PROLOGO Recuerdos del futuro... ¿Existe tal cosa? ¿Recuerdos de algo por venir? ¿Habrá acaso una rotación eterna de la Naturaleza, una confluencia eterna de los tiempos? ¿Presiente la crisálida que renacerá en primavera como mariposa? ¿Adivina la molécula gaseosa esa ley que, tarde o temprano, le impondrá el retorno al sol? ¿Sabe la inteligencia que está íntimamente vinculada con todos los espacios de la eternidad? El hombre actual difiere del hombre de ayer o anteayer. El hombre siempr e es nuevo, se renueva sin alterar su permanencia sobre una línea infinita que llamamos tiempo. El hombre debe comprender el TIEMPO... y dominarlo! Pues el tiempo es el polen del Universo. Y sin un infinito concebible, sólo puede haber un tiempo en el que converjan todos los tiempos. Si Hay recuerdos del futuro! El Universo nos oculta lo que hoy ignoramos todavía Pero se esclarecerán algunos secretos. Ahora, mañana o cualquier día. El Universo no sabe nada del tiempo ni conoce palabras para definirlo. Este libro no habría sido posible sin la animosa colaboración de muchas personas. Doy las gracias a ml esposa que me tuvo tan poco en casa durante los últimos años por su comprensión. Doy las gracias a ml amigo Hans Neuner, que recorrió conmigo miles de kilómetros y me prestó siempre una ayuda muy valiosa. Doy las gracias a los doctores Stehlln y Loms por su constante aliento. Doy las gracias a todos los miembros de la NASA en Houston, Cabo Kennedy y Hunts ville, que me mostraron sus grandiosas instalaciones de investigación técnica y cien tífica. Doy las gracias a los doctores Wernher von Braun, Willy Ley y profesor Bert Slattery. En fin, doy las gracias a los incontables hombres y mujeres de diversas partes del mundo que hicieron posible este libro con sus declaraciones, estímulos y ayuda directa. Erich von Daniken INTRODUCCION Escribir este libro es una temeridad..., pero no lo es menos leerlo. Habrá sabios que lo calificarán como pura utopía porque sus tesis y demostraciones no están acordes con el mosaico laboriosamente compuesto de un escolasticismo ya cimentado, y, por tanto, lo relegarán al índice de aquellos libros sobre los cuales es mejor no hablar. Habrá profanos -a quienes las visiones del futuro les inquietan incluso durante el sueno- que ante la posibilidad o, por mejor decir, probabilidad de descubrir un pasado todavía más misterioso, más aleatorio, más enigmático que el propio futuro, se retraerán en la caracola de su confortable mundo. Pues una cosa es cierta: hay varias discordancias con nuestro pasado, aquel que se remonta a miles y millones de años En él bullen divinidades desconocidas que, otrora, tripulando naves espaciales, rindieron visita a la Tierra. En él hubo armas secretas, armas excepcionales e inconcebibles realizaciones técnicas cuyo know-how (1) aún no hemos podido desentrañar hasta el presente. Algo no concuerda con nuestra arqueología. Aquí, encontramos baterías eléctricas cuya edad se cuenta POr millares de años. Acullá, hay seres extraños que lucen indumentarias espaciales y Cinturones con hebillas de platino. Más allá, aparecen líneas de quince cifras que no han sido escritas por ningún computador. computador. En la más brumosa Antiguedad Antiguedad encontraremos un arsenal de cosas
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nconcebibles. Pero, ¿dónde adouirieron los seres (superprimitivos) esa facultad para crear lo inconcebible? Tampoco concuerda todo con nuestras religiones. Éstas tienen una cosa en común: todas ellas prometen salvación y ayuda al hombre. También los dioses primitivos hicieron tales promesas. ¿Por qué no se atuvieron a ellas? ¿Por qué emplearon armas supermodernas contra aquella Humanidad remota? Y, ¿por qué proyectaron su destrucción? Familiaricémonos con el pensamiento de que el mundo perceptible cuya forma ción requirió muchos milenios, se desintegrará. Algunos años, muy pocos, de investigación concienzuda bastaron para sacudir hasta sus cimientos el castillo de ideas que se habla conseguido hacer habitable. Ahora, se descubren por segund a vez conocimientos que habían permanecido ocultos en las bibliotecas de sociedades privadas. La era de los viajes espaciales no tienen ya secretos para nadie. Los viajes espaciales, orientados afanosamente hacia el Sol y las estrellas, también sondean el abismo de nuestro pretérito. De tenebrosas simas surgen divinidades y sacerdotes, reyes y héroes. Nosotros les hemos exigido la revelación de sus arcanos, pues contamos con los medios necesariQs para, silo queremos, desenmaranar nuestro pasado. Los investigadores de la más remota Antiguedad deben proseguir su obra en laboratorios modernos. El arqueólogo necesita transitar por los escenarios desérticos del pasado con instrumentos medidores altamente sensitivos. El sacerdote en busca de la verdad debe empezar otra vez a dudar de todo lo establecido. Los dioses de la brumosa prehistoria han dejado innumerables huellas que no pudimos leer ni descifrar hasta ahora, porque el problema del viaje espacial, hoy tan vinculado con nosotros, que inexistente para la Humanidad hace ya muchos milenios. Nosotros lo afirmamos: en la más remota Antiguedad, nuestros antepasados recibieron visitas del espacio (5smico! Aun cuando ignoremos todavía quiénes fueron esos intelectos extraterrestres y cuál su lejana procedencia astral, podemos proclamar que esos (seres foráneos) destruyeron entonces parte de la Humanidad existente y crearon un nuevo arquetipo, tal vez el primer Horno sapiens. Esta afirmación es revolucionaria. Pulveriza el pedestal del monumento ideológico aparentemente construido a la perfección. Este libro tiene el propósito de aportar pruebas que sustenten tal afirmación.
CAPITULO I ¿Existen en el Cosmos seres semejantes a los humanos? - ¿Es posible el desarrollo biológico sin oxígeno?
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parece convincente y legitimo responder: (Sólo en nuestra Tierra existe vida humana.) Desde luego, la multitud de interrogantes resulta inconmensurable tan pronto como establecemos una relación causal entre diversos hechos derivados de los más recientes hallazgos e investigaciones. Según afirman los astrónomos, en una noche clara vemos a simple vista en el firmamento cuatro mil quinientas estrellas. Ahora bien, el anteojo de un modesto observatorio astronómico localiza ya fácilmente dos millones, y un moderno telescopio capta el resplandor de millares de millones... puntos luminosos de la Vía Láctea. Pero, comparado con las ingentes dimensiones del Cosmos, nuestro sistema planetario es sólo una parte ínfima de otro sistema planetar io mucho más impresionante, un haz de vías lácteas, por decirlo así, que contiene aproxi madamte veinte galaxias en un radio de 1,5 millones de años luz (1 año luz = 9,500 millones de kilómetros). Y, asimismo, ese enjambre estelar es muy poca cosa en comparación con los numerosos millares de nebulosas espirales que revela el microscopio electrónico. Eso hasta la fecha presente. Pero esta etapa de la investigación apenas se inicia. El astrónomo Harlow Shapley divisa los astros, más o menos, empleando tan sólo un telescopio ordinario. Cuando Shapley asocia un sistema planetario a una estr ella de cada mil, cabe suponer que su cálculo es extremadamente cauteloso. Si segu imos especulando con ese cálculo e imaginamos las premisas necesarias para vivir s olamente en una estrella de cada mil, el susodicho cómputo da todavía una cifra de 1 014. Shapley pregunta: (¿Cuántas estrellas poseen una atmósfera apropiada para la vida en ese fidedigno recuento "astronómico"?¿Una de cada mil? Entonces, aún tendremos la increíble cifra de 101 estrellas que reúnen condiciones para vivir. Aun cuando supus iéramos, tomando como base esa cifra, que en uno de cada mil planetas hay vida, no s quedarían todavía 100 millones de planetas para especular sobre tales posibilldade s de vida. Esta computación está respaldada por telescopios provistos con los actual es dispósitivos técnicos y cuyo perfeccionamiento prosigue sin interrupción. Si nos atenemos a la hipótesis del bioquímico doctor Miller, la vida y las condiciones vitales en algunos de esos planetas han evolucionado posiblement e bastante más aprisa que en la Tierra. Según ese audaz cálculo, podría haber 100.000 pl anetas cuyas civilizaciones se han adelantado a la nuestra. El profesor Willy ley, conocido escritor científico y amigo de Wernher von Braun, me dijo en Nueva York: -El recuento de las estrellas, sólo en nuestra Vía Láctea, ronda los t reinta mil millones. Hoy, la Astronomía estima admisible la suposición de que nuestra Vía Láctea abarque, por lo menos, dieciocho mil millones de sistemas planetarios. Intentemos ahora reducir esa cifra a su mínima magnitud y supongamos las equidistancias entre sistemas planetarios equilibradas de tal forma que sólo en uno de cada cien casos un planeta gira en la ecosfera alrededor de su sol: nos quedarán todavía 180 millones de planetas donde pueda haber vida. Sig amos suponiendo que sólo uno de cada cien planetas cobija la vida, lo cual es, por cierto, posible: tendremos todavía 1,8 millones de planetas con vida. Una suposic ión adicional prevé por cada cien planetas con vida uno donde viven seres con un Coe ficiente de inteligencia similar al del Horno sapiens. Pese a esta última conjetur a, nuestra Vía Láctea aún conserva un ejército de 18.000 planetas habitados. Puesto que otros cómputos más recientes hablan de cien mil millones de estrellas fijas observadas en nuestra Vía Láctea, probablemente su número es superior, sin punto de comparación, a la cifra mencionada por el profesor Ley según su prudente cálculo. Sin necesidad de citar cantidades utópicas ni hacer referencia a galaxias
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con la misma composición proporcional de gases nobles, con idéntica gravitación, con flora, e incluso tal vez fauna parecidas. Pero, ¿acaso han de ser necesariamente como la Tierra aquellos planetas donde pueda haber vida? Mediante la investigación progresiva se ha superado ya el criterio de que la vida sólo es posible con las condiciones terráqueas. Yerra quien crea que la vida no puede existir sin agua ni oxigeno. A decir verdad, en nuestra propia Tierra hay seres que no necesitan oxígeno. Son las bacterias anaeróbicas. Cualquier porción de oxigeno obra sobre ellas como un veneno. ¿Acaso no pueden existir seres superiores que no necesiten oxigeno? ¿Lo impide alguna razón? Vivimos bajo la tensión y la presión diarias de nuevos conocimientos que desbordan nuestro concepto e idea del mundo. El afán descubridor concentrado sobre nuestra Tierra hasta un pasado muy reciente, ha ensalzado este mundo nuestro como planeta ideal: no es demasiado caluroso ni demasiado frio, nos ofrece agua a chorros, posee oxigeno en cantidades ilimitadas, los procesos orgánicos rejuvenecen periódica y constantemente la Naturaleza... Verdaderamente, el supuesto de que la vida sólo puede existir y medrar en planetas semejantes a nuestro Globo, no es defendible. Según se ha calculado, sobre la Tierra viven dos millones de especies diferentes, y 1,2 millones de ellas -de nuevo los cálculos- han sido (catalogadas) científicamente. Ahora bien, bajo esos seres captados por la ciencia vegetan varios millares que, de acuerdo con los conceptos consagrados hasta ahora, no debieran haber existido jamás. Es preciso analizar y revisar de nuevo las premisas necesario para la vida. Por ejemplo, se pensaba que el agua altamente radiactiva estaba libre de gérmenes. Sin embargo, algunas especies bacteriales se conforman con ese agua mortífera que rodea los reactores nucleares. El ensayo del científico doctor Siegel tiene cierta calidad espectral: el doctor Siegel creó en un laboratorio las diciones vitales de Júpiter y su atmósfera; luego, crió allí -una atmósfera cuyas propiedades no tienen nada en común con los requisitos estimados precisos hasta ahora para la vida, bacterias y ácaros. No los mató el amoniaco, ni el metano, ni el hidrógeno. Los ensayos de los entomólogos Hinton y Blum de la Universidad de Bristol, Inglaterra, aportaron resultados no menos desconcertantes. Ambos científicos mantuvieron encerrados varios mosquitos comunes durante algunas horas a una temperatura de cien grados Celsio; luego, sumergieron inmediatamente sus anima-l es de ensayo en helio líquido que, como es sabido, tiene la baja temperatura del e spacio cósmico. Tras la aplicación de potentes rayos luminosos, los mosquitos se com portaron de nuevo como si les rodearan las condiciones normales de vida. Lo impo sible sucedió: - las larvas reanudaron su proceso biológico y, a su debido tiempo, s e transformaron en mosquitos completamente (sanos). También sabemos de bacterias que viven en volcanes, de otras que devoran Piedras.... En muchas centrales de investigación se multiplican los ensayos. Pruebas i ncontrovertibles cada vez mas numerosas demuestran que la vida no está condicionad a en modo alguno por las condiciones existentes en nuestro planeta. Durante siglos, las leyes naturales y las condiciones vitales del globo terráqueo parecieron ser el ombligo del Universo. Esa convicción desplazó y emborronó la perspectiva real; puso anteojeras a los investigadores haciéndoles calibrar el Cosmos con nuestros módulos y nuestra mentalida(i Tellhard de Chardin, el pensador clásico, formuló este postulado: (Sólo lo fántástico tiene posibilidad de ser real en el espacio cósmico, la inversión de nuestro razonamiento -tanto si es fantástico como real- significaría que los intelectos de otro planeta t
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culpables de sentido común y objetivismo, o, dicho con palabras lapidarias de mantenernos firmes sobre la Tierra, siempre di~ cretos y confiados. En toda época, cualquier tesis audaz parece una utopía Y, i cuántas utopias se han hecho realidad cotidiana a lo largo del tiempo! Como es natural, los ejemplos aquí expuestos representan latencionadamente posibilidades extremas. Ahora bien, aunque lo improbable aún carcce hoy dia de una proyección imaginable, con el tiempo caerán barreras que nos permitirán entrever sin prejuicios las imposibilidades que el Cosmos aún oculta. Generaciones venideras hallarán una vida exuberante e insospechada en los espacios planetarios. Y teiminarán reconociendo con resignación, aunque nosotros no podremos ya presenciarlo, que no son la única inteligencia y, seguramente, tampoco, la mas antigua en el Cosmos, se calcula que la edad del universo entre los ocho y doce mil miliones de años. L os meteoritos colocan rastros de materia orgánica bajo nuestro microscopio. Renace n bacterias cuya vida se cuenta por millones de años. Esporas impuisadas por la pr esión luminica de algun sol atraviesan los espacios siderales hasta someterse a la gravitación de cualquier planeta. Nueva vida surge sin cesar en el ciclo ininito de la Creación, y ese proceso se viene repitiendo durante millones de años. Minucios os e incontables análisis de muy diversos minerales en todos los rincones de nuest ro mundo, demuestran que la corteza terrestre se formó hace cuatro mil millones de años. Y un millón de años atrás, la ciencia lo sabe bien, existia ya algo parecido al s er humano. Con gran laboriosidad, muchos investigadores curiosos e inquietos con siguieron aproximarse a esa monstruosa corriente del tiempo para encauzar un reg uero de 7000 años: la historia de la Humanidad. Pero, ¿que son 7.000 años de historia humana contr años con millones y millones de Historia universal? Nosotros (¿corona de la creación?) necesitamos 400.000 años para alcanzar el estado actual, la estatura actual. ¿Hay quien aporte el testmonio de descargo? ¿P or qué no ha de ofrecer otro planeta condiciones ambientales más favorables para el desarrollo de una inteligencia distinta o siar? ¿Por qué no podemos encontrar la competencia de otro planeta cuya vida sea equivalente o superior a la nuestra? ¿Puede desestimarse tal posibilidad?. iY con cuánta frecuencia se desplazaron los pilares de nuestra sabiduría! Muchos centenares de generaciones creyeron que la Tierra era un disco durante mu chos miles de años rigió la supuesta regla de oro: el Sol gira aleededor de la Tierr a. Hoy, aún estamos convencidos de que nuestro Globo es el centro del Universo..., annque se ha probado sobradamente que la Tierra es un astro ordina-rio y bastan te insignificante por su magnitud, situado a 30.000 años luz del eje de la Vía Láctea. .. Ya va siendo hora de reconocer nuestra pequeñez mediante progresivos descubrimientos en el infinito e inexplorado Cosmos. Sólo entonces comprenderemos de verdad que somos meras hormigas dentro del Estado universal. Pero también aguarda otra oportunidad en el espacio sideral... justamente allá donde lo prometieron los dioses. Sólo tras una ojeada al futuro adouiriremos fuerza y a udacia suficientes para explorar noblemente y, sin prejuicios nuestro pasado.
CAPITULO II La fantástica traslación de una nave espacial por el vacío. - Los dioses hacen una vis ita. Rastros que no se desvanecen.
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fantástico viaje, se ignoraba que éste sería realizable, con el transcurso del tiempo, para rubricar, tras unas décadas, la disparatada noción de Julio Verne sobre un viaje alrededor del mundo en ochenta días, con una traslación fugaz y ronroneante de ochenta y seis minutos. Pero no pensemos en lapsos tan modestos. Supongamos que han transcurrido ciento cincuenta años y nuestra nave despega de la Tierra hacia un sol distante e ignoto... La astronave tendrá el tamaño de un trasatlántico actual; por consiguiente, un a masa inlcial, digamos, de 100.000 toneladas con un cuerpo propulsor de 99.800 toneladas. Así, pues, una carga útil efectiva de peso inferior a las doscientas tone ladas. ¿Imposible? Hoy día, podríamos montar ya pieza a pieza una nave espacial sobre cualquier estación situada en órbita alrededor de un planeta. Mas incluso ese montaj e será innecesario dentro de dos décadas, o quizá menos, porque la gigantesca astronav e tendrá suficiente velocidad de liberación para elevarse directamente desde la Luna . La verdad es que la investigación básica sobre la propulsión del cohete futuro funci ona a pleno rendimiento. Los mecanismos propulsores del mañana serán mayormente de c oncentración e irradiación con fusión nuclear del hidrógeno al helio, o radiación de partícu las materiales cuya velocidad de propagación iguala a la de la luz. Un procedimien to nuevo y audaz cuya posible aplicación ha sido ya demostrada mediante experiment os físicos con pequeños elementos aislados es el cohete interplanetario fotónico. Las materias motrices a bordo del cohete fotónico permiten una velocidad de liberación t an cercana a la velocidad de la luz, que los efectos relativos, particularmente la dilatación del tiempo entre la plataforma de despegue y la astronave, podrán desa rrollar toda su acción. Las masas motrices se transformarán en radiaciones electroma gnéticas como haces propulsores eyectados a la velocidad de la luz. Teóricamente, la astronave provista con propulsión fotónica alcanzará en un 99 por ciento la velocidad de la luz. Con tales traslaciones no será difícil franquear los límites de nuestro si stema solar. A decir verdad esa idea nos da vértigo. Pero, en el umbral de una nueva Era debemos recordar que los gigantescos pasos de la técnica presenciados por nuestros abuelos no fueron menos vertiginosos en su día: el ferrocarril, la electr icidad, el telégrafo, el primer automóvil, la primera máquina aérea... Nosotros escucham os por vez primera music in the air, nosotros vimos por primera vez la televisión en color, nosotros presenciamos el primer disparo para un ensayo de navegación esp acial y contemplamos imágenes comentadas de los satélites que contornean la Tierra. Nuestros nietos participarán en viajes interplanetarios y aportarán su contribución a las investigaciones cósmicas de diversas Facultades técnicas. Prosigamos con el viaje de nuestra fantástica astronave, cuyo objetivo es una lejana estrella fija. Desde luego, sería divertido imaginar cómo se comporta y distrae la dotación del artefacto volador durante el largo viaje. iSi las distan cias no fueran tan monstruosas, si la espera no resultara tan interminable para los inquietos familiares! La relatividad de Einstein tiene una indiscutible vali dez. Aunque parezca incomprensible, el tiempo en la nave espacial que navega cas i a la velocidad de la luz, transcurre con más lentitud que en la Tierra. Si la astronave viaja a una velocidad cuya equivalencia con la de la luz sea el 99 por ciento, transcurrirán 14,1 años para nuestra dotación durante su vuelo cósmico, mientras que ese transcurso será de cien años para quienes la esperan en la Tierra. Ese desdoblamiento del tiempo entre los navegantes espa-ci ales y los habitantes terrestres se calcula mediante la siguiente ecuación, cuyo o rigen es la teoría de Lorentz sobre la transformación. La velocidad del vuelo de la astronave es calculable mediante la ecuación
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cuyas propiedades se asemejen más a las de nuestra Tierra. Si nuestra astronave sólo constara de una cápsula -porque tras un viaje, digamos de 80 años luz, se habría agot ado probablemente toda la energía propulsora-, entonces los tripulantes deberían, ll egados al objetivo, llenar los tanques de su vehículo con material fisible. Supongamos, pues, que el planeta elegido para el desembarque tiene un as pecto parecido al terrestre. Ya dijimos que esta hipótesis no es tan imposible como parece. Arriesguémonos incluso a suponer que la civilización del planeta abordado mantiene más o menos un nivel similar al desarrollo de la Tierra hace 8.000 años. Desde luego, todo ello habrá sido comprobado mucho antes con los instrumentos de la astronave. Evidentemente, nuestros navegantes espaciales habrán elegido un lugar cercano a algún yacimiento de material fisible; los aparatos detectores les mostrarán con rapidez e infalibilidad cuál es la cadena montañosa donde hay uranio. Se realiza el aterrizaje de acuerdo con el plan previsto. Nuestros cosmo nautas descubren seres que elaboran herramientas de piedra; contemplan cacerías co n armas arrojadizas; divisan rebaños ovinos paciendo en la estepa, y los utensilio s domésticos se reducen a alfarería primitiva. A decir verdad, un extraño panorama par a nuestros astronautas. Pero, ¿qué pensarán los primitivos habitantes de este planeta sobre el monstruo recién llegado y las sorprendentes figuras a bordo de él? Hace 8.000 anos, nosotros mismos, no lo olvidemos, todavía éramos casi salvajes. Es perfectamente comprensible que, al presenciar tal acontecimiento, esas gentes semisalvajes hundan el rostro en tierra y no se atrevan a levantar la. mirada. Hasta este momento, se han inclinado siempre reverentes ante su sol y su luna. Pero, inesperadamente, les ocurre algo espantoso: i Los dioses descienden del firmamento! Desde sus seguros escondites, los indígenas del planeta observan a nuestro s navegantes espaciales: éstos se cubren la cabeza con raros objetos provistos de pinchos (cascos y antenas); cunde asombro infinito entre ellos cuando la noche se ilumina como si rayara el día (proyectores); al elevarse uno de los intrusos en el aire sin aparente esfuerzo (cinturón-cohete), hay un estreme cimiento general; todos se arrojan otra vez al suelo cuando aparecen desconocidos e inquietantes (animales) bufando, gruñendo y aleteando (helicópteros, colchones neumáticos, vehículos todo terreno) para alzarse, por fin, sobre sus recónditas cavernas; nuevos estremecimientos cuando tiemblan las montañas entre alarmantes rugidos y truenos (voladuras exploratorias). La verdad es que para esos seres primitivos nuestros astronautas son dioses omnipotentes. Mientras los navegantes prosiguen su pesado y rutinario trabajo, se conv o-cará probablemente a los sacerdotes o hechiceros. Tras un intervalo razonable, s e presenta una delegación a aquel astronauta que esas gentes, con su instinto prim itivo, han tomado por jefe. Así, establecen su primer contacto con los dioses. Lle van consigo obsequios para honrar a los visitantes. Nuestros hombres, que entret
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sible de su poder recibe un receptor-transmisor radiofónico con el cual podrá alcanzar y hablar cuando quiera a los "dioses". Nuestros astronautas intenta n enseñarles las formas elementales de una vida civilizada y algunos principios mo rales, para posibilitar así el desarrollo de un orden social. Otro (pueblo) distinto ataca a nuestro grupo. Puesto que no se t
iene todavía la cantidad requerida de material fisible, se repele la agresión con armas modernas, no sin hacer antes repetidas advertencias. Los navegantes espaciales fecundan a varias mujeres escogidas. A sí podrá formarse una nueva raza que salve velozmente algunas etapas de la evolución na tural. Por experiencia propia y a la vista de nuestro desarrollo sabemo s que esa nueva raza requerirá largo tiempo para adouirir una capacitación cósmica. Po r ello, antes de despegar hacia la Tierra, se dejarán indicios visibles e inteligi bles para que -mucho más tarde- puedan ser interpretados por una sociedad tecnológic a basada en las matemáticas. Será muy discutible todo intento de prevenir a nuestros protegidos contra posibles peligros. Aun cuando les mostráramos las escenas cinematográ-ficas más crueles de nuestros conflictos bélicos y explosiones atómicas, nada impediría a los seres de ese planeta cometer las mismas locuras..., como nada impide a (casi) toda la Humanidad sapiente jugar, una y otra vez, con la llama devoradora de la guerra. Mientras nuestra astronave se sumerge de nuevo en el brumoso Universo, nuestros amigos conferenciarán sobre el milagro (iSe nos han aparecido los dioses! "; lo traducirán a su tosco lenguaje, escribirán sagas que transmitirán a hijos e hijas, venerarán como reliquias sagradas los regalos, herramientas..., todo cuanto les dejaron los cosmonautas. Cuando nuestros amigos dominen la escritura, tal vez adjetivarán lo ocurrido así: inverosímil, inusitado, una verdadera maravilla. Entonces, se leerá -y se ilustrará con dibujos que los dioses ataviados con vestiduras doradas ll egaron allí en una embarcación voladora, que descendió con horrible estruendo. Se habl ará de carruajes conducidos por los dioses a través de mares y estepas, se murmurará t emerosamente sobre sus armas semejantes a rayos y se asegurará que prometieron reg resar. Grabarán y esculpirán efigies de los extraños vistos otrora: Desmesurados gigantes, cubiertos con cascos de afilada punta, y cofres ante el pecho. Bolas sobre las que se sientan seres indefinibles para sur
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ros textos de Historia... Sin embargo, para llegar a la verdad histórica es preciso abrir en el bosque de interrogantes una vereda que nos conduzca hasta nuestro pasado.
CAPITULO III ¿Mapas cartográficos trazados 11.000 años atrás? ¿Aeródromos prehistóricos? ¿Pistas de aterrizaje para los "dioses"? - La ciudad más antigua del globo terráqueo. - ¿Cuando se fundió el mineral? - Al llegar el Diluvio. - La mitología de los sumerios. Huesos que no proceden de simios. - ¿Aparentan todos los dibujantes antiguos el mismo prurito? ¿Recibieron nuestros antepasados alguna visita del Cosmos? ¿Se basan ciertas materias de la arqueología en falsas premisas? ¿Hay también un ciclo eterno para el desarrollo de la inteligencia? Antes de dar cumplida respuesta a tales preguntas se requiere una noción c lara sobre la composición y los fundamentos de nuestro pasado histórico. Diver-sas a portaciones culturales componen indirectamente nuestro pasado histórico. Grabados, escrituras antiquísimas, pinturas rupestres, leyendas y otros restos parecidos fu eron agrupados en un molde mental, es decir, una hipótesis práctica para el trabajo. Ese rompecabezas originó un mosaico decorativo e interesante... pero proveniente de un molde mental preconcebido en el cual se procuraba encajar las diversas par tes, aunque muchas veces con pegotes demasiado ostensibles de almáciga. Debe de ha ber ocurrido de esta y de aquella manera, se decía. Eso es. Y, escucha: si se quie re, puede haber sido así, o asá. Las dudas sobre cualquier modelo mental son legitim as, o, mejor aún, necesarias, porque si no se especulara acerca de todo lo existen te, la investigación se extinguiría. Así, pues, nuestro pasado histórico es cierto sólo re lativamente. Y si surgen nuevas facetas, hay que sustituir el viejo modelo menta l con uno nuevo, por muy familiar que haya sido aquél. Parece llegada la hora de c olocar un modelo mental innovador en el centro de nuestras investigaciones sobre el pasado. Las nuevas facetas justifican esa exigencia. Ya no nos es posible contem plar las cosas antiguas con ojos antiguos. Tal vez no hayan sido, como hemos supuesto hasta ahora, los comienzos de nuestra civilización ni el origen de muchas religiones. Conocimientos insólitos sobre el sistema solar y el espacio interplaneta-r io, sobre el macrocosmos y el microcosmos, progreso inconmensurable en la técnica y la Medicina, en la Biología y la Geología, iniciación de los viajes espaciales..., t
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conocido de lo improbable. Intentemos apropiarnos de la herencia que nos legaron los "dioses". En el año 1929 se encontraron en el palacio Topkapi, en Estambul, mapas universales que tenían varios siglos de antiguedad y que habían pertenecido al almirante Piri Reis, un oficial de la Marina turca. Estos mapas, que debió de haber descubierto Piri Reis, un contemporáneo de Cristóbal Colón, en el Oriente, atrajeron, inmediatamente después de conocerse su existencia, el interés de muchos científicos. Numerosas instituciones pidieron facsímiles, entre ellas la Biblioteca Nacional de Berlín, que todavía conserva en la actualidad los mapas de Piri Reis de la zona mediterránea y de la del mar Muerto. Pero el valioso paquete de mapas de Piri Reis pronto cayó en el olvido, ha sta que en el año 1956 fue entregado para su investigación al cartógrafo americano M.I . Walters, del Departamento Hidrográfico de la Marina de los Estados Unidos. Walte rs se dirigió, en busca de ayuda, a su amigo el ingeniero y arqueólogo Arlington H. Mallery, conocido especialista sobre mapas terrestres antiguos. Mallery hizo el sensacional descubrimiento de que estos mapas son exactos, y no solamente en lo que se refiere a las zonas del Mediterráneo y del ma; Muerto. Las costas de América del Norte y del Sur también están dibujadas con la misma precisión que fue lo que más asombró a Mallery-, así como los contornos de la Antártida. Pero no es esto todo: la topografía del interior de estas zonas también está reflejada con singular precisión; las cadenas de montañas, los picos, lagos, ríos y altiplanicies están diseñados con absoluta exactitud Para tener una mayor seguridad, se entregó todo el material cartográfico al padre jesuita Daniel L. Linehan, director del observatorio astronómico de Weston, para que llevara a cabo otra comprobación, Después de realizar detallados estudios, este investigador de la Antártida confirmó que los mapas en cue stión eran de una extraordinaria exactitud, incluso respecto a ciertas regiones ap artadas hoy día. Hay que considerar que hasta 1952 no fueron descubiertas en la Antártida c adenas montañosas que están ya señaladas en los mapas de Reis, los más recientes trabajo s del profesor Charies H. Hapgood, así como los del matemático Richard W. Strachan n os han suministrado una revelación sobrecogedora. Dichos científicos construyeron un a rejilla de lectura y colocaron los antiguos mapas sobre un globo terráqueo. Sus investigaciones posteriores y las comparaciones con las fotografías modernas tomadas por los satélites artificiales alrededor de nuestra esfera terrestre, confirmaron su sospecha de que el original de los mapas de Piri Reis debiose forzosamente a fotografías aéreas tomadas a grandes alturas. ¿Cómo se puede explicar eso? Una astronave sobrevuela El Calro y orienta el objetivo de su cámara hacia abajo, verticalmente. Una vez revelado el negativo se nos ofrece el siguiente
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ideológico? ¿No parece preferible hurgar el avispero y afirmar: esa proyección cartográf ica de nuestra esfera terrestre ha sido realizada por un avión volando a gran altu ra o una astronave? Desde luego, los mapas del almirante turco no son los originales, sino c opias de de copias y consecutivamente de otras muchas ......... quienquiera que los trazara muchos milenios atrás conocía necesariamente la navegación aérea e incluso l a aerofotografía. Seguramente tal afirmación dejará estupefactos a muchos. iMapas antiquísi-mos tomados fotográficamente desde gran altura..! Es éste un pensamiento tan irracional que es mejor dejarlo incompleto. Muchas veces, el ser humano parece temer que se disipen las nieblas de su pasado. ¿Cuál es la causa? ¿Le gustaría tal vez vivir tranquilo y cómodo con su Sabiduria escolar? No lejos del mar, en las estribaciones de los Andes peruanos, se extiend e una antigua ciudad llamada Nazca. Flanquean el valle de Palpa dos largas y estrechas mesetas, 60 kilómetros de longitud por 2 de anchura; ambas están sembradas de peñascos que semejan trozos de hierro herrumbroso. Les nativos denominan pampa a esa comarca, aun cuando no se ve ni rastro de vegetación. Si uno vuela sobre la llanura de Nazca divisará unas líneas gigantescas de trazo geométrico; algunas corren paralelamente, otras se entrecruzan o dibujan grandes figuras trapezoidales. La arqueología dice que son carreteras incas... Absurda lógica. ¿Para qué hubieran necesitado los incas carreteras paralelas y entrecruzadas cuyo trazado comienza y termina inopinadamente en una planicie? Desde luego, allí encontramos también la típica alfarería y cerámica de Nazca. Pero tales hallazgos no bastan para atribuir también esas líneas geométrica. mente ordenadas a la cultura de Nazca; ahí se peca de excesiva simplificación. Hasta 1952 no se emprendieron excavaciones metódicas en aquella región. No existe ninguna cronología consecuente que nos oriente sobre todo cuanto se encontró. Ahora se empieza a medir líneas y figuras. Los resultados corroboran la hipótesis de que esas líneas fueron trazadas con arreglo a planos astronómicos. El profesor Alden Mason, especialista en Antiguedad peruana, cree ver en su disposición el símbolo de una religión o algo similar..., pero tambien podría ser un calendario. A nosotros, esa llanura de Nazca, con sus 60 kilometros -vista desde el nos sugiere la idea de un aeródromo. ¿Qué hay de abstruso en tal pensamiento? Naturalmente, ningún arqueólogo de formación universitaria querrá admitir que un os cosmonautas desconocidos visitaron nuestra Tierra en aquel entonces. El hombre avisado no se expone gustosamente al ridículo haciendo afirmaciones temerarias, aunque también concebibles. Vista desde este ángulo, la "investigación" =
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figuras geométricas lo que estaban haciendo? Tal vez supieran lo que necesitaban los "dioses" para aterrizar. En muchos lugares del Perú encontramos dibujos colosales en las grandes paredes rocosas que, incuestionablemente, serían muy útiles como señales para cualquier ser proveniente de los aires. ¿Cuál podría ser de otra forma su finalidad? En la bahía de Pisco se ha esculpido una obra sumamente extraña entre los rojizos y abruptos acantilados. Viniendo del mar, distinguimos ya a veinte kilómetros de distancia una inmensa figura que debe medir casi 250 metros. Si jugáramos a las adivinanzas y preguntáramos: "iEso parece un...!", habría que responde r: "Esa talla semeja un monumental tridente o un gigantesco candelabro de tres b razos." Y en la columna central de esa pétrea forma se ha encontrado una larga cue rda. Cabe preguntarse si no habrá servido como péndulo. A fuerza de informadores sinceros debemos confesar que no penetramos su significado; simplemente, tanteamos a ciegas. El terminante y acomodaticio sistema mental no tolera los aditamentos plausibles..., con lo cual -no nos engañemos se tendrá a mano un recurso u otro para escamotear también este fenómeno y hacerlo aparecer como por encanto en el gran mosaico de los métodos analíticos empleados hasta ahora. Pero ¿cuáles fueron las motivaciones de los pueblos preincaicos? ¿Qué les indujo a trazar las fantásticas líneas las pistas de Nazca? ¿Qué disparatada idea les movió a esculpir aquel jalón pétreo de 250 metros en los rojizos acantilados al sur de Lima? Sin maquinaria ni herramientas modernas, la terminación de tales obras requerirían varias décadas. Habría sido una actividad por demás absurda si al término de tantos esfuerzos no se hubiese pretendido preparar señales para unos seres procedentes de grandes alturas. Queda por contestar una sugestiva pregunta: ¿Para qué trabajaron con tanto ahínco si desconocían absolutamente la existencia de seres voladores? La identificación de tales hallazgos no debe incumbir exclusivamente a los arqueólogos. Un congreso científico cuyos participantes fueran especialistas en distintos campos de investigación nos permitiría acercarnos con toda seguridad a la solución del enigma. Los coloquios y las controversias originarían sin duda
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debamos alegrarnos de que aquí no se pueda llegar a una aclaración documentada con las muletas del doctrinarismo hereditario. Sobre aquellas ruinas, cuya edad no se ha podido determinar hasta ahora porque es incalculable, flotan los celajes del pasado, de la nesciencia, del esoterismo. Cien toneladas de bloques calizos están sobrepuestas a pilastras de sesenta toneladas. Pulidas superficies con finísimas estrías se alinean en gigantesca sillería cuyos elementos se mantienen unidos mediante grapas de cobre..., una curiosa novedad que no hemos encontrado hasta ahora en ningún monumento antiguo. Además, el trabajo de la piedra ha sido realizado con excepcion al maestría. En los sillares de 10 toneladas encontramos grandes orificios (2,5 me tros) cuya finalidad resulta hasta ahora inexplicable. Tampoco contribuye al esc larecimiento del enigma oculto en Tiahuanaco la gran baldosa saliente de una sol a pieza y cinco metros de longitud. Diseminadas y revueltas por el suelo -tal ve z como consecuencia de una catástrofe descomunal-) hay varias conducciones de agua hechas con piedra. Parecen juguetes esparcidos; miden 2 metros de longitud, 0,5 de anchura y aproximadamente la misma altura. Estas piezas nos desconciertan po r la precisión de su acabado. ¿Acaso nuestros antepasados de Tiahuanaco no tenian más entretenimiento que el de pulimentar año tras año -y sin herramientas apropiadas- un as conducciones de tan rara perfección que, comparados con ellas, nuestros moderno s viaductos parecen verdaderas chapuzas? En un patio restaurado hoy día se alzan anárquicamente muchas cabezas pétreas que, examinadas a corta distancia, parecen presentar un conclave de las razas más dispares: rostros con labios finos o protuberantes, con narices chatas o aguileñas, con orejas delicadas o carnudas, con facciones redondeadas o angulosas. Se ven incluso unos cascos muy extraños sobre algunas cabezas. ¿No nos traerán esos bustos foráneos e insólitos un mensaje que nosotros paralizados por nuestra testarudez y parcialidad- no podemos o no queremos entender? Entre las maravillas arqueológicas de Sudamérica ocupa un primer lugar la monolítica Puerta del Sol en Tiahuanaco: una colosal escultura cincelada y compuesta por un solo bloque. Mide tres metros de altura por cuatro de anchura. Se calcula que el grandioso monolito pesa más de diez toneladas. Cuarenta y ocho
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dieciocho de altura en cuyas terrazas los turistas toman hoy día fotografías sentimentales. Nos estamos refiriendo a la Sacsahuamán desconocida, a pocos kilómetros de la conocida fortaleza incaica. Nuestra fantasía no alcanza a imaginar cuáles fueron los recursos técnicos de nuestros antepasados para arrebatar una roca monolítica de cien toneladas a una cantera, y transportarla hasta un lugar bastante alejado con el propósito de labrarla. Pero esa fantasía, bastante maltrecha pese a nuestros logros técnicos, sufre un grave sobresalto cuando nos detenemos ante un bloque mucho mayor, mi mo nstruo de 20.000 toneladas, según cálculos aproximados. Cuando emprendemos el regres o desde la fortaleza incaica, encontramos ese coloso a pocos centenares de metro s sobre la ladera de un cráter: un bloque pétreo similar, por sus dimensiones, a una casa de cuatro plantas. Está labrado con impecable habilidad artesana, tiene esca linatas y rampas, y está provisto de espirales y orificios. ¿Sería una insensatez afir mar que la labra de esa inaudita masa pétrea no fue obra de los incas durante sus ratos libres, sino más bien un dispositivo para servir ciertos fines por ahora ind escifrables? Para que la solución del acertijo no nos resulte demasiado fácil, el in gente bloque está cabeza abajo, es decir, la base más ancha arriba, con lo cual las escalinatas están invertidas; los orificios parecen impactos de granada y están orie ntados en distintas direcciones; extrañas hendiduras, cuyas formas guardan cierta semejanza con sillones modernos, parecen colgar de cuerdas invisibles en los esp acios interio-res. ¿ Es imaginable que manos humanas y energía humana hayan desprend ido, transportado y labrado ese bloque? ¿Qué fuerza lo impulsó? ¿Qué fuerzas titánicas inter vinieron ahí?¿Y con qué finalidad? Estupefactos todavía tras ese espectáculo, encontramos más allá, a escasamente trescientos metros, unas rocas vitrificadas, vitrificaciones que sólo pueden ser posibles mediante la fusión de piedras a temperaturas muy elevadas. El atónito viajero recibe sobre la marcha una aclaración lapidaria: esas rocas han sido pulidas por las avalanchas del glaciar durante el deshielo. Absurda explicación!. Al derretirse, un glaciar se deslizaría lógicamente por el plano inclinado. Además, esa propiedad de la materia es casi inalterable, una vez concluida la cristalización. Sea como fuere, resulta difícil creer que el glaciar afluyera por seis direcciones distintas a una superficie de 15.000
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Sodoma y Gomorra empleando las radiaciones. Los textos cuneiformes y las tablas de Ur, todos los libros más antiguos de la Humanidad, informan sin excepción sobre "dioses" que surcaron los cielos con barcas, sobre "dioses" que llegaron de las estrellas esgrimiendo horribles armas y luego regresaron a las estrellas. ¿Por qué no buscamos a esos "dioses" antiguos? Nuestra radioastronomía envía señales al Cosmos e intenta captar también señales de inteligencias exóticas. Pues bien, ¿por qué no buscamos primero, o al mismo tiempo, las huellas de esas inte ligencias exóticas en un lugar mucho más cercano: nuestra propia Tierra? Y conste qu e no andaremos a ciegas entre tenebrosas sombras...: existen huellas significati vas. Allá por el año 2300 antes de nuestra Era, los sumerios empezaron a glosar e l glorioso pasado de su pueblo. Hoy día, aún ignoramos de dónde provino ese pueblo. No obstante, sabemos que los sumerios aportaron una cultura superior y consistente que impusieron a los semitas, todavía bárbaros en aquel entonces. Tamb ién sabemos que buscaron siempre los dioses en las cumbres, y que, si no habla mon tañas en sus colonias, levantaban una (artificial) sobre el llano. Su astronomía ado uirió increíble desarrollo; sus observatorios consiguieron calcular la lunación con un a diferencia de sólo 0,4 segundos respecto a los cálculos actuales. No sólo nos legaro n la fabulosa epopeya de Gilgamés -sobre la cual hablaremos más adelante, sino también un recuerdo pequeño, pero sensacional y auténtico: en la colina de Kujundschik (la antigua Ninive) se encontró un cálculo cuyo resultado final, traducido a nuestra num eración, era de 195.955200.000.00O, es decir, una cantidad de quince cifras! los p adres de nuestra cultura occidental tantas veces citada y prolijamente investiga da, los familiares y sagaces griegos, no pasaron de la cifra 10.000 cuando más bri llaba su sabiduría. Calificaron simplemente de infinito todo cuanto excediera a el la. Los antiguos textos cuneiformes atribuyen a los sumerios una longevidad fantástica. Los diez primeros reyes gobernaron en total durante 456.000 años, y los veintitrés reyes que (tras el Diluvio universal, tuvieron serias dificultades con la reconstrucción, consiguieron, no obstante, establecer la duración de su reinado en 245l0 años, 3 meses y 3 1/2 días.
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una estrella fija tiene planetas? Hay bosquejos donde se ven personas con estrellas sobre la cabeza, Otras cabalgando en objetos esferoides con alas. Una de las representaciones nos sugiere a primera vista la asociación con un modelo de átomo: un círculo de esferas contrapuestas que emiten rayos alternativamente. Ningun abismo es tan amedrentador. Ningún cielo es tan maravilloso como el legado sumerio repleto de preguntas, enigmas y signos inquietantes, si uno procura mirarlo con "ojos espaciales". He aquí unas cuantas curiosidades de la misma zona geográfica: * Dibujos de espirales en Geoy Tepe, una verdadera rareza hace 6.000 años! * Una planta productora de pedernal en Gar Kobeh, cuya edad se calcula en 40.000 años. * Se hace el mismo hallazgo en Baradostin: 30.000 años de edad * Figuras, cenotaños y herramientas de piedra en Tepe Asiab, a las que se atribuye n 13.000 años. * En el mismo lugar se encontraron excrementos petrificados que posiblemente no son de origen humano. * En Karim Schahir se hallaron herramientas y unas tijeras de piedra * Hachas de mano y otras herramientas aparecieron en Barda Balka. * En la cueva de Schandiar se encontraron los esqueletos de varios hombres adult os y un niño. Su época se remonta (según el método del carbono l4) a unos 45.000 años antes de nuestra Era. Podríamos añadir a esta lista otras muchas similares, y cada dato corroboraría la afirmación de que en el sector geográfico sumerio vivía hace 40.000 años, más o menos, una mezcolanza de hombres primitivos. Súbitamente, y por razones hasta ahora inexplicables, los sumerios dieron a conocer su astronomía, su cultura y su técnica. Por ahora, las deducciones sobre una temprana presencia. de visitantes extraterrestres son pura especulación. Sólo cabe imaginar que los "dioses" aparecieron ante los semisalvajes del territorio sumerio, los congregaron a su alrededor y les enseñaron parte de sus conocimientos. Las figurillas y estatuas
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En Kohistan, región montañosa de Asia Menor, hay una pintura rupestre que reproduce las posiciones exactas de los astros tomadas a cielo abierto hace 10.000 años. Venus y la Tierra están unidos por varias líneas. platino.
En la altiplanicie peruana se hallaron diversos ornamentos de En una sepultura de Chou-Chou (china) hay un cinto compuesto por
algunas partes de aluminio. En Nueva Delhi hay una flecha antigua de hierro que no contiene fósforo ni azufre y, sin embargo, permanece intacta bajo las inclemencias del tiempo. Esa mezcolanza de "imposibilidades" debería producirnos curiosidad e Inquietud. ¿Cuales fueron los medios, cual el poder intuitivo de aquellos toscos c avernícolas para dibujar los astros en sus posiciones exactas? ¿Cual fue el taller d e precisión donde se tallaron unas lentes tan perfectas? ¿Cómo se logró fundir y modelar el platino si se considera que la fusión de este metal noble requiere por lo pronto temperaturas superiores a los 18OO grados? ¿Y cómo se o btuvo el aluminio, un cuerpo que se separa de la bauxita mediante complicadas op
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Así, todo nos resulta más sencillo y cómodo. Antaño, quien intentara sugerir un pensamiento innovador e inédito debía contar con menosprecios y persecuciones de la curia y de los colegas. Ahora no hay tanta rigurosidad, se pensará, todo se ha simplificado. Ya no hay excomuniones ni se prende fuego a las piras. Ciertamente, los métodos de nuestro tiempo son menos espectaculares, pero no han perdido nada de su fuerza retrógrada. Hoy se procede con más sigilo y mucha más elegancia. Se pronuncian killerphrases, como dicen los americanos, para sofocar y congelar las hipótesis y los pensamientos indeciblemente osados. Oportunidades hay muchas: Eso contradice los estatutos. (Tanto mejor!) Eso es poco tradicional. (Impone positivamente.) Eso es demasiado radical. (En sus incomparables efectos disuasiv os.)
Eso no lo admiten las universidades. (Convincente.) Eso lo han intentado ya otros. (Sin duda. Pero, ¿con éxito?) No le vemos sentido alguno. (Mayor razón para llevarlo adelante.) Eso lo prohibe la religión (¿Qué se puede reponder?) Eso no ha sido demostrado todavía. (Quod erat demostrandum!)
-La sana razón humana -clamó hace quinientos años un científico ante el tribunal- nos dice que la Tierra no puede ser redonda en modo alguno, porque,
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sobre murallones y cavernas, sin olvidar esas maravillosas naves utilizadas para el traslado desde los cielos. De hecho, los salvajes han mantenido la llama sagrada de lo que hoy día buscamos. Pinturas rupestres en Kohistan, Francia, Norteamérica y Rhodesia del Sur, en el Sahara y Perú, e incluso en Chile..., todas ellas están sobre la directriz de nuestra hipótesis. Henri Lothe, investigador francés, descubrió en Tassili (Sahara) varios centenares de paredes pintadas con millares de animales y figuras humanas, entre éstas algunas ataviadas con elegantes vestiduras que empuñan cetros provistos de indescriptibles cajas cuadrangulares. Junto a los animales pintados aparece ante el estupefacto observador un extraño ser vestido con algo así como un traje de buceador. El gran dios marciano -así bautizó Lothe al gigantesco dibujo medía seis metros de altura; pero el "salvaje" que nos lo legó no pudo haber sido tan primitivo como hubiéramos deseado para que todo se ajustara sin fisuras al viejo sistema mental. Porque, evidentemente, el "salvaje " necesito poseer un singular bagaje de conocimientos prácticos para poder dibujar su figura con la adecuada perspectiva, ya que en los últimos milenios el nivel cu ltural de esas cavernas no ha experimentado cambio alguno. A nosotros nos parece , sin forzar excepcionalmente la imaginación, que el gran dios marciano está represe ntado con un traje espacial o de buceador. Sobre sus desmesurados y redondeados hombros descansa un casco, unido al tronco por una especie de articulaciones. En
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púas y se cubre la cabeza con un complicado casco provisto de visera. Como pintura moderna tendría general aceptación. Lástima que esté plasmada sobre la pared de una caverna. Todos los dioses representados en las pinturas rupestres de Suecia y Noruega visten uniforme y tienen unas cabezas indefinibles. Testas de animal, dicen los arqueólogos. ¿No parece un contrasentido adorar a un "dios" y sacrificarlo o devorarlo simultáneamente? Con frecuencia, vemos naves aladas y, con mayor frecuencia aún, antenas inconfundibles. En Val Camonica (Brescia, Italia) encontramos de nuevo figuras que lucen trajes ampulosos y, lo que es más irritante, también cuernos. Queremos mostrarnos liberales, pero no hasta el extremo de afirmar que los cavernícolas italianos debieron haber viajado continuamente entre Norteamérica o Suecia, y el Sahara o Ciudad Real (España), y viceversa, para divulgar sus talentos y su progreso. Queda, pues, fluctuante ante nosotros la incómoda pregunta: ¿Por qué pintaron los primitivos con absoluta espontaneidad e independencia entre sí, figuras de ampulosa indumentaria y antenas en la cabeza? No diríamos ni una palabra acerca de esa Inexplicable rareza si se hubiera dado un solo caso en el mundo. Lo cierto es que la encontramos casi por todas partes. En cuanto echamos la mirada hacia el pasado y complementamos la fantasía
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(Por aquella época -y también posteriormente-, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron descendencia, llegaron los gigantes a la Tierra. Son los esforzados varones de los primeros tiempos, los héroes famosos.) (Moisés, Libro 1, 6, 4). Ahí reaparecen los hijos de Dios, los que se mezclan con los hombres. También se habla ahí por primera vez de gigantes. Los (gigantes) surgen por todas partes: en las mitologías orientales y occidentales, en las sagas de Tiahuanaco y en los poemas épicos esquimales. Los (gigantes) desfilan como espectros por casi todos los libros antiguos. Siendo así, debemos darles crédito. ¿Qué clase humana fueron esos gigantes)? ¿Fueron nuestros antepasados quienes c onstruyeron colosales monumentos y desplazaron grandes monolitos como si jugaran , o fueron cosmonautas de otra estrella con amplios conocimientos técnicos? Una co sa es incontestable: la Biblia habla de "gigantes", los describe como "hijos de Dios", y estos "hijos de Dios" se mezclan y multiplican con las hijas de los hom bres. Moisés nos transmite en el Libro 1, 19, 1 un circunstanciado y emocionante informe sobre la catástrofe de Sodoma y Gomorra. Si confrontamos nuestros conocimi entos con dicha descripción, no apreciaremos ni una sola discrepancia: Entonces, llegaron hacia el atardecer dos ángeles a Sodoma, cuando el patr iarca Lot estaba sentado ante las puertas de la ciudad. Evidentemente, Lot esper aba a esos ángeles que se identificaron bien pronto como hombres, pues Lot los rec
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Preguntas irreverentes acerca de una cuestión seria, lo reconocemos. Sin embargo, desde el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre el Japón sabemos cuáles son los daños que ocasiona semejante artilugio, sabemos que las vidas humanas expuestas directamente a su radiación se extinguen o enferman de forma incurable. Empleemos, por un momento, el método deductivo: una explosión nuclear destruyó Sodoma y Gomorra de acuerdo con ciertos planes, es decir, un acto preconcebido. Tal vez quisieran los ángeles -seguimos especulando- destruir simplemente un material fisible peligroso, aunque también, con toda seguridad, extirpar de paso una ralea humana que les desagradaba en grado sumo. Quien quisiera escapar -como la familia Lot-, debería buscar la montaña y mantenerse a varios kilómetros del Centro de la explosión: como es sabido, una pared
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ruedas y alas se elevaban simultáneamente. Eso no puede ser más cierto. Evidentement e, las ruedas de un vehículo todo terreno, tal vez un helicóptero anfibio, no tocan tierra cuando el ingenio se eleva. Sigamos con Ezequiel: (Hijo del hombre, ponte en pie porque he de hablarte.) Al escuchar esa voz, el cronista hundió su rostro en tierra, lleno de pavor y veneración. Las extrañas apariciones llamaron a Ezequiel (hijo del hombre) y anunciaron el propósito de hablar con ~ Continúa diciendo el informe: (...y por detrás de mi un formidable estruendo el Señor en su inmensa Majestad se alzó del lugar; el zumbido de los seres vivientes cuyas alas se tocaban entre si y el rumor de las ruedas acompañándole causaron un inmenso
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altavoces -tal vez un circuito cerrado radiofónico entre Moisés y la nave espacial h abría sido perfecto. En la Biblia podemos leer los detalles de esa construcción; allí se especifica la estructura del Arca de la Alianza con una minuciosidad preciosi sta. Sin necesidad de refrescar la memoria, recordamos que el Arca estuvo envuel ta a menudo en chisporroteos, y que Moisés se sirvió con frecuencia de esa "emisora" cuando necesitó consejo y ayuda. Moisés oyó a su Señor, pero no le vio jamás el rostro. C uando expresó con acento suplicante el deseo de verlo, su Dios le respondió: "No puedes ver mi rostro, pues ningún hombre que lo vea conservará la vida. Y el Señor habló: Mira, ahí hay un espacio junto a mí; sube a las rocas. Ahora, cuando se aleje transitoriamente mi gloria, te colocaré en una hendidura de la roca y extenderé mi mano protectora sobre ti hasta que me haya alejado. Y
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o, que el anciano soportó estoicamente las Inconveniencias del largo viaje: era pr eciso esclarecer la procedencia de aquel infante. Así, pues, Matusalén, explicó que en la familia de su hijo había surgido un muchacho cuyos rasgos tenian poco de humanos, pues más bien parecía un hijo del cielo; los ojos, el pelo, la piel, todo en él era ajeno a la familia. El sagaz Enoch escucha el informe y envía de regreso al viejo Matusalén con una inquietante noticia: a su debido tiempo caerá una sentencia sobre la Tierr a, y la Humanidad y toda la carne será aniquilada porque está sucia y corrupta. Pero el joven extranjero que tanta desazón causa en la familia está destinado a ser el p rogenitor de quienes deban sobrevivir al gran juicio universal. Por ello debería o rdenar a su hijo Lamech que se quedara con el niño y le diera el nombre de Noé. Ya d
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CAPITULO V Diosess, hombres se emparejaron gustosamente. Una nueva ojeada a los vehículos mod ernos. - Datos sobre tuerzas aceleratrices. - Primer informe testifical del pano rama, visto desde una nave espacial. Habla un superviviente del Diluvio. ¿Que es l
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ello requerirá millones de años. No sólo el estadista que pierde la cabeza y pone en marcha el mecanismo atómico de aniquilamiento puede desencadenar una catástrofe. Un acontecimiento cósmico indeterminable e irreconocible puede hacer sucumbir también a la Tierra. El hombre no ha querido conformarse nunca con la idea de una posibilidad semejante, y, por tanto, prefiere acogerse a una de las religiones y creer en la supervivencia del espíritu o del alma. De ahí deducimos que la investigación espacial no es producto del libre albedrío del hombre sino de una poderosa fuerza interna que le induce a escudriñar las perspectivas de su futuro en el Universo. Así como reafirmamos nuestra hipótesis de que en la brumosa Antiguedad, los habitantes terrestres recibieron visitas del espacio cósmico, sospechamos también que no somos la única inteligencia en el Universo, e incluso barruntamos que las hay más antiguas y adelantadas. Y si, además, aseveramos ahora que todas las inteligencias llevan adelante sus propios programas de investigación espacial, nos adentraremos por unos momentos en el reino de la utopía, a sabiendas de quo estamos hurgando un avispero. Desde hace sus buenos veinte años surgen periódicamente en nuestros cielos l os "platillos volantes"; la literatura especializada los denomina UFOs, sigla de la designación americana Unidentified Flying Objects. Nuestro decidido propósito de examinar seriamente esos fantasmagóricos OVNI parecerá al principio bastante despla zado en estas páginas, en las que exponemos todavía ponderados argumentos en nuestra polémica sobre la justificación de los viajes espaciales. Se ha dicho que la investigación espacial es poco rentable; un país medianam ente acaudalado no puede hacer esos enormes dispendios sin exponerse a la bancar rota. Desde luego, la Investigación en sí no fue nunca rentable; solamente los resul tados de tal Investigación amortizan las inversiones. Muchas personas poco realist as esperan que la experimentación espacial reporte rentabilidad y amortización en su fase actual. No existe ningún balance sobre el rédito de los cuatro mil productos d erivados de la investigación espacial. Pero a nuestro juicio es Indudable que rent arán pronto como ningún otro producto de la técnica. Cuando alcancen su objetivo no no s proporcionarán solamente rentabilidad, sino también los medios para salvar literal mente a la Humanidad de un cataclismo. Consignemos, al margen, que una serie de satélites COMSAT despiertan ya gran interés desde el punto de vista económico. En noviembre de 1967, la revista Stern Informó así: "Casi todos los modernos aparatos terapéuticos provienen de América. Todos ellos obedecen a una evaluación sis temática de los éxitos alcanzados por la Investigación atómica, la cosmonáutica y la técnica militar. Son producto de una colaboración innovadora entre Industrias gigantes y hospitales americanos que proporciona casi diariamente nuevos triunfos a la medi cina. "Asi, por ejemplo, la empresa (Lockheed, constructora del "Starfighter", y la famosa clínica Mayow, cooperan para desarrollar un nuevo sistema de asistenc ia sanitaria basado en la técnica del computador. Los expertos de la compañia aeronáut ica North American Aviation están diseñando, bajo asesoramiento médico, el llamado cin turón Emphysem que facilita la respiración a los enfermos aquejados de lesiones pulm onares. Las autoridades de la NASA para investigaciones astronáuticas sugirieron l a idea de diagnosticar mediante un aparato suyo: este dispositivo, concebido exp resamente para medir el choque de los micrometeoritos con las naves espaciales, registra con suma precisión las contracciones musculares en ciertas afecciones ner viosas. Otro Ingenio terapéutico derivado del computador americano es el denominad o "guía cardíaco". Dos mil alemanes, o quizá más, viven hoy gracias a la instalación de di cho aparato en su tórax. Es un minigenerador alimentado por baterías que se coloca b ajo la epidermis. Desde él los médicos tienden un finisimo cable por conducto de la yugular hasta el ventrículo derecho. Con impulsos eléctricos periódicos se estimulan l
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nis o emprender una carrera para coger el tren, golpea brevemente con un lápiz mag nético el lugar donde se asienta su generador, y el corazón acelera al instante las pulsaciones.) Hasta aquí el informe de Stern Refiramos ahora un segundo ejemplo sobre lo s logros adicionales de la Investigación espacial. ¿Quién se atreve aún a decir que es i nservible? Con el título "Estímulos mediante cohetes lunares", la revista Zeit publicó en su ejemplar n. 47 (noviembre de 1967) el siguiente artículo: "Los dispositivos de las astronaves ideados para alunizajes suaves han d espertado, mientras tanto, gran interés entre los fabricantes de automóviles, pues, al parecer, se podrán ampliar decisivamente los conocimientos sobre el comportamie nto de tales dispositivos en unas condiciones que puedan ocasionar su destrucción. Aunque no es posible diseñar autos cuya peculiar construcción garantice la vida de sus ocupantes contra toda clase de colisiones, los dispositivos empleados en las naves espaciales pueden contribuir a la reducción de esos riesgos. Las placas "Ho nigwaben" de creciente aplicación en la aeronáutica moderna) ofrecen la máxima solidez con un peso mínimo. También se ha experimentado este procedimiento en la fabricación de automóviles. El piso del vehículo experimental "Rover" provisto con turbina a gas está compuesto por "Honey Combs". Quien conozca bien el estado actual y los espectaculares progresos de la Investigación no puede admitir ya ciertas frases estereotipadas como: "Jamás será pos ible ir de una estrella a otra!"- La generación más joven de nuestro tiempo verá cuán ve rosímil es esa "imposibilidad". Se construirán gigantescas astronaves con propulsore s increiblemente potentes. En noviembre de 1967, los rusos consiguieron acoplar en la estratosfera dos vehículos espaciales no tripulados. Un sector de la investi gación se dedica ya a diseñar una especie de parachoques ---algo semejante a un arco voltaico que se adelanta a la cápsula recuperable e impide o mitiga el choque vio lento contra partículas. Un grupo de eminentes físicos está experimentando con los lla mados "taquiones". Por ahora, son tan sólo partículas hipotéticas que posiblemente se desplazan a velocidad superior a la de la luz. Sabemos que los taquiones deben e xistir; "sólo"- nos falta, pues, aportar la demostración física de su existencia. Pero esta comprobación de lo "no existente" se ha hecho ya con fortuna acerca del neut rino y la antimateria. Por ultimo, se podría objetar a los censores más recalcitrantes en el coro de los oposicionistas: ¿Creen ustedes realmente que varios millares de los hombres quizá más inteligentes de nuestra Era basarían su apasionante trabajo en una mera utopía o un objetivo trivial ? "Abordemos, pues, el tema de los OVNI con gallardía aun exponiéndonos a que nadie nos tome en serio. Si así ocurriera, nos retiraríamos con nuestras reflexiones -lo cual es un consuelo muy satisfactoria un círculo de personas famosas y altame nte respetables. "Los OVNI han sido vistos sobre América y Filipinas, sobre Alemania Occide ntal y México. Supongamos que un 98 por ciento de las gentes que dicen haber avist ado un OVNI sólo se hubieran hallado en realidad ante relámpagos difusos, sondas met eorológicas, peculiares formaciones nubosas, aviones modernos todavía desconocidos o cualquier combinación extraña de luces y sombras en el cielo crepuscular. Indudable mente, la histeria puede cundir también entre grandes núcleos humanos: todos asegura n haber visto lo inexistente. Y, desde luego, nuestra suposición abarca también a lo s fatuos que pretenden beneficiarse de una presunta observación y suministrar gran des titulares a la Prensa durante el lapso veraniego. Si dejamos de lado a todas esas personas visionarias, embusteras, sensacionalistas e histéricas, nos quedará, ciertamente, un grupo todavía considerable de observadores sensatos e incluso fami liarizados con los aspectos técnicos del tema. Tal vez una sencilla ama de casa su fra la misma confusión que un granjero del "salvaje Oeste". Pero si es, por ejempl
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, porque si lo hiciera perdería su magnífico y bien. remunerado empleo. Mas cuando n o refiere la misma historia un solo capitán, sino un grupo de pilotos de aviación (e ntre ellos algunos pilotos militares), entonces uno tiende Inevitablemente el oído . "Nosotros tampoco sabemos lo que es un OVNI ni pretendemos identificarlo con un objeto volador de inteligencias exóticas, aun cuando tal vez no sea posibl e presentar muchas objeciones contra esta conjetura. Por desgracia, el autor no ha logrado ver ni un solo OVNI en sus largos viajes alrededor del mundo. Pero sí p odemos transcribir aquí algunos informes fidedignos y de procedencia garantizada: "EI 5 de febrero de 1965, el Ministerio americano de Defensa anunció que s e había encomendado al Departamento especial "OVNI" el análisis de ciertos Informes facilitados por dos operadores de radar. El 29 de enero de 1965, ambos Individuo s, pertenecientes a la base aeronaval de Maryland, hablan visto en sus pantallas de radar dos objetos voladores desconocidos que avanzaban desde el Sur hacia el aeródromo a la fantástica velocidad de 7.680 kilómetros por hora. Cuando llegaron a u nos cincuenta kilómetros de la base, ambos objetos describieron una amplia curva y desaparecieron velozmente de la pantalla. "El 3 de mayo de 1964, varias personas, entre ellas tres meteorólogos, obs ervaron en Canberra (Australia) un enorme objeto volante brillantemente iluminad o que cruzaba el cielo matinal en dirección Nordeste. Al ser Interrogados por repr esentantes de la NASA, los testigos oculares manifestaron que aquella "cosa" se trasladaba con un extraño balanceo; también habían visto un objeto más pequeño que partió ha cia delante como disparado del mayor. Ese objeto menor emitió un resplandor rojizo y luego se extinguió mientras la "cosa" mayor seguía su inalterable rumbo en direcc ión Nordeste hasta desaparecer de la vista. Uno de los meteorólogos murmuró con tono r esignado: "Siempre me han parecido ridículas esas historias de OVNI. ¿Qué voy a decir ahora después de haberlo visto con mis propios ojos?" "El 23 de noviembre de 1953, en la base aérea de Kinross (Michigan) se des cubrió en la pantalla de radar un objeto volador desconocido. El teniente piloto R . Wilson, que a la sazón estaba probando un aparato reactor "F~6", recibió autorizac ión para perseguir aquella "cosa". Según pudieron observar los operadores del radar, Wilson voló tras el objeto desconocido a lo largo de 160 millas. Súbitamente los do s cuerpos voladores desaparecieron de la pantalla. Las llamadas radiofónicas al te niente Wilson quedaron sin respuesta. Durante los días subsiguientes, varios equip os de salvamento registraron el escenario de aquel Inexplicable acontecimiento e n busca de algún resto o rastro de combustible en el cercano Lago Superior. No se halló nada. El teniente Wilson y su aparato se esfumaron sin dejar h uella! "El 13 de setiembre de 1965, Bugene Bertrand, sargento de Policía, encontró en una apartada cantera de Exeter (New Hampshire, EE.UU.), hacia la una de la ma drugada, a una señora totalmente descompuesta ante el volante de su coche. Aquella señora se negó a reanudar la marcha y afirmó haber visto un enorme objeto volador que despedía un brillo rojizo; según sus declaranciones lo persiguió hasta la desviación 10 1, más de diez millas, donde el objeto desapareció tras la arboleda. El policía, hombre maduro y práctico, supuso que la señora habría empinado un po co el codo, pero pocos instantes después escuchó en la radio de su vehículo el mismo p arte transmitido por otra patrulla. Desde la Central, su colega Gene Toland le o rdenó que regresara inmediatamente. Cuando llegó allí, un hombre joven estaba refirien do algo parecido al relato de la dama: este Individuo, sorprendido por uña aparición rojiza y brillante, se había arrojado a la cuneta Todavía incrédulos, los agentes llevaron a cabo un reconocimiento, aunque es taban convencidos de que todo aquel galimatías tendría una explicación razonable. Escu driñaron la zona durante dos horas y luego regresaron a casa. En el camino de vuel ta pasaron por una pradera donde pastaban seis caballos. Inopinadamente, los ani
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tes. Un segundo vehículo de la Policía conducido por el sargento Dave Hunt se detuvo con chirriantes frenos junto a los espectadores. Maldita sea! -masculló Dave-. Te oí hablar a gritos con Toland por la radio. .. Pensé que habríais bebido más de la cuenta.. Pero... ahí veo eso! Más tarde se abrió una encuesta sobre el enigmático suceso en la cual testific aron cincuenta y ocho personas sensatas, entre ellas meteorólogos y miembros de la Vigilancia Costera, es decir, hombres nada sospechosos como observadores objeti vos, hombres capaces de apreciar las diferencias entre sondas meteorológicas y hel icópteros, entre satélites cayendo a tierra y luces de posición. El expediente contien e datos tecnológicos, aunque sin aportar ninguna aclaración sobre el desconocido obj eto volador. El 5 de mayo de 1967, Monsieur Malliotte, alcalde de Marliens (Cóte d'Or), descubrió en un alfalfar, a 623 metros de la carretera, un extraño hoyo; alli vio u na rodada circular de cinco metros de diámetro y 30 centímetros de profundidad. Desd e ese círculo partían surcos de 10 centímetros en todas direcciones, dando la impresión de que el suelo había sido aplastado por una enorme rejilla metálica. En los extremo s de aquellos surcos había boquetes de 35 centímetros de profundidad, impresos posib lemente por unos "pies" que circundaron la rejilla. Causó mucha extrañeza el polvill o blancuzco y violáceo depositado en surcos y boquetes. Nosotros misimos hemos exa minado el escenario de Marliens: Ningún espectro pudo haber dejado esas huellas. ¿Qué valor debemos dar a dichos Informes? Es bastante desconsoladora la dedu cción que hacen de sus presuntas observaciones muchas personas imaginativas y no p ocas asociaciones ocultistas. Así sólo consignen emborronar la perspectiva real. Ade más, cohíben a los científicos conscientes, quienes desean estudiar esos fenómenos evide ntes, pero que también temen exponerse al ridículo. En su emisión del 6-10-1967, la segunda cadena de la Televisión Alemana expu so el tema bajo este título: "¿Invasión desde el Cosmos?" Un capitán piloto de la Luftha nsa informó sobre cierto suceso del que habían sido testigos él mismo y cuatro hombres de la tripulación: El 15 de febrero de 1967, diez o quince minutos antes del ater rizaje en San Francisco, vieron a poca distancia de su aparato un objeto volador circular de unos diez metros de diámetro que, emitiendo fuertes destellos, voló dur ante un rato junto a ellos. Transmitieron sus observaciones a la Universidad de Colorado, que, a falta de mejor explicación, vio en aquel objeto volador una pieza desprendida de algún cohete experimental tras el disparo. Nuestro capitán piloto ma nifestó que, fundándose en su experiencia profesional -tenía ya dos millones de kilómetr os de vuelo-, no podía creer, como tampoco sus compañeros, que una pieza metálica desp rendida de semejante diámetro pudiera mantenerse en el aire quince minutos, y meno s todavía. volar junto a ellos; esa explicación se le antojaba tanto más increíble cuant o que desde tierra se había observado al desconocido objeto volador durante tres c uartos de hora. Y, verdaderamente, el piloto alemán no dio la impresión de ser un soña dor. He aquí dos noticias del Suddeutschen Zeitung de Munich, fechadas el 21 y 23 de noviembre de 1%7: "Belgrado (agencia local). "Objetos voladores no identificados (OVNI) aparecen de vez en cuando sob re diversas regiones del sudeste europeo. Hacia fines de semana, un astrónomo afic ionado fotografió en Agram tres de esas luminosas apariciones celestes. Mientras l os expertos analizan las mediocres fotografías publicadas por varios periódicos yugo slavos, se denunció la presencia de unos nuevos OVNI en la montañosa comarca montene grina, donde, al parecer, han provocado Incluso varios incendios forestales. Est os informes proceden mayormente de Ivangrad, una localidad cuyos habitantes decl aran solemnemente haber visto cada tarde, durante estos últimos días, unos singulare s cuerpos celestes de gran potencia lumínica. las autoridades confirman que en esa zona han estallado varios incendios forestales sin que hasta ahora se haya podi
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bién se le pudo observar con telescopio desde Sofía. Un colaborador científico del "In stituto de Hidrología y Metereología" manifestó que el objeto volador se movía probablem ente con propulsión propia. Se calcula que ha sobrevolado la Tierra a lo largo de treinta kilómetros." Gentes de una estupidez ilimitada entorpecen las Investigaciones serias: por ejemplo, personajes tales como los (médiums), que aseguran haber establecido contacto con seres extraterrestres. También hay grupos que, fundándose en unas apari ciones hasta ahora Inexplicables, elaboran fantásticas ideas religiosas o laberíntic os idearios universales, e Incluso afirman haber recibido órdenes de las tripulaci ones OVNI para salvar a la raza humana. Para los fanáticos religiosos, el (ángel OVN I) egipcio es, naturalmente, un enviado de Mahoma; el asiático, de Buda, y el cris tiano, en contados casos, directamente de Jesucristo. Durante el VII Congreso Internacional de Investigadores OVNI, celebrado en el otoño de 1967, el profesor Hermann Oberth, denominado (padre de la astronáutic a) y antiguo maestro de Wernher von Braun, declaró que los OVNI representan todavía (un problema al margen de la ciencia), pero son probablemente (palabras textuale s de Oberth) (naves de mundos exóticos). Oberth agregó literalmente: (Como parece ev idente, los seres que las tripulan han creado una civilización muy superior a la n uestra, y si nosotros obráramos con sensatez podríamos aprender mucho de ellos.) Obe rth, que pronosticó acertadamente el desarrollo de los cohetes sobre la Tierra, ba rrunta en los planetas exteriores del sistema solar las condiciones necesarias p ara la abiogénesis. Oberth, un investigador por excelencia, pide encarecidamente q ue los científicos serios se ocupen también de aquellos problemas cuyos enunciados p uedan perecer fantásticos al principio: (los sabios se comportan como gansos cebad os incapaces de digerir ni un grano más. Toda idea nueva se les antoja descabellad a y, por tanto, la rechazan sin más explicaciones.) Bajo el titulo (Sospecha tardía), la revista Die Zeit del 17-II-1967 publi có el siguiente comentario: "Durante largos años, los Soviéticos han ridiculizado la h isteria mundial respecto a los platillos volantes. No hace mucho tiempo, el diar io Pravda desmintió oficialmente la existencia de esos raros navegantes celestes. Ahora, se ha nombrado al general de Aviación Anatol Stoljakov director de un comité que deberá analizar todos los informes sobre los OVNI. El Times de Londres escribe al respecto: "Tal vez sean los OVNI un producto de alucinaciones colectivas, ta l vez vayan tripulados por habitantes de Venus, o quizá quepa Interpretarlos como revelaciones divinas..., pero, sea como fuere, deben de tener algún fundamento, pu es, de lo contrario, los rusos no habrían convocado con Urgencia un comité investiga dor. El acontecimiento más espectacular y misterioso sobre el fenómeno (materia cós mica) sobrevino a las 7:17 horas del 30 de junio de 1908 en la taiga siberiana: una bola ígnea atravesó el cielo y se perdió en la estepa. Viajeros del ferrocarril tr ansiberiano pudieron contemplar una masa reluciente que se trasladaba de Sur a N orte. Poco después, un retumbante trueno conmovió todo el tren, siguieron varias exp losiones y casi todas las estaciones sismológicas del mundo registraron fuertes te mblores. En Irkutsk -a 900 kilómetros del epicentro- las oscilaciones del sismógrafo duraron una hora. El estampido se oyó en un radio de 1.000 kilómetros. Rebaños entero s de renos quedaron aniquilados, y tribus nómadas volaron por los aires con sus ti endas. Hasta 1921, el profesor Kulik no empezó a recoger declaraciones de testigo s oculares; por último, consiguió también los fondos necesarios para organizar una exp edición a esa región casi inhabitada de la taiga. Allá por el año 1927, cuando los expedicionarios llegaron a la pedregosa tun guska, todo el mundo creyó hallarse ante un cráter abierto por un gigantesco meteori to. Sus conjeturas resultaron ser erróneas. A sesenta kilómetros del impacto vieron ya los primeros árboles sin copas. Cuanto más se acercaron al punto crítico, tanto más p
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quel suelo cenagoso no se logró encontrar resto alguno, no aparecieron fragmentos de hierro o níquel, ni rocalla. Dos años después, se reanudó la búsqueda con grandes máquina s perforadoras y otros recursos técnicos, Se horadó hasta los treinta y seis metros: no pudo verse ni rastro de los componentes usuales del aerolito. Los expedicionarios se procuraron aparatos muy sensibles que detectaban las porciones más Infimas de metal. Todo fue en vano. No obstante, forzosamente al lí habla explotado algo, porque miles y miles de personas lo vieron y lo oyeron. Entre los años 1%1 y 1%3 otras dos expediciones, comisionadas por la Acade mia Soviética de Ciencias), partieron hacia la tunguska. La de 1963 marchó bajo el m ando del geofísico Solotov. Este grupo científico, provisto ya con los equipos técnico s más modernos, llegó a la conclusión de que aquella lejana explosión en la tunguska sib eriana fue de carácter nuclear. No es difícil determinar el tipo de una explosión cuando se conocen diversas magnitudes físicas relacionadas con ella. La cantidad de energía lumínica liberada po r la explosión proporcionó en la tunguska una de esas magnitudes. A dieciocho kilómetr os del cráter se encontraron árboles desgajados que hablan quedado expuestos a las r adiaciones luminicas en el momento de la explosión, resultando, por tanto, desgarr ados. Ahora bien, un árbol vivo sólo se prende cuando la descarga de energía lumínica po r centímetro cuadrado comporta entre 70 y 100 calorías. Pero el relámpago de la explos ión fue tan brillante que arrojó sombras sombras secundarias a 200 kilómetros del epicentro! Tales medidas revelaron que la energía luminica de la explosión debió de haber equivalido a 2,8 x 1O ergios, aproximadamente. Digámoslo entre paréntesis: el ergio figura en las ciencias físicas como "unidad de trabajo mecánico". Un escarabajo cuy a masa sea de 1 gramo desarrollará un trabajo de 981 ergios cada vez que trepe 1 c m. por una pared. En un radio de 18 kilómetros se encuentran ramas gruesas y finas totalment e carbonizadas. Ello hace suponer que el calentamiento fue súbito: consecuencia de una explosión, no de un Incendio forestal. Tales calcinaciones aparecen solamente allá donde ninguna sombra se opone a la propagación del relámpago explosivo. Por cons iguiente, se trató de radiaciones; no puede haber duda alguna. La suma de todos es os efectos requiere una energía de lO a la 23 ergios para causar tan gigantesca de solación. Esa enorme energía equivale a la potencia destructiva de una bomba atómica d e 10 megatones o 1OO.000.000.000.000.OOO.000.OOO 1OO.000.000.000.000.OOO.0 00.OOO ergios Todas las comprobaciones confirman el supuesto de una explosión nuclear y relegan al reino de la fábula cualquier otra sugerencia sobre las causas fundament ales, tales como el paso de un cometa o la caída de un descomunal meteorito. ¿Cómo se explica una explosión atómica en el año 1908? ¿Cuáles son las diversas versi nes? En un articulo publicado en marzo de 1964 por el prestigioso periódico de Leningrado Swesda, se defendió la tesis de que seres inteligentes pertenecientes a
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el estallido de un horno propulsor instalado en alguna nave exótica. ¿Fantástico? Sí, no cabe duda. Pero, ¿por eso ha de ser imposible? Sobre los meteoritos de la tunguska se han escrito suficientes libros pa ra llenar una biblioteca. Queremos hacer resaltar todavía un hecho comprobado: la radiactividad alrededor del escenario en la taiga es, en la actualidad, dos v eces mayor que la de cualquier otro lugar. Minuciosos análisis de los árboles y sus anillos confirman un aumento apreciable de la radiactividad desde 1908. Mientras no se aporte prueba exacta, científicamente incuestionable, para explicar ese fenómeno -y otros mucho-, nadie tiene derecho a condenar sin más explic ación una sugerencia que sin duda alguna entra dentro de los limites de lo imagina ble. Tenemos una información bastante completa sobre los planetas de nuestro si stema solar; la "vida", según nuestro concepto, puede quizás existir en Marte, aunqu e bajo un aspecto muy primitivo. El hombre ha trazado fronteras teóricas a las pos ibilidades de vida tal como él la concibe; se ha dado en llamar ecosfera a esa fro ntera. En nuestro sistema planetario, sólo Venus, Tierra y Marte están dentro de los límites señalados por la ecosfera. Pero aquí debernos tener presente una cosa: los fa ctores determinantes de la ecosfera obedecen a nuestras percepciones sobre la vi da, lo cual no impide que otra vida exótica esté condicionada necesariamente por esa s premisas. Hasta 1962 se había considerado a Venus como un espacio donde era posi ble la vida; fue entonces cuando el "Mariner II" partió hacia aquel planeta y llegó hasta unos 34.000 kilómetros de su superficie. Según la información transmitida por ra dio, Venus queda descartado como medio biótico tal como lo entiende el hombre. Los informes del "Mariner II" dejan entrever que la temperatura ambiente de Venus, al sol y a la sombra indistintamente, alcanza un promedio de 430 grad os Celsio. Tales temperaturas no permiten la acumulación de agua en la superficie; sólo puede haber mares de metal fundido. Se ha esfumado, pues, la entrañable visión d el planeta Venus como hermano mellizo del planeta Tierra, aun cuando la existenc ia de hidrocarburos podría constituir un alimento adecuado para toda clase de bact erias. No hace mucho los científicos aseveraron que la vida en Marte era inconceb ible. Pero algún tiempo después se decía ya que era apenas concebible. Porque, tras la afortunada misión de reconocimiento del "Mariner IV", se concede, aunque todavía co n cierto titubeo, un número de probabilidades a la posible vida marciana. Nosotros tampoco sustentamos la teoría de una vida Inteligente en Marte) pero si creemos p osible una forma Inferior de vida en el rojizo planeta. También cabe la posibilida d de que nuestro vecino Marte haya poseído su propia civilización mucho tiempo atrás, un número Incontable de milenios. Sea como fuere, la luna de Mate, Pobos, merece e special atención, Marte tiene dos lunas: Pobos y Deimos (palabras griegas cuyo significado es miedo y terror, respectivamente). Ambas lunas eran conocidas mucho antes de que las descubriera el astrónomo americano Asaph Hall, en 1877. Hacia el año 1610, J ohannes Kepler sospechó ya que Marte estaba escoltado por dos satélites. Aun cuando el monje capuchino Schyrl afirmara, pocos años después, haber visto la luna de
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ente a la tercera potencia de las respectivas distancias entre sus propios centr os y el de Marte. Ello demuestra que están sometidos a las mismas leyes de gravita ción que rigen sobre los demás cuerpos celestes. ¿Cómo pudo describir Swift unos satélites cuyo descubrimiento habría de tener lu gar ciento cincuenta años después? Indudablemente, varios astrónomos barruntaron antes que él la existencia de los satélites de Marte, pero los barruntos no son nunca suf icientes para dar unos datos tan precisos. Ignoramos dónde adquirió Swift sus conoci mientos. Efectivamente, esos dos satélites figuran entre las lunas más pequeñas y raras de nuestro sistema planetario; ambos giran en órbitas casi circulares sobre el ec uador. Si reflejan realmente tanta luz como nuestra luna, entonces Fobos debe me dir 16 kilómetros de diámetro, y Deimos 8 solamente. Pero si fueran lunas artificial es y reflejaran, por tanto, mucha. más luz, serían aún más pequeños. Hasta ahora, son las ún icas lunas conocidas de nuestro sistema solar que giran alrededor de su planeta a mayor velocidad que éste sobre su propio eje. Tomando como referencia la rotación de Marte, Fobos completa dos revolucio-nes siderales en un día marciano, y Deimos, bastante más lento, sobrepasa apenas el tiempo empleado por Marte para girar sobr e sí mismo. El año 1862, cuando la Tierra ocupó una posición sumamente favorable con respe cto a Marte, se buscó en vano esas lunas marcianas... Y fueron descubiertas quince años después! También podría encajar aquí la teoría de los planetoides sustentada por diver sos astrónomos, quienes suponen que las lunas marcianas son fragmentos del Cosmos captados por Marte. Sin embargo, esta teoría es indefendible, porque ambas lunas g iran casi en el mismo plano sobre el ecuador. Un fragmento del Cosmos sólo haría eso accidentalmente. Por último, ciertos hechos com probables aportan la moderna teoría de los satélites. El eminente astrónomo americano Carl Sagan y el científico ruso Shklovski ex pusieron en su libro Intelligent Life in the Universe, publicado en 1966, la teo ría de que Fobos es simplemente una luna artificial. Tras una larga serie de medid as y observaciones, Sagan llegó a la conclusión de que Fobos debe ser un satélite huec o, y, naturalmente, la posibilidad de una luna hueca es inadmisible. A decir verdad, el peculiar curso de Fobos no guarda ninguna relación con su masa aparente, pues tales revoluciones son propias y típicas de los cuerpos hue cos. El ruso Shklovsid, a cuyo cargo está la sección de radioastronomía en el (Institu to Sternberg) de Moscú, hace idénticas afirmaciones después de haber observado la acel eración anormal que caracteriza el movimiento de la luna marciana Fobos. Esta acel eración es justamente la que corresponde a nuestros satélites artificiales, como ya se ha comprobado. Hoy tomamos muy en serio las fantásticas teorías de Sagan y Shklovsli. Los a mericanos proyectan enviar otras ondas a Marte, que de paso explorarán las lunas m arcianas. Los rusos se proponen seguir desde varios observatorios los movimiento s de las lunas marcianas en años venideros. Si se confirmara la suposición de que Marte tuvo otrora una civilización des arrollada, según opinan varios prestigiosos científicas, tanto orientales como occid
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ocumentarán también nuestra teoría de que la Tierra recibió visitas del Cosmos en muy re motos tiempos prehistóricos. Entonces puede ser una utopía o una posibilidad especul ativa la tesis de que varios gigantes marcianos consiguieran salvarse en la Tier ra para fundar con sus habitantes de incipiente inteligencia la nueva cultura de l Horno sapiens. Siendo la gravitación de Marte menor que la terrestre, cabe supon er que la constitución física de esos seres marcianos fuera mucho mas robusta que la del habitante terrestre. Si alentara en esa teoría un leve soplo de realidad, ent onces esos gigantes provenientes de lejanas estrellas y capaces de mover enormes masas pétreas, serían aquellos que enseñaron a los hombres artes hoy desconocidas tod avía y finalmente fenecieron... Nunca hemos sabido tanto ni tan poco como hoy día. Estamos seguros de que el tema (ser humano e Inteligencia exótica) permanecerá en la agenda de la Investiga ción hasta que sea posible dar respuestas fundadas a todos sus insondables enigmas .
CAPITULO XI Señales en el Universo - ¿Existe una comunicación telepática más rápida que la luz? - El cur ioso caso Cayce - La ecuación de Green-Bank. - Cerebros preeminentes defienden la exobiología - ¿En que trabaja la NASA? - Un diálogo con Wernher von Braun. El 8 de abril de 1960, a las cuatro de la mañana, se inició cierto experi-me nto en un solitario valle de Virginia Occidental: el gran radiotelescopio de Gre en Bank orientó su antena de 25 metros hacia la estrella Tau-Ceti, que dista 11,8 años luz del globo terráqueo. El joven astrónomo americano, doctor Frank Drake, hombre de acreditada fama en el mundo científico y director de ese proyecto, se propuso sintonizar con las emisiones radiofónicas de otras civilizaciones para captar algu na señal de inteligencias exóticas en el Universo. La primera serie de ensayo duró cie nto cincuenta horas; pasó a los archivos astronómicos bajo el título de proyecto OZMA, aunque se malogró su propósito. Sin embargo, nadie quiso abandonar el experimento, y no porque uno de los científicos participantes negara la existencia de emisiones radiofónicas en el Cosmos, sino más bien porque se tuvo la certeza de que a su debi do tiempo habría aparatos cuya extrema sensibilidad les permitiría alcanzar el objet ivo señalado. OZMA no será el único ensayo de su especie. Posiblemente se conseguir or ientar hacia la Luna un radiotelescopio que, libre de toda perturbación terrestre,
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Universo, y, si verdaderamente hay Inteligencias exóticas, indudablemente los rec onocerán. A este respecto, resulta altamente interesante una noticia de Zeit en su número 51 del 22-XII-1967; bajo el título "Se hará centellear a la Luna" se informa a sí: "Ciertamente, conocemos con exactitud, salvo algunos centenares de metro s, la distancia entre la Luna y la Tierra, pero los astrónomos aún no están satisfecho s. Por ello, el astronauta, en su primer vuelo hacia el satélite terrestre, deberá l levar consigo un juego de espejos para colocarlos allí. Ese juego -semejante al ri ncón de una habitación- constará de tres planos reflectantes formando ángulos rectos ent re sí, los cuales tendrán la propiedad de reflejar el rayo incidente en dirección de l a fuente lumínica "Desde la Tierra se proyectarán relámpagos lumínicos (duración: 0,000000001 segu ndos) sobre ese juego de espejos con un láser al que se incorporará un telescopio cu ya abertura será de 1,50 metros. El rayo reflejado desde la Luna será captado por di cho telescopio y transmitido a un amplificador fotográfico. "Estableciendo una relación entre la velocidad de la luz y el tiempo emple ado por el rayo laser para su viaje de ida y vuelta, se obtendrá la distancia a la Luna con un margen de error que no excederá del medio metro.) Entonces, también deberá ser concebible un camino hacia nuestro medio. Desde tiempo inmemorial las ondas hertzianas cruzan en todos sentidos el Universo. ¿No es concebible, pues -si nuestra hipótesis resulta ser cierta-, que las inteligenci as exóticas intenten comunicarse con nosotros? Ahí tenemos, por ejemplo, la radiación cósmica del CTA-l02, que surgió inopinadamente en el otoño de 1964; los astrónomos rusos anunciaron que posiblemente hablan recibido señales de una supercivilización extrat errestre. La estrella hertziana CTA-102 lue catalogada por los radioastronomos c alifornianos del "Instituto de Tecnologia) con el número 102, y de ahí su nombre. El 1-IV-l965, el astrónomo Scholomitslci manifestó en el paraninfo del Insti tuto moscovita de Sternberg: "Entre fines de setiembre y principios de octubre d e 1964 se acrecentó considerablemente la radiación cósmica del CTA-l02. Pero sólo durant e un breve período; luego se extinguió. Nosotros registramos ese hecho y nos mantuvi mos a la expectativa. Hacia fines de año aumentó otra vez súbitamente la intensidad de l foco transmisor, y cien días después de la primera manifestción alcanzó por segunda ve z un punto culminante. Su jefe, el profesor Shklovski, agregó que esas oscilacione s eran inusitadas. Entretanto, el astrofísico holandés Maarten Scbmidt ha comprobado mediante c oncienzudas mediciones que el CTA-102 debe distar de la Tierra unos 10.000 millo nes de años luz. Ello significa que si las radiaciones hertzianas proceden de sere s vivientes e inteligentes, habrian sido emitidas hace 10.010 millones de años. Pe ro, según se Infiere de las Investigaciones realizadas hasta ahora, nuestro planet a no existía siquiera por aquellas fechas. Esta certidumbre podría representar un go lpe mortal para la búsqueda de otros seres vivientes en el Universo. Si la búsqueda de vida cósmica no ofreciera ninguna perspectiva, los astrofísi cos americanos y rusos, así como los Ingleses de Jodrell-Baiik (Manchester) y los
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iempo, formaran un simbolo geométrico o matemático de validez concebiblemente univer sal. He aquí una sugerencia audaz, pero realizable: un gigantésco triángulo equilátero c uyos lados de 1.000 kilómetros estén formados por patatales; en el centro de ese trián gulo se sembrará un enorme círculo de trigo, y cada verano surgirá un Inconfundible re dondel amarillo... circunscrito en un triángulo equilátero verde. Y el experimento s erá por añadidura productivo. Si hay inteligencias exóticas que nos busquen como nosot ros a ellas, interpretarán acertadamente la aparición de circulo y triángulo, pues esa s formas no pueden obedecer a un capricho de la Naturaleza. Es una mera sugerenc ia, como ya hemos dicho. Hay quienes han propuesto una cadena de faros que irrad ien la luz verticalmente y semejen el modelo de un átomo... Propuestas y más propues tas. Todas ellas se basan en la suposición de que alguien esté observando nuestro planeta. ¿ No estaremos abordando erróneamente el problema con esos medios tan limi tados? Aunque nos sentimos muy escépticos, casi diríamos hostiles, acerca del ocult ismo, no podemos por menos que mencionar algunos fenómenos físicos hasta ahora Inexp licables. Nos referimos a la telepatía entre cerebros Inteligentes, que si bien de scansa sobre una sólida base científica no ha encontrado todavía una explicación satisfa ctoria. En los departamentos parapsicológicos de muchas universidades importantes se investiga con métodos científicos exactos ciertas manifestaciones inexploradas ha sta ahora, tales como la clarividencia, la alucinación, la transmisión de pensamient o, etcétera. Allí se clasifican y archivan toda clase de historias fantasmagóricas, ab erraciones ocultistas y visiones religiosas. Para experimentos de laboratorio se atiende exclusivamente a los fenómenos que están (casi maduros). Diversos ensayos i ndividuales y colectivos demuestran que la transmisión del pensamiento es una real idad. En este ámbito cuya investigación era cosa prohibida no hace mucho se ha recor rido ya un trecho muy significativo. En agosto de 1959 dio fin el experimento Nautilus. Este ensayo no sólo pus o de manifiesto la transmisión del pensamiento; también demostró que la telepatía entre cerebros puede superar potencialmente a las ondas hertzianas. He aquí el experimen to: A unos cuantos miles de kilómetros del (emisor mental) se sumergió varios ce
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emana después, su amigo sanó. Mientras que el primer caso, considerado como un suceso espectacular per o científicamente anodino, había pasado pronto al olvido, este segundo acontecimient o hizo entrar en acción a la "Medical Association". Se designó una comisión para que l evantara acta si se repitiera el hecho y se hiciera constar en ella Incluso el d etalle más insignificante. Cuando caía en trance, Cayce exponía conocimientos y facult ades sólo comparables a las de una consulta de médicos. En una ocasión (prescribió) a un paciente muy acaudalado cierto medicamento que parecía inalcanzable. El hombre publicó varios anuncios en periódicos de gran tira da e Incluso extranjeros. Por fin, escribió desde Paris (!) un joven médico diciendo que su padre había fabricado ese medicamento años atrás) pero que abora ya no se enco ntraba en el mercado. La composición del mismo era idéntica a la que detalló Edgar Cay ce. Más tarde, Edgar (prescribió) otro medicamento muy raro, pero esta vez dio l a dirección de un laboratorio en una distante ciudad. Cuando se telefoneó alli nadie pudo dar crédito a sus oídos: se acababa de componer el preparado, la fórmula estaba ya lista, se le buscaba un nombre comercial... pero no había sido lanzado todavía al mercado! La comisión de médicos titulares está muy lejos de creer en la telepatía; invest iga con tiento y ponderación, comprueba todo cuanto observa, sabe que Edgar no ha tenido jamás entre las manos un texto de medicina. Asediado por todas partes y des de todos los rincones del mundo, Edgar celebra dos consultas diarias, siempre en presencia de médicos y siempre sin horarios. Sus diagnosis y prescripciones terapéu ticas son acertadas, pero él no recuerda nada de lo dicho cuando sale de su trance . Al preguntarle los miembros de la comisión cómo concibe sus diagnosis, Edgar respo nde con una sorprendente conjetura: él puede comunicarse con un cerebro ex), bien dotado, y requerirle la información necesaria para la diagnosis. Ahora bien, como el cerebro del paciente sabe exactamente lo que aqueja a su cuerpo, todo resulta muy sencillo: él pregunta al cerebro del enfermo y luego busca ese Otro cerebro e n el ancho mundo que le indica la forma de proceder. Él mismo -según Edgar- es simpl emente una fracción de todos los cerebros... Una idea espantosa que, transportada a nuestra técnica, podría adoptar más o m enos esta forma:
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de la misma y desconocida estructura. Sirvámonos también nosotros de un modelo mental. Si se aplica un fuerte impu lso eléctrico en algún lugar de un estanque con millones de bacterias, diferentes, t odas ellas sentirán el impulso, cualesquiera que sean sus especies y dondequiera q ue se encuentren. El Impacto eléctrico se percibirá al mismo tiempo en todas partes. Nos damos perfecta cuenta de que tal comparación cojea lo suyo, pues la electrici dad es una energía conocida y vinculada con la velocidad de la luz. Pero nosotros queremos denotar una forma de energía que actúe en todas partes y se haga sentir al mismo tiempo. Nosotros barruntamos una forma de energía aún no identificada que nos haga comprender de una vez lo incomprensible. Para dar visos de probabilidad a la monstruosa idea, quisiéramos Informar sobre cierto experimento realizado entre el 29 y el 31 de mayo de 1965. Es único e n su especie y su alcance. Durante esos dos días 1.008 personas centraron su pensa miento al mismo tiempo exactamente en Imágenes, frases y signos simbólicos que todas ellas "irradiarían", por así decirlo, con fuerza concentrada en todas direcciones. Lo más sorprendente no fue ese ensayo masivo, sino el resultado del experimento. N Inguna de las personas que participaron en él conocía a las demás; varios centenares d e kilómetros separaban a los participantes; en la encuesta subsiguiente, el 2,7 po r ciento de los participantes declararon haber visto una imagen, concretamente u n modelo de átomo. Puesto que a los (conejos de Indias) no se les ofreció la oportun idad de cambiar Impresiones, resulta sorprendente que un 2,7 % declarara haber v isto la misma (imagen mental). ¿Telepatía? ¿Charlatanería? ¿Casualidad? Supongamos que tod o el asunto es un tema de ciencia ficción..., y, no obstante, el experimento ha te nido lugar bajo la dirección de científicos. ¿Hay quien crea todavía que hemos llegado a l término de nuestros conocimientos? Igualmente Inexplicable es la comprobación de unos cuantos físicos en la Uni versidad de Princeton: Investigando la desintegración del mesón K eléctricamente neutr al, se llegó a un resultado que en teoría es Imposible, pues contradice el principio de la invariante tiempo, demostrado hace mucho por la física nuclear y según el cua l todo proceso de transformación de un ente físico es irreversible en función del tiem po. Y todavía una paradigma de peso. La teoría de la relatividad revela, entre o tras cosas, que si bien masa y energía tienen apariencias diferentes, ambas consti
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y el significado de sus elementos: R: Prop Propor orci cion ones es medi medias as de las las nuev nuevas as estr estrel ella las s que que apar aparec ecen en cada cada año año y se asemejan a nuestro sol fp: fp: frac fracci ción ón de las las est estre rell llas as con con posi posibl bles es sere seres s viv vivie ient ntes es ne: promedio de planetas que contornean la ecosfera de su sol y, por consiguiente, pueden reunir suficientes condiciones para el desarrollo de la vi da según el módulo humano fl: fl: frac fracci ción ón de aque aquell llos os plan planet etas as sele selecc ccio iona nado dos s don donde de efec efecti tiva vame ment nte e se habrá desarrollado la vida fi: fi: repr repres esen enta ta a aqu aquel ello los s plan planet etas as viv vivos os que que est están án pob pobla lado dos s por por sere seres s inteligentes con absoluta libertad de acción durante la vida de su sol fc: fc: frac fracci ción ón de plan planet etas as habi habita tado dos s por por sere seres s int intel elig igen ente tes s pos posee eedo dore res s d e una civilización técnica altamente desarrollada L: longevidad de una civilización; pues con distancias tan gigantesc as sólo pueden encontrarse en el Cosmos dos civilizaciones de muy larga vida.
Si se aplica a todos los elementos de ecuación el valor absoluto mínimo, ten dremos N = 40 Pero tomando el máximo valor admisible nos da N = 50.000.000 Así, pues, la fantástica ecuación de Green-Bank calcula que, en el peor de los casos, cuarenta grupos inteligentes de nuestra Vía Láctea buscan el contacto con ot ras inteligencias. La posibilidad más atrevida señala cincuenta millones de intelige ncias exóticas que esperan recibir una señal del Cosmos. Ninguno de los raciocinios formulados en Green-Bank tiene por base nuestro presente; los cálculos comienzan c on el recuento de estrellas en nuestra Vía Láctea desde que existen. Si se acepta la ecuación del brain-trust científico, entonces puede haber ha bido hace cien mil años civilizaciones técnicas bastante más perfectas que la nuestra,
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The The Tne The The The The
Multivator Vidicon Microscope J-Band life Detector Radíoisotope Biochemical Probe Mass Spectrometer Wolf Trap Ultriviolet Spectrophometer
He aquí algunos significados ocultos tras esos términos técnicos tan inocuos p ara el profano: (Optical Rotary Dispersion Profiles) es el nombre de un laboratorio sond a con reflector giratorio. Una vez nuestro artefacto se ha posado sobre el plane ta, ese foco empieza a emitir rayos en busca de moléculas. Como es sabido, las moléc ulas son premisa indispensable para todo tipo de vida. Una de ellas es la gran m olécula espiriforme DNS, que consta de tres componentes químicos alineados: base orgán ica nitrogenada, azúcar y ácido fosfórico. Cuando la luz polarizada capta una molécula d e azúcar, el rayo explorador se refracta porque la sustancia básica, la adenina, es (ópticamente activa) en la composición química con el azúcar. Siendo, pues, ópticamente ac tivo el componente azúcar en una molécula DNS, basta que el rayo explorador encuentr e una composición azúcar-adenina para que la sonda recoja esa señal y la transmita aut omáticamente a nuestra Tierra, demostrando asf la presencia de materia viva sobre el planeta explorado. El Multivator es una sonda de escasamente 500 gramos, transportada por u n cohete que expulsa su leve carga en las proximidades de un planeta. Este labor atorio microscópico está acondicionado para realizar quince experimentos diversos y transmitir sus resultados a la Tierra. Esa otra sonda denominada oficialmente "Radioisotope Biochemical Probe", pero más conocida por el sobrenombre de (Gulliver), debe realizar un aterrizaje s uave sobre la superficie del planeta investigado, y desplegar inmediatamente tre s tentáculos viscosos de quince metros en distintas direcciones. Al cabo de pocos minutos la sonda repliega automáticamente sus tentáculos y los sumerge con todo cuan to esté adherido a ellos -polvo, microbios o cualquier sustancia bioquímica- en un c aldo de cultivo. Este caldo de cultivo está enriquecido con el isótopo radiactivo de
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dría visitar Marte en 1982; lo que le falta a la NASA no son los recursos técnicos p ara llevarlo a cabo, sino una aprobación mayoritaria y rutinaria del proyecto por el Congreso estadounidense. Junto a las obligaciones ordinarias de los EE.UU. ha y dos formidables "tragaperras", la guerra d Vietnam y el programa astronáutico, q ue, a largo plazo, pueden representar una onerosa carga para la nación más opulenta del mundo. El itinerario hacia Marte está establecido. Se ha diseñado ya la nave "marci ana". Ahora "sólo" falta Construirla. En Huntsviile. su maqueta adorna la mesa esc ritorio de un hombre excepcional: el profesor y doctor Ernst Stullier. Stulílinger dirige el "Research Project Laboratory" anexo al "Georg Marshall Space Flight C enter" en Huntsville, Alabama. Da empleo a centenares de colaboradores científicos en sus laboratorios. Allí se experimenta en los terrenos del plasma, la física nucl ear y la termofísica. Los científicos atienden, además, a la investigación básica de ambic iosos proyectes para el futuro. Los experimentos sobre la propulsión eléctrica de fu turos cohetes quedarán ligados para siempre con el nombre de Stullilnger. Éste es el constructor de la astronave que antes de terminarse el presente siglo transport ará al hombre hasta el planeta rojo. Poco después de la Segunda Guerra Mundial, el doctor Stulilinger fue envia do con su amigo Wernher von Braun a los Estados Unidos; ambos construyeron cchet es en Fort Bliss para la Aviación americana. Al estallar la guerra de Corea, los d os pioneros astronáuticos, acompañados por 162 compatriotas, marcharon hacia Huntsvi lle para concebir allí un proyecto que habria de asombrar incluso a esa América tan
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se detendría al cabo de media hora, No hay escape posible. Hay que buscar una gras a que aunque le falte el aire conserve integramente sus propiedades lubricantes. En otro recinto se oían estremecedores chirridos. Dos tornos descomunales firmemente aferrados al pavimento intentaban destrozar una plancha metálica de uno s diez centimetros de grueso. -Aquí tenemos otro de esos experimentos que nos quisiéramos ahorrar dijo el doctor Pscherra-. Pero nuestra experiencia nos advierte que las aleaciones exist entes no resistirán las tensiones del espacio cósmico. Por lo tanto, debemos buscar otras que respondan a tales exigencias. De ahí estas pruebas para calibrar su resi stencia a la torsión y el desgaste en todas las situaciones cósmicas imaginables. De bemos investigar también nuevos procedimientos de soldadura. Sometemos las piezas soldadas a la acción de diversos agentes perturbadores como frío, calor, vibración, to rsión y presión para averiguar cuál es el punto donde se quebranta su resistencia. La azafata que me acompañaba consultó su reloj. El doctor Pscherra miró a otro de pared. Allí todo el inundo parece tener la mirada prendida de los relojes. Des de luego, las gentes de la NASA no perciben ya esa peculiaridad; el visitante lo observa primero con curiosidad, pero se habitúa pronto, pues la ojeada al reloj e s un gesto maquinal de los equipos NASA en Cabo Kennedy, Houston o Huntsville. T odos ellos parecen estar contando algo incesantemente..., cuatro...tres..., dos. .., uno..., cero. Carreras y marchas aceleradas por vestíbulos y corredores, puertas a través de muchos controles conducen a un tal Mr. Pauli, quien procede asimismo de la Eu
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es. ¿Es concebible tal despliegue de fuerzas simplemente porque unos cuantos i nsensatos quieran alcanzar la Luna? Creemos haber expuesto ejemplos suficienteme nte convincentes sobre lo mucho que debemos ya hoy día a la investigación espacial, desde los utensilios de uso diario hasta los complicados aparatos terapéuticos que cada día, cada hora, salvan vidas humanas en el mundo entero. Verdaderamente, esa supertécnica en pleno desarrollo no es ninguna maldición para la Humanidad. Con bot as de siete leguas la transporta hacia un futuro que se renueva cada día. El autor tuvo la oportunidad de conversar con Werhner von Braun y solici tar su opinión acerca la hipótesis esbozada en estas páginas: -Cree posible, doctor Von Braun, que encontremos vida en otras p lanetas de nuestro sistema planetario? -Es posible, a mi juicio, que hallemos unas formas inferiores de vida en el planeta Marte -Cree posible que nosotras no seamos la única inteligencia del Uni verso? -Considero muy probable que en la vastedad infinita del Universo no haya solamente vida vegetal y animal sino también existencia inteligente. El d escubrimiento de esa vida es una misión enormemente fascinante e interesante, pero si se piensa en las tremendas distancias entre los diversos sistemas planetario s y el nuestro, o las separaciones aún mayores entre nuestra galaxia y otros siste
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dades cósmicas para visitar la Tierra? ¿Existen en algún lugar del infinito inteligencias desconocidas que intentan establecer contacto con nosotros. ¿Es realmente tan terrible nuestra Era moderna con sus espectacula res inventos cara al futuro? ¿Convendría mantener en secreto los resultados más audaces de la inves tigación? ¿Hallarán la Medicina y la Biología algún medio para hacer revivir los c uerpos humanos conservados a bajas temperaturas? ¿Colonizarán los seres terrestres nuevos planetas? ¿Se emparejarán con seres exóticos primitivos? ¿Crearán los hombres una segunda, tercera y Cuarta... Tierra? ¿Habrá algún día autómatas especiales que sustituyan a los cirujanos? ¿Serán los hospitales del año 2100 depósitos de recambio para personas d efectuosas? ¿Se podrá, en un lejano futuro, prolongar indefinidamente la vida hu mana mediante corazones, pulmones y riñones artificiales? ¿Se hará realidad algún dia es e "hermoso mundo nuevo" de Huxley en toda su irrealidad y sistematización? El compendio de dichas preguntas y otras parecidas podría llenar la guía tel efónica de una urbe. No pasa día sin que en un lugar u otro del mundo se haga algún ha llazgo insospechado..., y cada aportación diaria nos permite tachar un interrogant
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do haberla hecho también diez mil años antes una inteligencla exótica acerca de la Tie rra? Un Impulso irresistible se apodera de la Humanidad Induciéndola a prever e Investigar el futuro con todos los recursos disponibles. SIn ese estudio del no tendríamos probablemente ninguna posbilidad de descifrar nuestro pasado. Tal ve z las excavaciones arqueológicas nos proporcionen importantes Indicios para descif rar nuestro pretérito. Quién sabe. Tal vez estemos pisando despreocupadamente sobre su escondite porque no sabemos qué hacer con ellos. Por eso hemos propuesto un (año arqueológico utópico). Así como nosotros nos neg amos obstinadamente a creer en la sabiduría de los caducos modelos mentales, tampo co pedimos que se dé crédito a nuestra hipótesis. Tan sólo esperamos y confiamos que el mundo madure pronto lo suficiente para abordar sin prejuicios el enigma del pasa do... con ayuda de la tecnología más refinada. Nosotros no podemos remediar que el Universo esté poblado por millones de planetas... Nosotros no podemos remediar que la milenaria estatua japonesa de Tokoma l tenga en su casco visera y tornillos modernos... Nosotros no podemos remediar que exista el bajorrelieve de Palenque... Nosotros no podemos remediar que el almirante Piri Reis se haya abstenid o de quemar sus viejos mapas... Nosotros no podemos remediar que las transmisiones y los libros antiguos de la historia humana contengan tantas incongruencias...