XII. ¡Y María la Madre de Jesús también estaba en la fiesta! “Concebirás y darás a luz a un hijo a quien pondrás por nombre Jesús”. (Lc 1, 31)
Objetivo - Que el joven reconozca a María como Madre de la divina gracia, Jesucristo. - Que el joven experimente a María como Madre de la Iglesia. - Que el joven responda a Dios imitando a María como modelo de vida cristiana.
El animador introduce la oración de la siguiente manera. Presidente: A María le fue anunciado que sería madre del Hijo de Dios. La novedad que el Ángel le traía superaba la barrera de la realidad por muchas razones: ella era Virgen, estaba desposada con José, le estaban anunciando que el Mesías, el Salvador que su pueblo esperaba desde hacia cientos de años llegaba por medio de ella. María entendió que aquello simplemente era posible por el poder de Dios y por eso tuvo fe y creyó en lo que se le anunció. Cuando María se encontró con su prima Isabel siente un gozo incontenible y con emoción expresa una de las más hermosas oraciones de nuestra fe: el Magníficat. Hoy vamos a rezarla juntos.
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Oración inicial
Se entrega el Documento de trabajo No.1. Presidente: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: Amén.
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Presidente: Dios ha querido que la Salvación llegara a este mundo por medio de una mujer: María. Ella aceptó con confianza la voluntad de Dios y dio un Sí que sigue resonando en la historia. Resuenan también sus palabras de gozo frente a su prima. Proclamemos juntos la oración que brotó de los labios de María: Todos: Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava desde ahora me felicitarán todas la generaciones porque el poderoso ha hecho obras grandes en mí. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes a los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros Padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Se recomienda que el animador vaya guiando pausadamente las siguientes preguntas. Se sugiere utilizar música de fondo. 1. Escuchando sus palabras ¿Qué clase de mujer crees que era María? ¿Qué virtudes encuentras en ella? 2. Tomando el ejemplo de María para nuestras vidas ¿Qué maravillas ha hecho Dios en tu vida? 3. Ahora escribe una breve oración pidiéndole al Espíritu Santo, te ayude a imitar las virtudes de María. Quien preside cierra el momento de meditación con la siguiente oración. Presidente: Dios y Padre nuestro que enviaste a tu Hijo único al seno de María Santísima, te pedimos que nuestra propia Madre, María, esté siempre presente en nuestras vidas y nos conduzca con seguridad a su hijo. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
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Todos: Amén.
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Motivación Se recomienda que el salón donde se realice la reunión se ambiente con distintas imágenes de la Virgen María, en los distintos momentos de su vida (anunciación, nacimiento de Jesús, vida con Jesús y José en el taller, en las bodas de Cana, al pie de la cruz, con los apóstoles en Pentecostés, por ejemplo), con la intención de armar una galería biográfica de la vida de María.
Seguimos hablando de la fiesta y es bueno mencionar algo. ¡María, madre de Jesús, también está en la fiesta, ya que a través de ella vino la gracia al mundo! ¡Ella puede llevarte a su hijo! Ella viene a conducirnos con seguridad a esta gran fiesta. Fue María la primera en aceptar que esta fiesta se realizara y con gran emoción vivió cada momento de la preparación. Vamos a ver de qué manera vivió María esta fiesta.
Partimos de la vida Objetivo de la dinámica Recrear en los jóvenes la primera experiencia de fervor mariano que hayan tenido en su vida. Instrucciones: Para la siguiente actividad realiza los siguientes pasos, los cuales serán muy útiles para llegar a una buena conclusión y alcanzar el objetivo.
Cada año, el 11 de diciembre las televisoras se pelean las todavía famosas “Mañanitas a la Virgen”, la peregrinaciones hacen su aparición uno o dos meses antes debido a la afluencia de ellas, los santuarios se llenan de velas y de flores, y mucha gente peregrina para ver a la Morenita del Tepeyac. Habrá mucha gente que quizás no sepa la doctrina de nuestra fe católica, si les preguntamos los mandamientos de la iglesia quizás no se los sepan, y quizás tampoco muchos de ellos van a misa cada domingo, pero el 12 de diciembre representa un pecado faltar a felicitar a la Virgencita de Guadalupe en alguna de las misas. Celebrar a María siempre es definitivamente una fiesta. Y yo me pregunto: ¿De dónde viene este sentimiento? ¿Porqué las mamás siguen vistiendo a sus pequeños de Juandieguitos? ¿Por qué todo este amor a María, la madre de Jesús? ¿Qué importancia tiene en nuestra vida de fe? 2. Reparte el Documento de trabajo No. 2. Se le entregarán a los jóvenes el Documento 2 “Test Mariano” junto con lápices para que puedan responderlo. 1. Al final se recomienda escuchar algunos comentarios del grupo. Similitudes en las experiencias, su opinión, etc.
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1. Inicia la reflexión de la siguiente manera: Popularmente se dice que no todos los mexicanos son católicos, pero sí guadalupanos, y es que si hacemos un repaso de nuestra historia personal podría arriesgarme a decir que la mayoría de los mexicanos alguna vez en su vida han visto una manifestación de la devoción, particularmente, a la Virgen de Guadalupe.
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Jesús ilumina nuestra vida I. Charla Se recomienda que la persona que vaya a exponer esta charla la estudie con anticipación y prepare el material y las adecuaciones que sean necesarias según su realidad. Esta vez es muy importante iniciar nuestra charla con la lectura del pasaje de la anunciación. En ella se narra el momento en que María, una joven virgen israelita, empieza a formar parte de los preparativos de esta enorme fiesta de la que hemos estado hablando.
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Se entrega el Documento de trabajo No.3, para que los muchachos puedan ir leyendo al mismo tiempo.
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“En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó”. Lc (1, 26-38) Para contarte la historia de María tendremos que remontarnos al profeta Isaías. Recordemos siempre que los profetas anunciaron la fiesta de la redención de Jesús muchos años antes de que sucediera, y lo anunciaban con gran exactitud. En el caso de Isaías, él anunciaba desde aquel tiempo: “He aquí que una doncella esta encinta y va a dar a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel” (Is 7, 14b.) Dios había decidido desde la caída de nuestros primero padres, que la humanidad no debía perderse. Él le enviaría al mundo al Salvador, y con Isaías quedaba claro que una de las hijas de Israel sería escogida para ser madre de este Salvador. Todas la mujeres de Israel sabían que algún día esa promesa se cumpliría, la promesa que todo un pueblo esperaba con ansias y con gran ilusión.
El pueblo Judío además de la historia de infidelidades de su fe, también vivía otros dramas, especialmente por su historia de esclavitud, fueron oprimidos primero por los egipcios (Ex 1, 8-14), luego por los babilonios (2Rey 24, 10-16), luego por los Persas (Es 1, 1ss) los griegos (1Mac 1, 10) y por último, por el Imperio Romano durante el que nace Jesús. Como puedes ver el transcurso de la historia del Pueblo Judío no fue sencillo y entenderás también el profundo deseo de que el Mesías llegara y los liberara de la opresión. María, es la puerta de entrada de esa salvación, ella inicia el fin de esa expectante espera. Es en este contexto donde da inicio la historia, el comienzo de la fiesta. De María Santísima, la Madre del Hijo de Dios decimos cuatro verdades contundentes que es necesario aprender:
Sabemos por la tradición de la Iglesia que María es hija de San Joaquín y Santa Ana, personas justas y santas a los ojos de Dios. De ellos recibiría María no solamente la vida, sino toda la confianza de la fe que un día la llevaron a ella a dar un Sí generoso y lleno de esperanza. Por su parte el Padre envía a su hijo al llegar la plenitud de los tiempos “Nacido de una mujer” (Gal 4, 4) pero el instrumento de llegada del Mesías no podía ser cualquiera, requería una preparación, y es así que el seno que contuviera al Hijo de Dios debía ser puro e inmaculado, es decir sin macula, sin mancha, la mancha del pecado original. Recordemos que todos los hombres cargamos con el pecado original que nos es borrado en las aguas del bautismo. En el caso de la Virgen María Dios la predestina a una “libre cooperación” para formarle a su Hijo un cuerpo (CEC 488); no es correcto pensar que María vivió una predestinación que la obligara a aceptar los planes de Dios. Ella acepta por su propia voluntad a cooperar en los designios magníficos del Padre. Su vida esta dotada de grandes virtudes, el mismo Ángel Gabriel la llama “llena de Gracia” (Lc 1, 28). María es el único ser humano después de su divino Hijo que no conoció pecado. A esto llamamos La Inmaculada concepción de María.
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1) María es concebida sin Pecado original.
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2) María es siempre Virgen.
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Reconocemos también que María fue virgen siempre. No sólo antes de dar a luz a Jesús, o en el alumbramiento, sino también después de tener a Jesús. María siempre virgen.
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¿Qué valor tenía la virginidad de María? ¿Era necesario que se conservara en ese estado después de tener a Jesús? En este sentido afirmamos que “el nacimiento de Cristo lejos de disminuir consagró la integridad virginal de su madre” (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la “Aeiparthenos”, la “siemprevirgen” (cf. LG 52)”. (CEC 499) La iglesia no teme afirmar que María fue siempre virgen porque no existe ningún fundamento o tradición que se oponga a esta posición que tiene su origen en las primeras comunidades de cristianos. El valor de la virginidad de María radica en que “su virginidad es el signo de su fe “no adulterada por duda alguna” (LG 63) y de su entrega total a la voluntad de Dios (cf. 1 Co 7, 34-35)”. (CEC 506) María vive su virginidad como una expresión de consagración y entera entrega a la voluntad de Dios que la hizo madre de su Hijo único.
3) Maternidad divina: María es Madre de Dios.
María fue elegida por Dios para ser Madre de Jesús, pero Jesús era Dios, entonces decimos que María no sólo fue Madre de Jesús, sino que también es Madre de Dios. La Iglesia nos enseña lo siguiente: “Llamada en los Evangelios “la Madre de Jesús”(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt 13, 55, etc.), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como “la madre de mi Señor” desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1, 43). En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios [“Theotokos”] (cf. DS 251)”. (CEC 495) Este dogma contiene dos verdades: 1.- María es Madre: María vivió todo el proceso de gestación que cualquier mujer en espera de su hijo vive. 2.- María es Madre de Dios: María al ser la Madre de Jesús que es Dios, se convierte en la Madre de Dios. La pregunta lógica es: ¿Puede la creatura engendrar a su creador?, ¿pudo María dar vida a quien a ella le dio la vida? La respuesta es Sí. Recordemos que María es Madre de Jesús, segunda persona de la Santísima Trinidad, y cada persona de esta “triada divina” tiene sus características personales y particulares. María engendra a Jesús, en un tiempo determinado, María no es madre de Jesús en la eternidad que solo le corresponde a Dios, sino que empieza a ser su madre en el momento en que Jesús se hace verdadero hombre, María es madre en la línea humana porque en ella se encarnó.
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Quizás el término ya nos resulte tan conocido que no encontremos la forma en que nuestros hermanos separados pudieran dañarlo. Veamos primero la doctrina.
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4) Asunta al cielo.
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María se encuentra unida íntimamente a su Hijo por medio de su maternidad y la encarnación de Jesús. Este misterio de amor no podía terminar aquí en la tierra, se debía prolongar hasta el cielo, desde donde María como Madre de la humanidad intercede por ellos: “La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos”. (CEC 966)
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Este dogma no esta fundado bíblicamente, sino en la tradición de la Iglesia. Quizás sea preciso aclarar aquí que las fuentes de revelación de nuestra fe - es decir los contenidos de lo que creemos por la doctrina de la iglesia- los obtenemos por la Sagrada Escritura (que es la revelación de Dios por escrito) y por la Tradición - que es la revelación de Dios por transmisión oral - (CEC 81). Las primeras comunidades cristianas afirmaban desde aquellos tiempos que María había sido llevada al cielo en cuerpo y alma. Esta verdad no contenida bíblicamente tiene su fundamento en dos mil años de tradición. Es importante hacer una diferenciación entre la elevación de Jesús a la derecha del Padre y la elevación de María a la conformación plena de su Hijo, es decir a fin de obtener todo lo que por sus meritos le correspondía. En el caso de Jesús hablamos de “Ascensión”, Jesús asciende al cielo por su propia virtud, por ser Dios, porque a él le correspondía el lugar que había dejado junto al Padre; en resumen Jesús sube al cielo por su propio poder (CEC 660). María por su parte ha merecido ser “Asunta”, es decir “elevada” al cielo, no por propio poder sino por voluntad de Dios, pues ningún hombre puede por propia voluntad subir al Padre: “Dejada a sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la “Casa del Padre” (Jn 14, 2), a la vida y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre, “ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino” (MR, Prefacio de la Ascensión)”. (CEC 661)
Estos son los cuatro dogmas marianos. Son las verdades fundamentales que profesamos acerca de María Santísima. Como podemos ver la Iglesia declara sin miedo estas verdades por que en ella encontramos sin dificultad un verdadero modelo de confianza en Dios y de seguimiento de Cristo. María ha sido llamada “la Primer Discípula de Cristo” en cuanto a que es ella quien cumple con su vida las enseñanzas de su Hijo. Es Jesús precisamente quien le da valor a esta sentencia: “Sucedió que estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: « ¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!» Pero él le dijo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan». (Lc 11, 27-29) Con esto Jesús no menospreciaba el papel de María como madre, sino que la ensalzaba por sus meritos de fe, quién mejor servidora que María que supo definitivamente escuchar la Palabra de Dios cuando el Ángel fue anunciarle los proyectos del Padre y supo guardar “todas estas cosas en su corazón” (Lc 2, 29). Nosotros que somos mexicanos gozamos de un privilegio que ninguna otra nación conoce, María Santísima en su advocación de Guadalupe (recordemos que siempre es la misma Virgen María quien se manifiesta en distintas partes del mundo pero con distintas “advocaciones”) se manifiesta al pueblo de México en el Tepeyac con rasgos indígenas, y nos consuela con sus tiernísimas palabras: ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”
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Aseguremos nuestra vida de fe teniendo siempre como ejemplo a la Virgen María que nos conduce a su Hijo mientras nos dice: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2, 5)
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La fe se hace vida Objetivo de la dinámica Que el joven a través de los mandamientos, se le cuestione para que cumpla la voluntad de Dios, a ejemplo de María. Instrucciones: Realiza los siguientes pasos que te ayudarán para alcanzar los objetivos. 1. Explica a los jóvenes que: María se distinguió por cumplir siempre la voluntad de Dios, ella fue obediente a lo que Dios le fue pidiendo. Ya vimos que Jesús dice: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan». La voluntad de Dios se manifiesta de muchas maneras, pero una muy concreta es a través de los mandamientos que nos ha dado. Hoy vamos a reflexionar cómo estamos cumpliendo estos mandamientos. (Es importante que el animador repase los mandamientos y pueda explicarlo a los jóvenes, para esto puede consultar el Catecismo de la Iglesia Católica del No. 2052 en adelante). 2. Para ello: a) Explica a los jóvenes que, de manera personal, reflexionarán sobre cómo están cumpliendo los mandamientos. b) Después, en equipos, compartirán cuáles son los mandamientos que más están fallando los jóvenes y reflexionarán sobre qué tenemos que hacer para poder cumplirlos. c) Reparte el Documento de trabajo No. 3.
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d) Asigna un tiempo considerable para esta actividad.
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e) Al final se puede pedir a algunos de ellos que compartan sus conclusiones.
Celebramos la fe en la vida Objetivo de la Dinámica Ser capaces de ponernos en manos de Dios con la confianza con que María aceptó su voluntad. Instrucciones: Para la actividad realiza lo siguiente: a) Arregla un lugar especial en el cual coloques al frente la imagen de la Virgen, de preferencia en la advocación de María Virgen de Guadalupe. Reparte a los jóvenes el documento de trabajo No.5. b) Explica a los jóvenes que entraremos en un momento muy especial para pedir a María que nos enseñe a confiar en Dios y hacer su voluntad, para ello haremos las siguientes peticiones que se encuentran en el documento de trabajo No.5. c) Al final, se rezará un misterio del Santo Rosario.
ORACIÓN FINAL Presidente: Dios Todopoderoso y Eterno que nos has querido dejar la protección maternal de María Santísima para que nos consuele y nos apoye en nuestra peregrinación por este mundo, te pedimos que imitando sus virtudes merezcamos gozar un día de la fiesta que nos tienes preparada en el cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor.
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Todos: Amén.
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DOCUMENTO de trabajo No. 1
Oración inicial
Presidente: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: Amén. Presidente: Dios ha querido que la Salvación llegara a este mundo por medio de una mujer, María. Ella aceptó con confianza la voluntad de Dios y dio un Sí que sigue resonando en la historia. Resuenan también sus palabras de gozo frente a su prima. Escuchemos atentamente lo que una mujer de fe encuentra en los planes de Dios. Proclama mi alma la grandeza y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava desde ahora me felicitarán todas la generaciones porque el poderoso ha hecho obras grandes en mi. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes a los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacios. Auxilia a Israel su siervo acordándose de su misericordia como los había prometido a nuestros Padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
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1. Escuchando sus palabras ¿Qué clase de mujer crees que era María? ¿Qué virtudes encuentras en ella?
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2. ¿En la actualidad seguimos encontrando muchachas de 15 años con estas virtudes y con las de María? ¿Por qué? 3. Tomando el ejemplo de María para nuestras vidas ¿Qué maravillas ha hecho Dios en nuestras vidas? 4. Ahora escribe una breve oración pidiéndole al Espíritu Santo, sedienta, te dé un profundo deseo de conocer y amar a Dios.
que como la cierva
Presidente: Dios y Padre nuestro que enviaste a tu Hijo único al seno de María Santísima, te pedimos que ella que nos fue dejada por Jesús como nuestra propia Madre este siempre presente en nuestras vidas y nos conduzca con seguridad a su hijo. Te lo pedimos a ti que vives y reina por los siglos de los siglos. Todos: Amén.
Test Mariano
DOCUMENTO de trabajo No. 2
Instrucciones: Marca con una cruz la casilla que corresponda tu respuesta. Reactivo
Sí
No
1.- Alguna vez te disfrazaron de “Juandieguito” o de “Lupita” cuando eras pequeño (a). 2.- En tu casa tenían la costumbre de ir o alguna vez te llevaron a alguna de las Basílicas de la Virgen de Guadalupe (ya sea en México, o aquí en Monterrey) o algún Santuario mariano (el chorrito, la medalla milagrosa, etc). 3.- Te tocó que en tu casa tus abuelos (sobre todo las abuelitas) o tu mamá te hablaran de “La virgencita”. 4.- Haz rezado alguna vez un rosario. 5.- Participaste alguna vez una peregrinación mariana. 6.- Aprendiste de niño la oración del “Dulce Madre”.
8.- Has visto alguna vez las mañanitas a la virgen y te has emocionado extrañamente por lo que ahí se vive. 9.- Te sabes el canto (al menos en parte) “Desde el cielo una hermosa mañana”. 10.- Alguna vez te tocó ir a dejarle flores a la virgen.
Resultados: Si tienes de 7 a 10 respuestas afirmativas: No cabe duda, tienes todas las bases de una persona que actualmente puede relacionarse fácilmente con María. María no te es ajena e incluso algunas veces sigues pidiéndole su compañía y su ayuda.
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7.- Tenías alguna medallita de la virgen.
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DOCUMENTO de trabajo No. 3
La Anunciación
La anunciación “En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
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Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”.
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María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó”. Lc (1, 26-38)
Vive los mandamientos como María
DOCUMENTO de trabajo No. 4
Instrucciones: Reflexiona, de manera personal, cómo está tu cumplimiento de los mandamientos, los cuales vienen a continuación, para ello contesta las preguntas que se localizan al final. Los diez mandamientos son: 1. Amarás a Dios sobre todas las cosas. 2. No tomarás el nombre de Dios en vano. 3. Santificarás las fiestas. 4. Honra a tu padre y a tu madre. 5. No matarás. 6. No cometerás actos impuros. 7. No robarás. 8. No dirás falso testimonio ni mentirás. 9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. 10. No codiciarás los bienes ajenos.
2. ¿Cuál es el mandamiento que más te cuesta vivir? ¿por qué? 3. ¿Qué puedes hacer para poder cumplirlo y con esto vivir en gracia de Dios? II. Ahora, reflexiona en equipos las siguientes preguntas. 1. ¿Cuáles crees que son los mandamientos en que más están fallando los jóvenes actualmente?
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1. ¿En qué estás fallando al Señor?
2. ¿Qué cosas tenemos que hacer para cumplir esos mandamientos?
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DOCUMENTO de trabajo No. 5
¡Hágase en mí según tu palabra!
Presidente: Unidos en oración frente a Dios que envió a su Hijo nacido de una mujer y nos la ha dejado por Madre nuestra, roguémosle para que a ejemplo de ella podamos siempre vivir haciendo su voluntad. A cada petición vamos a responder: Hágase en mí según tu Palabra. 1.- Para que el Señor nos conceda siempre la fe para aceptar los designios de Dios en nuestra vida y podamos encontrar en ellos la voluntad amorosa de Dios que nos quiere junto a él. Todos: Hágase en mí según tu Palabra. 2.- Para que a ejemplo de Cristo sepamos siempre estar ocupados en las “cosas de nuestro Padre” y nos desgatemos en toda nuestra vida por anunciar el mensaje de Cristo. Todos: Hágase en mí según tu Palabra. 3.- Para que cuando sintamos que el vino de nuestra fe se agota, Cristo por la intercesión maternal de Santa María Virgen, nos sacie y llene de nuevo los vacíos de nuestro corazón. Todos: Hágase en mí según tu palabra. 4.-Para que durante nuestra vida seamos testimonio de verdadero seguimiento de Cristo, y seamos ejemplo para todos nuestros hermanos de quienes “escuchan la palabra y la ponen en práctica”. Todos: Hágase en mí según tu palabra. 5.-Para que los momentos en los que nos toque estar frente a la cruz, en medio del dolor, nunca olvidemos que nuestros padecimientos no son nada comparados con la gloría que los padecimientos y la resurrección de Jesús nos concedieron. Todos: Hágase en mí según tu palabra.
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6.- Para que al final de nuestra vida en los brazos de María seamos conducidos al Reino de su Hijo para vivir con él en la eternidad del cielo. Todos: Hágase en mí Según tu Palabra. Presidente: Ahora recemos juntos el siguiente misterio del Rosario: La coronación de María como Reina de toda la Creación. (Padre nuestro, diez Aves Marías y Gloria) Presidente: Dios Todopoderoso y Eterno que nos has querido dejar la protección maternal de María Santísima para que nos consuele y nos apoye en nuestra peregrinación por este mundo, te pedimos que imitando sus virtudes merezcamos gozar un día de la fiesta que nos tienes preparada en el cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Todos: Amén.
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