Gentricación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas: datos e interpretación para Santiago/1 Francisco Sabatini, Héctor Vásquez, Sarella Robles y Alejandra Rasse
Este capítulo ofrece antecedentes empíricos de los procesos de invasión de áreas internas de la ciudad de Santiago por personas y actividades con más capacidad de pago que los residentes antiguos de esos lugares. Este proceso de gentricación, común hoy en las ciudades del capitalismo central, parece estar instalándose con fuerza creciente en las ciudades latinoamericanas. Igual que en el mundo desarrollado, la gentrica gentrica-ción es un factor importante en la mutación que exhiben actualmente los patrones de segregación socio-espacial de las ciudades, especialmente las grandes. Mientras que en las de los Estados Unidos las “minorías” raciales y de pobres son expulsadas desde las áreas centrales por el capital inmobiliario, resultando en un retroceso signicativo de la típica aglomeración espacial de esos grupos, en las ciudades de América Latina secciones cada vez más numerosas de la periferia popular son invadidas por proyectos residenciales y comerciales dirigidos a los tramos más altos de la demanda. Hablaremos de gentricación latinoamericana, vinculándola y al mismo tiempo diferenciándola de procesos y tendencias similares que se registran en ciudades de países desarrollados (1ª sección); y conectaremos dicha gentricación con nuestra interpretación sobre la transformación del patrón tradicional de segregación, sus agentes y causas (2ª sección). De esta forma, esperamos estar ofreciendo argumentos de por qué la gentricación latinoamericana es un hecho signicativo y novedoso. En las secciones 3ª y 4ª entregaremos información empírica que nos permite sostener que el proceso es diverso, además de signicativo. signi cativo. Los datos sobre la gentricación en curso en Santiago corresponden a índices, planos y grácos elaborados tanto con 1
base en las estadísticas censales como a la observación de terreno e imágenes satelitales. En la sección de conclusiones armaremos que la gentricación nos está llevando a una estructura urbana en que la segregación de gran escala, tan característica hasta hace poco de las ciudades latinoamericanas, tiende a ceder terreno. Lo que asoma está aún borrosamente perlado; posiblemente sea una estructura espacial más cambiante e inestable que la que acostumbrábamos vivir. Lo que estos cambios signiquen para las políticas urbanas y, especícamente, para la posibilidad de alcanzar mayores niveles de integración social urbana, representan su faceta práctica tal vez más relevante. Resulta sin duda controversial que vinculemos la gentricación con estas posibilidades o efectos positivos, cuando lo usual es que la gentricación tenga una connotación negativa. Estas páginas buscan, precisamente, contribuir con argumentos empíricos y conceptuales a dicho cambio de perspectiva. La gentricación latinoamericana puede tener efectos positivos y no tan sólo negativos, mostrándose como un fenómeno abierto, como un campo de maniobra para políticas urbanas animadas por propósitos de integración social. 1. La gentricación latinoamericana
La invasión de secciones de la periferia urbana de bajos ingresos por condominios cerrados y shopdirigidos idos a usuarios de ingresos medios y altos altos pings dirig se está volviendo cada vez más común en América Latina. ¿Podemos llamar a este fenómeno gentricación? A primera vista, la respuesta sería negativa. Las áreas invadidas no son céntricas como en Europa y los
Capítulo que orma parte de Sabatini, F. et al. (Eds) (2008 –en prensa),¿Cuán segregadas son las ciudades chilenas? Entre la integración y la exclusión social. Santiago: INE-UC.
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Estados Unidos, y no se registra con claridad la exexpulsión de los residentes de condición popular. Los proyectos invasores suelen ocupar sitios baldíos en la periferia o en zonas no centrales de cada ciudad. De hecho, la denición que ofreció la socióloga Ruth Glass de la gentricación, cuando acuñó el término para describir la invasión por clases medias y altas de viejos barrios céntricos de Londres formados por casas victorianas, hacía foco en el desplazamiento de los residentes de bajos ingresos que habían tugurizado esas viviendas (Glass, 1964). La invasión y control de un barrio por actividades y hogares de mayor estatus, es acompañada por el desplazamiento de los residentes antiguos. Los inmuebles deteriorados deben ser desocupados para ser remodelados y habitados por gentes de mayor categoría social. Invasión y expulsión parecen dos caras de la misma moneda. m oneda. Ruth Glass habla de gentricación –que viene de gentry, o clase alta de la Inglaterra victoriana, queriendo decir “elitización” del área—, pero cuando describe el fenómeno enen fatiza la expulsión de los residentes antiguos. En efecto, la resistencia a hablar de gentricación para describir nuestros procesos latinoamericanos de invasión inmobiliaria –resistencia que hemos enfrentado innumerables veces en seminarios, diálogos académicos y salas de clase- se funda en el hecho de que no haya claramente expulsión. La erradicación de los antiguos residentes de los barrios invadidos se fue volviendo un sinónimo de gentricación. Sin embargo, los sociólogos de la Escuela de Chicago Chic ago construyeron su enfoque de “ecología humana” separando analíticamente los procesos de “invasión” y “sucesión”, y eran los mercados de suelo los que organizaban la convergencia práctica de ambos. Había otros procesos concurrentes, también considerados como “naturales” por estos estudiosos; entre ellos, destaca el de “dominación”. Al crecer las expectativas de que el barrio invadido sería luelue go controlado por los invasores, reemplazando a los actuales ocupantes por otros más ricos, los precios del suelo escalaban. En efecto, la formación de los precios del suelo, dadas las peculiaridades del bien, tiene un ineludible componente especulativo. Así, el alza de los precios de los inmuebles empujaba a los antiguos residentes y usuarios fuera del área. Tal vez nunca en la historia del urbanismo se ha dispuesto de un cuerpo teórico como la “ecología humana” que vincule tan directa y claramente los fenómenos sociológicos y culturales, incluso micro2
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sociales, con las fuerzas económicas que componen el desarrollo de las ciudades. Los de “invasión” y “sucesión” eran procesos concretos, bien caracterizados, conectados pero, sin embargo, diferentes. Entonces, ¿por qué no reintroducir esa distinción analítica con el n comprender mejor lo que está sucediendo en las ciudades latinoamericanas? La expulsión no formaría parte de la esencia de la gentricación, aunque aquélla tenga alta probabilidad de ocurrir, y aunque los mercados de suelo instalen en las áreas invadidas lo que podríamos calicar como fuerza estructural de expulsión. El hecho de que “invasión” y “sucesión” no siempre se sucedan, como muestra la ciudad latinoamericana, avala la precisión teórica que estamos haciendo. Por otra parte, el carácter céntrico o central de la gentricación tampoco parece ser uno de sus rasgos denitorios. De hecho, como lo describe Neil Smith (1996) para las ciudades de la Europa conticontinental, la gentricación suele ocurrir en barrios no centrales. La concentración de los grupos vulnerables y discriminados en las áreas centrales, algo propio del patrón anglo-americano anglo-american o de la ciudad del suburbio pero no del patrón urbano europeo continental, fue lo que muy probablemente otorgó ese sello céntrico a la gentricación. Sin embargo, si la gentricación tiene en la literatura esos atributos de centralidad y expulsión, ¿por qué no usar otro término para abordar la realidad latinoamericana? Creemos que es mejor mantener el vocablo porque reconocemos una continuidad en lo que parece ser lo esencial del fenómeno de la gentricación por encima de variantes culturales y geográcas. ¿Cuáles son esas persistencias más esenciales que darían forma a la gentricación? Reconocemos dos rasgos universales: uLa invasión de una zona o área interna de la ciu-
dad por grupos con mayor capacidad de pago por el suelo que los antiguos residentes, lo que se sigue de una tendencia a que el área sea controlada por los que llegan; y uLa elevación generalizada de los precios del suelo
en la zona, como efecto estructural ancado en los rasgos inherentes de los mercados de suelo, especícamente en la formación “por expectativas” de los precios del suelo/2. Al mantener el término gentricación, podemos recurrir a la comparación geográca e histórica para entender mejor nuestros procesos latinoamericanos. De hecho, los estudios más recientes enumeran una serie de nuevas variantes vari antes de la gentricación
Aunque no es del caso argumentar aquí sobre la infuencia de la especulación y las expectativas en la ormación de los precios del suelo en las ciudades, podemos sintetizar así esa relación: La dominación esperada del área por parte de los invasores revoluciona las expectativas de los propietarios y empuja los precios de oerta hacia arriba. La relación entre “uso que determina el precio” que rige a este bien natural, se subvierte en una relación de “precio (de expectativa) que determina el uso”, excluyendo a los que no pueden pagar esos mayores valores.
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en las ciudades del capitalismo central. Lees et.al. (2008) destacan la “ gentricación rural”, la “ gentricación con nueva edicación” y la “super- gentricación”. La primera consiste en el asentamiento de clases medias en áreas rurales habitadas por grupos de bajos ingresos; la segunda, en gentricación que incluye la construcción de nuevos alojamientos y no solo la rehabilitación de antiguas residencias; y una tercera variante corresponde a nuevas olas de gentricación en zonas antes gentricadas, ahora con fuertes inversiones de capital y masivas transformaciones del tejido urbano. Los autores mencionan, además, otras formas emergentes de gentricación, como la “gentricación comercial”, entendida como la remodelación de antiguas áreas comerciales. En este contexto, la invasión de sectores de la periferia urbana donde se han aglomerado las clases populares, ya sea por parte de clases medias y altas con la construcción de nuevos complejos residenciales sin necesariamente desplazar a antiguos residentes, o bien por parte de proyectos de nuevos espacios comerciales y de ocinas que buscan organizar extensas áreas de mercado sirviéndose de las nuevas carreteras urbanas, representa una forma distinta de gentricación. Hay, por lo tanto, especicidades latinoamericanas en la gentricación, aunque estos procesos presenten las dos constantes antes mencionadas que los hermanan con los que tienen lugar en otras latitudes: por una parte, la invasión y elitización del espacio y, por otra, la elevación generalizada de los precios del suelo. Pero hay más en términos de las especicidades latinoamericanas de la gentricación. No sólo es que los “gentricadores” dispongan de terrenos eriazos por tratarse de los bordes de la ciudad, haciendo evitable la “sucesión”, sino, además, está el hecho de que enfrentan formas de tenencia del suelo que entraban dicha “sucesión”. La vivienda de los grupos populares raramente está ocupada en régimen de arrendamiento regular o legal, como en Europa y los Estados Unidos. Es de propiedad privada con titulación al día, como en el caso de los complejos de vivienda social que dominan el paisaje de las ciudades chilenas, o bien los suelos están ocupados ilegalmente, ya sea por invasiones de tierras o a través de loteos ilegales, como es lo predominante en la gran mayoría de las ciudades de América Latina. Como decíamos, estas formas peculiares de tenencia del suelo por parte de los grupos urbanos populares —la propiedad privada y la “informalidad”— contrastan con el predominio del arrendamiento entre las clases bajas europeas y estadounidenses. El desplazamiento de un número grande de fami-
lias propietarias o “informales” como para liberar paños de suelo para construir proyectos “gentricadores”, es mucho más difícil e improbable que cuando se trata de residentes arrendatarios. Basta una familia que se niega a vender o a ser erradicada, para que la “sucesión” se diculte. En cambio, la gentricación que está teniendo lugar hoy en las áreas centrales de numerosas ciudades de los Estados Unidos se basa en el masivo desplazamiento de arrendatarios de vivienda “pública” y la demolición de estos complejos, incluidos algunos de los más famosos guetos raciales. Es cierto que la elevación generalizada de los precios del suelo instala en el área gentricada una fuerza estructural y permanente de expulsión de residentes pobres que no son capaces de absorber los nuevos valores de la tierra. Pero también es cierto que la propiedad privada o irregular del suelo, combinada con la disponibilidad de terrenos baldíos y con una signicativa apertura cultural y sociológica a la mezcla social en el espacio — hemos argumentado en otra parte sobre las posibilidades culturales y sociológicas de mezcla social en el espacio que ofrecen las ciudades latinoamericanas —, crean en éstas la posibilidad que la expulsión se pueda resistir o evitar. En suma, la expulsión de residentes pobres es un subproducto de la gentricación menos probable y más evitable en la ciudad latinoamericana que en ciudades del mundo desarrollado. Entre las principales razones guran su localización en la periferia urbana, donde hay más terrenos disponibles, y el régimen de tenencia del suelo, ya sea formas irregulares de tenencia o la propiedad privada de las viviendas, a veces en complejos habitacionales en alta densidad que agrega dicultad a la posibilidad de enajenación del suelo para proyectos impulsado por promotores “gentricadores”. De hecho, entre las nuevas modalidades de gentricación en ciudades de países centrales, gura la “gentricación rural” antes comentada, que se sigue “del desplazamiento de residentes rurales de clases trabajadoras a través de alzas en los precios de la vivienda” (Lees et.al., 2008:135). Es distinto que la expulsión sea efecto de la desocupación y remodelación de antiguas viviendas que ahora se entregan a personas de condición social superior, que cuando es efecto de la presión de los precios en alza de los inmuebles. En este segundo caso –argüimos— no corresponde considerar a la “sucesión” como dimensión componente de la gentricación. Es un efecto probable, pero nada sencillo de concretar. Por lo mismo, podría resistirse e incluso neutralizarse a través de medidas y políticas especícas. De esta forma, la aproximación espacial entre gru-
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pos sociales que comporta la gentricación, esto es, la invasión de barrios populares por gentes de clases medias y altas es una forma objetiva de reducción de la segregación residencial. No sólo se aproximan las residencias de las distintas clases, sino que los barrios populares y su entorno ven mejorar sus condiciones de accesibilidad a la ciudad; sus equipamientos comerciales, de ocinas y servicios públicos, y lo mismo las dotaciones materiales urbanas dado el incremento de la base tributaria de los respectivos municipios. 2. Las fuerzas de transformación
¿Por qué la gentricación se estaría generalizando en las ciudades latinoamericanas, contribuyendo a una profunda transformación de su estructura interna? La hipótesis de que asistimos a los prolegómenos de procesos masivos de gentricación, especialmente en la periferia urbana popular, y de que esa gentricación residencial es complementada con proyectos comerciales y de ocinas de alto estándar, la fundamentamos en reconocer la inuencia de los siguientes factores causales y de contexto: Las ingentes rentas de la tierra que los promotores inmobiliarios capitalizan reconvirtiendo terrenos de vocación residencial popular --y consiguiente “precio obrero”-- en terrenos de implantación de condominios residenciales para clases medias y altas. De hecho, según datos de ACOP (Asociación de Corredores de Propiedades), los municipios que registran las mayores tasas de incremento de los precios del suelo en la ciudad de Santiago en los últimos diez a quince años son los periféricos populares. La liberalización de los mercados de suelo, la concentración del capital inmobiliario y la aparición en escena de mega-proyectos privados residenciales, comerciales y de ocinas, se cuentan entre los factores que sostienen la gentricación. La construcción de autopistas y otras infraestructuras urbanas de redes de escala regional homogeneizan las condiciones de accesibilidad al conjunto del espacio urbano metropolitano, haciendo posible que las clases altas y medias, y los comercios y ocinas de categoría, se dispersen por la ciudad. De tal forma, la periferia de la ciudad tradicionalmente ocupada por las clases populares en condiciones de homogeneidad social del espacio, ha pasado a ser un verdadero botín económico que podrá sostener un largo ciclo de captación de rentas de la tierra por parte de los promotores inmobiliarios a través del control creciente que éstos ejercen sobre la propiedad y transacciones de tierras. La gentricación se avizora como un negocio que 168
tiende a equipararse con el tradicional de conversión rural-urbana de tierras a través de la expansión legal y urbanística de los límites urbanos. La energía gentricadora o invasora del capital inmobiliario se equipara a su capacidad ideológica y económica para presionar por una reiterada ampliación de los límites urbanos –ideológica, por fundamentarse en explicaciones neoliberales sobre el crecimiento de los precios del suelo que han demostrado su inexactitud cada vez que han informado políticas de liberalización de suelos en distintos países. La gentricación latinoamericana, que tenderá a expandirse a nuevas áreas de las ciudades, especialmente por la periferia popular, que es generalizada en términos de usos del suelo (no es sólo residencial sino también comercial y de servicios) y generalizada en la escala social (no sólo los más ricos son gentricadores sino también las clases medias), irá transformando el patrón tradicional de segregación de la ciudad latinoamericana. La segregación de gran escala, compuesta básicamente por un cono de alta renta y una vasta periferia homogéneamente popular, irá cediendo terreno a patrones más complejos y que implican menor distancia geográca entre las clases sociales. En la siguiente sección analizamos la información de cambios de residencia ocurridos entre 1997 y 2002 en la ciudad de Santiago, información que recoge el Censo de Población y Vivienda de 2002. Así, tendremos un primer tipo de antecedentes empíricos sobre la gentricación que está sobrellevando esta ciudad. Al comparar por grupo social la migración intercomunal (con información de los destinos a nivel de manzanas), hemos podido aislar el fenómeno de la gentricación, consistente en la penetración de ciertas áreas por personas de mayor condición social. Nos hemos concentrado en los gentricadores de los grupos de elite, correspondientes al 10 por ciento más ricos de hogares (estrato ABC1, en la terminología chilena). Enseguida, en la subsiguiente sección, ofrecemos una mirada más urbanística de la gentricación con base en información de los dos últimos Censos, conplementada con observación en terreno e imágenes satelitales. Partimos por identicar el aumento de manzanas con sobrerepresentación de ABC1 en Santiago entre 1982 y 2002. Luego nos centraremos especícamente en aquellos casos en que la invasión de hogares ABC1 generó fronteras de contacto directo con hogares D y E (40% de menores ingresos de la población). En estos casos, con información satelital, identicamos los proyectos inmobiliarios que han capitaneado la gentricación en cada polígono u área, estudiando su tamaño y rasgos morfológicos. Veremos cómo se van perlando diferentes
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tipos de gentricación. El proceso inverso al de gentricación, el de la penetración por parte de personas de menor condición social en áreas residenciales de mayor categoría, también existe y está, asimismo, contribuyendo a la transformación espacial de la ciudad latinoamericana. Es otra forma de alteración del patrón de segregación que se vincula con los niveles crecientes de vulnerabilidad social que ha traído aparejados la nueva economía. Los grupos vulnerables, compelidos a mejorar su “geografía de oportunidad”, buscan asentarse en lugares más cercanos a los centros de actividad urbana y los barrios residenciales de las clases superiores. Esta “penetración espacial” aparenta tener más importancia relativa en otras grandes ciudades latinoamericanas que en las chilenas. En Santiago, no parece tan gravitante en el debilitamiento del viejo patrón de segregación como la gentricación. La razón de que la penetración espacial sea menos importante en las ciudades chilenas sería la gran cobertura de los programas de vivienda social y el menor peso que en la producción de vivienda para estos estratos tienen las “tomas”, loteos ilegales y otras alternativas informales de ocupación del suelo. Debe resultar claro para el lector que el análisis empírico que sigue no escudriña más que una parte de la gentricación que se está ancando en la ciudad de Santiago: sólo una sección de la escala social, y tan sólo los usos residenciales del suelo. Finalmente en la sección de Conclusiones, y luego de constatar la robustez empírica de nuestra hipótesis, discutimos algunas implicancias teóricas y prácticas de los cambios observados. 3. Migración intra-urbana y la dispersión de las elites
En las últimas décadas — especícamente, desde las políticas de liberalización de los mercados de suelo de nes de los setenta y la subsecuente maduración de un sector de promoción inmobiliaria de grandes rmas y mega-proyectos — el patrón de localización de los hogares según condición socioeco-
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nómica ha sobrellevado importantes cambios en el área metropolitana del Gran Santiago. El tradicional cono de alta renta de la ciudad, conocido como el “barrio alto” de Santiago, con vértice en el centro histórico y desarrollo hacia el nor-oriente, ha dejado de monopolizar las preferencias residenciales de los grupos de mayores ingresos. Los grupos ABC1 (elites) y C2 (clases medias-altas), correspondientes al 30 por ciento de los hogares de mayores ingresos, ya no están circunscritos a dicha zona (ABC1) o no siguen trasladándose exclusivamente hacia ella (C2), como hasta comienzos de los años ochenta. Territorios de la ciudad que, como contra-cara al cono, se habían “especializado” en estratos populares, hoy están comenzando a ser atractivos para estas clases medias y altas. Hemos explorado estos cambios con la información censal de los años 1992 y 2002/3. La Figura 1 nos muestra las manzanas de la ciudad que tenían sobrerepresentación de hogares ABC1 y C2 en los dos últimos censos/4. Se aprecia con claridad la dispersión de desarrollos residenciales fuera del cono, como asimismo que esa dispersión sufre dos cambios relevantes: por una parte, se sigue de “penetración” de grupos de menor condición social (en los mapas de la Figura 1 que desaparecen entre 1992 y 2002); y, segundo, que el tamaño de las coloniza ciones de clase alta y media alta reducen su tamaño. Además, la tendencia que indican los datos, como lo que sugieren nuestros propios recorridos por la ciudad, nos llevan a pensar que la transformación se ha intensicado en los años posteriores al último Censo, volviendo más radical la mutación del patrón de segregación residencial. Entre 1992 y 2002 las manzanas sobrerepresentadas en estos estratos aumentaron en número y dispersión espacial hacia nuevos sectores de la periferia. Destacan las comunas de Huechuraba, Quilicura y Pudahuel en el sector Norte, fuera de que se constata una intensicación de la tendencia que ya se presentaba en el año 1992, como es la atracción de estratos altos y medios-altos por las comunas de Peñalolén, La Florida y Puente Alto, entre otras.
Lamentablemente, no existe cartograía digital para censos anteriores. Consideramos como manzanas sobrerepresentadas en estos estratos, aquellas que superan en un 50% la proporción de hogares de dichos estratos a nivel ciudad.
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Figur 1: Sntigo 1992 y 2002: Mnzns con sobre-representción de los estrtos aBC1 y C2 2002
1992
Leyenda ABC1 sobre-representados
0 1,5 3
6
9
Km 12
C2 sobre-representados ABC1 y C2 sobre-representados Límite comunal
Si se observa con detención los mismos mapas de la Figura 1, es posible concluir que los cambios producidos en el sector Norte de Santiago se concentraron en áreas no urbanizadas para el año 1992. De este modo, la llegada de estos grupos altos y medios altos no produce la expulsión de la población pobre residente de estas comunas, pero sí genera un impacto en su estructura socioeconómica y en los precios de suelo. También es posible dar cuenta de estos cambios al analizar la distribucion de los ABC1 en la ciudad para los años 1992 y 2002. La Tabla 1 muestra que, si bien la mayor parte de los hogares ABC1 mantiene residencia en el cono de alta renta, entre 1992 y 2002 seguía aumentando la proporción de hogares ABC1 con residencia en otras comunas, muchas de ellas
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¯
tradicionalmente asociadas a estratos populares. En cambio, la concentración en el cono de los hogares medios-altos (C2) aumentó en el periodo 1992 – 2002, lo que, sin embargo, no fue óbice para que aumentara la participación de ese estrato en todas las comunas que vieron un crecimiento porcentual de los hogares ABC1, con la salvedad de una sola, San Miguel. Los grupos medios-altos, tradicionalmente menos concentrados que los altos, tienden a replicar el patrón de segregación de éstos, es decir, fuerte concentración en el cono y relativa dispersión hacia un grupo denido de comunas, especialmente populares, que se están gentricando. Conjeturamos, en todo caso, que la dispersión espacial del estrato C2 fuera del cono se ha intensicado después del último censo de población y vivienda.
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Tbl 1: Distribución porcentul de hogres C2 y aBC1 por comuns, Sntigo 1992 y 2002. ABC1
Comunas
Cono Alta Renta Comunas que disminuyen % de ABC1 y C2 Huechuraba Maipú San Miguel* Puente Alto Peñalolén San Bernardo Pudahuel Quilicura Total
C2
1992
2002
1992
2002
64,05% 25,68% 0,11% 3,55% 1,82% 1,74% 1,35% 1,32% 0,21% 0,17% 100%
60,19% 20,87% 1,10% 5,63% 2,07% 3,21% 3,65% 1,52% 0,84% 0,91% 100%
23,91% 54,67% 0,47% 7,92%
26,76% 42,78% 0,71% 11,07%
5,94% 2,18% 2,70% 1,48% 0,73% 100%
8,36% 2,76% 3,06% 2,39% 2,10% 100%
* Los datos para el estrato C2 de la comuna de San Miguel se encuentran contenidos en las comunas que disminuyen el peso porcentual en el estrato C2. FUENTE: Elaboración propia en base a datos de los censos de Población y Vivienda de 1992 y 2002
El aumento en la preferencias de localización fuera del cono de los hogares de estratos altos y medios altos no solo afecta el patrón de segregación socioespacial a nivel de la ciudad. Tiene, además, un impacto directo en la estructura socioeconómica de las comunas que están siendo colonizadas por los grupos altos y medios-altos. La Tabla 2 muestra la variación de la estructura socioeconómica de estas comunas receptoras entre 1992 y 2002. Destacan las comunas populares en que aumenta la participación de hogares ABC1 y C2, a pesar de que los hogares populares de los estratos D y E mantienen su predominio demográco.
Al analizar los movimientos migratorios de los hogares ABC1 y C2 al interior del área metropolitana de Santiago en los periodos 1987-1992 y 1997-2002/5 (Tabla 3), se evidencia que si bien la mayor parte de los migrantes de esa condición social siguen teniendo como destino el cono de alta renta, también es cierto que sus lugares de destino fuera del cono tienden a coincidir con las áreas de la ciudad más transformadas en términos de composición social de sus residentes durante el periodo inter-censal 1992-2002 (Tabla 2) .
Tbl 2: Distribución porcentul de estrtos socioeconómicos en comuns fuer del cono de lt rent receptors de hogres de clses lt y medi-lt, Sntigo 1992 y 2002. Comuna
Huechuraba Maipú Peñalolén Pudahuel Quilicura San Miguel Puente Alto San Bernardo
E
D
C3
C2
1992
2002
1992
2002
1992
2002
1992
2002
ABC1 1992 2002
17,6 5,0 16,1 15,2 11,6 6,5 9,2 15,3
15,7 5,4 14,0 12,5 8,3 6,9 8,7 14,0
52,6 27,9 46,8 47,5 40,1 29,0 34,6 42,4
43,5 29,8 41,5 43,3 38,2 27,4 37,7 43,5
20,8 30,1 21,5 25,8 27,9 27,0 29,6 23,9
20,5 32,1 20,4 27,9 31,1 25,6 30,9 24,9
8,0 30,4 12,0 10,7 18,4 27,2 23,2 14,8
11,4 26,1 14,4 13,9 18,4 26,3 18,9 14,1
0,9 6,6 3,6 0,7 2,0 10,3 3,3 3,5
8,9 6,7 9,6 2,5 4,0 13,8 3,7 3,5
FUENTE: Elaboración propia en base a datos de los Censos de Población y Vivienda de 1992 y 2002
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Los Censos de Población y Vivienda en Chile incluyen una pregunta sobre comuna de residencia de la persona cinco años antes.
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Tbl 3: Sntigo, 1987-1992 y 1997-2002: Distribución porcentul de hogres migrntes aBC1 y C2 por comuns Comunas
ABC1
C2
1987-1992
1997-2002
1987-1992
1997-2002
66,8% 21,1% 0,3% 1,0% 2,4% 1,2% 0,3% 4,5% 0,2% 0,1% 2,1% 100%
62,8% 14,1% 0,4% 1,3% 2,9% 1,9% 1,0% 5,7% 1,8% 2,8% 5,3% 100%
22,20% 61,20%
32,33% 41,22%
1,85%
2,72%
1,58% 2,05% 7,19% 1,07% 0,38% 2,47% 100%
1,88% 2,38% 11,73% 3,86% 1,01% 2,87% 100%
Comunas cono alta renta Comunas que disminuyen recepción migrantes C2 y ABC1 Conchalí* San Bernardo Puente Alto* San Miguel Pudahuel Santiago Quilicura Huechuraba Peñalolén Total
*Los datos del estrato C2 de las comunas de Conchalí y Puente Alto se encuentran contenidos en las comunas que disminuyeron el peso porcentual de los migrantes de dicho estrato entre 1992 y 2002.
Además, es posible notar que estos cambios responden a la ampliación de las preferencias de localización de los grupos medios y altos migrantes hacia comunas fuera del cono. La dispersión de los migrantes ABC1 y C2 fuera del cono se intensicó entre los dos periodos migratorios estudiados (Tabla 3). Es de destacar que los migrantes del estrato C2 tienden a parecerse cada vez más a los del estrato ABC1; su orientación hacia comunas que no son las del cono o las que están siendo gentricadas disminuyó en 20 puntos porcentuales sobre el total de migrantes de esa condición social (Tabla 3). Esta dispersión espacial de los grupos altos y medios-altos se produjo en favor tanto de comunas adyacentes al cono de alta renta tradicional como asimismo hacia otras bastante alejadas, como Pudahuel, Quilicura, Huechuraba, Peñalolén, San Bernardo, Puente Alto y San Miguel. Además, la comuna de Santiago, que fuera casi totalmente abandonada por los grupos altos al formarse el patrón tradicional de segregación desde nes del siglo XIX, también ha aumentado sus niveles de atracción de migrantes de clase alta y media-alta entre ambos periodos migratorios estudiados (Tabla 3). De acuerdo con estos datos, la comuna de Santiago podría estar sobrellevando procesos de gentricación más parecidos a los que se verican en las ciudades de países desarrolados. Si bien las migraciones de los grupos de ingresos altos aún se concentran preferentemente en el cono de alta renta, la dispersión espacial de estos grupos
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fuera del cono, aunque secundaria estadísticamente, representa una ruptura. El cono ha dejado de ser la única alternativa residencial para las nuevas familias de elite o para los hogares que, por movilidad social, mejoraron su estatus y se integraron al estrato ABC1. Han aparecido al interior de la ciudad nuevos territorios atractivos para estos grupos, especialmente en la última década, como las comunas ubicadas en el sector Norte de Santiago. En 2002 había más comunas atractoras de grupos de altos ingresos que en 1992. El resultado más llamativo que se puede observar de las migraciones internas de la ciudad y la dispersión de los grupos altos, es la aproximación física entre hogares de los extremos de la escala social. La Figura 2 muestra cómo muchos de los hogares ABC1 y los hogares C2 exhibían hacia el año 2002 una localización cercana a las tradicionales aglomeraciones de estratos populares de la ciudad. En conclusión, los datos empíricos entregados nos permiten armar que estamos frente a un cambio en el patrón de localización de los grupos socioeconómicos al interior de la ciudad. Aunque el patrón tradicional aún se dibuja con claridad sobre el espacio urbano y sigue inuyendo en la localización de los hogares de los estratos altos y medios-altos, se registra una clara ruptura en las tendencias de localización en favor de comunas fuera del cono, especialmente de extracción popular. Todo lleva a pensar que estas tendencias se han intensicado desde el Censo de 2002.
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
Figur 2: Sntigo 2002: Mnzns con sobre-representción de los estrtos aBC1 y C2 y áres populres homogénes ABC1 SOBRE-REPRESENTADO
C2 SOBRE-REPRESENTADO
Leyenda ABC1 sobre-representadas ABC1-DE s obre-representadas C2 sobre-representadas C2 y DE sobre-representadas Estrato D y E >=40% Límite comunal 0 1,5 3
6
9
Km. 12
4. Gentricación en los extremos de la escala social
Enseguida ofrecemos un diagnóstico de la invasión de áreas de predominio popular por desarrollos residenciales dirigidos preferentemente a familias de las elites (estrato ABC1) en el último periodo inter censal (1992-2002). Estos encuentros — que denominaremos “encuentros disímiles”—representan tan sólo una parte de un fenómeno más vasto social y espacialmente. Como vimos antes, es también masiva la gentricación que está a cargo de condominios para hogares de estrato medio altos (estrato C2). Sin embargo, la que podía avizorarse como más improbable y conictiva es la que pone en situación de adyacencia a los grupos sociales en los extremos de la escala social, y por eso nos ha parecido relevante hacer foco en ella. Con información censal, partimos por mapear las áreas que se “elitizaron” en el periodo y que colindan con las tradicionales aglomeraciones de estratos populares, para luego caracterizar esos encuentros principalmente en lo que se reere a la escala, grado de cerramiento, conectividad urbana, macro-localización, composición social y efecto de “sucesión social” (expulsión) de los condominios colonizadores. Conjeturas. De acuerdo con la interpretación conceptual de la gentricación “sin expulsión” que
¯
ofrecimos en la primera sección como característica de la evolución actual de la ciudad latinoamericana, nuestra hipótesis sobre lo que está sucediendo con la invasión de proyectos ABC1 en áreas populares de Santiago, la podríamos descomponer en dos grupos de conjeturas. Las primeras son conjeturas relativas a los factores que elevan la probabilidad de que estos encuentros disímiles ocurran; y las segundas, acerca de las implicancias sociales de la gentricación. De esta forma, las primeras conjeturas arman que la posibilidad que tienen los proyectos residenciales ABC1 de colonizar áreas populares: Es mayor cuanto más grande el proyecto colonizador. La escala del condominio ayuda a internalizar atributos urbanos y reduce la necesidad y oportunidad de contacto con los residentes populares del entorno. Es mayor cuando el proyecto colonizador tiene un muro o cierro perimetral. El control de entrada al condominio sería crítico para controlar la frecuencia y tipo de contacto con los vecinos. Es mayor cuanto mejor es la conectividad urbana del proyecto colonizador. La cercanía a carreteras urbanas parece un requisito sino qua non para la gentricación. Los residentes, relativamente aislados del entorno popular, tendrían al mismo tiempo acceso expedito al sistema urbano. Su lógica de movilidad dentro del área metropolitana sería más
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
173
una que se despliega en la escala de las decenas de kilómetros (con base en el automóvil y las autopistas) que la movilidad de unidades de kilómetros que caracteriza a las clases populares que dependen del transporte público, las bicicletas o las caminatas. Es mayor en la periferia de la ciudad. Allí se cumplen dos condiciones favorables al negocio inmobiliario que busca capitalizar las diferenciales de rentas de la tierra asociadas a la gentricación: bajos precios del suelo debido al predominio de los estratos populares, y disponibilidad de suelos vacantes. Nuestro segundo grupo de conjeturas se reere a las implicancias sociales de los encuentros disímiles. Los hogares ABC1 “gentricadores” corresponden a “hijos del barrio alto” o, alternativamente, a hogares con movilidad social ascendente que provienen de comunas distintas que las del “barrio alto”. En el primer caso se trata de hogares que se dispersan vía la migración hacia fuera del “barrio alto”; y en el segundo, de hogares que tradicionalmente se mudaban hacia el “barrio alto” y que ahora son “retenidos” en proyectos ABC1 en otras comunas, muy probablemente sus propias comunas de origen
6
174
u otras cercanas. Anticipamos que estos dos tipos de hogares “gentricadores” no se mezclan en los mismos conjuntos, dando lugar por lo tanto a dos tipos de proyectos, los que tendrían implicancias diferenciadas y especícas de cambio sobre el patrón de segregación. Los proyectos ABC1 “gentricadores” no han desencadenado procesos signicativos de expulsión de hogares de estratos populares en las áreas adyacentes. Los dos factores que respaldan esta conjetura son los rasgos antes mencionados de la gentricación: periférica, y el predominio de formas de tenencia del suelo distintas que el arrendamiento por parte de los vecinos de extracción popular. Gentricación en acción. Como se puede observar en el Gráco 1, entre los años 1982 y 2002 aumentó el número de manzanas con sobre-representación del estrato ABC1 en varias comunas del área metropolitana de Santiago, incluidas algunas predominantemente populares/6. Se observa, incluso, un decrecimiento de aquel tipo de manzanas en las comunas del “barrio alto” de la ciudad donde se concentran los grupos de elite.
Denimos como sobre-representadas por el estrato ABC1 a las manzanas en que la proporción de hogares ABC1 el 2002 ue al menos un 50 por ciento superior a la proporción que poseía ese mismo estrato en la ciudad.
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GRÁFICO 1
Santiago 1982, 1992, 2002: Número de Manzanas con Sobrerepresentación de hogares ABC1 por comunas SAN BERNARDO PUENTE ALTO VITACURA SAN RAMÓN SAN MIGUEL SAN JOAQUÍN RENCA RECOLETA QUINTA NORMAL QUILICURA PUDAHUEL PROVIDENCIA PEÑALOLÉN PEDRO AGUIRRE CERDA ÑUÑOA MAIPÚ MACUL LO PRADO LO ESPEJO LO BARNECHEA LAS CONDES LA REINA LA PINTANA LA GRANJA LA FLORIDA LA CISTERNA INDEPENDENCIA HUECHURABA ESTACIÓN CENTRAL EL BOSQUE CONCHALÍ CERRO NAVIA CERRILLOS SANTIAGO
0
200 2002
1992
400
600
800
1000
1200
1400
1982
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Así, conrmamos nuestra hipótesis acerca de que está en marcha una dispersión espacial relativa de los hogares ABC1 fuera de sus áreas tradicionales de emplazamiento, y que ello equivale a una transformación del patrón tradicional de segregación de la ciudad. Hacia 1980, cuando estimamos que esta transformación levantaba vuelo debido a la liberalización de los mercados de suelo y demás factores mencionados antes, los hogares ABC1 estaban fuer temente concentrados en las comunas del “barrio alto”. En uno de los mapas incluidos en la Figura 2 quedaba registrada la dispersión por la ciudad de estas manzanas con sobre-representación ABC1. Con el n de estudiar las modalidades que adopta esta gentricación, ahora haremos foco en aquellas manzanas sobre-representadas ABC1 que cumplían con las siguientes dos condiciones: por una parte, que fueran colindantes con áreas de predominio de estratos populares, esto es, manzanas donde los hogares de estratos D y E superaran el 40 por ciento del total de hogares/7; y por otra parte, que la sobre-representación ABC1 no se hubiera vericado en el censo anterior de 1992. Así, podremos identicar y dimensionar el proceso de invasión o colonización ABC1 de áreas populares ocurrido en
el periodo 1992-2002. Con estos criterios catastramos 114 casos de encuentro espacial entre estratos extremos o disímiles producto de desarrollos inmobiliarios “gentricadores”, los que nalmente han sido agrupados en 94 “manchas” residenciales de predominio ABC1 colindantes con áreas populares –o “colonizaciones” ABC1. Caracterizamos cada uno de estos 94 encuentros en base a los cuatro atributos de los proyectos ABC1 que harían más probable la gentricación: escala, grado de cerramiento, conectividad urbana, y macro-localización. Luego hicimos un análisis de las implicancias sociales para una muestra de 25 encuentros disímiles que cubriera los tipos principales detectados con el análisis anterior. Dichas implicancias sociales se reeren, como señalados antes, al origen de los residentes de los proyectos colonizadores, y al grado de expulsión de los residentes antiguos del área. En el Tabla 4 se listan los cuatro atributos con que se analizó el catastro de 94 colonizaciones ABC1, así como los dos atributos adicionales estudiados para los 25 casos que cubren los tipos predominantes de encuentros disímiles.
Tbl 4: Sntigo 1992-2002: Frecuenci de encuentros aBC1 – ares populres según vribles seleccionds Variable
Categorías
Análisis total de casos. (94 coloniz. ABC1)
Escala Cerramiento Conectividad Macro-localización
Pequeña (77) Cerrado (70) Alta (52) Periérica (34)
Grande (17) Abierto (24) Baja (42) No-periérica (60)
Análisis muestra de casos (25 coloniz ABC1)
Origen o Composición social
Movilidad social emergente (20)
“Hijos del barrio alto” (5)
Análisis muestra de casos (25 coloniz ABC1)
Expulsión
Expulsión (13)
Sin expulsión (12)
7
176
Jargowsky (1997), cuando estudia los guetos étnico-raciales con alta concentación de hogares vulnerables en los Estados Unidos, utiliza el umbral de 40 por ciento de hogares para denir áreas socialmente homogéneas.
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Las seis variables usadas para analizar las colonizaciones de estratos altos colindantes con áreas populares, se denen de la siguiente manera: Escala: “pequeña” para colonizaciones de menos de 300 unidades; y “grande”, para casos en que se supera esa cantidad. La cifra se reere al número de hogares (viviendas) que componen cada una de las “manchas” evaluadas. La determinación del número de hogares de cada caso seleccionado se ha denido en base a un sistema estimativo de cantidades a partir de promedios por tramos, siendo aquellos valores calculados tomando como referencia las fotografías satelitales recopiladas para cada uno de los casos rastreados. Cerramiento: Considera la limitación al acceso que posee cada colonización, traducida generalmente en un cerramiento en base a muros o rejas perimetrales o a simples accesos controlados con una primera línea de fachadas como barrera formal arquitectónica. La variable considera dos valores: “abierto” o sin impedimento para un acceso libre hacia el conjunto; y “cerrado”, equivalente al descrito antes. Conectividad: Variable que considera la proximidad a conexiones de redes de autopistas en un radio de hasta dos kilómetros. También considera proximidad a estaciones de trenes de cercanía (metrotren). En base a estos parámetros se evalúan los casos como de conectividad “alta” o “baja” . Macro-localización: Esta variable dene dos tipos de colonización relacionadas con el grado de consolidación urbana del entorno y la cercanía a áreas periurbanas: “periférica” y “no-periférica”. Origen o Composición social: La variable permite distinguir entre colonizaciones ABC1 integradas por hogares de estratos altos provenientes de las comunas del “barrio alto” y colonizaciones ABC1 integradas por hogares provenientes de la misma comuna u otras no comprendidas en el “barrio alto”. Al primer tipo de colonización lo llamaremos “movilidad social emergente”; y al segundo, “hijos del barrio alto”. Ambos tipos expresan formas especícas de dispesión espacial de las elites fuera del cono de alta renta de la ciudad. Expulsión: Variable que corresponde al grado de disminución de hogares de estratos populares de las áreas “gentricadas” en el periodo 1992 – 2002, de acuerdo con datos censales. Considera dos alternativas: colonización ABC1 “con expulsión” de hogares populares del área colonizada y colonización 8
ABC1 “sin expulsión” de hogares populares. Nuestras conjeturas destacaban la importancia que tendrían la escala, conectividad, cerramiento y localización periférica de las colonizaciones en hacer posible la aproximación física de hogares ABC1 a barrios de predominio popular. Nuestros hallazgos empíricos muestran un paisaje más diverso de colonizaciones ABC1, lo que sin embargo, y como veremos, no resta importancia al impacto que en la transformación del patrón de segregación de Santiago tendría el tipo de gentricación hipotetizado. La Figura 3 muestra la distribución espacial de las 94 colonizaciones estudiadas (en negro). En relación con la escala, el estudio de las 94 colonizaciones detectadas de estratos altos en áreas populares nos lleva a concluir que predominan las colonizaciones “pequeñas”. Sin embargo, ese predominio no resulta tan claro al hablar de cantidad de hogares. Las colonizaciones “grandes” son sólo un 18 por ciento, pero representan un 44 por ciento de los hogares ABC1 colonizadores en barrios populares/8. El número total de invasiones de estratos altos en contextos populares detectado corresponde, aproximadamente, a 16.200 hogares. La importancia demográca de las invasiones “pequeñas” (56 por ciento estimado de los hogares ABC1 gentricadores), por el mismo hecho de su pequeña escala, implicaría mayores oportunidades de contacto entre los hogares “gentricadores” y los residentes populares del entorno. Y tal vez por eso mismo, tienen un efecto más claro de expulsión de residentes. El cerramiento físico de las colonizaciones es ampliamente mayoritario. Un 74 por ciento de los 94 casos estudiados eran colonizaciones “cerradas”, de acuerdo con nuestra denición. La vecindad con hogares de menor condición social parece requerir del cerramiento físico como forma de establecer unas relaciones muy cuidadas con el entorno social. El grado de conectividad de las colonizaciones aparece relacionado con la escala. De las 16 colonizaciones “grandes” catastradas, 11 se encuentran próximas a conexiones de autopistas (casi un 70 por ciento). En cambio, sólo un 52 por ciento de las 78 colonizaciones “pequeñas” se relacionan directamente con autopistas. En general, las colonizaciones ABC1 que producen encuentros disímiles presentan un alto grado de conectividad con el sistema urbano. Conduciendo un automóvil, sus residentes pueden alcanzar una autopista en pocos minutos.
La determinación del número de hogares de cada caso seleccionado se ha denido basado en promedios por tramos (de 1 a 150; de 150 a 300; de 300 a 450 ; y 450 y más). A su vez, los valores que denen un tramo de número de viviendas ueron estimados a partir de otograías satelitales recopiladas para cada uno de los casos rastreados. Si bien es cierto que es un valor aproximado, el denir el promedio de cada uno de los tramos como el numero utilizado aproxima la cira total de hogares a una cantidad ponderada no real, pero si aproximada y utilizable como reerencia.
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
177
En cuanto al emplazamiento o macro-localización, algo más de un tercio de las colonizaciones son “periféricas” (36 por ciento), mientras que el 64 por ciento restante son “no-periféricas”. Aunque sabemos que al considerar número de hogares involucrados la relación entre colonizaciones de uno y otro tipo tienden a emparejarse, la gran cantidad de alternativas “no-periféricas” nos habla de un proceso de gentricación con mayor poder de transformación de la ciudad que el anticipado. La gentricación “sin expulsión” hipotetizada para la periferia con base en proyectos de mayor escala, cerrados y con buena conectividad a las redes de infraestructura, la hemos conrmado con los datos, pero ella encuentra complemento en una dinámica “gentricadora” inserta en la ciudad consolidada, con base en colonizaciones de menor escala, y con mayor efecto “expulsor”, como veremos. En cuanto al origen social de los hogares “gentricadores”, destaca el hecho de que la totalidad de las colonizaciones “no-periféricas” corresponda a “movilidad social emergente”, es decir, a hogares provenientes de comunas distintas que las del “barrio alto”. Este hallazgo conrma parcialmente la conjetura #5 sobre la existencia de dos tipos principales de hogares ABC1 “gentricadores” que, además, no se mezclan en los proyectos. La conrmación es sólo parcial por cuanto en las colonizaciones “periféricas” se observa algún grado de mezcla. Aunque predominan los “hijos del barrio alto” en esas colonizaciones, también comparecen los hogares ABC1 emergidos de procesos de movilidad social de comunas no comprendidas en el “barrio alto”. Por último, en relación con los efectos de expulsión asociado a las colonizaciones, encontramos dos situaciones distintas. En la periferia, un 64 por ciento de las colonizaciones analizadas no muestran efectos expulsores de antiguos residentes de extracción popular. Mientras, entre las colonizaciones “noperiféricas” la proporción es a la inversa: el 64 por ciento de los casos analizados sí tienen esos efectos
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expulsores. Es probable que el mayor impacto expulsor se deba a que estas colonizaciones ocurren en áreas más densas, y también a que podrían estar tomando forma allí problemas de “adolescencia urbana”, consistentes en el celo segregador de grupos en ascenso social que no quieren ser confundidos con grupos de menor condición social. El Cuadro 5 entrega información detallada de las 94 “manchas” de proyectos colonizadores ABC1 para cada una de las seis variables incluidas en nuestras conjeturas. El análisis nos lleva a concluir que estas presunciones encuentran respaldo empírico, aunque de manera parcial. El análisis nos permite detectar rasgos no anticipados del fenómeno. Entre los principales, destacan las colonizaciones no-periféricas con resultado de expulsión de vecinos de extracción popular. A pesar de la variedad de situaciones encontradas, predominan tres modalidades de gentricación de hogares ABC1 cercanas a barrios populares: Con un 21 por ciento estimado de los hogares “gentricadores”, están las colonizaciones de gran escala, periféricas, cerradas y con buena conectividad al sistema urbano, conformadas por “hijos del barrio alto” y mayoritariamente sin efectos expulsores de los antiguos residentes del área (“casillas 3” en Tabla 5) Con otro 21 por ciento de los hogares, se cuentan las colonizaciones pequeñas, no-periféricas, también cerradas y con buena conectividad (aunque algo menor que las anteriores), integradas por hogares provenientes de procesos de movilidad social fuera del “barrio alto” y con efectos expulsores apreciables (“casillas 2” en Tabla 5); y Con un 10 por ciento de los hogares, están las colonizaciones de pequeña escala, cerradas, con baja conectividad urbana, no periféricas, con residentes que no provienen del barrio alto y con un equilibrio en el efecto de expulsión de hogares populares (“casillas 1” en Tabla 5).
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Tbl 5: Sntigo 1992-2002: tipologi de colonizciones bc1 en áres populres Variables de análisis del total de casos (94 manchas) CerraConectiMacroloEscala miento vidad cación Comuna
Santiago
Maipú Las Condes
Macul-Ñuñoa
San Bernardo
Sector El Llano
La Florida La Florida Lo Barnechea Recoleta Quinta Normal San Joaquín Conchalí Independencia
Cod. "Manchas" o colonizadores
STG-16 STG-18 IND-08 MP-11 MP-12 MP-22 LAC-01 Ñ-01 (M-05) M-15 M-18 M20 SB-03 SB-08/09 SB-20 SM-01 SM-03 SM-14 SM-15 SM-20 SM-22 SM-23 SM-25 PAC-03 PAC-11 LC-01 LC-05 LC-09 LC-11 EB-01 LF-01 LF-02 LF-28 LB-01 RE-06 RE-14 RE-17 QN-02 SJ-09 C-06 IND-14
a ñ e u q e p
e d n a r g
1 1 2 1 1 4 1 1 2 2 2 2 1 5 2 2 1 1 1 4 2 2 2 5
o d a r r e c
1 1 2 1 1 4 1 1 2 2 2 2 1 5 2 2 1 1 1 4 2 2 2
a t l a
2 1 1 4 1 1 2 2 2 2 1 5 2 2 1 1 1 4
1 2 1 1 2 2 2
2 2 2 5 5 1 2 1 1 2 2 2
5 2 1 2 2 2
4
5 2 1 2 2 2
5 1 4
a j a b
1 1
5 5
5 1 2 1 1 2 2 2 5 2 1 2 2 2 5 1
o t r e i b a
5 1 4
a i r e f i r e p o n
1 1 2 1 1 4 1 1 2 2 2 2 1 5 2 2 1 1 1 4 2 2 2 5 5 1 2 1 1 2 2 2 5 2 1 2 2 2 5 1 4
a i r e f i r e p
Análisis muestra de casos (25 manchas) Origen Expulsión colonización d e t a l n d a i i e l i c g v o r o s e m m e
l o t l e d a o s i o r j i r a h b
n ó i s l u p x e
1 1
1 1
1
1
2
2
1
1
2 2
n ó i s n l i s u p x e
2 2
1
1
CONTINÚA
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
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Tbl 5: Sntigo 1992-2002: tipologi de colonizciones bc1 en áres populres Variables de análisis del total de casos (94 manchas) CerraConectiMacroloEscala miento vidad cación Comuna
Santiago
Maipú-Pudahuel Estación CentralPudahuel Quilicura San Bernardo
Peñalolen
Maipú
Maipú Maipú La Florida Huechuraba
Puente Alto
La Florida Quilicura San Bernardo
Cod. "Manchas" o colonizadores
STG-09 STG-10 STG-11 STG-12 STG-20 STG-21 STG-23 MP-04 P-05 P-01 EC-10 Q-06 Q-08 SB-10 PÑ-01 PÑ-05 PÑ-06 PÑ-07 (M-16) (M-17) (MP-06) MP-20 MP-25 MP-01 MP-02 (MP-07) MP-03 LF-21 LF-22 H-01 H-02 H-03 PA-03/04 PA-05 PA-07 PA-10 PA-23 PA-15 LF-24 LF-25 LF-26 Q-12 SB-15
a ñ e u q e p
e d n a r g
2 2 2 2 2 2 2 4 4 5 3 6 6 5
o d a r r e c
o t r e i b a
2 2 2 2 2 2 2 4 4
5 5 5 5 3 3 6 6 6 5 5
4 4 5
3
5 3 5 5 5 5 3 3
5 7 5 5
5 3 6 6 5 3 5 5
6 6 6
3
5 5 3 5
5 5 3 3 6 6 6 5 5 3 5 7
7
3 5 5 7 7 7 7 7 7 7
5 5 3
5 5 3 5
5 5 7 7 7 7 7 7 7
5 7 7 7 7 7 7 7 3 3
3 3
a j a b
2 2 2 2 2 2 2
6 6 3
a t l a
3 3
a i r e f i r e p o n
a i r e f i r e p
2 2 2 2 2 2 2 4 4
Análisis muestra de casos (25 manchas) Origen Expulsión colonización d e t a l n d a i i e l i c g v o r o s e m m e
o l t l e d a o s i o r j i r a h b
2 2
5 3 6 6 5 3 5 5 5 5 3 3 6 6 6 5 5 3 5 7 5 5 3 5 5 7 7 7 7 7 7 7 3 3
n ó i s l u p x e
n ó i s n l i s u p x e
2 2
5
5
6
6
3 5
3 5
6
6
5
5
3
5
5
3
3
5 3
5 3 3 CONTINÚA
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Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
Tbl 5: Sntigo 1992-2002: tipologi de colonizciones bc1 en áres populres Variables de análisis del total de casos (94 manchas) CerraConectiMacroloEscala miento vidad cación
Comuna
Cerrillos Conchalí El Bosque San Bernardo Quinta Normal Santiago Recoleta Peñalolen Renca
Cod. "Manchas" o colonizadores
CE-11 C-01 C-02 EB-04 SB-11 QN-03 STG-15 RE-03 PÑ-10 R-02
a ñ e u q e p
2 2 2 1 5 5 5 1 5 5
e d n a r g
o d a r r e c
o t r e i b a
2 2 2 1
a t l a
a j a b
2 2 2 5 5 5
1 5 5 5 1 5
1 5 5
5
a i r e f i r e p o n
2 2 2 1 5 5 5 1 5 5
a i r e f i r e p
Análisis muestra de casos (25 manchas) Origen Expulsión colonización d e t a l n d a i i e l i c g v o r o s e m m e
2 2
l o t l e d a o s i o r j i r a h b
n ó i s l u p x e
n ó i s n l i s u p x e
2 2
1
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
1
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s e r a l u p o p s a e r á n e 1 c b a s e n o i c a z i n o l o c e d n ó i c u b i r t s i D : 2 0 0 2 2 9 9 1 o g a i t n a S : 3 a r u g i F
182
Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas
Conclusiones
Hemos constatado la riqueza de los procesos de gentricación que están teniendo lugar en las áreas populares Santiago. Aunque nos hemos concentrado en las colonizaciones a cargo del estrato ABC1, correspondiente al decil de más altos ingresos de los hogares, el panorama que se registra es uno de transformación urbana de gran vitalidad y diversidad. Nuestra conjetura más relevante desde el punto de vista de la integración social urbana, cuestión tan relevante hoy cuando se verican procesos generalizados de “guetización” de los barrios populares, era que esta gentricación latinoamericana no implica necesariamente la expulsión de los residentes de menor condición social de las áreas afectadas, como ocurre con la gentricación que también se expande en las ciudades de países más ricos. Y lo hemos conrmado: la gentricación en el medio ur bano latinoamericano puede consistir en una gentricación “sin expulsión”. Sin embargo, no porque la expulsión de residentes de menor condición social no sea un efecto seguro de la gentricación, debemos pasar por alto que es una amenaza real. De hecho, está teniendo lugar en no pocas colonizaciones. Lo importante es que el desarrollo de nuestras ciudades y su peculiar estructura urbana hacen que la expulsión sea evitable. Resulta algo paradójico que en las colonizaciones integradas por los “hijos del barrio alto” — probablemente por su mayor escala, condición periférica y por la ausencia de problemas de “adolescencia urbana”—sea donde menos ocurre la expulsión de antiguos residentes de las clases populares, y que la reducción de la segregación pueda consolidarse en el tiempo y no ser sólo una situación transitoria. La mayor variedad y riqueza de situaciones halladas en relación con lo que armaban las seis conjeturas que hacíamos sobre las colonizaciones ABC1 no cuestionan, sin embargo, nuestra noción acerca de la gentricación latinoamericana de las primeras páginas. Los hallazgos conrman el carácter espacial y socialmente generalizado del fenómeno. La gentricación de áreas populares no sólo está a car go de los “hijos del barrio alto” sino que también de hogares ABC1 emergentes en otras partes de la ciudad y, aún más, a cargo de hogares del estrato medio-alto (C2) que tienden a replicar el patrón de localización del ABC1. Por otra parte, los proyectos que contribuyen a la formación de zonas gentricadas en Santiago demuestran no ser, necesariamente, polígonos de gran tamaño. El diseño del condominio cerrado y la conexión con las autopistas pueden facilitar, aún
por parte de proyectos de tamaño moderado, la colindancia de grupos tan disimiles socialmente como los ABC1 y los D y E. Desde el punto de vista de la conformación social del espacio de la ciudad, los cambios podrían apreciarse como marginales. El “barrio alto” no ha desaparecido ni se ha debilitado, y la mayor parte de los hogares ABC1 que se mudan de municipio siguen preriendo sus comunas como lugar de destino. Sin embargo, hay comunas que están cambiando signicativamente su composición social. Son justamente aquellas que están siendo colonizadas por las clases medias y altas. En estas comunas la segregación social del espacio se está reduciendo, y aumentando con ello las oportunidades de contacto social por encima de las barreras sociales. En términos prácticos, esta aproximación física entre grupos sociales podría generar conictos y problemas lo mismo que oportunidades de integración social (en lo funcional) y de cohesión social, o sentido de identidad y pertenencia al cuerpo social. Por una parte, la elevación de los precios del suelo en las áreas gentricadas produce temor entre los residentes antiguos, que dudan si con sus menguados ingresos podrán seguir viviendo en un barrio que se vuelve más caro; y, por otra, la llegada de residentes de mayores ingresos abre nuevas posibilidades de acceso a servicios y equipamientos de calidad, lo mismo que oportunidades laborales, fuera de los benecios más subjetivos de la cohesión social. La palabra la tienen las autoridades, que podrían denir políticas de integración social urbana con mejores posibilidades de éxito. Tendrían que reparar en las transformaciones en curso en el patrón de segregación residencial y, especícamente, en su componente de gentricación “sin expulsión”, así como tomar en cuenta que las movilizaciones populares urbanas están sustiyendo el eje del derecho a la “casa propia” de décadas atrás por el del derecho a la ciudad. La localización intra-urbana se está volviendo cada vez más importante para los hogares de extracción popular. Por novedosa y rupturista que parezca, la actual transformación de las ciudades a que la gentricación está contribuyendo tiene puntos de contacto con transformaciones pretéritas del patrón de segregación. Habría que estudiar en qué medida podemos identicar procesos de gentricación “sin expulsión” en la propia historia de nuestras ciudades. De hecho, las zonas geográcas en que se formaron los conos de alta renta en las ciudades latinoamericanas, no estaban necesariamente desocupadas. Los procesos más tempranos de suburbanización
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de las elites que ocurrieron en Chile fueron los de Viña del Mar dentro de la actual área metropolitana de Valparaíso y el del “barrio alto” en el área metro politana de Santiago. Ambas áreas estaban parcialmente ocupadas por población de bajos ingresos vinculada a la economía urbana. Los procesos de gentricación de estas áreas populares se fueron articulando de manera compleja, en distintas escalas espaciales, con procesos tempranos y persistentes de penetración de los nuevos barrios elegantes por parte de estratos medios. En las épocas de cr isis económica, la penetración también la ejecutan las
clases populres a través de las “tomas” de terrenos o los loteos ilegales. En suma, las implicancias prácticas de los procesos de gentricación que hemos analizado para la ciudad de Santiago, y que al inicio del capítulo postulamos conceptualmente como “ gentricación latinoamericana”, se reeren sobre todo a las oportunidades que dichos procesos ofrecen para la aplicación de instrumentos y políticas de reducción de la segregación y el fomento de espacios urbanos más integrados socialmente.
Referencias
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