Butelman, I. “El espacio institucional”. Lugar Editorial. Bs. As. 1991. Ficha bibliográfica
La Institución Educación. Butelman, Ida.
Los comienzos míticos, la palabra.
Una definición de Institución (Educación): alude a la “Acción y efecto de instituir” (educar (educar como instituir). Esta acción se ha convertido a través de tanta repetición, en una cosa, en “el efecto” (lo instituido) y es esta “cosa” la que marca y obliga a repetir la acción ya conocida, ritualizada. La educación como institución está dada como un sistema “instituido” de normas, que se constituyen a repetición como discurso oficial, y su código, abstracto, universalizante, ejerce un mandato intenso, a la manera del lenguaje primordial que instituyó a la humanidad; y a la manera del lenguaje materno, sagrado y sacralizado indefinidamente por las teorías y las prácticas. La dimensión Institucional.
Se asienta en el nivel simbólico; supone la percatación de un acontecer global como proceso encaminado a lograr objetivos dentro de los límites (encuadreorganización) menos o más flexibles. Si bien esta dimensión se desarrolla en el nivel simbólico, es decir, puede ser pensado, imaginado, enunciado, está atravesado por interferencias irracionales; convoca a los participantes de una acción institucional a clivar (separar) esos combates emocionales. Estas luchas individuales contra sus propios embates supone no sólo la percatación (los aspectos conscientes) del acontecer y su inclusión, sino la toma de conciencia de la distancia entre lo que desea que fuera y lo que piensa que es ese “espacio” en que él mismo se inscribe; supone una elaboración madura que le permita permita optar opt ar libremente. La dimensión institucional transcurre (es espacio-tiempo) en las representaciones que tenemos de las necesidades reales de un conjunto de personas que configuran una situación determinada con un tiempo sistemáticamente distribuido según un encuadre para realizar entre todos un objeto determinado, correspondiendo a uno o varios la realización de una parte de ese objeto. Establece relaciones a dos niveles: a) Las relaciones relaciones necesarias de una comunicación cuyo contenido dispone de un lenguaje codificado para implementar el logro del objetivo: el objeto completado. Es el lenguaje lenguaje o comunicación formal; es el lenguaje racional de los roles y es situacional. b) Las relaciones relaciones deseadas cuyo lenguaje contiene acontecimientos no procedentes del desempeño de roles ni dirigidos a la producción del objeto. Este lenguaje connota acercamientos emocionales de personas como grupo informal. La codificación se inserta inserta en un lenguaje lenguaje cuyos referentes son los
Pág.1
aportes individuales de deseos, aspiraciones y frustraciones que constituyen los núcleos míticos de esa dimensión institucional. La división del trabajo inserta a los individuos en sectores, lo cual permite tan sólo una percepción parcial; por ello la dimensión institucional no puede, con frecuencia, ser simbolizada, pensada en su magnitud real. Esta la razón por la cual lo no percibido es llenado con una fantasía y todos los otros sectores parecen constituirse en “afueras imaginarios”. Los sectores pueden autopercibirse como si fueran toda la dimensión institucional; o sea el grupo institución dentro de la dimensión total, donde uno puede explicarse por qué parece útil tomar a ese sector (o clase institucional) y hacer la intervención institucional. El Análisis Institucional de la educación.
Así como existen diversidad de ideas y de ideologías, en relación a la concepción de institución, también ocurre lo mismo con la construcción conceptual: Análisis Institucional. En este caso, el Análisis Institucional comienza con la industrialización de los países (en lo que Argentina, como toda Latinoamericana va a la zaga) y la consecuente institucionalización de las áreas sociales, lo que va configurando la civilización industrial: división del trabajo global, mecanización, automatización, necesidad de establecimientos apropiados con espacios distribuidos según los sectores de trabajo, Tiempo distribuido en “tiempos” u horarios, es decir, cronogramas que permiten anticipar el tiempo total necesario para la realización del trabajo por sectores, (estamentos o clases). La división del t rabajo señala el fin de una era ( la era preindustrial) y de un estilo: las personas que, trabajando juntas podían empezar y terminar un objeto, lo veían crecer desde el comienzo. El hecho de haber sacado al trabajador de un espacio y de un tiempo total donde era factible instalarse “entero”, conocerlo y conocerse: conocer el objeto total de su producción, establecer relaciones personales, ha producido en el proceso de transición a la industrialización un desequilibrio en la capacidad de “ubicarse”. Si decimos que espacio y tiempo son variables fundamentales en la comprensión de la dimensión institucional, nos vemos obligados a entender cuánto ha perdido el hombre en este acceso a la etapa industrial: ha quedado encerrado en “clases”, se le ha cortajeado un lugar y tiempo y así no puede construir “espacios” simbólicos de la institución total donde está ahora “inmerso” en un solo sector, y de ahí que crezca desmesuradamente el nivel imaginario donde instala una forma total a la medida de una institución fantaseada alejada de esa realidad total que no alcanza a percibir y que por eso necesita esa otra que responda a sus deseos pero que, al no encontrarla se frustra sin cesar. Sólo aquellos que están en los niveles superiores de la pirámide jerárquica usufructúan del “poder” de mirar el lugar entero y pueden pensarlo, simbolizarlo, caminar mentalmente en todos los escalones. Este hecho de la era industrial ha determinado que los trabajadores en cada sector perdieran la posibilidad de “ver”, de “pensar” la institución total”; sólo puede “ver” su parte que pueden convertir en espacio o situación real. Entonces ha empezado a darse el fenómeno siguiente: la gente que trabaja en una institución educacional “se junta con los de su clase”, para apoyarse frente a los de los otros sectores, que por no frecuentados comienzan ser imaginados como ajenos, lo cual suele llevar a implementar conductas de alejamiento.
Pág.2
El acceso a la forma final de la producción de un objeto total, está mediatizado por el Sistema, por la organización, por las normas. También el acceso a la relación personal con todos se inscribe en el límite del trabajo común que lo mediatiza. Ejemplos son los distintos niveles de docentes-no docentes-directivos donde sólo estos últimos acceden al conocimiento del proceso “entrada-salida” del alumno de la institución. Hoy en un vistazo institucional, podemos advertir que sea cual fuere el área de trabajo en las instituciones educacionales, los sectores (las celdas) se han multiplicado en agrupamientos cada vez menores. A continuación se presentan algunas consideraciones acerca de lo que podríamos entender como Análisis Institucional en educación y algunos de s us objetivos. El Análisis Institucional se instituye: Como un indicador crítico de los cuerpos normativos en funcionamiento, señalando la cristalización de sus formas, la inmovilidad de ciertas expectativas, la repetición sacralizada de algunos contenidos a aprender en aras de una condición universal instalada a perpet uidad por un centro de poder. Como un soporte de valores éticos imbuido de una búsqueda de liberación del pensamiento, de la palabra, de la comunicación, del aprendizaje. Como un intento de descubrir caminos prácticos, reales, al incluir las contradicciones que surgen de la puesta en marcha de un organigrama en alguna de las organizaciones particulares, de modo que el mismo proceso permita, cuando sea necesario, la introducción de cambios pertinentes. Se espera que esto facilite el descubrimiento de la capacidad colectiva para descubrir esos caminos con el fin de que las mismas personas implicadas en la situación implementen las acciones necesarias. Como una propuesta de acción instituyente y de cuestionamiento a ciertas estructuras sociales, de poder político, económico en los distintos niveles en que se considere la institución, cuando las respuestas del momento se denuncian como inoperantes frente a las demandas reales del grupo social; o cuando las demandas sociales disminuyen por temor, frente a las formas totalitarias y coercitivas del poder político. Como proceso de indagación del “lugar” en que el poder se afincó en el funcionamiento; es decir en la estructuración de alguno de los modelos: simetría-asimetría, y las consecuencias respectivas sobre el tipo de comunicación. Como estrategia y técnicas de indagación de las modalidades de interacción formal laboral y de relaciones informales entre los individuos que ocupan cargos y desempeñan roles en una determinada comunidad o institución, y los efectos sobre el funcionamiento institucional. Como búsqueda de la ideología imperante que persona para la cohesión y el consenso de la misma. Como revelador de los mitos circulantes y de aquellos que se refieren a su origen para advertir el grado de sometimiento a mandatos ideológicos del centro de poder que inhiben el proceso histórico. Como proveedor de hipótesis de trabajo para la producción de cambios que las carencias emergentes en las demandas sociales requieren. Como indicador del tipo de atravesamiento que sufre la institución, desde el poder político y su influencia sobre las modalidades internas de la ideología. Desde aquí, el análisis institucional incluye la variable ideología con el fin de observar el grado de cohesión institucional, como consenso o disenso; como así también §
§
§
§
§
§
§
§
§
§
Pág.3
las contradicciones y conflictos que ello produce. Se facilita así la comprensión de ese discurso ideológico, tratando de percibir la distancia entre la institución fantaseada individual y subjetiva y la real colectiva y objetiva. La variable ideológica constituye el cruce de las tendencias de cambio y las tradicionales que pugnan por seguir siendo aceptadas como únicas portadoras de la verdad institucional pero que, pueden justificar intereses particulares que tengan su núcleo adentro o fuera de la institución. Por eso es que en este cruce de coordenadas cambio-no cambio, se juega la libertad de disenso, de opción, de participación. El análisis institucional en educación encara los conflictos y crisis que surgen de aquellas contradicciones cuya inclusión se evita, o se niega, distorsionando la relación de las variable espacio-tiempo, puesto que en todos los niveles de Educación Formal, el Tiempo Total se enmarca en un cronograma “lectivo” cuya alteración obedece a analizadores, es decir, a causas que alertan acerca de carencias reales: por ejemplo huelgas de docentes por mala retribución, lo cual supone conflictos, interrupción de tareas y riesgos de perder el año. Sea cual fuere el modelo teórico, el modelo práctico que lo sustenta, y el nombre que tome como acción, genera durante este proceso (intervención) una inquietud y miedo del acceso a lo desconocido (al cambio) con fantasías incluso de disolución o muerte institucional. El análisis institucional es político y ejerce una acción cuestionadora del poder, que puede producir un efecto sobre el objeto (la institución y su organización) de la realidad concreta en estado de conflicto o crisis, donde el interrogante se dirige básicamente a encontrar respuestas respecto a quién tiene ahora y desde cuándo, el poder de decisión, cómo lo usa, y con quién lo comparte. El análisis institucional de la educación es situacional como práctica porque transcurre en un momento y organización concretos, e históricos en su concepción teórico-filosófico-política por la que se halla atravesado. Se refiere así a la inserción histórica y política dentro del país donde se produce y no sólo a la institución tomada como objeto.
Pág.4