SÍNDROME DE TRUMAN 1. ANTECEDENTE HISTÓRICOS El delirio de El show de Truman, conocido también como síndrome de Truman, fue acuñado en 2008 por los hermanos Joel e Ian Gold, un psiquiatra y un neurofilósofo, respectivamente, tras la película de 1998 “El show de Truman” Truman”.
2. EPIDEMIOLOGÍA Se han registrado más de 40 casos de personas que sufren el delirio de El Show de Truman en EE. UU., Reino Unido y otros países. Joel Gold, psiquiatra del Bellevue Hospital Center de Nueva York y profesor cínico auxiliar de psiquiatría en la Universidad de Nueva York, y su hermano Ian, catedrático de investigación en Filosofía y Psiquiatría en la Universidad McGill de Montreal, son los investigadores principales de esta materia. Desde 2002 han dado con más de una docena de individuos, principalmente hombre blancos de entre 25 y 34 años, que sufren delirios. El hecho de que los hermanos Gold hayan elegido el nombre «Delirio de El Show de Truman» tuvo que ver con el hecho de que tres de los cinco pacientes que Joe Gold trató por dicho síndrome relacionaba sus experiencias con la película.
3. PSICOPATOLOGÍA No está reconocida oficialmente y no se encuentra registrada como tal en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, pero podría clasificarse como un trastorno delirante de tipo persecutorio. persecutorio.
4. CARACTERISTICA DIAGNOSTICA La característica esencial del trastorno delirante es la presencia de una o más ideas delirantes que persisten durante al menos 1 mes. Si hay alucinaciones visuales o auditivas, no son importantes, y puede haber alucinaciones táctiles u olfatorias (y ser importantes) en relación con el tema delirante (p. ej., la sensación de estar infestado por insectos asociada a delirios de infestació n o la percepción de que uno emite un olor insoportable por algún orificio corporal asociada a ideas de autorreferencia). Excepto por la consecuencia directa de las ideas delirantes, la actividad psicosocial no está significativamente deteriorada y el comportamiento no es raro ni extraño. Si se presentan episodios afectivos simultáneamente con las ideas delirantes, la duración total de estos episodios es relativamente breve en comparación con la duración total de los períodos delirantes. Las ideas delirantes no son debidas a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., cocaína) o a enfermedad médica (p. ej., enfermedad de Alzheimer, lupus eritematoso sistémico). Aunque la consideración de que las ideas delirantes sean o no extrañas es especialmente importante para diferenciar el trastorno delirante de la
esquizofrenia, la determinación del concepto «rareza» puede ser difícil, particularmente entre diferentes culturas. Las ideas delirantes se califican como extrañas sin son claramente improbables, incomprensibles y si no derivan de experiencias de la vida cotidiana (p. ej., la creencia de un sujeto de que un extraño le ha quitado sus órganos internos y los ha sustituido por otros sin dejar ninguna herida o cicatriz). Por el contrario, las ideas delirantes no extrañas se refieren a situaciones que es posible que se den en la vida real (p. ej., ser seguido, envenenado, infectado, amado en secreto o engañado por el cónyuge o amante). -
Tipo persecutorio: Este subtipo se aplica cuando el tema central de la idea delirante se refiere a la creencia del sujeto de que está siendo objeto de una conspiración, es engañado, espiado, seguido, envenenado o drogado, calumniado maliciosamente, perseguido u obstruido en la consecución de sus metas a largo plazo. Pequeñas trivialidades pueden ser exageradas y convertidas en el Los sujetos con ideas delirantes de persecución son a menudo resentidos e irritables y pueden reaccionar de forma violenta contra los que creen que les están haciendo daño.
5. SÍNTOMAS Los primeros síntomas de desórdenes psicóticos suelen manifestarse entre los 18 y los 30 años, pero la esquizofrenia afecta apenas al uno por ciento de la población. Según el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, para lograr este diagnóstico, una persona debe exhibir síntomas como “lenguaje y pensamientos desorganizados, delirios, alucinaciones, trastornos afectivos y conducta inapropiada”. Las personas enfermas no actúan así porque estén buscando ser famosos en televisión o porque sean narcisistas, sino porque se sienten observados y perseguidos. Intentan resistir y escapar de alguna manera de este supuesto ‘reality’ del que creen que forman parte involuntariamente. Son personas que podrían estar predispuestas por alguna razón psicosocial o composición en su ADN, y que ciertos estímulos podrían provocar la aparición de este síndrome.
6. TRATAMIENTO Existen tratamientos que pueden aliviar los síntomas, reduciéndolos y ayudando a la persona a pensar con más claridad. El terapeuta se centra en lograr la confianza del paciente a partir de una serie de pasos lentos y progresivos. Lo más importante al principio es aceptar aquello que nos explica, pero sin confirmar sus creencias, e intentar que explore sus pensamientos y sentimientos poco a poco.
Desde la perspectiva de la Terapia Cognitivo-Conductual, el abordaje terapéutico se centra básicamente en la modificación de la creencia delirante y sus consecuencias emocionales y conductuales. Es aconsejable visitar periódicamente a un psicólogo o psiquiatra como parte del tratamiento, con el fin de que le ayude y oriente a entender esos pensamientos y así poder controlarlos mejor y aprender, también, a prevenir problemas futuros.
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