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No cabe duda que de los millones de volœmenes de literatura que existen en las miles de librer’as del mundo, tenemos un libro que sobrepasa a todos los que jam‡s se hayan escrito, y este libro es la Biblia. ÀQuŽ es lo que este libro maravilloso contiene que lo hace el libro m‡s grande jam‡s escrito? Millones de personas continœan buscando en otros libros la verdad del universo que nos rodea y el origen de la vida, adem‡s de cu‡l es realmente el prop—sito y significado de nuestra vida, pero han quedado cada vez m‡s confundidos. Entre los libros que se consideran sagrados, tenemos: ¥ Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran precio... de los mormones. ¥ Los Vedas...de la India. ¥ El Chuen-tseu y el Men-zi...de Confucio. ¥ El Tripitaka y el Dhammapada.. Dhammapada...de .de Buda. ¥ El Cor‡n...del Islam. DespuŽs de examinar detenida y cuidadosamente cada uno 3
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de estos libros, descubriremos que solo UNO de sus autores se atrevi— a decir y a comprobar con su vida y muerte las siguientes palabras: ¬Yo soy el camino, la verdad y la vida¬, y ese fue la Persona de Jesucristo. Adem‡s, Jesucristo ha sido el œnico personaje de la historia de quiŽn se escribieron cientos de profec’as con cientos de a–os de anticipaci—n antes de su venida al mundo. Por ejemplo: ¥
El lugar espec’fico de su nacimiento: BelŽn: ¬Pero tœ, BelŽn Efrata, peque–a para estar es tar entre las familias de Jud‡, de ti me saldr‡ el que ser‡ Se–or en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los d’as de la eternidad¬ (Miqueas 5:2 Ð 520 A.C.).
¥
QuiŽn ser’a su madre: ¬Por tanto, el Se–or mismo os dar‡ se–al: He aqu’ que la virgen concebir‡, y dar‡ a luz un hijo, y llamar‡ su nombre Emanuel¬ (Isa’as 7:14 Ð 750 A.C.)
¥
Cu‡l ser’a su vida y misi—n: ¬Despreciado y desechado entre los hombres, var—n de dolores, experimentado en quebrantoÉ ciertamente llev— el nuestras enfermedades y sufri— nuestros doloresÉmas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados y por su llaga hemos sido s ido nosotros nosotros curados¬ (Isa’as 53:3-5 Ð 750 A.C.).
¥ Sus sufrimientos y palabras que pronunciar’a desde la cruz: 4
I ntroducci—n
¬ ÁDios m’o, Dios m’o!, Àpor quŽ me has abandonado? ...He sido derramado como aguasÉy mi coraz—n fue como la ceraÉmi lengua se peg— a mi paladar...horadar paladar...horadaron on mis manos y mis piesÉrepartier piesÉr epartieron on entr entree si mis vestidos y sobr sobree mi ropa echaron suertes¬ (Salmo 22:1,14-18 Ð 1,000 A.C.). ¥
El mismo Se–or Jesucristo anunci— con anticipaci—n su muerte y resurrecci—n, pues sab’a perfectamentee bien la hora, el d’a y el a–o que perfectament tendr’a que morir: ¬Desde entonces comenz— Jesœs a declarar a sus disc’pulos que le era necesario ir a JerusalŽn y padecer mucho de los l’der l’deres es religiosos, de los principales sacerdotes y de los escribas, ser muerto y resucitar al tercer d’a¬ (Mateo 16:21).
ÀDe quŽ otro l’der religioso se escribieron todas estas cosas? ÀQuŽ otro l’der religioso anunci— con anticipaci—n su muerte? ÀQuŽ otro l’der religioso pag— con su vida por nuestros pecados? La mayor’a de ellos fueron maestros de filosof’as y moralistas, pero nada m‡s. Buda, antes de morir, dijo a sus disc’pulos: ¬Busquen la verdad¬ y jam‡s ense–— la adoraci—n a ningœn dios, por lo que el budismo, Áes una religi—n atea! Si ponemos al lado de la Biblia todos estos libros sagrados descubriremos que ninguno de ellos podr’a llegar a compararse con las revelaciones de la Biblia y con sus evidencias profŽticas, genŽticas, biol—gicas, f’sicas, qu’micas, geogr‡ficas, antropol—gicas, literarias, poŽticas, psicol—gicas y cient’ficas cient’ficas pues... Áson abrumadoras! abrumadoras! 5
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Pasemos pues, a examinar algunas de las principales evidencias que demuestran el origen sobrenatural de la Biblia.
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6 8&' :12%*+02&' %* '. 92+Y.(&W2%&% Z =+2%&% No cabe duda que al examinar honestamente este libro maravilloso y sobrenatural podremos descubrir que solo Dios pod’a encontrarse detr‡s de la inspiraci—n de sus escritores.
1. Su Singularidad e Historicidad. ¥ La Biblia fue el primer libro en haber sido impreso en la Imprenta de Johan Gutenberg (1455 D.C.), y se llam—: la Vulgata Latina, que fue traducida por un monje llamado Jer—nimo en el a–o 435 D.C., del hebreo y el griego al lat’n; tard— 25 a–os en traducirla (del a–o 410 al 435 D.C.) ¥ Erasmo, un te—logo griego, public— una nueva edici—n en griego y una mejor traducci—n del lat’n del Nuevo Testamento en el a–o 1516. Esta traducci—n fue la base para el ¬textus receptus¬ (recepci—n del texto original) y fue usada por Mart’n Lutero, William Tyndale y por los traductores de la versi—n King James. 7
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¥ William Tyndale, te—logo de la universidad de Oxford, traduce el Nuevo Testamento al griego (1525); en el a–o 1535 publica parte del Antiguo Testamento, el cual tradujo del hebreo. Se le llama el ¬padre de la Biblia en inglŽs¬, porque su traducci—n form— la base de la versi—n King James. ¥ El rey James I (Santiago) de Inglaterra, comisiona a 54 te—logos para llevar a cabo una nueva traducci—n de la Biblia. En los siguientes seis a–os, seis equipos de te—logos usando la Biblia de Tyndale y manuscritos hebreos y griegos, completaron la nueva versi—n King James del a–o 1611. ¥ Los manuscritos m‡s antiguos que se han encontrado, han sido: 1) el C—digo Alejandrino (400 D.C.) que es una copia del Nuevo Testamento; la mejor copia del libro del Apocalipsis fue publicada en el a–o1629; 2) el C—digo Sina’tico, que es la copia m‡s antigua del Nuevo Testamento (350 D.C.) y encontrada en el monasterio de Santa Catarina, cerca del Monte Sina’. ¥ Los rollos del Mar muerto, encontrados en una cueva por unos pastores en el a–o 1947, contienen las copias m‡s antiguas de libros del Antiguo Testamento. Estas copias fueron hechas en los a–os 100 A.C. y 100 D.C. En estos rollos se encontraba el libro completo de Isa’as, y en el siglo 19 m‡s de 100 copias del Nuevo Testamento se han encontrado en Egipto.
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I Las Evidencias de su Singularidad y U nid ad
¥ La Biblia es el libro que m‡s ha sido publicado y traducido a m‡s idiomas y dialectos que cualquier otro libro que jam‡s se haya escrito en la historia. En el a–o 2005 se hab’a traducido a m‡s de 3,000 lenguajes y m‡s de dos mil en forma parcial de los m‡s de 6,500 idiomas que hay en el mundo. La organizaci—n que m‡s Biblias ha traducido a otros lenguajes y dialectos, se llama Wycliff. ¥ Actualmente existen m‡s de 13 mil copias manuscritas del Nuevo Testamento (8 mil de la Vulgata Latina; 1,000 de versiones antiguas y 4 mil en el original griego). Existen m‡s copias de la Biblia que de cualquier otro libro de la antigŸedad. ¥ Ha sido el libro m‡s controvertido, atacado, criticado y perseguido que cualquier otro libro de la historia. Por ejemplo, el ateo francŽs, Francois Voltaire (que muri— en el a–o 1778), dijo antes de morir: ¬DespuŽs de mi muerte la Biblia pasar‡ a la historia y nadie la volver‡ a publicar¬. Sin embargo, como una iron’a del destino, la imprenta m‡s grande de Biblias en el mundo se estableci— en Francia, precisamente Áen la casa donde muri— Voltaire! Jesœs dijo: ¬El cielo y la tierra pasar‡n, pero mis palabras no pasar‡n¬ (Lucas 21:33).
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2. Su Unidad Sobrenatural. La Biblia est‡ compuesta por 66 libros y la unidad, armon’a y consistencia de todos estos libros es de car‡cter sobrenatural. Fue escrita originalmente en tres lenguajes: hebreo, arameo y griego en un per’odo aproximado de 1,500 a–os (1492 A.C. Ð 100 D.C.), por m‡s de 40 autores, los cuales casi no se conocieron entre s’ y proven’an de extracciones sociales diferentes, como reyes, campesinos, pescadores, poetas, granjeros, mŽdicos, etc. Sin embargo, a pesar de que todos estos autores vivieron en su mayor’a en diferentes per’odos de la historia, todos escribieron el mismo tema de toda la Biblia, Áel plan de redenci—n divina para el ser humano! El Se–or Jesucristo dijo: ¬Escudri–ad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenŽis la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mi¬ (Juan 5:39). De principio a fin de la Biblia, la persona y la obra de Jesucristo, Áes el tema principal! Esta unidad sobrenatural demanda a un solo Autor: ÁDios! ¬Toda Escritura es inspirada por Dios y œtil para ense–ar, para redargŸir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto enteramente preparado para toda buena obra¬ (2 Timoteo 3:16-17).
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Una de las ense–anzas m‡s tr‡gicas, tristes y deplorables del œltimo siglo, ha sido la filosof’a de la teor’a de la evoluci—n. Esta teor’a que carece de la m’nima prueba cient’fica (pues jam‡s se ha hallado la mutaci—n de una especie a otra) se continua ense–ando en la mayor’a de las escuelas, universidades y museos del mundo. ÀPor quŽ? Porque el mundo cient’fico jam‡s podr‡ demostrar cient’ficamente el origen del universo, el origen de la vida y la raz—n y el prop—sito del ser humano en esta vida. Y es precisamente porque no se puede ni se podr‡ demostrar cient’ficamente el origen de la vida, que los cient’ficos tambiŽn tienen que inventar teor’as, especulaciones e hip—tesis. Es incre’ble que en el libro que Carlos Darwin escribi—, ¬El Origen de las Especies¬, nunca haya mencionado cu‡l fue, precisamente, Áel origen de las especies! En fin, si al lector le interesa profundizar m‡s en este tema, le recomiendo mi libro, ¬Creaci—n o Evoluci—n¬, donde examino con m‡s detalles y con m‡s pruebas cient’ficas lo absurdo e irracional de esta famosa teor’a. 11
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Pero veamos ahora en la Biblia algunas verdades que Sê son cient’ficas escritas hace muchos siglos antes que la misma ciencia las descubriera, las cuales demuestran m‡s veracidad y exactitud que la famosa teor’a de la evoluci—n.
1. El Orden de la Creaci—n. Es incre’ble de quŽ manera la Biblia nos puede revelar el orden perfecto en que Dios llev— a cabo la creaci—n del universo. Los primeros 23 vers’culos del libro del GŽnesis la describen detalladamente: 1er. d’a 2do. d’a 3er. d’a 4to. d’a 5to. d’a 6to. d’a
la luz (la energ’a del espectro electromagnŽtico). el firmamento (el espacio). la tierra es descubierta de las aguas. el sol, la luna y las estrellas. los peces y las aves. los animales y el ser humano.
La ciencia comprueba actualmente que ni los animales ni el ser humano hubieran podido sobrevivir si ANTES no hubiera existido la energ’a, el sol, el agua y las plantas que producen el ox’geno a travŽs de la fotos’ntesis). ÀQuiŽn le revel— a MoisŽs este orden perfecto de la creaci—n hace m‡s de 4 mil a–os? La teor’a de la evoluci—n ense–a que todas las especies que existen provienen de una sola cŽlula y que el universo surgi— despuŽs de una gran explosi—n (el Big Bang). Pero, ÀquŽ o quiŽn produjo esa explosi—n? ÀAcaso la materia puede tambiŽn producir el pensamiento y la conciencia? 12
II Evidencias
ÀO somos simplemente la especie m‡s desarrollada de los animales sin normas absolutas de moral ni responsables de nuestras acciones ante nadie?
2. La GenŽtica de Dios. La Biblia describe tambiŽn en el libro del GŽnesis las leyes de la GenŽtica, que no fueron descubiertas hasta el a–o 1860 por un monje agustino y naturalista llamado, Gregorio Mendel; posteriormente, hasta el a–o 1954, dos norteamericanos descubrieron el ADN que contiene toda la informaci—n genŽtica de cada ser viviente en cada una de sus cŽlulas. Es incre’ble que hayan trascurrido m‡s de 4 mil a–os para que se descubriera lo que la Biblia revelaba con tantos siglos de anticipaci—n: ¬DespuŽs dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que de semilla, ‡rbol de fruto que de fruto segœn su gŽnero, que su semilla estŽ en el sobre la tierra. Y fue as’. Produjo pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla segœn su naturaleza y ‡rbol que da fruto, cuya semilla est‡ en Žl, segœn su gŽnero. Y vio Dios que era buenoÉluego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes segœn su gŽnero, bestias, serpientes y animales de la tierra segœn su especie. E hizo Dios los animales de la tierra segœn su gŽnero y ganado segœn su gŽnero y todo animal que se arrastra sobre la tierra segœn su especie¬ (GŽnesis 1:11-12, 24-25).
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ÁOcho veces menciona la Biblia las frases: ¬segœn su gŽnero y segœn su especie¬! ÀQuŽ significa esto a la luz de los descubrimientos modernos de la GenŽtica y del ADN (c—digo genŽtico hereditario contenido en cada cŽlula de nuestro cuerpo)?. Que Dios puso en cada semilla de cada fruta y en cada esperma de cada animal y del ser humano la informaci—n (software) necesaria codificada para poder reproducirse ¬segœn su especie¬. La semilla de la uva contiene un c—digo genŽtico dise–ado por Dios para que cuando se siembre, Ásalgan uvas y no naranjas! Las semillas de las manzanas contienen la informaci—n codificada para que cuando se siembren, produzcan el tama–o, el color, las vitaminas y minerales que contienen las manzanas (Áy no las peras!), exactamente para lo que fueron dise–adas. El esperma de un chango, producir‡ changos y Áno jirafas!; el esperma de un elefante producir‡ elefantes y, Áno hipop—tamos! El esperma del ser humano producir‡ seres humanos y Áno chimpancŽs! Estas son las leyes inexorables de la GenŽtica establecidas por Dios en el libro de los libros, Ála Biblia!
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II Evidencias
Ad‡n y Eva Tenemos tambiŽn la revelaci—n b’blica de la famosa pregunta: ÀQuŽ fue primero, el huevo o la gallina? La mayor’a de la gente responder’a que la gallina, pues todos los seres humanos que han existido y existimos actualmente provenimos de una mujer, Ámenos Ad‡n! Dios pues, crea al var—n primero que la mujer: ¬Entonces Jehov‡ Dios hizo caer sue–o profundo sobre Ad‡n y mientras Žste dorm’a, tom— una de sus costillas y cerr— la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehov‡ Dios tom— del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre. Dijo entonces Ad‡n: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, Žsta ser‡ llamada Varona porque del var—n fue tomada¬ (GŽnesis 2:21-23). ÀQuŽ hay de significativo, interesante y cient’fico en la creaci—n de la mujer? Bueno, que la ciencia moderna nos revela que el var—n tiene dos cromosomas ¬X¬ ¬Y y la mujer solos tienen ¬X¬ ¬X¬. Estos cromosomas son los que determinan el sexo del producto al nacer, pues cuando el esperma de mi padre fecund— el —vulo de mi madre, llevaba el cromosoma ¬Y ¬, que es el que determin— que yo fuera var—n. Si el cromosoma ¬X¬ hubiera fecundado el —vulo de mi madre, hubiera nacido una mujercita. Al haber Dios creado primero al var—n y haber sacado de su material genŽtico a la mujer, la raza humana pudo haberse reproducido, saludable y normalmente. De otra forma, si Dios hubiera creado primero a la mujer, hubiera sido una raza h’brida, pues la mujer no contiene en sus cromosomas 15
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el factor ¬Y¬. Ahora podemos explicar claramente la raz—n por la cual el Mes’as-Salvador, el Se–or Jesœs, tuvo que haber nacido de una mujer virgen. La Biblia describe el nacimiento sobrenatural de Jesœs de la siguiente manera: ¬El nacimiento de Jesucristo fue as’: Estando desposada Mar’a su madre con JosŽ, antes que se juntasen se hall— que hab’a concebido del Esp’ritu Santo. JosŽ su marido, como era justo y no quer’a infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando Žl en esto, he aqu’ un ‡ngel del Se–or le apareci— en sue–os y le dijo: JosŽ, hijo de David, no temas recibir a Mar’a tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Esp’ritu Santo es. Y dar‡ a luz un hijo y llamar‡s su nombre Jesœs, porque Žl salvar‡ a su pueblo de sus pecados¬ (Mateo 1:18-21). Lo que podemos observar inmediatamente es que el nacimiento de Jesœs no pod’a ser como el nacimiento de cualquier ser humano. ÀPor quŽ? Porque el cromosoma ¬Y¬ del var—n, desde Ad‡n, naci— infectado con el pecado y el cual, si JosŽ se lo hubiera transmitido a Mar’a, ÁJesœs hubiera nacido con pecado! Jesœs pues, no pod’a nacer como producto de las relaciones sexuales de JosŽ y Mar’a (como nacemos todos los seres humanos), sino que el ¬esperma ¬Y¬, ten’a que ser implantado directamente por el Esp’ritu de Dios. ÁDe quŽ manera tan maravillosa y sabia resolvi— Dios el nacimiento de su Hijo Jesucristo, pues nuestro Salvador 16
II Evidencias
ten’a que ser sin pecado!
3. El Testimonio Universal del Diluvio. La Biblia menciona que hubo un diluvio universal que sepult— al mundo antiguo bajo las aguas: ¬El a–o seiscientos de la vida de NoŽ, en el mes segundo (2,348 A.C.), a los diecisiete d’as del mes, aquel d’a fueron rotas todas las fuentes del grande abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas, hubo lluvia sobre la tierra cuarenta d’as y cuarenta nochesÉ.y las aguas subieron mucho sobre la tierra y todos los montes altos que hab’a debajo de los cielos fueron cubiertos¬ (GŽnesis 7:11-12,19). La mayor’a de todas las m‡s antiguas civilizaciones (sumerios, egipcios, chinos, babilonios, griegos) registraron este acontecimiento y cataclismo universal en sus m‡s antiguos s’mbolos, pergaminos y escritos. Adem‡s, la arqueolog’a moderna nos da testimonio de que casi en toda las monta–as (muchas cambiaron por el diluvio) se han encontrado yacimientos coral’feros, comprobando de esta manera, la veracidad del registro b’blico.
4. La Redondez de la Tierra. No fue hasta el a–o 1620 que el astr—nomo y f’sico italiano, Galileo Galilei, descubri— la redondez de la tierra, pero la Biblia, 2,380 a–os antes que Galileo, Áya lo mencionaba! ¬ƒl est‡ sentado sobre el c’rculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas¬ (Isa’as 40:22).
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5. La Tierra Sostenida por Nada. Muchos de los lectores se acordar‡n que hace algunos a–os todav’a se ilustraba a la Tierra sostenida, o por tortugas o por un hombre fuerte. Los cient’ficos no pod’an imaginarse que nuestro planeta estuviera ¬colgado¬ sobre nada. Sin embargo, antes de que se descubriera que la Tierra estaba sostenida por nada (Galileo-1,650 D.C.), la Biblia ya lo hab’a mencionado con muchos siglos de anticipaci—n: ¬Cuelga la Tierra sobre nadaɬ (Job 26:7).
6. El Peso del Viento. No fue hasta que el f’sico y matem‡tico italiano, Evangelista Torricelli (1644 D.C.) fabric— el primer ¬bar—metro¬, que se descubri— que el viento ten’a peso. Pero la Biblia se hab’a adelantado tambiŽn a este descubrimiento con muchos siglos de anticipaci—n: ¬Al dar peso al viento y poner las aguas por medida ¬ (Job 28:25).
7. El Ciclo Meteorol—gico. Antes que se descubriera la ¬evaporizaci—n y condensaci—n de las nubes¬ (ciclo meteorol—gico), la Biblia lo mencionaba con anticipaci—n: ¬El atrae las gotas de las aguas al transformarse el vapor en lluvias, las cuales destilan las nubes¬ (Job 36:27).
8. Las Estrellas son Innumerables. Antes que los astr—nomos comprobaran que las estrellas no se pueden contar, la Biblia lo mencionaba desde los tiempos de Abraham: ¬Y Dios lo llev— a fuera (a Abraham) y le dijo: Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si las puedes contar: Y le dijo: As’ ser‡ tu descendencia¬ (GŽnesis 15:5). 18
II Evidencias
9. La Estructura Invisible de la Materia. Hasta hace pocos a–os la ciencia descubri— que todas las cosas visibles-materiales est‡n compuestas de part’culas microsc—picas (‡tomos compuestos de electrones, neutrones y protones), sin embargo, la Biblia ya hab’a revelado esta verdad dos mil a–os antes: ¬...pues todas las cosas que se ven, fueron hechas de cosas que no se ve’an¬ (Hebreos 11:3).
10. La Oceanograf’a. El padre de la Oceanograf’a moderna es reconocido como Mathew Maury (1806-1873). En su biograf’a relata que un d’a que estaba leyendo la Biblia observ— la frase: ¬Élos senderos del mar¬ (Salmo 8:8 Ð el libro de los Salmos fue escrito hace tres mil a–os). Entonces dijo: ¬Si Dios dice que hay senderos en el mar, los voy a buscar y encontrar¬. Este cient’fico crey— lo que la Biblia dec’a y m‡s tarde descubri— las corrientes continentales fr’as y calientes de los ocŽanos. Su libro acerca del estudio de la oceanograf’a aœn sigue siendo usado en todas las universidades, titulado: ¬La Geograf’a F’sica del mar¬.
11. La Cohesi—n de la Materia. Existe una ley f’sica que establece el siguiente principio: ¬Toda velocidad es proporcional a la fuerza aplicada¬. En otras palabras, si arrojo una canica con los dedos de mi mano, la canica saldr‡ disparada hasta cierta distancia, pues no ir‡ m‡s all‡ de la fuerza que le apliquŽ. Y as’ podr’amos ver quŽ sucede lo mismo cuando es disparada una flecha o una bala, las cuales llegar‡n hasta cierta distancia en 19
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proporci—n a la fuerza que se les haya aplicado. Esta ley f’sica establece, que todo movimiento tiene que tener una causa. Sin embargo, los movimientos de rotaci—n y translaci—n que tiene nuestro planeta violan este principio f’sico, pues, ÀquiŽn le da o quiŽn impulsa el movimiento de nuestro planeta para que siga girando a la misma velocidad sobre su eje y alrededor del sol desde hace millones de a–os? Y este mismo fen—meno sucede tambiŽn en el microcosmos, porque, ÀquŽ fuerza o poder hace girar, de la misma manera, a los ‡tomos y electrones que forman la materia? La Biblia nos da la respuesta: ¬Por tu ordenaci—n subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven¬ (Salmo 119:91). David menciona el ¬orden¬ con el cual Dios cre— el universo y no solo eso, sino que tambiŽn menciona que por su poder ¬subsisten¬ (son mantenidas en ese orden) todas las cosas que Dios cre—. El escritor del libro de los Hebreos, escribi—, hablando del Se–or Jesucristo: ¬...el cual, siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la Palabra de su poderɬ (Hebreos 1:3). ÀQuiŽn es Žl o lo que mantiene esta uniformidad de movimiento en el macrocosmos y en el microcosmos? ÁEl Se–or Jesucristo y la Palabra de Dios!
12. Las Ondas de Radio. Dios le hizo unas preguntas bastante extra–as a Job, hace aproximadamente 4,000 a–os: 20
II Evidencias
¬ÀPor d—nde va el camino a la habitaci—n de la luz?É.ÀPor quŽ camino se reparte la luz? ÀEnviar‡s tœ los rel‡mpagos para que ellos vayan y te dir‡n ellos: Henos aqu’?¬ (Job 38:19, 24,35). ÁEstas son declaraciones asombrosas a la luz de la ciencia moderna! La ciencia comprueba actualmente que, Ála luz viaja continuamente! Y al contrario de la luz, Álas tinieblas son est‡ticas! Pero, Àsab’as que la radiaci—n electromagnŽtica (desde las ondas de radio hasta los rayos X) viaja a la velocidad de la luz? Esta es la raz—n por la cual podemos tener actualmente la comunicaci—n inal‡mbrica instant‡nea con el otro lado del mundo. La revelaci—n de que la luz viajara no fue descubierta hasta 1,864 (3,500 a–os despuŽs que la Biblia), cuando el cient’fico brit‡nico, James Clark Maxwell, sugiri— que la electricidad y las ondas de la luz eran dos formas distintas de energ’a (Enciclopedia Brit‡nica Moderna ilustrada).
13. La Ley de la Entrop’a. La Ley de la Entrop’a (o la Segunda Ley de la Termodin‡mica) establece que ¬toda la materia est‡ sufriendo un desgaste, una pŽrdida de energ’a o un deterioro constante¬. O sea, ¬todos los procesos f’sicos y todos los sistemas ordenados tienden al desorden¬. En otras palabras, la materia o energ’a a nuestro alrededor est‡ continuamente en proceso de descomposici—n, de oxidaci—n, de envejecimiento, de corrupci—n y desgaste.
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Esto significa que el mismo universo que nos rodea est‡ envejeciendo cada vez m‡s, hasta el grado que sufra una ¬muerte caliente¬ y, por lo tanto, sin energ’a que pueda usarse. Nuestro propio sol est‡ perdiendo millones de toneladas masa Ácada segundo! Estas leyes fueron propuestas por el qu’mico-bi—logo francŽs, Antoine Lavoisier (1743-1794). Otra vez, de manera asombrosa, la Biblia describ’a con cientos de siglos de anticipaci—n al descubrimiento de estas leyes f’sicas, estas verdades que rigen casi a todas las dem‡s disciplinas acadŽmicas cient’ficas. En tres diferentes pasajes la Biblia describe claramente que nuestro planeta se encontraba bajo estas leyes f’sicas de envejecimiento y corrupci—n constante de la materia: ¬Desde el principio tœ fundaste la tierra y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecer‡n, mas tœ permanecer‡s, todos ellos como una vestidura se envejecer‡n, como un vestido lo mudar‡s y ser‡n mudados¬ (Salmo 102:25-26 Ð 1000 A.C.). ¬Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad abajo a la tierra, porque los cielos ser‡n deshechos como humo y la tierra se envejecer‡ como ropa de vestirɬ (Isa’as 51:6 Ð 750 A.C.). ¬Élos cielos son obra de tus manos, ellos perecer‡n, mas tœ permaneces; ellos se envejecer‡n como vestiduraÉy ser‡n mudados, pero tœ eres el mismo¬ (Hebreos 1:10-11 Ð 70 D.C.).
14. El Ciclo Hidrol—gico del Agua. La Biblia ense–a esta verdad cient’fica desde hace tres mil 22
II Evidencias
a–os: ¬Los r’os todos van al mar y el mar no se llena, al lugar de donde vinieron los r’os, all’ vuelven para correr de nuevo¬ (EclesiastŽs 1:7). Esta declaraci—n no parece muy profunda, pero cuando la consideramos con otros pasajes de las Escrituras, adquiere un significado profundo. Por ejemplo, el r’o Misisipi arroja aproximadamente 520 millones de galones de agua cada d’a al Golfo de MŽxico y este es solo uno de los miles de r’os que hacen lo mismo. ÀPor quŽ no se llenan los mares? o Àa d—nde se va toda esa agua? La respuesta se encuentra en el ciclo hidrol—gico, tambiŽn descrito en la Biblia hace tres mil a–os, por el rey Salom—n: ¬Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramar‡nɬ (EclesiastŽs 11:3). Y el profeta Amos, escribi— (753 A.C.): ¬...el llama las aguas del mar y sobre la faz de la tierra las derrama, Jehov‡ es su nombre¬ (Amos 9:6). El concepto de ¬un ciclo de agua completo¬ no fue comprendido por la ciencia hasta el siglo 17, mediante los descubrimientos de Pierre Perrault, Edme Marriote y Edmund Halley.
15. La Primer Ley de la Termodin‡mica. La Biblia ense–a en el libro del GŽnesis otra de las verdades cient’ficas descubiertas en los œltimos a–os: ¬Fueron pues, acabados los cielos y la tierra y todo el ejŽrcito de ellos¬ (GŽnesis 2:1). La palabra ¬acabados¬ en el original hebreo es Ðkalah-, que indica gramaticalmente ¬una acci—n terminada en el pasado¬, o sea, que nunca volver‡ a ocurrir. 23
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Esta verdad es precisamente la que ense–a la Primera Ley de la Termodin‡mica (o tambiŽn conocida como ¬la ley de la conservaci—n de la energ’a¬), la cual establece que: ¬Ni la materia ni la energ’a pueden ser creadas o destruidas, solo transformadas¬. Fue por causa de esta ley f’sica que ¬la teor’a de la continua creaci—n¬, que propuso el astrof’sico y matem‡tico inglŽs, Sir Fred Hoyle, fue completamente descartada.
16. Las Leyes del Viento. La Biblia ense–aba desde hace tres mil a–os el ¬ciclo de las corrientes del viento¬, antes que la ciencia las descubriera: ¬El viento tira hacia el sur y rodea al norte, va girando de continuo y a sus giros vuelve el viento de nuevo¬ (EclesiastŽs 1:6). Ahora sabemos que el viento alrededor de nuestro planeta da vueltas en ¬ciclos¬, en el sentido del reloj de un hemisferio y en sentido opuesto a las manecillas del reloj en el otro hemisferio.
17. Las Constelaciones del Zod’aco. Casi en todas las civilizaciones existen diversas descripciones de la mayor’a de las estrellas en el cielo, lo que comœnmente se llama ¬Constelaciones del Zod’aco¬ o ¬los Signos del Zod’aco¬, los cuales son doce en total. Y sea en la antigua Roma, o Grecia, o Egipto, Persia, Asiria o Babilonia, encontramos el mismo fen—meno: casi todas estas civilizaciones han tenido estos 12 signos, representando las mismas 12 cosas y colocadas en el mismo orden. Tanto arque—logos, antrop—logos e historiadores han tratado de investigar en casi todas las librer’as del mundo y en los escritos m‡s antiguos por quŽ todas estas civilizaciones 24
II Evidencias
han contenido estos signos y de d—nde provienen, pero sin ningœn Žxito. ÀDe d—nde provienen, todos estos signos del famoso Zod’aco? El libro de Job, que tiene casi la misma antigŸedad que el libro del GŽnesis y que data del a–o 2,150 A.C., o sea, 650 a–os antes que MoisŽs escribiera el Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia); y 1,100 a–os antes que Homero escribiera la Il’ada y la Odisea; y 1,500 a–os antes que Tales (considerado el primer fil—sofo griego), encontramos las referencias a las Constelaciones de las PlŽyades, de Ori—n y de la estrella Arcturus (la Osa mayor): ¬ ÀPodr‡s tœ atar los lazos de las PlŽyades o desatar‡s las ligaduras de Ori—n?, ÀSacar‡s tœ a su tiempo las constelaciones de los cielos o guiar‡s a la Osa Mayor con sus hijos? ÀSupiste tœ las ordenanza del cielo?¬. (Job 38:31-33). Todas estas preguntas se las hizo Dios a Job, el cual no pod’a entender el porquŽ de todos los sufrimientos que estaba experimentando, para mostrarle lo poco que conoc’a acerca de los caminos de Dios. La palabra hebrea para ¬constelaciones¬ es Ðmazzaroth-, que significa ¬constelaciones del Zod’aco¬, las cuales suman 36; la palabra ¬zod’aco¬ significa ¬grados o pasos¬, las cuales son las etapas del sol en el cielo, correspondiendo a los doce meses del a–o. El sol inicia su circuito en la constelaci—n de Virgo (virgen) y termina el a–o en la constelaci—n de Leo (le—n), las cuales nos revelan Áel inicio y el final del ministerio de Cristo! En este libro de los m‡s antiguos de la Biblia descubrimos que las constelaciones del Zod’aco ya eran reveladas con siglos de anticipaci—n. 25
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Dios llam— a la infinidad de estrellas del cielo ¬el ejŽrcito de los cielos¬, las nombr—, las numer—, orden— y coloc— en cada galaxia como ¬se–ales¬ (GŽnesis 1:14-18; 15:5; Salmo 147:4; Jerem’as 31:35). Desgraciadamente, todo este orden maravilloso de Dios fue corrompido y falsificado por Satan‡s, con lo que ahora se conoce como la Astrolog’a, la cual la Biblia condena y advierte pertenece al reino de las tinieblas: ¬Éy adoraron a todo el ejŽrcito del cielo y sirvieron a Baal... se dieron a la adivinaci—n y agŸerosÉ quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna y a los signos del zod’aco y a todo el ejŽrcito de los cielos¬ (2 Reyes 17:16; 23:4-5). Dios est‡ condenando a Israel por haberse entregado a estas pr‡cticas paganas del ocultismo, adivinaci—n, brujer’a y astrolog’a. El profeta Isa’as condena tambiŽn la pr‡ctica ocultista de la astrolog’a con estas palabras: ¬Te has fatigado en tus muchos consejos, comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses para pronosticar lo que vendr‡ sobre ti¬ (Isa’as 47:13).
18. Principios F’sicos del Universo. La ciencia expresa el universo con cinco tŽrminos: tiempo, espacio, materia, energ’a y movimiento. Es impresionante que en el primer vers’culo de la Biblia podamos encontrar estos cinco principios f’sicos del universo: ¬En el principio (tiempo) Dios cre— (energ’a) los cielos (espacio) y la tierra (materia)Éy el Esp’ritu de Dios se mov’a (movimiento) sobre la faz de las aguas¬ (GŽnesis 1:1). 26
II Evidencias
Lo primero que Dios quiere que conozcamos es que ƒl es el Creador y controlador de todos los aspectos del universo: ¬As’ ha dicho Jehov‡, que da el sol para luz del d’a, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar y braman sus ondas, Jehov‡ de los ejŽrcitos es su nombre¬ (Jerem’as 31:35).
19. Las Estaciones del A–o, D’as y Meses del Calendario. La Biblia nos describe el prop—sito del sol y la luna: ¬Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansi—n de los cielos para separar el d’a de la noche y sirvan de se–ales para las estaciones, para d’as y a–os¬ (GŽnesis 1:14). A travŽs de las maravillas de la Astronom’a moderna podemos ahora comprender que un a–o (365 d’as, horas y segundos) es el tiempo requerido que la Tierra usa para viajar en un circuito completo alrededor del sol. Las ¬estaciones del a–o¬ (primavera, verano oto–o e invierno) son causadas por el cambio de posici—n de la Tierra en relaci—n al sol. Los astr—nomos pueden pronosticar exactamente cu‡ndo se inicia y cu‡ndo termina una estaci—n por el movimiento de la Tierra alrededor del sol. TambiŽn podemos ahora comprender que un ¬mes¬ es el tiempo de la revoluci—n de la luna alrededor de la Tierra, con respecto al sol. ÀC—mo pudo MoisŽs saber desde hace m‡s de 3,500 a–os que las ¬lumbreras¬ (el sol y la luna) eran factor determinante en la duraci—n de un a–o, a menos que hubiera sido inspirado por Dios? 27
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20. El Circuito del Sol. Desde aproximadamente tres mil a–os la Biblia menciona algo incre’ble respecto al sol: ¬En ellos puso tabern‡culo para el sol y Žste, como esposo que sale de su t‡lamo se alegra cual gigante para correr el camino de un extremo de los cielos y su curso hasta el tŽrmino de ellos y nada hay que se esconda de su calor¬ (Salmo 19:4-6). Por muchos a–os los cr’ticos se burlaron de este pasaje b’blico argumentando que la Biblia ense–aba la doctrina de la ¬geocentricidad¬ (que el sol se mueve alrededor de la tierra). Los astr—nomos de tiempos antiguos pensaban que el sol estaba estacionario, sin embargo, en los œltimos siglos se pudo descubrir y comprobar lo que la Biblia ense–aba con muchos siglos de anticipaci—n: que el sol se mueve a travŽs del espacio a una velocidad aproximada de 965 kil—metros por hora (600 mil millas por hora), viajando en el espacio en un circuito, tal como la Biblia lo ense–aba.
21. La Teor’a de la Evoluci—n. Las ense–anzas de la Biblia son diametralmente opuestas a la filosof’a y teor’a de la evoluci—n que postul— el naturista inglŽs, Carlos Darwin. Esto es as’, porque la Biblia, siglos antes de que ni siquiera se descubrieran las leyes de la herencia (1860 por Gregorio Mendel), Dios ya las hab’a declarado y establecido: ¬DespuŽs dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que de semilla, ‡rbol de fruto que de fruto segœn su gŽnero, que su semilla estŽ en el, sobre la tierra. Y fue as’. Produjo pues, la 28
II Evidencias
tierra hierba verde, hierba que da semilla segœn su naturaleza y ‡rbol que da fruto, cuya semilla est‡ en Žl, segœn su gŽnero. Y vio Dios que era buenoÉY cre— Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve que las aguas produjeron segœn su gŽnero y toda ave alada segœn su especie. Y vio Dios que era bueno. Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes segœn su gŽnero, bestias y serpientes y animales de la tierra segœn su especie. Y fue as’¬ (GŽnesis 1:11-12, 21,24). Claramente observamos que Dios cre— todo (semillas, ‡rboles, aves, peces, animales, reptiles y seres humanos) ¬segœn su especie y segœn su gŽnero¬. Todo ten’a y tiene que reproducirse segœn la informaci—n o el c—digo genŽtico hereditario (ADN) que Dios coloc— en toda su creaci—n. Claro que s’ existe una macro evoluci—n, o sea, la variedad que existe dentro de cada una de las especies que Dios cre—. Por ejemplo, de la especie ¬canina¬ hay perros pastor alem‡n, chihuahue–os, gran DanŽs, San Bernardo, cocker spaniel, labradores, etc., pero Átodos pertenecen a la especie canina! La especie ¬equina¬ tiene caballos percher—n, ‡rabes, ponys, cuarto de milla, espa–oles, etc., pero Átodos son y pertenecen a la especie equina! ÁJam‡s ha habido ninguna prueba cient’fica de alguna mutaci—n de una especie a la otra! Esta es la raz—n por la cual la teor’a de la evoluci—n no puede ser considerada cient’fica. La ense–anza de que el ser humano evolucion— de los ¬primates¬ est‡ basada en la macro 29
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evoluci—n.
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II Evidencias
ÀVerdad cient’fica o ficci—n?
La teor’a de la evoluci—n que desgraciadamente se ense–a en casi todas las escuelas, universidades y museos del mundo, produce m‡s preguntas que respuestas. Si cada especie evolucion— a otra especie sin ningœn Creador, entonces existen miles de problemas para esta absurda e irracional teor’a anticient’fica. Por ejemplo: Los p‡jaros. ÀRespiraban antes que evolucionaran sus pulmones? Y si as’ fue, Àc—mo lo hac’an?, ÀPor quŽ se desarrollaron entonces sus pulmones si viv’an felices sin ellos?, ÀC—mo sab’an lo que necesitaba ser desarrollado si su cerebro no hab’a aun sido desarrollado?, ÀTen’an boca los p‡jaros? ÀC—mo com’an antes que se desarrollara sus bocas?, ÀA d—nde enviaba sus bocas la comida antes de que se desarrollaran sus est—magos?, ÀC—mo pod’an tener energ’a si no com’an, pues su boca no estaba completamente desarrollada? ÀC—mo pod’an ver lo que ten’an que comer antes que sus ojos se desarrollar‡n? La teor’a de la evoluci—n, Áes un suicidio intelectual!
El desarrollo de esta falsa teor’a. Veamos de quŽ manera se fue desarrollando esta famosa teor’a pseudo-cient’fica. Un abogado inglŽs y ge—logo amateur llamado, Charles Dawson, anunci— en 1912 el descubrimiento de algunas piezas de una calavera humana y de una quijada de un chango en una caverna cerca del pueblo de Piltdown, en Inglaterra. Los expertos declararon este hallazgo el descubrimiento m‡s grande para demostrar la teor’a de la evoluci—n, pues 31
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consideraron estas piezas humanas y animales que ten’an de 300 a un mill—n de a–os de antigŸedad. Comenzaron a ense–arÉ. Áque hab’an encontrado al eslab—n perdido de Darwin! Y as’ fue, que de esta manera, esta mentira permaneci— otros 40 a–os m‡s hasta que en 1953, varios cient’ficos comenzaron a sospechar varias cosas, lo cual m‡s tarde se convirti— en una de los esc‡ndalos cient’ficos m‡s grandes del siglo XX. El famoso Hombre de Piltdown (o el eslab—n perdido) Áfue un fraude intelectual! La prueba del ¬radiocarbono¬ demostr— que esta calavera hab’a pertenecido a una mujer que hab’a vivido hac’a 600 a–os y la quijada hab’a pertenecido a un orangut‡n de hac’a 500 a–os del oriente de la India (¬Nuestros Tiempos: La Historia ilustrada del Siglo XX¬). DespuŽs vinieron otros fraudes intelectuales similares, como el Hombre de Nebraska, el cual se derivaba de un solo diente, pero que m‡s tarde se demostr— que hab’a pertenecido a un cerdo extinto. El Hombre de Java, encontrado a principios del siglo XX, el cual consisti— en un pedazo de calavera, un fragmento de hueso y tres dientes molares. El resto provino de la imaginaci—n de los escultores de Par’s. El Hombre de Neanderthal, que fue uno de los fraudes m‡s grandes, pues su calavera fue expuesta pœblicamente como la de un ser humano y no la un chango. El Dr. Colin Patterson (1933-1998), principal paleont—logo 32
II Eviden Evidencias cias
y bi—logo del Museo Brit‡nico de Historia Natural, al ofrecer una conferencia en el Museo Americano Americano de Historia Natural de New York (1981), explic— su perspectiva antievolucionaria con estas palabras: ¬Una ma–ana despertŽ y me estremeci— la idea de que llevaba trabajando m‡s de 20 a–os en la teor’a de la evoluci—n sin haber jam‡s encontrado nada que fuera cient’fico. Fue un verdadero shock aprender que podemos estar equivocados por tantos a–os, por lo que comencŽ a preguntar a mis colegas: ÀPodr’an ustedes decirme alguna verdad cient’fica de la teor’a de la evoluci—n? La œnica respuesta que he tenido ha sido un gran silencio absoluto de parte de todos mis colegas en todas partes del mundo a donde viajo, tanto de los miembros del Seminario Morfol—gico Evolucionario de la Universidad de Chicago, como de los miembros del Museo Natural de Historia de New York¬ (Creation Science Foundation-1990).
La religi—n evolucionista. Si no existe ninguna prueba cient’fica de la teor’a de la evoluci—n, Àpor quŽ se promueve y se ense–a como si lo fuera? Sir Arthur Keith (1866-1955), quien escribi— el pr—logo del libro de Darwin: El Origen de las Especies (en su 100ava. Edici—n), admiti—: ¬La teor’a de la evoluci—n jam‡s ha sido demostrada y es, adem‡s, muy improbable y se ha llegado a aceptar porque es la œnica alternativa a la creaci—n b’blica¬. No cabe duda que la teor’a de la evoluci—n es una religi—n m‡s, pues se necesita m‡s fe para creer en ella que para creer en la creaci—n b’blica. 33
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La procreaci—n. Otra de las maravillas del Dios Creador es la forma como dise–— a todos los organismos vivientes con tres propiedades asombrosas: 1. Se auto-sostienen. Esto significa que todos los organismos vivos tienen los medios para poder sostener su propia vida (aliment‡ndose, respirando en su atm—sfera (aœn los peces en el agua) y defendiŽndose para sobrevivir. Todos ellos tienen diferentes maneras de hacerlo y est‡n perfectamente dise–ados para sobrevivir en su propio medio ambiente. 2. Se auto-reparan. Todos ellos tienen dentro de sus organismos los medios para recuperar su fuerza, pues si se lastiman o hieren, tienen los medios para auto-sanarse; si se fatigan, tienen los medios para recuperar su fuerza. 3. Se auto-reproduce auto-reproducen. n. Dentro de sus organismo organismoss tienen los medios a travŽs de los cuales pueden reproducirse y propagar su misma especie a la que pertenecen. Todas estas tres capacidades son caracter’sticas, Àde la evoluci—n o de un Dios Creador sabio y poderoso? Consideremos ahora la dificultad para construir una m‡quina que se auto-sostenga, se auto-repare y se auto-reproduzc auto-reproduzca. a. ÁJam‡s en la historia la ciencia ha podido construir o dise–ar nada parecido! Sin embargo, cada una de nuestras trillones de cŽlulas en nuestro cuerpo, Átienen todas estas capacidades! 34
II Eviden Evidencias cias
Desde el principio de su creaci—n Dios dise–— que todos los organismos vivos, animales, reptiles, aves, peces y humanos se reprodujeran ¬segœn su gŽnero y especie¬ (GŽnesis 1:11-12, 21,24-25). Desgraciadamente millones de personas definen estas verdades b’blicas como ¬dogmas religiosos¬, cuandoÉ Átienen m‡s evidencias cient’ficas que la teor’a de la evoluci—n! Es incre’ble de quŽ manera el ser humano odia la luz y la verdad, pues estas verdades las tratan de silenciar en las escuelas y universidades, sin embargo, Áson los principios elementales elementales de la GenŽtica! La GenŽtica moderna establece (esta informaci—n, Áno la ten’a Darwin!) que todo organismo viviente contiene un c—digogenŽtico-hereditario (ADN-‡cido desoxirribonucleico), el cual determina TODAS las caracter’sticas fundamentales de cada organismo. El c—digo del ADN es an‡logo al programa de una computadora, pues contiene toda la informaci—n necesaria para que cada organismo pueda reproducirse, preservarse y auto-repararseÉ Ásegœn su especie y su gŽnero! Esta estructura genŽtica dise–ada por Dios de cada organismo vivo lo limita a lo que el organismo es, ni m‡s ni menos. No existe informaci—n genŽtica que pueda capacitar a un organismo para transformarse (mutaciones) en algo que no es. Nunca se ha podido demostrar cient’ficamente la mutaci—n de una especia a la otra. Un ruido accidental jam‡s producir‡ la Novena Sinfon’a de Beethoven, de la misma manera que las arenas del desierto 35
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jam‡s fabricar’an por accidente el motor de un carro VW. Cuadro o’mos mœsica, sabemos que hay un compositor, cuando leemos un libro, sabemos que hay un autor, cuando vemos una m‡quina, sabemos que hay un ingeniero, cuando vemos una pintura, sabemos que un pintor, etc. ÀPor quŽ entonces no pueden los ateos llegar a la misma conclusi—n al observar y estudiar el c—digo genŽtico hereditario de cada una de las cŽlulas que contienen una informaci—n codificada absolutamente incre’ble, lo que nos habla de un Dise–ador sabio, inteligente y maravilloso Creador? La respuesta es: Ápor su soberbia intelectual! El ap—stol Pablo lo explica de la siguiente manera: ¬Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificar on como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio coraz—n fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios¬ (Romanos 1:21-22).
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1. Las Leyes de la Higiene. La Enciclopedia Brit‡nica documenta que en el a–o 1845, un joven mŽdico vienŽs llamado Dr. Ignaz Semmelweis, esta aterrorizado por la cantidad de mujeres que mor’an dando a luz en los hospitales. Eran m‡s del 50% de estas mujeres que mor’an inmediatamente despuŽs de dar a luz. El Dr. Semmelweis pudo observar detenidamente que los mŽdicos que examinaban los cuerpos de las pacientes que mor’an, se dirig’an inmediatamente despuŽs a otras pacientes a punto de dar a luz sin lavarse las manos. Esto se hab’a convertido en una pr‡ctica normal para todos los mŽdicos, pues la presencia de enfermedades microsc—picas era completamente desconocida en esos tiempos. El Dr. Semmelweis comenz— a sugerir a los mŽdicos que se lavaran las manos antes de cada examinaci—n a las pacientes y entonces, de manera repentina, Áel ’ndice de mortandad disminuy— un 50%! A la luz de la Biblia, examinemos las instrucciones 37
III Evidencias
espec’ficas que Dios le dio a MoisŽs hace m‡s de 3,500 a–os: ¬Cuando se hubiere lavado de su flujo el que tiene el flujo (semen sexual), contar‡ siete d’as desde su purificaci—n y lavar‡ sus vestidos y su cuerpo en aguas corrientes y ser‡ limpio¬ (Lev’tico 15:13). En otras palabras, Dios ordena que su pueblo se lavar‡ con aguas corrientes y, Áno estancadas! Hasta hace pocos a–os los mŽdicos se lavaban las manos en recipientes de agua, dejando de esta manera los gŽrmenes invisibles en sus manos. La Biblia ense–aba con cientos de siglo de anticipaci—n que deb’an lavarse las manos ¬É. Áen aguas corrientes¬!
2. La Co-relaci—n entre Mente y Cuerpo. Hasta hace algunos pocos a–os la ciencia comenz— a comprobar la ’ntima relaci—n de algunas enfermedades que son influidas por el estado emocional o mental de una persona. A estas enfermedades se les llama actualmente, ¬psicosom‡ticas¬ (-psique-¬mente¬; -soma¬cuerpo¬). En otras palabras, est‡ comprobado la relaci—n que existe entre el estado mental de una persona y su salud f’sica, pues el estrŽs, el nerviosismo, la intranquilidad, la falta de paz, los celos, la envidia, el odio o el rencor afectan, para bien o para mal, nuestra salud f’sica. La Biblia revelaba esta verdad desde hace m‡s de tres mil a–os: ¬El coraz—n apacible es vida para la carne, m‡s 38
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la envidia es carcoma a los huesosÉ.el coraz—n alegre constituye buen remedio, m‡s el esp’ritu triste seca los huesos¬ (Proverbios 14:30; 17:22). Solo Dios sab’a la importancia de vivir en paz, sin estrŽs y con tranquilidad para poder tener la salud del coraz—n y del sistema nervioso. Y por el contrario, las malas actitudes como la envidia, comienzan a da–ar la salud del sistema —seo. Se dice que la ¬artritis¬ tiene un 80% de probabilidades de provenir de la amargura del coraz—n. ¬La luz de los ojos alegra el coraz—n y la buena nueva conforta los huesosÉpanal de miel son los dichos suaves, suavidad al alma y medicina para los huesos¬ (Proverbios 15:30; 16:24). No cabe duda que una buena actitud hacia la vida es reflejada a travŽs de nuestra mirada, adem‡s que alienta a nuestro coraz—n, lo mismo que recibir buenas noticias, las cuales animan nuestro esp’ritu para seguir viviendo para el Se–or. Y estas buenas noticias, Àde d—nde vienen? ÁDe la Palabra de Dios! De la misma forma, Dios declar— a Israel que las consecuencias de la desobediencia estar’an relacionadas con la salud f’sica y mental de la persona: ¬Y ni aun entre estas naciones descansar‡s, ni la planta de tu pie tendr‡ reposo, pues all’ te dar‡ Jehov‡ coraz—n temeroso y desfallecimiento de ojos y tristeza de alma. 39
III Evidencias
Y tendr‡s tu vida como algo que pende de ti, estar‡s temeroso de noche y de d’a y no tendr‡s seguridad de tu vida. Por la ma–ana dir‡s: ÁQuiŽn diera que fuera la tarde! Y a la tarde dir‡s: ÁQuiŽn diera que fuera la ma–ana! Por el miedo de tu coraz—n con que estar‡s amedrentado y por lo que ver‡n tus ojos¬ (Deuteronomio 28:65-67). A este estado mental, la psicolog’a moderna le llamar’a esquizofrenia, paranoia y Ádepresi—n profunda! No cabe duda que nuestra salud f’sica y mental est‡ relacionada con la santidad o con el pecado. Por esta raz—n el rey Salom—n escribi—: ¬Hijo m’o, no te olvides de m’ ley y tu coraz—n guarde mis mandamientos, porque largura de d’as y a–os de vida y paz te aumentar‡nÉ.teme a Jehov‡ y ap‡rtate del mal, porque ser‡ medicina a tu cuerpo y refrigerio a tus huesos¬ (Proverbios 3:1-2,7-8). Durante todo su ministerio, el Se–or Jesucristo insisti— y enfatiz— la importancia de que mantuviŽramos la paz interior, alejar el af‡n y la ansiedad de nuestra vida diaria: ¬Por tanto os digo: No os afanŽis por vuestra vida, quŽ habŽis de comer o quŽ habŽis de beber, ni por vuestro cuerpo quŽ habŽis de vestir. ÀNo es la vida m‡s que el alimento y el cuerpo m‡s que el vestido?....No os afanŽis pues, diciendo: ÀQuŽ comeremos o quŽ beberemos o quŽ vestiremos? Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os 40
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ser‡n a–adidas. Basta a cada d’a su propio mal¬ (Mateo 6:25, 31,3334). El ap—stol Pablo escribi— a la iglesia de Filipos: ¬Por nada estŽis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oraci—n y ruego y acci—n de gracias. Y la paz de que Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardar‡ vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesœs¬ (Filipenses 4:6-7). No cabe duda que la intranquilidad del coraz—n y el estrŽs debilitan nuestro sistema inmunol—gico.
3. La Vitamina ¬k¬ y la Circuncisi—n. Dios orden— a MoisŽs que la se–al del Pacto entre El y su pueblo ser’a la circuncisi—n, por lo que todo var—n deber’a ser circuncidado exactamente a los ocho d’as de nacido: ¬CircuncidarŽis pues, la carne de vuestro prepucio y ser‡ por se–al del pacto entre m’ y nosotros¬ (GŽnesis 17:11). ÀQuŽ relaci—n tiene esta circuncisi—n con la ciencia mŽdica moderna y por quŽ ten’a que ser exactamente a los ochos d’as de nacido? Hasta hace pocos a–os la ciencia mŽdica comenz— a comprobar la ’ntima relaci—n de la vitamina ¬K¬ con la coagulaci—n de la sangre. Y antes de que se descubriera que los ni–os desarrollan esta vitamina antes de los ocho d’as de nacidos, Ála Biblia era m‡s moderna que la ciencia mŽdica! 41
III Evidencias
En otras palabras, circuncidar a un ni–o antes de los ochos d’as le producir’a una hemorragia, pues carece de esta importante vitamina para la coagulaci—n de su sangre.
4. Las Infecciones Bacterianas. Durante muchos siglos la gente vivi— ignorante acerca del mundo invisible de microbios y bacterias que nos rodean por todo lados, especialmente donde abunda la suciedad, el excremento de animales o de humanos y el or’n. Fue hasta el a–o 1590 que un holandŽs fabricante de anteojos llamado, Zacharias Janssen, invent— el microscopio. En el a–o 1673 se descubrieron los gl—bulos rojos, las bacterias y las cŽlulas. Sin embargo, antes que se descubriera este mundo invisible de bacterias infecciosas y su propagaci—n en el aire, Dios ya le hab’a instruido a MoisŽs acerca del cuidado que deb’an tener al verter el excremento en la tierra y al descubierto: ¬Tendr‡s tambiŽn entre tus armas una estaca y cuando estuvieres all’ fuera, cavar‡s con ella y luego al volverte cubrir‡s tu excr excremento¬ emento¬ (Deuteronomio 23:13). ÁIncre’ble verdadÉ.pero encontramos en la Biblia!
cierto!,
ÁCu‡nta
sabidur’a
5. El Colesterol. De la misma manera, hasta hace pocos a–os la ciencia mŽdica descubri— ese veneno que puede acumularse en la arteria producida produ cida por las grasa grasass y las azœca azœcares res llamad llamadoo ¬colesterol¬. 42
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Fue el francŽs Michel-Eugene Chevreu (1786-1889) quien fue el primero en descubrir los l’pidos y las grasas, a los cuales llam— ¬colesterina¬. Pero no fue hasta el siglo XX que fue aceptado por la comunidad cient’fica y mŽdica como algo da–ino para el torrente sangu’neo. Pero muchos siglos antes de todos estos descubrimientos, Dios le dio a su pueblo Israel leyes sanitarias para que tuvieran cuidado de nunca comer las ¬grasas¬ de los animales ni los mariscos: ¬Ninguna grosura (grasa) de buey ni de cordero ni de cabra comerŽis. El cerdo, por tener pezu–as hendidas y no rumia, lo tendrŽis por inmundo. De la carne de ellos no comerŽis ni tocarŽis su cuerpo muerto, los tendrŽis por inmundosÉ..y todo lo que no tiene aletas ni escamas en el mar y en los r’os, as’ de todo lo que se mueve como de toda cosa vivientes que est‡ en las aguas, lo tendrŽis por abominaci—n¬ (Lev’tico 7:22-24; 11:78,10-12).
Actualmente tœ cardi—logo te puede confirmar el da–o tan tremendo que le hace a tœ coraz—n comiendo grasas en exceso.
6. La Circulaci—n Sangu’nea. La circulaci—n de la sangre fue descubierta por el mŽdico inglŽs, William Harvey (1630), pero con muchos siglos de anticipaci—n, la Biblia ya nos revelaba este gran descubrimiento de la ciencia mŽdica: ¬Porque la vida de la carne en la sangre est‡É.¬ (Lev’tico 17:11 Ð 3,500 A.C.). Y antes que se descubrieran los diferentes tipos de sangre 43
III Evidencias
que tenemos los seres humanos, el ap—stol Pablo escribi— hace dos mil a–os esta gran verdad cient’fica: ¬Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres hombr es para que habiten sobre sobre la faz de la tierra¬ (Hecho 17:26). En otras palabras, ya sea que tengamos sangre RH-negativa o RH-Positiva o Universal, Áes sangre humana! Si tu maestro en la escuela te insiste en hacerte creer que descendemos de los changos, pregœntale que si cuando se enferme y necesite una transfusi—n sangu’nea, Áaceptar’a sangre de un chango! Hasta hace como 130 a–os se ¬desangraba¬ a los enfermos y muchos murieron por esta pr‡ctica, pues si perdemos la sangre, Áperdemos la vida! Nuestra sangre contiene agua para nutrir a cada cŽlula de nuestro organismo, mantiene la temperatura del cuerpo y remueve los materiales de desperdicio de las cŽlulas del cuerpo. TambiŽn lleva el ox’geno de los pulmones a travŽs del cuerpo. Casi el 55% est‡ compuesta de plasma, el resto est‡ compuesta de tres tipos de cŽlulas: los gl—bulos rojos (eritrocitos); los gl—bulos blancos (leucocitos); y las plaquetas (trombocitos). (trombocitos). Y una vez m‡s, Ála Biblia ten’a raz—n!
7. Las Leyes de la ¬Cuarentena¬. Miles de a–os antes de que la ciencia mŽdica descubriera 44
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la importancia de poner en ¬cuarentena¬ a las personas con enfermedades infecciosas, la Biblia ya lo ense–aba. Exactamente 1,490 a–os A.C., encontramos en la Biblia las instrucciones de Dios para las personas leprosas: ¬Todo el tiempo que la llaga estuviera en Žl, ser‡ inmundo; estar‡ impuro y habitar‡ solo, fuera del campamento ser‡ su morada¬ (Lev’tico 13:46). Las leyes de la cuarentena no fueron aplicadas hasta el siglo XVII. Durante la devastaci—n de la ¬muerte negra¬ (peste bub—nica) del siglo XIV, los pacientes enfermos o muertos eran guardados en las mismas habitaciones con el resto de la familia. La multiplicaci—n de las muertes comenz— a hacer pensar a los mŽdicos acerca del origen de esta enfermedad y por quŽ afectaba a miles de personas a la vez. Un examen cuidadoso de las leyes sanitarias de Dios en el libro de Lev’tico hubiera salvado a millones de personas. El famoso cient’fico, Arturo Castiglione, escribi— en su famoso libro: ¬Historia de la Medicina¬, las siguientes palabras: ¬Las leyes en contra de la lepra escritas en el libro de Lev’tico cap’tulo trece, deber’an ser reconocidas como el primer modelo de la legislaci—n sanitaria¬ (1927-Universidad de Yale).
8. El Origen de los Sexos. No cabe duda que nos encontramos viviendo en una Žpoca donde los gŽneros: masculino y femenino est‡n 45
III Evidencias
desapareciendo. Los varones anhela ser mujeres y las mujeres anhelan comportarse y actuar como varones. El colmo ha llegado al siglo XXI cuando los gobiernos han comenzado a autorizar las bodas ¬gay¬ (hombres con hombres y mujeres con mujeres ÁuniŽndose en matrimonio!). Todas estas nuevas costumbres donde la gente est‡ comenzando a acostumbrarse a aceptarlo como algo normal, no son normales de acuerdo a la Biblia. Casi todas las formas complejas de vida tienen, tanto un macho como una hembra (humanos, caballos, perros, changos, peces, elefantes, p‡jaros, etc.). El macho necesita a una hembra para reproducirse y la hembra necesita al macho para reproducirse tambiŽn. ÁNinguno puede traer la vida sin el otro! La Biblia nos ense–a que desde el principio de la creaci—n, fue Dios quien dise–— los diferentes sexos: ¬Y cre— Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo cre—; var—n y hembra los cre—¬ (GŽnesis 1:27). Y el Se–or Jesucristo ense–— y confirm— la misma verdad De su Padre: ¬É.el que los hizo al principio, var—n y hembra los hizo¬ (Mateo 19:4). Pero si la teor’a de la evoluci—n es cierta, Àcu‡l de los dos sexos vino primero? Si el macho vino primero que la hembra, Àde quŽ manera el macho de cada especie se reprodujo sin la hembra? O, ÀtambiŽn surgieron los dos 46
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sexos al mismo tiempo accidentalmente? ÀC—mo es posible que los dos sexos hayan surgido espont‡neamente y, sin embargo, cada uno tenga dos sistemas reproductivos completamente complejos y complementarios?
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No cabe duda que ningœn otro libro de los que se consideran como sagrados ha sido m‡s atacado y controvertido que la Biblia. Muchos de sus cr’ticos argumentan que hubo un gran intervalo de tiempo entre los eventos ocurridos en el Nuevo Testamento y cuando fueron escritos sus originales. TambiŽn alegan que otro gran intervalo de tiempo existi— entre las copias m‡s antiguas y los autores del Nuevo Testamento. Pero la realidad es que esos intervalos de tiempo jam‡s existieron.
1. Evidencias Manuscritas. El libro ¬PoŽtico¬ de Arist—teles, fue escrito entre los a–os 384-332 A.C., y la copia m‡s antigua de este libro data del a–o 1100 D.C., de la cual existen solo 49 manuscritos. El intervalo de tiempo entre el manuscrito original y la copia m‡s reciente es de Á1400 a–os! Existen solo siete manuscritos de las Tetralog’as de Plat—n, escritas en 427-347 A.C., y la copia m‡s antigua es del a–o 49
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900 D.C., con un intervalo de Á1200 a–os! ÀY del Nuevo Testamento? Jesœs fue crucificado en el a–o 30 D.C. y el Nuevo Testamento fue escrito entre los a–os 48 y 95 D.C. Los manuscritos m‡s antiguos datan de los primeros 25 a–os del siglo I y los m‡s antiguos del a–o 125 D.C. Esto nos ofrece un angosto intervalo de tiempo de 35 a 40 a–os m‡ximo de los escritos originales de los ap—stoles. De los primeros siglos existen como 5,300 manuscritos griegos del Nuevo Testamento, pero si incluimos los manuscritos en sir’aco, lat’n, c—ptico y arameo tendremos 24,633 textos antiguos del Nuevo Testamento para confirmar la veracidad de la Biblia.
Antiguos escritos que corroboran su autenticidad. Existen tambiŽn argumentos de que no existen escritos antiguos que hablen de Jesœs, fuera del Nuevo Testamento. Sin embargo, es otra cr’tica rid’cula, pues existen escritos confirmando el nacimiento, el ministerio, la muerte y resurrecci—n de Jesucristo, como: !Flavio
Josefo (93 D.C.). Historiador jud’o, escribi— ¬AntigŸedades¬, donde menciona a Jesœs y a sus hermanos. !El Talmud babil—nico (70-200 D.C.). Las cartas de Plinio al emperador Trajano (100 D.C.). !Los Anales de T‡cito (115-117 D.C.). Menciona la ejecuci—n de Jesœs de manos de Pilato !Los manuscritos de Mara Bar Serapi—n (73-85 D.C.). 50
IV Evidencias !El
libro de Suetonio acerca de ¬La vida de Claudio y Ner—n¬ (120 D.C.). Otro argumento es que los libros del Antiguo Testamento fueron excluidos o a–adidos al canon de las Escrituras en los Concilios EcumŽnicos de los a–os 336, 383,397 y 419. En realidad, estos concilios confirmaron la doctrina de la iglesia cristiana de que los libros de la Biblia hab’an sido inspirados divinamente. En esos tiempos, los 39 libros del Nuevo testamento ya hab’an sido aceptados y el Nuevo Testamento, tal como hab’a sido escrito, tambiŽn hab’a sido aceptado por todos los padres de la iglesia primitiva.
2. Los Rollos del Mar Muerto. El descubrimiento de los rollos del Mar Muerto en una cueva de Qumr‡n, en el a–o de 1949, fue un shock para todos los enemigos de la Biblia, pues evidenciaban la autenticidad de las Sagradas Escrituras. Estos textos antiguos fueron encontrados por unos pastores en una cueva dentro de algunas ollas que pertenecieron, tal vez, a los ¬esenios¬ (grupo religioso). Estos rollos conten’an el libro completo de Isa’as y miles de otros fragmentos que representaban todos los libros del Antiguo Testamento, menos el libro de Esther. Estos manuscritos datan de entre el siglo I y el siglo II D.C., corroborando, una vez m‡s, la veracidad de los libros de la Biblia. 51
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ÁTodas estas evidencias provienen de la arqueolog’a moderna! Las ollas de barro donde se encontraron los rollos del Mar Muerto datan de la Žpoca helenista (Grecia-150-63 A.C.) y del imperio romano (63 A.C. Ð 100 D.C.). Las monedas encontradas en las ruinas del monasterio prueban, por la inscripci—n que ten’an, que fueron impresas entre los a–os 135 A.C. y 135 D.C., lo mismo que las telas y la ropa encontrada ah’ mismo. Antes de estos maravillosos hallazgos, los manuscritos conocidos m‡s antiguos del Antiguo testamento, fueron los Textos MasorŽticos (900 D.C.) y otros dos de donde se tradujo la versi—n inglesa de la Biblia, King James. La maravilla de estos descubrimientos arqueol—gicos del Mar Muerto estriba en la exactitud e igualdad que existe entre estos rollos y los Textos MasorŽticos, demostrando de esta manera, la inspiraci—n sobrenatural de la Biblia. En conclusi—n, los rollos del Mar Muerto prueban: 1) La confirmaci—n del texto hebreo original. 2) El apoyo del Texto MasorŽtico. 3) El respaldo de la traducci—n griega del Nuevo Testamento del texto hebreo (la versi—n de la Septuaginta), ya que el Nuevo testamento cita continuamente los textos del Antiguo Testamento.
3. La Piedra con el Nombre del Rey David. En el a–o 1993, se encontr— una piedra en Israel que conten’a la siguiente inscripci—n: 52
IV Evidencias
¬Casa de David y rey de Israel¬. La revista Time (18-Diciembre-1995), escribi— al respecto: ¬Este hallazgo arqueol—gico que data del a–o 900 A.C., describe la victoria del rey sobre un reino enemigo de Israel. 4. Excavaciones que Confirman la Biblia. En el a–o 1900 fue descubierta una sepultura escondida que data del siglo I, a 3.5 kil—metros del Templo del Monte, en Israel. Ah’ se encontr— a un esqueleto de un hombre como de 60 a–os de edad con la inscripci—n: ¬Yehosef bar Qayafa¬, que significa ¬JosŽ, hijo de Caif‡s¬. Caif‡s fue el sumo sacerdote en JerusalŽn involucrado en el arresto de Jesœs y fue quien le interrog— y le entreg— a Poncio Pilato para que lo ejecutaran (Mateo 26:3,57). En a–os anteriores se hicieron algunas excavaciones en Ces‡rea Maritama (era el lugar antiguo del gobierno romano en Judea) y donde encontraron una tableta que dec’a: ¬Poncio Pilato, prefecto de Judea, ha dedicado este templo al pueblo de Ces‡rea en honor al emperador Tiberio¬. Este descubrimiento fue muy significativo, pues establece que el hombre mencionado en los Evangelios como el gobernador de Judea, ten’a la autoridad adscrita a Žl por los escritores de los Evangelios (Reader«s Digest-Junio-2000).
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Las ense–anzas y la revelaci—n b’blica son absolutamente incomparables, œnicas y completamente diferentes a todos los sistemas del pensamiento humano.
1. Dios como Creador. La Biblia ense–a claramente que el universo a nuestro alrededor es la creaci—n de un solo Dios, vivo y verdadero, a diferencia del pante’smo y de todas las filosof’as orientales que ense–an que ¬todo es dios y dios es todo¬. La ense–anza de un solo Dios tambiŽn rebate el ate’smo, que niega la existencia de un Creador y Sustentador del universo. TambiŽn refuta la teor’a de la evoluci—n, que ense–a que toda la creaci—n proviene de una sola cŽlula. Cuando el ap—stol Pablo lleg— a la ciudad de Atenas, que en esos tiempos era la cuna de la filosof’a de los griegos, observ— que estos fil—sofos (estoicos y epicœreos, los cuales eran disc’pulos de Zen—n), les gustaba discutir nuevas 54
V Evidencias de sus
filosof’as en una colina llamada, el Are—pago. Pero tambiŽn le llam— la atenci—n un gran santuario que hab’an erigido y que hab’an grabado en el con grandes letras: AL DIOS NO CONOCIDO (Hechos 17:21-23). Entonces Pablo les dirigi— las siguientes palabras, revel‡ndoles al œnico Dios vivo y verdadero, Creador del universo y a quien ellos, Áadoraban sin conocerle! ¬El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en Žl hay, siendo Se–or del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombresÉ pues ƒl es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre la faz de la tierra y les ha prefijado el orden de los tiempos y los l’mites de su habitaci—nÉ. porque en ƒl vivimos y nos movemos y somos¬ (Hechos 17:24-28). ÁQuŽ incre’ble descripci—n del Dios verdadero les dio a conocer Pablo! ÁCu‡ntas verdades tan profundas se encuentran en todas estas palabras! Dios es el Creador de todo lo que existe; no habita ya ni est‡ confinado a ningœn edificio; no necesita que le honremos con nada que hayamos hecho con nuestras manos (sacrificios, veladoras, comida, joyas, templos, peregrinaciones, ayunos, etc.); todos los seres humanos tenemos sangre humana y distinta en su composici—n genŽtica a la de los animales; este planeta lo dise–— para que viviŽramos en Žl y no en la luna o en otro lado. Y finalmente, en El vivimos, nos movemos y somos. 55
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No somos el resultado de una evoluci—n fortuita ni tampoco de una selecci—n natural, sino somos la creaci—n de un Dios que nos hizo a ¬su imagen y semejanza¬; somos criaturas racionales, agentes morales libres y responsables de nuestras acciones delante de EL: ¬É.por cuanto ha establecido un d’a en el cual juzgar‡ al mundo con justicia, por aquel var—n (Jesucristo) a quien design—, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos¬ (Hechos 17:31).
2. Dios como Legislador de la Moral. TambiŽn, a diferencia de todas las dem‡s religiones que existen, Dios escogi— a una naci—n, para que a travŽs de ella se diera testimonio a todas las naciones de la existencia de un solo Dios y de sus leyes: la naci—n de Israel. ¬Porque, ÀquŽ naci—n grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo est‡ Jehov‡ nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Oye Israel: Jehov‡ nuestro Dios, Jehov‡ uno esÉ..guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehov‡ vuestro Dios y sus testimonios y sus estatutos que te ha mandado¬ (Deuteronomio 4:7; 6:4,17). Las leyes morales de Dios son el œnico par‡metro que tenemos para poder determinar entre el bien y el mal, pues solo ƒl nos puede revelar la diferencia. El ser humano, al desconocer la ley moral de Dios, ha inventado sus propias leyes, creyŽndose capaz de saber la diferencia entre el bien y el mal. Por esta raz—n, a lo bueno le llaman malo y a lo malo le llaman bueno, esta es la filosof’a 56
V Evidencias de sus
conocida como el ¬relativismo¬, que ense–a que no hay una verdad absoluta bajo la cual regir nuestras vidas. En tiempos del comunismo en Rusia, al robo le llamaron ¬expropiar¬, y al crimen, ¬eliminar¬ por el beneficio del Partido Comunista¬. Actualmente, al homosexualismo se le llama ¬un estilo diferente de vida¬; y a los matrimonios gay, ¬amor entre dos seres humanos con derechos iguales a los dem‡s¬.
3. Solo Dos Lugares DespuŽs de la Muerte. Una de las preguntas m‡s importante que cualquier ser humano pudiera hacer, es: ÀHay vida despuŽs de esta vida? Y, si la hay, Àd—nde pasarŽ la eternidad? No existe ningœn libro en el mundo que nos pueda decir si hay vida despuŽs de esta vida ni tampoco quŽ acontecer‡ con las almas que han muerto. La mayor’a de las civilizaciones han enterrado a sus muertos con comida, con sus armas, etc., pues algo le da testimonio al ser humano de que esta vida no lo es todo. La Biblia nos dice porque: ¬É.ha puesto eternidad en el coraz—n de ellos¬ (EclesiastŽs 3:11). As’ es, Dios puso dentro de cada ser humano la eternidad, o sea, la conciencia de que existe algo m‡s all‡ de esta vida, lo sabemos pero no tenemos idea de d—nde exactamente. Solo mediante la revelaci—n de la Biblia, Dios nos da detalles muy claros acerca de la otra vida y el destino eterno de las almas: 57
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¬Y aconteci— que al salirse el alma (hebreo Ð nepesh-), muri—É y exhal— Isaac el esp’ritu (hebreo Ðruach-) y muri—¬ (GŽnesis 35:18,29). Realmente solo la Biblia nos puede decir de quŽ estamos formados los seres humanos: somos un esp’ritu, tenemos un alma y vivimos dentro de un cuerpo temporal (I Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4:12). La Biblia nos revela que al morir salen de nosotros dos elementos que son los que forman nuestra vida verdadera: el alma y el esp’ritu. El alma es la parte incorp—rea y asiento de nuestra voluntad, intelecto, sentimientos y emociones y el esp’ritu es la parte invisible por medio del cual conocemos, servimos y adoramos a Dios, pues Dios es Esp’ritu (Juan 4:24). En contraste con la famosa filosof’a de la ¬reencarnaci—n¬, que ense–a que despuŽs de esta vida reencarnamos en animales a travŽs de varias vidas, la Biblia nos ense–a que despuŽs de nuestra muerte, solo hay dos lugares esper‡ndonos: el cielo o el infierno. Fue el mismo Se–or Jesucristo quien lo ense–— claramente: ¬De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envi—, tiene vida eterna y no vendr‡ a condenaci—n, mas ha pasado de muerte a vidaÉ no os maravillŽis de esto, porque vendr‡ hora cuando todos los que est‡n en los sepulcros oir‡n su voz y los que hicieron lo bueno, saldr‡n a resurrecci—n de vida, mas lo que hicieron lo malo, a resurrecci—n de condenaci—n¬ (Juan 5:24,28-29). 58
V Evidencias de sus
As’ es y as’ ser‡, pues despuŽs de esta vida ya no habr‡ otra oportunidad de poder recibir el testimonio que Dios nos ha dejado mediante su Hijo Jesucristo: ¬Y de la manera que est‡ establecido para los hombres que mueran una sola vez y despuŽs de esto el juicio¬ (Hebreos 9:27). ¬Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida est‡ en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida¬ (I Juan 5:11-12). Una vida tenemos solamente para poder tomar la decisi—n m‡s importante de toda nuestra vida: creer en el Hijo de Dios como el Salvador que pag— con su sangre en la cruz por nuestros pecados. Y una de las realidades m‡s tremendas que existen, es que ÁJesœs mencion— m‡s veces el infierno que el mismo cielo! ¬Y no tem‡is a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno¬ (Mateo 10:28; 5:22,29-30; 18:9; 23:15; Marcos 9:43,45-47). El juicio final, donde Dios juzgar‡ a todas las almas que rechazaron su gracia y su perd—n, es descrito con palabras muy solemnes en la Biblia: ¬Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en Žl, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningœn lugar se encontr— para ellos. Y vi a los muertos, grandes y peque–os, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos y otro libro fue abierto, 59
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el cual es el Libro de la Vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segœn sus obras. Y el mar entreg— los muertos que hab’a en ellos y fueron juzgados cada uno de ellos segœn sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se hall— inscrito en el Libro de la Vida, fue lanzado al lago de fuego¬ (Apocalipsis 20:12-15). 4. Los Mensajes Codificados de la Biblia. Otras de las evidencias sobrenaturales de la Biblia es su ¬sistema de mensajes integrados¬, que se encuentran escondidos detr‡s de los primeros diez nombres b’blicos del libro del GŽnesis, y los cuales nos describen, Áel plan divino de la redenci—n humana! Nombr e
Significado
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
ADAN SET ENOS CAINAN MAHALALEEL JARED ENOC MATUSALEN LAMEC
hombre (2:19). se–alado (4:25). mortal, fr‡gil, dŽbil (5:7-11). tristeza (5:9). dios bendito (5:15-17). bajar‡, caer‡ (5:18-20). ense–ar (5:21-24). traer‡ muerte (5:21-25). desesperaci—n, lamento (5:25-28).
10.
NOE
consuelo, descanso (5:28-29).
El hombre (est‡) se–alado (como) un mortal triste (pero) 60
V Evidencias de sus
el Dios bendito bajar‡ ense–ando (que) su muerte traer‡ (a los) desesperados (su) descanso.
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Otra de las evidencias m‡s grandes de la inspiraci—n divina de la Biblia son sus profec’as cumplidas, pues si Dios realmente conoce el futuro, solo ƒl lo pod’a poner delante de nuestros ojos el orden en que lo hizo: ¬Yo soy el primero y yo soy el postrero y fuera de m’ no hay Dios. ÀY quiŽn proclamar‡ lo venidero, lo declarar‡ y lo pondr‡ en orden delante de m’, como hago yo desde que establec’ el pueblo antiguo?... porque yo soy Dios y no hay otro Dios y nada hay semejante a m’, que anunci— lo por venir desde el principio y desde la antigŸedad lo que aœn no era hecho, que digo: Mi consejo permanecer‡ y harŽ todo lo que quiero¬ (Isa’as 44:6-7, 46:9-10). En la Biblia existen m‡s de un mil profec’as, de las cuales 500 ya se han cumplido, pues solo en el ministerio de Jesucristo se cumplieron 110, por lo que estamos seguros que se cumplir‡n las que faltan al pie de la letra. Esto tambiŽn nos demuestra que todo lo que la Biblia menciona acerca del car‡cter de Dios, de la salvaci—n, de 62
VI Evidencias de sus Profec’as
la naturaleza pecaminosa del ser humano, del cielo y del infierno es absolutamente cierto.
1. Profec’as Cumplidas Acerca de Jesucristo. Jesucristo es el UNICO personaje de la historia del cual se escribi— su vida, ministerio muerte y resurrecci—n con cientos de a–os de anticipaci—n con detalles asombrosos: A. SU NACIMIENTO VIRGINAL: ¬Por tanto, el Se–or mismo os dar‡ se–al: He aqu’ que la virgen concebir‡ y dar‡ a luz un hijo y llamar‡ su nombre Emanuel¬ (Isa’as 7:14 Ð 750 A.C.). El nacimiento del Mes’as-Salvador no ser’a como el de cualquier ser humano, pues tendr’a que nacer de una virgen para no poder contaminarse con el pecado humano. El cromosoma ¬Y¬ que se necesita para que el gŽnero sea masculino, lo puso el Esp’ritu Santo, de otra manera, si Mar’a y JosŽ hubieran tenido relaciones normales, el Mes’as hubiera nacido con pecado, ¬É.por cuanto todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios ¬ (Romanos 3:23). B. EL LUGAR DE SU NACIMIENTO: ¬Pero tœ, BelŽn Efrata, peque–a para estar entre las familias de Jud‡, de ti me saldr‡ el que ser‡ Se–or en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los d’as de la eternidad¬ (Miqueas 5:2 - 740 A.C.). 63
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ÁEs incre’ble que la Biblia profetizara hasta el mismo lugar donde nacer’a el Mes’as-Salvador! C. SU VIDA Y MINISTERIO. ¬Porque un ni–o nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro y se llamar‡ su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte Padre eterno, Pr’ncipe de Paz¬ (Isa’as 9:6 Ð 750 A.C.). Todos estos t’tulos, Ásolo le pueden pertenecer a Dios! Esta profec’a se–alaba claramente que el Mes’as-Salvador ten’a que ser, ÁDios en la carne! ¬AlŽgrate mucho, hija de Sion, da voces de jœbilo, hija de JerusalŽn; he aqu’ tu rey vendr‡ a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna¬ (Zacar’as 9:9 Ð 450 A.C.). Esta profec’a se cumpli— cuando el Se–or Jesœs entr— a JerusalŽn cabalgando, no sobre un caballo blanco, sino sobre un burrito (Mateo 21:1-5). ¬Despreciado y desechado entre los hombres, var—n de dolores, experimentado en quebrantoÉ fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llev— Žl nuestras enfermedades y sufri— nuestros dolores...el castigo de nuestra paz fue sobre Žl y por sus llagas fuimos nosotros curados¬ (Isa’as 53:3-5).
Esta profec’a describe claramente tambiŽn los sufrimientos que el Mes’as tendr’a que experimentar en nuestro lugar. 64
VI Evidencias de sus Profec’as
Desde que Jesœs naci—, fue despreciado y desechado, pues su madre, la virgen Mar’a tuvo que parirlo en un pesebre, pues nadie le quiso dar alojamiento para su alumbramiento. Sus mismos hermanos en la carne le rechazaron y no cre’an en Žl, las multitudes que El san—, aconsej—, cuid— y liber— de demonios, fueron las que m‡s tarde gritar’an: ¬ÁCrucif’cale, crucif’cale!¬. De ningœn otro l’der en la historia se describi— con tantos siglos de anticipaci—n lo que se profetiz— del Hijo de Dios. D. SU CRUCIFICCION Y MUERTE EN LA CRUZ. Mil a–os antes de que Jesœs muriera crucificado, el rey David describi— las palabras que pronunciar’a desde la cruz y la forma como morir’a: ¬Dios m’o, Dios m’o, Àpor quŽ me has desamparado?...mi coraz—n fue como la ceraÉ como un tiesto se sec— mi vigor y mi lengua se peg— a mi paladarÉ horadaron mis manos y mis piesÉ repartieron entre s’ mis vestidos y sobre mi ropa echaron suertes¬ (Salmo 22:114-16,18).
2. La Era Nuclear. El d’a 6 de Agosto de 1945, a las 8:15am., los Estados Unidos lanzaron una bomba at—mica desde una altura de 500 metros sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres d’as despuŽs, el d’a 9 de Agosto, soltaron otra bomba similar sobre el puerto imperial m‡s importante del Jap—n: 65
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Nagasaki. La explosi—n destruy— edificios situados dentro de un ‡rea de 15 kil—metros cuadrados del epicentro de la detonaci—n, muriendo inmediatamente en las dos explosiones m‡s de 200 mil personas. Los da–os f’sicos que estas bombas causaron son exactamente como las describi— el profeta Zacar’as, hace 2,400 a–os: ¬Y esta ser‡ la plaga con que Jehov‡ herir‡ a todos los pueblos que pelearon contra JerusalŽn: la carne de ellos se corromper‡ estando ellos sobre sus pies y se consumir‡n en las cuencas sus ojos y la lengua se les deshar‡ en su boca¬ (Zacar’as 14:12).
Esta profec’a est‡ relacionada con la batalla del Armaged—n (la Tercera Guerra Mundial), cuando todas las naciones se reœnan para tratar de destruir a Israel, pero describe claramente los efectos de la radiaci—n nuclear, tal como se experiment— en Jap—n en el a–o 1945: los cuerpos se deshicieron estando sobre sus pies. " se consumieron las cuencas de sus ojos. " la lengua se les deshizo en la boca. "
Esto fue debido a que cada part’cula de la bomba at—mica estaba impregnada con Ám‡s de 200 substancias radioactivas!. Adem‡s, produjeron tres tipos de rayos: infrarrojos, ultravioleta y gamma, produciendo quemaduras de 2do. y 3er. grado hasta una distancia de 30 kil—metros del punto cero.
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VI Evidencias de sus Profec’as
3. Los SatŽlites Modernos de Comunicaci—n. En el libro del Apocalipsis, donde podemos encontrar las profec’as para el final de la historia humana, tenemos una verdaderamente asombrosa y que se cumpli— a finales del siglo XX: ¬Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones ver‡n sus cad‡veres por tres d’as y medio y no permitir‡n que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijar‡n sobre ellos y se alegrar‡n y se enviar‡n regalos unos a otros, porque estos dos profetas hab’an atormentado a los moradores de la tierra¬ (Apocalipsis 11:9-10). Este pasaje est‡ describiendo la muerte de los œltimos dos testigos que Dios tendr‡ en los œltimos tiempos de la Gran Tribulaci—n. El Anticristo estar‡ controlando la mayor’a de las naciones en estos tiempos finales y desatando la mayor persecuci—n de la historia contra jud’os y cristianos. Pero lo que nos interesa resaltar de esta asombrosa profec’a, es que se est‡ profetizando con m‡s de dos mil a–os de anticipaci—n los satŽlites de comunicaci—n que fueron inventados Áhasta finales del siglo XX! Observemos que desde hace dos mil a–os se est‡ profetizando que llegar’a un d’a cuando todos los habitantes del mundo (tribus, lenguas y naciones) VERIAN un mismo evento Áal mismo tiempo! ÀC—mo podr’a esto haber sido posible si no se hubieran inventado los satŽlites modernos mediante los cuales 67
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podemos observar lo que est‡ sucediendo al otro lado del mundo en el mismo instante en que est‡ sucediendo?
Historia de los satŽlites El primer concepto de un satŽlite fue expuesto en el a–o 1945, por el norteamericano, Arthur Clark, que consisti— en enviar una se–al al espacio donde fue recibida, amplificada y enviada de regreso a la tierra para ser captada por una estaci—n receptora. En el a–o 1965, la empresa de Telecomunicaciones SatŽlite, lanz— en —rbita el primer satŽlite llamado, el P‡jaro Madrugador, sobre el ocŽano Atl‡ntico. Ese mismo a–o, Rusia lanz— el satŽlite llamado, Molniya (el ¬iluminado¬); y en 1970, los Estados Unidos y Canad‡ empezaron a usar la ¬transmisi—n v’a satŽlite¬ para efectos de comunicaci—n internacional, con los satŽlites Domsat y Anik. En 197475, Francia e Inglaterra se unieron a la comunicaci—n v’a satelital poniendo en —rbita los satŽlites Simphony.
4. El Regreso de Israel a su Tierra. Cuando el œltimo de los zares de Rusia le pregunt— a un misionero cristiano jud’o que le diera una prueba de la existencia de Dios, el misionero le contest—: ¬ ÁEl pueblo jud’o!¬. Realmente los jud’os han sido la œnica civilizaci—n en la historia que despuŽs de haber sido expulsados de su tierra desde hace casi dos mil a–os y habiendo corrido el peligro de haber sido absorbidos por las dem‡s naciones donde fueron exiliados, permanecieron durante todos estos siglos con la 68
VI Evidencias de sus Profec’as
esperanza de regresar algœn d’a a su tierra natal, Israel. Pero, podr’amos preguntarnos: Àpor quŽ escogi— Dios a Israel? ÀAcaso tiene algo especial en contraste con las dem‡s civilizaciones o naciones de la historia? ÀHace Dios acepci—n de personas? Todas estas preguntas son muy v‡lidas si queremos comprender la sabidur’a del Dios Creador. Veamos algunas razones por las cuales Dios escogi— desde el inicio de la historia a una naci—n como la de Israel:
I) Para que a travŽs de los jud’os viniera el Mes’as-Redentor. El Se–or Jesucristo, el Hijo de Dios, ten’a que venir a este mundo a travŽs de una ¬semilla¬ (esperma) prometida a Eva y despuŽs a Abraham: ¬Y pondrŽ enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente suya; Žsta te herir‡ en la cabeza y tœ le herir‡s en el calca–ar¬. (GŽnesis 3:15). Esta promesa fue dada inmediatamente despuŽs de que el pecado entr— en el mundo y donde Dios manifiesta inmediatamente su gracia y misericordia para con la humanidad prometiendo un Salvador que vendr’a de la ¬simiente¬ de la mujer. La ¬semilla¬ de la mujer Áser’a el Se–or Jesucristo! Y cuando Dios llama a Abraham para iniciar la formaci—n de la naci—n de Israel, mediante sus hijos y nietos, le da la siguiente promesa: ¬BendecirŽ a los que te bendijeren y a los que te maldijeren maldecirŽ, y ser‡n benditas en ti todas 69
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las familias de la tierra¬ (GŽnesis 12:3). El nacimiento del Mes’as-Jesucristo bendijo a todas las naciones de la tierra trayŽndonos el perd—n y la gracia de Dios para la salvaci—n para ¬todo aquel que en El crea¬ (Juan 3:16). La virgen Mar’a ten’a que provenir de la l’nea hereditaria de Abraham y David, para que el Mes’as pudiera trazar y demostrar su genealog’a como el verdadero Hijo del Alt’simo.
II) Para que a travŽs de los jud’os viniera la Biblia. Dios ten’a que imprimir sus leyes y estatutos morales para que nosotros supiŽramos lo que es el pecado delante de sus ojos, ya que ¬mediante la ley es el conocimiento del pecado¬ (Romanos 3:20). Estas leyes morales fueron resumidas en los Diez Mandamientos y entregadas a MoisŽs en el monte Sina’ (ƒxodo 20). Lo jud’os pues, ser’an la civilizaci—n escogida por la gracia de Dios para transmitir las leyes divinas a las dem‡s naciones: ¬Jehov‡ tu Dios te ha escogido para serle un pueblo santo especial, m‡s que todos los pueblos que est‡n sobre la tierra. No por ser vosotros m‡s que todos los pueblos os ha querido Jehov‡ y os ha escogido, pues vosotros erais el m‡s insignificante de todos los pueblos, sino por cuanto Jehov‡ os am—ɬ (Deuteronomio 7:6-7). 70
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El ap—stol Pablo, escribiendo a los romanos, les confirma este llamamiento a los jud’os y la raz—n por la cual Dios les escogi—: ¬É.que son israelitas, de los cuales son la adopci—n, la gloria, el pacto, la promulgaci—n de la ley, el culto y las promesasÉy de los cuales, segœn la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas¬ (Romanos 9:4-5).
III) Para que a travŽs de ellos se cumplieran las principales profec’as. Como hemos visto anteriormente, la mayor’a de las profec’as b’blicas fueron escritas por los profetas hebreos y ap—stoles de Jesucristo. Jesucristo mismo, siendo jud’o, declar— la mayor’a de las profec’as para los œltimos tiempos de la humanidad, sobre los futuros juicios de Dios, el cielo y el infierno. Todo el libro del Apocalipsis fue declarado por Jesucristo al ap—stol Juan: ¬La revelaci—n de Jesucristo que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declar— envi‡ndola por medio de su ‡ngel a su siervo JuanÉ..bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profec’a y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo est‡ cerca¬ (Apocalipsis 1;1,3). ÀQuŽ fue lo que ocasion— el milagro de que los jud’os regresaran a Israel en el siglo XX? ÁEl holocausto de los nazis! 71
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Durante la Segunda Guerra Mundial, Adolfo Hitler desat— la persecuci—n m‡s sangrienta de la historia en contra de los jud’os de Europa, pues llev— a los hornos crematorios a m‡s de seis millones de jud’os (ancianos, varones, mujeres y ni–os). DespuŽs de esta terrible guerra, la Liga de las Naciones (hoy la ONU), votaron para que los jud’os regresaran a su tierra, despuŽs de haber sido testigos de los terribles sufrimientos que atravesaron y de la incre’ble masacre de los nazis en contra de ellos. Uno de los m‡s grandes misterios de la historia y que hasta este momento, ni los soci—logos ni historiadores han podido responder, es, Àpor quŽ Hitler, no teniendo de enemigos a los jud’os, desv’a su atenci—n de sus verdaderos contrincantes (Estados Unidos, Inglaterra y Rusia) y se vuelve con un odio diab—lico para tratar de destruirlos? Durante la Segunda Guerra Mundial, los jud’os, Áni siquiera ten’an una naci—n! ÀCu‡l es la respuesta?, solo la Biblia nos la ofrece: por causa del odio de Satan‡s en contra del pueblo escogido por Dios porque a travŽs de ellos vino el Mes’as y las Sagradas Escrituras. Recordemos tambiŽn que ninguna otra civilizaci—n ha sido tan perseguida y odiada por la mayor’a de las naciones, como los jud’os. El d’a que, finalmente, regresaron a su tierra para hacer de Israel un Estado soberano, libre e independiente, fue el 14 de Mayo de 1948. La Biblia hab’a profetizado este regreso milagroso por el profeta Isa’as: 72
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¬ ÀQuiŽn oy— cosa semejante? ÀQuiŽn vio tal cosa? ÀConcebir‡ la tierra en un d’a? ÀNacer‡ una naci—n de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz a sus hijos?¬ (Isa’as 66:8). Veamos otra de las maravillosas profec’as acerca del regreso de Israel, pero con m‡s detalles: ¬Y traerŽ del cautiverio a mi pueblo Israel y edificar‡n ellos las ciudades asoladas y las habitar‡n; plantar‡n vi–as y beber‡n el vino de ellas y har‡n huertos y comer‡n el fruto de ellos. Pues los plantarŽ sobre su tierra y NUNCA m‡s ser‡n arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehov‡ Dios tuyo¬ (Amos 9:14-15). Analicemos esta profec’a dada hace 2,760 a–os: 1. ¬Y traerŽ del cautiverio a mi pueblo Israel¬. Como hemos visto, su cautiverio se cumpli— despuŽs de casi dos mil a–os de vivir fuera de su tierra, el 14 de Mayo de 1948. 2. ¬É.y edificar‡n las ciudades asoladasÉ. plantar‡n vi–as. Cuando los jud’os regresaron a su tierra, no hab’a absolutamente un solo ‡rbol plantado en Israel, Áera un desierto ‡rido! Pero en casi cuatro a–os (1952) realizaron uno de las obras de irrigaci—n m‡s portentosas de la ingenier’a hidr‡ulica, pues plantaron, Ám‡s de 6 millones de ‡rboles! Actualmente (2014), ya han plantado m‡s de 70 millones de ‡rboles.
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3. ¬É.pues los plantarŽ sobre su tierra y NUNCA MçS ser‡n arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehov‡ Dios tuyo¬. Es incre’ble que el mismo d’a en que se proclam— el Estado de Israel fueron atacados por siete naciones ‡rabes, muriendo 6,373 jud’os. Desde su independencia, el Estado de Israel se ha visto involucrado en guerras continuas, pues volvieron a ser atacados en 1952, 1967 y 1973. La m‡s famosa y milagrosa de todas estas guerras, fue la Guerra de los Seis d’as (Junio-1967). En ese tiempo, el presidente de Egipto, Gamal Nasser, reuni— a varias naciones ‡rabes diciŽndoles: ¬ ÁExterminemos a los jud’os y arrojŽmoslos al Mediterr‡neo!¬. A este llamado se unieron Siria, Irak y Jordania con un total de 465 mil soldados, 2,800 tanques y 800 aviones de combate para rodear a Israel. Sin embargo, en los primeros dos d’as, Israel Ádestruy— a toda la flota de aviones de Egipto, Siria y Jordania! Murieron 21 mil ‡rabes y 779 jud’os y JerusalŽn fue reconquistada despuŽs de casi dos mil a–os de ocupaci—n extranjera. Los jud’os fueron detenidos por la Liga de Naciones para que no siguieran avanzando, pues llegaron hasta la pen’nsula de Egipto y a las Colinas del Gol‡n (frontera con Siria). Tuvieron que devolver la mitad de la ciudad de 74
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JerusalŽn por presi—n internacional para evitar otra guerra con los musulmanes. Actualmente, Israel continua en un estado de guerra constante, pues los grupos terroristas Hezbol‡ (sostenido por Ir‡n) y Hamas (Franja de Gaza) solo esperan el momento oportuno para volver a atacarlos, pues todas estas naciones y grupos terroristas est‡n decididos a sacarlos de su tierra. Ir‡n ha prometido Áborrarlos del mapa! Pero jam‡s lo podr‡n hacer, Áporque no conocen las promesas de Dios! ÀCu‡nto tiempo podr‡ durar esta tensi—n de guerras continuas en el Medio Oriente? ÀEstaremos cerca de una Tercera Guerra Mundial?
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El d’a 7 de Diciembre de 1864, el presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, recibi— un regalo de una delegaci—n de negros norteamericanos, el cual era una Biblia. Al recibirla, hizo esta declaraci—n: ¬Este libro es el m‡s grande regalo de Dios a la humanidad, pues todo lo que el buen Salvador le dio al mundo est‡ contenido en este libro; sin la Biblia no podr’amos saber la diferencia entre el bien y el mal¬ (Miller-¬La vida y la obra de Lincoln¬-5:209). No cabe duda que la Biblia le ha dado a la humanidad el c—digo de conducta y de moral m‡s grande jam‡s conocido. Si la Biblia no hubiera sido escrita, jam‡s hubiŽramos conocido la perfecci—n moral del Se–or Jesucristo, tampoco hubiŽramos recibido el c—digo de moral m‡s sublime jam‡s dado al ser humano, de otra manera, cada quien estar’a haciendo lo que bien le pareciera ante sus ojos. Si no es la Biblia tœ c—digo de conducta y de moral, ÀquŽ o quiŽn es? Sin embargo, despuŽs que la Biblia ha sido por m‡s de mil a–os el c—digo de moral para la civilizaci—n occidental, en estos œltimos tiempos, especialmente desde el siglo XX, sus ense–anzas y moral son cada d’a m‡s menospreciadas y 76
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desvalorizadas. Las sociedades est‡n otra vez regresando al grado dondeÉ. cada quiŽn hace lo que bien le parece delante de sus ojos. Desde luego que esto producir‡ la anarqu’a. Hemos llegado a creer que podemos tener moralidad, sin tener una norma de conducta, la cual es y seguir‡ siendo, la Biblia. Dios le dijo a Israel: ¬Guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy para que te vaya bien a ti y a tus hijos despuŽs de ti y prolongues tus d’as sobre la tierra que Jehov‡ tu Dios te da para siempre¬ (Deuteronomio 4:40).
Cristo: El ejemplo de la Perfecci—n Moral. Ningœn ser humano en toda la historia humana ha sido perfecto ni sin pecado, pues nuestros m‡s grande hŽroes y santos han sido personas con muchos defectos y debilidades humanas. El œnico ser perfecto que ha existido y sin pecado, ha sido el Se–or Jesucristo: ¬Porque tal sumo sacerdote nos conven’a: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho m‡s sublime que los cielos¬ (Hebreos 7:26). Por ejemplo, George Washington, que fue un hombre noble y generoso, ten’a muchos esclavos; Mahoma, Buda, Gandhi, Dalai Lama, Confucio y otros m‡s l’deres religiosos fueron personas con grandes defectos en su car‡cter y estructura moral. 77
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Ningœn l’der religioso ha muerto por los pecados del mundo, ni tampoco ninguno ha resucitado de los muertos, ni cambiado y afectado la historia como lo hizo Jesœs de Nazareth, al grado que nuestra historia se dividi— en ¬antes¬ y ¬despuŽs¬ de Cristo. De la misma manera, tanto los profetas hebreos como los mismos ap—stoles de Jesucristo, reconocieron sus debilidades y fallas de car‡cter: ! Isa’as dijo: ¬Soy hombre de labios inmundos¬ (Isa’as 6:5). ! El ap—stol Pedro dijo a Jesœs: ¬Ap‡rtate de m’, porque soy hombre pecador¬ (Lucas 5:8). ! Pablo escribi—: ¬Cristo Jesœs vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero¬ (I Timoteo 1:15). ! Pero Jesœs dijo a sus enemigos: ¬ ÀQuiŽn de ustedes me acusa de pecado?¬ (Juan 8:46). En su juicio tuvieron que usar falsos testigos para poder sentenciarle a muerte, pues todos los cargos que le hicieron fueron viles y falsos, ante los cuales ni siquiera respondi— a ellos (Marcos 15:3-5).
La Moral de Cristo El Se–or Jesucristo fue la primera persona en la historia en pronunciar la regla de oro: ¬Y como querŽis que hagan los hombres con vosotros, as’ tambiŽn haced vosotros con ellos¬ (Lucas 6:31). El gran escritor William Jennings Bryan (1860-1925), 78
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escribi— acerca de Jesœs: ¬Criado en el hogar de un carpintero, nunca teniendo acceso a la sabidur’a del pasado y nunca habiendo estado en contacto con personas de otras regiones, en solo tres a–os le dio al mundo el c—digo de moral m‡s grande que jam‡s hombre alguno ha dado¬. Thomas Jefferson, ex presidente de los Estados Unidos, escribi— tambiŽn acerca de Jesœs: ¬Cristo nos ha dejado el c—digo m‡s sublime y benevolente de moral que podamos tener para vivir¬ (Carta escrita a John Adams en 1813, citada en la Biblia de Jefferson por Douglas Lurton- The World Publishing Comany-1942). El destacado psiquiatra del siglo, J.T.Fisher y el coautor de su libro, L.S.Hawley, expresaron en su libro: ¬Algunos botones que faltan¬, las siguientes palabras respecto al Serm—n del Monte de Jesœs: ¬Si tom‡ramos todos los art’culos autorizados jam‡s escritos por los m‡s calificados psic—logos y psiquiatras acerca de la higiene mental y los combin‡ramos y refin‡ramos, tendr’amos un resumen incompleto acerca del Serm—n del Monte de Jesœs; pero adem‡s sufrir’amos much’simo al querer ni siquiera compararlos. Por casi dos mil a–os el mundo cristiano ha tenido en sus manos con el Serm—n del Monte la respuesta total para vivir con perfecta salud mental y contentamiento de la Vida¬ (¬A few Bottons Missing¬-Philadelphia: J.B. Lippincott-1951, p‡g.273).
As’ pues, mientras el cristianismo se esparc’a por todo el mundo, el mensaje de la Biblia conten’a el c—digo de Žtica 79
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moral m‡s elevado y transformador que el ser humano jam‡s conoci—.
Ejemplos del Impacto de la Moral B’blica No cabe duda que fueron las ense–anzas de la Biblia y su c—digo de moral los que ayudaron a los Estados Unidos de NorteamŽrica a poder abolir la esclavitud. Los tiempos de la esclavitud fueron tiempos inexcusables de la historia americana y aunque muchas personas continœan usando la Biblia para justificarla (como muchas otras cosas sacadas fuera de su contexto), fue la Biblia lo que logr— la disoluci—n. Fue la Biblia la que inspir— a William Wilberforce en su larga cruzada en el imperio brit‡nico en contra de la esclavitud y tambiŽn fue la fuente de inspiraci—n de la mayor’a de los que lucharon en los Estados Unidos contra ella. Por ejemplo: dos terceras partes de los miembros de la Sociedad de la Abolici—n, eran ministros del evangelio en el a–o 1835. El presidente Abraham Lincoln, dijo en su primer discurso de inauguraci—n: ¬La inteligencia, el patriotismo, el cristianismo y la fuerte confianza en Dios, quien nunca nos ha abandonado, son los mejores remedios para nuestros tiempos dif’ciles¬ (Miller¬La vida y obra de Lincoln¬- 5:146). ÀPor quŽ no se puede tener moralidad sin la biblia? Aun cuando muchas personas no profesan ninguna religi—n y dicen vivir decentemente, no saben que al comportarse 80
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¬decentemente¬, han tomado prestada la Žtica cristiana. Un ateo podr‡ alegar en su l—gica que Žl no tiene m‡s valor que un animal o que un insecto, sin embargo, su manera de vivir contradice esta conclusi—n. ÀPor quŽ?, porque este supuesto ateo provee para su familia, paga sus impuestos y si alguien le robara su carro, seguramente exigir’a que Ácastigaran al ladr—n! Esto es debido a que la Biblia nos revela que todos los seres humanos fuimos creados ¬a imagen y semejanza de Dios¬, por lo que tenemos el sentido o la conciencia de la justicia.
I) Por la necesidad de un c—digo superior de moral. Miles de personas han tratado de hacer su propio c—digo de conducta y otros, simplemente siguen o imitan el c—digo de estas personas. Tenemos como un ejemplo el Manifiesto Comunista I y II, que declara lo siguiente: ¬Afirmamos que los valores morales se derivan de la propia experiencia humana, pues la Žtica es aut—noma y situacional, ya que no necesita ninguna sanci—n teol—gica o ideol—gica¬ (Paul Kurtz-¬Humanist Manifesto I and II¬Buffalo: Prometheus Books, 1981, p‡g.17). La frase ¬Žtica situacional¬, significa que ¬lo que est‡ mal en alguna situaci—n, puede estar bien en otra¬. En otras palabras, si para los nazis estuvo bien el asesinar a millones de personas, no importa que para los dem‡s halla estado mal, pues cada quien debe tener y adaptarse a su propia Žtica situacional. Para resumirlo, Ácada quien puede hacer lo que est‡ bien ante sus ojos! 81
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Estos fil—sofos humanistas (no confundir con ¬humanitarios¬) han creado su propio c—digo de conducta y han volteado al revŽs la Žtica cristiana. Todo lo que se consider— como inmoral en el siglo XX, ahora ha sido declarado moral. Esta Žtica es la que ha llevado a los diversos tribunales y gobiernos de varias naciones a permitir y legalizar el aborto, el adulterio, las drogas, el incesto, el divorcio y los ya ahora populares matrimonios ¬gay¬. Hace algunos a–os, el fundador y due–o de la cadena de televisi—n CNN, Ted Turner, dijo pœblicamente: ¬Es tiempo que abandonemos los diez mandamientos, pues son obsoletos para nuestros tiempos, necesitamos una nueva versi—n a la cual quiero llamar: Las Diez Iniciativas Voluntarias¬ (Turner«s ¬Voluntary Initiatives¬-The Humanist-NoviembreDiciembre 1989, p‡g.6). Podr’amos preguntarnos: ÀPueden considerarse estas supuestas ¬iniciativas¬ de Turner como un c—digo de conducta mejor que el de la Biblia? ÀCree realmente el se–or Turner que Žl puede sobrepasar el Serm—n del Monte del Se–or Jesucristo? y Àtiene este se–or la capacidad moral para poder hacerlo? Como dijo el gran escritor ruso, Feodor Dostoevsky: ¬Si Dios no existe, toda est‡ permitido¬.
II) Porque no podemos crear nuestra propia moral. Los humanistas y ateos rechazan la moral b’blica, pero en su lugar, Àcon cu‡l la quieren sustituir?, Àcon el ate’smo? 82
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La vida del ser humano no puede quedar en un gran vac’o. Estas preguntas son b‡sicas, pues, ÀquŽ moralidad seguiremos, la de Dios o la del hombre? Esto lo han logrado en varias naciones mediante la fuerza bruta, la cual llev—, l—gicamente a la tiran’a y al despotismo. Los cristianos no hemos creado nuestra propia moral, sino que nos sometemos al c—digo de moral que Dios estableci— en la Biblia y llamamos pecado a lo que Dios califica como pecado. Solo Dios puede ser el Legislador de la ley. El ate’smo dice: ¬Abajo con Dios¬; y el humanismo dice: ¬El hombre es la medida de todas las cosas¬. Desgraciadamente, bajo esta manera de pensar, en la mayor’a de las escuelas y universidades del mundo se les ense–a a los estudiantes a que cada uno decida sus propios valores morales, llev‡ndoles de esta manera, a un relativismo total. El materialismo es la filosof’a que ense–a que no hay nada fuera de la materia, que no hay otra dimensi—n espiritual, ni Dios, ni infierno ni cielo. El mismo Carlos Darwin, al comenzar a darse cuenta lo dudosa que era su teor’a de la evoluci—n, dijo: ¬ ÀPodr‡ alguien confiar en las convicciones de la mente de un chango, si es que existen siquiera en esa mente?¬ (¬Autobiograf’a de Charles Darwin y Cartas Selectas¬- New York, Dover, 1958). Otro materialista ateo y fil—sofo francŽs, Pierre Cabanis (1757-1808), hizo la siguiente asombrosa declaraci—n: ¬Las secreciones cerebrales hacen los pensamientos, as’ como el h’gado produce el l’quido biliar¬. 83
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De acuerdo a esta forma de pensar, las secreciones biliares no pueden ser controladas por el hombre, as’ como tampoco podemos tener control sobre nuestros pensamientos, pues solo son, Ásecreciones qu’micas! En otras palabras, tanto los materialistas como los evolucionistas, Ácreen que la materia puede pensar! Tratemos de racionalizar en esto por un momento: Si el ser humano es solo un accidente biol—gico que surgi— por ¬accidente¬ de reacciones qu’micas y fuerzas impersonales, entonces ser’a imposible hacer alguna distinci—n entre el bien y el mal. Por lo tanto, los criminales no pueden ser culpables de sus acciones, pues fueron cometidas por Á¬cambios qu’micos¬ en sus cerebros! Lo que llamamos mente es solo el producto de cambios qu’micos-f’sicos del cerebro, o sea, lo que pensamos es solo el producto simplemente de nuestras reacciones qu’micas de calcio, fosfato, magnesio y azœcares Áque operan en nuestro cerebro! Tal vez los asesinos asesinan porque, Átienen mucha azœcar en el cerebro!
III) Porque solo Dios nos pudo dar un c—digo moral. El Dios Creador y Sustentador del universo es el œnico Ser que puede ser tambiŽn el Legislador de la moral: ¬Porque Jehov‡ es nuestro Juez, Jehov‡ es nuestro Legislador, Jehov‡ es nuestro rey, Žl mismo nos salvar‡¬ (Isa’as 33:22). 84
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Solo Dios puede dictar nuestras reglas de conducta y nosotros, como criaturas creadas por El, le debemos sumisi—n y obediencia. Precisamente porque el ser humano se ha cre’do dios, ha hecho sus propias reglas para vivir de acuerdo a su criterio y esta es la raz—n por la cual la raza humana se encuentra sumergida en la inmoralidad, en la confusi—n pol’tica, filos—fica, religiosa, moral y al borde su propia autodestrucci—n: El ap—stol Pablo describe esta situaci—n tan tr‡gica a la que el ser humano ha llegado por haber abandonado el c—digo moral de Dios: ¬Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificar on como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio coraz—n fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron neciosÉ por lo cual Dios los entreg— a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentiraÉɬ (Romanos 1:21-25). Pero Dios no solo nos provey— de un C—digo de Moral perfecto, sino que tambiŽn, en su gracia y misericordia, nos dej— la provisi—n para que cuando viol‡ramos ese c—digo, podamos obtener su perd—n. Esta provisi—n nos fue dada en la Persona del Se–or Jesucristo, pues con su sacrificio en la cruz, pudo pagar con su sangre el precio que la justicia de Dios demandaba: ¬Porque la paga del pecado es la muerte, mas el 85
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regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesœs¬ (Romanos 6:23). Todas nuestras violaciones al C—digo Moral de Dios fueron puestas sobre el cuerpo del Se–or Jesucristo: ¬Al que no conoci— pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuŽsemos hechos justicia de Dios en El¬ (2 Corintios 5:21). Cristo sufre en nuestro lugar el castigo y la ira de Dios que nuestros pecados merec’an. Por causa de que todav’a millones de personas ignoran aun el amor de Dios manifestado en la cruz y el mensaje del evangelio de la gracia de Dios, viven vidas sin ningœn prop—sito ni significado, vidas huecas y carentes de ninguna direcci—n espiritual. La moralidad no puede ser divorciada de la Biblia, pues la base de la moral se encuentra en la existencia del Dios vivo y verdadero; sin Dios, todo estar’a permitido. Ningœn c—digo de moral puede provenir del ate’smo y aquellas personas que sue–an con crear un estado secular donde la Biblia no debe tener ninguna influencia, traer‡n a sus vidas y a su naci—n un enorme vac’o espiritual, desesperaci—n, rebeli—n a las leyes y anarqu’a. Todas estas condiciones brotan siempre de estados totalitarios, instituidos por la fuerza bruta, la dictadura y la tiran’a.
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La Necesidad de Absolutos en una ƒpoca Relativista. Casi la mayor’a de los estudiantes universitarios pueden estar seguros que al llegar a la universidad, la mayor’a de sus maestros creer‡n en el relativismo y ate’smo. El principal problema de estos maestros universitarios no es lo que no saben, sino que lo que saben no saben si es verdad. Cierta vez, un maestro le dijo a sus estudiantes de filosof’a: ¬Ustedes no pueden saber nada con seguridad¬, a lo cual un estudiante le respondi—: ¬ ÀEst‡ usted seguro?¬, el maestro le respondi—: ¬ ÁAbsolutamente seguro!¬. Es triste tambiŽn que las mentes de la mayor’a de los estudiantes universitarios sean moldeadas por sus maestros, por haber llegado a la universidad sin convicciones profundas de su fe y del conocimiento de la Biblia. Otros maestros se han atrevido a ense–ar que no creen en absolutos porque el cient’fico Alberto Einstein as’ lo demostr— con su famosa teor’a acerca de la relatividad (e=mc2). Sin embargo, esto es un grave error, pues Einstein ense–— que la relatividad a la que Žl se refer’a, era al campo de la f’sica y no al de la Žtica. Han confundido la ¬relatividad¬ con el ¬relativismo¬, Ála gimnasia con la magnesia! El mismo Einstein fue quien dijo al reconocer el orden y el dise–o que tiene el universo: ¬Dios no jug— a los dados con el universo¬. Einstein tambiŽn reconoci— la existencia de la norma divina para el bien y el mal, pero vivi— para contemplar el ¬relativismo moral¬, al cual consider— una de las peores 87
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enfermedades que cualquier sociedad puede tener. Muchos estudiantes no disciernen que cuando sus maestros les ense–an que no hay absolutos, realmente les est‡n ense–ando que no existe de Dios. Dios es el œltimo absoluto, ƒl es el absolutamente supremo Creador y Sustentador del universo, pues lo que ƒl dice, es la œltima y absoluta verdad: ¬As’ dice Jehov‡ Rey de Israel y su Redentor, Jehov‡ de los ejŽrcitos: Yo soy el primero y soy el postrero y fuera de m’ no hay Dios. ÀY quiŽn proclamar‡ lo venidero, lo declarar‡ y lo pondr‡ en orden delante de m’, como hago yo desde que establec’ al pueblo antiguo? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte, no conozco ninguno¬ (Isa’as 44:6-8). Sin Dios, no podemos tener normas objetivas fuera de nosotros mismos; ahora ya no se habla de ¬Žtica¬, sino de ¬valores¬, un tŽrmino que el fil—sofo alem‡n ateo, Nietzsche, nos dej—. Los valores, proclamaba Nietzsche, son simplemente cualquier cosa que cualquiera escoja para darle valor a lo que guste. El profeta Isa’as hizo esta seria advertencia a esta clase de personas: ¬ ÁAy de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ÁAy de los sabios en sus propios ojos y de los que son prudentes delante de s’ mismos!¬ (Isa’as 5:20-21). 88
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Uno de los ejemplos m‡s interesantes del porque no podemos vivir con un relativismo moral o cultural, lo tenemos en el famoso Juicio de Nuremberg, en Alemania, (1945-1946) donde se juzg— a los oficiales y generales nazis sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial por sus cr’menes de guerra y genocidio. ÀQuŽ defensa presentaron ante el Tribunal todos estos generales nazis? Alegaron que no hab’an hecho nada malo, que solo obedec’an ordenes de Hitler por lo que no eran responsables de sus acciones, que hab’an actuado conforme a su cultura y a sus leyes. Uno de los peores generales y que jam‡s se arrepinti—, fue Goering, quien levant‡ndose de su asiento enojado dijo estas palabras: ¬ ÀQuiŽnes son ustedes y con quŽ derecho nos juzgan si, provienen de otra cultura y de otra sociedad y ahora nos quieren imponer sus leyes morales?¬. Finalmente, este hombre, con otros cuatro m‡s, fueron sentenciados a la horca, los dem‡s a diferentes sentencias en prisi—n de por vida. Esta noci—n de que una sociedad no puede imponer sus leyes morales sobre otros ha sido ense–ada en la mayor’a de las universidades del mundo en los œltimos 60 a–os. Podemos concluir que si no hay absolutos y todos los valores son inducidos culturalmente, entonces no podemos imponer nuestra moral sobre los dem‡s, porque, Àc—mo podr’amos entonces atrevernos a condenar a los nazis por 89
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su genocidio de seis millones de jud’os? ÀQuiŽnes estaban mal, nosotros o ellos? ÀQuiŽn tendr’a la raz—n si no hay absolutos?
Resultados tr‡gicos Esta ense–anza de la negaci—n de absolutos tambiŽn es ense–ada en la mayor’a de las escuelas pœblicas primarias desde hace 50 a–os. Se les ense–a que ellos son los que deben escoger sus valores, o sea: ¬Hagan lo que crean est‡ bien delante de sus ojos¬. Es precisamente por causa de esta filosof’a maligna (que la moral es relativa y del rechazo de las normas absolutas de Dios establecidas en la Biblia) que actualmente estamos enfrentando una ola creciente de una completa depravaci—n moral, drogadicci—n, divorcios, adulterios, alcoholismo y cr’menes cometidos por menores de edad jam‡s vistos en el pasado. Vivimos dentro de una sociedad que quiere crear su propio c—digo de conducta y moral. Fueron el nazismo, el fascismo y el comunismo los culpables de m‡s de 80 millones de muertes en el siglo XX de manos de Mao Tse, Hitler, Benito Mussolini, JosŽ Stalin, Fidel Castro, Idi Amin, Saddam Hussein, etc. Todos estos dictadores y tiranos quisieron y siguen tratando de imponer sobre sus pueblos sus propios c—digos de conducta y moral. El presidente de los Estados Unidos, George Washington (1732-1799), dijo estas palabras ante el Congreso de 90
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la Uni—n: ¬La m‡s grande necedad humana es creer ilusoriamente que podemos vivir, gobernar o mantener la moral sin la Biblia. Todo lo que se pueda conceder a la influencia de una educaci—n refinada de las mentes, la raz—n y la experiencia, nos proh’be que esperemos que la moralidad nacional pueda prevalecer excluyendo los principios b’blicos sobre la moral¬ (Citado en su œltimo discurso, por Federer-¬America«s God and Country¬-661).
El Precio de la Incredulidad En los œltimos a–os hemos experimentado una regresi—n social muy grande y, actualmente, los poderes de la descomposici—n social los podemos percibir a nuestro alrededor. La incredulidad ha causado que la moral decaiga. Consideremos los efectos de nuestra decadencia moral descrita en el libro Bennet, ¬El Index de los Principales Indicadores Culturales¬ en los Estados Unidos de NorteamŽrica: 95% de los norteamericanos han sido v’ctimas del latrocinio por lo menos una vez en sus vidas en los œltimos 40 a–os. ! 80% de los norteamericanos ser‡n v’ctimas de un crimen violento por lo menos una vez en sus vidas. ! El segmento con el ’ndice m‡s r‡pido en crecimiento del crimen se encuentra en muchachos entre los 12 y 18 a–os de edad. ! Cada mes suceden 525 mil ataques y robos en la !
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secundarias (High School) de los Estados Unidos. ! Aproximadamente, 135 mil estudiantes llevan un arma a la escuela diariamente. ! 25% de los estudiantes de secundaria (High School) evitan usar el ba–o de la escuela por temor de ser asaltados sexualmente (William Kilpatrick New York, Simon and Schuster-1992, p‡g.14).
Las bases inmorales de la incredulidad Hace algunos a–os, se le pregunt— en una entrevista de televisi—n a Sir Julian Huxley, en ese tiempo presidente de la Organizaci—n Cultural Cient’fica y Educacional de la ONU (UNESCO) y uno de los m‡s prestigiados evolucionistas de su tiempo, lo siguiente: ¬ ÀPor quŽ cree usted que la teor’a de la evoluci—n surgi— tan r‡pido en el mundo cient’fico?¬. A lo que Žl contest— (en ese momento todos cre’an que contestar’a: Por causa del cœmulo de evidencias cient’ficas que hemos encontrado), pero no fue as’, pues dijo: ¬ ÁPorque Dios ha querido interferir en nuestras preferencias sexuales! Tenemos tambiŽn al famoso escritor ateo, Bertrand Russell (1872-1970), uno de los fil—sofos m‡s anti-cristianos del siglo XX, quien escribi— un libro titulado: ¬Porque no soy cristiano¬. Este hombre ateo ense–— que si no se aceptaba la perspectiva cient’fica (Àcient’fica?) de la teor’a de la evoluci—n, entonces la vida carec’a de sentido. Pero, realmente, Àpor quŽ Bertrand Russell no cre’a en Dios y atacaba el cristianismo? ÀAcaso era porque la ciencia y la filosof’a probaban que no exist’a Dios? No, de ninguna manera. Russell no cre’a en Dios porque la 92
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idea del Dios de la Biblia internar’a en su pecaminosa y de depravaci—n moral. Este fil—sofo ateo era un socialista radical y un tenorio, pues estuvo involucrado en mœltiples adulterios y era un seductor de mujer especializado de cualquier mujer que se le atravesara en el camino. ÁCon raz—n negaba el c—digo moral de la Biblia! ¬ ÀNo sabŽis que los injustos no heredar‡n el reino de Dios? No errŽis, ni los fornicarios, ni los id—latras, ni los adœlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredar‡n el reino de Dios¬ (I Corintios 6:9-10). Pero lo m‡s precioso son las palabras que siguen a esta solemne advertencia: ¬Y esto eran algunos, mas ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Se–or Jesœs y por el Esp’ritu de nuestro Dios¬ (I Corintios 6:11). As’ es, si no fuera por la sangre preciosa que el Se–or Jesœs derram— en la cruz para pagar por todos estos pecados, de los cuales todos somos culpables, Ános hubiŽramos condenado eternamente! Otro fil—sofo ateo famoso de nuestro siglo, fue Friedrich Nietzsche (1844-1900), quien se hizo famoso por su frase: Dios est‡ muerto.
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Este hombre atac— ferozmente todos los principios morales de la Biblia y a la persona de Jesucristo, por lo que se dedic— a escribir en contra del cristianismo en la mayor’a de sus libros. La iron’a de la vida de este hombre fue que, si Dios no existe y est‡ muerto, Àpor quŽ preocuparse en gastar toda una vida tratando de demostrar algo que no existe? ÀPor quŽ no cre’a Nietzsche en Dios? Por la misma raz—n que Bertrand Russell y que la mayor’a de los ateos niegan la existencia Dios, no por falta de evidencias, sino porque Áno les conviene someterse a sus leyes morales! Nietzsche practic— el homosexualismo y termin— su vida completamente loco en un hospital psiqui‡trico. A–os antes de morir, Nietzsche hab’a escrito en la pared de su casa con grandes letras: ¬Dios est‡ muerto¬, pero despuŽs de morir, uno de sus vecinos escribi— arriba de esas letras: ¬Dios sigue vivo y Nietzsche est‡ muerto¬.
La responsabilidad humana ante Dios El solo hecho de saber que fuimos creados como agentes morales libres y responsables de todas nuestras acciones, por las cuales algœn d’a tendremos que dar cuentas a Dios, deber‡ ser nuestra m‡s grande motivaci—n para vivir una vida moral y agradable a Dios. El Se–or Jesœs dijo: ¬No os maravillŽis de esto, porque vendr‡ hora cuando todos los que est‡n en los sepulcros 94
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oir‡n su voz y los que hicieron lo bueno, saldr‡n a resurrecci—n de vida, m‡s los que hicieron lo malo, a resurrecci—n de condenaci—n¬ (Juan 5:28-29). La existencia de un Ser Supremo, infinito, eterno, omnipotente, omnisciente y omnipresente, es la primer verdad del conocimiento moral. Una de los m‡s grandes Ministros de Inglaterra, Margaret Thatcher, dijo las siguientes palabras acerca del cristianismo b’blico: ¬El cristianismo contiene las m‡s grandes verdades morales que existen y es parte fundamental de nuestra herencia. Nosotros somos una naci—n cuyos ideales est‡n fundados en la Biblia y existir‡ muy poca esperanza para la democracia si los corazones de los hombres en las sociedades democr‡ticas no son tocados por algo m‡s grande que ellos: el Dios de la Biblia¬ (Citado en ¬Britain«s Margaret Thatcher Speaks about Christian Responsability¬Concerned Women for America-Febrero 1989, p‡g.20).
Cristo: La Verdad Encarnada Las mismas palabras del personaje m‡s grande de la historia humana, el Se–or Jesucristo, ponen fin al relativismo moral, pues ƒl dijo: ¬Conocer‡s la verdad y la verdad te har‡ libre¬ (Juan 8:32). Dos cosas resaltan de estas palabras: 1. Cristo est‡ declarando que existe la verdad y esta, no es una verdad relativa. No est‡ diciendo: ¬Conocer‡s una verdad¬, ni tampoco ¬conocer‡ tu verdad¬. Esto es muy 95
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importante porque actualmente escuchamos por todas partes decir a las personas: ¬Bueno, esa es tu verdad, pero yo tengo la m’a¬. La verdad de Dios es absoluta para todos los seres humanos. 2. Jesœs tambiŽn agreg— algo m‡s sorprendente: ¬Yo soy el camino y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi¬ (Juan 14:6). Cristo no es una verdad, ni parte de la verdad, ni tampoco la verdad de alguienÉ Áƒl es la misma personificaci—n de la verdad! TambiŽn encontramos en esta asombrosa declaraci—n que podemos conocer la verdad. Cuando Jesœs estuvo ante la presencia de Poncio Pilato, el gobernador de Judea, le dijo estas palabras ante la pregunta que le hab’a hecho Pilato: ¬Le dijo entonces Pilato: ÀLuego, eres tœ rey? Respondi— Jesœs: Tœ dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ÀQuŽ es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, sali— otra vez a los jud’os y les dijo: Yo no hall— en Žl ningœn delito¬ (Juan 18:37-38). Observamos que este fue uno de los principales prop—sitos de Cristo al venir al mundo: para dar testimonio de la œnica verdad absoluta que existe y de la cual El mismo era su personificaci—n. Pilato, por el contrario, representa a todos los agn—sticos 96
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que no creen que haya una verdad absoluta, por esta raz—n, se dio la media vuelta y ya no quiso o’r a Jesœs. Los ateos, de la misma forma, ¬se dan la media vuelta¬ d‡ndole la espalda a Dios por no querer escuchar su voz a travŽs de la Biblia, por no creer que en ella se encuentra la verdad.
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Todos los seres humanos, de una u otra manera, somos fil—sofos, pues todas las personas tienen una manera de pensar o perspectiva respecto a la vida y al medio ambiente que le rodea. La filosof’a proviene de dos palabras griegas: -philos¬amor¬; y Ðsophos-¬sabidur’a¬, en otras palabras, la filosof’a trata con el ¬amor y la sabidur’a¬. Al principio de la creaci—n humana se ten’a el conocimiento y la sabidur’a que Dios le hab’a impartido, pero esto se perdi— cuando el ser humano se rebel— y se quiso independizar de su Creador. Esta condici—n la describe claramente la Biblia mediante el ap—stol Pablo: ¬Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificar on como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio coraz—n fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios¬ (Romanos 1:21-22).
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Y as’ ha sido la historia de la humanidad desde entonces, pues el ser humano se envaneci— en sus razonamientos por haberse desconectado de Dios y se entreg— a los placeres de la carne. Desde entonces, el ser humano ha tratado por todos los medios de buscar el conocimiento y la sabidur’a para dar respuesta a las tres interrogantes m‡s importantes de la humanidad: ÀQuiŽnes somos? (identidad). ! ÀDe d—nde venimos? (origen) ! ÀHacia d—nde nos dirigimos? (destino). !
Estas interrogantes han dado lugar a diversas especulaciones, teor’as, hip—tesis y filosof’as que solo han confundido m‡s a la humanidad, como: la teor’a de la evoluci—n ! el hedonismo. ! el humanismo ! ate’smo y materialismo !
La Biblia nos revela que ¬ÉDios destruy— la sabidur’a de los sabios y desech— el entendimiento de los entendidos¬ (I Corintios 1:19). Adem‡s de todas estas filosof’as y creencias que el ser humano ha desarrollado, una de las m‡s peligrosas y sutiles que existen es cuando se trata de mezclar la Biblia con otros sistemas de pensamiento. Esto tiene el prop—sito diab—lico de diluir, debilitar, adulterar y pervertir el mensaje de las Sagradas Escrituras. As’ pues, se ha mezclado a Cristo con los gurœs, con el 99
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comunismo, con los dem‡s hombres religiosos de la historia
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(iluminados) y con las filosof’as orientales. Muchas religiones, inclusive, han tratado de elevar sus tradiciones y libros sagrados al mismo nivel de la autoridad de la Biblia, por lo cual se nos advierte: ¬Mirad que nadie os enga–e por medio de filosof’as y huecas sutilezas, segœn las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no segœn Cristo¬ (Colosenses 2:8).
Cristo Mas la Filosof’a Actualmente existe una gran deformaci—n acerca del car‡cter y de la persona de Jesucristo. Libros y Žxitos ¬best-seller¬, como ¬El Caballo de Troya¬ (del escritor espa–ol JosŽ Ben’tez), pel’culas como ¬Las Tentaciones de Cristo¬, ¬El C—digo Da Vinci¬ (del escritor Dan Brown), etc., han contribuido para torcer, pervertir y deformar la persona y el car‡cter verdadero del Se–or Jesucristo y de Dios. La pregunta m‡s importante con respecto a este asunto, es: ÀQuiŽn puede con certeza o de d—nde podemos obtener una verdadera fuente de informaci—n de la persona y car‡cter de Dios y de su Hijo Jesucristo? ÀDe la imaginaci—n de la mente humana de estos escritores y productores de Hollywood? Es la misma persona de Jesucristo quien nos responde esta pregunta: ¬Escudri–ad las Escrituras, porque ellas son las que dan testimonio de m’ y en ellas tenŽis la vida eternaÉ.y les dijo: Estas son las palabras que les hablŽÉ.que era necesario que se cumpliera 101
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TODO LO QUE ESTA ESCRITO DE MI en la ley de MoisŽs y en los Salmos¬ (Juan 5:39; Lucas 24:44). La Biblia pues, es la œnica fuente fidedigna de informaci—n que podamos tener acerca de la de la persona de Jesucristo. Cualquier otra clase de informaci—n que no concuerde con la Biblia, son meras especulaciones y caen dentro de las filosof’as, teor’as o conceptos humanos. El ap—stol Pablo le dio el siguiente consejo a su disc’pulo Timoteo: ¬Si alguno ense–a otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Se–or Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, est‡ envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabrasÉ.disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia, ap‡rtate de los tales¬ (I Timoteo 6:3-5). La filosof’a humana se hace fatua y arrogante cuando trata de invadir la esfera de los or’genes y de lo sobrenatural: ¬Porque la sabidur’a de este mundo es insensatez para con Dios, pues escrito est‡: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Se–or conoce los pensamientos de los sabios que son vanos¬ (I Corintios 3:19-20).
Cristo Mas las Tradiciones Las ¬tradiciones¬ son ense–anzas transmitidas de generaci—n en generaci—n y basadas en costumbres o conceptos humanos ajenos a las ense–anzas de la Biblia. 102
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Esto no quiere decir, de ninguna manera, que no haya tradiciones que no sean buenas, sino que el problema estriba cuando estas tradiciones tratan de tapar, ocupar o invalidar la autoridad de la Biblia. Este fue precisamente el problema que el Se–or Jesœs abord— en su tiempo con las ense–anzas que los fariseos hab’an mezclado con la Biblia: ¬Respondiendo les dijo: Hip—critasÉ..este pueblo de labios me honra, mas su coraz—n est‡ lejos de m’, pues en vano me honran ense–ando como doctrinas MANDAMIENTOS DE HOMBRESÉ ..y se aferran a la TRADICION DE LOS HOMBRESÉ..invalidando mi palabra con vuestra tradici—n¬ (Marcos 7:69,13). Existen cientos de tradiciones que no tienen su origen en las Sagradas Escrituras y que fueron introducidas al cristianismo cuando la Biblia se prohibi— leer, por —rdenes del Vaticano, durante casi 18 siglos. La Biblia volvi— a ser abierta durante el Segundo Concilio Vaticano (1961-1962), por el Papa Juan XXIII y a la cual, gracias a Dios, ahora tienen acceso todos los cat—licos.
Cristo Mas el Ritualismo El ritualismo o el ceremonialismo son todas aquellas actividades litœrgicas que tratan de ¬agregar¬ algo a la obra realizada por Cristo en la cruz para nuestra salvaci—n. Bajo el Antiguo Testamento, Dios le dio leyes y ceremonias a su pueblo Israel para que supiera y comprendiera a travŽs de s’mbolos c—mo acercarse a ƒl.
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Todas las ofrendas y los sacrificios de animales ten’an como objeto simbolizar el œltimo y perfecto sacrificio de Cristo en la cruz: ¬Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes veniderosÉentr— una vez para siempre en el Lugar Sant’simo, habiendo obtenido eterna redenci—n¬ (Hebreos 9:11-12). La obra de Cristo por el pago de nuestros pecados en la cruz fue perfecta, pues no necesita que se le a–ada nada, ni m‡s sacrificios, ni m‡s ceremonias: ¬En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Cristo HECHA UNA VEZ PARA SIEMPREÉ..porque con una sola ofrenda nos hizo perfectos para siempre¬ (Hebreos 10:10,14).
Cristo Mas el Misticismo Por el misticismo entendemos las experiencias subliminales, emocionales o psicol—gicas por medio de las cuales el ser humano trata de hacer contacto o acercarse a Dios, como sue–os, estados de trance, drogas alucin—genas, visiones, meditaci—n trascendental, budismo zen, etc. Los ¬m’sticos¬ (o gurœs) ense–an que por causa de que Dios est‡ dentro de nosotros, podemos mediante estos medios, hacer contacto con El, pues somos ¬peque–os dioses¬. TambiŽn, dentro de muchos grupos religiosos se ha tratado de seguir este mismo camino de estar buscando ¬experiencias¬ con Dios, de ¬sentir¬ a Dios, de tener ¬visiones¬ de Dios, de ¬ver¬ milagros para fortalecer la fe, sin entender que a 104
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Dios lo encontramos en la Biblia y solo le podemos agradar ¬viviendo por fe¬ (Hebreos 11:6). Desde luego que nuestras emociones est‡n muchas veces involucradas al acercarnos a Dios mediante la oraci—n, la lectura de la Biblia o de la alabanza, pero esto no significa que sean los medios para acercarnos a ƒl. Lo peligroso es estar confiando en nuestras emociones para tratar de experimentar a Dios, pues nuestras emociones pueden ser muchas veces falsas, ya que suben o bajan. Nuestra adoraci—n y acercamiento a Dios es mediante nuestro esp’ritu, pues ƒl es Esp’ritu y ¬en esp’ritu y en verdad es necesario que le adoremos¬ (Juan 4:4). El justo ¬por la vivir‡¬, no por lo que veamos, sintamos o experimentemosÉ.sinoÉ. Ápor lo que est‡ escrito!
Cristo Mas el Ascetismo El ¬ascetismo¬ es el esfuerzo humano de tratar de buscar o encontrar a Dios mediante el aislamiento f’sico del mundo. Esto tuvo su origen hace varios siglos por diferentes sectas y monjes que se retiraban a algœn monasterio o monta–a fuera de la civilizaci—n para aislarse del mundo y buscar a Dios en la soledad y meditaci—n. De esta manera, cre’an estar alejados de las tentaciones e influencia del mundo y podr’an controlar los apetitos de la carne. Muchos, inclusive se golpeaban el cuerpo, lo aflig’an durmiendo en camas de piedra o ayunaban largos d’as para tratar de poder vencer el pecado. 105
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ÁQuŽ triste que muchos monjes y monjas se han recluido en esta clase de monasterios o conventos cuando la Biblia ense–a completamente lo contrario! La orden y el gran mandamiento que dio Cristo antes de ascender al cielo, fue: ¬Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, ID y haced disc’pulos a todas las nacionesɬ (Mateo 28:18-19). ÀC—mo pueden todas estas personas religiosas ¬hacer disc’pulos¬ mientras est‡n encerrados en conventos y monasterios? ÁEn quŽ tremendo e incre’ble enga–o les hizo caer el diablo! ÀQuŽ dice la Biblia al respecto? 1. Cristo jam‡s ense–— que nos aisl‡ramos del mundo para encontrar a Dios. En su gran oraci—n sacerdotal, hizo esta petici—n a su Padre: ¬No te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal¬ (Juan 17:15). Si somos sacados del mundo (aislados en conventos), ÀquiŽn le podr‡ testificar al mundo del evangelio de la gracia de Dios? (Romanos 10:14-15). 2. Nuestro cuerpo no es malo, pues es el ¬templo¬ del Esp’ritu Santo. Tratar de golpear o mortificar el cuerpo f’sicamente para dominar el pecado que habita dentro de nosotros, es inœtil.
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Esta es la raz—n por la cual Dios nos dio de Su Esp’ritu, pues nuestros esfuerzos y buena voluntad son inœtiles contra el poder de la carne: ¬Porque si viv’s conforme a la carne, morirŽis, mas si POR EL ESPIRITU hacŽis morir las obras de la carne, vivirŽis¬ (Romanos 8:13). ¬Porque el deseo de la carne es contra el Esp’ritu y el del Esp’ritu es contra la carne, y Žstos se oponen entre s’ para que no hagas lo que quieras¬ (G‡latas 5:17). Cuando la Biblia menciona acerca de ¬golpear el cuerpo y ponerlo en servidumbre¬ (I Corintios 9:27), la iglesia romana lo tom— literalmente, por lo que muchos monjes y sacerdotes comenzaron a usar la autoflagelaci—n. Sin embargo, no se refiere a hacerlo f’sicamente, como ya vimos anteriormente, sino a ponerlo ¬bajo el control del Esp’ritu de Dios¬. La œnica manera de ¬mortificar¬ la carne, es no aliment‡ndola, no d‡ndole gusto a nuestras pasiones e impulsos pecaminosos: ¬Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicaci—n, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatr’a¬ (Colosenses 3:5).
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6V a:' (& S2/(2& ?*&()*+#* (& Q&(&/W& %* 42$'b El cristianismo ha proclamado a travŽs de los siglos que la Biblia ha sido, es y ser‡ la Palabra infalible de Dios, y con esta declaraci—n se quiere significar que, al contrario de todos los libros que se consideran sagrados, la Biblia es la verdadera revelaci—n verbal inspirada que Dios le dej— al ser humano. Pero, Àpodemos probar esta aseveraci—n? Independientemente de todas las evidencias anteriores que hemos estudiado, veamos algunas m‡s. Primero, para que un libro sea llamado verdaderamente la revelaci—n del Dios œnico, vivo y verdadero, debemos esperar que ciertas cosas sean verdad y Žstas caracter’sticas incluir’an: Debe decir que es la Palabra de Dios. ! Debe ser exacta hist—rica y geogr‡ficamente cuando habla sobre historia y geograf’a. ! Los autores deben haber sido personas de suma reputaci—n moral y confianza. !
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El libro debe ser tem‡ticamente unificado y sin contradicciones. !Las copias deben coincidir con los manuscritos originales. !
En segundo lugar, por causa de que Dios es œnico, Su Libro debe contener caracter’sticas que sean verdad solo en su Libro. Estas caracter’sticas ser’an las siguientes: Contener declaraciones que revelen un conocimiento acerca de la manera en que las cosas operen m‡s all‡ del conocimiento de nuestra Žpoca. ! Predicciones acerca del futuro que no podr’an haber sido conocidas en el tiempo en que se hicieron. ! Sus palabras deben contener un poder transformador. !
Estas caracter’sticas distinguir’an el Libro de Dios de cualquier otro libro, de manera que no pudiera ser falsificado. Ahora, veamos todas estas caracter’sticas arriba mencionadas para confirmar si en verdad son ciertas en la Biblia.
Caracter’sticas Sobrenaturales La Biblia dice ser la Palabra de Dios A. Sus Autores Dijeron Hablar la Palabra de Dios. La mayor parte de la Biblia fue escrita por profetas hebreos, los cuales fueron comisionados para hablar exactamente lo que Dios les hab’a ordenado decir, ni m‡s ni menos: ¬As’ ha dicho Jehov‡: Ponte en el atrio de la 109
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casa de Jehov‡ y habla todas las palabras que yo te mande hablarles, no retengas mis palabras¬ (Jerem’as 26:2). El ap—stol Pablo dio testimonio de la inspiraci—n de la Biblia: ¬Toda Escritura es inspirada por Dios¬ (2 Timoteo 3:16). El Ap—stol Pedro enfatiz— la inspiraci—n de la Biblia: ¬Porque nunca la profec’a fue tra’da por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Esp’ritu Santo¬ (2 Pedro 1:21). ¬Y David dijo: El Esp’ritu de Jehov‡ ha hablado por m’ y su palabra ha estado en mi lengua¬ (2 Samuel 23:2). B. Jesucristo Dijo que la Biblia Hablaba de ƒl y Era de Dios. Escribiendo acerca de todo el Antiguo Testamento, el Se–or Jesucristo dijo a sus disc’pulos despuŽs de su resurrecci—n: ¬ ÁOh insensatos y tardos de coraz—n para creer todo lo que los profetas han dicho! ÀNo era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?.......Estas son las palabras que os hablŽ estando aœn con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que est‡ escrito de m’ en la ley de MoisŽs, en los profetas y en los Salmos¬ (Lucas 24:25,44).
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Y durante su ministerio terrenal, cit— continuamente la autoridad e inspiraci—n de la Biblia: ¬Escudri–ad las Escrituras porque a vosotros os parece que en ellas tenŽis la vida eterna y ellas dan testimonio de mi¬ (Juan 5:39). ¬Y dijo: No solo de pan vivir‡ el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios¬ (Mateo 4:4). ¬É.la Escritura no puede ser quebrantada¬ (Juan 10:35). ¬Err‡is ignorando las Escrituras y el poder de Dios¬ (Mateo 22:29). ¬Santif’calos en tu palabra, tu palabra es ver dad¬ (Juan 17:17). Adem‡s, Cristo consider— la Biblia como hist—ricamente autŽntica y verdadera, pues cit— sucesos del Antiguo Testamento relacionados con su vida: ¬Porque como estuvo Jon‡s en el vientre de un gran pez por tres d’as y tres noches, as’ estar‡ el Hijo del Hombre en el coraz—n de la tierra tres d’as y tres noches¬ (Mateo 12:40).
La Biblia es hist—ricamente exacta La Biblia no es un mero libro conteniendo teolog’a no relacionada con la historia, sino que sus declaraciones teol—gicas est‡n integralmente ligadas a los eventos hist—ricos. 111
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Por ejemplo: El ap—stol Pablo ense–— que si la resurrecci—n corporal de Cristo no era un hecho hist—rico, entonces nuestra fe ser’a falsa y en vano: ¬Éy si Cristo no resucit—, vuestra fe es vana, aœn est‡is en vuestros pecados¬ (I Corintios 15:7). Las historias contenidas en la Biblia han sido confirmadas una y otra vez por diferentes descubrimientos arqueol—gicos de cada a–o. El famoso y conocido arque—logo de fama internacional, Nelson Glueck (1900-1971), y Director de la Universidad Hebrea Uni—n desde 1947 hasta su muerte, dijo las siguientes palabras: ¬Se puede establecer categ—ricamente que ningœn descubrimiento arqueol—gico ha contradicho ninguna referencia contenida en la Biblia, pues cientos de descubrimientos arqueol—gicos han confirmado la exactitud y veracidad de las Sagradas Escrituras¬ (Glueck, 31). El arque—logo, tambiŽn famoso, Millar Burrows (18891980), autoridad en los Rollos del Mar Muerto y profesor emŽrito de la Universidad Yale de Divinidades, escribi—: ¬M‡s de un arque—logo ha encontrado y sentido respeto despuŽs de todas las excavaciones hechas en la Palestina y descubriendo que la Biblia es perfecta en su historia¬ (Burrows, 1). La confiabilidad de los autores b’blicos Como vimos anteriormente, los autores de la Biblia declaran haber recibido de Dios directamente sus mensajes. Si estos autores hubieran sido conocidos como personas mentirosas o que hubieran sufrido de alucinaciones en su tiempo, podr’amos entonces considerarlos indignos de creer. 112
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Pero todos y cada uno de ellos fueron personas de integridad moral por las siguientes razones: 1. Ense–aron las normas m‡s elevadas de Žtica, moral e integridad jam‡s escritas, incluyendo la obligaci—n de hablar siempre con la verdad. El ap—stol Pablo escribi— a la iglesia de ƒfeso: ¬Por los cual, desechando la mentira, hablen cada uno verdad con su pr—jimo¬ (Efesios 4:25). El ap—stol Juan, fue quien recibi— el mensaje y revelaci—n del Apocalipsis, escribi—: ¬Todo aquel que ama y hace mentira tendr‡ su parte en el Lago de Fuego¬ (Apocalipsis 22:15). 2. Los autores de la Biblia pagaron un precio muy alto por su fidelidad a la Palabra de Dios. Por ejemplo: Todos los ap—stoles de Jesucristo fueron encarcelados, torturados y finalmente, murieron como m‡rtires por su testimonio y predicaci—n del evangelio de la gracia de Dios. El ap—stol Pablo, encontr‡ndose en una prisi—n romana y en la antesala de la muerte, le escribi— sus œltimas palabras a su disc’pulo Timoteo: ¬Porque yo ya estoy para ser sacrificado y el tiempo de mi partida est‡ cercano; he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe¬ (2 Timoteo 4:6-7). Escribiendo acerca de los m‡rtires que morir‡n en un futuro de las manos del Anticristo, Juan escribi—: 113
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¬O’ una voz que desde el cielo me dec’a: Escribe: Bienaventurados de aqu’ en adelante los muertos que mueren en el Se–or. S’, dice el Esp’ritu, descansar‡n de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen¬ (Apocalipsis 14:13).
Las copias que poseemos son exactas a los manuscritos originales. En el a–o 1948, unos pastores beduinos encontraron en las cuevas de Qumr‡n, cerca del Mar Muerto, algunos manuscritos originales del Antiguo Testamento. Fueron 800 escritos en hebreo y arameo con una antigŸedad de 150 A.C. Ð 70 D.C. Actualmente, se encuentran en el Museo de Israel, en JerusalŽn. Estos manuscritos, escondidos por casi dos mil a–os, comprobaron una vez m‡s, la autenticidad, veracidad y exactitud de las Sagradas Escrituras. ÀQuŽ fue lo que exactamente encontraron los cient’ficos cuando compararon estos manuscritos con las copias presentes? El arque—logo, Millar Burrows, que fue una de las autoridades en certificar los Rollos del Mar Muerto, escribi—: ¬Es un asunto para maravillarse que despuŽs de miles de a–os los textos no hayan podido ser alterados en lo m‡s m’nimo¬ (Geisler-1986, p‡gs.366-67).
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El cient’fico, Gleason Archer (1916-2004), Doctorado de la Universidad de Harvard, Massachusets y especializado en Lenguas Sem’ticas, escribi— acerca de los Rollos del Mar Muerto: ¬Estos rollos prueban ser idŽnticos, palabra por palabra, con el libro de Isa’as del Antiguo Testamento¬ (Geisler-1986, p‡g.367). Pero, ÀquŽ acerca de la exactitud textual del Nuevo Testamento? El grado de exactitud del Nuevo Testamento excede el 99%, lo cual es m‡s grande que cualquier otro libro antiguo. La raz—n para esta asombrosa exactitud es que, respecto a la Biblia, el nœmero de manuscritos del Nuevo Testamento que actualmente tenemos es m‡s grande que cualquier otro libro del mundo antiguo y los manuscritos b’blicos est‡n mucho m‡s cercanos al tiempo a los originales que aquellos de tiempos antiguos. Consideremos esta verdad a continuaci—n: Libro - Autor
Tiempo entre el original y las copias Historia de Her—doto 1,350 a–os Historia de Tuc’dedes 1,300 a–os Plat—n 1,300 a–os Dem—stenes 1,400 a–os Anales de T‡cito 1,000 a–os Historia de Plinio 750 a–os Nuevo Testamento 100 a–os
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Nœmero de Copias 8 8 7 200 20 7 5,366
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la Biblia Realmente la Palabra de Dios?
La singularidad de su mensaje El libro de Romanos nos resume la singularidad del mensaje de la Biblia: ¬Porque la paga del pecado es la muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesœs¬ (Romanos 6:23). En contraste con todos los libros que se consideran sagrados, la Biblia es el œnico que nos revela la causa y el origen de la condici—n pecaminosa en que se encuentra el ser humano. Todos los escritores, psic—logos, soci—logos, antrop—logos, fil—sofos y cient’ficos han estado de acuerdo que el ser humano padece de un problema grave en su ser y que se ha tratado de calificar de diferentes maneras: Marx, le llam—É..la lucha de clases. Carlos Darwin le llam—ÉÉla sobrevivencia del m‡s fuerte. Sigmund Freud le llam—É..el medio ambiente y la sexualidad infantil. William Shakespeare le llam—ÉÉ..el defecto tr‡gico. Pero la Biblia le llamaÉÉ Ápecado! ÀQuiŽn puede negar esta condici—n de pecado en que se encuentra el ser humano? ÀQuiŽn puede negar que a un ni–o no se le ense–a a portarse mal, sino a portarse bien? ÀPor quŽ? Porque el mal ya lo traemos Ádesde el nacimiento! El rey David escribi—: ¬He aqu’ en maldad he sido formado y en pecado me concibi— mi madre¬ (Salmo 51:5).
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A. La Muerte Espiritual. El mensaje del evangelio describe la condici—n espiritual en que se encuentra sumergida la humanidad entera: ¬Por cuanto todos pecaron y todos se encuentran alejados de la gloria de DiosÉ..no hay justo ni aœn uno, no hay quien busque a Dios¬ (Romanos 3:23, 10-11). Todos los seres humanos fuimos creados originalmente por Dios con un esp’ritu, un alma y un cuerpo (GŽnesis 1:26; 2:7). Sin embargo, al rebelarnos contra sus leyes, nuestro esp’ritu qued— separado de Dios, por lo que, desde Ad‡n, todos nacemos con un alma y un cuerpo nada mas, porque nacimos muertos (separados) espiritualmente de Dios (Efesios 2:1). Este vac’o espiritual con el cual nacimos, ha sido tratado de llenar con religiones, placeres, fama, riquezas, poder, etc., pero el ser humano continua, despuŽs de haber probado todas esta cosas, Ám‡s vac’o que nunca! ÀPor quŽ? Porque fuimos creados para Dios, para conocerlo, adorarle y servirle y hasta que no hagamos la paz con El mediante la muerte de su Hijo Jesucristo, no la podremos encontrar en ninguna cosa de este mundo, puesÉ Átodo es vanidad de vanidades! B. La Vida Eterna. El mensaje cristiano tambiŽn es singular porque le ofrece al ser humano el perd—n de sus pecados, Átotalmente gratis! ¬Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se glor’e¬ (Efesios 2:8-9). 117
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la Biblia Realmente la Palabra de Dios?
En contraste con todas las dem‡s religiones que el ser humano ha inventado y que por medio de buenas obras y sacrificios buscan el perd—n de Dios o la entrada al cielo, el cristianismo nos ofrece un perd—n jam‡s imaginado: Ásin hacer absolutamente nada, solo creer lo que Jesœs hizo en la cruz en nuestro lugar!. Hace m‡s de 750 a–os, el profetas Isa’as escribi— acerca del Mes’as-Salvador que vendr’a enviado por Dios: ¬Ciertamente llev— Žl nuestras enfermedades (del alma) y sufri— nuestros doloresÉ.mas Žl herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre Žl y por su llaga fuimos nosotros curados¬ (Isa’as 53:4-5). La fe, en el sacrificio de Cristo en nuestro lugar en la cruz, es lo œnico que Dios demanda para regalarnos el perd—n de nuestros pecados y la vida eterna. ÀNo quisieras tœ, en este instante en que el Esp’ritu de Dios est‡ aplicando estas palabras a tœ coraz—n, recibir al Se–or Jesucristo como tœ Salvador y Se–or?
El poder transformador de la Biblia El mensaje que se encuentra contenido dentro de la Biblia no son solo letras muertas, como lo son cuando se lee cualquier otro libro. Jesœs dijo: ¬Mis palabras son esp’ritu y son vida¬ (Juan 6:63).
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