Sartori. Partidos y sistemas de partidos. Capítulo 1. El partido como parte. 1. De la la facción facción al parti partido. do. El término “partido” empezó a utilizarse sustituyendo gradualmente al término derogatorio de “facción”, al irse aceptando la idea de que un partido no es forzosamente una facción, que no es forzosamente un mal y que no pertura forzosamente el onum commune !el ien com"n#. $caaa de iniciarse la segunda mitad del siglo %&iii cuando 'oltaire a(rmó concisamente en la Encyclopédie) “El término partido no es, en sí mismo, odioso* el término facción siempre siempre lo es. En términos etimológicos y sem+nticos, “facción” y “partido” no tienen el mismo signi(cado. a facción, se deri&a del &ero latino facere !-acer, facere !-acer, actuar# y la palara factio pronto llega a indicar un grupo político dedicado a un facere perturador y noci&o, a actos siniestros. a palara “partido” se deri&a del &ero partire &ero partire,, que signi(ca di&idir. E%presaa +sicamente la idea de parte. de parte. Cuando la palara parte palara parte se se con&ierte en partido en partido,, disponemos de un término que est+ sometido a dos atracciones sem+nticas opuestas) por una parte, la deri&ación de partire, partire, di&idir, y por la otra, la asociación con participar y, en consecuencia, con compartir. acción se aplica a un grupo concreto, mientras que el partido constituye en medida muc-o mayor una participación analítica, una imagen mental, en lugar de una identidad concreta. a de(nición de /ur0e /ur0e !escritor y político, es considerado el padre del lieralismoconser&adurismo lieralismoconser&adurismo rit+nico# es) “2n partido es un cuerpo de -omres unidos para promo&er, promo&er, mediante su laor con3unta, el interés nacional sore la ase de alg"n principio particular acerca del cual todos est+n de acuerdo”. os (nes requieren requieren medios, y los partidos son los medios adecuados para permitir a esos -omres poner en e3ecución sus planes comunes, con todo el poder y toda la autoridad del Estado. 4. El plural pluralism ismo. o. os partidos llegaron a &erse aceptados, de forma suconciente, al comprenderse comprenderse que la di&ersidad y el disentimiento no son necesariamente incompatiles incompatiles con, ni perturadores de, el orden político. os partidos y el pluralismo se originan en el mismo sistema de creencias y en el mismo acto de fe. 5nmediatamente se plantea la cuestión de qué queremos decir con el término pluralismo. El pluralismo de los partidos se &io precedido por el pluralismo constitucional, y que este "ltimo no arió el camino al primero. El pluralismo constitucional, constitucional, la di&isión del poder y la doctrina de equilirio entre los poderes, fue muy anterior al pluralismo de los
partidos y se construyó sin los partidos y en contra de éstos. os partidos no eran partidos, sino facciones, esto es, partes contra el todo, en lugar de partes del todo. a relación entre el pluralismo y los partidos es sutil y en muc-os casos elusi&a. 6$ qué nos referimos con el término pluralismo7 El pluralismo se deri&a de, y en gran medida coincide con, la di&isión del traa3o y la diferenciación estructural, que, a su &ez, son las compa8eras ine&itales de la modernización. Cae conceptualizar el término pluralismo en tres ni&eles) i# el cultural* ii# el societal* y iii# el político. En el primer ni&el podemos -alar de una cultura pluralista con un sentido tan nato como son las nociones paralelas de cultura secularizada y cultura -omogénea. a cultura pluralista se8ala -acia una &isión del mundo asada, fundamentalmente, en la creencia de que la diferencia y no la seme3anza, el disentimiento y no la unanimidad, el camio y no la inmutailidad, son las cosas que lle&an a una &ida agradale. En cuanto al segundo ni&el, dee distinguirse el pluralismo societal de la diferenciación societal. 9i ien resulta que toda sociedad comple3a est+ diferenciada, ello no implica en lo m+s mínimo que todas las sociedades estén diferenciadas pluralísticamente. 2na sociedad plural no es una sociedad pluralista, pues esta "ltima no es m+s que uno de los muc-os tipos posiles de la diferenciación social. Con respecto al tercer ni&el, cae decir que el pluralismo político se8ala -acia “la di&ersi(cación del poder” y -acia la e%istencia de una pluralidad de grupos que son tan independientes como no inclusi&os. :ay que detenerse en &arios aspectos. El primero se re(ere a dónde se -alla la perspecti&a pluralista respecto del consenso y el con;icto. a ase de la democracia no es el consenso, sino, de -ec-o, el con;icto. El término que me3or e%presa la &isión pluralista es el de disenso. 2n segundo aspecto es el de cómo se relaciona el pluralismo político con la regla de la mayoría. 9i se entiende la regla de la mayoría como la amenaza de la tiranía de la mayoría, o de una “reglamentación” por una mayoría numérica y concreta en el sentido literal y (rme del término, entonces cae decir que el pluralismo es enemigo de la regla de la mayoría. Esto no es decir que el pluralismo niegue el principio de la mayoría como principio regulador, esto es, como técnica para la adopción de decisiones. El pluralismo sigue siendo la ase principal sore la cual se puede sostener y legitimar el principio limitado de la mayoría) que quienes se -allan en la mayoría deen respetar los derec-os de la minoría. :ay un tercer aspecto que tamién merece atención. El pluralismo es un producto de las guerras y de las persecuciones religiosas. Con el paso del tiempo, y al ir aumentando la diferenciación y la especialización estructurales, se llega a una fase en la cual las &icisitudes políticas de un -omre no ponen ya en peligro su &ida
ni su ienestar pri&ado. Es en ese momento cuando la secularización fomenta el pluralismo. o sustanti&o es, pues, que no cae conceir la alternación en el poder como norma ya practicada del 3uego -asta que los ienestares pri&ado y p"lico est+n claramente separados. 9i no e%iste una separación su(ciente de las di&ersas esferas de la &ida, la religíon, la política, la riqueza* ni una protección su(ciente del indi&iduo como tal, lo que se 3uega en la contro&ersia política es demasiado para que los políticos cedan sus poderes conforme a las normas de un sistema competiti&o de partidos. En cuarto lugar, dee quedar claramente entendido que el pluralismo no consiste simplemente en asociaciones m"ltiples. En primer lugar, éstas deen ser &oluntarias !no adscripti&as#, y en segundo lugar deen ser no e%clusi&as, pues éstas "ltimas constituyen el rasgo característico crucial de una estructuración pluralista. El pluralismo de partidos denota sencillamente la e%istencia de m+s de un partido* pero la connotación en que se asa es la de que los partidos en plural son producto del pluralismo. <. =oierno responsale y goierno que responde. El para qué son los partidos, cu+les son sus funciones, su uicación y su peso en el sistema político, no es algo que se -aya proyectado mediante una teoría, sino que se -a determinado por una concurrencia de acontecimientos. $ menudo se oye decir que los ingleses empezaron a practicar el goierno por partidos en el siglo %&iii. >ero el término de “goierno por partidos” es muy amiguo. Cae utilizarlo para e%presar el partido en el goierno, esto es, que los partidos entran en las esferas del goierno como uno de sus elementos componentes importantes. os partidos pueden no ser m+s que &ínculos entre un puelo y un goierno, como lo siguieron siendo durante muc-o tiempo en $lemania imperial, sin disponer de ning"n acceso real a la adopción de decisiones a ni&el guernamental. El partido en el goierno dista muc-o del goierno por partidos entendido literalmente, en el sentido de que el partido gobierna, que de la función del goierno se apodera el partido ganador, o la coalición de partidos ganadora, que la monopoliza. Distingamos entre i# el partido que queda fuera de, y no inter&iene en la esfera del goierno, ii# el partido que funciona dentro del +mito del goierno, pero no goierna, y iii# el partido que de -ec-o goierna, que asume la función goernadora o guernamental. ?o cae duda de que durante el siglo %&iii no se materializó de -ec-o nada que se pareciera a un goierno por partidos, ni en 5nglaterra, ni en ning"n otra parte. o que los ingleses empezaron a practicar durante el siglo %&iii no fue, pues, el goierno por partidos, sino el gobierno responsable. ?o sólo precede el goierno responsale, en el tiempo, al goierno por partidos, sino que este "ltimo es en enorme medida un resultado del primero. El goierno
responsale consiste en que los ministros sean responsales ante el >arlamento. En esta disposición no -ay nada que entra8e un sistema de goierno asado en los partidos. a actitud de /ur0e era de que) “a &irtud, el espíritu y la esencia de una C+mara de los Comunes consiste en que sea la imagen e%presa de los sentimientos de la nación. ?o se instituyó para que fuera un control sore el puelo@ 9e proyectó como un control para el puelo”. /ur0e conceía el >arlamento como un órgano representati&o* pero la representación de la que -alaa era muc-o m+s &irtual que electoral. Conforme a este criterio, los partidos no solamente eran a3enos al proceso de representación, sino ad&ersarios de él. El partido de /ur0e seguía siendo un partido “aristocr+tico” y no “democr+tico”. “Es natural, en los países democr+ticos, que los miemros de las asamleas políticas piensen m+s en sus electores que en su partido, mientras que en las aristocracias les procupan m+s sus partidos que sus electores. 6Cómo pasamos del partido parlamentario aristocr+tico de grupo interno al partido electoral, de grupo e%terno, y, a (n de cuentas, orientado democr+ticamente7. 2n goierno responsale ante las c+maras se con&ierte tamién, a la larga, en un goierno responsale ante el puelo y, por lo tanto, en un goierno que responde, un goierno que est+ atento a, y se &e in;uido por, la &oz del puelo.
Del goierno responsale al goierno por partidos. =oierno responsale !orientado -acia adentro#
>artido parlamentario
>rimera otención del usca &otos# derec-o al &oto
>artido electoral !que
=oierno que responde =oierno por partidos partidos Derec-o general del &oto !orientado -acia afuera#
9olidi(cación de los 9istema de partidos >artido de masas
Cae reducir la cuestión a decir que el goierno que responde y el goierno por partidos tienden a ser sinónimos.
A. 2na racionalización. Desde -ace ciento cincuenta a8os los partidos -an actuado y se -an desarrollado muc-o m+s como cuestión pr+ctica que teórica.
os partidos no son facciones. 2n partido es parte de un todo. os partidos son conductos de e%presión.
Los partidos no son facciones . Esto es si un partido no es diferente de una facción, no es un partido !sino una facción#. $ menudo se critica a los partidos, pero éstos no son un mal por de(nición. os partidos son necesarios, las facciones sencillamente e%isten. a diferencia es que los partidos son instrumentos para lograr ene(cios colecti&os, para lograr un (n que no es meramente el ene(cio pri&ado de los comatientes. os partidos &inculan al puelo a un goierno, cosa que no -acen las facciones. os partidos realzan una serie de capacidades del sistema, cosa que no -acen las faccione. os partidos son órganos funcionales, cosa que no son las facciones. Claro que los partidos pueden ser disfuncionales, y por eso tamién los partidos est+n sometidos a fuertes críticas* pero no a la crítica aplicale a las facciones) falta de 3usti(cación funcional. Un partido es parte de un todo. a palara “partido” comunica, y se pretende que comunique, la idea de parte. Esta asociación se8ala a nuestra atención el sutil &ínculo e%istente entre una parte y su todo. 2n todo se puede conceir monolítica u org+nicamente, es decir, como si no estu&iera compuesto de partes. 9in emargo, esto signi(ca "nicamente que no tenemos ning"n moti&o para interesarnos por las partes !ni los partidos#. >ero si nos preocupan las partes que son partidos, la consecuencia es que pasamos a estudiar un todo pluralista. B si se concie la comunidad política como un todo pluralista, entonces lo que -ace falta es un todo formado por partes en plural) un todo de partes, y de -ec-o resultado de la interacción de sus partes. amién sería completamente erróneo, por otra parte, considerar el partido como una parte que no guarda relación con el todo. 9i un partido no es una parte capaz de goernar en aras del todo, entonces no di(ere de una facción. $unque un partido sólo representa una parte, esta parte dee adoptar un enfoque no parcial del todo. Los partidos son conductores de expresión. os partidos pertenecen, en primer lugar y por encima de todo, a los medios de representación) son un instrumento, o una agencia, para representar al puelo al expresar sus e%igencias. $l ir desarroll+ndose los partidos, no se desarrollaron para comunicar al puelo los deseos de las autoridades, sino muc-o m+s para comunicar a las autoridades los deseos del puelo. Esto no equi&ale en asoluto a a(rmar que todos los partidos e%presen y representen siempre. os partidos se con&irtieron en medio de e%presión a lo largo del proceso de democratización de la política. $l mismo tiempo, el
goierno responsale pasó a ser un goierno “que responde” precisamente porque los partidos rindaron los conductos para articular, comunicar y e3ecutar las e%igencias de los goernados. ue, pues, la progresión acumulati&a y auto sostenida de facción a partido, de goierno responsale a goierno que responde, y del partido parlamentario al electoral, lo que estaleció la función fundamental, el papel funcional y la colocación sistem+tica de los partidos) en resumen, el para qué son los partidos. :asta a-ora se -a -alado de partidos de forma algo intercamiale, como) i# organismos representati&os, y ii# instrumentos e%presi&os. a idea de representación se enfrenta, con respecto a los partidos, con dos grandes di(cultades. En primer lugar, el concepto -a reciido una gran cantidad de elaoración técnica, y sería desproporcionado y demasiado difícil -acer que estas complicaciones incidieran en el tema de los partidos. 9i ien no e%iste ninguna e%presión que carezca de alguna capacidad representati&a conceida ;e%ilemente, es muy discutile que se pueda decir que los partidos representan a sus &otantes !y no a sus miemros#. En segundo lugar, la representación es perfectamente conceile y posile sin partidos. De -ec-o, a la teoría de la representación no le &a ien cuando trata de aarcar a los partidos. >or tanto, resulta muy difícil e%poner la función representati&a de los partidos como si fuera su función principal y cali(cadora. >or encima de todo, pues, los partidos son instrumentos e%presi&os que realizan una función expresiva. a idea de función e%presi&a no se concie sólo en el sentido literal de que los partidos constituyen cintas de transmisión -acia arria de las denuncias y las que3as. 9on algo m+s. 9i los partidos no -icieran m+s, como instrumentos de e%presión, que “transmitir información”, entonces se desprendería de ello que ya pasado su momento. os partidos no sólo e%presan sino canalizan, organizan la caótica &oluntad p"lica. Capítulo 4. El partido como un todo. 1. a no e%istencia de partidos contra el unipartidismo. :asta a-ora, por partido se -a querido decir partidos, un partido indicaa un plural. E%isten sistemas llamados unipartidistas, pero 6tienen algo en com"n con los sistemas pluralistas de partidos7. :ay que matizar la a(rmación de que el partido "nico se identi(ca con el todo, pues resulta e&idente que el partido "nico es m+s peque8o que el todo* de -ec-o, suele ser un partido de elite con una composición limitada, un partido de &anguardia que precede al todo. El partido "nico no es una “parte” en ninguno de los sentidos en que lo son los partidos en plural. El partido "nico e%-ie las características de lo completo, rec-aza la idea de que un todo sea el resultado de una interacción competiti&a de unas partes. 5ncluso dentro del partido "nico se pro-íe todo tipo de di&isión
formalizada intrapartido. $sí, el comunismo y el nazismo son testimonios de la e%istencia de un sistema monocrom+tico de creencias asado en el principio de la unanimidad y el -orror del disenso. >or otra parte, aunque un todo es siempre mayor que una parte, siempre que est+ representado por un solo partido ya no puede ser un todo imparcial, un todo por encima de sus partes. 2n todo que no contiene partes !en plural# carece del car+cter completo de un todo real, es un todo “parcial”. 6Cu+l es la e%plicación del unipartidismo7, 6>or qué tener un solo partido en lugar de no tener ning"n partido7 En la medida en que el o3eti&o del unipartidismo sea eliminar a “muc-os partidos”, la diferencia no sería apreciale) astaría e%actamente igual con la pura y simple pro-iición de todas y cada una de las partes. a idea de no e%istencia de partidos comprende dos casos diferentes) i# los Estados sin partidos, y ii# los Estados antipartidos, esto es, los regímenes que -an suprimido los partidos pree%istentes, adoptan una actitud antipartidos. os Estados sin partidos no son m+s que comunidades políticas tradicionales que -an resistido a la modernización. En camio, la mayor parte de los Estado antipartidos son regímenes militares que guardan relación con las sociedades sudesarrolladas o en desarrollo, y que a menudo a(rman tener un car+cter pro&isional en los casos de urgencia. El Estado sin partido &a con&irtiéndose cada &ez m+s en el Estado antipartidos. Cuanto m+s modernizada sea la sociedad, m+s cede el antipartidismo al unipartidismo* esta "ltima solución resulta ser muc-o menes fr+gil y muc-o m+s e(caz. En cuanto al pluralismo de partidos, la circunstancia principal fue la ampliación del sufragio. En camio, por lo que respecta al unipartidismo, el antecedente decisi&o -a sido la aparición de una sociedad politizada. 2na sociedad politizada es una sociedad que al mismo tiempo participa en las operaciones del sistema político y es necesaria para que el sistema funciones con m+s e(cacia. $ la larga, una comunidad política sin partidos no puede mane3ar una sociedad politizada. Cuando se conciió yFo implantó el partido "nico, las democracias occidentales -aían alcanzado un estadio de desarrollo caracterizado por) i# el derec-o de &oto amplio, aunque raras &eces uni&ersal, y ii# la aparición de sistemas de partidos estructurados que giraan en torno a los partidos de masas. a entrada en la política de p"licos de masas crea un nue&o prolema) la canalización. B decir que un sistema de partidos llega a estar estructurado equi&ale a decir que -a llegado a una fase de consolidación en la cual puede desempe8ar una función canalizadora. Con el sufragio uni&ersal, el sistema de partidos adquiere una nue&a propiedad. Gientras la sociedad politizada sigue siendo una sociedad relati&amente peque8a y de elite, el sistema de partidos puede mantenerse en un estado ;uido. >ero cuando la sociedad en
general pasa a estar politizada, las normas de tr+(co que enc-ufan a la sociedad en el Estado, y &isce&ersa, se estalecen conforme a la manera en la cual se estructura un sistema de partidos. En este momento, los partidos se con&ierten en organismos de canalización, y el sistema de partidos se con&ierte en el sistema de canalización política de la sociedad. a no e%istencia de partidos en asoluto de3a en la sociedad fuera de alcance, fuera de control, y, a la larga, ning"n régimen modernizado puede asentarse sore esta solución tan insegura e improducti&a. Es posile que el partido como conducto de e%presión dure poco, pero el partido como conducto nace para ser duradero. El -ec-o no es que sencillamente los Estados de partido "nico -ereden una sociedad politizada o la promue&an. Es que, necesitan una sociedad politizada por todas partes m+s de lo que lo necesitan las comunidades políticas pluralistas. 4. El sistema de Estadospartidos. Cae discutir las siguientes cuestiones) i# en qué sentido un partido "nico es un “partido” y dee llam+rselo tal, y ii# si tiene sentido -alar del Estado unipartidista como si fuera un “sistema de partidos”. o que &erdadera y radicalmente camia al pasar del pluralismo de partidos al unipartidismo es el car+cter del sistema, pero el partido "nico como tal arrastra las técnicas y la estructura de organización que tenía anteriormente. El partido "nico en el poder mata a los dem+s partidos, pero sigue constituyendo un arma de organización similar al partido. >or tanto, mientras se distinga claramente la e%plicación de los dos tipos, e%iste un sentido en el cual tiene sentido -alar de “unipartidismo”. Guy distinta es la cosa cuando pasamos a decir “sistema unipartidista”. 6Cómo puede producir un partido solo un sistema7 62n sistema de qué7 Desde luego, no de partidos. >or lo tanto, el monopartido no puede producir un sistema de partidos. os partidos no constituyen un “sistema”, sino cuando son partes !en plural#, y un sistema de partidos es precisamente el sistema de interacciones que es resultado de la competencia entre partidos. 9i ien no cae decir que un partido "nico produzca un “sistema de partidos”, sí cae decir que se puede perciir cada partido !desde adentro o estudiado aisladamente# como “sistema”, en el sentido de que cada partido es como tal un microcosmos por cuenta propia y, de -ec-o un sistema político en miniatura. <. El pluralismo unipartidista. En la medida en que las “facciones” se desarrollan liremente dentro del partido "nico@, el pluralismo renace dentro del partido, donde puede desempe8ar el mismo papel@ >uede conceirse que
un partido "nico coincida con cierta democracia política. o fundamental del pluralismo de partidos es que los dirigentes de los partidos se enfrentan entre sí indirectamente) compiten entre sí con el o3eto de ganarse a los &otantes, lo cual entra8a consecuencias de largo alcance. En los sistemas de Estadopartido, el Estado y el partido se refuerzan y se duplican mutuamente, mientras que en los sistemas pluralistas se di&iden y se desunen. Ello implica que en el caso monístico la perspecti&a del partido sea la perspecti&a del Estado. $mos est+n situados al ni&el altimétrico de “quien goierna”, y en este sentido, es el punto de &ista del Estado el que asore al del partido. En el caso del pluralismo de partido, los partidos, en camio, se -allan situados a mitad de camino entre los goernados y los goernantes, y es la política, contemplada desde el ni&el altimétrico de “quien es goernado” la que tiende a con&ertirse en la política del Estado.