SIMULACIÓN Y DISIMULACIÓN El presente trabajo pretende clarificar un aspecto importante de la psiquiatría forense, La simulación y la disimulación. No es infrecuente que los señores magistrados, y desde ya los psiquiatras forenses se enfrenten con la duda que pueda transmitir la conducta, sea a través de gestos yo e!presiones verbales, de una persona cuyos intereses se encuentran judicialmente cuestionados, ello en la b"squeda, consciente o inconsciente, de evitar el perjuicio, apelando a través de esa conducta al engaño. # ello sin saber muc$as veces que su estado psíquico de por sí tiene un car%cter mórbido. La simulación, como e!presión psicosocial de la naturale&a $umana en su conte!to médico legal, es una de las tantas alternativas periciales que por su complejidad diagnóstica obliga al e!perto, no solo a implementar con $abilidad los conocimientos e instrumentos técnicos afines a su disciplina, sino también a internarse en una peculiar relación interraccional, donde el e!aminado intentar% emplear todos los recursos psicológicos a su disposición para engañar a su interlocutor y obtener así losmayores beneficios legales posibles.
1. Defi efinici nición ón 'odemos concebirla como la actitud psíquica consciente y voluntaria donde se representa pl%sticamente un determinado evento mórbido con la intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar a un tercero. Los Los rasg rasgos os dist distin intitivo voss señal señalad ados os en la defi defini nici ción ón se pued pueden en sint sintet eti& i&ar ar de la siguiente manera, a saber( a) *ctit ctitud ud psíq psíqui uica ca(( se caract caracter eri& i&a a por por una una activ activa a disp dispos osic ició ión n ment mental al cuya cuya motivación radica en obtener un beneficio secundario a través del engaño. b) +onsci +onscient ente e y volunt voluntari aria( a( vale vale decir decir la capaci capacidad dad psíqui psíquica ca para discernir discernir y ejecutar un acto previamente elaborado y planificado. c) epresentación pl%stica( consiste en $acer presente por medio de la e!presión psicomotri& el evento mórbido que se utili&a para el engaño. d) Evento mórbido( es decir la patología que se desea representar. e) -ntencionalidad y finalidad utilitaria de engañar( es la actitud utili&ada por el simulador para obtener un beneficio legal vinculado a su situación jurídica. La diferencia con la mentira o mendacidad utilitaria consiste en que en ésta falta la repr repres esen enta taci ción ón pl%s pl%stitica ca,, enga engaña ñand ndo o a un terc tercer ero o util utili& i&an ando do como como "nic "nico o instrumento el lenguaje verbal. En el vocabu vocabulari lario o cotidi cotidiano ano genera generalme lmente nte se $omolo $omologa ga sin distinc distincion iones es a la simulación con el fingimiento, lo que obliga a establecer sus diferencias. i bien parecieran contener el mismo sentido, fingir implicaría la ejecución de un acto consciente y voluntario, a igual que en la simulación, pero no con la intención
de engañar a un tercero, sino en representar un rol ya estipulado, donde el engaño no se utili&a con fines utilitarios. Lo dic$o lo ejemplifican magníficamente /osé anc$e& y 'edreño 0artine& , quienes comparan aquel que finge con un actor, señalando que aquel que representa una obra de teatro, finge pero no simula, puesto que su intención es dar vida a las ficciones creadas por el autor, sin pretender el engaño con fines utilitarios.
2. Etiología La simulación no es competencia solo del enfermo mental o de aquel que tiene una cierta cierta predisp predisposi osició ción n natura naturall para para e!presa e!presarla, rla, cualqu cualquier ier persona persona mientr mientras as e!istan intereses en juego puede convertirse en simulador. En el terreno psiqui%trico forense la idea puede surgir en un sujeto mentalmente enfermo para así simular un falso bienestar para con ello lograr su pronta alta médica o en un sujeto sano para obtener un beneficio indemni&atorio o para eludir la responsabilidad penal de su conducta.
3. Dia Diagnó gnósti stico co de de la si!la si!lació ción n 'or 1a2ina2i'l +%di& 3anto en la simulación como en la disimulación se e!ige un estudio completo del sujeto supuesto enfermo, valorando el cuadro que se aparenta o se disimula. Es interesante el estudio complementario mediante pruebas psicológicas. 3est de personalidad 400'-) y pruebas pr uebas proyectivas 4osc$ac$ 4osc$ac $ y 3*3) 3*3) que son sensibles al engaño o al intento deliberado 5de dar una imagen que no coincide con la realidad. e precisa, por otro lado, el conocimiento de actuaciones procesales, de los detalles del $ec$o delictivo, su mecanismo de producción, su posible móvil y ganancia y de la conducta del individuo antes, durante y después del $ec$o. 6raff7Ebing en 899: proponía como e!igencias del estudio( 7 ;irmes conocimientos acerca de la enfermedad mental 7
? 8=>? @allej llejo7 o7N% N%je jera ra $abl $ablab aba a de los los Aín Aíndr drom omes es 0ent 0ental ales es imuladosB alertando sobre todo a las referencias a la amnesia y a los falsos síntomas subjetivos 4m%s difíciles de objetivar)
El diagnóstico diferencial $ay que $acerlo con la $isteria que en muc$as ocasiones parece teatro pero, aunque la $isteria es teatral no es voluntaria. La simulación es consciente y voluntaria. Las diferencias con la $isteria 4;reedman) pueden concretarse en( a.7 3endencia del $istérico a utili&ar sus síntomas como ve$ículo de comunicación y de coacción $acia los dem%s. b.7 El simulador tiende m%s a la inconsistencia en sus relatos a medida que van siendo repetidos a personas diferentes. No busca ser centro de atención. c.7 El que conscientemente simula una enfermedad tiende deliberadamente a producir signos y $alla&gos físicos, lo cual es una pauta de conducta rara en enfermos $istéricos. d.7 * medida que se trabaja con los $istéricos se van encontrando pruebas crecientes del uso de mecanismos de represión que conduce a fenómenos disociativos menores y a la e!istencias de conflictos se!uales.
". #i$os de si!lación 'or 1a2ina2i'l +%di& +oncretando lo publicado anteriormente, la simulación puede clasificarse en diferentes tipos(
".1.%#otal o &e'dade'a( sujeto no alienado 7normal o anormal 7 que de forma plenamente consciente y deliberada finge patología mental. ".2.%So)'esi!lación( simulación e!$ibida por un enfermo mental que padece un cuadro clínico diferente del que muestra. La presentan enfermos con conciencia conservada( delirantes celotípicos, desarrollos paranoides, trastornos de personalidad, etc. ".3.%Metasi!lación o $e'se&e'ación( prolongar o actuali&ar síntomas de un trastorno mental verdadero que cursó recientemente o con anterioridad a los $ec$os. La presentan e!7enfermos o pacientes de enfermedad bipolar. ".".%*i$e'si!lación( e!ageración en determinados momentos. Curante la observación médica, en la e!ploración pericial, sabiéndose vigilados, en la presentación ante el jue&, etc. ".+.%,et'osi!lación( $ay quien denomina así a la reproducción de síntomas de un proceso que en épocas anteriores padeció realmente el individuo.
".-.%'esi!lación( simulación reali&ada con anterioridad a la comisión de un delito, de forma llamativa y ante testigos cualificados para luego invocar enfermedad mental. D 'remeditación7 +. Síntoas / s!s fo'as de $'esentación Los síntomas simulados seg"n los intereses jurídicos en juego pueden ser representados de m"ltiples formas, pero en general se tienden a manifestarlos como síntomas aislados o agrupados en síndromes psiqui%tricos.. Entre los primeros, encontramos aquellos que por su supuesta simple&a escenogr%fica para llevarlos a cabo se reali&an sin un mayor conocimiento ni preparación previa, por fuera de todo conte!to patogénico y sin entidad psiqui%trica que los avale recreando por ello síntomas poco creíbles y muc$as veces risibles. 'or la creencia de su f%cil reproducción se tiende a elegir alteraciones que toman funciones cognoscitivas aisladas, tales como amnesias parciales o globales, alucinaciones preferentemente auditivas o visuales, ideas delirantes de persecución o fant%sticas, mutismo, desorientación temporo espacial, robo y sonori&ación del pensamiento, sin dejar de lado, aunque en menor medida, trastornos de la esfera afectiva y volitiva, como compulsiones, impulsividad e indiferencia afectiva. Entre los segundos, se sit"an aquellos síndromes que el futuro simulador $a observado en otros o se $a informado por terceros o por medio de la lectura para su representación, intentando llevarlos a cabo mediante cierta elaboración y planificación previa. *unque se utilicen los mejores recursos teatrales, lo que mayormente se obtiene son burdas copias de enfermedades mentales que por su complejidad y $eterogeneidad son difícilmente simulables, m%s a"n para aquel que jam%s la $a padecido. Entre los m%s $abituales se ubican los episodios de e!citación psicomotri&, de confusión mental, brotes esqui&ofrénicos, de episodios delirantes, depresiones, insuficiencia mental y crisis convulsivas. @ale recordar que la sintomatología utili&ada se encuentra generalmente relacionada al perfil caracterológico del simulador, conformando en su psicodinamia con las medias diferentes formas clínicas de presentación, tal cual señalan algunos autores, a saber(
10 o'as Clínicas $asi&as Cominan en ellas todos aquellos procesos psicopatológicos que implican in$ibición psicomotri&, predominando el mutismo y los fenómenos psíquicos relacionados a la depresión. 20 o'as clínicas acti&as
'redominan en ellas los cuadros de e!citación psicomotri& que no guardan correlación con ning"n tipo de nosología que las sustenten, como la verborragia, manía, brote psicótico y sintomatología de into!icación. 30 o'as clínicas est!$o'osas +onsideradas por su rare&a menos frecuentes y que serían una variante de las primeras.
-. o'as defensi&as de engao Fajo la premisa de que la Gsimulación no se adivina sino que se diagnósticaG 4 Lope&Home&), cuando se e!amina a un presunto simulador $ay que tener en cuenta las diversas formas defensivas de engaño que surgen en la din%mica interaccional y que pueda adoptar ante el entrevistador, las que podríamos señalar, a saber(
10 C!ando 'e$'esenta síntoas aislados, estos carecen del conte!to patogénico y sindrom%tico que caracteri&a a la enfermedad mental, no coincidiendo la conducta general con la esperable al síntoma simulado. Ino de los síntomas aislados que m%s se intenta simular es la falta de memoria 4 amnesia ), para lo cual el simulador tiende a representarla sin darse cuenta que conforma parte de un conjunto de signos y síntomas procedentes de una afección muc$o m%s compleja, recreando una forma de conducirse totalmente paradojal y absurda. 3al es así que el simulador pese a no recordar ni siquiera su propia identidad, se ubica temporalmente sin ningun tipo de inconveniente, se orienta adecudamente en el ambiente en que se encuentra, responde a las consignas, etc, mostrando con su actitud lo inverosimil y engañoso de su conducta. 20 C!ando se intenta si!la' sind'oes entales , de por sí pocos frecuentes, su $eterogeneidad sintomatológica y sus complicaciones evolutivas, tal cual $emos señalado en p%rrafos anteriores, $acen que sea muy dificultosa su representación pl%stica, mostrando al entrevistador un conducta grotesca y por momento payasesca. *quí el perito no debe caer en la suficiencia médica de creer que todo persona anormal demasiado afectada o incongruente en su decir y accionar sea por ello un simulador. e sospec$a simulación, cuando( a) se detectan numerosas pararrespuestas fuera de todo conte!to psicopatológico que las avalen. b) no se comprueba una etiología ni patogenia acorde a la enfermedad representada. c) se pone demasiado énfasis en resaltar síntomas de enfermedad mental d) e!iste profusión de respuestas evasivas ante la eventualidad de ser descubierto en su farsa. e) la teatralidad y aparatosidad de la conducta no coinciden con la esperable a la patología mental.
f) se presentan cuadros psiqui%tricos sin la correspendiente respuesta vivencial g) se dan respuestas tendientes a resaltar sintomatología multisindrom%tica. $) no e!iste correlatividad entre la sintomatología psiqui%trica y le e!presión som%tica del trastorno. El simulador tiende a no tomar en cuenta los trastornos som%ticos que acompañan a las afecciones psiqui%tricas, olvid%ndose de su representación corporal. Ejemplo de ello, entre otros cuadros, tenemos la depresión profunda, la cual se intenta representar síntomas afectivos conservando un estado corporal sin los signos som%ticos propios de dic$a afección 4adelaga&amiento, $ipotonía muscular, avejentamiento, etc) i) pese a su adecuada implementación subsiste refractariedad a los diferentes tratamientos instituidos, faltando en muc$as oportunidades la espont%nea remisión evolutiva que se observa en muc$os cuadros psiqui%tricos. j) la enfermedad se muestra "nicamente durante los vaivenes e intereses in$erentes al proceso judicial. 2) la actividad gestual no corresponde a la enfermedad que se intenta simular l) las posibilidades del beneficio jurídico disminuyen, la simulación suele desaparecer.
. '!e)as es$ecíficas de si!lación 'or 1a2ina2i'l +%di&
.1.
'!e)as identificati&as si$les. e les muestran objetos de uso cotidiano( bolígrafo, corbata, papel, etc., y se le pregunta que son o para que sirven, o se les pregunta cuestiones simples como de qué color es la nieve o la sangre. +ualquier persona sana o psíquicamente enferma 4salvo que tenga grave alteración de la conciencia lo cual se notar% f%cilmente) contestar% de forma correcta. El simulador burdo dice que no sabe o equivoca la respuesta.
.2.
'!e)as de St4''ing. e le $ace calcular sumas simples de dos dígitos o separar cuadrados que tienen un punto de cuadrados que tienen dos. El simulador falla en proporción elevada.
.3.
'!e)a de los dígitos( 5$'!e)a de 6ie7en0 se pronuncian lentamente una serie de J o K n"meros y se le pide que lo repita. El sujeto normal los repite casi todos, el enfermo mental repiten como mínimo tres dígitos. El simulador dice no poder recordar o equivoca cifras de dos en dos 4las dos primera o las dos "ltimas).
.".
'!e)a de 8'afft%E)ing( +onsiste en comentar a un colega o a un ayudante que al sujeto le falta un síntoma, asegur%ndonos que el supuesto simulador oiga el comentario. Lo normal es que el síntoma sugerido apare&ca. No es prudente reali&arla con sujetos demasiado
espabilados porque no dar% resultado ni con $istéricos que son muy sugestionables y se les puede sugerir el síntoma y presentarlo. La positividad de la prueba ratifica la valoración de simulación.
Cisimulación de la locura su importancia médico legal *l profundi&ar el estudio de la simulación de la locura tropie&a el psiquiatra con otro fenómeno correlativo, que en cierto modo complementa su estudio, pues en su determinación y sus modalidades ambos siguen las mismas leyes, aun trat%ndose de fenómenos aparentemente contrarios. 'or su misma frecuencia, la disimulación de la locura 7interpretable, seg"n dijimos, como simple simulación de la salud7 es uno de los fenómenos m%s interesantes de la psicopatología forense y la clínica psiqui%trica. ;alret, en una comunicación del año 89J9 a la ociedad 0édico7'sicológica de 'arís, preocupóse de señalar la importancia médico legal de la disimulación. +on fino talento de observador y de analista, decía que para apreciar con e!actitud el peligro representado por ciertos perseguidos es necesario no dejarse engañar por las apariencias de ra&ón con que suelen revestir sus ideas y sus actos, ni tampoco por la $abilísima disimulación de sus ideas delirantes( con frecuencia observamos los tr%gicos resultados. Los perseguidos, rodeados por la incredulidad y la duda de las personas a quienes manifiestan sus temores y acusaciones, decídense a callar y aun a negar sus preocupaciones, como si el revelarlas pudiera producirles nuevos peligros imaginarios encierran en su fuero interior la amargura de sus penas y la infidencia de sus sospec$as, afectando ante propios y e!traños una tranquilidad que suele presagiar peligrosos estallidos. u fisonomía for&adamente tranquila y su oblicua sonrisa, delatoras de contradicción entre los estados de conciencia y los movimientos mímicos de la e!presión, ponen al psiquiatra sobre la buena pista. Ese $ec$o que no escapó a la perspicacia de;alret, no es patrimonio e!clusivo del delirio sistemati&ado de persecuciones. 3odo alienado que conserve suficiente
raciocinio para comprender su situación respecto del ambiente social, puede encontrar en la disimulación de sus ideas delirantes una manera de disminuir las resistencias que podrían oponerse a laejecución de sus planes. emos conocido m%s de un megalómano disimulador de sus delirios de grande&a, temiendo que sujetos envidiosos pudieran obstaculi&ar su triunfo antes del tiempo necesario para obtenerlo. 'odríamos referir la $istoria de un degenerado con delirio de las invenciones, que disimulaba perfectamente, pues temía le ofendiesen los perjudicados por su ingenio poseía los planos de una m%quina para volar, y los ocultaba sospec$ando quisieran asesinarle los empresarios de tranvías, carruajes y otros medios de locomoción, cuya ruina creía ínvitable cuando todos los ciudadanos se sirvieran de la m%quina por él inventada. Cesde vieja data, 'inel reconocía que los alienados a menos de encontrarse en pleno derrumbamiento psíquico, poseen aptitudes de raciocinio y tienden a defenderse de los médicos, procurando confundir a cuantos pretenden e!aminar de cerca y con insistencia sus concepciones delirantes. Los que tenemos trato diario con alienados recordamos numerosos enfermos que $an disimulado sus alucinaciones o sus delirios, desconfiando de nuestras intenciones. in duda ignoran esos casos aquellos médicos que consideran tarea f%cil, para cualquier clínico, diagnosticar la alienación de un sujeto. #, en verdad, si los alienados estuviesen todos en estado de manía, estupor melancólico, o fuesen dementes, el diagnóstico de la locura, lejos de requerir conocimiento especial, podría $acerse a"n sin necesidad de estudios médicos generales. olamente los casos de difícil diagnóstico e!igen la especiali&ación médica, en esta clínica como en las otras de la medicina. M+u%l es la condición psicológica fundamental para que un alienado disimule su enfermedad 'uede responderse con una respuesta a!iom%tica( el disimulador debe tener conciencia e!acta del perjuicio de ser considerado loco. e reservar% creer falsa esa opinión de los dem%s respecto de su delirio, pero, por adaptación al medio, ocultara lo que le perjudica en el concepto de cuantos le rodean, para ponerse en las condiciones de menor resistencia. Esta utilidad de la disimulación
es su determinante psicológica indispensable. La importancia pr%ctica de la disimulación es grande para el médico legista. u opinión involucra serias responsabilidades personales y sociales depende de ella que un delirante peligroso pueda ser considerado sano y recuperar la libertad perdida, reali&ando alguna de esas tragedias frecuentemente nacidas a la sombra de una idea delirante. Las causas que determinan la disimulación est%n siempre subordinadas, de manera directa o indirecta, a las circunstancias del ambiente ocultar el delirio es un medio de luc$a por la vida idéntico en sus fines a los dem%s fenómenos de simulación. El alienado simula no serlo cuando el conocimiento de su situación verdadera puede dificultarle la e!istencia, o, lo que es peor todavía, privarle de su libertad y de su capacidad civil. En algunos casos esa defensa contra el medio es preventiva el sujeto no es sospec$ado de alienación, pero teme que el conocimiento de sus ideas delirantes pueda ser causa de mayores males. El caso siguiente es típico. En la bibliografía de que disponemos no $ay ninguno en que la disimulación sea sostenida m%s perfectamente, ni concebimos pueda descubrirse una
disimulación en
circunstancias m%s inesperadas, aunque no por ello menos indudables. Cisimulación, en un delirante perseguido religioso N. N.7Escribano, argentino, cuarenta y siete años. 'ertenecía a una familia de Entre íos, go&ando de posición social bastante desa$ogada. /am%s se $abía tenido sospec$a de su alienación pero desde $ace cuatro años su car%cter$abía sufrido profundas modificaciones. Ce afectuoso, alegre, e!pansivo y decidor, convirtióse repentinamente en indiferente, retraído y silencioso, como si no le inspiraran confian&a las personas que le rodeaban. * pesar de ello continuaba atendiendo sus negocios con escrupulosa corrección, sin observarse nada notable en su conducta. 3odas las noc$es pasaba algunas $oras encerrado en su escritorio escribiendo papeles que la familia suponía relativos a sus asuntos.
+uatro años después de ese cambio de car%cter, falleció el sujeto de congestión pulmonar, consecutiva a una bronquitis. Entre los papeles encontró la familia un testamento, por el cual desposeía a todos los miembros de su familia, aun a los parientes lejanos, por considerar que $abían puesto, repetidas veces, en peligro su salud, a fin de $eredarle inmediatamente. *l mismo tiempo dejaba todos sus bienes a algunos institutos de beneficencia. El documento era absurdo resultaban falsos los motivos alegados para des$eredar a sus legítimos $erederos, y no se e!plicaba que, dada la profesión del testador, éste no comprendiera su falta de valor legal. 'ero junto con el testamento encontr%ronse en la caja fuerte dos voluminosos legajos de papel de oficio, escritos por él en ellos se consignaban ideas delirantes de persecución y religiosas, acompañadas de acusaciones contra las personas de su familia. Estos escritos revelaron la alienación mental del sujeto, aunque no $abía e!istido durante su vida ninguna manifestación sospec$osa, fuera del cambio de su car%cter. Los escritos consignaban observaciones de la vida diaria, intercaladas abundantemente en su delirio, que permitieron remontar la alienación a cuatro o cinco años, coincidiendo con la época en que se $abía observado la modificación de su car%cter. 0anifestaba deseos de castigar a sus parientes de manera ejemplar, pero lo contenían sus ideas delirantes religiosas, que le $acían resignarse a las supuestas perfidias de la familia, consider%ndolas fruto de órdenes de Cios. +asi todas sus quejas contra la familia terminaban con la frase( GCios lo $a dispuesto asíG. El testamento fue declarado nulo por el jue& a que acudió la familia acompañando la prueba escrita de la alienación del testador, con el propósito de evitar otras acciones. etrospectivamente se le declaró loco y privado de su capacidad civil.+asos de disimulación perfecta como el presente son e!cepcionales. En cambio el alienista tropie&a a cada paso con disimuladores que pretenden $aber vuelto a la salud mental completa con el fin de recuperar su libertad perdida. * este respecto podría avan&arse una regla general( cuando en un delirante sistemati&ado, de cualquier tipo, desaparecen sus trastornos psíquicos, el alienista
debe sospec$ar que es un $%bil disimulador este criterio podr% a lo sumo retardar la libertad de alg"n verdadero curado, pero evitar% muc$as desventuras es la "nica defensa social contra los alienados peligrosos. Entre muc$ísimos casos elegimos el siguiente, que ilustra lo que decimos. Cisimulación, en un delirio de las persecuciones *rgentino, treinta y cinco años, casado. En sus antecedentes $ereditarios, padre alco$olista y un tío $omicida impulsivo. 0adre y $ermana normales. En sus antecedentes $ay $%bitos de alco$olismo no muy pronunciados, vida irregular, delincuencia electoral. Onicos antecedentes patológicos enfermedades de la infancia, pocas crisis reumatismales y frecuentes erupciones cut%neas, de tipo acneiforme 4neuroartritismo). *l ser internado en el ospicio de las 0ercedes 489=9), $acía ya un año que su familia, en+órdoba, $abía observado perturbaciones de su inteligencia. us primeras ideas delirantes fueron, de índole persecutoria, en combinación con larvadas ideas de grande&a. e creía objeto de persecuciones por parte de las autoridades políticas, lo que le $acía considerarse $ombre de influencia y de figuración sin embargo, en +órdoba, seg"n averiguamos, tenía un pequeño Gbolic$eG de almacén antes $abía sido asistente de una comisaría de campaña. 'oco tiempo después reveló alucinaciones del oído afirmaba oír ruidos e!traños, pedos prolongados con que se le pretendía mortificar, voces en son de burla o de amena&a, silbidos insistentes, etcétera. Curante oc$o o die& meses limitóse a avan&ar quejas prudentes, que fueron para su familia los primeros indicios de alienación. 3res meses antes de ingresar al ospicio de las 0ercedes declaró que comen&aban a cansarlo esas persecuciones salió un día de su casa armado de revólver y dispuesto a matar a los imaginarios perseguidores. En esa época sus perturbaciones se e!acerbaron notablemente. -ntervino la policía y fue conducido a la c%rcel de +órdoba. 'ermaneció allí alg"n tiempo, siempre receloso y reservado, oyendo voces y
ruidos amena&adores. -nterpretaba todos los $ec$os ocurridos en la prisión, de conformidad con su delirio persecutorio. abiendo fallecido algunos de sus compañeros, se convenció de que $abían sido envenenados. equerido por nosotros, nos refirió no tener la menor duda de que otro tanto se $abía querido $acer con él. +onsideraba arbitraria su prisión y su secuestración en el ospicio, atribuyéndolo todo a que poseía algunos secretos que las autoridades tenían interés en impedir fueran conocidos. En la c%rcel de +órdoba, se resistía a tomar los alimentos que se le daban, comiendo otros subrepticiamente introducidos. En el ospicio de las 0ercedes, antes de conocer su diagnóstico, lo sometimos a un largo interrogatorio. 0ostróse amable, simp%tico y perspica& su conversación era verdaderamente entretenida. Cespués de dos o tres $oras, en que nos refirió con e!actitud mil detalles e incidentes de su vida, apenas llegamos a sospec$ar, por alguna frase, que el sujeto fuera un perseguido con ideas de grande&a. El médico que lo asistía nos comunicó antecedentes que confirmaban nuestra sospec$a. epetimos muc$ísirnas veces su e!amen pudimos confirmar plenamente su diagnóstico, pues de antemano encarril%bamos en ese sentido nuestros sondajes psicológicos. +reía firmemente que su intención obedecía a malos manejos de sus perseguidores políticos y que los médicos del ospicio estaban de acuerdo con ellos. u disimulación tenía por objeto convencerlos de su absoluta indiferencia en cuestiones políticas por consiguiente, e!igía se desistiera de malévolas persecuciones. Ce esa manera pensaba recuperar su libertad y volver a +órdoba, donde castigaría debidamente a los autores de esas felonías. 'ara confirmar la $abilidad de este disimulador le $icimos e!aminar sucesivamente, por dos médicos amigos, uno de ellos, después de conversar largamente con él, nos dijo que ese sujeto podía $aber sido alienado anteriormente, pero a su juicio ya no lo era el otro no se e!plicaba como la policía de +órdoba podía $aber remitido en calidad de alienado a un sujeto que ra&onaba con tanta lucide& sin revelar una sola falla en su estado mental. 'udimos mostrarles las cartas escritas por ese enfermo a su familia estaban llenas de quejas por malos tratarnientos de origen
alucinatorio, que decía sufrir en el ospicio 4insultos, amena&as, introducción de cuerpos voluminosos en el recto durante el sueño, descargas eléctricas), cuyo personal consideraba combinado con las autoridades de su provincia. Cespués de intimar con él, manifestando creerle completamente cuerdo y reconociendo la infamia de que era víctima, nos confió los secretos políticos que creía entrever D sinconfiarlo abiertamente7 que debían ser esos los motivos que tenían los gobernantes para privarlo de su libertad. *dem%s de propósitos simplemente utilitarios, e!isten otros m%s peligrosos. El alienado, unas veces, disimula su delirio para vencer m%s f%cilmente los obst%culos opuestos a la reali&ación de su objetivo delirante. on éstos, sin duda, los disimuladores m%s temibles en ellos el delirio puede conducir al crimen, que se $abría evitado si el enfermo no $ubiera disimulado $%bilmente. En el ervicio de
en prueba de ello las declaraciones notoriamente falsas acerca de la propiedad del arma, $ec$as en contra suya. 'or otra parte, el aspecto y la psicología de la familia predisponían en favor del acusado. *ntes de e!cluir la locura resolvimos prolongar su observación. Cespués de quince días, en una de sus conversaciones, cogimos a vuelo esta frase( GEs tiempo de que me pongan en libertad, pues si esto contin"a acabar%n por quitarme toda la fuer&aG. M+u%l fuer&a MPuién se la quitaría obre este carril corrieron nuestras indagaciones( pronto comprobamos la realidad de las denuncias de su familia, que en su af%n de librarse del desgraciado, no vacilaba en mentir y dar falso testimonio. Este disimulador, si $ubiera sido puesto en libertad, $abría dado una p%gina sombría a nuestros arc$ivos del delito. En la bibliografía médico7legal se registran numerosísimos casos de disimulación con propósitos netamente criminales. obre la conciencia de muc$os alienistas pesan casos de observación insuficiente o de benevolencia funesta, en que $an devuelto la libertad a sujetos que sólo la deseaban para ejecutar sus planes siniestros. La mayor parte de esos $ec$os deben, por lo tanto, atribuirse a la falsa idea, generali&ada entre el p"blico, de que los alienistas tienden a considerar locos a todos los individuos que caen bajo su observación, privando indebidamente de su libertad a cuantos ingresan a un $ospicio. Nada m%s erróneo, sin embargo de los $ospicios salen muc$os no curados, siendo muy difícil encontrar en ellos un solo curado verdadero. En cambio el mismo p"blico, que protesta cuando se priva de la libertad a un sujeto ra&onable, si dice no estar loco aunque lo esté, se apresura a lan&ar su invectiva contra los alienistas si ese disimulador, al salir, prueba con $ec$os delictuosos cu%n justo era privarle de su libertad, pues ella constituía un intenso peligro social que el alienista tenía el deber de evitar. Es cl%sico el caso referido por Cagron. 3rat%base de un sujeto encerrado en un asilo por denuncia de su esposa, aterrori&ada por las amena&as con que acompañaba su celos, absolutamente delirantes en sus alucinaciones la veía entregarse, en su propio lec$o, a otros individuos interesados en su des$onra.
-nternado en un $ospicio, comprendió que sosteniendo la realidad de sus ideas delirantes no recuperaría jam%s la libertad que necesitaba para vengar las afrentas.
el caso recentísimo de un distinguido profesional afectado durante varios años de delirio sistemati&ado persecutorio7megalomaníaco atendía discretamente sus asuntos y sólo al final comen&ó a ser visible su enfermedad. -nternado en el ospicio de las 0ercedes, comprobóse por alguno de sus escritos que su delirio databa de varios años atr%s dos distinguidos peritos informaron en ese sentido. 'ero el agente fiscal, después de conversar repetidamente con el paciente, emitió su parecer declar%ndole sano, pues en sus conversaciones no $abía podido descubrir una sola idea delirante este fiscal tenía originalísimas ideas sobre clínica mental a punto de negar todo valor diagnóstico a los escritos en que el enfermo e!ponía sus ideas de persecución entreveradas con r%fagas megalomaníacas. i esto ocurre a funcionarios del poder judicial, puede imaginarse cu%n f%cil asidero deben encontrar las disimulaciones en los profanos menos cultos. El médico mismo encuentra dificultades para estudiar a los disimuladores. +on frecuencia, como ya lo advertía ;alret, el disimulador desconfía del médico, suponiéndole al servicio de sus enemigos muc$as veces le cree uno de los perseguidores, cuando no el causante principal de la secuestración. Estos "ltimos casos suelen acabar por atentados contra los médicos de asilo, $arto frecuentes en el martirologio de las ciencias médicas. 0uc$os disimuladores son sujetos que $an sufrido anteriormente otro episodio psicop%tico,siendo e! clientes de un $ospicio. *l reaparecer sus ideas delirantes, estos enfermos comprenden que ellas le perjudican y pueden arrastrarlos nuevamente al manicomio disimulan entonces, rumiando en silencio sus soliloquios mentales, todas las lucubraciones vengativas o lastimeras nacidas en su mente enferma. Es de los m%s típicos el siguiente caso de disimulación en un sujeto anteriormente internado en un $ospicio.
embriague&.
3iene
algunos
estignasfisícosdegenerativos
antecedentes
individuales de alco$olismo y avariosis. a llevado una vida desarreglada tiene inclinaciones poéticas poco afortunadas. En sus antecedentes, enfermedades infecciosas propias de la infancia y un período mental depresivo entre los doce y los quince años, referible a trastornos psicop%ticos de la pubertad. ;ue internado en el ospicio de las 0ercedes el año 89== tenía ideas absurdas de grande&a y otras menos intensas de persecución, con e!citación maníaca, probablemente de origen alco$ólico, sobre fondo degenerativo. e consideraba comandante de milicias imaginarias en alta vo& y con marciales ademanes dirigía grandes ejercicios y maniobras, sin que ello amortiguara su pasión de escribir malos versos, que dedicaba a los empleados del establecimiento. uprimido el alco$ol, su veneno $abitual, desaparecieron los síntomas psicop%ticos obtuvo el alta en enero o febrero de 8=??. 3res meses m%s tarde le encontramos en el escritorio de un amigo com"n. *unque nos reconoció perfectamente, eludimos cualquier cuestión que pudiera referirse a su enfermedad. 'ero el dueño de casa tuvo la indiscreción de dirigirle algunas alusiones y bromas, refiriéndose a nuestra anterior relación en el ospicio. El sujeto se retiró. Nuestro amigo nos dijo que ya no presentaba ninguna anormalidad psíquica notable, comport%ndose discretamente, aunque se mostraba tacaño y muy susceptible, no $abiéndolo sido antes. *l día siguiente recibimos una carta del mismo enfermo, pidiéndonos no prest%ramos fe a cuanto el amigo com"n debía $abernos dic$o cuando él se retiró, y agregaba( G+réame, doctor, que todo cuanto $a dic$o son calumnias, es uno de los que m%s se empeñan en desacreditarme, poniendo en duda pues mi inteligencia y $onorabilidad, al mismo tiempo que me enreda en intringulis desagradablesG. eguían algunas protestas de e!celente salud mental y afirmaba que no se repetiría la enfermedad causante de su secuestración anterior nos encargaba, adem%s, salud%ramos en su nombre a uno de los médicos del ospicio, a quien durante su internación $abía dedicado un soneto.
No comprendía, seguramente, la contradicción entre las protestas de salud y sus ideas completamente delirantes, relativas a las supuestas persecuciones. u carta fue el mejor elemento de juicio para descubrir que $abía entrado en una nueva crisis delirante su disimulación 7no obstante permitirle vivir en libertad, desempeñando bien su empleo7respondía al propósito de evitar que se le internara nuevamente en el ospicio. En su medio se le tiene por curado nadie sospec$a en él la persistencia de un delirio de persecuciones perfectamente disimulado. Esa $%bil disimulación ser% imposible si el enfermo vuelve a entregarse a las bebidas alco$ólicas, pues la e!arcebación de los síntomas ser% superior a su deseo de eludir la vida manicomial. En los melancólicos con ideas suicidas la disimulación de esas ideas es frecuente, con el objeto de obtener la libertad necesaria para reali&ar sobre su propia persona el atentado. *lgunos autores $an advertido justamente que, en general, a pesar de la disimulación, las tentativas suicidas u $omicidas de los melacólicos fracasan por el uso de medios insuficientes para alcan&ar el fin propuesto, se e!cluyen, naturalmente, los casos de raptusmelancólico. En el ervicio de
su n"mero $asta la mitad de la cifra total de los suicidios. Estos autoatentados carecen a menudo de premeditación, pero muc$as veces $an sido largamente preparados y pensados. GEs maravillosa, dice 0orselli, la tenacidad con que ciertos alienados disimulan sus ideas suicidas, se procuran los medios necesarios para darles ejecución, y maduran en silencio sus l"gubres proyectosG. No solamente puede tratarse de melancólicos, sino también de alco$olistas, neurasténicos $ipocondríacos, perseguidos, $istéricos, etcétera. -nteresante y doloroso fue, por m%s de un concepto, el siguiente caso de disimulación. Ina joven de dieciséis años, de una ciudad del litoral, era festejada por un joven a quien correspondía la familia de ella se oponía, por tratarse de un sujeto de pésimos antecedentes, vagabundo, vicioso, jugador. La joven, con la imprudencia de sus pocos años, dejóse seducir. 'ocos días después de consumada y repetida la des$onra, el joven desapareció. No produciéndose la $abitual catamenia, la joven, abandonada y encinta, cayó en profunda melancolía con ideas suicidas. Cisimuló perfectamente esas ideas, y quince días m%s tarde, aprovec$ando un descuido de sus custodios, se arrojó al río feli&mente la salvaron. us padres, ignorando la causa de esta tentativa de suicidio, la trajeron a Fuenos *ires la melancolía pasó y la joven quedó en un colegio religioso. eis meses m%s tarde escribió a sus padres que estaba enferma comprobamos que se trataba de un embara&o. La enferma ingresó en la 0aternidad de la Escuela de 'arteras, donde el accidente siguió su evolución fisiológica. Ella misma nos refirió $aber tenido por m%s de quince días las ideas suicidas, durante su depresión melancólica, y que los $abía disimulado para no ser obstaculi&ada en su reali&ación. 3ambién puede ser sugerida al enfermo por sus allegados, temerosos de las desventajas derivadas de su enfermedad y con el fin de allan%rselas. En esos casos el enfermo no tiene conciencia de la utilidad de la disimulación la familia no induce a seguir esa conducta. Ina pensionista del ospital Nacional de *lienadas tiene antecedentes de disimulación referibles a este grupo. 3enía fuerte $erencia neurop%tica( madre $istérica, un $ermano degenerado mental y otro imbécil estaba comprometida para casarse con un señor de posición desa$ogada,
interes%ndose su familia en la reali&ación del matrimonio, por constituir un buen negocio. Cos o tres meses antes de lasnupcias los allegados observaron que la joven manifestaba alucinaciones del oído y de la vista al mismo tiempo su estado mental de $istérica se $acía m%s pronunciado. En pocas semanas el episodio psicop%tico asumió caracteres religiosos. La enferma, sin embargo, se conservaba l"cida y la familia consiguió de ella que en presencia de su prometido no $iciera manifestación alguna relacionada con su psicosis. Hracias a tal disimulación sugerida por la familia, se efectuó el matrimonio. El paréntesis de felicidad fue breve para el esposo antes de dos meses vióse obligado a internar a su cónyuge en el ospicio de *lienadas, donde se le diagnosticó locura $istérica con delirio religioso de origen alucinatorio. Cisimulación en alienados delincuentes In observador superficial consideraría absurda la posibilidad de disimulación de la locura, por alienados delincuentes. Sstos, en efecto, sólo pueden encontrar ventajas en su situación de alienados, que les da patente de irresponsabilidad, $aciéndoles e!imir de pena. 'ero ese criterio es tan falso como el e!aminado al estudiar la simulación de la locura por delincuentes verdaderamente alienados. *llí vimos que algunos locos, aun siendo inconscientes de su alienación, conservan la conciencia y raciocinio necesarios para comprender que la simulación de la locura puede serles ventajosa aquí veremos que no todos los delincuentes alienados tienen suficiente conciencia de su posición jurídica para comprender las ventajas de ser alienados, y eso los induce a disimular su locura, de igual manera y con los mismos fines que los dem%s disimuladores. Centro de la consideración general podemos agu&ar el an%lisis, distinguiendo dos órdenes de casos, seg"n que el alienado conserve m%s o menos conciencia de su locura, del delito cometido y de su posición jurídica. *lgunas veces el enfermo puede tener conciencia de su alienación, de su delito y de las consecuencias jurídicas de ambos $ec$os. En esas condiciones, cuando el sujeto es declarado irresponsable del delito cometido, éste deja de tener
consecuencias penales para él entonces el enfermo, después de ser declarado irresponsable, puede recurrir a la disimulación de su enfermedad para que se le declare curado y recuperar su libertad. En efecto, disimular es aquí la condición sine qua non para recuperar la libertad una ve& declarado irresponsable, el alienado autor de un delito se encuentra en la mismísima situación jurídica que el alienado no delincuente( ambos disimulan para recuperar su libertad, con cualquiera de los fines ya mencionados. En otros casos el alienado tiene amnesia completa o parcial del delito cometido y de las circunstancias en que se produjo o bien, si lo recuerda o conoce por referencias, no tiene conciencia de la naturale&a delictuosa del acto y de la represión penal que le correspondería si no fuese alienado. 'ero el sujeto puede, al mismo tiempo tener conciencia de los perjuicios que le reportan sus ideas delirantes, encontr%ndose en la misma situación psicológica del disimulador no delincuente créese entonces secuestrado por consider%rsele loco, con prescindencia del delito cometido. +asos del primer grupo $emos conocido diversos en la sección de delincuentes del ospicio de las 0ercedes. In perseguido disimulaba perfectamente su delirio, alegando estar curado y reclamando su libertad.
<. *.73reinta años. Español. Celirio de las persecuciones sistemati&ado. 4 omicida ). ecluido en la sección Especial del ospicio de las 0ercedes por orden del jue& del crimen. No se tienen referencias sobre sus antecedentes parece que $a llevado una vida a&arosa e irregular. No $ay datos $ereditarios de importancia nada se consigue saber de sus antecedentes patológicos y de la evolución de su enfermedad mental. Ce su delito sólo se sabe que est% procesado por $omicidio, sin ning"n detalle sobre la preparación y consumación del mismo. 3iene asimetría craneana y facial se observan numerosos signos de degeneración. ;uncionamiento fisiológico bueno. En el sistema nervioso( sensibilidad al tacto, dolor y calor escasos, reflejos normales, algunas veces un poco aumentados campo visual ligeramente estrec$ado olfato, oído y gusto poco educados. -nteligencia bien conservada memoria un poco confusa atención ansiosa 4$iperprose!ia), como de quien presiente acontecimientos temidos sin conocerlos. entimientos sociales y familiares no e!isten completa anestesia moral. Civersas anomalías de la voluntad, sobre fondo ab"lico. Es de car%cter sumamente desconfiado y receloso pasa días y semanas enteras sin cambiar una palabra con sus compañeros de reclusión. En repetidas circunstancias
$an
podido
descubrírsele
intensas
ideas
persecutorias,
acompañadas de alucinaciones auditivas 4voces de individuos que le insultan y amena&an) y de alucinaciones cenestésicas, de la sensibilidad org%nica general. a tenido también alucinaciones del gusto y del olfato, suponiendo que se trataba de envenenarle mediante tó!icos disueltos o espolvoreados sobre sus alimentos. ueño normal no se $a comprobado la e!istencia de alucinaciones $ipnagógicas ni otros fenómenos oníricos. En presencia del médico no deja traslucir una sola de sus ideas de persecución disimula en sus conversaciones todo delirio pero su mímica le traiciona con frecuencia toda su persona parece estar en $ipertensión, en actitud de e!pectativa, como quien se prepara a defenderse de una celada. abla con
reticencia y contesta monosil%bicamente a las cuestiones formuladas. No quiere recibir una sola línea, para evitar que sea leída por personas enemigas. Es necesario fatigar su atención con una c$arla muy larga para que se refiera a alguna de sus m"ltiples alucinaciones. La paciencia y la constancia son los "nicos resortes para triunfar de su obstinada disimulación peritos poco e!pertos pueden impacientarse, en casos semejantes, d%ndose por convencidos de la anormalidad mental de un alienado peligroso. *unque en este caso el aspecto del enfermo, su facies , fue una guía preciosa para llegar al diagnóstico de su forma de locura, no siempre el alienista puede contar con esa circunstancia verdaderamente delatora, pues los m"sculos de la fisonomía traicionan al enfermo, diciendo lo que sus palabras no quieren dejar comprender. 'or los datos y observaciones precedentes es f%cil comprender que todas las formas clínicas de alienación no pueden ser disimuladas con igual facilidad. No se concibe la disimulación en un maníaco o en un paralítico general, cuyos síntomas físicos denuncian el diagnóstico se comprende su posibilidad en los delirios sistemati&ados, por la ausencia de signos físicos y la frecuente lucide& mental de estos enfermos fuera de sus ideas delirantes. Los tratados cl%sicos de psiquiatría suelen dedicar pocas líneas a la disimulación de la locura, como si la vasta serie de accidentes debidos a ella no bastara para $acerla digna de especial estudio. Los consejos de los tratados para descubrir la disimulación carecen de utilidad intrínseca. *nte cada disimulador el psiquiatra debe inventar medios especiales, imposibles de prever este problema no se resuelve sin muc$o ingenio personal. La posibilidad de descubrir los trastornos mentales de un disimulador est% en ra&ón inversa de la inteligencia conservada por el alienado y en ra&ón directa de la perspicacia del perito. In vulgar custodio de locos ser% f%cilmente engañado por un perseguido inteligente o por un degenerado superior que atraviesa un episodio psicop%tico en cambio no lo sería por un alienado pobre de espíritu. 'ero un psiquiatra inteligente, que sea a la ve& fino psicólogo y observador minucioso, rara ve& desconocer% la disimulación del m%s astuto alienado.
El médico y el disimulador se encuentran colocados frente a frente, en una ardua partida. 'or una parte la astucia peligrosa, conteniendo acaso los gérmenes de una funesta obsesión criminal e incubando peligros en el concili%bulo de alucinaciones y delirios por otra parte, la astucia científica, fuerte en su capacidad de observación y de an%lisis, buscando cómo escudriñar los meandros de la psiquis enferma que pretende ocultar sus fallas y sus desvaríos. i vence el disimulador, un serio peligro se cierne sobre la sociedad sus manos podr%n ensangrentarse en una víctima del desgraciado enfermo. i vence el médico, se $a conjurado un posible riesgo y la defensa social queda asegurada contra sus tendencias antisociales. La conciencia de esta alta misión debe ser el m%s enérgico estímulo para que el psiquiatra inteligente no desmaye en la paciente labor de descubrir el peligro que importan los alienados disimuladores.
+onclusiones La persistencia de cierta ra&ón y la inconsciencia de su verdadero estado mental mórbido, permite a algunos alienados comprender las ventajas que reporta simular la locura en determinada circunstancia, produciéndose el fenómeno de la GsobresimulaciónG o simulación de la locura por alienados verdaderos. En cambio, toda ve& que un alienado es consciente de su locura o comprende las desventajas que ésta le produce, GdisimulaG su alienación, equivaliendo este fenómeno a la simulación de la salud, subordin%ndose al mismo criterio utilitario.
Bibliografía de sebastian, G. (1977). Audiologia practica. Buenos Aires: Editoria El Ateneo. Gallego y anc!e". (199#). Audiogia $isionde !oy . colo%bia : &ni'ersidad catolica de %ani"ales. e!n!ardt, E. (199#). ractica de la Audio%etria E. Buenos Aires: Editorial *edica ana%ericana. oren"o, +. (1999). Eploracion Audi%etrica - Adaptacion de rotesis Auditi'as. *adrid: Editorial EE. erello, /. (1990). E'alucion de la 'o", lenguae y audicion . Barcelona: ediciones EB23 . ort%ann, *. (1979). Audio%etria linica . Barcelona: Editorial *A323. stac!, b. (1997). o%pre!ensi'e 4ictionary 2f Audiology. *aryland: 5illia%s 6 5ilins.
!ttp:88cri%inologiaycri%inalisticafb.blogspot.pe8#181#8si%ulacion;y; disi%ulacion.!t%l