Tema 2.3.3: El grupo y la cultura Desde una perspectiva socio-cognitiva, las organizaciones son vistas como construcciones sociales, constituidas y reproducidas a través de la interacción social. Esta construcción social de la realidad la efectúan los miembros de una organización a través de procesos sociales y políticos, y les permite negociar sus propias representaciones de las situaciones e influir en las representaciones y acciones de los restantes miembros. Un grupo social, llamado también grupo orgánico, es el conjunto de personas que desempeñan roles recíprocos dentro de la sociedad. Este puede ser fácilmente identificado, tiene forma estructurada y es duradero. Las personas dentro de él actúan de acuerdo con unas mismas normas, valores y fines acordados y necesarios para el bien común del grupo. El distintivo identidad común o pertenencia es necesario y puede manifestarse en ‘cultura semejante’, no necesariamente igualdad en nivel económico; interactúan para un proyecto común o formando un subgrupo discordante, que eventualmente adquiere un carácter de controlador. La potencialidad de un grupo social es totalmente fuerte porque además forman la trama de la sociedad o su negación como un grupo político o un peligro de destrucción como un pequeño grupo en una salón de clases. Los líderes formales o informales son el punto fuerte de la trama de interactuaciones. Cuando la adscripción a determinado grupo social está fuertemente determinada por criterios económicos y está fuertemente influida por la clase de la familia en que nace el individuo, el grupo social de los individuos se suele denominar clase social. Estos grupos sociales son el principal componente de la estructura social, ya que es la primera estancia en la que se ponen en práctica los estatus y los roles. En los grupos sociales, las normas de interacción social se promulgan, se aprueban, se negocian. Estos grupos son dinámicos y requieren de características específicas para formarse como tales. Implica ventajas y valores para cada uno de sus miembros. Cuando las personas se dan cuenta de esto, de lo útil que es unirse con otras personas, se puede llegar a la creación de un grupo con ese fin deseado, lo cual después da origen a lo que es la asociación. El concepto de cultura fue introducido en los estudios organizacionales por la escuela de las Relaciones Humanas, pero su aplicación comenzó en la década de los setentas y se generalizó en la década de los ochenta cuando el concepto de cultura organizacional fue ampliamente identificado como tal y se propagó en el medio organizacional.
La cultura como una variable independiente se utiliza en el campo de la administración. En algunos estudios, la cultura es considerada como un factor con un enfoque amplio que influencia el desarrollo y refuerza las creencias al interior de la organización. Se reconoce que las las organizaciones producen por sí mismas a la cultura. Esta concepción se basa en el enfoque de sistemas y como tal su interés es la articulación de patrones de relaciones contingentes entre las colecciones de variables que impactan la sobrevivencia organizacional. La implicación es que la dimensión cultural o simbólica contribuye al balance sistémico general y a la efectividad de una organización. La cultura es usualmente definida como el pegamento que une y sostiene a la organización. Expresa los valores, creencias e ideales que los miembros de la organización comparten. Así la cultura cumple varias funciones importantes, ya que otorga un sentido de identidad a los miembros de la organización y facilita la generación de compromisos a algo superior que a sí mismo. También incrementa la estabilidad social del sistema y sirve como mecanismo que puede guiar y moldear el comportamiento. La dinámica de la auto-definición cultural implica un continuo contacto entre culturas. Más aún, esas relaciones nunca son de igualdad, dado que nunca se manifiestan de manera aislada: la complicada red de relaciones creada por la superposición de relaciones políticas, económicas, científicas y culturales, convierte cualquier relación entre dos culturas en una relación desigual. La cultura expresa los valores, creencias e ideales que los miembros de la organización comparten. Además de que las organizaciones producen por sí mismas la cultura y que la dimensión cultural o simbólica contribuye al balance sistémico general y a la efectividad de una organización. Sin embargo esta afirmación no es aplicable a la organización como un todo, sino al nivel de subcultura, que es un segmento de la organización definido por áreas funcionales, divisiones, jerarquías, raza y género entre otros elementos. A través del conjunto de creencias y valores compartidos por los miembros de la organización, la cultura existe a un alto nivel de abstracción y se caracteriza porque condicionan el comportamiento de la organización, haciendo racional muchas actitudes que unen a la gente, condicionando su modo de pensar, sentir y actuar. Todo esto nos demuestra que la cultura funciona como un sistema o proceso. Por ello, la cultura no sólo incluye valores, actitudes y comportamiento, sino también, las consecuencias dirigidas hacia esa actividad, tales como la visión, las estrategias y las acciones, que en conjunto funcionan como sistema dinámico.