1 UNIDAD: LA EUCARISTÍA, SACRAMENTO CENTRAL DE LA VIDA DEL CRISTIANO. I.
FUNDAMENTO
BÍBLICO DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA EUCA RISTÍA
I.1. ANTIGUO TESTAMENTO: El sacramento de la Eucaristía fue prefigurado en el Antiguo Testamento, y se relacionan textos bíblicos que por su contenido y mensaje se hace referencia, en algunos de manera incipiente, pero real y concreta a la definición dogmática que en la Iglesia tenemos hoy como sacramento de la Eucaristía, en estos textos se identifican las imágenes que aparecen con la materia y la forma, también con el significado actual y las reflexiones teológicas que se han realizado a la l a luz de la revelación r evelación respecto de este sacramento. a)Con el árbol de la vida : (Gén. 2, 9). f) El arca de la alianza, en la que se guardaba el b) Con la oblación de Melquisedec: (Gén. 14, 18). maná: (Ex. 16, 33). c) Con el sacrificio de Abraham: (Gén. 22, 1-2). g) - Con diversos sacrificios de la Ley Antigua: (Lev. 2, 1s) d) Con el Cordero pascual: (Ex. 12, 8). e) Con el maná concedido a los judíos en su h) Con los panes d e la proposición:(Lev. 24, 5-6). peregrinación por el desierto: (Ex. 16, 14-15). i) Con el pan preparado para alimentar a su pueblo:(Sab. 16, 20). Hoy, la Iglesia, ve en estos textos veterotestamentarios, elementos que se relacionan con la Eucaristía, unos de una ligera superficialidad y otros de manera más fuerte. En la misma liturgia eucarística en algunas plegarias como la Plegaria I o canon romano y en la Plegaria V.a se hace referencia a estos textos eucarísticos. I.2. NUEVO TESTAMENTO: Enel Nuevo Testamento,en algunos hechos y dichos de Jesús se encuentran profundas relaciones entre los acontecimientos y palabras narradas con lo que mas tarde en la Iglesia se vivirá y celebrará como Sacrificio Eucarístico. a) La multiplicación de los panes: (Luc. 9, 16). b) En las bodas de Caná:(Jn. 2, 7-8). c) El sacramento de la Eucaristía fue profetizado por el mismo Jesucristo: (Jn. 6, 51). 1) La Nueva Pascua: En los Evangelios se establece una estrecha conexión entre la cena eucarística y la fiesta de la Pascua (Mt 26, 2.17. 18-19; Jn 6,4; 11,56; 1 Cor 5,7). Esto indica la Eucaristía es la nueva Pascua de los cristianos. Enla tradición del Antiguo Testamento, el acontecimiento de la Pascua se pone en estrecha relación con la salida de Egipto (Ex 12, 21-23). La celebración de la Pascua estaba dedicada a conmemorar lo que Dios hizo con su pueblo al liberarlo de la esclavitud. (Dt 16,1; Ex 12, 11-14).En la Pascua de Jesús se vence la esclavitud de la muerte y el pecado, abriéndose el camino a la salvación. 2) Actualización del sacrificio de Jesús: La cena pascual consistía, además, en el sacrificio de un cordero (Ex 12, 1-14. 43-45). El paralelismo que existe entre Jesús y el cordero pascual (Mc 12, 22-24; Lc 22,19s; Jn 19,36; 1 Cor 5,7) nos hace ver que la Eucaristía es la actualización del auténtico sacrificio, en el que Jesús se entrega por los demás.El carácter de sacrificio de la Eucaristía se halla claramente indicado en las palabras que Jesús pronunció sobre el cáliz, según el evangelio de Mateo: "Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados" (Mt 26,28).Esta frase evoca el relato en el que Moisés rocía con sangre del sacrificio del Sinaí al pueblo, al tiempo que dice : "Esta es la sangre de la Alianza que el Señor ha hecho con vosotros" (Ex 24,8) 3) La Institución de la Eucaristía Los que escucharon el discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, de Jn 6, 48-60) sobre el Pan de Vida, no pudieron entender como era posible posible comer su carne y beber su sangre. Incluso los escandalizó: "es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?". La Eucaristía y la cruzson piedras de escándalo. Es el mismo misterio y no cesa de ser ocasión de división (Jn 6,67). Los apóstoles para entender la manera de cómo
2 realizar esta comida celestial, tuvieron que esperar hasta la Ultima Cena, más aún, la venida del Espíritu Santo.Cuatro veces se narra la institución de la Eucaristía, tres en los evangelios : Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-23; Lc 22, 19-20 y una vez en la primera carta a los Corintios 11, 23-25. Las cuatro narraciones coinciden en lo esencial: * Cristo ofreciendo el pan y el vino a sus apóstoles, les dice que coman de su cuerpo y beban de su sangre. Los apóstoles y las primeras comunidades cristianas aceptaron este hecho. * Cristo dice "hagan esto en memoria mía". * Jesús habla de la Nueva Alianza Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en Cafarnaúm, dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre,"(Lucas 22, 7-20) 4) La presencia real de Cristo: "Tomad, comed, esto es mi cuerpo" (Mt 26,26). En esta frase sorprende el realismo con que se identifica al sujeto "esto" (el pan) con el predicado "mi cuerpo" (la persona de Jesús). Las palabras de Jesús no dejan lugar a dudas. El pan y el vino pierden en la Eucaristía su sentido natural como alimento corporal y reciben un nuevo ser y un nuevo sentido. Son signos- simbólicos reales de la presencia real y de la entrega personal de Jesucristo. (CIC 1373-1381) 5) "Haced esto en memoria mía" El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras "hasta que venga", requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre."Cristo se sacrificó una sola vez para borrar los pecados de todos los hombres" (Heb 9,28). Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor (Hech. 2, 42. 46)). Desde entonces hasta nuestros días, la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado. II.
EL MISTERIO EUCARÍSTICO EN LA PRIMITIVA TRADICIÓN DE LA IGLESIA La primitiva tradición de la Iglesia, después de los apóstoles, confirma claramente la comprensión del misterio eucarístico como ha sido transmitido por los textos de la Revelación. LaDidaché , o Doctrina de los Apóstoles, un libro judeo-cristiano de comienzos del siglo segundo, encontramos el primer testimonio, después de los escritos apostólicos, sobre la celebración de la Eucaristía. En el capítulo XIV encontramos una clara indicación de la Eucaristía celebrada en el día del Señor : En el día del Señor, reunidos, partid el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que sea puro vuestro sacrificio... En el contexto se hace, por primera vez, una alusión a la profecía deMt 1, 11. En los capítulos IX y X hay textos de una «bendición eucarística» con palabras y plegarias particularmente bellas; se hace la bendición sobre el cáliz y sobre el pan partido; de los cuales sólo los bautizados pueden participar.Hoy se considera que se trata de un doble rito : uno abierto también a los judíos y que se trataría de una especie de comida religiosa y el otro claramente eucarístico reservado a los cristianos. Just ino:filósofo cristiano, laico y mártir, en su Apología I, dedicada al Emperador Antonino Pío, en
favor de los cristianos, a mitad del siglo II.En los capítulos LXV-LXVII ofrece la descripción de la celebración eucarística que sigue al bautismo de los neófitos y que se hace cada domingo en el día del Sol, según la terminología de los romanos. Los dos esquemas de celebración, sustancialmente idénticos, nos permiten reconstruir la celebración primitiva en estos momentos: a) Liturgia de la palabra con la lectura de los Libros del Antiguo y del Nuevo Testamento; homilía del presidente y plegaria de los fieles; abrazo de paz; presentación de los dones por parte de los diáconos (pan y vino con agua). b) Plegaria eucarística a la cual todos responden «Amén» al final; comunión eucarística, que es llevada también a los ausentes por parte de los diáconos y «liturgia de la caridad» o comunión de los bienes. Hipólito: en el libro la T radición Apostólica de Hipólito, encontramos diversos signos de la celebración de la Eucaristía, que comprendía la primera plegaria eucarística que está en el centro de la celebración y
3 contiene claramente las palabras de la institución, la ofrenda del sacrificio y el fruto de la comunión eucarística que es la plenitud del don del Espíritu Santo. Faltan en dicho librito de usos litúrgicos de la comunidad de Roma, alusiones a la Eucaristía conservada en las casas de los cristianos y venerada en sus fragmentos; los cristianos en aquel tiempo llevan consigo la Eucaristía para la comunión semanal o bien para la de los enfermos, encarcelados y perseguidos.De la plegaria eucarística de la T radición Apostólica referimos las palabras que siguen al relato de la Institución: Así pues, en memoria d e su muer te y r esurr ección , te ofr ec emos este pan y este cáliz ,dándote gracias porque nos has encont rado di gnos, d e est ar ante t i y d e servir te como tus mini st ros.Y te pedi mos que env íes tu Espí ri tu Sant o , sobr e la oblación d e la sant a Igl esia y, r euniéndolos junt os, conc edas a t odos los que par ti ci pan en los sant os mi sterios ser col mados d el Espí ri tu Sant o .
Tenemos ya aquí la estructura de una plegaria con la ofrenda sacrificial de la Eucaristía y la invocación del Espíritu Santo o epiclesis. Textos similares se encuentran también en las antiguas plegarias eucarísticas orientales, especialmente en la de Serapión y en el homónimo «Eucologio» que contiene diversas plegarias litúrgicas antiguas.A partir del siglo III los testimonios sobre la celebración de la Eucaristía son cada vez más claros, tanto si se refieren al esquema celebrativo que permanece sustancialmente igual al propuesto por Justino, como por los numerosos textos de plegarias eucarísticas para la celebración. Estos textos son un verdadero monumento de fe y de teología de la Eucaristía; representan la fe de la Iglesia que celebra el misterio en todas sus dimensiones y enriquece la comprensión de este misterio como memorial-sacrificio de Cristo, comunión del cuerpo y la sangre de Cristo que hace a la Iglesia una. Son la confesión clara de la realidad sacramental de la carne y de la sangre de Jesús, acción de gracias al Padre por sus dones, invocación al Espíritu para que sea Él el autor de la consagración y el don de la comunión eucarística e intercesión por la unidad de la Iglesia y por el bien espiritual y material de todos. San Cirilo de Jerusalén: Usa el milagro en las bodas de Caná para hacer más persuasible el misterio de la transubstanciación, también se señala como texto prefiguratorio el discurso de Jesús, quien se presenta a si mismo como el pan de vida en el capítulo 6 de San Juan. La liturgia de la Palabra, que se concluye con la homilía, precedida por el saludo : La gracia de nuestro Señor Jesucristo La plegaria de los catecúmenos y su despedida, y la plegaria de los fieles que se concluye con el abrazo de paz. La presentación de los dones, precedida por una monición del diácono para la reconciliación fraterna. La anáfora o gran plegaria eucarística pronunciada por el pontífice rodeado por l os presbíteros. La comunión de los fieles precedida por el anuncio del Pontífice : Las cosas santas para los santos con la respuesta del pueblo: Uno solo es santo, uno solo es Señor, Jesucristo, bendecido eternamente por la gloria de Dios Padre (Fórmula todavía existente en las liturgias orientales). La comunión bajo las dos especies con las fórmulas de clara confesión de la fe eucarística : el cuerpo de Cristo La sangre de Cristo, cáliz de la vida. Con la doble respuesta del Amén. La comunión se acompaña con el canto del salmo 33 que es interpretado en sentido eucarístico. La plegaria después de la comunión, precedida por la monición hecha por un diácono. La plegaria de bendición sobre el pueblo y despedida del Diácono: Id en paz. III.
EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. a) El Código de Derecho Canónico: CanonNo.897:El sacramento más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se recibe al mismo Cristo Nuestro Señor, es la santísima Eucaristía, por la que la Iglesia vive y crece continuamente. El Sacrificio eucarístico, memorial de la muerte y resurrección del Señor, en el cual se perpetúa a lo largo de los siglos el Sacrificio de la cruz, es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, por el que se significa y realiza la unidad del pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del cuerpo de Cristo. Así pues los demás sacramentos y todas las obras eclesiásticas de apostolado se unen estrechamente a la santísima Eucaristía y a ella se ordenan. b) El Catecismo de la Iglesia Católica:
4 En el Catecismo de la Iglesia Católica tenemos una amplia exposición de la doctrina católica sobre la Eucaristía.Dicho compendio ofrece de manera articulada tanto la riqueza de la tradición, como la claridad del Magisterio de la Iglesia, con una atención particular al sentido complementario de la visión del misterio por parte de Oriente y de Occidente.La articulación de la exposición del Catecismo nos ofrece la clave de lectura de una doctrina plenamente tradicional y renovada a la luz del Vaticano IITras una breve introducción (nn. 1322-1323) se delinea la realidad de la Eucaristía como fuente y culmen de la vida eclesial (nn 1324-1347) y se explican los diversos nombres (nn. 1328-1332); se p resenta la Eucaristía en la economía de la salvación, con una breve síntesis de carácter bíblico : el pan y el vino, la institución y el memorial (nn. 1333-1344). Se evidencia la continuidad de la estructura celebrativa de la Eucaristía, desde el segundo siglo hasta la celebración actual (nn. 1345-1355). Se describe el sacrificio sacramental en su dimensión trinitaria : a) acción de gracias al Padre. b) memorial del sacrifico de Cristo y de la Iglesia. c) presencia de Cristo obrada por el Espíritu Santo (nn. 1356-1381). Se presenta la Eucaristía como banquete de comunión (nn. 1382-1401). El tratado finaliza con la presentación del misterioeucarístico en su dimensión escatológica (nn. 1402-1405). La síntesis doctrinal comprende los nn. 1406-1419. c) El papel del Magisterio de la Iglesia Católica: La atención vigilante del Magisterio de la Iglesia católica sobre la doctrina y la praxis del misterio eucarístico.El papel del Magisterio ha sido providencial para descubrir y condenar los errores, para favorecer y nutrir la verdadera fe del pueblo de Dios y para mantener en toda la pureza y riqueza la fe eucarística de la Iglesia. Un simple repaso de las intervenciones del Magisterio al r especto se ofrece como la historia de la fe de la Iglesia desde el medievo hasta nuestros días. En el siglo XI el Sínodo de Roma (con diversas intervenciones en Vercelli y Florencia) en el año 1059 impone a Berengario de Tours (999-1088) una profesión de fe eucarística que afirma con fuerza y realismo la presencia de Cristo en la Eucaristía, negada precisamente por Berengario. En 1079 esta confesión se volvió a proponer con un nuevo texto que, al afirmar con fuerza el realismo de la presencia y la conversión sustancial, parece más sobrio que la anterior profesión de fe en la terminología (DS 690 y 700). En el siglo XIII el concilio Lateranense IV (1215) define en algunos cánones la recta doctrina católica, ahora ya elaborada filosóficamente, sobre la presencia real y la transustanciación (DS 802). En el siglo XV el concilio de Constanza (1414/1418) precisa algunos puntos de la doctrina eucarística contra J. Wycliffe (DS 1151-1152). En el siglo XVI el concilio de Trento afronta de manera sistemática y autorizada la proclamación de la doctrina católica sobre la Eucaristía contra los errores de Lutero, Calvino y Zwinglio. Fruto de este estudio son: a) en la sesión XIII (1551) la doctrina y los cánones sobre la presencia real, la transustanciación y el culto eucarístico (DS 1635-1661); b) en la sesión XXI (1562) el decreto sobre la comunión bajo las dos especies (1725-1734); c) en la sesión XXII (1562) la doctrina sobre el sacrificio de la misa (DS 1738-1760). La doctrina del concilio de Trento, amplia, articulada, precisa, queda como un punto firme de la doctrina de la Iglesia católica sobre la Eucaristía, también por el hecho de que las grandes afirmaciones de los capítulos doctrinales han sido formuladas en los cánones como dogma de fe, según la revelación y la tradición de la Iglesia. En el siglo XVIII con la Bula « Auctorem fidei», Pío VI condena los errores del Sínodo de Pistoia, entre los cuales uno hace referencia al alcance dogmático del concepto de transustanciación (DS 2629). En el siglo XX la atención del Magisterio de la Iglesia hacia el misterio eucarístico es rica en documentos y orientaciones. Destacamos los más importantes. Pío X ofrece los documentos Sacra T ridentina Synodus de 1905 sobre la comunión frecuente (DS 33753383) y Quam singulari sobre la primera comunión de los niños, en 1910 (3530-3536). Del Magisterio eucarístico de Pío XII es justo recordar la encíclica Mediator Dei sobre la sagrada liturgia (1947), con particular atención a la doctrina sobre el sacrificio eucarístico (DS 3840-3855). En su famosa encíclica Humani generis sobre los errores teológicos modernos (1951), hay una autorizada toma de posición por una clara explicación católica de la presencia real (DS 3891). Hasta los últimos meses de su vida Pío XII
5 tuvo una vigilante atención a la sacralidad del misterio eucarístico y a la recta doctrina sobre la presencia real y sobre la transustanciación. Pablo VI en 1965 promulga la encíclica Mysterium Fidei sobre la presencia real y sobre el sacrificio eucarístico, para condenar las interpretaciones minimalistas de la transignificación y de l a transfinalización. La encíclica de Pablo VI fue promulgada el día 3 de septiembre de 1965, que entonces era memoria litúrgica de san Pío X, Papa de la Eucaristía. Esta Encíclica publicada la vigilia de la convocatoria de la última sesión conciliar, estuvo precedida por autorizadas intervenciones del Papa durante los meses de abril y junio del mismo año. Estas intervenciones fueron provocadas por las teorías que fueron difundiéndose entre algunos teólogos, especialmente en Holanda, sobre la presencia real y la transustanciación. El Vaticano II en su Magisterio ha ofrecido una amplia cosecha de textos eucarísticos que forman, en su conjunto, una rica y autorizada síntesis de teología cristiana. En la doctrina del Vaticano II tenemos casi un centenar de textos sobre el misterio eucarístico. El Documento Eucharisticum Mysterium (1967) ha ofrecido una síntesis autorizada de esta doctrina conciliar. Muchos documentos de la reforma litúrgica postconciliar tienen una estrecha relación con la fe eucarística y con la renovación de la celebración de la Eucaristía. La fe tradicional no está resquebrajada, más bien se ha tratado de ofrecer un enriquecimiento de los aspectos globales. Entre estos documentos es preciso recordar la Constitución Missale Romanum que sanciona la reforma del nuevo rito de la Misa, la introducción de la concelebración, de las nuevas plegarias eucarísticas, de la comunión bajo las dos especies, etc. Históricamente se debe recordar que una primera redacción de los Preliminares al Novus Ordo Missae (1969) fue fuertemente criticada por algunos autores. Esto llevó a una notable revisión del texto de la Constitución Missale Romanum (1970) con la añadidura de un Proemio y de la Institutio Generalis del Misal Romano, con la corrección de algunos números, en particular de los nn. 7, 48, 55... Juan Pablo II ha enriquecido el Magisterio eucarístico con amplias intervenciones. El documento magisterial más autorizado, es la Carta a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo de 1980, con el título Domenicae Coenae, publicada el 24 de febrero de 1980, seguida por la Instrucción de la (entonces) Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino Inaestimable donum (3 de abril de 1980). Este documento toma posición decididamente contra los abusos litúrgicos y propone de nuevo el misterio eucarístico según la doctrina tradicional de la Iglesia confirmando algunos temas venerados en la teología de Juan Pablo II: la sacralidad de la celebración, el sentido comprometido de la participación en el sacrificio, la Eucaristía como bien supremo de la Iglesia, la relación entre Eucaristía y caridad fraterna, etc. Este documento posee una rica documentación patrística y litúrgica en las notas que dejan entrever a un gran experto como colaborador en la redacción (L. Ligier, SJ). Sentido de la Eucaristía como Sacramento: La tradición apostólica y patrística de oriente y de occidente, es la fuente primaria, de la cual se nutre el magisterio conciliar y pontificio de la Iglesia católica, para definir la fe en la Eucaristía y para responder a las desviaciones doctrinales y pastorales que una y otra vez se han presentado.El Concilio de Trento, especialmente en tres decretos, ha definido la doctrina eucarística después de la Reforma protestante, preocupándose particularmente por la presencia verdadera, real y substancial del Señor Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, bajo las especies del pan y del vino. También ha afirmado que el cuerpo del Señor está presente no sólo en el pan sino también en el vino y que su sangre está presente no sólo en el vino sino también en el pan. Además, en ambas especies el Señor Jesucristo está presente también con su alma y con su divinidad. Por lo tanto, Cristo, Verbo del Padre, verdadero Dios y verdadero hombre, está presente todo entero bajo las dos especies y en cada parte de ellas. El mismo concilio define también la transubstanciación, el modo de recibir la comunión y la relación entre el sacrificio incruento de la Misa y el sacrificio cruento de la cruz. Igualmente ha afirmado que sería delictuoso e indigno entender en modo figurado, tipológico y metafórico, las palabras de la institución y el mandato de hacer memoria de ellas. Por otra parte, la institución del sacrificio eucarístico hace presente el sacerdocio de Cristo, mientras la fuerza redentora de la cruz concede a los hombres el perdón de los pecados, para los vivos y para los difuntos.La naturaleza sacrificial de
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la Misa, profundizada por la Mediator Dei de Pío XII, es confirmada por el Concilio Vaticano II: Cristo es el único sacerdote; los ministros obran en su nombre, hacen presente el único sacrificio del Nuevo Testamento que regenera continuamente la Iglesia en la espera de su venida; ellos, válidamente ordenados, obran in persona Christi. Naturaleza de la Eucaristía: La eucaristía es el sacramento en el cual bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad.Se le llama el sacramento por excelencia, porque en él se encuentra Cristo presente, quien es fuente de todas las gracias. Además, todos los demás sacramentos tienden o tienen como fin la Eucaristía, a este sacramento se le denomina de muchas maneras dada su riqueza infinita. La palabra Eucaristía quiere decir acción de gracias, es uno de los nombres más antiguos y correcto porque en esta celebración damos gracias al Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo, en el Espíritu y recuerda las bendiciones judías que hacen referencia a la creación, la redención y la santificación. (Cfr. Lc. 22, 19). En la aplicación pastoral; participar en la Eucaristía, es unirse al culto más grande que el hombre pueda realizar, porque no es el ofrecimiento de oraciones y obras buenas lo que se hace, sino el mismo ofrecimiento de Cristo, al cual el hombre se une mediante la aceptación de la Palabra de Dios, la oblación de sí mismo, y la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor. La Eucaristía y la Refortma Protestante: Con la tendencia racionalista en la interpretación de la verdad de la Eucaristía como presencia real del cuerpo y de la sangre del Señor; es sobretodo en el siglo XVI donde la fe sobre el misterio eucarístico es turbada por parte de Lutero y los otros reformadores los cuales, con diversos matices, niegan: 1) el sentido sacrificial de la Eucaristía, 2) la permanencia de la presencia del Señor en las especies eucarísticas después de la celebración y, por lo tanto, 3) el culto de la Eucaristía fuera de la Misa, y para no negar la presencia real, como Lutero que profesa su fe en la presencia, ofrecen explicaciones insuficientes para salvaguardar el sentido real de la presencia de Cristo en la Eucaristía. Se puede afirmar que en este nuestro tiempo a nivel de reflexión, de celebración y de compromiso, la Iglesia ha tratado de confesar y de vivir la Eucaristía en toda la plenitud de aspectos. En esta recuperación no son extraños tambiénlos cristianos de la tradición que se inspira en la Reforma protestante. La búsqueda de una mejor comprensión de la Eucaristía está en acto; y hay una especie de «nostalgia» por la recuperación de aquella unidad de fe, y de vida eucarística que, inspirada en las fuentes de la revelación, fue patrimonio de la doctrina común de la Iglesia de los primeros diez siglos, cuando la Iglesia estaba unida. Dicha teología, como se verá, es expresada de modo egregio, aunque no elaborado, en las plegarias eucarísticas de la tradición occidental y oriental.
BIBLIOGRAFÍA:
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