SUPLEMENTO ESPECIAL PARA PROFANUS40k
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ESTE LIBRO HA SIDO DESARROLLADO AL COMPLETO POR
Edición completa de trasfondo y reglas para el blog Profanus40k Ha sido creado sin ánimo de lucro utilizando imágenes de diversos artistas y nombres de ejércitos y unidades de Games Workshop, cada una de sus respectivos propietarios. propietarios. El desarrollo de este libro, así como su contenido, ha sido pensado únicamente para su uso personal no comercial por cualquier persona. Recuerda, este material debe llegar a ti gratuitamente, jamás pagues por ello. Difúndelo y compártelo con tus amigos para que cualquiera pueda pasar un buen rato. Recuerda, el objetivo final de este libro es que te diviertas y entretengas. Las normas, reglas y unidades aquí mostradas son parte de las oficiales para los torneos organizados para jugar a Warhammer 40k. Puedes jugar con este libro como harías con cualquier otro sin queja alguna.
Importante Este libro, así como la información en él mostrada, ha sido diseñado para leerse en formato tablet. Especialmente diseñado para ese tipo de dispositivos y teléfonos inteligentes. Para finalizar solo añadir que todo este trabajo ha sido recopilado, adaptado y revisado por una sola persona, cualquier fallo que puedas encontrar, no dudes en comentárnoslo para poder sacar una versión revisada y sin faltas. Para más información de contacto, co ntacto, agradecimientos, más material o para comentarnos cualquier cosa , dirígete a la página web http://profanus40k.blogspot.com.es/
Un cordial saludo, Jok
Anexo: Gracias a las correciones de Marauder, el documento ha pasado de ser un mar de errores ortográficos a algo grandioso. Gracias.
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HORA DEL LOBO TERCERA PARTE LA CAMPAÑA POR SANCTUS REACH El libro completo de la campaña de la Hora del Lobo, una campaña especial para jugadores Orkos, Marines Espaciales (Lobos Espaciales), Caballeros y de la Gu ardia Imperial… además de un invitado especial. Este libro es una copia de seguridad y una primicia en castellano, únicamente únicamente en Profanus40k.
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INTRODUCCIÓN Alaric Prime se encuentra atrapado bajo el verdoso puño de los temibles Orkos, sus defensores tambaleándose tras el impacto del Waaagh Rojo. Los Lobos Espaciales han llegado para evitar que el mundo caiga en manos invasoras, a pesar de que la guerra se acabará volviendo más desesperada desesperada a cada día que que pase. Sanctus Reach: La Hora del Lobo Lobo es la tercera publicación de la campaña de Sanctus Reach. Tras los sucesos relatados en el Waaagh Rojo y Stormclaw, este libro pone punto y final centrándose en la última y crucial batalla por Alaric Prime. Obligados por su honor y guiados de forma profética, los Lobos Espaciales llegan como refuerzo de los defensores del planeta. Luchando codo con codo, los Lobos Espaciales, los soldados de Cadia y los Caballeros Imperiales empiezan a lograr que los Orkos se retiren poco a poco. Mientras empieza a haber fisuras entre las alianzas imperiales, los defensores de Alaric Prime se ven forzados a pelear hasta lo más extremo por su propia supervivencia. A pesar de que ambas fuerzas luchan a muerte, nadie puede predecir las aterradoras consecuencias de su sangriento conflicto.
CÓMO FUNCIONA ESTE SUPLEMENTO
Sanctus Reach: La Hora del Lobo posee Lobo posee las siguientes secciones: • La Ira de Fenris: La guerra por Alaric Prime alcanza un nuevo grado de salvajismo cuando los Lobos Espaciales desatan su furia. Mientras el conflicto se zarandea entre ambos bandos, las trampas se tienden y accionan, provocando que los héroes se alcen victoriosos o acaban convertidos en una ruina sanguinolenta. Mientras los Orkos son rechazados cada vez en más frentes, sus líderes se ven forzados a llevar a cabo medidas cada vez más desesperadas; y las consecuencias serán de una gravedad grav edad extrema. • Nuevas misiones: Nuevas misiones para tus partidas de Warhammer 40.000, cada una representando una batalla crucial de los sucesos ocurridos durante el relato recogido en La Hora del Lobo. • Hojas de datos: Hojas de datos nuevas con las formaciones que combatieron durante la campaña, permitiéndote llevar al campo de batalla a estos héroes y villanos a tus tus propias partidas. partidas. • Asalto planetario. Mismo apéndice que el mostrado en el Waaagh Rojo, para que no tengas que cambiar de libro para verlo.
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SUPLEMENTOS NARRATIVOS Este libro se basa en una guerra que sigue una estructura narrativa con un orden cronológico concreto a lo largo de un sector del Imperio. Cuenta con una gran cantidad de historias evocadoras e impresionantes imágenes que proporcionan un concepto donde utilizar tus miniaturas. Este libro además no solo incluye reglas para realizar invasiones planetarias sino que dispondrás de nuevas misiones y hojas de datos que podrás emplear para dar sabor a tus partidas, ya sea a lo largo del conflicto de la Hora del Lobo o en cualquier otra partida.
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UN MUNDO ASEDIADO
La muerte ha llegado al mundo caballero de Alaric Prime. El titánico Waaagh de Mogrok, el Mutilador, se ha extendido por todo el planeta, sobrepasando a los defensores mientras arrasaba y saqueaba todo a su paso. Sin embargo, era solo el comienzo. El Waaagh Grukk había golpeado el sistema Sanctus Reach como un maremoto: Millones de Orkos se lanzaron a por Obstiria, el mundo natal del Capítulo de los Espadas de Obsidiana, aniquilando completamente a los Marines Espaciales. El mundo colmena de Ghul Jensen cayó poco después mientras el avance Orko parecía imparable. Finalmente, el reguero de destrucción llevó a los pielesverdes hasta Alaric Prime, un antiguo y retrógrado mundo caballero de océanos turbulentos, verdes islas y un montón de lúgubre penitenciarías. Advertidos de la amenaza en ciernes por sus Astrópatas, las casas Degallio y Kestren se pusieron manos a la obra. Se adentraron en la Montana Sagrada de Alaric Prime, pudiendo enviar así una señal de socorro gracias a los secretos allí guardados. Aunque las consecuencias de tal acción casi provocan una guerra civil entre las casas de caballeros, la situación quedó aletargada ante la llegada de las tropas de Cadia. El Castellano Stein lideró un masivo ejército de regimientos de Cadia sobre la superficie de Alaric Prime, con sus filas reforzadas con las tropas t ropas de By Jok
Vástagos Tempestus Tempestus del Schola Schola Progenium. Las fuerzas de Stein se distribuyeron por toda la superficie del planeta, cavando con velocidad para preparar las defensas a la espera de los Orkos. La fuerza principal de Cadia se concentró en la masa de tierra más masiva del planeta, la Isla Sagrada. Mientras, fuerzas más pequeñas fueron enviadas como refuerzo de las islas Kamata, Brahmica y Velemestrin; islas que conectaban con la Isla Sagrada mediante puentes naturales o creados por el hombre, que llegaban a los cientos de kilómetros de largo. También se posicionaron equipos de apoyo en instalaciones mineras, islas-refinería y complejos portuarios salpicados por los sulfurosos mares del planeta. Nadie podía prever donde sería el asalto inicial de los Orkos así que todo el planeta debía prepararse. Los regimientos, reforzados por la amenazante silueta de los poderosos Caballeros de Alaric Prime, cavaron trincheras profundas y apuntaron con sus armas a los cielos. A los pocos días unas falsas estrellas iluminaron la bóveda celeste, las destartaladas y oxidadas naves Orkas se estaban acercando. LLUVIA DE CHATARRA Millones de pielesverdes atravesaron la atmósfera, sus naves demostraron ser prácticamente indestructibles pues estaban enfundadas en un campo de fuerza con forma de burbuja. Las naves cruzaron las capas altas de la atmósfera antes de golpear la Isla Sagrada con toda su masa para vomitar mareas de pielesverdes vociferantes. Fue una invasión planetaria carente de sutileza y muy directa, que dejó a los defensores anonadados y un poco aturdidos. Creyéndose a sí mismos superiores a cualquier enemigo al que pudieran enfrentarse, los Caballeros de la casa Kestren cargaron directamente contra las masas Orkas. Aunque su muestra de valentía era admirable, no habían contado con la sanguinaria ferocidad del Kaudillo Grukk Arranka-Jetaz. Rodeados y superados por todos lados, los caballeros vieron como su carga se convertía en una masacre cuando un caballero tras otro iba cayendo ante los pielesverdes. Sin el apoyo de los caballeros, la línea de combate cadiana se vio rápidamente superada y tan solo tras la intervención de la afamada 1652ª de Cadia, la 'Hueste de Acero', se evitó el desastre absoluto. Los cadianos iniciaron un repliegue táctico aunque no pudieron pasar por alto el hecho de que una casa de caballeros había sido destruida sin que tan siquiera hubiera dado comienzo la guerra de verdad. El impulso Orko había perdido la velocidad que poseía. Para lograrlo, el Castellano Stein llevó a cabo una estrategia para dividirles y poder erradicarlos por partes. Mientras que las fuerzas imperiales de las islas limítrofes mantenían sus posiciones, Stein se enfrentó al núcleo de la horda Orka mientras estos intentaban cruzar los dos puentes que se alzaban sobre el Río Hirviente. Desplegando a sus regimientos en una formación conocida por sus tropas como el Yunque de Stein, el el comandante cadiano tenía previsto conducir a los Orkos hasta los puentes y aniquilarlos en masa. La batalla subsiguiente fue una autentica carnicería sangrienta: los Orkos murieron a millares mientras los poderosos proyectiles y disparos de rifle láser se estrellaron contra ellos. Los Ogretes marcharon sobre los By Jok
puentes con sus escudos bloqueando el paso y parando la carga Orka en seco. Pero aun así cuando el Kaudillo Grukk entró en la refriega las tropas imperiales empezaron a perder terreno. Peor fue cuando una horda de Orkos atravesó el río a través de un portal disforme, cayendo sobre las posiciones de artillería imperiales y haciendo que sus armas dispararan sobre las fuerzas de Cadia. La intervención de la casa Degallio pudo salvar la situación, ya que su fortaleza-isla desplegó una fuerza de ataque de Caballeros Imperiales justo en el flanco Orko. Los caballeros infringieron tremendas bajas a los pielesverdes e incluso lanzaron a las burbujeantes aguas del Río Hirviente al Kaudillo Grukk y a su séquito de nobles, y cuando los cadianos se hubieron retirado los caballeros se replegaron. La cosa parecía tener un destino incierto para las fuerzas de Alaric pero la semilla de la traición estaba germinando entre las filas Orkas. Cuando las fuerzas imperiales se congregaron en las laderas de la Montaña Sagrada, las hordas Orkas se dispusieron a dar su golpe final. En lo más crudo del combate, el Kaudillo medio-hervido Grukk cargó directamente una vez más y se encontró con que alguien había desactivado el campo de fuerza de su karro de guerra. Enfrentándose a la ira de los guardaespaldas de Stein y al ancestral caballero Gerantius, Grukk quedó atrapado en un brutal torrente de fuego, impactos de granada y explosiones de plasma antes de acabar siendo aplastado por su propio vehículo, lanzado sobre él de una una forma poco ceremoniosa. ceremoniosa.
GUERRA DE AZTUZIA A raíz de la caída de Grukk, la horda Orka se sumió en el caos. Los Orkos estaban sin líder, peleándose entre ellos en su lucha por el poder. Stein aprovechó dicha situación, aislando a una horda Orka tras otra y exterminándolas sin piedad. Sin embargo los hombres del Imperio no sabían que, aun cuando pensaran que podían alcanzar la victoria, estaban todos siendo dirigidos por las aviesas estratagemas de Mogrok el Mutilador. Hacía tiempo que este 'desmejorado' Mekániko ansiaba hacerse con el oxidado trono de Grukk y ahora por fin estaba luchando por hacerse con él. Esta fase en la lucha por Alaric Prime llegaría a ser conocida como 'Guerra de Aztuzia' y durante dicho periodo pudieron verse artimañas Orkas realizadas de forma constante y con bastante eficiencia, para ser Orkos. El botín era el eje de los planes de Mogrok. Sus Zakeadorez y Achicharradorez se lanzaron sobre cada batalla para reclamar y reciclar los restos dejados por los combates. Al ver que Mogrok era el líder que más y mejores batallas llevaba a cabo (y que las ganaba), las tribus se unieron a él. Las fuerzas imperiales se vieron privadas de refuerzos gracias a emboscadas bien By Jok
planificadas y por el empleo de trampas explosivas cuando los Komandos Hachaz Zangrientaz hacían detonar los depósitos de municiones. Peor aún, Mogrok estaba concluyendo la construcción de una poderosa súper-arma: la Garra de Morko. Este dispositivo se apoderó de un comenta a su paso cerca de la órbita del planeta y cambió su rumbo para que colisionara contra la Montaña Sagrada. Una incursión desesperada llevada a cabo por el Tempestor Prime Whitlock y sus Vástagos Tempestus saboteó la Garra de Morko, permitiendo que el cometa desviara su curso de colisión mientras las fuerzas imperiales se retiraban a la Montaña Sagrada. A modo de respuesta ante la desesperada situación de los defensores, los sistemas de la montaña se activaron para revelar una poderosa fortaleza escondida en su interior. Mientras esto ocurría, a su alrededor se formó un profundo abismo que fue rápidamente rellenado con las hirvientes aguas subterráneas. En la recién revelada Fortaleza de Alaric, las fuerzas imperiales pudieron encontrar refugio ante la tormenta que estaba a punto de estallar. La ofensiva final de los Orkos comenzó, y los cadianos y caballeros supervivientes se defendieron con todas sus fuerzas. Sin embargo, Mogrok tenía más estratagemas en la manga y las fuerzas de Cadia tan solo podían observar incrédulas como una nave Orka era puesta de nuevo en órbita para colisionar contra el meteorito. Golpeado de vuelta a su trayectoria contra la Montaña Sagrada, el cometa se abrió paso por los cielos hasta estrellarse contra el lateral de la montaña. En una explosión similar al provocado por un torpedo ciclónico, el impacto provocó un tremendo terremoto, rugiendo en todas direcciones mientras masacraba a cientos de miles de guerreros de ambos bandos. Pero, incluso en medio de toda aquella devastación, muchos de los que combatían habían sobrevivido. Los soldados del Imperio que se encontraban en lo más profundo de la Fortaleza de Alaric quedaron protegidos ante la furia del impacto; sujetando con fuerza sus rifles láser mientras se miraban los unos a los otros con los ojos de par en par mientras los pasillos se estremecían y las luces tintineaban frenéticamente. En el exterior, los Caballeros Imperiales habían reaccionado con desinteresada nobleza y activaron un ancestral protocolo que activaba activaba los escudos iónicos de unos y otros entrelazándolos. A pesar de que muchos tuvieron que dar la vida por tan heroica hazaña, el resto se mantuvieron firmes pese a estar frente a la explosión, con una gran cantidad de sus aliados cadianos cubiertos tras su blindaje y salvando la vida. En cuanto a los Orkos, Mogrok no es de los que lanzan un meteorito sobre su propio ejército sin planear las consecuencias de tal acción; los Orkos estaban protegidos por masivas cúpulas de campos de fuerza donde ahora se apiñaban. A medida que los aturdidos supervivientes se alzaban de nuevo quedó patente que había sobrevivido una gran parte de la horda Orka. Fue entonces cuando cayó una nueva lluvia de estrellas atravesando las humaredas. Cuando se posaron sobre la superficie del planeta surgió un aullido; entonces todo volvió a ser fuego y caos de nuevo. By Jok
ZEZERA MEJOR KE FUERZA BRUTA Mogrok el Mutilador fue una vez el poder tras el trono del Waaagh Grukk. Ahora, tras haber planeado la caída de su anterior líder, Mogrok dirige el cotarro. Él es una de esas extrañas cosas que apenas se ven, un Orko con un plan (uno que no implique tan solo golpear a los demás en los piños mientras se va gritando '¡Waaagh!'). El Mutilador ha empleado argucias, robos, planificación anticipada y una saludable dosis de violencia para humillar a los humanejoz defensores una y otra vez. Ahora se halla a un paso de alzarse con una victoria que convertiría al mekániko Mogrok en el mandamás del Waaagh de una vez y para siempre. Con las estrategias de sus enemigos imperiales agotadas, Mogrok espera convertirse en el líder más grande y malvado tras el poderoso Ghazghkull Thraka. By Jok
UN CASTELLANO ALTIVO Jakren Stein es un veterano de incontables batallas que se ha enfrentado a lo peor que una galaxia hostil puede lanzar contra ti. Sin embargo la batalla por Alaric Prime le ha llevado al límite, espiritual y mentalmente. Los cadianos no son ajenos a enfrentarse a dificultades; sus oficiales son entrenados para proporcionar calculadas respuestas estratégicas ante las situaciones más desesperadas. No es la forma habitual de proceder para ellos el dilapidar a sus soldados sin motivo aunque tampoco es un pueblo que se encoja ante lo que deba hacerse. Sin embargo, el recuento de bajas en Alaric Prime crece astronómicamente pese a que la victoria parece estar a un paso de ellos. Stein ha encontrado en Mogrok a su némesis, pues el Orko le supera a pesar de toda su formación y experiencia. Grukk era una bestia asesina pero al menos era predecible. Desde que Mogrok se alzó con el poder, Stein ha ido perdiendo el control de esta guerra. Las tácticas Orkas son tan extrañas y extravagantes que las fuerzas imperiales apenas tienen tiempo de reaccionar y con cada derrota crece la frustración de Stein; su peligroso temperamento hierve y está a punto de estallar. Con cada nuevo informe de bajas, sus esperanzas se fragmentan un poco más. By Jok
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LA IRA DE FENRIS A medida que la onda de choque provocada por el comenta se desvanece y los aturdidos supervivientes de las fuerzas de Cadia se alzan de nuevo, se ve como las fuerzas de los pielesverdes les superan más que nunca antes. La situación se torna negra para ellos pero de repente unas estelas llenan los cielos; parece que el rumbo de los acontecimientos va a virar para golpear a la horda de Mogrok de una forma directa y con gran violencia. LA FURIA DE FENRIS Los cielos sobre la Montaña Sagrada bullían con el humo negro como la noche misma. Las cenizas caían provocando una lastimosa lluvia que fluía entre los combatientes que se iban levantando mientras que en las llanuras unas poderosas tormentas de fuego seguían destrozándolo todo. Enormes montones de escombros y chatarra estaban esparcidos por doquier a los pies de la montaña, alzándose por encima de la telaraña de grietas y fisuras por las que ascendían nubes de vapor sulfuroso. Era sobre este paisaje apocalíptico donde los Hijos de Russ se habían abierto paso dejando surcos de fuego. Docenas de cápsulas de desembarco grisáceas se lanzaron sobre la Montaña Sagrada, destellando con el fulgor provocado por el calor al atravesar la atmósfera. Mientras descendían, la red de comunicaciones de los cadianos y los burdos sistemas de comunicación Orkos empezaron a rechinar cuando volvieron a funcionar. Por todos los sistemas se transmitió un aullido escalofriante, aumentando en fuerza a medida que las cápsulas se aproximaban a tierra. El grito de un millar de lobos hambrientos atravesó incluso el ruido provocado por los Orkos, provocando que estos alzaran la vista para contemplar a la propia muerte que descendía sobre ellos a medida que el ensordecedor aullido alcanzaba una fuerza tremenda. Instantes después, las naves de asalto aterrizaron. Unos propulsores se encendieron, reduciendo la velocidad de caída de las meteóricas cápsulas justo antes del impacto para después dejar que la ceramita y el plastiacero golpearan la roca con una fuerza asoladora a medida que cada nave se clavaba en el flanco de la Montaña Sagrada. Desde el pie de la montaña, la horda de Mogrok lanzó un monstruoso rugido, un desafío al aullido de los asaltantes. A modo de respuesta, los pernos de sellado de las cápsulas reventaron, las puertas se abrieron con un estruendoso impacto y una avalancha de furiosas figuras en servoarmadura se lanzaron a la carrera por la ladera de la montaña. Escuadra tras escuadra de Garras Sangrientas se arremolinaban, lanzando alaridos salvajes de alegría mientras cargaban contra su enemigo. Saltaron por encima de los abismos y cayeron a toda prisa por las escarpadas pendientes, avanzando a paso firme como los lobos que daban nombre a su Capítulo. Al frente de ese contingente se encontraba una figura de leyenda. Ragnar Blackmane avanzaba a toda prisa hacia los Orkos, con su pellejo de lobo, negro azabache, ondeando a su By Jok
espalda y con un brillo asesino en los ojos. Tras estas masas que se abalanzaban contra los pielesverdes se desplegaron canosas escuadras de Colmillos Largos, con sus armas pesadas colgando se sus hombros mientras buscaban una posición ventajosa para cubrir el avance. En cuanto estuvieron en posición, los veteranos lanzaron una portentosa descarga de fuego sobre los montones de Orkos de las faldas de la montaña. Los destartalados tanques explotaron atravesados por lanzas de luz de color rubí mientras los misiles de fragmentación abrían boquetes entre las apretadas masas de pielesverdes al detonar con una fuerza desolladora. Galvanizándose de nuevo con la carnicería a su alrededor, la horda Orka iniciaron la carga una vez más; decenas de miles de pielesverdes que habían sobrevivido en las faldas de la Montaña Sagrada se lanzaban ahora sobre sus enemigos con renovado vigor. Sin embargo, sus esfuerzos parecían estar pobremente coordinados, careciendo de objetivos claros y cohesión. Las tripulaciones de los vehículos se afanaba para reiniciar los burdos motores ahogados en polvo y ceniza, mientras que había pielesverdes más pequeños corriendo en todas direcciones, sin prestar atención a las furiosas amenazas de sus cuidadores. Viendo un estado tal de confusión, el Castellano Stein sintió como una nueva esperanza nacía dentro de él; habiendo tenido que afrontar por poco la destrucción total de sus fuerzas, había permitido que la desesperación le llevara a un estado de locura momentánea pero su entrenamiento y disciplina volvieron a aflorar. Insuflado con un nuevo propósito, el comandante de Cadia empezó a gritar nuevas órdenes; sus fuerzas consolidaron rápidamente sus posiciones y descargaron una tormenta de disparos sobre sus enemigos. Los cadáveres Orkos saltaban por los aires cuando los proyectiles de cañón de batalla daban en el blanco, mientras que un torrente de fuego de rifle láser golpeaba a los pielesverdes. Los Caballeros Imperiales cuyas armaduras aún se mantenían operativas añadieron su propia ira al bombardeo: cañones de batalla de fuego rápido, así como cañones termales, iban provocando sangrientas detonaciones entre las apretadas filas enemigas.
‘¡Hijos de Fenris! ¡Ha llegado el momento de la sangre!
¡Cuando acabe este día todos podremos añadir un nuevo verso a nuestras sagas! ¡En el nombre de Russ y del Emperador, matadlos a todos!' - Ragnar Blackmane
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Momentos después, las Garras de Russ asaltaron. Lanzando un feroz aullido de guerra, los Garras Sangrientas de Ragnar Blackmane cargaron contra sus enemigos provocando un estrepitoso choque. Una cortina de fuego aleatorio de los Orkos se estrelló contra aquellos jóvenes guerreros haciendo que varios cayeran, aunque esto solo dio más fuerza a la ya de por si demente furia asesina de los Lobos Espaciales. Las espadas y hachas se balanceaban formando arcos carmesíes, seccionando miembros y cabezas de Orkos con cada letal pasada que hacían. Blackmane era un torbellino de destrucción que se abría paso entre sus torpes enemigos, esquivando y acabando con los Orkos que intentaban impactarle con sus rebanadoras de forma frenética pero en vano. Agarrando a un Orko inmenso por la garganta, Ragnar Blackmane rompió su cráneo con un único y atronador cabezazo. Sin soltar su cadáver, empezó a disparar al frente, usando el cuerpo del Orko para absorber una gran descarga de balas antes de deshacerse del cuerpo y partir en dos el cuello de dos guerreros Orkos cercanos. A su alrededor, sus hermanos combatían con igual ferocidad, inspirados por el ejemplo de Blackmane para llevar a cabo actos cada vez mayores de heroísmo y violencia. La sangre brotaba a chorros tras el arco dejado por las armas y el suelo estaba alfombrado con los cadáveres mutilados de los pielesverdes mientras la carga de los Garras Sangrientas seguía abriendo una brecha entre las líneas Orkas. Atrapado a bordo de su caballero carente de energía, el Señor Neru Degallio observó la carnicería llevada a cabo con asombro y admiración. La escala de la masacre era impresionante y el pánico que empezaba a extenderse entre los pielesverdes era satisfactorio más allá de cualquier elogio. Había visto a los Espadas de Obsidiana en combate pero, sin embargo, la forma precisa y meticulosa con la que actuaban tenía poco que ver con la ferocidad animal desatada en esta ocasión. A medida que el conflicto se extendía hasta los pies de su Guardián Blanco, Degallio se esforzaba pos despertar al espíritu de su armadura de caballero dañada, desesperado por unirse a la batalla una vez más. Los Orkos viven para luchar, pero ante tal castigo la horda de Mogrok empezó a ceder terreno. Más y más pielesverdes se lanzaban al cuerpo a cuerpo a cada segundo que pasaba pero los Garras Sangrientas seguían avanzando a una velocidad asombrosa y el daño que estaba provocando los Colmillos Largos estaba costándoles caro a los xenos. A medida que las tropas de Cadia dejaban de estar trabadas con los Orkos, podían proporcionar más fuego de apoyo y los pielesverdes cante su furia como el trigo hace ante la guadaña. Los artilleros que habían buscado refugio en los profundos búnkeres de la Montaña Sagrada volvían ahora a la batalla, con los ascensores hidráulicos devolviendo a la superficie a estos soldados una vez más. Cuando los Basilisk y Wyverns comenzaron a disparar proyectiles pesados y de metralla sobre la retaguardia Orka la carnicería se aceleró y los Orkos empezaron empezaron a morir más más deprisa. Una sonrisa asomó asomó en el rostro rostro del By Jok
Castellano Stein mientras observaba como la horda enemiga empezaba a desmoronarse. El Imperio aún puede ganar esta guerra, pensó.
LAS GRANDES COMPA
AS
Los Lobos Espaciales son famosos por no seguir el Codex Astartes al pie de la letra, un ejemplo de ello es la propia estructura del Capítulo. Los Lobos Espaciales se organizan organizan en doce Grandes Compañías. Estas hermandades tienen más en común con una tribu de guerreros que con una Compañía de Marines Espaciales convencional. Cada una está dirigida por un heroico Señor Lobo, además de que cada Compañía puede variar enormemente en tamaño y composición. La fuerza desplegada para ayudar a los defensores de Alaric Prime estaban compuestas por elementos de las Grandes Compañías de Ragnar Blackmane, Krom Vistadragón y el actual Gran Lobo, Logan Grimnar. Estos poderosos héroes lideraron a sus guerreros en persona, decididos a purgar Alaric Prime y a todo el sistema de Sanctus Reach de pielesverdes de una vez por todas.
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FUERZA DE COMBATE STORMCLAW
Un único Marine Espacial es igual o mejor que una docena de enemigos menores. Hay algunos entre los Hijos de Russ que afirman que un solo Lobo Espacial vale incluso por más. La hueste que Logan Grimnar llevó a Alaric Prime fue designada como fuerza de combate Stormclaw, que estaba compuesta por más de doscientos de estos grandiosos guerreros, y los mejores de ellos combatían al lado del Viejo Lobo. LOS GUERREROS DE KROM VISTADRAGÓN Originalmente encargado de dirigir y coordinar la segunda oleada de Lobos Espaciales sobre la superficie de Alaric Prime, Krom Vistadragón optó en su lugar por la gloria personal. Separándose de la fuerza de invasión a bordo de su Thunderhawk, el arrogante Señor Lobo se dispuso a cazar nada menos que al propio señor de la guerra Orko, Grukk Arranka-Jetaz. Esta sería una búsqueda que concluiría con un fracaso ignominioso y con Krom y sus guerreros siendo recogidos tras apenas poder escapar con vida de la Isla Burbuja. Por esta razón, Ojo fiero y sus guerreros g uerreros lucharían con especial dedicación durante el resto del conflicto por Alaric Prime. Desde los exaltados Garras Sangrientas de Krom, pasando por sus confiables Cazadores Grises y hasta sus valerosos guerreros de la Guardia del Lobo, todos harían lo mejor que estuviera en su mano para recuperar el honor perdido de su Gran Compañía. Sin embargo, nadie lo haría tan duro como el propio Krom: el amargo sabor de la vergüenza yacía por toda su lengua y sólo desaparecería con las mieles de una merecida victoria. No había otra manera, pues el tremendo ego del Señor Lobo no podría soportar mucho más daño.
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LA GUARDIA DEL LOBO DE LOGAN GRIMNAR Un poderoso héroe vencedor de miles de batallas, el gobernante de los Lobos Espaciales sigue siendo tan duro y capaz como fue en su juventud. Yendo a la batalla a bordo de su carro Corcel de la Tormenta, el Viejo Lobo cae sobre sus enemigos como un rayo. Aplasta a sus enemigos con la salvaje alegría de un verdadero hijo de Russ, luchando con un vigor que contrasta con su avanzada edad. Sin embargo, Grimnar es mucho más que un simple guerrero pues los siglos de experiencia le han provisto de una experiencia increíble. El Viejo Lobo es un estratega astuto, sacando provecho a su poderoso Capítulo de una forma que pocos serían capaces de igualar. Junto a él marcha su Guardia del Lobo; Formado por escuadras de veteranos embutidos en armadura Exterminador, cada uno de estos curtidos guerreros de Fenris es un héroe por derecho propio. Todos juntos forman una fuerza de una letalidad tal que pocos enemigos pueden frenar su avance, y mucho menos luchar contra ellos en igualdad de condiciones. Combinadas, las sagas de los Guardias del Lobo de Grimnar formarían un relato que llevaría muchos años contar.
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ANCIANOS CUBIERTOS CUBIERTOS DE HONORES HONORES En lo más profundo del Colmillo duermen los Dreadnoughts de los Lobos Espaciales, siendo cada uno un sarcófago repleto de recuerdos gloriosos y sueños. Solo en casos de gran necesidad es que se despiertan a estos ancianos, y solo bajo la autorización del Gran Lobo. La mayoría de guerreros en el interior de un sarcófago de Dreadnought posee muchos siglos de antigüedad y los que son internados en un Dreadnought Venerable pueden tener una edad que debe contarse en milenios. Logan Grimnar suele contar con estos ancianos an cianos en ocasiones durante la batalla, no solo por sus excepcionales habilidades de combate sino por su sabiduría y perspicacia, que pueden cambiar el curso de la guerra entera.
LA LANZA DE LA TORMENTA Los Lobos Espaciales poseen un gran elenco de tanques de batalla a su disposición para apoyarles en sus operaciones. La fuerza de combate Stormclaw desplegó a una considerable fuerza de estos behemoths blindados, desde los fiables Rhino a los masivos y rugientes Land Raiders. Estos blindados eran conocidos en su conjunto por la fuerza de combate como la Lanza de la Tormenta, jugando un rol crucial en muchos de los ataques relámpago que los Lobos Espaciales llevaron a cabo sobre Alaric Prime. Haciendo honor a su apodo, esta poderosa punta de lanza blindada se lanzó contra el corazón de las hordas Orkas una y otra vez, desplegando a los guerreros de Fenris entre los xenos y purgando a los enemigos del Imperio de la faz de Alaric Prime.
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LOS GARRAS SANGRIENTAS DE RAGNAR Aunque se halla repleta de Cazadores Grises, Guardias del Lobo y Colmillos Largos, la compañía de Ragnar Blackmane siempre ha destacado sobre el resto por las hazañas llevadas a cabo por sus Garras Sangrientas. A pesar de su ascenso meteórico entre las filas de los Lobos Espaciales, el propio Ragnar es aún joven y con poco temple, haciendo que se haya generado una especie de relación parentesca entre él y los Garras Sangrientas bajo su mando. Es por esta razón más que por ninguna otra por la que su Gran Compañía está repleta de Garras Sangrientas de ojos furiosos esperando alzarse con la gloria bajo el estandarte del Joven Lobo. Los guerreros de Ragnar Blackmane que formaron parte de la fuerza de combate Stormclaw eran un reflejo de esta tendencia. Grimnar se aseguró de que su Guardia del Lobo personal estuviera a su lado, apoyado por un núcleo de experimentados Cazadores Grises y Colmillos Largos. Sin embargo, el grueso de sus fuerzas estaba formado por Garras Sangrientas, Motoristas Garra Veloz y Garras del cielo, todos aullando sedientos de sangre y listos para añadir gloriosos versos nuevos a sus sagas.
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VUELTA AL RUEDO Los pielesverdes estaban sufriendo un duro golpe gracias al ataque relámpago de los Lobos Espaciales, pero a pesar de ello seguían presionando formando una gran masa vociferante. Ahora que la balanza se había equilibrado de nuevo, las puertas de la Montaña Sagrada volvieron a estar bajo el ataque xenos una vez más. El Castellano Stein había asignado la protección de las puertas de la Fortaleza de Alaric a dos tanques superpesados, el Baneblade Ettin y su tanque hermano, un Shadowsword conocido como el Cíclope de Acero. Aunque las tripulaciones de los tanques habían luchado con honor y distinción, la Ettin había sido partida en dos durante la batalla por culpa de un grupo de Orkos fuertemente armados con motosierras en vez de puños. El comandante del Cíclope de Acero, Jens Paultzer, temía que su tanque fuera el próximo; ordenó al conductor del tanque que retrocediera hasta las puertas para dejar cierta distancia entre ellos y el enemigo. Entonces el cometa impactó contra la montaña y todo se volvió blanco con un destello de luz y un ensordecedor estruendo. 'Hey, Olaf. ¿Ves aquel Shadowsword ahí abajo? ¡Sí, ese! ¿Cuántos Shadowswords más ves, cabeza de chorlito? ¡Tres barriles de hidromiel a que yo y Skard nos cargamos a ese hijo de troll del puente que va hacia él en menos de lo que se tarda en beberse una jarra de la mejor bebida del Mundo Lobo!' - Gunnar Martillo Rojo, Guardia del Lobo de Logan Grimnar
Paultzer recuperó la conciencia con una sacudida. Intentó respirar para tan solo notar como un humo denso y aceitoso entraba por sus fosas nasales. Tosiendo y escupiendo, el comandante se revolvió a través del cableado y los restos de metal. Se echó hacia atrás cuando el peso muerto del cadáver de su tirador cayó sobre él, echó el cuerpo a un lado desenganchando el cinturón de seguridad del asiento del tirador y el aire fresco empezó a fluir por el interior del tanque atascado. Paultzer disfrutó una bocanada de aire como si fuera un buen espirituoso, intentando subir mientras la sangre y el aceite resbalaban por sus mejillas intentaba hacerse con la situación actual. Cuando su cabeza se aclaró, se hizo obvio que el honorable Cíclope, veterano de decenas de enfrentamientos, había muerto. Sin embargo, Paultzer abrió los ojos con horror cuando se dio cuenta de su situación actual; cuando el cometa se estrelló, destrozó una gran sección de la Montaña Sagrada y había generado estragos entre las fuerzas atacantes y defensoras. Una roca de tal tamaño, similar a By Jok
un pecio de aterrizaje, casi daña directamente al Cíclope de Acero pero en su lugar se había llevado un gran trozo del puente. Ahora el Cíclope se hallaba sin energía, en medio de lo que quedaba del puente. Sus ejes delanteros asomaban por el precipicio bajo el que se hallan las hirvientes aguas del foso. Aunque Paultzer intentó calmar el repentino vértigo, podía escuchar como la superestructura que formaba el puente emitía tortuoso chirridos, con sus cables rechinando por la tensión de tener que sujetar, además de su propio peso, los centenares de toneladas que pesaba el tanque. Observó con ansiedad como se extendían nuevas grietas a través de todo el rococemento con una velocidad alarmante. La onda de choque del impacto del cometa había desperdigado a los Orkos blindados por doquier, como si fueran juguetes. Muchos habían caído del puente hacia la muerte a sus pies pero el resto habían quedado esparcidos cerca de la puerta de la fortaleza, con sus gigantescas formas recubiertas de una fina capa de ceniza. Ahora, sin embargo, los resistentes Orkos se estaban alzando una vez más. Uno tras otro, se fueron poniendo de pie, con sus servos quejándose al hacerlo y las juntas chirriantes soltando chispas. Los Orkos centraron su atención en el Cíclope de Acero y, entre un barullo de gritos y el silbido de las motosierras, empezaron a avanzar hacia su presa inmovilizada. En ese mismo instante, más pielesverdes asomaban por el otro extremo del puente, seguidos por tambaleantes andadores mecánicos cubiertos de un espeso humo negro. Algunos de aquellas bestias eran lanzadas por el puente por parte de sus compañeros al abrirse paso. Pero esto no disminuía su fuerza pues se agolpaban cada vez más, dispuestos a acabar con el tanque de Paultzer antes de abrirse paso por las puertas de la propia fortaleza. Atrapado, sin energía y sin escapatoria, Jens Paultzer sacó el arma de su cinto y se preparó para morir.
El ruido de los motores saturó el aire, seguido por el surgir de unas explosiones. El Cíclope se sacudió alarmantemente cuando un trió de cañoneras de Fenris sobrevolaron la zona, con sus armas dejando un reguero de muerte entre los Orkos que se agolpaban en el puente. Aullantes rayos de energía blanca golpearon a la horda, atravesando el blindaje de los andadores pielesverdes. El fuego de respuesta rebotaba sin causar daño sobre el casco de las aeronaves mientras los burdos kohetes explotaban a su alrededor. Una ventolera repentina levantó una tormenta de ceniza que cegó momentáneamente a Paultzer; unos destellos se movieron entre las sombras y, súbitamente, un par de naves grisáceas se encontraban allí mismo, a pocos pies sobre su cabeza. Las rampas de asalto gimieron al abrirse y manadas de guerreros masivamente blindados se desplegaBy Jok
ron en el puente, cada uno generando un leve temblor en el mismo al caer encima. A su frente iba una figura cuyo nombre nombre era una leyenda por todo el Imperio. Paultzer había visto su imagen en estatuas, holo-capillas e incluso en la propaganda. Ahora, de pie entre las filas de sus Guardias del Lobo en armadura de Exterminador, formando un escudo entre el tanque de Paultzer y los Orkos de puños serrados que pretendían destruirlo, Logan Grimnar se lanzó al combate. Los Orkos ni siquiera se lo pensaron y se lanzaron a la carga, con las sierras rugiendo mientras eran lanzadas contra el Gran Lobo y sus guardaespaldas Guardia del Lobo. Grimnar alzó su masiva hacha y se lanzó a su encuentro; esta bajó y cercenó las piernas al primero de los pielesverdes; mientras la monstruosa criatura caí hacia delante, con los ojos en blanco por la sorpresa, Grimnar esquivó al Orko, hizo un giro e incrustó el filo de su hacha en el torso de otro Orko. Las tripas cayeron desparramadas sobre el puente mientras el Orko caía partido en dos justo cuando los Exterminadores avanzaron hasta ponerse a la altura de Grimnar. Paultzer gritó mientras observaba como un par de motosierras Orkas se incrustaban en la cabeza sin casco de un guerrero de Fenris, convirtiéndola en una explosión de sangre y trozos de hueso. Pese a todo, los Guardias del Lobo y los Orkos estaban estrellándose unos contra otros, los Martillos trueno y Cuchillas relámpago destrozaban las burdas placas de blindaje mientras las motosierras Orkas chirriaban al rajar las placas de adamantium y se incrustaban en los escudos tormenta. La batalla era increíblemente brutal y despiadada a pesar de que los guerreros de Fenris aventajaron a sus oponentes con facilidad. 'Fue como si los ángeles del Emperador hubiesen venido a rescatarme a mí en persona. A mí... y a Vardin y a Moss. Desconocía que hubieran sobrevivido hasta hace nada. Tal y como te cuento, los propios guerreros de Logan Grimnar me salvaron ese día, a mí y al Cíclope. Son los guerreros más nobles y altruistas que jamás he conocido... y que jamás conoceré.' - Jen Jenss Pau Paultz ltzer er coma comand ndan ante te de tan tan ue del del Cíc Cíclo lo e de de Ace Acero ro
A Paultzer se le puso el corazón a mil cuando sintió como el Cíclope de Acero daba una repentina y portentosa sacudida. Por un momento pensó que caería del puente a pesar de la intervención de los Lobos Espaciales y justo cuando acababa de maldecir por su mala suerte se dio cuenta de que su Shadowsword se estaba moviendo de lado, lejos del borde del abismo. Estirando su cuello, el comandante pudo ver con la mandíbula abierta de incredulidad las figuras de unos Exterminadores, con sus poderosas hombreras, empujando desde el flanco del tanque. Los pasos se fueron dando tortuosamente pero la Guardia del Lobo pudo poner poco a poco el tanque en lugar seguro. Con el tanque de Paultzer puesto a salvo, los Exterminadores formaron una línea infranqueable en la zona más By Jok
estrecha del puente. Sin pensar en el peligro que se acercaba, apretaron las piernas dejaron que la horda de pielesverdes que se aproximaba avanzara. Entonces liberaron un torrente de fuego de cañón de asalto y misiles ciclón a través de las apretadas filas de pielesverdes, con la nave de ataque de los Lobos Espaciales sobre ellos, ametrallando sin piedad a los Orkos. Frente a tal potencia de fuego, los pielesverdes del puente empezaron a retirarse mientras, cerca de las puertas, Grimnar acababa con el último de sus enemigos de pesada armadura decapitándolo de forma salvaje. El Gran Lobo se giró y lanzó una amistosa sonrisa de dientes afilados a Paultzer. Temblando aliviado, el comandante de tanque respondió a tal gesto con un cordial saludo. Después se dejó caer de nuevo por la escotilla del Cíclope de Acero para empezar la siniestra tarea de buscar más supervivientes a bordo de su blindado. El puente estaba a salvo y Paultzer estaba seguro de que los Lobos Espaciales haría pagar a los pielesverdes hasta la última de las vidas arrebatadas sobre Alaric Prime.
TORFIN PU OSABLE Unos de los más veteranos Guardias del Lobo de Logan Grimnar, la saga de Torfin Puñosable es un relato bañado en sangre. Mientras era un mero mortal, Puñosable sufría de iras asesinas que nublaban su mente cuando entraba en batalla. En aquel estado era imparable, ignorando heridas que podrían acabar con un oso de las nieves, mientras provocaba tal devastación en los cuerpos de sus enemigos que en poco tiempo fue seleccionado para unirse a las filas de los Guerreros del Cielo. Muchos Sacerdotes Lobo temían que Puñodaga sucumbiera a la maldición Wulfen cuando se le fuera implantado el Canis Canis Helix, también conocido como el espíritu del lobo. Les demostraría que que se equivocaban. Mientras dominaba a la bestia que surgía de su interior en la prueba de Morkai, Torfin aprendió a sacar provecho a su furia innata; su rabia estaba ahora subyugada a su voluntad en vez de estarlo él ante ella. Tal suceso convirtió a Torfin Puñodaga en un guerrero letal, capaz de desatar su bestia interior en cualquier momento o calmarla cuando su furia asesina no sea necesaria. Durante la batalla del puente de la Fortaleza de Alaric, Puñosable cargó junto a su señor, abriendo un sendero de ruina sanguinolenta entre entre los Orkos y sus guerreros. Tan heroica fue su conducta que Grimnar otorgó a Puñosable el honor de portar su estandarte personal durante el resto de la campaña. By Jok
LA CADENA REFORJADA A medida que las siguientes oleadas de infantería y blindados de los Lobos Espaciales toman tierra, el avance Orko es detenido en seco y los Marines Espaciales empiezan a ganar terreno. Combinando sus fuerzas, las tropas imperiales comienzan una brutal ofensiva por todo el planeta. Alrededor de la Montaña Sagrada, las las hordas de Mogrok estaban sumiéndose en el Caos. Golpeados por la salvaje carga de los Lobos Espaciales y masacrados por la inmisericorde potencia de fuego de los cadianos y los Caballeros, los Orkos no podían hacer demasiado para imponerse a ellos. Enormes ríos de frenéticos pielesverdes fluían lejos de la montaña en todas direcciones, levantando enormes polvaredas a su paso. Las motos Orkas y los buggies avanzaban a un ritmo vertiginoso, abriéndose paso a través de las agitadas masas de de Orkos que luchaban con puños y garras entre ellos por ser los primeros en escapar. Los tambaleantes andadores dejaban un surco de cadáveres aplastados de pielesverdes a su paso. Tras todos ellos llegaban los guerreros del Imperio, abriendo fuego contra las masas en retirada con un gesto impasible en sus caras. La red de comunicaciones imperial zumbaba constantemente con actividad fruto de la coordinación de estrategias y la reordenación de las cadenas de mando. En el momento en el que Logan Grimnar puso un pie en el campo de batalla, se hizo con el control absoluto de la situación. El Castellano Stein no perdió el tiempo en solicitar audiencia con el Gran Lobo y solicitar órdenes, añadiendo: "Démosle a esa basura pielesverde un golpe que jamás olviden, señor", ganándose una risotada de Grimnar en respuesta. Esta rápida y voluntariosa unión de fuerzas no fue acatada de la misma forma por los Caballeros supervivientes de Alaric Prime. Equipos de reparaciones se estaban desplegando por doquier en el campo de batalla, subidos a rastreadores cubiertos de grasa buscando Caballeros que reparar. Sin embargo, por el momento Neru Degallio permanecía encerrado en silencio dentro de la cabina de piloto de su Caballero sin energía. Sin su autoridad, los guerreros supervivientes de las casas Velemestrin, Brahmica y Kamata se habían enzarzado en un duro debate sobre quien debería tener el honor de responder a los mensajes del Gran Lobo mientras estos aumentaban y la impaciencia se empezaba a reflejar re flejar en los mismos. Este debate finalizó con un suspiro colectivo cuando el Caballero Abrasado, Dyros Kamata, cansado de las pesadas disputas entre sus camaradas, respondió a Grimnar con una oferta de lealtad de parte de todas las casas de Alaric Prime. Fue Ragnar Blackmane el que contestó al mensaje, provocando consternación y protestas entre los Caballeros cuando solicitó que Dyros fuera a luchar con él en persona. Después de todo, el Desarraigado era un guerrero que iba por libre. By Jok
UNA FUERZA ABRUMADORA Tras cumplir con los protocolos estándar, las fuerzas imperiales formaron varias puntas de lanza y barrieron a los pielesverdes por toda la Montaña Sagrada. La cadena de mando de los Orkos parecía haberse desmoronado por completo, hecho que provocó el alivio momentáneo de Stein. Sin embargo, tenía en mente un antiguo proverbio cadiano que reza que 'un buen soldado jamás debe desdeñar un obsequio del Emperador' y eso hicieron las fuerzas imperiales, masacrando a los Orkos con una eficiencia asesina. Al sur Gerantius lideraba el avance hacia el Río Hirviente. Acompañado por un destacamento de Caballeros Degallio y varias escuadras de Lobos Espaciales, el Caballero Olvidado se lanzaba a aplastar a los Orkos como a alimañas. Aunque no dijo palabra alguna, su intención estaba clara y sus acciones eran letales. Los bólteres bramaron y los cañones termales rugieron a medida que el avance imperial llegaba al sur, apoyado por escuadrones de Stormfang y Land Speeders. Al poco un reguero de restos en llamas y cadáveres Orkos destrozados se extendía desde los pies de la Montaña Sagrada hasta las orillas de la propia isla Degallio. Otros frentes de batalla se extendieron al norte y al oeste, enlazándose con los dispersos focos de resistencia imperiales que aún aguantaban, que se unieron a la fuerza principal cuando la ofensiva les fue alcanzando. Las fortificaciones fueron purgadas con fuego y retomadas por la fuerza. Los tanques de batalla de Cadia efectuaron cargas acorazadas junto a motoristas Garra Veloz para expulsar a los pielesverdes de los depósitos de municiones y las asediadas líneas de trincheras. Hubo una comedida celebración cuando el mando tuvo noticias de que el Tempestor Prime Salem Whitlock había sido encontrado herido, pero con vida, entre los restos de su Valkiria estrellada. Mientras, al este, el Señor Lobo Ragnar Blackmane y el Caballero Abrasado estaban presionando a toda velocidad, liderando una fuerza imperial combinada en un sangriento asalto hacia el puente Velemestrin. Coordinando la campaña desde la abovedada sala de estrategia de la Montaña Sagrada, Grimnar y Stein observaban como sus fuerzas avanzaban sin pausa en todos los frentes. Para el Castellano parecía como si fuera la primera vez en días que sentía que la victoria se encontraba de nuevo al alcance del Imperio.
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EL RETORNO DE OJO FIERO Tres días después de que la horda de Mogrok fuera derrotada a los pies de la Montaña Sagrada, Krom Krom Vistadragón y sus guerreros volvieron volvieron a aparecer entre las filas imperiales. Con Beoric Colmillohielo al frente y sus compañeros de manada Guardias del Lobo, la dañada fuerza de combate de Fenris que volvieron de la espesura con sus heridos y sus muertos. El Señor Lobo Krom se encontraba entre los heridos, apoyándose en el hombro blindado de Beoric y cojeando. Aun así, mientras sus camaradas subían por la rampa de la Stormwolf que había llegado para recogerles, la mirada rabiosa de Ojo fiero impidió cualquier pregunta sobre su fracaso en la Isla Burbuja. Por orden de Grimnar, Krom y sus guerreros guerreros serían llevados de vuelta a la Montaña Montaña Sagrada para reponerse y rearmarse. El Viejo Lobo negó las peticiones de Vistadragón, haciendo que Krom estallara de cólera con un mensaje que exponía el hecho de que 'Estaba demasiado ocupado liderando a héroes como para perder el tiempo t iempo atendiendo a descerebrados'. Pese a que de cara a los demás mostró agresivamente que no se había arrepentido de sus acciones, siguió las órdenes dadas al pie de la letra. Krom y sus guerreros volvieron a la Montaña Sagrada, solicitando unas alcobas vacías para su uso y poniéndose bajo los cuidados de los Sacerdotes Lobo y los Sacerdotes de Hierro. Hierro. Ojo fiero juró que que sus hombres volverían al combate en el menor tiempo posible, con o sin la bendición del Viejo Lobo.
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EL SEÑUELO DE BADRUKK La llegada de los Lobos Espaciales a Alaric Prime había salvado a los defensores que se encontraban al borde de la derrota. Sin embargo, los guerreros de Grimnar tienen sus propios motivos para venir a Sanctus Reach: los Lobos de Fenris están de caza. LA KAJA-RARA Mogrok, el Mutilador, Mutilador, había entablado un acuerdo con el Kapitán Kapitán Badrukk muchos meses antes de que el Waaagh Rojo descendiera sobre Alaric Prime. Los dos malvados pielesverdes mantuvieron una reunión secreta en la oxidada nave de Mogrok, lugar en el que se llevaron a cabo dichas negociaciones y la cerveza de hongos corrió a raudales, así como algunos planes fueron trazados. El Kapitán rápidamente rápidamente reconoció el genio inherente en los planes de Mogrok, Mogrok, mientras que por su parte el ambicioso Mekániko vio en Badrukk a un aliado para el cual ningún trabajo sucio era demasiado demasiado sucio ni el riesgo excesivo si el botín era cuantioso. Cuando el Kapitán Badrukk volvió a su Kruzero, llevaba consigo a los mejores chapuzaz de Mogrok, así como un arcaico artefacto tecnológico que Mogrok había sacado de entre las ruinas de un mundo alienígena. El brillante dispositivo, dispositivo, bautizado como la Kaja-Rara por los pielesverdes, pielesverdes, podía leer y redirigir señales disformes, e incluso forzar a su objetivo a salir del Empíreo. Una vez anclado al asiento del Kapitán, Kapitán, le permitiría realizar emboscadas de una precisión mortal. A cambio de tal regalo, todo lo que Mogrok pidió a cambio fue un par de pequeños pequeños favores... Cuando la fuerza de combate Stormclaw entró en Sanctus Reach, lo hicieron buscando al astuto y letal Kapitán Badrukk. Tras llegar al sistema detectaron la señal astropática de ayuda proveniente de Alaric Prime y se apresuraron a ir en su auxilio. Sin embargo, esperaban que su objetivo se encontrara en el mundo, pues los Lobos de Fenris no renuncian de forma voluntaria a la caza de su presa. Meses antes, el nuevo reino de terror terr or del Kapitán Badrukk había comenzado sobre Puerto Lúgubre, una estación espacial del espacio profundo en el norte galáctico de Sanctus Reach. Allí, una fragata gravemente dañada de los Lobos Espaciales estaba siendo reparada. Badrukk golpeó con la repentina furia de una avalancha, con su flota de variopintos filibusteros destruyéndolo todo a su paso. Todo lo que llegó al Colmillo fue un mero mensaje astropático, confuso y desesperado; hablaba de una inmensa flota pirata Orka y el resonar de "Waaagh Badrukk" por todos los altavoces de la estación. Este sería el primero de una serie de ataques contra las guarniciones y destacamentos de los Lobos Espaciales alrededor de Sanctus Reach. Zonas de entrenamiento completas fueron destruidas, las naves de los Lobos ue iban or libre eran emboscadas los mundos ba o la rotección de los By Jok
Lobos Espaciales fueron reducidos a planetas arrasados cubiertos de escombros. En todas estas acciones, el nombre de Badrukk estaba asociado a tales atrocidades, mencionado en frenéticas peticiones de auxilio o pintado en bajo gótico sobre los humeantes restos que los Orkos dejaban a su paso. Pero fue su ataque sobre el Venganza de Magnir lo lo que finalmente finalmente provocó la ira del propio Logan Logan Grimnar. El crucero de asalto Venganza de Magnir Magnir y sus escoltas se dirigían al Halo de Bronce cuando su Navegante se quejó de las repentinas y violentas fluctuaciones en el Empíreo. El líder de la Guardia del Lobo, Kai Cintoscuro, respondió a tal queja con sabiduría, ordenando a las naves volver al espacio real de inmediato. Sin embargo, a medida que las naves de los Lobos Espaciales se abrían paso por la grieta entre el espacio real y la Disformidad, los augures de proximidad se dispararon y las runas de advertencia se iluminaron. Les aguardaba un anillo de naves de guerra Orkas que les habían tendido una emboscada; la totalidad de la flota de Badrukk estaba lista para atacar. A pesar de que Cintoscuro lanzara órdenes a toda prisa por todo el puente de mando, se registraron cientos de impactos menores por todo el casco del Venganza de Magnir. Magnir. Los escudos de vacío empezaron a destellar con vida pero ya era demasiado tarde. Una tras otra las minas magnétikas de los chapuzaz Orkos empezaron a zumbar con vida propia, proyectando un gigantesco campo tractor alrededor del crucero de asalto. El campo tractor, una anomalía gravitacional de un poder descomunal, atrapó en su campo a las naves escolta que seguían al Venganza de Magnir fuera Magnir fuera de la Disformidad y las hizo colisionar a velocidades suicidas. Uno tras otro, los escoltas fueron estrellándose contra los flancos del crucero de asalto, impactando como si fueran meteoritos. El blindaje del casco se quebró y las llamas empezaron a brotar; mientras, la atmósfera del interior de las naves escapaba al espacio cuando las naves de los Lobos Espaciales eran aplastadas sin poder evitarlo, convirtiéndose todas ellas en un conglomerado informe de metal. Cientos murieron a causa de la catastrófica furia de las colisiones, aunque lo peor aún estaba por llegar. A medida que las minas magnétikas se iban desintegrando, sobrecargadas por la potencia liberada, el Kapitán Badrukk ordenó un abordaje masivo con todo lo que la flota dispusiera. Enormes barcazas y kruzeroz matamuchoz avanzaron mientras piedroz a toda potencia y naves de asalto dentadas se abalanzaban sobre los restos, todos ellos cargados con miles y miles de Filibusteros, Korzarioz y Tipejoz vazilonez que atravesaron el casco de los restos del Venganza de Magnir. Magnir. A pesar de todos los estragos causados, causados, los Orkos se encontraron con la fiera resistencia de los Lobos Espaciales supervivientes. Con sus cascos sellados y las abrazaderas magnéticas de sus servoarmaduras activadas, los guerreros de Fenris cargaron furiosamente por los pasillos inundados por el estruendo provocado por la escapada de aire al espacio. Las luces parpadeaban, enormes chorros de grasa chorreaban sobre los paneles y la gravedad fluctuaba violentamente mientras los ruidosos pielesverdes combatían a los Lobos Espaciales a través de las destrozadas estancias. En el Observium varias escuadras de Cazadores Grises By Jok
tomaron posiciones rodeados por una ventisca de restos de cristal de la destrozada cúpula. Sangre, vidrio y cadáveres se arremolinaban por doquier en gravedad cero mientras la batalla se recrudecía. En la sala de máquinas, los mekánikos de Badrukk lideraron a una horda de zakeadorez y achicharradorez en un asalto que masacró a los defensores y destrozó los motores en cuestión de horas. Docenas de pequeñas batallas brotaron por entre los destrozados corredores y estancias del Venganza de Magnir y lo que quedaba de su nave gemela; los Lobos Espaciales realizaban emboscadas desesperadas y cargaban inmersos en un estado de furia asesina contra el enemigo. Sin embargo, fue en las bodegas del crucero de asalto donde la batalla se decidió por completo cuando Kai se encontró con Badrukk en medio del combate. La élite de Cintoscuro acabó con cientos de aullantes Orkos mientras la distorsión gravítica permitía a ambos bandos combatir sobre el suelo de la cubierta, en las paredes laterales e incluso en el techo de la bodega. Las armas de los Lobos Espaciales rugieron, sus espadas acuchillaron, pero el enemigo era demasiado numeroso y sobrepasaba a los Lobos Espaciales por todos lados. Rodeado de un contingente de sus mejores tipejoz vazilonez, el propio Badrukk se encargó de dar el golpe de gracia. Los mazakradorez molonez abrieron fuego con el retumbar del trueno, llenando la bodega con ruido y destellos mientras las balas, kohetez y descargas de energía golpeaban y hacían caer a un Lobo Espacial tras otro. Incluso cuando Cintoscuro lideró una última carga contra Badrukk, este tan solo alzó su Deztripadora, apuntó al rugiente Guardia del Lobo y apretó el gatillo. Pasaría un mes terrícola estándar antes de que una flota de combate de los Lobos Espaciales atravesara la Disformidad y llegara en auxilio del Venganza de Magnir. Encontraron la amalgama de naves aún juntas con algunos de sus escoltas flotando, con todas sus tripulaciones muertas, en el vacío del espacio. Alrededor del Venganza se extendía un campo de escombros y cadáveres Lobos Espaciales quemados por el vacío espacial; y aun así los augures identificaron una única forma de vida, parpadeando débilmente en el puente del crucero de asalto. Fue allí donde los Lobos Espaciales encontraron un insulto que no quedaría sin respuesta; anclado a su puesto de mando con burdos remaches, afeitado y torturado, el jefe de la Guardia del Lobo, Kai Cintoscuro, todavía permanecía con vida, su cuerpo era una ruina sanguinolenta de sangre seca y músculos desollados. Parecía albergar vida en su interior pero se debía únicamente a su propia fuerza de voluntad. Sobre la atrofiada forma del Guardia del Lobo se mostraba una imagen holoestática que se repetía una y otra vez. Mostraba la forma sonriente del Kapitán By Jok
ciendo chocar su puño enjoyado contra su pechera para después hacer señas burlonas que dejaban claro un mensaje: 'Venid 'Venid a por mí'.
LA CAUTELA DE LOS GUERREROS DE FENRIS Logan Grimnar es un un veterano de cientos de años de guerra. guerra. Pero es un hijo hijo de Fenris y despertar despertar su ira es algo terrible. terrible. Grimnar no era tan tonto como para pensar que el desafío desafío de Badrukk fuera fuera algo más que el cebo de una trampa burda y directa. Que así sea, razonó Grimnar, jugaría con el pirata aquella danza de marionetas. Sin embargo, Logan había reunido una fuerza de ataque tan poderosa de Lobos Espaciales que para cuando la trampa se consumara, lo haría sobre un puño blindado. Logan Grimnar pretendía cortar la garganta de esta escoria Orka y hacer que sus tripas se desparramen por el suelo, sobre todo las del propio Badrukk. Lo último de lo que podrían arrepentirse los Orkos sería de provocar su enfado.
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PICANDO EL ANZUELO Los Orkos se hallan en retirada, incapaces de frenar la ofensiva imperial, que se abre paso por la Isla Sagrada. Sin embargo, Mogrok el Mutilador es astuto y las cosas no van a resultar tan simples y sencillas como los defensores de Alaric Prime creen. Habiendo considerado todos los escenarios, Mogrok se sentía orgulloso de sí mismo; reclinado sobre su trono repleto de tubos escupe-humo creado a partir de los restos de un tanque humano, se rascó la nariz con una tuerca suelta y se felicitó a sí mismo por ser un tipo tan maquiavélico. Cuando, días atrás, Mogrok observó el cielo desde lo más denso de su horda y pudo observar los destellos dejados por las Cápsulas de desembarco, ni siquiera tuvo escalofríos. Nada más lejos. En su lugar, su rostro mostró una malvada y amplia sonrisa que deformó sus ya de por si monstruosas facciones faciales, cuando por fin vio que los Lobitoz llegaban al fin. Era cierto el hecho de que hubiera sido mejor el haber podido aplastar al primer grupo de humanejoz al que estaba dando una buena zurra pero, ya les había tirado un piedro encima de todas formas, ¿qué clase de pelea iban a poder ofrecer los restos que quedaran? Viendo que su verdadero objetivo había mordido el anzuelo, Mogrok activó su zuper-teleportador y se fue, él y un puñado de sus mejores y más leales mekánikos (así como unos pocos pielesverdes que andaban cerca) de la zona de peligro. Ahora se sentaba plácidamente en la sala de mando en lo más profundo de su nave ezpazial, escuchando un informe de desastre y caos tras otro mientras se sentía el Orko más inteligente del planeta. Sin embargo, sabía que solo era gracias a su genio que las cosas no se le estaban yendo de las manos y claro, eso hacía que los chicoz pensaran que estaban recibiendo de lo lindo. Sí, decidió Mogrok con un profundo suspiro, quizás era el momento de dejar de tomarse un respiro y volver al combate. La sala de mando de Mogrok estaba llena a rebosar con Noblez, mekánikoz y un montón más de pielesverdes, todos taciturnos hablando de lo mal que estaba yendo la guerra. Sentado ante ellos, Mogrok hizo rechinar su garra g arra accionada por pistones contra el apoyabrazos de su trono para llamar la atención de sus muchachos. Cuando vio que esto no funcionaba, apuntó al Noble más voceras que tuviera cerca y le disparó a quemarropa en la cara, haciendo caer sus sesos sobre un montón de gretchins cercanos. Mientras el eco del disparo resonaba por toda la sala de mando, se hizo un silencio repentino y todos los ojos se posaron en Mogrok. Entonces él asintió con firmeza. “Hazta un kanijo zabe que er Jefe de los Lobitoz ez er Marine Ezpazial máz chungo y fue’tte de todoz. Máz grande ke una Lata Azezina, kon la cabez a komo un garrapato pero… kon pelo. Tiene zeiz brazoz y todos zon rebanadoraz y akribilladorez akribilladorez y demáz, ¡y zi le dizparaz le da igual po’ke ez mu duro! Zu voz ez
tan potente ke puede chillarle ar zielo y ezte kaerá.
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Y zi te zurra tuz pedazitoz zalen volando komo eza vez ke Grogruk ze komió una granada de mano en una apuezta. Hazta Gorko y Morko piensan ke ez duro. Zi Mogrok no ze lo karga karga zupongo ke eztaremoz en apuroz.” apuroz.”
- Nozbrog, guerrero Orko, acerca de Logan Grimnar
Con la atención de su audiencia conseguida, Mogrok alzó la voz pidiendo silencio. Empleando un tono que esperaba que fuera tranquilizador, o cuanto menos intimidante, Mogrok explicó que el plan estaba yendo según lo previsto. Ante tal noticia hubo una ovación desigual que se fue reduciendo lentamente hasta convertirse en el sonido de rascar cocorotas y un par de confusas broncas. Fue Dagogg, con su piel todavía chamuscada, y despellejada en muchas zonas tras el intento de los komandoz de los humanos en intentar volarle por los aires, que tuvo la valentía de preguntar. “Er…¿Jefe? Ze ke seguramente zea algo zúper -aztuto y tal pero… um…¿ke noz zurren loz humanos cuenta komo ‘ir akorde ar plan’?”
Mogrok se volvió hacia Dagogg con una mueca tan horrible que podría haber hecho cuajar una cerveza de hongos y después comenzó a explicarse. Era obvio para cualquiera con dos dedos de frente que Grukk intentó abarcar más de lo que era capaz. Peor aún, casi logra que el Waaagh se hundiera con él. Mogrok, alentado por los que también lo veían de aquella forma se preparó. Llevó a cabo los planes que culminaron con el desafortunado accidente de Grukk; sabotear la pantalla de energía ezpezial del karro de guerra del Kaudillo fue fácil y Grukk hizo el resto sin que Mogrok tuviera que mover un dedo. A raíz de la desaparición de Grukk, ¿quién se había hecho cargo del Waaagh y unificado sus fuerzas? Mogrok. ¿Quién había logrado las mejores peleas? Mogrok. ¿Quién mandaba ahora? Mogrok.
Por ahora solo había un mar de miradas anonadadas. Había una pequeña trifulca por el fondo pero parecía ser una discusión sobre quién tenía el akribillador más brillante. Mogrok jugueteó con el gatillo de su arma y continuó. “¿Por qué ha atacado el Waaagh este mundo?” preguntó a su audiencia de boquiabier tos
pielesverdes. No porque estuviera en su camino si no porque él, Mogrok, le dijo a
Grukk que debían hacerlo. “¿Y para qué querría él hacerse con este planeta en particular?” preguntó a sus muchachos. Un noble, sintiéndose especialmente
valiente, se rascó el coco y habló. By Jok
“Puez…. Po’ke ez grande, ¿no?” Otro disparo y los kanijos tras él chillaron cuando
fueron rociados por sesos por segunda vez en pocos minutos.
Con un chirrido de sus servos y engranajes, Mogrok se puso en pie y su voz se elevó hasta ser un furioso berrido. Habían atacado aquel mundo porque él, Mogrok, era listo. Lo habían atacado porque él, Mogrok el Mutilador, tenía un plan tan astuto que impresionaría al propio Morko. Mientras el Waaagh se esparcía por toda la superficie de Alaric Prime, el aliado secreto de Mogrok había estado atrayendo al rey de los Lobitoz hacia ellos. No había sido casualidad que los Lobitoz aparecieran, era todo parte del gran plan de Mogrok. Y ahora que los Marines Espaciales estaban allí, ¡Mogrok pretendía aplastarles! Cuando la cabeza del rey de los Lobitoz estuviera clavada en el palo de jefe de Mogrok, todos los chicoz sabrían quien es el jefe y forjaría el Waaagh más poderoso jamás creado. Los subordinados de Mogrok rompieron en salvajes aplausos. “Azí eztá mejor” pensó Mogrok. Es hora de salir a patear unos cuantos
Lobitoz. En una hora, Er Gran Rojo, el Kabezadisforme siervo de Mogrok, y sus eztrambótikoz bailoteaban y farfullaban mientras trataban de mandar mensajes mentales a todos sus homólogos repartidos por todo Alaric Prime. Mensajeros lokos de la velozidad salieron disparados en todas direcciones desde la nave de Mogrok, llevando los mensajes con el plan a bordo de sus kópteroz y Buggies. A medida que la noticia se difundía, las fuerzas pielesverdes empezaron a mostrar cierta sensación de orden. El jefe estaba prometiéndoles refuerzos de forma casi inmediata e incluso mejores peleas que las ya vividas, sin olvidar también el mencionar los enormes botines que se podrían obtener. A pesar de que de momento seguían siendo derrotados, al menos hizo que algunas de las más poderosas partidas de guerra dejaran de huir y comenzaran a luchar de nuevo. Mientras, los motores resoplaban y rugían mientras nuevos y flagrantes Morkoides y karros de guerra iban saliendo pesadamente de los talleres de los chapuzaz por docenas. Los gigantescos puentes que llevaban a la Isla Sagrada se estremecían bajo las pesadas botas de millones de pielesverdes que, tal y como había ordenado Mogrok, estaban abandonando las islas de las casas menores para participar en la gran lucha. Mientras, desde los Acantilados del Kraken hasta la Isla Guardiana, los Orkos que estaban demasiado lejos para unirse a la batalla se lanzaron sobre los defensores imperiales con renovado vigor, decididos a hacerse con su propio botín y eliminando refuerzos imperiales en el proceso. Las mandíbulas de la peculiar trampa de Mogrok estaban a punto de cerrarse sobre Logan Grimnar. Sí, efectivamente, pensó Mogrok mientras se subía a bordo de su nuevo karro de guerra, todo estaba yendo según lo planeado.
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LOZ LOBITOZ Todos los Orkos saben que si quieren un buen botín, entonces deben liarse a mamporros con los Marines Espaciales. Sin embargo, así como un buen catador de vinos sabe apreciar las mejores cosechas, los Orkos más avispados saben que algunos zuper-humanoz son más divertidos que otros. Después de todo, ser volado en pedazos desde cientos de metros de distancia de la línea del frente por una escuadra de Ultramarines hace que a esa pelea le falte algo. En lo que respecta a Mogrok, la mejor pelea era la que podías sacar sacar de los Lobos Espaciales. Fue por por la sencilla, aunque convincente convincente razón de que, de de entre todos los Adeptus Astartes, los Lobos Espaciales eran los más parecidos a los Orkos. Después de todo, todo, nad a le gusta más a los ‘Lobitoz’ que una buena zurra. Les encantan las buenas rebanadoras, disfrutan de una bebida o tres, y poseen un gusto saludable por el hecho de llevar piños y trozos de cosas muertas (son cosas mágicas, si no me crees, pregúntale a un eztrambótiko). Tal comportamiento podría servir a algo más elevado o deberse deberse a cierta nobleza salvaje. salvaje. De todas formas eso daba igual igual a Mogrok, ¡los Lobitoz Lobitoz eran los Marines Espaciales con los que quería zurrarse y nadie más que él lo haría!
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LAS FAUCES DE LA BESTIA Reforzados por miles y miles de guerreros Orkos, los Orkos de la Isla Sagrada han vuelto al combate. Ahora, con la promesa de la mejor y más grande de todas las peleas ante ellos, están contraatacando de forma masiva. Por todas partes estallan las batallas mientras Alaric Prime arde por la guerra con la que Mogrok pretende hacerse con la galaxia entera. El cambio de tornas en la guerra por Alaric Prime fue súbito. Mogrok había esperado lo suficiente para que las fuerzas imperiales se dispersaran haciéndoles pensar que los Orkos estaban con sus ejércitos destrozados y sin líder antes de golpearles con todas sus fuerzas desde todas direcciones. El tema era que Mogrok iba a cargarse al rey de los Lobitoz, ¡Y eso era algo que ningún Orko quería perderse! Alrededor de la titánica nave cubierta de óxido de Mogrok, el aire crepitaba con energía y con olor a ozono mientras sus chapuzaz encendían los gigantescos teleportadores. Gritando y rugiendo de emoción, las enormes masas de Orkos fueron colocados en posición por sus gruñones nobles antes de desvanecerse en un destello de luz verde. Gorkoides, Morkoides e incluso Pizoteadorez se ponían pesadamente en posición, desvaneciéndose uno tras otro junto a escuadrones de humeantes tankez e incontables kañonez de mekániko. Cada teleportador envolvía a sus pasajeros en una burbuja de destellante energía antes de lanzarles a través de la Disformidad (más o menos) hacia donde pensaban que debían estar las líneas del frente Orko. Tal táctica de acierto y error causó bajas inevitablemente. Por cada peña teleportada en el interior de sólida roca o por cada karro de guerra lanzado desde cientos de metros de altura, una tribu de guerreros al completo era teleportada en medio de la refriega, o incluso tras las líneas imperiales, con efectos devastadores. ¡Por nuestro Padre, son como una avalancha! ¡Esto nos reportará grandes líneas para nuestras sagas! sagas! ¡Gunnar, más más de aquellos malolientes tanques, tanques, apuntales con tu rifle de fusión! Manada, aquí Ingvar, espero que vuestras espadas estén sedientas. ¡Y no dejéis que os maten o el Viejo Lobo no contará el final de vuestra historia! - Líder de Manada Ingvar Rostropétreo, defendiendo la Fortaleza 47
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MASACRE ABSOLUTA Por todo el planeta, las renacientes fuerzas Orkas sacudieron las líneas imperiales como un huracán. En las llanuras una inmensa fuerza de blindados saqueados se teleportó y se lanzaron contra la Fortaleza 47, que se hallaba en disputa. Con Baddfrag, er jefe de tanque, desaparecido (presuntamente hecho pedazos por una explosión) Mogrok se había apoderado la mayoría de los preciados tanques del Hacha Zangrienta y les había “aplikado mejoraz”. El tambaleante enjambre de
blindados poseía una cantidad desproporcionada d esproporcionada de artillería y la liberó sobre los defensores imperiales de la fortaleza con unos efectos cuanto menos impresionantes. Chisporroteantes arcos de energía se extendieron por las torres, reduciendo a los cadianos a los que tocaba a cenizas. Gigantescos proyectiles superexplosivos impactaron contra el rococemento y el plastiacero, dejando enormes cráteres entre las tropas defensoras y derribando muros convertidos ahora en avalanchas de vigas, piedra y cadáveres. Los defensores imperiales tomaron represalias, lanzando salvas de disparos desesperadas contra los tanques desde sus puestos de cañones láser y rugientes bólteres pesados. Pero tras aquellos blindados se acercaba una marea de guerreros Orkos, los mismos que habían sido rechazados por los defensores de la Fortaleza tan solo unas horas antes. Ahora se abrían paso hasta la Fortaleza 47 mientras los tanques recientemente teleportados cubrían su avance, entrando por las brechas y acabando con los defensores de su interior. A pesar de que un puñado de Lobos Espaciales hizo un honorable intento de ganar terreno, también se vieron obligados a retirarse mientras la batalla por la Fortaleza se recrudecía. Mientras tanto, las defensas de toda la cordillera de Mordred se vio envuelta de golpe en un repentino y portentoso asalto. La cordillera estaba siendo empleada por los cadianos y los Caballeros como un punto de encuentro pero se había sumido en una repentina batalla cuando, en medio de una tormenta de destellos verdes, la horda del clan Goff de Drogg apareció súbitamente alrededor de todas las posiciones humanas. Por un instante, las fuerzas imperiales creyeron estar recibiendo refuerzos cuando la enorme silueta de una cañonera Thunderhawk surgió proveniente del sur. Sin embargo, los vítores se volvieron gritos mientras la nave barría la cresta con una devastadora lluvia de misiles y bombas. Ahora podían observarse claramente los burdos remaches del casco de la Thunderhawk, al igual que los glifos del clan Goff que cubrían su estructura. La aeronave descendió sobre la rugiente horda al asalto, abriendo su rampa de asalto de par en par y dejando salir a un grupo de pielesverdes cubiertos de armaduras negras que se dejaron caer desde ella. Estaban dirigidos por un aullante monstruo cuya figura, incluso en la distancia, era horriblemente familiar para los soldados cadianos. A medida que los recién llegados se estrellaban contra los líderes de la horda Orka, una oleada de brutal violencia tuvo lugar y por un momento los defensores imperiales pensaron que los Orkos acabarían matándose unos a otros. Pero instantes después, mientras el humo mezclado con sangre se disipaba, se pudo comprobar que el enemigo continuaba con su avance, dirigidos por un ser de pesadilla que los cadianos esperaban no volver a ver nunca más. Los rifles láser comenzaron sus descarga y los cañones termales rugieron pero nada podía superar By Jok
a los poderosos gritos de los pielesverdes que coreaban 'Grukk, Grukk, Grukk', sonido que se extendió por toda la Cordillera de Mordred como una onda expansiva. En cuestión de segundos los Orkos se lanzaron al asalto, rodeando los búnkeres con sus hordas berreantes, lanzando granadas a los almacenes de municiones y sobrepasando a los Caballeros Imperiales debido a su inmenso número. En medio de todos ellos, Grukk Arranka-Jetaz y sus Nobles se abrían paso entre sus enemigos, con sus ojos rojos iluminados por la alegría de ver su Waaagh resurgir una una vez más.
En el puente Brahmica, el daño causado por los enfrentamientos entre la Hueste de Acero y los Orkos lo había machacado. Cubiertos por el fuego del armamento de los zakeadorez kráneoz de muerte, pandas de chapuzaz se movían de un lado a otro sobre el destrozado puente. Estaban soldando placas de sus astronaves al suelo para poder hacer el puente transitable una vez más. Al poco, decenas de miles de rugientes guerreros Orkos estaban cruzando el puente y abriéndose paso por la retaguardia imperial. En otras zonas, Vayn y Drometh Degallio se desplegaban para apoyar a las fuerzas de Astartes que defendían el espaciopuerto Teutón. A medida que avanzaban por entre las oficinas del Administratum y el gigantesco Palacio Primus, los Caballeros vieron como el suelo entraba en erupción directamente bajo sus pies. Enormes racimos de bombas petatankez, enterradas bajo los escombros de la calzada, dejaron inmóviles a los Caballeros de cintura para abajo, dejándoles allí varados. Antes incluso de que los ecos de las explosiones se disiparan, las estructuras a los lados de los Caballeros se encendieron y surgieron komandos Orkos que lanzaron fuego sobre sus desafortunadas víctimas. Aunque los Caballeros intentaron con todas sus fuerzas apuntar con sus armas a sus torturadores, un aullido se extendió por el lugar y una hueste de Lobos Espaciales entró a la carga para rescatarles. Los bólteres retumbaron y las hachas rajaron cuando los guerreros de Fenris comenzaron su violenta sangría, habitación tras habitación, planta por planta, para purgar a los pielesverdes de los edificios que habían infestado. En la órbita, la pequeña flota imperial tenía sus propios problemas. Después de desembarcar a los Lobos Espaciales sobre Alaric Prime, la flota pirata de Badrukk que se hallaba escondida en un campo de asteroides cercano y estaba a la espera, avanzaron para enfrentarse a sus enemigos que se encontraban en una enorme inferioridad numérica. Cochambrosa Cochambrosass naves de guerra guerra encendieron sus sus motores y se lanzaron al ataque, saliendo del cinturón de asteroides abriendo fuego a la By Jok