenciano, que suena mejor. Tampoco es eufónico lo de "pollas de vuit metros" que, aunque huele a verso de Estellés, l´exquisit Poeta de la Merda, no nos mola. Es más agradable su traducción valenciana:"chops de huit metros" ¿Cómo? ¿Qué dice, mi comandante Gloria? No, no lo crea, el sustantivo"chop" no es blavero y fascista. No lo inventó Franco, se lo juro por la momia de Lenín. Se trata de una joya léxica presente en literatos clásicos:"com canya vana, / popul, chop..." (Roig: Espill, 1460); lexicógrafos barrocos: "chop: el chopo" (Ros, Carlos: Tratat, 1736, p, 111), y gramáticos modernos:"chop: chopo" (Fullana: Voc. 1921). En fin, Glorieta y Consuelín, os veo extras de un onírico filme de Fellini, vestidas de cocinera idiomática y tigretona pop-art, respectivamente, acompañando al Pitarra y al Verdaguer por bosques del parnasiano Canigó. Allí, lanzando "petons a pagesos i artigaires", el homérico Pitarra se sacaría la pluma para engendrar delicados versos a las "duas collas / d'aquets (sic) serradors de pollas". (Pitarra: Las joyas de la Roser, 1872, p. 11). Diario de Valencia 17 de octubre de 2004
e REFERENCIES A LA LLENGUA VALENCIANA
www.idiomavalencia.com
Muelas, `lletraferit´ a la monquilí Por Ricardo García Moya
El teorema de Fermat es tan inextricable como el apoyo de Rita Barbera y Camps al diario del Muelas, autopista del expansionismo de Carod. Diariamente, Muelas difunde científicas demostraciones a la monquilí (ridiculas), de la unidad de la lengua; como la de los "14.000 profesores valencianos que dan clases en Cataluña y Baleares" (Levante, 15/12/03) Olvida a los que ejercen en Castilla, sin que suponga la unidad de castellano y valenciano. El conoce -salvo que su cerebro sea el de un mejillón de roca-, que en el Reino sólo se imparten clases en catalán y castellano; pues la lengua valenciana ha sido prohibida por la Generalidad. En consecuencia ¿qué tiene que ver para la existencia del valenciano el hecho de que un señor de Lugo, Irún o Muchamel imparta clases de francés, castellano o catalán, si es lo que ha estudiado en la carrera? Lo que sigue se expuso en el II Congrés de la Llengua Valenciana que -al ser marginado por los medios- tampoco ha existido, igual que elidioma valenciano. Ya en el medieval siglo XIV teníamos profesorado valenciano en Cataluña; concretamente en la universidad de Lleida. En ella recibían o impartían clase muchos valencianos que, cuando finalizaban estudios o dejaban la docencia, salían de las aulas con el orgullo de que la lengua valenciana era tan perfecta o más que la castellana o catalana; opinión compartida por la familia real que, en ocasiones, ponía el idioma valenciano como paradigma a los catalanes. Eso es lo que pasó con la traducción del Valeri Maxim, encargo hecho a Antoni Canals por deseo del cardenal Jaime de Aragón. Como es sabido, Canals declaró en el prólogo (actualizada la prosa medieval), que lo "traduia del llatí a la llengua valenciana, encara que atres l´hagen tret en llengua catalana" ¿Lo ves, Muelas? Un valenciano puede ser profesor en Cataluña, sin que esa actividad signifique la unidad de la lengua. Canals impartió clases en Lérida hasta el 1390, cuando es requerido como asesor lingüístico por la monarquía, participando en la actividad filológica de la curia valenciana del cardenal Jaime de Aragón, sobrino del rey. Las traducciones promovidas por el prelado eran acompañadas de estudios sobre lenguas románicas y clásicas, como demuestra el "Llexicó llatí-valenciá de Jaume d´Aragó" (c. 1398), tesoro de arcaísmos, especialmente adverbios valencianos, provenzales e incluso castellanos con su equivalencia latina: feelment, huy, poquetament, ubertament, pereosament, etc. El 1 de diciembre de 1395, el obispo de Valencia firmaba una carta dirigida a los Consellers de Barcelona, junto a la copia del Valeri hecha por Bartol de Savalls. El mismo Bartol fue enviado a Barcelona y, por orden de Jaime de Aragón, entregó a los Consellers el manuscrito en idioma valenciano para que fuera modelo lingüístico, como da a entender Canals en el prólogo y en términos insolentes, al sugerir que la traducción al valenciano estaba justificada por las deficiencias del texto en catalán, "confús" y con "defalliment" de palabras, hasta el punto de no entenderse lo narrado. El humanista denuncia que el catalán padecía de pobreza de vocablos, al usar circunloquios que el idioma valenciano podía suplir con un sustantivo o adjetivo. Así, los que leyeran a Canals conocerían derivados como el infinitivo "optar" o el adjetivo "adoptiu". Aunque, ¿leyó el manuscrito algún conseller? Parece que no, pues no reaccionaron ante la frase donde Canals insulta a los catalanes: "barbar, que vol dir home extrany a la térra d´ahon es, o que no vol a Deu, com serien els catalans, tártars y turcs" . Aunque "catalá" equivalía a bárbaro o ladrón, insulto extendido por la Corona (aplicado en Italia
a los procedentes de España, igual al "gallego" de Cuba), es evidente que los consellers no lo leyeron, al declarar su satisfacción en carta fechada el 10 de diciembre de 1395; y, además, gratificaron a Canals con 50 florines. Ahora, el fascismo falsea el testimonio de Canals. Así, la Gran Enciclopedia Catalana asegura que la obra de Canals "es toda en lengua catalana"; pero después se contradice: "la sorprendente distinción (de Canals) entre lengua catalana y lengua valenciana, no responde a ninguna realidad y los filólogos no han hallado explicación" (GEC) Serán filólogos de la ONCE y sin versión Braille, pues Canals usa el neutro: "faria lo dit, lo qual"; pluraliza en "termens, vergens, jovens, homens"; usa los abstractos "infantea,
agudea,deprimea, bellea, flaquea, durea, noblea, fortalea, gran(d)ea" ("cubert per la granea les aigües") . Escribe "amprar" (no emprar), y colps, darts, sanch, tempestat, madastra (no madrastra); grafías como "desijosa" (no desitjosa), la adjetivación "experiencia maestra"; la morfología verbal "pendre, apendre, contendre, entendre, defendre, compendre..."; los genuinos "sapia, sapies..." (no sápiga, sápigues...) Hay cultismos como "isla" ("en la isla dita Epidauri"); e inicia la diferenciación de género en sustantivos y adjetivos como "sofiste" (catalán "sofista"). Recurre a diminutivos, "tamborets", y preposiciones correctas: "en Valencia", "en Roma", "en África". La y griega no falta en su prosa: "temples de Troya"; escribiendo "ley, rey, juy, huy...". Regulariza voces como "elefant" que aparecían con morfologías erráticas (aurifant, orifany) y amplía el léxico con derivados latinos. En consecuencia, un valenciano puede ejercer como profesor en Mallorca o Cataluña, independientemente de la existencia del idioma valenciano y su singularidad. Mecenas del fascismo catalanero, el PP impone hasta locuciones catalanas en Canal 9 y breviarios de salvación (del suspenso) como el "Gripau" texto que firmaría Carod y donde no figuran, por ejemplo, locuciones como"a la monquilí" (ridículamente); que puede aludir a un periodista o al adolescente que le queda corto el pantalón del año anterior: "eixe chic va a la monquilí"; locución que procedería de Alimónquili, un francés que bailaba por las calles de Valencia hacia 1870. Lo cuenta Martí Gadea:
"Alimónquili era un francés baixet, prim y prou lleig, que vingué a Valencia y aná a captar; en lo gayatet que portava fea unes pasaetes, com si ballara al compás d'una tonaeta, que creem que ni ell s'entenia, tan poca sustancia tenia tot lo que dia y eixecutava... els valencians començaren a ferne cas d'ell, formaren un tipo y dasta arreglaren la peça valenciana del seu nom". Su popularidad se incrementó al representar teatralmente el numerito que llevaba su nombre. Olvidado el personaje, el mote se convirtió en modismo, "a la monquilí" exclusivo del idioma valenciano. Per cert, eixe adjetiu "lletraferit" tant airejat per uns y atres, no es valenciá. Arrailat en lo Perigord en temps de Montaigne (s. XVI), escomençaren a ficarlo dins lo Reyne els prostituts de la llengua al fí del sigle XIX; y, quant Pompeu Fabra el beatificá en son diccionari (a. 1917), tota la bonyigueria valenciana del Fuster, Guarner y Soler Godés l´arreplegaren al crit morro en terra cul en pompa. Ademés, aludítornells al poeta ferit per la musa, sino al de cudol lliterat quey"fa" lletres o escrits commay si fera d'un motor. Diario de Valencia 28 de diciembre de 2003
Panduro y la lengua valenciana Por Ricardo García Moya
Situémonos, si gustan, en 1794, meses después de que en Francia guillotinaran a Luis XVI. Aquí, en el Reino, Batiste Escorihuela se preocupaba por el idioma valenciano, exponiendo en un `coloqui´ las vaguedades del compatriota que, cursi e ignorante, cree que: “ni tenim Pare nostre, com diuen els catalans” (Escorihuela: Reflexiones críticas, 1794). A lo largo del manuscrito, otros personajes asumen la defensa del“idioma o lengua valenciana”, que sería “la més noble, más breu, más clara y antiga” , aunque lo más emotivo es la apasionada actitud de una valenciana:“Yo seguixc parlant aixina / com se usa en la nostra terra”. Respecto a que no teníamos “Pare nostre”, como propagaba Cataluña, no era cierto. Nacido en 1735 -coetáneo, por tanto, de Escorihuela-, vivía en Roma el jesuita Lorenzo Hervás Panduro, bibliotecario pontificio y erudito riguroso que se pasó la vida estudiando hebreo, latín, alemán, italiano, danés, filipino, vasco, etc. Su conocimiento filológico hizo que fuera considerado “padre de la filología comparada” por Menéndez y Pelayo, siendo admirado por Max Müller y Humboldt. En su residencia romana, el jesuita fue polo de referencia de los lingüistas europeos que le solicitaban y, a su vez, remitían información. Fallecido en Roma en 1809, allí quedaron miles de folios con sus indagaciones y, como es lógico, entre ellas se hallaban las concernientes al idioma valenciano. El imparcial sabio no era un virtual Bernard Navarro Weiss, o un vulgar mozo de espadas del diario Levante -como el Nelet S. Chardí-, que tratará de rebajar el idioma valenciano al nivel del panocho, ampurdanés, aranés o andaluz, por el contrario, el jesuita consideraba a nuestro idioma a la par que otros europeos, y así consta en sus notas: “Italiano, Portoghese, Valenziano, Francese” (Archivo Comp. Jesús, Roma: Ms. H. Panduro, Leg. Opp. NN. 342, f.18). Desde la biblioteca del Quirinal, rodeado de jardines papales y arquitectura de Bernini, mantenía correspondencia con estudiosos que le mandaban datos lingüísticos. Panduro anota, por ejemplo, que“bascoll” es palabra valenciana, y que “llac” equivale al catalán “stany”, pero entre los papeles romanos encontramos, ¡qué casualidad!, el Padrenuestro en lengua“valenziana” y, en otro apartado, en “catalana”. Por tanto, sí teníamos “Pare nostre” y en él observamos, como es lógico, que está ausente el pronombre “nosaltres”, que sí aparece en la versión catalana. En la valenciana figuran sustantivos como“reyne” y demostrativos como “este”, aunque el mayor valor del documento es el testimonio de que el idioma valenciano -no dialecto- era reconocido por los lingüistas europeos. Es evidente que los filólogos que leyeran los manuscritos de Escorihuela constatarían que usaba léxico, morfología y sintaxis independientes del catalán: “nosatros, vosatros, chiquets, choguets, bascoll, estic en Valencia, que fasa ensayo en atres poregosos, a donárlila tornem, li ofeixc...”. Como dato anecdótico, Escorihuela es el primero que expone la oposición entre el valenciano“chocolate” y el catalán “xocolata” (f.23.). En contra de lo que propaga la inmersión, el idioma valenciano era reconocido por los lingüistas europeos, y la supuesta unanimidad de los actuales es otra falsedad; p.ej., hace unos meses, Francisco Rodríguez Adrados, académico de la RAE, al razonar sobre el castellano aludía al “catalán, vasco, gallego y valenciano” (ABC, 1-6-2001, p.3); Adrados demostró tener valor al citar nuestro idioma, pues el monstruo de los 50.000 parásitos que viven de la catalanización posee histéricos espolones mediáticos.
Teníamos “Pare nostre” en el XVIII, pero la antigüedad de la oración en idioma valenciano era considerable. Nos tenemos que remontar al 1400, cuando el rey de Valencia solicitaba traducciones valencianas de fray Antoni Canals. El 15 de octubre de 1399, el rey Martí pide “lo libre Valeri Maximo scrit en pergami” (ACA, reg. 1.140, f.145), un mes después, otra misiva dirigida al“maestre Anthoni” comunica que ha recibido ciertos cuadernos. En las cartas del monarca hallamos voces y recursos sintácticas que hacen gruñir a los de Ascensión, pues escribe:“nostre archiu, segons nostre juhi, moros infels, galees, maravellós, en Valencia, orde, en Berberia, esta nit, en Roma, multitut de gentils e jovens homens”, etc. Los filólogos catalanes hablan de un “Pare nostre” medieval, pero ocultan que es el traducido por fray Antonio Canals al valenciano, labor que realizó ante Pere d’Artée en su celda del convento de dominicos de Valencia. El 15 de abril de 1406, el rey Martí pedía esta oración y en el prólogo del manuscrito, Canals nos habla del“pater noster” con voces como “yo”, “ya”, “spirit”, “divinal bonea”, etc. El afirmar que no teníamos ni Padrenuestro confirma que la guerra psicológica de los catalanes contra el idioma valenciano no es un invento del diario Levante y el Información de Alicante, sino una técnica de tradición arraigada. Por curiosidad he querido ver lo que dice la Gran Enciclopedia Valenciana (obra que, como el uranio, es de efectos nocivos retardados), sobre las valiosas traducciones del latín al valenciano efectuadas por el “maestre Anthoni Canals”. Como era de esperar; la redacción es meticulosa, pero silencia que las versiones del Valeri Maxim y el Pater Noster fueron al idioma valenciano. Nos están aplastando entre catalaneros y castellaneros. Aquí, entre mis colegas, hay una profesora de Historia muy, pero que muy alicantina (dice ella), hija de cordobesa y salmantino. El otro día, entre jadeos y maldiciones, comentó ante testigos: “Esto es horrible, Alicante está lleno de moros, valencianos y chinos”. Hay que aclarar que vive en la calle Italia, junto a la estación de autobuses y, por lo visto, no soporta que los valencianos que van y vienen de Novelda o Busot hablen enotro idioma que el español. Otra agresión es la que diariamente soportamos en el Canal Noi: el domingo, un comisario-locutor, fingiendo espontaneidad, gritaba: “¡Están dien campió, campió, campió!”, pero lo único que se oía era: “¡Valencia campeó, campeó, campeó!”. Como sabemos, “campió” es voz norteña, de aquellos que dicen que “no tenim ni Pare Nostre” y, desde hace más de un siglo, en 1871, Escrig sólo daba“campeó” en su diccionario. De todas formas, buscan que nos pase como a Sento, un coetáneo de Panduro que después de viajar fuera del Reino, confuso, dice:“Creurás que no me enrecorde de parlar en valenciá” (León, Carlos: Rahonament entre Tito y Sento. Valencia 1797). Diario de Valencia 26 de mayo de 2002
La época de los Thesaurus Puerilis Por Ricardo García Moya
Los "Thesaurus Puerilis"; claro está, no son saurios del Jurásico, sino humildes vocabularios que un gerundense afincado en Valencia editó con su dinero, y la mejor voluntad del mundo. El bueno de Onophrio Povio (Onofre Pou para los amigos) fue "candidato Philosophiae" en la Universidad de Valencia, y aprovechó su estancia en el Reino para completar el vocabulario trilingüe en valenciano, catalán y latín; según especificó en el prólogo. La edición príncipe salió en Valencia el año 1575, siendo el "Thesaurus" un híbrido entre el Lexicón" típico de la época -en el que podían encontrarse vocablos en varios idiomas, más su traducción latina- y los actuales opúsculos con frases para aprender una lengua en quince días. Con el léxico valenciano del Thesaurus -que Onofre escuchaba a sus compañeros de la Universidad de Valencia- podemos saber cómo hablaban y escribían nuestros antepasados en 1575. Por ejemplo:"Lo mes chic dels estudiants y el cavallet chiquet; la rajola chica; carchofa, llatuga". Las frases son acompañadas por su versión latina, "macho del carro o mulus quadrigarius". En la edición barcelonesa de 1580 apenas se modifica el texto, aunque escribe que está en lengua "Cathalana y Valenciana" cuando en la primera puso "Valenciana y Cathalana". También cambia alguna terminación (torra por torre), pero la permanencia del valenciano es notable. Así, al tratar de las medidas:"un dit, es la mes chica mesura" ; y que "la punta del dit chic estesa la ma, en Valencia quatre fan alma" (f.55); alma era una medida exclusiva del Reino. También cita"les taronges de Xátiva", y no olvida "les barraques, alqueríes, iglesies y ornaments" (f. 110). Curiosamente, incluso en la edición de Perpiñán (año 1591 ) usa los verbos valencianos"charrar" (f.117) y "eixir" (f.17), ignorando el "surtir". No hay duda que en Perpiñán nadie pronunciaba ni escribía "chic y chiqueta, eixida, chulles, servicis, punches, olives del cuquillo", etc. La finalidad de Onofre no era unificar las lenguas, pues respetaba la dualidad de vocablos para un mismo concepto: "otonyo, tardor"; "safanoria, pastanaga"; "arena, sorra"; "ballena, balena". Es decir, no eliminaba palabras como "otonyo" (f.209) por su coincidencia castellana. Onofre era latinista y sabía la legitimidad etimológica de este derivado de "autumnus". También está el adverbio hoy en valenciano y catalán, "huy" y "vuy", respectivamente. La corrupción "avui" no había nacido aún. No hay duda que Onofre había escuchado en Valencia frases como "hora y mija", "estufes o llochs pera suar", "lo cochero de dos cavalls", y no dudó en incorporarlas al "Thesaurus" con el mayor respeto. Además ¿por qué iba a cuestionar una lengua que tenía su intérprete en la corte de Felipe II? Este verano, en el Archivo de la Corona de Aragón, localicé un manuscrito del año 1586 que confirmaba que los reyes utilizaban a nobles valencianos que residían en Madrid --desde el valido marqués de Denia al jurista Crespí de Valldaura como intérpretes de los memoriales procedentes del Reino. Analicen el exordio del documento:
"Envío a Vuestra Majestad una relación de lo que la ciudad de Valencia tiene resuelto hacer para solemnizar la entrada. Suplícole a Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en Lengua Valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia". (A.C.A.; Cortes, Leg. 1350, Doc. 31 /3. Año 1586) . En esta "Memoria de les invencions pera la entrada del don Phelip" -traducida por el marqués de Denia al emperador- el escribano del consell utiliza vocablos y ortografía como la del Thesaurus de Onofre Pou "( joyes pera les invencions de font de vi y aigua en el sarau de la Llonja"). El documento no es único , pues otro posterior dirigido a Felipe III repite idéntica fórmula: "aunque escrito en Lengua Valenciana", deber ser traducido al monarca. (D. 31/12). También Carlos V tuvo su traductor de valenciano en Honorato Juan, consejero políglota y preceptor de Felipe II. Su actividad no se limitó a traducir, sino que trató de divulgar los clásicos valencianos en la corte. A tal fin utilizó un manuscrito de Ausiás March al que añadió comentarios en castellano y colaboró en un vocabulario para facilitar la lectura del poeta. Por tanto, a fines del XVI la lengua valenciana era respetada por políticos valencianos, latinistas catalanes y gramáticos castellanos; no existía un complejo de inferioridad como el que tenemos en la actualidad. Veamos el ejemplo de una palabra modesta: el catalán Pou escribe "chulla" en 1575; como palabra valenciana; y en 1611, el gramático castellano Covarrubias recalca que chulla, chuleta, es vocablo exclusivamente valenciano. Ahora, filólogos interesados -los mismos que pretendían eliminar la ñ del castellano- alteran, burlan y desprestigian los vocablos autóctonos con el fin que todos sabemos: implantar el catalán. Las Provincias 22 de noviembre de 1993
Lerma, traductor de lengua valenciana Por Ricardo García Moya
Esbelto, inteligente, elegante hierático y máxima autoridad en España; lo tenía todo pero era gafe: "Yendo a Valencia, al entrar el Rey y el duque de Lerma en la barca de Arganda, no entraron, y los que pasaron en ella se hundieron. En Valencia, haciéndole al Rey salva los mosqueteros, reventaron los mosquetes. Como los valencianos no consintieron dar las almadrabas al duque, regresaron a Madrid sin hacer Cortes y se fueron al Escorial, y aquella noche se quemaron los cuatro cuartos de la casa; fue de espantar". (Bib. Nacional Ms. 9856). Dejando el festivo introito, lo cierto es que el duque de Lerma (en el Reino de Valencia preferían llamarle marqués de Denia) controlaba el poder y, como valenciano hablante, traducía los documentos dirigidos al monarca. Así, el 11 de enero de 1599 llegaba a Madrid una relación de la entrada real en Valencia, indicando a"Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en lengua valenciana, pues podrá servir de intérprete el marqués de Denia" (ACA, L. 1350). Ésta fórmula se repite en otros legajos y, ¡ojo al
dato!, es un detalle más que silencian los que afirman que la lengua valenciana es como los dialectos andaluz, extremeño o bable. ¿Traducían al Rey los documentos en andaluz, extremeño o murciano? Los textos traducidos por "el de Lerma" (así conocido en Castilla) contenían estructuras léxicas que han permanecido respetadas hasta ahora, por ejemplo: "gran número de joyes y lo demés; sarau en la Llonja", frases que los inmersores y políticos melifluos transforman en "gran nombre de joies y la resta; sarau a la Lotja"; es decir, en el mixtifori del Institut d´Estudis Catalans. El poderoso Lerma sonreiría bajo el bigote si, supongamos, leyera "adresa" como sinónimo de "domicili"; y no es que desconociera el término, pues tradujo frases como estas: "Esta ciutat adresará carrers y lo portal de S.Vicent" . Para un valenciano como él, la connotación del vocablo coincidía con la expresada por el notario Carlos Ros en 1764: "adréç" equivalía al castellano aderezo, no a vivienda o domicilio. Y aquí relacionamos el documento de 1599 con la anécdota de un estudiante de Muchamiel (con CH, como en 1600) que al visitar Valencia, traducía "carrer de Adreçadors" como "calle de los Carteros". El joven -víctima de la inmersión que penaliza el uso del sustantivo valenciano "domicili", e impone el galicismo "adreça"había derivado erróneamente el vocablo. Lerma conocía la calle de Adreçadors, repleta de talleres donde se aderezaban tejidos de seda y confeccionaban golillas, gorgueras y valonas para la nobleza del Reino. Los "adreçadors" eran artesanos textiles, no funcionarios de correos. Ni el marqués de Denia en 1599, ni Carlos Ros en 1764, ni Fullana en 1921 se hicieron eco de adreça -en acepción de vivienda o domicilio- como palabra del idioma valenciano. Incluso en 1851, un ecléctico como don José Escrig, que admitía palabras fronterizas -castellanismos y catalanismos- desconocía la equivalencia entre adreça y domicilio, aunque recoge acepciones como "adreçar" seda, mantellinas, joyas, manjares, etcétera.
La imposición de adreça -con significado del francés "adresse"- responde a la política de marginar vocablos como "domicili", cercanos al español. El duque no hubiera consentido la imposición de caprichos léxicos escogidos entre arcaismos y neologismos por los filólogos del IEC. En 1600, los valencianos éramos algo, no como ahora que nos han degradado a "levantinos" de zarzuela e Internet. Con el duque de Lerma se medían palabras y títulos. En la "Relaciones Universales del Mundo" (Valladolid, año 1603) citan a Barcelona como "cabeza del condado de Cataluña" (f. 3), y no es errata de imprenta, sino el título correcto de la expansionista región. La obra está "dirigida a don Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma" . Curiosamente, ciertos elementosEn dudan sobre valencianía del duque, obras cuandoque en citaban toda Europa conocían su gentilicio. Roma, porlaejemplo, se imprimían su procedencia: "El duque de Lerma, que era valenciano" (expulsión de los moriscos. Roma, 1612, p. 9). Respecto a la claudicación ante el catalanismo "adreça" por parte de nuestras débiles instituciones (vean recibos de Hacienda, Telefónica, Universidad, etcétera), tiene que ver con el razonamiento del lingüista Alvaro Gálmes: "El carácter dialectal de un idioma se manifiesta por el sentimiento de inferioridad de quien lo practica, pues considera su habla como perteneciente a un estrato cultural más bajo que el de la lengua general". Y no hay pueblo más acomplejado que el valenciano. Hasta en las islas Feroe, con menos habitantes que Alcoy, presumen de un idioma que apenas se distingue del danés, y la ínclita TV española -autista respecto al valencianocon motivo del partido entre España y Feroe ensalzaba su singularidad idiomática. ¡Vaya cambio con la situación del Reino en 1599! Las Provincias 24 de Septiembre de 1996
Toneladas y toneladas de flexió verbal Por Ricardo García Moya
Llegó la fecha de cobro y, ¡ticlín, ticlin!, suena la calderilla en la mente de los futuribles premiados. Antes de la ceremonia, los "herois" inmersores se mirarán al espejo, arquearán cejas y reflexionarán sobre qué corbata o bolso reflejará más sus profundas inquietudes sociales; o qué frase escogerán para que su sabiduría y progresismo resplandezca sobre el olimpo de cuatribarradas, desenvolupaments y "petits petons". El poder agita monedas, y el enjambre revolotea como aquellos barceloneses del XVII que -defensores de la catalanidad poco antes- no dudaban en participar en certámenes donde tenían que manifestar "en Idioma Castellano, y de forma agudamente expresiva, el sumo gozo por haber vuelto al dominio" del rey de España. El jurado de catedráticos de la Universidad de Barcelona anunciaba que, al más ingenioso, "se le daría una calderilla" (Festivo agradecimiento, Barcelona, 1698, p. 24). Ahora, las arcas inmersoras rebosan de calderilla para importar batallones de invitados, desde bailarines del Rajastán a prestigiosos intelectuales como Friedländer, que disertará sobre el holocausto judío (no el palestino, creo). Este año, la Generalidad de Cataluña ha ordenado que los actos sean en homenaje a Pompeu Fabra. Previamente, a los centros de enseñanza valencianos llegó publicidad sobre el "Homenatge a Pompeu Fabra, aniversari de la seva mort", con la consigna: "Per a nosaltres catalans, es molt més que un gramàtic, es un reconstructor de la nostra nació" (Informatiu Generalitat de Catalunya, setembre 1998). Quieren reconstruir lo que no existió. En "Notas al canto del Turia", un valenciano dieciochesco comentaba sobre "la ventaja que damos a la lengua valenciana en cotejo de la catalana. La distinción no la han podido comprender los que no son oriundos de estos reinos, motivo por el cual han incurrido no pocas veces en el error de confundirnos, llamándonos equivocadamente catalanes y mallorquines a los valencianos" (Ed. año 1778, p. 158). En este error caerán los invitados, pues cualquier impreso oficial que lean -como los del Museo de Bellas Artes de Valencia- comprobarán que están en barcelonés; no en idioma valenciano. También debieran saber los Jackson y Friedländer que la calderilla procede en parte de la catalanización del pueblo valenciano. Miles y miles de alumnos son coaccionados todos los años por maestros inmersores para que adquieran libros editados por la empresa del mecenas, como "La flexió verbal" de Enric Valor; obra que cuesta 1.500 pesetas -editada en papel corrientucho y sin fotografías- y va por la 22 edición (hagan, hagan cuentas, multipliquen por 20 ó 40.000 alumnos y verán la lluvia de oro que vivifica al victimista). El librito dice a los niños, por ejemplo, que la forma verbal "pateix es preferible a patix, que no tiene tradición literaria" (p. 8). Qué raro, pues los cultos valencianos forales como Mossén Porcar escribían: "la necessitat que patix la Corona de Valencia" (Dietari, any 1624, f. 445); y "patixen" (f. 525). El negocio marcha. Toneladas de "La flexio verbal" en catalán esperan mutarse en millones, muchos millones, en el presente curso 98-99; pues la inmersión también obliga a comprar otros productos de la factoría,
como "La Llengua dels valencians" (creo que va por la 15 edición), curioso amasijo de martingalas inmersoras ya comentadas en otro artículo. No sé si en el homenaje a Pompeu Fabra se recordará la época en que el químico admiraba al idioma valenciano moderno. Todavía en 1912 era partidario de -según declara- oponer "vaig a Barcelona a vixc en Barcelona, tal com fa el valencià modern" (sic). Pompeu Fabra aceptaba el concepto de "valenciano moderno", y sabía que la lengua valenciana se filtraba benéfica por la cuña geográfica hasta Lérida, ciudad donde el alumnado y profesorado valenciano fue constante desde el 1300 hasta el 1714. Por si el señor Friedländer o la señora Anne Brenon tienen dudas, les diré que los propios catalanes reconocían este hecho, como prueba que el catedrático catalán Diego Cisteller, de la Universitat de Lleida, en 1636 comentaba que los religiosos del Reino"predican en Valenciano en Cataluña, y explican en Valenciano los mandamientos en los púlpitos". Y no se refería a la misma lengua, pues en el primer folio aclara que las leyes están en idioma valenciano en Valencia; y en catalán, en Cataluña (Cisteller: Memorial en defensa de la lengua catalana, Tarragona 1636). La influencia de lengua valenciana sobre la franja de Tortosa a Lérida perduró hasta 1939, cuando los gramáticos partidarios del general Franco controlaron el Institut d’Estudis Catalans y la Revista Valencia de Filología. Todavía en 1934, el catalán Joan Moreira publicaba obras donde podíamos saborear el idioma del Reino, filtrado más allá del Cenia, en la franja tortosina-leridana:"Era el trinquet un rectàngul d'uns 18 a 20 metros d'ample, cobert per la part de la falta i flares, i descoberta l'atra mitat" (Folklore tortosí. Tortosa 1934, p. 249). Señores Friedländer, Jackson y señora Brenon: ése era el idioma valenciano moderno que aludía en 1912 el homenajeado Pompeu Fabra, la misma lengua que ahora es perseguida por los que presumen de cultura y tolerancia; aunque su ideal sólo anhela el ticlín, ticlín de la calderilla. Las Provincias 31 de Octubre de 1998
Cervantes y la `melosa´ Lengua Valenciana Por Ricardo García Moya
Supongo que todo lo cervantino está estudiado, aunque desconozco si existen ensayos sobre la obsesión de Cervantes hacia las lenguas. En su póstumo “Los trabajos de Persiles y Segismunda” (a.1617), hay quien clama por el idioma perfecto: “¡Qué lengua podrá decir, o qué pluma escribir lo que sintió!” ; y otro, por el contrario, oculta el suyo: “para disimular la lengua, y que por ella no fuese conocido por extranjero, me fingí mudo y sordo”; treta quizá autobiográfica de Cervantes en los intentos de fuga de la cárcel o Baños de Argel. En el Persiles, novela de peregrinos que viajan a Roma, surgen personajes que hablan francés, italiano, polaco, castellano y valenciano; pero el novelista no específica lo de “valenciano”, al dar por hecho que los lectores sabrían a qué lengua aplicaba estos adjetivos laudatorios:“Cerca de Valencia...la hermosura de las mujeres y su extremada limpieza y graciosa lengua, con quien solo la portuguesa puede competir en ser dulce y agradable” (III, c.12). Prosiguiendo el peregrinaje a Roma: “al salir de Villarreal, una pastora valenciana...en su graciosa lengua” (Ibid.). Según Cervantes, la lengua hablada por la joven de Villarreal era, sumando adjetivos: “graciosa, dulce y agradable”, sólo similar a la portuguesa. Pero Cervantes no tenía el mínimo interés en defender un idioma valenciano que nadie cuestionaba; sólo le preocupaba el ritmo narrativo y no la inclusión de gentilicios que reafirmaran la existencia de una lengua. El novelista, con elipsis y huyendo del pleonasmo, expone su admiración hacia el valenciano, detalle que no prodigó a otras lenguas. En el Quijote, por ejemplo, se muestra avaro de complementos hacia la catalana, a la que no dedica ni una alabanza: “diciéndoles en lengua catalana (...) dijo en su lengua gascona y catalana” (Quijote. II.1615). Estas frases pertenecientes al encuentro con los ladrones catalanes (a los que asocia al mito del bandido generoso andaluz) carecen de los diplomáticos epítetos sobre las bondades de cualquier idioma. No obstante, ¿sería suficiente este matiz diferenciador para convencer a algún catalanero de que Cervantes distinguía entre valenciano y catalán? Temo que no. Incluso los recolectores de frases alusivas al idioma valenciano titubean sobre incluir o no las alabanzas del Persiles, al no especificar qué lengua es la “dulce y agradable” (¿podríamos sustituir ambos adjetivos por “melosa”?) Respecto al titubeo, como diría la folclórica: el titubear se va a acabar. En 1615, los talleres madrileños de la viuda de Alonso Martín imprimían “La gran sultana, doña Catalina de Oviedo”; comedia de traidores eunucos y pillastres renegados ambientada en el serrallo de Constantinopla, donde una cautiva española que estaba muy buena enamora al sultán. Por los 2.961 versos de la obra culebrea la pesadilla de Cervantes sobre cautivos y lenguas, recuerdo de sus años de soldado imperial y de puteado prisionero en africanos calabozos, sumideros de lenguas románicas y semíticas. Así, en la novela, cuando el renegado Roberto presume de hablar griego, le contesta el turco Salec: “aquí todo es confusión, y todos nos entendemos con una lengua mezclada que ignoramos y sabemos”. Se trataba de la lingua franca, especie de esperanto de léxico imprescindible (mezcla de árabe, valenciano, castellano, italiano y portugués), en uso desde Orán a Estambul. Como filigrana literaria, Cervantes caracteriza un idioma sin nombrarlo, sólo con adjetivos o, rizando el rizo, con un sustantivo. Así, los judíos que aparecen en “La gran sultana” increpan de este modo:“¡El Dio te maldiga!”. Los sefarditas, de Marruecos a
Bizancio, alegaban que “Dios” era plural politeísta, siendo la grafía “Dio” la adecuada; detalle morfemático que Cervantes utiliza para singularizarlos. Más interesante es el diálogo entre el juez o cadí con el cautivo Madrigal, pillo que pretende enseñar a hablar a un elefante. En pocos versos, Cervantes ofrece un abanico de dialectos y lenguas: la jerga del hampa, la jerigonza de ciegos, la bergamasca de Italia, la antigua de los griegos, la turquesca o morisca, la gascona de la Galia, la española, la vizcaína y la húngara; aunque a ninguna halaga con los adjetivos que otorgó a la dulce lengua valenciana. Si la vizcaína adolece de ser antigua y extraña, las demás le parecen escabrosas, graves, tristes, etc. Y volvemos a la duda, pues resulta extraño que la lengua de aquellos soldados valencianos que compartieron penalidades con Cervantes en Lepanto (la tropa valenciana del capitán Diego de Urbina), y los que sufrieron en Argel y los que le rescataron hasta llegar a Denia y Valencia; esa lengua que hablaba su amigo Timoneda, la dulce y agradable lengua de la joven de Villarreal ¿por qué no se conoce ninguna cita de Cervantes que especifique claramente su admiración por ella? No se conoce porque no interesa divulgarla, pero existe. Tras enumerar múltiples jergas y lenguas que no le merecen aprecio a Cervantes, aparecen estos versos muy, pero que muy interesantes para nosotros y que conviene leer despacio: “Y si de aquestas le pesa, / porque son escabrosas (las lenguas), / mostraréle las melosas / valenciana y portuguesa” (Cervantes, Miguel de: La Gran Sultana, Doña Catalina de Oviedo. Imp. Viuda de Alonso Martín. Madrid, año 1615, v.1560). El adjetivo “melosa”, derivado de miel, tenía en el castellano del 1600 un valor semántico concreto: el de suave, dulce y agradable; por lo que si juntamos los textos cervantinos del Persiles y la Gran Sultana obtenemos este juicio idiomático difícil de igualar: “graciosa lengua, con quien sola la portuguesa puede competir en ser dulce y agradable (...) las melosas valenciana y portuguesa” . Cuando coma miel me acordaré de Cervantes y el dulce adjetivo “melosa” (dulce y agradable), inusual pero existente en la literatura medieval castellana:“aquesta mi carta muy dulce, melosa” (Cancionero de Baena. h.1435), y valenciana: “figues seques meloses” (Esteve: Liber, 1472). En catalán, lo siento, se documenta tardíamente; y también lamento que, a partir de ahora, los que negaban la admiración de Cervantes hacia la lengua del Reino de Valencia tendrán que agachar orejas, e irse con el rabo (con perdón) entre patas. Inexplicablemente, el maestro Corominas no roba el valenciano“meloses” de Esteve, aunque es primera documentación. Sólo ofrece al tardío“melós” de un diccionario catalán de 1805; aunque el sádico etimólogo aprovecha el comentario para despreciar una vez más al catalanero Germá Colón, “de la Universitat de Basilea”, arreándole otro de sus habituales hostiones: “en tot cas no val res la cita de Germá Colom”. En fin, olvídense de Germá Colón y la academia de Ascensión. Todos son cero al lado de los genios que reconocían, citaban y admiraban la lengua valenciana: Cervantes y Martorell. Diario de Valencia 19 de enero de 2003
Lope de Vega y Rosa Rebufa Por Ricardo García Moya
Amiga Rosa Regás: cuando visito la Biblioteca Nacional siempre percibo valencianismo. A la entrada me reciben las estatuas de Luis Vives y, en la Sala Cervantes de investigación, la colección de bellísimos cuadros cervantinos -pintados por el valenciano Muñoz Degrain-, me transporta al tiempo de los Lope de Vega y Cervantes; clásicos que distinguían entre lengua valenciana y catalana en obras editadas en Barcelona. Te han proclamado rasputina de la BN y, según pregonas, tu primera misión es fulminar el nombre del idioma valenciano; pero, dado que entramos en el zoco de gentilicios, onomásticos y cognómenes -sin acritud y para intimar-, tu apellido Regás lo valencianizaré en Rebufa, con el ilustre mozarabismo ‘bufa’ (con perdón), más el prefijo ‘re’ de repetición y el tratamiento valenciano de cortesía ‘so’. En fin, abuelita contorsionista ideológica, ¡quién diría que, tras trabajar para los americanos USA, actuarías en ópera bufa y lingüicida para los Maragall, Bambi y Carod! En tu BN, So Rosa Rebufa, leí hace años la novela ‘El peregrino en su patria’ (Barcelona, 1604), escrita por Lope de Vega a los 42 años, cuando lidiaba cruel guerra de ingenio con Góngora; circunstancia que le impulsó a adornar eruditamente la citada obra. A lo largo de 240 páginas, Lope alternó prosa y verso con un asombroso alarde de referencias a autores clásicos y renacentistas, creando el ambiente mágico donde aparte de los protagonistas reales, dialogan el Mundo, la Gula, el Cuerpo, el Entendimiento, la Música, etc. En relato tan humanístico no faltan referencias a los idiomas que Lope consideró más interesantes, bien por la utópica condición de lengua madre (latín, griego…), o por ser habituales entre los súbditos del mayor imperio conocido: el de Felipe III de España, En cierto modo, Lope sigue el esquema de Torres Naharro en la Propalladia (Nápoles, 1517) , con versos en “latín e italiano / castellano y valenciano” . En el genial y caótico encaje poético donde dialogan el Juego y la Lascivia, Lope incluye sólo una frase vasca: “en vizcaíno: Agur zuremecedea” (saludo o despedida derivado de ‘su merced’); salpicando estrofas con vocablos de lasquenetes tudescos:“el flamenco quaerstspel, / el alemán fartenspiel”; pero las lenguas románicas del sur de Europa -las más frecuentes en el manierismo intelectual del 1600 hispánico-, copan la poesía de Lope: el latín de la Universidad e Iglesia, el portugués, italiano, español y, ¡ojete al dato. So Rebufa!, el idioma valenciano. Los versos enlazan latín e italiano, valenciano, portugués y francés: “Cusi voglio far anche io, / y en omni lingua parlar. / En valenciano diro: Cap de mi mateix, voleu / que os nafre, giraus, per Deu, que os trenque el cap, bo está axó./ En portugués: Miña dea…/ En francés,..”. El valenciano de Lope de Vega no es perfecto, apareciendo arcaísmos como el verbo “nafrar”, común al castellano medieval (“me pueden nafrar”, Fernández, J.: Crón. General de España, 1385) francés, occitano y gallego ‘esnafrarse’. Admitiendo lógicos errores morfológicos y anacronismos que el madrileño Lope de Vega comete con lenguas que no son la suya materna, lo innegable es que el idioma valenciano era uno más de los europeos para Lope y sus coetáneos, fueran los amigos valencianos (Guillem de Castro, Tárrega, Aguilar…), los castellanos Cervantes y Francisco de Quevedo (que dedicó una poesía al Peregrino), o el catalán Menescal. También en tu BN, So Rebufa, podemos descender de la excelsa literatura de los clásicos a la de los populares romances anónimos. Así, en el Romancero General (Ed.
Ribadeneira. Madrid, 1851), figura el de un misógino poeta coetáneo de Lope:“Ya son las damas de ahora / medusas del tiempo viejo, / ya saben hablar francés, ítalo… valenciano, portugués…/ ya saben pedir callando / la basquiña y el manteo…” (Anónimo: Romance, 1600-1604). ¿Lo ves, So Rebufa? Te será imposible borrar, quemar o prohibir las referencias al idioma valenciano del tesoro que custodia tu BN. Podrás acojonar al funcionario de Vallecas que informatiza el catálogo ARIADNA , o a los que amablemente nos atienden en la Sala Cervantes; pero Lope de Vega o Cervantes son huesos de acero para tus plastificadas quijadas. La realidad. So Rebufa, es que te atreves a negar lo documentado, despreciando el concepto y autoridad idiomática de genios como Cervantes y Lope (cito autores castellanos por ser en la BN de España, en Madrid, donde vascos y catalanes mandáis desde hace años: Juaristi, Racionero, Rebufa…). La diferenciación entre valenciano y catalán la practicó Cervantes, como es sabido, en dos obras publicadas en el mismo año. En la segunda parte del Quijote (1615) cita dos veces “la lengua catalana”, sin adjetivos halagadores hacia ella; actitud despectiva que contrasta con la admiración que manifiesta hacia la valenciana: “Cerca de Valencia… la hermosura de las mujeres y su extremada limpieza y graciosa lengua, con quien sola la portuguesa puede competir en ser dulce y agradable” (Persiles, 1617. III, c.12). ¿Es ambiguo Cervantes? Sí, por la sencilla razón de que no existían comisarias que pudieran tergiversar la realidad. Pero, So Rebufa, como sospecho que te agarras a un clavo al rojo, te aclararé que Cervantes había publicado los mismos halagos en 1615, en frase menos elíptica:“Y si de aquestas le pesa, / porque son escabrosas (las lenguas), / mostraréle las melosas valenciana y portuguesa” (Cervantes: La Gran Sultana Doña Catalina de Oviedo, Madrid, 1615, v. 1560). No olvidemos que El Manco de Lepanto, aparte de leer a Martorell, convivió con valencianos y catalanes en España, Italia y Argel. Ya lo ves. So Rosa Rebufa, el imparcial Lope de Vega ofrece en el Peregrino una realidad que se opone a tu misión. El Peregrino viajó de Barcelona a Madrid pasando por Valencia y, entre los idiomas reflejados por su espejo, estaba el valenciano flanqueado por el italiano y el portugués. Yo creo, So Rosa Rebufa, que todas las mañanas preguntas al espejito: ¿qué lengua es la más dulce del mundo? ¿Es la catalana? El frío cristal siempre responde que la valenciana. Es inevitable, por tanto, envenenar catálogos y gasear conceptos hasta que desaparezca totalmente (como habéis hecho en Cataluña) toda referencia al idioma valenciano. ¿Y quién mejor que tú, Regás, para ejecutar el gaseamiento en la BN… ¿de España? Por cierto, hasta en el antiguo catálogo del Archivo Imperial de Simancas (secuestrado en el ACA de Barcelona desde 1852) se diferenciaba entre idioma valenciano y catalán. Yo lo vi antes del gaseamiento ‘científic’ del ACA. Diario de Valencia 13 de junio de 2004
La lengua del 9 de Octubre Por Ricardo García Moya
Poco a poco, la inmersíón impone la cómica consigna de que el idioma que hablaban los cruzados que entraron en Valencia el 9 de octubre de 1238 era el catalán. Por el contrario, la documentación demuestra que se trataba de un ambiguo romance que permitía el diálogo, por ejemplo, entre el expedicionario aragonés Pedro de Perea, el castellano Johan Mendoza y el mallorquín Bernat de Naya (y no cito a catalanes, pues Cataluña no existía en 1238). Basta leer manuescritos medievales (no versiones actualizadas) y comprobaríamos que los lanceros burgaleses del Cid o los arqueros de Pedro el Cruel de Castilla comían formage (C. Baena), se levantaban de matinada (Berceo), encerraban pájaros en una gabia (Ayala), y no descuidaban fornir fortalezas (Ord. Sevilla) o degustar alguna poma (Baena). El metge (Berceo) cuidaba la salud, y el saqueo les llevaba de la pobresa a la riquesa (J. Ruiz) en el segle XIII (Cid); y aunque sus años no llegaran a setze (Berceo) a las doncellas las conqueria (Cid). En la Castilla del 1238 se decía fusta, son (sueño), ferir, sopar, soterrar, sota, ome, tacas (manchas), aquest, aquesta, marjal, etc. (Cejador, J. Vocabulario medieval castellano, Madrid 1990). La vehemencia catalana en enaltecer su historia idiomática convierte en real lo que es fantasía. Tenemos paradigmas como el de Editorial Barcino, que publicó el llamado "Libre de feyts d'armes de Catalunya" -burda falsificación del barroco- como obra clásica de la literatura histórica del siglo XV. La edición de 1930 era precedida de un "científico" prólogo del filólogo don Enric Bagué, con datos precisos sobre el "primer resum sistemàtic i complet de la nostra historia", y afirmaba que Bernat Boades había acabado la obra "el 11 de noviembre de 1420". Por poco nos da la temperatura, hora, minuto y segundo en que, Boades signó la obra. El bolero prologuista también informa que "Boades nació en el mas que todavía lleva su nombre, cerca de Girona. Su bisabuelo ya era amo de aquel casal en el año 1259". Como quien no quiere la cosa, enlaza la ficticia historieta con la época del Conquistador. Pero dejemos a los fabulistas y, para celebrar el 9 de Octubre ¿qué mejor regalo que un testimonio del uso de la lengua del Reino en la Edad Media yRenacimiento? Se trata de la "Plegmatica" (sic) del rey Joan I de Valencia, coetáneo de San Vicent Ferrer, "traduhida del llatí en vulgar valencià per los Reverents mestres de la Seu de Valencia en lo any Mil trecents noranta quatre y ara novament manat estampar per los molts magnifichs senyors Iusticia, e Jurats de la present ciutat de Valencia en lo any present de MDLXVIII". Es decir, que fue traducida a la lengua valenciana en 1394, y vuelta a publicar en el mismo idioma en 1568. La Plegmatica fue adquirida por un coleccionista catalán y está catalogada, pero nadie ha aireado la importancia que tiene, ya que la denominación de la lengua surge espontáneamente por parte de unos funcionarios y autoridades que no pretendían defender derechos idiomáticos; simplemente seguían la costumbre que Jaime I estableció en el Reino: la de traducir al romance valenciano, no al catalán, los documentos latinos. En la "Plegmatica" de 1568 hay acentos puestos con lápiz por los integristas catalaneros (el ejemplar se encuentra en la Bib. de Catalunya), pero no han podido borrar otros detalles como el uso de y griega en voces como "Reyna" y en la conjunción
copulativa. También es muy interesante la vigencia de cultismos latinos como‘tunc’ para huir de adverbios poco gratos. Así, observen que en 1568 esciben "Jurats que tunc eren de la present ciutat". Este "tunc" despreciado por los inmersores era etimológico del compuesto latino intucne, que generaría "entunce" y "entonces". Por tanto, no es extraño ni aberrante que los valencianos cultos del siglo XVII -como Clavero de Falces- escribieran "Son vestit li doná entonces" (Sacro novenario, Valencia 1669, p. 484); y que el citado adverbio triunfara en la lengua valenciana, hasta que los profesionales de la inmersión deslizaran el barceloní "aleshores". La catalanización confunde conceptos y conductas. Todos quieren rendir pleitesía a los condotieros culturales de España; incluso el entrañable profesor Tamames que -en entrevista emitida cuando le otorgaron el Premio Jaime I- se empeñó en pronunciar el nombre del rey "Jaume" como "Yauma", con la castellanizante corrupción fonética catalana. El economista, creyendo demostrar dominio del romance jaimino, en realidad caía en un error similar a los que pronuncian "Bilbado" y "bacalado" por ultracorreción. De índole más siniestra es la confusión intencionada que cometerán en la falla del Ayuntamiento en 1999. En ella, algún malasombra inmerso ha ideado la figura de una lengua con roja barretina que simbolizará -según explicaron en "Informe Semanal" de TVE para toda España- a un Jaime I con barretina que impuso la lengua catalana a los valencianos en 1238. Los responsables de estas salvajadas contra la cultura valenciana pagados con los impuestos que nos desangran- son los mismos que se burlan de nosotros con los cartelitos del Metro de Valencia. En consecuencia, lean, lean la "Plegmatica" de 1394 y 1568 para consolarse, pues actualmente los que mandan son inflexibles en lo tocante a la lengua: nada a la valenciana, todo a la que viene del Institut d'Estudis Catalans. El pacto es el pacto. Las Provincias 9 de Octubre de 1998
Covarrubias, la lengua valenciana y la Cancillería Real Por Ricardo García Moya
Hace años localicé un documento dirigido a la Cancillería Real, para que el vicecanciller lo hiciera llegar a su verdadero destinatario, el rey Felipe III. En el mismo se advertía al monarca de que la relación adjunta,"escrita en lengua valenciana", podría traducirla el Marqués de Denia. El texto, relativo a festejos en honor del monarca en 1599, presagiaba el valenciano moderno:joyes (no joies), llonja (no llotja ni llotjeta); esta Ciutat (no aquesta); triunphants (que daría triumfant, no el triomfat barcelonés);
acudixquen ab dos (no amb dues) y los enfronts de ses cases (no i les façanes de las sevas casas). El documento también citaba la tradición del Reino de ofrecer al rey "confitures, piules, cohets y tronadors". El testimonio fue despreciado por los inmersores con el argumento de que el autor sería un escribano ignorante o chauvinista. Ultimamente, revisando el manuscrito descubrí con agradable asombro que el supuesto funcionario analfabeto era, ni más ni menos, que Sebastián de Covarrubias; el mayor erudito en léxico en tiempos de Cervantes; experto en desenredar orígenes enmarañados por cruces de árabe, latín o francés; el mismo que en 1.997 es consultado obligatoriamente para realizar cualquier tesis doctoral sobre las lenguas hispánicas del Siglo de Oro. El licenciado Covarrubias, nacido en 1539, fue autor del primer diccionario etimológico con rigor científico. De sólida formación universitaria y conocedor del griego, latín, francés, castellano e italiano, su Thesoro de la lengua, publicado en 1611, fue calificado por Martí de Riquer como"obra capital para el conocimiento del idioma en los tiempos en que más brilló nuestra literatura" . Así que no fue un anodino escribiente quien escribiera aquellos documentos sobre la lengua valenciana, y hay que puntualizar que el lingüista no debía nada a los valencianos; pues, debido a su carácter fuerte, tuvo roces con el retor Assoris de Cocentaina, los jurados de Valencia, el Cabildo de Gandía y el arcediano Andreu de Morvedre. Este distanciamiento afectivo valora más la asepsia de sus apreciaciones idiomáticas. Tras estudiar en Salamanca, el licenciado se convirtió en un comisionado real capaz de solucionar problemas con moriscos, preparar bodas reales o recibir princesas. Su poliglotismo le permitía tratar con italianos en Roma (1579), con catalanes en Barcelona (1581 ) y con valencianos en el Reino, donde residió desde 1595 hasta 1601. Covarrubias también hace referencia en el Thesoro de la lengua a nuestro idioma: "Alazor. Cartamus cuicis, açafrán romi; en Valencia, safrá bort" . En otros vocablos no es tan lacónico: "Fusta, Los oficiales della se llaman en lengua valenciana fusters". La lista es especie extensa:de "Albayalde, valenciano Chulla es vocablo valenciano; Camaroja, endivia oenachicoria, es blanquet; vocablo valenciano; albacora, por ese nombre llaman en Valencia a la breva". Covarrubias anota más palabras valencianas sin especificar, al ser compartidas por otros idiomas peninsulares: cava o fosa, espital, foguera, ferir, galochas, garbillar, gavia, gola, gorja o cuello, almud, Almudi en Valencia, alcarchofa, chirivía, almorçar, çaragüelles, çaida, etc. La correspondencia que Covarrubias y los estamentos valencianos dirigen a la Cancillería Real es abundante (ACA. C. 1: 1350), y demuestra que la lengua valenciana
estaba reconocida al más alto nivel. El cuento de hadas de que "la Cancillería Real sólo reconocía la lengua catalana, no la valenciana", propagado por el Institut d'Estudis Catalans, choca con la realidad. Desde 1276 - cuando Jaime I ordena arromançar fueroshasta el decreto de 1707, se usaba el latín y el romance o lengua valenciana, como testimonian documentos similares a los remitidos por Covarrubias al vicecanciller del Consejo de Aragón y al rey de Valencia. Otra cosa es que algún despistado llame provenzal, aragonés, castellano o catalán a nuestra lengua. Hay ejemplos: "Guarden les forces", lema de Alfons el Magnanim, era "aragonese" para un tal B. Degenhart (Pisanello. Torino 1945, p. 79). Covarrubias dejó también un manuscrito (BNM, Ms. 6159) sobre nombres propios u Onomastikon. Aunque sólo abarca hasta la dicción Moisés, ofrece comentarios valiosos: "Alpuche. Que en Lengua Valenciana antigua se llamó el Puig, que vale tanto como monteciquo (sic) pequeño, de la palabra italiana Poggio" (BNM, Ms. 6159). El matiz sobre "lengua valenciana antigua" remite al romance usado en tiempos de la Conquista, ya que Covarrubias está refiriéndose a los avatares del Puig coetáneo de Jaime I. Por tanto, los valencianos tenemos el testimonio del serio Covarrubias, que ridiculiza a los "seriosos" (?) del Institut d'Estudis Catalans que afirman que la lengua valenciana sólo existió en la mente de viscerales chauvinistas. En 1599, por lo visto, eran legión: el rey de Valencia, los Estamentos del Reino, las autoridades eclesiásticas, el Consejo y Cancillería de la Corona de Aragón, el licenciado Sebastíán de Covarrubias, el mismo Cervantes, etc. Las Provincias 7 de Marzo de 1997
El Emperador, el catecismo y el idioma valenciano Por Ricardo García Moya
Mordisquean a García Gasco y Escudero. Están inquietos. El croar de Raimon no les motiva y languidecen ante la mariscada. Con la retaguardia amenazada por monjes de Montserrat, en la trinchera les preocupa que el nuevo catecismo sea en idioma valenciano y no en catalán. Claro, eso les pasa por creerse la tontería que ellos mismos propagaron, aquella de que la Iglesia ordenaba antes de 1707 usar la lengua catalana en el Reino de Valencia. La realidad es que de Tortosa a Orihuela se evangelizó en idioma valenciano, lengua valenciana, catalana.con Cristianamente, por tanto, utilizándose mitigaremoscatecismos la fiebreen evangelizadora y no catalanera aspirinas documentales. Aquí tienen una, bastante eficaz, del 10 de mayo de 1595: “...resolvieron en conformidad que se les proponga y enseñe en lengua Castellana y Valenciana, porque comúnmente la saben y entienden todos y que en las dos lenguas se hagan catecismos” (Bib. Nacional. Ms. 10388, f.104)
Tras los decretos del manuscrito de la BN de Madrid -donde se reconoce el idioma valenciano- no figuraba una comissió fallera o un matalafer badallant, sino las máximas autoridades papales e imperiales. Los folios muestran la estrategia promovida desde 1526 hasta 1600 para evangelizar moriscos valencianos, con aprobaciones del Papa, Emperador, Cardenal Primado, Regente de la Cancillería Real, Patriarca de Valencia, etc. Desde el Arzobispado de Valencia, amparado con Breves papales como el de Gregorio XIII en 1576 y mandatos reales canalizados por la Cancillería Real, se mantenía la unidad de acción, fuera en el hablar o en el morir:“...los entierros de los nuevos convertidos se ordenen en los obispados de Tortosa, Segorbe y Orihuela como lo están en el Arzobispado de Valencia” (BN, ib.)
La duda surgió por usarse en el Reino cuatro idiomas: valenciano, árabe, castellano y, entre el clero y humanistas, latín. Descartado este último, “algún prelado del Reyno de Valencia apuntó que se creara cátedra de Arábigo, pues convenía que la hubiese como en Indias para enseñar la lengua india” (Ib.). No se acepta la propuesta. Las
autoridades se inclinaron por el castellano y valenciano, acatando la voluntad del Cardenal Primado. La orden se repetía invariablemente: “... lo mismo en lo que ha respecto a que no aprendan a leer ni escribir arágibo, y que el enseñarles a leer y escribir en castellano o valenciano” (BN, ib.)
En todo el proceso evangelizador encontramos órdenes del Arzobispo de Valencia a los obispos de Tortosa, Segorbe y Orihuela, mandatos del emperador, escritos del cardenal de Toledo, comentarios de Covarrubias, documentos de la Cancillería Imperial, del Marqués de Denia, del Regente de la Cancillería del Reino, de catedráticos de la Universidad de Valencia, etc. En los miles de folios que abordan esta cuestión siempre se cita la lengua o idioma valenciano, jamás el catalán. En el XVI, sí decían evangelización en valenciano no engañaban como ahora (ustedes ya me entienden); incluso en la Doctrina editada en Barcelona por el valenciano Gaspar Punter, en 1595, reconocemos el advenimiento del valenciano moderno: “celebrat en Tarragona; pera que ab esta; nos ha paregut; als chics y chiques, autoritat que te la Iglesia; les sobredites coses”, etc.
El respeto que las autoridades mantenían hacia el idioma era compartido por los eclesiásticos del Reino. No existían motilones catalaneros como los de la patética “Mata de jonc” (junc, en valenciano), o la fúnebre “SAÓ”. Estas joyas podrían tomar ejemplo (aunque perderían la subvención) del carmelita Jaume Montanyes, prior del convento de Onda. Destinado a la isla de Cerdeña, estuvo en contacto con italianos, catalanes y aragoneses desde su cargo de Vicario General en Caller. Conocedor de idiomas clásicos y neolatinos, cuando escribió la obra que le haría famoso se decidió por el valenciano, rechazando el latín, castellano y, por supuesto el catalán. En 1559, salía de imprenta el “Espill de ben viure, dedicat al Arquebisbe de Valencia”, “materno valenciano” (Espill. Valencia de Montanyés que siescribe en idioma 1559, Epíst.). puntualiza ¿Qué pasaría Montanyés viviera en el 2000 y dedicara su Espill al arzobispo García Gasco? El rojerío de pacotilla y la extrema derecha bolquera se lanzaría a la yugular de ambos. Desdé el diario catalán que se edita en Valencia, criticarían, por ejemplo, que Montanyés usara la palatal valenciana ‘ch’, la que dicen que no existe: “estes persones charradores” (Espill, f.13); “parlar y charrar” (ib.); “gran charrador” (ib.). Ellos prefieren el catalán “xerraire”. En 1559, el carmelita no usaba la geminada -como la RACV-, escribiendo“solicit” (f.59) no “sol·lícit”.
La lengua de Montanyés era la que el Papa y el Emperador reconocían como valenciana, la misma que admiró Cervantes. De la morfología nominal a las desinencias verbales, el idioma del Espill mostraba su independencia respecto a los vecinos: “montanya, gentilea, naturalea, llaugerea, servici, genero, ayorrixques, seuixcan...” . Frases como “al verdader Parais aplegaren” (f.96), los comisarios de Canal 9 lo convertirían en “al veritable Paradís arribaren”. Como es sabido, “arribar” es verbo común a los romances hispánicos, mientras que“aplegar” es, actualmente, exclusivo del idioma valenciano en su acepción de llegar. Por cierto, en el artículo del pasado lunes, donde yo habla escrito “una errata”, alguien lo transformó en “un etarra” ¡Qué susto!. Hasta una sola letra puede generar trastadas semánticas. Releyendo estas líneas me he percatado, por suerte, que al místico Gaspar Punter le había comido la ‘n’ de su apellido y -pese a mi ateísmo cateto-, no quiero faltar el respeto al morellano que, en 1595, editó la doctrina per chics y chiques en Barcelona. Resumiendo: si se tuviera que publicar un nuevo catecismo, y si fuera rey de Valencia Carlos V o Felipe II, se utilizarían los idiomas valenciano y español; pero, con el marxismo (de los hermanos Marx) en el poder cultural, la evangelización a ritmo de sardana está asegurada. Dada la situación, como Montanyés, diremos: “Si tu, Senyor, me desampares...” (Espill, f.102). Diario de Valencia 3 de Diciembre de 2000
El fin de milenio y las lenguas de Eco Por Ricardo García Moya
Umberto Eco se olvidó de la valenciana en su libro "La búsqueda de la lengua perfecta", y era de esperar. Las editoriales embarcadas en "La construcción de Europa" significativo título de la colección- eran de Munich, Oxford, Roma, París... y Barcelona. Los lapsus cálami -como decir que "Ramón Llull era un catalán nacido en Mallorca" (p.55)- cometidos por el semiólogo son inquietantes, por lo que convendría aportar datos relacionados con la lengua valenciana y los temas que apasionan al erudito escritor. Piensen que Umberto Eco tiene que participar en los actos del "Fin de Milenio en el Reino de Valencia" (¿se llama así?) y no estaría de más que se informara sobre nuestra personalidad para que (pensando que nos hace una gracia) no nos suelte el "ja soc aquí", provocando cataplexia colectiva. Todos sabemos -y Eco mejor que nadie-, que las hipótesis nacionalistas sobre idiomas florecieron en el barroco. Exaltados por el poder y envanecidos por el territorio conquistado, hubo lingüistas que caían en lo que Hegel bautizó como "astucias de la razón"; autoengaños para admitir marrullerías idiomáticas que ensalzaran la lengua propia. La obsesión era demostrar que tal nación -la del filólogo que redactaba la tesis, por supuesto- usaba la lengua madre de todas, la de Adán. En Inglaterra, Rowlan Jones tildaba de dialectos a todos los idiomas, menos al suyo: "La lengua inglesa es la madre de todos los dialectos y del griego." Hasta el cerebral Leibniz -que daba "más antigüedad al germánico que al arameo bíblico"- se ofuscaba por el chauvinismo. Una lengua menor, la de Amberes, era de inspiración divina según Goropius Becanus. A Umberto Eco le hubiera encantado conocer que en el Reino de Valencia no llegamos a tales excesos, aunque la euforia barroca afectó a don Vicente Marés, retor de Chelva. No se atrevió a decir que la lengua valenciana era la del Paraíso, pero anotaba: "Es muy verosímil que Adán y Eva estuviesen en los montes de Chelva" (Marés, V.: "La fénix". Valencia 1691, p.18) . Su hipótesis era: "La lengua valenciana es una de las que resultaron de las que quedaron de la confusión de Babilonia; contiene muchas palabras de la hebrea, otras de la griega, otras de la latina; y otras de las mixtas, pues se hallarán vocablos de la lengua celtíbera, catalana, arábica." Razonamiento sensato, pues admite la procedencia griega y latina (incluye la hebrea por respeto a la Biblia) de nuestro idioma; destacando su relación con lenguas menores, como la catalana. Coincidía con Cervantes al apreciar que"la lengua valenciana es breve, elegante y dulce" (p.100). Hasta el más enamorado de nuestra lengua en el siglo XVIII, "el artiacá de Mólvedre y Catedratich de Arts y Teología, doctor Iván Batiste Ballester", no traspasó los límites de la exaltación razonable. Aunque Umberto Eco no lo sepa (en sus visitas a Barcelona no creo que le informe el Omniun Cultural) este personaje -doctor a los 16 años, catedrático a los 19- publicaba en 1667 el libro "Bateig del Fill y Fillol de Valencia", enarbolando bandera de guerra contra las otras lenguas europeas: "Que sia la llengua Valenciana millor que totes les de Europa, en aprés de la lengua Santa, que es la
hebrea". Por cierto, en valenciano permanecía el clásicoaprés (después), y en catalán ya usaban la corrupción després; contagiada luego al Reino. Tras viajar al país de Umberto Eco, y conocer otras lenguas en Roma, Iván Batiste reitera que "la valenciana es molt suau, mes dolça" ; anotando algunas reglas gramaticales, p.e.: "Se escriu en valenciá sols un L al principi, y es pronuncia com dos; tambè es deixem, y menchen les vocals al principi, al modo de la italiana" . Eran las normas valencianas de 1667; distintas a las actuales como es lógico, pero independientes de las catalanas. El "artiacá" recuerda a los paisanos de Eco que "la llengua Valenciana es la mare de moltes poesíes, de qui ho aprengueren los de Italia" . No menos deleitosa es la alabanza al autor que, cuando predica, "van al vol, millor que les del Micalet, les campanes de la Retórica; tocades no al batall (badall) de argent, si sols ab la lengua valenciana" . Los predicadores riutorts, mallorquines e inmersionistas, no habían surgido todavía. Ballester refleja la autonomía del valenciano respecto al casteIlano y el catalán. En su prosa encontramos terminaciones verbales actuales, como "atrevixen", no el "atreveixen" catalán recomendado en el Winverbs editado pór la Generalidad Valenciana para Windows. En las normas del 67,- Ballester utiliza la ‘ch’, las terminaciones en ‘ea’ y la ‘y’ griega, escribiendojagant, llechea, ademés, chicotet, bellea, destrea..., rechazando los castellanismos catalanes como bellesa, tan queridos por Canal 9. ¿Y saben qué hallará Umberto Eco en la biblioteca de su Universidad de Bolonia cuando busque información sobre el artiacá de Molvedre? Encontrará la GEC, Gran Enciclopedia Catalana; regalada por el Régimen a las universidades europeas. Respecto a Batiste Ballester y la obra comentada, en el colmo de la manipulación, la GEC afirma que "hace la apología de la lengua catalana"; hasta transforman el apellidoBatiste en el catalán Baptista. Umberto Eco no podrá enterarse de que el texto original -el de 1667defiende la lengua valenciana, y que Batiste procuraba que "tot lo Sermó tinga paraules tan Valencianes, que ni mudantles la terminaciò, no les pugues castellanechar". Alguien tendría que aclarar el enredo, para que Eco no sea ídem de las trastadas de la Universidad del Eje. En caso contrario nos exponemos a que el semiólogo áureo -con el mesianismo que despierta-, nos amargue el Fin de Milenio en el Reino de Valencia. Por cierto, ¿qué tendrá este italiano para hacer tan atractivas sus obras? No se pierdan la última; "Interpretación y sobreinterpretación" (Cambridge, 1995). Las Provincias 27 de Noviembre de 1995
Sopes de galgo Por Ricardo García Moya
En un libro recién editado, José Calles Vales afirma que: “alioli es voz levantina y catalana” (Calles: Origen de las palabras estrafalarias, p.23) Según estos tipejos, el Reino sería Levante y la lengua valenciana, levantina. El autor imita al gobierno del PP y a la prensa castellana que, inflexibles, nos insultan con titulares que se ciscan en el Estatuto, la Democracia, la Historia y la madre que los parió: “Los emplazamientos de las nuevas cárceles serán Madrid, Levante, Andalucía” (ABC, 20/4/2002, p.31); el “Levante” a que alude el rancio diario es la valenciana Villena. Somos tan blandos y aguantamos tanto desprecio que, para no contaminarse con el adjetivo“valenciano”, en toda España usan eufemismos como “levantino” o “mediterráneo”. En el corralito gastronómico, los restauradores vascos, castellanos y catalanes presentan recetas del Reino como típicas de su tierra. Fingen ignorar que el “alioli” (sic) murciano o catalán son de influencia valenciana, y que nuestra documentación sobre el“allioli” en idioma valenciano no tiene parangón con la catalana y castellana:“all y oli” (Fenollar: Lo procés de les olives, 1497); “all y oli, sanc en seba” (Mulet: Bib. Nac. Ms. Inf. Tellina, h, 1660); “torbats com un allioli” (Galiana: Rondalla, 1768); “all y oli” (Baldoví: El virgo de Visanteta, 1845). “més torbá qu’el alliol” (Palanca: Al vell carabasa en ell. Xátiva, 1867). Es significativo que el gerundense Onofre Pou, en 1575, ofreciera la voz catalana “allada” como equivalente a la valenciana“allyoli” (Thesaurus, 1575). La gastronomía catalana también exhibe como trofeo el “allipebre” valenciano, exquisitez asociada al teleósteo albuferenc:“una anguila, tindrem al manco allipebres” (Baldoví: Un ensayo fet en regla, 1845). Milagrosamente, platos como“les sopes de galgo” no han sido devorados, creo, por los rateros vecinos. Mi padre solía hacerlas como frugal cena de alivio y contrapeso al pantagruélico“arrós en fesols y naps” o a la “torrá de chulles d’ovella y allioli”, ya que la ligereza del galgo y la de la sopa homónima eran tan similares que, posiblemente srcinó la metafórica denominación. Sólo recuerdo que ponía agua a hervir y añadía elabaecho o bacallar (en catalán, bacallá) sobrante de otros manjares como el arrós al forn en abaecho o mondongulles de lo mateix; es decir, la cola del bacalao y poco más. Ya en la mesa, algunas gotas de aceite de oliva espeso y virgen de Matietes Borja, el botiguer, y quizá algunos trozos de pan del forn de Ricart. Sobre este plato tan simple y enemigo del colesterol tuve dudas, pues llegué a pensar si sería una denominación casera inventada por mi padre o el yayo (que era de Llucena del Cit); pero no, pues en plena guerra contra Napoleón, en 1811, nuestros antepasados ya gozaban de la austera sopa: “un poquet de bacallar bullit, y sopes de galgo de ell a mig dia, / y a la nit, una seba fregida” (Conversació que tingueren en un botiga de la Porta Nova un llaurador de l’horta, un sastre,..Imp. de Orga, en Valencia, any 1811, p.8). El sustantivo “galgo” (de “canis gallicus”, perro de Galia), también es valenciano desde hace siglos, aunque los catalaneros lo nieguen:“galgo” (Pou: Thesaurus, 1575); “ni galgo ni tampoch de falderet” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643);“com un galgo” (Balader: Miseria y compañía, 1872) “unes sopes de galgo” (Ballester: El tio Sech, 1876). De todas formas, todo será levantino o catalán gracias a nuestra Generalidad que, previsora, deja en blanco el lugar que ocuparía en otros tiempos el adjetivo “valenciano”. Crea una AVL, pero no especifica de qué lengua; y en la web de la
Biblioteca Valenciana ofrece textos en inglés y español, pero no cita el idioma valenciano, al utilizar el catalán. Cuando no existía el fascismo catalanero que nos insulta el 25 de abril, los eruditos del Reino discutían sobre los idiomas, sin poner en duda la independencia del valenciano. Ejemplo de ello es la cruel réplica que el deán de Xátiva, en 1820, disparó contra el dominico Ribelles, cronista de la Ciudad y Reino. La polémica se centraba en la influencia del vasco sobre el latín y las lenguas romances peninsulares, ridiculizando el deán la opinión de que España “ha sido eusquera” (p. 56). Ribelles sugería que “el nombre femenino Valentia (valor) es vasco”, replicando el deán:“Pregúntele cómo se
llama en castellano, lemosín, valenciano, portugués y aun latín” (p. 59). El deán derrochaba erudición y repartía leña a los que querían dar otra madre al valenciano que no fuera el latín: “... del Padre Larramendi, y hallada alguna dicción (vasca) parecida a otra valenciana, decir que ésta es hija de aquella” (p. 67). El deán era algo cabrón, todo hay que decirlo, al acusar al pobre Ribelles:“que andaba por Madrid tinturando pelos y aladares canos y senecios”. ¿Se teñía el pelo, o la bala señalaba la tendencia sexual del dominico? El deán estaba muy cabreado, por interpretar que era una“burla a Valencia” la argumentación del coqueto cronista. El deán habla en su opúsculo del latín, valenciano, castellano, lemosín, vasco, portugués, etc., estableciendo frontera entre valenciano y lemosín, ya que el catalán era considerado un dialecto del mismo. Como esto lo leerá más de un catalanero de los que han venido a darnos por donde les gusta el 25 de abril, les dedico otra cita de las que no aparecen en los libros inmersores. Son palabras de un catedrático de Retórica de la Universidad de Valencia en 1734, muy anterior al pozo de mierda catalanera en que se ha convertido actualmente; lean, lean despacio:“mas no en castellano, no en bascuenze (sic), no en catalán; sino en idioma valenciano” (Rodenas, Dr. Thomás: Aprobación que de orden..., Valencia. Imp. Cosme Granja, año 1734). Hoy, el diario catalanero “Levante” y la tropa de Ascensión, llamarían secesionistas al deán de Xátiva y al catedrático de Retórica. Noticias del terrorismo cultural: Esta semana, la Universidad de Alicante exhibe carteles y pancartas con la bandera catalana, proclamando que “Som una nació” y exigiendo la independencia de los inexistentes PP.CC. En la biblioteca se ofrece publicidad de la Generalitat de Catalunya y sus libros: “Estudiar a Catalunya”, “Fires i firaires”, etc. Regreso a casa cargado de publicidad fascista catalana, y pienso lo que habrá costado este catálogo de “Publicacions de l’Abadia de Monserrat”, con 168 páginas, que regalan a todo el mundo. Casualmente, este asqueroso 25 de abril llega puntual “El Temps” de Climent a los centros de ESO y Bachillerato, con un coleccionable sobre gastronomía de los “paisos catalans” ¡pagado por la Generalitat Catalana!, donde nos meten a nosotros ¿Comprenden que aquel tipejo diga que “alioli” es vozy“levantina callan otorgan. y catalana?” Y los felices San Zaplana y Tarancón cobran, pactan, Diario de Valencia 28 de Abril de 2002
El idioma valenciano en la Iglesia del XVII Por Ricardo García Moya
Espigando en obras del XVII constatamos que los religiosos del Reino utilizaban la lengua valenciana de manera habitual. Los testimonios que siguen, anteriores a 1707, están tomados de obras pensadas para ser leídas en todo el imperio de España, de ahí que frecuentemente añadan al texto en idioma valenciano su correspondiente traducción castellana. Así, en la biógrafía de Gaspar de Bono, publicada en 1610, encontramos el habitual bilingüismo del Reino y la singular ortografía castellana y valenciana de 1610: "clamavan (sic) en nuestra lengua valenciana: Senyor ver Deu, misericordia. Que en castellana quiere decir: Señor Dios verdadero, aved (sic) misericordia" (Gual, V. G.: Historia, Valencia 1610, p. 17). Otro pasaje recoge que en su celda guardaba "los gozos de San Vicente Ferrer en nuestra lengua valenciana" (p. 213). Añadiendo que "sabíalos de memoria, y rezábalos en nuestra lengua valenciana" (p. 298). Hay quien alegará que la denominación de la lengua se debía al hecho de haber nacido en Valencia -cerca del actual Mercado Central-, pero no hay que olvidar que la madre de Gaspar era de "Cervera en el Maestrazgo de Montesa, en el Reyno de Valencia" (p. 7), y que el autor de la biografía fue Vicente Guillermo Gual, fraile procedente de Barcelona: "En el año 1599, vine de Barcelona a este Convento de Valencia" (p. 161). Le quedaban dos años de vida a fray Gaspar cuando nació en Guadassuar, en 1607, el que sería prior del convento de Vinaroz. Se trata de fray Agustín Antonio Pasqual en cuya biografía publicada ocho años antes de la Batalla de Almansa aparecen frases en lengua valenciana. Por ejemplo, cuando el niño de Antonia Gascó de Xátiva en 1658, sana de una dolencia, exclama:"No pores (sic) mare, que yo ya estich bo" (p: 319). El biógrafo aclara que la elisión de la ‘l’ en "plores" se debía a "su balbuciente lengua y mal formadas palabras, porque no permitía su edad otra cosa". Tratando sobre los discípulos de fray Agustín cita a Gerónimo Lloscos, natural de Xérica, del que recoge una frase típica del monosilabismo valenciano:"Deu li fasa be a qui mal me vol" (p. 344). En otro comentario dice: "Desta casa han de eixir cinch persones heroiques pera la Iglesia" (347). Amigo del obispo de Tortosa, predicó en lengua valenciana por "Xátiva, Morella, Alberich (sic), Oriola", etc. No dudaban sobre el idioma. En la biografía de mossén Gregorio Ridaura, alcoyano nacido en 1641, leemos: "decía en nuestro Idioma Valenciano: Anem a beure el glopet, que quiere decir, vamos a beber el sorbito" . (Granel, P: Expresión dolorosa. Valencia 1704, p. 5) y en diálogo con el esposo de una dama valenciana, dice:"Pero mire vosté, que advertixca a la senyora que es lleve els tacons de les sabates" (p. 25). La señora sufrió una lesión, consolándola el alcoyano:"El dumenge ya estará millor" (p. 27). Obsérvese el uso del artículo ‘el’ ante dumenge la ‘y’ griega enya, la terminación ‘ixca’ en advertixca, etc. (Leo en LAS PROVINCIAS que la radiotelevisión catalana de la Generalidad valenciana convoca pruebas para el "diumenge a l'aulari"; Ridaura, en idioma valenciano, diría:"El dumenge en l'aulari"). Como textos de circulación interna en centros eclesiásticos del siglo XVII, elegiremos los de la iglesia de Santa María de Castellón. En el inventario de 1700 aparece el cardinal dos como femenino: "dos capes, dos túniques, dos bolses de tafetá, dos
camises" (no el dues de Canal 9). Y la voz globo mantiene su grafía valenciana,"globo nou de plata sobredorat". Las ridículas voces "glòbul" y "globus" que enseñan a los niños valencianos son barbarismos catalanes de invención moderna. También el "sobredorat" y "dorat" ("mig llit de camp dorat") que utilizaban los castellonenses del XVII no eran corrupciones barrocas, pues están documentados desde tiempos de Joanot Martorell (Alcover). La ‘ch’ mantenía su vigencia en el idioma valenciano de Castellón:"en la pila de batejar una pechina de plata" (Inv. año 1639). Entre los objetos "del servici de dita Yglesia" (no servei ni esglesia) aparecen "ornaments y joyes", así como "la Creu
chiqueta y campaneta chiqueta". Los castellonenses cuidaban la"capella de la Mare de Deu dels Desamparats" (no Desemparats) y tenían en "lo archiu de dita Iglesia, nou quadros" (no arxiu y quadres). En los tejidos, los fitomorfos bordados que en Castilla se denominaban granadas, en valenciano eran"carchofes"; y en el Castellón coetáneo de Cervantes lo sabían:"Casulla de vellut ab carchofes obrades de or" (Inv. 1610). La preposición ‘en’ -tan odiada en Canal 9- expresaba relación de lugar: "En Castelló de la Plana" (Inv. año 1688). Otro asunto: nos quejamos de la plaga que humilló a Valencia el 25 de abril, y de los que han convertido Canal 9 en alquímica academia de catalán, donde el dinero público lo trasforman en los amb, esport, servei y el Parle Vosté. Hay que tener paciencia con ellos, piensen que nuestros antepasados superaron pestes, hambres y parásitos horribles. Ahora sólo nos suena el Piojo López, pero los anopluros -igual que los catalanerosatormentaban en el pasado a todos los humanos; aunque hubo un valenciano que pasaba de ellos: Agustín Antonio Pasqual, aquel fraile de Guadassuar que fue prior en Vinaroz: "padeció toda su vida de los piojos. Avivado de ellos, rehusaba que nadie les matase; antes, quitándole uno cierto religioso, le pidió que se lo restituyese, y tomándolo se le volvió al cuerpo" (p. 223). Franciscano gesto que debemos imitar con los cuatribarreros de insulto y estaca, aunque sean más inútiles y perniciosos que los anopluros de seis patas. Las Provincias 17 de Mayo de 1998
Les Trobes de Febrer
Por Ricardo García Moya
Apócrifas, como es sabido, las “Trobes de Jaume Febrer” son una obra literaria escrita en idioma valenciano del 1670. Onofre Esquerdo entregó el manuscrito autógrafo al historiador Joseph Ortí y Mayor, el cual lo cedió al erudito Vicent Ximeno para que comprobara la autenticidad del texto. El análisis léxico y sintáctico, la fantasía de los hechos narrados y la ausencia de referencias al manuscrito antes de 1680 indicaba su modernidad. Las Trobes motivó un fecundo contraste de opiniones entre Gregorio Mayans, Ortí Mayor, Vicent Ximeno y Marcos Burriel, personajes de sólida formación humanística y conocedores de las lenguas hispánicas. Fue Vicent Ximeno, miembro de la Academia Valenciana (antípoda del ántrax sardanero de Hauf y Ascensión), quien inició las pesquisas con esta carta al jesuita Burriel: “...hallará VR. otra carta mía sobre algunas dudas que puede poner quien esté versado en la lengua valenciana, sobre la legitimidad de esta obra de Febrer” (Bib. Nac. Ms. 3947, 6 abril 1759). Observe el lector la contundencia en la adjetivación de la lengua por parte de Ximeno y los miembros de la Academia Valenciana fundada por Mayans en 1742, pues no dudaban de su independencia: “la catalana ha recibido muchos vocablos de la francesa, valenciana, castellana...” (Mayans: Orígenes, p. 343). El manuscrito copiado por Ximeno contenía los endecasílabos que Ortí y Mayor dedicó al ficticio Febrer: “...y per estes Trobes, de trobar tant dures, / be es poden donar moltes Trobadures”. El poeta jugaba con la dificultad de los versos y el contenido histórico que ofrecería hallazgos o“trobadures” (sustantivo que la inmersión sustituye por “troballas”): Lamentablemente, el catalanismo extiende sus pezuñas hasta los ilustrados que analizaron el manuscrito de las Trobes. Por ejemplo, la Gran Enciclopedia Valenciana envilece la personalidad del Ortí y Mayor, prolífico investigador y escritor en valenciano y español que ocupó el cargo de secretario de Valencia; pese a ello, si un estudiante consulta la GEV leerá que escribió“buen número de poemas en lengua vernácula”. ¿Qué lengua será esa que no tiene nombre? Los terroristas culturales de la GEV ocultan que Ortí siempre llama idioma valenciano o lengua valenciana a la suya, siendo un testimonio incómodo contra el dogma de la unitat de llengua. La GEV cita el “Col·loqui entre lo Engonari de la Llotja i lo Rat Penat”, cuando el srcinal de Ortí dice: “Coloqui entre lo Engonari de la Llonja y lo Rat Penat” (any 1740). Los descuideros de la GEV catalanizan el“coloqui, la llonja” y la conjunción copulativa. La Universidad de Valencia se prestigiaba en 1740 con filólogos como el catedrático fray Raimundo Joseph Rebollida, intelectual que componía “en seis lenguas: la valenciana, la española, la portuguesa, la latina, la italiana y la francesa” ; (Ortí y Mayor: Quinta Cent.1740, p.169). Los versos de Rebollida eran en valenciano barroco: “...oint cants, corns, sinfonies,/ vent comedies, roques, jochs,/ jagants, llumenaries, fochs”. El catedrático usaba el gerundio valenciano“vent” (no “veient”), y rechazaba los catalanes gegants, simfonias, etc. En la Universidad de Valencia existía un Claustro digno, sin colaboracionistas que vivieran de defender la bandera catalana, el idioma catalán y el merdós principat de pacotilla.
Respecto a las Trobes, cada copia posterior a la de Ximeno sustituía vocablos del XVII por arcaismos que, supuestamente, acercaban el texto al srcinal que nunca existió. Si el manuscrito de 1759 dice: “aquelles tres isles” (prolec, v.39), la edición mallorquina lo transforma en “aquelles tres illes” (Trovas. Palma, 1848). Pese a estas alteraciones, las Trobes constituyen una pieza valiosa en lengua valenciana, superior a la equivalente catalana del “Libre dels feyts d’armes de Catalunya”, falsificación de 1680 que Martí de Riquer considera “la obra en prosa más importante de la decadencia” (H. Lit.Cat.1985). En catalán, seguro; pero es una piltrafilla comparada con las escritas en idioma valenciano, sean las Trobes o la Rondalla de Galiana. Por cierto, los valencianos denunciaron el anacronismo de las Trobes en el XVIII, mientras que los catalanes presumieron del “Libre dels feyts” hasta 1948, cuando les fue imposible mantener el timo. El manuscrito que manejamos (Bib.Nac.Ms.3947), es anterior al proceso de alteración del XIX, por lo que el idioma usado es del 1670. En él hallamos el perfecto perifrástico valenciano, “varen trobar” (no el “van trobar” del colaboracionista Enric Valor); demostrativos y diptongación valenciana, “este eixercit” (no “aquest exércit”); pronombres encliticos unidos al infinitivo, “manant repartirles”; y morfologías propias, como la velar oclusiva sorda en "prolec” (no “próleg”). En el apartado léxico utiliza gerundios como “despedint” (no “acomiadant”), y cultismos valencianos como “cloaques” (no “clavegueres”). Uno de los primeros en escribir“cloaca” en texto no latino fue el valenciano Beuter (a. 1546), y teniendo en cuenta que pocas ciudades del Reino tenían estas obras sanitarias, el vocablo quedaría vinculado a minorías cultas y urbanas. En buena lógica, hoy tendríamos el valenciano“arbellons” -equivalente al castellano imbornal y al arcaismo “embrunal”-, para nombrar las entradas de agua en el bordillo de las aceras; y “cloaques” sería el cultismo valenciano sinónimo de "aiguerals” o conductos de aguas de lluvia y residuales (alcantarilla en castellano, claveguera en catalán). Como lo oculta la banda de Corominas y sus cuarenta filólogos, les recordamos a los concejales alcantarilleros de Rita, que el valenciano Esquerdo escribía antes de 1707:“fenli sis cloaques”, no “clavegueres”. Los intelectuales del Reino poseían un idioma propio, el valenciano, que iban modelando léxica y sintácticamente. En esta tarea participaron académicos como Ximeno y Mayans, catedráticos como Rebollida y escritores como Ortí y Mayor. Todos se sentían orgullosos de la existencia de la lengua valenciana y de una personalidad nacional que abarcaba del Cenia al Segura. En el 2001, el fascismo catalanero fomenta hasta tal punto la burla hacia los valencianos que cualquier analfabeta separatista (catalanera, claro) puede alardear por Canal 9 de que es alicantina, pero no valenciana. Y San Zaplana sigue sonriendo. Diario de Valencia 21 de Octubre de 2001
El idioma valenciano en Orihuela
Por Ricardo García Moya
La que fuera segunda capital del Reino sufre las intrigas de dos colectivos opuestos: el que afirma que sólo se hablaba en ella el castellano y el inmersionista, que propaga que fue ciudad en la que siempre se usó el catalán. Yerran unos y otros, pues fue bilingüe en lengua valenciana y castellana hasta tiempos cercanos. Un año nefasto para el idioma valenciano en Oriola fue el de 1787, cuando se ordenó el "Recogimiento de niños y niñas del Reyno de Valencia" con unas medidas progresistas en todo, salvo en el machismo pedagógico y la lengua. En carta remitida a Orihuela el 26 de marzo de 1787, se ordenaba implantar la"diaria asistencia de niños y niñas a las escuelas y costuras". La orden afectaba a todos los valencianos, "desde los 5 hasta los 12 años, quieran o no sus padres". El escrito, con gerundios jurídicos, regulaba penas: "Encontrando a algunos niños por las calles a las horas que deben estar en la escuela y costura", se castigará a los padres "con 4 reales la primera vez, 8 por la segunda, y 8 días de cárcel por la tercera". Todo era positivo, salvo la machista programación -"hilos y agujas para niñas; catones, libros y plumas para niños"-, y la orden de inmersión lingüística: "Y no permita el maestro que los niños ablen (sic) en el idioma valenciano sin que les instruya en el castellano." La lengua valenciana era usual en Oriola antes de 1787. El cronista Francisco Martínez, en 1612, testifica que en la catedral de Orihuela se situaban carteles con "versos en lengua valenciana" alusivos a santos y beatos. El idioma prohibido era similar al usado en las fiestas de 1782, distinto al catalán coetáneo. En tal año, la "Parroquia de Santas Justa y Rufina de esta ciudad de Orihuela" publicó las letras "que se han de cantar en los maitines de San Vicente Ferrer el 7 de abril de 1782". En el texto hallamos léxico como"formage", sin el grupo consonántico catalán ‘tg’; a los solteros se les llamaba"fadrins", no "solters". Los verbos normalizan pronunciación y escritura, como en el infinitivo juhar, donde la hache muda sustituye a la velar ‘g’, alejándose del catalán y castellano "jugar". La reducción vocálica está presente en "vorem la festa" (no veurem), y se mantiene ‘e’ como terminación, además de la ausencia de apóstrofos: "el habit no fa al monge" (no el monjo). Los enclíticos se unen al verbo: "Ferli, ferlo, fásanos", sin el guión impuesto por los catalanes del XIX para disimular la similitud con el castellano. En Orihuela usaban correctamente preposiciones, "pera anar al Cel", y demostrativos: "este gran sant", etc. Los oriolanos perdieron su lengua valenciana a causa de la inmersión castellana en la escuela, además de la murcianización iniciada por Belluga y la castellanización administrativa. Antes de 1787, el centralismo borbónico fue flexible y el idioma estaba presente en los centros pedagógicos, aunque no como lengua oficial. Así, en 1766, se representó en la escuela de Enseñanza Pública de Niñas de Valencia una zarzuela alusiva a la educación femenina, con argumento que no era burlesco, sino enaltecedor de los conocimientos impartidos a las alumnas. Una nota advertía sobre"las poesías que entre las labores de las Niñas adornaban el salón". La estancia representaba el aula, y las composiciones que decoraban sus paredes eran: "Dezimas en valenciano y castellano".
Una de las poesías que rodeaban a las alumnas comienza con el clásico adverbio valenciano "hui les chiquetes...", que la inmersión substituye por el catalán avui. Las niñas de 1766 podían leer "no estan molt llunt de aci" (que nuestros amos culturales transformarían en el catalán "no són pas gaire lluny d'aquí"). El autor de las composiciones, el doctor Ignacio Moyan, usaba la ele valenciana y no las barcelonesas "elas" geminadas. El presbítero escribía "y per no alegar", infinitivo que la inmersión sustituye por el barbarismo "al·legar". Paradójicamente, el machismo pedagógico favoreció la pervivencia del idioma valenciano. Si leemos detenidamente la orden de 1787, observarnos que enlaza "Niños y
Niñas" con ,"Escuela y Costura". Más adelante puntualiza que el"Maestro y Costurera estén pronto en la Escuela y Costura las tres horas de mañana y tres de tarde" . El encargado de la inmersión castellana es el maestro, como dice la orden, no la costurera, cuyos conocimientos de castellano serían escasos. Las niñas, mientras bordaban o cosían, podían hablar la lengua valenciana, ya que el castellano ni siquiera lo aprendían. Una de las "dezimas valencianas" de 1767 informa sobre la actividad de las niñas en las escuelas: "Son chiquetes de grans mans / puntechen totes assí / de vesprada, y per matí". Estas niñas eran las futuras madres del Reino, y ellas transmitieron el idioma materno, nunca mejor dicho, a sus hijos. Ahora, la inmersión catalana es más científica y abarca todos los intersticios de la comunicación, sean dibujos animados en Canal 9, rotulación de calles o la factura de la luz. Y, lo más grave: las futuras madres son catalanizadas desde las guarderías. Las Provincias 18 de Abril de 1999
El manuscrito 1324 de la Nacional y la lengua valenciana Por Ricardo García Moya
El manuscrito 1324 de la Biblioteca Nacional de Madrid (desconocido, creo, por el Constitucional y el Congreso) fue iniciado en mayo de 1693 por Juan de Ayala, un gramático experto en lenguas sagradas y romances. Con caligrafía barroca, Ayala cita el idioma del Reino, recordando que "la lengua valenciana tiene muchísimos vocablos moriscos, de que hago largos índices en obra aparte" (BNM. Ms.1324, f. 227, r). Constituye otro de los innumerables reconocimientos del idioma valenciano y su riqueza léxica por parte de científicos del lenguaje -no políticos ni jueces- antes de 1861 cuando Milá i Fontanals ideó la argucia de llamar dialecto catalán al idioma valenciano. Los largos indices de léxico valenciano han desaparecido y el manuscrito está inconcluso (sólo hasta la dicción coracina), pero basta para constatar que muchas palabras brotaron entre el Cenia y el Segura antes de ser prestadas al castellano, o capturadas por el catalán. Una de las que recoge es la relativa al"conducto de aguas llovedizas, voz albelló en lengua valenciana" . De procedencia árabe generó variables humildes como arbelló y arbellonets (juego que se practicaba en las calles de Valencia). Lamentablemente, pese a que arbelló figuraba en diccionarios como el de Escrig (1887) y Fullana (1921), la inmersión lo suprimió -como a tantos otros- para forzar la política unidad de la lengua. Ayala respetaba el srcen valenciano de vocablos; por el contrario, el Institut d'Estudis Catalans los captura o censura. La praxis del IEC consiste, grosso modo, en dictaminar que un sustantivo como baladre es murciano, aragonés, almeriense y catalán (Corominas: Diccionario Etimológico, 1987), es decir, no existe en valenciano. No obstante, uno de los primeros documentos donde surge baladre no fue escrito en Murcia, Zaragoza, Almería o Barcelona, sino en la Valencia del siglo XV y por un Jaume Roig amante de la lengua valenciana dels de Paterna, Torrent y Soterna. Ayala también recurre a Jaume Roig como fuente léxica en su ensayo etimológico (que no otra cosa es el manuscrito 1324). Al analizar brete, dice:"Jaume Roig, poeta valenciano, usa la palabra brell por lo mismo que laço o trampa en que cae la caça." Y reproduce versos de Roig en valenciano del Siglo de Oro: "En lo filat / laços e brell" (f. 126 r) Los miembros del Congreso podrían comprobar que el clásico artículo‘lo’ -usado por Roig y vivo en lengua valenciana- también lo liquidó la científica inmersión en pro de la unidad de la lengua. Ayala aborda la homonimia de léxico peninsular:"Cadira, lo mismo que silla. Voz antigua en el castellano y así Juan de Mena dixo: En gran cadira de ver, le dieron asentamiento. De donde quedó en la lengua valenciana, que conserva muchisimos vocablos que fueron antiguamente nuestros de que hice recopilación en obrilla especial deste asunto" (f.142). La koiné lingüística medieval permitía a Juan de Ayala atribuir srcen castellano a cadira (curiosa corrupción de cathedra) y de ser un Milá i Fontanals. hubiera reivindicado la unidad de las lenguas castellana y valenciana, pues infinidad de palabras (conquesta, finestra, nafrar, dues, flama, ome, farina, dona, altre, ferida, present, fusta, tot, ferro princep, aquest. fora, etc.) aparecen en documentos toledanos, sorianos y leoneses anteriores a 1238. EI filólogo narra pormenores: "Çandia, voz arábiga que significa melón de agua. En Valencia hay observancia de que no se vendan hasta que entra el mes de octubre, alli
les llaman melones de Argel" (f. 196). Efectivamente, meló de Argel (sin apóstrofo) equivalía en idioma valenciano a la corrupción catalana sindria que ahora imponen como cultismo. En el manuscrito, Ayala nos devuelve vocablos:"Cencerrada, aunque en su sonido es castellano, no lo es porque neció en el Reyno de Valencia" (f. 153). Cuenta que entre los valencianos,"cuando una mujer se casa por tercera o cuarta vez, la gente acostumbra darles chasco la noche de boda, haciendo ruido por las calles con sartenes y cencerros, de donde tomó el nombre de cencerrada". Actualmente constituye un enigma el srcen de cencerro, aunque documentos valencianos del XV muestran la variable con vocal abiertasancerro. Pero lo interesante es que el sonar cencerros (tintinnabulorum) a viudas casadas en segundas o terceras nupcias fue costumbre en los siglos III y IV, entre el Edicto de Milán y el hundimiento del Imperio. Quizá los mozárabes valencianos, o los valencianos que habian aceptado el islamismo, conservaron una jocosa tradición que no contravenía dogmas coránicos. El manuscrito también incluye nombres botánicos:"Albornios o madroños del latino arbutum, y en valenciano se llaman por el mismo srcen alborsos" (f. 43). El erudito Ayala derivaba la lengua valenciana del latin y árabe (no del catalán, claro); así, al enumerar viviendas como hacienda, heredad, granja, cortijo y cigarral, menciona la raíz arábiga de la alquería del Reino de Valencia (f. 184). Lamentablemente, ahora es tal la manipulación (como denunció LAS PROVINCIAS), que hasta lasalquerías que rodean Alicante, Orihuela y Valencia son llamadas masías por Ios inmersores. Las Provincias 20 de Mayo de 1997
El saboret del desamparats Por Ricardo García Moya
Con letra bailarina, el 23 de agosto de 1793 firmaba Don Vicente de la Llave la autorización de la comedia ‘Las valencianas’ de Luis Moncín, un dramaturgo catalán que favoreció la uniformidad del idioma español en el Imperio (inmenso geográficamente en el XVIII). Sus entremeses, dramas líricos, sainetes y comedias propagaban el castellano de un catalán como Moncín a los hidalgos de Bilbao o los hacendados criollos de Nueva España. No obstante, el valor literario era inverso al de su éxito, y no es exagerado plantear la proporcional: Moncín es a Moratín como Corín Tellado a Cabrera Infante. La ideología del teatro popular de Moncín era políticamente tan correcta como el que subvenciona nuestra Generalitat; pero en lugar de catalanizar, Moncín ensalzaba el absolutismo borbónico y la raza española. El comediógrafo tuvo su mayor éxito, con "Hechos heroicos y nobles del valor godo español", recaudando 86.000 reales en diciembre de 1784. Partícipe del proyecto común idiomático y político de España, no sorprende que este catalán que mezclaba en sus comedias a valencianos, castellanos y vascos, haya sido excluido de la Gran Enciclopedia Catalana. En "Las valencianas" (AHM, Tea.1-161) refleja las andanzas de los horchateros en el Madrid goyesco. Los nombres de Chimo, Vicenta, Querol, Codina y algún vocablo valenciano caracterizan la obra, pero Moncín no buscaba reivindicaciones idiomáticas, sino halagar al poder. Era tan pelotillero que hace propia de un valenciano esta frase: "¡Cómo bailaba yo el año que entró Felipe V en España" (f. 9). Vestidos con "alpargatas y zaraguells amples" (f.11), los actores tocaban sones del Reino: "¡Chimo, saca la dolsaina; y tú, el tabalet" (f.7). Los versos situaban la acción:"a Madrid nos vinimos / a ser comerciantes de / chufas y agua de cebada, / pero es tan grande en Madrid / de valencianos, la plaga / que no hay esquina ninguna / que no tengan ocupada" (f.10). Ante tal competencia planean volver al Reino:"trabajando: tú, las chufas ¡ y tú, con el savoret (sic) andarás por calles" (f. 10). "un trozo de tocino / en un bramante se ata / repitiendo en voces altas / ¿quí vol savoret? Entonces / en todas aquellas casas, / que por ser pobres / no pueden comprar tocino en la plaza, / por un dinero, un ochavo, / por tres veces mete y saca / el tocino en la olla que / está hirviendo, y arrebata / la olla en las tres zambullidas / del tocino la sustancia" . Esta engañifa gastronómica para desamparados del Reino era rentable:"hay pedazo de tocino que da para cinco semanas el saboret" (f.13). En 1793 se había impuesto una castellanización cultural que despreciaba las lenguas periféricas. Para el ciudadano medio, el vasco era una jerga prehistórica; y el valenciano, gallego y catalán, unos dialectos incultos sin literatura o gramática, similares al andaluz o extremeño. El sainetero González del Castillo -autodidacta que nació y vivió en Cádiz hasta que la peste de 1800 se lo llevó- pone en boca del pedante eclesiástico estos versos: "Ahora escribo / una obrilla muy extensa /, (una) gramática cuatralingue (sic), / o preceptos de las lenguas / andaluza, valenciana, / catalana y aun gallega.". Esta opinión se afianzaba en las clases populares, aunque alguno fuera consciente del fraude intelectual que suponía rebajar a dialecto las tres lenguas; especialmente la valenciana, poseedora de siglo áureo y del primer diccionario impreso en la península.
Discretamente, la lengua valenciana era reconocida como clásica. Coetánea de las obras de Moncín y González del Castillo es el acta de la Inquisición donde se autoriza el "Llibre de les dones, para conservación del idioma valenciano" (A. Hist. Nacional, Inq. L. 4504, 4 de julio de 1793); y en la Academia de Buenas Letras de Barcelona, el "Informe sobre el valenciano" (a.1793) del doctor Alegret aludía a"la excelencia del idioma valenciano y su actual estado". Pero el pragmatismo diario exigía el castellano para cualquier actividad, factor que sumado al desprecio de la Administración hacia las otras lenguas reafirmaba la creencia de que sólo el español era idioma. El error perduró hasta el siglo XX, incluso en personas de cierta formación filológica como Timeo Rebolledo que, en 1900, escribía:"el caló, como el dialecto valenciano y el catalá, se
deriva de la madre lengua española" (Conceptos sobre la lengua gitana. Granada, 1900). En la última década del XVIII los padres valencianos intentaban que sus hijos aprendieran el español en la escuela; pero conservaban su idioma materno distinto al castellano y catalán. En un ejemplar del "Diario de Valencia" de 1791 se defendía que el nombre de las calles debía escribirse"en castellano, o valenciano". Es decir, el idioma valenciano seguía su evolución, incorporando léxico y amoldando morfología y sintaxis a voluntad de los usuarios. Significativamente, el catalán Luis Moncín utiliza la voz saboret, consciente de que el uso frecuente de diminutivos era y es un rasgo diferencial del idioma valenciano. De igual modo, selecciona el hipocorístico valenciano"Chimo", rechazando el equivalente catalán "Quim" o "Quimet" (la grafía catalanera Ximo no existía). El integrismo idiomático no aprecia la obra de Luis Moncín y, como ya dijimos, le aparta de la bibliografía del canon, pese a que sus comedias salían de la típica imprenta barcelonesa de Pablo Nadal en el 1790; aunque, ¡vade retro!, impresas en el idioma español. Actualmente, nuestras simpáticas autoridades capitaneadas por San Zaplana, virgen y mártir, hacen lo contrario que Moncín: destruyen frenéticamente toda singularidad idiomática valenciana. En Alicante, ojito derecho del PP cambian la calle"Verge dels Desamparats" por "Desemparats", obedeciendo a sus amos del IEC. En el complejo arqueológico de la Albufereta, la Diputación de Julio de España informa del horario de "tarda" (los que se ríen del valenciano"vesprá" o "esprá", tiemblan de placer ante la corrupción catalana "tarda"). En mi barrio, frente a la Pollería del padre de Ester Cañadas, el Ayuntamiento del PP ha colocado la placa del esportista nosequé ; en la otra esquina, un cartel de "poliesportiu" hace guiños al escolar indefenso que sale de la paraeta de la madre de Ester Cañadas. Aquí , salvo mi vecino de Ibi y servidor, todos proceden de fuera del Reino y les da igual "esportista" que "deportiste"; pero a los políticos no, pues tienen que imponer lo que diga el IEC. Nos están dando un engañabobos saboret cultural. Diario de Valencia 13 de mayo de 2001
Madres putativas del idioma valenciano Por Ricardo García Moya
Un dogma inmersor, repetido desde Primaria al Doctorado, afirma que la lengua valenciana es hija de la catalana. La pujanza de Cataluña -que acaba de tener el Siglo de Oro literario en el XX- hace que sus filólogos tengan un comportamiento expansionista y agresivo similar al de los castellanos del 1600, cuando el español era vehicular del mayor imperio conocido, de Filipinas a Valencia. Haciendo patria, los filólogos castellanos del 1600 también afirmaban “científicamente” que la lengua castellana o española era madre de la valenciana. Paradigma del espíritu materno que provoca nuestro idioma es Bartolomé Jiménez Patón (1589-1640), gramático castellano cuyo prestigio es parejo al de Nebrija, Covarrubias o el Brocense. Este filólogo racionalizó el estudio de los recursos poéticos, siendo su “Eloquencia española” la base usada por autores como José Antonio Mayoral, titular de Teoría de la Literatura en la Complutense (Mayoral: Figuras retóricas,1994); y también fue precursor de la Grammaire Générale et Raisonnée de Port-Royal (1660). Respetando el texto de la edición de 1604, reproducimos las líneas donde Patón alude al srcen de los idiomas: “Y así, entre los griegos, decimos haber cinco maneras de lengua con diferentes dialectos que son: la lengua Atica, Iónica, Dórica, Aeólica y Común. Y en España hay otros cinco, que son: la Valenciana, Asturiana, Gallega, Portuguesa. Las cuales se han derivado de esta nuestra, quinta o principal y primera, srcinaria Española” (Ximenez Patón, Bartholomé: Eloquencia española. Toledo, 1604, f.10 r). Como el cerdo, el libro de Patón no tiene desperdicio; analiza con mesura los conceptos y explica sin histerismos extralingüísticos el pleonasmo, el tmesis o la hipotiposis ; pero al comparar las lenguas peninsulares -pese a que conoce la génesis latina- los razonamientos de Patón se envilecen, proclamando que la lengua española es srcen de las citadas. El gramático miente y se transforma en un colaboracionista del expansionismo colonial, donde espada e idioma trataban de avanzar al unísono. Patón no llega a la desvergüenza del catalanismo actual, al respetar la condición de lengua de la valenciana, junto a la portuguesa, gallega y asturiana. Es decir, Patón no consideraba la lengua valenciana un dialecto como el andaluz o murciano respecto al español; por el contrario, destacaba que portugués, gallego y valenciano poseían sus dialectos. Sorprende que también incluya el “asturiano”, y aquí nos encontramos con otra víctima idiomática. La lengua asturiana comienza a llamarse bable -voz despectiva y no asturiana- en el siglo XIX; pero en el 1600 todavía era habitual en Asturias y zonas de León, si bien desde los cartularios medievales apenas tuvo manifestación escrita. No obstante, en el vigente “Estatutu del Principáu d´Asturies” se ha reconocido la existencia de la “Llingua Asturiana” y de su defensa se encarga “l’Academia de la Llingua Asturiana” como órgano oficial. Algo que debiera sonrojar a la troupe política que ha instaurado la academia catalana de Ascensión y Hauf. Las intenciones de Patón no eran tan dañinas como las del chiringuito de Ascensión, cuyo fin es liquidar la lengua valenciana. El gramático castellano sólo quería ensalzar su lengua por encima de otras, pero respetaba hasta la pronunciación de nuestros antepasados cuando hablaban la lengua de Cervantes. Criticaba el “vicioso zezeo” andaluz, pero no el nuestro: “en Valencia, al contrario, y aquí no es vicio, sino natural
pronunciación de aquel Reyno; por c ponen s, como diciendo mersed, sapato, alcusa” (Patón: Epitome de ortografía. Baeza, 1614, f.19). De todas formas, los vecinos nos roban la cartera al menor descuido. Por los años en que Patón convertía la lengua española en madre putativa del valenciano, el historiador murciano Cascales (apellido, no mote), afirmaba que Morvedre no era la antigua Sagunto, sino Cartagena: “aquella ciudad que antes se decía Sagunto, y allí poco se començó a decir Cartago” (Discurso de la ciudad de Cartagena, 1598). En 1600, los valencianos se limpiaban cierto sitio con las opiniones impresas del Patón y el Cascales, pues tenían claro lo del idioma y que Morvedre ocupaba el área de la antigua Sagunto (la preferencia inmersora por Sagunt busca arrinconar el topónimo Morvedre, creación de los mozárabes valencianos). El equilibrio de los gramáticos desaparece cuando caen en el delirio nacionalista. Por el 1600, los filólogos castellanos más atrevidos comenzaron a invertir la relación entre latín y español; es decir, sugerían que el idioma del Lacio procedía de la tierra de María Sarmiento. Un caradura, el licenciado Luis de la Cueva, lo tenía claro:“pruébase que la lengua latina ha tomado mucho de la española (...) los latinos tomaron letras de los de España, y todas las palabras que son comunes a españoles y latinos, es más probable los latinos haberlas tomado de España” (Diálogos de las cosas notables y lengua española. Sevilla, 1603) Todo encajaba, la lengua del Imperio no sólo era madre del valenciano, sino del latín. Los filólogos expansionistas, como ahora, contaban con la simpatía y amparo de los gobernantes. El gramático que cuestionó la supremacía del latín, Luis de la Cueva, dedicó su obra al terrorífico Fernando Niño de Guevara, inquisidor general del Imperio, cuya efigie fue inmortalizada por el Greco para acojone de herejes gramaticales. Ahora no nos ponen ferrets calents en els collons o la figa como en 1600, pero los tarancones que bailan los nanos al catalanismo marginan del mundo laboral y académico a quien no aprende la lengua de Cataluña, no la valenciana. En nuestros días, los Niños de Guevaras elevan dialectos a idiomas, y viceversa; así, el aranés era una cómica jerga de sainete que, caritativamente, la Real Academia calificaba como “variante del gascón” (D.R.A.E.), pero a Cataluña no le gustaba tener un dialecto que supeditara lingüísticamente Arán a Francia, por lo que los del CIU y PP le dieron categoría de idioma y a tomar por el saco. Ningún filólogo dijo ni mu, aunque habría que verlos si la Generalidad valenciana -en lugar de engañar-, hubiera titulado a la academia de Ascensión como de la lengua valenciana. Diario de Valencia 14 de Octubre de 2001
¿Criterio s filológicos? No me diga... Por Ricardo García Moya
Once kilos de papel, once; pesan "Las observaciones de Cabanilles" editadas por Bancaixa en castellano y catalán, como es norma en el ente del logotipo de las cuatro barras. Al facsímil del texto de 1797 se le ha adherido un dadaista epílogo de don Vicent M. Rosselló, catedrático de Geografía de la Universidad de Valencia. Bajo la boina ideológica de Joan Fuster -al que recurre como autoridad omnímoda- analiza los criterios filológicos que sobre el idioma valenciano tenía el naturalista dieciochesco. ¿Conclusión? Cabanilles era un convencido partidario de la unidad de la lengua: "Cabanilles se ve obligado a hacer una declaración de principios sobre el valenciano, cuya pertenencia al ámbito catalán reconoce con el eufemismo de llemosí" (Roselló, V.; Bancaixa, T.IV, 1997, p. 501). Puf, pub, ¡vaya patinazo anacrónico, diacrónico y sincrónico que comete el veterano paisvalencianero Roselló! El lemosín era considerado srcen del valenciano, mallorquin y catalán por los filólogos del XVIII; criterio que aceptaban los intelectuales valencianos como Ros, Mayans o Cabanilles. El profesor Roselló hubierá evitado el ridículo si leyera LAS PROVINCIAS pues el 24 de febrero de 1995 publicábamos "Mayans y Siscar contra el Bloc", donde reproducíamos los razonamientos expresados por Gregorio Mayans en 1737 sobre el tema: "Dialectos de la lengua lemosina son la catalana; valenciana y mallorquina. La catalana ha recibido muchos vocablos de la francesa; la valenciana, de la castellana..." (LP, 24-2-1995). Es decir, Cabanilles seguía la opinión de las universidades europeas al pensar que"el idioma general del Reino de Valencia es el valenciano", distinto al dialecto catalán del lemosin. Roselló enarbola los criterios de Fuster, ignorando la documentación coetánea. Si leyera LAS PROVINCIAS se habría enterado de que los catalanes del XVIII idearon la estrategia de aumentar la longevidad de su lengua; pues como decía el barcelonés Agustín Eura en 1731: "No me acontenta que la lengua catalana tenga srcen del pueblo lemosín" (LP,18-11-1997). Pretendían que fuera una de las 72 babélicas, e intentaron hacer creer -ante el cachondeo de los ilustrados- que el catalán era el srcen de los idiomas adyacentes, desde el provenzal al castellano. (B. Univ. Barc. Ms. 42). Este tocomocho todavía lo recuerdan los franceses: "Dans les temps modernes, le nom de catalan a été donné quelquefois au provençal classìque. Cette erreur a été répandue par des savants (?) catalans du XVIII siècle" (Grammaire de l'ancien provençal. Paris, 1921, p. 9). Roselló carga al "diglósico" Cabanilles maldades castellanizantes:"Un diglósico (Cabanilles) tiende a aproximarse a la lengua dominante por la vía de adaptación. Por esta vía puede convertirse la Mare de Deu del Loreto en Lorito, Llucena en Lucena, Mutxamel en Muchamiel" (p. 496). Yerra otra vez. Cabanilles era un científico que escribía Lorito por escucharlo al pueblo y leerlo en documentación culta. En 1621 anotaba el cronista de Alicante:"Lo Bisbe de Oriola, devotissim de Nostra Senyora de Lorito" (Ms. C. Lor.1620). Además ¿qué es eso de "Mutxamel" con tx, señor Roselló? En la documentación foral en lengua valenciana -como el manuscrito de "Nostra Senyora de Lorito de la Iglesia de Muchamel"- aparece el topónimo con ch; y en 1600 no padecía diglosia esta zona del Reino.
En su delirio fusteriano, el teniente Colombo Roselló cree descubrir impresores y correctores valencianos "catalonófonos" (p. 498) que intentaban catalanizar la lengua valenciana en el XVIII (quizá confunde a los buscadores de arcaísmos provenzales, como Sanelo, con sardaneros del Bloc). También supone que el "diglósico" Cabanilles comete pecado castellanizante al escribir Lucena por Llucena (pueblo de mis raíces, por cierto), cuando el botánico se limitaba a cumplir una norma ortográfica que, en 1667, el Artiacá de Molvedre recordaba: "May al principi se escriu en valenciá ab dos II, sols sen escriu una, y es pronuncia com a dos" (Bateig, 1667). Centenaria norma valenciana que en aquellos años desaparecía, como observó Escsrcuela en 1792 "ultimament, la ele en principi de dicció te forma de dos eles" (Ms. Reflexiones, f.14). Esta norma sobre las consonantes liquidas llegó a afectar a las internas. En 1669, un burlesco "Romance en lengua valenciana" describía a"Un home, que pera fer la mort, sols li ve a faltar el que li buiden los uls (por ulls) y leven (per lleven) lo cap del nas" (Rodriguez, J.: Fiestas, 1667, p. 396). Da a entender Roselló que Cabanilles era una especie de calabazón con extremidades que escribía al dictado de algún sabio catalán, pues intuye su presencia por cualquier resquicio de la prosa del botánico: "Se sospecha al repasar el índice caballinesiano alguna fuente catalana" (Roselló. T. 4." p. 499). Sospecha, intuye, imagina, supone... (como decía Goya, el sueño de la razón produce monstruos). Sin más apoyos que los de su fiebre sardanera, insiste en los disparates:"Es probable que Cabanilles fuese el introductor del apóstrofo en la lengua catalana" (p. 497) ¡Qué cruz, señor, qué cruz! En primer lugar atropella los conceptos de Cabanilles, que siempre llamó lengua o idioma valenciano al del Reino, jamás catalán. En segundo lugar, Roselló descubre su liviandad al no consultar textos coetáneos conocidísimos que le evitarían hacer el ridículo bis. Por ejemplo, antes de la obra de Cabanilles se publicaba el catálogo "d'els pardals de l'Albufera", donde Orellana situaba apóstrofos hasta en el título. Así son los criterios filológicos del Tercio de Catalunya íncrustado en las universidades valencianas. Ellos y los asesores sardaneros de Bancaixa sí han dejado huella en "Las observaciones", alterando conceptos y toponimia. Cabanilles anotaba Cabeçó, no Cabeç; Chorrador del Fillol de Alcoy, no Xorrador d'Alcoi; Orcheta, no Orxeta, etc. Todo es patético, como las fotografías con carteles recién pintados por los inmersores para dar a entender que voces como "amb" o "bruticia" están arraigadas en el Reino. Once kilos de papel, once, pesa este féretro catalanero donde quieren sepultar a Cabanilles. Las Provincias 15 de Mayo de 1998
La Navidad y el bárbaro Por Ricardo García Moya
Aquí, secularmente, se cantó a la Navidad en valenciano; hasta que Cataluña nos dijo que para salvar la lengua valenciana teníamos que usar la catalana. Los sumisos obtendrían recompensa. Al rico panal acudieron menesterosos intelectuales y algún rebelde como López Chavarri que, en 1910, remitía villancicos barrocos de Ortells para su publicación en Barcelona. No obstante, Chavarri mantuvo la denominación de la lengua que Ortells había hecho constar en el texto del siglo XVII:"Villancico para el
Nacimiento de Xto (Cristo) en idioma valenciano" (Butlletí de l'Orfeó Catalá, Barcelona 1910, p.170). En los versos de la tonada, el aragonés Antonio Ortells (n. 1649) utiliza el recurso de asociar nación a lengua, recordando que Castilla, Francia y Portugal cantaban a la Navidad, "y fins a hui, Valencia no ha eixit a cantar". En consecuencia, decide que la letra sea en valenciano: "pues vacha (sic) de valenciá / y el recient naixent que plora / aixina es divertirá" (ib.). El dato no era cierto, pues, está documentado que en las catedrales españolas (Sevilla, Granada, Lérida, Toledo, etc.) se cantaban villancicos en valenciano, pero Ortells dramatiza el estado de la lengua para espolear a los regnícolas. La Navidad no sería lo mismo sin belenes sugeridores de un cordial paisaje palestino. Pero Papa Noel arrincona tradiciones e incluso palabras valencianas comopesebre. Hace siglos, Timoneda escribía en versos navideños: "son fill en un pesebre" (Timoneda: Pera la nit de Nadal, h.1560) El etimólogo Corominas recuerda que "el valenciano pesebre -en catalán: menjadora, gripia- parece sea mozarabismo autóctono" (DCECH). No tiene desperdicio el comentario. Destaca la diferencia entre el vocablo valenciano pesebre y los catalanes menjadora, gripia; y atribuye a mozárabes valencianos la probable evolución del étimo latino praesepe. El etimólogo añade:"en España las figuras del belén fueran introducidas por artistas valencianos(...) y puede indicar que en América se introdujo desde Valencia" (DCECH). Tras el punto y seguido, a Corominas le crecen agudos caninos y garras al aventurar que tendría srcen catalán el pesebre iberoamericano. Un párrafo antes afirmaba que"pesebre es ajeno al catalán". En Palestina usaban papiro y junco de las riberas del Jordán para cestos y cunas. En el pesebre valenciano, la cuna del Niño sería de junco, abundante en humedales del Reino. Y aquí conecto con el tema que me atormenta desde hace meses, por culpa de un enorme cartel que la Generalidad ha puesto en las obras del barranco que vierte aguas a la Albufereta alicantina. Todos los días topo con él, lo mismo que miles de conductores, y todos leemos en letras descomunales que se trata del barranco del "Joncaret", voz ignota para los matusalenes valenciano hablantes del lugar. Pese a ello, nadie protesta. Suponen que la Generalidad no osaría introducir torpes barbarismos. Pero se equivocan. La costosa institución es la máquina más eficaz que tiene la inmersión para envilecer y catalanizar la lengua valenciana. Lleva décadas haciéndolo. Con lo invertido en la enseñanza catalanera se podría haber financiado el AVE Valencia-Pekín. La Generalidad y su onomatopeya porcina jonc, jonc, jonc me amargarán la Navidad. Los jonc, joncar y jonquera eran corrupciones condales del latín juncus; y , como alanos léxicos, el Reino los tenía a raya; a raya fronteriza de la ruta valenciana a Lérida. Las infiltraciones léxicas habidas por el permeable Maestrazgo eran derrotadas por la artillería literaria del Reino; y nosotros, sin más potencial que la lengua viva y las armas
del pretérito, las utilizaremos para que ganen batallas desde el más allá. Nuestros adalides serán los clásicos Jaume Roig, que escribía "de junc corona" (h.1460), y Martorell, "junc marí" (a.1490). En 1614, en poesía donde el autor afirma que la compone en idioma valenciano, leemos: "prop del riu, sols com lo junch" (Salcedo: Vida de G.Simón, 1614, p.193). En el siglo XVIII, los ilustrados mantuvieron la correcta morfología del sustantivo en verso y en prosa literaria y científica. Del gramático y lexicógrafo Carlos Ros seleccionamos un derivado:"eren com a juncars" (Cartillas valencianas, 1751), y del novelista Galiana, una frase tópica:"a soles com lo junch" (Galiana: Rond., 1768, p.22). En todo el Reino hay ejemplos:"estora de junch" (Archiu Mun. Elig, Llibre del Mostassaf. Sigle XVII) y como en todos los idiomas, variables reflejadas en la grafía: "y les nits les pase en casa, asoletes (sic) com un chunc" (Escalante: A la vora d´un sequiol, 1870). En prosa científica poseemos el legado de Cavanilles, el mejor botánico peninsular del XVIII. Director del Jardín Botánico de Madrid y autor de apabullantes volúmenes sobre flora peninsular, daba los nombres vegetales en valenciano, francés, latín y castellano. En sus caminatas por el Reino, Cavanilles apunta las diferentes plantas y, entre ellas, el "junch esparcit" y la "junsa chufera" (Obs.1787). La "junsa chufera", planta de la chufa, derivaba del adjetivo latino juncea, "similar al junco". En catalán sería jonça, corrupción que impone la enloquecida Generalidad y sus secuaces. Nadal del Mileni. Per la matiná, boira; per la vesprá, fret. Estem a soles com lo junc, y la Generalitat crema millons pera afonar nostra llengua. En cartells jagants introduix el "Joncaret" pera mosatros; als chicotius els endenya en bonicos llibres ahón fica "el jonc" (El mon vegetal. Generalitat Valenciana. Bib.infantil,p.27) En fi, no vullc ofendre en morfologia y paraules prohibides. Cambio de idioma. Me llega Saó, gratis, con las habituales loas a Cataluña y desprecios a la malvada España; burlas al "nacionalisme espanyol", a Juan Antonio Reig, a la Real Academia de la Historia, etc. Todo con ayuda de la Generalitat y Bancaixa. En la revista que comprende a ETA reaparece el cura trabuquer Pera Riutort con piel de cordero sobre la sotana, insistiendo en criminalizar culturalmente a la ciudad de Valencia y ensalzar a Cataluña. Todo indica que ha conseguido pelas de alguna institución o incauto para relanzar su idea de catalanizar textos religiosos editados en el Reino. Su Vaticano catalán lo edificará en Tárbena, pueblo ya catalanizado por los políticos y el mesón del botijo fálico. El santo proyecto se llama, casualmente, "La mata de jonc" (Saó. 244) Por cierto, en el barranc del Juncaret hay una alquería con piara de porcs normalitzats que siempre que paso me gruñen ¡jonc, jonc, jonc! ¿Estarán subscritos a Saó?. Diario de Valencia 24 de Diciembre de 2000
Lizondo y su “bona gent” Por Ricardo García Moya
Estaba a 800 kilómetros del Reino de Valencia cuando recibí la notícia. Hoy, a pesar del tiempo transcurrido, no puedo quitarme de la mente su imagen, su optimismo y la generosidad que derrochaba en situaciones que destrozarían a cualquier otra persona. Agotaba su resistencia, y los profesionales del catalanismo -conscientes de ello- le atacaron sistemáticamente buscando su destrucción. Recuerdo el dia que, en la fábrica, una bala perforó el cristal de la ventana de su despacho, pero él no le dio la menor importancia. Le acompañé toda la mañana y pude constatar su desbordante actividad; de regreso a la fábrica, hacia las cuatro de la tarde, observé que las fuerzas le abandonaban. Quince minutos de descanso transformaban al agotado enfermo en el empresario modelo y en el político honesto que conectaba sin esfuerzo con el pueblo valenciano. Su desaparición deja un panorama inquietante en la batalla entre los que queremos una convivencia pacífica con los restantes pueblos de España, y los que nos están degradando a mísera colonia catalana. No tengo humor, ni siquiera desprecio hacia los que, aun después de muerto, se burlan de Vicente. Pero le traicionaríamos si tiráramos la toalla, y no lo haremos. Lizondo se dirigía a nosotros con el clásico"Bona gent", en homenaje e imitación de San Vicente Ferrer. Casualmente, cuando recibí la noticia leía un ensayo de Pedro Cátedra García sobre "San Vicente Ferrer en Castilla", en el que afirman que los sermones fueron pronunciados en castellano y "catalán" (p. 28). Ellos se lo guisan y se lo comen, la junta de Castilla y León editó el libro en 1994, y el Institut d'Estudis Catalans -generoso con simpatizantes- se apresuró en otorgarle el premio de ensayo. Nuestros antepasados paraban los pies a los ambiciosos. Con igual claridad que decía las verdades Lizondo, el historiador Diago publicó en Barcelona en 1599 una obra recordando que: "San Vicente predicaba en tierras donde tienen un lenguaje bien ajeno y diferente del valenciano: Aragón, Cataluña, Castilla, Galizia, Génova, Lombardía, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Bretaña" (Diago, F.: Hist. de la Prov. de Aragón. Barcelona 1599, p. 174). Y destacaba: "A cada cual le parecía que había predicado en su propio lenguaje. El griego decía que predicaba en griego; el italiano afirmaba que no, sino en italiano; el francés porfiaba que no, sino en francés" (p.173). El autor de estas aclaraciones en la Barcelona de 1599 era nada menos que el cronista general de la Corona de Aragón. Ahora, en 1997, Cataluña se ha apropiado de Sant Vicent y presume del mejor predicador medieval. claro quedel necesitábamos a un político como Lizondo, capaz de enfrentarse a estos Está expoliadores Reino. El autor de "San Vicente Ferrer en Castilla" bebe en fuentes contaminadas por Perarnau y Martí de Riquer; de ahí que se refiera a los "sermones catalanes de los manuscritos de la Seu de Valencia" (p. 28) ¿Comprenden por qué fue premiado por el Institut d'Estudis Catalans? No obstante, reproduce una carta de las autoridades de Orihuela dando las gracias por la visita de San Vicente, en la que apreciamos cómo el valenciano de 1411 se iba diferenciando del provenzal y catalán:"les iglesies eren
grans, e ara son chiques"; "ací, estes coses"; "e lo dimenche en les iglesies"; "choc de daus ni de naips" (p. 18). Es obvio que Sant Vicent tenía facilidad para los idiomas; aparte de que las intervenciones del santo en Salamanca, Toledo y Tordesillas ofrecen una serie de coincidencias comunes a los romances peninsulares en 1411:"bona gent tornada, primeramet, vos predique, omnes, ferida, tallada, vegada, grand actoridat". No tengo ganas de polemizar. La ausencia de Vicente entristece nuestra vida y, lo que es peor, su valía tardará mucho tiempo en ser reconocida. Vivió y murió por su Reino de Valencia, por todo él, y en los largos debates que agotaron su débil corazón estuvo presente la creación de la Universidad de Elig. ¿Sería mucho pedir que se llamara Universidad González Lizondo de Elig? Aunque dudo que lo admitan los que pierden la cabeza en dar nombres de catalaneros a entidades públicas. Termino con la añoranza del político que murió por la"Bona gent del Reyne de Valencia". Allí, en la eternidad, puede que encuentre lo que aquí se le negó; allí encontrará comprensión del valiente Vinatea; del irascible, en cuestión de valencianía, mossén Porcar; del artiacá de Murvedre Batiste Ballester; del defensor de la Real Señera que encontró la muerte en 1521 en las Germanías, luchando contra catalanes y castellanos. Vicente González Lizondo ha entrado, con su humildad, en el círculo de los grandes personajes del Reino. Y no estás solo, Vicente, estás en el corazón de todos nosotros. Las Provincias 14 de Enero de 1997
¿Sant Vicent Ferrer o Sant Vicens Farrer? Por Ricardo García Moya
En la Edad Media, la mayoría de naciones europeas empeñadas en la lucha contra el infiel habían adoptado a San Jorge como patrón. Esta uniformidad fue desapareciendo en los reinos que eligieron alguna figura gloriosa propia, aunque no todos pudieron hacerlo al carecer de ella. En el nuestro fue unánime la aceptación de San Vicente Ferrer, aunque permaneció como patrón local en alguna ciudad. Nuestros antepasados, en situaciones limite, recurrían a su protección. Entre las viejas enseñas que albergaba el desaparecido santuario de Atocha había una con la imagen de S. Vicent procedente de la infantería valenciana que se enfrentó al ejército napoleónico. De reducido tamaño, testimoniaba la tradicional representación del santo en banderas de guerra. Así, en 1692, las fuerzas de labradores que se sublevaron en la segunda Germanía -dirigidos por el "barber de Muro"-, enarbolaron estandarte de San Vicente Ferrer. Su utópica aventura -evidenciada en los gritos de "Vixquen els pobres"- quedaría aplastada por la caballería de Moncofa y el oro del virrey (B. Univ. Val. Breves, S. 17792). La personalidad de San Vicente merece lugar de honor en la historia; pero, en algún caso, la manipulación es elocuente. En la Enciclopedia Catalana, por ejemplo, se dice que "travessà diverses vegades els ‘països catalans’" (que jamás han existido, ni en el siglo XV ni el XX) y predicó "sermons catalans" el "patró del País Valencià". En fin, la documentación parece que no coincide con estos ilustres enciclopedistas, pues los catalanes consideraban extranjero a San Vicente Ferrer, por ser valenciano:"Sucedió predicar en la Plaça del Born (...) dividióse el auditorio en opuestas demostraciones: unos alababan, otros blasfemaban (...) y fue llevar la pólvora para abrasar al Predicador Santo, la envidia y la emulación; era Valenciano y Extranjero" (Ferrer, A.: Historia de S. Vicente Ferrer. Valencia 1706, p. 22). Es decir, mientras fray Vicente fue un predicador polémico, con fieles que dudaban de su verbo, no lo consideraron catalán; pero cuando es famoso en Europa y proclamado santo, sí es de los suyos; incluso catalanizan su nombre y apellido: "Sant Vicens Farrer quant fou canonitzat (...) del orde de Preycadors e de nostra nació" (A. Mun. Barcelona; vol. año 1458, f. 130. v.) A los catalanes les atraia poseer un santo popular y milagroso, incluso consiguieron que canonizaran a San Ramón de Peñafort, varón prodigioso, capaz de volar en su capa de Mallorca a Barcelona; precisamente este prodigio figuró como emblema de las fiestas: "llegó la nueva de la canonización de San Ramón a Barcelona, a diez de mayo del presente 1601 (...) enarbolando un estandarte en el chapitel, en que estaba pintado el glorioso San Ramón pasando el mar sobre la capa, viniendo de Mallorca" (Fiestas de la Canonización. Barcelona, 1601, p. 19). Pero no era lo mismo, había una cualidad en San Vicente que no la poseía San Ramón; la extraña capacidad de comunicación con gentes de otros idiomas:"Predicaba en su lenguaje valenciano; siendo verdad que predicó en tierras donde tienen el lenguaje bien ajeno y diferente (...) Cataluña, Aragón, Portugal, Lombardia. Escocia, Flandes" (Diago, F.: Historia de S. Vicente, Barcelona, año 1600, p. 109). Obsérvese que el culto Francisco Diago publica este libro en Barcelona y afirma que el santo predicaba en territorios de idioma diferente al valenciano, e incluye a Cataluña.
Antes del hundimiento del año 1707, la Generalidad de la Ciudad y Reino colaboraba activamente en los festejos vicentinos:"Los Señores Diputados que a la Generalidad que representa todo el Reyno; por ser el Padre S. Vicente Ferrer Patrón de todo el Reyno" (Ortí, A.: Centenario, Valencia, 1655, p. 80). En nuestros días, la Generalidad Valenciana, volcada en la promoción del catalán, desprecia olímpicamente la fiesta de nuestro santo más carismático. Aprovechando la indefensión valenciana, San Vicente ha engrosado la listas de personalidades catalanas. Una poesía lanzada por los torneros "desde su carro de triunfo" en las fiestas de San Vicente en 1855, resulta apropiada para el momento actual:
"Valencians, aneu alerta No estigau tan embobats; Que es cosa segura y certa Que els descuits busquen els gats." (Boix, V.: Fiestas, Valencia, 1855, p. 422) San Vicente parece que adivinó la presente absorción y quiso dejar una evidente muestra de sus sentimientos. Al quedar vacante el trono de la Corona de Aragón -por muerte del rey Martín, en 1410- se presentaron varios pretendientes. Los compromisarios de Caspe dudaban entre el castellano Fernando de Antequera y el catalán conde de Urgel, y aquí intervino la autoridad de San Vicente, que, sin ninguna duda, entregó la corona al infante de Castilla. Quizá recordaba el santo los malos tragos que los barceloneses le hicieron pasar junto al mercado del Born. También fue el catalán conde de Urgel la única personalidad que insultó en vida al santo:"Ciego de cólera y enojo, arrebatado de pasión y sentimiento, le dixo que era un hypócrita embustero, que por sus particulares intereses le había quitado el Reino" (Ferrer, A.: Historia de S. Vicente. Barcelona, 1698, p. 309). En el mismo siglo XV, un valenciano que utilizaba el seudónimo de Arnau de Vilanova aludía irónicamente a la pérdida de la corona por el pretendiente catalán:
"O Barcelona, que tan donada tal buffetada, que será sonada en tota la térra fins en Anglaterra." (A.M.V.; Profecía; sig. 16 a. 1484) En fin, todo el orgullo que poseía el pueblo valenciano en la época de San Vicente ha sido humillado en nuestros Las autoridades siguen dócilmente las consignas catalanas, y las días. autoridades políticas culturales acatan servilmente las órdenes provenientes de Madrid. Las Provincias
Pérez Galdós y el idioma valenciano Por Ricardo García Moya
Del Madrid burgués a la aldea más alejada, el máximo novelista español del siglo XX observaba in situ paisaje y paisanaje, anotando información de testigos directos. Así, cuando en 1904 tuvo que escribir en los Episodios Nacionales sobre los sefarditas, Galdós se traslada al norte de Africa y convive con una familia hebrea. Sus novelas históricas tienen andamiaje documental riguroso, con personajes anclados en ambientes auténticos. En el caso de los sefarditas de "Aita Tettauen" al reproducir su lengua comete pocos errores; p.e., usar "goi" propio de hebreos alemanes y no sefarditas de Tetuán (Weber: Galdós Studis. London 1974, p.32). El autor de Fortunata y Jacinta también se ocupó de nosotros, y con empeño que se convirtió en un perfecto historiador (algo que servidor no es, aunque el DDV me adjudique alguna vez tal honor a pie de artículo). Galdós admiraba a los valencianos desde que escribió sobre su heroísmo ante los franceses en la defensa de Zaragoza. Por el contrario, en "La campaña del Maestrazgo" muestra la brutalidad en que podemos caer, cuando la discrepancia ideológica se transforma en odio irracional. Respetuoso, Galdós no nos insulta llamando Levante o País a nuestro territorio, sino que mantiene la denominación. En la primera página centra al lector geográfica y políticamente: "...comunicaban Zaragoza con el Reino de Valencia. Confluían allí los trayectos peoniles y carromateros de la parte de Alcañiz, del Maestrazgo y Vinaroz" (Pérez Galdós, B.:La campaña del Maestrazgo, cap.1). Es curioso que de todos los reinos de la corona española, solo el de Valencia mantuvo la denominación hasta que Carles Salvador, Fuster y compañía lo rebajaron a país para que no hiciera sombra al principado sin príncipe. Meticuloso, don Benito aplica el apellido Toledano para un sefardita y, con igual propiedad, los hipocorísticos valencianos Nelet y Chimeta. Las anécdotas narradas son tan reales como las que nuestras familias conservan del pasado. Mi madre hablaba de "la tía Presentación, tía del bisabuelo, que huyó de Llombay por miedo a los liberales. Bajo la falda llevaba cosidas una bandera y boinas carlistas, pasando un control sin consecuencias". Cuenta Galdós que cuando la columna carlista recorre el camino por "el alto Reino de Valencia" -entre Catí y Salvasoria-, aparece tras un matojo la mensajera Malaena de Vallivana, uniéndose a Nelet, Llangostera y Santapau, este último con raíces en Ares del Maestre. La mujer sólo usa un idioma:"No hablaba más que valenciano, dulce y lacónico, apoyando con sus flacas manos los dichos, cual si quisiera estamparlos en el aire" (Ibid. fa c. XX). ¡Vaya! Qué calladito lo tenía la inmersión. Ahora comprobamos que no sólo fue Cervantes quien admiraba la dulzura del idioma que se extendía hasta Tortosa; también don Benito Pérez Galdós, segundo del ranking de la narrativa hispánica; lo mismo que el más admirado pensador del siglo XX, don Miguel de Unamuno; e igual que el más virtuoso prosista, Azorín; literato que presumía de ser "valenciano de Monóver" El prurito realista de Galdós le hace reproducir en valenciano la contestación a Malaena: "Le dijo Nelet. Adelantat i espéranos en la font, al peu del mont. Allí pasarem la nit. Arreplega llenya y fes una bona fogata. Pren estes provisions..." (ib.). La columna carlista es capitaneada por el famoso Cabrera, tortosino valencianizado. Así hace hablar Galdós a Cabrera en la aproximación a Valencia:"...no carregues molt a eixe pobre
home, qu´es un senyor poch acostumat a treballs. Sou molt brutos, y no teniu ni pizca (sic) de criteri ni talent. ¡caramba! Es precís que sapiam distinguir entre un home y un senyor. A atres que son burros de veritat, els trateu com si foren senyorets, y no teniu llástima d'este pobre vell" (ib.cap.XIII). Los tortosinos estaban idiomáticamente más unidos al Reino que al condado. También es significativo el caso del clérigo catalán de Tortosa que, en la carga de la caballería, grita“¡Viva la Virgen de los Desamparados, nuestra Madre!.” (ib.cap.XII). A los cuatros días, Cabrera entra en Cheste. El novelista recrea una escena en el piso bajo del Ayuntamiento, donde se alojaba el militar: "Estaba el caudillo de sobremesa
con dos mujeres guapísimas, de nacarada tez; los caragols sobre las sienes, cruzados por ganchos de oro: el moño de trenzas, atravesado por las agujas, ofrecían el clásico modelo de peinado valenciano" (ib.) El prisionero de Cabrera, un viejo noble aragonés, cree que son "grandes señoras disfrazadas de campesinas". Una, compadecida, murmura: "Em dona llástima.¡ Y en quina dignitat porta la seua miseria!" (ib.) Las pinceladas idiomáticas dan color valenciano al horrendo drama. Un sargento del Reino vocea: "El que no treballa no menja, que no estem pera mantrindre vagos" . En otra ocasión, el anciano pregunta "¿Dónde estamos? Respondiéndole con una retahíla valenciana" (ib.). Los catalaneros alegarán que Galdós era un ignorante en el tema. Pero no cuela. Don Benito tenía relación literaria con escritores catalanes como Narcís Oller, el cual le remitía manuscritos de sus novelas, como hizo con "La papallona" antes de publicarla en 1882. Después de leer la historia de la "noia órfena i malaltissa" en catalán, Galdós escribe a Oller felicitándole por ser "obra encantadora". El mejor novelista español después de Cervantes distinguía entre valenciano y catalán. Fue un intelectual que no se doblegó ante el poder, ¡y así acabó el pobre!. Las guerras carlistas fueron un galimatías cruel y disparatado, con mi antepasada "la tía Presentación" danzando entre Llombay y Viver con las boinas bajo los faldones; con Cabrera fusilando en Burjasot a los cadetes valencianos, casi unos niños; con los llamados cristinos asesinando a la madre de Cabrera; con Nelet, Chimeta, Llangostera y Malaena enloquecidos por los caminos "del alto Reino". Es mejor olvidar esta calamidad, pero no el hecho de que hablaban idioma valenciano, no catalán; como recuerda Don Benito Pérez Galdós. Diario de Valencia 10 de Diciembre de 2000
Unamuno y la lengua valenciana Por Ricardo García Moya
En 1936, desafiando pistolas e insultos, el anciano filósofo denunciaba la locura del "¡Viva la muerte!". Anteriormente, el rector de la Universidad de Salamanca ya había señalado otros desvaríos camuflados como dogmas idiomáticos. A Unamuno le habían enseñado la falacia de que el catalán era la lengua de la Cancillería Real y de los escritores valencianos del XV, y como no era paleógrafo ni historiador, no lo discutía; pero lo que no aceptaba era la teoría de que las lenguas valenciana y catalana coetáneas, que él había leído y escuchado, fueran iguales. En febrero de 1919, en unos folios titulados "La frontera lingüística", abordaba el problema del idioma valenciano amenazado por el "imperialismo lingüístico catalán". Estos razonamientos han sido silenciados, ya que ridiculizan la consigna de que "todas las universidades defienden la unidad de las lenguas valenciana y catalana". La de Salamanca, con la autorizada voz de su rector, la rechazaba en 1919. El loado Fuster afirmaba que sólo los botiguers negaban la unidad; pero Unamuno no vendía alubias, sino que era un filólogo que leía a Rusiñol, Mistral, Esopo y Escalante en catalán, provenzal, griego y valenciano, respectivamente. Al glosar la poesía de Querol, el pensador vasco dice:"Cuando Querol quiso cantar al amor, lo hizo en castellano y no en valenciano, y mucho menos en catalán". También recordaba la visita de Cambó,"que fue a Valencia a una sociedad popular y se puso a hablar en ella en catalán, le silbaron sin dejarle continuar. No les hablaba en valenciano, sino en catalán. Les pareció un acto de imperialismo" (Unamuno: La frontera lingüística, Salamanca 1919). Unamuno se enfrentaría a los inmersores que, ofendidos, exigen el retorno de arcaísmos como el posesivo ‘llur’ -obsoleto en el 1600- por ser capricho del Institut d'Estudis Catalans, pero prohiben acepciones de la lengua valenciana. Así, en el diccionario catalán de la Generalidad (Bromera, 1996) leemos que ‘escombrar’ equivale a barrer. Lo que ocultan es que ya en el 1764, Ros advertía que la citada acepción de ‘escombrar’ no tenía uso en valenciano, al sustituirse por"agranar". Por su parte, el IEC defiende y ordena la utilización de ‘escombrar’ como si fuera invento léxico de Wifredo el Velloso, cuando en realidad es más castellana que el Cid; de hecho aparece en el poema homónimo y en textos de Berceo y del arcipreste de Hita con los significados de barrer, recoger restos, limpiar, etc. Era un vocablo corriente en Alcalá de Henares, Burgos y San Millán de la Cogolla. Común en el medievo, cada idioma fue singularizando el valor semántico de ‘escombrar’, de forma que en el XVIII ya no significaba igual en valenciano, castellano y catalán. En Castilla se afianzó la voz para aludir a escombros o residuos extraídos de una mina o el derribo de una casa. En Cataluña permaneció la acepción usada por Berceo, la de barrer; pero en la lengua valenciana derivó hacia algo más poético: el fingimiento de tos o delicado carraspeo de una dama. Lo recoge Ros en 1764: "Escombrar, toser. Cuando se toma por fingir o imitar la voz para llamar a alguno, o hacerle alguna seña". El notario no mentía ni buscaba srcinalidad para el idioma valencìano, pues los textos coetáneos confirman la acepción; así, en el "Coloqui de Pepo Canelles" leemos: "Alli tot son ulladetes, la toseta, el
escombrar". La frase alude a los coqueteos entre la juventud valenciana del siglo XVIII. Como es notorio, la inmersión finge desconocer estas singularidades del idioma valenciano; pero si desde Barcelona ordenaran la vigencia de esta acepción, ya tendríamos a la academia de catalán Canal 9 divulgando su uso a todas horas. Unamuno amaba al idioma valenciano. Leía a Balmes, Kant y Newton, pero gozaba con "Les chiques del entresuelo" o la "Escaleta del dimoni", de Escalante. El adusto bilbaíno pensaba que "la literatura actual valenciana, en el valenciano que se habla, es la de los sainetes de Eduardo Escalante. En estos sainetes es donde hay que ir a buscar el valenciano que habla y entiende el pueblo. Los personajes hablan ya valenciano, ya español". Unamuno no tenía miedo ni a Millán Astray, ni a los expansionistas del Institut d'Estudis Catalans. Incitaba a usar el idioma valenciano,"no el catalán restaurado de Aribau" (ibid.), y añadía: "Escalante escribió en él sus sainetes, pero a ningún valenciano se le ha ocurrido aún (en el siglo XIX) escribir tragedia o drama en él. Y es que si pariera un drama en valenciano, el público estaría esperando cuándo salía el chiste y no acabaría por tomarlo en serio. Hasta que no le eduquen a ello...". Así, con puntos suspensivos dejaba caer Unamuno su convencimiento de que el idioma valenciano de 1900 podría abarcar cualquier género literario, siempre que al pueblo "le eduquen a ello...". Algo que la inmersión impide. Por ejemplo, en el teatro ex romano de Sagunto, nuestras invictas autoridades han contratado a una pandilla de Barcelona para que represente "L'assemblea de les dones, versió en català". A esta catalanada conducirán los pastores inmersores un rebaño de alumnos de ESO y BUP para que saboreen a Aristófanes en lengua sardanera. Será el 20 de abril, "a Sagunt" (Unamuno preferiría"en Morvedre", pero aquí obedecen a Barcelona). Las Provincias 28 de Marzo de 1999
Un valenciano de Catí en la Barcelona de 1600
Por Ricardo García Moya
Con harta frecuencia, los medios del régimen entrevistan a personas que viven en la antigua raya del Reino con el Condado. La finalidad es la de siempre, zascandilear con el tema del idioma para confundirnos a los valencianos. La muralla china informativa impide huir de la propaganda filocatalana, sea el sonsonete de la Otero, o la serie Benifotrem, en la que retoman la fórmula de burlarse del pueblo -tratado como cateto por hablar valenciano auténtico-, en contraste con los héroes de la comedieta que son cultos y pronuncian excrecencias barceloninas. Mientras tanto, los 40.000 inmersionistas de Villalonga con la faz dura, diamantina, insisten con el rollo esenio de que nunca ha existido secesión lingüística entre valenciano y catalán. ¿Cuándo aparecerán libros de texto que digan la verdad? ¿Cuándo se hará la historia del idioma, dando la importancia debida a los siglos XVII y XVIII? Inocentemente, hemos caído en la trampa de tomar como modelo el siglo XV, despreciando la singularidad lingüística incrementada hasta el siglo XIX. Pero siempre hubo valencianos conscientes de la independencia idiomática. Tenemos, por ejemplo, el testimonio de Fray Blas Verdú hace 400 años, ajeno por tanto a la tomatina idiomática actual. Era"natural de Cati, Reyno de Valencia", lugar cercano a San Rafael del Río, población fronteriza con Cataluña. Precisamente el alcalde de esta localidad -político nacido en Tortosa y militante de UV- fue entrevistado recientemente por el régimen. Como catalán José Antonio Cervera nada entre dos aguas al declarar que, "en Valencia disfrazo mi forma de hablar para que no me tomen por catalán, sería menos escuchado". Actitud idéntica a la que yo adopto en verano cuando visito ciertos recovecos controlados por el Omnium Cultural en Barcelona. Para que no me tomen por valenciano blavero; y me traten despectivamente (como ya me sucedió), olvido el valenciano que tanto irrita a los integristas. Evidentemente -a pesar de los miles de millones tirados en la inmersión- todavía no han conseguido unificarlos. La secesión entre lenguas romances comenzó en el medievo, no en el siglo XX. Respecto a Fray Blas Verdú, en su "Libro de las aguas del Avellá" publicado en Barcelona el año 1607, se muestra orgulloso de su valencianía:"Dicen que la patria es buena para nacer y morir, pero no para vivir; yo digo que para saberla estimar, es bueno ser algún tiempo peregrino". Seguidamente, después de sugerir que no se halla satisfecho en territorio extraño (Cataluña), habla de su patria y lanza esta indirecta a los catalanes: "ésta es la condición de los valencianos, tienen al extraño como natural.
Líbreme Dios delas lasexcelencias naciones que al aguas extranjero, todos de como comen". El libro pregona de las del Avellá, ahí lobos, que en se lasle200 páginas incluya curaciones de valencianos fronterizos: Leonor Sans, de Catí; Tomás-Cerdá, de Morella y otros de Canet, Culla, la Cenia, San Mateu, etc. Todos ellos -incluido el autor- habitaban zonas que ahora, con la inmersión, dudan sobre su gentilicio. Desde Barcelona, Blas Verdú lo tenía muy claro al referirse a los citados de este modo: "Los valencianos huelgan (gozan) mucho de milagros. No piden los valencianos milagros para creer, sino porque creen" (p. 175). Obviando la taumaturgia, el texto deja claro que no existía sombra sobre la valencianía de los que vivían en la frontera con Cataluña.
El fraile también aborda el tema de la lengua al tratar sobre la grandeza de Tortosa -a cuyo obispo dedicó la obra- destacando que la hablada en ella no tiene "la ternura del lenguaje valenciano y la aspereza del catalán" (p.199). Blas Verdú concede igual tratamiento -sin prioridades- al valenciano y al catalán. En 1607 no existía una enseñanza de la lengua valenciana; en consecuencia, las isoglosas lingüísticas eran flexibles en la frontera, provocando el trasiego social y comercial abundantes filtraciones léxicas y morfosintácticas de un idioma a otro; exactamente igual que sucedía en la franja sur o raya con el reino de Murcia. Podríamos elaborar una relación de cien citas de autores distintos, fechadas en cada una de los años del siglo XVII, con la constancia del uso de la lengua valenciana; y no me refiero a las refritas y valiosas frases de Escolano o Morlá. Por ejemplo, el anodino Domingo Salcedo, en 1614, publicó un enorme libro de 400 páginas en él incluye textos "en llengua valenciana: Turia dichos, digues qui sera com tu, ya convertixes les aygues en nacar..." (Salzedo, D.: Breve relación. Valencia 1614, p. 193). El uso del idioma valenciano fue totalmente habitual. En 1692, con motivo de la fiesta por la canonización de San Pasqual Baylón, el cronista dice: "los siguientes pregones que pongo, como es costumbre, en la misma lengua valenciana" (Jesús, J.: Cielos de fiesta, Valencia, 1692, p.61 ) Aquí no divagaban sobre "nostre idioma", "llengua comú" y demás trampas eufemísticas de los inmersionistas a sueldo. Lo decían con orgullo y bien claro: Lengua Valenciana, con mayúsculas. Qué natural era el sentimiento valencianista de Blas Verdú, a pesar de vivir en Cataluña y editar allí su libro en 1607. Qué contraste con los valencianos que limosnean actualmente la procesión personal (sean cantantes; políticos, escritores o diseñadores) en Barcelona. Las Provincias 17 de Noviembre de 1995
En un café literario
Por Ricardo García Moya
Con sólo ocho páginas, “El café” (Valencia, 1816) era un sainete que retrataba la fauna habitual de estos locales: el poeta sin inspiración, un infame “novelero”, dos majos desvergonzados, un pedante abate (neologismo que aludía al eclesiástico menor; p.ej., un deán, no al abad de convento), el chulesco currutaco, etc. La imprenta de Orga publicó esta y otras piezas castellanas que, a bajo precio, se podían adquirir en la librería Navarro de la calle de la Lonja de Valencia. Entre 1813 y 1816 salieron del taller de Orga multitud de comedias y dramas de Lope de Vega, Moreto, Matos Fragoso, etc.; aunque su especialidad fueron los sainetes: El alcalde toreador, El almacén de criadas, etc. El ambiente que refleja “El café” retrotrae a fines del XVIII, anterior al de los locales parisinos donde Verlaine destilaba en alcohol sus estrofas; o donde Gómez de la Serna reducía todo a greguerías, hasta las camareras, “guardias civiles de gala que defienden el café”. El autor de “El café” parece ser el madrileño Ramón de la Cruz, prolífico creador de centenares de sainetes que cumplían la humilde función de entretener mientras se cambiaba el decorado. Los cerca de quinientos que se le atribuyen son acordes con la cultura unificadora borbónica, despreciadora de lo que no fuera castellano, desde costumbres a idiomas. En el breve sainete, el dramaturgo busca la sonrisa con las miserias del“currutaco Don Sebastián”, un esnob que pide las gacetas de Leyden y Lugano. El dueño del café, sorprendido, pregunta: “Señor, si usted no sabe esas lenguas, para qué las quiere?” . A lo que el currutaco responde: “Pero conozco las letras, y es fuerza para citarlas haber leído siquiera los títulos” (p. 1). Tras pedir “café y un vaso de agua”, los tertulianos abordan la cuestión de los proyectos literarios del abate Don Julián. Usando el mordaz diminutivo, inquieren: “Abatito, cómo vamos de tareas literarias?” Circunspecto, el aludido contesta: “Ahora escribo una obrilla que me adquirirá gran fama.., una Gramática cuadralingue (sic) o precepto de las lenguas andaluza, valenciana, catalana y aun gallega” (p. 1). Se supone que el público reaccionaría con carcajadas al ridículo intento de estructurar gramaticalmente lo que el castellano consideraba jergas ridículas. En la época en que fue escrito “El café”, entre 1760 y 1790 (algún personaje lleva peluca y espada), el progresismo borbónico convertía al castellano en la única lengua culta de España, rebajando a dialectos rústicos las lenguas periféricas. Observen que Ramón de la Cruz usa la misma artimaña “científica” contra el valenciano, catalán y gallego que ahora esgrime García de la Concha, el rector Tomás y los académicos de Ascensión: rebajar el valenciano al nivel del andaluz; dialecto que carecía de producción literaria, diccionarios, siglo áureo, etc. Bajo el absolutismo borbónico, los rectores y académicos de pelucón y casaca eran conscientes del genocidio idiomático que estaban cometiendo. Ejemplo de esta ruindad son los argumentos del doctor Cevallos (Gramática, apénd. doc. Madrid, 1771), defensor de la existencia de una sola lengua en España: la castellana, siendo las demás un “vicio sucio”. El supuesto racionalista considera vulgares dialectos del lemosín al valenciano y catalán (por este orden), pero su mayor desprecio es hacia el gallego: “los gallegos retienen solo entre los vulgares (labradores, marineros... ) un dialecto que tiene gusto de rancio y viejo”. Respecto al vascuence, nuestro gramático no quiere ni opinar: “el vascuence Dios sabe lo que es”. Los razonamientos del cafre erudito convierten en
poco más que ladridos a la bella lengua vasca, y reduce a primitivos dialectos los demás idiomas. Ante la evidencia de que, en el XVIII, nadie respetaba a los valencianos y su lengua, habría que sopesar la teoría del ensayista Jean d’Ormesson: la eclosión cultural de los pueblos está asociada a la potencia militar de los mismos. En tiempos de Ramón de la Cruz era nula la autonomía castrense del Reino, aunque todavía en 1599 Lope de Vega admiraba sus marciales compañías: “Se descubría un esquadrón formado / de valenciana y fuerte soldadesca /, más bizarra que esquizara o tudesca” (Lope de Vega: Fiestas en Denia, Valencia 1599, p. 11). El poeta no exageraba al alabar a la infantería valenciana como superior a la turca y alemana (en 1651, en la guerra contra Cataluña, el general prefiere “tercios del Reyno de Valencia a los alemanes que van viniendo de Flandes”. ACA, Leg. 262, 1651) Tampoco es casual que, en 1611, el etimólogo Covarrubias tratara por igual al idioma valenciano que al francés y castellano en su Tesoro de la lengua (p. ej., al analizar la voz “belitre” supone que es algo de poco valor “en lengua valenciana”). Sigamos con el tema del café, pues el éxito de los establecimientos donde se consumía acarreó la necesidad de neologismos. En idioma valenciano surgió “cafens” con el característico morfema “ns”, pluralización analógica de los clásicos vergens, homens, etc. La proliferación de estos locales en Valencia hace que el sustantivo sea frecuente en los sainetes:“atres comparses dels cafens” (La tertulia de Colau, 1866); “en u dels teatros cafens” (Balader: Miseria, 1872). El pueblo valenciano creó variables morfológicas para matizar entre el local elegante, el tabernario y “cafetí” de barrio -que generalmente se conocía con el nombre del propietario-, donde el matalafer, el sastre y el botiguer criticaban a los políticos:“el cafetí de So Toni” (Llómbart: Abelles, 1878); “un got en lo cafetí” (Escalante: Matasiete, 1884). Al derivado valenciano “cafeter” (este chic cafeter) se oponía el catalán “cafetaire” (aquest noi cafetaire). Por cierto, el IEC está rechazando voces catalanas como “cafetaire” (documentadas por Corominas), sustituyéndolas por las valencianas en el Dicc. de la Llengua Catalana (IEC, 1995). Son estrategias para devorar el idioma valenciano. Para sainete literario el del otro día en la ya casi catalana Castellón. Bajo la autoridad de Joseph Vicent Felip -pepero tentáculo de San Zaplana para labores de innovación catalanera y camuflaje-, y un changlot de blandos politicos valencianos se otorgó el título de ídem del año al presidente del Institut d’Estudis Catalans. Este individuo, un tal Manel Castellet, reprendió y arengó a los políticos colaboracionistas presentes para que siguieran con la penetración catalanera sin desmayo, mientras aguantara la víctima. Es lo que está haciendo el citado Joseph Vicent Felip desde su cargo de fallera mayor de Innovación de Política Lingüística de la Generalidad. Tras ponerse las manos más rojas que un tomate de tanto aplaudir al gurú del IEC, Felip pensaría que ha cumplido; la “innovación educativa” prosigue, con el CEFIRE de los huevos dando catalán a los maestros; y la sardanera “XXVII Escola d’estiu del País Valencia” (exhibiendo, como en tiempos Cipriano, labor lo de catalanizadora país y cuatro barras estado catalán), lista para este verano del su pestilente con la del colaboración ¿de quién? Está seguir claro, de la Generalidad de San Zaplana y su peana. Me viene a la mente la pitonisa Lola, aquella que dice: “¡Bazura, que zois bazura!” Diario de Valencia 30 de Junio de 2002
"HISTORIAS DEL IDIOMA VALENCIANO"
Ricart Garcia Moya, en el seu llibre“Historias del Idioma Valenciano”, mos presenta en el capítul primer (“El Nòm de la Llengua”), una magnífica i inacabable relació de cites històriques (unes 270), que fan referència a la llengua valenciana desde el sigle XVI al XX. Dita relació es el frut de molts anys d'investigació sobre documents srcinals conservats en archius i biblioteques. Molt de treball, temps, dines, viages i sacrificis fets per l'autor per descobrir la veritat, traurela a la llum i dignificar la llengua valenciana. Totes les referències d'este primer capítul, junt a atres més del mateix llibre, (que fan més de 300 cites) han aparegut en la més recent òbra"Cronologia Historica de la Llengua Valenciana" (T. Puerto/ J. I. Culla, 2007) . Per una serie de circumstancies (pareix ser de forma involuntaria), en dita òbra no s'ha fet referència a la font en aquelles cites obtingudes del llibre"Historias del Idioma Valenciano" (R. Garcia Moya, 2003). Pensem que es de llei fer honor i reconeiximent a Ricart Garcia Moya, a la seua òbra i a la seua, casi sempre desconeguda, magistral faena d'investigació i defensa de l'idioma valencià.
CAPITUL I
EL NOM DE LA LLENGUA
(Punchar damunt l’enllaç estant conectat a Internet)
f PINZELLAES LEXIQUES
www.idiomavalencia.com
Cataluña contra Lizondo
Por Ricardo García Moya
Todo vale, burla al aspecto físico, groseros insultos y ataques a la familia. Los medios catalanes "La Vanguardia", "El Temps", "Sao", TV3...) tienen como misión prioritaria aniquilar socialmente a González Lizondo; tras la cortina, gendarmes idiomáticos maquinan expansionismos. Uno de ellos es el inquieto Antoni Badía y Margarit que empeñado ahora en la catalanización de América del Norte (Serra d'Or, septiembre, 95)no puede dejar en la retaguardia conquistada a ningún rebelde como Lizondo. Margarit no se anuncia como los detergentes, pero bombardea con mensajes subliminales para que compremos la mejor gramática catalana del mercado, la suya. Salió hace meses, pero aquí no se vendía bien a pesar de la entrevista publicitaria que le hicieron en "Sao". Y decía cosas interesantes: "¿Qué faríem nosaltres si es perdés la llengua a València? Malament quedaríem" ("Sao" núm.184, p. 27). Incluso se hacía el simpático al asegurar que nunca nos llamó "valencianets". Margarit se pone nervioso. Comienza el curso y no vende una escoba gramatical en lo que él llama "País valenciano" (?), Soñaba que haría más caja que Umberto Eco, pero sólo la Conselleria de Romero compraba productos para envenenar bibliotecas valencianas. Urge vender el género y cambia de estrategia. En idioma enemigo publica artículos en la prensa polaca, mutándose en inocente corderito: "soy un modesto profesor de lingüística", dice, mientras mordisquea la yugular a valencianos como Lizondo que -además de no adquirir su gramática- se permiten "quitar acentos, modificar terminaciones, sustituir palabras, adoptar barbarismos" ("El País", 11-X-95). Margarit resbala. El léxico lizoncista tiene más pedigrí, valga la expresión, que las corrupciones recomendadas por su Omnium Catalá: amb, esport, avui, desenvolupar y demás engendros que no tienen ni un siglo de antigüedad. Lizondo será asimétrico, comedor de paellas o luchador de sumo; pero no inventa idiomas. Es sabido que la primera aparición documental de un vocablo o su variable es motivo de alborozo para los etimólogos, pero ninguno de los emitidos por Lizondo es fruto de su mente. Las fuentes para documentarlos pueden ser hagiografías plomizas o escritos satíricos; el valor es idéntico. Seleccionando un impreso de 1800, el titulado "Consulta que ha tingut el Rat Penat de Valencia en lo Lleo dels Blanquers" (Bib. Nacional de Madrid, R. 60280), composición irónica, pero que refleja fielmente el idioma valenciano de hace dos siglos, encontramos vocablos, giros y terminaciones lizoncistas que tanto irritan a Margarit. Así, cuando Lizondo dice "mosatros" enlaza con los que escribían "es posá dabant de
nosatros" (p. de 36);la inmersión-, y que demuestra que para el arcaico "nosaltres" portaestandarte ya era extraño el pueblopronombre en 1800, aunque a fines del XIX, algunos escritores valencianos que se dejaban querer por Cataluña retomaron el "nosaltres". para lograr premios y sonrisas en Barcelona. No a otra causa encontramos el castellanismo catalán "riquesa" en el Himno Regional. En 1800 tomando como referencia la obra citada usaban este valenciano:"cridar" a la puerta, no trucar; milacres, no miracles; llonja, no llotja o llotjeta; fachades, no façanes; maravelles, no meravelles; dumenges, no diumengues; semana, no setmana; riquees, no riqueses; u, no un; homens, no homes; mentires, no mentides. También aparece la
preposición de compañía "en", no la catalana amb introducida por el fabrismo. El pronombre yo muestra la y griega, no la j que utiliza más de un despistado. La independencia respecto al catalán se mantenía. En frases como estas,"acudixen pera que siga ben lluit y numerós el concurs" (f. 34), los críticos de Lizondo sustituirían "acudixen" per el catalán "acudeixen", y "numerós" (acentuado en 1800) por el "nombrós" barcelonés. También escribían "Reyne", ahora relegado por el arcaísmo Regne, al ser palabra viva en barcelonés. Este idioma era muy distinto al catalán, y muy similar al valenciano que habla Lizondo. Si introducimos el impreso de 1800 en el corrector de catalán de un ordenador -que es lo que utiliza la Generalidad y la Universidad para redactar escritos-, pocos vocablos saldrían como correctos. Así, la expresión"pues viu al ras" (p. 34) con la conjunción casual "pues", sería rechazada. Los catalanes quieren que la sustituyamos por "doncs", como en Barcelona. Si hace más de doscientos años que nuestros antepasados la incorporaron ¿por qué renunciar a ella? Hay vocablos como"pues" y "entonces" que todos emitimos hablando en valenciano, y ningún castellano le pasaría por la cabeza pensar que nuestra lengua es la de Castilla. Los holandeses, por ejemplo, en su idioma neerlandés, no han renunciado al adverbio "entonces", préstamo tomado del idioma español en el siglo XVll, aunque lo escriben "entons". Badía y Margarit quiere que lo sustituyamos por "aleshores"; pero Lizondo y la mayoría de valencianos usamos sin complejos -como los holandeses-este adverbio que en 1800 ya figuraba en el léxico del Reino. En Cataluña hacen lo mismo. El Omnium Catalá introduce galicismos y anglicismos para alejarse del castellano; nosotros, que somos blanco de su expansionismo, también debemos mantener la distancia con la hambrienta ameba norteña; como hicieron nuestros antepasados valencianos de hace dos siglos. Poco a poco, quizá en Canal 9 oigamos algún día en nuestro idioma palabras prohibidas como companyers, vacacions, deport... ahora tildadas de barbarismo por los bárbaros que insultan a Lizondo. Las Provincias 28 de Octubre de 1995
Fray Antonio Canals y la Selectividad Por Ricardo García Moya
La Gran Enciclopedia Catalana difunde que “la sorprendente distinción entre lengua valenciana y lengua catalana (manifestada por Canals en 1395), no responde a ninguna realidad hoy detectable y sobre la cual los filólogos no han encontrado ninguna explicación”. Quizá, pero los catalaneros que esta semana han examinado de catalán en la Selectividad a nuestros hijos, suspenderían a Canals por usar en 1395 unas singularidades idiomáticas que, tras 600 años, se mantienen vivas en el valenciano; no en el catalán. Los cuadernos Gripau (sapo, en catalán) que regala la Generalidad del PP a los alumnos, impone la prohibición catalana del “lo”; pero Canals usaba el valenciano y en su prosa leemos: “fama lo dit, lo qual...” . El humanista perfilaba la pluralización en “termens, vergens, jovens, homens...” . ¿Lo ven? Existía diferencia. Hay más. Los sustantivos abstractos en ‘ea’ (que tanta empeño ponen Radio y Canal 9 en aniquilarlos) abundan en Canals: infantea, bellea, durea, noblea, fortalea y granea (grandea), con simplificación consonántica: “cubert per la granea de les aigues”. Los del IEC pasan por alto más detalles. Canals escribe colps (no cops), darts (no dards), perdua de sanch (no sang), tempestat (no tempesta), madastra (no madrastra) y no rehuye grafías como “desijosa” (no desitjosa) el sustantivo “maestre” o la adjetivación de “experiencia maestra”. Como metáfora moral alude a “les falles del foch” La morfología verbal tendía a diferenciase del catalán y castellano; así, de la 2ª conjugación usa lospendre, apendre, contendre, entendre, defendre compendre...; y el modelo clásico en “sapia, sapies...” (no sápiga, sápigues...) Hay sustantivos entrañables como“isla” voz clásica valenciana que hoy -destrozados por la inmersión catalana del PP- nadie se atreve a pronunciar, igual que su derivado “isleta”. En 1395, la traducción de Canals decía“en la isla dita de Epidauri” . Siempre fue viva esta palabra. En el manuscrito valenciano de Poblet (a. 1590), conservado en la Biblioteca Nacional, leemos:“pasá acompanyat de sos vasalls a la isla de Cerdenya” (f. 15); en 1671, Branchart trataba sobre la “Albufera, isles limits”; y tampoco falta en, Llombart: “isla, isleta, islot” (1887) o Fullana: “isla, isleta” (1921). Los diminutivos que aportan flexibilidad y riqueza a la lengua figuran en la traducción:“gran so de tamborets”. Los comisarios ordenan a los alumnos que en las relaciones circunstanciales de lugar donde uno se encuentra o sucede algo- jamás se use la preposición “en”. Es decir, para aprobar la Selectividad deben construir “estic a València”. En 1395, Canals lo hace correctamente en idioma valenciano:“en Valencia, lo primer dia de deembre”, “en lo mercat”, “caure en terra”, “en Roma”, “en Africa” . La clásica ‘y’ griega no podía faltar en la prosa humanística valenciana,“dels temples de Troya”. Por evolución desde el hiato latino, Canals escribe“ley, rey, juy, huy...”, que darían los valencianoslley, rey, jui, hui; y los catalanes llei, rei, judici, avui... Además de asesor lingüístico de Joan I, Canals fue epicentro de la actividad idiomática desarrollada en la curia valenciana del cardenal Jaime de Aragón. Las labores de traducción al valenciano, promovidas por el prelado, eran acompañadas de estudios gramaticales sobre las lenguas románicas y clásicas, como demuestra una de las joyas de la Biblioteca de Cataluña, el “Lexicón latino-valenciano del obispo Don Jaime de Aragón”. En sus folios hay un interesante conglomerado de adverbios valencianos,
provenzales e incluso castellanos con su equivalencia latina: feelment, huy, alarredor (sic), poquetament, ubertament, pereosament (de perea, pereós), etc. La lengua medieval marcaba diferencias. En el “Libre de les erbes” ( Bib. Nac. París.) un anónimo valenciano escribía“piques esta erba ab sal e u fas ampastre” (f. 15) No se asusten, no me invento la morfología. Allí aparece el demostrativo“esta”, el verbo picar (no capolar), el pronombre supuestamente invariable ‘ho’ en su forma valenciana “u”, y la vocal abierta en “ampastre”, algo inusual: “mals empastres” (Spill), “empastre” (S.Vicent. Sermons I, 173) La voz permanece viva; pues, entre mosatros: ¿a quí no se li ha empastrat l’arrós en clóchines y cigales? Hay más. En el “Libre de les erbes”, coetáneo de Canals, leemos: “les rahils desta erba”, con el sustantivo valenciano “rails” que el IEC arrinconó por arrels a principios del XX. Más voces del idioma valenciano surgen entre la prosa farmacéutica del manuscrito:enfermetat, uberta, sanch, homens, ix, molt joyoses, embriaguea, vert, colp, redones, durees, aderredor, febra, etc. Canals escribe “cambi” en 1395, y en el lexicón del obispo de Valencia leemos “entrecambiadament”. El verbo “cambiar” llevaba bilabial (del latín “cambiare”), y así se mantuvo hasta el XIX, cuando la miseria económica y moral hizo prostituirse literariamente a más de un valenciano en los Jocs Florals de Barcelona. Los denostados sainetistas, fieles a la lengua, siguieron la grafía culta de Canals,“yo en cambi li hu deixe” (Millás: Els microbios, 1884). lo mismo que Escrig,“cambi d’una moneda per atra” (Dicc.1871). Estuvo presente en la lengua renacentista de Esteve, “taula de cambi” (Liber, 1472); y en la popular de la comedia valenciana “Cambiar d’estat”, estrenada en El Dorado de Barcelona en 1901. El idioma valenciano de Canals estaba alejado del actual, pero en él aparecían singularidades que motivaron la distinción respecto al catalán. Nuestro humanista regularizó voces como “elefant”, que aparecían en otras lenguas con morfologías erráticas (aurifant, orifany...) y amplió el léxico con derivados latinos (optar, adoptiu...) Los catalaneros, al no poder clasificarlo como blavero, no saben qué hacer para anular el testimonio de Canals sobre la distinción entre lengua valenciana y catalana. Un tal Marcet i Salom, para hacer méritos, da a entender que Canals fue un falsario y sugiere que la “seva versió del Valeri Máxim fou la primera i única en catalá” (História de la llengua catalana. Barcelona l987, p.156). Olvida el mequetrefe que la versión fue en valenciano, no en catalán, y que a los Consellers de Barcelona les pareció tan modélica incluida la alusión a las lenguas- que recompensaron a Canals con 50 florines; detalle impensable si hubiera mentido. El panfleto de Salom se estudia en las universidades de Elche y Alicante, antros donde accederán los que superen la Selectividad y los comentarios que han salido este año: “Introducció a la dialectologia catalana. Barcelona, 1985”, y “El catalá entre les llengues romániques”. Este es el valenciano que impone, con nuestras pelas, el PP de San Zaplana y de la Fura dels Baus. Diario de Valencia 17 de junio de 2001
Divagaciones tras un “colpet de Alcoy” Por Ricardo García Moya
La lectura del diccionario de la Generalitat (Bromera, 1995) requiere tila o, mejor, un "colpet de Alcoy". Es tal la sumisión al Institut d'Estudis Catalans que admite voces castellanas y catalanas como curandero, rechazando la valencianacurander. El pueblo está desconcertado. El otro día, una madre decía que a su hijo -alumno de EGB del colegio La Albufereta de Alicante- le habian enseñado que xai significa cordero en valenciano (la palabreja consta en la falsa gramática valenciana de la Generalidad, p. 55). Otra señora de Muchamel me comentaba que su hija -estudiante pasada por la inmersión en BUP- le había recriminado el uso de los plurales dillunsos y dijousos. Suponía que eran localismos de Muchamel, cuando esta pluralización brotó en el Reino ante la anfibología de unos sustantivos homónimos en número gramatical. Ya en 1887 recogía el diccionarìo de Escrig y Llombart la frase"La semana dels tres dijousos", con la que los valencianos -no los catalanes- expresaban la imposibilidad de lograr una cosa. Los idiomas destruyen equívocos. Cuenta Menéndez Pidal que los judíos del siglo XIII motejaban a los castellanos de politeístas por usar Dios acabado en ‘s’, como plural y singular. Ellos utilizaban el singular Dio, como todavía dicen los sefarditas de los Balcanes. Para evitar el equívoco, el castellano medieval creó el plural dioses, rechazando la forma apocopada Dio. Un ejemplo opuesto lo tenemos en el actual uso del incorrecto carie por caries, aunque quizá en un futuro sea admitido el singular por acuerdo de la Real Academia Española, y no por instituciones portuguesas o italianas. Por desgracia, en el Reino de Valencia, en lugar de la Real Academia Valenciana es el Institut d'Estudis Catalans quien pretende dictaminar sobre una lengua que no es la suya. Así, el bárbaro Vocabulari de Barbarismes de la Generalidad Valenciana (¡encargado a la misma empresa que editó el Diccionari del Institut d'Estudis Catalans!) prohíbe los centenarios plurales dijousos y dillunsos, además de vocablos como mentres, puesto o fulles de paper. Y les da igual que los usaran los intelectuales más cultos de nuestra historia. En el manuscrito Ms. 3746 de la Biblioteca Nacional de Madrid, escrito en "idioma valenciano" por el latinista Llorens Matheu hacia 1650, encontramos esas voces prohibidas por Cataluña: "y mentres vixca" (f. 622), "en este puesto" (f. 620) "fulles de paper de algún procés" (f. 628). Llorens no era un bárbaro, sino el mejor jurista del XVII, además de traductor de italiano, latín, valenciano y castellano. No hubo dudas sobre la autonomía del idioma valenciano hasta que las maquinaciones de los filólogos catalanes del XIX provocaron los primeros titubeos, como éste de 1846: "Estos coloquis están escrits en lo valenciá que es parla actualment en esta capital. En ells es diu indiferentment desichs y desichos; pasechs y pasechos. (Esperant que) la Gramática valensiana, o el us, sentensie y fije definitivament quin ha de ser el plural" (Els chics educats. Valencia 1846, p. 72). Al anónimo autor -que usaba el valenciano plural "millóns" (p. 59)- le sorprendería las absurdas reglas del IEC, como suprimir el artículo delante de los días, provocando una lamentable jerga telegráfica, "Dumenge anarem al camp" o "Chimo vindra dijous". Casualmente, en el documento de 1602 dado a conocer por D. Josep Alminyana en LAS PROVINCIAS, uno de los párrafos comenzaba con la vituperada construcción sintáctica: "Lo dimats de matí" (LP,
23-4-98). Por cierto, el vedado plural dimats es anterior al Tirant lo Blanch: "la voz dimats se documenta desde el siglo XIV" (Mestre, J.: Literatura de canya. 1997, P- 881. La centenaria elisión de la vibrante ‘r’ en los plurales"dimats" y "dinés" era una singularidad de la lengua valenciana y, como tal, perseguida por el IEC. No obstante, ellos suprimen a placer, lo mismo se beben la consonante líquida ‘l’ trasformando los valencianos polps y colps en los rambleros pops y cops, que se meriendan la nasal ‘n’, mutando los clásicos plurales jovens, vergens y margens en los catalanes "joves, verges i marges". Todo disparate morfosintáctico perpetrado por la inmersión es progresista, mientras que las singularidades de la lengua valenciana son retrógradas. Por ejemplo, el catalanista Carles Salvador fue uno de los que abortaron el tímido nacimiento del plural "reixos" ("Día de Reixos"), manteniendo la forma "reis" que, curiosamente, también fue castellana. El Archivo Diocesano de Salamanca conserva poemas anónimos del XV en un legajo del XVI, en los que leemos:"Altos Reis, pues venís a la tierra de Belén" (ADS, Proc. 22 de noviembre de 1581 ). Otro asunto: ¿Recuerdan que el Ayuntamiento de Barcelona achuchó a las masas para la charlotada del 25 de abril? Pues algún comando de la Generalidad -más catalanero que el Fluvioler del Ter- con dinero del contribuyente valenciano adquiere ejemplares editados por el citado Ayuntamiento de Barcelona. Obras como "Hivernacle" son distribuidas por las bibliotecas públicas del Reino. Hivernacle fue premiada en los Jocs Florals de Barcelona 1997 por el Ayuntamiento de Barcelona; se edìtaron pocos ejemplares, pero los mismos funcionarios que secuestran el Diccionario de la Real Academia Valenciana y de LAS PROVINCIAS en las bibliotecas públicas, han estado atentos para adquirir (a cuenta del ciudadano) esta obra de un colaborador del "Avui", nacido en La Bisbal d'Ampordà. Así progresa la catalanización, ante la pasividad de quienes ustedes saben. Las Provincias 6 de Mayo de 1998
Don Mariñas del Real Potorro
Por Ricardo García Moya
La etimología, en ocasiones, asocia vocablos y personajes. Servidor, tras la escena de la vidente tetuda en Tómbola, asocia el potorro a Mariñas; pues él, con sólo rascarse la frente, fue quien provocó el didáctico show. Si la voz arraigara en idioma valenciano habría que recordar a Mariñas como padre del préstamo léxico, incluso nombrándole algo así como duque del Real Potorro o académico de la AVL. Por el 1898, el cáustico gallego tuvo en tierras valencianas el precedente de unos periodistas alicantinos, especialistas en asuntos del cuore. Entre sus firmas aparece un“Chimo Pollastre” en “El Cullerot, semanari de major circulació femenina en Alacant”. Sus redactores ironizaban sobre infidelidades, noviazgos truncados y amores interesados. La perspectiva cronológica y social muestra un mundo ingenuo, donde “una chica molt grogueta, que se coneix que te algún vici, sempre que pasa no se quí per el referit taller, te que riures y comensar a ballar”. Otras puyas se dirigían a “les coristes” (similares a las famosillas actuales), que intentaban cazar adinerados señores; y a la solterita, “fadrineta molt guapeta del carrer del Sacrament”, que “ha tingut molts novios”. La sal gorda no faltaba, con alusiones a las que iban tras“les botifarres”. Así como potorro es de procedencia tombolera-castellana, el “pollastre”, de Chimo era valenciano de srcen. Del latín “pullus” surgió el raro diminutivo “pullaster” que los humanistas valencianizaron como“pollastre”, siendo Joan Esteve quien documenta por vez primera el sustantivo en su diccionario valenciano-latino de 1472 (Liber elegantiarum, 1489). La voz tuvo éxito y fue recogida por Pou,“pollastre” (Thesaurus. Valencia, 1575) extendiéndose por Cataluña gracias a las reediciones catalanas del Thesaurus y su lectura en la Universidad de Lérida. La voz pasó al castellano, aunque en un principio era extranjerismo que figura en el anónimo “Viaje a Turquia” (a.1578), junto a otras voces exóticas (estrada, fudro, menge, etc). Pasado el tiempo, autores como Clarín, Valle-Inclán o Palacio Valdés utilizaron el valenciano“pollastre”, siendo incorporado al DRAE en 1869 (no 1924, como dice Corominas). En esa especie de Tómbola que era El Cullerot de Alicante, se introduce un matiz dramático en abril de 1898. La amenaza de los yanquis sobre las posesiones españolas del Caribe se refleja en los llantos de la enamorada:“perque sen va a matar yankis (el novio), plora que es despepita” (El Cullerot, 23 juliol 1898). El 1 de mayo de 1898 aparecía un comentario sobre los barcos americanos forrados de hojalata: “Habana: Per molta por que fasen els barcos forrats de llanda, mosatros no em tenim. Estem preparats pera tot lo que vinga” . Por desgracia, los “Indiana”, “Brooklyn”, “Oregón” y compañía poseían un blindaje inexpugnable para la flota española. Los periodistas de “El Cullerot”, quizá por la deformación profesional que tenían de lanzar bulos sabre amoríos falsos, crearon la sección de “Telegrames de la guerra” con noticias como esta, supuestamente venida de Rusia: “Se diu per açi, que si els inglesos se alien en els americans, mosatros (los rusos) mos aliarem en els espanyols; y atres nacions que també tenen interesos en aquells mars, també farán lo mateix” . Redactadas a vuelapluma, dejaban ver cierto racismo ancestral: “els chodios de Chicago en Cuba”. En la misma plana -compartiendo espacio Marte y Eros- Chimo Pollastre murmuraba sobre el conflictivo “noviache (sic) de Ricardito” (que, obviamente, no era el Bofill).
Ahora viene más rollo, ¿preparados?: Ustedes habrán observado la presencia de ciertas morfologías pronominales, hoy perseguidas por Inmersiomán y el diario “Levante”, flabiolaire del IEC. Era el modelo adoptado libremente por el pueblo valenciano a través de los siglos: “qui vos vol be”, “dónamos un bon día”, “vosatros” “pera els tres mos sobra”, “¡Dona, que mosatros no moseguem!” (El Cullerot, 1898). Tras sufrir múltiples acomodaciones morfosintácticas de los flexivos latinos, la construcción valenciana “mosatros” era tan válida como las adoptadas por otras románicas. En 1898 los valencianos ya no usaban el arcaísmo “nosaltres”, salvo para pedir limosna en los florales de Barcelona y satélites. El filólogo Fullana explicaba que“nosaltres (nosalteros) fon substituida per nosatros, no per corrupció, sino per verdadera evolució” (Ens. llengua valenciana, 1926, p.103). Más claro lo deja en su gramática:“pronoms: nosatros, mosatras... vosatros” (p. 214). Ya en el Medievo, Corominas localizó ejemplos de “nosaltros” y “vosaltros” en autores como Eiximenis; incluso con la desaparición de la líquida,“nosatros”, en 1469 (DECLLC). Si analizáramos la aburrida evolución de “nos alteros” (nos altros > nosatros > mosatros) huirían los lectores del DDV, pero el proceso es sencillo. En 1650, fray Pere Esteve de Denia usaba estos pronombres:“morir y a nosaltros redemir...no seguixcau vosaltros” (Mercader: Vida P. Esteve, 1677, pp.124, 370). En el mismo siglo, en carta que encontré entre la documentación valenciana robada por Cataluña (secuestrada en el mal llamado Archivo Corona de Aragón, es infinitamente más valiosa que la depositada en Salamanca; aunque el Bloc y el diario “Levante”, catalaneros, no la reclaman); bueno, pues en la citada carta y en la bella caligrafía barroca del secretario de la Generalidad, leemos: “pero sent en nosatros”. El escrito acaba con solemne fórmula: “Com la Christiandat ha menester. Valencia, y Dehembre a 11 de 1696. Los Elets dels tres Estaments del Regne de Valencia”. El “nosatros”, igual que el gerundio “sent” y la conjunción “pero”, confirman que en la fosilizada prosa cancilleresca también se respetaba la separación de lenguas (en catalán sería: “peró essent a nosaltres”). La evolución pronominal se había completado hacia el 1700, como demuestra el uso de mosatros en la mejor novela valenciana del XVIII: “y mosatros ham de esclafar tarrosos” (Galiana: Rondalla l768, p.78). Si Mariñas del Real Potorro leyera este artículo (hipótesis difícil, por el comisariado lingüístico que acojona y controla la academia de catalán Canal 9); pero suponiendo que llegara a sus manos, se preguntaría en qué idioma estaba redactada la prensa alicantina del XIX. En el bilingüe “El Amic del Poble” de Alicante hay respuesta:“...daremos a conocer a nuestros lectores la novela escrita en valenciano expresamente para El Amic del Poble” (Alacant, 9 de Abril 1899). En ese idioma no figuraba “potorro”, pero sí el neutro ‘lo’: “lo que te vullc” ; la ‘ch’: “chicot”; y mil morfologías ahora prohibidas: eixemplar, mentres, vixc en tú, mos despedirem, semanari, armela, etc. Diario de Valencia 12 de enero de 2003
Los incultos y el pronombre mosatros Por Ricardo García Moya
La escena se repite día tras día. El presentador de Canal 9 habla en normalitzat del Institut d´Estudis Catalans, usando el arcaísmo nosaltres; el invitado, en lengua valenciana moderna, le contesta con el pronombre personalmosatros que aprendió de sus padres. Esta fidelidad idiomática no es ignorancia, al apoyarse en hechos que legitiman el vocablo y que podrían remontarse incluso al aragonés medieval, con sus dicciones nusatros y vusatros, pero no iremos tan lejos. Comenzamos con un manuscrito firmado por don Josep Ortí, secretario de la Generalidad del Reino a fines del siglo XVII que, a pesar de su caligrafía barroca, permite leer "en nosatros" (ACA, Memorial, 11 - 12 - 1696), antecedente del actual mosatros. Hace trescientos años se estaba gestando el valenciano moderno, igual que sucedía con el castellano, catalán, gallego y francés. Las alteraciones morfosintácticas conformarían progresivamente la singularidad léxica futura, y todas las variables (nosoutros, nosotros, nous autres, nosaltres, mosatros ) podrían ser calificadas por Cicerón o Virgilio como corrupciones de la latina lengua madre. No sólo encontramos nosatros en memoriales de la Generalidad anterior a 1707. En la mejor obra literaria valenciana del siglo XVIII, la Rondalla de rondalles (Valencia 1769) de fray Luis Galiana, podemos leer "tingam nosatros la festa en pau" (p. 18), que testimonia la implantación del pronombre. En la obra de Galiana -filón de lexicólogos- se documentan muchos términos del valenciano moderno por primera vez (ascolte, boljaca, aufegarse, gentola...). Ni que decir tiene que Galiana era persona ilustrada, admirador de Quevedo, amigo de Carlos Ros y estudioso del idioma. Progresivamente, sin imposiciones externas, la aceptación del pronombrenosatros fue absoluta en el Reino de Valencia, hasta tal punto que el latinista y archivero José Nebot, en su "Gramática Valenciana", publicada hace más de un siglo, advertía que"será catalanismo usar la voz nosaltres por nosatros" (Gramática, 1894, p.127). El mismo erudito da una valiosa información al comentar que"también se dice mosatros en vez de nosatros" (p.45). Es decir, la lengua valenciana sólo admitíanosatros y mosatros, transgrediendo esta regla los poetas románticos que, deliberadamente, envejecían escritos con los apres, dreturer, forcivolment, nosaltres, pas, lur, y demás cadáveres léxicos procedentes del romance y provenzal medieval. El setabense Vicente Boix reproducía en 1855 poesías con las vocesnosatros y vosatros (Fiestas, 1855, p.424); y el filólogo y académico Lluis Fullana, al tratar sobre pronombres personales, decía: "La formación nosaltres (nos alteros) fon substituida per nosatros, no per corrupció, sino per evolució" (L´ensenyança de la llengua valenciana, 1926, p.103). Para el filólogo de Benimarfull sólo eran correctas las formasnosatros y mosatros (Gramática, 1915, p.214) que, como es habitual en términos cultos, tienen sus localismos dialectales:moatros, natros, etc. Quizá el único que podía rivalizar con Fullana en el conocimiento del valenciano clásico fue el franciscano Andrés Ivars (Benisa 1885); el cual, en publicaciones y conferencias sobre manuscritos del siglo XIV usaba el léxico ahora ridiculizado: "nosatros, en el Reine de Valencia" (Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Valencia 1923, p.51). Igual criterio muestra don Francisco Martínez (Altea, 1866),
vicepresidente de Lo Rat Penat, investigador y recopilador de leyendas. Después de escudriñar en los rincones lingüísticos del Reino, en las historias"arreplegades per el Reyne de Valencia", utiliza el pronombre "nosatros" como forma culta. Por cierto, sus leyendas las ha editado la Diputación de Alicante, la de Juli d´Espanya, con comentarios en barcelonés del Institut d´Estudis Catalans: avui, amb, nosaltres, aquesta, dues. (Llegendari, Diputació d´Alacant, 1997.). Entre los intelectuales que escribíannosatros y mosatros no podía faltar mosén Martí Gadea, nacido en 1837 en Balones, cerca de Alcoy. Su valiosa obra -vocabularios, diccionarios, poemas, folklore y narrativa- ha sido trillada por lexicólogos como Corominas. Casualmente silencian que Martí Gadea utilizaba el valenciano moderno: nosatros, mosatros, companyers, bellea, vegá, carranchs, reyne; es decir, el perseguido por el Institut d´Estudis Catalans. Curiosamente, en el diccionario de Alcover incluyen mosatros sin tildarlo de corrupción blavera. La lista se podría ampliar, pero es suficiente para que cuando nos digan que el Institut d´Estudis Catalans -gendarme en casa ajena- prohibe los pronombres valencianos, se les invite a leer al filólogo Fullana, de Benimarfull; al escritor Martí Gadea, de Balones; al novelista fray Luis Galiana, de Ontenient; al historiador Boix, de Xátiva; al investigador Francisco Martínez, de Altea; al erudito padre Ivars, de Benisa; al secretario de la Generalidad Josep Ortí, de Valencia. El avergonzarse de los pronombres personales valencianos mosatros y vosatros comenzó en 1940, y no por las razones que propagan los inmersores. Las Provincias 30 de Marzo de 1997
Sobre la ortodoxia del valenciano
Por Ricardo García Moya
La semana pasada un profesor de la Universidad de Valencia se tomaba la molestia de corregir ortográficamente un artículo de la concejala García Broch. La corrección, según reconoce, la hizo "utilizant les normes de la Universitat de Valéncia i de l'Institut d'Estudis Catalans". Triunfante, ofrecía como trofeo una larga lista de palabras incorrectamente escritas por su acentuación, grafía, diferencia de matiz (significado), terminaciones verbales, etc. El enseñante preguntaba, ¿por qué escribe García Broch el pronombre"yo" con ‘y’ griega, cuando lo "normalitzat" es "jo"? ¿No conoce Broch que el Institut Catalá no admite la CH y, en consecuencia, no debe escribir"marcha", sino "marxa"? Sin proponérselo, este censor demuestra que catalán y valenciano son idiomas diferentes. En el breve artículo de García Broch, apenas un folio, encuentra más de un centenar de diferencias gramaticales entre el catalán de los que viven del Régimen y el valenciano del Reino de Valencia. Respecto a su reprimenda a Lola por escribir "yo" y "marcha", le recordaré que Menéndez Pidal (en cuya gramática histórica bebieron todos los filólogos actuales), reconocía tácitamente la independencia idiomática valenciana. En su análisis de los pronombres personales, recordaba que el derivado del nominativo ego se abreviaba en latín vulgar hasta llegar al "jo", con jota, en catalán; y "yo", con ‘y’ griega, en valenciano (Menéndez Pidal, R.: Gramática Histórica. Madrid 1977, p. 250). Por algo el culto y jocoso padre Mulet, hacia 1650, anotaba"yo estic aci" (Bellveser, R.: Tratado, p. 71 ) estableciendo frontera con el "jo ja soc aquí" terradellano. El esperanto catalanero de la Universidad de Valencia no es el idioma que el Reino ha ido gestando a lo largo de los siglos; pero nos han hecho caer en la trampa de la coentor, para que nos avergoncemos del valenciano del siglo XVII, fundamento del actual. El producto lingüístico que ofertan es similar al que ofrecería un sefardí de Israel que tratara de normalizar al castellano actual; diciendo que su habla conserva la pureza del siglo XV. Ni el catalán "normalitzat" es fiel al valenciano del Siglo de Oro, ni los sefardíes conservan algo más que un empobrecido y contaminado castellano. Con las normas del Institut Catalá se censurarían todos -absolutamente todos- los escritos en valenciano de los siglos XIII al XIX. Figúrense qué dirían de esta ortografía y léxico: "Les fadrines vos festechen, deixan los festechadors, y quant escuren y agranen, vos están cantant cançons" (Gaspar Aguilar: Certamen poético, Valencia 1621, p. 217) . Los catalanes de 1621 no escribían así:"Y estich tan alegre, tan gojós estich, que en los ulls vos parle, y en lo cor vos tinch" (p. 205). Habría que recordar que todo escrito desde obras místicas de Isabel de Villena a las populares de Escalante- es válido para demostrar la evidencia de un idioma y su estudio. No parece lógico tomar como único modelo los "Manuals del Consell", del siglo XV.
¿Se figuran a Carreter o Lapesa hurgando en escritos y vocabularios del XV para reimplantar arcaísmos? Sería chocante, pues podrían incluso unificar el valenciano, castellano, catalán y gallego. Los manuscritos de Cardeña y Silos, por ejemplo, contienen palabras castellanas como "loquero" (alquilador), "nora" (nuera), "mestre" (maestro), según recoge Andrés Merino en "Escuela de leer letras" (Madrid, 1780). El castellano usaba también "cava (cueva), finestra, dona, duas, home, caserna, furtar, conquerir, pardal, ferir, nafrar", etc. Es decir, que Pujol podría "normalitzar" a toda España. Obras populares como el "Sacromonte parsano de las musas de los reynos de España, en varias lenguas. Valencia, 1687" utilizaban el idioma valenciano sin complejos: "Mes negra que una paella, que el castellá diu sartén. Més le espanta la llechea (...) penchada vingué de choyes". Esto no era catalán ni castellano, pero tengan la certeza de que si los catalanes hubieran escrito "llechea" o "penchada" en 1600, ahora lo defendería denodadamente la Universidad de Valencia (el adverbio "avui", por ejemplo, es más reciente e indocumentado). Están haciendo el ridi, como en este ejemplo: En la Universidad de Barcelona, los impresos de la biblioteca -escritos en catalán- muestran las palabras "domicili" y "firma". Aquí, por el asunto de la coentor, nos encontramos con "adressa" y "signat". La etimología, no nos engañemos, es alterada cuando la lengua es potente y el pueblo que la usa no tiene complejos. Si no fuera así volveríamos a comunicarnos como el prosista Petronius, el del Satiricón. Por cierto, qué cara tienen los maestros que dicen a sus, alumnos de Alicante que en Valencia y Castellón se utiliza familiarmente el arcaísmo "nosaltres"; y es que aún quedan alicantinos sin engatusar. En "Información" (5-3-94) leemos que los miembros de la barraca "Per la festa y mosatros", celebraron su cena anual en el Casino. El pronombre "mosatros" -centenario y exclusivamente valenciano- hay que respetarlo, aunque peque contra la etimología. Las Provincias 10 de Marzo de 1994
Los papeles valencianos del "en" y el "amb" Por Ricardo García Moya
En 1756, el inspector real de imprentas anotaba:"El papel de las otras ciudades de España no es tan exquisito y fino como el de las imprentas de Valencia" (A. Hist. Nacional; C. L. 51.633). El producto procedía de las fábricas "del Reyno. de Valencia: Alcoy, Vinaroz, Segorbe, Xérica, Navajas y Cartuja de Vall de Christ". Obviamente, entre estos papeles valencianos del pasado -soporte material del idioma- debieran hallarse los que hacen referencia a la prosapia y pedigrí de la promocionada ‘amb’; pero nadie los ha visto. Flotando en el limbo documental, la palabreja ondea como estandarte de la caballería inmersora. Ayer, en un centro de enseñanza de Alicante, el inmersor tachaba la preposición ‘en’ de la revista "Jovens", sustituyéndola por la citada ‘amb’. Más tarde, en el autobús escolar, los alumnos recibían otra sesión de ‘amb’ a cargo de Radio Nou; ya en casa, el Babalà de Canal 9 lanzaba otra andanada de ‘amb’. Como ven, la pregunta es obvia ¿dónde están los papeles valencianos que legitiman la despótica imposición del vocablo? Como el lector sabe, ‘en’ y ‘ab’ son dos adustas preposiciones alejadas del travestismo de otras partes de la oración, que lo mismo aparecen con atributos femeninos, masculinos, plurales o singulares; no obstante, a pesar de su simpleza, son imprescindibles para el hablante. En el Reino de Valencia, desde hace siglos, ‘ab’ es un arcaísmo que sólo tiene uso literario, siendo sustituida en el valenciano moderno por ‘en’; aunque ambas, con la inmersión, han sido suplantadas por la catalana ‘amb’ por capricho del Institut d'Estudis Catalans (IEC). El enredo se gestó entre cortesías a la mujer catalana en 1863, cuando el "Consistori dels Jocs Florals de Barcelona" editó un ensayo de ortografía catalana, sugiriendo la implantación de ‘amb’. El vocablo era exótico incluso en Cataluña, pero, según dicen, fue usado alguna vez en la Provenza de trovadores y cátaros, hacia el siglo XII (Anglade, J.: "Grammaire de l'ancien provençal". París 1921, p. 365). Aquí, en el Reino de Valencia, elementos becados por el lermismo escanearon papeles valencianos -desde la Edad Media al Barroco- para hallar clásicas ‘amb’ que legitimaran la maniobra inmersora. Fue inútil. ‘Amb’ es un virus léxico catalán que contamina al hablante valenciano. Por el contrario, la centenaria ‘en’ (cuando equivale al español ‘con’) es un producto valenciano y, por ello, prohibido por el IEC. Actualmente constituye un semáforo lingüístico que señaliza al catalanizado. Si, por ejemplo, oímos: "Cambrer, si us plau, vull cafe amb llet", localizaremos a una víctima de la inmersión. Por el contrario, si decimos: ("Camarer, perdocumentado favor, vullc desde cafe en llet" estaremos respetando el valenciano moderno camarer está hace medio milenio). En 1894, Nebot recordaba que ‘ab’ (no la foránea ‘amb’) estaba en"desuso, y se la sustituye siempre por en" (Gramática, p.111 ) . No obstante, en lengua escrita perduró el arcaísmo ‘ab’, asi como en el lenguaje fosilizado de tribunales y en textos en que el autor exhibe hipercorrección. En un juicio efectuado en Elda. año 1626, el acusado dice: "en un compás que portava", y el fiscal copia: "ab un compás que portava" (Montoya, B.: Variació. Alicante,1986, p. 237).
En el diccionario de la Real Academia Española, a pesar de la criba, todavía encontramos reconocimiento de esta preposición valenciana que generó vocablos cedidos a la española. Es el caso de"Panoli, derivado del valenciano pa en oli, pan con aceite" (DRAE, 1992). Quizá en la próxima edición del DRAE maquillen esta acepción, siguiendo el parecer del catalán Corominas, el cual -sin documentación- sugiere que viene de "pa-amb-oli" (sic). Sobran comentarios, pues, aparte de que ‘amb’ no existía ni existe en lengua valenciana, el resultado hubiera sido algo tan raro como pamboli, pamoli o paboli. Pero el que manda, manda. La "normalització" enloquece. Lo mismo suprimen referencias a la lengua valenciana en los catálogos del Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, que hacen desaparecer la "Práctica de Orthographía para los idiomas castellano y valenciano" de la Biblioteca Nacional de Madrid. Esta obra de Carlos Ros (Sg. 2/62.805) falta desde el 31 de abril de 1990; por suerte hay otros ejemplares en los que podemos leer: "la preposición castellana con es igual a las valencianas en y ab" (Ros, C.: Práctica. Valencia, año 1732, p. 69). Así documentaba el lingüista Ros, en los exquisitos papeles valencianos del siglo XVIII, la existencia de ‘en’ y ‘ab’; no la extranjera ‘amb’. Y no nos engañemos. A los inmersores les da igual que‘en’ y ‘ab’ equivalgan a las latinas apud, in o ad; o que sea construcción en ablativo o acusativo; o que estén documentadas desde la Edad Media. Ellos, con el poder en sus manos y bolsillos, continuarán con la cruzada a favor de la ‘amb’. Sólo obedecen la voz de su amo: el Institut d'Estudis Catalans. Las Provincias 16 de Febrero de 1997
Els caragols punchosos de Benicarló Por Ricardo García Moya
El diario Levante, espadón del Nuevo Orden idiomático, denunciaba que “Agricultura traduce al español y al valenciano de la RACV el trabajo de un instituto de Benicarló”. En este centro -que ostenta el nombre del manipulador Joan Corominas-, se imparte catalán, como en todos los institutos del Reino. Una de las profesoras, Olga Suárez, se burlaba de la timidez traductora de la Consellería de Agricultura, al haber mantenido la grafía catalana en "punxents, y no cambiar la ‘x’ por la ‘ch’ secesionista”. La patosa Olga Suárez oculta o ignora ciertos detalles: en primer lugar, “punxent” es un barbarismo que aparece en Cataluña en el siglo XX, según dice su admirado Corominas: “Punxent ha penetrat molt avui en l’us general del Principat, i jo mateix l’he usat molt des de c.1925; recordo, però, que abans em xocava” (DECLLC). Los colaboracionistas han introducido esta corrupción en el Maestrazgo, pero Olga Suárez jamás podrá exhibir ejemplos de “punxents” en lengua valenciana, sea en clásicos o en saineteros anteriores a la prostitución idiomática. No sé qué significa en catalán “punxents”, pero intuyo que en idioma valenciano podría traducirse por“punchants, punchosos o coents”. Olga Suárez ironiza sobre la ‘ch’ secesionista, como si estuviera hablando a indefensos alumnos de ESO, pero no nos engaña. El vocablo“punchó” según los etimólogos que reverencia la inmersión: “Es forma de srcen mozárabe... aparece en Eiximenis que, como es sabido, vivía en Valencia y allí recibió gran influencia” (DECLLC). Generada en el romance valenciano, la familia léxica de “punchó, punchar, puncha...”, se propagó posteriormente por la cuña valenciana hacia Lérida; así en el mismo párrafo, Corominas reconoce que estas formas -cambiando la ch por x-, se filtraban hacia el norte: “Altrament, ja llavors les formes en x (-ch-), s’estaven propagant cap al Nord” . Y también por Castilla: “la primera documentación de punchar en castellano es en el Corbacho del Arcipreste de Talavera, en 1438, que se había educado en Valencia”. Así es, que diría Pocholo, el texto del Corbacho contiene valencianismos que, impunemente, los etimólogos catalanes mangan a placer. El diccionario de la Real Academia de Cultura Valenciana (no confundir con la de Ascensión), registra las vocespuncha, punchar, punchó, punchonet, etc.; y esto es algo que la Universidad, el diario Levante y los espíritus sensibles como Olga Suárez o Rita Barberá no pueden admitir. Si el Institut d’Estudis Catalans y los comisarios lingüísticos de Tarancón prohíben la “ch secesionista” ¿por qué insisten los cabrones blaveros? Luego se quejan de que la educada progresía califique a quien usa la “ch” como analfabet feixista, fanàtic d’Unió Valenciana, fill de puta secessionista, blaver de merda, botiguer inculte, cabró del GAV, etc. En fin, para facilitar la labor a los comisarios lingüísticos, he buceado en la charca y he hallado una serie de secesionistas a los que Olga Suárez puede aplicar el insulto que le apetezca. Al ignorar quién escribió “punchó de lletres” y “tots los punchons” en documentos valencianos de la monedería del 1400 (BDC,XXIV), y como no tiene morbo insultar a desconocidos, doy una relación de textos literarios y nombres de siniestros secesionistas: “punchen ab una agulla” (St. Vicent: Ms.276 Sermons. h.1408);“te pots punchar” (Roig Espill, a.1460); “no punchen los seus” (Fenollar: Procés de les olives, 1497); “aquells punchons” (Obres fetes en lahor de Sta. Catherina, 1511); “tant puncharen los de açí” (A. Cat. Val. Liber Antiquitatum, h. 1520);“les punches” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575);“les mans puncha” (Salzedo: Vida Hier. Simón, a. 1614, p.
194); “en tantes punches” (Fiestas Conv. del Carmen, a. 1622, p. 219); “encara punches” (Maluenda: Endeches en llengua valenciana, a. 1628);“punchá lo dimoni” (Carbó: Luces de aurora, 1665, p. 333); “argolletes y punchó” (Llibre de contes de St.Cristofol de Benasal, h.1728); “agrostis punchosa” (Cavanilles: Obs.1797); “a grapats y punchades” (Conversacions entre Saro, 1820); “els punchonets” (Roig y Civera: Un chuche, 1873, 12);“estic en punches” (Ovara: Per tres pesetes, 1881, p.6); “puncha, punchar, punchonet...” (Diccionari RACV 1997). El sustantivo “punchó” se propagó hacia Cataluña a fines del XIV pero el verbo “punchar” tardó algo más, pues exceptuando el Corbacho, “del uso de punchar, fuera
del Reino de Valencia, no parece haber documentación anterior al siglo XVII” (DECLLC). También reconocen que “puncha”, aparte de los clásicos, “está particularmente arraigado en la toponimia y la botánica valenciana” (DECLLC). Hecho evidente, aunque el todopoderoso “Servei de Normalització” catalana de la Generalidad está traduciendo a toda leche la toponimia valenciana al catalán, en rótulos de todo tipo (San Zaplana, como es santo y levita por el empíreo de las Regiones de Europa, está por encima de debilidades humanas, sean de la pilila o de la lengua valenciana). El acojone de los traductores del texto de Benicarló también les hizo escribir “xics” con la ‘x’ de la norma del IEC; así que, aunque sea un coñazo, les doy otra tanda de analfabetos que escribían “chic” con la ‘ch’ secesionista: “fadrinetes chiques” (St. Vicent: Quart. 15.85, any 1413); “sis chiques” (Inv. Palau Real a la mort de la Reyna, a. 1458); “chiques” (Roig, Jaume: Llibre de les dones, 1460); “chiquea, chiquet, chiqueta” (Esteve: Liber, 1472); “lo Senyor guarda los chiquets” (Corella, Roiç de: Salteri, 1490); “chiquet” (Villena, Isabel de: Vita Christi, 1497); “chiqueta” (Pou: Thesaurus, 1575); “als chichs” (Taraqona: Inst. dels Furs, 1580); “el Pendó chiquet” (AHO. Llibre dels obrers de vila, 1625);“chica exposita” (Exulve: Praeclarae artis, 1643); “chiquet” (Luces de aurora. 1663); “chichs de mamella” (Ballester, Batiste: Ramellet, 1667); “roqueta chiqueta” (Llibre de visures de Tirig, 1680); “per a la educació dels chichs” (Archiu Hist. Oriola, L. 156, f. 102, a. 1686);“chica y chiques” (Const. Real Casa de Orfene, 1748); “els pares del chiquiniu” (Balader La capa no sempre tapa, 1876); “aquelles chiques” (Escalante: El agüelo Cuc, 1877); “Chiquet ¿vols pegar una mirá?” (Millá. El tenori de Alsabares, Elig, 1891); “chic, chicot, chiquet, chiconiu...” (RACV: Dicc.val. 1997). En esta escaramuza de la Batalla de Valencia tenemos, por un lado, los incultos que defienden la ‘ch’ secesionista: Jaume Roig, St. Vicent, Fenollar, Isabel de Villena, Pou, Ballester, Joan Esteve, Roiç de Corella, Exulve, Carbó, Cavanilles, Balader, la RACV, etc. En la trinchera opuesta, las figuras del cientifismo chipiritifláutico: el diario Levante, el Institut d’Estudis Catalans, el Ribó Canut catalán de EU, la Ciscar, Gloria Marcos, Rita etc. Barberá, un señor que manda en el PSPV, San Zaplana y su academiaTarancón, de Ascensión, Ustedes verán: Isabel de Villena versus Tarancón; Jaume Roig versus Rita Barberá; Fenollar versus Ferranet del Levante... Diario de Valencia 10 de Febrero de 2002
Las traducciones de Bonllabi al idioma valenciano
Por Ricardo García Moya
No saben qué hacer con Bonllabi, aquel humanista catalán que tradujo “en llengua valenciana” los manuscritos provenzales del Blanquerna y Scala Dei en 1521 y 1523, respectivamente. Nuestro idioma se anticipaba al de los vecinos, pues los impresos de Lulio en castellano y catalán fueron más tardíos; incluso en 1749 los mallorquines recurrieron a nuestra edición para publicar el Blanquerna, tal como recuerda la portada: “traducido fielmente ahora del valenciano y de un antiguo manuscrito lemosino, al
castellano” (Blanquema. Mallorca, 1749). Los catalanes no admiten esta realidad documental y aseguran en la Gran Enciclopedia Catalana que: “Joan Bonllavi es autor de la primera edición de una obra de Ramón Llull en catalán”. En el srcinal, Bonllabi declara que lo traduce a la lengua valenciana, labor que finalizó en plena guerra de Germanías y que pudo afectar negativamente, pues hay detalles de pobreza literaria; p.e., la constante utilización de expresiones como“estes paraules”; aunque podría responder al interés por valencianizar el Blanquerna, rechazando las catalanas “aquests mots” y “aquestas paraulas”; con igual criterio rechaza el arcaísmo femenino “dues”, usando siempre el valenciano moderno“dos” (“partit en dos parts”). Pese al alejamiento morfológico del valenciano renacentista, observamos desinencias prohibidas por la inmersión catalanera:“ixc, naix, yo no obeixc” (De matrimoni, f.VI), opuesta al “jo no obedeixo” catalán. También rechaza la epentética t en el infinitivo “desijar”, forma culta y opuesta al metaplasmo catalán “desitjar”. Con el neutro, Bonllabi escribe “lo que tu vols”, que traducido por los artistas del diario Levante sería: “el que tu estimes”, chapuza sintáctica que genera anfibología. Todo indica que Bonllabi, huyendo de la Germanía, se trasladó a Barcelona en 1521 con la traducción a “la llengua valenciana” del Scala Dei en la mochila. Allí la publicó en 1523, tres años antes de fallecer en la misma ciudad levantina. Se supone que era sacerdote, pero no como los motilones de Saó que te clavan las cuatro barras y el avui a la menor subvención. El texto de Bonllabi presenta alternancias en la valencianización, como si hubiera folios que él sabia que serían revisados, y donde es evidente que exagera el proceso, pues no es normal que en 1521 aparezca la grafia“llóchica” (“aprengué llóchica y rethórica” , f.4 ). Bonllabi utiliza el sustantivo prejui (no prejudici), y la conjunción mentres, (“mentres que Blanquerna aprenia en esta manera”, f.4 ), jamás el arcaísmo “mentre”, usual en presentadores como Forés. Tampoco cae en el barbarismo de escribir “amb”, voz tan emblemática de la inmersión como la cruz gamada del nazismo (si Canal 9 quita lo de “amb Eduard”, pone lo de “Queda’t amb mi”). Bonllabi rechaza el “lleial” catalán y emplea el“lleal” valenciano, siguiendo a Martorell (llealtea). Los colaboracionistas destrozarían la morfología de Bonllabi, convirtiendo los valencianos“parais, pobrea, chich, naix, almorsar, homens, jovens, prolech, delits, riquees, viuda, desijable, recontat, maestria, servicis, fret, quint, vert, sanc, fanc...”, en los barbarismos “paradís, pobresa, xic, neix, esmorzar, homes, joves, próleg, delictes, riqueses, vídua, desitjable, recomptar, mestria, servei, fred, cinquè, verd, sang, fang...”. El humanista valencianizaba en el 1521, mientras que la Generalidad valenciana gasta miles de millones en catalanizamos en el 2001.
Los ascensionistas (si les queda tiempo en la discusión sobre el asunto de las pelas académicas) dirán que si “vídua” es más latinizante (en realidad, latín puro sin el acento), o que “maestria” es castellanismo . No hay que hacerles ni caso, pues ocultan que “maestre” es habitual en la prosa medieval: el 27 de mayo de 1389, el Consell de Valencia cita “al reverent maestre Francesch Eximenis” (Arch. Mun. Val. Claveria, 23, J), y la carta del rey Martí de Valencia, fechada el 15 de febrero de 1398, trata“dels salaris dels doctors e maestres” (ACA, reg. 2.289, f.92), y así podríamos seguir hasta que nos durmiéramos. Tengo aquí el ejemplar de 1521 y veo que Bonllabi escribe “empachat, llaugerament” (f.85), no "empatxat” ni “lleugerament”. Respecto al arcaísmo “lluitar” -que ya era mal visto por los clásicos- es sustituido por “guerrejar” (f.92): Resucitado por la Renaixença catalana, lluitar se filtró al valenciano de los poetas floreros de los jocs barceloneses y otras mandangas circense-idiomáticas. El ambiguo Thous y su “Cançó de lluita” de 1924 extendió el engendró, rematando el grajo de Eixátiva con su “lluitarem amb força” (...per les subvencions, clar). La traducción de Bonllabi enlaza con la prohibición de voces tan valencianas como “asesí, asesins”, y la imposición de las catalanas “assassí, assassins”. El vocablo valenciano deriva del usado por Bonllabi, y supongo que sería el utilizado por Lulio hacia el 1300. En el texto valenciano de 1521 leemos:“dos axixins havien mort a un Rey cristiá” (f.83), relato que pudo escuchar en sus conversaciones en árabe con los sabios islámicos. La voz axixí aludía a los adeptos de una secta que -embriagados con hachís o cáñamo índico-, asesinaban a políticos y comerciantes entre Siria y Pakistán. El valenciano “asesí”, etimológicamente más correcto que el catalán (copia tardía del italiano assassi), sólo alteraría las fricativas y la abertura de la vocal pretónica respecto al modelo luliano, el más cercano cronológicamente al étimo (en el XIII correteaban axixins por la zona donde se escondía Bin Laden). Por tanto, cuando el inmersor enseñe a su hijo la voz “assasins”, hay que recordar a Bonllabi y a Porcar, que en 1626 escribía: “un famosisim asesí” (Porcar. Coses, 1626, f.481). Y hablando de axixins, mi colega catalanero Moncho me acaba de traer calentito un ejemplar de “La pols i el desig” (Bromera, 2001), premiada por Rita Barberá con dos kilos de nuestros impuestos, más la cama de Bromera. En la portada aparece la fotografía de unos ojos y frente con expresión concentrada, como la de un bloquero que estuviera jiñando con esfuerzo y tesón. Como se parece a Moncho, le he preguntado si es él, pero dice que no , que es un diseño de Solbes. Yo sigo pensando que le pillaron con las manos en la mona, ¡perdón, en la masa! Moncho es un bon chic que escriu en catalá del IEC, mentres que Bonllabi triava paraules del idioma valenciá. En fi, ya voré si aclarixc el misteri de la portá del libre. Diario de Valencia 18 de Noviembre de 2001
El `Empar´ que jamás existió Por Ricardo García Moya
Los barbarismos catalanes, con total apoyo de la Generalidad, invaden nuestro espacio vital. Si la falla Na Jordana escribe, por ejemplo, “gegant, perruqueria i pescateria” en lugar de las valencianas “jagant, peluqueria y peixcateria”, obtendrá aplausos del poder y titulares del diario catalán “Levante”. Aunque no es lo mismo, esto viene a cuento por un anuncio a toda página y color del madrileño “El Mundo” (Ed. Alicante, 12-5-02), publicitando el “Forn Desemparats” (sic) del Mercado Central y de la calle Guillem Sorolla de Valencia. Sería digno de Sherlock Holmes descubrir qué pretenden al publicitar en catalán el pan que aquí, en Alicante, se vende con la misma calidad y precio. Lo de “Desemparats” no es el nombre antiguo del establecimiento, pues en tal calle vivían familiares míos, y jamás hubo un horno normalitzat (que sus razones tendrá); pero no encaja que se anuncie en Alicante y repita en las pocas palabras del enorme anuncio las voces “Desemparats, Empars, Emparigües”, en lugar de las valencianas Desamparats, Amparito, Amparo (podría aceptarse Ampar), Amparigües, Amparín, etc. No creo que la gente vaya de Alicante a Valencia para adquirir pan en tal horno, pero el anuncio ha logrado que algunos alicantinos piensen que en Valencia se usan tales palabras. Por cierto, jamás se bautizó a ninguna “Empar” hasta la contaminación posterior a 1940, con el franquismo fusteriano y meapilas. Lo que es innegable es que existió un arcaísmo “emparar” en los romances hispánicos, y basta leer al riojano Berceo o el castellanísimo Cantar del Cid para comprobarlo: “abremos grand empara” (Cod. Cid, h. 1207, v. 450). Es decir, que mientras Berceo y el juglar de Medinaceli usaban “emparar” en castellano, en los cartularios romances del monasterio de Poblet aparece “amparandi... honorem” (año 1194), y en textos del latín arromanzado del pallarés,“amparet Bernardum de Torenna”(año 1170). Esta dualidad morfológica, en el idioma valenciano, acabó con el triunfo de“amparar” por la tendencia a la abertura inicial átona. De ahí lo raro que el “Forn Desemparats”, al felicitar a “les Empars” en lugar de“les Amparos”, olvide que tal nombre jamás existió en la onomástica valenciana, como reconoce hasta el pícaro Corominas“la variante empar es artificial, mera corrección purista en una palabra poco arraigada” (DECLLC, Ed. La Caixa, Barcelona, 1995). Como es pícaro, añade que“parece que en Valencia tiene más extensión y no sé si más espontaneidad” (íd.) ¡Qué pillo es el menda! Dice que no sabe si tiene más espontaneidad en Valencia, cuando la documentación más antigua que ha encontrado es un texto en catalán fusteriano de 1960, año en que hasta “Lo Rat Penat” sardaneaba al usar lo del amb y el desenvolupar, al tener como modelo idiomático la Revista Valenciana de Filología catalana (similar a la AVL), controlada por Joan Fuster, Gulsoy, Sanchis Guarner, Martí de Riquer, Dolç, Bohigas y toda la fusilería del IEC. Los valencianos tenemos documentación que demuestra que la adopción definitiva de “amparar, amparo y desamparats”no fue imposición del GAV o UV:“desamparada” (Vilanova, Arnau: Obres, XI. 75, h. 1290); “desampararia tot” (Crónica de Pere IV, abans del 1387); “ampares” (DCVB, doc. any 1392); “amparar... no obstant l’ampara” (Roig: Espill, 1460); “dels desamparats, ajudador dels malalts” (Martorell:Ag. II, 170, 1490); “desampararen la artilleria” (Breu relació de la Germania, 1519); “me desampares” (Montanyes, Jaume: Espill de ben viure, 1559); “eres del christiá amparo” (Timoneda: Misteri de la Iglesia, 1575); “confraría dels
desamparats” (Porcar; J.: Ms. Coses, 1615); “troben en vos lo amparo... desamparat” (Mateu y Sanz, A la Verge de la Sapiencia. Bib. Nac. Madrid, Ms. 3746, 1642);“unich amparo en tots los perills” (Archiu Mun. Oriola, Leg. 984, Generalitat, 1649);“lo patrocini y amparo” (Orti, M. A.: Segón Cent. Can. S. Vicent, 1656); “desamparats” (Inv. Sta. María de Castelló, 1674); “que em ampare ans” (Cucarella: Luces de aurora, 1665); “desamparats” (Ros, Carlos: Tratat, 1736); “la mort me ampare... morirse desamparat” (Escsrcuela. Stabat Mater, 1799); “busca qui t´ampare” (Balader: El pare alcalde, 1871); “sinse amparo es queda hui” (Escalante: El agüelo Cuc. 1877); “mos ampara” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig 1896);“desamparadament” (Escrig: Dicc.1887); “Mare de Deu dels Desamparats”(Gadea: Tipos, 1908); “perque l‘ampara” (Alberola: Terres secanes, 1924) “amparar, desamparar” (Dicc. RACV 1997). La AVL, igual que alguno hornos, desprecia a los autores citados y fomenta el arcaísmo “emparar” que impone Cataluña. Hablando del pan, Corominas condena “el recentíssim panaderia” (DECLLC), olvidando que más “recentíssim” es el artificial nombre propio“Empar” (a. 1960) o la “nissaga” (h. 1800); no obstante, los catalaneros pierden el culo bautizando a sus hijas con este engendro para fortalecer la “nissaga” inmersora (en idioma valenciano clásico existe “ginea”, equivalente a estirpe). La voz “panaderia” era patrimonial antes de Almansa, “arrendadors de la panaderia” (Llibre Est. Peñíscola, any l698), así que no era tan reciente este sustantivo que enlaza con el valenciano“panader” (DCVB). Como ven, nos tienden trampas los que viven del catalanismo, que son miles y miles. La academia de Ascensión apoya todas las guarrerías idiomáticas del IEC, aunque son tan chapuzas los acuerdos de la AVL que parecen dictados por los Morancos. Así, el solemne “Acord de la AVL” (20/5/02) está lleno de barbaridades que sólo pueden cometerse aposta y para hacer reír. En el documento patinan, por ejemplo, al afirmar que el sustantivo “gasto” no está documentada “en texts dels segles XIII al XVI”. Ahora comprendo que quisieran un asesor idiomático estos virtuosos de la lengua y hacer el ridículo, pues el inexistente“gasto” está presente desde el siglo XIII al XVI, sea como el mozarabismo “guastar”, usado por San Vicent (h. 1408), Roig (a. 1460), y Martorell (a. 1490); o en la forma reducida “gastar”, preferida por Eiximenis: “gasten e porten a destrucció” (a. 1387). Como es sabido, el humanista catalán escribía en nuestro idioma, pese a reconocer humildemente“el seu pobre entendre en llengua valenciana”; aunque más paupérrimo es el de los miembros de la AVL. Eso le pasa a Ascensión por no haber consultado a cualquier miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana, que le habría sugerido sin cobrarle nada que leyera, por ejemplo, el popular Thesaurum de 1575 (de veritat, Ascensió, que l’any 1575 es del siglo XVI), donde Pou escribe: “lo gasto… fer grans gastos... cosa dels gastos... llibre memorial, en que se escriu lo gasto del dia... cuc que es fa en los seps y los gasta...” (Thes. Valencia 1575). Mentres tingam entre mosatros estos mespantofles cegos cronolexics, arrancant rails y enredrant desde el “desemparats”? chiquets als yayos ¿cóm no eixirán a tonellaes “Empars” y panaderies de desamparats Diario de Valencia 9 de Junio de 2002
El idioma valenciano de Castellón
Por Ricardo García Moya
Situémonos en Castellón, si ustedes gustan, en 1871. En la plaza de la Constitución y en el año citado, la imprenta de Perales imprimía "Un bateig en Burriana", escrito por Casademunt en idioma valenciano y dedicado a un aficionado "a las musas valencianas". Era lo normal, pues a la Universidad Jaume I le faltaba más de un siglo para implantar el "desenvolupament català". Los valencianos de Burriana y Castellón, en 1871, leían un idioma al que los escritores habían incorporado múltiples variables morfosintácticas que incrementaban la singularidad del valenciano respecto a las lenguas vecinas. Así, en "Un bateig en Burriana" hallamos el tratamiento de cortesía‘so’, contracción silábica de senyor similar a la de "monseigneur, monssènyer, mossén". Hay otra homología con la palabra "sennor" del castellano medieval, y es que ambas no tenían variable de género (el castellano J. Ruiz alude a la dama con "aquesta mi señor"), por lo que encontramos So Mariana y So Batiste. El autor muestra gran riqueza léxica, y sólo cuando usa el castellano surgen los cómicos solecismos de leve crítica social (p.e., llama "Fomiento" a una autoridad de Fomento que acude desde Castellón). La joven Visanteta, al comentar que la cortejan"tots els chavals" (p.11 ), incorpora al idioma valenciano la voz "chaval" procedente del caló o gitano. Era una de las primeras veces que se documenta "chaval" en un texto literario de las lenguas peninsulares. Por su parte, Batiste alude a "esta vesprá", frase que la inmersión transforma en "aquesta tarda o vesprada", alterando el demostrativo y la aféresis del sustantivo. En otra escena, Batiste quiere que el bautizo sea el más importante que"en la redolá se fasa" (Ahora, desde que Mercé Sala catalanizó la RENFE, sustituyen "redolá y cercanies" por el catalán "rodalíes".) En otra línea leemos "quant abaixen del coche", frase que provocará sonrisas inmersoras por la presencia de la "ch" valenciana. EI vocablocoche procedía de Hungría y se documenta en Europa occidental en la segunda mitad del siglo XVI; así, según Corominas, "como voz propiamente castellana, se halla en 1596". En el condado de Cataluña, según el mismo etimólogo, recoge en 1559 la voz "cotxa", y ya se pasa al 1583 en que documenta "cotxo". Todo es muy científico, pero sólo en apariencia; pues el etimólogo cometió una picardía. Entre el cotxa de 1559 y el cotxo de 1583, Corominas se salta el primer diccionario que recoge en España esta voz. En el conocido Thesaurus de Pou, publicado en Valencia en 1575, no consta el catalán "cotxa o cotxo petit", sino el valenciano
"coche chic la devoz, quatre cavalls"con , dato el etimólogo Hastadonde en nueve citas repite y siempre la que ‘ch’ oculta a cuestas, siendo el catalán. primer texto se documenta el derivado "cochero" entre las lenguas peninsulares: "Lo cochero de tres cavalls". La palabra nunca dejó de usarse en el idioma valenciano, incluso en los coloquios del XVIII: "Venien tres coches" (Bib. Nic. Primitiu, Ms. 419, h.1794), y entre los valencianos de Castellön en 1871. La Generalidad Valenciana, en su documentación oficial, escribía: "Ni eixir coches per la porta" (ARV. G. Prov.1678. Sg. 3221).
En una metáfora burlona del "Bateig en Burriana" leemos:"El parot gros mos ve" (p.6). Todos hemos admirado al bello parot de bassa y al delicado parotet desde niños, pero lo que no sabíamos es que este vocablo exclusivo de la lengua valenciana sería capturado y expuesto en los diccionarios catalanes. Por cierto, leyendo los comentarios de Corominas, da la impresión de que el "parot" es un mutante peligroso que nada, vuela y cuando pica deja la "petxella" (?) . No es por molestar, pero el etimólogo dice que el primer documento donde aparece parot es en 1887. Como "Un bateig en Burriana" fue publicado en 1871, restaremos 16 años, si al Institut d'Estudis Catalans no le ofende. Aparte de constatar que en el Castellón de 1871 se usaba el idioma valenciano vivo y con enriquecimiento de voces (chaval, parot), nos queda comentar un detalle entrañable. Como es sabido, nuestra pluralización suma una ‘n’ en ciertas terminaciones, "jovens, homens, ordens..." ; pues bien, en "Un bateig en Burriana" podemos observar un inicio de normalización espontánea en la frase "divise les tartanes o cochens" (p. 6). Así, poco a poco, como un organismo vivo, el idioma valenciano iba desarrollando sus características. Hoy sucede lo contrario. Siguiendo con la enloquecida cruzada contra la lengua valenciana, han montado "La luz de las imágenes"en castellano y catalán. Tenemos un detalle con la voz "image", usada por la Generalidad antes de 1707:"image del Sant" (ARV, G. Prov. any 1650), y pluralizada como "imagens" en el Thesaurus (Valencia,1575). Pues bien, los encargados de la exposición han mirado con lupa que no se filtrara nada que irritara al Institut d'Estudis Catalans. Hasta en el título han usado el catalán "imatges", no el valenciano"imagens". A estas manipulaciones, nuestros amigos de Burriana -los de 1871-llamarían "Fomiento del valenciano". Las Provincias 14 de Febrero de 1999
El idioma valenciano en Orán
Por Ricardo García Moya
M´agrá el carrer Sent Vicent Ferrer de Madrit, encara que´l hotel ahon vaig siga tan pollós com la meua bolchaca. A últims de juliol fea molta basca y aulor a forum, sofregits y asfalt derretit. La bafor aufegava dasta les rates que dotorejaven desde´ls arbellons; pero comparat en l´ampastrá catalanera que hui patim mosatros, tot era murta y gesmil. Aixina que, raere de péndrer café en llet, apleguí al palau de la SGAE (Sociedad de Autores). Chistós sinse gracia, li diguí a la sinyora que m´atengué: “¿Esto es lo de Ramoncín?”. En fi, no dic la malicsia que li doná y atres coses, no hia espay; ademés, pera que no sufrixquen, deixe el valenciá modern dasta atre rato. Mi visita a la SGAE no era para pedir autógrafos a Ramoncín o la Bardem, sino comprobar una aseveración de totes les universitats del mon : “que los valencianos residentes en Orán en el siglo XIX hablaban catalán y editaron obras en catalán”. ¡Qué bonito! Los 50.000 valencianos que vivían en el Oranesado en 1890, ¿havían fet un curset y parlaven la llengua de Carod y de nostra invicta AVLL catalana?. Perdut entre taranyines, en la SGAE tenen l´únic eixemplar d´una publicació dels valencians que vivíen en Orán. Imprés en Alacant, llixc el títul de “Silvestre el de Carcaxent (dins apareix Carcaixent) / choguet en un acte./ Estrenado en el Teatro Principal de Orán la noche de San José del año 1890”. El dramaturc Jaume García Martínez pujá “al palco escénico” entre aplausos del públic; tot un éxit d´esta comedieta sobre la llauraora Doloretes y l´andaluso Don Roque; pero, tornant al asunt, ¿quína llengua parlaven?. Los verbos mostraban esta morfología:“yo el vullc” (p.10), “veent a...” (p.10) “seguix” (p.15) “et despepites” (p.17) “ya ha chiulat” (p.20) “sapia que...” (p.20); distinta a la catalana: “jo t´estimo, veient , segueix, t'espinyoles, ja ha xiulat, sàpiga que...”. Respecto a sustantivos y adjetivos: “si yo fora fadrina” (p.16), en catalán sería “si jo fos soltera”; los abstractos “delicadea” (p.15) “riquea” (p.31), equivaldrían a los catalanes y andaluces “delicadesa, riquesa” ; el“ballaor” (p.16) “¡facha!” (p.16), o “peganli una espenta” (p.16), se traducirían a “ballador, fatxa!, apegant-li una empenta”. Inclús Fent de Mona, amigacho meu, es donaría cónter de que era valenciá , no catalá, lo parlat en l´Oranesat en el sigle XIX. El valenciano de 1890 era casi jeroglífico para un catalán. Así, en“apartes, so llevitón, que tot lo que fa es...” (p.17), confundirían so, contracción de sinyor, con la preposición o adverbio catalán “sota”; tampoco asimilarían el neutrolo, ni la palatalización de llevita y el despectivo llevitón, por lo que podrían traducirlo a este caos semántico: "aparte's, sota levita llarga, que tot el que fa és...". Por cierto, levita aparece por primera vez en valenciano (Roig: Espill, 1460); luego, por la ruta a Lérida o la lectura de clásicos, pasaría al catalán. Aunque jocoso, el texto reflejaba el choque entre valencianos y andaluces, con la ironía como arma. Así, tras robar Don Diego al padre de Doloretes, ésta le llama “marroc andaluso” (p.28). Los valencianos, para eliminar la confusión con el “andalús” que pronunciaban los andaluces, crearon el neologismo “andaluso”, metaplasmo paragoge o adición defonemas finales; recurso que los idiomas desarrollan para singularizarse. Esta gentilicio es considerado ridículo en la academia Ascensión, aunque si lo impusiera el IEC lo recibirían con orgasmo a ritmo de rumba catalana; exceptuant, per supost, al místic “col·loquial” que tenen pera fer bulto y vudú als
blavers (encarabasinat en el cárrec, rebaixa a coloquial tota paraula valenciana prohibida per Cataluña) Los de Orán tenían en el idioma un signo de identidad, de ahí que Doloretes afeara a su madre el uso del castellano:“¿En castellá mos ve ara?” (p.30). La frase daría opción a que los colaboracionistas, cumpliendo su trabajo, alegaran: “¡Che, este blaver parla de muixerangues del lléxic y dels andalusos; pero, ¿y el nom del idioma ?”. Tenim la referencia. Aixina, en mal castellá, la chicona Doloretes li estufa al llandós andaluso: “¿por qué viene así a la huerta / si el valensiano no comprende? ( p.18); contestanli Don Diego en el nauseabunt:“háblame en cristiano, niña” (p.18). Lo que para un idioma es vulgarismo, para otros es cultismo. Así, en portugués constituye rasgo propio la supresión de -l y -n intervocálicas: “dor” equivale al valenciano dolor ; “voar” a volar, “diabo” a diable, “lua” a lluna, “cardeal” a cardenal, “ter” a tíndrer, “cor” a color, “coroa” a corona, etc. ¿Importa si esas supresiones son del XIV o del XIX?. No, pues modelan el portugués del mismo modo que el valenciano moderno se singulariza per la caída de la ‘d’ intervocálica; característica evitada si existe riesgo anfibológico. Es la singularidad que más empeño tiene el expansionismo catalán en suprimir, ¿admitimos consejos del invasor?. La frase de Doloretes:“sapia que soc dorá y no vullc eixa carná” (p.20), los comisarios la traducirían a: “sàpiga que sóc daurada i no estime aqueixa carnada”. El apócope estaba generalizado en todos los niveles y hablantes, exceptuando los que ofrecían su pluma al fascismo catalán. El pencholl del IEC (AVLL), prohibix escriurer “dorá” y “carná”, en l´apócop valenciá; pero s´engolix renocs com “sàpiga”, chanca del catalá modern en velar epentética eixida del Flabiolaire del Ter. Els colaboracionistes mos anderden com a panolis; pero en valenciá clásic y modern es“yo sapia”, may el “jo sàpiga”. En Orán, Doloretes parla d´asusenes (p.24), ¿es més cult escriurer azzutzena en catalá? No, asusena es un cultisme derivat del arábic “susana”, mentres que´l catalá “assutzena” es atre pardalot lléxic del sigle XIX. El sustantiuasusena te sigles d´antiguetat, pero al nostre poble li bufa la gamba tot astó ; seguirá menjant el guano de la AVLL mentres seguix al coixo Haus y se fot un got de blanc del Penedès. Y els mardanots de la Universitat seguirán dient que´ls valencians parlaven catalá en Orán. Per cert , en Alger y per 1900, el famós Cagayous de Mussette (Auguste Robinet) parlava de bacores, qué coyons (sic), una miqueta més, etc. (Cagayous, Bib.des Introuvables,Paris). Mosatros no eren forasters en Orán. Ya en temps de les chapes, en l´Oranesat manava u dels nostres: el Maestre de Montesa Garcerán de Borja. Y el aeroport d´Orán es digué de La Senia, no sinia en catalá. "Valéncia Hui" 9 de Diciembre de 2006
El obsceno deporte de “esvarar” en Alcira Por Ricardo García Moya
Estaba el otro dia tan absorto con la biografía de fray Agustín Pasqual -nacido en "Guadazuar, en el coraçón del Reyno de Valencia"- que me olvidé hasta del programa cultural de la Abradelo. Al pacífico fraile no le tentaba Belcebú con aspecto de la citada presentadora, tenía suficiente "con la mortificación que padeció toda su vida con los piojos; de continuo estaba avivado de ellos, rehusando el que nadie les matase; y quitándole uno cierto religioso, le pidió se lo restituyese, y tomándolo se le volvió al
cuerpo" (Vida de Fray Agustín Pasqual. Valencia 1699, p. 223). Con los bichos a cuestas, Agustín recorría el Reino desde Orihuela a Morella una y otra vez; en Xàtiva amonestaba a una monja que"desayunaba pan y granos de pimienta" (p. 240) y en la Guerra dels Segadors predicaba en el mismo lugar donde se representaba un "comedión" (sic) para recreo de los tercios valencianos que taponaban hordas sardaneras. Daba más miedo que el careto de Pedreño, pues subía al púlpito exhibiendo un cráneo y "con voz de clarín. derretía el auditorio en sollozos, hasta desmayarse muchos" (p. 249). Predicando en las Agustinas de Alcira (con menguada clientela al ser carnestolendas) lanzó uno de sus gritos de clarín y"empezó a reprender un divertimiento que hay en los campos de aquella Villa, la esvaradora; en castellano, resbaladera, que es un pedazo de peña pendiente y lisa, por donde las mujeres quando salen a deporte, resbalando se recrean" (p. 253). La transgresión moral no viene al caso, pero el texto posee valor semántico al informar que las alcireñas, cuando salían "a deporte" se recreaban resbalando por la "esvaradora"; por tanto, el vocablo "deporte", en esta ocasión, equivalía a recreo y actividad al aire libre. El biógrafo de fray Agustín traduce "esvaradora" como "resbaladera", aunque no ofrece el equivalente a"deporte" en lengua valenciana. ¿Cuál sería éste? Los afectados por la pedregosa inmersión de Pedreño, Lapiedra, Pedro y Pedraza contestarían que "esport", pero las alcireñas del siglo XVII avisaban a sus maridos que se iban a "fer deport", y no se les puede acusar de incultas, ya que la palabra fue habitual en clásicos como Ausias March y su étimo retrocede al latín. En el Espill, un personaje cava el huerto por "deport", y mossén Bernat Fenollar escribía hacia el 1500 una "Obra feta sobre un deport de la Albufera". El deporte aludido por Fenollar era la caza, ejercicio que la nobleza valenciana practicaba para mantener resistente y con única ocupación digna deelsucuerpo status ágil, social: la guerra. El músculos sustantivo,preparados por tanto, para teníalaun significado similar al actual, aunque la actividad física no estuviera reglamentada por federaciones ni, como es obvio; gozara de las numerosas variables que la cultura del ocio y la angliparla genera sin cesar: rugby, hockey, tennis, baseball, boxing, tobogganing, cricket... La palabra "deport" - aparte de otras acep ciones- la emplearon los valencianos para designar actividades como deslizarse sobre una superficie, jugar a pelota, competir con
ballesta, pescar y cazar en la Albufera; ejercicios físicos que cumplían las funciones del deporte actual, desde el simple recreo hasta el mantenimiento del cuerpo en condiciones atléticas. El "deport de esvarar" en Alcira provocaba incluso peleas como en el fútbol: "en el dicho deporte riñeron dos hombres y una mujer quedó con una herida" (p. 254). Ya en el siglo XX, la angliparla filtró en el castellano de zonas permeables (p.e., el Caribe) la aparición de adjetivos como "esportivo", no admitidos por la RAE. En la península Ibérica, las lenguas románicas: gallego, valenciano, portugués, castellano y judeo-español (Dictionnaire de Joseph Nehana), continuaron llamando deport y deporte a las actividades recreativas físicas; pero en Cataluña, la política de alejamiento de las lenguas ibéricas ideada por los del Avenç y el IEC, les hizo tomar como paradigma el "sport" inglés para formar el neologismo "esport". En esta historia, las universidades valencianas del Bloc y Jarrai -activas y agresivas contra la singularidad autónomaactuaron como siempre; sumisas y con el "Sí, señorito, queremos más látigo y estamos para lo que vuecencia mande". No todo está perdido. Todavía podemos comprobar in situ la pervivencia del vocablo "deport" en idioma valenciano. Cualquiera de ustedes puede recorrer (como hacía fray Agustín, el amigo de los insectos, en el siglo XVII) el Reino de Valencia, y da lo mismo que sea en Morella, Alboraya o Muchamel, pues todos los valencianos que no han sufrido la inmersión catalanera y de Canal 9 (que ya es difícil) le hablarán del "deport del fútbol, peixca y caça". Nuestros padres jamás utilizaron el "esport" del Institut d'Estudis Catalans y sus incondicionales: Canal 9 y las universidades pedregosas del Bloc y Jarrai. Y humildemente: ¿Es mucho pedir que nuestras autoridades, cuando descansen de su heroica batalla en defensa de la paella y el arròs en fesòls i naps, vayan sustituyendo poliesportiu por el valenciano polideportiu? Las Provincias 12 de octubre de 1996
Gayates, delit y deport Ricardo García Moya
El títul está en valenciá, encara que el virus SALT de Tarancó mos el traduix al catalá “gaiates, delicte i esport”. A los menores de 30 años les parecerá exótica esta morfología valenciana, tanto como la universitaria Virgen de la Sapiencia. Poco a poco los políticos del cobra y calla nos destruyen; erosionándonos con máxima eficacia en fiestas como les Gayates, donde carteristas y catalaneros aprovechan el jolgorio para actuar. En tiempo de “gayates, delit y deport” , Castellón proclamará lealtad al Institut d’Estudis Catalans usando la corrupción “gaiata”; despreciando la morfología nacida en el mozarabismo valenciano y usada por clásicos y modernos:“aquella mateixa gayata” (Roiç de Corella: Obres 1490); “y gayato proveixch” (Timoneda: Misteri de la Iglesia, 1569); “gayato” (Pou: Thesaurus, 1575); “espardenyes, gayato, fona” (Blay: Sermó, 1666); “atre li prenia la gayata” (Galiana: Rondalla, 1768); “en el gayato” (Merelo: Tot ho apanyen els dinés, 1866);“gayat, gayata, gayato, gayatá” (Escrig: Dicc. 1887); “porte hui el gayato” (Portolés: Nelet d’Alboraya, 1893); “en una gayata” (Guinot: Capolls, 1899); “gayata” (Gadea: Voc. 1909); “gayata” (Fullana: Voc. 1921); “gayata” (DRACV, 1997) La AVL dirá que no importa una semiconsonante más o menos, y si es así, ¿por qué la altera? Respecto a “delit”, en idioma valenciano, sufrió un cambio semántico, no morfológico. El “delit” medieval equivalía a placer y delito, dualidad que fue diluyéndose hasta adquirir el significado de acción contra la ley. En elXVII, el carmelita Eliseo Armengol habla del que, sin haber cometido delitos, es ahorcado:“com aquell que está penjat sens delits” (Rodríguez: Sacro Novenario, Valencia, 1669). La palabra se consolidó:“es
riurien si no es confirma el delit” (Balader: El pare alcalde, 1871); “es més delit” (Lladró: El titot, 1876) Hoy, cualquier valenciano normal llama“delit” al acto delictivo, pero el IEC impone el arcaísmo “delicte”. Puestos a clonar dinosaurios podían autorizar “fortuna”, con la acepción de tormenta que tenía en el XV; o, mejor, el relativo “cuala” de raigambre clásica: “pren la vianda, quala mes vulles” (Roig:, Espill, 1460); “quala” (Martorell: Tirant, 1490); “Sí, a cuala?” (Millás: Els microbios, 1884). Corominas recuerda que “el femenino cuala es muy frecuente en autores valencianos del XV” (DCECH). Y en Busot, pues una alumna mía, hablando en valenciano, lo usa habitualmente. (¿No ha elevado el IEC a exquisitez sintáctica la vulgaridad de anteponer artículo a nombre propio?: “la Rita, la Cipriana...”). Los comisarios imponen acepciones inventadas por el franquismo catalán en 1940, como el “trobada” equivalente a reunión “ ( feo anglicismo, calco grosero de una lengua extranjera, “to meet”, Conominas dixit); e implantan barbarismos como “esport”; alegando que “deport” sólo expresa diversión; pero mienten. Hasta la llegada del fascismo catalanero, los valencianos llamábamos“deport” al fútbol, natación, caza..., siendo recreo y diversión participar o ver estas actividades. La voz “deport”, polisémica, sufrió una traslación semántica habitual en todos los idiomas, incluido el valenciano. Así, poniendo el ejemplo de otro vocablo, en el cielo de Valencia volaban en 1800 aviones con alas y cola. Se trataba de los vencejos o“avions” (Escrig, 1887); y, en el XX, también volaban “avions” con alas y cola, pero el motor no contenía sangre, sino queroseno. La voz, al actualizarse con otro significado, se hizo polisémica; como “deport”.
El “deport” medieval podía aludir a los ejercicios militares y el goce de observarlos: tiro con ballesta, caza, pelota, esquivar cañas o lanzas, etc. Todos saludables, salvo para el que le asaetaban una oreja por error o, en deportes venatorios, le devoraba un oso. En 1395, Antoni Canals habla del “deport del poble en lo dit joch”, aludiendo a la lucha con puñales y, en el mismo folio, trata sobre la regulación en tiempo de paz de“los jochs e fets d’armes”. Un siglo después, el setabense Loys de Alcanyis aconseja hacer ejercicios militares, “joch de canyes, pilota...”; prácticas saludables para “conservació de la vida humana” (Regiment, 1490). La polisemia del vocablo era evidente:“son homens de deport e de plaer” (Tirant, 1490); “deports per negres orts” (Roig: Espill, 1460); “deixem lo deport” (Procés de les olives, 1497); “deport: deporte” (Escrig: Dicc.1887); “deport: deporte” (Fullana: Voc.1921); “deport, deportiste” (DRACV, 1997). Los valencianos mantenían su estado físico con el goce del“deport”, especialmente la caza. En 1778, el erudito Francisco Cerdá recordaba la“Obra feta sobre un deport de l’Albufera” (Notas al Canto del Turia. Madrid, 1778). Nacido en Castalla, Cerdá hablaba valenciano, pero no sus colegas de las academias de la Historia y de San Fernando, como tampoco Carlos III, del que era Bibliotecario Real; así que, después del título, Cerdá aclaraba a los madrileños qué“deport” era el practicado en la Albufera: “es un lago a legua y media de Valencia, delicioso para la caza”. A continuación daba el nombre del autor: “per Mossen Fenollar e per lo magnifich Joanot Escrivá, cavaller”. El “deport” era placer y ejercicio para mantener el cuerpo apto para los combates que, en el XV, los valencianos tuvieron con africanos, ponentinos castellanos, levantinos catalanes, italianos, franceses, etc. El estigma de “deport” fue su parecido al deporte del “castellá, llengua dels mortals enemics de la nació catalana, viragos i homes incivils” (DECLLC); por lo que el protofascismo catalán adoptó el anglicismo “esport” en tiempos del mojama de Banyolas, hacia el 1900. Pero Corominas, en un insólito momento de honradez intelectual, baja la guardia y comenta que‘descalificar’ era: “terme de deportistes” (DECLLC, t.VI, 890); cuya derivación inversa daría, en idioma valenciano: “deportiste, deport, polideportiu...”; familia léxica prohibida por Tarancón Inmersiomán y la academia de catalán Canal 9. La palabra “deport” mantuvo la morfología aunque ampliara el significado, como sucedió con “regatejar” y “contaminar”. El verbo “regatejar” (Espill, 1460), documentado en valenciano antes que en castellano y catalán, era voz comercial; pero no por ello dejamos de usarlo en frases como “eixe arbit impedix regatejar a Carew”. Otro verbo robado por los catalanes, “contaminar”, lo usa Martorell: “contaminar la noble sanch”; y Roig: “contaminant la sua fe” (Espill, 1460). Hui, actualisant semánticament la veu, mosatros diem: “la contaminació del chapapot del IEC y del fem catalaner”. Estem en temps de gayates, delit y deport. Diario de Valencia 23 de febrero de 2003
La ciencia contra el vicio
Por Ricardo García Moya
Fue el catalán Andreu Bosch, en 1628, quien denunció el vicio valenciano de "inventar nombres y vocablos" (Summari, p.19) incluso "con mezcla de arábigos". Era feo enriquecer léxicamente el idioma, de ahí que Bosch condenara a la lengua valenciana por "viciosa" (p.19). Otro lingüista el castellano Juan de Ayala, siguió el rastro del vicio y corroboró en 1693 que "la lengua valenciana" tiene "muchísimos vocablos moriscos, de que hago largo índice en obra aparte" (Bib. Nacional. Ms.1324, f. 227). Era, con tanta palabreja arábiga, lengua abominable para castellanos y catalanes. Ya en el siglo XX, el Institut d'Estudis Catalans decidió purificar a los corruptos vecinos con ayuda de nativos como Carles Salvador, rastreador de palabras viciosas enquistadas desde el XV; entre sus trofeos aparecen estos ejemplares: dumenge, giner, Llonja, desamparats, Micalet, rellonge.. (Gramática. Barcelona, 1993). El mismo autor fiel al IEC, prohibió la viciosa regla sintáctica valenciana de situar la preposición en delante de topónimos: "en Muchamel, en Chirivella, en Foyos"; un vicio generalizado en el Reino, salvo la zona dada a mallorquines en la Marina y Aitana tras la expulsión morisca de 1609, así como en la fronteriza con Cataluña. La lista de viciosos asusta. Ya en el romance valenciano del XIII -por culpa de los degenerados latinos que a la pregunta ¿ubi? (¿en dónde?), usaban in con ablativo-, en "Els Furs" encontramos: "en Bunyol, en Murvedre...". Tampoco podíamos esperar mucho del bravucón Martorell, vicioso sintáctico que escribía en su Tirant "en Roma, en Capua...". ¿Y qué mé dicen del criticón y misógino Jaume Roig? Vicio y más vicio nos dejó en el Espill al usar la horrible fórmula:"en Lleida, en Olit, en Saragossa..." . Con el mal ejemplo de los clásicos, la decadencia sintáctica iniciada en el romance jaimino perduró en el Reino; en 1519, el noble Guillem Ramón, embrutecido por la caza y la guerra, redactó la "Breu relació de la Germania" (B. Nac. Ms. 7447) con la viciosa preposición: "posá la fama en Molvedre", "trobaren en Valencia". Igual observamos en la coetánea crónica del notario Miquel García, el cual, enajenado entre legajos y pleitos, dio fe de su viciosa inclinación:"gran avalot en Valencia", "en Gandta", "en Albayda". El vicio que asomaba el morro en aquel "in Campanar" del Repartiment de 1238, infectaba a todo el Reino: En el Libro de Capitulos de Orihuela, escrito en valenciano por Luis de Ocanya, leemos: "Impres en Oriola, any 1613"; y en él reproduce la viciosa carta remitida por la Cancillería Real:"Lo rey, lletra dada en Madrit". El vicio reptaba hacia el Olimpo politico y, en 1640, el escritor y secretario del Reino, Marco Antonio Orti, anotaba: "son molts los que hi ha en Valencia" ; de igual modo, el presbítero de San Martín, Pedro Jacinto Morlá, versificaba en 1650 con la prohibida preposición: "als que en Roma vestiren consulars togues". En 1665 componía fray Josef Carbó un "Romance en lengua valenciana" en el que, haciendo honor a su apellido, tiznaba un bíblico topónimo."En lo Parais estaven Adam y Eva" (Luces de aurora, p. 333). En fin, como haría falta un contenedor para recoger tanta corrupción, saltaremos de siglo en siglo. Otro que aparentaba ser virtuoso, y que aquí lo exponemos a la vergüenza pública por vicioso recalcitrante, fue Carlos Ros; en su "Tratat" (no Tractat) de 1736 se revuelca en el fango sintáctico al escribir"en Zaragoza, en Betleem"; incluso en sus "Cartillas valencianas" de 1750, leemos:"Quant
lo Rey, en Asia". Y es que los guardianes de la pureza lingüística, como Pou, caían en el pozo del vicio; en 1575, tras estudiar en Valencia, escríbia en su Thesaurus: "en Roma, en Valencia, en Barcelona". De igual modo, el escritor Martí Gadea, nacido en 1837, nos dejó toda la toponimia valenciana viciada:"en Gorga, en Balones, en Ribarroja..." El vicio afectó a todos los lingüistas valencianos, desde Escrig a Fullana; el primero, en 1851, decía: "En, unida a los nombres que rige indica en qué lugar: Joan está en Valencia", Y el padre Fullana, en su Gramática de 1915 afirmaba que la preposición ‘en’ se utilizaba ante sustantivos: "en Bélgica, en Italia". Todos eran viciosos y analfabetos, y así lo denunciaron Sanchis Guarner y Carles Salvador en sus grámáticas premiadas por la culta Cataluña. Así que hemos de estar agradecidos al Institut d'Estudis Catalans y a la Generalidad, gentil colaboradora que ha ordenado en su Gramática (Bromera, 1996) a todos los valencianos que: "la proposición ‘en’ jamás se coloque delante de nombres propios" (p. 204). Así nos alejan de viciosos sintácticos como el rey Jaime, Joanot Martorell, Jaume Roig, Guillem Ramón, Isabel de Villena, Pou, Ros, Gadea, Escalante, Fullana, etc., y nos acercan al esperanto del Institut d'Estudis Catalans, el mismo que enseñan a los estudiantes valencianos, y el mismo que usa la inmersión de Canal 9: "estic a Mestalla, a Alcoy, a Alacant". Por cierto, en las publicaciones inmersoras de la Generalidad aparece "Imprés a Valencia", y en los editados en lengua valenciana por los viciosos, desde el siglo XV al XX, leemos: "Imprés en Valencia, en Alcoy, en Castelló, en Oriola, en Alacant". Acabo con una addenda para los despistados profesionales: la augusta Generalidad Valenciana, la misma que ahora persigue el vicio, terminaba sus memoriales al rey con esta fórmula: "En Valencia, a 30 de agost de 1627. Los Elets dels Tres Estaments del Regne de Valencia". Mírenlo bien, Sus Señorías, con parsimonia y lupa:"En Valencia", no "A Valencia". Las Provincias 27 de Febrero de 1998
El cronista de Alicante y su lengua valenciana Por Ricardo García Moya
Ocho mulas, ocho, en 1644 y en la Guerra dels Segadors perdieron los muchamelers del Reino de Valencia en choques contra catalanes en la campaña de Lleida (ACA; leg. 888, doc. 243). Y es que Muchamel tuvo historia valenciana antes de que la inmersión manipulara hasta el nombre de la villa. El error comenzó en 1951. Un ensayo de Ernesto Veres d'Ocón en la Revista de Filologia Valenciana (editada por las autoridades franquistas y controlada por el Institut d'Estudis Catalans) daba como forma culta Mutxamel con tx, apoyándose en la autoridad de Asín Palacios y en las sugerencias de Sanchis Guarner (RFV, julio 1951, p. 228): No obstante, en el texto de Asín citado por Veres no aparece referencia alguna al topónimo. Es más, Asín Palacios sugiere todo lo contrario al transcríbir con ch topónimos como Alcolecha (p. 54); Alborache, Benichembla y Masarrochos (Asín, M.: Contribución a la toponimia. Madrid,1944). Ignotos, pues, los argumentos filológicos y los consejos ortográficos que Guarner dio a Veres, nos quedan miles de documentos en lengua valenciana anteriores a 1707 donde aparece Muchamel con CH. Quizá el más atractivo por la formación humanistica de los autores sea el manuscrito de la "Confraria del Loreto de Muchamel", donde anotaron centenares de veces el topónimo sin el digrafo TX. Ahora, en 1997, los descendientes de aquellos muchamelers (Planelles, Blanquer, Pastor, Momdedeu, Mingot, Domenech, etc.) que pueblan los folios de 1613 sufren inmersión y olvidan el idioma que Vicent Bendicho-cronista de Alicante y rector de Muchamel- utilizó en el manuscrito: giner (Ms. Loreto,f. 174), mejes (f. 9), milacre (f. 174), juge en servici (f. 28) dumenge, ixque, homens, faena, hui, cada u, vixque, etc. Bendicho describe anécdotas como la de Cheroni Mingot (f. 21) que sufria "enfermetat" e imploraba a la "Image"; o la visita del virrey del "Reyne de Valencia a Muchamel" (f.174). Latinista e historiador, no alberga dudas idiomáticas; así, en la Crónica de Alicante (año 1640) comenta que a ciertas piedras"las llamamos ulls de serp en nuestra lengua valenciana". Lengua que le hacía distinguir entre la fricativa ‘x’ de Xixona (f.172) y la africada ‘ch’ dearchiu (f.169) antorches (f.178), chichs y chiques (f.179); es decir, la ortografía que el Institut d, Estudis Catalans dice que ha inventado en el siglo XX la Real Academia Valenciana. El cronista plasmaba la abertura vocálica del numeral "denau" (f. 7); variable que nos asusta, pero que Constantí Llombart la incluía en su diccionario de 1887 (los catalanes, menos escrupulosos, defienden su corrupto divuit). El verbo "borrar" (no el catalán esborrar) es usado por Bendicho para narrar el milagro de la "llágrima que hui es veu", y otras que las inclemencias"les borrasen" (F. 175). El historiador escribía "servici" y "anava a cavar arena" (no sorra); llamaba alqueríes (no masías) a las viviendas del contorno y situaba correctamente la preposición ‘en’ para localización de lugar, no dirección:"están en Asp" (no a Asp). De igual modo, el verbo "resar" -vivo en todo el Reino y admitido en el Diccionari de LAS PROVINCIAS- era usado en 1600 en Alicante: "acostuma a resar, pogué ser resat lo ofici" (f.173). Como nexo copulativo encontramos la Y griega, habitual hasta la contaminación catalana del XIX. Esta lengua del cronista alicantino está siendo destruida sistemáticamente gracias, en parte, a consejos como los que Guarner ofreció a Veres d'Ocón y que repite en "La
llengua dels valencians" (Ed. Eliseu Climent). Sus ataques contra Fullana o contra la "viciosa Ch" (p. 58) son aplaudidos por la inmersión y la farsa se extiende; así, en la "Enciclopedia de los nombres propios" (Ed. Planeta, Barcelona 1995) Josep Albaigès afirma que en catalán se escribe Mutxamel (p. 323); pero oculta que en los documentos en lengua valenciana siempre aparece el topónimo comoMuchamel. Todo es corrupto para los catalaneros, salvo lo impuesto por el IEC. Así, la profesora María Antonia Cano de la Universidad de Alicante -curtida en estas lides- cuando localiza en un texto de 1617 (Archivo Municipal de Elche), palabras valencianas como "peixca y peixcaría" las corrige con las catalanas "pesca i pescaria" (Asol post, Ed. Marfil, 1990, p. 36). Respecto a Muchamel y su hibridismo mozárabe, es curioso que algunos moriscos que pudieron pasear por sus calles tenian nombres y motes con la CH viciosa: Cheli, Toroncheta, Rochet, Capuchet, Capucho, Carchet, Carchota Chaqueret, Chiquet, Chocovet, Mucherriz, Muchafa, etc. (Labarta,A.: Onomástica de los moriscos valencianos. CSIC, Madrid,1987). Abundaban los viciosos antes de 1707, pues la grafíaMuchamel (como aparece en el Diccionari de LP) era respetada en todos los niveles, fuera en documentación de la Cancillería Real firmada por Felipe II, memoriales eclesiásticos o tratados eruditos. En el "Libro de capítulos de Oriola", año 1611, se describe el"Dret Real de Muchamel" (f.156); y en la Pragmática Real de 1603 se cita a "Muchamel" (Bib, Catalunya, R.1141). También en las ordenanzas municipales del"vi foraster en Alacant" leemos: "en la present ciutat de Alacant y vila de Muchamel" (AMA, f. 33). Podríamos seguir con arrobas de documentación en lengua valenciana, pero sería inútil; la inmersión insistirá en que lo científico es escribir Mutxamel, como ordena el IEC, y no como hacía el culto cronista de Alicante en 1600. Las Provincias 2 de Febrero de 1997
El `xe´ catalán del Mestalla
Por Ricardo García Moya
Observando la frase “¡ Xe, qué bo !” del Mestalla, nuestras autoridades se felicitarían por el triunfo de la inmersión; es decir por lograr que la masa exhibiera un “xe” catalanizado (como ordena el traductor SALT de la consellería de Tarancón) y que lo viera toda España. La interjección "che” -con “ch” africada de chic, distinta de la fricativa “x" de Xixona-, es característica del idioma valenciano, siendo su srcen un enigma que encona a lexicógrafos y etimólogos catalanes y castellanos; pues los valencianos, ¡ay!, sólo corean lo dicho por la RAE o e IEC. Los valencianos del Renacimiento usaban un “ce” exclamativo:“Si faré. ¡Ola, ce de la posada!” (Timoneda: Castell de Emaus,1569), voz común con personajes de Lope de Rueda; autor que usaba valencianismos y que vivió en Valencia, donde editó parte de su obra. Con cierta audacia, los filólogos de Castilla suponen que este “ce” usado también en la Celestina y en comedias de Tirso sería el srcen del “che” valenciano; mientras que los argentinos afirman que procede del aracuano o mapuche; y algún pillastre gallego apunta, por si cuela, que vendría del arcaísmo galaico-portugués “che”, un dativo ético. El pelanas Dr. Morínigo apunta que sería voz aimara, tomado por las tropas españolas que combatieron en el Perú; y los de Venezuela defienden su srcen en la expresión “chévere”, e incluso hay quien señala como étimo el árabe vulgar seih. Pero el más astuto es el abuelo Corominas, que brinca por encima de moros, aimaras, castellanos, gallegos, araucanos,etc., e hinca bandera de catalanidad sobre “el xe del catalán de Valencia” (DECH). Así de fácil, el pícaro anciano cambia la ch por x y la valencianía en catalanidad, sin aportar testimonios de xe con esta grafía, salvo la de algún floralista de fines del XIX y los catalaneros del XX. En la pugna por el “che”, nadie plantea la posibilidad de que sea voz nacida en el idioma valenciano, como si la forzada menopausia de nuestra lengua se remontara al XV. Desde entonces, nuestros antepasados han - seguido creando vocablos con los recursos habituales de las lenguas vivas, fueran adjetivos como“estrafalari” (Ros, 1764), documentado en valenciano antes que en catalán, o sustantivos ornitológicos: “ave mes ruda que el quebraós”(Guerau,G.; Sátira contra Falcó, h.1580). La poderosa Gypaetus barbatus fue bautizada “quebraós” por los valencianos renacentistas, pero la actual Generalidad rechaza la nomenclatura zoológica propia, copiando la que ordena Cataluña con las gulas TERMCAT para la “Denominació catalana d’animals”. Así, si usted llama al “carronyer quebraós” con el catalán “carronyaire trencaós” será considerado ciudadano culto y progresista por la mafia catalanera. Del XVII al XIX surgen en idioma valenciano verbos como“moragar”, derivado de mora y alusivo al cromatismo: "moragava el raim” (Gadea: Tipos d´espardenya, h.1890)., y se consolidan sustantivos de oficios y objetos:“palmiter, mestre de fer palmitos” (Exulve: Praeclarae, 1643), y gastronómicos como “tararena, guisat de fesols en castanyes” (Escrig:1887), o el popular “panoli” (pa + en + oli), que ahora regresa violado por el IEC y catalanizado como “pamboli”. Los adverbios también se benefician de la acomodación morfológica, imponiéndose espontáneamente el “raere” eufónico: “yo raere del aladre” (Burguet, J. Batiste: Propietaria, 1876, p.10), que en catalán sería: “Jo enrerre l ‘arada”.
En el XIX, con la eclosión del teatro en idioma valenciano y la fijación de grafías de base fonética, el dramaturgo incorpora voces que no tenían reflejo en la prosa eclesiástica y cancilleresca. La interjección “che” se consolida como voz emblemática en competencia o por evolución de otras similares. Con la ambigüedad de estos vocablos autónomos, “cha” o “chas” cumple en ocasiones la misma función vocativa:“¡Cha, mira!” (Colom: Cuatre comics d’ocasió, 1873), exclamativa: “Cha, la teua parentela” (Liern: Aiguarse la festa, 1884); “¡Chas, tú, coca! (Lladró: La boba, 1872), o de imperativo verbal,” “Roseta, chas el barral” (Una nugolá d’estiu,1871); “chas per lo pronte este anell” (Bib.Nac. Ma. Inf. Tellina, h. 1700). Es evidente la conexión semántica entrenyas, chas, cha, cheic, chec y che. El parto del “che” fue acompañado de titubeos morfológicos y variables como “chec”, de posible atracción de velar oclusiva siguiente:“¿Chec, qué no vens a la iglesia?” (Fambuena. Un francés en Almásera,1877), aunque no fue regla general:“Chec, aixó es un disbarat” (Escalante: La vanitat castigada 1855). Pero la interjección triunfante sería “che” en todo el territorio de la lengua valenciana, incluso en las canciones valencianas que se editan en la Cataluña de Milá i Fontanals: “¿Che? Vols rifat?” (Canción valenciana, Barcelona, Imp. Flotats, 1858, p.37), y en los juguetes líricos cantados en el teatro de la Zarzuela del Madrid: “Ché, calla que ya eu sabem” (Barbieri y Liern: Dos pichones del Turia. Madrid, 1863, p. 9.) El folclorismo de escuchar “che" en Madrid o Barcelona se convierte en seña de identidad en boca de ilicitanos:“¡Che, no signes guasón!” (Sansano: Una sublevació en Jauja, E 1896); o de valencianos de L’Alcora:“¡Ché, ¿qué penseu fer?” (Bernat, Ll.: El terreno del honor 1894) o de cualquier lugar del Reino:“¡Che, quins..” (Liern: La Toma de Tetuán, 1881). La interjección se elevó a voz emblemática,“mosatros som de la Terra del Che”, siendo expresión popular en el XIX“la terra del che” (Barber y Bas: De Valencia al Grau, 1889), usándola Llombart como título de sus“Festes de la Terra del Che” (Valencia, 1878). En la misma obra usa el gerundio valenciano “acarchotant” (p.18), del mismo ancestral étimo árabe que “carchot” (en catalán, “clatellada”). Como vemos, el idioma valenciano llevaba el“che” a Cataluña, y hasta el nombre de “micalet” (soldado), en lugar del catalán “miquelet”, llegó a usarse en la Barcelona del XVIII: “Cansó de un micalet a los cathalans” (Barcelona, 1794). Pero la catalanización que rechazaba la ‘ch’ afectó a los floralistas del 1880, iniciándose la claudicación que ha degenerado en el indigno “xe” del Mestalla. Dadas las circunstancias: ¿Tendremos el suficiente orgullo para rechazar esta humillación? Y si en Mestalla apareciera un gigantesco “che” escrito en idioma valenciano ¿la academia de catalán Canal 9 lo retransmitiría o censuraría? Ya vorem, com dia ma mare. Diario de Valencia 24 de Marzo de 2002
En la fonda de Marimendrales
Por Ricardo García Moya
Como hay mucho ateo emboscado y el Carrascosa nos pervierte con anuncios de viudas ardorosas y credos a San Zaplana, no estará de más que estudiemos algún misterio de los que Timoneda escribía para ser representados en la fiesta de Reyes. Uno de ellos fue el del “Castell de Emaús” (sic), donde la magia narrativa de Timoneda transforma la palestina villa de Emaús -según San Lucas- en la caótica posada manchega de la vieja Marimendrales, su marido Gonçáles y el mozo Antón Bovo, trío cómico de habla castellana. Estrenado ante el sevillano arzobispo de Valencia Joan de Ribera en 1569, no le pareció ofensivo al prelado que los papeles de “graciosos” se asignaran a la familia castellana de Marimendrales, mientras que los romeros Cleofás, Lluch y el mismo Jesuchrist dialogan en idioma valenciano. Estas piezas renacentistas exportaban léxico al castellano y catalán. Cuando se publicó el misterio, medio globo terráqueo era explorado por heroicos catetos salidos de Puerto Urraco y alrededores. De Florida a Filipinas los castellanos exploraban territorios sin saber que eran exploradores, al no existir tal palabra y concepto en el idioma de Castilla hasta el 1600, cuando se documenta por vez primera. Cervantes no la quiso usar en el Quijote, quizá por considerarla exclusiva de la dulce lengua valenciana que escuchó a su amigo Timoneda, el cual sí la utilizaba:“célebres exploradors” (Emaús, v.4). No era el primero, Fenollar y Roiç de Corella manejaron esta familia léxica en el XV anticipándose nuestro idioma al de los vecinos. Aparte de crear neologismos, la lengua valenciana mantenía léxico mozárabe anterior al 1238. Así, el sustantivo“corder, cordero” (equivalente a los catalanes “anyell” y “xai”), era producto de la casa, según reconoce hasta el etimólogo catalán más resabiado: “el valenciá corder...es pot descartar que corder sigui manllevat del castellá... es, dons, una forma heretada del mossàrab” (DECLLC). Derivado del latín “cordus", era de uso habitual en el Reino: “lo corder coneix la mare entre 500 en lo bel” (St.Vicent: Sermons, h. 1400). El dramaturgo Timoneda utilizó, como St.Vicent, las formas corder y cordero, sin rechazar el diminutivo:“un corderet” (v.257), recurso literario perseguido por los arcángeles de San Zaplana, que ordenan escribir “petit anyell” o “petit xai” a los blandos universitarios valencianos. Semánticamente se iba clarificando el valor de verbos como“lliurar”, equivalente al castellano libertar: “gent homicida / quant sens orde, ni compas / han lliurat a Barrabas” (Emaús y. 154). Significa dejar en libertad, sin dueño o poseedor; siendo contrario al catalán “lliurar” que equivale a entregar un premio, un objeto o una persona. En el aspecto sintáctico, Timoneda construye acusativos con la preposición‘a’ (lliurar a Barrabás), prohibido por la inmersión; e introduce circunstanciales de lugar con la preposición “en” ante topónimos: “en Turquia” (Mist. Iglesia, a. 1575), respetando la sintaxis clásica de la cancillería real: “lo maravellós que feu en Roma” (ACA, reg. 2.239, f.83. Carta del rey Martí als prohomens de Valencia, 9 novembre 1397). Timoneda no confundiría el valenciano “estic en Valencia” con el catalán “soc a Valéncia”. En otra estrofa, Marimendrales llama al locuaz esposo“cudolete” (v.145), castellanizando el valenciano “cudolet: persona que por su tono o mucho hablar nos molesta” (Escrig, 1887). También significa piedra pequeña como diminutivo de “cudol”; palabra de raigambre mozárabe (DECLLC) equivalente al castellano “codón” y catalán “còdol”, que es la corrupción que se enseña a los valencianos.
La inmersión prohíbe el neutro “lo”, despreciando que es recurso sintáctico usado desde los clásicos como equivalente del nombre abstracto de la cualidad o para introducir proposiciones sustantivas. Como Timoneda no tenía que ser presentador de Canal 9 o funcionario del gobierno de PP y CIU, lo aplicaba correctamente:“un pecadoret com yo, ques lo que pot fer plorant?” (y. 180), “lo que mal fet está” (v.162). La sintaxis catalana de la Generalidad retrotrae a una jerga que no diferencia entre “el que pot" y “lo que pot”. Los clásicos como Valmanya construían:“fent lo contrari” (Carcer, a. 1495), y en la traducción al valenciano de Valerio Máximo, Canals escribía: “en lo qual” (a. 1395), y en las Trobes leemos:“lo que voleu” (a.1474). El humanista Esteve, en el diccionario valenciano, recoge multitud de ejemplos:“lo que ell volia; yo faré lo millor; yo faré lo degut” (Liber. a. 1472). El uso del neutro “lo” sigue vivo. En las Hogueras del año 2000, en Alicante, una “Barraca" o comisión festera con dos pares de melones entregó el premio “El millor de la Terreta” al periodista Vicente Hipólito de la SER, diferenciando el galardón, sintáctica y semánticamente, del lema “Lo millor de la Terreta” que ostenta la propia Barraca. En el folleto que conservo puede leerse que la Barraca “Lo millor de la Terreta” otorga el premio a “El millor de la Terreta”. Desde el condado nos analizan como si fuéramos insectos. Timoneda escribía “maravellós” (y. 205) igual que Martorell o el escribano del Llibre de Catí (a. 1328); es decir, diferenciando el adjetivo del catalán “meravellós”. Estas singularidades enloquecen a los filólogos del IEC Max Cahner (esposo modelo) y Gulsoy, que refunfuñan: “maravella es la pronuncia unánime entre valencians, tant que l’haver de grafiar-ho amb ‘e’ és un dels entrebancs amb que topa l’ensenyament de la llengua correcta en el País, de manera que hauria estat millor no introduir aquest entrebanc inneceasari” (DECLLC). Esto lo escribían hacia 1985, cuando no sospechaban Cahner y Gulsoy que el femer de la Universidad valenciana se deja “introducir" por donde ustedes saben no sólo el “meravella" de marras, sino el mismísimo Boeing 767 de las Torres Gemelas. Ellos, desde Cataluña, mandan en la academia de Ascensión y demás sucursales coloniales. La inmersión, además, cuenta con el acusica diario catalán Levante, que arma la escandalera denunciando a cualquiera que use el idioma valenciano y no el catalán. Si un fallero escribe, por ejemplo,“maravella” y no el catalán “meravella”, los colaboracionistas lanzan apocalípticos alaridos “¡Guauu, guauu, fulanito escribe con faltas de ortografía, guauu, guauu!” Mientras, el esposo cerrajero Max Cahner declara la unidad de la lengua, ocultando que ha sustituido léxico valenciano por el catalán, la morfología valenciana por la catalana y modificado las construcciones sintácticas y valores semánticos valencianos por los catalanes. Así son los dioses adorados en la academia de Ascensión que, en cierto modo, semeja la versión lingüística de la fonda de Marimendrales. Diario de Valencia 30 de Diciembre de 2001
Navidad... e inmersión
Por Ricardo García Moya
No hay tregua navideña. Los alumnos valencianos cantarán villancicos "normalizats" dictados por inmersores, y con ripios como el "a més a més", corrupta locución adverbial del que los bloqueros silabizan con gravedad turiferaria. La lengua valenciana no sufre tal pegote sintáctico, siendo morfológicamente lo más similar -sin equivalencia semántica- lo ofrecido por esta anciana composición: "carnistoltes moltes voltes / y Nadal de mes e mes / Pascua, de huit a huit díes / Cuaresma no torne més" (Llombart, C.: "Festes y costums". Valencia, 1878). Duplicamos el sustantivo, no el adverbio, como aclara un dicho del Vinalopó:"En valencià, mes a mes son trenta dies" . Desde el Renacimiento usamos el adverbio "ademés", y ahuyentamos anfibologías de lenguas de bricolaje. Antes de la inmersión, el Reino cantaba a la Navidad con villancicos normales, no normalitzats por el IEC. El entonado en la Seo de Valencia en 1759; con letra en que un lisiado buhonero ofrece quincalla el 24 de diciembre, decia:"¡Qui compra ahulles, tisores, / navaixes, escarpidors, / rosaris a dos dines; / miren, y en floquet y tot. / Ahulles, que en un diner / tots ne donen quince; yo / ya en done vint per ser vespra del Naiximen!". Para enjuiciar estos versos hay que recordar que la lengua valenciana siguió evolucionando respecto al srcen latino hasta el siglo XIX, creando singularidades morfosintácticas que ahora son rechazadas por el IEC, híbrido organismo politico-cultural que enaltece sus propias corrupciones del latin. No hay que escandalizarse, por tanto, del uso en 1756 del singular diner y su plural valenciano dinés, común en todo el Reino (a mediados del XIX, Escrig anotaba:"No está pagat en dinés"). También leemos ahulla, admitida por Escrig en 1851, y que no suponía mayor corrupción que el vuit catalán. Ahulla ( violenta la acus latina; igual que vuit respecto a octo, y el IEC la considera culta). El sustantivo navaixes era y es exclusivo del idioma valenciano, mientras que escarpidor (peine de largas púas) fue compartido por los otros romances españoles. El buhonero, preocupado por el negocio, dice: "Y Deu vullga, que tota la venta no pare en cansons"; preguntándole el coro: "¿En qué fundas tu miedo?": "En que els musichs solen sempre gastar bon humor; y com saben de quin peu coixeche, quizá pendràn peu pera riures un poc". Aquí se distingue entre la fricativa X y la africada CH en "coixeche", además de respetar la y griega en el propombre "yo" y en la conjunción copulativa. El texto sigue con estas frases: "Yo, que en este caixó no sabía, / que lo que portaba y venía es tan bo / a la forsa animat de este eixemple". Vemos el demostrativo este (no aquest), el artículo lo, el sustantivo eixemple (no exemple), el incoativo oferixc (no ofereix) y la forma "vullga" (no vulga o vujgui). Cuando vocea"rosaris, en floquet y tot", usa la preposicibn "en" (no amb). Podríamos seguir, pero amargaríamos placeres navideños con romances sobre apóstrofos, pronombres y sintaxis. No obstante, dada la cercanía de Nochevieja, abordaremos el lío organizado por el IEC sobre denominaciones de fin y comienzo de año, mes y semana. El "Cap d'Any" comienza cuando acabamos de comer las doce uvas y llega el primer segundo de 1998; y esa noche, la del 1 de enero, es la de Cap de Any (sin apóstrofo, tal como escribían en 1600 los catedráticos de la Universidad). Esta
acepción aparece en una poesía en lengua valenciana, donde el autor llama"lo principi del any" y "lo primer dia" al "cap de any" (Fiestas a S. Luys. Valencia, 1609, p.171). Hasta aquí hay consenso, pues también en catalán se llamaCap d'Any al principio del año. No obstante, en lengua del IEC observamos que en las referencias al fin y principio de mes, falla la concordia con la otra unidad de tiempo, pues llaman "Cap de mes. Els darrers dies del mes" (Diccionari Institut d'Estudis Catalans, Barcelona, 1995). Y aquí sí hay diferencia semántica, pues en lengua valenciana llamámos"fi de mes" a los finales del mes desde hace siglos; es decir, no es una corrupción cavernaria. Un ejemplo: en 1575 vino a estudiar a la Universidad de Valencia el gerundense Onofre Pou. Lo hizo para aprender la lengua valenciana y poder escribir el Thesaurus, manual útil para comunicarse en valenciano, catalán y latin. Tras ser publicado en Valencia, y dada la demanda en Cataluña, se reeditó en Barcelona en 1580 para que los catalanes pudieran conocer el léxico del vecino Reino, (ó sea, nosotros). En sus páginas (aparte dechic, punches, charrador, carchofa, eixida, lo picher, llibrers, servici, etc), vemos cómo se decía en idioma valenciano la terminación mensual:"quants dies resten fins al fi del mes" (Pou: Thesaurus. 1580, f. 212, r). Y por si quedara alguna duda repite en otro folio: "fi de mes" (f. 213) ¿Lo ven? nada de "cap de mes". El científico Institut d'Estudis Catalans ofrece estofado de liebre, pero cocina gato a la ampurdanesa. Resumiendo: si "Cap d'Any" es principio de año, y "fi de mes" es fin de mes; por lógica, el "fi de semana" será el fin de semana, y el "cap de semana" será el inicio de semana. Así lo demuestra el uso diario y el testimonio dejado por Pou en 1575 y Escrig en 1851: "A fins. Dícese del mes, del año, del siglo, etc., y significa en los últimos días de cualquiera de estos períodos de tiempo". Y ahora paciencia, pues inician el bombardeo para llamar "Cap de segle i mil·lenni" al valenciano "Fi de sigle y mileni". Las Provincias 21 de Diciembre de 1997
Gorrons y atoches Por Ricardo García Moya
Como un Carrascosa en El Corte Inglés, el alemán Münzer observaba en 1494 a las damas valencianas, anotando que "todas van escotadas hasta los pechos, de modo que puedes verles los pezones como yemas de árboles". Estos sensibles teutones usaban vocablos relacionados con otros valencianos que, gracias a la gestapo inmersora, hoy están prohibidos. Uno curioso es "gorrons", considerado pariente del arcaísmo alemán "gorre", el castellano "gorra", el vasco "gorri" , el catalán "garri" y el portugués "corra", muy dispersos semánticamente (cincha, cuerda de esparto, rojo, cerdo...) En un texto valenciano del XIX leemos: "demá molt car anirá el seu en Valencia" , siendo la causa del encarecimiento del greix o seu la orden de engrasar "els gorrons de les campanes" (Conversacions de Saro. Valencia. any 1820) Esta pieza del mecanismo para el volteo de campanas necesitaba mucho sebo, por lo que surge la duda: ¿Se llamarongorrons por "comer" mucho sebo, o quizá por las cuerdas y cinchas del artilugio?. Aparte de dramas sociales denunciados en el texto de 1820 "Yo ( veig en dolor a chiques de huit, deu y dotse anys perdense y prostituinse"), sorprende la presencia de vocablos que se suponían muertos hace siglos. Así, al tratar sobre los sabaters usa dos voces interesantes: "serol", equivalente al catalán cerot; y"alesna", nombre valenciano de la herramienta cortante del cuero. Además de presentar en 1820 una morfología idéntica a la medieval, el étimo de alesna procedía de las tierras germánicas de Münzer, el turista observador. En el siglo XIX, como idioma vivo, el valenciano mantenía ancestrales voces y asimilaba extranjerismos enriquecedores. Así, en el texto de 1820 localizamos el galicismo "bucle" por primera vez en valenciano, "una peluca en sos bucles", anticipándose en su uso al catalán. Que estos versos valencianos de 1820 fueran legibles por castellanos y catalanes -por la similitud entre neolatinas- no supone que captaran su exacto significado. Por ejemplo, al leer "goleta" los lectores castellanos y catalanes lo asociaban a la embarcación homónima; pero en idioma valenciano era polisémica, como adjetivo:"no sigues goleta" (loco), o sustantivo, "tancarte en goleta" (manicomio). En el texto de 1820, ante la estrafalaria vestimenta de Saro, el amigo le advierte que puede acabar"en un sep de la goleta". El cepo era la terapia más usada en los manicomios goyescos. Pese a que la finalidad de las "Conversacions" fuera política, el autor pone en boca de un personaje la reivindicación idiomática:"el escrit ha de ser en valenciá" (ib). Y así lo hizo, con recursos sintácticos y léxicos valencianos que hoy son despreciados:"li agarrará un batistot, chiqueta, arrancar safanories, este borró que ha fet, arrepentit, allaucherar, un buen puesto pera vendre, yo no aborrixc, plom fundit, en eixos pobles, em quede a espergues, li previndré, mentres vixca, la sanc, el espirit dels autors, a vosatros, esclafatarrosos, a fondo, achupit raere una garrofera, monyicots, machades, dinés, rudea, atre castic, capituls, llarc, amparar", etc. Aquí tenemos sustantivos, adjetivos, infinitivos, demostrativos, indefinidos, adverbios, pronombres..., y todos son valencianos; por ende, condenados por las dos Generalidades. Los peones del Institut d'Estudis Catalans son dóciles. Si mañana ordenara el IEC que raere es legal, la prosa de los chicos de Bromera aparecería enriquecida con el adverbio valenciano. Para la Universidad y el "Comando lingüístico Benidorm", enquistado en la AVL, la principal tarea es imponer el catalán en el Reino; y a esa labor sucia responde
el prohibir voces vivas como las que acabamos de leer, o tildarlas de basura léxica, o asociarlas al cerrilismo de extrema derecha, o fingir que eran localismos de la odiada Valencia, o castellanismos insultantes, o deformaciones de la incultura blavera, etc. No hay duda de que si toda voz valenciana que difiere del catalán se prohibe o altera, y que toda construcción sintáctica valenciana se retuerce al capricho del IEC, nos encontraremos con la anhelada unidad de lenguas. La gestapo catalanera quiere destruir lazos que el idioma valenciano, por mozarabismo prejaimino, tiene con otras neolatinas. Por ejemplo, la voz "atocha" que asociamos al madrileñismo chulapón también era nuestra, aunque su srcen desaparece en ibéricas nebulosas. Aparte de la popular estación del AVE,"atocha" era el nombre mozárabe del esparto, planta nativa del Reino. Esto significa que cuando las legiones romanas llegaron a Valencia, ya poseíamos este sustantivo distinto a spartum o sparton. La voz ha permanecido viva en algunos lugares, según reconoce hasta Corominas:"En el valenciano de Sumacárcer anoto que se emplea hoy tocha. El vocablo está vivo en las montañas valencianas... existe el Barranquet del Tochar y tochera como mata de esparto" (DCECH). Hay que advertir que el pícaro etimólogo catalán trastocaba a su antojo la realidad documental, donde leía Reino lo mutaba a país; ytocha o atocha, en "totxa". En idioma valenciano encontramos las grafías tocha y atocha: "el cap com una tochera" (Ensisam); y en las ordenanzas sobre defensa del Reino (Valencia,1573), leemos: "pera portar aygua y atocha". El documento alude "als achons ensesos" (ib) de esparto que se encendían como alarma"en dites torres y fortalees" (ib). Las órdenes redactadas en idioma valenciano de la Cancillería contenían verbos interesantes: "Los atalladors tenen obligació de eixir junts al amaneixer per la vora de la mar" . El verbo valenciano amaneixer, vivo en la actualidad y presente en los diccionarios valencianos de Escrig (a.1871) y Fullana (1921), es una de las victimas léxicas de las organizaciones catalaneras amamantadas por las Generalidades (en plural, claro). Alegría, poder y pelas, muchas pelas para los colaboracionistas. El diario "Avui" lanza barretinas en titulares triunfantes: "Bromera se convierte en líder del mercado editorial en catalán en Valencia. La empresa de Alzira ha vendido más de tres millones de ejemplares en 15 años de existencia". Lo que oculta es que la inmersión obliga al alumnado a comprar bazofia, y que el mejor cliente de Bromera es la Generalidad. No es de extrañar que el magnate de la empresa, Joseph Gregori, declare su entusiasmo por la AVL. Al final, en vista de los hechos y no de la verborrea de culebricas, en Montserrat rendirán culto a la Mureneta y al Morenico. Diario de Valencia 1 de julio de 2001
Entre Luis Herrero y Raimon Por Ricardo García Moya
Voy a Alfahuir escuchando la COPE. Como es habitual, Luis Herrero insiste en su erosión a la existencia de la Comunidad Valenciana, alegando que él es “levantino”. Si alguien llama valenciano a un castellonense, monta el cirio ofendido y jaleado por Martín Ferrand, “alicantino consorte”. Otra joya, Raimon asegura por TV que es catalán de Xátiva. Estos levantino-catalaneros son, respecto al Reino de Valencia, tan dañinos como ciertos individuos respecto a España. Llego al convento de Alfahuir y compruebo que todavía no es de la Generalidad. No hay ofensivos carteles en catalán, ni han normalizado la fachada (la Generalidad, enloquecida, sustituye la cerámica barroca de los balcones por tercermundistas tablas de madera o chapa oxidada en todo el Reino). En el claustro oigo la voz valenciana “vesita” e, inconscientemente, recuerdo “La vesita” de Fernández de Heredia, en el lejano 1530: En Alfahuir; oír “sinyor” o “ascolta” con abertura vocálica transporta a la Italia valenciana, donde la dulzura de las lenguas del Lacio y del Reino permitía a Cesar Borja y sus amigos Leonardo y Maquiavelo pronunciar “ascolta” y “ascolta”, “sinyor” o “signor”, “signora” o “sinyora”. De hecho, el infinitivo“astodiar” (Propaladia, 1517) aparece en los versos valencianos de Naharro, escritos junto al Tíber; y“asquena” figura en el Liber elegantiarum impreso en Venecia (a. 1489). Vuelvo a la pesadilla diaria con un mamotreto remitido por la Generalidad a los centros educativos, “Documents per a la historia de Vilafamés» (Ed.Generalitat valenciana). Son 700 páginas de mala idea y mezcla de valenciano, castellano y catalán para hacer creer al alumno que en el siglo XIV se utilizaba el “amb” o el “desenvolupar” en Vilafamés. Entramos en materia. En Vilafamés o Castellón jamás hubo levantinos, sólo valencianos. Es decir, al no existir elementos como Luis Herrero o Raimon, nadie se avergonzaba de poseer un idioma valenciano y pertenecer al Reino de Valencia. Analicen lo que se deduce de la biografía de Vitoria Gavalda Zorita, una valenciana nacida en Vinaroz en 1653, que, actualmente, sería motejada de blavera. La mayor parte de su vida discurrió en el palacio del Bayle de Vilafamés -actual Museo de Arte Contemporáneo- por matrimonio con Baltasar Mas, que ejercía tal cargo. Tenía sentido del humor; doña Vitoria, pues del diantre o demonio que se aparecía por las estancias del actual museo, lo que más le horrorizaba eran“los trajes espantosos” que vestía (p.21). La biografía tendría que leerla Luis Herrero. El autor, con orgullo, recuerda la visita a Roma ydelaun emoción de observar en “San Juansentimiento Laterano, escribe: la lápida dondeseñores, yacen las cenizas valenciano” (p.6). Con parecido “Murió, en esta Real Villa de Vilafamés doña Vitoria, pero vive su noticia en todo el Reyno de Valencia” (p.6). Como podemos comprobar, no existían dudas en 1697 sobre el gentilicio de los nacidos en Vinaroz o Vilafamés, ni tampoco respecto al título del territorio. Doña Vitoria hablaba la Lengua Valenciana. El biógrafo recuerda que, “graciosa, decía estas palabras en nuestro Idioma Valenciano: Haveu vist lo Sant Gloriós quin tal
estava ni ya de torbat, pues ya volia pendre el fardet al coll y anarsen ?” (p.22). Aquí comprobamos que, hasta los valencianos más septentrionales, eran conscientes de la posesión de la una lengua propia, “nuestro idioma valenciano” (id.). El biógrafo, culto franciscano conocedor del latín y de la lengua hablada al norte de Tortosa (había vivido en el condado), mantenía el clásico recurso morfosintáctico de agrupar infinitivo y enclíticos, en lugar de la aparatosa solución ideada por los filólogos catalanes del XIX, que daría “anarse'n”. Los valencianohablantes agrupaban verbo y pronombres, “anarsen”; según la tradición clásica, “anarsen de algun lloch” (Esteve: Liber, a. 1489). La valenciana de Vinaroz usaba la conjunción“pues”, no “doncs”. De igual modo en que se introdujeron galicismos e italianismos, este derivado del latín “post” formaba parte del idioma valenciano desde el 1600. En la transcripción de las frases de Vitoria al lenguaje escrito, encontramos cierta vaguedad en la oración interrogativa. Es decir, al inicio no figura el signo de interrogación, una tosquedad que es ofertada por la inmersión, cual si fuera un triunfo del cientifismo sintáctico, cuando sólo es un regreso al pasado, ya que las lenguas peninsulares padecieron esta carencia hasta el siglo XVIII. Hasta los escritores madrileños coetáneos de Vitoria Gavalda escribían: “le preguntó el tal figura: que hay señor amigo?” (Santos, Francisco: El no importa de España. Madrid 1668, p.26) La Lengua Valenciana, para delimitar la unidad melódica, incorporó signos de interrogación al principio y fin, aceptándose esta norma hasta tal punto que, en 1840, la usaban incluso escritores populares como Bonilla:“y el president pregunta: ¿tots tenen el dit en alt?” (El Mole, 1840, p.l73), y, en el XX, catalaneros como Sanchis Guarner: “¿La collita, bona?” (Gramática, p. 139) Los literatos en lengua valenciana, castellana o catalana tampoco regularizaron el signo de admiración al inicio de la frase hasta el siglo XVIII. El citado novelista madrileño escribía: “O que gentil figura para un escaparate !” (Santos, F: El no importa. Madrid, 1668 p.26). Han pasado siglos desde que Vitoria habitara el palacio del Bayle, y todo indica que el espíritu de la elegante burguesa -muerta a los 43 años- no encontrará reposo en el actual Museo de Arte Contemporáneo. La que criticara en vida la inelegancia de los “espantosos trajes del diantre” observará inquieta los Tapies de sus muros; y la que hablara el gracioso idioma valenciano escuchará bárbaros “amb”, “doncs” y “desenvolupaments”. Puede que hasta el diantre o demonio -normalitzat con curset taranconiano- deambule nocturnamente esbozando pasos de sardana entre sillares centenarios. La noble Vitoria, valenciana de Vinaroz y Vilafamés, orgullosa de su Reino e idioma valenciano, es el polo opuesto del catalán Raimon y el levantino Luis Herrero. Diario de Valencia 12 de enero de 2001
Erdara, ramat y rameríes Por Ricardo García Moya
El lingüista Koldo Mitxelena recoge en su ensayo sobre la lengua vasca (Durango, 1977), que los euskaldunes de antaño llamaban "erdara" a las lenguas románicas peninsulares. Los vascones contemporáneos de Joanot Martorell observaban que gallegos, valencianos, aragoneses, castellanos y catalanes se entendían más o menos con sus lenguas, bien pronunciado lentamente o por el contexto de la frase; pero ningún usuario de los romances latinos era capaz de entender el vascuence ¿Consecuencia? para los euskaldunes sólo existía el "erdara" como lengua que englobaba a las demás. Una proposición de este silogismo -fruto de la virginidad cultural- la han retomado los inmersores: "Si catalanes y valencianos se entienden, hablan la misma lengua". Pero habría que ampliar la igualdad pues, por ejemplo, en las televisiones de Pujol y Fraga entrevistan en catalán y gallego a personajes como Jesús Gil, alcalde de Marbella, manteniendo diálogos que serían imposibles con interlocutor vascuence. ¿Cuál es el límite de entendimiento para considerar idiomas erdaras idénticos? El asunto no está claro; piensen que el portugués escrito -no el hablado- tampoco ofrece dificultades para su comprensión. A pesar de lo dicho, entre las lenguas erdaras hay topes. Este verano, Oriol Cabanyes publicaba sus impresiones sobre el Misterio de Elche, anotando que "esta casi ópera se canta en valenciano. Pero apenas se entienden cuatro palabras"("La Vanguardia", 248-96). Y eso que el Misteri ha sufrido filtraciones de los "monjos" montserratinos y del convulso catalanero y tramoyista Gaspar Jaén. En el artículo, Cabanyes reproduce frases oídas a los ilicitanos normales (no "normalitzats"). Junto al Vinalopó, la madre de Biel Sansano le preparó un delicioso "arròs en costra" (y Oriol anota fielmente la preposición"en", no el "amb" del IEC). También recoge los vocablos "vesprà" y "pastorets", respetando el idioma regnícola al no sustituirlos por los tarda y ramaders del Institut d'Estudis Catalans. Curiosamente, aunque "ramat" es palabra viva en el Reino de Valencia -con significado de multitud y rebaño- no podemos decir lo mismo de "ramader"; palabreja adorada por CCOO y UGT, pero no recogida por los diccionarios valencianos anteriores a la inmersión catalanera; y tenían motivo para ello al ser un vulgar arcaísmo peninsular derivado de "rama". La familia léxica ramat, ramal y ramada eran de las que provocaban en los vascones la creencia en que aragonés, valenciano y castellano eran una sola lengua: el erdara. Hay otra razón para que los valencianos dedicados al cuidado y comercio de ganado escogieran "pastors y ganaders" , huyendo de ramader de la inventada (je, con je) "ramadería" por la incómoda asociación semántica con unasy señoras que adornaban ramas las fachadas de sus hogares. Eran "les dones de cadira o rameres", que trabajaban en "les rameríes". En fin, que rameríes y ramaderíes no coexistieron léxicamente en la lengua valenciana hasta la llegada de los inmersores y sus entusiastas adeptos: "La Unió de Llauradors i (con perdón) Ramaders". El articulista Cabanyes espera que la lengua hablada en Elche sea más entendible para los catalanes en un futuro; y está en lo cierto. La Generalidad otorga millones para el
desarrollo de la "nostra lengua" ¿Y qué hace el ramat inmersionista? Organizar la sardanera "Escola d'Estiu, 96" en Elche, y se traen a elementos del Pompeu Fabra de Barcelona y de la Rovira i Virgili de Tarragona para enseñar el "nostre idioma a els nens i nenes" (Escola d'Estiu, Elx, 1996, p. 38). Y mira por dónde, inmersores y Parlamento de Cataluña actúa como los vascos que unificaban lenguas ajenas. Por suerte, la documentación no manipulada ridiculiza a los inmersores. Así, en 1607 se publicaba en Valencia la erudita obra "Origen de los indios", en la que el dominico fray Gregorio García describía sus vivencias en América. Apasionado de la lingüística, tras analizar los idiomas amerindios comentaba sobre los del sur de Europa: "En el Imperio Romano hubo una lengua general que es la latina, de la cual se inventaron nuevas lenguas, derivándolas de las misma latina, cuales son italiana, francesa, catalana, valenciana, castellana lusitana" (p. 287). El dominico constataba lo que nadie discutía antes de la inmersión: que el valenciano procedía del latín. (¡Huy!, con el lío del erdara, rameríes, ramaderíes y la Abradelo que ya dice amb nosaltres en barcelonés, me olvidaba del último hallazgo filológico.) El extraño Luis Racionero (¡sí, sí, el de los Borja y el ex de la doctora Ochoa!) ha descubierto que el latín no es el srcen del catalán, pues las "payesas de la Seo d'Urgell y sus paisanos debieron hablar catalán desde la prehistoria" (Racionero, L.: "El Mediterraneo y los bárbaros del Norte" Barcelona 1996, p. 113). Racionero afirma que las legiones de caparras romanos que vegetaban por Tarragona no pudieron influir en el catalán prelatino.¿Qué apuestan a que el IEC termina diciendo que el catalán fue la madre, el padre y el abuelo del indoeuropeo? Las Provincias 31 de Octubre de 1996
Telémaco en l´Albufera
Por Ricardo García Moya
El joven Telémaco y su ayo Mentor, enfangados, emergen vestidos de labradores valencianos con casco griego y cesto de altramuces; es decir, son"tramusers". ¿Patético? quizá, especialmente si comparamos esta zarzuela valenciana de 1868 parodia de epopeya homérica y de "Las aventuras de Telémaco" del arzobispo Féneloncon las coetáneas Parsifal y Lohengrin wagnerianas. Pero cuidado, un ejemplar lo posee la Biblioteca Nacional (BN,T.23762) como testimonio de la lengua valenciana decimonónica; y los de la Gran Enciclopedia Catalana no hacen ascos a Rafael María Liern, y mienten urbi et orbi al afirmar que "en català escrivi Telemaco en l'Albufera". Hay que saborearla como un filme del Buñuel surrealista. El preceptor Mentor resulta ser la siniestra Moma, mientras que el tramuser d'Alboraya, Telémaco, y las ninfas Calipso y Eucaris -enguileres de l'Albufera- sufrirán travesuras de un Cupido reinante del Palmar a "Catarrocha" (p. 35). Estos juguetes líricos que endulzaban a un Reino de Valencia marchitado por el cólera, albergan filones idiomáticos ocultos entre castellanismos (uso de la ñ) e intencionadas deformaciones morfológicas con finalidad satírica. Excluyendo lo estéril, en Telémaco aparecen tres niveles léxicos: uno, formado por vocablos clásicos de étimo árabe como "tarquín" y "tramús" (en catalán, llobí) o palabras como "dula", documentada en Elig (año 1378) y en el Spill (1459). Otro estrato contiene neologismos y voces de jerga de reciente y dudoso srcen (gringo, peseta, carpanta) que pudieron surgir en el valenciano, castellano o catalán. Liern las considera tan usuales en el idioma valenciano que, cuando Calipso pregunta¿Parle en gringo? (p. 7) se permite crear un bucle semántico (gringo significa griego, idioma que la ninfa helénica debía conocer). El tercer grupo léxico es el que preocupa al Institut d'Estudis Catalans. Liern usa el idioma vivo (chiquet, vullc, atres, mosatros, roder, hui, sigle, bolchaques, pallola, chufes, tindre, vindre), ajustando sin complejos grafía y fonética. Escribe"chitano" (p. 23), "m'agrá eixa rocha" (p. 19), "abaecho" (p. 9), alejándose de las formas gitano, agrada, roja, abadejo, comunes al catalán y castellano. Esta actualización lingüística, rompedora de fosilizaciones pedantes y pseudoeruditas, fue desprestigiada desde Barcelona, al mismo tiempo que premiaban a los literatos valencianos que catalanizaban su lengua en léxico y ortografía. Por otro lado, los valencianos de 1800 habían resuelto la homonimia parcial entre el arcaico "veure" (ver) y el vigente beure (beber) al sustituir el primero por vore; cambio que disipa anfibologías. Cuando Telémaco, enamorado de Calipso, pregunta a Cupido: "¿No la voré?" (p. 32), emplea el transitivo"vore", no "veure". Liern no era analfabeto, sino licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, director del Teatro Real y autor de múltiples comedias bilingües que reflejaban la realidad idiomática del Reino hacia 1850. En otra comedia de este autor ("El que fuig de Deu". Valencia 1878), asistimos al curioso examen de lengua valenciana a la joven Elisa, que finge ser "llauraora del Reyne de Valencia" (p. 19). Le preguntan: "¿Y te vosté la sertea de finchir be?", respondiendo Elisa: "Yo hablo bien el valenciano" (p. 6). El interrogatorio es capcioso: "¿Arrós en chagants y nanos?", contestando erróneamente: "Con nabos y con tabellas". Lapsus que es recogido irónicamente, "Con fesoles", al castellanizar fesols por "fesoles".
Suprime las ‘d’ intervocálicas, actualizando la lengua al escribirtirá y perchaes (no tirada ni perxadas) rechazando las terminaciones catalanas y castellanas en ‘ada’, esas que hieren tímpanos los sábados futboleros (talonada, centrada, senyalada, rematada, enganchada, temporada, controlada). Incluso actualiza topónimos al escribir Moncá por Moncada (cambio no político como el de Mutxamel, que siempre se escribió Muchamel; o Morvedre, que es el topónimo valenciano gestado en época mozárabe, no Sagunt). También leemos: "vine en mí", con la preposición en (no la desconocida amb). Igual que Fullana en 1915, Liern sólo recoge "vesprá", no el arcaísmo vesprada. Nacido en 1833, Liern fue notario lingüístico de la lengua valenciana, no un salvador de patrias introductor del avui, el esport y el desenvolupament barceloní. En "La toma de Tetuán" (Valencia, 1681) unos personajes gritan:"¡Apresa, chiquetes!", replicando las aludidas: "Mentres feu un drap vosatros, fem mosatros cuatre" (p. 7). En otra escena, un andaluz pregunta: "¿Q'ues tosino?", y el tío Verderol responde"cansalá" (p. 25), no el norteño "cansalada". Audazmente, incluso llegó a plasmar la abertura de vocales en grafías como "ascomensa", y "aspai"; algo discutible, pero discutible entre valencianos. El panorama es sombrío. En 1997, en lugar de "Telémaco en l'Albufera", unos personajes subvencionados que se llaman "oralitzadors i rondallaires", organizan en catalán "espectacles per a gaudir als nens" de BUP y EGB. ¡Vaya valencianos! Se burlan del léxico de Liern y difunden el del Institut d'Estudis Catalans. Las Provincias 19 de Octubre de 1997
"Façana", otro regalo del IEC Por Ricardo García Moya
Si juntamos una novela policiaca con guiones de westerns de John Ford obtendríamos un subgénero cercano a las narraciones judiciales en lengua valenciana de la época foral. Una de 1622 describe las andanzas de los bandoleros que actuaban"per lo terme y horta de Alacant del present Regne de Valencia" (Arch. Cor. Aragón, L. 583). La simple observación de los folios evidencia un contraste con la artificiosa morfología inmersora, ausencia de apóstrofos, del dígrafo tx, de las consonantes geminadas separadas por el guioncito y, especialmente, del léxico de bricolage manufacturado por el IEC. El notario testifica que los bandidos atacaron al"soldat Melchor Ruçafa" (con ‘ch’, Melchor), y sugiere derribar "dos cases" (no dues) donde se refugiaban los malhechores, lo que sería "gran servici" (no servei). También vemos la construcción sintáctica "si digueren en Muchamel lo que pasa" (no "a Mutxamel el que passa"); y encontramos adjetivos como llauger, "cavall llauger" (no lleuger); demostrativos como esta, "per esta terra" (no aquesta); sustantivos como mitat (no meitat); formas verbales como fonch, "fonch interrogat" (no fou). Además, todo sucede en los aledaños del Camí de la Verónica donde se halla el monasterio de la Santa Faz, hecho que nos invita a enlazar con un vocablo interesante. El catalanismo difunde la voz "façana" a tutiplén, despreciando los tres vocablos que tiene el idioma valenciano para designar el paramento exterior de un edificio: "enfront, frontera y fachada". El diccionario de Escrig, en 1887, decía: "Enfront, fachada o delantera de un edificio". Con esta acepción encontramos la voz en un escrito"en llengua valenciana" de 1599, alusivo a los premios otorgados a los que decoren"los enfronts de ses cases de draps de or y seda" , (Arch. Cor. Aragón, L. 1350) Respecto a "frontera", Escrig informa que equivale a fachada, siendo acepción viva y de uso generalizado en todo el Reino, incluso en Oriola antes de 1707. En documento oriolano de 1628 leemos: “ab sos pendons y banderes lo dumenge en la Seu, y als que no tindran netes ses fronteres y portes” , (A. Mun. Oriola, nº 286, año 1628). Nos queda la prohibida "fachada", voz procedente del italiano facciata y derivada, como toda esta familia léxica, del latín facies. Documentada en España a principios del XVII, fachada pudo ser introducida en la lengua valenciana por la soldadesca residente en Italia. Hubo épocas en que Milán fue controlado por los 44 capitanes valencianos aparte de la tropa- del Marqués de Leganés; y el mismo Cervantes estuvo enrolado en la compañía de valencianos de Diego de Urbina que anduvo por Italia hasta que embarcados en la "Marquesa", fueron diezmados en Lepanto. También las idas y venidas de eclesiásticos valencianos -con papas y cardenales- más los numerosos residentes en el virreinato de Nápoles, como Ribera, propiciarían las filtraciones léxicas. El vocablo fachada era considerado muy valenciano. Lo utiliza, por ejemplo, el omnipresente Artiacá de Molvedre en su famoso"garrit sermó en llengua valenciana" (Bateig.1667) donde expresa el deseo de no castellanizar el léxico. La palabra siguió usándose aunque en los siglos XVIII y XIX ciertos escritores pensaron que era más culto sustituir la ‘ch’ por ‘j’. Así, en un pliego de 1802 se cita"del Convent de Montesa la fajada", a la que también alude como "exquisita frontera" (Memoria dels obsequis, Valencia 1802). En la misma obra observamos que el vacilante autor escribe con ‘g’ el
sonido africado: "els capugins adornaren la creu" , cuando los frailes de esta orden escribían "capuchins" con ‘ch’ en la época foral: "del convent dels pares Capuchins" (Arch. Cor. Aragbn, L. 695, año 1644). El diccionario de Escrig recogia la variable apocopada‘fajá’, aunque advierte que ‘ja’ debe pronunciarse "cha" (p. 23), por lo que nos encontraríamos con lafachada de 1667 del Artiacá de Molvedre o, más exacto, "fachá"; tal como la pronunciamos. Los valencianos, por tanto, tenemos documentadas antes de 1707 las vocesenfront, frontera y fachada, por lo que no hay que recurrir a la façana desempolvada por el IEC del mausoleo de arcaísmos, lugar donde debe reposar junto a los faciana y façaleja castellanos y gallegos. Por cierto, ahora le hacen ascos, pero los selectos filólogos del L'Avenç utilizaban el italianismo común "fachada" aunque sustituían el dígrafo valenciano ‘ch’ por el ‘tx’ (L’Avenç,1892, P. 212). Es curioso pero según sea el filólogo castellanista o catalanista (ser valencianista puede acarrear hasta reprimendas de don Arturo Lizón) el étimo faz es transcrito de las jarchas en forma muy distinta, con j, z, o tx. Por ejemplo: "la faj de matrana" o rostro del alba, según Alfonso Berlanga (Poesía tradicional, p. 6). Pero García Gómez la transcribe como "faze de matrana" y duda sobre el srcen leridano del poeta (Las jarchas,435).Y Sanchis Guarner, basándose únicamente en García Gómez, sentencia que es catalán el autor (¿en el XIII? ¡ejem!) y normaliza el texto "la fatxe de matrana" a gusto del IEC. Tras la cortina del presunto rigor científico se esconde el terrorífico rostro de la cochambre chauvinista y manipuladora. Es tal el desprecio hacia los valencianos que por ejemplo, en la obra del citado Alfonso Berlanga aparece un mapa de las regiones donde se localizan jarchas; pues bien, el territorio valenciano, a pesar de los poetas de Molvedre, Bocairent, Xátiva o Denia no consta en el mismo. Parece que hay un acuerdo tácito en negar nuestra existencia cultural. ¡Qué lástima no disponer de un Jurat d´Agravis que impidiera tanta humillación! Las Provincias 13 de Junio de 1998
Irles y Julio de España Por Ricardo García Moya
Con el paso de los siglos, del latín "ínsula" surgió un racimo de corrupciones en los reinos europeos: el antiguo "illes" del bable, el"peniscola" valenciano que mangó Nebrija, etc. Generalmente, los filólogos de cada territorio defendieron su monstruito léxico, salvo en el Reino de Valencia, donde se habilitó el tanatorio AVL para liquidar la lengua valenciana. Sus miembros prohiben, por mandato del Institut d'Estudis Catalans, cultismos valencianos como"isla" (ínsula > i (n) s(u)la > isla), ocultando que "en la isla dita Epidauri" (Canals: Trad. al valenciá del Valeri, h. 1395); es patrimonial: "la Isleta no te atalladors" (Ord. Reals Costa R. Val. 1573); "acompanyat també de sos vasalls a la isla de Cerdenya" (B. Nac. Ms. 3746, h, 1590); "puga entrar... en la Albufera, isles limits" (Crida Real, 31 octubre 1671); "senyor de les Isles Terceres" (Bib. S. Morales. Real Pragmática, 1694); "aquelles tres isles" (Bib. Nac. Ms. 3947, Trobes de Febrer, h.1670); "unes isles desconegudes" (El Mole, 1837); "apleguí a una isla que aparegué" (Lladró: El titot, 1876); "isla, isleta, islot" (Escrig: Dicc. 1887); "defendre a la isla dels lladres yankees" (El Cullerot d'Alacant, maig 1898), "isla, islera, isleta, isleny islot" (Fullana: Voc.1921). Por algo, en las traducciones del catalán al valenciano, aparecen hasta derivados: "aislat, sempre está desamparat" (aforismes
traduits del catalá al valenciá, 1853, p. 18). Hay otro derivado curioso, el sustantivo "irles", o "porció de terra rodejá d'aigua dolça". Es decir, "isles" serían las islas marítimas; e "irles", las fluviales o lacustres. Todo apunta a que "irles" fue un mozarabismo como sangonera, Cullera o Morvedre; voces documentadas antes del 1238 por ser topónimos singulares. Las conquistas de Morvedre y Cullera, o incluso acceder al río Sangonera fueron gestas dignas de recordar; pero recorrer "irles" de un río, o comerse un pato en una "irla" del mismo, ¿interesaba a la posteridad? Desde siempre y no por castellanismo -según Corominas-, tenemos "La Irla, en el riu Segura, en Guardamar"; y, en zona cercana al Júcar, le comentaron: "Li diuen Séquia de la Irla, perque tot alló son irles" . La confusión entre alveolares sonoras afectó al valenciano y, también, al castellano (chirla, del latín "scilla, squilla"); y, especialmente, en el sur: "Mi alma, mí arma; la falda, la farda; mardito, maldito; er chiquetete cabrón, etc," Hay más nexos que brotarían del mozarabismo; así, cuando Fernández de Ávila reproduce el habla del nativo andaluz en el XVIII, escribe "llucero, llengua, llance, etc. " (como perspicazmente recuerda Leopoldo Penarroja). Aparte de "les irles" tenemos los Irles, dinastía valenciana cuyas características fueron la lealtad y bravura. Allí donde el rey de Valencia solicitara ayuda, como hizo Alfons el Magnanim, allí acudían con armas y caballos; y no sólo en el Reino, pues Jofre de Irles (nacido en Biar, "clau del Reyne de Valencia") combatió a los turcos en Belgrado por el 1525. De aquellos aguerridos valencianos queda su espíritu en algún descendiente, como Rafa Doménech Irles, que mandó a tomar por el saco la Filología en el último curso y -con un corpachón como el del gobernador de California o el de la alcaldesa de Valencia-, ejerce de escolta por el Goierri, igual que Jofre de Irles hacía con Luis II por tierras húngaras. Cuando las fronteras del Reino de Valencia perdieron su función (al estar dentro el enemigo), acomodaron su vida a actividades pacíficas, surgiendo figuras como Eduardo Irles, poeta de las Hogueras de Alicante y autor, "en llengua valenciana, del Romans del bon alicantí: En tartaneta de fira...". Los de la Gran Enciclopedia Valenciana dicen que
escribió en "lengua vernácula", por aquello de marear al lector; pero Irles sólo escribía en valenciano y español. Ésta era la lengua valenciana de Alicante en 1935:"¿Ahón anirás ara, bon alicantí? M'en aniré en els chiquets de la Casa de Beneficensia, y de allí ixiré algunes níts a pasechar els meus barrios, después que's queden dormits els chiquillos. Y yo tornaré ans de que's desperten al atre matí" ("Hoy" de Alicante; 29 de junio de 1935). En la misma página leemos: ''Otro viejo alicantí, Altamira, leía emocionado el romance de Irles junto a la falla" . La denominación de falla era tan
habitual como foguera hasta hace poco entre los valenciano-hablantes alicantinos; pero los llegados con la oleada de andaluces y manchegos en el siglo XX -enemigos de lo valenciano-, son capaces de empalar a los que denominen falla a una hoguera; aunque son corderitos ante elencatalanismo, enarbolan las cuatro han aprendido, p.e., a escribir Mutxamel catalán; pero Irles, claro, era barras fiel aly valenciano: "Festes de Muchamel: Mare de Deu del Loreto, / entre moros y cristians... ". El poeta vivió tiempos dramáticos que le inspiraron composiciones lúgubres, como la llamada de la muerte: "Tac, tac. / ¿Quí es? / -Ningú hiá en la porta. / -Tanca; será el vent. / Tac ,tac / -¿Quí es?...". Versos que pirateó el Premi de les lletres Catalanes y Nobel de la Merda Vicent Andrés Estellés. En 1939, tras el triunfo de los fascistas de Joan Fuster, todos esperaban lo peor para Eduardo Irles, firmante del Apoyo a Rusia, homosexual y masón; pero su popularidad le hacía intocable. Colocado de archivero, tampoco era feliz por su aerofagia y flatulencia que, en el silencio del archivo, podía provocar alarma. Por lo demás, el sensible poeta escribía moralizantes artículos: "Los hombres lucen bonitos y honestos bañadores a grandes cintas blancas y azules" (Foguerea, junio 1950, p. 14); guardando discreta amistad con el modisto Tomás Valcárcel -alma de la Hogueras-, aunque los intolerantes, cuando salía de la barraca "Obri l´ull", le gritaban por la Explanada "¡Valcárcel, aubri l´ull... y tanca el cul". En sus últimos años, Eduardo siguió componiendo, pese al exceso de gases que emitía por delante y por detrás (En confiança y en valenciá, pareix que un amigacho taxidermiste, quan li portaven animalets pera disecar -un fardachet, per eixemple-, li guardava la carn a Eduart. A lo millor, açó seria l´srce dels flatos). De Eduardo nos queda su obra, con léxico como "furtar, chiquet, ensomit, picher, ahon, alfábegues, cuallá..."; y poemas que son "irles" de valencianismo entre aguas turbias de los nuevos alicantinos llegados del País Vasco, Extremadura o Argentina (els que diuen 'Levante' al Reyne de Valencia). ¡Vaya contraste! Mientras que los Irles de Alacant, Biar o Elig defendían su personalidad valenciana con puños y espadas (siglos antes de la creación de la provincia de Alicante), el deseo de los llegados en el siglo XX es aniquilar cualquier raíz regional. Y més perill pera mosatros, pero molt més, tenen encara els Julio de España y Catalunya (yo he vist cóm li tremolava la pancha aplaudint al subvencionat espantabutonis Raimon). Diario de Valencia 19 de octubre 2003
La boda del Mongó Por Ricardo García Moya
Meticulosos, sin dejar resquicio, todo lo aderezan al gusto del Institut d'Estudis Catalans. Hasta el enigmático Mongó, por ejemplo, lo han trasformado en "Montgó", burlando la tradición idiomática en lengua valenciana. En 1797, el riguroso Cavanilles anotaba que "en Denia empiezan las raíces del Mongó" (Observ., p. 213), reproduciendo el topónimo en el idioma valenciano de Denia, idéntico al que en 1873 se oía en el teatro de la citada ciudad al representarse "La cara de Mongó", de Manuel Barreda. El argumento de la obra trata sobre el deseo de casarse del Mongó, hecho que atrae a una serie de damas tan heterogéneas como"la Cova de l'Aigua, la Pansa, la Palma del Margalloner, la Seba-Porra y la Cova Tallá". Cada pretendiente expone encantos y virtudes, que son replicados con agrios comentarios del vetusto Mongó: "La Palma puncha, la Cova de l'Aigua està fosca, la Pansa está sema...". Este léxico que alegró a los dianenses la noche del 2 de enero de 1873 está prohibido en los centros de ESO y BUP; ahora nadie puede escribir que la"Cova Tallá está llunt" (p. 6), "s'advertix a la orquesta" (p. 6), "soc yo gran tesor" (p. 8), "eixa aigua destilá" (p. 8). Quizá algún alumno de la academia de catalán Canal 9 se asuste del idioma valenciano normal; limpio de arcaísmos, eles geminadas y caprichos del IEC, como lluny, adverteix, orquestra, jo, tresor, destil·lada, etc. El Tercio de Cataluña que controla la sociedad valenciana excluye a la categoría de ciudadano de primera (con derecho a ser funcionario, por ejemplo) a los que no traguen el sandwich consonántico ‘-ntg-’, es decir: un estudiante de Denia tendrá que escribir "Montgó", adulterando el vocablo, si quiere pasar curso. Pero hay argumentos que conviene recordar, como el del topónimo aragonés Monzó o Monzón, voz derivada del latín "Mons" y un segundo elemento "cao", de srcen prerromano. A partir de estos étimos fueron apareciendo variables como Monsó, Monçonís, Monço. Lo curioso es que el dianense Roque Chabás -que no cita el ejemplo de Monzón- recoge que los árabes valencianos llamaban a la montaña de Denia "Caon", imperfecta homonimia del mencionado "cao". Y por supuesto que el erudito Chabás escribíaMongó, no Montgó. Los ladrillos inmersores (el Alcover, las Grandes Enciclopedias valenciana y catalana, etcétera), aunque alardean de imparcialidad científica, son campo minado para cazar al ingenuo estudiante. La documentación sobre el Mongó está censurada, y ciertos entrecomillados que fingen reproducir el habla de una determinada zona son fraudulentos. Por ejemplo, en el Alcover leemos: "No et fies de Denia, ni de terra que es rega amb senia", incrustando la falsa preposición amb como si fuera voz del Reino. Respecto a la boda, hay que sumar otros personajes tan simbólicos como"els pilons del Mongó y el Saladar". Los primeros se presentan con el prohibido pronombre valenciano: "Mosatros som els dos Pílons del Mongó" (p. 10); pero la figura que decide quién será la afortunada esposa es el mítico "fray Pere Esteve", que anuncia a los dianenses: "He vengut yo, perque soc sabi profeta. Mongó no se pot unir mes que a la Cova de l'Aigua" (p.13). El franciscano fray Pedro Esteve, nacido en Denia en 1582, siempre usaba el idioma del Reino. En la biografía publicada en 1677 leemos:"En su lengua valenciana, en que siempre predicaba" (Mercader, C.: Vida de F. Pedro Esteve,
1677, p. 47). El religioso alude al Mongó como un lugar sagrado:"Ermites en Mongoy se troben, y se diu missa" (p.128). Fray Esteve suponía que el segundo término del topónimo derivaba de goy, voz hebrea que designaba a los no israelitas. No es descabellado, hasta el XV los hebreos formaron parte de la sociedad valenciana. Mons goy equivaldría, según fray Pere, a "Monte de la gentilidad". Es gozoso leer poesías de fray Pedro, las srcinales, sin manipulación catalanera. Escribe sobre la "fortalea de la carrasca y la flaquea de la canya" (no fortalesa, alzina i flaquesa). Trata sobre les montanyes (no muntanyes); escribe mentres (no mentre), pedra y arena (no pedra i sorra), besar (no petonejar), "fa el conte" (no compte), "plou
en un charco" (no a un xipoll); lanza metáforas sobre"les foches de la Albufera y els machos del Almodí". Usaba adverbios con ortografía correcta "estiga ya fet" (no ja); y llamaba Maestrat (p. 328) al Maestrazgo no "Mestrat". Aunque parezca absurdo, este idioma valenciano usado por un dianense nacido en 1582 -y por los valencianos normales en 1999- está prohibido por nuestras autoridades Acabo de visitar las restauradas ruinas de Lucentum -dependientes dela Diputación de Juli de Espanya- y en el horario observo que usan el barbarismo "tarda" Añadan ustedes el comentario. Las Provincia 17 de Enero de 1999
La cosecha de palabras Por Ricardo García Moya
Una revista catalana proclamaba que el vocablo estramoni se documenta por primera vez en catalán, antes que en otra lengua, ¿Y dónde han encontrado esta palabra? Se lo pueden figurar, ¡en un verso del valenciano Ausias March! Con impunidad, los rateros léxicos engordan el diccionario del Institut d'Estudis Catalans con voces nacidas en el idioma valenciano y en el Reino de Valencia. El citado diccionario devora todas las voces valencianas, desde el estramoni al trapatroles, sin desdeñar milacre, voz despreciada por la inmersión. Algún dia se estudiará el srcen del léxico valenciano y aparecerán historias como las que siguen. El 5 de diciembre de 1650, las tropas valencianas entraban en Tortosa precedidas por fray Pere, de Denia. Entre el armamento hallaron "ducientos cañones de mosqueteria, que dizen disparava un hombre solo". El dominico Gavalda estaba describiendo un antecedente de la ametralladora, arma y vocablo inexistentes en 1650. A propósito de esta palabra, recuerdo que mis padres usaban la voz metralla en frases como: "¿Portem metralla mosatros?", aludiendo al cambio o moneda suelta. Creía que empleaban el sustantivo metafóricamente, y resultó que la supuesta vulgaridad era un cultismo. Sin saberlo, usaban la acepción etimológica procedente del francés mitraille, equivalente a calderilla o conjunto de monedas de poco valor. Se trata de una singularidad del idioma valenciano, inexistente en catalán. Otro derivado es la voz metralleta, común al valenciano, castellano y catalán. Aparece en el XX para designar al arma portátil de repetición, modelo que fue precedido por los de mayor tamaño, imposibles de utilizar sin apoyo fijo. En la comedia en idioma valenciano "Una nugolá d'estiu" (Valencia, 1871 ) tenemos la primera mención de "les ametralladores" en una obra literaria peninsular. En jocosos diálogos, el labrador Roc recuerda la derrota francesa ante los prusianos de Bismarck. El hecho ocurrió meses antes, y Roc comenta que se usaron "ametralladores" (p. 9). La ametralladora de 1870 era similar a las máquinas de hacer sobrasada, con manubrio, pero de gran tamaño. El idioma catalán no dispone de vocablo para designar este modelo pesado, teniendo que recurrir al adjetivo, algo que no necesita el idioma valenciano al disponer de "metralletes" y, desde 1871, de "ametralladores". Acomplejados, los etimólogos valencianos se avergüenzan de las palabras valencianas no aceptadas por el IEC. Una de ellas es el vocablo"chicho", sinónimo de perro callejero. Habitual desde 1840 y de srcen incierto, figura en el sainete "En lo mich del mercat" (Val., 1884). También lo usa Baldoví en 1845:"¡Solta el bosí, chicho!". Como puede comprobarse, la lengua valenciana del siglo XIX siguió creando neologismos por derivación, préstamo, metáfora, etcétera. Tenemos el caso de pachuli, nombre del aroma empalagoso extraído de una planta oriental. Los filólogos del IEC han adoptado la forma pàtxuli, con vocal abierta, esdrújula y dígrafo tx. Lo que no dicen es dónde ni cuándo se documenta tal voz en lengua catalana, y esta soledad de datos afecta a los grandes mitos de la etimología inmersora, los diccionarios de Alcover y Corominas. Nuestros gramáticos, sin rechistar, se han apresurado a incluir el catalán pàtxuli en los falsos diccionarios valencianos, despreciando la variable valenciana. La primera documentación de este perfume en un texto literario peninsular aparece en lengua valenciana, antes que encastellano, gallego, catalán o vasco. Corominas y Alcover sólo
recogen textos del XX, cuando hacía décadas que nuestros antepasados estaban hartos de la citada fragancia. En 1884, el comediógrafo Manuel Millás pone en boca de Roseta estas palabras: "que pudor fa este home (...) de pacholi, entabuixa, al mes pintat li fareu pedre el sentit" ("En lo mich del mercat", Val., 1884, p. 18). No existe duda sobre el sentido de la palabra, pues el aludido contesta que lleva otro perfume. En este caso, la palabra valenciana "pacholi" no era primicia mundial, como el estramoni de Ausias March, al proceder del bengalí, inglés y francés "patchouli", documentado en 1834. Como podemos comprobar, el idioma valenciano se enriqueció a través de los siglos, alejándose del tosco romance medieval hablado por mozárabes y cruzados aragoneses. Su perfección hizo que gramáticos catalanes, como Onofre Pou, acudieran al Reino para redactar diccionarios con voces que, progresivamente, se incorporarían a otras lenguas. Un ejemplo lo tenemos en los posesivosmeua, teua y seua, que -nacidos en el idioma valenciano del siglo XV- fueron introduciéndose por la ruta valenciana en tierras de Lérida. Hoy sucede todo lo contrario. Esta mañana he visto a los pobres alumnos de 3º de ESO leyendo (por imposición del profesor inmersor) un novelucho catalán y en catalán. Las Provincias 23 de Mayo de 1999
La inmersión, ¡aaah!, descubre la llonja Por Ricardo García Moya
En las manifestaciones catalaneras, una gran pancarta exhibe el lema que les distingue: "La ignorancia es muy atrevida". Es decir, no ocultan vergüenzas, aunque poco a poco van cultivándose gracias a lectura de LAS PROVINCIAS. Hace meses comentábamos en este rotativo que llonja y rellonge eran vocablos cultos de la lengua valenciana, usuales desde la Edad Media y reconocidos incluso por Corominas. Han tardado, pero el 8 de enero de 1998 el ideólogo inmersor Joan F. Mira -autor de libros sobre "la nostra llengua"- descubría alucinado que las voces llonja, rellonge, llanda y almorsar eran cultas y clásicas. El mea culpa reproducía texto de Corominas:"La forma llonja no sólo es legítima, sino . Líneas que eran que no creo que nadie haya llegado a pensar en reprobar su uso" glosadas por Mira: "Se equivocaba Corominas, pues muchos valencianos hemos reprobado tanto que hemos llegado a pensar que la únic forma buena era llotja, y que la otra era un banal castellanismo. Era falso: la lonja castellana procede de la valenciana. Y resulta que almorzar está documentado antes que esmorzar, y así tantas ignorancias nuestras. Por ignorancia hemos sido más papista que el Papa, además de querer ser más unitarios y patriotas que el mismo Corominas. Que él, desde el Cielo nos perdone. Y volvamos a almorzar y a la llonja, por favor". (Mira, Joan F.: EP, 8-1-98.) Lo malo es que el glorificado Carles Salvador -igual que Guarner y Fuster- tampoco diferenciaba entre vulgarismos y léxico culto, y prohibíallonja y rellonge en su falsa Gramática Valenciana (Ed. Eliseu Climent Barcelona, 1993, p. 191); disparates que los inmersores han propagado posteriormente por todo el Reino. Así, en San Juan de Alicante el Ayuntamiento ha bautizado un centro cultural como casa del "Rellotge", en catalán, cuando en toda la provincia de Alicante -salvo inmersores y peripatéticos- nadie llama al reloj de otra forma que no sea "rellonge" en lengua valenciana. En fin, esperemos que la científica Universidad prosiga con sus sensacionales descubrimientos, y que el Ayuntamiento de Valencia vuelva a rotularllonja y llongeta al tener venia de sus señoritos catalanes. Como estoy generoso, voy a dar materia para que dentro de unos meses, la Universidad comunique otro gran descubrimiento léxico. Por ejemplo, micalet (con minúscula) es palabra inexistente en el "Diccionari del lnstitut d'Estudis Catalans" y, en consecuencia, los falsos diccionarios valencianos de Bromera, Generalidad o Gregal tampoco la incluyen. El Miquel valenciano -idéntico al catalán y similar al Miguel castellano- se aleja hipocorísticamente de ambos al formar el clásico Micalet que, con minúscula, equivalía al miquelet catalán, miembro de las compañías fundadas en la Guerra dels Segadors (año 1640), y que debían su nombre a Miquel Prats, uno de sus jefes. La primera actuación fue en la frontera del Reino de Valencia, y hay documentación inédita sobre la misma. El 23 de enero de 1642, el "Abad de Benifaça del Reino de Valencia" denunciaba que los catalanes "lo habían saqueado, por estar el mesmo Convento en la raya con Cataluña". Lo interesante es que siempre usa un mismo término para designar a esta milicia: "los sediciosos micaletes de Cataluña; entrando los dichos micaletes en el Reino de Valencia; les han robado los micaletes; lugares que ocupan los micaletes" (Arch. Cor. Aragón, L.1356).
Es decir, un cuerpo creado en Cataluña en 1640 y llamado "de miquelets" automáticamente fue traducido al valenciano"micalets" en zona tan alejada como el Cenia. Así lo recordaba siglos después (año 1851) el diccionario valenciano de Escrig, al incluir entre las acepciones de"Micalet" la de "fusilero de montaña en Cataluña". El hecho de que en la misma frontera catalana -en Benifaçá y en 1641- se tradujera o castellanizara como micaletes refleja la fortaleza e independencia de la lengua valenciana respecto a las vecinas. El neologismo era inexistente en el idioma de Cervantes, ya que el DRAE sólo recoge "migueletes" como milicia de Cataluña y Guipúzcoa. De los robos de ganado e incendio de granjas en la Cenia, los catalanes pasaron al asesinato de civiles y frailes en 1644, como consta en el mal llamado Archivo de la Corona de Aragón. El convento de capuchinos de Tortosa, ocupado por "pares Capuchins" (ACA.L.695) del Reino de Valencia, lucharon"sin reparar en peligros, ni amenazas de los micalets, ni en la muerte de religiosos". La independencia idiomática se manifestaba en voces como capuchins y micalets, así como en su castellanización "micaletes". Quizá dentro de meses o años, algún lince inmersor descubra que micalet y capuchins son legales y cultos. Todo depende de lo que ordenen los textos de Margarit, Corominas y Martí de Riquer; o lo que les dicte el lnstitut d'Estudis Catalans. De todas formas, mi enhorabuena al equipo de perspicaces lexicólogos, astutos etimólogos y sesudos semiólogos de la científica Universidad de Valencia (y a "todas las del mundo") y a su ideólogo Joan F. Mira por descubrir -leyendo LAS PROVINCIAS- que llonja y rellonge son palabras cultas valencianas. Y si el citado Joan F. Mira lee más este diario, seguro que su lacrimógeno chorrear de libros ("Els treballs perduts", "Sense música ni patria i altres cróniques de un país inexistent", etc.) se optimiza al descubrir que no fuimos "un país inexistent", sino un Reino que no dependia de Castilla o Cataluña. Las Provincias 18 de Enero de 1998
La lengua valenciana de la Iglesia Por Ricardo García Moya
No ganamos para sustos. El otro día, el diario catalán Levante salía con un gran titular, al que servidor añade marco expresivo: “¡Guauu, guauu, noticia del día, guauu, guauu: El Vaticano no reconoce la competencia de la AVL en textos litúrgicos, guauu, guauu!”. ¡Qué horror, Dios mío, qué tragedia para la izquierda obrera e intelectual! Esto es grave, ya verán. Los motilones de Saó, encolerizados ¿crearán otro Vaticano paralelo, con subvención de la Generalidad, para poder publicar todo en catalán?, ¿proclamarán papisa a Ascensión, arzobispo a Hauf y ostiario a Eliueu Climent? Dejemos, en fin, la vil ironía. Como es sabido, el diario catalán Levante es como el perro que controla el rebaño. Ahora pretende con un titular en primera plana acojonar a la Iglesia con sus tretas, ya que la lengua que defiende el diario Levante es la de su amo barcelonés: el catalán, no el valenciano. El Ferrán sabe que la AVL es un supositorio sardanero introducido para aplastar cualquier discrepancia sobre la imposición del catalán y liquidación del idioma valenciano. Tengo aquí un texto litúrgico en valenciano clásico, impreso en Venecia en 1490. Se trata del Psalteri de Roiç de Corella, escritor que escribía“en lengua valenciana” (Cartoxá, 1496). El psalteri, como obra medieval, difiere del valenciano moderno, pero sirve en nuestro caso para demostrar la conexión entre la lengua religiosa de 1490 y la valenciana del 2002. Los catalanes usan estos impresos para justificar construcciones y léxico actuales, ya que los clásicos valencianos eran modelo para el condado (p.e., el Cartoxá de Corella se reedita en “valenciana lengua” en Barcelona en 1518). Los filólogos del IEC seleccionan lo que les conviene, descalificando la sintaxis, morfología y léxico que políticamente no les interesa por su cercanía al castellano o, generalmente, por coincidir con el valenciano moderno que intentan liquidar. En la prosa religiosa valenciana clásica hallamos el satanizado neutro“lo”, que el Vaticano debiera autorizar en los textos litúrgicos en lengua valenciana actual (en la catalana no nos afecta su supresión). En el primer folio del salterio impreso por el judío tudesco Johan Hertzog en Venecia, leemos: “en tot lo que fará” (Psalteri, 1490). En la prosa litúrgica abunda la referencia a “els fels e infels”, alusivos a la aceptación de la fe. Lo que no encontramos es la grafía “fidel” en ningún escritor valenciano clásico, renacentista o barroco, salvo en casos de evidente castellanismo, pues aparte de recordar al presidente cubano, fidel es más castellano que el Cid y fue habitual en la prosa de Berceo y compañía. Por el contrario, Sant Vicent decía hacia el 1400:“Deu es fel e just” (Quar.,75,71). En el salteri de 1490 hacen acto de presencia el pronombre“yo” (no “jo”), el adverbio “hui” (no avui), el sustantivo “juhi” (no judici), verbos con morfología valenciana “foren descuberts, han ubert, boca uberta, la mort nos ha cubert, perque sapia” (no descobert, obert, cobert, sápiga), construcciones como “al entorn” (no “al voltant”), pluralizaciones correctas: “los fills dels homens; tots los termens” . Algún sustantivo abstracto, “la sua granea”, que anticipa la forma viva actual “la seua grandea” (no grandesa), y otros que concuerdan: “bellea, redonea” (no bellesa, rodonesa). A los niños valencianos se les enseña que el riñón debe llamarse “ronyó”; pero es falso, ya que en lengua valenciana coloquial, culta y litúrgica era y es“renyó”, como aparece en el salterio: “los meus renyons”. Igual que en los misterios religiosos de Timoneda, el
salterio sólo conoce la voz “maravella” (no meravella), y las construcciones“en terra, en Venecia”, son opuestas a las de la liturgia catalana y de Ascensión: “a terra, a Venècia”. Respecto a la prohibición catalana de la ‘ch’ valenciana, lógicamente en el salterio no se tiene en cuenta: “lo Senyor guarda los chiquets, illumina e dona enteniment als chiquets”. La lengua litúrgica valenciana no usaba “estimar" para expresar el amor místico y humano, sino“voler” y “amar”: “Senyor, yo he amat la bellea” (Salteri,1490). En los textos religiosos valencianos hay conceptos geográficos,“la redonea del mon” (Psalteri, 1490), y otros que sorprenden. Así, en los autos de Timoneda inspirados en los evangelios se cita al siniestro “lladre de sanch humana” (Mist. de la Iglesia, 1569) donde figura el sustantivo “sanc” (no “sang”) . El idioma valenciano de los textos religiosos es tan robusto como el de la prosa profana, creando voces como “atonit” (Mist. Emaus, 1569), al unísono con otros idiomas o anticipándose a ellos. Así, el verbo “llastimar” presente en el Misterio de la Iglesia: “y la veu tan llastimada... están llastimats” (a.1569) no aparecerá en catalán hasta 1631 y en términos muy exóticos para nosotros: “som restats mul (sic) llestimats” (DECLLC). Aunque los textos litúrgicos y jurídicos arrastraban arcaísmos, poco a poco se actualizaban siguiendo la lengua viva. En el “Misterio de la Iglesia”, Timoneda usa la forma“solicit” (no "sol·licit"), respetando la grafía de Martorell,“solicitava la gent”, y mantiene la clásica morfología en "desijar”, sin la pegajosa “t” que la inmersión adosa a tutiplé. Los autores de textos de la ESO y Universidad babean ante las órdenes idiomáticas del Principat de pacotilla, y se avergüenzan hasta de nuestro título histórico de Reino. En fin, si tuviéramos algún politico que nos defendiera y no nos tomara el pelo, los textos litúrgicos estarían en idioma valenciano moderno, incluyendo los neologismos propios, igual que sucedía cuando éramos libres. Los descomunales diccionarios etimológicos que el ejército de filólogos del IEC ha elaborado -nadando en océano de millonarias subvenciones-, olvidan registrar la génesis de vocablos valencianos que posteriormente pasaron al castellano y catalán. Ejemplo de ello lo ofrece el Misteri de Emaus (a.1569), donde a continuación de “fet per Timoneda” leemos la frase “son interlocutors” con el neologismo “interlocutors”, cultismo que el catalán no incorporaría hasta el año 1805. Derivado del latín tardío “interloqui”, lo utiliza Erasmo en 1513, siendo Timoneda quien lo aplica en 1569 con el valor de “personajes que hablan en un diálogo” (en castellano lo utiliza Quevedo, ya en el XVII). En fin, el simpático San Zaplana seguirá otorgando la custodia cultural de los blandos valencianos a los lobos catalaneros, que devoran todo siguiendo el ejemplo de sus maestros. Fíjense que el catalán Corominas, al tratar sobre el vocablo dice: "el valenciano Joanot Martorell afirma en 1487-89 que en catalán lo conocían ya hasta los muchachitos” (DCECH). Martorell cita el valenciano, inglés y portugués, pero jamás alude al catalán, sea en las cartas de 1437 o en cualquier otro el escrito. ¡Vaya bolasfuera que inventaba el travieso filólogo! ¿Joanot Martorell defendiendo catalán? Ni que un Rafael Alemany o Palomero cualquiera. Lo malo es que no hay tribunal ni Sindic d’Agravis que impida el saqueo idiomático. Diario de Valencia 6 de Enero de 2002
Las garzas reales de Catarroja Por Ricardo García Moya
Hace años, un etimólogo inmersor se escandalizaba al leergarsa, castellano garza, en el Diccionario de la Real Academia Valenciana; él sólo admitía el vocablo agró y rechazaba la otra acepción garsa, plural garses. El inmersor seguía la estrategia de desprestigiar a la Real Academia, acusándola de inventar una nueva lengua. En "El valenciano enfermizo" defendía que garsa en valenciano sólo equivalía a urraca en español. Por lo visto, olvidaba que Garça Real figuraba en el diccionario de Pou (Valencia, año 1575), y que fue usada por clásicos como Roiç de Corella. Además, el catálogo de Orellana sobre Pardals de l´Albufera (año 1795) en"lengua valenciana" también incluía Garza y Garza blava, aves con historia en nuestro Reino. Hacia 1550, el setabense Martí Pineda aconsejaba a una dama valenciana que no frecuentara "fonts, horts, ni cabanyals", porque allí recibían picaduras mortales"moltes garces" ("Consells y bons avisos", estrofa 10) metáfora comprensible para los valencianos renacentistas; las garzas abundaban en las palustres áreas de arrozales y marismas (el poeta, irónico, cita la Albufera como un lugar vedado a la virtud), donde no era extraño ver a la esbelta zancuda tratando de engullir pequeñas sierpes con su afilado pico. Desconozco si hacia 1550 abundaban los ofidios venenosos, y si tenían posibilidad de morder a la depredadora. De todos modos, la realidad zoológica no afecta al juego literario del setabense Martí Pineda, que llama garzas a las doncellas valencianas en floreo verbal erótico-galante (Pineda, culto notario, quizá conocía el francés garce, muchacha frívola). Ignorado el étimo prelatino de garza, la palabra perduraría en la época mozárabe como fósil léxico en zonas de su hábitat natural. En el Reino de Valencia existía el punto geofísico ideal para su nidificación y crianza en los cañaverales cercanos a Catarroja, coto de la monarquía musulmana antes de la Conquista y lugar de procedencia de las garzas que solicitaba el soberano. Esta actividad perduraba en 1597, cuando Felipe II dice que, "a Macian Verdeguer, vecino de Catarroja, le he mandado que cada año cace en la Albufera Real algunas Garças; que las críe y traiga a los estanques de nuestros Jardines Reales de Madrid, Aranjuez y otros" (Arch.Cor.Aragón, l.651). Al vecino de Catarroja le abonaban cien ducados de Valencia al año por la captura de "Garses Reals". El adjetivo Real que Pou añade en 1575 al sustantivoGarça (escrito asimismo garsa y garza) significaba en aquel tiempo perteneciente al rey; así, la misiva de Felipe II alude a la Albufera Real, estanques Reales, jardines Reales, moneda Real, etc. Las dos acepciones valencianas de garza son significativas de la actitud de los que sólo admiten las ordenadas por el Institut d´Estudis Catalans, despreciando el léxico legado por nuestros antepasados. Así, Martí Pineda usaba en 1550 el pronombre yo (no jo), el adverbio hui (no avui), la conjunción Y (no la ‘i’); los sustantivos faena y viuda (no feina y vidua); los abstractosbonea (no bonesa), perea (no peresa), noblea (no noblesa), llegea (no lletgesa). Con el clásico artículo lo sustantiva adjetivos, lo negre (no el negre); une pronombres enclíticos, oblidarme (no oblidar-me); usa el cardinal dos (jamás el arcaísmo dues); mantiene lag griega en joya y joyell (no joia i joiell); emplea
dirigit y bodes (no adreçat i noces); es decir, vocablos y ortografía que los catalaneros denuncian como invento de la Real Academia. En un verso de Pineda leemos: "parleu poc y ab gancho", con CH, dígrafo que la universidad prohibe por considerarlo valenciano enfermizo. Ocultan que, según el propio Corominas, el sustantivo "gancho es mozarabismo que ofrece CH frente a la Ç castellana" (DCECH). Tampoco place a los inmersores la terminación de gancho en O; y eso que la lengua de Sant Vicent, Martorell y Jaume Roig abundaba en palabras como caldo, sao, fondo, cego y clero. En otra metáfora picante, Pineda también recurre a la CH en el fenecido arcaísmo valenciano "clochetes", sinónimo del crochet vivo en Francia y Argelia. Utilizan la ley del embudo. Ese Institut d´Estudis Catalans que prohibe a los valencianos (no sé con qué autoridad) el uso de CH por ser galicismo medieval, ha adoptado la acentuación de vocales de la ortografía francesa del siglo XVII. La é cerrada con acento agudo y la è abierta con acento grave fue un capricho de Pierre Corneille en 1663 (El genial dramaturgo lo mismo plagiaba al valenciano Guillén de Castro que inventaba normas ortográficas). ¡Y ojo con los regates! El etimólogo inmersor que fustigaba léxicamente a les Garses Reals de Catarroja es un futuro juez lingüístico que revolotea sobre el CVC. Las Provincias 28 de Septiembre de 1997
Las trampas cotidianas Por Ricardo García Moya
En el último número de la revista "Escola catalana", un anuncio pagado por la Generalidad de Pujol agradecía al Congreso de Diputados que, desde ahora, "podrán etiquetar en catalán productos tradicionales de nuestra tierra, como l'allioli". Que sepamos, el ajoaceite es tradición valenciana, por lo que sobraba en el anuncio el posesivo "nuestra". Hace más de un siglo y medio, en el sainete "L'agüelo Pollastre", de Chusep B. Baldoví (como él escribía su nombre) ya ofrecían en una taberna de Alfafar "all y oli, tenques, llises, lleu en salsa y llonganises" (p. 6). Están sembrando confusión en todo. Así, un lector confrontaba "abaecho y bacallat" (El Cabinista, 20-5-97) atribuyendo más pureza valenciana al primer vocablo, siendo un error provocado por la consigna inmersora de que todo procede del condado norteño. Nada más opuesto a la realidad. Esta palabra vino a España hacia el 1500, y por su srcen pelean los que se dedicaron a la pesca del sabroso teleósteo: rusos, vascos, germanos y portugueses. Aparece en Portugal y Castilla con la variable bacallao (Enciso, 1519) generando las variables conocidas: bacallá, bacallar y bacallat. Respecto al valenciano abaejo o abaecho equivalía al abadejo castellano, un diminutivo de abad que no era insólito, pues otros peces fueron llamados capellans. Más conflictivo es el aladroch, sustantivo que todos suponíamos valenciano hasta que el Dr. Corominas dijo que era "palabra esencialmente catalana" (DCECH). No habria nada que objetar si la atribución se fundamentara en documentos, pero el más antiguo que aporta es el Diccionario de la Real Academia de 1884, en el que sólo consta aladroque y como murcianismo. Tanto el lexicógrafo como el Institut d'Estudis Catalans no tuvieron en cuenta el catálogo "dels peixos en llengua valenciana", de Orellana (año 1802) o el diccionario valenciano-castellano de Lamarca (año 1839), donde también figuraba el nombre del pececillo. Y aquí convendría advertir a la vehemente Pilar Rahola (la del cientificismo) que el Institut d'Estudis Catalans cuadra la teoría de la unidad lingüística a cabezazos morfológicos, pues recoge aladroch sin la ch final (norma del IEC) despreciando el catálogo de Orellana y el diccionario valenciano de Escrig (1850), donde figuraba con ch, y no como murcianismo.
Aladroch el vocablo valenciano equivalente al seitó catalán castellano El términoes deriva del árabe ázraq (azul) y está documentado enolaalEdad Media:boquerón. en 1456 las autoridades del Reino de Valencia ordenan a un moro de Pedreguer que abone la cantidad que debe al cordelero Andreu Ribes, el moroso se llamabaAladroch (ARV, Bailia, 1151 ). Como es sabido, plantas y animales srcinaron apellidos: Fenoll, Figuera, Moll, Sorell, Corder, Bou, Blat y, en este caso, Aladroch.
Del mar de Valencia a su huerta. En el Reino usamos las diccionestomata y tomaca; pero, al coincidir esta última con la catalana, los inmersores afirman que es la culta y cerrando vocal- pronuncian "tumaca" como en Cataluña. Quizá ignoran que tomate, tomata y tomaca proceden del náhuatl tómatl, nombre de la herbácea mejicana que comenzó a cultivarse en España en el siglo XVII, cuatrocientos años más tarde de la entrada de Jaime I, por lo que se incorporaron a la lengua valenciana hacia el 1600, procedente de una lengua amerindia. La voz culta tomata -etimológicamente fiel a tómatl- estaba extendida en tiempo de Cavanilles y, posteriormente, la encontramos popularizada en sainetes decimonónicos: "sofrechit en tomata" (Llombart, Abelles, 1878, p. 42). Tan correcto es "pa en tomata" como "pa en tomaca", y no supone catalanización, salvo que Racionero descubra que el nahualt mejicano era dialecto de la lengua del principado sin príncipe. Nos manipulan como quieren. En los diccionarios inmersores (que obligatoriamente usan nuestros hijos) figura platja como forma culta, con la tj de marras. Pues bien, esta palabra es tan dudosa de srcen que lo mismo podría proceder del latín tardío que del mozárabe; en ambos casos, la citada T es un postizo pedante y un pecado etimológico. En la misma Cataluña del siglo XV, en el dietario de la Generalidad anotaron el 11 de agosto de 1468 que, al estar "en guerra con los valencianos", habían capturado un navío con tejido de aquel Reino, trasladándolo a la "plaia" de Barcelona. De igual modo, cuando Onofre Pou escribe en Valencia su Thesaurus (año 1575) anota la forma"plaja", igual que haría siglos después Fullana, sin la T. Ahora bien, si los valencianos siguiéramos el criterio de singularizar nuestro idioma, adoptaríamos la variable "placha" exclusiva de la lengua valenciana y documentada antes de 1707 en carta del escribano del Palacio Real de Valencia:"lo dia 10 de agost, la armada ancorá en la placha de la Vila de Altea" (B. Univ. Valencia, Ms. 16). Pero estamos demasiado acomplejados para adoptar lo verdaderamente nuestro. Las Provincias 3 de Junio de 1997
Los bárbaros de Sueca
Por Ricardo García Moya
A hores del rat penat y Nosferata de la Vega, en Alacant plovia a canters. A lo llarc de la nit de Sant Cipriá, enmomiat en llançols almidonats y sinse tancar ulls per la por, ductava d'anar a Sueca (ahon viuen els barbarots, segons el sabi catalá Corominas). A l´alba, com dirien Trillo y Aute, agarrí el cochet y, chino chano, m'acostí als boirosos arrosars. L'ambient fea psrca y aulor a cava catalana o creiller pudent A fosques per la carretera, el vert y roig d'unes llumenetes em cridaven: ¡Vine, blavero, vine y vorás quin calimocho més bo t´engolixes! Yo, valent en la intimitat, fugia per lo que pugueren tindre dins eixos puestos endemoniats (de `daemonium´, no de vendrer moniatos); inclús pasí de llarc davant d´un barot ple de botelletes y pernils, en un lletrer que dia '¡Viva España! ' junt al pencholl de quatre barres ¡Quin cague, mare meua! La veritat es que apleguí a Sueca en pau. Baix del paraigües y chafant charcos, guipava que tot era `normalitzat´. En les llibreries s'oferien cudols catalans com el del Dr Estivill, pera ajudar 'els més petits' (Planeta). Ya en tranquilitat -al vorer que la gent era com mosatros-, entrí en lo bar Gambrinus al costat del Ajuntament. Raere de la barra, unes chicones charraven de dinés y atres asunts del espírit. Yo, tremolanme desde la pancha als quixals, ensomiava trobar a Salma Hayec -peircing en un mugró y gavineta en maque voldría chuplarme la sanc o les lleteroles; pero res de res, lo únic que´m chupla la chicota varen ser dos euros per un cafenet en llet y un croisant freí y tinyós. Mentres, afora, ¿ahón s'amagaven els barbarots de Sueca? Ironías aparte, visité Sueca el pasado 9 de diciembre. Quería ver a los que el etimólogo Corominas llama 'bàrbars' (Dicc. Etimològic i Complementari de la Llengua Catalana, t° VI, p. 813). El adjetivo lo aplica el deslenguado a los que usamos ordinales femeninos apocopados: 'la primer vegá, la sequia segón, la segón casa...'. Insultarnos por poseer recursos morfosintácticos propios del idioma valenciano, no del catalán, es argumento visceral ajeno al metalenguaje. Lo malo es que esta política de palo y zanahoria da resultado. El ciudadano, para huir del sambenito de bárbaro, catalaniza la lengua; p.e. `archiu´ es voz valenciana desde el siglo XIV pero los colaboracionistas han logrado que en Sueca o en la Generalidad de Campspons sólo admitan el catalán ‘arxiu’. El bar Gambrinus se llama también 'Els Porchets' pero el dueño lo ha catalanizado como 'porxets'. Supongo que la peste de cucarachas catalaneras que infecta Sueca le quemaría el chiringuito si valencianizara la morfología. Por si algún día se atreven a enfrentarse a estos matones, aquí tienen documentación de esta familia semántica desde los años en que Ausias March jugaba al cinc contra u:'lo porche de Salamó... lo porche davant lo temple... en aquell porche del temple' (Ferrer, St. Vicent: Sermons, c. 1400). El fraile usaba 'porchens' (Quaresma, 1413), plural analógico de vergens, cafens, homens, termens, etc. Hui en dia, que dasta els colectius de llesbianes sinse fronteres volen defendre el catalá, mosatros tenim el recort y testimoni de la dona valenciana més intelectual del sigle XV:'en lo porchet' (Villena, Isabel de: Vita Christi, 1497). La morfología permaneció hasta la necrosis catalanera actual:'al porche... li falten fínestres' (BUV Morlá: Ms. 666, c. 1649); 'cuberta de la porchada' (A. Col. Patriarca, Obres d´Alfara, 30 abril 1650);'un porchet' (Gil, Vicent: Relació del segón Centenar, 1655); 'les fínestres del porche' (Bib. Nic. Primitiu. Ms. Coloqui de la Mosa de Peyró, sigle XVIII); 'tú, conill de porche' (Burguet: El tío Sinagües, 1882). Cuando en Sueca no reinaba la Gestapo inmersionista, Bernat y Baldoví escribía correctamente el sustantivo: 'baix los porchets' (Bernat y Baldoví: Un ensayo fet en regla, 1845), La
sombra del colaboracionista Joan Fuster y sus discípulos, tan repugnantes como él, convierte a Sueca en ciudad santa de la extrema derecha catalanera. Mentres, ¿qué fa el invicte poble valencia? Lo de sempre: paelletes, mascletaes, morro en terra y cul en pompa. El agrio Corominas era esteticien documental. Así, en el diccionario que insulta a Sueca recoge: 'lo porxo pera entrar les garbes' (DECLLC), en frase de Onofre Pou, catalán que estudió y publicó en Valencia el 'Thesaurus' (a. 1575), con abundante léxico valenciano: chufes, cavalls chics, pechina, carchofa , etc. No hay duda de que Pou escribía `porxo´ en catalán (equivalente al valenciano 'porche', de posible étimo mozárabe), pero Corominas miente como si fuera un vulgar catalaner de Sueca. En el texto srcinal de Pou aparece la africada ch que valencianizaba el sustantivo:`lo porcho per entrar les garbes', incluso en la posterior edición barcelonesa (Pou: Thesaurus, Barcelona, 1580, f. 58). Volviendo a la barbarie, si los antepasados de las camareras del bar Gambrinus, o mis tatarabuelos, escogieron libremente el femenino 'la segón' cuando lo requería la frase por eufonía, desgaste fónico o economía morfológica ¿qué autoridad tiene Corominas para condenar características de la lengua valenciana? El fascismo expansionista catalán aplaude estas burlas, por lo que tenemos que cortar culturalmente las patas a estos tallarrosos y defender hasta el mínimo morfema, el sufijo más humilde o la interjección más insignificante de nuestro idioma vivo. Los comisarios sólo consideran canónicas las voces, arcaísmos y construcciones que impone Cataluña. Así, los femeninos'la primer, la segón' -que no excluyen las formas sin apocopar 'primera, segona'- las encontramos vivitas y coleando alejadas de Sueca y del siglo XXI, ya que hasta la sardanera Cano certifica su presencia en el Llibre del Mostassaf d'Elig, iniciado en 1580 (Cano: LME, págs, 23, 53); siendo aceptadas por barrocos y costumbristas: 'la primer rebaixa' (Mas, V: Sermó Cof. S. Vicent, 1755); 'la segón part... la primer nit' (Archiu Mun. Elig. Romans del pleit, 1776);`la segón part' (El Tabalet, 1847); 'la segón amonestació' (Coloquí del fadrí, Xátiva, 1857); 'segón edició' (La millor rao el trabuc. 1867);'la primer bofetá' (Arnal: L´agüelo del colomet, 1877); 'la segón intenció' (Escrig: Dicc. 1887); 'la segón consonant' (La Nova Traca, 29/7/1894); `segón edició´ (Pensat y Fet, 19/3/1912); 'en segón página' (La Traca, 23/8/1913); 'la segón persona´ (Fullana: Gramática, 1915); `la segón' (Millas: El cercadit, 1916); 'la segón vegá' (Peris: Nelo Bacora, 1918); `la segón vegá...´ (Valls: El tío de sa neboda. Alcoy, 1933), En fi, tomaré a Sueca y pendré café en llet en Els Porchets, encá que no estiga la bacona Salma Hayet. Per cert, el rótul del carrer Templaris no está, ¡milagrósament!, catalanisat com a 'Templers'. ¡Che, catalamerders de Sueca!, no sigau malfaeners o vos llevarán el plat d'arroset en clóchines y carrancs. Sigau l'eixemple del colaboracioniste Fuster (en la pau de Mespantofles estiga) y vos fará un monument Boabdil Campspons. Diario de Valencia 19 de diciembre de 2004
La tragicomedia de las “íes” catalanas Por Ricardo García Moya
El mimetismo es un recurso que el ser humano utiliza con fines diversos, generalmente no muy dignos, en especial cuando se imita de manera servil al poderoso. El cronista Felipe de Albornoz cuenta que Alfonso el Magnánimo, rey de Valencia, "por costumbre cabiztuerto (sic), no había en la Corte quien no fingiesse este defecto", es decir, que todos se acercaban a él con la cabeza torcida. De igual modo, cuando el emperador Carlos padeció "un dolor de cabeza (que) le obligó a quitarse el cabello", los aduladores transformaron la severa Corte en un colectivo de cabezas rapadas. Añade Albornoz que "si el dolor de cabeza fuera imitable, no hubiera hombre sin el" (Cartillas políticas. Madrid, 1666, f. 33). Salvando diferencias, podemos comprobar cómo los ejecutores de la "inmersió catalana" en la Comunidad Valenciana practican el mismo ritual imitativo, regido sólo por la esperada subvención o puesto remunerado. Veamos, por ejemplo, el caso de la cruzada contra la "Y", pues no hay falta que más exacerbe a estos colaboracionistas que su presencia en un escrito en valenciano; no importa que aparezca como conjunción copulativa, semivocal, etc. Pero no piense el lector que su irritación está motivada por razones serias, pues a ellos les da igual las matizaciones fonéticas o las peripecias etimológicas de esta letra: la yod que generó la consonante románica, o la adaptación de la "Y" por los latinos para transcribir la ypsilón griega. No son cuestiones gramaticales las que guían a estos filólogos, sino políticas. La fobia hacia la "Y" surgió, por extraño que parezca, en la Castilla culterana de principios del siglo XVII. Mientras el genial Góngora componía sus asombrosas poesías, una legión de mediocres seguidores del cordobés atormentaba la lengua castellana batiendo retruécanos, metáforas y giros rebuscados; otros, más modestos, trataban de introducir cultismos eliminando excrecencias no latinas, destacando entre estos adalides lingüísticos el canónigo Bernardo Aldrete, partidario de suprimir la "Y" del castellano:
"La i tiene gran facilidad en pronunciarse, i al contrario el Y (...) en España se ha introducido en muchas dicciones, quitándole el oficio a la i natural, dándolo a la letra extranjera Y (...) i principalmente en la conjunción i, derivada de la ET latina" (Aldrete, B.: "Varias antigüedades". Amberes, año 1614, p. 62). La batalla de las íes estaba iniciada. En el mismo año 1614 en que Aldrete arremetía contra la "extranjera Y", salían a luz obras en castellano con la supresión de la odiosa letra. El murciano Cascales, por ejemplo, también seguía esta moda en sus escritos: "era
de la Ciudad; de los i las banderas" (Cáscales, Historia delXVIII. Reino de Murcia, añoi no 1614). Laagermanados, costumbre perduró en algunos autores F.: hasta el siglo Por el contrario, la lengua valenciana -sin ningún motivo para adoptar una norma gramatical venida de Castilla- continuó utilizando la "Y" como era tradicional. Así lo hicieron desde los escribanos de la Generalidad hasta los predicadores como Blay Arbuxech. No estaba el horno para bollos, pues la actuación despótica de algún virrey había incrementado la aversión al castellano, según se advierte en la carta del "Engonari de la Llonja" en 1656:
"Si algún resabut dirá, perqué en castellá no escric, dic yo que de aquella llengua solsmen val pera mentir." Hubo, como es lógico, excepciones, ya que algún escritor valenciano se contagió de las manías culteranas y eliminó la "Y". La dualidad queda reflejada en la obra del erudito Gregorio Mayans y la del notario Carlos Ros; el primero, inmerso en el estudio de la lengua castellana, escribía así:
"Hoi se usan, no eran mui antiguas i si se cabe; no hai muchos en España" (Diálogo de las armas/ ha procurado enmendarla D. Gregorio Mayans, Bibliotecario del Rei. Madrid, 1734). Carlos Ros, su coetáneo, luchaba por conservar el idioma valenciano y, por supuesto, manteniendo la "Y" griega. Visto el panorama, surge la duda: ¿Por qué rechazar una letra usada por los clásicos y que perduró hasta los sainetes decimonónicos? Muy sencillo, cuando surgió la "renaixença catalana" ya había sido olvidada la lucha contra la "Y" (aunque perduraba en más de un escritor en catalán que había asimilado la norma ignorando su procedencia) y adoptaron como medida diferenciadora del castellano la eliminación de la "Y". Los valencianos -pecando de candidez a principios del siglo XXaceptaron algunas normas del Institut d'Estudis Catalans al considerarlas beneficiosas contra "la parla vulgar"; entre las perlas donadas por Pompeu y compañía se encontraba -aderezada con otros argumentos- la teoría castellana de Bernardo Aldrete contra la "Y". En nuestros días, los "inmersionistas" actúan sin ingenuidad. Igual que los cómicos "cabiz-tuertos" que seguían al Magnánimo, ejecutan las consignas emanadas del "Principat"; esperando la palmadita en la espalda o el terrón de azúcar que premie su fidelidad. Así, en "El Periódico" de Barcelona (14-8-91) el catalán Pau Farner aplaudía la labor del "factótum cultural" Eliseu Climent, por ser "un personaje que desempeña todos los menesteres", y con "su editorial Tres i Quatre, su revista "El Temps" y sus tejemanejes audivisuales" y otras actividades "confiere importancia al catalán de la periferia". En fin, veremos si la "periferia" -así califica al Reino de Valencia el despectivo periodista barcelonés- reacciona, recupera la personalidad y ¿por qué no? el uso de la tradicional "Y" en la lengua valenciana. Las Provincias
Miloches y cacherulos d´abaecho Por Ricardo García Moya
Más allá del horizonte de las playas de Benicarló, Malvarrosa o Postiguet se hallan nuestras raíces culturales, no al norte. En algunos lugares de Grecia, todavía los niños ortodoxos salen al campo y vuelan cometas el Domingo de Pascua, estrellando huevos hervidos pintados de rojo en la frente amiga. De los griegos, a través del latín, nos llegó al idioma valenciano la voz "cometa"; presente en versos de Roig:“set planetes ab set cometes” (Espill, 1460), y en prosa de Canals: “com la cometa apareix en lo cel” (Scipió, h.1395). Vocablo culto, aludía a los misteriosos cuerpos celestes de cola luminosa, aunque los castellanos llamaron con igual nombre al juguete volador de cañas y papel. Los valencianos crearon los sustantivos“milocha” y “cacherulo” para este artilugio que coloreaba el cielo del Reino en Pascua. Podían ser simples“miloches paregudes a un triangul de paper”, o de compleja estructura; otras, en forma “d’abaecho”, contrastaban con los hexagonales “cacherulos” decorados sobre la tela o papel. Por cierto, la valencianización morfológica del sustantivo “abadejo” -también castellano y de tardía aparición-, se inicia en el XVII con la plasmación gráfica de la africada sorda: “lo abadecho" (Porcar: Coses evengudes, 1623, f.408); “abadechos com la esquena” (Coloqui de la mosa, h.1790); culminando en el XIX con la característica supresión intervocálica: “abaecho” (Liern: Telémaco en l’Albufera, 1868);“per la nit, abaecho” (Escalante: La senserrá del mercat, 1871); “ansisam de tomata y abaecho” (Millas: Els microbios, 1884). Este proceso de creación de voces es el natural en todas las lenguas, aunque a nuestros amos de Cataluña no les place su aplicación por los blandos indígenas de su colonia sureña. Las grafías “milotxa” y “catxerulo” han sido introducidas por el fascismo catalanero. La primera vez que aparece el sustantivo“milocha” es en idioma valenciano, aludiendo al “aquila oripelargus” en la prosa renacentista de Palmireno (1524-1579), catedrático de la Universidad de Valencia. Conocedor de lenguas clásicas y modernas, en sus vocabularios ofrecía nombres en “latín, castellano, valenciano, francés o lengua portuguesa”, aunque en los sustantivos de frutas, licores y simientes se limitó a las lenguas de la Corona de Aragón:“castellano, valenciano, aragonés o catalán” . Tras la publicación del Vocabulario en Valencia, se reedita en Barcelona con la grafía correcta en las voces valencianas: “carchofa, táperes, baladre, chufa, pechina...”, que incluía las ornitológicas: “saura (grajo), abellerol, milocha...” (Palmireno: Voc. del Humanista. Barcelona, 1575). La silueta del ave se asoció al juguete volador, estando arraigada la polisemia de “milocha” a fines, del XVI en el idioma valenciano, no en catalán. En el manuscrito de Porcar leemos que el 26 de abril de 1606, desde el puente de Serranos, se veía una “milocha ab la figura de S. Vicent” (Porcar: Coses. 1606 f.104). La cuerda se enganchó y el juguete cayó al Turia. El mismo Porcar cuenta que el tercer día de Pascua de 1614, un niño que volaba otra “milocha” falleció al caer del terrado. En el siglo de la ilustración se respetó la grafía correcta:“una milocha, si els tironets no te apunt” (Bib. Nic. Primitiu. Ms. 419, h. 1790); y en el XIX, la voz aparece frecuentemente en el teatro popular: “la milocha en poc fil” (Baldovi: Un fandanguet de Paiporta, 1855); “Peransa, per mal nom la Milocha” (Lladró: La demaná de la novia, 1858); “a volar la milocha” (Liern: La mona de Pasqua, 1862 );“milocha” (Escalante: Matasiete, 1884); “una milocha” (Borrás: El estudi d’un pintor, 1886); “miloches”
(Barber y Ras: De Valencia al Grau 1889). En el diccionario de la RACV se mantiene “milocha / miloches” con la ‘ch’ clásica, mientras que los taranconitos de la academia de Ascensión corrompen la voces con la grafía “tx”, tal como les ordena el Institut d’Estudis Catalans. A fines del XIX se observa un incremento en el uso de“cacherulo”, sin que por ello desaparezca la “milocha” renacentista: “cacherulo” (Millá: Retratos al viu. 1884) “cacheruler: el que hace cometas” (Escrig 1887); “a boqueta nit el cacherulo” (Llombart: Festes de la terra del che,1878); “damunt d’un cacherulo” (Thous: De Carcaixent y dolses. 1896); “son els cacherulos” (Meliá: Com els cacherulos, Valencia 1924). El sainetista Escalante, hacia 1870 y en los versos de La mona de Pasqua, usa los dos sustantivos: “miloches blanques / y vistosos cacherulos”. En 1911, el Círculo de Bellas Artes convocaba un concurso de “mones y cacherulos”. La exposición se inauguró el “pasquero” 16 de abril, ganando el primer premio“El bufat de tres cacherulos”. Existe, por tanto, una tradición en la ortografía valenciana respecto el uso de la palatal africada sorda “ch” en estas voces. Curiosamente, el humanista Palmireno ofrecía los nombres de “milocha” y “abellerol”, siendo esta la primera documentación del abejaruco en valenciano, voz que llegaría a Cataluña con la edición del citado Vocabulario y, también, con la del Thesaurus que Pou compuso en Valencia y que posteriormente reeditaría en Barcelona. Al ser un diccionario trilingüe, el catalán Pou ofrecía la valenciana, la latina y la catalana “bayarola", hoy sustituida por la primera. Sin llegar al lirismo de Ausias March y sin alcanzar la espiritualidad de San Juan de la Cruz, nuestro Constantí Llombart también se elevaba o“empinava” por las cumbres de la finor, con metáforas donde la “milocha” y “els abellerols” se asocian al solaz de jóvenes valencianos: “Per Pasqua, allá en la Pechina, / volant Llorens la milocha, / li digué a una chica rocha: ¡¡Petra, ma com me s’empina!” (Llombart: Abelles y abellerols, Valencia 1878). Los poetas del costumbrismo regionalista dominaban el recurso de la dilogía o diáfora, usando el doble sentido de palabras o frases para provocar sorpresa e hilaridad; además, la morfología valenciana del XIX adquiere complejidad al plasmar síncopas verbales que asustan al IEC, pero que fueron aceptadas por los filólogos que remodelaron el diccionario de Escrig en 1887: “Ma: síncopa de la 1ª per. del sing. del presente de indicativo del verbo mirar” . Y hablando de sorpresas, hay que incluir como tal que el etimólogo Corominas Manos-largas no nos mangue un vocablo del idioma valenciano y, asépticamente, lo diferencie del catalán: aunque, la verdad, huele a chamusquina... en fin, lean lo que dice:“Refuerza el supuesto de un mozarabismo el hecho de que en valenciano, no en catalán, se dice cagarrita” (DECH) El verbo que inicia el sustantivo nos es familiar; pero la terminación, no sé, si Rita Barberá hubiera vivido en otro tiempo. Diario de Valencia 31 de Marzo de 2002
Semántica "petonera" para el 23 de abril Por Ricardo García Moya
Dado que el culto Tercio de Cataluña formado por rectores de las universidades valencianas actuará junto al grupo Els Pets en los actos del 23 de abril, me uno a la fiesta con estas líneas. El Institut d´Estudis Catalans, velando por la moral de los valencianos, ha prohibido la voz clásica "cult" (culto), por su parcial homofonía con otra "indecorosa"; en su lugar, el Tercio de Cataluña ha introducido la catalana "culte"; no obstante, en los textos de la ESO -revisados, dicen- hay vocablos que suenan mal, y no los suprimen. Así, en "A debat" (3. ESO, Editorial Marfil de Alcoy) divulgan entre los alumnos esta jerga: "jo i amb la meva, mica quelcom, afavoreixen altres, esporuguiment, xerrada, assaig, amb, missatge, onsevol, isc, petó", etc. Son palabras raras, especialmente esa de "petó" (beso, en catalán). No la recogen los diccionarios valencianos de Esteve (1489), Pou (1575), Ros (1764), Escrig (1851), Fullana (1921) y LAS PROVINCIAS (1997), porque en idioma valenciano no existe tal engendro; aunque los pedagogos de De Marfil instan a los alumnos a que analicen lingüísticamente y con detalle ciertos anuncios de la prensa catalana sobre "petons amb sexi i petons amb taca" (A debat", p. 39). De igual modo, también el falso diccionario valenciano de la Generalidad del PPSOEUV (Bromera, 1995) ha incluido la voz catalana y sus derivadas "petonejar" y "petoner". El asco a la palabra "cult" y el amor al onomatopéyico "petó" son producto de la ñoña burguesía catalana de la época del cuplé. Los tentadores traseros con polisones eran aldabonazos lujuriosos, y los glúteos sólo se permitían en óleos de Rubens, mármoles de Praxiteles o, mejor aún, si estaban disecados como el del Negre de Banyolas. Las sonrosadas catenarias indignaban, no sus connotaciones metafóricas, pues Alcover recoge que "petó es derivado afectuoso de pet". Ahora, los niños ya no dirán "cult" en lengua valenciana, y sí ese barbarismo que gozó del favor de la burguesía barcelonesa, hasta el punto de que en 1904 compuso el maestro Joseph Guarro "La capseta dels petons", zarzuela donde encontramos "petons" de todo tipo: "petó sens malicia" (p. 10), "petonet d´amistat" (p. 19), etc. El "petó" catalán fue un desastre léxico, coetáneo del militar del 98 y el marítimo del Titanic. En el Reino nos valíamos del clásico verbo "besar", común a todos los romances hispánicos, poético y sin connotaciones desagradables como el barceloní "petonejar" (besuquear), ofertado por los catalaneros como cultismo. Con este vocablo -que jamás atravesó la frontera del Cenia- los inmersores y sus amigos del Institut d´Estudis Catalans se acercan a los galicismos dialectales "putú" (beso), y "putuná" (besar). Pero no se alejan de los idiomas peninsulares, ya que los descendientes del incómodo latín "pedere" están esparcidos desde Gibraltar a la Torre de Hércules. Así, el gallego "petar" equivale a llamar; y por tierras andaluzas se baila y canta la "petenera", popular aire relacionado con La Petenera, una folclórica nacida en Paterna de Cádiz. Pero los etimólogos del condado también reclaman el srcen, argumentando que los "tacatá, tacatá, tacatá" del taconeo, y los plas, plas, plas de las palmas, habrían sido calificados según recoge el Dr. Corominas (DCEC)- como cante "petaner o pedorrero" por los catalanes. Hasta el jondo nació en las Ramblas. Los valencianos no degradaron el romántico bes (del latín "basium") con metáforas alusivas al latino "pedere". En los textos forales alterna el castellano petardo (hijo del
francés "petard", y nieto del "pedere" latino), con la voz autóctona"coet", documentada en el diccionario valenciano de Esteve (año 1489), y común en las crónicas festivas: "los coets voladors" (Fiestas del Carmen, 1622, p. 217); aunque también usaban trueno: "ensés puchá lo tro" (Cielos de fiesta, 1692, p. 80). Según sugería Corominas,"cohet es de srcen valenciano mozárabe" (DCEC); vocablo que daría el "coetaire" catalán y el castellano cohetero. El tótum revolútum de petons, peteneras y coetaires montado por la inmersión conduce a que no sepamos qué léxico es valenciano, castellano o catalán; incluso podemos confundir a Petrofí - poeta nacional húngaro (1849)- con un político catalán; y a Petain, con un filólogo del IEC. Los matices semánticos generados al catalanizar la lengua valenciana son engorrosos, por ejemplo: si a una poética expresión tomada textualmente del diccionario Alcover, le añadimos nombre y apellido de una diputada que defiende la catalanización quedaría así: "Na Gloria Marcos va tirar un petó", que significa exactamente que lanzó un beso al aire. A doña Gloria le encantará, por ser esperanto del IEC, pero no sé, queda raro. Yo mismo no tengo claro si el refrán valenciano del XVIII, "Ni afaytarme en barber modorro, ni dormir en home petorro" (Ros: Adages, 1736, p. 77) aludía a un besuqueador pegajoso, a un "desafinado cantaor" de peteneras o a otra cosa. La lengua valenciana utilizó voces derivadas del latín "pedere", especialmente en "coloquis", sainetes y "llibrets de falles"; también en voces alusivas a la pirotecnia y artillería, pero no admitió la catalana "petó". Lo más parecido a esta corrupción aparece en unas décimas del valenciano Pare Mulet, escritas hacia 1660; pero quizá no se refería a "resonando cada besote" cuando escribió"resonant cada petot" (Tratat, De. Aitana, p. 83). Tendría que preguntar estas dudas semánticas al ejército de parásitos catalaneros, familiares, víctimas y despistados que -con el "Els Pets" a la cabeza- , humillarán al Reino de Valencia y su historia el 23 de abril. Las Provincias 6 de abril de 1998
Cada u lo que li toca Por Ricardo García Moya
La fantasía regnícola no ha creado un prototipo de monstruo autóctono. En mi infancia nos apañábamos con la amenazante figura del sacamantecas o "greixero dels canyars", estableciendo inconscientemente un mátiz chauvinista entre el"greixer" -comprador de sebo para jabón- y su castellanización en el siniestro "greixero". La voz 'greixer', figura en el diccionario de la RACV y LAS PROVINCIAS, pero no consta en el del Institut d'Estudis Catalans y en los falsos diccionarios valencianos de Gregal, Generalitat y Bromera. Nuestros antepasados, aparte del "greixer", se asustaban con personejes como la analfabeta de la "calle del Fumeral, que hablaba latín; o la endemoniada de Alcoy, que salía por las calles tirando piedras" (Salón, M.: Vida. Valencia 1737, p.51). Todo ha cambiado, las posesas ya no tiran piedras o exhiben poliglotismo luciferino; sus habilidades las exponen en el "Parle vosté" a buen precio, especialmente si son brujas catalanas que hablan catalán. Pero seguimos sin tener un buen monstruo autonómico que amenice las noches regnícolas. El homúnculo (vampiro, hombre-lobo, hombre-periquito comedor de hojas de Internet, etc.) es llamado monstre en los falsos diccionarios valencianos que utilizan nuestros hijos y el Ayuntamiento de Valencia. Pero los de Fullana y LAS PROVINCIAS recuerdan que en lengua valenciana llamamos a estos seres"monstruo", voz derivada del bajo latín "monstruum" (en el XV, Roig ya endosaba el adjetivo"monstruoses" a las zaheridas damas del Espill). El sustantivo tuvo la variable"monstro", como vemos en unas quintillas compuestas en 1669 por el licenciado Roque Sala:"Un monstro pareix de tres mans" (Fiestas A s. Juan de Mata. Valencia 1669, p.496). Tenemos, pues, las formas valencianas monstruo y monstro, que no figuran en los diccionarios que utilizan los inmersores. En ellos sólo aparece la autorizada por el IEC, "monstre", corrupción del étimo latino. "Les paraules s'enredren com les cireres", y en las quintillas de Roque Sala me enredo con otro vocablo considerado monstruoso por la inmersión:"Al mirarli la mollera / sens dificultat diguera" (Ibid, p.496). Los catalanes nos ordenan sustituir"mollera" por "clepsa" (Gimeno, I.: Diccionari de barbarismes, Barcelona 1987), pero los valencianos no tenemos motivos para rechazar la voz usada por Sala hace 329 años, y a la que Corominas sugiere un posible srcen del mozárabe "mullaira". En el diccionario de Escrig (año 1851) mantenia la acepción de "parte más alta del cráneo", a la que acompañaba la locución: "Ser ú dur de mollera" . Ustedes advertirán qué familiar suena esta expresión de 1850, algo que no encontramos en la jerga de Canal 9, pues al obedecer al lnstitut d'Estudis Catalans rechazan voces como el indefinido valenciano "U" prohibido por Cataluña, aunque fue habitual en la lengua valenciana desde la Edad Media hasta nuestros dias. Era tan frecuente que en el mismo volumen donde el licenciado Sala poetiza sobre la mollera, aparece esta sentencia: "Cada hu lo que li toca" (p.102). El lema fue ideado por los trinitarios del Reino y en él encontramos tambíén el artículo ‘lo’, perseguido a muerte por la inmersión (aunque lo utilizara el rey Jaime en los Fueros y Escalante en sus sainetes). El indefinido "hu" llevaba una hache muda y de escaso valor diacrítico; letra de quitaipón, ésta descendiente del ideograma egipcio que representaba un vallado, fue sustituida en el siglo XIX por un acento agudo sobre la ú. Ahora, las falsas
gramáticas valencianas niegan la existencia del indefinido y desprecian el numeral homónimo. Por cierto, el académico Alarcos consideraba que"la tradicional distinción entre uno numeral, uno pronombre indefinido y un como artículo indeterminado carece de justificación" (RAE, Gram. 1994, p.l 22). En las quintillas de Roque Sala se encuentran otras voces vivas, como sombrero, ahora vetadas por Cataluña: "un pobre li demanà el sombrero ab alegria", "negali el sombrero", "despedit sens sombrero" (p.497). No tiene justificación que el Institut d'Estudis Catalans se entrometa en el Reino y nos prohíba léxico que tiene más de medio milenio de uso en la lengua valenciana. En el Thesaurus trilingüe del catalán Pou, publicado en Valencia en 1575 tras estudiar en su Universidad, leemos: "ni ha de afegir hu", "¿Quants per hu?, "Tres per hu". Y al tratar sobre los oficios que pudo observar en Valencia cita, entre otros, los de velluter, ferrer, llibrer y "sombrerer", voz tan arraigada en 1575 como las de sabater o esmolador. Por si fuera poco, también encontramos el vocablo "mollera" como palabra valenciana en el Thesaurus, incluso en la edición barcelonesa de 1580 (f.161 ). Igual que todos nuestros antepasados, Carlos Ros usaba en 1736 el denostado ‘hu’: "Mes val hu en pau, que dos en guerra" (Tratat, p.71 ). Y en nuestro siglo, el prolífico Martí y Gadea recogía la forma actual, sin acentos ni haches inútiles:"U darrere del atre" (Vocabulari monosilabich, Valencia 1915). En fin, este ensañamiento contra la lengua valenciana puede deberse a aquel"monstro de tres mans" evocado por Roque Sala en 1669, que ahora tiene largos brazos: con una mano acaricia a Cataluña y la enriquece; con la otra, abierta, recibe el oro y el moro en Madrid; la tercera, en nuestro Reino, estrangula a Valencia. Por cierto, durante el Campeonato Mundial de Frontenis, toda España comprobó que en Valencia se utiliza el catalán, ya que el Excmo. Ayuntamiento puso con caracteres bien visibles lo de "Esportiva", voz inexistente en lengua valenciana. Cada u te lo que li toca. Las Provincias 1 de Febrero de 1998
Cancioneros catalanes y charnegos castellanos Por Ricardo García Moya
EI fraile Ildefonso de Barcelona, en los años en que el genial Mozart componía "Don Giovanni" (plagiando al valenciano Martín Soler), se dedicaba a recopilar letras de canciones de cualquier srcen y lengua peninsular. El resultado se conserva en la Biblioteca de Cataluña y constituye el batiburrillo catalogado como "Manuscrito Ms 57. Libro de Canciones de fray Ildefonso de Barcelona, capuchino, año 1777". Los textos -anotados con el respeto del coleccionista de rarezas, sin alteraciones lexicográficas- transmiten la espontaneidad del lenguaje vivo. La mayoría, dada la procedencia del copista, son catalanes y, en algún caso, tópicos y típicos (Así: "la saineta que tindrian las butifarras ab substancia pussas angrexadas"). Otros, los menos, son castellanos ("La Ciudad de Valencia / tiene tal dicha / que cuando amanece / se hace de día"). Pero lo interesante está en el folio 91 , donde aparece diferenciada la lengua valenciana de fines del XVIII; período maldito, según los inmersores, por la castellanización. Nadie niega la contaminación castellana, pero también es cierto que han utilizado este hecho como artimaña para eliminar ortografía y léxico contrario a la ortodoxia del Omnium Cultural barcelonés, suprimiendo las palabras creadas por el pueblo valenciano desde el siglo XVI al XX, salvo que coincidan con el catalán normalitzat. ¡Ah!, y si son anteriores, las rechazan por arcaicas. Respecto a la jocosa letra valenciana del manuscrito Ms. 57, contiene frases como éstas: "..que me achude la burra de Balam y també demane la del negret del Hospital, de la Lloncha el Engonari y de Sen Martí el Cavall" (f.91 ). Nótese que al transcribir textos catalanes, Ildefonso utiliza la TX vasco-catalana (p.e., la canción del "gabatxo Pierre"); es decir, el capuchino respetaba la lengua valenciana, sin mechar catalanismos: "Ya començe/ tinganme atenció que vá: En una terra del Reyne / que el saberla no es del cas / en lo creixent de la lluna / naixqué de pares honrats un chic..." (fol.91 ). Hay que valorar que el léxico de las lenguas peninsulares -exceptuando el vascotuvieron históricamente unas trayectorias que asemejan cohetes borrachos entrecruzándose de uno a otro reino y condado. En su arbitrario derrotero gozaron de prestigio efímero en portugués, valenciano y castellano (únicos idiomas que tuvieron Siglo de Oro en la península) y, entre brumas lingüísticas, algunas fueron abandonadas; otras, que eran préstamo, variando el significado semántico y adoptando mutaciones ortográficas, adquirieron categoría de propias. Políticamente, un culturicida podría normalizar las lenguas valenciana, castellana y gallega; pues raraaeslalabutifarra palabra no los tres "saineta" reinos, aunque Así, en el canto delutilizada Ms 57, en el catalán sainet ( ,no encoetáneamente. valenciano), significa bocado suculento; no obra teatral cómica como supondríamos ahora. Procedía del latín sagina "engorde" y, posteriormente, recorrió todas las lenguas de la piel de toro, incluido el antiguo portugués (sainete-sabor) . Es evidente que no existe la forma perfecta de un vocablo. Cada idioma, al transgredir etimológicamente los orígenes, da lugar a su propia personalidad lingüística.
Es curioso, pero el régimen, con sus comisarios inmersores, reintroduce palabras castellanas arcaicas (que el catalán conserva) como valenciano. Es el caso de "caserna", palabra que ahora nos venden como "cultismo", cuando sólo es un arcaísmo del imperio español, procedente del argot de los ingenieros militares castellanos. Subsistía como topónimo en un pueblo valenciano, pero también en Cuenca. Por sus idas y venidas semánticas y geográficas es paradigmática la voz "charnego". Según la Real Academia de la Lengua (última edición del DRAE, 1992), sólo tendría la conocida carga peyorativa hacia el castellano en Cataluña y sería de srcen catalán. Pero la Academia, en su amoroso trato a Gimferrer, Martí de Riquer y demás académicos catalanes, ha vuelto a decir medias verdades e, indirectamente, hipervalorar al catalán. La palabra "charnego", cuyos antecedentes ya aparecen por Castilla en el siglo XIII, tuvo la versión portuguesa "charneco"; francesa, "charnaigre"; occitana, "charnego"; y, en valenciano antiguo, "charniego". En ninguna de ellas se hacía referencia burlesca al forastero, pues designaba a los grillos que cantan de noche y a los perros especializados en la caza nocturna; ejemplares valiosos por sus cualidades venatorias. Los valencianos forales no asociaban el cánido charnego al insulto; prueba de ello es el que San Vicente Ferrer fue llamado lebrel celestial. Cuando en 1600 llega la reliquia de Sant Vicent a Valencia, los poetas ensalzan su personalidad y, en una quintilla del Dr. Bautista Ferrer, se alude metafóricamente al santo como "Charnego" (Tárrega, F.: Relación de las fiestas. Valencia 1600, p.35). De igual modo, en redondillas de Jusepe Pérez, leemos que: "El gran Can es San Vicente, soys un perro muy perfecto" (Relación, pp.268,290). En consecuencia, fue en Cataluña donde "perro charnego" se transformó en "castellano charnego" o, más claramente: "perro castellano". ¡Ah!, y las fuerzas del eje avanzan. En libro prologado por la catalana Victoria Camps elegida en 1993 senadora del PSOE por Barcelona - afirma que nuestra valenciana "Sor Isabel de Villena escribió en catalán una Vita Christi" (Mujeres célebres. Madrid, 1994, p.457) ¡Qué indignación sentirían los Villenas ante tal cúmulo de falsedades! Aún en 1656, Don Iván Francisco de Villena recordaba la "Vita Christi, que en Idioma Valenciano escribió Isabel de Villena; que en la prosapia de los Villenas, hasta las mujeres son sabias" (Villena, I.: Cenotafio del Dr. Melchor Villena. Valencia, 1656, ff. 3.7). Sin comentarios. Las Provincias 5 de Enero de 1995
¿Carlos o Carles? Por Ricardo García Moya
Vaya por delante el recordar que nuestra onomástica se nutrió principalmente de nombres hebreos, latinos y germánicos, aunque la lengua valenciana creó interesantes variables entre hipocorísticos y propios:Batiste, Chimo, Sento, Pepiqueta, Amparigües, Nelo, Micalet, Gori, Boro, Gostino, Quelo, Tofol, etc. Respecto al nórdico Carlos se advierte su transformación en Carles a mediados del XIX, especialmente entre los escritores que seguían el supuesto "modelo de prestigio" de la renaixença barcelonesa. Era algo similar a la actual preferencia por las Arantxas o Mireias, debido a que la progresía valenciana de hipermercado o Premio Planeta bajo el brazo prefiere sustantivos vascos y provenzales. Así y todo, la variable se reduce a vocalizar con más o menos abertura para obtener Carlos, Carles o -para los inmersores más aplicadosCarlas. Otro problema seria si nombre o apellido acarreara sambenitos como el del tenor Miguel Burro Fleta. Carlos no tuvo éxito. Las "Trovas de mossén Febrer", aunque apócrifas, reflejaban la onomástica del Reino antes de 1707, y de los 554 caballeros que cita, ni uno se llamaba Carles o Carlos. El modelo antroponímico medieval podía haber sido Carlomagno, popularizado en cantares de gesta con las variables Carle, Charles, Karlos, Caroli, Karoll, Carlo, Karolus, etc., pero no gustó a nuestros antepasados. En el medievo peninsular, sólo la monarquía navarra usó el nórdico nombre y, dado su galicismo cultural, lo hicieron preferentemente con las grafías Carles y Charles. Incluso en 1613, el libro de Armería del Reino de Navarra mostraba la de"Charles, señor de Orcoyen" (f. 10, v); aunque en la "Crónica navarra" de 1186 leemos:"Murió Carle Magne". El duque de Gandía Carlos de Viana -castellano de Peñafiel que no visitó sus dominios valencianos- aparece en los dietarios del XV como príncipe Charles de Navarra. Con otra grafía, el emperador Charles Quint -como escribían sus paisanos de Gante- también figura en las crónicas de la Germanía:"Carlos era embarcat en la Corunya" (Ms. del notari Miquel, 1519); y en el dietari de Porcar se cita a un tal Charles (Ms. any 1599, f. 37). No existía uniformidad antroponímica, de ahí que en el Toledo medieval vivieran un Johannes o un Climent; pero es un hecho que el nombre de Carlos prácticamente no existió entre los valencianos de los siglos XIII al XVI; salvo en hijos de comerciantes venidos de otros reinos. De Francia procedía el apellido Carles, ostentado, por ejemplo, por el literato Lanceloto Carles, muerto en París en 1568. El santoral carecía de un Carlos que pudiera competir con el evangelista Johan, el apóstol Pedro o el gran Sant Vicent; y Y asíen fueesta hasta que enMilán, 1610 arraigó se canonizó al que fuera arzobispo de Milán Carlo Borromeo. ciudad, la devoción que influiría en la soldadesca valenciana allí acantonada; sólo en capitanes, alcanzaba la cifra de cuarenta y cuatro hacia 1630 (Gavalda, F.: Memoria, 1651). Igual que se filtró el hipocorístico Pepe (Pep, Pepet) del italiano Giuseppe, los valencianos bautizaron a sus hijos con el nombre de Carlos por devoción al santo "Carlo", y antes de finalizar el XVII ya se hacían juegos literarios con el sustantivo:"Carlos en anagrama valenciano es Sol Car, caro y amado sol" (Costa, R.: Oración, 1695, p. 33).
La prueba más evidente de la integración del nombre en el idioma valenciano es el uso del mismo por Carlos Ros y su círculo de poetas, escritores, historiadores y lingüistas. El ilicitano Esclapés (no Escaples, como figura en la extraña "Gran Enciclopedia Valenciana") le dirige en 1734 una carta que comienza así:"Ab gran plaer he vist, amich Carlos". El mismo año, la poetisa Narcisa Torres le dedicaba este elogio:"Ser lloats y aplaudits mereixen, Carlos, tos desvels". Dos años después, en 1736, la misma autora escribía: "Mereixes, ó Carlos, de justicia ser de tota Valencia ben lloat". Recalcitrantes, la "Gran Enciclopedia Valenciana" y la catalana insisten en llamar Carles a quien firmaba Carlos en lengua valenciana:"De Valencia, carinyós fill, Carlos Ros, notari". En el "Tratat", es él quien habla:"Los defectes perdona a Carlos Ros, que
ho suplica a les plantes humilliat" (p. 118). No perciben el matiz vocálico; así, en un articulo del "seriós biblióleg Bas" alude a la Rondalla editada por "Carles Ros" en 1668. Pues en el ejemplar aludido, con letras enormes, puede leerse"treta a llum per Carlos Ros, notari". El mismo Lluis Galiana, autor de la Rondalla, escribe una carta"a Carlos Ros, que pot servir a un mateix temps de dedicatoria y prolech" (p. 5). Casualmente desciende de una familia de Carlos valencianos, y todavía recuerdo la estampa de San Carlo Borromeo que pertenecía al bisabuelo Carlos de Llombay. La popularidad del arzobispo de Milán se extendió por todo el Reino, de ahí que entre los "Tipos de espardenya y sabata" descritos por Marti Gadea -conocidos suyos de la montaña de Alcoy- cite "a Carlos de Quatretondeta, molt serio", y "els dos Carlos, germans". Estos vivían hacia 1860, manteniendo el nombre valenciano cuando en Valencia ya se filtraba el Carles, siguiendo el "modelo de prestigio" barcelonés. Resumiendo: los Carlos del Reino proceden del Carlo nacido en el castillo italiano de Arona; no del Charles Magne que reposa en Aquisgrán y, por supuesto, de ningún Carles de Badalona o Manresa. Por cierto, antes que la Generalitat catalanizara topónimos, existía la "cova de Carlos" en Barig, y el "Racó de Carlos" cerca de Balones. Las Provincias 15 de Noviembre de 1998
El be, el mu y el quiriquiquí Por Ricardo García Moya
Si usted va al Mercado Central de Valencia o Alicante, y le dice al carnicero: "Vullc carn de be", probablemente le contestará: "Tota la que tenim mosatros es bona". Es decir, con esfuerzo por la rara expresión, ‘be’ lo ásociará a bien y, por extensión, a buena; pero nunca a "corder u ovella". Salvo que el vendedor sea filólogo inmersionista en paro, que ayuda a su padre; o, también, un empollón de la Gramática de la Generalidad, perla heredada del gloriamarquismo lermista. En "La formación de las lenguas romances" (Barcelona 1990) la catalana Lleal Galcerán trata a la lengua valenciana como dialecto occidental del catalán, siguiendo el truco ideado por Milá y Fontanals en 1861 para absorber el idioma del Reino. La ensayista recoge, como trofeo idiomático, alguna variable que usamos los indígenas de esta colonia naranjera. Dice, con razón, que el valenciano moderno desconoce el uso del auxiliar ser con los verbos intransitivos, y usa términos como corder frente al catalán be (p. 359). Pues bien, la gramática de la Generalidad (Bromera, 96) ofrece como modelo el sustantivo "be: Carn de be"; y el plural "bens: ramat de bens" (p. 40). Una cosa es que el batiburrillo léxico a ambos lados del fronterizo Cenia ocasione llamar "be" al "corder" y "noi" al "chic"; pero idéntico fenómeno surge a caballo entre Orihuela y Murcia. Por la Vereda del Reino de Valencia, junto a Beniel, podemos oír a murcianos y valencianos que hablan de "casoleta", "safranero", "largaria", "barraquetica", "floreta", "asulete", "festear", "osté", etc. ¿Debiera incluir la gramática de la Generalidad el pronombre osté (corrupción de vosté) asulete o barraquetica como valenciano? No sería normal. Su lugar está en un diccionario de localismos fronterizos, no como paradigma léxico. Qué dirían los del IEC si, en valenciano, llamáramos quiquiriquí y muuu al pollo y al toro, respectivamente; la condena por primitivismo sería fulminante. Para los occidentales, "y el español no iba a ser menos, be se llama a la onomatopeya de la voz del carnero, de la oveja y de la cabra en el diccionario académìco. Es sonido que no falta en lengua alguna, allí donde haya habido ovejas y cabras" (Salvador, G.: Historia de las letras, p. 29). Hasta los nosaltreros (Trànsit, ECIR, p. 32) reconocen que be es catalán. De ahí que sorprenda su inclusión en la Gramática de la Generalidad, aunque está bien acompañado de más barbarismos, arcaísmos e inventos rambleros (be, natzes, gatzoneta, boletaire, xafardero, pus, perruqueria, pas, llur, cruspit, sota, dessota, etc.). Y hay quien se siente cultísimo por usar estos términos que, a los valencianos de antaño, sólo les inspirabar sainetes y chanzas; especialmente los sota, pus y pas. Hablando de sota, Llombart cuenta en sus "Epígrames" (sic) que"una chica de Torrent" visita a un médico en Barcelona. La señora del doctor le dice sonriendo:"Sota, sota", indicando que el consultorio está debajo. La torrentina,"que este lenguaje no entiende", le responde airada: "La sota será vosté" (Llombart, C.: Abelles. 1878. p. 19). La lengua valenciana tiene "abaix", "avall" y "baix"; dejando la sota para los naipes, inmersores y liberados de CC.OO. (Estos privilegiados se pirran por el barcelonés vulgar.)
Mejor ejemplo ofrece la copla burlesca -entonada el día de San Martín del año 1754sobre la lengua del "pobre catalán" que, asombrado, observa las obras de la iglesia de San Martín de Valencia. El narrador, voz solista, se dirige al forastero en español, como habitualmente se hacía en el Reino con los que no hablaban valenciano: "Y puesto que a ver la Iglesia entra un pobre catalán, quizás en su tosco estilo algún gusto nos dará" (Bib. Nac. Madrid, Sig. R. 34.991). El solista, con retranca, le pregunta: "¿Sabes cantar?", y el catalán, tratando de hablar valenciano, contesta:"Un chiquet, chiquet". El letrista (quizá el mismo don Luis López, maestro de capilla de San Martín en 1754) hace que el coro vitoree con sorna al cómico políglota:"¡Vítor, vítor el catalán, que
parece que tiene algo de habilidad!". La chanza sigue con la fonética que cierra vocales: vuler vusté, por "voler y vosté"; y con el léxico, "¿pus y qué?", en lugar de "¿més y qué?". Está claro que los que escuchaban en 1754 los matices irónicos sobre fonética, adverbios, pronombres y verbos de la lengua catalana no la consideraban su idioma, como prueba que las estrofas finales son cantadas en valenciano moderno, sin ironía, y alabando a la iglesia de San Martín"tan plena de magestat, es polida tota ella, hasta lo ultim quilat". El solista, siguiendo la ficción, acaba con estos versos:"E yo, cansat de esta nit / no eu acabe de contar / discurriscau lo auditori / mentres yo vaix a sopar". Ahora, en lugar de un "pobre catalán", hay "pobres valencianets" que ridiculizan su idioma con los bes, pus, sota y pas; monstruitos léxicos agazapados en la gramática de la Generalidad, de inspiración anterior. Aunque esto de la herencia mosquea, pues: ¿Qué gnomo infiltrado sigue derrochando subvenciones publicitarias de la Generalidad y Diputación de Valencia, a las catalaneras L'Avenç (diciembre 96, p. 9) y Serra D'Or? Las Provincias 2 de Febrero de 1997
El descendiente valenciano del dios Jano
Por Ricardo García Moya
Jano era un dios raro, con dos caras; una miraba hacia delante, la otra, hacia atrás. Sus muchas cualidades -orador, inventor, protector de Roma- propiciaron que el pueblo romano diera su nombre al primer mes del año. Después, cuando el Imperio se desmoronó, del Ianuarius latino surgieron corrupciones (yanair, ianer, janer, jianer...) que fueron eliminándose hasta adoptar cada colectividad una forma propia. En nuestro Reino de Valencia, tras siglos de fluctuaciones morfológicas que abarcaron desde janer a chiner (de 1600, por ejemplo, tenemos:"a set dies del mes de Jiner" , en el manuscrito del Loreto de Muchamel) se generalizóginer, como apellido y mes. El sustantivo giner del valenciano moderno fue recogido en los diccionarios de Escrig (año 1850) y Llombart (1887). Asimismo, el filólogo valenciano más importante del siglo XX, el padre Fullana, sólo admitia giner ("Vocabulari ortográfic") como equivalente a enero. En el posfranquismo, en tiempos de la UCD, se editó la "Gramática valenciana" con el vocablo giner (Ed. Paraval, 1980, p. 125), criterio seguido por Miedes en su "Vocabúlari" (Val. 1983). Por tanto, la lengua valenciana, como las restantes europeas, tenía un singular descendiente del Ianuarius latino; hasta que llegó la inmersión catalana y dijo que nones. Por mandato del Institut d'Estudis Catalans, en todos los libros de texto (Gregal, Trànsit, Llindar, Ras...) se prohibió la palabra giner. Criterio obedecido a rajatabla por la misma Generalidad Valenciana en el actual proceso editorial dirigido por Josep Lacreu, fiel inmersor que sólo publica cuando el producto está "avalado por el Institut d'Estudis Catalans" (L'illa, Hivern,1997, p. 7). Así, la Gramática y el Vocabulari de la Generalidad no incluyen el valencianoginer, y sí el catalán gener. La disciplina afecta incluso al diccionario etimológico de Corominas (considerado el "súmmum" del cientifismo lingüístico) que temerariamente olvida la existencia de giner (DCEC, 1987). La palabra no la inventó Bernat Baldoví, como alguno pudiera pensar, pues está documentado un "primer dia de giner" en 1270, coetáneo de Jaime el Conquistador. Y, por citar un clásico del XV, también aparece giner en el Spill de Roig. ¿Lo ven? la voz giner cumple todos los requisitos: antigüedad, uso de clásicos, mención en los diccionarios; pero no place al Institut d'Estudis Catalans. Como ciertos apellidos fueron tomados del mes de nacimiento, imaginen un utópico "Parle vosté" sobre linajes con la presencia de Jesulín Janeiro, andaluz de Ubrique; Manolo Ynerín Etxevarría, gitano de Hondarribia; Vincens Gener Escurçó, catalán de Sardanyola; Ricart Giner Navarro, valenciano de Benilloba; Richard January, inglés de Brighton; François-Marie Joseph Genáyo, sefardita de de Estambul; Vincenzo Gennaio, castellano italiano de Sorrento; Janvier, francés Nimes; Luis Enero Arévalo, de Matapozuelos, y Heinz Januar, alemán de Stuttgart. ¿Qué une a estos europeos? El apellido derivado del bifronte Jano. El secular trasiego humano hace que encontremos al torero Jesulín Janeiro, con su apellido gallego, en Andalucía; o al calé Ynerín, en Guipúzcoa; pero es significativo que la "Enciclopedia Valenciana" sólo cite un Gener y que corresponda a un catalán del siglo XVIII. Por el contrario, el linaje valencianoGiner es nutrido y glorioso (el
compositor Giner, autor de "La entrà de la murta"; el misioneroGiner de Alcoy, muerto en Manila en 1727; o el escritorGiner de Jávea, del siglo XVI). Entre los descendientes catalanes de Jano destaca un mediocre Gener i Babot (lo de Babot es textual) obsesionado en demostrar que Arnau de Vilanova era catalán: Instigador del Congreso Catalanista de 1880, colaboró con "L'Avenç" en la invención de normas de las que saldría la prohibición del giner valenciano. Afilan sables. La Generalidad está culminando el "Diccionari d'ortografia i pronúncia" (sic) dirigido por el feliz Josep Lacreu, joya lermista y actual Cap de Servei d'Assessorament Lingüístic i Traducció de la Generalidad Valenciana. Su trabajo es asesorar con lo que le asesora previamente el Institut d'Estudis Catalans. ¿Que el IEC prohíbe "giner"? Encantado de la vida, el tándem de oro Lacreu-Bromera publica una gramática (con nuestros impuestos) donde considera falta de ortografía escribir giner. Eso explica que ciertos estudiantes bloqueros -normalitzats desde la lactancia- entren en coma al leer giner en la revista del Ivaj. Si pudieran, hasta el modernista cineGiner -añorado por Camps- lo transformarían en Gener; y, quizá, en las enciclopedias normalitzadas aparezca don Vicente Gener Boira. Son capaces de todo, ya que de los descendientes léxicos de ianuarius romano (janvier, enero, januar, janeiro, gener, genáyo, giner, ynerín, january u gennaio) sólo uno tiene la soga al cuello: el valenciano giner. Y, mientras Canal 9 insiste con "gener", permítanme despedirme con un antiguo refrán de Castellón:"En giner, tanca la porta y encén lo braser"; y otro; "En giner no es trau el morro al carrer", de Callosa. Las Provincias 23 de Febrero de 1997
El idioma valenciano de los obreros del Barroco
Por Ricardo García Moya
El Institut d’Estudis Catalans (IEC) no admite disidencias. Si sentencia que una palabra es repudiable, aunque en el Reino fuera usada por catedráticos de universidad; obreros y literatos, no hay perdón. Así, en el Diccionari de barbarismes (Ed. De Vecchi, Barcelona 1987) utilizado en la Universidad de Barcelona encasillan como bárbara la voz valenciana "paraís". Sólo la culta y catalana paradís merece figurar en el diccionario del IEC. El Diccionari de la Real Academia editado por LAS PROVINCIAS respeta la voz autóctona, mientras que la inmersión propaga la imposición catalana. Y no hay razón, pues el étimo de Paraíso no nació entre el Liceo y la estatua de Colón, sino en el remoto Irán hace milenios. En su periplo hacia Occidente generó variables en las lenguas europeas (como "parabisu", en vasco), hasta llegar al Reino de Valencia, donde se adoptó paraís tras el meremágnum léxico medieval. En el diccionario trilingüe editado por Pou en Valencia -en 1575 y tras estudiar en su universidad- encontramos parays; grafía que mantiene en la edición barcelonesa de 1580 (f.159), y que estaba documentada con Y desde el 1300 (Corominas). Un siglo después, en poesías de fray Josef Carbó leemos:"en lo Paraís terre estaven Adam y Eva" (Torre, Fco.: Luces, Valencia, 1665, p. 332). De igual modo, el catedrático Batiste Ballester escribe: "en lo Parais terrenal" (Ramellet, Valencia, 1667, p. 9). La palabra estaba consolidada, de ahí que en los diccionarios de Escrig (1851) y Fullana (1921 ) la conservaran hasta llegar al editado por LAS PROVINCIAS en 1997. Los valencianos, en consecuencia, tenemos derecho a escribirparaís; aunque la inmersión subvencionada arrasa con todo (la llamada Playa del Paraís, entre la Vila y Campello, la han rebautizado como Paradís). Otra palabra calificada de bárbara es la valencianaesquadra (Gimeno, I.: Diccionari, Barcelona, 1987, p. 75); sólo la admiten si equivale a escuadrón de gente armada. La palabra catalana que los inmersionistas enseñan a los niños valencianos es escaire, corrupción condal del étimo latino quadrum y el italiano squadrone. Llamar barbarismo a esquadra es una forma de hacer el ridículo, pues aparte de ser palabra viva (y por ello figura en el Diccionari de LAS PROVINCIAS), un bárbaro insigne llamado Jaume Roig, autor del Espill, la utilizaba en 1460 (DCEC, Corominas). En las fiestas de la Inmaculada del año 1663, el Gremi de Obrers de Vila mostraba en su carro triunfal unos carteles con alegorias sobre ferramentes (no eines) utilizadas en su oficio. Esta organización equivalía a las actuales CC.OO. de la construcción, aunque sin liberados conversos subvenciones millonarias para aniquilar el valenciano e, introducir catalán. En los aparece el plom, plomada en castellano; el palustre o pala de el enlucir el estuco de las paredes; elnivell, para comprobar la horizontalidad; laplana, que "tot lo aplana"; el pich, o pico para demoler; y la esquadra para cuadrar ángulos rectos en las estancias (Valda, Fiestas, Valencia,1663, p. 478). Leyendo las alegorías del texto srcinal comprobamos que el Gremi de obrers de vila utilizaba -en la lengua valenciana de 1663- el sustantivo esquadra, no el escaire catalán: "La Creu os servi de esquadra / y os quadrá en la Concepcio / quant pera sa habitacio /
Deu os feu perfeta quadra" (Valda, p. 478). La esquadra del siglo XVII solía estar formada por dos maderas que formaban L o T (tau o doble esquadra), sirviendo para hacer "quadra" o cuadrar perpendiculares en suelos y paredes. Hay más vocabulario del sindicato o Gremi de Obrers del año 1663 que enlaza con la lengua valenciana viva, aunque los gabinetes de normalització catalana de CC.OO. no lo podrá conocer, pues el diccionario del Institut d'Estudis Catalans ignora este idioma o da información errónea. Asi, palustre significa según el diccionario de LAS PROVINCIAS: "paleta triangular d'obrer", lo que concuerda y hace comprensible este texto de 1663: "palustre, que lo llustre a les obres sol donar" (Valda, p. 478). El diccionario del Institut d'Estudis Catalans desprecia esta acepción y sólo informa que "Palustre" es relativo a pantanos o marismas. Con esta obra sería imposible leer a nuestros antepasados anteriores a Almansa. Otra palabra que causa terror a inmersores y valencianistas ambiguos es maestria. Despreciada por bárbara y expulsada de los diccionarios, era habitual en los valencianos libres, incluidos los obreros del barroco:"per que Deu, ab maestria" (Valda, p. 477). El Gremi de Obrers de Vila era fiel amaestría, voz usada por Ausias March en el siglo XV y, en 1763, por Fray Luis Galiana. Los obrers de vila escribían "al afligit ampara" (p. 479) no empara; y utilizaban "ingenis y pichs" (p. 477); de ahí que el diseñador de estas maquinarias o"ingenis" fuera llamado "ingenier" en lengua valenciana; como consta en el diccionario de LAS PROVINCIAS, no el catalán "enginyer" del Institut d'Estudis Catalans. Y así, en los escasos versos, podríamos seguir señalando las diferencias entre el valenciano del Gremi de obrers de 1663, y el catalán de los gabinetes sardaneros de CC.OO. Las Provincias 22 de Noviembre de 1997
El Macu de Alcoy Por Ricardo García Moya
Hacia 1890, Martí Gadea recordaba al Tío Pep que vivía en la última casa“del Postiguet, tota negra, fumosa y mal arreglá” (Ms. Tipos d’espardenya y sabata, h. 1890). El Postiguet aludido no era el de Alicante, sino el de Balones, población cercana a la textil Cocentaina. En consecuencia, los de“la manta al coll (...) mon anirem al Postiguet”: ¿iban con la manta al cuello a la cálida playa de Alicante, o a un Postiguet de la fresca montaña? La otra tonadilla similar habla del Tío Pep que va a Muro, villa tan cercana a Cocentaina como Balones. En realidad, más que la ubicación del lugar, lo interesante es la presencia de pronombres contractos valencianos como“mon” (mos + en), que tanto desconciertan a catalanes y castellanos. El IEC y su mascota, ante esta dificultad, optaron por prohibirlos; pero ahí están -sin apóstrofos ni guilindaines-, proclamando la vitalidad de la lengua valenciana: “nemon” (En lo mig del Mercat, 1884); “anemon dins” (Tafalla: Un defensor de Melilla, Alacant 1893); “anemosne” (Ros: Coloqui de les dances, 1734);“nemon” (Millá: Retratos al viu, 1884);“némone a casa” (Ballester: El tío Sech, 1870);“nemsen” (Escalante: Les barraques, 1900). La condena de pronombres contractos valencianos contrasta con la aceptación de voces como “maco”, adjetivo al que algunos confieren misterioso pedigrí catalán. En tiempos de la Transición, cuando asociábamos las cuatro barras y el catalanismo a la libertad y lucha contra la Dictadura, un amigo de Alcoy se sentía Salvador Espriu usando los “nosaltres”, “avui” ,“noi” y , especialmente, la expresión “¡qué maco!”, cerrando la vocal para que admiráramos su refinada pronunciación catalana. Lo que ignoraba el Macu (así le llamaron), era la procedencia mesetaria de su mote. En los siglos XVIII y XIX, la “j” de algunas palabras castellanas la tornaban burlescamente en oclusiva los valencianohablantes, transformándose en “c” siendo recurso cómico en los sainetes: “Desde hui mude de vida y seré Don Cuan Tinorio” (Campos: El gallet de Favareta. 1892); “Ya que no poguí en lo pare, avecham si coco al hico” (Liern: Telémaco en l’Albufera, 1868). El “maco” es, simplemente, una caricatura morfológica del “majo” castellano, igual que Juan, cojo e hijo se convertían en “Cuan, coco, hico”. Por ejemplo: “Y mos tocareu la cota” (por jota), “ben vestit y molt maco” (por majo); “tan maca (por maja) y tan guapa” (Vercher: En la velá d’un albat, 1865, pp. 20, 11, 13). Hay voces que surgen una vez y desaparecen. Así, hacia 1660, al cascarrabias Gregori Riudaura (alcoyano como el Macu), le ofrecieron los sastres valencianos un plato de “mongana” guisada. El propio Gregori, que siempre hablaba en idioma valenciano, nos indica su equivalencia a “bedella” o becerra, la variable bilabial valenciana del latino vitulus: “bedella: becerra, ternera” (Escrig: Dice. 1871). De posible evolución mozárabe valenciana (Corominas), también srcinó el sustantivo “bellmarí”, bedell marí o foca: “son bellmarí” (Roig: Espill, 1460). Y de la rara “mongana” guisada, Gregori no quedó satisfecho: “Aquella bedella dels sastres me ha fet mal. Riéronse y replicaron: Ahora, después de dos meses se acuerda de la mongana? Sí, respondió: Tant com aixó he menester pera parila” (Dolç: Oración a Gregorio Riudaura, 1706). El sustantivo lo usó una vez Góngora, “si vitela no mongana”; mientras que Mira de Amescua llamó Mongana a un criado. En realidad, era un italianismo que llamaba a la puerta del valenciano y castellano, pero fue rechazado. Hoy, en Perugia o el Véneto puede degustarse “fegato di mongana” o “controfiletto di mongana”.
Hay, por el contrario, palabras valencianas con solera, como“monjoy”. Su srcen estaría en “mont joya”, montículo de las piedras que los cruzados y peregrinos depositaban al ver el lugar de destino, acción acompañada con gritos de“joya o alegría” (Escrig: Dicc. 1887). La primera documentación aparece en el valenciano Jacme March, “montjoya” (Dicc. 1372), perdiendo la “t” en época clásica por la ley fonética de simplificación de grupos consonánticos:“seguint monjoyes” (Roig: Espill, 1460); “falses monjoyes” (March, A., XCVIII, c. 1440). Como legado léxico tenemos el verbo valenciano “monjoyar” que, según Chabás, era:“designar por medio de montoncitos de tierra el nivel del terreno..., monjoyes son hitos, mojones” . En “monjoyar”, que también alude a los montones de hierba segada, observamos la invariable presencia de la ‘y’ griega (prohibida por Inmersiomán), más la simplificación consonántica por supresión natural de la “t”. Los cambios también surgen por la tendencia a dar significado a voces oscuras, como el valenciano prerromano Nompot (Corominas) que, sin tener relación con “monte forte”, acabó convertido en Monforte. Otra causa es la ultracorrección que, en valenciano, hace que se añada una ‘t’ epentética en topónimos como el Mongó de Denia; cuando no hay razón que ampare la grafia Montgó; pero: ¿quién se atreve a escribir Mongó, y que los progres te llamen cateto? La documentación es taxativa: “en la montanya de Mongó” (Beuter: Hist. de Valencia, 1538); “derivado del latín Mons Iovis, daría Mongó” (Diago, 1600); “Mongó significaría Mons Agón” (Escolano. 1608); “a pres en la montanya del Mongó” (Ll. Albar. 322, a. 1622); “en Mongó se troben” (Esteve: Storia del Sant Sepulcre, h. 1645); “en Denia empiezan las raíces del Mongó” (Cavanilles: Obs. 1797); “de Mongó vullch ser” (Barreda: La cara de Mongó, 1873); “Mongó, monte de Denia” (Escrig: Dicc. 1887); “Els collons del Mongó” (DECLLC, 1992). El etimólogo Corominas habla de los peñascos al pie de la gran montaña de Denia, y no tiene reparo de usar la forma culta Mongó, añadiendo que los navegantes castellanos llamaban a estas formaciones rocosas “Los compañeros”. Hoy, hasta los valencianistas pata blava se sienten más cultos al escribir Montgó con la “t” que equivale a una ultracorrección como el Bilbado o bacalado del chiste. En otro frente, la ministra de Cultura mantiene (¿) la clasificación en idioma valenciano en la Bib. Nacional; lo contrario que aquí hace Inmersiomán. Ejemplo: en 1625 copiaba Gaspar Soler la consueta del Misteri d’Elig, puntualizando que lo hacía en“nostra llengua valenciana” (Soler: Ms. Cons. Festa de Elig, 1625). Hoy, en todas las bibliotecas -como la Universitaria de Alicante-, cuyo sultán es Inmersiomán, catalogan como “catalá” y “Teatre religiós catalá” el “Món i misteri de la Festa d’Elx. Generalitat. Conselleria de Cultura”. Para rematar la faena, Camps amenaza con otro canal “cultural” de TVV. Diario de Valencia 13 de abril de 2003
El sarandero, el estaribel y la corpenta Por Ricardo García Moya
Cuando los valencianos eran libres lingüísticamente, el pueblo enriquecía con neologismos el idioma propio. En 1767, por ejemplo, las fiestas del "Centenar de la Verge dels Desamparats" inspiraron un romance publicado por Salvador Fauli, dedicado a "tota senyoreta que vullga anar tova en son sarandero" . En él observamos la voz valenciana sarandero, equivalente al miriñaque o guardainfante castellano, formado por aros de madera o alambres que soportaban el tejido de la falda. El artilugio provocaba un coqueto balanceo que generó este neologismo metafórico derivado desaranda: aro de madera bastante ancho con tejido en el fondo. Pendiente del techo y balanceándose ante cualquier roce o corriente de aire, servía para guardar el pan fuera del alcance de los roedores en alquerías y barracas. Dos étimos disputan la paternidad del vocablo: el persa sirand (columpio), y el vasco sarán (cesto de madera de castaño). Curiosamente, el coloquio acaba con la frase: "de tots em despedixc" y la interjección abur. Se trata, parece, de la primera documentación de este neologismo derivado del agur vasco. Es decir, que surge en lengua valenciana antes que en la gallega y catalana, siendo coetánea de la castellana (el comediógrafo madrileño Ramón de la Cruz la utiliza hacia el 1770). El coloquio contiene otro neologismo en la frase "anar en cabriolet", anticipándose el valenciano en el uso de esta voz respecto a las neolatinas hispánicas y, casi, a la francesa de srcen (en Francia se documenta en 1759). Entre las neolatinas es frecuente hallar vocablos homógrafos y de significado distinto; por ejemplo: las italianas noia, palla y caldo significan aburrimiento, pelota y calor. Algo similar sucede con el neologismo valenciano futre, presente en coloquios burlescos del XVIII: "lo molt futre estafador" (B.N. Primitiu, Ms. 419). Algún filólogo inmersor de la Universidad de Valencia lo traduce como "lechuguino, o persona vestida con atildamiento" (Marti, J.: "Literatura de canya", 218), al considerarlo galicismo. En realidad se limita a repetir la opinión de Corominas, siempre escorado a ver influencias ajenas a la península. El valenciano futre era un portuguesismo despectivo, equivalente a hombre engañoso y ladrón en los tratos. En el manuscrito donde aparece"lo molt futre estafador" (verso 105) se califica al mismo personaje como "lo lladre embustero" (verso 98). Ambos vocablos poseían idéntico valor semántico, sin relación con los caballeretes "lechuguinos" que sugieren los del Institut d'Estudis Catalans. La procedencia de este portuguesismo es fácil de rastrear, ya que en el mismo siglo XVIII, millares de soldados portugueses recorrieron el Reino de Valencia durante la Guerra de Sucesión, y uno de los insultos más habituales que proferían era el citado. Así, en el "Resumen de los excesos cometidos por las tropas del Archiduque en los años 1706 y 1707", leemos que las tropas portuguesas del conde Guido Staremberg "llevaron (al prisionero) con bayoneta calada, diciendo: ¡Futre, futre! (...) Le llevaron en cuerpo, dándole de palos todo el tiempo" (f. 4). Hay neologismos que, aunque inusuales, también fueron disputados agriamente por los etimólogos (salvo los valencianos) para sus idiomas propios. Es el caso deestaribel o cárcel, voz relacionada con el caló y el argot de los marginados que se documenta en
castellano desde 1896. Ya en el siglo XX, en 1910, el escritor Vallmitjana dice que la localiza en ambientes carcelarios de Barcelona. No obstante, Escalante se anticipa en dos décadas al incluirla en su comedia "Matasiete". En un diálogo entre valencianos de la clase media, un "sabater" dice: "tancarme en l'estaribel". La obra fue estrenada en el teatro Colón de Valencia el 31 de marzo de 1884. La inmersión también empobrece el valor semántico de los vocablos valencianos, dándoles sólo el permitido por el Institut d'Estudis Catalans. Por ejemplo, en los diccionarios catalanes camuflados como valencianos, la voz"corpenta" sólo equivale a esqueleto y osamenta. Pero en el de Escrig de 1887 se añadía la acepción:"Tindrer u
corpenta. Tener uno valor, bríos, decisión, disposición o ánimo para una cosa". Como es sabido, Escrig fue acusado por Corominas de falsario y de "incluir acepciones inexistentes" (DCECH, 1987), pero la descalificación es una treta más de los lingüistas del Condado. Escrig y Llombart se limitaron a recoger una voz viva del idioma valenciano, y hay pruebas. En Castellón, en 1875, publicaba Colom y Sales la comedia "Lo que fa la roba", con una protagonista femenina de mucho genio y atrevimiento, de la que un tímido enamorado comenta: "ella te masa corpenta" (p. 8). En la misma obra leemos: "la chamba fa desconeixer". Según Corominas, la primera documentación de"chamba" en castellano es en 1884, pero en el idioma valenciano de Castellón la encontramos en 1875. Evidentemente, hasta la llegada de los "salvadores" catalaneros, nuestro idioma gozaba de muy buena salud. Las Provincias 2 de Mayo de 1999
El `tabac´ no perjudica la salud Por Ricardo García Moya
La Generalitat Valenciana, incansable, acosa a los escolares con anuncios en catalán sobre los efectos nocivos del “tabac”, y les aseguro que es falso: ningún “tabac” produce enfermedades broncopulmonares; aunque sospecho que los comisarios olvidan que en idioma valenciano “tabac” es un cesto, generalmente de mimbre, sin relación con los productos cancerígenos de la “Nicotiana Tabacum”. Procedente del árabe “tabac”, equivalente a “panereta”, dice Corominas que es vocablo“valenciano desde
Lamarca, año 1842” (DECLLC); pero no es cierto. Las voces de srcen árabe no venían del condado levantino al Reino de Valencia, sino al contrario; el sustantivo lo tenemos documentado antes de la fecha dada por el despistadillo etimólogo catalán: “en les mans tenía un tabac” (Corella: Obres, 355, h. 1460); “tabacs o paneres” (Pou: Thesaurus, 1575); “en un tabaquet de faena trobaria tres sous” (Ayerdi: Noticies de Valencia, 1661); “un tabaquet” (ACV. Ms. Melchor Fuster, h, 1680);“con la pera en lo tabac” (Escalante: A la vora de un sequiol, 1870); “un tabaquet ple de draps” (Balader: El pare alcalde, 1871);“tabac: cestillo de mimbre” (Escrig: Dicc. 1887). Los valencianos no eran tan brutos como para fumarse el “tabac”, cesta donde el pescador guardaba anzuelos y cebo; o las señoras ponían pan, frutas, flores, aguja e hilos de bordar, etc. Está claro que el “tabac” no se fumaba, pero la voz“tabaco” tropieza con la consigna catalanera de que una palabra valenciana no puede ser igual a otra española. Los catalanes sí pueden tener en su idioma la voz “patata”, como en español; pero no admiten que en valenciano conservemos la voz “tabaco”, pese a ser la usada por nuestros antepasados: “no puga vendre lo tabaco, tant de fum com de pols” (Llibre. Estab. Peniscola (sic), any 1698); “pera 1 lliura de tabaco” (Llibre de contes de St. Cristofol de Benasal, h. 1760);“no val una pipada de tabaco” (Galiana: Rond. 1768); “com el tabaco que nos venen en l’estanc” (Coloqui de una valencianeta Imp. Mariana. 1854); “de vore en lo meu estanc tan bon tabaco” (Baldoví: Un fandanguet en Paiporta, h. 1855); “tabaco de fum, tabaco de fulla, filipí, negre…” (Escrig: Dicc. 1887). A partir de estas fechas, los sumisos floralistas catalanizaron el vocablo, aunque el pueblo seguiría con la forma genuina. También el derivado“tabaquer” diverge del catalán “tabacaire”, siguiendo la ley morfológica que opone a los valencianospollastrer, peixcater y creiller, los catalanes pollastraire, pescaire i patataire; aunque los del IEC, astutos, están valencianizando su morfología como táctica para la total deglución de nuestro idioma (y el bicarbonato lo da San Zaplana). El consumo de “tabaco de pols… para sorberlo por las narices”(Escrig, 1887), se generalizó en el Reino de Valencia, estableciéndose tasas como las que impuso Peniscola (sic) en 1698 para al “tabaco, tant de fum com de pols” (Llibre Est. 1 abril 1698). El producto “de pols” tuvo efectos colaterales en la semántica, pues la expresión un “echar un polvo” aludía en un principio a echar“tabaco pols” o rapé sobre la manó para aspirarlo; pero la costumbre de “echar el polvo” en salones retirados, donde los caballeros dialogaban íntimamente sobre lo divino y humano, fue aprovechado para otras actividades. En el XIX, como vemos en versos de Ventura de la Vega, “echar un polvo” adquiría la chocante polisemia.
El placer de fumar asociado a un acontecimiento festivo estaba arraigado. En el “Coloqui de Rafelo de Picasent y Toni de Alcáser” (any 1813), los protagonistas muestran su gozo por la huida de las tropas napoleónicas:“Pues ara fes sis sigarros / y fumarem a dos mans, / ya que tenim el tabaco / que casi es pot dir donat”. Toni de Alcáser está exultante por la baratura y abundancia de estos géneros, dando a entender que se debía “als inglesos”, aliados del Reino de Valencia, que habrían ayudado a paliar la penuria posbélica: “Lo més barato en lo dia / es el tabaco y lo pa” . Dato interesante es que el sustantivo valenciano“pataqueta” se documenta aquí, creo, por vez primera: “sis pataquetes”. El texto es rico en léxico del valenciano moderno:“nosatros sigam bons, entra en Valencia y vorás, cumplixca, se acachá tot lo mon, chagans y nanos, no els ampara…”. En el coloqui se mantiene aquel topónimo que los mozárabes valencianos usaban antes del 1238 (Murvedre. Morvedre, Molvedre); hablándonos Toni del “Castell de Molvedre”. Los catalanistas prefieren Sagunto. El negocio del fumar generó la aparición de la excitante cigarrera que, para los caballeros del 1800, equivalía a una empleada de El Corte Inglés para Carraszaplanacosa. Es curioso la atracción que ejercían las obreras de las fábricas de tabaco para los músicos, dramaturgos y señores de la tercera edad. La literatura valenciana se ocupó del tema desde la óptica de la ironía, opuesta al dramatismo sangriento y taurino de Merimée. En la fábrica de Valencia comenzaba el espectáculo a la salida en tropel de un pequeño ejército de vociferantes cigarreras armando gresca, sudorosas y con media teta al aire, después do agotadoras jornadas. Una cigarrera valenciana, la Salá, resumía su labor:“Fent puros pasem la vida / fulles y fulles rollant; / nosatros els fem, y uns atres / s’els fumen en acabant” (Barber: De Valencia al Grau, 1888). Primer colectivo femenino del naciente proletariado, las cigarreras estaban orgullosas de la relativa independencia que su estatus social les proporcionaba. El sainete valenciano ha incidido una y otra vez en el choque entre los calenturientos adultos y el desparpajo de estas trabajadoras que apenas alcanzaban los 20 años. En “De Valencia al Grau”, unos carcamales se alborotan ante la salida de“les chiques de la Fábrica de Tabacos” (p. 20), iniciando punzante diálogo con“les sigarreres”. Una, entre risas, impreca a Colau:“Agüelacho mata puses, tinga entés qu’esta barca te patró”. Al piropo de “coca fina”, otra cigarrera contesta: “Coca que no tastará, ni vosté ni el companyero, perque no tenen quixals” . Los ancianos, embelesados, exclaman: “El son estes chiques… grahueres” . Con doble sentido, la Salá canta:“Tinc un novio que se fuma / lo milloret de la Fábrica, / y en quant li done a fumar, / de tant gust li cau la baba, / el tabaco danya el pit / y yo dic que aixó...” (p. 23). Hace meses, el gobierno mandó a tomar por el saco la centenaria Fábrica de Tabacos de Valencia, aquella de donde salían las mensuales cigarreras. Su actividad y puestos de trabajo los trasladaron a otra ciudad más querida por los mesetarios. Además, nuestra invicta Generalidad ha editado un Vocabulari de donde prohíbe el sustantivo valenciano “tabaco” e impone “tabac”, tal como ordena el IEC. Diario de Valencia 16 de Junio de 2002
La lengua valenciana de la navidad de 1758 Por Ricardo García Moya
El 25 de diciembre de 1758, mientras el rey de Valencia escuchaba en su corte madrileña villancicos cantados por Farinelli el "Castrati" -la mejor voz tiple de Europalas capillas musicales del Reino de Valencia ofrecían composiciones alusivas al nacimiento de Jesús; aunque una de sus letras -como quien no quiera la cosareivindicaba el uso de la lengua valenciana y su equivalencia a los restantes idiomas europeos. Aquella mañana, siguiendo la tradición, los coros de la Seo interpretaron melodías compuestas por el maestro de capilla don Pasqual Fuentes Alcácer. Todo era normal hasta que llegó el villancico cuarto y -ante el asombro general- se oyeron alabanzas al Niño Dios en el idioma más dulce de la tierra:
"El Cel y la Terra, la Esfera, el Abisme, els Angels, y els Homens, ab tot lo criat, publiquen, celebren, veneren y ensalsen ab pompa festiva la Nativitat" A la introducción seguían cuatro voces castellanas que, sorprendidas, interrogaban sobre "aquella extraña armonía que, aun mal entendida, el alma, y la vida nos llega a robar". Aquí, el maestro de capilla silenciaba los coros para hacer audible el mensaje, y entraba un nítido solo de tiple anunciando que eraVALENCIA (mayúsculas en el srcinal) quien cantaba a Jesús: "Perque te sels de escoltar tots los anys que li canten Castella, Italia, Fransa y Portugal". El autor recurre a la prosopopeya -artificio poético que permite el habla a ríos, árboles o naciones- para que la voz del Reino exprese su enfado porque los cantos sólo son en castellano, italiano, francés y portugués. Don Pasqual Fuentes, nacido en Aldaya en 1718, conocía el mundo del pentagrama desde los diez años, cuando fue infante del coro catedralicio. De ahí que los versos 23 y 24 tengan interés al sugerir que, "en este Sigle", no se había cantado a la Navidad en valenciano:
"y en este Sigle no es troba memoria de que hacha (sic) Valencia vengut a cantar" La voz tiple pregonaba que la lengua valenciana, "por su brevedad y elegancia,
ninguna otra la podía superar" ; juicio similar al emitido en elo Persiles. continuación, desafiante, el solista anunciaba que: "Y per por tant,Cervantes ab llicencia sens ellaA alegre y gustosa, torna a publicar". El "torna a publicar" indicaba que el coro volvía a hacer pública la introducción en valenciano:"El Cel y la Terra , etc.". La respuesta castellana daba razón a la demanda: "Pues que pide razón y justicia, al Niño en su Idioma divierta". Seguidamente surge un diálogo entre coro y solista en valenciano moderno, cercano al actual y opuesto al catalán que impone la inmersión. Así, en el verso 40, donde dice:
"esta nit en Valencia", los inmersores del Institut d'Estudis Catalans (que han prohibido el uso de la preposición ‘en’ delante de nombres propios) lo mudarían en "aquesta nit a Valencia", como dicen los de Canal 9. Al villancico valenciano de 1758 -obra popular de autor culto- siguió otro en la Navidad de 1759. En ambos encontramos las terminaciones en ‘ea’, como bellea y noblea; no las castellanas y catalanas bellesa y noblesa. De igual modo, los verbos rehúyen guiones en enclíticos, "entregarli" (v. 52), no "entregar-li". Don Pasqual Fuentes escribía eixemple, no exemples; navaixes, no navalles; yo, no jo; en huit, no amb vuit; y lo , no i el; ilustre ciutat, no il.lustre. También encontramos el adverbioahón (adonde), conservado por Escrich en 1851 y eliminado por el IEC. De la misma década tenemos en la Biblioteca de Cataluña (por cierto, qué desagradables son los encargados de la Sala de Reserva) un villancico en catalán, donde leemos "naixament, saltan i vallan, noi, mocado, janer, gentilessa, bellessa" (Bib. Cat. Ms.. 49); que, en el valenciano moderno de Pasqual Fuentes, serían: naiximent, boten y ballen, chiquet, mocaor, giner, gentilea, bellea , etc. Como es habitual, la pirática Gran Enciclopedia Catalana ha capturado a Pasqual Fuentes en sus páginas, llamándole "músico catalán", aunque jamás pisó el principado sin príncipe. Pero en Navidad es mejor olvidar la pesadilla expansionista, y recordar con orgullo a los que en 1758 (el notario Ros, el cronista Sales, el dominico Galiana y -quizá en brazos de su madre-, el niño Vicent Martín, futuro rival de Mozart) pudieron escuchar la lengua valenciana moderna, sin los barbarismos del IEC. Estos fueron los versos que cerraban la festiva mañana navideña:
"Aria a 4 voces: Y entre tant repetixca el fervor dels cors valencians, perque tinga son fi el Villancico de ahòn va comenzar Coros: El Cel y la Terra, la Esfera, el Abisme, els Angels y els Homens, ab tot lo criat..." Las Provincias 29 de Diciembre de 1996
Nolla o vaca (en catalán) Por Ricardo García Moya
No es un error lo de “nolla” con minúscula y ‘ll’, aunque parezca un lapsus de ésos que cometemos cuando acentuamos el posesivo “tu" como si fuera vocativo, quizá por autocastigo freudiano o per efecte del vi de Font de la Figuera. Lo que no es despiste son las maniobras de la fifilóloga Rita Barberá a favor del catalán, ya que en lugar de perder los bragones solucionando lo de la Ciudad del Terror en que ha convertido Valencia al anochecer -tras diez años de alcaldía-, se dedica a incitar a los falleros para que usen el catalán del IEC y de Ascensión. La temporada de caza se adelanta, siendo presas la “ch”, el neutro “lo”, la preposición de ablativo “en Valencia” y, por supuesto, todo el léxico valenciano que disgusta al Institut d´Estudis Catalans. El gobierno de CIU-PP ha logrado que sea imposible estudiar en lengua española en Cataluña; y aquí, en el Reino, lo ha conseguido también con la valenciana... La Generalidad tiene como misióneliminar aquel adverbio “casi” que separaba idiomas en la España renacentista de Juan de Valdés. El conquense dejó escrito: “La valenciana es tan conforme a la catalana, que el que entiende la una entiende casi la otra” (Diálogo de la lengua, h. 1530), añadiendo que la valenciana era“más inteligible al castellano que la catalana”. Desde que Valdés escribiera este razonamiento las lenguas se han distanciado considerablemente, aunque a los hijos de padre valenciano y madre catalana (¿es el caso de Rita?), les parecerá nimia la divergencia. Hay que valorar, respecto al juicio de Valdés, que él consideraba un idioma muy distinto al vasco; pero el castellano y portugués también le parecían “casi" iguales, pues“la principal diferencia es la puntuación y la ortografía” (ib.) Esta semejanza dio pie a la manipulación de los filólogos, como hizo en el XVIII el barcelonés Masdeu, que “considera los idiomas catalán y valenciano como padres del provenzal y castellano” (Hist. de la Lingüística. Univ. Girona, 1998, p.108). El “casi” de Valdés podría ejemplificarse con el apellido catalán Nolla, que un rústico blavero como servidor podría asociar a “noia”; pero no es así, pues en catalán del XVIII podemos leer “la noia i la nolla”, frase que traducida al idioma valenciano seria: “la chiqueta y la vaca”. Así es, ya que “anolla” y “nolla” aluden a la tetuda rumiante, según demuestra Corominas; algo que los valencianos desconocíamos al ser vocablo extranjero. Ahora, gracias a las arengas de la alcaldesa, los falleros colaboracionistas podrán llamar anolla o nolla a la vaca. Creo que en Fallas se habilita una caseta para emergencias en la plaza del Ayuntamiento. Pues bien, los falleros podrán poner el rótulo de “Infermeria”, al ser un vocablo catalán que los comisarios enseñan a los niños (“infermería, infermer, infermera...”), mientras prohíben los usados en idioma valenciano: “enfermer, enfermera, enfermeria, enfermetat...”. Y si algún fallero rebelde sigue utilizándolos, será tan despreciable como estos secesionistas: “la enfermetat” (Bib. Nac. París. Llibre de les erbes, a. 1400); “enferm” (March, Ausias: Obra completa, Barc. 1997, a.1445); “enfermeria” (BNM.Ms 1701, a. 1590); “enfermer” (Exulve: Praeclarae, 1643); “per ses enfermetats” (A.C. Gandia. 5º libri, 1648); “en absencia, enfermetat” (Const. Universitat de Valencia, 1655); “lliure de enfermetats... enfermetat que casi tots la tenim” (Serres, M.: Real Academia, 1869); “morí de aquella enfermetat” (ACV Ms. Melchor Fuster, h.1680); “la enfermetat pijor” (Galiana, Ll.: Refrans valencians, h.
1760); “enfermería” (Tormo: La Gatomaquia, h.1765); “enfermetats de xeringa” (Bernat, C.: Un ensayo fet en regla, 1845);“tots olen a enfermería” (El Tabalet,1847); “les enfermetats” (Rosanes: Voc. valenciano.1864);“ya saps la enfermetat, patixc del colic” (Roig Civera: Un chuche, 1873); “tindre esta enfermetat” (El tenorio de Alsabares, Elig 1891); “la pijor enfermetat es la mort” (Gadea: Tipos, 1908); “enfermer, enfermería” (Dicc. RACV,1997). Y omito ejemplos como el de Llull, que escribe “enfermeria” en el Blanquerna, pues dudo si es del srcinal o de la traducción al valenciano efectuada por Bonlabi en 1521. Ahora viene mi órdago a Nolla, a la noia Gloria Marco, al airado Hauf, a Tarancón, cerebro de la inmersión, y a toda la AVL: Me comprometo a pagarles una mariscada en las Ramblas de su amada Barcelona si me aportan una lista semejante de documentación valenciana donde aparezcan las formas que ellos llaman cultas: infermeria, infermer, etc. ¿Es copiosa la lista de autores? Vale, os la dejo en cinco citas. ¿Es excesiva? De acuerdo, la dejamos en dos escritores o -jugándome el sueldo de un mes- en un solo escritor valenciano que haya escrito “infermer, infermera, infermeria...” antes de la prostitución idiomática de los Juegos Florales de Barcelona a fines del XIX. Por cierto, el falso diccionario valenciano de Bromera-Generalidad sólo incluye las corrupciones catalanas “infermer, infermeria...”, no las clásicas valencianas. La alcaldesa-fifilóloga incita a que los falleros usen voces como la escoria catalana “cercavila”, cuando nosotros tenemos el derivado de “pasacalle”. Este sustantivo castellano generó al valenciano “pasacarrer” (en traducción de Escrig, 1871), y también el francés “passacaille” e italiano "passacaglia”, siendo un extranjerismo aceptado voluntariamente, sin las intrigas de Tarancón y las coacciones de los comisarios parásitos. En las Fallas de hace un siglo ya estaba presente el vocablo: "algú que fa pasacalles” (Fuster,L.: El nano de la falla,1894, p.6); aunque parece más propia la traducción “pasacarrer” de Escrig. Por el contrario, los bien pagados de Ascensión seleccionan en sus textos la mierda catalana “cercavila", nacida en el siglo XX en algún femer de Tremp. La voz más parecida en idioma valenciano es “cercadits”, que no es fallera, sino equivalente al castellano “panadizo” y al castellanismo catalán “panadis”, que los colaboracionistas introducen en los falsos diccionarios valencianos para engañar a nuestros hijos. ¡Qué científicos son! Prohíben las voces valencianas e introducen las catalanas “infermer, infermeria, cercavila, panadís...". A los valencianos nos hacen creer que el progreso sólo es posible si se acepta la catalanización que impone Cataluña a través de Tarancón y su jefe. ¡Qué blandos somos! No sólo a Sevilla o Córdoba, sino a Barcelona, Zaragoza o Valladolid llegará el AVE antes que a Valencia; y Salamanca ha conseguido la capitalidad cultural que Nolla no consiguiódepara Valencia; y hasta la Lonja es el monumento de la UNESCO más abandonado Occidente. Somos, para los ministros de Aznar, el puto Levante de Castilla; o, como prefieren los colaboracionistas del PSPV, EU y Bloc, el puto Sud de Catalunya. Y Nolla se carcajea, Tarancón se mira el ombligo y San Zaplana revolotea en la gloria mientras el fiel bardo Carraszaplanacosa canta su epopeya en tierra extraña. Diario de Valencia 24 de Febrero de 2002
Palmito, abanico y ventall Por Ricardo García Moya
Un colega catalanero, al leer la voz “palmito” en un artículo, me acusaba de castellanista por no usar “ventall” que, según decía, era la que “cal en la nostra llengua”. Se refería, claro, a la que él enseña; la catalana del IEC y de la Academia de Ascensión. En tal caso tenía razón, pero yo aludía al idioma valenciano. Es evidente que cuando el notario valenciano Exulve, hace 359 años, anotaba:“Palmiter: mestre de fer palmitos” (Exulve: Praeclarae artis, Valencia 1643), estaba recogiendo una realidad léxica del idioma valenciano, y Exulve no cobraba un real (ni 9 millones) por catalanizar o castellanizar compatriotas. La inmersión afirma que “ventall” es palabra exclusiva de “la nostra llengua” (léase del IEC), ocultando que pertenece a los derivados del latino “ventus”, étimo que enriqueció los romances ibéricos con voces como ventisca, ventall, ventalla, ventar, ventana, ventador, ventosa, ventilador, etc. En castellano existía “ventall(e)" con el significado de abanico, acepción que se mantiene en el siglo XVI y en los populares versos de San Juan de la Cruz “el ventalle de cedros aire daba” (En una noche oscura, v. 30). El espiritual fraile no halla mejor sustantivo, que “ventall(e)” para formar la imagen mística del metafórico abanico de cedros, tamiz de brisa que sosiega el alma. A fines del XVI, las voces “ventall, ventalle” son sustituidas progresivamente por palmito, en idioma valenciano; y abanico, en castellano. El desplazamiento de “ventall(e)” a la condición de arcaísmo se debería a su connotación inelegante, ya que a partir del 1600 se asocia a objeto tosco para espantar y matar moscas. El lexicógrafo Covarrubias, en 1611, explica: “Ventalle, el amoscador, porque ultra de echar las moscas, causa con el movimiento un aire fresco” (Tesoro de la lengua castellana, 1611). El rústico y compacto “ventall(e)” de esparto, ahuyentador y aplastador de moscas que también servía para dar aire al fogón casero, poco tenía que ver con los plegables “palmitos” valencianos del Barroco, elevados a categoría de joyas por los “palmiters” del Reino, es decir, aquellos “mestres de fer palmitos” que recoge Exulve en 1643. La creación temprana de la voz“palmiter” para nombrar a estos artesanos, así como el uso de “ventalle” en castellano, es silenciado en los textos de los comisarios que establecen leyes represoras. léxicas y morfológicas. Es elocuente la existencia de “palmiter” en el 1609, y no lo es menos que “ventaller” se documente en el catalán coetáneo, pero no en el idioma valenciano anterior a la prostitución idiomática. Las lenguas romances dieron voz a estas sofisticadas estructuras plegables que podían ser de eboraria o marfil tallado, con maderas exóticas, pedrería y pinturas inspiradas en la galante iconología rococó de Fragonard o Watteau; por el contrario, la decoración del ‘“ventall(e)” solía reducirse a los puntitos verdes o fragmentos de moscardas incrustados en el esparto. Hacia el 1650, las damas valencianas usaban el bello “palmito”; las castellanas, el abanico; las catalanas el “ventall”; estableciéndose en los idiomas valenciano y castellano una demarcación semántica respecto al simple y rígido “ventall(e) amoscador” o “aventadors de mosques”. Todavía hoy hallamos en el DRAE la vetusta e inusual “ventalle” y la moderna “ventalla”, válvula de máquina que regula entradas de fluido. Los que viven del catalanismo enlodan datos y conceptos, pero recordemos que “palmito y palmiter” son tan válidas como la voz valenciana “palmota” especie de toga (Esteve,1472), sin olvidar que “palmera”, según los etimólogos, es vocablo de creación valenciana. Hay que advertir ¡ojo! que no es cierto
que aparezca “palmera” en la prosa de Muntaner, como se lee en el DCVB; es una de las bolas inventadas por Sanchis Guarner y compañía para aumentar la antigüedad de los vocablos y atribuirlos a autores catalanes, no valencianos. Estos retorcidos filólogos callan lo que beneficia a la lengua valenciana, y lanzan alaridos orgásmicos ante cualquier chorrada léxica de la lengua norteña. En el caso del valenciano “palmito” es significativo que aparezca en el 1600, cuando también nace abanico, voz castellana que generaría la catalana “vano”. No hay duda que todos querían crear un sustantivo para diferenciar el asqueroso “ventall(e)” del nuevo y elegante palmito, abanico o vano, que hacía furor entre la nobleza y burguesía europea. Como era de esperar en este politizado puticlub filológico, el catalán “vano” (abanico) les avergüenza y está siendo relegado en los textos del principado sin príncipe, aunque todavía figure en el DIEC. Los comisarios prohíben a nuestros hijos escribir o pronunciar“palmito”, pero ustedes deben saber que es voz valenciana correcta, aunque Ascensión la declare ilegal. Tenemos toda una familia léxica exclusiva de nuestro idioma, sea el citado sustantivo “palmiter” (Exulve: Praeclarae 1643); o el nombre del establecimiento donde se vendía el objeto: “palmiteria: botiga ahon venen palmitos” (DCVB); figurando estos artesanos en la literatura barroca valenciana: “que no fan los palmiters” (Jesús, Fray Ioseph: Cielos de fiesta. Valencia, 1692), o en los coloquios de Carlos Ros en el XVIII:“les dones perden palmitos” (Ros; Coloqui de les dances, h. 1734). A caballo entre los siglos XVIII y XIX, el arcaizante Sanelo no duda en incorporarlo a su diccionario: “palmito: abanico” (Sanelo: Dicc. 1805). Los patrimoniales diminutivos que Ascensión y sus sabios desprecian, enriquecieron la semántica del sustantivo con matices afectivos como “palmitet” (DCVB); opuesto al aumentativo “palmitot: abanico muy grande” (Escrig, 1887). En el XIX, la industria abaniquera del Reino ofrecía trabajo a muchos valencianos, por lo que es frecuente la aparición de“palmiters” en el teatro costumbrista. En un sainete de 1874, el protagonista habla de su profesión:“tota la vida fent flors als palmitos” (Colom, J.: Cuatre comics, 1874) Los diálogos manifiestan qué idioma es el usado: “no eu diu en valenciá” (p. 14), criticándose el uso del castellano:“y tots mosatros també... per parlar en castellá” (p. 16). Resumiendo: tenemos las voces valencianas“palmito, palmiter, palmiteria, palmitet, palmitot...”, documentadas en textos literarios y gramaticales; pero los catalaneros fomentan el complejo de inferioridad entre nosotros al criticar su uso, ofreciéndonos como acceso a un nivel culto y “progresista” (adjetivo inherente al parasitismo catalanero) la utilización de los catalanes “ventall, ventaller, ventalleria...”. Y ya saben: si quieren que la Generalidad les conceda un premio literario, usen la lengua del Institut d’Estudis Catalans y de Ascensión. Diario de Valencia 14 de Abril de 2002
Sobre el Himno
Por Ricardo García Moya
En el adhesivo de unos melones de Elche se leía "Frutsempere, S.A.", enlazando la marca el apellido valenciano Sempere y la voz"frut", no menos valenciana. Quizá el empresario no supiera que estaba manteniendo vivo un sustantivo que ya constaba en los villancicos anteriores a 1707:"Llágrimes que com a flors son primaveres de fruts" (Bib. Nac. Madrid, V.E./1309, año 1690). Esta variable sustituyó progresivamente al arcaísmo "fruit", recobrando la pureza etimológica del latín fructus (fruto), más lógica que la metafórica derivación de "frui" (usar, gozar). El hecho de que encontremos"frut" en coloquios dieciochescos confirma que el pueblo ya había adoptado la simplificación vocálica. En el "Coloqui nou de una vella" (hacia el 1770), leemos "abres frutals" y en el semanario político "El Mole" tratan sobre"els fruts de la política" (año 1840, p. 85). Muchos de estos escritores eran eclesiásticos, como Martí y Gadea, por lo que hallarían más culta esta voz que les recordaba el fructus de la cuarta declinación de sus años estudiantiles. Sin coacciones inmersoras, otras voces adquirieron singularidad mediante apócopes, epéntesis y cambios de abertura vocálica, surgiendodorat, parais, jagant, riquea, etc. Documentadas desde hace siglos en todo el Reino, son la única forma viva en la actualidad, aunque la inmersión promocione los arcaísmos y catalanismos del IEC (daurat, paradís, gegant, riquesa). Palabras como "jagant" no suponían castellanización, al ser engendradas soberanamente por nuestros antepasados. En la fiesta que el Convento del Carmen dedicó a Santa Teresa el 28 de octubre de 1621, y en el libro impreso por Felipe Mey en 1622, citan a los"jagants" (p. 222); igual que fray Joseph Abril., en 1740, anotaba: "Entendrás q'es un Jagant" ("Coloquio":, 1740, v.19). El mismo año, el catedrático de la Universidad de Valencia Raimundo Joseph Rebollida escribía: "Jagants, llumenaries, fochs" ("V Centuria", 1740, p. 169). Eran catedráticos normales, no normalizados por el Institut d'Estudis Catalans. En Barcelona, en 1804, sí encontramos la forma catalana "gegants" en el Ms. 859 de la Universidad de Barcelona, que trata sobre la restauración del "gegants i gegantesa" de Santa María del Mar. Por el contrario, el Ms.179 de la Universidad de Valencia, fechado en 1793, trata sobre "Jagants y nanos". Por las mismas fechas, el manuscrito "El enamorat en dia de Corpus" decía:"Ni banderoles de nanos, ni de chagants" (Bib. S.M. M. 419, f.11 v). El artiacá de Molvedre, en 1667, recordaba"al ajagant Saul" (Ballester, J.: Bateig, p. 2). Demostrado que estas voces no las inventó la RACV, pasaremos al tema.
La traducción del Himno la lengua valenciana no que se realizó sino en pleno desconcierto hacia elRegional año 1934,a con un Carlos Salvador tratabaen de1909, catalanizar hasta el nombre del Micalet. De ahí que la letra chirríe por la docena de ripios que se filtraron, y que la tradicional blandura que nos caracteriza nos ha impedido sustituir por los vocablos del valenciano vivo. Don Maximilià Thous, pragmático practicante, no ocultaba que Cataluña "era un buen mercado" para productos literarios acondicionados. Según su opinión, "producía buenos rendimientos".
La letra que don Maximilià escribió para el Himno no era sagrada; como demuestra que el mismo Serrano le impusiera la conocida modificación para que figurara la palabra España. De los catalanismos y arcaísmos que Thous dejó en incómoda herencia, éstos son los que más hieren: "Fruites daurades, paradisos, gegantines i riquessa". Traducidos al valenciano moderno serían:"Frutes dorades" (aunque todos pronunciamos"doraes"), "paraisos, jagantines y riquea". No inventamos nada, pues aparte de ser voces vivas poseen siglos de solera en el idioma valenciano. "Dorat y sobredorat" se documentan en 1650 en el Inventario de la Iglesia de Santa María de Castelló, y el diccionario de Escrig también recogía "dorat". Respecto a "parais", Blay Arbuxech (no Blai) en su "Sermó de la Conquista", de 1666, repetía hasta diez veces el sustantivo en un folio: "Lo
parais es Valencia, parais de roses, parais de lliris... " (p. 58). Podríamos llenar páginas con testimonios semejantes, si hubiera espacio. El caos de 1935 era consecuencia lejana de aquel inofensivo, en apariencia, "Aplec montserratí", de 1868. Los valencianos que asistieron no podían intuir la soterrada ambición expansionista que albergaban los lastimeros sollozos de Milá i Fontanals. Allí comenzaron a titubear ciertos intelectuales valencianos ante la supuesta lluvia de oro que provocaría la catalanización de sus escritos. Con la añagaza de un retorno al "llemosí", arcaísmos comunes a los romances hispánicos en el siglo XIII -que habían sido desterrados y sustituidos por otros- se incorporan en escritos que rezumaban pedantería. Por el contrario, los vocablos que alteraban el nuevo orden catalán -como parais, riquea, fruts, dorat y jagants- fueron prohibidos. Quizá algún día aparezca un político valenciano que los recobre, pues lo que es ahora... Las Provincias 31 de Enero de 1999
El `fuego amigo´ de Carlos Ros Por Ricardo García Moya
Más o menos, “fuego amigo” es el efectuado erróneamente por la artillería sobre sus propias líneas. En la guerra idiomática que los valencianos sufrimos desde hace siglos, Carlos Ros fue quien más empeño puso en defender el idioma valenciano en el siglo XVIII, especialmente ante la acometida del castellano; pero no sospechaba que la “lengua catalana malsonante, grosera, isleña y montaraz” (Ros: Epitome, 1734), ofensiva en su época, fuera la que aplastaría a la valenciana en el 2002. Como estrategia de supervivencia, Ros adoptó una serie de normas para alejarse de la castellanización, especialmente la supresión de voces clásicas valencianas o la alteración de su morfología por ser coincidente con la castellana. A todo ello, Ros incorporó arbitrariamente ciertos catalanismos y galicismos que, con la llegada del fascismo idiomático, se convertirían en “fuego amigo” sobre los valencianos del siglo XXI. Entre las voces que Ros intentó eliminar figuraban “sombrero” y “sombrerer”, poniendo en su lugar “japeu y japehuer”, galicismos inexistentes en el idioma valenciano (Ros: Corrección de voces, año 1771). Emparentadas con la voz medieval “sombra” -ya usada por Sant Vicent hacia el 1400 (Sermons, II, 230, 4)-, eran tradicionales en el Reino, existiendo el oficio de“sombrerers” en tiempos de Martorell: “sombrerers” (AMV. M. Consells, A.35, any 1453); “sombrerer” (Pou: Thesaurus, 1575) “sombrerer” (Exulve: Praeclarae artis, 1643); “sombrero” (Sala, Roque: Fiestas S. Juan de Mata,1669); “parla de agricultura el sombrerer” (Rosa Trincares, 1734); “si li roda, o no, el sombrero” (Galiana: Rond. 1768); “Sombrerer tampoc li agrada... els sombreros treballant” (La foquerera, 1854). Ros era un anciano en 1771 y fallecería dos años más tarde. La confusión de la senectud o, quizá, el endiosamiento por la gran labor realizada como editor de clásicos y de la Rondalla de Galiana, le llevó al disparate. Otra de las voces que rechaza es la clásica valenciana“monge”, imponiendo la corrupción catalana “monjo”. La vejez le hacía olvidar que él escribía“monje” (con j) en días de plenitud intelectual: “habit no fa al monje (sic), o be, monje, o be canonge” (Ros: Tratat, 1736, pp, 66, 82). Era la forma clásica; p.e., Sant Vicent usa el plural masculino valenciano “els monges” en el 1400, (Sermons, I, 40,16), no el catalán “monjos”. Más peligro supone el “fuego amigo” de Ros con las normas que adoptó, especialmente la supresión de la ‘ch’ en valenciano:“Toda articulación castellana de cha, cho, chi la escribirá en valenciano con j, y la de che, chi, con ge” (p.5). Esta arbitrariedad, ideada para distanciarse del castellano, ocasionó una bola de nieve de escritores temerosos de usar la ‘ch’, pensando que serían considerados más cultos y genuinos al desterrarla de sus escritos. El mismo Ros pone ejemplos de voces valencianas supuestamente corruptas como “archiver” y “archivar”, que todo valenciano instruido, debería aborrecer y sustituir por “argihuer” y “argihuar” (sic). El “fuego amigo” hirió a lexicógrafos como Escrig, admirador de Ros; de ahí que recogiera en su diccionario “argiu, argiver y argivar” (Dicv.1871). Otro afectado fue Martí Gadea, que escribe ‘ge’ en lugar de ‘che’ y otras barbaridades semejantes. La influencia de Ros está presente en todos ellos, y así lo manifiestan:“Puix desde’l notari Carles Ros funs (sic) a huí no ha hagut nengú que haja enaltit més qu’ell el nòstre idioma regional” (Gadea: Tipos, modismes y coses rares y curioses de la terra del Ge,
1908 apendix, p.11). Como era de esperar, esta retahíla de valencianos alcanzados por el “fuego amigo” de Ros, con el rechazo a la ‘ch’, son exhibidos por los filólogos colaboracionistas. Hora es de que nos protejamos del “fuego amigo” y curemos cicatrices. En idioma valenciano sí podemos escribir cha, che chi, cho, chu; pues analizando las voces “archiu, archiver y archivar” -paradigma de execrables según Ros-, comprobamos su error, al ser grafías cultas avaladas por la documentación:“les claus del archiu” (A. Cor. Aragó, reg. 1.140. El rey Martí demana el Valeri, 16 octubre 1399);“archiu sagrat” (Trobes, 1474) “en cremarse la sala y archiu” (Beuter: 1ª part Historia de Valencia, 1538); “dit ofici de archiver” (Archiu Hist. Oriola, Llibre de Prov. 1569, f. 78); “archiu” (AMC. Inv. Sta. María de Castelló, 1604);“posar dins lo Archiu Real” (Ginart: Rep. dels Furs, 1608);“que no fora archiu” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643); “archiver” (Exulve: Praeclarae artis, Valencia 1643); “Vicent Gil, anchiver” (Gil: Relació del Segón Cent. 1655); “archiver de son offici” (Est. de la sissa de la carn, 1659); “Archiu de la ciutat” (Ballester: Ramellet, 1667);“en lo Archiu del Magnifich” (Fab. de Murs y Valls,1675); “archiver” (ARV: Part. de bateig de Esteban Dolz; Man .L.2, 1701); “ab son archiu” (Esclapes, 1734); “esta obligació archivaren” (Romana festee S.Vicent, 1755); “eixos archius” (Sansano: Sublevació en Jauja, Elig 1896); “archiver” (Fullana: Ort. Val. 1932);“archiu, archivar, archiver” (Dicc. RACV 1997). El indiscriminado “fuego amigo” de Ros apuntaba a todo lexema o morfema que recordara al castellano, no teniendo en cuenta que las neolatinas peninsulares desarrollaron trayectorias paralelas en muchas familias semánticas. Así, el sustantivo valenciano “inteligencia” tampoco gustaba al anciano Ros, y decide su sustitución por “entrujada”; pero patina el notario, pues creyendo introducir un purismo léxico, nos da un arcaísmo castellano. Lo mismo sucede cuando impone el cambio del cultismo valenciano “melancolich” por el estrambótico “merergich”. Septuagenario confuso, se irrita al escuchar que sus compatriotas dicen“çabeça d’alls”, y el viejo notario cree advertir un castellanismo en el lexema “cab” de“cabeça”, por lo que la sustituye por “capsa d’alls”, un lamentable gazapo semántico. Ros olvidaba los derivados valencianos del “caput, capitia” latino con sonorización bilabial:cabeçó, cabut, caboteta, cabeç, cabeça, etc. Hay que advertir a los heridos por Ros que todos estos vocablos valencianos ya han sido robados y figuran en el diccionario de IEC. El anciano Ros tampoco admitía neologismos que la lengua valenciana creaba libremente. El sustantivo “monasteri”, cultismo derivado del latín “monasterium”, estaba generalizado en el Reino hacia 1770; pero Ros lo rechaza y prefiere el arcaísmo “monestir”, corrupción medieval que la catalanización ha vuelto a imponer a los blandos valencianos. Del “fuego amigo” de Ros nos podemos proteger, pero los alumnos de este curso 2002-03 sufrirán el fuego enemigo de la enseñanza en catalán, tanto ideológica como idiomáticamente ¿Gobierna aquí el PP o CIU? Diario de Valencia 20 de Octubre de 2002
Tranquilino, sheriff de `Valencia County´ Por Ricardo García Moya
Hay, por suerte, valencianos que escapan del engrudo catalanero y que nadie hostiga llamándoles levantinos o catalanes. Pienso en valencianos como Tranquilino Luna, personaje que nació en 1847 en el Condado de Valencia en Nuevo México (EE.UU.). Entre vaqueros e indios del republicano condado sin conde, Tranquilino se convirtió en un personaje similar a los héroes del western, siendo ganadero y sheriff del territorio donde Ford ubicó la trama de “La diligencia”. El Condado del Valencia, fertilizado por el peliculero Río Grande, nos recuerda que los valencianos del Condado y del Reino zascandilearon entre cheyennes, kiowas y apaches mucho antes que los anglosajones. El catalanismo rehuye historias como la de Tranquilino y fray Joseph Marqués (aquel franciscano que viajaba con su india apache, la de generosas ubres, por California y hablando valenciano), prefiriendo biografías de aulladores colaboracionistas como Ovidi Monllor. Aunque nada tiene que ver con el pueblo o “Village of Los Lunas” del Condado de Valencia, ambos nos recuerdan inconscientemente el modismo“Mos quedem a la lluna de Valencia”; frase anterior a la epopeya de los Luna en el Oeste, pues Lope de Vega ya había usado la expresión “a la luna de Valencia” en “El anzuelo de Felisa” (a. 1617). La segunda documentación del modismo -no registrada por los estudiosos-, corresponde a Castillo Solórzano en “La fantasma de Valencia” (a. 1634), poniéndola en boca del lúcido Ruzafa: “Sufra pues, le ha dexado, sin paciencia, / en Valencia, a la luna de Valencia” (p. 294). La comedia está ambientada en la playa de Valencia la noche de San Juan, sensual escenario donde Cupido asaeta damas y caballeros del Reino, mientras en el sarao se mezclan el duque de Calabria, criados, esclavas moras, uno que se hace pasar por Don Quixote, otro que “canta con carraspera” y un “musicote de Sodoma”, afeminado, que es increpado agriamente: “hijo de puta, músico del cancerbero” (p. 203). En el Grao de Valencia, “en las noches de San Juan, todos despiertos están” (p. 205). Solorzano salpica sus comedias con citas a Mislata, Meliana, la plaça de la Olivera, etc.; pero castellaniza vocablos al ser obras pensadas para ser representadas por el Imperio. Mantiene voces como “carrer” o “murta”, pero el Micalet lo transforma en “Micalete”, respetando la denominación de “las bien labradas alquerías que el río Turia riega” (La vuelta del Ruiseñor, 1634); es decir; no las llamamasías, como hace la mafia catalanera. Nacido en Tordesillas, Solorzano no nos llama levantinos o catalanes, sino valencianos; y al Reino no lo degrada a País o Levante. En 1634 no podría existir un rector como Tomás Vert, que reniega del legado idiomático y acepta sumiso que el “vert” (presente en su apellido) lo sustituyan por “verd”, obedeciendo a Cataluña. Vaya espectáculo la de este rector Vert que, sin ton ni son, suelta lo de “a mes a mes”, locución adverbial catalana que en idioma valenciano equivale a“ademés”, aunque a Vert le avergüence: “ademés de pagar lo credencier” (Establiments de la sissa de la carn, 1659); “y es cert, perque ademés” (Ballester,: Ramellet, 1667); “ademés del vestit” (Falcés: Fiestas a San Juan de Mata, 1669);“ademés deste armament” (Ros: Romans dels peixcadors, 1752); “ademés dels groguets” (Galiana: Rondalla, 1768). Incluso lo hallamos en la prosa valenciana de Azorín:“ademés, tu saps molt be...” (Azorín: Valencia, Ed. Losada, p. 79).
Las novelas de Solorzano llevaban por el Imperio recuerdos del Reino, de forma que los Luna que vivían en el Río Grande podían leer “La vuelta del Ruiseñor” (a. 1634), título alusivo al romántico lugar de encuentro de Carlos y su amada en los jardines situados tras el Palacio Real de Valencia. Don Carlos era un Borja que regresa del Pirú (piruleros o peruleros eran los peruanos), adonde acompañó al virrey (p. 158). En una fiesta valenciana, cuenta Solorzano, unas jóvenes danzan vestidas con “vaqueros de lama (sic) de oro y plata” (p. 195), y el novelista -como un Mariñas cualquiera enumera familias valencianas: los Centelles, Marrades, Boyl, Borja, etc. Junto al prólogo figura una décima de Maluenda, poeta que seis años antes, en 1628, componía endechas“en idioma valenciano” y con ortografía moderna: “choguet de crestall / milacre de
sucre...”. En “La fantasma de Valencia” (femenino habitual en el XVII, “la fantasma, visión o espíritu”), el dramaturgo usa un vocablo que espoleaba a Joan Fuster:“rumfla de seis carrozas, / de alabardas, y de chuzos, / o Gran Duque de Calabria” (p. 211), y no se trata del valencianismo “rumflar”, presente en Roig (a. 1460). El de Sueca se excitaba ante cualquier fallo o despiste que le ayudará a masacrar la lengua valenciana o a sus usuarios, de ahí que su maldad le impulsara a escribir (para probar la inexistencia del poeta Mulet en el XVII), que: “voces como chuzos son históricamente inimaginables en el siglo XVII” (Fuster: Dec. p. 24). Solorzano ridiculiza al falangista de Sueca al describir el armamento de los soldados valencianos, que usaban chuzo; aunque los etimólogos catalanes y sus colegas tagamochis valencianos siguen ocultando la antigüedad de “chuço”. En otro artículo dábamos la cita de 1640 (“ab piques, chuços, espases”), pero para escarnio de Fuster, el IEC y su mascota (la AVL), hay anteriores: “prohibir també los chuços... per los molt homicidis” (Crida. Imp. Mey. any 1617). Al silenciar esta documentación que conocen, los de la academia de Ascensión podrán seguir engañando a los estudiantes valencianos, imponiendo el excremento catalán “xuixo” en lugar del valenciano chuço. En los siglos XVIII y XIX, pese al cuento de Almansa, nadie intentaba hacernos desaparecer como pueblo, y la lengua valenciana tenía lectores incluso en el Madrid borbónico, imprimiéndose obras como “Tercera part: seguix la honrada y crítica conversació entre Nelo y Quelo. Madrid. Imp. de Manuel González, año 1787”. Hoy, la mafia inmersora sustituiría “seguix” por “segueix”, “conversació” por “conversa”, Nelo por Nel·lo, etc. Un dato curioso para finalizar: los valencianos de Nuevo México, siguiendo los meandros del Río Grande hacia el norte, pueden asistir a una representación de Moros y Cristianos que se celebra todos los años en Chimayó, en el mes de julio. Aquí, los del Reino, presenciamos los domingos la aplaudida comedia protagonizada por la alcaldesa Nolla que, por el Valencia CF, mordería la yugular a un gorila; pero, esta Juana de Arco del balompié, es incapaz de levantar un dedito contra la catalanización que nos humilla, igual que San Zaplana y su peana Tarancón. Diario de Valencia 5 de Mayo de 2002
El idioma valenciano del socialismo
Por Ricardo García Moya
Antes de caer en brazos del expansionismo catalán, la izquierda usaba la lengua valenciana normal. Aparte de logros adverbiales como 'abanda' (a + banda), consolidado en el XIX: "Aixó ficau abanda" (Escrig: Dicc. 1887), y recogido por Fullana, (Voc. 1921); muchas de las voces nacidas en vida del socialismo eran extranjerismos. Así, el sustantivo 'estraperlo' derivaba de los empresarios del juego Strauss y Perlowitz (Strauss + Perlo = estraperlo), que anduvieron enredando por España en 1933; año en que los obreros se desplazaban en tranvía, otro neologismo que fue llamado 'tramway' en Italia, Francia, España y Sudamérica en los primeros años de su implantación, entre 1860 y 1880 (en Argentina, por ejemplo, circulaba el 'tramway' de la ciudad de Córdoba desde 1878). El anglicismo se fue acomodando hasta el actual 'tranvía' en valenciano, italiano (la tranvia) y castellano. En vasco, siguiendo la hizkuntzalaritza politika, es decir, la manipulación lingüística de huir del español, adoptaron 'tranbía'; y por igual deseo seleccionaron 'tramvia' Pompeu y sus mesnadas, pues ya Labernia documenta 'tranvía' en 1888 (ahora, Desenvolupament Camps nos infecta con la abreviatura TRAM francesa y catalana). En idioma valencia, a part dels amorals que s'oferien a Barcelona per quatre chavos llanderols, el proletariat y la burguesía mantenien la veu: "Está pasant el tranvia" (Fuster, L.: El nano de la falla, 1894); "Els dichosos tranvies" (Civera, Ricart: Els baches del mal camí,1912); "Circulasió de tranvies y autobusos" (Perís: La bolcheviqui. 1932);"He anat a pujar en el tranvía " (Ivars, Fray Andrés: Diari, 22 de juliol 1936). En los años 30, los dirigentes de Esquerra Valencianista fueron embaucados por el sueño de la Gran Cataluña, publicando junto a la cabecera de su nuevo periódico, 'El País Valencia', esta significativa frase del nazi catalán Rovira i Virgili: "Un home normal i sa esperit no pot tenir dues patries, en el sentí nacional d'aquest mot". La patria era Catalunya, y catalán el idioma; de ahí que colaboracionistas como Enric Valor atiborran sus páginas con los catalanes 'seva, amb, captaire, cotxe...'. No obstante, la publicidad impresa en el 'PV' y en el 'Avant' republicano ofrecía un idioma más auténtico: "Llixcau Nostra Novela", "Olimpia. Especialitat en cerveces. Esmerat servici", "Capitul de conferencies", "Colocació de cristals a domicili. Colón ,7", "Surtit de calces, calcetins i géneros de punt. Casa Gil, Ventes al per major i menor" . La publicidad incluía un cómic de la autoescuela Senent, con dibujos de Carboneras y bocadillos en valenciano: "A un llauro de Carcaixent / el fa bon chofer Senent. / En els dinés qu'aforrá, / un auto, Gori, comprá. / La primera vegá qu'ixia / feu una carnisería./ El seu epílec veent / el feu buscar a Senent. / En l'academia lograba / dependre molt sent tan faba...". (Avant, 13 setembre 1930). Mientras el socialismo de Valencia ciudad mutaba en ONG del fascismo expansionista catalán, en zonas alejadas persistía la coherencia lingüística; p.e., los socialistas de Elche editaban 'El Obrero', con dialogantes frases:"Los zulús del Congreso Cavernario de la calle Sagasta, vulgo Derecha Ilicitana, satánicos cavernícolas" (El Obrero, Elche, 5 de noviembre de 1933). La bilingüe publicación atizaba a curas, burgueses, capitalistas y maricones. El desprecio al homosexual que mostraba el poeta de la libertad Miquel Hernández, nacido a pocos kilómetros de Elche, aparece en"les aleluyes a un hidrofóbic faciste: Es un chic afeminat... / desicha este desgraciat / vore al alcalde penchat..." (El Obrero, Elche, 15 de julio de 1934).
Prototipo menos visceral de literatura socialista, sin abandonar la lucha de clases, lo tenemos en 'Del ambient campesí, entre tío y nebot´ (El Obrero, Elche, 16/4/1933), remedo del tradicional 'coloqui' donde, en lugar de chispeantes puyas, los interlocutores opinan sobre el capital y el trabajador:"¿Qué no fumem, tío Cheroni? ¡Ah, sí, fumem, qué carall!". El idioma valenciano de los socialistas de Elche, en 1933, mantenía el uso del neutro 'lo', grafías clásicas como 'faena' y el pronombre 'yo', la velarización sorda en 'vullc', etc.: "Yo treballe, sí, en lo meu; ¿faena?, la que vullc fer" . En 2004, los comisarios de Camps enseñan a los niños ilicitanos estas frases, pero en catalán: "Jo treballe, sí, en el meu; feina?, la que vull fer". Los matices morfológicos del valenciano eran defendidos por el marxismo ilicitano, incluido el morfema de género que nos diferencia de castellanos y catalanes, "¿Qué vosté es capitaliste?". El pedagógico diálogo está firmado por 'Un llauraor', anónimo que posiblemente pertenecería al ilicitano Amorós, autor de escritos similares. El idioma valenciano de Elche poseía y posee variables dialectales, como el plural del pronombre personal de cortesía 'vostens', de curiosa analogía con el de ciertos sustantivos cafens, ( vergens, cofrens, ordens, margens...). En el socialismo ilicitano no existían colaboracionistas catalaneros, por lo que escribían: "Hui apreten les dents els rics. Vorá, entonses, cóm se amaguen, y...¿quí hu pagará? ¡Vostens!" (El Obrero. 16/4/1933). En 1935 el socialismo en Elche mantenía su libertad respecto al expansionismo catalán. Poco antes del golpe franquista, Pere Cucarella publicaba 'Tú vorás' (El Obrero, 23/12/1935), con este idioma que hoy -los mismos socialistas-, dicen que lo ha inventado la caverna: "Els novios se sentaren, del atre, estos bon chicots no feen més, charrant y fense els guapos, eixe vullguera yo que ixquera, acudix a vore el teatro" . Frases de 1935 que, en catalán de la misma época, serían: "Els nuvis es van asseure, de l'altre, aquests minyons, amb xerradissa i fen-se els batallívols, aquest volgués jo que sortís, acudeix a veure al teatre". Al ilicitano Cucarella no se le arrugaba el capullo socialista por usar grafías modernas "( ascomensá"), junto a ancestrales sustantivos del mozarabismo valenciano: "Acabá el alboroque", equivalente a fiesta o agasajo ("alboroque", del árabe buruk). Fuera en morfología verbal acudix, ( batechar, vorás, se sentaren, servixen, yo sapia, patixques...) o en sustantivos, el socialismo ilicitano mantenía su independencia lingüística; incluso en Valencia ciudad se escapaban detalles morfológicos al control del comisariado catalanero. Así, pese a que el IEC ordenaba la preferencia de sustantivos acabados en 'ment' para alejarse del español, el semanario socialista todavía anunciaba la Associació Protectora de l'Ensenyança Valenciana (El P.V. 15/5/1935). Hoy, el fascismo catalanero impone el arcaísmo 'ensenyament' a los blandos valencianos. Por cierto, el pastoso catalán 'destinament' que musita una voz femenina en las estaciones de Rente no existe en valenciano. El sustantivo nuestro es 'destí', prohibido por nuestros míseros gobernantes. Diario de Valencia 27 de junio de 2004
Un "buch" en la arbolada mar léxica
Por Ricardo García Moya
Dicen que la voz buque, la cerveza y el "cagalaire" del Belén proceden de Cataluña. Mi enhorabuena por el ecológico acuclillado, perfecto símbolo del noble principado. Respecto al vocablo, aunque lo defienda el Dr. Corominas en su DCECH, todos saben que proviene del antiguo francés buck y sus parientes germánicos bauch, bukr, etc. Polisémica palabra a través de la historia, sirvió para designar el vientre, la colmena y el casco de las naves; aunque no navío o barco. Todavía en 1726, el Diccionario de Autoridades sólo conocía buque como equivalente al "cóncavo de la nave y su capacidad interior"; por lo que las lenguas románicas españolas no dispusieron del vocablo buch o buque, como sinónimo de "barco adecuado para empresas marítimas de importancia", hasta bien avanzado el XVIII. Así lo aceptábamos -igual que la cerveza neolítica y el cagalaire- hasta que la silueta del barroco buch que navegó por las aguas de la lengua valenciana despertó la duda. Alguien dirá que es invento de la Real Academia de Cultura Valenciana, pero creo que ningún miembro de la misma -incluso don Xavier Casp- vivía en 1687, año en que el poeta Ramón González escribía: "Quin encontre tan galà / mire entre el buch y la penya". Traducido, sería: "Qué encuentro tan galante / observo entre el buque y la peña". Los versos pertenecen a unas décimas "valencianas", en alusión a la lengua usada y no a que fueran distintas de las espinelas castellanas. La prosopopeya permite a este valenciano de Elche -como él declara- fingir una conversación entre el buch y la penya, de igual modo que Fray Luis de León y Quevedo hicieron hablar, respectivamente, al Tajo y a un mármol sepulcral. El poema trata sobre el jesuita Azpilicueta (conocido posteriormente como San Francisco Javier) y sus viajes por Ceilán y Japón en 1548; temerario derrotero que sólo un navío adecuado "para empresas marítimas de importancia" podría cumplir. Estos barcos serían llamados buques en las lenguas románicas españolas, aunque la valenciana se anticipó a todas en casi un siglo. El sustantivo buch aparece en el verso dos, y hasta el veinte no encontramos el sinónimo: "obedient li obri les portes / a la nau de par en par" (Sacro Monte Parnaso de las musas. Valencia 1687, p. 80). La peña o islote abre metafóricamente las puertas del mortal bajío, para que la nave o buque de Javier prosiga su rumbo evangelizador. Esta pronta aparición de buch como navío se encuentra acompañado por otros vocablos vetados por la inmersión. El poeta Ramón González nació en 1636 en Elche, ciudad cercana a las canteras de caliza metamórfica, cuya voz valenciana da en el libro. Las románicas peninsulares habían hecho sus particulares corrupciones de la latina marmor, desde el medieval márbol al definitivo mármol, siendo mabre la palabra singular valenciana: "en mabre escrita" (v. 24). Estas voces legitimadas por siglos de uso en el lenguaje culto -Ramón González no era pintor de abanicos, sino licenciado y latinistason despreciadas por los etimólogos castellanos y catalanes que, perdiendo estribos, llegan a tildar de falsarios a quienes documentan su existencia. En el DCECH, Corominas acusó al fallecido Llombart de mentiroso al "admitir palabras y acepciones inexistentes" como mabre en su diccionario valenciano.
En el libro de 1687 tenemos más voces inventadas -según la inmersión por Escrig y Llombart en 1887, o por la Real Academia Valenciana en 1997:"parlaré ab claritat"; "el que es guarda ha de velar, si vol alcançar vitoria"; "lo contrari obrí brecha"; "sense tregües"; "cada llum una flecha"; "cor sancer"; "com fabula"; "borró en lo paper"; "ab purea"; "este fet"; "no cego, que te vista"; "dos maneres"; "anar a pendre"; "dels Angels rachant":"a la placha arribá"; "en les conches"; "partixques peres"; "a colps"; "va llancar"; "fulles de cuadern"; "el destre cirujá"; "yo vullga fer"; "en aigua nadant"; "el chino os tanca les portes"; "es derretix plorant; "tota tempestat"; "el gagant"; "el Micalet"; "abre polit"; "triunfant contra el Infern"; "desparassen caravines"; "lo amparava Deu"; "en lo arenal", etc, etc. Léxico de trescientos once años de uso -por lo menos, pues la mayoría está documentado en el medievo y dice el Institut d'Estudis Catalans que es inventado o corrupto. Obedientes y a sueldo, el tercio de Cataluña enquistado en la Generalidad valenciana ha sustituido las anteriores palabras por arcaísmos y catalanismos impuestos por el IEC: claredat, vetllar, bretxa, treva, fletxa, sencer, faula, esborranc, puresa, aquest, cec, dues, prendre, ratxant, platja, conquillas, parteixques, cops, llencar, fulls, cirurgià, jo vulga, nedant, xinès, fonia, tempesta, gegant, Miquelet, triomf, carrabina, emparava, sorral, etc. Ahora, donde nació Ramón González, la Universidad de Elche catalanizada aba initio destruye la lengua centenaria. En los diccionarios de los niños ilicitanos, la locución ¡Habla cristiano! de los mesetarios ha sido sustituida por "¡Parla clar i català!" (Pasqual, V.: Diccionari GREGAL, Valencia). El tiempo en que los"buchs" del Reino surcaban desafiantes la arbolada mar léxica ha pasado. En diciembre de 1998 sólo hay "navilis" del IEC pagados con nuestros impuestos. Las Provincias 7 de Diciembre de 1998
Villancicos valencianos en el Alcázar Real
Por Ricardo García Moya
En esta Navidad, la troupe real no oirá villancicos en idioma valenciano; aunque las infantas los tarareen en catalán, vasco, inglés y, la reina, incluso en griego. La política del PP -anticipándose a los delirios de Carod-, ha logrado que los villancicos valencianos sean escritos en catalán; aunque hubo un tiempo en que nuestras autoridades no llegaban al entreguismo actual. En el XVII, cuando el villancico se afianza como parte de la liturgia navideña, en la capilla del madrileño Alcázar de los Austrias se escuchaba la lengua valenciana. La monarquía siempre dispuso de cortesanos que podían oficiar de interpretes: Honorato Juan, el Duque de Lerma o, en el presente caso, Antonio de Cardona y Borja, Marqués de Castelnovo, El enorme Alcázar se había convertido con Carlos II en una mezcla de casa de lenocinio y psiquiátrico, cuyo primer paciente era el infeliz monarca (una vegá mort, el mege a soles li trobá un ou y, ademes, chicotiu y negre com lo carbó). Aparte de la familia real, en sus laberínticas dependencias dormían, comían y copulaban (salvo los capones cantores) un hormiguero de frailes, soldados, esclavos, criadas, pintores, bufones, cortesanas y mayordomos como el valenciano Antonio de Cardona, autor de "Lo mejor, es lo mejor", una "fiesta que escribió para celebrar el día del nombre de la Reyna Madre D. Mariana" (Bib. Nac, año 1682) La representación fue ante Carlitos y Mariana en el Salón del Alcázar, siendo aliviada la pesadez del argumento con saínetes como La Ronda de Palacio, donde mujeres disfrazadas de hombres "con capas, sombreros y linternas" rondaban el Alcázar ante las acechanzas de los Celos, "un manchego, gran animal", el Descuido, etc. El propio Antonio de Cardona sufrió las intrigas del cortesano que, burlescamente, garrapateó glosas que modificaron el título en "Lo peor, es lo peor"; y donde decía "fiesta" anadió: "en essa es mucho que decir"; sustituyendo el título de Mayordomo del Rey por "ligereza"; y "de su Consejo", por su "locura". Dejando el análisis de lo anterior para académicos zen (que copian errores de Pasqualet de Kassel), pasamos a una duda: ¿Fue Cardona autor de alguno de los villancicos en idioma valenciano que se cantaban en el Alcázar Real? Puede, pero después de fallecido Cardona seguían cantándose ante Carlos II. Así, en "Villancicos que se han de cantar en la Real Capilla de su Majestad la Noche de Navidad, de este año MDCXCVI", hallamos versos en gallego: "En Galicia han festeixiado / vosas muytas atenzones..."; italiano: "Italia di mondo fíore... "; y"valenciano: Si eres Deu de los amors, / en el pobre lloc inquiet, / pera que en foc estés quiet / llit dona el Regne dels flors; / y si acás alguns traydors / es mostraren atrevits, / anirem aunque pobrets / carregats de pistolets / en més de dosens vandits" (Bib.Nac. V E. 88, £.12 ). La presencia de descuidos léxicos ("aunque"), ortográficos ("vandits"), o de concordancia ("dels flors"), quizá señale la ausencia de valencianos en la revisión del texto, pues los cantados en la misma capilla en años anteriores mostraban más corrección. En los de 1688 leemos:"En un pesebre gitat está un Chiquet, que ha vengut / com foc, desplegat de els nuvols / entre els copos do la llum \" con vocablos emblemáticos del idioma valenciano:"pesebre, chiquet, copos" ("cops", alterada en bisílaba por métrica); voces que un catalanero como Juli Esteve, p.e., sustituiría por "gripia, nen i flocs" (en el diari del Muelas escrigué "Floquet", aludint a "Copet de Neu") El idioma valenciano diferencia entre "cop: mechón de lana, algodón, porciones de nieve" (Escrig, 1887); y "floch: lazo; lo mismo
que llaç. Género de pasamano tejido con hilos, floch del faldó de la camisa" (Escrig, 1887); y así consta en la literatura valenciana:"d'estes lligacames / flocs se fasa atra sabata" (Bernat: Pasqualo y Visanteta, 1861); "fila la vella el cop" (Galiana: Rond. 1768); "de neu esta copadet" (Pintura en ecos a una Bernarda, 1823);"cop: porción de nieve que cae en pedazos pequeños cuando nieva"(Ros: Dice. 1764). En ocasiones, la dificultad de que el pueblo identificara en una estrofa de tres o cuatro versos a qué idioma pertenecían, la resolvían mediante el recurso de vocablos equivalentes a banderas morfoléxicas. En el villancico de 1688, la estrofa en idioma valenciano está precedida por la cantada en mallorquín, que empieza y finaliza con las voces onomatopéyicas "estompiromtom, tompiromtom, piromtom", que sonarían bien a en morros de la abuela colaboracionista M del Mar Bonet, si cantara en mallorquín. Sabiamente, el autor añadió voces como "pastera" y "recolat", que no son lo que interpretaríamos nosotros, pues "pastera" podía significar portal o capilla, y también el valenciano "gamella, especie de artesa" (Escrig, 1887) Respecto a "recolat", es un adjetivo mallorquín equivalente al valenciano "perfet", vocablo patrimonial: "home perfet" (Pou:Thesaurus, 1575); "arcaduf de or perfet" (Pintura en ecos, 1823); "perfets rellonges" (Pineda: Sentencia, 1561);"llimits perfets" (Fenollar: Procés, 1497). Distinto al "perfecte" de la inmersión. Cataluña prohibe el valenciano "cop" (de nieve o algodón), para evitar anfibología con el catalán "cop" (golpe), problema que no afecta al idioma valenciano, pues mantenemos el clásico "colp" (latín "colupus") El catalán "cop" (golpe) es corrupción del XIX y, diariamente, nos están envenenando con voces como esta o la asquerosa "represa", que hace babear al tío del fútbol de Canal 9, siendo voz catalana del 1840; no valenciana. Somos los pardillos del saínete. Nos han hecho creer que toda singularidad del idioma valenciano era "pera fer riure" (Sanchis Guarner dixit), Por ejemplo, Corominas constató que en idioma valenciano se escribía y se pronunciaba"quant" (cuando), con 't' fínal; y ponía el ejemplo de Jaume Roig en 1460. Pero todos, inocentemente, obedecimos al IEC y suprimimos la dental sorda para evitar confusión con "quant" (cuanto). La creación de léxico, fluida hasta el XIX, se ha paralizado en idioma valenciano por la tenaza del IEC. Nosotros, por ejemplo, aplicaríamos el adjetivo "barilla" (imprevisible + demente + gracioso), al comportamiento de Carlos II, pero ningún diccionario se atreve a recogerlo, aunque hace un siglo que está generalizado ¿Procede de varius, vara o baralla? ¿Usamos bilabial para diferenciarlo morfológica y semánticamente? Por desgracia, la academia de Ascensión mata todo neologismo que no guste a su amo: el IEC. Respecto a la Navidad, en 1734 Felipe de Borbón no celebró la Nochebuena en la Capilla Real, donde tantas veces se escucharon villancicos en lengua valenciana. A la madrugada, el fuego devoró el Alcázar, incluida la Capilla. Los Borbones abandonaron la tradición comenzando unIII distanciamiento que llega hasta nuestros días.del Unvillancico detalle esvalenciano, que, si el poderoso Felipe de Austria se casó en Valencia, los Borbones siempre rechazaron el Reino para sus bodas. Otras ciudades -Madrid, Barcelona, Sevilla- marginarían a Valencia. De veres, casi preferixc al barilla Carlos II, el del ou negre, a estos d'ara. Bones Festes, y no tasten torró cátala ni manchec; a soles el valenciá de Xixona. Diario de Valencia 21 de diciembre de 2003
¿Y qué es un gripau? Por Ricardo García Moya
Me ha vuelto a suceder. Escuchaba la Novena de Beethoven con la misma estupefacción que cuando era estudiante. El placer estético de los primeros tiempos sólo fueron alterados por el recuerdo de Luis, que, linterna en mano, seguía la partitura del músico de Bonn en los conciertos que la Orquesta de Valencia ofrecía en el Principal. Tendríamos unos 18 ó 20 años, y Luis ya poseía una desbordante sensibilidad estética. La segunda interferencia, desagradable, llegó con el quinto movimiento y la fantasmal imagen de un Miguel Ríos que, armado de guitarra eléctrica, acudía a mi mente y destrozaba la "Oda a la alegría" con su versión de chiringuito playero. De modo similar, los estudiantes valencianos jamás borrarán de su cerebro la inmersión que sufren desde la guardería, y que les incrusta incluso falsos nombres de batracios. En idioma valenciano está documentada la voz sapo desde la Edad Media, incluso Corominas supone que pudo ser mozarabismo la aparición en nuestro Reino de este vocablo de enigmático srcen. De manera ininterrumpida fue usado el sustantivo por escritores y gramáticos, hasta la prohibición de la lengua valenciana en nuestros días. Cuando Onofre Pou redactó en Valencia su lexicón, publicado en 1575, citaba al"sapo de aygua" (sin el chusco apóstrofo dieciochesco) y el"sapo de romaguera" o de zarzal. Siglos más tarde, en 1887, Escrig y Lombart incluían la voz"sapo" en el léxico valenciano, igual que Fullana en su vocabulario de 1921, y la RACV en el Diccionari publicado por LAS PROVINCIAS en 1997. Los torpes movimientos del bichejo, su panza y ojos saltones propiciaron el uso metafórico, "Este chicón pareix un sapot", "té pancha de sapo", etcétera, En las villas del Reino, donde todo el mundo arrastraba un apodo, existían familias de "Granotes, Caragols, Fardachos, Sapos...". El canónigo Bertomeu Tormo, nacido en 1718 en Albayda, nos dejó una hilarante Gatomaquia valenciana con "els mots" de sus vecinos, entre los que no podía faltar"el Sapo" (p. 55). Los de la Gran Enciclopedia Catalana -conociendo nuestra indefensión- se han apropiado de la Gatomaquia valenciana, propagando que está escrita en un catalán con solecismos. No han reparado que los supuestos solecismos son respecto a la lengua del Condado, no respecto al valenciano. El canónigo Tormo construía correctamente: "es trobá en lo Canal de Alcoy" (p. 22); "estás, en lo que has dit, molt enganyat" (p. 36). Respecto al léxico, valga esta muestra: inglesos (no anglesos), destrea (no destresa), atra (no altra), fret (no fred), ralles (no ratllas), lleal (no lleial), bigots (no bigotis), melich (no llombrigol), otony (no tardor), formage (no formatge), enfermería (no infermeria), mentires (no mentidas), condenat, ahon, admitix, melancolia, cosquerelletes, etcétera. Hemos comprobado que mossen Tormo usaba en lengua valenciana el sustantivo "sapo", igual que Onofre Pou, Escrig, Llombart, Fullana, Miedes y la Real Academia Valenciana, siguiendo la tradición léxica medieval. Pues bien, con la llegada de la dictadura del Institut d'Estudis Catalans, esta voz ha sido prohibida por nuestras autoridades en todo el Reino. En los diccionarios usados por nuestros hijos sólo aparece el vocablo catalán "gripau". Busquen, hojeen, quémense las cejas y el cerebelo, pero no
hallarán la valencianísima palabra"sapo", a la que han dado el paseíllo los comisarios del idioma "culte" (cult, en valencià). La primera que ha lanzado el sí de complacencia para suprimir la voz"sapo" fue la Generalidad, con su falso diccionario valenciano encargado a Bromera, empresa dedicada a la implantación del catalanismo. En él sólo aparece el bárbaro "gripau" de allende el Cenia. Pero, como son tan eficaces nuestras autoridades, han provocado que la tradicional peste de gripaus catalanes invada los centros de enseñanza del Reino. Como todos los cursos, editados con esmero, los cuadernos Gripau de gramática catalana han llegado a miles a los institutos en este primer mes de 1999. La CAM y la Generalidad, instituciones que los financian, han permitido que los Gripau de este año luzcan color en sus cubiertas. Regalar este lujoso cuaderno era la forma más eficaz para que la voz catalana gripau inexistente en idioma valenciano- quede grabada en el cerebro de nuestros hijos, sustituyendo a la tradicional "sapo". En ellos, aparece el dichoso batracio sonriendo y saludando con la chistera a sus víctimas valencianas. A estas actividades van a parar los millones de euros destinados a "defender el valenciano". Cuando servidor escucha a Beethoven se le aparece Luis Massoni con la linterna o Miguel Ríos destrozando a Schiller; pero a cientos de miles de estudiantes que ahora sufren la inmersión catalanera se les aparecerá, cuando vean un sapo, el gripau catalán con chistera y pajarita que nuestra Generalidad remacha en su mente. Se burlan de nosotros, y ninguna autoridad alzará la voz contra los sapos que nos obliga a tragar la mafia catalanera. Las Provincias 24 de Enero de 1999
"Xuflas de Alboraya" y "cloïses amb patates" de Gandía Por Ricardo García Moya
La historia que sigue es un homenaje a los ayuntamientos -como los de Alboraya y Gandía- que, con gran sacrificio (del contribuyente), extienden por nuestro neolítico Reino la culta lengua del principado sin príncipe. Hace poco, en la biblioteca de la Universidad Central de Barcelona (allí donde está cercado el doctor Blecua, catedrático de lengua española) consulté el "Diccionari de barbarismes" (Barcelona , 1987) más utilizado por los estudiantes catalanes. Su autora, Isabel Gimeno, siguiendo al IEC catalogaba como bárbaras a muchas palabras srcinarias del sur del Cenia, como el sustantivo chufa. Y tenía razón, ya que el diminuto tubérculo "cyperus" se escribe y pronunciachufa en otra lengua: la valenciana. Los dos idiomas han hecho corte de mangas a la etimología y al nombre que la taxonomía botánica endosó al vegetal. Por el barcelonés Pla de la Boquería podemos saborear horchata de xuflas ofrecida por xuflaires; pero nadie pedirá al camarero una horchata de "cyperus esculentus". En otro "Vocabulari de barbarismes" (el de Aureli Cortiella, prologado por el Institut d'Estudis Catalans) repiten que las formas correctas son xufla y xuflaire. Pero, pensándolo bien ¿quién es el Institut d'Estudis Catalans para enjuiciar el léxico nacido en Alboraya y tildarlo de bárbaro? Lo chocante es que carecen de argumentos lingüísticos para prohibir las voces chufa, chufes y chufers. Además, la herencia idiomática y la documentación existente suman más autoridad que la del politizado IEC y las universidades de Eliseu Climent. Examinemos, por ejemplo, el testimonio de tres notables gramáticos anteriores a la lucha idiomática: el castellano Sebastián de Covarrubias, nacido en Toledo el año 1539; el catalán Onofre Pou, nacido en Gerona hacia el 1550; y el valenciano de Oliva don Gregorio Mayans y Siscar, nacido en 1699. Covarrubias, en 1611, defendía en su "Tesoro de la lengua española" que"chufa" era palabra valenciana. En el siglo anterior, era 1575, el catalán Onofre Pou incluía el plural "chufes", con CH, en su Thesaurus Puerilis. El gerundense -alumno de la Universidad de la Virgen de la Sapiencia de Valencia- fue doctor en artes y catedrático de filosofía en la Universidad de Perpiñán. Suobra la reeditaron en Barcelona, Perpiñán yValencia, incluyendo siempre el nombre de aquel tubérculo que en la Universidad de Valencia (donde estaba Palmireno) denominaban"chufes". De igual modo, el mayor erudito del siglo XVIII, Mayans y Siscar, recordaba que"chufa" era un valencianismo incorporado al castellano (Orig. de la L. Esp.). Hasta Corominas -cosa rara- sugiere que "chufes" es una evolución del latín "cyperus" a través del mozárabe. Respecto al símbolo de Alboraya, la"horchata de chufes", tampoco parece barbarismo escribir "horchata" con H. Así lo consideraba el P. Fullana, conocedor de su lejano étimo latino "hordeata", con H. Respecto a la CH de horchata, todavía merece mayor respeto al ser herencia del "mozárabe valenciano", según apunta el etimólogo catalán Corominas.
No sabemos el tiempo que tardará el Consistorio de Alboraya en sustituir chufes por xuflas. De momento -en barcelonés- convoca jornadas deportivas para el 29 de noviembre: "espor amb altres joves d'Alboraia". No como escribimos los bárbaros y Fullana: "depor en atres jovens d'Alboraya". Está claro que el "cyperus esculentus" no tiene otra de- nominación en idioma valenciano que chufa, con plural "chufes". Y los que cultivan el tubérculo entre los baladres del Carraixet que pintó Sorolla no son payeses "xuflaires", sino "llauraors chufers". Otro adalid de la inmersión es el Ayuntamiento de la chipiritifláutica Pepa Frau, siempre dispuesta a financiar mogollones cuatribarreros a costa del contribuyente. Valga de ejemplo el libro sobre cocina gandiense (?) en que -para agradar a la rumbosa alcaldesa- hablan de País Valencià y Corona Catalana con prosa de perlas sardaneras: "mongetes petites, escalivada, sota, amb, mica, patates, avui, brou i ceba petita amb cloïses" (Els fideus. Amb ajuda de l'Ajuntament de Gandia, 1995). El libro financiado por Pepa Frau (perdón, por los paganos de Gandía) en catalán puro nada de bárbaros valencianismos- hace propaganda de la cocina catalana y del restaurante "Parellada de la gandiense calle Argenteria de Barcelona; del "Can Roca" de la gandiense Girona, y del situado en el gandiense Paseo Marítimo de Eivissa. Mientras aquí tiramos piedras y pedreños sobre nuestro patrimonio, otras regiones como la asturiana defienden con uñas y dientes su mínima personalidad lingüística editando obras como el "Diccionariu Asturianu-Castellanu" (Oviedo, 1996). Por si teníamos poco con la chipiritifláutica, ahora nos atacan ciegamente desde Madrid. La ONCE ha inundado los centros de enseñanza valencianos con la convocatoria del Concurso Escolar ONCE 1997 en "Catalá, Euscara, Galego y Castellano". De ahí que se dirijan a los niños valencianos diciéndoles que "els sigui més còmode, trucant avui al Concurs. Comptem amb la seva participació". Las Provincias 20 de Noviembre de 1996
g MOSSARABISME
www.idiomavalencia.com
El mozárabe de cada día
Por Ricardo García Moya
El catalanismo propaga que la carencia de textos en romance valenciano de los siglos XI o XII es algo que demuestra la inexistencia del mismo. ¡Qué graciosos son! Olvidan que el Reino estaba ocupado militar y culturalmente por islámicos, siendo el árabe la lengua que ahora llamaríamos oficial; sólo las tímidas jarchas y algún documento diplomático transgredían la regla. Tiempos de hambre y espada, el papel era rareza oriental y los mozárabes bastante hacían con subsistir. Incluso en la zona cristiana, donde el castellano era la lengua vehicular y el latín la diplomática, científica y eclesiástica, un idioma vivo como el vasco apenas dejó testimonio escrito antes del año 1517. Del mozárabe anterior al 1238 quedan huellas que la inmersión trata de camuflar o sustituir. En la academia catalana Canal 9, fingiendo naturalidad, repiten machaconamente los castellanismos catalaneros robatori, robar; despreciandofurt, furtar. No es casual, todo está programado. Según Corominas: “furt es antiguo, genuino y, sin ninguna duda, heredado del mozárabe del Reino de Valencia; del latín furtum, robo, derivado de fur, ladrón” (DELLC); y añade esta puntualización:“en el Reino de Valencia, ya al fin del siglo XIV el viejo mozarabismo se abría paso en el uso común” (ibid.). El etimólogo sitúa entre 1380 y 1400 el triunfo del viejo mozarabismo valenciano factor que explica la derrota de formas provenzales que perdurarían en el romance catalán hasta la influencia de los clásicos valencianos. También surgieron pequeñas diferencias sintácticas entre las neolatinas hispánicas; p.e. en el uso de pronombres átonos, a la construcción valenciana“li la dona” se opondría la castellana “se la dona” (arcaísmo verbal), y la catalana “la hi dona” (Lleal,C..La formación de las lenguas, Barcelona 1990). De igual modo, las traducciones ponían veto a vocablos considerados bárbaros. Fray Antoni Canals, consciente de la diferenciación lingüística tras vivir y estudiar en Lérida y Barcelona, prescinde de la voz ‘gayre’ (con ‘y’ en el siglo XIV) como valenciana, usando en su lugar molt y prou. Un siglo después, en el primer diccionario impreso en España, ya no se la considera ni arcaísmo adjetival o adverbial valenciano, adoptando en su lugarmolt y prou (Libera. 1489). Hacia el 1390, con la fusión del antiguo mozárabe (Corominas dixit) y la creación de léxico y morfosintaxis valencianos, nuestros antepasados construían su propio idioma. El citado Antoni Canals ya cincelaba sustantivos abstractos con la terminación actual: “a vostra altea” (Trad. Valeri Máxim, a. 1393), oponiendo a los castellanos altesa i bellesa los valencianos altea y bellea. También utilizaba el clásico pronombre“yo” (no el catalán jo, que tanto gusta al DV en el Parle Vosté), y mantiene el culto adverbio “hui”, no el avui catalán. Esta “secesión” idiomática no acaecía el 2001 promovida por una columna de tías marías, el GAV o UV; sino en el 1390, auspiciada por latinistas valencianos que no vivían del parasitismo institucional. Nuestro idioma ha seguido creando léxico y acepciones singulares que, en algún caso, enlazaban con el viejo mozárabe. En el vituperado siglo XIX hallamos neologismos distanciados semántica y morfológicamente del étimo medieval: furgadents, furgaestores, furgastillo, furgadura, furgaorelles, etc. Algunos los recogió Escrig
(1851), y Corominas los analizó; p.e., de furgamander destaca que es “derivat de l‘equivalència mossárab de furgament” (DELLC). Lamentablemente, desde la ocupación catalanera del Reino, está prohibida crear léxico sin permiso de nuestros amos del Institut d´Estudis Catalans. La Generalidad está espongiforme por priones culturales que mutan lo valenciano en catalán. En la Universidad engordan los más activos: p.e., el mallorquín Roselló, experto en apóstrofos y colaborador de la Historia de la Marina Catalana (Ed. Eliseu Climent), donde las galeras y atarazanas del Reino figuran como catalanas. Otro es el prodigioso Herr G. Hauf, que hizo hablar en castellano a los malos y en catalán a los buenos; su última hazaña ha sido catalanizar el manuscrito Speculum Animae de Isabel de Villena. Entre la peonada indigena destaca Martí Mestre, doctor Caníbal que devora ches y normalitza hasta el nombre de escritores como Melchor Fuster en politizados ensayos donde repite una y otra vez que “Melcior Fuster usà el català” (A sol pots, 1995). También culebrea el gudari Mikel de Epalza, con su traducción del Corán al catalán, rememorando que en el siglo XIV el rey Pedro IV encargó otra “traducció catalana”(?) del Corán (Epalza; Avui,13-II-01). Por favor, señor Micalet d´Epalsa, no cuente chistes malos. Jamás pidió este rey una traducción al “catalá” del Corán o del Zendavesta. De todas formas, ¿Podría decir en qué archivo está depositado el documento? No le pedimos un texto mozárabe, sino de la época en que los valencianos ya habían introducido el papel en el condado de Cataluña. Eskerrik asko, señor Micalet. A mayor altura está Juan y Medio. Entre risas enlatadas, los niños se aplastan el cráneo contra el suelo (risas), magrea a la negrita (risas), y le dice: “No tienes paquete” (risas), “no eres negra, eres un lunar” (risas). Historiador y medio, explica que en tiempo de los Reyes Católicos no existía España, “sólo se sentían catalanes, gallegos...”, aunque no cita a los valencianos. En el 1500, por lo visto, no existía ni el Reino de Valencia ni España ¡pero sí Cataluña.! (Canal 9, 14-2-2001) El doctor y medio explica que “sólo en el siglo XVIII aparece lo de llamarse españoles”.¡Qué raro! El catalán Carbonell escribió “Croniques de Espanya” en tiempos de los citados reyes; y los valencianos, gallegos, vascos y catalanes que conquistan Italia son llamados y se llaman a sí mismos españoles. Quienes reinaban en 1500 no eran arzallus o pujoles, sino Isabel y Fernando. Volviendo a los mozárabes. Hay una arriesgada teoría de Tovar por la que boniato y moniato vendrían de un mozarabismo de srcen griego. Hay dudas, pero lo cierto es que en idioma valenciano tenemos una expresión apropiada para quien dice disparates: “Eixe chicot es un moniato”. Y si los dice con malasombra,Moniato y Mig. Diario de Valencia 25 de Febrero de 2001
Ahora le toca a S. Pedro Pasqual Por Ricardo García Moya
Lo devoran todo y a todos. Ahora le ha llegado el turno a Pedro Pasqual, prejaimino pesadilla de filólogos integristas. El ataque lo ha desencadenado una revista religiosa en un monográfico dedicado a negar la existencia de mozárabes valencianos y el consiguiente romance autóctono antes de 1238. En tono burlesco, Jaume Riera i Sans, secretario, del Archivo de la Corona de Aragón, afirma que S.Pedro Pasqual fue un "invento" del siglo XVII y -desde la pedantería soez- desprecia a los valencianos que
"les falta la luz de la inteligencia y propagan tales disparates históricos" (p. 35). Pero oculta datos. No dice que en la Biblioteca. de la Universidad de Barcelona -tres paradas de Metro de su lugar de trabajo- se halla el manuscrito "Sant Pere Pasqual". Disputa del bisbe de Jaen contra los jueus", fechado en el siglo XV; o que Iván de la Presentación testifica la existencia en poder del obispo de Tortosa de una copia de "la Biblia Pequeña, escrita por S. Pedro Pasqual en lengua materna de los valencianos en 1290" (El Machabeo. Madrid, 1671, p. 51 ). Y él sabe que la persistencia del mozarabismo está documentada por textos como el siguiente: "No sólo en España, pues en la misma Africa, en tiempos de Fernando III y en el de Juan I, se hallaron en la ciudad de Marruecos, christianos que en la antigua religión de sus padres vivían (....) y lo mismo se hallaron en la ciudad de Túnez ahora en nuestros días, cuando el emperador Don Carlos conquistó aquel reyno de Barbarroja" (Garibay, E.: Los cuarenta libros. Barcelona 1628, p. 325). Es decir, si hacia 1540 sobrevivían en Túnez - crisol de integrismos islámicos, de donde partían en Guerra Santa contra la península- colectivos similares a los mozárabes valencianos ¿por qué tuvieron que desaparecer en el Reino? Si la fuente anterior no convence a los inmersores de la revista, podrían darse una vuelta por Egipto -subvenciones les sobran- y constatar la presencia de los cristianos del Nilo; o al patriarca Chenonda celebrando misa en la catedral de El Cairo. Son reliquia viva del Egipto preislámico, con tradiciones y ritos que ni los turcos medievales o el terrorismo fundamentalista logró destruir. Los mozárabes valencianos que acudían a San Vicent de la Roqueta no serían tratados con mayor rigor que los egipcios. En 1995, en la parte antigua de El Cairo los fieles de la iglesia de El-Moallah siguen impertérritos con su calendario juliano y la doctrina del monofisismo. Fray Diego Aedo pudo observar en Argel, hacia 1600, que"los moros Azuagos y sus mujeres y sus hijos suelen traer una cruz tallada en la carne, en la mano derecha. Quedóles esta costumbre desde el tiempo de los vándalos, los quales, para conocer que éran Christianos, mandaban que todos andasen señalados con la cruz (...) ellos dicen que la traen porque son descendientes de christianos antiguos" (Aedo, D.: Topographia de Argel. Valladolid, 1612, f.8). Estos moros -que en 1600 llevaban con orgullo la cruz, ocupaban en Argel un barrio de cien casas. El cristianismo pervivió en los territorios controlados por el islam. Otra prueba: en abril de 1510 visitaron Valencia ocho frailes etíopes; venían de Roma"de dar obediencia al Pontífice y celebraron en el convento de Predicadores de Valencia la Misa Mayor y procesión" (Urreta, L.: Historia. Valencia, 1610, p. 606). Otro monje negro que visitó el Reino un siglo después -hospedándose en el Convento de Predicadores- traía
documentos en lengua etiópica con detalles sobre la liturgia y ritos, como"ponerse tres puntos en la frente cuando se bautizaban los etíopes" (p. 483). La redacción de la revista, empeñada en catalanizar a los valencianos y aniquilar obstáculos como San Pedro Pasqual, invita al lector a"degustar amb fruïció" (p.3) su cacería de mozárabes a cargo de expertos como el citado Jaume Riera i Sans, que -con soberbia- se burla de los dos cronistas valencianos y sugiere al lector que lea sus obras "si quiere sentir compasión de su analfabetismo" (p. 35). Para Sans, los que se oponen a su tesis son mentirosos o estúpidos. Pues lo siento, pero me fío más de las noticias que en 1671 transmitía Baltasar Sapena, pues ¿cómo iba a falsear que en "la capilla mayor de la iglesia de los Mártires de Granada, a la parte del Evangelio" aparecía grabado en piedra junto a los nombres de otros religiosos el de "F. Petri Paschasi.i Valentini Gienensis Episcopi"?; o que en el "Convento de Religiosos Mercedarios en Xerez de la Frontera" tenían pinturas y esculturas con la inscripción "Fr. Petrus Paschasius de Valentia" (Sapena, B.: La cándida flor. Valencia 1671, p. 23) . Son datos silenciados por Riera. Las Provincias 20 de Diciembre de 1995
Curt de Saskatchewan
Por Ricardo García Moya
Igual que Millikin en Illinois, por la universidad de Saskatchewan (Canadá) retoza Curt Wittin, autor de “Los catalanismos en la traducción castellana de la versión catalana del libro de Valerio Máximo” (Estudios de lingüística, 1998). El laberíntico título alude, faltaría más, a la traducción valenciana acabada por fray Antoni Canals en 1395. El canadiense, imitador de Gulsoy y Germá Colón, degrada el perfil intelectual del dominico valenciano al afirmar que “Canals no era un humanista”, repitiendo la rancia consigna del Institut d’Estudis Catalans y la Gran Enciclopedia Catalana. Quieren encasillar a Canals como fraile garbancero, insensible al contenido de los textos clásicos que traducía. ¿Para qué? Está claro. La distinción entre lengua valenciana y catalana establecida por Canals en 1395 sería fruto de la ignorancia del dominico, al “no ser un humanista" consciente del valor de los conceptos. No nos engaña Curt. El universo humanístico delimitado por Dante y Erasmo abergaba pintores, filósofos, mecenas, arquitectos y, como nuestro Canals, traductores que facilitaron el conocimiento de la cultura clásica a los que no sabían latín y griego. Fray Antoni Canals se anticipa en medio siglo a un Marsilio Ficino que traduce a Platón para establecer paralelismos entre su pensamiento y el cristianismo; propósito idéntico al esgrimido por Canals para llevar al idioma valenciano a Séneca, Tito Livio y Valerio Máximo. Lo que escuece al fascismo catalanero es que Canals testificara la existencia de frontera idiomática entre las lenguas valenciana y catalana en el lejano 1395; cuando no existía -según la inmersión- secesionismo. La traducción en “llengua materna valenciana” fue encargada por Jaime de Aragón, obispo de Valencia, insatisfecho con la realizada “en llengua catalana”. Al trasladar el texto latino, Canals tuvo que buscar recursos lingüísticos de la lengua nacional valenciana, algo que no ofrecía la caótica lengua catalana plagada de provenzalismos léxicos y arcaísmos sintácticos. Canals introduce por vez primera en una lengua peninsular un caudal riquísimo de voces sobre mitología, latinismos glosados y nombres propios con comentarios etimológicos. La lengua se enriquece y surgen neologismos como el sustantivo “imbecilitat”, que Canals -anticipándose al gallego, catalán y castellano- incorpora a la lengua valenciana en 1395. El hecho de que Jaime de Aragón remitiera una copia a los consellers de Barcelona, pese a que tenían otra en catalán, confirma que el valenciano era paradigma de lengua culta en la Corona de Aragón. La traducción valenciana se convirtió en modelo para humanistas catalanes y castellanos, como Juan Alfonso de Zamora en 1418. Al ser lenguas hermanas, hasta Curt de Saskatchewan entiende que “Juan Alfonso podía calcar (en castellano) la sintaxis del srcinal” (p.455). Es decir, en 1400 era el léxico lo que diferenciaba el valenciano del castellano y catalán. Curt también se percata de que las voces neolatinas hispánicas eran similares, salvo mínimas variables morfológicas: “Asimismo, Alonso de Zamora encontró casi siempre alguna palabra castellana congénere de la voz usada por Canals” (ib). Los humanistas como Canals propiciaron que la lengua valenciana poseyera voces del mundo clásico que en otras lenguas -como la catalana- se incorporarían posteriormente. Así, el sustantivo “pigmeu” se anticipa en textos literarios valencianos; p.e., en poesías satíricas como el “Somi del Infern” de Morlá:“Deu jagants y sis pigmeus” (v.68). Dueño de los recursos del idioma, Morlá usaba el patrimonial diminutivo, “els jagants y
pigmeguets” (v.87 ), ambientando el sueño infernal con los mitológicos enanos que molestaron a la diosa Hera, fueron citados en la Iliada y lucharon contra las cigüeñas. De igual modo, la campiña mitología adquiría color con los selváticos faunos, sustantivo documentado en catalán en 1839 (Corominas); siglos antes, por la literatura valenciana correteaban los impúdicos semidioses en octosílabos que Mulet, en 1645, dedicaba a la pobre Maciana:“Visions de tots los diables, faunos, tigres... ” (v.530); “y may a somiat faunos, dragons...” (v.538) Nuestros antepasados no jadearon tras los filólogos castellanos o catalanes suplicando autorización para incorporar tal adjetivo o sustantivo, sino que los modelaban partiendo de las lenguas clásicas; aunque no siempre fueran voces sublimes. Así, Canals usa por vez primera en un texto literario el escatológico orinal “orinal ( ple de orina”). El dominico también fue el primero en usar en una lengua peninsular la voz “pedagog”, que daría “pedagoc” en valenciano moderno. Canals recurría a latinismos cuando no hallaba en valenciano voces idóneas, actitud opuesta a la de los filólogos catalaneros, que no dudan en arrinconar voces genuinas, como Morvedre. Desde el siglo XII existe documentación que informa de la evolución de las diversas grafías mozárabes del topónimo (Murus veteri, Murum Vetus, Murvedre, etc.). Antes de 1238 los valencianos que vivían en el área de la heroica villa crearon este topónimo, que no significaba el olvido del Sagunto histórico. Jaume Roig escribe: “huy dit Morvedre”, en 1460; y así fue hasta la inmersión, pues el nombre mozárabe fue respetado por los botiflers (en 1793 publicaba Enrique Palos la “Disertación sobre el teatro y circo de Sagunto, ahora villa de Murviedro”). En el franquismo, el Institut d’Estudis Catalans prohibió el topónimo Morvedre, sustituyéndolo por el latinismo castellano Sagunto o Sagunt. A los colaboracionistas Fuster y Guarner no les interesaba la huella del mozarabismo idiomático valenciano. Pueden hacer y deshacer a placer. Analicen la malicia intelectual que exhibe Corominas en su ensalzado diccionario etimológico: “el valenciano Joanot Martorell afirma en 1437 que en catalán lo conocían ya hasta los muchachitos” (DCECH, tomo IV, Gredos, 1989, p.634) ¡Pobre Martorell! Ante esta falsedad cabe una duda: Si es punible plagiar textos sin citar al autor ¿no será más delito atribuirle una opinión falsa o un juicio inexistente? Lástima que a nuestras autoridades sólo les preocupe defender las señas de identidad de Cataluña y, por el contrario, ofrezcan subvención a los que destruyen las valencianas, como es el caso de Curt de Saskatchewan. Diario de Valencia 10 de junio de 2001
El estadio “mozárabe” de Mestalla
Por Ricardo García Moya
Cuando la Disney se quiso instalar en el Reino, una revista inmersora publicó ciertos comentarios desfavorables. Los yanquis huyeron a la Galia y, al poco tiempo, Port Aventura [Cataluña] inició el negocio. Ahora, con la instalación de un centro de la OTAN en Valencia (que aporta protagonismo internacional), el mismo semanario vuelve al ataque con un artículo y un mapa de Europa con los nombres de Italia, Irlanda, Andorra, etc. Están todos, menos España y Francia, sustituidos por Estat espanyol y Estat francès. ("El Temps", marzo 1999.) Con igual rigor dibujan una enorme Cataluña que limita con Murcia y Narbona. No quieren testigos, y la presencia europea en Valencia les preocupa por la posibilidad -especialmente si leen LAS PROVINCIAS- de una ruptura del cerco informativo que Cataluña ha impuesto en Europa sobre su expansión territorial hacia el Reino de Valencia. La inmersión controla mapas y vocablos. Así, la vozfato -inusual en la actualidad- era el equivalente valenciano al cultismo castellano olfato, aparecido en Castilla en el XVII. En las comedias de enredo surgía espontáneamente:"Tú tens mal fato" (Fambuena, J.: "Un francés en Almàssera", 1877, p.11 ), y la encontramos recogida en diccionarios como el de Escrig (1887). Al Institut d'Estudis Catalans no le gusta y sólo tolera esta voz a los valencianos si la usamos con el significado de equipaje o cantidad de comida. También nos prohíbe la otra valenciana olfat, usada por Fullana, imponiéndonos "olfacte". La inmersión se beneficia del parentesco de las neolatinas para deslizar barbarismos; así, entre olfato, olfat y olfacte no hay choques fónicos tan hirientes como ocurriría con "usain", olfato en vasco. Las voces pueden ser homógrafas y poseer valor semántico distinto en cada idioma. En el valenciano, por ejemplo, la palabramec puede aludir a una persona entontecida o afectada por el alcohol, "este home està mec"; pero metafóricamente podía significar vino:"Si el mec es pur, per molts kilos que m'en fasa / yo may vaig borracho a casa". El epigrama de Llombart daba el toque de humor en el cuarto verso: "Pero es perque el solen dur". La confusión del beodo entre mec, líquido, y la unidad de peso transforma en cabalístico un texto popular de 1878, fecha en que la palabra "litro" (creada en Francia en 1795) luchaba por incorporarse a la lengua valenciana. A su vez, las unidades de medida del Reino -distintas a las catalanas- pugnaban con las del sistema métrico. Transcurrido un decenio, el mismo Llombart incluía el neologismo valenciano "llitro", con palatalización, en su diccionario. Hoy, Barcelona sólo autoriza el catalán "litre". Curiosamente, Llombart aludía a la pureza del mec o vino sin mezcla y, sin proponérselo, utilizaba el valor semántico inverso al del étimo medieval que equivalía a "mezcla". Relacionado con el vasco meko, "débil", perece oriunda del Reino y la encontramos en escritores que vivieron en Valencia en los siglos XIV y XV, como el arcipreste de Talavera. En lo procés de les olives se llama mec a los muy jóvenes, y el de Talavera lo aplica a los barbilampiños; pero la mayoría de textos sugieren quemec aludiría a la mezcla de rasgos femeninos y masculinos, por lo que sería un mozarabismo derivado del latín miscere, que, a su vez, generó mecer o mezclar. Todavía en el DRAE
encontramos "mecedor: para mezclar o mecer vino en las cubas" , y "meco, animal de color bermejo con mezcla de negro". El crisol mozárabe generó más voces alotrópicas de "miscere". Cuando los aragoneses entran en 1238, el romance valencíano ya había bautizado topónimos comoMestalla y Mislata, que el etimólogo Corominas considera de indiscutible procedencia mozárabe de "miscere, misculare, mísculata". Con documentación razonada y ácidos comentarios hacia la hipótesis de Sanchis Guarner, "amollada a la llaugera", Corominas ridiculiza con datos a los que querían dar srcen árabe a Mislata y Mestalla. El horno mozárabe cocía vocablos como rosquillas, y sorprende que un partidario de la unidad como Corominas aporte tantas pruebas. Hay una explicación: el que fuera miembro del Institut d'Estudis Catalans había inventado el truco de llamar mozárabes catalanes a los habitantes de Valencia y Murcia anteriores a 1238. Así, al razonar sobre el "remescolar" usado por Sant Vicent, dice que procedería "del mossàrab dels “països catalans”". También alude al "dialecte mossàrab del Sud del Principat". Catalanista acérrimo, Corominas soñaba con una inexistente Cataluña del siglo XII, de la que los mozárabes de Mislata o los regantes de la acequia deMestalla serían súbditos catalanes. Es como el otro sueño de una Europa sin España y Francia. Ni el admirado Tip, con su fantasía, podría superar a genios catalaneros como Carme Barceló, que niega con furor la existencia de los mozárabes valencianos y se burla de los etimólogos contrarios a esta idea (RFE, t. 77,1997). Pero tropieza con un Corominas que defiende a ultranza la riqueza léxica mozárabe creada antes de 1238 en el Reino de Valencia, y que se pitorrea cruelmente de los filólogos que la niegan, como la pobre Barceló. Algo es evidente: cuando vayan a ver al Piojo, recuerden que el estadio deMestalla (mozárabe por el nombre) constituye la mejor prueba de la existencia del romance valenciano anterior a 1238. Las Provincias 14 de Marzo de 1999
Cantimploras, borrachos y galdirots Por Ricardo García Moya
En 1411, el Cancionero de Baena aludía a los admirados reinos europeos de: “Inglaterra, Francia e Valencia” (468, v.12). Con fronteras geográficas y culturales definidas y defendidas, el Reino de Valencia tenía capacidad para armar flotas (lo comprobaron la república de Génova, el reino de Granada, los corsarios de Tedeliç, etc.), así como ejército para ahuyentar moscones (p.e.: en 1462 los catalanes proclaman conde de Cataluña al rey castellano, pretendiendo con las armas que los valencianos lo aceptaran como rey. La caballería valenciana de la Orden de Montesa solucionó el problema el 3 de septiembre de 1463, al aniquilar a las fuerzas catalanas junto al Ebro). Los humanistas como Canals diferenciaban entre valenciano y catalán en 1395 y, en el Compromiso de Caspe, las actas aparecen en idioma valenciano; el mismo que en 1411 usa Vicent Ferrer (en 1445, Razzano recuerda que sus sermones “sua valentina ac materna lingua fuerit semper locutus”). En el XV éramos un pueblo respetado y de idioma tan vigoroso que exportaba léxico a sus vecinos. La voz valenciana cantimplora sugiere aventuras en desiertos y selvas, aunque los ejemplares de 1411 no eran como los de las películas de Indiana Jones, sino unos alambicados recipientes de cobre o estaño que servían para enfriar el agua. Así las describe el Diccionario de Autoridades en 1729, añadiendo una cita de la “Dorotea” (1632) de Lope de Vega, donde se compara el ruido de chapines (calzado femenino de corcho forrado de piel) con el raro murmullo del agua en las cantimploras. La lengua castellana y la catalana habían asimilado la voz compuesta “cantimplora” de la lengua valenciana, pues ya en 1460 los valencianos elaboraban metáforas sobre las volubles mujeres que cantan y lloran con facilidad, asociándolo al sonido del agua cuando se desliza en el interior del recipiente o es derramada. La primera documentación aparece en idioma valenciano como “cantiplora” (después se añadiría la nasal m), en los versos de Roig (Espill, 1460), y en los de Gaçull en el mismo siglo XV; posteriormente se extendería al castellano y catalán. Hoy, los lexicógrafos afirman que es de srcen catalán (también podría ser castellano, pues “plorar” era un arcaísmo en Castilla); pero la documentación -para infortunio de cleptómanos -, no admite dudas. Del agua pasamos al vino y sus efectos, concretamente al srcen del adjetivo “borracho”, que no procede del “ebrius” latino. Si usted consulta, por desgracia, el “Origen de las palabras estrafalarias” de José Calles, creerá que es voz condal, al relacionar “borracho” con el catalán “morratxa”; o que“viene de las borras que deja el vino en reposo...viendo que los bebedores apuraban las borras, los españoles llamaron borrachos a esos individuos” (p.53). Hasta aquí las aclaraciones de Calles que, simplemente, sintetiza textos de Covarrubias y Corominas, cuidándose de silenciar referencias a la lengua valenciana; aunque conste en las obras que fusila. Así, en 1611, Covarrubias no asociababorracho con nada catalán; sino con la bota de cuero llamada “borracha” en Valencia, Aragón e Italia. El lexicógrafo usaba diversas expresiones para referirse a nuestro idioma: “belitre, en lengua valenciana”, “murciélago en castellano, el valenciano le llama rat pennat” (Tesoro,1611). Por su parte, Corominas tira para casa y apunta que el catalán “borratxo” srcinaría el
castellano “borracho”; pero él sabía que esta voz, por el sufijo“acho”, señala un proceso morfológico que no se daba en los condados barceloneses, sino en el caldo de cultivo mozárabe de un Reino de Valencia idiomáticamente “fecundíssim” (Corominas dixit). Esa “ch” tan perseguida por la academia de Hauf y Ascensión es la que marcaba al politizado filólogo. Por ejemplo: de la voz valenciana“fachida” documentada en el XIV, razonaba que la “ch, tan rarament pertanyent al fons primitiu del catalá, es una senyal gairebé infal·lible que una forma o mot ens ve d’un llenguatge afí peró distint de la nostra llengua” (DECLLC), añadiendo que el srcen sólo podía ser “mossàrab”. El sabio explica que “fachida” subiría, valga la expresión, desde el Reino por la ruta a Lérida: “des de València, pujant per Cardona i Solsona es degué propagar fins a
Cerdanya”. El culto idioma se extendía hacia el norte, no a la inversa. El sufijo “acho” es acorde con la derivación valenciana: “amigachos ¿com va?” (Relació de Pepe Canelles, h.1784);“li diguí amigacho”(Coloqui dels poticaris, B. Nic. Primitiu, h.1790); “alguns atres amigachos” (Baldoví: Un fandanguet en Paiporta, 1855). Como es sabido, hay voces patrimoniales valencianas que enlazan con el mozarabismo prejaimino, como “fardacho”, que posee el sufijo citado. Según Corominas sería resultado del “cruce del árabe hardún, lagarto, con el preislámico valenciano de srcen bizantino sarvacho” (DCECH). El vocablo, con tal grafía, era popular de Morella a Oriola en idioma valenciano: “com está el fardacho” (Les marors de una fadrina. 1860); “un fardacho de pell tostorrida” (Lorente, Lluis: Ramona o una perla. Elig, 1887). En catalán es “llangardaix”, sustantivo que los colaboracionistas enseñan a nuestros hijos. Hasta Corominas, en un descuido, da a entender que“borracho” es creación del mozarabismo valenciano: “Borratxo... el catalán tomaría verosímilmente el vocablo del mozárabe valenciano” (DCECH). Pero algo falla en estos lexicógrafos, pues dan “borratxo” con tx como voz nuestra, y servidor no lo ha visto en ningún texto de escritor valenciano (y no me refiero a los catalaneros del XX). No obstante, el DCVB de Alcover, Guarner y Moll no ofrece otra documentación, que sí existe y aquí la mostramos: “qui está borracho” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1675); “prengueren al borracho” (Porcar: Coses, 1617); “cabró, borracho” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643); “quant hu s’emborracha” (Galiana: Refrans valencians, h. 1760); “crec que estabes borracho” (Coloqui de Tito y Santo, h. 1790);“y els tres ultims de borrachos” (Rafelo de Picasent ignora la novetat, 1813);“borrachonets son els que trauen el cap” (Conv. entre Saro Perrengue, 1820); “borracho de aiguardent... borrachera del mon” (El Mole, 1837); “un instant de borrachera” (Lorente: Ramona. Elig, 1887);“borracho” (Fullana. Voc. 1921); “borracho” (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997). Y habría que añadir “Borrachez”, mote de un alegre morisco valenciano del 1500 (Labarta: Onomástica. CSIC, 1987, p.118) Nuestrosque antepasados también crearon aprenent adjetivos decuriosos, corno , inútil parásito quiere medrar: “un galdirot mariscal” (Bib.“galdirot” Nac. Coloqui del Tio Pelut, 1801, f.24 v.). Ahora podríamos preguntar ¿cuántos “galdirots” están haciéndose millonarios con la inmersión catalana que nos ahoga? Aquí todo es engañar, desde la lengua a la bandera, ¿vieron qué poco exhibían la Real Señera en el Congreso del PP? Se avergüenzan de la misma y la humillan hasta en los actos del 9 de Octubre, al tratarla como bandera municipal y denigrarla con música de ridículos pasodobles. Diario de Valencia 6 de Octubre de 2002
Clóchines y chiulits Por Ricardo García Moya
Desde hace semanas, el diario del Muelas usa las palabras valencianas“clóchina, clóchines, clochiners”, pero con la morfología impuesta por Cataluña: “clótxina, clótxines, clotxiners”. Obsesivamente, dada la reiteración, las intercala en textos castellanos: “los cultivadores de clótxina del Puerto de Valencia.. la Agrupación de clotxiners” (Levante, 12/06/03), generando desconcierto: ¿desconocen la existencia del sustantivo mejillón?, ¿es “clóchina” un eufemismo para suplir a mejillón, asociado a algo que han saboreado y que no es el sabroso lamelibranquio? No es probable. Como mossos d’esquadra del Moll, lo que pretenden es catalanizar al ciudadano que, subliminalmente, almacena en el cerebro todo tipo de productos sin filtrar: el “¡un momento, un momento, un momento!” del frenético Pocholo, la canción del “iluso”, la imagen de Beckham o la clótxina del Muelas. ¿Qué logran con esta praxis periodística? Mucho. Un tropel de liberados sindicalistas andaluces o manchegos, con cuatro barras y gritos de “¡Avui, ja, desenvolupament i feina al p. v.”, sólo produce asco por el odio que exhiben hacia nuestra historia e idioma; pero el “Levante” sí erosiona la ortografía de clóchina (en catalán, “musclo”), introduciendo el barbarismo ortográfico clótxina en los centros de enseñanza, gracias a que la Generalidad adquiere miles de ejemplares de la prensa del Moll. Muelas sigue la línea de la filología progresista d’espardenya, cuyo máximo exponente fue Sanchis Guarner, trapatroles idiomático que mentía progresistamente. Así, en “El sector progresista de la renaixença valenciana” (Univ. Valencia, 1985), Sanchís Guarner glosaba y calificaba como poema catalán el “Himne al Ferrocarril del Grau de Valencia a Xátiva”, composición de Salvador Estellés fechada en 1852. Los versos de Estellés destilaban ingenio literario, creando un ritmo fónico que reflejaba el ruidoso ajetreo del tren por medio de la epífora, figura retórica que consiste en la repetición de una o varias palabras al final de la estrofa: “Gloria al Ferrocarril que nos pasa / desde el Grao a Valencia del Sit; / del vapor els oits nos traspasa / el chiulit, el chiulit, el chiulit” . La cadencia rítmica evocaba la de máquina de vapor: “cuánt vindrá, cuánt vindrá, cuánt vindrá; casi res, casi res, casi res...”. La guadaña catalana de Sanchis Guarner hirió al topónimo Valencia con el acento grave galo-catalán de vocal abierta sobre la “é”, para acomodarse a la pastosa pronunciación barcelonesa del IEC y Canal 9: “Valáncia, Barsalona”. Pero también atentó contra la clásica morfología de voces como “chiulit”, transformándola en “xiulit”, ya que la “ch” (sea en chiulit o en clóchines), no existe para los quintacolumnistas del IEC y su mascota AVL. El problema del fascismo idiomático es que no pueden coaccionar a los clásicos. Así, el humanista Jaume Roig –al que ni Sanchis Guarner ni el Muelas le llegan literariamente a la punta de la chirivía-, nos dejó su testimonio de “chiulets” (Roig: Espill, 1460); igual que Isabel de Villena:“han chiulat e cridat” (Villena, I.: Vita. h. 1480). La familia léxica permaneció invariable hasta el advenimiento del fascismo catalanero:“poques cabres, pocs chiulits” (Galiana; Refrans valencians, h. 1760); “fer chiulets” (Coloqui de Pepo Canelles, h. 1780); “chuilits” (Coloqui de Tito y Sento, 1789); “li pots chiular” (Coloqui de la Mosa de Peyró, 1795); “pareixia alló un chiular” (Conv. de Saro. 1820); “chiulits y safanoriaes” (El Tabalet, 1847, p. 148); “abans que pegue un chiulit” (Bib. Nac. Ms. Prims y grosos, 1859); “atra que chiula” (Colom: Cuatre cómics, 1873); “chiular”
(Bellido: Un francés de Rusafa. 1876); “chiulem” (Millá: Els microbios, 1884); “els chiulits escoltant” (Barber: De Valencia al Grau, 1889);“eixe chiulet” (Fuster, Llorens: El nano de la falla, 1894); “Encara que chiulen” (Peris: El dolor de fer be, 1921); “chiular” (Fullana: Voc. valencia, 1921); “chiula fort” (Alberola: Terres secanes, 1924); “chiular, chiulet” (Dicc. RACV 1997). Las páginas del Levante son como las piernas de Danae, siempre abiertas a lo que llueve de arriba. El otro día tocaba a rebato por “los ataques a la unidad de la lengua catalana en Valencia” (Levante, 20/06/03), haciéndose eco de las baladronadas del expansionista Laporta, presidente del IEC. El dictador idiomático no nos llamaba “mariconzones”, es cierto, pero achuchaba a las blandas autoridades valencianas para que acataran la “normativa única”, como cobardemente están haciendo; pues, ¿no les sorprende tanto hablar de “robatori” en Canal 9, a la hora que regresan los niños de la escuela? El verbo robar era común a los romances peninsulares; pero, si queremos defender el idioma valenciano ¿por qué no priorizar al sustantivo“furt” y al verbo “furtar”, cuyo uso está vivo y, además, es producto del mozarabismo propio? Corominas, traducido del catalán, lo reconocía:“Furtar, a finals del sigle XIV en lo Reyne de Valencia, el vell mosarabisme s´aubria pas a l´us comú (.„); furt: vocable no antic en català... si be es antic, genuí y sinse ductes heretat del mosárap en lo Reyne de Valencia” (DECLLC) Por cierto, el susodicho “ductes”, con velar sorda, es una característica del valenciano moderno, evolución del dubitare latino:“sens ducte que vosté es frare... qui ho ducta” (Bib- Univ. Valencia. Morlá: Ms. 666, h. 1649); “sens ducte” (Villanc, Catedral de Valencia, 1761);“el ductós, vehí de la Creu” (Clérigues, Vícent: Consulta que li feu Masó el Ductós, 1820);“el menor ducte” (Bib. Nac. Conv. Saro, 1823); “eixir de ducte” (Gómez, Batiste; Coloqui de Goriet, c. 1850); “no’t capia ducte” (Aforismes catalans traduits al valencià, 1853);“ningún ducte m’oferix” (Liern: La toma de Tetuán, 1864); “eixir de ductes” (Escrig: Dicc. 1887); “tinc moltes ductes” (Alberola: Terres secanes, 1924). Respecto a “furtar”, hay ejemplos de todas las épocas: “de furt tot lo be” (March, Ausias: Obres, c. 1450); “furt, furts, furtat” (Esteve: Líber. 1472); “li furta lo seu” (Martorell: Tirant, 1490); “furtá la carn” (Blanquerna, traducció al valenciá. 1521 ); “furtar les joyes” (Dietari de Jeroni Soria, 1548); “furtarli la hasienda” (A. M. Elig Leg. h. 49, 1617); “furtat” (Mercader: Vida P Esteve, 1677); “seria furt” (Serrano: Tercer Cent. San Vicent, 1762); “no furtes” (Torres: Ms. Evangelis valencians d’Oxford, 1730); “li furte la voluntat” (Rahonament pera Carnistoltes, 1854). Los colaboracionistas contaminan todo. En la traducción del manuscrito provenzal del Blanquerna al idioma valenciano, Bonllabi tradujo la voz castellana y catalana “pescador” por el sustantivo valenciano“peixcador” de igual modo que “crescut” por “creixcut” y “recomptat” por “recontat”; pero en el libro que los endemoniados monjes de Montserrat editaron sobre esta traducción, descalificaban la morfología de “peixcador”(p.por que Nolla recomendaba que“s´escriguis pescador” 48).sugerencia Por cierto,dela Sanchis intrépidaGuarner, Rita Barberá –si alguna vez dejara de reptar tras sus jefes-, podría valencianizar los rótulos de Valencia; p. e., “carrer Pescateria”, en “Peixcateria”. Diario de Valencia 29 de junio de 2003
h
GUERRES EN CATALANS
www.idiomavalencia.com
Han cerrado la fábrica
Por Ricardo García Moya
Desde antes de 1238, el Reino fue una activa fábrica idiomática que, con total independencia, creaba léxico y estructuras morfosintácticas. Esta producción ha sido prohibida por los políticos en nuestros días, trasladándose la factoría al Institut d'Estudis Catalans de Barcelona. Desde allí juzgan si una palabra es ridícula o culta, si un topónimo es ortodoxo o hay que darle una pincelada de "estàndard". Estamos acostumbrados a que nos manejen; cuando hubo que cerrar empresas en España se comenzó con los Altos Hornos de Molvedre (el franquismo prefería usar Sagunto; lo curioso es que el topónimo Molvedre también aterroriza al catalanismo, por ser producto y testimonio del mozarabismo valenciano anterior a 1238). Actualmente abunda el inmersor que llama "dialecte del carrer" al idioma valenciano salido de la fábrica del Reino. Son peones del expansionismo norteño, y constituyen un hecho inédito pues cuando Cataluña pretendió invadir el Reino de Valencia (lo hizo en 1462 y lo repitió en 1640) siempre fue rechazada por nuestros caballeros, labradores, artesanos y frailes, como el que ahora recordamos. Nacido en Denia en 1582, nuestro personaje, fray Pere Esteve, participó con los Tercios del Reino en la Guerra dels Segadors, dejando constancia de ello en unos satíricos versos en lengua valenciana. Como es sabido, la cuña del idioma valenciano en tierras leridanas era un hecho reconocido por los mismos catalanes, incluidos los catedráticos de la Universidad de Lérida. De ahí que no debe sorprender que el jefe de las tropas catalanes escribiera a fray Pere "una carta en idioma valenciano" (Mercader, C.: "Vida admirable", 1677, p.173). En su "resposta a la carta dels Micalets", el de Denia lanza andanadas retóricas: "Tu eres Migale, animal que enganya (...) y al dimin utiu has posat T ara / y et dius Micalet". Obsérvese que fray Pere conocía que en catalán se llamaban "miquelets", pero él lo traduce al valenciano como"micalets". Hay otra voz interesante, "migale", que posiblemente sea la primera vez que aparece en lengua valenciana. Podría aludir a la migale sudamericana, pues los misioneros como san Luis Bertrán vivieron en plena selva, y un arácnido del tamaño de un ratón no es fácil de olvidar; pero lo más probable es que lo asociara a la musaraña (mus araneus). El dianense no sufría "confusió de llengua", por lo que incorporaba léxico sin esperar si venía de Madrid o Barcelona. La procedencia de "migale" parece estar en el "Levítico": "Mygale, et stellio, et lacerta, et talpa". Las traducciones del hebreo al latín dudan sobre el significado de "migale" aunque fray Pere lo utiliza en valenciano para expresar su desprecio hacia los invasores, ya que el versículo enumera animales inmundos, "omnia haec immunda sunt", que contaminaban a quien los tocara. Estos poemas de fray Pere de Denia, especialmente el de la "migale", no han merecido la atención de los cantautores inmersores como Raimon. Prefieren los de Espriu. Fray Pere ironiza sobre el grupo que, al pretender saquear "el Maestrat y la Plana", fueron derrotados en Rosell: "Entraren una escurribanda, mes los de Rosell maten de micalets a tota una esquadra". Saboreen el idioma valenciano de este fraile socarrón que no consideraba ni banda a los micalets, sólo una"escurribanda" en busca de gallinas.
Fray Pere de Denia tenía orgullo de ser ciudadano del Reino, cantando"lo valor y hazanya de la mía (en 1650 todavía se usaba mía)gent, que es la valenciana". Igual que nosotros, el eclesiástico respetaba a los catalanes normales, "molts dels catalans, gent noble y honrada", pero despreciaba a los que trataban de robar un territorio que jamás les perteneció. Contra ellos advertía: "Valencians, mira al català / que en obres te enganya / perque perdes vida / hazienda y la casa" . Los catalanes y sus aliados franceses iban de ridículo en ridículo, como cuando la armada francesa bombardeó Vinarós: "Vingué lo francés ab tota la armada contra Vinarós, y a un sols gat mata" (p. 88). Igual de sonrojante fue la huida de Rosell, descrita por fray Pere com"gos que va en carabasa lligada a la cua". La desbandada fue provocada"per deu homens de vida
arriscada". En 1650 no existía "confusió de llengua" en Denia. En 1999, la lluvia de millones fertiliza la catalanización. La Diputación de Alicante acaba de premiar con 2.500.000 pesetas a un escritor, dicen, "en valenciano" (?); el mismo valenciano usado en la segunda obra premiada, "Fang", de autor barcelonés. El galardonado publicó antaño una "Rondalles d'Alacanti" en catalán -de obligada compra a los alumnos de BUP, entre ellos, mis hijos-, en la que fingía utilizar la lengua del sur del Reino. Tengo aquí la obra, y nadie en Muchamel, Alacant y Xixona usa los barbarismos y arcaísmos aquestes, duas, petita, altre, amb, us diré, vosaltre (salvo los inmersores y sus víctimas). El próximo año, la Diputación incrementará los dos kilos y medio del premio. Recordemos, para sofocar penas, los versos que fray Pere dedicó al jefe catalán: "Diutse Micalet / que es nom de campana / que no fa bon so / sino está penjada" . El de Denia escribía "fanc" en idioma valenciano, algo que le hubiera descalificado del premio de la Diputación de Alicante, la misma que publicará la novela "Fang" en catalán y de autor catalán. Los políticos han clausurado la fábrica valenciana y sólo financian sucursales del IEC. Las Provincias 7 de Febrero de 1999
¡Ay, Mallorca, Mallorca! Por Ricardo García Moya
Os llaman "Les Illes", a palo seco, como si fuerais miserables ínsulas de hierbajos e iguanas, y dad gracias de que no os rebautizan con nombres como Islas Tortugas o el de aquella "Isla de mal de vientre" que citaba Haedo en 1612 (Topographia de Argel, f. 89); y lo de tortugas podría ser, por la abúndancia que teníais. En 1491, por orden real se remitían a Valencia más de cien ejemplares, aunque también es cierto que muchas perdices que pueblan Mallorca son de srcen valenciano: "El 11 de marzo de 1315
ordenó el rey que se trajesen de Valencia muchas perdices y se las soltara en el campo de Valldemosa y Sóller, prohibiendo con severas penas que fueran cazadas o maltratadas." Pero nuestras tierras no se llaman Islas Tortugas ni País de las Perdices, sino Reinos de Valencia y Mallorca. El tiempo en que Mallorca y Valencia defendían juntas la soberanía territorial y cultural de sus territorios ha pasado. ¿Recordáis cuando en 1397, las flotas de guerra mallorquina y valenciana navegaron en cruzada contra los piratas de Tedeliç? Pero el peligro, ¡quién lo diría!, estaba en los vecinos condales; así, en 1462, cuando les dio por proclamar conde de Barcelona al rey de Castilla, tuvimos que entrar en guerra mallorquines y valencianos contra Cataluña y Castilla; y fue duro, muy duro, pues la normalización no la practicaban con inmersores y Canal 9, sino a degüello. En junio del citado año, las galeras catalanas sitiaron la ciudad de Mallorca,"exigiendo que la entregasen; porque si no pasarían a cuchillo a hombres, mujeres y niños" (C. Mayoricense, p. 176). Los valencianos no os dejamos solos, y nobles como "el conde de Cocentaina, que acudió con su galera al socorro de Mahón, contra catalanes" , aliviaron vuestro calvario. Mal les fue la aventura a los catalanes, pues Valencia y Mallorca eran reinos organizados, hasta el punto de que hubieran podido conquistar Cataluña de habérselo propuesto. Así y todo, "las compañías de Mallorca hicíeron cruel guerra en los montes de Gerona contra los catalanes" (C. M. p.178), y los valencianos caballeros de Montesa enrojecieron el Ebro con sangre catalana (Diet. del Capellá). Erais agradecidos, y os faltó tiempo para ayudarnos cuando la Germanía. El pelaire mallorquín Crespí, en 1520, escribía a Guillén Sorolla para "ofrecer vida y bienes; y que la Germanía de Mallorca se organizaba a imitación de la de Valencia, de donde tomarían sus instrucciones". De este modo se enfrentaron al imperio de Carlos V los reinos de Valencia y Mallorca, teniendo sus heroicos jefes el mismo final:"Hicieron cuartos de todos y pusieron sus cabezas en lugares patentes, según se había hecho en Valencia." Las tropas catalanas de Oliver, aliadas de la nobleza castellana, degollaron a los plebeyos valencianos en Almenara, y los quintales de plomo para las balas que rindieron Mallorca los vendió Barcelona a buen precio. Estoy contemplando una reproducción del Gran Mapamundi de la Biblioteca Estense de Módena, pintado por judíos mallorquines coetáneos de las luchas de Valencia y Mallorca contra Cataluña, y en los comentarios del editor actual aparece como obra catalana. Es increíble, pero la asombrosa producción de portulanos mallorquines -sin paragón en la historia cartográfica medieval- se la ha apropiado Cataluña gracias a que los historiadores barceloneses -desde el siglo XIX- etiquetaron como catalanas a estas joyas que son exclusivamente mallorquinas.
Os han quitado todo, desde Ramón Llull a la colonización mallorquina que Junípero Serra realizó en California; las misiones de San Diego, San Antonio de Padua, San Gabriel y San Luis son ahora de raíz catalana. Os han quitado todo, desde el título de Reino hasta el idioma. En 1521 el Blanquerna era traducido a la"llengua valenciana", y es que vuestro Llull -que jamás se consideró catalán- escribía en árabe, latín y un romance mallorquín que, por sus arcaísmos, requeria ser traducido a los valencianos. Ahora, tan "normalizados" estáis que quizá no os ofenda que Umberto Eco escriba: "Ramón Llull, catalán nacido en Mallorca" ("La búsqueda de la lengua perfecta", p.55). Estoy tratando de leer la "Rondaya de rondayes" (con y griega) escrita en lengua mallorquina por Tomás Aguiló en 1815, a imitación de la Rondalla valenciana de Luis Galiana. Me cuesta mucho su comprensión, más que el gallego; en cada página tropiezo con verbos, preposiciones, sustantivos, adverbios y adjetivos distintos total o parcialmente a los de la lengua valenciana y, creo, a los de la jerga del Institut d'Estudis Catalans. Así, al azar, leo: "hei, betrà, ho duit, se mà, msrcueran, s'escuma, tarabella, emb, arade devant es bòu", etc. Deduzco que los filólogos del IEC han consechado caprichosamente los vocablos que les placía de vuestro léxico y tras maquillarlos morfológicamente, estarán engordando el Gran Berta, o Gran Diccionario del Institut d'Estudis Catalans. Supongo que os habrán dicho que sólo es perfecto el léxico y gramática del Institut d'Estudis Catalans. También sospecho que la inmersión ha sembrado odio en Ibiza y Mahón contra Palma de Mallorca (aquí lo hace en Castellón y Alicante contra Valencia). Acabo con una línea en el mallorquín de 1815. y que, sinceramente, me cuesta entender: "S'allòta l'entretant feya es santo baxo emb una care" (Rondaya, p.19). Esto no es valenciano, ni tampoco catalán: es idioma mallorquín. No sé si quedaréis muchos defendiendo la independencia cultural mallorquina; pero, igual que ocurrió en el siglo XV, aquí tenéis a vuestros aliados del Reino de Valencia. Las Provincias 15 de Marzo de 1998
La Real Señera en la “Guerra dels Segadors” Por Ricardo García Moya
Pocos valencianos recuerdan, al acompañar a la Real Señera el 9 de octubre, su protagonismo en la “Guerra dels Segadors” en una acción defensiva, después de soportar múltiples agresiones a la zona septentrional del Reino. Precisamente en el extremo sur, en Orihuela, se conserva un deteriorado opúsculo de Bartolomé Villalba valenciano del siglo XVII -, que describía la dramática situación:
“¡Cómo se hallaba afligido este florido Reyno (de Valencia), tan dentro de sus caminos el enemigo, tan dueños de sus llaves, señor de la campaña sus campos talados, los vecinos fugitivos, los moradores inquietos y asustados, mal seguras las villas y vendidas las aldeas ¡Qué molestado se hallaba!” (Villalva, B.: Restauración de Tortosa. Valencia, 1651). De estos años se conservan peticiones de ayuda de las viudas de valencianos muertos en la frontera catalana; así “Joanna Mas, viuda de Gregorio Rodríguez, que murió a manos de los micaletes en Tortosa” (A. Cor. Aragón. Leg. 889); o, también. la de “Francisca, viuda de un Maestre de Campo, (que) pide se le pague de lo que procediere de haciendas de catalanes en el Reyno de Valencia” (A. C. A., Leg. 894). Curiosamente, apenas murieron catalanes, pues tuvieron la astucia de entregar Cataluña a la poderosa Francia en 1640, por lo que su paupérrimo ejército se benefició del “paraguas” militar francés. En un principio, los valencianos rechazaron involucrarse en la guerra, pero la sistemática violación del territorio provocó la contundente respuesta. Era necesario tomar Tortosa, ciudad considerada puerta del Reino, y refugio de los que asolaban el Maestrazgo. El solemne y enrevesado texto de Villalva nos recuerda los preparativos:
“Apréstate, pues, la restauración de la Plaza (de Tortosa); hace levas, alista soldados, tiende sus banderas, suenan las caxas (especie de tambor de guerra), pífanos responden. Hasta el reservado antiguo Centenar (de la Ploma) sacan y siguen el antiquísimo misterioso Rat Penat; y todos, y otros muchos, al Padre de la Patria su Jurado en Cabeza, heroyco Coronel de escuadras (que) asiste en la campaña con casi quatro mil infantes”. Líneas después, Villalva hace gala del barroquismo metafórico en esta frase:“El fausto Rat Penat, o Real Lábaro si Timbre de este Reyno, tendió sus alas sobre la frente de las Flor de Lises”. Es decir, Real Lábaro, equivalía a Real Estandarte, aunque Villalva usó de la hipérbole, pues, en sentido estricto era el estandarte de los emperadores romanos (María Moliner). La el Real Señera,y singularizada popularmenteenllamada “Bandera del al Rat Penat”, siempre protegida por Centenar la expedición, venció ejército de “las Flor (sic) de Lises”. Por tanto, los Tercios de Castellón, Orihuela, Segorbe, Alicante, Liria, Peñíscola, Morella y Valencia –con el Rat Penat “Timbre de este Reyno”- se desplazaron hasta el Ebro, donde las tropas de Felipe IV eran incapaces de someter al ejército franco-catalán. Lo sucedido en el cerco de Tortosa lo cuenta el dominico Pedro Esteban –el personaje más belicoso de la expedición-, que lanzaba fuertes arengas en valenciano sobre la
dudosa fe de los sitiados: “Germans dins de Tortosa tots los soldats que hi ya no son Catholichs; que hi ya molts heretjes” (B. Nac. Madrid. Ms. 2381, f. 249). La narración de Esteban podría corresponder a una confrontación actual: “sábado, antes del amanecer, prosiguieron su marcha cubiertos de una niebla que les guardó del daño que podían recebir (sic) de la artillería de la plaça” . El Tercio de Orihuela y Alicante actuó como infantería de marina:“reforzó sus galeras para correr la costa con gente que escogió del Tercio de Orihuela y Alicante, lo que hizo sin hallar navios (enemigos); volvióse con ellas a los Alfaques y la gente al exército” . Ya en tierra, oriolanos y alicantinos se reintegraron a labores de cerco:“Los Tercios del Reyno de
Valencia hicieron su trinchera con sus fortines y puntas de diamante, desde el río (Ebro) al barranco que dicen del Diablo, que es por donde había el enemigo de venir a romper para socorrer la Plaza”. Por otro lado, es poco sabido la abismal diferencia que presentaban los soldados valencianos –perfectamente equipados por gremios, municipios,cabildos y nobleza- y el lamentable espectáculo que ofrecían algunos tercios castellanos que, en ocasiones, parecían mendigos: “el tercio está desnudo, en carnes y apartados en un cuartel de Vique por la vergüenza que daba dexarlos ver”. El sueldo del arcabucero imperial cuando cobraba - no daba para mucho; “con 25 reales, no pueden mantenerse sino hambrientos y desnudos la mayor parte del año” (A. C. de Aragón. L. 72, 1686). No es extraño, por tanto, que las bien equipadas huestes valencianas consiguieran lo que no podían los famosos tercios imperiales. Así lo exponía Villalva:
“¿Qué será, que habiéndose perdido Tortosa más de dos años ha; hasta este año no se ganó Tortosa? Cuidado le da a la curiosidad este reparo. Y este año que se redujo la Plaza, no se ganó, no se rindió Tortosa hasta que las armas de Valencia salieron de sus límites a la empresa; y el fausto Rat Penat, o Real Lábaro si Timbre de este Reyno, tendió sus alas sobre la frente de las Flor de Lises. Un mes justo pasó de el salir de Valencia el Padre de la Patria, vestido de biçarros esfuerços, como de la nobleza acompañado, hasta entrar en Tortosa (...) este es tu Reyno, la Corona de Valencia, a cuyas armas rindieron el orgullo los enemigos.” Aunque “los valencianos desean entrar en Barcelona” (Villalva, p. 21), la aventura terminó antes de Navidad. Los sitiados de Tortosa, desmoralizados por la captura de 500 infantes enviados para socorrerles, capitulaban el 5 de diciembre de 1650 a las 8 de la mañana. La noche anterior, magnánimamente, se permitía salir a trescientos heridos que se encontraban en el interior de la plaza. Lamentablemente, y ya en nuestros días, ocurre un hecho vergonzoso, pues ciertas autoridades que debieran dar ejemplo acompañando al “Real Lábaro del Rat Penat”, organizan actos paralelos a la procesión cívica con la finalidad de aislar y humillar a nuestramáxima enseña. Las Provincias 9 de octubre de 1992
La Mare dels Desamparats: Patrona militar del Reino Por Ricardo García Moya
Pocas personas recuerdan, al atravesar el umbral de la Basílica, que se hallan en un monumento proyectado en tiempos difíciles para nuestros antepasados, y que sus sillares expresan gratitud a la Virgen por su protección en la epidemia de 1648 y la victoria del Reino de Valencia en la "guerra dels Segadors". Esto último sucedió en 1650, cuando injustamente fue atacado el Maestrazgo por franceses y catalanes. La agresividad enemiga se había incrementado ante la debilidad de las tropas enviadas por Felipe IV. Para hacernos una idea de la calamitosa actuación de estas fuerzas, sólo en el cruce del Ebro -11 de septiembre de 1650- se "ahogaron 50 soldados reales y 80 de infantería, que fueron llevados a un remolino" (Conquista de Cataluña, Barcelona, 1652, p. 15). Los catalanes, envalentonados, pensaban que el Reino de Valencia era presa fácil y que no ofrecería resistencia. Pero se equivocaron. Según Bartolomé Villalba, coetáneo de la guerra, los preparativos militares comenzaron "antes de ganarse Tortosa, sacando a la Virgen de los Desamparados con real aparato de su Capilla". Previamente se prepararon "oradores que la aclamen", siguiendo un ceremonial similar al actual. El narrador recuerda el combate y las arengas empleadas: "No temáis, ilustres valencianos, tenemos por blasón a la Madre de los Desamparados."Los tercios del Reino, después de vencer en el Ebro, querían seguir combatiendo"con voz de entrar en Barcelona" (Villalba, B.: Acción de gracias a N. S. de los Desamparados. Valencia, 1650. p. 21). Dos días después de regresar el ejército, el 11 de diciembre de 1650. se celebró en la catedral una "acción de gracias a la imagen de los Desamparados por la restauración (conquista) de Tortosa, y a cuya protección reconoce el triunfo de sus armas". El espectáculo fue impresionante:"Sacan a N. S. de los Desamparados de su capilla de la Seo. La leal ciudad con bizarría saca sus banderas (...) se canta la victoria y para que en nombre de la Reyna de los Desamparados el Reyno de Valencia se diga el vencedor", (p. 22). Inmediatamente se puso en marcha el proyecto de la Basílica que, pensado en años anteriores, estaba paralizado; así, en 1652, se "comenzaron a abrir las zanjas para los fundamentos". Este triunfo sobre Cataluña y Francia, bajo la protección de la Virgen de los Desamparados, hizo que su imagen fuera blasón habitual en los hechos de armas del Reino, como sucedió en la guerra de Sucesión y en la contienda contra Napoleón. Obviamente, allí donde habían valencianos se extendía el culto a la Mare dels Desamparats, como sucedió en el Hospital Real de la Corona de Aragón a principios del siglo XVII, cuando Madrid recobró la capitalidad del imperio y las naciones se preocuparon de construir hospitales para los subditos que cayeran enfermos en su estancia cortesana. El Hospital de la Corona se inauguró en 1617, aunque el lugar donado por el catalán Gaspar Pons en la zona más insalubre y abandonada de las afueras de Madrid-; sólo era adecuado para roedores y batracios; los hilillos verdosos que caracoleaban entre hierbajos no eran precisamente de agua mineral. En consecuencia, la esperada revaluación del terreno no fructificó, a pesar de la ayuda económica de Felipe III y "la nobleza de la Corona que residía en Madrid" (González, G.: Teatro de las Grandezas; Madrid, 1623, p, 307). Los enfermos, en lugar tan pestilente, fallecían. Según el valenciano Samper, la zona"no era a propósito para los enfermos, porque los aires no llegan puros como a otras partes, y está tan apartado del comercio y concurso de la corte" (Samper, Hipólito: Gratulación a N. S. de los Desamparados; Madrid 1686).
Otro valenciano -el poderoso Crespí de Valldaura- tuvo que remediar la situación y en 1658 colocaba la primera piedra del nuevo Hospital de la Corona,"junto a la plazuela de Antón Martín", según leemos en su interesante manuscrito autógrafo (Bib. Nac. de Madrid. Ms. 5742). Al acto asistieron otros representantes del Reino, como el conde de Albatera y caballeros de Montesa. Lógicamente, la imagen de la Mare dels Desamparats fue situada como protectora de los enfermos regnícolas. Sin embargo, "la Virgen de los Desamparados no estaba de escultura, como su srcinal, sino de lienzo", hecho que disgustaba a Hipólito Samper, administrador del hospital, pues Aragón y Cataluña tenían allí esculturas de sus patronas: las vírgenes del Pilar y Montserrat, respectivamente. Aunque pronto se remedió la situación:
"En 1685, Antonio Folch, protector de este Real Hospital, agradecido de la salud que recibió de su protectora, la Virgen de los Desamparados, resolvió hacerla de escultura; porque estando en este templo las tres titulares de su Corona (Desamparados, Pilar y Montserrat), sólo en la nuestra se echaba de menos esta circunstancia. Quitóse el antiguo lienzo y se colocó el Divino simulacro, a 9 de febrero de 1686. Ya Madrid no tiene que envidiar a Valencia; ya nuestra imperial Corte ha conseguido igualdades" (Samper: Gratulación). Por cierto, en los escritos relacionados con la Mare dels Desamparats se respetaba escrupulosamente nuestra singularidad idiomática, incluso en los concursos poéticos: "cartel de desafío literario (...) que la lengua sea valenciana, castellana o latina" (Torre. F.: Fiestas de la Virgen de los Desamparados. Valencia, 1667, pp. 33 y 44). Eran tiempos en que los valencianos no dudaban de sí mismos. Las Provincias 9 de mayo de 1993
Almansa y la mentira catalana Por Ricardo García Moya
La divisa emblemática de los nacionalismos vasco y catalán es la mentira compulsiva. Mienten en la lengua y mienten en la historia. Para eso cuentan con esa gran tropa de historiadores ciencia-ficción dedicados a la afanosa tarea de hacer histeria en vez de historia. El fílibusterismo editor, cómplice del delito falsario, completa el cuadro. El 25 de abril es siempre la fecha elegida por los trileros de la historia catalanenca (los Rovireches, los Blocqueros y demás troleros...) para bajar, con sus mesnadas pardas, a insultar a los valencianos y para confundirlos, otra vez más, con el tocomocho de la batalla de Almansa: esa gran mentira que se inventaron los catalanes para enriquecerse a costa de los valencianos que fuimos, por su culpa, las verdaderas víctimas de tan fenomenal descalabro. A los valencianos nos gusta celebrar victorias. Al `nazionalismo´ catalán le gusta celebrar derrotas. El Reino de Valencia, victorioso tras la conquista del Rey Jaime I, celebra, con su “9 d´Octubre”, el gran triunfo de los valencianos sobre el rey moro. El 25 de abril nos bajan del ‘condadito’ los trileros catalanencos para recordarnos su derrota que arrastró para los valencianos la pérdida de nuestros “FURS” (derechos forales del Reino de Valencia). A la muerte de Carlos II el Hechizado, rey de España, los valencianos perdimos la Guerra de la Sucesión (1707) al posicionarnos, por nefasta influencia de los catalanes, a favor del Archiduque Carlos de Austria y contra el heredero legítimo que era Felipe V el Borbón francés. La “Gran Alianza de la Haya” entre Inglaterra, Holanda y Austria había declarado la guerra a Francia y, frente a Felipe V que era el titular legítimo del trono español, las potencias europeas nos querían imponer su candidato, el Archiduque Carlos de Austria. Cataluña arrastró erróneamente a los valencianos a posicionarse a favor del Archiduque Carlos y en contra del heredero legítimo, Felipe V. Tuvo lugar la llamada Guerra de la Sucesión y los valencianos la perdimos: culpa nuestra por posicionarnos por el candidato equivocado. Evidentemente Felipe V hizo su vendeta que consistió en privar a Valencia de nuestros fueros mediante el Decreto de Nueva Planta de 1717. Ahora bien, los falsificadores de la historia –historiadores, editores y burguesía catalana- mienten y se presentan como las víctimas de esta derrota cuando, pese a ser los mayores culpables, los catalanes fueron los más beneficiados de la derrota. Los realmente dañados fuimos los valencianos. El comisariado nazionalista y su “popaganda machine” hace culpable de todos los males acaecidos contra la Cataluña Valencia 1700 al famoso “Decretoperdió de nueva Planta” (1716) del Borbón Felipe V.yDicen ellosdel (falsamente) que “Cataluña su personalidad y su lengua fue prohibida”. Pura ficción y falseamiento histórico pues, como decía el historiador catalán Vicens i Vives, no existe en ningún artículo de dicho Decreto la prohibición del uso de los dialectos catalanes. Lo único que se dice en el Decreto es que las sentencias judiciales deberían de escribirse en castellano, pero... porque hasta ese momento se habían escrito en latín y porque, al igual que pasó en Inglaterra, Alemania, y Francia en ese momento, se proclamaron obligatorias las
respectivas lenguas nacionales para las sentencias judiciales. Los dialectos catalanes se siguieron usando totalmente. El famoso historiador catalán Vicens i Vives en su famoso libro: “Aproximación a la Historia de España” nos dice: “Un Decreto de Nueva Planta echó por la borda del pasado el anquilosado régimen de privilegios y fueros de los condes feudales. Y este desescombro benefició insospechadamente a Cataluña porque le brindó las mismas posibilidades que a Castilla en el seno de la monarquía común”... Hasta el mismísimo catedrático catalán Emíli Giralt dice en su manual de historia: “la
Barcelona conquistada (‘por Felipe V´) era una ciudad típicamente medieval y sería difícil de encontrar un ejemplo tan patético de inmovilismo”... Cataluña se modernizó y creció a costa del hundimiento del Reino de Valencia pues, al poco del Decreto de Nueva Planta, se canalizó hacia Barcelona el paso de 25.000 hombres camino de la conquista de Sicilia y Cerdeña y esto hizo que se reanimara el comercio, la artesanía de confección y calzado, así como la fabricación de barcos catalana. En 1718, Felipe V para proteger la industria catalana, prohibió la importación de tejidos de Asia y China y se empezó entonces el aumento demográfico de Cataluña que pasó de 350.000 habitantes en 1708 a 817.000 habitantes en 1787. Entre 1745 y 1770 y, gracias al comercio ultramarino, el puerto de Barcelona alcanzó la primacía en España: no sólo se exportaban tejidos y calzados, sino también el vidrio, de Mataró y el papel de Olot. Y fue a Felipe V y al gobierno de Madrid a quien Cataluña le debió el incremento del cultivo de la viña, la exportación de vinos a América y el crecimiento de las cepas en el Ampurdán y el Penedés ¡que dieron lugar al actual cava!.. con toda su riqueza. El muy actúal historiador Marcelo Capdeferro dice en su libro “Otra Historia de Cataluña” (pág 371): “Gracias a la paz y al orden y a la laboriosidad de todo un pueblo; y gracias también a la desaparición de unas instituciones anacrónicas y oligárquicas, en menos de medio siglo, se operó un desarrollo impresionante en Cataluña en todos los órdenes”. Y lo mismo opinan, además de Vicens i Vives y Emilio Giralt otros historiadores como Henry Kamen, Antonio Pons, André Laborde y el profesor Tamames. El problema real lo tuvo Valencia quien, tan mansurrona y soguzgada ella como de costumbre, fue la más marginada y la que más perdió pues fue esa fecha (1745) cuando el puerto de Valencia y su economía empezaron un espectacular declive que se prolongó durante lustros. Y es que como nuestro profesor de historia nos decía en clase: “La historia de Cataluña y Valencia, desde siempre, ha sido la historia de dos fieras competidoras y a lo largo de los siglos se ha visto claro que, cuando Barcelona ha subido, Valencia ha bajado. Y viceversa.” El mal económico y financiero no le vino a Valencia desde Almansa comoEllosmal manifesteros el sigue Contat,viniendo cada 25 por de abril, pretenden intoxicarnos. le vino a fletados Valenciadesde –y le oleadas-, desde sus vecinos del norte quienes, como de costumbre, hicieron lo indecible por sacar ventajismo y tajada de su situación a costa de los vecinos del sur –els “valencianets”-, cuyo desarrollo económico siempre bloquearon y siguen bloqueando como ahora mismo con el Plan Hidrológico y con el AVE. Y siempre con la complicidad de esta vergonzante izquierda socialista antivalenciana, cómplice del catalanismo burgués y enemiga del desarrollo de Valencia: ahora los socialistas nos la matarán, llenándola de salmorra y tendremos un Mediterráneo muerto.
Los tontos útiles del pasacalle manifestero del 25-A son los que siempre traen, desde el norte, el verdadero “mal de Almansa”. Los archivos e historiadores catalanes decentes así lo testimonian. Los trileros, mienten. Y los tontos útiles se lo creen. Diario de Valencia 25 de abril de 2004
Los valencianos y el mal de Almansa Por Ricardo García Moya
Nos hablan del Mal de Almansa, consecuencia de la derrota sufrida por regimientos ingleses, portugueses y holandeses -no valencianos-, el 25 de abril de 1707; pero pocos especifican qué personas sufrieron o gozaron de tal evento. Así que vamos a conocer dos casos reales, con nombres y apellidos. Un beneficiado del Mal de Almansa fue el epicúreo y caprichoso Dalmau Copons, al que la derrota de Almansa supuso una gran alegría. En el Archivo Histórico Nacional se conservan escritos suyos reclamando al monarca la concesión de bienes procedentes de nuestros antepasados: "Señor: Dalmau Copons, canónigo de la catedral de Barcelona, en consideración de sus servicios, y en particular el abandonar su casa y en ella más de dos mil doblones de alhajas. Suplica la merced de 800 escudos al año de pensión sobre los bienes confiscados del Reyno de Valencia, para que con ellos pudiese mantenerse según su calidad y estado" (AHN. Cons. Leg. 6804). Hay que advertir que los valencianos no habían sustraído al botifler Copons ni un real de vellón, por lo que bien podría demandar bienes de los que se iban confiscando a los catalanes, pero no fue así. El Reino de Valencia, después de sufrir ocupación de los ejércitos maulet y botifler extranjeros ambos, se convirtió en sustancioso botín para los vencedores. Los escritos de Copons -hasta que logró que los escudos entraran en su faltriquera adquirían matices autoritarios:"Que se repita la orden al juez de las confiscaciones del Reyno de Valencia a efecto de que con toda brevedad la ponga en cumplimiento." El monarca concedió lo que pedía, pero el nerviosismo del catalán iba en aumento e insistía en que: "Su majestad ordenó librarme ochocientos escudos de dicho Reyno de Valencia", por lo que imperativamente deseaba cobrar"sin dilación". La última carta va firmada por "Dalmao Copons, a 19 de septiembre de 1708". Ahora conoceremos el caso opuesto. En carta a Felipe V, una de las víctimas expresaba su desamparo: "Martín Brotat, torcedor de seda de la ciudad de Valencia, dice que en virtud de la orden para embargar todas las haciendas y caudales que hubiese en el Reyno, pertenecientes a valencianos, se embargaron en la ciudad de Toledo trescientos y treinta y seis mil quinientos reales de vellón, pertenecientes al suplicante." Estas incautaciones son las que iban a engrosar el patrimonio de los Copons y compañía. Las confiscaciones provocaban casos dramáticos. Martín Brotat, próspero comerciante antes de 1707, declaraba "que se halla con crecida familia y muchos acreedores que le molestan, sin tener más medios para su manutención que dichas cantidades" . No le hicieron mucho caso, repartiéndose su hacienda entre unos sólo en Toledo "entraron en poder del tesorero de Rentas Reales 114.727 realesydeotros; vellón". Curiosamente, los valencianos que sufrieron el saqueo de los maulets no recibieron tanto apoyo. Lo corrobora la viuda del Justicia de Alicante, que demandaba una caridad en estos términos: "Diego Picó se hallaba en el encargo de Justicia Mayor de Alicante al tiempo que los enemigos asaltaron aquella plaza. Executaron con él muchas hostilidades y vejaciones y de enfermedad que le sobrevino murió, y habiendo saqueado su casa sólo pudo escapar doña Tomasa Mora, mujer del susodicho, con el coche
galera, mulos y algunas alhajas, retirándose a Monóvar. Allí le sorprendieron (robaron los maulets) coche, mulos y galera; huyendo a Hellín." Los ingleses -núcleo del ejército maulet- se comportaron cruelmente con el Justicia de Alicante: "Fue llevado Diego Picó a los navíos ingleses, adonde habiéndole despojado de sus vestidos, y dejándole tan indecente, fue sentenciado a muerte." Parece que Picó sufrió algún ataque cerebral o depresión profunda, ya que en vista de su estado,"le devolvieron a la ciudad descalzo y con la misma indecencia" (AHN. Leg. 6804). Hasta las monjas sufrieron acoso de los maulets. El obispo de Orihuela, compadecido, escribía al rey: "Sor Francisca Antonia del Convento de la Sangre de la ciudad de
Alicante, por la invasión de los enemigos le fue preciso pasarse al Convento de la Santa Faz, habiendo perdido en el saco la mayor parte de sus bienes. Dejaron la clausura muchas religiosas, entre ellas la priora. Fue preciso recurrir al amparo de su hermana, que estaba en Valencia." La monja era más modesta que Copons, ya que sólo"solicitó 50 doblones sobre bienes confiscados del Reyno de Valencia". Hubo poblaciones leales a Felipe V a las que el Mal de Almansa no tenía que haber afectado. El memorial que Xixona dirigió al rey destacaba sus actos heroicos: "Bajo el comando de Bruno Aracil, hijo de Xixona, capitán de caballos de la costa de este Reyno de Valencia, recuperaron Altea y otros lugares." Los fieles xixonencos querían vengar la escabechina de los maulets"en la Torre de las Mançanas, donde degollaron hasta los enfermos que estaban moribundos" (AHN. Leg. 6804). La villa, como premio, pedía "Que haga única a Xixona en honras. Que sus hijos puedan traer armas de todos géneros por todos los Reynos de España." Estos inocentes vasallos no sospechaban que los planes de Felipe V eran sojuzgar y castellanizar a todo el pueblo valenciano, incluida Xixona. Por cierto, los turroneros solicitaban al rey que: "Exonere a Xixona de todo género de pechos (impuestos) que se impongan a las demás ciudades del Reyno de Valencia." Y, también -¡ojo al dato, alcoyanos, que tiene gracia!sugerían "que los créditos y deudas de los leales vasallos de Xixona los pague anualmente la villa de Alcoy". Las Provincias 25 de Abril de 1995
i
SENYERA VALENCIANA
www.idiomavalencia.com
Santángel recibió escasa recompensa por financiar la expedición Por Ricardo García Moya
Existe un nexo ignorado entre la moneda medieval valenciana y el manuscrito que Fernando el Católico, rey de Valencia, remitió en 1490 a la villa de Alicante, otorgándole el título de ciudad en agradecimiento a la ayuda prestada en la guerra de Granada. El cronista real Hernando del Pulgar anotaba que"del Reyno de Valencia, todos los días venían por mar navios cargados de pan, e de paja e cebada, e de todas las provisiones que eran menester"; y, sin duda, muchos de los barcos saldrían del puerto de Alicante. Todo manuscrito valioso suele tener su carga enigmática, que puede emanar de la caligrafía hermética (p.e., la de Leonardo de Vinci, que requería el uso de espejo para su lectura), o de frases con doble significado. Respecto al manuscrito alicantino, la duda surge ante un extraño grafismo dibujado en el topónimo "Valencia", que altera la normalidad paleográfica del escrito. Por lo demás, el pergamino es similar a otros del siglo XV elaborados, posiblemente, en el monasterio de Guadalupe; lugar donde los monjes "pergamineros" purgaban las pieles con cal y las pulimentaban con piedra pómez. ¿Qué representa el tosco pictograma cuyos trazos sugieren la forma de tridente? ¿Podría relacionarse con el dios Neptuno y el hecho de ser Alicante ciudad marítima? Lo que ahora es un misterio, era automáticamente interpretado en la Edad Media en toda España. El resto del escrito es normal y responde al dictado de Fernando el Católico -que se encontraba en Córdoba el 26 de julio de 1490- a su escribano, "ordenando a las autoridades del Reino de Valencia que guardasen y mandaran guardar los privilegios de dicho título". El srcen del falso "tridente" se remonta al año 1365 -reinando Pedro el Ceremoniosodespués de la guerra entre los reinos de Castilla y Valencia; contienda en que el Ceremonioso conservó la Corona de Aragón gracias al heroísmo de los valencianos de todo el territorio. La distinción concedida por el monarca fue singular en la historia, pues en "les seues reyals lletres", al enumerar los reinos de Aragón, Nápoles, Sicilia, etc., y llegar al de Valencia, "pintó con su mano una corona en la L". Este raro privilegio fue respetado en los documentos importantes y, claro está, en la concesión del título de ciudad a Alicante no podía faltar. Por tanto, el misterioso arpón del manuscrito corresponde a la corona dibujada por el escribano de Fernando el Católico sobre la letra L de Valencia"Ciutat e Regne". Posteriormente, el privilegio fue olvidándose, aunque todavía en 1696 -reinando el infeliz Carlosque el Hechizado-, obispo en un escritoduplicada dedicadoen a la Generalidad, "la L, Brazo el Real, por de su Orihuela coronadarecordaba y establecida lealtad, sus leales ciudadanos y las Ciudades y Villas del Reyno" (Sánchez, M.: Sermón de gracias por el feliz recobro de la salud del Rey, Valencia, 1696, fol. 6). Es decir, el Ceremonioso premió con la corona a todo el territorio, "Ciudades y Villas del Reyno", aunque influyeron en la merced los dos cercos sufridos por la capital. No obstante, la guerra contra castellanos fue encarnizada en el sur del Reino, y el propio
gobernador de Orihuela murió envenenado por cirujanos de Pedro el Cruel de Castilla, en típica argucia de este siniestro rey. ¿Qué queda de la letra L, coronada medieval? Un privilegio tan honroso -que distinguía en los documentos reales al Reino de Valencia sobre cualquier estado europeo- tuvo consecuencias inmediatas. Acatando la voluntad regia, la moneda valenciana y la Real Señera incorporaron la corona sobre las barras; mientras que en el Condado de Barcelona, por ejemplo, continuó en el siglo XIV con el losange sin corona en las monedas. Hay que aclarar que Cataluña no existía como nación en la Edad Media y, en consecuencia, no se acuñaron piezas con la palabra Cataluña. Iconológicamente, la moneda valenciana que financió el Descubrimiento mantuvo las dos barras coronadas, como la primitiva Señera que aparece en el mapa de Mecía de Viladestes en 1413, conservado en la Biblioteca Nacional de París. Por cierto, la apreciada corona heráldica (sobre azul en la bandera) fue devaluándose ante la escandalosa proliferación de coronas sobre cualquier escudo (también en las monedas) a partir del siglo XVI, hecho denunciado por heraldistas coetáneos, aunque sin resultado. La ayuda valenciana al descubrimiento Respecto a la ayuda valenciana al Descubrimiento, hay que puntualizar que benefició poco a nuestros antepasados, pues parece que sólo consiguieron un trozo "de la propia madera del mástil con que se descubrieron y ganaron las Indias" (Soler, J.: Memorial, Valencia, 1706, p. 18). Reliquia singular -conservada en el Real Colegio del Corpus Christi- pero escasa recompensa para el pueblo que propició, a través de Luis de Santángel, el viaje de las naves españolas. En fin -volviendo al tema inicial- la moneda del Reino de Valencia, al Real Señera y el Manuscrito de Alicante tienen concordante la Corona Real: sobre las barras en el primer caso, y sobre la letra L en el pergamino. Incorporación promovida -detalle importantepor voluntad soberana. Las Provincias 2 de abril de 1992
Sobre el llamado “pendón de la conquista” Por Ricardo García Moya
De regreso a tierras valencianas, y cuando esperaba tranquilidad tras un verano tenso visitar la biblioteca de Cataluña y otros centros relacionados con el pujolsocialismo erosiona a cualquiera- me encuentro con la polémica sobre el pendón y, lo peor, artículos que simplifican los datos basándose en comentarios pie de foto del "Tratado de la Real Señera". En el libro, aparte de los asuntos principales, esbozo varias hipótesis sobre esta enseña. El llamado pendón de la Conquista, aunque su confección material fuera anterior de 1538, aparece en la historia en tal año gracias a la oratoria del fantasioso Beuter. Ningún documento, durante tres siglos, hace referencia a la enseña depositada (en teoría) por Jaime I en San Vicent de la Roqueta. Jamás mereció una línea del año 1238 al 1538, y en ningún acto festivo, religioso, áulico o militar consta su presencia o que fuera objeto de la mínima atención. Las reliquias dudosas hunden sus raíces en la cómoda "tradición", hasta que alguna evidencia establece el tope cronológico máximo, y en este caso -siendo indulgentes y sin faltar el respeto a nadie- bien pudiera establecerse que el 9 de octubre de 1338 (en que se conmemoró solemnemente el primer centenario de la Conquista), todavía no existía el presunto pendón. Las crónicas describen cómo el pueblo valenciano y sus máximas autoridades visitaron en procesión cívica las iglesias -incluida la de San Vicent de la Roqueta- en plena exaltación de la figura de Jaime I, e ignoraron totalmente la presencia del pendón, hecho inadmisible de haberse encontrado allí la más valiosa reliquia donada por el conquistador a Valencia. En consecuencia, a partir de 1338 hay que entrar en el campo de la especulación para aventurar su procedencia, hecho habitual en este tipo de objetos, pues ¿quién sería capaz de escudriñar la procedencia de la "auténtica bandera del caballero San Jorge Mártir", o del "pedazo de esponja (sic) con que dieron hiel y vinagre a Cristo"? Ambas reliquias "auténticas", como el pendón, también llegaron entre los siglos XIV al XVI a los templos de Valencia. Respetando el tope cronológico de 1338, en el Tratado de la Real Señera sugiero varias hipótesis, teniendo en cuenta que las iglesias recibían banderas de todo tipo, des de las contemporáneas de la guerra de la unión contra Pedro IV de Aragón (p.e: en las cercanías de Bétera, el 19 de diciembre de 1347, las tropas del Reino capturaron enseñas al ejército real), hasta las utilizadas en el mar, como el estandarte de una galera de Lepanto que Miquel de Moncada donó al convento del Remedio de Valencia. Pero las más numerosas, hasta el punto de que a fines del XVI cubrían los muros de algunas iglesias, eran las confeccionadas para actos relacionados con la monarquía, desde visitas reales a exequias. Se confeccionaban hasta "300 senyals reyals", como en las exequias de Juan II (año 1478), a las que acompañaban otras banderas de reinos y posesiones de la Corona de Aragón. Incluso cuando fue trasladado el cadáver del rey de Mallorca -muerto en la batalla de Lluchmajor- , se encargó una bandera real (no del reino de Mallorca) que fue colocada sobre "su cos en la seu de Valencia" . El "pagamente" de 1414 cita"la corda de canem e cadena on penja la dita bandera".
Y no hay que olvidar que la propia Iglesia utilizaba banderas barradas. Cuando el cismático Benedito XIII entra en Valencia en 1414, es precedido por un "ganfanó" o bandera eclesial de barras rojas y amarillas, idéntica a la que llevaba el vexilario papal en el Concilio de Costanza, también en 1414. Pero los valencianos, no lo olvidemos, ya teníamos la Real Señera coronada, como demuestran los pergaminos de París fechados en 1410 y 1413. Y hay un hecho esclarecedor: toda la quincallería atribuida a Jaime I es, por lo menos, un siglo posterior al mismo. El famoso casco con el monstruo (usurpado por la actual Generalidad Valenciana al soberano de la Corona de Aragón), se remonta al reinado de Pedro el Ceremonioso, hacia 1350, la venerada espada de don Jaime, que estuvo clavada durante siglos en el artesonado de la Casa de la Ciudad, es del XV, y el tan divulgado fotográficamente escudo del conquistador, no supera en antigüedad el año 1400. La fecha de srcen del pendón debe encajar en estas centurias en que la fiebre por poseer reliquias llegó a extremos disparatados. Lo que sería absurdo es atribuir al "mestre en Sacra Theología Beuter" el encargo material del pendón, bastante atarantado anduvo aquel año de 1538 con la feligresa embarazada. El canónigo sólo transformó, con su oratoria, una vulgar enseña de las abundantes que cubrían los muros eclesiales en la señera de Jaime I. Y en aquel 9 de octubre de 1538, la única bandera que presidió todos los actos fue la Real Señera coronada. Las máximas autoridades -incluidos Virrey, nobleza, diputados de la Generalidad y alto clero-, acompañaron a la enseña que había salido verticalmente por la ventana de la Sala del Archivo... no de San Vicent de la Roqueta. Las Provincias 21 de Septiembre de 1994
Las banderas de cuatro barras en la Comunidad
Por Ricardo García Moya
Desde hace unos decenios, la tenaz labor catalanizadora, unida al desconocimiento que teníamos en temas vexilológicos, favoreció la implantación de banderas de cuatro barras en algunos pueblos valencianos; especialmente en los que habían incrementado población y territorio en este siglo y no tenían enseña propia. En reciente llamada al cabinista, se recomendaba a LAS PROVINCIAS que "profundizara un poco más; pues en tierras de Castellón, la cuatribarriada es normal en casi todos los pueblos", y Villarreal "lleva la cuatribarriada en las fiestas desde hace muchos años". En primer lugar, no son tantos años, pues se remonta a 1975, aproximadamente, el inicio de la implantación de estas politizadas banderas. Por tanto, no hay que ahondar mucho; todavía en la Guerra Civil, en 1936, los castellonenses, como valencianos que eran, lucharon con banderas coronadas sobre franja azul ("El País", dominical, 6 abril 1986, p. 90). En la década de los 70, los seguidores de Fuster y Guarner, las introducían en fiestas y recitales fingiendo ingenuidad. Después, una vez dada la apariencia de venerable tradición, se aprobaban con votos de concejales que seguían consignas de partido. Así y todo, las ciudades importantes, como Orihuela, no cayeron en la trampa de modificar su propia enseña por la del rey de Aragón. La implantación de simbología y lengua catalana ha sido un paso previo para la despersonalización valenciana. También los jóvenes que han sufrido la "inmersión", proclaman que los barbarismos catalanes (desde el "amb" al "desenvolupar", pasando por el "esport") pertenecen al léxico valenciano de toda la vida (su vida). De igual modo, han logrado que "País valenciano" sea el título del territorio "desde hace muchos años". El avasallamiento catalán está convirtiendo en tradición lo que sólo son falsedades repetidas machaconamente. Si en la Edad Media fue habitual la presencia de banderas barradas, era por pertenecer a una confederación de estados que tenía como reino-cabeza al de Aragón. Su simbolismo era similar al de la bandera de España que ondea actualmente en los edificios oficiales, junto a la de cada autonomía; pero en la Edad Media tenían bandera propia los Reinos de Valencia, Nápoles y Mallorca. Ahora bien, todos sabemos que la Corona de Aragón feneció hace siglos y, otro poder expansionista, el catalán, usurpó su enseña. ¿Por qué, entonces, ese empeño en adoptar una enseña que no es de nuestro territorio? Los ayuntamientos de pueblos valencianos que no existían en el siglo pasado, que tenían de otroy municipio o carecían deasta, heráldica el caso que ha dependencia incluido la corona el Rat Penat arriba del no en (salvo el tejido) son de los Sagunto, que más "presumen" de cuatro barras en banderas y adargas. Están repitiendo un curioso fenómeno que sucedió en Cataluña a fines del siglo pasado. Quien lo cuenta es Armando de Fluviá, historiador catalán: "Los sellos municipales del siglo XIX y principios del XX es que, por un patrioterismo mal entendido, la mayoría de municipios quisieron incluir en los escudos la señal de los
cuatro palos, quizá pensando que poniéndolos serian más catalanes" (Fluviá, Armando: "El Temps", 4 de mayo de 1987, p. 46). Asi de simple es la motivación que está impulsando el olvido de la heráldica propia, pues la bandera es sólo la traslación a un soporte ligero –tejido- de los símbolos que expresan la singularidad de la villa; sea la llave del Reino, como Biar, o el pájaro Oriol de Orihuela. Lo que debiera hacerse -si es que todavía somos un pueblo singularizado, y no una colonia de otra región- es regularizar la bandera de los pueblos que carecen de ella, utilizando la Real Señera, y en su centro, la heráldica local. En la actualidad, los ayuntamientos socialistas hacen esta superposición, pero usando la bandera de Cataluña. Las actuales autonomías de Andalucía, Extremadura, Madrid y Rioja, como es sabido, fueron conquistadas con la bandera del rey de Castilla. Jamás tuvieron bandera propia, pero Blas Infante, Leguina y otros "diseñadores" crearon en nuestro siglo sus banderas y, que yo sepa, no hay ningún pueblo en Andalucía, Rioja, Madrid o Extremadura que esté tratando de imponer la bandera de Fernando III de Castilla y llorando por ser castellano ¿Por qué en el Reino de Valencia, con una Real Señera propia desde el siglo XIV, tratan de humillarla y adoptar la antigua con los palos de Aragón y, ahora, de Cataluña? ¿Es que alguna vez han pertenecido Castellón, Santa Pola o Villareal, por citar casos concretos, a Cataluña o Aragón? De todas formas, difícil será adoptar cualquier iniciativa con el poder en manos de una Generalidad que está formando mediante la "inmersió catalana" -unos valencianos jenízaros-; y no es ningún insulto, sino realidad. Los jenízaros fueron, en el siglo XIV, un cuerpo militar de élite preparado por los turcos para luchar contra los ejércitos católicos. Su disciplinada formación consistía en un lavado de cerebro, que incluía la "inmersión islámica" para incrementar el odio a su misma raza, ya que eran cristianos capturados en incursiones o hijos de cristianos cautivos. Es decir, se transformaban en los enemigos más encarnizados y crueles de su misma raza. Las Provincias
Las dos barras de oro coronadas
Por Ricardo García Moya
Como es sabido, la imagen de la Real Señera en pergaminos medievales como el de 1410 (B.N.París, Ge. B. 8268) testifica la presencia de la franja azul con la corona y, también, las dos barras de la antigua señal real de Jaime I. En 1459, cuando era habitual el modelo de cuatro, Jaume Roig citaba los bastones de oro coronados ("Spill"), aludiendo a la corona otorgada por el rey y que -a fines del XIV- ya figuraba sobre las dos barras de la moneda del Reino de Valencia. Siglos después, un barcelonés que se inspiraba en Roig, escribía:"Las barras que en el escudo / se ven de oro coronadas” (Liberós, E.: Barcelona, año 1620). En el XVI proliferaron sospechosas coronas y títulos. El hidalgo deseaba ser marqués; el condado, reino. Exageraban prosapia tan abusivamente que Felipe II, escamado, ordenaba infructuosamente el 4 de octubre de 1576:"Que no se llame Don a nadie en Cataluña, pues de poco acá se van usurpando títulos de Noble y Don" (A.C. Aragón, L. 651). Coetáneamente, sobre el escudo del condado y el de la Generalidad catalana comenzó a figurar el Rat Penat valenciano y la corona; aunque el monarca, que se sepa, nunca otorgó tal honor. Por el contrario, nuestra Real Señera fue voluntad soberana, y los albaranes que detallan el costo de"brodar la corona" con hilos de oro, así como"les alnes de tela gostança blava" y la plata del Rat Penat demuestran que nuestros antepasados querían que la enseña fuera una joya vexilológica. Para los actos festivos encargaban otras de menor valor a artesanos como Joan Cardona, autor de señeras "barrades de or y de grana ab ses corones de dalt daurades y laborades al oli" para la entrada de Carlos I. Curiosamente, tras la publicación del Tratado de la Real Señera (dónde se exponía que la de Jaime I sólo tenía dos barras), los barceloneses comprobaron estupefactos que su escudo y bandera sólo mostraba dos barras y la cruz. Tras un debate -con Pilar Rahola de protagonista-, el Ayuntamiento de Barcelona modificó oficialmente este verano de 1997 el primitivo escudo de Barcelona (en realidad, de Cataluña) para incrementar hasta cuatro las dos barras que, desde el siglo XIII, formaban uno de los cuadrantes del escudo, alternando con la cruz del condado de Cataluña. La primicia dada en LAS PROVINCIAS (6-10-85) sobre las dos barras provocó la inquietud inmersora, pero los catalanes reaccionaron con su pragmatismo habitual, proclamando que también les pertenecía la señera de dos barras, de igual modo que el Rat Penat, la corona, el idioma, la cerámica y el sursuncorda. Ahora, los que se burlaban era del de Tratado de la Real Señera, 9-6-97, reivindicaban dees Cataluña "dues barres" (El Temps; p. 63), yque quelala primitiva "bandera bandera de España una usurpación de la antigua bandera catalana de dos barras" (p. 56). Olvidan un detalle: la primitiva señera pertenecía al monarca aragonés (según proclamaban todos los textos de los siglos XII y XIII, como el del provenzal Peire en 1285:"fai nomnar rey darago, lo senhal del basto"). También la filigrana con escudo de dos barras coronadas, marca de agua del papel valenciano en la Edad Media, la hacen figurar bajo la palabra Cataluña "Historia del
papel en México" (México, 1990). Y es que Hans Lenz, autor del libro, se basa en el "Paper and watermarks in Catalonia" (Amsterdam, 1970) del catalán Oriol (p. 145) y las marcas o filigranas del papel allí fabricado. Oriol usa el eufemismo "levante” para no nombrar al Reino de Valencia, y el pomposo de Principado de Cataluña para referirse al condado, y enredando sobre la filigrana de cuatro barras que, barrunta, representaba al "Kingdom of Catalonia" (p. 257), sin aclarar quién otorgó tal título de reino. Además da a entender que las fábricas de papel de Valencia y Xàtiva pertenecían a Cataluña. Nadie, hasta la fecha, ha dicho ni mu contra estas fantasias papeleras. Menos mal que en obras imparciales como "Les filigranes", (Leipzig,1923) las cosas quedan claras. Briquet reproduce la filigrana de dos barras coronadas del papel de Campanar, "représentent les armoiries de Valence” (p.151) y, extrañado, comenta que el investigador "Zonghi a trouvé l'écú de Valence sans couronne" (p.151); Briquet estaba sorprendido ante una filigrana del Reino de Valencia sin corona, pues los modelos que él reproduce son de dos barras coronadas, marca de agua que Oriols asocia al "Kingdom of Catalonia", confundiendo al manito de la "Historia del papel en México”. Parece un sainete de Escalante, pero son personajes de carne, hueso y subvención (Oriol Valls, el del papel, la tenía de la fundación Labarre) que siembran errores y trampas en la historia de los valencianos. Pero hoy es 9 de octubre, así que ignorando a los que tratan de destruir nuestra historia (también la heráldica) custodiaremos a nuestra Real Senyera por las calles de la (todavía) capital del Reino. Quizá en unfuturo, cuando desaparezca la inmersión, sea restaurado el Centenar de la Ploma para que la bandera sea llevada "jinete a la estradiota", recobrando la solemnidad adecuada. Las Provincias 9 de Octubre de 1997
La Real Señera pintada por Benincasa en 1482 Por Ricardo García Moya
Siempre que nos aproximamos al 9 de octubre, los colaboradores de la "inmersió" constantes en su sistemática destrucción de la personalidad valenciana- emponzoñan el ambiente con ataques a la Real Señera, tratando de imponernos la enseña del rey de Aragón que, por circunstancias aculturales, ahora representa a Cataluña. La consigna que más repiten es la inexistencia de la Real Señera en el siglo XV, lo que demuestra su desconocimiento del tema. En la biblioteca de la más antigua universidad europea, la de Bolonia, se conserva la carta náutica del italiano Grazioso Benincasa, fechada en 1482. La obligada esquematización propia de estos pergaminos no impide apreciar una serie de banderas sobre la península ibérica, destacando la Real Señera en el espacio definido entre el río Ebro y el reino moro de Granada, todavía independiente en aquel año. Una gran franja junto al asta y tres escuetas barras rojas y amarillas identifican el territorio regnícola. Los cartógrafos no pretendían hacer un tratado de banderas, de ahí que en ocasiones apareciera la Real Señera con la corona sobre las barras (carta de Viladestes del año 1413) o, simplemente, la franja azulada del fondo; pero es notorio el empeño en dejar constancia gráfica de un espacio rectangular junto al asta, reduciendo la longitud de las barras. Por cierto, la corona fue incorporada incluso en las marcas de agua de los papeles fabricados en el Reino en el siglo XV: "Deux país, marque representant les armoiries de Valence (...) surmontés d'une couronne de 1463-1426" (Mosin, Vladimir: Filigranes, 7.a.greb, 1957). Detalle que no exhibían los elaborados en Cataluña. Documentada la presencia de barras coronadas sobre franja azul en nuestro Siglo de Oro (Bib. Nacional de París: Ms. Ge. B. 8268), quedaría la duda respecto al símbolo que completaba la Real Señera: el Rat Penat. Ante la imposibilidad de su representación en los pocos milímetros que ocuparía en un portulano, debemos buscar otras fuentes que testifiquen la presencia del vespertilio en la Señera o en banderas de menor costo utilizadas en campaña. No es fácil encontrar descripciones meticulosas. Los cronistas daban por hecho que cada pueblo conocía su heráldica y las referencias literarias son, generalmente, incompletas. Por suerte, Jerónimo de Blancas dejó un testimonio valioso al afirmar que el murciélago formaba parte del blasón del Reino de Valencia, y que, "como tal, fue llevado hasta la época presente en las enseñas militares" (Blancas, J.: Comentarios de las cosas de Aragón, p. 151). El "presente" del cronista real Jerónimo de Blancas era la segunda mitad del siglo XVI, siendo su cita importantísima por la autoridad que poseía sobre heráldica, protocolo y relaciones de los estados de la Corona de Aragón, comoReyes demuestra su eruditoaunque legado. su En 1585 escribía "Coronaciones de los sereníssimos de Aragón", mejor obra fue "Aragonensium rerum comentarii ab anno 704, ad annum 1588", que es donde encontramos el preciso comentario sobre la naturaleza del Rat Penat como símbolo del Reino de Valencia y, también, dela capital del mismo. Los siglos de esplendor pasaron. Las tradiciones autónomas sufrieron la erosión de otras culturas agresivas y, consecuencia de ello, hasta la vexilologia del Reino resultó afectada por lamentables confusiones. Pese a ello, siempre hubo eruditos que recordaron
la composición de las armas reales valencianas. Así, en un manuscrito que examiné este verano en el Archivo General Militar -ubicado en el alcázar de Segovia- contenía esta descripción:
"Encima de la Corona que cubre cada uno de los escudos se halla un murciélago, de lo que se deduce que dicha bandera perteneció a alguno de los cuerpos del Reino de Valencia que lo tiene en sus armas" (A.G.M.; Sección 2, Div. 3, leg. 32). El manuscrito está datado a mitad del siglo XIX; es decir, trescientos años después que el cronista real testificara la presencia del Rat Penat en las banderas como símbolo del Reino. En consecuencia, la información vexilológica del pergamino de Grazioso Benincasa es complementada por otras fuentes; a pesar de ello, los catalanistas insistirán en imponernos la bandera cuatribarrada. Algún día se darán cuenta que la citada enseña podía usarse en todos los territorios de la Corona de Aragón (como en la actualidad sucede con la de Europa o España), pero los reinos de Nápoles, Sicilia, Valencia y Mallorca tenían su particular bandera. Las Provincias 9 de octubre de 1991
La Real Señera en la Sierra de Espadán Por Ricardo García Moya
Hoy, 9 de octubre, es una ocasión propicia para recordar acciones protagonizadas por nuestro máximo símbolo vexilológico. Una de éstas fue la ejecutada por el ejército del Reino de Valencia, presidido por la Real Señera, para sofocar el alzamiento morisco en la Sierra de Espadán en 1526. Los sublevados -más de 5.000 con la incorporación de moros aragoneses o "tagarinos"- se habían adueñado del abrupto lugar, saqueando los arrabales de Segorbe, Onda y Vall de Uxó. El 20 de mayo, un mensajero de Onda llegaba a Valencia pidiendo auxilio, y con la noticia del degüello de los habitantes de Chilches. La capital no pódía dejar indefenso a su territorio. El 7 de junio se activó la maquinaria bélica del Reino con la protocolaria colocación de la Real Señera en las Torres de Serranos; acción que significaba la declaración de guerra "a sang y foc". Durante los días en que la bandera estuvo expuesta en las torres -mientras las fuerzas del Reino iban organizándose-, jamás permaneció sin custodia: "la guardaren de dia y de nit vint homens del Centenar de la Ploma". Parece que no existía en la Corona de España -y puede que en ningún otro reino europeo- una bandera que tuviera para su defensa una compañía armada, como sucedía con la Real Señera. Sobre el aspecto que ofrecía en 1526, si observamos su imagen en los portulanos de la Hispanic Society of America, vemos que era idéntica a la actual, con barras coronadas sobre la franja azul; sólo difiere de la medieval (Biblioteca Nacional de París, Ms. GE. 8.8268) en que llevaba cuatro barras, no dos como la del manuscrito parisino. El ejército valenciano llegó el 19 de julio a Onda; donde quedó custodiada la Real Señera en el cuartel general. Hay que decir que nuestras fuerzas no se habían recuperado totalmente del varapalo de la Germanía, especialmente de la matanza que tropas catalanas y castellanas -al servicio de la nobleza- cometieron con los valencianos el 18 de julio de 1521, cuando "entre Almenara y Morvedre quedaron tantos muertos como cepas de viñas". En consecuencia, en el asalto a la Sierra de Espadán, el ejército del Reino -debilitado por el mal de Almenara- contó con el refuerzo de 4.000 lasquenetes alemanes, cedidos por el rey Carlos I de Valencia. Precisamente, los alemanes tuvieron el honor de acompañar a la Real Señera por el regreso triunfal a Valencia, "entrárenla per damunt lo portal dels Serrans", merced concedida por el gobernador del Reino Don Hieromi de Cabanyelles, al tener autoridad sobre el protocolo de la regnícola enseña. Hay muchos detalles que han sido interpretados erróneamente en nuestros días. Un Jurat en Cap de 1526, de los que acompañaban a la bandera junto al gobernador del Reino, no equivalía a un concejal del actual Ayuntamiento de Valencia, sino al de un alto mando del ejército. Así, cuando en las Germanías sale la Real Señera a Campaña, se ordena a las tropas de las ciudades"que obedescan (sic) por Capitán General al Jurado en Cap de Valencia" (Viciana, MS. 46. Bib. de S. Cruz. Valladolid). Respecto al traslado de la Real Señera, por su excesivo peso y cuando el trayecto lo requería, el
Justicia Criminal cabalgaba a la "estradiota", obteniendo estabilidad para portar la enseña. No hay duda que si otras regiones norteñas hubieran tenido un estandarte como la Real Señera y una compañía armada para su custodia, habrían recuperado la tradición de la manera más fastuosa y, además, se encargarían de divulgar sus peculiaridades "en todas las Universidades del mundo", (como dicen ellos). Aquí sucede lo contrario: terroríficas mentes aniquilan con chimeneas de chatarra y hexaedros de cemento el casco histórico donde nuestros antepasados vivieron días de gloria. Tras la victoria en Espadán, la entrada triunfal de la Real Senera en Valencia (25 de septiembre de 1526) fue apoteósica: cuatro mil alemanes de cinco en cinco en hilera, con escopetas, picas y "espases de tres palms, amples com tres dits" formaban la vanguardia del desfile; después "venien los tabals, trompetes y ministres" y el Justicia Criminal con la Real Señera o bandera del Rat Penat junto a "Hieroni Cabanyelles", governador general del Reyne de Valencia, ab oficials reals e lo capitá dels alamanys Rogondolfo" y las compañías valencianas. Tanta expectación como los alemanes -especialmente la compañía armada con "espases de dos mans"- despertaba en el ejército del Reino los famosos cañones de Xàtiva, artillería de campaña que ya estuvo presente al comienzo de la sublevación en el cerco de Benaguacil: "las dos bombardas de Xátiva; la que se llama el Buey y la que se dice el Puerco". Precisamente en la solemne entrada de la Real Señera en la catedral, y en el ceremonioso ingreso en la Sala del Archivo, se dispararon grandes cañones: "Quan arribá la Bandera a la Seu y a la Sala, tiraren grans bombardes". Por tanto, en 1526 la Real Señera fue acompañada por miles de lasquenetes alemanes y compañías valencianas, grandes cañones de Xàtiva, cuerpo armado del Centenar de la Ploma y el Virrey, música marcial de atabales, pífanos y trompetas. Y no es por molestar. ¿Pero, hubo en alguna de las que ahora se titulan "comunidades históricas" (Cataluña, País Vasco, Galicia...) una bandera equiparable a la Real Señera en cuanto valor material, histórico y protocolario? Sospecho que no. Las Provincias 9 de Octubre de 1996
El pendón de la Roqueta y las caras de Belmez Por Ricardo García Moya
Lo siento, pero no puedo ocultar por más tiempo los datos que localicé en el Archivo Histórico Nacional: el pendón de la Roqueta era auténtico. ¿Por qué confieso ahora, en vísperas de las elecciones municipales? Por motivos de conciencia. El colesterol me ha subido a 290 y, ante el riesgo de sufrir una hemiplejia que me impida comunicar el descubrimiento, descargo mi responsabilidad. Las inéditas noticias se remontan al año 1640, cuando en un proceso se descubren las andanzas fray Joseph Sánchez, religioso del Convento de San Vicent de la Roqueta en Valencia. Este fue el auténtico pendón de la Roqueta, ya que en compañía de una tal "Athanasia, doncella, natural de Valencia y que vive en la calle Ruzafa, junto a la calle del Embajador Vique", se dedicaba a prácticas esotéricas condenadas por leyes divinas y humanas. El fraile es calificado por los fiscales como "sacathesoros", interesante rama de la hechicería que contaba con abundantes especialistas en el Reino. El pendó de la Roqueta trabajaba en equipo junto a"fray Benito, que llevaba un libro de exorcismos y echaba agua bendita con un isopo; y el padre Sebastián, que tenía un lignum Cruzis en las manos" (A.H.N., inq. Leg. 527). Formaban lo que ahora llamaríamos un bloc de progrés. Fray Joseph sospechaba que las baldosas del convento ocultaban oro y joyas. Según cuenta el ambicioso fraile, reunió a sus compinches dentro de la celda para que le ayudaran a descubrir el tesoro. Cuando las mujeres miraban la redoma del conjuro y musitaban la oración de San Julián, Athanasia de Ruzafa observó que"estaba acechando otro religioso, el Mayoral de ellos, tras la puerta" . El bloc de progrés formado por el pendó de la Roqueta, Athanasia y los frailes sacatesoros"amenazaron al mayoral con matarle si decía cosa alguna". Los fondos reservados bajo el suelo eran algo serio, y los amigachos del pendó eran capaces de enterrar bajo cal a cualquier persona que amenazara el negocio. En la delirante historieta aparecen personajes como el rector de Cuart y“Antonio Sánchez, natural de Consentayna Reyno de Valencia, estudiante gramático". El conjuro del pendó de la Roqueta fue estéril, ya que"cavaron dentro del convento y no hallaron nada". Pero no hay que escandalizarse por las ovejas descarriadas como el pendó de la Roqueta; en la iglesia siempre ha existido una minoría insignificante de religiosos que sucumbieron a las tentaciones mundanas. Hoy, por ejemplo, recibir un panfleto de los de curas catalaneros queje,gozan de las subvenciones (¡y,acabo ojo aldedato, se llaman "Capellans la Mata de jonc", je!). La obsesión mística que les motiva es catalanizar el Reino de Valencia; para ello, desde el 28 de febrero, en el Congrés Jaume I de Psiquiatría (perdón, de Teología), con ayuda del teólogo (?) Antoni Ferrando, catedrático de catalán, Joan Francés Mira y Lluís Duch, "monjo de Montserrat" tratarán sobre "la construcció del País Valencià conscient". El panfleto, escrito en barcelonés del régimen, dice: "desensís i fins tot de racúnia, alenat; mentre aquest desenvolupament del País, etc.". Estos son los modernos pendóns
de la Roqueta, amarrados al piló felipista a través de innumerables hilos, etc. Ellos no pretenden que la sopa llegue a Ruanda o que el 0’7 alcance a Etiopía; sus demandas de subvenciones a las Generalidades del eje son para catalanizar y envenenar al pueblo valenciano. En el siglo XVIII, los curas díscolos no solicitan pelas a Pedraza o Romero (ni tampoco a sus antepasados, que posiblemente estarían con los botiflers castellanos de fallas en Xátiva). La solicitud era similar a las dirigidas al rey para pedir una prebenda; así, el modelo utilizado por fray Vicente Ximeno de Valencia, decía:"A Belcebú, príncipe de los demonios, yo te pido mes de seis mil ducados para pasar con alguna decencia está
mi vida. Espero las respuestas hoy" (Arch. Hist. Nacional, leg. 6890). La instancia, rubricada con un familiar "Vicente, que tú sabes", no tuvo efecto crematístico, a pesar del respeto del fraile con el Maligno. Vicente ponía la misiva "en la ventana de su celda a la parte de fuera por espacio de tres o cuatro noches, y a la mañana abría la ventana por ver si encontraba respuesta". Las demandas de estos "capellans de jonc y tarquim" no se limitaba al money. El mismo Ximeno, "estando en su celda, sólo llevado del sensual apetito, llamó tres veces al demonio para que viniese en figura de mujer, pero nunca vio cosa alguna". Respecto al otro pendón -el mal llamado de la conquista- vulgar trapo mutado de estandarte jaimino por el fantasioso Beuter en 1538 (hasta entonces, ningún documento menciona al citado desperdicio de la Roqueta) debe tener propiedades paranormales como las caras de Belmez; aquellas que surgían y desaparecían en los muros de una casa andaluza. En el panfleto repartido por el Bloc de Progrés, con dos reproducciones del falso pendón de la conquista, se parecía un hecho parapsicológico: la odiada frase "Año 1238" -por estar en castellano- que ocupaba la parte superior del trapo ha desaparecido; se ha esfumado cual materia viva, burlando leyes químicas y físicas. Yo, pasmado como el Guerra, me limito a describir el portento ¿causas de la volatilidad del escrito en castellano? Algún exorcismo del Riutort, rogativas dels capellans de la Mata de Jonc o, lo más probable, un caso de "poltergeist". Pero lo dicho, ahora ya saben el Bloc y Lerma que tienen un verdadero pendó de la Roqueta, auténtico y se llamaba fray Joseph Sánchez. Las Provincias 11 de Marzo de 1995
La Real Señera de la Batalla de Morvedre
Por Ricardo García Moya
En 1806, el escritor y viajero Joaquín Lorenzo Villanueva encontraba "dans les archives de la Chartreuse du Val de Cristo, près de Segorbe" un valioso pergamino que, al poco tiempo, era vendido a la Biblioteca Nacional de París (Sig. R.G.AA., 566). Del documento y su descripción se ocupó Michel Mollat en "Les Portulans", publicado en Fribourg el año 1984. En el pergamino, aparece nítida la imagen de la Real Señera con las barras coronadas sobre el territorio del Reino de Valencia y contiene, además del nombre del autor, la fecha de ejecución: año 1413. Es decir, nos ilustra sobre la Bandera Real que presidió la decisiva batalla de Morvedre en 1412-no muy lejos de Segorbe- y con la que el adelantado mayor de Castilla trató de proclamar rey de Valencia a Fernando de Antequera; detalle que no se ha tenido en cuenta hasta la fecha. Sucedió el sábado 27 de febrero de 1412, poco después del mediodía, cuando los dos ejércitos valencianos se enfrentaron en las cercanías de Morvedre. La Corona de Aragón no tenía rey y nuestros antepasados estaban divididos entre los partidarios del catalán conde de Urgel y los del infante Fernando de Castilla. Lacónicamente, el capellán del Magnánimo recordaba que: "Fue vencido el ejército de Valencia por Bernat de Centelles y caballería de Castilla, de Valencia y gente de Morvedre. Murió el virrey de Valencia y fue herido gravemente el justicia criminal, apoderándose de la Bandera de Valencia que fue llevada al de Antequera”. Vencieron los Centelles que seguían a Fernando de Antequera, pero no hubo humillación para la Señera, ya que los vencedores también eran valencianos y reconocían la realeza del símbolo. Antes del choque, el virrey había solicitado al Consell un ejército y el estandarte real con el Centenar de la Ploma, -según la norma empleada en el siglo XV; pues siempre que ejecutaba alguna misión propia de su cargo y que requería manifestarse con autoridad, se hacía acompañar por la Bandera Real de Valencia. Y habría que aclarar que fue el virrey, que era catalán, quien ordenó marchar contra Nules y Sagunto -donde estaban las tropas castellanas- y no fue iniciativa de la ciudad de Valencia, como aviesamente sugiere Fuster. El historiador Diago se percató de la turbia maniobra:
"Insta el virrey Bollera que salga la Bandera y hueste de Valencia contra Nules (...) y como Bellera era catalán deseaba que el Conde de Urgel sucediese en la casa real" (Diago, F.: "Apuntamientos", p. 234). Jerónimo Zurita, cronista defendía del ejército que(elllevaba la Señera de Valencia por dos aragonés, motivos: por seguir la al legalidad virrey, máxima autoridad monarca había fallecido), y por defender al parlamento valenciano, que en aquellos días estaba en Vinaroz: "El parlamento de Vinalaroz (sic); que siendo legítimamente congregado, representaba todo aquel Reyno de Valencia". El ejercito iba presidido por la Bandera de Valencia, sustantivo que valía tanto para la ciudad como para el Reino; "movió el Gobernador con la Bandera de Valencia, y con todas sus compañías de caballo y de pie; el sábado a la tarde, sus batallas ordenadas" .
Entre los caballeros que reconocieron la realeza de la Señera habían castellanos y catalanes, como Guillen de Vich "que andaba con el Adelantado de Castilla". No la consideraron trofeo de batalla, sino Bandera Real apta para la proclamación del rey de Valencia:
"Tomó Ruy Diaz la Bandera de Valencia, la cual envió el Adelantado de Castilla al Infante. Le envió a suplicar que cuando Dios quisiese, que tomase título de Rey, lo que fiaba en Dios que sería, que le pluguiese de tomarle con aquella Bandera Real" (Zurita, Jerónimo de: "Anales de la Corona de Aragón". Zaragoza. 1579, p. 54). Por tanto, no la humillaron como da a entender Fuster, sino todo lo contrario. Fue ofrecida al futuro rey de Valencia para que se proclamara soberano "con aquella Bandera Real". Por cierto, también tenemos la imagen de la Real Señera anterior a la batalla de Morvedre en un pergamino procedente de la antigua Bibliothèque Royale de París, instalada en 1368 en una torre del Louvre. El valioso documento, del año 1410, muestra la Real Señera coronada sobre fondo azul sobre el territorio valenciano (B. N. París. Res. Ge. B. 8268). Habría que añadir, por último, que el 9 de octubre no era una jornada cualquiera en el resto de España. En el "Kalendario de las fiestas" de las órdenes de caballería peninsulares -entre las que figuraba la valenciana Orden de Montesa- aparecen la Ascensión, el Corpus Christi y "el 9 de octubre. San Dionisio" . ("Definiciones de la Orden y Caballería". Capítulo general celebrado en Madrid, 1658. p. 546.) Las Provincias 9 de octubre de 1993
La Señera, la señora de Alberti y el futbolista Albelda Por Ricardo García Moya a
En 1957, M Teresa León y Rafael Alberti eran aclamados por la multitud en la plaza de Tian´anmen o "de la paz celestial" (más tarde entenderíamos su tétrico significado). Oleadas humanas dejaban paso a la prosista y al poeta, saludándolos con un reverencial "Tiíto soviético... Tiíta soviética" (León, Mª Teresa: Memoria de la melancolía, Madrid. 1999, p. 471). La antifascista quedó enamorada de una sociedad perfecta, con masas de obreros coreando consignas poéticas como "Que se abran las mil flores". Pero, en 1957, lo que se abría eran miles de cabezas de recién nacidas, al valorar más al hijo por la extrema situación de miseria que, sorprendentemente, no atisbaron Mª Teresa y Alberti, pese a recorrer China hasta la frontera tibetana. Es la ceguera del que viaja a lomos de una ideología y con gastos pagados. Fue, decía Alberti, el "maravilloso viaje a China", a la China popular del austero Mao Tse Tung que, más tarde, se descubrió su condición de hábil follador de campesinas, glotón e inventor del fusilamiento con la bala pagado por la familia del fiambre. Mª Teresa y Rafael eran turistas revolucionarios. En 1932, preocupados por la situación del proletariado español -víctima de inhumano horario laboral, diezmado por la tuberculosis, hambre y miseria-, logran una subvención para estudiar el teatro europeo, viajando por Bélgica, Holanda, Alemania, Unión Soviética, Noruega y Dinamarca, "donde cantábamos y gritábamos en idiomas distintos", Tras este safari antifascista, el dúo regresó en 1934 al paraíso de Stalin para asistir al Congreso de Escritores Soviéticos; aunque, para recaudar fondos contra el capitalismo, viajan a Estados Unidos. Más tarde, en 1937, vuelven a Rusia y son recibidos en el Kremlin por un amable Stalin que, según Ma Teresa, "nos pareció delgado y triste, abrumado por algo". La entrevista duró dos horas y media, "nadie estuvo más" (p, 180), y la parejita de avezados intelectuales -igual que en la China de Mao-, no se enteró de la sangrienta depuración que el camarada Kaganovitch (con perdón) y papichulo Stalin cometían con sus camaradas. En octubre de 1936, mientras los obreros defendían las trincheras en el frente de a Madrid, M Teresa y Alberti se alojaron en un palacete de la calle Marqués del Duero, ¿sufrían mucho al ver cómo España se desangraba? Nostálgica, Mª Teresa lo recordaba: a "Días felices ¿Felices los días de guerra? Los mejores de nuestra vida" (p. 380). M Teresa cuenta qué bonito era ir por las calles de Madrid denunciando y deteniendo a ciudadanos con aspecto de fascistas (p, 289). La aventura comenzó meses antes, al encontrarse en Ibiza cuando les sorprendió la sublevación fascista de 1936. La escritora participó en la toma del castillo ibicenco junto a las tropas republicanas; pero aquí está la novedad, todo indica que María Teresa León izó la Real Señera en la toma de la fortaleza. Analicen lo que cuenta; "...me encontré en medio de una columna de milicianos que avanzaba. La mandaba el capitán Bayo. No sé quién iba preguntando por nosotros. He olvidado el nombre de aquel valenciano que nos abrazó en aquel momento. Al iniciar la subida a la ciudad vieja nos dijeron:"Vamos a poner la bandera valenciana en el castillo". "Y me dio la señera con las valientes barras amarillas y rojas y lo rat penal en el remate del asta. Así subimos a lo alto y la izamos y la vimos batida por la virazón del mediodía" (p. 278), Recuerda Ma Teresa que, mientras permanecía guardando la Real Señera, "oímos gritos. Era Rafael", que trataba de evitar la destrucción de objetos de arte.
Olvidando fariseísmos inherentes a la militancia en el PC y "algú que atre desunglat, capat o desorellat" al matrimonio Alberti les debemos mucho, desde su literatura a la defensa de los tesoros del Museo del Prado. De formación humanística envidiable, María Teresa León conocía el valor simbólico de la Real Señera valenciana, de ahí que participara en su izamiento en el castillo de Ibiza, No obstante, algún coleóptero catalanero dirá, en octubre de 2003, que la descripción no alude a la corona ni al azul, por lo que aclararemos el asunto: "Memoria de la melancolía" es una autobiografía escrita en el exilio argentino, donde la niebla del tiempo borra perfiles y disipa vivencias. Lo advierte la autora en la primera página: "Habréis de perdonarme en los capitulos que hablo de la guerra..., ahí dejo lo que vi, lo que sentí, todo pasado por una confusión de recuerdos". En consecuencia, suponemos que la ausencia de referencias a la corona y la franja azul de la Real Señera enarbolada en el castillo de Ibiza fue a involuntaria, y no consecuencia de la ceguera parcial que afectó a M Teresa en las visitas a la China de Mao y la Rusia de Stalin. Pero, por suerte, los periódicos de agosto de 1936 ofrecieron información fotográfica de lo narrado por Mª Teresa. Con enormes titulares, la prensa republicana testificó la presencia de"la Senyera sobre el castillo de la ciudad de Ibiza" (La Correspondencia, 11 de agosto de 1936). María Teresa León estaba allí y, probablemente, con su formación teatral ayudó a componer o escenificar la famosa fotografía donde dos milicianos despliegan la Real Señera de enorme franja azul, mientras un tercero toca la corneta rindiendo honores a la ensena. Los periodistas republicanos describieron la toma del castillo, citando a los mismos protagonistas que recordaba Mª Teresa León: desde el capitán Bayo a las columnas de comunistas y anarquistas valencianos. Rubia, de gran belleza y adorada por los milicianos, la esposa de Alberti empuñaba su fusil y, según cuenta, se encargó de que la Real Señera ondeara destacada, sin tolerar que otras banderas -incluida la republicana-, ocupara lugar más privilegiado. Enfadada contra un camarada, relata;"No sé quién trajo una bandera republicana y, usando nuestro tradicional malhumor intransigente, pretendió colocarla más arriba. Intervine para decirle: Déjala" (p. 278). Mª Teresa, morta, está en el parais al costat de Stalin y Mao; per lo que no pogué vorer el carchot que li dona el Valencia al Madrit l´atre disapte. D'haver estat en Mestalla haguera guipat cóm Albelda (sustituit en el minut huitantasís), ficava la veta de capitá en el braç de Baraja; pero, per corruixes, amagá la franja blava y transformá la Real Senyera en el pencholl catalá (furtat a Aragó). Clar que Albelda no volia fer catalanisme a ¿veritat? Son fets involuntaris, lo mateix que quan M Teresa no va vore la jagantesca franja blava de la Real Senyera que portava en la ma. Per cert. Albelda, en la Bib. Nacional de París (Res. Ge. B. 8268), tens la image de la Real Senyera en corona y blau damunt del Reyne de Valencia, y es del 1400. Mosatros no tenim que avergonyirmos de tindre una de les banderes més antigues d'Europa; ni ef r com la publicitat dels rellongers de Viceroy; tot el dia donant la llanda en les quatre barres per Canal Noi. Diario de Valencia 5 de octubre de 2003
j MESCLAET
www.idiomavalencia.com
¿Es injurioso titular condado a Cataluña? Por Ricardo García Moya
La titulación condado de Cataluña, utilizada en el Tratado de la Real Señera, no fue invento mío (como sugería un diario madrileño), ni tampoco un fácil recurso despectivo. Simplemente respondía al título correcto del territorio, según la voluntad real manifestada en las antiguas cortes generales de la Corona de Aragón. Y siempre hubo estudiosos que tuvieron constancia de ello. En 1603, el culto Botero Benes publicaba una obra dedicada al duque de Lerma, valido de Felipe III, en la que se enumeraban los territorios de España y, entre ellos,"el Condado de Cataluña" (Botero, J.: Relaciones universales del mundo. Valladolid, 1603, f. 3). La persona a la que iba dirigido el libro no era un cualquiera, sino la segunda autoridad del imperio español. Cataluña fue condado por voluntad expresa de los monarcas. El siguiente texto, traducido, es del historiador catalán Andreu Bosch:"En las Cortes que el rey Pedro II celebró en Barcelona el año 1283, establecieron por ley general que el título del soberano señor de Cathalunya, fuera siempre para todos los sucesores, no de rey, ni otro, sino de conde de Barcelona, y así siempre se ha observado en todos los actos, hasta el juramento que le prestan los cathalans como conde es notorio en todas las cortes" (Bosch, A.: Sumario de los títulos de honor de Cataluña. Año 1628, p. 299). Es decir, todos los catalanes -no sólo los barceloneses- tenían como señor al conde de Barcelona; no al inexistente rey de Cataluña. Así de meridiano es el asunto, aunque es cierto que en múltiples ocasiones, políticos pelotilleros y cronistas interesados han titulado reino al condado. El mallorquín Baltasar Porcel, en su rutilante época pujoliana y barcelonesa, no satisfecho con la hipérbole de reino, se atrevió a llamar "Imperio Catalán" al condado (TVE, 1 -XII-81 ). El protocolo no podía obviar el título de condado que ostentaba Cataluña. En el "Epitaphe" dedicado al fallecido Luis XIII de Francia, es el propio monarca quien -en sentido figurado- interpele a los catalanes, alabando que le proclamaran conde en 1640: "mucho Cataluña supo, escogiéndome por conde"(Epitaphe sur la mort de Luis XIII, Liberateur de Cataloigne. Barcelona, 1643). La puntualización es inequívoca: Cataluña, no sólo Barcelona, proclama o escoge a su conde; no a su monarca o emperador. Es decir, según el "Epitaphe", cuando los catalanes trataron de independizarse de la corona de Aragón en 1640, entregándose al rey de Francia, su "Liberateur" no pudo ni quiso ostentar más titulo que el de conde de Cataluña o Barcelona. Esto mismo, traducido al valenciano, es lo que un erudito catalán del XVII nos aclara: “"Bruniquer", el savi archiver de la ciutat, en el sigle XVII, diu que la Diputació de la Generalitat de Catalunya que fon comensada l'any 1359 fa per armes la sola creu com armes antigues de Barcelona, que es dir Cathalunya” (Doménech, L.:Ensenyes de Catalunya. Barcelona, 1936, p. 46).
Repasen el escrito de Doménech, pues, parafraseando a Bruniquer -en un alarde de sinceridad- ofrece dos verdades que suelen provocar heridas: la primera es sobre heráldica, y en la segunda reconoce que el condado equivale a todo el territorio: "Barcelona, que es decir Cataluña”. El contraste entre la grandilocuencia de los escritores catalaneros actuales y los datos de la época son elocuentes. Con decir que en toda la Edad Media y Renacimiento fueron incapaces de acuñar moneda con la palabra "Cataluña". Pero, bueno, ¿qué imperio tan cutre era éste? Carecían incluso de una estructura defensiva coherente, hasta el punto de que la Orden de Caballería de San Jorge se encontraba sin recursos para alimentarse, y sólo pudieron comer caliente cuando por caridad fueron admitidos en la valenciana Orden de Montesa. Su misión consistía: "en defender los pasajeros de los asaltos y continuos robos que se hacían en el Coll de Balaguer; pero vencida de la necesidad, y por ser tan pocos los caballeros (catalanes) que había en la orden, que no sólo no podían defender los caminos de los insultos y robos que hacían los moros; pero ni aun sus personas de la poderosa necesidad que les acosaba; se determinó, enero 1400, de presentar al rey la imposibilidad en que se hallaba la Orden, y en las pocas esperanzas que había de ser socorrida" (Samper, H.: Montesa. Valencia, año 1669, p. 214) . El rey Martín, merecidamente llamado el "Humano", recomendó que se integraran en la orden valenciana de Montesa. Al ser admitidos, el maestre y sus caballeros estaban, según el cronista: "contentos todos" (p. 214). Y no era para menos, pues tenían asegurada la comida diaria a costa del Reino de Valencia. Esto sucedía, y perdonen la insistencia, en 1400; época áurea del llamado (¡ejem!), "Imperio Catalán". En fin, aunque es imposible contrarrestar la propaganda colaboracionista de los subvencionados por Lerma, Pilarín y compañía, dejemos constancia de que Cataluña sólo era y es un condado, ni más ni menos. ¡Ah!, y cuando les dé la tabarra algún catalanero plomizo -de esos que les cae la baba al decir "Principat", especialmente cuando ha ganado "su capital" una Liga- recuerden lo anterior. Las Provincias 19 de Mayo de 1994
Camarada Canut: ¿Te acuerdas de Andrés Ivars? Por Ricardo García Moya
Camarada Joan Ribó Canut, como proletario entregado en alma, corazón y vida (bolsillo creo que no) a la defensa de la libertad, supongo que habréis celebrado homenajes recordando a Andrés Ivars de Benissa, erudito que gastó su vida publicando ensayos en idioma valenciano sobre las flotas del Reino en 1398, la estancia de Joanot Martorell en Londres, la ayuda de Valencia al enigmático monasterio del Monte Sinaí, etc. Discípulo de Fullana, si éste le corregía galeradas de “Dos creuades” en 1918, era Ivars quien en 1933 escribía la presentación de su Gramática valenciana. Vosotros, camaradas de EU, habréis leído el terrible “Diario de Ana Frank” y también, supongo, el “Diario de Andrés Ivars”. ¿No lo conocéis? Es breve y escrito con lápiz sobre mal papel. iAh!, olvidaba decir que Andrés Ivars era franciscano, que amplió estudios de paleografía en el Archivo Vaticano; y de Historia, en Florencia. Premiado por Lo Rat Penat en los Jocs Florals de 1919, su labor investigadora fue reconocida por políticos e intelectuales, publicando parte de su obra la Diputación y Ayuntamiento de Valencia. En 1933 era, quizá, el mejor paleógrafo valenciano. Lo que sigue, camaradas del Canut, debéis saberlo sin necesidad de papeles de Salamanca: el 8 de septiembre de 1936, al amanecer, su cadáver apareció tirado en la carretera a Valencia, saliendo de Gata de Gorgos a la izquierda. Había sido fusilado, como García Lorca. Tres meses antes, Ivars residía en Madrid y era director de la revista de investigación histórica “Archivo ibero-Americano”. El 20 da julio escribió que “guardies d´asalt i milisies socialistes” habían quemado su residencia: “¡Quina tristea!... les 40 carpetes de documentació, suor de 25 anys d’escorcollament d‘archius”. Todo se convirtió en humo: investigaciones sobre Vinatea, obras únicas, primeras ediciones de Beuter, Martí de Viciana, Matéu y Sanz, Ximeno, etc. Vestido de seglar, Ivars deambuló aterrorizado por Madrid: “me despedixc(...) m‘ha entristat al vore l ‘alegria de la gent al mirar la cremá y destrucció de les parroquies de Sant Andreu y S. Isidro (...) m ‘han cacheat (...) en la Porta del Sol anava una quadrilla de chics pistolers y en mig una chica vestida d’ home en grans melenes, cara groga, ulls espantats, amenaçant ab una gran pistòla a dreta y a esquerra” . Las simpáticas libertarias, “chiques empuyant pistoles”, obligan a los peatones a saludar puño en alto. Todo esto queda muy fotogénico en las películas de Ana Belén, pero la realidad es que actuaban sobre indefensos como Andrés Ivars, igual que las SS o la policía estalinista. El historiador presiente su muerte y, buscando protección, viaja a Benissa; pero es detenido en la estación de Denia el 7 de septiembre de 1936. Trasladado a Gata de Gorgos, aquella madrugada es sacado de la celda y fusilado. En el dramático diario de Ivars hallamos el idioma prohibido en la actualidad:“Vullc parlar per telefono...telefonege pera que...”. Los valencianos del 36 decían “telefono, telefonejar, cridar por telefono”, y no “telèfon, telefonar o trucar per telèfon”, como impone el fascismo catalanero. Es curioso que ningún cineasta o literato se haya interesado en la vida y muerte de Ivars, idéntica a la de García Lorca. De éste se sabe todo. Una legión de investigadores de derechas e izquierdas han averiguado nombres y detalles: “Lorca fue detenido por Ramón Ruiz Alonso en la tarde del 16 de agosto de 1936, y fusilado por orden del comandante José Valdés Guzmán. José Jover Tripaldi
estuvo de guardia la noche del 19, y su cadáver apareció el 20 en las afueras de Víznar”. Andrés Ivars es una figura intelectual del máximo valor para los valencianos, pero se silencia en los textos aprobados por Camps y Tarancón. Por el contrario, la muerte de García Lorca aparece en libros, documentales y películas como la de Bardem, “Muerte de un poeta”, ideada “para mostrar la crueldad y el asesinato brutal causado por los fascistas a los republicanos”. Todos conocen que “Lorca fue asesinado por el fascismo en 1936”; y hasta la Gran Enciclopedia Catalana recuerda su fusilamiento, pero silencia el de Andrés Ivars. El manipulador Manuel Sanchis Guarner, autor de la entrada biográfica de Andrés Ivars en la Gran Enciclopedia Valenciana, también ocultó que Ivars fuera fusilado por asesinos comunistas y socialistas. Camaradas del Canut, ¿creéis que algún partido debería pedir perdón a la sociedad valenciana? Hay miles de casos: a Plácit García Gilabert de Benitachell (como Ivars, estudió en Roma, calificado “Summa cum laude”) los progresistas lo normalitzaren cerca de Javea el 16 de agosto: le habían cortado los testículos, el cuerpo estaba acribillado con perforaciones de aguja saquera; le habían arrancado un oreja y sacado un ojo. La autoridad republicana jamás detuvo a sus normalizadores. Nadie se enteraba entonces y nadie quiere saberlo ahora, salvo lo de García Lorca y Miguel Hernández. En el lugar del crimen, en Gata de Gorgos, se erigió una, cruz con el nombre de Andrés Ivars, pero los progresistas la destrozaron en 1989, quitando el nombre del historiador. Hay un hecho cierto, camaradas del Canut, aparte de torturar a intelectuales, la destrucción de obras de arte y documentación practicada por vuestros idolatrados republicanos superó a la de todas las calamidades juntas: invasión napoleónica, Guerra de Germanías, Guerra de Sucesión, guerras carlistas, expulsión de los moriscos, desamortización, etc. Jamás podremos valorar la destrucción que en 1936 hicieron vuestros antecesores (“comunistes y socialistas”, en el diario de Ivars), y no sólo en Madrid. Aquí, en el Reino, la lista sería interminable: Sant Joan del Mercat, con la pintura al fresco más grande de España, obra de Palomino; iglesia de San Agustín, órgano de la Catedral, cuadros de Goya, Ribalta, retablos, archivos, esculturas, incunables, etc. Desde el Maestrat a Oriola, la firma republicana fue el fuego, la tortura y el asesinato. Camaradas del Canut, millonarios socialistas y sindicalistas normalitzadors: me sorprende vuestra terquedad en proclamaros herederos de unos republicanos que practicaron la tortura y el crimen con tanta impunidad como los fascistas; pero igual desconcierto me causa la tropa de peperos que os tiene miedo y acepta vuestra fanfarronería burguesa y catalanera. De todas formas, estamos mejorando: asáis sardinas en Hacienda, cuando en El aToboso asarondelpersonas; y hay políticos quefranciscanos organizan cacerías de gatos, preferibles las humanas 36. Menos mal que quedan como fray Benjamín Agullo, sabio archivero y custodio de la memoria del fusilado fray Andrés Ivars. No sé qué tiene esta orden que, un ateo contumaz como servidor, la admira; además, ¿cómo olvidar a Eiximenis, fray Joseph Marqués (que hablaba valenciano en California), fray Andrés Yvars y, por supuesto, a fray Benjamín? Diario de Valencia 10 de noviembre de 2002
Babélicos valencianos y catalanes Por Ricardo García Moya
Las Humanidades, maleables acomodaticias, generan conflicto; como el de los lingüistas barrocos que enlazaban sus idiomas con los surgidos tras la "confusio linguarum" babélica. En el reino fue paradigmático el dúo del Dr. Vicente Marés y el arzobispo dé Tarragona Joseph Sanchiz, quienes en 1681 decian:"La lengua valenciana es una de las muchas que resultaron de las 72 principales" (La Fénix. Valencia 1681, p. 100). Citaban el hebreo, griego y latín como srcen poligénico del valenciano, sin oividar las palabras prestadas por "las lenguas mixtas: celtivera (sic), catalana, arábiga", etc. Fueron sensatos, pues había quien identificaba su idioma con el adánico, como hizo Stiernhielm con el sueco en 1671. Tardíamente, en 1731, los catalanes irrumpieron en la pugna babélica con el gramático Agustín Eura, autor de la "Controversia sobre la perfecció del idioma catalá" (B. Univ. Barcelona, Ms. 42). En ella, además de dar caña a Tirso de Molina, advertía que su teoría filológica "se inspiraba en San Agustín, San Jerónimo, San Próspero y San Epifanio" (f. 1) y claro ¿quién se atrevería a discrepar de San Epifanio y su tratado Panarion o el Ancoatus? Era, lo habrán advertido, un truco similar al de los catalaneros que alardean del apoyo "de todas las universidades del mundo". Agustin Eura entró en la Academia de las Buenas Letras de Barcelona en 1732, con el salvoconducto de la "Controversia" que elevaba el catalán a lengua madre del castellano, provenzal y toscano. Pero hacer creíble que "era uno de los 72 babélicos" ofrecía dificultades, especialmente "porque antes se llamaba lemosín" (p. 27). Eura conocía la teoría de Antón Bastero, filólogo barcelonés que en 1724 publicó que la lengua toscana (srcen del italiano moderno) procedía de la provenzal, "y que ésta y la catalana es una misma cosa" (p. 68). Estas teorías provocaban malhumor a Eura: "No me acontenta que la lengua catalana tenga srcen del pueblo Lemosín" (p. 29), y prestamente arreglaba el asunto: "Es más verosímil que el catalán pasara de Cataluña a aquel pueblo. Y en caso de que el nombre lemosín tuviera alguna razón de etimología, seria una causalidad accidental" (p. 29). Casualmente, Eura olvida aclarar esta causalidad. Solucionado el escollo del provenzal e incluido el catalán entre los babélicos, Eura intentó sugerir que podría ser la lengua del fin del mundo. Cuenta que Sofonias profetiza que en las postrimerías "usaran los hombres un idioma común" y, en otro párrafo, recuerda que la "llengua catalana de Sant Vicens Ferrer" (p. 25) era entendida por extranjeros, citando como autoridad el "Teatro de la vida", de Berlinch; pero en la página 999 a que remite leemos que Sant Vicent Ferrer "suas predicationes, et sua valentina ac materna lingua fuerit semper loqutus" . El babélico Eura, distraidillo, no observó que Berlinch mencionaba la materna lengua valenciana. Para destacar la extensión de la poesía catalana en Italia, se apropia del"poeta George valenciano" (p. 34), dada la escasez de clásicos en Cataluña. Obsesionado por acaparar el tesoro de la lengua valenciana, Eura manipula las opiniones contrarias. Así, cuando Grau Virgili escribe metafóricamente que, para unificar idiomas, "había de concertar en que los hombres de Valencia hablasen con las mujeres de Cataluña, y que las mujeres de Cataluña hablaran con los hombres de Valencia" . El gramático Eura le da
sentido contrario: "Con eso quería dar a entender que en las dos naciones había diferencia del idioma en el modo, no la sustancia" (p. 51 ). Inspirado, también afirma que antiguamente se hablaba en toda España una sola lengua, y que"aquella primitiva es la catalana" (p. 51 ). El dato más contundente que aporta sobre la antigüedad del catalán son las palabras que "Eularia Barcelonisa argüía en lengua catalana a Daciano, y que la Iglesia ha traducido al latín en sus rezos" (p. 25). Puesto que la fantasmagórica conversación tuvo lugar en el año 277, el académico de las Buenas Letras de Barcelona da a entender que el pretor Daciano no usaba el latín, sino el babélico catalán. Lo curioso es que actualmente, la sal de tertulias y modelo de racionalidad ampurdanesa Luis Racionero, piensa y escribe que cuando las legiones romanas invaden la Tarraconense, el catalán ya debía estar impuesto en la zona pirenaica. Racionero mantiene viva la saga de los babélicos. Más de un lector se preguntará por el apellido Eura y su homofonía con Euro. El gramático barcelónés se llamaba en realidad Lorenzo Esteve, pero al profesar como agustino adoptó el de Fray Agustin Eura. Fue nombrado en 1736 obispo de Orense, territorio controlado por el erudito orensano Jerónimo Feijoo que, en su Teatro Critico, refiriéndose a una falsificación supuestamente traducida de la lengua catalana, apuntaba que fue "forjada por algún catalán igualmente ignorante, que ocioso" (Teatro, t. 7, p.165). Sorprende que Eura, después de manipular el texto de Berlinch sobre Sant Vicent, después de inventarse que Eularia habló en catalán en el siglo III, y después de remontar el catalán a la "Torra de Babel", finalice con lecciones de seriedad al proclamar que "la catalana es la lengua de la verdad, que con ella no hay mentiras" (p. 56). Todo esto sucedía en el siglo de la Ilustración, no en la Edad Media. En el mismo año de 1731 en que Carlos Ros terminaba su modesta "Orthographia valenciana", sin destarifos babélicos ni manipulación de textos. Las Provincias 18 de Noviembre de 1997
Abc, la CAM y el odio a Valencia Por Ricardo García Moya
Los artículos sobre el Centenario de Max Aub en el Cultural Abc (25/01/03), muestran, una vez más, la repugnancia a usar el topónimo Valencia y el gentilicio valenciano por parte de nuestros hermanos españoles. Los que colaboran en este homenaje saben que Max Aub (París, 1903) era valenciano de vocación, al residir desde los 11 años en Valencia, donde se formó intelectualmente con profesores y amigos valencianos: GilAlbert, Leopoldo Querol, Genero Lahuerta, Pedro de Valencia, etc. Su padre había obtenido la nacionalidad española en Valencia, en 1916; y la adolescencia de Max transcurrió entre la plaza Pellicers y El Cabañal; por algo, cuando le preguntaban a Max -ya en el exilio-, de dónde era, respondía: “Se es de donde uno ha hecho el Bachillerato”. En 1920 acabó Max el Bachillerato en Valencia, añorando siempre aquella “Valencia, borracha de flor de azahar”; y en ella se casó con la valenciana Perpetua Barjau, compañera hasta su muerte. Nada de esto es citado por los panegiristas del Abc: el andaluz Muñoz Molina, el mallorquín Joan Oleza, el canario Armas Marcelo, etc. Nadie lo vincula con Valencia, aunque citan Barcelona, Madrid, Casablanca, Veracruz, Teruel, etc. Todos silencian que Max se formó intelectualmente en Valencia. ¿Cabría un desprecio similar si Max hubiera vivido y estudiado en Barcelona? La Fundación Max Aub, ubicada en Segorbe, es pozo de subvenciones del Ayuntamiento de Segorbe, la Generalitat, la Diputación de Castellón, etc. Al frente de ella figura, entre otras autoridades, el conseller Tarancón; y en la biografía que ofrecen por internet a todo el mundo, dicen que Max recorrió “Levante, Aragón, Cataluña y Almería”. Si la Generalitat financia a estos tipejos de Segorbe, que matan el nombre del territorio donde nacieron, ¿qué tiene de extraño que nos desprecien? Ya en el siglo XVII, tras hacer el payaso en varias Cortes los políticos valencianos, el jesuita aragonés Baltasar Gracián habla de un personaje que,“en viendo a cualquiera, le atinaba la nación”; y el fraile Gracián, cabrón pero inteligente; nos retrató así:“viendo a un poca cosa, valenciano” (El Criticón, 1667). Otra institución, la CAM, posee la modélica “Biblioteca Gabriel Miró” de Alicante, con fondo bibliográfico sobre el escritor que le da nombre. En la página web de la BGM se ofrece su biografía: nace en Alicante, muere en Madrid, estudia en Orihuela, se traslada a Barcelona, reside en Madrid, ¡y para nada citan Valencia! Esconden los años de residencia en Valencia, donde estudió parte de su carrera y convivió con valencianos de todo el Reino en estudiantiles juergas y charlas en el Café España. Quien lea esta web de la CAM, jamás sospechará que Gabriel Miró nació en lo que él llamaba tratando sobre Tárbena y Coll de Rates-, el “Reino de Valencia” (Miró: Años y leguas, 1928). La biblioteca de la CAM -dirigida por la metódica progresista Rosa Monzó-, custodia un valioso fondo de temas valencianos, heredado de la fagocitada CAPA (Caja de Ahorros Provincial de Alicante), pero en la web se oculta al investigador este contenido; escribir “fondo valenciano” sería un insulto para la alicantina CAM, digna sucesora de la Caja del Sureste. Gabriel Miró era un valenciano nacido en Alicante, hijo de alcoyano y oriolana. Esto, que ahora suena a sacrilegio a los alicantinos recientes, era un orgullo secular. El famoso Fernando de Loaces, fundador de la Universidad de Orihuela, proclamaba que
era “de nación valenciano, y natural de la ciudad de Orihuela” (Martínez: Solemnes fiestas, año 1620, p. 282). Respecto a Gabriel Miró, igual que Azorín, estaba enamorado de la lengua valenciana (no confundir con la jerga catalana que enseñan los comisarios lingüísticos de Tarancón). En sus obras, Gabriel Miró meditaba sobre la“fonética valenciana de Alicante. El valenciano de estos nombres se ha quedado recogido y apretado en ellos como su sangre” . En poética prosa, recuerda la silueta en el horizonte que “gritaba algo en valenciano” (Las cerezas del cementerio). Los alicantinos, los auténticos, no tenían odio a Valencia. Azorín, nacido en Monóver, confesaba que: “la Valencia a la que voy es la mía, la que llevo en el fondo del alma” . Y Azorín admiraba y hablaba el idioma valenciano, como se expuso en “Las Provincias” (19/09/1997), antes de la llegada de los vascos (los mismos que mandan en el “Cultural de Abc”). Muchos manchegos, vascos y andaluces que viven en la ciudad de Alicante exigen que se llame Levante al territorio valenciano, pues odian el nombre de Valencia y se arrodillan ante el de Cataluña. Llegados de otras tierras, se han encontrado con una capital, Valencia, que es distinta a Madrid y Barcelona. Si hay que cerrar la Tabacalera de Alicante o la de Valencia, se liquida esta última, ¿hay agradecimiento? Sólo el “Puta Valencia” de las pintadas callejeras. Si lo que era un campo de garrapatas, la Generalitat lo transforma en la más lujosa Universidad de Europa, las gracias son el “Puta Valencia”. Rechazadas Valencia, Castellón, Orihuela y Elche (futuro barrio obrero de Alicante), la ubicación de la inmensa Oficina de Patentes Europea se construyó en Alicante, ¿algún comentario amable? Sí, el “Puta Valencia”. Como en Alicante falta agua para regar las calles con manguera a presión, los inmensos jardines de césped y los campos de golf; se trae agua del Júcar, aunque peligre la agricultura central del Reino, ¿se agradece? Sí, con un “Puta Valencia”. Otra grave ofensa es que Terra Mítica la construyeron a diez minutos de Alicante, por lo que ya se está haciendo la Ciudad del Cine o Ciudad de la Luz que liquidará el parque de Benidorm. Como en Alicante sólo teníamos una autovía hasta Cartagena, aparte de la carretera normal, nos han construido otra autopista (gratis en muchos kilómetros). Eso es categoría, y no la parcheada senda Valencia-Zaragoza. Hay nuevas pintadas del “Puta Valencia”. Era lógico, son las muestras de gratitud por la Filmoteca “alicantina” que volará de Valencia a Alicante, por capricho de una señora rara (que se parece al Cipriano). Hoy, en Alicante, nada es valenciano: la horchata es alicantina, la paella es alicantina, etc. Y en Barcelona, todo es catalán: la horchata es bebida catalana y la paella es gastronomía catalana. Además, si hay un accidente en Orihuela o Alcoy, en radio y televisión deben decir: “accidente en Alicante”, aunque sea en la provincia y no en la capital de la misma; pero si alguien colapsarán llama valenciano a un De alcoyano porsetelevisión radio, como las llamadas de ofendidos centralitas. ahí que escucheno cosas “la playa alicantina de Cullera”, “el tenista alicantino Ferrero”, etc. Es curioso, pero cuanto más pacíficos y leales a España somos los valencianos, más nos desprecian e intentan destruirnos. No quieren que exista ni el gentilicio “valenciano”. Seguro que hoy, el sibilino Gracián diría “un poca cosa, levantino”. Diario de Valencia 2 de febrero de 2003
La silenciada pugna entre Orihuela y Alicante Por Ricardo García Moya
En la trastienda de la historia, en ocasiones, aparecen datos que causan sorpresa. Esa sensación tuve el pasado agosto en la Biblioteca Nacional de Madrid, al caer en mis manos el manuscrito del "Piramonte y la ciudad de Alicante", de una crudeza brutal; con insultos que excedían a cualquier otro escrito de la tradicional confrontación entre Alicante y Orihuela por la capitalidad del sur del Reino de Valencia. El candente manuscrito Ms. 1.096 comienza con demoledoras andanadas al "Piramonte de
Orihuela", que se atrevió a escribir"un papel sin más estribos que los de su ignorancia, ni más norte que el de su malicia, con importunos ladridos (a) los lucimientos que últimamente Carlos II ha concedido a esta ciudad de Alicante, lustre del Reyno de Valencia" (f.1 ). Alicante no soportaba la preeminencia de Orihuela y utilizó todos los medios para evitar tal humillación, incluso con sobornos a la corrupta administración de Madrid. La capital del Segura, por su parte, también dilapidó ingente cantidad de plata valenciana para mantener su posición, pero tenía la batalla perdida. Las gestiones alicantinas fructificaron antes de 1665, según recoge el manuscrito:"La Majestad de Felipe IV, ha elegido a Alicante por única Plaza de Armas en este Reyno de Valencia, y segunda capital de él". Irritada, Orihuela reaccionó con burla a los honores alicantinos, que consideraba excesivos -pues llegaron a obtener un "Dosel, igual que el de Valencia"- y, socarronamente, afirmaron que el "Reyno de Valencia se había trasformado en un monstruo de dos cabezas"; frase que mereció esta respuesta de Alicante: "Continuando el rabioso frenesí de su maledicencia; los honores que ha concedido el rey a nuestra ciudad, y alegando una proposición tan obscura y enigmática como es el decir que es monstruo el que nace al Mundo con dos cabezas" . Modestamente, el memorial no intentaba equiparar Alicante a la poderosa Valencia del siglo XVII: "Los referidos honores a Alicante, ni aunque se le concediesen todos los derechos de Metrópoli, Matriz y Cabeza de Reyno, con igualdad a Valencia, resulten de ningún modo dos Cabezas al Cuerpo de él, como se prueba de la única Ciudad de Metrópoli". En el escrito, las cuchilladas con viperina prosa barroca -típica de esta silenciada pugna ciudadana- se intercalan con párrafos seudopaternales. Analicen la endemoniada descripción de nuestra ciudad hermana: "Es Orihuela una ciudad que hecha miserable esqueleto de su ser, y fúnebre sepulcro de sí misma, al presente constituida horroroso teatro de miserias, desolado nido de mendigos; hace dudar si la pueblan vivientes racionales, o la habitan sañudas fieras. De lo cenagoso de su sitio se pudo decir es el mismo que buscó para su habitación la envidia. Mírase tan desnudo de humanidad el sangriento genio de sus habitantes, a semejanza de Carybes, Trogloditas; horrorosa infamia de las Naciones bárbaras" (f.18). El manuscrito plantea sugestivas incógnitas, comenzando con el inusual epíteto de Piramonte aplicado a los oriolanos. Podría derivar de Píramo, enloquecido y suicida amante; o, quizá, del vocablo "pirao", curioso híbrido caló-vasco. Respecto a Orihuela, quizá por inercia, continuaba actuando como si fuera la segunda capital; así "el 18 de julio de 1709, acordó Orihuela se paguen los portes de las mil fanegas de trigo que se llevan a la ciudad de Alicante para su castillo y tropas". Pero ya no era lo mismo, Alicante había saboreado el poder y no quería saber nada de la ciudad
fronteriza. En 1808, cuando Valencia declara la guerra a Francia y pide participación a su territorio, desde Orihuela contestan lamentándose de la mala cosecha,"que están empobrecidos y que en el obispado de Orihuela, la ciudad de Alicante y su partido no contribuye en lo económico". (A.M. Oriola. Carta de Juan Masenes, 28 de julio de 1808). Pasado el tiempo y estructurado el reino en provincias, se otorgó a Alicante la capitalidad del sur. Los panfletos contra Orihuela,"que se lo llevaba todo", dejaron de publicarse. La bella ciudad, empobrecida, quedó como hechizada por las tétricas frases del manuscrito alicantino: "Sepulte, pues, Orihuela en su silencio su sinrazón". Pero Oriola no fue la única en sufrir acometidas del centralismo alicantino. Es el caso de Elche, que durante cinco siglos quiso establecer un puerto en Santa Pola, pero Alicante, recelosa, se lo impedía con agresivas denuncias como el "Memorial contra el Puerto de Santa Pola" (B.N.; Ms.V:E. 199) que, dirigido a Valencia, expresaba"el sumo desconsuelo en que se hallaba la infeliz Ciudad de Alicante" ante la perspectiva de que los de Elche "defraudaran en un paraje tan a propósito como Santa Pola". Así comenzaba el texto:
"La ciudad de Alicante, que por la calidad de su bahía y situación y la defensa que debe a la naturaleza y al arte, es capital del Reyno de Valencia (...) pretende que en este territorio, y en particular en Santa Pola, no haya otro Puerto que el de esta Ciudad de Alicante" (f.1 ). Actualmente, transcurridos tres siglos de la victoria alicantina sobre el Piramonte de Orihuela, parece que hay otra ciudad a sepultar: Valencia. Las Provincias 21 de febrero de 1993
Los valencianos de Alicante
Por Ricardo García Moya
Aquí, en Alicante, la mayor parte de mis vecinos proceden de otras comunidades, pareciéndoles más normal llamarse levantinos o mediterráneos que valencianos. Sus raíces trasplantadas de Albacete o Lugo son abonadas con la confusión de los medios. En el suplemento en catalán de un diario madrileño, edición de la Comunidad Valenciana, el cronista Tato escribía: "Tirant lo Blanc. en l'eloqüencia del seu srcen català" ("El Pais", 19-XI-98). No sabemos qué documento habrá hallado el doctor Tato para alterar la valencianía de Martorell y su obra: El día anterior, otro rotativo dedicaba el suplemento escolar a ensalzar la catalana voz "tardor" ("Información", 18-XI-98), olvidando las valencianas "otony" y "primavera d'estiu". Los que han hallado en Alicante su nuevo hogar debieran saber que los alicantinos se sentían tan valencianos como los nacidos junto al Micalet. Del Cenia al Segura, nuestros antepasados formaban frondosos árboles genealógicos cuyas ramas sombreaban todo el Reino. Empresas militares comunes y matrimonios como el de"Feliciana Sánchez de Alicante con Andrés Balaguer, labrador del lugar de Ruzafa" (octubre de 1663), establecían sólidos lazos. Estos novios presentaron su limpieza de sangre en un impreso donde constaba la denominación del territorio:"Nos, los Inquisidores en el Reyno y Ciudades de Valencia". Observen que Valencia era el topónimo que abarcaba todo, como bien sabía el canónigo Tomás Daroca de San Nicolás de Alicante, que informó sobre: "Feliciana Sánchez, natural de Alicante, hija de Gaspar Sánchez, vecino de Alicante y natural de Xátiva; abuelos maternos Francisco Pelisari de Alicante, y Ana Bosch de Alicante, christianos viejos de limpia sangre, sin mácula ni descendencia de moros, judíos, luteranos conversos, ni de otra secta." Los alicantinos sentían orgullo de su valencianía, y no hubieran consentido que les llamaran levantinos, como vulgares montes o vientos; o mediterráneos, como si fueran sardinas o mejillones. Prueba de ello la tenemos en un linaje ilustre de Alicante, el de los Mingot, descendientes del Mingot francés de nación, que decía el seudo Febrer. En 1687, Francisco Mingot colaboró en un libro sobre San Francisco Javier, dedicado a Ana de Austria. La obra contenía poesías de autores que expresaban su nacimiento o nacionalidad: José de Sada, caballero aragonés; Gerónimo Cerda, de Mallorca; Francisco de Olaegui, de Navarra; y, encabezando una endecha,"Francísco Mingot, theólogo valenciano de Alicante" (Gonçález, F. R.: Sacromonte de las musas de los Reynos de España, 1687, p. 52). Entre las poesías en castellano, latín y valenciano hay una donde el autor se identifica como "una pluma grave, de la ciudad de Alicante", y aprovecha la ocasión para ensalzar la lengua propia y censurar la ajena, hecho que contrasta con el misticismo de los otros poetas. Titula su composición "Romance valenciano". aludiendo a la denominación de la lengua, no a una rima variable o distinta del octosílabo asonante castellano. Consciente de que está cometiendo una pillería literaria por descuidar las alabanzas a San Francisco, comprime en dos estrofas el concepto de que"els valencians entenem" que es más pobre la lengua castellana que la valenciana. El alicantino argumenta que: "Puix que he escrit en Castellá,/ tambe escriure en nostra llengua / que en Valencia será propia / y en Castellà serà Grega" . Todo está claro, salvo algún incorrecto y sospechoso acento (¿mano "normalitzadora" del siglo XX?).
Aunque "la pluma grave de Alicante" no especificara que escribe en valenciano, no podríamos confundirlo con el catalán o castellano del XVII. Hallamos diminutivos como "genteta, animeta"; terminaciones de abstractos"riquea, baixea"; uso del dígrafo africado, "antorcha del cel" (v. 28). Los estrambóticos guioncitos fabrianos brillan por su ausencia en los enclíticos,"pagarli son servisi" (v. 61). La arena no es "sorra", "peus per la arena" (v. 21 ) y la "maravella" (v.16) no la normalitza en "meravella". El alicantino usa el sustantivo"carrera" con valor semántico de competición entre águila y caballo, "per lo ayre fet águila en la carrera" (v. 56), siendo un testimonio que legitima esta voz en lengua valenciana no la ridícula "cursa" del IEC. Por otro lado, los alicantinos defendían celosamente sus fueros valencianos. En 1645, el portavoz de la ciudad de Alicante se jactaba ante el Almirantazgo de Castilla, recordando que la Corona de Castilla no tenía jurisdicción en el Reino de Valencia, "por fueros de este Reyno" (A. Cor. Aragón, Leg. 888, 1645). Nada expresa mejor la fidelidad alicantina que las palabras del fray Jayme de Alicante, pronunciadas en el templo de S. Nicolás durante las fiestas de 1661. En ellas recordó la participación de la ciudad en el ejército del Reino de Valencia, en la Guerra dels Segadors, contra los catalanes: "Tú, Alicante, fuiste la primera que te ofreciste con gente de guerra al cerco de Tortosa. Vive para el alivio de las necesidades, y vivan todas las Ciudades de este Reyno fiel". En 1998, los nuevos alicantinos no se enterarán del pasado común. La inmersión deforma y controla todo -desde Canal 9 hasta las guarderías- sembrando odio entre las ciudades hermanas. Las Provincias 30 de Noviembre de 1998
1492: Quinto Centenario de la Sede Metropolitana de Valencia Por Ricardo García Moya
Últimamente, el obispo de Solsona ha insistido en la creación de una diócesis catalana que incluiría el territorio valenciano. El proyecto, sin embargo, tendría el inconveniente de oponerse a las decisiones de dos papas (Paulo II y Pío IV) y un rey de Valencia (Felipe II) que, a su vez, interpretaron la voluntad del pueblo valenciano. Como es sabido, la Iglesia utilizó la distribución territorial romana para su estructuración geográfica; de ahí que ejemplo, algún Conforme tiempo incluida en la provincia eclesiástica de Segovia, Cartagenapor y Bilbao en laestuviera tarraconense. fueron creándose estados peninsulares, la Iglesia adoptó divisiones más racionales; pero el reparto, que suponía prestigio político y beneficios económicos, generó una sórdida batalla diplomática con utilización de falsos documentos; como la apócrifa "División de Wamba", salida de la curia de Toledo cuando ésta se afanaba para incorporar la diócesis de Burgos. En el sur del Reino de Valencia hubo permanentes enfrentamientos con el clero murciano. Según los diccionarios eclesiásticos:"los territorios de Orihuela, enclavados en el Reino de Valencia, soportaban con dificultad la sumisión a Cartagena que políticamente pertenecía al reino de Castilla. Las tentativas de Orihuela no cesaban, . La misma como no cesaba nunca la oposición de Cartagena apoyada por Castilla"
Iglesia califica de "lucha intransigente y prolongada" entre valencianos y murcianos hasta que Felipe II y el papa Pío IV decidieron crear el obispado oriolano en 1564, siendo agregado a la metropolitana de Valencia. Es decir, los religiosos de la Vega del Segura no soportaban la subordinación eclesiástica a otro reino. Todavía a principios del siglo XVIII -cuando el cardenal Belluga inundó con murcianos toda la zona- sucedió una anécdota que muestra la incompatibilidad entre habitantes de los dos reinos. Ocurrió al fundarse el hospicio para huérfanas en Murcia e ingresan algunas niñas de Orihuela. Según el propio cardenal Belluga:"cuando se abrió la casa (hospicio) la poca concordancia que había entre ellas (las niñas de Orihuela) y las de la Diócesis (de Cartagena) que se habían admitido, por lo poco que confrontaban los genios de ambos Reynos; motivo porque los Lugares del Reyno de Valencia, de que se componía el Obispado de Cartagena, se juzgó necesario en tiempo de Felipe II se formase el Obispado de Orihuela de todos los Lugares pertenecientes a aquel Reyno" (A. M.
Murcia: 11-b-8). Es obvio -pero insistiremos para aclarar dudas al obispo de Solsonaque los religiosos valencianos que se independizaron de Cartagena en 1564 no pretendía subordinarse a ninguna diócesis catalana. De igual modo, la supeditaciónresuelta religiosa política- Rodrigo respecto de al Borja, arzobispo de Tarragona fue expeditivamente por-no el cardenal en un privilegio personal que emitió como vicecanciller de la Iglesia Romana en 1470, y que fue ratificado por Paulo II (Reg. Vat. 536, 144-145v). El impetuoso setabense estaba harto -igual que todos los valencianos- del desquiciado comportamiento catalán en la segunda mitad del siglo XV, y no esperó a poseer el poder papal para crear la sede exenta de Valencia respecto a la jurisdicción metropolitana de Tarragona. En 1464, un religioso denunciaba que "les gents de Valencia e de tot lo Regne estant desconsoláts,
atenent los tan grans mals que han agut per causa dels "catalans" (Dietari del Capellá,
p. 342). , Las continuas agresiones obligaron al Reino a repeler la chusma catalana que atacaba el Maestrazgo. Como es obvio, en aquella época las fuerzas valencianas eran superiores a las del Principado y provocaron verdaderas escabechinas entre los invasores; valga de ejemplo la acaecida el 1 de junio de 1464, cuando nuestras tropas "agüeren gran brega ab gent de Tortosa e de Ulldecona, e foren morts molts dels rebelles catalans" . Es comprensible que Rodrigo Borja, una vez proclamado papa, se rodeara de valencianos en los puestos de responsabilidad -no de catalanes- y elevara definitivamente la sede valentina a categoría de Metropolitana en Bula del 9 de julio de 1492. Sin embargo, el obispo de Solsona no quiere que celebremos el Quinto Centenario de la Sede Metropolina de Valencia, pues prefiere una gran diócesis catalana que absorbería el Reino. Lo peor es que un sector de la Iglesia valenciana tiene el mismo objetivo; así lo refleja "SAO" en su ejemplar sobre "L´Eglesia al País Valencia", con páginas que no ofrecen orientación pastoral ni anuncios de excursiones a Roma; sino reseña de un viaje de sacerdotes valencianos a Espluga de Francolí donde se realizó el curso del "Grup d´Estudis Nacionalistes" bajo bandera cuatribarrada, y en el que "monjos de Montserrat" quedaron extasiados por un "poema eucarístic d'en Joan Fuster". ¡Cómo ha cambiado el clero valenciano! En la época foral, el reino fue impresionante plantel de santos, papas y predicadores; además de multitud de religiosos que sacrificaron su vida propagando la fe, como el capuchino Ángel de Valencia, que se internó en el corazón de África y logró confianza del rey del Congo en 1646. Otros, sin altar del Reino, mortificaban su cuerpo para huir del mal; es el caso de Fray Domingo Sarrió, que apenas bebía agua y "cuando ponía las manos en alguna almasía de agua
para lavárselas, la naturaleza sedienta chupaba tanta por los poros, que se conocía la falta" (Cardona, J.: Exequias. Valencia, 1677). Es decir, existieron conductas dispares,
pero jamás perdieron el tiempo catalanizando a su pueblo. En fin, es triste que religiosos valencianos estén"commemorant els 900 anys de la Tarraconense" y propagando que "l'any vinent s'escaurá el centenari de les Bases de Manresa, tan importans per a la formulacio del pensament cátala" ("SAO", sept.), y, por el contrario, silencien el Quinto Centenario de la Sede Metropolitana de Valencia. Las Provincias 23 de noviembre de 1991
La inoportuna convocatoria en Montserrat Por Ricardo García Moya
Como es sabido, los monjes de Montserrat organizan cada cierto tiempo actividades relacionadas con la Comunidad Valenciana. De ahí su apoyo, hace L décadas, a Raimon, Fuster, "normalització" del Misterio de Elig, etc. Ahora ha surgido la idea de convocar a un grupo de valencianos para que visiten a la Virgen de Montserrat en una fecha inapropiada, ya que coincide con el fin de semana en que se celebra la fiesta de la Virgen de los Desamparados. Quizá nos equivoquemos, pero pudiera existir truco en la reunión de valencianos apellidados Montserrat en el monasterio homónimo. Por si las moscas (místicas), intentaremos vacunar documentalmente a los que se atreven a cruzar la frontera del Cenia -cambiando el homenaje a la Patrona del Reino por el de la Patrona del condado-, no sea que nos los devuelvan entonando "Els Segadors". Es cierto que el nombre y apellido Montserrat está extendido en el Reino, pero ello no quiere decir que sus titulares desciendan de catalanes. Incluso en la frontera sur del Reino encontramos iglesias bajo la advocación de la Virgen de Montserrat o Monserrate. Veamos, como ejemplo, el srcen de la existente en Orihuela: "Los monjes de Montserrat, de Cataluña, enviaron un procurador a esta ciudad de Orihuela, para impedir que no tuviese otra imagen el titulo de Monserrate, si no la de Cataluña. Pero esta ciudad y cabildo enviaron a Roma al canónigo Juan Vicente, el cual alcanzó de Sixto IV (12 de agosto de 1483) que la Iglesia de esta santa imagen tuviese invocación de Monserrate, "y le pareció mucha razón que si para habitación divina hay una casa de Nuestra Señora de Monserrate en Cataluña, no seamos menos felices en el Reyno de Valencia" (Cortés, M.: Sermón. Orihuela, 1965, p.17). Es decir, se desarrollaba -contrariando a los catalanes-, la devoción a la Virgen de Montserrat en el Reino, con el consiguiente incremento de nombrar y apellidar Monserrat a los hijos. Hay que recordar que los apellidos no se generalizaron hasta fines de la Edad Media, y con frecuencia se tomaban del oficio o lugar de nacimiento: Pere el Carabaçer, Joan el Velluter o Rafala la de Montserrat (no de Cataluña, sino de la parroquia o barrio de su lugar de nacimiento). Los hijos o nietos ya eran bautizados sin la preposición o artículo: Lluis Torner, Vicent Piquer o Amparo Montserrat. Y eso no sólo sucedió en el Reino de Valencia. En Navarra, sin ir más lejos, también existieron numerosos lugares dedicados a la Virgen dea Montserrat. Pamplona, la cofradía de Languinobrari, existente 1300, reedificó su costa en En 1384 un hospital de su propiedad, donde se veneró a laenVirgen catalana (Jimeno, J. M.: Navarra y Cataluña. Pamplona, 1972, p.23). Existían iglesias, ermitas y cofradías de Monserrat en toda la geografía navarra, incluso en pueblos de montaña, como Esnoz, Lizoáin e Iroz. Por cierto, si se convocara en Pamplona a los valencianos de apellido "Navarro" numerosísimos en la provincia de Alicante- nos quedaríamos solos. Los "Navarros superan en un ochenta por cien a los "Catalá". ¿Comentarán en el coloquio
montserratino esta curiosa proporción?. ¿Y qué decir de los López, Pérez y García, documentados desde la Conquista? También tenemos un apellido marianoa destacar: los Lledó, mucho más abundante que los Montserrat. En 1626, un erudito catalán recordaba que: "en lo mejor de la vega de Castellón de la Plana, no ha ochenta años que un hombre arando cerca de un árbol que en lengua valenciana llaman lledoner halló una imagen de la Virgen" (Martorrel, F.: Historia de la sagrada cinta. Tortosa, 1626, p. 156). Además, la "Festa del Lledó" es el 1 de mayo, y no boicotearían a la Mare dels Desamparats. Apellidarse Montserrat, o ser su devoto, no equivale a catalanización; las apariencias engañan. En 1648 "se celebró la bienvenida de la Virgen de Montserrat al nuevo y real monasterio que se erigió en esta corte" (Vitores, fray Alonso: Oración, Madrid, 1648; p.2). Los que fundaron este santuario en Madrid eran frailes castellanos expulsados a patadas por los monjes catalanes de Monserrat, en 1640; en la guerra "dels Segadors". De todas formas, los valencianos que se acerquen al santuario catalán deben recordar que se apellidan Montserrat, no Panoli. Por cierto, esta palabra es la única valenciana que todavía nos atribuye el diccionario de la RAE, después del saqueo. El vocablo panoli, según el DRAE, deriva del valenciano"pa en oli" (como "café en llet"). No se atrevieron a catalanizarlo, pues quedaba muy chusco lo de "pamboli" o pamoli". La humilde preposición de compañía "en" (tan despreciada por los propios valencianistas) venció ella sola a los temibles Pere Gimferrer, Martí de Riquer y demás académicos de la Lengua. Respecto a lo de Monserrat, que tomen nota de que nos hemos percatado de la maniobra que -si fuera intencionada- podríamos calificarla de maquiavélica. Piensen que el lunes siguiente al traslado de la Patrona del Reino, veríamos por televisión a un grupo de valencianos postrados ante la Patrona de Cataluña. En fin, nos preguntamos lo mismo que usted: ¨No podrían los monjes de Montserrat dedicarse al gregoriano, como los de Silos, y dejar ese tipo de actividades para Angel Colom y Pilar Rahola?. Los valencianos lo agradeceríamos sinceramente. Las Provincias 25 de Marzo de 1994
Académicos de Buenas Letras
Por Ricardo García Moya
Ustedes saben que los europeos ilustrados, para bien del progreso, descubrieron que los africanos de color no tenían alma; por lo que estaban liberados de tratarles como humanos. Algo parecido nos sucede a nosotros. Los sabios han dicho a Europa que somos un suburbio de Cataluña, y por mucho que insistamos nadie escuchará nuestras razones; nos oirán con la displicencia que la nobleza del XVIII escuchaba al negro azotado. La añeja sangre azul, liberada del trabajo y del respeto a los derechos humanos, ha sido sustituida por los liberados políticos, regidos por consignas encorsetadas en un concepto cultural similar al de los cabos chusqueros de Bismarck. Así, en la revista "Clar i Ras" -que por su contenido podría pertenecer al Institut d'Estudis Catalans, aunque esté editada por Esquerra Unida- el texto en el barcelonés de los amb, tardor, avui, meva y copsat de marras enmarca fotos de doña Gloria Marcos y la doctora Morenilla, además de pregonar en portada los "760 años de la unidad de la lengua". No es por ofender, pero ¿no podría EU dedicarse a "salvar" otra cosa que no fuera la lengua valenciana, o la Ford? Más perlas: la profesora Henriette, en "La aventura de las lenguas", dice: "Hoy, la lengua catalana se habla cada vez más en el PV, sobre todo en Alicante y en las otras estaciones balnearias" (?). Esta turista atolondrada -sumisa lectora de Corominas y Coloma Lleal- defiende toda variedad lingüística por microscópica que sea, desde el dialecto limburgués al córnico de Cornualles; además del navarro, aragonés, leonés y asturiano; pero del idioma valenciano, nada de nada. No le merece ni la atención del bable. Contra esta disolución en el magma del IEC tenemos el reactivo de los documentos. ¿Recuerdan que nos quedamos sin saber el contenido de los recónditos papeles del doctor Alegret? Dejamos la historia en 1793, cuando los miembros de la Academia de Buenas Letras de Barcelona escuchaban "la disertación de viva voz" del doctor Alegret referente al análisis de la carta del valenciano fray Anselmo Dempere, archivero del Puig, en la que preguntaba con ironía sobre la pronunciación de la voz "liò en valenciano". Alegret se asombraba de que fray Anselmo "venga a mendigar a Barcelona lo que con tanta facilidad puede encontrar en la opulencia de su Patria". Intuía declaraba Alegret- la sorna del fraile de Alcalá de Chivert hacia los "sabios catalanes". Estos razonamientos en la intimidad de la Academia no se incluyeron en la carta destinada a fray Anselmo. Fue una lástima, pues revelaban la realidad cultural de Cataluña en el XVIII, al reconocer, escaldados y contestando a la puya de fray Anselmo, "que se hace injuria a los sabios de Valencia al encargar la resolución de su duda a uno de los ignorantes de Barcelona". Lo cierto es que los sabios de la Academia de Barcelona tenían como obra de consulta los "Orígenes de la lengua española" del valenciano Gregorio Mayans, por acuerdo del 5 de septiembre de 1769. El episodio era uno más de la lucha idiomática peninsular. Fray Anselmo, autor de un voluminoso diccionario de la lengua valenciana, conocía los disparates publicados a mediados del XVIII por el marqués de Lió y otros académicos barceloneses, especialmente la teoría de que el "castellà, francès, toscà y valencià" procedían del catalán. No se sabe cómo, los académicos habían descubierto que del "català havien nascut les altres llengües romàniques".
Pero la carta de 27 líneas de fray Anselmo tambaleaba este castillo de naipes. Por un lado, tenían que defender la primacía de la lengua catalana; por otro, al razonar la constestación descubrían que sus maestros eran los valencianos Gregorio Mayans, Carlos Ros, el jesuita Juan Andrés o el erudito Agustín Sales. Inevitablemente, al tratar sobre ellos, el doctor Alegret cita la lengua del Reino; por ejemplo, cuando recuerda "la Disertación erudita de don Agustín Sales, catedrático de la Universidad de Valencia, publicada en 1763, en la que se manifiesta la excelencia del Idioma Valenciano y su actual estado" (Alegret, A.: Informe sobre el valenciano, año 1793). El desconcertado Alegret intentó defender que el catalán era la lengua primigenia, pero él mismo descubre la endeblez de su teoría al comunicar a los colegas de la Academia de Buenas Letras de Barcelona, que"si el idioma valenciano es peculiar de Valencia, mejor que yo decidirán la duda los sabios valencianos en su propia casa y a la vista de sus bibliotecas" . Esta consideración sobre el idioma del Reino no traspasó los muros de la Academia barcelonesa, pero nosotros sí podemos conocer más detalles. Por ejemplo, el académico catalán Mariano Sans, al opinar sobre la carta de fray Anselmo alude al "dialecto español" (sic); y era lógico, pues ellos consideraban el catalán como idioma primigenio del occidente europeo; por lo que Lope de Vega, Martorell o Jean Racine escribieron sus obras maestras en una variable del catalán. Hoy queda para la sonrisa caritativa el sueño de aquellos académicos barceloneses que ambicionaron un imperio lingüístíco sobre Francia, Italia y España. De la estrafalaria quimera sólo les queda el indefenso Reino de Valencìa, habitual moneda de cambio y matraz de experimentos para políticos y liberados. Las Provincias 20 de Noviembre de 1998
La isla de Xàtiva y la “Mediterrània” Ricardo García Moya
No les nacieron "incordios" (tumores dolorosos) en las ingles, el escorbuto no diezmó la tripulación, batieron tiempos de navegación, descubrieron islas y estrechos, se enfrentaron a piratas franceses, contactaron amistosamente con desconocidas etnias y no violaron a sus mujeres. Todo ello no constituye el argumento de una película filmada para los fastos del 92; se trata del asombroso, por lo perfecto, viaje al mundo incógnito que efectuó el valenciano Diego Ramírez por encargo real en 1619. Hasta tal fecha, los geógrafos decían que "América termina en el estrecho de Magallanes" (Suárez, C.: "Plaza de todas las artes", Madrid, 1615, p. 165), siendo un misterio las tierras más meridionales. En realidad, aunque dos años antes un navio holandés había divisado el sur austral, nadie tenía certidumbre de su dimensión, si existían ensenadas, lugares para ser colonizados y, especialmente, otro estrecho que no fuera el de Magallanes. La hazaña de Diego Ramírez, natural de"Xátiva en el Reyno de Valencia" , como él mismo anotó en su diario de navegación, comenzó en el puerto de Lisboa un 27 de septiembre, cuando dos barcos con "Artillería, mosquetes, picas, chuzos (...) y marineros portugueses que iban como por fuerza, persuadidos de ser la navegación remota y dificultosa", iniciaron su aventura. En contra de los pronósticos, todo resultó satisfactorio y "causó admiración la brevedad con que pusieron en efecto el mandato del Rey, pues en diez meses fueron, vieron y vinieron; ninguno peligró, ni le dolió la cabeza" (González, G.: "Teatro de Grandezas." Madrid, 1623, P.112). Este verano, al examinar los manuscritos srcinales de Ramírez, me llamó la atención el topónimo que impuso a la Tierra del Fuego, ahora perteneciente a Chile y Argentina. Con la caligrafía propia del cosmógrafo real -cargo que ostentaba el marino valencianonombró al territorio "Isla de Xátiva" y, al estrecho que descubrió, de San Vicente Mártir, patrón de Valencia ciudad, en cuya Universidad había estudiado. En sus apuntes, Ramírez describe científicamente las características de los nuevos territorios y las anécdotas sucedidas que, en algún caso, dejaron huella en la cartografía. Así, la ínsula en que fue sorprendido por leones marinos, "que rechazó con un chuzo", hoy se llama Isla de los Leones. Incomprensiblemente, en la Enciclopedia Catalana aparece como "castellano" este marino que propagó claramente su valencianía. Por ejemplo, al descubrir el estrecho de San Vicente, "pusieron banderas, dispararon la artillería, dando el nombre de cabo Setabense a una de sus puntas, de muy lindas ensenadas"(f.33). Es obvio que Ramírez añoraba a "Xátiva del Reyno de Valencia" y su clima, pues la proximidad a la Antártida ofrecía días "muy fríos, cerradísimos de niebla, que casi los de un navio no veían al otro" (f.30). Ramírez quiso perpetuar el nombre de Xátiva en las nuevas tierras, pues el de Valencia ya figuraba en varios lugares de las Indias, circunstancia conocida por el cosmógrafo. Precisamente, pocos años antes, el lunático vasco Lope de Aguirre (protagonista de "El Dorado", filme de Saura), anduvo por nuestra capital homónima:"Salió el tyrano de nueva Valencia con noventa cabalgaduras", para encontrar la muerte y ser "colocada su cabeza en la villa de Tucuyo" (Herrero, A.: "Historia de Felipe II", Madrid 1606, p. 486).
Diego Ramírez, leal a su tierra, propagaba los topónimos valencianos en el fin del mundo. ¡Qué contraste entre el cosmógrafo de Játiva y los catalaneros actuales, empeñados en substituir todo lo que recuerde a Valencia por el anodino "Mediterrània". Están tan ciegos que emplean más dinero en promocionar un sólo vocablo catalán que en el presupuesto para prevención de incendios forestales en la Comunidad Valenciana. Ramírez sentiría vergüenza de ellos. El setabense adquirió la inmortalidad sin vender su valencianía. El cronista de Felipe III, Gil Dávila, no ocultaba su admiración hacia,"Diego Ramírez, natural del Reyno de Valencia, que estudió vientos, tiempos, alturas y grados; sondeó, observó y demarcó sitios, haciendo inmortal su nombre en los extremos del mar y la tierra". Ramírez no era Reche, y en consecuencia, no puso el nombre de Mediterrània a ninguna costa austral, aunque dejó constancia de su hazaña. En la tarde del 10 de febrero; "después de observar algunas ballenas, se descubrió una isla, al qual llamé de mi nombre" (f.37). Hoy son las Islas de Diego Ramírez, junto al cabo Setabense y el puerto del Buen Suceso, los escasos testimonios de aquella aventura, pues, injustamente, los ingleses modificaron los topónimos; así, el barco que transportó a Darwing dio nombre al canal del Beagle, ya explorado por nuestro marino. Respecto al naturalista inglés, hay un hecho sorprendente: comparando los apuntes de Darwing -tomados en 1832, cuando visitó el sur de la isla de Xátiva- y el diario de Diego Ramírez, se observa la coincidencia de observaciones de uno y otro; especialmente las referentes al encuentro con indígenas del "Puerto del Buen Suceso". Se diría que Darwing copió el manuscrito de Ramírez -posibilidad totalmente absurda-, y es que impresiona que un valenciano nacido en el siglo XVI alcanzara el nivel de análisis equivalente a uno de los grandes naturalistas de todos los tiempos. Incluso hubo coincidencia en una situación cómica: ambas tripulaciones se mosquearon por la extraordinaria capacidad de imitación en gestos y voces de los setabenses del fin del mundo. Por cierto, no estaría de más que la Generalidad ¿valenciana?, se dignara recordar a este compatriota ilustre, cuya vida bien podría llevarse al celuloide; pero, claro, Ramírez no tiene tanto interés como los protagonistas de aquella vergonzosa "Tramontana", que ya descansa en el infierno de los subproductos estéticos. Si hubiera afirmado que era catalán, sería otra cosa. Las Provincias 20 de septiembre de 1992
El valenciano que conquistó Maastricht Por Ricardo Garcia Moya
Se figuran a un valenciano de Elche convertido en furia humana, con las mandíbulas rotas, asaltando la ciudad holandesa de Maastrich? Es un hecho ignorado, pero digno de rescatar. La popular ciudad -tan citada en la prensa por el tratado homónimo- fue conquistada gracias al ilicitano Gaspar Ortiz. Y no era empresa fácil, pues los recios muros y canales circundantes, inundados con el caudal del cercano Mosa, la convertían en fortaleza inexpugnable capaz de sobrecoger al mílite más temerario. Sólo en 1871, cuando fueron demolidas sus defensas, se transformó progresivamente en la tranquila villa, en que los ministros europeos firmaron el famoso acuerdo. A nosotros, el apellido Ortiz nos suena a repostería de hipermercado; pero a finales del siglo XVI, entre los tercios imperiales que dominaba Europa, no existia soldado que desconociera a los heroicos "capitanes Ortizes (Sic) de Elche, en el Reyno de Valencia". Sus andanzas, dignas de un apasionante guión cinematográfico, se encuentran desperdigadas en los archivos; pero, injustamente, no figuran en los libros de historia. Para empezar, el más famoso de los "Ortizes" tenia las mandíbulas destrozadas. En la rebelión morisca de las Alpujarras granadinas, a "Gaspar Ortiz le rompieron las dos quixadas a pedradas, y escupió las piedras y dientes por la boca". Esta alteración física aumentó la rareza del personaje, al"llevar de ordinario unos coxinetes de algodón en la boca, y por hallarse tan impedido, huía de visitas". Hubo general de tercios que dudó de su carencia y "Ortiz, sentido del agravio, le dixo: si no me quiere creer, ahí están los algodones, y escupiéndolos quedó sin poder hablar". Respecto a la toma de Maestrique (así era denominada), sus habitantes cometieron el fatal error de subirse "en las murallas, vestidos con los ornamentos sagrados de las iglesias y con imágenes de los santos por escarnio", burlándose de los tercios que sitiaban la ciudad. Estas ofensas eran observadas a poca distancia por Gaspar y su primo, el abanderado Gregorio Ortiz, los cuales, incapaces de soportar la afrenta -y sin esperar órdenes del prudente Alejandro Farnesio- se lanzaron contra los holandeses, provocando la estampida y ataque del ejército imperial. Según los testigos: "Gregorio Ortiz, alférez del capitán Gaspar Ortiz, sin aguardar la orden del general, puesta la celada, alzó en la mano la bandera, viéndolo otros alféreces que estaban de guardia, sin esperar la orden del general, tomaron la suya y se inició el asalto a Maestrique, saltando trincheras hasta llegar al foso." La fama de inexpugnable que tenía Maestrique, fue constatada con el sacrificio de nuestro héroe: "el capitán Ortiz, en el asalto, le volaron los enemigos con una contramina; agonizando
como Posteriormente, estaba no dexaba de animar a los suyos". Su primo recibiójustificó nueve balazos en ael peto. aunque todos alabaron su valiente iniciativa, su ataque Maestrique diciendo que "había interpretado mal al escuchar la conversación entre el sargento mayor y el capitán". Ciertamente, no hubieran necesitado del episodio de Maestrique para su gloria, ya que Gaspar -amigo de don Juan de Austria- se enfrentó a los turcos en Lepanto antes de pasar a Flandes con el duque de Alba. Y allí no hubo acción de guerra en que no participara: "Estuvo en Andeganter, Bomene y Bura, plazas que se ganaron por asalto;
en la villa de Sichen en Holanda" . También ayudó con su compañía de 1.500 soldados a la victoria sobre el conde de Egmont, aquel que inspiró una genial obertura a Beethoven y un profundo drama a Goethe. La familia Ortiz ya era importante en nuestro territorio antes de las hazañas europeas, al ocupar cargos de la Generalidad Valenciana (Jaime Ortiz en 1544), y recibir recompensas a sus servicios por la monarquía. Posteriormente, Carlos IV concedió título de conde a "don Rafael Ortiz vecino de la ciudad de Elche, en mi Reyno de Valencia". En el mismo documento el soberano recordaba que"vuestra familia es de las más ilustres del Reyno de Valencia" . Los capitanes Ortices no fueron excepción entre los que salieron de las ciudades del Reino. El prestigio de estos militares era una realidad en la España imperial; algunos, antes de iniciar sus bélicas jornadas por Italia, Alemania y Flandes, fueron armados caballeros por el propio rey, como los Llofriu y Carbonell. Así, "el amado Pedro Carbonell de Orihuela Reyno de Valencia, armado caballero con la espada desnuda, tocando en ella tu cabeza don Felipe I de Valencia". (A.R.V. Diversorum Valenctiae, año 1585). El mejor homenaje a estos valencianos lo ofreció el marqués de Leganés cuando -en su cargo de gobernador militar del norte de Italia- se encontró rodeado de fuerzas hostiles, pero: "como tuviese quarenta y quatro capitanes valencianos en su compañía, le hacían poca falta los demás". (Gavalda, F.: Memoria, 1651, f.12). En fin, parece que los valencianos, que combatían por libre decisión en los tercios, no debieran ser ignorados al cantarse las victorias de la época imperial. Las Provincias 30 de enero de 1994
Los "brivons" de Valencia
Por Ricardo García Moya
Un amigo lector, en llamada a "El Cabinista", preguntaba si fray Pere es el mismo personaje que figura en una estampa donde se lee "predicador dels brivons de Valencia" y, añadía con bastante empeño que si podría aclarar el significado de la enigmática frase. En primer lugar, el fray Pere de la estampa sí es el mismo que formó parte del Tercio que expulsó del Reino a los micalets catalans. La segunda cuestión es más interesante, pues nos permite homenajear con el recuerdo a este dianense que la Gran Enciclopedia Catalana manipula al afirmar que "predicó en catalán", cuando en la documentación consta que utilizó siempre el"idioma valenciano". Las acepciones que sobre bribón ofrecen los diccionarios de la RAE y el Moliner (haragán, pícaro, bellaco y granuja) no son halagüeñas, hay que reconocerlo. Pero tampoco nos afecta, ya que la voz"brivons" (sic) no es castellana, sino un vocablo de la lengua valenciana ahora prohibida, documentado en el Reino antes que en Castilla y con matices semánticos propios. La palabra estaba tan arraigada a fines del XVI que en Castellón, por ejemplo, se instituyó el "pare de brivons para la protección de niños mendigos y huérfanos" (años 1583 y 1595, cor. DCECH) . El dianense ejercía como "pare dels brivons valencians" y, acorde con ello, huía de "dar doctrina a los ricos y poderosos, prefiriendo pobres, humildes y pequeños que pedían pan". Su protección abarcaba a los brivons de Valencia reino, no sólo la ciudad, adoctrinado por igual en Morvedre, Morella, Valencia o Denia,"aun cuando era anciano y achacoso, corriendo todo el Reyno" (Mercader: Vida P. Esteve,1677, p.101). Fray Pere declaró reiteradamente su interés hacia los"brivons" despreciados: "Diga al senyor Pavorde quem envie els brivons del seu auditori, y yo li enviaré del meu los cavallers y gent grosa" (p.52). En consecuencia, el valor semántico de "brivons valencians" no corresponde a un insulto, sino que acotaba la clase social desamparada, abundante en el siglo XVII, y no menos digna a los ojos de Dios, según fray Pere, que la nobleza y burguesía valenciana. Predicaba en lugares donde proliferaban mendigos, enfermos y huérfanos suplicando caridad. Su biógrafo testifica que "andaba acompañado desta gente pobre, tomando sus cuitas por propias, siendo como un buen pastor que anda cargado, no con cualquier oveja, sino con la más desdichada y despreciable del rebaño" (p.53). Vestía como ellos, descalzo, y sólo en la vejez aceptó calzar unas alpargatas. La vida de fray Pere tiene cierta similitud con la de Calderón de la Barca, ya que ambos participaron en la Guerra dels Segadors y, posteriormente, fueron requeridos por Felipe IV. El de Denia ejerció como virtual Maese de Campo de la infantería valenciana, mientras que el castellano acudió como caballero de Santiago. La discreción que envuelve la etapa bélica de Calderón contrasta con la vehemencia más acentuada que caracteriza al fraile Esteve, capaz de escalar baluartes y, con los fogosos Tercios de Oriola, Morvedre y Valencia, perseguir a la"escurribanda" catalana que había osado atravesar el Cenia. Fray Pere de Denia fue un héroe del valencianismo. Llamado a la corte, pudo aceptar un cargo similar al de Calderón, pero siempre alegaba excusas: "Yo be aniria, pero qué he de fer allá. La Reyna parirá una chicasa, el Rey y la cort están esperant un chic, quina cara li han de fer? Tots han de quedar molt trits" (p.300). Estas
líneas que en Castilla tildarían de mal castellano y en Cataluña, pésimo catalán, son en realidad una muestra del vigoroso idioma valenciano del XVII. Rechazó acudir a la corte para no alejarse de sus desvalidos"brivons". Criticaba el lujo de los virreyes y clamaba "contra los administradores que engordan con la sangre de los pobres" (p.371), conceptos sociales que traducía al lenguaje metafórico para que sus queridos "brivons" le entendieran: "Son com los porcs de Vallivana, los grans menjen les bellotes, y no deixen menjar als chiquets" (p.371). Hoy, en Denia o en Valencia, fray Pere encontraría al enemigo engordando en casa, pues puede que la estampita con el adjetivo "bribons" -con bilabiales y fuera de contexto- sea utilizada para confundir a los dianenses actuales al hacer creer que el significado era idéntico al de la lengua de Calderón. Por lo menos, ésa era la impresión que daba la amable anónima llamada a "El Cabinista". La inmersión, ya saben ustedes, goza de un sueldo por sembrar odio y confusión entre las ciudades valencianas. La voz "brivons", por orden del Institut d'Estudis Catalans de Barcelona, ha sido prohibida en el territorio valenciano. Como bien dicen nuestras autoridades, no hay voces prohibidas, salvo las que ordena el amo de Barcelona. Los profesionales de la inmersión, con el poder en sus manos y mucho presupuesto en el bolsillo, han editado diccionarios como el de la Generalidad, sin la voz que nuestros antepasados de Castellón y Denia usaban cuando eran libres. Incluso en el XVIII, y en la pluma del mejor novelista, hallamos el vocablo sentenciado a muerte por el IEC:"Estos eren molt taurs, y tan brivons" (Galiana: Rondalla, 1768, p-21), aunque ya con las connotaciones negativas actuales. Las Provincias 21 de Febrero de 1999
Aclaración a la “recompensa” de Luis de Santángel Por Ricardo García Moya
Una llamada al "Cabinista" -publicada el sábado 4 de abril- comentaba "en honor de la verdad" unas puntualizaciones al artículo "La moneda valenciana y el misterioso «tridente» de Alicante". El lector recordaba que Luis de Santángel recibió en recompensa a su préstamo de 1492 los bienes procedentes de las confiscaciones de la Inquisición a los herejes del Reino de Valencia, en 1497. Hecho que nadie discute y que al amable lector le parece excelente. En honor a la verdad, tengo que decir que yo no afirmaba que Luis de Santángel no recibiera recompensa; sino nuestro Reino de Valencia, y siempre en comparación a la apabullante riqueza que inundó la Corona de Castilla y permitió la erección de palacios renacentistas, terminación de catedrales y la increíble expansión militar de su Imperio. Por el contrario, el Reino de Valencia financió gran parte de la conquista de Granada -la toma de Baza contó con un préstamo superior a 60.000 florines de Valencia ciudad- y el viaje de Colón; sólo recogió migajas y algunos títulos, como el de ciudad concedido a Alicante. El malentendido procede del titulo "Santángel recibió escasa recompensa por financiar la expedición", añadido por la redacción de LAS PROVINCIAS con la mejor intención del mundo. Los redactores de prensa tratan de hacer "digeribles" las colaboraciones farragosas y suelen mejorar los epígrafes con acierto. Y "en honor de la verdad" no fue muy generosa la recompensa a Luis de Santángel, pues piense el lector que no le hicieron participe de las riquezas del Nuevo Mundo, sino que recurrieron a capitales procedentes del Reino de Valencia. Además, los bienes incautados por la Inquisición causarían más de un dolor de cabeza al financiero valenciano, pues procedían principalmente de los judíos, es decir, de su raza. No hay que olvidar que el rey Fernando, aparte de Católico, era modelo de pragmatismo político y fuente de inspiración para Maquiavelo. En consecuencia, Luis de Santángel recibió escasa, miserable y tardía recompensa por financiar la expedición que descubrió un continente. Por otro lado, la concesión real en 1497 -cinco años posteriores al préstamo- era en pago a sus excelentes servicios como funcionario real; donación similar a otras otorgadas a cortesanos con menos méritos y que mantenía su exclusión de los negocios, comercio y riquezas del Nuevo Mundo, descubierto gracias a él. Pero hay otra teoría y es que "las confiscaciones inquisitoriales del tribunal de Valencia" no fueron ninguna recompensa, sino una "autorización a cobrarse las deudas contraídas por los reyes", pues no fue el préstamo de 1492 el único que Luis de Santángel y su hermano Jaime concedieron a Isabel y Fernando. Las Provincias
Mª Teresa Campos y Copito de Nieve Por Ricardo García Moya
La evolución, que diría Darwin, los separó; pero la ingenuidad y otras características hermanan al gorila y la sureña. Copito se aturde ante la complejidad humana y adopta expresiones tristes, da la espalda, devora sus excrementos, etc. La sureña, más comedida, también se estrella con problemas insolubles, como asociar cierto gentilicio al territorio homónimo. Hace meses, un telespectador protestó porque llamaba 'levantínos' a los valencianos; a lo que el histriónico Javier Nart -con expresión de asqueado- respondió que era natural que nos llamaran "levantinos, igual que llamamos ponentinos a los extremeños". ¡Vaya! ¿Desde cuándo llamamos Poniente a Extremadura? Entrando al quite la periodista nacida en Sur, mirando a las cámaras y removiéndose lentamente com si tinguera caparres en cert puesto, con voz sensual, susurrante, exclamó: "¡Ay, no sé, al final no sabremos cómo llamarlos!". Llama madrileños a los hijos de esa comunidad, aunque sean nacidos en Aranjuez; pero sus neuronas no admiten que los nacidos en la Comunidad Valenciana se llamen valencianos. Es raro, pues la melosa sexagenaria ha aprendido a pronunciar voces como Aberri Eguna, Euskal Herria, euskaldun, donostiarra, ikastola, lehendakari, gudari, abertzale...; pero el gentilicio 'valenciano', ¡uf, difícil!, no puede. He hablado de Sur y a sureña en lugar de Andalucía y andaluza para que M Teresa, si se esfuerza, capte la sutil matización semántica. Saltamos al tiempo de Cervantes para hablar de César Vidal. En 1615, Felipe III permite a Francisco de la Rocha la edición de un tratado de sastrería en Valencia. Publicado en 1618, en la autorización leemos:"Francisco de la Rocha, de cinquenta o cinquenta y dos años, y dos dedos de la mano izquierda señalados y un diente menos en lo alto de arriba..." (Geometría y traça, 1618). La descripción no difería mucho de las aplicadas a caballos o vacas, y es que en tiempos de Cervantes desconocían la huella digital y el DNI. Por el contrario, en el tratado se identifica el territorio valenciano como Ciudad y Reino de Valencia, siendo desconocidas las denominaciones Levante y Mediterráneo, usadas por manipuladores de la toponimia histórica como César Vidal, tertuliano en el 'Día a día' de la Campos. De currículo voluminoso, es doctor en Historia, Teología y Filosofía, licenciado en Derecho y defensor, dicen, de los derechos de los pueblos; desde el hebreo al mexicano, pero, ¡ay!, no de los culturales e históricos de los valencianos. Vidal es autor de una Enciclopedia del Quijote (Planeta. Barcelona, 1999), donde informa sobre vocablos y protagonistas cervantinos, aunque las conexiones sean tan forzadas como las de Mark Twain y, también, se extasíe con el escrutinio de personajes relacionados con Cataluña; así, por ejemplo, del bandido Guinart habla cual si del mismo Cervantes se tratara. Respecto a Barcelona, recuerda que es ciudad de Cataluña y dedica más de una página a alabarla, incluyendo errores lamentables, como afirmar que Cervantes estuvo en ella en 1609 ( ¿qué documento avala esta noticia, doctor Vidal, aparte de las fábulas de Martí de Riquer ?), Vidal dice poco de Valencia, Reino que tanto alabó Cervantes por sus amistades literarias, desde Timoneda a Gil Polo; y de donde salió la primera edición del Quijote; aparte de sus aventuras con soldados valencianos en Lepanto y el rescate de Argel, gracias a comerciantes y frailes valencianos. ¿Saben cómo llama al Reino de Valencia el doctor Vidal?; "Valencia. Ciudad española de Levante" (p.477). Vidal rehuye escribir Reino de Valencia, denominación usada por Cervantes, aunque se deshace hablando de
los catalanes y recalcando que Barcelona es ciudad de Cataluña. Jamás se atrevería a escribir: "Barcelona. Ciudad española de Levante", aunque tan levantinas respecto a su amado Madrid sean Barcelona, Mallorca o Almería, ¿Tan ignorante eres, doctor Vidal, que desconoces la toponimia coetánea del Quijote? En el 1600, cuando alguien aludía a Levante se refería al territorio turco, desde Grecia a Egipto. Y el Reino de Valencia existió, pero no en Turquía. Recomiendo a Vidal que estudie documentos srcinales, como 'El viaje a Levante y descripción del Imperio de Turquía' (Bib. Nacional. Ma. 17.786. año 1631). Incluso los valencianosque vivían en la levantina Siria, recuerdan lo que Vidal ignora: "Fr. Francisco Cañes, misionero hijo de la Prov. de S. Juan en el Reyno de Valencia... este vocabulario lo escribí en la ciudad de Damasco y por ser
verdad lo firmo en el año 1760 a 30 de enero" (Bib. Nac. Ms. 5.294). Los que llaman Levante al Reino son los mismos que ocultan alusiones a la lengua valenciana. Así, sí alguien quiere saber algo sobre el Tirant lo Blanch (novela que don Quijote salva de las llamas), la Enciclopedia Cervantina de César Vidal le dirá que fue escrita por Martorell, pero calla que es valenciano y que fue escrita en lengua valenciana, aunque Martorell lo expresara en la novela. Vidal rehuye informar sobre la valencianía de Martorell, contrastando con la información meticulosa que ofrece sobre personajes secundarios, como "Jules Massenet, compositor francés nacido en Montand". Ya lo ven, dicen que existió Levante; pero no el Reino llamado Valencia, ni una lengua valenciana, ni escritores valencianos. Los manipuladores, enarbolando doctorados como sables, liquidan nuestra historia, creando un despersonalizado Levante o un amorfo Mediterráneo. Así, Vidal oculta que Alicante era ciudad del Reino de Valencia en tiempos cervantinos, y la convierte en villa acuática: "Alicante. Capital española situada en el Mediterráneo" . Si regresamos a la dialéctica del nazismo, con la aplicación de términos despersonalizadores a colectivos humanos (llamarme 'levantino' es humillante), en las tertulias se hablaría de maquetos, godos, churros, charnegos, chachos, sudacas, etc. Y resaltaríamos taras como las del sastre de 1615, que tenía"un diente menos en lo alto de arriba". Así, p,ej.: "So Ma Tereseta Mondongo y Culflorit, huitanta anys, chacho y en aspecte d'haver engolit un gamell". De igual modo que les encanta lo de levantinos, en Muchamel llaman `chacho´ al castellano. Así me lo contó Baldaquí:"fa temps, morts de fam, mos aplegaren una riua d'andalusos pera treballar en la tomata. A mosatros mos fea riure que sempre dien ¡Muchaaacho!, pera escomensar qualsevol conversació. D´ahí vingué lo de dir ‘chacho’ al castellá, fora mascle o femella". Chacho Vidal ha desentrañado, dice, los misterios de Nostradamus y de las checas a madrileñas; pero ni él ni M Teresa captan que levantinos o sureños hay en Japón o Borneo, al existir Levante y Sur en cualquier área geopolítica, pero no una Andalucía o un Reino de Valencia. En fin, ¿nos respetará la Campos? Sospecho que -como Copito de Nieveresponderá con dedique miraditasalguna a la cámara, movimientos de glúteos Tras sobreellaesfuerzo, sillay, como mucho, quizá nos ventosidad a los 'levantinos'. seguirá alabando a vascos y catalanes, al País Vasco y Cataluña. Diario de Valencia 12 de octubre de 2003
¿Visceralismo o defensa propia? Por Ricardo García Moya
Hay personas que -desconocedoras de la "inmersió catalana" a que estamos sometidos los valencianos- interpretan como odio visceral a Cataluña lo que sólo es deseo de supervivencia. Reacciones similares surgieron en el Reino cuando fue inquietado por la poderosa Castilla, en los años en que las picas de sus tercios controlaban media Europa. Los valencianos tuvieron cierta protección legislativa antes de 1707 contra los gobernantes mesetarios, pues, aunque el virrey y sus colaboradores eran impuestos, las ciudades no admitían para ejercer cargos municipales"a los estranchers (sic) del present Regne, excepte los que ya no vehins naturalizats" (Estatutos de Orihuela, año 1633). No obstante, nuestros antepasados tuvieron que soportar ciertas humillaciones. En 1599, por ejemplo, Valencia se convirtió en capital de Europa durante unos meses al albergar a la corte y numerosos nobles europeos, siendo artífice de este honor el duque de Lerma, personaje ambiguo y acomodaticio a los deseos de la corte castellana. La prolongada estancia en Valencia no aportó un sólo beneficio a los valencianos, sino todo lo contrario. Cuando el 4 de mayo la comitiva"sen aná de Valencia per lo camí de Morvedre", el quisquilloso -pero perspicaz obervador- mosén Porcar anotaba en su "Dietari" cómo habían quedado las viviendas:"entraren a netejarli lo pou que los del Almirant (de Castilla) que allí se aposentaven lo habíen embrutat molt, tot de susietat y bacins (...) en casi totes les cases que estos grans castellans se han aposentat han fet lo mateix dels pous y tots los aposentos han enmerdat y tot lo han derruit y casi tots los panys de les portes han arrancat" (f.40). Por tanto, el acontecimiento organizado por Lerma no benefició en absoluto a su tierra (si realmente había nacido en Denia, que no está claro) al resultar una carga considerable para los que tuvieron que albergar a "los grandes de Castilla". Inmediato fruto de esta convivencia fue el negativo concepto que exponía Juan Botero en su "Descripción" (año 1602), apenas transcurridos dos años:
"los valencianos, estando muy entrañados y envueltos en deleites y regalos, de que está muy abundante la Ciudad y su comarca, valen poco para las armas, y así (...) por verlos tan delicados y regalones" (p.15). La Ciudad y Reino había entrado en un periodo de calma militar forzosa -la represión de la reina Germana no estaba olvidada-, pero las riquezas que observaron los castellanos no eran producto sin esfuerzo, sino resultado del duro trabajo de los valencianos. Para hacernos una idea de la sorpresa que embargó a los castellanos al comprobar el "nivel de vida" de Valencia, no hay más que conocer el ambiente que existía en Madrid en la misma época:
"Es cosa digna de ver que todas las calles de Madrid están llenas de holgazanes y vagamundos (sic), jugando todo el día a los naipes, aguardando la hora de ir a comer a los conventos, y las de salir a robar las casas. Están llenas las plazas de picaras holgazanas, que con sus vicios inficionan (sic) la Corte, y con su contagio los hospitales" (Fernández, P.: Conservación de Monarquías. Madrid, 1626, p. 68).
La superficial calificación de "delicados y regalones" no concordaba con la ofrecida en 1606 por otro castellano que analizó más atentamente a nuestros antepasados:
"En el Reyno de Valencia (...) la causa porque se ha apticado tan mal a nuestra lengua, es la aversión, que casi les es natural, que nos tienen (...) júntase a su voluntad de estar excluidos de las honras cargos públicos, y el no procurar emparentar con castellanos, ni tenerles afición" (Aldrete, B.: Del srcen y principio: Roma, 1606, p. 86). Bernardo Aldrete se equivocaba, pues no sentían los valencianos una "aversión natural" a Castilla -como tampoco albergamos un "odio visceral" a Cataluña en la actualidad-; simplemente era la expresión de rechazo a una situación de abuso de poder, pero ni existía ni hay una fobia indiscriminada a catalanes ni castellanos; sería vergonzoso para nosotros. Los nobles castellanos con frecuencia trataban de burlar picarescamente las leyes del Reino, encontrando el lógico rechazo. Así, el 28 de mayo de 1670 apareció "el Conde de Melgar con otros chambergos de Madrid a vender considerable cantidad de gallinas". Su actuación quebrantaba un fuero del Reino, por lo que "Martín Ferrer, Majordomo Mayor de la Ciudad de Valencia" protestó ante el rey con duras palabras:
"Suplica a V E (...) se proceda contra el Conde y chambergos como traidores y defraudadores del común y debido comercio (...) y que el Rey nto. señor mande guardar nuestro Fuero". (Bib. Nac. de Madrid; Manuscrito 6590, f. 18 r,) Respecto al duque de Lerma -que también poseía el título de marqués de Deniatodavía manejó el Reino para beneficio de sus intereses. El mismo día que pactaba la tregua con Holanda (9 de abril de 1609) se firmaba el decreto de expulsión de los moriscos valencianos. Los analistas no dudan que fue una medida política de Lerma para camuflar la derrota que suponía la tregua con Holanda; aunque también supuso una ganancia de cinco millones de reales para sus hijos, al vender casas que habían pertenecido a moriscos. Actualmente ya no está el castellanizante duque de Lerma, pero sí otros políticos que fomentan la subordinación a los dictados culturales de Cataluña, así como la fuga de caudales valencianos para financiar empresas faraónicas en Barcelona y Sevilla, provocando el progresivo distanciamiento de nuestra Comunidad y, especialmente, de la tercera capital de España. Ante este panorama, ¿qué tiene de extraño la protesta airada aunque no violenta, pues sólo usamos palabras- de los valencianos? Las Provincias 24 de abril de 1991
IDIOMA VALENCIÀ PARLAT NÒTES SOBRE LA REALITAT LLINGÜÍSTICA VALENCIANA
2008 rev 1.0
Punchar ací, pa comprovar la revisió disponible Descarregar el pdf de l'estudi desde ací o ací
Si vòls informació sobre futures revisions d'este estudi i atres temes escriumos a
[email protected]
www.idiomavalencia.com