Maestría en Estudios Literarios.
Bogotá Marzo 6 de 2017.
Universidad Nacional Por: Javier Peña Daza
Dos aspectos de la “lichtung”en Heidegger. En el presente trabajo me propongo señalar algunos rasgos de la relación que Heidegger contempla en su comprensión de la metáfora de la luz con su comprensión de Dios, y la teoría de la verdad que el esboza, siguiendo la interpretación que construye Leonardo Amoroso. La lectura de la metáfora de la luz heideggeriana es una crítica la manera tradicional como la cultura occidental ha pensado la esencia de Dios, de la verdad y de la apariencia. Uno de los problemas esenciales de la sociedad moderna se encuentra en la manera como apercibe la realidad y en como la tradiciones culturales manifiestan esta posibilidad. Siguiendo una manera más bien plana y excluyente de las contradicciones incita a pensar la vida y la historia en planos cerrados y excluyentes entre sí, - que indudablemente evoca la tradición platónica de dividir la realidad - trayendo como resultado la construcción de idearios políticos, religiosos y maneras de representar la verdad y la realidad que impiden una correcta comprensión del movimiento de la historia, de las evoluciones de las instituciones y de los movimientos discontinuos de la vida cotidiana. El propósito del trabajo es apuntar en la dirección de algunas notas y criterios que permitan explicitar el uso que Heidegger hace de la metáfora de la luz, tomándolo como referencia a fin de construir una posición que nos permitan leer la modernidad y los misterios de la historia. Para probar mi la exploración procederé del siguiente modo. En primer lugar, haré una descripción del significado que de “lichtung”, tratando de llegar a una aproximación a la definición que en últimas, él propone: una luminosidad circundada y en estrecha relación con la oscuridad. Del mismo modo estableceré algunas características esenciales de la “lichtung” que luego serán útiles para clarificar las diferencias entre la metáfora de la luz heideggeriana y la tradición. En segundo lugar, construiré una descripción de las ideas centrales que expone Amoroso sobre los dos aspectos a estudiar, en donde Heidegger muestra la manera tradicional de acercarse a estos aspectos y en donde formula su resignificación de estas experiencias. En tercer lugar, estableceré algunas relaciones de estos hallazgos con los problemas de la modernidad, y finalmente construiré las conclusiones.
I Sobre el significado de “lichtung”. El primer aspecto que Amoroso nos hace evidente es el significado de la palabra lichtung. Estableciendo una rigurosa comprensión filológica de su significado para la lengua alemana y para la cultura griega y latina establece la arqueología de éste significado con el propósito posterior de analizar su uso en la lingüística y en la filosofía de Heidegger. Lichtung, significa entonces, “claro de luz” en un bosque.(1) El significado cultural de esta
expresión lo va usar Heidegger para cuestionar y debatir el uso de la metáfora de la luz en la metafísica occidental. (2) Heidegger, encuentra el significado religioso que ésta palabra adquiere en la cultura griega y en la latina. Así, “lichtun”, viene de la voz latina “ lucus” , que quiere decir luz. Para Catón, el poeta latino, la palabra “ lucus” y “ lucus conlucatus” hacen referencia a “ ese sitio donde el equilibrio entre la luz y la oscuridad se ha perdido de forma irremediable” (3), y para Virgilio, “lucus” es usada en el contexto de advertir que frente a las incertidumbres de la Fortuna “ nadie posee una morada segura, habitamos en “lucus opacos”.(4) Lo que Heidegger va a rescatar de estos significados es la observación de que aquí la definición no opone luz a oscuridad, - como lo hace la metafísica tradicional en occidente - sino que por el contrario su significado hace alusión a la convivencia de la luz y la oscuridad ocupando un espacio próximo o no delimitado de forma excluyente. Entonces “lichtung” es una luminosidad circundada por la oscuridad; (5) una luz que se encuentra en una relación dinámica con la oscuridad. Siguiendo a Amoroso, Heidegger intentará responderse dos preguntas: ¿qué conexión puede haber entre la “lichtung” y la ex sistencia humana? , y ¿ qué conexión puede haber entre la existencia humana y la esencia problemática de la propia lichtung entendida “lucus a non Lucendo”’? ( como una selva que no se ve?) (6) Antes de situar el significado de la “lichtung” en relación con una teoría de la verdad, con Dios y con la formas de la apariencia Heidegger, señalara algunas características de la “lichtung”. Con el objeto de profundizar en la reflexión heideggeriana de la metáfora de la luz, es necesario recrear los distintos significados que construye alrededor de la “lichtung”. En primer lugar, a partir de la definición etimológica: lichtung es una luminosidad oscura que está en relación activa con la oscuridad; también expresa la complejidad del ser humano; (2) su manera de habitar en la mundaneidad y su estructura de aperturidad en tanto ella se puede conocer como una “luminosidad oscura”; de la misma manera, (3) el ser-ahí del hombre en su estructura relacional consigo mismo implica una “luminosidad oscura”, un halo de misterio y develamiento inacabable; la búsqueda de Dios (4) también se halla bajo esta metáfora toda vez que su presencia se advierte como “desvelarse retirándose” ,y por último, (5) la manera como se presentan los fenómenos del mundo también se presentan como una “lichtung”, ya que la naturaleza es un espacio sagrado de conferir presencia. Establecidos estos aspectos básicos de la formulación significativa de la “lichtung” se puede pasar a la reflexión crítica que hace Heidegger de la tradición.
II La crítica a la tradición y su re-significado. Dios y la tradición teológica. Empecemos con la tradición metafísica sobre Dios. Heidegger se pregunta “qué es lo pensado mediante la metáfora de la luz, ya desde hace tiempo convertida en estereotipo e introducida en el lenguaje cotidiano? (7) A ésta pregunta responde: “ La verdad, el ser, Dios mismo.(…) La luz, el ente con menos aspecto de cosa, ha sido siempre la imagen más apropiada para expresar el ser, concebido como ente supremo. Pero ese ser, así entendido es Dios, (…) En la metafísica de la luz, la verdad, el ser y Dios son aprehendidos, antes que nada, como luz clara, como claridad ya presente y siempre disponible.”(8)
Pues bien, frente a esa manera tradicional de concebir a Dios, Heidegger va a mostrar su desacuerdo. Para Heidegger, no es adecuado concebir a Dios de este modo toda vez que los hechos y las evidencias de la verdad y las apariencias de los fenómenos muestran sin equívocos la presencia del misterio, de la nada, de lo desconocido, de la incertidumbre. Más sensato, más realista podría ser usar la herramienta retórica del oxímoron porque ella expresa elementos contradictorios en el que lo dado no se muestra del todo y que implica una búsqueda incesante contemplando siempre la oscuridad. De allí que tome el significado de “lichtung” para expresar esta apuesta, esta búsqueda. Dios no se revela totalmente, más bien se muestra en misterio, en lo insuficiente y de allí que la manera como se presentan los fenómenos del mundo también se presentan como una “lichtung”, ya que la naturaleza es el espacio sagrado de conferir presencia. Pero, envuelto en un proceso infinito de hacer presencia- retirándose. Heidegger retoma ideas de la tradición mística medieval y de Nicolás de Cusa que muestran el significado de un Dios “escondido”, en el que las capacidades humanas son insuficientes para llegar a su esencia, y en estrecha polémica con la tradición platónica y cristiana de concebir a Dios. Para Heidegger, Dios, no es “luz, claridad presente y siempre disponible” sino que es más bien una epifanía (una manifestación) infinita que aviene desde la oscuridad, - una luz opaca - y que conlleva al hombre a convivir con la incertidumbre, la oscuridad y el misterio. La teoría de la verdad. Si la comprensión de la metáfora de la luz, entendida como luz opaca, o una luz que circundada por la oscuridad mantiene estrechas relaciones con ella, entonces eso traerá consecuencias al momento de comprender la verdad. En Heidegger, se reemplaza una teoría de la verdad como correspondencia y se sustituye por otra que indica que la verdad es una representación. Si no podemos afirmar que el ser supremo es un ente claro de luz, por oposición a la oscuridad, sino que es una luz opaca entonces la necesidad de sostener una oposición irresoluble entre la luz y la oscuridad se cae, pierde sentido. Para la tradición occidental la actividad de la que se desprende el modelo de la verdad es la filosofía y la ciencia. Para Heidegger, ese modelo es obsoleto. Para él, el modelo es el artista, y en particular la actividad, la forma de indagación y de aproximación a la realidad del poeta. El poeta tiene una manera de acercarse a lo real y a los fenómenos que busca los matices, y se aparta de los extremos. Alejado de la tarea de avanzar excluyendo experiencias y conceptos, como lo hace la ciencia o la filosofía, la poesía advierte sobre el impacto negativo en la percepción de buscar los extremos o de caer en la defensa a ultranza de nuestras interpretaciones. Heidegger nos lo muestra a través de la metáfora: “ la luz oscura no elimina la claridad, sino más bien el exceso de fulgor, pues, éste, cuanto más claro es, tanto más impide la visión . El fuego demasiado ardiente no solo ciega la vista, sino que el excesivo fulgor engulle todo lo que se muestra, y es más oscuro que la misma oscuridad. El mero fulgor pone en peligro toda representación porque en su aparecer radiante se encuentra acompañado de la apariencia de garantizar, por sí solo, la visión. ” (9) Tras la advertencia metodológica, nos pone en conocimiento de la actitud, de la posición exploradora del poeta: “El poeta pide el don de la luz oscura, en la que el fulgor se encuentra atenuado. (…) Efectivamente, lo oscuro, en este caso, abre el aparecer de lo que otro esconde y, al mismo tiempo, preserva a lo otro que en él está escondido.” (10) Contra la búsqueda del “fulgor”, contra “la presunción de fulgor”, de la actividad creadora y poética Heidegger levanta sus reservas. Evoca aquí, la crítica a la idea de “genialidad” que un sector del romanticismo impuso como moda. Para recordarnos que la percepción
adecuada es una proporción relativa entre la luz y la oscuridad, entre la conjetura y el misterio. Y que, en coherencia con su idea de Dios, los fenómenos se nos presentan escondiéndose. “ La medida del medir humano( en que se cumple su habitar poético) es la manera como el dios que permanece desconocido se revela en lo que es distinto de sí,” (11) No hay apariencia que no implique un ser más allá, que se esconde, que se revela en un movimiento simultáneo de retraimiento, de retirada. Pero, a diferencia de Platón, que no le daba ninguna importancia a las apariencias y negaba cualquier vínculo de la apariencia con las formas absolutas, Heidegger nos indica que las apariencias expresan el ser último de las cosas, solo que en un movimiento simultaneo de develación y ocultamiento. “Este esconderse desvelándose lo hemos ya encontrado bajo la forma de un retirarse del ser”(12) Cabe mencionar que ésta manera de comprender la manera en cómo surge la apariencia de las cosas está muy vinculada a la idea de desarrollo, planteada por Aristóteles en su crítica a la conocida división de la realidad que elaboro Platón. Para Aristóteles la esencia original del mundo estaría conectada con los fenómenos empíricos. Un eco de esta postura se puede observar en Heidegger al no menoscabar el mundo de las apariencias. Pero mientras en Aristóteles, el modelo cognitivo de acercamiento a la realidad es la lógica demostrativa, que avanza excluyendo; en Heidegger, es la mirada del poeta que indaga en la apariencia los momentos de misterio y de oscuridad. III Conclusión. La modernidad es un proyecto cultural que ha denostado las cualidades de los objetos y ha menoscabado la necesidad de encontrar los vínculos entre la apariencia de los fenómenos y el misterio que subyace en ellos. Solo favorece la búsqueda racional de leyes mecánicas. La teología en la que se apoyó concebía a Dios como una luz diáfana y como una fuente de claridad en oposición a la oscuridad de la ignorancia. Por ello, no es casual que haya promovido directamente el estímulo del modelo físico-matemático como una guía ejemplar de investigación. Lo teológico es un ejercicio de acceso, de exploración, de intentar medir lo inconmensurable, lo finito con lo infinito. De manera que por eso no es casual que el modelo científico moderno haya nacido en las escuelas universitarias del catolicismo, en las audaces y primigenias reflexiones de Guillermo de Ockham, Copérnico, de Nicolás de Cusa y tantos otros. Para luego ser retomadas por las universidades laicas de las ciudades independientes italianas a través de sus insignes maestros como Galilei. (Universidad de Padua y Bolonia) A lo largo de su historia, con estas posiciones ha desarrollado en los sujetos una ceguera para descubrir las relaciones de sentido entre los objetos entre sí, ha provocado en la manera como el hombre contempla la naturaleza una incapacidad para observar las cualidades y las relaciones con el misterio, y con ello también ha producido una manera plana de observar la realidad. El modelo físicomatemático de aproximación a la realidad se propone como el modelo científico y adecuado de entenderse con la realidad y los fenómenos. Sin embargo, la imposibilidad – hasta ahora - de la sociedad para convivir en un ámbito de justicia, paz y solidaridad urge la revisión de estos enfoques. Para afrontar esta ceguera y esta incapacidad Heidegger plantea una revisión de la metáfora de la luz con el objeto de resignificarla y orientarla hacia una revisión de la teología clásica y una revisión de la teoría de la verdad y de las apariencias. Con esta perspectiva en mente propone que el modelo de acercamiento a la realidad no sea más la del científico sino la del poeta. Heidegger considera que este enfoque capta mejor las
cualidades y significaciones múltiples y complejas de los fenómenos, que está más apto para distinguir las relaciones entre lo misterioso y lo que aparece como claro, y abierto a comprender que las apariencias entrañan mundos posibles de significados. De esta manera nos lega unos criterios que podrían ser útiles a fin de corregir el camino de la modernidad e introducirnos en una nueva época y un nuevo sentir.
Notas (1) Amoroso, Leonardo. “La lichtung de Heidegger” En: Vattimo, Gianni; Robato Pier (eds) “El pensamiento débil”, pag. 194. Ed Catedra. (2) Ibíd., pág.192 (3) Ibíd., pág.200 (4) Ibid,pág.200 (5) Ibíd., pág.195 (6) Ibíd., pág.202 (7) Ibíd., pág.192 (8) Ibíd., pág. 193 (9) Ibíd., pág. 209 (10)
pág.210
(11)Ibid., pág. 211 (12)
pág.211