LA VOZ DEL SILENCIO Juan Tauler Juan Tauler Tauler nació en Estrasburgo Estrasburgo hacia el año 1300 y muy joven ingresó en el convento de los Dominicos de esa ciudad. Poco ms se sabe de su su vida. !onoció al maestro maestro Ec"hart y #osiblemente #osiblemente se relacionó relacionó con Enri$ue de %uso y Juan &usbro$uio' &usbro$uio' grandes m(sticos m(sticos contem#orneos contem#orneos suyos. Durante su vida y ante la amena)a del Pa#a residente en *vignon' *vignon' de e+comulgar a la ciudad en la $ue viv(a' viv(a' se traslado traslado con su convento convento a ,asilea. ,asilea. En 13- tuvo $ue su/rir junto con sus contem#or contem#orneos neos la e#idemia de #este negra $ue asoló ciudades y conventos. En esta #oca turbulenta' Tauler se unió con sacerdotes sacerdotes seculares seculares y seglares seglares /ormando los *migos de Dios #ara reavivar la /e y #racticar la doctrina de Jes2s. En esos !(rculos !(rculos se #ronunciaron #ronunciaron seg2n se su#one los 3 sermones sermones $ue se le atribuyen. atribuyen. urió en 1341 en Estrasburgo Estrasburgo donde se conserva su tumba. tumba.
Introversión
Es de todo punto necesaria la vuelta al interior, entrar dentro de nosotros mismos, para que Dios nazca en el alma. Apremia Apremia lograr un fuerte impulso de recogimiento, recogimiento, recoger e introducir todas nuestras potencias, inferiores y superiores, y trocar la dispersión en concentración, pues, como dicen, la unión hace la fuerza. Cuando un tirador pretende golpe certero en el blanco cierra un ojo para fijarse mejor con el otro. As el que quiera conocer algo a fondo necesita que todos sus sentidos concurran concurran en un punto, dirigirlos al centro del alma de donde salieron. Al encuentro del Señor
As nos habremos dispuesto para salir al encuentro del !e"or. !algamos ahora fuera y avancemos por encima de nosotros mismos hasta Dios. !e necesita renunciar a todo querer, desear o actuar propio. #ada m$s que la intención pura y desnuda de buscar sólo a Dios, sin el mnimo deseo de buscarse a s mismo ni cosa alguna que pueda redundar en su provecho. Con voluntad plena de ser e%clusivamente para Dios, de concederle la morada m$s digna, la m$s ntima para que El nazca all y lleve a cabo su obra en nosotros, sin sufrir impedimento alguno. En efecto, para que dos cosas se fusionen es necesario que una sea paciente y la otra se comporte como agente. &nicamente cuando est limpio el ojo podr$ ver un cuadro colgado en la pared o cualquier otro objeto. 'mposible si hubiera otra pintura grabada en la retina. Eso mismo ocurre con el odo( mientras que un ruido le ocupa est impedido para captar otro. En conclusión, el recipiente es tanto m$s )til cuanto m$s puro y vaco. A esto se refiere !an Agustn cuando dice( *+acate para llenarte, sal para entrar*. en otro lugar( *-h t), alma noble, noble criatura, por qu/ buscas fuera a quien est plena y manifiestamente dentro de ti0 Eres partcipe de la naturaleza divina por qu/, pues, esclavizarte a las criaturas0 qu/ tienes t) que ver con ellas0*. Vacío y plenitud
!i de tal modo el hombre preparase su morada, el fondo del alma, Dios lo llenara sin duda alguna, lo colmara. 1omperanse, sino, los cielos para llenar el vaco.
2a naturaleza tiene horror al vaco, dicen. 3Cuanto m$s sera contrario al Creador y su divina justicia a abandonar a un alma as dispuesta4. Elige pues una de dos. Callar t) y hablar Dios o hablar t) para que El calle. Debes hacer silencio. Entonces ser otra vez pronunciada la palabra que t) podr$s entender y nacer Dios en el alma. En cambio, ten por cierto que si t) insistes en hablar nunca or s su voz. 2ograr nuestro silencio, aguardando a la escucha del +erbo es el mejor servicio que le podemos prestar. !i sales de ti completamente, Dios de nuevo, se te dar$ en plenitud. 5orque en la medida que tu sales, el entra. #i m$s ni menos. Silencio del alma
A ese sosiego del espritu se refiere el c$ntico de la 6isa que comienza( *Cuando un sosegado silencio todo lo envolva* 7!b 89,8:;. En pleno silencio, toda la creación callaba en la m$s alta paz de media noche. Entonces, oh !e"or, la palabra omnipotente dejó su trono por acampar en nuestra tienda. !er entonces, en el cenit del silencio, cuando todas las cosas quedan sumergidas en la calma, sólo entonces se har$ sentir la realidad de esta 5alabra. 5orque, si quieres que Dios hable, hace falta que t) calles. 5ara que El entre, todas las cosas deber$n haber salido. Idolos de Egipto
Cuando el #i"o e venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra y sus propios familiares ser$n los enemigos de cada cual* 76t 8?,@:;. us peores enemigos son en verdad los m$s ntimos a ti. 2as m)ltiples im$genes con que aprisionas al +erbo le oscurecen e impiden nacer, aunque la paz de su presencia no se ausente por completo Esta paz en plenitud, tan limitada por la culpa, viene a ser la madre del nacimiento de Dios en el alma. Debes, pues, conseguir pleno silencio con frecuencia, hasta vivirlo habitualmente. 2a repetición de actos llevar a pleno dominio, pues lo que resulta imposible a los biso"os, no implica la menor dificultad para el e%perto. 2a costumbre hace maestros. A oscuras
Dios obra sin imagen, sin medios. 2o mismo el hombre. Cuanto m$s desnudo est$ de im$genes, cuanto m$s se interiorice, cuanto m$s de todo se ha olvidado, tanto m$s se acerca al modo de obrar de Dios. En tal sentido el divino Dionisio invita y e%horta a imoteo, su discpulo, diciendo( *), en cambio, imoteo carsimo, ejerctate en la contemplación de lo divino. Deja los sentidos y las operaciones del espritu, las cosas sensibles y las inteligibles, las que son y lo que no es. Bnete a aquel que est sobre toda sustancia y toda ciencia. Encamnate a El dejando dormidas tus potencias, saliendo de ti mismo. De todas las cosas por completo liberado y puramente trascendiendo vuela al rayo suprasubstancial de la tiniebla divina. En desnudez total, en plena libertad*. As, as es de todo punto necesario desprendernos de las cosas. A Dios le disgusta actuar sobre representaciones de la imaginación. El act)a en el alma, en su misma esencia sin que nadie conozca su divino hornaguear. Calma en la tempestad
Debemos estar, adem$s, prevenidos sobre esto( el hombre que busca puramente a Dios e%perimenta a veces cierta angustia y tristeza. eme que sus esfuerzos y trabajos sean perdidos. Esto proviene a veces de temperamento melancólico, clima, impresiones ingratas. ambi/n del enemigo, que busca por todos los medios turbar la paz de hombres tan nobles. >ace falta entonces armarse de paciencia. Algunos se hacen violencia por desechar la tristeza, hasta causarse dolores de cabeza. -tros acuden a m/dicos y a los amigos de Dios en busca de consejo. ratan de evadirse y liberarse y no consiguen m$s que aumentar la turbación. Cuando estalla una terrible tempestad en el alma, el hombre deber proceder como hace la gente en las tormentas de lluvia y granizo, se refugian en cobertizos hasta que pase el mal tiempo. As debe hacer el hombre que tiene realmente conciencia de no querer ni desear algo fuera de Dios. En la hora de la tentación y hasta hallar su calma, ha de evadirse prudentemente de s mismo, refugiarse en abandono y esperar a Dios en la angustia. 3ui/n sabe dónde y en qu/ forma le agradar$ a Dios venir y darle sus dones4 ue el hombre se mantenga, pues, en dulce paciencia, en el puerto de la divina voluntad. Los cuarenta años
El hombre no hallar$ paz verdadera hasta los cuarenta a"os de edad. #o ser$ en su corazón un hombre celestial antes de haber cumplido dicha edad. 3antas cosas le tienen ocupado4 2a naturaleza le impele de ac$ para all$ inestable, emprende cosas diversas, es el yo quien domina cuando se crea que era Dios. #o se puede quemar etapas, no puede el hombre antes de tiempo llegar a la paz verdadera y perfecta y hacerse del todo celestial. !ólo es posible por gracia de Dios, dada con abundancia e%cepcional, como ha sucedido en muchos casos. Diez años más
El hombre debe esperar a)n diez a"os m$s, para que le sea dado realmente el Espritu !anto, el Consolador, el Espritu que ense"a todas las cosas de Dios. 2legan los cuarenta a"os hombre reposado, celestial y divino, naturaleza vencida. Diez a"os m$s, los cincuenta. El Espritu !anto le ser$ dado de modo m$s noble, que les ense"e toda la verdad en cuanto es posible aqu alcanzarla. En estos diez a"os, si el hombre ha llegado a vida divina y la naturaleza est$ vencida, llegar$ a recogerse, a sumergirse, a fundirse en el sumo y pursimo bien de la divinidad. !implicidad donde la noble chispa de vida interior, estrella, precio del alma, atrae y torna a su origen con movimiento de amor parecido a aquel de donde brotó. Donde este reflujo se cumple, toda deuda est pagada, aunque iguale a la de todos los hombres que hayan vivido desde el origen del mundo. racia y felicidad rebosan ya. El hombre est$ divinizado. Contemplación
Dios es unidad indivisible. 5odemos, sin embargo, distinguir en El atributos y contemplar sucesivamente su realidad y bondad trascendente, la intimidad misteriosa de su naturaleza, su soledad y sus tinieblas. 6oises dijo( *Escucha, 'srael, ahveh es nuestro Dios, sólo ahveh*. En Dios no hay pluralidad, pero podemos sacar provecho de los nombres especiales, particulares y distintivos que atribuimos a Dios y su !er, al comparar con El nuestra nada. 2o he dicho muchas veces( mientras que al principio el hombre debe dar a la meditación un contenido temporal enteramente, como el #acimiento, las obras, la vida y ejemplos de #uestro !e"or, ahora tiene que levantar su espritu y aprender a volar
por encima del tiempo, en vida eterna. El hombre puede reflejar en su alma eficazmente los atributos de Dios. >ay que considerar que El es el !er puro !er de los seres sin identificarse con ninguno de ellos Dios lo que es en todo aquello que es ser y bondad. !an Agustn dice( *!i ves a un hombre bueno, un Angel bueno, un cielo hermoso prescinde del hombre, del Angel y del cielo. 2o que queda es la esencia del bien es Dios. El est$ en todas las cosas y muy por encima de todo. 2as criaturas contienen, sin duda, un elemento de bondad y de amor, de todo lo que se puede llamar !er, que el hombre puede desear*. Desasimiento
En qu/ consiste la desnudez espiritual0 Consiste para el hombre en separarse por completo de todo lo que no es pura y simplemente Dios, ver si Dios sólo es el objeto de su intención. !i descubre alg)n otro deseo no relacionado con Dios, que lo corte y eche fuera. Esto, por lo dem$s, no es e%clusivo del hombre noble y consagrado a la vida interior. Es deber de toda persona honrada. >ay, en verdad, muchas y honradsimas gentes que hacen cosas muy laudables, pero que no saben nada de la vida interior. ienen asimismo obligación de e%aminar aquello que les podra separar de Dios a fin de abandonarlo por completo. al desapego es absolutamente necesario para quien desee recibir al Espritu y sus dones. #o ha de buscarse m$s que a Dios y desasirse de todo aquello que le desagrade. eólogos y contemplativos
6ejor es sentir estos misterios que hablar de ellos. #o es muy agradable tener que e%plicarlo u orlo, al comprobar que nuestras palabras corresponden a cosas e%teriores. ambi/n a causa de la desproporción de su objeto ine%presablemente lejano y e%tra"o a nuestra inteligencia. !uperior a la inteligencia ang/lica tambi/n. Dejemos esto a profesores de eologa y otros Doctores. Es de su incumbencia tratar de estos misterios, para defensa de la fe y han escrito en realidad grandes vol)menes. A nosotros nos basta fe sencilla. -pina !anto om$s que Fnadie debe temerariamente ir m$s all$ de lo que han aportado los doctores, quienes, con su vida digna, han merecido que el Espritu !anto les iluminase para poderlo e%ponerG. #ada hay tan deleitable como sentir este misterio, pero nada m$s peligroso que errar en /l. Conviene por eso dejar de lado toda discusión, creer sencillamente y abandonarse en Dios. uede esto para los doctores, que muestran ahora m$s agudeza que nunca en estos temas. 5rocurad, pues, que la rinidad nazca en vosotros de verdad, no por operación de entendimiento sino esencialmente, en el fondo del alma. Dones del Esp!ritu
Dos de estos dones dirigen nuestra actividad( el de piedad, que hace al hombre compasivo, y el de ciencia, que discierne lo que sea m$s provechoso para el alma. 2as virtudes correspondientes progresan y los dones las hacen crecer a)n mucho m$s. Entrelazados siguen los dones que perfeccionan nuestra pasividad( consejo y fortaleza. !ucede un don intuitivo( el de temor, que guarda y afianza lo que el Espritu ha creado. Hinalmente los dones m$s altos de inteligencia y de sabidura, que es gustar del mismo Dios. Dentro del alma
2a b)squeda interna, en cambio, es muy superior a /sta. Consiste en que el hombre entre en su propio fondo, en lo m$s ntimo de s mismo, y busque al !e"or de la manera que nos ha sido indicada cuando El dijo( FEl 1eino de los cielos est$ dentro de vosotros;; 72c 8I,J8;. El que quiere encontrar el 1eino, que no es otro que Dios con todas sus riquezas, y su propia esencia y naturaleza, le debe buscar donde se halla, es decir, en el fondo m$s ntimo, profundo centro, donde El est$ mucho m$s ntimamente junto al alma, mucho m$s presente que ella lo es a s misma. Este fondo debe ser buscado y encontrado. Debe el hombre entrar en esta casa renunciando a sus sentidos, a todo lo que le sea sensible, a todas las im$genes y formas particulares que los sentidos le hayan dejado impresas. 'mpresiones de la imaginación y sentidos. !. 'ncluso sobrepasar las representaciones racionales, operaciones de la razón, que sigue las leyes de la naturaleza y propia actividad. Cuando el hombre entra en esta mansión, y all busca a Dios, el !e"or es quien cambia el alma de arriba a abajo. Siempre con Dios
Ahora os voy a decir algo que nadie entiende por m$s que yo hable bien el alem$n. !olamente comprender$n este pensamiento aquellos que han tenido cierto presentimiento y luz de gracia. #inguno m$s. Entrar en esta casa no consiste en penetrar alguna que otra vez, para salir enseguida y ocuparse de las criaturas. Es revolver toda la casa y la acción por la cual Dios busca al hombre. odas las representaciones, todas las formas de cualquier g/nero que fueren, por las que Dios se hace presente, desaparecen por completo cuando Dios llega a esta casa, en este fondo interior. odo eso es desechado como si jam$s lo hubiese posedo. 'deas y luces particulares lo que hubiera sido manifestado o dado al hombre lo que hasta ahora haba gustado. odo cae cuando entra de este modo el !e"or buscando al alma. !i la naturaleza puede soportar este derribo siete veces setenta, da y noche si el hombre pudiese pasivamente recibir la divina operación que as dispone, progresara mucho m$s que cuanto pueda captar por su inteligencia y por todas las luces que pudiera /l conseguir. En este derrumbamiento, el hombre que se abre dócilmente, receptivo de la divina operación, sube m$s alto de cuanto pudiera imaginar. 5or encima del grado adonde pueden conducirle las obras, las pr$cticas o buenas intenciones que hayan sido jam$s imaginadas o inventadas. !, aquellos que llegan hasta aqu, ciertamente, se transforman en los m$s amables de todos. 2a intimidad con Dios les es tan f$cil que pueden en un abrir y cerrar de ojos, cuando lo desean, replegarse en su interior trascendiendo sus naturales impresiones. Sensi"leros
>ay otros un poquito mejorados. 1econocida su equivocación, han dado la espalda a los primeros e%travos. !u vida religiosa, sin embargo, descansa en los sentidos. #o saben desprenderse de la imaginación. 5iensan con frecuencia en la dulce humanidad de
ordinario es el gozo y sentimiento por ciertas devociones, mucho m$s que el amor realmente divino. odava les quedan restos de farisesmo. 5iensan m$s en su propia obra que en el !e"or a quien las obras se dirigen. Anteponen sus gustos y comodidades a lo que debera ser centro de atención e intención. 2o accidental es prefe= rido a lo esencial, el camino a la meta, el e%terior al interior. an apegados est$n a lo de fuera que es mnima la parte de Dios en su intención. an de la mano van en ellos amor natural y amor de Dios que confunde amor divino y egosmo. Ciertamente, ser$ m$s provechoso al hombre hacer todo lo que pueda, privado de consuelos. 2legara amejor conocimiento de s mismo. !in embargo, quiera Dios que no falten gentes de esta clase, a pesar de su manera de vivir y de sentir. Anudamiento con Dios
5roclo, un filósofo pagano, lo llama sue"o, silencio, reposo divino, y dice( F>ay en nosotros una b)squeda secreta del &no, que sobrepasa mucho la razón y la inteligencia. !i el alma se recoge en este b)squeda, se hace divina y divinamente viveG. El hombre, por el contrario, se ocupa de las cosas e%teriores y sensibles, est$ en actividad, no puede saber nada de esa b)squeda y ni siquiera cree que e%iste en /l este tesoro. El impulso substancial, la raz, est$ puesta en nosotros de tal modo que es planta con fuerza eterna de arrastre y atracción. El impulso substancial tiene inclinación eterna, profunda, de volver a su origen. 'nclinación que no se e%tingue jam$s, ni siquiera en el infierno. Esto constituye el mayor sufrimiento de los condenados, porque nunca pueden lograr satisfacer la radical tendencia de ir a Dios. Am"iente para la contemplación
6is amigos, la e%periencia de este sentimiento depende de lugar, tiempo, recogimiento y desapego. 2a noche es el momento m$s propicio por ser larga y silenciosa. !i nos acaece sentir algo de estas impresiones divinas, la urgencia de quehaceres impide centrar la atención interiormente en desasimiento de todo lo creado. 2lega entonces el diablo, que obstruye el camino de tal dicha para que nunca te sea concedida esta gracia, o Dios la reparte a otro alguno en tu lugar. Amigo, si Dios te da un reino, no te faltar$ un convento. !i te da tan grande gracia, te facilitar$ con mayor razón aquello que debe acompa"arla. El mayor perjuicio os viene de que no os consagr$is a ella del todo. #adie debe mezclarse en los asuntos de almas parecidas, que ni el 5apa ni la 'glesia interfieren. Dios directamente se va a arreglar con ellas. Voces de silencio
!e podra bien probar la e%istencia de este estado de alma por muchas citas de escritos que dejaron los santos de todos los tiempos. David dice as( F6e acuesto en paz y enseguida me duermo, pues t) solo, ahv/h, me asientas en seguroG 7!al :,K;. !an 5ablo( F5az de Dios que supera todo conocimientoG 7Hlp :,I;. !an agamos lugar a esta contemplación y apliqu/monos a ella como advierte !an Agustn(
FCuando Dios quiere actuar hay que esperar atentamente su operaciónG. Silencio de esperanza
ales hombres oir$n a #uestro !e"or que les ense"a la dulzura y humildad y que su yugo es suave como la carga ligera. ugo es algo de lo que se tira y arrastra. El padre celestial conduce y atrae a estos hombres interiormente, en su foro interno y e%terno, por muchas y espantosas pruebas y pr$cticas penosas. odo esto es suave a estos hombres y todos los pesos les son increblemente ligeros. El 5adre puede atraerlos como quiera. !i deja caer golpes duros sobre ti, guarda solamente calmado silencio. El desea oprimir tus espaldas con su peso. Dice el refr$n( F!i pierdes la cabeza has perdido la verdadG. 5ero calla. En esta carga que Dios te ha impuesto no ha querido que te corten la cabeza, como hicieron con los santos. 5odamos nosotros seguir y ver de tal suerte que nuestros ojos sean dichosos. Dios nos ayude. #ondo dinámico
!an 5ablo apremia( deb/is renovaros en el espritu, en el impulso substancial. !i el impulso substancial est$ en perfecta disposición, hay en /l constante inclinación a replegarse hacia el fondo del alma, donde mora la imagen de 2os res, m$s all$ de las potencias superiores. 2a actividad del impulso substancial sobrepasa en nobleza y altura las otras facultades, m$s que un odre lleno de vino a una sola gota de agua. En este impulso substancial es donde el hombre debe renovarse, repleg$ndose continuamente hasta su hondón, de cara a Dios, sin estorbo de otros medios, en caridad operante, fijos los ojos en /l. Este poder de conversión es propio del impulso substancial, que puede orientarse sin ninguna interrupción, mientras que las potencias del alma no pueden constantemente estar unidas a su Dios. As debe hacerse la renovación en el impulso substancial. 5uesto que Dios es espritu, el espritu creado debe concentrarse en Dios, elevarse, dilatarse luego en el espritu increado, como en una fuga del mismo impulso substancial. El hombre anterior a la creación era Dios en Dios. As debe aqu esforzarse para volver a entrar en El completamente, con toda su naturaleza ahora creada. !e preguntan los doctores si el espritu del hombre muere cada vez que deliberadamente se orienta hacia las cosas que perecen. 2a mayora responde que s. 6as un noble y grande doctor dice( FDesde el momento que el hombre se vuelva con el impulso substancial y plena voluntad a juntar su espritu con el espritu de Dios trascendi/ndolo todo tiempo, en ese mismo instante, todo lo perdido se recobraG. !i esta conversión se pudiese realizar mil veces al da otras tantas sera el hombre renovado. Es esta interna operación la m$s noble, la m$s pura renovación que pueda darse( Fo te he engendrado hoyG 7!al, J,I;. Cada vez que el espritu, con todo lo que /l tiene, se sumerge plenamente en este fondo, para levantarse a lo m$s ntimo de Dios, ser$ recreado y renovado. Dios inunda y sobreinforma entonces el espritu, tanto m$s cuanto que /ste, con mayor fidelidad y pureza haya seguido el camino, teniendo en Dios e%clusivamente la intención. Dios se e%pande en /l como el sol se difunde por el aire. 2a luz se e%tiende y penetra hasta tal
punto que no hay quien perciba y discierna dónde una termina y sigue el otro. ui/n, pues, podr$ establecer separación en esta sobrenatural, divina unión en unidad, donde el espritu es atrado y absorbido en el abismo del principio0 !i alguien pudiese ver el espritu en tal estado, divinizado, creera sin duda alguna haber visto al mismo Dios. #ondo elevante
6is amigos. En esta continua renovación y conversión, el espritu se eleva en todo tiempo por encima de s mismo, como jam$s $guila alguna haya volado a encontrarse con el sol. !e levanta hasta el cielo, como el fuego jam$s lo ha conseguido. Es entonces cuando el espritu se lanza a las tinieblas divinas, seg)n advierte
-cupado en esta obra interior, si Dios te pide abandonar operación tan noble y elevada, para servir a un enfermo y prepararle manzanilla, deber$s hacerlo con gran paz. !i yo fuere tal hombre y debiera dejar este ejercicio para irme a predicar o cumplir un ministerio parecido, bien podra ser que Dios me estuviese m$s presente y que hiciese m$s bien por esta obra e%terior que en la profunda oración. Cuando este hombre noble se ha ejercitado en conversión interior, durante la noche y tambi/n un poco en la ma"ana, podr$ ir en paz a sus quehaceres, como Dios haya dispuesto a cada uno. 5onga en Dios su atención mientras trabaja, que Dios le acompa"a. A veces mejor que en la contemplación momentos antes. !an 5ablo nos da a entender que debemos trabajar con nuestras manos, porque es bueno que el hombre trabaje para s, y tambi/n para otros cuando la necesidad se hace sentir. ( Fragmentos extraídos de: INSTITCIONES! TE"AS DE O#ACION$ JAN TALE# (TALE#O%$ EDICIONES SI&E"E$ COLECCI'N ICT)S * %