¿Los científicos son son responsables de los los males de nuestro nuestro tiempo?
El vertiginoso desarrollo científico y tecnológico que caracteriza la actualidad que nos toca vivir, así como los cambios que ellos implican, los cuales abarcan desde modificaciones sociales hasta naturales, plantea como cuestión central el hecho de si la ciencia construye o destruye. La bomba atómica, el calentamiento global, la fertilización, la contaminación, el manejo de la genética, y muchos tópicos más son foco de debate hoy en día. En primera instancia a partir de las posturas del físico y filósofo de la ciencia argentino, Mario Bunge, expuestas en el capítulo ³La tecnología y los males de nuestro tiempo´ en su libro Seudociencia e ideología, y del ya fallecido licenciado en filosofía y profesor de derecho, Enrique Marí, desarrolladas en su libro Epistemología com parada, bajo el subtítulo ³Filosofía de la ciencia como ciencia de la cultura. Política y
ética científica. La ciencia martillo´, veremos qué responsabilidad otorgan a la ciencia y a sus hombres estos
especialistas. Luego, desde una visión más personal y en referencia a los textos citados intentaré responder a este interrogante: ¿Los científicos son responsables de los males de nuestro t iempo? Mario Bunge en su obra Seudociencia e ideología, particularmente en el capítulo que se titula ³La tecnología y los males de nuestro tiempo´, da a nuestro planteo central una respuesta basada en la distinción entre
científicos puros y aplicados. Los primeros, de acuerdo a su visión un tanto simplista, tienen una tarea moralmente neutra, neutra, dado a que según según su opinión
su fin fin es el de generar conocimiento.
En cambio, la
responsabilidad es de quienes hacen uso para bien o para mal de dichos conocimientos, grupo en el cual se encuentran los científicos aplicados, junto con tecnólogos, empresarios y políticos, los últimos dos principales culpables. De aquí que Bunge compara a la ciencia con un cuchillo: cuchillo: corta zanahorias o cabezas dependiendo del usuario.
1
Acertadamente,
en primera instancia, hace una diferenciación entre ciencia y sujetos de la ciencia, ³sólo las
personas (humanas o sobrehumanas) pueden ser responsables de lo que hacen o dejan de hacer y, por consiguiente, solo ellas pueden ser reprobadas o elogiadas. Hecha esta aclaración da su opinión anteriormente mencionada, que sostiene por el hecho de que investigadores en ciencias básicas ³solo procuran conocimiento; y mientras el conocimiento no se aplique a fines buenos o malos, es moralmente neutral´. Bunge reduce su responsabilidad a investigar y enseñar, solo eso.
Además
agrega que científicos aplicados y tecnólogos ³sí
pueden llagar a saber cómo hacer el bien o el mal´ y de acuerdo a su criterio lo hacen, conocen claramente las consecuencias de todos sus actos, y venden o se abstienen de vender sus pericias. Finalmente, menciona que la culpa primordial es de quienes compran dichas pericias conscientes de que sus fines son perversos. Es decir, que primeramente la responsabilidad es de empresarios y políticos que con su apoyo y financiamiento permiten el desarrollo de prácticas aberrantes, en lugar de controlar su uso. En cuanto a la objeción que muchos hacen de que decisores y ejecutores científicos son ³víctimas del sistema´, contesta astutamente que, por el contrario, son ellos quienes hacen al sistema, pudiendo elegir si forjarlo o sostenerlo. Retoma aquí el argumento de la responsabilidad individual: ³no hay tal cosa como la responsabilidad colectiva, menos aún la culpa o la virtud colectivas´. Por otro lado desde una visión más epistemológica Enrique Mari bajo el subtítulo ³Filosofía de la ciencia como ciencia de la cultura. Política y ética científica. La ciencia martillo´, de su libro titulado E lementos de e pistemología com parada incluye dentro de los responsables de los males actuales, en contraposición a Bunge,
a toda la gama de científicos.
Acertadamente,
critica a los defensores de la Ciencia Martillo en nuestro siglo, el
paralelo de la ciencia cuchillo citada por Bunge, y fundamenta su juicio al decir que ciertas teorías científicas ³se proyectan, planifican y elaboran sin otro destino, ni más finalidad que la destrucción del hombre y su entorno ecológico´.
2
Para Marí, la distinción entre ciencia pura y aplicada es antigua y simplista, pero en caso de ser considerada no es posible admitir que la primera carece de connotación ética y la segunda, en cambio, responsable. Dado a que toda teoría plantea sus reglas, ámbitos y modos de aplicación los científicos que las idean son igualmente responsables que quienes las materializan. Respecto al lugar que se da al sistema en la aplicación científica, Enrique Marí no hace ninguna alusión, pero, por deducción, dado que constantemente plantea lo central de la responsabilidad individual, puede creerse que en este sentido opina igual que Bunge. Personalmente, adhiero a la postura de Enrique Marí. Si bien considero justo rescatar apreciaciones acertadas de ambos, las consecuencias de métodos científico-tecnológicos utilizados en nuestro siglo son responsabilidad tanto de quienes los conceptualizan, como de quienes los aplican y hacen posible dicha aplicación. Calificar la tarea de científicos puros como ³moralmente neutra´ hoy en día es, como bien señala Marí, retrograda. Toda teoría tiende a un fin y plantea sus reglas de aplicación. Bunge reduce la responsabilidad de científicos puros a investigar y enseñar, solo eso ¿Pero acaso cuando estos se reúnen a pensar e idear métodos de clonación, aborto o anticoncepción, por el hecho de ser puras hipótesis, los aleja de la obtención de l fin? Científicos aplicados ciertamente hacen uso de lo que han investigado puros. Políticos y empresarios, efectivamente, impulsan su difusión social y aportan los medios propicios para que sean puestos en marcha. Pero es todo un gran conjunto de actores, que en tareas diversas apuntan a una misma meta, y en equipo posibilitan cada uno desde su posición la aplicación de métodos y técnicas.
3
Creo acertada en la aclaración de Bunge respecto a los sujetos de la ciencia y coincido con él cuando dice que no puede culparse al sistema. Si bien los individuos se encuentran influenciados y muchas veces presionados por este, aun así continúan siendo libres, es decir que tienen la posibilidad de optar entre actuar de un modo u otro. Recurrir constantemente al tan gastado argumento de culpar al sistema por los actos individuales, conlleva a eludir todo tipo de responsabilidad personal y, por lo tanto a considerar de modo indulgente y no punible toda acción inmoral. Sería como decir ³si hoy tenés ganas de matar a una persona, matala. Total, es culpa de la sociedad en la que vivís, que te hizo así´. Sin embargo, en mi opinión la afirmación de que los científicos son responsables de los males de nuestro tiempo, es cierto en gran medida. Pero también lo es que no son ellos únicos y exclusivos culpables. Cosas como el derroche de agua, el uso excesivo e innecesario de energía o el arrojar basura en la vía pública son conductas repetidas cotidianamente por la gran mayoría de hombres y mujeres, de variada edad y ocupación. Además,
no todo resultado científico tecnológico es negativos en sí mismo: existen conocimientos ³Martillo´,
que orientados a fines nobles y practicados adecuadamente son de gran utilidad a la humanidad. Como ejemplos de este hecho podemos citar las vacunas, la energía utilizada racionalmente, grandes descubrimientos médicos que han salvado vidas, y como estos casos muchos más. Pero como bien concluye Bunge, estos problemas ³pueden corregirse controlando el uso de las tecnologías físicas y biológicas, empleando una dosis de tecnología social´. En conclusión, a la pregunta planteada al inicio: ¿Los científicos son responsables de los males de nuestro tiempo?, se oponen la opinión de Mario Bunge a la de Enrique Marí. Mientras que el primero concede responsabilidad a científicos aplicados, tecnólogos, empresarios y políticos y, quita todo peso a los científicos puros, Marí afirma que todos tienen un grado de responsabilidad, tanto quienes aplican los conocimientos y los permiten y fomentan, como quienes los investigan.
4
Sin embargo, como hemos visto, los males de nuestro tiempo no son pura y exclusivamente responsabilidad de los científicos. En la sociedad hay además otros hombres, que con sus acciones y actitudes también contribuyen. Pero si hemos de hablar del peso e influencia de los científicos, la ciencia, tanto pura como aplicada, no es neutra, toda teoría plantea sus reglas y es impulsada por un fin, el cual efectivamente puede desvirtuarse con el tiempo, pero en esas situaciones es que surge la necesidad de la ³tecnología social´. Bibliografía:
y
Belloti,
Alejandro:
³Mario Bunge, Biografía´, Mario Bunge, 2010. En http://www.mariobunge.org.
Fecha de consulta: 28 de Mayo de 2010 y
Bunge, Mario: ³La tecnología y los males de nuestro tiempo´, en Bunge, Mario: Seudociencia e ideología. Madrid: Alianza, 1985, pp. 190-195
y
La Nación: ³Enrique Marí fue un filósofo renovador´, en
La
Nación.com, Julio de 2001. En:
http://www.lanación.com.ar/nota.asp?_id=318233. Fecha de consulta 28 de Mayo de 2010 y
Marí, Enrique: ³Filosofía de la ciencia como ciencia de la cultura. Política y ética científica. La ciencia martillo´, en Marí, Enrique: Elementos de epistemología comparada. Buenos
Aires:
Punto Sur, 1990,
pp. 30-36
5