DIOMA ESPAÑOL TEORÍA GRAMATICAL III. IDIOMA Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil UNIDAD 5 LECTURA Nº18
ÁZARO: L OS MARCADORES DEL DISCURSO Ma. Antonia M ARTÍN ZORRAQUINO y José PORTOLÉS L ÁZARO En GRAMÁTICA DESCRIPTIVA DE LA LENGUA E SPAÑOLA SPAÑOLA .
Espasa Calpe S.A. Madrid, 1999
63.1. El concepto de marcador del discurso
“En casi todas las gramáticas de la lengua castellana o española, desde Nebrija en adelante – aunque ello no se exponga de modo sistemático–, se percibe que las llamadas partículas, es decir, las tradicionales partes invariables del discurso: adverbios, preposiciones y conjunciones, y otros elementos gramaticalizados, pueden desempeñar, en ciertos contextos, funciones que no se ajustan a las que cumplen habitualmente en el marco de la sintaxis oracional. Así, si bien no se reconoce propiamente propiamente la existencia existencia de lo que hoy denominamos denominamos ‘marcadores ‘marcadores del discurso’, discurso’, se atribuye a ciertas unidades lingüísticas que puedan presentar usos discursivos, empleos enfatizadores, valores expresivos, etc. […] Gili Gaya los reúne dentro de los ‘enlaces extraoracionales’ y presenta algunos de sus rasgos esenciales: a) su vinculación con nociones externas a la relación de predicación oracional; b) su carácter invariable ; c) la heterogeneidad de su entidad entidad categorial (conjunciones, frases conjuntivas, conjuntivas, interjecciones, etc.); d) la versatilidad distribucional de muchos de ellos (ocupan la posición inicial, medial o final del miembro discursivo en el que comparecen); e) su peculiaridad significativa: contribuyen a establecer lo que el autor denomina ‘coherencia’, y alcanzan una pluralidad de valores semánticos, en combinación, frecuentemente, con los rasgos suprasegmentales adecuados (la entonación, sobre todo); f) pueden adscribirse a registros distintos (son, en unos casos, más propios del consi guiente te , etc.– y, en otros, más comunes en el discurso escrito – sin embar go, no obsta nte, por consiguien discurso oral – pues , así que, con que, etc.–); g) llegan a constituir meros apoyos de la elocución (‘muletillas’) en el habla coloquial (Gili Gaya 1943: §251). […] Pese al interés de los datos que ofrecen las gramáticas citadas para la descripción de los marcadores discursivos, lo cierto es que apenas se le ha dedicado espacio a este tipo de palabras en los tratados gramaticales. Ahora bien, desde hace ya treinta años, a partir del desarrollo de la lingüística del texto, de la gramática del discurso y, sobre todo, de los diversos enfoques de la pragmática –y la consiguiente incorporación de los factores pragmáticos a la gramática–, el estudio de estas unidades ha recibido una atención extraordinaria, desde orientaciones teóricas muy distintas y con aplicación a lenguas muy diferentes. A pesar de las contribuciones aludidas, debe destacarse que los marcadores del discurso son muy difíciles de sistematizar. No estamos ante una clase uniforme de palabras (pretender establecer una relación biunívoca entre el concepto de ‘marcador del discurso’ y una categoría gramatical determinada es algo así como intentar ajustar el término ‘deíctico’ a una sola clase de palabras). Con todo, en el presente capítulo tratamos de ofrecer una descripción sistemática de los marcadores del discurso en español. Ya que acometer esta empresa de un modo exhaustivo resultaría casi tan utópico –hay que admitirlo admitirlo de entrada– entrada– como «ponerle «ponerle puertas al campo», ha de advertirse que hemos tratado de acotar, dentro del conjunto de dichos elementos, un amplio grupo que a) compartiera propiedades gramaticales homogéneas –los marcadores que hemos analizado se ajustan, en general, a las categorías tradicionales de los adverbios, de las locuciones adverbiales y de ciertas interjecciones– y b) cuyas características semánticas –la forma de significar o de configurar su significado– fueran las propias de los marcadores discursivos (los cuales son elementos que no presentan un contenido referencial o denotador sino que muestran un significado de procesamiento.” (63.1.1.,pp. 4055, 4056)
“Los ‘marcadores del discurso’ son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional —son, pues, elementos marginales— y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación.” (63.1.2. , p. 4057) “Los hablantes nos comunicamos presentando lo dicho como un estímulo que permite al oyente obtener por medio de inferencias lo que pretendemos comunicar. Las ‘inferencias’ constituyen procesos de razonamiento y, para que se produzca este proceso inferencial, además de lo dicho, se ha de tener en cuenta el contexto de los participantes en la conversación. Dicho ‘contexto’ es siempre mental y está formado por las creencias que residen en la memoria, pero tambiénpor aquellas que se derivan de la percepción inmediata de la situación o, simplemente, de lo que se ha dicho antes. Dentro de esta concepción de la comunicación, considerar que los marcadores ‘guían las inferencias’ significa que los procesos inferenciales no son independientes de la forma lingüística del discurso.” (63.1.2.1., p. 4058) “Con todo, en un análisis minucioso se comprueba que son muchas las palabras y las construcciones lingüísticas que guían las inferencias en el discurso por sus peculiares propiedades lingüísticas. Veamos el siguiente ejemplo: (3) a. Juan tenía recuerdos de su infancia. b. Juan acarreaba recuerdos de su infancia. c. Juan atesoraba recuerdos de su infancia. Con (3a) dependerá exclusivamente del contexto que concluyamos si estos recuerdos eran o no placenteros. Sin embargo, en (3b) el verbo acarrear nos fuerza a concluir que los recuerdos eran desgraciados, y en (3c) el verbo atesorar nos los presenta como felices. Estos dos últimos verbos guían de un modo opuesto las posibles inferencias que se puedan realizar de su objeto. A causa de ello, y para conseguir un objeto de estudio abarcable, se ha de constreñir el tipo de unidades que se clasifican como marcadores del discurso por medio de un nuevo criterio: sólo serán marcadores del discurso aquellos signos que no contribuyen directamente al significado conceptual de los enunciados, sino que orientan y ordenan las inferencias que cabe obtener de ellos. Esto es, el significado de los marcadores contribuye al procesamiento de lo que se comunica y no a la representación de la realidad comunicada. Este criterio impide que consideremos marcadores a los nombres, adjetivos y verbos, ya que estas categorías léxicas reflejan una realidad –aunque en ocasiones sea imaginaria–. Esto también sucede con muchas palabras invariables. No tienen las mismas condiciones de verdad los enunciados (a) y (b) de los siguientes pares: (4) a. Viene a Santiago. b. Viene de Santiago. (5) a. Vive lejos. b. Vive cerca. (6) a. No viene porque estás triste. b. No viene para que estés triste. Ello indica que las preposiciones a y de , los adverbios lejos y cerca , y estos usos de las conjunciones por que y par a que no guían únicamente las inferencias, sino que también contribuyen a la construcción de la proposición que subyace en cada uno de los enunciados. Sin embargo, tienen las mismas condiciones de verdad: (7) a. Es hablador y, además , es de Guadalajara. b. Es hablador. Eso sí , es de Guadalajara. c. Por un l ado, es hablador y, por otro lado , es de Guadalajara. d. Es hablador… Por cierto, es de Guadalajara. Por tanto, podemos considerar marcadores del discurso: además, eso sí, por un lado, por otro lado y por cierto .” (63.1.2.2., p. 4058, 4059)
“Desde un punto de vista estricto, si los marcadores han de carecer de significado conceptual, quedarían fuera de nuestra lista los adverbios en función incidental del tipo: francamente, sinceramente o en serio . Las condiciones de verdad de: (8) a. Es una buena película. b. Sinceramente, es una buena película. no parecen variar: los dos enunciados serán verdaderos si la película tiene calidad y no lo serán si carece de ella. No obstante, el significado de sinceramente es conceptual. Se puede negar que sea cierto que se hable con sinceridad. (9) A: Sinceramente , es una buena película. B: Eso no lo dices sinceramente, lo dices porque sabes que a mí me gusta. Aunque sinceramente no modifica las condiciones de verdad de es una buena película , no posee un significado estrictamente procedimental (Wilson y Sperber 1993). De todos modos, no siempre es sencillo discernir si una unidad lingüística contribuye o no a las condiciones de verdad de un discurso o si su significado es de procesamiento y no conceptual; por ello, la lista de los marcadores del discurso, aun coincidiendo en los criterios de delimitación de la clase, puede presentar variaciones.” (63.1.2.3., p. 4059). “Como ya se ha expuesto en la definición de marcador del discurso, se trata de unidades lingüísticas invariables. Esta propiedad distingue nuestros marcadores de los sintagmas que conservan las capacidades de flexión y combinación de sus miembros. Comparemos: (10)
a. Lucía está lesionada y, por consiguiente , no puede formar parte del equipo. b. Lucía está lesionada y, por este motivo, no puede formar parte del equipo.
Mientras que por consiguiente es un marcador del discurso, no lo es por este motivo . Ello se manifiesta en que el primero se encuentra gramaticalmente fijado —es un adverbio— (* por consiguientes), mientras que por este motivo conserva su capacidad de flexió n y de recibir especificadores y complementos (hasta por estos pequeños motivos ). De acuerdo con esta propiedad de los marcadores, tampoco se estudiarán dentro del presente capítulo otros sintagmas que poseen un comportamiento gramatical semejante al de por este motivo, por ello, por eso, por esto, por esta razón, por esta causa, a causa de esto, etc.” (63.1.3.1., pp. 4059, 4060) “Otro problema en la aplicación del criterio de invariabilidad de los marcadores se presenta con su distinto grado de gramaticalización. Los marcadores del discurso proceden de la evolución de una serie de sintagmas que, de una parte, van perdiendo sus posibilidades de flexión y combinación, y, de otra, van abandonando su significado conceptual y se especializan en otro de procesamiento. Los marcadores bueno o claro nacen de adjetivos; hombre, de un nombre; entonces, bien o así , de adverbios; en cambio, por consiguiente o en fin , de sintagmas preposicionales: con ahora bien o así pues se fijan en una unidad dos adverbios contiguos; y es decir, es más o no obstante tienen su origen en sintagmas verbales. No todos los marcadores que se estudian en estas páginas están igualmente gramaticalizados.” (63.1.3.1., pp. 4060, 4061) “Dentro de las unidades invariables que guían las inferencias, se han de diferenciar por sus propiedades gramaticales las conjunciones del resto de los marcadores del discurso. Las conjunciones siempre preceden al sintagma que introducen, mientras que las unidades que analizamos en el presente capítulo tienen, por lo general, una mayor movilidad. (28) a. Juan estaba cansado. No obstante, continuó su camino. b. Juan estaba cansado. Continuó, no obstante, su camino. c. Juan estaba cansado. Continuó su camino, no obstante. […]
De todos modos, es difícil documentar algunos marcadores del discurso en una posición que no sea la inicial de su miembro discursivo, sólo precedidos, en su caso, por una conjunción. Esto sucede con a propósito, a saber, ahora bien, así las cosas, d e ahí, es decir, es más, esto es, pues –cuando es comentador– y pues bien. ” (63.1.3.2., pp. 4062, 4063) “Los marcadores que estudiamos se encuentran limitados como incisos por la entonación. […] Un caso especial es el de pues comentador, ya que carece de acento propio, lo que le impide la movilidad en su miembro discursivo y también que esté destacado por la pausa. Esta doble excepción podría hacer pensar en que este pues sea, en realidad, una conjunción; ahora bien, si se incluyera entre las conjunciones, no se podría explicar que aparezca en la oración principal con la subordinada antepuesta: a. […] b. Como el P[artido] P[opular] anunció tan pronto la candidatura de Luisa Fernanda Rudi, pues nosotros hemos tenido que agilizar la elección del candidato. [ El País Domingo , 5-II-1995, 9)” (63.1.3.3., pp. 4064, 4065) “…no tienen un significado conceptual. En efecto, el significado de los marcadores del discurso es un significado de procesamiento. Consiste en una serie de instrucciones semánticas que guía las inferencias que se han de efectuar de los distintos miembros del discurso en los que aparecen estas unidades.” (63.1.4.1. , p. 4072) 63.1.6. Clasificación de los marcadores del discurso “Para la clasificación de los marcadores […] se han tenido fundamentalmente en cuenta las funciones discursivas que desempeñan las unidades analizadas. Dichas funciones vienen determinadas en buena parte por el significado de los marcadores. Pero más que intentar un ajuste estricto entre «propiedades semánticas» y «funciones discursivas», hemos privilegiado el papel que los marcadores cumplen en la comunicación […]. Distinguimos cinco grupos de marcadores: El primer grupo que distinguimos es el de los ‘estructuradores de la información’, que sirven, esencialmente, para señalar la organización informativa de los discursos. Se trata de marcadores que carecen de significado argumentativo. Se dividen en tres grupos: los ‘comentadores’, que introducen un nuevo comentario; los ‘ordenadores’, que agrupan varios miembros del discurso como partes de un único comentario, y los ‘digresores’, que introducen un comentario lateral con respecto a la planificación del discurso anterior. El segundo grupo que establecemos es el de los ‘conectores’. Los conectores vinculan semántica y pragmáticamente un miembro del discurso con otro anterior, de tal forma que el marcador guía las inferencias que se han de efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos conectados. Se distinguen tres grupos: ‘conectores aditivos’, que unen a un miembro anterior otro con su misma orientación; ‘conectores consecutivos’, que conectan un consecuente con su antecedente; y ‘conectores contraargumentativos’, que eliminan alguna de las conclusiones que pudieran inferirse de un miembro anterior. El tercer grupo es el de los ‘reformuladores’. Los reformuladores presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como una expresión más adecuada de lo que se pretendió decir con un miembro precedente. Se distinguen cuatro grupos: ‘reformuladores explicativos’, que presentan el nuevo miembro del discurso como una explicación del anterior; ‘reformuladores rectificativos’, que corrigen un miembro discursivo anterior; ‘reformuladores de distanciamiento’, que privan de pertinencia el miembro discursivo anterior; y ‘reformuladores recapitulativos’, que introducen una recapitulación o conclusión de un miembro discursivo anterior o de una serie de ellos. El cuarto grupo que diferenciamos es el de los ‘operadores argumentativos’. Estos marcadores condicionan por su significado las posibilidades argumentativas del miembro en el que se incluyen sin relacionarlo con otro anterior. Se distinguen dos grupos: ‘operadores de refuerzo argumentativo’, cuyo
significado refuerza como argumento el miembro del discurso en el que se encuentran frente a otros posibles argumentos; y ‘operadores de concreción’, que muestran el miembro del discurso en el que se localizan como una concreción o un ejemplo de una generalización. En el quinto grupo se integran los ‘marcadores conversacionales’. Incluimos en ese apartado las partículas discursivas que aparecen más frecuentemente en la conversación. Con esta división no se pretende determinar un límite estricto entre lo conversacional y lo no conversacional: todo discurso es, en esencia, dialógico y, de hecho, muchos de los marcadores que se han incluido en los grupos precedentes pueden aparecer también en la conversación; asimismo, bastantes marcadores conversacionales se emplean a menudo en los textos escritos. Pero la conversación constituye una situación comunicativa peculiar, con propiedades específicas, que determinan, o favorecen, la presencia de una serie de marcadores. Hemos distribuido los ‘marcadores conversacionales’ en cuatro grupos: los ‘marcadores de modalidad epistémica’, que señalan el grado de certeza, de evidencia, etc., que el hablante atribuye al miembro −o miembros − del discurso con los que se vincula cada partícula; los ‘marcadores de modalidad deóntica’, que indican diversas actitudes volitivas del hablante respecto del miembro o miembros del discurso en que aquellos comparecen; los ‘enfocadores de la alteridad’, que orientan sobre la forma como el hablante se sitúa en relación con su interlocutor en la interacción comunicativa, y, por último, los ‘metadiscursivos conversacionales’, que sirven para estructurar la conversación (para distinguir bloques informativos, por ejemplo, o para alternar o mantener los turnos de palabra, etc.).”
ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN
COMENTADORES
pues, pues bien, así las cosas, etc.
ORDENADORES
en primer lugar/en segundo lugar; por una parte/por otra parte; de un lado/de otro lado, etc.
DIGRESORES
por cierto, a todo esto, a propósito, etc. además, encima, aparte, incluso, etc.
CONECTORES ADITIVOS CONECTORES
CONECTORES CONSECUTIVOS
CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS
R EFORMULADORES
por tanto, por consiguiente, por ende, en consecuencia, de ahí, entonces, pues, así, así pues, etc. en cambio, por el contrario, por contra, antes bien, sin embargo, no obstante, con todo, etc. o sea, es decir, esto es, a saber, etc.
EXPLICATIVOS
REFORMULADORES
R EFORMULADORES DE R EFORMULADORES DE DISTANCIAMIENTO
R EFORMULADORES OPERADORES ARGUMENTATIVOS
mejor dicho, mejor aún, más bien, etc.
RECTIFICACIÓN
en cualquier caso, en todo caso, de todos modos, etc.
RECAPITULATIVOS
en suma, en conclusión, en definitiva, en fin, al fin y al cabo, etc.
OPERADORES DE REFUERZO
en realidad, en el fondo, de hecho, etc.
ARGUMENTATIVO
OPERADORES DE
por ejemplo, en particular, etc.
CONCRECIÓN
MARCADORES CONVERSACIONALES
DE MODALIDAD EPISTÉMICA
claro, desde luego, por lo visto, etc.
DE MODALIDAD DEÓNTICA
bueno, bien, vale, etc.
E NFOCADORES DE LA
hombre, mira, oye, etc.
ALTERIDAD
METADISCURSIVOS CONVERSACIONALES
(§ 63.1.6, pp. 4080, 4081)
bueno, eh, este, etc.
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“Entre los diversos signos lingüísticos que se esconden bajo la forma pues es el de comentador el más frecuente en el discurso oral –sin ser extraño en el discurso escrito–. El adverbio comentador pues se sitúa en la posición inicial del miembro que introduce –sin estar seguido por pausa– y lo presenta como un comentario nuevo e informativamente valioso con respecto del discurso que lo precede. Este discurso anterior puede ser una preparación al comentario. (92)
– ¿Usted conocía a Soleiro? – ¿Un cojo que iba a Mondoñedo al mercado Quendas? – ¡El mismo! Pues se le apareció a la mujer en figura de cuervo. [A. Cunqueiro, La historia del caballero Rafael, 131] Así, una vez establecido quién era Soleiro, se introduce con pues el comentario Se le apareció a la mujer en figura de cuervo.” (63.2.2.1., p. 4083) 30
Se distinguen tres pues distintos: un pues conjunción causal ( Está enfermo, pues no viene ); un pues adverbio conector consecutivo ( No viene. Está, pues, enfermo); y el pues adverbio comentador que aquí nos ocupa. ( Pues no me creo que esté enfermo ). […] “La forma pues , además de comentador y conjunción causal, puede ser un conector consecutivo […] (143) Lo que discuten tal vez nos interesa, pero no lo entendemos. Que se diviertan, pues , con su juguete. [F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabr a, 297] Aquí el conector pues remite a un miembro del discurso anterior y presenta el miembro del discurso en el que se encuentra como su consecuente. […] Como se advierte en los anteriores ejemplos, el pues consecutivo evita la posición inicial del miembro del discurso en el que se incluye y va seguido de pausa. Cuando no es así, se confunde con el pues comentador. (145)
a. Y ya sé que no puedo correr, pues no corro. [El País Domingo, 23-IV-1995, 4] b. ¡No te sofoques, mujer! Dices que no, pues no… [J. Benavente, Señora ama, 98] c. De manera que si ha dicho marzo, pues marzo. El [ mundo , 29-X-1995, 20]” (63.3.3.2., pp. 4099. 4100)