“Tristán e Isolda”
de Blair Leighton (1902)
L origen de la historia de Tristán e Isolda es un cantar de gesta que narra las aventuras de Tristán, héroe de Cornualles y caballero de la corte del Rey Arturo que comete una grave traición por culpa de un amor prohibido.
La leyenda de Tristán se encuadra dentro del ciclo artúrico en los países celtas en la época de las cruzadas de la Edad Media en Europa. Existen diferentes versiones incompletas de esta leyenda, pero todas coinciden en el relato: una historia de amor prohibido, un triángulo amoroso entre dos jóvenes que se aman mientras que es otro hombre el que tiene derecho sobre la mujer. Este tema guarda mucha similitud con otras historias de la tradición celta tales como la leyenda de Diarmaid y Grainne, la leyenda de Deirdre y Naois o la mismísima leyenda del Rey Arturo con Sir Lancelot y Ginebra como protagonistas. Parece que el mito de Tristán ya se conocía en el siglo VI y que al igual que sucede con otros caballeros de la mesa redonda, su historia varía de poeta a poeta. En un primer momento, fue transmitido oralmente por trovadores. Respecto a la tradición escrita, los textos más antiguos datan del siglo XII. Los dos recuentos más famosos son Sir Tristrem , novela en verso que Walter Scott atribuye al poeta anglo-normando Thomas de Ercildoune -El Rimador-, y Tristán del poeta normando Raoul De Beavais Béroul . Chrétien de Troyes también reclama otra versión de la historia, aunque no existen evidencias físicas que lo prueben. Las versiones alemanas son las de Eilhart von Oberg, proveniente de una traducción escrita hacia 1170 de un original perdido, y la de Gottfried de Estrasburgo compuesta a principio del siglo XII sobre la versión de Thomas.
Tristán es hijo de Meliadus (o Rivalén), señor de Lyonesse y Blancaflor, hermana del Rey Marco. Su padre muere poco antes de su nacimiento y su madre, al traerle al mundo. Isolda, el otro personaje, es princesa, hija del rey Gormond de Irlanda. Es rubia (la de los cabellos dorados como se la llama), joven y guapa. En tiempos muy antiguos el Rey Mark reinaba en Cornualles, Inglaterra. Al saber que sus enemigos se preparaban para luchar contra él, su amigo Meliadus decide partir a Cornualles para llevarle su ayuda y lealtad y servirle con su espada y consejo. En recompensa a su fidelidad, el rey Mark le entrega en matrimonio a su hermana, la princesa Blancaflor, quien tras ver a Meliadus demostrando sus habilidades durante un torneo, ya estaba perdidamente enamorada del caballero victorioso. Después de las bodas reales, Meliadus tuvo que regresar a sus tierras dejando a Blancaflor con su mariscal, pues llegaron a él noticias de que su viejo enemigo el Duque Morgan había invadido sus burgos y quemado sus campos. Le esperaron largo tiempo, pero Meliadus jamás regresó. Después Blancaflor supo que el Duque Morgan le había matado... Ella quiso arrancarse de su cuerpo y reunirse con su amado esposo dondequiera que él se encontrara. Al cuarto día dio a luz a un barón y tomándolo en sus brazos exclamó: "En mi tristeza naces y triste es la primera fiesta con que te halago. Sólo por ti tengo pena de morir, y puesto que viniste al mundo en la tristeza, te llamarás Tristán". Lo besó y Blancaflor murió de pena. Así el niño Tristán creció educado por el fiel servidor Governal, quien recogió al huérfano y lo adoptó como suyo para protegerlo de los enemigos. Lo enseñó tanto en el manejo de las armas: lanza, espada, arco, escudo,… como en el arte de montar a caballo y tocar el arpa, a odiar toda mentira, a socorrer a los débiles y a sostener la palabra empeñada. Cuando Tristán tuvo suficiente edad, salió en busca de aventuras, hasta que el destino lo llevó a las puertas del castillo del rey Mark. Allí se enteró de la verdadera historia de su linaje y fue recibido muy atentamente. Estando Tristán en la corte de su tío, pues ya había terminado su educación como caballero, decidió vengar la muerte de su padre retando a combate a Morgan a quien terminó venciendo. El rey Mark, estaba comprometido por un tratado en virtud del cual Cornualles debía entregar a trescientos jóvenes y a trescientas jóvenes a Irlanda cada año. Pronto un emisario del rey de Irlanda, Morhold, llegó a la Corte para cobrar sus exagerados impuestos. Sin embargo, ese año el rey Mark decide que no va a cumplir el trato. El rey de Irlanda, al enterarse de esto, acepta que el pacto no sea cumplido si un campeón vence en combate a Morhold, su cuñado. La lucha debería realizarse solamente entre Morhold y el elegido para tal hazaña. Tristán acepta el desafío sediento por ganarse el favor de su tío y de la corte. En una isla apartada de Cornualles tiene lugar durante mucho tiempo la lucha, pero al fin Tristán consigue vencer a Morhold, aunque a su vez es herido por el arma envenenada de su contrincante. Declarado incurable, es abandonado en una barca para esperar la muerte. La barca llega a las costas de Irlanda, y Tristán, sin darse a conocer y haciéndose pasar por un simple juglar que toca muy bien el arpa, es llevado a palacio y curado por Isolda y su madre. Tras pasar muchos días en la Corte con ellas, Tristán confiesa su identidad a Isolda. Esta, llevada en un principio por un odio feroz a causa de la muerte de su tío Morhold, trata de matarlo mientras él dormía pero enseguida se arrepiente y lo perdona. Aun así, poco después Tristán regresa a Cornualles con su tío el rey Mark pues cree que si continúa mucho más tiempo en Irlanda su vida correría peligro.
Con el tiempo Mark decide casarse con Isolda y envía a Tristán a buscarla a Irlanda. El contrato es concluido rápidamente y la reina deja marchar a su hija. Sin embargo, sabedora de la infelicidad de Isolda, la madre prepara una pócima de amor y se la confía a Brangania, la sirvienta que acompaña a Isolda, para que se la dé a beber a los esposos la noche de bodas y de este modo queden enamorados. Brangania esconde en el barco la copa que contiene el filtro que su ama le ha dado. Pero quiso la fortuna que durante el viaje en barco, Tristán e Isolda descubran la copa y ambos beben de su contenido por equivocación. Así que la desgracia está servida: ahora están unidos por un amor que nunca desaparecerá. Llegan a Cornualles y se celebra la boda. Pero al llegar la noche, la sirvienta Brangania es quien ocupa el lugar de Isolda en el lecho del rey Mark, mientras que la reina se va a encontrar con Tristán. La felonía de los amantes no es descubierta enseguida por el rey. Aunque éste no sospecha nada unos barones que envidian la posición tan encumbrada en el reino de Tristán, van a ver al rey Mark y le dicen que Tristán y la reina se aman, y que esto se comenta en el reino. Así que siembran las semillas de la desconfianza en el rey. Pero este, queriendo tener pruebas, espía a Tristán y a la Reina. Brangania se da cuenta de ello, y avisa a los amantes. A PARTIR DE AQUÍ HAY DIFERENTES FINALES. A pesar de todo, al rey Marco le consumen los celos y le pide a Tristán que se vaya del castillo. Este se instala en la casa de un burgués, y padece numerosas fiebres. Pero las astucias de los amantes nunca se acaban y consiguen verse a pesar de la vigilancia que tienen que soportar, en un jardín detrás del castillo. Denunciados de nuevo, esta vez por el malvado enano Frocin, son condenados uno y otro a ser quemados vivos. La suerte acaba sonriéndoles una vez más y en el último instante Tristán consigue escaparse y rescata a Isolda en el momento en que la llevan a la hoguera. Los dos huyen hacia el bosque donde llevan una vida miserable. Pero a pesar de todo se aman y no sufren. El rey los busca y una noche los encuentra dormidos el uno junto al otro. Saca su espada, pero se da cuenta de que sus bocas no se tocan y una espada desnuda separa sus cuerpos. Así que lleno de compasión, pone su propia espada en lugar de la de Tristán, pone un anillo en el dedo de Isolda y se va lleno de tristeza. Los amantes, conmovidos por tanta generosidad, vuelven a la corte. Mark consiente en volver a tomar a Isolda, pero no en que se quede Tristán quien parte en el exilio hacia Bretaña, donde trata de olvidar a Isolda la de los cabellos dorados en manos de Isolda la de las blancas manos, la hija del duque Hoel, con quien se casa. Pero el amor verdadero se burla de las separaciones. Tristán no puede unirse a Isolda la de las blancas manos y permanece fiel a su primer amor. Durante un combate es herido por un golpe de lanza envenenada. Acuden muchos médicos, pero ninguno sabe curar el veneno y Tristán siente que su vida se pierde. Entonces, levantándose, dice a su fiel compañero Kaherdino que quisiera volver a ver por última vez a Isolda la de los cabellos dorados. Convienen en que si consigue traerla, izará la vela blanca pero si fracasa la vela negra. Para desgracia de los amantes, la otra Isolda se entera de toda la conversación. Isolda la rubia es puesta al corriente de la situación de salud de su amante, y no duda en darle consuelo con su presencia. Tristán cada día pide que se vigile el mar, y cuando Isolda la de las blancas manos anuncia la llegada de la nave de Kaherdino, miente y dice que la vela es negra. Entonces Tristán se deja morir. Cuando Isolda la rubia llega y se entera de la desgracia sube a sus aposentos, se acuesta junto a Tristán y entrega también su alma.
Tristán realizó muchas proezas y hazañas en nombre de Isolda hasta que fue mortalmente herido. Pero no quiso recibir la ayuda de Isolda, porque sabía que esto despertaría las sospechas del rey Mark. Tristán fue informado de la existencia de otra curandera que vivía en Bretaña llamada también Isolda. Hacia allí se dirigió e Isolda de Bretaña lo curó. Ella se enamoró de Tristán y el hermano de Isolda de Bretaña le propuso la mano de su hermana. Tristán pensó que casándose con ella lograría olvidar a Isolda de Cornualles pero no sucedió. Así vivió infeliz durante algún tiempo hasta que fue herido nuevamente. Pero Isolda de Bretaña no pudo sanar esa herida por lo que el fiel servidor de Tristán, Kurvenal, que aún permanecía con él, se embarcó a Cornualles diciéndole a Tristán que si volvía en un barco con velas blancas sería porque regresaría con Isolda, la esposa de Mark, de otra forma las velas sería negras como de costumbre. Luego de unos días la nave con velas blancas retornó, pero demasiado tarde, ya que Tristán murió en ese mismo instante. Otra versión dice que Isolda de Bretaña le informó a Tristán que las velas eran negras mientras que en realidad eran blancas. Tristán ya sin esperanzas abandonó sus ganas de vivir y murió desconociendo la verdad. Cuando Isolda de Cornualles llegó y vio que Tristán había muerto exhaló su último suspiro y murió sobre el cadáver. Los dos cuerpos fueron transportados a Cornualles, donde se enterraron por tumbas separadas, por orden del Rey Mark. Pero cuenta la leyenda que de la tumba del juglar nació una enredadera que, cruzando las paredes, descendía hasta la tumba de Isolda. La planta fue cortada dos veces por orden del Rey, pero insistía en crecer.
En versiones posteriores una rosa y una vid crecen de las respectivas tumbas y se entrelazan.