SAN TA CLAUS Andrés Town send Ezcurra Columna “Rostro del Día” La Tribuna, Jueves 25 de diciembre de 1958
Izquierda: Imagen de San Nicolás de Myra (el verdadero “Papá Noel”) del siglo XII en la iglesia Boyana, cerca de Sofía, Bulgaria. Andrés Townsend nos cuenta su historia. Derecha: El Santa Claus comercial (que viene en su trineo desde el polo norte) diseñado en los EE UU por Thomas Nast según el poema “Una visita de San Nicolás” de Clement Clarke Moore publicado por el diario Sentinel de Nueva York el 23 de
diciembre de 1823.
SANTA CLAUS, O SEA SAN NICOLÁS, es el rostro bonachón que hoy preside la alegría de los niños. San Nicolás (el “Papá Noel”, o sea, “Papá Pascua” de los franceses), es la estilización, rodeada de una leyenda relativamente joven, de un viejo y santo patriarca que efectivamente existió. San Nicolás, obispo de Myra, en Asia Menor, floreció, lleno de virtudes, en el siglo IV de la era cristiana. Sus restos tuvieron una curiosa odisea: sustraídos por ladrones que eran mitad sacrílegos y mitad devotos, fueron a dar a Bari, en Italia, donde la tradición de sus milagros tomó arraigo y se propagó a toda Europa. Es patrono de los adolescentes y de los l os marineros. También de las casas de préstamo.
Fue un santo de conmemoración decembrina. El 6 de este mes es su fiesta. La Iglesia Oriental y Ortodoxa le rinde amplio culto, pero desconoce las vinculaciones navideñas que se le han dado en Occidente. El Santa Claus que hoy conocemos es obra de los holandeses. En los Países Bajos existía una antigua costumbre de hacer regalos a los niños en vísperas de Navidad. En algún momento de la historia, el barbudo patriarca y santo se introdujo en estas celebraciones y quedó asociado definitivamente a ellas en las costumbres hacendosas de los flamencos. Al Nuevo Mundo lo trajeron desde Holanda, cuando Nueva York era todavía una factoría neerlandesa y se llamaba ll amaba Nueva Ámsterdam. Santa Claus pasó alegremente el gran charco y los colonos ingleses de Norteamérica lo adoptaron sin dificultades. Desde los Estados Unidos, su leyenda viajó hacia el sur. En algunos países de nuestra América (como es el caso del Perú), se le había adelantado ya la versión francesa de San Nicolás, o sea «Papá Noel». Las imágenes se refundieron en un proceso de sincretismo. Y al Noel antiguo, le empezaron a adornar con las galas árticas (nieves, trineo, campanillas, ciervos), que han ido superponiéndose a la primitiva y borrosa imagen de un obispo que nació y murió en cálidas tierras del Asia Menor. En España, Argentina y otros países donde perdura más cierto tipo de influencia hispánica, el día de los regalos es el 6 de enero, Día de Reyes. En el Perú, la gravitación de Francia primero, y la norteamericana, después, han hecho predominar la imagen amable y dadivosa del arropado anciano que reparte juguetes y enciende la alegría de los niños.
Tarjeta postal navideña aprista pro huérfanos trujillanos de 1933